RIESGOS BIOLÓGICOS DE LA BOMBA FRANCESA INFORME DE LA SOCIEDAD CHILENA DE BIOLOGÍA Y MEDICINA NUCLEAR * Dr. Ismael Mena G., Universidad Católica de Chile; Dr. Giinther Domke, Universidad de Concepción; Dr. Ihirokl Bchrens, Universidad de Chile; Ing. Ramón Valderas, Universidad de Chile. Frente a la inquietud e incertidumbre públicas producidas por la detonación de artefactos nucleares chinos y la inminencia de experimentos similares de parte del gobierno de Francia, la Sociedad Chilena de Biología y Medicina Nuclear cree un deber comunicar los informes que obran en su poder y que ebíán relacionados directamente con esste problema. La Sociedad Chilena de Biología y Medicina Nuclear reúne a los científicos chilenos con el objeto de estudiar, investigar y divulgar todos lus problemas relacionados con el uso de los Isótopos Radiactivos en Biología y Medicina. Por este motivo, muchos de sus miembros tienen vasta experiencia en el extranjero y en nuestro país en diversos aspectos concernientes al tema que hoy nos preocupa. En efecto, nos proponemos informar primero sobre la forma de producción y propagación de las radiaciones ionizantes generadas por la detonación de un artefacto nuclear en nuestro hemisferio; segundo sobre los mecanismos de producción del daño biológico, y tercero, evaluar la magnitud de riesgo que se producirá por el experimento francés. I — Mecanismos de producción y prupagación de las radiaciones ionizantes producidas por la detonación de un artefacto nuclear. l.as bombas atómicas son artefactos de guerra de primerísima importancia, cuya capacidad destructiva es de tal magnitud que su empleo no puede ser justificado bajo ningún concepto. Las bombas atómicas expertmenmlcs se detonan generalmente de acuerdo a planes perfeelamenlL' trazados con ei objeto, entre oíros motivos, de verificar teorías de protección fundaméntalos. La enorme potencia de una homba nuclear ya sea de fisión (ruptura o partición de núcleos de U-235 o PU-239) o por fusión (bomba de hidrógeno) (asociación de núcleos livianos como por ejemplo DLI, el d™it.'r¡uro de litio) produce íil detonarse una nube de forma característica vertical que luego se desarrolla en forma de campana o velo descendente. Los dalos existentes permilcn afirmar que más de! 90% del Agradecemos la gentileza de los uuiuu»^ ÍIL- este informe, entregada por «-'líos ni Fmidenlc Eduardo 1 Freí, y tiut han quen d j iiue aparezca publicada inicgríiirrL-nti i-n nm'vira I-L-VIS!:! 0.01 II OS TOTAL YIELO (lMfO1«ll) FIGURA Nv I — Porcentaje de material mdnul t\ :> que se localiza en diverjas parles de la Btinfcfera terrestre en función dt- la pnt?itL-i:L de la bomba nuttear. 235 15 M LATITUOE (sin* scole] 1F FltiVRA N 4S 60 WINTER 739 2 — Parles caaslfibatlvfts de U atmósfera terrestre. residuo radiactivo ?e deposita en la campana superior. Es así que los cálculos te realizan generalmente sobre el desplazamiento de dicha parle, cu función de los vientos predominantes en el momento de la explosión. La figura N" 1" nos demuestra l¡¡ distribución ücl material radiactivo en las diversa* secciones de la atmósfera terrestre. Para poder estimar I; distribución de substancias radiactivas inyectadas en la estratosfera después de la explosión de un artefacto nuclear, es necesario tener información respecto de la forma natural de circulación del aire en dicha zona. (Figura N" 2). Cun este objeto los americanos realizaron el cxpcrimentn Hurdlack el 11 de Agosto de 1958, que consistió en deposiiar una cantidad di 3 megacuries de Rodio 102 a una altura que fluctuó entre 4U0 y 5UU Km. sobre la Isla fohnsíone. Esta Isla se encuentra a 17' latitud norte. F.sla explosión de un artefacto que contenía Rodio 102 (Rh-1021 es la t:niea que se ha efectuado en la alta estratosfera. Su distribución en la atmósfera y en la tierra en función dol tiempo, constituye una base para el cálculo del tránsito de cualquier olyo isótopo radiactivo desde la atmósfera hasta su llegada a la superficie de la tierra. Los estudios de Kalkstein sobre la información obtenida después del primer experimento con Rh-lU2. concluyen que en un periodo de 2 meses, el material radiactivo situado por encima de los 55 Km. de altura, está perfectamente mezclado y tiene una distribución latitudinal uniforme que alcanza más o írtenos hasta los 30° de latitud. Por debajo de los 30' de latitud, la mezcla u homogenización de! residuo radiactivo, es mucho más insatisfactoria ya que casi no se llega a mezclar con el aire atmosférico. Este material radiactivo permanece durante 10 años en la alta estratosfera y unos 2 años en la baja estratosfera siendo arrastrado hacia ella en las zonas polares por los Los grificos han sidu tomados de los informes dol Healiti aird Stfetv Laburamries de la Comisión de Energía Atómica de los Estados Unidos y tic la revista Htvtth Physlci de los años 1%5 y 1966. 236 vientos y mezclas descendentes durante los meses de invierno. En Chile, esto sería durante los meses de [unto y Julio siempre que [a explosión haya llevado el mulerijl radiactivo hasta la alta estratosfera. Las mediciones de Kalkstein fueron completadas con comunican iones efectuadas posteriormente por Machta y Tclegadas quienes estudiaron la distribución del Kodio tO2 en la baja estratosfera en función del tiempo. Ellos notaron que el material estaba ca?i perfectamente distribuido en ambos hemisferios en los años 1960 y i%I. Se puede admitir expcrimenlaimente que dos años después se puede suponer que la mezcla en la baja estratosfera es perfectamente homogénea. Un experimento que completa la información obtenida en la serie Hardlack, fue el proyecto Starfish de! 8 de lulio de 1962. En él la explosión se efectuó a -1UÜ Km. de altura, también en la vecindad de la Jslu lohnstone, y se empleó aproximadamente 'A de megacuries de Cadmio 109. Suponiendo que unu fracción de aproximadamente 40% escapase al espacio interplanetarío, podemos postular que no mas de 0,15v¿ megacuries se estabilizaron en la atmósfera de la tierra y podrían ser utilizados para efectuar predicciones sobre la distribución del producto radiactivo. Un estudio detallado de los reai.iltadeis nos permite aceptar como probable que la delección del Cadmie 109 podrá efectuarse hasta 1963 suponiendo un rendimiento analítico de detección de aproximadamente media desintegración por minuto por muestra. Los resultados, sin embargo, contradicen aparentemente la predicción del modelo de 10 años de residencia en la alta estratosfera y dos años de permanencia en la bajn estratosfera ya que este modelo predice concentraciones aproximadamente 10 veces menores que las que se han encontrado experimentalmente. Los datos existentes a nivel del aire de ¡a superficie de la tierra, indican que en 1964 no se había detectado Cadmio 109 aún; recién en 1965 se detectó la presencia de Cadmio 109 en el aire superficial en concentraciones extremadamente bajas, dd orden de un décimo de desintegración por minuto por cada 1.000 metros cúbicos de standard. Otro experimento efectuado con la misma intención, fue la consecuencia de un accidente ocurrido el 21 de Abril de 1964 al satélite espacial Snap 9A que contenía una fuente de poder radiactivo, la cual so desintegró al reentrar a la atmósfera terrestre en el hemisferio sur. Se calcula que aproximadamente 17.U0U curies de Plutonio 258 fueron liberados a esa altitud, es decir, a más o menos 50 Km. de altura. Suponiendo que la combustión del aparato produzca partículas de un tamaño similar a las producidas por una detonación nuclear en la alta atmósfera, esta inyección podría ser tratada según el modelo utilizado anteriormente. Per desgracia el Plutonio 25M no es un trazador ideal, pues en detonaciones nucleares anteriores se habían distribuido en la atmósfera diversas cantidades de este elemento radiactivo. Se calcula, sin embargo, que el Plutonio 238 antes del accidente del satélite, era más o menos un 5% del Plutonio 239 existente. Por ello podemos emplear las cifras de concentración del Plutonio 239 en la atmósfera como una radiactividad de fondo de la cual podemos calcular el Plutonio 238 total. Este procedimiento de cálculo es similar al cálculo del Estroncio 90 existente. Las mediciones efectuadas demuestran que la concentración promedio al norte del paralelo 30 norte, en el año 1965 es de 120 desintegraciones por minuto por cada 1.000 metros cúbicos standard mientras que la concentración al sur del paralelo 30 sur, es aproximadamente de 210 desintegraciones por minuto por cada 1.000 1 ' ' 1 ' • • 1000 r 100 r f 30 knots L¿^:-~~~— \ 10 knots ' en épocas secas las partículas radiactivas van a caer y el otro, el estudio de Siorcbo que permite calcular la contribución debida al lavado de; la atmósfera por lluvias. i , , , i ¡00 r i | i i * 11 r i ii i MI • 1 1 10 Mt _ i Mt • 100 kt - " ^ ^ c s OÍ * v\5v^ S¡0 _ 30 knots '- • \ • \ tO knots r I 20 • 1 • , . . i . . . i SO 100 500 Dislance from ground z e r o ¡n km , , , % |*l 1000 FIGURA N" 3 — Predicción aproximada de dosis recibida para bombas entre 20 kilotanes a JO megatanes a distancias entre 20 y 1.000 Km. del punto 0 y vieulus de 10 a 30 nudus por hora. En la ii] I latí Interior del gráfico se señala la dosis acumulada en i !•;••:- y en la mitad superior la riúsls acutntitnüd u licinpu intiuítu. melros cúbicos standard. En este caso la sugerencia i!c Hariey, Maehta y Kalkstein parece ser válida para la zona de alta estratosfera, es decir, que se puede suponer que el modelo de 10 años de permanencia en la alta estratosfera y dos años de permanencia en la baja estratosfera sería solamente cualitativamente correcto. Sin embargo, hay evidencia que sugiere que este modelo no seria válido respecta del pasaje desde la baja estratosfera a la superficie de la lierra. Según este modelo, las concentraciones de Plutonio 238 a nivel de la tierra deberían ser fácilmente detestables. Sin embargo, no ha sido posible detectarlas en el hemisferio norte en el año i9&5, mientras en el hemisferio sur en las latitudes intermedias, es decir, 30 a 50° sur, ha sido detectado Plutonio 238. Se espera que en 1965 y 1966 será posible medir en las diversas latitudes Cadmio Í09 y Plutonio 238 que son los marcadores fundamentales en los estudios de flujo y distribución de inyecciones de isótopos radiactivos efectuados en la alta estratosfera. La interesante comunicación de Slorebo del Departamenlo de Investigación de Defensa de Noruega en Kje11er. presentada en Noviembre de 1965, permite estudiar el efecto de la lluvia que produce un lavado de La atmósfera, formando así una precipitación radiactiva (figura 3). Este estudio es eiiaü y cuantitativo y se refiere a una zona de 50 Km. a 5.000 Km. de distancia desde el sitio de explosión de la bomba y considera además el tamaño de la bomba, la velocidad del viento, la distancia al punto de explosión, la cantidad de lluvia generalizada y la iniciación del límite de lluvias en las distintas capas de la atmósfera. Todos los sistemas de predicción de posible contaminación radiactiva en la troposfera (la zona de la atmósfera situada por debajo de la estratosfera), pueden reducirse a dos sistemas generales. Uno que predice el depósito radiactivo seco que define una zona en la cual En aquellas zonas donde el depósito radiactivo seco produce real peligro, la radiactividad está asociada con partículas grandes, mayores de 5 micrones que tienen una velocidad de caída apreeiable. En forma general, podemos decir que la precipitación radiactiva por lluvia es mucho más peligrosa y eficiente en producir altas concentraciones de radiactividad que la precipitación radiactiva seca a largas distancias del puniu de la explosión. En caso que bC produzca lluvia, puede suceder que en la atmósfera o un la nube, exista una suficiente cantidad de partículas radiactivas que pueden ser arrastradas a la tierra produciéndose niveles de radiación aprcciablemente mayores que los que se esperaban sí el depósito fuera el llamado seco. El estudio de Storebó toma en cuenta los datos existentes con respecto a la suciedad de una explosión atómica. Esto se hace en la siguiente forma. Las bombas entre 20 y 1UÜ kilo toneladas suponen un 100% de fisión; mientras las bombas de 1 megatón, un 50íú de fisión; las bombas de 10 megatones, un 17% solamente; es decir, el grado de fisión va disminuyendo con el aumento de la intensidad de la detonación. Son mucho más peligrosas por lo tanto desde el punto de vista de depósito radiactivo las bombas chicas que las bombas grandes, Es decir, son más peligrosas en zonas cercanas al sitio de líi explosión las bombas chicas que las bombas grandes. Las bombas grandes. del orden do un megatón o más, producen su efecto a nivel mundial en plazos que van entre 10 y 2 años según la akura a la cual se ha producido la explosión. El estudio de Storebo plantea ecuaciones para 12, 14, 18 y 24 Km. de altura de formación de la nube radiactiva. Este trabajo presenta datos de predicción de como caen las panículas radiactivas que existen dentro y por debajo de las nubes capaces de producir lluvias y en él se demuestra que una nube que produce lluvia ubicada a 7.000 metros de altura, va a arrastrar más radiactividad qus una nube que produzca lluvia a 1.000 metros de altura. Los dalos de Greenfield justifican la presunción que una lluvia suave de no más de 2'á milímetros, es capaz de eliminar totalmente las partículas dentro y por debajo de las nubes que produjeron las lluvias. La figura N° 3 nos permite predecir aproximadamente el depósito radiactivo de bombas entre 20 kilotones y 10 megatones a distancias entre 20 y 1.000 Km. del punto de explosión con vientos entre 10 y 30 nudos por hora. También presenta la dosis de radiación en tiempo infinito y la dosis de irradiación 6 horas después del depósito de substancias radiactivas. Del análisis de este modelo, podemos obtener por extrapolación, lo que no elimina un posible error serio, que vientos de 10 nudos por hora y una explosión no mayor de 10 kilo toneladas producen una dosis, en 6 horas desde el momento de la caída de las substancias radiactivas, del orden de I roentgen a 200 Kin. del sitio de la explosión, llegando a ser totalmetile despreciable la radiactividad a distancias mnyorch de 500 Km. Si los vientos fueran do 30 nudos en Jugar de 10 nudos, la dosis de 1 roentgen durante 6 huras alcanzaría aproximadamente a 500 Km. de distancia siendo !a dosis despreciable solamente a !.000 Km. de distancia. Sin embargo, si los vientos son de 50 nudos por hora, y la bombfi de 10 mejuiluriey. tís probable que la dosis de I rocnlgen en 6 horas llegará a una distancia de 3.000 Km. que es la magnitud del tramo que inedia entre la Isla de Pascua y el atolón de Mururoa. Estas suposiciones son válidas aceptando que los vientos 237 1'" - Ivr,! • - i *• - —i 1 '—• * ll - • i • i - i 1 «.T b-:-N A i H t I») 1 1, , - k J * i* B 1 a r; FIGURA M15 4 — Nomograma compuesta que permito calcular la dosis de irr;iüiíii-iOn ptir hora apresada en roentgen hura tn función de: O Velocidad de los vicnlus entre 10 y 70 nudos por hura, 2) altura ite depósito de la nube radiactiva y 3) en función de la potencia de tu bonibii entre 20 kilolones y 10 megaloncs: !•.:; t i . I H I V Í del p g n t o •t - —1 C 0 d e t u •.-. • ! • • • • : . u fl 1 •¿e produzcan en la dirección en la cual se miden estas distancias y que exisln una lluvia generalizada en la zona receptora. Sin embargo, la figura N° 4 demuestra que circunstancias especiales de velocidad del viento a la altura a la cual í,e furnia la nube radiactiva c intensidad de lít rjomba. pueden producir una entrega de depósito radiactivo elevado al cabo de 48 horas. En estos casos, se obtendría un depósito de 1 curie por metro1, lo que produce aproximadamente lü roentgen por hora a un metro de distancia del suelo. En e! residuo de una bomba nuclear, los componentes radiactivos que pueden ser arrastrados por los vientos y que ofrecen polencialmente mayor peligro, son el Estroncio 10 y el Cesto 137. Pero, además de recibir esios elementos en forma accidental, debemos considerar que desde hace varios años se está produciendo una circulación de isótopos radiactivos producto de otras detonaciones nucleares y que dicha circulación se efectúa desde lit estratosfera a la troposfera y de la troposfera a la superficie terrestre. El esludiu lie Volchak comunicado en Junio de t%5, permite estimar con datos experimentales cuál es el depósito actual en la superficie de la tierra en función de distinlas latitudes. I.a figura N? 6 demuestra la totalidad del Estroncio 90 acumuladu en el mundo enteso en ambos hemisferios. La figura N'1 7 demuestra la taza de depósito de Estroncio 90 expresado en megaeuries por mes en ambos hemisferios. Es de interés comentar que en 1960, fecha del acuen do parcial de suspensión de. ensayos nucleares, el hemisferio sur tenía una velocidad de depósito ligeramente mayor a la correspondiente al hemisferio norte. Esto indica que el derrame desde la troposfera y estratosfera del hemisferio norte, estaba pasando al hemisferio sur. Lo mismo sucedió a fines de 1964, antes de la detonación de las bombas chinas de 1964 y 1965. En Septiembre de 23a —1_ t t A T • T U • E l l i , ! lí,\ K? 5 — Dcjtiueslni la magnitud de] depósUn radiactivo en J963 en diversas latitudes, basados en necUckHKS efectuadas por laboratorios americanos ÍR4SL) y laboratorios Ingleses lAtiRK). La sección A se refiere ¡i lluviu expresada en pulgadas, la sección it M refiere a depósito de estroncio 90 cxprcsailu en inUIcoriea/ millii! y la sección C se refiere a la concentración de Estroncio 90 expresada en plcuturie/litro <IL* lluvia. 1964, se hizo evidente que e! depósito radiactivo del hemisferio sur estaba aumentando rápidamente mientras el depósito del hemisferio norle descendí:! bruscamente. Pero es evidente también que estas fluctuaciones se invierten en el momento en que se inicia la explosión de los bonv 1 Ü H U f CUMULATIVB S' 00 OEPO9TJDN d . c . r a orr«l«d t / 1 M i r i l l l (El< 1144II / 1 : i- / ' 11 ' _ i - / / >> i .... / i 1 iru FfCURA Ní° 6 — Cantidad total de Eslranciu 90 acumulada en el mundo entero y por hemisferio expresada en megacurie de Estroncio 90 durante el dcvenlo 19551965 I I ! I I I i 1 I H>1 l l \ N? 7 — Dt-pósilo en cada hemisferio de Estroncio 90 expresado en mcgacui It por mes durante los años 1958 a 1»64. ba.s chinas en el hemisferio norte. La figura N" 8 del misino esludio de Votchok, nos permite estudiar la variación de las isopletas de depósito de Estroncio 90 mensual en forma perfectamente clara, durante las unos 1963 y 1964. Por ejemplo, en 1964 la isopleta de I milieurie por milla1 de Eslroncio 90 mensual se logra en el hemisferio sur recién en Diciembre del año 196-4, lo que quiere decir que en ese mes en el hemisferio sur ya. so estaba recibiendo una cantidad de 1 milieurie mensual por milla' de superficie. De acuerdo a estos cálculos se puede esperar que en el hemisferio sur en el año 1%5, se depositarán 0.3 megacurioi de Estroncio 90 contra un equivalente de 0,7 megacurit-s en c! hemisferio norte. I.us dalos que esiilen referentes a la Antartica son Ligeramente distintos. En el año 1962 y 1964, el depósito de Eslroncio 90 fue de 0.5 y 1.85 mUkuries por millír. En el año 1939 1961 fue de 1,81 y 1947 n I1JS de 0.51. 5 días después. La distancia probable de la bomba francesa en el atolón de Mururoa es aproximadamente la mitad, y podemos esperar que la nube Siegue a la costa norte de Chile a una altura de 10.000 metros aproximadamente en 2'/2 días. Salvo el caso en que se produzcan lluvias en ese preciso instante en esa /.ona del Norte de Chile, se deberá esperar aproximadamente entre 15 y 20 días para que se alcance un máximo de depósito de producios de fisión en la superficie de la tierra. Hs también probable que el tiempo que demora en caer el material de fisión desde 10.000 metros de altura hasta la superficie terrestre, sea algo más breve dada lu proximidad de la zona de explosión de la bomba, lo que permile que la nube radiactiva pueda lener aún en su interior panículas radiactivas relativamente mayores que las que llegaron a la zona de Nueva York precedentes de lu explosión en el norte de China. Bl desplazamiento dj la nube radiactiva de ambas bombas chinas puede observarse en las figuras 9 y 10. Es también probable que la bomba francesa sea más limpia que las equivalentes chinas, y quizás de potencia equivalente y por cierto no más sucia que la bomba china que se detonó hace Í5 días airas. La observación de la distribución de estas dos nubes radiactivas, nos permite sacar utgunas conclusiones respecto de la posibilidad de llegada del residuo radiactivo a la zona norte de Chile. Hn ambos casos y especialmente en la bomba china del 14 de Mayo de 1965, la difusión latera! de la misma ni la zona de la ¡illa troposfera es aproximadamente T de latitud en un recorrido de 90° de longitud. Ls decir, que podríamos predecir que la nube radiactiva a I0.UÜLI mutros de ¡iltura sobre la zona de Tocopilla, no tendría más de unos 500 Km. de ancho. Un un recorrido de 1S0" de longitud, es decir, la mitad de la vuelta al mundo, el ensanchamiento de estn nube alcanzaría casi los 25' de F1ÍHRA V 8 — [«Óptela» de Estroncio 90 en función del llcmpu y lulitu<l [ftsopletaa eslan expresadas cu inilk-urie/inllla : de F.s( r o n d o 90/mcs). Estudios efecluados en los años 1963 y 1964. Mientra* en Diciembre det BÉO 1964 se aparece la isnpleta' de un milieurie pur milla 1 de Estroncio 9U por mes en el hemisferio sur, en el año 1963 K i-- i-r:.< la ¡sóplela de 6 mlllcurle pur m i l l a ' por mes, en t i hemuCcdo norte. La detonación de las bombas chinas efectuada el 14 de Mayo de 1965 y 16 de Octubre de 1964 permitió estudiar en forma comparativa la velocidad de llegada de la nube radiactiva a zonas prefijadas. F.l estudio comunicado por Klay y Rosa de Noviembre de 1965, establece que los residuos frescos de la bomba china del 14 de Mayo de l%í [legaron a la zona de Nueva York a una altura de 10 a 15.000 metros el 19 de Mayo, vale decir, APPROXIMATE PATH OF UPPER TROPOSPHERIC DEBRIS FROM THE FIRST CHÍNESE NUCLEAR DETONATION FIGURA \ ? 9 — Avance y distribución de la nube rutliuctiva pruvenleate de la detunaclún de la primeru human nuclear china, detonada el lé de Octuhre de 196*. El avance ile la nuue radiactiva te observó a una altura i!c 10.000 metros de altitud. 239 ¿ •-.' f 1KU. MKMl! aMM«ndMI j _ _ ^ y.-' ^ \ FIGURA N? 10 — Avance y illilrl luición en la atmosfera de la segunda bumbu china detunaria el 14 de Muyo lie 1965. Se registra el avance de radiactividad a una altitud de 10.000 metros. FIGURA N? 11 — Registro del avance y distribución de la radiactividad de la segunda bomba china, del 14 de Mayo de 1465 a una altura de 5.650 metros. Nótese que el avance N mucho más lento que el observado en las figuras N? t y 10, Las cifras en circulo corresponden a las [echas del mes de Mayo y las cifras pequeñas se refieren a la velocidad de los vientos en metros por segundo. 240 latitud, alcanzando esta distancia de ensanchamiento en sólo 5 días de recorrido. Sin embargo, el estudio de Kurodil del Departamento de Química de la Universidad de Arkansas y Millake de la División de Geoquímica del Servicio de Investigaciones Meteorológicas del Japón (Figura N° 11). nos permite indicar que a 5.650 metros de altura, la velocidad de desplazamiento di; la masa aérea troposférica es aprcciablememe menor, demorando la llegada de la nube a la costa oeite de los Estados Unidos aproximadamente unos 12 días, y a la costa este, unos 30 días. En el caso de la bomba que nos ocupa, si ésta fuera de menor potencia que la bomba china, podría ubicarse en una altura intermedia. Podríamos afirmar así que ía llegada a la costa oeste de Sudamerica, surta aproximadamente 7 u 8 días después del estallido de la bomba, suponiendo que las velocidades de los vientos correspondan a valores entre 15 y 18 metros por segundo. Con estos datos experimentales, podemos presumir que si la bomba francesa es del orden de 5 a 200 kilutoneladas, se depositará en una nube radiactiva cuya concentración, casi el 90%, se va a encontrar entre los 8 y 12.000 metros de altura, es decir, en la zona tropusferica que se movería hacia Chile a una velocidad aproximada de 18 metros por segundo, demorando 7 a 8 días en llegar a Chile y atravezandii su territorio en un lapso de 2 a 2'/i horas o en un lapso de 1 hora a 1S4 horas si es una bomba mayor que la señalada, pero menor de 1 megalón. Aún hay más información que podemos deducir de los estudios ubtenidos después de la detonación de la segunda bomba china ocurrida en Mayo ds 1965. Es posible prever que pueden p r é s e n l a s máximos de radi:\clividad beta total en los días precisos, aún en las horas precisas en las cuales pase la nube radiactiva por sobre el territorio chileno. Estos máximos podrían tener, si la bomba depositó su nube a unos 12.000 metros de altura, un aumento probable de 3 veces el valor normal de la radiactividad del aire superficial. Este valor normal en la zona de Nueva York es de 1 microcuric por metro cúbico. Los datos que actualmente se disponen indican que en la zona de Chile, en la misma latitud sur aproximadamente, esta radiactividad es 20 veces menor que en la zona de Nueva York, lo que significa que este aumento es real, pero enormemente bajo. Serían valores aproximados de U.U5 a U.I5 millonésimos de millonésimos de curie por metro cúbico de aire superficial. Sí 1I)I':;KIIK!- en (.'líenla la mpei'íici-.' de lüi hemisferios norte y sur, podríamos estimar que el aumento debido a la bomba china de Octubre de 1964 en el hemisferio norte, corresponde aproximadamente al aumento por variación de fotones gama por minuto por metro cúbico de aire de 0,2 a 0,7, es decir, también 3 veces mayor. Es probable que algo similar ocurra en la zona norte de Chile en el aire superficial, pero quizás no a nivel de la tierra. Esto durante el primer paso de la nube radiactiva ya que este aumento se va a producir a una alturn de 7 a 12.000 metros, siempre que la bomba explotada sea de 1 megatón. El trabajo de Harley y Sisennuyogg establece que cada kilotonelada de bomba de fisión produce aproximadamente 1.4 por 10" fisiones. Esto da un rendimiento probable de Estroncio 90 de 0,1! megacuries por megatón. Sólo el O.OKb de la actividad beta total, es decir, 1 por 10.000 corresponde a Estroncio 90 a los 12 días de haber explotado la homba y aproximadamente un 0,02 de Cesto 137; es decir, según el cálculo que hemos hecho de aumento de la actividad beta total que pueda aparecer en la zona norte de Cliile, eslos porcentajes son atribuibles a los únicos dos elementos radiactivos de probable peligro para la salud y la gentílica humana. Un numeras redondos, podemos decir que un diez milésimo de 0.08 picucuries por mclro cúbico de aire de actividad beta tola!, puede ser atribuido ¿i depósito de Estroncio 90 en la zona. Si ¡ornamos en cuerna los datos que indican un depósito acumulado entre 5 y 7 mC por milla' de Estroncio 90 en el suelo chileno que proviene de todos los ensayos nucleares anteriores, debemos eslimar que para el caso de una bomba atómica que no sea mayor de 6 mi-gatones y que deposite su nube ;i no más de 12.UOU metros de altura, la zona norte de Cliílc verá aumentada su radiactividad por Estroncio 90 en no más de \$"A> de lo que ya existe en la tierra; suponiendo una lluvia en et preciso instante en que se encuentre el máximo de la nube sobre la zona norte en una banda de 500 Km. con centro en Tot_opi!la. Como en la zuna nonc el rigimen de lluvias hace muy improbable este acontecer, el aumenta del depósito radiactivo podrá alcanzar dichos valores pero en un plazo de -varios meses. Mecanismos del daño de las radiaciones ionizantes en los organismos vivos I.as radiaciones provenientes Je unn explosión nuclear, ya sean rayos gama, beta, alfa u otra?, actúan sobre los organismos vivos especialmente por dos mecanismos: II por impacto directo de dichas radiaciones sobre Estructuras sensibles dentro de las células y, segundo, por un mecanismo que es un efecto indirecto y que consiste en la acción de dichas radiaciones sobre el agua de los tejidos. El agua es un componente muy abundante en los tejidos vivos ya que constituye alrededor de un 60 a 70% de ellos. Di esto deriva qvie las probabilidades de que las radiaciones actúen sobre el agua son muy elevadas. Por efecto de estas radiaciones alpunas moléculas del agua sufren descomposición y alteraciones de su estructura química, que les confieren propiedades altamente oxidantes o reducteras. lo que a su vez significa cambios químicos importantes cié las estructuras que se encuentran situadas a su alrededor. El paso ds las radiaciones a través de los tejidos es sumamente breve, dura no más de 0,00000000000000001 segundo HO-"" 1 ). Los cambios químicos que condicionan en el agua también son de una duración breve, aunque no tanto como los recién descritos. Transcurren en períodos de 0.000001 segundos (1Q-"*»). Se inicia así una cadena de fenómenos químicos que producen cambios imporianles en el funcionamiento normal de las células y también en la estructura de dichas células. Los cambios estructurales celulares, provocados ya sea pur acción directa de las radiaciones o por acción indirecta, son de dos tipos y deben considerarse con especial atención. Una es la producción dtf alteraciones trasmisihles hereditariamente. Estas reciben el nombre de mutaciones y significan cambios en la estructura de los hijos de los individuos afectados por dichas alteraciones. Sin embargo, muchas de estas mutaciones son de corta duración en ¡a vida de !a célula ya que es posible concebir y demostrar que hay reversibilidad de estos efectos; por lo cual la estructura de las células puede volver a la normalidad. Pero sí debemos tener en cuenta que en otras ocasiones estas mutaciones son permanentes y transmisibles a los descendientes, los que van a presentar cambios en las estructuras celulares o en diversos únjanos y que por lo tanto ya no serán semejantes a sus progenitores. El otro tipo de cambios estructurales afecta principalmente al funcionamiento de la célula y lleva a la aparición de lesiones somáticas que al principio son microcóspicas y posteriormente al extenderse se hujen visibles. Como hemos dicho, la iniciación del proceso de djñoen los tejidos por las radiaciones producidas por la explosión de un artefacto nuclear, se inicia en un período brevísimo de tiempo. Los efectos que hemos señalado, ya sea en la estructura o en el funcionamiento celular, en tejidos y en los órganos de los individuos o las alteraciones hereditarias, son de manifestación mucho más tardía- La velocidad con que se inicia la aparición de daños visibles depende de la intensidad de irradiación recibida. Esta es de grado máximo en \a proximidad del sitio Ue detonación de un artefacto nuclear. Así por ejemplo, las ]x: que se encuentran dentra c!e un radio de ¡0 Km. del sitio de la explosión c!c la bomba de hidrógeno, mueren ya sea por las quemaduras ocasionadas por la alta temperatura de la explosión o por daño en el sistema, nervioso que ocasiona la muerte en el primer día. Los individuos que se encuentran más alejados del sitio de la explosión pero siempre a distancias de algunos kilómetros y que sobreviven a los efectos térmicos y explosivos de la detonación, pueden morir en los dos o tres días siguientesdebido a trastornos gastrointestinales agudos como diarreas graves o más tarde debido Í¡ infecciones del aparato respiratorio debido a baj:i ayuda lie las defensas ocasionadas por disminución de lus glóbulos blancos, o por hemorragias debidas a disminución de las plaquetas sanguíneas y posteriormente de los glóbulos rojos. En ta población japonesa ile las ciudades de Hiroshima y Nagasaki, bombardeadas con la bomba atómica en el año 1945, se observó posteriormente que entre los sobrevivientes que estaban relativamente cerca del sitio de la explosión, a menos de 1.500 metros de distancia, hubo posteriormente aparición de un número importante de casos ds leucemia (15/1.241 = 1.184/100.000), y que pueden considerarse como efectos alujados de la bomba atómica. El estudio de estos sobrevivientes permitió demostrar además que existía una clara relación entre la cercanía del sitio de la explosión y par lo tanto de la cantidad de irradiación recibida y la frecuencia de la aparición de casos de leucemia. Así en las personas que se encontraban a más de 3.000 metros de ia detonación, los casos de leucemia tenían una frecuencia de aparición semejante a la observada en poblaciones no somclidas a los efectos de una bomba atómica (9/32.963 = 27/100.000). Esta experiencia desgraciada ha servido para demostrar que existe, pues, una relación entre la enorme cantidad de irradiación recibida y la aparición de leucemia, pero que si se llega a niveles pequeños de irradiación como los observados en personas situadas en sitios más alejados, la aparición de esta enfermedad no parece ser distinta de la obsenaUu entre personas no sometida^ a este riesgo. Igualmente se han constatado otros efectos alejados de la irradiación masiva, lü a 15 años después, que consisten en envejecimiento precoz, aparición de cataratas que dificultan la visión, esterilidad, anemias crónicas, enanismo, etc. Si bien en esta experiencia desgraciada se observó toda esta serie de fenómenos ya descritos, hay otras experiencias en las cuales irradiaciones accidentales también por la explosión de artefactos nucleares, como el accidente de las Islas Marshall ocurrido el I? de Marzo del año 1954. significó irradiación importante de los isleños. La dosis de irradiación fue de 175 rads al cuerpo entero, lo que es una dosis alta. Este accidente se originó por la caída de una lluvia radiactiva dehido a un cambio de 241 vientos, inesperados por los metereólogos, lo que significó que los desechos radiactivos explotados a una distancia aproximada de 2ÜU Km. cayeron en gran cantidad sobre las islas señaladas. Ello provocó en el lapso de tiempo inmediato (I5-2Ü días], quemaduras importantes en las /.una- descubiertas de la piel ton ulceraciones, des pigmentaciones, caída del cabello que posteriormente sanaron lotalmente. Hítu población ha sido observada euidado:.amcnle desde el punto de visla médico durame los 10 años siguientes. Los informes a la fecha permiten señalar que no >e ha observado durante este periodo ningún efecto sobre la salud que pudiera imputarse a la acción de las radiaciones originadas por la bomba de hidrógeno. Eb cierto que el plazo de 10 años no es suficiente para considerar la observación de esta población como finalizada, pero de todos modos vale la pena señalar la observación •a la fecha. Los dos cosos que hemos analizado, el de los sobrevivientes de !a bomba atómica en Hiroshima y en Nagasaki y e! de los isleños irradiados accidentalmente por una llmia radiactiva proveniente de una bomba de hidrógeno esta vez. son e! producto de irradiación masiva. Sin embargo, debemos tener en cuenta que la exposición a las radiaciones ionizantes no constituye un hecho nuevo en la historia del género humano. En efecto, desde su aparición en el globo, el hombre ha estado sometido al efecto de las radiaciones provenientes del espacio y que llegan a ¡a tierra como rayos cósmicos. Por otra parte, hay elementos radiactivos en el medio ambiente y en el hombre mismo, algunos d¿ sus elementos constitutivos tomo una fracción del potasio corporal son radiactivos. ' os Jes cié radiactividad en diversas zonas del globo son variables (factor 1-10). y así por ejemplo en las atturas los rayos cósmicos son más intensos que los rayos cósmicos que se observan a nivel del mar. e igualmente la latitud tiene mi eíe^iu importante. Haj zonnt del mundo en que el nivel radiactivo ambiental es sumamente alto, como las playas de Guarapirí o Pozo Caldas en Brasil y las arenas radiactivas en Kernla de la India. En el cuso de Guarapirí y Pozo Caldas, la radiactividad ambiental es del orden de 300 500cto superior a la radiactividad que se observa en la ciudad de Santiago. En esa zona han vivido poblaciones indígenas durante siglos, y lia sido posible gracias a las mediciones efectuadas por Penoafranca y colaboradores, demostrar que la cantidad de radiaciones alfa altamente ionizantes encontradas en los citrus, o en la deniaduru o deposiciones de la población, son del orden de !0 a 20 veces superiores a las observadas en la población de ciudades comu Santiago. A pesar de esas circunstancias, no ha sido posible demostrar un dichas poblaciones la existencia de dañu genético o la existencia de oíros signos de daño somático comu los descritos LII los sobrevivientes de la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki. Por dio es fundamental el concepto de <lt!sis de irradiación para considerar la magnitud del riesgo envuelto al exponer h una población a las radiaciones ionizantes provenientes de la población de un artefacío nuclear. Los factores que determinan la intensidad de la exposición son fundamentalmente: I) la potencia de la explosión: 21 la distancia entre el individuo y el sitio de la explosión ya que la intensidad de la irradiación directa disminuye con el cuadrado de la distancia; y )) el tiempo de exposición a la radiación. En el caso de la puhlación chilena expuesta a la detonación de una bomba atómica en las Islas Polinésicas o la detonación de un artefacto nuclear por los chinos o por otras potencias que lo hagan sobre la superficie o en el mar o en la estratosfera, debido a la distancia envuelta no veremos lógicamente ningún efecto agudo en los primeros días de la explosión. La posibilidad de observar efectos alejados deriva de la cantidad de material radiactivo que se deposite sobre la superficie del territorio chileno. Evaluación del riesgo para la población chilena de la detonación de un artefacto nuclear francés en el atolón de Mururoa. El riesgo real atribuible a las explosiones nucleares y especialmente a las detonaciones francesas que nos han ocupado preferentemente en estas últimas semanas, está en relación directa con la dosis de irradiación que puede recibir la población chilena y esta dosis debe ser comparada con las normas establecidas imernacionalmente y con la irradiación natural ambiental, lo que nos permite colocar en lugar exacto los efectos nocivos que pueden derivarse de dicha irradiación. Daño somático El daño producido por la detonación de un artífacio nuclear puede considerarse como dnño somático y como dañü genético, El daño somático es aquel que causa sobre los individuos produciendo síntomas como los descritos en la sección anterior y que en sus manifestaciones más leves toman la forma de baja parcial del número de ltnfocitos, glóbulos blancos. La dosis considerada por las autoridades internacionales como segura para el término medio de la población, es de 5 rem anuales y esto se hace con el objeto de asegurar el mínimo de daño genético puesto que a esa dosis no hay efecto somático alguno. La caída del material radiactivo que ha sido enviado a la estratosfera por las diversas potencias nucleares, aumentará en los próximos 50 años la dosis recibida por la población mundial en 0,15 rem. Si consideramos que las bombas francesas tendrán una potencia bastante inferior a las que han detonado en conjunto Estados Unidos. Rusia e Inglaterra, la cantidad en términos absolutos seria muy pequeña y por lu tanto el daño somático producido en las poblaciones alejadas, no debe ser considerado. Daño genético El peligro genético reviste otro carácter porque a través de las experiencias hechas por los genetistas en Drosophilas (moscas) y ratones especialmente, se ha concluido que es difícil asegurar la existencia de una dosis umbral para producir una mutación y por ello, considerando el problema, habría que aceptar que por baja que sea la dosis recibida por las gónadas habría un incremento de mutaciones proporcional a la dosis. Un cuadro que nos demuestra la situación genética aproximada en el inundo para una población de 500 millones es el siguiente: Efectos genéticos mayores anuales, producción normal anual por diversas razones — 700.0UO a 5.000.UOO. Provenientes de la radiación natural — 25.000 a ] .000.000. Provenientes de artefactos nucleares — 300 a 40.000. Esla situación se mantendrá si se sigue detonandu con la misma intensidad que en 1958. Las declaraciones tan citadas de l.inus Pauling nos indican que aproximadamente a esa fecha ya existían en la estratosfera alrededor de 450 megatones. En realidad, •usías cifras bajas de contribución al aumento de las mutaciones se pueden comprender mejor si nos formamos una imagen de cuánlo y cuáles son los factores que contribuyen a la irradiación natural, que recibimos todos por el hecho de habitar en la tierra. El cuadro siguiente obtenido de dos fuentes, ul Comité de las Naciones Unidas y de Bocq y Alexander nos ilustran fuentes de irradiación dosis anual (milircm por año). Fuenies exlernas, 82; radio en e! hueso 39; Sr 90 (dosis en hueso) 4 (1,5 unidades Estroncio): Cs 137 (dosis genética) 1. Se ha colocado evidentemente el Sr 90 y el Cs 137 por ser los isótopos que contribuyen mayormente o la irradiación proveniente de la caid» de cenizas radiactivas. Un cuadro más dclallado nes permite apreciar <juc fieme a un milircm por año, originado por el Ccsio, tenemos la acción de los rayos cósmicos que producen 28 milirem por año, la irradiación terrestre 47 milircm por año, lu radiación atmosférica 2 milirem por año y la conIribueión de la irradiación interna además es la siguiente: Potasio 4U, 19 milirem por año; Carbono 14. 2 milirem por año aproximadamente. Estos valores llegan aproximadamente a 10U milirem al año de dosis sobre las gónadus. También se considera la dosis sobre osteocítos y médula, que son valores muy aproximados al primero. Este valor de 100 milirem al año es considerado como la dosis genéticamente lolerahle por ter la obligada, recibida ineludiblemente por todo ser humano. Se ha hecho, sin embargo, hincapié que en algunas ¿unas tmtv limit:idas del mundo, hay poblaciones expuestas a dosis que son hasia 10 veces mayores que la radiación ambiente natural. Como se ha dicho no se tiene información sobre fallas genéticas en esta población. Verdaderamente siendo el aumento de irradiación externa despreciable en los tesis ya realuudos en los años anteriores, aunque el aumento es dctectable y mediblc. el interés mayor se ha concentrado sobre el destino de los radioisótopos que entran como contaminantes en el organismo humano y que como emisores internos de irradiación pueden ser los promotores de un daño. Los isótopos más importantes de este aspecto, el Estroncio 90 y el Cesio 137. tienen un comportamiento bastante diferente. El Estroncio 90 puede provocar lesiones al concentrarse en los huesos siguiendo el metabolismo del calcio. Si utilizamos los datos del Reino Unido cuando existía en el terreno 10 milicurics por Km!. de Sr 90, en la leche había 4,4 unidades Estroncio 90 por gramo de Caldo y en el hueso 0.7 unidades de F.slroncío 90 por gramo de Calcio. En Chile se estaría recibiendo por ello, aproximadamente una dosis de 2 milirem por año. En Santiago, la concentración di Estroncio es de 10 milícuries por Km'. Sin em- bargo, este dato es para una población que consuma mucha leche, lo que no es e! caso de Chile, por lo cual se precisarían estudios en el terreno para dar un dato más de acuerdo con nuestra realidad. Respecto ai Cesio 137, es válido todo aquello que se refiere a la dosis genética, por cuanto al seguir el destino del potasio, se convierte en un irradiador general del organismo. En resumen, poniéndonos en el peor de los casos con los 450 megatones en el aire, la población recibirá 4 milirem al año. lo que cs un 4% de la dosis ambiental. Sobre este 4"u debemos calcular la acción de la bomba francesa que siendo como un máximo de 5 megatones duría una contribución de un 0,04'to sobre la actividad ambiental. Sin embargo, hay tres factores que es preciso considerar al hacer esta hipótesis y es que la bomba francesa podría ser de baja altura y esta vez las detonaciones son en el hemisferio sur, y que los factores metereológicos podrían contribuir a aumentar su acción sobre una población local determinada. Volviendo a cuadros anteriores y situándonos en el peor de los casos, la población mundial tendría espontáneamente 3.0U0.000 de mutaciones al año. y Chile. 6.00U. Ahora bien, castigando 10 veces el efecto de los i im-guIones franceses, se obtendría 6 mutaciones más al año, y aceptando que éstas fueran negativas, el daño debe considerarse como mínimo. Aunque la cantidad pura nuestro país es sumamente haja en comparación cun lo que se puede atribuir a la contribución de la radiactividad natural y la provocada por otras potencias y si comparamos con otros factores de malformación como por ejemplo dietas carenciadas en madres embarazadas o algunos productos farmacéuticos, resultaría disminuida !a importancia numérica de esle daño. Pero no es el número lo que interesa a la humanidad, sino que el problema de provocar conscientemente un daño a la población mundial; es decir, considerar que una vida se puede sacrificar deliberadamente a fin de conseguir prestigio o poder para una nación determinada. Es indudable que para las naciones pacifistas que deben soportar esta pugna de potencias, este hecho es intolerable. Se debe, pues, aprovechar cualquier ocasión para condenar este tipo de experimento y aún más, exigir como un acto de reconocimiento de su grado de responsabilidad, que estas potencias asuman una carga económica colectiva ante las Naciones Unidas para contribuir a la prevención y estudio de los efectos biológicos de las radiaciones ionizantes, y que los países que en la aclualidad están detonando artelactos nucleares procedan a indemnizar al resto de las naciones por esta situación. 243