UNIVERSIDAD REGIONAL AUTÓNOMA DE LOS ANDES ―UNIANDES‖ FACULTAD DE JURISPRUDENCIA EXAMEN COMPLEXIVO PREVIO A LA OBTENCIÓN DEL GRADO DE MAGÍSTER EN DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA TEMA: “EL DELITO DE RECEPTACIÓN Y SU CONCEPCION JURÍDICO DOCTRINARIA” ASESOR: Dr. MSc. Carlos Fernando Soria Mesías AUTOR: Dr. Héctor Francisco Raúl Dávalos Aldás AMBATO – ECUADOR 2015 DEDICATORIA El presente trabajo lo dedico a mi esposa Lourdes Narciza y a mis hijas Lorena Narciza y Jenny Estefanía, c o n quienes comparto los momentos más efusivos de mi vida y son la razón de superarme para demostrar la capacidad que tenemos las personas para asumir nuevos retos en el trayecto de nuestra existencia. AGRADECIMIENTO Un agradecimiento efusivo a la Dra. Corona Gómez, Rectora de la Universidad Autónoma de Los Andes de Ambato y a sus dilectos docentes, quienes me brindaron las facilidades en proceso de enseñanza-aprendizaje y supieron inculcar los principios dentro de la formación postgrado para alcanzar el conocimiento adecuado. INDICE GENERAL CARATULA .............................................................................................................................. CERTIFICACIÓN DEL TUTOR .............................................................................................. CERTIFICACIÓN DE AUTORÍA DEL TRABAJO ............................................................... DEDICATORIA ........................................................................................................................ AGRADECIMIENTO ............................................................................................................... TEMA ...................................................................................................................................... 1 CAPÍTULO I ........................................................................................................................... 1 1. EL PROBLEMA ............................................................................................................ 1 1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA ................................................................... 1 1.2. JUSTIFICACIÓN ....................................................................................................... 3 1.3. IDENTIFICACIÓN DE LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN .................................... 5 1.4. OBJETIVOS ............................................................................................................... 5 1.4.1. Objetivos General ....................................................................................................... 5 1.4.2. Objetivos Específicos ................................................................................................. 5 2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA – CONCEPTUAL ................................................. 6 2.1. EPÍGRAFE I ............................................................................................................... 6 2.1.1. El delito de Receptación ............................................................................................. 6 2.1.2. Verbos Rectores.......................................................................................................... 7 2.1.3. Características Del Delito De Receptación .............................................................. 17 2.1.3.1. Tipicidad Subjetiva ............................................................................................... 21 2.1.3.2. Punibilidad: ........................................................................................................... 21 2.1.3.3. Posible Concurrencia Con Delito De Encubrimiento. .......................................... 21 2.1.3.4. Grados De Desarrollo Del Delito .......................................................................... 21 2.2. EPÍGRAFE II ........................................................................................................... 22 2.2.1. Principio de legalidad (NULLUM CRIMEN SINE LEGE) ..................................... 22 2.2.2. In dubio pro reo (En la duda, a favor del reo) .......................................................... 26 2.2.3. Principio de oportunidad .......................................................................................... 28 2.2.4. Principio de concentración y celeridad..................................................................... 29 2.2.5. Principio de inmediación .......................................................................................... 30 2.2.6. Principio de libre valoración de la prueba ................................................................ 32 2.2.7. Principio de presunción de inocencia ....................................................................... 34 2.2.8. Principio de contradicción ........................................................................................ 53 2.2.9. Principio de mínima intervención............................................................................. 53 2.3. EPÍGRAFE III .......................................................................................................... 54 2.4. ANALISIS DE UN CASO DE LA UNIDAD JUDICIAL PENAL DE TUNGURAHUA. .................................................................................................................. 60 CAPÍTULO III ....................................................................................................................... 65 3.1. MARCO METODOLÓGICO Y PLANTEAMIENTO DE LA PROPUESTA ....... 65 3.1.1. MARCO METODOLOGICO .................................................................................. 65 3.2. MODALIDAD DE LA INVESTIGACION ............................................................. 65 3.2.1. TIPO DE INVESTIGACION ................................................................................... 65 3.2.1.1. METODOS ........................................................................................................... 65 3.2.1.2. TECNICAS ........................................................................................................... 68 CONCLUSIONES ................................................................................................................. 68 RECOMENDACIONES ........................................................................................................ 70 BIBLIOGRAFÍA ................................................................................................................... 72 CÓDIGOS Y LEYES ............................................................................................................ 72 LINKOGRAFÍA .................................................................................................................... 73 ANEXOS……………………………………………………………………….…………...75 TEMA: “EL DELITO DE RECEPTACIÓN Y SU CONCEPCION JURÍDICO DOCTRINARIA” CAPÍTULO I 1. EL PROBLEMA 1.1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA Durante los últimos años en el Ecuador se ha incrementado la comercialización de bienes de dudosa procedencia, mismos que han alertado a las autoridades y organismos de control para tomar medidas que detengan este comercio que va en aumento, por muchas ocasiones se han realizado operativos en los lugares donde se expenden bienes usados, pero lamentablemente no ha existido una política penal que permita identificar el foco de este negocio ―ilegal‖ que ha causado grave perjuicio a la colectividad tanto proveedores como consumidores. Con estos antecedentes el legislador creyó pertinente incorporar una figura delictiva que permita juzgar a las personas que están bajo esas consideraciones, creando en el Código Penal dentro del art. 569, que dispone: ―Será reprimido con reclusión menor ordinaria de tres a seis años y multa de seis a dieciséis dólares de los Estados Unidos de América, quien oculte, custodie, guarde, transporte, venda o transfiera la tenencia, en todo o en parte, los 1 bienes, cosas o semovientes, producto del robo o hurto, o cuya procedencia legal no pueda probarse‖. Este artículo creó controversia dentro de los administradores de justicia al tipificar un acto u omisión que por sus características no era delictuoso, sino más bien podría caber dentro de la responsabilidad por encubrimiento u otro tipo cuando se tratase de la procedencia por robo o hurto, pero surgió una nueva característica, esto es, cuando cuya procedencia no pueda justificarse, en este caso se estarían violando varios derechos fundamentales, por lo que varios jueces hicieron la consulta a la Corte Constitucional, llegando ésta a resolver con la inconstitucionalidad de la parte que dice: ―o cuya procedencia legal no pueda probarse‖, procediendo el legislador a introducir en código penal la reforma de dicho artículo con la supresión antes indicada. A pesar de estos antecedentes el Código Orgánico Integral Penal, incorpora dentro de su texto el artículo 202 con el nombre de receptación, cuyo texto reza: ―Artículo 202.Receptación.- La persona que oculte, custodie, guarde, transporte, venda o transfiera la tenencia, en todo o en parte, de bienes muebles, cosas o semovientes conociendo que son producto de hurto, robo o abigeato o sin contar con los documentos o contratos que justifiquen su titularidad o tenencia, será sancionada con pena privativa de libertad de seis meses a dos años. Si por omisión del deber de diligencia no se ha asegurado de que las o los otorgantes de dichos documentos o contratos son personas cuyos datos de identificación o ubicación es posible establecer, será sancionada con pena privativa de libertad dos a seis meses.‖ 2 1.2. JUSTIFICACIÓN Justificación de la necesidad, actualidad e importancia del tema; La reflexión crítica y el debate sobre las decisiones judiciales es una de las principales actividades que contribuyen al perfeccionamiento del Derecho. Y es que para la configuración del sistema jurídico de un país no solo cuentan las leyes; también son relevantes la doctrina de los juristas y la jurisprudencia de los tribunales, además de otros componentes culturales e institucionales. De hecho, hay corrientes de teoría jurídica que sostienen que el Derecho no es tanto lo que la ley estipula, cuanto lo que fijan como su contenido las sentencias y otras resoluciones de los jueces. Sin ánimo de participar en esta discusión de orden teórico, lo que creemos incontrovertible es la trascendencia de los fallos judiciales y, por ende, de su análisis público. Máxime cuando se trata de las decisiones jurisdiccionales de la Corte Constitucional —el más alto tribunal jurisdiccional— en aquellas áreas o materias que son de primer interés ciudadano. Sin adecuada fundamentación jurídica —más bien, con gran pobreza de argumentos—, el máximo órgano de la jurisdicción ordinaria sostiene que en nuestro ordenamiento jurídico penal no existe —no existía al momento de la comisión de los hechos imputados a la encausada— la figura delictiva de la receptación denominada "sustitutiva", sino solo la que se conoce como receptación "en cadena". 3 La cuestión no es solo nominal, ya que esta opción interpretativa de la Corte Constitucional trae una importante consecuencia práctica, a saber, el consagrar la impunidad para graves casos de corrupción. En efecto, conforme al criterio jurisprudencial establecido ahora por la Corte Constitucional, la adquisición por un tercero de bienes que fueron a su vez adquiridos con dinero ilícitamente tomado del erario público, quedaría impune al no ser susceptible de persecución penal por falta de tipicidad. Este delito no está delimitado conforme las autoridades y ciudadanía requiere, puesto que al juzgar a personas que no han cometido un delito que reúna los presupuestos básicos para procesarlo, se estaría contraponiendo a las garantías básicas de los ciudadanos que la constitución ampara y protege contra el abuso de las autoridades para que éstos a libre albedrío interpreten y traten a las personas de manera indiscriminada. De ahí la necesidad de realizar un estudio sobre esta problemática que permita, tanto a operadores de justicia como a la ciudadanía tener un amplio conocimiento de este tipo de delito que en la actualidad está causando confusión y privando de la libertad a personas inocentes. Dentro del contexto del derecho penal, este tema es de actualidad en nuestro país, por su incorporación en nuestra legislación a partir del año 2010, pero lamentablemente no ha logrado la eficacia que se esperaba y solamente ha dado facilidades a la policía para arremeter de manera indiscriminada a locales comerciales para incautar bienes de dudosa procedencia, causando un grave perjuicio económico a personas de escasos recursos económicos que se financian mediante el expendio de productos usados, como es ropa o 4 enseres refaccionados. 1.3. IDENTIFICACIÓN DE LA LÍNEA DE INVESTIGACIÓN Implementación formativa y contextual en la práctica profesional PNBV y los índices de desarrollo humano desde las ciencias jurídicas 1.4. OBJETIVOS 1.4.1. Objetivos General Diseñar un documento de análisis crítico y jurídico proveniente del cometimiento del delito de receptación y su concepción jurídico doctrinaria, sobre la sentencia dictada por la Unidad Judicial Penal con sede en el cantón Ambato, en el juicio No. 18282-2013-0197‖ 1.4.2. Objetivos Específicos 1.- Analizar los verbos rectores que identifican la delimitación del tipo delictivo para no violentar derechos fundamentales y establecer parámetros de la tipicidad de este delito. 2.- Determinar los antecedentes constitucionales que permitieron delimitar el delito de receptación y que su aplicación no contravengan principios constitucionales. 3.- Formular el alcance de la tipicidad del delito de receptación para que tanto operadores de justicia como ciudadanía en general prevengan su actuación para evitar la violación de derechos fundamentales. 5 CAPÍTULO II 2. FUNDAMENTACIÓN TEÓRICA – CONCEPTUAL 2.1. EPÍGRAFE I 2.1.1. El delito de Receptación 1. Definición: ―Artículo 202.- Receptación.- La persona que oculte, custodie, guarde, transporte, venda o transfiera la tenencia, en todo o en parte, de bienes muebles, cosas o semovientes conociendo que son producto de hurto, robo o abigeato o sin contar con los documentos o contratos que justifiquen su titularidad o tenencia, será sancionada con pena privativa de libertad de seis meses a dos años. Si por omisión del deber de diligencia no se ha asegurado de que las o los otorgantes de dichos documentos o contratos son personas cuyos datos de identificación o ubicación es posible establecer, será sancionada con pena privativa de libertad dos a seis meses”1. El Código Orgánico Integral Penal, al referirse a este delito, por su naturaleza deja a discrecionalidad del Juez, interpretar los verbos rectores en base a la doctrina, para aquello se ha recurrido a investigar en varios diccionarios el significado de cada uno de ellos para el momento de aplicar, se adecuen a la conducta atípica que se materializó en su debido momento. Entre los verbos rectores tenemos: oculte, custodie, guarde, transporte, venda o transfiera. 1 Código Orgánico Integral Penal, Suplemento Registro Oficial Nº 180, Lunes 10 de febrero de 2014 6 2.1.2. VERBOS RECTORES - Ocultar.- v. tr. 1. “Impedir que una persona, animal o cosa sea encontrada, esconder. 2. Hacer que una cosa material o inmaterial no sea advertida por los demás: no ocult es las ganas de venir con nosotros. Disimular. 3. Callar lo que se debe decir. v. prnl. 4. Ocultarse Ponerse el Sol o la Luna‖2. - Ocultar.- tr.-prnl. a) ―Esconder; impedir que sea vista [una persona o cosa]. p. anal, b) Callar [lo que se debiera decir]. c) Disfrazar [la verdad]. d) Reservar, encubrir”3. - Ocultar.- (okul'taɾ), verbo transitivo 1. “Esconder poner una persona o cosa en un lugar en el que no pueda ser vista, ocultar una caja 2. Tapar, impedir que alguien vea o sepa algo ocultar las emociones 3. Encubrir, callar algo que debe decirse, ocultar un crimen”4 - Ocultar.- ―transitivo y pronominal Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. 4 Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. 2 3 7 a) Esconder, encubrir, tapar, solapar, disimular, celar*, velar, echar tierra a un asunto, disfrazar*.aparecer, presentar, salir, aclarar, descubrir. b) Ocultar es el verbo de aplicación más amplia entre sus sinónimos, los cuales no se diferencian unos de otrosmás que en su empleo preferente con determinados comple mentos: encubrir, tapar delitos, faltas ajenas;solapar, disimular pensamientos o sen timientos propios; esconder objetos (es el de uso más general en lalengua hablada); velar y celar son literarios, se refieren a lo inmaterial y tienen matiz atenuativo. Se oculta loque no queremos que se vea; se esconde lo que no queremos que se encuen tre‖5. - Custodiar.- tr. “Guardiar algo o a alguien con vigilancia y cuidado: varios guardias de seguridad custodiaban el diamante. OBS Se conjuga como cambiar”.6 - Custodiar.- tr. ―Guardar con cuidado y vigilancia‖7. - Custodiar.- ―(kusto'ðjaɾ) verbo transitivo Vigilar, proteger guardar una cosa o persona con cuidado y vigilancia, Dos agentes le custodiaron hasta los juzgados‖8 Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L 6 Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 7 Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L 5 8 - Sinónimos: ―custodiar, transitivo guardar, velar, proteger, conservar, defender, poner a buen recaudo, encerrar bajo llave, escoltar, vigilar. abandonar, descuidar. Los verbos escoltar, vigilar y custodiar pueden connotar idea de protección o defensa, o bien que se escolta, vigila o custodia a un preso para que no se escape‖9. - Guardar.- v. tr. 1. “Poner o colocar una cosa en un sitio adecuado para que no se pierda o para que se conserve en buen estado: guarda la llave en el cajón. 2. Vigilar a una persona o una cosa para protegerla y cuidarla: dos perros guardan la finca. 3. Cumplir una persona una regla o norma: en las bibliotecas se guarda silencio; tuvimos que guardar cola un buen rato. 4. Mantenerse en una posición o situación durante un periodo determinado de tiempo: supieron guardar bien el equilibrio; pudo ser un judío, de ahí que guardara el anonimato. 5. Conservar o retener una cosa: de mi niñez no son precisamente buenos recuerdos los que guardo, v. prnl. 6. Guardarse, precaverse o prevenirse de una persona o cosa que encierra daño o peligro: ¡ya se guardará usted de darme una bofetada!”10 - Guardar.- tr. Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 10 Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 8 9 9 a) Cuidar, custodiar, vigilar o preservar de daño [a personas o cosas]. b) Observar y cumplir [lo que es debido]. c) Observar, retener [algo]: guardar en la memoria. prnl. d) Recelarse y precaverse. e) Evitar. - Guardársela a uno. loc. fig. Diferir para tiempo oportuno una venganza o desahogo‖11 - Guardar.- (gwaɾ'ðaɾ) verbo transitivo 1. “Colocar una cosa en su lugar para preservarla de daño o pérdida o para mantener el orden guardar los lápices en el bote 2. Evitar la difusión de algo ¿Serías capaz de guardar un secreto? 3. conservar para sí una cosa material o inmaterial Tu hijo guarda un gran parecido con su abuelo paterno. Le mostré las fotos que guardaba como un tesoro en una caja. 4. Tener un sentimiento o actitud No le guardes rencor. En situaciones como esta la empresa guarda su tradicional hermetismo. 5. Estar una persona en determinada posición o situación durante un tiempo determinado El doctor me aconsejó guardar cama por cuatro días. En momentos como éste es importante guardar la calma. 6. Cumplir acatar una norma o regla Simplemente le pedí que guardara las formas. 7. cuidar vigilar una persona una cosa Guárdame el bolso por favor”12. 11 12 Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. 10 - Sinónimos: ―guardar, transitivo y pronominal 1. custodiar*, cuidar, vigilar*, preservar, proteger*, defender. descuidar. 2. Se utilizan en el sentido de estar al cuidado de algo. Ejemplos: el pastor guarda el rebaño; el perro guarda la casa. 3. observar, cumplir, obedecer*, acatar, respetar. 4. En el sentido de observar alguna norma establecida o cumplir lo mandado. Ejemplo: debes guardar los mandamientos de la ley de Dios. 5. conservar, retener, ahorrar*, mantener, almacenar*. gastar. 6. Especialmente en el sentido de no gastar algo y tenerlo sin usar, particularmente referido a cosas como dinero. Ejemplo: guarda todo lo que gana para asegurar el futuro de sus hijos”13 - Transportar.- [también trasportar] v. tr. 1. “Llevar o trasladar una persona o una cosa de un lugar a otro: transportar mercancías. 2. Hacer perder una cosa la razón o el sentido a una persona: esa música nos transporta. enajenar, extasiar”14. - Transportar.- tr. “Llevar [una cosa] de un lugar a otro. Portear. Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 14 Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 13 11 MÚS. Trasladar [una composición] de un tono a otro. prnl. fig. Enajenarse de la razón o del sentido”15. - Transportar.- (tɾanspoɾ'taɾ) “Verbo transitivo, mover o llevar a una persona o cosa de un lugar a otro usando un medio de transporte transportar mercancías”16 - Transportar.- transitivo 1. “Llevar, trasladar, conducir, transferir. 2. Acarrear, portear, trajinar. pronominal 3. Enajenarse, extasiarse. La voz transportar, en todas sus acepciones, presenta la variante trasportar”17. . Vender o transferir: - Vender.- v. tr. 1. “Dar u ofrecer una cosa a cambio de una determinada cantidad de dinero: Raúl se dedica a vender electrodomésticos. comprar. 2. Ofrecer una cosa que no tiene valor material a cambio de dinero u otro beneficio: vendió su dignidad para conseguir un ascenso. Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. 17 Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 15 16 12 3. Traicionar la amistad o la confianza de una persona en beneficio propio: para convertirse en director, no le importó vender a su mejor amigo. v. prnl. 4. Venderse, dejarse corromper por una persona, poniéndose a su servicio o haciéndole un favor, para conseguir un beneficio”18. - Vender.- tr. 1. Traspasar a otro la propiedad [de lo que uno posee] a cambio de una cantidad de dinero convenida. 2. Tener a disposición del público [mercaderías] para el que las quiera comprar. 3. Sacrificar al interés material [cosas que tienen valor moral]. 4. Faltar uno a la fe o amistad que debe [a otro]; traicionar. prnl. 5. Dejarse sobornar. 6. Ofrecerse a todo riesgo en favor de otro. 7. Decir o hacer uno inadvertidamente algo que descubre lo que quisiera tener oculto. 8. Seguido de la prep. por, atribuirse uno condición o calidad que no tiene: venderse por sabio. 9. Estar vendido uno. Estar uno en conocido peligro, entre gente sin conciencia o muy hábil y sagaz. 10. Venderse uno caro. Prestarse con gran dificultad al trato19. - 18 19 Vender.- (ben'deɾ), verbo transitivo Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L 13 1. ―Comprar dar a alguien una cosa a cambio de una suma de dinero Vendió su automóvil para comprar una casa. 2. Realizar esta acción de manera habitual, como modo de ganarse la vida Mi padre vende joyas. 3. Ofrecer una cosa inmaterial a cambio de dinero u otro beneficio Vendió su integridad por dinero. 4. Traicionar cometer traición para obtener un beneficio personal Vendió a sus cómplices para reducir su condena. 5. Hacer o decir algo que delata algo que se quería mantener oculto Su nerviosismo lo vendió20. Sinónimos, vender, transitivo ―traspasar, liquidar, enajenar, alienar. comprar. despachar, expender. comprar. Se trata de hacerlo en un comercio o tienda. Despachar hace referencia no solo a la acción de realizar una venta, sino también a la acción previa de atender a un cliente: ¿le despacha alguien a usted? transitivo y pronominal, traicionar, delatar, descubrir, entregar. Por ejemplo: lo vendió su mejor amigo‖21. - Transferir [también trasferir] v. tr. 1. “Cambiar dinero de una cuenta a otra mediante una transferencia bancaria. Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 20 21 14 2. Pasar a una persona o cosa de un lugar a otro: han transferido al jugador alemán a otro club. traspasar. 3. Ceder una persona a otra un cargo, un poder o un conjunto de bienes. 4. OBS Se conjuga como hervir22” - Transferir.tr. a) Pasar [a alguno] de un lugar a otro para darle nueva estancia, o trasladar [la estancia de uno]. b) Diferir, retardar. c) Renunciar en otro [el derecho que se tiene sobre una cosa]. d) Extender o trasladar figuradamente [el significado de una voz]23. V. conjugación (cuadro) [4] como hervir. - Transferir (tɾansfe'ɾiɾ), verbo transitivo 1. “Trasladar hacer que alguien pase de un lugar a otro Me transfirieron a otra sucursal del banco. 2. traspasar pasar dinero de una cuenta bancaria a otra Transfirió el dinero de la compra a la cuenta del vendedor. 3. ceder entregar a una persona un determinado derecho o poder transferir una propiedad”24 - Transferir.- transitivo Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L. 24 Copyright © 2013 K Dictionaries Ltd. 22 23 15 1. “Trasladar, transportar, llevar. 2. Transmitir, traspasar. Generalmente, cuando se trata de los significados de las palabras, que pasan de ser reales a ser figurados. 3. Diferir, retardar. Tratándose de la ejecución de una cosa. La voz transferir presenta, en todas sus acepciones, la variante trasferir”25 Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L. 25 16 2.1.3. Características del delito de receptación a. Bien jurídico protegido: el patrimonio. El delito de receptación es un delito autónomo, pero goza de una estrecha relación con un hecho delictivo previo, por cuanto la receptación presupone la existencia de un delito anteriormente cometido, sobre el que la conducta receptadora puede superponerse. Sin la existencia de este previo delito, no es posible la receptación, no por dependencia de ningún tipo, sino en virtud de la misma definición de la conducta de receptación, entendida como la lesión de un bien jurídico ya lesionado. El bien jurídico protegido en el delito de receptación es el patrimonio. Pero lo propio es que se afecta al bien jurídico del delito previo, cuya protección se ve puesta en duda no sólo por el delito previo sino también por el subsiguiente (el de receptación), en cuanto impide o dificulta la restitución del bien objeto del delito previo. b. Estructura: dependencia del delito de receptación respecto al delito previo (delito contra el patrimonio o contra el orden socioeconómico): se precisa no haber tomado parte en él, y que éste sea al menos típicamente antijurídico, con independencia de la posible culpabilidad o punibilidad de los responsables del hecho previo. c. Tipicidad objetiva: conductas post ejecutivas (de ocultación, adquisición, recepción, ayuda para beneficiarse) referidas a objetos materiales de un delito previo contra el patrimonio u orden socioeconómico. 17 Sujeto activo puede ser cualquiera, salvo el autor del delito anterior o el partícipe en él. Por tanto, para ser considerado autor de receptación, el sujeto no debe haber intervenido, ni material ni intelectualmente en la perpetración del delito precedente. Sujeto pasivo es el mismo del delito precedente, ya que él es el titular del bien jurídico protegido. El comportamiento consiste en adquirir, recibir en donación o en prenda, guardar, esconder, vender o ayudar a negociar un bien de cuya procedencia delictuosa se tenía conocimiento o se debía presumir que provenía de un delito. Presupuesto del delito de receptación es que se haya cometido un delito anterior, dado que se exige que el bien sobre el que recae la receptación proceda de un delito. El delito anterior generalmente es contra el patrimonio -por ej., abigeato, hurto y robo. De otro lado, entiende la doctrina que basta con que el delito precedente sea un hecho típico y antijurídico, no es necesario que el autor sea culpable o que no exista ninguna causa de exclusión de la pena, así por ej., Pablo hurta a su mujer la pulsera de brillantes que le regaló su hijo, y luego la vende a Ricardo. En este caso, Pablo no será castigado pero Ricardo será autor del delito de receptación, aun cuando Pablo no sea castigado con una pena. En cuanto al comportamiento, las conductas que configuran el delito de receptación son: 18 - Ocultar, (sinónimo de esconder): la ocultación debe ser bajo características que permitan demostrar esta conducta del receptor. - Custodie: cuando el sujeto activo, mantiene en su poder y bajo su cuidado las tenencia material del bien que le fuera trasferida. - Guardar: equivale a recibir en depósito un bien con el fin de custodiarlo, asumiendo la obligación de devolverlo cuando lo pida el depositante. - Transportar: Es el traslado del bien con el pleno conocimiento de que su origen es ilícito o fue el producto de robo, hurto o abigeato. - Vender: importa tanto como transferir la propiedad de un bien a título oneroso. No es necesario que la contraprestación sea precisamente en dinero. - Transferir la tenencia: significa intervenir como intermediario entre el poseedor del bien proveniente de un delito anterior y otra persona, que debe ser extraña a la comisión del mismo, a los efectos de su transferencia a título oneroso o gratuito. El objeto material sobre el que recae el delito es un bien mueble. No hay inconveniente en admitir la receptación en cadena, es decir, receptación de la receptación siempre que sea el mismo objeto material del delito originario. La receptación sustitutiva abarca todos aquellos supuestos en los que un sujeto, conocedor de la actividad delictiva previa desarrollada por otro, recibe un objeto que no es el que directamente procede de la infracción anterior, obtenido mediante una operación comercial -venta, compra o permuta- que tiene por base aquello que se consiguió con la infracción precedente. Así, por ej., Hugo, un pordiosero, hurta cinco mil dólares con los que se compra una moto, que vende a Federico; la cuestión es si Federico comete delito de receptación. Según nuestra legislación, no cabría 19 la receptación sustitutiva, conclusión a la que se llega tras analizar lo dispuesto para el delito de lavado de activos. En este delito se ha creado un tipo delictivo que castiga expresamente la receptación sustitutiva, de donde se deduce que, de no contemplarse específicamente tal conducta, ésta sería atípica. Es por ello que la receptación sustitutiva no se admite en nuestra legislación, salvo en el caso específico de lavado de activos. d. Receptación de delitos: i) comisión de un delito contra el patrimonio o el orden socioeconómico, en el que no se haya intervenido ni como autor ni como cómplice; ii) ayuda a sus responsables para aprovecharse de los efectos del delito (o recibir, adquirir, ocultar los objetos). No se prevé la receptación sustitutiva (la que recae sobre objetos procedentes de delitos pero transformados o alterados). e. Receptación de faltas: exige: i) comisión de faltas contra la propiedad; y ii) el aprovechamiento o auxilio habitual para que los culpables se beneficien de los efectos de dichas faltas. No se prevé la falta de receptación ni la receptación sobre faltas cuando no es habitual. f. Agravaciones para ambos casos (d y e): i) cuando se reciben u ocultan los bienes para traficar con ellos; ii) cuando el tráfico se realiza utilizando un establecimiento o local comercial o industrial. 20 2.1.3.1. Tipicidad subjetiva Se requiere necesariamente el dolo, es decir, el conocimiento cierto o la presunción de que el bien provenía de un delito anterior, y la voluntad de aprovecharse de tales efectos. Resulta criticable el que, para la configuración del delito, sea suficiente la simple presunción de que el bien proviene de un delito, puesto que en la gran mayoría de los casos podría realizarse tal presunción, lo que elimina cualquier garantía para los ciudadanos. i) Dolo, que incluye el conocimiento de la procedencia ilícita (de delitos contra el patrimonio u orden socioeconómico); y ii) ánimo de lucro. 2.1.3.2. Punibilidad: La pena privativa de libertad por delito de receptación es de seis meses a dos años. 2.1.3.3. Posible concurrencia con delito de encubrimiento. No es posible la concurrencia con delitos contra el patrimonio u orden socioeconómico, pues el tipo exige no haber tomado parte en éstos (alternatividad). Posible concurrencia con el delito de lavado de activos. 2.1.3.4. Grados de Desarrollo del Delito: Tentativa y Consumación El delito se consuma de acuerdo a la conducta que se analice; habrá tentativa según lo permita el supuesto. Cuando la conducta consista en adquirir o recibir en donación, será necesario que el bien haya sido recibido por el adquirente o por la persona a quien se dona (autores del delito dc receptación), es decir, opera la traditio. 21 Cuando consista en vender, el delito se perfecciona sin necesidad de que el bien sea entregado por el sujeto activo al poder del comprador, es suficiente con asumir la obligación de entregarlo a otro en propiedad. 2.2. EPÍGRAFE II Los principios del derecho penal aplicables a este delito: 2.2.1. Principio de legalidad (NULLUM CRIMEN SINE LEGE) Constituye una garantía individual, en cuya virtud no se puede interpretar que un acto cualquiera es delictivo e incurso en sanción penal, si no ha sido considerado expresamente como tal en una norma anterior. En otros términos, que la configuración del delito tiene que preceder al hecho delictivo. Y esto hasta el punto de que la fijación de un delito no es aplicable a los hechos incursos en él pero producidos con anterioridad. Representa un concepto del Derecho Penal liberal. Por eso ha sido desconocido en los regímenes penalísticos de tipo totalitario. En la Rusia soviética, en la Italia fascista, en la Alemania nazi y en la España falangista, ha sido frecuente la imposición de penas por hechos no configurados, o no configurados previamente como tales delitos. Es decir, aquellos en que se configura el delito ex post facto. Los postulados sostenidos por una determinada ideología son, desde cierta perspectiva, pautas de presión social. Si, además, se incorporan al Derecho positivo, se convierten en normas rectoras oficializar das de la interacción humana. Un marco normativo sistematizado en torno al nullum crimen... es una fuente de orientación de la conducta individual que presenta características esencialmente diferentes de aquellos sistemas que 22 han prescindido de la fórmula. A su vez, su vigencia efectiva o su aplicación declamatoria producirán efectos apreciablemente distintos en la socialización individual. El nullum crimen persigue una meta política concreta: garantizar la libertad individual contra los actos de la autoridad que importen un abuso o un arbitrario discrecionalismo del poder político. Es, pues, un instrumento concebido para lograr una finalidad. Por lo tanto será repudiado por quienes ejercen o aspiran a ejercer actos de autoridad sin límites o compromisos precisos. Toda ideología que enfatice el valor del Poder político en mayor medida que la seguridad individual, toda posición científica que aspire a una defensa social sin cortapisas jurídicas, toda concepción jusfilosófica que conceda al intérprete judicial la facultad de crear reglas para el caso imprevisto, conducirán al repudio expreso o clandestino de la fórmula. Desde cierta perspectiva metodológica, el Derecho penal es una colección de prohibiciones creadas por el Poder político y dirigidas a regir la conducta de quienes se encuentran sometidos. Es la autoridad la fuente productora de reglas destinadas a formar un marco normativo que sirva de referencia a la orientación individual y a todo juicio de reproche. Es una de las más eficaces formas de socialización por las que cada comunidad visibiliza un mínimo de estimativa exigible. No siempre se ha advertido, y a veces se ha descuidado voluntariamente, señalar la importancia psicosocial que tiene la estructuración de un sistema jurídico dado en la formación de la propia personalidad individual. Si aquél presentara hibridez, colisión de reglas o zonas de imprecisión, el destinatario del ordenamiento jurídico se verá obligado a recurrir a otras fuentes de orientación para lograr el gobierno eficaz de su propia conducta. Prescindirá, entonces, del Derecho para fundar la calificación eventual de los comportamientos propios o ajenos y para la elección deliberada 23 de las acciones posibles. Si, por el contrario, el conjunto de normas es claro y cierto, la internalización del sistema se logrará sin tropiezos, y el Derecho regulará, ciertamente, las conductas individuales sin que tenga que provocarse necesariamente una decisión jurisdiccional que dirima conflictos. Cuando la finalidad principal perseguida por las leyes -reglar la interacción humana- se cumple, puede observarse, una consecuencia objetiva y subjetiva: la armonía institucional y la formación de una conciencia social en el individuo. Ésa es la notable función pedagógica del Derecho. El principio de legalidad para todas las personas está consagrado en la Constitución de la República del Ecuador en su artículo 66 numeral 29 literal de que dice: “Derechos de libertad, Art. 66.- Se reconoce y garantizará a las personas: 29. Los derechos de libertad también incluyen: d) Que ninguna persona pueda ser obligada a hacer algo prohibido o a dejar de hacer algo no prohibido por la ley”; concomitantemente ibídem con el Art. 76 numeral 3, dispone: “Nadie podrá ser juzgado ni sancionado por un acto u omisión que, al momento de cometerse, no esté tipificado en la ley como infracción penal, administrativa o de otra naturaleza; ni se le aplicará una sanción no prevista por la Constitución o la ley. Sólo se podrá juzgar a una persona ante un juez o autoridad competente y con observancia del trámite propio de cada procedimiento”26 Como se puede apreciar, está permitido hacer todo aquello que no esté expresamente prohibido por el Estado mediante una ley que con anterioridad al hecho cometido describa típicamente las conductas delictivas y especifique sus respectivas sanciones. En ella se sintetiza todo el sentido instrumental que persigue la ideología política que la fundamenta y se sistematizan las distintas reglas constitucionales en vigor. No está de más insistir en la 26 Constitución de la República del Ecuador, 2008 24 necesidad de interpretarla como una unidad integral. Desde un punto de vista estrictamente lógico cabe admitir la existencia de dos sistemas posibles de legislación criminal. Unos de tipo permisivo, consistiría en la enumeración de todas aquellas conductas que el Estado autoriza a los individuos. Las enumeradas, por permitidas, pueden ejercitarse sin que ocasionen responsabilidades ulteriores. Las omitidas, voluntaria o involuntariamente por el legislador, constituyen tácitamente prohibiciones. Prescindiendo, ahora, de las notorias dificultades prácticas que importaría un sistema como el expuesto, nos interesa destacar que está construido conceptualmente en torno a esta regla: todo lo que no está expresamente permitido, está prohibido, y todos los súbditos del Estado están privados de hacer lo que la ley no les permita específicamente. Así, lo prohibido aparecería como un concepto residual; todo aquello que estuviera excluido del permiso sin que se requiera para tal exclusión otro procedimiento que la no inclusión. El otro sistema posible, susceptible de presentar distintas variantes, consiste en admitir la legitimidad de todas las conductas humanas, salvo aquéllas que la autoridad política hubiera declarado prohibidas. Al amparo jurídico de las primeras, se contrapone la ilegitimidad de las segundas, conminadas con una pena. Pero debe advertirse que las distintas autoridades competentes para crear prohibiciones o el diferente procedimiento que se haya previsto, determinará la existencia de sub-especies dentro de este sistema. Lo dicho adelanta ya la afirmación acerca de la ubicación conceptual del nullum crimen... En efecto, él tiene cabida dentro del sistema prohibitivo, pero no lo agota. También lo comparten la legislación ex post facto y la incriminación judicial por analogía. El principio de legalidad fue enunciado en latín y en el sentido técnico preciso con que se lo conoce, por Anselm Von Feuerbachm, quien estableció las tres máximas fundamentales del mismo: nulla poena sine lege, nulla poena sine crimine, nullum crimen sine poena legali. 25 El alcance de este principio debe precisarse teóricamente, pues implica la irretroactividad de la ley penal más gravosa -que es problema que corresponde a la vigencia de la ley en el tiempo-, la proscripción de la integración analógica de la ley penal in malam partem -que es problema que corresponde tratar al considerar el método-, y el principio de culpabilidad, que corresponde tratarlo al ocuparnos de la tipicidad y de la culpabilidad. Aquí nos ocuparemos en líneas generales del principio que consagra a la ley como la única fuente de conocimiento del derecho penal. Ante todo, no corresponde confundir el principio de legalidad penal con una imposición constitucional del casuismo legislativo, porque el casuismo es un defecto de técnica legislativa y no una virtud de la misma. La seguridad jurídica requiere que sólo en los casos previstos por la ley el Estado tome injerencia. En lugar, la misma seguridad jurídica requiere que cualquier conflicto de intereses lo dirima un órgano jurisdiccional conforme a derecho. De allí que la seguridad jurídica proscriba este procedimiento del derecho penal y ordene en el derecho civil. La proscripción de la analogía del derecho penal no es más que una consecuencia lógica de la consagración del nullum crimen sine lege. 2.2.2. In dubio pro reo (En la duda, a favor del reo) En materia penal, en que están en juego la libertad y la vida de los individuos, el aforismo desempeña un papel de trascendental importancia porque el juzgador en manera alguna puede condenar al acusado de haber cometido un delito sin una disposición legal que condene criminalmente el hecho cometido y sin una evidente y clara convicción de que el inculpado es realmente el autor del delito. 26 El presente aforismo jurídico resume todos los anteriores, pues tiene una íntima vinculación con la específica y elevada misión que debe desempeñar la justicia en el castigo de los actos ilícitos y en la aplicación de la pena, en toda sociedad organizada, ya que equivale a decir: antes absolver a un culpable que condenar a un inocente. En Roma, todas las personas que eran partes en un proceso fueron calificadas de reus, término que con el transcurso del tiempo sirvió sólo para designar al litigante que ocupara el lugar de demandado, utilizándose las voces actor o petitor para la parte accionante. La ubicación que correspondiera a un litigante en el proceso judicial era de capital importancia para los romanos, no solamente por lo que hacía al aspecto formal o procesal, sino también por las consecuencias que dicha colocación podía acarrear a las partes en lo referente al derecho de fondo. Bajo el primer aspecto interesaba ocupar el lugar de demandado porque, sobre todo hasta la In dubio pro possessore - In dubio pro reo época imperial, el cargo de la prueba correspondía siempre al actor o demandante por ser quien invocaba la pretensión y en caso de que no llegara a probar los hechos invocados, bastaba la negativa del deudor para que el mismo fuera absuelto; en caso de que la prueba hubiera resultado deficiente, el juez debía en la duda favorecer al reo, sea absolviéndolo, sea mejorándolo en su condición. El Derecho romano consagró innumerables casos a los que puede aplicarse perfectamente el aforismo. Es así que siguiendo la autorizada opinión de Gayo se consagró una norma de carácter general: "los demandados son considerados más favorablemente que los actores (favorabiliores reí potius quam actores habentur). Concordante con lo expresado, el jurisconsulto Marciano acude en defensa de la libertad cuando nos dice: "en la duda prevalece la libertad (in oscuro, libertatem praevalere). El emperador Antonio Pió el quinto día de los idus de marzo dictó una Constitución por la que disponía que: "no probando el 27 actor, ganará el demandado, aun cuando nada hubiere él alegado" (actore anim non probante, qui convenitur, etsi nihil ipse praestiterit obtinebit). En materia penal, en que están en juego la libertad y la vida de los individuos, el aforismo desempeña un rol de trascendental importancia porque el juzgador en manera alguna puede condenar al acusado de haber cometido un delito sin una disposición legal que condene criminalmente el hecho cometido y sin una evidente y clara convicción de que el inculpado es realmente el autor del delito. Otra consecuencia de la presunción de inocencia es que no se pueda condenar al imputado sin que exista la prueba plena de su culpabilidad, porque de otro modo rige el principio in dubio, pro reo, en virtud del cual toda duda que al respecto se presente, tiene que ser resuelta a favor del imputado. Conviene señalar que toda esta cuestión está vinculada con la relativa posibilidad de los errores judiciales, respecto a la declaración de inocencia o de culpabilidad. Es también una cuestión ligada con los aspectos políticos antes referidos, porque, mientras para una parte de la doctrina es preferible incurrir en el error de declarar inocente a un culpable (tesis democrático- liberal), para otra parte es preferible condenar a un inocente (tesis totalitaria). 2.2.3. Principio de oportunidad Si bien se rige como máxima que los órganos encargados de investigar el delito deben también sostener la acusación; sin embargo esta investigación no se rige de manera arbitraria por el Ministerio Fiscal sino al contrario debe estar siempre sustentada en el principio de legalidad que no es otra cosa que el sometimiento de los poderes públicos a la 28 ley, por lo que el principio de legalidad constituye una exigencia de garantía para los ciudadanos además de la propia seguridad jurídica que ello conlleva. La contracara de este principio es el denominado principio de oportunidad, mismo que se observa como una salida alternativa a la aplicación de la consecuencia jurídica establecida para un delito por la ley penal, por lo que no falta la razón a la doctrina especializada en calificar tal principio como utilitarista en virtud de que su función principal es aliviar la abundante carga operativa del sistema penal, sin importar la disposición de los derechos involucrados en un conflicto penal27. A favor de este principio se manifiestan en la razón de que atiende a cuestiones del escaso interés público en la persecución de ciertos delitos, en aquéllos supuestos que conlleven una escasa lesión social; sin embargo en contra de este principio cabe decir que se lesiona de manera sustancial el principio de igualdad, en razón de que la respuesta al delito no sería la establecida en la ley para todos los imputados, sino al contrario dependería del criterio del Fiscal en cada caso concreto, por lo que su incorporación a la ley procesal, proporciona el riesgo de que el Ministerio Fiscal sea al final quien decida sobre la realización del Derecho penal. 2.2.4. Principio de concentración y celeridad Se entiende por concentración en el ámbito procesal como aquélla posibilidad de ejecutar la máxima actividad del procedimiento en la fase oral, así se debe entender que la concentración, celeridad y oralidad son una traída donde se apoya el sistema acusatorio, el principio de concentración no es otra cosa que la unificación o reunión en un mismo acto de 27 MOLINA LÓPEZ, Ricardo, Principio de oportunidad…, 2010, págs.77 y ss 29 cuestiones determinadas con la finalidad de que la audiencia se desarrolle en una sola sesión o en el menor número de estas. La finalidad de tal principio reviste gran importancia en el propio curso del procedimiento, pues con ello se facilita el trabajo del enjuiciador pues al efectuarse una verificación de pruebas y argumentos de manera concentrada, permiten que se obtengan los fines del sistema acusatorio que en puridad no es otra cosa que la verificación de la verdad material con la consecuente consecuencia jurídica. Tal es la importancia que dicho principio reviste que inclusive se puede anular un juicio y ordenarse su reposición. Por otra parte, cabe resaltar que además este principio debe traer aparejado la continuidad del acto, interrumpiéndose el acto procesal sólo por causa de fuerza mayor, sin que ello signifique que la audiencia dure una semana sin descanso, pues resulta lógico que se debe de interrumpir la audiencia cuando a juicio del juzgador resulte indispensable para el descanso de las partes, obligando su continuación sin mayor dilación. 2.2.5. Principio de inmediación En el juicio oral es donde se practican las pruebas, ya que sólo lo que ha sido oralmente debatido en el juicio puede ser fundamento legítimo de la sentencia, este principio nació como consecuencia del proceso liberal que se contraponía al sistema de justicia secreta, el juicio por tanto debe ser oral y público para que cualquiera pueda verlo y oírlo y por tanto los jueces sólo puedan acceder a la prueba practicada ante ellos, por lo que el juez que dicte la sentencia deber haber asistido a la práctica de las pruebas, apreciando las declaraciones y observando directamente los diversos medios de prueba que se desahoguen en el juicio oral. 30 Sin embargo, este principio se puede flexibilizar en determinadas ocasiones, pues la inmediación es un medio, y no así un método, y por tal motivo se puede flexibilizar; en este sentido la inmediación es necesaria pero per se no es suficiente garantía, pues con este principio se pueden realizar verdaderos enjuiciamientos dotados de la necesaria racionalidad, que permitirán llegar a conclusiones dotadas de buen fundamento y también pronunciamientos elípticos, como es el caso, en los que el déficit de análisis y contrastación de los datos de diversa procedencia crea el riesgo de la decisión acrítica, emocional o por mera empatía. No falta razón, cuando se manifiesta que en el sistema acusatorio el valor probatorio de la prueba testifical descansa en el hecho de que se produzca ante la presencia inmediata del Tribunal, pues la inmediación tiene indudable influencia en la debida valoración del testimonio a la hora de conformar el convencimiento judicial, caben algunas excepciones como las denominadas pruebas anticipadas o reconstituidas. Estos supuestos o modalidades en el desarrollo de las pruebas se dan razones de imposibilidad del testigo, por lo que en principio se permite prescindir de su personal comparecencia en el propio juicio oral, sustituyéndola por otras soluciones. En ellas existen diferencias por su mayor o menor observancia de los principios que presiden la práctica de la prueba y especialmente del principio de inmediación ante el Tribunal juzgador, así la prueba anticipada se presenta en aquellas diligencias de prueba que por cualquier causa fuere de temer que no se puedan practicar en el juicio oral, o que pudieran motivar su suspensión, es decir se limita a la anticipación de la práctica probatoria que se desarrolla en un momento anterior al comienzo del juicio oral. En lo demás se han de observar las reglas propias de la prueba, con sometimiento a los mismos principios de publicidad, contradicción e inmediación ante el Tribunal juzgador. 31 En el caso de la prueba pre constituida, supone un sacrificio de la inmediación, su diferencia con la anterior radica en que en esta, su desarrollo no tiene lugar ante el Tribunal Juzgador sino ante el Juez de Instrucción o Fiscal, con lo cual la inmediación desaparece al menos como inmediación espacio temporal, y queda reducida a la percepción del soporte en que la prueba pre constituida se documente y refleje. A veces se le denomina prueba anticipada en sentido impropio para reservar el término de preconstituida a las diligencias sumariales de imposible repetición en el juicio oral por razón de su intrínseca naturaleza y cuya práctica -como sucede con una inspección ocular y con otras diligencias es forzosamente única e irrepetible. Se llame de una o de otra forma este supuesto es el de las pruebas testificales que ya en la fase sumarial se prevén como de reproducción imposible o difícil por razones que, aún ajenas a la propia naturaleza de la prueba, sobrevienen en términos que permiten anticipar la imposibilidad de practicarla en el juicio oral. 2.2.6. Principio de libre valoración de la prueba Otro principio que forma parte del sistema de prueba, es el de la libre valoración, que en el ordenamiento mexicano entrara en vigencia una vez se apruebe el proyecto de Código federal de procedimientos penales, este principio viene a desterrar un sistema de prueba tasada durante mucho tiempo en el marco del proceso inquisitivo, en el que sólo determinadas pruebas servían para demostrar la verdad de los hechos imputados, señalándose además el valor de cada una de ellas (prueba tasada). Por supuesto, en el sistema inquisitivo la prueba perfecta era la confesión del acusado, y si ésta no se producía espontáneamente, la mera existencia de indicios contra un sospechoso permitía al juez su sometimiento a tortura ad eruendam veritatem, sólo baste recordar ese aforismo jurídico 32 que manifestaba: «a confesión de parte relevo de prueba». En este sistema de libre valoración, a diferencia del sistema anterior, el enjuiciador es libre para obtener su convencimiento, porque no está vinculado a reglas legales sobre la prueba; puede convencerse por lo que le diga un único testigo, frente a lo que digan varios. Ahora bien, este principio no significa, que el Tribunal tenga una facultad irracional y sin limitaciones de la convicción del órgano a quo respecto de los hechos probados, pues dicho principio tiene como función esencial que el juez debe apreciar las percepciones durante el juicio según las reglas del criterio racional, dicho de otra manera se deben de valorar las pruebas a través de la lógica, y dentro de ellas, el principio de no contradicción, así mismos se deberán observar los principios generales de la experiencia. Bajo esta perspectiva cabe decir que el principio de libre valoración exige dos momentos diversos en el acto de la prueba, por un lado, aquél que depende de la inmediación, de la percepción directa de la prueba, como las declaraciones testificales, de los peritos y del acusado; así como el momento en que hay que darle el necesario soporte racional al juicio que se realice sobre dicha prueba, podemos decir que el primer aspecto del juicio sobre la prueba (aspecto subjetivo) no es controlable, ni en apelación, ni en casación, ni en amparo, pues sería imposible entrar a enjuiciar el sentido íntimo que el juzgador le ha dado a una determinada actitud; por ejemplo, a las manifestaciones ante él realizadas por un testigo o por un perito. El Tribunal Constitucional ha tenido ocasión de manifestarse al respecto señalando que su función es verificar si las actuaciones llevadas a cabo por los órganos del Poder judicial a fin de constatar si existió o no la violación del derecho a efectos de restaurarlo o, en su caso, de preservarlo, sin embargo dicho control, se debe ceñir a apreciar si en el curso de aquellas actuaciones judiciales, y, sustancialmente, en la fase plenaria del 33 juicio, se practicaron en verdad pruebas que, a la vista de las exigencias reseñadas, pudieran llamarse como tales en cuanto que sirvieran de fundamento racional a la acusación, sin que se extienda la jurisdicción por parte de ese Tribunal al enjuiciamiento del proceso mental, en virtud del cual, en conciencia y mediante una reflexión insustituible, llegó el juzgador penal a concluir la culpabilidad de los acusados, tarea ésta que la ley, con fundamento en la misma Constitución, confía en exclusiva a los órganos del Poder judicial. Lo anterior no significa que dicho principio sea omnipotente pues el segundo aspecto del juicio sobre la prueba (aspecto objetivo) vincula al enjuiciador a las leyes de la lógica, de la experiencia y a los conocimientos científicos, por lo que existe una materia de control de las distintas instancias, incluso en amparo, pues de acuerdo con las necesarias exigencias de racionalidad, se evita o trata de evitar la arbitrariedad de los órganos jurisdiccionales. En definitiva, esta parte objetiva del acto de valoración de la prueba sí puede ser controlada, a fin de salvaguardar en todo caso la supremacía de la Constitución. 2.2.7. Principio de presunción de inocencia Según Manzini Vizenzo, la presunción de inocencia establece la calidad jurídica de no culpable penalmente, es inherente a la persona. Su pérdida debe ser acreditada con elementos empíricos y argumentos racionales, por los órganos que ejercen la función represiva del Estado, cuando un individuo lesiona o pone en peligro los bienes jurídicos que la sociedad estima valiosos, dignos de protección por la potestad punitiva de aquel. La presunción de inocencia, según Binder significa que nadie tiene que construir su inocencia; que sólo una sentencia declarará esa culpabilidad jurídicamente construida que implica la adquisición de un grado de certeza. Presupone además, que nadie puede ser 34 tratado como culpable, mientras no exista una declaración judicial, es decir, que toda persona se considera inocente hasta que no sea reconocida como responsable del ilícito penal, mediante una decisión que es adoptada por el órgano competente para ello; y que no puede haber ficciones de culpabilidad ya que la sentencia absolverá o condenará. Mientras tanto, el concepto de estado de inocencia, Nogueira Alcalá lo desarrolla como un principio informador del procedimiento penal. Le da una nueva perspectiva a partir de dos presupuestos que son inherentes a todo sistema procesal penal. El primero es el de la carga y valoración de la prueba, elementos necesarios para formar la convicción del juzgador. El segundo es el de la sentencia fundada o motivada, que le exige contar con razonamientos o consideraciones, en torno al establecimiento de los hechos por los medios de pruebas existentes en el proceso como la invocación de la aplicación al caso de las normas decisoria de la litis. La presunción de inocencia para el aludido autor constituye una referencia central en la información del desarrollo del proceso, que permite resolver las dudas que se presentan en su curso y reducir las injerencias desproporcionadas. De conformidad con este criterio, los actos procesales y el proceso en su conjunto adquiere un cariz diferente que depende si el inculpado se trata como si fuera inocente como ocurre en el sistema acusatorio o si se le trata como si fuere culpable como ocurre en el sistema inquisitivo. Por su parte Martínez Remigio plantea que: ―La presunción de inocencia extiende su vigencia más allá de la fase del juicio oral, para gozar de virtualidad en el momento de la investigación. Influye en el terreno valorativo, pero trasciende de éste para encuadrarse en 35 el aspecto objetivo de la prueba. Es un principio general de directa aplicación por los órganos jurisdiccionales”. También se manifiesta como postulado directamente referido al tratamiento del imputado durante el proceso penal, conforme al cual habría de partirse de la idea de que el inculpado es inocente y, por tanto, reducir al mínimo las medidas restrictivas de derechos en el tratamiento del imputado durante el proceso. Otro alcance que presenta es en el ámbito probatorio. Conforme a este, la prueba de la culpabilidad del imputado debe ser suministrada por la acusación, imponiéndose la absolución del inculpado si la responsabilidad penal no queda demostrada. Por su parte, Cárdenas Rioseco señala que: ―la presunción de inocencia es un derecho subjetivo público, que se ha elevado a la categoría de derecho humano fundamental que posee su eficacia en un doble plano: por una parte, opera en las situaciones extraprocesales y constituye el derecho a recibir la consideración y el trato de no autor o no partícipe en hechos de carácter delictivo o análogos a éstos; por otro lado, el referido derecho opera fundamentalmente en el campo procesal, con influjo decisivo en el régimen jurídico de la prueba”. La referida afirmación parte de considerar que el derecho como ciencia, es una creación humana, impuesta por la necesidad social de contener ciertas conductas indeseables, y reconocer ciertos derechos naturales, anteriores a la formación del estado, y que surgen con la persona misma. La presunción de inocencia pertenece a los derechos fundamentales de la persona y sobre ella se erige el proceso penal. Por ello, toda persona imputada, de acuerdo con Velarde, 36 debe reconocérsele el Derecho Subjetivo de ser considerado inocente, permitiéndole conservar un estado de no autor en tanto no se expida una resolución judicial firme. Mientras, la presunción de inocencia, calificada por Oré como un estado jurídico, constituye un derecho fundamental reconocido constitucionalmente. Lejos de ser un mero principio teórico de Derecho, representa una garantía procesal insoslayable, que le otorga seguridad jurídica a la persona y le permite ser considerada inocente durante todo el proceso. Maier afirma que las Garantías Procesales son las seguridades que se otorgan para impedir que el goce efectivo de los derechos fundamentales sea conculcado por el ejercicio del poder estatal, ya sea limitando ese poder o repeliendo el abuso. Por ello, de acuerdo con Cubas Villanueva, en el desarrollo del proceso penal se invocan garantías procesales, principios y derechos para la administración de justicia. Aunque no se encuentren expresamente estipulados por ley, basta su vigencia en la Constitución de la nación, norma máxima que tiene primacía sobre cualquier otra. Pueden invocarse además, normas contenidas en los tratados internacionales sobre Derechos Humanos suscritos por el país. Cualquiera que sea la concepción que se asuma en relación a la presunción de inocencia, como principio, derecho o garantía, existe un elemento común en todas. Este radica en que se ha de apreciar hasta tanto no se dicte un fallo condenatorio basado en las pruebas practicadas. Por tanto, las pruebas constituyen el eslabón fundamental del concepto de presunción, de ahí, que resulta importante establecer los vínculos existentes entre ambos. Antecedentes históricos de derecho a la presunción de inocencia.- 37 En el Antiguo Oriente, al existir la necesidad de centralizar las fuerzas productivas, por la aparición de un plus-producto o un excedente, condicionado además por la división social del trabajo, surgen las diferencias sociales entre la clase trabajadora y la ociosa. Esto propicia que se dicten normas jurídicas organizadoras de dicho régimen de clase, presentándose la obligación para la clase dominante de dictar normas coercitivas, que establecieran penas contra los infractores de las reglas del orden social. En el orden jurídico, se redacta el Código Hammurabi. Contiene 282 artículos, de ellos 101 tratan la materia penal, los cuales se orientan, sobre la base de la ley del talión, y condenan de forma cruel a la persona que cometa un delito. Este código, como un elemento progresista, admite atenuantes, propiciando una primigenia atención al delincuente y la apreciación de circunstancias concurrentes en el hecho. No contiene ningún precepto que disponga que una persona, al incurrir en un delito, se considera inocente hasta que una decisión indique lo contrario. Según Ferrajoli los antecedentes del principio de presunción de inocencia se encuentran en el Derecho Romano. En Roma, la primera manifestación del Derecho escrito es la Ley de las XII Tablas, la cual surge como resultado político- jurídico de las luchas sociales entre los patricios y plebeyos. Este texto jurídico constituye un tipo especial de ley, al ser un instrumento que expresa la voluntad de la clase dominante así como el resultado de una paulatina separación de las concepciones religiosas y el derecho. Según dicha ley, las penas establecidas tienen un carácter brutal y se imponen por los más simples motivos. Lo anterior significa que se condena a una persona con independencia del 38 motivo que lo conlleve a cometer el delito y que se considera culpable desde el mismo momento en que se sospeche de su participación. Luego se redacta el Corpus Juris Civile, el cual surge en un período de decadencia social, económica, jurídica y científica, en el que se requiere la adopción de medidas que organicen el disperso e inestable orden jurídico vigente. Bulté considera que este es el texto jurídico que marca el inicio de la apreciación como inocente a la persona inculpada por la comisión de un delito. En esta obra Ulpiano expresa que ―nadie puede ser condenado por sospecha, porque es mejor que se deje impune el delito de un culpable que condenar a un inocente”. Uno de los cuerpos que integró el Corpus Juris Civile fue el Digesto, en él se dispone la decisión de los juzgadores de absolver al justiciable cuando no se pruebe plenamente su culpabilidad. Este precepto no reconoce de forma exacta la presunción de inocencia del acusado en el proceso penal, tal y como en la actualidad se concibe. A pesar de ello, es un paso de avance ya que reconoce que la culpa de una persona debe estar debidamente fundada y probada, pues de lo contrario, debe ser absuelta de los crímenes que se le imputan. El Código de las Partidas, expresa en la partida tercera relativa a los medios de prueba, que los hechos deben ser probados y las pruebas deben ser claras como la luz, de manera que no pueda existir sobre ellas duda alguna. Plantea además, que el pleito criminal debe probarse por testigos o por cartas o por admitir el acusado su participación, y no por sospechas solamente, prohibiéndose la condena por señales o presunciones. 39 Beccaria, en su obra De los delitos y las penas, publicada en 1764, plantea que la presunción de inocencia es un postulado fundamental de la ciencia procesal, e invoca a considerarlo como un presupuesto de las demás garantías reconocidas en el proceso penal. Considera que la presunción de inocencia es necesaria, y en tal sentido manifiesta que: ―…un hombre no puede ser llamado reo antes de la sentencia del juez, ni la sociedad puede quitarle la pública protección sino cuando esté decidido que ha violado los pactos bajo los que fue concedida”. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano celebrada en Francia en 1789,24 define por primera vez, en su artículo 9, la presunción de inocencia en los siguientes términos: ―Debe presumirse a todo hombre inocente mientras no sea declarado culpable, si se juzga indispensable arrestarlo, todo rigor que no sea necesario para asegurar su persona, debe ser severamente reprimido por la ley‖. En la misma se enfatiza que debe considerarse inocente al acusado hasta tanto no exista sentencia condenatoria. Se excluye la presunción de culpabilidad que durante tanto tiempo condenó a hombres inocentes bajo procedimientos inquisitorios secretos, caracterizados por la ausencia absoluta de la garantía de audiencia y del derecho de defensa. En el mismo sentido, el Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales aprobado en Roma, de fecha 4 de noviembre de 1950, precisa en su artículo 6.2: ―Toda persona acusada de una infracción se presume inocente hasta que su culpabilidad haya sido legalmente declarada”. 40 Por su parte, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, establece en el artículo 14.2: “Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley‖. De lo anterior se infiere que cuando una persona realiza una acción o una omisión que tipifique un delito, se considera inocente durante todo el proceso hasta que su culpabilidad no sea probada mediante el cumplimiento de los requisitos que para ello establece la ley. La Declaración Universal de los Derechos Humanos celebrada en Perú dispone en el artículo 11.1: ―Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras que no se pruebe su culpabilidad conforme a la ley y en juicio público en el que se hayan asegurado todas las garantías necesarias para su defensa”. La aludida formulación entorno a la presunción de inocencia produce serias confusiones. Se entiende que se inicia una causa penal justamente porque se presume la culpabilidad del imputado. Es decir, desde que se comienza una investigación sobre hechos presuntamente delictivos, se considera, al pretenso culpable, como responsable de los hechos acaecidos. Montesquieu aboga por la protección de los inocentes sin excepción, como una calidad que tiene todo individuo antes de una condena criminal. Este autor fundamenta el nexo entre libertad y seguridad del ciudadano, y en relación con esto escribe: ―La libertad política consiste en la seguridad, o al menos en creer que se tiene la seguridad. Esta seguridad no está nunca más comprometida que en las acusaciones públicas o privadas. Por consecuencia, de la bondad de las leyes criminales depende principalmente la libertad del ciudadano”. 41 Según Olmedo, la presunción de inocencia ―ha sido formulado desde su origen en el Derecho Romano, y debe entenderse, como un poderoso baluarte de la libertad individual para poner freno a los atropellos de dicha libertad y proveer a la necesidad de que la persona tenga seguridad jurídica”. La presunción de inocencia se toma como un estado de pureza absoluta y, según Benavente Chorres las personas al nacer llegan al mundo inocente y ese estado tiene que pervivir en su existencia hasta la muerte. En el proceso penal esta idea se mantiene con la misma intensidad ya que en este, solo una sentencia emitida por un juez puede variar ese estado de inocencia y declarar al acusado como culpable de los delitos imputados. Hasta que dicha resolución no se expida, la persona se encuentra investida de una seguridad jurídica que permite que su condición de inocente no sea derribada. 2. Elementos distintivos entre la presunción de inocencia y el principio de duda. El presunción de inocencia se confunde en ocasiones con el principio in dubio pro reo. Al respecto sobresale la postura de Bacigalupo quien sostiene que el principio de dudano es la presunción de inocencia, al elevarse a derecho fundamental. Entre tanto, Aguilar López se refiere a la regla de la absolución y plantea que la misma permite que en caso de que exista incertidumbre al momento de que el juzgador emita la sentencia, se denomine esta situación como la no comprobación de la culpabilidad. La aludida problemática en torno a la incertidumbre se dilucida a partir del reconocimiento de la máxima in dubio pro reo, al establecer la absolución del reo en caso de duda. Ante la imposibilidad de orientar el juzgador su decisión, el ordenamiento jurídico permite a través de este, superar la incertidumbre derivada de la valoración de la prueba. 42 Dicho principio protege los derechos fundamentales de las personas sujetas a un proceso penal. Un ejemplo es el semper un dubiis benigniora praefrenda sunt, que tiene aplicación tanto en la interpretación de la ley como en la valoración de la prueba. Al respecto, señala Sentís que ―examinar y valorar pruebas es cosa diferente de interpretar un texto legal. Pero eso no quiere decir que la duda no pueda producirse en el espíritu del juez en ambos casos, y que es necesario resolverla‖. La presunción de inocencia no tiene irrupción en la aplicación de la ley, y la constriñe en la valoración de los hechos. Es posible que la oscuridad de una ley lleve a un estado de incertidumbre, en cuyo caso la función de desentrañar el sentido de la misma tiene que hacerse en forma benigna respecto al inculpado. Según Sentís, el principio in dubio pro reo es aplicable en aquellos casos en los que a pesar de llevarse una actividad probatoria con todas las formalidades establecidas en la ley, las pruebas obtenidas dejan duda en el ánimo del juzgador respecto a la existencia de la culpabilidad del acusado ante la existencia de dos argumentos que imprimen la misma convicción. Luego ante disyuntivas con idéntico grado convictivo procede la absolución del sentenciado. El dudar, de acuerdo con Aguilar, implica que el ánimo del juzgador se encuentra incierto entre dos juicios contradictorios, sin poder decidirse por ninguno de ellos. La actividad probatoria llevada a cabo por las partes propicia que, el que tiene la responsabilidad de decidir sobre la culpabilidad del acusado, no pueda determinar si este es responsable o no 43 por el ilícito cometido, por encontrarse en una situación de duda con respecto a su participación. La máxima citada interviene en el campo probatorio, exactamente en el momento final de la valoración de la prueba. Actúa no como regla para apreciar las pruebas, sino que se aplica después de terminada la valoración. Presupone un conflicto de carácter subjetivo que tiene efectos sobre el convencimiento del conjunto probatorio ofrecido por el Fiscal o la parte que ejerce la acción de acusador particular y por la defensa, donde el principio in dubio pro reo funda el supuesto de la absolución del inculpado ante la duda razonable. Supone además, un proceso subjetivo por parte del juzgador, que refleja la incapacidad del mismo para superar una situación de incertidumbre ante los hechos presentados por la parte acusadora y por la defensa, los cuales ofrecen la misma cantidad de convicción sin poder superar la situación de duda. Es entonces, cuando dicha máxima orienta al juzgador a resolver en sentido favorable al acusado. La presunción de inocencia obliga al juzgador a constatar la existencia de una actividad probatoria de cargo y la suficiencia de la misma. La prueba tiene que ser legal y racionalmente valorada. A falta de estos requisitos no puede decirse que exista prueba de cargo que afirme la culpabilidad del acusado y en consecuencia, prevalece la presunción de inocencia del mismo. En tanto, el in dubio pro reo, como principio, se actualiza cuando a pesar de la existencia de la prueba de cargo, la que obra de descargo tiene el mismo nivel de veracidad, de manera que no se puede disipar la incertidumbre, y ante esta tensión dialéctica el juez está obligado a inclinarse en beneficio del acusado. 44 Mestre Delgado señala que la máxima in dubio pro reo es un principio de valoración benigna de las pruebas en caso de incertidumbre, al envolver un problema subjetivo de valoración. Por su parte, la presunción de inocencia, para este autor, tiene una distinta naturaleza, ya que determina la exclusión de la presunción de culpabilidad del imputado durante el desarrollo del proceso. Se evita una sentencia condenatoria al no existir constancias suficientes de la participación delictuosa del acusado en el hecho punible. Por ello es una garantía procesal. La presunción de inocencia implica un problema de insuficiencia de pruebas, en tanto el in dubio pro reo, encierra un problema subjetivo de duda. Esta última figura surge del resultado de la valoración de las pruebas en su conjunto, donde el estado de dubitación del juzgador hace patente la utilización de dicha máxima. El in dubio pro reo, en la actividad probatoria, tiene una dimensión más reducida que la presunción de inocencia, a pesar de su importancia determinante en dicho ámbito, sólo entra en consideración cuando la duda reposa entre las pruebas de cargo y de descargo que proyectan la misma convicción, pues induce al juzgador a resolver el fallo en sentido positivo para el acusado. Rives Seva, en relación a la función del principio in dubio pro reo plantea que: ―…si existe actividad probatoria de cargo y paralelamente de descargo y se producen evoluciones cronológicas de actitudes acusatorias y no acusatorias, decidir es tarea del juzgador de instancia...‖ En esa fase es cuando el juzgador, al comparar lo positivo y lo negativo en las pruebas de cargo y de descargo, asume una posición de duda, que permite que resuelva conforme al principio de duda. 45 La distinción no carece de sentido, ya que la presunción de inocencia no excluye el principio in dubio pro reo en el ámbito de la valoración de la prueba. Al practicarse las pruebas en el proceso penal, la presunción de inocencia tiene que prevalecer cuando exista duda con respecto a la culpabilidad del acusado. Si, al momento de dictar sentencia las pruebas practicadas propician que el juzgador dude con respecto a la decisión que debe tomar, esta tiene que manifestarse de forma que beneficie al acusado y no que lo perjudique. Al apreciarse un vacío o una notable insuficiencia probatoria, debido a la ausencia de pruebas o que las practicadas hayan sido obtenidas ilegítimamente, no existe solución más razonable que absolver al imputado. Por ello, se complementan al menguar el ejercicio del poder punitivo en el momento procesal en que el juzgador emite la resolución que pone fin al juicio, con un toque de humanidad y justicia respecto a quien se encuentra sujeto a un proceso penal. Entre tanto, según Rives, la presunción de inocencia se encuentra relacionada con el principio in dubio pro reo como criterio auxiliar. Constituye además un juicio básico que condiciona la interpretación de las normas jurídicas, lo cual debe realizarse conforme a la Constitución y los derechos fundamentales. Como afirma Tomé García, no debe confundirse el principio in dubio pro reo, con la presunción de inocencia. El primero, pertenece al momento de la valoración o apreciación probatoria y se aplica cuando, habiendo prueba, existe una duda racional sobre la concurrencia de los elementos objetivos y subjetivos que integran el tipo penal de que se 46 trate. Mientras que la presunción de inocencia, adquiere su eficacia cuando existe falta absoluta de pruebas, o cuando las practicadas no reúnen las garantías procesales. En consecuencia, se presume inocente a todo acusado hasta que se practiquen las pruebas correspondientes y estas indiquen su culpabilidad. Solo mediante la sentencia condenatoria del Tribunal competente, la persona se convierte de inocente a responsable penalmente. La interrelación entre presunción de inocencia y el indubio pro reo, al decir de Sanchis Crespo ―…es evidente, en aquellos casos en los que sí haya existido actividad probatoria pero ésta haya sido insuficiente…‖. Es decir, que a pesar de ser practicadas las pruebas para demostrar la culpabilidad o la inocencia del acusado, estas no son suficientes para tomar una decisión. Se vulnera la presunción de inocencia, según Nogueira, cuando se condena a una persona con meras sospechas, sin pruebas o prescindiendo de ellas, o al condenar a una persona sin haber recibido las pruebas de descargo o admitido la contradicción de las pruebas de cargo. También se quebrante cuando se sanciona en virtud de pruebas irregularmente obtenidas o hechas valer, violando derechos fundamentales y las garantías constitucional y legalmente debidas, o al extraerse consecuencias jurídicas sancionatorias que afecten los derechos fundamentales de hechos no probados. La presunción de inocencia opera en todos los procesos, considerándose inocente al procesado mientras no exista medio de prueba convincente que demuestre lo contrario. Luego de practicadas las pruebas, el indubio pro reo actúa como elemento de valoración probatoria, puesto que en los casos donde surja duda razonable, debe absolverse. 47 Responde a la característica que tiene toda sentencia: ser fundada en hechos legalmente probados. Según Rivero García la declaración del hecho probado requiere el pleno convencimiento del Tribunal, el cual lo logra a través de las pruebas recibidas en el juicio oral. A criterio de este autor no basta la probabilidad, la verosimilitud o la sospecha. Es posible, que prevalezca en la mente del Juez la idea de que el acusado es culpable, pero si ello no se demuestra a través de la prueba incorporada lícitamente al debate, mediante elementos objetivos y controlables por los intervinientes, no le quedará más remedio que decretar la absolución. El hecho probado es redactado en la sentencia en su parte expositiva, mediante una relación ordenada de hechos con significación penal. En esta redacción cada palabra debe tener un valor para describir la acción, para apreciar lo circunstancial, o para influir en la medición de la pena. 4. Relación de la carga de la prueba con la presunción de inocencia. Según Arranz Castillero la prueba es el factor básico sobre el que gravita todo el procedimiento, de ella depende el nacimiento del proceso, su desarrollo y la realización de su último fin que es el de encontrar la verdad. La situación del posible responsable de una conducta o hecho punitivo, se determina sobre la base de ella para sustentar su decisión, de lo contrario, esta determinación carece de fundamento y motivación necesaria para su justificación particular y general. Por tanto, si la actuación del órgano encargado de determinar la situación del acusado no se ajusta a las pruebas practicadas, sus actos violan el enjuiciamiento penal. 48 La prueba es la actividad que desarrollan las partes ante el tribunal, a fin de que este pueda adquirir el convencimiento de la verdad o certeza de un hecho. Es el medio que demuestra la responsabilidad o no de una persona en un hecho delictivo, en virtud de la cual el juzgador dicta una sentencia absolviendo o condenando a la persona que durante el proceso penal es considerada inocente. Por su parte, Martínez Ríos sostiene que ―la prueba en el proceso penal acusatorio está constituida por aquella actividad que han de desarrollar las partes en colaboración con el Tribunal al objeto de desvirtuar el estado de no culpabilidad respecto del delito que se le atribuye al acusado o derecho a la presunción de inocencia, el cual es el punto de partida de toda consideración probatoria en un proceso penal que se inicia con la verdad provisional o interina de que el imputado es inocente”. La prueba en el proceso penal, de acuerdo con Arranz, como en cualquier otro proceso, es esencia, pues de ella depende la demostración de la inocencia o la culpabilidad del acusado. Considerando lo antes mencionado, se define como todo medio factible de ser utilizado para el conocimiento de la verdad histórica y personalidad del delincuente, a fin de estar en aptitud de determinar si procede o no la pretensión punitiva estatal. Leone65 coincide con este autor al definir a la prueba como aquel medio que pueda llevar al descubrimiento de la verdad acerca de los hechos que se investigan. Constituye un acto procesal regulado por la Ley, desarrollado por la parte que le corresponde la función o potestad de ejercer la acción. Tiene como finalidad que el órgano jurisdiccional adquiera la certeza plena y fundamentada con respecto a la pretensión 49 previamente establecida, cuyo final puede o no conllevar a la aplicación de la ley sustantiva. Sanchis Crespo considera que la presunción de inocencia se vincula estrechamente con la normativa de la carga de la prueba, ya que la prueba capaz de desvirtuar la presunción ha de ser válida y de cargo. Lo anterior significa que debe ser llevada a cabo en la fase del juicio oral y que ha de tener un resultado en contra del acusado. Aguilar plantea que a través de la carga de la prueba se quiere resolver las dificultades probatorias. Uno de los extremos que deben cumplirse, para no violar la presunción de inocencia, consiste en que la verdad iuris tantum sólo puede desvirtuarse por una prueba de cargo, aportada por la parte acusadora. Dicha prueba debe ser suficiente para excluir la presunción de que goza el inculpado durante todo el proceso penal; de manera que, concatenada con otros indicios, determine la culpabilidad del sujeto. Según Fernández Pereira: ―la carga de la prueba en el proceso civil alude a la obligación demostrativa de los hechos afirmados por las partes, propio del principio dispositivo, en virtud del cual el órgano jurisdiccional es únicamente receptor de las pruebas aportadas por las partes. Sin embargo, la carga de la prueba se transforma tratándose del proceso penal, toda vez que dicha distribución es inexistente al recaer la prueba de acusación exclusivamente en el Ministerio Público”. Cuando el proceso es a instancia de parte se exige que se proceda siempre mediante querella privada, y que el agraviado se muestre siempre como acusador privado. Lo expuesto propicia que el Fiscal no actúe en estos casos. La vigente Ley de Procedimiento Penal, norma el ejercicio de la acción por los delitos de calumnia e injuria, conocidos comúnmente como Delitos Contra el Honor de los 50 particulares. En estos casos la carga de la prueba, al no actuar el Fiscal, recae sobre la parte que inició el proceso, es decir, la persona que resulta ofendida por la comisión de cualquiera de los delitos que resulten perseguibles a instancia de parte. Dicha posición es correcta ya que la parte acusadora al momento de ejercer la acción penal tiene la obligación de probar las afirmaciones en las que sustenta su concepción, relativa a la acreditación del delito y la probable responsabilidad del acusado. Debe prevalecer como imperativo para la parte acusadora la carga de la prueba. Es ésta quien debe realizar una actividad probatoria activa para desvirtuar la presunción de inocencia de la que es titular el acusado, el cual no tiene porqué acreditar su inculpabilidad ni realizar actos de auto incriminación. El silencio del acusado es un derecho de defensa, el cual de ninguna manera puede interpretarse como reconocimiento o negativa del hecho criminal atribuido. La Presunción de Inocencia o Estado de Inocencia implica, durante el proceso penal, que será el Fiscal al que le corresponde la carga de la prueba sobre la existencia del hecho delictivo, la participación del inculpado y el carácter con que actúo en el mismo. Quien acusa tiene que probar la culpabilidad, nadie está obligado a probar su inocencia. El representante fiscal es el titular del ejercicio de la acción penal y de la carga de la prueba, por lo que debe demostrar la responsabilidad del imputado en la comisión de un delito, con las pruebas pertinentes recopiladas en la fase preparatoria. A él es a quien le corresponde destruir el estado de inocencia que tiene el acusado en un proceso penal. Se concluye que la presunción de inocencia es el derecho que tiene la persona a la que se le imputa un determinado delito, de ser considerada inocente hasta que el Tribunal disponga 51 su participación en un hecho delictivo ya sea como autor, cómplice, o en cualquier otro concepto. Este derecho del acusado, se aprecia no solo en el ámbito jurisdiccional sino también en la etapa intermedia y en la de investigación. Se refiere al trato como inocente que debe tener todo acusado desde el momento que se inicia un proceso penal en su contra. La presunción de inocencia, es uno de los principios que más trascendencia ha tenido en el Derecho liberal, tal ha sido su importancia que incluso se ha elevado a rango constitucional por diversos ordenamientos jurídicos, de igual manera se encuentra regulado en el Convenio Europeo de Derechos Humanos en su artículo 6.2, en que señala que: «toda persona acusada de una infracción se presume inocente hasta que su culpabilidad haya sido legalmente establecida». Dicha manifestación, se ha analizado en profundidad por la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, pues es precisamente este principio junto al derecho a la tutela judicial efectiva, el alegado como vulnerado con más frecuencia, pues no cabe duda que representa una de las características más significativas del Derecho procesal penal liberal y del actual modelo del debido proceso. La presunción de inocencia, debe versar sobre los hechos, pues sólo los hechos pueden ser objeto de prueba, es una presunción iuris tantum que exige para ser desvirtuada la existencia de un mínimo de actividad probatoria de cargo producida con las debidas garantías procesales. Evidentemente, la prueba ha de servir para probar tanto la existencia del hecho punible como la participación en él del acusado. Así pues, la presunción de inocencia se establece en primer término como regla de juicio, imponiendo la carga de la prueba a la acusación y determinadas reglas probatorias; y, en una segunda fase, podría actuar como criterio rector en la aplicación de un determinado precepto a los hechos probados. 52 2.2.8. Principio de contradicción Aparte de la oralidad e inmediación, el principio de contradicción, inherente al derecho de defensa, es otro principio esencial en la práctica de la prueba, al permitir a la defensa contradecir la prueba de cargo. Dicho de otra forma este principio viene a cumplir con el postulado «nadie puede ser condenado sin ser oído y vencido en juicio30». Este principio viene a ser una exigencia ineludible vinculada al derecho a un proceso con todas las garantías, para cuya observancia adquiere singular relevancia el deber de los órganos judiciales de posibilitarlo, en el procedimiento probatorio se debe tener necesariamente un debate contradictorio, que, en forma oral, se desarrolla ante el mismo Tribunal que ha de dictar sentencia, de tal manera que la convicción de éste sobre los hechos enjuiciados se debe alcanzar en contacto directo con los medios aportados a tal fin por las partes. Se puede definir a este principio como la posibilidad de la refutación o de la contraprueba, por las partes, pues es ahí precisamente en donde la garantía de defensa toma mayor auge, pues el poder de refutación de la acusación por parte del acusado toma mayor relevancia en el juicio oral. Ahora bien, este principio de contradicción, no solamente rige para el juicio oral sino antes bien está presente en la diversas etapas del procedimiento. 2.2.9. Principio de mínima intervención La intervención penal está legitimada siempre y cuando sea estrictamente necesaria para la protección de las personas. Constituye el último recurso, cuando no son suficientes los 53 mecanismos extrapenales‖. Es decir, que la ley penal tiene que ser aplicada, como la última posibilidad (el Derecho Penal Sustantivo es de última ratio) que le permita al Estado recuperar la armonía y la paz social, como lo consagra la Constitucional de la República, a fin de lograr el buen vivir, (sumak kawsay) fundamentado en el respeto a la dignidad humana y a las colectividades, de tal suerte que lo que prima no es el Estado controlador o pesquisa de actos humanos, sino un Estado que lo que propende es el desarrollo, progreso y convivencia ciudadana, en armonía, igualdad, equidad y justicia. 2.3. EPÍGRAFE III Finalmente en este epígrafe se realizará un análisis constitucional, tomando como base las resoluciones de la Corte Constitucional emitidas a este respecto, para proponer los elementos que el legislador debería tomar en cuenta en la tipicidad de este delito, pero con una convicción totalmente distinta a la redactada en el actual Código Orgánico Integral Penal. JURISPRUDENCIA CONSTITUCIONAL Las Resoluciones de la Corte Constitucional Nros.: 033-10-SCN-CC, 034-10-SCN-CC, 035-10-SCN-CC, 036-10-SCN-CC, de 2 de diciembre de 2010, publicadas en el Suplemento del Registro Oficial No. 407 de Viernes 18 de Marzo de 2011, declararon la inconstitucionalidad por el fondo del artículo 569 del Código Penal, en la frase "...cuya procedencia legal no pueda probarse"; en tal razón, el artículo 569 ibídem se leerá a continuación como: "Art.569." Será reprimido con reclusión menor ordinaria de tres a seis años y multa de seis a dieciséis dólares de los Estados Unidos de América, quien oculte, 54 custodie, guarde, transporte, venda o transfiera la tenencia, en todo o en parte, los bienes, cosas o semovientes, producto del robo o hurto". Esta decisión de la Corte Constitucional tuvo el sustento jurídico en la Constitución de la República del Ecuador, al referirse específicamente al principio de presunción de inocencia en el sentido de: La frase final del artículo 569 del Código Penal, al manifestar "... o cuya procedencia legal no pueda probarse", contraría los principios básicos que fundamenta el sistema penal, ya que para llegar, si bien no a la prueba plena o verdad absoluta o verdad histórica de los hechos investigados como fin procesal, debe existir al menos la certeza de que los hechos fácticos se ensamblan en un tipo penal concreto, y la disposición consultada va en contra de la vía, pues se exige que "no se haya podido probar", a contrariu-censu, lo que contraría lo establecido en el artículo 304, literal a, que determina que para dictar sentencia se necesita certeza y la duda se aplica a favor del justiciable; igual, el artículo 167 ibídem, no permite que se dicte la medida cautelar de la prisión preventiva debido a la duda. Esta forma de tipicidad vulnera toda la hermenéutica jurídica, así como atenta contra uno de los pilares en los que se sustentan las normas del debido proceso en un régimen constitucional. El estado jurídico de inocencia o principio legal de presunción de inocencia, que consagra la Constitución, en el artículo 76 numeral 3, manifiesta: "se presumirá la inocencia de toda persona y será tratada como tal, mientras no se declare su responsabilidad mediante resolución firme o sentencia ejecutoriada". 55 Refiriéndose a este principio de inocencia, la Corte Interamericana de Derechos Humanos, dentro del caso Guillermo José Maqueda contra la República de Argentina, informe No. 12/96, caso 11.245, manifestó que: "este principio construye una presunción a favor del acusado de un delito, según el cual éste es considerado inocente mientras no se haya establecido su responsabilidad penal mediante una sentencia firme. El contenido de la presunción de inocencia exige que, la sentencia de condena y, por ende, la aplicación de una pena, sólo puede estar fundada en la certeza del tribunal que falla acerca de la existencia de un hecho punible atribuible al acusado..., conforme a las normas internacionales, el acusado debe ser considerado inocente hasta que se pruebe su culpabilidad‖. Comentando este fallo, el tratadista Alberto Bovino manifiesta: "La exigencia impide que se trate como culpable a la persona solo sospechada de haber cometido una conducta delictiva, sin importar el grado de verosimilitud de la sospecha, hasta que un tribunal competente no pronuncie una sentencia que afirme su culpabilidad e imponga una pena..., el Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas entiende que el principio de inocencia obliga al Estado a demostrar la culpabilidad del imputado respetando las garantías del procedimiento que protegen su equidad e imparcialidad y ha desarrollado el sentido de la presunción contenida en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos expresando que en la presunción de inocencia la carga de la prueba recae sobre la acusación y el acusado tiene el beneficio de la duda; no puede suponerse a nadie culpable a menos que se haya demostrado la acusación fuera de toda duda razonable; además, la presunción de inocencia implica el derecho a ser tratado de conformidad con este principio; por lo tanto, todas las autoridades públicas tienen la obligación de no prejuzgar el resultado de un 56 proceso ". El ex Tribunal Constitucional del Ecuador, en el caso No. 0092001TP Registro Oficial No. 351, segundo Suplemento del 20 de junio del 2001, pág., 9, considera: El que se presuma la inocencia de toda persona mientras su culpabilidad no haya sido declarada mediante sentencia ejecutoriada, supone que la persona no se vea obligada a demostrar su inocencia como ocurre en el sistema actual (inquisitivo) y por ello es que se busca un sistema como el acusatorio, en el que la carga de la prueba le corresponda a quien acusa. Además está ligada al denominado principio in dubio pro reo que se aplica a todas las materias según el numeral 2 del artículo 24 de la Constitución (artículo 76, numeral 5) incluida la penal. La disposición consultada constante en el artículo 569 del Código Penal es una norma completamente abierta, siendo el tipo, el segundo elemento formal del delito en el que deben encontrarse los elementos normativos, objetivos y subjetivos, confluyendo: a) el sujeto activo de la infracción, generalmente anónimo, cuando la ley se refiere "el que..."; b) el sujeto pasivo, la victima; c) el bien jurídico protegido; el resultado en aquellas infracciones de esta naturaleza; la relación causal o nexo causal; f) las circunstancias de modo, tiempo, lugar, etc.; y, g) el dolo o la culpa y las motivaciones por odio, precio, recompensa, para ocultar otros delitos, entre otros; y no se pueda caer en la arbitrariedad, dejando resquicios para una interpretación extensiva, que está proscrita a los jueces. Respecto al delito contra la propiedad, el artículo 569 del Código Penal indica que debe existir el sujeto pasivo de la infracción, y en esta parte de la norma que se considera inconstitucional, se lo elude, excluye o invisibiliza, atentando además al principio de legalidad, ya que no existiría "lesividad", es decir, no importa si existe un titular de un bien jurídico (propiedad privada) ofendido, sino la presunción, y se lo está considerando como 57 un delito de carácter permanente o trascendente, en contra de los principios doctrinarios que caracterizan esta clase de infracciones por el momento de cometerlos, y hasta imprescriptible, pues no importaría desde cuando está en poder o cuando ocurrió el hecho principal. La norma consultada castiga de manera más severa a quienes no tienen el grado de autores principales, atentando al principio de proporcionalidad entre las infracciones y las penas, apartándose de los fines de la pena y sin precisar aún valores pecuniarios; por ejemplo, si fuese producto de un hurto, que incluso es tipificado como contravención en el artículo 607, con una pena de prisión de 5 a 30 días, o el robo simple, que es sancionado con prisión, mientras, quien tenga o posea el bien posterior es castigado con reclusión menor ordinaria de 3 a 6 años y multa, incluso sin poder acceder a otra salida alternativa al procedimiento ordinario; no existe por tanto sindéresis en la gradación de esta pena, vulnerando tanto el principio contenido en el artículo 76, numeral 6 de la Constitución, como el principio a la igualdad formal y material frente a la ley. Se está fraccionando el delito, siendo éste una unidad orgánica e indivisible, ya que si el producto de un hurto de los tipificados y sancionados como contravención estaría en poder de varias personas, todas estas serían sancionadas con reclusión menor. Con estas medidas no se puede alcanzar el ideal de justicia social o bienestar ni responder a un contenido verdaderamente ético y social; igual, el grado de participación: siempre debe el autor principal directo, responder mayormente por su comisión, que el cómplice y el encubridor. La norma del artículo 569 en la parte consultada invade esferas de otras ramas del derecho como la aduanera y tributaria, y se aparta del principio general del derecho de que la suerte 58 de lo principal sigue la suerte de lo accesorio, y el principio de territorialidad del derecho penal, porque no importaría donde se cometió el delito, sino bastaría la mera tenencia o posesión de cualquier bien del que no pueda probarse su legítima procedencia y destruye la teoría del iter criminis convirtiendo al delito en inagotable. Consideraciones finales a las que llega la Corte Constitucional La Corte Constitucional realiza el control de constitucionalidad normativa respecto a un asunto que tiene su origen en un caso concreto, pero que una vez conocido por la Corte se torna abstracto con efectos generales, debiendo, en caso de encontrar contradicción normativa con el texto constitucional, expulsar a esa norma del ordenamiento jurídico ecuatoriano, como lo establece el artículo 424 de la Constitución de la República. El artículo 424 de la Constitución de la República manifiesta: "La Constitución es la norma suprema y prevalece sobre cualquier otra del ordenamiento jurídico. Las normas y los actos del poder público deberán mantener conformidad con las disposiciones constitucionales; en caso contrario carecerán de eficacia jurídica... " El artículo 425 de la Norma Constitucional establece el siguiente orden jerárquico de aplicación de las normas jurídicas: "...la Constitución, los tratados internacionales, las leyes orgánicas; las leyes ordinarias; las normas regionales y las ordenanzas distritales, los decretos y reglamentos; las ordenanzas; los acuerdos y las resoluciones; y los demás actos y decisiones de los poderes públicos... ". Por lo expuesto corresponde a los jueces constitucionales realizar un control de constitucionalidad de las normas. En la presente consulta se ha determinado que la norma contenida en el artículo 569 del Código Penal, en la frase que menciona "...o cuya 59 procedencia legal no pueda probarse", vulnera de manera evidente la norma constitucional relativa al principio de legalidad, (artículo 76, numeral 3); la seguridad jurídica (artículo 82); el principio de inocencia (artículo 76, numeral 2) , así como el derecho a la defensa (artículo 76, numeral 7); pues impide el adecuado ejercicio de los mecanismos de defensa, dejando a la discrecionalidad del ente juzgador el definir los términos de la tipicidad. DECISIÓN En mérito de lo expuesto, administrando justicia constitucional y por mandato de la Constitución de la República del Ecuador, la Corte Constitucional, para el período de transición, expide la siguiente: SENTENCIA 1. Declarar la inconstitucionalidad por el fondo del artículo 569 del Código Penal, en la frase "... cuya procedencia legal no pueda probarse "; en tal razón, el artículo 569 ibídem se leerá a continuación como: "Art. 569." Será reprimido con reclusión menor ordinaria de tres a seis años y multa de seis a dieciséis dólares de los Estados Unidos de América, quien oculte, custodie, guarde, transporte, venda o transfiera la tenencia, en todo o en parte, los bienes, cosas o semovientes, producto del robo o hurto ". 2. Devolver el expediente al Juez para los fines legales pertinentes. 3. Notifíquese, publíquese y cúmplase. 2.4. ANALISIS DE UN CASO DE LA UNIDAD JUDICIAL PENAL DE TUNGURAHUA. CASO No. 0655-2013 60 PROCESADOS: Idalia Maricela Guambo Sanchez; y de Veloz Torres Luis Javier. DEFENSOR: Ab. Orlando Medina FISCAL: Dr. Ángel Aldás JUEZ: Dra. Nancy Redroban Antecedentes de los hechos: El día 02 de agosto de 2013 al amanecer había sido robado un camión tipo furgón marca HJNO color blanco sin placas a la altura del sector de la Virgen en Santo Domingo y que se encontraba en una mecánica en el sector del Barrio Los Laureles perteneciente a la parroquia de Huachi Grande, el parte policial con el cual la policía hace conocer de forma legal su actuación; en ese sentido, que encontrándose de patrullaje en ese sector de responsabilidad del primer cuarto de uno hasta el móvil de Huachi Grande, se acercó el señor César Ricardo Pazmiño Romero con cédula l80343095-6, de 29 años de edad, el mismo que le manifestó que a eso de las dos de la madrugada había sido robado un camión tipo furgón marca HINO de color blanco sin placas, año 2013 en el sector ya mencionado de Santo Domingo de los Tsáchilas, vehículo que es de propiedad de su primo, y que según el GPS del vehículo se encuentra en el sector de Huachi Los Laureles en una mecánica, por lo que esa novedad se dio a conocer a ECU 91 l trasladándose con el perjudicado hasta la mecánica sin nombre, ubicada en el barrio antes descrito, por lo que se indagó y se pudo constatar que en el interior de la mecánica se encontraba el automotor, que fue reconocido por sus familiares, minutos más tardes se hizo presente el personal de Ja Policía Judicial al mando de la señora Cabo Alicia Aguirre Charlie número 1, personal de criminalística al mando del Sargento Primero Luis Fernando Velozo Cepeda y el secretario Dr. Andrés Araque, tomando contacto con la señora Idalia Maricela 61 Guambo Sánchez, para que nos permitiera el ingreso a la mecánica, autorizando, una vez en el interior se pudo constatar a simple vista, cuatro vehículos, tres automóviles y una camioneta, manifestándole si sabe algo sobre el camión detallado anteriormente, indicando la señora que ella arrienda solamente el departamento y que ella desconoce el nombre del señor que arrienda dicha mecánica, solicitándole que nos presentará sus documentos personales, como es la cédula y el ingreso a los agentes de orden al interior del departamento, negándose rotundamente, por lo que se ordenó el allanamiento, pues así faculta los numerales 2 y 3 del Art. 194 del Código de Procedimiento Penal, dentro de la mecánica se encontró el vehículo que estaba reportado como robado y dentro de la vivienda de la señora Idalia se encontraron accesorios de un vehículo marca HINO, entre los más importantes: dos guardafangos esquineros. un guardafango con su respectivo conjunto óptico ósea faros, dos puertas laterales con sus sistemas completos, dos brazos laterales con sus respectivas plumas, una mascarilla frontal , dos válvulas del sistema hidráulico, un par de bases con sus respectivos espejos laterales, dos tanques metálicos con sistema de frenos de aire, una palanca de cambio con su base, un caucho protector de parabrisas, un volante con sus sistemas completos, un depurador de aire, dos guardafangos plásticos de llantas anteriore4s, tres techos de felpa, y un sin número más de piezas de vehículos; según el parte policial preguntando si sabe algo sobre la procedencia de estos artículos o si posee las facturas, sin saber justificar las cosas que se encontraban en el lugar, minutos seguidos la ciudadana Idalia Maricela Guambo Sánchez, indicó que el dueño de la mecánica era su esposo de nombre Luis Javier Veloz Torres de 32 años de edad y que al momento se encontraba en la ciudad de Quito, trasladándonos hasta la parte posterior del inmueble donde además de 62 los vehículos se encontraban otros accesorios, otras partes de vehículos. Por lo expuesto la Fiscalía de Tungurahua inicia la instrucción fiscal contra Idalia Maricela Guambo Sánchez, con los generales de ley ya expuestos anteriormente y que por economía procesal no lo repito, por el presunto delito de ocultación de cosas robadas contemplado en el Art. 569 del Código Penal, Instrucción Fiscal que la Fiscalía de Tungurahua la contemplara en el plazo de 30 oías, pidiendo a la Jueza que notifique a las partes procesales sin perjuicio de que en este momento queden legalmente notificadas, como el delito que se investiga cumple con los requisitos del Art. 167 del Código de Procedimiento Penal, esto es que hay indicios claros sobre el existencia del delito de acción pública, por la presencia del suscrito de la policía judicial y la policía de criminalística, detectaron indicios claros de que la ya hoy procesada es autora o cómplice habría que establecer del delito del ocultación de cosas robadas, según el Art. 569 este es un delito sancionado con una pena superior a un año, solicitando a la Señora Jueza que es necesario privarle de la libertad a la señora Idalia Maricela Guambo Sánchez, por cuanto cualquier otra medida cautelar alternativa que contempla el Art. 160 sería insuficiente para garantizar la comparecencia a juicio para que la señora responda por el ilícito y por este hecho antijurídico que Ja Fiscalía ha empezado a investigar, por lo que apegado a derecho pidió a la Señora Jueza dicte el correspondiente auto de prisión preventiva contra Idalia Maricela Guambo Sánchez, por ser la presunta autora de ocultamiento de cosas robadas, que se encontraron tanto en su domicilio como en el taller de pintura de propiedad del señor Veloz esposo de la señora Idalia Maricela Guambo Sánchez. ASPECTOS LEGALES 63 - Audiencia de formulación de cargos y apertura de la instrucción fiscal por treinta días. - Solicitud de Fiscalía de prisión preventiva en contra de la procesada - Designación de defensor público - Defensor público solicita medida alternativa - Juez dicta prisión preventiva - Trascurrido el tiempo de instrucción la Jueza convoca a Audiencia preparatoria de Juicio. - Fiscal se abstiene de acusar por no reunir los elementos de convicción para acusar a los procesados. - Defensa técnica se acoge al dictamen fiscal y solicita se levanten las medidas cautelares en contra de los procesados. - Jueza dicta el auto de sobreseimiento definitivo tanto del proceso como de los procesados: Idalia Maricela Guambo Sanchez; y de Veloz Torres Luis Javier. ANALISIS DE VIOLACION DE DERECHOS - Violación del principio de presunción de inocencia - Negativa de aplicación de medidas alternativas - Falta de prueba - Aplicación inadecuada de la tipicidad del delito de receptación - Apresuramiento de Fiscalía y falta de motivación para solicitar medidas cautelares. - Privación de libertad por treinta días de una persona inocente - Inadecuada actuación de los operadores de justicia 64 - Abuso de autoridad CAPÍTULO III 3.1. MARCO METODOLÓGICO Y PLANTEAMIENTO DE LA PROPUESTA 3.1.1. MARCO METODOLOGICO El método inductivo presenta primero los aspectos particulares del sistema, hasta llegar a los aspectos más generales. El método dialéctico considera el problema jurídico materia de la tesis en el contexto de las relaciones sociales y económicas, describiendo y evaluando sus contradicciones y conflictos. El método histórico, por su parte, construye un seguimiento de la evolución y fases que ha experimentado la institución jurídica en un lapso de tiempo determinado. Por último, el método estructural supone analizar un fenómeno jurídico descomponiéndolo en sus elementos componentes con el fin de explicar su razón de ser. 3.2. MODALIDAD DE LA INVESTIGACION 3.2.1. TIPO DE INVESTIGACION 3.2.1.1. METODOS INDUCTIVO DEDUCTIVO 65 El método inductivo presenta primero los aspectos particulares del sistema, hasta llegar a los aspectos más generales, en este caso al tratarse de un delito contra la propiedad y cuyo fin es el incremento patrimonial del sujeto activo, no debe confundirse con los delitos de robo, hurto, abigeato o estafa, puesto que estos afectan de manera directa al sujeto pasivo, por lo que es necesario partir de lo particular a lo general. El método deductivo equivale a plantear inicialmente los temas más generales hasta llegar a los aspectos concretos y específicos del problema, que en el problema planteado se debe analizar los elementos que configuran el delito de manera general para llegar a la particularidad de la receptación. ANALITICO SINTETICO El método analítico se refiere al análisis de las cosas o de los fenómenos; la palabra análisis, del griego análisis...descomposición, significa examinar, descomponer o estudiar minuciosamente una cosa. Por tanto el método analítico comienza con el todo de un fenómeno y lo revista parte por parte (descomposición o separación del todo), comprendiendo su funcionamiento y su relación intrínseca, complementándose con la parte sintética. El método sintético se refiere a la síntesis se las cosas o de los fenómenos; la palabra síntesis, del griego synthesis...significa composición de un todo mediante la unión de sus partes, el método sintético, por lo tanto, es aquel que procede de lo simple a lo complejo, donde las partes simples que se separaron en el análisis, una vez revesadas, ahora son integradas por la síntesis (entiéndase todos los datos, hechos o elementos que intervienen en 66 un fenómeno), definiendo qué relación tienen entre si y de qué manera afectan la realización del fenómeno en cuestión, así, hasta completar nuevamente el todo. Este método nos lleva, por ende, de las causas a los efectos y de los principios a las conclusiones. HISTORICO LOGICO Este método pretende reconstruir la voluntad del legislador histórico, es decir, del legislador que preparó y promulgó la norma en un momento determinado. Para llevar a cabo esa tarea de reconstrucción se necesitan ciertas herramientas, a saber, exposiciones de motivos, actas de debates, discursos parlamentarios, memorias oficiales, ponencias, proyectos y anteproyectos. Con el desarrollo de la tecnología se incorporan otros medios para preservar la información como grabaciones magnetofónicas, vídeos, disquetes, CD ROMs, etc. El método histórico responde a la siguiente pregunta: "¿qué dijo el legislador?". Si no es posible contestar esa pregunta, no hay más remedio que formular otra de alcances muy relativos: ¿qué quiso decir el legislador? DESCRIPTIVO SISTEMICO Este método de interpretación consiste en determinar qué quiere decir una norma, atribuyéndole los principios o conceptos que están descritos con mayor claridad en otras normas, pero que no están claramente expresados en el texto normativo que se quiere interpretar. De manera que para alcanzar una más acabada comprensión de la norma examinada se buscan otras normas en el interior de un sistema legal El método sistemático, que es propio de la interpretación jurídica, no debe confundirse con el método sistemático inherente a todo trabajo intelectual y típico de una tesis universitaria. La sistemática 67 jurídica es un procedimiento que se usa para conectar normas entre sí, en el marco de un ordenamiento legislativo, con el propósito de obtener una respuesta coherente que la sola lectura de un solo texto normativo no está en grado de ofrecer. 3.2.1.2. TECNICAS BIBLIOGRAFICA Que consiste en investigar en libros, revistas, periódicos o toda fuente escrita de información que permita conocer de manera técnico jurídica el delito de receptación para poder enfocar conforme manda el Código Orgánico Integral Penal la aplicación de esta actitud típica antijurídica que requiere de la doctrina para poder aplicar en la práctica y no confundirse con otros delitos como el de aduanas o lavado de activos. JURISPRUDENCIAL La base fundamental de la aplicación de los operadores de justicia en el ejercicio de sus funciones es la jurisprudencia dentro de los aspectos que puedan facilitar la comprensión de la situación propuesta en el marco de la tipificación y de la determinación de los indicios y la culpabilidad en el delito de receptación, puesto que del estudio de varios casos se puede garantizar los derechos de los sujetos activo y pasivo de este delito. PLANTEAMIENTO PROPOSITIVO CONCLUSIONES 68 1. El delito de receptación se consuma cuando el agente posee dolosamente un bien cuya procedencia es ilícita. Sobre la receptación en cadena o sustitutiva, la doctrina seria, ha definido a esta modalidad, como ―todos aquellos casos en los que un sujeto, conocedor de la actividad delictiva previa desarrollada por otro, recibe un objeto que no es el directamente procedente de la infracción anterior, pero que ha sido obtenido mediante una operación comercial –venta, compra o permuta- que tiene por base aquello que se consigue con infracción precedente‖ Para graficar mejor este intrincado concepto, la receptación en cadena ocurre en las denominas ―cachinerías‖ como las ubicadas en el mercado Simón Bolívar y sus alrededores en la ciudad de Ambato y en la mayoría de centros de comercio de este tipo de mercancías en las ciudades grandes del Ecuador, donde existen los mal llamados ―comerciantes‖ que compran bienes robados para luego venderlos y obtener beneficios económicos por esta actividad (receptación); el cliente que compra los bienes a estos mal llamados comerciantes; comete el delito de receptación sustitutiva. 2. Existe una primera receptación del comerciante que compra diversos bienes a bajo precio sin solicitar comprobante de pago, de un sujeto que no tiene RUC, desconoce su domicilio y sabe perfectamente que se dedica a la comisión de delitos como el hurto, robo o un delito aduanero (cualquier actividad ilícita). La segunda receptación se produce por parte del cliente comprar a esos centros de comercio, que conoce plenamente que los bienes que ahí se ofertan son de procedencia ilícita, basta con comparar los precios de los centros comerciales formales con los de este tipo para darse cuenta que han sido obtenidos ilícitamente. 3. Podemos colegir que en el delito de receptación en cadena, una parte de la población resulta ser cómplice del delito. Donde hay demanda habrá oferta, mientras exista gente 69 dispuesta a adquirir bienes de procedencia ilícita, los delitos contra el patrimonio serán permanentes. Los funcionarios municipales, tributarios y del ministerio público, no fiscalizan la obtención de licencias municipales, la obtención del RUC para el ejercicio de un negocio o los fiscales quienes son los llamados a denunciar los hechos delictivos; no cumplen con su labor, creando un ambiente de impunidad para la comisión de diversos delitos contra el patrimonio. RECOMENDACIONES 1. La Corte Nacional de Justicia debe elaborar un instructivo a manera de reglamento interpretativo del Art. 202 del Código Orgánico Integral Penal, en el que se aplique taxativamente las resoluciones de la Corte Constitucional, en lo relativo a precautelar el principio de presunción de inocencia e instruir a los operadores de justicia que reúnan los elementos de convicción previos a la incautación de bienes supuestamente receptados y privación de libertad de los presuntos receptadores. 2. Es importante iniciar campañas de capacitación para generar en los operadores de justicia y ciudadanía una cultura de respeto hacia la propiedad ajena, siendo necesario recalcar la campaña publicitaria que el Gobierno Nacional impulsará hace dos años atrás sobre el no comprar artículos o bienes de dudosa procedencia. En la actualidad por las restricciones a las importaciones y la subida de aranceles a bienes producidos en países como Colombia y Perú, se incentiva al contrabando y venta de estos productos que al final los consumidores de estos se convierten en receptores de bienes de origen ilícitos. 70 3. En la sanción de este delito se den identificar claramente los elementos sustanciales, poniendo énfasis en la conducta del sujeto activo que tiene que ser típica, antijurídica y culpable, para evitar vulnerar derechos a personas inocentes que son víctimas de delincuentes que sorprenden con la venta de productos de dudosa procedencia. 71 BIBLIOGRAFÍA - ALBÁN, E. (1989). Manual de Derecho Penal Ecuatoriano. Ecuador: Ediciones Legales. - BUOMPADRE, Jorge, Derecho Penal Parte Especial, 3 Tomos, Mario A. Viera Editor – Corrientes Argentina - CARRARA, F. (2004). Programa de Derecho Criminal. Colombia: Editorial Temis - FERRAJOLI, Luigi, Derecho y razón Teoría del garantismo penal, Colección Estructuras y Proceso, serie Derecho, Editorial Trotta, S.A., 1995, Madrid España 989 páginas. - FRANCO, E. (2011). Fundamentos de derecho penal moderno. Ecuador: Corporación de Estudios y Publicaciones - REAL ACADEMIA ESPAÑOLA.- Diccionario de la Lengua española. Vigésima primera edición. Edición electrónica en CD-ROM. Espasa Calpe S.A. Madrid – España. 1998. - ZAFFARONI, Raul, Tratado de Derecho Penal, Sociedad Anónima Editora, 1998, Buenos Aires Argentina – 5 Tomos. - ZAFFARONI, Raul, Manual de Derecho Penal, EDIAR, 1/1/1982, Buenos Aires Argentina - 726 páginas. CÓDIGOS Y LEYES - Constitución de la República del Ecuador. - Código Orgánico Integral Penal. - Código Orgánico de la Función Judicial. 72 LINKOGRAFÍA www.corteconstitucional.gob.ec/ www.funcionjudicial.gob.ec/ www.funcionjudicial-tungurahua.gob.ec/ www.derechoecuador.com/ www.iaen.edu.ec/ 73 1.8. DATOS PERSONALES Maestrante: Héctor Francisco Raúl Dávalos Aldás Teléfono: 032586276 Móvil: 0983643836 e-mail: [email protected] Especialidad: Derecho Penal y Justicia Indígena 74 ANEXOS 75