UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA FACULTAD DE

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UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS
El RÉGIMEN DE LA COMUNIDAD DIFERIDA
Y SU APLICACIÓN EN EL SALVADOR.
MONOGRAFÍA PARA OPTAR AL GRADO DE:
LICENCIATURA EN CIENCIAS JURÍDICAS
PRESENTADA POR:
IRMA ARACELY FABIÁN HENRÍQUEZ.
ASESOR:
LIC. JAIME MAURICIO CAMPOS
SAN SALVADOR, DICIEMBRE DE 2,003.
UNIVERSIDAD FRANCISCO GAVIDIA
FACULTAD DE JURISPRUDENCIA Y CIENCIAS SOCIALES
ESCUELA DE CIENCIAS JURIDICAS.
RECTOR
ING. MARIO ANTONIO RUÍZ RAMÍREZ.
VICE-RECTOR
Dr. LETICIA ANDINO DE RIVERA
SECRETARIA GENERAL.
LIC. TERESA DE JESÚS GONZÁLEZ MENDOZA
DECANA DE LA FACULTAD DE JURISPRUDENCIA
Y
CIENCIAS SOCIALES:
LIC. ROSARIO MELGAR DE VARELA
DIRECTOR DE LA ESCUELA DE CIENCIAS JURÍDICAS:
DR. JOSÉ EDUARDO TENORIO.
INDICE
CONTENIDO
Pág.
INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
1. Antecedentes históricos legales.
10
2. Formulación del problema.
10
3. Justificación.
13
4. Objetivos.
13
5. ENFOQUE METODOLÓGICO.
14
CAPÍTULO II
MARCO JURÍDICO
1.
Clasificación de los regímenes
patrimoniales.
15
1.1 Los regímenes patrimoniales del
matrimonio en el Código de Familia.
20
1.2 Régimen Patrimonial Primario.
23
2.
Régimen patrimonial de la
comunidad Diferida.
25
2.1 Concepto doctrinario y LEGAL.
26
2.2 Cómo se constituye el régimen.
27
2.3 Características.
28
2.4 Disolución y efectos del
régimen de comunidad diferida.
34
2.5 Liquidación.
37
CAPÍTULO III
1.- Conclusiones
42
2.- Recomendaciones.
43
BIBLIOGRAFÍA.
45
INTRODUCCION
El presente trabajo monográfico es el resultado de la investigación
bibliográfica que tiene por objeto el estudio del Régimen de la Comunidad
Diferida, que es una de las opciones que tienen los cónyuges para decidir a
cerca de los Regímenes Patrimoniales del Matrimonio.
Esta investigación pretende reunir todos aquellos conocimientos que de
una u otra forma y de manera sencilla puedan servir al estudiante y demás
interesados en las ciencias jurídicas, que deseen ampliar sus conocimientos en
este tema. Así como también servir de fuente para aquellos que se encuentran
en la necesidad de informarse en qué consiste, en particular el régimen de la
Comunidad Diferida.
El problema investigado tiene relevancia social y jurídica al ser regulado
en nuestra legislación; pues, las relaciones de índole patrimonial en la mayoría
de los casos dan surgimiento a problemas en el matrimonio y para
solucionarlos es necesario darle cumplimiento al principio de igualdad de
derechos entre el hombre y la mujer, a fin de utilizar proporcionalmente los
bienes que han adquirido durante la existencia del régimen patrimonial.
El trabajo consta de cuatro capítulos, los cuales están divididos de la
siguiente manera:
Capitulo I: Denominado, “El Problema de la Investigación”, contiene
antecedentes históricos legales, planteamiento del problema, justificación,
objetivos tanto generales como específicos; y por último, la estrategia
metodológica que se ha utilizado, donde se establecen las etapas de:
recolección de información, análisis y redacción del informe.
Capítulo II: denominado “Marco Jurídico”, conteniendo la clasificación de
los Regímenes Patrimoniales del Matrimonio, los Regímenes Patrimoniales
establecidos en el Código de Familia, el Régimen Patrimonial Primario,
concepto doctrinario y legal de la Comunidad Diferida, formas de constituirse el
régimen; sus características, disolución y efectos, así como su liquidación.
Y, finalmente el Capítulo III: referido a las Conclusiones y
Recomendaciones, en el que se dan los aportes y sugerencias producto del
trabajo realizado.
10
RÉGIMEN DE LA COMUNIDAD DIFERIDA
Y SU APLICACIÓN EN EL SALVADOR
CAPÍTULO I
EL PROBLEMA DE LA INVESTIGACIÓN
1. ANTECEDENTES HISTÓRICOS LEGALES.
La unión legal de un hombre y una mujer mediante la celebración del
matrimonio, produce efectos personales y de orden patrimonial entre éstos, y
sus relaciones con terceros, con lo cual, se crea entre los cónyuges una
“sociedad” de naturaleza especial que proyecta sus efectos sobre sus hijos y
sobre sus bienes. Mientras tanto, en el transcurso de la evolución de los distintos
sistemas jurídicos que han regulado la utilización de los bienes, se ha
establecido en qué consiste el aporte de cada cónyuge a los gastos en que
incurrirán, en cuanto a la atención a los hijos y todos los que afrontarán durante
la vida en común; así como la responsabilidad de cada uno de ellos por dichos
gastos; y por último, la protección de la vivienda familiar.
Para hacer efectivo el cumplimiento de los fines dentro del matrimonio se
requiere, desde luego, un soporte de tipo económico que establezca la suerte
de los bienes que pertenecen a cada cónyuge, para lo cual los legisladores han
tomado a bien regular un marco legal denominándole: Régimen Patrimonial
o Régimen Económico del Matrimonio 1; pero, cabe mencionar que éstos no
son considerados contratos, sino instituciones de orden público, de carácter
accesorio, puesto que surgen a la vida jurídica en razón del matrimonio y no
pueden subsistir sin él.
El régimen patrimonial en el derecho romano era legal y muy similar a lo
que contemplaba el derecho medieval, pues en el siglo XVII cuando surge la
costumbre de convenir sobre qué régimen va a regir la relación de orden
patrimonial en el matrimonio, las opciones que se tenían eran las mismas. Las
frases
españolas
“Capitulaciones
Matrimoniales”
y
“Convenciones
Matrimoniales” han sido frecuentemente usadas.
En Roma existió el matrimonio “Cun Manu”, en el cual la mujer ingresaba
a la familia del marido y todos los bienes que aquella tenía pasaban a manos
de éste. Siendo posteriormente sustituido por el matrimonio “Sine Manu“, por el
cual la mujer conservaba todos sus bienes no teniendo el marido derecho
sobre estos; de ese modo, la mujer quedaba sometida a la potestad paterna,
1
Cfr. Ministerio de Justicia, Documento base y exposición de motivos del Código de Familia, T II;
Comisión Coordinadora para el sector justicia; 1994; Pág. 403
11
pero tenía que contribuir a los gastos del hogar y fue así que se le impuso al
padre, o a falta de éste, a algún pariente de la mujer o a ella misma, la
obligación de donar al marido un conjunto de bienes para solventar las
necesidades de la familia, lo que dio origen al régimen dotal. Con lo anterior,
por lo tanto, podemos distinguir tres clases de bienes:
a.
b.
c.
Unos que pertenecían exclusivamente al marido,
Otros de la mujer siendo administrados por ella misma; y,
Los de la dote que pertenecían a la familia y que eran
administrados por el marido.
La dote fue establecida para salvaguardar a la familia en caso de mala
administración del marido y en caso que esto sucediera, la mujer podía pedir
que el marido restituyera lo perdido. 2
En El Salvador, desde el año de 1,860 que entró en vigencia el Código
Civil y que se mantuvo hasta 1,902, el régimen económico del matrimonio fue
uno de comunidad, también denominado “Sociedad Conyugal”, siendo éste de
tipo legal, pues se constituía por el hecho de celebrarse un matrimonio;
teniendo el marido la facultad de administrar los bienes de la mujer como
consecuencia de la potestad marital (entendido como “ el conjunto de derechos
que las leyes conceden al marido sobre la persona y bienes de la mujer “), 3 y
de la incapacidad legal en que incurría la mujer al contraer matrimonio.
Mediante las capitulaciones matrimoniales se señalaban los bienes que
cada uno de los cónyuges aportaban al matrimonio y las donaciones o
concesiones que querían hacerse el uno al otro; acá podía establecerse a favor
de la mujer la administración de algunos bienes, siempre que tuviera la
capacidad jurídica para hacerlo, en caso de no celebrarse capitulaciones
matrimoniales, los bienes de los cónyuges se sometían al régimen de Sociedad
Conyugal. En el título referente a los derechos y obligaciones entre los
cónyuges se regulaban las excepciones en virtud de las cuales la mujer podía
administrar sus bienes entre las cuales se encontraban: La insolvencia, la
administración fraudulenta del marido y el hecho de caer éste en estado de
demencia. Al suscitarse éstos casos se debía recurrir a la separación de bienes
por vía judicial. Este régimen en consonancia con la incapacidad legal de la
mujer dejó al descubierto desajustes en el seno de la familia salvadoreña, pues
si la administración del marido era negligente, los bienes de la mujer y los de la
sociedad conyugal se veían disminuidos, aunque por excepción se le permitía
administrar a la mujer, pero cuando esto se decretaba los bienes ya habían
sido consumidos. (El matrimonio para el año 1,893 era indisoluble, en
consecuencia, la sociedad conyugal también lo fue).
Con las reformas al Código Civil en 1,902 se suprimió la potestad marital
y con ello se restableció la capacidad jurídica de la mujer casada y se suprimió
2
Cfr. Suárez Franco, Roberto; Derecho de Familia, Derecho Matrimonial; T I; Ed. Temis, Bogota;
1994; Pág. 437.
3
Ibídem, Pág. 407. Nota al pie 1.
12
la sociedad conyugal como régimen legal único y obligatorio, contemplándose
el régimen de separación absoluta de bienes como legal supletorio, mediante el
cual cada cónyuge conservaría la propiedad exclusiva y libre administración de
los bienes que tenía al contraer matrimonio, así como de los que adquirieran
durante él, cargando con los gastos de la familia el marido y subsidiariamente
la mujer, quien ya no requirió autorización del marido ni del juez para celebrar
toda clase de contratos.
2. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA.
El matrimonio, como institución jurídica, es un acto necesario para
establecer las relaciones de carácter patrimonial que existirán entre los
cónyuges; estas relaciones se pueden fundamentar en las diferentes opciones
que el Código de Familia contempla: Separación de bienes, Participación en las
ganancias, Comunidad diferida y cualquier otro régimen que los contrayentes
establecieren siempre y cuando no contraríe las disposiciones legales; sin
embargo, al momento de contraer matrimonio, la mayoría de las personas, no
tienen claramente definido en qué consiste cada uno de los regímenes, por
ello en nuestra legislación familiar, el legislador ha estipulado el régimen de
comunidad diferida, como régimen legal supletorio que regirá, en el caso en
que los contrayentes no dispongan nada al respecto.
Ante este fenómeno, es necesario determinar el problema y hacer
énfasis sobre: ¿Cuál es la importancia práctica del Régimen de la Comunidad
Diferida, en la pretendida igualdad de derechos entre el hombre y la mujer,
para considerarlo como legal supletorio?
3. OTRAS PREGUNTAS DE LA INVESTIGACIÓN.
¿Cuál es su aplicación en nuestro país? ¿Cómo y cuándo se constituye?
¿Cómo debe tramitarse? ¿Cómo se disuelve y liquida?. En el texto del Código
de Familia se establecen los pasos a seguir para su realización, aunque en la
realidad no se le da la importancia debido a la ignorancia o simplemente por
desconocimiento de la ley sobre la existencia del régimen patrimonial y de su
funcionamiento.
13
4. JUSTIFICACIÓN.
Hasta la fecha, sobre este tema no se han realizado investigaciones
específicas, es por ello que surge la necesidad de aportar un informe acerca de
cómo en los casos en que se ha pactado la comunidad diferida como régimen
patrimonial, se dividen los bienes entre los cónyuges tras su disolución.
o Importancia de la investigación: Estudiar bibliográficamente la forma
efectiva, de cómo dicta el derecho los regímenes patrimoniales del
matrimonio, en este caso la Comunidad Diferida.
o Interés de la investigación: Analizar mediante este trabajo de
monografía lo pertinente al Código de Familia y textos doctrinarios,
referentes al régimen de Comunidad diferida como uno de los regímenes
a optar en el matrimonio.
o Utilidad de la investigación: Mostrar las diferentes ventajas y
desventajas que tendrán los contrayentes al haber optado por el
régimen de comunidad diferida.
5. OBJETIVOS.
a) Objetivo General.
.- Determinar cuál es la importancia práctica del régimen de Comunidad
diferida, en la pretendida igualdad de derechos entre el hombre y la mujer,
para considerarlo como legal supletorio.
b) Objetivos específicos.
.- Analizar las diferentes etapas del régimen de Comunidad diferida, con el
propósito de mostrar a los contrayentes las características que lo diferencian de
otros regímenes, y por ende los beneficios a los que se harán acreedores al
optar por éste.
.- Buscar información sobre la aplicación constitución, disolución y liquidación
del Régimen de Comunidad Diferida.
14
6. ENFOQUE METODOLÓGICO.
La estrategia metodológica que se utilizará para realizar la presente
investigación implica tres etapas de desarrollo, las cuales son:
a. Recopilación de la información, la cual consiste en la reunión de
toda la información sobre el tema, artículos, bibliografía y
documentos.
b. Análisis de la información, que consiste en estudiar y analizar
toda la información recopilada y obtenida.
c. Redacción final, consiste en la formulación del texto capitular de
acuerdo a la propuesta respectiva.
Los métodos para realizar la investigación son los de potenciación del
pensamiento entre ellos; el inductivo, deductivo, reflexivo, analítico y lógico. Las
técnicas de investigación que se proponen son: Síntesis bibliográfica, análisis
del contenido y resumen.
15
CAPÍTULO II
MARCO JURÍDICO.
1.-
CLASIFICACIÓN DE LOS REGÍMENES PATRIMONIALES.
Al analizar los efectos de índole patrimonial que conlleva la vida
matrimonial es de trascendental importancia hacer referencia a los diversos
regímenes patrimoniales que en nuestro país han sido regulados; por ello, es
necesario dar a conocer los diversos criterios de clasificación que contempla la
doctrina; subrayando que cada uno de ellos obedece a los momentos
históricos, sociales y políticos que se están viviendo en la sociedad.
1.1
CRITERIOS DE CLASIFICACIÓN.
Actualmente existen varios criterios para clasificar los diferentes regímenes
patrimoniales, entre ellos, tenemos:
™ Atendiendo a su origen:
Según la forma en que deben constituirse, estos puede ser:
a)
Convencional cuando se establece por el acuerdo
de los
contrayentes; b) Legal, por la disposición que haya regulado el
legislador, siendo de forma directa cuando no exista la posibilidad de
optar por algún otro, o indirecta cuando se deja un régimen económico
que surtirá como supletorio, en el caso que los cónyuges no dispongan
nada al respecto.
En la legislación de los regímenes patrimoniales, la ley puede imponer un
régimen legal único, o también puede proveer antes de la celebración del
matrimonio que los contrayentes adopten mediante capitulación matrimonial
uno de los que establece, dejándoles la libertad para pactar o convenir las
cláusulas del régimen que han escogido
Los sistemas que admiten los llamados regímenes convencionales prevén
un régimen legal supletorio, el cual entra a funcionar en el momento en que los
contrayentes no se adhieren a ninguno de los regímenes que se pueden
adoptar según la ley.
a. Régimen Matrimonial Convencional.
Este régimen es el que establecen los cónyuges en el momento en que
contraen matrimonio, este debe ser consignado en el acta prematrimonial y en
la escritura de matrimonio.
16
Existen legislaciones como la francesa, italiana y alemana que son muy
amplias en lo referente a las relaciones de orden patrimonial que se derivan de
la situación matrimonial, incluyendo en su cuerpo normativo hasta los mínimos
detalles relativos a la administración y goce de los bienes que se contemplan,
sean éstos propios o gananciales, así como la forma en que ha de hacerse la
liquidación como, por ejemplo, en el caso de la sociedad conyugal.
En resumen, puede decirse que el calificativo de convencional atribuido
al régimen patrimonial, alude a la facultad de quienes van a casarse o a la
posibilidad en la que están de escoger libremente, el régimen que más les
convenga e incluso formular el propio, siempre que tal formulación no
contravenga a las leyes y al orden público o familiar. 4
b. Régimen Legal Matrimonial
El régimen legal matrimonial es llamado también régimen supletorio, siendo
este, el sistema de normas que impera cuando los contrayentes no logran
llegar a un acuerdo sobre cuál será el estatuto que van a adoptar; quedando de
esta forma el matrimonio sujeto a un ordenamiento que será el que va a regir
las relaciones de índole patrimonial. Los regímenes legales y la extensión de
las facultades, varían en cada legislación, pero en todas ellas
queda
establecido cual será el que regirá cuando los cónyuges no estipulen de
manera inequívoca a cuál de los regímenes legales se sujetarán.
El régimen legal es único, forzoso e inmutable, según la legislación de cada
país, como ocurre en Argentina, Cuba y algún Estado de la República de
Estados Mexicanos.
™ Atendiendo al modo de organizar
masas patrimoniales.
y distribuir la titularidad sobre las
Es el caso de tratarse de un Régimen de Comunidad. En éste, primero se
crea un patrimonio, cuya titularidad les corresponde a ambos cónyuges; siendo
universal si se contemplan todos los bienes que pertenecen a ambos
cónyuges, o resultando parcial si sólo se constituye sobre una porción de los
bienes que aporta cada uno de ellos.
En el caso de ser un régimen de comunidad parcial se da la coexistencia de
tres patrimonios: el de la mujer, el del marido y el de la comunidad.
Cuando se trata del Régimen de Separación, no existe un patrimonio en
común sino únicamente los personales de cada cónyuge, es decir, que cada
4
Cfr. Calderón de Buitrago, Anita y otros; Manual de Derecho de Familia; Centro de Investigación,
Proyecto de Reforma Judicial. El Salvador 1,994. Pág. 271.
17
esposo continúa siendo el único dueño de los bienes que poseía antes del
matrimonio así como de los que adquiera durante éste.
™ Según el criterio de la gestión o administración de los bienes, con
independencia de la titularidad de las masas.
Acá puede ocurrir que exista unidad en la administración, es decir, que
ambos cónyuges administren la masa patrimonial de la comunidad o que
estando bajo el régimen de separación uno se encargue de la administración y
gestión de ambos patrimonios; pero, cada uno conserva su titularidad, o
simplemente pueden existir administración y gestión separada.
™ Atendiendo a si existe la posibilidad jurídica de modificarlos o no.
Pueden ser: mutables o inmutables. 5
En los sistemas en que se tiene opción de elegir los regímenes
patrimoniales del matrimonio, durante mucho tiempo se estableció la
inmutabilidad del régimen que se acordaba, esto significaba que si la pareja
había optado por el régimen de participación en las ganancias, una vez
celebrado el matrimonio no podían modificar éste y adoptar el de separación de
bienes.
A inicios del siglo XX, la inmutabilidad del régimen dominó en la mayoría de
las legislaciones, en donde se utilizaba con más frecuencia el régimen de
comunidad de bienes.
Posteriormente, el sistema de mutabilidad fue tomando aceptación, esto
como producto del mejoramiento en el ámbito legal de la condición jurídica de
la mujer; imponiéndose dicho sistema, en la actualidad, sobre el de
inmutabilidad. Hoy en día, existe mayor flexibilidad para los matrimonios que
decidan cambiar el régimen patrimonial, pues existe la posibilidad de modificar
las capitulaciones matrimoniales.
™ Atendiendo sus efectos:
a)
Régimen de absorción de la personalidad económica de la mujer
por el marido.
Este régimen, en la actualidad ya no tiene aplicación, pues ya no es
regulado por el derecho positivo contemporáneo, ya que como se sabe en la
antigüedad, la mujer al contraer matrimonio pasaba a formar parte de la familia
del marido, de modo que ella carecía de patrimonio propio, no obstante
habérsele entregado bienes dotales, éstos pasaban a ser administrados por el
marido.
5
Ibídem Pág. 404. Nota al pie 1
18
Cuando el matrimonio finalizaba, el marido no debía ni tenía que
reintegrarle nada a la mujer, ni compensarla en dinero. Es decir que una vez
terminado el matrimonio, la mujer solamente era devuelta a la casa de los
padres, pero no tenía el derecho a que se le reintegrara la dote que le había
sido entregada al marido.
b)
Regímenes de unidad y unión de bienes.
En este régimen también se da una confusión de la personalidad económica
de la mujer, pues los bienes de esta se le transmiten al marido. De manera que
la mujer en la constitución del matrimonio pierde el dominio de los bienes que
aporta y adquiere un derecho de crédito a la disolución de este;
estableciéndose una diferencia con el Régimen de Absorción que consiste en
el derecho que tiene la mujer en que el marido o sus herederos a la disolución
del matrimonio le restituyan el valor de lo aportado.
En la unión de bienes a diferencia del anterior régimen, el marido no
adquiere la propiedad de los bienes de la mujer, sino sólo su administración y
disfrute 6
De manera que, los bienes que la mujer aportó cuando contrajo matrimonio,
le deberán ser devueltos en especie al darse la disolución.
En el derecho moderno, la unión de bienes ha dado lugar al régimen
conocido como de administración y disfrute del marido en el código civil
alemán, o régimen sin comunidad llamado en el Código Civil Francés siendo
abandonado paulatinamente. En Alemania fue sustituido por el régimen de
participación en las ganancias en virtud de la ley de 1,957.
c)
Regímenes de comunidad.
Este régimen se diferencia por la existencia de un fondo común, es decir, “la
comunidad de una masa formada por bienes pertenecientes a los esposos, la
que ha de repartirse a la disolución del vínculo matrimonial entre los dos, o
entre el sobreviviente y los herederos del otro”.
En el régimen de comunidad se distinguen:
•
Comunidad universal
1.- Comunidad absoluta o universal.
Este régimen consiste en que los derechos y obligaciones que contraiga
cualquiera de los cónyuges, ya sea para el presente o para el futuro durante el
6
Ibídem Pág. 261. Nota al pie 4.
19
matrimonio, pertenece proindiviso a ambos. Y como regla general la
administración de estos bienes está a cargo del marido. En la actualidad, éste
régimen de comunidad de bienes absoluto sólo encuentra asidero legal en las
legislaciones de Holanda, Portugal, Noruega y en ciertos Estados de Brasil.
2.- Comunidad relativa o derivada
Esta comunidad solo incluye una parte de la masa de los bienes que
poseen los cónyuges, y los restantes bienes continúan formando un patrimonio
propio de los cónyuges.
La comunidad relativa se puede fraccionar así:
7
2.1
Comunidad de bienes muebles: Se incorporan a la sociedad
todos los bienes muebles que eran propiedad de los esposos, los
que adquieran por medio de cualquier título con anterioridad y
durante el matrimonio.
2.2
Comunidad de ganancias: Este régimen se caracteriza por la
peculiaridad de que, tanto los bienes muebles como los
inmuebles, que se hayan obtenido a título oneroso, pertenecen en
su totalidad a la comunidad o sociedad conyugal, los frutos que
éstos bienes producen y de los bienes individuales de los
cónyuges también son de la sociedad matrimonial.
2.3
Bienes reservados: son aquellos que se configuran en un
Patrimonio especial, usualmente integrado por los bienes
adquiridos por el trabajo y subyugado a una regulación distinta
del que norma las relaciones pecuniarias entre los cónyuges. 7
2.4
Participación de las ganancias: está conformado por una
mezcla de los regímenes de separación de bienes, y el de
comunidad. Pero existe el inconveniente de no encontrarse de
forma definida sobre cuáles son las ganancias que distribuirán,
es decir, no se detallan las ganancias que deberán ser objeto de
reparto entre los cónyuges. En realidad, éste régimen no es uno
de comunidad, sino, uno distinto como veremos a continuación.
Cfr. Publicación del Ministerio de Justicia; Derecho de Familia en el Derecho Internacional Privado
Salvadoreño; primera edición, 1,991 Pág.39.
20
d)
Régimen de Participación en las Ganancias.
La doctrina incorrectamente señala a éste régimen como una especie de
comunidad, cuando en realidad se trata de un régimen distinto, como veremos
a continuación.
El régimen de participación en las ganancias, es una mezcla del régimen de
separación de bienes y el de comunidad; puesto que su funcionamiento es
similar al de separación de bienes, pero su liquidación se realiza en forma
similar que la del régimen de comunidad. En éste régimen, cada cónyuge
conserva el dominio, goce y la administración de los bienes que ha aportado o
de aquellos que ha adquirido durante el matrimonio; pero, una vez que se
disuelva el régimen matrimonial, se establece un derecho de crédito a favor del
cónyuge que ganó menos contra el que obtuvo mayores ganancias.
e)
Régimen de separación de bienes.
El régimen de separación de bienes se diferencia de los regímenes de
comunidad, en que no le proporcionan a los esposos la alternativa de poseer
un patrimonio común para ser administrado por ambos, sino que los bienes que
cada uno posea seguirán perteneciéndole y por consiguiente, seguirán siendo
administrados por el cónyuge que los ha adquirido. Esta situación conlleva a
que la responsabilidad por deudas que contraiga cada cónyuge sea individual o
personal.
En el derecho romano, este régimen fue el que rigió las relaciones
patrimoniales al celebrarse el matrimonio sine manus, aquel en el cual la mujer
conservaba su personalidad jurídica. En nuestro país, éste era el régimen legal
supletorio antes de la vigencia del Código de Familia.
1.1
LOS REGÍMENES PATRIMONIALES DEL MATRIMONIO EN
EL CÓDIGO DE FAMILIA.
Es indudable que el matrimonio como acto produce efectos personales
entre los cónyuges y de orden patrimonial entre éstos, y en sus relaciones
con terceros; y que la regulación jurídica de los efectos patrimoniales o la
suerte que tendrán los bienes de los cónyuges constituye el Régimen
Patrimonial del Patrimonio.
De igual manera, la regulación del régimen patrimonial del matrimonio
busca precaver eventuales litigios y proteger los intereses de terceros que
sostienen relaciones en forma conjunta o individual, ya sea mercantil o civil,
con los cónyuges.
21
En El Salvador, a partir de 1,860 que entró en vigencia el Código Civil, se
reguló como régimen patrimonial el de Comunidad de Bienes denominado
“Sociedad Conyugal”, siendo este estatuto legal único e inmutable. Hasta que
por reformas al Código, fue sustituido en 1,902, basándose en principios de
mutabilidad del régimen y la libre disposición de los bienes, la posibilidad de
que los cónyuges pudieran adoptar libremente y de común acuerdo, el régimen
por medio del cual se iban a regir, esto a través de capitulaciones
matrimoniales. Y fue en donde el régimen de Separación de Bienes, se
convirtió prácticamente en el único y verdadero régimen existente en El
Salvador. Más tarde, estudiosos del derecho determinaron que ese régimen
único era generador de conflictos económicos en la familia salvadoreña,
situación que llevó a los legisladores del Código de Familia, a formular tres
regímenes patrimoniales, para que tanto los actuales, como los futuros
cónyuges, optaran por cualesquiera de ellos, e incluso a formular un régimen
distinto a los que establece el Código de Familia, con la única condición de no
ser contrario a la ley.
Con el fin de adecuar la legislación a lo dispuesto en el Art. 33 de la
Constitución que establece: “La ley regulará las relaciones personales y
patrimoniales de los cónyuges entre sí, estableciendo los derechos y deberes
recíprocos sobre bases equitativas“, la normativa del régimen económico ha
sido desarrollada en el Código de Familia.
La normativa de los Regímenes Patrimoniales se encuentran establecidos
en el artículo 41 del Código de Familia. En donde encontramos:
1) El Régimen de Separación de Bienes.
2) El Régimen de Participación en las Ganancias, y
3) El Régimen de Comunidad Diferida.
RÉGIMEN DE SEPARACIÓN DE BIENES.
Nuestro Código de Familia contempla este régimen desde el artículo 48
hasta el 50
El régimen de Separación de bienes supone la existencia de patrimonios
separados, por lo que al contraer matrimonio, cada cónyuge conserva la
titularidad, administración, disfrute y disposición de los bienes que tuviere al
contraer matrimonio, de los que adquiera durante el a cualquier título y de los
frutos de unos y otros.
Cuando se ha optado por este régimen el patrimonio de los cónyuges
permanece separado e independiente, por lo que las cargas familiares que
genera la vida en común, corre por cuenta de ambos
Según el Art. 50 del C. de F. existe separación de bienes como alternativa
para regular los efectos patrimoniales del matrimonio:
22
1) Cuando los cónyuges hubieren optado por éste régimen,
2) Cuando se decretare mediante resolución judicial, la disolución de la
comunidad diferida, participación en las ganancias o cuando no
hubieren optado por otro régimen.
En el primer caso se da una separación total de bienes en donde
siempre existirá una administración, gestión y responsabilidad separada, sin
embargo las cargas familiares se comparten.
En el segundo caso, una vez decretada la disolución judicial en
cualquiera de los regímenes patrimoniales que hayan adoptado, y los cónyuges
no dispusieren nada al respecto, entra a funcionar el régimen de separación de
bienes, como una especie de “legal supletorio” de segundo orden.
RÉGIMEN DE PARTICIPACIÓN EN LAS GANANCIAS.
El régimen de participación en las ganancias se encuentra desarrollado
del artículo 51 al 61 del Código de Familia.
Acá cada cónyuge adquiere tanto el derecho de participar en las
ganancias obtenidas del otro, como la obligación de compartir las que haya
adquirido durante la vigencia del régimen.
En este régimen existen dos patrimonios que se manejan
separadamente estableciéndose una independencia de actuación y la
cooperación. La única vinculación que existe entre dichos patrimonios se
produce al momento de realizar la liquidación, en donde se manifiesta la
característica principal que consiste en la oportunidad en la que los cónyuges
participen recíprocamente de las ganancias del otro. Aquí, al igual que en el
régimen de separación de bienes, los patrimonios de los cónyuges son
independientes y cada uno conserva la titularidad, administración, disfrute y
disposición de los bienes que tenía al contraer matrimonio y de los que
adquiera durante su vigencia. En consecuencia, este régimen resulta ser
similar al de separación de bienes, salvo en el momento de disolverse, pues
cada cónyuge adquiere el derecho de participar de las ganancias obtenidas por
el otro, mediante la determinación de un derecho de crédito a favor del cónyuge
que obtuvo menores ganancias.
Este régimen puede terminarse: por disolución del vínculo matrimonial,
por voluntad de los cónyuges, mediante capitulaciones matrimoniales o por
disposición judicial, cuando exista una de las causales del Art. 54 del C. de F.
En el caso que sea declarada la nulidad de un matrimonio, éste produce los
mismos efectos que el válido, según el Art.101 y 103 del C. de F.; tomando en
cuenta que si la nulidad se decretó con base en la existencia de vínculo
anterior o bigamia, los efectos civiles que produce el matrimonio, no incluyen
los relativos al régimen patrimonial.
23
Según el Art. 56 del C. de F., para determinar las ganancias percibidas
bastará sacar la diferencia entre el Patrimonio Inicial (está constituido por el
valor de los bienes que pertenecen a cada cónyuge al empezar el régimen y
por los adquiridos a título gratuito) y el Patrimonio Final ( lo constituyen el valor
de los bienes que durante el mismo, sean propiedad de los cónyuges al
momento de la terminación del régimen, con la deducción de las obligaciones
insolutas, más el valor que tenían los bienes de que se hubieren dispuesto a
título gratuito, por acto entre vivos y el valor de los créditos que uno de los
cónyuges tenga contra el otro por cualquier título). El saldo que resultare a
favor de uno de los cónyuges deberá pagarse inmediatamente después de
liquidado el régimen. Salvo que existiera un acuerdo sobre dicho pago, el juez
podrá adjudicar bienes, o vender en pública subasta los bienes del deudor,
para que con el producto de la venta se cancele el crédito del otro.
RÉGIMEN DE LA COMUNIDAD DIFERIDA.
Originalmente en el anteproyecto del Código de Familia se le concibió como
una comunidad de ganancias de gestión conjunta, propuesta que fue
desechada por entorpecer el dinamismo necesario que requiere la comunidad,
la cual genera una administración difícil y conflictiva entre los cónyuges.
Es por ello que en el Art. 70 del C. de F. se establece un régimen de
comunidad restringida a las ganancias, cuya gestión es separada, pues durante
el matrimonio cada uno de los cónyuges tiene la libre administración y
disposición de los bienes propios y comunes, existiendo en ese período una
total independencia de los bienes de ambos esposos; que solo deviene en
conjunta al momento de su disolución.
Por tratarse este régimen del objeto a analizar en este trabajo
monográfico, se estudiará de una manera amplia en el siguiente capítulo.
1.2
RÉGIMEN PATRIMONIAL PRIMARIO.
Previo a todo análisis, resulta conveniente estudiar el conjunto de
disposiciones comunes a cualquier régimen patrimonial, denominado por la
doctrina como “régimen patrimonial primario” del matrimonio. Así, en el Libro
Primero, Título II del Código de Familia a partir del Art. 36, se encuentra
estipulado lo concerniente a las “Relaciones Personales y Patrimoniales entre
los Cónyuges”, donde está contemplado el Régimen Patrimonial del
Matrimonio, es decir, las relaciones de índole patrimonial que se dan en el
matrimonio. Es por ello que antes de tratar sobre el contenido de cada uno de
los regímenes, el legislador optó por establecer las generalidades en las que
convergen los diversos regímenes patrimoniales del matrimonio, es decir,
aquellas disposiciones comunes, que atañen a normas de orden público,
inderogables e imperativas aplicables a cualquier régimen que adopten los
cónyuges.
24
Se destacan en las llamadas relaciones personales entre los cónyuges, los
Arts. 38 y 39 del C. de F.; así como también en las disposiciones generales a
todos los regímenes patrimoniales contempladas desde el Art. 40 al 47 del C.
de F., lo que en distintas legislaciones europeas se le denomina “régimen
imperativo de base”, “estatutos de base”, “derecho común de los regímenes
matrimoniales”, “régimen económico patrimonial primario”, “estatuto
fundamental”, “efectos generales del matrimonio”8 o “Régimen Patrimonial
Primario.”9
Las disposiciones en común que sirven de base para la aplicación de
cualquier régimen patrimonial son:
a. CONTRIBUCIÓN AL SUSTENTO DE LA FAMILIA.
Esto se refiere a los gastos que, como familia, tendrán que afrontar los
cónyuges de manera proporcional. Según el Art. 38 Inc. I° del C. de F. Los
gastos de familia deben ser sufragados por ambos cónyuges en proporción a
sus recursos económicos, y dada la igualdad jurídica existente entre los
cónyuges, éstos deben de contribuir a los gastos del hogar de acuerdo a su
capacidad económica; en consecuencia, si uno de ellos no tuviere bienes ni
gozare de emolumento alguno, el desempeño del trabajo que realiza en el
hogar o el cuidado de los hijos se estimará como su contribución a tales gastos,
con el mismo significado que las aportaciones del otro.
b. RESPONSABILIDAD DE LOS CÓNYUGES EN LAS DEUDAS.
En nuestro país, la mayoría de matrimonios no tiene suficiente capacidad de
pago y para el sostenimiento de la familia, los cónyuges muchas veces no
cuentan con los recursos económicos que se requieren para afrontar toda la
serie de gastos que se derivan de la vida conyugal, viéndose en la situación de
adquirir deudas para solventar sus necesidades. Previendo esta situación, en el
Art. 38 Inc 2° del C. de F., establece que si uno de los cónyuges, por
incumplimiento del otro se hubiera visto obligado a contraer deudas para
sufragar los gastos de la familia, éste será solidariamente responsable de su
pago.
c. PROTECCIÓN DE LA VIVIENDA FAMILIAR.
La protección a la vivienda familiar es una de las reglas contenidas en las
disposiciones comunes a los diversos regímenes patrimoniales del matrimonio.
Esta protección consiste en que cualquier derecho, sea éste real o personal,
8
Kemelmajer de Carlucci, Aída Rosa., Lineamientos Generales del Régimen Patrimonial del Matrimonio
en el Proyecto de Reformas al Código Civil (Decreto n 468/92), Jurisprudencia Argentina 1993 IV, Sec.
Doctrina, Pág. 854.
9
Ibídem Pág. 286. Nota al pie 4.
25
que el cónyuge propietario quiera constituir sobre el inmueble que sirve de
habitación a la familia, deberá contar con el “asentimiento” del otro; si no lo
hubiera, cualquier acto que se celebrare será penado con nulidad.
En aras de atender el mandato constitucional contenido en el Art. 119 de la
Constitución de la República que contempla que: “El Estado procurará que el
mayor número de familias salvadoreñas lleguen a ser propietarias de su
vivienda”, este mandato constitucional lo encontramos desarrollado en el Art.
46 del Código de Familia.
La regla está destinada para operar en aquellos casos en que el inmueble
destinado para vivienda familiar pertenezca a uno sólo de los cónyuges, puesto
que si el inmueble estuviera a nombre de ambos, un solo cónyuge no podría
enajenar, ni constituir derechos reales o personales, ya que en este caso, es
indispensable que los dos comparezcan al acto (otorgando el
“consentimiento”), en razón de la copropiedad.
El propósito de crear la protección para la vivienda familiar es para asegurar
la existencia de un inmueble, ya sea urbano o rural, en donde habite la familia y
se encuentre con el espacio necesario para su desarrollo. El valor del inmueble
no debe exceder las necesidades de sustento y vivienda;10 por esa razón, el
Art. 46 Inc. Final del C. de F. determina que supletoriamente el juez podrá
autorizar la destinación, enajenación, la constitución de derechos reales o
personales o la sustitución del inmueble, según cada caso atendiendo al interés
de la familia.
2.-
RÉGIMEN PATRIMONIAL DE LA COMUNIDAD DIFERIDA.
La conformación del régimen de Comunidad Diferida, no fue tarea fácil,
para la Comisión Redactora del Código de Familia, para ello se consideraron
diversas modalidades, cumpliendo con la finalidad de adecuar la legislación a
lo prescrito en la Constitución (1,983) específicamente a lo dispuesto en su
Art. 33: “La ley regulará las relaciones personales y patrimoniales de los
cónyuges entre sí, estableciendo los derechos y deberes recíprocos sobre
bases equitativas”, partiendo de los fines esenciales de matrimonio y de los
principios de igualdad jurídica de los esposos y la solidaridad familiar.
Dicha Comisión dio inicio tomando la decisión de transformar el Régimen
de Separación de Bienes en voluntario y siguiendo con la tarea de establecer el
Régimen Legal Supletorio, comparando para ello el denominado régimen de
participación en la ganancias y el de comunidad diferida, optando por este
último, ya que según se dijo brinda mayores beneficios a la pareja y responde
al principio de igualdad jurídica de los cónyuges.11
10
Gustavo A. Bossert, Eduardo A. Zannoni. Manual de Derecho de Familia, Buenos Aires, Argentina
1,991, Pág. 276.
11
Ibídem Pág. 413, Nota al pie 1.
26
Al Régimen de Comunidad Diferida se le otorgó este calificativo, para
distinguirlo del estatuto acogido originalmente en el anteproyecto del Código de
Familia, que era de comunidad de ganancias de gestión conjunta, que fue
desechado por entorpecer el dinamismo necesario en la comunidad.
Denominándosele “Diferida” por una acepción propia del autor argentino
AQUILES GUAGLIANONE. (Según sentencia dictada a las once horas y
cuarenta y tres minutos del día veintiuno de marzo de dos mil uno, en la
Cámara de Familia de la Sección del Centro, San Salvador).
2.1 CONCEPTO DOCTRINARIO Y LEGAL.
2.1.1
Concepto Doctrinario.
Para Gerardo Martínez Blanco, el régimen de Comunidad Diferida es aquel
en el cual durante la existencia del matrimonio, todos los bienes que la pareja
adquiera, pertenecen por igual a ambos cónyuges, los cuales al disolverse el
vínculo matrimonial, se distribuirán por mitad.
Se le denomina comunidad diferida por conformarse al momento de su
disolución, entendiéndose que los cónyuges la han tenido desde la celebración
del matrimonio o desde la constitución del régimen. Esta idea se origina del
supuesto que todas las adquisiciones son debido a la colaboración y esfuerzo
de ambos cónyuges, pues si bien es posible que uno de ellos pudiera haber
obtenido mayores ingresos, las ganancias son obra en común, fundada en la
iniciativa, ahorro y sacrificio de los dos. 12
En el régimen de comunidad diferida, cada cónyuge trabaja también en
beneficio de su compañero y los bienes producen rendimientos para la
comunidad, en él encontramos aparentemente la existencia de tres
patrimonios.
1.
2.
3.
2.1.2
El patrimonio de la esposa.
El patrimonio del esposo.
El patrimonio de la Comunidad.
Concepto Legal.
Según el artículo 62 del Código de Familia, el Régimen de Comunidad
Diferida es aquel en donde los bienes adquiridos a título oneroso, los frutos
rentas e intereses obtenidos por cualquiera de los cónyuges, durante la
existencia del régimen pertenecen a ambos y se distribuirán por mitad al
disolverse el mismo.
12
Ibídem Pág. 428. Nota al pie 1.
27
Según lo ha sostenido la doctrina nacional, la regulación especial que
configuró el Código de Familia sitúa al régimen de comunidad diferida, en una
posición sui generis, “pues participa de aspectos similares del Régimen de
Separación y del de Comunidad Universa”.13 Al respecto, considero que ello no
es así, porque el régimen de comunidad diferida, según lo vimos anteriormente,
es un régimen de comunidad “restringida a las ganancias” y no “universal”;
pues no involucra los bienes presentes y futuros, sino tan solo a las ganancias.
La separación se aplica estando vigente el matrimonio, (Art. 70 del C. de F.) y
en ese período existe una independencia total de los bienes de ambos
cónyuges, quienes pueden disponer de ellos libremente así como de sus frutos.
(Salvo lo dispuesto en el Art. 46 Inc. 1 del C. F.). La comunidad surge al
momento de disolverse el vínculo o darse por terminado el régimen. (Art. 62
Inc. 2° del C. F.).
2.2 CÓMO SE CONSTITUYE EL RÉGIMEN.
El régimen patrimonial de la comunidad diferida, además de ser un
régimen convencional es el régimen legal supletorio en nuestro país según lo
establece el Art. 42 del C. de F.; es decir, que para constituirse este régimen
puede ser pactado por los cónyuges mediante capitulaciones matrimoniales, o
constituirlo por la ley, al no optar por cualesquiera de los mencionados en el
artículo 41 que son separación de bienes, participación en las ganancias y
comunidad diferida, o formular otro distinto que no contraríe las disposiciones
del Código.
Para constituirse se podrá hacer:
o Antes de la celebración del matrimonio, en acta prematrimonial (Art.
21 Inc. 2° del C. de F.) los contrayentes podrán escoger entre los
diversos regímenes que contempla el Código o formular uno diferente
pues queda a su libre y espontánea voluntad. También podrán los
contrayentes pactar capitulaciones matrimoniales antes de celebrarse
el matrimonio, pero éstas solo producirán sus efectos a partir de la
celebración del matrimonio y quedarán sin valor, si el matrimonio no
llegara a celebrarse (Art. 87 del C. de F.); pero si los contrayentes no
se manifiestan al respecto una vez perfeccionado el matrimonio y por
solo ministerio de ley quedarán sometidos al régimen legal supletorio,
que según el artículo 42 del C. de F. es el Régimen de Comunidad
Diferida.
o Durante la celebración del matrimonio, esto es, el convenio expreso
al que llegan los contrayentes, el cual queda consignado en la
escritura de matrimonio.
13
Ibídem Pág. 296 Nota al píe 4.
28
o Después de la celebración del matrimonio, a través de las
capitulaciones matrimoniales o contratos matrimoniales que son los
pactos celebrados entre los cónyuges que se refieren a los bienes, ya
sea adoptando un determinado régimen de relaciones patrimoniales
que la ley autoriza convenir, modificando o sustituyendo el ya
existente. (Art. 84 del C. de F.).
Es importante mencionar que en la normativa del Régimen Patrimonial
de la unión no matrimonial, contemplada en el Art. 119 del C. de F. no faculta a
los convivientes a escoger cuál es el régimen que más convenga a sus
intereses económicos, sino que les establece por mandato legal, el régimen de
participación en las ganancias como el único para regirlos, debido a que en
nuestro país el porcentaje de este tipo de uniones es elevado y las estadísticas
presentan un aumento acelerado en los últimos años y la carencia de
regulación ha sido causante de graves conflictos familiares. A partir de la
vigencia del Código de Familia se establece claridad y certidumbre frente a la
reclamación de derechos y la aplicación de justicia y equidad en la distribución
del patrimonio forjado por ambos compañeros que en la mayoría de casos les
eran negados. Así las cosas, el régimen patrimonial de participación en las
ganancias, en nuestro ordenamiento jurídico, se convierte en legal, único y
forzoso para la unión no matrimonial; con la única salvedad del Art. 49 Ord. 2°
del C. de .F., que podría establecer el régimen de separación de bienes, como
legal supletorio de segundo orden.
Tanto el régimen patrimonial de Comunidad Diferida como cualquier otro
acordado, produce efectos entre los otorgantes desde el momento en que se
pactan, salvo los que son acordados con anterioridad a la celebración del
matrimonio, los cuales quedarán sin valor, si aquel no fuere celebrado dentro
del plazo de seis meses, contados a partir de la fecha de su otorgamiento; y
producen efectos ante terceros desde su inscripción en el Registro de los
Regímenes Patrimoniales (Art. 44 y 19 literal b) de la Ley Transitoria del
Registro del Estado Familiar y de los Regímenes Patrimoniales del
Matrimonio).
2.3. CARACTERÍSTICAS DE LA COMUNIDAD DIFERIDA.
El régimen de la comunidad diferida se caracteriza porque durante el
mismo, todos los bienes que se adquieren, pertenecen al cónyuge que los
obtuvo, teniendo sobre ellos la libre administración y disposición; sin embargo,
se le concibe como diferida por conformarse hasta el momento de su
disolución, en cuyo caso, se crea la comunidad de bienes y su gestión deviene
conjunta, entendiéndose que la han tenido desde la celebración del matrimonio
o desde la constitución del régimen. Art. 62 del C. de F.
¾ En éste régimen se da una combinación de los sistemas
tradicionales: Separación de Bienes y de la Comunidad Restringida
a las ganancias adoptando una posición sui-generis.
29
¾ Es nuestra legislación se le considera como régimen legal
supletorio.
¾ Cuando el régimen está en vigencia opera una separación en los
bienes, existiendo así un período de independencia total con
respecto a los bienes de los esposos, tanto en la libre
administración como en la disposición de los bienes propios y
comunes, salvo en el caso del Art. 46 Inc. 1° del C. de F.; pero una
vez disuelto, se genera la comunidad porque los bienes adquiridos a
título oneroso durante el régimen, se entenderá que pertenecerán a
ambos cónyuges, siendo su administración y disposición conjunta.
o
Gestión de los bienes en la Comunidad Diferida.
La gestión de los bienes en el régimen de comunidad diferida es
separada; es decir, individual y autónoma, no conjunta y de consumo, por lo
que corresponde al cónyuge que tenga la titularidad del bien, esto para tener
una mayor agilidad en el tráfico jurídico de los bienes de la comunidad.
Es por ello, que cada cónyuge tiene la libre administración y disposición
de los bienes de los cuales es titular, sean éstos propios o comunes, muebles o
inmuebles. La única excepción se estable en el Art. 46 Inc. 1° del C. de F.
¾ Al momento de la disolución del régimen nace el derecho de cada
cónyuge a adquirir la mitad de los bienes de la comunidad. Según
Art. 62 del C. de F.
¾ Se establecen cargas y obligaciones que corresponden a ambos
cónyuges con relación a la comunidad.
a. Cargas y obligaciones de la comunidad.
Con el establecimiento de las cargas y obligaciones que corresponden a
la comunidad, se pretende resolver conflictos que puedan surgir entre la
pareja, a fin de tener mayor claridad sobre cuáles serán los deberes que
son propios o personales, y aquellos que les corresponde a ambos
cónyuges afrontar en común, cumpliendo las necesidades del hogar a lo
largo de la existencia del régimen.
Según el Art. 66 del C. de F. estos son:
1.
Los gastos de familia y los de educación de los hijos comunes;
30
Estos incluyen los gastos referidos a: alimentos, vivienda, sustento,
vestido, asistencia médica, educación e instrucción, adquisición de
bienes de consumo, etc.; Art. 38 y 247 del C. de F.
2.
Los gastos de sostenimiento y educación de los hijos de uno solo de los
cónyuges, cuando vivan en el hogar conyugal; en caso contrario los
gastos derivados de éstos conceptos serán siempre sufragados por la
comunidad diferida, pero darán lugar a reintegro en el momento de la
liquidación.
Por ejemplo cuando Pedro es padre soltero y contrae matrimonio con
Gabriela, él lleva a su hijo a vivir con ellos, el gasto que genera el
sostenimiento y educación del hijo será una carga para la comunidad, en
el caso en que no viva con ellos Pedro tendrá que contribuir al
sostenimiento de su hijo, en este caso también será carga para la
comunidad, pero al momento de disolverse y liquidarse el régimen de
Comunidad Diferida será reintegrado todo lo gastado al haber de la
comunidad.
3.
Los alimentos que cualquiera de los cónyuges esté obligado a
suministrar por ley a sus ascendientes, Art. 248 del C. de F.
Cuando uno de los cónyuges sea el responsable de brindarles la
manutención a sus padres, este gasto correrá por cuenta de la
comunidad;
4.
Los gastos de adquisición, administración y disfrute de los bienes
comunes;
5.
Los gastos de administración ordinaria de los bienes propios de los
cónyuges,
Estos gastos comprenden el de servicios básicos, tasas e impuestos etc.
Que son gastos en que se incurre todo el tiempo.
6.
Los gastos que ocasionare la explotación regular de los negocios o el
desempeño del trabajo, empleo, profesión u oficio de cada cónyuge.
Por ejemplo, si la esposa fuera comerciante en pequeño y se dedicara a
la venta de productos de la canasta básica utilizando para el reparto de
la mercadería un vehículo,
los gastos en que incurriera para
mantenimiento y reparación de éste, forman parte de lo contenido en
este numeral.
7.
Los gastos de establecimiento de los hijos comunes que los padres
acordaron sufragar; son los referidos al establecimiento de una profesión
u oficio para el hijo.
8.
Las deudas contraídas por cualquiera de los cónyuges en la
administración del hogar.
31
Cuando en el hogar, algún miembro de la familia adoleciera cualquier
tipo de enfermedad y no contaren con los recursos necesarios para
hacerle frente a gastos médicos y para el caso el cónyuge solicita un
crédito para solventar gastos, ésta deuda que ha contraído no es propia
de quien solicita el crédito, sino que será obligación de la comunidad.
Art. 38 del C. de F.
Con respecto a las obligaciones contractuales de ambos cónyuges o las
que adquiera uno solo de ellos pero con el asentimiento expreso del otro, se
deberá responder con el patrimonio en común. Los bienes en común por lo
tanto asumirán las obligaciones así contraídas. Es por ello que antes de
determinar las ganancias es preciso restar las obligaciones que se hubieren
contraído.
¾ Existencia de un doble patrimonio conformado tanto por los
bienes propios como los de la comunidad.
a.- Existencia de bienes propios y bienes comunes.
En el régimen de comunidad diferida se distinguen dos clases de bienes
es por ello, que como ya se hizo mención se da aparentemente la existencia
de tres patrimonios.
Según el Art. 63 del C. de F. conforman los bienes propios:
1) Los que tuviere al momento de constituirse el régimen;
Estos son los bienes que cada cónyuge tenga, por ejemplo, cuando la
mujer antes del matrimonio fuere propietaria de un inmueble y el hombre
fuere propietario de un vehículo.
2) Los que adquiere durante la vigencia del régimen a titulo gratuito;
En el caso que durante la vigencia del régimen la mujer tuviere una tía
que le donara un inmueble, o que fuera heredera universal, los bienes
que adquiera serán parte de su propio patrimonio.
3) Los que hubiera adquirido en sustitución de cualesquiera de los
comprendidos en los numerales anteriores;
Por ejemplo: Cuando al hombre le han donado o le han heredado un
inmueble ubicado en la costa y a este no le guste esa zona para vivir lo
venda y se compra una casa con el producto de la venta.
4) Los que adquiere durante el régimen a titulo oneroso, cuando la causa o
título de adquisición ha precedido a la constitución del régimen.
Por ejemplo: cuando un cónyuge está pagando un vehículo y se
constituye el régimen cuando sólo le falta una mínima parte para
terminar de cancelarlo, en este caso este bien le pertenece sólo a él, sin
32
perjuicio que restituya después a la comunidad esa “mínima parte” que
utilizó para cumplir la obligación así contraída.
5) Las indemnizaciones por daños morales o materiales inferidos en su
persona o en sus bienes propios.
Ejemplo: Cuando la mujer es propietaria de un inmueble que se
encuentra ubicado a la orilla de una carretera y ocurre un accidente en
donde le destruyen parte de ese inmueble, la indemnización a que tiene
derecho por los daños materiales ocasionados formará parte de su
patrimonio.
6) Los objetos de uso estrictamente personal.
Estos se refieren a los objetos que tanto el hombre como la mujer
utilizan en su diario vivir. Ejemplo, la ropa, el calzado, etc.
7) Los instrumentos necesarios para el ejercicio de la profesión u oficio de
cada cónyuge, siempre que no formen parte de una empresa o
establecimiento común;
Por ejemplo, cuando el cónyuge se dedique a la albañilería las
herramientas que este utiliza forman parte de su patrimonio. Y;
8) Los libros relativos a la profesión u oficio de cada cónyuge, las
condecoraciones y los objetos de carácter personal sin valor comercial,
como los recuerdos de familia;
Estos, por ejemplo, son los objetos como placas de reconocimiento,
medallas que alguno de los cónyuges haya recibido por el excelente
desempeño en sus labores; o bien, tratándose de un abogado su
biblioteca particular. La doctrina ha discutido a cerca de los bienes de
carácter personal, pero de gran valor. Así, por ejemplo, la joyas, pinturas
o abrigos de extraordinario valor, no constituyen bienes propios, sino
comunes.
Según el Art. 64 del C. de F. los bienes en comunidad están
conformados por:
1) Los salarios, sueldos, honorarios, pensiones, premios, recompensas y
demás emolumentos, provenientes del trabajo de cada uno de los
cónyuges;
Esto se refiere a los bienes que perciba ya sea el hombre o la mujer a
cambio de su esfuerzo personal o profesional.
2) Los frutos, rentas o intereses que produzcan tanto los bienes propios
como los comunes, deducidos los gastos de producción, reparación
conservación y cargas fiscales y municipales.
Debemos entender por frutos el producto generado por un bien en
forma periódica o en una sola oportunidad, sin que lo obtenido agote la
esencialidad del bien que lo produce. Las rentas son frutos civiles que
33
comprenden toda clase de beneficio obtenido en razón de una inversión
de bienes de cualquier negocio jurídico lícito. Y los intereses son el
beneficio periódico que produce la inversión del dinero o los títulos
valores.
3) Los adquiridos a título oneroso por cualquiera de los cónyuges;
Por ejemplo, el menaje familiar si fueran adquiridos después de
constituido el régimen.
4) Los adquiridos a consecuencia de contratos aleatorios, como lotería,
juego, apuestas;
En el caso de que la esposa participe en rifas de electrodomésticos, y
gane una refrigeradora, ésta a parte de ser para beneficio de la familia
formará parte de los bienes en comunidad.
5) El aumento de valor, por la causa que fuere, de los bienes propios de
cualquiera de los cónyuges;
El superávit que los bienes propios hayan experimentado durante la
vigencia del régimen, es decir, que si el inmueble que es propiedad del
cónyuge al momento de constituirse el régimen tenía un valor de
$ 10,000.00 y a la disolución su valor es de $ 15,000.00. Le corresponde
a la comunidad el valor en el que haya aumentado o sea, $ 5,000.00.
Esta regla rompe el principio que lo accesorio sigue la suerte de lo
principal.
6) Las construcciones y plantaciones en bienes propios realizados con
fondos provenientes del haber común; y,
Si en el inmueble propiedad del cónyuge se hubiera realizado una
construcción más grande, esta no será propiedad del marido sino que
formará parte de los bienes en comunidad, pues habrá sido construida
por el esfuerzo de ambos cónyuges durante la existencia del régimen de
Comunidad Diferida.
7) Las empresas o establecimientos constituidos por uno de los cónyuges,
con bienes de la comunidad.
Cuando durante la existencia del régimen la cónyuge gana el premio de
la lotería, y con éste dinero deciden constituir una empresa, ésta no será
propiedad de la mujer sino que formará parte de los bienes en
comunidad pues fue constituida con bienes que pertenecen a la
comunidad. (Art. 64 Núm. 4° c. de F.).
Para resolver cualquier problema que pudiera surgir a la hora de
establecer si determinado bien pertenece al haber de la comunidad o no. El
34
Código de Familia contiene la Presunción de los Bienes en Comunidad en
el artículo 65 contempla “Se presumen en comunidad los bienes existentes
en poder de cualquiera de los cónyuges, mientras no se pruebe que son
bienes propios.
2.4. DISOLUCIÓN Y EFECTOS DEL RÉGIMEN DE
COMUNIDAD DIFERIDA.
DISOLUCIÓN.
Como ya se ha comentado, el Régimen de Comunidad Diferida se
establece y surte efectos para los esposos desde la celebración del matrimonio
y frente a terceros hasta que es debidamente inscrito (Art. 44 del C. de F.);
pero, en realidad el régimen de la comunidad diferida se crea al momento de su
disolución, pero se entenderá que los cónyuges lo han tenido desde la
celebración del matrimonio o desde la constitución del régimen. Art. 62 C. F.
En general, la disolución del régimen patrimonial, según el Art. 45 del C. de
F., se da por las siguientes razones:
• La declaración de nulidad del matrimonio mediante sentencia
ejecutoriada (Art. 101 C. de F.).
• Por disolución de éste, cuando se da la muerte real o muerte
presunta de alguno de los cónyuges, o cuando es decretado el
divorcio (Art. 104 del C. de F.).
• Por declaración judicial, esto sucede cuando la disolución del
régimen es solicitada por uno de los cónyuges, por existir la intención
de adoptar otro régimen (Art. 72 del C. de F.).
• Por convenio entre los cónyuges, que deberá hacerse mediante
capitulaciones matrimoniales 14 (Arts. 44 y 84 del C. de F.).
La disolución deberá ser inscrita en el Registro de Regímenes
Patrimoniales del Matrimonio. De la misma manera en que nace también
deberá de procederse a su anulación (Art. 44 relacionado con el Art.19 literal b)
de la Ley Transitoria del Registro del Estado Familiar y de los Regímenes
Patrimoniales del Matrimonio), ésta surtirá efecto entre los cónyuges
inmediatamente y frente a terceros desde que se inscriba en el Registro del
Estado Familiar.
Cuando la disolución del régimen patrimonial se da por sentencia que
decreta la nulidad del matrimonio produce respecto de los bienes de los
14
Ibídem Pág. 443. Nota al pie 1.
35
cónyuges los mismos efectos previstos para el caso del divorcio, pero si la
nulidad es decretada porque uno de los cónyuges ya estaba ligado por vínculo
matrimonial; en este caso no se incluyen efectos relativos al régimen
económico. Arts. 101 y 103 inc. 2° C. de F.
Una vez disuelto el régimen de Comunidad Diferida se forma una masa
de bienes indivisa y se crea un estado llamado de “indivisión postcomunitaria”,
que solamente podrá ser administrada mediante gestión conjunta por ambos
cónyuges, determinándose el activo y el pasivo de cada uno de ellos y se
hacen exigibles las recompensas y créditos existentes entre sí y los de éstos
con respecto a la comunidad.
El Art. 72 del Código de Familia establece que: para que exista
disolución judicial del régimen patrimonial, cualquiera de los cónyuges deberá
solicitarlo al juez para que sea decretado en la resolución judicial y para ello
deben concurrir alguno de estos casos:
1º. Cuando el otro cónyuge fuere declarado incapaz, ausente, en
quiebra
o concurso de acreedores, o condenados por
incumplimiento de los deberes familiares de asistencia económica.
En cuanto a la incapacidad que adolezca cualquiera de los cónyuges,
ésta los imposibilita para administrar sus propios bienes, y además no tienen
facultad para emitir su consentimiento para ningún acto jurídico, debiendo
otorgarlo el tutor que se le nombre al incapaz.
Cuando uno de los cónyuges se ausenta del hogar esta acción rompe
con la comunidad de vida que se requiere en el matrimonio, motivo por el cual
se permite al otro cónyuge solicitar la disolución del régimen patrimonial.
La declaración de quiebra o de concurso, éste no es motivo para romper
con la relación de los esposos; sin embargo, la situación en que se encuentra
el patrimonio del cónyuge quebrado o concursado que está a disposición de los
acreedores, no es favorable para la estabilidad del hogar y es por eso que la
ley faculta a disolver el Régimen de la Comunidad Diferida ante esta situación
únicamente para proteger los intereses del cónyuge del quebrado.
En el caso en que uno de los cónyuges sea condenado por el
incumplimiento a los deberes familiares de asistencia económica que, como tal
le corresponden, así como lo es el abandonar a su familia, la ley le otorga la
facultad de solicitar la disolución de la comunidad.
2º. Por realizar el otro, actos dispositivos o de gestión que fueren
fraudulentos o que irrogaren daño o peligro a sus derechos en la
comunidad.
36
En este caso la disolución judicial es un medio que tiene el cónyuge que
ha sido lesionado o que está en peligro de serlo de salvaguardar la expectativa
de sus derechos patrimoniales sobre los bienes comunes, en la mitad que le
corresponderían.
3º. Si el otro cónyuge lo hubiere abandonado, o estuvieren separados
durante seis meses consecutivos por lo menos.
En el matrimonio se establece una plena y permanente comunidad de
vida, para que esa finalidad no se cumpla basta con que se de la separación de
hecho los cónyuges, por un período de seis meses consecutivos. En este caso,
la ruptura de la comunidad de vida es suficiente para solicitar la disolución del
régimen. El abandono existe cuando se incumple con los deberes de
convivencia, socorro y ayuda mutua, ya sea espiritual como material.
Las causas de disolución judicial que indican los numerales anteriores
pueden ocurrir, pero ello no supone la disolución del vínculo matrimonial, pues
los cónyuges tienen la opción de cambiarse al de Separación de Bienes o
Participación en las Ganancias o pactar uno que se adecue a sus necesidades,
con la única limitante que es la de no contrariar las disposiciones del Código
de Familia. Si los cónyuges no llegaran a un acuerdo sobre que régimen
patrimonial van adoptar, entonces según el Art. 49 Núm. 2° establece que los
regirá el de Separación de Bienes.
EFECTOS.
Los efectos que trae consigo la disolución del régimen patrimonial de la
comunidad diferida los encontramos en el Art. 73 del C. de F.
1º.
Se crea la comunidad de bienes y, en consecuencia, la
administración y disposición de los bienes en comunidad
corresponde conjuntamente a los cónyuges.
El principal efecto de la disolución del régimen de comunidad diferida es
la formación de una masa común de bienes; es decir, de todos aquellos
adquiridos durante el régimen a título oneroso y en general los comprendidos
en el Art. 64 y 65 del C. de F.; cuya gestión devendrá en conjunta; es decir, que
ninguno de los cónyuges podrá administrar y disponer libremente de éstos,
porque necesitará el “consentimiento” del otro, pues acá es donde ocurre un
estado de indivisión postcomunitaria, que sólo podrá distribuirse en partes
iguales (Arts. 62 y 80 del C. de F.), si hay de por medio una liquidación y
posteriormente una partición.
2º.
Se consolidan el activo y el pasivo respecto de los bienes en
comunidad.
37
3º.
Se hacen exigibles las recompensas y créditos existentes de los
cónyuges entre sí, y de éstos con la comunidad.
Además de los contemplados en Código de Familia también podemos
mencionar los siguientes:
•
Se termina el usufructo que tenía la comunidad sobre los bienes
propios de los cónyuges.
•
El patrimonio queda listo para proceder a la liquidación de la
comunidad, previo inventario. 15
•
Mientras no se liquide la comunidad no se pueden distribuir los
bienes, ninguno de los administradores puede disponer
legalmente de los bienes mismos. Si venden bienes aún de
aquellos en que son titulares, se entiende jurídicamente que es
venta de cosa ajena, con todas sus consecuencias. Esto como
consecuencia del estado de indivisión postcomunitaria y desde
luego, de la gestión conjunta.
•
Los bienes adquiridos con posterioridad a la disolución son de
cada adquirente, y éstos no ingresan a la masa de bienes en
comunidad. 16
Esto conlleva a pensar que los bienes adquiridos durante el proceso de
divorcio, en el que los cónyuges ya no conviven o si conviven, existe el
quebrantamiento del proyecto común, forman parte de la masa de bienes
sujetos a partición. Distinta es la solución que ofrece el artículo 1,306 C. C.
argentino, que prevé “La sentencia de divorcio produce la disolución de la
sociedad conyugal con efecto al día de la notificación de la demanda o de la
presentación conjunta de los cónyuges…”; lo cual deberá ser objeto de reforma
entre nosotros.
2.5. LIQUIDACIÓN.
La liquidación comprende una etapa posterior a la disolución configurada
por una serie de actos con los cuales se pretende establecer los saldos líquidos
para entregarles a los cónyuges lo que les corresponda conforme a ley, sin
perjudicar los derechos de terceros de buena fe. El Régimen de Comunidad
Diferida por tratarse de una especie de sociedad, una vez concluida la
disolución, se procede a la liquidación como existen bienes comunes es
necesario distribuir y adjudicar bienes, así como resolver el destino de las
15
16
Ibídem Pág. 440. Nota al pie 1.
Ibídem Pág. 310. Nota al pie 4.
38
obligaciones que se encuentran pendientes de ejecución para establecer así el
haber de la comunidad.
La liquidación para SOMARRIVA, consiste en el “conjunto de operaciones
que tienen por objeto establecer si existen o no gananciales, bienes comunes y
en caso afirmativo partirlos por mitad entre los cónyuges, reintegrar las
recompensas que la comunidad adeude a los cónyuges o las que éstos
adeuden a la sociedad”.17
Si los cónyuges llegaran a un acuerdo pueden hacer la liquidación en forma
privada; es decir, se repartan los bienes que han adquirido y se presenten al
juez para su homologación.18 Arts. 74 Inc. 2° y 108 5ª del C. de F. En el caso
que no se pusieren de acuerdo en la liquidación, se deberá recurrir al juez para
que se practique judicialmente. Cuando la liquidación judicial fuere duradera,
la comunidad seguirá existiendo para hacerle frente a las cargas y
obligaciones, que deban cumplirse mientras no se concluya con la liquidación,
pero los bienes que uno de los cónyuges adquiriesen durante este periodo ya
no ingresan a la masa de bienes partibles que en ese tiempo se esta
liquidando, pues estos bienes ya no serían frutos del esfuerzo en común.
Esto en la actualidad no parece ser muy conocido y por lo mismo poco
practicado por los litigantes, quienes al disolverse el vínculo matrimonial y por
consiguiente, el régimen económico patrimonial (Art. 115 Ord. 2° del C. de F.)
no efectúan la liquidación de los bienes comunes, quedando éstos sujetos
prácticamente a una indivisión postcomunitaria permanente, a no ser que los
cónyuges acordarán repartirse esos bienes.
Las operaciones que deben seguirse para la liquidación no están con
precisión en un artículo exclusivamente, éstas las encontramos diseminadas a
partir del artículo 74 del Código de Familia.
1.
LA FORMACIÓN DE INVENTARIOS.
Cuando los cónyuges no logran ponerse de acuerdo sobre cuáles son los
bienes que conforman las masa de gananciales o bienes comunes, entonces
se recurre a la formación del inventario para tener un instrumento que
establezca con certeza cuáles son los bienes que conforman la comunidad y
que serán objeto de partición. En todo caso, hay que recordar la presunción de
bienes en comunidad, contenida en el Art. 65 del C. de F.
Partiendo del Art. 83 del C. de F. al tiempo que fue sancionado el Código
de Familia no existía la Ley Procesal de Familia, la cual ha regulado normas
específicas para el proceso de liquidación de la comunidad diferida a partir del
Art. 131 y siguientes, a cuyo régimen jurídico debemos remitirnos.
17
Somarriva Undurraga, Manuel, Derecho de Familia, Santiago de Chile, Edit. Nacimento,
1946, Pág. 287.
18
Ibídem Pág. 309. Nota al pie 10.
39
En algunas legislaciones que han implementado el Régimen de Comunidad
Diferida, cuando la muerte de uno de los cónyuges es la causa de disolución,
generalmente habrá que compartir los bienes con los hijos quienes en realidad
son los beneficiados con los bienes de la comunidad, en este caso no se ven
precisados a liquidar, salvo intereses contrapuestos con la cónyuge
sobreviviente.
2.
EL AVALÚO Y TASACIÓN DE BIENES.
Para el avalúo y tasación, la doctrina establece que “si no existe acuerdo
entre las partes sobre los valores, es necesario designar perito tasador. La
designación recaerá en el perito cuyos conocimientos se vinculan con la
materia; si se trata de activos de sociedades o de fondos de comercio o
establecimientos.” 19 Si hay variedad de bienes se podrá nombrar tantos peritos
como diversidad de bienes tengan.
3.
LA DETERMINACIÓN DEL PASIVO DE LA SOCIEDAD.
El pasivo de la comunidad según el Art. 76 del C. de F., comprende:
19
1º.
Las deudas existentes a cargo de la comunidad a la fecha de la
disolución;
Estas comprenden, por ejemplo, el pago de algún crédito a favor de
un tercero que hayan contratado uno o ambos cónyuges para
solventar gastos de familia.
2º.
El importe actualizado del valor de los bienes propios de alguno de
los cónyuges, cuando su restitución deba hacerse, por haber sido
gastado en interés de la comunidad;
Cuando el cónyuge se ve obligado a enajenar un bien propio para
solventar gastos que deberán correr por cuenta de la comunidad,
esto deberá ser reintegrado, pues no lo adquirió por el esfuerzo en
común si no que era de su propiedad antes de constituirse el
régimen.
3º.
El importe actualizado de los deterioros producidos en los bienes a
que se refiere el ordinal anterior, por su uso en beneficio de la
comunidad;
En el caso en que el cónyuge tuviera un vehículo y durante la
existencia del régimen este se deteriora por el uso continuo en
beneficio de la familia.
Ibídem Pág. 315. Nota al pie 17.
40
4º.
El importe actualizado de las cantidades que alguno de los cónyuges
hubiere aportado de sus propios fondos, para satisfacer obligaciones
que eran a cargo de la comunidad.
Por ejemplo, cuando el cónyuge venda algún bien del cual era
propietario antes de la constitución del régimen para reparar la
vivienda familiar.
5º.
Las cantidades que constituyan créditos de los cónyuges contra la
comunidad.
En este caso se hacen exigibles los créditos, de acuerdo con el Art.
73 ordinal 4° del C. de F. éstos los conforman los deterioros que
hubieren sufrido los bienes propios de cada cónyuge por el uso que
se les haya dado en interés de la comunidad.
4.
LAS NORMAS OPERATIVAS DE PAGO.
Por normas operativas de pagos se debe entender los lineamientos que da
la legislación para atender el orden de los pagos que se deben hacer, es por
ello que una vez practicada la liquidación, según el Art. 77 del C. de F., se
pagarán en primer lugar las deudas de la comunidad, comenzando por las
alimenticias, que en cualquier caso gozarán de preferencia y cuando no se
contare con los recursos suficientes para pagar las demás deudas, se
observara lo dispuesto para la prelación de créditos en el Art. 2219 de C. C.
Después de pagadas las deudas y cargas de la comunidad. El Art. 79 del C. de
F. establece lo relativo al pago de las indemnizaciones y reintegros que se
deben a los cónyuges, debiendo hacerse las compensaciones que
corresponden, cuando uno de ellos sea deudor de la comunidad.
5.
LA FIJACIÓN DEL REMANENTE LÍQUIDO Y SU DISTRIBUCIÓN.
Esta fijación del remanente líquido comprende el haber de la comunidad
que resultare después de hechas las deducciones (pago de las deudas de la
comunidad, las indemnizaciones y los reintegros etc.; el importe actualizado del
valor que tenían los bienes que hubieren sido enajenados ilegal o
fraudulentamente por uno de los cónyuges, el importe actualizado de las
cantidades que hubieran sido pagadas por la comunidad y que eran a cargo
sólo de un cónyuge; y, en general, las que constituyen créditos de la
comunidad contra alguno de los cónyuges (cuando el cónyuge hubiera
dispuesto de algún bien de la comunidad para su propio beneficio).
El haber de la comunidad que resultare al finalizar la liquidación será
distribuida entre los cónyuges o sus respectivos herederos por mitad según lo
dispuesto en el Art. 62 Inc. 1° y 80 del C. de F.
41
6.
LA ADJUDICACIÓN DE BIENES PARA SU PAGO.
El Art. 81 del C. de F. establece que cada cónyuge tendrá derecho a que se
incluyan preferentemente en su respectivo haber.
1º. Los bienes de uso personal, que como ya se mencionó se refieren
a los objetos que se utilizan a diario como lo es: el vestuario, el
calzado, etc., siempre que no sean de extraordinario valor
económico.
2º. El local donde hubiere estado ejerciendo su profesión u oficio,
para el caso si el cónyuge se dedica al oficio de la carpintería y el
local o taller donde ejerce su oficio es propiedad de la comunidad,
éste tendrá derecho a que se le adjudique dicho inmueble en
primer lugar a él.
3º. La explotación agrícola, comercial o industrial llevada con su
trabajo personal.
Cuando se de el caso que la familia tenga algún negocio y quien
se encargue de atenderlo sea la esposa, esta tendrá derecho a
que le adjudique; y
4º. La vivienda donde tuviesen su residencia habitual, en el caso de
muerte del otro cónyuge.
Esto ocurre en el caso de disolución del matrimonio y por ende,
de la comunidad, por la muerte real o presunta de uno de los
cónyuges. Constituye una forma más de proteger la vivienda
familiar, esta vez para favorecer al cónyuge supérstite,
sobreviviente o viudo, de tener derecho preferente a que se
incluya en su hijuela comunitaria, el inmueble donde está situada
la vivienda familiar, si dicho bien se había adquirido estando
vigente el régimen.
42
CAPÍTULO III
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.
1.-
CONCLUSIONES.
El presente estudio bibliográfico, referido al Régimen de la Comunidad
Diferida, como una de las opciones que tienen los cónyuges para elegir el
Régimen Patrimonial del Matrimonio. Permite concluir que:
1.
Siendo los
Regímenes Patrimoniales del Matrimonio los
mecanismos jurídicos que rigen las relaciones patrimoniales
derivadas del matrimonio, es de trascendental importancia su
regulación.
2.
En la legislación salvadoreña, se establecen las opciones con las que
se cuentan, pero además, de los que menciona faculta para que los
cónyuges formulen uno diferente, con la única limitante de que no
contravengan las leyes salvadoreñas.
3.
Con el Régimen de la Comunidad Diferida se pretende que exista
una correcta interpretación y aplicación de las disposiciones entre los
cónyuges, para gozar de una igualdad jurídica o referente a la
obtención y protección de los bienes que posean.
4.
El Régimen de la Comunidad Diferida es una opción dentro de los
Regímenes patrimoniales del matrimonio con características
especiales que lo convierten en el más conveniente, para los
cónyuges al momento de elegir cuál régimen van a adoptar, y cuando
no lo hicieren de igual forma los regirá, pues es el Régimen Legal
Supletorio.
5.
Los matrimonios que adoptan el Régimen de la Comunidad Diferida
lo hacen por ser el único en el que cada cónyuge trabaja no sólo para
sí, sino que también lo hace en beneficio de su pareja y por lo tanto
43
las adquisiciones son fruto de la colaboración y el esfuerzo de ambos
cónyuges.
2.-
RECOMENDACIONES.
El Régimen de la Comunidad Diferida, es el que más beneficios reporta
para los cónyuges, pero en nuestro país en la mayoría de matrimonios
constituidos bajo este régimen no lo adoptan por el conocimiento que tengan
acerca del mismo, sino que lo hacen porque simplemente no pactan nada al
respecto, pero afortunadamente la ley ya previó que es el que los va a regir
pues es el Régimen Legal Supletorio. Y por lo tanto;
1.
En virtud de lo estudiado considero que tanto los jueces como los
legisladores, con el aporte de los abogados, deben hacer un esfuerzo
por asegurar la subsistencia digna de las personas y sus familias, las
cuales son afectadas por desequilibrios económicos-financieros que
los llevan a tomar la decisión de disolver el Régimen de la
Comunidad Diferida y para poder alcanzar medianamente tal
finalidad se debería intensificar la difusión de los beneficios que
reporta a los cónyuges y a los hijos a la hora de su disolución.
2.
La creación de programas de divulgación acerca de los Regímenes
Patrimoniales del Matrimonio en los diferentes medios de
comunicación, así como también la posibilidad de disolver el que han
constituido y optar por el régimen de la Comunidad Diferida cuando
no lo hayan adoptado desde un principio.
3.
Para contribuir a la difusión de la importancia de pactar sobre que
régimen van a adoptar, las diferentes organizaciones no
gubernamentales (Ong's) que protegen a la familia soliciten a las
universidades estudiantes de ciencias jurídicas para que les orienten
sobre los beneficios de constituir el Régimen Patrimonial que más se
adecue a sus intereses.
4.
Habiendo los cónyuges constituido el Régimen de la Comunidad
Diferida, es necesario y conveniente que a la disolución del vínculo
los bienes por los que estuviera conformada la masa sean repartidos
proporcionalmente con la precisión contemplada en la legislación,
para que surta efecto la pretendida igualdad de derechos.
44
5.
De lege ferenda, propongo que la disolución judicial tenga efectos
retroactivos al momento de la demanda o solicitud de los cónyuges,
ya sea que solicite por vía del Art. 72 del C. de F. o mediante
divorcio.
6.
Profundizar el estudio específico sobre las relaciones patrimoniales
de los cónyuges, en especial, al momento de su disolución y en lo
que respecta, muy particularmente a la protección y disposición de la
vivienda familiar; en cuanto que el Art. 46 Inc. 1 del C. de F..
Constituye una excepción o salvedad legal a la libre administración y
disposición de los bienes, que no requiere ninguna “constitución
previa” como equivocadamente lo entiendan muchos jueces y juezas
de familia.
45
BIBLIOGRAFIA.
¾ Bossert, Gustavo A. y Zannoni, Eduardo A. Manual de Derecho de
Familia, 4ª edición; Buenos Aires, Argentina; 1,991.
¾ Belluscio, Augusto César; Manual de Derecho de Familia, T II; Ed.
Depalma Buenos Aires; 1,993.
¾ Ministerio de Justicia Comisión Coordinadora para el Sector Justicia;
Documento Base y Exposición de Motivos del Código de Familia T. II;
1ª edición 1,994.
¾ Calderón de Buitrago, Anita; y otros. Manual de Derecho de Familia;
Centro de Investigación y Capacitación, Proyecto de reforma judicial, El
Salvador. 1,994.
¾ Kemelmajer de Carlucci, Aída Rosa, Lineamientos Generales del
Régimen Patrimonial del Matrimonio en el Proyecto de Reformas al
Código Civil, Jurisprudencia Argentina 1,993.
¾ Suárez Franco, Roberto, Derecho de Familia Derecho Matrimonial T. I
sexta edición, Ed. Temis, Santa Fe de Bogota – Colombia 1,994.
¾ Somarriva Undarraga, Manuel; Derecho de Familia, T. I; Ed. Lida; Chile
1993.
¾ Pacheco, Gladis. Curso Básico de Derecho de Familia; Consejo
Nacional de la Judicatura. T II; 1,994.
¾ Ministerio de Justicia, Tercer Certamen Jurídico de Derecho de Familia,
en el Derecho Internacional Privado, Primera edición, 1,991.
TEXTOS LEGALES UTILIZADOS.
¾ Constitución de la República de El Salvador 2002,
¾ Código de Familia.
46
¾ Ley Procesal de Familia.
¾ Ley Transitoria del Registro del Estado Familiar y de los Regímenes
Patrimoniales del Matrimonio.
¾ Código de Procedimientos Civiles.
¾ Código Civil Argentino.
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