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Sin el Capitán: ese hombre llamado Derek Jeter; por Mari
Montes
Mari Montes · Sunday, September 21st, 2014
“Mis héroes, mis sueños y mi futuro estaban en el Yankee Stadium”
Derek Jeter
Derek Jeter debutó en las Ligas Mayores con 20 años y 337 días. Defendió el
campocorto, participó en dos dobleplays y ocupó el noveno turno al bate. Se fue de 5-0
y recibió un ponche de Bobby Ayala. Los Yankees perdieron contra los Marineros
7 a 6. Luis Sojo, camarero de Seattle, se fue de 5-2 y anotó una vez. El juego se
prolongó durante 12 episodios en el Kingdome de Seattle, ante 18.948 aficionados. El
mánager de los Yankees era Buck Showalter y el de los Marineros Lou Piniella.
Jeter llegó de la granja de los Yankees después de haber sido seleccionado en el Draft
Amateur en la primera ronda, como la sexta escogencia en 1992. En su año de debut
estuvo en 15 juegos y al año siguiente, como titular del short stop, lució tanto como
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ganar el premio a Novato de Año de la Liga Americana. Bateó .314.
Se anunciaba la llegada de uno de los mejores Yankees de todos los Yankees.
Los Yankees de 1996, dirigidos por Joe Torre, fueron campeones de la Serie Mundial y
repitieron en 1998, 1999, 2000 y 2009 con Jeter en la alineación. Nunca hizo alardes
de su estatus: “Los Yankees tienen 25 héroes”, dijo cuando ganaron la Serie Mundial
de 2000. Derek Jeter fue el Jugador Mas Valioso del Juego de las Estrellas de ese año,
un gran año en el cual además consiguió el Premio Babe Ruth y el MVP de la Serie
Mundial.
Ganó el Premio Hank Aaron dos veces (en 2006 y 2009), el Premio Roberto Clemente
en 2009 y el Premio a la Memoria de Lou Gehrig en 2010. En 20 temporadas fue
invitado 14 veces al Clásico de Verano. Suma cinco Bates de Plata e igual número de
Guantes de Oro.
Usando las herramientas de las cuales disponemos para establecer comparaciones con
leyendas de todos los tiempos, no quedan dudas sobre sus cualidades. Ubicamos su
nombre al lado de los más legendarios protagonistas del béisbol. Hurgar en los
números que ha acumulado Derek Jeter en su historia en las Grandes Ligas es
encontrarse con una carrera fascinante. Son números y logros que describen a un
jugador excepcional, por encima del promedio, un indiscutible futuro habitante del
Salón de la Fama de Cooperstown en la primera vez que le corresponda su turno.
Sí. Vista en números la carrera del Capitán Yankee es extraordinaria. Pero cuando
salimos de las estadísticas conseguimos a un ser humano con grandes virtudes. Derek
Jeter siempre jugó con esos intangibles que la sabermetría no es capaz de medir,
como él mismo dijo una vez: “No se puede cuantificar todo lo que un jugador hace
para ganar los juegos”.
En una época difícil para el béisbol, con la huelga salarial de 1994, demostró que el
béisbol “romántico” no había desaparecido. No fue una exageración de Peter
Richmond cuando le dijo a la revista GQ que Jeter “había sido convocado por los
dioses del béisbol para llevar la antorcha, para ayudar a salvar el equipo y el estadio y,
tal vez, el béisbol en sí”.
Una vez que le preguntaron sobre su juego entregado, Jeter confesó: “Supe que Joe
DiMaggio dijo que él jugaba pensando que un niño por primera o por última vez
estaba asistiendo al juego y que ese niño merecía su mejor esfuerzo. Y desde entonces
hago lo mismo”.
No sé cuándo supo Jeter de esa filosofía del Yankee Clipper, pero debió ser muy
temprano en su carrera, porque siempre le vimos jugando como un “Old Fashion Boy”.
“Obviamente, eres conocido por lo que haces. Pero deseo ser conocido como una
buena persona. Uno es una persona mucho más tiempo, antes y después de ser un
atleta profesional”. Otra de sus frases dignas de marquesina. Porque Humildad es
otra palabra que lo define. Firmó autógrafos, posó para fotografías, dio entrevistas,
participó en cada evento de caridad al que fue convocado y siempre lo hizo con una
sonrisa, atento, afectuoso, sin pretextos.
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Por eso fue recibido en cada parque rival con honores de héroe del béisbol. Los
flashes fueron para él. Todos quisieron verlo, aplaudirlo, hacerle saber lo que
significan para el juego su ejemplo como pelotero y como ser humano.
Según el economista y escritor Lawrence Ritter, “la cosa más fuerte que tiene el
béisbol son sus ayeres”. Bueno: Jeter se esmeró en darnos el privilegio de no extrañar
esos ayeres. “Es algo único para un hombre joven en la década de 1990. Dotado como
él está, con todo ese talento, todo ese dinero y esos modales impecables. En esta era
de atletas groseros, fanáticos desagradables, propietarios codiciosos y mitos rotos,
aquí hay un héroe que en realidad es amable. Y eso tiene que haber venido de una
buena crianza”, dijo alguna vez el también mítico periodista Gay Talese.
En su famosa canción “Mrs. Robinson”, Simon y Garfunkel se preguntan dónde estaba
Joe DiMaggio. Y oír una vez más esa inquietud me hizo recordar una frase de Carrie
Bradshaw, el personaje de Sarah Jessica Parker en Sex and the City: “Derek Jeter no
está en la lista de lesionados… todo está bien en el mundo”.
¿Cómo será el mundo sin Jeter en el line-up?
Será extraña la primavera en Tampa. El Capitán no llegará con sus ansias de novato a
los entrenamientos. En el Yankee Stadium no se escuchará más “La Voz de Dios”, Bob
Sheppard, anunciándolo en el orden al bate.
El próximo jueves será su último juego en el Bronx. Y cuando suene “New York, New
York” en la voz de Frank Sinatra, no importará quién ganó: Derek Jeter no volverá.
“Comiencen a difundir la noticia”…
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on Sunday, September 21st, 2014 at 6:15 am and is filed under Actualidad, Vivir
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