ESTUDIO SOBRE LOS MIGRANTES IBEROAMERICANOS

Anuncio
ESTUDIO SOBRE LOS
MIGRANTES
IBEROAMERICANOS
1
Índice
1.Panorama de las migraciones iberoamericanas...................................................................................... 3
1.1 Quiénes son y dónde se localizan los migrantes iberoamericanos ................................................3
1.2 Los españoles en América Latina...................................................................................................... 5
1.3Los latinoamericanos en España........................................................................................................ 8
1.4 Los latinoamericanos en otros países de la región......................................................................... 10
2Procesos migratorios por país................................................................................................................ 13
2.3Países de atracción.......................................................................................................................... 15
2.4La emigración desde los países latinoamericanos ........................................................................... 60
3.La cuestión cultural: el fenómeno migratorio en tres países latinoamericanos .................................... 67
............................................................................................................................................................. 67
3.1Interpretando las migraciones externas desde la perspectiva intercultural .................................... 67
3.2El nivel de organización institucional y el rol de las colectividades latinoamericanas en el proceso
de integración cultural.......................................................................................................................... 68
3.3El origen social y étnico como obstáculos en las relaciones interculturales .................................... 68
3.4Las relaciones interculturales en la actualidad en el sistema educativo .......................................... 70
4.Síntesis y conclusiones........................................................................................................................... 71
Bibliografía............................................................................................................................................... 73
2
El objetivo de este estudio es presentar un panorama lo más actualizado posible de la
migración internacional en Iberoamérica, de manera de contribuir al Programa IBER RUTAS,
“Fortalecimiento de rutas de derechos e interculturalidad en la migración iberoamericana”
para el fortalecimiento de un espacio común, programas y acciones en el campo de las
migraciones, de modo de incluir la temática en la agenda iberoamericana. Este programa se
propone el resguardo de la diversidad cultural, la interculturalidad y los derechos culturales
como parte esencial de los derechos de los migrantes para su integración positiva.
En la primera parte se presenta la evolución de los flujos de cuatro grupos migratorios: los
iberoamericanos en conjunto, los españoles en América Latina, los latinoamericanos en otros
países de la región y los latinoamericanos en España. Conviene aclarar que para lograr un
panorama actualizado de los tres primeros se requiere contar con la información de los censos de
todos los países de América Latina de la ronda 2010. Como muy pocos países tienen ya disponible
estos datos, el análisis obligatoriamente se refiere a la situación alrededor del año 2000. En
cambio, para España se dispone de datos del Padrón Municipal de Habitantes hasta el año 2011,
por lo que es posible mostrar el escenario actual de los latinoamericanos en ese país.
En la segunda parte se analiza la situación migratoria de los 14 países seleccionados para
este estudio: Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, España, México,
Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela.
Se distinguen los países que son receptores: Argentina, Chile, Costa Rica, España,
República Dominicana y Venezuela, para los que se profundizan las tendencias y características
sociodemográficas de sus inmigrantes. Luego se aborda el tema de la emigración para los 14
países y en ambos enfoques, cuando existe información disponible para la ronda de censos y
encuestas de 2010, se presenta un panorama actualizado.
Por último, se analizan las relaciones entre los grupos de migrantes y nativos desde una
perspectiva intercultural, procurando explorar en tres países que tienen una población inmigrante
de gran magnitud, Argentina, Brasil y Costa Rica, el rol de las comunidades de migrantes en el
proceso de integración socio-cultural, las posibilidades o no que se abren al proceso de
integración en función del origen social y étnico de los migrantes y las particularidades que
presenta este fenómeno en el ámbito educativo.
3
1. Panorama de las migraciones iberoamericanas
En las últimas décadas se han intensificado los movimientos migratorios de los iberos
latinoamericanos, perfilándose dos patrones predominantes: uno referido a los intercambios
dentro de la Región y otro extra regional, que se dirige mayoritariamente hacia los Estados Unidos
y a España.
Desde el descubrimiento de América es posible distinguir cuatro etapas de la evolución de
la migración internacional latinoamericana: la primera que se inicia con la Conquista y termina
con la Independencia de las naciones latinoamericanas; la segunda – desde fines del siglo XIX y los
primeros treinta años del siglo XX- donde se destaca la masiva inmigración de ultramar y cuando
particularmente América del Sur recibe una cuantiosa cantidad de inmigrantes europeos; la
tercera se caracteriza por el predominio de la migración interna, mayoritariamente hacia las
grandes ciudades y es acompañada por movimientos fronterizos que complementan los
movimientos internos. La cuarta etapa, que se inicia en la década de 1960, introduce cambios
notables en los patrones migratorios que se van acentuando con el tiempo y pasan a ser
predominantemente de emigración hacia Estados Unidos y otros países desarrollados. A partir de
1990, los destinos se amplían emergiendo España como un importante receptor alternativo.
Paralelamente se van también diversificando socialmente los flujos migratorios, que en un
principio estaban compuestos mayormente por profesionales y técnicos, para ir incorporando
sectores medios, trabajadores calificados y no calificados, mujeres y jóvenes con expectativas que
no lograban concretar en sus países de origen.
A lo largo de la historia, las migraciones internacionales estuvieron estrechamente
vinculadas al desarrollo de los países latinoamericanos, reflejando hasta la actualidad los
desequilibrios económicos, sociales y políticos entre países y regiones. Estos movimientos han
constituido una fuerza de cambio que repercute tanto en las sociedades de origen como de
destino.
Cuando se trata de movimientos operados entre países de la Región, la migración puede
funcionar como un mecanismo que dinamiza los procesos de integración regional al fortalecer los
vínculos laborales, culturales y económicos entre los países involucrados.
La emigración que se dirige hacia fuera de la Región, predominantemente conocida como
sur- norte – aunque los datos recientes sugieren que se han ido diversificando los destinos- puede
4
tener consecuencias de distinto carácter en los países emisores: por un lado, la pérdida de
profesionales, técnicos y otros trabajadores de alta calificación en cuya capacitación invirtieron los
países de origen. A esto se agrega la creciente emigración de jóvenes en los últimos años, que
plantea nuevos interrogantes acerca de las modalidades peculiares de esta migración, sobre su
impacto demográfico y económico, así como la necesidad de abordar dimensiones relativas a la
identidad, la transculturación, la transformación de las familias de origen, entre otros aspectos.
Por otra parte, las sociedades emisoras pueden recibir beneficios asociados con el envío de
remesas, que en varios países latinoamericanos constituyen una fuente de ingresos importante
para amortiguar la pobreza, y otros beneficios relativos a la internacionalización del
conocimiento.
A continuación se presenta la evolución de los flujos de cuatro grupos migratorios: los
iberoamericanos en conjunto; los españoles en América Latina; los latinoamericanos en otros
países de la región y los latinoamericanos en España. Conviene aclarar que para lograr un
panorama actualizado de los tres primeros se requiere contar con la información de los censos de
todos los países de América Latina de la ronda 2010. Como muy pocos países tienen ya disponible
estos datos, el análisis obligatoriamente se refiere a la situación alrededor del año 2000. En
cambio, para España se dispone de datos del Padrón Municipal de Habitantes hasta el año 2011,
por lo que es posible mostrar el escenario actual de los latinoamericanos en ese país. Esta
limitación se ha procurado superar en el capítulo correspondiente a la situación migratoria de los
países seleccionados para este estudio, en los casos en que ya existe información disponible de su
último censo o de encuestas nacionales.
1.1 Quiénes son y dónde se localizan los migrantes iberoamericanos
Entre los migrantes iberoamericanos predominan notoriamente los nacidos en América
Latina, que constituyen el 85 por ciento alrededor del 2000. El resto está conformado con
cuotas similares por españoles y portugueses, como se aprecia en el gráfico 1.
Una particularidad de la localización de los migrantes iberoamericanos es su alta
concentración en pocos países de destino: entre Argentina, España y Venezuela absorben más
de las dos terceras partes (Ver gráfico 2).
5
Nótese que esta distribución es el resultado combinado de procesos migratorios de distinta
índole y que se produjeron en distintos momentos históricos: por un lado, la antigua
inmigración de españoles a América Latina, y por otro, la más reciente emigración de
latinoamericanos a España.
Gráfico 1. Composición de los migrantes iberoamericanos por región o país de origen
alrededor de 2000
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional,
CEPAL, 2006
Gráfico 2. Composición de los migrantes iberoamericanos totales por país de residencia,
alrededor de 2000
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional,
CEPAL, 2006
Las mujeres son mayoría entre los migrantes iberoamericanos y este predominio lo
comparten los nacidos en América Latina y en España.
En el cuadro 1 se presenta el impacto de la inmigración total y de iberoamericanos en
los países del universo considerado alrededor del año 2000. En el conjunto de estos países la
presencia de inmigrantes iberoamericanos dentro de la población total es reducida, de apenas
el 1%. Esta relación se mantiene en la mayoría de los países.
6
Cuadro 1. Países iberoamericanos. Porcentaje de inmigrantes y de iberoamericanos sobre la
población total y sobre el total de inmigrantes en cada país de presencia alrededor del 2000.
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración
Internacional, CEPAL, 2006 e Instituto de Estadísticas de España (INE)
Sin embargo, en algunos países estos inmigrantes alcanzan una representación más
significativa: en Costa Rica, donde la población total a esa fecha era pequeña (3,8 millones),
tienen el mayor impacto ya que constituyen el 7 por ciento. En otros países de mayor tamaño
poblacional, como Argentina y Venezuela, representan entre el 3 y el 4 por ciento y en España
algo más del 2 por ciento (aunque como se verá más adelante, actualmente tienen una
presencia mucho mayor (5 %) debido al incremento de la llegada de latinoamericanos a partir
de principios del siglo XXI. En Paraguay, que no es un país receptor de migrantes, llegan a
constituir casi el 3 por ciento de su población debido en parte a que los hijos que tuvieron los
paraguayos que retornaron desde Argentina en ese país son contabilizados como inmigrantes,
lo que puede considerarse como el “rebote migratorio de la segunda generación”.
Lo que interesa destacar es que la presencia de iberoamericanos es predominante, ya
que representan el 61 por ciento del total de inmigrantes y superan holgadamente este
porcentaje en la mayoría de los países. Entre los países de América Latina, se alejan de este
patrón México, donde la mayoría de los inmigrantes provienen de Estados Unidos, y República
Dominicana, cuyo contingente más numeroso proviene de Haití.
En España, en 2001 constituyen el 41 por ciento de los inmigrantes, ya que los
marroquíes son la corriente mayoritaria y también recibe inmigrantes de otros países europeos
como Alemania, Francia y el Reino Unido.
1.2
Los españoles en América Latina
Ya se señaló que entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX
se produjo una masiva inmigración de ultramar hacia América Latina. Durante este período la
inmigración tuvo un papel preponderante en el desarrollo poblacional, económico, social y
cultural de las sociedades receptoras.
7
De los 14 millones de europeos llegados durante ese período, la mitad lo absorbió la
Argentina y una tercera parte Brasil; otros países receptores de cuotas significativas fueron
Venezuela y Uruguay (Lattes y Rechinni de Lattes, 1992). Argentina, además de ser el principal
receptor, es el país donde la inmigración de ultramar tuvo mayor impacto poblacional,
llegando a constituir el 30 por ciento de su población en el censo de población de 1914
(Maguid, Arruñada y otros, 1997).
La mayoría de los inmigrantes provenían del sur de Europa – 38% de Italia, 28% de
España y 11% de Portugal -cuyo destino casi exclusivo fue Brasil- y, en menor medida del
Cercano Oriente y de Asia (Villa y Martinez, 2002).
Estos movimientos fueron incentivados por políticas claramente definidas para atraer a
los inmigrantes frente a la necesidad de poblar extensos territorios y consolidar los nuevos
Estados nacionales. Así, el liberalismo dominante abrió las fronteras, aunque en forma
selectiva, privilegiando a las personas de origen europeo. La crisis de los años 30’s y la segunda
guerra mundial provocaron una disminución de estos flujos; luego en el período de posguerra,
se produce una segunda y última oleada aunque de menor magnitud que la anterior.
Dada la antigüedad de esta migración, la población española en América Latina fue
disminuyendo progresivamente por efecto de la mortalidad y de la no renovación de estos
flujos.
Gráfico 3 Cantidad de nacidos en España en América Latina 1980-2000
691.745
458.274
296.188
0
100.000
200.000
8
300.000
400.000
500.000
600.000
700.000
1980
1990
2000
Fuente: Elaboración propia con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional,
CEPAL, 2006
En el gráfico 3 se observa esta tendencia: entre 1980 y 1990 el stock de españoles se
redujo un 34 por ciento y entre 1990 y 2000 un 35 por ciento, al totalizar a inicios del presente
siglo 296.000 personas. Este mismo efecto se refleja en su envejecida estructura por edades,
como se verá más adelante.
Los españoles se asentaron fundamentalmente en Argentina, Venezuela, Brasil y
México. En el gráfico 4 se observa que de acuerdo a los censos de población de la ronda de
2000, estos cuatro países absorben al 89 por ciento, siendo Argentina el destino privilegiado,
que concentra al 44 por ciento de los españoles inmigrantes.
Como muestra el gráfico 5 la pirámide de edad de los originarios de España presenta
una forma totalmente invertida, con una gran proporción que supera los 60 años. Así, el 64 por
ciento tiene más de 60 años y el porcentaje en estas edades es más alto entre las mujeres
(67%) reflejando la mayor esperanza de vida femenina.
Gráfico 4. Migrantes españoles en América Latina. Distribución por país de residencia
alrededor de 2000.
9
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración
Internacional, CEPAL, 2006
Gráfico 5. Migrantes españoles en América Latina. Estructura por sexo y edad alrededor de
2000.
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración
Internacional, CEPAL, 2006
La antigüedad de esta inmigración se refleja claramente en su estructura etaria, al
punto que la abrumadora mayoría tiene a inicios de este siglo más de 50 años: 83 por ciento de
los varones y al 86 por ciento de las mujeres.
Como se dijo, y gracias a la mayor esperanza de vida femenina, las mujeres son mayoría
y entre los que tienen 60 años y más llegan a representar el 54 por ciento.
Los españoles en América Latina después de la crisis de 2008
España dejó de ser un país de emigración para convertirse, a partir de la década de
1990 en un fuerte polo de atracción de inmigrantes procedentes de distintos continentes: de
África, de Europa del este, de América Latina y también del resto de Europa occidental. A partir
de la crisis económica de 2008 surgen varios interrogantes: ¿Continuarán llegando inmigrantes
desde América Latina? ¿Retornarán muchos de los que ya viven allá a sus países de origen?
¿Comenzarán a emigrar los propios españoles?
En nuestro caso el interrogante es si los españoles volverán, como sus ancestros, a
emigrar hacia América Latina. Como no hay datos actualizados sobre el tema, el interrogante
continúa vigente. De todas maneras, es casi imposible que esos nuevos flujos adquieran la
magnitud de los que llegaron a inicios del siglo XX.
Resulta interesante conocer cómo se visualiza esta situación en España. Al respecto el
diario El País del 24/07/2012 publica una nota titulada: ¿Hora de hacer las maletas? Un repaso
a las oportunidades que hay fuera. En la misma se dice que con una tasa de desocupación
cercana al 25% y sin perspectivas de mejorar, para muchos españoles la opción es emigrar.
10
Forzados ante la imposibilidad de encontrar empleo, en el primer semestre del año 40.625
ciudadanos emigraron a otros países, un 44,2% más que en 2011. En la nota periodística se
señala que el primer destino de esta “diáspora” es Europa por su cercanía, por la libre
circulación de personas y porque hay países que ofrecen gran número de salidas profesionales.
En relación al resto del mundo, la nota señala que los países de América Latina, son más
cercanos culturalmente, tienen economías emergentes y grandes núcleos de inmigración
española. Argentina, Venezuela, Brasil, Cuba y México concentran casi la mitad de los
residentes nacionales en el mundo. Continúa diciendo que algunos de ellos tienen una amplia
demanda de empleo, como Brasil y México, y en menor medida Chile, Colombia, Argentina y
Perú. Destacan que es más fácil emigrar a Argentina, México o Perú que a Brasil y Chile por los
visados.
Nótese que esta nota periodística estima que un total de 46.600 españoles se fueron
del país durante el año pasado, una cifra ínfima que apenas representa el 0.1 por ciento de la
población total de España.
1.3
Los latinoamericanos en España
Como se dijo, durante la década de 1990 surge España como nuevo destino alternativo a
los Estados Unidos para los emigrantes latinoamericanos. La llegada de nuevos flujos de
originarios de América Latina a ese destino se da en un contexto inmigratorio caracterizado por la
aceleración, la diversificación de los orígenes (africanos, sudamericanos y de Europa del Este) y el
aumento de la situación de irregularidad de su residencia. Los latinoamericanos, y con mucho
mayor protagonismo los de América del Sur, contribuyeron a este incremento notable; como
resultado, actualmente, a inicios de 2011, constituyen casi el 37 por ciento del total de
inmigrantes en España. A diferencia de mexicanos, centroamericanos y caribeños, que
continuaron dirigiéndose a Estados Unidos, los sudamericanos protagonizaron un cambio
notable al dirigirse mayoritariamente a ese país europeo y en menor medida a su destino
tradicional, los Estados Unidos, durante los primeros años del nuevo milenio. Seguramente el
escenario de la región y las ventajas comparativas de España la consolidaron, al menos hasta la
última crisis económica mundial, como destino alternativo.
11
La emigración de latinoamericanos responde a condiciones fuertemente expulsoras en
sus países de origen, más allá de que otros factores favorezcan la elección de uno u otro
destino. El modelo de desarrollo de la mayoría de los países latinoamericanos emisores de
mano de obra, en lugar de generar oportunidades de desarrollo económico y social, ha
profundizado las desigualdades sociales, la precarización laboral y el desempleo (CEPAL, 2001).
Al origen estructural común de esta emigración, se suman factores específicos en cada uno de
los países emisores que explican la intensificación y temporalidad de los flujos.
De acuerdo a Cerrutti y Maguid (2011) la emigración sudamericana hacia Estados Unidos
tuvo su auge durante la década de 1970 cuando se duplica entre 1970 y 1980. Luego, durante las
dos décadas siguientes el ritmo de crecimiento desciende1, para luego incrementarse en los
primeros años del siglo XXI. Entre el total de nacidos en América Latina y El Caribe, los mexicanos
continúan siendo mayoría (56%), seguidos por los caribeños que representan un 17 por ciento y,
los centroamericanos y sudamericanos que comparten una cuota similar, entre el 13 y 14 por
ciento.
La emergencia de España como destino alternativo puede verificarse en el gráfico 6,
donde aparece el stock de migrantes sudamericanos en Estados Unidos y en España en diferentes
fechas. El ritmo de crecimiento en España supera ampliamente al de Estados Unidos (aunque
conviene tener presente que cada destino parte de una base muy diferente en relación a la
cantidad de inmigrantes inicial). Así, durante la década de 1990, los sudamericanos pasaron de 1
millón a 1,9 millones en Estados Unidos, lo que implica un incrementaron del 87 por ciento
mientras que en España crecían en un 342 por ciento, al pasar de 160.500 a 708.700. Es decir que
no alcanzaron a duplicarse en el primer país mientras aumentaban más de 4 veces en España. En
los primeros 8 años de este siglo las diferencias se profundizan: de acuerdo al Padrón Municipal
de Habitantes, el total de sudamericanos en España se triplicó entre 2001 y 2009 frente a un
crecimiento de sólo 1,4 veces en Estados Unidos, lo que se tradujo en una reducción de la
distancia entre los contingentes en ambos países. Nótese que la tasa de crecimiento anual en
ese período es casi 5 veces más baja en Estados Unidos (3,4 versus 14,5 en España).
Gráfico 6. Estados Unidos y España. Evolución de la cantidad de sudamericanos 1990-2009.
1 Con base en CEPAL/CELADE (2006), crece un 77% entre 1980 y 1990 y un 87% entre 1990 y 2000.
12
Fuente: Cerrutti y Maguid (2011) y Maguid y Martinez (2009)
La distancia entre los contingentes en ambos países se fue atenuando ya que en 1990 era
6 veces mayor y en 2000 eran casi tres veces más en Estados Unidos; en cambio, en 2009, de
acuerdo a los datos de la American Community Survey (ACS) los nacidos en América del Sur son
2,6 millones en Estados Unidos, cifra que muestra que superan solo en un 20 por ciento a los
residentes en España a principios de ese mismo año (2,1 millones).
Otro aspecto a destacar es que la presencia femenina es levemente superior entre los que
se dirigieron a España (en 2009 era de 54 % en España frente a un 52% en EEUU). En el país
europeo, y como se verá con mayor detalle más adelante, excepto entre los argentinos y
uruguayos, en todos los colectivos las mujeres son mayoría.
De acuerdo a Maguid y Martínez (2009), todos los países de América del Sur
participaron en la conformación del nuevo patrón de emigración hacia España, incrementando
sus efectivos con mayor intensidad en el país europeo que en Estados Unidos. Las
consecuencias de este comportamiento se verifican al observar el gráfico 7 donde aparece el
stock de los principales contingentes sudamericanos en ambos países en 2009.
Gráfico 7. Cantidad de inmigrantes sudamericanos en Estados Unidos y en España por país de
nacimiento. 2009
Fuente: Fuente: Cerrutti y Maguid (2011) y Maguid y Martinez (2009)
En 2009, la mayoría de los países estudiados, con la excepción de los colombianos -que
históricamente fueron el contingente sudamericano más numeroso en Estados Unidos-, los
peruanos y los brasileños, presenta un número superior de emigrantes en España, en vez de en
los Estados Unidos. Los argentinos en España superan en un 80 por ciento a sus connacionales
en Estados Unidos; los bolivianos en un 200 por ciento, los uruguayos en un 110 por ciento, los
ecuatorianos en un 16 por ciento y los venezolanos alcanzan cuotas similares en ambos
destinos. El aumento en España lo comparten también los originarios de Paraguay, quienes
históricamente se dirigían casi exclusivamente a la Argentina.
13
Los resultados mencionados reflejan que, al menos hasta la eclosión de la crisis
económica de 2008, se fortaleció la tendencia hacia la conformación del nuevo sistema
migratorio Sudamérica-España, iniciado a mediados de la década de 1990.
Un interrogante es si fue realmente un destino alternativo para los mismos grupos sociales
que antes emigraban a Estados Unidos o si se convirtió en un destino complementario para
nuevos sectores que se incorporaron masivamente a los movimientos migratorios para
dirigirse a España.
Al respecto, Maguid y Martínez (2009), al comparar las características sociodemográficas y
educativas de los sudamericanos en Estados Unidos y en España a inicios del siglo XXI, concluyen que ya
en 2001, independientemente del origen, todos los grupos denotan porcentajes mayores –de al menos
el doble- con educación superior en Estados Unidos que en España 2. Estos resultados sugerirían una
emigración más selectiva a Estados Unidos, que podría asociarse a mayores posibilidades de superar las
restricciones para la entrada y permanencia por parte de los más educados.
La elección de España como destino alternativo de la creciente emigración
sudamericana, al menos hasta 2008, encuentra sus raíces en una serie de factores. Por un lado,
el hecho de que Estados Unidos endureció su política migratoria y las medidas de control
después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, que al dificultar la entrada y
permanencia de los migrantes, habrían favorecido la elección de países desarrollados más
permeables.
Por el otro, y fundamentalmente, es el propio escenario español el que juega un papel
decisivo en la elección de ese destino. Así, la llegada de nuevos flujos de latinoamericanos a
España adquiere relevancia en el marco de un proceso de intensos cambios económicos,
sociales y demográficos que se inicia a fines de los 70, donde se destaca el rápido descenso de
la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida junto a la ampliación del sistema educativo,
en especial para las mujeres, y la incorporación de éstas al mercado de trabajo. Su alto
crecimiento económico generó una demanda en sectores de actividad específicos que
abasteció la mano de obra inmigrante, como la construcción para los varones y los servicios de
cuidado y doméstico para las mujeres (Ver Cerrutti y Maguid, 2012).
2 Únicamente los argentinos y peruanos acortan la distancia, con cuotas un 30 por ciento superiores en
el primer país. Los argentinos y venezolanos tienen los mayores porcentajes con ese nivel y, en el otro
extremo, los ecuatorianos muestran el perfil educativo más bajo en los dos destinos.
14
Con el aporte de los sudamericanos, el aumento del total de migrantes de América
Latina a España fue impresionante, como refleja en el gráfico 6 donde se presenta el total de
nacidos en América Latina en 1991, 2001 y 2011.
Gráfico 8 Cantidad de nacidos en América Latina residentes en España. 1991-2011
Fuente: Elaboración propia con base en Censos de Población 1991 y 2001 Y Padrón Municipal de
Habitantes de España 2011.
Entre 1991 y 2001 se cuadriplicaron y durante la primera década del milenio
aumentaron 3 veces para totalizar casi 2 millones y medio. La consecuencia de estos cambios
se expresa en su presencia creciente entre los nacidos en el extranjero y también en la
población total de España: pasaron de representar un 25 por ciento entre los extranjeros y un
mínimo 0,5 por ciento entre la población total, a constituir en 2011 el 37 por ciento y el 5 por
ciento respectivamente. También aumentaron considerablemente los flujos originarios de
África, particularmente de Marruecos y de Europa oriental. Por eso a inicios de 2011 los
inmigrantes totales alcanzan una representación del 14 por ciento en relación a la población de
un país que aumentó con un ritmo muy inferior al de la inmigración.
En el gráfico 9 se observa que el colectivo con mayor presencia, dentro de los
latinoamericanos, es el de los nacidos en Ecuador (20%), seguido por los colombianos (15%),
argentinos (12%) y bolivianos y peruanos con un porcentaje similar (8% cada uno). Estos cinco
orígenes concentran a casi dos tercios de los migrantes latinoamericanos en España.
Gráfico 9 Migrantes latinoamericanos en España. Distribución por país de nacimiento en
2011
.
Fuente: Elaboración propia con base en Padrón Municipal de Habitantes al 1 de enero 2011.
Los brasileños, los dominicanos y los venezolanos comparten cuotas del 6 por ciento,
los cubanos del 4 por ciento y les siguen paraguayos y uruguayos, quienes representan entre
un 3 y un 4 por ciento. Los originarios de Chile y México se reducen a alrededor del 2 por
15
ciento, los hondureños del 1,3 por ciento y el resto de los países tiene una presencia mínima,
inferior al 1 por ciento.
La estructura por edades de varones y mujeres latinoamericanos, que se presenta en el
gráfico 10, refleja claramente el carácter laboral de estas migraciones.
El 87 por ciento de los hombres y el 88 por ciento de ellas tienen entre 15 y 64 años. En
los dos sexos la mayoría se concentra en edades jóvenes y centralmente activas: un tercio
tiene entre 24 y 35 años y casi un cuarto entre 35 y 44 años.
Las mujeres fueron y son mayoría entre los migrantes latinos en España con una
presencia que se mantuvo alrededor del 55 por ciento desde 1991 hasta la fecha más reciente
y, como se señalara únicamente las argentinas y uruguayas escapan a este patrón.
Como se verá con detalle en el punto correspondiente a España, como país de
inmigración, los colectivos de los distintos países latinoamericanos presentan diferencias tanto
respecto a la antigüedad de su migración como a su nivel educativo y a las modalidades de
inserción en el mercado de trabajo español.
Gráfico 10 Migrantes latinoamericanos en España. Estructura por sexo y edad 2011 (1).
Fuente: Elaboración propia con base en Padrón Municipal de Habitantes al 1 de enero 2011.
La información del Padrón corresponde a los nacidos en países latinoamericanos que no tienen la ciudadanía
española, que son la mayoría.
Los latinoamericanos en España después de la crisis de 2008
Ahora corresponde preguntarse si la crisis mundial de 2008 estaría revirtiendo la
tendencia producida durante los primeros años del milenio, debido a que la situación
económica provocó un cambio drástico en las perspectivas para los inmigrantes (Reher y
Requena, 2009; Maguid y Cerrutti, 2012).
De acuerdo a datos recientes de la OCDE (2012) la evolución de la economía española ha
sido más que desfavorable. Mientras entre los años 2003 y 2007 las tasas anuales de
crecimiento del Producto Bruto Interno español oscilaron entre un mínimo interanual de 3.1%
en 2003 y 4% en 2006, posteriormente dichas tasas fueron del 0.9% en el 2008, -3.7% en el
2009 y -0.1 en el 2010.
16
Maguid y Cerrutti (2012), en un estudio en el que analizan los cambios operados como
resultado de la crisis, señalan que los inmigrantes que fueron en buena medida bienvenidos
pasaron a sufrir las consecuencias de la recesión económica y de la falta de empleo con la crisis
económica internacional. Como consecuencia se ha atenuando la llegada de latinoamericanos
a España y en algunos colectivos incluso las tasas de crecimiento entre 2008 y 2011 resultan
negativas: argentinos, bolivianos, brasileños chilenos, uruguayos. Todos estos colectivos
exhiben una caída en el número absoluto de personas que tiene lugar en distintos momentos:
para los bolivianos y chilenos a partir del 2009 y, para el resto, argentinos, brasileños y
uruguayos en el 2010.
Al observar los cambios operados en los niveles de actividad, empleo y desocupación se
concluye que el aumento de la desocupación no se explica por la mayor presencia de población
económicamente activa, sino –como era de esperar en función de la magnitud de la crisis
económica- por la destrucción de puestos de trabajo tanto para los españoles como para los
inmigrantes.
En 2011, la tasa de desocupación de los españoles era de 18,2 por ciento para los
varones y del 19,3 por ciento para las mujeres. Los latinoamericanos sufrían con mayor
intensidad el desempleo con tasas de 29,3 y 24,3 respectivamente; no obstante se
encontraban en mejor situación que otros grupos de inmigrantes como los africanos y
europeos extracomunitarios. Las diferencias por sexo sugieren que aunque las mujeres
denotaban mayores tasas de desocupación antes de la crisis, el impacto de la misma ha sido
más fuerte entre los varones; su alta concentración en actividades de servicio doméstico y de
cuidado pareciera haberlas resguardado en parte de la crisis, ya que en esas actividades aún no
ha disminuido la cantidad absoluta de ocupados (Maguid y Cerrutti 2012).
1.4
Los latinoamericanos en otros países de la región
Conviene recordar que, desde una perspectiva histórica, pueden identificarse al menos
tres facetas de las migraciones de los originarios de América Latina: 1) hasta mediados del siglo
XX, y particularmente hasta 1930, la mayoría de los países del continente americano fueron
destino para la migración transoceánica proveniente especialmente de Europa; 2) a partir de la
17
década de 1960, se inicia una emigración permanente y cada vez de mayor intensidad desde
los países de América Latina y el Caribe hacia países desarrollados, principalmente Estados
Unidos y Canadá, que luego va diversificando sus destinos al convertirse España y otros países
europeos en receptores de esta población; 3) una migración intrarregional entre países vecinos
presente a través del tiempo y de magnitud moderada, pero en progresivo ascenso, donde
Argentina, Costa Rica, Venezuela y, más recientemente, Chile han sido los principales
destinatarios de migrantes. El caso de México y de los países de Centroamérica es particular ya
que han tenido una emigración muy alta hacia Estados Unidos durante las últimas décadas, por
su proximidad a ese país del norte.
De acuerdo al informe de la OCDE, CEPAL Y OEA (SICREMI, 2011) “La tendencia a
emigrar persiste y además no se han registrado movimientos significativos de retorno a los
países de origen, a pesar de la complicada situación económica que persiste en Estados Unidos
y en España –los principales países receptores de los flujos migratorios de América Latina y el
Caribe– y de los diversos incentivos y programas emprendidos por los gobiernos para fomentar
el retorno de los nacionales en el exterior”.
Como se dijo, desde la década de 1990 los latinoamericanos y, en especial los
originarios de América del Sur, comenzaron a emigrar a España en cantidades significativas.
Esta situación ya se vio reflejada en su distribución dentro de los países
iberoamericanos en la ronda de censos de 2000. No obstante, como muestra el gráfico 11, la
gran mayoría de los movimientos se producen dentro de la Región: el 77 por ciento reside en
otros países de Latinoamérica y el 23 por ciento restante en España.
Gráfico 11 Nacidos en América Latina según país de residencia alrededor de 2000.
Fuente: Maguid y Salinas Ulloa (2010) con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración
Internacional, CEPAL, 2006
18
Así, a inicios del siglo XX casi tres millones de latinoamericanos vivían en países de
América Latina distintos al de su nacimiento (2.870.000 personas), como aparece en el gráfico
12.
El mayor incremento de estos movimientos intrarregionales se produjo durante la
década de 1970, cuando aumentaron en un 60 por ciento. Luego, durante los 80´s aumenta
pero más atenuadamente y retoma un ritmo más alto durante la última década del siglo XX, en
que la cantidad de estos migrantes crece un 24 por ciento.
Gráfico 12 Cantidad de latinoamericanos en países de América Latina. 1970-2000
(en miles)
Fuente: Elaboración propia con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional.
Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA) CEPAL, 2006
Notas:
(1) No se incluyen como países de residencia Cuba y Haití porque sólo se disponen de resultados para las rondas
de 1970 y 1980.
(2) No hay datos para Colombia, Ecuador y Belice. Tampoco para el censo de Honduras, ya que en este último
caso la información no está desagregada por país de nacimiento
(3) No hay datos para Bolivia, El Salvador, Nicaragua. Tampoco se incluye el censo de Honduras de 1988 ya que el
mismo se tomó en consideración para la ronda censal de 1990. La información de los censos de Colombia (1985)
y República Dominicana (1981) no se ha incluido porque no aparece desagregada por país de nacimiento
(4) No hay datos para Costa Rica. No se incluye el censo de República Dominicana (1993) porque la información
no aparece desagregada por país de nacimiento. Para Honduras se consideró el censo de 1988, para Uruguay el
de 1996 y para Nicaragua el de 1995.
(5) No hay datos para Belice, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Perú y Uruguay.
La mayoría de estos migrantes se dirigieron a la Argentina, que absorbió alrededor de
2000 al 35,6 por ciento. El segundo país receptor es Venezuela que recibió a una cuarta parte
(25,8%) y el tercer lugar corresponde a Costa Rica, país donde reside el 9,5 por ciento de los
migrantes intrarregionales (Ver gráfico 13). Paraguay, Brasil y Chile, respectivamente,
absorbieron alrededor del 5 por ciento, pero hay que tener presente que en caso de Paraguay,
muchos de los que aparecen contabilizados como inmigrantes son los hijos que tuvieron en
Argentina los paraguayos que retornaron a su país. Por su parte, Bolivia, Ecuador, México y
República Dominicana se acercan a un escaso 3 por ciento del total de migrantes
latinoamericanos que se movieron dentro de la región.
Gráfico 13 Migrantes latinoamericanos en América Latina. Distribución por país de
residencia alrededor de 2000.
Argentina; 35,6
19
Brasil;
4,9
Chile;
4,6
Costa Rica; 9,5
Paraguay; 5,3
Venezuela; 25,8
Resto; 14,3
Fuente: Elaboración propia con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional.
Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA) CEPAL, 2006
Gráfico 14. Migrantes latinoamericanos en América Latina. Estructura por sexo y edad
alrededor de 2000.
Fue Fuente: Elaboración propia con base en Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional.
Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA) CEPAL, 2006
La juventud de estos migrantes contrasta claramente con el envejecimiento de los
españoles en América Latina. Como refleja el gráfico 14, tanto los varones como las mujeres se
concentran en las edades centralmente activas (15 a 64 años), indicando el carácter netamente
laboral de esta migración. Más aún, el 72 por ciento tiene entre 20 y 59 años.
20
Las migraciones intrarregionales a principios del siglo XXI
Resulta imposible conocer los cambios producidos en los movimientos de los
latinoamericanos entre países de la Región porque para ello sería necesario contar con los
datos censales de todos los países involucrados de la ronda del 2010. Si bien parte de ellos ya
han realizado los censos de esta ronda, los datos todavía no están disponibles.
Debido a estas carencias, el informe SICREMI (2011) sobre la Migración Internacional en
las Américas brinda resultados para los años 2006 a 2009, basados en los registros de Permisos
de Residencia permanente y temporal para 7 países de América Latina: Argentina, Chile,
Ecuador, El Salvador, México y Uruguay. Los mismos deben ser tomados con cautela ya que
provienen de registros administrativos que, además de no actualizarse con altas y bajas,
obviamente no cubren a los migrantes irregulares.
De acuerdo a esta información concluye que para 2009, se registró en total un flujo de
ingreso de 460.290 inmigrantes en el conjunto de esos siete países, entre los cuales Argentina
y Chile son los dos principales países de destino de migrantes regionales. Los inmigrantes
regularizados representan un bajo porcentaje de la población total en Colombia, El Salvador,
México y Uruguay. En cambio, Argentina y Chile tienen la inmigración más significativa de
América Latina, a razón de cinco y tres inmigrantes por cada mil habitantes respectivamente.
La inmigración continuó siendo predominantemente intrarregional, ya que entre el 70% y 90%
de la inmigración en Argentina, Chile, El Salvador, Ecuador, México y Uruguay se originó en
Latinoamérica, generalmente proveniente de países vecinos.
2
Procesos migratorios por país
El 78 por ciento de los iberoamericanos reside en América Latina, algo más del 20 por
ciento en España y solo el 2 por ciento en Portugal.
Se han seleccionado catorce países para este estudio: Argentina, Bolivia, Brasil,
Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador España, México, Paraguay, Perú, República Dominicana,
Uruguay y Venezuela, donde en total residía alrededor del año 2000 más del 95 por ciento de
los iberoamericanos, como muestra el recuadro 1. De ellos se pueden considerar como países
de inmigración a Argentina, Chile, Costa Rica, España, República Dominicana y Venezuela, para
21
los que se describirá el perfil de sus inmigrantes y emigrantes. En cambio, para el resto se
abordarán únicamente las características de la emigración.
RECUADRO 1
Países de
residencia
seleccionado
s
Porcentaje
sobre el total de
latinoamericanos
más españoles
Argentina
España
Venezuela
Costa Rica
Paraguay
Brasil
Chile
México
Ecuador
República
Dominicana
Bolivia
Total
27,5
22,6
20,0
7,3
4,1
3,8
3,6
2,1
2,0
Una particularidad de la localización de los migrantes
iberoamericanos es su alta concentración en pocos
países de destino: entre Argentina, España y Venezuela
absorben al 70% del total de migrantes
latinoamericanos y españoles.
Al mismo tiempo pueden distinguirse los países que
atraen población: Argentina, Chile, Costa Rica, España,
República Dominicana y Venezuela, del resto que
pierden población notoriamente como resultado de
una alta emigración.
Por otra parte, los países predominantemente
receptores ejemplifican la gran variedad que existe,
tanto en relación a la antigüedad de los flujos que
reciben como a su composición por origen.
Así, hay países de atracción como Argentina, Chile y
2,0
España donde están representadas distintas
1,9
nacionalidades y otros, cuyos inmigrantes provienen
de uno o dos países predominantes, como es el caso
Venezuela
(colombianos),
Costa
Rica
96,9 de
(nicaragüenses) y República Dominicana (haitianos).
Fuente: Observatorio Demográfico CEPAL-CELADE y Censo de Población de España 2001.
(1) No hay datos de la ronda de censos de 2000 para Colombia, Perú y Uruguay
2.3
22
Países de atracción
ARGENTINA
Hasta mediados del siglo XX, la Argentina se destaca por el papel que jugaron las
migraciones internacionales, procedentes de Europa, en el crecimiento, composición y
distribución espacial de su población, en la configuración de su fuerza de trabajo y en general
en el desarrollo social y cultural de la misma.
A partir de mediados de la década de 1960, junto con la disminución de la migración de
ultramar comienzan a delinearse dos fenómenos novedosos: el cambio en la composición de la
migración externa, que pasa a ser casi exclusivamente de países vecinos, y la aparición de
saldos negativos de argentinos.
Así, al mismo tiempo que la Argentina se va conformando como el corazón de un
subsistema regional de migración en el cono sur (Balán, 1992), adonde confluyen, en forma
creciente durante las últimas décadas, trabajadores de Chile, Bolivia, Uruguay, Paraguay y más
recientemente de Perú, también se constituye en proveedor de mano de obra que se dirige
principalmente a Estados Unidos y, en los últimos años, a España y otros países europeos.
No obstante esta reciente y notoria diversificación de los destinos, un patrón que
continúa persistiendo es la presencia significativa de personas con elevada educación entre el
contingente de emigrantes argentinos3, situación que tiene evidentes implicancias en la
discusión acerca del brain drain - brain gain4.
Esta doble pertenencia -como expulsora hacia el sistema migratorio del Norte y como
receptora en el pequeño subsistema regional - constituye un aspecto peculiar de una sociedad
que todavía actualmente se auto percibe como fruto de la inmigración europea.
3 Cacopardo, Maguid y Martinez (2007); Maguid y Martinez (2009); Cacopardo y Maguid (2009).
4 Bajo el enfoque del “brain gain” se ha implementado políticas de vinculación con científicos del
exterior y fomentado su aporte a la construcción en Argentina de una sociedad del conocimiento que
los incluya, como las encaradas por el Programa Raíces de la SECyT. Las mismas pueden llegar a
favorecen el desarrollo local y dinamizar el mercado laboral con la incorporación de nuevas tecnologías,
productos y servicios.
23
Inmigración
Los movimientos de población originaria de los países vecinos tienen un neto carácter
laboral y una larga tradición histórica, produciéndose desde hace larga data en espacios
transfronterizos integrados por compartir modalidades económicas, sociales y culturales.
Luego, y especialmente a partir de la década de 1960 los flujos migratorios limítrofes se dirigen
cada vez más hacia el Área Metropolitana de Buenos Aires o Gran Buenos Aires, que es
actualmente el principal lugar de destino de los mismos y se constituye en el centro del
subsistema migratorio del Cono Sur de América Latina.
A pesar de los vaivenes de la economía Argentina la inmigración laboral proveniente de
los países limítrofes continuó abasteciendo una demanda de empleo generada básicamente
por el sector informal. Los estudios realizados para investigar el papel de los trabajadores
limítrofes y sus modalidades de inserción en los mercados de trabajo a partir de los Censos de
Población y de la Encuesta Permanente de Hogares5 muestran la persistencia de patrones de
inserción selectiva de los migrantes limítrofes en determinados segmentos del mercado de
trabajo, especialmente en la construcción, industria textil, de confección y calzado, comercio al
por menor y servicio doméstico y su papel adicional para desempeñar puestos de trabajo no
cubiertos por la población nativa a causa de sus bajas remuneraciones y malas condiciones de
empleo.
Particularmente, en relación con los inmigrantes bolivianos y paraguayos que llegaron
al Área Metropolitana antes de la crisis económica de fines de 2001, Maguid y Bruno (2010)
concluyen que tanto las modalidades de inserción laboral de estos colectivos, como sus
posibilidades de movilidad ocupacional -respecto al trabajo desempeñado en el país de origenestán condicionadas por la configuración de la demanda sectorial para cada sexo, que
caracterizó el funcionamiento económico del aglomerado, independientemente de su capital
humano.
Evolución de los flujos migratorios
5Marshall (1983); Maguid, 1990, 2001; Cerrutti y Maguid, 2005; Maguid y Arruñada, 2005; Benencia,
2007; Maguid y Bruno (2010).
24
Como puede verse en el cuadro 1 los nacidos en el extranjero representan actualmente
el 4,5 por ciento de la población total de Argentina. Conviene recordar que en 1930, como
resultado de la masiva inmigración de ultramar, llegaron a constituir casi la tercera parte. Entre
ellos, predominan los iberoamericanos gracias a la presencia de latinoamericanos –
mayoritariamente de países vecinos y de Perú- que conforman el 94 por ciento del total de
inmigrantes de países de Ibero América. La progresiva extinción de los españoles –debido a la
mortalidad y a la no renovación de sus flujos- explica esta situación.
Cuadro 1 Argentina. Porcentaje de nacidos en el extranjero y de iberoamericanos en
diferentes fechas censales. 1980-2010
extranjero sobre
población total
Nacidos en países
de Iberoamérica
sobre total de
nacidos en el
extranjero (1)
Nacidos en países de
América Latina sobre
total de
iberoamericanos (2)
25
Nacidos en España
sobre total de
iberoamericanos
1980
27.947.446
6,8
58,9
66,6
33,4
1991
32.615.528
5,0
64,7
78,5
21,5
2001
36.260.130
4,2
76,7
88,5
11,5
2010
40.117.096
4,5
86,7
94,0
6,0
Año
Población total
Porcentaje de:
26
(1) No incluye a los nacidos en Portugal (2) En 2010 corresponde al total de americanos
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA);INDEC,
Situación y evolución social, Síntesis N° 4, 1998 e INDEC, Censos Nacionales de Población, hogares y Vivienda 2001
y 2010
La llegada de originarios de Paraguay, de Bolivia y de Perú ha venido aumentando
significativamente en las últimas tres décadas y con mayor intensidad en el período más
reciente. Así, los paraguayos se incrementaron un 70 por ciento al totalizar 550.700 personas
en 2010; los bolivianos un 49 por ciento (en 2010 son 345.000) y los peruanos denotan las más
altas tasas de crecimiento, ya que aumentaron 5 veces entre 1991 y 2001 para continuar
haciéndolo a un ritmo algo menor aunque importante (79,9%) durante la última década (Ver
gráfico 1 y cuadro 2).
En cambio, los chilenos y uruguayos han venido decreciendo desde 1991 indicando que se ha
detenido la llegada de estos orígenes. Los españoles, italianos y los inmigrantes del resto de países, la
mayoría europeos, también decrecen pero en este caso, al tratarse de flujos antiguos, se debe
fundamentalmente al efecto de la mortalidad.
Estas diferencias en el comportamiento de acuerdo al país de nacimiento se reflejan en cambios
en la representación de cada origen, como se observa en el gráfico 2.
Cuadro 2 Argentina. Incremento de la cantidad de inmigrantes por país de nacimiento. 19912010
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación sobre Migración Internacional en América Latina e
INDEC, Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2010.
Gráfico 2. Argentina. Composición de la población nacida en el extranjero, 2001 y 2010
Los paraguayos y bolivianos son los que tienen mayor presencia, con cuotas que aumentaron
entre 2001 y 2010 para alcanzar el 29 y el 19 por ciento respectivamente. Por su parte, los peruanos
27
quienes en 2001 eran la séptima nacionalidad en orden de importancia, en 2010 pasan al cuarto lugar,
superando en número a los uruguayos, españoles e italianos.
Antigüedad de la inmigración
En el gráfico 3 se aprecian claramente las diferencias en la antigüedad de la migración de
españoles y latinoamericanos. El 88 por ciento de los primeros llegó antes de 1991, mientras
que más de la mitad de los provenientes del “resto de América” que incluye a los peruanos,
colombianos y ecuatorianos fundamentalmente, vino a la Argentina durante la primera década
de este siglo.
La distribución según período de llegada de los migrantes de países limítrofes refleja la
presencia histórica de esta migración y su permanencia hasta la actualidad.
Las diferencias de acuerdo al país de procedencia se muestran en el gráfico 4, donde se
destacan los peruanos, entre quienes la mitad arribó entre 2001 y 2010. Por su parte, los
paraguayos y bolivianos comparten cuotas similares de llegados en el período más cercano.
Como se dijo, los flujos de chilenos y uruguayos aminoran desde 1991 y en la década reciente
llegó una proporción pequeña de entre el 7 y el 11 por ciento.
Gráfico 4. Argentina Inmigrantes limítrofes y del Perú por país de nacimiento según período de
llegada.2010
Características socio demográficas de los inmigrantes
Las mujeres predominan entre los latinoamericanos y entre los españoles, como se
visualiza en el gráfico 5. En el caso de estos últimos la presencia femenina se eleva a un 57 por
ciento, debido a que ellas tienen una mayor esperanza de vida que los varones.
La mayoría femenina se mantiene entre los originarios de todos los países limítrofes y
de Perú, alcanzando su máxima expresión entre los brasileños (58%) y entre paraguayos y
28
peruanos, con porcentajes del 55 por ciento. Las bolivianas recién se equiparan a sus
connacionales varones en 2010, ya que hasta esa fecha los hombres eran mayoría (gráfico 6).
En relación a la composición por edad, los españoles se alejan claramente de los
latinoamericanos por su concentración en edades adultas mayores: un 61 por ciento de los
varones y un 70 por ciento de las mujeres tienen 65 años y más; además son los que denotan
la menor proporción en edades activas, como muestra el gráfico 7.
Gráfico 7 Argentina. Nativos e inmigrantes iberoamericanos según grupos de edad por sexo.
2010
Los migrantes limítrofes, como se dijo, estuvieron presentes a lo largo de la historia y
continúan renovando sus flujos, sin embargo ellos tienen porcentajes inferiores a los nativos
con menores de 15 años porque conforman una población que no se renueva con los
nacimientos ya que los hijos que tienen en el territorio nacional son argentinos y por lo tanto
son contabilizados como nativos.
Cuando se observan las diferencias de acuerdo al país de origen en el gráfico 8, se
comprueba que los que continúan incrementando su llegada, como los bolivianos, paraguayos
y peruanos, son los que denotan cuotas en las edades económicamente activas que superan
ampliamente a la de los argentinos y, como contracara, los menores y los de 65 años y más
tienen menor presencia. Una vez más se destacan los originarios de Perú por su altísima
proporción en edades activas (86,6%) y la escasa representación de los mayores (3,7%).
Gráfico 8 Argentina. Inmigrantes limítrofes y de Perú según grandes grupos de edad por
sexo y país de nacimiento. 2010
29
Como muestra el gráfico 9, el perfil educativo del total de migrantes es más bajo que el
de la población argentina. Las diferencias más marcadas aparecen en los niveles extremos: por
un lado, la proporción que no superó la escuela primaria es más del doble entre los migrantes
y, por otro, la cuota con estudios superiores o universitarios es menos de la mitad.
13,7
6,1
47,6
38,0
24,0
22,3
14,7
33,7
0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
Migrantes sudamericanos
No migrantes
Universitaria
Sec. completa
PC y Sec. incompleta
Hasta primaria incompleta
Gráfico 9 Nivel de educación alcanzado. Total aglomerados urbanos. 2006
30
Fuent
Fuente: Maguid, A. Cuadernos Migratorios Sudamericanos, Capítulo 4, OIM, 2011 con base en Encuesta
Permanente de Hogares 2006, INDEC
Entre el conjunto de mujeres migrantes hay una proporción más alta con estudios
superiores/universitarios que entre los varones y esta superioridad femenina aparece en todas
las regiones cuando se trata de las mujeres nativas. Conviene destacar que hay una proporción
significativa de migrantes mujeres y varones que estaría en condiciones de acceder a
ocupaciones manuales calificadas, ya que alrededor del 38 por ciento tiene al menos estudios
secundarios completos.
El carácter laboral de la inmigración procedente de los países latinoamericanos
(predominantemente de los limítrofes y Perú) se expresa en altas tasas de actividad de mujeres
y varones, que superan a sus congéneres nativos. De acuerdo a Maguid (2011), en 2006 el 89
por ciento de los varones migrantes económicamente activos y el 63 por ciento de las mujeres
participaban en el mercado de trabajo. Su inserción es segmentada y existen verdaderos
nichos sectoriales que absorben a los inmigrantes. En 2010, Baer, Benitez y Contartese (2012)
muestran, al igual que estudios anteriores, que los varones se concentran en la construcción en
primer lugar, luego en el comercio al por menor y en tercer lugar en la industria textil. Las
mujeres tienen como empleo preponderante el servicio doméstico y luego el comercio.
La mayoría de los varones desempeñan ocupaciones calificadas de carácter operativo y
en segundo término ocupaciones no calificadas (69% y 17% respectivamente en 2006),
mientras que las mujeres, debido a su concentración en el servicio doméstico, presentan una
cuota mayor en actividades de baja calificación (57%) y casi un tercio de ellas desarrolla tareas
operativas calificadas. En ambos sexos entre un 11 y un 13 por ciento trabaja en ocupaciones
técnicas o profesionales (Maguid, 2011).
CHILE
31
Durante la década de 1990 Chile se destaca porque protagonizó cambios significativos:
por un lado, experimentó un aumento considerable en el número de inmigrantes, que si bien
sigue siendo inferior a la cantidad de chilenos que emigraron a otros países del Cono Sur y al
exterior de la Región, refleja el mejoramiento de su situación económica y sugiere que podría
constituirse en un receptor importante en la Región. Esta tendencia se mantuvo a lo largo de la
primera década de este siglo.
Inmigración
Históricamente entre los inmigrantes a Chile, los argentinos tenían un predominio
notable. Sin embargo, en el período más reciente, además de un aumento de la inmigración,
se produce una creciente diversificación de los países de origen, fundamentalmente
latinoamericanos, como se verá más adelante.
Lamentablemente, los últimos datos censales disponibles corresponden al Censo de
Población de 2002 ya que el correspondiente a la ronda de 2010 se realizó en julio de 2012.
Evolución de los flujos migratorios
A pesar de haber venido creciendo, la presencia de inmigrantes con respecto a la
población total de Chile todavía es baja, como muestra el cuadro 1. Los oriundos de otros
países latinoamericanos han sido los protagonistas del aumento y constituyen el 93 por ciento
de los iberoamericanos. Al igual que en todos los países de América Latina, los españoles
disminuyen para constituir a inicios del 2000 solo un 6,5 por ciento.
En el gráfico 1 y en el cuadro 2 se puede observar quiénes entre los inmigrantes
latinoamericanos en Chile son los que han crecido más notoriamente.
Cuadro 1. Chile. Porcentaje de nacidos en el extranjero y de iberoamericanos en diferentes
fechas censales. 1982-2002
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica
(IMILA); INE, IX Censo Nacional de Población y IV de Vivienda, 1982.
32
Gráfico 1. Chile. Cantidad de inmigrantes por país de nacimiento. 1982, 1992 y 2002.
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación sobre Migración Internacional en América Latina
(IMILA) e INE, IX Censo Nacional de Población y IV de Viviendas, 1982.
Si bien los argentinos fueron y continúan siendo el colectivo más numeroso, se reduce
su ritmo de crecimiento entre 1992 y 2002. En cambio, los peruanos y ecuatorianos se
distinguen por su intenso crecimiento en ese período: los primeros aumentaron 5 veces y los
segundos se cuadriplicaron. Los bolivianos también siguen este patrón pero con un crecimiento
más moderado; los brasileños lo bajan notablemente y los originarios del resto de América
Latina mantienen una tendencia de crecimiento alta en los dos períodos, ya que prácticamente
se duplican en cada uno de ellos.
Cuadro 2. Chile. Cantidad de inmigrantes por país de nacimiento. 1982, 1992 y 2002
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación sobre Migración Internacional en América Latina
(IMILA) e INE, IX Censo Nacional de Población y IV de Viviendas, 1982.
Como resultado de estos cambios se modifica la representación de cada origen entre
los inmigrantes en 2002, como refleja el gráfico 2. Los argentinos si bien continúan siendo
mayoría (26%) diez años antes tenían una presencia mayor (30%). Los peruanos, que antes
compartían cuotas similares con los bolivianos, pasan a constituir la segunda nacionalidad en
importancia con un 21 por ciento, seguidos por los bolivianos y ecuatorianos en proporciones
muy cercanas del 6 y 5 por ciento respectivamente.
Gráfico 2. Chile. Composición de la población nacida en el extranjero. 2002
Fuente: INE, XVII Censo Nacional de Población y VI de Viviendas, 2002
Antigüedad de la migración
Cuando se observa el período de llegada de los inmigrantes de los principales países de
origen (grafico 3), se confirma que la mayoría de los inmigrantes llegaron a lo largo de la
década de 1990. Lamentablemente, el porcentaje de casos ignorados es muy alta, pero aunque
33
estos casos correspondieran a períodos anteriores a 1991, la concentración en el último
período se mantendría como dominante. Más de la mitad del total de inmigrantes llegó entre
1991 y 2002. Entre los peruanos y ecuatorianos, el porcentaje asciende al 74 por ciento y entre
los del resto de América a un 60 por ciento. En cambio, argentinos y bolivianos presentan
cuotas más reducidas indicando que se trata de flujos de mayor antigüedad.
Gráfico 3. Chile. Nacidos en los principales países de origen de los inmigrantes por período de
llegada. 2002.
Fuente: INE, XVII Censo Nacional de Población y VI de Viviendas, 2002
El estudio presentado en el Perfil Migratorio de Chile (OIM, 2011), indica que tanto la
Encuesta de Hogares CASEN, como el registro de visas del Departamento de Extranjería y
Migraciones (DEM, 2010) dan cuenta que los inmigrantes peruanos conforman actualmente el
colectivo migratorio con mayor presencia, reemplazando al colectivo argentino: 30% según
CASEN 2009 y 37,1% de acuerdo a DEM 2010 para la inmigración peruana y 22,7 % o 17,2%
para la argentina respectivamente) (ver cuadro 3).
Cuadro 3: Chile. Distribución de los inmigrantes con mayor presencia. 2009 y 2010.
CASEN2009
)
CASEN 2009
DEM 2010 (estimación)
Perú
64.279
30,1%
130.859
37,1%
Argentina
48.522
22,7%
60.597
17,2%
Bolivia
16.710
7,8%
24.116
6,8%
Ecuador
8.082
3,8%
19.089
5,4%
Colombia
14.908
7,0%
12.929
3,7%
Resto del mundo
61.296
28,7%
104.754
29,8%
Total
213.797
100,0%
352.344
100,0%
Fuente: OIM (2011) Perfil Migratorio de Chile con base en Departamento de Extranjería y Migraciones
(DEM, 2010) y Encuesta de Hogares CASEN (2009).
También señala que las encuestas de hogares realizadas en 2006 y 2009 identifican tres
situaciones: a) se incrementa de manera sostenida el contingente de peruanos, que en poco
tiempo pasan a ser la mayoría entre los nacidos en el extranjero; b) en los últimos años
34
aumenta la población colombiana; que pasan de representar solo el 2 por ciento en 2006 al 7
por ciento en 2009 y c) hay un incremento moderado, de la migración boliviana, que en 2002
constituían el 6 por ciento y en 2009, para la CASEN conforman un 8 por ciento .
Características socio demográficas de los inmigrantes
Excepto entre los argentinos, que tienen cuotas iguales de cada sexo, entre los
originarios de los países con mayor presencia predominan las mujeres. La presencia femenina
es más marcada entre los peruanos, ya que alcanzan al 60 por ciento y luego entre bolivianos,
ecuatorianos y brasileños con porcentajes del 54 por ciento.
Además, los peruanos son el único colectivo que refleja un proceso de feminización de la
migración hacia Chile, entre ellos la presencia de ellas aumenta significativamente entre los
dos períodos observados.
Gráfico 4. Chile. Porcentaje de mujeres entre inmigrantes nacidos en el extranjero por país
de nacimiento. 1992 y 2002
Fuente: INE, Censos Nacionales de Población 1992 y 2002
La distribución por grupos de edad, además de reflejar el carácter laboral de las
migraciones, también se vincula con la antigüedad de los flujos, como se visualiza en el gráfico
5. Así, los que llegaron más recientemente, como los peruanos seguidos por los ecuatorianos,
son los que denotan una mayor concentración en las edades potencialmente activas. Esta
concentración es más marcada entre las mujeres que entre sus compatriotas varones,
involucrando al 88 por ciento de las peruanas y al 80 por ciento de las ecuatorianas. Por su
parte, los bolivianos y brasileños también presentan estas diferencias de género y cuotas
elevadas tanto entre los varones como entre las mujeres. Entre los argentinos, en cambio, no
se da esta situación y el porcentaje baja a alrededor del 60 por ciento en ambos sexos.
35
Gráfico 5. Chile Composición de los inmigrantes iberoamericanos según grandes grupos de edad por
sexo. 2002
Fuente: INE, XVII Censo Nacional de Población y VI de Viviendas, 2002
Vale la pena destacar que los argentinos de los dos sexos son los que tienen entre sus
filas la mayor proporción de menores de 15 años (31 por ciento) sugiriendo una migración de
tipo familiar y asimismo muestran una cuota no despreciable con 60 años o más, resultado de
la antigüedad de su migración. Entre los brasileños y ecuatorianos también es importante el
porcentaje de menores.
Pero el caso de los provenientes de Ecuador, que constituyen uno de los contingentes
que ha llegado más recientemente a Chile, su composición por edades refleja más
directamente la edad que tenían al producirse el movimiento migratorio. El carácter familiar de
su migración se expresa en el hecho de que tienen un porcentaje significativo de menores
(22% los varones y 17% las mujeres) dando cuenta de que se trasladaron con sus hijos.
Por su parte, la alta proporción de inmigrantes españoles con 60 años o más indica la
antigüedad de su llegada. Entre los latinoamericanos, llama la atención el caso de los
bolivianos, tanto varones como mujeres, que denotan porcentajes superiores al resto en el
grupo de mayor edad. Esta situación sugiere que se trata de movimientos que tienen antigua
data.
En relación con el nivel de escolaridad, la encuesta de hogares CASEN indica que tanto
en 2006 como en 2009 los inmigrantes tienen un nivel de educación más alto que el de la
población chilena (13 y 10 años respectivamente).
Se destaca la cantidad de años de estudio de los argentinos, ecuatorianos, colombianos
y peruanos y principalmente de los originarios del resto de Latinoamérica. Ya el censo de
población 2002 había mostrado que el 77 por ciento de los ecuatorianos y peruanos tenía más
de 10 años de escolaridad, el 56 por ciento de los argentinos y entre los bolivianos el 54 por
ciento, todos porcentajes superiores al correspondiente a la población local chilena (49%).
Como contracara, los argentinos, ecuatorianos y peruanos tienen porcentajes con menos de 4
años de estudio bastante inferiores al de los nativos de Chile. Diferente es la situación de los
originarios de Bolivia que tienen una cuota similar a los nativos con 10 años o más de
educación y muy superior en los niveles más bajos, con menos de 4 años de estudio (14,7 %).
36
Gráfico 6. Chile. Años de escolaridad población migrante y no migrante de 18 años o más.
2006-2009.
Fuente: Elaboración propia a partir de CASEN 2006-2009.
El mismo estudio señala las altas tasas de participación en el mercado laboral de los
inmigrantes y, en el caso de los bolivianos y peruanos, su inserción segmentada en sectores de
baja calificación y en empleos de mayor precariedad, tales como trabajo doméstico, comercio
informal y construcción. En cambio, los argentinos y muchos de los ecuatorianos presentan
una distribución sectorial y ocupacional más heterogénea. A diferencia de otros países
receptores, los varones inmigrantes no tienen como destino privilegiado la construcción y las
ramas de actividad donde se insertan varían de acuerdo al origen. Los argentinos trabajan
principalmente en transporte y comunicaciones (29%) y en servicios comunales y sociales
(29%); entre los peruanos el 43 por ciento se concentra en servicios comunales y sociales; los
bolivianos muestran altos porcentajes en la agricultura (33%); los colombianos trabajan
mayoritariamente (43%) en comercio al por mayor y menor, restaurantes y hoteles y, casi la
mitad de los ecuatorianos en servicios comunales y sociales (49%). La mayor concentración se
observa en el caso de las mujeres y particularmente de las peruanas entre quienes más del 70
por ciento trabaja en el servicio doméstico, según el censo 2002.
COSTA RICA
El escenario centroamericano protagonizó cambios notables en sus patrones
migratorios desde fines de los 70´s. Los movimientos forzados de amplios sectores de la
población (desplazados, refugiados y repatriados), como consecuencia de los conflictos
armados de la década de 1980 y parte de la siguiente, refuerzan las condiciones de inequidad
que siguen operando como factor indirecto de expulsión. Estos movimientos difíciles de
cuantificar por su carácter masivo y abrupto fueron desapareciendo a medida que se
37
implementaban los acuerdos de paz en Nicaragua (1990), El Salvador (1992) y Guatemala
(1996). De acuerdo a los censos de la ronda de 1970, cerca de 140.000 personas se movieron
dentro de la región. Alrededor de 1980 y 1990 la cifra se redujo a 96.000. Sin embargo,
los datos censales no reflejan los movimientos forzados, que tuvieron una magnitud
impresionante durante los años 80’s. ACNUR estima que alrededor de dos millones de
personas tuvieron que abandonar sus hogares, ya sea trasladándose a otro lugar dentro
de su propio país o fuera del mismo (Maguid, 2009).
Al mismo tiempo se produjo un incremento notable de la emigración extra regional en
la mayoría de los países centroamericanos que se dirigió principalmente a los Estados Unidos.
En 1990 el 5 por ciento de los centroamericanos residían fuera de la región y el porcentaje se
eleva al 10 por ciento entre los salvadoreños (OIM, 2003).
En este contexto, Costa Rica emerge como una excepción notable por su continuidad
democrática desde 1948 y por mantenerse como país receptor de inmigrantes regionales 6.
Inmigración
Costa Rica es uno de los principales países receptores de migrantes en América Central.
La afluencia de inmigrantes es fundamentalmente de origen intrarregional y la mayoría
proviene de Nicaragua. Al mismo tiempo, los movimientos internacionales comprenden
también al turismo, que constituye uno de los sectores más dinámicos de la actividad
económica nacional.
Tradicionalmente, las áreas fronterizas de Costa Rica fueron el escenario de un
importante volumen de movimientos de carácter temporal, asociados al desarrollo de
actividades agrícolas que históricamente requirieron el aporte de mano de obra
transfronteriza. A estos movimientos se fueron sumando otros de carácter más permanente
que se fue dirigiendo cada vez más al Área Metropolitana de San José. Los principales orígenes
de los inmigrantes a Costa Rica han sido los países vecinos y predominantemente Nicaragua.
6 Belice y Panamá también reciben inmigrantes, pero en menor cantidad. En Belice la mayoría son
guatemaltecos, salvadoreños y hondureños y, en Panamá de Colombia y de países asiáticos como China
y Taiwán (OIM, 2003).
38
Evolución de los flujos migratorios
Como muestra el cuadro 1, el impacto de la migración internacional se duplicó ente
1984 y el año 2000 y siguió aumentando hasta la actualidad en que los nacidos en el
extranjero representan el 9 por ciento de los algo más de 4,3 millones de personas que
habitan en ese país. Sin embargo, y de acuerdo al informe de la Dirección General de
Migración y Extranjería (2011), la tasa de crecimiento de los inmigrantes descendió de un
promedio anual de 7,5 por ciento en el período 1984-2000 a 2,4 por ciento para el período
siguiente (2000-2011).
Tanto en 2000 como en 2011 los iberoamericanos constituyen casi el 90 por ciento y,
entre ellos, prácticamente todos provienen de América Latina ya que los españoles tienen
actualmente un peso insignificante, del 0,6 por ciento.
En el gráfico 1 y el cuadro 2 se verifica la notable hegemonía de los originarios de
Nicaragua, país que limita con Costa Rica por su frontera norte.
Cuadro 1. Costa Rica Porcentaje de nacidos en el extranjero y de iberoamericanos en
diferentes fechas censales. 1984-2011.
Año
Población total
Porcentaje de:
Nacidos en
el
extranjero
sobre
población
total (1)
Nacidos en
países de
Ibero América
sobre total de
nacidos en el
extranjero (2)
Nacidos en
países de
América Latina
sobre total de
iberoamericanos
(3)
Nacidos en
España sobre
total de
iberoamericano
s
1984
2.416.809
3,7
84,9
98,0
2,0
2000
3.810.179
7,8
89,8
99,4
0,6
2011
4.301.712
9,0
89,8
99,4
0,6
(1) En 2011 no se incluyen los casos para los que se ignora si se trata de nativos o nacidos en el extranjero. (2) No
incluye a los nacidos en Portugal. (3) En 2011 el total de nacidos en España se obtuvo aplicando al total de
extranjeros la misma proporción de españoles presentes en el total de extranjeros en el Censo 2000
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA); INEC,
IX Censo Nacional de Población 2000 y X Censo Nacional de Población y VI de Vivienda 201 1.
Cuadro 2. Costa Rica. Incremento relativo de los cinco colectivos con mayor presencia. 19842011.
39
País
Total
Nicaragua
Colombia
Estados unidos
Panamá
El Salvador
Otros países
Crecimiento relativo (%)
1984-2000
2000-2011
233,7
393,4
252,5
77,1
114,5
-0,3
59,4
30,2
27,1
181,3
66,4
9,5
8,1
26,2
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica
(IMILA); INEC, IX Censo Nacional de Población 2000 y X Censo Nacional de Población y VI de Vivienda
2011
Entre 1984 y 2000 los nicaragüenses se quintuplicaron y, en la década más reciente
continuaron aumentando pero a un ritmo menor. Los colombianos son los que exhibieron el
incremento más notable al aumentar casi 2 veces en el último período intercensal, si bien
atenuaron su impronta migratoria. En realidad, excepto en el caso de los nacidos en Panamá,
el resto de los países de origen atenuaron su nivel de crecimiento durante la última década.
end_of_the_skype_highlightingComo resultado no se producen cambios relevantes en
la presencia de cada grupo migratorio entre 2000 y 2011 como se aprecia en el gráfico 2. Los
provenientes de Nicaragua continúan siendo mayoritarias (287 766), y representan el 75 por
ciento del total de inmigrantes residentes en el país, sin mayor cambio porcentual desde el
2000 (76%).
Gráfico 2. Costa Rica. Composición de la población nacida en el extranjero. 2000 y 2011.
Por su parte, el peso relativo de quienes llegan de otros países muestra un aumento
moderado, en especial de los colombianos (4 %) y de los estadounidenses (4 %). Si a estos se
40
agregan los originarios de Panamá (3%) y de El Salvador (3%), resulta que las cinco primeras
nacionalidades comprenden casi al 9 por ciento de los nacidos en el extranjero.
No se dispone de información sobre el período de llegada del último Censo de
Población de 2011 para conocer la antigüedad de la migración.
Características socio demográficas de los inmigrantes
Las mujeres han ido ganando presencia durante la última década y en 2011 eran
mayoría entre los nacidos en América del Sur y en el resto de Centroamérica, gracias al
aumento de la migración femenina entre los nicaragüenses (gráfico 3)
Como se aprecia en el gráfico 4, la progresiva feminización de las migraciones no se
produjo con igual intensidad en todos los colectivos de origen centroamericano. La presencia
femenina aumenta y es notoria entre los hondureños, donde ellas representan el 58 por ciento
y es significativa entre los salvadoreños (55%) y nicaragüenses (53%). Los originarios de
Guatemala tienen cuotas similares de cada sexo; casi lo mismo sucede con los panameños y los
originarios de Belice son los únicos que tienen una escasa presencia de las mujeres.
La información sobre la estructura por edad sólo está disponible para el año 2000 y se
presenta en el gráfico 5. El carácter laboral de la mayoría de los inmigrantes se comprueba al
observar que alrededor del 75 por ciento de las mujeres y varones nicaragüenses están en las
edades potencialmente activas; entre los inmigrantes del resto de América Central y de
Sudamérica (mayoritariamente de origen colombiano) es todavía más alta esta proporción.
El hecho de que el 18 por ciento de los nicaragüenses sean menores sugiere que ellos y
ellas o bien han podido migrar con sus hijos o, dada la antigüedad de su traslado, han podido
reunificarse con su familia.
Respecto al nivel de educación, de acuerdo a la información del Censo de Población de
2000, la población inmigrante en su conjunto ha completado más años de estudio que los
nativos (ver cuadro 3), pero esta ventaja se debe a los nacidos en Estados Unidos y en otros
41
países que no se ubican en Centroamérica. Así, cerca de la mitad de los colombianos tienen 13
o más años de estudio aprobados. Como contraste, entre los nacidos en Nicaragua únicamente
un 5 por ciento logra ese nivel y dos tercios tienen 6 o menos años de estudio, es decir hasta
primaria completa, lo que los coloca en una situación desventajosa respecto a los nacionales.
Gráfico 5. Costa Rica. Composición de los inmigrantes según grupo de edad por sexo. Año 2000
42
43
44
45
46
Fuente: INEC, IX Censo Nacional de Población 2000; Maguid y Salinas (2010)
Cuadro 3 Costa Rica. Población de 25 años y más. Distribución relativa según años de
estudio aprobados. 2000
Fuente: Fuente: Proyecto SIEMMES-OIM con base en información del Instituto Nacional de Estadística y Censos
de Costa Rica y CEPAL-CELADE, Proyecto IMILA. Censo Nacional de Población 2000.
Los datos de la Encuesta de Hogares y Propósitos Múltiples del Instituto Nacional de
Estadística y Censos de Costa Rica (INEC) indican que en 2008, más de una tercera parte de los
ocupados inmigrantes se insertaban en los servicios, aunque no es posible identificar en qué
tipo de servicios7.
En segundo lugar se insertan en la agricultura (18 %); luego en la construcción (15 %),
en el comercio (13%) y con proporciones similares en la manufactura y en restaurantes y
hoteles (9 %) respectivamente. La mayoría desempeña ocupaciones no calificadas (42 %) y de
calificación operativa (19 %).
ESPAÑA
7 No es posible identificar en qué tipo de servicios y esta categoría incluye servicios muy diferentes:
Electricidad, gas y agua; Transporte; Actividades financieras e inmobiliarias; Administración Pública;
Enseñanza; salud; servicios comunitarios y servicio doméstico.
47
El caso de España merece un tratamiento especial porque protagonizó los cambios más
notables en los años recientes. A partir de la década de 1990 España ha dejado de ser un país
de emigración para convertirse en un fuerte polo de atracción de inmigrantes procedentes de
distintos continentes: de África, especialmente de Marruecos; del este de Europa, de América
Latina, mayoritariamente de Ecuador, Colombia, Argentina, Bolivia y Perú y también del resto
de Europa occidental, particularmente del Reino Unido.
De acuerdo a Cerrutti y Maguid (2011) la llegada de nuevos flujos de latinoamericanos a
España se da en un contexto inmigratorio caracterizado por la aceleración, la diversificación de los
orígenes y el aumento de la situación de irregularidad de su residencia. Los sudamericanos
fueron uno de los grupos que más contribuyeron a este incremento notable; como resultado
actualmente constituyen la tercera parte del total de inmigrantes en España. Durante los
primeros años del nuevo milenio, ellos protagonizaron un cambio en sus patrones de
emigración extra regional al dirigirse mayoritariamente a ese país europeo y en menor medida
a su destino tradicional, los Estados Unidos. Pareciera que el escenario de la región y las
ventajas comparativas de España la consolidaron, al menos hasta la última crisis mundial,
como destino alternativo.
La emigración de sudamericanos, que se agudiza durante las últimas décadas responde
a condiciones fuertemente expulsoras en sus países de origen, más allá de que otros factores
favorezcan la elección de uno u otro destino. El modelo de desarrollo de la mayoría de los
países latinoamericanos emisores de mano de obra en lugar de generar oportunidades de
desarrollo económico y social ha profundizado las desigualdades sociales, la precarización
laboral y el desempleo (CEPAL, 2001). Al origen estructural común de esta emigración, se
suman factores específicos en cada uno de los países emisores que explican la intensificación y
temporalidad de los flujos.
La elección de España como destino alternativo de la creciente emigración
sudamericana, al menos hasta la eclosión de la crisis en 2008, encuentra sus raíces en una serie
de hechos. Por un lado, pueden haber contribuido los cambios en la política migratoria y el
endurecimiento de las medidas de control en Estados Unidos con posterioridad a los hechos
del 11 de septiembre de 2001, que al dificultar la entrada y permanencia de los migrantes,
habrían favorecido la elección de países desarrollados más permeables.
Por el otro, y centralmente, es el propio escenario español el que juega un papel
decisivo en la elección de ese destino. En ese sentido, la llegada de nuevos flujos de
48
latinoamericanos a España adquiere relevancia en el marco de un proceso de intensos cambios
económicos, sociales y demográficos que se inicia a fines de los 70, donde se destaca el rápido
descenso de la fecundidad y el aumento de la esperanza de vida junto a la ampliación del
sistema educativo, en especial para las mujeres, y la incorporación de éstas al mercado de
trabajo. Su alto crecimiento económico generó una demanda en sectores de actividad
específicos que abasteció la mano de obra inmigrante, como la construcción para los varones y
los servicios personales -doméstico y de cuidado- en el caso de las mujeres.
Inmigración
Como se dijo, a fines de los 90´s aparece un quiebre notable en el mapa migratorio
sudamericano al emerger España como el principal destino alternativo. Este fenómeno se
evidencia en el significativo incremento del stock de nacidos en América del Sur: el total
registrado en 2011 alcanza a 2.456.375 personas, cifra que triplica a la registrada en el censo de
2001 y es casi 12 veces superior a la del censo de 1991. En España, desde 2001, los sudamericanos
son mayoría y los migrantes originarios de Ecuador, Colombia y Argentina representan casi el 70
por ciento de los sudamericanos, seguidos por venezolanos y peruanos.
Lo que interesa destacar es que, como se verá más adelante, esta tendencia se acentuó
marcadamente durante los primeros años del milenio, con el aumento sostenido, no solamente
de los originarios de estos cinco países sino también de otras nacionalidades, como bolivianos y
paraguayos (quienes históricamente se dirigían casi exclusivamente a la Argentina).
La crisis de fines de 2008 tuvo profundas consecuencias en la economía española y por
supuesto impactó en el mercado de trabajo, donde hubo una importante destrucción de puestos
de trabajo. Esta situación plantea una serie de interrogantes acerca del impacto de la crisis en las
condiciones de vida de los migrantes y en la probabilidad de su retorno a los países de origen. La
información más reciente indica que los inmigrantes de todos los orígenes sufren con mayor
intensidad la desocupación, que de por sí es muy alta entre los españoles, pero no hay muestras
de un retorno masivo (Maguid y Cerrutti, 2012).
Evolución de los flujos migratorios
49
El impresionante aumento de la llegada de inmigrantes en la primera década de este
siglo se expresa claramente en el impacto poblacional que alcanzan en 2011 cuando
representan el 14 por ciento en relación a la población de un país que aumentó con un ritmo
muy inferior al de la inmigración (cuadro 1). Nótese que en ninguno de los países de atracción
latinoamericanos la inmigración tiene semejante impacto, el que resalta aún más en España
porque su población de más de 47 millones de habitantes, es muy superior a la de esos países.
Casi la totalidad de iberoamericanos han nacido en América Latina, principalmente en
Sudamérica, ya que los portugueses solo representan un 5 por ciento del conjunto.
Cuadro 1 España. Porcentaje de nacidos en el extranjero y de iberoamericanos en diferentes
fechas censales. 1991-2011
Fuente: Elaboración propia con base en INE, España. Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y
2001; Padrón Municipal de Habitantes 2011.
El crecimiento de la migración de latinoamericanos hacia ese país se refleja en el gráfico
1, donde se presentan los datos por región de origen en 1991, 2001 y 2011. Ellos son los que
protagonizan los mayores aumentos entre las tres fechas y únicamente son los originarios de
países de la Comunidad Europea, quienes al crecer más durante los últimos diez años, logran
alcanzarlos en la fecha más reciente. Luego se verá la evolución anual que revela el
estancamiento de los flujos producido después de la crisis de finales de 2008.
Gráfico 1 España. Cantidad de inmigrantes por región de nacimiento. 1991-2011
Fuente: Elaboración propia con base en INE, España, Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y
2001; Padrón Municipal de Habitantes 2011
En el gráfico 2 y en el cuadro 2 se detallan el volumen y el nivel de crecimiento de cada
país de origen.
Los ecuatorianos, que constituyen el colectivo con mayor presencia, crecieron a niveles
extraordinarios: más de 100 veces entre 1991 y 2001 para duplicarse entre esa última fecha y
50
2011. Le siguen los colombianos, que aumentaron 19 veces en el primer período y también
más que se duplican en el segundo.
La tercera nacionalidad en importancia corresponde a los argentinos, quienes muestran
ritmos de crecimiento muy inferiores a los grupos anteriormente citados, pero que se duplican
primero y aumentan 3 veces durante la primera década de este siglo, debido probablemente al
efecto de la profunda crisis económica en Argentina a fines de 2001.
Se destaca el elevadísimo crecimiento de los bolivianos, quienes sólo eran 1.662
personas en 1991 y llegan a sumar 202.657 en 2011 gracias a que crecen 8 veces en el primer
período y más de 15 veces a inicios del presente siglo. Con este comportamiento logran
superar en cantidad a los peruanos y colocarse como la cuarta nacionalidad entre los
latinoamericanos en España.
Gráfico 2 España. Cantidad de inmigrantes latinoamericanos por país de nacimiento. 19912011
Fuente: Elaboración propia con base en INE, España, Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y
2001; Padrón Municipal de Habitantes 2011
También llama la atención el altísimo incremento de la migración paraguaya, que antes
se dirigía casi exclusivamente a la Argentina, porque crece 42 veces entre 2001 y 2011. Los
venezolanos, dominicanos y brasileños les siguen con cantidades bastante parecidas, aunque
sus pautas de crecimiento son diferentes. Los originarios de Venezuela, quienes en 1991 eran
la segunda nacionalidad después de los argentinos, posponen su lugar en 2011 debido a que
crecieron a un ritmo menor. En cambio, los dominicanos aumentaron 6 veces entre 1991 y
2001 para continuar haciéndolo el período siguiente. Por su parte, los brasileños también
muestran incrementos significativos principalmente en el último período.
Cuadro 2 España. Cantidad e incremento relativo por país de nacimiento. 1991-2011
Fuente: Elaboración propia con base en INE, España, Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y
2001; Padrón Municipal de Habitantes 2011
Pero si se analiza la evolución de estos flujos año a año, a partir del gráfico 3, aparecen
variaciones particulares de cada grupo migratorio y lo que es más interesante la retracción de
51
algunos colectivos después de la crisis. Antes de los cambios reflejan, entre otros factores, la
incidencia de los cambios ocurridos en las políticas y medidas migratorias del país receptor.
No obstante los datos del Padrón Municipal de Habitantes están sobre estimados
porque no se actualizan con las bajas en el caso de retorno al país de origen. Es decir que
cuando se visualiza estancamiento o descenso, seguramente este es mayor que el reflejado
por el padrón.
Los ecuatorianos se destacan por su cantidad e impresionante aumento entre 2000 y
2004. A partir de enero de ese año y meses después de que se comienza a exigir visa 8 a los
ciudadanos de ese país, y hasta 2007 se atenúa el crecimiento y luego retoma la tendencia
ascendente. Pero entre 2009 y 2010 se estabilizan y ya en 2011 disminuye levemente el stock
reflejando el impacto de la crisis de fines de 2008.
El grupo que les sigue en magnitud, los colombianos, presenta el máximo crecimiento
entre 2000 y 2003 para luego estabilizarse y aumentar nuevamente entre 2007 y 2009. En este
caso el visado comenzó a regir en enero de 2002, dos años antes que para los ecuatorianos. El
stock se mantiene prácticamente igual entre 2010 y 2011.
Gráfico 3. España. Evolución de la cantidad de inmigrantes latinoamericanos por país de
nacimiento. 1998-2011
Fuente: Elaboración propia con base en INE, Padrón Municipal de Habitantes de España 1998-2011
Los bolivianos muestran la pendiente ascendente más pronunciada y persistente, aunque
más tardía que el resto, ya que comienzan a crecer fuertemente recién entre los años 2003 y
2004. En el año 2007 España comienza a requerir visa a quienes provienen de dicho país,
situación que junto a la crisis económica determina que entre 2008 y 2011 disminuye en
número absoluto y que sea uno de los colectivos que más inmediatamente fue afectado por la
crisis9. Ellos, junto con los paraguayos, son los que habían llegado más recientemente a España
y sus condiciones documentarias y laborales los hacían más vulnerables que al resto.
8 Diario Oficial de la Unión Europea del 13-03-2003: REGLAMENTO (CE) No 453/2003 DEL CONSEJO de 6 de
marzo de 2003 por el que se modifica el Reglamento (CE) no 539/2001: “Los Estados miembros aplicarán la
obligación de visado respecto a los nacionales de Ecuador a partir del 1 de junio de 2003”.
52
Los argentinos, a quienes no se les exige visado y además tienen la cuota más alta con
ciudadanía europea, denotan el pico de aumento mayor entre 2001 y 2005, período que
corresponde a los años mas duros de post-crisis en su país de origen, para estabilizarse
después y disminuir su cantidad desde 2010 en adelante.
Los peruanos tenían una cierta presencia en España ya en 1998; a ellos se les comenzó
a exigir la visa en 1992, tienen una tendencia ascendente suave hasta 2009 y entre 2010 y 2011
se produce un estancamiento.
A los venezolanos, brasileños, uruguayos, paraguayos y chilenos no se les requiere el
visado. No obstante, los originarios de estos países denotan una evolución diferente. Los
venezolanos, que eran el cuarto origen con mayor presencia hasta 2006, al mantener luego un
suave y parejo ritmo de crecimiento son superados por bolivianos y peruanos. Los nacidos en
Brasil aumentan significativamente entre 2004 y 2008. Los paraguayos, quienes durante ese
mismo lapso han crecido a un ritmo asombroso, aunque todavía son un grupo minoritario,
ascienden levemente después de la crisis. Por su parte, el stock de originarios de Uruguay que
era casi similar al de los chilenos hasta 2003, comienza a superarlo a partir de 2003 por
mantener un mayor ritmo de crecimiento y, al igual que los chilenos, acusa las repercusiones
de la crisis ya que se atenúa la cantidad de ambos contingentes a partir de 2010.
En síntesis hay seis colectivos que disminuyen en número después del 1 de enero de
201010: argentinos, bolivianos, brasileños, chilenos, ecuatorianos y uruguayos. Como se dijo
puede asumirse que el descenso es mayor que el reportado por estos datos.
La consecuencia de estos cambios se expresa en la composición de los inmigrantes de
acuerdo a la región y al país de origen (gráficos 4 y 5)
Grafico 4 España. Composición de la población nacida en el extranjero por regiones., 2001 y
2011
9 Diario Oficial de la Unión Europea del 30-12-2006. Reglamento (CE) No 1932/2006 del Consejo de la Unión
Europea: “Los Estados miembros impondrán la obligación de visado a los nacionales bolivianos a partir del 1 de
abril de 2007”
10 Los datos del Padrón Municipal corresponden al 1 de enero de cada año.
53
Fuente: Elaboración propia con base en INE, España, Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y 2001;
Padrón Municipal de Habitantes 2011
Grafico 5 España. Composición de inmigrantes latinoamericanos por país de nacimiento. 2001 y
2011
Fuente: Elaboración propia con base en INE; Censos Nacionales de Población y Viviendas 1991 y 2001; Padrón
Municipal de Habitantes 2011
En 2001 los latinoamericanos eran mayoría (37,7%) entre el total de inmigrantes, gracias
al aporte de los sudamericanos (32,6%). En 2011 comparten esta posición con los provenientes
de países de la Comunidad Europea con cuotas de alrededor del 36 por ciento, debido a que
los europeos crecieron con mayor intensidad en el último período
Los oriundos de África, que son el tercer grupo en importancia reducen su
representación levemente y, los que muestran un descenso más notorio son los europeos
extra-comunitarios que reducen su cuota a menos de la mitad.
En cuanto a la composición de los latinoamericanos por país de origen, casi dos tercios
suman entre los cuatro orígenes más numerosos: ecuatorianos, colombianos, argentinos,
bolivianos y peruanos en ese orden.
Mientras que en 2001 el cuarto lugar lo ocupaba Venezuela (8%), el quinto Perú (6%) y
luego Cuba y República Dominicana, en 2011 el impresionante aumento de los originarios de
Bolivia los coloca en el cuarto lugar con un porcentaje levemente superior al de los peruanos
(8,3% y 8,1% respectivamente). Los paraguayos, que a inicios de este siglo casi no tenían
presencia, logran representar un 3,6 por ciento en 2011. La presencia venezolana se reduce a
un 6 por ciento mientras que aumenta levemente la de los dominicanos.
Antigüedad de la migración
La fuerza de la inmigración a España durante los primeros años de este siglo se refleja en
la distribución por período de llegada de los principales grupos migratorios que aparece en el
gráfico 6, con base a la Encuesta Nacional de inmigrantes de 2007 (ENI, 2007), aplicada antes
54
de que estallara la crisis. En todos estos colectivos, más de dos tercios de los inmigrantes
llegaron entre 2000 y 2007. Los argentinos y uruguayos son los que tienen mayor antigüedad,
con proporciones significativas antes de 1988. Los peruanos, colombianos y ecuatorianos
recién empiezan a llegar después de esa fecha pero la gran mayoría lo hizo en el período más
reciente. Los bolivianos son los que expresan más fuertemente la inmigración reciente ya que
un 96 por ciento llegó después del año 2000.
Gráfico 6
España. Período de llegada de inmigrantes internacionales por países
seleccionados.2007
Fuente: Cerrutti y Maguid (2011) con base en ENI 2007
Características sociodemográficas de los inmigrantes
La presencia femenina es contundente entre los inmigrantes latinoamericanos en
España. Excepto argentinos y chilenos, en todos los colectivos las mujeres son mayoría (ver
gráfico 7).
Las mujeres paraguayas son las que logran la mayor representatividad, el 69 por ciento;
les siguen las brasileñas y dominicanas con cuotas del 62 por ciento; luego las bolivianas,
colombianas y mexicanas con el 58 por ciento y finalmente las cubanas, venezolanas, peruanas
y ecuatorianas que representan entre el 52 y el 55 por ciento entre los originarios de esos
países.
En un trabajo reciente sobre las interrelaciones entre migración, familia y género,
Cerrutti y Maguid (2010) señalan que “las posibilidad de que el traslado se realice en forma
asociativa/familiar o de manera independiente, dando lugar a la conformación de familias
divididas o transnacionales, difiere no solamente de acuerdo al sexo, los rasgos educativos y la
situación documentaria, sino también y fundamentalmente con la situación familiar previa a la
migración. Si bien existen diferencias en la situación familiar antes de partir y en las formas de
migrar de varones y mujeres, la comparación entre los distintos colectivos arroja singulares
contrastes”.
55
Los argentinos son los que tienen las mayores posibilidades de realizar su migración
como proyecto familiar involucrando a todos los miembros. En el otro extremo se sitúan los
inmigrantes bolivianos. Ellos llegaron a España más recientemente y sólo una ínfima
proporción cuenta con ciudadanía europea. Se trata de inmigrantes que llegaron más jóvenes
pero también con responsabilidades familiares: dos tercios de las mujeres y algo más de la
mitad de los varones tenían hijos cuando llegaron a España. Sin embargo, dos tercios dicen
haber llegado solos o con conocidos y cerca de la mitad de quienes tenían pareja llegaron sin
su cónyuge.
Colombianos y ecuatorianos se encuentran a mitad de camino, aunque con mayores
semejanzas a la situación de los bolivianos que de los argentinos. La mitad de los colombianos
y algo más de la mitad de los ecuatorianos tenían hijos cuando llegaron a España. Sin embargo,
sólo tres de cada diez colombianos y una proporción algo inferior de los ecuatorianos llegaron
a España con toda o parte de la familia con la que convivían.
En cuanto a las diferencias de género durante la iniciación del proceso migratorio, las
mujeres no sólo tienen mayores responsabilidades familiares sino que entre ellas no es nada
despreciable la proporción de las que teniendo hijos no tenían pareja antes de partir. Esta
situación que incluye a casi una de cada cuatro de inmigrantes ecuatorianas y a una de cada
cinco de colombianas y bolivianas, habla claramente de la necesidad económica como
motivación de la migración de estas madres. La gran mayoría de ellas, como se indicó, llegará a
España sin sus hijos.
A medida que aumenta su estadía en España, las probabilidades de que los inmigrantes
se reunifiquen con sus hijos varían entre mujeres y varones y entre los colectivos migratorios.
De este modo, al mirar la conformación actual de la familia se manifiesta claramente que la
separación de las familias por la migración se extiende para muchos hasta el presente: cuatro
de cada diez inmigrantes bolivianos tienen parte de su familia de procreación aún residiendo
en Bolivia (41 por ciento), y entre los colombianos y ecuatorianos tres de cada diez (28 y 30 por
ciento, respectivamente) frente a sólo el 12 por ciento de los argentinos. La maternidad y
paternidad a distancia, particularmente cuando se trata de la separación de niños pequeños (014 años), es para estos tres colectivos una dolorosa realidad, más aún si se tiene en cuenta que
entre el 70 y el 87 por ciento de las madres y padres tienen hijos en esas edades. La proporción
de madres que teniendo hijos pequeños, tiene hoy en día al menos uno de ellos en su país de
origen es alarmante en el caso de la comunidad boliviana (53 por ciento) y bastante elevada en
56
el caso de las ecuatorianas y colombianas (28 y 25 por ciento, respectivamente). Entre los
padres la situación es aún más acentuada.
Gráfico 7 España. Porcentaje de mujeres entre los latinoamericanos. 2011.
52,0
57,2
48,8
58,4
53,6
68,9
62,3
53,7
61,5
54,9
51,5
57,0
49,3
67,3
55,5
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
70,0
80,0
90,0
100,0
Ecuador
Colombia
Argentina
Bolivia
Perú
Paraguay
57
Brasil
Venezuela
Republica Dominicana
Cuba
Chile
México
Uruguay
Resto latinoamericanos
Total latinoamericanos
Fuente: Elaboración propia con base en INE, Padrón Municipal de Habitantes 2011.
La composición por edades también refleja si la migración fue solitaria o familiar. En el
gráfico 8, que gracias de la información de la ENI permite reconstruir la edad que tenían los
inmigrantes al momento de llegar a España, se comprueba que los sudamericanos emigraron
mayormente siendo jóvenes, es decir entre 15 y 34 años. El porcentaje varía entre alrededor
de la mitad (para uruguayos y argentinos) y prácticamente dos tercios (en el caso de bolivianos
y ecuatorianos). Colombianos y peruanos se encuentran en una situación intermedia. La
migración de carácter familiar está más presente entre los inmigrantes argentinos y uruguayos
que tienen la proporción más alta de personas arribando cuando pequeños, es decir menores
de 15 años. El porcentaje de niños y niñas inmigrantes es casi el doble que en cualquier otro
grupo, situación que sugiere un tipo de migración familiar, como se comprueba mas adelante.
Si bien la representación de adultos mayores (60 años y más) al momento de la
migración es muy reducida en todos los grupos, entre argentinos, uruguayos y peruanos se
observan los porcentajes más elevados (que en ningún caso superan el 5%).
Entre argentinos, colombianos y ecuatorianos, los tres grupos más numerosos, no se
detectan diferencias significativas por sexo en los perfiles etarios de los migrantes al momento
de la partida. En otras palabras, varones y mujeres emigran a edades similares. En los otros
colectivos se manifiestan algunos matices aunque de ninguna manera pronunciados. Entre los
bolivianos, las mujeres emigran a edades algo más tempranas que los varones, mientras que
entre uruguayos y peruanos se da la situación contraria.
58
Gráfico 8. España, inmigrantes sudamericanos clasificados por grupos de edad al momento de llegar y
país de origen. Colectivos seleccionados, 2007.
Fuente: Cerrutti y Maguid (2011)
El cuadro 9 muestra la edad que tienen en 2011, una vez transcurrido varios años de su
llegada.
La juventud de los inmigrantes contrasta con el alto nivel de envejecimiento de los
españoles, quienes tienen una cuota del 17 por ciento de su población con 65 años y más.
Gráfico 9 España. Distribución según grupos de edad de los latinoamericanos por país de
nacimiento. 2011
Fuente: Elaboración propia con base en Padrón Municipal de Habitantes 2011.
Excepto los argentinos, chilenos y uruguayos, en los demás contingentes más del 70 por
ciento tiene entre 20 y 49 años. Los bolivianos y paraguayos denotan su menor antigüedad con
porcentajes elevados de jóvenes de 20 a 34 años; entre estos últimos más de la mitad tiene
está en ese grupo de edad. Los brasileños también tienen una proporción importante de
jóvenes, indicando que continuaron migrando en el período más reciente.
En relación al nivel de educativo alcanzado, los datos de la ENI muestran que
efectivamente los inmigrantes sudamericanos difieren en su composición educativa, y por
ende social, de acuerdo a su origen. Argentinos 11 y peruanos presentan ventajas respecto a los
otros grupos ya que alrededor de un tercio completaron la educación superior o universitaria
frente a menos de un 20 por ciento en todos los otros grupos. Bolivianos, uruguayos y
colombianos comparten cuotas similares de personas con dichos niveles de educación formal.
Gráfico 10 España. Inmigrantes de los países latinoamericanos según máximo nivel
educación 2007.
(Población 18 años y más)
11 Entre los argentinos llama la atención que las mujeres superan ampliamente los niveles educativos de
sus pares varones. Entre ellas cuatro de cada diez al menos completaron el nivel terciario o universitario mientras
que entre los varones la proporción es del 28 por ciento.
59
Fuente: Cerrutti y Maguid (2011) con base en ENI 2007
En el otro extremo al de los argentinos, se sitúan los ecuatorianos con la menor
proporción de migrantes en el nivel más elevado. Estos últimos son también quienes presentan
la mayor proporción de personas que como máximo han alcanzado el primer ciclo de la
educación secundaria (44%). Nuevamente y de manera sorprendente, los uruguayos son el
segundo grupo con niveles educativos bajos: cuatro de cada diez no supero el primer ciclo del
nivel secundario.
Otro aspecto interesante que puede conocerse gracias a la ENI es la situación
documentaria de estos colectivos, que muestra el gráfico 11. Los argentinos y uruguayos,
gracias a sus antepasados europeos son los que tienen la mayor proporción con la ciudadanía
europea. Esto también se verifica para los venezolanos, aunque no aparecen en el gráfico.
Una vez más los bolivianos son los más desfavorecidos ya que más de la mitad no tiene
residencia; en cambio, los demás grupos han logrado regularizar su situación migratoria.
Gráfico 11. España. Distribución de los inmigrantes de los países latinoamericanos con mayor
presencia según situación documentaria. 2007
Fuente: Cerrutti y Maguid (2011) con base en ENI 2007
Los inmigrantes tienen tasas de actividad superiores a los nativos dado el carácter
laboral de estos movimientos. La modalidad de la inserción ocupacional presenta diferencias
asociadas a la antigüedad migratoria, al nivel de educación y a la situación migratoria.
El gráfico 12 indica que existen nichos sectoriales para los inmigrantes que configuran
una inserción segmentada en el mercado laboral español, con variaciones de acuerdo al género
y al origen. Para los varones de todos los contingentes la pauta común es que el sector que
concentra la proporción de mano de obra más elevada es la construcción, aunque el grado de
concentración difiere de acuerdo al origen. De acuerdo a Cerrutti y Maguid (2011, páginas 7679 ), “Para los bolivianos, ecuatorianos y colombianos aparece como el nicho dominante, que
supera ampliamente las cuotas que se insertan en otras actividades, absorbiendo a casi la
mitad de los dos primeros y al 35 por ciento de colombianos. Estos resultados revelan el auge
60
de la construcción en España hasta la crisis de 2008 y, por eso, estos tres grupos que son los
que llegaron más recientemente encontraron este nicho como puerta de entrada laboral. Los
bolivianos y ecuatorianos se destacan por tener un espectro sectorial más reducido -entre el
78 y 72 por ciento respectivamente se concentra en solo tres ramas: Construcción, Industria y
Agricultura- y por ser los únicos que tienen presencia en actividades agrícolas. Los peruanos,
colombianos y uruguayos muestran una situación intermedia y una distribución que no difiere
marcadamente, donde las tres ramas más significativas concentran alrededor del 60 por
ciento. Estos dos grupos tienen en común, que además de trabajar en la construcción, se
insertan en la industria, en transporte y comunicaciones 12, el comercio – básicamente en
comercio al por menor-, en hoteles y restaurantes, y en actividades financieras e inmobiliarias.
Los originarios de la Argentina logran tener acceso a un espectro sectorial más amplio y en
consecuencia una menor segmentación: entre ellos el porcentaje que absorben las tres
principales ramas de actividad – construcción, hoteles y restaurantes y comercio- se reduce al
51 por ciento. Esto sucede porque además de insertarse en las ramas que comparten los
peruanos, colombianos y uruguayos, tienen una cuota cercana al 10 por ciento en la
Administración pública, educación, salud y otros servicios sociales, seguramente debido a la
mayor representación entre ellos de inmigrantes con mayor antigüedad, con ciudadanía y con
alto nivel de educación. En el mundo laboral femenino también se detectan marcadas
diferencias en las formas de inserción de acuerdo al origen. La mayor diferencia en el
porcentaje que se desempeña como trabajadora doméstica se observa entre bolivianas y
argentinas: dos tercios de las primeras se aglutinan en actividades de los hogares frente a un
14 por ciento de las segundas. Como resultado, las originarias de Bolivia logran cuotas
reducidas, del 10 por ciento, únicamente en otras dos ramas de actividad: Hoteles y
restaurantes y Actividades financieras e inmobiliarias, en contraste con la mayor diversificación
sectorial de las argentinas que se reparten con proporciones de parecidas y de alrededor del
17 por ciento en otras 4 ramas (Actividades financieras e inmobiliarias, Comercio,
Administración pública /Educación/Salud y otros servicios sociales y en
Restaurantes) .
12 Los nacidos en Uruguay no tienen una cuota significativa en esta rama.
61
Hoteles y
Gráfico 18. España. Distribución de los ocupados según rama de actividad por sexo. 2007
Varones
Mujeres
Fuente: Cerrutti y Maguid, 2011 con base en ENI 2007.
“Las uruguayas comparten también esta característica de mayor diversificación y menor
concentración en el servicio doméstico. Llama la atención que las peruanas muestren una
distribución sectorial más restringida que las colombianas y ecuatorianas (y que sus
coterráneos varones). Ellas se concentran, luego del servicio doméstico, en solo dos sectores:
la Administración pública/Educación/Salud y otros servicios sociales y en Hoteles y
Restaurantes. Las mujeres de Colombia y Ecuador, en cambio, logran proporciones
significativas en otras tres ramas: el Comercio, la Hostelería y las Actividades financieras e
inmobiliarias”.
En relación a la calificación ocupacional, los varones se concentran en ocupaciones
manuales calificadas, particularmente entre bolivianos y ecuatorianos. Los argentinos tienen la
proporción más alta que trabaja como técnico o profesional universitario, la cual duplica la de
los uruguayos y al menos cuadriplica la del resto. Los varones de este origen presentan una
inserción polarizada ya que suman un 33 por ciento en los tres grupos de mayor calificación –
Directores y gerentes, Técnicos y Profesionales universitarios y de apoyo- porcentaje que
prácticamente iguala la de los trabajadores manuales calificados. Por su parte, peruanos y
uruguayos presentan proporciones significativas también en ocupaciones en hoteles y
restaurantes y los últimos como técnicos o profesionales de apoyo.
Las ocupaciones a las que acceden las mujeres son todavía más acotadas que las de los
varones, con la excepción de las argentinas. Tres cuartas partes de las bolivianas, el 41 por
ciento de las peruanas y más de un tercio del resto trabajan como empleadas domésticas.
REPÚBLICA DOMINICANA
62
La República Dominicana constituye un caso ejemplificador de un país que comparte las
dos caras de la migración internacional: es al mismo tiempo receptor y expulsor de población.
Por un lado,
la migración haitiana hacia la República
Dominicana constituye el
entro de las migraciones en el Caribe insular,
sistema migratorio laboral más importante d
tanto en relación a la
magnitud de personas involucradas como al tiempo en funcionamiento
de casi un siglo.
Por otro, la emigración de dominicanos fundamentalmente a Estados Unidos y en
segundo lugar a España se incrementa desde la segunda mitad del siglo XX y continúa
haciéndolo en los primeros años del siglo actual. Así, la Encuesta Nacional de Hogares de
Propósitos Múltiples que levantó la Oficina Nacional de Estadística dominicana en 2007 da
cuenta de que el
había sido
9,2% de los hogares dominicanos tenía por lo menos a una persona que
miembro residente de ese hogar y estaba viviendo de manera permanente en el
extranjero.
a. Inmigración
La migración de haitianos a la República Dominicana data de hace más de un siglo. No
obstante, todavía persiste un alto grado de desconocimiento de su magnitud, dinámica y
características sociodemográficas y económicas de estos migrantes.
Esta situación se debe a que a lo largo de la historia de estos movimientos prevaleció en
el país receptor una política restrictiva respecto a esta inmigración que incluso llegó a
deportaciones masivas y exterminio de haitianos durante la dictadura de Trujillo. Esta situación
provocó que los inmigrantes haitianos se ocultaran a la hora en que se realizaron los
relevamientos poblacionales desde el Estado, ya sea censos de población o encuestas a los
hogares. Todavía persisten las deportaciones y la imposibilidad de que estos inmigrantes
regularicen su situación migratoria por lo que la mayoría están indocumentados; incluso sus
descendientes nacidos en República Dominicana no logran obtener su documentación por una
reforma reciente a la Constitución Nacional que establece el criterio del ius sanguis para los
hijos de los extranjeros. Las políticas discriminatorias y la xenofobia de algunos grupos llevaron
63
a que se manejen cifras sumamente exageradas de la cantidad de haitianos (desde 1 a 2
millones, en una población total de alrededor de 10 millones) que superan ampliamente la
cifra estimada para el total de emigrantes haitianos, muchos de los cuales se dirigen a Estados
Unidos, además de a República Dominicana.
De acuerdo a la publicación del Ministerio de Trabajo, Observatorio del Mercado Laboral
Dominicano (2011), los cambios del
modelo económico,
de una economía agro-exportadora a
una de servicios abierta hacia el exterior, generó una amplia movilidad de la fuerza laboral
dominicana y una migración hacia el exterior que ha dejado espacio a la mano de obra
inmigrante, mayormente de origen haitiano.
Evolución de los flujos migratorios
En ese mismo documento se señala que desde la época colonial se producían
movimientos entre ambos países, principalmente en las áreas de frontera dominico-haitiana,
en donde se producía una activa circulación de personas entre localidades limítrofes y
procesos de asentamiento de diversos tipos.
Se distinguen varias etapas de los movimientos migratorios desde Haití, que comienzan
a articularse a principios del siglo con la expansión de la economía agroexportadora y la
progresiva hegemonía de las corporaciones azucareras. El comienzo de la inmigración laboral
haitiana de manera masiva corresponde a los períodos de la simultánea ocupación militar
estadounidense de Haití (1915-1934) y República Dominicana (1916-1924). “En Haití los
interventores estadounidenses desestabilizaron la agricultura campesina, reprimieron los
movimientos campesinos de resistencia y provocaron la emigración, sobre todo a Cuba
y República Dominicana. En la República Dominicana los interventores propiciaron la
segunda expansión azucarera, el control de parte de los conglomerados estadounidenses
de esa actividad, la concentración de vastos terrenos por las corporaciones azucareras y
contribuyeron a consolidar y reordenar el sistema inmigratorio estacional de trabajadores”
(Páginas 9 y 10 Ministerio de Trabajo, Observatorio del Mercado Laboral Dominicano, 2011).
Luego esta inmigración sufre vaivenes vinculados con las políticas internas de ambos
países, con las relaciones bi-nacionales de cada etapa y con acontecimientos internacionales,
64
como la crisis de 1930 y la segunda guerra mundial que provocaron la disminución de los flujos
Haití-República Dominicana.
Durante los gobiernos del dictador Rafael Leónidas Trujillo, desde 1930 hasta su
asesinato en 1961, se establecen restricciones, deportaciones y hasta la matanza de haitianos
en 1937. Con posterioridad, desde mediados de los 80´s hasta mediados de los 90´s se
producen cambios políticos y económicos en ambos países: la caída de la dictadura de los
Duvalier, padre e hijo, que había durado casi treinta años en Haití, que culminó en una crisis
política y económica de ese país y por otro lado, en República Dominicana se produce la crisis
del sector agroexportador y la emergencia y expansión de los nuevos ejes de acumulación, las
industrias de zona franca y el turismo.
Estos cambios contextualizan el aumento de la inmigración haitiana, sobre todo durante
la década de 1990, así como la diversificación sectorial de su inserción laboral, que disminuye
en las actividades agrícolas de la industria azucarera y va progresivamente aumentando en
otros sectores, como la construcción, otras actividades urbanas servicio doméstico, el transporte y el turismo -
el comercio ambulante, el
y en otros cultivos agrícolas diferentes a las
plantaciones de azúcar, como el cultivo del banano y tabaco.
Lamentablemente, todavía no están disponibles los datos del Censo de Población de
201013. En cuanto a las estimaciones de la cantidad de inmigrantes en República Dominicana
puede decirse que el Censo de Población de 2002 registró 647.741 personas nacidas en el
extranjero, pero solamente se conoce el país de nacimiento para el 15 por ciento ya que hubo
un 85 por ciento de no respuesta.
Con estas enormes limitaciones debe observarse la escasa cantidad de nacidos en otros
países que captó este censo: 96.233 de los cuales 61.863 eran nacidos en Haití, lo que
representa el 64,3 por ciento del total de nacidos en el extranjero con país declarado.
13 En agosto de 2012, la Oficina Nacional de Estadísticas, con el apoyo del Fondo de Población de
Naciones unidas, está levantando la Encuesta Nacional a Inmigrantes (ENI), cuya metodología
innovadora permitirá entrevistar a los inmigrantes que residen en cualquier tipo de lugar habitado
(viviendas, obras en construcción, locales no destinados para habitación, casillas de guardas, etc.)
Además, el trabajo conjunto con las Organizaciones de inmigrantes y con ONG´s e iglesias que trabajan
con ellos se espera que logre que respondan sin los temores a ser identificados por la Dirección de
Migraciones..
65
Por su parte, la Encuesta de Hogares de Propósitos Múltiples de 2007 (Informe General
de ENHOGAR, 2007) tuvo una mejor captación de esta población inmigrante. Así, se
registraron cerca de 205.000 inmigrantes, de los cuales el 78 por ciento eran de origen
haitiano.
No obstante, en el mismo Informe, la Oficina Nacional de Estadística señala que “la cifra
del año 2007 puede estar
subestimada debido a la conducta de ocultamiento que tienen
los inmigrantes de Haití, para evitar ser detectados por las autoridades migratorias. En
entrevistas en profundidad realizadas a directivos de organizaciones no gubernamentales y de
las iglesias que brindan asistencia a los haitianos, se manifestó que una de las estrategias
seguidas por los haitianos era la permanente movilidad residencial en función de las
oportunidades de trabajo, así como también residir dentro de los establecimientos de
trabajo, los cuales no forman parte del marco muestral de la ENHOGAR-2007. Por esta razón,
se espera que la población inmigrante sea mayor a la encontrada en esta encuesta” (Página
90, ONE, Informe General de ENHOGAR, 2007).
Conviene aclarar que uno de los lugares donde habitan estos inmigrantes no cubiertos
por la Encuesta son las obras en Construcción.
En el cuadro 1 se aprecia el enorme predominio de los haitianos entre los inmigrantes
(78%) y luego, muy lejos de ellos están los nacidos en Estados Unidos (11 %) y los
sudamericanos (5 %).
Cuadro 1: República Dominicana. Distribución relativa de los nacidos en el extranjero por
país de nacimiento. 2007
País de nacimiento
Total
Haití
Estados Unidos
España
Sud América
Centro América y otros Norte América
Otros Caribe
Otros Europa
Asia
Fuente: ONE, ENHOGAR 2007
66
100.0
78.0
11.4
2.0
4.8
0.3
1.1
2.0
0.4
La misma Encuesta muestra que la presencia femenina es muy escasa entre los
inmigrantes, en su mayoría haitianos, ya que el 58 por ciento son varones. La distribución por
edades muestra una concentración en las edades centralmente activas (un 37 % tiene entre 15
y 29 años y un 32 % tiene entre 30 y 59 años) y aparece un porcentaje significativo de menores
de 25 años que representan un 23 por ciento, como contraste con los mayores de 60 años que
se reducen a un 8 por ciento.
En cuanto a la antigüedad migratoria, el 29 por ciento había llegado hace menos de 5
años; el 18 por ciento entre los 5 y los 9 años y, el 29 por ciento hace más de 10 años,
existiendo una alta proporción con período de llegada desconocido (24%).
En el cuadro 2, que reproduce el publicado por la ONE a partir de la ENHOGAR 2007,
pueden verse distintas características de los inmigrantes y de sus hogares. El 63 por ciento de
los inmigrantes residía en el área urbana y mayoritariamente en el Distrito Nacional y Santo
Domingo, y el 37 por ciento en el área rural.
Cuadro 2: República Dominicana. Características de los inmigrantes y de los hogares. 2007.
Características
Total general
CARACTERÍSTICAS GEOGRÁFICAS
Zona
Urbana
Rural
Estrato
Distrito Nacional y Santo Domingo
Otras ciudades de 100 mil y más
habitantes
Resto urbano
Rural
Inmigrantes
204,948
Porcentaje
100.0
128,504
76,444
62.7
37.3
63,539
29,299
31.0
14.3
35,666
76,444
17.4
37.3
Hombre
Mujer
71.6
58,175
28.4
146,773
Nivel educativo del jefe o jefa del hogar
Ninguno o inicial
Básico o primario
Medio o secundario
Superior o universitario
67
52,998
93,830
33,705
22,445
25.9
45.8
16.4
11.0
Post Grado
1,970
1.0
Quintiles de riqueza
Grupo más pobre
Segundo grupo
Grupo intermedio
Cuarto grupo
Grupo más alto
87,547
38,377
24,621
18,541
35,862
42.7
18.7
12.0
9.0
17.5
Fuente: ONE, ENHOGAR, 2007
El 71,6 por ciento de ellos vivía en hogares con jefe varón. Respecto al nivel educativo,
es alarmante que casi en el 72 por ciento de los hogares el jefe o la jefa tuviera como máximo
educación primaria o básica. Asimismo el nivel de pobreza de estos hogares se refleja en que el
43 por ciento pertenece al grupo socioeconómico más bajo.
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Junto con Argentina, Venezuela fue uno de los países de América Latina que recibió
mayores contingentes de inmigrantes de ultramar entre fines del silo XIX y las primeras
décadas del siglo XX. De ahí la presencia de españoles y portugueses sobrevivientes de
aquellos movimientos. Entre los inmigrantes latinoamericanos, los colombianos llevan el
protagonismo desde hace larga data.
También Venezuela tiene como contracara un importante volumen de emigrantes en
Estados Unidos y, aunque en menor medida, también en España.
a. Inmigración
La llegada de latinoamericanos y en particular de colombianos tuvo su máxima
expresión durante la década de 1970, cuando prácticamente se triplicó el stock de inmigrantes
de ese origen. A ello contribuyeron, además de los conflictos armados en Colombia, las
transformaciones asociadas al aumento de los precios del petróleo en Venezuela, país que
adoptó políticas de reclutamiento de inmigrantes profesionales y trabajadores especializados
durante los 70’s. En esa década las condiciones de casi pleno empleo y las altas retribuciones a
68
los profesionales y técnicos contribuyeron convertirlo en un país de atracción (Pellegrino,
2003).
Durante la “década perdida” de 1980 hubo una disminución de la migración
intrarregional, que afectó a Venezuela así como a la Argentina.
Evolución de los flujos migratorios
Al observar los cambios en el impacto de los inmigrantes en la población total de
Venezuela (cuadro 1), se comprueba que la magnitud de las corrientes que llegaron durante la
década de 1970 hicieron que el censo de población de 1981 registrara que los inmigrantes
representaban el 7 por ciento del total poblacional, porcentaje más alto de la serie histórica. En
esa fecha los iberoamericanos constituían el 82 por ciento de los inmigrantes y dentro de ellos,
si bien los latinos eran mayoría, todavía tenían una presencia no menor los españoles y
portugueses.
Luego estos dos orígenes van perdiendo importancia debido a la mortalidad mientras los
latinoamericanos aumentaban su representación. Por ahora sólo está disponible del último
censo de población de 2011 la proporción que representan los extranjeros en la población
total, que se reduce a un 4,2 por ciento.
Cuadro 1. Venezuela. Porcentaje de nacidos en el extranjero y de iberoamericanos en diferentes
fechas censales. 1981-2011
Año
Población
total
Nacidos en
el extranjero
sobre
población
total
Porcentaje de
Nacidos en
nacidos en
países de
países de
Iberoamérica
América
sobre total de Latina sobre
nacidos en el
total de
extranjero (1) iberoamericanos
Nacidos en
España
sobre total
de
iberoamericanos
Nacidos en
Portugal
sobre total
de
iberoamericanos
1981
14.516.735
7,4
82,0
73,0
16,4
10,6
1990
18.105.265
5,7
81,3
79,3
12,5
8,2
2001
23.054.210
4,4
85,9
85,1
8,7
6,1
2011
27.150.095
4,2
…
…
…
…
(1) Incluye a los nacidos en Portugal
Fuente: CEPAL/CELADE, Programa de Investigación de la Migración Internacional en Latinoamérica
(IMILA); INE, Primeros resultados Censo 2011.
69
El gráfico 1 y el cuadro 2 muestran la cantidad de inmigrantes de cada origen y el
alcance de su crecimiento en las tres últimas décadas del siglo XX.
Los colombianos se destacan por su magnitud (alcanzan la cifra de 608.691 personas en
2001) y porque no detuvieron su crecimiento, que fue algo más alto durante los años 90´s ya
que la década anterior fue la de la crisis de la deuda.
Los oriundos de Perú y Ecuador les siguen lejos en importancia y crecieron a un ritmo
similar. En cambio, argentinos, chilenos, bolivianos y dominicanos pareciera que dejaron de
llegar a Venezuela porque disminuye su cantidad entre 1990 y 2001. Lógicamente, los
españoles y otros europeos van decreciendo en el tiempo por tratarse de grupos envejecidos y
de una migración que no se ha ido renovando.
Llama la atención el aumento de los africanos que aunque todavía conforman un grupo
reducido (14.559 en 2001) crecen más de 4 veces entre 1990 y 2001.
Grafico 1. Venezuela. Cantidad de inmigrantes por país de nacimiento. 1981, 1990 y 2001.
Fuente: OIM, Perfil Migratorio de Venezuela-Informe final. 2012
70
Cuadro 2 Venezuela. Cantidad y crecimiento de la población nacida en el extranjero por país
de nacimiento. Censos de 1981, 1990 y 2001.
Fuente: OIM, Perfil Migratorio de Venezuela-Informe final. 2012
Como resultado de la magnitud de cada origen, los colombianos son mayoría ya que
representan el 60 por ciento. Les siguen los españoles, portugueses e italianos que todavía
tienen cuotas entre el 7 y el 5 por ciento.
Entre los latinoamericanos, después de Colombia aparecen muy lejos, los nacidos en
Perú y en Ecuador (que representan el 4% y el 3% respectivamente), mientras que es mínima la
presencia de los otros migrantes intrarregionales.
Gráfico 2 Venezuela. Composición de la población nacida en el extranjero, 2001
Fuente: Perfil Migratorio de Venezuela - Informe final. Con base en: 2001: INE, XIII Censo General de Población y Vivienda,
Tabulaciones Básicas;
Antigüedad de la inmigración
Lamentablemente y como sucede para otros países, los datos censales de 2001 sobre
antigüedad de la migración tienen un alto porcentaje de ignorados. No obstante, el gráfico 3
refleja claramente las tendencias observadas. Los originarios de países europeos han llegado
en su mayoría antes de 1970. La mayor parte de los latinoamericanos durante la década de
1970, aunque algunos como los originarios de Cuba, Colombia, Ecuador y Perú presentan una
proporción significativa que llegó entre 1990 y 2001. Vale la pena destacar la llegada más
reciente de los originarios de China.
71
Gráfico 3. Venezuela. Población nacida en el extranjero según período de llegada al país
2001.
Fuente: Perfil Migratorio de Venezuela-Informe Final, 2012 con base en INE, Censo Nacional de
Población y Vivienda 2001.
Características sociodemográficas de los inmigrantes
La presencia femenina no sobresale entre los iberoamericanos, quienes en conjunto
denotan cuotas parejas de varones y mujeres en 2001. Son los originarios de República
Dominicana los que tienen una alta presencia femenina, ellas constituyen el 61 por ciento de
estos inmigrantes. Otros grupos con mayoría de mujeres son los colombianos y ecuatorianos
(ver gráfico 4).
72
Gráfico 4. Venezuela. Porcentaje de mujeres entre los nacidos en el extranjero por país de
nacimiento. 2001
49,8
52,2
44,5
51,7
47,9
60,6
49,7
47,2
42,6
0,0
10,0
20,0
30,0
40,0
50,0
60,0
70,0
80,0
90,0
100,0
Total
Colombia
Perú
Ecuador
Chile
República Dominicana
Resto América
73
España
Otros países
Venezuela, 2001
Fuente: INE,
Censo General de Población 2001, Venezuela.
Como se muestra en el gráfico 5, los varones y mujeres de todos los colectivos de
América Latina presentan una altísima concentración en las edades potencialmente activas (15
a 64 años) indicando, una vez más, la motivación laboral de estos movimientos. Al mismo
tiempo, tienen una proporción reducida de menores de 15 años y de adultos mayores, lo que
esboza una migración bastante reciente y de tipo individual ya que muy pocos han migrado
con sus hijos menores o han podido reunificarlos en Venezuela.
Lógicamente, los españoles, por su antigüedad, tienen un alto porcentaje con 65 años y
más.
Gráfico 5 Venezuela. Composición de la población nacida en el extranjero por sexo según
grupos de edad. 2001
En cuanto al nivel de educacion de los inmigrantes de cada país, en el gráfico 6 se
reflejan las marcadas diferencias según el origen. Entre los nacidos en América Latina, tanto los
varones como las mujeres de Chile y Argentina denotan la mayor proporción con 10 años o
más de estudios, seguidos de cerca por peruanos y después por los cubanos.
74
En el colectivo con mayor presencia, los colombianos, esta proporción se reduce a
menos de un 30 por ciento lo que los coloca en una situación desventajosa incluso respecto a
los ecuatorianos y dominicanos.
Gráfico 6. Venezuela. Porcentaje de población inmigrante con 10 años o más de instrucción
aprobados según sexo por países seleccionados. 2001.
Fuente: Perfil Migratorio de Venezuela-Informe Final, 2012 con base en INE, Censo Nacional de
Población y Vivienda 2001.
El perfil educativo de los colombianos tiene consecuencias en su inserción laboral:
aunque más de un tercio trabaja en ocupaciones operativas calificadas, ellos son los que tienen
la mayor cuota desempeñando trabajos no calificados frente a una muy reducida que lo hace
como profesionales o directores/ gerentes (ver gráfico 7).
Como aparece en el gráfico 8, la mayoría de los contingentes latinoamericanos con
mayor presencia en Venezuela trabaja como empleado u obrero, aunque su grado de
asalarización no es tan alto como la que denotan los inmigrantes en otros países. Esto se debe
a que también hay una proporción relevante que lo hace como cuentapropista.
Por otra parte, al tener solo resultados para el total de ambos sexos, la cuota de
colombianos y ecuatorianos en el servicio doméstico (12%) debe observarse con recaudos
porque seguramente es mucho más alta entre las mujeres.
Gráfico 7 Venezuela. Distribución de los inmigrantes ocupados segun grupo de ocupación.
2001
75
Gráfico 8 Venezuela. Distribución de los inmigrantes ocupados segun categoría ocupacional.
2001
2.4
La emigración desde los países latinoamericanos14
A continuación se presenta la cantidad de emigrantes de los 14 países seleccionados
para este estudio en Estados Unidos y en España en 2010 y 2011 respectivamente y, para el
caso de la migración intrarregional sólo se dispone de los datos de la ronda de censos de 2001.
En ese sentido el volumen de esta migración no es comparable con la de los dos países extra
regionales y podría están sobre o subestimada. Recién cuando se disponga de datos de todos
los censos de alrededor de 2010 de los países de América Latina se podrá conocer la cantidad
efectiva.
EMIGRANTES DE ARGENTINA
Grafico 2. 1 Argentina. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Como puede verse en el gráfico 2.1 los argentinos han preferido emigrar a España
durante la última década y como resultado la cantidad de este origen en el país europeo es casi
dos veces (un 70% mayor) que el que está en Estados Unidos en 2010.
La migración intrarregional es mayor que la que se dirige a Estados Unidos y menor que
la que se dirigió a España, aunque la cifra corresponde a alrededor del 2000 y en consecuencia
puede estar sobre o subestimada. De acuerdo a los datos de IMILA para alrededor del 2000, la
mayoría de los argentinos estaban en Paraguay, Chile, Brasil, Bolivia y Uruguay, es decir en los
países limítrofes. Pero esta estimación está sesgada por el hecho de que los hijos que los
14 El análisis demográfico de las comunidades de emigrantes latinoamericanos fue realizado en el
punto 2.1 de este mismo capítulo, referido a la inmigración en España.
76
originarios de estos 5 países tuvieron en la Argentina antes de volver a su lugar de origen, son
contabilizados en los censos como originarios del país de nacimiento. O sea que hay muchos
argentinos que en realidad son hijos de migrantes de retorno.
EMIGRANTES DE BOLIVIA
Gráfico 2.2 Bolivia. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Los bolivianos tienen como destino preferido a otro país de América Latina, con un 30
por ciento más que en España. El país preferido es la Argentina, donde actualmente hay
muchos más bolivianos que en 2000, de acuerdo a la información de su último censo de
población de 2010, por lo que se puede asumir que es más alta aún su predilección por
moverse dentro de la región (gráfico 2.2)
Ya se mencionó el fenómeno novedoso del incremento de inmigrantes bolivianos en
España a partir de los primeros años de este siglo. Esta tendencia se traduce en que
actualmente hay un 60 por ciento más en España que en Estados Unidos.
EMIGRANTES DE BRASIL
Gráfico 2.3 Brasil. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
77
Los brasileños continuaron eligiendo a Estados Unidos como su principal destino. En
2010 los que residían en ese país eran 2 veces y media más que los que lo hacían en España y
el doble de los que habían emigrado a otro país latinoamericano alrededor de 2000.
El contingente en otros países de la región era superior ya a inicios de este siglo que los
que viven en España diez años después. En este caso el principal destino intrarregional es
Paraguay y en segundo lugar la Argentina.
EMIGRANTES DE CHILE
Gráfico 2.4 Chile. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Los chilenos tenían como destino principal a otros países latinoamericanos. En este
caso el número que migró dentro de la región alrededor del 2000 es 4 veces más alto que el
registrado en España en 2011 y 3 veces superior al de Estados Unidos en 2010.
Los emigrantes intrarregionales se localizan mayoritariamente en Argentina, aunque
como se señaló en la parte de inmigración de ese país la llegada de chilenos se detuvo a partir
de 1990 e incluso disminuyó el stock en 2010.
78
EMIGRANTES DE COLOMBIA
Gráfico 2.5 Colombia. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Los colombianos muestran cifras muy elevadas de emigrados en el resto de
Latinoamérica, en Estados Unidos y en España. No obstante, su migración histórica a
Venezuela produce un enorme stock en ese destino, que contribuye al volumen de la
migración intrarregional; estos emigrantes en 2000 casi duplican a los que están en España y es
un 12 por ciento mayor que los que viven en Estados Unidos.
EMIGRANTES DE ECUADOR
Gráfico 2.6 Ecuador. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
79
La cantidad de emigrantes ecuatorianos que en 2011 reside en España es levemente
superior a la de por si elevada cifra que lo hace en Estados Unidos y es casi 9 veces más alta
que la correspondiente a los emigrantes intrarregionales.
En América Latina, pero muy alejadas de las magnitudes anteriores, el principal destino
es Venezuela y en segundo lugar Chile.
EMIGRANTES DE REPÚBLICA DOMINICANA
Gráfico 2.7 República Dominicana. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010,
España 2011 y América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
La ubicación geográfica de la República Dominicana, muy próxima en El Caribe a Puerto
Rico y no lejos de Estados Unidos, contribuye a explicar la preferencia de sus emigrantes por
ese país del norte.
Los dominicanos en Estados Unidos alcanzan una cifra 6 veces mayor que la
correspondiente a España, aunque como se vio, en este último país han tenido una presencia
creciente, con mayoría de mujeres.
Los principales países de destino en América Latina son Venezuela y Panamá.
EMIGRANTES DE COSTA RICA
80
Gráfico 2.8 Costa Rica. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
La emigración no es un fenómeno demasiado relevante para Costa Rica ya que sus
emigrantes apenas representan el 2 por ciento de su pequeña población. La gran mayoría (casi
82.000 emigrantes) residían en 2010 en Estados Unidos.
La reducida cuota en el resto de América Latina se reparte entre Nicaragua y Panamá,
ambos países que limitan con Costa Rica. El sesgo de considerar costarricenses a los hijos de los
emigrantes retornados a esos dos países porque los tuvieron en territorio de Costa Rica,
provoca una sobre estimación de emigrantes (lo mismo sucede con los registrados como
argentinos en Paraguay y en Chile).
EMIGRANTES DE PARAGUAY
Gráfico 2.9 Paraguay. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, Censo 2010; España, Instituto Nacional de Estadística, Padrón Municipal
2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA), ronda
censos 2000.
Nota: La cantidad de inmigrantes paraguayos en Estados Unidos fue tomado de Censo 2010, que indaga
origen hispano y no país de nacimiento, debido a que en la American Community Survey 2010 no están
desagregados los inmigrantes nacidos en Paraguay.
81
Los paraguayos tienen como principal destino a la Argentina y, como se vio
anteriormente, su volumen es bastante mayor al mostrado en el gráfico 9.1 porque se
incrementaron notablemente entre 2001 y 2010 en ese destino.
Si bien el destino histórico y casi exclusivo era ese país limítrofe, vale la pena destacar
que gracias a su aumento en España durante los primeros años de este siglo, actualmente
tienen casi 90.000 emigrantes en ese receptor europeo.
EMIGRANTES DE URUGUAY
Gráfico 2.10 Uruguay. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de Estadística, Padrón
Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA), ronda
censos 2000
La emigración de uruguayos viene de larga data y a pesar de que su volumen es
reducido ha tenido un impacto importante en la sociedad de origen. Dado que se trata de una
población pequeña la emigración es un componente importante de su escaso crecimiento
poblacional al punto de que en determinados períodos llegó a producir más pérdidas que la
mortalidad. De acuerdo a Pellegrino (1995), Uruguay ha tenido por décadas una “cultura
emigratoria”, originada en que la visión de futuro y expectativas de progreso entre los jóvenes
se ve limitada por la cortedad del territorio entre otros factores.
Los uruguayos tenían como destino principal a su vecina Argentina, por eso el
predominio de su volumen intrarregional. No obstante que estos flujos se atenuaron a partir
de la década de 1990, todavía la mayor parte de sus emigrantes viven en ese destino. Entre las
opciones fuera de la Región, España es la primera con un stock que supera en un 70 por ciento
al de Estados Unidos.
EMIGRANTES DE VENEZUELA
Gráfico 2.11 Venezuela. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
82
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Venezuela es uno de los países que ejemplifica más notablemente su doble carácter de
receptor – fundamentalmente de colombianos – y de expulsor de una cantidad significativa de
emigrantes.
La mayor parte de los que se fueron residen en Estados Unidos y en segundo lugar en
España. En el primer país la cantidad supera levemente a la de España pero es dos veces y
media más alta que la de migrantes intrarregionales.
Entre los principales destinos en América Latina se encuentran su vecina Colombia y
con cifras mucho menores el Uruguay (situación que podría deberse a los emigrantes
colombianos
y uruguayos, que retornaron a sus países de origen con hijos nacidos en
Venezuela).
EMIGRANTES DE MEXICO
Gráfico 2.12 México. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
México constituye el mejor ejemplo de un país donde la emigración, además de ser
notoriamente predominante es de tipo unidireccional, ya que el país exclusivo de destino es su
vecino del Norte, Estados Unidos.
Hay casi 12 millones de mexicanos en Estados Unidos en 2010, que representan más del
10 por ciento de la población total de México. El peso de la emigración contrasta fuertemente
con la mínima presencia de inmigrantes que totalizan 961.121 personas según el censo de
población mexicano de 2010, menos del 1 por ciento de su enorme población.
83
EMIGRANTES DE PERÚ
Gráfico 2.13 Perú. Emigrantes internacionales en Estados Unidos 2010, España 2011 y
América Latina circa 2000.
Fuente: USA Census Bureau, American Community Survey 2010; España, Instituto Nacional de
Estadística, Padrón Municipal 2011; CEPAL/CELADE, Investigación sobre la Migración Internacional en
Latinoamérica (IMILA), ronda censos 2000.
Los peruanos en el exterior se concentran en Estados Unidos con algo más de 400.000
personas en ese destino, cifra que duplica a los que emigraron a España o al resto de América
Latina.
A principios del siglo, el principal país receptor dentro de Latinoamérica es la Argentina,
y el número de inmigrantes peruanos en ese destino se ha incrementado significativamente en
2010. Luego aparecen Chile y Uruguay como receptores de estos migrantes.
3. La cuestión cultural: el fenómeno migratorio en tres países latinoamericanos15
Las Ciencias Sociales en general y la Sociología con especial énfasis, han dedicado y
dedican parte de su extensa producción en torno a las desigualdades sociales. Desde enfoques
teóricos diversos, desde los hemisferios norte y sur, con una impronta más empírica unos, más
teórica otros, el tratamiento de las desigualdades ha sido y es relevante para la literatura
15 En este capítulo, elaborado a partir de información secundaria obtenida a partir de documentos y bibliografía,
se apelará a referencias empíricas de tres países: Argentina, Brasil y Costa Rica. Representan a los subcontinentes
sudamericano y centroamericano, con sus diferencias culturales, históricas, migratorias, climáticas y geopolíticas,
entre otras. Argentina y Brasil con una fuerte tradición migratoria, dentro de la cual la de origen latinoamericano
ha sido y es motivada por cuestiones de pobreza y búsqueda de mejores respuestas en el mercado laboral. En
Costa Rica, si bien actualmente las razones son muy similares, hay una tradición reciente basada en razones
políticas y en menor medida climática.
84
sociológica. La desigualdad ha tenido, como objeto de estudio, diferentes estrategias de
abordaje, como inherente a las clases sociales y su conflictividad, como expresión de la
acumulación de la riqueza y la concentración del poder tanto al interior de los países como en
el marco de las relaciones internacionales, como resultado de la dinámica del mercado de
trabajo, como obstáculo de acceso a la instrucción y capacitación profesional, entre otras
estrategias. Sin embargo, menos extensa y variada es la producción sociológica referida a la
diversidad étnica y menor es, aún, la que trata la desigualdad desde las relaciones
interculturales. Con este artículo pretendo involucrarme en esta problemática. Para ello, se
parte aquí de un supuesto que refiere a la configuración de un complejo proceso social,
económico y político en el que intervienen cuatro factores. En primer lugar, huellas históricas e
ideológicas que hacen a la identidad nacional de la sociedad como totalidad. En segundo lugar,
el Estado implementando políticas cuyo objetivo es administrar la diversidad étnica y
haciéndolo en la escuela primaria y secundaria como políticas socializadoras, en la justicia
como políticas sancionadoras de los ilegalismos, en las fuerzas de seguridad como políticas
represivas y en distintos organismos de gobierno como políticas reguladoras de las diferencias.
En tercer lugar, los mercados nacionales e internacionales como reproductores del sistema
capitalista, dinamizando los procesos migratorios y las grandes concentraciones de población
en condiciones de marginación y contribuyendo a consolidar una sociedad de clases organizada
con criterios de exclusión y fomentando cada vez más la existencia de poblaciones en niveles
extremos de privación económica y marginación social y creando para los sectores medios,
alternativamente, ciclos de estabilidad e inestabilidad económica. Y en cuarto lugar, los medios
masivos de comunicación como reproductores y legitimadores de la naturalización de este
complejo proceso.
3.1
Interpretando las migraciones externas desde la perspectiva intercultural
Un extranjero es portador de señales que le otorgan identidad, que lo diferencian, su
lenguaje, sus características fenotípicas, sus rituales religiosos, sus costumbres tanto cotidianas
como eventuales, etcétera. Sin embargo, ese extranjero se constituye en migrante externo,
cuando se reconoce como tal o cuando produce señales que lo identifican y que se expresan a
través del tiempo en diferentes ámbitos que recorre, por ejemplo el laboral, el vecindario, la
85
escuela u otras instituciones. Pero hay otro conjunto de características propias de su condición
que no se traducen en señales, en otras palabras, que no adquieren visibilidad. Se trata de la
ruptura parcial o total de los lazos que construyera en su lugar de origen, al diseño de nuevas
estrategias de vida cotidiana en la sociedad receptora, a la reconsideración de su organización
familiar, a la búsqueda de condiciones y espacios que le permitan preservar su identidad
nacional o étnica, a la percepción de la diversidad no como categoría de análisis sino como
marco que establece los límites entre lo nativo o local y lo extranjero, en fin todas aquellas
características invisibles a la mirada de la sociedad hospitante pero, que junto a las
características reconocibles, a las señales, hacen de ese actor social un migrante externo. Este
amplio y variado conjunto de atributos condicionan sus diferentes modos de relacionarse, no
solo porque lo orientan, y a veces, lo determinan en sus diferentes modos de producir, sino
porque, además, lo posicionan frente al otro y frente al nuevo marco institucional e histórico
en el que se encuentra involucrado. Su condición de migrante conlleva la necesidad de
construir nuevos lazos, que suelen estar afectados por los espacios, instituciones, momentos y
la estructura de clases en que se configuran, para solo mencionar algunas de las grandes
categorías sociales espacio-temporales que lo contienen, condicionan o disciplinan. De este
modo, el migrante va integrándose a esa trama densa de relaciones sociales y dentro de ellas a
las particulares relaciones interculturales. Incursionar en este concepto implica abordar
significados e interpretaciones diferentes atravesadas por distintas tradiciones o campos del
conocimiento: al respecto se hace referencia a un tipo de relación social que se da en el marco
de la diversidad sociocultural, quizá sea ésta la única referencia consensuada, universalmente
aceptada. A partir de aquí es necesario ser conceptualmente explícito. Desde una perspectiva
liberal o neoliberal se pueden concebir las relaciones interculturales como portadoras de
coexistencia y consensos entre sistemas culturales diferentes, como una madura expresión de
los tiempos que tocan vivir. Desde otra perspectiva, que antagoniza con la liberal, por ejemplo
la que expresa García Canclini (2006: 125) “interculturalidad remite a la confrontación y el
entrelazamiento, a lo que sucede cuando los grupos entran en relaciones e intercambio (…)
implica que los diferentes son lo que son en relaciones de negociación, conflicto y préstamos
recíprocos” y desde un enfoque similar a éste, pero más determinante y conectado a una
perspectiva histórica, Wallerstein (1988) considera que las relaciones interculturales son uno
de los principales factores intervinientes en la actual crisis en el mundo, más aún, otorga una
gran centralidad a la conflictividad étnica para interpretar la crisis del sistema mundial.
86
El fenómeno de las migraciones externas y la diversidad nacional o étnica que ellas
generan son inherentes a todas las sociedades contemporáneas, más aún, podríamos decir que
son habituales, fácilmente reconocibles o, en términos durkheimianos, manifestaciones
normales de nuestro tiempo. Pero este complejo fenómeno conlleva una característica que lo
identifica, referirse a la diversidad nacional o étnica implica reconocer la existencia de
diferencias culturales, las que a su vez advierten acerca de articulaciones de diferente tipo –
armónicas o conflictivas- entre los colectivos migrantes y los colectivos nativos. La cuestión
intercultural se ha constituido en un tema de atención ineludible por parte de los Estados.
El concepto de diversidad es de uso muy extendido y reiterado en cuestiones vinculadas
a las migraciones, como así también a estudios sobre xenofobia, discriminación o prejuicio. Sin
embargo, lo extendido y reiterado de su uso no evita su polisemia. En un sentido, remite a la
existencia de diferencias entre las partes que componen un todo. Se reconoce que una
sociedad, una institución o un grupo social son culturalmente diversos, cuando están
integrados por actores sociales de orígenes étnicos, nacionales, regionales, etcétera distintos,
cuando no componen un todo culturalmente homogéneo sino que se lo identifica como
culturalmente plural o heterogéneo. En estos casos se considera que dicho agrupamiento
social es una expresión del pluralismo cultural, en el cual la diversidad no es una condición
generadora de conflictos, contrariamente, esta consideración representa una mirada positiva y
armónica de la diversidad cultural. Pero, desde otra perspectiva, el concepto de diversidad
cultural puede asociarse al disenso, quizás, en una interpretación más dinámica incluye la
diferencia, pero en condiciones inestables, no armónicas. Considerar la diversidad como
disenso, y no como integración equilibrada de actores sociales diferentes, implica aceptar que
esas diferencias se posicionan como contrarios. Es posible seguir considerando al todo
culturalmente heterogéneo, pluralista, pero en tensión. La primera de las consideraciones
formuladas apunta a una expresión equilibrada, armónica, de las diferencias, la segunda
explicita que éstas coexisten en un estado de inestabilidad, de desequilibrio. Ahora bien, una
tercera consideración del concepto de diversidad cultural reconoce la diferencia entre las
partes, acepta la relación entre ellas como inestable, pero señala, además, que el núcleo que
articula al todo crea condiciones tales que las partes confrontan desde condiciones desiguales.
No hay una tensión entre pares, entre iguales, como es el segundo caso que he mencionado,
sino que es la desigualdad entre ellos la que otorga sentido a esa diversidad. Más aún, la
diversidad cultural se la identifica por la confrontación entre desiguales, por la asimetría, por
87
las relaciones de poder que atraviesan a los actores involucrados. En este caso diversidad no se
homologa a diferencia sino a desigualdad, por ejemplo, de oportunidades, de participación en
el mercado de trabajo, de acceso a servicios de salud, educación o vivienda, de derechos,
etcétera. Wieviorka (2002: 226) plantea en el mismo sentido que “la diferencia cultural se
combina con fuertes desigualdades sociales (…) las dos dimensiones –la social y la culturalparecen reforzarse mutuamente”. En las dos primeras consideraciones, el concepto de
diversidad es enriquecedor, potencia las relaciones entre los individuos, en la última
consideración instala un escenario de lucha, de antagonismo, de apropiación material y/o
simbólica.
Ahora bien, la noción de tensión, tanto integrando relaciones simétricas como de
dominación, es portadora de dos tipos diferentes. Hay un conjunto de tensiones simbólicas
vinculadas a las costumbres, la religiosidad, las tradiciones. Se ubican aquí todas aquellas
tensiones surgidas a partir de la presencia de un código social y cultural que divide lo que debe
ser de lo que está desviado, que predica acerca de los ilegalismos a través de un discurso
disciplinador. Son tensiones que contienen antinomias del tipo propio-ajeno, argentinidadextranjeridad, nuestra cultura-culturas extranjeras, identidad nacional fuerte-identidad
nacional débil, etcétera. Son tensiones que ven en la mezcla de culturas un obstáculo al
fortalecimiento de la identidad de un pueblo, a la construcción de su identidad nacional. Se
encuentran en estado latente y no son fáciles de observar, denunciar ni identificar. El discurso
multiculturalista, difundido principalmente en el mundo occidental, que admite, enaltece, la
diversidad de culturas proponiendo políticas que finalmente promueven la discriminación y
según García Canclini (2006: 178) “prescribe cuotas de representatividad en museos,
universidades y parlamentos, como exaltación indiferenciada de los aciertos y penurias de
quienes comparten la misma etnia o el mismo género”, se ha naturalizado como discurso y en
tanto tal no acompaña, no aprueba, ninguna expresión discriminatoria basada en las
diferencias culturales, es un discurso que levanta las banderas de la tolerancia intercultural
pero, patéticamente, no se reproduce en políticas profundamente antidiscriminatorias. Este
discurso expresa lo que se debe decir sobre los “otros”, lo que está permitido decir socialmente
sobre lo ajeno, deslegitimando cualquier expresión discriminatoria, pero no ha construido
políticas acerca de cómo erradicar las motivaciones y las condiciones que hacen que las
representaciones sociales discriminatorias sigan vivas, latentes, pero vivas. Es por ello que las
tensiones simbólicas, si bien desautorizadas por el discurso multiculturalista, están vigentes,
88
expectantes y en estado de pureza. Ante cualquier escenario que las autorice, cualquier hecho
político o económico que ubique a los extranjeros en algún lugar conflictivo, real o
especialmente construido, frente a la sociedad receptora, podrá transformar estas tensiones
simbólicas en acto.
A un segundo conjunto de tensiones interculturales las llamaré económicas. Estas
tensiones surgen como consecuencia de la participación de nativos y migrantes en el mercado
de trabajo, en el sistema productivo y a sus diferentes modos de apropiación de bienes y
servicios. Son más fácilmente observables que las simbólicas, suelen formar parte del discurso
del poder político de turno y de algunos medios de comunicación. Suelen manifestarse en
discursos desde el poder político, las fuerzas de seguridad, corporaciones empresarias y
gremiales y desde algunos medios, en torno a la culpabilidad de los migrantes externos
respecto a los altos índices de desocupación y pobreza, crisis en los servicios hospitalarios y
educacionales públicos por excesiva prestación a poblaciones migrantes, presencia o aumento
del delito, ocupación indebida de los espacios públicos, deterioro en el valor de la tierra o la
vivienda en ciertas áreas rurales o urbanas, etcétera. Son tensiones con anclajes en la realidad
cotidiana, en lo inmediato, más que referirse a lo que debe ser, como es el caso de las
simbólicas apela a la ecuación de ganancias y pérdidas materiales, a lo riesgoso de la presencia
del “otro”, a la competencia entre “nosotros” y los “otros”. Se reitera el modelo de las
antinomias propio-ajeno, argentinidad-extranjeridad, seguridad-inseguridad, pero referidas a
cuestiones tratadas como objetivas, resultantes de descripciones de lo que se percibe como
realidad y que son utilizadas como fundamentación racional de la tensión intercultural. Cuando
se dice del migrante externo que es un ilegal, que ha llegado para ser explotado, que trabaja
“por la mitad de precio” o que “no tiene condiciones de trabajador”, no hay conciencia de que
se le inferioriza, estigmatiza, se asume, contrariamente, que se está haciendo una
caracterización adecuada al sujeto descrito, equivalente a la realidad, más aún, se considera
que tales características son empíricamente comprobables, irrefutables.
En las tensiones simbólicas se advierte acerca de su estado latente, en las tensiones
económicas advierto acerca de su naturalización que, si bien son visibles se decodifican como
normales, aceptables, propias de la realidad en que se vive. Ambos conjuntos de tensiones se
intersectan de modo tal que las económicas legitiman a las simbólicas, observándose muy
lejana la posibilidad de tomar conciencia acerca de la grave conflictividad en el tratamiento de
la diversidad cultural. Este estado tensional de las relaciones interculturales, con algunos
89
contenidos latentes y otros naturalizados, consolida cada vez más el modelo dicotómico de los
excluidos y los excluidores, modelo que es portador de una confrontación de base simbólica y
otra económica. Es un modelo en el que las relaciones interculturales se constituyen en
relaciones sociales de dominación, con dominados y dominadores, pero escindido de la
conciencia colectiva, de modo tal que las diferencias entre unos y otros se transforman en
desigualdad, en relaciones asimétricas, legitimadas, institucionalizadas. Esta escisión de la
conciencia impide ver que la diversidad es portadora de vulnerabilidad, hay cuestiones
socialmente aceptadas acerca de las diferencias nacionales y étnicas, que deberían ser tratadas
como socialmente vulnerables, me refiero, entre otras, a la idea de que la mezcla de culturas
debilita la llamada identidad nacional o que el ingreso de extranjeros al mercado de trabajo
local es perjudicial para los trabajadores nativos o que la condición de indocumentado
(término que prefiero al de ilegal) se asimila a desviado, marginal o que los niños migrantes
son niños limitados intelectualmente o con retrasos de aprendizaje, etc. En este modelo de
dominación los diferentes padecen no solo por su condición étnica o nacional sino también,
como expresa García Canclini (2006), porque son “desempleados, pobres, migrantes
indocumentados, homeless, desconectados”. Luchan para que “no se atropelle su diferencia ni
se los condene a la desigualdad, en suma, ser ciudadanos en sentido intercultural”.
La cuestión intercultural, en Latinoamérica, forma parte de su propia identidad, de su
historia como de su presente, lo cual le otorga un status preferencial al momento de analizar
social, económica y políticamente esta extensa área del continente. Más aún, no se puede,
desde cierta mínima dignidad académica en el campo de las ciencias sociales, estudiar la
realidad latinoamericana sin dar cuenta de esta cuestión. Sin embargo, esto no significa que
esté ante un fenómeno simple, todo lo contrario, se trata de una cuestión compleja y
atravesada por diferentes circunstancias. En primer lugar, la interculturalidad latinoamericana
es el resultado de procesos endógenos en el que participan los pueblos originarios o indígenas
de la región, con sus particularidades y sus trayectorias, pero en el que participan, también,
pueblos latinoamericanos, tanto originarios como no, que migran entre países y es el
resultado, además, de procesos exógenos que se constituyen con la llegada de pueblos
externos a la región, quienes lo hicieron con sus culturas, sus historias, sus identidades. Hay
países donde predomina la participación de unos y hay países donde la influencia intercultural
se debe principalmente a los otros. Todas estas circunstancias tienen más de 200 años, se
90
inician antes de la independencia de los pueblos latinoamericanos y les otorgan señales que
aún hoy están vigentes y hacen a las identidades nacionales.
En segundo lugar, la interculturalidad latinoamericana tiene una extensa y variada
trayectoria. Los pueblos migrantes, tanto latinoamericanos como externos a la región, en el
pasado como en el presente se han expresado en defensa de los derechos sociales,
económicos y políticos que les son propios y mantienen una permanente demanda para ser
considerados ciudadanos. Tanto unos como otros, han luchado y luchan, además, por salir de
la pobreza, de la marginalidad, por no formar parte de los pueblos vulnerables.
En tercer lugar, en varios de los países de la región, esta cuestión no forma parte de la
agenda política pública. En todo caso, si lo es, resulta de las demandas de los pueblos
migrantes, de sus permanentes luchas y reivindicaciones. Una parte de los gobiernos
latinoamericanos no han instalado el debate en torno a esta cuestión ni ejecutan políticas que
contemplen los intereses de estas colectividades, todo lo contrario, varios de ellos elaboran
discursos y diseñan prácticas, solo, cuando es necesario responder a demandas y, en algunos
casos, el silencio y la indiferencia son las respuestas utilizadas. Otros gobiernos han incluido en
sus agendas la cuestión migratoria de origen latinoamericano, han mejorado el marco
normativo contribuyendo al fortalecimiento de las relaciones interculturales, han generado
programas de integración, etcétera. La cuestión intercultural en Latinoamérica es, entonces,
heterogénea en cuanto a su composición y dinámica, recibe diferente tipo de tratamiento por
parte de los gobiernos y se presenta con perspectivas diferentes. Dentro de este marco general
se ubican los casos argentino, brasileño y costarricense con sus especificidades, sus conflictos y
sus políticas.
El simple uso de los conceptos “interculturalidad” o “relaciones interculturales” remite
a considerar la cultura no como algo estático, encerrada en sí misma, sino como un campo en
el que las culturas son portadoras de fronteras permeables. Esta misma permeabilidad hace de
la cultura, como dice Duarte Dantas (2012:18) “un proceso permanente de construcción,
deconstrucción y reconstrucción que, en tiempos de rápidos desplazamientos y constante
contacto intercultural, se torna extremadamente dinámico”.
3.2
El nivel de organización institucional y el rol de las colectividades latinoamericanas en
el proceso de integración cultural
91
Las colectividades extranjeras suelen darse diferentes tipos de organización social y
política en los países de acogida. Este modo de institucionalizarse tiene un origen lejano en el
tiempo y se expresa de diferente manera y adquiere distintos niveles de organización. En
algunas oportunidades una misma colectividad está representada por diferentes
organizaciones que no mantienen vínculo alguno entre sí, más aún pueden hasta relacionarse
conflictivamente. Las organizaciones pueden diferenciarse porque representan a migrantes de
diferentes etnias o diferentes regiones del mismo país, pueden también diferenciarse porque
realizan actividades de distinto tipo, como es el caso de asociaciones cuya actividad pública
principal es el deporte y/o a la cultura y/o al esparcimiento y/o la defensa de los derechos de
sus representados y pueden diferenciarse según los objetivos y estrategias que implementan al
servicio de sus connacionales. En este sentido, se advierten tres tipos de asociaciones: aquellas
cuyos objetivos es preservar y difundir sus costumbres como modo de fortalecer su identidad
nacional contribuyendo, además, a su difusión y reproducción en sus descendientes, muchas
veces nacidos en el país de acogida. El segundo tipo de asociación tiene como objetivo orientar
y asistir a los migrantes recién llegados, contribuyendo a una más eficaz y eficiente inserción
en el nuevo medio. Y el tercer tipo de asociación tiene como objetivo fortalecer la red de
relaciones sociales entre sus connacionales evitando su dispersión, contribuyendo de este
modo a preservar sus derechos y consolidar la fuerza de sus reclamos cada vez que sea
necesario.
En un nivel más complejo de organización, hay colectividades que organizan redes de
instituciones y llegan a formar una federación que las agrupa y representa. En estos casos, la
federación tiene un carácter, fundamentalmente, político. Pero de una forma u otra, federadas
o no, las organizaciones de los migrantes en instituciones que los representan, hacen visibles
sus culturas porque a través de su producción cultural se reconocen, fortalecen su identidad,
mantienen sus hábitos, costumbres y creencias, emiten señales a la sociedad receptora y se
constituyen en un actor social que interactúa, que debate, que reclama y que se propone como
parte de esa red de relaciones sociales integrada por nosotros y los otros. No siempre la
integración a esa red es armónica e igualitaria en acceso a derechos, no siempre se le reconoce
ciudadanía al extranjero pero siempre la participación en esa red es portando la cultura, su
producción, sus manifestaciones, como expresiones que identifican y marcan las diferencias.
En este sentido, la exposición de la cultura, garantizar su visibilidad, adquiere un carácter
92
político que se fortalece en la medida que las organizaciones ganan en representatividad y
legitimidad entre sus adherentes.
En Argentina la colectividad paraguaya ha logrado un tipo de organización que articula
diferentes instituciones y que tiene en FEPARA (Federación de Entidades Paraguayas en la
República Argentina) la expresión que contiene y representa a todas ellas. Se trata de un
sistema vertical que concentra en la Federación la máxima representación social y política de
los paraguayos en el país. Si bien la colectividad boliviana tiene, también, su federación –
FACBOL, Federación Asociaciones Civiles Bolivianas-, creada en 1995, no ha alcanzado a incluir
a todas las asociaciones de bolivianos en la Argentina, más aún, con el tiempo va perdiendo
representatividad. La chilena es la tercera y última colectividad latinoamericana que cuenta
con una federación en este país –FEDACH, Federación de Asociaciones Chilenas-. Las restantes
colectividades –brasileña, uruguaya, peruana, etcétera- integran distintas organizaciones, pero
no han alcanzado una forma federativa de relacionarse. De alguna manera, la tendencia hacia
la atomización asociativa de algunas colectividades las debilita al momento de tener que
confrontar por reivindicaciones o demandas ante el estado nacional o los estados provinciales.
Las federaciones y la mayoría de las asociaciones tienen su sede en el Área
Metropolitana de Buenos Aires, reproduciendo la concentración demográfica de sus
connacionales en Argentina. Desde las asociaciones, y en menor medida desde las
federaciones que tienen objetivos más políticos, hay una permanente preocupación de
proponer a sus representados actividades culturales que implican puentes con sus naciones,
con sus pueblos, como es el caso de mantener activo en la comunicación el uso del idioma
guaraní para la comunidad paraguaya y los diferentes idiomas asociados a sus diferentes etnias
al interior de la comunidad boliviana. Estas asociaciones se expresan, además, por medio de la
organización de reuniones, actos, festividades, etcétera. La gastronomía, los bailes con ritmos
propios de sus naciones, de sus pueblos, de sus etnias y algunas actividades lúdicas y
deportivas, suelen ser las expresiones más frecuentes. Una preocupación institucional muy
presente, principalmente entre sus dirigentes, es la de preservar el uso del idioma y de las
costumbres entre sus descendientes nacidos en la Argentina. En estas generaciones perciben
una predisposición asimilacionista que pone en riesgo el mantenimiento de la identidad
comunitaria.
Para caracterizar las organizaciones de migrantes latinoamericanos en Brasil es
necesario advertir que la mayoría de estos migrantes están localizados en el sudeste del país,
93
por lo tanto, allí es donde se encuentran estas instituciones: San Pablo y Curitiba son las dos
ciudades en las que se han radicado y desde allí operan. Las dos corrientes migratorias
demográficamente más presentes son la boliviana y la paraguaya. A diferencia del caso
argentino, la colectividad boliviana ha logrado una mayor fortaleza organizativa que la
colectividad paraguaya. En San Pablo se encuentra la Casa de la Cultura Boliviana y en Curitiba
el Centro Cultural Boliviano do Paraná, ambas asociaciones con una importante convocatoria
comunitaria. Contrariamente, en San Pablo no hay una organización muy inclusiva y
representativa de la colectividad paraguaya y si la hay en Curitiba donde se encuentra la Casa
Paraguaya.
La diferencia entre ambas colectividades se expresa en una mayor presencia boliviana
en torno a producción cultural. Uno de los ejemplos es el Festival Folklórico de Etnias de
Paraná, actividad que se realiza desde hace más de 50 años en el Estado de Paraná y en el que
participan representantes de diferentes comunidades de migrantes en Brasil, de origen
europeo, asiático y africano y, sin embargo, sólo la colectividad boliviana, entre las de origen
latinoamericano, tiene una permanente y activa presencia. Esta colectividad produce
expresiones de la cultura de sus diferentes regiones, principalmente, del chaco-amazónico, de
oriente y de la región andina. Una de las festividades más importantes que celebran en San
Pablo es el 24 de enero de cada año, en torno a la celebración de la Pachamama realizando el
ritual de la challa. En relación con la cuestión religiosa, se congregan, en la misma ciudad en el
mes de agosto, para brindar su devoción a Nuestra Señora de Copacabana.
La situación en Costa Rica es diferente a los casos de Argentina y Brasil. En primer lugar,
parte de los migrantes latinoamericanos están en calidad de refugiados, en este sentido, según
el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Costa Rica es uno de
los principales países receptores de población refugiada en América latina y el Caribe. Esta
condición le da a la presencia de organizaciones de migrantes un carácter diferente y pone al
fenómeno de la interculturalidad en un lugar más complejo para su desarrollo. En segundo
lugar, la gran mayoría de los migrantes latinoamericanos provienen de un solo país: Nicaragua.
Dentro de este marco, Costa Rica ha creado desde 2005 las Juntas Directivas de las
Asociaciones de Desarrollo, organismos radicados en los vecindarios y que fomentan la
participación social de los vecinos y lugar para debatir y elevar las demandas que consideren
necesarias en torno a la prestación de los servicios públicos, defensa de los derechos
ciudadanos, etcétera. Hay 445 asociaciones que están abiertas a la participación de ciudadanos
94
costarricenses y extranjeros. Sin embargo, la participación de estos últimos es muy poco
significativa. Si bien éste podría ser un espacio interesante para dinamizar y fortalecer el
vínculo intercultural, no se visualiza como tal, probablemente porque migrantes y nativos no
ven allí una posibilidad empíricamente factible de avanzar en ese sentido.
El hecho de que la migración nicaragüense en Costa Rica, como expresa Delgado
Montaldo (2008: 68), desde hace una década aproximadamente tenga en la cuestión laboral
una de las principales causas, “ello no implica que una cantidad considerable de inmigrantes
también se haya desplazado por razones políticas o por desastres naturales”. A partir de la
presencia de refugiados, como señalara más arriba, el perfil de las asociaciones, como sus
objetivos, se caracterizan más por cuestiones vinculadas a los derechos humanos y la
solidaridad que por cuestiones vinculadas a la cultura. En ese sentido, los nicaragüenses se han
dado un tipo de organización que se expresa, por ejemplo, en el Bloque de Organizaciones
Migrantes Nicaragüenses en Costa Rica, que incluye, entre otras, a Nicaragua Sin Fronteras, la
Asociación de Nicaragüenses por la Democracia, etcétera. Las asociaciones del tipo que se
describiera para Argentina y el sudeste brasileño no son protagónicas en el caso de Costa Rica.
3.3
El origen social y étnico como obstáculos en las relaciones interculturales
En páginas anteriores se expresaba que no hay un único modo de articular o relacionar
culturas. Este proceso puede gestarse armónicamente, integrando culturas, pero puede
constituirse conflictivamente por medio de relaciones sociales atravesadas por fronteras,
visibles algunas y/o invisibles otras. El lugar de las asociaciones de colectividades extranjeras
referidas en el punto anterior suele consolidarse en algunas oportunidades aportando a la
integración, a la consolidación de las propias identidades nacionales y étnicas y, en otras
oportunidades, asumen un rol conductor de la resistencia a las fronteras y obstáculos que
impiden una articulación armónica e igualitaria en el acceso a derechos y la participación
social, económica y política. Se hará referencia en adelante a este punto acerca de esta
expresión conflictiva, a veces manifiesta y otras latente, que suele involucrar a las asociaciones
pero que, finalmente, padecen los propios migrantes.
Cuando se analizan materiales producidos en investigaciones propias como en otros
documentos relacionados con la cuestión migratoria en Argentina, Brasil y Costa Rica, merece
destacarse que hay un modo de referirse al migrante externo que se basa en un discurso
95
generalizador del “otro”. Podría mencionarse algún hecho o suceso anecdótico donde el sujeto
sea individualizado, personalizado, donde las referencias sean sus características específicas y
particulares, sin embargo, es muy frecuente que el sujeto gramatical del discurso sea el origen
nacional. Por lo tanto, se habla de “los bolivianos”, “los paraguayos”, “los nicaragüenses”,
etcétera, o “bolita” y “paragua” en Argentina o “caballo paraguayo” en Brasil, entre otras
denominaciones estigmatizadoras. Cuando esto ocurre el individuo pierde su condición de
persona autónoma, única, para constituirse en una categoría o tipo de sujeto, para constituirse
en una generalización. La mirada del nativo le ha expropiado sus atributos individuales
asignándole un conjunto de atributos del colectivo nacional o étnico al que pertenece. Este
acto de expropiación y asignación es un acto en el que se construye una representación del
otro a partir de condicionantes generales, mutilando sus condicionantes particulares. De
alguna manera, se trata de una mirada profética debido a que el vínculo con el extranjero se
constituirá a partir de aquellas categorías que el nativo tiene incorporadas a priori, respecto
del origen nacional del migrante. El extranjero en tanto individuo ha dejado de ser una unidad
completa y única para constituirse en la parte de un todo, en otras palabras, está asediado por
todas aquellas características, por todos los atributos, que configuran la identidad de su origen
nacional según la mirada que porta el nativo. No tiene posibilidad alguna de hacerse de un
“lugar”, de elegir libremente su “lugar”, el suyo es el “lugar” de sus raíces, la distancia que él
mantenga con su origen no cuenta para el nativo. En este sentido, Bauman (2003) apela a un
concepto que resulta muy sugerente, el “pecado de los orígenes equivocados” o “pecado
original”, refiriéndose a esa marca que denota de dónde proviene el sujeto y que lo limita, lo
determina fuertemente. Haga lo que haga, se esfuerce por integrarse o asimilarse a la
comunidad receptora, estará siempre condicionado, marcado, por su origen nacional. Bauman
agrega, “el pecado de los orígenes equivocados –el pecado original- puede rescatarse en
cualquier momento y convertirse en un cargo contra los más conscientes y devotos de los
‘asimilados’. El examen de admisión nunca es un examen final; no puede aprobarse de forma
definitiva”.
Esta mirada sobre el otro no solo detecta las diferencias, no solo reconoce que hay un
otro distinto al nosotros, culturalmente distinto, históricamente distinto, fenotípicamente
distinto, etcétera, sino que hace de esas diferencias un sistema de jerarquías, un sistema de
inclusión-exclusión que crea condiciones acerca de las diferentes áreas de participación social
o específicamente institucional de unos y otros. Calvo Buezas (1996) considera que este tipo de
96
diferencias no son biológicas, no son naturales, sino que configuran “siempre un fenómeno
histórico sociológico”, que muta la diferencia social y cultural en desigualdad económica y
social. En otras palabras, se decodifica al migrante externo como sujeto inferior, trasgresor,
ilegal, en sujeto desviado de la normalidad, de lo esperado. Desde esa mirada profética se
instala, entonces, la idea de ilegalidad, indocumentación, acerca de algunos de los migrantes.
La idea de ilegalidad modifica el lugar del “otro”. Apelar a este concepto modifica al sujeto,
dado que no se lo prejuzgaría ni señalaría como portador de determinados estigmas, en otras
palabras, no se trataría de un sujeto pasivo víctima de un discurso discriminatorio donde el
sujeto activo es el emisor, sino que se constituye él mismo como un sujeto activo que eligió,
optó por transitar el espacio de la ilegalidad, de la trasgresión. El discurso que califica de ilegal
al extranjero, más allá de la coincidencia o no con su status jurídico, logra apelar a una señal
que pareciera depender más del sujeto aludido que de quien es portador del discurso. Es una
señal que tiende a tratar como objetiva y verdadera la condición del otro, eludiendo mostrarse
como resultado de caracterizaciones particulares de quien lo dice; más que una señal impuesta
al otro, se convierte en una señal que éste porta “naturalmente”. Apelar a la ilegalidad implica
señalar al otro como incumpliendo con la normativa a la cual debe someterse todo habitante
del territorio en cuestión. Referirse a los extranjeros ilegales es referirse a un tipo de
extranjero: aquel que decidió incumplir la ley. Desde otra perspectiva Halpern (2009:301)
plantea que “las amenazas de expulsión de los mal llamados indocumentados -o peor llamados
ilegales- actúan como sistemática presión y sometimiento contra cualquier resistencia que se
pueda generar contra ese sistema”. De una forma u otra, en estos discursos la antinomia se
traslada desde el eje nativo-extranjero hacia el eje legal-ilegal, expresando que la diferencia no
está en la condición nacional ni étnica sino, fundamentalmente, en la condición de ilegalidad
que asume el migrante, en el supuesto incumplimiento con la norma. En este sentido, Alvarez
Dorronsoro (1993) plantea que “en los Estados modernos, la distinción entre quienes tienen la
condición jurídico-política de ciudadanos y quienes no disfrutan de ella engendra una
diferenciación cargada de consecuencias prácticas en los planos político, social, económico e
ideológico”.
En este marco representacional del otro, resultado de la intersección de lo que Bauman
llama el pecado de los orígenes equivocados con el incumplimiento de la normativa, con la
ilegalidad, se constituye un núcleo fuerte en torno al cual se construyen diferentes
representaciones estigmatizantes de los migrantes. A partir de aquí se diseñan los perfiles
97
propios del migrante, perfiles que conllevan señales estigmatizadoras. A partir de aquí se
instalan entre la población nativa preguntas tales como, ¿por qué tratarlos como iguales? ¿por
qué solidarizarnos con ellos?
Esta mirada que se constituye como profética es excluyente, se puede arriesgar como
interpretación de este tipo de discurso, que se teme que el comportamiento desviado del
extranjero domine sobre el comportamiento del nativo. Dentro de esta perspectiva, y al
interior de este núcleo, excluir permite revertir el supuesto proceso de dominación al que
pudiera verse el nativo sometido, en tanto a la vez que se lo evita, se controla al otro,
circunscribiéndolo a un espacio aislado y estigmatizado. En este sentido, cuando se habla de
exclusión se hace referencia a una forma de decir, de pensar y de actuar coercitivamente sobre
el otro. Coercitiva entendida como una expresión disciplinadora, regularizadora del otro. Las
acciones con las cuales se excluye no tienden solo a separar, excluir es además limitar, acotar,
obstaculizar, en otras palabras, es pautarle un orden. El sujeto excluido es un sujeto limitado
en sus posibilidades de participación social, política y económica, su lugar está por afuera de
las fronteras entendidas como muros inviolables. Excluirlo es coartarlo en su posibilidad de
sujeto libre, con derechos y obligaciones. El excluido está, existe, hasta puede convivir con su
excluidor, pero limitado en sus capacidades de elección. En este sentido, Bauman (1997) señala
que “los estados nacionales privilegian ‘la condición de nativo’ y construyen sus sujetos como
‘nativos’. Favorecen y refuerzan la homogeneidad étnica, religiosa, lingüística, cultural. (...) Los
nacionalismos promueven la uniformidad.” Concebir la fortaleza identitaria de un pueblo a
partir de la homogeneidad o uniformidad es una concepción intolerante hacia el diferente, es
percibir la otredad a través de un espejo, en otras palabras es concebir al otro como uno
mismo. Se configura, entonces, un modo de representarse al migrante externo como el reverso
de la figura del ciudadano nativo, de manera tal que la sola presencia de aquel o su interacción
social cotidiana se asume que pone en riesgo la naturaleza de este último, lo desdibuja, lo
debilita. Quijano (2000: 202) señala al respecto que “en otros términos, raza e identidad racial
fueron establecidos como instrumentos de clasificación social básica de la población”. Por ello,
apelar a la defensa de una sociedad culturalmente homogénea, uniforme y disciplinada,
diseñada y construida desde la perspectiva del nativo, es el reaseguro, la barrera, que aísla la
amenaza de la mezcla con quienes representan la ilegalidad, la inferioridad, la diferencia que
contamina y desnaturaliza.
98
En los tres casos abordados en este informe se configuran escenarios diferentes, tanto desde el
marco regulatorio como desde la presencia de fronteras u obstáculos en las relaciones entre nativos y
migrantes latinoamericanos. Desde comienzos de 2004 Argentina cuenta con la Ley de Migraciones Nº
25.871, la cual constituye un logro muy destacado en materia de política migratoria y ofrece un marco
legal favorable a la presencia y participación de las colectividades extranjeras, en tanto se señala la
necesidad de un mayor respeto a los derechos humanos de los migrantes. En este sentido, Mármora
(2004: 64) señala que la ley “presta una especial atención a la integración cultural, social y laboral de los
inmigrantes que ya están establecidos en el país. Esto último se plasma en la igualdad de acceso a los
servicios sociales, a la educación, a la salud y a la información sobre sus derechos y obligaciones”. Como
programa de regularización complementario a la Ley de Migraciones, en abril de 2006, se implementó
el Programa Nacional de Normalización Documentaria Migratoria
o “Programa Patria Grande”,
mediante la Disposición N° 53253/2005, cuyo objetivo fue la regularización de la situación migratoria y
la inserción e integración de los extranjeros residentes en situación irregular en el país. Si bien el marco
regulatorio argentino contribuye firmemente a otorgar ciudadanía a la población migrante, se
constituye como condición necesaria pero no suficiente para garantizar que las relaciones sociales entre
nativos y migrantes no se encuentren atravesadas por fronteras y obstáculos. Coincidiendo con
Mármora (2004: 65), debe advertirse que “la imagen del inmigrante –ahora latinoamericano- está
asociada para algunos sectores de la sociedad a la competencia desleal en el mercado de trabajo, a la
inseguridad o al uso abusivo de servicios de salud o de educación.” A continuación se presentan algunos
testimonios seleccionados de algunas investigaciones realizadas en Argentina.
“Lo que ha llegado de países limítrofes, de países latinoamericanos, nos trae
como consecuencia un problema serio porque no tienen capitales, porque
no tienen condiciones de trabajadores, vienen para ser explotados, se venden
por nada.” (Varón, 30 años, secundario completo, empleado de comercio)
“Porque en realidad no viven, para mí subsisten y son, como te dije antes,
esclavos de otros de arriba.” (Mujer, 42 años, contadora pública)
“Cruzan la frontera porque están muertos de hambre. Acá
tienen escuela para sus hijos, hospitales. ¿Y ellos qué nos
dan a cambio? (Mujer, 28 años, secundario completo, desocupada)
99
“Si acá fuéramos respetados por las autoridades que nos gobiernan no
permitirían que los extranjeros hagan de nuestra ciudadanía lo que los
extranjeros quieren, nadie los controla, trabajan en negro, no pagan
impuestos, nadie sabe a qué vinieron,…”
(Varón, 46 años, secundario completo, empleado de banco)
Se reconoce la diversidad, las diferencias culturales, pero se promueven relaciones
asimétricas, que preservan al nativo, que lo distancian del migrante. Este ocupa un lugar, se lo
reconoce, existe, pero sometido a condiciones (controles, disciplinas) que establecen límites
(obstáculos) a su participación social, económica y política en los ámbitos de la educación, la
salud, el trabajo, etcétera. Cuando el extranjero incursiona, transita estos ámbitos, es percibido
como quien sustrae un lugar, se apropia indebidamente (hace lo que no debe) de los
beneficios de un servicio público, entorpece. El nativo se considera víctima de ese
comportamiento invasor, el extranjero adquiere la dimensión del agresor. Regular ese tránsito,
poner freno a esa invasión, requiere de estratégicos dispositivos de control que evite ese hacer
en libertad. Para ello se cuenta con diversos recursos, uno de ellos es adherir la condición de
migrante a la de sujeto ilegal (fuera de la ley, trasgresor) o indocumentado (sin señales que lo
identifiquen, que lo reconozcan), otro recurso estratégico es asignarle atributos peligrosos (ser
portador de enfermedades, trasmisor de epidemias, estar ligado al delito, etc.), ante los cuales
es imprescindible poner distancia y advertir a los pares acerca de la necesidad de adherir a esta
decisión, otro recurso es asignarle atributos que, si bien no son peligrosos, invitan al rechazo
(molestas prácticas de convivencia, de higiene, de alimentación, etc.) y un cuarto recurso es
considerarlo no apto para el desempeño de tareas intelectuales y/o manuales, carente de
habilidades y destrezas, poseedor de un conocimiento inapropiado para “aquí y ahora”. En
todos los casos el migrante es identificado, señalado, y queda a distancia. Señalar y alejar son
dos acciones que se intersectan, potenciando una relación asimétrica entre unos y otros,
estableciendo fronteras, definiendo territorios.
En Brasil, país de destino de varias poblaciones de migrantes latinoamericanos, la ley N°
6815 o Ley de los Extranjeros promulgada por la dictadura en 1980, momento en el que el
extranjero era una amenaza a la seguridad nacional, a pesar de varias modificaciones sufridas,
define en la actualidad la situación jurídica del extranjero y crea el Consejo Nacional de
100
Inmigración, entre otras cuestiones afines. Sin embargo, cabe destacar que el gobierno
brasilero viene realizando esfuerzos en el sentido de mejorar el marco regulatorio referido a la
población migrante. La Comisión Nacional de Inmigración y el Ministerio de Trabajo han tenido
un rol protagónico a partir del cual el gobierno, en julio de 2009, ha enviado al Congreso
Nacional una nueva ley migratoria, que si bien aún no ha sido promulgada, se basa en la
defensa de los derechos humanos de los migrantes. Además, Brasil tiene acuerdos bilaterales
con algunos países del MERCOSUR, principalmente con Bolivia, Argentina y Uruguay, y ha
suscripto un acuerdo regional (Acuerdo de Residencia) mediante el cual se facilitan los
traslados entre los países del MERCOSUR y estados asociados y agiliza el proceso de
regularización migratoria.
Los estados de Paraná y San Pablo –ambos en el sureste de Brasil- son lugares de
destino de las migraciones de origen boliviano y paraguayo. Esta última ha demandado de su
gobierno mayor protagonismo y compromiso en la defensa de sus derechos como migrantes
residentes en Brasil, ante diferentes actos que consideraron discriminatorios. Relacionando
diferentes evidencias empíricas de las migraciones latinoamericanas en Brasil mencionadas a lo
largo de estas páginas, se observa que la comunidad boliviana, sea por haber alcanzado un
mayor grado de organización institucional, sea por tener una mayor exposición cultural
pública, sea porque ambos gobiernos han celebrado en los años recientes convenios que
atienden la cuestión migratoria, sea por otros factores que no tienen la visibilidad suficiente, a
diferencia de la comunidad paraguaya tiene una presencia que expresa su identidad nacional y
étnica, más allá de posibles expresiones discriminatorias de la sociedad receptora.
Costa Rica cuenta con una nueva Ley de Migración y Extranjería –Ley N° 8764-desde el
1 de marzo de 2010 que ha mejorado las condiciones para la regularización de los migrantes,
sin embargo, la principal crítica que se hace desde diferentes instituciones, tanto locales como
extranjeras, es el alto costo que resulta muy dificultoso asumir por poblaciones que en su
mayoría perciben bajos salarios o se insertan en condiciones inestables en el mercado de
trabajo. Por ejemplo, el costo para obtener la cédula de residencia supera en un 35% el salario
de una empleada doméstica y representa el 75% del ingreso mensual de un peón agrícola,
ambas actividades propias de la población migrante en este país. Sin lugar a dudas, el costo del
trámite se ha constituido en el principal obstáculo para la regularización de los migrantes.
Otras de las objeciones a la Ley que se están realizando desde ámbitos académicos y
desde instituciones defensoras de los derechos humanos, se refieren a que permite la
101
detención de los extranjeros por tiempos prolongados sin el correspondiente respeto al
procedimiento judicial, según quienes objetan, y que habilita la intervención del poder
ejecutivo en cuestiones que son del ámbito exclusivo del poder judicial.
Como se señala en otra parte de este informe, la principal migración es la nicaragüense
seguida por la colombiana. Los primeros son los que padecen las condiciones de mayor
exclusión social porque, como colectivo, son portadores de mayor vulnerabilidad económica y
por constituirse en una colectividad mucho más numerosa que la colombiana adquieren mayor
visibilidad urbana y rural. Según Delgado Montaldo (2008: 70) “la presencia de guetos de
inmigrantes acarrea una estigmatización de parte de la población nativa hacia esos nuevos
ciudadanos. Algunos autores señalan, partiendo del análisis de los procesos de identidad
nacional, que se trata de la identificación de ‘otros amenazantes’ o sencillamente, de una
población ‘no blanca’, siguiendo la metáfora del discurso liberal del blanqueamiento con el que
se idealiza el ser costarricense”. La posibilidad de integración cultural de la colectividad
nicaragüense es, por el momento, muy remota. La combinación de su condición de
extranjeros, pobres y “no blancos”, los ubica en un lugar marginal, social y económicamente
vulnerables.
Si bien con variantes que fueron señaladas en las páginas anteriores, en los tres países
no hay un explícito ni implícito reconocimiento de la identidad del otro. Cuando no se
reconocen sus rituales, sus costumbres, su religión, su historia, sus expectativas, sus
necesidades, etcétera, y se lo identifica como extraño, como desviado, se instala una estrategia
desde la sociedad receptora que condiciona el modo de relacionarse de estos dos actores
sociales. Siguiendo a Manuel Castells (1998: 28), se entiende por identidad al “proceso de
construcción del sentido atendiendo a un atributo cultural, o un conjunto relacionado de
atributos culturales, al que se da prioridad sobre el resto de las fuentes de sentido”. Reconocer
la identidad del otro implicaría reconocer las diferencias tal como están dadas, implicaría
aceptar que unos y otros configuran y participan en un espacio diverso, que integran un
mundo intercultural armónico, cohabitable para diferentes fuentes de sentido. Sin embargo,
este reconocimiento no siempre es posible, suelen construirse relaciones sociales en las que se
diluye la identidad del “otro”, se desdibujan las señales que lo identifican como diferente a
“nosotros”, el “otro” queda ausente de sentido. Es el caso en el que al identificar a alguien
como boliviano la representación social resultante está desconectada de cualquier atributo
cultural, histórico o geográfico de Bolivia para constituirse con atributos que hacen a otras
102
cuestiones, como por ejemplo asociar “boliviano” a lento, de bajo desempeño intelectual,
sometido, etcétera, o es el caso cuando la identificación con lo “nicaragüense” da lugar a
atributos asociados a la explotación, a lo no deseado, y no a su origen nacional y cultural. Este
proceso de identificación se constituye sobre el cimiento del no reconocimiento de la identidad
nacional y cultural del “otro”. Diluir la identidad, ignorar las señales que otorgan sentido a la
presencia del extranjero, es otro recurso estratégico a partir del cual se configuran relaciones
sociales de dominación en el ámbito de la interculturalidad. En este modo de relacionarse la
sociedad receptora resignifica al migrante externo, estigmatizándolo y ubicándolo en el mundo
vulnerable de los marginados. El migrante se fortalece cuando logra preservar su propia
identidad nacional y cultural, para desde allí confrontar con la población nativa.
Es importante tener presente que, mayoritariamente, las poblaciones migrantes
actuales, como las que llegaron en décadas anteriores, pertenecieron y pertenecen a los
sectores socioeconómicos más desfavorecidos. Esta condición es en sí misma portadora de
vulnerabilidad y marginalidad independientemente del origen étnico del sujeto en cuestión. Es
por ello que cuando se niega la identidad del “otro” o cuando se evita la mezcla cultural
maximizando las distancias entre unos y otros, se genera un fenómeno doblemente vulnerable
e, inexorablemente, se lo condena a la marginalidad y se le impide participar en los ámbitos
social, económico y político. Apelar a la noción de relaciones interculturales implica considerar
las diferencias culturales pero, también, las desigualdades económicas y políticas. No hacerlo
significa adoptar una mirada multiculturalista liberal que, como bien dice Diaz Polanco (2007:
173, 174) “el multiculturalismo se ocupa de la diversidad en tanto diferencia ‘cultural’,
mientras repudia o deja de lado las diferencias económicas y sociopolíticas (…). Evita cualquier
consideración o política relativa a la redistribución, cuya sola entrada denunciaría la
desigualdad y apelaría a relaciones igualitarias”.
Es necesario destacar que la presencia del migrante externo suele no ser rechazada en
forma manifiesta, hay un deber ser que la acepta pero bajo condiciones de dominación, de
distancia, con fronteras que delimitan los territorios, generalmente, virtuales. Se le impone el
respeto a un código moral hegemónico (Benhabib, 2005), como código único, normal y
verdadero, deberá sentir la pertenencia al medio hospitante, deberá dejar de pensar en su
medio de origen. Su sentir y su pensar deberán disociarse de su identidad nacional y cultural,
deberá re-construir su identidad, deberá apelar a nuevas fuentes de sentido. Por otro camino
se llega al mismo lugar, se constituye una trama de relaciones sociales desiguales, de
103
dominación. Excluir no implica eliminar, extinguir, excluir implica interpretar lo diverso como
desigual a partir de un código dominante que, en tanto tal, da cuenta del “otro” en calidad de
dominado, carente de toda posibilidad de participar y decidir. Ese código hegemónico es moral
porque se basa en criterios de verdad y normalidad, implementándose dispositivos de control
para garantizar su cumplimiento. De esta manera, queda legitimado el pasaje de la inferioridad
biológica a la diferencia cultural. A partir de entonces, la argumentación racista ya no se
encuentra en los atributos naturales del grupo “racizado”, diría Wieviorka, sino en su cultura. Y
como dice el mismo autor, para que haya racismo tiene que haber, frente a la presencia del
otro, algo más que la defensa cultural como tal. Para que se concrete hace falta la idea de una
cultura inherente a la persona misma, la idea que cada ser humano nace con una cultura y que
la misma no puede adquirirse. Hace falta, en este mismo sentido, la convicción de que la
cultura remite a un pasado común del que algunos forman parte y otros no. Esta imposibilidad
en la adquisición de la cultura hace inviable la integración entre seres humanos nacidos bajo
signos culturales –y nacionales- diferentes. En estos tres países, aunque en diferente grado y a
pesar de los distintos marcos normativos, las respectivas sociedades civiles no han logrado
desprenderse de esta idea de que la cultura identifica el origen y que la mezcla cultural debilita
la identidad nacional. En palabras de Balibar, confunden su origen nacional con un supuesto
origen étnico, único e irrepetible, que los clasifica y jerarquiza frente a los otros.
3.4
Las relaciones interculturales en la actualidad en el sistema educativo
El rol socializador de la escuela instala a esta institución como uno de los espacios más
significativos para el estudio de las relaciones interculturales. Como señala Romero (2004:20),
“la escuela ha tenido un papel estratégico y decisivo en la construcción de (…) ideas y creencias
relativas a la nación, el estado, la historia, el habitante, el ciudadano, la ley, la comunidad, la
raza”. El mismo autor expresa, para el caso argentino, que “el tema de las migraciones
fronterizas está considerado en los manuales desde una perspectiva autocentrada”,
articulándose con el prejuicio racista. En ese sentido, Balibar y Wallerstein (1991) señalan que
la escuela, junto a la familia, desempeñan un papel central en la constitución del discurso de la
raza, son fieles reproductoras de la mirada de la sociedad civil. Desde esta perspectiva
entiendo la escuela como una institución permeable y reproductora de valores y creencias en
torno a los conceptos de ciudadanía, diversidad cultural y acceso a derecho. De cómo se
104
articule con estos conceptos una red interpretativa de las diferencias, surgirá, necesariamente,
la noción de otredad. Los estados de armonía, tensión o conflicto al interior de las relaciones
interculturales se encuentran influidos, aunque no determinados, en la vida cotidiana por
cómo la escuela desempeña su rol. Inés Dussel (2003: 124) sugiere que existe una gran
oportunidad para trabajar desde las instituciones educativas en el campo de la
interculturalidad, “muchas veces la denominación de diverso es una antesala a cuestionar la
capacidad (y el derecho) de ser educado de ciertos niños y a la ponderación de las diferencias
como deficiencias o déficits. (…). Se instala una sospecha que se ubica entre la capacidad del
alumno de ser educado o se desplaza hacia los familiares como contexto que incapacita. (…).
Que haya sujetos que pueden educarse depende de lo que hagamos con ellos en la escuela, no
sólo de lo que haga la familia o la sociedad: depende de cómo los recibamos y los alojemos en
una institución que los considere iguales, con iguales derechos a ser educados y a aprender”.
A continuación se presentan algunos testimonios obtenidos de investigaciones
realizadas con docentes de escuelas argentinas.
“Lo tenés que dejar a él de lado hasta hacerte un tiempo para poder volver a explicarle lo
mismo o directamente seguís con la clase y bueno, te olvidás.
Yo lo que veo es que me cuesta llegar más a esos chicos, yo no puedo estar encima de ellos
diciéndoles ‘¿entendiste?’, entonces se terminan perdiendo, no podés saber si el chico te está
siguiendo, si realmente entendió. Y como tenés que contener al resto del curso...” (Docente de
escuela secundaria pública)
“Los padres tienen el pensamiento de la subsistencia y acá lo logran. Es lo único que les
interesa.” (Docente de escuela primaria pública)
“Llegaron dos paraguayos que no sabían hablar…Yo no me iba aponer a enseñarles a hablar y
escribir porque en ese momento tenía en el curso 32 chicos. Tenía 30 argentinos que tenían que
aprender. Entonces yo trabajo para el grupo, para la mayoría.No considero que por uno o dos
tenga que retrasar a 30,
o sea, yo tengo esa postura.”
(Docente de escuela primaria pública)
“Los bolivianos tienen esta cuestión de utilizar a sus hijos como
para conseguir...Para mendigar, dar lástima.”
105
(Docente de escuela primaria privada religiosa)
“El que viene es el más bajo de la sociedad. Lo más rata.”
(Docente de escuela primaria privada religiosa)
“Algunos compañeros discriminan a otros. Las autoridades se enteran y en lugar de tomar
cartas en el asunto es como que no te hagas problema, si éstos total están de paso, de todos
modos este grupo no me interesa, no duran, están dos años y después se van y tenés otra
población, igual, del boliviano... Pero no duran más de dos años o tres años. Es muy poca la
población que llega a quinto año desde primer año. Que se instalan y permanecen en el país,
quiere decir que no están aceptados, entonces vuelven a su país o vagarán por distintos
colegios. Entonces como el nivel cultural o de aprendizaje no es óptimo, yo veo que se terminan
yendo también.”
(Docente de escuela secundaria pública)
En estos testimonios se puede observar con facilidad cómo se califica negativamente al
extranjero: se considera que tienen como objetivo la subsistencia, lo provisorio, lo pasajero,
tienen dificultades para comunicarse y comprender, por lo tanto no merecen ser atendidos,
utilizan a los hijos como estrategia para mendigar y los que han migrado son los menos
calificados. Este modo de referirse al otro no termina en una mera descalificación o
desacreditación, es un procedimiento que lo ubica, además, como trasgresor confrontado con
el deber ser, a la vez que conlleva una fuerte sanción moral sobre el desacreditado, en tanto
son argumentos que sostienen la necesidad de posicionar al otro en un lugar inferior, excluido,
el lugar de la mendicidad, de lo transitorio, del no merecer ser atendido en su demanda o
necesidad. Su lugar de desviado o trasgresor legitima, justifica, la presencia de relaciones de
dominación. Son relaciones necesarias en tanto marcan la diferencia entre lo que debe ser y lo
que trasgrede.
Resulta interesante observar, además, que los calificativos utilizados para con los
migrantes externos omiten muy frecuentemente apelaciones referidas a sus orígenes
nacionales o étnicos. En otras palabras, poco o nada se dice respecto de sus características
identitarias, como por ejemplo su tradición, su religión, su historia, sus costumbres, etcétera,
más aún, si se las menciona son un componente más de descalificación o son percibidas como
106
amenaza, pero no como atributos distintivos y valorados o reconocidos como propios del
origen nacional o étnico. Coincidiendo nuevamente con Wieviorka (2002), se puede afirmar
que este tipo de omisión revela que no solo el migrante es posicionado en un lugar trasgresor
sino que, también, es sometido a un proceso de disolución de su identidad nacional y étnica.
“Ya solo existen bajo la mirada de los dominadores, (…), están llamados o bien a disolverse, o
bien a retraerse bajo formas cuyo sentido mismo se pierde; o bien, incluso, a afirmarse, pero
siempre en una relación viva con la sociedad más amplia”.
En estos testimonios subyacen dos cuestiones encubiertas por diferentes referencias a
los migrantes, que le otorgan un matiz teórico complementario a consideraciones anteriores.
En primer lugar, se habla de la diversidad como desigualdad y en segundo lugar, se señala la
disolución de la identidad del otro, el oscurecimiento de las señales nacionales y étnicas que
identifican y diferencian a ese otro actor social llamado migrante externo. Estas dos
características otorgan una gran dramaticidad a la diversidad cultural, en la medida que se
diseña un escenario en el cual, por un lado, hay un actor social favorecido en esta distribución
social y económica de roles, portador de una identidad nacional y étnica reconocida y, por el
otro, hay un actor social desempeñando el rol del dominado, señalado como trasgresor,
culpabilizado, y con una desdibujada identidad, a veces irreconocible. Diversidad es, en este
caso, desigualdad, confrontación, dominación.
En Brasil, y particularmente en la ciudad de San Pablo, la presencia de alumnos
bolivianos y paraguayos, y en menos medida peruanos, se da en varias escuelas que reclutan
entre los sectores más vulnerables socioeconómicamente. Una de las barreras que deben
vencer estos niños y jóvenes es la idiomática, la cual potencia la presencia de
comportamientos estigmatizantes entre los docentes y pares de origen brasileño. Desde
distintas asociaciones de extranjeros se entiende que el fortalecimiento en el conocimiento del
idioma brasilero por parte de niños y jóvenes latinoamericanos, contribuirá a mejorar la
comunicación y orientará las demandas que puedan formularse desde estas comunidades,
contribuyendo a agilizar el camino hacia la integración social y cultural.
En Costa Rica, como en alguna medida ocurre en Argentina y Brasil, los mecanismos de
integración cultural, el acceso a derechos y oportunidades, pasa por el sistema educativo como
por el filtro a que son sometidos los migrantes nicaragüenses y colombianos, en su
incorporación al mercado de trabajo. Delgado Montaldo (2008: 88) señala que “al estar cada
vez más mermadas las funciones centralizadas y organizadas por el Estado en detrimento de
107
las leyes del mercado, es este último, en conjunto con los procesos educativos –estos sí bajo la
batuta del Estado-, los que emergen como instrumentos centrales para integrar a los
inmigrantes a la sociedad costarricense”.
4. Síntesis y conclusiones
A lo largo de la primera parte de este estudio se han abordado las tendencias y
principales cambios de la migración internacional de los iberoamericanos procurando brindar
un panorama global y a la vez particularizado que refleje la situación actual y sus antecedentes
históricos. Al respecto, tanto los movimientos dentro la Región de América Latina y el Caribe
como los que se dirigen a Estados Unidos o a Europa, fundamentalmente a España, continúan
mostrando un alto dinamismo y presencia que debiera colocar a las migraciones en un tema
central de las agendas internacionales de los países involucrados. En lo que atañe a los
iberoamericanos, y a los tres grandes grupos de migrantes bajo estudio (los latinoamericanos
en España, los latinoamericanos dentro de la Región y los españoles en América Latina), puede
concluirse lo siguiente:
•
Entre los migrantes iberoamericanos predominan notoriamente los nacidos en América
Latina, que constituyen el 85 por ciento alrededor del 2000. El resto está conformado con
cuotas similares por españoles y portugueses.
•
Una particularidad de los migrantes iberoamericanos es su alta concentración en pocos
países de destino: entre Argentina, España y Venezuela absorben más de las dos terceras
partes. Hay que tener presente que esta distribución es el resultado combinado de procesos
migratorios de distinta índole y que se produjeron en distintos momentos históricos: por un
lado, la antigua inmigración de españoles a América Latina y, por otro, la más reciente
emigración de latinoamericanos a España.
•
Entre las últimas décadas del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX se produjo una
masiva inmigración de ultramar hacia América Latina, proveniente mayormente de Europa.
Durante este período la inmigración tuvo un papel preponderante en el desarrollo poblacional,
económico, social y cultural de las sociedades receptoras. Dada la antigüedad de esta
migración, la población española en América Latina fue disminuyendo progresivamente por
efecto de la mortalidad y de la no renovación de estos flujos. Los españoles se localizaron en
108
Argentina, Venezuela, Brasil y México, países que en conjunto absorbieron al 89 por ciento de
los españoles, siendo Argentina el destino privilegiado, que concentra al 44 por ciento.
•
Respecto a la migración extra regional, a fines de la década de 1990 surge España como
un importante destino alternativo a Estados Unidos, básicamente para los sudamericanos.
Seguramente los vínculos históricos con España, su alto crecimiento económico y las ventajas
comparativas de ese país frente a las restricciones migratorias en Estados Unidos después del
11 de setiembre confluyeron para alentar este proceso. En 2009, la mayoría de los países
estudiados, con la excepción de los colombianos -que históricamente fueron el contingente
sudamericano más numeroso en Estados Unidos-, los peruanos y los brasileños, presenta un
número superior de emigrantes en España.
•
El gran interrogante refiere a las consecuencias de la crisis de 2008 en este proceso. Se
señaló que los inmigrantes que fueron en buena medida bienvenidos pasaron a sufrir las
consecuencias de la recesión económica y de la falta de empleo con la crisis económica
internacional. Como consecuencia se ha atenuando la llegada de latinoamericanos a España y
en algunos colectivos incluso las tasas de crecimiento entre 2008 y 2011 resultan negativas:
argentinos, bolivianos, brasileños, chilenos y uruguayos.
•
En relación con la migración intrarregional, se observa que a inicios del siglo XX casi tres
millones de latinoamericanos vivían en países de América Latina distintos al de su nacimiento.
El mayor incremento de estos movimientos intrarregionales se produjo durante la década de
1970, cuando aumentaron en un 60 por ciento. Luego, durante los 80´s aumenta pero más
atenuadamente y retoma un ritmo más alto durante la última década del siglo XX, en que la
cantidad de estos migrantes crece un 24 por ciento.
•
La mayoría de estos migrantes se dirigieron a la Argentina, que absorbió alrededor de
2000 al 35,6 por ciento. El segundo país receptor es Venezuela que recibió a una cuarta parte
(25,8%) y, en tercer lugar corresponde a Costa Rica, país donde reside el 9,5 por ciento de los
migrantes intrarregionales.
•
El análisis de la inmigración en los principales países de Iberoamérica que son receptores,
permite visualizar distintos perfiles: desde países, como Argentina, España y Chile, donde
confluyen contingentes de distintos orígenes hasta Costa Rica, Venezuela y República
Dominicana, donde los inmigrantes proceden casi exclusivamente de un solo país vecino.
•
Por último, la mirada de la importancia de la emigración en cada uno de los países
seleccionados también generó ejemplos muy diversos. México, que ejemplifica un tipo de
109
emigración que exclusivamente se dirige a un único país, Estados Unidos, así como Costa Rica y
República Dominicana, que muestran un patrón análogo. Por otro lado, países en los cuales sus
emigrantes tienen varios destinos, aunque con distinto peso en los tres ámbitos considerados:
Estados Unidos, España y el resto de América Latina.
A lo largo de la historia, las migraciones internacionales estuvieron estrechamente
vinculadas al desarrollo de los países latinoamericanos, reflejando hasta la actualidad los
desequilibrios económicos, sociales y políticos entre países y regiones. Estos movimientos han
constituido una fuerza de cambio que repercute tanto en las sociedades de origen como de
destino.
En lo relativo a la interculturalidad, en Argentina, Brasil y Costa Rica este fenómeno
asume características diferentes según quienes son los actores involucrados, cómo se
involucran en la sociedad receptora, qué nivel de organización se dan, cuál es el marco
normativo que regula su involucramiento, etcétera. Sin embargo, y más allá de las diferencias,
en los tres países los puentes entre el deber ser y la práctica cotidiana evidencian obstáculos y
fronteras que no pueden ser obviadas.
Las condiciones político-económicas internacionales actuales han generado apropiadas
condiciones para el surgimiento y desarrollo de representaciones sociales estigmatizadoras. En
este sentido, las metáforas orgánicas surgidas de categorías biológicas han invadido el discurso
colectivo, con lo cual se ha constituido una jerarquización natural entre los unos y los otros. El
capitalismo, en la actualidad, ha modificado la dinámica del sistema productivo, creando
mecanismos de expulsión más severos que en décadas anteriores. Ya no solo la pelea, la lucha,
es por estar más arriba, evitando caer en los niveles sociales y económicos más bajos, sino que
además, se lucha por estar adentro, evitando quedar afuera de toda posibilidad de
participación, en otras palabras, evitando ocupar el vulnerable lugar del excluido. Por lo tanto,
abordar la cuestión cultural como inherente a las migraciones internacionales conlleva
incorporar en el análisis las dimensiones política y económica, no hacerlo implicaría construir
una mirada sociológicamente sesgada sobre un fenómeno que deja huellas en la constitución y
dinámica de las sociedades actuales.
A modo de conclusión, podría señalarse que, por un lado, es necesario que las políticas
y acciones migratorias faciliten la regularización de la situación documentaria de los
inmigrantes en los países receptores y su acceso igualitario a los derechos sociales, económicos
y culturales. Asimismo, que consideren el fortalecimiento de los vínculos con sus emigrantes y
110
la formulación de acuerdos bi y multilaterales para garantizar estándares adecuados de calidad
de vida. Por otro, y no menos importante, es conveniente que los Estados se planteen la
urgencia de promover el desarrollo y reducir las desigualdades económico-sociales en sus
países, para que su población tenga el derecho de elegir entre migrar o permanecer en su país
de origen.
111
Bibliografía
Alvarez Dorronsoro, Ignasi (1993), Diversidad cultural y conflicto nacional, Madrid: Talasa
ediciones.
Baer, Gladys, Benitez, Natalia y Contartese, Daniel (2012), “La participación de los trabajadores
inmigrantes procedentes de los países limítrofes y de Perú en los mercados laborales urbanos
de la Argentina” en Cuadernos Migratorios No. 2. Organización International para las
Migraciones. Buenos Aires.
Balán, Jorge (1992), “The role of Migration Policies and Social Networks in the Development of
a Migration System in the Southern Cone” en International Migration System. A global
Approach. Kritz, M; Lean Lim, L. y Zlotnik, H. Clarenton Press Oxford. Oxford University Press.
New York.
Balibar y Wallerstein (1991), Raza, nación y clase, Santander: ediciones Iepala.
Bauman, Zygmunt (1997), “Modernidad y ambivalencia”, en A. Giddens et al. (comp.), Las
consecuencias perversas de la modernidad, Barcelona, ed. Anthropos.
Bauman, Zygmunt (2003), Comunidad, Madrid: Siglo XXI.
Benhabib, Seyla (2005), Los derechos de los otros, Barcelona: Gedisa editorial.
Boletín Oficial de la República Argentina (2004), Ley de Migraciones 25.871 sancionada el 17 de
diciembre de 2003. Año CXII, No 30.322. Buenos Aires.
Cacopardo, Cristina y Maguid, Alicia (2009), “El rédito de la educación en la inserción laboral de
los argentinos en España” en Revista Estudios del Trabajo Nº 36 de segundo semestre Buenos
Aires.
Cacopardo, María Cristina, Maguid, Alicia y Martínez, Rosana (2008), “La nueva emigración de
latinoamericanos a España: el caso de los argentinos desde una perspectiva comparada” en el
libro Migrantes latinoamericanos: El estado de las investigaciones en la región. Red de
Movilidad Internacional de la Población. Meichtry, Pellegrino y Bologna – ALAP Editor. Serie de
investigaciones No. 1. CEA/CONICET/ UNFPA/ALAP/ Universidad Nacional de Córdoba.
Calvo Buezas, Tomás (1996), “Racismo”, en Javier Blázquez Ruiz (coord.), Diez palabras claves
sobre racismo y xenofobia, Navarra: ed. Verbo Divino.
Castells, Manuel (1997), La era de la información, Volumen 2, Madrid: Alianza Editorial.
CEPAL (2001), Una década de luces y sombras. América Latina y el Caribe en los años noventa.
Alfaomega, Santiago de Chile.
112
CEPAL (2006), Observatorio Demográfico No. 1 Migración Internacional. Investigación de la
Migración Internacional en Latinoamérica (IMILA), Santiago de Chile.
CEPAL/CELADE (2006), Migración Internacional. América Latina y el Caribe. Observatorio
Demográfico, CEPAL - Naciones Unidas. Santiago de Chile.
Cerrutti, Marcela y Maguid Alicia (2010), Familias divididas y cadenas globales de cuidado: la
migración de sudamericanos a España. CEPAL, Serie Políticas Sociales No. 163, Santiago de
Chile.
Cerrutti, Marcela y Maguid, Alicia (2011), “Migrantes Sudamericanos en España: Tendencias
recientes y perfil de sus migrantes” en Migrantes sudamericanos en España: Panorama y
Políticas. Cuadernos Migratorios No. 1. Organización Internacional para las Migraciones (OIM),
Oficina Regional para América del Sur. Buenos Aires.
Cox, Oliver (2002), “Relaciones raciales y explotación capitalista”, en Eduardo Terrén (comp.),
Razas en conflicto, Barcelona: Anthropos Editorial.
Da Silva, Sidney Antonio (2006), “Bolivianos em Sao Pualo: entre o sonho e a realidade”, en
Estudios avanzados vol. 20 N° 57. Sao Paulo; http://dx.doi.org/10.1590/S010340142006000200012.
Delgado Montaldo, David (2008), “Percepciones de la inmigración e integración en Costa Rica”,
en Papeles de población, Nueva Epoca año 14, N°57, Toluca: Centro de Investigación y Estudios
Avanzados en la Población.
Díaz Polanco, Héctor (2007), Elogio de la diversidad, México: Siglo XXI.
Dirección General de Migración y Extranjería de Costa Rica (2011), Migración e Integración en
Costa Rica. Informe Nacional 2011. San José de Costa Rica.
Domingo, A. (2005), “Tras la retórica de la hispanidad: la migración latinoamericana en España
entre la complementariedad y la exclusión”, Papers de Demografía, 264. Centre d’ Estudis
Demográfics.
Domingo, A. y Houle, R (2005), “Situación laboral de la población extranjera censada en
España”. Papers de Demografía No 266. Centre d’ Estudis Demográfics.
Domingo, A (2003), “Reinventando España. Migración Internacional estrenando el siglo XXI”.
Papers de Demografía No 219. Centre d’ Estudis Demográfics.
Domingo, A. (2002), “Reflexiones demográficas sobre la inmigración internacional en los países
del sur de la Unión Europea” en Actas 3º Congreso Inmigración en España, Vol. 1, Granada.
Duarte Dantas, Sylvia (2012), “Para uma compreensao intercultural de realidade”, en Sylvia
Duarte Dantas (comp.) Diálogos interculturais. Sao Paulo: Instituto de Estudios avancados da
Universidade de Sao Paulo.
113
Dussel, Inés y otros (2003), Enseñar hoy: una introducción a la educación en tiempos de crisis,
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
García Canclini, Néstor (2006), Diferentes, desiguales y desconectados, Barcelona: Gedisa
editorial.
Halpern, Gerardo (2009), Etnicidad, inmigración y política. Buenos Aires: Prometeo.
Herrera, Gioconda et.al., eds. (2005), La migración ecuatoriana. Transnacionalismo, redes e
identidades. Quito: FLACSO-Ecuador/Plan Migración Comunicación y Desarrollo.
Hinojosa Gordonava, Alfonso (2008), “España en el itinerario de Bolivia. Migración
transnacional, género y familia en Cochabamba” en Susana Novick (Comp.) Las Migraciones en
América Latina. Buenos Ares: Catálogos.
INSTRAW (2007), Género y remesas. Migración Colombiana del AMCO a España. Nuevas
Ediciones: Colombia.
Izquierdo Escribano, López de Lera y Martínez Buján (2002), “Los preferidos del siglo XXI: la
inmigración latinoamericana en España”, en Actas 3º Congreso Inmigración en España, vol.2,
Granada.
Izquierdo Escribano, López de Lera y Martínez Buján (2002), “Los preferidos del siglo XXI: la
inmigración latinoamericana en España”, Actas 3º Congreso Inmigración en España, vol.2,
Granada.
Lattes, Afredo y Recchini de Lattes, Zulma (1992), International Migration in Latin America:
Patterns, Determinants and Policies ECE/UNFPA, Expert Group Meeting on International
Migration, Geneva.
Macadar, Daniel y Pellegrino, Adela (2009), Informe Temático. Encuesta Nacional de Hogares
Ampliada 2006. Informe sobre migración internacional en base a los datos recogidos en el
módulo Migración. UNPPA, UNDP e INE. Montevideo.
Maguid, Alicia y Bruno, Sebastián (2010), “Migración, mercado de trabajo y movilidad
ocupacional: el caso de los bolivianos y paraguayos en el Área Metropolitana de Buenos Aires”
en Revista Población de Buenos Aires. Dirección General de Estadísticas y Censos, Ministerio de
Hacienda del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Maguid, Alicia y Cerrutti, Marcela (2010), “Emigrantes sudamericanos en España: contextos de
origen y diversidad socioeconómica” en CD Rom. IV Congreso de la Asociación Latinoamericana
de Población (ALAP), La Habana, Cuba.
Maguid, Alicia y Martínez, Rosana (2009), “Patrones emergentes de la emigración de
sudamericanos: el caso de los argentinos en Estados Unidos y en España” en Estudios
Migratorios Latinoamericanos, Años 22/23. No.66. Buenos Aires.
114
Maguid, Alicia y Salinas Ulloa, Viviana (2010), Inserción laboral y acceso a mecanismos de
seguridad social de los migrantes en Iberoamérica. CEPAL-CELADE, División de Población de
CEPAL, Serie Población y Desarrollo 96. Santiago de Chile.
Maguid, Alicia (1999), “Los esfuerzos de las poblaciones: las migraciones en Centroamérica”
Capítulo 14 en El Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible 1999. Proyecto Estado
de la Región, PNUD/Unión Europea. San José de Costa Rica.
Maguid, Alicia (1997), “Migrantes limítrofes en el mercado de trabajo del Área Metropolitana
de Buenos Aires. 1980-1996” en Revista Estudios Migratorios Latinoamericanos, Año 12, No 35.
CEMLA, Buenos Aires.
Maguid, Alicia, Arruñada, Verónica y otros (1997), La migración internacional en la Argentina:
sus características e impacto. INDEC, Serie Estudios 29. Buenos Aires
Maguid, Alicia (1995), “L´Immigration des pays limitrophes dans l’Argentine des années 90,
mythes et réalités” en Revue Européenne des Migrations Internationales, Vol. 11, No. 2,
Université de Poitiers/MIGRINTER C.N.R.S, Poitiers, France.
Mármora (2004), “Las leyes de migraciones como contexto normativo”, en Giustiniani, Rubén,
Migración: un derecho humano. Buenos Aires: Prometeo.
Mármora, Lelio (2003), “Políticas migratorias consensuadas en América Latina” en Revista
Estudios Migratorios Latinoamericanos No. 50, CEMLA, Buenos Aires.
Mármora, Lelio y Cassarino, María (1999), “La variable migratoria en el MERCOSUR” en Revista
de la OIM sobre Migraciones en América Latina, vol 17. No.1. OIM, Santiago de Chile.
Mármora, Lelio, “Logiques politiques et intégration régionale” en Revue Européenne des
Migrations Internationales, Vol. 11, No. 2, Université de Poitiers/MIGRINTER C.N.R.S, Poitiers,
France, 1995.
Martinez Pizarro, Jorge (2003), El mapa migratorio de América Latina y el Caribe, las mujeres y
el género. Serie Población y Desarrollo 44. CEPAL/CELADE. Santiago de Chile.
Ministerio de Trabajo, Observatorio del Mercado Laboral Dominicano (2011), Inmigrantes
Haitianos y Mercado Laboral, Estudio Sobre los Trabajadores de la Construcción y de la
Producción del Guineo en la República Dominicana. Santo Domingo, República Dominicana.
Oficina Nacional de Estadística, ONE (2009), Encuesta Nacional de Hogares de Propósitos
Múltiples (ENHOGAR 2007). Santo Domingo. República Dominicana.
Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2011), Perfil migratorio de Venezuela.
Oficina Regional para América del Sur, Buenos Aires.
115
Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2011), Perfil Migratorio de Uruguay.
Oficina Regional para América del Sur, Buenos Aires.
Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2011), Perfil Migratorio de Chile. Oficina
Regional para América del Sur, Buenos Aires.
Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2003), Movimientos Internacionales a
través de las fronteras centroamericanas. Síntesis Regional. Sistema de Información Estadística
sobre las Migraciones en Centroamérica (SIEMCA), Serie Flujos Migratorios 1. San José de
Costa Rica.
Organización Internacional para las Migraciones, OIM (2003), Movimientos Internacionales a
través de las fronteras centroamericanas. Costa Rica. Sistema de Información Estadística sobre
las Migraciones en Centroamérica (SIEMCA), Serie Flujos Migratorios 2. San José de Costa Rica.
Pellegrino, Adela (1995), “La propensión de jeunes à emigrèr: le cas de l’Uruguay “ en Revue
Européenne des Migrations Internationales, Vol II, No. 2. Université de Poitiers. MIGRINTER
C.N.R.S. Poitiers, Francia.
Pellegrino, Adela (2003), La migración internacional en América Latina y el Caribe: tendencias y
perfiles de los migrantes. Serie Población y Desarrollo 35, CEPAL-CELADE-BID. Santiago de
Chile.
Quijano, Anibal (2000), “Colonialidad del poder, etnocentrismo y América Latina”, en Lander E.
(comp). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Buenos Aires: CLACSO.
Romero, Luis Alberto (2004), La Argentina en la escuela, Buenos Aires: Siglo XXI.
SICREMI (2011), Migración Internacional en Las Américas SICREMI 2011 Primer Informe del
Sistema Continuo de Reportes sobre Migración Internacional en las Américas (SICREMI), OCDECEPAL- OEA.
SICREMI (2011) Migración Internacional en Las Américas SICREMI 2011 Informes Nacionales.
Sistema Continuo de Reportes sobre Migración Internacional en las Américas (SICREMI), OCDECEPAL- OEA.
Terrén (comp.), Barcelona: ed. Anthropos.
Villa, Miguel y Martinez, Jorge (2002), “Rasgos sociodemográficos y económicos de la
migración internacional en América Latina y el Caribe” en Capítulos del SELA, 65.
Wallerstein, Immanuel (1988), El capitalismo histórico, Madrid: Siglo XXI.
Wieviorka, Michel (2002), “La diferencia cultural como cuestión social”, en Razas en conflicto.
116
Descargar