Principios de orientación para la alimentación

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PRINCIPIOS DE ORIENTACIÓN
PARA LA ALIMENTACIÓN DE
NIÑOS NO AMAMANTADOS ENTRE
LOS 6 Y LOS 24 MESES DE EDAD
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Unidad de Salud del Niño y Adolescente
Área de Salud de la Familia y Comunidad
Organización Panamericana de la Salud
525 23rd Street, NW
Washington DC 20037
Departamento de Salud y Desarrollo del Niño y Adolescente
Organización Mundial de la Salud
20 Avenue Appia
1211 Ginebra 27
Suiza
tel + 41 22 791 32 81
fax + 41 22 791 48 53
email [email protected]
página web http://www.who.int/child-adolescent-health
ISBN 978 92 7 532795 1
Organización
Mundial de la Salud
FOTOS
Cobertura - OMS/Blavo A
Documento - OMS/PAHO, OMS/Waak A, OMS/Virot P, OMS/H Anenden, Mdu Mahlinza
PRINCIPIOS DE ORIENTACIÓN PARA LA ALIMENTACIÓN
DE NIÑOS NO AMAMANTADOS ENTRE LOS 6 Y LOS 24
MESES DE EDAD
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
1
ISBN 978 92 7 532795 1
© Organización Mundial de la Salud 2007
Todos los derechos reservados. Las publicaciones de la Organización Mundial de la
Salud se pueden obtener a través de la oficina de prensa de la OMS, Organización
Mundial de la Salud, 20 avenida Appia, Ginebra 1211 27, Suiza (teléfono: +41 22 791
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2
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
INDICE
6
Introducción
8
Cantidad necesaria de alimentos
9
Consistencia de los alimentos
10
Frecuencia de comidas y densidad energética
12
Contenido nutricional de los alimentos
18
Uso de suplementos de vitaminas y minerales o de productos fortificados
20
Necesidades de líquidos
21
Preparación y almacenamiento seguros de los alimentos
24
Alimentación perceptiva
25
Alimentación durante y después de la enfermedad
26
Uso de estos principios de orientación
27
Referencias
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
3
AGRADECIMIENTOS
Este documento fue escrito por Kathryn Dewey utilizando como base las conclusiones
de una reunión informal sobre la Alimentación de niños no amamantados, convocada
por los Departamentos de Salud y Desarrollo del Niño y del Adolescente (CAH) y de
Nutrición para la Salud y el Desarrollo (NHD) de la Organización Mundial de la Salud,
en Ginebra entre el 8 y 10 de marzo del 2004. Kathryn Dewey y Roberta Cohen
prepararon el informe técnico que sirvió como referencia para la reunión. El personal
de la OMS/CAH delegó la preparación de este documento y proporcionó asesoría
técnica. Los participantes de la reunión informal revisaron e hicieron comentarios en
varias versiones en borrador del documento.
4
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
CUADROS
32
Cuadro 1
Cantidades de alimentos en una muestra de dietas regionales que satisfacen las
necesidades de energía, según intervalo de edad
34
Cuadro 2
Requisitos de energía, frecuencia mínima de comidas y densidad energética mínima
para niños no amamantados entre los 6 y los 24 meses de edad
ANEXOS
35
Anexo 1
Elaboración de recomendaciones alimentarias apropiadas al nivel local basadas en
estos principios de orientación
40
Anexo 2
Temas clave sobre la interrupción temprana de la lactancia materna para lactantes y
niños pequeños no amamantados de madres VIH-positivas: momento oportuno,
transición segura y cuidado
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
5
INTRODUCCIÓN
La nutrición adecuada durante la infancia y niñez tempranas es fundamental para el pleno
desarrollo del potencial humano de cada niño. Es bien reconocido que el periodo entre el
nacimiento y los dos años de edad es una "ventana de tiempo crítica" para la promoción
del crecimiento, la salud y el desarrollo óptimos. En estudios longitudinales se ha
comprobado sistemáticamente que esta es la edad crítica en la que ocurren fallas de
crecimiento, deficiencias de ciertos micronutrientes y enfermedades comunes de la niñez
como la diarrea. Después que un niño alcanza los dos años de edad, es muy difícil revertir
la falla de crecimiento ocurrida anteriormente (Martorell y col., 1994). Las consecuencias
inmediatas de la desnutrición durante estos años formativos incluyen una morbimortalidad
significativa y un desarrollo mental y motor retrasado. A largo plazo, las deficiencias
nutricionales tempranas están ligadas a impedimentos en el rendimiento intelectual,
capacidad de trabajo, la salud reproductiva y la salud general durante la adolescencia y la
edad adulta. Como consecuencia, el ciclo de desnutrición continúa, ya que la niña desnutrida
al crecer tiene mayores posibilidades de enfrentar mayores riesgos de dar a luz a niños
desnutridos y con bajo peso al nacer. Las prácticas deficientes de alimentación, junto con
un índice elevado de enfermedades infecciosas, son las causas principales de desnutrición
durante los primeros dos años de vida. Por esta razón, es esencial asegurar que las
personas a cargo del cuidado y salud de los niños reciban orientación apropiada sobre la
alimentación óptima de lactantes y niños pequeños.
Algunos lactantes no pueden gozar de
los beneficios de la lactancia materna
en los primeros meses de vida.
Según las recomendaciones actuales de las Naciones Unidas, los lactantes deben ser
amamantados exclusivamente durante los primeros seis meses de vida, introducir
alimentación complementaria adecuada a partir de los seis meses de edad y continuar con
la lactancia materna hasta los dos años o más. Sin embargo, algunos lactantes no pueden
gozar de los beneficios de la lactancia materna en los primeros meses de vida o interrumpen
la lactancia materna antes de la duración recomendada de dos años o más. Un grupo que
llama la atención de forma particular es el de los lactantes cuyas madres son
comprobadamente VIH-positivas. Para reducir el riesgo de transmisión, se recomienda
que cuando la alimentación de sustitución sea aceptable, factible, asequible, sostenible y
6
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
segura, las madres deben evitar la lactancia desde el nacimiento. De lo contrario, deben
amamantar exclusivamente y hacer la transición a la alimentación de sustitución tan pronto
como otras opciones de alimentación sean factibles. Otras circunstancias que pueden
prevenir que un niño sea amamantado incluyen muerte o enfermedad severa de la madre,
o incapacidad o falta de deseo por parte de la madre de dar el pecho. Las pautas sobre la
alimentación de sustitución del nacimiento a los seis meses para lactantes de madres VIHpositivas ya han sido publicadas (OMS/UNICEF/UNFPA/UNAIDS, 2003). El presente
documento contiene orientación para la alimentación de niños no amamantados después
de los primeros seis meses de vida. La intención de estos Principios Orientadores es de
servir de guía para las normas y las acciones programáticas a nivel mundial, nacional y
comunitario.
La publicación de la OPS Principios de Orientación Para la Alimentación Complementaria
del Niño Amamantado (2003) provee orientación para la alimentación apropiada para
lactantes amamantados a partir de los seis meses de edad. Algunos de estos principios
orientadores son aplicables a niños no amamantados, pero otros no lo son, o requieren de
algún tipo de adaptación. Para identificar un grupo análogo de principios orientadores
para niños no amamantados entre los 6 y los 24 meses de edad los Departamentos de
Salud y Desarrollo del Niño y del Adolescente (CAH) y de Nutrición para la Salud y el
Desarrollo (NHD) de la Organización Mundial de la Salud organizaron una reunión informal,
la cual se llevó a cabo entre el 8 y 10 de marzo del 2004 en Ginebra. Los principios
orientadores incluidos en esta publicación fueron elaborados considerando las bases
científicas presentadas en un documento de referencia preparado para la reunión (Dewey
y col., 2004) y en el consenso de los participantes de la reunión (Grupo Informal de Trabajo
sobre la Alimentación del Niño No Amamantado, 2004). Estos principios son aplicables a
lactantes normales, nacidos a término (incluyendo lactantes nacidos con bajo peso al nacer
después de las 37 semanas de gestación). Los lactantes o niños que están recuperándose
de desnutrición aguda o de enfermedades graves pueden requerir de una alimentación
especial; que se encuentra descrita en diferentes manuales clínicos (por ejemplo, el manual
de la OMS "Manejo del Niño con una Infección Grave o Desnutrición Severa", 2000). Los
prematuros también pueden requerir de una alimentación especial. Los principios
orientadores contenidos en este documento pueden ser utilizados como base para la
elaboración de recomendaciones para dichos grupos.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
7
uno
CANTIDAD NECESARIA DE ALIMENTOS
A. Guía: Asegurar que las necesidades energéticas sean satisfechas. Estas necesidades
son de aproximadamente 600 kcal al día a los 6 a 8 meses de edad, 700 kcal al día a los 9
a 11 meses de edad y 900 kcal al día a los 12 a 23 meses de edad.
B. Razonamiento científico: Los requisitos totales de energía del niño amamantado sano
son de 615 kcal/d a los 6 a 8 meses, 686 kcal/d a los 9 a 11 meses, y 894 kcal/d a los 12 a
23 meses de edad (Dewey y Brown, 2003). Los valores son ligeramente mayores cuando
se basan en un grupo combinado de lactantes amamantados y lactantes alimentados con
fórmula (634, 701 y 900 kcal/d a los 6 a 8, 9 a 11 y 12 a 23 meses, respectivamente; Butte
y col., 2000), debido a que la tasa metabólica en reposo es más elevada para lactantes
alimentados con fórmula. Sin embargo, ya que estas pautas están dirigidas primordialmente
a poblaciones en las cuales el uso de fórmula infantil comercial después de los seis meses
de edad no sería común, se han utilizado los requisitos de energía para lactantes
amamantados como referencia.
En la práctica, las personas que cuidan a los niños no medirán el contenido energético de
las comidas que serán ofrecidas. Por lo tanto, la cantidad de comida ofrecida debe estar
basada en los principios de alimentación perceptiva (pauta #8), mientras que a su vez, se
debe asegurar que la densidad energética y la frecuencia de comidas sea adecuada para
satisfacer las necesidades del niño (ver #3, abajo). El cuadro 1 describe ejemplos de
muestras de dietas y cantidades aproximadas de comidas locales que satisfacen las
necesidades energéticas descritas anteriormente. Sin embargo, es importante no ser
demasiado preceptivo en cuanto a esta orientación y reconocer que las necesidades de
cada niño variarán debido a diferencias en el tamaño corporal y la tasa de crecimiento.
Es probable que los niños convalecientes o que viven en ambientes donde el gasto
energético es mayor requieran de más energía que el promedio de las cantidades aquí
descritas.
8
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
CONSISTENCIA DE LOS ALIMENTOS
A. Guía: Aumentar la consistencia y variedad de los alimentos gradualmente, a medida
que crece el lactante, adaptándose a sus requisitos y habilidades. Los lactantes pueden
comer purés, papillas y alimentos semisólidos a partir de los seis meses de edad. A los
ocho meses la mayoría de lactantes pueden también consumir alimentos que se comen
con los dedos (meriendas que pueden ser consumidas por los niños sin supervisión). A los
12 meses, la mayoría de niños pueden comer los mismos tipos de alimentos que el resto
de la familia consume (teniendo en cuenta la necesidad de alimentos densos en nutrientes,
según lo descrito en el #4, abajo). Deben evitarse alimentos que pueden causar que los
niños se atoren o atraganten (es decir, alimentos cuya forma y/o consistencia implica el
riesgo de que pudieran bloquear la tráquea, por ejemplo nueces, uvas, zanahorias crudas
enteras o en trozos, etc.).
B. Razonamiento científico: El desarrollo neuromuscular de los lactantes determina la
edad mínima en la cual pueden consumir ciertos tipos de alimentos (OMS/UNICEF, 1998).
Los alimentos semisólidos o purés son necesarios al comienzo, hasta que aparezca la
habilidad de mordisquear (movimientos de la mandíbula hacia arriba y abajo) o masticar
(uso de los dientes). Las edades descritas anteriormente representan las habilidades
comunes de lactantes normales y sanos. Cuando se ofrece alimentos de consistencia
inapropiada, es probable que el niño no sea capaz de consumir más de una cantidad
insuficiente, o que demore tanto en comer que la ingesta de alimentos se vea afectada.
Los resultados de varios estudios (Dewey y Brown, 2003) demuestran que a los 12 meses,
la mayoría de lactantes son capaces de consumir los alimentos familiares de consistencia
sólida, aunque a muchos aun se les ofrece alimentos semisólidos (presuntamente debido
a que los pueden ingerir de forma más eficiente y por ende, significa una demanda más
baja del tiempo requerido para alimentarlos). Algunas pruebas sugieren que existe una
"ventana crítica" para la introducción de alimentos sólidos "grumosos": si estos no son
introducidos antes de los diez meses de edad, es posible que aumente el riesgo de
dificultades para la alimentación en el futuro (Northstone y col., 2001). Por lo tanto, aunque
la alimentación con alimentos semisólidos ahorre tiempo, para el desarrollo óptimo del
niño se recomienda aumentar la consistencia de los alimentos gradualmente de acuerdo
con la edad del niño.
dos
Aumentar la consistencia y variedad de los
alimentos a medida que crece el lactante. A los
12 meses, la mayoría de los niños puede comer
los alimentos de la familia.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
9
FRECUENCIA DE COMIDAS Y DENSIDAD ENERGÉTICA
A. Guía: Para el lactante sano promedio, se debe proveer comidas 4 a 5 veces al día,
además de meriendas nutricionales (tales como pedazos de fruta o pan o "chapati" [pan
sin levadura] con pasta de nueces) ofrecidas 1 a 2 veces al día, según lo desee el lactante.
El número apropiado de comidas depende de la densidad energética de los alimentos
locales y de las cantidades comúnmente consumidas en cada comida. Si la densidad
energética o cantidad de alimento por comida es baja, es posible que se requiera una
mayor frecuencia de comidas.
tres
B. Razonamiento científico: La pauta descrita anteriormente está basada en estimados
teóricos del número de comidas requeridas, calculado a partir de los requisitos de energía
(ver #1 arriba), asumiendo una capacidad gástrica de 30 g/kg de peso corporal/comida y
una densidad energética mínima de las comidas de 0.8 kcal/g (Dewey y Brown, 2003).
Las comidas están compuestas sólo de leche, sólo de otros alimentos, o de una combinación
de leche y otros alimentos. Las meriendas se definen como alimentos consumidos entre
comidas - siendo generalmente alimentos que los niños pueden consumir sin ayuda,
convenientes y fáciles de preparar. El cuadro 2 demuestra un número mínimo de comidas
requeridas con tres estimados diferentes de densidad energética (0.6, 0.8 y 1.0 kcal/g).
Para la densidad energética más baja (0.6 kcal/g) se necesitarían 5 o 6 comidas/día. Esto
disminuye a unas 4 comidas/día cuando la densidad energética es por lo menos de 0.8
kcal/g y a 3 cuando la densidad energética es por lo menos de 1.0 kcal/g. Si un niño
normalmente consume cantidades menores que la capacidad gástrica asumida en cada
comida, la frecuencia de alimentos necesaria será mayor que los valores en el cuadro 2.
En cambio, la densidad energética mínima de la dieta requerida depende de la frecuencia
de comidas. El cuadro 2 demuestra que la densidad energética mínima es de 0.65 kcal/g
cuando se trata de cinco comidas al día, 0.75 kcal/g cuando se trata de cuatro comidas al
día y 1.0 kcal/g cuando se trata de tres comidas al día.
Se debe proveer comidascompuestas sólo de leche u
otros alimentos, o combinaciones de leche y otros
alimentos cuatro o cinco veces al día.
Estos estimados proveen un margen de seguridad puesto que se han añadido 2
desviaciones estándar (DE) al requisito promedio de energía para satisfacer las necesidades
de casi todos los niños. Por lo tanto, no todos los niños necesitarán del número de comidas
descrito en el cuadro 2. Como no es posible saber cuáles niños tienen requisitos mayores
o menores de energía, las personas que los cuidan deben estar atentas a sus señales de
hambre para decidir la frecuencia y cantidad de alimentos que les deben dar.
10
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
11
cuatro
12
CONTENIDO NUTRICIONAL DE LOS ALIMENTOS
A. Guía: Alimentar con una variedad de alimentos para asegurar que las necesidades
nutricionales sean satisfechas.
„
Se debe consumir carne, aves, pescado o huevos a diario, o tan seguido como sea
posible, pues son fuentes ricas de nutrientes clave como hierro y zinc. Los productos
lácteos son ricos en calcio y varios otros nutrientes. Las dietas que no contienen
alimentos de origen animal (carnes, aves, pescado o huevos además de productos
lácteos) no pueden satisfacer las necesidades de nutrientes a esta edad, a menos que
se utilicen productos fortificados o suplementos nutricionales.
„
Si se consumen cantidades adecuadas de alimentos de origen animal de forma regular,
la cantidad de leche necesaria es de 200 a 400 mL/d; de otra forma, la cantidad de
leche necesaria es de 300 a 500 mL/d.
„
Las fuentes aceptables de leche incluyen la leche entera de origen animal (vaca, cabra,
búfalo, oveja, camello), leche tratada a ultra alta temperatura (UAT), leche evaporada
reconstituida (pero no condensada), leche fermentada o yogur, y leche materna extraída
(tratada al calor si la madre es VIH-positiva).
„
Cuando no se consume leche u otros alimentos de origen animal en cantidades
adecuadas, se debe consumir cereales y legumbres (menestras) a diario, si es posible
en la misma comida, para asegurar una calidad adecuada de proteínas.
„
Los productos lácteos son los más ricos en calcio. Si éstos no se consumen en
cantidades adecuadas, otros alimentos que contienen cantidades relativamente grandes
de calcio pueden cerrar la brecha, como pescados pequeños que incluyan espinas
(secos o frescos, con las espinas aplastadas o procesados de alguna forma para que
su consumo sea seguro) y tortillas tratadas con cal. Otras fuentes adicionales de calcio
son los siguientes alimentos: frijoles de soja, col, zanahorias, calabacín, papaya,
verduras de hojas de color verde oscuro, guayaba o calabaza.
„
La dieta diaria debe incluir alimentos ricos en vitamina A (por ejemplo, frutas y verduras
de colores oscuros, aceite de palma roja, aceite u otros alimentos fortificados con
vitamina A); alimentos ricos en vitamina C (por ejemplo muchas frutas, verduras y
papas) consumidos con las comidas para reforzar la absorción de hierro; y alimentos
ricos en las vitaminas del grupo B incluyendo riboflavina (por ejemplo hígado, huevo,
productos lácteos, verduras de hojas verdes, frijoles de soja), vitamina B6 (por ejemplo
carne, aves, pescado, plátanos, verduras de hojas verdes, papas y otros tubérculos,
maní [cacahuates]) y folatos (por ejemplo legumbres, verduras de hojas verdes, jugo
de naranja).
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
„
Proveer dietas con un contenido adecuado de grasa. Si no se consume alimentos de
origen animal de forma regular, se necesita de 10 a 20 g de grasa o aceites adicionales
a menos que se administren alimentos ricos en grasa (como comidas o pastas hechas
a base de nueces o semillas). En caso de consumo de alimentos de origen animal, es
posible que se requiera de hasta 5 g de grasas o aceites adicionales.
„
Evitar líquidos con un bajo contenido nutricional como té, café y bebidas azucaradas.
Limitar la cantidad de jugo ofrecida, para evitar el desplazamiento de alimentos más
nutritivos.
B. Razonamiento científico:
1) Contenido de proteínas y micronutrientes. Debido a las rápidas tasas metabólicas y de
crecimiento durante los primeros dos años de vida, la necesidad nutricional por unidad
de peso corporal de los lactantes y niños pequeños es alta. Dadas las cantidades
relativamente pequeñas de alimentos que son consumidos entre los 6 y 24 meses de
edad, la densidad nutricional (cantidad de cada nutriente por 100 kcal de alimento) de
la dieta necesita ser muy elevada. Al evaluar el potencial de varias dietas para satisfacer
las necesidades nutricionales a esta edad, se aplicaron técnicas de programación linear
a los datos disponibles de cinco países en desarrollo, tres en América Latina (Perú,
Honduras y Guatemala), uno en Africa (Gana) y uno en Asia (Bangladesh) (Dewey y
col., 2004). Los resultados indicaron que una dieta predominantemente basada en
alimentos vegetales no fortificados no puede satisfacer las necesidades de ciertos
micronutrientes a esta edad, particularmente de hierro, zinc, calcio y vitamina B12.
Por lo tanto, se recomienda incluir productos lácteos, así como carne, aves, pescado o
huevos, lo más frecuentemente posible.
Los productos lácteos son fuente importante de varios nutrientes clave, como proteínas,
calcio y riboflavina. La alimentación con leche animal como leche de vaca no tratada a
lactantes menores de 12 meses ha sido una causa de preocupación por su bajo
contenido de hierro, porque puede provocar pérdidas ocultas de sangre en el sistema
gastrointestinal y por su alta carga potencial renal de solutos. Sin embargo, en estudios
recientes sobre las pérdidas ocultas de sangre se sugiere que, para lactantes mayores,
las pérdidas son mínimas y parecen no afectar el balance de hierro (Fuchs y col.,
1993; Ziegler y col., 1999). La respuesta gastrointestinal a la leche de vaca que causa
pérdidas de sangre disminuye con la edad y desaparece a los 12 meses (Ziegler y col.,
1999). Más aún, la leche de vaca tratada al calor no provoca pérdidas de sangre (Fomon
y col., 1981), por lo que el uso de leche hervida o evaporada eliminaría dicho riesgo.
Por lo tanto, el riesgo de deficiencia de hierro provocado por pérdidas ocultas de sangre
parece ser bajo y puede ser reducido aún más al tratar la leche al calor o al imponer
límites en la cantidad de leche consumida. Aunque el bajo contenido y la baja
biodisponibilidad de hierro en la leche de vaca pueden contribuir a la anemia, la
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
13
deficiencia de hierro puede ser evitada con el uso de suplementos de hierro o alimentos
fortificados de una biodisponibilidad adecuada.
El tema restante es la carga renal potencial de solutos de la leche de vaca, que es
elevada debido a la cantidad relativamente alta de proteínas y varios minerales (sodio,
cloro, potasio y fósforo). La carga renal potencial de solutos se refiere a las sustancias
provenientes de la dieta que deben ser excretadas por el riñón si no han sido utilizadas
para el crecimiento ni han sido eliminadas a través de vías no renales (Fomon, 1993).
Una carga potencial renal de solutos elevada puede resultar en deshidratación
hipernatrémica bajo condiciones de escasez de agua. Durante los primeros 6 meses
de vida, cuando los lactantes generalmente reciben casi todos sus nutrientes de una
fuente única (leche materna o fórmula), es importante asegurar que la carga potencial
renal de solutos de ese producto sea apropiada. Sin embargo, cuando los lactantes
comienzan a consumir dietas mixtas, el riesgo de proveer un producto con una carga
potencial renal de solutos relativamente elevada, como leche de vaca no diluida, puede
ser evitado si se incluye una cantidad suficiente de líquidos en la dieta general (ver #6
abajo). El peligro más grande ocurre cuando el niño sufre un episodio de diarrea y
pierde más agua de lo normal. El uso continuo de alimentos con una alta carga potencial
renal de solutos durante un episodio de diarrea, sin la administración de líquidos
adicionales, puede exacerbar la situación. Por lo tanto, si la leche animal es una parte
importante de la dieta, se necesita prestar atención especial para asegurar una
hidratación adecuada durante episodios de enfermedad.
La cantidad de leche necesaria para satisfacer los requisitos de nutrientes depende de
otros alimentos consumidos por el niño. Cuando la dieta no incluye alimentos fortificados
o suplementos, los análisis de programación linear indican que las cantidades de leche
necesarias varían entre 200 mL/d y 400 mL/d si se incluyen otros alimentos de origen
animal y de 300 a 500 mL/d si éste no es el caso (Dewey y col., 2004). Se debe evitar
la leche cruda (es decir, sin hervir o pasteurizar) debido al riesgo de transmisión de
enfermedades. Los productos de leche fermentada (como el yogur) presentan un riesgo
menor de enfermedades causadas por contaminación, puesto que son más resistentes
al crecimiento bacteriano y pueden ser ofrecidos más fácilmente con una cuchara, en
comparación con la leche líquida no fermentada. La fermentación también puede mejorar
la absorción de minerales. Además, las propiedades probióticas de las leches
fermentadas pueden tener efectos beneficiosos en la flora gastrointestinal. La fórmula
infantil comercial es una opción siempre que esté disponible, sea asequible, pueda ser
utilizada de forma inocua y provea alguna ventaja nutricional o de otra índole frente a
la leche animal (por ejemplo, si no hay productos fortificados o suplementos disponibles
o éstos son más caros). Bajo estas circunstancias, la cantidad de fórmula preparada
necesaria entre los 6 y 12 meses de edad es de 280 a 500 mL/d si se incluye otros
alimentos de origen animal, y 400 a 550 mL/d si éste no es el caso.
14
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
cuatro
La leche entera es una fuente importante de grasa durante los dos primeros años de
vida. No se recomienda la leche descremada (sin grasa) como una fuente principal de
alimento para niños menores de dos años pues no contiene ácidos grasos esenciales,
es deficiente en vitaminas liposolubles y tiene una alta carga renal potencial de solutos
en relación a la energía que aporta. La leche semi-descremada puede ser aceptable
después de los 12 meses de edad. La leche condensada contiene azúcar añadida y
una osmolaridad muy alta, por lo cual no es un alimento infantil adecuado. Los
"sustitutos" de la leche (como cremas para el café, leche de soja) no son equivalentes
a la leche animal desde el punto de vista nutricional y no se recomiendan como fuentes
principales de alimentos, aunque las fórmulas infantiles a base de soja son aceptables.
Para satisfacer las necesidades de nutrientes como hierro y zinc, se necesita también
alimentos de origen animal que no sean leche a menos que se provean suplementos
múltiples de micronutrientes o cantidades adecuadas de productos fortificados. Las
cantidades incluidas en los análisis de programación linear fueron 50 g de huevo (1
huevo/d) y 14 a 75 g/d de carne, aves, pescado o hígado. Sin embargo, en muchas
poblaciones, los lactantes comúnmente no consumen estas cantidades de alimentos
de origen animal todos los días, y aún si éste fuera el caso, la dieta seguiría siendo
deficiente en la cantidad de hierro requerida. Por lo tanto, en la mayoría de casos se
necesitará de algún tipo de suplemento nutricional o alimento fortificado (ver #5, abajo).
Los alimentos de origen animal también son una buena fuente de proteínas de alta
calidad. La deficiencia de proteínas durante la infancia es menos común de lo que se
pensaba. Sin embargo, esta deficiencia sigue siendo una preocupación en poblaciones
que dependen excesivamente de un único alimento básico de origen vegetal con un
bajo contenido proteico, como es el caso de la mandioca (yuca). Adicionalmente, varios
alimentos de origen vegetal también tienen una composición "desequilibrada" de
aminoácidos. Generalmente, los cereales son bajos en lisina mientras que las legumbres
tienden a ser bajas en aminoácidos que contienen azufre. Al combinar cereales con
legumbres, se puede obtener una calidad adecuada de proteínas. Por ende, cuando
no se consume alimentos de origen animal en cantidades suficientes, se debe aumentar
el consumo tanto de cereales como de legumbres en la dieta diaria y de preferencia en
la misma comida.
En algunos países industrializados las reacciones alérgicas potenciales relacionadas
al consumo de ciertos alimentos con un alto contenido de proteínas durante el primer
año de vida ha sido causa de preocupación (las alergias alimentarias parecen ser
menos comunes en países en desarrollo). Por ejemplo, la Academia Americana de
Pediatría recomienda que los niños menores de un año con historia familiar de alergias
no reciban leche de vaca hasta cumplir el primer año de vida, huevos hasta el segundo
año y nueces, maní, pescado y mariscos hasta el tercer año de edad (AAP, 2004). Se
piensa que el evitar alimentos con un potencial alergénico documentado puede demorar
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
15
o incluso prevenir algunas alergias alimentarias y la dermatitis atópica en lactantes de
alto riesgo. Sin embargo, no se han publicado estudios controlados que demuestren
que las dietas restrictivas después de los seis meses de vida tengan un efecto en la
prevención de las alergias (Halken and Host, 2001), y por esta razón un grupo
internacional de expertos de la OMS no ha apoyad dichas restricciones (OMS/IAACI,
2000).
Las dietas que no
contienen
alimentos de origen
animal no pueden
satisfacer las
necesidades de
nutrientes a menos
que se utilicen
productos
fortificados o
suplementos
nutricionales.
16
Generalmente, las dietas bajas en productos lácteos no proveen suficiente calcio. Bajo
estas circunstancias, otros alimentos que tienen cantidades razonables de calcio, como
productos a base de pescado que incluyan huesos o tortillas de maíz tratadas con cal,
pueden ayudar a llenar este vacío, aunque aún se necesiten productos fortificados.
Las verduras de hojas verdes contienen una gran cantidad de calcio, pero en aquellas
que también contienen altas cantidades de oxalatos (como la espinaca), la
biodisponibilidad del calcio es pobre. Otros alimentos de origen vegetal que son
relativamente altos en calcio (es decir, que la cantidad estimada de calcio absorbido es
mayor que 15 mg por 100 kcal de alimento consumido) incluyen los frijoles de soja, la
col, las zanahorias, el calabacín, la papaya, la guayaba y la calabaza.
La recomendación de proveer alimentos ricos en vitamina A diariamente está basada
en los beneficios para la salud de la prevención de deficiencia de vitamina A (Allen y
Gillespie, 2001). Los alimentos ricos en vitamina C son importantes no sólo como
fuente de vitamina C, sino también para facilitar la absorción de hierro no heme. Las
vitaminas del grupo B son esenciales para el crecimiento y desarrollo infantil y las
mencionadas (riboflavina, vitamina B6 y folato) existen comúnmente en cantidades
muy limitadas en las dietas de niños pequeños en países en desarrollo (Dewey y Brown,
2003).
2) Contenido de grasa. La grasa es importante en las dietas de los lactantes y niños
pequeños puesto que provee ácidos grasos esenciales, facilita la absorción de vitaminas
liposolubles y mejora la densidad energética y cualidades sensoriales de la dieta. Aunque
existe desacuerdo sobre la cantidad óptima de grasa en la dieta de lactantes y niños
pequeños, se ha sugerido el rango de 30 a 45% del total de energía (Dewey y Brown,
2003; Bier y col., 1999) como un término medio razonable entre el riesgo de una ingesta
muy baja (por ejemplo consumo inadecuado de ácidos grasos esenciales y baja
densidad energética) y una ingesta excesiva (la cual se piensa puede aumentar el
riesgo de obesidad infantil y enfermedades cardiovasculares en el futuro, aunque existen
pocas pruebas sobre esto [Milner yAllison, 1999]). En los análisis de programación
linear (Dewey y col., 2004), se diseñaron dietas para proveer por lo menos un 30% de
energía como grasa. Cuando se consume regularmente alimentos de origen animal
que contienen algo de grasa (tales como leche entera de vaca), se requiere de sólo
una pequeña cantidad adicional de grasa (de 0 a 5 g/d). Sin embargo, si no se consume
alimentos de origen animal de forma regular, se necesita de 10 a 20 g adicionales de
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
cuatro
grasa o aceite a menos que se consuman alimentos de origen vegetal ricos en grasa,
tales como palta (aguacate) o pastas a base de maní, nueces o semillas.
Cuando se elaboran guías alimentarias que resulten en un contenido adecuado de
grasa, es importante tomar en cuenta el efecto potencial de la grasa añadida (tales
como aceite mezclado en la papilla) en la densidad nutricional general de la dieta. Por
ejemplo, la adición de una cucharadita de aceite vegetal a 100 g de una papilla de
maíz usada comúnmente en África Occidental puede aumentar la densidad energética
de 0.28 a 0.73 kcal/g, pero reduciría la proporción de energía derivada de proteínas
del 8.9% al 3.3% y la densidad de hierro de 0.5 a 0.2 mg/100 kcal (OMS/UNICEF,
1998). Estos efectos pueden exacerbar la desnutrición de micronutrientes en
poblaciones vulnerables a menos que se tomen otras medidas (tales como fortificación
o suplementación alimentaria) para asegurar una ingesta adecuada de micronutrientes.
3) Bebidas con un bajo valor nutritivo. El té y el café contienen compuestos que puede
interferir con la absorción de hierro (Allen y Ahluwalia, 1997), y por esta razón no son
recomendados para niños pequeños. Las bebidas azucaradas, como las sodas, deben
ser evitadas porque aparte del aporte de energía, contribuyen poco a la nutrición y
disminuyen el apetito del niño para alimentos más nutritivos. El consumo excesivo de
jugo también puede disminuir el apetito del niño por otros alimentos y puede ocasionar
deposiciones sueltas. Por esta razón, la Academia Americana de Pediatría (2004)
recomienda que no se consuma más de 180 ml de jugo de fruta al día. En estudios
realizados en los Estados Unidos se ha relacionado el consumo excesivo de jugo de
fruta con el retraso en el crecimiento (Smith y Lifshitz, 1994) así como baja estatura y
obesidad (Dennison y col., 1997), aunque dichos resultados no han sido observados
sistemáticamente (Skinner y col., 1999).
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
17
cinco
USO DE SUPLEMENTOS DE VITAMINAS Y MINERALES O
DE PRODUCTOS FORTIFICADOS
A. Guía: Cuando sea necesario, utilizar alimentos fortificados o suplementos de vitaminas
y minerales (de preferencia mezclados con alimentos o administrados al mismo tiempo)
que contengan hierro (8 a 10 mg/d para lactantes de 6 a 12 meses, 5 a 7 mg/d para niños
de 12 a 24 meses de edad). Si no se consume cantidades adecuadas de alimentos de
origen animal, estos alimentos fortificados o suplementos también deberían contener otros
micronutrientes, especialmente zinc, calcio y vitamina B12. En países donde la deficiencia
de vitamina A es prevalente o donde la mortalidad de menores de cinco años es mayor a
50 por 1000, se recomienda que los niños de 6 a 24 meses reciban una megadosis de
suplemento de vitamina A (100,000 UI una sola vez para lactantes de 6 a 12 meses de
edad y 200,000 UI dos veces al año para niños de 12 a 23 meses).
B. Razonamiento científico: Las dietas que son basadas predominantemente en alimentos
de origen vegetal no proveen ciertos nutrientes clave (especialmente hierro, zinc y calcio)
en cantidad suficiente para cubrir la ingesta recomendada de estos nutrientes entre los 6 y
los 24 meses de edad (OMS/UNICEF, 1998; Gibson y col., 1998; Dewey y Brown, 2003).
La inclusión de alimentos de origen animal puede llenar este vacío, pero esto eleva el
costo y por lo tanto es posible que no sea una opción práctica para grupos de más bajos
ingresos. Más aun, la cantidad de alimentos de origen animal que puede ser consumida
por los lactantes (por ejemplo, de 6 a 12 meses de edad) generalmente no es suficiente
para cubrir las necesidades de hierro (Dewey y col., 2004). La dificultad en satisfacer los
requisitos de estos nutrientes no es exclusiva de los países en desarrollo. La ingesta
promedio de hierro en lactantes que viven en países industrializados no alcanzaría la ingesta
recomendada si no hubiese amplia disponibilidad de productos fortificados con hierro (OMS/
UNICEF, 1998).
Se debe dar micronutrientes clave
(hierro, zinc, calcio, vitamina B12)
si la dieta es basada en alimentos de
origen vegetal.
En países industrializados, los alimentos fortificados con hierro para lactantes han sido
consumidos ampliamente por décadas y, en los últimos años, algunos productores han
añadido zinc como un fortificante. Dichos productos no están disponibles a gran escala en
los países en desarrollo (excepto en programas sociales que generalmente sólo llegan a
18
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
una proporción pequeña de la población), aunque se está prestando más atención a esta
estrategia para asegurar una nutrición infantil adecuada (Lutter, 2000; Lutter 2002). Una
alternativa a la fortificación comercial de alimentos procesados es la estrategia de
"fortificación en el hogar", es decir, la mezcla de productos que contienen cantidades
concentradas de vitaminas y minerales (por ejemplo, "gránulos para espolvorear",
comprimidos para aplastar, o pastas a base de grasa; Dewey y Brown, 2003; Nestel y col.,
2003) directamente con los alimentos preparados en el hogar para el lactante. Las ventajas
de este método son: que permite que se administre la dosis necesaria independientemente
de la cantidad de alimento consumido, no altera las prácticas dietéticas normales y es más
seguro que la administración de preparaciones líquidas dulces de vitaminas y minerales
las cuales pueden causar sobredosis accidentales. En los análisis de programación linear
(Dewey y col., 2004), no hubo necesidad de fórmula infantil comercial, y los alimentos de
origen animal no lácteos fueron opcionales, cuando se incluyeron en la dieta productos
fortificados como Mezcla de Maíz-Soja[Corn-Soy Blend], Nutributter (una pasta a base de
grasa), "Sprinkles" (Zlotkin y col., 2003), o un comprimido de micronutrientes para aplastar.
Más aun, la cantidad de leche necesaria fue generalmente menor que cuando no se
incluyeron productos fortificados. Sin ningún tipo de leche en la dieta, es probable que las
necesidades de calcio no sean completamente satisfechas (ya que algunos productos
fortificados incluyen muy poco o nada de calcio), y el producto necesitaría incluir vitamina
B12 si no hay otros alimentos de origen animal en la dieta. Los productos utilizados para la
fortificación en el hogar aun están siendo evaluados y la mayoría de estos aun no están
disponibles ampliamente. Se recomienda llevar a cabo evaluaciones locales sobre las
posibles deficiencias de nutrientes en poblaciones particulares (basadas en los tipos de
alimentos consumidos) para evaluar si lo más apropiado es una fortificación con un solo
micronutriente o con múltiples micronutrientes y determinar cuales productos serían los
más aceptables y eficientes.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
19
sies
Se debe
ofrecer agua
pura y limpia
varias veces al
día para
asegurar
satisfacer las
necesidades de
líquido.
20
NECESIDADES DE LÍQUIDOS
A. Guía: Los lactantes no amamantados necesitan por lo menos 400 a 600 mL/d de líquidos
adicionales (además de 200 a 700 mL/d de agua que es lo que se estima proviene de la
leche y otros alimentos) en climas templados y 800 a 1200 mL/d en climas cálidos. Se
debe ofrecer agua simple y limpia (hervida si es necesario) varias veces al día para asegurar
satisfacer la sed del lactante.
B. Razonamiento científico: Debido a que la leche materna está compuesta de agua en
casi 90%, los lactantes que son amamantados reciben generalmente suficientes líquidos.
Sin embargo, los niños no amamantados necesitan obtener líquidos de otras fuentes. La
cantidad total de agua necesaria depende de las pérdidas urinarias y no urinarias de agua
del niño. Las pérdidas urinarias de agua se producen en función de la carga renal de
solutos (sólidos que deben ser eliminados por los riñones) y la habilidad renal de
concentración del niño (concentración de orina), ambas expresadas en miliosmoles (mOsm)
de solutos por litro de solución. La carga renal de solutos representa los componentes que
no pueden ser metabolizados, primordialmente electrolitos consumidos en cantidades que
exceden las necesidades del cuerpo (sodio, cloro, potasio y fósforo) y productos
nitrogenados que resultan de la digestión y metabolismo de las proteínas. Por ende, la
cantidad de sólidos a ser eliminada y la cantidad requerida de líquido dependen de la
composición de la dieta. Las dietas altas en electrolitos y/o proteínas aumentarán la cantidad
requerida de líquido.
Las dietas generadas por los análisis de programación linear descritos anteriormente (Dewey
y col., 2004) fueron utilizadas para determinar las necesidades de líquidos para niños no
amamantados. Para cada dieta, se calculó la carga renal potencial de solutos para predecir
las pérdidas urinarias de agua. Se estima que la habilidad renal de concentración del
lactante alrededor de los nueve meses de edad es de 1100 mOsm/L (Fomon, 1993) pero,
para permitir un margen de seguridad, se utilizó un valor de 700 mOsm/L en estos cálculos.
Las pérdidas no urinarias de agua fueron estimadas basándose en el peso corporal.
Después de estimar las necesidades totales de líquido para cada dieta (700 a 1200 mL/d),
se restó la cantidad de agua en los alimentos (incluyendo leche) del total para dar una
cantidad neta de agua adicional requerida, 400 a 600 mL/d de líquidos extra (además de
los 200 a 700 mL/d de agua que se calcula proviene de la leche y otros alimentos). En
climas cálidos, las pérdidas no urinarias de agua aumentan. Asumiendo que dichas pérdidas
se duplican en ambientes tropicales, la cantidad necesaria de líquidos adicionales sería de
800 a 1200 mL/d. Esta cantidad de agua puede ser incorporada en papillas u otros alimentos,
pero el agua pura y limpia (hervida si es necesario) tiene menos probabilidad de favorecer
el crecimiento bacteriano en caso de que sea accidentalmente contaminada y debe ser
ofrecida frecuentemente para asegurar que el niño esté recibiendo suficientes líquidos.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
PREPARACIÓN Y ALMACENAMIENTO SEGUROS DE LOS
ALIMENTOS
A. Guía: Ejercer buenas prácticas de higiene y manejo de los alimentos al : a) asegurar
que las personas que cuidan los niños y los mismos niños se laven las manos con jabón (o
un compuesto que sirva para frotar, como cenizas) antes de preparar y consumir los
alimentos, b) guardar los alimentos de forma segura y servirlos inmediatamente después
de su preparación, c) utilizar utensilios limpios para preparar y servir los alimentos,
d) utilizar tazas y tazones limpios al alimentar a los niños, y e) evitar el uso de biberones,
dado que es difícil mantenerlos limpios.
Prestar atención a las prácticas de
higiene durante la preparación de los
alimentos y a la hora de comer es
fundamental para la prevención de
enfermedades gastrointestinales.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
siete
B. Razonamiento científico: Prestar atención a las prácticas de higiene durante la
preparación de los alimentos es fundamental para la prevención de enfermedades
gastrointestinales. La incidencia más elevada de enfermedades diarreicas ocurre durante
la segunda mitad del primer año de vida (Bern y col., 1992). La contaminación microbiológica
de alimentos es una de las causas principales de la diarrea infantil y esta puede ser prevenida
con prácticas adecuadas de higiene. Las Cinco Claves para la Inocuidad de los Alimentos
incluyen, 1) mantener limpias las manos así como las superficies y equipos usados en la
preparación de alimentos, 2) separar carne, aves, pescados y mariscos crudos de los
cocinados y utilizar equipos y utensilios diferentes para manipular alimentos crudos,
3) cocinar completamente los alimentos, especialmente carne, pollo, huevos y pescado,
4) mantener los alimentos a temperaturas seguras, y 5) utilizar agua y materias primas
seguras (para mayor detalle, ver OMS Alimentación complementaria: Alimentos de la familia
para niños amamantados, 2000 y Cinco Claves para la Inocuidad de los Alimentos (http://
www.who.int/foodsafety/publications/consumer/en/5kys_Spanish.pdf). Los biberones son
una vía importante de transmisión de patógenos debido a que es difícil mantenerlos limpios.
En una zona periurbana del Perú el 35% de las tetinas de biberones utilizados dieron
resultados positivos a E. coli, un indicador de contaminación fecal, y el 31% de los tés
servidos en biberones dieron resultados positivos a E. coli, en comparación con sólo el 2%
de tés servidos en tazas (Black y col., 1989).
21
Aunque en muchos lugares existen barreras significativas para el cumplimiento de las
recomendaciones descritas anteriormente (incluyendo la falta de agua inocua y lugares
para la preparación y almacenamiento seguros de alimentos así como las limitaciones de
tiempo de las personas que cuidan a los niños), las intervenciones educativas
cuidadosamente planeadas pueden resultar en mejorías sustanciales (Monte y col., 1997).
Además, el uso de alimentos fermentados puede reducir el riesgo de contaminación
microbiológica (Kimmons y col., 1999) y tiene la ventaja adicional de mejorar el contenido
nutricional (OMS/UNICEF, 1998).
22
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
23
ocho
ALIMENTACIÓN PERCEPTIVA
A. Guía: Practicar la alimentación perceptiva, aplicando los principios de cuidado psicosocial.
Específicamente: a) alimentar a los lactantes directamente y asistir a los niños mayores
cuando comen por sí solos, respondiendo a sus señales de hambre y satisfacción;
b) alimentar despacio y pacientemente y alentar a los niños a comer, pero sin forzarlos;
c) si los niños rechazan varios alimentos, experimentar con diferentes combinaciones de
alimentos, sabores, texturas y métodos para animarlos a comer; d) minimizar las
distracciones durante las horas de comida si el niño pierde interés rápidamente; e) recordar
que los momentos de comer son periodos de aprendizaje y amor - hablar con los niños y
mantener el contacto visual.
La alimentación
infantil optima está
relacionada no sólo con
el qué se come, sino
también con el cómo,
cuándo, dónde y por
quién es alimentado
el niño.
24
B. Razonamiento científico: Existe un reconocimiento creciente de que la alimentación
infantil óptima está relacionada no sólo con el qué se come, sino también con el cómo,
cuándo, dónde y por quién es alimentado el niño (Pelto y col., 2002). En estudios de
comportamiento se ha visto que el estilo de "dejar hacer" durante la alimentación predomina
en ciertas poblaciones (Engle y Zeitlin, 1996; Bentley y col., 1991; Bentley et col, 1992),
observándose que raramente se anima a comer a los niños y, si se observa, es sólo cuando
los niños rechazan la comida o están enfermos. Existe la hipótesis de que un estilo de
alimentación más activo puede mejorar la ingesta dietética. Sin embargo, hasta el momento,
las pruebas sobre el impacto de los comportamientos durante la alimentación en la ingesta
dietética y salud infantil son escasas (Engle y col., 2000). En una población urbana en
Gana, específicamente entre las madres con poca o ninguna instrucción, Ruel y col. (1999)
encontraron que un conjunto de "prácticas de cuidado" (que incluía patrones de lactancia
materna, tiempo de introducción de la alimentación complementaria, calidad de los alimentos
y dos comportamientos de "alimentación activa") estaba asociado positivamente con el
estado antropométrico de sus niños. Varios estudios de intervención que incluyeron
comportamientos de alimentación como parte de las prácticas recomendadas, reportaron
efectos positivos en el crecimiento infantil (Sternin y col., 1997; Creed de Kanashiro y col.,
2002), pero no es posible separar la influencia de la alimentación perceptiva de otros
cambios ocurridos en las prácticas de lactancia materna y los tipos de alimentos ofrecidos.
Cuando se disponga de más datos de estudios controlados probablemente se podrá
determinar con precisión los tipos de comportamientos alimentarios que tienen mayor
influencia sobre la salud infantil y sobre el desarrollo de su comportamiento. Por el momento,
las recomendaciones arriba descritas representan el consenso actual sobre las prácticas
óptimas de alimentación infantil, entre los expertos en esta área.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
ALIMENTACIÓN DURANTE Y DESPUÉS DE LA ENFERMEDAD
B. Razonamiento científico: Durante periodos de enfermedad, la necesidad de líquidos
es a menudo más elevada que lo normal. Por ejemplo, las pérdidas no urinarias de agua
durante episodios de diarrea pueden ser entre 2 y 3 veces mayores que lo normal. La
fiebre también aumenta las pérdidas de agua. Bajo dichas circunstancias, es esencial
proveer líquidos adicionales además del agua que proviene de la dieta normal. Si un niño
no amamantado rechaza la cantidad de agua necesaria, podría ser necesario restringir la
ingesta de alimentos con una alta carga renal potencial de solutos, tales como pescado,
queso, pollo, carne de res e hígado, durante episodios de enfermedad. Aun si el apetito es
menor durante un episodio de enfermedad, se recomienda continuar consumiendo alimentos
para mantener la ingesta de nutrientes y facilitar la recuperación (Brown, 2001). Después
de un episodio de enfermedad, el niño necesita una mayor ingesta de nutrientes para
compensar las pérdidas ocurridas durante la enfermedad y permitir que recupere el ritmo
de crecimiento. El niño necesita más alimentos hasta que haya recuperado el peso perdido
y esté creciendo adecuadamente.
nueve
A. Guía: Aumentar la ingesta de líquidos durante episodios de enfermedad y alentar al
niño a consumir alimentos suaves, variados, apetecedores y que sean sus favoritos.
Después de la enfermedad, proporcionar alimentos con mayor frecuencia de lo normal y
alentar al niño a que coma más.
Durante periodos de enfermedad los
niños necesitan líquidos adicionales y
una alimentación continuada.
Después de una enfermedad, el niño
necesita alimentos adicionales hasta
que esté creciendo bien nuevamente.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
25
USO DE ESTOS PRINCIPIOS DE ORIENTACION
En estos Principios de Orientación se resume las pruebas científicas actuales relacionadas
a la alimentación del niño no amamantado. La magnitud del razonamiento científico para
cada guía varía de forma considerable, debido a las diferencias en la base de conocimientos
y la complejidad de cada recomendación. Se requiere de investigación sobre cierto número
de temas para mejorar la base de conocimientos así como para proveer información sobre
cómo traducir dichos conocimientos en normas y programas efectivos en diferentes
entornos. Sin embargo, dada la importancia de la nutrición del lactante y del niño pequeño
para un desarrollo físico y cognoscitivo adecuado y la ventana crítica de oportunidad durante
los dos primeros años de vida para asegurar un comienzo saludable en la vida, se consideró
que la base de conocimientos disponible era suficientemente robusta para la elaboración
de estas guías.
La aplicación de estos Principios
de Orientación requerirá de
investigación local adicional.
Los Principios de Orientación tienen como objetivo ser una guía para las normas y las
acciones programáticas al nivel mundial, nacional y comunitario. Su aplicación requerirá
de investigación adicional en la mayoría de entornos para identificar los alimentos
culturalmente aceptables y asequibles que puedan ser promovidos para la preparación de
comidas y meriendas, para identificar factores que facilitan u obstaculizan la adopción de
mejores comportamientos alimentarios por parte de las personas que cuidan a los niños y
las familias y para transformar cada principio de orientación en mensajes específicos que
sean comprendidos por proveedores de salud, madres y otras personas a cargo de los
niños. El Anexo 1 resume los pasos necesarios para traducir estos principios orientadores
en guías alimentarias adaptadas al nivel local que sean adecuadas y factibles de ser
aplicadas por personas a cargo del cuidado de los niños. El Anexo 2 resume los temas
clave sobre la interrupción temprana de la lactancia materna para lactantes y niños pequeños
no amamantados de madres VIH-positivas. Dicha sección presta atención especial al
momento oportuno y los cuidados necesarios para facilitar una transición inocua y segura.
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31
32
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
200-360
0-20
50
35-75
30-70
80
0-90
40
0-30
85
15-35
200-360
20
50
30
80
0-100
40
30
85
0-20
Dieta 2
375-515
20
30-50
80
0-65
40
0-30
85
0-10
Dieta 3
200-230
0-20
0-50
25-90
30-75
80
0-180
40
0-30
0-85
0-35
Régime 1
280-310
0-20
50
30
80
180
40
30
85
0
Dieta 2
420-440
15-20
30
80
130-180
40
30
85
0
Dieta 3
Las dietas que no contienen alimentos de origen animal (carne, aves, pescado o huevos, más productos lácteos) no pueden satisfacer todas las necesidades
nutricionales entre los 6 y 23 meses de edad, a menos que se utilicen productos fortificados o suplementos nutricionales.
400-500
20
30
60-80
0
40
0-20
85
30
Dieta 1
2
250-370
20
50
30
70-80
0
40
0-30
85
30
Dieta 3
Todos los valores son para alimentos preparados (cocinados, según sea apropiado). La dieta 1 incluye productos lácteos, huevo y otros alimentos de origen animal,
la dieta 2 incluye productos lácteos y huevo pero ningún otro alimento de origen animal y la dieta 3 incluye productos lácteos pero ningún otro alimento de origen
animal. Fuente: Dewey y col., 2004.
200-240
0
50
35-75
30-60
55-80
0-25
40
0-25
85
15-35
América Latina
Leche
Queso
Huevo
Carne, ave, pescado o hígado
Tortilla, pan o arroz
Frijoles
Plátano o camote
Espinaca
Palta o aguacate
Zanahoria
Papaya
Dieta 2
12-23 meses
1
Dieta 1
Alimentos
6-8 meses
Cantidades (g/día)
9-11 meses
Cuadro 1. Cantidades de alimentos en una muestra de dietas regionales1 que satisfacen las necesidades de energía2, según grupo etáreo.
cuadro uno
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
33
Dieta 1
200
0-50
30-75
60-130
100
0-40
40
65
0
0-5
200
50
35-70
0-30
80
70-125
40
130
0
0
0-5
Alimentos
Africa Occidental
Leche
Huevo
Carne, ave, pescado o hígado
Papilla de maíz/mijo
Frijol de costa/soja
Sopa de maní
Hoja de taró
Tomate
Jugo de naranja
Aceite
Asia del Sur
Leche
Huevo
Carne, ave, pescado o hígado
Arroz o trigo
Lentejas
Papa
Espinaca
Calabaza
Cebolla
Guayaba
Aceite
200
50
0-30
80
125
40
130
20
25
5
350
50
95
100
0
40
65
0
0
Dieta 2
6-8 meses
340
0-30
80
125
40
130
20
25
5
490
90
100
0
40
65
0
0
Dieta 3
200
50
35-75
0-30
80
125
40
130
0-10
25
0-5
200
10-50
30-75
90-160
100
0-50
40
65
0
0-5
Dieta 1
200
50
0-30
80
125
40
130
20
25
5
340
50
115
100
0
40
65
0
5
Dieta 2
Cantidades (g/día)
9-11 meses
340
0-30
80
125
40
130
20
25
5
480
110
100
40
0
65
0
5
Dieta 3
270-350
20-50
20-75
0-70
80
125
40
130
20
25
0-5
340-350
0
0-15
70-185
100
90-100
0-40
0
15-35
0
Dieta 1
310
50
20-40
80
125
40
0-130
0-20
0-25
5
340
0
185
100
90
40
0
15
0
Dieta 2
12-23 meses
75
20-70
80
125
40
130
20
25
5
340
185
100
90
40
0
15
0
3
Dieta 3
cuadro dos
Cuadro 2. Requerimiento energético, frecuencia mínima de comidas y densidad energética
mínima para niños no amamantados entre los 6 y los 24 meses de edad.
6-8 meses
9-11 meses
12-23 meses
615
686
894
769
249
858
285
1118
345
Número de comidas requerido si la
densidad energética es:
0.6 kcal/g
0.8 kcal/g
1.0 kcal/g
5.1
3.9
3.1
5.0
3.8
3.0
5.4
4.1
3.2
Densidad energética mínima (kcal/g)
requerida si la frecuencia de comidas
es:
3
4
5
1.03
0.77
0.62
1.00
0.75
0.60
1.08
0.81
0.65
Edad
Requerimiento energético promedio
(kcal/d)
Requisito de energía + 2 DE (+ 25%)
Capacidad funcional gástrica
(g/comida), basada en 30 g/kg de peso
corporal
Fuente: Dewey y col., 2004
34
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
Elaboración de recomendaciones alimentarias apropiadas al nivel local basadas
en estos Principios de Orientación
Los Principios de Orientación para la Alimentación de Niños No Amamantados establecen
los patrones para la elaboración de recomendaciones alimentarias apropiadas al nivel
local para niños pequeños que no son amamantados y que tienen 6 meses de edad o más.
Estos principios proveen pautas sobre los comportamientos alimentarios deseados, así
como cantidades, consistencia, frecuencia, densidad energética y contenido nutricional de
los alimentos.
Las recomendaciones alimentarias basadas en estas pautas deben ser factibles de aplicar
en el hogar. Dichas recomendaciones alimentarias deben ser culturalmente apropiadas
para que las personas a cargo del cuidado de los niños puedan aceptarlas y deben ser
asequibles, incluso en entornos de bajos recursos.
Este anexo provee orientaciones básicas sobre el proceso de investigación formativa que
los gerentes de programas, investigadores y tomadores de decisiones pueden seguir para
traducir estos Principios de Orientación en recomendaciones alimentarias concretas al
nivel local que las madres y otras personas que cuidan a los niños puedan comprender y
utilizar. Se resume una secuencia lógica de pasos y al final se hace referencia a varias
guías que pueden servir para obtener mayor información sobre cómo llevar a cabo el
proceso.
Paso 1 - Revisar la información disponible
En varios países, existen normas y pautas nacionales que incluyen recomendaciones
alimentarias para lactantes y niños pequeños que son amamantados. Es probable que
existan resultados de investigaciones formativas disponibles que describan las prácticas
alimentarias locales, los obstáculos principales asociados con ellas y las opciones para
mejorar las dietas de niños pequeños. Es menos probable que se encuentre disponible
información específica sobre opciones de alimentación para lactantes y niños pequeños
no amamantados. La revisión de la información disponible es el primer paso que ayudará
a guiar y racionalizar la investigación formativa que pueda ser necesaria y a identificar los
siguientes pasos. La información que debe ser revisada incluye:
„
anexo uno
ANEXO 1
Información epidemiológica: datos sociodemográficos tales como ingresos, tasas
de mortalidad infantil, residencia rural/urbana, prevalencia de enfermedades comunes
de la infancia, acceso a agua segura y saneamiento.
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
35
„
Información nutricional: prevalencia y patrones de desnutrición, prácticas de
alimentación complementaria, alimentos comúnmente disponibles, precios y
fluctuaciones estacionales; actitudes, creencias y prácticas culturales sobre la
alimentación de lactantes y niños pequeños.
„
Normas y pautas sobre alimentación y nutrición infantil: prestar especial atención
a las normas sobre alimentación complementaria de niños amamantados,
suplementación y fortificación con micronutrientes, prevención de la transmisión del
VIH y cuidado de niños infectados con el VIH.
„
El estado de programas existentes que tomen en cuenta las prácticas de alimentación
infantil y sus mensajes clave, por ejemplo, Atención Integrada a las Enfermedades
Prevalentes de la Infancia (AIEPI), Nutrición, VIH/SIDA (prevención y cuidado), y
desarrollo comunitario.
„
Experiencias de ONGs y otros grupos que puedan estar trabajando en alimentación
infantil - incluyendo prevención de la transmisión de la madre al hijo del VIH, manejo
de la desnutrición en el hogar y apoyo nutricional para personas desplazadas.
Paso 2 - Formular preguntas para la investigación
Es posible que la información obtenida en el Paso 1 no sea suficiente para elaborar
recomendaciones alimentarias adecuadas para niños no amamantados o para identificar
formas apropiadas de promoverlas. Las preguntas que se deben formular pueden estar
relacionadas a:
„
¿Cuáles opciones de alimentación existentes son aceptables, asequibles y seguras?
„
¿Cuáles son los principales obstáculos y factores que facilitan cada opción de
alimentación?
„
¿Qué tipo de apoyo en capacitación, información, educación y comunicación y otros
recursos serán necesarios para asegurar que la consejería sobre la alimentación infantil,
incluyendo consejería sobre la alimentación de sustitución para madres VIH-positivas,
se lleve a cabo en las comunidades?
Paso 3 - Identificar lugares de estudio
La investigación formativa, si es necesaria, debe ser conducida en una población o grupos
poblacionales que sean representativos de las áreas donde se llevará a cabo la consejería
sobre alimentación infantil para niños no amamantados. La interrupción temprana de la
lactancia exclusiva es una práctica que forma parte de la prevención de la transmisión de
la madre al hijo del VIH y es útil seleccionar lugares que lleven a cabo pruebas del VIH,
consejería y otros servicios de apoyo relacionados.
36
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
Paso 4 - Identificar informantes
Es importante obtener información sobre informantes de distinto tipo quienes cumplen un
papel importante en establecer normas, proveer asesoría y apoyo e influenciar los
comportamientos relacionados a la crianza de los niños. Los informantes clave para la
investigación formativa sobre prácticas alimentarias para niños no amamantados incluyen:
„
Madres de niños pequeños (<18 meses)
„
Padres de niños pequeños (<18 meses)
„
Proveedores de atención en salud
„
Líderes de la comunidad
„
Miembros mayores de la familia
Paso 5 - Seleccionar los métodos de investigación
No existe una forma exacta de seleccionar la combinación de métodos que deben ser utilizados.
La selección debe estar basada en la información disponible y las brechas en la misma que la
investigación debe reducir. A continuación se presenta una guía para asistir en la selección de
métodos apropiados:
„
Las entrevistas en profundidad son útiles para obtener información sobre temas
privados, comportamientos alimentarios actuales y las razones que los motivan.
„
Las discusiones en grupos focales son útiles para obtener información sobre
costumbres, actitudes y creencias. También pueden ser útiles para obtener información
sobre temas delicados. Por ejemplo, las abuelas están más dispuestas a compartir sus
opiniones sobre la interrupción temprana de la lactancia en el contexto de una discusión
grupal que de forma individual.
„
Las observaciones estructuradas o semiestructuradas son útiles para obtener
información sobre el ambiente físico; las fuentes y calidad del agua; la preparación e
inocuidad de los alimentos, la leche y la fórmula; y la disponibilidad de alimentos en el
hogar.
„
Las encuestas de mercado son útiles para determinar los costos, distribución, y
disponibilidad de ingredientes y artículos necesarios para las diferentes recomendaciones
alimentarias.
„
Las evaluaciones dietéticas sobre patrones de alimentación son recomendadas si no
existe información sobre la ingesta de alimentos. A menudo ya existen recomendaciones
nacionales sobre alimentación de niños amamantados, como por ejemplo las basadas
en el trabajo hecho para adaptar la página de recomendaciones de alimentación de la
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
37
AIEPI. En este caso, una simple historia dietética o un cuestionario de recordatorio de 24
horas puede proveer suficiente información para elaborar recomendaciones alimentarias.
„
Los ensayos de las nuevas prácticas pueden llevarse a cabo para asegurar que las
recomendaciones alimentarias propuestas, basadas en la información recolectada, serán
adoptadas y practicadas sistemáticamente de una manera segura y apropiada. Las
técnicas de programación linear pueden ser especialmente útiles para evaluar el costo y
la adecuación de las diferentes alternativas. Las recomendaciones propuestas son
discutidas con las personas que cuidan a los niños, quienes probarán los alimentos y los
métodos sugeridos e informarán sobre sus experiencias después de un intervalo de
tiempo (entre algunos días a una semana).
Paso 6 - Determinar la muestra de estudio y el tamaño de muestra
El muestreo dirigido es apropiado, pues permite una muestra mínima que garantice
información confiable para cada población. Una muestra mínima generalmente incluye 15
aplicaciones de varios métodos de investigación descritos anteriormente, por ejemplo 15
entrevistas extensas o 15 pruebas de nuevas prácticas. El tamaño de la muestra puede
ser aumentado si la información resultante no demuestra un patrón claro.
Paso 7 - Elaborar, poner a prueba y traducir los formularios del estudio
Todos los formularios deben estar disponibles al nivel local y deben ser puestos a prueba
antes de comenzar el estudio. La puesta a prueba requiere la administración o uso de
cada formulario a 3 o 4 personas distintas que respondan, para verificar la fluidez de la
entrevista y la claridad de las preguntas e identificar cualquier información faltante o confusa.
Paso 8 - Reclutar y capacitar investigadores de campo
Idealmente, los investigadores de campo deberán tener experiencia previa en investigación
cualitativa, así como educación en nutrición y posiblemente en consejería del VIH/SIDA.
Se recomienda un grupo multidisciplinario. La capacitación inicial debe ser seguida de
supervisión continua y retroalimentación durante la investigación formativa para asegurar
la calidad de la información obtenida y poder corregir cualquier laguna o problema en el
estudio durante su ejecución.
Pasos 9 y 10 - Conducir investigación formativa y analizar resultados
El análisis de hallazgos cualitativos es un proceso iterativo que comienza en el campo y
continúa durante el periodo de investigación. Durante el trabajo de campo, se revisarán de
forma regular todas las notas colectadas durante las observaciones, discusiones grupales
y entrevistas para asegurar que las respuestas sean completa y claramente reportadas.
Si los hallazgos son muy distintos entre sí, se debe determinar la razón. En algunos casos,
los investigadores pueden desear añadir preguntas si surgen nuevos temas durante el
trabajo de campo.
38
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
Paso 11 - Finalizar las recomendaciones alimentarias
Basándose en los resultados de la investigación formativa, elaborar o finalizar las
recomendaciones alimentarias que sean aceptables, factibles, asequibles, sostenibles y
seguras. El cuadro 1 describe los criterios para evaluar las opciones de alimentación.
Paso 12 - Diseminar los hallazgos
Además de preparar un informe completo, es importante presentar los hallazgos de la
investigación a los interesados directos y los tomadores de decisiones, para que puedan
comprender el contexto en el que se elaboraron las nuevas recomendaciones alimentarias
y para conseguir que acepten integrarlas en las guías y los programas pertinentes.
Paso 13 - Integrar las recomendaciones alimentarias a las guías existentes
La consejería en alimentación del lactante y el niño pequeño debe ser integrada a los
servicios de cuidado del recién nacido y del niño. Los servicios de vacunación, de consulta
del niño sano, de planificación familiar, de atención del VIH y de atención del niño enfermo
son puntos de entrada para la consejería en alimentación del niño no amamantado mayor
de 6 meses de edad. La AIEPI es una estrategia que promueve la provisión combinada de
atención curativa y preventiva, incluyendo alimentación infantil.
La consejería a las madres y personas que cuidan a los niños no amamantados puede
llevarse a cabo en lugares donde la lactancia continuada con alimentos complementarios
apropiados es aún la opción óptima de alimentación para la mayoría de niños que asisten
a los servicios. La privacidad y confidencialidad son, por lo tanto, condiciones esenciales
para evitar la "dispersión" de las recomendaciones a la población general de niños.
Guías prácticas para su uso en la investigación formativa sobre opciones de
alimentación
WHO/UNICEF. What are the options? Using formative research to adapt global
recommendations on HIV and infant feeding to the local context, World Health Organization,
Department of Child and Adolescent Health and Development, Geneva 2004.
http://www.who.int/child-adolescent-health/publications/NUTRITION/ISBN_92_4_159136_6.htm
WHO. IMCI Adaptation Guide. Part 3 Study protocols. World Health Organization,
Department of Child and Adolescent Health and Development, Geneva 2002.
http://www.who.int/child-adolescent-health/publications/IMCI/WHO_CHD_99.htm
Designing by Dialogue. A programme planners guide to consultative research for improving
young child feeding. Support for Analysis and Research in Africa, Academy for Educational
Development, Washington 1997. [email protected]
Módulo de NutriSurvey de programación linear. http://www.nutrisurvey.de/lp/lp.htm
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
39
ANEXO 2
Temas clave sobre la interrupción temprana de la lactancia materna para lactantes
y niños pequeños no amamantados de madres VIH-positivas: Momento oportuno,
transición segura y cuidado
anexo dos
Antecedentes
Entre los lactantes que no podrán gozar de los beneficios de la lactancia materna, o quienes
dejarán de amamantar tempranamente, se encuentran los lactantes de madres VIHpositivas. Este anexo resume los temas pertinentes discutidos en el transcurso de la
elaboración de los Principios de Orientación para alimentar a los niños no amamantados.
40
Además de enfrentar el reto de alimentar a sus niños pequeños adecuadamente, las madres
que viven con el VIH probablemente tengan problemas de salud y se encuentren en malas
condiciones socioeconómicas. Los niños nacidos de madres VIH-positivas constituyen un
grupo vulnerable de riesgo, por su exposición al VIH y a la posibilidad de infectarse con el
virus, por los posibles efectos del VIH en la salud y las prácticas de cuidado de sus madres,
y por el impacto económico y social de la infección por el VIH en la familia. En los programas
de consejería y de atención al VIH se deben tomar en cuenta esta vulnerabilidad aumentada
y los posibles obstáculos para la nutrición, la salud y las prácticas de atención.
Momento oportuno para que las madres VIH-positivas interrumpan la lactancia de
forma temprana
El riesgo de transmisión del VIH durante la lactancia continúa en tanto exista
amamantamiento. Las mejores estimaciones disponibles sugieren que la tasa de transmisión
del VIH es de aproximadamente 8.9 infecciones por 100 años-niño de lactancia materna.
Por otro lado, los riesgos de mortalidad asociados con la falta de lactancia materna varían
según el entorno y son mayores en entornos con alta mortalidad infantil. Más aun, está
bien establecido que la desnutrición es una causa subyacente de mortalidad infantil y una
causa principal de enfermedad y discapacidad en el mundo entero.
Estos temas y el balance de los riesgos, deben ser tomados en cuenta cuando se
proporciona consejería individual a las mujeres sobre cómo proceder a la interrupción
temprana de la lactancia materna.
El momento óptimo para la interrupción de la lactancia materna para un lactante expuesto
al VIH depende de la salud de la madre, la salud del lactante y el riesgo asociado con no
amamantar. Las madres VIH-positivas que eligen continuar la lactancia materna deben
descontinuarla tan pronto como la alimentación de sustitución sea asequible, factible,
aceptable, sostenible y segura para ellas y para sus bebés, dadas las circunstancias locales,
su situación personal y los riesgos de la alimentación de sustitución según la edad del
lactante. Los riesgos y retos de la interrupción temprana de la lactancia materna son mayores
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
cuando el lactante es menor, especialmente antes de los seis meses de edad, pero no hay
bases científicas que indiquen una edad específica para la interrupción de la lactancia
materna que sea aplicable a todas las madres VIH-positivas. Por lo tanto, las normas y
pautas nacionales no deberían incluir una única recomendación sobre la edad de
interrupción de la lactancia para todas las madres VIH-positivas.
Consideraciones para la alimentación de niños expuestos al VIH que no son
amamantados y son mayores de 6 meses
La interrupción temprana de la lactancia materna puede conducir a prácticas de descuido
y negligencia y a la desnutrición. Algunos de los riesgos asociados con la interrupción
temprana de la lactancia materna incluyen mastitis y abscesos en la madre, angustia,
ansiedad, pérdida de apetito y diarrea en el lactante y objeciones por parte de la familia y
la comunidad. Para prevenir o atenuar dichos riesgos, se necesita consejería y apoyo para
que la madre y el lactante estén preparados para la interrupción.
La leche materna normalmente contribuye de manera significativa a la nutrición del lactante
más allá de los primeros seis meses de vida. Al proporcionar consejería acerca de la
interrupción temprana de la lactancia y luego de que ésta ocurre, se debe enfatizar la
importancia de una buena nutrición para el niño no amamantado. En situaciones donde
los obstáculos económicos son un factor principal en la toma de decisiones sobre la
alimentación infantil, los programas para mujeres VIH-positivas deben considerar la provisión
de alimentos de sustitución apropiados para alimentar de forma segura a los lactantes no
amamantados después de los seis meses. Los Principios de Orientación para la Alimentación
de Niños No Amamantados entre los 6 y los 24 Meses de Edad, describen las características
de los alimentos de sustitución apropiados.
Recomendaciones para una transición segura
Tanto las madres como las personas que cuidan a los niños requieren de consejería y
apoyo para prepararse para la interrupción temprana de la lactancia materna y hacer una
transición segura. La experiencia hasta el momento indica que las madres pueden
interrumpir la lactancia materna en un periodo de entre 2 a 3 días y 2 a 3 semanas con
consejería y apoyo adecuados. Hacer una transición segura depende de los preparativos
y de las habilidades de la madre, así como de la disponibilidad de una dieta que sea
adecuada desde el punto de vista nutricional para reemplazar la lactancia materna.
Considerando la experiencia de campo y en base al consenso de los expertos en el tema,
las habilidades necesarias para una transición segura incluyen: cómo alimentar al lactante
con una taza; técnicas para extracción de la leche materna, técnicas para el tratamiento al
calor de la leche materna si la madre decide dar al lactante leche extraída durante el
periodo de transición; y cómo preparar y alimentar al niño con alimentos de sustitución de
forma segura después de que la lactancia materna haya cesado. Además de estas
habilidades específicas, las madres necesitan estar preparadas para manejar algunos de
los desafíos prácticos y sociales que enfrentarán, tales como el manejo de las comidas
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
41
nocturnas, hallar formas alternativas de reconfortar al niño impaciente que llora y manejar
las presiones sociales para amamantar por parte de familiares y la comunidad. También se
debe aconsejar a las madres sobre la disponibilidad de servicios de salud y otros servicios
comunitarios para ellas y sus bebés en caso de que se presente algún problema.
Recomendaciones para el cuidado de los niños no amamantados
Se debe mantener el cuidado del niño, incluyendo la alimentación perceptiva y la
estimulación psicosocial, aún después de que se haya interrumpido la lactancia materna.
La guía relacionada a la alimentación perceptiva es especialmente pertinente:
„
"Practicar la alimentación perceptiva, aplicando los principios de cuidado psicosocial:
z
alimentar a los lactantes directamente y ayudar a los niños mayores cuando comen
por sí solos, respondiendo a sus señales de hambre y satisfacción;
z
alimentar despacio y pacientemente y alentar a los niños a comer, pero sin forzarlos;
z
si los niños rechazan varios alimentos, experimentar con diferentes combinaciones
de alimentos, sabores, texturas y métodos para animarlos a comer;
z
minimizar las distracciones durante las horas de comida si el niño pierde interés
rápidamente;
z
recordar que los momentos de comer son periodos de aprendizaje y amor - hablar
con los niños y mantener el contacto visual."
Temas sin resolver y brechas en el conocimiento
Es importante remarcar que en la práctica de los programas aun no se conoce el impacto
de la interrupción temprana de la lactancia en la nutrición, la salud y la supervivencia del
lactante y del niño pequeño. Se requiere de mayor investigación para aumentar nuestro
conocimiento sobre algunos de los elementos clave y el impacto de la recomendación
sobre la interrupción temprana de la lactancia materna para madres VIH-positivas. Los
temas prioritarios incluyen la necesidad de métodos de bajo costo para las pruebas y el
diagnóstico precoces de los lactantes expuestos al VIH para que las decisiones sobre la
alimentación infantil tales como la interrupción temprana de la lactancia puedan hacerse
con el conocimiento del estado del VIH del lactante; herramientas de bajo costo para
identificar a las mujeres con el mayor riesgo y aquellas con el menor riesgo de transmisión
del VIH durante la lactancia para mejorar los mensajes de consejería individual sobre los
riesgos de transmisión; información adicional sobre los riesgos de mortalidad de los lactantes
expuestos al VIH que no son amamantados, en zonas rurales y urbanas; información sobre
alimentos disponibles al nivel local que sean nutricionalmente adecuados y apropiados
para alimentar a los lactantes no amamantados después de la interrupción temprana de la
lactancia materna; y mayor investigación sobre las estrategias más efectivas para capacitar
a los agentes de salud y apoyar a las madres para promover y lograr una transición segura
en caso de interrupción temprana de la lactancia y una alimentación de sustitución segura
e inocua una vez que la lactancia materna haya concluido.
42
ALIMENTACIÓN DE NIÑOS NO-AMAMANTADOS
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