Contencioso-Administrativa Recurso contencioso

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Jurisdicción: Contencioso-Administrativa
Recurso contencioso-administrativo núm. 680/2004.
Ponente: Ilmo. Sr. D. Francisco José Gómez Cáceres
IMPUESTO SOBRE ACTIVIDADES ECONOMICAS: Exenciones: aplicación de la exención
prevista en el art. 83.1 c) LHL (redacción Ley 51/2002, de 27 diciembre), en función de la
cifra de negocios de las entidades incluídas: vulneración del principio constitucional de
igualdad tributaria: inexistencia: dato objetivo que es el mismo para todos los sujetos
pasivos y no discrimina a unas entidades respecto de otras en igual situación y en el
ejercicio de la misma actividad.
La Sala de lo Contencioso-Administrativo del TSJ Canarias (Las Palmas) desestima el
recurso contencioso-administrativo interpuesto contra Resolución del TEAR Canarias de
30-09-2004, desestimatoria de reclamación económico-administrativa interpuesta contra
liquidaciones de la cuota nacional del Impuesto sobre Actividades Económicas, ejercicio
2003.
En la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, a dos de junio del año dos mil seis.
Visto el recurso Contencioso-Administrativo interpuesto por la entidad «Automáticos
Maxorata, S.A»., representada por el Procurador don José Marrero Alemán, bajo la
dirección del Letrado don José Alberto Florido Fabelo; siendo parte demandada la
Administración General del Estado, representada y defendida por el Sr. Abogado del
Estado. La cuantía del recurso es de 34.510 euros.
ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO El día 11 de junio de 2004 la sociedad interesada presentó reclamación
económico-administrativa contra dos liquidaciones de la cuota nacional del Impuesto sobre
Actividades Económicas del ejercicio 2003, por importe total de 34.510 euros, aprobadas
por la Dependencia de Gestión Tributaria de la Delegación de Las Palmas de la Agencia
Tributaria. La recurrente fundamenta su disconformidad con la liquidación en la
inconstitucionalidad de los arts. 83.1.C) y 87 de la Ley Reguladora de las Haciendas Locales
(RCL 1988, 2607 y RCL 1989, 1851), en la versión introducida por la Ley 52/02 (sic) (RCL
2002, 3053), por contravenir los arts. 31.1 y 14 CE (RCL 1978, 2836).
SEGUNDO La reclamación económico-administrativa fue desestimada por el Tear en sesión
celebrada el día 30 de septiembre del año 2004.
TERCERO La representación de la parte actora interpuso recurso ContenciosoAdministrativo contra la citada resolución, formalizando demanda con la súplica que
textualmente reproducimos: «se dicte sentencia por la que se revoque y anule por no
ajustarse a derecho la Resolución del Tear de fecha 30 de septiembre de 2004... por la que
se desestima el recurso interpuesto por mí mandante contra la liquidación practicada por el
concepto de IAE, cuota nacional, correspondiente al ejercicio 2003, y dado que se ha
satisfecho el importe correspondiente a la misma, se acuerde también su devolución, con
más los intereses de demora correspondientes, acordando de conformidad con el artículo
139 de la LJCA (RCL 1998, 1741) la condena en costas de la parte demandada».
En su segundo otrosí dijo: «Al depender el fallo que en su momento recaiga en este
procedimiento de la validez de los artículos 83.1 c) y 87 de la Ley 52/2002, de 27 de
diciembre (sic) (RCL 2002, 3053), en cuanto los mismos pudieran vulnerar los artículos 14,
31.1 y 40.1 de la Constitución Española (RCL 1978, 2836), resulta procedente el
planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad respecto de la norma citada al amparo
de lo dispuesto en el artículo 35.1 de la Ley-Orgánica del Tribunal Constitucional (RCL
1979, 2383)».
CUARTO La administración contestó la demanda, oponiéndose a las pretensiones
formuladas por la parte actora. En el suplico del escrito de contestación a la demanda
solicitó, concretamente, que la sentencia que se dicte declare la desestimación del recurso
y se impongan las costas a la parte recurrente.
QUINTO El recurso no se recibió a prueba. Sí se formularon conclusiones escritas y tras
finalizar este trámite se declaró concluso el pleito para sentencia.
SEXTO Para la votación y fallo del recurso el Presidente de la Sala fijó la audiencia del día
2 de junio del año 2006, en el transcurso de la cual tuvo lugar efectivamente su realización.
Siendo Ponente el Ilmo. Sr. don Francisco José Gómez Cáceres, Presidente de la Sala.
FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO El artículo 35.1 de la Ley Orgánica 2/1979, de 3 de octubre (RCL 1979, 2383),
del Tribunal Constitucional establece que cuando un Juez o Tribunal, de oficio o a instancia
de parte, considere que una norma con rango de Ley aplicable al caso y de cuya validez
dependa el fallo pueda ser contraria a la Constitución, planteará la cuestión al Tribunal
Constitucional con sujeción a lo dispuesto en esta Ley.
La Ley 51/2002, de 27 de diciembre (RCL 2002, 3053), de reforma de la Ley 39/1988, de
28 de diciembre (RCL 1988, 2607 y RCL 1989, 1851), Reguladora de las Haciendas Locales
(Derogada, excepto sus disposiciones adicionales 3ª, 4ª, 5ª, 6ª, 10ª, 11ª y 12ª y disposición
transitoria 9ª por el RDLeg. 2/2004, de 5 marzo [RCL 2004, 602, 670]) dispuso en su
artículo Vigésimo Tercero la modificación del art. 83 de la LRHL, cuyo apartado 1.c)
considera inconstitucional la actora. En ese lugar se dice que están exentos del impuesto,
entre otros, los sujetos pasivos del Impuesto sobre Sociedades, las sociedades civiles y las
entidades del art. 33 de la Ley 230/1963, de 28 de diciembre (RCL 1963, 2490), General
Tributaria, que tengan un importe neto de la cifra de negocios inferior a 1.000.000 de
euros.
A efectos de la aplicación de la exención prevista en este párrafo, añade este artículo 83.1
LHL que «se tendrán en cuenta las siguientes reglas:
1ª El importe neto de la cifra de negocios se determinará de acuerdo con lo previsto en el
art. 191 del texto refundido de la Ley de Sociedades Anónimas, aprobado por Real Decreto
legislativo 1564/1989, de 22 de diciembre (RCL 1989, 2737 y RCL 1990, 206). 2ª El
importe neto de la cifra de negocios será, en el caso de los sujetos pasivos del Impuesto
sobre Sociedades o de los contribuyentes por el Impuesto sobre la Renta de no Residentes,
el del período impositivo cuyo plazo de presentación de declaraciones por dichos tributos
hubiese finalizado el año anterior al del devengo de este impuesto. En el caso de las
sociedades civiles y las entidades a que se refiere el art. 33 de la Ley 230/1963, de 28 de
diciembre, General Tributaria, el importe neto de la cifra de negocios será el que
corresponda al penúltimo año anterior al de devengo de este impuesto. Si dicho período
impositivo hubiera tenido una duración inferior al año natural, el importe neto de la cifra de
negocios se elevará al año.
3ª Para el cálculo del importe de la cifra de negocios del sujeto pasivo, se tendrá en cuenta
el conjunto de las actividades económicas ejercidas por el mismo.
No obstante, cuando la entidad forme parte de un grupo de sociedades en el sentido del
art. 42 del Código de Comercio (LEG 1885, 21), el importe neto de la cifra de negocios se
referirá al conjunto de entidades pertenecientes a dicho grupo.
A efectos de lo dispuesto en el párrafo anterior, se entenderá que los casos del art. 42 del
Código de Comercio son los recogidos en la sección 1ª del capítulo I de las normas para la
formulación de las cuentas anuales consolidadas, aprobadas por Real Decreto 1815/1991, de
20 de diciembre (RCL 1991, 3012 y RCL 1992, 206)».
Por otra parte, el artículo Vigésimo Sexto de la Ley 52/2002 (sic) modifica el art. 87 LHL,
que quedó redactado en los siguientes términos:
«Sobre las cuotas municipales, provinciales o nacionales fijadas en las tarifas del impuesto
se aplicará, en todo caso, un coeficiente de ponderación, determinado en función del
importe neto de la cifra de negocios del sujeto pasivo».
A continuación establece el cuadro para determinar dicho coeficiente, que no viene al caso
ahora.
SEGUNDO Llegados a este punto podemos adelantar que la notable calidad de los
argumentos jurídicos expuestos a favor de dicho planteamiento no puede dar lugar, por sí
sola, a que esta Sala proceda al planteamiento previsto en el artículo 35 de la LO 2/79 (RCL
1979, 2383), solicitado por la actora.
La misión de los Tribunales de lo Contencioso-Administrativo no es controlar la
constitucionalidad de las Leyes, expresión suma de la normatividad jurídica de carácter
ordinario y que responden a la voluntad política expresada a través de las Cortes
Generales, representantes del pueblo español.
Ni siquiera es objeto de discusión, en virtud del artículo 117, apartados 3 y 4, de la
Constitución (RCL 1978, 2836), 5.2 y 8 de la LOPJ (RCL 1985, 1578, 2635) y artículo 1º de
la Ley de la Jurisdicción de 13 de julio de 1998 (RCL 1998, 1741), que nuestra jurisdicción
se concreta al conocimiento de las pretensiones que se dirijan contra los actos de la
Administración sometidos al Derecho Administrativo, contra las disposiciones generales
que tengan rango inferior al de la Ley, o contra los Decretos Legislativos, si excedieren de
los límites de la delegación en ellos contenida.
Ciertamente que el artículo 35 de la LO 2/79 admite que los Jueces y Tribunales puedan
suspender la resolución de los asuntos sometidos a su conocimiento para someter al
Tribunal Constitucional la posible inconstitucionalidad de una norma con rango de Ley de
cuya validez dependa el fallo; pero el ejercicio de esa posibilidad debe estar sometido a la
moderación que supone la duda, cierta y razonable, en torno a la constitucionalidad de la
norma, sin perder de vista que el planteamiento de la cuestión implica el ejercicio de una
potestad cuya procedencia y oportunidad constituye una auténtica facultad ?el razonable
ejercicio de la cual ha de ponderarse por parte del juzgador? y no el deber de atenerse al
criterio de quien insta dicho planteamiento.
Aunque con esta última consideración sería de suyo suficiente para abstenerse de formular
la cuestión de inconstitucionalidad, desde el momento en que esta Sala no aprecia motivos
sólidos para dudar de la validez de los arts. 83.1.c) y 87 LHL (RCL 1988, 2607 y RCL 1989,
1851), en la redacción dada por la Ley 52/02 y en el particular que cuestiona la recurrente,
consideramos, no obstante, más ajustado al deber de razonar motivadamente sobre las
pretensiones de las partes exponer sucintamente nuestro criterio sobre la
constitucionalidad de la norma legal mencionada.
TERCERO La actora plantea la inconstitucionalidad de la norma por vulneración del principio
de igualdad, pero ante la Ley tributaria (art. 31.1 CE [RCL 1978, 2836]). Esta precisión es
importante porque la igualdad ha de valorarse en cada caso teniendo en cuenta el régimen
jurídico sustantivo del ámbito de relaciones en que se proyecte, y en la materia tributaria
es la propia Constitución la que ha concretado y modulado el alcance del art. 14 en un
precepto, el art. 31.1, cuyas determinaciones no pueden dejar de ser tenidas aquí en cuenta,
pues la igualdad ante la Ley tributaria resulta indisociable de los principios de generalidad,
capacidad económica, justicia y progresividad igualmente enunciados en el art. 31.1 CE
(SSTC 27/1981, de 20 de julio [RTC 1981, 27], F. 4 y 193/2004, de 4 de noviembre [RTC
2004, 193], F. 3, por todas). Desde esta perspectiva la exención, como quiebra del principio
de generalidad que rige la materia tributaria al neutralizar la obligación tributaria derivada
de la realización de un hecho revelador de capacidad económica, es constitucionalmente
válida siempre que responda a fines de interés general que la justifiquen (por ejemplo, por
motivos de política económica o social, para atender al mínimo de subsistencia, por razones
de técnica tributaria, etc.), quedando, en caso contrario, proscrita, desde el punto de vista
constitucional, por cuanto la Constitución a todos impone el deber de contribuir al
sostenimiento de los gastos públicos en función de su capacidad económica (STC 96/2002,
de 25 de abril [RTC 2002, 96], F. 7), no debiendo olvidarse que los principios de igualdad y
generalidad se lesionan cuando «se utiliza un criterio de reparto de las cargas públicas
carente de cualquier justificación razonable y, por tanto, incompatible con un sistema
tributario justo como el que nuestra Constitución consagra en el art. 31» (STC 134/1996,
de 22 de julio [RTC 1996, 134], F. 8).
CUARTO La posible inconstitucionalidad que se imputa a los arts. 83.1.c) y 87 LHL (RCL
1988, 2607 y RCL 1989, 2851) se centra en el empleo del criterio «cifra de negocio», del
que el legislador hace depender la aplicación de la exención del IAE; criterio que, en cuanto
refleja simplemente el volumen de ventas, considera la apelante que no es indicador en
absoluto de la capacidad económica, para lo cual debió consignarse la «cifra de beneficios»,
a la que no se hace mención en la Ley.
Según lo expuesto, si la desigualdad proscrita por nuestra Constitución (RCL 1978, 2836)
es la que introduce una diferencia entre situaciones que pueden considerarse iguales, sin
una justificación objetiva y razonable, no parece difícil llegar a la conclusión de que los
artículos de referencia de la LHL no estarían viciados de inconstitucionalidad al establecer
una exención con base en un dato objetivo que, por incorrecto que pudiera ser, es el mismo
para todos los sujetos pasivos y, por tanto, no discrimina a unas entidades respecto de
otras en igual situación y en el ejercicio de la misma actividad.
Lo expuesto y razonado es independiente de la incuestionable tosquedad del tributo desde
su nacimiento, que bien podría denominarse en muchos casos Impuesto sobre Actividades
Antieconómicas. Pero lo cierto es que el TC no lo ha considerado inconstitucional, aunque la
posible ausencia de beneficios de cualquiera de las actividades epigrafiadas pone
claramente en evidencia la descripción legal del hecho imponible del tributo, al
desvincularse del principio de capacidad económica. Pero ello, repetimos, es así desde su
creación en 1988.
QUINTO En cuanto a costas y por lo que a las sentencias se refiere, el artículo 139.1 de la
Ley Reguladora de la Jurisdicción (RCL 1998, 1741) dispone que en primera o única instancia
el órgano jurisdiccional impondrá las costas, razonándolo debidamente, a la parte que
sostuviere su acción con mala fe o temeridad; regla general inaplicable, según el párrafo
segundo del citado art. 139.1, cuando la no imposición de las costas a la parte cuyas
pretensiones hayan sido desestimadas haga perder al recurso su finalidad.
En el recurso que examinamos no concurre causa alguna que pueda incluirse en la previsión
legal determinante de la aplicabilidad de la regla genera señalada; y, desestimándose las
pretensiones de la parte actora, incuestionablemente no tiene cabida el criterio de la
pérdida de finalidad del recurso.
En su virtud, en nombre del Rey y en el ejercicio de la potestad de juzgar que, emanada del
pueblo español, nos confiere la Constitución,
FALLAMOS
1º Desestimar el recurso Contencioso-Administrativo interpuesto por «Automáticos
Maxorata, S.A». contra la resolución del Tear de Canarias de 30 de septiembre del año
2004, por ser este acto ajustado a Derecho.
2º No imponer las costas del recurso.
Hágase saber a las partes que contra esta sentencia no cabe recurso ordinario alguno.
Así por esta nuestra sentencia, definitivamente juzgando, lo pronunciamos, mandamos y
firmamos. Francisco José Gómez Cáceres.? Jaime Borrás Moya.? Javier Varona Gómez
Acedo.
PUBLICACIÓN.?Leída y publicada fue la anterior sentencia por el Ilmo. Sr. D. Francisco
José Gómez Cáceres, Magistrado Ponente de la misma, estando celebrando audiencia
pública la Sala de lo Contencioso-Administrativo de Las Palmas de Gran Canaria del Tribunal
Superior de Justicia de Canarias el mismo día de su fecha, de lo que, como Secretario, doy
fe.
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