Santiago, once de abril de dos mil trece. Vistos: En estos antecedentes rol N° 2.177-2002, por sentencia de primera instancia pronunciada el veintisiete de noviembre de dos mil diez, escrita a fs. 295, se condenó a Julia Calderón Cruz por su responsabilidad como autora del delito de estafa, a sufrir la pena de cien días de presidio menor en su grado mínimo, accesorias de suspensión de cargo u oficio público por el tiempo de la condena, a pagar una multa de 6 unidades tributarias mensuales y las costas de la causa. Se le otorgó el beneficio de la remisión condicional de la pena y se acogió la demanda interpuesta, condenándose a la referida a pagar $1.993.472 a la querellante, por concepto de daño emergente. Apelada que fue la sentencia por la acusada y después de haberse sugerido su confirmación por el Ministerio Público Judicial, la defensa de la inculpada pidió que se declarase prescrita la acción penal, por haberse paralizado la tramitación del proceso desde el decreto autos para fallo de fecha veintidós de agosto de dos mil siete a la fecha en que éste se dictó efectivamente, lo que solo vino a ocurrir el veintisiete de noviembre de dos mil diez. En segunda instancia, una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago por resolución de tres de octubre de dos mil once confirmó el fallo apelado y por fallo complementario de veintitrés de mayo de dos mil doce de fs. 373 y siguiente, rechazó también la solicitud de declarar la prescripción de la acción penal. Contra la sentencia de alzada, la defensa dedujo recursos de casación en la forma y en el fondo, el que se trajo en relación a fs. 358. CONSIDERANDO: PRIMERO: Que por el recurso de casación en la forma deducido se ha invocado la causal del artículo 541 N° 9 del Código de Procedimiento Penal, en relación al artículo 527 inciso 1º de ese mismo cuerpo normativo, porque se pidió la declaración de prescripción de la acción penal, solicitud que se tramitó en forma incidental, confiriéndose traslado de ella al querellante y trayéndose luego los autos en relación para su conocimiento, a pesar de lo cual no se falló. SEGUNDO: Que este motivo de nulidad ha perdido oportunidad por cuanto, siendo efectivo que los juzgadores de alzada omitieron el pronunciamiento a que estaban obligados, esta Corte hizo uso de la facultad contemplada en el artículo 768 inciso final del Código de Procedimiento Civil, aplicable en la especie por así disponerlo el artículo 535 del Código de Procedimiento Penal, con lo cual se ordenó a los jueces del fondo que completaran su fallo con la decisión omitida, lo que ya ha sido cumplido. TERCERO: Que por el recurso de casación en el fondo se ha invocado la causal del artículo 546 N° 1 del Código de Procedimiento Penal, denunciando infracción a los artículos 102, 94 y 96 del Código Penal. Aduce el recurrente que la causa se inició en el año 2002, que se acusó en enero de 2005, recibiéndose la causa a prueba el 30 de agosto de 2005. Vencido el probatorio, la causa quedó con decreto “Autos para fallo” el 22 de agosto de 2007 (fs. 294), paralizándose la tramitación del proceso por más de tres años, hasta el 27 de noviembre de 2010, cuando se dictó la sentencia de primera instancia que se notificó a la acusada en enero de 2011. Explica que el artículo 102 del Código Penal ordena al tribunal declarar la prescripción de oficio; en tanto el 94 de ese mismo cuerpo legal, señala un plazo de cinco años para la prescripción de la acción en los simples delitos; y, por su parte, el artículo 96 de ese código ordena que si el procedimiento se paraliza por tres años, continúa el cómputo de la prescripción como si no se hubiera interrumpido. Por último, se agrega por el recurrente el artículo 95 del Código Penal, del que destaca que el tiempo necesario para la prescripción de la acción se cuenta desde el hecho y que el efecto de su declaración, de acuerdo al artículo 93 N° 6 del mismo cuerpo normativo, es que extingue la responsabilidad penal. Concluye pidiendo que se invalide el fallo de alzada y en su lugar se dicte sentencia de reemplazo que declare prescrita la acción penal y absuelva al inculpado. CUARTO: Que el hecho investigado en estos antecedentes, se cometió a partir del año 2001, habiéndose dado inicio al sumario criminal por medio de la presentación de una querella, el día 8 de mayo del año 2002. Consta de su larga tramitación, que el día 22 de agosto de 2007, a fs. 294, se dictó la resolución autos para fallo y que la siguiente actuación del proceso fue el pronunciamiento de la sentencia definitiva de primera instancia, lo que sólo vino a cumplirse el día 27 de noviembre de 2010. QUINTO: Que en el caso, se hace necesario establecer si la paralización que excedió a tres años, antes de dictarse la sentencia condenatoria de primera instancia, corresponde al término que señala la ley para considerar que no se ha producido la suspensión de la prescripción y que, por ende, ésta habría continuado, como si no se hubiere interrumpido, operando dicha institución a favor de la procesada, atendido el tiempo en que se perpetró el hecho. SEXTO: Que, por lo pronto y como ya se declaró en el proceso Rol N° 3887-08 de esta misma Corte, cabe discernir si la "suspensión" a que se refiere la ley se identifica únicamente con un impedimento u obstáculo emanado de ella o bien puede derivar de una situación fáctica determinada, producida en el curso del enjuiciamiento. A tales efectos es preciso determinar el alcance de los términos del artículo 96 del Código Penal, en cuanto éste se refiere a la "paralización" de la prosecución del procedimiento; esto es, si basta cualquier entorpecimiento que, de hecho, impida que un proceso criminal -en que se ejercita la acción pública- continúe su curso; o si el indicado precepto se refiere sólo a una inmovilización ordenada expresamente por el legislador. Al efecto, el artículo 96 del Código Penal contiene un principio absoluto, simple e inequívoco en orden a que si el pleito se detiene por el lapso de tres años, la prescripción debe continuar como si no se hubiere suspendido, sin indicar los motivos que puedan originar dicha inmovilización ni hacer distinciones ni excepciones al respecto, por lo que, dentro del sentido natural y obvio de la disposición, no es dable restringir su alcance a las causas que estancan el litigio según el Código de Procedimiento Penal. Atribuir al precepto un sentido limitativo no sólo pugna con su texto, sino que sería inconciliable con el principio in dubio pro reo, en la hipótesis que la norma no fuera suficientemente clara, la que por el contrario, se encuentra ratificada por los tratados internacionales reconocidos por nuestro país y vigentes, entre los que se cuenta el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos en cuyo artículo 14 N° 3 letra c), se contempla como garantía procesal mínima, el derecho de todo imputado a ser juzgado sin dilaciones indebidas; y el Pacto de San José de Costa Rica que señala en su artículo 8° N° 1, entre las garantías judiciales, el derecho de toda persona a ser oída con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable. SÉPTIMO: Que lo dispuesto en el artículo 96 citado armoniza con todas las reglas procesales que tienden a mantener la substanciación regular del juicio, desde que el desarrollo de todos los trámites o diligencias constituyen la marcha del procedimiento, de manera que si ellos no se evacuan o no se realizan en las oportunidades que la ley indica o derechamente son abandonados a su suerte por el ente encargado de su prosecución, producen en los mismos una paralización; que podrá ser legal o inexcusable, pero que en ningún caso revela que cuando esas reglas no se cumplen, la instrucción no cesa. Su incumplimiento lejos de expresar que quedan al margen de la suspensión de la prescripción, la dejan más de manifiesto. Como consecuencia de ello debe colegirse que cualquier detención produce la ineficacia de la suspensión de la prescripción de la pretensión punitiva, permitiendo que ella continúe como si no se hubiere "interrumpido". OCTAVO: Que, tal como indica José Luis Guzmán Dálbora, en la obra colectiva "Texto y Comentario del Código Penal Chileno", tomo I, Libro Primero, Parte General, Editorial Jurídica de Chile, páginas 476 y 477: "la inmensa mayoría de la doctrina (cfr. Cury, II, 435; Díaz, 21; Garrido, I, 380 " 381; Labatut, I, 299; Novoa, II, 492 " 493; Soto, 20; Vargas, 166 y Yuseff, 92) y un abrumador número de fallos", coinciden en ser indiferente la causa concreta de la paralización, criterio al que adhiere el comentarista, "ya que se adecua al fundamento de seguridad jurídica que anima al instituto y evita que el inculpado quede a merced del capricho de sus acusadores y de la crónica lentitud de nuestros procedimientos -a menos que aquél, u otro en su nombre, hubiese substraído, hurtado o destruido el expediente, siendo absurdo e inadmisible que el autor de un delito (art. 5° de la Ley 5.507, de 9 de noviembre de 1934) pueda beneficiarse jurídicamente de él-". Que la prescripción continúe como si no se hubiera interrumpido (en realidad, suspendido), exige adicionar al tiempo que duraron el sobreseimiento temporal o la parálisis superior a tres años del proceso, a aquel previo al inicio de éste; es decir, la prescripción prosigue, "computándose el tiempo de la suspensión" (Labatut, I, 298), lo que establece una marcada diferencia de cara a otros Códigos. El profesor Alfredo Etcheberry O. cita en su obra "El Derecho Penal en la Jurisprudencia", tomo II, Editorial Jurídica de Chile, reimpresión de la segunda edición, año dos mil cinco, páginas 268 a 276, diversos fallos de esta Corte que comparten la tesis según la cual el tenor literal del reseñado artículo 96 es claro y simple, y no hace ninguna clase de distinciones ni excepciones, por lo que no procede desatenderlo para aplicar otros elementos de interpretación: se aplica cuando hay paralización, cualquiera que sea el origen de la misma. Esta inmovilización puede ser legal o no, pero si existe, ella produce su efecto propio (Gaceta de los Tribunales, tomo de 1897, primer semestre, sentencia N° 976, página 621; tomo de 1926, segundo semestre, sentencia N° 50, página 292; y tomo de 1949, segundo semestre, sentencia 53, página 308; y Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo L, sección 4ª, página 166; tomo L, sección 4ª, página 206; y tomo LIX, sección 4ª, página 168). A lo ya señalado cabe agregar que para evitar suspensiones prolongadas del proceso, la ley -tanto procesal como orgánica-, exige básicamente a los jueces su control y conducción y ha provisto a las partes intervinientes de herramientas expeditas, incluso de carácter disciplinario, tanto para la reconstitución de expedientes extraviados, como para corregir los obstáculos que dificultan inconsultamente la tramitación. Si se cumplen y se usan tales facultades y obligaciones, no se producirían los defectos que ahora se anotan en este proceso. En lo concreto, la detención de este proceso por tres años, que suspende el curso del plazo de prescripción de la acción penal, puede deberse a cualquier causa, incluida la inacción del órgano jurisdiccional. NOVENO: Que aun cuando existe interés público en pesquisar y reprimir las contravenciones penales, también lo hay en que los litigios no se prolonguen desmesuradamente y en que se reconozca a los procesados su derecho a que se ponga fin a su responsabilidad mediante la prescripción, eliminando un estado de incertidumbre en las relaciones jurídico-penales entre el agente y el Estado, más aún si esta institución es de orden público, carácter que se manifiesta en el artículo 102 del Código Penal, en cuanto ordena que la prescripción debe ser declarada de oficio, y en el artículo 107 del de Procedimiento Penal al disponer que antes de proseguir la acción penal, el juez debe examinar si los antecedentes permiten establecer que se encuentra extinguida la responsabilidad del incriminado, obligándolo, en esa eventualidad, a no dar curso al juicio. DÉCIMO: Que en el caso en estudio, a partir del veintidós de agosto de dos mil siete no se registra movimiento eficaz en el proceso, sino hasta el veintisiete de noviembre de dos mil diez, fecha en que el juez de primera instancia dictó sentencia de primera instancia, esto es, transcurridos tres años, tres meses y cinco días, sin prosecución. UNDÉCIMO: Que producida la paralización, el término de prescripción que se había suspendido con la iniciación del litigio, ha debido continuar como si no se hubiera "interrumpido", cumpliéndose con creces los tiempos máximos previstos para el simple delito investigado y que el ordenamiento criminal fija en cinco años, por lo que corresponde declarar la prescripción de la acción penal y consecuencialmente, dar por extinguida la responsabilidad de la sentenciada. Por estas consideraciones y visto además, lo dispuesto en los artículos 535, 546, y 547 del Código de Procedimiento Penal y 767 y siguientes del Código de Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en la forma deducido y, en cambio, se acoge el recurso de casación en el fondo interpuesto en el primer otrosí de fojas 345, en representación de la condenada Julia Calderón Cruz, contra la sentencia de tres de octubre de dos mil once, que se lee a fojas 344 y su complemento de veintitrés de mayo de dos mil doce, la que es nula y se reemplaza por la que se dicta a continuación, separadamente y sin nueva vista. Acordada con el voto en contra de la Ministra Sra. Maggi, quien estuvo por rechazar íntegramente el recurso interpuesto por la defensa, porque en su opinión, el artículo 96 del Código Penal, no es aplicable al caso concreto en que la detención de la causa se produjo cuando la actividad procesal estaba entregada exclusivamente al tribunal llamado a decidir acerca de los cargos formulados en contra de la acusada, dictando sentencia de absolución o condena. La garantía que ampara al imputado de proceder dentro de plazo razonable se enfrenta en el caso con la necesidad del Estado de pesquisar y sancionar los hechos delictuosos que se cometen y el incumplimiento del deber inexcusable que el ordenamiento jurídico entrega al juez no es idóneo para producir el efecto jurídico de que trata la norma citada, por estimarse inaceptable –dentro del marco legal consagrado en el antiguo Código de Procedimiento Penal- que la mera inactividad del órgano jurisdiccional pueda dar lugar a la extinción de la acción penal pública.. Regístrese. Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Ricardo Peralta V. Rol N° 11.001-11 Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Hugo Dolmestch U., Haroldo Brito C., Sra. Rosa María Maggi D. y los abogados integrantes Sres. Luis Bates H. y Ricardo Peralta V. No firman los abogados integrantes Sres. Bates y Peralta, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar ausentes. Autorizada por la Ministro de Fe de esta Corte Suprema. En Santiago, a once de abril de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente, como asimismo personalmente a la señora Fiscal Judicial de la Corte Suprema, quien no firmó. SENTENCIA DE REEMPLAZO. En cumplimiento de lo ordenado en la sentencia de casación que antecede y lo prevenido en los artículos 535 y 547 del Código de Procedimiento Penal, se dicta la siguiente sentencia de reemplazo. Santiago, once de abril de dos mil trece. Vistos: Se reproduce la sentencia en alzada, con excepción de los basamentos séptimo a décimo tercero y de las referencias a los artículos 24, 29, 50, 68 y 69 del Código Penal; 456 bis y 503 del de Procedimiento Penal y a la Ley 18.216, que se suprimen. Se reproducen los considerandos cuarto a undécimo inclusive, del dictamen de casación que precede. Y se tiene en su lugar y además, presente: 1°) Que a fs. 331 el representante de la condenada solicitó la declaración de prescripción de la acción penal atendido el tiempo transcurrido entre el decreto que ordenó traer los autos para fallo y la fecha en que aquél se pronunció. De dicha solicitud se confirió traslado a la parte querellante, la que no lo evacuó en el tiempo fijado para ello. 2°) Que como ya se analizó en la sentencia de casación que antecede y cuyas motivaciones se han reproducido en esta resolución, entre las actuaciones descritas por la defensa, trascurrió efectivamente un lapso de tiempo superior al que se señala en la parte final del artículo 96 del Código Penal. 3°) Que por no encontrarse especificado el motivo que produce la paralización de que trata el artículo 96 del Código Penal, ni exige que ello sea o no justificado, no corresponde al intérprete hacerlo en reemplazo del legislador. 4°) Que atento a lo expuesto y a las reflexiones de la sentencia de casación en el fondo recién reproducidas y aun cuando se encuentra determinado que la acusada ha tenido responsabilidad en carácter de autora del delito de estafa que se le imputa, procede declarar prescrita la acción penal ejercida en este proceso por haber permanecido paralizado desde el veintidós de agosto de dos mil siete hasta el veintisiete de noviembre de dos mil diez, vale decir, por más de tres años, motivo por el cual el plazo de prescripción continuó su decurso como si no se hubiese "interrumpido", habiendo transcurrido más de cinco años desde que se perpetró el delito pesquisado. 5°) Que atendido lo decidido precedentemente, no se emitirá pronunciamiento respecto de la contestación de la acusación presentada por la defensa de la procesada, por inoficioso. 6°) Que conforme a lo expuesto, aparece de manifiesto que este tribunal disiente del parecer del fiscal judicial manifestado en su dictamen de fojas 321. 7°) Que por tener como fundamento la acción civil la declaración de condena de la imputada, atendido el hecho que ésta será desestimada por haber operado a su favor la institución de la prescripción de la acción, seguirá aquella la suerte de lo principal, de modo que no será posible acceder a dicha pretensión. Por estas consideraciones y de conformidad, además, con lo dispuesto en los artículos 93, N° 6°, 94, 95 y 97 del Código Penal y 514 y 527 del Código de Procedimiento Penal, se revoca la sentencia apelada de veintisiete de noviembre de dos mil diez, escrita a fojas 295 y siguientes, y en su lugar se decide que se absuelve a Julia Rosa Calderón Cruz de los cargos formulados en su contra a fojas 233 y la adhesión de fs. 236, por haber operado en su favor la prescripción de la acción penal intentada en su contra. A consecuencia de lo decidido, se rechaza la demanda civil deducida. Acordada con el voto en contra de la Ministra Sra. Maggi quien estuvo por confirmar la sentencia en alzada de conformidad a su propio mérito y teniendo en especial consideración las razones vertidas en el voto consignado en el fallo de casación que precede. Regístrese y devuélvase. Redacción a cargo del Abogado Integrante Sr. Ricardo Peralta V. Rol N° 11.001-11 Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Hugo Dolmestch U., Haroldo Brito C., Sra. Rosa María Maggi D. y los abogados integrantes Sres. Luis Bates H. y Ricardo Peralta V. No firman los abogados integrantes Sres. Bates y Peralta, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar ausentes. Autorizada por la Ministro de Fe de esta Corte Suprema. En Santiago, a once de abril de dos mil trece, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente, como asimismo personalmente a la señora Fiscal Judicial de la Corte Suprema, quien no firmó.