PALABRAS en el tradicional canto de «Te Deum

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“750 AÑOS DE FE CRISTIANA EN JEREZ DE LA FRONTERA”
PALABRAS en el tradicional canto de «Te Deum» a la recepción del Pendón de Jerez en la
Parroquia de San Dionisio. (9 de octubre de 2013)
SRA. DOÑA MARIA JOSE GARCÍA PELAYO, ALCALDESA DEL EXCMO.
AYUNTAMIENTO DE NUESTRA CIUDAD, DEAN Y CANÓNIGOS DEL CABILADO
CATEDRAL, CONCEJALES DEL CABILDO MUNICIPAL, ACADEMICOS DE LA REAL
ACADEMIA DE ARTES Y LETRAS DE SAN DIONISIO, AUTORIDADES CIVILES Y
MILITARES Y DE ORDEN PUBLICO, FELIGRESES DE ESTA PARROQUIA, DEVOTOS DEL
SANTO Y HERMANOS EN EL SEÑOR.
Nos reunimos, hoy 9 de octubre, en día tan señalado para celebrar la fiesta del patrón de
nuestra ciudad san Dionisio en este año que comienzan a celebrarse los 750 años de la toma de la
población por el rey Alfonso X el sabio.
Remontar los orígenes de Jerez de la Frontera hasta el límite donde se confunden los tiempos
histórico, bíblico y mítico fue durante siglos, el máximo empeño de los cronistas e historiadores
locales que de este modo la identificaban con ciudades como Asido o Asta. Pese a ello hoy sabemos
que su origen como ciudad es eminentemente medieval.
Situado Jerez sobre el margen izquierdo del río Guadalete, su término municipal es de los
mayores de España y en él se han hallado testimonios de vida humana de época paleolítica, sobre
todo en los márgenes del río.
El asentamiento de Mesas de Asta es sin duda el más importante de todos los excavados en el
término de Jerez. Existente desde el Neolítico con la romanización fue llamado Asta Regia y es de
allí de donde han ido llegando a la ciudad, durante siglos, las piezas clásicas –togados, retratos, aras
funerarias y restos de mosaicos- más importantes y que hicieron nacer la fábula del Jerez romano.
Durante la dominación visigoda se puede decir que Jerez pasa casi inadvertida para la historia,
volviendo a sonar su nombre al ocurrir en sus proximidades la destrucción del ejército de Rodrigo e
iniciarse la dominación árabe, cayendo entonces en el poder de Tarik. Durante los primeros tiempos
de la dominación islámica, tales como durante el Emirato, la importancia de Jerez se acentúa,
adquiriendo por su situación fronteriza gran valor estratégico ya en tiempos del Califato, por realizar
los normandos peligrosas incursiones. Durante el periodo árabe, la historia de Jerez se caracteriza por
una continua lucha de partidos, entre los mismos musulmanes, circunstancias que fueron el principal
aliado para la reconquista.
Hacia el año 1000 es cuando las fuentes hacen las primeras referencias a Jerez, por lo tanto,
parece difícil poder adelantar su verdadero nacimiento como autentica ciudad más allá de época
islámica. Con el fin del periodo omeya en 1031 y la creación de los reinos de taifas, Jerez era aún una
pequeña población vinculada al reino de Arcos. Pero a mitad del siglo XII, con el ocaso del periodo
almorávide, logró independizarse durante un corto periodo que se extendió hasta la llegada de los
almohades norteafricanos. La dominación almohade, comprendida desde 1145 hasta la definitiva
conquista cristiana de la ciudad de 1264, es la que vio cómo Jerez se convertía en una de las ciudades
fuertes de Andalucía occidental. Será la época en que se recrece y amplía la muralla que englobaba
toda la medina, quedando su intramuros en dieciocho barrios y una judería.
Así las cosas, llegamos al año de 1264 en que don Alfonso, comprendiendo la importancia
que para la reconquista tenía esta ciudad, apresta sus tropas, decidido a su posesión, entrando
victorioso, este mismo año , el 9 de octubre, día de san Dionisio, patrono por esta razón de la ciudad.
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Desde entonces, no obstante los continuos ataques de que fue objeto, Jerez no volvió más a caer en
poder de la media luna.
El mismo Rey Sabio le dio por escudo: las ondas del mar cercadas de castillos de oro en campo
rojo y leones rojos en campo de plata en señal de la constancia, fortaleza y continuo movimiento y
trabajo con que la defendieron sus hijos y moradores. Don Alfonso pobló la ciudad con gente de sus
huestes; destinó a los judíos a la judería y a muchos de los moros les permitió continuasen viviendo
en ella. En total Jerez podría contar con unos dos mil habitantes aproximadamente. Desde entonces
la ciudad se constituyó en un núcleo defensivo fundamental en la frontera con el nazarí de Granada.
En tiempos de los Reyes Católicos, Jerez prestó valiosa ayuda en la guerra de Granada,
interviniendo en la conquista de numerosas plazas. A partir de la conquista de Granada la paz se fue
fraguando poco a poco y la ciudad fue creciendo y enriqueciendo. La vida intramuros de Jerez se fue
abriendo a nuevas realidades y dentro del siglo XV hay que revelar un hecho cual es el aumento de
la población. Este desarrollo demográfico tiene su correlato en la expansión de su entorno urbano. La
Frontera como aquella zona insegura y, en nuestro caso determinante para el asentamiento y
poblamiento cristiano en el siglo XIII, había dejado de manifestarse en el aspecto más duro. La
victoria de las tropas cristianas en la batalla del Salado en 1340, inclinó definitivamente la balanza
del lado de Castilla y alejó de la ciudad el peligro musulmán. A consecuencia de todo ello, Jerez
desborda el recinto amurallado, su defensa natural, y se extiende en varias direcciones, siendo los
núcleos aquellas ermitas que ya observamos en estado embrionario, a finales del siglo XIII. En efecto,
en torno a san Miguel y a Santiago se constituirán en dos populosos arrabales.
A partir del siglo XV, vemos cómo se van instalando diversas órdenes religiosas. Así en 1413,
los franciscanos observantes fundan el convento de Madre de Dios y de la Encarnación. De allí se
trasladarán en 1493 al antiguo convento de los franciscanos claustrales, en un lugar próximo a la
Puerta Real. El año 1430 la orden de Santo Domingo de Guzmán funda la primera congregación
femenina dentro del recinto amurallado, el Convento del Espíritu Santo. En 1475 se inicia la
construcción del Monasterio de Santa María de la Defensión, de la orden monástica de los Cartujos.
El establecimiento de esta orden en tierras jerezanas se debe al patrocinio del caballero Alvaro
Obertos de Valeto, jurado del concejo xericense y segundón del linaje de los Morlas, quién al ser
soltero y sin herederos legítimos, nombró herederos universales de sus importantes bienes a los
cartujos bajo la condición de fundar un nuevo establecimiento en tierras jerezanas. En 1484 reunido
el capítulo general en Grenoble, se nombró primer prior cartujo de Santa María de la Defensión a do
Alonso de Abrego, que fue acompañado por cinco padres profesos. En apenas cincuenta años de
existencia la Cartuja acumulará un gran poder económico mediante donaciones, ventas y trueques,
La conquista del reino de Granada en 1492 alejó de forma definitiva el carácter fronterizo de
Jerez. Y es el siglo XVI una época de bonanza y de riqueza para Jerez. Las familias nobles se
enriquecen con la agricultura y la ganadería principalmente. Integrada en el Arzobispado de Sevilla
desde la reconquista, Jerez durante el siglo XVI intentó sin éxito que su Colegiata de san Salvador
fuese elevada al rango de Catedral. De nada sirvieron los razonamientos que se expusieron a Felipe
II sobre la importancia que tenía la localidad y de las amplias rentas del Vicariato que hubiesen podido
mantener de modo desahogado la silla episcopal. La sede hispalense muy poderosa en aquellos
momentos, impidió la segregación.
En esta época la Iglesia estaba presente en todos los aspectos de la vida ciudadana, pública o
privada Cada familia noble jerezana se hacían de capellanes que eran mantenidos por la propia
familia. Estas mismas familias a la vez que construían palacios y viviendas dignas para sí, se hacían
construir capillas funerarias en las distintas iglesias de la ciudad; por lo que los distintos templos y
parroquias se vieron favorecidos en el orden arquitectónico y cultual. Vinieron y se establecieron
muchas órdenes religiosas con sus respectivos conventos. En este siglo XVI nos asombra la afluencia
de religiosos: en 1504 las clarisas se establecen Madre de Dios, en 1524 llegan las Mínimas junto a
la parroquia de san Marcos, en 1526 se funda el convento de Santa María de Gracia, de agustinas y
en 1532 la rama masculina de esta orden empieza a construir casa junto a la ermita de Guía (desde
donde se trasladaron en 1643 al inmueble del desaparecido Hospital del Pilar, en la actual calle san
Agustín). En 1543 se instalan la orden de Sancti Spiritus en el desaparecido Monasterio de san
Cristóbal, cuyo solar ocupa en la actualidad la llamada alameda del Banco, y los frailes mínimos en
el convento de la Victoria en el extremo de la calle Por-vera. Durante el año de 1559 la orden Tercera
Franciscana ocupa la casa de la Hermandad de la Vera Cruz (cuyo solar ocupa hoy en día el Teatro
Villamarta y la plaza que le precede) ya que vinieron para servir de capellanes a esta hermandad. Los
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Trinitarios vienen a Jerez en 1567 y en 1569 se encontraban instalados en el barrio de san Miguel,
junto a la capilla de las Angustias. Debido a la escasez de centros de enseñanza en la ciudad la
Compañía de Jesús estableció en 1574 un colegio (del que aún sobrevive la iglesia, hoy secularizada).
Los franciscanos descalzos se establecieron en un principio junto al Guadalete, trasladándose en 1606
al casco urbano a las Angustias. Y en 1643 se instalaron los mercedarios descalzos en unas casas de
la parroquia de san Lucas, donde hoy se levanta la ciudad del Flamenco. Los últimos en establecerse
en Jerez fueron los capuchinos en la antigua ermita de san Benito en 1661 en donde todavía hoy
permanecen.
Tampoco encontramos grandes cambios en la Iglesia durante los siglos XVII y XVIII respecto
a lo que había sido el siglo XVI, si no es en una ralentización en la creación de nuevos
establecimientos monásticos dada la imposibilidad que tenía la ciudad de absorber a más población
religiosa. Aun así la apoteosis de la Ciudad-Convento llegó en el XVII. La localidad estaba ya llena
de religiosos, pero los frailes y monjas seguían llegando a esta Nueva Tebaida en que se estaba
convirtiendo Jerez. Por el contrario, durante los siglos que nos ocupa tan sólo asistimos a la
desaparición de un solo convento, el Colegio de la Compañía de Jesús, orden expulsada por Carlos
III en 1767.
La población era atendida en los Hospitales de la Sangre (junto a la parroquia de Santiago) y
la Candelaria (en la alameda Cristina), a ambos se añadió el Hospital de la Santa Caridad a finales
del XVII. Esta nueva institución hospitalaria ocupa la parte central del Ayuntamiento actual. En el
siglo XVIII asistimos a dos nuevas fundaciones: el Hospicio de Niñas Huérfanas, creado a instancias
del canónigo Francisco de Mesa Xinete en la calle Armas, y el Hospital de Mujeres Incurables,
establecido en 1754, cuyo inmueble aún se conserva como centro de enseñanza en la calle Vicario.
Tanto las cofradía Sacramentales como las de Penitencias tuvieron un auténtico apogeo
durante estos siglos, e n el seno de una sociedad marcada por una profunda religiosidad externa. Eran
constantes las rogativas, los actos de desagravio, los votos ante las imágenes religiosas y por eso no
debe extrañarnos que el culto a Jesús Sacramentado viviese su época dorada,
Un hecho destacado fue el florecimiento cultural que experimentó Jerez durante el siglo
XVIII. La Sociedad Económica de Amigos del País, fundada en 1770, sirvió de acicate al panorama
intelectual local, que hasta el momento dependía exclusivamente de los estudios monásticos y de la
escuela de la Colegial.
Gracias al extraordinario desarrollo del comercio vinatero Jerez se convirtió en una de las
ciudades más prósperas de España durante el siglo XIX. Las bodegas eran cada vez más granes, sus
propietarios cada vez más ricos y poco a poco empezaron a controlar el poder municipal. El progreso
se hizo patente en la Ciudad: abastecimiento de aguas, el alumbrado público y uno de los ferrocarriles
más antiguo de España.
La Iglesia fue la gran perdedora del siglo XIX. En 1835 las órdenes religiosas masculinas
fueron suprimidas, y de un plumazo desapareció la ciudad-convento. Los hospitales fueron también
desamortizados, creándose un nuevo Hospital civil en el inmueble que había pertenecido a los
mercedarios. También las órdenes femeninas sufrieron grandes tribulaciones durante este siglo. Las
parroquias y la Colegial También perdieron la mayor parte de sus rentas y con ellas su esplendor
pasado.. El crecimiento económico de Jerez fue espectacular. Las desamortizaciones hicieron que las
tierras cultivables cambiasen de dueños, siendo la principal beneficiaria la alta burguesía. Jerez pasó
de ser la ciudad-convento a ser la ciudad-bodega. El fin de la época dorada llegó en los últimos años
del siglo a causa de dos factores: descendió el precio del trigo por las exportaciones americanas y por
una plaga de filoxera que diezmó por completo las viñas autóctonas.
El siglo XX ha sido una era complicada a nivel local ; cabe destacar la figura del General
jerezano don Miguel Primo de Rivera que a finales de 1923 da un golpe de estado que aglutina a los
militares y a buena parte de la sociedad española que ve en este hecho posibilidades de cambio. Primo
de Rivera se volcó con Jerez; en los seis años que duró su mandato realizó numerosas visitas a Jerez,
siendo la más importante la de abril de 1925 con motivo de la coronación canónica de la Virgen del
Carmen. Los reyes y el Consejo de ministros en pleno estuvieron presentes en el acto
Durante la Guerra Civil, entre 1936 y 1939, Jerez estuvo alejada del frente y gracias a ello
sirvió como centro de aprovisionamiento para el bando nacional, mientras se sucedían en la localidad
muestras de adhesión al nuevo régimen. Llegó la década de los cuarenta y con ella una grave crisis
de subsistencia provocada por la guerra. Fueron los años del hambre, del racionamiento y de los
mercados vacíos.
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En el tiempo de la posguerra Jerez fue una ciudad que fue evolucionando poco a poco,
lentamente hasta la muerte de Franco en que el país estrena la democracia y años más tarde entramos
en la Comunidad Europea.
Desde el punto de vista eclesial existe un acontecimiento primordial como es la creación de
la Diócesis de Asidonia Jerez, el 3 de marzo de 1980, erigida por bula del entonces Pontífice Juan
Pablo II.
El cardenal arzobispo de Sevilla, don José María Bueno Monreal, previendo la solicitud
pastoral de una diócesis como la suya de Sevilla que tenía una extensión de 17.000 Km cuadrados y
una población de 1.800.000 habitantes, para mantener un contacto personal con los sacerdotes,
religiosos y religiosas y fieles en general, en el mismo sitio donde se desarrolla la misión pastoral y
la vida cristiana, solicitó en 1960 a la Santa Sede la asistencia de un Obispo Auxiliar; y él decidió
erigir una Vicaría General con residencia en Jerez, de modo que el Obispo Auxiliar era Vicario
General de toda la archidiócesis y con autoridad en toda ella, pero se ocupaba de manera singular,
por disposición del cardenal de Sevilla, de aquellas ciudades y pueblos de la provincia de Cádiz que
pertenecían a la archidiócesis hispalense. El papa Juan XXIII nombró en 1960 como obispo auxiliar
a don José María Cirarda Lachiondo quién trabajó incansablemente para poner los cimientos de la
futura diócesis. Le sucede en el cargo don Juan Antonio del Val Gallo que fue nombrado obispo el
10 de abril de 1969 por su Santidad Pablo VI y estuvo encargado de la Vicaría de Jerez durante dos
años. Y por último fue nombrado como obispo auxiliar de Sevilla con residencia en Jerez, don Rafael
Bellido Caro.
Juan Pablo II crea la diócesis de Asidonia-Jerez, por bula Archiepiscopus Hispalensis el 3 de
marzo de 1980. El primer obispo de la diócesis, monseñor Rafael Bellido Caro, nació en Arcos de la
Frontera, el 10 de marzo de 1924. Al fin, y después de tantos años e intentos fallidos Jerez lograba
ser diócesis independiente. Don Rafael Bellido fue nombrado por Pablo VI y ordenado obispo el 30
de diciembre de 1973. Falleció en Sevilla un 16 de marzo de 2004 y hoy en día descansa sus restos
mortales en la Catedral como primer obispo de la misma. Le sucedió en el cargo Monseñor Juan del
Río Martín en el año 2000.
Realizado este rápido caminar por la historia de nuestra ciudad y Al dar comienzo este tiempo
de las efemérides de los 750 años de la toma de la ciudad por el rey Alfonso X, el Sabio, quisiera en
primer lugar seguir las instrucciones del sabio monarca renovando nuestro patrocinio a San Dionisio,
pidiéndole que nos siga protegiendo, que nos dé el amor por la verdad y la vida que él tuvo y
encomendándole a todos los jerezanos y jerezanas, especialmente a aquellos que sufren la esclavitud
de la droga, la amenaza de la crisis económica, las flagelaciones de la enfermedad y la ceguera de no
ver el amor de Dios en sus vidas.
Por último, me gustaría reivindicar ante la ciudadanía de Jerez la importancia y la labor de la
Iglesia en estos 750 años de fe cristiana. La toma de la ciudad supuso un cambio radical en la
configuración de Jerez, en el orden social, cultural, económico y religioso. Y al igual que somos
conscientes de las sombras o pecados cometidos a lo largo de estos siglos, también valoremos de
forma positiva toda la obra llevada a cabo por parte de la Iglesia, baste recordar entre otros los
colegios y los hospitales para que los pobres tuvieran acceso a la educación y la sanidad, la atención
a los necesitados y, cómo no, el rico patrimonio que aún podemos contemplar en nuestra ciudad. Pero
sobre todo deseo hacer mención a todos los cristianos jerezanos de todos los tiempos que, movidos
por su fe cristiana, hicieron posible el avance de nuestra ciudad hasta lograr de ella lo que hoy en día
es. Sería difícil mencionar a todos y cada uno de ellos, desde personas que pertenecieron al clero,
obispos, sacerdotes religiosos, religiosas, seglares desde el ámbito de la ciencia, de la cultura, del arte
y de la educación. A todos ellos elevo una oración en este día para que el Señor le haya podido dar la
recompensa merecida y a nuestro Patrón san Dionisio nos siga protegiendo por los siglos de los siglos.
Amén
+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez
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