C uando llegué a Madrid y se me abrieron las puertas de las más importantes residencias reales, también se me abrieron las de sus colecciones; y allí estaba la obra del más grande pintor que el excelentísimo arte del pintar ha gestado, don Diego Velázquez. Creo que en varias ocasiones me he referido ya a su excelencia, pero todas resultarán insuficientes... Fueron largas las horas que pasé contemplando cada uno de los detalles de aquellos magníficos retratos, y largas las horas que pasé copiándolos. Y fue así, gracias a la obra del gran retratista de Felipe IV, como me adentré en las posibilidades de otro arte, aunque menor, el del grabar. En el año 1778 realicé la primera de mis series de grabados, copiando al aguafuerte dieciséis óleos del pintor sevillano. Aquellos grabados, que puse a la venta ese mismo año, tuvieron una magnífica acogida por parte de la crítica, y creo que en parte fue gracias a ellos que comencé a labrarme un nombre en la capital del reino. No obstante, si en aquel momento hubiera sabido todo lo que sé hoy sobre esta técnica, no dudo de que el resultado hubiera estado mucho más a la altura del modelo; no en vano he pasado toda mi existencia incorporando y asimilando todos los avances y adelantos que en este arte se han ido sucediendo. Mi gran obsesión siempre ha sido trasladar al cobre las calidades del pincel, y por ello no he dudado en ensayar y practicar con todas las técnicas y herramientas que a mi alcance he tenido. Y ahora, cuando ya pensaba que había echado el telón en el arte del pintar, nuevamente es el cincel el que parece retenerme. He oído hablar de una nueva técnica, la litografía, que parece superar a todo lo anteriormente ensayado. Si mis ojos y mis manos me lo permiten, prometo probar las excelencias de esta nueva práctica. -25- El grabado siempre me ha permitido trabajar sin las ataduras del encargo y plasmar mis más profundas inquietudes, mis sueños... Y como Sueños tenía previsto bautizar aquella obra que vio la luz en el año 1799, pero en la que llevaba trabajando casi un lustro, y que finalmente sería conocida como Los Caprichos. Con ella, mi deseo no era otro que desterrar las vulgaridades que tan hondo se habían anclado en nuestra sociedad, los errores y los vicios de aquellos que no podían ver más allá de su propia realidad. ¿Qué había sido de los pensamientos de Gaspar, de Leandro, de Juan Agustín? ¿Dónde quedó la lucha por leyes más justas, por el destierro de la superstición y del fanatismo religioso? ¿Dónde quedó la búsqueda de un nuevo sistema educativo para nuestros jóvenes? Todo se lo llevó el miedo del rey Carlos cuando fue testigo de los levantamientos galos de 1789. Entonces comenzó la persecución de los pensamientos más avanzados y el exilio de aquellos que confiaron en un futuro mejor. A esta desolada realidad hispana se unió la mía propia, marcada por aquella enfermedad que partió mi vida en dos, aquella dolencia que me arrebató el oído y me tuvo más cercano a la muerte que a la vida. Quizás fuese esa cercanía la que hizo que, de repente, abriera los ojos a otra realidad, oculta pero presente al mismo tiempo, que instaló en mí una profunda desconfianza en el ser humano y me embargó de una fatalidad y un pesimismo que me transformaron para siempre. Los Caprichos, al igual que mi visión del mundo desde entonces, reflejaban una doble realidad, y yo era consciente del riesgo que asumía al publicar aquella obra satírica que tan mal parada dejaba a nuestra nobleza y a nuestro clero. Fue por este motivo por el que decidí dotar a algunas de las 80 estampas que formaban la serie con rótulos imprecisos y otorgarles un orden ilógico, confiando en que su mensaje real sólo fuera alcanzado por unos pocos. Pero no fue así, y en seguida Madrid entera parecía saber que Francisco de Goya había editado una obra -26- que dejaba muy mal parados a sus más altos estamentos. Bien, había corrido el riesgo y asumí las consecuencias, dado que en realidad ese era el cometido de la colección. Pero nunca aceptaré que se me haya culpado de burlarme de personajes concretos, de personas de carne y hueso con nombres y apellidos, porque jamás fue esa mi intención. Sin embargo, el miedo me pudo y, sólo catorce días después de poner mis Caprichos a la venta, decidí retirar la edición entera de aquella tienda de perfumes y licores donde podía comprarse. Cuatro años más tarde, por miedo a que fueran censurados y destruidos, y a cambio de una pensión vitalicia para mi querido hijo Javier, ofrecí las planchas y los 240 ejemplares que tenía en mi poder a Su Majestad, por lo que hoy confío sigan a buen recaudo en la Real Calcografía. Sin embargo, aquellas hondas preocupaciones sociales que me llevaron a realizar mis Caprichos parecen hoy problemas tan superficiales... Y es que, ¿quién iba a decirnos en aquel momento lo que nos deparaba el futuro? Que la pesadilla de la guerra se instalaría entre nosotros con la mayor de las crueldades, haciendo emerger lo peor del ser humano... Aquel dos de mayo del fatal año de 1808, sólo un par de meses después de la abdicación del rey en favor de su hijo, cuando el pueblo de Madrid se levantó en protesta y fue acallado y aplacado por los franceses, la indignación popular se extendió por todo el reino como la pólvora. Poco después, en el mes de octubre, cuando el general Palafox requirió mi presencia para inmortalizar y pintar las glorias de mi amada Zaragoza, pude ver las ruinas en que mi ciudad de adopción se había convertido tras el sitio. Jamás pensé que mis ojos tendrían que contemplar aquel espanto. Sólo aquel horror y el efecto que causó en mi persona explican como lo que debía constituir un álbum patriótico ensalzando nuestras tropas se convirtió en un alegato contra la Guerra, así, en mayúsculas, una Guerra en la que todos, vencedores y vencidos, fuimos los perdedores. -27- Si mi memoria no me traiciona, creo que fueron 82 las estampas que empleé para perpetuar las fatales consecuencias en las que la guerra con Bonaparte nos dejó inmersos. Cerca de una cincuentena de ellas, las primeras de la serie, son mi testimonio del horror y sufrimiento que pude ver en los ojos de los verdaderos protagonistas de la contienda, los cientos de miles de hombres, mujeres y niños que padecieron las barbaridades de aquella interminable espiral de violencia. A estas instantáneas siguió otro grupo protagonizado por la peor de las lacras que desoló nuestro país, el hambre, reflejado en las consecuencias que trajeron consigo los asedios de Madrid o los sitios de Zaragoza. Cómo recibimos esperanzados el final de la contienda y cuántas esperanzas pusimos, incluso, en que fuera restablecido en el trono el rey Fernando... Pero, sin embargo, ni una cosa ni la otra nos trajeron la calma y pronto nuestras expectativas quedaron truncadas. Los caprichos enfáticos que cierran la serie resumen la indignación y el desconsuelo que embargaron a la España ilustrada con la nueva política totalitaria en la que nos vimos sumergidos. Ahora sé que fueron estas últimas estampas, con la crítica más feroz y descarnada que de mi arte pudo emerger, las que ocasionaron que estos aguafuertes nunca hayan abandonado sus planchas originales. Cuán equivocados estábamos aquellos que pensábamos que con la vuelta de Fernando VII las cosas volverían a su antiguo estado... No en vano, en el año 1814, una vez terminada la contienda, fui yo mismo el que ofrecí mis servicios para perpetuar por medio del pincel las más notables y heroicas escenas de nuestra gloriosa insurrección contra el tirano de Europa. Inmortalicé el comienzo de aquel horror, el levantamiento que aquellos tristes pero épicos 2 y 3 de mayo del fatídico año de 1808 los insurgentes madrileños llevaron a cabo contra los ejércitos franceses. Aquella revuelta fue aplastada con la mayor de las crueldades por el ejército napoleónico de ocupación; las barbaries que me contaron aquellos que la vivieron quedarán para siempre honradas -28- y glorificadas en dos enormes lienzos, unos de los últimos que hice para nuestros monarcas. Y es que ni mi arte ni mi persona gozarían ya en la corte de mucho aprecio... En medio de aquel horror, de aquella guerra absurda, la vida no me robó sólo las ilusiones y los sueños, sino también a mi compañera, a mi querida Josefa, a mi Pepa, que pasó a mejor vida el 20 de junio del año 1812. Dios la conserve en su gloria. A estas alturas, ya eran pocas las alegrías que podía depararme la vida; muchos de mis amigos habían sido arrestados o tuvieron que huir del estricto régimen del Rey Fernando, mi Pepa descansaba para siempre en el madrileño cementerio de la Puerta de Fuencarral y Cayetana era ya sólo un recuerdo, al igual que los hijos que Dios me fue arrebatando a tan prontas edades. Por si fuera poco, mis relaciones con mi hijo Javier y mi nuera Gumersinda distaban mucho de lo que hubiera deseado, y los encargos pictóricos brillaban por su ausencia. Si lo pienso detenidamente, en aquellos años tras la muerte de Josefa y la restauración monárquica, sólo tres cosas llenaban mi vida: mi pequeño Marianito, mi amor por el arte de los toros, que tan buenos momentos me hacía pasar, y mi pintura. Marianito, mi Marianito, cómo lo echo de menos... Ese niño era y es mi gran alegría, la luz de mi sombría existencia... Qué pena que su abuela no haya podido disfrutar de su compañía como lo hago yo... En cuanto a la tauromaquia, supongo que con los años me he permitido ciertos caprichos y, aunque llevaba años trabajando en dibujos preparatorios para grabados que ilustraran algunos de los más sobresalientes paisajes de aquella Carta histórica sobre el origen y el progreso de las corridas de toros en España, no fue hasta el año 1815, o 1816, no lo recuerdo bien, cuando me decidí a acabar el trabajo. A aquellos dibujos que ilustraban los pasajes del texto de Nicolás -29- Fernández de Moratín, añadí unos que instruían sobre las más comunes suertes de la lidia y otros que rememoraban hechos reales, sucesos acontecidos en las plazas y tendidos de Madrid o Zaragoza. Muchos fueron los dibujos que hice, cerca de 50, aunque me quiere parecer que algunos defectos en los cobres dejaron la serie en 33 estampas que, espero, reflejen una idea de los principios, progresos y estado actual de dichas fiestas en España. La pintura, el grabado, el arte, en definitiva, siempre me ha servido como medio de huida, de escape, como desahogo. ¿Qué hubiera sido de mí sin este don con el que me ha consagrado Dios? Fue gracias a él que pude ahuyentar todos los demonios; sólo pintando los fantasmas que me acosaban, estos parecían darme tregua... Si mi memoria no me falla, comencé a espantar los pensamientos oscuros que poblaban mi mente una vez terminé la serie de La Tauromaquia, hacia 1815, o tal vez fuera 1816... En todo caso, lo hice plasmando estos pensamientos en los dibujos preparatorios para mi siguiente y última, por el momento, serie de grabados, Los Disparates. Todo tuvo cabida en aquellas estampas, mis visiones más irracionales, mi enojo con el poder establecido, toda la violencia y la rabia que embargaban mi alma, mis más grotescas obsesiones... Muchas más hubieran podido ser estas estampas, seguramente infinitas, ya que mi atormentada cabeza no me dejaba ni un minuto de sosiego; pero otra vez la enfermedad me golpeó con dureza, y muchas veces pensé que no llegaría a ver el final de aquel invierno de 1819. Pero, nuevamente, no era mi momento. De aplazarlo se encargó mi querido amigo Arrieta, del que puedo afirmar que ciertamente me arrancó de los brazos de la muerte. Una vez hube vuelto a la vida, seguí plasmando mis tormentos, lo irracional de la vida, pero ya no sobre papel, sino sobre los grandes muros de mi nueva casa a orillas del Manzanares... Prefiero dejar eso para otro día, el cansancio me vence y temo ser presa nuevamente de mis propios disparates. -30- CAPÍTULO 03 FICHA TÉCNICA El grabado ¿Qué es un grabado? El grabado es el resultado de una técnica de impresión que consiste en transferir, mediante presión, una imagen dibujada en una superficie denominada matriz a otra superficie como el papel o la tela. La imagen resultante recibe el nombre de estampa. Aunque el proceso puede parecer algo complicado a primera vista, éste se basa en las dos superficies (la que lleva la imagen —matriz— y aquella sobre la que se imprime) y en los elementos punzantes con los que se realiza el dibujo. La matriz suele ser de metal, aunque también pueden usarse otros materiales como la madera, la piedra, etc. Normalmente, antes de trabajar directamente sobre la matriz, el grabador lleva a cabo un dibujo preparatorio para utilizar como modelo. Después, pasa este modelo a la matriz, pero con la peculiaridad de que debe hacerlo de modo invertido, es decir, no como desea que aparezca en la estampa sino a la inversa, puesto que mediante el proceso de estampación se fijará su posición correcta sobre el papel. El dibujo se elabora generalmente a base de surcos, tallándolos sobre la matriz con la ayuda de diversos elementos punzantes; el siguiente paso consiste en aplicar una capa de tinta sobre la matriz con la finalidad de que la tinta se aloje en las incisiones realizadas. Una vez entintada la matriz, se coloca sobre ella el papel o la tela y, mediante presión, se traspasa la imagen al soporte definitivo. Debido a las características de la matriz, ésta es reutilizable y el proceso de estampación puede repetirse tantas veces como desee el artista con el fin de generar diversas copias de la misma estampa, siempre respetando las limitaciones específicas de las diferentes técnicas. Las técnicas del grabado Dependiendo de los diferentes materiales y medios utilizados para la obtención de la imagen final, existen distintas técnicas de grabado: • Aguafuerte: La matriz es metal y se recubre con una sustancia protectora a base de cera o resina. Sobre esta base, el artista emplea un punzón metálico para ir eliminando fragmentos de cera y dibujando de este modo la imagen deseada. Una vez terminada técnica 03- Fi a ch 1 la composición, la placa se sumerge en un baño de ácido o aguafuerte cuya acción disuelve la zona de metal dibujada que se ha quedado sin protección. Dependiendo del tiempo de inmersión de la matriz en el ácido, la profundidad de los surcos será mayor o menor. • Aguatinta: La técnica es muy similar al proceso del aguafuerte, pero en este caso tan sólo algunas partes de la matriz se cubren con la cera. Esta capa protectora se calienta para que la cera se funda y se adhiera a la placa. A continuación, se sumerge la matriz en un ácido que disuelve la superficie de las zonas que no han sido cubiertas por la resina. La ventaja de esta técnica es que el artista puede jugar con diferentes tiempos de inmersión de la placa en el ácido. Aquellas zonas que hayan estado expuestas un mayor tiempo acaban picándose y retienen mejor la tinta, lo que en la obra final se traduce en superficies más oscuras. fina capa de goma arábiga y se remoja la piedra en agua; las superficies no dibujadas absorben el agua, mientras que las dibujadas, debido al componente graso, la rechazan. A continuación se pasa sobre la superficie un rodillo impregnado en tinta grasa, que se deposita únicamente sobre la zona dibujada, ya que la humedad de la parte sin dibujar repele la tinta. Por último, el grabado se estampa con la ayuda de una prensa litográfica que hace que la tinta depositada sobre el dibujo de la piedra pase al papel. Explicación gráfica del proceso de realización de un grabado Al tratarse de conceptos un poco abstractos, a continuación se ofrece una explicación del proceso de realización del Capricho n.º 70: Devota profesión a través de fotografías de los diferentes pasos. • Capricho n.º70: Devota profesión. 1799 (primera publicación) • 210 x 166 mm. Aguafuerte, aguatinta y punta seca. • Explicación de la estampa: Goya mezcla en la escena la crítica al clero y a la brujería, responsabilizando a ambos de las supersticiones del pueblo llano, que son las culpables del retraso cultural del país. • A buril: El dibujo se crea directamente sobre la matriz de metal, empleando una herramienta punzante llamada buril (Fig.1). Al entintar la placa, los surcos absorben mayor cantidad de tinta que el resto de la superficie; una vez entintada, sobre la placa se coloca un papel humedecido y se introducen ambos, matriz y papel, en una prensa o tórculo que ejerce la presión necesaria para que se produzca la estampación. • Punta seca: El proceso es idéntico al de grabado a buril pero empleando una aguja muy fina, llamada punta seca, cuyo vértice suele ser de Fig. 1: Buriles y puntas secas diamante o de rubí. Los surcos producidos en este caso suelen ser más profundos pero menos anchos que las incisiones resultantes del empleo del buril. Además, el metal levantado queda a ambos lados de la incisión, formando las llamadas barbas o rebabas, que al entintar retienen más cantidad de tinta y dan lugar a trazos más anchos y con cierto aspecto difuminado al realizar la estampación. La desventaja de esta técnica es que las barbas son delicadas y la continua presión de la prensa las desgasta con rapidez, por lo que no permiten más de 20 ó 30 tiradas. • Litografía: A diferencia de los anteriores procesos, en el caso de la litografía la imagen se crea directamente sobre una superficie de piedra sin hacer ningún tipo de incisión. Esta técnica se fundamenta en la incompatibilidad de la grasa y el agua; se emplea como base una piedra caliza, muy sensible al agua. Sobre la superficie pulimentada, el artista realiza el dibujo empleando un lápiz graso o un pincel empapado en una tinta grasa poco densa. Una vez terminada la composición, se aplica sobre toda la superficie una técnica Fi a ch 2 03- 03- Dibujo preparatorio para el Capricho n.º 70. técnica Fi a ch Dibujo n.º56 del Álbum B, preparatorio para el Capricho n.º 70. 3 Matriz: cualquier material original del que se sacan copias. Puede ser de metal, piedra o madera y sobre ella se graba una imagen utilizando distintas técnicas en función de la naturaleza de la matriz. Prensa litográfica: prensa empleada para imprimir mediante piedra litográfica. Consta de un carro en el que se colocan la piedra y el papel a imprimir, sobre los que un rastrillo de madera, al desplazarse, ejerce presión. El contacto entre ambos hace que la tinta se traslade desde la piedra al papel dando lugar a la estampa final. Punta seca: aguja de acero, de sección circular, cuya extremidad carece de filo y es más fina que la del buril. Tirada: juego de estampas idénticas realizadas en un mismo trabajo continuo de estampación. Cada estampa de la tirada va numerada (así, por ejemplo, 10/100 indica que es la décima de una tirada de 100); la numeración suele hacerse directamente sobre el grabado final. Tórculo: prensa para estampar basada en la presión ejercida por dos cilindros macizos entre los que se colocan la matriz entintada y el papel; mediante el impulso manual se mueve el cilindro superior para ejercer presión sobre la matriz y el papel, con el fin de que la tinta de la matriz pase al papel y dé lugar a la estampa final. Matriz sobre cobre para el Capricho n.º 70. Tanto la composición como la firma del autor están en negativo, esto es, invertidas. Estampa Capricho n.º 70: Devota profesión. GLOSARIO Barbas o rebabas: materia sobrante que sobresale irregularmente en los bordes o en la superficie de un objeto cualquiera. En el caso del grabado a punta seca hacen referencia a las crestas de metal resultantes de realizar sobre la matriz las incisiones necesarias para elaborar la composición, empleando una aguja con punta de diamante. Buril: instrumento de acero, prismático y puntiagudo, que sirve a los grabadores para realizar las incisiones necesarias para elaborar la composición sobre la matriz de metal. Estampa: es la obra final resultante de llevar a cabo cualquier proceso de grabado. Ha de estar firmada y numerada por el artista. Goma arábiga: es una sustancia de origen natural, amarillenta y casi transparente, que se extrae de ciertos árboles (acacias) muy abundantes en Arabia y el África subsahariana. técnica técnica Fi a ch 4 03- 03- Fi a ch 5 CAPÍTULO 03 OBRA REPRESENTATIVA Las series de grabados Una de las facetas más prolíficas del genio de Fuendetodos fue la de grabador. Sus obras reflejan muchos aspectos de su excepcional personalidad: sus sueños, sus miedos, su humor y sátira mordaz hacia la sociedad de su tiempo… auténticas declaraciones públicas sobre los asuntos que más profundamente le afectaban, constituyen una de las facetas más intensas y conmovedoras de todo su legado. El grueso de los grabados goyescos pertenece a cuatro grandes series: Los Caprichos, La Tauromaquia, Los Desastres de la Guerra y Los Disparates. Junto a ellas, el artista realizó otras series menores entre las que destacan la compuesta por reproducciones de obras velazqueñas y la titulada Los Toros de Burdeos. Reproducciones de obras de Diego Velázquez Años de realización: 1778-1782 Número de estampas: 16 Primera edición: 1778 Técnica: aguafuerte Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid Goya inicia su andadura en el mundo del grabado motivado una vez más por su admiración hacia el maestro sevillano, ya que serían algunas de sus obras más representativas las que reproduciría en su primera serie de grabados. En los inicios de su carrera como pintor de corte, realiza un total de 16 copias al aguafuerte de óleos pertenecientes a la colección real, entre los que destacan los retratos ecuestres de Felipe III, Margarita de Austria, Felipe IV y el infante Baltasar Carlos, Los borrachos o Menipo y Esopo. Los Caprichos Menipo. 1778 300 x 220 mm. Aguafuerte Años de realización: 1797-1799 Número de estampas: 80 Primera edición: 1799 Última edición completa: 1937 Técnica: aguafuerte, aguatinta y buril Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid Se trata de la primera serie original de grabados de Goya, ejecutada con la máxima libertad al no estar sujeta a ningún encargo. En ella el artista refleja una intensa y mordaz crítica de los vicios y malas costumbres de su época, tal y como se desprende de las palabras que empleó el propio Goya al referirse a ella como asuntos caprichosos que se prestaban a presentar las cosas en ridículo, fustigar prejuicios, imposturas e hipocresías consagradas por el tiempo. 03 - O bra 1 Su gestación comenzó en 1796 a partir de una serie de dibujos que el pintor había realizado en dos álbumes, el Álbum A o Álbum de Sanlúcar, completado durante su estancia en la finca de la duquesa de Alba en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz (verano de 1796), y el Álbum B o Álbum de Madrid, que comienza en Sanlúcar de Barrameda, pero termina en Madrid (1796-1797). La temática de las estampas es variada, pero puede distribuirse en tres bloques: las primeras 36, dedicadas a asuntos referidos al amor, la prostitución, el matrimonio, la educación de los hijos y temas relacionados con el clero y la Inquisición; las estampas 37 a la 42, llamadas Asnerías, en las que el artista utiliza la figura del asno (de ahí su nombre) y el recurso de la fábula, los refranes y los dichos populares para lanzar mordaces sátiras hacia la nobleza, criticar las injusticias sociales o el mal ejercicio de algunas profesiones; y las últimas estampas de la serie, pobladas de extraños y oscuros personajes como brujas, duendes y diablos. Capricho n.º55: Hasta la muerte 1799 (primera publicación) 220 x 154 mm. Aguafuerte y aguatinta bruñida En cada uno de los tres manuscritos contemporáneos al autor que explican la lámina, la aclaración a su temática es distinta: • Manuscrito del Museo Nacional del Prado (parece que las explicaciones son del propio Goya, pero da la impresión de que con ellas el pintor busca despistar y encubrir el verdadero significado de las escenas): Hace muy bien en ponerse guapa: son sus días; cumple 75 años y vendrán las amigas a verla. • Manuscrito de la Biblioteca Nacional (el comentarista de las estampas siente escasa simpatía por quienes encarnan el poder político, por lo que las anotaciones son mucho más sarcásticas e incisivas que las del manuscrito del Museo Nacional del Prado; no duda en denunciar de forma directa la corrupción de los funcionarios, la parcialidad de la justicia, critica sin pudor al clero y a la monarquía y ataca al pueblo por su necedad): Las mujeres locas lo serán hasta la muerte. Esta es cierta Duquesa (la de Osuna) que se llena la cabeza de moños y carambas, y por mal que le caigan no faltan quitones de los que vienen a atrapar las criadas, que aseguran a Su Excelencia que está divina. Los Desastres de la Guerra Años de realización: 1810-1815 Número de estampas: 82 Primera edición: 1863. En vida de Goya se imprimieron dos juegos completos Técnica: aguafuerte, aguatinta, punta seca, buril Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid Los cruentos hechos derivados de la Guerra de la Independencia causaron un fortísimo impacto en el ánimo de un Goya mermado por la sordera arrastrada desde finales del siglo anterior. El resultado de esta nueva crisis se plasmó en Los Desastres de la Guerra, su segunda gran serie de estampas, en la que se describe el lado más doloroso y miserable de una guerra en la que el individuo se convierte en un ser despiadado, ausente de toda humanidad y capaz de cometer las peores atrocidades hacia sus semejantes. Goya comenzó a trabajar en la serie en octubre de 1808, durante su viaje a Zaragoza. En esa fecha inició algunos dibujos preparatorios (conservados actualmente en el Museo Nacional del Prado) sobre los que posteriormente grabaría las planchas sin apenas variaciones, ya en 1810. Sin embargo, y aunque Goya regaló alguna copia de la serie a sus amistades, no fue hasta 1863 cuando las estampas salieron a la luz pública por iniciativa de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. La violencia sexual contra las mujeres fue un tema recurrente en la serie. El grabado n.º 9 presenta un intento de rapto por parte de un soldado napoleónico; éste ha bajado la guardia y parece no percatarse de como una anciana, cuchillo en mano, se acerca en defensa de la joven. Goya juega magistralmente con el escaso colorido que le permite la técnica del grabado: la joven, de blanco, el soldado, de negro. Negro contra blanco, un matiz no sólo pictórico, sino también simbólico. La misma temática se continúa en el grabado n.º 10. La estampa muestra el valor de las mujeres ante el ataque de los soldados franceses: en medio de un amasijo de cuerpos, una mujer se defiende de sus agresores. • Manuscrito de Ayala (perteneció al dramaturgo Adelardo López de Ayala. Sus comentarios son una mezcla de los manuscritos del Museo Nacional del Prado y de la Biblioteca Nacional, prevaleciendo la carga crítica del segundo, ya que el autor procura, en todos los casos, identificar a los personajes representados por Goya): La Duquesa vieja de Osuna. Goya era amigo de los Osuna, por lo que parece difícil que su verdadera intención fuera criticar a la duquesa. Más bien parece que en los tres casos el deseo es el de despistar, encubriendo de este modo el verdadero significado de la estampa, mucho más arriesgado: la crítica feroz de la coquetería femenina, que no tiene límite de edad (una anciana aparece mirándose al espejo, mientras sus lacayos se ríen de su ridícula imagen). bra Desastre de la guerra n.º 10: Tampoco 1863 (primera publicación) 150 x 219 mm. Aguafuerte y buril O 2 03 - 03 - O Desastre de la guerra n.º 9: No quieren 1863 (primera publicación) 156 x 209 mm. Aguafuerte, aguatinta, punta seca y buril bra 3 La Tauromaquia en ocasiones a rozar lo grotesco, en las que aparecen personajes extraños cuyas acciones y expresiones consiguen despertar en el espectador sentimientos encontrados de curiosidad y desconcierto. Es probable que las planchas fueran grabadas en un momento delicado de la vida del artista, coincidiendo con una recaída en su enfermedad, lo que pudo ser el detonante del remarcado pesimismo e irracionalidad de las escenas. Al igual que en anteriores ocasiones, Goya realizó una serie de dibujos preparatorios a sanguina, de los que actualmente se conservan 20. Año de realización: 1815 Número de estampas: 33 Primera edición: 1816 Técnica: aguafuerte, aguatinta, punta seca, buril Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid Disparate n.º 2: Disparate del miedo 1864 (primera publicación) 357 x 245 mm. Aguafuerte, aguatinta bruñida y punta seca Goya inmortalizó su pasión por la fiesta taurina en esta serie inicial de 33 estampas, a las que hay que sumar otras 11, llamadas inéditas al no ser publicadas en la primera edición debido a algunos pequeños defectos. Las 13 primeras láminas muestran los orígenes e historia de la Tauromaquia y, a partir de ahí, las modalidades o suertes más comunes de la lidia de finales del siglo XVIII y principios del XIX, junto a diversos sucesos que tuvieron lugar por entonces, como la trágica muerte de uno de los diestros más populares, Pepe Illo, o la cogida sufrida por el alcalde de Torrejón en la plaza de Madrid. El fantasma de la guerra, convertido en un gigante espectro sin rostro, hace acto de presencia ante los soldados en plena contienda. El horror que reflejan sus rostros excede a la imagen; acaban de vislumbrar la demencia, la locura del ser humano. Siempre hay un horror más grande. Se trata de un trabajo muy meditado, que comenzó a gestarse años antes, quedando probablemente interrumpido por la guerra y cuyo objetivo inicial podría haber sido el de ilustrar algunos de los pasajes de la Carta histórica sobre el origen y progreso de las corridas de toros en España del escritor y dramaturgo Nicolás Fernández de Moratín. Tauromaquia n.º 21: Desgracias acaecidas en el tendido 1816 (primera publicación) 253 x 357 mm. Aguafuerte, aguatinta bruñida, punta seca y buril En el siglo XIX era muy común que la fiereza del toro le llevase a irrumpir de un salto en el tendido, hiriendo o matando a los espectadores. La modernidad de Goya es patente en el enfoque que confiere a la escena, vista desde lo alto del tendido, en dirección a la arena; la composición aparece completamente descentrada, dejando prácticamente vacía la mitad izquierda de la escena y acumulando la acción y los personajes en la derecha, con la silueta del toro recortándose sobre el ruedo vacío y portando empitonado el cadáver de un hombre. Este suceso tuvo lugar en Madrid, el lunes 15 de junio de 1801, y el cuerpo inerte es el del alcalde de Torrejón, que aquel día se encontraba en el tendido contemplando la corrida. Los Disparates Año de realización: 1815-1820 Número de estampas: 22 Primera edición: 1864, bajo el título de Proverbios Técnica: aguafuerte, aguatinta, punta seca, buril Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid También conocida como Los Proverbios, la última gran serie de Goya es sin duda la más controvertida, ya que, además de quedar inconclusa por su muerte, sus estampas revelan un oscuro y enigmático universo difícil de interpretar; nos encontramos con imágenes oníricas, sombrías y dramáticas llegando bra Los Toros de Burdeos Año de realización: 1824-1825 Número de estampas: 4 Primera edición: 1825 Técnica: litografía Localización de las planchas: Calcografía Nacional, Madrid En sus últimos años, ya en su exilio en Burdeos, Goya volvió a evocar su pasión taurina con una novedosa técnica de grabado, la litografía. La serie se aleja de la otra serie del artista de temática taurina, La Tauromaquia, no sólo en la técnica sino también en los temas que representa, ya que deja a un lado la representación de corridas profesionales llevadas a cabo por célebres diestros para mostrar novilladas y festejos populares, lo que denota una vez más el interés del artista por la naturaleza de la cultura y la sociedad popular. Los Toros de Burdeos: La plaza partida (cuarta y última litografía de la serie) 300 x 415 mm. Litografía En los años de vida de Goya era una costumbre muy extendida separar la plaza en dos, dividiéndola con unas tablas, para disfrutar doblemente del espectáculo: en el lado izquierdo, la suerte de banderillas, en el derecho, la suerte de matar recibiendo y sin muletas. Goya capta de forma magistral la indiferencia con que los espectadores arriesgan su vida, confiriéndoles expresiones casi deformes y rostros idiotizados, mientras pinta una sonrisa de insania en los labios de los lidiadores. O 4 03 - 03 - O Al igual que ocurre con el resto de estampas de la serie, los significados propuestos son muy dispares y siempre es complicado acertar si aquello que el pintor deseaba transmitir era algo real o sólo las escenas que poblaban su subconsciente. bra 5 Goya en directo Las series de grabados de Francisco de Goya pueden contemplarse en diferentes museos de Zaragoza y sus alrededores. • Museo de Zaragoza (plaza de los Sitios n.º 6). Posee entre sus fondos varios de estos grabados, que se exponen de forma rotatoria en las salas dedicadas al pintor aragonés. Horario: de martes a sábado de 10 a 14 horas y de 17 a 20 horas; domingos y festivos únicamente en horario de mañanas. Teléfonos: 976222181 y 976225282 http://www.museodezaragoza.es/ https://www.facebook.com/pages/Museo-de-Zaragoza/451838968194106 Entrada gratuita. • Museo Goya-Colección Ibercaja (calle Espoz y Mina n.º 23). Dedica la totalidad de su segunda planta a las series de grabados de Goya, exponiéndose de forma permanente Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia, Los Disparates y Los Toros de Burdeos. Horario: de martes a sábado de 10 a 14:00 horas y de 17 a 21 horas; domingos y festivos únicamente en horario de mañanas. Lunes cerrado. Teléfono: 976397387 http://museo.ibercaja.es/ Entrada gratuita • Museo de grabado de Fuendetodos (calle Zuloaga n.º 3). Posee en sus fondos las series completas de Los Caprichos, Los Desastres de la Guerra, La Tauromaquia y Los Disparates. La visita al museo puede completarse con una visita a la casa natal del pintor. Horario: de martes a domingo de 11 a 14 horas y de 16 a 19 horas bra 03 - O 6 CAPÍTULO 03 ACTIVIDADES Actividad 1. Una época convulsa. Algunos datos históricos Dos de mayo de 1808, tropas francesas, general Palafox, sitio de Zaragoza... Goya parece consternado ante la magnitud de un acontecimiento que golpea España. ¿Podéis averiguar qué acontecimiento es? Una vez que lo hayáis averiguado, explicad brevemente en qué consistió, cuáles fueron sus causas, sus personajes principales y la forma en que se vivió en la ciudad de Zaragoza. Aclarados los datos históricos, volved a echarle un vistazo al manuscrito; en él Goya menciona dos lienzos de gran tamaño que conmemoran un hecho relacionado con vuestra respuesta, ocurridos en el mes de mayo de 1808. Estas dos obras están consideradas hoy en día unas de las pinturas cumbre de su carrera y seguramente las habréis visto más de una vez. ¿De qué cuadros se trata? Actividad 2. Una obra “des-atribuida” Una de las obras que supuestamente pintó Goya durante el periodo bélico que arrasó España se ha descubierto recientemente que, probablemente, no saliera de su pincel sino del de otro pintor llamado Asensio Julià. ¿Podéis averiguar de qué obra se trata y qué datos e indicios han llevado a esta conclusión? Actividad 3. La primera serie de grabados La primera serie de grabados que menciona Goya es aquella en la que el pintor recogía las copias al aguafuerte de 16 óleos pintados por Diego Velázquez. Localizad al menos uno de los aguafuertes que componen esta serie y la obra original de Velázquez de la que es copia (algunos de los grabados de esta serie pueden verse en el Museo de Zaragoza, en la Pza. de los Sitios, nº 6). Actividad 4. Las grandes series de grabados Tal y como queda patente según lo expuesto en el manuscrito, la producción de grabados de Goya fue amplia y variada. Con el fin de conocer diversos ejemplos de su obra, investigad y completad la siguiente tabla adjunta: Nombre de la serie Fecha de ejecución Título o descripción 1797-1798 Nº 39: Hasta su abuelo Ac 03- Imagen tiv d ida es 1 Nombre de la serie Fecha de ejecución Los Disparates 1819-1823 1812-1815 Imagen Título o descripción Nombre de la serie Fecha de ejecución La Tauromaquia 1815-1816 Los Disparates 1819-1823 Nº 20: Ligereza y atrevimiento de Juanito Apiñani en la de Madrid La Tauromaquia 1812-1815 Los Caprichos Título o descripción Nº 2: Disparate del miedo Nº 39: ¡Grande hazaña! ¡Con muertos! Nº 5: Y son fieras 1797-1798 Los Caprichos Los Desastres de la Guerra 1797-1798 Nº 9: No quieren Actividad 5. Los últimos grabados: la litografía 1812-1815 Actividad 6. Un álbum de retratos Nº 12: A la caza de dientes tiv d ida es Ac 1797-1798 Goya también incluye en sus grabados algunos de sus autorretratos. En concreto, una de sus series se abre con uno de ellos, aunque la idea inicial del pintor era que la portada de la serie fuera otra de las estampas, en la que también se autorretrata aunque de un modo un tanto peculiar. ¿Podéis localizar de qué dos grabados se trata? Después, incluidlos en el álbum de retratos. 2 03- Los Desastres de la Guerra Al comenzar la narración, Goya hace una breve referencia a una nueva técnica de la que ha oído hablar, la litografía, y menciona que le gustaría probarla. ¿Podéis documentaros y averiguar si finalmente pudo o no cumplir este deseo? Ac 03- Imagen tiv d ida es 3 Incluid también los retratos de los siguientes personajes mencionados en el capítulo: Gumersinda Goicoechea Mariano Goya Doctor Arrieta. En el caso del retrato del doctor Arrieta, además de buscar la obra en sí, intentad averiguar el texto de la inscripción que incluyó Goya en el mismo y que, en cierto modo, explica la pintura. Actividad 7. Un cuaderno-museo Continuad incorporando las obras más relevantes de Francisco de Goya a vuestro cuaderno-museo. No os olvidéis de completar la información relativa a: - - - - Título Serie a la que pertenece, si corresponde Fecha de ejecución Técnica empleada y soporte Este tipo de grabado puedes hacerlo también a la inversa: 1. Pinta el papel o la cartulina con la pintura negra (o utiliza directamente una cartulina de ese color). 2. Sobre el papel negro, haz trazos gruesos y espesos con las ceras de colores. 3. Después, utilizando la herramienta punzante, realiza el dibujo sobre las capas de colores para sacar a la luz el fondo negro, que formará el dibujo a modo de trazo. Opción 2. Grabado con plastilina (de 5 a 9 puntos) Materiales: • un cartón o cartulina gruesa • un papel blanco • plastilina • témpera de color negro • un pincel • una herramienta punzante Obras a incluir: -Los grabados que se mencionan en las actividades o resultan de su resolución. -Los dos lienzos que conmemoran el levantamiento de los madrileños los días 2 y 3 de mayo de 1808. Actividad práctico-artística: un grabado casero Experimentar la técnica del grabado de una manera básica es algo muy sencillo. Aquí os damos algunas posibilidades para hacerlo. Si os animáis a intentarlo, podéis enviarnos las fotografías de vuestros trabajos y, además de ganar algún punto extra para vuestro equipo, las subiremos al blog del proyecto. Deberéis proponer un tema de crítica actual, similar a aquellos que propuso Goya en sus Caprichos o en Los Desastres de la Guerra, pero ambientado en nuestros días. Opción 1. Grabado con ceras (de 5 a 9 puntos) Materiales: • un papel o cartulina de color blanco • ceras de colores • témpera de color negro o tinta china • un pincel • una herramienta punzante (puede servir el mismo extremo del pincel, una aguja de hacer punto, un bolígrafo que ya no pinte...) tiv d ida Opción 3. Un sello personalizado (5 puntos) Este es uno de los procedimientos más sencillos para hacer un pequeño grabado. El tampón que consigas podrás utilizarlo, por ejemplo, como ex-libris, que es un tipo de sello que se utiliza para marcar la propiedad de los libros. Materiales: • una goma de borrar cuadrada (tipo “Milán” o similar) • un alfiler o aguja fina • témpera negra Pasos a seguir: 1. Con la aguja, graba sobre la goma un dibujo sencillo, como tus iniciales o una forma geométrica. 2. Una vez lo tengas hecho, podrás utilizar la goma como un tampón pintando la superficie de la goma con pintura negra y colocándola sobre un papel. es Ac 03- Ac Pasos a seguir: 1. Sobre el papel o la cartulina blanca, pinta con las ceras de colores del modo que más te apetezca: creando bandas o recuadros de colores, a rayas... Debes cubrir todo el papel y conseguir que el trazo sea bastante grueso y espeso. 2. Cubre toda la superficie pintada con las ceras con la pintura negra. Es importante que no queden huecos ni transparencias así que, si es necesario, da más de una capa. Pasos a seguir: 1. Coloca una capa de plastilina sobre el cartón o cartulina. La plastilina debe quedar bien extendida y formar una capa gruesa. Para alisarla y dejarla uniforme puedes pasar por encima un rodillo (o algo que funcione como tal, como un vaso). 2. Con una herramienta punzante dibuja sobre la plastilina una forma o dibujo, eliminando los restos de plastilina que sobren hasta que se vea el cartón. 3. Después, aplica una capa gruesa de pintura negra sobre la plastilina. 4. Sin dejar que la pintura se seque, coloca sobre la plastilina el papel blanco y presiona de nuevo suavemente con el rodillo. De este modo, la pintura negra pasará al papel y obtendrás la estampa. 4 03- - - - 3. Cuando la pintura negra esté seca, realiza el dibujo que desees sobre ella raspando con la herramienta punzante. Al hacerlo, se deberá desprender parte de la capa negra y dejar visible la capa de color que haya debajo. 4. El resultado será un dibujo a color sobre un fondo negro aunque, en realidad, será el fondo negro lo que esté sobre el color. tiv d ida es 5