DIARIO LA PRENSA 27 DE JUNIO DE 2016 CELEBRACIÓN EN AGUA CLARA La felicidad de una nación Colón fue el primer testigo del tránsito inaugural de un buque por el tercer juego de esclusas. Alex E. Hernández, Roberto González Jiménez 27 jun 2016 - 00:05h TEMAS:Ampliación Del Canal De Panamá Canal De Panamá ACP (Autoridad Del Canal De Panamá) Juan Carlos Varela Jorge Luis Quijano Más de cinco mil personas le dieron la bienvenida al buque Cosco Shipping Panamá ayer por la esclusa de Agua Clara, en la provincia de Colón. Más de cinco mil personas le dieron la bienvenida al buque Cosco Shipping Panamá ayer por la esclusa de Agua Clara, en la provincia de Colón. LA PRENSA/Roberto Cisneros Eran las 7:30 a.m. cuando el Cosco Shipping Panamá asomó su proa por la cámara baja de las nuevas esclusas de Agua Clara, en Colón. Antes llamado Andronikos, el buque de la naviera china fue rebautizado para unir su nombre con el del país que le dio trascendencia mundial e histórica. Han pasado 101 años, 10 meses y 11 días desde aquel 15 de agosto de 1914, cuando el vapor SS Ancón surcó por primera vez el Canal interoceánico construido por Estados Unidos a través del istmo de Panamá. Y 16 años, 6 meses y 26 días desde que Panamá recibió de manos de la primera potencia del globo la administración del Canal. El estreno de este tercer juego de esclusas, además de una megaobra de ingeniería, es la consumación de la soberanía de una nación. La ampliación del Canal para permitir el paso de buques más grandes fue ideada por istmeños, aprobada por la población en un referéndum en 2006 y ejecutada exitosamente por panameños. Por eso, la alegría y la satisfacción embargaron ayer a todos en las esclusas de Agua Clara, sin distinguir entre ricos y pobres, ni gobernantes de gobernados. Los colonenses que acudieron a presenciar un momento tan trascendental no tuvieron inconvenientes en madrugar. “Me levanté a las 2:00 a.m. para venir aquí. Tengo una sensación que nunca creí iba a tener. Tengo 77 años y soy feliz por ver la inauguración del Canal”, dijo Enrique Segundo Ruiz, ya retirado, testigo y protagonista de una batalla de generaciones por la recuperación plena del territorio nacional. “Hasta luché por la bandera en mi juventud. Estuvimos tirando piedras para tener la libertad que tenemos ahora mismo”, confesó. Los colonenses tienen la esperanza de que la ampliación sirva de motor económico para su provincia, que enfrenta múltiples problemas sociales y que está inmersa en un proyecto de renovación que supera los 500 millones de dólares. Las cinco mil personas que llegaron al estadio Armando Dely Valdés fueron movilizadas en 80 metrobuses, proceso que se inició a las 4:30 a.m y se extendió hasta las 7:00 a.m. “Hoy es un día que me llena de alegría. Es algo muy esperado por nosotros. Es muy importante”, manifestó Yadira Delay, la primera en la larga fila de colonenses que aguardaban para abordar el bus. Delay reclamó también algo más de atención para su provincia. “Esperamos que con esta ampliación se acuerden más de nosotros y los dineros queden aquí en Colón. Que luego se los llevan a Panamá y a nosotros nos tienen olvidados”, apuntó Delay. El catedrático de la Universidad de Panamá Gabriel Rowe señaló que es un orgullo participar en los actos de inauguración, pero a la par, espera que cada vez más colonenses se sumen al sector marítimo vinculado al Canal de Panamá. Por su parte, el alcalde de la ciudad de Colón, Federico Policani, confía en que la esclusa de Agua Clara aumente el número de contenedores que se mueven por la ciudad, lo que se traduciría en nuevos empleos. Señala que esto significará una inyección económica importante en momentos en que la ciudad intenta renovarse con proyectos de infraestructura, la ley de Colón Puerto Libre y con las modificaciones hechas a la Zona Libre de Colón para así incrementar su movimiento comercial que ha caído en los últimos años. En tanto, Omar González, oriundo de Bocas del Toro y que por los últimos cuatro años trabajó como capataz en uno de los campamentos de trabajadores que participaron en la construcción de la esclusa de Agua Clara, quiere que el granito de arena que aportó al proyecto permita que más panameños se beneficien de los ingresos que deja la operación de la vía acuática al país. A medida que el Cosco Shipping Panamá se acercaba a la cámara baja, aumentaba el nerviosismo. El presidente Juan Carlos Varela, acompañado de todo su Gabinete, y el administrador de la Autoridad del Canal de Panamá, Jorge Luis Quijano, junto con su directiva, esperaban la llegada del barco. Nadie quería perder de vista el buque, mientras los policías se aseguraban de que ningún pie se acercara demasiado al borde de la esclusa. Ni el mismo Quijano ni Roberto Roy, ministro de Asuntos del Canal, se libraron de las advertencias de los uniformados. Una exultante Ilya Espino de Marotta, vicepresidenta de Ingeniería y Administración de Programas de la ACP, se atrevió a dar unos pasos al son de unas bandas de música que imprimían a la escena esas notas de las grandes celebraciones. “Es una emoción enorme. Ya es un tránsito real. No una práctica. Ha sido de mucha satisfacción. Es una meta de nueve años cumplida. Es una felicidad enorme. Estamos muy contentos de la buena recepción que ha tenido el Canal ampliado”, dijo la encargada del proyecto. Amarrado el buque, el capitán de la nave, Jude Rodrigues, descendió para recibir una placa de manos de Varela y Quijano. Mientras que el presidente de la naviera Cosco Shipping ofreció a las autoridades panameñas una réplica del barco. Luego del intercambio de obsequios, las autoridades caminaron hacia la cámara media para dirigirse al público presente. Quijano y Varela homenajearon a los 40 mil trabajadores que ejecutaron la obra e hicieron emotivas menciones a los 8 fallecidos durante los trabajos. El administrador puso en valor la magnitud del reto superado. “Es la obra más grandiosa que se ha hecho en un siglo sobre nuestro suelo”. “Es curioso que la historia insista en colocar a los seres humanos de distintas épocas en retos similares. No fue un propósito sencillo en el siglo XIX iniciar la construcción de un canal interoceánico. Tampoco fue sencillo ampliarlo en el siglo XXI”, dijo. Con la ayuda de una niña, Quijano accionó la manivela que abrió la compuerta para que el Cosco Shipping Panamá pasara a la cámara media. Un espectáculo de fuegos artificiales acompañó el paso del enorme barco mientras los colonenses ondeaban banderas de Panamá e inmortalizaban el momento con sus celulares. Acto seguido, la escena fue tomada por artistas nacionales que representaron en tres temas musicales la historia de Panamá, desde su descubrimiento en tiempos coloniales hasta la construcción del Canal. En total, más de 50 artistas participaron en un evento cultural, que sirvió para olvidar el calor agotador que estuvo presente durante toda la mañana en Colón. Junto con agrupaciones de baile, voces panameñas como el grupo Afrodisíaco, Luis Arteaga y Margarita Henríquez brindaron un recorrido rítmico que reafirmó que Panamá nació del cruce de razas, que esta es una nación formada por el aporte de muchas etnias y que al final “Somos uno, uno somos”, como decía uno de los coros interpretados en el evento que despidió ayer el tránsito del buque Cosco Shipping Panamá por la esclusa de Agua Clara. Alrededor del mediodía, el barco completó el esclusaje e inició una travesía por el lago Gatún hasta las esclusas de Cocolí, donde continuaría la celebración. Ayer, además, se conocieron nuevos datos que invitan a pensar en la acertada decisión de Panamá de ampliar la vía. Quijano confirmó que hay unas 170 reservas para seguir los pasos del Cosco Shipping Panamá. Se concretó también la primera reserva de un buque transportador de Gas Natural Licuado (GNL), un nuevo segmento de negocio que antes estaba vetado porque los buques que transportan este hidrocarburo superan las dimensiones de las esclusas originales. Pronto se superará el récord de peaje marcado por el Cosco Shipping Panamá en 586 mil 700 dólares, pero ayer los números quedaron en un segundo plano. Era momento para expresar la felicidad de una nación. EL CANAL DE TODOS Panamá vive a través de su Canal Las nuevas esclusas de Cocolí, sobre el Pacífico panameño, fueron el epicentro de una celebración a la que asistieron 15 mil personas. La fiesta de varias horas cerró el programa de actos protocolares. El navío Cosco Shipping Panamá cruzó las compuertas de Cocolí sobre las 7:40 p.m. Varias autoridades intervinieron con discursos que pasaron revista a la importancia de la ruta para el país y para el mundo. Yolanda Sandoval 27 jun 2016 - 00:05h El Cosco Shipping Panamá sirve de trasfondo de una fecha para la historia. El público celebra el Canal que tiene ahora la capacidad de atender el 98% de los navíos comerciales de la flota mundial. LA PRENSA/Alexander Arosemena Panamá es su Canal y el Canal es Panamá. La historia de esa pequeña franja de tierra ha estado marcada por la colosal estructura de ingeniería desde su inicio como República en 1903. La expansión de la ruta, inaugurada ayer, le traza el futuro al país con el ambicioso plan de comercialización del tercer juego de esclusas. Unas 15 mil almas están eufóricas, emocionadas y felices en las esclusas de Cocolí. Ansiedad, emoción y orgullo patriótico a flor de piel. Son el espejo de la esperanza de más de 4 millones de habitantes con una obra que supone dejarle al país ingresos multimillonarios y que la posiciona como la ruta marítima mundial. Miles de panameños esperan por más de ocho horas la llegada del Cosco Shipping Panamá a Cocolí, el primer navío en cruzar la parte ampliada del Canal. Pasó primero por las esclusas de Agua Clara, Colón. Su tránsito cristaliza el monumental trabajo de 9 años del programa de expansión y los 20 de esfuerzos si se computan los estudios de factibilidad. Como lo explica María Navarro, de 61 años y quien llegó a las nuevas esclusas del Pacífico sobre las 8:30 a.m.: “¡Qué importan las horas de espera!”. Y baila al ritmo de la música de salsa transmitida por las múltiples bocinas dispuestas para la celebración. Ondea una bandera de Panamá, y María no puede parar de sonreír. Pero tal vez la explicación de Ana, otra panameña que aguarda desde temprano, resume el sentimiento común de varias generaciones: “No vimos la inauguración del primer Canal, por eso hay que vivir este. Hay que ser parte de la historia”. A sus 40 años asegura que nunca pensó vivir la experiencia de hoy. Tres amigas la acompañan y asienten como en una coreografía. Panamá estrena, con un atraso de 19 meses, una nueva era con la activación de una obra que se pactó en contratos por 5 mil 250 millones de dólares. Es la 1:00 p.m. y la lluvia cae en un Cocolí industrializado y futurista por la extensión del Canal, aquel que antes no existía. La humedad es fulminante: 82%. Pero los panameños, felices siempre con el calor de su trópico, no dejan de hablar y de bailar, y esperan con entusiasmo al Cosco Shipping Panamá. Es una imagen muy parecida, en emotividad, a aquella inmortalizada en la memoria de una nación el 31 de diciembre de 1999, cuando la vía interoceánica pasó a manos panameñas de parte del Gobierno de Estados Unidos. El tiempo regresa a los altoparlantes que flanqueaban las escalinatas del edificio de la Administración del Canal, ese 31 de diciembre antes del cambio de siglo. Desde las bocinas sale la voz de Rubén Blades con la canción Patria, el “himno” con el que los fulgores de gloria erizan la piel. La lluvia dura unos instantes. Siguen el reguetón, melodías de Fonseca y canciones de Olga Tañón. Son el Caribe, la América del Sur y la fuerza femenina, o las señales de la diversidad habitual de un pueblo crisol de razas que llegó a su cúspide precisamente con la construcción del Canal original. En su edificación intervinieron los franceses, y más tarde los estadounidenses, quienes concluyeron una obra modelo para la humanidad, de la mano, más que nada, de trabajadores de las Antillas, principalmente de Barbados. “Panamá lo logró”, dicen varias voces espontáneas, algunas de ellas de jóvenes, como para contrastar la vez de la visita al istmo de Ferdinand de Lesseps en 1880, y entonces dar la primera palada simbólica de una obra que iba a tomar 35 años en terminarse y cambiar para siempre los flujos del comercio mundial. Un enorme escenario justo bajo la torre de control de Cocolí sirve para refugiar al público del imponente sol. La humedad tampoco ayuda y, qué más da, parece decir el rostro de las personas. A lo largo y en paralelo de la cámara media de la esclusa se encuentran cinco grandes monitores encargados de la transmisión en directo de la fiesta allá en Colón, donde el buque neopanamax inició su tránsito en las primeras horas de la mañana. Acá en Cocolí, ocho horas después, con el buque en las narices, la gente ve a los pasacables asegurando la embarcación. Los remolcadores la empujan. Es un espectáculo inédito apreciado con el asombro de quien da un beso por primera vez. Pero la fase del esclusaje por el Canal es lenta y no se supone que pase algo extraordinario. Los chiricanos Rodrigo Farrugia y Doris Nieto Marín, ambos de 52 años, bailan al ritmo de Juan Luis Guerra y su “visa para un sueño”. “El orgullo se siente hasta en los huesos, por las lágrimas y el sudor de los que levantaron esto”, subraya Rodrigo con la cara colorada y el sudor por las mejillas. El límite es el cielo. Por lo menos eso indican los fuegos artificiales que ambientaron la jornada. LA PRENSA/Eric Batista En un intento por hacer que pase rápido el tiempo, el recurso de los visitantes son las ya viejas y queridas selfis. La postal se repite invariablemente con la torre de control al fondo. Corrió mucha agua para que la Administración del Canal de Panamá (ACP) viera culminada una obra aprobada por los panameños el 22 de octubre 2006 a través de un referéndum. El tercer juego de esclusas permite el paso de buques neopanamax, con capacidad de hasta 14 mil TEU ( unidad equivalente a contenedor de 20 pies). Es decir que el Canal ampliado tiene la capacidad de atender el 98% de la flota mundial de navíos. La obra se concluyó después de casi una década de trabajos tras superar los conflictos con Grupo Unidos por el Canal (GUPC), el principal contratista del programa que tuvo a su cargo el diseño y la construcción del tercer juego de esclusas. La ampliación del Canal incluyó el dragado y profundización en los dos lados de la vía acuática, en el Atlántico y el Pacífico, y el ensanche del Corte Culebra, la zanja abierta con pico y pala por los franceses que abandonaron más tarde con una empresa interoceánica en quiebra y más de 6 mil muertos al otro lado del océano. Más allá, en la cámara baja, otro grupo de miles de personas espera la llegada del buque de la naviera china. Allá y acá todo se ve blanco, azul y rojo: son las sombrillas obsequio de la administración del Canal para soportar el calor y esquivar la lluvia que hace un rato refrescó la tarde. El Cosco Shipping Panamá entró al cauce de acceso de las esclusas de Cocolí a las 2:58 p.m. El buque con 9 mil 400 contenedores se acerca para atravesar el corazón de los panameños y la espina dorsal de su economía. A las 4:45 p.m. el navío estaba ya en la cámara alta. El capitán suena su bocina con tres toques celestiales y la muchedumbre de un país orgulloso grita “¡Viva!”. Los testigos de la hazaña esperan que la mole de acero se mueva más rápido, mientras las delegaciones oficiales de los países invitados, la junta directiva del Canal, su administrador, Jorge Luis Quijano, y el presidente Juan Carlos Varela aparecen en el imponente escenario para dar inicio a la clausura de los actos protocolares de la inauguración del tercer juego de esclusas. La diversidad profunda del país que abraza una obra y la comparte con el mundo entero se refleja en la intervención de los representantes de varias religiones con arraigo en Panamá. Habla el presidente de la directiva del Canal, Roberto Roy; el administrador Quijano y el presidente Varela. Quijano recibió aplausos al por mayor. Su discurso lleva la fuerza de un líder que día a día empuja una institución integrada por 10 mil personas. Cierra los puños. Abre los brazos como quien agarra al mundo. Y respira hondo. Se le ve contento. Su discurso lleva nostalgia, historia y una mirada visionaria. Habla de los cerca de 40 mil hombres y mujeres, entre panameños y extranjeros de 79 naciones, que volcaron todo su talento y conocimientos en la obra más grandiosa del último siglo. También se refiere a la voluntad que tuvieron los panameños, esa que los llevó a soñar en grande y aprobar por mayoría absoluta la construcción del tercer juego de esclusas. “Construir con pasión y administrar con éxito el Canal ampliado que hoy inauguramos para Panamá y para todas las naciones”. Con información de Luis Germán Bellini