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TODOS PERDEMOS PARA GANAR
“La Era Maturana”
Presentado por:
RAFAEL ANDRÉS ROMERO LEÓN
RAÚL GABRIEL CAMPOS CASTBLANCO
Director:
ORLANDO PLATA GARAVITO
TRABAJO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TÍTULO DE
COMUNICADOR SOCIAL - PERIODISTA
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA
FACULTAD DE COMUNICACIÓN Y LENGUAJE
CARRERA DE COMUNICACIÓN SOCIAL
ENFASIS DE PERIODISMO
BOGOTÁ D.C
2009
1
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Bogotá, 23 de enero de 2009
Doctor
JURGEN HORLBECK
Decano Académico
Facultad de Comunicación y Lenguaje
Pontificia Universidad Javeriana
Bogotá D. C.
Respetado Doctor:
Le presento el trabajo de grado Todos perdemos para ganar: la era Maturana , de los
alumnos Raúl Gabriel Campos Castiblanco, identificado con cédula de ciudadanía
1.032’375.542 de Bogotá, y Rafael Andrés Romero León, cédula 80’725.778 de
Bogotá, investigación periodística de una época que marcó el deporte y, de alguna
manera, a la sociedad colombiana: la asunción del odontólogo Francisco Maturana a la
dirección técnica de la Selección Colombia.
Este trabajo se basa en una investigación juiciosa de la llamada Era Maturana,
fundamentada en el análisis de los testimonios obtenidos de viva voz de integrantes de
las selecciones de Maturana y de otros personajes involucrados en esta época.
Además, se documenta en obras de autores de reconocida trayectoria y dominio de los
temas futbolístico y de identidad cultural en Colombia y en el mundo, y se
complementa con la puesta en práctica de los conocimientos adquiridos durante los
estudios de Comunicación Social y Periodismo, como un reconocimiento a los docentes
de las diferentes materias cursadas por los autores de la presente tesis de grado.
Cordial saludo,
ORLANDO PLATA GARAVITO
Director de Tesis
C.C. 19’079.853 De Bogotá
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TABLA DE CONTENIDO
PÁG.
INTRODUCCIÓN
2
CAP I. UN NUEVO U NIFORME, UNA NUEVA IDENTIDAD
6
 América vio una Revelación
CAP II. DE ETIQUETA POR EUROPA
14
CAP III . BARRANQUILLA VS. BOGOTÁ
19
CAP IV. DESPUÉS DE 28 AÑOS
26
 En Memoria del Prócer
CAP V. LA NUEVA “GRAN HAZAÑA”
37
 Peligra la vida
CAP VI. R ELEVO GENERACIONAL
56
CAP VII. EL RETORNO DE “PACHO”
75
CAP VIII. E L NUEVO EQUIPO
80
CAP IX. LA HISTORIA SE ESCRIBE TODOS LOS DÍAS
90
CAP X. NÚMERO UNO, MI SELECCIÓN
125
CAP XI. CON LOS PIES EN LA TIERRA
171
CAP XII. TODOS PERDEMOS PARA GANAR
199
EPÍLOGO
222
BIBLIOGRAFÍA
3
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TODOS PERDEMOS PARA
GANAR
“La Era Maturana”
Por: Rafael Andrés Romero
Y
Raúl Gabriel Campos
Asesor: Orlando Plata Garavito
Pontificia Universidad Jav eriana
2009
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INTRODUCCIÓN
Desde que es un niño, el ciudadano aprende que el lugar en el que habita es
representado por un himno, un escudo y una bandera que tiene plasmados en su tela
ciertos colores; Estos simbolizan uno o varios elementos del territorio que con el paso
del tiempo son acogidos como propios. Gracias a esa iconología, se genera una relación
de identidad entre la persona y su lugar de origen, también conocido como “ la patria”.
Más allá de ser una simple excusa que muchas personas utilizan para salir de la rutina
diaria, ya sea como espectadores o miembros activos, la actividad deportiva es la
encargada de formar en gran parte los sentidos de pertenencia hacia determinados
símbolos locales, regionales y nacionales.
La sociología del deporte indica que la razón por la que está fundamentada la práctica
de una actividad física es el sentido de competencia; es decir, tratar de ser superior al
otro para llegar algún día a obtener el estatus del “ mejor de todos”. Esta lucha es la que
se vive casi a diario en cualquier escenario deportivo, no solo en los terrenos de juego
donde se disputan los puntos y medallas, sino entre los mismos espectadores que ven en
cierto atleta la representación de su propia bandera.
La actividad física regula parte del ritmo de vida de los pueblos, razón por la que pasó
de ser una mera actividad recreativa, para convertirse en un fenómeno sociocultural que
logra crear almas colectivas. En la historia del mundo se ha llegado a aprovechar
inclusive esta condición, como cuando el ex líder alemán Adolf Hitler se sirvió de la
coyuntura que le brindaron los Juegos Olímpicos realizados en 1936 en Berlín, para
publicitar el supuesto dominio de la raza aria.
La Unidad Mundial del Deporte, según Pierre Laguillaumie, exige una verdadera
cooperación entre los pueblos para que sea posible la unión y coexistencia pacífica de
las naciones. El deporte no solo existe para que los dictadores coloquen cortinas de
humo tratando de ocultar la corrupción de sus gobiernos, sino que en verdad hace
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posible la creación de orgullos nacionales: Estandartes de los que cada ciudadano se
siente orgulloso, y por los que gritan hasta el cansancio. Es allí donde queda
evidenciado que la actividad deportiva es un hecho social.
Cada persona vive el juego que observa desde la tribuna o frente al televisor de
diferente manera, pero al expresar una opinión en conjunto, ésta siempre va a ser
unánime: hay que superar al otro y no se puede perder. Los individuos dejan de ser
individuos y pasan a conformar una sola masa con óptica propia, bajo unos mismos
colores, los de su bandera o escudo.
M. Seurin, profesor de la Education Phisique et Sport , asegura que los deportistas
sufren de un tipo de alienación, similar a la del espectador que espera el inicio de la
transmisión de su competencia preferida para olvidarse de sus problemas. En el caso
del atleta, ellos procuran vencer a un adversario (victoria), quieren llegar ser primeros
(ascender en una clasificación general) y buscan marcar hitos con registros que nunca
nadie ha hecho (récords).
Por cada victoria el deportista asciende en una tabla de puntuación, aunque su
preocupación trasciende del campo deportivo al económico y popular. Entre mayor
reconocimiento tenga el atleta por parte de los pueblos, mayores ingresos obtendrá por
conceptos publicitarios. Triunfar en consecuencia significa escalar en la pirámide social
del deporte.
Si el Peso, el Dólar o el Euro son los valores que predominan en el capital, el poder
dentro del deporte es determinado por los registros que en tiempo, medida, o marcador,
se obtengan dentro de cada práctica. Dice Jean Marie Brohm, autor de la Sociología
Política del Deporte, que “el primer momento del deporte es el resultado: El hecho
bruto de la victoria o del cronómetro”. Para conseguir ese valor agregado respecto al
rival, el deportista pasa a ser parte de lo que en capitalismo podría ser llamado
producción en serie. El atleta no para de entrenar mientras busca que su cuerpo tome
una mejor forma, de cara a la futura competencia.
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En la cima de la estructura social del deporte se encuentran las organizaciones
internacionales que regulan la práctica física en todo el mundo. Algunas son el Comité
Olímp ico Internacional, la FIFA, la FIA, la UCI, la ATP y la WTA. Le siguen los
organismos que representan cada continente y nación en todas las actividades
competitivas, y en casos como el colombiano existen ligas departamentales o equipos
específicos donde los atletas realizan toda su preparación.
La Federación Internacional del Fútbol Asociado, FIFA, defiende los conceptos de
competir por la defensa de una nacionalidad. Este organismo cuenta con 201
afiliados, cifra superior a la cantidad de miembros que tiene la Organización de
Naciones Unidas (192), lo que muestra la importancia con la que cuenta el fútbol para
los Estados-Nación por encima de otras instituciones de carácter político.
Para la FIFA, resultan de tal trascendencia las competiciones internacionales en pro de
medir el potencial deportivo de los países, que les impide a las asociaciones nacionales
la inclusión de jugadores extranjeros que no hayan obtenido legalmente su nueva
ciudadanía.
Con el transcurso de los años, el fútbol adquirió en muchos países –es el caso
de los países de América Latina continental, con algunas excepciones, como
Nicaragua– el carácter de una tradición y pasión nacional y, en consecuencia,
de un acontecimiento simbólico de profundas implicaciones geopolíticas,
llegando a ser considerado incluso como una forma de guerra ritual entre
naciones. (Villena Sergio, Gol-balización, identidades nacionales y fútbol,
2003, p. 258)
Al autor francés Albert Camus le es atribuida la frase según la cual “la patria es la
selección de fútbol”. En Colombia, desde 1987, el equipo nacional se convirtió en el
código del sistema comunicativo que manejaba el país cuando los violentos marcaban la
constante, lo que dejó de un lado al ciclismo que previamente era la fuente de alegrías
de un país sumido en la violencia.
El proceso de Francisco Maturana al frente de la Selección Colombia de fútbol atrajo no
solo los mejores resultados deportivos en la historia del deporte nacional, sino que
arrebató la atención de todo un país alrededor de un nuevo símbolo patrio, sobre todo
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en épocas donde el narcoterrorismo atentaba casi a diario contra las instituciones y la
sociedad civil.
El narcoterrorismo sirvió como una forma de expresión y chantaje frente a la
extradición que era el arma del Estado colombiano contra el negocio de las drogas.
Numerosos ataques a organismos del gobierno y a carteles enemigos, acabaron con las
vidas de miles de colombianos que no tenían nada ver con el conflicto. Dicha guerra era
relacionada con la amenaza de extradición que hacía la dirigencia política hacia quienes
controlaban la mafia.
En el mismo periodo, siete guerrillas se desmovilizaron, incluida la del M-19, en gran
parte debido a la amplia participación política que otorgaba la Asamblea Nacional
Constituyente: el proceso democrático más importante que ha tenido Colombia en los
últimos años, y la obra colectiva más grande que dejó el gobierno de César Gaviria.
Como contraste a esta época de extrema violencia, se dio el renacimiento del fútbol
colombiano cuando el técnico chocoano Francisco Maturana asumió el cargo de
seleccionador nacional. “Pacho” fue el hombre que impuso un estilo de juego propio
para el país, basado en el toque corto y la sorpresa en el ataque. Así mismo, les
imprimió a sus dirigidos la condición de seres humanos, algo que se no había visto en
épocas anteriores, y que la misma prensa valoró en sus comentarios.
Los colombianos volcaron su atención sobre el equipo de fútbol, tal vez para olvidar las
tristezas a las que eran sometidos casi diariamente en los medios de comunicación,
aunque la Selección Nacional no escapó a la coyuntura social del momento.
Esta es la reconstrucción de los hechos que abarcaron la “Era Maturana”, el proceso
deportivo que significó el nacimiento de un símbolo patrio. A partir de la propia voz de
los protagonistas se tratará de descubrir el porqué de los éxitos y fracasos repentinos.
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Capítulo I
Un Nuevo Uniforme, Una Nueva
Identidad
Azul con blanco, naranja con negro, blanco en su totalidad con una franja diagonal
amarilla, azul y roja...Hasta 1985, el fútbol de Colombia no poseía una identidad ni
siquiera en los colores de su vestimenta.
Justo el mismo día de regreso del combinado nacional Sub 17 que “conquistó” el tercer
lugar en el Sudamericano de Asunción (Paraguay), y que fue celebrado con aires de
título, fue presentado oficialmente en el Estadio El Campín el nuevo uniforme de las
selecciones Colombia. El atuendo
por primera vez portaba los tres colores de la
bandera del país.
La nueva indumentaria fue el resultado de un trabajo que durante 40 días realizó una
comisión de notables que buscaba una salida definitiva a la crisis del balompié
colombiano. Se había perdido la sede del Mundial de Futbol 1986 y el objetivo a corto
plazo era clasificarse al certamen que se iba a cumplir en México.
La comisión integrada, entre otros, por el técnico de la Selección Mayor, Gabriel Ochoa
Uribe; el periodista Daniel Samper Pizano y la diseñadora María Elvira Pardo, basada
en los conceptos de los jugadores, ideó el uniforme que asociaba el balompié nacional
con los símbolos patrios. Con la nueva prenda, que tuvo como modelo a Amparo
Grisales, la modista aseguraba a los medios de comunicación que los futbolistas ahora
“sí sentirían la camiseta”.
Los notables no cumplieron con el objetivo de clasificar a Colombia al Mundial de
México 86, pero le entregaron al país un nuevo símbolo de identidad que sería
representado años más tarde con amplio reconocimiento por todo el mundo. Este fue el
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primer paso para abrigar a al combinado patrio bajo el concepto de nación. A partir de
allí, Colombia se convirtió en la tricolor.
Algunos de los jugadores sub 17, que llegaron al Campín para celebrar la consecución
del cupo al mundial de la categoría, fueron los autores de las futuras gestas del balompié
criollo; otros con el tiempo vistieron el amarillo azul y rojo, dirigido desde 1987 por
Francisco Maturana, un técnico joven que impulsó una nueva manera de ver al
futbolista colombiano.
“Pacho” Maturana, ex futbolista profesional nacido en Quibdó, estudió odontología por
16 años para dedicar más de la mitad de su vida al deporte. No resistió dejar las
canchas como jugador activo y aceptó casi sin dudar el llamado de Luis Cubillas,
técnico del Atlético Nacional, quien le propuso trabajar con el grupo de divisiones
menores del club paisa y así abandonó el consultorio.
Pasaron tres años…Al parecer Fue el periodista Javier Hernández Bonnet quien entregó
referencias sobre Maturana a las directivas del Cristal Caldas de Manizales los cuales
llamaron al novato entrenador para que se hiciera cargo de su escuadra profesional.
Ante la duda sobre el cambio de ambiente, pues Medellín había sido su casa por mucho
tiempo, “Pacho” acudió a su amigo Aníbal “Maño” Ruiz (técnico de Nacional en 1986)
quien le aconsejo:
“Caldas es un escalón en tu vida. Anda, después vienes a dirigir a
Nacional, y enseguida coges la selección porque en todas vas a
triunfar. Cualquier cosa me llamas” (Maturana, 1990, P. 88)
En su primera temporada como técnico de primera división, Maturana llevó al Caldas al
octogonal de fin de temporada con una nómina netamente colombiana que no era
común verla en las instancias definitivas de los torneos.
Al final de ese año cuando pasaba sus vacaciones en su finca de la capital antioqueña,
Maturana recibió la propuesta de dirigir al Atlético Nacional. “ Maño” Ruíz renunció a
su cargo y al irse recomendó al chocoano para que quedara al mando de la plantilla
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verdolaga, en un proyecto que por parte de la dirigencia pretendía seguir la línea de los
equipos con jugadores colombianos únicamente.
El proyecto de Maturana, no sólo abordaba el tema de la identidad nacional. Según él,
era necesario cambiar el concepto que tenía el común de la gente sobre el futbolista. Por
eso desde la charla técnica les habló de buenos modales, educación, apariencia física
agradable, vestimenta, trato amable con la prensa y con los hinchas.
A raíz de los buenos resultados con Nacional, tanto por el trabajo táctico como en la
dinámica interna de grupo, la Federación Colombiana de Fútbol nombró al grupo de
Maturana como la base para representar al país en el torneo preolímpico que entregaba
una casilla para las justas de Seúl 88. La base esa selección estaba conformada por
jugadores de Nacional y Cristal Caldas.
El campeonato preolímpico de fútbol en Bolivia, a partir del 18 de abril de 1987, marcó
entonces el debut de Francisco Maturana al mando de selecciones nacionales y de
Hernán Darío Gómez, en la asistencia técnica.
Colombia inició el certamen con victoria sobre Perú por 1 a 0, pero fue en la fecha
siguiente cuando que el cuadro “tricolor” avanzó al grupo de favoritos del torneo luego
de derrotar 2-0 a Brasil, con anotaciones de Juan Jairo Galeano y John Jairo Tréllez. A
los cuatro minutos de juego el portero René Higuita le atajó una pena máxima a Bebeto.
Ese triunfo ante Brasil le sirvió a Maturana como pretexto para reiterarle al país por los
medios de comunicación que “los últimos en creer en el fútbol colombiano somos
nosotros mismos”. En la sede del preolímpico el más perseguido por los periodistas era
el técnico “cafetero”, ya que Colombia había mostrado un fútbol de calidad que jamás
se le había visto.
René Higuita, “ Chonto” Herrera, Luís Carlos Perea, “Chicho” Pérez, Leonel Álvarez,
Bernardo Redín, Gildardo Gómez, John Jairo Tréllez y J.J Galeano fueron algunas de
las piezas con las que Colombia ganó su grupo de primera ronda en Bolivia. Luego de la
victoria sobre los auriverdes, Colombia empató sin goles contra Uruguay y luego venció
por la mínima diferencia Paraguay.
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El equipo de Maturana llegó al grupo final del preolímpico que se disputaría en La Paz
como líder de su grupo, sin goles en contra e invicto durante cuatro partidos. La prensa
calificó como “brillante” la campaña de ese seleccionado y exhortó a su audiencia a
“creer en lo nuestro” tal como lo había dicho el entrenador.
Errores en el sistema de adaptación a la altura, que según Maturana se cometieron por
la inexperiencia del cuerpo técnico, provocaron el fracaso de la sub 23 colombiana en el
cuadrangular final del preolímpico. Mientras Bolivia, Argentina y Brasil ( los otros
finalistas) permanecieron en La Paz, Colombia prefirió quedarse en Santa Cruz de la
Sierra y viajar en la víspera de los juegos.
El vaivén de los viajes originó el cansancio en la plantilla de jugadores y desbarató la
idea de juego que tenía para encarar la final del campeonato. Los locales vencieron a
Colombia 2-0, Brasil tomó revancha y ganó 2-1 mientras que contra Argentina llegó la
única victoria de la final en la última fecha por 1 a 0.
Pese a la eliminación de los Olímpicos, los diarios nacionales calificaron a la selección
como la mejor del campeonato. De ahí la satisfacción de Maturana, quien concluyó ante
este proceso que “aunque Colombia perdió el cupo a los juegos, ganó en identidad”,
además del reconocimiento en el continente que se había acostumbrado a ver al equipo
en lugares de mitad de tabla hacia abajo.
Dos meses más tarde en Argentina estaba programado el siguiente compromiso del
balompié nacional, esta vez para disputar la Copa América en la categoría mayores. El
técnico encargado de esa selección colombiana era Jaime Silva, aunque los resultados
de la sub 23 al parecer originaron una movilización periodística en torno a la figura de
Francisco Maturana.
El mismo estratega chocoano reveló que el periodista, de El Tiempo, Germán Blanco se
reunió en el bar de un hotel de Bolivia con sus colegas “Paché” Andrade, Javier
Hernández Bonnet y Carlos Antonio Vélez para hacerle una especie de emboscada al
presidente de la federación nacional León Londoño, y proponerle el nombre de “Pacho”
como nuevo timonel de la Selección Nacional de Mayores.
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La idea de los periodistas según Maturana, era que en la Copa América continuara en el
proceso que inició en el preolímpico, reforzando la nómina. Fue así como el 12 de mayo
de 1987 el ex técnico de Cristal Caldas, Nacional y la Sub 23, firmó como nuevo
seleccionador absoluto de Colombia.
El empate 4 a 4 y el gol olímpico, que consiguió Colombia contra la Unión Soviética en
el Mundial de Chile 62, eran las mayores hazañas futboleras del país en su historia. Se
habían jugado algunas finales de Copa Libertadores por parte de América y Deportivo
Cali, pero ninguna había finalizado con éxito. Por eso Maturana asumió el cargo de
técnico nacional sin miedo a fracasar.
“Al fin y al cabo, desde 1961, en Colombia nadie ha clasificado a un
mundial y uno más en la lista no podía ser el fin del mundo”.
(Maturana,1990, P. 2)
Mientras “Lucho” Herrera ratificaba al ciclismo como deporte nacional, tras su gesta en
la Vuelta a España, la designación de Maturana como DT de la selección mayor no
obtuvo gran cubrimiento. Los periodistas de Antioquia, donde seguía trabajando como
técnico del Atlético Nacional, fueron quienes más apoyaron su candidatura a la
selección.
América vio una re velación
Año y medio le bastó a Francisco Maturana en el profesionalismo para asumir las
riendas de la Selección Colombia de Fútbol. Mes y medio más tarde, en Argentina,
rindió su primer examen frente a Bolivia y Paraguay, sus primeros rivales en Copa
América.
Junto a su asistente técnico, Hernán Darío Gómez, y al preparador físico, Diego
Barragán, Maturana escogió al Atlético Nacional como plantilla base para la Selección
Colombia que encararía el torneo continental, sumando a otros jugadores de
experiencia.
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El país a través de la prensa coincidió en que la Copa América 87 marcaba el momento
decisivo para saber cuál era el verdadero nivel del fútbol colombiano después de los
triunfos recientes en los certámenes juveniles, incluido el preolímpico. “No queremos
ser las cenicientas de antes”, expresó Ricardo “Chicho” Pérez a la crónica deportiva.
Después de un largo viaje de 16 horas, desde Bogotá, que implicó el robo de tulas con
indumentaria del equipo, y la búsqueda de un nuevo hospedaje ya que las habitaciones
reservadas fueron ocupadas por una banda sinfónica, Colombia llegó a la ciudad
argentina de Rosario donde se iba a medir en primera instancia a Bolivia.
La victoria en el primer compromiso fue para Colombia, 2 goles por 0, con tantos de
Carlos Valderrama y Arnoldo Iguarán. A partir de allí los noticieros nacionales y
extranjeros destacaron el fútbol de Colombia, caracterizado, según ellos, por el buen
manejo de la pelota. El juego de la “tricolor” fue calificado como el más vistoso del
torneo, lejos de “aquello grotesco, absurdo y sin ningún atisbo de viveza que caracterizó
al ciclo del doctor Ochoa Uribe”, señaló “La Razón” de Argentina.
Una polémica se desató antes del torneo sobre la inclusión en la nómina del “guajiro”
Arnoldo Iguarán, un jugador que, con 30 años, fue tildado de viejo dentro del fútbol.
Hasta los directivos de Nacional, que en gran parte colocaron la plata para la selección,
le cuestionaron a Maturana la decisión.
“Pacho”, compañero de Iguarán en Deportes Tolima, dijo haber visto en el “Guajiro”
unas condiciones impresionantes de goleador, y por eso se empeñó en tenerlo en la
selección. En el segundo partido de la copa entre Colombia y Paraguay, Iguarán (sobre
quien se dijo que no le gustaban las concentraciones) respondió con tres goles para darle
una nueva victoria a la escuadra nacional que siguió despertando elogios por su juego
centrado en Valderrama y Bernardo Redín.
Con su triunfo 3-0 sobre Paraguay, Colombia se ubicó en semifinales y debió enfrentar
a Chile, un rival que, según Maturana, no se esperaba pues en el calendario estaba
pensado rivalizar con Brasil, a quienes vencieron los “australes” por goleada. Para la
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prensa del continente, el onceno tricolor seguía demostrando “la notable evolución” del
fútbol colombiano y era candidato de muchos para llegar al juego final.
“Maturana demostró a todos cómo juntar buenos jugadores e infundirles
respeto por el balón, amor por el fútbol bien jugado y creer en la sociedad
como principio básico del triunfo”. Hernán Peláez Restrepo - El Tiempo
6 jul. /87
Los jugadores llenos del optimismo, reflejado en las declaraciones y perfiles que
salieron en los medios, saltaron a la cancha por el cupo en la final de la Copa América.
En los 90 minutos reglamentarios las acciones concluyeron 0 a 0, por lo se fueron a dos
tiempos extra donde Colombia tomó ventaja tras anotación de pena máxima por parte de
Redín, luego de una falta sobre Anthony de Ávila.
El empate para Chile llegó al comienzo de la segunda parte suplementaria después de
una salida errada del arquero René Higuita en un tiro de esquina. Un minuto más tarde,
la “roja” dio vuelta al marcador y le quitó la posibilidad a Colombia de regresar a una
final de la Copa América después de 12 años.
“Hay que reponerse del golpe, de esa piedra que sale en el alma y seguir adelante. Al fin
y al cabo estas derrotas son las que dejan mayor enseñanza”, le dijo Francisco Maturana
a El Tiempo. El técnico nacional reconoció que al equipo le faltó experiencia para
dominar situaciones como la de soportar un resultado a favor en una estancia definitiva,
pero dijo seguir en la lucha por cambiarle la imagen al fútbol colombiano.
El periodista Víctor Rosas pidió a la opinión pública no seguir recriminando a Higuita
por la falla cometida, ni a Iguarán que no tuvo la misma efectividad de los dos
encuentros anteriores. El haber avanzado a rondas finales de torneos sur continentales
juveniles y ahora de mayores, demostraba la nueva mentalidad del fútbol criollo.
Para el juego por el tercer y cuarto puesto que fue contra la selección local, el técnico
colombiano decidió colocar a todos sus titulares pues no quería arriesgarse a perder la
imagen ganada en todo el torneo contra el equipo de Maradona, sobre quien Mario Coll
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tuvo que hacer marcaje hombre a hombre, algo que no es del estilo de “Pacho” pero que
fue sugerido por “Bolillo” Gómez al tratarse de un duelo especial.
Bajo la niebla, en el Monumental de River Plate, Colombia venció a Argentina por 2 a 1
y obtuvo el tercer lugar en la Copa América de 1987. Apenas arrancó el juego, Gabriel
Jaime Gómez abrió la cuenta para los nacionales y J.J Galeano amplió la ventaja 25
minutos más tarde.
Para el complemento Maturana retiró la marca de Coll sobre Maradona. Los argentinos,
vigentes campeones del mundo, descontaron por intermedio de Claudio Caniggia
cuando quedaban tres minutos de partido.
Así finalizó esta campaña catalogada por la prensa nacional y extranjera como
“ maravillosa”, en donde los valores individuales resultaron premiados: Con 4 tantos,
Arnoldo Iguarán se coronó como máximo goleador y Valderrama fue reconocido como
el mejor futbolista del campeonato. Al final del año Maturana también recibió el
galardón como el mejor entrenador del continente.
“No quiere ser tildado como el líder de la revolución futbolística de
nuestro país. Simplemente un servidor del fútbol como cualquier otro.
La materia prima está allí. Simplemente hay que saberla explotar. Y
cuando lleguemos a eso, seguro estaremos entre los grandes”.
El Tiempo 13 jul. /87
16
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Capítulo II
De Etiqueta por Europa
Por gestión de León Londoño y, en parte, según Maturana, gracias al tercer lugar
ocupado por la Selección de Colombia en la Copa América de Argentina, el conjunto
nacional fue invitado a Europa en mayo de 1988 para participar en la Copa Stanley
Rous, en donde se midió a los combinados de Escocia e Inglaterra.
La primera gira colombiana por el Viejo Continente generó preocupación dentro del
cuerpo técnico, no sólo en cuanto a tácticas y estrategias para hacer una “presentación
decorosa” durante los partidos. Para “Pacho”, llegar a la cuna del fútbol implicaba
hacerle entender a su plantilla lo importante de comportarse y de vestir bien, para dejar
una buena impresión.
Gracias a la Stanley Rous, según Maturana, los europeos que no sabían ni siquiera
dónde estábamos ubicados geográficamente, conocerían la imagen de un balompié
competitivo que estaba en ascenso. De acuerdo con el estratega, no importaban tanto los
resultados como sí el buen juego; por lo tanto, la tricolor no saldría a la cancha a
resguardarse en su propio campo.
Un año pasó desde que “Pacho” tomó las riendas de la selección, cuando ya se
encontraba en una gira europea. Para él, gracias a su equipo, Colombia tenía una
“terapia sana” además del Tour de Francia para olvidar los problemas sociales que por
entonces aquejaban al país.
Acostumbrarse al cambio de horario fue prioridad para la “tricolor” de cara a la gira por
territorio británico. La plantilla decidió viajar a Paipa donde, según Maturana, había un
clima similar al del Europa. Una vez allí, el cuerpo técnico obligó a los jugadores a
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acostarse mucho más temprano, cosa que no funcionó porque nadie podía cerrar los
ojos, o a la madrugada ya nadie tenía sueño.
La primera estación en Europa fue Glasgow, capital de Escocia. A diferencia del frío
que pensaron que haría, los jugadores se encontraron con gente paseando con trajes de
baño por las calles de la ciudad; tampoco se encontraron hombres vestidos con falda
escocesa. Por el contrario, quienes quedaron impresionados fueron los anfitriones, al
notar la presencia Carlos Valderrama, mejor jugador de América el año anterior, quien
acababa de firmar con el Montpellier.
Los actos protocolarios del juego entre Escocia y Colombia fueron acompañados por el
sonido de las gaitas, interpretadas por 140 caballeros escoceses vestidos, ahora sí, con
las respectivas faldas que hacen popular a esta región.
Durante el primer cuarto de hora los escoceses encerraron a Colombia en su propia
mitad de cancha y generaron todo tipo de opciones para anotar. En algún momento
“Bolillo” Gómez, vestido de corbata (algo a lo que no estaba acostumbrado), se levantó
del banco y fue hasta el borde de la cancha para gritarles a los jugadores que aplicaran
juego fuerte para contrarrestar la ofensiva de los europeos. Maturana le recriminó esa
orden a su asistente, pues no correspondía con lo hablado en la charla técnica sobre la
imagen de juego limpio que tenía Colombia, así se perdiera.
Pese al enojo del estratega, el partido cambió su ritmo con una Colombia más agresiva –
Valderrama y Álvarez recibieron tarjeta amarilla- y con mayores acercamientos al arco
rival gracias a la sociedad “Pibe”, Redín y Alexis García; sin embargo, los delanteros
Tréllez e Iguarán no pudieron encontrarse mano a mano con el arquero Leighton.
Escocia, por su parte,
estrelló un balón en el poste pero no consiguió alterar el
marcador final de cero a cero.
Colombia se marchó con elogios de la prensa británica rumbo a Finlandia, para entablar
otro juego amistoso contra el seleccionado de ese país. El juego en Helsinki no hizo
parte del calendario de la Copa Stanley Rous, aunque permitió conocer el juego de una
nación tildada de fría, a la que el equipo de nacional jamás había enfrentado.
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Carlos Valderrama confesó el asombro que sintió durante el viaje del equipo a
Finlandia, un país que en sus palabras quedaba “por allá en el Polo norte”. Es de anotar
que en la ceremonia protocolaria el himno que sonó no fue el colombiano, sino el de
Venezuela.
Lo que más me llamó la atención fue que el piloto, ya llegando a
nuestro destino, dijo por los altavoces del avión: “Estamos pasando por
el punto más alto de la tierra” Hermano, eso me hizo temblar. (El Pibe,
1994 p.172)
El partido entre finlandeses y colombianos se jugó a las 8 de la noche a pleno sol, algo
que sorprendió a la delegación nacional mucho más cuando fue media noche y el astro
rey enrojecido comenzó a ocultarse. Jaime Arango, René Higuita y Arnoldo Iguarán
pusieron los goles con los que Colombia superó por 3 a 1 al local, pero, según la prensa,
no se mostró todo el potencial futbolístico.
Desde el principio de la gira, Maturana y León Londoño establecieron como prioridad el
juego contra Inglaterra en el Estadio de Wembley, debido a la importancia del escenario
para el balompié orbital. Dejar una buena imagen ante la múltiple crítica de fútbol que
estuvo pendiente por toda Europa de la señal televisiva, era la tarea del grupo de
colombianos.
“En Wembley nos pondremos el frac para enfrentar a los ingleses” fue la consigna que
Maturana trató de incorporar a su plantilla. Según él, para ese partido contra los ex
campeones mundiales era que el equipo se había preparado.
“La Catedral” o el “Templo Sagrado del fútbol” compartían un común denominador
entre los jugadores criollos y su estratega. “Es algo imponente, que transmite sobriedad,
austeridad y que, a la vez, infunde un respeto enorme y…hasta temor”, dijo el técnico
colombiano.
“El Pibe”, el jugador más reconocido de Colombia por esos días en Londres, y a quien
por su melena lo apodaron “trapero móvil”, reveló que en el reconocimiento de
Wembley, Mario Coll se arrodilló, besó la grama y dijo para sí: “ Aunque no juegue
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mañana, ya estuve aquí”. Luego del entrenamiento, todos se tomaron fotos para
enmarcar ese momento.
La prensa británica pronóstico que para la final de la Stanley Rous se rompería el récord
de baja asistencia en Wembley, con 15 mil espectadores, según la escasa venta de
boletería por un rival que al parecer no llamaba mucho la atención. Al final llegaron a
las graderías 25.756 espectadores, quienes vieron cómo Inglaterra se fue con todo sobre
el arco de Colombia en los primeros minutos de juego.
Los centros fueron el arma principal de los locales hasta que por esta vía, en el minuto
22 llegó el primer gol por intermedio de Linecker, quien se le anticipó a Luis Carlos
Perea en el cabezazo y cambió la trayectoria del balón, con lo que René Higuita quedó
desubicado. 1-0 para los ingleses
Con el marcador en contra, el arquero nacional se hizo a los aplausos del público gracias
a sus salidas del arco hasta tres cuartos de cancha. El mismo Linecker fue víctima de un
“ocho” que le hizo el portero antioqueño cuando salió a empujar a sus compañeros para
que consiguieran el empate.
El estilo de juego colombiano fue el mismo frente al onceno británico. El transporte de
balón, la movilidad y el toque continuo liderado por Carlos Valderrama, hizo que la
tribuna tomara entre ojos al jugador samario. Cada vez que el “melenudo” tomaba la
esférica, los aficionados locales lo abucheaban. Esto, según Maturana, enfureció al
“Pibe” y lo motivó más a buscar la llegada al área de Inglaterra, junto con sus socios del
medio campo, Redín y Arango.
Para el segundo tiempo, Maturana les dijo a sus jugadores que el partido aún era posible
empatarlo así estuviera en frente uno de los favoritos de la Eurocopa de Naciones 88.
Según la prensa, Colombia intensificó sus “tocatas” en la mitad de cancha del local y
llenó todos los espacios, aunque el gol para la “tricolor” llegó por la vía menos
explorada.
En el único tiro de esquina que se había decretado hasta el momento a favor del onceno
colombiano, cobró Alexis García y el joven Andrés Escobar (21 años) con golpe de
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cabeza superó a los zagueros ingleses para embocar su `primer gol en siete meses de
carrera profesional. Gran parte de la tribuna, ocupada por colombianos, respaldó la
celebración.
Maturana dijo que una vez conseguido el empate no quería que el partido terminara
pues Colombia era superior a su rival, que de todas formas no jugó mal. El juego
finalizó con la esférica en poder de los visitantes; Valderrama e Higuita fueron los más
aplaudidos y aparecieron los elogios para la revelación del “ Nuevo Mundo”. The Daily
Express publicó: “Colombia merecía un lleno total”.
El entrenador nacional se quedó en Europa para observar la Euro 88 e intercambiar
conceptos con gente del fútbol, cambió rápidamente la página después del empate para
afirmar que la gran prioridad de su equipo era ir al Mundial de Italia 90. No obstante,
no faltó medio que no recordara todos los logros del proceso que comenzó en Santa
Cruz de la Sierra. Un periodista italiano consultado por el diario El Tiempo durante la
gira afirmó:
“El día en que estos muchachos aprendan a jugar en el área, van a ganar
todos los partidos por cinco a cero”. El Tiempo 25 may. /88
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Capítulo III
Barranquilla vs.
Bogotá
1989 fue un año de contrastes para el fútbol colombiano. Por una parte, el negocio
ilícito del narcotráfico tomó mayor fuerza dentro de la institución del balompié nacional
con la compra de árbitros que en algunos casos era forzada, pues si el juez no aceptaba
la oferta posiblemente era condenado a muerte.
El secuestro del referí Armando Pérez advirtió de forma explícita la presencia de la
mafia en los clubes de fútbol nacionales. Los captores le advirtieron a Pérez que
representaban a seis equipos del rentado profesional, y solicitaban un arbitraje limpio
dentro del torneo pues, supuestamente, América y Santa Fe estaban dedicados a
comprar silbatos.
El mensaje que Pérez trajo a su regreso del secuestro fue: “El que pite mal, lo
borramos”. 13 días más tarde, el 15 de noviembre, fue asesinado en Medellín el árbitro
Álvaro Ortega. 48 horas después del crimen, alguien que se hizo llamar como el
asesino, se comunicó con el periodista Hernán Peláez para advertirle por medios
radiales al país que: “ Nosotros y nuestros patrones hemos perdido mucha plata. Hay
otro que se está portando muy mal y va a correr la misma suerte de Ortega”.
Por orden del Gobierno, la asamblea extraordinaria de la Dimayor suspendió el
campeonato local pese a que la mayoría de los equipos estaba de acuerdo con la
continuación del torneo.
Un manto de duda sobre la honestidad de los dirigentes de los equipos grandes cubrió
aquel año. Cada cartel de la droga, al parecer, apoyaba a la escuadra de su región con
incentivos económicos gigantescos, ayudados de la ya mencionada presión a los
árbitros. Los dos más recientes títulos del balompié colombiano los ostentaba
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Millonarios, bajo el amparo del “extraditable” Gonzalo Rodríguez Gacha; aunque
América, con los Rodríguez Orejuela; los Arizabaleta, en Santa Fe, y el Atlético
Nacional, con e mando de Pablo Escobar, peleaban la estrella de la temporada 89 con
los albiazules.
La guerra entre equipos grandes, desde los escritorios, se trasladó al campo de juego.
Millonarios y Nacional, este último conducido por Francisco Maturana que, a la par,
dirigía a la selección del país, desarrollaron a partir de la Copa Libertadores de ese año
una de las rivalidades más fuertes del fútbol colombiano.
Ambos equipos clasificaron para la siguiente fase y volvieron a encontrarse en cuartos
de final por un cupo en penúltima ronda del torneo continental. Por esas épocas, decía
Maturana:
“El Chiqui” me tenía medido, pero nunca Millonarios lograba jugar tan
bien contra nosotros, que por lo general éramos quienes nos encargábamos
de poner el buen fútbol. Pero de pronto arrancaba Iguarán, metía su gol, se
acababa el partido y otra vez los dos puntos para Millonarios” (Maturana,
1990, p.107)
Durante esa llave eliminatoria hubo un duelo personal que encendió más el
enfrentamiento entre “rolos” y “paisas”: Eduardo Pimentel, por el lado bogotano, y
Leonel Álvarez, por los antioqueños.
Pimentel reclamaba desde hacía tiempo un lugar en las filas de la escuadra nacional,
aunque sus declaraciones a la prensa en contra del Nacional ofendieron a Maturana y a
los jugadores que conformaban la nómina base de la selección. El volante de contención
capitalino decía que el cuadro antioqueño jugaba un “futbolito” que no llegaba a
ninguna parte.
Según “Pacho”, Pimentel aseguraba que era mejor jugador que Álvarez y el “Chicho”
Pérez. Así las cosas, pese a que era un buen futbolista, Maturana creyó que Eduardo no
calaría dentro del grupo de la selección nacional por su actitud de “ mala gente”. La
conclusión de no citarlo para vestir la camiseta amarilla la sacó cuando consultó a su
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técnico: “Es un tipo diez puntos, leal y jodido, pero va de frente”, le dijo “El Chiqui” a
Maturana.
El primer duelo de cuartos de final entre Millonarios y Nacional se jugó en Medellín
con victoria para los segundos, 1 a 0. En Bogotá, el marcador final fue de 1-1, lo que le
dio el paso al conjunto verdolaga; no obstante, los azules protestaron por el accionar del
juez chileno Hernán Silva, quien no pitó, supuestamente, una pena máxima y no decretó
tiempo de descuento perdido por la pelea que se armó en el campo entre los jugadores
de ambos equipos.
El episodio anterior reforzó, según Maturana, la idea de descartar a Bogotá como sede
de la selección para las eliminatorias al mundial, previstas para el mes de agosto. En la
capital, donde “la gente pensó que la selección era exclusivo patrimonio suyo”, el
ambiente no era el más indicado para un grupo cuya base era el equipo de Medellín, dijo
Pacho.
Un año atrás, durante el torneo “Gonzalo Jiménez de Quesada”, que conmemoró los 450
años de Bogotá, la selección de Maturana jugó en “El Campín” contra los clubes
Millonarios, Santa Fe y el combinado nacional de Uruguay. La experiencia fue amarga,
según el entrenador.
Este torneo preparatorio para la eliminatoria premundialista dejó en términos de
resultados una victoria por 2 goles a 0 sobre Santa Fe; triunfo parte de Millonarios 1-0,
que originó críticas, y victoria sobre los uruguayos, 2 por 1. Pese a la obtención de la
copa, Maturana manifestó su molestia por el poco apoyo de la hinchada bogotana a su
selección. Inclusive se quejó de que los hinchas festejaron el gol de Uruguay.
Basados en los antecedentes con los capitalinos y luego de consultar con los mismos
jugadores, León Londoño y el técnico de la Selección Nacional le otorgaron a
Barranquilla el título de sede para la eliminatoria al Mundial.
Los argumentos del entrenador para escoger al Estadio Metropolitano “Roberto
Meléndez” como casa de la selección, se basaron en el afecto que la afición costeña le
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brindaría al equipo, además de la presión que ésta ejercería sobre los rivales. En
Barranquilla, “El público sí le transmite a uno la condición de visitante”, señaló
Maturana.
Las críticas por la decisión de trasladar el equipo a la costa llegaron desde algunos
sectores de la prensa. Decían que con tanto bullicio, las concentraciones del equipo
colombiano no serían tranquilas; por el contrario, Pacho veía en el apoyo de la afición
un aspecto importante para que los jugadores vivieran con alegría la antesala de los
partidos y llegaran a imprimir esa euforia en la cancha.
“Nunca escuchamos un solo insulto ni jamás no dijeron “perros” o
“troncos”, ni lanzaron esa clase de insultos tan frecuentes y usuales en
otras partes” (Maturana - 1990 p.163)
Según el cuerpo técnico, lo extenso de la cancha de Barranquilla facilitaba el trabajo
para desarrollar el esquema táctico de la Selección. Ningún equipo visitante podría
resguardarse en su propio campo, sin nombrar las ventajas que el clima cálido de La
Arenosa ofrecía.
¿Una Copa de Transición o Decepción?
A menos de mes y medio para el inicio de las eliminatorias para el Mundial de Italia
90, la selección nacional tuvo que enfrentar en territorio brasileño la Copa América, con
el rótulo de favorito. Sus actuaciones anteriores le dieron argumentos a la prensa de
Suramérica para colocar a los colombianos entre la baraja de candidatos para ganar el
torneo junto a Argentina, Brasil y Uruguay (vigente campeón).
Sin tomar en cuenta las supuestas candidaturas para su equipo, el técnico Maturana
aseguró que el torneo continental serviría como laboratorio para llegar en las mejores
condiciones a la fase que podría llevar a Colombia después de 28 años a una Copa del
Mundo. Paraguay y Ecuador fueron los rivales asignados en el sorteo para pelear la
clasificación al Mundial. El ganador del triangular se enfrentaría, en un repechaje, a
Israel.
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El equipo colombiano llegó a Brasil con una columna vertebral definida: en la puerta,
Higuita; los ejes de la defensa eran Luis Carlos Perea y Andrés Escobar; en el medio,
Bernardo Redín, Leonel Álvarez y Carlos Valderrama; mientras que el ataque era
comandado por Arnoldo Iguarán. Según el estratega nacional, la nómina no variaría
mucho frente a la que iba a encarar la eliminatoria. La Copa América iba a servir
precisamente para despejar estas dudas.
“Pensando en esta meta, todo lo que nos pueda ocurrir en la Copa
América es ganancia. Aún perdiendo sirve porque podremos corregir los
errores que cometamos para no volver a fallar en las eliminatorias”:
René Higuita en El Tiempo – 24 jun. /89
Por su parte, la prensa daba por hecho el paso a segunda ronda, basada en la lógica.
Según los periodistas, el futbol de los brasileños, paraguayos, peruanos y venezolanos
daba para que Colombia no se devolviera para la casa después de cuatro partidos.
El primer juego de la Copa, en el estadio Fonte Nova, una cancha que, según Maturana,
se encontraba en pésimo estado para que la selección nacional practicara su fútbol
característico, Colombia derrotó a Venezuela por 4 tantos contra 2 con anotaciones de
René Higuita, Anthony de Ávila y Arnoldo Iguarán, en dos oportunidades. Pese al
triunfo, los periodistas criticaron el juego de la Selección, que para ellos no fue tan
vistoso como en partidos anteriores.
Dos días más tarde, Paraguay fue el siguiente rival de Colombia en un cotejo que sirvió
de preámbulo para lo que iba a ser la eliminatoria de la Copa Mundo.
Fue Francisco Maturana quien recibió un golpe sicológico pocas horas antes de iniciar
el partido contra los paraguayos. Su amigo Antonio Roldán Betancur, gobernador de
Antioquia, alguien a quien Pacho calificó como un hermano, fue asesinado en Medellín.
El golpe de la noticia para Maturana fue bastante fuerte e incidió, según el entrenador,
en la que fue la peor de las charlas técnicas que he dictado en mi vida.
Aunque el estratega le mencionó a “Bolillo” que no estaba en condiciones para dictar la
charla, sobre todo porque un técnico debe transmitirles optimismo a los jugadores antes
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de entrar a la cancha, esta se realizó. Más adelante, Maturana confesó que desde el
mismo momento en que se sentó al bus rumbo al estadio, presintió lo que iba a pasar:
Colombia perdió 1-0 contra Paraguay.
Mientras la prensa criticó lo que calificó como el peor partido en la “Era Maturana”,
aunque contra Venezuela también mostró “un futbol sin convicción, ni voluntad,
incapaz de superar los argumentos adversos que pudieron presentársele”, el estratega
señaló que ya era necesario perder un partido para “bajarse de la nube”, luego de los
buenos resultados de certámenes anteriores.
“Ya habíamos hablado con Hernán Darío Gómez que si en esta Copa
América nos iba muy bien, era necesario buscar antes del primer partido
de la eliminatoria un cotejo amistoso ante un rival de grandes quilates,
sencillamente para perder” Maturana en El Tiempo - 6 jul./ 89
Aunque fue como quitarse un peso de encima, Maturana no negó que contra Paraguay el
equipo se mostró sin actitud. El regaño a los jugadores no faltó en la concentración.
Después el entrenador se enfocó en el próximo partido contra Brasil.
Por esos días, confesó Maturana más adelante, los jugadores no se encontraban
realmente compenetrados. En parte esto se debía a que el lugar donde se encontraban no
permitía la unión de equipo, porque las habitaciones estaban distantes entre sí.
Dos jugadores, Sergio “Checho” Angulo y Anthony de Ávila, abandonaron la
concentración nacional por su propia cuenta. Le dijeron a Maturana que no se
encontraban a gusto dentro del grupo. El primero, explicó que no estaba jugando bien,
mientras que De Ávila dijo no resistir la condición de suplente que el técnico dispuso.
Una vez salieron los inconformes, dijo el entrenador, la situación de Colombia
casualmente mejoró. La muestra fue el empate sin goles contra los brasileños, favoritos
al título en la copa. La selección nacional colombiana mejoró su nivel de juego de
acuerdo con las declaraciones de Maturana a la prensa, la cual tituló al día siguiente que
la tricolor había recuperado su personalidad al asumir el control del partido.
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Los resultados indicaban que para avanzar al cuadrangular final del campeonato,
Colombia dependía de las posibilidades matemáticas que comenzaban por vencer a Perú
en la última fecha de la fase inicial. El duelo finalizó 1 por 1, la selección salió
eliminada y las críticas volvieron por parte de los medios deportivos, que empezaron a
dudar de la clasificación al Mundial de Italia por el bajo rendimiento de la escuadra.
En caliente, el técnico Maturana señaló que hubo displicencia y falta de voluntad para
encarar el torneo:
“Esa es la gran diferencia con relación a lo alcanzado hace dos años: a
Argentina se llegó para luchar por un nombre. Y ahora creen que ya lo
ganaron y no se esfuerzan demasiado” El Tiempo - 2 jul. /89
Mas adelante, el entrenador chocoano recordó que “no se hicieron falsas promesas”,
advirtió, como lo dijo en un principio, que el objetivo de esta copa era ajustar detalles
para afrontar el triangular eliminatorio para Italia 90.
El defensa Andrés Escobar fue el único jugador de la plantilla en el que coincidieron la
prensa y Maturana sobre las expectativas que se plantearon al in icio de la Copa
América. Una vez finalizada esta, el técnico nacional convocó como refuerzos a los
jugadores “Bendito” Fajardo, “Chicho” Pérez, Fernando Hernández, “Gambeta” Estrada
y “Palomo” Usuriaga.
La dupla de Bernardo Redín y Carlos Valderrama llevó a cuestas la mayoría de críticas
por parte de la prensa. Sobre el primero, se dijo que no mostró ni vestigios de lo que fue
su participación en la copa del 87, donde fue una de las grandes figuras. Maturana por
su parte respaldó al “Pibe”, ya que aquel tuvo en cuenta la poca continuidad que tenía el
jugador con su club, el Montpellier. Además aseguró que “así sea jugando mal, es
mucho más importante que otros que lo están haciendo mejor”.
Con los resultados en contra, la selección terminó su periplo por Brasil en la Copa
América. Pacho insistió en que este campeonato solo fue una etapa más en el proceso de
obtener el cupo para el mundial, y se declaró optimista frente al futuro. Según él,
Colombia iba a volver a la Copa del Mundo después de 28 años.
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Capítulo IV
Después de 28 años
Convencido de que la actuación en Copa América del 89 no significó un retroceso en el
fútbol que practicaba el combinado patrio, desde su llegada en 1987, Maturana llegó a la
fase cumbre en la cual Colombia iba a intentar el regreso a una cita orbital después de
1962.
Por su actuación en Brasil, Ecuador se perfiló en un principio como el rival para vencer
en la eliminatoria. Mientras algunos desconfiaron y otros mantuvieron su respaldo,
Barranquilla le abrió sus puertas a la selección para comenzar el camino.
Por los medios rodó la hipótesis de un malestar de los jugadores de la Selección
Colombia por las críticas que recibió el grupo tras la eliminación en la Copa América.
Algunos como René Higuita se encargaron de desmentir estas versiones, y luego
convocaron el apoyo de la gente al Estadio Metropolitano en el encuentro contra los
futbolistas del país vecino.
La delegación nacional se hospedó en el Hotel Dann de Barranquilla, un lugar de fácil
acceso para todo el público, y alrededor de todo el ruido que una ciudad folclórica
puede ofrecer. No era difícil la comparación con los lugares donde selecciones como la
argentina y la brasileña utilizaban para prepararse antes de sus partidos.
A la Selección la sorprendieron en las noches con serenatas vallenatas a las afueras del
hotel, también llegaron los que buscan autógrafos, niñas en búsqueda de amistad con los
jugadores, periodistas merodeando mientras trataban de encontrar una noticia y
llamadas a las habitaciones de los futbolistas.
Previo al primer juego de eliminatorias, la ciudad estaba repleta y, como lo señaló la
prensa, Barranquilla se convirtió “en la capital de Colombia”. La ansiedad crecía entre
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los jugadores, proporcional al clima, y poco a poco llegó la hora del partido,para el que
toda la Selección ya se encontraba “10 puntos”.
Después de dos años de estar al frente del seleccionado, hasta el momento, Maturana
había dirigido 32 partidos, ganado 19, empatado nueve y perdido cuatro, se habían
anotado 47 goles y recibido 19.
En Memoria del Prócer
El Metropolitano llenó su aforo de 75 mil sillas para el partido del domingo 20 de
agosto entre Ecuador y Colombia. Los oncenos saltaron a la cancha bajo un ambiente de
alegría parcial, porque dos días antes había sido asesinado en Soacha el senador y
candidato presidencial Luís Carlos Galán Sarmiento, en circunstancias que el gobierno
de Virgilio Barco atribuyó al narcotráfico. Antes de iniciar las acciones, los asistentes al
estadio ondearon pañuelos en nombre del político inmolado y clamaron justicia.
En cuatro presentaciones anteriores, Colombia jamás había logrado vencer a Ecuador
por unas eliminatorias mundialistas. Esa tarde de agosto, la selección de Maturana
derrotó a los ecuatorianos por 2 tantos a 0, ambos goles con la autoría del guajiro
Arnoldo Iguarán, de golpe de cabeza. Así las cosas, Luís Carlos Galán acertó el
resultado que pronosticó antes de su asesinato.
Aunque para el técnico la selección no jugó un partido cien por ciento impecable en la
parte táctica, destacó la consecución de los dos puntos como cuota inicial en el proceso
de conseguir el tiquete a Italia, que continuó en Paraguay.
Después del triunfo en Barranquilla, la prensa colombiana dio por superada la actuación
del equipo en tierras brasileñas durante la Copa América. La derrota que sufrió el
onceno de Maturana contra los paraguayos durante el torneo, que en principio fue vista
con escepticismo de cara a la eliminatoria, quedó en el olvido.
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Según Maturana, el partido en Defensores del Chaco fue planteado para desgastar al
guaraní Rogelio Delgado con un esquema defensivo sólido donde Paraguay no pudiera
llegar al área de Colombia, cosa que cuando el jugador estuviera agotado, pudiera
ingresar el “Palomo” Usuriaga para tratar de conseguir el gol de la victoria.
El objetivo del técnico se cumplió durante los primeros 45 minutos con un empate sin
goles, aunque a los 13 de la etapa complementaria Javier Ferreira aprovechó un error de
la zaga “tricolor”, con lo que se puso en ventaja el conjunto local pocos segundos antes
del ingreso del “Palomo” y la expulsión de Leonel Álvarez que dejó sin marca en la
mitad del campo a Colombia.
Con un hombre de menos, Colombia logró el empate a falta de tres minutos para el final
del compromiso por intermedio de Arnoldo Iguarán, “a base de fuerza, ganas, coraje y
fútbol”, según Maturana. No obstante, el juez chileno Hernán Silva añadió 5 minutos 33
segundos al tiempo reglamentario. En la última acción, decretó una pena máxima a
favor de Paraguay, por falta de René Higuita en su propia área.
Para Maturana, aunque la acción pareció penalti, no lo fue. La prensa, por su parte, no
protestó la falta como tal del portero antioqueño, como sí lo hizo por la cantidad de
tiempo que repuso el árbitro. “ Ahí nos metieron la mano en el bolsillo porque nunca se
perdió tanto tiempo en el juego”, dijo Víctor Rosas, de El Tiempo.
El arquero José Luís Chilavert venció a Higuita desde los 12 pasos, para darle su primer
triunfo a Paraguay en condición de local. Una vez finalizó el partido se presentó una
pelea entre jugadores y la policía, en la que resultó implicado Luís Carlos Perea por
haber agredido supuestamente a un periodista. El jugador no se quedo callado:
“Que me demuestren que yo lo agredí. Mejor digan que a nosotros los
colombianos sí nos agredieron, como fue el caso de Bernardo Redín. Al
mismo Eduardo Niño, el arquero suplente también lo golpearon, a Carlos
Valderrama”. 29 ago. /89
Los jugadores colombianos protestaron la actuación del juez Silva y de la autoridad
policial, sobre la cual, según Maturana, buscaba pegarle un “bolillazo” a René Higuita a
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cualquier precio. Los paraguayos, mientras tanto, le adjudicaron a la delegación
colombiana el ingreso de un perro al campo de juego que retrasó el final del primer
tiempo. Según la prensa de ese país, el objetivo de los colombianos era quemar tiempo.
El técnico “tricolor” no quiso hablar de las acciones de juego y por primera vez protestó
la acción del árbitro, sobre quien le advirtieron que estaba inclinado a desfavorecer a los
colombianos, pero no hizo caso porque no dudaba de la buena fe del referí. “ Nosotros
estábamos prevenidos, pero jamás nos imaginamos que iba a cometer tantas injusticias”,
señaló el estratega.
El Presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, León Londoño, envió una carta a
la FIFA para reclamar ante el máximo organismo del balompié lo sucedido en
Asunción, aunque el marcador ya no podía modificarse. La eliminatoria mundialista
siguió su camino, y nuevamente el rival de los colombianos fue Ecuador, esta vez en
Guayaquil.
Para el tercer partido de la etapa premundialista, Maturana confesó que en el fondo de
su pensamiento había contemplado la posibilidad de un empate, aunque aclaró que sí
salió por la victoria. En el caso de haber vencido a los ecuatorianos en su casa, estos
habrían quedado sin motivación para enfrentar en la última fecha a un Paraguay con la
clasificación al mundial por delante.
El duelo entre países vecinos finalizó cero a cero, con numerosas ocasiones de gol
desperdiciadas para ambos bandos, entre ellas la de una supuesta pena máxima que no
fue sancionada contra el colombiano Rubén Darío Hernández. Hasta ese momento, la
selección de Maturana sumaba tres puntos en tres salidas, mientras que Paraguay
llevaba dos unidades en un juego. Así las cosas, la prensa le entregó a la “albirroja” el
favoritismo para acceder al repechaje contra Israel.
La opción de Colombia de continuar en carrera a Italia 90 quedó definida en el juego
que volvió a enfrentarla con Paraguay, esta vez en Barranquilla. En Asunción, los estos
le ganaron a Ecuador, cosa que satisfizo a Pacho pues tampoco pretendía que la
selección de Dussan Drascovich volviera a la pelea por el cupo a la repesca.
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Luego de los incidentes en el Defensores del Chaco, la FIFA declaró el juego entre
Colombia y Paraguay de alto riesgo, algo que molestó a Barranquilla como ciudad
anfitriona. Así lo expresaron su alcalde, Jaime Pumarejo, y el gobernador del Atlántico,
Edgardo Sales. Las medidas de seguridad en “La Arenosa” fueron las mismas del
partido contra Ecuador, como también se mantuvo intacta la fe de Maturana sobre la
clasificación a Italia. “Veo muy claro, sin romanticismo y sentimentalismo, que
Colombia va a clasificar”, señalaba el entrenador.
Obligada a ganar para seguir con la ilusión de volver a un mundial, la Selección
Colombia salió a decir que iba a buscar la victoria contra Paraguay, para regalarle una
satisfacción al país que sufría “graves dificultades de orden público”. Si perdían, los
colombianos sellaban su eliminación. La “albirroja” tenía, por su parte, la opción de
ganar el grupo en su visita a Ecuador.
Los primeros 45 minutos de juego terminaron 1-0 con victoria paraguaya, tras gol de
Alfredo Mendoza. El técnico nacional y la prensa coincidieron en que ese primer tiempo
mostró a una Colombia sin claridad, sin ideas, nerviosa para llegar al pórtico visitante.
Fue así como Maturana, por primera vez, luego de dos años y medio al frente de la
selección de mayores, decidió sustituir a Carlos “El Pibe” Valderrama, posterior a una
charla en la que Pacho les expuso a los jugadores su vergüenza por la actuación del
periodo inicial.
El cambio en la táctica de Colombia sorprendió a más de uno. De acuerdo con el
adiestrador chocoano, “La prensa se había puesto a hablar y hablar, y había sicosis
alrededor de Valderrama”. Fue el “ Bendito” Luis Alfonso Fajardo, quien reemplazó al
volante de creación samario, con lo que el equipo logró, en términos de Maturana,
mayor arranque.
A los 8 minutos de la parte complementaria llegó el empate colombiano por intermedio
de Iguarán, por pase de Rubén Darío Hernández. De ahí en adelante, según Maturana, el
partido se volvió desordenado con opciones para ambas partes, hasta que en el minuto
25 Rubén Darío cazó un rebote en el borde del área guaraní. El delantero envió el
remate a la puerta, para así anotar el gol de la victoria colombiana.
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La prensa nacional elogió el apoyo de los aficionados barranquilleros que jamás dejaron
de respaldar a su equipo, pese a que el Metropolitano no llenó su capacidad. Además
reconoció la labor de Maturana en el banquillo técnico para cambiarle la cara al partido
que era adverso en el primer tiempo.
“Necesitó el seleccionado de Colombia estar herido, para que el técnico
Francisco Maturana decidiera arriesgarlo todo, para que sus jugadores
fueran casi que empujados en su orgullo a sacar adelante el choque ante
Paraguay”. El Tiempo - 19 sept. /89
Cumplida la misión, al equipo colombiano le restaba esperar a que Ecuador pudiera
sacarle por lo menos un punto a
Paraguay, para acceder al repechaje contra los
israelitas. Se cumpliera o no con la posibilidad matemática, Maturana declaró a los
medios que no se sentiría defraudado por lo hecho hasta el momento con la escuadra
nacional.
Jamás pudo comprobarse si existió alguna clase de incentivo económico para que los
ecuatorianos le ganaran a Paraguay, a lo que Pacho no le vio inconveniente por tratarse
de algo de común ocurrencia en el futbol. Maturana dijo que en condiciones normales
no había opción de que la “albirroja” pudiera ganar en su visita a Guayaquil.
La transmisión de televisión se quedó sin la presencia del estratega, quien fue invitado
para dar su análisis del cotejo que iba a decidir la suerte del onceno colombiano.
Explicó que su función en ese momento no era la de analista, sino la de técnico de
fútbol.
Ecuador respondió a la expectativa colombiana, y venció por 3 a 1 a Paraguay. El
equipo de Maturana accedió así al repechaje, con lo que también se desató la
celebración por las calles ante la posibilidad de volver a la Copa Mundo. Algún hincha
del país vecino explicó que a sus paisanos les iba a caer muy bien esa victoria, pues
serviría como motivo para olvidarse por un rato de los problemas de orden público.
Se cumplió también con el vaticinio del técnico “tricolor”, quien había dado la orden a
los jugadores de no retirar el equipaje hasta que se conociera el resultado de sus otros
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rivales. Colombia finalizó líder del grupo, con 5 puntos; le siguió Paraguay, con 4, y
cerró Ecuador, con 3 unidades.
En Israel esperaban que el contrincante en la repesca fuera Paraguay, no sólo por
razones futbolísticas, sino porque el alto gobierno colombiano había señalado al coronel
israelí Yair Klein “como uno de los 15 mercenarios extranjeros que adiestran fuerzas
paramilitares al servicio de los narcotraficantes”. En ese caso ya se sabía que las
medidas de seguridad para la plantilla visitante iban a ser extremas.
La única referencia de Maturana sobre Israel, una vez comenzó la concentración
colombiana para los duelos definitivos, fue el palmarés reciente del onceno asiático, con
un título continental y cinco jugadores que militaban en ligas europeas. El estratega
prefirió no observar videos, en el sentido de no querer hacer lo que el rival quiere que su
equipo haga.
La prensa colombiana solo tuvo acceso a una de las prácticas de la delegación israelí,
cosa que no permitió dar una idea clara de lo que iba a ser ese equipo en el
Metropolitano. Frente a tanto misterio de los visitantes, los hinchas en “La Arenosa” se
convencieron de que Colombia iba a ganar el primer partido por amplio marcador. La
nómina ofensiva con Álvarez, Fajardo, Redín y Valderrama, en el medio campo, e
Iguarán y Hernández, en la delantera, así lo pronosticaba.
El juego entre Colombia e Israel fue dirigido por el francés Michel Vautrot, considerado
en esos momentos como el mejor árbitro del mundo. Los visitantes presentaron un
esquema basado en lo defensivo, mientras que el onceno nacional llegó sin claridad y
con muchos nervios al arco del portero Einsburg.
Para la segunda parte el cuerpo técnico colombiano sustituyó a Bernardo Redín por
Albeiro Usuriaga, en busca de mayor profundidad. Fue este último quien a los 28
minutos del complemento anotó el gol de la victoria para los locales, luego de un pase
del “Bendito” Fajardo.
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Los periodistas criticaron que la diferencia no daba la suficiente tranquilidad para
conseguir la clasificación en Israel. Por su parte, el análisis de Maturana pronosticaba
que el cupo al mundial era algo cada vez más cercano, pese a que no lo satisfizo la
actitud de algunos jugadores durante el partido. “Bolillo” Gómez le hizo caer en cuenta
a Pacho que era más fácil ganar como visitantes, pues los israelíes con la obligación de
buscar el resultado, olvidarían la defensa, para dejar grandes espacios atrás, con lo que
Colombia iba a poder desarrollar su juego.
La delegación colombiana se marchó a Tel Aviv con una semana de anterioridad. 21
horas de avión, 10 de aeropuerto y 8 de cama sumó en total la plantilla de 18 jugadores
que cumplió con la travesía de cuatro días rumbo a Tierra Santa, en donde fueron
recibidos por una pequeña colonia de compatriotas. Según Daniel Samper Pizano,
corresponsal para el diario El Tiempo, pese a que se vendió el total de la boletería, en
Israel no se sentía el clima de tensión previo a un partido de fútbol histórico.
Pese a que en principio el técnico Maturana anunció que el equipo solo haría visita a los
lugares santos de Israel después del partido, el grupo de colombianos decidió salir de su
concentración al segundo día para visitar Belén, Jerusalén y el Muro de las
Lamentaciones. Esta gira turística sirvió como motivación extra a los estímulos
económicos que les iban a entregar a los jugadores si conseguían el cupo al mundial.
Desde la sede de la FIFA en Zúrich, el presidente de la Federación, León Londoño,
anunció que a cada jugador se le daría un carro Renault 4 nuevo, y cerca de 2 millones
de pesos en efectivo, ofrecidos por el ente rector del fútbol colombiano y el Banco
Ganadero. De esta forma, la delegación que buscó el pasaje a la Copa Mundo en Italia
se convirtió en la de mayores incentivos en la historia del balompié nacional hasta el
momento.
A comparación de Israel, que restringió en gran parte el acceso de la prensa a sus
entrenamientos, con el fin de que no se filtrara ninguna información, el técnico
colombiano dio a conocer su equipo titular para jugar en el Estadio Ramat-Gan, a cuatro
días para el compromiso. Colombia formó ante los judíos con cinco mediocampistas
(Pérez, Álvarez, Valderrama, Fajardo y Redín) y un solo punta, Arnoldo Iguarán.
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Un poco más de 100 soldados del Batallón Colombia, militares que prestaban servicio
en el Sinaí, acompañaron a los pupilos de Pacho el lunes 30 de octubre en el partido que
le iba entregar un cupo al Mundial de Fútbol a un representativo nacional después de 28
años.
El objetivo de Maturana al plantear su esquema táctico fue el de encargarse de la
posesión del balón con los cinco volantes. En esa búsqueda de la esférica, por parte de
los israelíes, estos dejarían espacios libres en los que Iguarán buscaría la posibilidad de
una jugada desequilibrante para ampliar el resultado global en favor de Colombia.
En palabras de Pacho, el primer tiempo, “fueron los 45 minutos más brillantes de la
selección en todos sus periodos. Fue un equipo sobrio, que no regaló nada, que jugó
bonito, que conservó el balón”. Por eso, para el complemento, a Maturana le entró la
ambición de ganar y remplazó a Bernardo Redín por Albeiro Usuriaga. Según él, pudo
haber cedido a la presión de algunos sectores que veían al “Palomo” como el mejor
futbolista colombiano del momento, y en caso de que no lo dejaran jugar, el técnico
habría sido tildado de cobarde.
Tras el cambio, el partido se abrió, e Israel comenzó a acercarse al arco de Higuita con
mayor peligro en el segundo tiempo. Si Colombia atacaba una vez con la incorporación
de Usuriaga, los locales también buscaban el arco contrario gracias a los espacios que
encontraron con la salida de Redín. El partido se volvió de ida y vuelta, con un tiro para
cada equipo en los postes.
Al f inal los colombianos tuvieron que jugar con el tiempo para evitar alguna sorpresa,
hasta que finalizó el compromiso con un cero a cero en el marcador, y confirmó que
Colombia ingresaba en la lista de 24 representativos nacionales que iban a competir en
el Mundial de Italia 90.
Todos en la cancha del Ramat-Gan, cuerpo técnico, jugadores y directivos corrieron a
abrazarse entre todos: con “Bolillo”, con Barragán, con Valderrama, con Maturana, que
salió en hombros. Los soldados del Sinaí acompañaron desde la tribuna el festejo por
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la clasificación que también comenzó a celebrarse en Colombia donde apenas era medio
día, en contraste con la noche de Israel.
“Yo creo que es un punto más para el desarrollo de
Colombia. Para la unión del pueblo colombiano. Esperamos
que este triunfo sirva al pueblo colombiano, nos una que es lo
que necesitamos”. Soldado del Batallón Colombia en
http://www.youtube.com/watch?v=m-2sa23kgI0
http://www.youtube.com/watch?v=m
Mientras el plantel de jugadores se marchó del estadio rumbo al hotel donde
continuaron la celebración entre fotos, abrazos y llamadas a Colombia, gracias a los
medios radiales, en el país la alegría salió a las calles. En esa tarde del 30 de octubre los
hinchas de la “tricolor” festejaron con harina, banderas, baile y papayeras; se armaron
trancones, hubo borrachos y muertos, pitos de carros y ambulancias. Durante las dos
horas que duró el partido se estimó que la economía nacional perdió unos ocho mil
millones de pesos. “Las máquinas enmudecieron, los clientes se ausentaron, y patronos
y obreros concertaron un cese colectivo” señaló El Espectador.
Los analistas de la realidad nacional vieron en este triunfo de la Selección, una
oportunidad perfecta para escapar de una problemática social y al inmenso dolor de un
país que mes y medio antes perdió por culpa del narcotráfico al candidato a la
Presidencia de la República Luís Carlos Galán. “ Los triunfos deportivos fortalecieron
la unidad nacional”.
“Ustedes han vuelto a demostrar que somos un gran pueblo” fue la síntesis del mensaje
de la alocución presidencial de Virgilio Barco a la selección de fútbol. El Primer
Mandatario de la Nación les envío un saludo de felicitación a Maturana y sus
muchachos, expresándoles su orgullo de parte de todo el país. Pacho se comunicó con él
desde Tel Aviv, aunque sin retorno satelital, y en su mensaje le dedicó la victoria a
Colombia, e indicó que “este triunfo no serviría de nada si no trae consigo muchos
cambios no solo futbolísticos sino también sociales”.
Como agradecimiento a la acogida que tuvo durante la eliminatoria, Maturana quiso que
la llegada del plantel a Colombia fuera en Barranquilla. Desde el Aeropuerto Ernesto
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Cortizzos, salió el desfile en carro de bomberos, donde por diez kilómetros se saludaron
los habitantes de “La Arenosa” con los “nuevos héroes nacionales”.
Carlos Valderrama, unos de los jugadores más criticados por su bajo rendimiento en la
eliminatoria, aunque el más importante del partido final contra Israel, no hizo parte del
festejo en Barranquilla, pues de Tel Aviv se marchó a Francia para reincorporarse al
Montpellier, donde en esos momentos no era titular. Aún así, Maturana le entregó su
respaldo con la titularidad en la Selección.
El más eufórico en la caravana era René Higuita, quien lloraba sin ocultar su rostro ante
la mirada de los atlanticenses que le entregaban su agradecimiento. “El Loco” dijo que
sus lágrimas se debieron a que gracias al empuje de sus compañeros, toda la
muchedumbre a su alrededor había vuelto a celebrar algo después de mucho tiempo.
Agregó que le hubiera gustado compartir ese momento con su mamá, fallecida pocos
meses atrás.
Maturana fue condecorado por el gobierno, con la Orden Nacional al Mérito en el grado
de Comendador. Su selección recibió de la Alcaldía de Barranquilla la medalla “Honor
al Mérito Deportivo” y las llaves de la ciudad. Bogotá, por su parte, que también tenía
preparado su recibimiento a los jugadores, tan sólo vio llegar a los seis que vivían en la
capital pues el resto del grupo se disolvió en el Atlántico.
En sus declaraciones a la prensa, Maturana destacó que lo conseguido, desde que
asumió el cargo como seleccionador en 1987 hasta el triunfo contra Israel, fueron
solamente pasos para llegar al Campeonato del Mundo. Pacho agregó que en adelante
iban a alcanzar grandes logros para el fútbol colombiano.
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Capítulo V
La Nueva “Gran Hazaña”
Peligra la Vida
La prensa italiana reportó la clasificación de la selección colombiana como el triunfo de
los “Narco goles” o de los “Barones de la droga”, en referencia a la realidad del país
suramericano que siguió bajo la ola de violencia, en parte como un resultado de las
actividades ilícitas con estupefacientes.
El diario Il Corriere dello Sport publicó así un artículo referente al triunfo colombiano
sobre Israel: “Con una táctica simplemente defensiva, la selección de los afectos de los
narcotraficantes alcanzó la clasificación”. Los medios de Italia recordaron también que
fueron 27 años los que tardó el equipo de los “exportadores de la muerte” para regresar
al máximo torneo de selecciones del mundo.
La crisis de inseguridad nacional golpeó a la selección de Maturana cuando ésta se
encontraba en la etapa de preparación rumbo a Italia 90. En enero de ese año, la
“tricolor” disputó la Copa Marlboro con sus similares de Costa Rica, Uruguay y Estados
Un idos. Un día, mientras se realizaba el torneo, el Diario del Caribe, de Barranquilla,
publicó la transcripción de un casete que llegó a las instalaciones del periódico, en el se
amenazaba de muerte a toda la plantilla de jugadores.
El técnico colombiano se enteró de la noticia por medio de un directivo del Atlético
Junior que lo llamó a su habitación del hotel en Miami donde se disputó el cuadrangular
amistoso. Pacho dijo sentir miedo, además porque el grupo de jugadores estaba a su
cargo. Por eso cuando se jugó el último partido contra Estados Unidos, tomó la decisión
de disolver la selección para que cada futbolista se protegiera por sí mismo.
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A su llegada a Colombia, Maturana tomó las riendas de la situación y a través de los
medios pidió a quienes enviaron la amenaza que se contactarán con él para dialogar.
Pasó un día para que los sujetos volvieran a aparecer con un nuevo comunicado también
en casete donde según el estratega decía:
“Doctor Maturana, nosotros no deseamos apagar el fútbol porque
queremos a la selección. Lo que no toleramos es que usted premie
tránsfugas o vendepartidos como Higuita, Leonel, Perea, Tréllez, Rubén
Darío Hernández y Rincón, etc”. (Maturana, 1990)
A partir de esa segunda cinta, Maturana decidió continuar el trabajo de preparación del
equipo nacional, pues según su criterio detrás de las amenazas solo había una especie de
loco que trataba de desestabilizar al grupo. Calif icó como ridículo que los jugadores
mencionados fueran capaces de vender partidos, porque, además, eran los de mejor
rendimiento en el Atlético Nacional.
“Los Extraditables”, aquel grupo de narcotraficantes vinculados a la ola de terrorismo
que sacudía al país por aquel entonces, y quienes fueron sindicados en primera instancia
de la muerte de Luis Carlos Galán, transmitieron un comunicado a la opinión pública
donde afirmaban que era imposible que ellos, como supuestos inversionistas del
balompié, estuvieran dedicados a atacar a la Selección.
Maturana, en el libro de José Clopatofsky, que lleva el nombre del técnico, reveló que
más adelante volvió a recibir un comunicado de carácter personal por parte del grupo
extraditable de la mafia colombiana. Agregó que tuvo un encuentro con un emisario de
dicha agrupación en el que supuestamente deseaban aclarar del todo la situación, con lo
que el entrenador despejó sus dudas para volver a convocar la nómina y seguir el
camino a Italia.
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El 4-4 ya es Historia
El sorteo de la Copa Mundial Italia 90 precisó que Colombia conformaba el grupo D,
que también integraban las selecciones de Emiratos Árabes Unidos, Yugoslavia y
Alemania Federal.
No hubo promesas sobre los resultados que iba a tener la escuadra “tricolor” frente sus
rivales en la Copa, aunque el técnico Maturana afirmó que con las debidas precauciones
y respeto, el onceno nacional no renunciaba a la filosofía de juego que le había hecho
acreedor a una identidad. Según Pacho, su equipo tenía la materia prima para lograr un
puesto destacado.
El estratega de Colombia señaló que en caso de postular a Brasil y Uruguay como
favoritos para ocupar los lugares de privilegio, su equipo también debía estar en esa
lista. Los resultados de Colombia contra esos equipos, un triunfo, un empate y una
derrota contra cada uno, respaldaban esa tesis.
Maturana señaló que pasara lo que pasara en el Mundial, la continuidad del proceso que
inició con “Bolillo” Gómez en el 87 estaba asegurada. No aseguró que iba a continuar
con la Selección una vez finalizara el campeonato, y se declaró satisfecho por el
renombre que el balompié colombiano adquirió en el mundo.
“La selección tiene que ver con todos. El hombre fuerte, que se identifica
con Perea; el artista, con René; la gente elegante, con Andrés; los que
quieren vigencia, con Arnoldo; los constantes, con Chonto; los que luchan
con Leonel; el hombre fino, con Redín y Valderrama; los humildes con
todos. Por eso creemos que estamos rescatando la confianza en
Colombia” (Crónicas de Goles y Autogoles. Pág. 265. 1998)
En los días previos al debut de la selección contra los Emiratos Árabes, la prensa
reconoció en Maturana al gestor de un cambio en la manera de apreciar al futbolista
nacional. De acuerdo con los medios, en Italia llegó el verdadero momento de recoger la
cosecha para Colombia, siendo esta una de las escuadras llamadas a ser sorpresa.
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El estratega escogió a la Villa Palaviccini, un antiguo convento religioso ubicado en las
inmediaciones de Bolonia, como lugar de concentración para el equipo nacional. La
casa de la Selección Colombia no solo era un recinto para la oración con grandes
pasillos y habitaciones cómodas, sino que poseía un complejo campestre con canchas de
fútbol y otras disciplinas deportivas.
En medio de la espiritualidad que acompañaba a la concentración colombiana en Villa
Palaviccini, las noches eran un tormento para algunos de los integrantes de la
delegación como Hernán Darío Gómez. Según Maturana, “Bolillo” durmió varios días
con el ojo abierto ante las advertencias sobre los supuestos fantasmas que habitaban el
lugar, entre ellos el de una viuda que caminaba a oscuras, en busca de algún hombre
para hacerlo su marido.
Adicional a la visita de personalidades del mundo del fútbol, como el técnico Arrigo
Sacchi, el grupo de jugadores en general valoró el ambiente del convento Palaviccini
que ayudo a fortalecer las relaciones entre los integrantes de la plantilla.
“Los días de Palaviccini se hicieron inolvidables porque el sitio se
prestaba para ello. El equipo se aglutinó mucho y, pese al aislamiento,
sentíamos un abrigo enorme por la compañía ordenada de la prensa, la
afabilidad de los responsables de la villa, el buen ambiente de Bolonia, la
comida italiana que nos fascinaba y, en general, el clima positivo que
logramos mantener durante muchos días perfecto”. (Maturana-Talla
Mundial, 1994)
Por lo menos tres días antes del primer juego en el mundial, Francisco Maturana definió
la alineación que se iba a medir con Emiratos Árabes Unidos. Iguarán, por riesgo de
lesión, fue la única duda del estratega antes del encuentro.
La previa al duelo contra los asiáticos fue de optimismo generalizado. Esperanza
Palacio, periodista de El Espectador, exaltó la ansiedad que tenía cada uno de los
integrantes de la plantilla por demostrar sus condiciones, las cuales eran reforzadas con
los entrenamientos. Esos que sorprendieron a los periodistas extranjeros, pues el
estratega colombiano no guardaba secretos como sí lo hacían, por ejemplo, los
alemanes.
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Para Maturana, el primer partido mundialista era el más difícil por tratarse precisamente
del debut. Además, debido a las escasas referencias sobre la forma de juego de los
árabes, el fútbol de los países del Medio Oriente había sido visto hasta ahora solo en
videos.
Por superioridad en cuanto a tradición y jerarquía, la prensa colombiana
catalogó ese compromiso frente a Emiratos como el que la selección debía ganar.
Ya en la víspera al juego, Pacho dedicó en su columna mundialista de El Tiempo la
participación de Colombia en Italia a su amigo, el ex gobernador asesinado durante la
Copa América 89, Antonio Roldán, y a la memoria del líder del movimiento M-19
también muerto, Carlos Pizarro.
“Estas fuerzas externas aún las sentimos y nos sirven en esa misión como
faro y soporte en la tarea de hacer otra Colombia, la que hoy nos sigue
con esperanza y cuyo bienestar tanto necesitamos”. El Tiempo
9 jun. /90
El sábado 9 de junio, con Arnoldo Iguarán en la nómina titular, Colombia saltó al
gramado del estadio “Renato Dallara” para enfrentar a los Emiratos Árabes Unidos. Los
primeros 45 minutos no dejaron goles, pues ninguno de los dos bandos se acercó con
suficiencia al arco contrario. Es más, ni siquiera hubo disparos directos a la portería
árabe en la etapa inicial.
Para el complemento, la “tricolor” rompió las líneas árabes y se decidió a abrir la
cancha por los costados. A los 6 minutos con golpe de cabeza, tras un centro de Leonel
Álvarez desde la derecha, Bernardo Redín anotó el primer gol colombiano en la Copa
del Mundo Italia-90.
Redín, compañero de Valderrama en la creación, llegó al campeonato bajo un mando de
duda por parte de la prensa, que no creía en las verdaderas condiciones de este jugador.
Este respondió a las críticas con goles, y al pronóstico de Maturana, quien señaló que
el volante iba a ser una de las figuras del equipo colombiano en el torneo.
Posterior al gol, las opciones fueron más claras para Colombia, aunque la ventaja pudo
ampliarse apenas sobre el final del partido cuando el “Pibe” Valderrama recibió un
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cambio de frente de Freddy Rincón. El melenudo enganchó a un rival, y envió el remate
desde el borde del área para volver a perforar la valla contraria. Los hinchas de la
“tricolor” en la cancha de Bolonia volvieron a celebrar.
En la rueda de prensa al final del compromiso, Maturana se declaró satisfecho por la
primera victoria colombiana en la historia de los mundiales, además de los dos puntos
que se obtuvieron en el debut; sin embargo, Pacho señaló que el equipo debía mejorar
para aspirar a cosas mayores, ya que el nivel de fútbol de Colombia en su juego de
apertura fue discreto.
“El equipo fue lento en el tránsito de la pelota, sin talento, sin
alternativas. Pero creo que esta victoria nos entregará la confianza
suficiente para mejorar y llegar al nivel por el que hemos trabajado
durante tres años”. El Tiempo 10 jun. /90
El siguiente peldaño de Colombia en Italia 90 fue Yugoslavia, equipo que en su debut
cayó contra Alemania por 4 a 1. Durante las prácticas previas al compromiso, Maturana
afirmó que el equipo europeo le iba facilitar las condiciones a su escuadra para
desarrollar su juego, en el sentido que los yugoslavos tendrían la necesidad de jugar
bien para enderezar el camino en la copa después de la derrota en el primer partido.
“Yugoslavia es un equipo accesible porque no es tan asfixiante como
Alemania, deja armar y por ende atacar. Y cuando el rival lo presiona
comete equivocaciones”. El Tiempo 14 jun. /90
“Chonto” Herrera cumplió años en pleno mundial, dos días antes del partido contra los
yugoslavos. Sus compañeros le celebraron la fecha con el respectivo pastel que tuvieron
que digerir sin vino, pues el cuerpo técnico había restringido cualquier bebida
alcohólica en la concentración.
Ese mismo día, la plantilla “tricolor” visitó la fábrica de Lamborghini, mientras que sus
siguientes rivales recorrieron las instalaciones de Ferrari, competencia en el mundo de
los vehículos deportivos. Wilmer Cabrera y René Higuita fueron los únicos
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colombianos que se subieron a los carros, que tenían con un costo aproximado de 120
millones de pesos. Dijo la prensa que el resto de jugadores, aunque boquiabiertos,
ninguno se acercó a las máquinas.
Según la prensa, un empate frente a Yugoslavia no era malo, por la necesidad que tenían
los europeos de ganar, y porque con tres puntos en el bolsillo, Colombia ya tendría
prácticamente su cupo asegurado en los octavos de final. Además el ambiente en las
huestes del técnico Ossim no era de tranquilidad sino de división, pues algunos
jugadores llamados líderes responsabilizaron a su entrenador por la derrota contra
Alemania.
Desde su llegada a Italia, la Selección Colombia siempre fue asociada por la prensa
extrajera, sobre todo la local, con el problema del narcotráfico. En un entrenamiento
anterior al partido contra Yugoslavia, se presentó en Villa Palaviccini una redada
policial en donde la fuerza pública se dedicó a buscar sospechosos por comercio de
drogas entre los hinchas, incluida la prensa. Gustavo Moreno Jaramillo, presidente de
la delegación, expresó su rechazo ante el hecho y amenazó con retirar a Colombia del
Mundial en caso de conseguir la clasificación a segunda ronda
El duelo con Yugoslavia era considerado por algunos medios como la revancha por la
eliminación colombiana del mundial de Chile 62, cuando perdió por 5 a 0 en la última
fecha.
Otros no encontraron punto de comparación entre las dos épocas, ya que
señalaban que esta vez el futbol de ambos equipos estaba en el mismo nivel.
El juez central italiano Luís Agnolín dirigió el compromiso entre Colombia y
Yugoslavia, el 14 de junio. Fue un juego mano a mano, con opciones para parte y parte,
aunque inclinado en mayores ocasiones hacia el onceno europeo. Así las cosas, el
marcador se fue en ceros al descanso.
El equipo rival comenzó a utilizar la misma fórmula de Maturana al abrir la cancha para
transitar por los costados. Esto hizo que Colombia tuviera que desplazarse de lado a
lado para contrarrestar la fuerza y velocidad de una Yugoslavia que también trabajaba el
pelotazo.
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Luego de un saque de banda, vino una jugada colectiva en la que Davor Jozic quedó
frente a Higuita. El delantero, sin dejar caer el balón, marcó el único gol, a los 28
minutos de la parte complementaria.
Colombia no tuvo respuesta en el ataque para el gol de Yugoslavia. Ni Redín, ni
Valderrama, ni Rincón pudieron dejar mano a mano a Iguarán con el arquero contrario.
La prensa elogio el trabajo del “Pibe”, sobre quien dijo que jugaba bien, pero que no
contaba con un socio ideal porque sus compañeros no lograban entrar en ritmo de
competencia.
“Demasiado abroquelados en la zona media, sin asumir riesgos de
habilidad y contundencia” dijo el periodista Víctor Rosas acerca de los compañeros de
Valderrama en la mitad del campo.
Iguarán tampoco escapó a las críticas mediáticas porque se habían jugado ya dos
partidos, y las dos anotaciones que había hecho Colombia en el partido anterior fueron
de mediocampistas. La delantera “tricolor” llevaba entonces 180 minutos sin goles.
“Un periodista mexicano nos preguntó en la tribuna de prensa que si en
Colombia no había más delanteros que Arnoldo Iguarán, al ver ese
desolador panorama de la selección de tres cuartos de cancha hacia
adelante”. El Tiempo 15 jun. /90
Al equipo de Maturana le quedó el consuelo de que la ventaja de Yugoslavia en aquel
partido no fuera más amplia, luego que René Higuita le atajó una pena máxima a
Hadzibegic a los 34 minutos de la etapa complementaria. Antes el balón había
impactado en el poste izquierdo del arco colombiano. Esto podría llegar a favorecer las
pretensiones nacionales que ahora eran mayores, pues tenían la obligación de empatarle
como mínimo a la selección alemana para clasificar a octavos como uno de los mejores
terceros.
“El resultado manda y se perdió. Ahora dependemos de sacar puntos a
Alemania o esperar en la diferencia de goles y con los dos obtenidos en el
juego ante los Emiratos acceder a segunda ronda”: Carlos Antonio Vélez
El Tiempo 15 jun. /90
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El ánimo del grupo que siguió trabajando en la Villa Palaviccini decayó después de la
derrota. Los jugadores, aunque mencionaron que la ilusión de clasificar a octavos
permanecía, se mostraron cabizbajos y poco sonrientes durante los días previos al
último duelo contra Alemania. Aún así Maturana, “Bolillo” y Barragán siguieron
trabajando con la misma intensidad para llevar a Colombia en su mejor estado físicotáctico al juego contra los alemanes.
El ingreso de Carlos “la Gambeta” Estrada y Luis Alfonso “el Bendito” Fajardo fueron
los cambios realizados en la nómina titular para encarar el juego contra Alemania.
Redín, Iguarán y Rubén Darío Hernández quedaron por fuera de la alineación inicialista,
mientras que Freddy Rincón tendría que jugar adelantado, muy cerca del “Pibe”
Valderrama. Con los cambios, Maturana afirmó que el equipo iba a lograr una mayor
profundidad que le permitiera estar más cerca del gol.
“Arnoldo es veloz en Colombia pero aquí ha perdido esa virtud por culpa
clara de los rivales que hemos tenido. Ante Alemania tenemos que buscar
más llegada y por eso ingresa Carlos Enrique.” …
“En cuanto a Redín, ha estado menos productivo y nosotros tenemos que
mejorar nuestra producción en el último cuarto de cancha donde
aspiramos a que Fajardo resuelva esa situación” El Tiempo 18 jun. /90
El estratega afirmó que contra los alemanes de Beckenbauer no se podía ir en
desbandada a buscar la anotación. La tenencia de la pelota era la clave del partido,
según el técnico colombiano, para que con las sociedades entre dos o tres jugadores se
pudiera llegar con claridad al arco de Illgner.
Como “el más duro compromiso de su historia” fue calificado por la prensa nacional, el
partido contra Alemania Occidental en el Estadio “Giuseppe Meazza”, de Milán. El
técnico de los europeos que le habían ganado por 5 a 1 a los Emiratos Árabes, decidió
alinear a todo su equipo titular, pese a que ya habían asegurado su clasificación a la
segunda fase del Mundial.
Las condiciones en el estadio milanista no favorecieron a los colombianos, que no sólo
iban en contra a los favoritismos, sino que tenían de espaldas al público compuesto en
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su mayoría por hooligans, esos que intimidan a los rivales con los cánticos y que no
paran de gritar durante los 90 minutos. “Habrá colombianos, pero somos minoría y
desorganizada porque no sabemos hacer barra, ni tenemos coros ni nos unimos”, dijo
Clopatofsky en la edición del diario El Tiempo el día del compromiso.
En el partido, Colombia impuso su toque e impidió la fácil llegada de sus rivales a la
portería de Higuita. En los primeros 15 minutos de juego, Alemania se volcó al ataque
sin éxito. Los colombianos también lograron acercarse al pórtico alemán basados en las
sociedades de los volantes que trataron de concretar en goles los delanteros, pero que si
no se desviaban por encima del arco, era porque el guardameta contrario controlaba los
remates. Así las cosas, los 22 jugadores se fueron al descaso con un resultado de 0 a 0,
que clasificaba a Colombia a la siguiente fase.
Higuita y Valderrama atrajeron la ovación de la tribuna en su mayoría teutona. El
primero por sus frecuentes salidas del área en frente de los delanteros rivales a quienes
se vio obligado a gambetear. “El Pibe” por su parte, sufrió los golpes que propinó la
zaga alemana para tratar de impedir los acercamientos a la portería germana, y que
nacían de los pies del “mono”. Ante cada posesión de balón, la afición procedió a
abuchearlos.
El empate se iba concretando, así como la clasificación colombiana. Nuestra selección
resistió los ataques de Alemania, mientras que intentaba crear opciones para dejar a
Estrada mano a mano con Ilgner. El marcador seguía 0 a 0, hasta que en el minuto 43
del segundo tiempo, “Chonto” Herrera no pudo cerrar a Pierre Littbarski, quien ingresó
al área y mandó un remate de zurda que venció a Higuita. La ilusión de Colombia se
comenzaba a esfumar. Alemania 1 - Colombia 0.
Carlos Valderrama contó que algunos de sus compañeros se tiraron al piso para
lamentarse por la derrota que a los 89 minutos de partido parecía inevitable. “El Pibe”
afirmó que ante la posibilidad de que el árbitro aprovechara esa circunstancia para pitar
el final del juego, le gritó a Freddy Rincón. Ambos se encargaron de levantarles el
ánimo a los demás, con la fe puesta en que aún era posible anotar el gol del empate. El
preparador físico, Diego Barragán, fue el encargado de alentar a los pupilos de
Maturana desde el banquillo técnico.
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“Vamos Colombia, aunque sea. No puede ser, injusto este marcador. Un
equipo que había hecho todo bien y se equivoca en la marca, increíble. Ya
la verdad es que no hay tiempo y no tenemos en este momento la
suficiente potencia después del desgaste atlético de los jugadores como
para poder empatar este partido”. Mundial Italia 90 – Alemania vs
Colombia (1990, 19 de junio), -Emisión por televisión- OTI Colombia
“Nadie esperaba un milagro”, dijo Víctor Rosas en su crónica del encuentro. Pero
Leonel Álvarez se encontró con un balón en el propio campo colombiano que despejó
rápidamente para el “Bendito” Fajardo ante el acoso de un delantero alemán. Fajardo
llegó a la mitad de la cancha y asistió a Valderrama. “El Pibe”, con un chiflido del
público como música de fondo, se zafó de la marca de tres alemanes para iniciar una
pared con Freddy Rincón, quien se la pasó de nuevo al “Bendito”, este de nuevo a
Valderrama. Este último vio a Freddy picando por la derecha, así que mando el pase
cruzado. Rincón recibió frente a Illgner, mando el remate por entre las piernas del
guardameta y, al minuto 47 del segundo tiempo, llegó el tanto de la clasificación del
equipo de Maturana a la segunda ronda de Italia 90.
La transmisión televisiva pintó un letrero que decía “Viva Colombia”, cuando el
narrador de ese compromiso William Vinasco también le agradecía al Todopoderoso
por el paso a los octavos de final. Todos los medios hicieron alusión a hecho de haber
pasado en solo cuatro minutos del infierno al cielo. “233 segundos al borde del infarto”
fue uno de los encabezados en la siguiente edición de la prensa para referirse a los dos
momentos, los goles de Littbarsky y Rincón.
“Muy lejos pero muy cerca del gramado del Giuseppe Meazza, el alma
solitaria de los guajiros en la Costa Norte, los ojos tristes de los
indígenas del Amazonas, el cuerpo curtido de los campesinos de los
Andes se estremecen de emoción”...
“Colombia toda es entonces una emoción, un grito, una fiesta, una
lágrima. La bíblica leyenda de David y Goliath escribe una nueva
página de oro bajo el tibio cielo milanés”.
“De rodillas, entre llantos y abrazos, todos decimos: gracias Dios mío”.
El Tiempo 20 jun. /90
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Pacho Maturana fue recibido con aplausos en el auditorio de prensa por comunicadores
de todo el mundo después de la “hazaña colombiana contra Alemania”. El técnico
colombiano dijo que en términos tácticos el partido de su equipo resultó al pie de la
letra, aunque el mérito por el paso a octavos de final se lo llevaron los jugadores,
quienes tuvieron fe y sacaron restos de donde no tenían para igualar un partido que ya
estaba perdido. Sobre todo después del desgaste físico de los 90 minutos.
“Señores, esta clasificación es el trabajo de todo un pueblo que
encuentra el paliativo a la enorme cantidad de problemas por las que
atraviesa, pero que de ninguna manera los ignora o se enceguece
frente a la realidad”. El Tiempo 20 jun. /90
Por toda Colombia, y en cada parte del mundo en donde un compatriota se encontraba,
la celebración por la nueva proeza del balompié nacional fue celebrada de alguna forma.
Las banderas, las bocinas y la harina de trigo volvieron a hacerse presentes en el festejo,
que en Bogotá tuvo como punto central la carrera 15. La ministra de trabajo, María
Teresa de Saade, elogió la labor de los “once leones” que frente a Alemania
demostraron su amor de Patria.
La prensa destacó cómo el presidente Virgilio Barco abandonó el protocolo cuando
salió a uno de los balcones de la Casa de Nariño para saludar a los fanáticos que se
encontraban en la calle celebrando el empate conseguido por los muchachos de
Maturana.
El presidente del Congreso, Luis Guillermo Giraldo, hizo mención al tema de la crisis
nacional, y a la oportunidad del pueblo colombiano de encontrar una catarsis
momentánea frente a las adversidades sociales.
La emoción del triunfo no fue excusa para que apareciera el licor en Villa Palaviccini.
El viaje en bus de Milán a Bologna transcurrió entre chistes, frutas, tortas, y música de
salsa, donde Maturana se decidió a probar su faceta como cantante frente a sus
dirigidos. Álvarez, Higuita e Iguarán con su grabadora armaron la fiesta en el
desplazamiento. Una vez llegaron a la concentración, el grupo se fue a dormir mientras
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que el cuerpo técnico y los directivos se tomaron un güisqui mientras volvían a observar
el partido.
Las llaves obligaron a Colombia a medirse en octavos del mundial contra Camerún,
ganador de su grupo y una de las revelaciones del torneo. Entre otras cosas, los “leones
indomables” de África vencieron a los vigentes campeones, Argentina, en el partido
inaugural. Existió la opción de enfrentar a los dueños de casa, que era a lo que Maturana
se inclinaba por las características de juego de los “azzuri”, por el factor sicológico de
los colombianos que implicaba confianza.
Después del partido contra Alemania, se habló en la prensa de la posible llegada de las
esposas de los jugadores, tanto de los titulares como de los suplentes, como un premio
ofrecido por la Gobernación de Antioquia. Trece jugadores en total iban a recibir la
visita de sus cónyuges “para estimularlos en esta ausencia que tenían de su tierra y para
que pudieran colaborar con la victoria”. Esta propuesta al final no se hizo realidad.
Los periodistas colombianos pidieron a los jugadores no confiarse de Camerún, que
había perdido el juego anterior contra la Unión Soviética por 4 goles a 0. El grupo de
medios exhortó a la platilla para que se concentrara de la misma manera en que lo hizo
contra los germanos. La confianza, según la prensa, se convirtió por esos días en el
mayor enemigo del equipo de Maturana, que se relajó después de ese gran empate.
El equipo colombiano viajó a Nápoles, sede del partido, en vuelo directo pagado por la
FIFA. De acuerdo con el registro de los medios impresos, el grupo de Pacho era
optimista frente a lo que podría pasar contra los africanos, aunque no existía
triunfalismo dentro de los jugadores, quienes se mostraron reservados ante cualquier
pronóstico.
Maturana calificó a Camerún como un rival duro que se mete en su propia zona del
campo para que el rival haga el desgaste. Luego de contragolpe buscan el error del
contrario para anotar. El técnico colombiano afirmó que el partido contra el
seleccionado de ese país africano iba a ser afrontado con la misma seriedad como se
hizo frente a Alemania, aunque después reveló que hubo un exceso de confianza dentro
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de su grupo de futbolistas que pensaba más en el duelo de cuartos de final contra
Inglaterra, que en el partido contra Camerún.
Maturana afirmó que sí hubo una subestimación previa a Camerún por parte la plantilla.
“Para los muchachos tuvo el sabor de pan comido, cuando en el fútbol los partidos hay
que jugarlos”, señaló el estratega quien, al intuir lo que iba a llegar, acudió a otra frase
premonitoria de su maestro “Maño” Ruiz, la cual señalaba que después de la gran
victoria, viene la gran embarrada.
Al parecer, de acuerdo con Pacho, al cuerpo técnico se le fue la mano en el tiempo de
concentración del equipo que ya había completado el mes y medio. Así que, además del
exceso de confianza, la plantilla “tricolor” también se encontraba desmotivada. Después
de tres charlas técnicas sin resultado, Maturana cayó en la cuenta que el único estímulo
para levantar el ánimo de sus jugadores era el económico, así que acudió a Gustavo
Moreno Jaramillo y a León Londoño para inyectar de dinero la moral de los futbolistas,
pese a que ya se habían definido los premios.
La fe del técnico estaba puesta en lo que pudiera decirles el Presidente de la Federación
a los jugadores colombianos, durante el calentamiento en el estadio del Nápoli. Contó
Maturana que cuando llegaron Londoño y Moreno al camerino, a pocos minutos del
partido con Camerún, los jugadores pararon el trabajo de calistenia, rodearon y
aplaudieron a los directivos antes de que estos comenzaran a hablar. Ellos les desearon
suerte en el encuentro, pero no concretaron nada.
“Después del partido arreglamos, vamos a estudiar unos premios. Apenas le ganen a
Camerún negociamos para el juego con Inglaterra”. Esta frase del directivo del máximo
organismo del balompié colombiano, según Maturana, incidió en lo que ocurrió minutos
más tarde sobre el terreno de juego.
El 23 de junio, cuando se encontraron los equipos de Colombia y Camerún a la salida
de la boca túnel, Pacho afirmó que los africanos observaban a los colombianos como
ídolos. “Revisaban los guayos de sus rivales, sus pantalonetas, sus camisetas, su
estatura. Lo único que les faltó fue que le pidieran autógrafos al “Pibe”, a Higuita o a
Leonel”.
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La indicación del técnico fue salir al ataque desde el primer minuto, para resolver el
encuentro antes que los “Leones indomables” se tomaran confianza. “Gambeta” Estrada
a los 7 minutos tuvo el primer mano a mano con el arquero N´Kono, aunque resolvió
con un remate suave que fue controlado con facilidad.
Dos opciones más tuvo Colombia ante la portería contraria, antes de un disparo de
Freddy Rincón que se estrelló en el horizontal. Así el equipo suramericano se siguió
acercando a la meta rival pero sin éxito, mientras el onceno camerunés tomó confianza
y poco a poco se fue acercando al arco de Higuita.
Maturana ingresó a Iguarán y a Redín para afrontar los últimos minutos del tiempo
reglamentario, mientras que Camerún mandó a la cancha al experimentado delantero, de
38 años, Roger Milla. A los cameruneses les funcionó el cambio, ya que comenzaron a
arrinconar a Colombia en su propia zona. Sin goles concluyeron los 90 minutos.
En el transcurso de ese descanso, entre el tiempo reglamentario y los 30 minutos extra,
Maturana improvisó una charla técnica en la mitad de la cancha porque vio cómo las
condiciones se pusieron en contra de su escuadra. Afirmó que esa fue una de las charlas
más enérgicas que ha realizado, para tratar de que sus muchachos reaccionaran.
Un espacio aparte en ese intermedio tuvo Carlos Valderrama, sobre quien Pacho
aseguró que no se encontraba en su sitio. Dijo que la Selección se quedó sin cerebro,
pues el samario se encontraba fuera de casillas como el resto de equipo que también
perdió toda comunicación en la cancha.
Llamé aparte a Valderrama y le dije:
“Carlos, te voy a pedir un favor. Cálmate, enfríate, juega unos diez
minutos con la cabeza puesta en la cancha. Solo diez minutos y eso es
suficiente para que ganemos el partido”
Más pensativo que nunca, Valderrama se quedó ahí, sentado, atornillado
en la cancha.” (Maturana-Talla Mundial, 1994, pág. 33).
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El cero permaneció en la pizarra durante los primeros 15 suplementarios, hasta el
segundo 30 del último tiempo extra, cuando Omán Biyik le entregó un balón a Roger
Milla, quien ingresó al área colombiana después de ganarle la espalda al “Chonto”
Herrera y de superar la marca de Andrés Escobar. Con pierna izquierda el número 9 de
Camerún superó a Higuita, en un gol similar al que le había anotado Pierre Littbarsky
de Alemania al portero paisa en el partido de la clasificación a segunda ronda.
“Es un líbero excepcional” dijo el narrador para la televisión colombiana, William
Vinasco Ch. sobre René Higuita, cuando el equipo africano se replegó en su propia zona
para defender el 1-0. Sólo pasaron dos minutos después del gol, cuando un defensor de
Camerún despejó un balón que ponía en peligro a su equipo. La esférica llegó a Higuita,
quien se encontraba parado en la mitad de la cancha, tratando de empujar a sus
compañeros para conseguir el empate.
El guardameta le pasó la pelota a Luis Carlos Perea, que de un solo toque la devolvió a
Higuita cuando Roger Milla llegaba a presionar. El arquero no alcanzó a controlar el
balón, mientras que el delantero de Camerún se adueñó del mismo. El número 1 de
Colombia corrió sin opción detrás de Milla que fue directo al arco solitario. A dos goles
quedó ampliada la ventaja de los “Leones indomables”, después de 109 minutos.
La transmisión televisiva de Colombia, que tenía dispuesta una cámara en el lugar
donde se encontraban las esposas de los jugadores, culpó a Higuita por la jugada. “Ahí
no había que enredarse, no había que adornarse, no había que hacer eso. Así como en su
momento lo elogiamos y lo felicitamos, aquí era velocidad, nada de toque”, narró
Vinasco Ch. Por el contrario, según Maturana, ninguno de los jugadores culpó al
arquero por el resultado en contra, que se apretó después de un gol de Bernardo Redín,
cuando quedaban cinco minutos para terminar el compromiso.
“René nos había salvado muchas veces con jugadas como esa. Tuvo la
mala suerte de que le ocurrió esto en un mundial, y después de ser la
gran figura, cayó en desgracia. Yo no lo culpo”. (“ El Pibe”, 1994,
pág.183)
Tulio Lanese, árbitro de Italia, decretó el final del partido y la eliminación colombiana
en Nápoles. 2-1, marcador definitivo a favor de Camerún, que gracias a ese triunfo se
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convirtió en el primer equipo africano que avanzaba a los cuartos de final de una Copa
del Mundo.
Maturana llegó a la rueda de prensa con René Higuita, quien quiso dar la cara cuando
apenas había pasado cerca de media hora después de la anotación por la que fue tildado
de culpable. El guardameta recalcó que ese siempre había sido su estilo de juego, pidió
perdón por la equivocación, pero aclaró que el incidente no iba a cambiar su manera de
comportarse en la cancha.
“Me he preparado para grandes cosas en la vida. Mi ilusión era seguir
en el Campeonato Mundial. Pero siento que hayan terminado las cosas
de esta manera, porque nuestro equipo tenía esa esperanza de brindarle
a nuestro pueblo un motivo de celebración. Hoy me tocó perder”. El
Tiempo 24 jun./ 90.
El periodista José Clopatofsky le escribió una carta en el diario El Tiempo a René
Higuita, alguien de quien se declaró más admirador que nunca, reconociéndole que
siempre había jugado al borde del error. Esa era la razón por la que el comunicador
sabía que el portero no se encontraba arrepentido de nada. En la carta, Clopatofsky le
recordó al guardameta antioqueño, el cariño que sentían por él todos los colombianos.
“Quiero que entienda que aunque muchos, muchísimos de sus
seguidores le dieron un puño al televisor y debieron soltarle alguna
maldición, hoy todos los colombianos desde el fondo del alma, le
decimos de todas maneras mil y mil gracias” El Tiempo 24 jun. /94
Pacho, por su parte, reconoció que Colombia debió haber resuelto el partido en la
primera parte por la cantidad de opciones de gol que se tuvieron, pero que por falta de
definición no se concretaron. Sobre la acción de Higuita, el técnico dijo que se trató sólo
de un error, pues el partido con Camerún se estaba perdiendo desde antes.
Maturana afirmó que el incentivo económico que no llegó antes del juego con Camerún,
le habría sentado bien al equipo por el estado anímico en que este se encontraba. De
acuerdo con el estratega, los jugadores “tricolores” se sentían por debajo de los
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africanos pues no se les pagaba igual. “Estar por debajo en la paga es como ir a una
fiesta pero mal vestido”, dijo el técnico chocoano.
Hubo un sector de la prensa deportiva que criticó la mentalidad del jugador nacional y
el folclorismo mediático después del empate sobre Alemania, que fue tratado como
victoria, cuando en realidad el cupo fue alcanzado por ser uno de los mejores terceros.
Ambos factores, según los medios, incidieron para la eliminación del Mundial.
Afirmaron que Camerún era un equipo sin tradición futbolera y no tenía una técnica
mejor que la colombiana, pero que por el exceso de confianza de nuestros futbolistas,
fueron los “negritos africanos” quienes se quedaron con la plaza en cuartos de final.
“Quizás la celebración exagerada por el empate con los alemanes nos
perjudicó, porque somos así. Exitistas. De la euforia a la depresión;
De la alegría incontenida a las lágrimas sentimentales. Por eso nos
seguirán pasando cosas como estas”. Hernán Peláez en El Tiempo. 24
jun. /90
Difieren un tanto las versiones de Maturana y “El Pibe” Valderrama sobre el regreso del
equipo desde Bolonia hasta Villa Palaviccini. El jugador mencionó en libro que lleva su
apodo, que nadie habló durante el recorrido en avión. Clopatofsky, en su crónica sobre
el vuelo, dijo que el capitán colombiano fue uno de los que se notaban más golpeados
junto a René Higuita (ambos fueron compañeros de cuarto), mientras que otro grupo de
futbolistas puso música de salsa en la aeronave para escapar del recuerdo de la derrota,
cosa que incomodó al cuerpo técnico, encabezado por Maturana.
La noche del 23 de junio algunos jugadores se trasnocharon, bebieron algunas cervezas,
y siguieron escuchando música, aprovechando que para ellos ya se había terminado la
competencia. Al día siguiente no hubo periodistas ni hinchas dentro de la villa, así como
periódicos que pudieran recordar el resultado de los octavos de final. Al parecer nadie
quería saber de fútbol en ese momento, porque tan solo Arnoldo Iguarán y Leonel
Álvarez se quedaron en sus cuartos viendo el partido entre Brasil y Argentina.
Desde Palaviccini, Francisco Maturana explicó lo que fue esta segunda aparición
nacional en una Copa Mundial de Fútbol, después de tres años de proceso.
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“Me quedo con un punto que me parece, define todo: caímos víctimas
de la idiosincrasia del jugador colombiano, característica que no es
exclusiva de los futbolistas, sino un reflejo de lo que es nuestra raza”
El Tiempo 25 jun. /90
Pacho hizo alusión a que el colombiano en general se agranda en las dificultades y se
rebaja ante lo más fácil. Recordó que sus jugadores y algunos periodistas subestimaron
a Camerún, así que la derrota se firmó desde el mismo momento en que quedaron
sorteadas las llaves de octavos de final.
Mientras los jugadores hacían cuentas de plata para el partido con Camerún, después de
que contra Alemania les ofrecieron una motivación extra, Maturana señaló que hasta los
directivos de la Federación de Fútbol también se agrandaron. Por eso no ofrecieron nada
antes del partido contra Camerún, porque creyeron que la negociación que valía era la
del partido de tercera fase contra Inglaterra.
El estratega colombiano resaltó que su onceno no corrió de la misma forma como lo
hicieron frente a los alemanes, pese a que varias veces en las charlas técnicas les
recordó lo peligroso que podía ser Camerún, un equipo que asumió el compromiso con
humildad. Por esa razón Maturana prefería que ese partido se jugara contra Italia,
porque si se perdía era con otras condiciones.
Pacho se declaró tranquilo por lo hecho hasta el momento con el combinado nacional,
porque además se sintió forjador de ideales para que el balompié nacional se proponga
nuevas metas. El 25 de junio de 1990, Maturana le anunció al país que dejaba su cargo
como seleccionador tras haberse cumplido un ciclo. Señaló que era hora de un revelo
generacional, pues tanto él como su grupo estaban desgastados.
“No soy un vendedor de ilusiones. Pero las tuve tan cerca que al alzar
mi maleta hacia Colombia, siento que también me pesa el alma”
Francisco Maturana en El Tiempo - 25 jun. /90
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Capítulo VI
Relevo Generacional
En un avión de Iberia, llegó desde España la Selección Colombia de su travesía por la
Copa Mundo. Cuando ingresaron a cielos nacionales, después de 33 horas, los
controladores aéreos felicitaron por los parlantes al grupo de Maturana, que celebró
durante todo el viaje los aplausos provenientes del resto de la tripulación.
La primera escala colombiana fue en Cali. Allí se quedaron Rubén Darío Hernández,
Carlos Mario Hoyos, Miguel Guerrero, Bernardo Redín y Freddy Rincón. El técnico
Maturana y René Higuita, por su parte, salieron del avión para saludar a la prensa y a
algunos aficionados que se aglutinaron para saludar a los ídolos que llegaron a segunda
ronda del mundial. “Cuando entró ese aire tropical por la puerta del avión, vi y empecé
a entender lo que Colombia vivió durante el mundial”, dijo Pacho.
Bogotá recibió al resto de la delegación con cientos de fanáticos que llenaron el
aeropuerto Eldorado, para tener el contacto más cercano con sus jugadores. La afición
capitalina homenajeó al equipo colombiano, pero solo en el puerto aéreo, porque al
parecer un supuesto desfile que habría por la calle 26 fue cancelado. Esa mañana, el
técnico Maturana y la selección fueron condecorados por el Alcalde Mayor con la
Orden Civil al Mérito en el Grado de Comendador.
En una rueda de prensa improvisada, el técnico Maturana volvió a ser consultado acerca
de sus intenciones de continuar al frente del combinado patrio. Se limitó a decir que su
proyecto inmediato era descansar, y que para el próximo Campeonato del Mundo
faltaban cuatro años.
Pacho recibió una oferta verbal de la Federación Colombiana de Fútbol, para que
continuara al frente del seleccionado de mayores durante el siguiente cuatrienio. El
estratega no quiso concretar esa opción, pues durante el Mundial de Italia surgieron
distintas posibilidades que lo inquietaron, como la de dirigir en el balompié de España.
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Antes de que el club Tenerife propusiera algo para hacerse a los servicios del técnico
colombiano, un club italiano de segunda división se acercó a Maturana para hablar de
un posible contrato. Ninguna oferta llegó al papel, cosa que sí ocurrió con el Valladolid
que llamó por primera vez al entrenador a su casa en Medellín.
No más de una semana duraron las conversaciones con el médico del Valladolid, Javier
Yepes, para que Maturana le entregara el sí al equipo español, pese a que Pacho no
tenía conocimiento alguno sobre la ciudad a la que llegaba, ni de la cultura ibérica, y
menos de los jugadores a quienes pudo ver apenas por algunos videos que le enviaron.
Un mes después de la Copa del Mundo, Maturana regresó al Viejo Continente para
dirigir en la primera división de España. Al Valladolid Pacho llegó con su preparador
físico, Diego Barragán, mientras que “Bolillo” Gómez siguió al frente del Atlético
Nacional, con la mayor posibilidad de asumir la dirección técnica de la Selección
Colombia para continuar el proceso que se inició en 1987.
Antes del viaje, León Londoño nombro a Pacho como jefe de las selecciones
nacionales, lo que para el técnico fue más producto de la amistad y el afecto que por
verdadero convencimiento, pues para asumir un cargo de ese tipo se necesitaba
dedicación. Eso era algo que Maturana no iba a tener por su nuevo trabajo al otro lado
del océano.
El técnico colombiano entró a hacer los análisis sobre su nómina para tratar de acoplarla
a su estilo de trabajo. Pronto Pacho se dio cuenta para cumplir ese propósito, al
Valladolid le faltaba un líder dentro de la cancha. Maturana trató de imprimirle una
identidad al club por medio de trabajos como el de amarrar con lazos a algunos de los
jugadores para que cumplieran con el esquema zonal que propuso en Colombia, y que
luego quiso implementar en el ámbito internacional.
Desde los primeros partidos comenzaron a hablar del nuevo esquema
del equipo, del sistema de Maturana, de la zona, de un nuevo
Valladolid. Y el público comenzó a ir al estadio a ver cómo era la cosa
y gozaba viendo al conjunto moviéndose de una manera diferente,
ordenado”. (Maturana- Talla Mundial, 1994, P. 43)
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En su primer año como técnico en España, Maturana obtuvo el noveno puesto en la liga,
con opciones de llegar a la Copa UEFA. A medida que vio cómo el sistema necesitaba
de hombres que lo conocieran a fondo, Pacho optó por sugerirle a la directiva de su club
la contratación de algunos jugadores colombianos. El primero de ellos fue Leonel
Álvarez, con el fin de darle solidez al equipo desde la media cancha.
Para el segundo campeonato llegaron a Valladolid el arquero René Higuita y el volante
Carlos Valderrama. El primero, en razón de que el portero anterior no logró acoplarse al
tema del arquero libre, e Higuita fue el pionero de esta posición en todo el mundo. “El
Pibe”, por su parte, fue el llamado a convertirse en el organizador del equipo.
En el transcurso de la campaña futbolística con el club “albi-violeta”, Maturana recibió
la visita a su casa en España de unos emisarios de la organización política M-19, que
recién se habían retirado de la vida guerrillera para participar del proceso que le iba a
dar una nueva constitución nacional a Colombia. Estas personas le propusieron a Pacho
hacer parte de su lista electoral de posibles constituyentes.
En las encuestas realizadas en Colombia, por parte de diferentes medios, sobre quiénes
quería el pueblo que los representara en el proceso de creación de la nueva norma de
normas, quien encabezaba las listas era el arquero René Higuita con un 86.3% de
favorabilidad, seguido por el presidente César Gaviria Trujillo con un 81.1%, y en tercer
lugar estaba Maturana con un 75.7%, escoltado por el líder del M-19, Antonio Navarro
Wolf , con un 66.2%.
Pacho afirmó que siempre le llamó la atención la figura política de Navarro Wolf, pues
era una nueva alternativa política que abandonó la lucha armada para saltar a la plaza
pública a proponer ideas. “Eso siempre despertó mi admiración”, dijo el técnico
colombiano.
Navarro se reunió con Maturana para exponerle que la idea de incorporarlo a su partido
no era la de incorporar un nombre más, sino que el M-19 buscaba crear una nueva
“ Selección Colombia” en donde tuvieran la oportunidad de participar todos los sectores
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del país, incluido el técnico de la Selección Nacional de Fútbol, quien iba a representar
al deporte.
Para Navarro Wolf, Maturana tenía una credibilidad más alta que la de
muchos políticos, y eso había que aprovecharlo.
Maturana se interesó por la propuesta del líder del M-19, según él, porque vio la
posibilidad de ser útil y aportarle ideas al país. Aunque no podría asistir continuamente
a las sesiones por cuestiones de su trabajo como entrenador del Valladolid, Pacho
aceptó ser incluido en la lista con el compromiso de asistir a las sesiones de la
Asamblea Nacional Constituyente cuando el tiempo se lo permitiera, es decir, en junio,
cuando tuviera vacaciones.
“Navarro me sostuvo que estos primeros meses son de estudios y
formalismos y que mi presencia es importante solo en la parte final de
las deliberaciones”. El Tiempo 11 dic. /90
Navarro incluyó a Maturana en el puesto 19 de la lista electoral, un lugar en el que el
estratega de fútbol no creía que podría alcanzar los votos para ser constituyente. No
obstante, Antonio le dijo al técnico que su imagen arrastraba tantos adeptos que el cupo
en la asamblea estaba asegurado, tal como ocurrió el 9 de diciembre de 1991.
Pacho afirmó que, pese a estar en España, tenía conocimiento de que en algunos medios
radiales abundaban las críticas y burlas por su participación en la constituyente. Él, por
su parte, se comprometió a demostrar sus capacidades durante las sesiones a las que
asistiera.
La curul del técnico colombiano fue la única de las 70 sillas que no estuvo ocupada en
la sesión inaugural de la Asamblea Nacional Constituyente del 5 de febrero de 1991. Su
partido se comprometió a encontrar la manera de que Maturana participara en los
debates desde España, aunque fuera sin poder de voto.
Por esos días en que también se habló acerca de un posible paso del Valladolid al Real
Madrid, Maturana hizo un viaje relámpago a Colombia para tomar posesión de su cargo.
En sus declaraciones a la prensa aseguró que viajaría al país cuantas veces fuera
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necesario para cumplir con el reglamento de la Constituyente, además de comprometer
mitad de su tiempo para el estudio del temario de la Asamblea.
Maturana dijo que a la constituyente no llegaba como técnico de fútbol, sino como un
colombiano al que gracias a su imagen podía participar de esa etapa de la Patria. El 13
de febrero, Pacho tomó juramento ante la Asamblea, acto en el que fue recibido con
aplausos. Mediante un discurso justificó las razones por las cuales aceptó el
ofrecimiento del M-19.
“Tuve la opción de ver al país en toda su dimensión pensante. Supe
cómo había sido esto antes, qué estaba pasando, cuál era el futuro que
debíamos trazarle. Era como estar frente a un enorme ventanal ante el
cual desfilaba todo el andamiaje de nuestra patria y me sentía
privilegiado.” (Maturana- Talla Mundial, 1994, p. 80)
Días más tarde, Maturana regresó a España no sin antes hacer una nueva declaración
ante los demás constituyentes, en donde propuso a los colombianos que regresaran a las
viejas costumbres. “Al rosario en casa, al control sobre los hijos y al respeto de los
abuelos”. Más adelante, Pacho tuvo una reunión con César Gaviria en la cual se
comprometió a participar en la Asamblea desde España por medio de fax.
Maturana, quien participó en la redacción del proyecto sobre los derechos, garantías y
deberes del ciudadano colombiano, prefirió donar su sueldo de constituyente al pabellón
de quemados del Hospital San Vicente de Paul, pues aseveró que no le interesaba
lucrarse en esa labor. Sin embargo, hombres como Horacio Serpa y el contralor Manuel
Becerra criticaron el ausentismo del técnico de fútbol, y exhortaron a Navarro Wolf para
que le entregara la curul a otra persona que sí estuviera en capacidad de asistir en forma
presencial a las sesiones.
En el oficio, he lidiado siempre con amigos y enemigos. Pero los que
me han atacado en este proceso son mucho más virulentos, muy
hirientes. Las cosas que se han dicho de mí con ocasión de la
Constituyente han llegado muy hondo, muy en contra de mi propuesta
personal. El Tiempo – 2 may. /91
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Pacho dijo haberle perdido el encanto a la Constituyente en parte por la prensa, a la cual
calificó como más “difícil y peligrosa” que la crónica deportiva. El estratega afirmó
sentirse crucificado por los periodistas políticos, quienes dirigían las preguntas para
crear situaciones de conflicto entre bancadas. Este tipo de situaciones decepcionaron a
Maturana, en el sentido de que esto no estaba en los propósitos trazados al asumir la
curul en la Asamblea. Al volver a Valladolid de una de las sesiones, el técnico
colombiano renunció a la política. Su puesto le fue entregado al ex guerrillero Carlos
Chalita.
La llegada del entrenador a Real Madrid también quedo frustrada, aunque se llegó a
firmar un preacuerdo de contratación que iba a comenzar en la temporada 91-92. Pacho
no podía tomar el mando del equipo mientras no se realizaran ciertas reuniones de los
directivos, por lo que de forma interina fue llamado al banquillo el yugoslavo Radomir
Antic.
Antic no solo paró la caída de la “Casa Blanca”, sino que consiguió en su periplo por
Madrid 24 de 27 puntos posibles. Así las cosas, los jugadores y la afición volcó su
apoyo hacia el europeo quien finalmente se quedó con el puesto de Maturana en la
escuadra “merengue”. El presidente del club, Ramón Martínez, llamó a Pacho para
disculparse y ofrecerle un puesto como manager, cosa que rechazó el técnico chocoano,
así como la indemnización por el incumplimiento del contrato.
El entrenador nacional continuó su labor en Valladolid, con Higuita y Valderrama
sumados a su nómina, a la que desde antes pertenecía Leonel Álvarez. Con la traída de
“el Pibe”, el “equipo de los colombianos” dio cuenta de su crisis económica ante la
opinión pública. Según Maturana, sus compatriotas fueron los chivos expiatorios del
onceno que también se sumió en una recesión deportiva.
De acuerdo con Pacho, sus tres jugadores nunca se sintieron a gusto en España por las
condiciones como fueron tratados, por lo que su nivel de juego no pudo ser desplegado
al máximo en esos momentos de complicada situación deportiva. Valderrama, Álvarez e
Higuita salieron del equipo para abaratar costos, lo que también ocurrió con Maturana
poco tiempo después cuando los directivos decidieron despedirlo.
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En Junio del 91 llegó para la Selección Colombia el compromiso de la Copa América,
en Chile. Cuando aún se encontraba en España, la Federación de Fútbol le pidió a
Maturana una lista de posibles candidatos para asumir la dirección técnica del onceno
“tricolor”. El primero fue Hernán Darío Gómez, quien al parecer, según Pacho, no
estaba interesado en el puesto.
El segundo nombre que propuso Maturana para ser técnico fue Luis Augusto García,
campeón en dos temporadas con Millonarios. El “Chiqui” aceptó la cabeza del nuevo
proyecto que empezaba con el campeonato suramericano de selecciones. El jefe de las
selecciones Colombia, que no tenía relaciones contractuales con la Federación, vio en
García la oportunidad de distensionar el ambiente en la escuadra nacional.
Los medios registraron la noticia a la vez que evocaron los clásicos entre Nacional y
Millonarios en los que Maturana y García dirigían cada uno de los bandos, en partidos
que eran tratados de “guerras civiles”. Ya que Pacho le dio al país su mejor
participación en un mundial, mientras que “El Chiqui” fracasó en el campeonato local
del 90, se puso en duda la digna sucesión de un estratega a otro en el máximo
representativo del fútbol nacional.
“Chiqui” García afirmó que en su selección iba a continuar con el esquema planteado
por Maturana, incluyéndole algunos refuerzos a la plantilla, pues no existía el tiempo
para reformar un estilo. Entre esos nuevos nombres que fueron citados para participar en
la Copa América de Chile, estuvo el único vetado públicamente por Pacho, el volante de
recuperación Eduardo Pimentel. Otros que regresaron fueron Anthony de Ávila, Alexis
García y Albeiro Usuriaga, ausentes en Italia.
A Colombia le correspondió el grupo B de la Copa, integrado por Brasil, Bolivia,
Ecuador y Uruguay. El primer partido lo ganaron los muchachos del “Chiqui” García
sobre los ecuatorianos por la mínima diferencia, con anotación del “Pipa” De Ávila, tras
error del portero contrario.
La segunda salida de Colombia dejó un empate sin goles contra Bolivia, resultado que
quedó en el olvido dos días más tarde cuando venció a Brasil por 2 goles a 0. De Ávila e
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Iguarán marcaron los tantos de esta victoria resonada en los medios por el tipo del rival
al que se le ganó.
Una derrota frente a Uruguay por 1 a 0 cerró la participación colombiana en primera
ronda. De todas formas, el cuadro “tricolor” clasificó como líder de su grupo al
cuadrangular final del torneo, al que también ingresaron Argentina, Brasil y Chile.
El técnico García aseguró que su equipo iba a aspirar a la primera Copa América, pues
Colombia era equipo maduro que manejaba sus emociones. Lo contrario a esto se
imprimió en la prensa que expresaba sus dudas frente a la realidad del seleccionado, no
se sabía si el equipo de Colombia era el efectivo que jugó contra Brasil, o el “lento y sin
decisión” que cayó contra los uruguayos.
En el primer encuentro del cuadrangular final, donde todos arrancaron de ceros,
Colombia empató a un gol contra la selección local en el Estadio Nacional de Santiago.
Arnoldo Iguarán puso en ventaja a la “tricolor”, e Iván Zamorano igualó para Chile. En
este encuentro, el arquero René Higuita le atajó una pena máxima al “Bam Bam”
Zamorano.
Seguido al empate con los “australes”, Brasil le devolvió el favor de la primera ronda a
Colombia y la derrotó por el mismo marcador, 2 a 0. Branco y Renato resignaron las
opciones colombianas de ganar el torneo, en el que cerró su participación con derrota 2
por 1 frente al campeón Argentina. Colombia finalizó en el cuarto puesto de la Copa,
con el consuelo de haber sido nombrada “campeona del juego limpio”.
“Carlos Valderrama, el gran capitán colombiano, recibió el trofeo el
domingo en la noche y se lo ofreció al público chileno y al pueblo
colombiano que en ese sentido debe estar tan orgulloso de su
selección como ella lo está”. El Espectador 23 jul. /91
Una vez más, el equipo que fue llamado favorito para ganar el título se marchó del
torneo sin cumplir el objetivo principal. El paso a la final dejó un mayor sinsabor, pues
a raíz del triunfo sobre “el peor seleccionado brasilero de los últimos años”, según el
diario El Espectador, las esperanzas eran mucho mayores sobre el onceno que mantuvo
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la nómina y el ideal de Maturana. Lo que falló, según los medios, fue el proceso de
preparación al que le faltó más tiempo.
“No mejoró lo del 87, pero sí lo del 89. Y de nuevo habrá que
empezar desde el principio. Habrá que volver al sistema ordenado que
se tuvo para el mundial. A planificar y trabajar con metas a largo
plazo para poder obtenerlas”. El Espectador 23 jul./91
El tema del seleccionado de mayores quedó aplazado para más adelante después de la
Copa, ya que Hernán Darío “Bolillo” Gómez asumió el comando del equipo nacional
que iba a disputar un cupo para los Juegos Olímpicos Barcelona 92. El proceso de
Francisco Maturana inició precisamente en un torneo clasificatorio para la olimpiada,
aunque sin la clasificación. Esta vez el objetivo se iba a buscar en el torneo de
Asunción, Paraguay.
Dos semanas y media de preparación tuvo el equipo sub 23 de “Bolillo” antes de
emprender el viaje rumbo al certamen preolímp ico. Jugó apenas dos partidos, previos al
campeonato, contra selecciones internacionales, mientras que el resto de fogueos
tuvieron que ser contra clubes profesionales del torneo local que iniciaban su
pretemporada; es decir, que esos equipos no se encontraban al cien por ciento en la parte
física.
A raíz de la escasa preparación que tuvo el onceno juvenil, la prensa criticó la falta de
planificación por parte de los directivos de la Federación Colombiana de Fútbol. En ese
momento, decían los diarios, el rector del balompié nacional se encontraba en la “época
de mayor bonanza económica”, pues acababa de firmar con la empresa cervecera
Bavaria para que esta fuera la patrocinadora de las selecciones Colombia en todas sus
categorías, con el objetivo de llegar a las copas mundiales en cada una de ellas.
500 millones de pesos fue el presupuesto destinado por Bavaria al equipo sub 23 de
Hernán Darío Gómez, sin incluir el dinero de los pasajes que puso la cervecera en
alianza con Avianca. Este recurso económico fue el producto de las negociaciones que
se adelantaron durante el Mundial de Italia entre los directivos de la empresa y los de la
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federación nacional, aprovechando el reconocimiento que alcanzó por aquel entonces el
balompié colombiano.
Los directivos León Londoño y Jorge Correa Pastrana aplaudieron la firma del contrato
del patrocinio, como algo beneficioso para el fútbol nacional. Juntos pidieron tener en
cuenta que el fútbol es un negocio, y que por lo tanto éste podría venderse como se hace
con una cerveza.
A nombre de la compañía Bavaria, el vicepresidente de ventas José Manuel Pineda,
aclaró que la cervecera solo tendría que ver con la Selección en términos de patrocinio,
lejos de los asuntos deportivos de los que se iba a encargar directamente la Federación.
Ésta iba a ser la única responsable de escoger técnicos y jugadores para la escuadra
“tricolor”.
“Gran Patrocinador del Fútbol Colombiano” fue el nombre de la campaña que Bavaria
lanzó el 24 de enero del 92, en acto que contó con la presencia del presidente César
Gaviria y de los jugadores de la selección preolímpica que recibieron el pabellón
nacional de manos del primer mandatario.
En el evento de presentación, la entidad privada proyectó un documental con los
objetivos del patrocinio, cuya meta final iba a ser la clasificación a la Copa Mundial de
Estados Unidos 94. Luego presentó a cada uno de los integrantes de la plantilla,
incluido al cuerpo técnico encabezado por “Bolillo” Gómez y Juan José Peláez. Para
finalizar, el presidente de la compañía Augusto López entregó la camiseta del equipo al
guardameta Miguel Calero, “como muestra del respaldo de esta empresa para el
equipo”.
La línea titular de la Selección Colombia Sub 23 tuvo en el pórtico a Calero; los
defensas José Fernando Santa, Jorge Bermúdez, Geovannis Cassiani y Diego León
Osorio; en el medio campo la nómina la encabezaban John Wilmar Pérez y Harold
Lozano, mientras que alternaron Víctor Pacheco, Hermann Gaviria, Gustavo Restrepo,
Fabián Martínez y Víctor Aristizábal, un poco retrasado de su posición de delantero;
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Iván René Valenciano y Faustino Asprilla eran los inicialistas en el frente de ataque
nacional.
Acerca de la nómina, los medios reconocieron su fortaleza en las individualidades. La
duda se enfocó entonces en la capacidad de trabajo colectivo del seleccionado, que iba a
tener que enfrentar a otros similares pero con mayor tiempo de preparación. También,
antes del debut en el torneo continental, el periodista Víctor Rosas denunció que a una
minoría de jugadores colombianos les faltaba humildad.
“No se trata de nombrar o señalar con los dedos, pero en la Selección
Colombia para éste preolímpico los hay. Jugadores que miran con
desdén la comida, a los que pocos les gusta el hotel, o los que
simplemente mandan a cambiar un plato porque no les apetece,
haciendo caso omiso de la dieta ordenada por el departamento
médico” El Tiempo 3 Feb/92
El debut de Colombia en el preolímpico fue el lunes 3 de febrero contra Perú.
“Práctico, Lujoso y Efectivo” fueron los calificativos que recibió el onceno de Gómez,
luego de la goleada 4 por 1. Harold Lozano, “Misil” Restrepo e Iván Valenciano en dos
ocasiones, vencieron al arquero Carlos Marrou.
El técnico colombiano destacó la presentación de sus dirigidos contra Perú en lo
colectivo, aunque expresó su preocupación por el ritmo de competencia que exigía jugar
un partido cada 48 horas.
Dos días más tarde, Colombia salió con aplausos del Estadio Defensores del Chaco tras
vencer a Brasil 2 goles por 0. La auriverde comenzó el juego con presión sobre su rival,
el cual aguantó el ritmo y se adueño de la esférica para comenzar a propiciar opciones.
A los 40 minutos, una falta sobre Faustino Asprilla derivó en el primer gol de tiro libre
para la “tricolor” por parte de Iván René Valenciano.
Los punteros colombianos aprovecharon los espacios dejados en el frente de ataque por
los laterales auriverdes Cafú y Roberto Carlos. En la etapa complementaria, Valenciano
recibió una asistencia de Asprilla para marcar su cuarto tanto en el campeonato que
representó el segundo triunfo consecutivo de la selección nacional en el torneo.
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Los medios centraron su atención sobre la capacidad del “bombardero colombiano” que
tenía una estampa del Divino Niño en su tobillo, con la que se ayudaba para perforar las
redes rivales. En el tiempo que fue seleccionador, el mismo Maturana dijo que la
capacidad de su grupo no daba para ganar los partidos por más de dos goles. No
obstante, la prensa del mundo se percató del surgimiento de una camada especial de
delanteros colombianos en el preolímpico.
“Uno de los aspectos que causó impresión entre todos los especialistas
fue la insistencia de los colombianos en patear al arco, falencia que
siempre mostraron en todos los certámenes en los que actuaron”
El Tiempo/ 6 Feb. 92
Con un triunfo sobre Venezuela, equipo al que llamaban el vampiro pues decían se
colgaban de los palos para evitar una goleada, los muchachos de Hernán Darío Gómez
se aseguraban el paso a la ronda final del torneo en el que quedaban a un paso de
obtener el tiquete a la olimpiada. 4 a 0 fue el resultado final del compromiso a favor de
Colombia con goles de Jorge Bermúdez, Faustino Asprilla, “Carepa” Gaviria e Iván
Valenciano, todos en la segunda mitad de juego.
Un empate sin goles contra Paraguay cerró la participación de Colombia en el grupo A,
que dejó como líder al equipo de “Bolillo” con 7 puntos, producto de tres partidos
ganados y un empate, diez goles a favor y uno en contra.
Con victoria 3-0 sobre Uruguay, “ Se Abrió el Camino hacia Barcelona” para Colombia
en la primera fecha del cuadrangular final. Dos goles de Asprilla y uno de Pacheco
sellaron el triunfo que una vez más fue admirado por su comportamiento táctico, así
como por la mentalidad de cada una de sus piezas.
El siguiente partido contra Paraguay marcó la pérdida del invicto en el certamen,
además de comprometer el cupo a los Juegos Olímpicos cuando le quedaba una jornada
más. Según Víctor Rosas, el onceno de “Bolillo” le apostó al empate ante los de casa, le
entregó la pelota al rival, y su castigo por esa resignación fue la derrota por la mínima
diferencia.
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Colombia quedó obligada a ganarle a Ecuador para conseguir la casilla a Barcelona 92,
con el agravante de no poder contar entre sus filas titulares con Faustino Asprilla,
suspendido por acumulación de tarjetas amarillas.
Una vez finalizó el juego, el
presidente César Gaviria les envió un mensaje de apoyo a los futbolistas, donde les
indicó que todo el pueblo colombiano estaba orgulloso de ellos y que los seguiría
apoyando.
El empate 1 a 1 contra los ecuatorianos dejó a Colombia con el sub campeonato, además
de entregarle la cuarta clasificación en su historia a unos Juegos Olímpicos. Víctor
Aristizábal fue el anotador del tanto en su partido definitivo. Iván Valenciano con cinco
goles se coronó máximo goleador del certamen, mientras que la de Miguel Calero fue la
valla menos vencida con tres anotaciones.
Por haber comenzado una nueva era en el fútbol colombiano, también resultó elogiado
el técnico colombiano Hernán Darío Gómez, sobre quien se dijo desde Asunción que
iba a ser el reemplazo de Maturana en la dirección técnica de la selección mayor.
En entrevista para el Diario El Tiempo, “ Bolillo” le reclamó orden a la Federación
Nacional a partir de la contratación de un técnico que tenga tiempo completo para
dedicarse a preparar un equipo y a estudiar los rivales. También pidió identidad para la
vestimenta del seleccionado, pues últimamente les estaban incorporando franjas de
colores a la camiseta que hacían perder el respeto por parte de los otros.
Los Sub 23 fueron recibidos en Colombia con una caravana que no fue en carro de
bomberos pero sí en un bus que recorrió lentamente toda la calle 26, ruta en la que
fueron saludados por algunos bogotanos que salieron con banderas a darles el
agradecimiento por la clasificación a la justa olímpica.
“Ayer fue un día para salir temprano del trabajo, la selección se lo
merecía, así pensaron los que salieron a saludar desde lejos a esos casi
héroes que hicieron valer la calidad de su fútbol en Asunción”. El
Espectador 20 Feb. /92
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Hasta la Casa de Nariño llegó el vehículo de la selección, donde el presidente Gaviria
condecoró a la plantilla con la Orden al Mérito Nacional. El alcalde de la ciudad
también distinguió con medallas al equipo y al técnico Gómez. Luego, el desfile siguió
su camino por la carrera séptima hasta la calle 94, sede administrativa de Bavaria. Allí,
el patrocinador de las selecciones hizo entrega del premio de 20 millones de pesos a
cada jugador, que prometió al equipo si quedaba subcampeón del torneo.
“ Con toque y goles, serán ustedes, 500 años después, los
conquistadores de España en los Juegos Olímpicos”: César Gaviria
El Tiempo19 Feb. /92.
La Villa Olímpica de Barcelona 92 recibió a los jugadores de la Selección Colombia
que disputó el torneo de fútbol entre el 24 de julio y el 8 de septiembre. El lugar de
concentración del equipo de “Bolillo” contaba con capacidad para albergar a 14 mil
atletas. Poseía desde Centro Comercial hasta templo religioso, zona de videojuegos,
discoteca y restaurantes.
La cocina del complejo olímpico fue motivo de preocupación para el seleccionador
nacional, según el periodista Germán Blanco de El Tiempo, quien mencionó que la
mayoría de los jugadores no resistió las “tentaciones” de la cocina local. Una vez
sentados en el comedor principal, casi todos los futbolistas se dedicaron a satisfacer su
apetito en grandes cantidades, lejos de las indicaciones médicas.
Previo al inicio de la competencia contra la selección española, “Bolillo” habló sobre la
falta de humildad como un factor de riesgo entre sus muchachos a la hora de afrontar
los compromisos, así como la pérdida de concentración en el momento de expresar las
ideas en la cancha. No obstante, la calidad futbolística del grupo le entregaba
tranquilidad al estratega, quien afirmó que conseguir una medalla entre los 16 equipos
participantes no iba a ser una tarea fácil.
En Colombia también se hablaba por esos días de sucesos extradeportivos, pues el
arquero titular de la selección de mayores, René Higuita, agredió físicamente al
periodista César Augusto Londoño en el aeropuerto de Medellín. El también
comunicador Édgar Perea fue el encargado de terminar la riña entre el jugador y el
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director deportivo del Noticiero CM&, quien no interpuso demandas en contra de su
agresor.
“Hay que ayudarlo porque no se encuentra bien. Él necesita tranquilizarse, estabilizarse
mentalmente porque esto no es normal”, dijo Londoño acerca de René. Días antes, el
guardameta vetó a los medios televisivos, pues según él estaban dedicados a deteriorar
su imagen con informaciones no verídicas que hablaban sobre su supuesta indisciplina.
Ese fue el segundo gran escándalo en la vida de Higuita, quien el 30 de junio de 1991
fue captado por las cámaras en una visita a la Cárcel La Catedral, en donde estaba
recluido el narcotraficante Pablo Escobar de quien se declaró amigo.
La agresión sobre César Augusto Londoño fue “la gota que rebasó la copa”, según los
análisis noticiosos de aquel entonces. Sus comentarios críticos sobre el tipo de juego
que aplicaba Maturana en el Nacional, lo declararon enemigo número uno en el
departamento de Antioquia. Este odio se traslado a la Selección Nacional, ya que el
equipo “verdolaga” era la base del combinado nacional. La Asociación Colombiana de
Redactores Deportivos, Acord, con su presidente José Clopatofsky, tuvo que intervenir
para tratar de finalizar el conflicto.
Mientras tanto, el equipo Sub 23 de “Bolillo” Gómez se preparaba para debutar en los
olímpicos contra España. Este partido, según el técnico, enfrentaba posiblemente a los
dos favoritos del grupo que también integraban los oncenos de Qatar y Egipto. El
delantero Víctor Aristizábal afirmó que después del preolímpico de Asunción, la
responsabilidad sobre el seleccionado se hizo mucho más grande.
“Bolillo Gómez: El equipo llega tranquilo, ansioso eso sí, por la
importancia del compromiso que representan unos Juegos Olímpicos.
Sin el nivel que exhibió en el torneo de Asunción, pero pensamos que
como ha sucedido en muchas ocasiones hay equipos que llegan a su
mejor punto en plena competencia” El Tiempo 24 Jul. / 92
Gómez reiteró que uno de los aspectos más difíciles de llevar en el periplo olímpico fue
la concentración que era más de tipo individual que grupal; es decir, cada quien
controlaba sus dormidas y comidas que era algo a lo que no estaban acostumbrados los
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futbolistas nacionales. Así las cosas, la plantilla tuvo que reunirse para aclarar las cosas,
y según “Bolillo” la glotonería del principio disminuyó.
Pacho Maturana sirvió de intermediario con “Bolillo” para obtener información extra
sobre la selección ibérica que finalmente enfrentó a Colombia, el viernes 24 de julio en
Valencia. Para el técnico nacional, hubo jugadores que nunca se encontraron en la
cancha; el nerviosismo del debut por parte de los jugadores, además del arbitraje,
influyó para la caída por 4 a 0 ante los locales de los juegos.
“Esto es bueno porque sitúa a muchos jugadores que andaban por ahí,
un poco desconcentrados de lo que realmente significan unos Juegos
Olímpicos. Despojados de eso, aterrizados, con los pes en la tierra,
entonces se volverá a trabajar con humildad”: Hernán Darío Gómez
El Tiempo 25 Jul./92
Los primeros 45 minutos dejaron a Colombia derrotada por tres tantos de diferencia. De
esta manera el complemento fue de trámite hasta el cierre del compromiso, donde los
españoles marcaron un gol más y dejaron a los sudamericanos con dos hombres de
menos, Cassianis y Valenciano.
Con la obligación de ganarle a Qatar resultó la “ tricolor”, después de la caída contra
España. El duelo contra los de Medio Oriente fue el termómetro que estableció la prensa
para saber si el fútbol de Colombia en Asunción había sido un espejismo, o si lo de los
ibéricos fue una salida en falso. “Lo fundamental es salir al campo de juego casi
creyendo que este es el primer partido”.
El duelo ante Qatar era la esperanza de “Bolillo” para recuperar la imagen el fútbol
nacional luego de la goleada en contra. Gómez aseguró que el de España fue su peor
partido como cabeza del seleccionado, razón por la que añadió que no existían excusas
para explicar la caída en la jornada de apertura del balompié. Para el técnico, en el
siguiente juego debía ser el escenario para demostrar la verdadera garra colombiana.
Las promesas del estratega respecto al segundo duelo de las justas no se cumplieron,
pues Colombia empató a un gol con Qatar y quedó con una mínima posibilidad de
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acceder a la siguiente fase del torneo. Víctor Hugo Aristizábal anotó el gol tricolor,
pese a haber errado una pena máxima.
La prensa mantuvo sus críticas acerca del funcionamiento táctico de la escuadra de
“Bolillo”, quien se limitó a afirmar que ese equipo colombiano no era el que él conocía,
y que pese a las opciones aun existentes de avanzar a la segunda etapa del torneo, su
onceno no merecía clasificar.
“Colombia no tiene la disciplina necesaria para participar en estos
torneos. No me refiero a indisciplina de algunos jugadores, hablo de la
forma de nuestro vivir cotidiano”: Bolillo Gómez - El Espectador
agosto/ 92
“Qué Pena, Empate con Qatar”, fue el titulo que Germán Blanco de El Tiempo puso a
su artículo que habló sobre la paridad colombiana con los de Medio Oriente. Los
medios coincidieron en que el escuadrón nacional no tuvo meritos para tratar de luchar
por una medalla, además comenzaron a sospechar que detrás de los malos resultados
hubo razones extradeportivas para explicarlos.
“Vayamos preparando las maletas y cuando lleguemos a Colombia
busquemos a deportistas como “Cochise” Rodríguez para preguntarle
cómo es esa joda de la jerarquía internacional”: El Tiempo agosto/92
Una goleada de España sobre Qatar, además del triunfo contra los egipcios, era la
esperanza “cafetera” para permanecer en Barcelona 92. Sin embargo por los dos
resultados anteriores, la victoria por goleada ante los del país de las pirámides fue vista
por la prensa colombiana como una utópica hazaña.
Omar Darío Cañas y Diego León Osorio fueron marginados del plantel colombiano por
“ indisciplina táctica”, según dijo Hernán Darío Gómez en ese momento. Para el duelo
con Egipto, el cambio básico de “Bolillo” fue la llegada a la titular del arquero Farid
Mondragón a cambio Miguel Calero, señalado culpable de algunos goles en contra
durante la olimp iada.
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El día del partido con Egipto, los medios publicaron su confirmación sobre factores
externos que estaban afectando a la selección olímpica. Basada en la exclusión de
Osorio, sobre quien se dijo que tenía una aureola que no lo dejaba verse afuera de la
nómina titular, la prensa denunció que los Sub 23 de “Bolillo” estaban menospreciando
a sus rivales y creyéndose las superestrellas.
“Si con esas ínfulas de grandeza van a continuar en su vida deportiva,
tengan la absoluta seguridad, caballeros, que bien pronto el deporte les
cobrará con creces y en su propio detrimento todo lo que han querido
hacer”. El Espectador agosto /92
No se dio la combinación ganadora que necesitaba Colombia para avanzar de fase en los
Olímp icos, empezando porque el onceno “cafetero” cayó por 4 a 3 contra los egipcios.
Así las cosas, la plantilla tuvo que tomar el avión de regreso a casa bajo nuevas críticas
que siguieron tildándolos de sobradores. La prensa juzgó la orientación que les dio el
técnico Hernán Darío Gómez, no desde el banco técnico sino como seres humanos.
Los periodistas dijeron que a “Bolillo” los jugadores se le salieron de las manos, pues
ya no eran los mismos de preolímpicos de Asunción. Expresaron su esperanza para que
este episodio se convirtiera en una lección para el deporte nacional de cara al futuro.
El técnico afirmó al regreso del seleccionado que algunos de los que consideraba sus
amigos le fallaron en los momentos cruciales del torneo. Fue evidente la
desconcentración de la competencia por parte de varios de los futbolistas, según declaró
el estratega antioqueño.
“Bolillo” confesó que después de una de las giras de preparación por Centroamérica y
Estados Unidos, tuvo la idea de sustituir a algunos que carecían de humildad y sacrificio
como Diego León Osorio y Faustino Asprilla, recientemente contratado por el Parma de
Italia. Luego de una charla, el técnico pensó que todo había quedado solucionado con
los dos futbolistas, a quienes sus antecedentes favorecían por lo hecho en el Preolímpico
de Paraguay. Por haberlos llevado a España, Gómez se declaró arrepentido.
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Sobre la salida de Osorio, el estratega dijo que no fue el líder positivo que esperaba para
el grupo, mientras que Omar Cañas fue expulsado por no atender los consejos de
alimentación que le dio su médico, al dedicarse a la gastronomía en la Villa Olímpica.
De cara al futuro, la prensa planteó dos dudas básicas respecto a las selecciones
nacionales. La primera, acerca de la continuidad del técnico “Bolillo” Gómez en el
equipo de la Copa América 93 y las eliminatorias al mundial 94. La segunda, sobre si la
nómina que jugó en Barcelona iba a ser la base del combinado patrio para esos dos
torneos, algo de lo que se había hablado.
El mérito del técnico y los jugadores fue la clasificación a los Olímpicos el argumento
que tenía para quedarse al frente de la selección de mayores. Al ex asistente de
Maturana dijo no preocuparle el tema pues el desgaste de los Olímpicos fue grande, así
que dejó el tema en manos de la Federación y prefirió descansar por un tiempo.
Para Bolillo, al fracaso de Barcelona debió vérsele el lado positivo, en primera instancia
para comprender que el fútbol colombiano aún no se encontraba en la élite mundial.
Acerca de los futbolistas nacionales, la experiencia olímp ica significó un adelanto en la
escogencia de la plantilla de la selección, para lo cual en adelante no solo serían
convocados jugadores con condiciones en la cancha, sino buenas personas fuera de ella.
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Capítulo VII
El R etorno de “Pacho”
En marzo del 92, antes de los Olímpicos, en una reunión del comité directivo de la
Federación Colombiana de Fútbol cuyo fin era hacer el estudio fiscal del organismo
durante el Mundial de Italia 90, presentó renuncia irrevocable a su cargo el presidente
León Londoño Tamayo.
El directivo negó que hubiera algún tipo de irregularidad en el balance de cuentas del
pasado Campeonato de Mundo, manejado por Álvaro González Alzate.
Londoño
afirmó que se marchaba de la federación, pues deseaba evitar una división dentro del
balompié colombiano. La rama profesional pid ió su cabeza tiempo atrás por supuestos
manejos dictatoriales, que incluyeron la designación del técnico para el seleccionado
nacional y el contrato de patrocinio con el Grupo Santodomingo.
“Mi principio es el de la unión para gobernar. Por eso, creo que por
encima de las personas debe estar el deporte y el beneficio del país”.
El Tiempo - 12 Marzo/92
González Alzate reconoció en León Londoño la figura de un hombre que llevó a
Colombia a un sitial importante dentro del fútbol mundial, aunque dijo no admitir que
las cuentas de la Federación fueran manejadas como en una tienda. La reunión de las
cuentas de Italia 90 le impidió a Londoño, por cuatro meses y veinte días, completar
diez años al frente del órgano rector del fútbol “cafetero”.
Con el balompié nacional bajo su mando, Londoño Tamayo obtuvo para Colombia la
clasificación a tres mundiales juveniles y a uno de mayores después de 28 años, un
título suramericano y el primero de Copa Libertadores. Más adelante se conoció que al
directivo también lo abordaron las amenazas de muerte que tambalearon varias veces a
la plantilla de jugadores y cuerpo técnico. Al parecer, ese fue otro de los motivos de la
renuncia.
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Juan José Bellini fue el llamado a ocupar el puesto de presidente en la Fedefútbol, con
un primer reto a bordo que era nada menos la selección del técnico para el equipo que
iba tratar de regresar a la Copa Mundo, próxima a realizarse en Estados Unidos. Una
vez tomó el cargo, en abril del 92, declaró a los medios que su técnico favorito para
dirigir a la tricolor era Hernán Darío “Bolillo” Gómez.
Por el tiempo de la designación de Bellini, aún no se había producido el fracaso de los
Juegos Olímpicos. Para el nuevo primer mandatario del fútbol nacional, era “Bolillo” a
quien debía proponérsele la dirección absoluta del seleccionado patrio. El ideal era
tenerlo como técnico exclusivo del equipo “tricolor”, a la espera de que terminara su
contrato con Atlético Nacional.
Después de Barcelona 92, el parecer de Bellini no cambió respecto a Hernán Darío
Gómez, quien siguió siendo su candidato predilecto para dirigir al seleccionado a
Estados Unidos. Para clasificar al certamen orbital, el equipo colombiano estaba
obligado a ubicarse mejor en la tabla de posiciones que sus rivales de grupo,
paraguayos, peruanos y argentinos. La preocupación del máximo directivo estaba en
que esos oncenos ya habían iniciado su preparación para la fase eliminatoria del
mundial, mientras que los cafeteros aún no habían concretado a su técnico.
En la tercera semana de octubre del 92, “Bolillo” rechazó la opción de ser técnico de la
selección mayor que estaba prácticamente concretada, a raíz de unas supuestas
amenazas de muerte. En ese momento Gómez explicó que había sido por problemas
personales. Así se repitió la historia previa al Mundial de Italia con el tema de las
llamadas, los casetes intimidantes y las cartas con balas.
“Concretamente, no querían que alguien de Antioquia estuviera
dirigiendo al equipo nacional, alegando que éramos la rosca paisa, que
estábamos comprometidos con x o y circunstancia, que estábamos con
el Cartel de Medellín y cosas por el estilo” (Maturana- Talla Mundial,
1994, p.107)
Bellini le entregó su respaldo al estratega paisa, aunque le insistió para que retirara su
carta de renuncia. Según el directivo, el fútbol debía estar por encima de todos los
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problemas que pudieran presentarse, además que el proceso iniciado por Maturana no
podía perderse; sin embargo, “Bolillo” fue radical y no cedió a las peticiones.
“Pacho” Maturana volvió a sonar a partir de ese momento como candidato para volver a
la dirección técnica de la Selección Colombia. Después de su experiencia en Valladolid,
el técnico chocoano optó por regresar país, según él, sin ninguna intención de volver al
combinado “tricolor”.
Maturana terminó en el banquillo técnico del América de Cali, archirrival del Atlético
Nacional, razón por la que chocó en repetidas oportunidades con la afición vallecaucana
que no consideraba la idea de que el antiguo entrenador del equipo “verdolaga” tomara
las riendas de su institución.
Por el contrario de los hinchas, la dirigencia americana vio como promisoria la llegada
del estratega que dirigió a Colombia en el pasado mundial. Así pues, ofreció una rueda
de prensa bajo la premisa que con Maturana los “diablos rojos” iban a regresar a la
Copa Libertadores.
Según “Pacho”, hubo partidos en gran medida complicados por la rivalidad existente
entre paisas y vallunos. Siempre que estos se enfrentaban, recaían las dudas acerca de su
profesionalismo. Muchas veces salieron en tanqueta del estadio Pascual Guerrero, y no
podían ver a los jugadores deambulando por un centro comercial porque empezaban a
gritarles “pícaros” o “ladrones”.
Los episodios anteriormente descritos le sirvieron a Maturana como punto de
comparación entre las aficiones de Cali y Medellín; no obstante, “Pacho” obtuvo el
título de campeón con América en esa temporada, lo que le sirvió para acercarse más a
la afición local, así como para que la prensa lo volviera a posicionar en el cargo más alto
para un técnico en país alguno.
Todo ocurrió como en 1987 cuando Germán Blanco, Carlos Antonio Vélez, Hernández
Bonnet y “Paché” Andrade convencieron a León Londoño en un hotel boliviano para
que dejara a Maturana al frente del seleccionado, luego de la actuación en el
preolímpico de Bolivia.
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La misma semana en que les entregó su octava estrella a los “escarlatas”, Maturana
asistió a una reunión en las oficinas de la Federación Colombiana de Fútbol ubicadas en
Cali, invitado por Juan José Bellin i; los periodistas Carlos Antonio Vélez, Mario
Alfonso Escobar, Germán Blanco, Hernán Peláez, Ricardo Alarcón y Edgar Perea
mediante vía telefónica, así como por funcionarios de la empresa Postobón.
Al parecer la única idea de dicho encuentro, según Maturana, era la de hacer un
conversatorio sobre temas del fútbol colombiano. “Pacho” narró cómo la discusión se
fue centrando en el tema del director técnico de la selección nacional. Los foristas le
dijeron que proceso del 87 no se podía acabar tras la renuncia de “Bolillo”, y que por lo
tanto él era único apto para ponerse al frente de la situación.
“Al final no me dejaron hablar, me hicieron la encerrona y
desbarataron todos los argumentos que tenía a la mano para declinar,
hasta que terminé aceptando porque entendía que en el fondo yo tenía
un compromiso con todo ese proceso”. (Maturana-Talla Mundial,
1994, pág. 108)
Según Hernán Peláez, nadie puso condiciones a la nueva etapa de Maturana en la
Selección Colombia, a excepción de pedir respeto hacia la gestión del técnico. Los
periodistas se pusieron a disposición de un plan que consideraron “ambicioso”, por lo
que coincidieron en que la próxima Copa América 93 debía servir para llegar “10
puntos” a la eliminatoria del Mundial Estados Unidos 94.
“Pacho” salió a la búsqueda de “Bolillo” para informarle de la noticia; no obstante, su
ex asistente se mantuvo esquivo a la oferta de volver a conformar pareja en la selección.
En la semana de Navidad, los dos volvieron a encontrarse en un partido de carácter
social organizado por el periodista Fabio Poveda, donde Maturana finalmente logró
convencer a su hombre de confianza.
Gómez aceptó ser de nuevo asistente del equipo “cafetero”, mientras que Maturana
estuviera a su lado. Éste último por su parte
le expuso a Hernán Darío que la
transparencia en el trabajo fue lo que los llevó a ese lugar privilegiado. Esa honestidad
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hizo que en sus conciencias dejara de existir la posibilidad de ser amenazados; además,
quien quisiera atentar contra su vida, lo habría hecho sin necesidad de tantas
advertencias.
“Ahí arrancó todo nuevamente y nos metimos de lleno porque nos
gustaba, era una responsabilidad con uno muy alta, porque estábamos
de todas maneras afrontando un reto contra todos los que nos estaban
presionando y la vida seguía en juego”. (Maturana-Talla Mundial,
1994, P.109)
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Capítulo VIII
El Nuevo Equipo
Siete jugadores que integraron la Selección que avanzó a la segunda ronda en Italia 90,
tomaron parte del segundo capítulo de Francisco Maturana con el combinado “tricolor”
que iniciaba el camino a USA.
Los llamados “experimentados” del equipo nacional para la Copa América Ecuador 93
eran Luis Fernando Herrera, Luis Carlos Perea y Alexis Mendoza en la defensa,
mientras que Freddy Rincón, Leonel Álvarez, “Barrabás” Gómez y Carlos Valderrama
fueron las fichas del mediocampo por quienes se la jugó “Pacho” para el nuevo
proyecto.
La Confederación Sudamericana puso a la Copa América por delante de las
eliminatorias premundialistas en el calendario de competencias. El torneo de
selecciones más antiguo del mundo iba a comenzar en Junio del 93, mientras que la fase
inicial de la Copa Mundial arrancaba en Agosto. Así las cosas, Maturana tuvo que
definir con su asistente la prioridad del equipo, para llegar al evento más importante con
el grupo en su punto más alto de rendimiento.
Tal como se planificó desde su vinculación al seleccionado, “Pacho” y “Bolillo”
enfocaron los objetivos de la escuadra nacional sobre la clasificación al Campeonato del
Mundo. Si se trataba de hacer llegar al equipo a su clímax de rendimiento durante la
Copa, se estaba sacrificando potencial para lo que iba a ser la eliminatoria, señalo el
estratega chocoano.
Para el cuerpo técnico de Colombia, la Copa América y sus juegos preparatorios iban a
ser una estación del equipo rumbo a Estados Unidos. En este proceso se iba a trabajar en
la búsqueda de la mejor forma física y futbolística para cada uno de los jugadores, así
como encontrar alternativas en la nómina.
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La renovación en algunas posiciones del onceno “cafetero” comenzó en la portería con
la llegada del vallecaucano Óscar Córdoba, aunque su arribó directo al arco colombiano
se debió a un hecho extradeportivo que marcó la existencia de René Higuita,
guardameta titular en los años anteriores de la “Era Maturana”.
En 1993 se encontraba vigente en Colombia la Ley Anti Secuestro, expedida por el
gobierno como medida coercitiva durante la guerra librada entre el Estado y el
narcotráfico, pues eran los atentados terroristas y el secuestro eran el modo de
manifestación del fugitivo Cartel de Medellín, cuya figura máxima era Pablo Escobar,
escondido desde el año anterior.
Por aquel entonces fue secuestrada la hija de Luis Carlos Molina Yepes, un amigo de
René Higuita que le pidió al guardameta del Atlético Nacional que, aprovechando su
status de figura pública, intercediera en una posible liberación. La niña fue liberada y
en recompensa al arquero de fútbol le fueron entregados 50 mil dólares americanos. La
Ley Anti Secuestro impedía ese tipo de gestiones, así que Higuita fue llamado ante la
justicia para rendir cuentas por su actuación.
“Hice Una Buena Obra y Estoy Pagando por Ella” fue la frase publicada en los
periódicos a nombre del ex arquero de la Selección Colombia, el día 10 de junio, luego
de que fuera arrestado y conducido a la Cárcel Modelo de Bogotá.
Según Higuita, ninguna de las preguntas que le fueron realizadas en las indagatorias
tuvo que ver con el tema de la intermediación en el secuestro de la niña. El abogado del
jugador, Fabio Lizcano, reclamo que antes de estar preocupadas por saber quiénes
fueron los secuestradores de la criatura, las autoridades estaban interesadas en investigar
a Higuita “para ejemplarizar a través de él”.
“Me agarraron como chivo expiatorio. No sé para callar qué, o para
cubrir qué, pero era algo que iba a ser noticia como finalmente lo
hizo”. René Higuita en ESPN-Perfiles
A esas alturas de la Copa 93, los delanteros Arnoldo Iguarán, Rubén Darío Hernández,
Albeiro Usuriaga y Carlos Estrada ya no se encontraban en los planes de la selección
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nacional. En vista de las lesiones que sufrieron Anthony de Ávila y John Jairo Tréllez,
quienes pasaban a ocupar la posición en el frente de ataque eran Adolfo “El Tren”
Valencia, Víctor Aristizábal y Faustino Asprilla, primer colombiano que jugaba en el
fútbol de Italia.
Fue la generación ofensiva del preolímpico (Aristizábal, Asprilla, Valenciano), pues
nadie volvió a nombrar el episodio de Barcelona 92, aquella designada para reemplazar
a los delanteros que estuvieron en el Mundial de Italia. Ese poder ofensivo sorprendió a
Maturana, quien había mencionado en la década anterior que de esa selección no se
podían esperar victorias superiores a los dos tantos de diferencia.
“La gente notó que el equipo que fue a Italia tenía una
delantera muy tímida, muy floja. Ahora aparece una
artillería de talla mundial que se compra en Europa a
precios internacionales y es figura en Italia, en la misma
meca del fútbol”. (Maturana- Talla Mundial, 1994,
pág.102)
En el tiempo de preparación para la Copa América, el patrocinador oficial de la
Selección Colombia (Bavaria) aprovechó para hacerse publicidad en terrenos
extranjeros como Estados Unidos, Francia y Chile, a donde fue a jugar el equipo. La
cervecera imprimió su marca en la parte frontal de la camiseta amarilla, mientras que
Avianca – también del Grupo Santodomingo- puso la suya sobre el dorsal.
Nadie en la Federación Colombiana de Fútbol se percató que la FIFA prohíbe cualquier
publicidad comercial en la indumentaria de las selecciones nacionales durante los
partidos. Por esta actitud, el ente rector del fútbol sancionó al máximo organismo del
balompié “cafetero” con una multa de 64 mil dólares (casi 50 millones de pesos).
Adolfo “El Tren” Valencia debutó de forma oficial en la selección de la durante la Copa
América de Ecuador 93. En los juegos de preparación para este torneo, el jugador anotó
seis de los doce goles conseguidos por Colombia. Tres de esos tantos le dieron la
victoria a la “tricolor” sobre Francia, en partido que se disputó en la isla de Martinica.
Algunos dijeron que ese equipo “galo” se trataba realmente de una nómina B.
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A Víctor Hugo Aristizábal, la prensa le adjudicó la autoría de una obra de arte después
del gol que le marco a Chile en Santiago, con una jugada en el aire parecida al
“escorpión” que René Higuita volvió famoso en un comercial de televisión. Gracias a
ese tanto, la Selección de Maturana sacó un empate 1-1 en su visita al país austral.
Bogotá acogió el partido de despedida de los muchachos de “Pacho” que ya tenían listas
las maletas para viajar a la cita continental en Ecuador. Ese cotejo era el de la revancha
del partido anterior contra Chile. En ese duelo la figura de la tribuna era el “parmesano”
Faustino Asprilla, en tal medida que fue él, y no Carlos Valderrama, quien lució la
cintilla de capitán.
El delantero tulueño le respondió esa tarde a su público que lo ovacionó cada vez que
tocó el balón, y a Bavaria con quien tenía un contrato de exclusividad, con un disparo
desde afuera del área que se convirtió en el único tanto de la victoria por parte de los
“cafeteros” sobre el equipo de la estrella solitaria.
“Entonces, la tribuna estalló de alegría, se inundó de banderas
tricolores y por enésima vez se escuchó el coro ¡Tino!, ¡Tino!... Y por
lo menos 50 mil de los 52 mil aficionados apostados en El Campín
sintieron que habían recuperado el precio de la boleta: estaban en el
estadio para ver a la sensación del campeonato italiano y se sentían
satisfechos. El Tiempo – 7 jun. /93
Después de ese juego con Chile, Asprilla rechazó la convocatoria del cuerpo técnico al
grupo final de la Copa América, pues manifestó cansancio después de la temporada en
el “calcio”. El delantero del Parma se marchó de vacaciones a la isla de San Andrés, así
que Valencia y Aristizábal quedaron prácticamente fijos en la nómina inicialista de
Colombia.
El primer rival de la “tricolor” en su sede de Machala fue México. Éste fue el partido de
estreno del “Tren” Valencia, delantero recién transferido al Benfica de Portugal, sobre
quien recayó la esperanza de gol colombiana ante el abandono de Faustino Asprilla. Él
tampoco quiso decepcionar, según lo que señaló en varias oportunidades, sobre todo a
su técnico para quien se propuso demostrarle que sí merecía jugar en la selección.
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Con victoria debutó la selección de Maturana en la Copa 93 ante “Los Manitos” por 2 a
1. En el primer tiempo, Adolfo Valencia venció por primera vez a Jorge Campos luego
de un pase de Aristizábal, quien hizo un lujo individual antes de la anotación. A los 13
minutos de la etapa complementaria igualaron los mexicanos, luego de un rebote
servido por Óscar Córdoba que aprovechó Alves. Éste jugador sustituyó a Hugo
Sánchez para taponar la salida de “Choto” Herrera, figura del partido en la primera
mitad.
Víctor Aristizábal le entregó la victoria a Colombia al final del compromiso, con un gol
que protestaron los mexicanos como “fantasma”. Según ellos, la pelota no ingresó a la
portería, lo que significó que no sumaran puntos en su debut. “Fue un robo” dijeron los
encabezados de la prensa “manita”.
Bolivia era el siguiente contrincante del onceno de “Pacho”, contra quienes esperaba
obtener el paso a la segunda ronda del torneo. Durante la preparación para este partido,
se presentó un incidente con Adolfo Valencia que molestó a Maturana y le costó la
titularidad al delantero para el próximo compromiso.
Haciendo el juego del “bobito” en el entrenamiento, el defensa Luis Carlos Perea chocó
con “El Tren”, quien empezó a dar muestras de dolor en su tobillo izquierdo. Ante la
continua queja del jugador, “Pacho” ordenó su traslado a una clínica para la toma de
radiografías que no revelaron nada grave, solo la consecuencia de un choque simple.
La sensación que dejó el incidente en la prensa fue la de una exageración por parte del
delantero, ante el grito que lanzó Maturana cuando vio lo que pasó en el entreno.
Según el técnico chocoano, Valencia tenía fama de poco humilde; de no gustarle las
charlas técnicas, y menos de contemplar la posibilidad de ser suplente. Cuando ocurrió
lo de la supuesta lesión, Maturana reveló qué fue lo que le dijo al jugador, próximo a ser
transferido al fútbol europeo:
“¿Que no era suplente?... Venga joven, Usted tiene que aprender a ser
suplente ahora que lo vendieron a Europa porque va a llegar allá y no
lo van a poner. Vaya preparándose para ese lance. Tiene que aprender
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a ver los partidos desde afuera, a comportarse también como
emergente para cuando lo hagan entrar sepa cuál es la situación que
tiene que resolver” (Maturana-Talla Mundial, 1994, Pág. 158)
“Pony” Maturana fue el reemplazo del “Tren” en el empate 1-1 entre Colombia y
Bolivia por la segunda jornada de la Copa. El equipo “criollo” mantuvo presión sobre
los del altiplano, que armó un bloque defensivo para complicar la llegada “cafetera” a
su arco. Marco Antonio Etcheverry puso adelante a los de verde con gol a los 15
minutos del primer tiempo, y Aristizábal igualó para Colombia 4 minutos más tarde.
Para el segundo tiempo, Maturana levantó el “castigo” sobre el “Tren” Valencia que
ingresó al campo para tratar de marcar el gol de la diferencia, que pese a las opciones
creadas no llegó. El empate hizo crecer las dudas de la prensa, sobre si fue exagerado
dejar al delantero por fuera de la titular para el juego que necesariamente tocaba ganar
para llegar más tranquilos al siguiente partido contra Argentina.
“Pacho” señaló a los medios que Adolfo Valencia necesitaba un “baño de humildad”
pues estaba transitando por el camino equivocado. Según Maturana, el “Tren” estaba
tomando una actitud caprichosa, mirando por encima del hombro a sus compañeros
como si fuera una gran estrella. El estratega aclaró que el jugador no es que fuera una
mala persona, solo se encontraba confundido por tantos elogios a su alrededor. Así
pues, el técnico se comprometió a ayudarlo desde su labor para corregir los errores
dentro y fuera de la cancha.
El seleccionador nacional puso al “Tren” Valencia como titular en el cierre de la fase
de grupos contra los argentinos. Otro empate a un tanto le aseguró el paso a Colombia
para jugar la siguiente ronda de la Copa América. Con la complicidad de Alexis
Mendoza, el volante Diego Simeone puso en ventaja al conjunto “gaucho” a los dos
minutos de iniciado el encuentro.
Después del gol argentino, la “tricolor” adelantó sus líneas y dos minutos más tarde
llegó la paridad gracias a Freddy Rincón, luego de un remate que se coló entre dos
zagueros. De ahí en adelante, el partido fue de trámite en el medio campo con ambos
equipos clasificados a la próxima fase gracias a la igualdad. Ningún onceno quiso
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arriesgar, pese a las expulsiones de Rincón y Fernando Redondo en la etapa
complementaria que dejaron a cada bando con diez hombres.
Con cuatro puntos, los muchachos de Maturana terminaron la primera ronda del
certamen como líderes de su grupo. Así las cosas, el seleccionado “cafetero” tuvo que
enfrentarse a Uruguay por los cuartos de final en la ciudad de Guayaquil.
Por esos días desde Colombia, volvió a sonar el nombre de Faustino Asprilla en los
medios de comunicación. El empresario Augusto López del Grupo Santodomingo,
organización a la que pertenecía Bavaria, anunció la llegada a Ecuador del delantero
tulueño que había preferido tomar vacaciones en lugar de concentrarse con la selección.
Según Víctor Rosas, el jugador fue visto de celebración en su ciudad natal, algo de lo
que Maturana tenía conocimiento. “Primero hay que observar su condición física,
porque nadie puede bajarse de un caballo en plena fiesta y de inmediato jugar fútbol en
una selección”, dijo el estratega a la prensa.
Asprilla, sobre quien la Federación anunció que sí se había entrenado con América de
Cali antes de viajar, llegó a Ecuador en avión privado del patrocinador oficial de la
selección. El futbolista tenía contrato aparte con Bavaria y, de acuerdo con el periodista
Víctor Rosas, la empresa necesitaba mostrarlo en la Copa América como parte de su
estrategia publicitaria.
Para Maturana, si el jugador vallecaucano se encontraba en buenas condiciones, no iba a
tener vacilaciones para colocarlo en la alineación del equipo debido a su importancia
como jugador desequilibrante. El técnico manifestó que colocar al “Tino” de titular
contra Uruguay habría sido un irrespeto para el país y para los demás jugadores.
“Yo no quiero pensar que por el solo hecho de jugar en Europa se
haya dado una concesión al “Tino”. Me parece normal que haya
pedido unos días de descanso. Lo más importante de todo este asunto
es que aparezca en buenas condiciones porque nadie duda de su
importancia como jugador”. Luís Fernando Herrera en El Tiempo.
25 jun. /93
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Por su parte el nuevo presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Juan José
Bellini, declaró que era poco probable la inclusión de Asprilla en el equipo de “Pacho”,
pues no participó de la preparación del onceno para la copa, ni de la clasificación a
segunda ronda. El dirigente del balompié nacional calificó de “mesiánicas” las actitudes
del delantero del Parma.
Faustino Hernán Asprilla no fue inicialista contra los uruguayos, aunque ingresó en
sustitución de Víctor Aristizábal a los 55 minutos, cuando el partido aún se encontraba
empatado sin goles. 720 segundos más tarde, los “charrúas” se pusieron en ventaja por
intermedio de Saralegui.
Cuando el reloj marcaba los dos minutos finales, el defensor Luis Carlos Perea anotó
de media distancia su primer gol en 60 partidos con la Selección Colombia, y de paso
revivió la esperanza “cafetera” que iba a depender ahora de los tiros desde el punto
penal. En esa lotería, la suerte fue para el equipo de Maturana que volvió a encontrarse
con Argentina en la semifinal.
Para el duelo contra el conjunto “gaucho”, que llevaba un invicto de 29 partidos con
Alfio Basile en la dirección técnica, Maturana alineó de titular a Faustino Asprilla. A su
lado jugó Aristizabal, un jugador con mayor vocación para trabajar de media punta, lo
que en consecuencia dejó por fuera de la nómina inicial a Adolfo “El Tren” Valencia.
El compromiso frente a la albiceleste resultó, según la prensa, de poco dominio para una
Colombia que perdió su filosofía y le permitió al rival acercarse a la portería de Óscar
Córdoba. Víctor Aristizábal fue criticado por no asociarse ni con Valderrama ni con
Asprilla, a quien le faltó llegar al último cuarto de cancha pese a su poder gambeteador.
Perea, autor del gol que permitió el paso a semifinales, fue expulsado 25 minutos antes
del final del encuentro.
Después de un par de opciones salvadas por los arqueros Córdoba y Goycochea, el
árbitro uruguayo Jorge Nieves decretó el final del partido. Los “cafeteros” iban a tener
que definir su paso a la final del torneo de selecciones más antiguo del mundo, contra el
subcampeón de Italia 90.
90
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Freddy Rincón y Néstor Gorosito anotaron para sus equipos en el primero de los cobros
desde los 12 pasos; Asprilla, Batistuta, Alexis Mendoza, Diego Simeone, Wilson Pérez,
Rodríguez, Valderrama y “Beto” Acosta también convirtieron sus respectivos penales,
con lo que el marcador se puso 5 a 5. En la “ muerte súbita” el cobro de Aristizábal fue
atajado por Goycochea, mientras que Jorge Borelli convirtió para Argentina. Los
“ gauchos” avanzaron a la final de la Copa América 93.
Para Maturana, lo que le faltó a su equipo en ese partido fue la misma suerte con la que
se contó el partido anterior, y que ha tenido Argentina con su arquero desde cuatro años
antes. El estratega nacional expresó que la prioridad del seleccionado iba a estar ahora
en llegar a punto para la eliminatoria a Estados Unidos 94, donde los argentinos
volverían a atravesarse en el camino.
“Pacho” hizo caer en cuenta que su equipo no cayó en tiempo reglamentario contra
ninguno de los dos finalistas del torneo, México y Argentina. El entrenador “criollo” se
declaró satisfecho por el trabajo táctico de su grupo, además porque se pudieron jugar
los seis compromisos de preparación para la ronda premundialista. El último de ellos se
disputó contra la selección anfitriona del torneo por el tercer lugar.
Colombia ganó el tercer puesto sobre Ecuador, tras vencerlo por 1 a 0 con tanto de
Adolfo Valencia. La selección de Maturana finalizó invicto y repitió su actuación de la
Copa América del 87, la primera del proceso del chocoano contra la selección de
mayores. El estratega recordó que el objetivo primario del torneo no era la obtención de
la copa, sino dejar listo el equipo que iba a buscar el cupo en la Copa del Mundo.
“ Siento que se hizo un gran papel teniendo en cuenta el nivel de preparación, que no era
el ideal para buscar el título”, señaló “Pacho”.
El equipo para la eliminatoria quedó confirmado después de la copa, con la misma base
del Mundial de Italia y los nuevos valores que fueron titulares o tuvieron protagonismo
durante el torneo en Ecuador. Óscar Córdoba se adueñó del arco “tricolor”, mientras
que Wilson Pérez logró la titularidad por la banda izquierda tras la lesión de Diego
Osorio. Parte de la prensa le entregó la titularidad indiscutible a Faustino Asprilla, por
lo que quedaba en duda quién sería su compañero en el frente de ataque.
91
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En la ruta a USA 94, Colombia iba a tener que enfrentar a sus similares de Paraguay,
Perú y Argentina. Si ganaban el grupo, se aseguraban el cupo directo para el certamen
orbital, sin necesidad de acudir a un repechaje. En caso de obtener el segundo puesto,
Australia era el rival a vencer en la repesca para poder acudir a la cita mundialista.
Uno de los grandes valores durante la copa, según el cuerpo técnico de Colombia,
fueron los enfrentamientos contra los argentinos. Maturana y Bolillo dijeron tener
“ medidos” a los albicelestes para disputar la eliminatoria. “Ganarle a Argentina, que es
un equipo grande, siempre es una misión difícil, pero llevamos tres o cuatro partidos por
encima de ellos y sabemos como enfrentarlos”, expresó “Bolillo” Gómez.
92
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Capítulo IX
La Historia se Escribe
Todos los Días
La preparación colombiana de cara a las eliminatorias premundialistas terminó con un
balance de 16 partidos jugados, 6 de ellos con victoria, 9 empates y solo uno perdido.
Los de Maturana marcaron 21 goles, mientras que entraron a su puerta 13 anotaciones.
Pese a que los números respaldan la labor de “Pacho” frente a lo que iba a ser la ronda
previa a Usa 94, por esos días el estratega era criticado por la prensa a partir de la
supuesta poca importancia que tenían los delanteros goleadores en su sistema de juego.
La polémica en especial giraba sobre Adolfo Valencia, recién fichado por el Bayern
Múnich de Alemania en julio del 93, quien fue dejado en la banca por Maturana en
varias oportunidades durante la Copa América de Ecuador.
“El Tren” era solicitado por su club, mientras que la selección se preparaba para encarar
el primer juego del certamen eliminatorio contra Paraguay. Maturana relató que no hubo
salida para obligar a Valencia a quedarse con la escuadra “tricolor”, ya que el presidente
de Santa Fe se comunicó con el cuerpo técnico colombiano para explicarle que si no
permitía el viaje del delantero, alguien del equipo alemán iba a pensar que no se quería
la consagración del jugador en el orbe del fútbol.
Según “Pacho”, al final se escogió lo que más le convenía al goleador que era volver a
tierra “bávara”. Así, el partido con Paraguay quedó asegurado sin la presencia del
delantero vallecaucano. Víctor Hugo Aristizábal, por su parte, era blanco de dudas en la
selección luego del penal que perdió en la definición de la semifinal de la Copa
América, mientras que Faustino Asprilla se enfrentó a puños con los medios de
comunicación, que empeoraban por ese entonces su relación con el equipo colombiano.
93
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En su regreso a Italia, después de la Copa 93, “El Tino” fue abordado por un grupo de
periodistas de la capital de la república para que se les concediera una entrevista, a lo
que el jugador tulueño se negó. En medio de la insistencia de los comunicadores, el
futbolista la emprendió física y verbalmente contra ellos en pleno Aeropuerto El
Dorado. En un posterior comunicado, Asprilla ofreció disculpas a la prensa aduciendo
que pasaba por un momento personal difícil que llegó a afectar su estado de ánimo.
“Quiero que los periodistas entiendan mi emocional momento. Erra es
humano, lo importante es reconocer los errores y procurar no recaer en
ellos. No pretendo justificarme, simplemente me mueve el deseo de
excusarme
ante
el
periodismo
deportivo
del
país”.
El Tiempo - 25 jul. /93
“El Tino” afirmó en el mismo texto su deseo de alejarse de toda presión que pudiera
afectar su rendimiento; por lo tanto, les dijo a los periodistas que una vez logrado el
objetivo de clasificar al Mundial de Estados Unidos, para lo que se iba a concentrarse
“física, mental y espiritualmente”, estaría presto a dialogar ante los micrófonos.
Asprilla no fue el único es restringir el acceso a los medios desde antes de las
eliminatorias a USA 94. En los diarios escritos aparecieron citas expresadas por parte de
periodistas reconocidos en diferentes regiones del país, las cuales coincidieron en que el
cuerpo técnico de la “tricolor” estaba cerrado a aceptar críticas. Por su parte Javier
Hernández Bonnet, del Noticiero 24 horas, propuso por su parte la inclusión de un jefe
de prensa en la selección para “canalizar” algunos temas y evitar tergiversaciones.
Maturana explicó que solo deseaba una mayor privacidad para su grupo de trabajo.
“Esto no es cuestión de que nos volvimos misteriosos, sino que
nosotros estamos reclamando un espacio propio. Simplemente es un
orden. Antes un jugador iba a cobrar un tiro de esquina en una
práctica, por ahí había un periodista y el jugador tenía que esperar a
que el otro se corriera” El Espectador - Agosto/93
Según “Pacho”, el clima previo al duelo ante Paraguay no solo estaba tenso con la
prensa, sino con la afición Barranquillera que al parecer había perdido su poder
aglutinador. Tres goles hechos con el Junior en la misma semana, inclinaron la balanza
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de la hinchada local hacia Iván René Valenciano, quien no fue tenido en cuenta por el
entrenador. “Ese manto de afecto, de positivismo, de incondicional apoyo, no nos estaba
abrigando”, dijo Maturana.
Hernán Darío Gómez vivió en carne propia la inconformidad de algunos aficionados. A
la salida del Hotel Dann, uno de los que pedía la titularidad de Valenciano tildó al
asistente técnico de “rosquero”, algo que no soportó “Bolillo” quien fue a reclamarle al
hincha. Otro aficionado, que fue a la defensa de su compañero, le dio un puño en el
rostro a Gómez quien responsabilizó a los críticos de la selección por el incidente.
Según el Diario El Tiempo, esos responsables eran los periodistas Iván Mejía y Édgar
Perea, llamados como enemigos por “Bolillo” en varias oportunidades.
En lo deportivo, los balones aéreos fueron la principal preocupación de los defensores
colombianos antes del debut premundialista, para lo que Óscar Córdoba y Farid
Mondragon tuvieron sesiones exclusivas de entrenamiento dirigidas por Pedro Antonio
Zape. Tres días antes del compromiso, el técnico “cafetero” anunció la nómina titular
del primer duelo, con Faustino Asprilla y John Jairo Tréllez en el ataque, mientras que
“Aristigol” y Valenciano serían los suplentes.
A 52 horas del comienzo de la eliminatoria, “El Pibe” Valderrama, reconocido por su
serenidad y sensatez, afirmó en rueda de prensa que esa Colombia era “la mejor
selección de los últimos tiempos”. El samario rescató que aquel grupo de jugadores,
algunos con la experiencia de Italia 90, poseía “madurez, talento, confianza y trabajo”,
cualidades necesarias para manejar cualquier situación de un partido.
Córdoba, Herrera, Perea, Mendoza, Pérez; Álvarez, Rincón, Gómez, Valderrama;
Tréllez y Asprilla fueron los once nombres que Maturana escogió para el debut en la
eliminatoria rumbo a USA 94 contra la “albirroja”. En el último análisis de la prensa
antes del pitazo inicial, pronosticó que Colombia debía pasar por encima de “Incas” y
“Guaraníes”. Por ser el actual subcampeón del mundo y campeón de la Copa América,
Argentina sería la líder del grupo A mientras que la “tricolor” debería disputar el
repechaje ante Australia o Canadá.
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Al Estadio Metropolitano llegaron algunos precandidatos a la Presidencia de la
República. Andrés Pastrana, Miguel Maza Márquez, Humberto de la Calle y Antonio
Navarro Wolf aprovecharon su encuentro con la gente y la prensa para promover al
deporte como prioridad nacional en cada uno de sus gobiernos. Así mismo, exaltaron el
apego del pueblo barranquillero con ese símbolo patrio que era la Selección Colombia.
La mitad de la tribuna estuvo llena a las once de la mañana (el partido comenzaba a las
cuatro de la tarde), mientras que la temperatura ambiente superaba los 30 grados
centígrados. Varias orquestas amenizaron el rato en medio del calor, hasta que los
equipos saltaron al terreno de juego para comenzar la travesía premundialista.
Colombia llegó al arco de José Luis Chilavert desde los primeros minutos, pero éste
frenó toda ilusión del combinado “cafetero” de obtener la ventaja en el compromiso.
Cuando Tréllez y Asprilla no hicieron figura al portero y a la defensa paraguaya, fue la
inefectividad de los delanteros la que hizo que el marcador no se moviera del cero.
Al minuto 24 del primer tiempo la “tricolor” tuvo la opción más clara de ponerse arriba
en el resultado, luego de que Asprilla desperdiciara una pena máxima sobre el
horizontal. Para el complemento, la salida de Tréllez por Valenciano hizo que el público
se levantara de sus sillas para aplaudir la decisión de Maturana. Sin embargo, pese a las
múltiples llegadas que siguieron sobre la puerta “ guaraní”, la anotación colombiana
jamás apareció.
“Lo que se necesita es que los delanteros asuman su papel, que se
concienticen, que depongan su nerviosismo, que se alejen de presiones
y puedan entrar a desarrollar, como debe ser, todo su potencial”.
El Espectador Agosto 2/93
Para Maturana ese fue un compromiso bien jugado desde lo táctico, con numerosos
acercamientos a la portería contraria. En general para el estratega, el equipo funcionó
aunque el gol no llegó. Los medios hicieron alusión a que el sistema propuesto por
Colombia ante Paraguay sirvió sólo para dominar. “Pacho”, mientras tanto, decidió
repetir la nómina titular para el siguiente partido contra Perú en Lima 8 días más tarde.
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El estratega colombiano reveló que horas antes del viaje a territorio limeño se reunió en
privado con los delanteros Asprilla y Tréllez. Maturana los ratificó como inicialistas
para el duelo ante Perú, aunque ya no dependía de él sino de ellos, su continuidad en la
nómina titular.
“Fíjense que mientras ustedes no anotan, Valenciano marca goles. En
Alemania, “El Tren” Valencia se vive mostrando en los marcadores
cada ocho días. Yo no puedo luchar contra esas evidencias”.
(Maturana-Talla Mundial, 1994, p.122)
Pacho les sostuvo a sus delanteros que mientras marcaran goles, así el equipo perdiera,
los podría sostener entre los 11 para el siguiente partido contra Argentina en
Barranquilla; de lo contrario, era complicado.
Al poco tiempo de su llegada a Lima, la estructura de Colombia sufrió una baja tras una
fisura en el codo izquierdo de Leonel Álvarez, que probablemente lo iba a dejar fuera
del próximo cotejo eliminatorio, e introduciría como inicialista a Harold Lozano.
Perú era un equipo que llegaba al segundo partido de la fase rumbo a USA 94 con un
encuentro perdido en condición de local ante Argentina (0-1). Su técnico Vladimir
Popovic afirmó que la clave para ganarle al equipo de Maturana era hacerle goles, algo
para lo que ambos equipos tenían dificultades. “El que logre anotar tendrá una gran
ventaja” señaló el entrenador de los “Incas”.
En los primeros 45 minutos del juego en el Estadio Nacional de Lima llegó ese gol que
marcó la diferencia a favor de Colombia, por intermedio de Freddy Rincón. Óscar
Córdoba fue exigido en dos jugadas anteriores, mientras que Asprilla, Wilson Pérez,
Valderrama y Lozano también tuvieron opción de marcar. Sólo al cierre de la primera
mitad, “Chonto” Herrera encontró libre de marca a Rincón, quien acomodó la esférica
por el poste derecho del arco peruano defendido por Miranda.
La segunda parte no mostró mayores sorpresas en el campo de juego, con un Perú
recostado en su propio campo y los de Maturana reteniendo la esférica. Aristizábal entró
a la cancha en reemplazo de Tréllez para tratar de sorprender con un contragolpe,
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aunque no fue necesaria la anotación adicional. Colombia
ganó sus primeros dos
puntos camino al Mundial USA 94.
La duda mediática del partido con Perú de nuevo fue la del ataque, pues ya iban 180
minutos jugados en la eliminatoria y ni Asprilla ni Tréllez lograban vulnerar por
primera vez la valla contraria. La delantera de Colombia era según la prensa “la parte
más débil de la selección”, que si bien contaba con méritos para ser titular en el equipo
nacional por lo hecho en sus clubes, estaba en la obligación de ratificarlo.
El siguiente reto del equipo de “Pacho” era Argentina, vigente campeón de América y
sub campeón del mundo, con un invicto de 33 fechas a su haber. Para ese duelo del 15
de agosto en el Estadio Metropolitano frente a los albicelestes, Bayern Múnich le
entregó el permiso para viajar a su delantero Adolfo Valencia. Ante la escases de
anotaciones por parte del conjunto patrio, “El Tren” se convirtió por entonces en la
esperanza de gol “cafetera” para ganarle al equipo del “Coco” Basile que no iba a poder
contar para ese partido ni con Gabriel Batistuta, ni Óscar Ruggeri por expulsión.
“El Tren” fue recibido como un héroe, como el salvador, como el
hombre que quién sabe qué hazaña hubiera gestado y se necesitara
para salvar la patria”. El Espectador Agosto/ 93
Cuatro días antes para la fecha del partido ante Argentina, fue vendido el total de la
boletería del Metropolitano. Dentro del cuerpo técnico de la selección reinaba la
confianza sobre su plantilla, la cual calificaron de tranquila y madura. Por lo tanto, la
constante del equipo colombiano iba a ser el dominio de la pelota, y no habría lugar a
caer las provocaciones de los “gauchos”, en palabras de “Bolillo” Gómez.
La nómina “cafetera” que iba a enfrentar a Argentina se convirtió en tema de debate
nacional durante la semana previa al compromiso. Maturana les habló a las periodistas
para recordarles su independencia como entrenador, frente a cualquier elemento externo
que quisiera armar el equipo titular de la selección.
“Haré las modificaciones
correspondientes porque no estoy comprometido con nadie”, manifestó el estratega.
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Leonel Álvarez y Barrabás Gómez llegaban lesionados a la víspera del cotejo con la
albiceleste, por lo que fueron descartados en primera instancia por Maturana para ser
titulares. Tras su llegada de Alemania, en donde marcó dos goles durante su debut con
el Bayern, Adolfo Valencia quedó prácticamente definido como inicialista al lado de
Faustino Asprilla.
Acerca del “ Tino”, Hernán Darío Gómez expresó que era un jugador al que le estaba
pesando demasiado ser la figura del equipo por su condición de ser el colombiano que
se destacaba en el fútbol italiano. Sin embargo, el asistente técnico señaló que Asprilla
estaba trabajando y adaptándose al sistema de juego de la selección nacional, que era
distinto al del Parma.
Mientras tanto, Pacho dijo haber recibido cartas de muchos sectores
pidiendo la
alineación de Valenciano al lado del “Tren” Valencia. Según el técnico “tricolor”, la
situación de Faustino Asprilla era ya insostenible después de los partidos sin goles y su
conflicto con la prensa. Así pues, Francisco Maturana decidió a alinear a Adolfo
Valencia junto al barranquillero Iván René Valenciano para el partido contra Argentina.
“Esa declaración tuvo el efecto más impresionante. Parecía que
hubiéramos tirado cientos de voladores al aire, porque simplemente la
gente quería a esos jugadores y su anunció les devolvió todo el
entusiasmo y positivismo” El Espectador/ 13 agosto 93
“Artillería”, tituló el diario El Espectador para referirse a la designación de Valencia y
Valenciano por parte de Pacho. La crónica deportiva reveló que una vez el técnico leyó
la plantilla inicialista se escuchó un “estruendoso“ aplauso entre los asistentes a la rueda
de prensa. Maturana afirmó que la decisión se tomó por la buena racha de ambos
delanteros con sus respectivos clubes.
Faustino Asprilla, el delantero que con Tréllez fue inamovible en la eliminatoria hasta
ese momento, aceptó públicamente en la misma conferencia de prensa la decisión del
cuerpo técnico nacional. “Tino” explicó que contrario a lo dicho por “Bolillo”, no le
costó adaptarse al esquema táctico de la selección; sin embargo, en la temporada italiana
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tuvo mayor trabajo físico que con balón, un
aspecto que según él incidió en su
rendimiento personal.
Harold Lozano y “Carepa” Gaviria” fueron los responsables de Maturana para tomar
lugar en la posición de volantes de marca, dentro de la nómina inicialista de Colombia,
al no recuperarse de sus lesiones los jugadores
Leonel Álvarez y Gabriel Jaime
“Barrabás” Gómez.
Dos ambientes opuestos se respiraban en las concentraciones de ambas escuadras en
Barranquilla. Por los lados de Argentina, su técnico Alfio Basile prohibió el acceso de
la prensa a las prácticas, y dijo que iba a ser él quien respondiera todas las preguntas
antes del partido. Mientras tanto, en el lobby del Hotel Dann, los muchachos de
Maturana eran visitados por hinchas, periodistas, amigos y personalidades que buscaban
un instante cerca a los jugadores para brindarles su buena energía.
En su programa de la cadena Caracol, el periodista Édgar Perea criticó el asedio al que
era sometido el equipo colombiano en su lugar descanso, calificando ésta situación
como “circense”. Perea expresó que los futbolistas “cafeteros” no contaban con la
tranquilidad suficiente para descansar ni para concentrarse en sus objetivos.
“No se puede negar la idiosincrasia de un pueblo como el nuestro,
pero es claro que la rumba que se vive en el sitio de descanso de la
selección no debe nacer allí, sino en otra parte y que llegue a los
jugadores pero en la cancha” El Espectador/ 14 agosto 93
Cada esquina de la ciudad de Barranquilla fue adornada por una bandera colombiana,
mientras que con el correr de las horas, la ansiedad de la afición por asistir a ese partido
era cada vez más evidente. Cada hincha sufrió su propio martirio para conseguir al
menos una de las 60 mil boletas disponibles en el Metropolitano. Con la esperanza de
lograr una entrada, se formaron colas de gente alrededor del estadio y frente al hotel del
equipo “tricolor”.
En la casa del senador atlanticense Fuad Char, al medio día del 15 de agosto del 93, un
par de horas antes del partido, se reunieron directivos del fútbol colombiano,
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congresistas de la república, constituyentes y directivos de Bavaria. El propósito del
almuerzo fue el nombramiento de Barranquilla como casa de la selección hasta el año
2000, cuando finalizara el contrato del patrocinador con el equipo nacional.
Los
medios dieron por hecho el acuerdo, aunque Juan José Bellini prefirió dejar la decisión
definitiva a la junta directiva que iba a asumir la federación en 1994.
La prensa, el cuerpo técnico y los jugadores colombianos reconocieron que, a
comparación del debut de la eliminatoria con Paraguay, el apego de la gente por la
selección nacional, aquello que llamaron en lo mercantil “la fiebre amarilla, era mucho
más fuerte para el juego con Argentina. “Lo comprobé perfectamente en el momento en
que el equipo saltó a esa cancha del Metropolitano, en medio de una fiesta colosal,
abrigado por un respaldo incondicional, que salía y se palpaba en los gritos de los
hinchas”, expresó Maturana.
Alrededor del positivismo que hubo esa tarde sobre la selección, a Pacho se le pasó por
la mente que tal vez los barranquilleros no quisieron que el equipo ganara sus dos
primeros partidos por el hecho de no estar presente su coterráneo Valenciano. A los dos
minutos del pitazo inicial, Iván René recibió un pase de Carlos Valderrama al borde del
área argentina, hizo un enganche hacia adentro y lanzó un remate que ingresó por el
palo derecho a la portería de Sergio Goycochea. Iban 120 segundos juego, cuando
Colombia ya le ganaba al sub campeón mundial por la mínima diferencia con tanto del
jugador que reemplazo en la titular a Faustino Asprilla.
La prensa destacó el trabajo colectivo de todo el equipo en ese partido contra los
“ gauchos”, quienes en los 90 minutos tuvieron solo cuatro acercamientos de gol. El
onceno de Pacho fue elogiado por su profundidad en ataque con Valencia y Valenciano;
el dominio y la circulación de balón con Valderrama; la seguridad de la zaga defensiva,
y la fuerza que impusieron en el medio campo “Carepa”, Lozano y Freddy Rincón.
Argentina, por su parte, montó dos líneas de cuatro que poco pudieron hacer para llegar
hasta el pórtico “cafetero”.
Comenzó el segundo tiempo con ventaja mínima para el conjunto de Colombia hasta los
siete minutos, cuando “El Pibe” Valderrama mandó un pase al “Tren Valencia, después
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de eludir a un defensor. El delantero del Bayern ingresó sin marca a las 16 con 50, se
sacó a Goycochea y con pierna zurda marcó el segundo tanto de la tarde para quitarle
de 33 jornadas el invicto con el que contaba el combinado “albiceleste” desde la final de
Italia 90 cuando perdió contra Alemania Occidental.
En jugada individual, a los 42 del complemento, Ramón Medina Bello descontó para
Argentina. La victoria 2 por 1 y el liderato del equipo de Pacho en el grupo eliminatorio
era todo un hecho, por lo que se desató la fiesta en la “arenosa” desde la misma salida
del Metropolitano. “Se murió, Argentina, se murió”, gritaron los fanáticos de la tricolor,
mientras las cámaras de televisión buscaban a los hombres que marcaron los tantos del
triunfo.
“La salida fue de locura, porque nadie quería borrar de su mente la
felicidad de haber visto a los protagonistas de este triunfo, que por el
resultado se inscribe en una de esas páginas imborrables del fútbol
nacional” El Tiempo 16/Agosto 93
César Gaviria visitó por primera vez el máximo escenario del fútbol en la capital de
Atlántico. El presidente de Colombia afirmó sentirse admirado por el ambiente que
crearon los anfitriones, quienes se le acercaban en el estadio a su tribuna de vidrio para
mandarle un saludo que él respondía. Una vez terminó el encuentro, el primer
mandatario descendió al camerino para felicitar a los jugadores, en especial al “Pibe”
Valderrama, de quien se declaró admirador.
Mientras tanto Faustino Asprilla, quien ingresó al final del partido en reemplazo de
Valenciano, se declaró contento por el resultado ante los “gauchos” aunque le hubiera
gustado tener la revancha para anotar. “Gracias a Dios ahí estuvieron Iván y Adolfo.
Eso nos tiene bien”, expresó el atacante tulueño.
A las siete de la noche llegó la selección al Hotel Dann, donde continuó la celebración
por parte de hinchas, directivos y jugadores. Al amanecer del día siguiente comenzó a
rumorarse por los pasillos del hotel la ausencia del “Tino” en la concentración. El
presidente de la federación, Juan José Bellini, apareció en el lobby para esperar una
confirmación oficial de “Bolillo” o “Pacho” sobre este hecho. Mientras alguno del
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cuerpo técnico ellos aparecía, el directivo anunció a la prensa la expulsión de Faustino
Asprilla del seleccionado.
“No podemos permitir brotes de indisciplina”, recalcó Bellin i ante las cámaras. La
cabeza dirigencial del balompié criollo afirmó que la separación del “ Tino” del plantel
nacional fue el cierre para una cadena de actos similares que se dieron en Ecuador
durante la Copa América, cuando Asprilla prefirió las vacaciones en vez de participar en
el torneo, y luego apareció en el país vecino por una supuesta gestión del patrocinador
para jugar los cuartos de final.
No hubo nunca, además de la de Bellini, otra voz oficial que hablara sobre lo que
ocurrió realmente con Faustino y sus razones para haber escapado del hotel. Según dijo
El Tiempo, al parecer “Tino” le comunicó la decisión a su compañero de cuarto, Alexis
García, y se marchó rumbo a Cartagena donde estaban su esposa y su hijo.
El
Espectador publico dos posibles razones para el abandono del jugador: la primera,
debido a su molestia por no haber sido titular contra Argentina, a lo que él habría
respondido “no voy a ser suplente de nadie”. La otra hipótesis aseguró que Asprilla se
fue porque consideraba que la delantera había funcionado muy bien contra los
“ gauchos”, por lo tanto ya no tenía nada que hacer en el equipo.
Maturana no quiso hablar ese día, aduciendo que se encontraba en descanso. Por la
noche se habló del supuesto regresó del jugador, aunque no hubo declaración al
respecto.
El martes 17 fue convocada una rueda de prensa en las instalaciones del Dann. Allí
aparecieron Francisco Maturana, Hernán Darío Gómez, Gustavo Moreno Jaramillo, el
defensa Luís Carlos Perea y Faustino “El Tino” Asprilla quien, con la cabeza abajo,
disculpas públicas por su desaparición. “Estoy viviendo una situación difícil. Cometí
un error, un acto de indisciplina y le pedí excusas a todos”, comentó el jugador.
Asprilla dijo que habló con sus compañeros y el cuerpo técnico una vez regresó al hotel
en la noche del lunes, para pedir perdón e implorar su regreso pues no quería irse de la
selección. Además confirmó que se fue a departir con su esposa a Cartagena, y que
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antes de ello Alexis García le pidió que no fuera a cometer ese acto de indisciplina pero
“Tino” le dijo que estaba aburrido.
Luis Carlos Perea fue el vocero de toda la plantilla que estuvo ubicada siempre al fondo
de la rueda de prensa. Señaló que en la noche anterior y esa misma mañana, los
jugadores se reunieron con el cuerpo técnico para pedir de forma unánime el regreso de
Asprilla. Según el zaguero central, los futbolistas pidieron a Pacho interceder ante la
Federación para deshacer la determinación antes tomada, a lo que el estratega accedió.
“Esta es una familia… Hemos convivido durante cinco o seis años…
Esto es duro, pero en todos en coro queremos hacer presente nuestra
voz solicitando la permanencia de Faustino”: Luís Carlos Perea. El
Tiempo - 18 Agosto/ 93
“Bolillo” aseguró que este incidente demostraba la madurez y los lazos de unión del
equipo colombiano. Así las cosas, Gómez se mostró convencido de aprobar el regreso
del “Tino” al equipo nacional, y pidió un aplauso para el jugador, al que reconoció su
humildad por haber pedido disculpas.
Esa misma tarde, Faustino Asprilla volvió a entrenamientos con sus compañeros en el
Colegio Sagrado Corazón de Barranquilla, con lo que fue confirmado dentro del grupo
de jugadores que viajaba a Asunción para enfrentar a Paraguay por la cuarta fecha
eliminatoria.
El juego de vuelta entre guaraníes y “cafeteros” fue visto como la confrontación de dos
equipos en diferentes momentos anímicos, donde iba a ser el equipo paraguayo el que
contendría al de Maturana por sus
argumentos ofensivos. Sucesos como el de la
clasificación al mundial anterior, su llegada a los octavos de final, y la victoria en
Barranquilla sobre los vigentes sub campeones orbitales, eran muestra del proceso de
seis años al que los del Defensores del Chaco no eran indiferentes.
El técnico de Paraguay, Valdir Espinoza, afirmó que su equipo iba a entrar a jugarle a
Colombia con toda la mentalidad ganadora, ya que un triunfo ante la “tricolor” revivía
las posibilidades de clasificar al mundial. Por sus condiciones, Carlos Valderrama era
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la mayor preocupación del estratega de nacionalidad brasilera, quien anuncio la
utilización de dos volantes de marca en la mitad del campo, Acuña y Struway, para
contrarrestar al centrocampista creativo.
El lateral Wilson Pérez reveló que la clave del partido era aguantar la ofensiva
paraguaya durante los primeros quince minutos, esto según las charlas sostenidas con el
cuerpo técnico en Asunción. Después del primer cuarto de hora iba a ser más fácil ir
imponiendo poco a poco las condiciones, señaló el jugador. En los entrenamientos
colombianos hubo énfasis en el juego aéreo y los rebotes, fortaleza ofensiva de la
“albirroja”, frente a la que el equipo de Pacho tampoco quiso entregar ventajas.
Según Maturana, después del segundo partido de la eliminatoria en Lima en el que fue
bien calificado, el volante Harold Lozano se encontraba en “plan de estrella”. En la
práctica final antes del juego con Paraguay, el mediocampista sufrió una supuesta
lesión. De acuerdo con su técnico, este hecho no parecía ser algo grave, pues no se
veían afectados los movimientos del jugador; sin embargo, éste dijo no sentirse apto
para encarar el compromiso.
El cuerpo técnico consideró que mientras no estuviera Lozano, su llave en el
mediocampo, “Carepa” Gaviria no podría estar solitario para defender las incursiones
guaraníes. Fue en ese instante cuando Maturana pensó en incluir la llave “Barrabás”Leonel, pese a que juntos no se encontraban cien por ciento recuperados de las lesiones
que los dejaron por fuera del encuentro con Argentina. De todas maneras para el técnico
nacional, ese era un partido en el que se necesitaban a esos “veteranos” poseedores de
“verraquera, consistencia y resistencia”.
“Allí se demostró la importancia de tener jugadores de ese calibre”, expresó Maturana
acerca de sus dos volantes de marca titulares en el juego con los paraguayos. El
compromiso se libró en una cancha embarrada en algunos sectores, sumado a la lluvia
que cayó durante los primeros 45 minutos. Estos factores influyeron en el desarrollo de
juego de los colombianos que, pese a comenzar con dominio de la pelota, la fueron
perdiendo hasta permitirles a los guaraníes estrellar un balón en el horizontal. Según
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dijo la prensa, el arquero Óscar Córdoba reflejaba temor y logró transmitirle ese
estado emocional a sus compañeros.
Con un Paraguay siendo dominador a base de orgullo y tenacidad, señaló la crónica
deportiva, Leonel Álvarez logró recuperar un balón en zona ajena que entregó a Adolfo
Valencia. “El Tren” transportó la esférica por el tercer cuarto de cancha hasta que envió
un pase en profundidad para Freddy Rincón, quien llegó con un pique hasta el área
paraguaya y remató cruzado para vencer al arquero local. A los 22 minutos de la etapa
inicial, Colombia ganaba por la mínima diferencia fuera de su patio.
Los de casa siguieron llegando a inmediaciones de la portería de Córdoba, aunque no
fueron asertivos en los pases definitivos, lo que provocó la rechifla del público asistente
al Defensores del Chaco. Las condiciones del terreno también afectaron el fútbol de los
locales, quienes al verse sin alternativas optaron por el uso de la media distancia. Antes
del cierre de la primera parte, el guardavalla colombiano respondió a las exigencias en
dos ocasiones.
El pelotazo siguió siendo el recurso paraguayo para tratar de conseguir la paridad, hasta
que al minuto nueve del complemento la insistencia de la “albirroja” tuvo sus frutos.
Gabriel González ganó la espalda de “Chonto” Herrera y lanzó un centro rastrero que
capitalizó Catalino Rivalora sin ninguna marca, haciendo que Óscar Córdoba terminara
acostado en un charco de lodo, mientras que la pelota ingresaba al arco para conseguir
el empate parcial 1-1.
Paraguay siguió encima de Colombia durante los 40 minutos restantes de partido, sin
lograr el tanto de la ventaja aunque logró arrinconar a su rival. El juego terminó
igualado a un tanto, resultado que dejó a la escuadra “cafetera” líder de su grupo junto a
Argentina con 4 puntos, las mismas unidades de los paraguayos que estaban en el tercer
puesto por menor número de encuentros ganados.
El resultado no satisfizo a la prensa nacional, pues la ventaja obtenida en el
Metropolitano contra los “gauchos” parecía que se había perdido con ese empate en
Asunción. La visión que tenían los comunicadores era que a Paraguay se le había
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perdonado la vida, sobre cuando el equipo de Pacho poseía mayores argumentos
técnicos y tácticos para llevarse la victoria. Esto habría permitido, en caso de ganarle a
Perú en Barranquilla, llegar con mayor tranquilidad al juego en el Monumental de
Buenos Aires.
“La intención única y primera es ganar y mucho más cuando se sabe
qué tiene el rival y cuáles son sus debilidades. Además, cuando las
cartas están sobre la mesa y se piensa en clasificar directamente”
El Espectador 23 Agosto/93
Adolfo Valencia fue requerido por su club para seguir disputando la liga de Alemania,
razón por la que Iván Valenciano y Faustino Asprilla quedaron fijos en la nómina titular
del penúltimo juego eliminatorio contra Perú en el Metropolitano. En Asunción, el
“Tino” reemplazó al “Gordito de Oro” para el segundo tiempo, aunque con escaso
balance pues cada uno tuvo solo una llegada al arco contrario. Quedaban descartados
como inicialistas Tréllez y Aristizábal.
Sin importar si fuera en primera o en segunda clase, refiriéndose al hecho de clasificar
directo o a través del repechaje, para Maturana el reto del siguiente partido contra el
seleccionado “inca” era ganar cono fuera, sin llegar a subestimar al adversario por su
condición de colero. “ Si ganamos el domingo, tendremos la clasificación. Después, el
partido ante Argentina dirá en qué posición quedamos”, señaló el entrenador de los
criollos.
Restando una fecha para el fin de la eliminatoria, el onceno peruano no llevaba ningún
punto sumado hasta el momento; por lo tanto, no había ya posibilidad que el conjunto
“ inca” clasificara al mundial, con lo que alcanzaba a preocupar a un sector de los
periodistas colombianos que no se le prestara la suficiente atención al rival. “Bolillo”
Gómez advirtió que los peruanos estaban tratando de no irse con las manos vacías,
motivo por el cual le iban a tratar de robar la pelota a Colombia.
La única inclusión forzada en el equipo colombiano fue la de Wílmer Cabrera por la
lateral derecha, en sustitución de “Chonto” Herrera, quien estaba suspendido por
acumulación de tarjetas amarillas. Luís Carlos Perea estuvo en duda hasta último
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momento, pero su recuperación descartó la presencia del capitalino Óscar Cortés en la
nómina inicialista. Asprilla, por su parte, fue “bendecido” con la titularidad por
Maturana para tratar de despertar con goles en el partido contra los del país vecino.
El cotejo en el Metropolitano, escenario que se llenó desde el medio día para apoyar a
su selección, comenzó con un Faustino Asprilla incisivo frente a la portería del arquero
Miranda que respondió a la exigencia impuesta por el delantero nacido en Tuluá. Luego
de las dos opciones creadas por el “Tino”, Perú se adueñó de la esférica e intentó
sorprender a la zaga cafetera con llegadas de Olivares y Zerrara a las que respondió el
guardameta Córdoba.
Los “ incas” siguieron con su toque y dominio de balón, el arma característica del
conjunto de Pacho, sin necesidad de ser tan profundos pero evitando así las incursiones
en su área de los delanteros colombianos.
La pérdida de la pelota por parte de Colombia se reflejaba en la soledad de Valderrama,
Valenciano y Asprilla en el terreno de juego, hasta que a los 39 minutos de la inicial los
dos delanteros culminaron la jugada que generó la tranquilidad en Barranquilla y en
todo el país,
En el momento en que la tribuna coreaba el ingreso al campo de Harold Lozano,
Freddy Rincón llegó con la esférica dominada hasta el terreno propio de los peruanos
desde donde asistió al “ Tino” que se encontraba sin marca. El número 11 le envió un
pase corto al “Bombardero” Iván René, quien con pierna zurda mandó el balón por el
medio de las piernas de Miranda para conseguir así el 1-0 de la ventaja “cafetera”.
Perú perdió el control que tenía sobre el partido antes del gol, y se lo devolvieron a los
locales que impusieron nuevamente su “toque-toque”. Cinco minutos más tarde del
tanto de Valenciano, Wílmer Cabrera entregó un saque de banda a Faustino Asprilla;
éste se la entregó de nuevo al lateral por derecha, quien le pasó ésta vez el balón a
Valderrama; “El Pibe” le envió un pase aéreo a Rincón, quien bajó la bola con el pecho
y mandó un remate cruzado con pierna zurda que volvió a agitar las redes peruanas. La
primera mitad terminó con victoria de 2-0 a favor de la escuadra de Maturana.
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“Más cerca que nunca del mundial”, indicaba la transmisión televisiva acerca del
resultado parcial que dejaba a Colombia en el liderato del grupo eliminatorio, restando
sólo una fecha para el final. Los primeros 20 minutos de la etapa complementaria con
Perú transcurrieron en un “toma y dame”, hasta que “Barrabás” cobró un tiro de
esquina que Asprilla entregó de golpe de cabeza para Alexis Mendoza. Con su pierna
izquierda, sin dejar caer el balón, el defensa barranquillero marcó la tercera diana de la
tarde en favor de la “tricolor”.
Esa tarde de domingo, los tres barranquilleros de la selección marcaron para el equipo
colombiano. Quien faltaba para cerrar esta estadística y la goleada sobre Perú, era
Wilson Pérez. El hombre de la dorsal número 20 intentó primero un centro para
Asprilla, pero el defensa “inca” cortó la trayectoria del balón y se lo devolvió al
defensor. En su segundo intento, Pérez hizo un amague a su marcador para luego
rematar con derecha al palo contrario del arquero. Colombia 4, Perú 0. “El Tino” estuvo
cerca de su gol, pero no le alcanzó.
A los hombres de Pacho les restaba un empate para clasificar por vía directa a USA 94.
Ese mismo día, Argentina empató de local ante Paraguay y les cedió el liderato del
grupo a los “cafeteros”. “Esa es la calidad. Ese es el prestigio de un fútbol que ahora se
erige como el mejor del mundo”, comentó William Vinasco Ch al momento del gol de
Wilson Pérez, en cualquiera de las cabinas de transmisión del Estadio Metropolitano.
El presidente de Colombia, César Gaviria, volvió a estar presente en el compromiso
futbolero con los peruanos. Para él, la mejor jugada del partido fue la del cuarto gol que
gritó con euforia, según dijeron sus acompañantes en la tribuna.
Al primer mandatario lo corearon desde las graderías y lo esperaron a la salida para
darle el apretón de manos respectivo. Una vez habló con la prensa, Gaviria calificó el
partido jugado por Faustino Asprilla como “ maravilloso”, al mismo tiempo que anunció
su probable presencia en Buenos Aires para el compromiso definitivo.
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A Colombia le salieron las cosas como nunca, llegaron de manera
abundante, el equipo jugó seguro y el fútbol se volvió goles, que es
una cosa que los colombianos no conocíamos. Teníamos el mejor
fútbol de América, pero nunca habíamos visto al equipo hacer cuatro
goles”: César Gaviria en El Tiempo - 30 agosto/ 93.
El cuerpo técnico de la Selección Colombia decidió hacer tránsito por Bogotá para
lograr la aclimatación de los jugadores, en una ciudad de similares características
meteorológicas a las de la capital argentina. Por
esos días Buenos Aires presentaba
bajas temperaturas (cinco grados centígrados bajo cero), lo que motivó a la delegación
“cafetera” a pensar en un procedimiento que no llegara a afectar el rendimiento de los
futbolistas por el cambio brusco del clima.
Antes del viaje a la capital colombiana, “Bolillo” Gómez habló con la prensa a la que
recalcó la grandeza y el equilibrio en todas las líneas que caracterizaba al cuadro
albiceleste. Para Hernán Darío, el reto de Colombia sería el de escapar a la presión en
ataque de los locales, pues eran ellos quienes tenían la necesidad de la victoria. El
asistente técnico declaró que en caso de no obtener como mínimo el empate que
aseguraría la clasificación directa a la Copa del Mundo, la “ tricolor” iba a regresar a
Barranquilla para jugar el repechaje contra los australianos.
En toda una novela se convirtió la llegada de Adolfo Valencia para el partido final de
las eliminatorias, ya que una vez fue firmada su contratación con el Bayern Münich, la
Federación Colombiana de Fútbol aceptó una cláusula en donde el club alemán se
comprometió a ceder al jugador para dos partidos oficiales con el equipo nacional. “El
Tren” ya fue titular en los compromisos contra Argentina en Barranquilla y Paraguay en
Asunción, a lo que el equipo bávaro respondió que si le permitía viajar a Buenos Aires
era en un acto de buena voluntad.
Bayern Münich no desconocía los deseos de Valencia por representar a su país en el
partido que representaba podía representar la clasificación directa al Mundial de Estados
Un idos, así que el cuadro bávaro condicionó el viaje del delantero a la disponibilidad de
jugadores sin complicaciones de salud, ya que por entonces había cinco titulares
lesionados .
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Gracias a la gestión de Álvaro Miguel Gómez, gerente de la Federación, pudo darse la
llega del “Tren” al plantel colombiano. El directivo viajó a hasta Múnich para
convencer a las autoridades del Bayern sobre la necesidad del jugador dentro del
esquema táctico “cafetero” para el compromiso del 5 de septiembre. Dos días antes del
juego, el jugador iba a llegar directo de Alemania rumbo a la capital argentina para
encontrarse con sus compañeros.
Se habló inclusive de una supuesta gestión que hizo el gobierno de César Gaviria al club
bávaro, para permitir que Valencia hiciera parte de la alineación de Colombia contra los
“ gauchos”. A propósito del primer mandatario, a quien los jugadores solicitaron su
presencia en el Monumental por ser su “amuleto de buena suerte”, Gaviria descartó
hacer parte de la comitiva que viajaba a Buenos Aires por la situación de orden público
que afectaba al país en ese momento.
“Te queremos Colombia…pero no regreses por ahora”, rezaba la pancarta con la que un
grupo de niños barranquilleros despidió a su selección que tomó rumbo a Bogotá para
culminar su preparación. El equipo de “Pacho” cumplió su primer entrenamiento en la
capital, sobre el césped del Campincito.
En Argentina, mientras tanto, la opinión pública le pedía al técnico Alfio Basile el
llamado de Diego Maradona para “salvar” a los albicelestes de un fracaso en la
eliminatoria. El 59.5 por ciento de los encuestados por el diario Crónica estuvo de
acuerdo con el regreso de Maradona para jugar contra Colombia, mientras que el 40.5
restante se opuso a la idea, con base en las relaciones del jugador con las drogas y su
polémica personalidad.
Basile
afirmó que el ex capitán de su seleccionado se
autoexcluyó, cuando dijo que no deseaba jugar más en la alta competencia.
Para clasificar por la vía directa a la Copa del Mundo, los argentinos estaban obligados
a vencer a la “tricolor”, evadiendo de paso la repesca con Australia. El empate con
Paraguay el fin de semana anterior sembró la duda en tierras “gauchas” para lo que iba a
ser el partido contra los de Maturana, si se tenía en cuenta que ese mismo equipo fue el
que logró cortarles el invicto de 33 partidos.
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Clarín trató de ver el enfrentamiento de argentinos y colombianos con algo de humor,
así que propuso un pliego de peticiones titulado “¿Se puede ganar con humor?”, con el
cual que se podrían disminuir las posibilidades “cafeteras” de sumar puntos en el
estadio de River Plate. Entre esas opciones estaban las de “organizar un equipo
comando para que ingresara por la noche a la concentración colombiana para cortarle el
cabello “Pibe” Valderrama”; “que la FIFA prohibiera jugar a los futbolistas cuyo
apellido empiece con VA (Valencia, Valenciano y Valderrama)”, o que “Adolfo “El
Tren” Valencia funcionara como el de Sarmiento (un tren de pésimo estado en Buenos
Aires)”.
El técnico y algunos de los jugadores argentinos denunciaron malos tratos durante su
visita a Barranquilla. Según Víctor Rosas, los hinchas locales veían una excusa de los
futbolistas a su bajo rendimiento en estas afirmaciones. Los jugadores, por su parte,
sentían que necesaria esa presión de los aficionados sobre Colombia, así que
públicamente el jugador Néstor Gorosito le pidió a la AFA permitir el ingreso de las
“Barras Bravas” al Monumental: “Estos saltarines que parecen no seguir el partido, que
no siguen al dedillo las incidencias, pero que a todo momento gritan y hacen sentir su
presencia”.
La noche del 2 de septiembre, el presidente César Gaviria pactó cita en el Hotel
Tequendama con la delegación de jugadores criollos para entregarles el pabellón
nacional, símbolo de la representación colombiana ante el mundo. Pacho recibió la
bandera tricolor a nombre de sus pupilos, a quienes el primer mandatario de la nación
deseó el mejor de los resultados y un buen viaje hacia Buenos Aires en la mañana
siguiente.
Jorge Barraza, periodista argentino, publicó una reflexión en el diario El Tiempo sobre
la verdadera relevancia de los duelos eliminatorios para la realidad de los países. El
comunicador recordó, a menos de 48 horas para el inicio del partido entre colombianos
y “gauchos”, cuando parecía que se estuviera jugando la vida de los pueblos en esta
confrontación deportiva, que en realidad lo único a definir en esos 90 minutos era la
fase más de un juego. Por eso, Barraza exhortó a sus colegas a despojarse de la camiseta
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de hinchas; a asumir su profesión; a abandonar lo que el columnista llamó la “locura del
desequilibrio”.
“El que triunfa va a el mundial: el que no, se queda. Eso es todo.
Nadie morirá, ni será más pobre ni más rico por clasificar o no. El
índice de inflación seguirá como antes, la vida diaria no se alterará. La
derrota será, en todo caso, una pequeña desilusión de las miles de que
está compuesta la existencia humana”. El Tiempo – Septiembre 3/93
A las 6:45 de la tarde (hora local) del viernes 3 de septiembre, aterrizó en el aeropuerto
de Ezeiza el avión de Avianca con la delegación colombiana proveniente desde Bogotá,
cargando además la esperanza de clasificación “cafetera” al certamen orbital de fútbol.
Los hinchas argentinos que se percataron de la presencia del plantel de Maturana en su
tierra, comenzaron a gritar consignas a favor de su escuadra y a lanzar ofensas hacia los
visitantes.
“Miré entonces a mis jugadores y estaba clarísimo que no se habían agachado, sino que
por el contrario enfrentaban el momento”, recordó Pacho. La llegada a la tierra del
tango siguió acompañada por un pequeño grupo de compatriotas que aparecieron para
hacer contrapeso a las barras argentinas con su tradicional eeeoo eeeoo eooo eo eh uh!!
En el camino hacia el bus que transportó la selección al Hotel Caesar Park de Buenos
Aires, los colombianos fueron perseguidos por los fanáticos locales a tal punto que a
Carlos Valderrama le jalaron el pelo, y luego rompieron uno de los vidrios del vehículo.
Estos incidentes no hicieron más que aportarle al ánimo de los jugadores, según el
estratega nacional, para quien esa clase de hechos extradeportivos eran siempre un
ingrediente motivacional.
Lo del aeropuerto fue apenas la primera parte del recibimiento que tuvieron los
argentinos con sus rivales. A su llegada a la sede de concentración, los “cafeteros” se
encontraron con un grupo de jóvenes, todos vestidos con la camiseta de su selección,
que comenzaron a cantar y a gritar. “Los nombres de Rincón y Valderrama eran los
más utilizados en sus estrofas, en algunas de las cuales también me mencionaban, lo que
me causó mucha gracia”, comentó el técnico de Colombia.
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Maturana expresó su molestia con los funcionarios del Caesar Park por no haber
respetado la reservación de las habitaciones en los últimos pisos, ya que el entrenador
buscaba toda la tranquilidad necesaria para su equipo durante las dos noches que iba a
pasar allí. El asistente de la Federación Colombiana, Giancarlo Uda, le explicó a Pacho
la imposibilidad de alterar esa disposición, aunque los vidrios del hotel eran antirruido y
eso les iba a permitir pasar las noches sin mayores inconvenientes.
En un automóvil Mercedes Benz, último modelo, llegó horas después al hotel de la
Selección Colombia su delantero más aclamado, el que causaba mayor temor dentro de
la prensa argentina: Adolfo “El Tren” Valencia. Los periodistas le hicieron calle de
honor en la puerta del Caesar Park, mientras intentaban sacarle alguna reacción después
del largo viaje del jugador desde Alemania.
“El Tren” afirmó no sentirse titular en el partido del domingo, pese a la insistencia que
hizo personalmente a la dirigencia del Bayern para que ésta lo dejara viajar. Sobre el
rival, recordó que desde el regreso de Maturana a la selección, la albiceleste no había
podido vencer a Colombia en los 90 minutos reglamentarios; sin embargo, Valencia
señaló que el de Basile era un equipo con jugadores decisivos en cualquier instancia.
“El fútbol no es de palabra, las cosas han cambiado”, fue la respuesta del atacante del
Bayern Münich a las declaraciones de Diego Armando Maradona. Según el hombre que
levantó la Copa Mundial para Argentina en el campeonato de México 86, Colombia no
podía “romper la historia” contra su selección. Ambas escuadras debían seguir como
históricamente habían estado siempre; es decir, Argentina arriba y Colombia abajo.
Óscar Ruggeri fue otro que salió al paso con el juego verbal en contra de los
colombianos. El defensor, apodado “Cabezón” señaló a los medios que en las dos
finales de Copa del Mundo y dos de Copa América nunca vio a la “tricolor” de
Maturana al frente; por lo tanto, dijo no comprender la importancia que el periodismo le
ha entregado a un equipo que, si bien es bueno, no le ha ganado a nadie y tampoco es un
equipazo.
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“Es cuando más sale a flote la prepotencia de los argentinos”
El Tiempo –Septiembre 4/93
Mientras que la controversia generada por las declaraciones de los argentinos copaba
espacio en medios locales y colombianos, la bulla de los aficionados “gauchos” que
gritaban desde una calle aledaña al Caesar Park se alcanzó a filtrar por las ventanas de la
habitación de Francisco Maturana, y no le permitieron pasar al técnico chocoano la más
tranquila de sus noches, aunque el cansancio del viaje le permitió dormir algunas horas
hasta el día siguiente.
Llegó el sábado 4 de septiembre, último día previo al compromiso en el Estadio
Monumental. El seleccionado colombiano tenía pensado realizar unas sesiones de
estiramiento por los pasillos del hotel, hasta el momento en que llegó el ofrecimiento
para efectuar una práctica de fútbol en la cancha de Independiente de Avellaneda.
La “ tricolor” decidió transportarse al máximo escenario de los “Diablos Rojos”, lugar
en el que según Francisco Maturana, se encontró con un ambiente anímico diferente al
del recibimiento en el aeropuerto de Ezeiza. En la cancha de Avellaneda hubo gestos de
admiración y respeto por parte de los argentinos hacia la plantilla colombiana. Los
jugadores y el entrenador se tomaron fotos y autógrafos con todo el que quiso, aspecto
que para Pacho llenó de confianza a sus dirigidos .
Para ese entrenamiento, los futbolistas criollos decidieron probarse los guayos que iban
a lucir en cancha de River Plate. Maturana recordó que en especial los botines de Leonel
Álvarez eran “impresionantes”. En el momento en que comenzó a armarse la rueda del
juego del “bobito” los temores del técnico se incrementaron, pues en esa clase de
actividades recreativas siempre se entraba de forma brusca.
Estaban en plena rueda cuando Pacho vio a Leonel barrerse con fuerza desmedida sobre
el “Tren” Valencia. De inmediato, la espinilla izquierda del delantero del Bayern
Múnich comenzó a sangrar, causando el asombro de sus demás compañeros que
formaron una rueda alrededor de él.
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Maturana vio cómo a Álvarez se le comenzaron a salir las lágrimas, así que trató de
calmar al grupo, diciéndoles que no había ocurrido nada, y que al día siguiente todos
iban a “meter la ficha” de la misma manera. Los médicos se llevaron en camilla al
“Tren” para aplicarle hielo en la zona afectada. En ese momento apareció el periodista
Hernán Peláez tratando de averiguar lo ocurrido .
“Me incliné
le oije a Valencia” “negrco cuioaoc ccn afcj ar
mamarse este partoc” ” l negr c me miró en su ingenu idad y sin
oecir naoa oistnt c a “t raneui lco esc nc es naoa” se l eeant có (H.
Peláez, El Milagro del Fútbol Colombiano, P. 11)
Adolfo Valencia se levantó de la camilla con un pedazo grande de hielo amarrado a su
pierna. Lo primero que hizo el delantero fue buscar el abrazo de Leonel Álvarez, y
luego le dijo a Maturana: “Profe, aquí estoy otra vez”. El jugador, cojeando un poco,
continuó con la práctica junto al resto del equipo. “Allí me di cuenta que Colombia
estaba con sus jugadores bien metidos en el cuento”, relató Hernán Peláez.
Por la tarde, ese mismo día, el cuerpo técnico entregó la nómina inicialista de la
escuadra “cafetera” que iba a buscar el tiquete directo a la Copa Mundial. El equipo no
varió del que derrotó a Perú por 4 a 0, con excepción de “Chonto” Herrera, quien
retornó a la titular del equipo luego de una lesión, y del “ Tren” Valencia, compañero de
Faustino Asprilla en el ataque.
Desde el jueves anterior, los argentinos tuvieron cerradas las puertas de su
concentración para la prensa, aunque por el conocimiento que tenían de su escuadra los
medios locales dedujeron que la atención del equipo iba a estar centrada en bloquear los
movimientos de Valderrama y Rincón. En el medio campo, los locales veían la solución
para tratar de sacar el triunfo, por eso Basile dispuso de cuatro volantes (Zapata,
Redondo, Rodríguez y Simeone) y dos delanteros (Medina Bello y Batistuta).
En la víspera del juego, “Pacho” afirmó que los jugadores se fueron temprano a dormir,
mientras que él recibió en su habitación la visita de gente conocida desde su época de
zaguero central en Atlético Nacional que no veía hace años. Otro concepto apareció
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tiempo después, sobre esa noche previa al partido crucial, el cual involucraba a Faustino
Asprilla y a Freddy Rincón.
El periodista Fernando Araujo Vélez afirmó que entre los visitantes que llegaron al
Caesar Park buscando un autógrafo o una fotografía con los jugadores de Maturana,
llegaron a las 10 de la noche dos muchachas de nacionalidad colombiana invitadas por
“El Tino” y Freddy. Narró el comunicador que los jugadores firmaron una supuesta
hoja, como un autógrafo cualquiera, en la que realmente estaban anotados los números
las habitaciones de ambos.
Toda Suramérica se despertó a la expectativa ese domingo 5 de septiembre de 1994,
sobre lo que podría pasar en el Estadio Monumental de Núñez en horas de la tarde. La
prensa colombiana habló acerca de ese optimismo por un buen resultado que se
respiraba en el ambiente, cargado en realidad de ese miedo que significaba enfrentar en
su casa a los vigentes campeones continentales y subcampeones del mundo.
“Por más que todos nos hagamos lavado de cerebro, cura de sueño y
hasta acupuntura, el miedo estará instalado ahí al lado del televisor y
pegado a la radio… Colombia, la selección, la de Maturana y
Gómez, la de Asprilla, “El Tren”, la de Perea y “Chontico” nos hará
sufrir hoy como esclavo en recolección de cosecha”
El Espectador – Septiembre 5/93
El partido con Argentina era la oportunidad de profanar ese “templo sagrado” que era la
cancha de River, y de confirmar una vez más lo logrado en el proceso de Pacho
Maturana durante 6 años. Una opción como la del repechaje contra Australia no era
descartable, aunque vencer a los “ gauchos” en el mismo patio donde conquistaron su
primer título orbital podría ser la manera de entrar en la historia.
Para Carlos Salvador Bilardo, ex técnico campeón del seleccionado argentino en 1990,
el resultado del compromiso eliminatorio dependía más de cómo se despertaran los
jugadores el día del encuentro. Nombres como los de Valderrama, Rincón, Asprilla,
Valencia, Ruggeri, Batistuta o Goycochea, eran capaces de ganarle a cualquiera y llegar
a cambiar la historia del deporte rey.
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Maturana se despertó a las ocho de la mañana, una hora antes de sus muchachos, para
preparar los detalles previos al desayuno y la charla técnica. La primera llamada que
recibió en el día fue la del presidente de la Federación Juan José Bellini, quien no pudo
viajar a Buenos Aires por sus complicaciones de salud que no le permitieron moverse
de Cali. El directivo les deseo suerte al entrenador y a sus muchachos.
A las 11, los muchachos se reunieron para la charla técnica que, según Pacho, se
convirtió más en una terapia: se contaron chistes, se hicieron bromas y se contaron
anécdotas, especialmente las del “Tren” por Alemania. El cuerpo técnico coincidió en
que ya todos sabían lo que tocaba hacer en la cancha, así que no hubo mucho por qué
aclarar desde el punto de vista táctico.
El entrenador le dijo a su grupo en la charla que si los argentinos ganaban sería por
temperamento, ya que en fútbol no lograban sobrepasar la calidad de los “cafeteros”.
Maturana tenía claro que en las horas previas al compromiso sólo se hablaba del
palmarés histórico de la albiceleste, lo único que primaba sobre la camiseta amarilla de
Colombia.
En medio del conversatorio, “Bolillo” Gómez fue objeto de burla entre los integrantes
de la plantilla. A media noche, reveló Pacho, el asistente técnico se escapó de la
habitación del hotel para cumplir con su cábala de tomarse unos tragos antes de los
partidos importantes. Cuando llegó a la charla técnica al día siguiente, con su “carita de
enguayabado”, Gómez narró a qué rincón de Buenos Aires se había marchado y cuáles
tangos escuchó.
Después de almuerzo, el equipo organizó su salida para el estadio Monumental que seis
horas antes del pitazo inicial abrió sus puertas a los asistentes. Cuando los periodistas
colombianos comenzaron a llegar al escenario deportivo, pudieron apreciar cómo un
grupo de hinchas argentinos agredía a una parcial colombiana. La policía apareció e
hizo re ubicar a los aficionados criollos.
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Los cánticos en cancha de River aumentaron en proporción a la llegada de más hinchas
albicelestes. Otros “gauchos” se encontraban a esa hora en la acera del Caesar Park
despachando a la Selección Colombia. Cuando salieron Maturana y sus muchachos
hacia el vehículo, revivieron las estrofas: primero, la tradicional “Ar - gen –tina… Ar -
gen –tina”… después, las sonatas ofensivas.
En el momento en que los cantos soeces se dirigieron a Maturana, éste tomó un balón
que se encontraba al interior del bus y se lo mostró a la gente que quedó en silencio,
pensando que el entrenador iba a pronunciar palabra. “Les quería decir que el problema
era ese, un balón de fútbol, y con él íbamos a librar nuestra batalla”, luego Pacho se
ubicó en el asiento de adelante del vehículo y ordenó viaje al Monumental.
Se armó una caravana de colombianos desde el hotel hasta el estadio, a donde llegaron
luego de 15 minutos de recorrido. La música salsa dentro del bus “cafetero” armó un
cuadro que era acompañado por los vehículos desde donde se agitaban banderas
nacionales y se hacían sonar las bocinas.
La delegación colombiana se impresionó por el colorido que reflejaba la estructura del
balompié argentino en esa tarde. Fueron recibidos en el estadio con insultos, aunque
Maturana insistió en que era esto lo que motivaba a ponerse los cortos de una vez y
saltar a la cancha. Pasó menos de una hora, hasta que “Pacho” exhortó a sus pupilos a
medir la temperatura del público.
La tribuna estalló en chiflidos cuando vieron las primeras sudaderas azules de Colombia
pisando el gramado del coloso bonaerense. “Barrabás”, “El Tino”, Leonel, Tréllez y
Valenciano fueron los primeros criollos en medirse a la presión de los locales. Algunos
saludaron frontal a la gente; otros, como Faustino Asprilla fueron más osados, en actos
que en su momento fueron calificados de graciosos por los mismos jugadores y el
técnico Maturana.
“El Tino” le pidió prestado el teléfono celular (tecnología que por ese tiempo no había
llegado a Colombia) a su empresario Gustavo Mascardi, y se fue hasta la mitad de la
cancha desde donde llamó a su familia para contarles lo que pasaba.
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“Era para morirse de risa. Fausto les decía: “A que no adivinan desde
dónde estoy llamando… ¡Pues desde el centro del Monumental!”
(Maturana-Talla Mundial, 1994, P.135)
Los colombianos se fueron hasta el vestuario después de foguear al público; luego se
pusieron el uniforme; se colocaron las vendas respectivas, y se hicieron los masajes que
evitarían las lesiones. La dupla de técnicos tomó la palabra para dar las últimas
indicaciones que fueron más de orden motivacional que táctico: terminar los noventa
minutos con once hombres en la cancha, para lo que se necesitaba la colaboración de
todos, y tranquilidad en los primeros minutos.
Una y otra vez, en coro, los jugadores se repitieron entre sí la consigna de ganar antes
de saltar a la cancha. “El Pibe” Valderrama, en su condición de capitán, se puso al
frente de la fila colombiana que iba a la disputa de los dos últimos puntos eliminatorios.
El desfile “ tricolor” llegó al césped “sagrado” de River un par de minutos más adelante
que el albiceleste.
Silbidos por un lado con el cántico adjunto “Son todos negros, son todos brutos”, y
gritos de aliento para los locales de “Vamos, vamos Argentina” se mezclaron en un
momento; en medio del viento que hizo circular miles de tiras de papel picado que no
salieron del Monumental, y que por tanto se posaron sobre el terreno de juego.
Francisco Maturana confesó que hubiera querido tener 15 años menos para hacer parte
activa de ese espectáculo. “Se muere uno por las ganas de jugar”, relató el estratega.
Antes de que el cronómetro se pusiera en ceros, “Barrabás” Gómez se acercó al banco
técnico de Colombia con los dedos índices levantados hacia arriba. Su hermano
“Bolillo” se acercó a consultarle, Gabriel Jaime le habló, y Hernán Darío regresó con
una sonrisa a donde Maturana para decirle que la cancha estaba en óptimo estado. “No
tenemos cómo perder”, le dijo el asistente al entrenador.
85 mil espectadores en la tribuna, incluido Diego Maradona, presenciaron el inicio de
Argentina versus Colombia, dirigido por el juez uruguayo Ernesto Filippi. Por fin quedó
de lado la confrontación verbal para resolver los puntos en juego, de una vez por todas,
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sobre el rectángulo verde; no obstante, hasta el último minuto algunos sectores de la
prensa de ambos países trataron de sacarle “morbo” al asunto.
“Damas y caballeros, prepárense, porque a partir de este momento les
vamos a dar a estos charrasqueros ¡duro y en la cabeza!... Nosotros no
comemos cuento con esas figuras infladas de Goycochea, Ruggeri,
Simeone y Batistuta. Nosotros, con Rincón, Asprilla, “El Tren”
Valencia y “El Pibe” Valderrama, tenemos el fútbol suficiente para
darles una lección a estos petulantes que se creen que después de Dios
no vienen los santos ni los ángeles, sino ellos. Pero hoy les vamos a
demostrar, aquí en su propio patio, que Colombia tiene la mejor
selección de fútbol del mundo” Édgar Perea en Caracol Radio –
Septiembre 5/93
Desde el saque inicial, Argentina se fue en bu sca de l a rco de Co ol mbia,
auneue la oefensa “tricclcr” rechazc ese primer áalcn eue Gaáriel
Batis tu ta ni ten tó f iltra re n tr e lo s zagu ero sp ar aqued a m
r an o am an o co n
Óscar Córdoba.
La orden de Maturana a sus muchachos era aguantar la arremetida “gaucha” de los
primeros 15 minutos. La presión sobre los criollos se dio efectivamente por la necesidad
de triunfo que tenían los locales. Una vez el equipo de Basile bajara la intensidad de sus
ataques, Pacho pensaba que Colombia debía apropiarse del balón.
Al minuto y medio Medina Bello, de espaldas al arco, desperdició la primera
posibilidad de gol para Argentina dentro del área chica contraria. El delantero eludió al
guardameta “cafetero”, pero no tuvo visión para efectuar el remate. Luis Carlos Perea
rechazó de un pelotazo la opción de peligro.
Óscar Córdoba tuvo que asumir sobre Batistuta la función de líbero que en otros
tiempos cumplió René Higuita, mandando balones a las laterales para evitar disparos
directos a su arco. Sin embargo, el primer remate a puerta de todo el partido fue para
Colombia con “El Tren” Valencia a los 19 minutos, luego de un doble enganche sobre
Borelli, que Sergio Goycochea mando al saque de esquina.
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Colombia empezó a apropiarse de la pelota desde antes del primer cuarto de hora. Por
cada pase que se hacían los de Maturana, la silbatina de los hinchas argentinos
aumentaba, en especial cuando el balón llegaba a los pies de Valderrama, Asprilla,
Valencia o Rincón. El frente de ataque de la “ tricolor” comenzó a armar paredes, y el
juego a inclinarse hacia la propia mitad de los dueños de casa.
Argentina presionó, pero no logró superar la zaga defensiva de “Pacho” en ese lapso
inicial de partido. Una entrega errada de “Barrabas” a los 22, por poco dejó mano a
mano a Gabriel Omar Batistuta con el arquero Córdoba, quien por si las dudas se lanzó
a achicar espacios. El delantero argentino de la Fiorentina no alcanzó a controlar el
balón que siguió de largo hacia la línea de meta.
Apenas se cumplió la media hora de juego, Carlos Valderrama y Diego Simeone
recibieron tarjeta amarilla por agredirse mutuamente. Después de una falta sobre “Leo”
Rodríguez, “El Pibe” se interpuso en la ejecución que iba a hacer “El Cholo” en la
mitad del campo. Al percatarse de ello, el diez argentino se lanzó sobre su similar
colombiano hasta chocarlo, y luego se tocaron la cara.
El árbitro Filippi los llamó a
ambos a un sector de la cancha para mostrarles la cartulina de advertencia, acción que
termino en un apretón de manos.
“A Valderrama lo tienen que amonestar… Se pone delante de la pelota
para interrumpir la ejecución…”
Canal 13 de Argentina –
septiembre 5 /93
“William Vinasco: “El Pibe se hace respetar”…
Adolfo Pérez: “Claro, pero le van a mostrar amarilla… Se dejó entrar
en
el
fútbol sucio
y malintencionado de
Simeone”
Gol Caracol 93 – septiembre 5 /93
El juego se encontraba estancado en el centro de la cancha, lejos de los arcos, cuando
Maturana contempló la posibilidad de sustituir a “Barrabás” o a Leonel Álvarez por
Harold Lozano. En ese momento, Colombia le jugaba mano a mano a Argentina, por lo
que el estratega pensó en un plan más ambicioso para buscar la victoria. Uno de los
volantes de marca, según Pacho, al parecer sobraba en el sistema.
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El estratega colombiano mencionó que en el banco de suplentes el ambiente era de
confianza. Creían que, como mínimo, iban a conseguir el empate que les iba a dar la
clasificación directa a la Copa Mundo.
Llegó el minuto 41. Víctor Rosas dijo que en ese momento Argentina tenía refundidas
sus ideas, el hecho fue que Valderrama recuperó un balón en campo “gaucho” para
asistir a Freddy Rincón. El hombre de la dorsal 19 se auto habilitó con su propio pique,
sacó a Goycochea y con pierna derecha marcó el primer gol de la noche a favor de los
visitantes. Argentina 0- Colombia 1.
Asprilla, “El Pibe”, “El Chonto”, Perea, “El Tren” y Barrabás fue orden en que llegaron
quienes acompañaron en la celebración a Freddy. En el banco hubo también derroche de
alegría, aunque Maturana dijo haber presentido el gol desde el mismo instante en que
Rincón recibió la pelota.
Pacho aseguró haber visto al medico Zapata y a Gustavo Moreno celebrando más de la
cuenta el gol de Rincón, lanzando gestos ofensivos a la tribuna albiceleste que estaba en
silencio. El técnico les pidió a sus colegas no hacer este tipo de actos, ya que
significaban una provocación al rival. Además, como se estaba ganando, ese momento
sólo se debía disfrutar junto al resto del equipo que estaba en la banca.
Finalizó el primer tiempo con triunfo parcial para Colombia por la mínima diferencia.
En el camerino, según contó el entrenador nacional, la tranquilidad era absoluta tras el
gol de los últimos minutos. Pacho y “Bolillo” desistieron del ingreso de Harold Lozano
para el complemento, pues los de casa eran quienes tenían que cambiar el esquema
táctico para dar vuelta al resultado, no los “cafeteros”.
“Pero nadie se esperaba que en la segunda parte Colombia colocara los Buenos Aires a
su favor”, señaló el periódico El Espectador al día siguiente. Manejar la presión del
público y aumentar la confianza en que se podía resolver la clasificación esa misma
noche, fue la orden técnica de Francisco Maturana que los colombianos se grabaron en
la cabeza para después del intermedio.
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La bola se puso en movimiento y desde el inicio de la segunda parte las “barras bravas”
alentaron con más fuerza de lo común a su selección. Esto motivó a que Argentina
adelantara sus líneas, aunque sólo se produjo un intento suave de remate al arco por
parte del lateral Saldaña, que llegó suavemente a las manos de Óscar Córdoba.
Pese a los intentos “gauchos” por el empate, a los 5 minutos volvió a aparecer Freddy
Rincón con un pelotazo en diagonal de derecha a izquierda para Faustino Asprilla. “El
Tino” paró la pelota, enganchó a Borelli y cuando Goycochea salía de su arco, el
delantero del Parma lanzó el remate con el que por fin pudo conseguir su primer tanto
de la eliminatoria y el segundo de la noche. Argentina 0, Colombia 2.
“El Tino Asprilla conquista el segundo. Día histórico para Colombia
por su selección que tiene calidad, carisma, confianza, seguridad
absoluta para superar a los más encopetados equipos del mundo… Se
hizo justicia, el Mundial de Estados Unidos no podía dejar de mostrar
al mundo la belleza de nuestro fútbol” William Vinasco Ch. Gol
Caracol 93 – Septiembre 5/93
En el banco colombiano, el gol de Asprilla volvió a levantarlos de sus sillas a todos
menos a Maturana. Pacho admitió que ese gol fue como un tanque de oxígeno, pero
prefirió esperar el final de toda la historia para sacar conclusiones.
El técnico colombiano se sorprendió que después del gol, esos cánticos de la hinchada
argentina se hicieron mucho más fuertes. A su vez, el equipo local comenzó a acercarse
al arco de Córdoba con peligro. El guardavalla “cafetero” tuvo que “ponerse el overol”
para eludir rivales cuando Perea le devolvió la pelota, presionado por los atacantes;
luego le detuvo un remate a Batistuta que se fue al tiro de esquina. En ese mismo cobro,
Óscar Eduardo volvió a cambiar la trayectoria para gol de un disparo del “Bati”. Las
tres oportunidades anteriores ocurrieron en el lapso de un minuto.
Maturana reconoció que en esos minutos de crisis el equipo se dedico a fabricar lujos y
a permitir ventajas que sólo hicieron mella en el rival que se lanzó al ataque, para
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preocupación del banquillo colombiano. “A Dios gracias se encontraron con un arquero
como Óscar Córdoba en una tarde excepcional”, señaló el técnico.
“Cuando hay un calador dispuesto a morir, pierde esperanzas y se cae anímicamente”,
ese fue el efecto que según Víctor Rosas causo Óscar Córdoba sobre los argentinos. En
esos instantes llegó la sustitución en el onceno de Basile que para Pacho fue la que les
entregó el partido a los “cafeteros”. El ingreso del “Beto” Acosta por Fernando
Redondo significaba la apertura de espacios para el cuerpo técnico de Colombia.
A los 28 minutos, poco rato después de un balón dividido entre Córdoba y Acosta que
ganó el arquero colombiano, llegó la “cabalgata” de Faustino Asprilla por más de
media cancha. “El Tino” le ganó en el cuerpo a cuerpo a Borelli, llegó hasta la línea de
fondo y remató al arco, pero Sergio Goycochea detuvo la opción. La esférica fue
recuperada por Leonel Álvarez, quien venció en velocidad al lateral Saldaña, volvió
hasta la línea de meta, y envió un centro hacia atrás que capitalizó Freddy Rincón para
la conquista del tercer tanto de la noche. Argentina 0- Colombia 3.
El video revela si se estudia cuidadosamente, que en el tercer gol de Colombia el balón
alcanza a desviarse en Adolfo Valencia. “El Tren” jamás reclamó la autoría del gol, y
por el contrario fue a celebrar con sus compañeros al frente del banquillo criollo, donde
algunos suplentes e integrantes del cuerpo técnico se atrevieron a pisar el césped del
Monumental para abrazar a los titulares, con excepción de Pacho.
“Diría que ese gol fue el del puntillazo, porque a partir de ese
momento cambió la actitud de la tribuna. Ya no se coreaba ¡Ar-gentina!” Maturana p.142
“En este momento lo que hay que evitar es que Colombia haga otro gol y que Paraguay
no haga en Lima”. Al final de esa frase de los narradores argentinos, que reflejaba el
miedo de un pueblo de no participar en la competición más importante del fútbol
mundial, Faustino Asprilla logró hacerle una “vaselina” a Goycochea, después de
ganarle la esférica a Borelli. “El Tino” levantó el balón por encima del arquero, y
mandó al fondo de la red albiceleste la cuarta anotación para el equipo de Maturana.
Argentina 0- Colombia 4.
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El técnico de la Selección Colombia calificó ese gol de Asprilla como una “obra
maestra”. La emoción de esa anotación hizo que “Pacho” gritara y se levantara de su
asiento para ir a celebrar a la cancha con los demás, pero el árbitro Filippi lo hizo
retroceder. “Entiendo su emoción, pero quiero que usted también entienda mi trabajo”,
le dijo el juez central a Maturana.
“Déjenme antes de que venga la música, pedirle a todos los alcaldes de Colombia, a las
autoridades, si lo estiman conveniente, declarar el día de mañana cívico… Esto hay que
celebrarlo… Sanamente, Colombia”, relató al país William Vinasco Ch. en medio de la
celebración por el gol de Asprilla. Mientras tanto, los argentinos celebraban los goles
que Perú le hacía a Paraguay en Lima, que les aseguraba el cupo al repechaje contra
Australia.
¡Ole, Ole, Ole!, gritaban los “gauchos” con cada toque de balón que se hacían entre sí
los muchachos de la “tricolor”. Cuando quedaban cerca de cinco minutos para el pitazo
final, “El Tren” fue a pedirle el cambio a Maturana pues se sentía cansado. Hasta ese
momento, Colombia no hizo sustituciones, y Pacho rechazó la petición de Valencia.
“ Vea, cuando uno está en una gesta de éstas, ganando por goleada, no tiene perdón
salirse del partido”. El estratega contó que el delantero se devolvió sonriente al campo
de juego.
Quedaban seis minutos para el cierre cuando Álvarez recuperó un balón en zona propia
de Colombia y se la pasó a Valderrama, quien envió un pase largo para Asprilla que
corrió hasta la zona de marcadores “gauchos”. Sin necesidad de gambetearlos, “El
Tino” pasó la pelota en medio de Borelli y Ruggeri. En ese momento apareció Valencia
para cerrar de un solo toque ese 5 a 0 con el que Colombia logró su clasificación directa
a USA 94.
Filippi decretó el final del compromiso para que por fin los jugadores colombianos,
tanto titulares como suplentes, directivos, y cuerpo técnico pudieran celebrar en pleno
centro del Monumental; los hinchas colombianos en la cabina de transmisión del Gol
Caracol 93 gritaron “vivas” a su patria; se armó una montonera de camisetas amarillas
en la mitad del campo y comenzaron a saltar. Al ritmo de esos brincos de los jugadores,
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comenzaron a sonar los aplausos de los argentinos para el equipo de Colombia, entre
esos los de Diego Maradona, el hombre que antes del juego declaró que la historia no se
podía cambiar.
El equipo se iba a refugiar en el vestuario, cuando fue solicitado por la gente para otro
aplauso, esta vez más grande. De pie, los argentinos volvieron a exaltar el trabajo de los
colombianos, aunque su director técnico nunca apareció en la celebración. Pacho
Maturana prefirió la soledad: se refugió en el camerino una vez terminó el encuentro,
instantes después de la corta charla que tuvo con “Bolillo” y que lo dejo pensando:
“Bolillo” no se movió, se quedó como atornillado al banco y con las
manos tomándose el rostro, me dirigió la mirada y con este aire de
filosofía que a veces lo identifica me dijo:
“Pacho, nos jodimos”
No le entendí lo que me quería decir y entonces remató:
¿No te das cuenta, Pacho? ¡Ahora nos toca ser campeones del mundo!
(Maturana-Talla Mundial, 1994, Pag.146)
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Capítulo X
Numero Uno, Mi Selección
La afición argentina empezó a abandonar en silencio el Monumental de Núñez, mientras
que la celebración “ tricolor” se trasladó al camerino a donde llegaron los medios de
comunicación colombianos para registrar el suceso ante todo el país.
En medio de los saltos de los jugadores criollos que fueron transmitidos en directo para
Colombia, William Vinasco volvió a pedir públicamente el día cívico. Mientras tanto,
las cámaras del Gol Caracol mostraban cómo el comentarista Adolfo Pérez se abrazó
con el defensor Luis Carlos Perea.
“Colombia, Colombia, Colombia”, corearon y brincaron los futbolistas “cafeteros”
junto a Adolfo Pérez. La transmisión puso de fondo una música salsa, mientras
insertaban una gráfica colorida que en letras pintadas de amarillo, azul y rojo decía
“Clasificamos”. Al rato, los muchachos de Maturana cambiaron el “ Colombia,
Colombia” por “René, René, René”, en homenaje al guardameta recluido por entonces
en la Cárcel Modelo de Bogotá .
En directo, Carlos Valderrama dedicó el triunfo a Colombia en nombre de todo el
grupo, y afirmó que la fiesta en el país iba a durar por lo menos una semana. Luego
Adolfo se dirigió a Gabriel Jaime Gómez, quien no pudo contener las lágrimas por la
emoción del momento. “Los hombres también lloran” le dijo Pérez a “Barrabás”, y éste
respondió al comentarista que “ese equipo es para la historia”.
“El Tren” Valencia recordó a las cámaras que en el fútbol ya nadie ganaba por nombre
ni por camiseta, así que el equipo venció porque trabajo con amor, y con ese mismo
sentimiento él y sus compañeros le dedicaban el triunfo a todo su pueblo.
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“Qué grande Óscar Córdoba en la portería de Colombia”, le dijo Adolfo Pérez al portero
de la selección, sobre todo cuando juntos recordaron esos minutos del segundo tiempo
donde Argentina aprovechó la confianza de la zaga “tricolor” y se lanzó al ataque. El
arquero agradeció el reconocimiento del comentarista por ese partido que llamó el más
importante de su carrera deportiva. De nuevo Córdoba dedicó el triunfo a su colega
René Higuita.
A esa hora toda Colombia también celebró el resultado que logró romper la historia.
Sobre las autopistas y calles de las grandes ciudades, municipios, cacerios y
corregimientos, la gente salió a agitar sus banderas. Se libraron batallas de Maizena, los
carros hicieron sonar sus bocinas hasta el cansancio, y la música de fiesta se escuchó
por toda parte.
“Y cuando la luna ya dominaba la ciudad apareció una camioneta con
un ataúd. Todos miraron y fueron testigos de cómo un hombre
enfundado en una bandera azul y blanco se derrumbaba en el féretro.
De inmediato aplausos y risas mientras el vehículo se perdía por las
calles, compartiendo con todos la escenificación de la alegría”. El
Espectador –Septiembre 6/93
En Bogotá, donde no importó la llovizna, hubo congestión de vehículos por el festejo.
Sobre las carreras 15 y 19, el patrocinador del equipo nacional instaló carpas con grupos
musicales que ambientaron la fiesta de los hinchas. Las autoridades realizaron controles
sobre algunas vías para prevenir incidentes de orden público debido a la influencia del
alcohol.
Sobre las aceras de las autopistas capitalinas se armaron grupos de hinchas dedicados a
esparcir harina o agua a los vehículos que transitaban por el lugar escogido para la
celebración. Aunque algunos de sus miembros ni se conocían entre ellos, uno que otro
trago también se repartió dentro de esas barras improvisadas. Más de 30 muertos se
reportaron esa noche de fútbol en la ciudad.
El alcalde mayor de Bogotá, Jaime Castro, accedió a la petición de los comentaristas del
Gol Caracol y declaró día cívico para el lunes 6 de septiembre. La administración de la
ciudad comenzó a preparar el recibimiento de los “héroes” de Buenos Aires, evento
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para el que la Alcaldía deseaba ver reunidos a todos los capitalinos ya que se trataba de
“una página gloriosa en el fútbol mundial”.
En las declaraciones a la prensa durante la celebración del camerino, “Barrabás” Gómez
dedicó la victoria al presidente de la república César Gaviria. Él desde su residencia
observó por televisión la goleada “cafetera” sobre Argentina. Según el primer
mandatario, esa fue la mayor satisfacción deportiva de Colombia en toda su historia.
Para Gaviria, el mejor gol del triunfo de la “mejor selección de América” fue el primero
de Freddy Rincón. Ese tanto llevó confianza a los jugadores para ir de frente al arco
contrario y marcar las demás anotaciones. A su vez, el presidente valoró la actitud del
“ gaucho” Diego Maradona al final del partido cuando aplaudió a los colombianos; sin
embargo, el primer mandatario jamás se dirigió a la gente por televisión para pedirle al
pueblo cordura en el festejo.
Pacho Maturana, “El Pibe” Valderrama y Luis Carlos Perea fueron recibidos con
aplausos en la rueda de prensa que se cumplió al cierre del partido en el Monumental. El
técnico colombiano se refirió a los aplausos argentinos cuando sonó el pitazo final del
árbitro Filippi, como el tributo de un pueblo al fútbol que más le gusta.
Alfio Basile, por su parte, no corrió con la misma suerte de su colega colombiano y
declaró en la conferencia que ese había sido el día más triste de su carrera deportiva. El
técnico albiceleste asumió la culpa de la derrota por 5 a 0, con lo que eximio a sus
jugadores de la responsabilidad por la goleada. “Fue un golpe durísimo, algo que no me
pasó nunca, un resultado que no estaba en la cabeza de ninguno de nosotros”, señaló el
entrenador.
Por primera vez se le vio en una conferencia de prensa al presidente de la Asociación
del Fútbol Argentino (AFA), Julio Grondona. Detrás de cámaras el directivo advirtió a
los periodistas que ninguno de los jugadores tenía contrato fijo con el seleccionado, así
que varios posiblemente tendrían que irse después de la derrota con Colombia. No fue la
misma noche de Buenos Aires donde la albiceleste se coronó campeona mundial en
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cancha de River por 1978, cuando celebró hasta el amanecer por la Avenida 9 de Julio y
el Obelisco.
Mientras que el festejo colombiano se trasladó del Monumental hacia el lobby del
Caesar Park, donde algunos jugadores y periodistas decidieron tomarse unos tragos
junto a la fanaticada que seguidamente
pronunciaba cánticos como “Argentina,
Colombia tu papá”, Pacho Maturana se marchó a su habitación para festejar en su
intimidad esa victoria que dentro de sí dedicó “a las personas que buscaron hacer una
guerra intestina en el seleccionado”.
Al día siguiente, cuando ya estaba listo en el Aeropuerto de Ezeiza el avión de Avianca
que iba llevar a los “héroes cafeteros” de vuelta al país, el técnico de la Selección
Colombia habló acerca del significado de ese triunfo contra los argentinos. Para él, era
satisfactorio darle al país esas alegrías que tanto necesitaba, aunque destacó que esa no
era una victoria solo suya, sino de un grupo de trabajo que simplemente encabezaba.
Maturana recalcó que los “gauchos” no tuvieron nunca argumentos futbolísticos para
ganarle a la “tricolor”, pues todo el tiempo se aferraron a la historia para apoyarse en su
tesis de superioridad. El técnico aseguró que con “Bolillo” Gómez siempre habían
pensado en que algún día iban a tomar mal parado a algún rival y le anotarían cinco o
seis goles; sin ser el mejor partido, Colombia logró vencer a un rival histórico por un
amplio marcador, razón por la que el triunfo se magnificó.
El trabajo del estratega chocoano con la selección finalizó después del 5-0, pues el
compromiso establecido durante la reunión en Cali con Bellini y los periodistas era
trabajar con el equipo por el tiempo de la eliminatoria. Tanto Maturana como Gómez,
debían continuar cumpliendo con sus contratos en América y Nacional respectivamente,
mientras la Federación evaluaba su continuidad para USA 94.
A falta de siete meses para el in icio de la Copa Mundo, Pacho dijo no comprometerse
con quienes ya comenzaban a decir que Colombia iba a ganar el torneo de selecciones.
Simplemente, la “tricolor” iba a ser un invitado especial en el Mundial, por lo que al
menos su obligación estaba en superar lo hecho en Italia 90. “Ya después que venga lo
demás”, señaló Maturana.
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El equipo colombiano despegó de suelo argentino, mientras que los ciudadanos de ese
país, hinchas del fútbol, tuvieron que enfrentarse desde la mañana con las portadas de
prensa que refrescaron de inmediato el recuerdo de la derrota.
La aerolínea patrocinadora del combinado patrio organizó un vuelo de primera clase, sin
escalas, desde Buenos Aires hasta Bogotá. Cada uno de los pasajeros, entre quienes se
encontraba la plantilla de jugadores, los periodistas, directivos y algunos aficionados,
recibió una botella de champaña para celebrar la “hazaña” durante las siete u ocho horas
de recorrido.
Pacho y “Bolillo” se ubicaron en las sillas de adelante del aeroplano. Entre risa y
chanza, juntos comenzaron la lectura de los diarios que hablaban de su triunfo. Por su
parte, el humorista Guillermo Díaz Salamanca regaló una rutina de imitaciones que
alegró aún más el ambiente entre los pasajeros. Hubo hasta transmisión radial para
Colombia, gracias a los servicios que brindaba la tecnología de entonces.
Mientras tanto, el Estadio El Campín se llenaba para acoger al onceno “cafetero” en su
llegada a la capital. El César Gaviria llamó al alcalde mayor de Bogotá, Jaime Castro,
para pedirle prestado el escenario deportivo donde se desarrollaría la fiesta con los
jugadores criollos, petición a la que el mandatario de la ciudad no se negó. La fuerza
pública desplegó un operativo alrededor del coliseo de la 57, similar al de un clásico
entre Millonarios y Santa Fe, con tres mil uniformados.
A las 5 y 20 minutos de la tarde, las más de 44 mil personas que copaban las graderías
del Campín entraron en euforia cuando vieron cruzar sobre el cielo del estadio un avión
de Avianca que posiblemente era el de la Selección Colombia.
Diez minutos más tarde aterrizó en el Aeropuerto El Dorado, el avión de Avianca que
transportaba a los ídolos nacionales, esperado por otro grupo de hinchas “tricolores” y
periodistas, que se dieron cita para estar junto a la selección en la caravana hasta El
Campín. Algunos de ellos lograron filtrar los controles de seguridad impuestos por la
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policía, lo que generó el caos en la pista aérea, y motivó a que el recibimiento del
presidente Gaviria a los jugadores se diera dentro del avión y no en público como estaba
previsto.
A codazos entre la multitud que rodeó el avión de Avianca, César Gaviria fue
transportado por sus escoltas hacia la puerta que esperaba ser abierta para dar cabida a
los “héroes” colombianos. Pasó media hora hasta que Carlos Valderrama con dos
maletas en su mano fue el primero en abandonar la aeronave, ante los vivas de una
muchedumbre que de cualquier manera quería tocarlo. “El Pibe” por fin alcanzó la
puerta del bus, luego de soportar la avalancha de personas que trató de contener la
policía con muy pocos hombres.
Al percatarse de lo que ocurrido con su compañero, los demás jugadores de la selección
no quisieron arriesgarse y decidieron salir del avión por la puerta trasera. Con todos los
futbolistas y cuerpo técnico ya adentro del bus, se inició la ruta al Nemesio Camacho
donde 50 mil individuos continuaban expectantes al homenaje.
Cualquier medio de transporte fue válido para que le gente siguiera el vehículo de la
“tricolor” por toda la Avenida 26, en un lento desfile adornado por las banderas, harina,
pitos y agua fría que desde horas atrás la gente se lanzaba entre sí con motivo del
festejo.
En realidad, ninguno de los hinchas pudo ver a los jugadores, ya que el
vehículo donde se transportaban era de vidrios polarizados; sin embargo, esto no fue
excusa para que la afición cambiara su actitud frente a los hombres que se encontraban a
pocos metros de distancia.
Fue tal la lentitud del recorrido al Campín, que al cabo de tres horas o algo más, los
futbolistas no aguantaron más y presionaron para que la caravana fuera más rápido. La
única solución fue desviar el recorrido a la altura de la Avenida 68, por lo que la gente
que se encontraba hacia el oriente esperando el bus, tuvo que resignarse a ver el
vehículo de los “cafeteros” por televisión.
El recorrido de la selección logró aligerarse hasta su llegada a la carrera 30 donde se
repitieron los actos de la noche anterior por parte de los hinchas, entre Maizena, licor y
pólvora. El tráfico por la avenida de acceso al máximo escenario deportivo de Bogotá
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volvió a quedar bloqueado por la situación. Mientras tanto, la agrupación Los
Tupamaros trataba de distraer la paciencia de los presentes en el escenario de la calle
57, quienes pedían de inmediato la presencia de su equipo de fútbol.
A las 8:15 de la noche, la llegada de la Selección de Pacho fue anunciada por el auto
parlante del estadio. Hasta ese momento, dejó de repetirse una y otra vez la narración de
los cinco goles a Argentina de la voz de Édgar Perea, para dar paso a la presentación de
cada uno de los guerreros colombianos que se bajaron del bus a recibir la ovación de su
pueblo. Los jugadores de Pacho lucían a esa altura sus vestidos de paño totalmente
arrugados y la corbata desapuntada por el trajín del viaje
En las afueras del Campín, la gente que trató de entrar a la fuerza al escenario se
enfrentó con la Policía Antidisturbios. La violencia a raíz de lo que debió ser la
tranquila celebración de una victoria volvió a presentar un balance extradeportivo como
el del 5 de septiembre: en total fueron reportados 29 heridos y más siete quemados con
pólvora.
En un rincón de la tarima, toda la plantilla de jugadores escuchó el discurso del
presidente Gaviria, elogiando la tarea cumplida en tierras “gauchas” ante los vigentes
sub campeones del mundo. A petición del primer mandatario, la Selección Colombia
recibió un minuto de aplausos en demostración del “orgullo y alegría” que albergaba al
país durante esas horas de triunfo.
Gaviria afirmó que la victoria del seleccionado de Colombia era la muestra de que ya
existían unas bases con las que podría divisarse un mejor porvenir para todos los
ciudadanos, lejos del pesimismo y la violencia. En nombre de 34 millones de
compatriotas, el presidente le entregó al “Pibe” Valderrama la Cruz de Boyacá, máxima
condecoración en el país para compartirla con el resto de sus compañeros de equipo.
“Gracias a todos ustedes, a los titulares y a quienes impulsaron a los
demás desde la banca. Colombia entera tiene de nuevo la oportunidad
de dejar en alto nuestra bandera. Ustedes han demostrado en qué
consiste el nuevo país” César Gaviria Sept.6/93
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Maturana recibió una mención especial de manos de Gaviria, ya que fue él junto con
“Bolillo” el gestor del proceso que tenía a Colombia en ese momento ubicado entre la
élite del fútbol mundial. Por sus hazañas, el técnico “cafetero” obtuvo la Orden de
Boyacá expedida por el gobierno nacional.
Cerca de 15 o 20 minutos estuvieron los muchachos de la Selección Colombia sobre la
grama del Campín, recibiendo el homenaje de la ciudadanía capitalina por la nueva
“ gran hazaña” del balompié criollo. El 5-0 a Argentina se unió desde ese día al 4-4 con
la Unión Soviética en Chile 62, el 1-1 en Wembley contra Inglaterra, y el empate
también por un tanto frente a los alemanes en Italia 90.
En medio del jolgorio, los jugadores se atrevieron a hacerle una petición pública al
presidente, considerado por el equipo como un amigo más, ya que el gobernante
siempre dedicaba un tiempo especial a cada futbolista cuando necesitaba algún tipo de
favor como a “Barrabás” o Faustino Asprilla. Aquella noche, toda la Selección le pidió
a César Gaviria que liberara a René Higuita de la cárcel, pues estaban confiados en la
inocencia del guardameta antioqueño.
“Hay que entendernos. Estábamos en un momento de gloria, gloria en
la cual él fue un obrero muy importante y en la cual tenía también
autoría, por lo que anhelábamos que estuviera allí” (Maturana-Talla
Mundial, 1994, p.160)
Higuita llevaba tres meses en la Cárcel Modelo de Bogotá luego de interceder en la
liberación de una niña secuestrada y haber recibido una remuneración económica. Los
jugadores y el cuerpo técnico del combinado patrio aseguraron al presidente que si René
obró mal fue con ingenuidad, porque era una persona de buen corazón que le gustaba
ayudar; no obstante, Gaviria guardó silencio y esto lo comprendió la plantilla de
futbolistas. “ Vivimos en un país que tiene leyes y sus jueces sabrán resolver con justicia
su situación”, expreso Francisco Maturana.
Después del festejo en el Nemesio Camacho la selección se disolvió y cada uno de los
“héroes” fue distinguido en sus respectivas ciudades, a la espera de saber cómo iba a ser
el proyecto de preparación a Estados Unidos 94 y quién lo iba a dirigir, ya que
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Maturana no tenía un contrato firmado vigente con la Federación Colombiana de
Fútbol. La intención de Juan José Bellini era la de conseguir uno o dos estrategas que le
dedicaran las 24 horas al seleccionado.
Bellini señaló que la victoria ante Argentina sirvió de antídoto para superar su
enfermedad que por poco lo mata y le impidió asistir a la goleada en Buenos Aires. El
directivo afirmó que la proporción del triunfo colombiano ante un rival de tan pesados
quilates como los “gauchos”, iba a cotizar de tal manera a la Selección que permitiría
cobrar entre setenta y cien mil dólares por partido de preparación a USA 94, que era
más o menos lo que pedía por fogueo la selección de Uruguay, descalif icada por Bolivia
en el grupo B de las eliminatorias al mundial.
El directivo del mayor ente del balompié en Colombia afirmó que ya era claro que la
escuadra “cafetera” no iba a ser cabeza de grupo en la Copa Mundial pues, aunque le
ganó por 5 a 0 al vigente subcampeón orbital, todavía no contaba con la tradición
futbolística para alcanzar dicho reconocimiento.
En Medellín, mientras tanto, tuvo que suspenderse la ceremonia de condecoración que
se le iba a hacer a los jugadores y cuerpo técnicos antioqueños del equipo colombiano, a
raíz del secuestro del hijo de Luís Fernando “Chonto” Herrera que ocurrió apenas cuatro
días después de la goleada en el Monumental. Al niño de tres años lo raptaron, al
parecer con fines extorsivos, aunque en menos de 24 horas debido a la presión de las
autoridades sobre los delincuentes, el menor regresó a su hogar tras ser abandonado en
una iglesia de la capital antioqueña por parte de los secuestradores, posteriormente
capturados.
“Quiero decirles que luchemos por la paz y que colaboremos con las autoridades para
que podamos seguir logrando cosas importantes como lo que hemos logrado con mi
hijo”, señaló el lateral derecho de la Selección Colombia, a lo que los uniformados
respondieron que ese era el mínimo homenaje que le podía hacer a sus futbolistas por lo
hecho el 5 de septiembre en cancha de River.
A finales de septiembre, llegaron a las páginas del diario El Tiempo las declaraciones
del ex futbolista argentino Jorge Valdano, donde criticó el posible regreso de Diego
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Maradona al combinado de su país para jugar el repechaje ante Australia. El entonces
técnico del Tenerife de España fue consultado sobre la selección de Maturana, a quien
conoció en territorio ibérico cuando dirigió a Valladolid, y afirmó que le gustaría verla
coronada campeona del mundo en Estados Unidos.
Un episodio con la Comisión Disciplinaria de la Dimayor sacó de casillas a “Pacho” a
un mes del sorteo que iba a definir los rivales de la Selección Colombia en USA 94. El
organismo disciplinario sancionó con 10 fechas de suspensión y $ 1 782.000 de multa al
que todavía era técnico del América de Cali, por sus declaraciones en contra del árbitro
que dirigió el juego entre los “Diablos Rojos” y Nacional, entrenado por “Bolillo”
Gómez.
Maturana señaló ante los medios que el juez de ese partido jugado el 31 de octubre del
93, aprovechó la fecha de halloween para disfrazarse de árbitro de fútbol. Esto no solo
le generó la multa sino que lo hizo enfrentarse a su amigo “Bolillo”, quien le dijo que
por más “Pacho” que fuera no tenía derecho de decir que en Medellín lo habían
atracado. A raíz de los hechos, el estratega del 5-0 expresó sus dudas acerca de
continuar dirigiendo al equipo nacional de Colombia en Estados Unidos.
Los elogios para la selección de Pacho continuaron desde el exterior, por parte de los
técnicos Arrigo Sacchi de Italia, Roy Hodgson de Suiza y Berti Vogts de Alemania. El
primero dijo que Colombia era capaz de triunfar sobre cualquier rival, por lo que no le
gustaría enfrentarse con ella en primera ronda del mundial; el suizo Hodgson se apoyó
en un artículo de Pelé en el que dijo que la “cafetera” era la selección que mejor
practicaba el fútbol en el continente, para expresar que el equipo “tricolor” logró una
mezcla exitosa basada en la técnica suramericana y la táctica del Viejo Mundo; mientras
tanto el estratega germano expuso su admiración por hombres como Faustino Asprilla y
Adolfo Valencia, aunque afirmó que era poco probable el título del torneo para el
onceno de Maturana.
La mayoría de técnicos del interior igualmente sondeados, coincidieron en que
Colombia se iba a ubicar como mínimo entre los ocho mejores equipos de USA 94, ya
que la mayoría de su nómina contaba con la experiencia de un mundial y varios torneos
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internacionales, además de la jerarquía mental necesaria para sostenerse en instancias
definitivas.
“Para mí esta es la Selección del siglo para Colombia. ¡Cuándo se
volverá a reunir un grupo con Valderrama, Rincón, Asprilla, Valencia,
todos, en el esplendor de su carrera? Jugadores con experiencia, la
mayoría con un Mundial encima. Si uno se pone a revisar, Colombia
debe ser uno de los equipos con más repitentes con respecto a Italia”.
Jorge Luis Pinto en El Tiempo - 28 Nov./93
En silencio se apagaron las alarmas sobre la posible dimisión de Pacho Maturana y
“Bolillo” Gómez al frente de la selección, después de los incidentes verbales entre rojos
del Valle y verdes de Antioquia. El 28 de noviembre de 1993, Juan José Bellini le contó
al país cuál era el proyecto que se convertía según sus propias palabras en “el más
complejo apoyo logístico de toda la historia” para un onceno colombiano de mayores.
Bavaria firmó un contrato de patrocinio por nueve millones de dólares para todas las
selecciones, a partir de enero del 94 y durante cuatro años. Una parte del apoyo de la
cervecera a la plantilla iba a ser reconocida en tiquetes aéreos a nombre de Avianca,
empresa que además le proporcionaría trajes a los futbolistas para sus desplazamientos.
Umbro, por su parte estampó su firma por dos años como proveedor de los uniformes y
sudaderas deportivas que usaría la escuadra “tricolor” en tierra norteamericana.
Caracol Televisión, como parte del emporio Santodomingo, adquirió los derechos para
transmitir los partidos de preparación al Mundial del equipo colombiano. La realización
de tales compromisos era gestionada por la empresa de nombre Interamericana, a quien
la Federación solicitó al menos 12 juegos internacionales para el fogueo del
seleccionado “cafetero”.
Por cada partido la Federación Colombiana de Fútbol recibiría entre 60 y 80 mil
dólares, dependiendo de la capacidad económica de los rivales. Antes de las
eliminatorias a Estados Unidos, el equipo de Pacho recibía 30 mil dólares como
máximo por compromiso amistoso y se daba por bien servido.
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De igual manera, el ente mayor del balompié en el país exigió el pago de
derechos, o al menos un permiso, a las empresas que quisieran hacer
publicidad a nombre de la Selección Colombia. A lo ingresos de la
Federación se suman los cerca de 600 mil dólares que pagaría la FIFA por
jugar cada partido de al CopaM und ai l.
Cerca a los tres millones de dólares iba a costar la preparación colombiana a USA 94,
que Bellini calificó de “cinco estrellas”. A comparación de Italia 90, el fogueo de la
Selección para el próximo mundial costaba dos millones más en el presupuesto; sin
embargo, el máximo directivo del balompié colombiano expresó: “La Federación no
aspira a tener ningún tipo de utilidad. La única meta es llenar a la Selección de las
mayores garantías posibles, tanto económicas como humanas, para tener una
participación decorosa en el Mundial”.
El presidente de Fedefútbol confirmó la presencia en la Copa Mundial de la dupla
técnica Maturana/Gómez al frente de la dirección del onceno criollo. Su vinculación se
dio bajo las mismas condiciones de siempre, es decir, sin desvincularse de los clubes
donde estén inscritos. Ambos estrategas estuvieron de acuerdo en que era más
provechoso estar cerca de los jugadores desde antes de la concentración definitiva.
Aprendida la lección de Italia 90 cuando Maturana se percató de lo extensa que fue la
gira preparatoria, y que pudo haber incidido en el estado anímico de los jugadores antes
del juego contra Camerún, Pacho estableció que una vez terminados los compromisos
de fogueo, los futbolistas debían volver a sus equipos. Eso sí, con absoluta disposición
para regresar cuando la selección nacional lo requiera.
De “Sui Generis” fue calificado el proyecto preparatorio de Colombia rumbo a la cita
mundialista. La selección suramericana era la única de las 24 clasificadas al Mundial
que no poseía técnicos de tiempo completo y con jugadores que podían devolverse a sus
clubes. Para el 11 de enero del 94 quedó concretada la siguiente cita en Cali, donde cada
uno de los futbolistas debía hacer su reacondicionamiento físico posterior a las fiestas
de fin de año, con el objetivo enfrentar el 28 de febrero a Venezuela en el primer
compromiso preparatorio.
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Los compromisos del campeonato colombiano terminaban para Maturana por el 93,
pero no los reconocimientos por su labor al mando del seleccionado patrio. El técnico
chocoano fue escogido para dirigir al equipo de estrellas de los equipos participantes en
la Copa Mundo, un onceno mixto que jugaría contra el Milán el 29 de diciembre en el
Giusseppe Meazza a beneficio de la UNICEF. Freddy Rincón y “El Pibe” Valderrama
también fueron seleccionados para hacer parte de esa nómina.
El anuncio sobre Maturana se hizo durante la presentación de la ropa deportiva Umbro,
marca que usaría Colombia en USA 94 y en cuyo recinto se encontraba Pelé, invitado
por gestión de Juan José Bellin i. El tres veces campeón mundial con la Selección Brasil
le obsequió un balón autografiado a Pacho con la inscripción “Para mi gran amigo y
hermano, Francisco Maturana”, y a su vez expresó sus deseos porque la final del
próximo mundial la disputaran las escuadras “tricolor” y “verdeamarelha”.
En el Centro de Convenciones de Las Vegas, Estados Unidos, se cumplió el 19 de
diciembre de 1993 con el sorteo de grupos de la Copa Mundial, donde el equipo de
Francisco Maturana estaba incluido junto a otros 23 seleccionados. Los oncenos de
Alemania, Estados Unidos, Italia, Brasil, Bélgica y Argentina (aún llegando al torneo
por la vía del repechaje tras su derrota 5-0 ante Colombia) fueron escogidos por FIFA
para ser las cabezas de serie, algo que dejó a la “tricolor” compartiendo el biombo dos
junto a Boliv ia, México, Marruecos, Nigeria y Camerún.
Colombia quedó incluida en el grupo A -con sede en Los Ángeles y San Franciscojunto a la selecciones de Suiza, Estados Unidos y Rumania, su primer rival en el
calendario. Desde la ciudad de Cali, donde disputaba la final del torneo rentado con
América, el técnico Maturana afirmó que el pulso entre los contrincantes para clasificar
a segunda ronda iba a ser muy equilibrado.
Acerca de los estadounidenses, Pacho afirmó que no se le debía considerar un equipo
débil por su escasa tradición futbolística, ya que la historia mostraba lo duros que eran
los anfitriones en las copas mundiales. En ningún campeonato orbital, el local ha
quedado por fuera de competencia en la primera fase.
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Maturana se refirió igualmente a Rumania como un equipo respetado en Europa por su
calidad, mientras que de Suiza comentó que su participación no era sorpresiva luego de
haber quedado por detrás de Italia en las eliminatorias. A propósito, el técnico
colombiano señaló que hubiera deseado ver a su onceno enfrentándose a los italianos en
la fase de grupos, luego de la experiencia en el Mundial del 90 donde lograron un
empate ante los campeones alemanes.
Por no ser potencias futboleras, los rivales del grupo de Colombia representaban para
“Bolillo” Gómez cierto grado de preocupación, en la medida Rumanía, USA y Suiza
podrían no generar la preocupación suficiente entre los hinchas y futbolistas “cafeteros”.
“En Italia teníamos a Yugoslavia y Alemania, estábamos muy asustados pero nos
esforzamos al máximo y superamos la primera ronda”, señaló el asistente técnico.
“Sobre el papel, el hecho de compartir la serie ante el equipo anfitrión,
parece un tanto complicada, pero la otra cara de la moneda sería decir
que de las seis cabezas de grupo, indudablemente, el más débil es
precisamente el conjunto estadounidense…Más bien, habría que mirar
el potencial de los otros dos contendores. El Tiempo. 20 dic. /93
Mientras tanto, Juan José Bellini aseguró que después del sorteo había altas
posibilidades de clasificar a los octavos de final, pese a que el grupo de Colombia
tampoco iba a ser fácil. El zar del fútbol criollo agregó que los rumanos y suizos dieron
una muestra de gran potencial futbolístico en la fase eliminatoria, aunque el factor de las
sedes en Los Ángeles y San Francisco podría favorecer a la “tricolor” ya que allí
permanecía radicado un amplio número de compatriotas (40 mil aproximadamente).
Las fiestas navideñas le entregaron al fútbol de Colombia tres galardones más a los ya
sumados por el triunfo en las eliminatorias a USA 94. Primero, la FIFA destacó al
equipo de Pacho como la revelación del año por su rendimiento durante la campaña
premundialista que se cerró en Argentina. A esas alturas, la escuadra “cafetera” se
ubicaba en el sexto lugar de las listas de apostadores. El año finalizó con la escogencia
por parte del diario El País de Uruguay de Francisco Maturana como el mejor técnico
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del continente, mientras que Carlos “El Pibe” Valderrama obtuvo su segundo galardón
(el primero fue en 1987) que lo condecoró mejor jugador de Suramérica del 93.
Cuatro colombianos integraron la selección ideal del continente escogida por el país: El
defensa Luis Carlos Perea y los volantes Valderrama, Álvarez y Rincón, quien hizo
parte del equipo “Resto del Mundo” que dirigió Pacho Maturana contra el Milán de
Italia en el Giuseppe Meazza. El estratega chocoano recibió 26 votos en la escogencia
del mejor técnico, ocho más que el brasilero Telé Santana. En los primeros días del año
se llegó a rumorar del supuesto paso de Maturana al equipo “rossonero” y al Real
Madrid.
La Selección Colombia se reunió por primera vez en 1994 el día lunes 17 de enero, para
encarar los primeros ocho juegos de los 20 preparatorios solicitados por el cuerpo
técnico antes del Mundial. Dentro de la nómina de 18 jugadores que se reunieron en
Bogotá no figuraron Faustino Asprilla, Adolfo Valencia, Freddy Rincón, ni Farid
Mondragón, ya que por sus compromisos con los clubes del exterior, al parecer sólo
iban a poder estar con el equipo faltando apenas un mes para el inicio del torneo.
Dos días antes del primer partido en Barinas, ante Venezuela, se desató una
confrontación verbal entre Maturana y el argentino Carlos Bilardo, a raíz de un artículo
publicado por éste último en la revista El Gráfico . Allí, el técnico campeón del mundo
en el 86 y subcampeón del 90 explicó que por esos momentos había dos países
confundidos: Argentina, porque perdió 5-0 y pensó que se le había acabado el mundo, y
Colombia, que por haber goleado a los “gauchos” se creían los dueños del mundo.
“Colombia no tiene que agrandarse tanto, ya lo dije. No sé si son
candidatos a ganar el Mundial de 1994. Creo que todavía les falta,
aunque estoy seguro de que es el fútbol con más futuro en
Suramérica”. Carlos Bilardo en El Tiempo - 27 Ene. /94
“No es más que una serie de sandeces. Es cierto que los que ganan son quienes tienen
derecho a hablar, pero eso no les permite decir mentiras impunemente”, le respondió
“Pacho” al estratega argentino. Agregó que Bilardo estaba padeciendo una especie de
enfermedad que se traducía en una crisis por el éxito ajeno, ya que sus jugadores se
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encontraban con los pies puestos sobre la tierra mientras que el recuerdo del 5-0 solo
quedaba en la cabeza de los aficionados.
Bilardo debía estar acá para saber lo que en realidad está pasando.
Nosotros, los miembros de la Selección, tenemos claro que en la Copa
América no fuimos inferiores a Argentina. En las eliminatorias los
superamos de locales y de visitantes, y ahora debemos trabajar duro
para alcanzar el nivel que nos permita volver a vencerlos. Maturana en
El Tiempo -27 Ene. /94
Pasados 144 días de la goleada “monumental” ante Argentina, que ya había pasado a la
historia según Maturana, la Selección Colombia de mayores volvió a tocar el balón
contra los venezolanos como inicio a su gira premundialista. Hasta antes de la
preparación a la Copa Mundial, la llave Pacho-“Bolillo” completaba 60 partidos al
mando del combinado nacional, con un balance de 30 triunfos, 20 empates y 9 derrotas.
Ante los “patriotas” llegó la victoria número 31, dos goles a uno, con tantos de John
Jairo Tréllez e Iván René Valenciano.
“Resulta lógico que el cuadro colombiano no haya podido desplegar toda su sinfonía,
sencillamente porque la etapa de preparación hacia su participación en el Mundial de
Estados Unidos apenas comienza”, señaló el diario El Tiempo como excusa ante una
primera presentación que, si bien terminó en victoria, logró disgustar a los mismos
periodistas en la forma de juego. Según ellos, las malas entregas del balón y la falta de
físico, entre otros factores, fueron la muestra del escaso ritmo de competencia que
llevaban los futbolistas después de los festejos de navidad. No obstante, en Venezuela
los organizadores vendieron el compromiso como “el acontecimiento deportivo del
año”.
En la primera semana de febrero la Selección Colombia empacó maletas, junto con los
periodistas deportivos más reconocidos del país, rumbo al desierto de Arabia Saudita.
La idea era realizar dos compromisos preparatorios ante el combinado de ese país que
también iba a estar presente en la Copa del Mundo.
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Hubo admiración mutua entre visitantes y anfitriones cuando se dio el choque de las
culturas asiática y sudamericana, en especial por la vestimenta. Por una parte, los
turbantes y camisones extensos que eran portados desde el ciudadano más común, hasta
el presidente de la Federación de Arabia; de otro lado, los orientales también observaron
con sorpresa a la plantilla de futbolistas que comenzaron a pasearse por su país portando
sudaderas que, para completar, en ningún lado tenían el nombre de Colombia sino el de
los patrocinadores.
Ni en Medio Oriente, el onceno de Maturana dejó de ser objeto de elogios por su forma
de jugar al fútbol. Aficionados, tanto de Arabia como de otras partes del continente y
Europa, se dedicaron a aprovechar la presencia del equipo colombiano en Jeddah para
asediar a los jugadores y expresarles su admiración. Hasta los asistentes del técnico Leo
Beenhaker asediaron a Pacho para profesarle el respeto por su plantilla y de una vez
brindarle su pronóstico mundialista. “ Si no quedan entre los cuatro primeros en Estados
Un idos, me retiro porque entonces yo no sé de fútbol”, afirmó el colaborador del
técnico árabe cuyo nombre era Ismael.
En su primera salida, con tanto de Iván Valenciano, el equipo colombiano empató a un
gol frente a los árabes. El calor que hizo durante el partido hizo que en promedio los
futbolistas “cafeteros” perdieran tres kilos de peso corporal en promedio, aunque lo
disminuido en masa se pudo retribuir en compensación monetaria. 300 dólares recibió
cada jugador por su primer empate de la gira, sumados a los 80 diarios que le fueron
entregados por cuestión de viáticos. En caso de una victoria en los partidos de
preparación, aquellos donde Maturana resaltaba que los resultados eran lo de menos,
cada deportista recibía 600 dólares.
Víctor Hugo Aristizábal le dio el segundo triunfo a Colombia en su fogueo rumbo a
USA 94. Bajo 30 grados de temperatura, los árabes no pudieron en esa ocasión superar
el esquema planteado por el onceno de Pacho, en lo que la prensa “cafetera” calificó
como el mejor partido de la preparación hasta el momento. La siguiente parada era
Italia para medirse a la Fiorentina, líder de la segunda división del “ calcio”.
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Para el partido de Colombia ante el puntero de la serie B del balompié italiano se habló
sobre la “revancha” personal que tomaría Gabriel Batistuta, aquel delantero argentino
que no pudo superar la valla de Óscar Córdoba en la goleada 5-0 del Monumental. El
“Bati” era una de las figuras más destacadas de la “ Fiore”.
Toda la nómina de periodistas y jugadores colombianos llegó a la tribuna preferencial
del Estadio Enio Tardini, para presenciar la victoria del Parma de Faustino Asprilla
ante la Sampdoria. El “Tino”, que también recibió la visita de su familia ese fin de
semana, invitó a comer a sus compañeros de Selección a un costoso restaurante de la
ciudad como forma de agradecimiento, y les anunció su presencia en la cancha el martes
siguiente para el partido contra Fiorentina.
Batistuta fue el más insistente de la “Fiore” sobre al arco de Córdoba, pero una vez más
el goleador argentino fracasó en su intento de superar al guardavallas “cafetero”. Frente
a sólo 1500 espectadores, que en su mayoría eran técnicos y estudiosos del fútbol local,
el arquero colombiano fue uno de los más destacados en el empate sin goles de la
“tricolor” ante el equipo italiano. Faustino Asprilla tampoco contó con suerte para el gol
durante los minutos que estuvo en el campo como titular.
Luego del paso por Florencia, donde el equipo de Pacho también fue invitado a pasar un
rato en la sede de la Selección Italia - el Centro Deportivo de Corvesiano – junto a
técnicos como Arrigo Sacchi y Carlo Ancelotti, la gira preparatoria se trasladó al mismo
Estados Unidos, sede del Campeonato del Mundo. En Miami, Colombia tenía previsto
jugar dos partidos contra los representativos de Suecia y Bolivia.
La alegría regresó a las toldas “cafeteras” pues, según Maturana, ya se sentía el desgaste
de estar en otro continente, habituados a horarios, comidas e idioma distintos al de la
tierra propia. Los jugadores de Colombia veían a Miami como su regreso a lo más
cercano.
El viernes 18 de febrero del 94, los suecos se midieron a Colombia sin la mayoría de sus
principales figuras como Tomas Brolin, compañero del “Tino” Asprilla en el Parma. El
compromiso en el Orange Bowl trascurrió la mayoría de su tiempo en el medio campo,
sin creación de opciones de peligro para ninguno de los dos bandos, hasta el minuto 40
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cuando Carlos “El Pibe” Valderrama chocó en una pelota divida con Kennet Anderson,
hecho que dejó tendido en el suelo al samario por espacio de cuatro minutos.
La camilla entró al campo de juego, lo que indicaba que posiblemente se produciría la
sustitución de Valderrama; no obstante, el capitán de Colombia confesó más adelante
que necesitaba cobrar esa agresión que lo dejó resentido y por eso prefirió quedarse en
la cancha. Cuatro minutos más tarde, “El Pibe” encontró la oportunidad y se lanzó en
plancha sobre Stefan Rehn. Los jugadores suecos le protestaron el árbitro que solo le
hubiera sacado la tarjeta amarilla al colombiano. Ante las quejas de los europeos, el
volante samario le lanzó un manotazo a Anderson que terminó en la cara de Leonel
Álvarez; el juez de línea le notificó al central lo que estaba pasando, y por primera vez
en nueve años el “estandarte” de la Selección Nacional recibió tarjeta roja.
El 10 de Colombia salió de la cancha flexionando su rodilla adolorida, por lo que de
inmediato le fue colocada una toalla con hielo. En 32 años de vida, jamás Valderrama
había sufrido algún tipo de lesión. En la cancha, mientras tanto, esto se tradujo en la
sustitución de Valenciano por Álex Escobar, quien llegó a cumplir la función de
enganche para el segundo tiempo.
“Los propios suecos se dieron cuenta del golpe anímico que sufrió la Selección
Colombia con la salida de Valderrama”; por lo tanto, decidieron irse al ataque sobre la
portería cafetera, convirtiendo en figura a Óscar Córdoba, ya que el onceno tricolor no
hizo nada más allá que circular la esférica por la mitad de la cancha guiados por
Escobar.
“Es valiosa la salida de Carlos Valderrama, porque permite pensar qué
pasará el día que este jugador se lesione seriamente y no pueda
participar de los compromisos. Cuando estuvo en el campo, había la
posibilidad de pensar en que el fútbol de Colombia llegaría”.
El Espectador 19 Feb. /94
Desde Colombia llegaron llamadas de todos los frentes preguntando por la suerte del
capitán de la Selección. En el lobby del hotel donde estaba hospedado el equipo de
Maturana no dejó de sonar el teléfono mientras “El Pibe” averiguaba lo que ocurrió
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realmente con su rodilla. “El sueco me cayó encima y sentí que algo traqueó. De pura
piedra seguí jugando para buscar el desquite”, señaló Valderrama.
Esguince de primer grado y de tres a cuatro semanas de incapacidad, fue el primer
diagnóstico realizado al “Pibe” Valderrama en el Hospital Baptista de Miami. En caso
de ser una lesión de ligamentos, el capitán “cafetero” era consciente de que se perdería
la Copa Mundial, pues cuatro meses (tiempo que quedaba para el inicio de la cita
deportiva) no eran suficientes para recuperarse. El médico de la “tricolor”, Hernán
Luna, expresó que lo mejor no era adelantarse a los pronósticos sino hacer la artroscopia
que determinaría la verdadera gravedad de la lesión.
El Atlético Junior, propietario de los derechos deportivos del “Pibe”, decidió que lo
mejor para el jugador era que viajara a Colombia (más exactamente a Barranquilla,
junto a su familia) para realizarse la artroscopia en su rodilla derecha con el doctor
Carlos Uribe Vélez, el mismo que operó poco tiempo atrás a Iván René Valenciano.
“ Valderrama estará listo para el mundial”, aseguró el médico Uribe una vez terminó la
cirugía al centrocampista samario en el Hospital San Ignacio de Bogotá. Después de una
hora y 15 minutos de operación, el galeno dijo que al 10 colombiano se le encontró una
distensión del ligamento cruzado anterior; desprendimiento y ruptura del menisco
externo, y lesión del ligamento mucoso que provocó una hemorragia en la articulación.
Sus antecedentes sin lesiones favorecerían, según Uribe, para que la recuperación del
volante samario se diera en mes y medio.
Maturana expresó su fe por la recuperación del que llamó el “cerebro” de su sistema. El
técnico “tricolor” señaló que Valderrama contaba con las condiciones para
reincorporarse al modo de trabajo del equipo colombiano en cualquier momento, porque
ya lo conocía de memoria.
Mientras que el “Pibe” debía trabajar en su fisioterapia para volver a las canchas, la
preparación del resto de la plantilla mundialista tuvo que continuar. El llamado a
reemplazar a Valderrama en la mitad de la cancha durante el siguiente mes fue Álex
Escobar, jugador del América de Cali, criticado constantemente por la prensa debido a
sus altibajos en el campo de juego.
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Los colombianos vencieron a Bolivia en su sexto partido de la gira, con goles de Miguel
Asprilla y Wilson Pérez. En el compromiso no participaron por lesión, ni Valderrama ni
Etcheverry, ambos líderes naturales de sus respectivos seleccionados. Pese al resultado
en favor de la escuadra “cafetera”, el periodista Wbeimar Muñoz destacó que al equipo
se le perdió por momentos la posesión de la pelota y a su vez la sorpresa en frente de
ataque. Sin “El Pibe” la selección de Maturana perdió un liderazgo que trató de
encontrar en otros hombres, pero sin la misma efectividad del samario, expresó el
comunicador.
En el partido contra los coreanos del 27 de febrero, Maturana reconoció que a Colombia
se le notaba la ausencia de Valderrama ya que se había perdido la posesión de la pelota.
Además, dijo “Pacho”, los asiáticos lograron marcar una gran diferencia en cuanto a la
velocidad de juego debido a que la selección “cafetera” era un equipo físicamente lento,
aunque rápido lentamente.
“Ellos resultaron ser el rival más competitivo de la gira porque ya
tienen trabajo, dinámica, son consistentes en sus planteamientos y
fuertes en el campos” - (Maturana-Talla Mundial, 1994, Pg. 172)
En el estreno de Questra, balón oficial de la Copa Mundo creado por la firma Adidas, el
arquero Óscar Córdoba perdió su invicto de cuatro compromisos sin recibir gol. A los
21 minutos de juego Corea ya ganaba por dos goles a cero, pero en el complemento
Alex Escobar y Víctor Aristizábal lograron igualar las acciones para mantener así la
seguidilla colombiana de partidos sin ser derrotados.
La delegación nacional salió de territorio estadounidense, no sin antes decidir el lugar
de entrenamientos para el combinado patrio durante el Mundial. La cancha Titan de la
Un iversidad de Fullerton, ubicada a unos 50 kilómetros de Los Ángeles y del estadio
Rose Bowl (sede de los dos primeros partidos ante Rumania y USA), fue la escogida
por el cuerpo técnico de la selección para desarrollar las prácticas antes de los
encuentros.
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Aparte de las buenas condiciones que ofrecía el césped del Titan a la Selección, este
sitio también era consecuente con las sugerencias de la FIFA para que los equipos
trabajaran con privacidad, lejos de espías y de hinchas imprudentes. El cuerpo técnico
aprobó el pequeño estadio de Fullerton como sede entrenamientos, aunque no dio por
completo el visto bueno al Hotel Marriott para ser sitio de hospedaje en pleno Mundial.
“El cuerpo técnico quiere un hotel más pequeño, aunque esto no significa que les haya
disgustado el Marriott”, advirtió el delegado del equipo “cafetero” Gustavo Moreno
Jaramillo.
Los colombianos hicieron su primer ensayo de entreno en la cancha de Fullerton, previo
al partido amistoso del 2 de marzo ante México en el Estadio Azteca. Este duelo,
importante para Maturana en la medida que se trataba de dos rivales de similares
condiciones, finalizó sin goles.
Trece días más tarde, la plantilla “cafetera” aterrizó en el estadio El Campín de Bogotá,
donde cerró su primera gira premundialista con victoria por la mínima diferencia sobre
el Sao Paulo de Brasil con gol de Víctor Hugo Aristizábal. Este choque entre la
revelación de la temporada 93 según la FIFA y el reciente campeón de la Copa
Intercontinental de clubes dirigido por Telé Santana, se realizó a beneficio de la
Corporación Gustavo Matamoros dedicada a rehabilitar huérfanos, viudas y heridos de
las Fuerzas Militares.
El presidente César Gaviria asistió al partido con varios de sus ministros, así como el
alcalde de la capital y los candidatos a la Presidencia de la República. Esa noche, el
escenario del balompié bogotano convocó a la sociedad común junto personalidades de
la vida nacional para aplaudir al equipo de Maturana por primera vez antes del mundial.
“La Selección Colombia es la imagen viva del país, aquella que invita
a la alegría, que reúne a ricos y pobres, que no entiende de clases
sociales porque todo el mundo deletrea y lanza vivas a sus
integrantes”. El Tiempo – 16 Mar. /93
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Ese compromiso contra los brasileros fue, según Pacho, el de la consagración de Álex
Escobar como reemplazante del “Pibe” Valderrama en su función de creativo. Al
minuto 12 de juego, fue él quien elaboró la jugada que definió Aristizábal para la
victoria colombiana sobre el club campeón del mundo. Esa noche también se estrenaron
con el seleccionado “cafetero” los jugadores Néstor Ortiz, Oswaldo Santoya y Henry
Zambrano.
En su primera etapa de preparación a USA 94, la Selección Colombia recorrió tres
continentes en dos meses para jugar nueve partidos, ninguno de ellos con derrotas,
cuatro victorias, nueve goles a favor y cuatro en contra. El rendimiento numérico de la
“tricolor” también se vio reflejado en el escalafón de selecciones de FIFA, donde pasó
del puesto 37 al 20 en el transcurso de sesenta días; no obstante, dos de sus rivales en el
grupo A del Mundial, Suiza y Rumania, superaban a Colombia en esta clasificación
(posiciones 5 y 10 respetivamente), mientras que los Estados Unidos ocupaban el lugar
número 21.
A finales de marzo fue publicada en una edición especial de la revista deportiva
argentina El Gráfico , la encuesta realizada a 65 personalidades del fútbol entre
jugadores, técnicos y periodistas, donde se preguntaba cuál de las 24 selecciones
clasificadas iba a ser la ganadora del Mundial de Fútbol. Cada uno de los consultados
tenía la posibilidad de escoger cuáles equipos ocuparían los cuatro primeros lugares, o
en su defecto sólo el campeón. Brasil fue la plantilla ganadora, seguida por Alemania,
Argentina e Italia, mientras que el quinto lugar, con 31 de los 274 votos, lo ocupó la
selección de Francisco Maturana. .
En la encuesta Colombia logró superar a 19 seleccionados, entre los que se encontraban
algunos que ya habían llegado a etapas finales de las copas del mundo como España,
Holanda y Suecia. Sin embargo, un sector de la prensa nacional vio como injusta la
clasificación de la “ tricolor” en dicho sondeo de acuerdo con los resultados que se
presentaban desde las eliminatorias. “Un gran espaldarazo del mundo futbolístico a la
expectativa y al progreso del balompié colombiano”, señaló El Tiempo.
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Personajes del fútbol como Pelé, Zico, Cesar Luís Menotti, Alfredo Di Stefano, Bora
Milutinovic, Arrigo Sacchi, Carlos Bilardo y “Pacho” Maturana respondieron la
encuesta de El Gráfico . El técnico de Colombia dijo que en su orden Brasil, Alemania,
Italia y Argentina estaban los cuatro primeros del mundial, mientras respondió que la
escuadra “cafetera” y la de Noruega iban a ser las revelaciones.
Con motivo del aniversario número 154 de la ciudad de Villavicencio, la Selección
Nacional llegó a esa región del país por primera vez en su historia para jugar otro
encuentro de preparación frente a los bolivianos. El partido se cumplió gracias al
esfuerzo que hicieron la Gobernación del departamento del Meta, la Alcaldía de
Villavicencio y la empresa privada, quienes invirtieron cerca de 80 millones de pesos
para que la “tricolor” viajara a su tierra. Los llaneros respondieron al llamado de la
fiesta futbolera, paralizaron sus actividades y llenaron el estadio Bello Horizonte.
Sí. Es el partido de fútbol, pero más allá de eso, está el encuentro con
unos ídolos que parecían lejanos para muchos, con ese obstáculo de la
cordillera de por medio... ¿Quién se iba a imaginar a dos toldas
mundialistas enfrentadas en la extensa llanura colombiana? Vale la
pena. El Tiempo 7 abr. /94
Hasta los 28 partidos llegó el invicto de la Selección de Maturana, ya que Bolivia la
venció por 1 a 0 en plena fiesta de la capital del Meta. El técnico de los visitantes, el
español Xavier Azcargota, explicó que los bolivianos siempre son tomados como las
“cenicientas”, por lo que los rivales se relajan y les regalan espacios que ellos saben
aprovechar y supieron hacerlo ante los colombianos.
Maturana afirmó que el tema del invicto era algo circunstancial que empezaba a ser un
peso en el ambiente exterior, pero no en el equipo. “Nunca estuvimos prisioneros de no
perder”, afirmó “Pacho, quien dijo sentirse convencido de que al grupo que enfrentó a
Bolivia le faltaba talla física. Así las cosas, el estratega nacional recalcó que dentro de
sus filas titulares faltaban Asprilla, Valderrama, Rincón y “Tren” Valencia, “una
artillería de grueso calibre que cambia mucho toda la personalidad y eficiencia del
equipo”.
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En general, hay cierta preocupación en el cuerpo técnico porque
cualquier colombiano les puede armar la Selección sin mayores
problemas, de pronto equivocándose en un nombre. Nada más. No es
bueno porque eso quiere decir que tenemos 11 titulares, y unos
suplentes que parecen estar lejos de ese nivel. Y todos sabemos los
rigores de un campeonato mundial, con recaídas y lesiones.
¿Será que nos volvimos muy exigentes? De pronto, en medio de tanto
pronóstico... El Tiempo 9 Abr. /94
Un partido de Copa Libertadores entre el Olimpia de Paraguay y Junior de Barranquilla
que no tenía mayor trascendía, pues ambos equipos ya estaban clasificados para la
siguiente fase, vio a mediados del mes de abril el regreso a la cancha de Carlos
Valderrama. Se alcanzó a decir que durante su lesión “El Pibe” sufrió más de lo
necesario y que llegó hasta a cortarse el pelo, algo que fue desmentido de raíz al ver al
jugador con su número 10 de Junior saltando al terreno de juego del Defensores del
Chaco.
La prensa nacional y algunos compañeros de Selección vieron falto de forma a
Valderrama, aunque luego de casi dos meses de lesión y falto de todas sus condiciones,
ellos dijeron haber apreciado algunas jugadas en las que del “diez” colombiano pudo
demostrar su calidad y liderazgo de siempre.
Pese a los elogios y al optimismo que representó su retorno a los campos de juego, el
capitán de la “tricolor” no había sido autorizado por toda la dirigencia del Junior para
que jugara, en vista del riesgo que se corría sin que estuviera completamente
recuperado. Así lo denunció el directivo “tiburón” Fuad Char: “Ya hablé con Hernán
Yunis para no permitir que vuelva a actuar hasta tanto no se tenga una certificación
escrita del médico Carlos Uribe autorizando su competición”.
“El Pibe” no fue llamado por Maturana para el siguiente partido de fogueo de la
Selección en Armenia ante Nigeria, escuadra clasificada para USA 94 y recientemente
coronada en la Copa Africana de Naciones. El equipo africano no llegó a Colombia con
todos sus titulares que militaban en clubes europeos, aunque esto no fue obstáculo para
que los 28.600 asientos del estadio Centenario se llenaran el 17 de abril.
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Anthony de Ávila fue el autor de la única anotación con la que Colombia regresó a la
victoria en su preparación al Campeonato del Mundo. Para Maturana, el largo viaje del
conjunto africano para llegar al país (37 horas) pudo haber sido la razón por la que
Nigeria no presentó el juego agresivo que la caracterizaba y el que los colombianos
esperaban enfrentar. “Parecía que iba a ser un rival de verdad”, señaló el entrenador del
equipo criollo.
Pese al triunfo, un sector del público en Armenia reprochó la actuación del conjunto
colombiano, en el sentido de su falta de ambición para atacar o buscar nuevas variantes
cuando ya se dominaba el marcador. “La Selección se ha vuelto egoísta, salta a una
cancha a buscar un resultado y camina tras ese objetivo, sin importarle demasiado lo
que piensa la hinchada”, comentaba el diario El Tiempo para afirmar que en los partidos
estaba importando más el resultado como tal, que buscar una verdadera preparación
donde se encontrara la nómina ideal.
Una vez finalizó el compromiso en la capital del Quindío, Maturana tomó vuelo rumbo
a Bucarest para observar personalmente al equipo de Rumanía, primer rival de
Colombia en el Mundial, enfrentada a Bolivia. Su idea era observar qué tipo de trabajo
colectivo aplicaban los rumanos, para que una vez terminada ésta indagación, pudiera
viajar Italia y Alemania con el fin de definir el programa de preparación de Faustino
Asprilla y Adolfo Valencia junto al onceno patrio.
Los rumanos en su casa vencieron por 3 a 0 al equipo del altiplano sin la presencia de su
capitán y referente, Gheorghe Hagi. “Pacho” dijo que ya conocía a cada uno de los
jugadores de Rumania en lo individual, y que ese partido le servía para apreciar cómo se
comportaban en equipo; por lo tanto, el estratega “cafetero” no le dio mayor
importancia a la ausencia del 10 del combinado de los “Cárpatos”.
“Siempre he pensado que un equipo de fútbol no puede depender de
una sola persona; indiscutiblemente Hagi le da un tinte especial al
equipo rumano, pero el resultado final no puede depender de la
experiencia de un solo jugador”. El Tiempo 21 abr. /94
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Gheorghe Hagi, anotador de 30 goles con el equipo nacional de su país, era para la
prensa de Rumania, el equivalente de Valderrama en la selección de Colombia. Militaba
por esos días en el Brescia de la segunda división de Italia al que logró ascender, luego
de haber estado por dos temporadas en el Real Madrid, club que pagó más de 3,5
millones de dólares en 1990 por sus servicios. Dicha cifra no había sido pagada nunca
por un jugador rumano.
En declaraciones a los medios, Hagi afirmó que el grupo A del Mundial en el que se
encontraban Suiza, Estados Unidos y Colombia, iba a ser muy duro porque el nivel de
los equipos se encontraba parejo. “Allí no hay favoritos y no entiendo por qué todo el
mundo habla de Colombia. Ellos tienen un buen equipo, pero Suiza y Rumania
también”, señaló el jugador a quien los medios de Italia reconocieron como el
“Maradona” de Europa del Este.
Desde Italia, Faustino Asprilla también habló para los medios, a quienes afirmó que el
objetivo de la Selección en el Mundial era el de ser el equipo más “simpático”, sin dejar
de ser aguerridos y competitivos. Los favoritos del “ Tino” para ganar USA 94 eran
Brasil, Italia, Alemania y Argentina, listado en el que el argentino Jorge Valdano
excluyó al combinado de su país, e incluyó a Holanda y a la Colombia de “Pacho”
Maturana.
En el viaje del estratega colombiano por el Viejo Continente junto a Gustavo Moreno
Jaramillo, pudieron encontrarse con el “ Tino” y el “Tren”. Ambos jugadores vivieron
los dos meses previos a la Copa Mundial a su manera: Valencia pidió no descansar más
de cuatro días después del final de la temporada con el Bayern, pues quería incorporarse
a la Selección, mientras que Asprilla (con menos ansiedad que su compañero en el
frente de ataque de la “tricolor”) preguntó por cuántos días le darían de vacaciones. “El
temperamento lo diferencia ampliamente. Es responsable y profesional a su manera, en
un ambiente diametralmente opuesto, que le permite larguezas en su comportamiento”,
expresó el delegado de la Selección en USA 94, acerca del atacante nacido en Tuluá.
A un mes de ser anunciados los 22 nombres de la delegación colombiana que
representaría al país en Estados Unidos, ni Freddy Rincón, ni Adolfo Valencia
participaron un solo minuto de la preparación a la Copa Mundo con la escuadra nacional
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debido a los compromisos con sus clubes. De no ser por el juego contra la Fiorentina en
Italia, en el que por su cercanía se le brindó la oportunidad de actuar con el
seleccionado, Faustino Asprilla tampoco habría completado un solo partido con la
tricolor. Carlos Valderrama por su parte, debido a la lesión que lo aquejó desde el
compromiso contra Suecia, llevaba dos meses sin colocarse la camiseta número 10 de
Colombia hasta que Maturana lo convocó para el partido amistoso del primero de mayo
contra un equipo de estrellas de Centroamérica.
Asprilla, Valencia, Rincón y “El Pibe” fueron señalados públicamente por Pacho como
los titulares fijos en el frente de ataque de la Selección para el Mundial, como ocurrió
después del juego con Bolivia que se perdió en Villavicencio. Sólo Valderrama estuvo
disponible en la lista de convocados para continuar el fogueo, a falta de 49 días para el
debut en el torneo orbital contra Rumania en el estadio Rose Bowl de California.
Después del partido amistoso que se empató a un gol en Ciudad de Panamá contra la
Selección de Centroamérica, con tanto de Iván René Valenciano, el onceno patrio
regresó a Miami para medirse en menos de tres días a las escuadras nacionales de Perú y
El Salvador, respectivamente. Los criollos derrotaron con un gol de Harold Lozano al
equipo “inca”, aunque los aplausos de la prensa de los llevo Carlos Valderrama, sobre
quien se dijo que fue el orientador del “futbol-arte”, que volvió a aparecer en la
selección “cafetera”.
“El Pibe” fue el conductor de la victoria colombiana sobre Perú, aunque en ocasiones
que se le exigió ir por balones divididos prefirió mantener distancia. No obstante, al
final del juego Valderrama afirmó que ya no sentía ningún dolor en su rodilla derecha,
anteriormente afectada, por lo que se encontraba en perfectas condiciones.
El día que se jugaba el segundo partido en Miami frente al conjunto salvadoreño,
apareció en los periódicos nacionales el concepto que emitió el estratega del Barcelona
de España, el holandés Johan Cruyff, en La Gazzeta dello Sport. Según el técnico de los
“azulgranas”, Colombia era la selección mejor predispuesta para ganar el Mundial de
Estados Unidos por su condición técnica que le permitía dominar a rivales más veloces
a través de su dominio de la esférica. Para Cruyff, el brasilero Romario y el colombiano
Faustino Asprilla serían las figuras del certamen orbital.
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Ese mismo 5 de mayo, en su columna de El Tiempo “La Zona del Bolillo”, Hernán
Darío Gómez pidió a la opinión pública “bajarse de la nube” debido a las críticas de
prensa que se hacían sobre el nivel los rivales que estaba enfrentando la Selección por
esos días, equipos de la talla de Centroamérica, Perú y El Salvador. “Lo que quieren es
ver a la Selección siempre en Wembley o en Roma enfrentándonos a Inglaterra, Italia o
Alemania”, señaló Gómez.
Según el asistente técnico de Maturana, en el país se estaba perdiendo la humildad
frente a la Selección porque se exigían equipos más fuertes para la preparación, algo
que simplemente le permitía al equipo tener ritmo de competencia y estudiar variantes.
“Bolillo” afirmó que a Colombia todavía le faltaba historia, ya que el 5-0 contra
Argentina fue un accidente tildado de histórico por las circunstancias en que se dio. El
hecho de ir a dos mundiales de forma consecutiva le daban a la escuadra “cafetera” el
aval para pelear por algo importante en la Copa del Mundo, aunque no para ser
campeones como se mencionaba desde algunos sectores, concluyó Gómez.
“Me parece que se ha llegado a una pose de sobradores que no le hace
ningún bien a la Selección ni a los aficionados porque simplemente se
va a incrementar una ilusión que puede desembocar en perfiles
peligrosos.” El Tiempo 5 may. / 94
Su triunfo tres por cero sobre El Salvador (goles de De Ávila, Lozano y Valenciano) le
permitió al equipo de Colombia hacerse a acreedor al trofeo amistoso Copa Ciudad de
Miami. La victoria dio para que Maturana afirmara que el equipo cada vez se iba
acercando a su punto máximo de rendimiento, tal como ocurría en ese instante con “El
Pibe” Valderrama. “Carlos no tiene la sensibilidad de juego a la que acostumbra, pero
con descanso y mas práctica volverá a su nivel habitual”, afirmó el estratega chocoano.
Pacho aseguró que a falta de mes y medio para el inicio del campeonato orbital, ya
estaban definidos en su cabeza los 22 hombres del equipo mundialista. Según el
entrenador nacional, la defensa ya se acercaba al punto ideal; mientras tanto, esperaba la
llegada de Faustino Asprilla, Adolfo Valencia y Freddy Rincón (estos dos últimos sin
un solo minuto de preparación con el seleccionado) para ajustar el tema ofensivo.
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“Tino” y “Tren” arribaron a Cali para enfrentar el decimoquinto partido de preparación
de la “tricolor” contra el Parma de Italia, equipo que llegó sin la mayoría de sus
jugadores titulares. Valencia llegó resentido de un tobillo desde Alemania y pidió no ser
tenido en cuenta para el compromiso ante los italianos. Por su parte, Diego León Osorio
volvió a ser convocado al equipo nacional luego de cuatro meses a causa de una lesión,
mientras que “Carepa” Gaviria también fue llamado de nuevo por Maturana, pese a su
estilo de juego que le generaba amonestaciones o expulsiones habitualmente. Juntos
fueron la novedad de la convocatoria de 19 futbolistas, llamada por un amplio sector de
la prensa como la definitiva de USA 94.
La noche del 11 de mayo del 94, durante los actos previos al compromiso amistoso
frente a Parma en el Pascual Guerrero, hizo su presentación en sociedad la mascota
oficial de la Selección Colombia para el Campeonato Mundial llamada Max Caimán,
patrocinada por la empresa Bavaria, sponsor exclusivo del combinado patrio desde
1992.
En realidad Max Caimán llevaba ya casi tres meses apareciendo en diferentes artículos
relacionados con la Selección Colombia tales como álbumes, muñecos, gaseosas y
comerciales de televisión. Su historia se remonta a la goleada del equipo de Maturana
sobre Argentina, cuando nació la idea de crear un símbolo publicitario propio para toda
la familia que lograra identificar a la escuadra nacional de fútbol.
La figura del caimán se asumió para Max debido a la conexión del equipo con
Barranquilla (sede en las dos últimas eliminatorias) y la canción de Cresencio Salcedo
“ Se va el Caimán”. Bavaria, única firma que patrocinaba al equipo de “Pacho”, se
encargó de promocionar la mascota como parte de su campaña mediática para publicitar
la marca cervecera y hacerle sentir a la “tricolor” el respaldo de su pueblo. Con el
muñeco de Max Caimán que empezó a comercializarse, se creó una leyenda la cual
señalaba que frotándole la barriga al juguete, la Selección Colombia recibía energía.
México, Colombia y Estados Unidos, representados por el Aguilón Azteca, Max
Caimán y Stricker, fueron los tres únicos países que dedicaron tiempo a la escogencia
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de una mascota para su equipo de fútbol. El caimán colombiano anunció su presencia en
los estadios de la Copa Mundo donde se presentara el combinado patrio, para animar a
las colonias “criollas” presentes en tierras norteamericanas.
Max Caimán se sale del molde. Ante todo, es un acompañante serio,
en busca de alcanzar una buena imagen internacional. Segundo, es
rudo y fuerte, porque se trata de demostrar que en Estados Unidos,
Colombia va a dar “guerra” en todos sus partidos y fuera de ellos.
Tercero, es sagaz, hábil y despierto, así son los colombianos.
El Tiempo - 11 may. /94
La de Max Caimán no fue la única forma de comercializar a la Selección Colombia por
parte de Bavaria, sacando provecho de sus éxitos en la preparación al Mundial a partir
de la llamada “Fiebre Amarilla”. Como incentivo para que los jugadores se decidieran a
buscar el arco contrario, y también con el fin de elaborar un comercial de televisión
llamado “Número Uno, Mi Selección”, la cervecera ofreció 300 dólares a cada jugador
que marcara gol para que se dirigiera a la esquina del campo y celebrara junto a sus
compañeros con el dedo índice levantado hacia el cielo. El comercial empezó a grabarse
a partir de la segunda gira premundialista.
Otras marcas como la gaseosa Colombiana con Francisco Maturana y Freddy Rincón;
Bavaria con Asprilla; el Banco Ganadero con el “Tren” Valencia; Pantaloncillos LEO
con Andrés Escobar; Frutiño con Iván Valenciano, y Cuadernos Norma, que elaboró
cinco cuadernos donde cada uno mostraba la secuencia en fotos del 5-0 sobre Argentina,
hicieron parte de la “fiebre amarilla” por la selección de “Pacho desde las eliminatorias
a USA 94.
La ventaja de Colombia sobre Parma en el juego de Cali llegó a los 40 minutos del
primer tiempo, gracias a un penal ejecutado por Wilson Pérez. El onceno “tricolor” se
fue al vestuario después de una primera etapa en la que comenzó con vocación de
ataque, aunque luego bajo su ritmo y les cedió terreno a los italianos, quienes al tercer
minuto del complemento igualaron las acciones con un contragolpe a través del
brasilero Edmundo.
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En el segundo tiempo, tras el cambio de “Chonto” Herrera por Diego Osorio y Faustino
Asprilla en reemplazo de Gabriel Jaime Gómez, la Selección recompuso su esquema
habitual de dos volantes de marca y dos delanteros que siempre había aplicado
Maturana. Ante Parma, “Pacho” arrancó el compromiso con un solo recuperador
(Leonel Álvarez) y tres atacantes (“Tino”, De Ávila y Valenciano).
El tanto del cuadro “parmesano” al inicio de la segunda etapa no desanimó a lo
colombianos, quienes lograron adelantarse nuevamente en el marcador por intermedio
de Iván René Valenciano, mientras que Carlos “El Pibe” Valderrama se reportó en la
pizarra en los minutos finales para el 3 a 1 final a favor de la escuadra “cafetera”.
Colombia se despidió de Cali para tomar rumbo hacia la capital del país, donde el 15 de
mayo debía cumplir la cita frente al Bayern Múnich de Alemania. Del grupo que viajó a
Bogotá no hicieron parte Faustino Asprilla ni Adolfo Valencia, el primero porque aún
no había concluido con el periodo de vacaciones que le prometieron, mientras que “El
Tren” siguió resentido del tobillo.
Bayern Múnich, recién coronado campeón de la Bundesliga, arribó a la capital de
Colombia sin cuatro de sus figuras titulares incluido a su estratega Franz Beckenbauer y
los defensores Thomas Helmer y Lothar Matthaus de la Selección Alemana; Jorginho
de Brasil, y “Tren” Valencia de la “tricolor”, incapacitado por lesión.
Al igual que el onceno “Bávaro”, la Selección de Maturana seguía sin experimentar toda
su línea titular del ataque mundialista, a prácticamente un mes del debut contra
Rumania, y luego de haberse jugado 15 partidos de preparación. Desde el 5-0 con
Argentina, “ Tren”, “ Tino”, “Pibe” y Freddy Rincón no pisaban juntos un terreno de
juego vestidos de amarillo, azul y rojo.
Los fondos recaudados de las 55 boletas vendidas para el juego entre Colombia y el
Bayern fueron destinados al apoyo de la Fundación País Libre, institución creada para el
apoyo de las victimas del secuestro. El estadio El Campín volvió a llenarse después de
ocho meses sin ver a la “tricolor”, desde cuando el equipo de Maturana llegó de Buenos
Aires para festejar la goleada en el Monumental de River.
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A los 18 minutos del primer tiempo, Iván Valenciano con un tiro libre adelantó a
Colombia sobre los alemanes, quienes generaron presión en la mitad del campo e
hicieron que los dirigidos por Pacho dieran uso a toda su movilidad para sobrepasar la
defensa rival. En el complemento, Anthony de Ávila, a pase de Valenciano, anotó el 2-0
final para la escuadra local.
Bayern adelantó sus líneas, aunque solo logró inquietar a Córdoba en una oportunidad
que lograron pisar el área ajena. De resto, la media distancia fue la única herramienta de
los europeos para tratar de conseguir el descuento, aunque la prensa y el cuerpo técnico
colombiano admiraron el funcionamiento y categoría del equipo alemán dentro del
campo de juego, algo que le servía de aporte a la “tricolor” para lo que significaba la
preparación mundialista .
Éste partido confirma la tesis de que Colombia tiene momentos
brillantes, como también lapsos en los que se nubla. Por eso, son
importantes esta clase de partidos. Ojalá sigamos consiguiendo
equipos
alemanes,
europeos,
que
siempre
impactan.”
Hernán Darío Gómez. El Tiempo - 16 mayo. /94
Mientras Colombia le ganaba al onceno teutón, Faustino Asprilla cumplió en Cali su
sueño frustrado de ser cantante de salsa gracias al Grupo Niche y a su director, Jairo
Varela, quien le compuso un tema al “ Tino” para que él mismo lo interpretara. Los
cuatro días de permiso que le dio Maturana le sirvieron a Asprilla para que por
intermedio de la música contara la historia de su vida, desde su nacimiento hasta sus
momentos de gloria con la Selección y el Parma. “El Tino juega con el balón con la
misma maestría con la que marca paso en Juanchito”, comentaba la prensa.
El 18 de mayo fue publicada oficialmente por parte de Francisco Maturana, la lista de
22 convocados que representarían a Colombia en el Campeonato Mundial de Fútbol
USA 94. De quienes participaron en Italia 90, solo se repitieron ocho apellidos: Herrera,
Perea, Escobar y Mendoza en defensa, mientras que Valderrama, Gómez, Rincón y
Álvarez eran los mediocampistas que iban a volver a jugar una Copa del Mundo.
Ninguno de los delanteros citados por Pacho tenía experiencia mundialista, aunque para
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“Bolillo” dos de los atacantes colombianos se podrían ubicar después del torneo entre
los cinco mejores del orbe.
La lista total de llamados para defender la camiseta “tricolor” en Estados Unidos fue la
siguiente:
Arqueros : Óscar Córdoba, Farid Mondragón y José María Pazo.
Defensas: Luis Fernando “Chonto” Herrera, Luis Carlos Perea, Andrés Escobar, Alexis
Mendoza, Néstor Ortiz, Wilson Pérez y Diego León Osorio.
Volantes : Freddy Rincón, Carlos “El Pibe” Valderrama, Mauricio “El Chicho” Serna,
Gabriel Jaime “Barrabás” Gómez, Harold Lozano, Hermann “Carepa” Gaviria y Leonel
Álvarez.
Delanteros: Faustino “El Tino” Asprilla, Adolfo “El Tren” Valencia, Anthony de
Ávila, Iván René Valenciano y Víctor Hugo Aristizábal.
Los miembros del cuerpo técnico afirmaron que los 22 escogidos para emprender la
misión de mejorar lo hecho el Mundial pasado, eran lo que más se acoplaba a su
pensamiento pues habían demostrado “todo su profesionalismo y entrega total”, en
palabras del asistente Hernán Darío Gómez.
Si se repasa línea por línea, ninguno de los arqueros convocados contaba con la
experiencia mundialista que sí poseía René Higuita. Al guardameta antioqueño le fue
concedida la libertad provisional en enero del 94, pagando una caución de 100 salarios
mínimos, aunque el técnico Maturana prefirió no llamarlo a la cita mundialista ni a los
partidos de preparación, mientras el guardameta no resolviera totalmente su situación
legal.
Higuita llevaba más de un año sin jugar en el momento de la convocatoria; además,
cuando tuvo que parar su actividad por la captura en su contra, también había sufrido
una lesión poco tiempo antes. “ Nadie me puede asegurar que él siga siendo el mejor
arquero de Colombia”, manifestó Maturana.
El periodista Fernando Araujo Vélez denunció que uno de los motivos para que el
técnico “cafetero” no llevara al “Loco” al Mundial, fue por una llamada que recibió del
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presidente César Gaviria en la que éste le pedía al entrenador, que por la imagen de
Colombia en el exterior y en Estados Unidos, no convenía que Higuita (amigo
declarado del desaparecido Pablo Escobar) hiciera parte de la delegación. Otra versión,
fue la de supuestas amenazas de muerte por parte de apostadores hacia el arquero y el
cuerpo técnico, que pedían la no presencia de René en canchas norteamericanas.
Pacho afirmó en su libro “Maturana, Talla Mundial” , que en caso de lograr resolverse
el problema legal del guardavallas antioqueño, Higuita tendría que escalar una montaña
muy grande de nombre Óscar Córdoba, quien logró llevarse la titular en la eliminatoria
y los partidos de preparación donde fue destacado como figura. A ello se sumaba la
experiencia adquirida por José María Pazo y Farid Mondragón en la Copa Libertadores
y el fútbol argentino respectivamente.
Desde Italia 90, “Chonto” Herrera tenía asegurado su lugar por la banda derecha del
esquema colombiano, mientras que por el perfil izquierdo Diego Osorio y Wilson Pérez
se iban a tener que luchar esa posición. Durante la eliminatoria Pérez ocupó ese lugar,
mientras que Osorio no jugó ni en la ronda premundialista y llevaba sumados apenas 90
minutos de preparación, sin embargo fue convocado.
La posición de los técnicos para haber llamado a Néstor Ortiz, fue basada en la
versatilidad del jugador que le permitía ubicarse en cualquier posición defensiva. Por
los lados de los zagueros centrales estaban Alexis Mendoza, Luís Carlos Perea y Andrés
Escobar, todos con experiencia mundialista y continuidad dentro del proceso con
Maturana.
“Barrabás” y Leonel eran titulares fijos del cuerpo técnico, ya que llevaban a cuestas
toda la experiencia de Italia 90 en la posición de volantes de marca. Como sus posibles
reemplazos en la primera línea del mediocampo, estaban “Carepa” Gaviria y Mauricio
Serna, este último consolidándose en los cotejos de preparación.
A Freddy Rincón y Carlos Valderrama se les recuerda por crear goles memorables para
el fútbol colombiano como el del empate en el Mundial de Italia 1-1 ante Alemania, o el
primero de los cinco que le fueron marcados a Argentina en Buenos Aires. Por ser
considerados ejes del equipo para llegar al frente de ataque, ellos también eran
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inamovibles en el esquema táctico de Maturana y Gómez. Como auxiliar en un
momento determinado estaba Harold Lozano, un hombre de ida y vuelta que podría
suplir funciones de defensa y ofensiva.
En Italia 90, prácticamente el único delantero del equipo colombiano era Arnoldo
Iguarán, debido a que Rubén Darío Hernández y Carlos “La Gambeta” Estrada” no
fueron titulares continuamente. La escases de hombres en punta se evidencia en que los
goles en ese Campeonato Mundial fueron de Redín, Valderrama y Rincón. Sin embargo,
la “ tricolor” contaba para USA 94 con Faustino Asprilla y Adolfo Valencia,
triunfadores en Europa con el Parma y Bayern Múnich respectivamente. Ninguno de los
dos había llevaba continuidad en la preparación, pero para “Bolillo” ellos hacían parte
de los cinco mejores atacantes del mundo.
Sumados al “Tren” y el “Tino”, también hacían cola en la titular los hombres que habían
hecho parte en su gran mayoría de los 16 partidos hasta ahora jugados en la preparación
cafetera: Iván René Valenciano, calificado de goleador por su cuerpo técnico; Víctor
Hugo Aristizábal, un hombre que le aportaba movilidad y goles a la escuadra tricolor, y
Anthony de Ávila, jugador de goles, picardía y solidaridad de equipo.
“Es indiscutible que Colombia vive un mo mento histórico porque ha
podido conformar la mejor selección de todos los tiempos. Llena de
proceso, de madurez, de equilibrio y de grandes figuras”:
Víctor Rosas - El Tiempo 19 mayo. /94
Hernán Darío Gómez aseguró que la Selección Colombia convocada para el Mundial
era íntegra línea por línea, “con jugadores completos, de muchas alternativas, variedad
en el ataque y defensa”. No obstante, el mismo “Bolillo” expresó que para ganar torneos
cortos como la Copa del Mundo se necesitaba cumplir con dos factores adicionales,
sumados al de tener un gran equipo y buenos jugadores: “Dios quiera que contemos con
suerte y estemos en un buen día”, señaló el asistente de Maturana.
Impactó dentro de la crónica deportiva, que menos de 20 mil personas hubieran
presenciado el compromiso de preparación entre la Selección Colombia y el Eintracht
Fráncfort de Alemania en el estadio Atanasio Girardot de Medellín. La cancha principal
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de la “capital de la montaña” volvió a juntar dentro de un campo de juego a Faustino
Asprilla y Víctor Aristizábal, dos hombres clave en el título de 1991 para Atlético
Nacional.
Al primer minuto de juego, el atacante del Parma abrió el marcador ante los germanos.
Luego, “Aristi Gol” amplió a dos la ventaja colombiana que no volvió a modificarse en
el primer tiempo; A los 6 de la complementaria, el arquero del Eintracht le detuvo un
cobro de penal a Freddy Rincón, quien alcanzó el rebote y pudo marcar el tercer tanto
de la tarde. La cuenta la cerró el “Tino” Asprilla, que volvió a reportarse en la pizarra
nueve minutos más adelante.
El marcador 4-0 a favor de Colombia, cuando transcurrían 55 de los 90 minutos
reglamentarios, tranquilizó a Gómez y a Maturana. Los técnicos optaron por realizar
cuatro sustituciones, entre ellas la de Asprilla, Aristizábal y Valderrama, para ingresar
en lo que quedaba del partido a De Ávila, Valenciano y Harold Lozano
respectivamente. A esas alturas, el “ Tino” aun no completaba tres partidos completos de
preparación, mientras que Freddy Rincón cumplía su primer encuentro oficial de fogueo
con la “tricolor” a 26 días del debut en Estados Unidos. “Lo importante es que nosotros
nos dedicamos a lo nuestro. Cuando vimos que la exigencia no era máxima, pues lo
mejor fue recordar y ajustar ciertas cosas”, señaló Carlos Valderrama.
“Asprillao Aristzzáal
i nc cn se ac cmc oar cn al eeui pc c cmc si
nun ca se huáieran ioc” - Esperanza Palacio en El Espectado r
mayo 23 / 94
Lo que seguía en el calendario de preparación para la escuadra “tricolor” era otro
compromiso amistoso que debió jugarse en el Guillermo Plazas Alcid de Neiva, el cual
firmó la Federación Colombiana de Fútbol para medir al combinado nacional con el
Cremonesse de Italia. Según relató la prensa, se presentó una división dentro del grupo
de 22 jugadores al respecto de viajar o no para cumplir la cita en la capital del Huila. Al
final, el partido no se realizó y los futbolistas tuvieron tres días de descanso antes de
viajar para cumplir con su última gira preparatoria por Norteamérica antes del Mundial.
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La versión oficial del equipo respecto al partido ante Cremonesse, fue que el cuerpo
técnico había considerado que dicho encuentro no era favorable tácticamente para los
intereses del seleccionado. Maturana jamás explicó con claridad cuándo un equipo
puede verse perjudicado desde el punto de vista táctico en un cotejo de preparación,
aunque los medios tampoco profundizaron en consultarle.
Desde aquel viaje a Buenos Aires que representó la goleada “Monumental” ante
Argentina, los jugadores titulares de la dupla Maturana-Gómez no salían juntos del país.
A 19 días de la Copa del Mundo, la plantilla tricolor se reunió nuevamente para tomar
rumbo a la sede del campeonato, con el fin darle los últimos retoques a la preparación
que debía culminar en Pereira ante el Palmeiras de Brasil. La capacidad de los rivales a
enfrentar, la convivencia de grupo en medio del clima mundialista y la adaptación a las
canchas del torneo, hacían de los juegos frente al Milán de Italia y las selecciones de
Grecia e Irlanda del Norte, el viaje más importante de la Selección antes del Mundial
según Hernán Darío Gómez.
“Lo cierto es que ya se siente la ansiedad. Yo creo que todo el mundo
la vive: jugadores, técnicos, periodistas, aficionados, observadores…
En medio de esa cuenta regresiva, siento que hemos llevado una
adecuada preparación, que hemos hecho las cosas bien y que todo el
proceso se ha realizado siempre con la mejor intención”
Hernán Darío Gómez - El Tiempo 26 mayo. /94
Antes del vuelo a Miami, primera escala de la última gira preparatoria en juego contra el
Milán, el presidente César Gaviria citó en el Palacio de Nariño a los muchachos de la
Selección Nacional y su técnico Francisco Maturana, a quienes condecoró con la Cruz
de Boyacá en Grado de Caballeros. En lo que fue la despedida del gobierno nacional a
los representantes del fútbol criollo en el Mundial de Fútbol, “El Pibe” Valderrama
recibió el pabellón colombiano y prometió cumplir con su deber, mientras que Pacho
invitó al primer mandatario de la nación para que acompañara al equipo en los juegos de
la Copa.
La jornada de condecoración al equipo de Colombia se cerró con una foto de toda la
nómina, que incluyó al presidente de la república, donde todos levantaban el dedo
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índice en alusión al símbolo publicitario que Bavaria pagaba a quien anotara gol durante
los juegos de preparación. Fue así como la campaña “número uno, mi selección”,
también cruzó el portón del principal recinto diplomático del país. “ ¿Cuánto valdrá
esta?, preguntó El Tiempo en el pie de foto respectivo.
El Milán que enfrentó a Colombia llegó sin titulares al Orange Bowl de Miami, pues
algunas de sus estrellas como Costacurta, Maldini y Baresi, ya estaban concentradas con
la Selección de Italia que iba a jugar el Mundial. Los “rossoneri” jugaron el partido
contra la “tricolor” solo 24 horas después de haberse medido a México en el país azteca,
y aún así tuvieron que cumplir con el compromiso para no sufrir consecuencias
económicas.
La Selección de Maturana dominó la esférica en la mayor parte del tiempo. Pese a que
abundaron los errores de definición sobre la portería contraria, Faustino Asprilla marcó
la primera diana de Colombia a los 26 minutos, cuando Milán ya contaba con un
hombre de menos tras la expulsión del mediocampista Boban. Recién cumplida la
primera media hora de juego, Freddy Rincón con un remate rastrero puso el 2-0 a favor
de la escuadra suramericana.
Milán comenzó la segunda etapa con presión sobre la salida de los “cafeteros” y a los
tres minutos obtuvo sus frutos gracias al gol con el que Savicevic venció a Farid
Mondragón. El ingresó de Adolfo “El Tren” Valencia por primera vez a la etapa de
preparación, luego de 17 partidos jugados, tan solo originó acercamientos mas no
opciones claras frente al arco de Panucci. Después del tanto milanés, Colombia retomó
el control del encuentro pero no encontró el camino para marcar un tercer tanto.
“A Colombia le bastó el primer tiempo ante un buen rival para demostrar una vez más el
por qué se le ha puesto entre los equipos llamados a protagonizar el Mundial”, señaló la
prensa criolla posterior al compromiso con los italianos. Éstos por su parte, calificaron
de irrespetuosa una jugada de Freddy Rincón en la que tenía el arco a su disposición
para hacer el gol, y donde el mediocampista optó por definir con un “taco” que salió
desviado.
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Franz Beckenbauer, campeón de la Copa Mundial con la Selección de Alemania en
1990 y actual estratega del recién coronado Bayern Múnich en la Bundesliga, expresó a
finales de mayo que el onceno colombiano de Maturana no era favorito para llevarse en
Estados Unidos el máximo trofeo de equipos nacionales. Sin embargo, el entrenador de
Adolfo Valencia afirmó que los “cafeteros” sí podrían llegar a las semifinales, y agregó
que su dirigido podría convertirse en estrella del torneo al lado de Valderrama, Asprilla
y Rincón.
Pacho se declaró a gusto por el rendimiento de su equipo, ante una institución del
sistema de juego en zona como es el Milán, aunque prefirió guardar prudencia para
evitar unirse a algunos oportunistas que estaban aprovechando el éxito del equipo y
promocionándolo como campeón mundial. El técnico nacional aseguró que Colombia
estaría en su 90 por ciento de rendimiento al momento de debutar contra Rumania en el
Mundial, porque no podía haber nunca un punto de perfección, pero que sin duda
alguna su actual equipo era muy superior al que salió eliminado de Italia cuatro años
atrás.
La actuación de la “tricolor” frente a los italianos también provocó la reacción pública
del brasilero Edson Arantes do Nascimento, tricampeón del mundo con la selección de
su país. Según “Pelé”, Colombia podría ser una de las sorpresas en la Copa, basada en el
poder ofensivo de Asprilla, Valencia, Rincón y Valderrama. El llamado “Rey del
fútbol” declaró que “El Pibe” era el hombre a neutralizar por parte de las defensas, para
que evitar que “los cafeteros” pisaran las áreas contrarias donde eran muy efectivos.
El martes 30 de mayo, el cuerpo técnico de Colombia dio a conocer su decisión de
prescindir los servicios del lateral izquierdo Diego León Osorio, jugador sobre quien
Maturana considero que no estaba en condiciones para rendir en la alta competencia al
no recuperarse totalmente de la lesión que lo aquejó desde meses atrás. “Es mejor tomar
estas decisiones ahora y no forzarlo a correr riesgos que conlleven a algo más grave en
el futuro” afirmo el estratega colombiano, quien se decidió por el futbolista de
Millonarios Óscar Cortés como reemplazante de Osorio en la “ tricolor”.
El onceno patrio se trasladó a la ciudad de Boston para jugar su segundo encuentro de la
mini gira preparatoria contra Irlanda del Norte, un equipo con tres participaciones
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mundialistas en su historia, que no logró clasificarse a la Copa del 94, y con la mayoría
de sus jugadores militando en la segunda y tercera división del fútbol inglés. Frente a
dicho rival, Pacho preparó la escuadra que tenía pensada para el debut contra Rumania
en el Mundial; es decir, con Óscar Córdoba en el arco (quien regresó al equipo
inicialista después de no jugar contra Milán), Valderrama, Rincón, Asprilla y Valencia
en el frente de ataque.
Maturana no tenía conocimiento de la situación, pero entre las maletas que
acompañaban a los viajeros colombianos por Estados Unidos se encontraba el traje de
Max Caimán, a quien transportaron para animar al equipo durante sus partidos. Al
principio, el técnico de la Selección expresó su molestia por el incidente, pues consideró
que le restaba seriedad a su trabajo; sin embargo, los jugadores le pidieron a su estratega
que dejaran a la mascota saltar a la cancha con ellos, pues al parecer “ la figura agresiva
del caimán” les estaba dando buena suerte.
“Incluso se dice que desde que se hizo el lanzamiento de la mascota,
para el partido con Parma, la Selección ha ganado sus partidos por
holgados marcadores. Recuerden que el cerebro de Max es Eduardo
Manzera, un ilustrador esotérico que cree fielmente en este tipo de
efectos”. El Tiempo – 6 jun. /94
Con Max Caimán a bordo, la Selección de Maturana venció 2-0 a su similar de Irlanda
del Norte con dos tantos producidos en los primeros 45 minutos. Wilson Pérez, en cobro
de tiro libre, fue el primero en superar la resistencia del guardameta Wright; luego de un
pase del “Tino” Asprilla, Adolfo Valencia marcó la segunda anotación para la plantilla
“cafetera”, que en la segunda parte se relajó y no quiso atacar más, ante un rival que la
prensa nacional calificó de poco exigente, pero importante a la hora de recuperar
jugadores lesionados.
El último encuentro de la “tricolor” en tierra norteamericana midió a los de Pacho frente
a la clasificada Selección de Grecia en Nueva Jersey. Para ese compromiso, el técnico
optó por no alinear como inicialistas a sus anunciados titulares con excepción de
Valderrama, quien se encargó en el primer tiempo de servirles pases gol a De Ávila y
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Aristizábal. Pese al dominio en la etapa inicial, el marcador no pudo abrirse a favor del
elenco colombiano.
“Y comienza la fiesta, esa rumba futbolera de la que tanto habla Maturana en las
entrevistas. Pase aquí, taquito allá, triángulo adelante y desborde en las puntas”, relató
El Tiempo acerca del ingreso de Escobar, Asprilla y “ Tren” Valencia para el
complemento, en el que se inclinó el marcador para Colombia. Con golpe de cabeza,
Hermann “Carepa” Gaviria marcó el primero para la “tricolor” a los tres minutos.
Freddy Rincón amplió la ventaja en favor de los criollos para el 2-0 final sobre Grecia.
Al término del compromiso en el estadio de Nueva Jersey, que reunió en sus gradas a la
mayoría de colonias colombianas residentes en Manhattan, el técnico de la selección
griega Alexis Panagoulias expresó que la de Maturana era una de las mejores, si no la
mejor que había visto en su preparación al Campeonato del Mundo. “Colombia no
solamente viene a participar, sino a ganar la Copa Mundial”, agregó el timonel de los
griegos que por primera vez clasificaron a un certamen orbital.
Con un balance numérico de tres victorias en igual número de partidos, seis goles a
favor y uno en contra, la Selección Colombia regresó al país donde lo esperaba el
Palmeiras de Brasil, su último rival de la preparación a Estados Unidos 94. Los
jugadores “cafeteros” volvieron de la mini-gira norteamericana cargados de artículos
novedosos que adquirieron en sus ratos libres, entre ellos un teléfono celular que regaló
a cada jugador el Grupo Celumóvil Celular del empresario Julio Mario Santo Domingo.
En su columna para El Tiempo, La Selección por Dentro, Andrés Escobar afirmó que la
curva de rendimiento del equipo nacional siguió en alza después de la preparación por
Norteamérica, al margen de los resultados que se presentaron. “Creo que ya estamos
llegando al punto que debemos tener en el Mundial” señaló el defensor, quien agregó
que la única deficiencia a superar en el equipo colombiano en ese momento era la
concentración táctica.
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A falta de diez días para su debut en la Copa Mundo, otra de las personalidades del
fútbol que se sumó a los elogios para Colombia fue Telé Santana, campeón
intercontinental de clubes con el Sao Paulo, quien enfrentó al onceno de Pacho tres
meses atrás en El Campín. El técnico brasilero expresó que el seleccionado “tricolor”
podría ser una de las sorpresas de USA 94, junto con su similar de Italia.
“La selección colombiana tiene jugadores talentosos, es rápida y juega
en el ataque, pero tiene una obsesión por el regate que puede
perjudicarla”. Telé Santana en El Tiempo – 8 jun. /94
El 9 de junio, FIFA anunció el resultado del sorteo que dejó resignada a Colombia a
utilizar su uniforme B (camiseta azul, pantaloneta roja y medias rojas) para el primer
compromiso de la Copa Mundo contra Rumania de nueve días más tarde.
Mientras la “tricolor” preparaba en Cali su último fogueo previo al torneo, Pelé volvió a
referirse a la Selección de Colombia en una rueda de prensa. En esa ocasión, el “Rey del
Fútbol” declaró sobre los de Maturana: “es el mejor equipo del mundo en la actualidad”,
aunque con eso no quería decir que sería suficiente para ganar el Mundial.
Para el brasilero, tricampeón del orbe con la “verdeamarelha”, el conjunto colombiano
poseía grandes individualidades que lograban compenetrarse muy bien en lo colectivo;
no obstante, en una Copa del Mundo también era necesaria la experiencia, aspecto con
el que la “tricolor” aún no contaba. “Yo no sé si los colombianos podrán sobrevivir a la
segunda ronda”, afirmó Pelé, quién además vaticinó la final entre Brasil y Alemania o
Brasil contra Colombia, mostrando con ello una contradicción.
Según Pelé, una de las figuras de la Copa Mundial en Estados Unidos junto al italiano
Roberto Baggio y su paisano Romario, iba a ser el “cafetero” Faustino Asprilla. El
“Tino” arribó con sus compañeros de equipo a la capital del Risaralda, que se contagió
de la “fiebre amarilla” para despedir a los hombres que se marchaban al norte del
continente a defender el honor de un país ante 23 representativos más.
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El estadio Hernán Ramírez Villegas colmó la silletería numerada de sus 32 mil asientos
con altas figuras de la vida pública nacional, encabezadas por el primer mandatario
César Gaviria, hombre de la tierra; cuatro ministros del gabinete; Andrés Pastrana y
Ernesto Samper, candidatos a la Presidencia de la República; los gobernadores del Eje
Cafetero; varios directivos de la Federación, hasta las esposas de los 22 jugadores
convocados.
Cada pereirano que asistió al compromiso llegó al escenario deportivo portando una
prenda amarilla, azul o roja, con el propósito de formar una bandera humana posible de
ser apreciada por la televisión del mundo. Antes del pitazo inicial, el gobernador del
Risaralda otorgó a Francisco Maturana la Cruz del departamento en su máximo grado,
mientras el resto del equipo recibió la Cruz al Mérito Deportivo. La cita deportiva fue
más que todo un homenaje de la afición para los jugadores que por primera vez llegaron
a su ciudad.
“A las 5:10 de la tarde, cuando Adolfo Valencia puso a rodar el balón,
lo que se vivió fue un carnaval. Un carnaval en el campo con el juego
de fantasía que desplegó Colombia. Un carnaval en la tribuna, con un
público que a cada instante lo obligaba a uno a tocarle la piel erizada
para
poder
darse
cuenta
de
que
estaba
despierto.”
El Tiempo - 13 Jun. / 94
Maturana alineó contra Palmeiras a los 11 titulares que pensaba colocar seis días
después sobre el tapete verde del Rose Bowl en Pasadena. “Se trata del equipo ideal, de
los hombres que con solo mencionar su nombre hacen temblar de respeto y de temor a
los rivales, de los ídolos que encendieron en cada rincón de la geografía criolla un
sentimiento nacionalista sin precedentes”, expresó El Tiempo en su artículo Hasta
pronto, Muchachos .
El técnico de los brasileros, Wanderley Luxemburgo, les advirtió antes del partido a sus
dirigidos sobre el peligro que corrían al cometerles faltas a los colombianos al borde de
las áreas, ya que el árbitro del juego podría favorecer en caso de duda a los locales por
su misma condición de anfitriones, mundialistas y favoritos para ganar el máximo trofeo
del balompié.
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Al primer cuarto de hora, Freddy Rincón adelantó en la pizarra al conjunto “cafetero”
con un remate de larga distancia que ingresó por el ángulo superior izquierdo de la
portería defendida por “Gato” Fernández. La ciudad “ matecaña” vibró con la anotación
del hombre de Buenaventura, quien salió a celebrar con los hinchas el tanto convertido
ante sus compañeros de club. Con la ventaja por la mínima diferencia a favor de
Colombia, finalizaron los primeros 45 minutos.
Una falta dentro del área sobre Faustino Asprilla decretada por el juez Jorge Zuluaga,
originó la pena máxima que capitalizó en el segundo tanto de la “tricolor” el delantero
Adolfo Valencia. Tras esa acción, el defensa del equipo paulista Antonio Carlos salió
expulsado por el árbitro, dejando a Palmeiras con nueve hombres luego de la tarjeta roja
que también le fue mostrada al delantero Maurilio y al lateral izquierdo Roberto Carlos.
A los 42 minutos del segundo tiempo, Freddy Rincón selló la victoria 3-0 sobre
Palmeiras, cerrando así la etapa de preparación colombiana para la Copa Mundial.
Desde la mitad del mes de enero, cuando el equipo se concentró por primera vez para
jugar contra Venezuela, se jugaron un total de 21 partidos, 14 de ellos con victorias, 6
empates y sólo una derrota.
La escuadra de Maturana finalizó el fogueo previo a USA 94 con un invicto de once
compromisos, los últimos nueve con victorias consecutivas frente a tres selecciones no
clasificadas al Mundial (Perú, El Salvador e Irlanda del Norte), sólo una con el cupo
para la máxima cita (Grecia), y cinco clubes de Europa y Brasil que no contaban con la
totalidad de sus nómina inicialista (Parma, Bayern, Eintrach, Milán y Palmeiras).
Maturana y “Bolillo” Gómez valoraron la experiencia de los cinco meses de
preparación, en la medida que permitió obtener mayor claridad sobre los jugadores que
debían estar en la titular del equipo. No obstante, desde el 5-0 en Buenos Aires, la línea
de inicialistas publicada por el cuerpo técnico no se modificó con respecto a la que fue
anunciada para el primer juego con Rumania, a excepción de Andrés Escobar.
“Esta selección tiene figuras por todas partes, y en este momento es
considerada como el mejor equipo del mundo. En muchos países se
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habla de sus jugadores, de su cuerpo técnico, de lo que representa
deportivamente. Y esto es muy bueno para nosotros… Fue un proceso
de preparación muy importante, y esperamos que todo este trabajo que
realizamos se vea reflejado con muy buenos resultados en el
Mundial”. Hernán Darío Gómez en El Tiempo – 14 jun. /94
Pacho aseguró que de todos los equipos que tuvo la posibilidad de apreciar durante la
preparación, el que más lo satisfizo era el suyo propio por la solidez, fantasía, equilibrio
y gol que era capaz de mostrar. Tras dichas declaraciones, el entrenador agregó que no
necesariamente significaban que Colombia sería campeona mundial, ya que los buenos
equipos también debían estar en un día de suerte para poder exhibir todas sus
capacidades a plenitud.
“Nosotros no hemos ocultado nada, todo ha sido claro, transparente, abierto, directo”,
aseveró el técnico nacional sobre el proceso preparatorio que culminaron los
“cafeteros”, de cara al compromiso orbital en Estados Unidos. La
cabeza de la
Selección Colombia desde 1897 exhortó a la opinión pública para entregarle energía
positiva al equipo, en la búsqueda de esas satisfacciones que todo el pueblo estaba
esperando.
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Capítulo XI
Con los Pies en la Tierra
El martes 14 de junio volaron sin escalas, rumbo a la ciudad de Los Ángeles, las
ilusiones del país futbolero que esperaba conquistar la gloria en el máximo certamen del
balompié. Junto con Brasil, Alemania, Italia y Argentina, la Selección de Colombia fue
ubicada por periodistas, analistas y personalidades del fútbol entre las favoritas para
ganar la Copa, o en su defecto ser una de las sorpresas.
Ciento cincuenta hinchas colombianos, sumados a periodistas de diferentes medios
nacionales e internacionales y directivos de la Federación de Fútbol, tomaron en el
Puente Aéreo de Bogotá el Jumbo 727 de Avianca que llevó al equipo de Pacho hacia
el Campeonato Mundial de Fútbol. En el departamento de emigración del terminal
aéreo, se sustituyeron las requisas por los abrazos para cada uno de los integrantes de la
plantilla.
Al aeropuerto de Los Ángeles llegaron varios grupos de colombianos residentes en el
Estado de California para recibir con aplausos a sus “héroes”. Vestidos de paño azul, los
muchachos de Maturana pisaron suelo estadounidense, saludaron a su público y se
trasladaron de inmediato al Hotel Marriott en Fullerton, sede de concentración del
equipo. Según “Bolillo” Gómez, las horas previas al viaje fueron muy tensionantes para
el grupo pues ya nadie recordaba que los jugadores también eran seres humanos, así que
el cambio de ambiente ya se hacía necesario dentro del equipo.
“Eso de decir que vamos a ser campeones mundiales no le hace
ningún bien a nadie. Más bien, es sobrecargar estos momentos de
presión
que
ya
empiezan
a
sentirse”
Hernán Darío Gómez en El Tiempo 16 jun. /94
En su primera rueda de prensa con los medios internacionales, Maturana afirmó sentirse
halagado por todos los elogios dirigidos hacia la Selección Colombia, algo a lo que
estaba obligado a responder con una buena actuación en el Mundial. El estratega
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nacional se refirió a Adolfo Valencia, Faustino Asprilla y Freddy Rincón como piezas
destacadas en su nómina, sobre la que destacó su funcionamiento individual y colectivo;
eso sí, Pacho no mencionó cuál sería la meta exacta del equipo en el torneo.
Publicaciones norteamericanas como Newsweek no dejaron de omitir en sus páginas
alguna información sobre el conjunto “cafetero” que causó sensación por el remate de
su eliminatoria, los resultados en la preparación, y que ahora estaba nominado para
ganar el galardón del mejor del mundo. Para la revista en mención, “Colombia debería
llegar bellamente a las finales”.
Al primer entreno de la “tricolor” en la Universidad de Fullerton no asistió un solo
hincha. Cuatro emisarios de la organización del torneo, seis voluntarios civiles, policías
y agentes de seguridad privada, así como un “batallón” de periodistas compuesto en su
mayoría de colombianos, fueron los únicos que se hicieron presentes en la cancha para
ver a los muchachos de Maturana luchando contra el sorpresivo frío que hizo esa
mañana. Según José Clopatofsky, el ambiente de Los Ángeles comparado con Villa
Palaviccini en Italia 90 era de total apatía para vivir algo de tal proporción como el
Mundial de Fútbol.
El enviado especial del diario El Tiempo señaló que el único lugar donde se vivía de
una manera tímida el clima mundialista era el lobby del Hotel Marriott, sitio de
concentración del combinado nacional. En ese espacio de diez metros por diez, los
aficionados y periodistas corrían juntos detrás de la foto o alguna declaración con el
jugador que estuviera dispuesto a ceder unos minutos de su descanso. Por su parte, los
guardias de seguridad cortaban el acceso a los futbolistas en la medida que aducían
cumplir con su trabajo, mientras que el jefe de prensa Javier Hernández Bonnet
cuadraba citas entre jugadores y medios de comunicación para satisfacer a ambas partes.
En pleno entrenamiento, los periodistas de todo el mundo se acercaban a Hernández
Bonnet para que él les hiciera el favor de sacar a Faustino Asprilla de la práctica, con el
fin de que entregara unas declaraciones. Fue tal la insistencia de los medios para
conseguir la entrevista con “El Tino”, que el mismo jugador se decidió a ofrecer una
rueda de prensa exclusiva en las instalaciones del Marriott.
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A dos días del debut frente a Rumania, los técnicos Maturana y Gómez apoyaron la
rueda de prensa en la que Asprilla anunció que su objetivo principal no era el de
convertirse en goleador o figura de la Copa Mundo. El delantero del Parma les dijo a
corresponsales de 12 países distintos que esperaba aportarle con sus goles a Colombia,
para construir una gran campaña en la que en caso de llegar al partido final prefería
jugarlo contra potencias como Brasil, Argentina, Italia o Alemania.
“Yo sí creo que tengo las condiciones futbolísticas y anímicas para ser
el mejor del mundo. Para eso me he preparado. Si estoy en un 90 por
ciento de mi capacidad, seré el mejor del Mundial. Con el respaldo de
mis compañeros vamos a hacer un buen Mundial, eso espero.”
Faustino Asprilla en El Tiempo – 17 jun. /94
Respecto al favoritismo que se tejió sobre el conjunto colombiano, “Tino” aseguró que
todos los comentarios les estaban “entrando por un oído y saliendo por el otro”. En
contraste, Carlos Valderrama pasó por encima de la prudencia de sus demás
compañeros, así como de “Pacho” Maturana, y en otra conferencia de prensa anunció
delante de su entrenador que Colombia estaba lista para disputar la final del
Campeonato del Mundo.
Según la crónica deportiva, el estratega de la “tricolor” frunció el ceño una vez “El
Pibe” soltó el titu lar de prensa para el día sigu iente. Maturana dijo que aspiraba como
mínimo a superar el puesto 13 de Italia 90, mientras que Valderrama puso a Colombia
de una vez en la final de USA 94, cuando el mayor avance hasta el momento en una
Copa Mundo para “los cafeteros” había sido la clasificación a octavos de final cuatro
años atrás.
Ante la pregunta que le hizo un comunicador argentino al capitán de la selección
colombiana, sobre si no le faltaba sangre a su onceno para pensar en una final, “El Pibe”
respondió que con el 5-0 sobre los “ gauchos” recibieron una transfusión que les
permitía soñar en que era posible ganar el Mundial. “Si la gente lo siente así y lo
comenta la prensa, no veo por qué los únicos que no podamos expresar esa sensación
seamos nosotros”, remató el samario.
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Maturana contradijo frente a los periodistas al hombre a quien entregó su confianza para
liderar el mediocampo del equipo “cafetero” desde 1987. Para el estratega nacional, la
goleada en Buenos Aires fue el simple producto de un partido bien jugado que al final
logró ganarse por amplio marcador y que ya pertenecía a la historia. Pacho también
negó la existencia de triunfalismo dentro de su plantilla, pese a las declaraciones previas
de Valderrama, sobre quien no disimuló su molestia.
“Este “Pibe” suelta unas cosas que no se deben decir… Puede que eso
sea cierto, pero hay que manejar esas sensaciones con mayor
prudencia”. Maturana en El Tiempo – 17 jun. /94
La Copa Mundial de Fútbol USA 94 fue inaugurada el 17 de junio, a dos días de
cumplirse en Colombia la segunda vuelta de las elecciones presidenciales que
disputaron los candidatos Ernesto Samper Pizano y Andrés Pastrana Arango. Pese a la
trascendencia de la contienda política para el futuro del país, por lo menos la mitad de
las páginas de los periódicos y noticieros fue dedicada a presentar las incidencias de la
Selección Nacional a menos de 24 horas de su primer partido.
En su editorial de ese día, El Tiempo reflexionó sobre los pros y contras de esa
dependencia por parte del pueblo colombiano hacia la camiseta amarilla de su equipo de
fútbol. Frente a los problemas coyunturales de la nación, los triunfos del onceno de
Pacho podrían servir como inyección momentánea de esperanza para creer en que sí era
posible superar los conflictos; lo negativo, no se sabía cómo podría reaccionar toda una
comunidad ante el fracaso deportivo, luego de crearse la ilusión y no convertirse en
realidad.
Según el diario de mayor circulación en el país, la Selección Colombia no solo debía
responder a las exigencias que conciernen a la pelota, sino que a través de su actuación
tenía la oportunidad de demostrar “que Colombia no es sólo coca, violencia, terrorismo
y muerte”. Todo el planeta tenía puestos sus ojos en aquella nación que en los meses
anteriores dejó de ser popular por su producto principal de exportación (por algo al
conjunto de Maturana le decían “los cafeteros”), y el Mundial representaba ese chance
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para que la prensa del mundo dejara de verla como el lugar de nacimiento del extinto
Pablo Escobar Gaviria.
A la Selección Colombia le correspondió el reto levantar la imagen futbolera a nombre
de Suramérica, ya que el representativo de Bolivia cayó por la mínima diferencia contra
Alemania en el juego inaugural de la Copa que se cumplió en el estadio Soldier Field de
Chicago. Tras el empate a un gol entre Estados Unidos y Suiza en la apertura del grupo
A, una victoria “cafetera” frente a Rumania significaba que con un empate en alguno de
los dos compromisos restantes, el cupo a segunda ronda estaba asegurado.
El 18 de junio de 1994, no fue un día común y corriente para Colombia, porque luego
de ocho años que llevaba el proceso encabezado por Francisco Maturana, la “tricolor”
era mencionada por figuras especializadas del fútbol como posible candidata a llevarse
la Copa Mundial, al lado de equipos con varios títulos encima como Alemania, Brasil,
Argentina e Italia. Todo ello, pese al escaso historial de victorias (solo una contra
Emiratos Árabes en Italia 90) sumado en siete juegos mundialistas. Ese día frente a los
rumanos, el equipo de Pacho debía dar el primer paso para seguir escribiendo historia.
El tirón muscular que sufrió Faustino Asprilla en la práctica del día anterior al
compromiso, no preocupó al cuerpo técnico de Colombia que veía en Anthony de Ávila
al potencial reemplazo si “Tino” presentaba complicaciones. “Si no tuviéramos un
soporte táctico y un nivel colectivo perfecto, los artistas serían insustituibles. Pero el
equipo de Colombia no pasa vergüenzas con ninguna de sus alineaciones y hoy no
dependemos de algún jugador”, señaló Maturana.
Freddy Rincón era el jugador que según Pacho podría llegar a ser el mejor del
combinado patrio durante el Mundial por encima de Valderrama, Valencia o Asprilla,
de acuerdo con la entrevista al técnico nacional que El Tiempo publicó el día del debut
con Rumania. Maturana confesó lo difícil que fue dormir para él en las últimas noches,
pensando en las jugadas que tenía pensadas emplear contra los europeos, aunque en las
habitaciones del Hotel Marriott todo era fiesta entre los jugadores.
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Sobre su equipo rival en el Rose Bowl, Pacho expresó que el onceno de los Cárpatos iba
a brindar la posibilidad a Colombia de hacer un buen espectáculo. Para el seleccionador
nacional, Rumania era un equipo con individualidades destacadas, pero al que le faltaba
la “calidad obrera” o sacrificio con el que sí contaba la “tricolor”.
Los dirigidos por Anghel Iordanescu, al igual que Colombia, participaban por segunda
vez consecutiva en una Copa Mundial. De su participación en Italia 90, los rumanos
conservaron cinco fichas clave para USA 94 que eran el capitán Gheorge Hagi; los
volantes Gheorge Popescu, Ioan Lupescu, Ioan Sabau, y el delantero Illie Dumitrescu,
todos con el conocimiento y la experiencia del fútbol europeo con la que apenas
alcanzaban a contar Asprilla y Valencia en la nómina “cafetera”. Contrarrestar a aquella
dupla de “morochos” delanteros, era la preocupación principal del timonel rumano.
“Es un adversario duro y experimentado. Pero tal vez por sus
características, es oponente favorable para las perspectivas de
Colombia, porque antepone el toque y el manejo a la combatividad y
al choque”. Julio César Pasquato en El Tiempo – 18 Jun. /94
El mismo día en el que la Selección Colombia se jugaba su primera carta en el Mundial,
tampoco dejaron de llegarle elogios por parte de personalidades del fútbol. En su
columna para el diario estadounidense USA Today, el brasilero Pelé insistió en volcar
los ojos del orbe hacia la “tricolor”, considerada por él como la mejor de las 24
escuadras participantes en el certamen. Así mismo, el técnico de Suiza Roy Hodgson
afirmó que el equipo de Maturana iba a ser el ganador del grupo A por encima de su
propia plantilla.
Según Hodgson, el equipo “cafetero” representaba una mezcla entre la técnica
suramericana y la disciplina europea que la hacía una selección única; así mismo, reveló
que entre el onceno suizo existía tanto respeto hacia los de Maturana, que algunos
jugadores visualizaban a Colombia como la posible ganadora de la Copa del Mundo.
Los planetas y la estrellas también orientaron sus energías hacía la “tricolor”, de
acuerdo con los pronósticos del astrólogo Daniel Díaz, según los cuales Colombia sería
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posiblemente finalista de USA 94 al lado de un equipo europeo que se llevaría el trofeo
de campeón. Faustino Asprilla, Óscar Córdoba, Carlos Valderrama, Adolfo Valencia y
Freddy Rincón iban a ser las figuras de la nómina criolla, según los pronósticos
arrojados por los astros.
A primera hora iniciaron las transmisiones radiales para Colombia desde el Hotel
Marriott en Fullerton, donde se mantuvo hospedado el conjunto “cafetero” antes de su
primer duelo mundialista. El cuerpo técnico dispuso que el día del debut con Rumania
cada jugador decidiera si bajaba al comedor para desayunar con el resto del grupo. La
mayoría optó por quedarse en sus habitaciones, por lo que los periodistas tuvieron que
entrevistarse entre ellos con tal de sacar adelante sus emisiones y medir de alguna
manera el grado de ansiedad precedente al pitazo inicial.
Sobre las once y treinta de la mañana, Pacho congregó a sus dirigidos en la charla
técnica. No hubo reunión de equipo para presenciar el empate a un gol entre Estados
Un idos y Suiza - los rivales de grupo - sino que cada jugador observó por pedazos aquel
compromiso de acuerdo con su interés. Según la crónica deportiva, era tal la
tranquilidad que reflejaba el equipo colombiano en las horas restantes a su primer
partido, que la mayoría de futbolistas se dedicó a pasear por los alrededores del lugar de
concentración o a charlar con los paisanos que se encontraban en el lobby.
Hacía las tres de la tarde y después de almorzar, el bus de la “ tricolor” partió hacia el
Rose Bowl que desde las primeras horas del día aglomeró grupos de hinchas rumanos y
colombianos, aunque estos últimos marcaron superioridad numérica (cerca de 60 mil
espectadores, para los 91.586 asientos disponibles en el escenario deportivo). Bajo una
temperatura superior a los 25 grados centígrados, “Cárpatos” y “cafeteros” al fin se
encontraron sobre el gramado de Pasadena para definir los primeros tres puntos del
Mundial.
La nómina inicialista de Maturana para debutar contra Rumania fue la misma anunciada
durante toda la etapa de preparación, así que no hubo sorpresas. Con excepción de
Andrés Escobar, quien logró recuperarse en menos de lo previsto de una lesión que daba
para un año de incapacidad, el onceno de Pacho que arrancó frente a los de Anghel
Iordanescu fue el mismo que venció a Argentina por goleada en su propia casa, y el
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mismo que disputó junto apenas cuatro partidos de preparación - de los 21 jugados antes de la Copa Mundo.
Colombia tuvo el dominio de la pelota durante el primer cuarto de hora, haciéndola
circular por su propia mitad de campo como siempre lo había hecho en la “Era
Maturana”, aunque sin lograr transportarla hasta el tercer cuarto de cancha donde los
rumanos comenzaban su ofensiva. Según el periodista Fernando Araujo, Pacho les
recomendó a sus muchachos que no descuidaran las espaldas para no brindarles
espacios atrás al rival; es decir, que no se fueran todos al ataque porque los de Europa
sabían como aprovecharlo.
Preciso en un contragolpe a los 16 minutos, luego de que “Barrabás” Gómez entregara
una pelota al contrario, el capitán Gheorge Hagi asistió después de un pique en propio
campo colombiano al delantero del Milán Florin Raducioiu (uno de los verdaderos
titulares que no jugó con el club italiano contra Colombia el 29 de mayo), quien remató
y venció la puerta de Óscar Córdoba luego de eludir a Luis Carlos Perea y “Chonto”
Herrera.
“Rumania, en cambio, aguantó con tranquilidad en la defensa. Nunca
se desesperó por no poseer el balón, pero cuando lo tomó fue claro en
la salida, eficaz en la distracción y contundente en la definición”.
El Espectador 19 jun. /94
Gheorge Hagi, el mismo jugador que no pudo apreciar el técnico Maturana cuando viajó
a Bucarest con ocasión del juego entre Rumania y Bolivia, y sobre quien Pacho afirmó
que no marcaba diferencia, se percató de los espacios libres que estaban brindando los
“cafeteros” en defensa, así que se animó a rematar de larga distancia cuando ningún
zaguero ni volante de marca presionó para quitarle la pelota. En su primer intento,
Córdoba alcanzó a sacarle de un manotazo el remate que llevaba dirección de gol.
Con el marcador a su favor, el diez de los rumanos encontró por segunda vez la
oportunidad de lanzar el balón a portería desde afuera del área “tricolor”. Después de
una serie de toques sucesivos que finalizó sobre la banda izquierda, Hagi vio adelantado
a Córdoba de su arco y sin ninguna marca tuvo tiempo para medir el recorrido del balón
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que se introdujo de nuevo dentro de la valla “cafetera” para el 2 a 0 parcial en 35
minutos.
El gol de Adolfo Valencia, que llegó tras un cobro de esquina de Wilson Pérez antes de
concluir el primer tiempo, hizo pensar a quienes transmitieron aquel partido para
Colombia (Adolfo Pérez y Jairo Moncada) que el marcador de 2-1 en contra podría
voltearse en los siguientes 45 minutos. La pausa comercial del intermedio recordó a los
colombianos que al día siguiente tenían un compromiso con su patria, al cumplirse la
segunda vuelta electoral por la Presidencia de la República. Los candidatos Ernesto
Samper y Andrés Pastrana también sacaron provecho de los éxitos de la Selección para
tratar de sumar algunos votos.
Maturana no hizo cambios al comienzo ni al final de la etapa complementaria, en la que
Colombia dominó la esférica y logró invadir sin éxito el territorio de los rumanos.
Cuando no fueron los defensores del cuadro “Cárpato” quienes se interpusieron sobre
las opciones que Rincón, Valencia y Asprilla generaron, el guardameta Bogdan Stelea
arrancó los aplausos de los espectadores con sus atajadas.
La jugada individual por parte del “Pibe”, “El Tino”, “El Tren” o Rincón tampoco llegó
para Colombia, como sí apareció el tanto que sentenció las acciones a favor del onceno
europeo cuando quedaban dos minutos de juego. Mientras que la “tricolor” envió por lo
menos ocho disparos directos a puerta, Rumania creo cinco opciones directas frente a
Óscar Córdoba de las cuales concretó tres. En un cobro largo de tiro libre Florin
Raduciou le ganó en velocidad a Perea, eludió el achique del portero, y con el arco a su
disposición marcó el 3 a 1 definitivo que decretó la primera derrota “cafetera” en USA
94.
“Entonces, es allí cuando uno piensa lo que algunos dicen: tradición,
jerarquía. Porque el barco no puede naufragar en el primer vendaval,
sino hay que tener cabeza fría para aguantar los chaparrones… No se
puede afirmar que Colombia haya jugado mal: intentó, hizo la
“pared”, el desborde, entró y salió, pero le faltó contundencia, aquella
que tuvo un Raducioiu, un hombre que estuvo tres veces frente a
Córdoba y le metió dos. El Tiempo - 19 jun. /94
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Pacho, “Bolillo”, Andrés Escobar y Óscar Córdoba asistieron por Colombia a la rueda
de prensa posterior al compromiso perdido. En primera instancia, Maturana les pidió a
los periodistas que dejaran las caras de pésame, pues lo que acababa de ocurrir no era un
velorio sino un simple partido del que no se pudieron extraer puntos. El técnico agregó
que con esa actitud, lo que conseguían los comunicadores era transmitirle al país la
misma sensación.
“Lo que pasó, pasó, y es caso juzgado… La ilusión está intacta”, fue la sentencia del
estratega “cafetero” por la cual recibió el aplauso de la prensa internacional en plena
conferencia de medios. Según Maturana, perder ante Rumania iba a servir para
replantear la actitud de todo el equipo colombiano que estaba sometido a un
triunfalismo muy difícil de manejar.
La falla ante el conjunto de los Cárpatos fue el afán de protagonismo por parte de los
jugadores colombianos, lo cual hizo que cada quien se dedicara a hacer su propio
partido, señaló el timonel “tricolor”. Al caer en el individualismo, el onceno
suramericano comenzó a practicar un fútbol que no sabía hacer bien, distinto a aquel
juego del “toque” que practicó por ocho años con Maturana.
“Pacho” dijo que no hizo sustituciones durante el juego, porque el problema que el
equipo pasaba por la parte colectiva no podía arreglarse con un par de cambios. Así
mismo, descartó que para el siguiente juego contra Estados Unidos tuviera pensado
alterar la nómina inicialista que enfrentó a Rumania. “Trabajaremos y hablaremos con
los jugadores para que ellos apliquen los correctivos adecuados, puesto que el sistema
está más que probado y no se modificará”, afirmó el seleccionador criollo.
Anghel Iordanescu elogió por su parte el trabajo del equipo colombiano, al que calificó
como el más técnico del Mundial. El entrenador rumano declaró en la rueda de prensa
que la “tricolor” acompañaría a su selección en segunda ronda por el grupo A, a la vez
que atribuyó la victoria de su sus dirigidos a la concentración que tuvo cada uno sobre
el terreno de juego. “Hicimos lo que se había planificado, lo que esperábamos, lo que
queríamos”, aseguró el estratega.
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Hernán Darío Gómez destacó la persistencia de los “cafeteros” para tratar de romper el
esquema defensivo de Rumania, pese a que de ello surgió la actitud individualista en los
jugadores criollos. Según “Bolillo”, la derrota le sirvió a la Selección Colombia para
recobrar la humildad perdida a causa del favoritismo.
“Los muchachos saben que ahora deben luchar para no ser eliminados.
Un paso del cielo a la tierra que ya lo dieron y que determina la
personalidad de la selección”. Hernán Darío Gómez en El Tiempo 20 jun. /94
Andrés Escobar relató en su columna lo vivido dentro del camerino colombiano, una
vez finalizó el encuentro con Rumania. Según el defensor central, todo fue silencio en el
vestuario porque ninguno se esperaba una derrota frente a los europeos luego de recibir
tanto favoritismo. El jugador afirmó que sus compañeros y él mismo lograron creerse
inconscientemente que eran el mejor equipo, que eran invencibles, hasta que llegó ese
momento en el que pudieron darse cuenta que el 5-0 frente a Argentina ya hacía parte de
la historia.
Solo cuando Maturana y Gómez aparecieron en las duchas para dar un mensaje de
ánimo a sus dirigidos, los futbolistas cafeteros levantaron la cabeza y se dieron cuenta
de que aún quedaban dos compromisos por delante en los que podían reivindicarse; no
obstante, Escobar señaló que en el viaje en bus desde el Rose Bowl a Fullerton no se
escucharon las risas ni la música salsa que siempre acompañaban a la Selección en sus
recorridos.
“Lo importante es que Colombia se despoja de esa atadura que tenía:
ganar o ganar. Eso nos perjudicó. Y cuando uno está así, el rival toma
cualquier clase de prevenciones y sorprende con mayor facilidad”.
Andrés Escobar en El Tiempo 21 jun. /94
Mientras el cuerpo técnico de la “tricolor” explicaba ante los medios de prensa sus
razones de la derrota frente a Rumania, el diario El Tiempo denunció cómo dentro del
equipo se pudo haber roto la convivencia desde días antes al debut mundialista, con la
llegada de algunos jugadores que miraban a medio equipo por encima del hombro. El
artículo señala de forma directa al delantero del Parma de Italia, Faustino Asprilla, sobre
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quien se afirmó que andaba convertido con sus gafas oscuras y mirada apática en un
“Michael Jackson del balón”.
Según la nota de prensa, Asprilla trasladó su actitud a la cancha convertida en excesivo
egoísmo y terminó contagiando al resto de sus compañeros. Al observar cómo uno de
los del equipo trataba de lucirse, los otros diez futbolistas “cafeteros” no veían por qué
ellos no podían hacer lo mismo. Fue así cómo el sistema colectivo de Maturana resultó
inservible frente al individualismo que trató de imponerse sobre el césped del Rose
Bowl.
El periódico también hizo mención de Carlos Valderrama, a quien se le notaba más
aislado que de costumbre del resto de sus compañeros. Al “Pibe” sólo se le observaba
caminando por los pasillos del Marriott cuando era hora de comer, sin pronunciar mayor
palabra y alejado de los demás jugadores; no obstante, aunque se caracterizó por ser un
hombre de pocas palabras, al capitán de la Selección Colombia sí le vio protestando y
regañando durante el juego con Rumania. En el artículo periodístico se afirmó que el
samario estaba jugando su propio Mundial.
En la madrugada del lunes 21 de junio, día previo al segundo partido de la Copa
Mundial contra Estados Unidos, el lateral Luis Fernando Herrera recibió la noticia del
fallecimiento de su hermano, producto de un accidente de tránsito en carreteras de
Antioquia. “Chonto” habló vía telefónica con su padre, quien le explicó que esas eran
pruebas irreversibles en la vida, y lo animó para que siguiera jugando con el equipo de
Maturana que en ese momento lo necesitaba para buscar el cupo a segunda fase.
Como tributo a la memoria de su ser querido, Herrera decidió continuar en la Selección
cuyo cuerpo técnico y algunos compañeros le brindaron sus condolencias. Más allá del
luto que embargó al lateral derecho de la “tricolor”, aquel día no tuvo mayor acción para
el equipo de Maturana distinta a definir los movimientos que se iban a aplicar frente al
onceno anfitrión dirigido por Bora Milutinovic.
Aquellas jornadas que transcurrían únicamente en el trabajo táctico previo a un
compromiso eran las que mayor preocupación le generaban a Francisco Maturana, ya
que por la falta de noticias cualquier periodista podía darle rienda suelta a algún rumor -
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originado de los propios comentarios de los jugadores - con el fin de llenar espacio en
sus páginas informativas.
Pacho expresó su molestia por aquellas notas periodísticas resultantes de las charlas
privadas entre comunicadores y futbolistas, donde estos últimos hablaban sobre los
errores de sus demás colegas. Se habló de una supuesta protesta al cuerpo técnico
protagonizada por el volante Harold Lozano, en la que les manifestaba su disgusto por
no haber tenido en cuenta al banco de suplentes durante el partido con Rumania. El
periodista Esteban Jaramillo de RCN desmintió que hubiera lanzado esta noticia,
mientras que Maturana también negó que algo así hubiera sucedido con el jugador.
En una charla con el técnico “cafetero” donde no mediaron los micrófonos, las libretas,
ni las cámaras, los periodistas de El Tiempo escucharon de Maturana su punto de vista
respecto al artículo donde se habló de los regaños que Carlos Valderrama hizo a sus
compañeros en el juego del debut. Pacho les explicó que eso no fue cierto, y que por el
contrario, al “Pibe” se le reclamó por su falta de capitanía y agresividad.
“Es lógico que estas cosas pasen. Estamos muy cerca de los
periodistas, algo que no critico, pero que sí nos lleva a estas
situaciones. Pero yo personalmente les puedo asegurar que en el grupo
no hay reproches”.
Maturana en El Espectador – 21 jun. /94
En su escrito para El Tiempo, Andrés Escobar recordó cómo Hernán Darío Gómez llegó
al camerino “tricolor” después del partido contra Rumania, gritándoles a los jugadores
que cuatro días más tarde debían enfrentar a los Estados Unidos. Para algunos
periodistas como Adolfo Pérez, resultaba entendible que esos instantes de extensa
concentración los jugadores evadieran una invitación al lobby por parte de la prensa, ya
que aquel lugar siempre estaba lleno de aficionados y comunicadores de todo el mundo
que se peleaban por la foto o la nota informativa de algún jugador.
En la ciudad de Pereira, en medio del último cotejo de preparación que disputó
Colombia antes del Mundial frente a Palmeiras, Maturana les advirtió a sus dirigidos
quiénes iban a ser los once inicialistas de la plantilla en el certamen orbital, aunque les
resaltó que esa titularidad no era inamovible; por lo tanto, la noticia del 22 de junio en
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los diarios nacionales fue la sustitución en el frente de ataque de Adolfo Valencia (autor
del único gol conseguido frente a Rumania) por Anthony de Ávila, para el compromiso
ante los norteamericanos.
Frente al relevo del “Tren” por el “Pitufo”, ni Hernán Darío Gómez ni Francisco
Maturana quisieron dar explicaciones a la prensa, escudados en su posición de únicos
manejadores del equipo. Tanto el técnico como su asistente se limitaron a decir que no
sacaban a Valencia de la nómina por capricho, sino que se trataba de lo mejor para el
grupo. Por su parte, el delantero del Bayern Múnich no pronunció reclamo alguno
acerca de la decisión tomada por los estrategas.
“Bolillo” Gómez expresó en su columna de opinión que el estado de ánimo del equipo
colombiano ya no era el mismo después de la derrota con Rumanía, lo que podría
afectar el desempeño dentro de la cancha para el segundo juego mundialista. Según la
“ llave” de Maturana en la dirección técnica, por los lados de la Selección era posible
percibir una fuerza negativa que provenía de aquellos que aprovecharon el resultado del
debut para atacar a los entrenadores.
“Eso nos sirve para definir a mucha gente, para saber quiénes son los amigos y quiénes
los enemigos de esta escuadra”, declaró el asistente técnico acerca de los supuestos
contradictores que trataban de perjudicar a la Selección Nacional, entre los que incluyó
a algunos directivos de clubes profesionales que estaban llenando de pensamientos
negativos a los jugadores de quienes manejaban sus derechos deportivos. “Bolillo” se
declaró confiado de que frente a Estados Unidos, la “tricolor” volvería a triunfar sobre
los pesimistas como en ocasiones anteriores.
“Hoy vamos a sacar el partido adelante para desmentir a todas esas
personas que se han inventado historias diciendo que en la Selección
hay roces, problemas, y una cantidad de rumores… Hay una ansiedad
enorme por este encuentro que esperamos sea el de la reivindicación
para
que
los
enemigos
se
traguen
sus
palabras”,
Hernán Darío Gómez en El Tiempo 22 jun. /94
Maturana confirmó ante los medios de comunicación la solicitud que le hizo a Carlos
Valderrama de recuperar el protagonismo y liderazgo del equipo, que frente a la
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escuadra comandada por Gheorge Hagi estuvo en poder de otros jugadores. La visión
del técnico “cafetero” acerca del “Pibe” era totalmente opuesta a la de la prensa
norteamericana, interesada principalmente en la melena rubia del capitán colombiano y
las opiniones de sus compañeros respecto a ese símbolo que se veía constantemente en
forma de peluca por los alrededores de los estadios.
Según lo narró Andrés Escobar, el acuerdo al que llegó la plantilla “cafetera” para el
encuentro frente a la selección norteamericana fue el de mantener un orden tal en el
campo de juego, que no era necesario “salir como locos” a buscar el resultado. Para el
defensa central de la Selección Colombia, Estados Unidos era un equipo difícil que
mostraba progresos individuales y colectivos en cada enfrentamiento con la “ tricolor”,
sin contar que la localía en una Copa del Mundo también pesa.
Los efectos de la decisión tomada por la dupla Maturana-Gómez respecto al ingreso de
Anthony de Ávila en la titular de Colombia, como reemplazo de Adolfo Valencia,
surgieron en los espacios vespertinos de la radio deportiva. Hernán Peláez y Édgar
Perea, periodistas de la cadena Caracol, expresaron su descontento hacia Pacho tras
haber excluido al único jugador que tuvo un papel aceptable en el juego con Rumania.
Hernán Peláez tildó de incompetentes a los miembros del cuerpo técnico nacional,
mientras Perea explicó que la entrada del “Pitufo” en el grupo de once inicialistas de la
Selección se debió a presiones del Cartel de Cali. A las ocho y treinta de la noche
cuando terminaron los programas radiales, Maturana salió por el ascensor del Marriott,
buscó a los corresponsales de Caracol y restableció, hasta nueva orden, el veto a la
cadena radial que impuso hace cuatro años en la víspera del Mundial de Italia.
La reunión que iba a sostener el cuerpo técnico de la Selección Colombia junto a los
presidentes de Bavaria y Caracol, Augusto López y Ricardo Alarcón, fue cancelada por
Pacho en vista de lo sucedido con los comunicadores. “Bolillo” acompañó a Maturana a
su habitación en señal de solidaridad, mientras que los patrocinadores tuvieron que
cenar solos en el hotel a la víspera del compromiso que podía definir la suerte “tricolor”
en el Mundial.
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Al medio día del 22 de junio, el teléfono timbró en la casa de doña Teresita Jaramillo de
Gómez. La llamada que se originó desde los Estados Unidos era de Hernán Darío
Gómez, quien como antes cada partido, siempre se comunicaba con su madre para
pedirle su bendición. Ella no estaba en su residencia en el momento de la llamada, pero
a su regreso se comunicó con Telecom para que le hiciera el contacto con el Marriott.
“Bolillo” le respondió a su progenitora que todo marchaba bien, no obstante que su
hermano Gabriel Jaime fue excluido de la nómina inicialista para el juego frente a USA,
solo porque el cuerpo técnico de la “tricolor” decidió que no quería más peleas con la
prensa. En la casa de una amiga, minutos más tarde, Teresita se enteró de la segunda
versión de la historia que ocurrió en la mañana en el hotel de la Selección Nacional.
Los informativos del medio día en Colombia y Estados Unidos abrieron sus emisiones
con la noticia de las supuestas amenazas de muerte que recibió “Barrabás”, el hermano
menor de los Gómez que integraban el equipo nacional. Al parecer, si esa tarde el
volante central era alineado por el cuerpo técnico ante los Estados Unidos, los
desconocidos que lanzaron las intimidaciones tomarían medidas no solo frente a la
familia de “Bolillo” sino también contra los Maturana.
Pacho aseguró que sobre las diez de la mañana halló en el televisor de su habitación el
mensaje donde estaban consignadas las amenazas a Gabriel Jaime Gómez, los técnicos
y sus parientes. Según el estratega, el mensaje intimidatorio llevaba como nombre
propio de destinatario el de Francisco Maturana. Era él quien disponía de la nómina
titular de Colombia, que para ese partido contra Estados Unidos ya había sido entregada
a la prensa.
“Barrabás” contó que sobre las once de la mañana, cuando se preparaba para su segundo
partido del mundial, el director técnico entró llorando a la habitación del jugador. Casi
sin poder hablar, Maturana le contó a Gabriel Jaime sobre la situación de riesgo que
estaban afrontando, la necesidad que tenían juntos de proteger la integridad de sus seres
queridos, y la confirmación de Hermann “Carepa” Gaviria como su reemplazo para el
juego de la tarde.
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Al rato llegó “Bolillo” al cuarto de su hermano, ya enterado de lo sucedido, pues el
mensaje también apareció en el televisor del asistente técnico. Entre Maturana y los
hermanos Gómez decidieron que no pondrían en riesgo la vida de nadie, así que
“Barrabas” no iba a ser tenido en cuenta ni siquiera como suplente en el Rose Bowl.
“No me acuerdo bien, tal era la confusión de los tres, de las cosas que
dijimos. Tampoco fue un episodio muy largo, pero “Pacho” estaba
fuera de control, desbaratado, con una desilusión tan grande que
seguía llorando sin parar. Sus lágrimas no las olvidaré nunca porque
no llegué a imaginarme ese sentimiento tan profundo que lo estaba
demoliendo”. Gabriel Jaime Gómez - El Tiempo 23 jun. /94
Contrario a la preparación de Italia 90 con los casetes que llegaron al Diario del Caribe,
o cuando Maturana trató de convencer a Hernán Darío Gómez para que juntos
regresaran a Colombia al Mundial, esta vez Pacho sí les hizo caso a las supuestas
amenazas. A finales del 92, el técnico le dijo a su colega que cuando alguien quería
hacer daño lo hacía sin tanta advertencia. A menos de seis horas de definir su paso a la
segunda fase de USA 94, el entrenador de la “Tricolor” creyó en presiones externas y
cedió a ellas.
Maturana les dijo a sus muchachos en la charla técnica que ya no iba más con el equipo;
que le iba entregar la Selección Colombia a quien quisiera hacerse cargo de ella, porque
había perdido toda su autonomía para dirigir al grupo. Jugadores, directivos y demás
miembros del cuerpo técnico le pidieron a Pacho reconsiderar su decisión. Luego de 15
minutos de insistencia, el técnico nacional aceptó permanecer en su puesto.
“Tendría que ser una roca Maturana para que esto no lo afectara como
lo afectó. Ya no sólo está serio sino triste. Toda esa alegría con la que
vino Colombia al Mundial se fue al tarro de la basura” Esperanza
Palacio en El Espectador 23 jun. /94
El estratega reasumió sus funciones, bajo la condición de presentar su renuncia
irrevocable al cargo apenas terminara la participación “ tricolor” en la Copa del Mundo;
de todas formas, ya tenía listo un preacuerdo para vincularse al Atlético de Madrid la
próxima temporada. Mientras tanto en Medellín, el gerente del Atlético Nacional
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Guillermo Montoya afirmó que a la sede administrativa del club “verdolaga” no
llegaron ningunas amenazas para los integrantes de la escuadra “cafetera”, en especial
para Gabriel Jaime o Hernán Darío Gómez.
A la 1:30 p.m partió el bus de la “tricolor” hacia el Rose Bowl de Pasadena, donde la
esperaba el seleccionado local para cumplir con la segunda fecha del calendario
mundialista. Cuenta la crónica deportiva que en los 45 minutos de trayecto del Marriott
hacia el estadio hubo total silencio. Desaparecieron las risas, las bromas y la música
salsa que sí hubo en el viaje antes del debut contra Rumania.
Ignorante en ese momento de lo que ocurría en su totalidad, pues los noticieros de la
televisión y la radio ya habían informado sobre el asunto de las amenazas a “Barrabas”,
Pacho y “Bolillo”, el público colombiano y norteamericano llenó las gradas del
escenario deportivo para animar a sus selecciones. El número de banderas con franjas
rojas y estrellas blancas era casi equivalente a la cantidad de pelucas del “Pibe”
Valderrama que brillaban fácilmente gracias al sol que hacía sobre el Rose Bowl.
“Nos da igual ganar o perder, la motivación se fue con esta situación. Porque a los
técnicos les quitaron toda la manija del equipo”, le dijo el preparador físico Diego
Barragán a un periodista colombiano antes de dirigir el calentamiento para el que no iba
a estar Gabriel Jaime Gómez. El único contacto que “Barrabás” hizo con la grama fue
una hora y media
antes del partido, vestido de civil, mientras les relataba a los
periodistas lo acontecido en la mañana de aquel día.
“Agarrado a la bandera roja del córner, con la mirada perdida en el
aviso USA 94 remató:
No sé si esas amenazas sean ciertas o no. No tengo sino el sabor de
que acabaron con mi carrera deportiva. Acepto las críticas y he tenido
muchas veces que ponerle el pecho a situaciones pesadas y difíciles.
Inclusive en el mismo Medellín cuando jugaba para Millonarios, pasé
ratos peligrosos. Pero lo de hoy es otro nivel, es algo que me tiene
borrado. - Gabriel Jaime Gómez en El Tiempo - 23 jun. /94
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Colombia empezó su partido frente a Estados Unidos con tónica ofensiva, aunque sin
llegar a crear un peligro claro frente al pórtico del guardavalla Tony Meola. Los
norteamericanos por su parte lanzaron tres pelotazos detrás de la espalda de Luis Carlos
Perea, que tampoco fueron capitalizados durante los primeros diez minutos.
Anthony de Ávila y Hermann Gaviria, casualmente las dos novedades en la nómina
titular “cafetera”, generaron de forma consecutiva las aproximaciones más cercanas al
gol para Colombia. “Carepa” recibió un centro de Freddy Rincón, y ante el achique de
Meola tocó la esférica hacia a un lado para que el “Pitufo” sólo la empujara al fondo del
arco; sin embargo, un defensa norteamericano se atravesó en la jugada, el balón pegó en
él y rebotó en el poste derecho; Anthony volvió a quedar con perfil de remate, pero tres
defensores “gringos” rechazaron su disparo.
Para nada sirvió un intento más de gol por parte de De Ávila en la jugada siguiente, ya
que Meola se hizo fácilmente a la posesión de la pelota. Ésta ingresó por primera vez en
las redes al minuto 33 de la etapa inicial, cuando Freddy Rincón realizó un pase que
terminó en poder de los norteamericanos; luego vino un cambio de frente hacia la
izquierda, y como ningún defensor “cafetero” presionó al jugador que transportaba el
balón, John Harkes mandó el centro que fue desviado por Andrés Escobar hacia el arco
de Óscar Córdoba.
El arquero “tricolor” siguió la trayectoria original de la bola, hasta que vio cómo
Escobar en vez de rechazarla al saque de banda o al tiro de esquina, terminó haciéndola
ingresar a su propio pórtico. En señal de duelo por el autogol, que representó la primera
anotación de Estados Unidos en el compromiso, tanto Córdoba cómo Andrés se
agarraron la cabeza y permanecieron algunos segundos tirados sobre el césped del Rose
Bowl, cuya mitad de público festejó el tanto a favor del equipo local.
Colombia no reaccionó al gol en contra, una jugada que a Andrés Escobar jamás le
sucedió a lo largo de su carrera, según lo escribió en su columna “La Selección por
Dentro” para El Tiempo. “Nunca me ocurrió ni como aficionado, ni como profesional, y
se presenta justamente en el momento más importante para el fútbol colombiano”, relató
el defensor central. Los equipos se fueron a los vestuarios con la mínima diferencia en
el marcador para los estadounidenses.
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Al minuto seis de la complementaria, una serie de seis toques sucesivos del onceno
local que comenzó desde su propia área no pudo ser interceptada por ningún jugador
“cafetero”. La pelota recorrió toda la cancha en los pies de sólo futbolistas de Estados
Un idos, hasta que Earnie Stewart se anticipó con un remate a la salida de Óscar
Córdoba, quien dejó el arco solo por tratar de rechazar esa opción del gol que al final se
concretó. A los 51 minutos de juego, la selección de un país que no consideraba al
fútbol como su deporte oficial vencía 2-0 a la favorita Colombia.
Estados Unidos no bajó los brazos, siguió atacando, y por poco logra la tercera
anotación luego de una “chilena” fabricada por Marcelo Balboa en un tiro de esquina.
El balón pasó rozando el poste derecho del arco colombiano. Por su parte, Pacho
decidió sustituir a De Ávila y Asprilla por Harold Lozano y Adolfo Valencia, para tratar
de encontrar una llegada al gol que se dio al último minuto de partido.
Cuando el reloj oficial del encuentro marcaba los 45 minutos de la segunda parte,
Rincón intentó un remate directo a puerta que atajó Tony Meola; sin embargo, el
arquero local cedió un rebote que logró alcanzar “El Tren” Valencia, autor del único gol
en esa tarde para Colombia. La anotación “tricolor” no fue celebrada, ni tampoco
generó la motivación en los jugadores para tratar de buscar el empate en los últimos
segundos como ocurrió contra Alemania en Italia 90.
“Los jugadores volvían al centro del campo a esperar el saque.
Quedaban treinta segundos, o un minuto o dos, quién sabe. Los
partidos nunca terminan hasta los 45. Ninguno se apuró, regresaban
vencidos, quebrados, partida el alma. No aceptaron el chance de esos
dos minutos en los que todo puede suceder en el fútbol. No querían
nada más. No tenía el corazón ni una gota más de aliento. Si el árbitro
italiano Baldas hubiese anunciado cinco minutos de descuento, los
hubiesen rechazado también. Ya no querían más”. Jorge Barraza en El
Tiempo 24 jun. /94
Concluyó el partido y la televisión permitió apreciar cómo los jugadores colombianos
abandonaron el terreno de juego con la cabeza agachada, mientras los norteamericanos
festejaban su primera victoria en la Copa Mundial que organizaron. En razón del triunfo
contra el equipo que nueve meses atrás venció por cinco a cero al vigente subcampeón
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orbital, las banderas estadounidenses saltaron a la cancha en medio de los abrazos de los
dueños de casa.
La prensa también registró a Pacho y “Bolillo” ingresando al camerino, cabizbajos y
con las manos en los bolsillos. Detrás de ellos iba el presidente de Colombia, César
Gaviria, junto a la primera dama de la nación, quienes en medio de empujones con
policías y periodistas lograron llegar al vestuario de la tricolor, donde hablaron durante
un cuarto de hora con los técnicos y jugadores.
El único de la delegación colombiana que salió a atender a la prensa fue Maturana,
contrario a los jugadores y el técnico de la escuadra local que coparon el 95 por ciento
de la sala de medios. Mientras Milutinovic y sus dirigidos suyos entregaban en medio
de risas las reacciones de su victoria, Pacho les dio aval a un grupo mucho más
pequeño de periodistas para que escribieran o dijeran lo que quisieran en sus espacios
informativos.
“ Si vos perdés, no se puede decir absolutamente nada”, les dijo el estratega de Colombia
a los comunicadores, al término de un día que calificó como el más difícil de su vida.
Maturana afirmó que a su selección le peso la responsabilidad de cargar con los sueños
de un país, porque ni de aposta hubieran podido jugar tan mal como lo hicieron en los
dos primeros compromisos del Mundial.
En ese momento la “tricolor” se encontraba con un pie por fuera del certamen, aunque
con una próxima victoria sobre Suiza y un triunfo de Estados Unidos frente a Rumania
en la siguiente fecha, podía revivirse la opción de avanzar a octavos de final para
Colombia. A Maturana, sin embargo, no lo desvelaba la clasificación sino descubrir el
porqué de todo lo que estaba ocurriendo en ese momento con sus muchachos.
Pacho aseguró que con la derrota frente a la escuadra norteamericana, se firmó la
partida de defunción de aquel proceso que lideró durante ocho años en el fútbol
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colombiano. Aquella “acta de defunción” a la que se refirió para explicar que su vida
con la Selección había terminado le fue ofrecida a quienes llamó sus enemigos, de
quienes pudo defenderse
mientras los resultados los acompañaron. “Ahora esos
resultados no están, entonces les damos la oportunidad de firmar esa partida de
defunción”, sentenció el entrenador.
Andrés Escobar repasó los episodios de los últimos días, incluido su autogol ante los
norteamericanos. En su columna para El Tiempo, el defensa de la “tricolor” concluyó
que la debacle del equipo ocurrió porque se “comieron el cuento” de los hinchas y la
prensa, quienes presionaron para que los “cafeteros” salieran campeones del mundo
como fuera. Agregó que el reconocimiento internacional de la Selección, obtenido en
los últimos tiempos gracias a sus buenos resultados de eliminatorias y preparación,
también pudo perjudicar en el momento definitivo porque hubo etapas de maduración
que no se superaron.
Allí nace un poco este desastre: nos sentíamos bien, nos habíamos
preparado bien, pero no asimilamos bien ese rótulo de favoritos. Y ya
nos creíamos ganadores sin jugar. “Vas a ganar… vas a ganar… vas a
ganar…”, es lo que escuchamos en todo momento. Uno
inconscientemente lo escucha, lo digiere y hasta lo cree.
Andrés Escobar en El Tiempo 24 jun. /94
“Barrabás”, el móvil de las supuestas amenazas a las familias Maturana y Gómez, pidió
permiso para abandonar la concentración del combinado patrio la misma noche de la
derrota ante Estados Unidos. Según su hermano Hernán Darío, el bajo estado anímico
del jugador fue el motivo para que se le autorizara dejar el Hotel Marriott y unirse a su
esposa que se encontraba en Los Ángeles. Por su parte, Francisco Maturana, Luis
Carlos Perea, Andrés Escobar y Faustino Asprilla encabezaron un nuevo encuentro de la
“tricolor” con la prensa al día siguiente.
Desde que se encendieron los micrófonos en la acondicionada sala de prensa de la
Selección Colombia, Maturana asumió su responsabilidad por los resultados del equipo,
aunque afirmó que aún no lograba hallarles una explicación consecuente. El técnico
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“tricolor” se declaró fracasado en aquel capítulo donde esperaba superar la actuación de
cuatro años antes en Italia.
Pacho aseguró que sus enemigos, los periodistas Hernán Peláez, Édgar Perea e Iván
Mejía, lograron por fin darle en el blanco a la Selección después de atacarla en varias
oportunidades. El comentario sobre la supuesta inclusión de Anthony de Ávila en
reemplazo de Valencia por presión del Cartel de Cali, fue el punto de quiebre para
romper relaciones de prensa con la cadena radial Caracol, pues el entrenador consideró
ofendida su dignidad humana. Maturana reveló además, que un periodista le sugirió al
“Tren” que abandonara la concentración.
La prensa le indagó al técnico “cafetero” por qué hizo caso a unas supuestas amenazas
que no tenían remitente, y que aparecieron a manera de mensaje de texto en un canal de
televisor dispuesto por el hotel para ese servicio, por lo que no pudo ser enviado por
cualquier persona. Maturana se limitó a decir que cuando “Bolillo” y él leyeron la nota,
en verdad se sintieron amenazados. Dijo no tener un registro material del recado porque
no se trató de una carta escrita en papel, y no sabía si el hotel conservaba algún archivo
de estos.
El estratega del combinado patrio reiteró sus intenciones de retirarse del seleccionado
una vez finalizara la participación colombiana en USA 94, no sin antes sugerir
públicamente que el fútbol nacional debía mantener el sistema de juego que ya llevaba
ocho años de vigencia. Las dos clasificaciones a la Copa Mundial que obtuvo el país
después de casi tres décadas, según Maturana, respaldaban la validez del trabajo
realizado con la Selección, motivo por el cual no era posible desechar lo hecho de la
noche a la mañana.
“Colombia fue escalando posiciones por derecho propio. El proceso
llamado Maturana comenzó de cero y llegó a dos mundiales, es decir,
funcionaba. Se podía creer en lo suyo, se demostraba paso tras paso,
que el camino era el correcto, que su seguridad no era sólo terquedad
sino profundidad y conocimiento en lo que se estaba haciendo… Por
eso para él, para Francisco Maturana, es tan difícil encontrar una
respuesta para la debacle… Y por eso para los del otro lado, para los
que siempre chocaron con él, es tan sencillo decir que se fracasó por
soberbia”. El Espectador 26 jun. /94
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La noche del 23 de junio, el noticiero de televisión QAP emitió la grabación de una
supuesta llamada anónima que se recibió en las instalaciones del informativo, en la que
un sujeto aseveró la reorganización de algunos miembros del Cartel de Medellín que
estaban molestos con algunos funcionarios públicos, a quienes acusaban de
condescendientes con el grupo narcotraficante de Cali liderado por los hermanos
Rodríguez Orejuela.
El hombre que se auto declaró como el tercero al mando de la organización, advirtió en
la llamada que el presidente electo Ernesto Samper no alcanzaría a posesionarse en su
cargo. El individuo también lanzó advertencias contra la vida del director general de la
Policía Nacional, Octavio Vargas Silva; el fiscal general de la nación, Gustavo De
Greiff; el gobernador del Valle, Carlos Holguín Sardi, y el director técnico de la
Selección Nacional de Fútbol, Francisco Maturana.
Según el anónimo, la aparición del grupo mencionado podía darse el día en que la
“tricolor” volviera a pisar suelo colombiano. Advirtió además que la organización
contaba con cerca de 180 hombres bien armados, que se prepararon durante seis meses
para que el mundo quedara con la boca abierta ante sus acciones. “Tenemos de R15 para
arriba, tenemos Galil, a propósito, por ahí tenemos balas de salva de Galil que de pronto
vamos a hacerles llegar a ustedes”, señaló el sujeto al Noticiero QAP.
Mientras el periodista argentino Jorge Barraza le pidió al pueblo de Colombia no caerle
a sus jugadores y al cuerpo técnico, porque no se trataba de unos traidores a la patria
sino de futbolistas a los que les faltó fibra para alcanzar la gloria, el presidente de la
Federación Colombiana de Fútbol, Juan José Bellini, afirmó el equipo de Francisco
Maturana era un onceno de “tercera categoría”.
El máximo directivo del balompié nacional aseguró que hubo una sobredimensión por
parte de los colombianos hacia su plantilla de jugadores, pues los resultados en Estados
Un idos demostraron que cuando se hablaba de la “tricolor” como una de las mejores
selecciones del mundo, solo se trataba de un “hermoso sueño”. Bellini agregó, sin
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entregar mayores explicaciones, que la rivalidad regional entre los equipos de Cali y
Medellín perjudicó a la Selección en el Mundial.
Muchos errores, posiblemente de apreciación, motivación o actitud,
llevaron a la
Selección Colombia a quedar virtualmente eliminada de la Copa Mundo, según su
máximo directivo. Juan José Bellini se comprometió a hacer la evaluación de lo
sucedido después del torneo, y si se hallaba culpable del resultado deportivo ofrecería su
carta de renuncia al cargo que ostentaba. De las amenazas a “Barrabás” dijo que no
conocía nada a fondo, aunque se trataba posiblemente de las intimidaciones que se
podían oír a diario en el país.
En uno de sus escasos descensos al lobby del Hotel Marriott, Carlos Valderrama dejó su
silencio para hablar con la prensa y contradijo al presidente de la Federación respecto a
que el favoritismo sobre el equipo fue el causante de las derrotas ante Rumania y
Estados Unidos. “El Pibe” afirmó que la prensa y el público tenían el derecho a decir lo
que quisieran y a ilusionarse con su Selección, porque los resultados previos a la Copa
así lo permitían.
Para Valderrama, el equipo colombiano perdió su estilo de fútbol característico por la
desesperación que llegó al ver que el balón no entraba en las redes contrarias. Respecto
a la supuesta pérdida de liderazgo de la que habló Maturana, el capitán “tricolor”
explicó que un mal momento lo podía tener cualquiera, así que no quiso darle mayores
vueltas al asunto.
“Yo era ídolo antes del Mundial y seguiré siéndolo después. Un rato
como este lo tiene cualquiera y no va a mermar mi condición. Soy
ídolo por encima de lo que pase”. Carlos Valderrama El Tiempo 24 jun. /94
Un paseo a Disneylandia que fue sugerido por Hernán Darío Gómez para lograr la
distensión del grupo, se canceló por orden de la Federación que no vio como positivo
que “los artistas de una tristeza nacional” viajaran a un parque de diversiones para
retratarse junto al ratón Mickey. El gerente del máximo organismo del balompié en
Colombia, Gustavo Moreno Jaramillo, afirmó que el equipo ya no merecía nada porque
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con el fútbol que estaba practicando en USA 94, habría que poner al Señor de los
Milagros como centro delantero.
El diálogo fue el principal método de entrenamiento empleado por el cuerpo técnico
“cafetero” para tratar de olvidar la derrota frente a Estados Unidos, al menos por algún
momento, y enfocarse en lo que iba a ser el último partido de Francisco Maturana con la
Selección Nacional. Más de cuarenta minutos tardó la charla sobre el césped de
Fullerton, donde se concluyó que lo único que restaba por hacer en el Mundial era una
buena presentación ante Suiza para tratar de levantar un poco la imagen del fútbol
colombiano.
“Bolillo” no ocultó su molestia por la cancelación de la visita a Disney, ya que según él
la Selección Colombia estaba siendo tratada como un grupo de delincuentes por una
cuestión accidental como lo fueron dos partidos de fútbol. El estratega adjunto de la
“tricolor” explicó que los incidentes extradeportivos que acontecieron, como las
amenazas a “Barrabás”, fueron las secuelas de los comentarios hechos por Hernán
Peláez, Iván Mejía y Édgar Perea en sus espacios radiales. “Destaparon una pasión que
se convirtió en violencia”, declaró Hernán Darío Gómez acerca de los comunicadores.
Ambos técnicos del onceno “cafetero” coincidieron en afirmar que regresarían al país
para dar la cara, tristes por la derrota, pero con la cabeza en alto y la conciencia
tranquila de no deberle nada a nadie. “Bolillo” dijo que Mejía, Peláez y Perea
aprovecharon el bajón futbolístico del equipo para acabar con el proceso de ocho años y
poner a la gente en contra del grupo de jugadores; Pacho por su parte, habló de la
honestidad a lo largo de su trabajo como seleccionador, y aseguró que no merecía
recibir ninguna clase de atentado contra su vida.
El domingo 26 de junio, día del último partido contra los suizos, El Tiempo publicó un
artículo especial en el que José Clopatofsky “confesó” al técnico de la Selección
Colombia para tratar de hallar- una vez más - los motivos por los que se estaba a la
orilla de la eliminación del Campeonato Mundial.
Pacho reveló en primera instancia que desde la ceremonia de los himnos, antes del
juego con Estados Unidos, notó que su equipo no era el mismo que había dirigido
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durante casi una década. Maturana notó señales de rendición en cada una de las caras de
los jugadores, lo que pudo confirmar dentro del camerino al final del primer tiempo,
cuando “Bolillo” les gritó palabras de grueso calibre a los futbolistas y hasta se ofreció a
darse puños con ellos, pero ninguno reaccionó.
Acerca de la supuesta división del equipo en dos grupos, que comandaban Faustino
Asprilla y Carlos Valderrama, el técnico del combinado patrio negó dichas versiones y
las tildó de habladurías. Al “ Tino”, lo definió como un niño chiquito al que todos
cuidaban en la concentración, mientras que “el Pibe” era responsable de mandar a todo
el equipo sobre el terreno de juego, porque para eso era portaba la banda de capitán.
Maturana aseguró que no eran de sorprender las actitudes de Valderrama, como cuando
no quiso salir de su habitación para ser filmado por la FIFA para el video oficial de las
estrellas del Mundial, o cuando prefirió abstenerse de responderle una llamada
telefónica al mismo presidente de la república. “ No es de ahora, siempre ha sido
temperamental e introvertido”, dijo el entrenador “cafetero” sobre el estilo de ver el
mundo de su número diez.
Cuando la prensa interrogó a Bora Milutinovic sobre la crisis de resultados que
acompañaba al equipo de Colombia, el técnico de Estados Unidos coincidió con
Maturana en que se trataba de un asunto mental porque con una nómina así se podía
aspirar al título del mundo. La “tricolor” no consideró necesaria la presencia de un
psicólogo. En su artículo, Pacho expresó que su escuadra no la conformaban
muchachitos, sino hombres maduros que ya contaban con experiencia mundialista y
que hasta el Mundial jamás necesitaron de los servicios de un especialista médico.
“Nos falta raza, no tenemos enjundia, nos mata la timidez, nos arruga
la alta competición. Hay que ver la diferencia con los alemanes, con
los europeos, con los argentinos que venían desbaratados pero a punta
de coraje van para adelante, porque luchar es su habituar. Es lo que
llamamos jerarquía, clase”. Francisco Maturana en El Tiempo
26 jun. /94
Avanzar a la segunda ronda con una sola victoria podía resultar demasiado premio para
un equipo que perdió sus dos primeras presentaciones, según Maturana. La clasificación
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no tendría un sabor tan agradable, ya que solo se podía dar gracias al triunfo de Estados
Un idos sobre Rumania en el Rose Bowl, sumado a una amplia diferencia de goles; por
eso, la única expectativa del seleccionador nacional era hacer un partido honroso contra
Suiza en San Francisco.
Alexis Mendoza asumió el lugar que dejo Luis Carlos Perea en la nómina inicialista, al
reconocer ante el cuerpo técnico que no pasaba por su mejor momento deportivo;
Hermann Gaviria regresó al puesto de volante central que originalmente le correspondió
a “Barrabas” Gómez,
mientras que Adolfo Valencia volvió a ser inicialista en
reemplazo de Anthony de Ávila. En consecuencia, solo dos modificaciones presentó
Colombia ante los helvéticos respecto a lo que fue su debut en la Copa Mundial.
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Capítulo XII
Perdemos para Ganar
Con goles de “Carepa” y Harold Lozano, la Selección Colombia obtuvo en el Stanford
Stadium de San Francisco su segundo triunfo en la historia de los mundiales. Dos a cero
fue el resultado final del compromiso frente a Suiza, donde quedó demostrado que el
onceno de Maturana sí tenía con qué llegar lejos, según la crónica deportiva.
A la misma hora en el Rose Bowl, la selección de Estados Unidos no cumplió ante
Rumania con lo que necesitaba la “tricolor” tras caer por la mínima diferencia. Por eso
aunque hubiera ganado por un mayor número de anotaciones, el equipo “cafetero” selló
su eliminación del Campeonato del Mundo.
Rumania ganó el grupo A de USA 94 con seis puntos, obteniendo el derecho de
enfrentar a Argentina en los octavos de final. Al conjunto de los Cárpatos le siguió
Suiza con cuatro unidades, las mismas de Estados Unidos que avanzó a la siguiente fase
como uno de los mejores terceros. Mientras tanto a Colombia le correspondió empacar
sus maletas para emprender el regreso a casa, fue la primera de las 24 selecciones que
debió decir adiós.
Lo ocurrido sobre el césped frente a los helvéticos pasó a segundo plano durante la
rueda de prensa, ya que Francisco Maturana hizo oficial su despedida al frente del
timonel “ tricolor”. Luego de obtener dos terceros lugares en Copa América (87 y 93),
dos clasificaciones al Mundial de Fútbol después de 28 años, y el paso a segunda ronda
en Italia 90, el proceso del que Pacho fue imagen durante siete años llegó a su fin.
El nuevo entrenador del Atlético de Madrid, quien prefirió volar primero a Colombia
para asumir su responsabilidad de la eliminación frente al país, anunció que no se
marchaba de la Selección como un perdedor porque fueron mayores los éxitos que las
derrotas. Según él, la “Era Maturana” sirvió para conocer progresivamente de lo que
trata el fútbol de alta competición; de esta manera iba a ser posible la construcción de
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mejores cosas para el futuro. “No estamos preparados todavía para el gran reto”,
aseguró el ex técnico del combinado patrio.
Hernán Darío Gómez no quiso hablar públicamente cuando terminó la participación en
USA 94, aunque en una charla personal con la periodista Esperanza Palacio de El
Espectador lamentó que el equipo colombiano sólo hubiera podido jugar bien y ganar
cuando terminaron las supuestas presiones para ser campeón. “Bolillo” comparó el
triunfo sobre Suiza, frente a las derrotas contra Rumania y Estados Unidos.
“Hicimos lo que teníamos que hacer, no nos regalamos yendo al
ataque desesperadamente. Así tendríamos que haber hecho en los
otros dos partidos. Hoy lo entendieron los muchachos y ganaron bien.
Lástima que lo hicimos tarde”. Hernán Darío Gómez 27 jun. /94
Cuatro jugadores, de quienes prefirió no revelar nombres hasta que presentara un
informe oficial, fueron vetados públicamente por Juan José Bellini para volver a vestir
la camiseta de la Selección Colombia. En declaraciones a RCN Radio, el presidente del
mayor organismo del balompié criollo señaló que dentro de la concentración del plantel
“tricolor” hubo actos de indisciplina e irresponsabilidad (protagonizados por los
futbolistas en cuestión) que incidieron en los resultados.
Bellini sostuvo que los jugadores colombianos se creían dioses, “listos para integrar una
selección intergaláctica”; aseguró que la noche antes del partido contra Estados Unidos,
algunos salieron del hotel con rumbo desconocido. Fue así como el directivo anunció la
realización de una especie de juicio para establecer las responsabilidades de lo sucedido
en la Copa Mundial.
Maturana no respaldó las declaraciones de Juan José Bellini, pues no iba a referirse mal
de sus jugadores, así los conceptos del directivo estuvieran en lo cierto. El ex técnico de
la Selección Nacional aseguró que desconocía los argumentos del presidente para
afirmar lo que dijo, porque cuando se pierde es posible dar cualquier excusa, inclusive
condenar actuaciones que antes se veían con normalidad como las de Carlos
Valderrama.
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De acuerdo con Pacho, el capitán de la “tricolor” siempre fue una persona introvertida
que la mayoría del tiempo se la pasaba encerrada en su habitación. Cuando “El Pibe” no
podía dormir en las concentraciones, era normal verlo salir del hotel en Barranquilla, en
Los Ángeles o donde fuera, rumbo a algún restaurante o un bar junto a su familia para
relajarse. Maturana aseguró que iban a tomar al jugador samario como referencia, ahora
que los resultados en el Mundial fueron negativos, cuando en realidad todos tuvieron la
culpa de lo que pasó.
Sobre las verdaderas razones de la tempranera eliminación, el ex técnico dijo que
Colombia llegó a USA 94 precedida de una ilusión proveniente de su pasado cercano;
es decir, que el onceno “cafetero” arribó a la Copa con argumentos para pensar que
cumpliría con una buena actuación, e hizo ilusionar a todo un pueblo y a los mismos
jugadores. Lo que pasó en el Mundial simplemente fue que el equipo no se encontró con
su fútbol de siempre, lo que generó que no fueran concretadas esas expectativas.
Luis Carlos Perea, Iván René Valenciano y Adolfo Valencia fueron algunos de los que
también rechazaron las acusaciones del presidente de la Federación. Los tres jugadores
consideraron que su comportamiento fue bueno, a la vez que le pidieron a Bellini que
precisara quiénes fueron los jugadores que cometieron faltas disciplinarias. Ellos
prometieron que volverían a hablar más adelante con mayor detalle.
Después de llegar con el favoritismo de varias personalidades del fútbol mundial, así
como de la prensa local e internacional, y sin superar el puesto 14 de Italia 90 (único
objetivo claro que Francisco Maturana trazó públicamente para USA 94), el sueño
mundialista de la “tricolor” en Estados Unidos duró exactamente 15 días.
La Selección Colombia preparó su viaje de regreso al país para el miércoles 29 de junio,
mientras que algunos hinchas tuvieron que quedarse más tiempo en tierras
norteamericanas para no perder el dinero que invirtieron en las agencias de viajes.
Ninguno del equipo, con excepción de Maturana, quiso hablar a la prensa ni siquiera
para saber quién iba a ser el nuevo técnico, cargo que según Juan José Bellini debía ser
para “Bolillo” Gómez.
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Carlos Valderrama, Wilson Pérez, “Barrabás” Gómez, Luís Carlos Perea Óscar Córdoba
y Alexis Mendoza fueron los jugadores que optaron por quedarse en Estados Unidos
pasando algunos días de vacaciones junto a sus familias. El resto de la delegación
encabezada por Maturana y “Bolillo” acordó viajar a Colombia para “dar la cara”, pese
a lo complicado que pudiera estar el ambiente con la prensa y los hinchas.
“El debate público apenas arranca. Cargado de veneno, de sarcasmos,
de rabia, a la caza de culpables en una batalla en la cual todos pusimos
ingredientes que ayudaron a su desenlace… Con una diferencia.
Todos los argumentos de la gente externa al equipo, son flexibles y
acomodables a las circunstancias. Todos, hoy, somos dueños de la
verdad y tenemos el derecho a la crítica más despiadada”. José
Clopatofsky - El Tiempo 28 jun. /94
En la editorial de El Tiempo para el día que regresaba la “tricolor”, Poncho Rentería
manifestó su desacuerdo con el supuesto trato ofensivo que estaba recibiendo Francisco
Maturana por parte de algunos colegas comentaristas deportivos, en especial de algunos
“burgueses, cuarentones y gorditos” que creían saber más de fútbol que el propio ex
seleccionador nacional. El columnista se refirió a Édgar Perea como un tipo regio frente
al micrófono, pero injusto con la situación que afrontó el entrenador “cafetero”; por eso
Rentería le hizo un llamado al locutor, para que dejara de creerse el dueño de la patria.
“Bolillo” se declaró consciente de la situación, en el sentido que mucha gente en contra
del proceso liderado por él y Maturana iba a aprovechar dicha coyuntura para crear
polémicas. Por eso mismo afirmó que llegaba al país con la cabeza en lo más alto,
dispuesto a seguir trabajando por el fútbol colombiano.
“ Solamente quiero pedirle tranquilidad al pueblo colombiano porque la vida no termina
aquí”, expresó Hernán Darío Gómez a la opinión pública en su columna para El
Tiempo. Así mismo recalcó que no iba a culpabilizar a nadie, ni jugadores, directivos o
periodistas por lo sucedido en USA 94, ya que no pensaba quedarse estancado en el
debate de saber quién hizo qué. El paisa agradeció a cada uno de los que hizo posible el
crecimiento del balompié nacional, sobre el que reconoció su falta de educación y
personalidad pese al progreso dentro del ámbito global.
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Para Andrés Escobar, el defensa que marcó el autogol con el que comenzó la derrota
frente a Estados Unidos, la falta de “verraquera” en los momentos decisivos fue lo que
sentenció la eliminación colombiana de la Copa Mundial. El zaguero central aseguró
que los jugadores colombianos sí quisieron responder a las expectativas que se
generaron antes del torneo, pero la concentración de todo el equipo falló sobre el césped
de Rose Bowl de Pasadena, cuando se necesitaba mayor fortaleza mental.
“Son cosas que emergen tras la derrota y cuando aterrizamos
planteamos otra actitud: no era cuestión de querer ganar desde el
pitazo inicial, olvidándonos que siempre llegamos al arco contrario
con diez o quince pases seguidos, tal como lo hicimos frente a Suiza.
Con Rumania y Estados Unidos quisimos acercarnos lo más rápido
posible, sin toque, sin triangulación”. Andrés Escobar – El Tiempo
29 jun. /94
Escobar pidió cordura para tratar de analizar lo que dejó el proceso de Maturana al
frente de la Selección, sin dejar que las dos derrotas en el Mundial influyeran sobre los
buenos resultados que se obtuvieron durante siete años. Según el jugador, la sensación
al terminar la experiencia de Estados Unidos fue de amargura, debido a que la copa
representaba una gran oportunidad para ratificar el ascenso del fútbol nacional que
Pacho lideró.
Respecto a las versiones de una supuesta polarización del equipo o sucesos extraños que
acontecieron dentro de él, Andrés Escobar las contradijo al afirmar que aquel grupo era
tan unido que se toleraron muchas cosas para tratar de sacar adelante los objetivos. El
defensor afirmó que rebuscar culpables para el fracaso no resultaba benéfico, sobre todo
para recordar lo que fue la “Era Maturana”, porque lo único que ocurrió en USA 94 fue
un bajón deportivo.
Con un “hasta pronto, porque la vida no termina aquí”, Andrés Escobar dio punto final a
su columna “La Selección Por Dentro”, al igual que lo hicieron “Bolillo”, Maturana o
Freddy Rincón en los espacios que la prensa les brindó para que expresaran sus
emociones. Ellos, al igual que el resto de la delegación, salieron silenciosamente del
Hotel Marriott rumbo al aeropuerto de Los Ángeles, donde esta vez no los esperaba la
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misma cantidad de hinchas ni medios de comunicación que a su llegada al país
norteamericano.
A diferencia del vuelo de ida, cuando aún eran favoritos para lograr un lugar destacado
en el Mundial, los miembros del seleccionado colombiano no tuvieron charter
exclusivo en su regreso, sino que debieron reservar sus pasajes aéreos como cualquier
persona. Sin importar lo cansados que pudieran estar por el trajín del viaje, Pacho y
“Bolillo” brindaron una improvisada rueda de prensa en pleno Aeropuerto El Dorado de
Bogotá, donde entregaron sus primeras impresiones de lo que pasó en el Campeonato
del Mundo.
Una vez más, el ex técnico del combinado nacional volvió a asumir su responsabilidad
por la eliminación en primera ronda. Lo único que le importaba a Maturana era vivir el
futuro, porque así como le tocó perder en USA 94, más adelante los triunfos para el
fútbol colombiano volverían a llegar.
Pacho aseguró que no ponía en tela de juicio la faceta deportiva ni humana de sus
jugadores, ya que la práctica del fútbol no consistía solamente en mover la pelota.
Según el ex técnico, lo que le falló a Colombia fue la actitud mental, algo que no les
permitió a los futbolistas divertirse como siempre lo hicieron sobre el terreno de juego.
Así mismo, “ Bolillo” dijo que las amenazas sobre “Barrabás” y el cuerpo técnico
también influyeron para que la tranquilidad del grupo se alterara.
Hernán Darío Gómez afirmó que las supuestas intimidaciones contra la vida suya, la de
su familia y la de Pacho, fueron consecuencia de las provocaciones que hicieron
públicas unos periodistas ignorantes. Maturana tomó la palabra para asegurar que los
enfrentamientos con la prensa se dieron cuando el deporte pasó a un segundo plano, y se
dieron las agresiones personales hacia quienes conformaban la Selección; agregó que en
ningún momento hubo peleas entre los jugadores.
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En medio de la rueda de prensa revivió la polémica sobre la sustitución de Adolfo
Valencia por Anthony de Ávila, previo al juego contra Estados Unidos. Cuando le
consultaron al “Tren” si se sintió engañado por el cuerpo técnico, “Bolillo” no se
percató de que su micrófono se encontraba encendido, y antes de que el jugador
alcanzara a responder lanzó varías groserías que posteriormente fueron difundidas hacia
todo el país.
Con la cita mundialista terminada para Colombia, no hubo nada más que decir entre los
jugadores, adicional a la petición que les hizo Maturana de proteger su vida mientras
regresaba la calma al país; no obstante, sobre las tres y treinta de la mañana del 2 de
julio de 1994, se reportó la noticia del asesinato de Andrés Escobar, defensa central de
la Selección Colombia, en el restaurante El Indio de Medellín.
Seis impactos de bala, según el dictamen forense, acabaron con la vida del jugador de
27 años que perteneció al Atlético Nacional. Al parecer, el asesinato se produjo a raíz
de una discusión que sostuvo Escobar con cuatro sujetos en estado de embriaguez que
lo agredieron física y verbalmente. Una de las hipótesis señaló que antes de cometerse
el homicidio, los desconocidos le agradecieron de forma irónica al defensor por el
autogol que convirtió en el Mundial.
Andrés Escobar, quien pudo haberse quedado en Estados Unidos ya que sus familiares
se encontraban allí observando el Mundial, murió en el camino hacia la Clínica
Medellín. Mientras tanto, su asesino huyó del lugar de los hechos en una camioneta que
la Policía encontró abandonada cinco horas más tarde, en medio de la carretera que
conduce al municipio antioqueño de Santa Elena.
El conductor del vehículo, Humberto Muñoz Castro, se presentó ante las autoridades de
Medellín para informar el robo del automotor cuyo propietario legal era el empresario
Santiago Gallón Henao. En su primera versión, Muñoz aseguró que unos sicarios lo
mantuvieron secuestrado en la población de Girardota durante siete horas, mientras que
ellos tomaron la camioneta y fueron a matar al jugador de fútbol. La declaración del
sujeto no resolvió las inquietudes de los investigadores, quienes al ver sospechosa la
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presentación de la denuncia por hurto después del crimen, optaron por detener al
hombre y ponerlo a disposición de la Fiscalía para que fuera investigado.
Sobre la mesa se encontraron cuatro hipótesis distintas para el asesinato de Andrés
Escobar: la primera que fue un hecho aislado, producto de una riña verbal; la segunda,
una venganza de apostadores que perdieron mucho dinero tras los resultados de la
Selección Colombia en el Mundial; la tercera, sicarios de las comunas medellinenses
que atentaron contra el jugador bajo el influjo del alcohol y de su apasionamiento por el
fútbol; por último, aquel supuesto grupo de ex integrantes del Cartel de Medellín que
por medio del Noticiero QAP amenazó con atentar contra la vida de varios funcionarios
del gobierno y de Francisco Maturana.
Sobre las once de la mañana, el cuerpo de Andrés Escobar fue transportado desde la
morgue hacia el coliseo Iván de Bedout. Allí lo esperaban cerca de mil personas
vestidas con camisetas del Atlético Nacional y banderas del departamento de Antioquia,
que clamaban justicia por la desaparición de su ídolo. Otros aficionados, o simplemente
personas que lamentaban la muerte del futbolista, acompañaron el féretro durante hora y
media en la procesión desde la morgue hasta el lugar de las exequias.
Hinchas, compañeros y amigos del fútbol como Alexis García, Víctor Hugo Aristizábal,
René Higuita y el “Chonto Herrera, se acercaron al cajón de Escobar para brindarle su
despedida personal. Allí también llegó el presidente de la república, César Gaviria,
quien además se dirigió al público para hablarles del jugador y ser humano que partió
ese día .
«Es con verdadero dolor de colombiano, de amante de nuestro
deporte, de hincha fervoroso, que asisto hoy al funeral de Andrés
Escobar, uno de los mejores defensas con los que ha contado el fútbol
colombiano. Escobar permanecerá en nuestra memoria como el
jugador leal, el hombre íntegro, el buen miembro de familia y el
colombiano ejemplar”. César Gaviria Trujillo 3 jul. /94
Farid Mondragón, arquero suplente de la Selección en USA 94, recordó con tristeza las
noches de concentraciones en las que se desvelaba jugando cartas junto a Escobar y
Leonel Álvarez. El guardameta reveló que en varias ocasiones habló con el defensor
sobre la posibilidad de jugar juntos en el exterior, así como de la relación que tenía con
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su familia. “Genial” fue el adjetivo utilizado por Mondragón para definir a su
compañero.
El colega de Andrés Escobar en la zona defensiva de Atlético Nacional y la “tricolor”,
Luis Carlos Perea, manifestó su incredulidad por lo acontecido con el que era -según su
criterio- uno de los jugadores más queridos de ambos equipos, al tiempo que considero
riesgosa una especulación sobre quienes pudieron ser los autores intelectuales y
materiales del asesinato. “Siempre conservaba la calma cuando había mucha presión”,
recordó Perea acerca de su socio de zaga.
Mauricio Serna, otro de los suplentes de la Selección Colombia en el Mundial, lamentó
igualmente la desaparición de quien era el capitán sustituto del combinado patrio
cuando no jugaba Carlos Valderrama. “Chicho” afirmó que las pasiones que surgen del
fútbol no pueden ir tan lejos, como para que la muerte ronde por ahí. “ Esto no beneficia
a nadie, ni al fútbol”, aseguró el volante antioqueño.
“Estamos mal. Creo que todos nosotros estamos mal por la situación.
Lo más duro del Mundial ha sido el golpe de Andrés, con su muerte.
El golpe deportivo se podrá asimilar fácilmente, porque uno trabaja
para ganar y para perder y nos tocó perder. Pero lo más difícil es lo de
Andrés. Y lo de Andrés no tiene remedio”. Carlos Valderrama en
Pena Máxima, Juicio al Fútbol Colombiano - pg. 226
Desde España, en donde ya se encontraba asumiendo las riendas del Atlético de Madrid,
Francisco Maturana se declaró hecho polvo ante la noticia del asesinato de Andrés: “Ha
sido un golpe que da una mezcla de horror, sentimiento, que te confunde y que al final
no sabés qué decir”, le dijo “Pacho” a la prensa ibérica. El ex técnico del seleccionado
“cafetero” agregó que esta situación de violencia pudo haberse originado en los
comentarios surgidos de la radio colombiana, que tal vez despertaron el apasionamiento
de algún desadaptado, aunque esperaba que no fuera así.
Según el entrenador chocoano, no era posible que un autogol pudiera acabar con la vida
de una persona. Escobar fue recordado por su entrenador como un hombre que
representaba la decencia y la caballerosidad, tanto dentro como fuera del terreno de
juego, y por eso mismo era que dolía tanto su partida.
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La reacción de Pacho ante una pregunta sobre la situación colombiana, fue decir que se
trataba de un “manicomio permanente”. El estratega manifestó su vergüenza pública
ante lo que acababa de suceder con el jugador antioqueño, y reconoció que en Colombia
hacía más ruido la gente mala que la buena, pese a que estos últimos eran mayoría: “No
es un ambiente preñado de cosas gratas. Uno tiene que ir escarbando y el amor por tu
país únicamente es el que te mantiene en la lucha”, aseguró.
Los ecos del crimen de Andrés Escobar llegaron hasta el Mundial de Estados Unidos,
tanto que la FIFA dispuso que se cumpliera con un minuto de silencio por la memoria
del jugador colombiano antes de los compromisos de octavos de final que rivalizaron a
España contra Suiza, y a Alemania frente al seleccionado de Bélgica. En varios rincones
de la nación norteamericana también se levantaron altares a manera de homenaje, para
el hombre que convirtió un gol en contra durante el certamen orbital.
Guido Tognoni, jefe de prensa de la Federación Internacional del Fútbol Asociado,
declaró que la verdadera vergüenza de la Copa del Mundo no fue el doping detectado al
argentino Diego Maradona, sino el “desastre” que significó la muerte de Escobar a
manos
de
criminales.
“Estamos
extremadamente
frustrados,
extremadamente
desilusionados, y nos sentimos bastante tristes por un país en el que se asesinan
jugadores”, señaló Tognoni a nombre del mayor ente del balompié en el mundo.
Un acto criminal como el de Andrés Escobar, dijo el periodista oficial de FIFA, no
incide para que el organismo tome medidas coercitivas respecto al fútbol colombiano. A
Juan José Bellini le fue enviada una carta para qué informara detalladamente los
móviles del homicidio; de esta manera, era posible determinar si el balompié tuvo
alguna responsabilidad en los hechos.
“Una gran frustración y una gran desilusión y estamos muy afectados
aquí en la FIFA con este incidente, porque el jugador era parte del
gran festival del fútbol, era parte de la gran fiesta en Estados Unidos y
ahora está muerto… Hay una gran tristeza entre nosotros y
ciertamente también para con el pueblo colombiano que tiene que
vivir bajo estas circunstancias”. Guido Tognoni en El Tiempo 3 jul. /94
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La Copa Mundial no se detuvo, mientras la FIFA expresó su deseo para que los
colombianos fueran capaces de reorganizar el país por sí mismos. La organización del
fútbol se declaró impedida para intervenir en asuntos policiales, como hasta ese
momento pareció ser el atentado cometido en contra del zaguero de la Selección
Colombia y Atlético Nacional.
Andrés Escobar Saldarriaga se formó como futbolista en las selecciones del Colegio
Calasanz de Medellín, lugar en el que también descubrió sus facultades para trabajar
como defensor central. “Era grandote, el más alto de todos… Además le pegaba muy
bien con izquierda y subía bien. Por arriba no le ganaba nadie”, comentó Carlos “Piscis”
Restrepo sobre las fortalezas del jugador.
Sin ser un estudiante dedicado, ya que el fútbol le extrajo la mayor parte del tiempo en
su juventud, Escobar se graduó del Colegio Conrado González a los 18 años. A esa
misma edad le llegó la oportunidad de integrar las divisiones menores del club Atlético
Nacional, gracias a la gestión que hizo su hermano Santiago, quien jugaba como
profesional en el conjunto paisa.
Andrés fue recomendado por Pedro Pablo Álvarez, director de las categorías menores
de Nacional, al técnico de la primera B del club antioqueño que era por entonces
Francisco Maturana. Pocos partidos después del debut, Escobar se convirtió en uno de
los titulares inamovibles de Pacho en esa escuadra juvenil que conquistó el título de la
temporada.
En 1987, Escobar participó en la Selección Antioquia dirigida por Gustavo Zapata, y
debutó con Aníbal Ruíz en el equipo principal de Atlético Nacional. Pacho llegó a la
dirección del onceno “verdolaga” y de la Selección Colombia ese mismo año, lo que
hizo más asequible que Andrés y sus compañeros pudieran vestir la camiseta “tricolor”.
Desde luego, Maturana tuvo en sus planes al defensor sobre el que alguna vez consideró
que iba a ser uno de los mejores del país.
Escobar entró a hacer parte de la Selección Nacional en marzo de 1988, durante un
juego amistoso contra Canadá en la ciudad de Armenia. “Uno estaba en la Selección
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Antioquia y miraba a Juan Jairo Galeano, o a Alexis García, o al “Pibe” y los veía muy
lejos. De un momento a otro estar con ellos, codo a codo, se hacía raro. Pero ya superé
ese impacto y me siento un compañero más”, relató el jugador ese primer día en que se
enfundó los colores amarillo, azul y rojo.
Dos meses más tarde, el nombre de Andrés Escobar se dio a conocer para los fanáticos
del Viejo Continente que asistieron al partido entre Colombia e Inglaterra en el estadio
de Wembley, que se realizó con motivo de la Copa Stanley Rous. Frente a Peter Shilton,
legendario guardameta de los británicos, el defensor antioqueño marcó su primer gol en
siete meses de carrera como profesional.
En 1989, Atlético Nacional conquistó para Colombia la primera Copa Libertadores de
su historia. A sus 22 años, Escobar no solamente hizo parte activa de ese proceso con el
club de Medellín, sino que también integró la nómina de la selección “cafetera” que
clasificó al Mundial de Fútbol por segunda vez, después de 28 años.
Su experiencia en Italia 90, en donde alcanzó a la fase de octavos final con la “tricolor”,
puso a Andrés Escobar en una selección ideal de la primera ronda. De allí surgió una
pugna entre el club suizo Young Boys y el Parma de Italia por llevárselo, hasta que el
antioqueño optó por vincularse al primer equipo en mención. Allí apenas duro una
temporada pues, según dicen, la soledad lo afectó bastante.
Andrés regresó al Atlético Nacional en 1991 para conquistar su primer título local, al
mando de Hernán Darío Gómez. La quinta estrella llegó, así como el cupo para disputar
la Copa Libertadores, aunque en un juego del torneo continental entre los “verdolagas”
y el Flamengo de Brasil, apareció la lesión que lo dejó por fuera de las eliminatorias a
USA 94.
La ruptura que sufrió Escobar en el ligamento cruzado de la pierna derecha, fue
superada por el jugador en un tiempo menor a lo previsto. Él deseaba participar en el
Mundial de Estados Unidos, así que trabajó en su recuperación, y estuvo listo para
cumplir con la mayoría de compromisos preparatorios.
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En Fullerton, el pequeño pueblo de California que recibió a la “tricolor” durante la copa,
Andrés Escobar era uno de los que decía sentirse más ansioso con el inicio de la “gran
cita”. Maturana le respetó su status de titular sobre Alexis Mendoza, tanto que fue el
único de los once jugadores que debutaron ante Rumania que no participó del 5-0 sobre
Argentina en Buenos Aires.
Al defensor central no se le vinculó jamás con ningún hecho extradeportivo, hasta que
la intolerancia desmedida de alguna persona se le interpuso en el camino y acabó con su
vida. Por primera vez Andrés Escobar ocupó las páginas judiciales de la prensa, gracias
a un episodio que Pacho no podía concebir como producto del autogol que anotó en el
partido contra Estados Unidos.
Después del último partido contra Suiza, Escobar no quiso quedarse con sus parientes
en Estados Unidos pasando vacaciones, como sí lo hicieron seis de sus compañeros. Le
dijo a Maturana que su deber era darle una explicación a quienes depositaron toda su
confianza sobre el equipo nacional. Según su última columna en “ La Selección por
Dentro” de El Tiempo, Andrés estaba convencido de que la revancha de esa derrota
pronto iba a llegar, porque la vida no acababa allí.
“Sentado en el sofá, tomaba la grabadora para apartarse del mundo.
Hablaba y se sustraía a cualquier ruido, intervención o sensación. Era
conmovedor verlo con esos gestos infantiles cuando se refería a la
enorme tristeza que significaba este Mundial, con una voz dulce,
tierna, amorosa. Y, de pronto, ese cambio profundo con un vozarrón
para decirles a los colombianos, a los compatriotas, que jamás había
que perder la esperanza”. El Tiempo – 3 jun. /94
“Bolillo” Gómez, quien al principio se declaró interesado en continuar el proceso que
inició junto a Maturana en el 87, volvió a reunirse con Pacho después de la muerte de
Escobar para comentarle el temor que sentía de asumir el cargo de seleccionador. Juntos
expidieron un comunicado, en el que expresaron su deseo conjunto para que esa pérdida
humana llamara a la reflexión. “Que seamos capaces de devolverle al fútbol, la lúdica
que jamás debió perder”, agregaron los técnicos.
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Las avenidas de Medellín volvieron a ser invadidas por los cientos de dolientes que
acompañaron el ataúd de Andrés Escobar, desde el coliseo Iván de Bedout hasta el
cementerio Campos de Paz. La procesión salió rumbo al camposanto encabezada por la
familia del difunto. En un solo punto se encontraron el presidente de la República, César
Gaviria; la canciller, Noemí Sanín; el ministro de defensa, Rafael Pardo; más la plantilla
entera de los equipos Atlético Nacional e Independiente Medellín.
Cerca de treinta mil personas buscaron la mejor colina o árbol del cementerio, que les
permitiera apreciar nítidamente cómo Escobar descendió hasta su sepulcro. En medio de
las consignas que coreó la barra Escándalo Verde protestando por el hecho, también se
vieron algunas pancartas elaboradas por los mismos asistentes al entierro, donde se
expresaba la molestia de un sector de los hinchas hacia el periodismo deportivo,
calificado como “ mal intencionado y dañino”.
Mientras el pueblo de Antioquia le daba su último adiós al zaguero central de la
Selección y Atlético Nacional, las autoridades reportaron que Humberto Muñoz Castro
confesó que fue él quien le disparó al jugador. Según reveló la Fiscalía, el asesinato se
produjo a raíz de un altercado verbal que el sujeto sostuvo con Escobar, por lo que el
hecho no fue premeditado. “ Todo fue producto de recriminaciones y de una discusión
acalorada en la que influyeron la hora y presumiblemente el consumo de licor”, le dijo
un supuesto testigo de los hechos al diario El Tiempo.
Una vez cometido el ilícito, Muñoz Castro abandonó la camioneta donde se
transportaba en una carretera, se afeitó el bigote y fue a la Policía para denunciar el
supuesto robo de su vehículo.
El confeso homicida negó que alrededor del crimen
estuviera involucrada alguna organización del narcotráfico; así mismo, aseguró que en
el instante de la discusión no tenía conocimiento de que la persona a la que asesinó
fuera Andrés Escobar. Tras su confesión, por el supuesto delito de complicidad, las
autoridades ordenaron que se retuviera al patrón del agresor y propietario legal del
automotor, el finquero Santiago Gallón Henao.
En Estados Unidos, de acuerdo con el testimonio entregado por el periodista Víctor
Rosas, no creyeron que la muerte del jugador colombiano se debiera a una pelea
callejera. La sede del Mundial fue centro de comentarios que hablaron sobre el regreso
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de los carteles de la droga al país “cafetero” y su influencia dentro de las instituciones
que manejaban al fútbol. Al mismo tiempo, la campaña presidencial del mandatario
electo Ernesto Samper comenzó a ser investigada por supuesta infiltración de dineros
del narcotráfico.
“Los de habla hispana y los de inglés. Todos, absolutamente todos, se
refirieron al asesinato de Andrés Escobar como una secuela de la
lucha intestina que carcome a un país envuelto por la mafia, por la
droga, en donde caben políticos, apostadores, gente común y
corriente, y en donde los capítulos recientes ayudan para alimentar
esta película de los años 30”. El Tiempo - 4 jul. /94
Dialogando con diferentes medios de comunicación desde la Cárcel Modelo de Bogotá,
Humberto Muñoz Castro reiteró su culpabilidad en el asesinato de Escobar. El homicida
declaró que no conocía al jugador, ya que poco le gustaba el fútbol, y que disparó
cuando vio discutir a su patrón - Santiago Gallón Henao - entre un borbollón de gente.
“Yo pensé que de pronto era un tipo muy peligroso o algo así, entonces me asusté y le
disparé pero sin yo saber quién era”, afirmó el sujeto.
A diferencia de versiones anteriores, que hablaban sobre hechos ajenos al fútbol como
causal del homicidio de Escobar, aparecieron nuevos testimonios en los que se aseguró
que la discusión entre Gallón Henao y el futbolista sí tuvo que ver con el autogol que
marcó en el Mundial. Al parecer, el empleador de Muñoz Castro apostó una gran
cantidad de dinero al buen rendimiento de la Selección Colombia en USA 94. Era
posible que el hacendado le estuviera reclamando al defensor central en pleno
parqueadero del restaurante El Indio.
“Trabajadores de los establecimientos del sector de Las Palmas, que
están enlazados a través de radio, entre ellos mismos y con las
autoridades, aseguran que en el parqueadero sí hubo una discusión en
torno al autogol y que Escobar fue agredido verbalmente con
expresiones como maleta (por mal jugador), torcido (porque
supuestamente el equipo se prestó para perder el partido), y marica”
El Tiempo - 10 jul. /94
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Nada le devolvió la vida a Andrés Escobar, ni siquiera que las autoridades lograran la
confesión de su asesino en menos de 24 horas. Lo que no quedó claro fue sí
efectivamente, como lo dijeron a la prensa algunos propietarios de restaurantes aledaños
al lugar del crimen, la muerte del jugador tuvo algo que ver con los resultados de la
Selección en el Mundial de Fútbol, que la mayoría (por no decir totalidad) de medios
periodísticos calificaron de “fracaso”. Así comenzó la búsqueda de culpables.
Recién terminada la Copa Mundial USA 94 para Colombia, el presidente de de
Federación Colombiana de Fútbol vetó a cuatro jugadores para volver a vestir el tricolor
nacional, tras haber violado normas disciplinarias dentro de la concentración en
Fullerton y por su falta de compromiso con la patria. Juan José Bellini no reveló
nombres, aunque los diarios de circulación nacional citaron fuentes anónimas de
Fedefútbol para afirmar que Iván Valenciano, Adolfo Valencia, Carlos Valderrama y
Faustino Asprilla eran los señalados por la dirigencia.
Pacho Maturana desmintió a su empleador al asegurar que la temprana eliminación de
Colombia se debió a la ausencia de fortaleza mental, justo cuando era necesario que el
equipo exhibiera las mismas condiciones que mostró durante su etapa de preparación. El
desaparecido Andrés Escobar fue más allá de lo futbolístico, cuando dijo que el onceno
se creyó sin querer el favoritismo que le otorgaron la prensa y personalidades del
deporte. Al principio, ninguno de los jugadores o miembros del cuerpo técnico habló de
faltas a la disciplina o conflictos entre ellos.
“Teníamos un colectivo muy bien preparado en lo físico, táctico y
técnico, pero con grandes desniveles en la parte anímica y la madurez.
Pero no sólo había desbalances emocionales en el grupo, en casa
mucha gente sacaba cuentas alegres y acariciaba el sueño de la
primera copa mundo para Colombia; fantasía que nadie sabe cuándo
empezó, pero que terminó al estrellarnos con una dura realidad: no
estábamos preparados para semejante honor”…
Para qué buscar culpables si todos somos responsables de lo sucedido
al no tener una dimensión clara de las cosas. Mientras técnicos y
jugadores tenían la meta de mejorar su actuación del mundial anterior,
aquí les exigíamos el título. Esta desproporción fue la que enredó todo
y dio al traste con los sueños. El Tiempo - 24 jul. /94
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Terminando el mes de julio, varios periodistas de las cadenas radiotelevisivas RCN y
Caracol, así como el diario El Tiempo, se reunieron en el Hotel Tequendama de Bogotá
junto a la primera línea dirigencial de la Federación Colombiana de Fútbol, encabezada
por Juan José Bellini. El encuentro entre los jerarcas del balompié criollo con la prensa,
dejó como conclusión la unanimidad de ambos gremios para que Hernán Darío Gómez
asumiera las riendas del combinado nacional. Según ellos,
“Bolillo” debía darle
continuidad al proceso iniciado por Francisco Maturana en 1987.
Bellini leyó un informe a los comunicadores sobre la etapa previa que llevó a Colombia
al Mundial de Estados Unidos, en donde no aclaró cuáles fueron las faltas disciplinarias
que se cometieron, ni los jugadores que promovieron dichas actitudes dentro del grupo.
Según el máximo directivo del fútbol local, la falta de formación integral de algunos
futbolistas incidió en los flojos resultados deportivos; sin embargo, el presidente de
Fedefútbol no aseguró que iba a revelar los nombres de los arrogantes y soberbios,
porque podían presentarse errores en la divulgación de estos.
El mandatario de la Federación afirmó que en repetidas ocasiones le pidió a Maturana el
informe de su gestión en la Copa del Mundo, pero era el momento en que no lo había
recibido de manos del entrenador. Pacho fue respaldado por una parcial de los
comunicadores que reconoció los éxitos deportivos antes del certamen orbital, como lo
fueron los partidos de preparación, el tercer lugar en la Copa América del 93 y la
clasificación directa para USA 94.
Quienes argumentaron en contra del ex técnico “tricolor”, afirmaron que por parte de él
y su asistente hubo discriminación hacia algunos medios. Según ellos, ni Maturana ni
Gómez eran capaces de recibir críticas, porque de inmediato quienes las lanzaban eran
tachados como enemigos de la Selección. Así pues, Bellini dijo que fue un error
entregarles el poder absoluto del equipo a ambos estrategas.
Los medios masivos y la plana mayor de la Federación Colombiana de Fútbol
reconocieron que tanto la parte dirigencial, así como el cuerpo técnico de la “tricolor”,
sus jugadores e igualmente los periodistas, llevaron parte de culpa en el episodio que
terminó con el sueño de llevar a Colombia a un lugar alto en la Copa Mundial de la
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FIFA. Por eso, la invitación del encuentro en el Tequendama para cada uno de los
asistentes, fue la de hacer un “examen de conciencia”.
Una semana más tarde, Maturana hizo entrega a Fedefútbol de su informe oficial sobre
lo ocurrido en USA 94. Una vez más, el estratega asumió su responsabilidad por todos
los cargos que se le imputaron al elenco nacional, al mismo tiempo en que reconoció
que el mayor error que pudo cometer fue la escogencia de Fullerton y el Hotel Marriott
como sitio de concentración. En cada punto de su explicación, Pacho incluyó a la prensa
deportiva.
Según el ex técnico del conjunto “cafetero”, la presencia de aficionados y periodistas en
el hotel rompieron con la armonía de la Selección durante el Mundial; no obstante,
dicha versión se contradice con lo que aseguraba Maturana acerca de este tipo de
concentraciones, como las que se vivían en Barranquilla durante las eliminatorias. En la
“arenosa”, el asedio de la prensa y aficionados sobre los jugadores también era
constante, algo que el entrenador veía como positivo porque le transmitía alegría y
motivación a su plantilla antes de los partidos.
Maturana afirmó que después de la primera derrota frente a Rumania (el único juego
válido para ser analizado desde la parte deportiva), los periodistas enemigos que estaban
esperando ese momento quisieron ser noticia desde los micrófonos. De acuerdo con el
estratega, las amenazas de muerte contra “Barrabás” llegaron después de que la
supuesta campaña para desprestigiar al cuerpo técnico se introdujo en una mente
enfermiza.
Lo que nunca denunció Francisco Maturana en su momento, fueron las presuntas
intrigas que algunos periodistas crearon en varios jugadores, diciéndoles quiénes se
merecían jugar en el equipo y quiénes no. “Quieras o no, independiente del grado de
madurez, esto no es bueno”, aseguró el recién nombrado técnico del Atlético de Madrid.
En el informe de Pacho tampoco se aclararon los rumores sobre indisciplina, de los
cuales habló Juan José Bellini desde el día siguiente en que concluyó la participación
mundialista. El mismo jefe de prensa de la Selección durante el Mundial,
Javier
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Hernández Bonnet,
reconoció que la “rendición de cuentas” de Maturana fue
superficial y demasiado diplomática con los jugadores.
“Hay que entender que lo peor que puede hacer un técnico es
descargar responsabilidades en ellos. Todo eso da para pensar o que
evidentemente el grupo estuvo fuera del control del técnico o hay otro
informe
confidencial
presentado
a
la
Federación”
Javier Hernández Bonnet en El Tiempo – 5 ago. /94
Los rumores sobre los hechos extradeportivos que afectaron el desempeño de la
Selección Colombia en la Copa Mundial, no se detuvieron con la explicación que
entregó el ex timonel. Dos días después de que la opinión pública conoció la versión de
Maturana, quien no involucró ningún nombre específico, El Tiempo publicó un artículo
en donde se confirmaron los supuestos actos de indisciplina protagonizados por las
figuras del equipo.
Según la nota, hubo problemas relacionados con celos profesionales, sumados a excesos
en las comidas y licor de los jugadores reconocidos como los más importantes dentro de
la Selección. Al parecer las agresiones al reglamento comenzaron cuando Faustino
Asprilla llegó en estado de embriaguez al hotel donde el equipo se hospedaba en la
víspera de su viaje a Estados Unidos. Otra fuente del equipo que no es reseñada por su
nombre, aseguró que el cuerpo técnico se enteró de la falta cometida por “Tino”, pero
no hizo nada al respecto. “Es más, le habían acolitado la tomadera de trago en Pereira y
en Tuluá unos días antes y ya no podían frenarlo”, destacó el informe del 7 de agosto.
Después del encuentro con Estados Unidos - señaló el artículo - Asprilla volvió a
embriagarse en su habitación hasta la madrugada junto a varios amigos, los mismos que
se encaletaban el trago para llevarlo hasta la habitación del jugador. Para alguna de las
fuentes anónimas citadas por El Tiempo, el delantero del Parma fue el principal
responsable de la eliminación colombiana.
El artículo dijo que Carlos Valderrama efectivamente perdió el liderazgo sobre sus
compañeros a partir de la llegada de Asprilla, Valencia y Rincón, provenientes de sus
clubes en Italia, Alemania y Brasil, respectivamente.
Cuando los tres jugadores
regresaron a la “tricolor” para hacer su preparación de cara al Mundial, la prensa centró
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su atención en ellos. Al parecer eso le molestó al “Pibe”, quien dejó de trabajar como
antes y dio muestras de desprecio frente a su grupo.
Se dijo que el jugador samario dejó de hacer la fisioterapia que requería después de
sufrir una lesión en el mes de febrero, que por poco lo deja afuera del certamen orbital.
Por eso mismo, “El Pibe” llegó a Estados Unidos sin la fuerza muscular necesaria para
competir en plenitud de condiciones. En la nota informativa también se afirmó que
Valderrama presentó una actitud apática con lo que se le ofrecía en la concentración,
desde la comida en adelante.
Al Pibe le pasó lo del niño que es el dueño del balón, y porque no lo
ponen o porque hay alguien que juega mejor, decide llevárselo para la
casa, expresó una persona que estuvo al pie del equipo. Ese es otro de
los responsables del fracaso de Colombia. No estuvo a la altura y la
camiseta no le dolió. El Tiempo – 7 ago. /94
Anthony de Ávila e Iván René Valenciano tampoco escaparon a los señalamientos
hechos en el artículo de nombre “¿Por Qué Perdió Colombia?. De ellos se dijo que
también escaparon de la concentración antes del partido contra los norteamericanos,
como lo hicieron Carlos Valderrama y Faustino Asprilla.
Acerca de Valenciano, conocido también como el “bombardero”, se dijo que fue el
mayor expositor de la falta de amor propio entre los jugadores de la “tricolor”. Incitado
por una fotógrafa del diario El Heraldo de Barranquilla, quien le dijo que él debía ser el
titular en el equipo, se dijo que el delantero creó un clima de discordia entre sus colegas
cuando a ellos se les complicó meter la pelota en el arco contrario.
Hasta la magia negra se hizo presente dentro de los temas que sacó a relucir el artículo,
y que posiblemente intervinieron en la pronta eliminación de la escuadra “cafetera” del
Mundial. Al parecer Freddy Rincón contaba con la asesoría de un brujo chocoano,
quien lo advirtió de la derrota frente a Rumania por tres goles, además de una fractura
que iba a sufrir en ese partido.
El brujo le sugirió a Rincón que si no se cuidaba, podría tardar al menos un año en
recuperarse de la lesión. Efectivamente, Colombia cayó por 3 a 1, Freddy no se lesionó
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pero tampoco se exigió más de lo debido durante el compromiso. Otros agoreros les
dijeron a Iván Valenciano y al arquero José María Pazo que la Selección de Estados
Un idos contrató a un hechicero del África, quien les echó algo en las prendas a los
jugadores “cafeteros” y les hizo diferentes rezos.
Según la nota, tampoco se respetaron las dietas establecidas por el departamento médico
de la Selección. Una supuesta persona allegada al grupo de jugadores, les dijo a los
reporteros de El Tiempo que Adolfo Valencia pidió comida varias veces a su habitación,
sin ser autorizado por del cuerpo técnico. El informe dijo que a cada instante se
encontraban platos con migajas al lado de la cama del jugador perteneciente al club
Bayern Múnich.
El viaje de regreso a Colombia también fue un desfile de bebidas embriagantes, según
lo mencionó un pasajero del avión de Avianca que aterrizó en Bogotá. De acuerdo con
el texto que pretendió ser periodístico, pero que no sobrepasó lo que fueron
especulaciones y citas textuales anónimas, los delanteros Faustino Asprilla e Iván René
Valenciano encabezaron supuestamente la repartición del licor en exceso.
Nadie jamás presentó pruebas reales que les dieran veracidad a los rumores sobre la
indisciplina. Por eso mismo, los comentarios respecto a los factores extradeportivos que
eliminaron a Colombia del Mundial siguieron circulando por todos los medios de
comunicación sin que nadie los negara, lo que hizo más oculta la verdad sobre lo que
fue el interior del equipo y se crearan varias verdades.
El periodista Gabriel Briceño del recién nacido Diario Deportivo dijo que fue tal la
división del equipo colombiano después del juego contra Rumania, que pudo
evidenciarse la oposición de la mayoría de jugadores
(encabezados por
Valderrama) hacia la inclusión de Gabriel Jaime Gómez dentro del onceno titular. Ni
Francisco Maturana estaba de acuerdo con que “Barrabás” fuera inicialista, pero tuvo
que dar vuelta atrás porque “Bolillo” amenazó con irse del equipo durante la Copa
América de Ecuador si su hermano no jugaba.
En la época de Mundial, Freddy Rincón hizo parte del equipo de columnistas de Diario
Deportivo, por lo que Briceño era el responsable de pedirle sus artículos al jugador para
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poder enviarlos a Bogotá. Uno de esos días, el periodista tuvo que esperar hasta por la
noche para que el volante de la “tricolor” le entregara la columna, debido a éste que se
encontraba de mal genio. Mientras esperaba, él y otros comunicadores aseguraron haber
visto a Faustino Asprilla y Víctor Aristizábal salir del hotel con dos mujeres de acento
costeño. Esto ocurrió sobre las diez de la noche, cuando Diego Barragán ya había
verificado que los jugadores se encontraban descansando en sus respectivas
habitaciones.
En la edición que publicó el 12 de julio del 94, la Revista Semana hizo mención a la
posible influencia que ejercieron grupos de apostadores sobre los jugadores
colombianos, por medio de amenazas contra su vida u ofertas de dinero. Para el juego
frente a Estados Unidos, los casinos de Las Vegas pagaban 19 dólares por cada uno
apostado si los norteamericanos le ganaban a la “tricolor”. Algunas voces sobre las que
nunca se dijeron nombres exactos, aseguraron que algunos futbolistas criollos
“vendieron” el compromiso que definía el posible paso del onceno patrio a la segunda
ronda de USA 94.
Una corresponsalía de María Isabel García desde Bogotá señala,
transcribiendo a su vez una información de la revista Semana, que
Pocas horas después de su llegada al país, varios jugadores (de la
Selección Colombia) se comunicaron con Miguel Rodríguez Orejuela.
Los diálogos giraron en torno de lo que había acontecido en el interior
del equipo durante la disputa del Mundial. Terminaron cuando don
Miguel les ofreció generosamente un dinero para que pasaran bien sus
días de vacaciones. El Tiempo - 17 jul. /94
Tal vez lo único ajeno al tema deportivo que pudo comprobarse durante el Mundial, ya
que tampoco hubo una prueba material que evidenciara la verdad de las supuestas
amenazas por el tema de “Barrabás”, fue la discusión a puño limp io que sostuvieron
Freddy Rincón y Harold Lozano en plena cancha de la Universidad de Fullerton durante
un entrenamiento.
La decepción que significó para un pueblo la derrota de su equipo de fútbol se quedó en
las especulaciones, y en un asunto de fortaleza mental que no apareció cuando se
necesitaba demostrar que la Selección Colombia hacía parte de las mejores del mundo.
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Quince años después de concluida la primera etapa de la “Era Maturana”, el debate y la
polémica por encontrar los culpables siguen encendidos a punta de verbo en los medios
periodísticos, como si no se hubieran aprendido las lecciones… Como si la muerte de
un jugador modelo no hubiera sido suficiente para darnos cuenta de que en las derrotas
también se aprende… De que “perder sí es ganar un poco”.
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EPÍLOGO
Tantas historias se han tejido alrededor de lo que fue el final de un proceso que parecía
cerrarse con broche de oro en Estados Unidos, que aun no ha sido posible esclarecer la
causa por la que Colombia no pudo llegar a ser la campeona mundial, cuando
especialistas del fútbol y la prensa deportiva daban por hecho que el equipo de
Maturana iba a ubicarse en lo más alto del balompié orbital.
Entre 1987 y 1994, la Selección Colombia siempre estuvo ligada a la realidad nacional,
a tal manera que uno de sus jugadores insignia fue asesinado cuando el país apenas
digería lo que simplemente debió ser una decepción deportiva. Para tratar de
comprender la magnitud y consecuencias de lo que representó el ciclo liderado por
Francisco Maturana, es necesario hacer una retrospectiva en donde la prensa juega una
gran importancia.
Para que la sociedad colombiana sintiera como propio a su equipo de fútbol, fue
necesario imprimirle un sello de identidad nacional. La designación de los colores de la
bandera impresos en la indumentaria de la Selección, fue el primer paso para el cambio
que se dio un año más tarde sobre los terrenos de juego, gracias a la propuesta de un
técnico, que además de buscar objetivos deportivos también pretendía formar
profesionales íntegros.
Maturana logró que se reconociera al fútbol colombiano en el ámbito internacional; creó
un estilo de juego propio, auténtico, basado en hombres que pertenecían en mayoría a
un mismo equipo. De esta manera, se consiguió no solo una compenetración táctica,
sino que fue posible la unión de un grupo como familia, en la que los problemas dejaban
de ser propiedad de uno solo, y se solucionaban entre todos.
Maturana abrió las puertas a la prensa para que tomara parte del proceso, construyó
lazos de amistad entre quienes se encargaban de entregar la noticia y los protagonistas
de la misma. El técnico decía que mientras al equipo nacional le fuera bien, el mismo
beneficio iban a recibir los periodistas, por lo que todos los sectores del país debían
halar para el mismo lado. Bajo estos conceptos, la Selección regresó después de 28
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años a un Campeonato Mundial, en donde obtuvo el reconocimiento de ser la única
escuadra en sacarle un punto al campeón de aquel certamen.
El pueblo colombiano vio representados en Francisco Maturana, los ideales que deseaba
ver plasmados en la nueva Constitución Nacional que fue implementada en 1991. El
estratega de la Selección Nacional era sinónimo del compromiso que debían tener los
ciudadanos con su patria, al demostrar que cualquier objetivo era posible de cumplir si
se hacía con honestidad, perseverancia y trabajo. Pacho fue uno de los escogidos
mediante votación popular para pertenecer a la Asamblea que renovó la carta política.
En ese momento se hizo más evidente que el deporte, más exactamente el fútbol,
traspasó las barreras de ser una simple actividad recreativa. La Selección Colombia se
convirtió en un símbolo patrio del que todos los sectores de la sociedad se mantenían
pendientes; así mismo, la prensa deportiva adquirió una mayor importancia pues tenía
voz y voto dentro del equipo.
La misma dirigencia del seleccionado creía tan importante el concepto de los
comunicadores, tanto así que no faltaban periodistas en las reuniones donde se definían
aspectos relevantes para el futuro del equipo. Para la Federación eran trascendentes las
ideas que pudieran tener los medios masivos, ya que estos representan la opinión
pública.
La segunda etapa de la “Era Maturana” fue reconocida como la mejor campaña de una
Selección Colombia en toda su historia, gracias a los triunfos que parecían impensables,
como el obtenido en la cancha de los vigentes subcampeones del mundo por cinco goles
a cero. En este proceso, la prensa no solo se encargó de llevar las emociones que se
vivían desde el sur del continente a toda una nación. La nueva sangre del equipo
colombiano creaba controversias en los medios infornativos, tanto por su calidad a la
hora de jugar, como por los actos de indisciplina que protagonizaron algunos jugadores.
Jamás fue tan notorio el apoyo del país hacia su equipo nacional, como en la etapa
previa a la Copa Mundo del 94: el gobierno de César Gaviria condecoró a la plantilla de
jugadores sin haber movido el balón en el Rose Bowl de Estados Unidos, mientras que
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la organización de Julio Mario Santodomingo dispuso de dos mil millones de pesos para
que a la Selección no le faltara nada.
Los patrocinadores Bavaria, Caracol Radio y Gol Caracol entregaron los elementos
publicitarios para que la fanaticada de Colombia se involucrara más con su equipo; sin
embargo, los futbolistas dejaron de ser figuras en la cancha cuando empezaron a ser
parte de la mercancía que se comercializaba en torno a los triunfos que obtenía el
equipo. Trescientos dólares le eran entregados a quien anotara un gol durante la
campaña “Numero uno, mi selección”. Así mismo, los jugadores protagonizaron
propagandas de televisión para vender bebidas, prendas de vestir, o incentivar a la
población para votar por uno de los candidatos a la Presidencia de la República.
Los rivales de preparación que tuvo Colombia para USA 94, pese a que eran equipos de
grandes nombres como el Milán, Parma o Bayern Múnich, no podían medir la verdadera
capacidad futbolística del seleccionado de Maturana. Aquellos clubes europeos también
tenían figuras de otras selecciones internacionales que participaban en el Mundial, y por
eso mismo no se encontraban disponibles en el momento que fueron enfrentados.
La Selección Colombia tampoco tuvo tiempo para prepararse como equipo, para asumir
el reto que la prensa y las personalidades del fútbol como Pelé, Franz Beckenbauer o
César Luis Menotti le plantearon al equipo de Maturana cuando lo catalogaron como el
mejor, y uno de los favoritos para llevarse el trofeo de campeón en la Copa del Mundo.
Maturana cometió el error de avisar desde el inicio de la preparación quiénes eran sus
jugadores titulares. El técnico develó su sistema táctico, pues los rivales se tomaron el
tiempo para analizarlo a través de sus emisarios; de esta forma, Rumania, Estados
Un idos y Suiza tenían mayor conocimiento de lo que Colombia sabía sobre ellos. La
Selección de Pacho jugó 16 partidos de los 21 de preparación sin la totalidad de sus
titulares, quienes no jugaban juntos desde ocho meses atrás cuando le ganaron a
Argentina en Buenos Aires.
En el informe que Maturana presentó a la Federación sobre lo que aconteció en el
Mundial, se refirió a la concentración de Fullerton como el factor principal que influyó
en la pronta eliminación del campeonato. Según el técnico, el asedio continuo tanto de
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la prensa como de los aficionados impidió que los jugadores se concentraran en el
objetivo público que era el de mejorar la participación en Italia 90.
El técnico aseguró que después de la derrota en el primer encuentro, sus enemigos
detrás de los micrófonos aprovecharon para especular sobre las alineaciones y despertar
rumores entre la afición, como que Anthony de Ávila fue incluido en la nómina titular
del juego frente a Estados Unidos por sugerencia del Cartel de Cali. Así se comprobó
que el poder entregado a los periodistas por parte de la Federación Colombiana de
Fútbol sobrepasó los límites del respeto.
Todo alrededor de los resultados deportivos que terminaron con la “Era Maturana” se
quedó en los rumores infundados desde las cabinas de radio, los estudios de televisión y
las salas de redacción. Jamás se pudieron comprobar las supuestas amenazas sobre
Gabriel Jaime Gómez con una evidencia material, con la cual se desmintieran las
hipótesis sobre un pretexto escondido en la realidad nacional para sacarlo del equipo.
En el aire también se quedó la verdadera razón por la que fue asesinado Andrés
Escobar, un hombre que jamás presentó actos de indisciplina, y que por el contrario
sirvió como ejemplo de caballerosidad para muchas generaciones hasta el día de hoy.
En 2008, Colombia fue escogida como sede del Campeonato Mundial Sub 20 de Fútbol
por encima de Venezuela, país con mejor infraestructura en escenarios deportivos. La
Confederación Suramericana de Fútbol prefirió a nuestra nación, debido a la historia
futbolística que la “Era Maturana” nos dejó. Es así como el técnico chocoano sigue
dándole alegrías a una patria, que aún necesita de las victorias del deporte para curar sus
heridas causadas por la violencia.
FIN
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