1 MESA 1: ANÁLISIS DE LA CRISIS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS

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MESA 1:
ANÁLISIS DE LA CRISIS: CAUSAS Y CONSECUENCIAS
DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO.
EXPOSITORA:
Nilufer Cagatay, Profesora de Economía, Universidad de Utah
PONENCIA: Análisis comparativo de la crisis actual con crisis asiática. Impacto
laboral y trabajo no remunerado,
Quiero decir, antes de comenzar mi presentación, que soy la co-Directora de la red
GEM-IWG, también conocida como International Working Group on Gender,
Macroeconomics and International Economics y nuestra co-Directora es Rania
Antonopoulos.
Hace dos semanas, organizamos conjuntamente, un Programa de Conocimiento Para
Redes Sobre Género y la Crisis Económica, que se llevó a cabo en Nueva York.
Algunas de mis intervenciones van a estar basadas en las discusiones que surgieron en
este evento.
Voy a comenzar esta ponencia enumerando una serie de preguntas que quedaron
abiertas y que me gustaría analizar:
1) ¿Qué hemos aprendido realmente de las crisis anteriores?
2) ¿Qué hemos aprendido de los análisis sobre pobreza y género de las crisis en el
pasado?
3) ¿Qué hemos aprendido sobre la macroeconomía en general y las políticas
macroeconómicas en particular, centrándonos en los análisis económicos sobre
pobreza y género?
4) ¿Qué son las políticas sensibles a los pobres, al medio ambiente y con
consciencia de género?
5) ¿Cuáles son los marcos macroeconómicos compatibles con nuestros objetivos
comunes de justicia, igualdad y dignidad humana?
Se puede señalar que, en la comunidad internacional todos aceptamos los objetivos de
desarrollo del milenio, todos podemos ser críticos y pensar que están por debajo de las
necesidades que tenemos, pero todos suscribimos. Sin embargo, al tratar de cumplir con
estas metas, es evidente, especialmente en tiempos de crisis económica, que las
estructuras macroeconómicas que han estado en vigor durante los últimos 30 años, se
basan fundamentalmente en la desigualdad y han reproducido la miseria humana y la
pobreza día a día. Todos estamos de acuerdo en que la pobreza es un mal que debe
erradicarse, que mata a la gente y que la desigualdad es inaceptable, pero aún no hemos
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sido capaces de cambiar las estructuras macroeconómicas que son impuestas y que
reproducen la desigualdad.
Por lo tanto, lo que me propongo hacer en esta ponencia, es examinar el contenido
social de la macroeconomía, las estructuras y políticas macroeconómicas, con el fin de
reconstruir las que son sólidas, desde el punto de vista del desarrollo humano, la justicia
y la equidad.
El concepto de una buena macroeconomía está, generalmente, asociado con el análisis
técnico y los expertos, pero una verdaderamente buena estructura macroeconómica es
aquella que nos permite alcanzar los objetivos de eliminación de la pobreza y la
inequidad.
Colectivamente, hemos creado un espacio para la ética, la justicia y el deseo de crear un
mundo justo, pero tenemos que abrir un espacio mental para poder crear un marco
macroeconómico que nos permita realizar nuestro sueño de construir otro mundo. Por lo
tanto, la crisis es una oportunidad para acercar ese espacio a nuestros corazones y esta
es la primera cosa que podemos aprender de esta crisis y las anteriores. Creo que hemos
aprendido que, a menos que cambiemos las estructuras macroeconómicas, vamos a
seguir sufriendo crisis y seguir debatiendo qué es lo que podemos hacer para proteger a
las personas de los efectos de ésta.
Para dar un ejemplo, durante la crisis financiera asiática a finales de los 90, vemos que
la comunidad internacional debatió sobre el rediseño de la arquitectura financiera
internacional de la economía mundial; sobre el control de capital; tributación
internacional: y, por primera vez, se tomó en serio el concepto de las consecuencias
sociales de las políticas macroeconómicas.
De hecho, como resultado de estos debates, los ODM fueron puestos en marcha durante
ese tiempo. Sin embargo, las estructuras macroeconómicas siguieron siendo
prácticamente las mismas. Un muy buen ejemplo de ello es el documento del Consenso
de Monterrey, que se dedicó a la discusión de las necesidades financieras para llevar los
ODM a la realidad. Sin embargo, este documento, cuando lo examinamos
cuidadosamente, presenta una desconexión entre estos objetivos y el contexto
macroeconómico y de política económica internacional que todavía se basan en la
liberalización de los mercados.
Ahora estamos en medio de la segunda gran crisis después de la Gran Depresión y
tenemos que aceptar finalmente el hecho de que los mercados no siempre saben más. El
primer cuestionamiento sobre las estructuras macroeconómicas, sobre las que operamos
actualmente, comienza con la observación de que en el mundo de la macroeconomía,
tenemos tres ámbitos:
1.-El ámbito de las finanzas,
2.-El ámbito de la producción
3.-El ámbito de la reproducción.
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El ámbito de las finanzas ha tomado preponderancia sobre el ámbito de la producción,
el empleo y la reproducción de la vida humana. Esta es la lógica fundamental de lo que
llamamos el consenso de Washington.
Por lo tanto, la crisis fue precedida por un período en el que las cuestiones financieras
predominaron y relegaron los objetivos de equidad social, innovaciones técnicas, la
productividad laboral y el comercio. La preponderancia de lo financiero demostró ser
sistemáticamente peligrosa y de hecho empeoró las desigualdades y aumentó la
vulnerabilidad a causa de la inestabilidad que se hizo inherente al sistema. Pero esta fue
la lógica del Consenso de Washington.
Antes del Consenso de Washington, teníamos una estructura macroeconómica diferente.
De acuerdo a esta, la producción estaba primero, luego venía lo financiero, como apoyo
a la producción, al mercado laboral y a la reproducción humana que todavía no estaban
primeras en la lista , pero eran tenidos en cuenta de una forma que no lo hacía el
Consenso de Washington.
Así que ahora, me gustaría proponer que tratemos de construir un nuevo tipo de
consenso que podríamos llamar el Consenso Humanista que pone las necesidades
humanas y la reproducción humana como lo más importante, mientras la producción y
el crecimiento están al servicio de los derechos humanos y las finanzas al servicio de la
producción, la reproducción humana y el crecimiento. Según dicha reclasificación,
todas las políticas, incluyendo las políticas macroeconómicas, serán vistas desde el lente
de las políticas necesarias para el desarrollo humano y los objetivos de igualdad.
¿Qué tipo de estructura macroeconómica realmente nos permite alcanzar este Consenso
Humanista? Para ello, tenemos que redefinir la macroeconomía, tenemos que reconocer
que la economía monetaria es sólo la punta del iceberg, que se asienta y descansa sobre
una amplia economía del cuidado que utiliza principalmente la fuerza de trabajo de las
mujeres, donde las mujeres ocupan la base de ese iceberg.
Ahora, la crisis aún explica que modificar el orden jerárquico de las finanzas sobre la
producción y la reproducción, es fundamental para la supervivencia y la posibilidad de
un progresivo desarrollo humano.
Debemos recordar una serie de cosas: al hablar sobre las políticas en este contexto de
crisis - políticas económicas sensibles al género y a favor de los pobres - no se trata de
hacer algunos ajustes aquí y allá sino que realmente necesitamos reformar la estructura
macroeconómica sobre la que trabajamos. De lo contrario, siempre nos enfrentaremos a
desequilibrios económicos mundiales, que son los síntomas de profundas desigualdades
subyacentes de ésta entre las naciones, entre hombres y mujeres y entre las diferentes
clases de personas. A menos que, afrontemos las desigualdades sistémicas de manera
fundamental, siempre tendremos períodos de prosperidad sólo para ser seguidos de
períodos de recesión y depresión.
Por lo tanto, tenemos que estar hablando de un nuevo régimen macroeconómico que, en
términos analíticos, se caracteriza por ser un crecimiento basado en el salario. Esto
significa un tipo de régimen que exige una distribución de la renta de las personas no
pobres a los pobres. Una distribución de la renta y la riqueza que es progresiva y
también, este crecimiento basado en el salario debe ser sensible al género. Esta
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propuesta es algo que no suele ser asociada con el debate de las políticas, quiero decir,
la redistribución de la renta y la riqueza también hacia las mujeres.
Lo que hemos tenido hasta ahora es un régimen basado en el beneficio, que se nutre en
la desigualdad. Necesitamos un régimen de articulación, que se nutra de una
distribución progresiva de los ingresos y activos. Es sólo a través de este tipo de gestión,
que podemos hacer frente al problema de la baja demanda efectiva en la economía
global, porque si miramos a la economía mundial como un todo y miramos los
desequilibrios de esta, vemos que hay un problema de la insuficiencia de demanda
efectiva. Tenemos tasas de ahorro muy altas en algunas partes del mundo (en Asia por
ejemplo). Existe este régimen de acumulación que ha impactado en la burbuja de
activos y en el fuerte endeudamiento de los hogares en los EE.UU. que a su vez llevó a
la gran crisis hipotecaria y de vivienda. La gente en del país citado anteriormente, .
especulaba sobre la base de una burbuja de activos y de hecho estaba creando la
demanda de los productos que se producen en los países que tienen altas tasas de
ahorro. Pero este no es un régimen de acumulación sostenible y es por eso que se va a
producir este tipo de desequilibrio global.
La manera de corregir ese desequilibrio, es tener una redistribución progresiva, no
solamente en el ámbito financiero, sino también en el ámbito del trabajo, por lo que
nuestra macroeconomía no sólo debe estar basada en nuestras cuentas financieras o
monetarias, sino también en las cuentas por tiempo. Como he dicho antes, son las
mujeres las que realmente soportan la carga de la economía mundial cuando hacemos
nuestra contabilidad en términos de tiempo de trabajo y no en términos de las finanzas y
el dinero.
¿Cómo hacemos esta redistribución progresiva? Un mecanismo muy importante es que
el Estado entre en juego y cree empleos directamente. La creación de empleo es
también una política de redistribución progresiva. Hasta ahora, sabemos que los
mercados por sí solos no crean empleo automáticamente y no es porque los salarios
sean empujados hacia abajo que tenemos desempleo, porque sabemos que las mujeres
son muy flexibles para tomar cualquier trabajo, con cualquier salario. El Estado tiene
que tomar un rol central y nosotros, como ciudadanos, tenemos que reclamar la acción
del Estado y democratizar la toma de decisiones sobre política macroeconómica
También tenemos que socializar el costo de la reproducción, es decir, el costo de la
reproducción de los seres humanos, ya sea en una base generacional o en el día a día, ya
que los costos no son proporcionados por cada niño. Hemos oído hablar en el panel
anterior de lo difícil que es recaudar impuestos, pero en realidad no es difícil recolectar
impuestos a través de las mujeres, ya que pagan los impuestos más altos en la economía
global en la forma de trabajo no remunerado, o sea, los llamados IMPUESTOS
INVISIBLES.
Debemos ir ahora a otro régimen de articulación, donde la tributación sea también justa.
Por lo tanto, cuando creamos empleo a través del Estado, los tipos de puestos de trabajo
que deben atender las necesidades de la reproducción humana, transformando el trabajo
no remunerado en trabajo pago, tanto para las mujeres y como para los hombres que
realizan trabajo de cuidado. Tenemos que crear puestos de trabajo que sustenten la vida
humana, que reduzcan la carga fiscal sobre el trabajo no remunerado de las mujeres,
debemos crear puestos de trabajo que nos ayuden a cuidar mejor de nuestros niños ahora
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y para el futuro. Así que esta es también una estrategia de crecimiento sostenible y
saludable para el futuro.
Este tipo de programas económicos también actúan como estabilizadores automáticos.
Hasta ahora, hemos tenido políticas que son pro-cíclicas. Tenemos que lograr que estas
sean anti-cíclicas y estos son los tipos de programas que nos asegurarán de que
tengamos estabilizadores automáticos.
También quiero decir, para terminar, que la crisis que tenemos se ha unido a las dela
seguridad alimentaria, agricultura y especulación financiera. No tiene que ver con que
los chinos o los indios coman demasiados alimentos - la gente ha estado manejando este
tipo de argumentos - sino que es una crisis de especulación financiera y esto es lo que
queremos decir con el hecho de que las finanzas están teniendo prioridad en la
economía global. Así que tenemos que revertir completamente estas prioridades y
asegurarse de que todos tengamos seguridad alimentaria.
Tenemos que repensar el énfasis en la inflación, debemos adaptarlo en el empleo,
debemos defender los derechos de los trabajadores y especialmente los derechos de las
mujeres trabajadoras. Vivimos en una economía mundial donde a cada país se le dice
qué debe exportar a toda costa y lo que pasa es que muchos países tratan de salir de la
crisis mediante la exportación, deprimiendo los salarios, se produce así, un desempleo
generalizado en la economía global cuando los países tratan de salir de la crisis
mediante la exportación, porque entonces todas las políticas que adoptan tendrán como
objetivo degradar las de su vecino. Para que el comercio internacional y los flujos de
capital sean realmente beneficiosos, primero debemos poner en deflación a la economía
mundial, todos los países deben crear empleo y puestos de trabajo al mismo tiempo. De
lo contrario, habría depreciación competitiva de la moneda, habría competencia por la
regresión del salario como ha sucedido los últimos 30 años con las zonas francas, donde
la mayoría de los empleados son mujeres. No son sólo ellas las que pierden, sino que
todos perdemos. No debemos permitir la competencia por la baja salarial, esa sería la
alternativa más peligrosa.
Así pues, en términos de las prioridades de las políticas en nuestro nuevo Consenso
Económico Humanista, como ciudadanas, debemos reclamar al Estado y pedirle que
cree empleo, que se refleje en la economía y por lo tanto tenga acuerdos comerciales
beneficiosos en lugar de caer en esa horrible política de "degradar el vecino", eso solo
agravaría la crisis económica mundial.
Por último, me gustaría terminar diciendo, que una estructura macroeconómica sólida
sólo puede construirse sobre la base de sólidos fundamentos éticos y la raíz de este
fundamento es el reconocimiento y la realización de los derechos económicos, políticos,
sociales y culturales y que seguiremos luchando por esto como lo hemos venido
haciendo durante muchos años.
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