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Museo Nacional de Bellas Artes
Fachada
El Museo Nacional de Bellas Artes posee la colección sobre arte argentino más importante del país. En sus
salas podemos ver desde ejemplos precolombinos hasta arte contemporáneo. Tiene además una de las
principales colecciones en Sudamérica de arte europeo, que incluye obras del medioevo hasta el siglo XX. En
este conjunto se destaca el grupo de pintura y escultura francesa, italiana y española realizada durante el
siglo XIX. Muchas de estas obras pertenecieron a las familias de coleccionistas que decidieron donarlas,
transformándolas en patrimonio público. Esto, junto a la política de adquisiciones de la institución, permitió un
crecimiento del campo artístico nacional.
En 2011 el museo reorganizó su colección permanente, actualizando el orden de las obras en base a una
cronología que integra arte nacional con arte internacional. También cambió los colores de las paredes, la
iluminación y las referencias de los textos de sala.
Sala Arte europeo s. XII al XVI. Medieval y Renacimiento
Aquí encontramos pinturas y esculturas realizadas entre los siglos XII y XVI, lo que llamamos arte Medieval y
del Renacimiento. Todas las obras que encontramos aquí son de temática religiosa y buscaban difundir el
cristianismo. Varias de las esculturas que vemos, usualmente se ubicaban en altares y se llevaban en
procesión.
Sala Colección Hirsch
En esta sala se exhibe la colección donada por la familia Hirsch, formada mayormente por pinturas de
maestros holandeses y flamencos de los siglos XVI y XVII, pequeñas esculturas de bronce realizadas en Italia
y Flandes y un tapiz flamenco con un episodio de la Historia de Artemisia.
También podemos ver el Retrato de mujer joven, pintura al óleo realizada sobre tela. Es un retrato de busto
en el que vemos a una joven rubia perteneciente a una clase acomodada que gira su cabeza para dirigirse al
observador. La burguesía y los miembros de la nobleza eran los únicos que en esta época podían encargar la
realización de este tipo de pinturas. Como la fotografía todavía no existía, los retratos eran un medio
fundamental para dar a conocer la apariencia de una persona y preservar su memoria luego de su muerte.
De acuerdo a estudios recientes, la obra fue realizada en el entorno del taller del pintor Rembrandt van Rijn,
uno de los principales artistas del barroco holandés del siglo XVII.
Sala Arte europeo s. XVI y XVII. Manierismo y Barroco
Aquí encontramos obras de los períodos que, en la historia del arte, denominamos Manierista y Barroco. Son
pinturas y esculturas realizadas en Europa durante los siglos XVI y XVII. El catolicismo enfrentó en esos años
al movimiento protestante y esa disputa produjo importantes cambios en la producción de imágenes. Se
reúnen aquí tanto obras religiosas como seculares: paisajes y retratos de personajes de la corte como los
realizados por Frans Pourbus el Joven y Diego Velázquez.
La obra de El Greco es una escena del Nuevo Testamento: la oración de Jesús en el huerto de los olivos
antes de que fuera apresado y crucificado. Vemos a los discípulos durmiendo y a Cristo bañado por una luz
que representa al Dios Padre. Frente a Jesús un Ángel que sostiene un cáliz alude a la frase de Cristo:
“Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz; pero no se haga mi voluntad sino la tuya”.
El artista Doménikos Theotokópoulos nació en Creta en 1541 y fue conocido como El Greco (el griego). En
esta pintura vemos varios de los rasgos característicos de su obra: por un lado, grandes contrastes de color;
por otro, deformación de los personajes y el espacio en que éstos se encuentran, creando una atmósfera
extraña, casi irreal.
Sala Pintura europea s. XVIII. Rococó
En esta sala pintada de turquesa encontramos obras francesas, italianas e inglesas del siglo XVIII,
denominado Rococó. Este periodo se distinguió por el gusto por los colores luminosos, suaves y claros y por
los temas amorosos o provenientes de la mitología. En esta época comenzaron a realizarse salones y
exhibiciones de arte, los temas religiosos fueron menos recurrentes y el Estado, a través de encargos y sitios
de enseñanza como las academias, empezó a tener una mayor presencia en el ámbito artístico.
Este retrato de una mujer con su pequeño hijo y su perro, realizado por el artista francés Nicolás de
Largillière, es un buen ejemplo de arte rococó. Tanto el niño como su madre muestran la moda característica
de la época: tienen la cara maquillada con una intensa base blanca, mejillas con colorete y la boca pintada en
rojo encendido. La mujer tiene un vestido con un gran escote y luce en su cabeza un peinado recogido y
empolvado que el niño adorna con flores. El artista buscó imitar las distintas texturas de las telas que han sido
pintadas de un modo exquisito para despertar nuestros sentidos y desear poder tocarlas.
Sala Francisco de Goya y Lucientes
Aquí encontramos un conjunto de pinturas y grabados sobre metal (aguafuertes) de Francisco de Goya y
Lucientes, uno de los más importantes artistas europeos de fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX.
Goya realizó una extensa obra que incluyó pintura al fresco (sobre pared), retratos de la familia real española
y pinturas de la Guerra de la Independencia entre Francia y España. Sus series de grabados se burlaban de
las costumbres, tanto de las clases altas como de las populares, y denunciaban los desastres de la guerra.
En Incendio en un hospital vemos una gran construcción cubierta de humo y llamas y en el primer plano, un
grupo de personas. Tres de ellas llevan una camilla en la que yace boca abajo una mujer. Los personajes
están realizados mediante manchas, y decimos que tienen un carácter abocetado o sintético, ya que Goya no
se interesó por pintar los detalles y rasgos de cada uno de ellos. Esta característica, junto con los colores
oscuros que contrastan con los brillantes, dan gran emotividad a esta pintura, permitiéndonos captar el drama
de quienes están huyendo y rescatando gente del fuego.
Sala Arte francés s. XIX
Tenemos aquí reunidas algunas de las más importantes obras de arte académico francés del siglo XIX. Por
arte académico entendemos aquel que realizaban los pintores y escultores que habían estudiado en la
Academia de Bellas Artes de Francia y enviaban sus obras al Salón, una gran exposición anual de arte.
Generalmente realizaban obras en un lenguaje claro buscando que fueran lo más verosímiles posibles y
pintaban episodios importantes de la historia francesa, de la Antigüedad, relatos bíblicos o episodios de la
mitología.
El escultor francés Auguste Rodin fue un artista que se alejó de las normas de la Academia para practicar un
arte moderno que buscaba ser más inmediato y transmitir otro tipo de sensaciones. En esta sala vemos el
mármol La Tierra y la Luna y el yeso El beso, que el propio escultor regaló al MNBA en 1908. En El beso, se
muestra a una pareja fundiéndose en un abrazo amoroso. Por la dulzura de su temática y las emociones que
despierta se convirtió en una de las obras más famosas de Rodin. Existen varias versiones de ella en
terracota, mármol y bronce.
Sala Pintura europea s. XIX. Preimpresionismo
Varias pinturas de desnudos y naturalezas muertas realizadas por artistas franceses durante la segunda
mitad del siglo XIX pueblan esta sala. La más importante es La ninfa sorprendida, de Edouard Manet, uno de
los grandes renovadores del lenguaje artístico del siglo XIX. A diferencia de los pintores académicos, Manet
prestó gran atención al registro real del cuerpo pintado. Él, como otros miembros del Impresionismo, no
buscaba idealizar el desnudo ni pintar grandes temas de historia, sino que tomaba los personajes de su
pintura de la vida cotidiana y se proponía captar la luz natural en sus cambiantes configuraciones.
En este caso se trata de una mujer desnuda en medio de un paisaje. La protagonista se cubre el pecho con
una tela blanca mientras vuelve su cabeza para mirar fijamente al espectador, como si hubiera sido
sorprendida a punto de darse un baño. El collar de perlas sobre su cuello, así como las joyas que vemos en el
primer plano de la izquierda, nos dicen que no se trata de una ninfa de la mitología sino de una mujer parisina
de aquel momento. Notamos en el desnudo las marcas y las texturas de un cuerpo real, así como el rubor y
las manchas de la cara.
Sala Pintura francesa s. XIX. Impresionismo
En esta sala encontramos paisajes y retratos realizados por los llamados impresionistas y postimpresionistas,
aquellos artistas que hacia fines del siglo XIX salieron del taller al aire libre en búsqueda de nuevos temas
para su pintura y formas de captarlos de modo más inmediato. Comenzaron a innovar en las técnicas de
representación analizando el color, la forma, el encuadre, creando novedosas imágenes.
Dos de las obras más importantes que vemos aquí son Mujer del mar y Le Moulin de la Galette.
La primera fue pintada en Tahití por el francés Paul Gauguin. Se trata del desnudo de espaldas de una
bañista sentada a orillas del mar. Gauguin viajó por primera vez a Tahití en 1891 buscando un mundo
primitivo y puro que no encontraba en la sociedad parisina. Allí pintó una gran cantidad de paisajes y
personajes de las islas utilizando superficies planas y colores intensos que no se proponían captar fielmente
la realidad, sino transmitir las sensaciones subjetivas que provocaba en él esta naturaleza salvaje.
Le Moulin de la Galette fue realizado por el artista holandés Vincent Van Gogh, luego de que llegase a París
en 1886. Vemos uno de los molinos de madera que entonces se encontraban en el barrio de Montmartre,
donde vivía el propio Van Gogh, así como muchos artistas que se dirigían a París en búsqueda de formación
e inspiración. En primer plano vemos una pareja que parecen campesinos y nos hablan de este barrio
periférico de París, donde la ciudad se juntaba con el campo.
Sala Colección M. Santamarina. Escultura francesa s. XIX y XX
Podemos apreciar una cantidad importante de bronces de Auguste Rodin y de otro importantísimo escultor
francés de comienzos del siglo XX. Nos referimos a Antoine Bourdelle, quien entre 1913 y 1926 realizó el
monumento ecuestre del General Carlos María Alvear, ubicado actualmente en una plazoleta frente al Palais
de Glace de Buenos Aires. Varios de los bocetos del General a caballo y de las figuras alegóricas que
simbolizan la fuerza, la victoria o la libertad realizados para este monumento, se encuentran exhibidos en esta
sala.
Bourdelle creó varias obras inspiradas en la antigüedad griega, como por ejemplo Heracles el arquero,
realizada estudiando cuidadosamente la anatomía y el movimiento congelado del cuerpo del héroe en el
instante previo a disparar la flecha de su arco. La escultura, al igual que las de Rodin, de quien Bourdelle fue
ayudante, no intenta captar el personaje con un realismo fotográfico y permite que la mirada del observador
se deslice entre los volúmenes del cuerpo del arquero y las piedras que le sirven de sostén.
Sala Colección M. Santamarina. Pintura francesa s. XIX
Encontramos más obras de artistas impresionistas como Claude Monet y varios pasteles de otro de sus
referentes más importantes: Edgar Degas. Éste se dedicó de forma alternativa a la pintura al óleo, al dibujo y
a la escultura. Al igual que los otros impresionistas, buscó los temas de su pintura fuera del taller, en su caso
en las carreras de caballos, la ópera y el mundo del ballet, lo que le permitía captar a personajes en
movimiento. Dentro de estos temas las bailarinas fueron uno de sus asuntos más frecuentados.
Sala Arte argentino. Retratos y pintura de costumbres s.XIX
En esta sala hallamos pinturas realizadas por artistas argentinos durante la segunda mitad del siglo XIX.
Encontramos tres géneros principales: el retrato, la vista urbana y la pintura de historia, representada en las
obras de batallas de la Guerra del Paraguay o de la Triple Alianza, realizadas por el artista-soldado Cándido
López.
Durante el siglo XIX también fue relevante otro género pictórico. Nos referimos a la pintura costumbrista,
representada de modo ejemplar por Un alto en el campo, del pintor argentino Prilidiano Pueyrredón. La
composición de esta tela está organizada en torno a la carreta tirada por bueyes y al ombú y muestra todo un
repertorio de anécdotas que gauchos y damas llevan adelante en un “alto” o momento de ocio. De formato
similar y realizada el mismo año, El rodeo, que se ocupa del trabajo rural, es el contrapunto de Un alto en el
campo. Para el momento en que Pueyrredón realizó estas obras muchas de estas costumbres rurales ya
estaban cayendo en desuso, por lo que ambas pinturas fueron interpretadas como una suerte de evocación
de una vida ideal carente de conflictos proyectada sobre el entorno rural.
Sala Cándido López. Sala Arte argentino fines s. XIX
Aquí se exhiben pinturas y esculturas de artistas argentinos realizadas hacia los últimos años del siglo XIX.
Son obras de artistas como Eduardo Sívori, Ángel Della Valle o Eduardo Schiaffino, quienes no sólo
trabajaron como pintores sino también como docentes y funcionarios. Todos ellos se formaron en Europa,
pero luego volvieron a la Argentina con la misión de fomentar y crear un ambiente para las artes plásticas en
su país de origen.
Sin pan y sin trabajo es un gran cuadro al óleo que De la Cárcova realizó al regreso de su viaje de estudios en
Italia. Se trata de un cuadro de crítica social, ya que su tema es un obrero que observa por la ventana el
conflicto entre trabajadores y guardias que se desarrolla frente a una fábrica cerrada por huelga. La obra es
vista hasta el día de hoy como un símbolo de las luchas obreras.
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