universidad veracruzana facultad de filosofía la construcción del

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UNIVERSIDAD VERACRUZANA
FACULTAD DE FILOSOFÍA
MAESTRÍA EN FILOSOFÍA
LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO
MESTIZO EN LA FILOSOFÍA DE
JOSÉ VASCONCELOS
TESIS
Que para obtener el grado de
MAESTRO EN FILOSOFÍA
Presenta:
ANDROS ULISES SALDAÑA RODRÍGUEZ
Director de Tesis:
DR. JULIO QUESADA MARTÍN
XALAPA - ENRÍQUEZ, VER.
1
ENERO 2015
DEDICATORIAS
A mi madre, Lic. Leticia Rodríguez Oliva, por haberme dado ánimos,
comprensión, recursos, información y suficientes ocasiones para discutir cada
camino por el cual me ha llevado esta investigación.
A mi padre, Alfonso Saldaña, por haberme tenido la paciencia todos estos años
de formación, así como por alentarme a no apartar el camino de mi trabajo.
A mi amada Alma, por soportarme como pareja, y especialmente, por lidiar
conmigo durante esta investigación. Por su inacabable paciencia y prudencia
en cada fase de la investigación y su comprensión para todas las locuras que
requerí para escribir.
A mi querido amigo y director de tesis, Dr. Julio Quesada Martín, por haberme
instruido, orientado, ofrecido su amistad y fe, elementos que entre otras cosas,
fueron decisivos para la culminación de este trabajo.
A mi querida Mtra. Angélica Salmerón, a la cual debo haber conocido a
Vasconcelos más allá de la Raza Cósmica y del Ulises Criollo. Es a partir de
sus clases, pláticas y consejos que me he atrevido a salirme de los márgenes
para realizar una investigación sobre un autor tan comentado pero tan poco
estudiado.
A mis lectores de tesis, Dr. Jesús Turiso Sebastián y Dr. Juan Carlos Moreno
Romo, cuyos comentarios además de alentadores, han sido valorados y de
mucho provecho para finalizar de manera adecuada la investigación.
A mi hermana Andrea Saldaña Rodríguez, cuyas reflexiones desde la
psicología me permitieron ampliar el panorama de mi investigación.
A mis amigos, Lic. Alberto Díaz Díaz, a quién debo incontables preguntas,
cuestionamientos y comentarios que me permitieron ver las cosas siempre
desde otra perspectiva, completando la imagen, y a Jorge Santizo, cuya visión
como artista plástico y músico me permitió catalizar la comprensión sensible
necesaria para completar la presente investigación.
A mis queridos Hippie, que en paz descansa, Huesos, Puchi, Nena y sus
retoños, mi precioso Yúe, quienes más que mascotas, siendo miembros de la
familia, me ofrecieron su compañía y cariño incondicionales en todas esas
noches eternas de estudio.
A mis maestros de licenciatura y maestría, pues de cada una de sus
asignaturas adquirí las herramientas que me han permitido alcanzar esta meta.
A la Facultad de Filosofía de la Universidad Veracruzana, pues el ambiente de
apertura a todo tipo de temática que se justifique me ha permitido llevar a cabo
esta investigación con el apoyo institucional, la calma y tranquilidad que
2
requería. Del mismo modo a CONACYT por el apoyo económico para esta
investigación a través de la incorporación del programa de Maestría en el
PNPC.
3
LA CONSTRUCCIÓN DEL MITO MESTIZO EN LA
FILOSOFÍA DE JOSÉ VASCONCELOS
INDICE
INTRODUCCION.................................................................................................6
1.- Entendiendo a Vasconcelos: contexto de La Raza Cósmica.................11
Influencias filosóficas en el pensamiento de José Vasconcelos...............11
El pensamiento filosófico de José Vasconcelos........................................19
Metodología de trabajo..............................................................................23
La Raza Cósmica desde la perspectiva canónica.....................................28
Conclusiones del capítulo..........................................................................38
2.- Pensamiento Estético o Filosofía de la coordinación: fundamentos del
método de la coordinación.............................................................................39
Pitágoras según Vasconcelos...................................................................40
La Metafísica.............................................................................................42
La Ética......................................................................................................45
La Estética.................................................................................................48
Filosofía o método de la coordinación.......................................................55
Conclusiones del capítulo..........................................................................58
3.- Releyendo La Raza Cósmica: una eugenesia estética...........................59
Marco Biopolítico.......................................................................................59
Construcción del mito................................................................................63
La Raza Cósmica: la construcción del mito mestizo.................................70
La Raza Cósmica: dibujando el fundamento estético del mito mestizo....77
La Raza Cósmica: del mito estético a la materialización del tipo
definitivo....................................................................................................78
El mito mestizo: La Raza Cósmica como eugenesia estética...................89
Conclusiones del capítulo..........................................................................93
4
4.- Conclusiones: las implicaciones prácticas en la construcción del mito
mestizo..............................................................................................................94
Racismo y la Raza Cósmica......................................................................95
Intentos de poner en marcha el proyecto de La Raza Cósmica.............100
Vasconcelos y sus roces con el nazismo: compatibilidad de mitos........110
Conclusiones finales................................................................................120
Bibliografía.......................................................................................................124
5
INTRODUCCIÓN
Sobra decir una vez más que José Vasconcelos era definitivamente una
persona compleja, tanto intelectual como socialmente, y mucha de esa
complejidad (si no es que capacidad de dispersión de su atención en múltiples
temas) la trasladó también a sus actividades. Se le conoce mucho como
educador, político, pensador, escritor, viajero, crítico entre otras cosas, pero
muy poco como filósofo. Dicho dato sí es mencionado pero poco se estudia
realmente su aportación en materia filosófica, mucho menos en cuanto a
Metafísica se refiere, y sólo se analiza superficialmente su trabajo político, sin
embargo no se detalla su propuesta desde la filosofía política o qué tanto su
filosofía permea su política o viceversa.
No estamos en cero en cuanto a los trabajos que indagan sobre
Vasconcelos. Prueba de ello son, entre otros trabajos los apartados que Luis
Garrido dedica al pensamiento filosófico de Vasconcelos en su texto sobre el
autor, el cual además es parte del soporte bibliográfico del presente trabajo.
Aunque son excelentes en cuanto al estudio de las obras, a la precisión del
análisis y a la síntesis de la propuesta vasconceliana, dejan bastantes
incógnitas y no alcanzan a mostrar al lector todo lo que Vasconcelos ha
propuesto y puesto en juego en su sistema filosófico; Garrido apenas da un
rasguño a la obra.
Es por ello que el presente trabajo ha tenido que sortear una serie de
retos, desde lo más concreto como la obtención de textos tanto del autor como
sobre él, hasta el esfuerzo por comprender una propuesta bastante extensa,
complicada, y relacionada con todas sus partes.
Tomando en cuenta lo limitado del estudio de la
propuesta
vasconceliana desde la filosofía política, es que presentamos este trabajo como
resultado de una investigación que ha tenido que avanzar en varias etapas y en
senderos que desde el inicio nunca habríamos imaginado, para poder
condensar de manera ordenada y muy sintética una propuesta que supera aún
todas las páginas que el propio Vasconcelos habría podido escribir.
6
Aunado a esto, tenemos la problemática concreta de mostrar porqué el
texto de la Raza Cósmica es un texto que debe ser tratado desde la biopolítica,
o de una manera más explícita, afirmamos que la propuesta de Raza Cósmica
es un pensamiento político racista y jerarquizante, cuyo soporte filosófico radica
en la teoría estética del autor y, por ello el presente trabajo reconstruye y hace
evidentes los fundamentos de una eugenesia estética oculta dentro del
proyecto educativo y sociocultural con el que el maestro pretendió inspirar al
mundo. Con lo anterior no pretendemos dañar la imagen de José Vasconcelos
dentro del canon histórico sino explorar algo que parece haber estado oculto a
la vista de todos. Sirve así este texto primero para introducir al lector a un
pensamiento que pretende la comprensión absoluta del universo partiendo de
la finitud del hombre, y en segundo, para explorar un episodio poco
mencionado en el desarrollo intelectual y la maduración del pensamiento de un
prolífico autor como José Vasconcelos.
El lector encontrará que el presente trabajo se estructura en cuatro
capítulos, cada uno subdividido a su vez en apartados relacionados al tema
principal. Esto con la intención de recuperar el procedimiento vasconceliano,
donde se ofrecen los fragmentos de un problema para recuperarlos
posteriormente y de manera sintética en conclusiones que ofrezcan una
imagen completa del hecho descubierto la cual a su vez siempre es una
imagen discutible, un resultado siempre abierto, siempre perfectible en tanto
que se pueda agregar nueva información.
Siendo
procedemos
esta la
pues
metodología adoptada del
ofreciendo
al
lector
en
el
propio Vasconcelos,
capítulo
primero
una
contextualización de la obra del autor que nos ocupa. El lector encontrará cinco
apartados, donde el primero es una breve mención de las influencias más
evidentes de las cuales Vasconcelos alimentó su pensamiento; acto seguido en
el segundo apartado ofreceremos una caracterización general del pensamiento
vasconceliano como Filosofía de la coordinación; Posteriormente en el tercer
apartado ofrecemos una reconstrucción de la metodología vasconceliana, la
cual permite la comprensión tanto del camino que el autor sigue para la
aplicación política de su pensamiento filosófico, como de la estructura general
de la presente investigación; en el cuarto apartado daremos una lectura general
7
de La Raza Cósmica para comprenderla desde una perspectiva canónica.
Finalmente, cierra un capítulo con un apartado de las conclusiones de lo visto
hasta ese punto y que permitan pasar al segundo.
El segundo capítulo trata en específico sobre el pensamiento estético de
José Vasconcelos, comprendido sintéticamente desde sus tres obras filosóficas
fuertes, las cuales son Metafísica, Ética y Estética. A cada obra se le dedica un
apartado de este capítulo, incluyendo además un primer apartado dedicado a
las influencias pitagóricas en el pensamiento vasconceliano. El quinto apartado
de este capítulo corresponde tanto a la obra Todología, donde se sintetiza tanto
el método de la coordinación como los resultados de su propuesta filosófica. El
capítulo cierra con las conclusiones parciales de la investigación hasta este
punto, que permiten dar el paso a los capítulos 3 y 4, donde se analiza
políticamente el proyecto vasconceliano.
Antes de avanzar, es necesario indicar que el segundo capítulo será de
especial atención para el lector, pues independientemente de estar a favor o en
contra de las ideas políticas de Vasconcelos, encontrará una síntesis pertinente
de su pensamiento filosófico, en donde se muestra cómo opera dicho proceder
intelectual y cómo lleva a cierta percepción del universo en su totalidad. Este
tema
es
crucial
pues
sólo
comprendiendo
la
percepción
filosófica
omniabarcante y estética del universo desde la perspectiva vasconceliana, es
como podemos tener acceso a una interpretación mucho más completa y clara
de lo que es la Raza Cósmica.
Una vez que el lector ya cuenta con los fragmentos del contexto
vasconceliano y el suficiente conocimiento del pensamiento estético, se le
ofrece en un tercer capítulo la contextualización biopolítica de la propuesta, de
la mano de Roberto Espósito. Esta visión es crucial para comprender el
resultado eugenésico del espíritu nacionalista de José Vasconcelos, y cómo
este requiere de un fundamento estético para funcionar de manera concreta.
Además, ofrecemos un segundo apartado que condensa la esquematización de
Phillippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy en relación a lo que ellos llaman
el mito nazi. Este esquema nos servirá para comparar la construcción del mito
nazi con lo que hemos denominado en la investigación como el mito mestizo.
8
Con todos los fragmentos puestos en la mesa, es como ofrecemos del tercer al
quinto apartado del tercer capítulo una relectura de la Raza Cósmica como una
eugenesia estética, fundamentada en el pensamiento estético de la Filosofía
vasconceliana. Cerramos con las conclusiones parciales de la investigación
hasta el capítulo tres, como lo hemos hecho en los dos capítulos anteriores.
Posteriormente, en el cuarto y último capítulo, trataremos el problema
concreto del tipo de racismo que propone la Raza Cósmica además de algunas
de las evidencias extraídas de los propios discursos de Vasconcelos, que
prueban que intentó llevar a cabo su propuesta. Sumado al intento de concretar
su visión desde la educación, revisamos también su simpatía con el
nacionalsocialismo alemán. Si bien ya ha salido poco a poco a flote el tema del
nazismo vasconceliano, trataremos este tema desde la claridad que ofrece la
evidencia, pues no pretendemos dañar la imagen del autor, sino sacar la
espina que incomoda cualquier investigación sobre la obra general de
Vasconcelos o aspectos de esta, como lo es en este caso su propuesta
filosófica. Al final de este capítulo, ofreceremos las conclusiones últimas de
esta investigación, la cual no termina en este trabajo, sino que apenas inicia, y
esperemos, despierte una curiosidad tan o más vasta que la obra del maestro
Vasconcelos.
Si para algunos lectores la bibliografía podría parecer escasa, esto ha
sido por un lado por la dificultad de encontrar trabajos que en específico
refieran al pensamiento filosófico y que además, traten con suficiente
objetividad o detalle los aspectos de su filosofía. Por otro lado, dada la carencia
de trabajos al respecto, hemos procedido a realizar esta investigación en su
mayoría desde los textos mismos del autor, detalle que consideramos permite
al lector tener un contacto más directo con el pensamiento de José
Vasconcelos. Del mismo modo, indicamos que en algunos capítulos, el número
de citas podría parecer excesivo, sin embargo, ha sido necesario para mostrar
suficiente
evidencia,
desde
los
textos
mismo,
que
soporte
nuestra
interpretación de la obra de Vasconcelos.
Pedimos al lector su apertura para no juzgar apresuradamente, ni
descartar la totalidad del pensamiento y propuesta vasconceliana por las
9
implicaciones políticas de su trabajo, pues su ejercicio y propuesta política es
apenas un pequeño fragmento de la totalidad de una teoría que lejos de ser
desechada, requiere revisión y actualización como herramienta de comprensión
de los procesos de mestizaje tanto históricos como actuales, y no sólo en
aspectos biológicos o sociales, sino políticos, culturales e intelectuales, donde
la
complejidad
de
las
dinámicas
implica
buscar
perspectiva
desde
pensamientos distintos para conseguir una perspectiva más completa sobre los
temas problemáticos a tratar.
10
ENTENDIENDO A VASCONCELOS: CONTEXTO DE LA RAZA CÓSMICA
La obra de Vasconcelos es enorme en cuestión de publicaciones, siendo
el Ulises Criollo de lo más conocido mientras que su filosofía resulta lo menos
citado y trabajado. A pesar de esto, nos ha sido posible encontrar algunos
autores que ofrezcan estudios generales pertinentes sobre el pensamiento
filosófico de Vasconcelos, de los cuales nos valemos a fin de tener un primer
acercamiento con su pensamiento y un camino a través del cual adentrarnos.
Por lo anterior hemos considerado para este primer capítulo entregar la
información en el siguiente orden: en el apartado 1.1 de manera general
ofreceremos un breve marco contextual donde situar el pensamiento del autor,
donde grosso modo se señalan las influencias de otros pensadores en el
trabajo del oaxaqueño, con la intención de situar al lector en el tipo de filosofía
que Vasconcelos plantea. Después de las influencias, en el apartado 1.2
tendremos una breve caracterización del pensamiento de José Vasconcelos
como Todología o Filosofía de la coordinación, para entender en qué consiste y
poder dar paso al apartado 1.3, donde revisaremos la metodología concreta
con la que él trabaja y que podemos reconstruir a partir de la manera que
desarrolla sus textos. Este apartado nos presenta especial importancia pues es
en parte el camino en el cual nos hemos basado para reconstruir los capítulos
posteriores de la presente investigación. Para finalizar el contenido de este
primer capítulo, en el apartado 1.4 haremos una aproximación general a lo que
podría ser una interpretación generalmente aceptada del texto La Raza
Cósmica, abonando el mismo con las conferencias de Chicago recopiladas en
La otra raza cósmica, de reciente traducción. Esto nos servirá posteriormente
para contrastar dicha interpretación de La Raza Cósmica con la que ofrece
como resultado nuestra investigación.
Influencias en el pensamiento de José Vasconcelos.
Si pretendemos enumerar a todo autor que recibe mención tanto textual
como de su pensamiento, o simplemente, a los autores con los cuales se nota
11
cierto aire de familia en la obra de José Vasconcelos entonces nuestra tarea
resultaría interminable, debido a la voracidad con la que éste consumía textos
de todo tipo, no sólo por su gusto personal sino para incorporarlos
inmediatamente a los trabajos que en cada etapa de su obra le ocuparon en su
afán de coordinar la realidad en su Totalidad. Sin embargo ciertos autores son
además de recurrentes piezas claves para la comprensión de su propuesta
filosófica, y en concreto, para el abordaje del pensamiento estético que
haremos en apartados posteriores. Pasemos pues a repasar a los autores que
hemos detectado que resultan imprescindibles para comprender al oaxaqueño.
Son tanto las figuras del canon de la historia de la Filosofía como
también contemporáneas a Vasconcelos las que ayudaron a dar forma a su
pensamiento. Según el mapa que dibuja el Doctor Feliciano Hernández Cruz1
sobre la constitución del pensamiento de Vasconcelos, figura en principio la
interacción directa de nuestro autor con personajes como Henríquez Ureña,
Antonio Caso, Enrique González Martínez, Genaro Estrada, Carlos Pellicer,
Diego Rivera, Martín Luis Guzmán y Julio Torri, los cuáles dentro del grupo del
Ateneo de la Juventud realizan sesiones de lectura y discusión sobre los
irracionalistas.2
Seguido
del
grupo
con
el
que
Vasconcelos
interactuaba
intelectualmente, tenemos las figuras del canon que repercuten directamente
en su pensamiento, es decir, los autores de los que él toma, comparte y se
nutre para la construcción de su propuesta.
La primera figura canónica de la que Vasconcelos toma rasgos
importantes para su filosofía es Pitágoras. En el texto del mismo nombre,
Vasconcelos analiza y comienza a proponer un Pitágoras no matemático, sino
musical, y es a partir de esa música numérica que comienza a desarrollar una
teoría del ritmo como energía rectora del cosmos. Sobre Pitágoras dice
Vasconcelos:
1
Originario de Límbano Balndín, Macuspana, Tabasco. Doctor en Filosofía. Investigador del
Centro de Investigaciones de las Bellas Artes de la Normal Superior del Estado de Tabasco, de
la Universidad Popular de la Chontalpa y docente del Seminario Mayor Diocesano de Tabasco,
México.
2
Véase Feliciano Hernández Cruz, La filosofía humanista de José Vasconcelos, (Espacio
Latino, Uruguay)
http://letras-uruguay.espaciolatino.com/aaa/hernandez_cruz_feliciano/la_
filosofia_humanista.htm. (consultada el 24 de septiembre de 2014)
12
La materia posee una voz que repercute en las almas; no
siempre es muda su expresión misteriosa. […] ¿cuál es el orden
necesario al sonido para sernos simpático?. Así debe haberse
preguntado mientras investigaba… […] Al descubrir en todo una
energía interna desarrollándose como música, debe haberse dicho:
cierto ritmo está en la esencia de todas las cosas.
Continuando entonces sus investigaciones, descubre en
seguida que el ritmo o proceso que nos causa goce se encuentra
realizado a perfección en la serie de los sonidos de la escala musical.
Analizando esos sonidos descubre que existe entre ellos una
constancia de relaciones numéricas, y así es como, partiendo de una
experiencia meramente estética, llega a meditar por primera vez en
la naturaleza del número.3
Para Vasconcelos, Pitágoras “usa del número como de un símbolo que expresa
el movimiento rítmico que él ha encontrado en las cosas”4. Detecta un acierto
en la identificación del ritmo con el número, y parte de ello para dar una
fundamentación racional a la experiencia estética que posteriormente le servirá
para regir su concepción del universo:
No niego que la experiencia descubre que la ley estética de
los sonidos sigue una necesaria relación matemática; por ejemplo, la
relación entre los sonidos de la acción es una relación simple, se
pueden expresar en tal o cual forma numérica regular; pero esto sólo
indica y descubre cómo tiene que ordenarse lo externo para
causarnos goce y fundirse en nosotros. 5
Es en el ritmo pitagórico donde Vasconcelos encuentra encriptadas las
indicaciones estéticas que al espíritu le dictan cómo coordinar la Totalidad.
El segundo personaje canónico a mencionar es Platón, de quién
Vasconcelos primero va a interpretar a conveniencia el mito de la Atlántida para
situar a Iberoamérica geográficamente sobre los restos del continente perdido:
“a medida que las investigaciones progresan, se afirma la hipótesis de la
Atlántida, como cuna de una civilización que hace millares de años floreció en
el continente desaparecido y en parte de lo que es hoy América”.6 Además de
pretender aires de familia con la mítica ciudad, Vasconcelos propone jerarquías
sociales utópicas similares a las jerarquías descritas en La República:
Dicha ley del gusto, como norma de las relaciones humanas,
la hemos enunciado en diversas ocasiones con el nombre de la ley
3
José Vasconcelos, Pitágoras en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1959), 39-40.
4
Ibíd., 40.
5
Ibíd., 59.
6
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 3.
13
de los tres estados sociales, definidos, no a la manera cotidiana, sino
con una comprensión más vasta. Los tres estados que esta ley
señala son: el material o guerrero, el intelectual o político y el
espiritual o estético. Los tres estados representan un proceso que
gradualmente nos va libertando del imperio de la necesidad, y poco a
poco va sometiendo la vida entera a las normas superiores del
sentimiento y de la fantasía.7
Del mismo modo que para Platón la justicia se manifiesta en una polis donde la
armonía rige la proporción correcta de templanza, valor y sabiduría, para
Vasconcelos el Estado Estético en el cual la Raza Cósmica funciona como un
mestizaje perfecto se da en tanto que estos tres estados que describe se
relacionen y funcionen en la adecuada proporción.
Veamos ahora la influencia de Plotino. En principio, detectamos rasgos
plotinianos en la medida en que Vasconcelos percibe un proceso de
perfeccionamiento constante, siempre a futuro, donde el alejamiento de los
vicios y la tendencia al bien supremo habrá de llevar poco a poco a ese estado
ideal y utópico que propone en la Raza Cósmica, en un proceso semejante a la
necesidad de recobrar la cercanía con lo Uno como la pensaba Plotino. Sin
embargo, Vasconcelos pretende un fin político y social directo:
Muchos obstáculos se oponen al plan del espíritu, pero son
obstáculos comunes a todo progreso. Desde luego ocurre objetar
que, ¿cómo se van a unir en concordia las distintas razas si ni
siquiera los hijos de una misma estirpe pueden vivir en paz y alegría
dentro del régimen económico y social que hoy oprime a los
hombres? Pero tal estado de los ánimos tendrá que cambiar
rápidamente. Las tendencias todas del futuro se entrelazan en la
actualidad: mendelismo en biología, socialismo en el gobierno,
simpatía creciente en las almas, progreso generalizado y aparición
de la quinta raza que llenará el planeta, con los triunfos de la primera
cultura verdaderamente universal, verdaderamente cósmica.8
Tal como Plotino, Vasconcelos ve una dimensión ideal que sólo se alcanza en
el futuro, pero sólo a través de un proceso que se adapte a valores superiores.
Concordamos con el Dr. Hernández cuando señala que para Vasconcelos es
necesario que los valores se adapten a fines superiores, pero además, a una
trascendencia, al acercamiento con lo Absoluto. 9 Vasconcelos dice en la
7
Ibíd., 23.
Ibíd., 34-35.
9
Hernández indica así: “El valor de las cosas depende de su adaptabilidad a nuestros fines
superiores, y en consecuencia no hay cosas buenas o malas en sí. La escala de valores se
8
14
Estética: “el esfuerzo del pensador científico, parecido al de Plotino, consiste en
ligar la modalidad de lo físico y la modalidad de lo anímico, respetando la
cadena de las relaciones y los subordinamientos. Es este mismo mi camino”10.
En el mapa de Hernández es Plotino el que ha influenciado a
Vasconcelos en la construcción de valores éticos, debido a la creencia del
proceso de perfeccionamiento permanente que tiende a lo divino. Siendo
Vasconcelos católico, o mejor dicho, cristiano, es natural para Hernández que
recurra a Plotino. Sobre ello indica:
Este hecho se aprecia en un texto de Vasconcelos en el cual
valoraba profundamente la filosofía de los primeros filósofos
cristianos, que tributaron ideas a la conformación del cristianismo,
como Plotino o Séneca. En su libro Estudios indostánicos (1921)
sobre sus reflexiones de la filosofía de la India, considera a Plotino
como el filósofo más grande de todos los tiempos.
Vasconcelos, siguiendo las ideas del pensamiento de Plotino,
parte del criterio de que todas las cosas que existen en el mundo se
van depurando en un proceso permanente de perfeccionamiento
hacia la divinidad.11
Prosiguiendo en la mención de los autores canónicos que ayudan a formar el
pensamiento de Vasconcelos es el turno de de Bergson. El Dr. Hernández Cruz
señala:
Los temas de la filosofía de Bergson están presentes con
fuerza en la filosofía de Vasconcelos, particularmente con su
Estética. Hay una acuciante analogía tanto en el texto como en el
espíritu general en que se expresa. La concepción de la evolución
creadora, con primacía casi absoluta de lo espiritual, está en la
filosofía del Maestro Vasconcelos. Igualmente el intuicionismo, donde
la intuición tiene prioridad respecto al intelecto o la razón.
En Vasconcelos, si bien es menos radical que Bergson, el a
priori estético deviene como proceso intuitivo. Por eso en la tesis se
señala: El Monismo Estético de Vasconcelos se fundamenta en tres
principios: la belleza, la emoción estética y el universo.12
determina por el mayor o menor acercamiento que tengamos con el Absoluto. Según
Vasconcelos la ley moral y el deber están por encima de todo lo accidental humano.”
Feliciano Hernández Cruz, Presupuestos teóricos del sistema filosófico de José Vasconcelos,
http://www.monografias.com/trabajos89/presupuestos-teoricos-sistema-filosoficovasconcelos/presupuestos-teoricos-sistema-filosofico-vasconcelos.shtml (consultada el 26 de
septiembre de 2014)
10
José Vasconcelos, Estética en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1959), 1128.
11
Feliciano Hernández Cruz, op. cit., p.3.
12
Ibíd.
15
Complementando el mapa del Dr. Hernández, hay que mencionar la fuerte
influencia que percibimos de Bergson en el texto La Revulsión de la Energía de
1924, donde José Vasconcelos retoma la importancia de la intuición y el
comportamiento de la energía como antesala de la propuesta filosófica
contenida en los libros Ética, Metafísica y Estética:
La percepción inteligente nos da los hechos y las leyes del
mundo físico, y el órgano metafísico nos descubre las relaciones de
esos mundos, con las leyes y existencias de otras zonas de la
existencia. La percepción no subliminal, sino superliminal y
supracientífica nos revela que hay en el Universo, junto a los
procesos ordinarios de la evolución, o dentro de esos mismos
procesos, una repetida aparición de cambios bruscos reversiones,
escapes o revulsiones de la fuerza. Cambios de sentido que no
representan una progresión de los sucesos anteriores, ni una
variante, sino una transformación radical del proceso; una revulsión
de la fuerza. Uso la palabra revulsión para indicar un cambio de
sentido de la trayectoria de la energía, cambio en que la línea del
movimiento no se quiebra ni se desvía, ni se interrumpe, ni se
detiene, sino que vuelve sobre sí misma, y asciende en espiral, como
la gota que sube desde el fondo de un vaso cuyo líquido se ha
13
revuelto intensamente.
Es de vital importancia el pensamiento de Bergson, pues la intuición y la elan
vital son fundamentales para la propuesta del monismo estético. Al igual que
para Bergson, para Vasconcelos la energía no responde a un proceso
teleológico cerrado y finito, sino que habrá de continuar indefinidamente. La
energía y su movimiento rítmico en Vasconcelos no aparecen predeterminado
o regido por una finalidad última, sino que el proceso es abierto, constante y
permanente, en constante movimiento. Cerrando con Bergson, nuevamente
nos apoya Hernández:
Debe destacarse, además, las coincidencias de ambos
pensadores idealistas en cuanto a su visión religiosa cristiana del
hombre, la sobrevaloración de la intuición sobre el intelecto, al
impulsar la idea de dos corrientes opuestas: la materia inerte frente
a la vida orgánica, de modo semejante a como el impulso vital se
esfuerza por conseguir la libre acción creadora. Libre acción
creadora devenida como intuición espiritual y como espíritu
sintetizador, que permite que la realidad se haga transparente al
hombre. El a priori estético de Vasconcelos, si lo analizamos
detenidamente, se funda en esto.14
13
José Vasconcelos, La Revulsión de la Energía en Obras Completas tomo III (México,
Libreros Mexicanos Unidos, 1959), 364.
14
Feliciano Hernández Cruz, op. cit.
16
El siguiente en la lista es Nietzsche, quien deja una huella demasiado difícil de
omitir, sobre todo en el texto de La Metafísica. Para Vasconcelos, lo apolíneo
se relaciona directamente con la belleza, y lo dionisíaco con la emoción
estética, siendo la interacción de estos lo que lleva a una síntesis que permite
la experiencia mística de la Totalidad. No es posible experimentar la mística sin
lo apolíneo ni lo dionisíaco:
[…] el sentido de la belleza es el más libre y el más profundo
de los tres; y se desarrolla también en tres ordeñes: apolíneo,
dionisíaco, místico: es decir, arte, drama, religión. Con lo más vivo y
más puro de la energía y más allá de la voluntad misma, se engendra
una nueva existencia en que las cosas y los ánimos aparecen
libertados y realizándose en el Todo. Cuando la analicemos más
cabalmente en la Estética, veremos cómo la existencia postvoluntaria
recibe en su seno todo el contenido de las otras realidades; pero
para trasmutarlas y para crear un devenir que se sobrepone a todas
las demás corrientes del mundo.15
Necesita Vasconcelos ambas fuerzas para generar la interacción entre la razón
y la pasión, entre lo bello que se puede razonar y lo bello que se puede
experimentar. No es accidente o coincidencia que identifique lo Apolíneo al
arte, que supone un conocimiento, un modo técnico de ejercerlo y, lo
Dionisíaco con el drama, que implica para su ejecución una capacidad
emocional. Sin embargo sólo la síntesis de ambas experiencias permite
alcanzar la mística, que en Vasconcelos es religiosa.
Si Vasconcelos relaciona lo místico con lo religioso, lo cual a su vez es el
resultado sintético de lo Apolíneo y Dionisíaco, es porque en la religión hay
tanto una metodología, una serie de reglas y un orden notorio, como también
una experiencia emocional que excede a ambas fuerzas las cuales son
necesarias interactuando para alcanzar la experiencia mística. El Dr.
Hernández al respecto indica:
Es un acercamiento a lo perfecto, y en eso coincide en parte,
también, con las tesis nietzscheanas de que en la vida hay una
especie de lucha entre lo apolíneo y lo dionisíaco como dos fuerzas
que se enfrentan. Pero a diferencia de Nietzsche, quien estimula
posiciones más caotizantes e irracionales, en Vasconcelos hay como
15
José Vasconcelos, Tratado de Metafísica en Obras Completas tomo III (México, Libreros
Mexicanos Unidos, 1959), 473.
17
una especie de teleologismo de la historia, permeado de sentido
cultural.16
El sexto autor a mencionar es Hegel, en este caso como una influencia
negativa, ya que Vasconcelos se encuentra en oposición directa contra el
sistema hegeliano debido a que este se encuentra cerrado en su dinámica
dialéctica. Para Vasconcelos el sistema hegeliano no permite nada fuera de lo
que el propio sistema establece, no permite ni novedad ni disolución;
Vasconcelos busca evitar caer en una dialéctica cerrada e inmutable donde
todo ya está explicado, ofreciendo en cambio una explicación de la dinámica de
lo real a través de un proceso abierto, siempre tendiendo a una perfección
ateleológica, obviamente, derivado de los pensamientos de los autores que
hemos mencionado previamente; requiere de libertad para que la energía se
desplace sin restricción en un proceso de perfectibilidad eterno ateleológico:
De tal suerte siempre he concebido las filosofías creadoras
como una especie de superpoemas y al mero dialéctico lo veo como
deben ver los poetas a los gramáticos. No podemos prescindir ni de
unos ni de otros, pero oración y discurso deben convertirse a la
postre en resorte que impele al tránsito; a la serie de tránsitos de la
conciencia. A la hora en que el ser se descubre a sí propio, la
palabra, el concepto, se quedan atrás, se olvidan; […]. Así el propio
pensar es mecanismo, impulso que lleva a la esencia. Todo lo que en
la creación parece inerte, cobra de pronto vida si sopla el espíritu y
las mismas cosas reales; pero con mayor razón lo que es producto
de mente, se anima y construye: así se produce en filosofía la
dinámica de lo verbal, el poder del discurso que se inicia como
enumeración, se estructura como silogismo y finalmente estalla en
esplendores de gloriosa revelación. En estos sortilegios, la música de
las ideas suele ser más creadora que la música de los sonidos;
taumaturgia suprema para la conquista de la conciencia y la plenitud.
Y es plenitud la inmersión en el nexo de las corrientes del mundo.17
Para Vasconcelos, Hegel aunque necesario es insuficiente, pues deja de lado
el irracionalismo; el tránsito de la consciencia del que habla Vasconcelos es un
tránsito constante, muy lejos de quedar cerrado en un sistema que ya tiene
todo explicado.
Hay para Vasconcelos una necesidad de trascender la Razón pero no
omitirla. No cae en un irracionalismo, pues no pretende ignorar o acabar con el
pensamiento racional. Por el contrario ve la necesidad de éste, y en su obra
16
17
Feliciano Hernández Cruz, op. cit.
José Vasconcelos, op. cit., 392-393.
18
revisa lo que él piensa son ciclos en los estadios del pensamiento que avanzan
del empirismo y pragmatismo, a sistemas “del entendimiento” que terminan por
dar forma a las grandes elaboraciones metafísicas. En las tres (empirismo,
pragmatismo y metafísica), la Razón juega papeles importantes pero en todos,
y sobre todo en los metafísicos, la intuición, imaginación y mística junto con el
elemento racional quedan engarzadas, y según sea el tipo de sistema,
aparecen y funcionan en mayor o menor proporción, dependiendo de cada
propuesta.
El reto es hacer filosofía trascendiendo a la Razón, pues nuestro autor
ve la cúspide del pensamiento en la mística. Como veíamos en la mención al
pensamiento nietzscheano, lo Apolíneo es una parte determinante, necesaria,
pero no lo es todo, es necesario llegar a lo místico.
De este recorrido por las influencias en el pensamiento de Vasconcelos,
queremos hacer notorio el hecho de que los rasgos de una mística pitagórica
fundada en el ritmo, el orden racional de una república utópica perfecta, la
tendencia a la perfección constante así como un proceso energético dinámico
que no está delimitado por la teleología, la interacción de lo Apolíneo y lo
Dionisíaco, entre otros rasgos, son elementos que favorecen para comprender
la propuesta de Vasconcelos en oposición a la dialéctica hegeliana en donde
todo está dado por la Razón y contra un positivismo que no da importancia a la
mística que tanto fascinó al autor.
Los principios y conceptos mencionados en el párrafo anterior, servirán
tanto para comprender cómo opera el pensamiento vasconceliano en tanto
filosofía de la coordinación, tema que abordaremos en el capítulo 2 del
presente trabajo, así como para comprender las influencias filosóficas que le
llevan a plantear su propuesta política de la forma en que aparece en la Raza
Cósmica.
El pensamiento filosófico de José Vasconcelos
El pensamiento de José Vasconcelos, es complejo y difícil de seguir. En
parte, por la gran cantidad de temas a los que dedicó su pluma como por su
modo de escribir, el cual en algunos puntos parece más poético y profético que
19
científico, en los términos en los que comúnmente entendemos los textos
filosóficos y científicos. Sin embargo, para fines de la presente investigación,
ofreceremos un resumen sintético que permita comprender cómo este
pensador entendía su tarea filosófica, en aras de que el lector cuente con las
herramientas suficientes para la comprensión de los capítulos posteriores. Es
por ello que este apartado se dedica a dibujar de manera general su propuesta
filosófica.
Para Vasconcelos, la Filosofía y la Vida están íntimamente relacionadas.
La insistencia de su sistema es generar un conocimiento que incluya tanto lo
que la ciencia exige en términos de objetividad, como también poder incluir los
rasgos propios de la irracionalidad. Básicamente, no dejar de lado la vida
cuando hacemos ciencia, tomando en cuenta que en la propia vida entran
aspectos fundamentales como la mística, que él ve en la religión. Para
comprender lo anterior, procedamos pues, en comprender la propuesta:
El problema se aparece entonces con extraordinaria claridad:
la dialéctica es una especie de pentagrama relativamente fijo,
indispensable para dar colocación y valor a las notas, pero en sí
mismo meramente formal y vacío; la ley moral sería esa suerte de
disciplina que integra el sonido musical, negando valor a los sones
que no alcanzan cierta altura o cierto timbre; ética simplemente
constructora de valores, pero la verdadera expresión y plenitud del
sonido sólo se revela en los temas y se complementa en los
conjuntos: tal es la estética.18
Vasconcelos ve su texto Todología como la culminación de su tarea, pues en
dicho tomo ofrece una síntesis de un pensamiento que ha requerido diversos
pasos evolutivos y temáticos para poder madurar al punto de poder darle un
nombre: “el proceso de toda la obra se aclara en el presente volumen, según
los capítulos dedicados a lo que he llamado: Método de la Coordinación. La
verdad es concebida en ellos, como un acorde musical, más bien que como un
acuerdo lógico, por eso se afirma que pensar es coordinar.” 19 Con esa
definición en mente, podemos comprender el proyecto de manera general.
Lo que busca de manera general el sistema vasconceliano es armonizar
de manera sintética la totalidad de lo real, es decir, comprender y aceptar que
18
Ibíd., 400.
José Vasconcelos, Todología en Obras Completas tomo IV (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1961), 819.
19
20
la realidad se compone de elementos fragmentados, los cuáles, el Filósofo,
haciendo uso de sus capacidades intelectuales, su sensibilidad emocional
manifiesta en su capacidad artística, y en su sensibilidad mística, deberá
coordinar, es decir, pensar como un todo uniforme, como un gran
rompecabezas que sólo el filósofo que ha transitado por las tres etapas del
pensamiento puede reconstruir. El término “sistema”, como Vasconcelos lo
entendía es como una construcción de sentido que se encuentra en
modificación constante, más que de una deducción lógica en el sentido
canónico.
Para Vasconcelos, lo importante es “explicar el mundo conforme al más
alto juicio: el juicio estético.”20 El a priori estético, definido de manera sintética,
queda caracterizado por el Dr. Trejo Villalobos de la siguiente manera:
a) la imagen, b) el ritmo, la melodía y la armonía, en tanto
elementos del conocimiento emotivo o un conocimiento artístico de la
realidad, a diferencia del conocimiento intelectual y empírico de la
misma, c) lo apolíneo, lo dionisiaco y lo místico, en tanto que
categorías de la belleza, d) los valores estéticos y e) los cinco
sentidos pre-estéticos.21
El a priori estético según Vasconcelos, es un método que le permite proponer
un sistema donde el conocimiento sobre la totalidad de lo real quede unido en
un flujo que genere conocimiento con sus respectivas leyes, siendo su estética
una propuesta epistémica más que un pensamiento de lo bello, en un afán de
explicar no sólo los hechos en el mundo, sino la conjunción entre lo cambiante
y lo constante, es decir, los múltiples cambios y combinaciones de la totalidad
de los fragmentos en el universo:
La sustancia del ser, el ser emocional que la mística siempre
ha descubierto como eje y esencia de la realidad se mueve, se
descompone, se relaciona con sus afines en forma, no dialéctica,
sino tal y como los diferentes temas de la sinfonía, conforme a ley
más bien emocional.22
20
Luis Garrido, José Vasconcelos (México, Instituto de Investigaciones Sociales de la
Universidad Nacional, 1963), 79.
21
Raúl Trejo Villalobos, “Nociones científicas en el pensamiento filosófico de José
Vasconcelos,” El Catoblepas 119 (enero 2012) 13. http://www.nodulo.org/ec/2012/n119p13.htm
(consultada el 26 de septiembre de 2014).
22
José Vasconcelos, Tratado de Metafísica en Obras Completas tomo III (México, Libreros
Mexicanos Unidos, 1959), 400.
21
Para lograr esta coordinación, en las obras de Vasconcelos encontramos una
constante, que con consiste en encontrar los conceptos en grupos de tres, los
cuales reciben tratamiento y explicación, esto para ser congruente con su
propuesta sintética, la cual abordaremos con más detalle en el siguiente
apartado. Dichas constantes las hemos reconstruido a partir de la obra, y de la
investigación de Garrido en la cual nos apoyamos para el presente apartado.
Para mostrar de manera ordenada dicha constante ofrecemos la siguiente
tabla:
ESTADOS
REFERENCIA
Ritmo
Melodía
Armonía
Sensorial
Intelectual
Emocional
Sensibilidad Inteligencia
Emoción
Movimiento Movimiento Movimiento
Uniforme Intencionado Creativo
23
Devenir
Tesis
Concretud
Hacer
Lo
Dionisíaco
Ética
Ciencia
24
25
26
Devenir
Biológico
Antítesis
Ciencia
Por qué
hacer
Juicio
Estético
Síntesis
Religión
Decidir
qué hacer
Lo Apolíneo
Místico
31
Metafísica
Arte
Estética
Revelación
32
27
28
29
30
33
Cabe señalar que es probable, e incluso indudable, que existan más tercias
conceptuales que pueden ser identificadas en la obra de Vasconcelos. El
23
Luis Garrido, op. cit., 95.
Ibíd., 93.
25
Ibíd., 76.
26
Ibíd., 78.
27
Ibíd., 79.
28
Proceder sintético.
29
Nuestra interpretación dentro del apartado de los aspectos de la existencia que Vasconcelos
distingue para distinguir los tipos de conocimiento.
30
Nuestra interpretación sobre los niveles de intencionalidad que pueden existir en la praxis,
derivada de los tres estados. Esto será abordado a detalle en los capítulos 3 y 4 de la presente
investigación.
31
Separación que Vasconcelos hace en Tratado de Metafísica para distinguir las categorías de
la belleza.
32
Las tres obras clave de Vasconcelos donde se contienen los fundamentos que procederán a
ser coordinados en la obra posterior Todología.
33
Nuestra interpretación sobre los tres conjuntos de saberes que agrupan de manera concreta
los tres tipos de conocimiento con los que Vasconcelos trabaja.
24
22
presente cuadro es para ilustrar la recurrencia con la que el autor procede de
modo sintético a fin de lograr su tarea de coordinar los fragmentos en un
conocimiento que se valide mediante el juicio estético.
Por último, cerramos este apartado señalando nuevamente que el
pensamiento que propone Vasconcelos implica una acción, es decir, pasar de
la mera esfera intelectual a lo concreto, pues quedaría vacío el esfuerzo por
comprender y coordinar la realidad si no fuese posible poner en práctica lo
aprendido. Garrido indica sobre la propuesta vasconceliana: “En suma, la
búsqueda de la verdad se debe hacer por la coordinación de los valores
irreductibles de la vida, en una existencia armoniosa no sólo por el
pensamiento, sino también por la acción.”34 El pensamiento de Vasconcelos es
una propuesta para vivir, pues parte de la Vida para reflexionarla y mejorarla
buscando una coordinación entre lo pensado, lo experimentado vía las
emociones y la acción:
Estudia las formas del conocer como acción: ritmo, melodía y
armonía, y en busca de la unidad de las cosas heterogéneas, llega a
postular que el único criterio para lograr dicho fin es el de la armonía,
puesto que nos capacita para relacionar al mundo real y vivo, y junto
con la concordia influir decisivamente en la belleza y la moral. En
esta última por el amor.35
Con lo anterior no pretendemos concluir que Vasconcelos pueda quedar
resumido a un pensamiento de corte vitalista, pues su proyecto va más allá. Su
proyecto a partir del pensamiento estético consiste en sistematizar el
conocimiento sobre la totalidad, encontrar una normatividad, reglas a partir del
juicio estético y con este conocimiento, pasar a la acción que se hará concreta
en a partir de normas éticas y morales. Esta temática será abordada en los
capítulos posteriores.
Metodología de trabajo
A partir de la revisión de diversos textos del autor, nos disponemos a
ofrecer un esquema en el cuál hemos resumido el proceder de Vasconcelos, y
que nos sirve de base para nuestra investigación. Dada la complejidad y
34
35
Luis Garrido, op. cit., 130.
Ibíd., 130.
23
extensión de los diversos textos revisados ejemplificaremos dicho proceder a
través de La Raza Cósmica.
Como mencionamos en el apartado anterior, el proceder vasconceliano
es sintético. El autor agrupa en tercias conceptuales y/o temáticas los puntos
que requiere abordar para dar paso a una conclusión general, la cual es
normada por su juicio estético, ya sea de manera explícita o implícita
dependiendo de cada texto o del orden cronológico en el cuál las diversas
obras fueron escritas. Lo mismo ocurre con el rigor metodológico que pueda
ser observado en cada uno de sus textos, así como el público al cuál esté
dirigido. Salvando los detalles mencionados, podríamos resumir los siguientes
pasos de un “método”36:
1)
Separar los aspectos del problema en grupos de tres.
La primera parte del procedimiento vasconceliano procede en el análisis
de los aspectos de la problemática a tratar en grupos de tres, siguiendo un
patrón general donde se irá primero de lo mesurable en términos de ciencia
dura, para luego transitar en un segundo bloque donde se agruparán factores
intelectuales propios de las ciencias humanísticas, para llegar a un tercer punto
donde se trabajará con elementos propios de una mística.
En el caso de La Raza Cósmica, el autor ofrece primero una breve
reconstrucción geográfica e histórica de Iberoamérica, una breve descripción
de sus recursos naturales así como la interacción de las razas que habitan el
continente. Posterior a esto hablará de las temáticas humanísticas, tales como
factores históricos, técnicos, sociológicos y culturales que influyen en la
interacción de los pueblos para pasar a un tercer bloque de corte místico,
donde se aventura a revelar la “misión” de los pueblos iberoamericanos, la cual
se dicta a partir del juicio estético, resultado del análisis de los factores
previamente dados.
2)
Proceder en el primer nivel: ciencia dura.
36
Entrecomillamos la palabra “método”, debido a que, siendo congruentes con la intención del
juicio estético, la palabra funcionaría con una rigidez que el propio Vasconcelos desaprobaría,
por la cual, nosotros la empleamos en sentido laxo para señalar un orden en la exposición de
los datos, para no incurrir en la rigidez absoluta de la cuál Vasconcelos pretendía distanciarse
en su “método de la coordinación”.
24
El autor trabaja para desarrollar la problemática partiendo del primer
punto del análisis, es decir, la situación concreta del problema a tratar. Para
ello Vasconcelos procede de manera ordenada, concreta y sistemática para dar
cuenta de todos los factores que pueden ser identificables de manera objetiva.
En el caso de La Raza Cósmica, estos factores se refieren a la geografía, en
tanto que delimita la extensión del territorio, hace una descripción geográfica de
los recursos materiales, la orografía y la producción agrícola general de la cual
disponen los diversos pueblos a lo largo del continente iberoamericano; a la
vez que sitúa cada una de las razas tanto histórica como geográficamente en la
extensión del territorio. Los factores materiales estarán relacionados con los
procesos histórico-políticos que le permitan explicar la situación del problema a
tratar son revisados en este paso.
3)
Segundo nivel: análisis desde las humanidades.
En el segundo nivel se revisa y trabaja con los factores que influyen con
la actividad concreta del ser humano a nivel social, histórico, intelectual y
cultural. En esta parte del proceso está reservada para comprender las áreas
en que el pensamiento humano ha transitado, ha evolucionado y cómo se han
dado la interacción de los diversos tipos de pensamiento. En el caso de La
Raza Cósmica, Vasconcelos revisará cómo se dio la interacción de culturas en
Iberoamérica, para determinar qué tanto fue a favor o en contra de la formación
de la cultura de los pueblos que habitan dicho territorio. Entran en este punto
los factores técnicos que impactan también en la cultura.
4)
Tercer nivel: juicio estético
El resultado del análisis de las primeras dos etapas arroja elementos
afines y opuestos. Generalmente encontramos discordancias, oposiciones, así
como afinidades que son asimiladas y resultan funcionales. Vasconcelos
procede a generar los juicios estéticos que básicamente buscan comprender
las relaciones entre todos los fragmentos, pretendiendo explicar de manera
razonable cómo cada una de las partes tiene una relación directa con la
totalidad.
25
Como en toda investigación, es probable que haya relaciones imposibles
de explicar con la metodología tradicional. Aquí Vasconcelos procede a explicar
vía la imaginación (ordenada por las leyes estéticas) las relaciones cuyos
fragmentos no son evidentes o están perdidos:
La facultad imaginativa es transformar el sistema material o
sistema mecánico en sistema sicológico o sistema emotivo estético:
juntar los dos órdenes en un monismo coherente es la función del
espíritu. La estética es una total ordenación de la existencia. El
esteta por ello se informa del mundo, lo conoce en su funcionamiento
de órdenes diversos, y lo usa para el desarrollo y la exaltación de su
alma engendrando una síntesis creadora, que resuelve el problema
que la estética plantea. 37
Lo anterior en palabras más sencillas, supone para Vasconcelos que el haber
revisado todos los factores analizables de un tema concreto desde todas las
perspectivas posibles en las que dicho tema pueda ser interpretado posibilita al
filósofo esteta para emitir las explicaciones estéticas que en este caso, son
síntesis de todo lo asimilado en el análisis. Entre más puntos de vista sobre el
tema en cuestión haya podido incluir mejor será el resultado sintético.
En el caso concreto de La Raza Cósmica, Vasconcelos revelará cuál es
la misión de la raza iberoamericana, es decir, la raza mestiza, a partir de todos
los indicios recolectados y coordinados en la revisión sistemática de la
situación particular del continente.
5)
Apertura de la Investigación.
El propio Vasconcelos es consciente de que dejar toda interpretación
cerrada y afirmarla concluida sería ir en contra del a priori estético, en tanto que
perdería la capacidad de atrapar el movimiento y el ritmo propios de la realidad
que pretende explicar. Dado que el a priori estético es un método de
fundamento espiritual, este debe tender al infinito, es decir, nunca queda
acabado, de lo contrario, incurriría en lo que tanto critica del pensamiento
científico y filosófico que le ha sido inculcado. Vasconcelos señala para
distinguir entre el orden fenoménico y el espiritual: “el primer orden de las
cosas, el orden fenomenal, nos lo podemos representar como una espiral que
parte del centro del ser, se desenvuelve y gira, para volver a sí mismo con
37
Luis Garrido, op. cit., 94.
26
movimiento centrípeto; su ley es la mecánica;” 38 En este orden podríamos
englobar en un primer momento las clasificaciones generales del conocimiento
ordenado, objetivo y riguroso comúnmente aceptadas, en tanto que validados
por leyes constantes, lógicas y contrastables universalmente, es decir, el
conocimiento científico.
Por otro lado, tenemos el conocimiento espiritual, el cual nos lleva a la
infinitud que pretende Vasconcelos: “[…] y la segunda manera de existencia, la
espiritual, puede representarse con una espiral abierta y centrífuga que
conquista para el ser el infinito”39 La diferencia para Vasconcelos es que la
existencia espiritual es la única que puede tender a lo infinito, que sería la
Totalidad en tanto que amplitud: “el primero es una espiral que gira sobre sí
misma; el segundo es una espiral que se abre para abarcar lo infinito”40
En el caso concreto de La Raza Cósmica, lo anterior es lo que le daría el
tono profético con el cuál Vasconcelos se atreve a afirmar la misión de la raza
iberoamericana, en tanto que debe mejorarse constantemente, proponiendo un
estado ideal donde el mestizaje y la diferencia sea aceptada siempre y cuando
la interacción sea mediada por leyes estéticas, aunque por el momento no
abundaremos más en este tema ya que es objetivo de capítulos posteriores.
6)
Revisión de las investigaciones previas.
Si bien para Vasconcelos el cierre de cada texto implica haber dado
conclusiones desde el a priori estético, deberá haber un espacio posterior para
la revisión de las conclusiones y, nuevamente, revisar las investigaciones que
se han trabajado tiempo atrás. Esto es una constante en su obra. En el caso de
La Raza Cósmica, hay una recurrencia temática compartida entre dicho ensayo
y las conferencias de Chicago, así como una correspondencia entre su
propuesta y su praxis política, sin embargo, dicho tema será abordado de
manera más puntual en los capítulos siguientes.
38
José Vasconcelos, Pitágoras en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1959), 53.
39
Ibíd., 53.
40
Ibíd., 53.
27
De manera metodológica hemos visto cómo el proceder vasconceliano
parte de lo que él consideraba la ciencia dura, mesurable, universal y
constante, transitando por las humanidades para alcanzar un punto místico
donde la verdad se identifica con lo bello. Buscaba alcanzar un rigor científico
al presentar mediante su análisis todos los puntos a consideración antes de
expresar sus conclusiones sintéticas. En el siguiente capítulo veremos más a
fondo cómo propone lograr el rigor necesario para identificar lo bello con lo real
y a la vez, cómo el a priori estético le da validez al proceso que pretende
acceder a la Totalidad y a la infinitud a través de la coordinación. Para fines
prácticos de esta investigación sólo hemos mostrado paso a paso cómo
procede Vasconcelos.
Complementaremos nuestra investigación procediendo como Ortega y
Gasset, es decir, empleando de manera simultánea el método Jericó, dando
vueltas al punto de partida, es decir, veremos primero de manera canónica la
propuesta de la Raza Cósmica, y conforme recolectemos información sobre el
sistema estético, la biopolítica y la construcción del mito político, en el capítulo
3 haremos cada vez más estrechos los círculos que nos permitan mayor
detalla en la perspectiva de la problemática para no dejar cabos sueltos a la
hora de hacer nuestras conclusiones y que estas sean fundamentadas con las
evidencias recolectadas.
La Raza Cósmica desde la perspectiva canónica
El último apartado que atendemos del primer capítulo tiene por finalidad
ofrecer una perspectiva general de la La Raza Cósmica, ensayo publicado en
1925 por José Vasconcelos. Ahí expone su propuesta fundamental de una
Iberoamérica unida por su historia, raza y espíritu orgulloso de sus orígenes y
modo de ser, donde todos los pueblos unidos como uno solo se mantendrían
en mejora constante para alcanzar un Estado utópico de bienestar social.
Dichas ideas fueron expuestas en las conferencias de Chicago del verano de
1926, bajo el título de “The Latin American Basis of Mexican Civilization”. Si
bien comparten aspectos generales del ensayo de 1925, complementan con su
contenido para obtener una imagen canónica de la propuesta la cual
revisaremos de inmediato en este apartado.
28
Antes de proceder es importante retomar el señalamiento del traductor
de las conferencias sobre las conferencias de Chicago y La Raza Cósmica,
dado que las conferencias emplean un tono más conservador en relación al
tono profético del ensayo de 1925:
En la Raza Cósmica, Vasconcelos postulaba que la
civilización latinoamericana poseía como misión superar a la
anglosajona que, según argumenta, sería solamente un puente
tecnológico para que una civilización ulterior –omni-mestizacondujese el destino espiritual del hombre.
En las conferencias de Chicago, impartidas ante un público
norteamericano, por supuesto, no se habla de este reemplazo.
Aunque los vestigios disimulados de dicha tesis pueden ubicarse
perfectamente entre líneas, como guiños lanzados para un bilingüe
lector futuro.41
Como señalamos al principio, la Raza Cósmica es un breve ensayo publicado
en 1925, generalmente impreso en las ediciones más recientes junto a las
notas de viaje que detallan el paso de Vasconcelos por Brasil y Argentina. Si
bien estas notas pretenden documentar las travesías e impresiones del autor
por estos países sudamericanos, la importancia medular reside en el ensayo.
Como mencionamos en los apartados anteriores, tanto el ensayo de la
Raza Cósmica como las conferencias de Chicago comparten la estructura
tríadica. Se desarrollan primero temáticas sobre límites territoriales, climas,
recursos naturales y demás datos histórico-geográficos que Vasconcelos
requiera para mostrar la situación física y material de Iberoamérica. En el
segundo punto, hablará en concreto de los temas culturales y políticos que
atañen a la propuesta. Posteriormente en un tercer giro se hablará de la
temática racial en un corte místico, donde se refuerza la visión de un futuro
utópico donde el mestizaje mejore la calidad de vida de Iberoamérica.
Cabe señalar que las conferencias de Chicago, tanto por el público al
que fueron dirigidas como por haber sido impartidas tiempo después de la
publicación de La Raza Cósmica, están estructuradas de manera más
ordenada y sistemática que el ensayo, por lo cual ofrecemos al lector el
siguiente cuadro comparativo para facilitar el análisis de las obras:
41
Heriberto Yépez, Nota del Traductor, en José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica, (México,
Ed. Almadía, 2010), 21.
29
LA OTRA RAZA CÓSMICA
(CONFERENCIAS DE CHICAGO)43
LA RAZA CÓSMICA42
I
II
ORIGEN Y OBJETO DEL
CONTINENTE.
LATINOS Y SAJONES.
PROBABLE MISIÓN DE AMBAS
RAZAS.
LA QUINTA RAZA O RAZA
CÓSMICA.
SIMILITUD Y CONTRASTE
LA DEMOCRACIA EN
AMÉRICA LATINA
EL PROBLEMA RACIAL EN
LATINOAMÉRICA
Los títulos del cuadro anterior correspondientes a la Raza Cósmica
aparecen inmediatamente después del prólogo al inicio del ensayo como
encabezados, siendo identificables por temática con cada uno de los tres
apartados en que el ensayo está estructurado. Aquí los señalamos por
temáticas, identificados por su contraparte en las conferencias de Chicago.
Señalado lo anterior, pasemos pues al análisis de la propuesta
comenzando por el tema geográfico general, desde el cual Vasconcelos inicia
su planteamiento. Vasconcelos comienza con una mezcla de mito y ciencia al
presumir la posibilidad de que el continente americano sea la perdida Atlántida:
“A medida que las investigaciones progresan, se afirma la hipótesis de la
Atlántida, como cuna de una civilización que hace millares de años floreció en
el continente desaparecido y en parte de lo que es hoy América.”44
Sobre el tema de la delimitación geográfica, en la primera de las
conferencias de Chicago aprovecha Vasconcelos para detallar la situación
geográfica, además de los recursos materiales, climáticos y geográficos de los
que dispone Latinoamérica. Sin embargo, con el matiz recurrente de destacar a
México, situación que no ocurre en el ensayo. Separa Vasconcelos
geográficamente el continente en cuatro zonas, la primera sajona y el resto
latinas:
(1) la zona norteamericana, anglosajona, compuesta por las
tierras bajas de Estados Unidos y Canadá; (2) la altiplanicie o Sierra
Madre, la meseta andina de clima templado y poblaciones mixtas
indo-españolas; (3) la zona tórrida y tropical, que incluye a Cuba,
42
Empleamos aquí la edición de Porrúa, México, 2010.
Empleamos la traducción de las conferencias de Chicago realizada por Heriberto Yépez, en
Almadía, México, 2010.
44
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 3.
43
30
Santo Domingo y Puerto Rico, además de la costa de México y
Centro-América, y los calientes países bajos de Venezuela y
Colombia, con la inmensa zona sin explorar del Amazonas y el
Orinoco; (4) y más al sur, las tierras bajas latinas de Argentina y
Brasil.45
Volviendo a La Raza Cósmica, Vasconcelos dedica el primer apartado del
ensayo a la reconstrucción histórica que para él abarca, desde el inicio del
continente americano que fue la perdida Atlántida, hasta la época actual que
transitó por el proceso de conquista y de independencia de las diversas
naciones de Latinoamérica. Si pone énfasis en este proceso es para denotar el
origen mestizo de los pueblos latinoamericanos. Aunque en las conferencias de
Chicago no pierde de la mira el tema de la conquista, aprovecha para señalar
que este proceso se ve favorecido por los recursos geográficos y naturales con
los que contaron los pueblos en su extensión, y cómo esto a su vez, influyó en
la configuración de la diversidad cultural:
Como ya hemos señalado, México es una mezcla de climas,
razas y culturas; pero aún más sorprendentemente, México es la
zona donde la naturaleza ha puesto, uno opuesto al otro, los dos
elementos más poderosos y menos controlables: el calor tropical y la
montaña. Desde cualquier punto de vista que se aproxime al
problema de la civilización, en México encontraremos la fuerza de
estas dos formidables barreras de la empresa humana.46
Sin embargo, no es sólo la geografía o los recursos sino una condición histórica
que analiza Vasconcelos como singular, la que permite la riqueza cultural
latinoamericana, que es, por supuesto, el mestizaje. Al respecto del proceder
de los pueblos sajones, Vasconcelos dice:
¡Cómo deben de reír de nuestros desplantes y vanidades
latinas estos fuertes constructores de imperios! Ellos no tienen en la
mente el lastre ciceroniano de la fraseología, ni en la sangre los
instintos contradictorios de la mezcla de razas disímiles; pero
cometieron el pecado de destruir esas razas, en tanto que nosotros
las asimilamos, y eso nos da derechos nuevos y esperanzas de una
misión sin precedente en la Historia.47
Con lo anterior, comprendemos primero la separación geopolítica que deja
diferenciada la América sajona de Latinoamérica. En un segundo punto, vemos
cómo perfila Vasconcelos la importancia del proceso histórico particular de
45
José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica trad. de Heriberto Yépez (México, Porrúa, 2010),
3.
46
Ibíd., 51-52.
47
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 13-14.
31
Latinoamérica donde convergen todas las razas. En el primer apartado, hará
pues una revisión de cómo se da la interacción social en la extensión del
continente, apuntando a la misión que está por revelar. Sin embargo en este
punto ya deja ver el motivo que pretende alcanzar:
En la América española ya no repetirá la Naturaleza uno de
sus ensayos parciales, […] lo que de allí va a salir es la raza
definitiva, la raza síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
sangre de todos los pueblos y, por lo mismo, más capaz de
verdadera fraternidad y de visión realmente universal.48
Abonando a esta propuesta, Vasconcelos indica en las conferencias de
Chicago que “nuestro propósito es –como debe serlo- crear en este hemisferio
un nuevo ciclo de la historia: el ciclo de la libertad, el entendimiento y el amor
entre todas las razas y naciones.”49 Con lo anterior, se vislumbra esta misión
que propone para la raza iberoamericana, donde un ambiente de armonía
deberá reinar en este periodo utópico.
En relación al tema geográfico es obligatorio señalar la distinción racial
que propone al principio del ensayo, pues ya hace la distinción de las cuatro
razas base que considera existen de manera inicial. A partir de estas es como
se genera la quinta raza, es decir, el mestizo: “los lemurianos o raza negra del
Sur; la civilización atlántida de los hombres rojos; en seguida la aparición de los
amarillos, y por último, la civilización de los blancos.”50 A estas alturas de la
propuesta Vasconcelos no abunda demasiado en este tema pues lo guarda
para un momento posterior del ensayo, reservado para la revisión histórica.
Pasando del tema de la geografía y la delimitación espacial y de suelo,
La Raza Cósmica en su segundo apartado introduce un nivel técnico, donde
propone lo que cada raza en específico puede aportar al mestizaje cultural, es
decir, qué avances tecnológicos, intelectuales, culturales y científicos propios
de cada raza son enriquecedores para el proyecto que propone. Estos avances
y aportaciones culturales las interpreta además como beneficio para la
conquista de los recursos naturales, aunque su insistencia está más en función
de la raza mestiza que del aprovechamiento de recursos:
48
Ibíd., 17.
José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica trad. de Heriberto Yépez (México, Porrúa, 2010),
50.
50
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 3.
49
32
Entonces la Humanidad entera se derramará sobre el trópico,
y en la inmensidad solemne de sus paisajes, las almas conquistarán
la plenitud.
Los blancos intentarán, al principio, aprovechar sus inventos
en beneficio propio, pero como la ciencia ya no es esotérica, no será
fácil que lo logren; los absorberá la avalancha de todos los demás
pueblos, y finalmente, deponiendo su orgullo, entrarán con los demás
a componer la nueva raza síntesis, la quinta raza futura.51
La principal preocupación de Vasconcelos sobre el proceso de mestizaje es el
pragmatismo
y la capacidad técnica de los
blancos, es
decir, los
norteamericanos y, en general, sajones; y eso para él puede resultar un atraso
del proceso de mestizaje. En la segunda conferencia de Chicago profundiza un
poco más en la preocupación de los procesos culturales que entorpezcan el
mestizaje poniendo el acento en la praxis política.
Se empeña en la segunda conferencia en realizar una reconstrucción
histórica en específico de México para señalar que un problema grave para el
progreso latinoamericano son los gobiernos autoritarios: "Pero el espíritu
revolucionario
inconteniblemente
auto-asertivo
de
las
naciones
latinoamericanas es suficiente para demostrar que no tendremos paz duradera
en este continente mientras haya gobiernos de un hombre y dictaduras en
nuestras naciones."52
Básicamente Vasconcelos ve en la técnica un rasgo que propicia el
proyecto de mestizaje, de interacción y de la conquista de los recursos
naturales. Sin embargo, señala su temor de que los gobiernos despóticos sean
los que limiten o retrasen el progreso. Cierra él la segunda conferencia de
Chicago afirmando: “la facilidad con que se produce un cambio rápido,
iluminado, es una virtud latinoamericana. La democracia es la única forma de
gobierno conveniente para todo país del Nuevo Mundo.”53
Vasconcelos habiendo dejado claro por un lado la situación geográfica,
los recursos naturales, los límites territoriales y culturales, así como los peligros
a los que se enfrenta Latinoamérica para desarrollarse de manera mestiza, en
51
Ibíd., 20.
José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica trad. de Heriberto Yépez (México, Porrúa, 2010),
83.
53
Ibíd., 109.
52
33
una sociedad integradora, comienza a perfilar el tercer punto del ensayo, es
decir, el espiritual:
Expuesta ya la teoría de la formación de la raza futura
iberoamericana y la manera como podrá aprovechar el medio en que
vive, resta sólo considerar el tercer factor de la transformación que se
verifica en el nuevo continente; el factor espiritual se ha de dirigir y
consumar la extraordinaria empresa.54
En este factor espiritual descansa el centro del proyecto, pues será una
preparación para que lo que él llama, la ley del gusto, o ley estética, sea lo que
dirija la integración de las diversas razas en su raza mestiza. Esta ley
encuentra sus fundamentos en la filosofía estética que él propone en otros
textos de su obra, y que serán el tema del siguiente capítulo. Por ahora,
proseguiremos con el proyecto de raza dentro del ensayo La Raza Cósmica.
Vasconcelos prevé que una vez que las condiciones políticas, sociales y
tecnológicas sean propicias y que los pueblos dejen los periodos violentos,
será el momento propicio para que inicie el mestizaje correcto y el surgimiento
de la quinta raza:
En lo sucesivo, a medida que las condiciones sociales
mejoren, el cruce de sangre será cada vez más espontáneo, a tal
punto que no estará ya sujeto a la necesidad, sino al gusto; en último
caso a la curiosidad. El motivo espiritual se irá sobreponiendo de
esta suerte a las contingencias de lo físico. Por motivo espiritual ha
de entenderse, más bien que la reflexión, el gusto que dirige el
misterio de la elección de una persona entre una multitud.55
Denotemos que Vasconcelos espera que en un espacio social propicio, las
uniones de pareja que consecuentemente engendran a la generación siguiente
de ciudadanos sean dictadas por una ley del gusto, por una estética, donde lo
importante para concretar la unión de pareja sea un motivo espiritual, es decir,
el amor y, no aspectos físicos que en otros casos han originado racismos o
discriminaciones entre individuos que no pertenecen a etnias ni naciones
específicas. Es así como llegamos al tercer apartado de La Raza Cósmica,
donde Vasconcelos expondrá los rasgos de esta quinta raza utópica, y de
cómo la educación será el factor determinante para llegar a este punto.
54
55
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 22.
Ibíd., 23.
34
Vasconcelos de principio establece tres periodos por los cuales transita la ley
del gusto:
Los tres estados que esta ley señala son: el material o
guerrero, el intelectual o político y el espiritual o estético. Los tres
estados representan un proceso que gradualmente nos va libertando
del imperio de la necesidad, y poco a poco va sometiendo la vida
entera a las normas superiores del sentimiento y de la fantasía.56
De estos tres estados ya se ha hablado, el primero es el geográfico. Si tuvo
una finalidad la reconstrucción histórica y geográfica que ha descrito tanto en
su ensayo como en las conferencias, es mostrar un primer periodo donde el
sincretismo o exterminio entre los pueblos diferentes ha sido contingente,
necesario o un mero resultado sin mucha premeditación. El segundo periodo,
intelectual o político responde a razonamientos y premeditaciones más
civilizadas, sin embargo, ambos periodos para el autor aún están limitados
porque responden a la necesidad más que a libertad que proviene de la
elección por gusto, es decir, por estética.
Sin embargo, en el tercer periodo, que es donde se gesta la quinta raza,
es donde las conductas sociales ya no son movidas por necesidad, sino por
leyes de corte espiritual que garantizan la correcta cohesión y armonía
necesaria para alcanzar un estado ideal: “En el tercer periodo, […] la
orientación de la conducta no se buscará en la pobre razón, que explica pero
no descubre; se buscará en el sentimiento creador y en la belleza que
convence. Las normas las dará la facultad suprema, la fantasía;” 57 Esta
situación, sin embargo, y aquí es donde cuenta la delimitación previa, la
recupera Vasconcelos al afirmar que el mestizaje, y la sociedad regida por la
ley estética sólo podría darse en Latinoamérica. Si atendemos a la insistencia
con la que Vasconcelos menciona una y otra vez a México como ejemplo de
diversos casos durante las conferencias de Chicago, veremos que en
específico está situando geográficamente a la quinta raza en un punto de
Latinoamérica. Sin embargo, el punto en cuestión es la ley estética y cómo esta
conviene al continente:
56
57
Ibíd., 23.
Ibíd., 24.
35
[…] la obra de fusión de las razas se va a verificar en el
continente iberoamericano, conforme a la ley derivada del goce de
las funciones más altas. Las leyes de la emoción, la belleza y la
alegría regirán la elección de parejas, con un resultado infinitamente
superior al de esa eugénica fundada en la razón científica, que nunca
mira más que la porción menos importante del suceso amoroso.58
Vasconcelos no tiene miedo de que en este estado futuro las personas más
diversas se asocien, dado que la capacidad de decidir lo bello vendrá mediante
la educación: “Tan pronto como la educación y el bienestar se difundan, ya no
habrá peligro de que se mezclen los más opuestos tipos. Las uniones se
efectuarán conforme a la ley singular del tercer periodo, la ley de la simpatía,
refinada por el sentido de belleza.” Si la educación es mencionada brevemente,
resulta ser la clave para alcanzar la anhelada situación de comodidad social
necesaria para que este tercer periodo se concrete. El tono en La Raza
Cósmica resulta profético, no dejando claro si el periodo del mestizo acontece o
no. Sin embargo, en la tercera de las conferencias de Chicago, es donde esto
queda más explícito: “La verdad es que nos guste o no el mestizo es el
elemento dominante del continente latinoamericano. Sus características ya han
sido señaladas muchas veces.”59 Vasconcelos además, en las conferencias de
Chicago hace también explícito el propósito de La Raza Cósmica:
He comenzado a predicar en México el evangelio del mestizo
con la intención de imprimir en las mentes de la nueva raza una
conciencia de su misión como constructores de conceptos de vida
enteramente nuevos. Pero si la raza mixta será capaz de algo,
primero es necesario darle fuerza moral y fe en su propia habilidad.60
Aquí es cómo podemos comprender que el texto de La Raza Cósmica resulte
con un tono profético y nacionalista, dirigido para Latinoamérica, y en concreto,
para México. Si Vasconcelos se ha esforzado en ofrecer un texto que exhorte,
impulse y oriente de algún modo el esfuerzo de un pueblo, reconociendo su
historia, los aciertos y errores en cada periodo, así como los recursos naturales
y geográficos que permean su cultura y que los dotan de riquezas propias y
únicas, al mismo tiempo que ha señalado las virtudes de las otras razas y
culturas extranjeras que convergen en su territorio, es para proponer lo
siguiente: “En lugar del estilo competitivo de vida promovido por los defensores
58
Ibíd., 25-26.
José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica trad. de Heriberto Yépez (México, Porrúa, 2010),
130.
60
Ibíd., 134.
59
36
de una civilización de raza pura y por los imperialistas y los conquistadores,
tenemos que adoptar, entonces, la manera cooperativa, colaborativa, de
organización interracial.”61
La Raza Cósmica cierra de la manera siguiente: “[…] mediante el
ejercicio de la triple ley, llegaremos en América, antes que en parte alguna del
globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las anteriores, la
raza final, la raza cósmica”.62 Es decir, que todo el exhorto, la reconstrucción
que hace Vasconcelos, es con el afán de cambiar la actitud de los
latinoamericanos, de la búsqueda por la caída de las divisiones, de los repudios
de lo diferente, para propiciar un estado nuevo, regido por una armonía que
enriquezca y supere lo que la pugna por las razas puras no ha logrado.
Sumado a esto, como objetivo del ensayo de Vasconcelos, veamos también el
cierre de la última conferencia de Chicago contenida en La Otra Raza Cósmica:
Si transformamos la competencia egoísta en una colaboración
de largo alcance no importará si seguimos el criterio de la raza pura,
única, o el criterio de la raza mixta. Las propias diferencias de piel y
temperamento que hoy parecen tan intranquilizantes pueden
convertirse en útiles e incluso placenteras en el momento que
aprendamos a desarrollar una labor en donde cada capacidad
especial encuentre un propósito y una recompensa. Las afinidades
espirituales y los anhelos semejantes de gusto y pensamiento
prevalecerán una vida superior se volverá el proyecto de la familia
humana como totalidad.63
Hasta aquí, hemos dado al lector, en este apartado, la visión canónica del
proyecto de Raza Cósmica. Digamos que, hasta este punto, una propuesta así
para Latinoamérica es la que nos permite comprender la importancia de
Vasconcelos como intelectual y al mismo tiempo, entenderlo como un pensador
con una profunda preocupación por su nación, por su pueblo, y por la imagen
que tanto dicho pueblo tiene de sí como del lugar que ocupa en el mundo.
61
Ibíd., 141.
José Vasconcelos, La Raza Cósmica (México, Porrúa, 2010), 35.
63
José Vasconcelos, La Otra Raza Cósmica trad. de Heriberto Yépez (México, Porrúa, 2010),
141-142.
62
37
Conclusiones del capítulo
Hemos ofrecido al lector una reconstrucción de los rasgos que
consideramos necesarios del contexto de Vasconcelos para que éste, junto con
las herramientas teóricas del capítulo dos dedicado a la filosofía estética,
pueda seguir nuestra interpretación desde la biopolítica para entender cómo la
Raza Cósmica resulta una propuesta fundamentada en una filosofía estética
que marca las reglas para establecer una jerarquía social dentro de un mundo
mestizo.
Hemos hecho una lectura de las influencias intelectuales y filosóficas del
autor, así como un vistazo general de su pensamiento estético. Además,
hemos procurado reconstruir el método que reconocemos en las obras que
analizamos. Por último, si bien el lector puede ya tener la sensación de que
hemos omitido algún detalle que apunte al tema central de nuestra
investigación, es decir, el cómo se fundamenta una eugenesia estética en la
propuesta de la Raza Cósmica, o los detalles que son visibles en el ensayo del
mismo título, le rogamos no desespere. Este apartado ha sido para incorporar a
nuestro análisis primero una visión canónica del texto, mientras que los detalles
específicos sobre la fundamentación eugenésica serán retomados en los
capítulos 3 y 4 de la presente investigación, donde damos nuestra
interpretación desde la biopolítica después de haber pasado por la
reconstrucción de la propuesta estética de Vasconcelos. Si hemos decidido
mostrar primero la versión canónica es para dar cuenta de la perspectiva
generalmente aceptada sobre el trabajo de Vasconcelos, y así mismo,
demostrar la objetividad al contraponer ambas perspectivas sobre un mismo
autor, o en este caso, sobre una de las aristas más problemáticos y poco
estudiados de la obra de José Vasconcelos.
38
PENSAMIENTO ESTÉTICO O FILOSOFÍA DE LA COORDINACIÓN:
FUNDAMENTOS DEL MÉTODO DE LA COORDINACIÓN.
Hemos dado atención a los rasgos generales del pensamiento filosófico
de Vasconcelos, sin embargo, hace falta una explicación más puntual de cómo
funciona su propuesta filosófica como pensamiento estético o de la
coordinación, pues esto nos dará una perspectiva más completa al momento
de abordar su pensamiento desde la biopolítica en los capítulos 3 y 4. Por lo
anterior, procederemos a revisar los pilares donde localizamos los fundamentos
de su pensamiento estético, siguiendo el camino que el Dr. Raúl Trejo
Villalobos señala sobre la obra de Vasconcelos:
[…] vistas sus obras en conjunto e identificando cada una de sus
partes con libros específicos, podemos decir que su sistema está
compuesto, en efecto: a) por una filosofía de la física o una metafísica
desde un punto de vista intelectualista, b) por una ética o una filosofía de
la vida o de la existencia como acción, c) por una estética o una filosofía
del espíritu; y, d) por algo que primeramente alude y posteriormente
anuncia como teodicea, pero finalmente denomina «Todología».64
Por lo anterior iniciaremos en 2.1 con el texto Pitágoras donde Vasconcelos
inicia su camino estético; en 2.2 veremos más formalmente cómo se desarrolla
metafísicamente su propuesta a través del texto Tratado de Metafísica; en 2.3
ilustraremos la dimensión material y normativa de la filosofía estética en el texto
Ética, seguido por el apartado 2.4 donde revisaremos su propuesta desde La
Estética para terminar con el texto Todología, donde un Vasconcelos de
madurez expone los resultados de la travesía. Cabe señalar que la Todología
es un texto que debe revisarse con cuidado, pues por un lado contiene las
generalidades de su filosofía estética, como por otro, ya está influenciado por el
catolicismo al que recurrió Vasconcelos en una etapa posterior de su vida, por
lo cual, la experiencia mística descrita en la Todología es de corte religioso
mientras que en los textos anteriores no necesariamente es así. Para cerrar el
capítulo daremos conclusiones sobre el tema de la metodología de la
coordinación o filosofía estética para dar paso al análisis biopolítico de La Raza
Cósmica.
64
Raúl Trejo Villalobos, op.cit.
39
Pitágoras según Vasconcelos
El primer punto que nos ocupa es el texto Pitágoras, obra en el cual
Vasconcelos recupera la figura del matemático griego con la intención de
rescatar una teoría estética vía la música, que complete la imagen general del
filósofo griego como matemático y místico. El porqué rescatar de inicio el
pensamiento de Pitágoras nos lo indica Vasconcelos: “[…] me acostumbré a no
ver en el número y las demás fórmulas del lenguaje pitagórico sino símbolos de
un pensamiento inefable, hondo, sintetizador de lo existente.”65 En principio,
recordemos
que
Vasconcelos
busca
un
pensamiento
sintético
que
precisamente le permita acceder a la totalidad, y además, sobre el pitagorismo
señala:
[…] la versión estética de la tesis pitagórica no termina en el
concepto de armonía ni en el de número. En ella número y armonía
son la expresión de un ritmo, al que se subordinan ambos. Ahora
bien, ritmo quiere decir movimiento acompasado, pero, al fin,
movimiento indefinido; de suerte que por este camino se va de
Pitágoras a Heráclito y el dinamismo pitagórico se vuelve, como la
vida del espíritu, inestático, móvil, en una palabra, estético y no
mecánico.66
Debido a esta cualidad estética, donde el ritmo como movimiento permea toda
la concepción del universo, es por lo que Vasconcelos recurre a Pitágoras,
pues señala en él lo siguiente: “Al descubrir en todo una energía interna
desarrollándose como música, debe haberse dicho: cierto ritmo está en la
esencia de todas las cosas.” 67 El ritmo como música es lo que busca
precisamente rescatar de Pitágoras, que a su vez es la esencia de todas las
cosas, y a partir de ello establece un fundamento para proponer el sentido
estético. Identifica en seguida una sensibilidad estética relacionada al ritmo: “el
ritmo o proceso que nos causa goce se encuentra realizado a perfección en la
serie de los sonidos de la escala musical.”68
Aquí es donde podemos comenzar a perfilar una teoría que busca
encontrar leyes estéticas, es decir, una formalización, una cierta normatividad
que identifique la teoría estética como un método. Vasconcelos está
65
José Vasconcelos, Pitágoras en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1959), 11.
66
Ibíd., 12.
67
Ibíd., 39.
68
Ibíd., 39-40.
40
encontrando a partir del pensamiento pitagórico la fundamentación que
identifique una noción de orden con la sensibilidad estética, siendo este un
conocimiento esotérico reservado para los elegidos:
la constancia de ciertas relaciones numéricas en el
movimiento de los cuerpos revela que el movimiento que las produce
sigue ritmos definidos que están en consonancia con nuestra
sensibilidad artística, que son de carácter estético. En el número solo
hemos de buscar “el ritmo de lo real.69
En el tema del ritmo, Vasconcelos descubre lo necesario para influir en la
realidad, y de ahí la importancia del número y del ritmo que este señala:
[…] las cosas suelen asumir en la contemplación estética el
ritmo del espíritu, independientemente del que le es propio. Dejó
establecido que el ritmo del espíritu es aplicable a las cosas, y de
esta observación es ya fácil deducir que la belleza se produce
cuando las cosas adaptan su expresión al ritmo del alma humana, o,
lo que es lo mismo, en la facultad estética del yo reside el secreto de
la comunión de con las cosas. Así es como opera el espíritu sobre la
materia, mediante la ley de belleza, bajando hasta las cosas para
infundirles aliento y aspiración superior: la visión del artista redime lo
feo, la virtud del santo norma y corrige lo malo, y el filósofo,
interpretando el conjunto, es un artista en grande.70
Definiendo el ritmo, Vasconcelos indica: “podríamos definir el ritmo como el
enlace en la existencia de los elementos del tiempo con los elementos del
espacio o cantidad,”71 y añadiendo contenido a la definición, “la relación rítmica
es lo que tienen de común lo musical, lo visual, las ideas, las emociones, la raíz
misma de todo ser.” 72 Podemos afirmar que a partir de las citas anteriores
Vasconcelos pretende encontrar en el ritmo algo que le es común a todas las
cosas, es decir, un enlace esencial con la Totalidad que puede ser influido a
través de la propia rítmica del yo, entendido como una sensibilidad estética
ordenadora. De ahí le corresponde al filósofo interpretar los conjuntos,
coordinarlos todos a partir del ritmo general en que todo se mueve.
Hay que reconocer que el gusto es la sensibilidad que responde a un
proceso estético y que además, dicho proceso es individual y diferente en cada
quién, con lo cual, Vasconcelos podría explicar las diversas predilecciones de
los individuos: “[…] lo que establece afinidad entre los diversos tonos de
69
Ibíd.,
Ibíd.,
71
Ibíd.,
72
Ibíd.,
70
41.
42-43.
43.
49.
41
acuerdo con nuestro gusto es un proceso puramente estético y no matemático.
[…] La ley de tal proceso depende de nuestra constitución rítmica
característica"73. Esto resulta un rasgo importante, pues empezamos a perfilar
ciertas señas de que la sensibilidad estética, al ser diferente en cada quién,
delimitará quiénes pueden poseer una versión más refinada de dicha
sensibilidad, al mismo tiempo que posteriormente, servirá para señalar quién,
en calidad de filósofo, puede coordinar la totalidad y quienes sólo se quedan en
aspectos menores de la conciencia:
Cada objeto y cada ser contienen un orden interno propio;
esto constituye su ritmo. El pintor, el músico, el poeta, adivinan ese
ritmo y lo conectan con el sujeto activo. Si están frente a las cosas,
les descubren su relación con el ritmo humano; si frente a los seres,
propónense descubrir la vía de la afinidad. Todos juntos trabajan
para lograr la expresión artística de las cosas; quien juzga esta obra
con la inteligencia considera que el arte reforma o crea de nuevo los
objetos, pero el artista sabe que así son. Por más que su inteligencia
a él mismo se lo negara, su naturaleza en conjunto afirma que las
cosas son como él las expresa. Llegando a las cosas en esta forma
total del artista es como penetramos su sentido recóndito.74
Hasta este punto, podemos concluir lo siguiente: todas las cosas tienen un
ritmo que es movimiento constante, es decir, la Totalidad no es estática, sino
que se mueve todo a un ritmo particular pero comparte de esencia el ritmo. El
artista es capaz de percibir este ritmo y conectarlo con la consciencia; es capaz
de expresar el ritmo y comprenderlo en totalidad, al mismo tiempo que puede
relacionar cada cosa y su ritmo con las otras, interpretando de manera correcta
una imagen única conde todo el conjunto se mueve rítmicamente. El filósofo es
por tanto un “artista a lo grande”, en tanto que logra comprender la esencia de
la totalidad y su relación rítmica. Habiendo señalado esto como primer rasgo
fundamental, pasemos al tema de la metafísica, en donde Vasconcelos
pretende ofrecer las bases necesarias para la tarea de la coordinación de lo
heterogéneo.
La Metafísica
Teniendo en cuenta el antecedente del Pitágoras, en donde Vasconcelos
ha encontrado el fundamento del ritmo podemos pasar a hablar de su
73
74
Ibíd., 59.
Ibíd., 62-63.
42
metafísica. Vasconcelos establece primero la necesidad de contar con un
“supercriterio” para llevar a cabo la tarea filosófica:
El método del filósofo se distingue del método científico
experimental y de todos los métodos especiales, en que no se limita
a un solo criterio sino que ha de combinarlos todos; el filósofo ha
menester de un supercriterio. Constantemente ha de cotejar el
sondeo de la mente con el sondeo de los sentidos y con los avisos
de la emoción.75
La importancia de la emoción equiparada a la razón es crucial para
Vasconcelos, ya que resulta necesaria para comprender la unidad de lo
heterogéneo, unidad que describe como “cosa, inteligencia, querer. Unidad
emotiva.”76 En la propuesta vasconceliana la emoción tiene mayor capacidad
de atrapar la realidad, lo cual la hace aún más importante en términos
cualitativos para su proyecto, más que la racionalidad entendida en sentido
convencional:
A causa de que la emoción abarca más que la inteligencia,
urge asignarle un sitio de honor como instrumento de conocimiento.
Así seguiremos investigando y ahondando hasta encontrar una
suprema unidad, capaz de recibir en su seno sin suprimirlas, todas
las corrientes, a fin de engendrar con ellas, una manera total de
existencia.77
Con lo anterior, se establece que esta metafísica será omniabarcante, y lejos
de disociar o discriminar tipos de conocimiento, habrá de coordinarlos para que
todos encuentren cabida.
A pesar de que Vasconcelos reconoce varios tipos de conocimiento,
sigue haciendo énfasis en el conocimiento emocional pues este último es el
que permite, como ya hemos
dicho, la coordinación de elementos
heterogéneos que antes parecían dispersos o inconexos a los ojos de la razón.
Vasconcelos identifica el conocimiento emocional de la siguiente manera: “el
conocimiento emocional se manifiesta cuando las cosas y los procesos revelan
una súbita identidad o disparidad con nuestra más intima naturaleza.” 78 En
términos más sencillos, digamos que Vasconcelos identifica el conocimiento
75
José Vasconcelos, Tratado de Metafísica en Obras Completas tomo III (México, Libreros
Mexicanos Unidos, 1959), 476.
76
Ibíd., 477.
77
Ibíd., 477.
78
Ibíd., 489.
43
emocional como aquél que surge de la identificación de la fluidez del
movimiento externo de algo con el movimiento interno de quien percibe la cosa
en el exterior. La certeza proviene de la correcta sincronía del ritmo del
movimiento exterior e interior, lo que permite llevar a cabo juicios de carácter ya
no racional sino emocional: “es menester precisar que en el mismo instante en
que se efectúa el traslado del número a la música, se pasa a la estética y el
juicio ya no es racional sino emocional; se entra a la zona del conocimiento por
simpatías y diferencias, fundadas en la emoción.”79
Recordamos en este punto al Vasconcelos pitagórico que daba
importancia al ritmo y no al número, pues en la vibración rítmica se le revelaba
un filósofo como “artista de lo grande”. Ahora, el conocimiento proveniente de
la emoción, es decir, el conocimiento estético y los juicios que de este derivan
adquieren su carácter divino en tanto que el juicio estético siempre es
verdadero: “para distinguir los verdaderos de los falsos caminos, en esta brega
por la dicha, se desarrolla la ciencia especial, la sabiduría particular de la
belleza, que conduce a mayores plenitudes de existencia. La lógica de este
orden de lo dicho, nos la da la emoción;”.80 Lo anterior permite a Vasconcelos
definir la Belleza como “la facultad de transfigurar y transubstanciar formas y
esencias para revivirlas en el plano divino.”81
Lo anterior permite a Vasconcelos afirmar que “la filosofía es la única
ciencia que no ha logrado constituir su método propio. No lo hallará sino en
juicio que trascienda los mensajes particulares sin contradecirlos y contemple
la vida entera y el cosmos desde un plano superado, inmortal”. 82 En otras
palabras, Vasconcelos pretende superar el dualismo que él ve como resultado
de los métodos racionales, y hacer uso de la emoción que “es esencialmente
monista.” 83 Se comprende entonces un proyecto general donde se busca
conciliar lo heterogéneo, es decir, ofrecer una comprensión armónica de los
ritmos esenciales de todas las cosas, para generar explicaciones que no
79
Ibíd.,
Ibíd.,
81
Ibíd.,
82
Ibíd.,
83
Ibíd.,
80
490.
500.
500.
520.
520.
44
pongan en oposición dualista los objetos, sino que integren en una sola visión
la comprensión de la totalidad.
La visión desde la totalidad es alcanzada por el filósofo vía la emoción,
que le permite acceder al ritmo de lo que percibe del exterior y obtener certeza
en la medida que el gusto o predilección por cada cosa le permite emitir un
juicio estético sobre lo verdadero. Al mismo tiempo, si la metafísica le permite
versar sobre lo divino en tanto que a partir de lo bello, de lo estéticamente
adecuado, entonces puede trasmutar las esencias de las cosas materiales y
perecederas al plano de lo divino y así otorgarle características de eternidad.
La Ética
Vasconcelos habrá de señalar que “el filósofo es creador de valores”84,
dejando en claro que una de sus funciones es la de encausar, de pasar del
pensamiento a la acción, al mismo tiempo que supone para esto que la tarea
de la filosofía es la conciliación del pensamiento poético y científico:
La filosofía supone el aprovechamiento de nuestro más
amplio saber para construir la quimera que mejor representa la
realidad unificada. Hay en nuestra comprensión de las cosas un
mundo poético y un mundo científico; conciliar ambos y hacerlos
concurrir a una representación superior y sintética: he ahí otra
manera de considerar la tarea filosófica.85
Sin embargo, para conducir y crear los valores adecuados es necesario que las
acciones se ordenen mediante el amor, lo cual sólo le corresponde al poeta, al
cual Vasconcelos identifica con el filósofo. Como vimos con la interpretación
pitagórica el filósofo es artista y ahora, Vasconcelos propone que el filósofo sea
un poeta con sistema para dotar de orden las acciones, es decir, que la
existencia tenga un propósito y un sentido, pues para nuestro autor la mera
racionalidad no alcanza a explicar en la totalidad el porqué del ritmo, el porqué
del ordenamiento universal:
[…] digamos que la filosofía nace de la inspiración poética
vasta y se organiza en el sentido del orden racional. Pero la ley del
orden racional, ritmo sin propósito, mero juego de lo fenomenal,
necesita del complemento de las fuerzas mayores de la conciencia.
El camino del orden final lo da el amor, y su intérprete, el poeta, no
84
José Vasconcelos, Ética en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos Unidos,
1959), 690.
85
Ibíd., 693.
45
debe estar ausente de las elucubraciones definitivas. Por eso, en
rigor, un verdadero filósofo es un POETA CON SISTEMA.86
Un problema sobreviene al tema de ordenar el mundo, es decir, cómo juzgar
algo como verdadero, como correcto, dado que el filósofo tiene que poseer una
certeza sobre algo para poder orientar su acción. Insiste Vasconcelos
nuevamente en la síntesis de heterogéneos. La emoción, de carácter espiritual,
consigue que a partir de la belleza trasmuta las esencias en lo divino:
[…] para que un conocimiento sea completo es menester que
el sujeto aplique al objeto del conocer no sólo todas sus maneras de
apercepción; la sensual, la inteligente, sino también todas sus
maneras de juicio: el lógico, el ético, el estético. La síntesis de estas
diversas apreciaciones se producirá de manera espontánea como el
conocer rudimentario mismo, pero será COMO LO HEMOS VENIDO
AFIRMANDO:
UNA
SÍNTESIS
DE
HETEROGÉNEOS,
TRANSFORMADOS, ADAPTADOS A UNA MANERA DE
CONVIVENCIA Y DE DESARROLLO EN LO ESPIRITUAL.87
El conocimiento que proviene del juicio estético queda regulado por una
necesidad de síntesis, de armonía donde todos los detalles estén puestos en
correcta coordinación. Así nada escapa al entendimiento y se puede estar
seguro del juicio que se emite. Esta capacidad de juzgar ya no es racional, ni
solamente emotiva, sino también espiritual. Lo anterior, como ya hemos dicho,
se da por un lado por la cualidad de la Belleza para trasmutar lo esencial del
mundo material en lo divino y eterno, y por otro, porque el juicio estético
siempre resulta superior debido a que sólo es posible al percibir la sustancia
inmaterial de las cosas:
Los sentidos del cuerpo, hechos para la materia, no alcanzan
a percibir la sustancia en su manera superior, su manera espiritual.
Pero la sustancia inmaterial la percibimos lúcidamente con el juicio
estético. Conforme a esta facultad, el juicio equivale a un sentido
más refinado que los del cuerpo; el juicio estético es así un
supersentido que supone los otros, pero no es como ellos.88
Una vez que ha quedado establecida jerárquicamente la capacidad espiritual
para juzgar, o en otros términos, la certeza del juicio estético sobre otros tipos
de juicio o conocimiento podemos proceder a hablar de una moral de acción:
El sujeto moral típico no es, sin embargo, el introspectivo
minucioso que pesa los motivos antes de obrar; el tipo moral es el
86
Ibíd., 699. Mayúsculas en el original.
Ibíd., 709. Mayúsculas en el original.
88
Ibíd., 726.
87
46
excesivo que necesita aprovechar su impulso de bien para crear; tal
y como el artista crea con su emoción de belleza. Así como el artista
no es el contemplativo, sino el constructor, el que hace vida nueva en
el elemento imagen, también el sujeto moral, particularmente en su
prototipo, el santo, tiene que entregarse ardorosamente a una tarea;
su acción es entonces baño de misericordia y floración de alegría. El
santo, engendrando valores éticos, da contextura a una vida de
espíritu, crea realidad mejor que la realidad de la carne.89
A partir de ahí es cómo podemos ir construyendo la definición del filósofo como
poeta con sistema y creador de valores. Dado que identifica Vasconcelos al
filósofo con el artista, y al artista con el santo, el filósofo es el creador de
valores en tanto que es capaz de crear una realidad mejor que la material, que
la evidente a los sentidos inmediatos, en tanto que recompone los fragmentos
en discordia vía su sensibilidad emotiva y estética, para ofrecer una imagen
donde todo se mueve de manera poética, musical, en armonía constante que
además adquiere carácter eterno en la medida en que todo es coordinado por
la Belleza.
Distinguimos además los valores reales de los artificiales en tanto que
“los valores emparentados con la realidad objetiva son fingidos, porque
ensayan, simulan, representan el valor de la divinidad” 90 , mientras que los
reales son los valores místicos, pues de ellos se extrae una certeza que le es
inmediata al que la experimenta, y no permiten espacio para la duda, pues “en
ellos está el en sí, que falta a todos los demás valores, ideas, emociones,
corrientes.”91 Este en sí implica que aquél que las experimenta las encuentra
ligadas con su propia esencia, en tanto que la rítmica esencial del filósofo poeta
está en sintonía con la rítmica universal, llevando a un “dinamismo integrado,
sublimado, transfigurado”.92
Por último, sobre el tema de la Ética hay que señalar que para
Vasconcelos hay un delicado equilibrio en el creador de valores en tanto que
debe ser una persona tanto educada como inteligente, además de recta y bien
89
Ibíd.,
Ibíd.,
91
Ibíd.,
92
Ibíd.,
90
797.
883.
883.
883.
47
mesurada, en pocas palabras, el filósofo debe ser el ejemplo del balance si
esperamos que este defina lo que es bueno:
No sólo para crear valores morales, aun para adquirir el
criterio que reconoce sus calidades, precisa haber pasado por las
disciplinas de la conducta que preparan para la virtud. Así es como
es imposible concebir un pensamiento ordenado y claro sin una larga
práctica del raciocinio y ejercicios lógicos de la mente, tampoco es
concebible que el material ético puedan manejarlo quienes han
tenido la voluntad entregada a los azares del interés y las ilusiones
del apetito.93
Hasta este punto, podemos comprender un proyecto de filosofía, según el cual
el filósofo queda caracterizado como poeta, artista y creador de valores. La
certeza para emitir sus juicios y distinguir lo verdadero, lo correcto y lo bueno
de lo falso y maligno le viene dada por una capacidad sensible que le permite
sentir afinidad y un ritmo similar al ritmo de las cosas que percibe. Dicho ritmo
es esencial a todo, y en la medida en que en su ritmo interno se mueve a la par
de ritmo externo, es como se valida el conocimiento vía el gusto, la
predilección.
La emoción le permite entender qué es lo real en el mundo, y así, en la
capacidad de juzgar estéticamente la realidad, es decir, por el gusto, al modo
del artista, acomoda todos los elementos en una imagen armónica de la
realidad, y esto a su vez, le permite poner en práctica actos bellos, que
trasciendan a la esfera de lo divino y eterno en la medida que respetan la
rítmica universal y crean movimiento.
La Estética
Estando casi por terminar en relación al tema de la filosofía estética, o
método de la coordinación, revisaremos ahora el texto Estética, en el cuál se
detallan los aspectos más importantes en la metodología de la coordinación
propuesta por Vasconcelos. Ya en el prólogo va surgiendo de nuevo la
insistencia del porqué acceder al conocimiento del universo por una vía estética
y de la emoción: “El mundo es obra del amor y el amor se vale de los procesos
de la dialéctica cuando se mueve entre las formas, pero no hace discurso sino
93
Ibíd., 981.
48
que cumple dicha cuando entra en relación con los seres.”94 Encausamos de
nuevo la actitud y búsqueda del filósofo hacia una visión integral de la realidad:
Necesita el filósofo la inteligencia formalista para moverse en
el concepto, pero también precisa de simpatía que le permita
inmergirse en cada uno de los procesos específicos de la tarea
universal: el cálculo matemático; el instinto de la célula, el pálpito de
la conciencia, el deseo que angustia a los seres, el odio que los
envenena, el amor que los redime; cada experiencia es como un
sentido más del filósofo que explora el mundo; sentires y venturas
son para él ventanas abiertas al panorama del ser.95
Con lo anterior queremos hacer notar que el filósofo tendrá muchas vías de
acceso al conocimiento último, sin embargo, todas habrán de ser coordinadas
entre la razón y la emotividad, de manera que pueda comprenderse la unidad
entre los saberes lógicos, racionales, emocionales y estéticos. Esto último es la
facultad de unificación de lo heterogéneo que Vasconcelos describe como “el
poder de relacionar los hechos físicos según sistema y conjunto para
incorporarlos a la vida subjetiva, constituye la esencia de la personalidad”96.
Existiendo un carácter subjetivo en la capacidad de coordinar lo heterogéneo
en la unidad, resulta claro que dicha capacidad es individual.
Quedando asentado que la cualidad de unificar los heterogéneos es
individual, se procede entonces por vía mística, en tanto que la realización de
este estado de contemplación de la totalidad trasciende al plano divino.
Vasconcelos pretende certificar de manera total el conocimiento emocional, o
más bien dicho, estético a través de la mística, que al contemplar la belleza de
lo eterno, divino e inmutable, accede a la verdad completa:
En vano buscaremos en la estética, o en su sublimación que
es la mística, aquél conjunto de reglas generales y principios
necesarios que son el baluarte de la sabiduría del lógico. En estética
sólo hay una necesidad o evidencia sine qua non: la realidad de un
Absoluto que aparece como presencia divina real, en la beatitud, y
como reflejo suyo en los distintos grados de la belleza, en estética,
pero precisamente en la mística, la identidad del lógico cambia de
medida y de sitio, ya no está en el sujeto que actúa sino en el objeto
sublime, absoluto, que lo trasciende.97
94
José Vasconcelos, Estética en Obras Completas tomo III (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1959), 1120.
95
Ibíd., 1120-1121.
96
Ibíd., 1208.
97
Ibíd., 1232.
49
El acento en el filósofo esteta radica en la mística como vía última de acceso a
la Totalidad y a la Belleza las cuales están representadas como sentido y
significado. Recordando las definiciones de filósofo poeta y creador de valores,
las vías con las que accede el filósofo a la Totalidad son místicas, estando
impresas de una experiencia de vida única y personal que le permiten
reconocer su propio ritmo dentro del ritmo externo de la realidad. Al entender
dicho ritmo, el objeto percibido por el filósofo trasciende a través de esta
mística, revelando su verdad tanto como el filósofo pueda contemplar su
Belleza y situación dentro del orden universal. La Belleza indica el sitio correcto
de cada cosa en el universo, pues al percibir el ritmo correcto de cada cosa se
percibe su sitio en la Totalidad de la rítmica universal. El resultado que el
filósofo-artista o filósofo-poeta pueda ofrecer entonces es una interpretación del
universo, donde la Totalidad queda ordenada como la unidad de heterogéneos
que constituye la imagen de la Totalidad.
Esta Totalidad de orden espiritual requiere de la explicación mediante el
a priori estético, pues para Vasconcelos es lo único que puede dar cuenta de lo
espiritual sin perder el movimiento perenne de esta. Indica Vasconcelos que
para que el a priori estético no anule la realidad no puede contenerla, por lo
cual, recurre al ritmo para dar cuenta del objeto: “nosotros lo situamos en la
operación rítmico-estética; operación poética que dispone y arregla el objeto
según el dinamismo amoroso del alma. Y ello se logra mediante los sistemas
de la melodía, el ritmo, la polifonía, el contrapunto, verdaderos aprioris
estéticos de la mente.” 98 Esto permite a Vasconcelos entender al objeto sin
necesidad de deformarlo vía la abstracción, sino entenderlo “en un todo que los
trasciende”99.
Ahora, algo que resulta de vital importancia. Para Vasconcelos “el artista
no maneja ideas, maneja imágenes. […] Las imágenes son los elementos del
ejercicio estético, y lo que llamamos a priori estético es el modo artístico de
manejar dichas imágenes”100 Hasta aquí, para no perdernos, pensemos en que
el filósofo es un poeta con sistema, un creador de valores, que se vale de su
98
Ibíd., 1315.
Ibíd., 1315.
100
Ibíd., 1315-1316.
99
50
sensibilidad estética para trabajar, vía el a priori estético, con imágenes que
capturan mejor el movimiento de los objetos que con ideas. La idea al abstraer
deforma y distorsiona, según Vasconcelos, por lo cual, la necesidad de emplear
imágenes permite trabajar con algo dinámico que no sufre el daño de la
percepción que causa la idea. Y es aquí donde a partir de reconocer por medio
de imágenes los objetos, el filósofo puede dar coordinación armónica a los
heterogéneos mediante los ritmos de cada cosa, y este orden debe
necesariamente identificarse con lo bello, para que el conocimiento sea
validado y trasmute de la esfera de lo material que es percibido a la eternidad
de lo divino.
Si de algún modo resulta demasiado subjetivo el proceso del
conocimiento vía el a priori estético y los juicios que se derivan de este, es
debido a que la capacidad de percibir la rítmica esencial de las cosas y dar
cuenta de ellas es una vía mística, donde la validación y certeza resultan más
emocionales que racionales. Dice Vasconcelos: “una obra escultórica nos
parece bella, […] porque la disposición interna de su fluir orgánico, despierta
eco en nuestra sensibilidad espiritual; se ajusta al a priori estético, tal y como
razonamiento exacto se acomoda a la ley lógica.”101
Además, esta vía mística permite que el artista que comprende la
totalidad sea capaz de encausar el movimiento hacia el Absoluto, es decir,
entender el movimiento esencial de las cosas a su estado divino, de ahí que la
estética identifique lo bello con lo divino, y la tendencia ética comprometa al
filósofo creador de valores a tender siempre a lo justo y eterno y alejarse de lo
que sería una “maligna fealdad”:
El fin del artista no es reducir la realidad a conceptos, sino
llevarla a consumación plena. En consecuencia, el a priori estético no
puede ser un sistema cerrado como la dialéctica (según la entiende
Vasconcelos) ni únicamente una experiencia sin término como la
empírica. Lo estético consiste de una orientación del movimiento
hacia el estado de divinidad en que se realiza lo Absoluto.”102
Por último, en relación al a priori estético, vale completar esta reconstrucción
señalando que
101
102
Ibíd., 1316.
Ibíd., 1318.
51
El criterio de cantidad es secundario en estética: el criterio de
calidad es dominante, y lo vemos desarrollarse en las formas del
ritmo, el acorde, la melodía, la armonía o sea otros tantos sistemas
de arreglo en relación con la conciencia y su existencia.
Fundamentalmente toda estética es síntesis de composición.103
Esto para retomar que el gusto es en el sistema estético, la afinidad entre la
vibración interna y la externa, es decir, que percibimos la calidad en el objeto
en tanto que vemos su desarrollo en el ritmo, que nos causa gusto. Ahora, en
términos conceptuales, el artista trabaja con las imágenes debido a que “la
imagen capta los caracteres puramente sensuales, en la etapa inferior de la
conciencia, y en la etapa sobrerracional, la etapa estética, la imagen recrea el
objeto percibido, en consonancia con la energía superior.” 104 El artista no
abstrae ni razona la imagen, sino que es capaz de recrear los objetos.
Tampoco los copia sino que es capaz de recrearlos a través de la rítmica y su
sensibilidad emotiva más allá de ideas, conceptos o razonamientos:
En el esfuerzo artístico, elemental, de convertir lo objetivo en
imágenes, no existe tendencia al arquetipo, sino acomodación del
objeto a un estado emotivo. El artista no busca universales, […]. La
universalidad puede darse cuenta en su influencia, no en su
contorno.105
La imagen que el artista recrea no muestra lo universal ni la Totalidad, pues
muestra un objeto concreto pero sí deja ver la influencia de lo universal en
tanto que el artista ha dejado que su sensibilidad emotiva plasme el ritmo del
todo en la parte. En términos filosóficos, el pensador, el filósofo-poeta, es aquél
que puede plasmar de manera precisa en su imagen de la Totalidad el ritmo
mismo de la realidad en sí. Por otra parte el filósofo-artista es capaz de elevar
de condición el objeto: “la imagen del poeta no es el signo del matemático, el
término del lógico, sino una espiritualización en el contenido. Un concreto
material que se eleva a la categoría de concreto de espíritu”.106 Al final la tarea
del artista no es sólo representar o recrear, sino elevar las cosas a su forma
espiritual. En esto consiste la trasmutación.
Todo lo anterior tiene como finalidad lo siguiente: “la composición
artística tiene por objeto usar los elementos del Universo como signos de un
103
Ibíd., 1320-1321.
Ibíd., 1321.
105
Ibíd., 1321.
106
Ibíd., 1668.
104
52
lenguaje que expresa las características de lo Absoluto.”107 Al ser el filósofo un
artista creador de valores o un poeta con sistema, lo que pretende por medio
de una metodología artística para comprender la realidad es expresar las
características de lo Absoluto, validando su conocimiento por medio de su
sensibilidad emocional. Dicha expresión se lleva a cabo por medio de la
composición de los elementos, es decir, la coordinación de heterogéneos:
Estética es el arte de arreglar los heterogéneos de modo que
obtengan significado en el mundo del puro existir dichoso que es
propio del alma. Nos coloca así la estética en el umbral de la
existencia como absoluto. Lo que hay más allá es cosa inefable. Por
eso la estética remata en la mística.108
Esto último resume la insistencia y el proceso general de la estética, y el
porqué al final, la validación del conocimiento que se puede obtener por esta
vía, a pesar de comprender de manera unificada el absoluto, resulta en una
mística, una experiencia exclusiva al filósofo que ha desarrollado su
sensibilidad estética, es decir, percibe mediante el a priori estético.
Pasando ahora a las categorías de la belleza que permiten sistematizar
aquello que es percibido mediante la sensibilidad estética, describiremos
brevemente cada una. Empezamos por lo apolíneo. Vasconcelos identifica lo
apolíneo con la melodía, por lo cual, “para que se consume la belleza apolínea,
es preciso que la sustancia […] se organice conforme a melodía y armonía.”109
Lo apolíneo es entonces, lo que daría orden, en tanto que armoniza los
distintos elementos.
A continuación tenemos el ritmo, que corresponde a lo dionisíaco. La
pasión dionisíaca se ve obligada a “moverse dentro de cierto fluir que busca
expresiones valerosas y trascendentes. […] la exigencia de romper el círculo
de las pasiones se aviva entonces, y aparecen la ambición y la esperanza del
místico.”110 Lo dionisíaco es para Vasconcelos, el puente entre lo apolíneo y lo
místico, en tanto que lleva dentro de sí el movimiento que da vitalidad a lo
apolíneo y ansía la totalidad que reside en la revelación. En relación a lo
dionisíaco tenemos lo romántico, que además es otra categoría de la belleza
107
Ibíd., 1373.
Ibíd., 1374.
109
Ibíd., 1393.
110
Ibíd., 1395.
108
53
para Vasconcelos. Esta categoría parece más un peligro que algo provechoso,
en tanto que es lo que le da inestabilidad a lo dionisíaco, pues lo distrae al
erotismo o a la búsqueda de pasiones humanas: “lo malo de lo romántico es
que sin llegar a lo místico, se queda en un limbo .pasional, sin sentido y sin
más término que la exageración.”111
La siguiente categoría de la belleza es lo místico, cuya función es
“libertar la pasión encerrada en el círculo de la vida humana, corrompida en el
afán del sexo, y dirigir el noble anhelo a la conquista de la intensidad del
espíritu, tal es el objeto del arte místico aplicado a nuestra voluntad, sustancia
en progresión de medio a fines.”112 La función de la estética, pues, en relación
a lo místico, es aproximarse a lo absoluto por medio de la afinidad y la
sensibilidad correctamente encausadas, es por ello que se ha dado el tránsito
por lo apolíneo y lo dionisíaco, salvando el problema de lo romántico, para
llegar a la experiencia mística: “La estética no realiza ideas divinas, sino que
consuma la progresión de la sustancia, ser disminuido, en la física, en la
sustancia espíritu, próxima ya al ser como absoluto.”113
Ahora que hemos recorrido este camino por la estética vasconceliana,
falta encontrar sus universales, es decir, aquello que es común a todos y que le
da su validez universal, el porqué de recurrir al a priori estético, a las categorías
de la belleza, al ritmo, a la emoción, y en general, a todos estos elementos para
explicar la realidad: “la paz del justo y en seguida la beatitud que anticipa la
condición de la sustancia en su hipóstasis celeste, he allí un universal y
también la meta del sabio como artista.”114 El universal resulta la posibilidad de
convertirse en lo divino, en tanto que se concibe y se ordena el mundo
estéticamente. Es por ello que toda la empresa de percibir la totalidad de
manera estética se debe realizar, según Vasconcelos, con la mira en la
emoción, en el sentimiento, que busca la belleza sobre todo. Hacer pues, algo
bello, es “superar el orden social y humano, es estética.” 115 Al final, este
esfuerzo por percibir, por trasmutar todo lo material en bello a través de la
111
Ibíd., 1396.
Ibíd., 1399.
113
Ibíd., 1406.
114
Ibíd., 1437.
115
Ibíd., 1452.
112
54
sensibilidad y el gusto, es un esfuerzo por dejar la esfera finita y trascender a la
divinidad.
Para finalizar, sólo nos queda mencionar que el amor es la
manifestación que da cohesión a todas las cosas, es decir, que permite
coordinar y relacionar los heterogéneos: “El Verbo estético tiende a producir o a
manifestar relaciones de amor entre las cosas. Las condiciones formales del
desarrollo de dicho amor, es lo que llamamos belleza poética o literaria.” 116
Aquí podemos ya responder a la cuestión del por qué el filósofo es un poeta
con sistema:
La poesía es el arte de aprovechar estas imágenes por el
empleo de sus propias determinaciones, poéticas, no lógicas, es
decir, por el uso de la fantasía. Para actuar sobre la fantasía, ya
hemos visto que la ley estética adopta esquemas y sistemas según
los modelos rítmicos, armónicos de la música. Pero la imagen
poética es para los arreglos poéticos, un material que por su
elasticidad, riqueza, pureza, no tiene equivalente.117
Resulta entonces, que el poeta puede trabajar con la fantasía. Dicha fantasía
no es un invento desordenado ni carente de motivo, sino que responde a las
leyes estéticas, las cuales dictan el correcto orden, por lo cual, el filósofo al ser
poeta con sistema, puede armonizar y explicar la relación de los heterogéneos,
coordinarlos con exactitud, puede hablar con certeza de la imagen de la
totalidad que produce, en tanto que no aparte de su corazón y entendimiento el
a priori estético que le permite emitir el juicio estético correcto sobre cada
objeto, y con ello, transmutarlo del orden material al orden eterno.
Con lo anteriormente dicho, y caracterizada de manera general la
filosofía estética en las tres obras ejes de Vasconcelos, pasemos a la
Todología para tener reconstruidos los fundamentos del pensamiento estético,
y cómo estos impactan la praxis que propone en la Raza Cósmica.
Filosofía o método de la coordinación.
En la Todología Vasconcelos describe que ha llegado a la culminación
de su propuesta, donde expondrá lo que antes llamó filosofía estética como
Todología o método de la coordinación. Indica que
116
117
Ibíd., 1666.
Ibíd., 1671-1672.
55
El proceso de toda la obra se aclara en el presente volumen,
según los capítulos dedicados a lo que he llamado: Método de la
Coordinación. La verdad es concebida en ellos, como un acorde
musical, más bien que como un acuerdo lógico, por eso se afirma
que pensar es coordinar”118
y su propuesta queda resumida por él mismo en el prólogo de esta obra:
Tal el afán de una filosofía que he venido denominando
Estética, entendiendo por estética, un arte de composición y de
coordinación de valores cognoscitivos. En ella encontramos la
síntesis del saber que dan los sentidos, la sensibilidad, y lo que
enseña el Logos y la Voluntad, la Armonía y el Amor. Expresado este
último conforme a la ciencia de la Revelación, la Teología.119
Encontramos entonces, en la definición anterior, la conjunción de todos los
aspectos revisados en los apartados anteriores, donde tenemos una filosofía
estética que transita de lo racional o apolíneo a lo irracional o dionisíaco, para
llegar a una experiencia mística que permite la elevación del filósofo que, en
calidad de artista, emplea la composición poético-filosófica para dar cuenta de
la totalidad. Define Vasconcelos a su filosofía como síntesis, en tanto que para
él las “filosofías de síntesis (comprensivas) tratan de explicar la realidad por la
coordinación de todos sus factores.”120
Básicamente, el texto sólo habrá de resumir o sintetizar lo expuesto en
las obras anteriores, remitiendo varias veces a éstas. El propósito de la
Todología es ofrecer un compendio general, con más orden, del pensamiento
estético expuesto y desarrollado con extensión y detalle minucioso en las obras
anteriores. Así pues, es que Vasconcelos llega a enunciar párrafos en los que
encontramos soluciones más claras al tema de la coordinación de los
heterogéneos:
consiste la solución en afirmar que elementos que no pueden
ni deben reducirse al denominador común que supone la abstracción
y la lógica se pueden manejar, sin embargo, ordenadamente, gracias
a las formas que conocemos con los nombres de: ritmo, melodía,
armonía y contrapunto. El ejercicio de tales formas estéticas obedece
a un sistema de acción que englobo bajo el nombre de: A priori
estético.121
118
José Vasconcelos, Todología en Obras Completas tomo IV (México, Libreros Mexicanos
Unidos, 1961), 819.
119
Ibíd., 818.
120
Ibíd., 832.
121
Ibíd., 864.
56
Teniendo una descripción más clara de lo que es la coordinación de
heterogéneos, ahora su relación con el todo consiste en “hacer contribuir a su
propósito a elementos y realidades disímiles, insumables, irreductibles y sin
embargo, capaces de colaborar para un fin.”122 La coordinación permite que el
filósofo comprenda la cohesión de todo lo diferente, y en esto consiste el acto
creador, a través del cual se construye la imagen desde una percepción
artística que vía la belleza convierte el objeto en divino.
Vasconcelos llama “etapa de la armonía” al punto donde el conocimiento
vía el a priori estético logra gozar de la existencia de Dios. Esto se logra en
tanto que se ha podido coordinar los heterogéneos y se logra una situación
donde cada cosa se percibe en su sitio correcto, es decir, se alcanza la
armonía, que se revela vía la belleza. Nos dice Vasconcelos:
Del estudio de las formas del conocer como acción: ritmo,
melodía y armonía, se deduce un nuevo tipo de verdad: una verdad
más acorde con lo real concreto y que al mismo tiempo nos obliga a
buscar un criterio que ya no es del Logos, la Razón, sino el que sirve
para dar unidad a la cualidad, sentido y objeto a lo heterogéneo; ese
criterio es el de la armonía.123
Bajo el criterio último de la armonía es que se logra la superación tanto de lo
apolíneo que corresponde a la razón y lo dionisíaco que corresponde al pathos.
Ambos caminos resultarían incompletos, y es necesario establecer las
relaciones entre ellos, que permiten coordinarles y contemplar la totalidad.
Vasconcelos se atreve ahora a pensar que ha logrado el cometido de mostrar
“una filosofía más allá del Logos y que responda al acontecer natural. La razón
ilumina y ordenas las ideas; la armonía coordina las cosas y los seres reales;
Eros nos permite gozar la final plenitud de la existencia en Dios.”124 Vale la
pena mencionar que, si en el resto de los textos de la obra de Vasconcelos no
se habla de la experiencia mística como algo religioso, y sólo este detalle
aparece en la Todología, es porque este último es un texto de madurez del
autor, donde ya había transitado por diversas situaciones de su vida que le
hicieron buscar la religión, y esto permeó entre otras cosas, la obra que sería el
esfuerzo por sintetizar su filosofía estética.
122
Ibíd., 868.
Ibíd., 920.
124
Ibíd., 920.
123
57
Conclusiones del capítulo
Los apartados anteriores nos han permitido transitar de manera veloz
por las obras fundamentales del pensamiento vasconceliano para entender el
método de la coordinación. Este camino ha partido de la identificación esencial
del ritmo como componente común a todas las cosas, y ha pretendido explicar
cómo es posible validar un conocimiento verdadero a partir de éste, vía la
sensibilidad estética.
Todo el proceso descrito por Vasconcelos lleva una finalidad particular,
la cual es transformar la tarea de la filosofía y del filósofo en una tarea
filosófico-poética, donde a su parecer, es el filósofo que abraza la capacidad
artística el único capaz de elevar a la esfera divina y eterna los objetos
concretos de su existencia; pretende tomar lo heterogéneo, o diferente, y
coordinarlo, mostrar sus relaciones, vía la razón, vía el sentimiento y vía la
mística. Todo ello en una síntesis creadora, que juega con la fantasía, para dar
cuenta de cómo se estructura la totalidad de lo real sin perder el movimiento y
la vitalidad que la caracteriza, más allá de la rigidez del concepto y la idea.
Con lo anterior finalmente podemos pasar al análisis biopolítico de La
Raza Cósmica, ya que ahora contamos con los elementos de la filosofía de
Vasconcelos para entender cómo fundamenta su proceso de eugenesia
estética dentro de la propuesta de una raza mestiza en Iberoamérica.
58
RELEYENDO LA RAZA CÓSMICA: UNA EUGENESIA ESTÉTICA
En el tercer capítulo de la presente investigación, procedemos a ofrecer
nuestra interpretación de La Raza Cósmica como eugenesia estética. Habiendo
recorrido en el capítulo 1 las generalidades del pensamiento de José
Vasconcelos, y en el capítulo 2 los fundamentos de su filosofía estética, es
menester proceder al análisis de la Raza Cósmica, y extraer los resultados
anunciados desde la introducción. Para ello, en 3.1 procederemos primero en
delimitar un marco biopolítico a partir del texto Biós, de Roberto Espósito; en
3.2 tomaremos indicaciones del texto El mito nazi, de Philippe Lacoue-Labarthe
y Jean-Luc Nancy, donde por analogía, podemos establecer cómo Vasconcelos
construye una mítica similar a la del nazismo para proponer su estado ideal
utópico donde el mestizo es la raza superior; seguido a esto, en 3.3
comenzamos el análisis de La Raza Cósmica, partiendo primero por el estado
material del proceso de mestizaje; en 3.4 veremos el estado científico o
intelectual; en 3.5 llegaremos al análisis del estado espiritual, para cerrar en
3.6, donde concluimos que La Raza Cósmica es un proyecto de eugenesia
estética, fundamentado en la filosofía de Vasconcelos, cuya puesta en marcha
estuvo más allá de los textos; finalmente, en 3.7 ofrecemos las conclusiones de
este capítulo, con la finalidad de enlazar al capítulo 4, donde cerraremos la
presente investigación.
Marco Biopolítico
El punto desde el cual podremos más fácilmente ofrecer nuestra
interpretación de La Raza Cósmica como eugenesia estética requiere que nos
adentremos en la biopolítica, pues desde aquí es más sencillo entender este
texto como un discurso biopolítico y no sólo como el exhorto nacionalista que
comúnmente se interpreta. Es por esto que recurrimos al texto Biós de Roberto
Espósito, pues nos ofrece un sintético e interesante análisis que nos servirá
como marco referencial en el cuál trabajar.
Entrando en materia, básicamente la biopolítica se entiende como “una
política en nombre de la vida.”125 Bajo tal premisa los estados autoritarios dan
125
Roberto Espósito, Bíos, Biopolítica y filosofía, Trad. de Carlo R. Molinari Marotto (Buenos
Aires, Amorrortu, 2006), 26.
59
marcha a un discurso biopolítico, a través del cual buscan regular la vida de
manera concreta, y, en uno de sus extremos más delicados, una tanatopolítica
que pretende procurar la vida por medio de la muerte: “una vez establecida la
nueva centralidad de la vida, compete a la política salvarla, pero – es este el
elemento decisivo en relación con el paradigma inmunitario – mediante un
dispositivo antinómico que requiere la activación de su contrario”.126
La praxis biopolítica entiende al Estado como un organismo vivo127, en el
cual se pueden identificar elementos sanos o infectados. Dichos elementos
infecciosos, al igual que tejidos cancerígenos deben ser removidos para salvar
la salud del cuerpo del Estado. En otros casos, las medidas de preservación y
procuración del Estado son preventivas, ejercidas por la vía de discursos
limitantes y con rigurosa vigilancia:
Para su propia conservación, la vida debe
renunciar a algo que forma parte, e incluso constituye el
vector principal, de su propia potencia expansiva, esa
voluntad de poseer todas las cosas que la expone al
riesgo de una retorsión mortal. En efecto: es cierto que
todo organismo vital tiene en su interior una suerte de
sistema inmunitario natural —la razón— que lo defiende
del ataque de agentes externos. Pero, una vez
comprobada su insuficiencia, incluso su efecto
contraproducente, se lo debe sustituir por una inmunidad
inducida, esto es, artificial, que lleva a efecto la primera y
simultáneamente la niega: no sólo porque se sitúa fuera
del cuerpo individual, sino también porque tiende a la
contención forzada de su intensidad primigenia.128
En otros casos, las medidas del discurso llegan a la praxis de manera radical
donde se requiere la extinción de elementos del propio Estado, llámense
ciudadanos, con tal de salvar o librar de la infección al resto de la población y
evitar la reaparición de la infección:
La vida, resultado del combate de las células contra las
bacterias infecciosas, tiene que contar con el Estado para que la
defienda de toda posible contaminación. La higiene racial es la
terapia inmunitaria orientada a prevenir, o extirpar, los agentes
126
Ibíd., 95.
Ibíd., 130. Indica Espósito textualmente: “el poder no es imaginable sino en términos de un
organismo viviente”. Este señalamiento, de corte nietzscheano relaciona el poder con lo vital, y el
organismo que ejerce este poder, y debe procurarlo a toda costa es el Estado.
128
Ibíd., 95.
127
60
patógenos que ponen en peligro la calidad biológica de las
generaciones futuras.129
La biopolítica tiene un parentesco especial con el pensamiento moderno y la
noción de orden en tanto que busca por medio de un discurso razonado y
científico controlar el desarrollo biológico de las generaciones futuras. Espósito
menciona además, la aparición de discursos preventivos que buscan una
anulación de la vida de manera preventiva, ordenada y sistemática, es decir,
detener la infección antes de que surja, siendo el ejemplo más recurrente las
medidas tomadas por los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial:
Desde luego, el hecho mismo de que la biopolítica
moderna tome cuerpo con la mediación de categorías aún
referibles a la idea de orden, entendido como lo trascendental
de la relación entre poder y sujetos, significa que el carácter
político del bíos no está afirmado aún de manera absoluta. Para
que esto ocurra —para que la vida sea inmediatamente
traducible a política, o para que la política adquiera una
caracterización intrínsecamente biológica— debe aguardarse
hasta el viraje totalitario de la década de 1930, especialmente
en su versión nazi. Entonces, no sólo se hará que lo negativo,
esto es, la amenaza de la muerte, sea funcional para el establecimiento del orden, como ya sucedía durante la etapa moderna,
sino que se lo producirá en cantidad cada vez mayor, conforme
a una dialéctica tanatopolítica destinada a condicionar la
potenciación de la vida a la consumación cada vez más
130
extendida de la muerte.
La problemática central podría analizarse desde un corte ético, pues cabe
preguntar si las medidas realizadas son pertinentes y convenientes, y si es
realmente necesario acabar con la vida de los propios ciudadanos del Estado
en aras de la conservación de la vida de éste. Sin embargo, existe el factor que
torna en delicada esta situación pues el mismo discurso biopolítico del Estado
anula primero la naturaleza ciudadana de la población infectada, es decir, se
les deja de reconocer como ciudadanos, y como seres humanos, para
entenderles en adelante como una infección que requiere una cura inmediata:
“Ya sea que la degeneración se difundiese por transmisión hereditaria o por
contagio, lo que en cualquiera de los casos importaba era la construcción del
dispositivo inmunitario apropiado para bloquear su difusión.” 131
129
Ibíd., 206.
Ibíd., 18.
131
Ibíd., 195.
130
61
Aquí poco importa ya si son o no personas las que requieren
erradicación, ya sea preventiva o correctiva, el discurso que impera exige una
pronta solución. Ya no se analiza qué tan ético o moral es que se tomen
medidas de un tipo u otro, lo que cuenta es un discurso práctico que sólo verá
cifras y eficacia de las medidas:
Algunas décadas más tarde, los ilustres catedráticos
alemanes Fischer y Verschuer se repartirían el campo de
investigación, estudiando, el primero, la sangre de los distintos
grupos étnicos, y el segundo, las líneas hereditarias en los gemelos
univitelinos: la síntesis operativa la efectuó Josef Mengele en el
laboratorio de Auschwitz.132
Se convierte la supervivencia del Estado en un asunto de Voluntad de vivir, y lo
otro, lo extranjero, lo diferente, lo ajeno, en un enemigo del Estado que pone en
riesgo su supervivencia. Espósito retoma el planteamiento nietzscheano para
dar luz al respecto, en tanto que se analiza el discurso genealógico con cruces
metodológicos con Foucault, en función de determinar o poner en duda qué es
lo bueno y lo malo, así como quién es el que lo decide, pues esto determina la
acción política concreta.
En el marco biopolítico que pretendemos construir para interpretar la
Raza Cósmica, el discurso en cuestión que propone Vasconcelos busca un
fundamento metafísico para decidir directamente sobre la vida, de ahí que el
mismo autor le llame una “eugenesia estética”.133 En este caso, la eugenesia
propuesta por Vasconcelos es preventiva, en tanto que busca limitar la
procreación, lo cual en palabras de Espósito es deshumanizar desde una
perspectiva moderna y técnica a los ciudadanos, verlos como elementos que
merecen corrección aún antes de estar vivos, donde en un espacio
antidemocrático, es una élite de gobierno quien determina quiénes son aptos
para engendrar la siguiente generación: “Pero el derecho soberano, en el
régimen biopolítico, no es tanto la facultad de dar muerte como la de eliminar
por anticipado la vida.”134
La insistencia de nuestro trabajo es bajo el señalamiento de Espósito
que indica que “una política construida directamente sobre el Bíos está siempre
132
Ibíd., 195.
José Vasconcelos, La raza cósmica, (México, Porrúa, 2010) p. 27.
134
Roberto Espósito, op. cit., 234
133
62
expuesta al riesgo de subordinar violentamente el Bíos a la política”135. Por lo
cual, el interpretar La Raza Cósmica como una eugenesia estética tiene la clara
intención de señalar dichos riesgos, más cuando su autor buscaba la puesta en
marcha de su proyecto.
Teniendo claro el marco biopolítico, pasemos a la reconstrucción del
esquema que realizan Lacoue-Labarthe y Nancy en El mito nazi, el cual nos
servirá de guía para analizar biopolíticamente La Raza Cósmica.
Construcción del mito
Lacoue-Labarthe y Nancy en El mito nazi buscan mostrar la lógica
interna del nazismo como respuesta al espíritu de la modernidad que creaba un
mito adorador de la Razón, donde la deidificación de la Razón moderna
imposibilitaba la apelación a una realidad mítica para encontrar sentido. Esta
característica singular del nazismo que Lacoue-Labarthe y Nancy perciben
comparte una importante similitud con la propuesta de Vasconcelos, ya que,
como hemos visto en los capítulos anteriores, el autor de La Raza Cósmica en
varias ocasiones declara la imposibilidad de explicar únicamente a través de la
Razón la totalidad de lo real. Esto, llevado al campo de la filosofía política y la
biopolítica, nos permite comprender mejor porqué Vasconcelos ha optado por
una propuesta utópica donde funde el mito con la racionalidad, y al mismo
tiempo, nos hace necesario dar un repaso a lo que Lacoue-Labarthe y Nancy
han detectado, pues nos servirá para revisar de modo análogo la propuesta
vasconceliana para comprender su alcance oculto y lograr los objetivos de la
presente investigación. Nos dicen Lacoue-Labarthe y Nancy al respecto del
nazismo y la “venganza” en contra de la Razón destructora de la verdad mítica:
El nazismo, […] partió en efecto del deseo de << venganza >>
respecto de este atentado a la grandeza sagrada, y de una venganza
que debía restaurar la posibilidad del mito, y de una salvación
encontrada en él. Lo que se percibe como la pérdida de una vida
inmersa en la certidumbre inflamada de los mitos engendra una
amargura y un resentimiento, en la experiencia de una incapacidad
de afrontar la modernidad.136
135
Ibíd., 32.
Philippe Lacoue-Labarthe y Jean-Luc Nancy, El mito nazi, trad. De Juan Carlos Moreno
Romo (Barcelona, Anthropos, 2002) p. 8.
136
63
Básicamente,
en
principio,
Lacoue-Labarthe
y
Nancy
entienden
el
resentimiento de un movimiento como el nazismo como una “venganza” contra
la pérdida de esa certeza absoluta, sagrada, antigua y única que el mito
ofrecía. La verdad deja de ser exclusiva para un pueblo, y se vuelve universal,
por lo cual “se quiere entonces el <<retorno>> a una identidad ya dada de
antemano en substancia y en su figura: pueblo, jefe, patria, raza, suelo y
sangre, naturaleza, comunidad.”137 Seguido de lo anterior, sobre el sentido del
texto, los franceses señalan:
Este libro […] no es solamente un trabajo de explicación
histórica y filosófica: es una puesta en guardia contra todo aquello
que, setenta años más tarde, puede nutrir de nuevo –y nutrir, en
efecto, como es sabido, de un extremo al otro del mundo– las
terribles amenazas del mismo espíritu de venganza erguido contra la
razón. Una determinada racionalidad es percibida como destructora
de las identidades, y no siempre va errada esta percepción.138
La cita anterior nos revela tanto el propósito del texto El mito nazi el de esta
investigación, el cual pone la alerta sobre aquéllos discursos políticos que que
pretenden la anulación de lo diferente, y que veremos más a fondo en el
capítulo 4. Volviendo al punto del presente apartado sobre el texto de LacoueLabarthe y Nancy, el propósito o sentido que dan los autores a su análisis
sobre el nazismo, no es desvalorizar un listado de mitologías a las que recurren
los autores, sino lo mostrar lo que es en general el mito nazi, entendido como:
la ideología en cuanto, por un lado, se propone todavía como
una explicación política del mundo, es decir, como una explicación de
la historia (o si se quiere, de la Weltgeschichte, entendida menos
como <<historia mundial>> que como <<mundo-historia>>, mundo
que no está hecho sino de un proceso, y de su necesidad autolegitimante) a partir de un concepto único: el concepto de raza, por
ejemplo, o el concepto de clase, incluso el de <<humanidad total>>; y
en cuanto, por otro lado, esta explicación o esta concepción del
mundo
(Weltanschauung:
visión,
intuición,
aprehensión
comprehensiva del mundo –término filosófico que el nacionalsocialismo, lo veremos más adelante, ha hecho gran uso) se quiere
una explicación o una concepción total. Esta totalidad significa, por lo
menos, que la explicación es indiscutible, sin defecto y sin tacha.139
Es decir, que por un lado, se habrán de centrar en cómo el mito nazi genera
una explicación político-histórica a partir de un concepto específico como raza,
137
Ibíd., 8.
Ibíd., 8.
139
Ibíd., 20.
138
64
y por otro lado, una explicación omniabarcante del mundo que gire alrededor
de este concepto. Por otro lado, lo anterior pretende por parte de LacoueLabarthe y Nancy ofrecer una respuesta de cómo se gesta una ideología
fascista, en específico, la del nazismo y porqué incurre en el racismo, es decir,
dar cuentas de un mito sin incurrir en “presentar esta historia como el efecto de
un determinismo, sea éste concebido bajo el modelo de un destino o el de una
causalidad mecánica.”140
Posterior a señalar que uno de los rasgos es esta ideología que
pretende explicar de manera definitiva los procesos históricos y políticos que
giran alrededor de una sola raza, Lacoue-Labarthe y Nancy incorporan otro
elemento a la ecuación, que es la emoción:
Ciertamente no debemos olvidar que uno de los componentes
esenciales del fascismo es la emoción, de masa, colectiva (y esta
emoción no es solamente la emoción política: es, hasta cierto punto
al menos, en la emoción política la emoción revolucionaria misma),
tampoco debemos olvidar que la susodicha emoción se conjuga
siempre con conceptos).141
Dados algunos rasgos generales, como la explicación total asociada al
concepto de raza, y la emoción de masa, identifican de manera puntual
nuestros colegas franceses lo siguiente:
1. Dado que el problema alemán es fundamentalmente un
problema de identidad, la figura alemana del totalitarismo es el
racismo.
2. Dado que el mito puede definirse como un aparato de
identificación, la ideología racista se ha confundido con la
construcción de un mito (nos referimos al mito del ario, en cuanto
éste ha sido deliberada, voluntaria y técnicamente elaborado
como tal).142
A estas alturas, en nuestra recolección de rasgos detectados en el mito nazi,
tenemos que la construcción mítica busca ofrecer una respuesta que se
oponga a la razón, al incorporar verdades míticas que den cuenta de manera
única y absoluta de un sentido, de una realidad en el mundo que explique el
proceso político e histórico alrededor de un concepto como la raza, y que esta
explicación además, resuelva el problema de identidad, generando un aparato
140
Ibíd., 25.
Ibíd., 23.
142
Ibíd., 26.
141
65
de identificación donde el mito resulta manipulado para generar emociones de
masa que orienten el proceder de un Estado-sujeto, y los individuos que forman
su tejido. Además, sumamos a los rasgos, la otra variante que implica recurrir a
la construcción mitológica, que es “la imitación de los antiguos”143 para buscar
en ellos cierta validez, cierto modelo a seguir.
Señalan Lacoue-Labarthe y Nancy que esta necesidad de identificación
resulta de que “lo que le ha faltado entonces a Alemania, prácticamente es
sujeto, o es ser el sujeto de su propio devenir […]. En consecuencia, lo que
Alemania ha querido construir, es tal sujeto, su propio sujeto.”144 Sin embargo,
los autores descubren que hay un problema en la imitación de los antiguos, y
es que si la recurrencia a imitar a los griegos es porque no hay otro modelo qué
imitar, entonces se vuelve problemático el imitar un origen común para varios
pueblos. Resuelven esta salida pues, por dos vertientes, la dialéctica y la
estética. Es decir, que a pesar de imitar un origen común, se imitaría “de tal
manera que diferenciara radicalmente a los alemanes.”145
Es por lo anterior, que parte del proceso político implica obras de arte en
el sentido de “obra de arte total”: “la totalización no es solamente estética: ella
señala en dirección de lo político.” 146 El incursionar en la estética desde el
nacional-socialismo implica provocar sensaciones de identificación, de sentir
una identidad nacional, que obviamente, apunta a un carácter político.
Teniendo estos caracteres definidos como explicaciones totales, ahora en
concreto, el mito nazi implica una vitalidad, ya que se llega a un punto de
emotividad de masas, desde el cual se busca implementar una situación donde
se concrete dicho mito: “La característica central del nazismo (y, a muchos
respectos, la del fascismo italiano) es la de haber propuesto su propio
movimiento, su propia ideología y su propio Estado, como la realización
efectiva de un mito, o como un mito vivo.”147 El surgimiento del movimiento
nazi, y en concreto, la construcción del mito son revisados por Lacoue-Labarthe
143
Ibíd.,
Ibíd.,
145
Ibíd.,
146
Ibíd.,
147
Ibíd.,
144
30.
31.
33.
36-37.
38.
66
y Nancy desde la lectura de El mito del siglo XX de Rosenberg y Mein Kampf,
de Hitler. Ambos textos son descritos en su discurso por lo siguiente:
No hay ni saber por establecer, ni pensamiento por
conquistar. Hay solamente una verdad ya adquirida por declarar,
toda disponible. Ya en ese plano, en suma, se apela implícitamente
no a un logos, sino a una especie de proferimiento mítico, que
aunque no es poético busca todos sus recursos en la potencia
desnuda e imperiosa de propia afirmación.148
Si el mito es construido con fines políticos, entonces su propósito es dar lugar a
que el individuo sea capaz de identificarse con el camino de un pueblo, que el
sentido de un individuo sea el sentido de su nación: “el mito es así la potencia
de unificación de las fuerzas y de las direcciones fundamentales de un
individuo o de un pueblo, la potencia de una identidad subterránea, invisible, no
empírica.” 149 El mito es un sueño, en el sentido de que “la potencia mítica
propiamente dicha es la del sueño, la de la proyección de una imagen con la
cual uno se identifica.”150
Tenemos hasta ahora, lo siguiente: el mito (en esta acepción de mito
fascista,
específicamente
mito
nazi,
manipulado)
es
una
explicación
omniabarcante, en relación a un solo concepto tal como raza, para explicar un
proceso histórico-político, que además busca despertar una emotividad, donde
un individuo concreto pueda identificarse con el sueño colectivo de un pueblo,
donde dicho sueño es una imagen proyectada. El mito habrá de oponerse a la
racionalidad descarnada, para decantarse por una estética que dentro de su
emotividad totaliza y unifica el sentimiento de un pueblo que da cabida a sus
individuos concretos. Siguiendo este camino el mito apela además a la
creencia, en tanto que el individuo se adhiere a este sentimiento de manera
general sin cuestionar, digamos, de modo religioso, místico:
Hace falta una creencia total, una adhesión inmediata y sin
reservas a la figura soñada, para que el mito sea lo que es, o incluso,
y si es posible decirlo, para que esa figura cobre figura. De ahí la
consecuencia importante de que, para los <<creyentes>> en ese
sentido, el sometimiento del pueblo […] no sólo sea una técnica de
eficacia, sino también una medida de verdad.151
148
Ibíd.,
Ibíd.,
150
Ibíd.,
151
Ibíd.,
149
39.
40.
40.
41.
67
Además el mito busca su concretud, es decir, su realización: “el mito, o el
sueño, tiene por naturaleza y por fin encarnarse en una figura, o en un tipo."152
Los rasgos anteriores nos llevan directamente al tema de la raza, que es donde
el sueño encuentra su materialización tangible: "la raza es la identidad de una
potencia de formación, de un tipo singular; la raza es el portador de un mito.”153
Una vez establecido qué es el mito y cómo va a funcionar se sigue un
proceso para la política de masa, donde según Lacoue-Labarthe y Nancy
primero “es preciso despertar la potencia del mito frente a la inconsistencia de
los universales abstractos,”154 es decir, demostrar que el mito tiene respuestas
más satisfactorias; en segundo “despertar la potencia de la raza, o del pueblo,
[…], y como su puesta en obra, es decir, como la adhesión activa del pueblo a
su mito. Esta adhesión toma desde entonces el nombre de <<mística>>,” 155
punto en el cual el sentimiento de pertenencia ya es incuestionable, pues
resulta experimentado por cada individuo en su propia existencia de manera
mística; en tercero, se requiere un acto de fe, que “estriba, para cada pueblo,
en su mito propio, es decir, en la proyección y en el proyecto originarios de su
identidad,”156 El mito no sólo vive por sí mismo sino que es vivido por cada
individuo, se concreta en cada aspecto de la vida de los individuos que se
identifican: “por lo mismo que debe formar un tipo efectivo, el acto de fe debe
ser inmediatamente la vivencia de este tipo.”157
Sin embargo, para hacer que el mito sea delimitado, único y específico
para una cierta raza, señalan Lacoue-Labarthe y Nancy dos rasgos más: raza y
tipo. El primero, “la raza, el pueblo, dependen de la sangre y no del
lenguaje.”158 No podrían depender del lenguaje, pues el lenguaje se aprende,
más no se puede aprender a tener sangre de una raza. La sangre excluye por
derecho de nacimiento, por así decirlo. Y la sangre se liga a “el suelo de donde,
en suma, surgió.”159 Sangre y suelo, en conjunción, son la limitación física del
mito concreto, que excluye al extranjero, al que no participa propiamente de
152
Ibíd.,
Ibíd.,
154
Ibíd.,
155
Ibíd.,
156
Ibíd.,
157
Ibíd.,
158
Ibíd.,
159
Ibíd.,
153
41.
41.
43.
43.
43.
44.
44.
44.
68
ellos, es decir, señala al tipo específico que es la proyección viva del sueño. El
segundo rasgo, específico para los alemanes, es el mito ario, en tanto que los
arios “son portadores del mito solar.”160
Antes de cerrar el presente apartado recapitulemos: el mito artificial,
orientado por la política se valdrá de elementos estéticos y lógicos donde se
pretende dar respuesta a una ausencia de identificación del individuo con su
pueblo. Esto se hará por medio de gestar un sentimiento de masa, donde cada
individuo se identifique de manera mística con el mito, el sueño o tipo general
que identifica a su pueblo, y que a su vez, dicho tipo se vea concretado en la
vida singular de cada individuo. Ahora, esta capacidad de vivir en el sueño que
implica el mito es propia y exclusiva de una raza que comparte una herencia de
sangre y un arraigo al suelo, cualidades imposibles de transferir y que le
separan y le delimitan del resto de la humanidad. Todo lo anterior, pretende
explicar su lugar en el mundo, y el porqué de los procesos históricos y políticos
que han llevado a la conformación de un pueblo en específico sobre todos los
demás. Dicha verdad y respuesta se acepta de manera indiscutible, pues cada
individuo perteneciente a esta raza lleva en su propio ser la certeza de que
estas respuestas son ciertas, y la validación le es dada por vía mística y no
racional.
Lacoue-Labarthe y Nancy prosiguen a partir del tema del mito ario en un
análisis más detallado de la simbología nazi, donde ya no sería posible
establecer similitudes más evidentes con el proyecto vasconceliano, dada la
especificidad simbólica y los métodos políticos empleados durante el desarrollo
del nazismo en Alemania. Sin embargo, cierran su análisis con el siguiente
comentario:
La confortable seguridad de las certezas de la moral y de la
democracia, no sólo no garantiza nada, sino que además nos expone
al riesgo de no ver venir, o regresar, aquello cuya posibilidad no se
ha debido a un puro accidente de la historia. Un análisis del nazismo
no debe jamás ser concebido como un simple expediente de
acusación, sino más bien como una pieza en una deconstrucción
general de la historia de la que provenimos.161
160
161
Ibíd., 45.
Ibíd., 50-51.
69
Hasta aquí hemos mostrado suficientes aristas del proyecto vasconceliano para
comprender su lógica interna, sus motivaciones, sus pretensiones y
aspiraciones, con la finalidad de prevenir cualquier riesgo que caer en una
incorrecta interpretación, o una falta de conocimiento sobre La Raza Cósmica,
el motivo por el cual también la presente investigación ha implicado la
exhaustiva reconstrucción del proyecto vasconceliano. Lo anterior pretende no
hacer omisiones para proceder en lo que es nuestra interpretación desde la
perspectiva biopolítica, realizada de manera análoga al análisis del nazismo por
Lacoue-Labarthe y Nancy.
La Raza cósmica: la construcción del mito mestizo
Habiendo dedicado la primera mitad de este capítulo además de los dos
anteriores a contextualizar y comprender el pensamiento de Vasconcelos,
procederemos a analizar puntualmente el ensayo La Raza Cósmica,
interpretando sus pasajes desde una perspectiva biopolítica. Revisaremos las
tres partes por separado, comenzando tal como aparecen en el texto, es decir,
la parte I. Para ello, en conjunto con la metodología vasconceliana, daremos
giros concéntricos alrededor de la problemática al estilo de Ortega y Gasset,
quien, propone asediar el problema como el pueblo israelita asedió la ciudad
fortificada de Jericó, es decir, dando giros estratégicos alrededor del problema,
donde en cada vuelta se vuelve al punto de inicio, pero con una perspectiva
más completa sobre el problema general. Si bien retomaremos o volveremos a
mencionar detalles sobre los textos revisados previamente, en un espíritu
orteguiano en cada regreso los encontraremos renovados después del
recorrido que hemos
hecho
alrededor del problema
para
recolectar
perspectivas distintas a las canónicas.
Tenemos pues, la primera etapa en la que Vasconcelos habrá de
comenzar por la construcción del mito de la raza cósmica, al afirmar que
América es lo que queda de la Atlántida: “A medida que las investigaciones
progresan, se afirma que la hipótesis de la Atlántida, como cuna de una
civilización que hace millares de años floreció en el continente desaparecido y
en parte de lo que es hoy América.” 162 Vasconcelos comienza por situar y
162
José Vasconcelos, La raza cósmica, (México, Porrúa, 2010) p. 3.
70
delimitar geográficamente, es decir, proponer un arraigo al suelo, marcar un
territorio particular donde la raza cósmica tiene sus antecedentes.
Seguido de esto, aparece planteada una pregunta que de inmediato nos
remite a lo mencionado por Lacoue-Labarthe y Nancy, referente a la necesidad
de identidad:
Si, pues, somos antiguos geológicamente y también en lo que
respecta a la tradición, ¿cómo podremos seguir aceptando esta
ficción inventada por nuestros padres europeos, de la novedad de un
continente que existía desde antes de que apareciese la tierra de
donde procedían descubridores y reconquistadores?163
Básicamente, Vasconcelos apelando a una herencia ancestral que debe
unificar desde un origen a los pueblos iberoamericanos pone en duda la
tradición europea y su racionalidad moderna que según él. habla sobre un
continente nuevo y de reciente creación. Si bien actualmente hay discusiones o
evidencia arqueológica que pretende reescribir la historia de las civilizaciones
prehispánicas, no debe el lector perder de vista las señales del mito de la raza
cósmica, es decir, de cómo los datos científicos son manipulados dentro del
discurso con intenciones políticas.
Además, aparece poco a poco el rechazo de la razón moderna y
canónica, que también es un rasgo de los discursos fascistas, según pudimos
aprender en el apartado anterior:
La historia empírica enferma de miopía, se pierde en el
detalle, pero no acierta a determinar un solo antecedente de los
tiempos históricos. Huye de las conclusiones generales, de las
hipótesis trascendentales, pero cae en la puerilidad de la descripción
de los utensilios y de los índices cefálicos y tanos otros pormenores,
meramente externos, que carecen de importancia si se les desliga de
una teoría vasta y comprensiva.164
Aparecen los rasgos de rechazo al canon, a la concepción científica tradicional
y la necesidad de una explicación absoluta y omniabarcante que dentro del
esquema del mito nazi descrito por Lacoue-Labarthe y Nancy, son evidencia de
pensamientos como el nazi. Vasconcelos inmediatamente indica que “sólo un
salto de espíritu, nutrido de datos, podrá darnos una visión que nos levante por
163
164
Ibíd., 4.
Ibíd., 4-5.
71
encima de la microideología del especialista.”165 Esta indicación obviamente,
nos remite ya a su pensamiento filosófico, donde la razón necesita de la mística
espiritual para ofrecer la certeza sobre el mundo. Siguiendo los indicios que
nos llevan a ver su filosofía como soporte del discurso político dice:
“Sondeamos entonces en el conjunto de los sucesos para descubrir en ellos
una dirección, un ritmo y un propósito. Y justamente allí donde nada descubre
el analista, el sintetizador y el creador se iluminan”166
Lo anterior dirige en un camino donde que sólo el que piense como
Vasconcelos es capaz de comprender la historia en la manera correcta. Al
mismo tiempo, justifica con esto Vasconcelos el paso que está a punto de dar,
es decir, crear una explicación desde su perspectiva de filósofo-poeta donde el
mito se alimenta de razón para dar cuenta de un pasado del continente
iberoamericano que concuerda con su propuesta:
Ensayemos, pues, explicaciones, no con fantasía de
novelista, pero sí con una intuición que se apoya en los datos de la
historia y la ciencia. La raza que hemos convenido en llamar atlántida
prosperó y decayó en América. […] Al decaer los atlantes, la
civilización intensa se trasladó a otros sitios y cambió de estirpes;
deslumbró en Egipto; se ensanchó en la India y en Grecia injertando
nuevas razas.167
Este proceso le sirve a Vasconcelos en principio para acentuar un origen
majestuoso en el pasado del continente, y por otro lado, para pensar en un
ancestro común que por el mestizaje y los viajes, se encuentra en todas las
razas del mundo, por lo cual, el proceso de mestizaje resulta sembrado desde
el pasado. Las afirmaciones son totales, no se pone en duda por el autor
semejante pasado, lo cual concuerda con el esquema del mito nazi, donde se
pretende, más que una explicación científica del proceso, una aceptación
“mística”, una fe en la explicación más que un razonamiento.
Seguido de esta explicación mítica del pasado de América, Vasconcelos
procede a mencionar que en la actualidad, la posibilidad de mestizaje la
debemos a la raza blanca, específicamente a los españoles e ingleses, en los
cuales reside una misión de tender los puentes necesarios para el proceso de
165
Ibíd., 5.
Ibíd., 5.
167
Ibíd., 5.
166
72
mestizaje: “La misión trascendental correspondió a las dos más audaces ramas
de la familia europea; a los dos tipos humanos más fuertes y más disímiles: el
español y el inglés.”168
Señala Vasconcelos que a pesar de la capacidad de los blancos para
conquistar y trasladar su cultura, su naturaleza bélica genera profundos daños
de corte moral en los pueblos conquistados. De aquí surge otro rasgo señalado
por Lacoue-Labarthe y Nancy, que es este sentimiento de venganza y derrota
que está presente en los pensamientos que explican el mundo a partir de un
concepto único como el de raza:
La derrota nos ha traído la confusión de los valores y los
conceptos; la diplomacia de los vencedores nos engaña después de
vencernos, el comercio nos conquista con sus pequeñas ventajas.
Despojados de la antigua grandeza, nos ufanamos de un patriotismo
exclusivamente nacional, y ni siquiera advertimos los peligros que
amenazan a nuestra raza en conjunto. […] No sólo nos derrotaron en
combate, ideológicamente también nos siguen venciendo.169
Tenemos hasta este punto, que Vasconcelos denuncia la necesidad de
recuperar una identidad que los pueblos latinoamericanos han perdido durante
su historia, y que tanto la razón como la ideología política que les ha sido
entregada por sus conquistadores sólo les resta su identidad de raza
negándoles verse como pueblos iguales entre sí.
Vasconcelos comienza a dibujar una explicación de la configuración
actual del mundo donde es necesaria la convicción de una cierta idea de raza,
si se quiere lograr una nueva configuración que ponga solución a las injusticias
de la historia, es decir, a la falta de equidad surgida de los procesos de
conquista: “para no tener que renegar alguna vez de la patria misma es
menester que vivamos conforme al alto interés de la raza, aun cuando éste no
sea todavía el más alto interés de la Humanidad.”170
Comienza así a dibujarse el proyecto vasconceliano de la raza cósmica,
pues la insistencia en la convicción de un solo concepto de raza pretende
poner las bases de una gran nación latina, donde según Vasconcelos, el afán
de los conquistadores ha llevado secretamente la desarticulación de dicha
168
Ibíd., 6.
Ibíd., 7.
170
Ibíd., 8.
169
73
nación, por la cual, actualmente, Latinoamérica sufre su falta de identidad a la
cual los mismos latinos han colaborado:
Dividir, despedazar el sueño de un gran poderío latino, tal
parecía ser el propósito de ciertos prácticos ignorantes que
colaboraron en la Independencia, y dentro de ese movimiento
merecen puesto de honor; pero no supieron, no quisieron ni escuchar
las advertencias geniales de Bolívar.171
Vasconcelos señala de inmediato que una de las ventajas de los blancos ha
sido estar unidos bajo una misma religión a través de la cual garantizan su
identidad racial. Sin embargo, a esto le ve un defecto, pues en su afán de
conservar su identidad arrasaron con las razas diferentes que los podrían
enriquecer: “cometieron el pecado de destruir esas razas, en tanto que
nosotros las asimilamos, y esto nos da derechos nuevos y esperanzas de una
misión sin precedentes en la Historia.”172 Nuevamente aparece la explicación
tanto de una historia de Latinoamérica como el anuncio de una misión con un
sentido universal,
ambas ligada a un concepto de raza mestiza. Prosigue
Vasconcelos afirmando que:
La ventaja de nuestra tradición es que posee mayor facilidad
de simpatía con los extraños. Esto implica que nuestra civilización,
con todos sus defectos, puede ser la elegida para asimilar y convertir
a un nuevo tipo a todos los hombres. En ella se prepara de esta
suerte la trama, el múltiple y rico plasma de la Humanidad futura.”173
Tenemos ahora delimitación y arraigo al suelo, sangre y suelo comprometidos
con una tradición bien delimitada y situada en una Iberoamérica que ha sido
conquistada por españoles y sajones, pero que lleva un concepto de raza
mestiza que explica su situación y sentido en el mundo: “En el suelo de
América hallará término la dispersión, allí se consumará la unidad por el triunfo
del amor fecundo, y la superación de todas las estirpes.”174
Hasta el momento, tenemos el planteamiento de una explicación políticohistórica de la configuración de Latinoamérica a partir del concepto de raza
mestiza, delimitado geográfica y racialmente, por un lado, en la necesidad de
proseguir con el proceso de mestizaje, y por otro, a generar un nuevo tipo
171
Ibíd.,
Ibíd.,
173
Ibíd.,
174
Ibíd.,
172
11-12.
14. Cursivas del texto.
14.
14-15.
74
humano que supere a las cuatro razas originales, es decir, que supere blancos,
rojos, amarillos y negros, llevando en su propia sangre rasgos de cada raza,
pero superados, dando identidad como mestizos a los pobladores de
Iberoamérica:
Y se engendrará de tal suerte el tipo síntesis que ha de juntar
los tesoros de la Historia, para dar expresión al anhelo total del
mundo.
Los pueblos llamados latinos, por haber sido más fieles a su
misión divina de América, son los llamados a consumarla. Y tal
fidelidad al oculto designio es la garantía de nuestro triunfo.175
Comienza Vasconcelos, una vez que ha dado suficientes ejemplos en la
historia de Latinoamérica de cómo éste es el continente propicio para este
proyecto de la quinta raza o raza cósmica, a dar los indicios concretos de este
mito, en tanto que comienza a buscar la identidad en el concepto de raza como
explicación universal:
Sean cuales fueren las opiniones que a este respecto se
emitan, y aun la repugnancia que el prejuicio nos causa, lo cierto es
que se ha producido y se sigue consumando la mezcla de sangres. Y
es en esta fusión de estirpes donde debemos buscar el rastro
fundamental de la idiosincrasia iberoamericana.176
Al igual que el mito nazi, el mito mestizo no busca su identidad en la lengua,
sino en la raza, la cual es portadora y manifestación física de un tipo único que
lleva en su sangre la tradición, historia y el arraigo a su pueblo latinoamericano.
Valida Vasconcelos la superioridad del mestizo que se encuentra en proceso,
al afirmar que
En la América española ya no repetirá la Naturaleza uno de
sus ensayos parciales, […] lo que de allí va a salir es la raza
definitiva, la raza síntesis o raza integral, hecha con el genio y con la
sangre de todos los pueblos, y por lo mismo, más capaz de
verdadera fraternidad y de visión realmente universal.177
Note el lector, que además de los rasgos del mito racial que podemos ver aquí,
tales como la inserción de identidad en el concepto de sangre así como el
arraigo a un suelo específico, tenemos también la promesa de un sentido
universal. Dicho sentido, pretende por medio de su prosa despertar la
emotividad. A pesar de que en estas citas no vemos del todo la aparición de
175
Ibíd., 15.
Ibíd., 16.
177
Ibíd., 17.
176
75
conceptos propios de la filosofía estética, los rasgos del pensamiento
vasconceliano ya son notables en la pretensión de universalidad.
Los rasgos del pensamiento vasconceliano son al mismo tiempo, los
rasgos de la raza definitiva, pues esta al ser la raza síntesis, es la concretud del
tipo que se propone a través del A priori estético, es decir, que esta raza en sí
misma es el resultado de la convergencia de lo heterogéneo, y al mismo
tiempo, es la que identifica Vasconcelos como la única con la visión universal,
que es síntesis y al mismo tiempo la única capaz de sintetizar, es decir, tanto
es lo heterogéneo coordinado como es la que coordina lo heterogéneo, y a su
vez, la única capaz de crear en tanto que llevaría esta base artística. Sin
embargo, no nos adelantemos. Retomando nuestro análisis, Vasconcelos
indica que
Para acercarnos a este propósito sublime es preciso ir
creando, como si dijéramos, el tejido celular que ha de servir de
carne y sostén a la nueva aparición biológica. Y a fin de crear ese
tejido proteico, maleable, profundo, etéreo y esencial, será menester
que la raza iberoamericana se penetre de su misión y la abrace como
un misticismo.178
Tal es el contexto en que nos movemos que ha determinado el especial
impacto de este párrafo, pues, por un lado dimensiona de manera biológica y
política el discurso, es decir, le da su aspecto biopolítico al encausar el
desarrollo racial, que implica una eugenesia en función de una raza mestiza
definitiva, y por otro lado, tenemos de manera explícita la necesidad mística del
compromiso con el discurso político.
Vasconcelos ha dejado claro que es necesario abrazar su propuesta
como un misticismo, como una fe, rasgo que señalaban Lacoue-Labarthe y
Nancy como elemental para poder construir el mito racial y hacerlo de manera
concreta, es decir, la identificación del individuo con el tipo universal que
propone la concepción biopolítica y mítica de una raza única.
Recapitulando, digamos que tenemos a un Vasconcelos que ha puesto
en la mesa las cartas referentes a un proyecto de raza donde, el concepto de
raza mestiza explica una configuración histórico-política destinada a engendrar
178
Ibíd., 17.
76
una raza definitiva en un territorio delimitado que es el continente americano,
donde únicamente en los países latinos es posible dicho surgimiento, debido a
que en su sangre y tradición llevan rasgos de un tipo mestizo que se hace
tangible en cada individuo. Al mismo tiempo, el proceso de mestizaje sigue
constante en una raza que poco a poco se concreta más, donde la biología,
inteligencia, cultura y espiritualidad en conjunto, le dan el rasgo sintético que al
mismo tiempo los identifica con su filosofía, pues el mestizo es materialización
de la coordinación de heterogéneos y a su vez, son la raza con la capacidad de
coordinar los heterogéneos y comprender el universo en su totalidad.
La Raza cósmica: dibujando el fundamento estético del mito mestizo
Analizando el segundo apartado de La Raza Cósmica es posible
construir de manera más concreta la imagen de la mítica raza mestiza ligada a
la estética. Vasconcelos en este apartado de su texto, después de una breve
recolección de rasgos técnicos y culturales que cada civilización aporta a la
raza síntesis, toca el tema que hace de la estética el fundamento de su raza
cósmica y su posterior eugenesia estética.
Señala Vasconcelos sobre la posible mezcla de razas: “quizás entre
todos los caracteres de la quinta raza predominen los caracteres del blanco,
pero tal supremacía debe ser fruto de elección libre del gusto y, no resultado de
la violencia o de la presión económica.”179 Básicamente, el gusto, la emotividad
que identifica místicamente el ritmo interior con el ritmo esencial de todas las
cosas, es lo que en última instancia debe regir el proceso de mestizaje, por lo
cual, la raza síntesis fundamenta su mito en la propuesta filosófica del autor.
Prosigue Vasconcelos afirmando que “los caracteres superiores de la
cultura y de la naturaleza tendrán que triunfar, pero ese triunfo sólo será firme
si se funda en la aceptación voluntaria de la conciencia y en la elección libre de
la fantasía”. 180 Tenemos pues, que el fundamento que pone en marcha el
proceso de síntesis racial, de coordinación de heterogéneos concretados en los
individuos nacidos dentro de la raza cósmica, es un fundamento estético,
metafísico, de carácter místico, que implica la aceptación ciega, emocional,
179
180
Ibíd., 20-21.
Ibíd., 21.
77
mística, de fe del a priori estético como filtro para decidir sobre las uniones
concretas de parejas que engendren la siguiente generación.
Pretende Vasconcelos un espacio político y social condicionado donde
las futuras generaciones, tanto biológica como cultural, espiritualmente,
encuentren su identidad en el fundamento del gusto, de su estética, y no
simplemente de las necesidades materiales que se han visto durante la
historia:
En lo sucesivo, a medida que las condiciones sociales
mejoren, el cruce de sangre será cada vez más espontáneo, a tal
punto que no estará ya sujeto a la necesidad, sino al gusto; en último
caso a la curiosidad. El motivo espiritual se irá sobreponiendo de
esta suerte a las contingencias de lo físico. Por motivo espiritual ha
de entenderse, más bien que la reflexión, el gusto que dirige el
misterio de la elección de una persona entre una multitud.181
Tenemos pues, la identificación del individuo y de su gusto personal, con la
identificación en el concepto de raza cósmica, raza mestiza, donde esta última,
concreta sus fundamentos estéticos en cada una de las uniones de pareja,
pues la raza síntesis es la coordinación de lo heterogéneo, y recordemos, dicha
capacidad de coordinación sólo es posible vía una sensibilidad estética y
mística que certifica la capacidad de entender la relación de cada cosa vía el
ritmo interno y esencial. Vasconcelos piensa que si cada individuo acata este
proceso las generaciones engendradas de esta manera queden certificadas por
el a priori estético.
La Raza cósmica: del mito estético a la materialización del tipo definitivo
La tercera parte del ensayo refiere de manera más concreta a los temas
de la filosofía estética, que nos permitirá ver cómo el pensamiento filosófico de
Vasconcelos rige todo el proceso por el cual la raza mestiza alcanzará una
dimensión concreta, es decir, nos permite ver cómo el discurso filosófico y
estético terminan orientando y fundamentando el proceso por el cual la raza
cósmica se ha de materializar como raza definitiva en el territorio
latinoamericano.Empieza Vasconcelos de la siguiente manera:
Dicha ley del gusto, como norma de las relaciones humanas,
la hemos enunciado en diversas ocasiones con el nombre de la ley
181
Ibíd., 22-23.
78
de los tres estados sociales, definidos, no a la manera comtiana, sino
con una comprensión más vasta. Los tres estados que esta ley
señala son: el material o guerrero, el intelectual o político y el
espiritual o estético.182
Encontramos aquí la denominada “ley del gusto”, que en otros términos es la
ley estética. La puesta en marcha de dicha ley parte de lo material,
encontrando su fundamento en la metafísica, lo intelectual que tiene sus reglas
a partir de la ética y lo espiritual que se identifica con lo estético. Básicamente,
se identifica la evolución del proceso de mestizaje con el proceso estético, que
parte primero de una explicación de la totalidad de lo real, seguido de la puesta
en marcha de la filosofía como acción y culmina en la experiencia mística del
pensamiento estético.
Prosigue Vasconcelos confirmando que “los tres estados representan un
proceso que gradualmente nos va libertando del imperio de la necesidad, y
poco a poco va sometiendo la vida entera a las normas superiores del
sentimiento y de la fantasía.”183 La culminación del proyecto será alcanzar esta
dimensión mística donde se acepta de modo religioso el proceder estético para
encausar las acciones concretas de los individuos, donde por medio de la ley
estética estos determinen las uniones y las certifiquen por gusto, el gusto
fundamentado en la filosofía estética y no por la necesidad o por contingencia.
Aparece el rasgo biopolítico que pretende regular desde el discurso la
asociación y evolución de la masa de individuos que conforma el estado.
Asociando el primer estado a lo material, donde el sincretismo cultural
está determinado por la contingencia y la brutalidad, pasa Vasconcelos al
segundo estado, el intelectual y político, donde observamos un distanciamiento
de la racionalidad en su sentido moderno, donde se critican las uniones regidas
por códigos lógicos y normas sociales convencionales:
Cada caso se justifica con el dictado de la razón, reconocido
como supremo de los asuntos humanos. Proceden también conforme
a lógica superficial y a saber equívoco, quienes condenan la mezcla
de razas, en nombre de una eugénica que, por fundarse en datos
182
183
Ibíd., 23.
Ibíd., 23.
79
científicos incompletos y falsos, no ha podido dar resultados
válidos.184
Procede Vasconcelos conforme a lo descrito en el mito nazi, donde se
desprecia y descarta la racionalidad moderna por no ofrecer la certeza absoluta
que gira alrededor de un concepto universal, que concretamente, resulta una
razón científica que no permite validar de manera universal el concepto de raza
mestiza que de la identidad a Iberoamérica. Señala entonces Vasconcelos la
solución a la problemática derivada de la razón:
En el tercer periodo, cuyo advenimiento se anuncia ya en mil
formas, la orientación de la conducta no se buscará en la pobre
razón, que explica pero no descubre; se buscará en el sentimiento
creador y en la belleza que convence. Las normas las dará la
facultad suprema, la fantasía; es decir, se vivirá sin norma, en un
estado en que todo cuanto nace del sentimiento es un acierto.185
Lo anterior encuentra su fundamento completo en la filosofía estética, pues
como vimos en el capítulo 2, sólo el sentimiento estético y la experiencia
mística de este pueden dar la certeza.
Encontramos aquí un periodo utópico regido por el principio que
Vasconcelos propone en su filosofía, donde los individuos se moverán por la
mística abrazada del sentimiento estético para consumar sus uniones y
engendrar, de manera concreta, viva, biológica y espiritualmente, una
generación más cercana que la anterior al tipo ideal de la raza definitiva. Es un
discurso biopolítico dado que pretende regular la creación de vida desde un
fundamento metafísico.
Propone Vasconcelos un periodo donde la regla es el sentimiento propio,
es decir, que la raza definitiva encuentra validez inmediata y constante de
todos sus actos concretos en sí misma, “más allá del bien y del mal, en el
mundo del pathos estético,”186 lo que le pone como moralmente superior sobre
otras razas, menos completas, que no cargan en su propia sangre la capacidad
de coordinación de lo heterogéneo. La afectación de las cosas, es decir, la
capacidad de influir el entorno, viene ahora dada por esta vida estética, pues
“vivir en pathos, sentir por todo una emoción tan intensa, que el movimiento de
184
Ibíd., 24.
Ibíd., 24.
186
Ibíd., 24.
185
80
las cosas adopte ritmos de dicha,”187 implica, como recordamos, que la esencia
misma de la realidad es reinterpretada por los individuos que son capaces
primero, por gusto, de encontrar la similitud de su ritmo esencial con el ritmo
esencial de las cosas, y en segundo, por medio de su capacidad poéticocreadora, de alterar dichas esencias, llegando a esa transmutación estética que
se describió en el capítulo 2.
Vasconcelos ahora hace explícito el rasgo que nos permite entender
cómo el mito mestizo se convierte en acto concreto, es decir, que se
materializa el tipo ideal de su raza definitiva y queda situado en un suelo, ligado
por sangre a una raza con una misión concreta de depuración biológico-cultural
y política:
“Si reconocemos que la Humanidad gradualmente se acerca
al tercer periodo de su destino, comprenderemos que la obra de
fusión de las razas se va verificar en el continente iberoamericano,
conforme a la ley derivada del goce de las funciones más altas. Las
leyes de la emoción, la belleza y la alegría regirán la elección de
parejas, con un resultado infinitamente superior a la de esa eugénica
fundada en la razón científica, que nunca mira más que la porción
menos importante del suceso amoroso. Por encima de la eugénica
científica prevalecerá la eugénica misteriosa del gusto estético.”188
Hasta aquí, podemos reconstruir lo siguiente: Vasconcelos está proponiendo
un periodo utópico donde el Estado se constituya de individuos dotados de una
sensibilidad estética de corte místico que valide y regule su capacidad de
asociación emocional y biológica para engendrar individuos depurados tanto
biológica, intelectual y espiritualmente. Esta depuración consiste en ser
constituidos de los mejores rasgos de las diversas razas que en el proceso se
han quedado cortas.
El fundamento de las uniones, así como su normatividad y regulación les
es inherente a cada individuo concebido y surgido durante y a partir del
proceso que denomina Vasconcelos en su filosofía como a priori estético,
mediante el cual, se fundamente metafísicamente que cada individuo mestizo
es la materialización de un tipo nuevo y definitivo de raza, la cual se conforma
de individuos altamente sensibilizados para comprender, coordinar los
187
188
Ibíd., 25.
Ibíd., 25-26.
81
elementos esenciales de la realidad, así como influirlos y crear de manera
certera la explicación y el sentido universal. Prosigue Vasconcelos y afirma:
Los muy feos no procrearán, no desearán procrear, ¿qué
importa entonces que todas las razas se mezclen si la fealdad no
encontrará cuna? La pobreza, la educación defectuosa, la escasez
de tipos bellos, la miseria que vuelve a la gente fea, todas estas
calamidades desaparecerán del estado social futuro.189
En semejante afirmación, tenemos claro un proyecto, donde a través del a
priori estético se tiene que dar forzosamente un paso de lo teórico, de la
metafísica de la propuesta estética a la materialidad de la sangre y el suelo, de
la raza mestiza que ya cuenta con un discurso que le permite legislar sobre
algo tan personal e íntimo como la unión marital.
Al afirmar que los feos desearán procrear está proponiendo, que en la
creencia ciega y mística del proyecto de la raza cósmica, los individuos que
cuyos ritmos esenciales no alcanzan a entrar en sintonía con algo superior
deberán apartarse del camino, básicamente, pierden su derecho a la
procreación. Pero no termina la aseveración aquí:
Se verá entonces repugnante, parecerá un crimen el hecho
hoy cotidiano de que una pareja mediocre se ufane de haber
multiplicado miseria. El matrimonio dejará de ser consuelo de
desventuras, que no hay por qué perpetuar, y se convertirá en una
obra de arte.190
Proponer, aún como recurso retórico que se criminalice la unión de los “feos”,
como los llama Vasconcelos, implica de algún modo la regulación Estatal del
matrimonio, en aspectos no sólo de literatura civil, sino en aspectos estéticos.
La implicación del párrafo es muy delicada, pues implica un discurso
biopolítico donde el Estado regula estéticamente quienes tienen derecho a
procrear y quiénes no. El discurso biopolítico preventivo donde la vida se regula
aún antes de ser creada se combina con la exigencia de Vasconcelos de tener
fe en su propuesta de raza mestiza definitiva, prometiendo esta sociedad
utópica. La ley del gusto, la ley estética, responde de manera muy individual
según lo hemos visto en el capítulo 2, lo cual implica que la raza definitiva, la
raza cósmica es la única capacitada. En otros términos, digamos que la
189
190
Ibíd., 26.
Ibíd., 26.
82
capacidad estética definitiva de acceder a este mundo de coordinación de
heterogéneos sólo le viene dada a esta raza cósmica por derecho de
nacimiento, y ellos, al ser la materialización del sueño son en esencia sensibles
estéticamente. Prosiguiendo con el análisis, tenemos que este proceso
depende de la educación:
Tan pronto como la educación y el bienestar se difundan, ya
no habrá peligro de que se mezclen los más opuestos tipos. Las
uniones se efectuarán conforme a la ley singular del tercer periodo, la
ley de simpatía, refinada por el sentido de belleza.191
Recordando el capítulo 2, tenemos que un filósofo-poeta, un artista de la
coordinación, debe estar informado y conocer de todo, además de tener una
capacidad sensible. La educación juega un papel fundamental aquí, pues a
través de esta van apareciendo los rasgos que identifican a los mestizos.
Vasconcelos realizó en el primer y segundo apartado del ensayo el
recorrido histórico-político de Latinoamérica, en donde, además de construir el
mito de la raza cósmica, también ha elogiado los logros de la técnica y se ha
quejado de la visión corta e ignorante de los pueblos. En este futuro utópico del
tercer periodo estético, Vasconcelos ve un mundo mejorado donde la
humanidad ha alcanzado un punto de superioridad biológica, intelectual y
espiritual: “la especie entera cambiará de tipo físico y de temperamento,
prevalecerán los instintos superiores, y perdurarán, como en síntesis feliz, los
elementos de hermosura, que hoy están repartidos en los distintos pueblos.”192
Es un proyecto que tiene como meta por un lado, un proceso de
perfeccionamiento constante, pero por otro lado, recordando las características
del pensamiento estético, materializar en el tipo nuevo de individuo concreto los
rasgos estéticos, es decir, despertar el sentimiento y la creencia de que los
individuos encarnan el mito del mestizo estético, y que sólo en el suelo
latinoamericano es posible.
El proceso biológico es regido por el a priori estético, es decir, en el
tercer
periodo que propone Vasconcelos
el
discurso político
queda
fundamentado en su filosofía estética y encuentra su materialización en la
progenie de cada generación de mestizos latinoamericanos:
191
192
Ibíd., 26.
Ibíd., 26.
83
La procreación por amor es ya un buen antecedente de
progenie lozana; pero hace falta que el amor sea en sí mismo una
obra de arte, y no un recurso de desesperados. Si lo que se va a
transmitir es estupidez, entonces lo que liga a los padres no es amor,
sino instinto oprobioso y ruin.193
El discurso imperante queda subsumido a la propuesta estética, donde las
generaciones siguientes ya no son procreadas por racionalidad, instinto o
cualquier otra característica previa, sino que se pretende que el proceso entero
sea regido estéticamente: “eligiendo en seguida, no con la reflexión, sino con el
gusto, las cualidades que deseamos hacer predominar, los tipos de selección
se irán multiplicando, a medida que los recesivos tenderán a desaparecer.”194
Lo anterior implica que, bajo el reinado del pensamiento estético, el Estado
latinoamericano tendría que funcionar de manera completa bajo la ley del
gusto, y esta ley, termina siendo un discurso biopolítico que orienta el proceso
de extinción de las razas previas, pretendiendo una raza única:
Ninguna raza contemporánea puede presentarse por sí sola
como un modelo acabado que todas las otras hayan de imitar. El
mestizo y el indio, aun el negro, superan al blanco en una infinidad
de capacidades propiamente espirituales. No en la antigüedad, ni en
el presente, se ha dado jamás el caso de una raza que se baste a sí
misma para forjar civilización. Las épocas más ilustres de la
Humanidad han sido, precisamente, aquellas en que varios pueblos
disímiles se ponen en contacto y se mezclan.195
Vasconcelos indica después de estas afirmaciones que el tiempo le dará la
razón, pues sólo a través de las diversas generaciones que se conciban bajo
esta ley estética, es como se podrá ver el resultado deseado:
Sólo una prolongada experiencia podrá poner de manifiesto
los resultados de una mezcla realizada, ya no por la violencia ni por
efecto de la necesidad, sino por elección, fundada en el
deslumbramiento que produce la belleza, y confirmada por el pathos
del amor.196
Habiendo dejado claro cómo opera el proceso de superación racial,
Vasconcelos retoma el rumbo de la creación del mito mestizo, es decir, vuelve
al discurso político donde la búsqueda de un sentimiento nacionalista del
latinoamericano surja, en este caso, al condenar la filosofía occidental
tradicional, que según él, trae la visión opresora del vencedor más fuerte: “Pero
193
Ibíd.,
Ibíd.,
195
Ibíd.,
196
Ibíd.,
194
26.
27.
28.
28.
84
esta ciencia que llegó a invadirnos junto con los artefactos del comercio
conquistador, se combate como se combate todo imperialismo, poniéndole
enfrente una ciencia superior, una civilización más amplia y vigorosa.”197
A unas páginas de finalizar el ensayo, surgen de nuevo los rasgos del
mito mestizo, es decir, del discurso biopolítico que genera explicaciones
universales a partir del concepto de raza, primero, señalando que la lucha de
independencia quedó incompleta, pues le faltó su etapa intelectual: “La rebelión
de las armas no fue seguida de la rebelión de las conciencias.”198 Sigue en el
discurso terminando de armar la estructura mítica, indicando la necesidad de
un pensamiento ligado a la raza mestiza en oposición a la racionalidad del
conquistador, con la intensión nuevamente, de dar el paso de la metafísica a la
materia, lo cual además, es congruente con el propósito estético de su
pensamiento filosófico, el cual tiene por objetivo trasmutar lo material en divino
vía la experiencia mística estética:
Pero ahora que se inicia una nueva fase de la Historia, se
hace necesario reconstituir nuestra ideología y organizar conforme a
una nueva doctrina étnica toda nuestra vida continental.
Comencemos entonces haciendo vida propia y ciencia propia. Si no
se liberta primero el espíritu, jamás lograremos redimir la materia.199
Habiendo destacado Vasconcelos los fundamentos generales de su mito
mestizo, procede a señalar que el amor es el rasgo fundamental de la quinta
raza. Recuérdese que en el pensamiento estético, el amor como concepto es la
sublimación de la belleza, es la experiencia estético-mística de la cohesión del
universo que coordina los heterogéneos, y que a su vez, bien asimilada, puede
crear las imágenes verdaderas de la totalidad, lo que a su vez, permite al
individuo en calidad de filósofo-poeta, trasmutar lo material en divino: “Este
amor será uno de los dogmas fundamentales de la quinta raza, que ha de
producirse en América. El cristianismo liberta y engendra vida, porque contiene
revelación universal, no nacional.”200
Nuevamente, la identificación del individuo mestizo, de la raza mestiza
con la explicación y la esencia metafísica del discurso, tendiendo a una
197
Ibíd.,
Ibíd.,
199
Ibíd.,
200
Ibíd.,
198
29.
29.
30.
30.
85
explicación universal. Sin embargo, señala Vasconcelos una diferencia
importante en cuanto a los otros mitos centrados en la raza, pues lejos de
distanciarse de las razas diferentes, este se encuentra abierto para recibirlas
en el suelo que defiende como suyo:
Así ocurriría si no sabemos ofrecer hogar y fraternidad a
todos los hombres; entonces otro pueblo servirá de eje, alguna otra
lengua será el vehículo; pero ya nadie puede contener la fusión de
las gentes, la aparición de la quinta era del mundo, la era de la
universalidad y el sentimiento cósmico.”201
Obviamente, la advertencia es primero para señalar que la misión de vivir
estética, divinamente podría ser dada a otro pueblo, y en segundo, porque no
puede haber mestizaje sin diferencia. Vasconcelos advierte la posibilidad de
atacar su propuesta reduciéndola a un mero exhorto nacionalista, por lo cual
afirma:
La doctrina de formación sociológica, de formación biológica
que en estas páginas enunciamos, no es un simple esfuerzo
ideológico para levantar el ánimo de una raza deprimida, ofreciéndole
una tesis que contradice la doctrina con que habían querido
condenarla sus rivales.
Lo que sucede es que a medida que se descubre la falsedad
de la premisa científica en que descansa la dominación de las
potencias contemporáneas, se vislumbran también, en la ciencia
experimental misma, orientaciones que señalan un camino ya no
para el triunfo de una raza sola, sino para la redención de todos los
hombres.202
Note el lector que no niega de manera definitiva la intensión de levantar el
ánimo de una raza, pero sí afirma que no es un simple esfuerzo. Como hemos
visto hasta ahora, es un esfuerzo bastante complicado y arduo, que implicó la
construcción de la filosofía completa para fundamentar un pensamiento que
rechaza la noción de validez occidental basada en la Razón y la lógica para
buscar en el sentimiento y la mística la certeza de la concepción de la Totalidad
y cómo, a partir de esta noción de totalidad, regir los actos concretos de los
individuos. Al mismo tiempo, la búsqueda en recursos científicos está
cuidadosamente revisada, como muchos pensamientos de este tipo, para
favorecer a los intereses del discurso:
201
202
Ibíd., 31.
Ibíd., 31.
86
La ley de Mendel, particularmente cuando confirma «la
intervención de factores vitales en la rueda motriz físico-química»,
debe formar parte de nuestro nuevo patriotismo. Pues de su texto
puede derivarse la conclusión de que las distintas facultades del
espíritu toman parte en los procesos del destino.203
Vasconcelos pone un escenario donde los rasgos que pasarán a las siguientes
generaciones ya no dependerán de una elección basada en la violencia de la
irracionalidad, sino que los factores vitales antes mencionados dependerán de
criterios estéticos. A pocos párrafos de concluir señala que
En el nuevo orden, por su misma ley, los elementos
perdurables no se apoyarán en la violencia, sino en el gusto, y, por lo
mismo, la selección se hará espontánea, como lo hace el pintor
cuando de todos los colores toma sólo los que convienen a su
obra.204
Emplear la imagen del pintor no sólo es una metáfora, sino que hace referencia
a la capacidad artística del filósofo-poeta como coordinador de heterogéneos,
interpretación válida, si tomamos en cuenta que Vasconcelos habla de que el
nuevo orden, el orden en el que habita la raza definitiva, es el orden estético.
Descartando la violencia, tampoco la razón puede regir este periodo de
perfección, pues para Vasconcelos, la razón carece de la capacidad dinámica y
sensible que valide los actos morales:
Pues la razón, la pura razón, puede reconocer las ventajas de
la ley moral, pero no es capaz de imprimir a la acción el ardor
combativo que la vuelve fecunda. En cambio la verdadera potencia
creadora de júbilo está contenida en la ley del tercer período, que es
emoción de belleza y un amor tan acendrado que se confunde con la
revelación divina. Propiedad de antiguo señalada a la belleza, por
ejemplo, en el Fredo(sic), es la de ser patética; su dinamismo
contagia y mueve los ánimos, transforma las cosas y el mismo
destino.205
Nuevamente, la belleza es el camino, y por ende, el pensamiento estético es el
fundamento que da validez y sentido a la raza mestiza, la cual es
esencialmente estética, al ser la materialización del tipo, y eso la certifica para
ser la encomendada para llevar a cabo la misión:
La raza más apta para adivinar y para imponer semejante ley
en la vida y en las cosas, ésa será la raza matriz de la nueva era de
203
Ibíd., 32.
Ibíd., 32.
205
Ibíd., 33.
204
87
civilización. Por fortuna, tal don necesario a la quinta raza, lo posee
en grado subido la gente mestiza del continente iberoamericano;
gente para quien la belleza es la razón mayor de toda cosa.206
Hasta aquí, si había alguna posibilidad de duda en cuanto a la construcción de
un mito mestizo, donde sólo el mestizo pudiese llevar a cabo la tarea,
Vasconcelos la elimina al indicar claramente qué raza es la escogida. Es la
raza mestiza la que habrá de divinizar lo material:
Una fina sensibilidad estética y un amor de belleza profunda,
ajenos a todo interés bastardo y libre de trabas formales, todo eso es
necesario al tercer período impregnado de esteticismo cristiano que
sobre la misma fealdad pone el toque redentor de la piedad que
enciende un halo alrededor de todo lo creado.207
Casi para finalizar con nuestro análisis biopolítico del discurso del mito mestizo,
recordemos la imitación de los griegos, es decir, la búsqueda de fundamento
vía la imitación de una cultura antigua, de un origen común a todas las razas,
pero imitada de manera distinta:
Si contemplamos el proceso en panorama, nos
encontraremos con las tres etapas de la ley de los tres estados de la
sociedad, vivificadas, cada una, con el aporte de las cuatro razas
fundamentales que consuman su misión, y en seguida desaparecen
para crear un quinto tipo étnico superior. Lo que da cinco razas y tres
estados, o sea el número ocho, que en la gnosis pitagórica
representa el ideal de la igualdad de todos los hombres. Semejantes
coincidencias o aciertos sorprenden cuando se les descubre, aunque
después parezcan triviales.208
Al igual que en otras construcciones filosóficas, Vasconcelos también imita a
los griegos, pero, recordando el esquema de Lacoue-Labarthe y Nancy, la
explicación racial que recurre a las raíces griegas necesita interpretarlos de
manera distinta, de ahí, que se interprete un fundamento pitagórico basado en
el ritmo y la sensibilidad estética, más que en la tradición que estudia un
Pitágoras matemático. Vasconcelos deja en segundo plano al Pitágoras
matemático, pues la matemática se puede enseñar universalmente, mientras
que la sensibilidad mística completa es exclusiva del mestizo en el esquema de
raza cósmica.
206
Ibíd., 33-34.
Ibíd., 34.
208
Ibíd., 35.
207
88
Finaliza Vasconcelos el ensayo señalando la construcción del Palacio de
Educación Pública en México, el cual, lleva materializadas a través del arte que
adorna sus paredes todos los principios que no se detallan en el ensayo de
manera profunda pero que sí aparecen en su propuesta filosófica, con la
intensión de hacer patente su proyecto, o en sus palabras “para indicar que,
mediante el ejercicio de la triple ley, llegaremos en América, antes que en parte
alguna del globo, a la creación de una raza hecha con el tesoro de todas las
anteriores, la raza final, la raza cósmica.”209
El mito mestizo: La Raza Cósmica como eugenesia estética.
Después de haber realizado una extensa revisión prácticamente, página
por página, de los diversos temas y caminos por los que Vasconcelos transita
en su ensayo La Raza Cósmica, podemos ofrecer una breve síntesis de la
propuesta contenida en la raza cósmica como una propuesta de eugenesia
estética, la cual espera suplante a la eugénica basada en la razón científica
moderna: “Por encima de la eugénica científica prevalecerá la eugénica
misteriosa del gusto estético.”210
La lectura de La Raza Cósmica como eugenesia estética sin embargo no
es del todo una novedad, pues en 1931 Hermann Keyserling en sus
Meditaciones sudamericanas ya caracteriza la propuesta vasconceliana como
eugenesia. Con lo anterior queremos denotar que a pesar de haber sido
advertido con anterioridad el detalle de que la propuesta vasconceliana es una
eugenesia, que nosotros llamamos eugenesia estética, este detalle ha sido
pasado por alto o no ha sido adecuadamente abordado. Lamentablemente, no
ha sido posible conseguir un ejemplar físico o digital de dicho texto, por lo cual,
reproducimos aquí el fragmento de las Meditaciones sudamericanas contenido
en la biografía de Vasconcelos realizada por Joaquín Cárdenas Noriega:
…Pero el pensador más representativo es el mexicano José
Vasconcelos, el cual quiere cimentar en el placer y en el antojo la
futura civilización integral por él esperada. A su juicio, el gusto
acabará por conducir un día incluso a una eugenesia bien entendida.
Los feos acabarán por no querer reproducirse. Vasconcelos distingue
tres periodos. El primero habría sido la era materialista o guerrera; a
ésta siguió la época intelectual y jurídica (sic); pero la meta estaría en
209
210
Ibíd., 35.
Ibíd., 26.
89
el periodo espiritual o estético. El tercer periodo corresponde a la
concepción emotiva de la vida… Será regido por el sentido estético,
el resentimiento inefable… En él, la conducta de los hombres no se
orientará ya por la pobre razón que explica pero no descubre, sino
por la emoción creadora y por la alegría persuasiva…211
Este breve fragmento de las Meditaciones sudamericanas para nada está en
desacuerdo con los resultados de nuestra investigación. Cárdenas Noriega lo
ha reproducido de igual manera, en una recolección de comentarios a la obra
de Vasconcelos, así que si bien no afirma o niega de manera explícita,
reproducir el comentario le atribuye cierta aceptación tanto dentro del canon
como en nuestra investigación.
Sin embargo, y retomando el punto específico, después del extenso
análisis, no sólo en este capítulo, sino el camino que nos condujo desde la
introducción hasta este punto, hemos llamado eugenesia estética a la
propuesta de Raza Cósmica de Vasconcelos en base a que cumple con todos
los rasgos de un pensamiento de corte político-histórico que, en función de un
concepto único como el de raza, en este caso, raza mestiza, pretende dar
respuesta definitiva a la problemática social de la población iberoamericana.
Este discurso eugenésico se fundamenta en la estética, sistema filosófico de
Vasconcelos, el cual no se define de manera explícita en La Raza Cósmica, ni
es explicado a cabalidad, pero que sí juega un papel importante en el discurso
político.
Lo que ha hecho Vasconcelos por medio de su método de la
coordinación, es construir una filosofía que abarca una metafísica, una ética o
filosofía de la acción, y una estética que culmina en una mística, donde
pretende explicar la totalidad de lo real a través un método que él denomina a
priori estético. Esta metodología consiste en apelar de manera fundamental a la
sensibilidad estética, la cual resulta ser mística y el dato certero que ofrece se
valida directamente en la experiencia concreta del sujeto que estudia y
comprende el objeto. Sin embargo, para que este proceso funcione, requiere
que el sujeto cuente con una sensibilidad espiritual única que le faculta para
percibir un ritmo energético esencial interior y propio, que a su vez se mueve al
211
Fragmento de las Meditaciones sudamericanas escrito por Hermann Keyserling, en Joaquín
Cárdenas Noriega, José Vasconcelos, caudillo cultural, (México, Universidad José Vasconcelos
de Oaxaca, 2002) p. 235.
90
mismo compás que el ritmo esencial de los objetos exteriores, lo que le permite
coordinar los elementos racionales, volitivos, sensoriales y espirituales para
construir una imagen total de la realidad o el objeto a comprender.
Dado que la propia experiencia mística certifica y valida el conocimiento
que se puede obtener de los datos del mundo, el filósofo que ha seguido el
método de la coordinación puede comprender de manera sintética cómo se
relacionan los heterogéneos, y a su vez, puede construir una explicación
completa de la totalidad de lo real, que a su vez, divinice el objeto
comprendido. Esto trasladado a una ética o filosofía de la acción, implica que
cada uno de los actos concretos en los diversos aspectos vitales del individuo y
de la sociedad en la que se mueve deben estar regidos por esta capacidad
última de percibir lo bello y coordinar los heterogéneos de acuerdo a una
estética. En el campo del discurso político, surge un pensamiento biopolítico
que pretende regular biológica, intelectual y espiritualmente la herencia de los
caracteres de cada pareja para crear nuevas generaciones que superen a la
anterior mediante la síntesis de los rasgos superiores de cada uno de sus
padres.
Es decir, que la eugenesia estética de Vasconcelos pretende por un
lado, superar la racionalidad tradicional, las concepciones darwinianas de la
prevalencia del más fuerte, y cualquier otro dato lógico o científico que nuestro
autor tilde de contingente o falto de espiritualidad, para dar paso a un discurso
rector donde por la capacidad sensible del gusto, las uniones matrimoniales
certifiquen la calidad del producto, y con ello, aseguren un Estado futuro más
cercano al ambiente de paz, amor y bienestar que pretende vaticinar. Es una
procuración de la vida y la buena salud de un Estado utópico, donde por medio
de un discurso de prevención de la enfermedad, se pretende eliminar en cada
ciclo generacional el tejido dañado por el pensamiento y la fragmentada
identidad heredada del pensamiento racional occidental. De ahí que podemos
caracterizarle bien como discurso biopolítico y como eugenesia.
El discurso, sin embargo, termina por caer en la construcción de un mito
mestizo, similar al esquema del mito nazi expuesto por Lacoue-Labarthe y
Nancy. Es una construcción mítica, no en el sentido de que carezca de
91
elementos racionales, filosóficos o científicos, sino que es un mito en el sentido
de que pretende ofrecer una explicación definitiva, que no se ponga en duda, y
que a última instancia, demande la aceptación ciega, mística y la fe de cada
uno de los individuos que componen el tejido social del Estado. Cumple con la
estructura del mito en los rasgos determinantes, como lo son la imitación de los
griegos como cultura de origen, pero reinterpretando de manera singular y
exclusiva para su raza el pensamiento antiguo; rechaza la tradición y la
racionalidad moderna por su falta de explicación, y porque además, la
racionalidad explica de manera universal y general las cosas, impidiendo
exaltar una identidad social específica.
Del mismo modo, construye una identidad racial que explica los
procesos histórico-políticos desde una antigüedad mitificada, en este caso la
Atlántica, como germen de un proceso que lleva a una situación específica que
debe unir a una raza común. Asocia y delimita la capacidad superior de
consumar una misión última de unificación humana a una sola raza, a través de
su sangre, en tanto que se habla de eugenesia, y de su suelo, al delimitar las
posibilidades de concretar el proyecto en un delimitado espacio geográfico, en
este caso, Iberoamérica. Así mismo, la construcción del sistema filosófico da
una serie de características de cómo debe ser el sujeto que comprende la
realidad, en este caso, el filósofo-poeta, y a partir de esta concepción, genera
un tipo ideal de sujeto que queda plasmado y materializado en cada individuo
perteneciente a dicha raza mestiza.
A continuación, se señala la misión del mestizo iberoamericano que
consiste en lograr la consumación del periodo estético, y su contraparte
política, es decir, lo que tendría que motivar tanto un aparato estatal que
catalice el proceso, así como una ética y moral que conduzca la vida de los
individuos, resulta en un discurso que apuesta por la educación. Esta
insistencia en la educación y la creencia de que sólo a través de esta se
consumará dicha eugenesia lleva a Vasconcelos a depositar su fe en el aparato
estatal que le fue encomendado, de ahí, que haya procurado plasmar la
simbología necesaria en el edificio, pues de algún modo, se crea un “templo” a
esta experiencia mística de la existencia estética.
92
Conclusiones del capítulo
Todo el esfuerzo por explicar el mito mestizo que representa la raza
cósmica nos ha traído hasta este punto, y nuevamente, queremos recordar al
lector, que a pesar de que el propósito del presente texto es demostrar que
existe una eugenesia estética deliberadamente construida con un espíritu
nacionalista, y que obtiene su fundamento del pensamiento vasconceliano, no
debe demeritar el esfuerzo del autor oaxaqueño por construir un pensamiento
que responda a las interrogantes que a su juicio las otras filosofías no han
podido explicar o no explican de manera particular.
La propuesta filosófica de Vasconcelos es muy rica, y como hemos visto
en el capítulo 2, al margen de su aplicación política, pretende dar cuenta de
una dimensión espiritual y mística, sentimental y emocional que también puede
ofrecer certeza en términos científicos, cuyo esfuerzo y resultado es muy poco
común, sobre todo en habla hispana.
La puesta en marcha de dicha filosofía decanta en una aplicación
práctica que tarde o temprano lleva a la eugenesia estética, dado que parte de
sus fundamentos implican una ética, y es lo que nos ha motivado a la presente
investigación, no con el afán de atacar o desechar un pensamiento como el
método de la coordinación, sino por el contrario, revisarlo más a detalle,
estudiarlo con profundidad y cuidado para evitar los excesos políticos que
podría implicar un esquema mítico racial que en su estructura simpatiza y es
muy similar a otros esquemas que han alcanzado su materialización causando
serios estragos en la humanidad.
Es por ello que en el siguiente y último capítulo, hablaremos de las
implicaciones racistas del proyecto vasconceliano, así como de los intentos de
llevarlo a la práctica, sin dejar de atender el periodo de simpatía con el nazismo
que ha manchado la reputación de Vasconcelos.
93
CONCLUSIONES: LAS IMPLICACIONES PRÁCTICAS EN LA
CONSTRUCCIÓN DEL MITO MESTIZO
Queda ya poco camino por recorrer en la presente investigación, de la
cual, nuestro cuarto capítulo se dedica a tratar el tema de la materialización del
mito mestizo, es decir, de las implicaciones prácticas que tiene la propuesta
vasconceliana, y de cómo estas, decantan entre otras cosas, a prácticas
racistas que en el espacio democrático actual, encontramos inviables, por no
decir inaceptables. Dichos indicios de racismo en La Raza Cósmica serán
recuperados en el apartado 4.1, seguido de apartado 4.2 donde expondremos
evidencias que hemos encontrado de que efectivamente el autor trató de llevar
a cabo su proyecto; en 4.3 abordaremos el tema de la simpatía con el nazismo
que Vasconcelos tuvo durante unos años y los problemas sociales que esto ha
originado para que, finalmente en 4.4 demos las conclusiones finales a nuestra
investigación.
Durante
el
transcurso
de esta
investigación,
hemos
analizado
cuidadosamente los fragmentos de la obra, interpretando desde diversas
perspectivas cada uno de los detalles expuestos. Hemos partido de una
perspectiva general del autor y su propuesta, para pasar a las generalidades de
su metafísica estética, y volver nuevamente a la Raza Cósmica con una
perspectiva fundamentada desde su filosofía. Esta recolección de indicios y
señales nos ha hecho recorrer un camino en espiral, sin perder la perspectiva
del problema. Tal como el asedio a Jericó, en un espíritu orteguiano, hemos
dado vueltas a la problemática de la Raza Cósmica varias veces,
acercándonos a la problemática biopolítica en cada giro concéntrico que hemos
dado sobre esta, partiendo de lo más general y canónico a lo más esencial del
planteamiento. Nuestro camino en este sentido ha rendido frutos, pues tanto
hemos podido hacer un análisis extenso de la propuesta eugénica de José
Vasconcelos contenida en la Raza Cósmica, como ir más allá del ensayo, para
presentar en este capítulo de cierre, los intentos del autor por concretar su
proyecto de raza superior, que hemos recuperado a partir de la revisión de los
documentos que recuperan el paso de Vasconcelos por las instituciones que
94
tuvo a su cargo, así como el impacto que ha tenido su proyecto racial hasta la
actualidad.
Racismo y la Raza Cósmica
A pesar de que La Raza Cósmica propone un estado ideal utópico
donde las razas e individuos se relacionen a través de un espíritu amoroso y
alcancen un estado de bienestar, tiene implicaciones racistas serias al
proponer que ciertos estratos sociales, aún dentro de los mestizos, resultan
indeseables, miserables o “feos”, tanto a nivel biológico como existencial. La
fealdad aquí no es sólo entendida en términos materiales o plásticos, sino
también intelectuales y espirituales, la cual podemos definir plotiniamente como
la lejanía que tiene un individuo u objeto para con la belleza, así como la
carencia o la incapacidad en mayor grado de experimentar místicamente el
sentimiento estético que le permite identificarla. En pocas palabras, a menor
superación racial, biológica, intelectual, espiritual, etcétera, mayor es el grado
de fealdad de una raza o individuo concreto.
Iniciemos
señalando
que
tacha
de
indeseables
o
dignos
de
desaprobación y censura a los que existencialmente son inferiores y pierden el
derecho de relacionarse y procrear:
Actualmente, en parte por hipocresía y en parte porque las
uniones se verifican entre personas miserables dentro de un medio
desventurado, vemos con profundo horror el casamiento de una
negra con un blanco; no sentiríamos repugnancia alguna si se tratara
del enlace de un Apolo negro con una Venus rubia, lo que prueba
que todo lo santifica la belleza.212
De principio, parece disminuida la gravedad de lo que se considera feo, aunque
sigue implicando la desaprobación de la unión libre entre ciudadanos, pues a
pesar de que, dentro de un espacio social y político donde a cada ciudadano
dentro de un estado se le garantiza la capacidad de elegir libremente su pareja,
el discurso eugénico estético le restringe:
En cambio, es repugnante mirar esas parejas de casados que
salen a diario de los Juzgados o los templos, feas en una proporción,
más o menos, del noventa por ciento de los contrayentes. El mundo
212
José Vasconcelos, La raza cósmica, (México, Porrúa, 2010) p. 26.
95
está así lleno de fealdad a causa de nuestros vicios, nuestros
prejuicios y nuestra miseria.213
Curioso y singular detalle de la eugenesia estética, donde se identifica el
enemigo dentro del tejido social en los feos. El racismo hasta aquí no es tan
evidente, pues sólo afecta a un estrato de la población. No queda claro el
ataque o desprecio de una raza específica, pero sí de un tipo de humano que
no es deseable para el Estado futuro. En cambio, la idea de eugenesia le
garantiza de inicio, el derecho de unión y apropiación a los mestizos surgidos a
partir del criterio de belleza y los principios tan ampliamente comentados en la
presente investigación. Básicamente, el derecho a disfrutar en plenitud del
bienestar y la paz del tercer periodo, que se rige por la estética, le viene dado
al mestizo por derecho de nacimiento, según viva y manifieste su capacidad de
experimentar y regirse estéticamente por la belleza, así como ser producto de
ella:
La procreación por amor es ya un buen antecedente de
progenie lozana; pero hace falta que el amor sea en sí mismo una
obra de arte, y no un recurso de desesperados. Si lo que se va a
transmitir es estupidez, entonces lo que liga a los padres no es amor,
sino instinto oprobioso y ruin.214
El desprecio por la contingencia de las uniones es motivo suficiente en este
esquema para despreciar y tildar de inferior, de feo o repugnante a un grupo de
individuos. Esto no les permite salir de su condición, pues la sensibilidad
estética no es posible de aprehenderse o desarrollarse más allá de lo que está
esencialmente en el individuo, de ahí que sea elitista la raza cósmica. Lo más
que le queda al elemento indeseable es apartarse del proceso de mestizaje, o
si en dado caso tiene algún rasgo que merezca prevalecer, deberá buscar una
unión que garantice una mejora.
Ahora, entrando en concreto en el tema del racismo, y no sólo en el
desprecio aún de los propios mestizos, tenemos fragmentos del ensayo donde
incluso ciertas razas se consideran menos aceptables que otras, es decir, son
tipos bajos y primitivos que se vaticina deberán desaparecer por tener tan poco
qué aportar a la raza definitiva, o en otras palabras, son considerados feos en
tipo y por ello no durarán: ”Los tipos bajos de la especie serán absorbidos por
213
214
Ibíd., 26.
Ibíd., 26.
96
el tipo superior. De esta suerte podría redimirse, por ejemplo, el negro, y poco a
poco, por extinción voluntaria, las estirpes más feas irán cediendo el paso a las
más hermosas."215
Tenemos pues, que una raza como la negra no es deseable en el futuro.
Implicaría que a cualquier individuo de raza negra en el tercer periodo se le
negaría de inmediato su capacidad de reproducirse, de asociarse y engendrar
con un mestizo, pues el producto sólo se alejaría de la divina belleza. Del
mismo modo, si la verdad y la certificación le viene dada a cada individuo por la
ley del gusto, el desprecio de lo que se considera feo, y su posterior rechazo
social también queda certificado en el Estado utópico del tercer periodo:
Uniones fundadas en la capacidad y la belleza de los tipos,
tendrían que producir un gran número de individuos dotados con las
cualidades dominantes. Eligiendo en seguida, no con la reflexión,
sino con el gusto, las cualidades que deseamos hacer predominar,
los tipos de selección se irán multiplicando, a medida que los
recesivos tenderán a desaparecer. Los vástagos recesivos ya no se
unirían entre sí, sino a su vez irían en busca de mejoramiento rápido,
o extinguirían voluntariamente todo deseo de reproducción física.216
Si bien parece que el gusto es un aspecto subjetivo y personal, recuerde el
lector que la capacidad de juzgar estéticamente sólo es subjetiva en su aspecto
místico, mas es fuente de conocimiento válido en cuanto supone la
identificación de la esencia del individuo con el todo, o en otras palabras, sólo
cuando lo exterior se identifica con lo interior es que algo puede considerarse
bello, y por lo tanto, provoca la emoción del gusto. De ahí, que si Vasconcelos
está indicando en la cita anterior que “queremos hacer predominar” ciertos
rasgos o cualidades, la ley del gusto que impregna el ambiente del utópico
tercer periodo al final se doblega a la voluntad del sistema que se rige bajo el
método del a priori estético. Ello le lleva a vaticinar que el cambio, la
superación racial también implicará un cambio intelectual, que repercutirá en el
aspecto biológico y social de la humanidad:
La conciencia misma de la especie irá desarrollando un
mendelismo astuto, así que se vea libre del apremio físico, de la
ignorancia y la miseria, y de esta suerte, en muy pocas generaciones
215
216
Ibíd., 27.
Ibíd., 27.
97
desaparecerán las monstruosidades: lo que hoy es normal llegará a
aparecer abominable.217
La educación, si en algún momento pudo pensarse como un derecho que se le
garantiza desinteresamente a cada individuo en un Estado democrático, tiene
aquí una finalidad eugénica, pues resulta ser el filtro y catalizador del proceso
de mestizaje deseado, despertando el sentimiento necesario para evitar que el
individuo busque o evite la procreación:
Las razas inferiores, al educarse, se harían menos prolíficas,
y los mejores especímenes irán ascendiendo en una escala de
mejoramiento étnico, cuyo tipo máximo no es precisamente el blanco,
sino esa nueva raza, a la que el mismo blanco tendrá que aspirar con
el objeto de conquistar la síntesis.”218
Aprovecha Vasconcelos la ocasión de dejar claro que aún los individuos de
raza blanca deben aspirar a superarse, aunque no les ataca como raza de la
misma manera que a aquéllos de raza negra.
Ligado estrechamente al tema de la raza, que implica la superioridad de
una sangre sobre otra, aparece el tema del suelo, que también resulta
excluyente:
Tenemos, pues, en el continente todos los elementos de la
nueva Humanidad; una ley que irá seleccionando factores para la
creación de tipos predominantes, ley que operará no conforme a
criterio nacional, como tendría que hacerlo una sola raza
conquistadora, sino con criterio de universalidad y belleza; y tenemos
también el territorio y los recursos naturales. Ningún pueblo de
Europa podría reemplazar al ibero americano en esta misión, por
bien dotado que esté, pues todos tienen su cultura ya hecha y una
tradición que para obras semejantes constituye un peso.219
En este punto, tanto por raza, es decir, por sangre, como por suelo, en tanto
que sólo los iberoamericanos pueden lograr la materialización del tercer
periodo, el discurso liga sangre y suelo al mito mestizo, dejando en segundo
plano, o señalando como razas inferiores, a las que no participan de estas
cualidades. Son incapaces de lograr la utopía. Además, se les excluye por
tener una cultura ya dada, siendo esto síntoma del rechazo a la tradición
racional de occidente. Tanto las razas blancas occidentales como las asiáticas
son insuficientes para lograr la utopía, por ende, ni como razas ni como
217
Ibíd., 27.
Ibíd., 27.
219
Ibíd., 34.
218
98
individuos son capaces de poseer las cualidades suficientes para lograr la
superación de la humanidad:
No podría substituirnos una raza conquistadora, porque
fatalmente impondría sus propios rasgos, aunque sólo sea por la
necesidad de ejercer la violencia para mantener su conquista. No
pueden llenar esta misión universal tampoco los pueblos del Asia,
que están exhaustos o, por lo menos, faltos del arrojo necesario a las
empresas nuevas.220
Siguiendo con lo que vendría a ser un derecho de nacimiento derivado de ser
un individuo nacido del suelo y la sangre iberoamericana, deja Vasconcelos en
claro la exclusividad racial para la superación de la humanidad:
Solamente la parte ibérica del continente dispone de los
factores espirituales, raza y el territorio que son necesarios para la
gran empresa de iniciar la era universal de la Humanidad. Están allí
todas las razas que han de ir dando su aporte; el hombre nórdico,
que hoy es maestro de acción, pero que tuvo comienzos humildes y
parecía inferior, en una época en que ya habían aparecido y decaído
varias grandes culturas; el negro como una reserva de
potencialidades que arranca de los días remotos de la Lemuria; el
indio que vió perecer la Atlántida, pero guarda un quieto misterio en
la conciencia; tenemos todos los pueblos y todas las aptitudes, y sólo
hace falta que el amor verdadero organice y ponga en marcha la ley
de la historia.221
Las razas anteriores, es decir, blanca, negra, amarilla y roja (sin jerarquía
pretendida en el orden) son vistas como mero instrumento, como depositarias
de saberes y cualidades incompletas e insuficientes en sí mismas, y quedan
reducidas dentro de la misión iberoamericana a servir a la raza mestiza, en
tanto que le aportarán lo necesario para que ésta sea la raza definitiva que los
supere. Se exige pues, fe y compromiso místico no sólo de los mestizos
actuales, sino también de las cuatro razas incompletas, todas regidas y
ordenadas bajo el a priori estético:
El indio, por medio del injerto en la raza afín, daría el salto de
los millares de años que median de la Atlántida a nuestra época, y en
unas cuantas décadas de eugenesia estética podría desaparecer el
negro junto con los tipos que el libre instinto de hermosura vaya
señalando como fundamentalmente recesivos e indignos, por lo
mismo, de perpetuación. Se operaría en esta forma una selección
por el gusto, mucho más eficaz que la brutal selección darwiniana,
220
221
Ibíd., 34.
Ibíd., 34.
99
que sólo es válida, si acaso, para las especies inferiores, pero ya no
para el hombre.222
La exclusión racial del derecho de procrear, es decir, el fundamento de la
eugenesia estética está dado por la filosofía vasconceliana, y la materialización
de los principios que el discurso del mito mestizo implican la extinción pacífica,
pero definitiva de todas las razas. Es un sistema extraño, donde se pretende el
exterminio del otro pero se le requiere como instrumento voluntario para dicho
propósito.
Intentos de poner en marcha el proyecto de La Raza Cósmica
Hasta este punto, hemos afirmado que el proyecto vasconceliano es
utópico. Si bien el autor no logró ocupar un cargo con suficiente autoridad para
materializar su sueño mestizo de superación, intentó con los medios que tuvo a
su alcance encausar el dispositivo estatal educativo a dichos fines. Vemos
aquí, después de la evidencia recolectada a lo largo de esta investigación, que
su praxis educativa implicó de algún modo catalizar la raza definitiva. La
evidencia de estos intentos de concretar su proyecto la extraemos de los
discursos, circulares y documentos que se originaron durante la ocupación de
los diversos cargos que ocupó, periodos donde siempre estuvo implícito su
esfuerzo por catalizar su eugenesia a través de la educación. Para denotar lo
anterior, comencemos con lo que él mismo declara en el último párrafo de La
Raza Cósmica:
Para expresar todas estas ideas que hoy procuro exponer en
rápida síntesis, hace algunos años, cuando todavía no se hallaban
bien definidas, procuré darles signos en el nuevo Palacio de la
Educación Pública de México. Sin elementos bastantes para hacer
exactamente lo que deseaba, tuve que conformarme con una
construcción renacentista española, de dos patios, con arquerías y
pasarelas, que tienen algo de la impresión de un ala. En los tableros
de los cuatro ángulos del patio anterior hice labrar alegorías de
España, de México, Grecia y la India, las cuatro civilizaciones
particulares que más tienen que contribuir a la formación de la
América Latina. En seguida, debajo de estas cuatro alegorías,
debieron levantarse cuatro grandes estatuas de piedra de las cuatro
grandes razas contemporáneas: la Blanca, la Roja, la Negra y la
Amarilla, para indicar que la América es hogar de todas, y de todas
necesita. Finalmente, en el centro debía erigirse un monumento que
222
Ibíd., 27-28.
100
en alguna forma simbolizara la ley de los tres estados: el material, el
intelectual y el estético.223
Vemos el intento de plasmar en el Palacio de Educación Pública de México los
ideales de las cuatro civilizaciones para construir un monumento que a través
de su arquitectura y plástica funcione como un “templo” a la mística estética.
No es accidental o coincidencia que haya elegido este edificio para plasmar la
simbología de su propuesta, pues la educación es el medio para iniciar el
proyecto eugenésico como hemos señalado con anterioridad.
Afirma además Vasconcelos que como deber actual “tenemos el deber
de formular las bases de una nueva civilización”224, por lo cual, ahora no resulta
accidental el lema de la UNAM, que dicta “por mi raza hablará el espíritu”. La
perspectiva biopolítica nos permite reinterpretar el lema. Reproducimos aquí el
breve pero significativo discurso donde presentó la propuesta del escudo de la
máxima casa de estudios mexicana, propuesta que fue aprobada por
unanimidad:
Considerando que a la Universidad Nacional corresponde
definir los caracteres de la cultura mexicana, y teniendo en cuenta
que en los tiempos presentes se opera un proceso que tiende a
modificar el sistema de organización de los pueblos, substituyendo
las antiguas nacionalidades, que son hijas de la guerra y la política,
con las federaciones constituidas a base de sangre e idioma
comunes, lo cual va de acuerdo con las necesidades del espíritu,
cuyo predominio es cada día mayor en la vida humana, y a fin de que
los mexicanos tengan presente la necesidad de fundir su propia
patria con la gran patria Hispano-Americana que representará una
nueva expresión de los destinos humanos; se resuelve que el
Escudo de la Universidad Nacional consistirá en un mapa de la
América Latina con la leyenda “Por mi raza hablará el espíritu”; se
significa en este lema la convicción de que la raza nuestra elaborará
una cultura de tendencias nuevas, de esencia espiritual y libérrima.
Sostendrán el escudo un águila y un cóndor apoyado todo en una
alegoría de los volcanes y el nopal azteca.225
Siendo el escudo propuesto en 1921 y la Raza Cósmica publicada en 1925,
podemos ver que el anacronismo entre sus actos, la Raza Cósmica y la
publicación de su filosofía no afectan en nada la detección de las acciones
concretas que llevan por finalidad la materialización de su mito mestizo. Por
223
Ibíd., 35.
Ibíd., 30.
225
José Vasconcelos, El nuevo escudo de la Universidad Nacional en José Vasconcelos y la
Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 127. Discurso pronunciado
el 27 de abril de 1921, donde propone lo que será el escudo de la Universidad Nacional.
224
101
otro lado, en la propuesta queda claro que no sólo la raza mestiza
iberoamericana será la definitiva y la encomendada a lograr el tercer periodo,
sino que en concreto, los mexicanos, desde la Universidad Nacional, tienen la
encomienda de ordenar estéticamente la cultura. Seguido a esto, el afirmar en
el lema que es a través de la raza mestiza, situada en México es la facultada
para emitir la palabra del espíritu, es decir, para actuar como el filósofo-poeta,
creador que diviniza lo material concreto, quedan excluidos los otros pueblos,
aún los mestizos, de la élite mestiza definitiva, siendo relegados a grados
menores de mestizaje, y por tanto, de calidad existencial. Vasconcelos siempre
apostó por el uso de la cultura y educación como catalizador del proyecto
mestizo.
Esta perspectiva biopolítica apostando por la educación Vasconcelos la
toma como una lucha personal. En el discurso de toma de posesión del cargo
de rector dice que su misión es mejorar el país, diciendo que su tarea en la
Universidad “consiste en venir aquí a trabajar […] con el objeto de elaborar en
el seno de la Universidad un sólido proyecto de ley federal de educación
pública.”226 Les declara además a los presentes que “el país ansía educarse;
decididnos vosotros cuál es la mejor manera de educarlo. […] difundid vuestra
ciencia en el alma de la nación.”227 Hecha esta encomienda, deja Vasconcelos
a cargo de la Universidad Nacional la orientación del proyecto educativo, a la
cual, posteriormente le entrega la misión concreta de su proyecto mestizo en el
escudo que hemos revisado. Indica también que
Los hombres libres que no queremos ver sobre la faz de la
tierra ni amos ni esclavos, ni vencedores ni vencidos, debemos
juntarnos para trabajar y prosperar. Seamos los iniciadores de una
cruzada de educación pública, los inspiradores de un entusiasmo
cultural semejante al fervor que ayer ponía nuestra raza en las
empresas de la religión y la conquista.228
Surgen en este discurso los indicios del mito mestizo, en tanto que se
vislumbra el tema del tercer periodo utópico donde cada individuo se identifique
226
José Vasconcelos, Discurso en la Universidad en José Vasconcelos y la Universidad,
selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). 59. Discurso de toma de posesión del cargo
de rector en 1920.
227
Ibíd., 59.
228
Ibíd., 60.
102
con los demás, pero aquí pretende Vasconcelos alentar el espíritu de masas a
su cruzada educativa.
En la alocución del discurso aparece además la misión mesiánica de
llevar educación al pueblo mexicano. Si bien es conocido dicho proyecto en la
historia de México, debemos ahora mirar con cuidado la comparación de la
tarea educativa con una misión constante que pretende la superación de un
pueblo, pues como ya hemos revisado, la educación en el esquema del mito
mestizo es el catalizador que Vasconcelos pretende utilizar para comenzar el
proceso de eugenesia estética, pues el individuo educado es capaz de
desarrollar las cualidades que le indiquen su lugar en el universo, aún si esto
implica no engendrar progenie, dado que esta no está certificada por el a priori
estético. Por ello, es que el primer paso para hacer tangible su proyecto
requiere de un pueblo educado:
Demos pues, a esas almas la noble misión que les ha estado
faltando; facilitémosles los medios de que se pongan en contacto con
el indio, de que se pongan en contacto con el humilde, y lo eduquen,
y veremos como todos acuden con entusiasmo a la obra de
regeneración de los oprimidos; veremos cómo se despierta en todos
el celo de la caridad, el entusiasmo humanitario”229
Es evidente que aprovechando el cargo, Vasconcelos pretendió iniciar el
proceso, disfrazado del afán desinteresado del educador comprometido con
sus iguales.
Hemos ya citado La Raza Cósmica, y visto cómo la educación debe
mostrar a los menos desarrollados que deben quitarse del camino, evitar
reproducirse y atender al llamado de la eugenesia estética para asegurar que
las generaciones siguientes serán superiores. Esto así mismo requiere fe, la
creencia desinteresada en la causa del Estado. En el discurso titulado
Profesores honorarios, encomienda Vasconcelos: “Enseñad el secreto de la
felicidad, que según Tolstoi consiste en trabajar para la dicha de los otros y no
para la nuestra, es decir, para el ideal humano considerado como una
anticipación y una senda del ideal divino.”
230
Recuerde el lector que
Vasconcelos exige que tanto las razas no mestizas, como los mestizos
229
Ibíd., 61.
José Vasconcelos, Profesores honorarios en José Vasconcelos y la Universidad, selección
de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 64. Discurso del año 1920.
230
103
actuales, actúen por convicción para engendrar la raza última, es decir, que su
participación en la misión de alcanzar el estado estético consiste en aportar los
mejores rasgos a la generación siguiente, y por medio de la educación
apartarse o aportar al proceso de eugenesia estética.
No pierde Vasconcelos la oportunidad de invitar a los educadores a
unirse a esta misión, como si se tratara de convertirlos a una nueva fé. Tal es el
caso del discurso de del 3 de abril de 1921 pronunciado en honor al Sr. D.
Manuel Rodríguez Sterling, quien recibe el titulo de Doctor Honoris causa,
cierra de la siguiente manera: “Sed bienvenido, […] con todas las demás
naciones de la raza ibero americana, la raza que ha de señalar nuevos
senderos a la humanidad del porvenir.” 231 En este discurso, Vasconcelos
decide cerrar dejando claro qué raza es la que tiene la misión que hemos
descrito. De alguna manera, darle un título e indicándole su misión, es como le
certifica para unirse a la élite que debe dar orden a Iberoamérica.
Ahora bien, para efectos de acción concreta, Vasconcelos detalló los
procesos de su cruzada contra el analfabetismo, y para ello además de
asegurar los recursos materiales, así como pretender obtener la solidaridad de
los mexicanos que pudieran capacitar a sus conciudadanos, logró implementar
ciertos incentivos entre los cuales destaca la preferencia para seleccionar como
empleados a los profesores honorarios que se sumaran a su campaña232, con
el efecto directo de educar más eficazmente al pueblo mexicano. Esta
campaña de alfabetización implicaba también un aspecto de higiene personal,
pues pretendía que los alumnos recibieran la educación sobre el aseo
personal.
Los profesores honorarios tenían instrucción para depositar ideas que
germinaran en el alumno la predilección por su raza y el pensamiento
latinoamericano: “Se les hará notar que el conocimiento de la lengua castellana
hace ingresar al que lo tiene en los dominios materiales y morales de esta raza
231
José Vasconcelos, Discurso pronunciado por el rector José Vasconcelos al serle conferido
el grado de Doctor “honoris causa” al sr. D. Manuel rodríguez Sterling en José Vasconcelos y la
Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 73. Discurso pronunciado el
3 de enero de 1921 en el anfiteatro de la Escuela Nacional Preparatoria.
232
Véase José Vasconcelos, La campaña contra el analfabetismo en José Vasconcelos y la
Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 101. Circular Número 1.
104
joven y llena de promesas.”233 Comenzamos a notar un sutil uso del cargo para
fines prácticos, es decir, educar a la juventud en la predilección de su identidad
mestiza.
Además, Vasconcelos busca regular el tipo de lecturas que dará forma al
perfil del estudiante. En el circular número 4 para el personal de la Universidad,
gira instrucciones sobre las lecturas que deben promoverse, destacando que
“La Universidad seguirá impulsando estos trabajos con todo empeño: procurará
que se siga enseñando a leer, y al mismo tiempo se cree en el deber de indicar
qué es lo que debe leerse.” 234 La Universidad es responsable no sólo de vigilar
que se promueva la lectura, sino que decidirá qué lecturas son convenientes,
por lo cual, la encomienda a la Universidad en su lema para ser vocera última
de los designios del espíritu, y de dirigir la educación en el país tiende a cobrar
más importancia, más conociendo ahora la relevancia de la educación en el
proyecto del mito mestizo según Vasconcelos.
Las lecturas que recomienda Vasconcelos en el circular responden a los
fundamentos de su filosofía estética, y a las cualidades que debe haber en la
raza mestiza. Primero recomienda la lectura de Benito Pérez Galdós, pues en
ella se muestra “la bondad del corazón como una forma de lo sublime, como
una sacrificio en que se aniquila el sujeto; pero derramando sobre el mundo
raudales de gracia vivificadora y fortificante.” 235 Notemos que es necesario
promover una aniquilación del sujeto, en tanto que, podemos interpretarla como
la inserción del sujeto en la rítmica general del tipo de raza que se pretende
engendrar. Además en Galdós encuentra Vasconcelos “la bondad del corazón
como una forma de lo sublime”, es decir, el amor como sublimación estética y
emocional que permite esta aniquilación del sujeto a favor de la raza como
conjunto. Después recomienda a Romain Rolland, pues en sus obras “se
advierte el impulso de las fuerzas éticas y de las fuerzas sociales tendiendo a
superarse para insertar sus esfuerzos en la corriente divina que por doquiera
233
José Vasconcelos, Instrucciones sobre el aseo personal e higiene en José Vasconcelos y la
Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 106. Circular Número 2,
fechado México, 20 de junio de 1920.
234
José Vasconcelos, Libros que recomienda la Universidad Nacional en José Vasconcelos y la
Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 111. Circular Número 4,
fechado México, 30 de julio de 1920.
235
Ibíd., 111.
105
mueve al Cosmos.”236 Aquí no es muy difícil ver cómo Vasconcelos pretende
insertar por medio de la lectura una literatura afín a las cualidades de
trasmutación de lo material en divino, es decir, de las acciones concretas del
individuo que se rige por el a priori estético en esencias divinas, vía la
experiencia mística. Por último, recomienda la lectura de Tolstoi, pues lo
considera un visionario cuyos lineamientos “han de resolverse muchos de los
problemas del futuro, si es que ese futuro ha de significar más que todos los
tristes periodos que la humanidad ha venido viviendo.” 237 Más tarde estos
periodos serán señalados dentro de su obra como el primer periodo material y
el segundo periodo intelectual, superados en el tercer periodo estético. En el
mismo tono, en 1921 emite un listado de los textos que habrá de editar la
Universidad, en los cuales figura una selección acorde al tipo de cultura que
pretende difundir, destacando evidente a los griegos, y los tres autores que ha
señalado en el circular número 4, quienes aquí son señalados como “libros
redentores”.238 Se pretende dar prioridad al rescate de los griegos, que como
hemos visto, es parte del mito en tanto que imitación de un origen, al mismo
tiempo que con las otras lecturas se pretende ir sembrando los valores que
servirán a los fines del Estado.
De manera paralela a la regulación de la promoción de la lectura, el plan
de estudios preparatorios fue revisado por la Universidad, siendo emitido el 26
de octubre de 1921 también da evidencias de la dirección que pretendía dar a
la educación preparatoria. El plan detalla el tipo de materias, su estructura y los
artículos que contienen la normatividad necesaria para su aplicación. Es
señalado en dicho plan que los estudios preparatorios “servirán para preparar
los que se hagan en las facultades universitarias y contribuirán además al
desarrollo físico y moral de los educandos.”239 Obviamente la educación media
es un puente entre la educación básica, pero que aún no accede a la
especialización y conocimientos detallados del nivel universitario. En el plan de
estudios destacamos el artículo 4º, donde se requiere que todas las clases
236
Ibíd., 112.
Ibíd., 112.
238
Véase Ibíd., 119-121.
239
José Vasconcelos, Plan de estudios de la escuela nacional preparatoria en José
Vasconcelos y la Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 134.
Aprobado por el Consejo Universitario en su sesión del día 20 de Octubre de 1920.
237
106
sean prácticas, “para que gracias a ellas se logren mayor coordinación y
progreso sociales.” 240 Tenemos aquí la dimensión práctica, es decir, que la
teoría debe convertirse en acción, lo cual es congruente tanto con el
pensamiento como con la obra de Vasconcelos. El progreso social que
Vasconcelos pretende no es sólo el mejoramiento de infraestructura y calidad
de vida entendidos convencionalmente, sino que implicaría desde la biopolítica,
una sociedad depurada en cada generación mejor educada que la anterior.
El artículo 5º del plan de estudios preparatorios establece la necesidad
de certificar que se ha superado el nivel primario, mientras que el artículo 7º le
permite al alumno decidir el orden en que tomará sus materias, derivando en la
notoriedad de las disposiciones e intereses particulares de cada estudiante. Sin
embargo, son señaladas algunas restricciones de nivel, como la exigencia de
aritmética antes de cualquier materia relacionada con dicha asignatura. El plan
además contempla como alumno capacitado satisfactoriamente a aquél que ha
obtenido un oficio, es decir, que es capaz de desempeñarse en un nivel
profesional técnico. Hay una suerte de simpatía con la academia platónica, que
exigía ciertos requisitos antes de acceder al conocimiento reservado, entre
ellos, esta misma exigencia de saber matemática.
Aparte del cargo como rector de la universidad, hubo otros intentos de
poner en marcha la eugenesia estética desde la trinchera intelectual como la
constitución de la Federación de Intelectuales Latinoamericanos, de la cual, su
primer objetivo o misión es “estrechar las relaciones existentes entre los
pueblos de origen común de América, y luchar por la defensa y
engrandecimiento de la Raza.”241 A través de dicha federación, Vasconcelos ha
logrado reunir un grupo de intelectuales a los cuales pretende incorporar a su
proyecto de superación humana vía el mestizaje, ahora con intenciones
internacionales, lo cual pretende sacar del territorio mexicano su proyecto,
apuntando a cubrir Iberoamérica con su mítico sueño de raza mestiza.
El culmen de sus intentos por iniciar un proceso educativo que catalice la
materialización del mito de raza mestiza radica en la explicación que el propio
240
Ibíd., 136.
José Vasconcelos, Acta constitutiva de la Federación de Intelectuales Latinoamericanos en
José Vasconcelos y la Universidad, selección de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 177.
241
107
Vasconcelos da sobre el lema de la UNAM, recogida en un fragmento del
discurso titulado Los Motivos del Escudo, pronunciado ante la Confederación
Nacional de Estudiantes:
Era indispensable introducir en el alma de la enseñanza el
concepto de la religión, que es conocimiento obligado de todo
pensamiento cabal y grande. Lo que entonces hice equivale a una
estratagema. Usé de la vaga palabra espíritu, que en el lema
significa la presencia de Dios, cuyo nombre nos prohíbe mencionar,
dentro del mundo oficial, la Reforma protestante que todavía no ha
sido posible desenraizar de las Constituciones del 57 y del 17. Yo sé
que no hay otro espíritu válido que el Espíritu Santo; pero la palabra
santo es otro de los términos vedados por el léxico oficial del
mexicano.242
Vasconcelos entre las acciones tomadas durante su cargo como rector, así
como sus esfuerzos por reunir y acercar a la comunidad intelectual, ha puesto
en marcha de manera sutil tanto como pudo el proceso educativo que llevaría a
su utopía eugénica. Además, ha logrado plasmar en el escudo de la
Universidad Nacional su doctrina al por medio del lema que será a través de la
raza definitiva, la raza cósmica de la cual el espíritu santo hablará; su palabra
de algún modo, serán los dictados de la Universidad, la cual tiene por misión
reformar la cultura iberoamericana, marcarle el rumbo por el cual dirigirse al
tercer periodo. Esto cierra definitivamente la puerta a los individuos de
cualquier otra raza mestiza, así como aquéllos mestizos que posean una
sensibilidad suficiente para estar en comunión estética con la Totalidad. El
proyecto queda ligado a sangre y suelo, y la misión y utopías son exclusivas de
la raza mestiza.
Para cerrar con el tema de la praxis de la eugenesia estética,
proponemos el siguiente escenario: la educación, al igual que muchos otros
aspectos del pensamiento vasconceliano, se divide en tres periodos o etapas.
La primera etapa es una educación primaria, que filtra a los individuos por
primera vez, para separar aquéllos que sólo están conformes con dejar de ser
analfabetas o que no tienen mayores aspiraciones personales; el segundo
nivel, es un nivel técnico, correspondiente al preparatorio, donde además de
orientar al estudiante según sus intereses particulares, habrá de dotarle de un
242
José Vasconcelos, Los motivos del escudo en José Vasconcelos y la Universidad, selección
de Álvaro Matute (México, UNAM, 1987). P. 212.
108
oficio, es decir, de un saber hacer, que le sitúa jerárquicamente sobre el
individuo que sólo sabe leer y escribir, ya que el técnico tiene cierta capacidad
intelectual y además puede decidir sobre los medios de producción, o en otros
términos, es capaz de hacer más eficientes los procesos. Por último, aquéllos
individuos que logran acceder a la educación universitaria y la concluyen
constituyen la élite. Es a través de ellos donde se materializa el ideal de la raza
cósmica por la que habla el espíritu divino, en el sentido de que son ellos los
encomendados por Vasconcelos para crear cultura, para llevar a su pueblo, es
decir, a México e Iberoamérica al tercer periodo estético, donde se posiciona el
mestizo depurado como la raza superior, y esto como daño colateral, significa
la extinción de las razas en función de lograr un estado último de bienestar
social y espiritual.
La difusión impresa que Vasconcelos impulsó tenía marcada esta
intención. sobre ello nos dice Orestes Aguilar:
Todas estas tareas editoriales daban cuenta ya de una forma
de concebir la producción de libros y publicaciones periódicas como
si se tratara de la difusión masiva de “lecturas”, obras que fueron
distribuidas como “catecismos”, concentrados acervos didácticos o
instrumentos de una campaña propagandística que tenía como
pretensión reformar o, de ser posible, transformar la conciencia
pública de un país.243
Nos parece interesante la caracterización de las obras difundidas como
catecismos, pues el propio Vasconcelos esperaba que se aceptara de manera
religiosa y mística su propuesta. Al mismo tiempo, la reforma vía la educación
iba a la par con la difusión de la lectura, y de las lecturas que la Universidad
recomendara y considerara necesarias.
Dentro de este proceso, el aparato estatal del cual Vasconcelos hace
uso directo es la Secretaría de Educación Pública, y el intento de
materialización de su sueño, fue el proyecto educativo nacional. Sin embargo,
por llamativa, convincente o delirante que suene esta interpretación de los
hechos, por el momento, así la habremos de dejar. Únicamente hemos
pretendido en este apartado mostrar algunas evidencias de que Vasconcelos
243
Héctor Orestes Aguilar, “Ese olvidado nazi mexicano José Vasconcelos,” Istor: revista de
historia internacional (Año 8, Nº. 30, 2007): 148-157.
109
efectivamente trató de dar vida a su mito mestizo a través de algunos de los
cargos que ocupó durante su vida.
Vasconcelos y sus roces con el nazismo: compatibilidad de mitos.
Antes de finalizar, es necesario transitar por un momento conocido pero
generalmente omitido en la vida de Vasconcelos, el cual consiste en su
adhesión y simpatía con el nazismo. La pertinencia de este apartado en
nuestra investigación deriva sus intentos antes mencionados de llevar a cabo el
proyecto de raza cósmica a través de sus cargos en las instituciones
educativas. Dado que hemos visto un paralelismo muy marcado entre el mito
nazi y el mito mestizo, entendidos ambos como doctrinas biopolíticas con fines
eugenésicos prácticos, ya no es de extrañarse que Vasconcelos haya brindado
su apoyo al régimen político del partido nacionalsocialista alemán. Durante los
capítulos de nuestra investigación hemos expuesto las diversas piezas del
proyecto vasconceliano para Iberoamérica, por lo cual omitir esta pieza de
simpatía por la doctrina nacional socialista sería dejar la imagen inconclusa.
Ya hemos comprendido la similitud de los proyectos vasconcelianos y
nacionalsocialistas por lo cual, ahora podremos hablar y comprender un
periodo oscuro de la vida de Vasconcelos, que lejos de seguir siendo omitido,
el traerlo a la luz con la debida evidencia nos permitirá ver por un lado, el
alcance de la obra filosófica del autor y por otro, separar su pensamiento
estético del uso concreto que se le pueda dar como fundamento político. Si
bien no es el primer autor que compromete o presta su pluma a un régimen
totalitario, este periodo ha opacado el análisis de su obra y por ello, es que
pretendemos que a través de esta evidencia pueda el lector contar con
elementos suficientes para decidir hasta qué punto del camino seguirle.
Comenzando pues, con esta temática de la adhesión al nazismo,
ponemos como primera evidencia de su apoyo intelectual al movimiento el
informe localizado en el Archivo General de la Nación, bajo la signatura servible
102178 y signatura antigua Lázaro Cárdenas del Río/102178/caja 1302
(704.1125 – 704.1/174), documento en el cual se describe la colaboración de
Vasconcelos con la Alemania nazi, a través de una supuesta red nazi en
México, dentro de la cual habría formado parte de un grupo de ciudadanos
110
influyentes llamado “la quinta columna”. Aquí reproducimos la que los
investigadores hacen sobre Vasconcelos en la página 14 del documento
fechado el 23 de mayo de 1940:
Este periodo nacionalsocialista de Vasconcelos también recibe mención en el
documental de la colección ClíoTv México Nuevo Siglo, titulado La Pasión de
José Vasconcelos. En él se menciona brevemente el tema de la revista Timón,
donde se indica claramente que la publicación estuvo “a cargo de un José
Vasconcelos capaz de suponer que el nazismo habría de dar oportunidades a
su raza cósmica.”244 Dentro de la mención al episodio de Timón, destaca la
siguiente cita extraída de la revista: “al concluir la guerra, surgirá una nueva era
en la que los pueblos de América hallarán renovada oportunidad para
organizarse conforme a su tradición y a sus antecedentes cristianos.”245 Tanto
el informe como la investigación de ClíoTV nos permite atar los cabos y
comprender, por un lado, la adhesión y el apoyo al nazismo por parte de
Vasconcelos, la cual no sólo implicaría una común simpatía o similitud
intelectuales sino que, a través de su pluma, Vasconcelos habría de pretender
una oportunidad de llevar a cabo su proyecto al abrigo de una Alemania
victoriosa, cosa que al final de la guerra no ocurrió. Sobre el tema, se menciona
244
Lucía Beltrán (guión e investigación), La pasión de José Vasconcelos, narrado por Enrique
Krauze, (México, ClíoTv, 2002) Minuto 35:52 – 35:59 Consultado en el canal de Clío en
Youtube, https://www.youtube.com/watch?v=fubakzN00AM el 10 de octubre de 2014.
245
Ibíd.
111
en el documental que “a cuatro meses de fundada, la revista Timón cerró su
última edición por efectos de una disposición gubernamental.”
246
Dicha
disposición implica que la edición de la revista se detuvo 2 meses antes de lo
señalado en el informe sobre la red nazi, haciendo evidente que el gobierno
mexicano no permitió que Vasconcelos siguiera difundiendo propaganda nazi.
En el informe sobre la red nazi también se indica, en la página 15 que su
pluma junto con las de otros intelectuales mexicanos ha sido comprada por los
alemanes, en un esfuerzo por tomar prestada la credibilidad de los pensadores
mexicanos, dado que la propaganda alemana se encontraba evidentemente
interesada y era recibida con prejuicio por la población internacional:
El contenido de la revista Timón así como la propaganda que hemos
mencionado hasta ahora en el presente apartado era desconocido aún para
sus lectores y defensores intelectuales y filosóficos durante las siguientes
décadas posteriores a la victoria aliada. Tal fue el caso de Itzhak Bar-Lewaw,
doctor en Filosofía y Letras quién luchó por dar a conocer la obra de
Vasconcelos. Sobre él Orestes Aguilar nos relata la desilusión que Bar-Lewaw
tuvo que pasar:
La humillación, la vergüenza y el rencor que su hallazgo sin
duda le produjeron lo llevaron a concebir un volumen editado en
condiciones sumamente precarias, hoy inasequible, fetiche de unas
cuantas bibliotecas privadas y señalado como si fuese un libro
maldito: La revista “Timón” y José Vasconcelos.247
246
247
Ibíd.
Héctor Orestes Aguilar, op. cit., 148-157.
112
Bar-Lewaw relata sobre el suceso:
Al publicar mi libro en 1965 y 1966 no sabía que José
Vasconcelos –el tan llamado Maestro de la Juventud
Latinoamericana, aunque nunca haya tenido cátedra en América
Latina, sólo en los Estados Unidos, que <<soi-disant>> tanto odiaba–
durante la Segunda Guerra Mundial, en 1940, entre los meses de
febrero y junio de aquel año, nuestro don José era un agente de la
propaganda nazi-hitleriana de la peor especie.
Menester es aclarar que ninguna biliografía(sic) oficial o
semioficial de la vasta obra vasconceliana, menciona la revista
Timón, y Vasconcelos en sus frecuentes plásticas(sic) durante los
dos últimos años de su vida con el autor de la presente ponencia,
nunca lo han mencionado. La confesión de ignorancia no es excusa,
sino aclaración.248
Hasta aquí por un lado, tenemos documentos gubernamentales que vinculan a
Vasconcelos directamente con la Alemania nazi, así como la evidencia a través
de la experiencia de uno de sus mayores defensores, de que en efecto, este
periodo de adhesión de Vasconcelos al nacionalsocialismo pareció haber
querido ser olvidado por la comunidad intelectual mexicana. Lo poco que ha
sobrevivido de la pluma de Bar-Lewaw es la transcripción de una conferencia,
de la cual hemos extraído las citas. En dicha conferencia describe de manera
detallada los rasgos que localiza en la revista Timón y que ligan directamente a
Vasconcelos con el nazismo. Orestes prosigue, haciendo énfasis en el nombre
de la revista:
El académico estadounidense quedó pasmado cuando reparó
en que el director de esa “Revista Continental”, como rezaba el
subtítulo colocado en el frontispicio de la página editorial, era José
Vasconcelos. El nombre de la publicación era extraño para una
revista de ese perfil, toda vez que sus congéneres portaban títulos
más explícitos, combativos o mesiánicos, como los periódicos de
derecha Omega, La Reacción y El Hombre Libre, o los boletines
Noticias de guerra y Diario de la guerra. La palabra “timón” podía
asociarse lo mismo a la conducción, al dominio, al liderazgo o al
líder, que al puesto de mando en un navío.249
Bar-Lewaw fue de los precursores tanto en la investigación y difusión del
pensamiento vasconceliano, como posteriormente, de los primeros en tratar de
traer al descubierto su adhesión al nazismo. La investigación sobre el periodo
248
Itzhak Bar-Lewaw. “La revista Timón y la colaboración nazi de José Vasconcelos en Actas
del cuarto Congreso Internacional de Hispanistas, coord. Eugenio de Bustos (Salamanca,
Asociación Internacional de Hispanistas. Congreso, 1971) págs. 151-156.
249
Héctor Orestes Aguilar, op. cit., 148-157.
113
nazi de Vasconcelos por Bar-Lewaw tuvo que enfrentar a diversos
inconvenientes, además de la traición que debió haber sentido él mismo
después de difundir por varios años la obra, pues tuvo que superar los
obstáculos para encontrar un poco de luz sobre el periodo nazi de
Vasconcelos, pues nadie quería tomar en serio tales acusaciones:
Personalmente mis indagaciones no han tenido éxito en
México, ya que muchas personas fidedignas y serias en la
Universidad Nacional Autónoma de México y hombres de letras de
aquel país me aconsejaban no perder mi tiempo, ya que según ellos
<<rumores de la colaboración nazi de Vasconcelos eran puras
calumnias y nada más>>.250
Recapitulando entre lo señalado por Lucía Beltrán (guionista e investigadora a
cargo del documental de Clío) y Bar-Lewaw podemos ya suponer que
Vasconcelos veía en la victoria de Alemania la oportunidad para materializar
totalmente el sueño de su raza cósmica definitiva. Si él logró ver como nosotros
la compatibilidad y similud del esquema de mito mestizo con el esquema del
mito nazi, pudo haber cedido su pluma e intelecto en el periodo de la Segunda
Guerra Mundial con la pretensión de sacar provecho de lo que él creía sería
una inminente victoria: “Vasconcelos pensaba seriamente que Hitler ganaría la
guerra en Europa, y uq(sic) en México habría un régimen pro nazi bajo la
presidencia…-ustedes adivinan ya- … de José Vasconcelos.”251
No hay que olvidar que Vasconcelos dejaba ver en sus textos, sobre
todo en La Raza Cósmica, una visión totalizadora y mesiánica que ya hemos
descrito en la presente investigación, así como también hemos visto cómo
aprovechó tanto como pudo los cargos públicos en educación para insertar
discretamente su proyecto en el plan educativo nacional. No dejó pasar la
oportunidad de plasmar en la plástica decorativa de las edificaciones su
mitología nacionalista, y en una variedad de discursos, como aquéllos de los
que hemos ofrecido ya algunos fragmentos, no dudaba en señalar una y otra
vez la misión de la raza mestiza como orientadora del camino de Iberoamérica
y la humanidad. Con lo anterior puesto sobre la mesa, además de la tonalidad
nacionalista y el esquema de La Raza Cósmica como mito histórico-político
250
251
Itzhak Bar-Lewaw. op. cit., 151-156.
Ibíd., 151-156.
114
mestizo, podemos responder a los cuestionamientos enunciados por BarLewaw:
Cabe preguntarse: ¿porqué lo hizo Vasconcelos? ¿Por
dinero? ¿Por haber sido simplemente agente nazi? ¿Por venganza
en contra de las autoridades mexicanas que, según él, le
imkidieron(sic) la Presidencia en 1929? ¿Por odio a los
norteamericanos en particular, y a los judíos y anglosajones en
general? ¿Pensaba Vasconcelos de veras llegar a ser sátrapa de
México después de la <<Victoria final>> de Hitler?252
Vasconcelos parecía que efectivamente, se veía tomando un cargo de gobierno
en un mundo donde los alemanes habrían ganado la guerra y así dar lugar a su
Raza Cósmica. En un mundo donde los nazis hubiesen obtenido la victoria, tal
vez pudo suponer que siendo su proyecto tan similar la raza cósmica y la raza
aria habrían podido convivir en armonía, aunque eventualmente en el proyecto
vasconceliano, aún la raza aria habría sido absorbida y diluida en la mestiza.
Sin embargo, los alemanes no ganaron, y la fama actual del partido nazi
comenzó a formarse a partir de lo que los aliados encontraban y denunciaban
las herramientas de genocidio que encontraban a su paso por Europa. Sin
embargo, Vasconcelos en 1955 ha redactado el prólogo a la segunda edición
del libro Derrota Mundial de Salvador Borrego, donde insiste en que la victoria
de los aliados ha sido a base de mentiras, y que el mundo está perdiendo la
batalla en contra del “monstruo anticristiano”:
“La primera edición del libro de Borrego se publicó hace dos
años escasos y en tan corto tiempo, el curso de los sucesos ha
confirmado sus predicciones, ha multiplicado los males que tan
valien-temente descubriera.
Ya no es sólo Polonia; media docena de naciones europeas
que fueron otros tantos florones de la cultura cristiana occidental, se
encuentran aplastadas por la bota soviética, se hallan en estado de
«desintegración definitiva».
Y el monstruo anticristiano sigue avanzando. Detrás de la
sonrisa de MendesFrance, siempre victorioso, dicen sus secuaces; detrás de esa
enigmática sonrisa, seis millones de católicos del Vietnam, fruto
precioso de un siglo de labor misionera francesa, han caído dentro
de la órbita de esclavitud y de tortura que los marxistas dedican a las
poblaciones cristianas.”253
252
Ibíd., 151-156.
José Vasconcelos, Prólogo en Salvador Borrego, Derrota Mundial (México, Impresos Aldo,
1963), p. 6.
253
115
Vasconcelos elogia esta propaganda post-guerra que ideológicamente, incita a
rechazar la versión de la victoria aliada, que parece al mismo tiempo, ignorar
las atrocidades cometidas en nombre de la pureza aria en contra de seres
humanos en los campos de concentración así como el avance de la técnica a
favor de la destrucción. Prácticamente a 15 años de haber desaparecido Timón
Vasconcelos no abandonó su simpatía, por el contrario, seguía convencido de
la postura que defendió en los tiempos de guerra:
En el libro de Borrego, penetrante y analítico, al mismo tiempo
que iluminado y profético, se revelan los pormenores de la conjura
tremenda.
La difusión del libro de Borrego es del más alto interés
patriótico en todos los pueblos de habla española. Herederos,
nosotros, de la epopeya de la Reconquista que salvó el cristianismo
de la in-vasión de los moros, y de la Contra-Reforma encabezada por
Felipe II, que salvó el catolicismo de la peligrosa conjuración de
luteranos y calvinistas, nadie está más obligado que nosotros a
desenmascarar a los hipócritas y a contener el avance de los
perversos. La lucha ha de costamos penalidades sin cuento.
Ningún pueblo puede escapar en el día, a las exigencias de la
historia, que son de acción y de sacrificio.
La comodidad es anhelo de siempre, jamás realizado. La
lucha entre los hombres ha de seguir indefinida y periódicamente
impla-cable, hasta en tanto se acerque el fin de los tiempos, según
advierte la profecía.254
Siendo esta la última evidencia que hemos descubierto de la adhesión y
simpatía de José Vasconcelos, nos queda mencionar las influencias de su
pensamiento en vertientes actuales que convergen con el pensamiento
nacionalsocialista alemán. Si bien no son significativas, debido a la poca
difusión y estudio de su obra, resultan ser un foco de alerta en el sentido de
que la aplicación y lectura inadecuada de La Raza Cósmica ha servido para
fundamentar los actos de pequeños grupos extremistas en México. Para
mostrar lo anterior haremos referencia a eventos que han alcanzado notas
menores en los periódicos. De entre diversas notas, destacamos la publicada
por Tonatiuh Muñoz Aguilar en Imagen Poblana el Lunes 4 de enero de 2014,
donde se menciona la aparición de grupos “neonazis” en México. Estos grupos
representan un peligro en tanto que están interpretando de manera extrema las
doctrinas alemanas y nacionalistas mexicanas a favor de la violencia:
254
Ibíd., 6.
116
Según las pocas investigaciones que hay al respecto, estos
grupos no superan los 200 o 300 agremiados en estados como
Puebla, Querétaro, Jalisco, Guanajuato, Nuevo León y el Distrito
Federal. Sin embargo, no por reducidos dejan de ser peligrosos, ya
que estos muchachos han demostrado ser extremadamente violentos
y no tienen miedo a actuar incluso en la vía pública y a plena luz del
día. La zona rosa en el Distrito Federal es uno de los puntos en los
que estas agrupaciones han propinado tremendas golpizas a
travestis y homosexuales a los que han enviado al hospital. 255
De acuerdo al reportero, la propaganda ideológica de la que se valen para
llevar a cabo estos actos de odio y desprecio es en parte la propaganda
nacionalsocialista alemana, y en el caso de México, el ensayo de Vasconcelos
La Raza Cósmica. A pesar de que el periodista menciona que estos grupos
están llenos de contradicciones e ideologías de odio de diversas corrientes,
encontramos como textos de cabecera en las páginas web de ideología
neonazi y nacionalismo mexicanas algunos de la autoría de José Vasconcelos:
Para comunicarse, estos grupos suelen utilizar páginas en
internet, que sin embargo son desactivadas una y otra vez, ya sea
por colectivos de hackers izquierdistas o por la policía cibernética,
que de vez en cuando hace su trabajo al detectar los mensajes de
odio y de incitación a la violencia que aparece en estos sitios web. En
ellas, es posible encontrar textos de José Vasconcelos, pues
aseguran que el fundador de la UNAM era un acérrimo defensor de
la conservación de la mexicanidad pura y limpia, así como arengas
en contra de los cristianos no católicos, los judíos, los masones, y los
grupos a favor de temas como el matrimonio gay, el aborto y la
eutanasia.256
El tono del periodista deja la responsabilidad de la interpretación fascista a los
autores de los sitios web de odio. Si bien el autor parece dudar de la simpatía
de Vasconcelos por las doctrinas racistas desde nuestra investigación
podemos comprender el por qué dichos grupos han echado mano de los textos
vasconcelianos para justificar sus prácticas de violencia. Al no ser el objeto de
nuestra investigación el indagar el grado en que estos grupos neonazis
manejan la teoría vasconceliana no podemos afirmar que justifiquen desde el
pensamiento estético su praxis violenta. Sin embargo no encontramos de
manera tajante que sea imposible utilizar el proyecto de Vasconcelos como
255
Tonatiuh Muñoz Aguilar, “Reaparecen grupos neonazis; Puebla es su epicentro,” Imagen
Poblana,
4
de
enero
de
2014.
Consultado
en
http://www.imagenpoblana.com/2014/01/20/reaparecen-grupos%E2%80%9Cneonazis%E2%80%9D-puebla-es-su-epicentro el 10 de octubre de 2014.
256
Ibíd.
117
fundamento para estos movimientos, pues como hemos visto, una de las
vertientes de la filosofía vasconceliana apunta hacia el fundamento de una
eugenesia estética mitificada en la Raza Cósmica. Pensando de manera radical
en la eugenesia estética, es posible plantear un escenario donde aquéllos
individuos que se sientan capaces de emplear la metodología estética para
distinguir certeramente a través de la experiencia mística del gusto y la belleza,
podrían autoafirmarse como los únicos jueces que señalen a los individuos
inferiores e imposibilitados para contribuir al mito mestizo, juzgándoles
impropios y procediendo desde su discurso a la práctica de la anulación
forzada de todo aquello que no sirve al proyecto nacionalista o le pone en
riesgo. Aunque Vasconcelos indica que esta extinción de las razas debería ser
pacífica en tanto que por educación los tipos inferiores se deben apartar, en el
campo práctico, la interacción política de grupos extremistas, en este caso
influenciados por La Raza Cósmica y otros discursos afines normalmente
termina en actos violentos que no requieren una mecha muy larga para estallar.
Cerrando los círculos en torno a las influencias actuales del pensamiento
de José Vasconcelos en las doctrinas de los grupos de jóvenes nacionalistas,
el artículo de Mauricio Pilatowski puede ayudarnos a comprender mejor porqué
los grupos neonazis toman parte de su doctrina de La Raza Cósmica. En
Algunos “ingredientes” del imaginario político mexicano Pilatowski concluye que
el proyecto de Vasconcelos implica un “blanqueamiento” de la población,
asegurando la desaparición de las razas consideradas inferiores. Si bien su
interpretación es válida ya que en su artículo también revisa puntos que
también nosotros hemos señalado, tales como lo son fragmentos de la raza
cósmica, el lema de la UNAM y su colaboración con Timón, queremos
diferenciarnos de su postura en el sentido de que a nuestra consideración,
omite fragmentos de los textos vasconcelianos en su análisis para forzar la
interpretación del blanqueamiento mestizo. Pilatowski concluye:
Después de esto ya podemos saber cual debió haber sido la
versión completa de nuestro vergonzoso y racista lema de la UNAM:
“Por mi raza blanca e hispana hablará el espíritu santo”. Sin
Indígenas, sin chinos, sin judíos, sin negros, y con mestizos en
118
proceso de blanquiamiento(sic).
fundamentalista y excluyente.257
Un
mexicanismo
católico
Si la interpretación de La Raza Cósmica puede ser forzada para hablar de un
blanqueamiento de la raza hispana, esto favorece a las doctrinas neonazis en
latinoamérica.
A pesar de que en el desarrollo del artículo los argumentos de Pilatowski
a nuestro parecer resultan forzados, estamos de acuerdo en que Vasconcelos
pensaba en un proyecto de depuración racial. No nos atrevemos a afirmar que
tal cual implique un “blanqueamiento”, ya que esto dejaría como finalidad que el
mestizo sea blanco, lo cual ya hablaría de una teleología, en tanto que
podríamos vislumbrar el objetivo racial en un tipo definido por el color de la piel,
descuidando
el
hecho
de
que
para
Vasconcelos
el
proceso
de
perfeccionamiento es infinito. En el proyecto vasconeliano cada generación es
mejor que la anterior, y suponer que la raza mestiza debe "blanquearse"
implicaría ponerle un fin al proceso, llegando al punto donde ya no sería posible
mejorar si se pretende que una de las razas no mestizas sea la que domine la
mezcla de razas. El perfeccionamiento es constante, y regido por el a priori
estético, lo cual dentro del esquema vasconceliano la necesidad de lo otro.
Pretender un blanqueamiento racial es anular y limitar el proceso, lo cual es
incompatible con el fundamento estético del mito mestizo.
El proceso de mestizaje para Vasconcelos implica que aún el blanco
como raza desaparezca, y con todos los elementos que contamos, no podemos
afirmar qué rasgos tendrían en concreto los mestizos de la raza cósmica.
Supone que los rasgos blancos podrían predominar, y como hemos dicho, los
rasgos negros y razas similares se extinguirían primero, sin embargo, no hay
una afirmación tajante de que deba ser blanco o sajón el mestizo, pues esto
implicaría un retroceso en el proceso general de la raza cósmica. Sin embargo,
como ya mencionamos, la interpretación de Pilatowski nos permite ver qué tan
volátil puede ser una propuesta como la de Vasconcelos, y nos permite
comprender el panorama donde los grupos neonazis lo emparentan con el
nacionalsocialismo.
257
Mauricio Pilatowski, “Algunos “ingredientes” para el imaginario mexicano,” Reflexiones
Marginales Año 4, No. 23. http://reflexionesmarginales.com/3.0/algunos-ingredientes-delimaginario-politico-mexicano/ (Consultada el viernes 7 de noviembre de 2014)
119
Concluyendo este
apartado, insistimos
nuevamente
en
que
la
preocupación por mencionar este periodo de adhesión Vasconcelos y
relacionarlo con su proyecto de mestizaje, no pretende el rechazar
tajantemente su propuesta filosófica. Por el contrario, lo que buscamos es
propiciar el estudio de su propuesta filosófica como una Totalidad de alcances
mucho mayores que sólo la fundamentación de una eugenesia estética.
Hemos explicado el paralelismo y compatibilidad del mito mestizo con el
mito nazi con la finalidad de exponer de manera concreta por un lado, el
funcionamiento y la propuesta de Vasconcelos, y por el otro, de quitar el velo
con el que la historia ha cubierto tanto la filosofía como esta parte del trabajo
de Vasconcelos. Aceptamos que la relación entre el pensamiento de José
Vasconcelos y el nazismo, así como las implicaciones racistas de su propuesta
pueden servir de combustible para movimientos que en una sociedad
democrática no son admisibles, por su violencia y claro rechazo a grupos
determinados, que no comparten sus ideologías o aún sus rasgos biológicos y
culturales. Sin embargo, esto no debe limitar el estudio del resto de su obra,
que no deja de parecernos original y enriquecedora para el horizonte intelectual
y cultural de México y Latinoamérica.
Hablar de un periodo oscuro de un autor no necesariamente implica
anularle, por el contrario, lo que buscamos es abrir la brecha para el estudio de
su obra filosófica, la cual requiere tratamiento, explicación y actualización, a fin
de dar cuenta de la actualidad latinoamericana a la cual está dirigida. Por ello
es que hemos hecho énfasis en varias ocasiones en la característica de
perfeccionamiento constante que ofrece la filosofía estética de Vasconcelos,
pues permite que nuevos fragmentos se agreguen y renueven la imagen de la
Totalidad que siempre es una pero a la vez, siempre está en cambio.
Conclusiones finales
El camino que hemos recorrido a lo largo de los cuatro capítulos de
nuestra investigación sobre el pensamiento de José Vasconcelos nos ha
permitido revisar tanto sus influencias como la dinámica general con la que
opera su método de la coordinación. Así mismo, hemos profundizado en la
fundamentación de la filosofía estética, para comprender y conocer el impacto y
120
aprovechamiento de su método de la coordinación en la propuesta de La Raza
Cósmica, donde se propone un periodo futuro y utópico basado en el a priori
estético, el cual dictará el cómo los individuos de una sociedad ideal deben
relacionarse y engendrar a las generaciones siguientes. Vemos el esfuerzo de
un intelectual mexicano que ha tratado de ofrecer un pensamiento integral y
sistémico para dar cuenta de la problemática mestiza de su cultura y sociedad,
así como ofrecer las bases para aspirar a un estado de superación constante,
en respuesta a la mediocridad que detiene el progreso en Iberoamérica.
Del mismo modo que hemos visto el engranaje interna del pensamiento
vasconceliano y su mito mestizo, no hemos tenido reparo en revisar sus
intentos sutiles de poner en marcha su proyecto a través de los cargos
gubernamentales que ocupó. Tampoco hemos dejado de lado aquéllos
caminos dentro de su propuesta que llevan directamente a un discurso
biopolítico donde pretensión de extinción sistemática de razas y culturas es
parte de la utopía, hecho que lamentablemente, concuerda con el esquema de
otros proyectos radicales tan sonados como el nazismo, teniendo en mente que
el mostrar el lado oculto de Vasconcelos nos ha permitido ver lo que se había
omitido de él como filósofo, y comprender mejor qué es lo que aún podemos
rescatar de un autor tan complicado como él. Si bien su propuesta de raza
mestiza es explícita en la raza cósmica, el recurrir a la obra filosófica nos ha
permitido complementar una imagen integral de su pensamiento, donde cada
fragmento está en relación con los demás.
La investigación aquí expuesta no ha pretendido bajo ningún motivo
dañar, manchar o mancillar la imagen de un pensador tan complejo y difícil de
seguir como José Vasconcelos. A él le reconocemos sus esfuerzos por la
educación, que de uno u otro modo han favorecido el escenario intelectual
mexicano que eventualmente ha posibilitado incluso el realizar esta
investigación. En este espíritu vasconceliano de coordinar todos los
fragmentos, es que hemos tenido que recoger tanto las aportaciones filosóficas
como el proyecto eugenésico, con la finalidad de comprender cuál es el sitio de
cada parte en la totalidad de su propuesta.
121
Cabe señalar que textos como los ejemplares de la revista Timón fueron
prácticamente inasequibles durante nuestra investigación y por ello sólo les
hemos hemos podido mencionar o reproducir de manera indirecta. En otros
casos, la carencia de estudios filosóficos, ediciones críticas o publicaciones
comentando la obra filosófica de Vasconcelos nos han dejado con mucho
material en espera de un espacio, como lo ha sido una comprensión más
detallada de la interpretación de la doctrina pitagórica que realiza Vasconcelos
de la cual, obtiene los fundamentos del ritmo y armonía que posteriormente
darán forma a su filosofía estética. Otros estudios del autor, tales como
aquéllos desarrollados sobre la matemática pitagórica, desarrollos más
puntuales sobre lo apolíneo y lo dionisíaco, o la dimensión musical de la
filosofía estética por extensión no han encontrado espacio en este trabajo, pero
quedan pendientes para futuras investigaciones.
Es imposible del mismo modo, hacer patentes todos los distintos
esfuerzos por comprender y seguir la pista a un pensamiento como el de
Vasconcelos. Nos hemos limitado a tomar su metodología sintética en paralelo
con el método Jericó de Ortega y Gasset, para ofrecer suficientes elementos
que dieran coherencia a las evidencias presentadas y a la interpretación que
hacemos de ellas. Sin embargo, dadas las limitaciones de un trabajo escrito,
quedan fuera por el momento, aquéllos rasgos de su pensamiento, tales como
la experiencia mística que sólo puede ser ejemplificada por la música, plástica
y el arte pictórico, y que por ahora aguardan a una reelaboración del presente
trabajo, que por medio de la tecnología, permita incluir de manera más
didáctica y sensible los fragmentos y referencias a las obras de arte que
favorezcan la comprensión del pensamiento estético.
Consideramos que nuestro trabajo ayude a dar una imagen más
completa de Vasconcelos, donde el lector pueda adentrarse en su sistema
estético, y comprender su propuesta. Hemos realizado este trabajo ofreciendo
tanto la perspectiva canónica como la de nuestra investigación para elaborar
una interpretación válida desde sus propios textos, pues no hemos querido
dejar cabos sueltos a fin de comprender el proyecto de mito mestizo que el
autor trató de sembrar en el corazón de sus lectores.
122
La búsqueda de identidad es necesaria para lograr fines políticos y
cambios sociales. Sin embargo consideramos que nada justifica la extinción o
aniquilación de lo otro, de lo que nos es diferente, por lo cual nos ha parecido
particularmente necesaria la revisión de la propuesta vasconceliana, pues uno
de los caminos que transita lleva a una modalidad de racismo que requiere de
la diferencia para eventualmente extinguirla. Por lo anterior, nuestra
investigación es al mismo tiempo una revisión de la filosofía estética de
Vasconcelos y una alerta sobre los tipos de caminos por los que transita,
algunos en favor de la superación social, otros sólo para su estancamiento.
123
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