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Los jovenes Poe & Phillips
JAIME ROMAN COLLADO SARTO
Capítulo 1
Capitulo 12 " Bienvenidos a Jharkam"
Bajamos de la barcaza con muchas ganas de alejarnos de esos dos
indeseables que nos habían traído. A pesar de todo podíamos sentir su
mirada controladora sobre nosotros como si nos quisieran tener
controlados a cada momento. Nada mas pisar tierra firme unos
nubarrones empezaron a formarse y al instante una lluvia fina pero
persistente empezó a calarnos. Aceleramos el paso hasta que nos
encontramos delante del manicomio.
Era una empalizada solida. Los postes que la sostenian eran gruesos y
afirmados en bases de cemento. Esto solo lo podría derribar un ejercito de
tanques. Estaba conectada a un generador aunque no deseaba saber a
que voltaje estaría la valla que protegía el perímetro.
Sam Fawkes era uno de los guardias de la garita. Salio al encuentro,
mientras su compañero no nos quitaba ojo. Su rostro se debatía entre la
curiosidad y la cautela. Sabían que nadie se dejaba caer por este lugar a
menos que fuese un asunto de gran relevancia. Después de los
pertinentes saludos todos cruzamos la puerta mientras el sonido de una
bocina anunciaba la apertura y cierra de la valla. Sam tranquilizo al otro
guarda con un gesto y se ofreció a ser nuestro guia.
-Supongo que son los que vienen a llevarse al pacientede la 211.
-Georg Danfhord.
-Si, aunque lamentablemente se lleven su cuerpo.-hizo una pausa para
tomar aire con gravedad.- Su mente esta muy lejos de aquí. Anclada en
un lugar que ha creado su cabeza para bloquear algún tipo de trauma.
Entraron en el recinto, un lugar aséptico y triste de colores apagados y
muebles viejos. Sam saludo a varios médicos que nos miraban con
interés. A veces algunos internos dóciles se paseaban sin rumbo y con la
mirada perdida. Gritos y chillidos eran una cacofonía habitual y
estremecedora para nosotros mientras que para los residentes era algo
normal de este lugar como las celdas o los encerrados.
-Los agentes del barco que nos ha traído, ¿son los habituales?.
-No, no lo son.
-Hmm...
-Aunque debo decirle que aquí los agentes duran poco. Este lugar no es
muy agradable y al final las caras nuevas se convierten en una constante.
-Entiendo. Por cierto veo que han acertado con su talla.
-¿Sobre que?
-Nada. No me haga caso, son cosas mías.
-Aparte de esa condenado cascaron en el que hemos venido. ¿Existe
alguna manera de entrar o salir de la isla?
-Aparte de nadando.-contesto de forma irónica Sam.
-Si, aparte de nadando. Si sucediese alguna emergencia.
-Seria avisar por radio que viniese otra barcaza. Pero solo si la
climatología lo permite. Amigo, con este tiempo es una temeridad. Si aquí
pasa algo, estamos solos.
Dupont miro preocupado a Sam. Tenia razón estaban solos.
-Bien, señores. Hemos terminado la visita para el publico. A partir de
ahora vamos a la zona privadas, de acceso restringido.
Sam nos llevo a través de un largo pasillo donde a pesar de todo se
respiraba cierto aire de normalidad. Guardas y pacientes sumisos.
Allí quedaban los condenados en vida que tenían una existencia corriente.
Ahora íbamos a conocer a los olvidados, aquellos sin voz y relegados al
triste silencio.
Quedamos todos parados delante de un ascensor que no tenia botón pero
si una cerradura.
Sam saco una cadena de su bolsillo que estaba enganchada a su cinturón.
Nos mostró una llave dorada.
-Señores, esta es la llave del inframundo. El lugar donde están recluidos
los peores demonios con sus recipientes humanos.
Un ruido mecánico nos aviso, el ascensor se acercaba. Pesarosos
entramos al interior y por ultimo Sam que miro atentamente el panel con
varias cerraduras y su numero de piso. Todos estaban debajo tierra. El
guardia eligió el nivel mas profundo. Estaba claro que allí nunca llegaba la
luz de sol pensaba que diferencia habría entre el primer nivel subterráneo
y el ultimo. Creo que ninguna. El día y la noche no existen, el tiempo es
eterno sin horas, días o meses. Desde luego eso debía ser el infierno. Una
vía directa a la locura.
Llegamos a la planta mas baja del complejo y salimos del ascensor. Un
estremecedor silencio rodeo mi cuerpo. Solo el zumbido de las bombillas y
la respiración de los que restábamos rompían la monotonía.
Otro guarda sentado en una silla con el forro de cuero desgastado y
descolorido hizo ademán de levantarse de la vieja mesa. Dejo una revista
pasada de fecha. Pero Sam alzo su mano para que se quedase en su sitio.
-Tranquilo, Diego. Es una visita de rutina. No pasa nada. Pasame la llave
de la 211.
El hombre miro con cara de sorpresa a su compañero que asentía con la
cabeza. Abrió un cajón y saco una caja metálica de seguridad. Tras la
apertura, quedo un instante mirando el interior donde varias llaves
numeradas permanecían guardadas hasta que encontro la que buscaba.
La tomo y se la dio a su compañero. Después cerro y volvió a depositarla
en el cajón. Finalmente el aludido volvió a descargar pesadamente su
cuerpo sobre la silla y se meció en su lectura como si no estuviésemos.
Tras atravesar otra puerta de seguridad. Fuimos dejando atrás celdas
numeradas y anónimas con sus moradores imbuidos en sus demencias.
Personas aletargadas para siempre en esos cubos cerrados. Solo la
muerte les daría la libertad.
-¿Aqui es?-dijo el guarda de forma solemne.
Conteniendo la emoción nos quedamos todos detrás suyo como si cuando
abriese la puerta fuera a salir un demonio con ganas de comernos.
El chirrido nos volvió a la realidad.
No creo en las casualidades pero a veces, solo algunas veces las
conexiones predestinadas son un camino de un solo sentido. Si esperaba
encontrarla no la halle en el sentido literal de la palabra. En su lugar se
me apareció un mundo críptico de mensajes e información condensada en
abigarradas pinturas.
Nada mas traspasar el umbral supe que aquello era algo grande, muy
grande y que nos superaba. Los signos que descubrimos en el extraño
pergamino estaban allí conviviendo con dibujos de desconocidos seres
salidos de un mente retorcida y enfermiza. Seres inimaginables luchando
entre si como enormes pulpos y extraños dinosaurios que parecían
venidos de otra dimensión. Median seis pies de longitud, y tres pies y
cinco décimos de diámetro central y disminuya hasta un pie en cada
extremo. Como un barril con cinco camellones en lugar de duelas. Roturas
laterales, como tallos a mitad de los camellones. En los surcos llamativas
excrecencias: crestas o alas que se desplegaban como abanicos. A su lado
pequeñas figuras que para nada se asemejaban a los humanos. Tenían la
apariencia de una masa de protoplasma, similar a una ameba, con ojos y
burbujas creándose y desapareciendo en su superficie. Aparentaban un
tamaño de 5 m de radio, y poseen una gran fuerza y resistencia. Estos al
principio estaban sometidos pero luego mataban a las bestias que estaban
retratadas en orgías de sangre. No faltaban otros, pero sus cabezas de
pez, con unos grandes ojos sin párpados. Además de agallas en torno al
cuello y manos palmeadas que forman zarpas de color gris verdoso, con el
vientre blanquecino y la mayoría tenia piel resbaladiza y su espalda
jorobada cubierta de escamas. Por todos lados acompañaban escrituras y
runas de un significado ajeno a cualquier historiador.
-¡Ese hombre esta loco!.-grito Edgar asombrado.
Edgar tenia la peculiaridad de resaltar lo obvio como si un hecho
extraordinario.
A pesar de nuestras miradas reprobadoras siguió señalando al bulto que
se hallaba al fondo de la celda.
Yo ni siquiera me hubiese dado cuenta sino fuera porque una camisa de
fuerza sucia y gastada se erigía como señal de que allí existía vida.
Encogido sobre si mismo y de espaldas, una persona permanecía ajena
comportandose como si nosotros no estuviésemos. Sobresalida una
cabeza con el pelo largo y sucio. El estado de abandono era evidente.
Lentamente nos fuimos acercando y poco a poco empezamos a oír una
voz hablando para si mismo en un extraño idioma.
- Ph´nglui mglw´nafh Cthulhu R´lyeh wgah´nagl fhtagn.
De pronto callaba y continuaba con su charla
-Shogguts mglw wgah´
Sam se acerco lentamente al profesor.
-¿George?.-mientras le hablaba le tocaba suavemente el hombro.- Tienes
visita.
El aludido giro su cabeza.Un hombre con un barba larga y descuidada. En
su rostro se marcaba el temor y la incertidumbre como si no supiese bien
donde se hallaba. Las arrugas profundas y marcadas habían borrado
cualquier atisbo de intelecto. Una mirada vacía y unos ojos vidriosos nos
observaban mas sorprendido que asustado. Nos miraba uno a uno
intentado encajar quienes eramos y que hacíamos allí.
-Han venido a verte, George. Quieren hablar contigo.
Pero el resultado fue nulo al momento el interés desapareció al instante.
Se giro cara a la pared y volvió a su estado anterior. Como si jamas
hubiésemos existido.
-Yo conozco a ese hombre.-dije sorprendido.
-Es normal que lo conozcas fue muy famoso por sus descubrimientos.-me
comento Sam.
Apenas sin salirme las palabras de la boca volví a repetir emocionado.
-Quiero decir que conozco a ese hombre... Era amigo de mi padre.
Apenas lo reconocía. Un hombre elegante e integro. Seguro de si mismo.
Un triunfador en todos los sentidos y verlo convertido en un guiñapo me
conmovía. Era una de las pocas pistas que tenia para ayudar a mi padre y
no sabia como.
-Gio,¿eres tu?. Gio, tienes que ayudarme a encontrar a mi padre. Eres el
único que puede hacerlo.
Mientras le decía esto me acercaba con la manos abiertas para abrazarle.
Recordando mi niñez cuando venia a debatir con mi padre sobre sus
hallazgos y solía jugar conmigo. Entre nosotros existía cierta camaradería
hasta que un día algo sucedió entre los dos y nunca volvió a casa.
Lentamente Gio fue girando su cabeza hasta que quedo enfrente de la
mía. Un olor a suciedad y inmundicia me rodeo. Pero aun así aguante y
mantuve la mirada con la suya y atisbe en el fondo de sus ojos una luz.
Algo conecto su mente con la realidad.
-¿How? ¿Eres tu?. ¿Que.. que haces aquí? ¿Donde estoy?.-dijo con voz
cansada.
-Creo que son muchas preguntas para responder en un momento.
-Quiero volver a casa. No se quienes son estas personas.-dijo de forma
casi inaudible mientras unas lágrima furtiva resbalaba por su rostro.
-Si, Gio. Es hora de volver a casa.-le dije para reconfortarle mientras le
abrazaba.
Continuara...
Capitulo 11 "El bosque"
Arrellanado en mi asiento contemplaba distraidamente el paisaje rural que
se deslizaba ante la ventanilla. Alcance a ver un canal con una flotillas de
barcas. Una fina llovizna mojo los cristales enturbiando la visión de modo
que volví la vista al interior del vehículo. Abandonamos nuestro refugio y
cruzamos un puente tomando la carretera. Teníamos por delante un largo
viaje de pacifica conducción escuchando la radio. Mientras Edgar
dormitaba con la boca abierta donde se escapa un hilillo de saliva. Me
hacia gracia que aquel tipo al que que hace unos días no conocía se
volviera en mi mejor amigo y compañero y lo consideraba como un
hermano de sangre al que confiaría mi vida. También orgulloso del gran
tandem que eramos al vencer al pobre Stephen aunque era una victoria
agridulce. Por un lado nos enorgullecia haber pasado esta prueba, pero
por otro lado al quitarle el traje de goma y descubrir a nuestro amigo
magullado nos hacia sentir culpables después de la paliza que recibió. Las
horas como los kilómetros transcurrían lentos y lánguidos en una sucesión
de paisajes anodinos y repetitivos A nuestra izquierda apareció la
desviación y quinientos metros mas allá un camino rudimentario,
pedregoso y sin asfaltar. Paramos el coche ya que era bastante posible
que los bajos del coche se rompieran.
-Madre mía, si esto es un camino de cabras.
Dupont saco unos linternas y las repartió. Tras encender las luces ante
nosotros se mostró un lugar terrorífico y espeluznante.
Un denso bosque con arboles torcidos y tronchados intentaban elevarse
inútilmente como si buscasen respirar. Pero si esto de por si era
estremecedor, nos dimos cuenta que no estábamos solos. Cientos de ojos
nos observaban curiosos y expectantes.
-¿Cuervos?. Son cuervos. Vaya Anabelle estaría feliz. Sabéis es su pájaro
fetiche. No se porque tiene una conexión especial con ellos. Hace años
tuvo uno. Se cayó del árbol y...
-¡Chist! Silencio.-ordeno en voz baja el mayor.
Edgar callo y Dupont nos conmino a ir andando. Yo me pegue a su lado
asustado.
-¿Porque hay tantos cuervos?.-pregunte con una voz que casi no oía.
- Hace siglos aquí hubo una batalla importante. Murieron miles de
hombres. Una verdadera sangría. Los pocos que sobrevivieron les dieron
dos opciones.
-¿Cual es?.-pregunto Edgar con los ojos bien abiertos mientras hacia un
barrido con su linterna.
-O morían ejecutados o si llegaban a la isla a nado serian libres.-Dupont
callo por un instante y resoplo.-Ninguno llego. Ni uno solo.
-Es cruel.-apuntille.
-Si, pero la guerra es así. Las almas de los vencidos están aquí en la
tierra. Condenados junto con su sangre. Y los cuervos son los ganadores.
Si algún perdedor intenta escapar sera pasto del ave negra que engullirá
su alma perdida condenándola al infierno. Ya que estas aves se alimentan
de esta esencia al ser carroñeros.
Sobra decir que los negros pajaros nos miraban atentos y oíamos sus
“rrok-rrok”, profundos y cavernosos que nos erizaban la piel. Como si
nuestra presencia fuera una sacrilegio y entre ellos fueron avisandose de
nuestros movimientos. También a medida que nos acercábamos al final
del camino unos « toc-toc-toc», un «kraa» seco y ronco, un graznido
gutural y bajo así como varios gritos de naturaleza casi musical nos iban
dejando atrás. Quizás se alegraban porque nos alejábamos aunque la
verdad nunca lo supimos. Finalmente sin darnos cuenta salimos del
bosque y la sensacion de ahogo desapareció. El aire denso y viciado que
existía en el pasaje que dejábamos atrás y que hizo que nuestros
pulmones arañasen cada partícula de oxigeno termino. Nuestro pecho se
lleno de un soplo fresco y limpio hasta quedar harto.
-Tendremos que volver por el mismo camino, ¿verdad?.-pregunte
temiendo la respuesta.
-Por desgracia si. Pero una vez en el psiquiatrico buscare alguna
alternativa.
Tras pasar una hondonada acabamos de ascender una empinada ladera y
un perezoso sonido acuoso llego a nuestros oídos.
-Nos acercamos.
Era uno soniquete pesado y denso. Como si el agua le costase moverse, a
la vez que un olor fétido y maloliente hizo arrugar nuestras narices.
-Por lo visto este agua tiene gas que proviene del fondo. Seguramente
vais a oír pequeñas explosiones por la liberación de las emanaciones.
Y al fondo bajo la luz de la luna imponente la isla. Una roca inmensa,
salida de no se donde y allí se había quedado. Sobre ella se apreciaba el
hospital .Un miedo primitivo y cerval se adueño de mi cuerpo
Las aguas, la isla y el psiquiatrico junto con el bosque ahondaba en
nuestros miedos mas primitivos e irracionales metiéndose dentro, muy
dentro. En un lugar donde no podías expulsarlo. El legado de aquel sitio se
palpaba ya no eran cuentos ni habladurías. Algo intangible se notaba
alrededor, asfixiante y pegajoso. Un pavor ancestral que dominaba tus
sentidos haciéndolos sumisos a ese pánico y sumiéndolos en un caos
abismal.
Nos acercábamos a la orilla y advertimos que dos tipos nos esperaban
sentados en una hoguera. Cuando estábamos cerca de ellos nos
sorprendió sus uniformes. Parecían que ambos se hubieran intercambiado
los trajes.
Un tipo largo llamado Jhon Burdick. Era un hombre delgado y con una
mata de negro cabello pocas veces peinado. Tenia una risa nerviosa y
parecía estar siempre alerta. La camisa le sobresalia por encima del
pantalón. Cada cierto tiempo la metía dentro pero era una labor inútil.
Asimismo los pantalones estirados hasta tal punto que se veían sus negros
y gastados calcetines. A su lado Artur Mooney, un tipo bajito y corpulento
de ojos maliciosos cara redonda y bigote encanecido. Al contrario que su
compañero llevaba los pantalones y mangas de camisa remangadas y por
debajo de la cintura dentro del pantalón se observaba como el resto de la
prenda se había metido arrugada y con prisas. A pesar de ello ambos
exhibían orgullosos en el cuello del uniforme las insignias de guardas.
Tras las presentaciones de rigor fuimos escoltados a la nave.
Cerca de ellos un rudimentario embarcadero donde se mecía
tranquilamente una vieja lancha con un toldo y unas bancadas para ir mas
cómodos. Caminamos sobre los viejos tablones que llevaba hasta una
pasarela que conducia a la embarcación. Tenia unos quince metros de
eslora y amplias cubiertas y dos helices con motor de gasolina. El casco
estaba pintado de negro algo descolorido. En la proa destacaba el timón y
enfrente un potente foco. Tampoco le faltaba un habitaculo para recoger
herramientas y utiles que daba paso al interior por lo demas no era muy
grande pero si rápido y bastante maniobrable en este turbio elemento.
Cuando nos dirigiamos a la cubierta de popa ambos se nos adelantaron
para darnos la bienvenida al barco.
-Bienvenido a bordo, monsieur Dupont.-dijo Mooney
-Hermoso barco....-mintio el mayor.
-Yo no diria tanto, pero he de reconocer que al igual que una buena
esposa,es fiel y servicial.
Mooney saco un mugriento palillo se lo puso en la boca nos miro con una
sonrisa siniestra se sentó y recogió un palo y una pequeña navaja de su
bolsillo que empezó a desbastar mientras de rato en rato nos miraba y
volvía a su ocupación. Empezó a hablar para si mismo.
-Allí abajo hay muchos secretos silenciados. Venganza, asesinatos y odios
permanecen ocultos. Desde el bosque de los cuervos pasando por esta
ciénaga llegando a la isla de los abandonados, todo esto es el imperio de
la parca. Fue y sera por los siglos de los siglos.
Después escupió a su lado y el esputo chapoteo. Dando fin al discurso
como si fuese el broche final perfecto de su charla.
-¡Amen!
Dupont se quedo al lado de Burdick que manejaba el timon en la cabina
de mando. Los latidos de los viejos motores empezaron a sonar mientras
Mooney se habia levantado para soltar amarras, las recogio en cubierta y
volvio
a su sitio. El mayor, pensativo junto al tipo parecía estar en alerta y a
punto de saltar en cualquier momento. Lo poco que lo conocía me decía
que existía algo que inquietaba su mente y no acaba de comprender.
A medida que la quilla surcaba las aguas estas fueron volviendose mas
oscuras. Burdick hizo sonar la sirena a modo de señal por lo que hubiese a
nuestro alrededor. La gelida brisa aumentaba a medida que se acercaban
a la isla. El mayor metio las manos en los bolsillos y se encogio sobre si
mismo.
Cuando el silencio se prolongo demasiado el mayor miro de soslayo al
tipo:
-Deberías presentar una queja al encargado de los uniformes.-dijo de
manera neutral como si fuese una conversacion trivial aunque observo un
movimiento tenso casi imperceptible en la mano del otro.
-Si, seria lo mejor.-respondió intentando no mostrarse nervioso.-Pero por
desgracia es un recomendado de mi superior y lo tienen en alta estima.
Para amenizar el ambiente me volví hacia Edgar que permanecía absorto y
melancólico mirando el infinito.
-Bueno que contabas antes de Anabelle.
Le dije para animarle y de paso saber mas sobre ella. Un poso de
añoranza creció en mi interior. Echaba de menos su presencia y aunque
no quería aceptarlo del todo un sentimiento iba creciendo en mi corazón
por su hermana.
Edgar se giro y su rostro cambio mostrándose mas afable y receptivo.
-Hace años se encontró un cuervo herido. Lo llevo a casa y lo fue
cuidando con mucho mimo. A veces cogía las joyas de mi madre y las
escondía en la casa. Ya sabes, diademas o pulseras. Cuanto mas brillantes
mejor. Era su fiel mascota. Hasta que un día...
Entonces Edgar encogió el gesto y el mutismo volvió.
-¿Entonces que?.-le presione.
Levanto la mirada como si volviese de muy lejos y retomo el relato.
-Una noche mis padres se iban de fiesta. Anabelle estaba tranquilamente
en el sofá con el cuervo acariciándolo. Todo parecía ir bien. Mi madre
apareció deslumbrante con un traje elegante y sus joyas. Las pulseras y
la diadema de plata engarzada con brillantes. De repente el pájaro salio
volando rápidamente y empezó a atacar a mi madre, la cabeza, los ojos.
Era horroroso. Mi madre se defendía como podía. Mi padre y yo
intentábamos quitar esa alimaña y mi hermana chillaba pidiendo que no le
hiciésemos daño. Finalmente arrancamos a la bestia y la echamos a la
calle. Mi madre no sufrió grandes daños por suerte pero si quedo bastante
traumatizada por la experiencia y esa noche no salieron. A veces solíamos
ver a un cuervo rondar por nuestra casa pero nunca supimos si era el
mismo ya que nunca se acercaba a nuestro hogar.
-Es una historia terrible.
-Sip pero algunas veces sigo oyendo graznidos en casa y temo que
Anabelle tenga en su poder ese maldito bicho u otro.
Me hubiese encantado seguir hablando de este tema pero el viaje tocaba a
su fin. La barcaza se arrimaba al pequeño embarcadero. Y la luna parecía
colocada ahí simplemente para iluminar aquel último y trágico lugar.
Mientras el hombre mas alto de la manera mas teatral se giro abrió su
mano, estiro el brazo y dijo:
-¡Bienvenidos a Jharkam!
Continuara...
Capitulo 10 "La prueba"
Tras esta revelación nos acostamos tarde y apenas pudimos pegar ojo.
Nuestra imaginación se empezó a excitar imaginando en las consecuencias
que tendría todo esto en nuestras vidas. Seis horas después nos
levantamos y tomamos una ducha. Nos vestimos y bajamos a desayunar.
Mientras sorbíamos nuestros cafés y mordisqueabamos unas tostadas de
pan de molde con mantequilla. Escuchábamos a Dupont que parecía que
ni siquiera se había acostado. Estaba impecable y fresco al contrario que
nosotros unos aauténticos desechos humanos.
-Georg Danfhord era un reputado investigador y arqueologo de
civilizaciones antiguas voló al Ártico con un grupo de colegas. Oficialmente
eran una misión científica para investigar la biodiversidad de la Antartida.
Pero en realidad eran un grupo contratado por el gobierno en secreto para
descubrir cualquier atisbo que nos pudiese servir para hallar vida
preterrestre y también tecnología para que nuestro país fuese una
superpotencia.Pero, algo ocurrió. ¿El que? Nadie lo sabe. Solo volvió él.
Bueno su cuerpo. De su boca solo salían incoherencias y extrañas palabras
de un idioma desconocida. A veces miraba aterrorizado hacia atrás y
gritaba:"Tekeli-li. Tekeli-li"
-Es horrible.-dijo Edgar asustado.-¿Y nunca se supo que sucedió?
-Nunca, su mente estaba tan trastornada que no reconocía ni el mundo
que le rodeaba. Hablaba de extrañas construcciones que tocaban el cielo y
seres enormes con tentaculos. En fin un disparate detrás de otro.
-¿No se envió ningún grupo de rescate?¿U otros investigadores?
-La operación se cerro visto los resultados. Teníamos miedo también de
que se filtrase a la prensa y se desatase el escandalo. Todo se cerro y
olvido. Hasta hoy.
-Todo esto es muy interesante. Pero ese hombre esta loco. No puede
ayudarnos.-dije pensativo.
-Por desgracia así es. Si hubiese alguna manera de que recuperar sus
cordura.
-Creo que ya lo tengo.-nuestro científico dio con una solución. Era
agarrarse a una clavo ardiendo porque tenia pocas probabilidades de
éxito.
-Puede funcionar. Tendré que pedir algunos favores pero es posible.-dijo
Dupont.-Bien nuestro objetivo esta internado en el hospital psiquiatrico de
Jharkam.
-¿Jharkam? ¿Ese Jarhkam?.-dijo asustado el joven investigador.
-Ese Jharkam.-dijo resuelto Dupont.
-¿Que sucede?.-dijimos Poe y yo al unisono.
-Jharkam esta en la isla Lazarus. Un lugar terrible en medio de un lago
pestilente y hediondo donde no existe vida. También la llamaban la isla
del Infierno o Sin retorno. En la antiguedad durante las plagas los
apestados eran llevados allí y dejados a su suerte. La posibilidad de volver
a tierra nadando era nula dado las fuertes corrientes que existen. Era el
mejor sitio para edificar un manicomio. Algunos inquilinos decían ver y oír
fantasmas. ¿Pero quien hace caso a un loco?
Dupont pego un golpe en la mesa.
-¡Ya basta! Eso son habladurías. Estas asustando a los chicos. Ahora
centremonos en nuestro objetivo.
Quizás no era tan buena idea ir allí. Pero sabíamos que el mayor iría
aunque fuese sin brazos y sin piernas con tal de hacer su trabajo. Seguramente mañana tendremos el permiso para conseguir la custodia. Y
a vosotros dos os quiero listos para la acción mañana a primera
hora.¿Entendido?
-Si.-dijimos asustados. Ahora sabíamos porque había llegado a mayor.
-Si,¿que?
-Si, mayor.
-Así me gusta. Traeremos a ese tipo aunque sea rastras y vamos a
desentrañar este misterio cueste lo que cueste.
Dio media vuelta y se marcho mascullando por lo bajo.
-Todo esto me parece una locura..-dijo apesadumbrado Poe.
-Y a mi también. Pero debemos seguir hasta el final y rescatar a mi padre
y asegurar la seguridad de tu hermana para que no corra ningún peligro.
Ese es nuestro cometido. Por eso iremos hasta el final. O nos llevara ese
bruto.
Pensábamos que ya no volvería Dupont pero retorno. Nos miro de forma
paternal, mostrando su cariño y preocupación por nosotros.
-Chicos, se que tenéis miedo y estáis asustados. Esto es nuevo para
vosotros. Veo en vuestra mirada miedo y angustia. Pero os necesito.
Ninguno de nosotros puede hacer esto solo. Somos un equipo. Y para ello
os voy a adiestrar y a enseñar a luchar y a defenderos. Si algo me ocurre,
vosotros sois la ultima linea de defensa. Y ahora, venid conmigo.
Le acompañamos, entonces supimos que nada volvería a ser lo mismo.
Nuestros antiguos yos estaban en plena transformación. Ahora
aprenderíamos a ser mas decididos, mas racionales y mas seguros ante lo
desconocido. El mayor fue nuestro maestro y nuestro guia disipando
nuestros temores. Nos convirtió en los mas leales y dispuestos agentes de
Arcadia.
Por suerte por temas burocráticos la orden para recoger al científico de
Jharkam se retraso unos días. Y esto nos dio mas tiempo para aprender
técnicas de lucha, defensa y armas. Ahora parecía que hubiésemos nacido
para este trabajo.
Por fin recibimos la orden para partir al día siguiente temprano. Dupont se
acerco a nosotros ufanos y nos dijo:
-Mañana es el gran momento, por eso tengo una sorpresa para vosotros.
Acompañadme. Tengo algo que os va a encantar.
Para nuestra sorpresa bajamos varios niveles. Poe y yo nos miramos
sorprendidos ante el tamaño de las instalaciones. Cuando pensábamos
que apenas habría dos pisos descubrimos que debajo de donde hacíamos
vida existían mas construcciones. Lugares mas subterráneos, oscuros y
húmedos donde parecía que hacia milenios nadie había pisado.
-Sorprende, ¿verdad?-dijo el mayor.
-Si, la verdad esperábamos que Arcadia fuese mas pequeño. Apenas una
laboratorio, un almacén y poco mas.-contesto Edgar.
-Bueno esto es la parte mas secreta y mas segura. Por ejemplo esta sala.
Y nos invito a entrar. Era un lugar enorme, circular y totalmente desnudo.
Nada de mesas, sillas o mobiliario. Tenia varias salidas que estaban
cerradas por unas enormes rejas. Un aire frió y húmedo salia de ellas.
Miramos hacia arriba y sobre nosotros coronaba un corredor donde se
podían apostar personas mirando como el espectáculo que se desarrollaba
abajo. A mi me recordaba a los antiguos circos romanos. Mi cuerpo dio un
respingo al pensar que yo podría ser parte de ese entretenimiento. A todo
ello la iluminacion no era escasa pero si la justa para ver donde
estábamos sin deslumbrarnos.
Un ruido metálico nos sorprendió y cuando nos dimos la vuelta nuestra
puerta de entrada estaba cerrada por otra contundente reja metálica.
-¡Mayor! ¡Mayor se ha cerrado la puerta!
-¡Saquenos de aquí!!
Pero nadie contestaba.
-¿Que ha sucedido?.-me pregunto Edgar.-Estaba a nuestro lado y de
repente...
-Desapareció. Es extraño.
Ambos nos miramos entre la sorpresa y el miedo.
Un sonido lúgubre y siniestro llego a nuestros oídos.
-Bueno.-conteste tranquilo.-Ahí lo tienes, el mayor esta abriendo la otra
puerta. Seguramente debió cerrarse por accidente y ha abierto otra salida.
-¿Y porque no abre la misma por donde hemos entrado?-dijo Edgar.
Me dirigí muy seguro hacia la puerta
-No lo se, Edgar. Ya sabes cosas de militares y eso.-mientras decía esto
hacia gestos mostrando a Poe que su pregunta me parecía de lo mas
estúpida.
Cruce el quicio de la salida. Entre la luz vi una extraña sombra. Ahora la
cuestión de Edgar no me parecía tan absurda.
-¿Dupont? ¿es usted?.-pregunte asustado.
Un extraño ser bípedo, negro y escamoso se dirigía hacia nosotros. Con su
boca abierta y dientes afilados se escapan bufidos guturales y unas babas
pastosas caían chocando pesadamente sobre el suelo. Mientras unos
extraños brazos largos y con formas de aletas que arrastraba por el suelo.
-¡Edgar,correee!!!.-grite histérico.-Creo que a ese no le han dado la cena.
Se que suena absurdo. Correr a donde, estábamos encerrados pero en ese
momento lleno de terror hasta el parsoxismo hacia que la racionalidad no
fuese una opción.
Edgar gritaba y parecía que intentaba empequeñecerse para meterse a
través de los barrotes mientras estiraba los brazos. Un ruido familiar nos
confirmo que la puerta donde entro el monstruo estaba cerrada y nosotros
con él.
Angustiados miramos una salida. Imposible.
-Quizás podemos cansarle mientras corremos y lo esquivamos.-propuso
Edgar.
- O contarle un cuento.
-¡Mayor! ¡Dupont!.-grite a través de las rejas.
Pero nada. Solo silencio.
-Edgar, estamos solos.
-¿Queee?.-dijo Edgar.
-Creo que es una especie de prueba.
-O vencemos o morimos.
-Si es una forma de exponerlo. Pero supongo que de alguna forma tienen
que evaluarnos.
-Ahora se va a enterar como las gasta un chico de Beenfit Street.
Mientras se subía las mangas, adopto una posición de defensa. Se acerco
ladeo su cuerpo y soltó un derechazo contra la bestia. Ni se inmuto, dio un
enorme aletazo que impulso al pobre Edgar varios metros.
-Creo que no va a ser tan fácil.-dijo dolorido mientras intentaba
levantarse.-Ahora entiendo porque no tenia que haberme dejado siempre
las lentejas.
Tome carrerilla y salte sobre él a la vez que impulsaba que encogía mi
brazo para soltar un puñetazo con toda mi fuerza. Ni siquiera lo toque.
Otro golpe con la aleta me hizo girar en el aire, perder el equilibro y caer.
Momento que aprovecho mi compañero para soltarle una patada para que
perdiese la estabilidad. Craso error. Mientras le daba me acerque por la
espalda para acabar también caído y dolorido. Estaba claro que
necesitabamos una estrategia o pronto seriamos una masa de moratones
y sangre.
-Edgar vamos a atacar a la vez.-dijo eufórico. Mas que nada para
animarnos.
-Si, somos un duo invencible.-dijo rudamente.
Fuimos corriendo a la vez y nos echamos sobre nuestra presa. Pero tarea
pueril giro sobre si mismo y volvimos a acabar con nuestras costillas en el
duro suelo.
-No lo veo claro.-dijo Edgar.
-Claro. ¡Eso es!. Eres un genio, Edgar. Atacale.
Edgar medio levantado me miro como si me hubiese golpeado la cabeza y
solo dijese incoherencias.
-Lo siento. Me perdí la clase de apalear monstruos.-me contesto
Me acerque a la bestia lentamente mientras le hablaba.
-Eh, amigo.-moví la mano para llamar su atención.-¿Que tal?. Vaya si yo
tuviese una cara como esa pediría que me devolviesen el dinero.
Medio tambaleándose Poe se acerco a nuestra nemesis y en el momento
que iba a derribarlo de un aletazo me quite la camisa y se la puse encima
de la cabeza. Hice un nudo. Estaba ciego. Era nuestro momento. Los
golpes empezaron a caerle por todos partes.
-¡Mayor! ¡Auxilio!.-esa bestia hablaba y su voz me sonaba familiar.
-Muy bien chicos.
-¿Mayor?.-dije confuso mirando a todos los lados.
-Esto aquí arriba. Felicidades, sois los primeros en pasar la prueba.
Alzamos la vista y Dupont nos miraba satisfecho desde el mirador. Al final
si que había sido una lucha de gladiadores. Y el mayor era nuestro Cesar
que decidía quien ganaba y quien perdía.
-Habéis superado el examen. Lo esencial es trabajar en equipo. Mientras
luchabais por separado erais un objetivo fácil. Sin ideas, ni estrategia todo
estaba perdido. Pero tu, Howard has enfocado el problema desde otro
ángulo y has encontrado la solución. Estoy orgulloso de vosotros.
Dupont estaba a punto de retirarse cuando volvió preocupado.
-Y llevar a Stephen a la enfermería con la tunda que le habéis dado creo
que estará unos días de baja.
Edgar y yo miramos a la piltrafa derrotada.
-¿Stephen?.-dije sorprendido.
-¿Eres tu?.-pregunto Poe.
La bestia asintió lentamente y dolorida.
-Siii.....-se oyó débilmente
Continuara...
Capitulo 9 " Misterio guarda misterio" Tras ir a nuestras habitaciones, asearnos y cambiarnos de ropa.
Estuvimos listos para que Bautista nos pasara revisión antes de ir al
comedor. Tras una comida exquisita y una buena charla. Dupont continuo
mostrándonos mas instalaciones de la base. Lo mas interesante fue
descubrir el almacén repleto de antiguedades y extrañas piezas lo que nos
daba una visión de la envergadura de sus investigaciones. Empezando por
milenarias civilizaciones hasta objetos de naturaleza no humana pasando
por raros libros de hechizos, magia o vudu. Como bien decía, todo aquello
que no entraba dentro de lo racional pasaba a su departamento fuese cual
fuese su naturaleza. El mayor nos hablo de nuestro futuro adiestramiento
sobre todo en lucha y defensa personal. Consideraba que era la base para
nuestra seguridad visto los sucedido con los chacales. Era sabido que
estos como cualquier criminal era capaz de cualquier acto para conseguir
sus propósitos y nosotros unos imberbes jovencitos totalmente ignorantes
de este modo de vida necesitabamos una aprendizaje rápido para
cualquier tipo de situación. Pasaron las horas y la cena llamaba a nuestra
puerta. Bautista escondía ante esa fachada antipática y dura un
competente cocinero capaz de hacer palidecer al chef mas notable.
Tras la agotadora jornada solo pensábamos en sentarnos y degustar la
cena que fue un regalo del cielo. Transcurría todo en silencio. Cuando un
ciclón entro en acción.
-¡¡Lo conseguí!! He abierto el cilindro.
Todos nos sobresaltamos ante la impetuosa entrada de Stephen.
Excepto Bautista que lo miro de forma desdeñosa y alzo una ceja
mostrando incredulidad mientras alzaba elegantemente su cuchara.
-Señor, ¿se acerca el fin del mundo?
-No.-respondió el joven azorado.
-¿Alguna hecatombe en ciernes?.-mientras preguntaba permanecía
inamovible con la cuchara en la mano.
-Pues no.-respondió mirando al suelo.
-Esta sopa de almejas con bacon y verduras tradicional es una receta
familiar que ha pasado de generación en generación a través de mi
familia. Por eso le ordeno que coja una cuchara, se siente a la mesa y
cene. Y le muestre el respeto que se merece a esta maravilla culinaria.
Seguro que esa importante noticia que nos tiene que dar podrá esperar
unos minutos.
-Jóvenes, ¡que modales!.-dijo finalmente mientras con gran dignidad
sorbía su sopa orgulloso de su plato y su victoria.
Dupont levanto las manos en señal que no podía decir nada ya que
Bautista tenia toda la razón y no existía motivo para replicarle.
Sthepen con la cara roja por la vergüenza arrastro los pies al armario de
los cubiertos y después de cogerlos se sentó a nuestro lado. Nos miro y
hundió su cabeza para cenar sin dirigir la palabra a nadie. Finalmente la
paz llego al lugar y tras la cena. Bautista se quedo a recoger y a limpiar
mientras los demás marchábamos al laboratorio.
-Hoy es martes, ¿verdad?.-pregunto Dupont
-Si.-dijo Sthepen guiñando uno ojo a todos.- Hora de serial.
-Y ahora marchense tengo asuntos importantes que hacer.-contesto como
si no hubiera oído nada.
Estaba claro que no quería perderse su programa preferido. Nos costaba
creer que ese hombre tan orgulloso y altivo llorase ante una radio novela.
Sthepen acelera el paso no podía perder mas tiempo y con gestos nos
animaba a que fuésemos mas ligeros.
-Debe ser muy relevante lo que tienes que enseñarnos para llegar tarde a
cenar un martes. Bautista es como un elefante, no olvida nada.
El eco de nuestras pisadas resonaban en las paredes. El impaciente
científico abrió la puerta del laboratorio. Y se quedo parado delante de
nosotros sin dejarnos pasar y poniendo la mano delante.
-Prepararos para una nueva era. Vais a ver algo que ni en vuestros
mejores sueños podéis imaginar.
Se aparto ceremonialmente como si fuésemos a ver el mayor misterio del
mundo resuelto y en cierta manera no le faltaba razón.
Nos arremolinamos alrededor de la mesa donde estaba el cilindro abierto.
Y varios pares de ojos observaban extasiados y boquiabiertos lo que
estaba delante nuestro. Algo impensable e inimaginable.
-¿Un pergamino?.-dijo Poe asombrado.
-¿Eso es todo?-comento Dupont.
-Bueno, bueno como verán el cilindro tenia una medida de seguridad.
El cilindro tenia un tubo similar al cristal conectado a la abertura. Y
enrollado en el tubo estaba el pergamino.
-Cualquier intento de forzar la cerradura hubiese roto el sistema de
seguridad y destruido su interior con ese extraño liquido que quiero
analizar. Al abrirlo de la forma correcta se ha desprendido el contenido.
A pesar de todo seguíamos sin comprender porque algo tan moderno
contenía un simple manuscrito con extrañas escrituras.
-¿Que mas nos puedes decir? Llevas toda la tarde metido, seguro que
tienes mas cosas que contarnos y de momento nos estas dando migajas.
-Bien aparentemente este documento data de la Edad Media.
-¿Que hace eso en un artefacto del espacio? Podría ser una historia de
"Historias Fantásticas".
Stephen puso cara de sorpresa.
-¿Tu, también?
-¿Yo?¿Yo, que?
-Historias Fantásticas, eres fan.
-Si.-dije timidamente. Me daba vergüenza reconocer ante todos ser un
lector empedernido.
-Yo a tu edad los coleccionaba todos. Seguro que tengo algunos números
antiguos en mi cuarto.
Dupont tosió para poner un poco de orden. Sthepen se recompuso.
-Ah, si. Bueno me pregunte porque esta diferencia cronológica lo normal
seria algo mas moderno. Pensé que era piel de vaca de primera calidad
como se hacia en esa época para los mejores manuscritos. Pero me
equivoque.
-¿Porque?.-pregunto Poe.
-Es una falsificación.
-¿Es falso?.-dijimos todos a la vez.
-Bueno si y no. Realmente no es pergamino al uso. Ni siquiera es lo que
parece.
Acerco su mano al papiro y empezó a tocar los textos. Para nuestra
sorpresa los signos que tocaba se iluminaban.
-Esto esconde algo. Tiene una clave. Es un mensaje cifrado con apertura
de seguridad. Alguien se tomo muchas molestias en ocultarlo. Quiso
pasarlo desapercibido en su época.
-¿Quieres decir que esto es una comunicación de hace de 1000 años?
-Sip, pero no tengo ni idea como abrirla.
Dupont se quedo muy serio. Y nos miro a todos.
-¿Se quien puede ayudarnos?.-dijo el mayor.
Hawk se junto las manos y se las froto en señal de triunfo.
-Perfecto. Todo solucionado. Lo traemos y sabemos que puñetas esconde
esto.
-No es tan fácil.-dijo apesadumbrado.
-¿Que sucede,mayor?.-pregunte asombrado por nombrarlo con su grado
militar.
-La persona que puede desentrañar este misterio esta encerrada.
-¿Es un asesino, un ladrón, un estafador?.-pregunto Edgar.
-Peor.
Creo que todos pusimos cara de sorpresa. Que puede haber peor para la
sociedad que un hombre encerrado por cualquier delito contra la sociedad
como los que nombramos.
-Esta loco. Acabo en un psiquiatrico. Encerrado de por vida en una celda
acolchada de aislamiento.
Continuara...
Capitulo 8 "Arcadia" Ya casi era mediodía cuando Dupont paro el coche. Allá en lo alto del
cielo, sobre un sol descolorido se cernía un pájaro negro solitario dando
vueltas sobre un mismo punto. Edgar se restrego los ojos y de forma
perezosa se estiro sus vestimentas, finalmente como yo descendió del
coche. El viento era cada vez mas fresco y en aquel momento soplaba con
fuertes rachas de manera caprichosa parecía que sonaban como las salvas
de grandes cañones. Curiosos y muertos de frió observamos a donde nos
había traído el destino. Un lugar en tierra de nadie donde la maleza y el
abandono campaban a sus anchas. Enfrente de nosotros un destartalado y
roñoso cartel anunciaba una obra magnifica de casas en un sitio
privilegiado al menos lo era hace 30 años. Ahora era una ruina y un sueño
olvidado. En ese pedregal y casi escondido tras el olvidado anuncio se
erigía una vieja casa que intentaba sin conseguirlo mantener la dignidad
perdida. Parecía de lejos una musgosa roca vista a través de una pantalla
de arboles llenos de hojas y vegetación descontrolada. Escondida la roja
fachada, descolorida por el tiempo intentaba llamar nuestra atención
dando una nota de color cálido y brillante en medio de manchas de
césped, parterres y abetos. El empedrado patio que mas parecía un
ciénagal y a su lado un muro a medio construir.
-¿Pero esto que es? Esto es una urbanización en mitad de la nada. Una
casa en medio de un desierto sin vida ni gente. ¿Donde nos has traído?proteste.
Desconcertados fuimos andando mientras para reprimir nuestra ira
íbamos dando patadas a las piedras que aparecían en nuestro camino
como si fuesen culpables de nuestra mala suerte.
Tras andar varios metros nos detuvimos en la vieja casa . La típica
edificación de aquella época actualmente desfasada y pasada de moda.
Tenia tres pisos y tenia tres partes bien diferencias en la parte izquierda la
primera planta tenia un mirador acristalado que sustentaba otro mas
pequeño en la segunda planta para acabar remachado en la tercera una
pequeña terraza al aire libre para pasar las noches de verano soportado
por pequeñas columnas inspiradas en el arte antiguo. En el centro la
entrada grande soportada por dos recias columnas que aguantaban el
segundo y tercer piso ambos con grandes ventanales y remachado por
una buhardilla que sobresalia por encima del tejado. La parte que estaba
al lado del muro
también tenia un mirador y en la parte superior dos plantas con sus
correspondientes ventanales y todas con viejas y desgastadas cortinas. En
el lateral otra entrada con otro elegante cenador cerrado.
-Este sera vuestro nuevo hogar.-dijo con todo el animo que pudo.
Si vio nuestras muestras de desprecio no lo pareció.
-Y ahora vayamos a lo importante.-dijo de nuevo.
Para nuestra sorpresa se dirigió al inacabado muro y no hacia la casa.
Pensábamos que algo le había afectado cuando empezó a tocar los
desgastados ladrillos de esa pared.
-¿Donde estas? ¿donde estas?-decía mientras tocaba nervioso los ladrillos.
Edgar y yo nos miramos confundidos.
-¿Que le pasa?-dije contrariado.
Edgar me miro y hizo la señal de que estaba loco mientras con un dedo
giraba alrededor de su sien, cruzaba los ojos y sacaba la lengua.
-El sol y el viaje han acabado con su cerebro.-dijo Edgar de forma
ceremonial y funesta mientras entrecruzaba los dedos y miraba hacia
abajo enfatizando sus palabras como si hubiese tenido una gran perdida.
-¡Por fin!-dijo exultante.-Siempre me pasa lo mismo.
Dupont extrajo un trozo del muro y detrás suyo una manivela descansaba
en su interior. Empujo la manivela hacia atrás y un ruido sordo sonó
mientras parte del muro se metía hacia adentro. Sin esfuerzo desplazo la
puerta camuflada hacia un lateral mostrando una oscura entrada.
Orgulloso se giro hacia nosotros.
-Señores aquí tienen uno de los mejores trabajos realizados por los
muchachos del departamento.
Nosotros con los ojos bien abiertos no dábamos crédito a lo que veíamos.
La casa y el muro eran un engaño para aquellos que no supiesen lo que
están buscando.
Entramos aun sorprendidos cuando el agente cerro la puerta. Dentro se
agradecía el cambio de temperatura. Hacia calor pero no demasiado.
Nuestros cuerpos recibieron este cambio con gratitud.
Seguimos andando por un iluminado pasillo hasta llegar a un ascensor.
-Bien, os aviso. Desde aquí se puede acceder a la casa pero por motivos
de seguridad la puertas y ventanas están cerradas para evitar miradas
curiosas. Vereis que delante de las ventanas hay unos paneles. Allí se han
colocado unas pantallas negras para que nadie puede mirar el interior de
la casa y de la sensación de abandono.
Tras apretar el botón iluminado y esperar unos segundos la puerta del
elevador se abrió.
-Hay tres botones. Uno para salir por aquí. El segundo piso da acceso a la
casa y...
-¿El tercero?.-dijo Edgar curioso adelantandose a mi pregunta.
-Ese es el mejor.-respondió Dupont guiñandonos un ojo y con cara de
travieso.
Descendimos hasta la planta inferior y allí nos espera un comité de
bienvenida.
-Ahora estamos en el corazón de Arcadia, el sanctasanctórum de nuestra
división. Y estos son el mejor equipo y quienes se encargan de que todo
funcione.
Un largo y iluminado pasillo excavado en la piedra daba a diversas
habitaciones de misterioso uso. Ante nosotros un joven pecoso de pelo
revuelto y mirada aguda. Su rostro tenia un aire infantil, entre sus manos
para nuestra sorpresa guardaba el cilindro hallado en la catedral.
-Este es y que no os engañe su aspecto, el teniente Stephen Hawk. Según
creemos ha descubierto una loción de la eterna juventud y por eso
presenta esa imagen de pubertad.
-No os dejéis engañar por el mayor. Me pagan tan poco que el resto me lo
dan en halagos y lisonjas.
Edgar y no nos sorprendimos ante el grado del señor Dupont. Tras nuestra
sorpresa hicimos las presentaciones de rigor al muchacho.
-Por cierto.-dijo el científico mostrando nuestro hallazgo y nos guiñaba un
ojo.-Esto es muy interesante y creo que voy a ponerme ya mismo a saber
que secretos esconde. En cuanto tenga algo os informo. Además hemos
conseguido los permisos para que nos traigan el sarcófago de la iglesia.
Tengo muchas ganas de examinar ese extraño ser.
-Estupendo, desde luego cuando tienes un misterio entre manos eres
implacable.
-En mis tiempos eso seria mala educación, mayor.-dijo un hombre de
mediana edad que estaba a su lado.
Dicho hombre era un tipo estirado y con un fino bigote. Una mirada
escrutadora. Casi calvo tenia cuatro pelillos peinados con gomina. Vestido
con un uniforme de mayordomo en su pecho lucia orgulloso una
condecoración.
-Este tipo tan alegre y simpático es Bautista.
Al oír el comentario hizo un mohín de desprecio y nos miro como si
fuésemos dos cobayas invadiendo su territorio.
-Perdone la observación. Pero están sucios y desastrados. Antes de comer
les vendría bien una limpieza.
-Por supuesto, Bautista. Por supuesto. Si no te importa podrías recoger
sus maletas y llevarlas a sus habitaciones
-Ya lo he hecho, mayor. Y como vera le he traído al descarado pecoso y
ese ridículo artefacto. Y no solo eso he aparcado en coche en el su lugar
de camuflaje
-No se como lo haces, Bautista. Pero como siempre tan eficiente.
-Es mi trabajo, señor. Es una entretenida charla pero si me disculpa otros
quehaceres reclaman mi atención.-Bautista lo dijo con tal pasión como si
estuviese leyendo la lista de la compra.
-Si claro, claro. Marche y gracias por todo.
-Señor. A las 2:00 es la comida es espera con la puntualidad que es
habitual. Y esto va por todos y en perfecto estado de revista.-mientras
acaba la frase sus ojos nos miraban dando por sentado que el mensaje iba
para nosotros.
-No se preocupe yo les mostrare sus habitaciones.
Una vez hubo marchado Bautista fuimos al laboratorio.
-Perdonarles es un gran trabajador y eficaz. Pero a veces se extralimita en
su trabajo.-nos comento Dupont quitando hierro a los comentarios de
Bautista.
Dos enormes puertas metálicas daban acceso al lugar donde Stephen
trabajaba. Tras un ruido se abrieron las puertas y nos descubrió una gran
sala llena de tubos de ensayo, matraces. Mesas llenas de mil y un
aparatos y armarios metálicos con instrumental de las mas diversas
formas para todo tipo de trabajos.
-Bienvenidos a mi humilde morada.-dijo jovialmente
-Solo le falta traerse el colchón y dormir aquí.-apunto Dupont divertido.
-Este cilindro es fascinante.
-¿No se puede abrir con algún estilete o cuchillo?.-pregunte preocupado.
-No creo. Así solo conseguiríamos destrozar o el arma o el cilindro o
ambas cosas. Esto tiene una forma de abrirse y solo la correcta descubrirá
sus secretos.
Nos mostró el fondo del cilindro.
-Esto es lo que lo abre algún tipo de joya. Por suerte podemos sacar un
molde con un poco de resina y cuando se endurezca mediante vació hacer
una replica en metal. No es difícil aquí tengo todo lo necesario.
-Esto me huele a que comes aquí.-aseguro el mayor.
-Sip.
-Bien, tu mismo. Pero ya conoces a Bautista y seguro que no le gusta que
te ausentes de nuevo.
-Alguien se tiene que sacrificar por la ciencia.-rió divertido
-Sip, espero que valga la pena. Te dejamos con tu juguete. Avisame si
tienes noticias.
-De acuerdo. Pero...-dijo dubitativo.
Dupont lo miro expectante.
-Si descubro algo no voy a ir al comedor. Sea lo que sea sera después de
comer.
Dupont elevo las manos al cielo en señal de resignación.
-Bien, bien. Yo tengo que cuidar de estos cachorros. Es hora de
prepararos para ser unos dignos componentes de Arcadia.
Mientras nos alejábamos a nuestras habitaciones. Stephen se quedo
estudiando el extraño cilindro y pensando el procedimiento a seguir para
conseguir su abertura. Pasaron las horas mientras el joven investigador
preparo una resina para conseguir un molde del hueco del cilindro. Una
vez conseguido hizo un vaciado del molde, fabrico una replica hecha de
metal fundido de la pieza que abría la misteriosa pieza. Nervioso tomo
entre sus manos el producto de su obra y decidido inserto su creación en
el hueco. Un sonido metálico y un humo blanco y frió aviso de la abertura.
Ante èl se hallaba uno de los mayores misterios de la humanidad y por fin
lo había abierto.
Con cautela observo el interior del receptaculo. Sus ojos se
engrandecieron ante lo que veía.
-Esto es increíble...
Continuara...
Capitulo 7 "Hostiles" Tras varias horas de carretera nuestro conductor decidió que era una
buena hora para un contundente desayuno. Nos acercamos al
aparcamiento donde se juntaban varios vehículos. En su mayoría
trabajadores que iban a empezar su turno o que lo acaban. Shelley's Road
Bar era el típico sitio de horrorosa construcción metálica y letras de neón
brillantes. Antes de entrar una enorme cartelón con una sonriente
camarera nos incitaba a probar sus apetecible menú. El día empezaba fresco. Los comensales nos observaban curiosos a través de las cristaleras
mientras daban cuenta de su sugerente desayuno.
-Bueno, chicos. Hora del desayuno.-dijo Dupont como si acabara de
levantarse. Mientras nosotros arrastrábamos nuestros cuerpos agotados y
salíamos estirándonos y bostezando ruidosamente. La virtud de la
educación y las buenas maneras no estaba presente en ese momento. Me
sorprendía que siempre estaba fresco y en alerta.
A medida que nos acercábamos a la entrada observaba minuciosamente
los vehiculos aparcados.
Me miro y sonrió.
-Una manía que tengo. Lo miro todo y lo analizo todo. Siempre en alerta.
Entramos y un rico olor a café recién hecho y bollos lleno el ambiente.
Personas de edad madura, con ropa arrugada y sin afeitar. Ojos
somnolientos se mezclaban con aromas de perfumes baratos y caras
recién lavadas. Un murmullo flotaba y conversaciones a media voz. Las
camareras con su uniforme blanco su cofia, libreta y lápiz volaban entre
nosotros como si se hubieran metido café en vena. Peticiones y
asentimientos se juntaban con alguna risa dispersa en la larga barra
donde se apoyaban los clientes dando cuenta de sus almuerzos.
Cómodos sofás rojos pero de un color apagado por el uso y por el tiempo
se juntaban en una mesita que disponía la carta para que pudiésemos
elegir lo que nos apeteciese.
-Chicos, sentaros allí y sobre todo siempre mirando de cara a la puerta.
Sumisos obedecimos y dejamos caer nuestros cuerpos. Dupont se puso en
contra de la puerta pero fiel a su trabajo observando todo lo que pasaba a
través de los espejos diseminados por el local.
Una madura y experta mujer vino cargada con su libreta dispuesta a
satisfacer nuestros exhaustos estómagos.
-¿Que va ser?.-dijo con voz marcial.
Pedidos de cafés, bollos, tortitas y zumos fueron cayendo a la misma
velocidad que eran apuntados. Mientras veíamos hambrientos como el
cocinero iba desfilando en la plancha los apetecibles alimentos que
esperábamos con ansia.
No fue muy larga la espera y nos lanzamos con fruición sobre nuestros
pedidos. Ahora veíamos la vida de otra manera con el estomago lleno
nuestra cabeza empezaba a funcionar.
En esta estábamos cuando vimos como nuestro agente se estiro y empezó
a mirar interesado por el espejo la entrada de dos hombres. No giro la
cabeza para no llamar su atención.
-Disimular, creo que tenemos visita.-dijo de manera grave.
Creo que consiguió el efecto contrario. Mis manos empezaron a sudar y mi
vista se clavo en los recién llegados eran como dos bailarinas en medio de
la sala del dentista. Imposible que pasasen desapercibidos.
Los tipos miraban de forma desconfiada a todos los presentes, sus
andares chulescos y las muescas de desprecio que hacían mientras
pasaban ante cada parroquiano daban muestras a las claras que no eran
del lugar y menos habituales. Los movimientos de los palillos en las bocas
de algunos denotaban curiosidad y nerviosismo. No tardaron mucho en
llegar a nuestro sitio. Uno de ellos se sentó al lado de Dupont y el otro a
nuestro lado. No se dio cuenta que tres en el mismo sitio era demasiado y
se acomodo mientras nosotros nos juntábamos mas para que cupiese.
Eran de esos tipos que no te apetecía encontrarte en una calle desierta
por la noche ni tampoco a plena luz del día en una plaza llena de gente.
Eran malolientes y malcarados. Esas personas que no tienen nada que
perder y saben que es estar al margen de la ley, es su modo de vida. Se
arremangaron un poco pero lo suficiente para ver un pequeño tatuaje,
una especie de sello egipcio con un grupo de chacales dentro de una
circulo
A las claras querían dar a entender sus intenciones.
-Bueno, bueno por fin nos encontramos.-dijo uno de ellos mascando las
palabras.
-¿Sois chacales?.-pregunte nervioso. El otro tipo se me quedo mirando y
puso cara de que tipo de pregunta es esa, no es evidente. Y no dijo nada.
-Siento que hayas venido de tan lejos para nada.
-¿Que tonterías estas diciendo?
-Bueno, vamos a salir tranquilamente todos y luego cada uno se ira por su
camino.
-Creo que no entiendes....-dijo uno de ellos como dando a entender quien
era el que mandaba.
-Tu no entiendes, en estos momentos mi amiga Sombra esta apuntando al
higado de tu amigo y mi Colt a tu virilidad.
Su compinche de repente se puso muy tieso y nervioso, Dupont esta
presentando su daga, para que viese que no iba de farol. Al momento se
oyó un clic muy significativo. El que había hablado se puso tenso.
-Esto no quedara así. Has ganado una batalla pero quedan muchas
guerras.
-Chicos levantaros e ir hacia el coche.
-¿Y tu que harás?-pregunto Poe nervioso.
-Voy a hacer compañía a estos señores y ahora salgo.
Salimos rápidamente y vimos como Dupont se aseguraba de que salíamos
de allí mientras retenía la amenaza.
Chevalier se dirigió a los dos sicarios.
-Ahora voy a salir por esa puerta y vosotros os quedáis. Y por las
molestias causadas vais a pagarnos la cuenta.
Los chacales pusieron cara de sorpresa e indignación mientras Dupont se
alejaba y se despedía agitando su mano.
-Gracias por todo, amigos. Mis colegas han tenido el detalle de invitarnos,
ellos pagaran la cuenta.
Una de las camareras sonrió y le devolvió el saludo mientras no perdía ojo
a los dos tipos que estaban sentados.
Una vez hubo marchado el agente, ambos intentaron abandonar el local.
-¡Eh, Mary! Estos listillos quieren marcharse sin pagar la cuenta.-grito una
voz.
Todos los clientes como uno solo se levantaron y acorralaron a los
matones. Y poniéndose con los brazos cruzados crearon una muralla
humana imposible de pasar. Intentar sacar sus armas viendo las caras
amenazantes hubiera sido su ultimo acto. Una envalentonada y gruesa
camarera con cara de pocos amigos les ordeno:
-Y ahora pagad o fregar platos hasta la semana que viene.
Mientras esto sucedía dentro Dupont salio corriendo y se metió dentro del
coche.
-Ahora vámonos.
-¿Como ha ido?.-dije preocupado mientras Poe nos miraba ansiosamente.
-No tenemos mucho tiempo antes de que salgan.
Con un aceleron salimos a la carretera con la esperanza de poner tierra de
por medio y desaparecer. Pero fue una vana ilusión.
A los pocos minutos un sospechoso coche negro se puso detrás nuestro.
Dupont se aparto del carril mas lento al centro, pero el conductor del
coche negro cambio de carril con èl y se pego a su parachoques. Dupont
volvió a poner el intermitente y se metió en el de la derecha. Sin
embargo, el otro conductor no se despego, Dupont toco el claxon,
apremiando al otro a que lo adelantara pero consiguió el efecto contrario
porque al instante noto como el otro coche establecía contacto con su
parachoques. Chevalier pego otro bocinazo. El coche negro lo golpeo por
detrás. Dupont miro por el retrovisor y luego volvio la vista al frente. Si
quería escapar, tendría que salir en el siguiente desvió.
-Pensaba que los habíamos burlado.-comente preocupado.
-Los chacales van en manada. Los otros eran una avanzadilla.-me
contesto tenso.
-¿Cuantos crees que habrá?
-No lo se y dudo que lleguemos a descubrirlo. Debemos tener los ojos
bien abiertos.
Dupont tomo la curva bruscamente y freno. Era una carretera de un solo
carril. Seguiría por allí y luego volvería a la autopista. Pero la negra forma
amenazante se fue agrandando por el retrovisor. Sabia que volvería a la
carga. El agente mantuvo la calma. Quería pensar que era una
equivocacion quizás un coche oficial que intentaba que se detuviera.
El arcén no existía, solo gravilla y piedras a un lado de la carretera y un
precipicio al otro lado. Aminoro la marcha pero su perseguidor no capto el
mensaje porque acelero y lo golpeo con fuerza haciendo que el coche
perdiese el control durante un momento y que los neumáticos pisasen la
grava al borde de la carretera. Volvió al asfalto y el otro coche lo embistió
de nuevo. Un poco mas adelante la carretera giraba en una horquilla.
Dupont se dio cuenta de que necesitaba espacio para tomar una curva tan
cerrada. Intento detenerse y volvió a recibir una embestida.
Acelero justo antes del giro cogiendo demasiada velocidad y sintió el
empuje de su perseguidor. Las ruedas derechos rozaron el vació. Giro el
volante desesperadamente para devolver el coche a la carretera. Lo hizo
de tal manera que se encontró con el coche negro de frente y le dio tal
golpe que lo saco de la carretera. El otro vehículo sintió la ingravidez
mientras caía gracilmente por el borde del precipio. Pasaron varios
segundos antes de que se golpease con los primeros peñascos.
Dupont paro y salio para ver el espectáculo. En el fondo un amasijo de
hierro negro ardía soltando una densa humareda. Sin supervivientes.
Después volvió al coche.
-No hay nada que hacer. Es hora de seguir nuestro camino. Solo en la
base estaremos seguros.-se lamento.
Puse la mano en su hombro.
-Fue inevitable. Eramos ellos o nosotros.-le dije intentando animarlo.
-Descansar si podéis queda un largo camino.
Así termino la conversación. Se cerro en si mismo y tomo el camino para
volver a la autopista. No abrió la boca durante el resto del trayecto.
Dupont sabia que esto solo era el principio.
Continuara... Capitulo 6 "Una nueva vida" Ahora estaba solo con un artefacto extraterrestre en mis manos. Tenia
que ser mas listo que ellos. Seguramente tendría mi casa vigilada por ese
tipo o por otros. No podía exponerme a que me descubriesen ¿Y mi padre?
Tenia que saber que estaba bien.
Empecé a ser mas cauteloso, iba mas despacio y a caminar por sitios mas
iluminados aunque tardase mas en llegar. No tenia muchos recursos. Me
acerco a mi casa y veo la puerta abierta y la luz encendida. Por suerte
tengo un plan.
-¡¡Ahhh!!-entro gritando como un poseso.
Por desgracia no calculo bien y resbalo con un pie y caigo boca arriba. Una
cara joven y agraciada con un gorra de cuero, chaleco y una cazadora
haciendo juego me observan.
-Vaya entrada, chaval. ¿Tu debes ser Howard Phillips?
Creo que decir que me sentía estúpido es quedarme corto.
-Y usted, usted... ¿quien es?
-Me llamo Chevalier Dupont. Agente del gobierno. Trabajo en un pequeña
división para casos de índole de naturaleza extraña o ilógicas llamada
“Arcadia”. Pero lo primero sera que te ayude a levantarte. Vaya golpe. Yo
con uno como ese no me levanto ni en una semana.
Manteniendo mi dignidad me levanto sin su ayuda aunque cierto crujir de
huesos me indican que mi estado no es grave pero si dolorido.
-¿Donde esta el hombre calvo? ¿Es amigo suyo?
-No, no somos muy amigos. Creo que te refieres al Errante.
-¿El Errante?
-Bueno he de reconocer que si te has topado con ese hombre y sigues
vivo es toda una hazaña.
-¿Quien es?
-Bueno a ciencia cierta nadie lo sabe con seguridad porque corren muchas
historias y leyendas respecto a ese hombre. Es el mejor en lo suyo.
-¿Y que es?
-Robar. El mejor ladrón de la historia. Se desconoce su edad, dicen que
nació hace casi 2000 años.
-Es broma, ¿no? Nadie vive tanto.
-No lo se. Se cuenta que alguien lo maldijo y que tiene que echarles las
cartas para saber cuando va a morir el cuerpo que alberga. Entonces
ocupa otro.
Le miro absorto.
-Lleva un gladius, una autentica espada de soldado romano. Es imposible.
-Seguramente seria suya. No me extrañaría que la guardase como
recuerdo de su juventud. La verdad las pocas veces que nos hemos visto
no hemos sido muy cordiales.
No se si reír o llorar ante tal cumulo de insensateces pero recuerdo que
esta noche he visto un muerto del espacio y entre mis calzoncillos llevo un
artefacto extraterrestre.
-¿Lo conoces?.-digo asombrado con la boca tan abierta como la entrada
de un metro.
-Sip. Veras hay cosas que tu desconoces sobre tu padre.
-Mi padre es un triste arqueologo.
-Tu padre era un sicario de la secta de Los siete chacales.
-¿Siete chacales? Nunca me dijo nada de eso.
-Les traiciono e intento empezar una nueva vida. Pero tuvo un precio muy
alto.
-¿Que precio?
-Tu madre. Cuando se enteraron de su traición, raptaron a tu madre y
bueno ya sabes....-hizo un gesto muy visual pasándose un dedo por el
cuello.
-Pero no entiendo nada. ¿Que tenemos que ver nosotros?
-A tu padre le asignaron la misión de descubrir que se escondía debajo de
la vieja iglesia. El decano es otro chacal.
-Ya decía que nunca me había caído bien ese viejo.-exclamo irritado.
-Howard, tu padre ha sido secuestrado por la secta.
-Les dare.-y empiezo a meter las mano entre mis calzones. Mientras
Chevalier me mira con cara de asco.-esto.
-Si se lo das os mataran a ambos. Tenemos que conservarlo es nuestro as
mientras lo tengas tu padre seguirá con vida. ¿Ibas con mas personas en
esta aventura?
-Con dos amigos mios. Edgar y Anabelle Poe.
-Bien debemos buscarlos ahora ellos también son un objetivo de los
Chacales.
-Bueno al menos me dirá que es esto.-le tiendo el cilindro.
Lo coge y lo mira interesado. Observa que en un lateral existe un hueco
con una extraña forma.
-Creo que en este sitio hay que insertar algún objeto para abrirlo.
-No lo tenemos, ni sabemos lo que se necesita.
-No te preocupes. El errante robo hace unos días un anillo de una
exposición sobre el imperio romano. Creo que podemos hacer un molde
con ese hueco de y descubrir que contiene.
-Abramos a la fuerza. Tengo herramientas.
-Seguramente tenga alguna medida de seguridad, dañarías algo que se ha
ocultado durante siglos y no serviría de nada. Ahora tenemos la
oportunidad de ir un paso por delante.
-¡No puedo abandonar mi casa! ¡Mi vida! ¡Todo!-Anabelle estallo. Al final
la tensión acumulada por los sucesos de esta noche salio.-¿Que pensaran
nuestros padres si desaparecemos de repente?
-Tiene razón quizás no sea mala idea. Ella puede quedarse. Yo me
ocuparía de su seguridad.-Edgar intento rebajar los nervios del momento.Podía asignar a un agente una vigilancia pero sin entrometerse en su vida.
Llevaría una vida normal. Y nosotros estaríamos informados en todo
momento.
Si amigos, fuimos a ver a los hermanos Poe y contarles todo lo sucedido.
El agente Dupont les informo de quien era y para quien trabajaba.
Exactamente lo mismo que a mi.
-Además puedo prometerle,señorita que estos muchachos tienen la mejor
protección que pueden ofrecerle este gobierno.
A la vez que decía esto retiro su chaqueta y dejo ver un revolver plateado
con mango de nácar blanco.
-¿Es un Colt Peacemaker?.-dijo entusiasmado
-Exactamente. Era de mi abuelo, fue vaquero. Y compro esta maravilla.
Me la dejo en herencia. La llaman “La justicia plateada” y si esto no es
suficiente...
Se agacho y se subió parte del pantalón descubriendo un hermoso daga.
-Y aquí os presento a “La sombra”. Nadie la ve venir pero cuando llega es
implacable.
Me dirigí a casa y tome los indispensable apenas una poca ropa y algunos
utensilios. Al salir de mi casa me pare y me quede quieto en la oscuridad.
El silencio me inundo y me quede mirando como si fuese capaz de ver mi
anterior vida. Suspire, salí y cerré. Acaricie la puerta como señal de
respeto y de tristeza porque cerraba un capitulo y empezaba otro lleno de
incertidumbre y también de misterios. Reprimí una lágrima, no era el
momento y marche al encuentro de mis compañeros.
-¿Adonde nos dirigimos?-pregunte.
-A un lugar perfecto. Un sitio abandonado y olvidado. El mejor escondite.
-Ahora dormir pronto amanecerá y os necesito frescos.
Y así nos fuimos, dejando atrás a nuestra vieja vida y a Anabelle. Un
agente amante de las armas, mi amigo y yo empezábamos una aventura
increíble, mientras veía alejarse a una Anabelle rota por el dolor y la
tristeza.
Nos acurrucamos y caímos dormidos por el agotamiento y por el
cansancio. Naturalmente Dupont quería tenernos adormilados para que
nuestro destino siguiera siendo secreto.
Continuara...
Capitulo 5 "El descubrimiento"
De noche y entre las sombras al pie de la iglesia, tres locos de los
misterios se afanaban por entrar en el edificio.
-Bueno ahí la tenemos la vieja iglesia de Frovidence.-Edgar la señala de
manera ceremonial.-Y nos esta esperando.-responde Anabelle nerviosa.
Yo me sentía como un misero ladrón en la noche.
-Y si la iglesia esta cerrada.-Expandía mis temores con la firme convicción
del miedo.
-Amigo estamos preparados para todo. Nuestro padre nos ha enseñado
todos los trucos de la construcción y de las obras.
-Si hace falta derribar esa iglesia piedra a piedra para descubrir el
misterio, ten por seguro que lo haremos.-a la vez Edgar sacudía la
mochila con los útiles que tenían.
Seguro de mi mismo marche en dirección hacia la entrada principal.
-¿Que haces?.-me increpo Edgar.-Tenemos que ir por la puerta de la
sacristía es mas discreta y nos oculta mejor.
Dicho esto seguí a mis compañeros de forma sumisa. Cuando llegaron al
lateral se aseguraron que no existía ningún peligro. Lentamente fuimos
andando hasta llegar a la puerta de la vicaria. La emoción del momento y
el suave perfume de Anabelle me animaba a las hazañas mas increíbles.
Edgar saco un pequeño martillo y un escoplo. Con seguridad empezó a
golpear la cerradura. Los golpes me parecían como si estuvieran
derribando media ciudad. Por suerte la desgastada madera fue un aliado
indiscutible para derribar el primer obstáculo. Una vez en el interior
sacaron sus linternas y observamos el recinto.Cerramos la puerta y
corrimos un cerrojo por la parte de atrás.Unos bancos de madera
señalaban la zona de obraS. Decidido marche al lugar donde mi padre me
comento que estaban las zonas sin escritura seguido por mis amigos.
Dejamos la mochila con las herramientas y miramos el lugar.
-Tenemos que levantar estas baldosas. No sera difícil.
-¿Y ruidoso?-pregunte asustado.
-Sera un momento, no te preocupes.
Poco a poco las baldosas fueron cediendo y las fuimos apartando. Un
agujero oscuro y húmedo se iba revelando ante nosotros. Un pozo con
escalones escurridizos y medio en ruinas descendía hasta el fondo. Un aire
viciado y cargado llego hasta nosotros.
-Bajare a echar una ojeada.-dijo Edgar mientras cogía una cuerda de la
mochila
Tomo su linterna y se la ajusto al cuerpo con una cuerda a la cintura.
Anabelle y yo íbamos deslizando la cuerda. Eso era buena señal
significaba que iba descendiendo. Los minutos eran una terrible angustia
para todos. Ella y yo cruzábamos miradas de incertidumbre.
Varios metros de cuerda eran engullidos por la negrura cuando la voz de
Edgar sonó nítida y clara.
-¡Bajar, esto es increíble!
No me hacia gracia meterme en aquel agujero infecto pero no quería dejar
a Anabelle.
-Vamos, Howie.-y esa sonrisa me envalentono.
No podía decirle que odiaba ese sitio. Odiaba la oscuridad y los sitios
cerrados me sofocaban. Para olvidarlo conté los escalones que iba
bajando.
Encontré a Edgar maravillado.
-¿Que hay?-pregunte
-Si te lo cuento no te lo vas a creer. Miralo por ti mismo.
Tan nervioso estaba que ni me fije en lo que habíamos descubierto. Al
verlo mi mano temblaba haciendo oscilar las sombras.
-¡Es una cripta!
-Pero no una cripta cualquiera.-me susurro Anabelle que acababa de
llegar.
Ante nosotros se aparecían extraños signos y figuras con tentaculos y
raros demonios alados. Temblé ante la posibilidad de que aquello no fuera
humano. Retazos de desconocimos planetas y seres celestiales en
extrañas posturas desafiaban toda lógica.
-¿Que demonios es esto?.-exclame sorprendido.-No soy un experto, pero
mis años de hijo de arqueologo me dicen que esto no es humano.
-Ey, chicos mirad esto. Es un ataúd.
Un extraño ataúd con sus muertos y un enigmático funeral y todo lo
demás hacia que mi cuerpo temblase con un espasmo frío.
Un sarcófago ovalado y de metal. En su superficie extraños grabados
elípticos y algo similar a enormes tentaculos que lo recubrían como si
guardasen eternamente al morador del recapitulo.
-¿Que tal si lo abrimos?-Anabelle expectante no podía esperar mas.
-Excelente idea. Veamos que secretos contiene.
A los dos les parecía la idea mejor del mundo.
-¿Quizas podíamos esperar a mañana? Mi padre y eso...
Dos miradas fulminantes me decían que ni de broma.
-O quizás mirar una salida.
-Howie...-una bella ira me miraba.
-Esta bien, esta bien.-levante las manos en señal de sumisión.
Empezamos a palpar buscando una cerradura para abrir el féretro. Pero
nada de nada. Era como si fuese de una pieza.
-Quizás la solución este en las paredes.-Fue momento de inspiración.
Anabelle y Edgar me miraron, se miraron.
-Eres un genio, Howard.
Entonces Anabelle vino hacia a mi y me soltó un beso en la mejilla. Esto
era mejor que cualquier hallazgo arqueologico y sideral.
Presa de la emoción todos empezamos a recorrer la estancia.
Tiene que estar. Ese era el pensamiento común pero tras varias y
repetidas miradas no supimos hallar el secreto.
Cabizbajos miramos el misterioso hallazgo como si nos fuese a dar la
respuesta.
-Bueno-dije-Edgar tomalo por un extremo y yo por el otro. Miremos
debajo. Tal vez tenga una abertura inferior.
Edgar tomo un extremo y yo el otro. Entonces sentí un clic y que algo se
metía para adentro. Levante la vista y mire la cara de Edgar. Ambos
eramos la viva expresión de la sorpresa.
-¿Lo has notado tu también?-pregunto Edgar.
Asentí con la cabeza.
Volvamos a empujar.-dije convencido.
Lo hicimos y la tapa superior del sarcófago se retiro hacia un lado
recogiendose.
Los tres emocionados miramos el interior. Allí descansaba un ser vestido
con un extraño traje plateado. Llevaba una extraña escafandra parecía
como si llevase una pecera encima de su cabeza. Dentro de un liquido que
apenas permitia la visibilidad. Se adivinaba los rasgos de un extraño ser
con una branquias en sus carrillos. Tenia los ojos cerrados y parecía que
en cualquier momento iba a despertar de su letargo. Me recordaba a
aquellos trozos de cuerpos metidos en formol para su exposición en una
feria.
-¿Quien seria?.-dijo Egdar.
-Un guerrero, un mandatario. Nunca lo sabremos. Desde luego no era de
este mundo.
A sus pies un cilindro metálico con enigmáticas inscripciones.
-Desde luego tu padre no sabe que eres una joya en bruto. Chico, eres un
portento.
Sorprendidos giramos hacia donde venia la voz. Un hombre alto y calvo
con un fino bigote armado con una espada y un arma.
-Es el hombre que nos espiaba en el colegio.-dije a mis amigos.
Ellos me miraron como si hablase en chino.
-Alejaos lentamente y nadie saldrá herido.
-Lleva una gladius la espada del ejercito romano.-dije mostrando mis
conocimientos paternos
Hicimos caso a sus palabras pero no todos. En un acto desesperado
Anabelle tomo el cilindro y apunto al desconocido.
-Bien, no se quien eres. Ni lo que buscas pero este tipo era un guerrero
espacial que tenia este arma en sus manos.
Edgar y yo nos miramos alarmados.
-Niña deja esa cosa y no habrá problemas.
-¿Quieres probarlo?.-de nuevo era la Anabelle guerrera y temeraria.
El hombre titubeo y se aparto a un lado dejando libre la entrada. Quizás
fuese un engaño pero no se atrevía a comprobarlo. Pasamos delante de èl
y su mirada asesina lo decía todo. Anabelle se puso detrás de nosotros
para cubrir la salida y no quito ojo al hombre. Mientras Edgar se acerco a
pocos centímetros del hombre.
-Has tenido suerte. Si no hubieras conocido a mis mundialmente famosos
Los gemelos nudillos.- a la vez hizo un ademán como si fuese a golpear al
tipo.
Por su seguridad empecé a tirar de Edgar y alejarlo antes de que el
desconocido cambiase de idea y se mostrase menos pasivo.
Una vez fuera empezamos a coger los bancos y meterlos atravesados
dentro del agujero para retardar su salida. No tardaria mucho pero nos
daría tiempo a escapar. Anabelle me dio el cilindro.
-¿Como sabias que era un arma?-dije sorprendido.
-No lo sabia fue lo primero que se me ocurrió. Llevátelo y descubre que
es.
En un instante me dejaron solo habían salido corriendo. Guarde el objeto
dentro de mi ropa y apresure el paso. Desconocía si me habían seguido
pero mi padre estaba en peligro.
Mientras tanto en esos mismos instantes en la calle donde vive Howard un
camión refrigerado aparco en su puerta. Dos hombres bajaron del
vehículo y llamaron a la puerta. El padre de Howard salio y sin mediar
palabra cogiéndole y llevándolo al furgón. De una puerta abierta sale un
humo blanco y seco.
-El jefe quiere verte. Entra.
Winfield helado de frió entra en el recinto refrigerado. Un hombre casi
albino de ojos blancos lo mira con interés.
-¿Cuanto tiempo ha pasado? Si, creo que desde que nos abandonastes.
Parece que desde entonces nuestra relación se ha enfriado. Ja,ja,ja...
Perdón por el chiste.Pero recuerda si eres chacal, eres chacal siempre.
-¿Que deseas de mi?
-Creo que ya lo sabes. Mi viejo amigo el decano te ordeno investigar un
hallazgo en la vieja iglesia. Y según parece tu hijo y unos amigos andan
por ahí merodeando.
-¿Howard? Es imposible es un muchacho tímido y apocado. Nunca haría
eso.
-Bueno, no pero ya sabes si hay una mujer que inflama su pecho...
-¿Howard con una chica? Es imposible.
Capitulo 5 "El descubrimiento"
-He mandado a mi mejor hombre a resolver la situación. Para asegurarme
de que no habrá sorpresas, vendrás con nosotros. Eres una moneda de
cambio. Si mi sicario falla o no consigue lo que quiere tu vida estará en
manos de Howard.
-Que Dios se apiade de mi.-dijo Winfield llevándose las manos a la cabeza
desesperado.
-Bien, sera mejor que te abrigues va a ser un viaje largo.-dijo el anciano.
Pego dos golpes en la pared y una pequeña ventanita se abrió asomando
un rostro.
-Vámonos a la mansión.
-Si, señor. ¿Y el Errante?
-No te preocupes por èl. Pase lo que pase, volverá.
-Si, señor. Nos ponemos en marcha.
El viejo cerro la ventanilla y miro al hundido hombre mientras asoma una
sonrisa triunfante en su rostro.
-Lo siento, camarada. Pero tengo todos los triunfos en mi mano. De una
forma u otra conseguiré lo que quiero. Tu solo eres un medio como tu
hijo.
Me traicionaste. Traicionaste a los Siete Chacales y ahora sufrirás el
castigo por ese acto.
Capitulo 4 "Una jornada muy aventurera"
Tras mucho esperar llego el ansiado momento, parecía que el día no
avanzaba y las clases se alargaban infinitamente. Edgar y yo nos
seguimos recuperando de nuestras moretones y Darius tardara en curarse
y no solo físicamente. Ser humillado por una mujer a vista de todos no
entraba en su universo. Ahora anda cabizbajo y con las manos en los
bolsillos escondiéndose de la mirada de todos. Casi me daba pena, casi.
Hace una tarde maravillosa y pongo mi mejor cara. Reconozco que dude
antes de tocar el timbre pero al abrirse la puerta y aparecer... un gato
negro.
-Howie, perdona este sinvergüenza es Azrael. Nuestro gato.-Anabelle me
mira mientras coge suavemente al gato y lo desliza hacia el interior de la
vivienda.
-Es... es precioso.-balbuceo ante sus ojos.
-Pero pasa, pasa. Que tonta soy. Ja,jaja....-en ella aflora una risa
nerviosa.-No quiero que estés toda la tarde en el porche.
Un olor delicioso invade la estancia y al entrar al salón una mesa llena de
bocadillos, zumos y pastelillos. Edgar aparece presidiendo la mesa, se
levanta rápidamente y viene hacia a mi con una gran sonrisa. Me abraza
como si fuésemos viejos amigos.
-Vaya, tienes mejor cara que yo. Ja,ja,ja. La verdad que ese matón se
llevo lo suyo. No sabia a quien se enfrentaba. Pero sentemonos y
charlemos.
La velada transcurre rápida y el tiempo pasa en un suspiro quizas
demasiado. Descubro que los padres de mis amigos casi nunca están en
casa.
-Nuestro padre David trabaja en la construcción y casi siempre esta de
reformas con sus hermanos que tienen una empresa. Viajando de aquí
para allá. Y nuestra madre Eliza es actriz.
-Vaya sois una familia curiosa.-comento perplejo
-Para curiosa la historia de nuestro gato.-Anabelle me mira absorta.
Mi curiosidad hace que solo tenga atención para ella. Por un instante creo ver un rubor en sus mejillas que desaparece al momento.
-Mi padre reformo esta casa, tiro las paredes y la hizo nueva. Recuerdo
que antes de empezar a tirarlas no hacia mas que oír maullidos de gato.
Estuvimos buscando por todas partes. Pensábamos que habría alguna
camada o que algún gatito estaría atrapado. Pero nada mas lejos de la
realidad. Continuo con la obra y al tirar una de las paredes apareció
Azrael. ¿Como llego?Es un misterio.-A su lado el felino recibe las suaves
caricias de su ama y yo permanezco muerto de envidia oyendo la historia.
-¿Y tu que? ¿Que hacen tus padres?
Me quedo mudo. Y suspiro.
-Bueno mi padre Winfield es arqueologo. Y mi madre Sarah murió cuando
yo era niño.
Mis amigos compungidos me miran
-Lo siento, Howie.
-La echo mucho de menos. Pero yo también tengo una historia misteriosa
que contar.
Cuatro ojos expectantes me miran.
-Mi padre esta investigando un descubrimiento muy extraño. Aquí en
Frovidence.
-Cuenta, cuenta.-grita Anabelle.
-Nos tienes en ascuas.-dice Edgar.
-Ha sido en la vieja iglesia estaban reparando la sacristía y han
encontrado unas raras baldosas con textos desconocidos puede que
incluso haya algo debajo.
-¿Un tesoro romano?.exclama Edgar.
-Una tumba de un rico noble.-dice Anabelle.
-Pues no lo se todavía, esta sellada.-digo apesadumbrado.
-¿Porque no vamos y lo descubrimos?.-Anabelle expectante.
-¿Como?. Necesitamos material y permisos. No se puede entrar a la
ligera.-justifico ante tal desproposito.
-¿Que tal mañana por la noche? Estudiamos el lugar por la tarde y vemos
que necesitamos.-dice Anabelle decidida. Y nos mira como si fuese una
sentencia firme.
A mi me parecía la mayor locura.-digo desesperado con un hilo de voz.
-Imaginate para tu padre serias el digno sucesor. El mayor descubrimiento
de la historia de la arqueologia hecha por ti, Howie.
Anabelle decía las cosas de tal manera que me hacia sentir importante.
-Tienes razón. Sera nuestro secreto. Mirare si mi padre tiene planos de la
iglesia.
-Bien mañana vente a comer a casa y preparamos todo.
-Chicos y chica. ¡Vamos a hacer historia!
Continuara... Capitulo 3 "Bienvenida"
Winfield ando tranquilamente y se quedo mirando la iglesia de estilo
gótico, el uso del arco ojival y las elevadas bóvedas de crucería que
desplazan su peso mediante los arbotantes, el predominio de los vanos
sobre los muros, que permiten los grandes rosetones, la altura de la aguja
central y la posición central del trasepto le maravillaban. No entendía
como semejante genialidad había sido posible con unos medios tan
austeros. Tan absorto estaba que no vio venir al religioso. Se puso a su
lado y le dijo:
-¿Hermosa, verdad?
Winfield sorprendido se sonrojo y contesto.
-Sin duda, es preciosa. Perdón, soy Winfield Phillips, el arqueologo.
El hombre extendió su mano sonriente.
-Y yo el padre Justin Welby, mucho gusto. Pero no nos quedemos aquí
como un par de pasmarotes. Pasemos dentro y veamos lo que tiene que
ofrecer esta joya.
Una vez dentro el silencio y la semioscuridad sumían a los devotos en el
mas absoluto recogimiento. El hombre observo una gran nave central y
ambos lados diversos retablos de santos y vírgenes. Hacia la mitad sendos
púlpitos esperaban el momento para dar el sermón. Y al fondo el altar. El
olor a incienso y cera quemada inundaba el recinto.
-La verdad ha sido una sorpresa para todos, estábamos reparando el
suelo de la sacristía y de pronto ha aparecido ese descubrimiento.comento Justin con paso suave y manos entrelazadas.- Perdone creo que
le estoy aburriendo, lo mejor es mostrárselo
Antes de llegar al altar se santiguaron ambos hombres y dirigieron una
pequeña oración. En un lateral del presbiterio una pequeña puerta daba a
la sacristía. Winfield observo que era larga y ancha. De gran tamaño pero
solo tenia algunos muebles de uso diario y útiles de la iglesia. Sobre la
mitad se veía como se había levantado el suelo y apilado en un rincón los
viejos azulejos. Para la seguridad varios bancos servían de limite para no
que no hubiese accidentes. Winfield se acerco curioso y traspaso los
asientos. Saco una pequeña lupa de su bolsillo y observo sorprendido
mientras pasaba delicadamante la mano por la superficie del suelo.
-Es fascinante.
Cerca suyo el párroco lo miraba sin pasar del seguro lugar en el que se
hallaba.
-¿El que?
-Son inscripciones apenas visibles, si no pones atención. Pero jamas he
visto algo igual. Son como rayas y puntos mezclado con símbolos pero no
de una cultura conocida.
Siguió andando y observando hasta que paro de pronto.
-¡Cielo santo! Aquí no hay nada escrito.
-¿Que quiere decir?
-Cabe la posibilidad que los textos sean un aviso, una oración o
instrucciones pero si en esta zona no hay nada.-Mientras hablaba
señalaba el lugar.- Quiere decir que la entrada es esta.
-¿La entrada? ¿Que entrada? ¿A donde?
-Eso es lo que vamos a averiguar.-señala Winfield con pose orgullosa.
Mientras en otro lugar Howard se dirige al colegio donde va a empezar su
clases. Es el colegio SHELDONIAN el típico colegio de ladrillos rojos.
Escudo en la puerta y ventanas con pequeñas terrazas. Todo ello
rematado con dos imponente torres. Aunque no creáis por dentro las
clases son viejas habitaciones de paredes despintadas, pupitres viejos y
ruidosos con profesores que deben tener la misma edad que la escuela.
Entramos todos en tropel antes de que llegase el profesor. Los castigos
son la orden del día y si no estas en tu sitio con todo listo ya tienes otro
falta. Aunque mas que a esos avisos hay otro asunto peor y se llama
Darius Boild, un enorme matón. El terror de las clases. Todo lo que tiene
de fuerte le falta de intelecto.
-Hola, larguirucho.
Si ese soy yo. Larguirucho. Bueno no es un mal mote os aseguro que hay
otros mucho peores y realmente tampoco miente.
Darius para mi desgracia esta sentado detrás mio. Con esa horrible voz
simiesca siento el cálido aliento en mi nunca cada vez que habla.
Por suerte nuestro amado profesor es puntual. Además hay dos nuevos
mayor razón para ser mas exigente con los horarios empezando por uno
mismo.
Todos nos levantamos y saludamos al profesor.
-¡Buenos días, señor profesor! Dios le guarde muchos años
Con gesto enérgico nos ordena que nos sentemos.
-Esta bien, esta bien. Ahora sentaros y atender un momento. Hoy
tenemos dos nuevos alumnos como podéis comprobar. Vienen de
Maltimore y se han instalado hace poco en Frovidence.
Os presento al señor Edgar Poe y a la señorita Anabelle, su hermana.
Levante la vista para curiosear por las nuevas victimas de Darius. Y el
tiempo se paro...
Una ninfa de ojos verdes había bajado al mundo terrenal.
-Diles algo, larguirucho... Ja,ja,ja.
Como siempre Darius tenia la capacidad de romper cualquier
encantamiento. La curiosidad de ella hizo que sus ojos se clavasen en los
mios al mismo tiempo que sus labios hacían un suave mohín mostrándose
divertida por la situación a la vez que mi rostro iba tomando un tono
carmesí.
-Yo, yo... os doy la bienvenida en nombre de mis compañeros y del
colegio
SHELDONIAN.
En ese instante un enorme manotazo en mi espalda me corta la
respiración
-Así se habla, charlatán... Ja, ja, ja
Darius algún día ajustaremos cuentas.
-Gracias señor Phillips por su cálida recepción espero que entre todos
consigamos que nuestros nuevos alumnos se sientan pronto como en
casa.
Y así siguió la jornada hasta que llego el recreo. Momento donde las
bestias campan a sus anchas haciendo todo tipo de maldades y ahí entra
Darius. Es su momento favorito y es el rey. Me imaginaba la situación
pero uno de sus deportes favoritos es probar a los nuevos si son una
amenaza para el o simplemente otros de sus siervos.
Yo por casualidad andaba tras Anabelle a cierta distancia. Pero para
Darius las distancias son una molestia y decidió ir a darle su particular
saludo.
Y parece ser que no le gusto porque la instante su hermano un tipo medio
bajito y moreno de porte algo rechoncho se interponía entre el matón y su
hermana. Y por su actitud no era muy amigable con los brazos dispuestos
a sacudir a quien fuese. Darius se abalanzo sobre el pobre muchacho y
empezó a golpearle sin perdón. No pude mas y me abalance sobre Darius
colgándome como si fuese un pesado collar. El grandullón se distrajo y
Edgar empezó a castigar el cuerpo de su enemigo. Darius se libero de mi
como si fuese una pluma y sentí todo el castigo de su fuerza al caer al
suelo. A duras penas me levante mientras el pobre Edgar con la cara
castigada volvía a caer al suelo. Otra vez mi cuerpo se estrellaba contra el
suelo. Ambos moribundos intentábamos levantarnos cuando vimos como
Darius iba a por su trofeo. Anabelle plantada sin inmutarse veía como se
acercaba la fiera.
-Bueno muñeca, tenemos una conversación pendiente.
Solo me quedaba rezar por su alma. Y de repente Darius se vino abajo.
Roto de dolor y encogido.
-Que sea la ultima vez que tocas a mi hermano y a su amigo.
-¡¡Esa es mi chicaa...!!!-dijo Darius balbuceando.
-Maldito idiota.-contesto Anabelle y se alejo para ayudar a su hermano.
¿Amigo? Pero ni siquiera nos hemos presentado. Mientras me levantaba
mire al exterior. Un hombre alto, delgado y calvo de fino bigote nos
observaba interesado.
-Oye, Howard...-me dijo una dulce voz.
Cuando volví a buscar al hombre calvo. Ya no estaba. Había desaparecido.
-¿Estas bien?.-sus enormes ojos verdes me fusilaban.
-Si, esto no es nada. Si me llegas a ver hace una semana.
Un muchacho medio magullado llego con sangre y la mano abierta.
-Me llamo Poe, Edgar Poe. Gracias por tu ayuda.
-Yo soy Phillips, Howard Phillips. Es un placer conocerte.
-Ya veo que conoces a mi hermana Anabelle, es el chico de la familia. Ja,
ja,ja.
-Lo tendré en cuente para la próxima vez.-mientras digo esto sigo perdido
en su mirada. Es la primera vez que una heroína me salva del villano. Y
me gusta.
Anabelle se quedo mirándonos a los dos.
-Creo que lo mejor seria mañana invitarte a merendar a casa y así
conocernos todos mejor. Con buenas meriendas se hacen grandes amigos.
-Es una idea estupenda, Anabelle. ¿Te apuntas, Howard?
Estaba dudando mi respuesta cuando Anabelle me cogió del brazo y dijo:
-Howie no puede faltar es el invitado de honor. A las seis, sin falta.
Howie eso suena mejor que larguirucho.
Y así fue como estrechando nuestras manos en señal de amistad dio
comienzo a la leyenda.
-¡Howard, lo he conseguido!
-¡Ahh!
El susto fue mayúsculo nada mas entrar en casa mi padre me asalto con
un abrazo de oso. Tantas emociones en un día iban a acabar conmigo.
-¿De que hablas? ¿Que has conseguido?
Mi padre me puso en antecedentes y me contó con todo detalle los
avances de su investigación.
-Mama estaría orgullosa, papa. Buenas noches.
Lo dejo con sus triunfos mientras subo a mi habitación. Mañana es el gran
día, yo también necesito un éxito en mi aventura. Ni siquiera ha
preguntado por las secuelas que tengo en mi cara tras el incidente del
colegio. Desde la muerte de mi madre, mi padre se ha encerrado tanto en
su trabajo que a veces pienso que no existo para el.
Continuara...
Capitulo 2 "Descubrimiento"
¡¡¡Howard!! ¡¡¡Howard!!!
Siento la tensión a flor de piel, mi corazón descontrolado y mi compañero
gritando como alma que lleva el diablo. Aunque tiene razón la situación no
es nada cómoda. Fuimos en busca de aventuras, ser famosos y descubrir
lo desconocido. Todo ello nos parecía una idea estupenda. Hasta hoy.
Cuando fuimos atrapados por una extraña tribu en una isla perdida de la
civilización. Ya me veía siendo comido por estos salvajes pero no, no
hicieron nada de eso simplemente clavaron dos estacas, nos ataron y
empezaron a bailar hasta la locura.
-Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn
-Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu R'lyeh wgah'nagl fhtagn
Y así una y otra vez hasta el amanecer. Y de pronto el silencio. Pero no
ese silencio que da paz. Sino el otro. El que hace que tengas sudores fríos
y risas nerviosas. El que te deja expectante esperando no lo peor sino lo
siguiente. Odio tener razón. Aquí clavados al borde de un acantilado
mirando el eterno mar. Tras el silencio, el agua con su suave sonido y de
manera casi imperceptible, un gorgoteo como un masa acercándose.
Como si fuese lava o lodo. Aunque resulta imposible no conozco ninguna
materia que suba del fondo hasta la cima. Pero me olvido que estamos en
el fin del mundo y en medio de una tierra olvidada.
. Hace días que no pruebo una gota de alcohol y parece imposible cuando
veo una pasta viscosa y babeante procedente del infierno y acercándose
decidida a por nosotros. Lo mas increíble es que parece tener vida propia
y ser totalmente racional.
Y nosotros, Dios nos ayude, somos un sabroso bistec.
-¡Howard, ¿que es eso?
Mi compañero aparte de que creo que me va a matar de un infarto antes
que “eso” no se si se da cuenta que lo veo y que mi nivel de asombro es
como poco infinito.
Como relamiéndose la cosa se acerca a mi camarada y lo absorbe como si
fuese un pollo cocido. En un instante veo sus blanqueados huesos
amontonarse sobre el pie del poste. El liquido asesino se gira y diría que
me mira. Siento mis pies como si estuvieran en una olla hirviendo y poco
a poco va subiendo.
-¡Howard!,¿quieres levantarte de una vez de la cama? No vamos a llegar.
De repente me doy cuenta de la situación. Revuelto entre mantas que casi
me ahogan. Todo ha sido una pesadilla. Debí quedarme dormido leyendo
otro numero de “Historias Fantasticas”.
Palpo todo mi cuerpo dando gracias al Creador de que todo haya sido un
sueño y me deshago de mis cadenas de mantas enrolladas debido a las
vueltas que he dado en mi cama que me habían hecho preso.
Me libero y cuando levanto la vista veo a mi padre Winfield Phillips,
arqueólogo de profesión y erudito en civilizaciones extrañas. Su mirada
me reprende también piensa que debería dejar de leer esas historias
ridículas. Pero no tengo fuerza de voluntad, es mi talón de Aquiles. Bueno
uno de ellos.
-Howard, mirate. Tengo una reunión con el decano y tu ni siquiera te has
levantado.
Finalmente tras un rápido vaso de leche y media rebanada de pan salimos
a ese importante encuentro. Teniendo durante todo el rato en mi nuca los
ojos de mi padre y su pertinaz y apabullante charla sobre la importancia
de la puntualidad, el orden y las buenas maneras. Yo por mi parte agacho
la cabeza y pongo ojos de cordero asistiendo a todo lo que dice y pongo
mi mejor sonrisa. Por fortuna, la llegada al lugar sirve para que mi padre
se estire el traje, carraspee dos veces y acto seguido se alargue en toda
su dignidad con una pose de calculado orgullo y distinción. Al menos
tendré un momento de paz.
El despacho es un lugar lujoso, perfecto para impresionar a incautos como
yo. Títulos y menciones amontonados en la pared por luchan hacerse un
hueco. A un lado un mueble de noble madera lleno de legajos y
manuscritos se juntan con libros e incunables. Al frente de todo esto un
hombre recio de nariz venosa y rojiza con ojos profundos y vivaces.
Algunos mechones de pelo se rebelan contra su dueño que de manera
obsesiva intenta poner orden en su cabeza con gestos energicos. Vestido
con un traje de corte elegante y distinguido, para mi gusto rancio y
obsoleto. Parecía que solo trataba a sus iguales de igual forma e
imponiendo su status a los que el consideraba de inferior posición social.
Era un señor cargante con un trabajo aburrido. Nunca entendí la pasión
por piedras viejas, muertos milenarios ni escritos convertidos en polvo.
-Winfield, mi querido amigo. ¿Como estas?.-dijo extendiendo la mano
hacia mi padre.
-No tan bien como tu. Estas hecho un chaval.
-Ja, ja, ja. Eres todo un zalamero.
De pronto se me quedo mirando y abrió uno de sus ojos hasta tal punto
que mire a mi alrededor buscando un lugar para esconderme.
-Pero, caramba. ¿Y este respetable caballero?
De manera instintiva me señale a mi mismo con cara de sorpresa.
-Mi hijo Howard.
-Vaya, vaya parece que fue ayer cuando colgaba de mi toga.
Vaya eso si que no me acordaba jamas pensé que jugaba con un señor
tan tedioso como este. A lo mejor mi padre tenia razón si que he
cambiado.
-Bueno te hecho llamar porque hemos hecho un descubrimiento muy
interesante.
-¿Donde ha sido?
-Aquí en Frovidence. Resulta que estaban reparando la vieja iglesia y
empezaron a levantar las baldosas. Para su sorpresa han encontrado un
suelo con extrañas formas y podía ser la entrada de algún tipo de
construcción. Pero no se han atrevido a hacer nada mas hasta que vaya
un experto y valore que tienen entre manos. Espera un momento, tengo
algunas fotografías.
El anciano tomo una llave que tenia colgada de su cuello y se la quito para
abrir un cajón de su mesa. Al instante estábamos mirando una colección
de fotografías de las mencionadas obras. Mi padre miraba absorto la
composición de los enigmáticos pavimentos.
-Nunca he visto nada igual.-comento Winfield.- No soy capaz de
relacionarlo con ninguna cultura conocida.
-Quizás sea alguna tribu que se mantuvo en secreto hasta la llegada de
los romanos. Quien sabe.
-Es fascinante.
-Si, creo que esto seria un gran reconocimiento a tu ya brillante carrera.
Miraba a mi padre y ya se veía colmado de títulos y honores ante tal
descubrimiento.
-Bueno, muchachos. No quiero reteneros mas. El tiempo apremia y tenéis
un montón de cosas que hacer.
-Gracias, Colin. No te defraudare, te lo aseguro. En breves tendrás
noticias mías.
-Lo se, camarada. Lo se. Eres la persona idónea para este cometido. Al fin
y al cabo aun eres de los nuestros.
Fue en ese momento cuando percibí algo en la mirada de mi padre. Por un
instante algo turbio y oscuro se reflejo en el fondo de sus ojos. Nunca
había visto esa oscuridad. Luego me miro a mi y sonrió como si no pasara
nada.
-Nos vamos, Howard. Despidete del decano.-El invierno vino por sorpresa
a la estancia y nadie nos aviso.
La frialdad decidió venirse con nosotros. Mi locuaz padre apenas hablo lo
justo. Un secreto que guardaba y corroía sus entrañas se asomo en el
momento mas inoportuno. Soy su hijo, ni el mas brillante ni el mas listo
pero sabia que no era tonto. Y atisbar la parte mas negra de su alma sin
su beneplácito no iba a ayudar mucho en nuestras ya complicadas
relaciones.
Continuara... Capitulo 1 "Un nuevo comienzo"
Protegido por la noche yace el viejo museo municipal, el solitario edificio
obra de un generoso alcalde convencido que con tal magna obra
conseguiría réditos para su reelección aunque por desgracia un fraude
acabo con sus aspiraciones pero no así con con su legado. Mecido por el
frió viento y esperando conocer tiempos mejores, gracias a una nueva
administración que quiere impulsar su historia con nuevas exposiciones.
Como la que proximamente va a ser inaugurada y de la cual ya lucen
carteles para que todos los transeúntes conozcan que novedades tiene
que ofrecer.
"Misterios del Imperio Romano"
Todo un golpe a la curiosidad de los ciudadanos de este noble lugar.
Aunque por desgracia no todos pueden esperar a que llegue el día y abran
sus puertas para saciar el intelecto de la gente. En el anonimato y la
oscuridad una sombra se mueve despacio y con cautela. No quiere ser
visto ni llamar la atención. Como un gato tras su presa mide sus pasos y
templa su mirada hacia cualquier lugar para no ser descubierto. Dentro de
su traje negro y su estilizada figura, un tipo calvo y fino bigote se guarda
un ser convulso y en tensión. Sabedor de lo importante que es no fracasar
en su misión. Finalmente se posa delante del lateral del edificio como
retando a la mole de piedra y columnas. Le esta diciendo estoy aquí y
vengo a por mi trofeo. Hecha mano de su centenario arco y escoge una
flecha de su carcaj. De forma medida y tranquila prepara el proyectil con
un garfio en su extremo que le permitirá el asalto.
Músculos tensos y concentración absoluta. Por un momento se permite
recordar la sensaciones que le traen este mismo gesto hace mucho tiempo
en otras situaciones totalmente distintas. Ahora no oye el grito de los
hombres, el olor a sangre ni el relinchar de los caballos.
Como una molesta mosca elimina estos recuerdos y vuelve a centrarse.
Suelta aire y dispara la andanada esperando que sea la única. Tan solo un
silbido corta el viento antes de que un ruido metálico confirme que ha
llegado a su objetivo. Vuelve a mirar a ambos lados por precaución y tira
de la cuerda para cerciorarse que no caerá a mitad de escalada al vacío.
Suavemente inicia el ascenso y siente que su cuerpo le traiciona ya no es
aquel joven enérgico y infatigable de antaño. Cada subida le quema el
pecho y arde los pulmones. El deseo de abandonarse es fuerte pero sabe
que es solo la mente. Mente que conoce como su propia alma. Tras una
eterna escalada se agarra a los muros y da un empujón para caer sobre la
terraza. Se toma un breve tiempo para recuperar el aire y piensa que
hace una bonita noche. Un cielo estrellado le saluda. Por un breve lapso
vuelve a pensar en otros tiempos y en otra vida. Solo es un momento, ya
esta de pie buscando la vía de entrada. La fortuna le sonríe el tejado
plagado de claraboyas le dará acceso al interior. Solo espera que los
guardas le den una noche tranquila. Ansia la paz pero hoy no la va a
tener. Coge la cuerda de la flecha y abre con cuidado una de las
claraboyas. Mira el oscuro vientre donde descubre una gran patio donde
seguro se hallan potenciales adversidades recorriendo entre sus pasillos.
Deja el arco y las flechas para la vuelta.
Advierte algunas luces deambulando. Como se temía no iba a ser tan
sencillo. Agarrado a la cuerda como si fuese su ultima esperanza va
descendiendo hasta que encuentra un lugar donde saltar. Balanceandose
y con un impulso se agarra a la balaustrada, sube y se agazapa en la
negrura. En alerta busca un lugar donde poder esconderse. Reza para que
la información que le han dado sea cierta y no acabe en una encerrona.
Pasos. Detrás de el un guardia. Actúa como un resorte y el puñetazo en la
entrepierna hace caer al objetivo mientras se derrumba un segundo golpe
en la sien lo deja sin sentido.
-¿Jhon? He oído un ruido, ¿estas bien?
El hombre ni siquiera percibe en su cuello un dardo con curare. Cuando
toca el suelo ya esta sin sentido.
Un piso mas abajo y unos cuantos metros a mano derecha y allí esta lo
que espera.
El ladrón se levanta al mismo tiempo que aparecen dos guardias. Todos
ponen cara de sorpresa. El intruso golpea con la cabeza la nariz de uno de
ellos mientras suelta la pierna al tobillo del otro. Sorprendidos vuelven a
recibir un puñetazo en pleno pecho y el acompañante un sonoro puñetazo
en el maxilar. Acto seguido coge ambas cabezas y las golpea dejándolos
sin conocimiento.
Se acabaron las horas de las florituras. Ya saben que esta aquí. Sale
corriendo hacia las escaleras y mientras baja ve un hombre que sube,
esta a punto de sonar un silbato. En un instante su cerbatana ya lanzado
el terrible mensaje. Como un borracho el hombre cae con un desfallecido
silbido que no va a ninguna parte. Este terrible creador de dolor da gracias
por las enseñanzas de UeyTecutli. En su cintura siente las terribles
cuchillas de obsidiana recibidas por su destreza y valor pero no quiere
mancillar su filo con sangre innoble.
El tiempo pasa rápido y el efecto sorpresa se ha perdido. Ante su
presencia una sala dedicada a Roma y la guerra. Armaduras y armas. Una
exposición de pugios, gladius y phata junto a jabalinas. Otro tiempo, otro
lugar. Dos guardias aparecen sellando la entrada. Toma una legendaria
gladius y vuelven los recuerdos. Su sangre se calienta. La lucha, el circo y
el desafió acuden a el como un perfume. Gladiadores, arena y mujeres.
-Deja eso ante de que te hagas daño.-dice un orondo guardia. Quizás
impone su figura pero no deja de ser una diana.
El aludido se gira lentamente y toma una jabalina sopesa y equilibra el
peso en su mano.
-Con eso no darías ni a un...-no acaba la frase. Un estertor es el punto
final junto a un pecho atravesado por un arma milenaria que hacia tiempo
no empapaba su punta con sangre.
-¡Maldito asesino!
Todo parece que el guardia va enfrentarse a su nemesis. Pero queda
parado y raudo toma el silbato y se desata el sonido del infierno.
No hay tiempo, no hay tiempo...
Esta letanía resuena en la cabeza del descubierto. Mientras su plan pasa a
modo desesperado ahora el éxito es a cualquier precio. Corriendo como
alma que lleva el diablo llega por fin a la sala donde se muestra objetos y
joyas cotidianas de los gobernantes romanos.
Expectante el misterioso hombre va buscando hasta que por fin allí
brillando entre otras tantas reliquias aparece tan codiciado botín.
Ya es mio.-piensa el saqueador.
Cuando una enorme manaza coge su mano y la oprime. Sorprendido el
caco se gira y delante de el una masa de músculos se impone gallardo. Un
guardia alto, enorme y hercúleo se erige como defensor de la justicia y el
honor.
-¿Sabes, mequetrefe lo que vale este anillo? Bueno tampoco te importe
mucho. Lamento decirte que nada mas abrir la claraboya salto la alarma.
Siempre supimos que alguien había allanado este lugar.
Ante tal charla el pillado intenta zafarse del agente soltando una patada
en la espinilla que aparte de dejar el pie dolorido al atacante solo consigue
enfadar mas al agredido que empieza a apretar mas la mano de su presa.
Ante tal situación el maleante se deja caer con todo su peso dando una
patada en la base del pie mientras cae haciendo perder el equilibrio al
giganton. Una vez libre empieza a correr. Pero con tan mala suerte que un
casco viene volando e impacta en sus piernas haciéndole trastrabillar y
chocar contra una armadura. Rápidamente coge una loriga, una armadura
romana, y un escudo. Preparado con su fiel gladius decide enfrentarse a la
amenaza. El hombreton saca su pistola y empieza a disparar. Gran error
porque entre el escudo y la coraza no consigue dañar a su objetivo.
-Lo siento amigo, ahora es mi turno.
El gladius vuela impactando en el pecho del hombre. Siente la sangre
caliente derramandose por su pecho y como la fuerzas abandonan su
cuerpo. Pero no percibe como su adversario abandona a su lado la
armadura y el escudo.
-Fuiste un digno contrincante pero el pueblo eligió tu muerte. Lo siento.
Mientras abre su mano y ve un anillo con un extraño grabado. Los silbatos
del exterior le devuelven a la realidad. Solo queda apresurarse y volver al
punto de partida, con suerte puede subir por el tragaluz. Solo espera que
no sea tarde, si pierde su billete de salida todo estará perdido.
Tras unos instantes que parecen horas el extraño consigue llegar al
tejado. Apenas se asoma ve como una larga cuerda se va arrastrando
como si fuese un eterno reptil. Alertado por la situación intentar alcanzar
la cuerda que ve como se eleva y se va acercando al final de la azotea.
Pone su empeño pero la soga sigue alejandose.
Todo o nada.
Sacando fuerzas de la nada da un impresionante salto pero sus manos
solo cogen aire.
Quedando su cuerpo en una peligrosa maniobra que le hace caer al vacío.
Por suerte en el ultimo instante su mano engancha el desagüe quedando a
escasos milímetros de la muerte. A lo lejos ve como el zepelin que tenia
que llevarlo se marcha sin su pasajero ni su misión.
Una vez subido de nuevo toma su arco y prepara su bajada lanzando una
saeta contra un grueso árbol que hay abajo. Da en el blanco y tensa el
cordel. Ahora solo queda volver a la seguridad del suelo. Mientras baja un
par de agentes a caballo se acercan para impedir su huida. El huido corta
la cuerda antes de ser blanco de las balas justicieras. Cae al suelo y se
esconde entre la maleza. Ya no siente la amenaza de los hombres de la
placa, antes de que se den cuenta yacen sus cuerpos atravesados por una
invisible muerte que llega con un silbido apenas perceptible. Es hora de
volver a casa con el deber cumplido a lomos de un vigoroso corcel como el
guerrero que era antaño volviendo triunfante de la batalla.
Amanece cuando un jinete exhausto y un caballo agotado hacen acto de
presencia en la impresionante mansión Lorrinaga. Antaño lujosa y
exuberante caseron colonial ahora pasto del abandono, la humedad y la
vegetacion. Y el olor, ese olor a podedumbre y agua estancada. Ni
siquiera extraña las camionetas de repartir barras de hielo que se afanan
en descargar su mercancía quizás por prisa o por medio de las extrañas y
lúgubre historias que han oído de este lugar. Y los repartidores que
acaban de llegar y ya quieren salir de allí para respirar un aire fresco lejos
de aquí donde se nota cargado y viciado. Con paso decidido baja del
caballo e ignora el hedor. Todo el mundo pensaría que el dueño de tan
vasta extensión habitaría el lugar mas lujoso y cómodo de la finca. Nada
mas lejos de la realidad. El recién llegado entra y empieza a serpentear
por oscuros y asfixiantes pasillos y pasadizos hasta llegar a un sótano
cerrado por una recia puerta metálica debajo de ella se observa como sale
un humo seco y húmedo. El hombre al sentir el frió se frota
compulsivamente los brazos antes de entrar.
-Hola, Errante. Veo que has conseguido tu misión. Aunque por desgracia
no ha sido todo lo discreta que nos gustaría, ¿verdad?.
El aludido tira el anillo. Aun a pesar de las muchas veces que ha estado
allí no deja de impresionarle el sitio. Un recoveco hundido en el fondo de
la tierra rellenado diariamente con barras de hielo seco.
Una mano blanco y marchita coje el aro. Lo mira inquisitivamente y luego
al Errante.
El Errante se siente incomodo ante ese hombre enfermo y ajado. Encogido
y nervudo. Pero también sabe que tras esa mirada glauca y fría. Tras esos
ojos amarillos se esconde la maldad personificada. Muchos fueron lo que
desafiaron e infravaloraron el poder de este ser y ninguno vivieron para
contarlo.
-Quizás no sepas, como muchos otros la verdad de este anillo. Perteneció
a un emperador romano cruel y despiadado. Tanto que fue eliminado por
sus propios hombres y su nombre fue borrado de la historia para que
nunca nadie siguiese sus pasos.
Lo que tampoco conocían que esta joya... Cof, cof...-tose mientras
agonicamente sigue hablando.- es una llave a un poder ancestral. Por eso
los poco que conocían su secreto lo ocultaron para no desencadenar una
hecatombe. Pero eso es historia. Es hora de empezar una nueva era. ¡La
mía! Y para ello tengo una nueva misión para ti, querido nómada.
El Errante temeroso piensa en lo que ha desencadenado mientras una risa
agónica y sobrecogedora inunda la cripta.
FIN DEL PRELUDIO
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