Revista Universidad de Sonora Simulación computacional de la formación de estrellas Guillermo Arreaga García* Gracias a los avances en la computación, en la actualidad la física computacional nos permite simular algunos procesos con cierto detalle, como la formación de las estrellas. En este artículo se describen los resultados de un trabajo de investigación en el área de simulaciones, realizado enteramente en la máquina Mezquite, adquirida recientemente por la Universidad de Sonora.. E l objetivo de la física es entender la manera como ocurren los procesos en la naturaleza. Sus métodos tradicionales han sido la teoría y el experimento. Así, cuando una teoría es propuesta para explicar algún fenómeno particular, sus predicciones se someten de inmediato a verificación experimental. Asimismo, cuando se obtienen nuevos resultados experimentales que no encajan en el marco de las teorías existentes, se pone en marcha de inmediato la construcción de nuevas teorías que permitan entender esos nuevos resultados experimentales. De esta manera, la física ha evolucionado mediante la aparición tanto de nuevas teorías como de nuevos experimentos que en el curso de los años se suceden y se corrigen mutuamente, y que a la postre permiten generar nuevos y mejores conocimientos acerca de la naturaleza. Este paradigma de la investigación en física se ha visto enriquecido con el desarrollo de la computación. Hoy en día, los investigadores estamos en posición de usar la enorme capacidad de cálculo de los computadores para simular algunos procesos físicos. La física computacional podría ser definida, entonces, como una nueva manera de hacer investigación que complementa los resultados de las técnicas tradicionales. Máquina Mezquite * Profesor-investigador del Departamento de Investigación en Física de la Universidad de Sonora, área de física computacional. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores desde 2003. [email protected] 11 Mosaico 1 Ruta Crítica La Universidad de Sonora ha impulsado el desarrollo del Área de Cómputo de Alto Rendimiento (ACARUS) con el propósito de hacer accesible a sus académicos el uso de la computación con fines científicos. Con la llegada de la máquina Mezquite al ACARUS en el año 2006, la UNISON aparece en el mapa nacional en infraestructura computacional. En este artículo intentamos compartir con la comunidad universitaria los resultados de un trabajo de investigación en física computacional que fue desarrollado enteramente en el Departamento de Investigación en Física (DIFUS), haciendo uso de la capacidad de computación en paralelo de Mezquite. El objetivo del trabajo fue estudiar el proceso de formación de las estrellas. Se sabe que las estrellas nacen en enormes nubes de hidrógeno molecular en rotación, que están más o menos en equilibrio termodinámico a 10 kelvin de temperatura. Estas nubes no están aisladas; en el medio interestelar, de hecho, ocurren muchos otros eventos, algunos medio 12 violentos como la aparición de vientos que provienen de la explosión de otras estrellas conocidas como supernovas. En la nube, estos eventos se muestran en la aparición de pequeñas perturbaciones en la densidad en algunas regiones de la nube, lo que provoca la acumulación de más gas en esas regiones. Esto es, una mayor concentración de masa provoca casi siempre la atracción de aún más masa, debido a que la fuerza de gravedad entre dos masas cualesquiera siempre es de atracción: las masas tienden siempre a acercarse mutuamente. Con mayor razón ocurre este proceso de acumulación de masa, ya que el centro es en general más denso que las regiones periféricas en este tipo de nubes. A esta tendencia del gas de la nube a concentrarse cada vez más en su centro se le conoce como “colapso gravitacional de la nube”. Así, podemos decir que las estrellas nacen porque la nube colapsa debido a su propio peso, dando lugar a una fuerte concentración de materia en su centro, lo cual provoca a su vez que la tempera- tura del gas aumente significativamente en la medida en que se reducen sus dimensiones espaciales y por consiguiente su densidad aumenta, hasta el punto de detonar las reacciones termonucleares propias de una estrella (cfr. Tohline). Usamos el programa de cómputo GADGET 2 (cfr. Springel) que resuelve las ecuaciones que gobiernan la dinámica del gas en presencia de estas perturbaciones de densidad, lo cual nos permitió seguir con cierto detalle el proceso de colapso de la nube hasta densidades intermedias. Aún no estamos en posición de seguir el colapso hasta la formación de las estrellas, pero podemos ya vislumbrar varias de las características dinámicas típicas de las estrellas reales porque simulamos el proceso de formación y logramos capturar algunos elementos de la evolución tal como probablemente ocurren en la realidad. Según nuestras simulaciones (cfr. Arreaga, 2007 y 2008), inicialmente la nube es una esfera de gas que rota en torno a un eje. En la medida en que colapsa, Mosaico 2 Revista Universidad de Sonora se empieza a aplanar en la dirección perpendicular al eje de rotación. Queda como un disco grueso girando en una mesa. Si uno ve este disco desde arriba, esperaríamos ver cómo se reduce el radio del disco mientras más colapsa. Pero los resultados de la simulación computacional nos muestran que la contracción de la nube ya aplanada se lleva a cabo de una manera mucho más sorprendente. El disco se transforma en una barra que se alarga y que después recupera su geometría original de disco. Estamos tratando de explicar desde el punto de vista teórico por qué y cómo ocurre este fenómeno de alargamiento. Ilustramos este comportamiento en los mosaicos 1, 2 y 3. Los mosaicos están formados por seis o nueve gráficas cada uno; cada gráfica corresponde a un tiempo de evolución de la nube, de modo que el tiempo aumenta de izquierda a derecha y de arriba hacia abajo; hay una letra en cada gráfica para distinguirlas en un mismo mosaico. Cada gráfica muestra −en una misma escala de colores para cada mosaico− la distribución de densidad de la nube tal como se ve desde el eje de rotación (vista superior). Por ejemplo, de acuerdo con la barra de escala de densidad (que aparece en la parte in- ferior de cada mosaico) el color amarillo indica regiones de la nube con densidades altas; los colores rojo y verde indican regiones con densidades intermedias, y por último, el color azul indica regiones de baja densidad en la nube. Las escalas de longitud que aparecen en los ejes de cada gráfica están normalizadas con el radio inicial de la nube y la escala de densidad está normalizada con la densidad inicial de la nube. Cada mosaico corresponde a una simulación computacional de un modelo de formación de estrellas diferente, en el sentido de que para cada modelo se usaron parámetros iniciales diferentes del gas. Desde un punto de vista dinámico, podemos pensar que los bulbos en color amarillo fuerte que aparecen en la última figura de cada mosaico, muy probablemente se comportarían de manera muy similar a como lo harían las estrellas reales. Se invita al lector a ver este mismo artículo en línea, en donde es posible apreciar los mosaicos en colores, en la página http://www.cifus.uson.mx/Personal_Pages/garreaga/Simulaciones_Divulgacion.doc Mosaico1. En las figuras (a) y (b), observamos el alargamiento inicial del disco; en la figura (c) vemos que la región central adopta la estructura de una barra ligeramente deformada por efecto de la rotación de la nube (gira en el sentido contrario a las manecillas del reloj); empiezan a desarrollarse brazos espirales en los extremos. En la figura (d) se nota la aparición de dos bulbos de materia en los extremos de la barra central; estos bulbos provocan la fragmentación de la barra que se observa en la gráfica (f). Las ramas más alejadas de los brazos espirales se retrasan en su giro con respecto a la barra y las ramas más cercanas, lo que provoca el rompimiento de las ramas alejadas; sigue el proceso de colapso gravitacional en cada uno de esos fragmentos, lo que da lugar a que en las figuras (f), (g) y (h) observemos cuatro fragmentos que orbitan uno con respecto al otro. Se produce un choque entre ellos, de tal suerte que dos de ellos son prácticamente devorados, dando por resultado final un sistema de dos fragmentos más grandes. Mosaico2. Empezamos la descripción de la evolución de este modelo en la figura (a), notando otra vez el alargamiento de la región central: la geometría circular del disco se transforma en una geometría elipsoidal; luego en las figuras (b) y (c) se nota la aparición de dos bulbos de mayor densidad en los extremos del elipsoide. En la medida en que pasa el tiempo y la nube colapsa cada vez más, esos bulbos se consolidan y ahora notamos en la figura (f) que aparecen conectados por un puente muy delgado de gas muy denso. Los bulbos y el 13 Ruta Crítica puente siguen rotando de tal forma que aparecen pequeños brazos espirales adornando el movimiento de cada uno de los bulbos. En este modelo no se observa nunca fragmentación ni del puente ni de los bulbos; tampoco se observan retrasos en la rotación; de hecho, los bulbos y el puente rotan juntos como rotaría una varilla rígida con sendas bolas en sus extremos. Mosaico 3 Mosaico3. La evolución de este modelo es muy similar al descrito en el Mosaico 2, con la notable excepción de que los bulbos terminan por comerse al puente de gas denso que los conecta. En esta simulación, en las figuras (d) y (e) observamos que una vez que los bulbos se han comido el puente, se acercan tanto uno con respecto al otro debido a la fuerza de atracción gravitacional, que casi se tocan, pero de manera sorprendente no chocan y sobreviven los dos a este peligroso acercamiento; se separan debido a la fuerza centrífuga provocada por la rotación y terminan estableciendo un sistema de dos bulbos que orbitan uno con respecto al otro. Enfatizamos el hecho de que la evolución de todos los modelos que hemos descrito en los mosaicos anteriores, terminan con un sistema de dos fragmentos en órbita. En astrofísica se le llama “sistema binario proto-estelar”. Este es un resultado muy importante de nuestras simulaciones, porque así es como se ha observado que ocurre en la naturaleza: los astrónomos saben que, en efecto, a las estrellas les gusta nacer y vivir en parejas. La experiencia que hemos ganado al estrenar Mezquite con este trabajo de investigación, nos permite esperar más resultados en el corto plazo, cuando intentemos aplicar estas técnicas para simular tanto el proceso de formación como la dinámica de grupos compactos de galaxias. Referencias TOHLINE, Joel E., “The origin of binary stars”, Annual Reviews of Astronomy and Astrophysic”, vol. 40, 2002, pp. 349-385. SPRINGEL, Volker, “The cosmological simulation code gadged 2”, Monthly Notices of the Royal Astronomical Society, Vol. 364,(2005), pp.1105-1134. ARREAGA, Guillermo, Klapp, Jaime y Sigalotti, Leonardo D., “Gravitational collapse and fragmentation of molecular cloud cores with gadget 2”, The Astrophysical Journal, vol. 666, núm. 2, 2007, pp. 290-308. ARREAGA, Guillermo, “Hydrodynamical simulations of the non-ideal gravitational collapse of molecular cloud cores” (aceptado para publicación en la Revista Mexicana de Astronomía y Astrofísica, en 2008). 14