Exponen en Madrid otras dos joyas de Leonardo Da Vinci

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Exponen en Madrid otras dos joyas de Leonardo
Da Vinci
La Biblioteca Nacional muestra dos importantes códices del maestro florentino en el 45
aniversario del hallazgo en sus depósitos y prepara una exposición monográfica
José Luís Espejo
Estudios diversos de geometría en el Codice Madrid II – BNE
Leonardo da Vinci está en boga en Madrid. Primero fue el hallazgo de La Gioconda
de El Prado, pintada al mismo tiempo que la del Louvre, aunque sin saber muy bien si la
mano del artista italiano intervino o no en esta versión del famoso cuadro. Y ahora
vuelve a la actualidad con la conmemoración del descubrimiento de dos códices escritos
de su puño y letra que anduvieron perdidos por la Biblioteca Nacional (BNE) hasta que
el doctor Jules Piccus, experto en literatura castellana medieval de la Universidad de
Massachussets, los encontrara por casualidad buscando cancioneros. El 14 de febrero
del año 1967, hace 45 años, el diario New York Times anunciaba el hallazgo de estos
valiosos documentos del maestro florentino.
“Los Códices Madrid I y Madrid II constituyen una obra inigualable”, afirma Gloria
Pérez Salmerón, directora de la Biblioteca Nacional. La institución no ha dejado perder
esta ocasión y, aprovechando el proceso de restauración de estos documentos, prepara
una exposición que permitirá exhibir de forma simultánea muchos folios que componen
los dos manuscritos de Leonardo. “Será entre octubre y diciembre”, avanza. También se
mostrarán los proyectos altamente especializados que se llevan a cabo en el Laboratorio
de Restauración de la BNE.
Uno de los últimos trabajos del citado Laboratorio es la digitalización completa de los
Códices Madrid I y II. Para ello se hubo de desmontar los cuadernillos de ambos
códices. Estas imágenes formarán parte del libro interactivo en el que se está trabajando
en este momento. Asimismo están disponibles en internet archivos derivados de menor
resolución para propósitos de consulta e investigación. La edición digital, de alta
resolución, estará disponible en agosto del 2012 e incluirá una serie de funciones que
harán más atractiva y didáctica su presentación (imagen especular de las páginas del
códice, inclusión de vídeos y animaciones, preguntas de trivial, etc.).
Pero los más curiosos no hace falta que esperen hasta finales de año. Con ocasión de la
exposición 'Biblioteca Nacional de España, 300 años haciendo historia', los manuscritos
de Leonardo están expuestos al público con sumo cuidado. “La vitrina que los acoge
está acondicionada con materiales inocuos y cuenta con sistemas de antirrobo y
elementos de seguridad; en el interior, se encuentra instalado un equipo de medición de
variables medioambientales”, detalla Pérez Salmerón.
¿Qué son los códices de Madrid?
El Codex Madrid I (Mss. 8937) y el Codex Madrid II (Mss.8936) son dos cuadernos
de notas, diferentes entre sí en cuanto a contenido y a datación. Fueron redactados por
Leonardo en su característica letra invertida. El primero, Codex Madrid I, es
básicamente un tratado de mecánica, compuesto de 12 cuadernillos de 16 folios cada
uno. En una fecha imprecisa le fueron arrancados 8 folios y se conserva un total de 191.
En la portada aparece escrito el siguiente mensaje: 'Tratado de Estática y Mechánica, en
italiano, escrito en año 1493, como se ve a la vuelta del folio 11. Contiene 191 folios y
está escrito al revés'. A pesar del predominio de la mecánica, en él podemos encontrar
asimismo algunas anotaciones de óptica y de astronomía.
El Códice Madrid I tiene una estrecha correspondencia con el Códice Atlántico, de la
Biblioteca Ambrosiana de Milán: una serie de elementos (balanzas, pesos, engranajes,
resortes, maquinarias de relojes, tornillos, bisagras, etc.) están esbozados en el Códice
Atlántico, y desarrollados en el Codex Madrid, con dibujos con gran detalle y calidad.
También se le han encontrado correspondencias con el Códice Forster y el Manuscrito
H del Institut de France, de París. Se piensa que contiene anotaciones escritas entre los
años 1492 y 1497.
El Codex Madrid II tiene un carácter distinto. Es un típico “cuaderno de notas” de
Leonardo. De igual dimensión y encuadernación que el Codex Madrid I, consta de 157
folios. Está datado en una fecha muy posterior (se estima que entre los años 1503 y
1505), si bien los últimos 17 folios, en los que recogen sus trabajos del “caballo
sforzesco” (un gran monumento a la mayor gloria de Ludovico Sforza, hombre fuerte de
Milán), están datados entre los años 1491 y 1493. En este cuaderno de notas podemos
hallar una gran variedad de estudios: croquis topográficos, problemas de náutica,
arquitectura e ingeniería militar, geometría (en especial, sus estudios sobre la
“cuadratura del círculo”), el vuelo de las aves y algunas notas dispersas sobre cuestiones
personales (el listado de libros de su biblioteca, o de sus piezas de ropa, por ejemplo).
Codex Madrid II: su misteriosa conexión con España
El arquitecto Fernando Cobos, experto en arquitectura e ingeniería militar de carácter
histórico, sostiene un argumento ciertamente atractivo: el Codex Madrid II contiene
planos y detalles relacionados con la ingeniería militar española de finales del siglo XV.
Este autor considera que, si el Codex Madrid I es el tratado más completo de Leonardo
sobre un tema concreto (la mecánica, en este caso), el Codex Madrid II tiene la
importancia añadida de sus presumibles vínculos con España.
Esta obra es un conjunto de notas escritas, en su mayor parte, durante su estancia como
ingeniero en la ciudad de Piombino, entre los años 1503 y 1505 (excepto los últimos
folios, de la primera mitad de la década de los 1490). Al igual que Charles Nicholl,
Fernando Cobos, autor de Leonardo ingeniero y su contexto, una guía de lectura crítica
del Códice Madrid II, señala que este manuscrito permite ver la “estructura mental” de
Leonardo que, a diferencia de lo que se cree, en no pocas ocasiones se limita a copiar el
trabajo de otros: de Francesco di Giorgio Martini, en el caso de la arquitectura militar.
Por lo que se refiere a su estudio sobre fortificaciones militares, destaca el conocimiento
que tenía de los castillos de la Mota y de Salsas; especialmente este último, situado a
pocos quilómetros de la ciudad de Perpiñán (actualmente en la Catalunya francesa). Así,
Fernando Cobos afirma: “En el Códice Madrid II aparecen dos dibujos, posiblemente
los mejores dibujos de arquitectura militar del códice, que permiten establecer una
fuerte vinculación del diseño de Leonardo con las fortificaciones españolas de la
frontera de Francia... Si comparamos el dibujo de Leonardo con la imagen de la
fortaleza española de Salsas, resulta un parecido tan extraordinario que es difícil creer
que sea casual”.
¿Cómo llegaron estos planos tan detallados de Salses a manos de Leonardo? ¿A través
de espías? ¿Tal vez los realizó él mismo? El Anónimo Gaddiano, una biografía de
Leonardo da Vinci datada en el año 1540, menciona un viaje de Leonardo “a Francia y a
otros lugares” tras su colaboración con César Borgia (que acabó en 1503). Ello tendría
lugar hacia 1504, en las fechas en que compuso el Codex Madrid II (o algo después). A
finales del 1504 el castillo de Salses completaba su reconstrucción, tras el asedio francés
del año 1503. Fue en este período cuando Leonardo comenzaría a pintar La Gioconda.
Los manuscritos de Leonardo
Estos manuscritos constituyen, en palabras de Charles Nichols, autor de Leonardo, el
vuelo de la mente, un “mapa de la mente de Leonardo”. Se estima que el florentino
comenzó a poner por escrito sus ideas y ocurrencias en la segunda mitad de 1480. En
total, se conservan unas 7.000 páginas, pero se sabe que muchas otras se han perdido.
Han sobrevivido en tres formas: colecciones encuadernadas, recopiladas tras la muerte
de Leonardo; cuadernos que se han conservado más o menos intactos desde la fecha en
que él los usó; y hojas sueltas. Los Códices de Madrid son de la primera especie.
Leonardo es considerado uno de los fundadores de la ciencia moderna, dado su interés
por la observación directa y el empirismo (la experimentación). Se piensa que sus
cuadernos son anotaciones sobre sus múltiples intereses, en distintos campos del saber,
con el fin de –en un futuro impreciso- ordenarlas y compilarlas para la elaboración de
tratados (como el célebre Tratado de la Pintura, realizado por su discípulo Francesco de
Melzi).
En muchas de sus notas parece dirigirse a un lector imaginario. Tal vez con ellas
pretendía realizar una obra enciclopédica, o utilizarlos en lecciones magistrales. No en
vano realizó un hermoso dibujo, quizás un cartel, con el título “Academia Leonardo Da
Vinci”. Desgraciadamente para el genio florentino, murió antes de plasmar en papel,
más allá de sus dispersas –y caóticas- anotaciones, sus ambiciosos sueños intelectuales.
Sus escritos, en ocasiones, rellenaban los espacios de folios antiguos, entre párrafos que
versan sobre temas muy diversos. Es precisamente esta falta de orden y método lo que
le impidió ejercer un mayor protagonismo en la historia de la ciencia y del pensamiento.
Ello es ostensible en el carácter precipitado de sus notas, que supuestamente habían de
ser completadas y corregidas en un futuro que nunca llegó.
Llegada a Madrid de los manuscritos
Algunos de los principales manuscritos de Leonardo (Códice Atlántico, la
Colección Windsor, el Códice Arundel, y los Códices Madrid) fueron
adquiridos por el escultor y bibliófilo italiano Pompeo Leoni, que los compró
a Orazio de Melzi, hijo de Francesco de Melzi (fallecido en 1570), heredero
y albacea de los cuadros y los cuadernos de Leonardo (muerto en 1519).
Pompeo Leoni, a fines del siglo XVI, trabajaba en la Corte española. Tras su
defunción en 1610, algunos de los cuadernos que estaban en su poder
pasaron a manos de distintos compradores extranjeros (entre ellos el rey
Carlos I de Inglaterra, o el Conde de Arundel, los cuales se los llevaron a
Inglaterra). Otra parte de su colección volvió a Milán, con sus herederos.
Pero dos de ellos se quedaron en España. Son los conocidos como Codex
Madrid I y II.
En el año 1623 un noble español, llamado Don Juan de Espina, era su
propietario. Los había comprado a Polidoro Calchi, yerno del escultor
Pompeo Leoni. En 1633 el pintor Vicente Carducho afirma haberlos visto.
En su obra Diálogos de la pintura escribe: “Allí [en casa de Juan de Espina]
vi dos libros, dibujados y manuscritos de mano del gran Leonardo da Vinci,
de particular curiosidad y doctrina”. A su muerte, en 1642, el enigmático
noble, amigo de Quevedo, dejó su colección al rey de España. De ahí que los
Códices de Madrid de Leonardo formen parte de la Biblioteca Nacional
desde su fundación.
Pero aquí no acaba la historia. Ambos manuscritos aparecen citados por el
bibliotecario mayor de la Real Biblioteca, Francisco Antonio González, a
principios del siglo XIX: “Vinci, Lionardo da: Tratados de fortificación,
estática, mecánica y geometría, escritos al revés y en los años 1491 y 1492”.
Desgraciadamente, su signatura era incorrecta (Aa 19 y 20, cuando debía
poner Aa 119 y 120). Ello provocó su pérdida irremediable durante 150
años, hasta que un día, hoy hace 45 años, un erudito de Massachussets los
volvió a encontrar de forma inesperada.
Font:
Publicat al diari LA VANGUARDIA del 14/02/02
http://www.lavanguardia.com/cultura/20120214/54253673520/exponen-madrid-codicesleonardo-da-vinci.html
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