Resurgimiento o declive de la energía nuclear

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Resurgimiento o declive de la energía nuclear
Xavier Bohigas
Las aplicaciones civiles, no militares, de la energía nuclear se concentran
fundamentalmente en la generación de energía eléctrica. Las inversiones
realizadas en otras aplicaciones son mucho menores, en comparación casi
irrelevantes. La producción de electricidad a partir de la energía nuclear ha
generado, desde sus inicios, una gran controversia. Sus defensores presentan
la energía nuclear como una opción tecnológica imprescindible para el
desarrollo de la sociedad y, recientemente, incluso como una tecnología que
ayudaría a mitigar los efectos del cambio climático. Por su lado, los
detractores centran sus críticas en los efectos nocivos de esta tecnología para
la salud humana y el medio ambiente —graves problemas aún no resueltos—.
La utilización de la energía nuclear se inició con el proyecto Manhattan, que
llevó a la construcción de las dos bombas nucleares que EEUU lanzó sobre
Japón al final de la segunda guerra mundial. Posteriormente se han
desarrollado aplicaciones pacíficas, fundamentalmente la generación de
electricidad. El programa “Átomos para la paz”, presentado por el presidente
norteamericano Eisenhower en la Asamblea General de la ONU, dio un gran
impulso a las aplicaciones civiles de la energía nuclear. Así, en la década de
1970, la energía nuclear empezó a jugar un papel importante en la política
energética, especialmente en los países más industrializados. Se construyeron
muchas centrales nucleares y la contribución de la energía nuclear en la
generación de electricidad empezó a ser significativa. La máxima producción
de electricidad de origen nuclear se alcanzó en 2006. La posterior disminución
de producción ha ido acompañada de repetidas declaraciones, por parte del
sector de la industria nuclear, que auguraban un resurgimiento de la opción
nuclear. Recientemente, a raíz del posible permiso para alargar la vida útil de
la central nuclear de Garoña, en España, hemos vuelto a oír declaraciones en
este sentido.
No vamos a analizar aquí los problemas o ventajas de la energía nuclear, pues
ya se ha hecho extensamente en multitud de textos. En este artículo
describiremos los cambios habidos en 2015 en la industria nuclear civil en el
mundo y presentaremos su situación actual (primer semestre de 2016). Con
estos datos podremos dilucidar si realmente existe un resurgimiento de la
energía nuclear, o si bien estamos ante un declive de la industria nuclear.
Cambios en 2015 y situación actual en el mundo. Los datos
1
En 2015 se pusieron en marcha diez nuevos reactores nucleares (ocho en
China, uno en Rusia y otro en Corea del Sur) y dos reactores se cerraron (uno
en Alemania y otro en Gran Bretaña) [1]. También se decidió clausurar
definitivamente cinco reactores japonenses que no funcionaban desde 2011 y
uno sueco que estaba fuera de servicio desde 2013. Durante el primer
semestre de 2016 se han puesto en marcha cinco nuevos reactores (tres de
ellos en China, uno en EEUU y otro en Corea del Sur). No se ha cerrado
ninguno, pero se ha anunciado la clausura definitiva de un reactor japonés
que no genera electricidad desde 2011.
Esto hace que, a mediados de 2016, hubiese 402 reactores nucleares en
funcionamiento para generar electricidad. No se tienen en cuenta los 11
reactores que permanecen en parada a largo plazo. Esto supone 11 reactores
más que en julio de 2015. Estos 402 reactores están repartidos en 31 países,
uno más que en 2014, pues Japón puso en marcha dos reactores que estaban
parados.
De los datos anteriores se podría concluir que nos encontramos en una
importante fase expansiva de la energía nuclear. Pero si retrocedemos a un
periodo anterior al 2015, esa conclusión ya no es válida. Recordemos que hoy
día hay cuatro reactores menos en funcionamiento que en 1987 y 36 menos
que en 2002, fecha que representa el máximo histórico con 438 reactores
productores de electricidad.
Cabe diferenciar entre reactores existentes y reactores en funcionamiento, los
que están generando electricidad. El número de estos últimos es el indicador
real de la salud de la energía nuclear. La Agencia Internacional de la Energía
Atómica (AIEA) [2] incluye en la lista de reactores operativos los 43 reactores
japoneses, si bien ninguno de ellos ha generado electricidad desde
septiembre de 2013, salvo los dos que han vuelto a funcionar en 2015.
Informaciones de este tipo distorsionan la situación real de la industria nuclear
en el mundo.
Respecto a la potencia instalada, en el último año ha aumentado un 3%,
alcanzando los 348GW. Es una potencia similar a la instalada en el año 2000.
Según la AIEA, la electricidad generada a partir de la energía nuclear en 2015
alcanzó los 2.441,3TWh, lo que representa un aumento del 1,3% respecto al
año anterior. La energía nuclear tuvo una contribución del 10,7% en la
generación de electricidad en el mundo en 2015. Porcentaje parecido al de los
últimos años, y menor al alcanzado en 1996, con un 17,6%, su máximo
histórico.
Hay que matizar el dato del aumento de la producción de electricidad de
2
origen nuclear. La producción en 2015 fue, como ya se ha dicho, de
2.441,3TWh y la del año 2014 fue de 2.410,4TWh, lo que representa un
aumento neto de 30,9TWh [3]. Por otro lado, la producción de electricidad de
origen nuclear en China pasó de 123,8TWh en 2014, a 161,2TWh en 2015,
esto es un aumento de 37,4TWh. Es decir, sin tener en cuenta China, la
cantidad de electricidad generada en centrales nucleares en el mundo habría
disminuido en el último año y no aumentado como indican los datos globales.
La producción de la energía nuclear en el mundo está muy concentrada en
unos pocos países. Cinco estados —EEUU, Francia, Rusia, China y Corea del
Sur— generan casi el 70% de la energía nuclear mundial. Estados Unidos y
Francia producen el 50% mundial y Francia, el 50% de la Unión Europea. Esto
es importante pues un cambio de la política nuclear de alguno de estos
estados influye de forma notable en el cómputo mundial. Esto es lo que
sucede al analizar, por ejemplo, el aumento de la energía nuclear para
producción de electricidad que, tal y como hemos visto, en el último año se
debe únicamente a China.
La edad de los reactores
Se considera que un reactor nuclear tiene una vida útil de 40 años. Desde
hace unos años la industria nuclear está presionando para conseguir permisos
que prorroguen la vida de sus reactores más allá de los 40 años. Dicha
autorización por parte de las Administraciones de cada país debería ir
acompañada de la exigencia del fortalecimiento de las medidas de seguridad
así como de un plan de supervisión de esas medidas. Esta autorización
depende de cada país y presenta resultados bastante dispares. Así, por
ejemplo, EEUU ha autorizado que 81 de sus rectores nucleares puedan
trabajar hasta los 60 años de edad. En cambio, en Francia y Bélgica solo se
permite la extensión por un periodo de 10 años.
En los últimos años ha habido pocas inauguraciones de nuevos reactores,
excepto en China, y esto hace que la edad media de los reactores vaya en
aumento. Actualmente se sitúa en unos 29 años. Un total de 215 reactores,
aproximadamente la mitad de los reactores en el mundo, tienen más de 30
años. Y de estos, hay 59 (de los cuales, 37 están en EEUU) que tienen más de
40 años.
El tiempo necesario para la construcción de un reactor nuclear es muy
variable y depende de multitud de circunstancias. El promedio de los últimos
46 reactores puestos en marcha ha sido de 10,4 años, con un espectro muy
amplio, entre 4 y 43,6 años. Los países que han construido más rápidamente
sus últimos reactores nucleares son Japón (un reactor, 5,1 años), Pakistán (un
reactor, 5,2 años), Corea del Sur (cinco reactores, 5,3 años de promedio),
3
China (25 reactores, 5,7 años de promedio) y India (seis reactores, 7,7 años
de promedio). Los tiempos de construcción de los otros cinco países que han
inaugurado un reactor en los últimos diez años, superan los 20 años. El record
lo ostenta EEUU, que necesitó 43,5 años para finalizar su último reactor
inaugurado (en 2016).
Empresas nucleares
No ha sido demasiado bueno el último año para el sector de la industria
nuclear. Las agencias de clasificación (credit-rating) han reducido la
valoración de los grandes consorcios energéticos europeos, EDF y Engie
franceses, E.ON y RWE alemanes, Watttenfall sueco. Por no citar el enorme
fiasco de la japonesa Tepco después del desastre de Fukushima. La empresa
energética china CGN ha sufrido una pérdida del 60% de su valor de mercado.
También el operador nuclear norteamericano Exelon ha perdido una
importante valoración desde 2008. La única excepción es la filial coreana de
Tepco, que opera prácticamente en régimen de monopolio en Corea del Sur.
Atención aparte merece la empresa estatal Areva que controla el mercado
nuclear en Francia. En los últimos cinco años acumula una pérdida de 10.000
millones de euros, que juntamente con las deudas pendientes, la sitúa,
prácticamente, en bancarrota. La empresa ha presentado un plan de rescate a
la Unión Europea que, en caso de ser aprobado, pagaremos entre todos.
Reactores en construcción
En julio de 2016, 14 estados están construyendo 58 reactores nucleares,
nueve reactores menos que en 2013, de los cuales 21 corresponden a China,
7 a Rusia y 6 a India. Equivalen a una potencia total en construcción de
56,6GW. De estos 58 reactores en construcción, 38 de ellos han sufrido
retrasos. El caso más exagerado es el reactor ruso (Rostov-4) que empezó a
construirse en 1983 y está previsto, de momento, que entre en
funcionamiento en 2018. Los dos reactores que se están construyendo en
Eslovaquia le van a la zaga: su construcción se inició en 1985 y está previsto
que uno de los reactores eslovacos entre en funcionamiento en 2017 y el otro
en 2018.
La construcción de reactores en Europa occidental también ha sufrido retrasos
enormes, como el reactor finlandés (Olkiluoto-3), desarrollado por la empresa
nuclear francesa Areva. Cuando se puso en marcha el proyecto, en 2005, se
dijo que la construcción se terminaría en cuatro años, en 2009. Y, las últimas
previsiones consideran que generará electricidad en 2018 —si no hay nuevos
retrasos, claro—. Los retrasos así como el sobrecoste de la construcción
hicieron peligrar el proyecto que, de momento, sigue en marcha. También el
4
reactor francés (Flamanville-3), de un diseño análogo al finlandés y también
desarrollado por Areva, ha sufrido atrasos en su construcción y, de momento,
ha triplicado el presupuesto inicial [4].
En 2015 se inició la construcción de 8 reactores nucleares, de los cuales 6
están en China, uno en Pakistán y otro en Emiratos Árabes Unidos.
Actualmente hay 31 estados con reactores nucleares en funcionamiento. Sólo
hay dos estados que se incorporarán al grupo de países nucleares cuando
finalicen las obras de construcción de sus primeros reactores: Bielorrusia y
Emiratos Árabes Unidos.
Algunos países, con más detalle
China incorporó relativamente tarde la energía nuclear en su mix energético.
A pesar de ello, a mediados de 2016 tiene operativos 24 reactores con una
capacidad de producción de energía eléctrica de 29,4GW y tiene 21 reactores
más en construcción con una potencia de 21,5GW. A pesar del gran impulso
que el gobierno chino está dando a esta tecnología, la electricidad de origen
nuclear (161,2TWh) representó únicamente el 3% del total de la electricidad
generada en el país durante 2015. A modo de comparación, la energía eólica
generó 186,3TWh de electricidad en China, algo superior a la de origen
nuclear, pero con un aumento mayor, respecto al año anterior, que el
correspondiente aumento de la nuclear. La principal fuente energética de
producción de electricidad en China sigue siendo el carbón.
La situación en la UE-28 es completamente diferente. Hubo una importante
actividad constructora de centrales nucleares en las décadas de los 1960,
1970 y 1980, pero esta cesó en la década de los 1990. Sólo se han conectado
a la red eléctrica dos reactores nucleares desde el año 2000. Pero, por otra
parte, dos reactores de cerraron en 2015 (Alemania y Gran Bretaña). De esta
manera la capacidad nuclear en la UE-28 es de 118,9GW procedente de 127
reactores (lo que representa un tercio del total mundial), 16 menos que antes
del accidente de Fukushima. Puesto que no existe un programa de
construcción de nuevos reactores, la edad de estos va aumentando
—actualmente es de unos 30 años de media—. La mayoría de los reactores
(108 unidades, 80%) se concentran en sólo ocho estados, con Francia a la
cabeza, donde un 76% de la electricidad producida es de origen nuclear. La
electricidad de origen nuclear representó un 25% del total de energía eléctrica
generada en la UE-28.
Japón, después de dos años de parada nuclear, ha puesto en marcha dos
reactores, que han generado 3TWh de energía eléctrica durante 2015. Lo que
representa una contribución de 0,5% respecto el total de electricidad
5
generada en Japón. Valor muy inferior al 29% de 2010 (justo antes del
accidente de Fukushima) o del 36% de 1998 (máximo histórico). Los reactores
japoneses son relativamente viejos, con una edad media de 26,7 años, sólo
dos de ellos iniciaron su actividad hace menos de 10 años.
En EEUU hay 100 reactores en funcionamiento, con una contribución a la
generación de electricidad del 19,5%, en 2015. Constituye el mayor productor
de energía nuclear del mundo. El Nuclear Energy Institute [5] afirma que
entre 15 y 20 reactores deberán cerrarse en los próximos cinco o diez años.
Suponiendo que los cuatro reactores que están en construcción ya fuesen
operativos en ese momento, es previsible que el total de reactores nucleares
operativos en EEUU disminuya ostensiblemente. Los reactores nucleares
norteamericanos produjeron 798TWh en 2015, prácticamente lo mismo que
en 2014. En junio de 2016 se conectó un nuevo reactor a la red eléctrica, si
bien pocos días más tarde se desconectó por problemas con la turbina. EEUU
sigue con su política de concesión de permisos para alargar la vida de las
centrales nucleares.
Otros estados donde la energía nuclear contribuye de manera importante a la
producción de electricidad son: Armenia (34,5%), Corea del Sur (31,5%),
Ucrania (56,5%). Mientras que en otros estados, que congregan una gran
población, la contribución es menor: India (3,5%), Brasil (3,0%), México (7,0%)
o Pakistán (4,5%).
Los países con mayor capacidad de generación de electricidad a partir de la
energía nuclear son: EEUU, Francia, China y Rusia, con una potencia instalada
de 100.353MW, 63.130MW, 29.402MW y 25.443MW, respectivamente. EEUU,
Francia y Rusia son los estados con mayor número de reactores nucleares
operativos: 100, 58 y 35, respectivamente. Y en estos países la energía
nuclear contribuye a la producción de electricidad en un 19,5%, un 76,5% y
un 18,5%, respectivamente. Porcentajes prácticamente iguales a los del año
anterior. El caso de China, con 34 reactores, ya lo hemos comentado más
arriba.
Los accidentes no resueltos
Uno de los sucesos más temidos por la industria nuclear es aquel que
comporta la fusión del núcleo del reactor. A lo largo de la historia nuclear este
accidente ha sucedido en dos ocasiones: en un reactor de la central nuclear
cerca de Chernóbil (Ucrania) y en tres reactores de la central de Fukushima
(Japón). Ambos accidentes contribuyeron a desprestigiar la energía nuclear.
Las consecuencias del accidente de Chernóbil, acaecido en abril de 1986,
están aún lejos de resolverse. Recordemos que la radiación llegó a contaminar
6
de forma significativa el 40% de Europa y que seis millones de personas viven
aún en zona contaminada, en Bielorrusia, Rusia y Ucrania. Según un estudio
independiente [6] se han producido un total de 40.000 muertes por cáncer a
consecuencia del accidente y un aumento de enfermedades cardiovasculares,
mentales y defectos en los neonatales. El sarcófago que se construyó para
tapar el reactor afectado se deterioró rápidamente. Por esta razón se ha
diseñado un nuevo sarcófago que ha de cubrir el anterior. En la financiación
de esta segunda protección se han involucrado 44 estados y su coste alcanza
los 2.000 millones de dólares.
Las obras en Fukushima también son gigantescas. En 2015 el gobierno
japonés ha revisado el plan de desmantelamiento de la central. Se espera
retirar el combustible nuclear entre 2017 y 2022. Los niveles de radiación
siguen siendo altos en la central, lo que hace imposible la intervención
humana. Se están utilizando enormes cantidades de agua (300 metros
cúbicos al día) para refrigerar los reactores. Parte de esta agua se almacena,
pero otra parte contamina los acuíferos locales y otra llega al mar. Informes
gubernamentales indican que las consecuencias sobre la salud humana han
sido mínimas, mientras que informes independientes apuntan que la
probabilidad de contraer cáncer de tiroides en la región de Fukushima es 50
veces mayor que en cualquier otra región del Japón. Según información
facilitada por la empresa Tepco, los costes estimados del accidente de
Fukushima alcanzan los 133.000 millones de dólares, donde se incluyen los
gastos por compensaciones, pero no el coste de efectos indirectos como las
repercusiones en las exportaciones de alimentos o en el turismo.
Las expectativas futuras
Veamos cuales son las proyecciones que hacen dos reconocidos organismos
de análisis y estudios energéticos respecto a la generación de electricidad de
origen nuclear, durante los próximos años. Uno de ellos es la Energy
Information Administration (EIA) del Departamento de Energía de EEUU, y el
otro es la International Energy Agency (IEA), creado por la OCDE.
La EIA [7] predice que la electricidad producida a partir de la energía nuclear
será de 3.100TWh en 2020 y de 4.100TWh en 2040. Lo que representa un
fuerte aumento. Añade que este aumento se dará en países que no
pertenecen a la OCDE, liderados por China. De los países de la OCDE sólo
apunta que Corea del Sur pueda tener un aumento significativo y que, por el
contrario, Canadá y los países europeos reducirán la producción nuclear.
Por otro lado, la IEA [8] considera también que la demanda de electricidad en
los próximos años aumentará significativamente, pues substituirá a otras
fuentes de energía en su uso final. Estima que en 2040, representará casi un
7
cuarto del consumo energético final en el mundo, y que los países no
pertenecientes a la OCDE serán responsables de 7/8 de la demanda de
electricidad. Hasta 2040, la generación eléctrica mundial basada en
renovables aumentará unos 8.300TWh. El carbón disminuirá su proporción en
el mix energético de 2040 y el gas, la energía nuclear y la hidráulica
mantendrán sus proporciones actuales. En 2040, la generación basada en
energías renovables alcanzará una proporción del 50% en la UE, en torno al
30% en China y Japón, y más del 25% en Estados Unidos y la India.
¿Resurgimiento o declive?
Las expectativas futuras para la industria nuclear no son halagüeñas. Sólo
China, India y Rusia están realizando importantes inversiones en la
construcción de nuevos reactores nucleares.
En el mundo hay, en julio de 2016, 58 reactores nucleares en construcción,
nueve menos que en 2014. Hay que tener en cuenta que 46 de estos
reactores se encuentran en Europa oriental y Asia, de los cuales 21 en China.
En Europa hay cuatro reactores en construcción (uno en Finlandia, otro en
Francia y dos en Eslovaquia) y todos ellos han sufrido retrasos. En 2015 había
planes para la construcción de nuevos reactores en China, India, Rusia, Corea
del Sur, EEUU, Irán, Japón y Vietnam, sin fecha prevista de inicio de las obras
[9]. Es importante destacar, pues ayuda a hacerse una idea de la realidad de
la industria nuclear, que entre 1977 y 2016 se suspendieron los trabajos de
construcción de 92 reactores por diversos motivos. Esto representa que la
construcción de uno de cada ocho reactores se abandonó. Por lo que es
prudente suponer que algunos de los planes de construcción de futuros
reactores se frustrarán y que las previsiones realistas, respecto a la puesta en
marcha de futuros reactores nucleares, deben hacerse a la baja.
En 2015 ha habido un aumento neto de ocho reactores en el mundo —se han
abierto diez, ocho de ellos en China, y se han cerrado dos—. Entre 2006 y
2016 se han puesto en marcha 46 reactores nucleares en el mundo. China
conectó a la red eléctrica 25 unidades, India 6, Corea del Sur 4, Rusia 4 y
Argentina, Irán, Japón, Pakistán, Rumania y EEUU uno cada país. Está claro
que la actividad de inversión en energía nuclear se concentra en Asia. Los
mayores inversores en energía nuclear, China e India, han tenido un
crecimiento económico enorme los últimos años (del orden del 7% del PIB de
media), lo que se traduce en unas necesidades energéticas muy grandes.
Ambos estados tienen pocos recursos energéticos propios, excepto carbón,
por lo que necesitan realizar grandes importaciones de energía primaria sea
del tipo que sea, entre ellas la nuclear. Muestra de esta necesidad urgente de
energía es que alguno de los reactores chinos inaugurados durante los últimos
años se ha construido en poco más de cuatro años. Tiempo record, si tenemos
8
en cuenta que el tiempo medio de construcción de los últimos reactores ha
sido de 10,6 años.
Si todos los reactores cerrasen al cumplir los 40 años de vida prevista, en el
año 2020 habría 22 reactores menos que a finales de 2015, suponiendo que
todos los reactores actualmente en construcción se hubiesen acabado y
fuesen operativos en la fecha prevista (cosa muy poco probable,
atendiéndonos a la historia llena de retrasos y fracasos de la puesta en
marcha de reactores nucleares). Sea como fuere, dicha hipotética situación
representaría una disminución de 1,7GW de potencia instalada. En la
siguiente década, 2020-2030, se cerrarían 187 reactores (con una potencia de
175GW). En el caso que se autorizase alargar la vida de todos los reactores,
una vez cumplidos los 40 años, en 2020 los reactores operativos solo serían
dos más que hoy, con una potencia extra de 17GW.
La incorporación de la energía nuclear en la política energética de un estado
es un proceso lento. En los últimos veinte años sólo dos estados han
ingresado en el grupo de estados nucleares: Rumanía en 1996 e Irán en 2011,
cuando sus reactores nucleares empezaron a producir energía eléctrica.
Mientras que en el mismo periodo, otros dos estados clausuraron sus
reactores: Kazajstán y Lituania. En los próximos años se espera que, a lo
sumo, se incorporen dos estados al grupo nuclear: Bielorrusia y Unión de
Emiratos Árabes.
Por otro lado, en 2015, la inversión mundial en energías renovables ha
alcanzado los 286.000 millones de dólares. Solamente China ha invertido
100.000 millones, el doble que en 2013. En el caso de las renovables, la
contribución china al total de las inversiones es menor que en el caso de la
nuclear. India, Gran Bretaña y EEUU también han realizado importantes
inversiones en energías renovables. En 2015 la electricidad de origen solar
fotovoltaico aumentó en el mundo un 33% y la de origen eólico creció el 17%,
mientras que la de origen nuclear aumentó un 1,3% (recordemos que debido
a las inversiones en China). Parece claro hacia donde se dirige la nueva
inversión energética.
Durante 2015, la producción de electricidad en China a partir del viento
alcanzó los 186TWh, superando la de origen nuclear, 161TWh. La misma
situación se aprecia en India (41TWh frente a 35TWh de origen nuclear). En la
Unión Europea, durante el periodo 1997-2014, las instalaciones que utilizan el
viento para generar electricidad han aumentado su producción en 303TWh, la
solar también ha aumentado en 109TWh, mientras que la energía de origen
nuclear ha disminuido en 65TWh.
A nivel mundial, desde el año 2000, se ha registrado un aumento de la
9
potencia instalada para generar electricidad a partir del viento de 417GW; la
de origen solar ha aumentado 229GW, mientras que la nuclear ha tenido un
aumento de únicamente 27GW (incluyendo los reactores que están parados
que acumulan una potencia de 35GW).
En resumen, de los datos aportados más arriba está claro que no podemos
afirmar que exista un resurgimiento de la energía nuclear a nivel mundial,
más bien al contrario. Sí es cierto que ha habido un aumento de la producción
mundial de electricidad a partir de la energía nuclear en el último año, pero
este aumento es debido casi exclusivamente a China. En los otros países hay
un estancamiento o, incluso, una disminución tanto de la cantidad de energía
producida como de reactores en marcha. A partir del año 2006, tanto la
producción de electricidad de origen nuclear como el número de reactores en
servicio empezó a disminuir lentamente y esta tendencia sigue actualmente.
Además de la situación descrita, hemos de añadir que la industria nuclear
sigue sin resolver el almacenamiento de residuos de alta actividad, uno de los
mayores problemas de esta actividad industrial, tal y como ya se apuntaba en
1976 [10]. Por otro lado, ha quedado demostrado que la industria nuclear es
incapaz de resolver los problemas producidos a raíz de una catástrofe nuclear
como las de Chernóbil o Fukushima, y que han sido las administraciones
públicas quienes han afrontado el problema. Otro aspecto que, en el futuro,
puede tener una cierta relevancia en la industria nuclear es el
desmantelamiento de las centrales nucleares una vez han agotado su vida
útil. Hay poca experiencia en la clausura de los reactores —en octubre de
2015, había 89 reactores nucleares cerrados definitivamente en Europa, pero
solo tres reactores (los tres en Alemania) habían sido completamente
clausurados [11]—, por lo que es previsible que se necesiten inversiones
adicionales para ello. Y no podemos olvidar los efectos sobre la salud humana
y el medio ambiente que provoca la actividad industrial nuclear. Actualmente,
no es la industria nuclear quien asume dichos costes ni dichos impactos
negativos, sino las respectivas administraciones públicas.
Si las inversiones y ayudas públicas a la industria nuclear se dedicasen a las
energías renovables descentralizadas, el cambio ineludible de un sistema
energético basado en recursos fósiles —petróleo, gas y carbón— y nuclear
(todos ellos con reservas limitadas y en declive) a un sistema energético
renovable sería mucho más rápido y económicamente favorable.
Notas:
[1] Los datos se han obtenido, si no se especifica lo contrario, de: Mycle
10
Schneider and Antony Froggatt; The World Nuclear Industry. StatusReport
2016. Paris, London and Tokio, 2016. http://www.worldnuclearreport.org/
[2] International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power Reactors in the
World.
2016
Edition.
Reference
data
series
no.
2.
http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/RDS_2-36_web.pdf
[3] Datos obtenidos a partir de los informes de la IAEA de 2016 (ver nota
anterior) y de 2015. International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power
Reactors in the World. 2015 Edition. Reference data series no. 2.
http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/rds2-35web-85937611.pdf
[4] World Nuclear Association; “Flamanville EPR timetable and costs revised”,
World
Nuclear
News;
03
September
2015.
http://www.world-nuclear-news.org/NN-Flamanville-EPR-timetable-and-costs-re
vised-0309154.html
[5] Wayne Barber ; “NEI warns more nuclear power plant retirements on the
way”,
Electric
Light
&
Power;
05/23/2016.
http://www.elp.com/articles/2016/05/nei-warns-more-nuclear-power-plant-retir
ements-on-the-way.html
[6] Ian Fairlie, TORCH-2016—An independent scientific evaluation of the
health-related effects of the Chernobyl nuclear disaster, Vienna Ombuds Office
for
Environmental
2016.
https://www.global2000.at/sites/global/files/GLOBAL_TORCH%202016_rz_WEB_
KORR.pdf
[7] International Energy Outlook 2016, U.S. Energy Information Administration
(EIA). www.eia.gov/forecasts/ieo/pdf/0484(2016).pdf
[8]
World
Energy
Outlook
2015.
International
http://www.worldenergyoutlook.org/weo2015/
Energy
Agency.
[9] International Atomic Energy Agency (IAEA), Nuclear Power Reactors in the
World. 2016 Edition. Reference data series no. 2. Table 12, p.22.
http://www-pub.iaea.org/MTCD/Publications/PDF/RDS_2-36_web.pdf
10] Walter C Patterson; Nuclear Power, Penguin Books, 1976. Existe
traducción española: La Energía Nuclear.
[11] Comunicación de la Comisión Europea; Programa Indicativo Nuclear,
Bruselas, 4.4.2016. COM (2016) 177 final. p.9
11
2/9/2016
12
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