1. LINEAMIENTOS GENERALES DEL SISTEMA ACUSATORIO 1.1

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1. LINEAMIENTOS GENERALES DEL SISTEMA ACUSATORIO
1.1. Necesidad de un proceso penal de estas características.
Fernando Castellanos esboza que todos los hechos y circunstancias
que al derecho incumben son importantes dentro de la vida en sociedad,
sin embargo, existen algunos cuyo resguardo deben prevalecer sobre otros
por ser esenciales en determinado tiempo y lugar para asegurar la
convivencia social. 1
Por ello, “Toda organización social, desde la más antigua, ha
buscado entre sus fines un valor que necesariamente le sea común a todos
sus integrantes, ese valor supremo por excelencia es la justicia,
conceptualizada no solo en el ámbito jurídico, sino también en toda relación
social, política e histórica.”2
Así, mediante la teoría del origen convencional del Estado, del pacto
social o voluntarista, basada en las ideas de grandes exponentes y
pensadores de las épocas del Renacimiento y la Ilustración, tales como:
Hugo Grocio, Thomas Hobbes, John Locke y Jean Jacques Rousseau, es
que surge la idea por medio de la cual el Estado obtiene, mediante la
cesión por parte de los ciudadanos de algunos de sus derechos inherentes,
la facultad para resolver inclusive de manera coercitiva, las controversias y
conflictos derivados, naturalmente, de la propia interacción humana; es así
que surge la justificación del Derecho Penal.
Aunque para el Doctor Hernández Islas, una terminología más
adecuada lo es Derecho Criminal, entendido como, “… el conjunto de
conocimientos y disposiciones legales relativas al estudio del Delito, la
Responsabilidad, así como las Penas y Medidas de Seguridad.” 3
Y entonces el derecho procesal penal sería “… la disciplina que
estudia el conjunto de normas que regulan el proceso destinado a
solucionar las controversias sobre la comisión de delitos y la aplicación de
las sanciones correspondientes a quienes resultan responsables de
haberlos perpetrado”.4
“Estudiar el Derecho implica entender al hombre como causa y efecto
de lo jurídico. Por su naturaleza racional, social, libre y moral, el ser
humano constituye una forma normativa de vida, por lo que la norma
1
CASTELLANOS, Fernando, Lineamientos Elementales de Derecho Penal, México, Porrúa, 2006, p.18.
CHÁVEZ ARAGÓN, José, El Rostro Humano de la Justicia, Talleres Gráficos de Gobierno del Estado de
Chihuahua, Primera Edición 2005.
3
HERNÁNDEZ ISLAS, Juan Andrés, Mitos y Realidades de la Teoría del Delito, Edición Privada Limitada,
México, 2008, p. 8.
4
OVALLE FAVELA, José, Teoría General del Proceso, México, Harla, 1996.
2
jurídica ordena esas relaciones humanas, pues la vida social está
impregnada de juridicidad en razón de que, a cada instante realizamos
actos y hechos jurídicos.”5
Encontramos entonces que parafraseando a Horvitz Lennon y a
López Masle6, en lo que corresponde a la materia penal y la historia de su
proceso, se trata del testimonio del conflicto de la relación entre el interés
de la sociedad en la persecución penal de los delitos y la protección
individual de los derechos de sus ciudadanos a que se conserven
incólumes, hasta en tanto no se emita la resolución jurisdiccional definitiva
que declare la responsabilidad penal correspondiente de uno o varios de
sus integrantes.
Acorde con Vázquez Rossi,7 en las primeras civilizaciones, lo jurídico
era indivisible de lo religioso, ya que la autoridad se concebía como de
origen divino, entremezclándose por tanto las funciones gubernativa,
legislativa y judicial. El monarca era el que dictaba las leyes, las
interpretaba y decidía sobre premios y castigos, sin apelación posible y con
suma autoridad.
El mismo autor menciona, hablando del pueblo griego: “A partir de las
reformas de Solón en el siglo V a. d. C., se constituyó la "heliea" o tribunal
de jurados… La acusación popular obraba en las causas de Derecho
Público, motivando la intervención de las autoridades; se abría una etapa
de información sobre los hechos y finalmente, al aire libre y públicamente,
se reunía el tribunal ante el cual las partes, acusador y' acusado, exponían
sus razones.”8
En Roma, ya avanzada la república se define un tipo de proceso
acusatorio sobre el modelo ateniense, denominado como accusatio; la
acusación -popular- podía ser presentada por cualquier ciudadano ante el
pretor, quien le confería facultades para llevar a cabo una investigación
sumaria para sustentar la posición incriminante. El juicio tenía lugar de
manera oral y pública, ante un tribunal popular presidido por el pretor, quien
sólo intervenía a los efectos de la conducción del debate entre acusador y
acusado, sin influencias sobre la decisión.
Ulteriormente, con el surgimiento de la escritura se garantizó el
afianzamiento
en
el
tiempo
de
los
resultados
procesales,
5
MURO RUIZ, Eliseo, Lineamientos Básicos para la Investigación del Derecho, Proceso, Metodología y
Técnicas de la Investigación Legislativa, Doctorado en Derecho, Instituto Internacional del Derecho y del
Estado Campus Chihuahua, 2008.
6
HORVITZ LENNON, María Inés y LÓPEZ MASLE, Julián, Derecho Procesal Penal Chileno, Tomo I,
Editorial Jurídica Chile, 2002, p. 29.
7
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Derecho Procesal Penal, Tomo I – Conceptos Generales, Rubinzal-Culzoni
Editores, Argentina, 1995, p. 115.
8
Ibídem, p. 118.
desafortunadamente esto tendría, en opinión del tratadista Pérez
Sarmiento9, al menos dos resultados muy negativos:
1) Que la figura encargada de resolver se alejaba de la vivencia de la
litis y, además;
2) La prolongación en el tiempo para el pronunciamiento de la
resolución debido al lapso requerido para cultivarse del contenido del
“expediente”.
Debe hacerse mención que con la Caída del Imperio Romano de
Occidente, todos los aspectos de la vida quedaron bajo la influencia y
dominio de la Iglesia católica, así el carácter reservado y misterioso se
integró el matiz del orden jurídico canónico.
En ese contexto adquiere coherencia la creación del Tribunal de la
Inquisición, organizado por una bula de Inocencio III de 1200 y constituida
oficialmente por Gregorio IX en 1230. Los propósito declarados eran "ir en
busca de herejes para sacarlos de su error", siendo uno de los primeros
objetivos el sometimiento de sectas que se alzaban contra la doctrina oficial
y la autoridad del papado.10
De tal manera, el procedimiento penal se tornó inquisitivo, escrito y
secreto; los acusados nunca sabían con certeza los cargos que sobre ellos
pesaban sino hasta que se dictaba sentencia; las facultades del juzgador
no tenían límite y, además, el procesado no contaba con las mismas
facultades de actuación, en igualdad procesal, que el órgano acusador.
En el sistema inquisitivo, en que el imputado es concebido como un
objeto de persecución penal y no como un sujeto de derecho titular de
garantías frente al poder penal del Estado, se hace prevalecer ampliamente
el interés estatal en desmedro de las garantías del imputado.
Posteriormente, durante la Edad Media y hasta la Revolución
Francesa, el proceso se realizaba totalmente de manera escrita, hasta que
las ideas de los ilustrados forjaron el resurgimiento del procedimiento
acusatorio oral.
Es así que para el siglo XVIII y principios del XIX, se perfilaron los
dos grandes sistemas de enjuiciamiento que ha conocido la humanidad: el
inquisitivo y el acusatorio, aunque actualmente sólo puede hablarse de
formas mixtas en la medida que utilizan características mayoritarias de uno
u otro sistema. Por tanto, existe el modelo acusatorio de oralidad plena,
9
PÉREZ SARMIENTO, Eric Lorenzo, Fundamentos del Sistema Acusatorio de Enjuiciamiento Penal,
Colombia, Temis, 2005, p. 2.
10
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Op. Cit, p. 123.
vigente en los países del common law (Gran Bretaña y Estados Unidos de
América), y el modelo mixto o acusatorio formal, establecido en Países
como Francia, Italia, España, etc.
De esta manera Acosta Romero y Pérez Fonseca11, citando al
maestro Óscar Rabasa, establecen lo que debe entenderse por “Common
Law”:
“a) El derecho angloamericano en su totalidad, distinto del sistema
jurídico romano y sus derivados…;
b) El elemento casuístico del derecho angloamericano constituido
por los precedentes judiciales…, a distinción de las leyes
promulgadas formalmente por el legislador;
c) El derecho formado por las decisiones y precedentes judiciales
aplicados por los clásicos tribunales ingleses llamados “common law
courts”…
Continuando con la explicación de los sistemas, en lo particular el de
oralidad plena, que lleva de manera implícita en su nombre la omisión de la
escritura, debe mencionarse que éste se caracteriza porque se desarrollan
de modo oral y contradictorio las audiencias en que se determina la
situación del procesado, para lograr en caso de ser asequible, su
enjuiciamiento.
Lo anterior no debe llevar a la creencia errónea de que en la etapa de
investigación no existen diligencias que deben asentarse por escrito, tal y
como podrá apreciarse durante el análisis del Código Adjetivo de nuestro
Estado, puesto que es factible encontrar algunos ejemplos de lo anterior
como: las deposiciones o entrevistas preeliminares de testigos, dictámenes
de peritos, inspecciones, cateos, etc.
Por otro lado, en el modelo mixto o acusatorio formal, tratándose de
la fase preparatoria o de instrucción, el Juez tiene dentro de sus
atribuciones la facultad de inquirir o investigar, aun sin impulso procesal
alguno de las partes. Además, y quizás más importante, se caracteriza por
contar con el secreto sumarial al que se hacía mención en líneas
anteriores, y en tal sentido las gestiones tendientes a obtener “pruebas”
contra el imputado le eran desconocidas a él y a su defensor, hasta que
ocurría la primera medida de enjuiciamiento lo que “… equivale a una
declaración previa de culpabilidad…”. 12
11
ACOSTA ROMERO, Miguel y PÉREZ FONSECA, Alfonso, Derecho Jurisprudencial Mexicano,
México, Porrúa, 1998., p. 4.
12
PÉREZ, SARMIENTO, Op. Cit, p. 7.
Digno de mencionarse resulta que, en aquellos países en los que se
aplica el sistema de oralidad plena, no existe la figura del Juez de
Instrucción, y algunos de los argumentos que se exponen para ello son
que:
1) Pudieran existir motivaciones políticas en la persecución de ciertos
delitos o las acusaciones criminales sobre ciertos individuos, y en
tal orden de ideas, para evitar abusos, todos los hechos relativos
al crimen deben realizarse de manera pública.
2) Contrario al ejemplo francés, donde la formulación de cargos y
notificación de estos se realiza de manera escrita, para luego
señalar fecha para el desarrollo de la audiencia pública de juicio
oral, lo cual sin duda mengua los efectos negativos de la
instrucción secreta e inquisitiva, no elimina la posibilidad de que se
haya introducido a través de su incorporación, prueba ilícita por
falta de control de la defensa.
Así, para algunos autores como Pérez Sarmiento, el sistema
acusatorio y el sistema inquisitivo, representan los momentos de mayor
esplendor y obscuridad respectivamente en la historia de la civilización, lo
anterior reflejado en culturas como: Atenas, Cartago, Roma, etc., en
oposición a los habitantes europeos de los Estados feudales y del
medioevo.
¿Estaremos ante el triunfo final de las ideas de la Ilustración que
desembocaron en la Revolución francesa de 1789?, sin duda nos
encontramos, al menos, frente a un avance significativo que puede
apreciarse en la tendencia internacional debido al avance que han tenido
las normas jurídicas en materia de derechos humanos, los cuales se
plasman de manera primigenia, en instrumentos internacionales cuyos
procedimientos se basan en el sistema acusatorio.
1. 2. Breve recorrido histórico del moderno sistema acusatorio.
1.2.1. La Gran Bretaña.
La historia del sistema jurídico que nos ocupa tiene sus orígenes,
según nos indican Miguel Acosta Romero y Alfonso Pérez Fonseca, en su
obra: “Derecho Jurisprudencial Mexicano”, en la misma historia antigua de
la Gran Bretaña, pues apenas se tiene conocimiento de los primeros
pueblos celtas (entre ellos: los bretones, pictos, gaels, welshs y belgas) que
llegaron al parecer durante el siglo X a.C. a dichas tierras, los cuales en su
cultura eran afectos a la tradición oral y que no desarrollaron literatura
alguna. Aunque no se puede hablar propiamente en ese entonces de un
verdadero “sistema jurídico”, sino de un conjunto de costumbres y usos.
Con posterioridad, se registra la llegada de los romanos durante la
expansión de su imperio, quienes al parecer se asentaron hacia el año 54
a.C. en tal territorio, los que, aunque dejaron vestigios de su cultura, no
implantaron las costumbres de su etnia así como tampoco los avances de
su ciencia jurídica, quizás debido a que no pretendían establecer un
colonizaje, sino más bien, por cuestiones estratégicas, ubicarse allí para
continuar con la ampliación de su poderío y territorio.
Luego, la isla se vio asediada por incesantes y numerosas invasiones
de pueblos bárbaros (germánicos continentales) quienes en un principio no
buscaban más que el saqueo de los grupos establecidos en tal territorio,
pero que a la postre se fueron estableciendo también en dicho lugar. Para
ese entonces, ahora sí, las costumbres de los isleños se vieron
influenciadas por dichos pueblos continentales, los cuales siguieron
invadiendo y colonizando la isla durante varios siglos más, aún después de
la caída del Imperio Romano de Occidente.
Entre los invasores se pueden contar a los sajones, anglos, jutos,
francos y frisios, entre los años 410 a 460 d.C., tiempo después el país
comenzó a organizarse en siete reinos que juntos formarían la heptarquía
anglosajona bajo el rey Egberto de Wessex, quienes en un principio
lograron defenderse en contra de los intentos de penetración de los
vikingos, sin embargo, las disputas de poder permitirían a los vikingos
daneses establecerse hacia el 860 d.C., no obstante fueron expulsados
aproximadamente para el año 878 d.C., aunque no definitivamente, puesto
que Canuto el Grande, hijo del rey danés Suenón, al convertirse al
cristianismo y obteniendo de esta manera el apoyo de la Iglesia católica,
fue nombrado rey de Inglaterra, Noruega, Suecia y Dinamarca.
El trono sería recuperado por la monarquía anglosajona a la muerte
de Canuto el Grande, quien no dejó descendencia; asimismo ocurrirían
varias disputas por el trono entre los normandos, a través de Guillermo
Duque de Normandía y el Conde Harold Godwinson, aristócrata anglosajón;
altercados que terminarían en la batalla de Hastings, en la que Guillermo
resultaría victorioso con la muerte de Harold.
Es aquí donde puede encontrarse un parteaguas, puesto que con la
reestructuración política establecida por los normandos, se instauraría el
sistema feudal que dividió al territorio en grandes latifundios pero unidos
bajo la soberanía de la corona de Guillermo. En ese entonces la forma de
impartir justicia lo era una muy primitiva, puesto que era organizada por los
pobladores; básicamente el sistema judicial se reducía a los denominados
“Juicios de Dios”, existiendo tres modalidades del mismo, y que eran: 1) trial
by oath; 2) trial by ordeal y; 3) trial by battle, un elemental “sistema jurídico”
sí se le compara con el prominente desarrollado por los romanos.
Paralelamente a estos arcaicos tribunales consuetudinarios, existía
otro administrado por los reyes y su consejo de sabios, qué sólo se
ocupaba de asuntos de mayor relevancia.
Así, la implantación del sistema feudal de los normandos repercutió
indefectiblemente en la práctica judicial, pues la administración de justicia
que originariamente impartían los pobladores fue absorbida en un principio
por los señores feudales, y luego, por el rey y su corte. Fue a partir del siglo
XII, que el naciente sistema adquirió coherencia y se robusteció
conformando el modelo que actualmente se conoce como Common Law,
siendo su gran fundador el rey Enrique II, quien centralizó la justicia en la
corona e hizo de él una justicia abierta a todos los hombres del reino;
estableció jueces itinerantes que recorrían los circuitos o confines del reino,
de allí la denominación de “Tribunales de Circuito”, personas que
administraban justicia en nombre de la corona.
Enrique II fundaría también la Real Inquisición (de origen romano)
que vino a sustituir a los “juicios de Dios”, este es el antecedente del juicio
por jurados característico del sistema angloamericano. Por otra parte, creó
igualmente la Real Doctrina de Paz, con la cual se inicia la restricción
impuesta por la corona para alterar “la paz” de una persona, cosa o
propiedad y cuya transgresión implicaba la comisión de un delito contra la
misma “paz del rey”, este derecho subjetivo se haría extensivo a todas las
personas y redundaría esencialmente en la prohibición de ejercer justicia
por propia mano, lo que obligaba a someter las disputas a la jurisdicción de
los tribunales.
Los jueces fundaban sus resoluciones en costumbres generalmente
reconocidas y aceptadas por la población, de modo que cuando se
reflejaron en los fallos, adquirieron positivación y fuerza legal.
Las sentencias al ser reiteradas, recibieron el nombre de
“precedentes” (precedents), los cuales servían y eran considerados por
futuros juzgados en la resolución de casos análogos, formándose de esta
manera, “precedentes obligatorios”, lo que significaba la costumbre de
respetar la autoridad moral de las decisiones tomadas por los jueces en
asuntos anteriores, sobre todo si estas resoluciones provenían de jueces de
mayor jerarquía. Acorde con el maestro Álvarez13 “La doctrina del
precedente recibe la designación de stare decisis que proviene del latín…
(respetar lo decidido y no cuestionar los puntos ya resueltos)…”.
13
ÁLVAREZ, Mario I., Introducción al Derecho, México, Mc Graw Hill, 2006, p. 151.
“…Estos precedentes lograron homogeneizar las normas
consuetudinarias del reino, surgiendo así el característico sistema jurídico
propio del Common Law…” 14
Finalmente, creado el modelo jurídico en estudio, fue extendido a
todas aquellas localidades conquistadas por Inglaterra en la era de las
grandes exploraciones, la que tuvo sus inicios en el siglo XVI, cuando las
potencias navieras de la época (principalmente España, Inglaterra, Francia
y en menor medida Portugal y Holanda) se repartieron literalmente el
mundo, fundando sus colonias.
1.2.2. La situación de México previo a la Constitución de 1917.
El 1º de diciembre de 1916, en el teatro Iturbide de la ciudad de
Querétaro, se llevó a cabo la sesión inaugural el Congreso Constituyente
que daría lugar al nacimiento de nuestra actual Carta Magna, en el Diario
de Debates15 de tan importante momento histórico, quedaron grabados
algunos de los lineamientos que sustentan las ideologías del pueblo
mexicano que permean hasta nuestra época, y que fueron incluidas en
dicho documento político, tal como puede apreciarse del discurso que el C.
Venustiano Carranza, Primer Jefe del Ejército Constitucionalista, encargado
del Poder Ejecutivo de la Unión expuso tal día:
“… los derechos individuales que la Constitución de 1857 declara que
son la base de las instituciones sociales, han sido conculcados de una
manera casi constante por los diversos gobiernos que desde la
promulgación de aquélla se han sucedido en la República…, la primera de
las bases sobre que descansa toda la estructura de las instituciones
sociales, fue ineficaz para dar solidez a éstas y adaptarlas a su objeto, que
fue relacionar en forma práctica y expedita al individuo con el Estado y a
éste con aquél, señalando sus respectivos límites dentro los que debe
desarrollarse, sin trabas de ninguna especie, y fuera de las que se hace
perturbadora y anárquica si viene de parte del individuo, o despótica y
opresiva si viene de parte de la autoridad.”16.
En la misma elocuencia a la que hemos hecho referencia, se
señalaba que el objetivo de todo gobierno lo es la protección de los
individuos que forman parte de su sociedad, y que tal amparo debe estar
plasmado de manera clara y precisa en el máximo documento político de
una Nación, tal circunstancia es trascendente en tratándose de la libertad
humana, y por tanto, debe evitar limitarse por parte del Estado (so pretexto
14
ACOSTA ROMERO, Miguel y PÉREZ FONSECA, Alfonso, Op. Cit., p. 14.
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum/Proy_CPEUM_expmot_01dic1916.pdf, consultado
el 23 de marzo de 2009.
16
Ibídem, p. 260.
15
del orden y la paz común) los derechos de los ciudadanos, atribuyéndose
aquél facultades que corresponden a la actividad social.
En tal orden de ideas, se afirmó que las reformas que se impulsaban
a la Carta Magna de 1857, en especial las correlativas al título primero de
tal documento, permitirían que el poder público realmente se convirtiera en
instrumento de seguridad para la sociedad, entre los principales reproches
a dicha codificación constitucional que motivaron los cambios aludidos
destacaron (y sólo por mencionar algunas de ellas en relación al objeto del
presente trabajo):
+ Que su artículo 14 solamente hacía referencia según su tenor, a los
juicios del orden penal, olvidando el constituyente los demás tipos
procesos, por lo que la Suprema Corte luego de algunas vacilaciones
definió debía extenderse a los juicios civiles.
+ Que el numeral 20 que señalaba (y aún lo hace en su apartado B)
las garantías de todo acusado en un juicio del orden criminal, en la
práctica raramente tenían eficacia, pues prevalecían verdaderas
prácticas inquisitorias, derivadas del proceso prevaleciente durante la
etapa de la dominación española, tales como:
 La incomunicación arbitraria, hasta por meses enteros, con
la intención de obtener confesiones forzadas.
 Diligencias y procedimientos ocultas al reo y su defensor,
vulnerándose de esta manera el derecho a una defensa
adecuada.
 El impedimento, establecido también en contra de los
sujetos anteriormente especificados, a las diligencias de
recepción de pruebas en su contra.
 La alteración de declaraciones, no sólo del reo, sino también
de las de los testigos que deponían en su contra, y aun las
de los que se presentaban a declarar en su favor.
 La falta de declaración clara y precisa que impusiera una
limitante temporal respecto de la duración máxima de los
juicios penales.
 La figura decorativa del Ministerio Público, puesto que tanto
en el orden federal como en el común, dicha institución era
auxiliada por los jueces en la averiguación de los delitos, así
como en la obtención de las pruebas.
 Que la prerrogativa de un acusado de obtener su libertad
bajo fianza, quedó bajo la facultad caprichosa del juzgador,
quienes se negaban a otorgar tal beneficio con sólo
manifestar el temor de que el acusado se sustrajere a la
acción de la justicia.
 La posibilidad de los presidentes municipales así como de la
policía común bajo su cargo, de aprehender bajo su
discrecionalidad y criterio particular, a personas juzgadas
sospechosas.
+ Que el guarismo 21 otorgaba a la autoridad administrativa (de una
manera excesiva) facultad para imponer como corrección a cualquier
falta, multas hasta por quinientos pesos, o hasta un mes de reclusión,
el cual inclusive no terminaba en dicha temporalidad.
Otro golpe asestado a la oralidad en el siglo XIX lo fue, “… la
confusión que medió durante el constituyente de 1856 entre tribunales
especiales y justicia especializada… El jurista mexicano… entendió mal ese
concepto y lo mezcló con el de “tribunales especiales”, que es cosa distinta.
Este principio supone que no se construyan ex novo tribunales para juzgar
a una persona o contra un solo hecho, garantía procesal moderna de gran
valía pero muy diferente de que la justicia pueda ser especializada…”17
Actualmente entendemos que las ideas, postulados e inclusive las
leyes que hasta ese entonces prevalecían, eran producto de la herencia de
los pueblos de América dependientes de España, no siendo exclusiva tal
circunstancia de México sino también de otros pueblos latinoamericanos,
los que estuvieron regidos con mano de hierro a través de la voluntad de
los Virreyes, sin que los vasallos tuvieran o contaren con muchos de los
derechos que hoy damos por sentados, pueblos que una vez librados de
las ataduras de la metrópoli, inspirados por las proposiciones de la
Revolución Francesa (y habría que agregar además de la independencia
estadounidense como ejemplo directo en la práctica de dichos postulados
en nuestro continente) tomaron para sí sus reivindicaciones, tratando de
imponer gobiernos con capacidad de contener poblaciones indisciplinadas,
lo que fue confundido con gobiernos despóticos, pasando según
Tocqueville: “… de la anarquía cuando se cansan de obedecer, y a la
dictadura cuando se cansan de destruir; considerando que esta oscilación
entre el orden y el desenfreno, es la ley fatal que ha regido y regirá por
mucho tiempo a los pueblos mencionados.”18.
17
ARVÁEZ H., José Ramón, Oralidad y justicia en la Historia de México, http://www.juridicas.unam.mx/
publica/librev/rev/hisder/cont/19/cnt/cnt8.pdf, p. 238,consultado el 08 de abril de 2009.
18
Ibídem, p. 267.
Es así que, el miércoles 06 de diciembre del mismo año 1916, dentro
de la 7ª Sesión Ordinaria del Congreso Constituyente19, se dio lectura al
proyecto de Constitución que había sido propuesto, la que a continuación
se contrasta con la versión de nuestra Carta Magna, publicada en el Diario
Oficial en fecha lunes 05 de febrero de 1917,20 destacando en lo que a este
pliego incumbe, la redacción de los siguientes artículos:
Proyecto de Constitución
19
Constitución de 1917
Artículo 14. A ninguna ley se dará
efecto retroactivo en perjuicio de
persona alguna.
Art. 14. …
Nadie podrá ser privado de la vida, de
la libertad, o de ssu (sic) propiedades,
posesiones y derechos, sino mediante
juicio seguido ante los tribunales
previamente establecidos, en el que se
cumplan las formalidades esenciales
del procedimiento y conforme a las
leyes expedidas con anterioridad al
hecho.
Nadie podrá ser privado de la vida, de
la libertad o de sus propiedades,
posesiones o derechos, sino mediante
juicio ...
En los juicios del orden criminal queda
prohibido imponer, por simple analogía
y aún por mayoría de razón, pena
alguna que no esté decretada por una
ley exactamente aplicable al delito de
que se trate.
En los juicios del orden criminal queda
prohibido imponer, por simple
analogía, y aún por mayoría de razón,
pena alguna que no esté decretada por
una ley exactamente aplicable al delito
de que se trata.
En los juicios del orden civil, la
sentencia definitiva deberá ser
conforme a la letra o a la interpretación
jurídica de la ley, y a falta de ésta, se
fundará en los principios generales del
derecho.
En los juicios del orden civil, la
sentencia definitiva deberá ser
conforme a la letra o a la interpretación
jurídica de la ley, y a falta de ésta se
fundará en ...
Artículo 16. No podrán librarse
órdenes de arresto, sino por la
autoridad judicial y siempre que se
haya presentado acusación en su
contra por un hecho determinado que
la ley castigue con pena corporal o
alternativa de pecuniaria y corporal, y
que esté, además apoyada por
declaración bajo protesta de persona
Art. 16. Nadie puede ser molestado en
su persona, familia, domicilio, papeles
y posesiones, sino en virtud de
mandamiento escrito de la autoridad
competente, que funde y motive la
causa legal del procedimiento. No
podrá librarse ninguna orden de
aprehensión o detención, sino por la
autoridad judicial, sin que preceda
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum/Proy_CPEUM_06dic1916.pdf, consultado el 30 de
marzo de 2009.
20
http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/ref/cpeum/CPEUM_orig_05feb1917.pdf, consultado el 31 de
marzo de 2009.
digna de fe o por otros datos que
hagan probable su responsabilidad,
hecha excepción de los casos de
flagrante delito, en que cualquiera
persona puede aprehender al
delincuente y a sus cómplices,
poniéndolos sin demora a disposición
de la autoridad inmediata.
denuncia, acusación a (sic) querella de
un hecho determinado que la ley
castigue con pena corporal, y sin que
estén apoyadas aquéllas por
declaración, bajo protesta, de persona
digna de fe o por datos que hagan
probable la responsabilidad del
inculpado, hecha excepción de los
casos de flagrante delito en que
cualquiera ...
Solamente en casos urgentes podrá la
autoridad administrativa decretar, bajo
su más estrecha responsabilidad, la
detención de un acusado, poniéndolo
inmediatamente a disposición de la
autoridad judicial.
Solamente en casos urgentes, cuando
no haya en el lugar ninguna autoridad
judicial, y tratándose de delitos que se
persiguen de oficio, podrá la autoridad
administrativa, bajo su más estrecha
responsabilidad, decretar la detención
de un acusado...
En toda orden de cateo se expresará el
lugar que ha de inspeccionarse, la
persona o personas que hayan de
aprehenderse y los objetos que se
buscan, a lo que únicamente debe
limitarse la diligencia levantándose en
el acto de concluir ésta, una acta
circunstancial, en presencia de los
testigos que intervinieren en ella y que
serán cuando menos dos personas
honorables.
En toda orden de cateo, que sólo la
autoridad judicial podrá expedir y que
será escrita, se expresará el lugar que
ha de inspeccionarse, la persona o
personas que hayan de aprehenderse
y los objetos que se buscan, a lo que
únicamente debe limitarse la diligencia,
levantándose al concluirla, una acta
circunstanciada, en presencia de dos
testigos propuestos por el ocupante del
lugar cateado o en su ausencia o
negativa, por la autoridad que
practique la diligencia.
La autoridad administrativa podrá
practicar visitas domiciliarias,
únicamente para cerciorarse de que se
han cumplido los reglamentos
sanitarios y de Policía. También podrá
la misma autoridad exigir la exhibición
de libros y papeles, para comprobar
que se han cumplido las disposiciones
fiscales.
La autoridad administrativa podrá
practicar visitas domiciliarias
únicamente para cerciorarse de que se
han cumplido los reglamentos
sanitarios y de policía; y exigir la
exhibición de los libros y papeles
indispensables para comprobar que se
han acatado las disposicioies (sic)
fiscales, sujetándose en estos casos, a
las leyes respectivas y a las
formalidades prescriptas (sic) para los
cateos.
Artículo 18. Sólo habrá lugar a prisión
por delito que merezca pena corporal o
alternativa de pecuniaria y corporal. El
lugar de prevención o prisión
preventiva será distinto y estará
completamente separado del que se
Art. 18. Sólo por delito que merezca
pena corporal habrá lugar a prisión
preventiva. El lugar de ésta será
distinto y estará completamente
separado del que se destinare para la
extinción de las penas (sic)
destinare para la extinción de las
penas.
Toda pena de más de dos años de
prisión se hará efectiva en colonias
penales o presidios que dependerán
directamente del Gobierno federal, y
que estarán fuera de las poblaciones,
debiendo pagar los Estados a la
Federación los gastos que
correspondan por el número de reos
que tuvieren en dichos
establecimientos.
Los Gobiernos de la Federación y de
los Estados organizarán, en sus
respectivos territorios, el sistema penal
- colonias penitenciarías (sic) o
presidios - sobre la base del trabajo
como medio de regeneración.
Artículo 19. Ninguna detención podrá
exceder del término de tres días, sin
que se justifique con un auto de formal
prisión, en el que se expresarán el
delito que se impute al acusado, los
elementos que constituyen aquél,
lugar, tiempo y circunstancias de
ejecución y los datos que arroje la
averiguación previa, los que deben ser
bastantes para comprobar el cuerpo
del delito y hacer probable la
responsabilidad del acusado. La
infracción de esta disposición hace
responsable a la autoridad que ordena
la detención o la consiente, y a los
agentes, ministros, alcaides o
carceleros que la ejecuten.
Art. 19. Ninguna detención podrá
exceder del término de tres días, sin
que se justifique con un auto de formal
prisión, en el que se expresarán: el
delito que se impute al
acusado, los elementos que
constituyen aquél, lugar, tiempo y
circunstancias de ejecución y los datos
que arroje la averiguación previa, los
que deben ser bastantes para
comprobar el cuerpo del delito y hacer
probable la responsabilidad del
acusado. La infracción de esta
disposición hace responsable a la
autoridad que ordene la detención o la
consienta, y a los agentes...
Los hechos señalados en el auto de
formal prisión serán forzosamente la
materia del proceso, y no podrán
cambiarse para alterar la naturaleza
del delito. Si en la secuela de un
proceso apareciere que se ha
cometido un delito distinto del que se
persigue, deberá ser objeto de
acusación separada, sin perjuicio de
que después pueda decretarse la
acumulación, si fuere conducente.
Todo proceso se seguirá forzosamente
por el delito o delitos señalados en el
auto de formal prisión. Si en la secuela
de un proceso …
Todo maltratamiento en la aprehensión
o en las prisiones, toda molestia que
se infiera sin motivo legal, toda gabela
o contribución en las cárceles, es un
abuso que será corregido por las leyes
y reprimido por las autoridades.
Todo mal tratamiento que en la
aprehensión o en las prisiones, toda
molestia que se infiera sin motivo legal;
toda gabela o contribución, en las
cárceles, son abusos que serán
corregidos por las leyes y reprimidos
por las autoridades.
Artículo 20. En todo juicio del orden
criminal tendrá el acusado las
siguientes garantías:
Art. 20. En todo juicio del orden
criminal, tendrá el acusado las
siguientes garantías:
I. Será puesto en libertad,
inmediatamente que lo solicite, bajo de
fianza hasta de diez mil pesos, según
sus circunstancias personales y la
gravedad del delito que se le impute,
siempre que dicho delito no merezca
ser castigado con una pena mayor de
cinco años de prisión, y sin más
requisitos que poner la suma de dinero
respectiva a disposición de la
autoridad, u otorgar caución
hipotecaria o personal, bastante para
asegurarla;
I.- Inmediatamente que lo solicite será
puesto en libertad, bajo de fianza hasta
de diez mil pesos, según sus
circunstancias personales y la
gravedad del delito que se le impute,
siempre que dicho delito no merezca
ser castigado con una pena mayor de
cinco años de prisión y sin más
requisitos que poner la suma de dinero
respectiva a disposición de la
autoridad, u otorgar caución
hipotecaria o personal bastante ...
II. No podrá ser compelido a declarar
en su contra, por lo cual queda
rigurosamente prohibida toda
incomunicación o cualquier otro medio
que tienda a aquel objeto.
II.- No podrá ser compelido a declarar
en su contra…
III. Se le hará saber en audiencia
pública y dentro de las cuarenta y ocho
horas siguientes a su consignación a la
justicia, el nombre de su acusador y la
naturaleza y causa de la acusación, a
fin de que conozca bien el hecho
punible que se le atribuya y pueda
contestar el cargo, rindiendo en este
acto su declaración preparatoria.
III.- Se le hará saber en audiencia
pública, y dentro de las cuarenta y
ocho horas siguientes a su
consignación a la justicia, el nombre de
su acusador y la naturaleza y causa de
la acusación, a fin de que conozca bien
el hecho punible que se le atribuye y
pueda contestar el cargo, ...
IV. Será careado con los testigos que
depongan en su contra, los que
declararán en su presencia si
estuvieren en el lugar del juicio, para
que pueda hacerles todas las
preguntas conducentes a su defensa;
IV.- Será careado ...
V. Se le recibirán los testigos y demás
pruebas que ofreciere, concediéndole
el tiempo que la ley estime necesario al
efecto, y se le auxiliará para obtener la
comparecencia de las personas cuyo
testimonio solicite, siempre que se
encontraren en el lugar del proceso.
V.- Se le recibirán los testigos y demás
pruebas que ofrezca, concediéndosele
el tiempo que la ley estime necesario al
afecto y auxiliándosele para obtenes
(sic) de los reglamentos gubernativos
y de policía, el solicite (sic), siempre
que se encuentren …
VI. Será juzgado en audiencia pública
por un juez o Jurado de ciudadanos
que sepan leer y escribir, vecinos del
VI.- Será juzgado en audiencia pública
por un juez o jurado de ciudadanos
que sepan leer y escribir, vecinos del
lugar y partido en que se cometiera el
delito, siempre que éste pueda ser
castigado con una pena mayor de un
año de prisión;
lugar y partido en que se cometiere el
delito, siempre que éste pueda ser
castigado con una pena mayor de un
año de prisión. En todo caso serán
juzgados por un jurado los delitos
cometidos por medio de la prensa
contra el orden público o la seguridad
exterior o interior de la Nación.
VII. Le serán facilitados todos los datos
que solicite para su defensa y que
consten en el proceso;
VII.- Le serán facilitados ...
VIII. Será juzgado antes de cuatro
meses si se tratare de delitos cuya
pena máxima no exceda de dos años
de prisión, y antes de un año si la pena
máxima excediere de ese tiempo;
VIII.- Será juzgado antes de cuatro
meses si se tratare de delitos cuya
pena máxima no exceda de dos años
de prisión; y antes de un año si la pena
máxima excediera ...
IX. Se le oirá en defensa por sí o por
persona de su confianza, o por ambos,
según su voluntad. En caso de no
tener quien lo defienda, se le
presentará lista de los defensores de
oficio, para que elija el o los que le
convengan. Si el acusado no quisiere
nombrar defensores, después que se
le requiere para ello, al rendir su
declaración preparatoria, el juez le
nombrará uno de oficio. El acusado
podrá nombrar defensor desde el
momento en que sea aprehendido, y
tendrá derecho a que éste se halle
presente en todos los actos del juicio;
pero tendrá obligación de hacerlo
comparecer cuantas veces se
necesite; y,
IX.- Se le oirá en defensa por sí o por
persona de su confianza, o por ambos,
según su voluntad. En caso de no
tener quien lo defienda, se le
presentará lista de los defensores de
oficio para que elija el que, o los que
les convengan. Si el acusado no quiere
nombrar defensores, después de ser
requerido para hacerlo, al rendir su
declaración preparatoria, el juez le
nombrará uno de oficio. El acusado
podrá nombrar defensor desde el
momento en que sea aprehendido, y
tendrá derecho a que éste se halle
presente en todos los actos del juicio;
pero tendrá obligación de hacerlo
comparecer cuantas veces se
necesite.
X. En ningún caso podrá prolongarse
la prisión o detención, por falta de
honorarios de defensores o por
cualquiera otra prestación de dinero
por causa de responsabilidad civil o
algún otro motivo.
Tampoco podrá prolongarse la prisión
preventiva por más tiempo del que
como máximo fije la ley al delito que
motivare el proceso.
X.- En ningún caso podrá prolongarse
la prisión o detención, por falta de pago
de honorarios de defensores o por
cualquiera otra prestación de dinero,
por causa de responsabilidad civil o
algún otro motivo análogo.
Tampoco podrá prolongarse la prisión
preventiva ...
En toda pena de prisión que imponga
una sentencia se computará el tiempo
de la detención.
En toda pena de prisión que imponga
una sentencia, se computará …
Artículo 21. La imposición de las
penas es propia y exclusiva de la
autoridad judicial. Sólo incumbe a la
autoridad administrativa el castigo de
las infracciones de los reglamentos de
policía y la persecución de los delitos,
por medio del Ministerio Público y de la
Policía Judicial, que estará a
disposición de éste.
Art. 21. La imposición de las penas es
propia y exclusiva de la autoridad
judicial. La persecución de los delitos
incumbe al Ministerio Público y a la
policía judicial, la cual estará bajo la
autoridad y mando inmediato de aquél.
Compete a la autoridad administrativa
el castigo de las infracciones de los
reglamentos gubernativos y de policía;
el cual únicamente consistirá en multa
o arresto hasta por treinta y seis horas;
pero si el infractor no pagare la multa
que se le hubiese impuesto, se
permutará ésta por el arresto
correspondiente, que no excederá en
ningún caso de quince días.
Si el infractor fuese jornalero u obrero,
no podrá ser castigado con multa
mayor del importe de su jornal o sueldo
en una semana.
Artículo 22. Quedan prohibidas las
penas de mutilación y de infamia, la
marca, los azotes, los palos, el
tormento de cualquiera especie, la
multa excesiva, la confiscación de
bienes y cualesquiera otras penas
inusitadas o trascendentales.
Art. 22. Quedan prohibidas las penas
de mutilación y de infamia, …
No se considerará como confiscación
de bienes la aplicación total o parcial
de los bienes de una persona, hecha
por la autoridad judicial, para el pago
de la responsabilidad civil resultante de
la comisión de un delito, o para el pago
de impuestos o multas.
No se considerará como confiscación
de bienes, la aplicación total ...
Queda también prohibida la pena de
muerte por delitos políticos, y en
cuanto a los demás, sólo podrá
imponerse al traidor a la patria en
guerra extranjera, al parricida, al
homicida con alevosía, premeditación
o ventaja, al incendiario, al plagiario, al
salteador de caminos, al pirata, al
violador y a los reos de delitos graves
del orden militar.
Queda también prohibida la pena de
muerte por delitos políticos, y en
cuanto a los demás, sólo podrá
imponerse al traidor a la Patria en
guerra extranjera, al parricida, al
homicida con alevosía, premeditación y
ventaja, al incendiario, al plagiario, al
salteador de caminos, al pirata y a los
reos ...
Artículo 23. Ningún juicio criminal
deberá tener más de tres instancias.
Nadie puede ser juzgado dos veces
por el mismo delito, ya sea que en el
juicio se le absuelva o se le condene.
Queda prohibida la práctica de
absolver de la instancia.
Art. 23. Ningún juicio criminal deberá
tener más de tres instancias. Nadie
puede ser juzgado dos veces ...
Como puede apreciarse, en México la Constitución de 1917 “… ya
preveía el modelo procesal penal acusatorio…”21, inmerso en los principios
que hoy se pregonan como una novedad, tales como: la publicidad, la
oralidad, la inmediación, etc.
Asimismo puede observarse también, que se pretendió instaurar en
los procesos del orden criminal, el garantizar una estricta separación entre
quien acusa y quien decide, el afianzamiento de muchas de las garantías y
derechos que hoy se dan por sentados para una persona acusada como el
de la no autoincriminación, ser juzgado en audiencia pública por un juez o
jurado de ciudadanos, obtener los datos que solicite para una adecuada
defensa, se le reciban testigos y demás pruebas que ofreciere, ser asistido
por un defensor, sólo por mencionar algunos.
“El problema es que la Carta Magna no tuvo ninguna eficacia
normativa en este punto, pues no fue sino hasta 1929 y después, en 1934,
que se promulgaron las normas orgánicas correspondientes, las cuales
distorsionaron el mandato constitucional, como años después lo puso de
manifiesto el diputado constituyente Paulino Machorro Narváez.”22
1.2.3. El caso de la República de Chile.
Años antes de que se tuviera la idea de implementar el sistema
acusatorio adversarial en el ámbito penal de nuestra entidad federativa o
incluso en el país, en el sur del continente americano nuestros hermanos
Chilenos sopesaban, valoraban y analizaban los beneficios que pudiera
acarrearles la implementación de éste en su nación.
Así desde el 09 de junio de 1995, durante el mandato de Eduardo
Frei Ruiz – Tagle, quien presentaba el proyecto de ley que pretendía
establecer una nueva codificación adjetiva en materia penal, ya se
avizoraba la necesidad de modernizar la administración de justicia en
aquella Nación, la que había sido diseñada y constituida hacia mediados
21
RÍOS ESPINOZA, Carlos y Otro, Política Criminal y Juicios Orales. Diez Prejuicios sobre la Reforma
Procesal Penal, http://derecho.itam.mx/facultad/materiales/proftc/sarre/publicaciones/Politica_criminal_y_
juicios_orales,_diez_prejuicios.pdf, p. 2, consultado el 08 de abril de 2009.
22
Ibídem, p.2.
del siglo XIX, permaneciendo desde entonces sin cambio alguno, ya que el
Código Procedimental Penal vigente hasta ese entonces fue aprobado el 12
de junio de 1906 y comenzó a regir el 1 de marzo de 1907. Dicha
legislación tuvo como modelo la Ley de Enjuiciamiento Penal de España,
introduciendo disposiciones que implicaron el establecimiento de un
proceso marcadamente inquisitorio y, por tanto, inconciliable con los
derechos fundamentales y las garantías del ciudadano.
De esta manera, en tal proyecto presentado por la presidencia de la
república, mediante mensaje dirigido a la H. Cámara de Diputados23 en la
fecha que anteriormente fue señalada, se establecía:
“La proyección de la reforma… del sistema penal debe producirse a
través de dos mecanismos principales: el primero de ellos es la creación de
un Ministerio Público. Este organismo debe, además de cumplir su rol
específico como órgano acusador en el procedimiento penal, asumir la
función de ordenar la utilización de los recursos represivos del sistema
conforme a criterios generales, conocidos y legitimados por medio de la
discusión pública y frente a órganos representativos de la comunidad. El
segundo consiste en devolver a las decisiones judiciales, y en especial a la
sentencia judicial, su plena centralidad como forma de control y legitimación
de la utilización de dichos métodos represivos…En consecuencia, éste
proyecto establece las bases procedimentales de un nuevo sistema
procesal penal que pretende abandonar el modelo inquisitivo y avanzar
hacia otro con una orientación de carácter acusatorio…”
Debe acotarse que el Ministerio Público, introducido en la
Constitución Política de la República de Chile por la Ley de Reforma
Constitucional N" 19.519 de 16 de septiembre de 1997, tenía diferencias
sustanciales con la institución del ministerio público creado por la Ley de
Organización y Atribuciones de los Tribunales, de 15 de octubre de 1875, y
fue parcialmente desmantelado por el DFL No. 26 de 1927, puesto que era
concebido como un funcionario "cuasi-judicial", con un rol secundario,
burocrático, de mera colaboración con el Juez, su función acusadora era
meramente formal pues constituía un trámite realizado sobre la base de la
actuación previa del juez, verdadero protagonista de la instrucción24, a
quien se le ordenaba: “… que investigue con igual celo los hechos y
circunstancias que establecen y agravan la responsabilidad del reo y
aquellos que tienden a establecer su inocencia o atenuarse aquella
responsabilidad…”25, una de tantas circunstancias que se reprochaban no
sólo en aquella patria sino también en la nuestra con el modelo anterior.
23
Chile, Biblioteca del Congreso de Chile, Historia de la ley No. 19.696 (Establece Código Procesal Penal),
http://www.bcn.cl/histley/lfs/POR_ARTICULO/HLCPP/HLArt7_19696.pdf, consultado el 15 de abril de
2009, p. 215.
24
HORVITZ LENNON, María Inés y LÓPEZ MASLE, Julián, Derecho Procesal Penal Chileno, Tomo I,
Editorial Jurídica Chile, 2002, p. 120 y 121.
25
Chile, Biblioteca del Congreso de Chile, Historia de la ley No. 19.696, Op. Cit., p.207.
Finalmente el Ministerio en aquél país quedaría conformado por el
Fiscal Nacional (figura equiparable en nuestro país al Procurador General
de la República), por las unidades especializadas para colaborar con los
fiscales en la investigación de determinados delitos (a cargo de un director
designado por el Fiscal Nacional), y por seis unidades administrativas a
cargo de un jefe administrativo cada una de ellas.
Durante el análisis y discusión del proyecto multialudido, existían
personas con la opinión de que no era necesario separar en el juez del
crimen sus actuales funciones de investigador y sentenciador, bajo el
argumento de que a poco más de un siglo de existencia del código hasta
ese entonces vigente, “…no se había evidenciado en la realidad histórica,
ninguna incompatibilidad, salvo las inquietudes teóricas,… al contrario, ese
Juez, por el mayor conocimiento de los antecedentes adquiridos en la
investigación llevada a cabo por él, que ha ido ponderando en su mente a
medida que se han ido allegando al proceso, necesita menos tiempo para
su estudio al pronunciar sentencia, lo que permite hacerlo en menor tiempo,
existiendo, en todo caso, el recurso de apelación.”26
En oposición al anterior argumento, debe indicarse que los
criminalistas condenan la práctica de que el juez que instruye el sumario
sea también el encargado de fallar la causa; puesto que “… el juez
sumariante adquiere la convicción de la culpabilidad del reo tan pronto
como encuentra indicios suficientes en los datos que recoge,
convencimiento que lo arrastra insensiblemente, y aun sin que él lo
sospeche, no sólo a encaminar la investigación por el sendero que se ha
trazado a fin de comprobar los hechos que cree verdaderos, sino también a
fallar en definitiva conforme a lo que su convicción íntima le viene dictando
desde la instrucción del sumario.”27
Las anteriores afirmaciones se corroboran de la simple lectura de los
artículos 6 a 8 del Código de Procedimiento Penal promulgado y publicado
el 13 de febrero de 190628, el cual tuvo vigencia hasta que fue derogado
mediante la correspondiente promulgación y publicación del nuevo
ordenamiento en el año 2000.
“Artículo 6°.- Cualquiera que sea el tribunal llamado a conocer de un
juicio criminal, los jueces letrados con competencia penal y los demás
jueces que tengan esta competencia, aunque sólo sea respecto de
delitos menores, faltas o contravenciones, están obligados a practicar
las primeras diligencias de instrucción del sumario con respecto a los
delitos cometidos en el territorio de su jurisdicción, sin perjuicio de dar
26
Ibídem, p. 208.
Ibídem.
28
Chile, Biblioteca del Congreso de Chile, Código de Procedimiento Penal de 1906, http://www.bcn.cl/
leyes/pdf/actualizado/22960.pdf, consultado el 15 de abril de 2009, p. 3 y 4.
27
inmediato aviso al tribunal a quien por ley corresponda el
conocimiento de la causa.
Inciso Segundo.- Derogado.Inciso Tercero.- Derogado.Artículo 7°.- Considéranse como primeras diligencias:dar protección a
los perjudicados, consignar las pruebas del delito que puedan
desaparecer, recoger y poner en custodia cuanto conduzca a su
comprobación y a la identificación de los delincuentes, decretar el
arraigo de los inculpados cuando proceda y detenerlos en su caso,
procediendo a la detención con arreglo a lo dispuesto en los párrafos
2° y 5° del Título IV, Primera Parte del Libro Segundo y resolver
sobre la libertad de los detenidos.
Para estos efectos, el juez de prevención dispondrá la atención
prioritaria del ofendido por los servicios públicos pertinentes,
decretará su resguardo policial o el de los testigos, interrogará a
estos últimos y a los inculpados, y practicará los careos y
reconocimientos que fueren necesarios.
Artículo 7º bis.- Sin perjuicio de lo dispuesto en los artículos 6º y 7º
precedentes, la Corte de Apelaciones respectiva establecerá un
sistema de jueces de turno para atender las primeras diligencias de la
instrucción, durante los días y horas en que no funcionan los
tribunales, respecto de delitos cuyo conocimiento no se encontrare
radicado en el tribunal competente.
En dichos turnos, se incorporará a los secretarios de los juzgados con
competencia en materia penal, quienes se entenderán habilitados
para desempeñar tales funciones por el solo ministerio de la ley.
El sistema de turno será semanal, excepto en aquellas localidades
donde sólo exista un juez con competencia en materia penal, caso en
el cual podrá establecerse una modalidad diversa.
Las actuaciones, providencias o comunicaciones del juez de turno
serán válidas para todos los efectos legales, sin la intervención de
ministro de fe.
Cuando resultare necesaria la constitución del juez de turno en el
sitio del suceso, en el recinto del tribunal o en un recinto policial, se
encontrará habilitado para ausentarse al día siguiente hábil, en el
despacho del tribunal, el número de horas que hubiere ocupado en
dicho procedimiento.
La Corporación Administrativa del Poder Judicial informará
anualmente a las Cortes de Apelaciones y al Ministerio de Justicia
respecto de la aplicación que hubiese tenido el sistema de turno y de
las disponibilidades presupuestarias para el año siguiente.
En el ejercicio de sus facultades, la Corte Suprema, mediante auto
acordado, podrá dictar instrucciones generales para el buen
funcionamiento del sistema a qque se refiere este artículo.
Artículo 8°.- Los jueces de letras deberán practicar todas las
diligencias que les cometan otros tribunales para la investigación de
los hechos en materias criminales, sin que sea menester que la orden
emane del superior jerárquico respectivo.
Los jueces del crimen que conozcan de uno de los delitos tipificados
en los artículos 346 a 372 del Código Penal, en que sea víctima un
menor, deberán poner el hecho en conocimiento del juez de menores
competente, a fin de que pueda dictar, si procediere, alguna medida
de protección en su favor.”
A su vez, se apuntalaba que el mayor defecto del sistema penal en
Chile era, que carecía de un genuino juicio contradictorio que satisficiera las
exigencias de un debido proceso, pues en sus distintas fases procesales
(según su observación histórica ponía de manifiesto) poseía una estructura
inquisitiva, absolutista y secreta, que despersonalizaba al inculpado y que
no se correspondía con la noción de ciudadanía propia de un Estado
Democrático.
A manera de ejemplo, durante los cinco años transcurridos desde el
año 1987 hasta 199129 – un período que cubre gobiernos distintos - el
promedio de causas ingresadas a los tribunales del crimen en relación a las
detenciones efectuadas es de un 60.6 por ciento, de manera que el
cuarenta por ciento del total de quienes son detenidos en Chile - una media
anual de 750.000 personas - fueron privados de libertad, aunque sea por
breve lapso, sin ingresar al sistema jurisdiccional.
Dentro de los textos consultados para proponer la reforma referida se
encontraron fuentes directas de legislación extranjera, tanto de nivel legal
como constitucional, así como opiniones doctrinales o jurisprudencia
relativas a ellos, tales como: el Código Procesal Penal Italiano de 1988, la
Ordenanza Procesal Penal Alemana de 1877, la Ley de Enjuiciamiento
Criminal Española de 1882, El Código Procesal Penal de la Nación
Argentina de 1992, el Código Procesal Penal de la Provincia de Córdoba de
1992 y el Código Procesal Penal Peruano de 1991, el Código Procesal
Penal Modelo para Iberoamérica desarrollado por el Instituto
29
Ibídem, p. 8.
Iberoamericano de Derecho Procesal, asimismo, el Proyecto de Código
Procesal Penal de la Nación Argentina de 1986 y otros proyectos
posteriores vinculados directamente con el Modelo como son el Proyecto de
Código Procesal Penal de Guatemala de 1991 y el Proyecto de Código
Procesal Penal de el Salvador de 1993, además, la Constitución Política de
la República; los instrumentos internacionales de derechos humanos
ratificados por Chile y vigentes, especialmente, la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y
Políticos; la legislación procesal vigente, en especial el Código de
Procedimiento Penal, del cual se procuró mantener todas aquellas normas
que no resultaren contradictorias con el nuevo sistema.
Es así que finalmente, tras varios años de análisis, consultas,
discusiones y propuestas de modificación, realizadas entre la cámara de
diputados (cámara de origen), el senado (en su carácter de cámara
revisora), así como una comisión mixta conformada por ambas, además del
involucramiento de la Corte Suprema y diversas instituciones de enseñanza
superior, las que pudieron externar también su opinión en tan importante
proyecto, el 30 de agosto del año 2000 se remitió oficio por medio del cual
el senado informaba a la cámara de diputados que precisamente la
comisión mixta daba la aprobación final a la tramitación del proyecto de ley
que establecía el nuevo Código de Procedimiento Penal, de igual manera
dicha cámara informaba al día siguiente - 31 de agosto del 2000 – a la
presidencia de la república personificada en Ricardo Lagos Escobar, el
texto aprobado por el Congreso Nacional.
Cabe especificar que dicha Ley fue promulgada con fecha 29 de
septiembre del 2000 y publicada el Diario Oficial de aquel Estado
latinoamericano el 12 de octubre del mismo año.
Como corolario, líneas más delante se incluyen una serie de datos
estadísticos que pudieran resultar de interés, y que fueron obtenidos del
Anuario Estadístico Interinstitucional 2007 de la Reforma Procesal Penal30
de aquel país, habiendo sido emitido por la Comisión de Coordinación de la
Reforma Procesal Penal, ello en cumplimiento al mandato contenido en la
disposición sexta transitoria de la ley 19.665, según la cual esta debe
realizar el seguimiento y evaluación del proceso de implementación de la
reforma procesal penal, lo anterior mediante el intercambio de dicha
información, la que es obtenida de las principales instituciones vinculadas a
la Reforma, a saber: el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Defensoría
Penal Pública, coordinados por la secretaría ejecutiva de la comisión.
La confección del anuario tiene como objetivos primordiales los
siguientes:
30
Chile, Ministerio de Justicia, Anuario Estadístico Interinstitucional 2007 de la Reforma Procesal Penal,
http://www.minjusticia.cl/rpp/documentos/anuario1_2007.pdf, consultado el 17 de abril de 2009.
a. Dar cuenta del funcionamiento de la Reforma en el periodo
de un año calendario, cotejando los datos estadísticos
proporcionados por las distintas instituciones actoras del
sistema.
b. Hacer asequible la información sobre el funcionamiento de la
Reforma al público en general, a la comunidad jurídica y a los
mismos actores del sistema.
Durante el año 2007, en todo el país:
 Se registro un ingreso total de 1,078,307 casos, lo que
representa un incremento del 14.2% respecto de los ingresos
registrados durante el año 2006.
 A nivel de Juzgado de Garantía se registraron un total de
477,136 delitos ingresados, lo que representó un 41.8% del
total de delitos ingresados al sistema. A partir de esto último se
puede inferir que por cada 2.4 delitos ingresados al sistema 1
de ellos ingresa a los Juzgados de Garantía.
 Un 10.2% de los imputados formalizados fue sometido a prisión
preventiva. Esto significa una leve disminución respecto del
año 2006 en que el 11.7% de los imputados formalizados fue
sometido a este tipo de medida cautelar.
 Durante el año 2007 se realizaron un total de 6,086 juicios
orales, lo que significó un aumento del 25.4% respecto de los
juicios orales realizados durante el año 2006 (4,852 juicios
orales), esta variación es menor que la efectuada el año 2006
respecto al año 2005 donde el incremento llegó al 45.4%.
 Del total de juicio realizados, 5,414 resultaron con sentencia
condenatoria, correspondiendo al 89.0%, porcentaje muy
similar al presentado durante al año 2006, en que las
sentencias condenatorias representaron el 90.8%.
 A nivel de imputados, el año 2007 se registraron un total de
8,365 sentenciados en juicios orales. De estos, el 80.8% fue
condenado, mientras que el restante 19.2% fue absuelto. El
año 2006 el porcentaje de condenados fue de un 84.6% y el de
absueltos de un 15.4%.
 Durante el año 2007 se realizaron 848,423 audiencias en los
Juzgados de Garantía y Tribunales de Juicio Oral en lo Penal.
Dicha cifra corresponde a la totalidad de las audiencias
realizadas, sin considerar la causal que la originó. Respecto del
año 2006, se observa un incremento del 25% (678,772
audiencias judiciales durante el año 2006).
 Durante el año 2007, la Defensoría Penal Pública atendió un
total de 259,902 imputados, representando un aumento del
22.54% respecto del año 2006 (212,095 imputados atendidos
en dicho año).
 Del total de imputados atendidos por la Defensoría Penal
Pública, durante el año 2007 el 14.1% (36,664) correspondió a
mujeres y el 85.9% restante a hombres (223.238).
1.3. Separación de las funciones procesales.
La trilogía existente en cualquier forma de procedimiento penal,
conforme con Pérez Sarmiento31 es:
a) El acusador o sustentador de la pretensión punitiva
b) El defensor del imputado o acusado
c) El juez o tribunal
El sistema acusatorio separa estos tres roles, de esta manera se
encomiendan a diferentes sujetos procesales, los que además son
independientes entre sí (a diferencia del sistema inquisitorio puro) ello con
el propósito de asegurar un equilibrio procesal entre los mismos.
Para algunos autores, además de la separación de funciones
establecida en líneas atrás, resulta también trascendente que el proceso
penal inicie a instancia de un actor distinto del Juez, puesto que sostener lo
contrario sería no encontrarse ante un verdadero sistema acusatorio. A lo
anterior se le conoce como el principio nemo iudex sine actore, el cual
significa que en este modelo de justicia penal, el Juez o Tribunal tiene
vedado el proceder oficioso, aún más, no puede disponer de medida alguna
que afecte los derechos y garantías de una persona si no media petición en
ese sentido de los titulares de la acción penal.
Una consecuencia de la separación de funciones, se cristaliza en que
el acusador (o fiscalía) es quien debe probar los hechos que se le imputan
a una persona, allí radica la importancia del principio de prohibición de la
autoincriminación, lo que se erige en el extremo de eximir al acusado de la
obligación de declarar y/o probar. Cuestión contraria puede apreciarse en el
sistema inquisitivo, donde la carga de la prueba recae sobre el imputado,
pues en este sistema existe una verdadera lucha entre procesado y juez,
31
PÉREZ SARMIENTO, Op. Cit., p. 14.
este último quien tiene facultades de investigación, es director y decisor del
proceso, es por ello que aún se encuentran en nuestro léxico jurídico,
expresiones como “pruebas de descargo” lo cual se refiere a que es
precisamente al acusado a quien corresponde probar su inocencia.
Otra consecuencia de la separación de roles de las partes en el
sistema acusatorio es el carácter contradictorio, elevado como uno de los
principios torales que rigen tal modelo, mas aún, constituye conditio sine
qua non del moderno proceso penal, y algunos estudiosos del derecho
consideran que este principio sólo puede materializarse si las partes
cuentan con igualdad de derechos procesales.
1.4. El punto trascendental del proceso penal, ¿el sistema acusatorio?
Existen muchas personas escépticas y reacias al cambio, concurren
otras de posición más fuerte pues resultan detractoras de la adopción del
sistema acusatorio; y por tanto, preferirían conservar el modelo anterior con
todos los elementos que lo definen: arcaico, lento, represivo, susceptible
(en mayor medida) a irregularidades y a un sin fin más de características
con denotaciones negativas que pudieran describirlo; uno de los
argumentos más fuertes que se escucha al respecto por tales personajes lo
es: “las instituciones son tan buenas o malas como los hombres que las
aplican y/o dirigen”.
Este razonamiento, como bien expone el maestro Pérez Sarmiento 32,
debe analizarse a la luz del pensamiento estrictamente filosófico, y en tal
sentido, sí se concuerda con la concepción kantiano-kelsiana que muestra
a cualquier institución creada por el hombre como una concepción
abstracta e idealista del pensamiento, en la que poca o nula ingerencia
tiene la realidad circundante en donde existe; entonces tanto los escépticos
como los detractores tienen razón en añorar aquellos tiempos de aplicación
del antiguo modelo jurídico, no sólo chihuahuense sino también mexicano
de aplicación de justicia penal.
Por otro lado, sí se es seguidor de la corriente materialista y realista,
según la cual los órganos concebidos por una sociedad o cultura,
responden a las circunstancias y necesidades concretas y objetivas del
momento histórico en que se suscitaron, y por tanto, se ven influenciados
por ellas, no queda más que concluir que dichas instituciones deben y
pueden ser abolidas cuando representan un obstáculo en la mejora misma
de la organización.
“Se pretende instaurar… un derecho penal mínimo, que tutele los
derechos humanos y aquellos bienes jurídicos de gran impacto social… se
32
PÉREZ, SARMIENTO, Op. Cit., p. 31.
estima su intervención como último recurso, respetando los principios
generales del derecho moderno sustantivo, procesal y de ejecución de
penas, así como una despenalización de un gran número de conductas,
que pueden resolverse por vía de multas o compensaciones (como en el
sistema jurisdiccional estadounidense). Este nuevo sistema propugna por
tipificar los delitos que cuenten con una trascendencia de daño social… y
buscar que se eliminen de los códigos penales las conductas dañosas y los
conflictos que puedan ser resueltos por otras vertientes de la Ciencia
Jurídica, como el administrativo o el civil, buscando formas conciliatorias
(juicios orales) para su solución…” 33
“Visto así, el sistema penal acusatorio, es sólo uno de los medios del
Estado para enfrentar el fenómeno de la delincuencia, medio que debe ser
utilizado en forma racional, para así obtener un óptimo aprovechamiento de
los recursos asignados.” 34
En este sentido, resulta difícil comprender como personas serias,
doctas y cultas, aspiren a regresar al modelo anterior, cuando aquél fue
creado para coartar el razonamiento humano, pues su mismo nombre esta
vinculado y lleva grabado a una de las figuras más oscuras y arbitrarias que
haya tenido lugar en la historia de la humanidad: el Tribunal del Santo
Oficio o Tribunal de la Inquisición.
Se concuerda con la opinión prorrumpida por el Dr. Muro Ruiz 35
cuando menciona que no todo en el antiguo sistema era inconveniente,
puesto que: “… hay que señalar que, las garantías y principios que la
modernidad confirió al Derecho Penal, nunca pudieron concretarse en el
sistema de procuración y administración de justicia mexicana de manera
correcta, pues junto a las normas positivas penales, han existido prácticas
paralelas que distorsionan los procedimientos penales y los
penitenciarios...”.
Es así, como enunciara el Doctor Ponce de León Armenta36 “En el
diseño de un nuevo modelo de país es urgente introducir reformas en la
materia para lograr la integración del sistema de procuración de justicia… la
procuración de justicia sólo se justifica como presupuesto permanente para
la administración y realización plena de la justicia como valor del
derecho…”.
El maestro Ponce ya visualizaba en su obra, la necesidad de
establecer en los ordenamientos jurídicos nacionales, tanto federales como
33
MURO RUIZ, Eliseo, Los Sistemas de Procuración de Justicia Penal, en el diseño de los Estados
Constitucionales. El caso mexicano, México, p. 4.
34
CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo, Visión del Nuevo Sistema de Enjuiciamiento Criminal para Chihuahua,
Desde los Principios a la Regla Concreta, p. 64.
35
MURO RUIZ, Op. Cit., p. 3.
36
PONCE DE LEÓN ARMENTA, Luis, Nuevo Pacto Nacional, México, Porrúa, 2005. , p. 4.
del orden común, muchos de los postulados y derechos que el sistema
acusatorio establece a favor de todos los intervinientes, puesto que ello
resulta necesario para estar a la par de los convenios de orden
internacional, pero más importante aún, pues la implantación del sistema
acusatorio, para muchos teóricos, es un indicador del grado de madurez de
los pueblos y de su desarrollo democrático.
1.5. La acción penal.
Denominada también pretensión punitiva (verbigracia el artículo sexto
transitorio del Código Penal del Estado de Chihuahua), aunque debe
destacarse que para algunos autores como Pérez Sarmiento,37 esta última
denominación corresponde de una manera más técnico-jurídica a la
petición concreta de una pena.
Hecha la anterior aclaración teórico - dogmática, puede puntualizarse
como: la facultad de un sujeto procesal para iniciar la indagación de hechos
que de manera presuntiva son constitutivos de delito, y en tal orden de
ideas, perseguir tanto a los autores como a los participes de tales
acontecimientos.
Debe indicarse que la acción penal resulta un presupuesto toral del
sistema acusatorio, ya que sin persecución no existiría jurisdicción, en otras
palabras, sin ella no cabría la posibilidad de conocimiento para un Tribunal
de los hechos delictuosos así como de su posible juzgamiento.
Y resulta imperativa la afirmación anterior puesto que el
procedimiento resultaría inquisitivo en caso que fueran los juzgadores
quienes tuvieran a su cargo dicha facultad legal, por tanto en el sistema
acusatorio sólo puede ejercerse por la fiscalía, tenor en el que tanto la
codificación adjetiva penal así como la Ley Orgánica del Ministerio Público,
ambas del Estado de Chihuahua, concuerdan en sus numerales 80 y 1º
fracción II respectivamente.
Es en este apartado es donde cabe de manera imprescindible
realizar la siguiente aclaración, sucede que dependiendo de la etapa
procesal en que se encuentre una causa penal, se puede englobar o hacer
alusión a la acción penal de dos formas distintas, a saber como:
1) imputación, la cual puede definirse de acuerdo con el
artículo 274 del Código de Procedimientos Penales del Estado
como la: “… comunicación que el Ministerio Público efectúa al
imputado, en presencia del Juez, de que desarrolla una
37
Ob. Cit., p. 35.
investigación en su contra respecto de uno o más hechos
determinados.”
2) acusación, la que precisa los límites de los hechos que
habrán de discutirse durante el transcurso de la audiencia de
juicio oral.
Debe recordarse que en este sistema, trátese del imputado o del
acusado (dependiendo de la etapa procesal en que la causa se encuentre
como fue explicado en líneas atrás) basará su defensa respecto de las
proposiciones fácticas que se le adjudican, de las cuales obviamente deriva
la calificación jurídica que la parte acusadora les precise.
Sin embargo, no debe perderse de vista que la imputación es el
fundamento o base de la acusación, debido a que únicamente puede llegar
a ser denominada como acusada la persona en contra de la cual se haya
atribuido una conducta penalmente punible, es decir, y en palabras más
sencillas, sólo aquella en contra de la cual se haya formulado imputación. Y
esto habrá de ocurrir cuando exista la firme creencia en el ministerio
público, basado en las diligencias de investigación que haya llevado a cabo
y en los elementos de prueba durante ella recabados, de que es necesario
llevar a tales extremos la acción penal.
Si el ministerio público, como se estableció en líneas anteriores, es el
sujeto procesal titular de la acción penal y además en quien recae la carga
probatoria para lograr una sentencia condenatoria, lo anterior sin dejar de
lado la presunción de inocencia que prevalece a favor del imputado, es
entonces que puede entenderse de esta manera que dicho órgano
acusador sea el encargado de dirigir la investigación (tema sobre el que se
ahondará en este mismo capítulo), sin perjuicio de las atribuciones que la
ley prevé a favor de los demás intervinientes durante ella.
Es así, que el principio de inocencia apareció por primera vez en la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en Francia y,
establece que debe presumirse inocente a todo hombre hasta que haya
sido declarado culpable; debe comprenderse que no se trata de ningún
beneficio a favor del imputado, sino, muy por el contrario, una limitación
muy precisa a la actividad sancionadora del Estado38.
Dentro de las obligaciones del marco jurídico internacional, este
principio se encuentra previsto en la Declaración Universal de Derechos
Humanos dentro de su artículo 11 párrafo primero, en el numeral 14.2 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos así como en el
articulado 8.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos.
38
CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo, Visión del Nuevo Sistema de Enjuiciamiento Criminal para Chihuahua,
Desde los Principios a la Regla Concreta, p. 19.
1.6. La fase de investigación.
Para Castellanos Tena39 el Derecho Penal sólo se distingue de otras
ramas del derecho por la mayor reacción del poder del Estado, con más
energía frente al delito que ante las violaciones a normas civiles,
administrativas o de otra índole; es decir, en estas materias existe ausencia
de sanciones de tipo corporal ante el incumplimiento de las relaciones
jurídicas establecidas entre los intervinientes.
Por tanto el interés de la persona que ha cometido un ilícito de tipo
penal, se manifiesta en los actos tendientes a desligarse de tales hechos,
de exteriorizarlos de una apariencia legal (con la que claro está no
cuentan), de ocultar los vestigios de sus acciones así como de su
participación en ellos, circunstancias motivantes que claramente se ven
disminuidas en otras materias del derecho.
Además, en la apreciación de dicho tipo de procesos, encontramos
que estos fundan sus pretensiones a través de hechos que encuentran
mayoritariamente su base en pruebas documentales preconstituidas, o en
su defecto, mediante la práctica de otro tipo de diligencias que permiten
reconstruir post facto los hechos en que el actor basa su demanda.
En el proceso penal esto no ocurre así, antes al contrario, la
necesidad de contar con bases o elementos que permitan preparar una
imputación (atribución de comisión de un hecho que la ley considera
delictuoso) en contra de alguna persona, así como de los elementos que
faculten atribuir la probabilidad de que el indiciado lo cometió o participó en
su comisión, hacen necesaria e indispensable la fase previa, sumaria,
indagatoria o de investigación, la cual tiene como objetivo principal el
asegurar la recolección de los elementos y órganos de prueba que serán
presentados durante la audiencia de debate de juicio oral por parte del
fiscal, para tratar de obtener una sentencia condenatoria.
Es por ello que se puede afirmar que la fase preparatoria existe por y
para la acusación, pues como se ha venido expresando, su propósito es
establecer o encontrar al auto de algún delito, más aún, habiendo
encontrado algún sospechoso, acusarlo, o inclusive, concluir que el material
probatorio no encuentra bases para ello y, terminar archivando o
sobreseyendo el asunto.
En este punto es digno destacar, que quizás el sistema acusatorio
ofrece una vía más justa tanto de procuración como de administración de
justicia ya que, como se vio en el apartado relativo a la separación de las
funciones procesales, ello permite garantizar un procedimiento penal más
justo e imparcial, donde las tentaciones o presiones sociales por encontrar
39
CASTELLANOS, Fernando, Lineamientos Elementales de Derecho Penal, México, Porrúa, 2006, p.21
culpables, encuentran fuertes limitantes, disminuyendo así en gran medida
las injusticias sociales en el ámbito penal.
“A la vez, se busca garantizar de mejor forma los derechos del
imputado por medio de entregar su custodia a un juez completamente
alejado de las tareas de investigación y persecución.”40, cuestión apreciable
en el sistema inquisitivo, donde dichas actividades se encontraban
entregadas a un juez de instrucción.
Luego entonces, los resultados de las actuaciones indagatorias
deben registrarse, toda vez que el imputado y su defensor tienen derecho a
tener conocimiento de tales diligencias (salvo los casos exceptuados por la
ley) para así encontrarse el imputado en posibilidad de ejercer su derecho a
defensa de manera adecuada, lo que redunda en el deber de objetividad y
lealtad que debe privar en el actuar de la fiscalía, la que inclusive no debe
ocultar elementos favorables al indiciado41.
La autorización para mantener en secreto las actuaciones de
investigación que haya realizado la fiscalía, o las que haya encargado
cumplimentar a sus órganos auxiliares, generalmente sólo prevalece para
terceros ajenos al procedimiento, y excepcionalmente al imputado como se
expresó en el párrafo anterior, según lo establece el propio ordenamiento
procesal estatal en varias de sus disposiciones42.
Por las exposiciones anteriores, para Monlezun Cunliffe43 la defensa
necesariamente debe tener su propia teoría del caso, como asimismo la
suficiente e inteligente evidencia probatoria para generar la duda razonable,
es decir, el perfil de un defensor consiste en ser proactivo, atento a las
tareas de la investigación, procurar obtener antecedentes, peritajes,
testimonios y otras evidencias probatorias que beneficien a su cliente de
acuerdo a su propia teoría del caso.
En el mismo sentido lo han entendido Rodrigo Cerda y Francisco
Hermosilla al exponer: “En todo caso, este monopolio estatal en la realización de
la investigación oficial, no implica una prohibición para que el imputado penal y su
40
BAYTELMAN A., Andrés y DUCE J. Mauricio, Litigación Penal Juicio Oral y Prueba, México, Fondo de
Cultura Económica, 2005, p. 40.
41
Para mejor comprensión de lo expuesto consúltese los artículos 106, 109, 116, 133 párrafo 4o, 150 párrafo
2º, 210, 271, 273 entre otros, todos ellos de la ley procesal para el Estado de Chihuahua.
42
Véanse los numerales 10 bajo su denominación “Prohibición de la incomunicación y del secreto” así como
el 230 con el rubro “Secreto de las actuaciones de investigación”.
43
MONLEZUN CUNLIFFE, Kléber, El rol e importancia del abogado defensor en la nueva justicia penal
vigente en Chile, http://www.klebermonlezun.cl/downloads%5CEL%20ROL%20DEL%20DEFENSOR
%20PENAL%20EN%20EL%20NUEVO%20PROCESO%20CRIMINAL.doc, consultado el 21 de
agosto de 2008.
defensa, realicen actos de investigación de carácter privado en procura de
elementos de convicción que sirvan a sus intereses.” 44
Parafraseando a Pelayo Vial 45, el rol del defensor en el proceso penal
consiste en materializar el derecho a la defensa, el cual debe entenderse
como la facultad de todo imputado a manifestar y demostrar su inocencia, o
atenuar su responsabilidad penal, además íntimamente ligado a lo anterior,
encontramos el derecho de producción de prueba dentro de un sistema de
corte adversarial, pues ello forma parte del debido proceso, sobre todo en
relación con la prueba de descargo.
Hasta este momento se ha venido hablando indiscriminadamente
como una sola etapa: de la fase previa, sumaria, indagatoria o de
investigación, cuando teórica y técnicamente la etapa preparatoria a juicio
oral se divide en dos partes, ya sea que tal fase se encuentre judicializada
o no:
I. Indagación, la que se refiere a todas aquellas pesquisas previas
a la formulación de la imputación hacia una persona, debido a
que el autor del ilícito es por lo general desconocido o, se tienen
a varios sospechosos, se cuentan con varias líneas de
investigación o, simplemente la fiscalía no se ha decidido en
solicitar la intervención del tribunal hasta ese momento.
La principal función de estas actividades es la recolección de
elementos que permitan precisamente individualizar al
perpetrador del hecho ilícito así como identificar aquellas
evidencias que pudieran resultar útiles para demostrar las
proposiciones fácticas del suceso delictuoso, el cuerpo del delito
y la responsabilidad del acusado en la audiencia de debate de
juicio oral.
Es en esos casos, “… en los que el Ministerio Público decida
llevar adelante una investigación, podrá investigar libremente sin
limitaciones de tiempo; no obstante, cuando la persecución
respecto de una persona determinada pueda implicar afección a
sus derechos constitucionales y, en consecuencia, se requiera
la intervención judicial, deberá formular cargos precisos en
contra del imputado.”46
44
CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo Alberto y HERMOSILLA IRIARTE, Francisco, El Código Procesal
Penal (Comentarios, Concordancias, Jurisprudencias), Librotecnia, 2ª edición actualizada, Chile, 2006, p.
18.
45
VIAL CAMPOS, Pelayo, Técnicas y Fundamentos del Contraexamen en el Proceso Penal Chileno,
Librotecnia, 2007, p. 50.
46
BAYTELMAN A., Andrés y DUCE J. Mauricio, Op. Cit., p. 41.
Los efectos que la formalización de la investigación (a través de
la formulación de la imputación) traen al proceso, son los
expuestos en el numeral 278 de nuestra codificación adjetiva, a
saber:
1. Suspenderá el curso de la prescripción de la acción
penal;
2. El Ministerio Público perderá la facultad de archivar
provisionalmente la investigación.
II. Instrucción, la que no excluye a la investigación enunciada en el
párrafo anterior, pues esta fase se extiende hasta la
presentación de la acusación por parte del ministerio público
(una vez llegado el plazo fijado por el Juez de Garantía para el
cierre de la investigación, esto de conformidad a los
lineamientos establecidos en los numerales 285, 286 y 287 del
código procesal en la materia), con la que se da inicio a la etapa
intermedia, en tal sentido aquí cabe la posibilidad mencionada
en párrafos anteriores de que la defensa se allegue de medios
convictivos “alternos” a los encontrados por la fiscalía, y que en
su opinión, servirán para demostrar los elementos fácticos en
que basa su teoría del caso y demás razonamientos de
descargo.
Cabe aclarar que, “El juez, como órgano de control imparcial sobre
las autoridades de la investigación, no tiene la misión de frustrar las
diligencias legítimas ni proteger a las personas de las consecuencias de
sus hechos punibles, sino la de asegurar respeto al debido proceso y a las
normas de protección de los derechos de los ciudadanos.”47
La fase preparatoria terminará cuando las actividades de
investigación tendientes a determinar la existencia de los hechos
considerados delictivos y su autor(es) o participe(s), arrojen cualquiera de
los siguientes resultados:
a) Son suficientes para acusar, lo que conlleva el inicio de la
etapa intermedia;
b) Aparezca que las circunstancias delictuosas
inexistentes o no pueden ser probadas;
47
son
CALDERÓN MONTES, Ana, CORNISH, Timothy, JIMÉNEZ MONTES, Fernando, El rol de jueces y
magistrados en el Sistema Penal Acusatorio Colombiano, Consejo Superior de la Judicatura, Primera
Edición, Colombia, 2005, p. 21.
c) Siendo existente el hecho, no reviste caracteres
delictuosos o siéndolo, el imputado/acusado es de
manera indubitable inocente o no puede ser llevado a
juicio por la aparición de una causa excluyente de
incriminación;
Para terminar, debe indicarse que el artículo 287 del Código Procesal
Chihuahuense, establece las anteriores exposiciones englobando a los dos
últimos incisos dentro de su lógica conclusión, el sobreseimiento, pero
además, adicionando otra hipótesis: la solicitud de llevar el proceso a la
figura jurídica denominada suspensión del proceso, permitida en las
condiciones e hipótesis enumeradas por el numeral 290 del ordenamiento
en cita, como lo son: a) se advierta que el delito por el que se procede es
de aquellos que no pueden perseguirse sin previa querella del ofendido y
ésta no ha sido presentada; b) no se haya satisfecho un requisito previo
que la ley exija para que pueda incoarse el procedimiento; c) se declare al
imputado sustraído a la acción de la justicia o; d) éste sufra trastorno mental
transitorio.
1.7. Manifestación de la defensa en el sistema acusatorio.
El artículo 7 del Código de Procedimiento Penales del Estado de
Chihuahua hace alusión al momento, la forma y los requisitos en que se
hace necesaria, o si desea ver desde otro punto de vista, el instante en que
surge el derecho de una persona (imputado) a contar con una defensa
durante el procedimiento penal, cuando enunciaba:
“Desde la práctica de cualquier actuación policial, ministerial o
judicial, que señale a una persona como posible autor o partícipe de un
hecho punible…, el imputado tendrá derecho a ser asistido y defendido por
un perito en derecho, autorizado en los términos de la Ley de Profesiones
del Estado de Chihuahua…”.
Mediante reforma publicada en el Periódico Oficial del Estado el 18
de febrero de 2009, tal numeral fue reformado para quedar de la siguiente
forma:
“Toda persona, desde el momento de su detención o comparecencia
y a partir de la realización de cualquier diligencia ante el Ministerio Público
o autoridad judicial, con el carácter de posible autor o partícipe de un hecho
punible, y hasta el fin de la ejecución de la sentencia que imponga una
pena o medida de seguridad, tendrá derecho a una defensa adecuada por
licenciado en derecho con cédula profesional debidamente registrada.”.
Sin que sea el propósito de estos comentarios el analizar el contenido
anterior de tal artículo o el más reciente, es claro que el ordenamiento
adjetivo no se hace cargo en ningún momento de definir que debe
entenderse por defensa, es así que propongo que pudiera hacerse en los
siguientes términos:
“La defensa penal consiste en los argumentos, alegatos, probanzas y
teoría del caso que se proponen desvirtuar la imputación que relacionan
presuntamente a una persona en la comisión de hechos considerados
delictivos”.
“… es dable destacar ahora que la defensa lato sensu deriva en
forma directa de las disposiciones y principios constitucionales y aparece
como manifestación jurídica de los cánones axiológicos de libertad
individual y seguridad jurídica, relacionándose en forma directa con el
criterio valorativo del debido proceso, abarcando por ende la totalidad de
las garantías que implican el concepto del mismo.”48
Del los anteriores raciocinios puede concluirse validamente que: la
defensa no existe hasta que conste persona concretamente imputada o que
potencialmente pudiera llegar a serlo.
Así las cosas, únicamente en el caso del abogado designado por el
imputado existe una relación voluntario/contractual precisamente entre
defensor y defendido, ya que en los demás casos – cuando no se le haya
nombrado o no se tenga recursos para ello – será una imposición no
solamente de tipo legal sino además constitucional y con cargo al erario
público.
Así parece confirmarlo Vázquez Rossi quien enuncia que “El defensor
técnico en el moderno proceso penal no se diferencia mayormente del
apoderado judicial o procesal civil, por más que sobre el particular se hayan
escrito en contrario interminables páginas. Tanto en uno como en otro
proceso hay un encargo procesal que delega en el instituido las
intervenciones y postulaciones. Claro está que existen en el proceso penal
actos que no pueden ser delegados (declaración indagatoria, careos, es
decir, todos los relativos a la defensa material, que es de índole
absolutamente personal del imputado y,… de índole intransferible e
indelegable), pero en lo demás no existen diferencias sustanciales.”49
Sin importar si el abogado es público o particular, debe recordarse
que las facultades y obligaciones procesales son las mismas, excepto por lo
48
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Derecho Procesal Penal, Tomo II – El Proceso Penal, Rubinzal-Culzoni
Editores, Argentina, 1997, p. 198.
49
Ibídem, p. 224.
relativo a la remuneración económica por concepto de honorarios que ya
fue explicada.
Debe tenerse en mente que cualquier persona puede verse
involucrada en un procedimiento de tipo penal, esto sin descartar si quiera
la posibilidad de que dicho escenario acontezca por error o mala fe; por ello
el imputado es quien tiene que hacer frente al poder del Estado,
personificado por los cuerpos policiales, fiscalía, los tribunales, las víctimas
u ofendidos, la presión social que pueden generar los medios de
comunicación o las imposiciones políticas del caso, etc.; por tanto, debe
contarse con un defensor autorizado y capacitado en los términos que la
legislación lo establezca, para poder enfrentar la imputación que tiene
delante de sí.
Debe asumirse la posibilidad real de que puede acaecer el error
humano en torno a la determinación de quien(es) deben ser procesado(s),
así las cosas debe concurrir entonces un contrapeso (la presunción de
inocencia), que permita a los ciudadanos inculpados, contar además con
una serie de derechos y garantías, que aunque no se equipararán a los
efectos y recursos con que cuenta el Estado, al menos aminoren los
efectos nocivos en el entorno social del acusado generados por el proceso
penal, hasta que se decida sobre su inocencia o culpabilidad a través de la
sentencia firme que corresponda.
Dentro de esos derechos se encuentra el de la no autoincriminación,
garantía que se encuentra contemplada no solo en la mayoría de las
legislaciones modernas sino también dentro del rasgo constitucional y que,
tiene su sustento en la idea de que el imputado pudiera admitir
responsabilidad ajena en hechos delictivos por causas tan diversas como:
torturas, amenazas, presiones de las autoridades o de otras personas y,
finalmente, hasta el tratar de encubrir a otra persona.
Por eso además, pueden hallarse atinadamente disposiciones en las
codificaciones procesales que expresamente prohíben condenar a una
persona bajo la sola estimación de su declaración.50
Así, tratándose del acusado, y siempre que éste haya ejercido su
derecho a declarar51, debe recordarse que: “… en el modelo garantista del
proceso acusatorio…, el interrogatorio es el principal medio de defensa… y
permite al imputado refutar la acusación o aducir argumentos para
justificarse.”52.
50
Como atinadamente prescribe el último párrafo del guarismo 374 de la ley penal adjetiva estatal.
Consúltese los artículos 133, 277 párrafo tercero, 280 fracción II, 298 y 359 del Código Procesal del
Estado de Chihuahua, bajo el rubro “Defensa y declaración del acusado”.
52
ZAPATA GARCÍA, María Francisca, La Prueba Ilícita, LexisNexis, p. 89.
51
Entonces concluyamos, “En materia penal, la defensa es una
garantía de cumplimiento efectivo, lo que significa no sólo la facultad de
ejercerla sino la obligación por parte del Estado de asegurarla...”53
1.7.1. Defensa material.
La defensa material es el acto personalísimo por el cual un imputado,
ya sea al guardar silencio sobre los hechos que se le atribuyen o al
pronunciarse sobre ellos mediante declaraciones, explicaciones o
conductas (aspectos que admiten la forma tanto la forma oral como la
escrita), pretende desvirtuar la imputación que en su contra le formula el
órgano acusador.
De acuerdo con Vázquez Rossi,54 las facultades antecedentemente
enunciadas se mantienen a lo largo de todo el proceso, aunque por lo
común los códigos establecen momentos específicos para que el justiciable
exprese cuanto entienda pertinente a su descargo. El más notorio es el
denominado como declaración indagatoria (preparatoria en el caso de la
legislación mexicana). Esta denominación, resulta ser una arquetípica de
las concepciones inquisitivas que convertían a dicho momento en el
preferido para interrogar exhaustivamente al imputado buscando su
confesión o, al menos, la admisión de algún aspecto conducente a la
determinación de las pruebas del caso.
Continuando con el tema en cuestión, resurge en este punto el viejo
debate relativo a sí un imputado de profesión abogado pudiera defenderse
a sí mismo; son diversos los argumentos que tienden a desalentar tal
práctica, entre ellos:
I. La actitud de defensa que naturalmente toda persona asume
ante la incriminación de un hecho delictivo, resulta de la
manifestación del instinto de conservación inherente a todo ser
vivo ante un ataque externo, el cual en el caso particular se
vislumbra ante la arremetida (física y emocional) por parte del
Estado contra una persona al buscar el valor justicia en la
solución del conflicto penal.
Por tanto, ante una situación de estas características, podría
concluirse lógicamente, la posibilidad de que el imputado alteré
en su mente para su beneficio, algunos o todos los hechos, ello
al exponer un evento matizado de lo acontecido realmente; no
es aquí donde radica el riesgo de la autodefensa, puesto que la
idea anterior esta permitida legalmente y se denomina de una
53
54
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Op. Cit., p. 205.
Op. Cit., p. 212.
manera más técnica “teoría del caso”, la cual inclusive tiene que
existir en todo procedimiento.
El problema, radica en la idea de tratar de forzar y ajustar las
pruebas a tal postura, existiendo posibilidades defensivas más
benignas que no se desean siquiera intentar o no se pueden
apreciar, provocado ello por el instinto natural de supervivencia,
así como de la tensión a que está expuesto el imputado, en
donde un desplante emocional puede quitarle el dominio de sí
mismo.
II. Como consecuencia del punto anterior podríamos mencionar
que cobra aplicabilidad la frase vertida en el idioma inglés que
apunta: “think outside the box”, que de manera no literal
significaría pensar fuera del esquema.
Lo que se pretende es “que la emoción no nuble la razón”, y por
ende, durante el análisis objetivo de los hechos, circunstancias y
criterios legales aplicables, la persona que ejerce de manera
propia su defensa, no tienda a perder (como de facto acontece),
algunos detalles que sólo otro individuo pudiera advertir puesto
que no siente (o siente de distinta forma) la presión que el
proceso genera, y así utilizar tales elementos a favor de la
postura defensiva.
III. Finalmente, debe aceptarse que una persona no por el simple
hecho de ser perito en derecho, será especialista de la materia
penal, en cuyo caso contrario encontraría grandes dificultades
para atajar toda la gama y áreas de oportunidad que el
conocimiento especifico de la materia sustantiva y procesal
otorgan; piénsese en el uso de salidas alternas, de
procedimientos especiales, interposición de recursos, exclusión
de prueba, uso de técnicas y/o destrezas de litigación, de
interrogatorio y contraexamen, plateamiento de causas de
exclusión del delito, etc., los cuales inciden sin lugar a dudas en
el resultado final, la sentencia.
Seguramente este es un riesgo que no todos estarían
dispuestos a tomar dada la importancia de lo que se encuentra
en juego, bien lo dice el viejo adagio “no hay peor abogado que
el que actúa en causa propia.
No debe dejar de hacerse mención que para algunos autores como
Pérez Sarmiento, la posibilidad de la autodefensa está permitida pero
siempre delimitada únicamente a ciertos actos del proceso.
En tanto que para otros tratadistas (postura con la cual se concuerda)
el derecho a la defensa material se cristaliza en la oportunidad del acusado
del proceso criminal, a conocer el contenido de la imputación –sólo así
sabrá de que defenderse-, a intervenir personalmente para formular
alegaciones, aportar medios de prueba y a formular peticiones u
observaciones (siempre que no fuere con motivos meramente dilatorios o
de entorpecimiento del proceso); así lo confirma el artículo 8.1 de la
Convención Americana sobre Derechos Humanos – Pacto de San José de
Costa Rica –.
1.7.2. Defensa técnica.
Esta actividad es la que realizan personas autorizadas por la ley para
desempeñar la profesión de abogados (de allí que se le denomine “defensa
técnica”), individuos distintos al imputado cuya primordial misión es la de
interceder y velar por el correcto respeto y ejercicio de los derechos y
garantías de un indiciado, no sólo desde la etapa de investigación sino, en
su caso, hasta la ejecución de la sentencia que pudiera haberse dictado
contra una persona55.
Dicha labor debe estar orientada e inclusive subordinada a la defensa
material, pues de esta surgirán en gran medidas las estrategias que
contribuyan a desvirtuar, debilitar, desvanecer a atenuar la acusación, de
ella nacerán también algunos medios de prueba que sirvan a la causa; en
el caso contrario, se trataría de una defensa independiente y arbitraria de
otro sujeto procesal.
Esta prerrogativa no significa que necesariamente el defensor, sea
que se trate de uno público o uno particular, deba asistir a todos los actos
de investigación (debe recordarse que para el desahogo de las audiencias
resulta un requisito ineludible tal asistencia, salvo las excepciones de
aquellas que tienen el carácter de privadas entre fiscalía y órgano
jurisdiccional), sino solamente en aquellos casos que expresamente el
código procesal indica, puesto que pudiera tratarse de un acto de molestia
al imputado o de uno de trascendental importancia durante o en el futuro de
la causa penal.
Quizás uno de los aspectos más duros durante la labor defensiva se
deriva de la sugerencia que tiene la obligación de realizar el abogado a su
patrocinado, cuando advierta que la tesis de inocencia absoluta resulta
insostenible en razón del material convictivo existente, en cuyo caso,
deberá aconsejarle cambiar el contenido de su defensa por una de
exclusión del delito o por una de aceptación parcial de responsabilidad que
55
Consúltese el numeral 7 del Código Procesal del Estado, así como el correspondiente de la Ley de
Ejecución de Penas y Medidas de Seguridad, ambas del Estado de Chihuahua.
conlleve un beneficio procesal al momento de la imposición de la condena.
Cuando el imputado no acepte estos consejos siempre existirá la
posibilidad de renunciar a la defensa o continuar bajo la advertencia al
procesado de que el resultado que se obtenga será de su más estricta
responsabilidad.
En este apartado cabe realizar la distinción entre la defensa de forma
de la defensa de fondo, en la primera se establecen los lineamientos que
pretenden salvaguardar el debido proceso así como ciertos beneficios al
imputado, es decir, que esta se basa en los principios que el proceso penal
proclama y regula, así podemos nombrar: la competencia, posibilidad de
recusar al tribunal, de interponer nulidades, de alegar motivos de ilicitud en
la prueba recabada, así control de los términos procesales, etc.; en la
segunda forma se encuentran los argumentos y pruebas de descargo
(inexistencia de los hechos imputados, la no participación en ellos, la
atipicidad de los mismos, falta de prueba suficiente para emitir condena, la
duda razonable, otras causas de exclusión del delito); una y otra están
íntimamente ligadas puesto que el correcto desarrollo del procedimiento
determinará el resultado de éste (condena, sobreseimiento o absolución).
1.8. Finalidad y objeto de la prueba.
Dada la separación de funciones explicada anteriormente en el
presente capítulo, surge la necesidad en el sistema acusatorio de
replantear la función probatoria.
“Todo lo relacionado con la cuestión probatoria se vincula de modo
estrecho con la idea de lo que se entiende por verdad y por los modos de
alcanzarla, lo que a su vez responde a los paradigmas cognoscitivos de
cada época.”56
En primer lugar debe establecerse que, todos aquellos elementos
probatorios o “antecedentes de investigación”57 recabados durante la etapa
de investigación, carecen del valor necesario para juzgar a una persona
contra la cual existe una acusación (salvo las excepciones expresamente
previstas en la legislación estatal para el procedimiento especial abreviado,
la prueba anticipada y la lectura de declaraciones anteriores en la audiencia
de juicio oral, supuestos que serán motivo de análisis posterior durante el
desarrollo de la presente obra), en cuyo los antecedentes sólo servirán para
resolver cuestiones previas a la audiencia de debate como lo son, entre
otras: la competencia, la individualización del imputado, su vinculación a
proceso, la imposición, sustitución, modificación o cancelación de medidas
56
57
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Op. Cit., p. 283.
Terminología utilizada por el Código de Procedimientos Penales del Estado de Chihuahua.
cautelares, el aseguramiento de bienes, el sobreseimiento de la causa, el
dictado del auto de apertura, etc.
Lo anterior podrá ser entendido sí se comprende a cabalidad que
solo aquellas “pruebas”58 advertidas directamente por el Tribunal son aptas
para fundar una resolución, esto a través de la sujeción al principio de
inmediación, en que nadie interviene entre quien ofrece la información y
quien la recibe, principio que no debe confundirse con el concepto de
inmediatez el cual hace alusión, o se refiere de manera más propia, a la
cercanía o lejanía de un acto y/o diligencia con respecto a otro, pero en
función del tiempo que ha transcurrido entre ellos.
Es decir, citando al maestro Carnelutti59 refiriéndose precisamente a
la inmediación, “… eliminar en lo posible el diafragma entre nosotros y la
realidad, lo que supone asistir en la medida de lo posible al cumplimiento
de actos jurídicos y hacer observaciones inmediatas.”.
Así se pudiera establecer que aun y cuando el material probatorio en
el proceso es el mismo, lo cierto es que durante el desenvolvimiento de
aquel tiene diferentes funciones:
1) En la fase de instrucción, en la que es apreciada por el
juzgador mediante exposición verbal de los intervinientes, y sin
inmediación, estrictamente hablando, pues se expresa lo
escrito en los antecedentes de investigación de la fiscalía
(contenidos en la carpeta de investigación), en la que tiene
como tarea primaria, ayudar a comprobar la existencia del
delito así como los autores o partícipes de aquel;
2) En la etapa intermedia será motivo de su depuración, es
decir, establecer aquellos elementos convictivos que podrán
desahogarse en el juicio oral y, finalmente;
3) En la audiencia de debate, inmediación en su aspecto más
puro, servirá para tratar de demostrar la acreditación de las
teorías del caso tanto del ministerio público como de la
defensa, es decir, para discutir y decidir sobre la
responsabilidad o inocencia del acusado.
Una vez expuestos los razonamientos anteriores, es posible advertir
que a diferencia del sistema inquisitivo, en el que la evidencia recogida
durante la investigación servía de fundamento y con pleno valor probatorio
para la emisión de la sentencia (a menos que fuera desvirtuada), en el
58
Nótese como en este momento sí puede hacerse alusión propiamente al concepto de prueba en su
concepción clásica.
59
CARNELUTTI, Francisco, Metodología del Derecho, México, IURE Editores, S.A. de C.V., 2004, p. 18.
sistema acusatorio únicamente interesará aquella rendida en juicio oral,
puesto que “a la luz de los principios que se han venido explicando…
sabemos que el imputado contra quien existe una atribución delictiva, se
encuentra investido por el precedente estado jurídico de inocencia y sólo
puede ser declarado culpable cuando, mediante prueba regularmente traída
al proceso, el poder jurisdiccional establece, con grado de certeza, la
verdad de una conducta valorada como delictiva.”60
1.9. Libertad probatoria.
Un sistema de corte acusatorio tiene como lineamiento valioso, la
posibilidad de dar por acreditada la veracidad o falsedad de las
proposiciones fácticas discutidas durante el proceso a través del desahogo
de cualquier tipo de prueba, con la salvedad de que esta exclusivamente
podrá ser valorada por los tribunales, si ha sido obtenida e incorporada de
manera legal y, en uso de las reglas de la lógica, de las máximas de la
experiencia, de los conocimientos científicos así como los de la sana crítica.
61
“… incluso un interés general tan relevante como es el del
esclarecimiento y castigo de los delitos debe ser puesto en relación con los
demás intereses en juego, especialmente con la preservación de los
derechos fundamentales a la dignidad humana y al libre desarrollo de la
personalidad.”62
Es por que ello que las codificaciones jurídicas basadas en este
sistema proclaman de una manera sencilla los anteriores razonamientos en
unos pocos guarismos, evitando de esta manera la larga lista que otro tipo
de sistemas o materias (como la civil, mercantil, familiar, fiscal, etc.)
establecen en relación a los medios probatorios admisibles, yendo aún más
allá, al establecer reglas estrictas, y en ocasiones absurdas, en torno a la
tasación legal de valoración de tales evidencias.
Como podrá apreciarse durante el apartado correspondiente a la
etapa intermedia, que corresponde a la admisibilidad o no de la prueba
para su desahogo en juicio oral, debe precisarse necesariamente hablando
de la libertad probatoria en tal etapa procesal, que esta libertad encuentra
sus limitantes en: la utilidad del elemento convictivo, que no sea
aprovechada con meros efectos dilatorios del proceso, que sea pertinente
(y no se trate de utilizar para acreditar hechos que son públicos o notorios),
60
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Op. Cit., p. 277.
Este es el caso de la legislación procesal penal chihuahuense, basta apreciar los artículos 19, 20, 330, 331 y
333 de tal ordenamiento jurídico.
62
HERNÁNDEZ BASUALTO, Héctor, La Exclusión de la Prueba Ilícita en el Nuevo Proceso Penal
Chileno, Universidad Jesuita Alberto Hurtado, 2004, p.27.
61
que sea idónea, licita, o que no provenga de actuaciones declaradas nulas,
entre otros supuestos.63
Continuando con la opinión de Hernández Basualto, las prohibiciones
de prueba se clasifican tradicionalmente en dos grandes grupos, por un
lado las relativas a la producción de la prueba, la que se refiere de aquellas
normas que regulan la forma en que los intervinientes pueden allegarse de
elementos de convicción, es decir, la regulación o legitimación de la
investigación criminal, que en caso de inobservancia acarrea precisamente
la imposibilidad de valoración, el segundo grupo se refiere a la propiamente
analizada en este apartado, la prohibición de valoración o de
aprovechamiento del material probatorio.
Debe decirse que no debe confundirse la utilidad de la prueba con su
idoneidad, se trata de supuestos distintos pero coetáneos puesto que una
evidencia puede ser útil pero no idónea para acreditar ciertos hechos y, a
su vez, una idónea para probar alguna circunstancia puede resultar inútil
debido a que tal hecho pudiera tratarse de uno público y/o notorio, o en
últimas instancias, encontrarse lo suficientemente demostrado a través de
otros medios probatorios.
El tema de la libertad probatoria que en estas líneas se ocupa tiene
cuatro acepciones:
I. Que los sujetos procesales están en la aptitud de elegir los
medios probatorios que integrarán al proceso, así como la
utilidad que sirva mejor a sus intereses en relación (directa o
indirecta) al objeto del proceso, siempre que tales medios
cumplan con los requerimientos de aceptación enunciados en
párrafos anteriores.
II. La posibilidad de los sujetos procesales no sólo de acceder a
los elementos convictivos sino de participar propositivamente
en algunas de las diligencias que generan su nacimiento a la
vida jurídica (ejemplos: reconstrucción de hechos, peritajes,
declaración del imputado, interrogatorios a testigos y/o peritos,
etc.) así como la facultad de proponer contraprueba, aducir
inadmisibilidad o ilicitud.
III. Como consecuencia ineluctable de los dos puntos
anteriores se encuentra que, todo dato incorporado por
cualquiera de las partes a la causa queda a disposición de las
63
Supuestos relativos a la prohibición expresa de admisión como prueba (salvo las excepciones previstas por
la ley) de aquellos antecedentes relacionados con la proposición, discusión, aceptación, procedencia, rechazo
o revocación de: acuerdos reparatorios, suspensión del proceso a prueba, la imposición de medidas
cautelares, vinculación a proceso, así como el procedimiento abreviado.
demás y, pueden utilizarla en todo aquello que sirva a sus
intereses, lo anterior encuentra sustento en la búsqueda de la
verdad histórica64 que el proceso penal basado en este sistema
proclama, lo que conlleva a que este facultad pueda ejercerse
para hacer suyas las pruebas de los demás sujetos procesales
aunque hayan renunciado a ellas.
IV. Finalmente, la libre valoración que de la prueba puede
realizar el juzgador, sin tener que acudir, como se mencionaba
líneas atrás, a formulas o lineamientos que incidan o tengan un
peso específico para la emisión de la resolución, con la única
condicionante de expresar el análisis que de los medios
convictivos realizó, no sólo en lo particular sino en relación con
los demás, y que le permitieron dar por acreditados o no los
hechos sometidos a su conocimiento.
Este último razonamiento encuentra una restricción relativa, ya
que donde un ordenamiento jurídico especial (v. gr. principios
y/o lineamientos generales del derecho) requieren u otorgan a
cierto elemento cierto valor probatorio especifico, entonces la
ley penal no puede en principio rebasar a tal ordenamiento.
Se aduce que dicha limitante es relativa debido a que no debe
descartarse que tal elemento lo sea uno producto de artificios o
maquinaciones con matices de autenticidad, precisamente para
generar un fraude procesal que beneficie a quien lo exhibe.
Piénsese por ejemplo, en aquellos documentos públicos que en
principio cuentan con la presunción legal de ser auténticos,
pero que no escapan a la posibilidad de ser, ya sea material o
ideológicamente (en su contenido) falsos, en cuyo caso
deberán aportarse medios que acrediten tal falsificación por
quien arguye tal ocurrencia.
Regresando a uno de los temas iniciales de este apartado (forma de
valoración de la prueba) puede acotarse lo que debe entenderse en la
frase: “…según la sana crítica, observando los principios de la lógica, las
máximas de la experiencia y los conocimientos científicos.”65.
De tal manera, encontramos que:
a) El problema de la sana crítica radica precisamente en que al
no existir reglas expresas o tarifas legales de apreciación de la
prueba, ello exige que las personas que integran los tribunales
64
Véase el guarismo 1º de la ley adjetiva penal.
Forma de realizar la valoración de las pruebas en el proceso penal, esto acorde a los numerales 20 y 333
del Código de Procedimientos Penales del Estado de Chihuahua.
65
cuenten con un alto sentido común e inteligencia, pero al
mismo tiempo, con sensibilidad a los problemas sociales de la
comunidad, aspectos que en su conjunto les permitirá emitir
criterios racionales en sus resoluciones.
b) Por máximas de la experiencia debe precisarse que, son
pautas derivadas de la observación de hechos que cualquier
persona obtiene en su diario vivir, y que le permiten predecir
una tendencia probabilística de los antecedentes causantes de
hechos conocidos.
c) Las reglas de la lógica están íntimamente ligadas a las
máximas de la experiencia en tanto que las primeras obtienen
gran parte de su validación en base a las segundas, en base a
lo anterior es comprensible que gran parte del valor conferido a
los elementos probatorios se basa precisamente en la relación
de que un hecho conocido es consecuencia de otro, ello
mediante un razonamientos de probabilidad, inferido en un alto
porcentaje mediante la experiencia.
d) En cuanto a los conocimientos científicos, tienen una doble
funcionalidad puesto que, en primer lugar pueden crear por sí
mismos convicción en el Juez dada la certeza de los
fenómenos que explican en las diferentes áreas del saber
humano, ello a través de la exposición de expertos durante el
proceso y, en segundo lugar, sirven de apoyo al resolutor en
consulta de las dudas que los tres aspectos anteriores
generan, ya que la ciencia ilustra y/o explica la relación causal
establecida en los fenómenos.
Los elementos anteriormente explicados apelan “… a una
racionalidad que puede caracterizarse como la aplicación de los criterios
normales que, según las pautas culturales vigentes y los criterios de
experiencia que nos permiten fundar afirmaciones, llevan a formular
conclusiones aceptables o socialmente plausibles respecto a que algo es
probable, evidente, dudoso o cierto.”66
Destacable resulta mencionar que para Pérez Sarmiento67, la
exención de carga de prueba para el imputado no es absoluta, y en cambio,
existen tres cosas que debe probar:
a) las causales de recusación que llegase a exponer;
66
67
VÁZQUEZ ROSSI, Jorge E., Op. Cit., p. 343.
PÉREZ, SARMIENTO, Ob. Cit., p. 94.
b) las irregularidades cometidas durante el proceso (ya sea por los
funcionarios acusadores o policiales) y;
c) los hechos que funde para solicitar la nulidad en la obtención de
una fuente probatoria así como en la parcialidad de testigos o peritos,
Además habría que agregar a la lista anterior, según Cerda San
Martín68, las aseveraciones en que el imputado y su defensa planteen una
teoría del caso alternativa, lo cual podrán realizar a través de elementos de
prueba propios o sirviéndose de aquellos que fueron aportados por la
contraria.
1.10. El rol del órgano jurisdiccional con la reforma procesal.
En el sistema acusatorio existe una división de funciones del tribunal
dependiendo de la etapa procesal en que una causa penal se encuentre, es
por ello que se encuentran dos tipos de Jueces, y por ende de Tribunales
(ambos de primera instancia):
I.
Jueces de control, de instrucción, de fase preparatoria o
también denominados de garantía.- Por lo regular se trata de
órganos unipersonales que tienen competencia para conocer
de la fase preparatoria en donde tienen a su encargo velar por
las garantías constitucionales y legales de los intervinientes, de
allí su denominación como lo es el caso de Chile y de
Chihuahua.
En la tónica antes enunciada tal tribunal (conformado por varios
jueces, los que actúan en lo individual) cuentan entre otras, de
las siguientes atribuciones: el ordenar aprehensiones, cateos,
aseguramientos, incautaciones, registros de vehículos o
personas, obtención de muestras corporales, etc., actividades
que sin duda trastocan derechos y garantías constitucionales
de las personas y por tanto revisten de ciertas formalidades
previstas tanto por la constitución como por la legislación
adjetiva correspondiente.
Además de las facultades ya mencionadas, y para el caso
especifico del Estado de Chihuahua, la Ley Orgánica del Poder
Judicial del Estado69 se encarga de especificar las
delimitaciones de tales enjuiciadores, a saber y sólo por
mencionar algunas: dirigir las audiencias judiciales dentro de la
fase de investigación, decidir sobre todo aquello relacionado
68
69
CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo, Ob. Cit., p. 21.
Artículo 146 párrafo segundo y 150 Bis.
con las medidas cautelares (a excepción de las salvedades
contempladas por la ley en que también el tribunal de juicio oral
puede intervenir), resolver sobre la vinculación a proceso,
sobre las medidas alternas de terminación del proceso, del
procedimiento abreviado, la audiencia intermedia, etc.,
cuestiones sobre las que siempre existe la posibilidad de
interponer algún recurso, en lo particular el de apelación70.
II.
De juzgamiento o de tribunal de juicio oral.- A través de la
historia del sistema acusatorio adversarial han existido cuatro
tipos de este modelo de órgano judicial:
a) Juez profesional con jurado lego – Figura predominante en
los países del common law, en donde el juzgador dirige el
debate para garantizar los derechos y la igualdad de las
partes, pero quien no decide sobre la culpabilidad o
inocencia del acusado pues esta cuestión recae dentro del
ámbito de responsabilidad del jurado, los cuales no tienen
intervención durante el juicio pero es la institución que
pronuncia el referido veredicto.
Una de las desventajas de este modelo radica en que la
decisión emitida por el jurado, carece en la mayoría de las
ocasiones, de una motivación jurídica que la sustente,
además se abre la posibilidad a la arbitrariedad, la
corrupción así como para la presión social o política en la
emisión del fallo.
Debe mencionarse como otra desventaja, el alto costo que
el erario público debe asumir en aquellos lugares donde se
ha implementado este sistema, derivado de: la selección de
los integrantes del jurado, su concentración en un hotel
durante el desarrollo del proceso, el pago de sus viáticos así
como de los sueldos no devengados por días de ausencia
de sus fuentes de trabajo.
b) El juzgado unipersonal – Sistema que se encuentra cada
vez más en desuso, aunque dentro de la Ley de Justicia
Especial para Adolescentes Infractores del Estado de
Chihuahua71 se establece que aún el Tribunal que habrá de
dirigir la audiencia de debate estará conformado por un solo
juez.
70
Consúltese el numeral 414 del Código Procesal Penal para nuestra entidad federativa.
Tal como se puede advertir en todo el ordenamiento jurídico en mención, especialmente en los numerales
37, 76, 77 y 80, sólo por enunciar algunos.
71
Esto genera al menos dos consideraciones sobre las que
vale la pena reflexionar, la primera de ellas es que quizás
resulta una carga y responsabilidad desmedida tener que
presenciar y dirigir de manera solitaria la audiencia de juicio
oral, circunstancia que conlleva al siguiente punto, la
ausencia de deliberación, puesto no existen compañeros
juzgadores con quien intercambiar argumentos y opiniones
en relación al resultado del proceso. Este tipo de tribunales
aun persiste en países como Argentina y Venezuela.
c) Tribunales mixtos conformados por jueces profesionales
(abogados) y jueces legos – En los que al igual que los
juzgados de participación de ciudadanos integrantes de un
jurado, puede advertirse se encuentran propensos a
decisiones arbitrarias (desde el punto de vista estrictamente
jurídico) o poco confiables pues son más proclives a la
presión social o a la corrupción de sus miembros.
d) El tribunal colegiado de jueces profesionales – En opinión
de muchos autores (sentir con el cual se concuerda) la
forma más confiable para obtener fallos imparciales y justos,
debido a que a través de ellos se puede asegurar la
fundamentación y motivación que la ley exige en la emisión
de sus resoluciones, pues la deliberación que aquí sí
acontece permite, en mayor medida en relación a los tres
modelos anteriormente expuestos, el uso de las reglas de la
lógica, la sana crítica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicos en la valoración de la prueba
sobre los hechos sometidos a controversia.
Por mandato de la Ley Orgánica del Poder Judicial del
Estado de Chihuahua72 los tribunales de juicio en materia
penal se integrarán de esta forma, es decir, por tres jueces
quienes tienen delimitadas sus atribuciones por expresión
del artículo 150 Ter del mismo ordenamiento jurídico.
Hay que agregar en lo que a estas líneas ocupa, especificando (sin
que fuese necesario recalcarlo) que los Tribunales deben ser imparciales y
racionales en la aplicación del derecho al caso concreto, y que se faltaría a
dichos principios cuando:
a) Se dejasen de lado las normas del debido proceso;
72
Véase el guarismo 149 Bis de dicho texto legal.
b) Se olvidaran o dejaren de aplicarse los componentes de: oralidad,
publicidad,
inmediación,
continuidad,
concentración
y
contradicción;
c) Se admitieran elementos probatorios de obtención ilícita;
d) Se permitiera la incorporaran al proceso de elementos convictivos
de forma distinta a la establecida y/o permitida por la codificación
procesal;
e) Derivado de los dos puntos anteriores, se valoraran dichas
pruebas al momento de emitir sus resoluciones;
f) Finalmente, se condenare a un par sin cumplimentar la motivación
y fundamentación que toda resolución judicial exige, es decir, sin
explicar el grado de convicción allegado, sin dejar lugar a la
existencia de dudas razonables sobre la culpabilidad o inocencia
del ciudadano(s) en cuestión.
Este último punto merece especial mención, puesto que
desafortunadamente se han presenciado audiencias en que el
órgano jurisdiccional olvida, en relación al principio de publicidad,
que el proceso se encuentra orientado a la sociedad, y que el
lenguaje utilizado, aunque técnico, también debe ser entendible y
sencillo, que al ciudadano común le es ajena la terminología
jurídica, inclusive la más básica, y que existen formas más
sencillas de comunicar el sentido de las determinaciones tomadas
Como establece Rodrigo Cerda73: “Recordemos que las
instituciones deben legitimarse permanentemente ante el medio
social en que operan, han sido creadas para satisfacer
necesidades sociales de carácter permanente y en la medida que
ellas cumplan con su cometido específico, son respetadas y
valoradas por el público.”.
73
CERDA SAN MARTÍN, Rodrigo, Op. Cit., p. 62.
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