Análisis de las políticas de vivienda en Países Bajos, Suecia, Austria, Reino Unido y Francia Hogar, dulce hogar Desde la reconstrucción de Europa tras la segunda guerra mundial, los gobiernos europeos han jugado un papel clave en la promoción de la vivienda en sus respectivos países. Un repaso a las diferentes estrategias y su impacto en la sociedad resulta especialmente útil si nos planteamos diseñar una política de vivienda. Resumen del artículo Los instrumentos utilizados por los gobiernos europeos para el desarrollo de vivienda son muy diferentes. En este artículo se analizan las políticas de vivienda de cinco estados europeos: Países Bajos, Suecia, Austria, Reino Unido y Francia. Los cuatro primeros destacan por su capacidad para mantener una proporción de alquiler social alta. Francia, por la continuidad de su política de vivienda. Tradicionalmente, la vivienda ha ocupado un papel destacado en las políticas socioeconómicas de los países europeos; prácticamente todos han desarrollado políticas específicas, en algunos casos, centenarias. Sin embargo, las medidas suelen diferir de país a país y en muchos casos –algunos muy recientes– han dado un giro copernicano. El IESE ha abierto una línea de investigación que estudia las diferentes estrategias y sus consecuencias. Al conocer este trabajo, el Ministerio de Vivienda nos encargó la celebración de un congreso europeo que reuniera a representantes de las Administraciones públicas, académicos y empresarios de cinco países para conocer y analizar los instrumentos y planteamientos predominantes en Europa. Analizamos los casos de Países Bajos, Austria, Suecia, Reino Unido y Francia. Al seleccionar estas economías valoramos la proporción de alquiler social (Países Bajos, Austria, Suecia y Reino Unido) y, por otro lado, la continuidad en una determinada política, Francia. El origen de las políticas de vivienda La historia moderna de las políticas de vivienda nace a finales de la segunda guerra mundial. La guerra afectó a muchas ciudades y amplios sectores de la población quedaron sin cobijo, por lo que las políticas de vivienda se centraron fundamentalmente en la reconstrucción de núcleos urbanos. En los años setenta, la situación económica y las pautas demográficas produjeron una desaceleración del ritmo de construcción y un cambio hacia el mantenimiento y reposición de los parques existentes. Los años noventa se caracterizaron por exigencias de disciplina fiscal y replanteamientos ideológicos que limitaron el gasto público y propiciaron un mayor protagonismo a la iniciativa privada. Los instrumentos utilizados por los países europeos para la implantación de las políticas de vivienda son muy distintos, dependiendo de que el énfasis esté en la propiedad o el alquiler, del carácter directo o indirecto de la intervención y del destinatario inmediato de la misma, que puede ser tanto el promotor inmobiliario como el constructor, inversor, ocupante o los mercados financieros. Las políticas de vivienda y la actuación de los agentes han dibujado un panorama heterogéneo, como se puede ver en el Cuadro 1. José Luis Suárez Profesor, IESE Dirección Financiera [email protected] Amparo Vassallo Asistente de investigación del CIIF, IESE [email protected] Natalia Muñoz Asistente de investigación del ICRE, IESE [email protected] 24 Casi todos los países aplican algún tipo de ayuda a ciertos ciudadanos en los casos de compra de vivienda, la política predominante en España –que ha producido un elevado porcentaje de vivienda en propiedad. Sin embargo, en muchos países se ha considerado que una política de vivienda social debía generar viviendas en alquiler de propiedad pública o de entidades mixtas o privadas sin fines de lucro, en cantidades adecuadas. Por esa razón, los países de más larga tradición en materia de políticas de vivienda, o aquellos con políticas más intensas, han desarrollado un parque de alquiler social importante. El alquiler social es prácticamente inexistente en los países mediterráneos: Portugal, España, Italia y Grecia. Países Bajos: de las cooperativas al ciudadano Este país tiene la mayor proporción de vivienda social en alquiler de Europa. Desde 1901, la construcción y gestión de las viviendas se desarrolló a través de asociaciones o cooperativas IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos Austria Bélgica Dinamarca Alemania España Francia Grecia Países Bajos Irlanda Italia Finlandia Luxemburgo Portugal Suecia Suiza Noruega Reino Unido Año dato 2002 1999 2001 1999 1999 2002 2001 2003 2001 2000 2000 2001 2001 1999 1999 1999 2001 Propiedad 53 74 51 43 86 56 74 55 80 68 58 70 75 62 31 60 69 Total* 40 23 45 57 14 38 20 45 20 32 31 26 21 38 69 40 31 Alquiler Social 22 7 19 10 2 17 35 9 6 16 2 22 3 18 21 Privado 18 16 26 47 12 21 20 10 11 26 15 24 21 16 66 22 10 Otras 7 3 4 – – 6 6 – – – 11 4 4 – – – – *Suma de alquiler social y privado. Fuente: “Cecodhas European Laison Committe for Social Housing”; "Housing Policy in France" de Claude Taffin; "The Austrian System of Social Housing Finance”, de Wolfgang Amann; "Social Housing in the Netherlands" de Ewout van den Blink; "La política de vivienda desde una perspectiva europea camparada" de Carmen Trilla. Elaboración propia. Cuadro 1 Formas de tenencia de la vivienda en Europa (%) a fondo «Vaya vista». Gregorio Gigorro. 1arte.com de vivienda de iniciativa privada, financiadas y controladas por el Estado. Las necesidades de la posguerra acentuaron la participación estatal. Un estudio de 1989 subrayó el elevado coste de esa política, provocando un marcado cambio a partir del año siguiente. El cambio supuso que el Gobierno abandonase las subvenciones para la construcción y gestión, manteniendo las subvenciones a los ciudadanos. El gasto público en vivienda se redujo un 50% entre 1990 y 2000; la financiación de la vivienda se favoreció por vía indirecta con la creación de un fondo de garantía (WaarborgFonds Sociale Woningbouw) para atraer inversión y un fondo central (Central Fonds voor Wolkshusvesting) para apoyar a las asociaciones de viviendas. En 2003 había 552 asociaciones y cooperativas (Woningcorporatives) ofreciendo alquiler social bajo control municipal y apoyo estatal. Una ley de 1995 (The Bruteringsregeling) estableció las obligaciones del Gobierno con respecto a las asociaciones de vivienda y consagró el paso de una combinación de ayudas objetivas (“al ladrillo”) y subjetivas (a los ciudadanos) a un sistema basado en estas últimas. tamente, en Austria sólo el 10-20% de hogares de mayor renta queda excluido de las viviendas sociales. En Austria, el sector del alquiler se sitúa por encima de la media europea, y dentro del alquiler predomina el social, proporcionado por ayuntamientos y asociaciones de vivienda y cooperativas. En 2002, estas últimas fueron responsables del 28% de la nueva construcción, recibiendo un tercio del total de subvenciones; sus propietarios son autoridades públicas, organizaciones caritativas, bancos, sociedades e incluso particulares. Son supervisadas por los gobiernos provinciales y sus beneficios deben reinvertirse, en parte, para nuevas construcciones. Además de las asociaciones, las subvenciones alcanzan a los particulares que quieren construir su propia vivienda, empresas constructoras y municipios. Austria: hacia el alquiler universal El Ayuntamiento de Viena constituye un paradigma de actuación pública directa en el alquiler social. Cuenta casi con el monopolio del suelo en la ciudad y la propiedad de unas 220.000 viviendas. Cuando se promueve una actuación inmobiliaria, muchos de los futuros inquilinos aportan capital para la construcción de estas viviendas; los que superan un determinado nivel de desembolso tienen derecho a una opción de compra a diez años. No todas las políticas se dirigen exclusivamente a los sectores menos favorecidos; también en países como Austria y Suecia, un alto porcentaje de personas pueden beneficiarse de ellas. Concre- En el desarrollo de la política de vivienda colaboran el Estado, las provincias (länders) y los municipios. El Estado provee financiación, las provincias adjudican las subvenciones para la vivienda y los IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos 25 La composición de la aportación pública a la vivienda en Francia es un ejemplo de la tendencia actual. En 1984 se componía de subvenciones (17%), ayudas personales (34%) y ayudas a las constructoras (49%). En 2002, las subvenciones por impuestos (27%) y las ayudas subjetivas (53%) crecieron, y las subvenciones “al ladrillo” (20%), descendieron. municipios aportan solares y aplican una exención en el impuesto de bienes inmuebles. Los acuerdos entre las tres Administraciones se revisan cada cuatro años, con el suficiente decalaje sobre los períodos electorales para asegurar la continuidad e inmunidad a cambios de gobierno. Suecia: cuando la política encarece la vivienda Desde 1935, el elemento clave fueron empresas municipales denominadas “Allmannyttiga Bostadsforetag”, financiadas por el Estado en un 30%, y el resto, mediante préstamos, que construían viviendas de renta limitada. Una reforma de 1993 eliminó la financiación del Estado, sustituyéndola por subsidios de tipos de interés de préstamos libres y por la creación del Comité Nacional de Garantía de Crédito a la Vivienda (Statens Bostadskreditnamd, BKN), dependiente del Ministerio de Economía. La reforma provocó la crisis financiera de muchas empresas municipales, obligando en diversos casos a vender las viviendas a cooperativas formadas por los ocupantes. Algunos analistas atribuyen a la reforma el encarecimiento de la financiación y una desaceleración en el ritmo de creación de viviendas municipales. Reino Unido: el paraíso del asociacionismo La tradicional política de alquiler social sufrió un cambio brusco en 1980, evolucionando hacia la propiedad, cuando el gobierno de Margaret Thatcher instituyó el “right to buy”, que estimulaba a los inquilinos de una vivienda social a su adquisición, lo que pasó con 1.600.000 viviendas entre 1980 y 2002. A partir de entonces, el retraimiento de las autoridades locales en la vivienda social dio pie al desarrollo de asociaciones que obtienen financiación del Housing Corporation, entidad que canaliza ayudas públicas para las nuevas viviendas sociales. Las asociaciones se centran en pequeños esquemas en comparación a los grandes proyectos del Gobierno y se acercan a las características deseadas por los ocupantes. Por su propia actividad, las asociaciones están obligadas a reducir costes y concentrarse: de las 2.000 asociaciones existentes, sólo unas setenta son significativas en la construcción de nuevas viviendas. vivienda, en un 123,4%. En la actualidad, la vivienda social ha caído en el desprestigio por su merma de calidad. La baja calidad de la nueva construcción y el envejecimiento del parque, circunscrito a entornos desfavorecidos a veces afectados por crímenes y vandalismo, convierten la vivienda social en una alternativa poco deseada, residual a la propiedad. El fuerte crecimiento de los precios de la vivienda libre en los últimos años y la desigual situación de distintas ciudades crean desequilibrios en el mercado residencial británico. Francia: centralización y desconfianza La política de vivienda en Francia se basa en los principios de “derecho a una vivienda” y de “libertad de elección de la propiedad y su localización”, y está caracterizada por la centralización y por la desconfianza en el mercado inmobiliario, como medio de reducción de desigualdades sociales. Al énfasis tradicional en el alquiler social, favoreciendo “al ladrillo”, se une, en los últimos años, una tendencia a la propiedad y a la subvención a la persona. Las ayudas a la construcción se canalizan a través de las HLM (Habitations à Loyers Modérés), y las SEM, (Societés d´économie mixte), que junto con las autoridades locales son los responsables en la construcción de vivienda de alquiler social. Los préstamos del Estado a estas organizaciones se canalizan a través de la Caisse de Dépôts et Consignations. La composición de la aportación pública a la vivienda en Francia es un ejemplo de la tendencia actual. En 1984 se componía de subvenciones de impuestos en un 17%, ayudas personales en un 34% y ayudas “al ladrillo” en un 49%. En el año 2002, las subvenciones de impuestos eran el 27%, las ayudas subjetivas, el 53%, y las ayudas “al ladrillo”, el 20%. Las ayudas personales o subjetivas se introdujeron en 1948 y se orientaron al pago del alquiler de trabajadores y personas desfavorecidas, como los parados. Aunque durante los últimos años ha crecido la proporción de vivienda en propiedad, recientemente se ha observado un suave crecimiento del alquiler social, que cuenta actualmente con cuatro millones de viviendas. El stock de vivienda social disminuyó el 27,9% entre 1991-2001, mientras el total aumentaba en un 7,4%, y las asociaciones de 26 IESE ABRIL - JUNIO 2005 / Revista de Antiguos Alumnos SIMO 27