5.4.- LA MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD. 5.4.1.

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5.4.‐ LA MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD. ¿Cómo podemos lograr un incremento de la productividad? Desde el punto de vista matemático tenemos dos opciones; incrementar la producción y mantener constante la cantidad de factor de producción, o disminuir la cantidad de factor de producción manteniendo constante la producción. En concreto, la productividad se puede ver incrementada, en términos cuantitativos, cuando: 1.‐ Aumenta la producción, manteniéndose constante el empleo de factores productivos, disminuyendo el empleo de factores o cuando el empleo de factores aumenta pero en menor proporción que la producción. 2.‐ Permanece constante la producción, disminuyendo el empleo de factores. 3.‐ Disminuye la producción y el empleo de factores, pero este ultimo baja en mayor proporción. Por último, si mejora la calidad de la producción, incluso sin variar ni su cantidad ni la de los factores empleados en conseguir esa producción, se considera mejora de la productividad en términos cualitativos. La productividad de una empresa es la resultante de todas las actividades que se desarrollan en ella, ya sean técnicas, industriales, comerciales, financieras o administrativas, no dependiendo exclusivamente del ámbito productivo en sentido estricto. Por tanto, la mejora de la productividad debe implicar a todos los factores y a todos los recursos involucrados en la empresa. 5.4.1.‐ MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD A LARGO PLAZO. La mejora de la productividad a largo plazo se consigue mediante la denominada capitalización interna. Se entiende por capitalización de una empresa o una explotación la relación existente entre el capital y el trabajo, es decir, el volumen de inversión relativo en inmovilizado de dicha unidad productiva. Por tanto, esta magnitud mide la proporción relativa en que ambos factores (capital y trabajo) son empleados en una actividad productiva. Así, cuando la relación capital/trabajo es elevada en una actividad, proceso o explotación quiere decir que en la misma se emplea un volumen comparativamente más alto del factor capital fijo, es decir, de inmovilizado (maquinaria, edificios e instalaciones productivas), que el factor mano de obra. Se trata, por consiguiente, de procesos y actividades muy mecanizadas, dotadas de equipos especializados y automatizados que, como consecuencia también requieren para su manejo de un personal más capacitado. Sin embargo, cuando se habla de una relación capital/trabajo baja, es porque se emplea, comparativamente, poco inmovilizado capital y mas mano de obra en el desarrollo de la actividad productiva, siendo, por consiguiente, el equipo y la mano de obra de carácter menos especializado. La relación entre la capitalización interna de la empresa y el aumento de la productividad a largo plazo es directa, pues la primera se centra en la modificación de la estructura industrial o productiva de la empresa, lo que implica, como consecuencia, una serie de cambios estructurales, profundos, que van a comprometer por un amplio periodo de tiempo la actividad de la empresa. Y ello significa, en la práctica, dotar las explotaciones de la empresa de mejores instalaciones productivas, de un mayor volumen de activo fijo, con todo lo que ello conlleva: más maquinaria, mayor especialización, mas capacidad productiva, mayor rapidez en el desarrollo de la producción y ahorros en los costes, en definitiva, el logro del incremento de la productividad. Entre las principales causas de la baja productividad en la empresa podemos encontrar el desfase y la insuficiencia del equipo capital, es decir, se trabaja con equipos industriales anticuados y se utilizan técnicas y procesos productivos basados, en el empleo de la mano de obra que hacen la producción lenta y costosa y a los productos obtenidos poco competitivos. Para el logro de un adecuado nivel de productividad en la empresa lo ideal sería poder disponer en cada momento de los equipos y herramientas más perfectas y eficaces. Sin embargo, la capitalización interna de la empresa se enfrenta con dos tipos de inconvenientes que hacen difícil su consecución: en primer lugar, con limitaciones de orden financiero, pues la adquisición de equipo y maquinaria requiere fuertes inversiones de capital, que exigen una determinada capacidad financiera que no todas las empresas poseen. En segundo término, con limitaciones de orden laboral, ya que la capitalización interna, para que de resultados positivos debe ir en consonancia con una adecuada cualificación profesional del personal que maneja el equipo productivo y la especializada maquinaria. También hay que tener en cuenta la dificultad adicional con que muchas empresas tropiezan: el hecho de disponer plantillas sobredimensionadas, con un elevado grado de fijeza, que dificultan el paso a un modelo de sistema productivo más automatizado y en el que sería necesaria menos manos de obra. En estos casos, hay que acogerse cuando sea posible a los planes institucionales de reconversión y reestructuración de sectores industriales, que implican formas menos lesivas y mas económicas para la empresa que los simples despidos, acudiendo a procedimientos que implican la utilización de las distintas formas de la flexibilidad empresarial tales como flexibilidad funcional (reubicaciones, promociones…) flexibilidad geográfica (traslados), flexibilidad externa (outsourcing o subcontratación, outplacement o recolocación), jubilaciones anticipadas, etc. 5.4.2.‐ LA MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD A MEDIO PLAZO. La mejora de la productividad a medio plazo se consigue a través de dos líneas fundamentales: la tipificación de los productos que fabrica y la estandarización o normalización de los procesos y componentes empleados en la fabricación. La tipificación o unificación de los productos consistente en la reducción de la variedad de tamaños, calidades, presentaciones, etc., de todos o de algunos de los productos que fabrica la empresa, tiene ventajas en el orden económico de la producción, ya que, al suponer una menor diversidad de outputs, simplifica la ordenación de la producción y de la comercialización. Reducir la variedad implica, series mayores de producción, que permiten aprovechar ventajas de la producción en gran escala. Entre ellas, la normalización o estandarización de procesos y la reducción de costes de producción. La segunda forma de conseguir el incremento de productividad a medio plazo, mediante la normalización o estandarización de procesos, se refiere a todas las actuaciones y disposiciones que se adoptan en el ámbito productivo de la empresa para tratar de: ‐ Disminuir el número de operaciones y tareas que constituyen un proceso. ‐ Eliminar operaciones que se efectúan de forma poco conveniente. ‐ Establecer un patrón de referencia para la programación rigurosa y sistemática de tareas y actividades. ‐ Establecer el control de actividades y mejorar el conocimiento de cada una de las tareas que le son asignadas. ‐ Simplificar y racionalizar las actividades, su preparación y control. La normalización es aplicable también a los componentes y materiales que se incorporan al proceso productivo, al reducir su variedad, ajustándolos a los patrones de calidad determinados y permitiendo así un mejor conocimiento y empleo de estos en los procesos de manufactura. Ello no solo facilita el control de los aprovisionamientos, sino que también permite establecer unas bases formales en las relaciones con proveedores, que pueden servir de punto de arranque en la introducción de sistemas como el JIT (justo a tiempo) y el MRP (planificación de las necesidades de materiales). En resumen, las ventajas de la tipificación y de la estandarización en el ámbito de la producción son: 1.
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Incremento del tamaño de las series de fabricación, al reducirse la variedad de productos, beneficiándose la empresa de las economías derivadas de la producción en mayor escala (reducción de los costes de fabricación). Utilización de las tecnologías más avanzadas, que resultarían prohibitivas en su uso a pequeña escala por su elevado coste. Aumento de la productividad de factor humano, tanto por un mejor aprovechamiento de éste como por su reducción comparativa frente al factor capital; al sentar las bases para una mayor capitalización interna, la normalización reduce, por tanto, la participación de la partida de personal en los costes totales de producción, lo que aumenta la productividad relativa de la mano de obra. De la estandarización de las materias primas y componentes se derivan ahorros en el stockaje (disminuye la inversión en stock y se simplifica su gestión), en el transporte de las mercancías adquiridas y en las compras (al adquirirse mayores volúmenes, se obtienen mejores precios). De los factores anteriormente enumerados deriva una mejora general, y sobre todo, una mayor uniformidad en la calidad de los productos fabricados. Analizada la tipificación desde un punto de vista comercial, esta presenta ventajas y también ciertos inconvenientes. Entre las ventajas pueden destacarse, en primer lugar, la reducción de costes obtenida en el ámbito de la producción, lo cual puede traducirse en bajadas de precio, que hagan los productos más atractivos y asequibles para el público. Y en segundo término, la consecución de mercados más estables y una mayor fidelidad en los clientes como consecuencia de la mejor y más uniforme calidad. Como inconvenientes de la tipificación destacamos la circunstancia de que requiere un mercado poco exigente en cuanto a variedad de productos y diversidad de presentaciones, lo que representa un importante obstáculo si consideramos que los mercados actuales presentan una tendencia opuesta como consecuencia del aumento del poder adquisitivo general, de la más equitativa distribución de la renta y de la mejora general de las expectativas sobre la calidad de vida. Así pues, la empresa se enfrenta a dos tendencias divergentes; de un lado, la propensión del mercado a demandar una mayor variedad y, de otro, la necesidad de la empresa de reducir costes simplificando su gama de productos. Una salida posible para lograr este difícil equilibrio es la denominada especialización flexible, estrategia seguida por algunas empresas, sobre todo en determinados sectores industriales, al presentar una, aparentemente, amplia gama de productos, donde la variedad afecta más a los aspectos externos y superficiales que a otros aspectos más profundos; al mismo tiempo que se procura fabricar distintos productos o componentes de los productos con los mismos procesos, de forma que muchos de estos elementos son comunes a los distintos productos, por ejemplo en la industria del automóvil. 5.4.3.‐ LA MEJORA DE LA PRODUCTIVIDAD A CORTO PLAZO. Las medidas para la mejora de la productividad a corto plazo solo pueden venir dadas por el mejor aprovechamiento de los recursos actualmente disponibles sin incurrir en alteraciones estructurales. Entre estas podemos citar: 1.
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Estudio y mejora de métodos de trabajo, tendentes a reducir la fatiga, utilizar más racionalmente la energía física, buscar recorridos más adecuados, etc. Estudio y reducción de tiempos de trabajo, muy unidos a la mejora de métodos, que tratan de evitar tiempos inactivos del trabajador por causas de mala organización del trabajo, falta de materiales o herramientas, mala especificación de las ordenes de trabajo o cualquier otro motivo achacable a la empresa Seguimiento y control de los nuevos métodos y tiempos de trabajo. Mejora de la organización interna, en lo referente a la correcta definición o redefinición de tareas y responsabilidades de cada puesto; coordinación entre puestos de trabajo; redistribución del personal en talleres, secciones y unidades; potenciación de grupos y equipos de trabajo, etc. Mejora de la motivación de los trabajadores y del clima laboral, mediante el fomento de la participación, el enriquecimiento del trabajo, el establecimiento de sistemas justos y eficaces de incentivos, el reconocimiento del esfuerzo y la atención a quejas y reclamaciones del personal. Énfasis en la calidad, a todos los niveles involucrados: calidad de los aprovisionamientos (materiales y componente), del proceso (tareas y operaciones, herramientas, métodos) y del producto (diseño, ejecución, manipulación, almacenamiento y distribución), todo ello mediante una gestión integrada de calidad. Estas mejoras se consiguen aplicando las técnicas que constituyen el estudio del trabajo: el análisis de los métodos, tiempos y movimientos empleados en un centro de trabajo es la garantía de la obtención de una mayor productividad de los recursos empleados en el proceso productivo de la empresa. En el contexto social, esta mayor productividad incidirá positivamente en el logro del desarrollo humano y en la obtención de un mayor nivel de vida de la sociedad al llevar al máximo el rendimiento de los recursos mediante la aplicación de técnicas capaces de incrementar su productividad. 
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