Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno 3. 711-1050 Al Andalus y la aparición de las áreas nucleares cristianas Por razones de tiempo y espacio no se va a hacer un seguimiento detallado de la compleja evolución territorial de las unidades político-culturales que se suceden en el territorio peninsular e insular a lo largo de esta prolongada etapa. Nos limitaremos a enunciar las grandes líneas de ésta aplicando dos marcos teórico-contextuales. Uno, el hecho de que según Glick (1994, 25) "..el pueblo medieval tendía a considerar religión y cultura como categorías con límites comunes o coextensivas y, por tanto, a pensar en términos de una Cristiandad unificada en oposición al Islam. Como reacción a las conquistas islámicas que apuntaban al corazón de Europa desde dos direcciones distintas, surgió la noción de Europa como una entidad geográfica que era, además, asiento de la Cristiandad, criterio ampliamente justificado por la coincidencia real de las fronteras religiosa y política del Imperio islámico. Por lo tanto, la noción de causa común de los cristianos (imponiéndose a las denominaciones étnicas regionales) contra los moros que aparecen en los reinos cristianos del norte de España, formaba parte de un fenómeno generalizado." En todo este contexto (Ibid. 24), "subyace una noción de la ley como algo personal y no territorial (se juzgaba a la persona de acuerdo con las leyes de su comunidad religiosa)". Otro, el concepto de “área nuclear” de Pounds and Ball (apud Taylor, 1984, 137). Este concepto se encuadra en una teoría que propone que la dimensión y localización de los actuales territorios de los estados europeos se generaron en la alta Edad Media a partir de un área nuclear, (ver figura 3) definida por tener algunas ventajas de partida respecto a otras áreas próximas: suelo fértil para la producción agrícola, ubicación nodal para el comercio que le proporciona capacidad de generar excedentes económicos comparativamente pronto y con ello disponibilidad de recursos para defenderse de posibles conquistas y ampliar su dominio sobre vecinos que disfrutaran de menos recursos. Para el tema que nos ocupa, ambas proposiciones tienen como consecuencia que la aparición y conformación en la península ibérica de estas áreas nucleares y su expansión territorial tuvo lugar en el marco del largo proceso de interacción entre Islam y Cristianismo que se abrió en el 711 cuando un conjunto étnico heterogéneo pero aglutinado por el Islam entró en la península por el Estrecho y avanzó por ésta atravesando los Pirineos hasta la llanura de Poitiers (732, Francia) donde fue frenado por Carlos Martel (dinastía merovingia) en la batalla del mismo nombre. Después de ésta, los pueblos islámicos se replegaron al sur de los Pirineos (ver figura 4) y de la cordillera Cantábrica primero y, al sur de una diagonal que une el Prepirineo con el límite norte del Sistema Ibérico y la vertiente norte del Sistema Central, después de la crisis del 750. A uno y otro lado de esta frontera, estable hasta el siglo XI, podemos reconocer las siguientes unidades políticoculturales: 1.-Al Andalus. Nace este concepto que une una cultura a un territorio: es la península islamizada, por lo que su extensión irá modificándose a medida que las unidades políticas cristianas vayan conquistando segmentos de su territorio. Esta conexión es paralela a la de Sefarad para el pueblo judío (los sefarditas son actualmente los judíos cuyas familias vivieron en la península y fueron expulsadas en 1492). En este sentido, Al Andalus pasa de ser una provincia (emirato) del califato de Damasco a independizarse de éste y configurar su propio califato con capital en Córdoba. Esta unidad 1 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Figura 3. Reproducido de Taylor, 1984, 138. política estaba fragmentada en unidades administrativas, las coras (ver figura 5) que, cuando se disolvió esta unidad política, ya en la siguiente fase, fueron la base de sucesivos reinos de taifas. Se trata del espacio más densamente poblado de la península, de modo que puede considerarse como una continuidad tanto del sistema urbano precedente (cada cora tenía una ciudad importante en la que residía su capital, aunque había excepciones en las zonas más montañosas) como de la inserción en el circuito económico mediterráneo: (Glick, 1994, 33-34) "El mundo islámico era..una zona de libre comercio donde el lugar de origen no representaba barrera alguna para viajar...Las fronteras políticas no eran obstáculo para viajar y el trato discriminatorio a los viajeros o a los comerciantes extranjeros se tenía por algo escandaloso". Por ello, (Ibid., 24) "Hacia el s. X... el Islam controlaba realmente el Mediterráneo que, lejos de constituir una barrera al comercio, fue el medio que permitió a los estados que lo bordeaban participar en una economía mundial". 2 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Figura 4. Reproducida de García de Cortázar, 1974, 327 2.-Las áreas nucleares y la Marca Hispánica.- Los condados catalanes. En esta fase lo que luego serían las áreas nucleares presentaban dos estatus políticos diferentes. Sólo había una dinastía monárquica, la asturiana, con capital en la cuenca de Oviedo e influencia hasta el Alto Miño (Mondoñedo-LugoRías Altas), mientras que hacia el Este se reconocen 3 conjuntos de territorios que reconocían, en una medida variable, vasallaje a los francos, esto es, al Imperio Carolingio, conformando la denominada Marca (frontera) Hispánica: los ocupados por los vascones navarros (entre la actual costa vasca y el actual Pirineo Navarro); el localizado en torno al valle del río Aragón, en torno a Jaca; y, finalmente, 3 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno los 8 condados catalanes (ver figura 4) que se distribuían entre el Bajo LLobregrat (Barcelona) y el Rosellón francés. Figura 5. Al Andalus hacia el 1031. Límites de los reinos de Taifas Reproducido de García de Cortázar, 1974, 115 3.-La tierra de nadie. La debilidad demográfica de estas unidades políticas y el retroceso espacial del dominio político islámico mencionado dejó el amplio valle del Duero como tierra de nadie, sobre la que fue avanzando, lentamente, la unidad política asturiana, que ya en el s. X alcanzó el río Duero. A lo largo de los siglos X y XI otros cambios tuvieron lugar: la independización del poder franco de los territorios orientales, tuvo dos formatos: por orden cronológico, la configuración del condado independiente de Cataluña (en el 865), que aglutina los 8 condados antes citados, en torno al conde de Barcelona; en el 905, en Navarra, Pamplona, se constituye una nueva dinastía, que absorbe al núcleo aragonés, al menos en este etapa. Sin embargo, este proceso político no iba acompañado de movimientos demográficos de importancia, tratándose de un poblamiento agrario, poco denso y con escaso número de unas ciudades con un bajo número de habitantes. 4. 1080-1492 La expansión y consolidación de los reinos cristianos.-La segregación de Portugal Las dificultades de mantener la unidad en el Califato de Córdoba (guerras civiles) y la interrupción del comercio mediterráneo por los efectos de la sustitución del sistema socioeconómico árabe por el turco en Próximo y Medio oriente a finales del s. IX son las claves de lo que Glick denomina la inversión del s. XI: los reinos cristianos pasan a ser dominantes militar y económicamente y Al Andalus irá perdiendo poco a poco su territorio para acabar desapareciendo en 1492. El punto de inflexión es la superación de la frontera del Sistema Central con la conquista de Toledo (1085) por la Corona de Castilla (nueva denominación de la dinastía asturiana) introduciendo así una clara disimetría entre el avance de ésta, más rápido que el de el reino de Aragón que tardó 33 años más en alcanzar el Ebro en Zaragoza, (1118) y que en el 1137 se confedera con los condados catalanes para crear la Corona de Aragón, con capitales independientes en Zaragoza y Barcelona. 4 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Si las coronas de Castilla y Aragón van a ser las que tengan un mayor protagonismo en el avance espacial sobre Al Andalus (ver figura 4) otras entidades territoriales políticas completan el mapa peninsular. Navarra, cuya expansión hacia el Ebro (tuvo su capital en Nájera (931-1076), quedó bloqueada por aquellas, replegándose en el entorno del golfo de Vizcaya hasta el Ebro en Tudela, pero manteniendo su independencia política en todo momento. Portugal, que tiene su origen en el proceso de independización de los dos honores que Alfonso VI había concedido a sus yernos borgoñones: Galicia y el condado de Portugal (centrado en Oporto). La evolución de ambos fue dispar, ya que mientras el primero quedó, a partir del 1117 como un señorío del arzobispado de Santiago, con vasallaje al rey castellano, el segundo dará lugar a la creación y consolidación del reino de Portugal. Este alcanzó su independencia en 1143, instaurándose como rey el sucesor del borgoñón conde Enrique. Aunque este reconocerá un teórico vasallaje al rey castellano, dirigió el avance sobre el sector más occidental de los valles del Tajo y Guadiana, rompiendo así su continuidad hacia el Oeste y generando el vacío demográfico que aún hoy flanquea la frontera con Portugal, ya que cercenó los flujos comerciales entre las dos mesetas y el Atlántico. De esta forma, este segmento occidental de la península se ha segregado de la progresiva configuración de España como estado intermedio (en la acepción de Taylor) aunque comparta manifestaciones culturales (lengua) con uno de los territorios de éste, Galicia. Desde esta perspectiva (avance paralelo de Norte a Sur de las tres coronas: Portugal, Castilla y Aragón), el tratado de Tudilén (1151) supone el reparto de zonas de reconquista entre ambas grandes coronas quedando el Sistema Ibérico como zona de frontera, y a veces de fricción, entre ambos y, por consiguiente, también de canalización del comercio por sus valles (Jalón, Jiloca). En este avance, la expansión de la Corona de Castilla alcanza las Béticas (1212), ocupando todo el valle del Guadalquivir y dejando limitado el concepto Al Andalus al territorio de las actuales provincias de Málaga, Granada y Almería, quedando la barrera del Subbético como frontera prolongada hasta el Estrecho entre ambas unidades políticas. La de la Corona de Aragón, llega hasta el sur de la actual comunidad autónoma de Valencia (1238) y la del archipiélago Balear (entre 1229 y 1287). Desde la perspectiva de la relación entre las distintas unidades políticas cristianas es de resaltar el caso de la vinculación entre tierras vasco-cantábricas y Castilla. El matrimonio de Alfonso VIII con Leonor de Plantagenet, hija de Enrique II de Inglaterra, que llevaba como dote el ducado de Gascuña, abrió nuevas oportunidades a la extensión de la influencia castellana; para reforzarlas, el monarca estimulará la actividad de comerciantes y marinos de sus reinos, repoblando las villas del litoral cantábrico. Por otro lado, la necesidad de establecer una continuidad territorial entre Gascuña y el reino castellano- y la de reforzar la presencia de Castilla en el litoral norte, más la de controlar la vía recientemente abierta de Irún- es la que animó a Alfonso VIII a disputar a los navarros el territorio de Alava y Guipúzcoa que, desde 1200, quedó incorporado a Castilla, sancionando así el aislamiento de Navarra. Los últimos hitos en este proceso de configuración del actual territorio del estado español tienen lugar en el siglo XV. Por orden cronológico, y en el contexto de la unión de las coronas de Castilla y Aragón por matrimonio (que abordamos en el epígrafe 6), la incorporación del archipiélago de Canarias, en el marco del comercio africano pero tan importante para la futura navegación americana (1478). Por otra, la culminación de la conquista de Al Andalus (1492). 5 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno 5. La administración territorial Lejos del carácter sistemático que, desde el siglo XIX, tiene la administración territorial del estado español, para mediados del siglo XV ésta era un complejo rompecabezas que acumulaba casi 700 años de experiencias muy dispares. Pese a su complejidad es conveniente conocerla, al menos someramente, ya que su origen radica, aparentemente, en la necesidad de recurrir a representantes de la autoridad real derivada del proceso de expansión territorial de las áreas nucleares, pero a la larga funcionó, en muchos casos, como causa de demarcaciones posteriores: una vez reconocida un área de influencia territorial para dichos representantes, ésta tenderá a mantenerse en el tiempo. Veamos sus diferencias. 1.-En los territorios castellanos. A partir del s. XII coexisten tres niveles, no sistemáticos, y, como hemos dicho, de jerarquía confusa: .Los señoríos. La proliferación de los señoríos con privilegios de inmunidad determinará la sustitución de los antiguos distritos por otros nuevos que se denominarán tenencias u honores, siendo los 'tenentes terrae' los encargados de su gobierno. .Las ciudades. *La aplicación de los fueros se relaciona con el auge de la vida municipal, con la institución del Concejo, que sustituirá todas las anteriores autoridades con potestad en la vida local. .Los representantes del rey. *En la Corona de Castilla la primera figura (antes del s.XII) que aparece como representante del rey tiene unas funciones genéricas identificables con las del administrador (recaudador de tributos, organizador de las levas) en los territorios a él encomendados. Estos territorios son las demarcaciones, cuya definición permanece confusa. Con el tiempo fue acumulando cada vez más facultades hasta convertirse en jefe de los distritos (demarcaciones?) en que quedaron divididos condados y mandaciones, distritos que fueron denominados merindades, siendo denominado merino el representante real en los mismos. .Más adelante, se crean de dos rangos de merinos: los merinos mayores, con jurisdicción sobre los antiguos reinos autónomos (Castilla, León, Galicia) y los menores, designados por aquellos, a los que quedaban subordinados, y que quedaban al frente de las merindades (escala similar a la de la comarca). .En el s. XIII aparece un nueva autoridad administrativa, el adelantado, con atribuciones sobre distritos de extensión variable, se relaciona con el proceso de expansión de esta centuria, estando destinada a que existiera siempre en estos territorios, cada vez más extensos, un representante del poder real. De aquí, pues, que inicialmente se situaran sólo en los territorios fronterizos con los árabes, necesitados de un régimen particular que reforzara su defensa, pero luego se generalizó por todas las regiones del reino castellano-leonés, recibiendo el título de 6 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Adelantados mayores, quedando subordinados a ella los merinos y otros adelantados denominados menores, nombrados por aquellos. Los adelantamientos mayores eran inicialmente seis, correspondiendo a los diversos reinos que quedaron integrados en el Reino de Castilla: Castilla, León, Asturias, Galicia, Andalucía, Murcia y La Frontera. -Dentro de los territorios castellanos, el status de los territorios vascos es diferente: .En primer lugar por la importancia que alcanzan las citadas hermandades de ciudades, constituyendo el vínculo de unión de las diversas villas que los componían; su órgano político era la 'junta general de la hermandad', órgano decisor de los asuntos de importancia de la comunidad política a la que representa, desempeñando un papel similar al de las Cortes de los otros reinos, pero con un carácter más democrático. .Conservan su peculiar estructura político-administrativa, como venían haciendo desde siglos atrás. Inicialmente Vizcaya fue condado y luego señorío inmune del reino castellano, y cuando los tres reinos quedan incorporados al de Castilla, se generaliza en ellos las figuras de los adelantados y merinos mayores, salvo en Vizcaya, donde por su carácter de señorío recaía la autoridad en un prestamero; así mismo había delegados del monarca en el ámbito local (corregidores) y alcaldes de fuero. Por otra parte, las merindades estaban integradas por otras demarcaciones de rango inferior, como anteiglesias, valles, cuadrilla, etc., de modo que la proliferación y variedad de autoridades, demarcaciones y denominaciones constituye un rasgo diferenciador respecto al resto del país. 2.En los territorios integrantes de la Corona de Aragón: .Los señoríos y las ciudades, análogos a las castellanas. .Los representantes del rey. *En principio, la evolución de la figura equivalente a la del merino, la del bayle o batlle, es ligeramente distinta ya que sólo mantendrán funciones fiscales, de modo que en la administración del territorio prevalecían las peculiares autoridades, instituciones y fueros existentes en las diversas regiones aglutinadas en estos territorios. *Sincrónicamente a la evolución castellana, es en el s. XII cuando, al realizarse la unión con Cataluña, la administración territorial empieza a adquirir mayor complejidad, apareciendo al final del período la figura del procurador. Este es el encargado en nombre del monarca del gobierno de cada uno de esas diversas regiones a las que se aludía: Zaragoza, Huesca, Teruel, Cataluña (principado formado por nueve condados), Valencia, Baleares, Galia Narbonense, Cerdeña, Nápoles y Sicilia. *En el s. XIV, aparece la figura del lugarteniente del rey, destinado a ejercer el gobierno de la corona durante las ausencias del monarca, oficio que recibió también 7 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno el nombre de Procurador General. A principios del s. XIV se instituyeron, ya con carácter permanente, los lugartenientes regionales en Valencia y Mallorca, mientras que todas las delegaciones del poder real se unificaron en una lugartenencia o gobernaduría general, vinculada al primogénito del rey. *Por último, a f. del s. XV, Fdo. el Católico nombró lugartenientes generales para cada estado y territorio de la Corona de Aragón; la lugartenencia será el claro antecedente de los virreinatos (Edad Moderna). .La principal diferencia con el reino de Castilla es que la Corona de Aragón va adquiriendo cada vez de forma más firme, una estructura confederada peculiar, por la que cada reino mantiene su propia organización político-administrativa, sin que exista entre ellos otro vínculo de unión que la pertenencia a un mismo monarca. Por tanto, cada uno de estos reinos presenta peculiaridades en sus figuras de representación política: -En Cataluña, .territorio dividido en condados y vizcondados, con un régimen jurídico feudal consolidado, el Conde de Barcelona hace las veces de los monarcas en los otros reinos, pero conservando los condados una autonomía de gobierno y administración aún mayor que en el resto del país. .En el siglo XII el poder del Conde de Barcelona comienza a ser más preponderante que el de los demás señores. .Los condes enviaban a unos delegados suyos para que se encargaran del gobierno de los diversos distritos, que serán los vicarios y que darán lugar a las veguerías, al frente de las cual se sitúa el veguer en el siglo XII. Este veguer dependerá el Gobernador general de Cataluña, pero gozando de amplias facultades administrativas, judiciales y militares, siendo a su vez el superior jerárquico del subveguer, autoridad encargada del gobierno de la subveguería, junto a las cuales estaban las baylías con el bayle al frente. El tamaño de las veguerías es similar al de las merindades menores. .Las funciones de más trascendencia serán resueltas por las Cortes y por la Diputación, que radicaba en Barcelona y que se denominaría Consejo de Ciento. -En Valencia, aquí las demarcaciones que predominan son las baylías y los justiciazgos. 3.El reino de Navarra también conoció la institución de los merinos, quedando dividido, así mismo, en distritos denominados merindades (seis), por debajo de las cuales situaban las bailias. 8 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno 6. España como estado moderno 1. De la unión de Castilla y Aragón hasta los decretos de Nueva Planta Aplicando el concepto de estado intermedio expuesto por Taylor (1984), el matrimonio de Isabel de Castilla con Fernando de Aragón en 1469 y la obtención por ellos de ambos tronos en 1479 es la causa ocasional de la unión de ambas coronas. Casi 30 años más tarde (1515) la incorporación de Navarra, que pierde su individualidad política pero no sus instituciones, completa el actual mapa. Este proceso lo interpretamos como la conformación de España como estado moderno en el contexto de la generación de los estados modernos intermedios europeos: -El rasgo definitorio de estos estados es la consolidación de una soberanía sobre un territorio, reflejado en la aparición de fronteras externas, en el ejercicio dentro de dichas fronteras de una soberanía basada en un aparato jurídico-burocrático y, lo que en el caso de España constituye la principal novedad, en el reconocimiento como estado por el resto de los mismos. Es uno de los estados europeos que adquiere esta forma política en esta etapa, lo que lo sitúa en una posición de vanguardia. -También detallamos que, con carácter genérico para estos nuevos estados, la aparición de los mismos no es incompatible con el mantenimiento de discontinuidades territoriales jurídicas heredadas de la fase medieval suponiendo ello la ausencia de un sistema único de administración territorial. En función de uno de estos elementos, la uniformización jurídica interior, se puede reconocer la existencia de dos fases ya que mientras que en los s. XVI y XVII se mantendrá el heterogéneo aparato jurídico bajomedieval, en el s.XVIII tendrá lugar un importante proceso de uniformización. Así pues, hemos estructurado este epígrafe recogiendo este cambio. Siguiendo a Domínguez Ortiz (1974) Si bien el reinado de los Reyes Católicos supone la unión política de Castilla y Aragón, dicha unión no supuso una uniformización de las pautas jurídicas y culturales de ambas coronas: -Ninguna de las instituciones propias de ambos reinos fue modificada -Las leyes eran distintas. -Las Cortes de Castilla, las de Navarra y, en el caso de la de Aragón, de cada Reino, siguieron reuniéndose independientemente, ya que ni los Reyes Católicos ni los Austrias pensaron en unirlas. -La frontera entre ambas siguió activa. -La moneda era distinta. -Los castellanos eran legalmente extranjeros en Aragón y viceversa, lo cual, en principio, les imposibilitaba para obtener cargos. 9 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Pero para el tema que nos interesa, el seguimiento de la estructuración administrativa de lo que hoy conforma el territorio del estado español, en esta etapa abierta por la unión de las coronas castellana y aragonesa pero desarrollada bajo la dinastía Habsburgo, el rasgo más característico es la continuidad del caótico sistema jurisdiccional resultante de la larga y compleja evolución medieval. La figura 6 recoge algunos de sus elementos. Se trata de los de orden superior, absolutamente asistemáticos, esto es, recibían un nombre en cada zona, siendo la denominación de “reino” la más frecuente. Por ejemplo, en el caso de lo que hoy es la mayor parte de la comunidad autónoma de Andalucía, el fin de la conquista cristiana condujo a la existencia de 4 reinos. El de Sevilla, el de Córdoba, el de Jaén y el de Granada, pero no había una autoridad que ejerciera sobre esta jurisdicción. No era así el caso de los reinos de Aragón y Valencia, a los que, como adelantábamos, si correspondía la figura del virrey. Por el contrario, los elementos territoriales que realmente sí funcionaron, al menos en la Corona de Castilla, con clara jurisdicción territorial, fueron las ciudades con sus concejos, que aglutinaban varias unidades de poblamiento además de la capitalina, y los señoríos, de forma análoga en los más relevantes (Osuna, Huéscar, Estepa). En el caso de Cataluña, las veguerías también mantuvieron su capacidad de organización territorial. Figura 6. Demarcaciones de la corona de Castilla en 1590 Reproducido de: wikipedia/commons/d/d7/Provinces_Crown_of_Castile_1590.svg Frente a esta continuidad de elementos bajo medievales hay que resaltar la aparición de otro claramente correspondiente a la caracterización de los estados intermedios modernos: la designación de una capital del mismo, en este caso, la designación de Madrid por Felipe II. Una designación que obedece a criterios geográfico-topográficos (situación en el centro de la península Ibérica) y que, en el caso de la Corona de Castilla, rompe con una larga tradición de capitales itinerantes: Sevilla, Toledo, Valladolid, entre otras, fueron sede de la corte. Paradójicamente, en este sentido la dinastía Habsburgo gobernó con principios claramente comunes a la borbónica y su opción por la centralidad. Hay que tener en cuenta que, cuando ésta llegue al poder en el s. XVIII, creará una red de transportes que confirma y refuerza esta centralidad, ya que es radial. La práctica inexistencia de infraestructuras públicas en los siglos XVI y XVII retrasó la aplicación práctica de esta centralidad, lo mismo que la carencia de tradición histórica de Madrid como ciudad relevante se refleja en su escaso patrimonio monumental previo al siglo XVII. 10 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno 6. España como estado moderno 2. Los decretos de Nueva Planta y la uniformización borbónica La Guerra de Sucesión, abierta por la falta de descendencia de Carlos II (1701-1713), tuvo una fuerte incidencia en la estructuración territorial de España porque, las dos dinastías enfrentadas llevaban implícitas dos formas contrapuestas de entender aquella. Modelo borbónico: *propone la uniformización de las jurisdicciones, bajo unos objetivos claramente alineados con los planteamientos de Taylor: .la eliminación de fronteras internas y la simplificación de la legislación como instrumento para la agilización del capitalismo comercial. .esta uniformización de la ley está orientada hacia la centralización del poder en la persona del rey, llegándose así al logro de la soberanía absoluta sobre el territorio .la aristocracia y los poderes locales y regionales, son los perdedores en este proceso del que salen beneficiados la burguesía. Modelo habsburgo: *supone el mantenimiento del sistema de respeto a las discontinuidades y autonomías jurisdiccionales *ello, a su vez, implica el mantenimiento del orden feudal y, por tanto, dificulta la práctica de la economía-mundo *beneficia a la aristocracia y a los poderes locales y regionales Contando con este contexto, el triunfo del primero de estos modelos supuso, además de la conversión de Gibraltar y Menorca en colonias británicas, la aplicación de unas medidas uniformizadoras conocidas genéricamente como "Decretos de Nueva Planta" y que supusieron: .La abolición de las instituciones político-administrativas tradicionales de la Corona de Aragón. .La eliminación de las Cortes de cada uno de los reinos que integraban la Corona de Aragón. .La introducción de los corregimientos, apareciendo el corregidor como una figura castellana, 'veladora' de la aplicación de toda la normativa castellana. .La unificación del derecho púlbico, que pasa a ser el castellano, y, en relación con ello, .la introducción del castellano en este tipo de procesos .La imposición de un tributo que se sumaba a los que los súbditos de otros estados tenían que tributar por rentas generales. Estos decretos se fueron promulgando entre 1707 (Valencia) y 1716 (Cataluña), al hilo de los acontecimientos de la Guerra de Sucesión. 11 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Sin embargo, este proceso de uniformización fue incompleto en la medida en que: -el derecho privado siguió siendo el preexistente a los Decretos, y, -la estructuración de la administración territorial siguió siendo compleja y asistemática, a pesar del intento de homogeneizarla que supone la creación de las intendencias e intendentes, más ligadas a las demarcaciones históricas que a una concepción eficaz de la administración del estado. Así, si comparamos la figura 7 con la 6 comprobaremos que el caos del siglo XVI se mantenía en los mismos términos. De esta forma, en Rubiales (19 , 383 a 387) podemos encontrar las múltiples denominaciones tanto de la escala que podemos equiparar con las actuales comunidades autónomas (Reino de Navarra, Principado de Cataluña, Provincia de Extremadura), como de las que se corresponden con las actuales provincias (Provincia de Córdoba, Reino de Mallorca), como de las de escala inferior, equiparables a municipios (partidos, sexmos, tierras). Figura 7. Provincias e intendencias en 1789 Reproducido de http://www.ign.es/espmap/mapas_spain_bach/pdf/Espana_Mapa_04.pdf Si recapitulamos lo visto entre la Alta Edad Media y el fin del Antiguo Régimen, podemos comprobar como entidades que comenzaron como áreas nucleares (esto es, definidas por la relación pueblo/territorio, Asturias, Navarra) se han expandido (por ejemplo, los condados catalanes llegan al Ebro); en otros casos, esta expansión ha llevado aparejada la creación de demarcaciones dependientes (Extremadura respecto a la Corona de Castilla o el Reino de Valencia respecto a la Corona de Aragón), carentes por tanto de ese origen étnico-político. Pero, en todos los casos, es el tiempo el que va facilitando unos nuevos lazos entre población y territorio y con ello permitiendo la configuración de identidades de muy distinta escala. En otras palabras, el mapa de la figura 7 no es el resultado de una decisión política en un momento determinado sino de una larga evolución que recoge factores muy dispares. La progresiva y discontinua configuración de España como estado nación cambiará este sistema. 12 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno 7. España como estado-nación. Demarcaciones políticas en la etapa preautonómica: 1833-1978 Después de distintas propuestas de sistematización de las demarcaciones administrativas, la relativa consolidación de España como estado nación según el modelo instaurado por la Revolución Francesa para finales del primer tercio del s. XIX tuvo una de sus manifestaciones en la aparición de lo que hoy conocemos como provincias. Por tanto, el origen de la administración territorial actual se sitúa, en el caso de España, en 1833 cuando Javier de Burgos, ministro de Fernando VII, propone la división en provincias y de éstas en municipios, siguiendo el modelo de departamentos francés. En este modelo de administración territorial los niveles son el municipio, la provincia y el estado. La relación entre estos niveles es taxonómica y sistemática: la provincia está integrada por un conjunto cerrado de municipios y cada uno de ellos está compuesto por dos componentes: un núcleo cabecera (la capital de provincia y el núcleo cabecera del municipio) y por una superficie, la provincia propiamente dicha y el término municipal. Ello significa el reconocimiento oficial de una jerarquía urbana determinada en detrimento de otras localidades. Esto es, la elección de la capital de provincia no siempre obedeció a su mayor número de habitantes y casi siempre los términos municipales incluían otros núcleos de población que van a recibir denominaciones muy diferentes en función de criterios estadísticos: entidades, pedanías, aldeas, diseminado…. A este respecto, la influencia de la evolución histórica diferente entre unos sectores y otros del ya estado español se traduce en distintas estructuras municipales: en Galicia y Asturias, los concejos mantienen la disposición que hemos visto, con un alto número de localidades. Esta función de capitalidad está estrechamente ligada a la función política. En un contexto de democracia parlamentaria (con toda la evolución que ya habéis estudiado en el bachillerato: sufragio censitario, sufragio universal masculino, sufragio universal masculino y femenino), los cargos correspondientes a cada uno de estos niveles participaban en forma desigual de los procesos electorales: alcaldes (autoridad municipal) y presidentes del gobierno (autoridad estatal) eran elegidos (sistema indirecto: mayorías concejales y parlamentarias, respectivamente), mientras que la autoridad provincial (gobernador civil hasta el año 1997) era elegida desde el gobierno central (estatal) entendido, pues, como el representante de éste en cada provincia. Las diputaciones son, en este sentido, cámaras de representación indirecta, al estar integradas por representantes elegidos a escala municipal o parlamentaria siempre dentro de la provincia, pero no tienen autoridad política sino de servicio público (sanidad, infraestructuras). Por otra parte, Ortega recoge la vinculación entre esta forma de territorialidad sistemática ligada a las formas políticas de la revolución burguesa, y el desarrollo tecnológico del que necesitó para su plasmación cartográfica. La difusión del teodolito y de la triangulación en relación con el avance en los sistemas de proyecciones que habéis estudiado en la asignatura de Introducción a la cartografía fue indispensable para la materialización de la administración territorial. 13 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno A este respecto hay que introducir otra categoría de la administración territorial cuyo tratamiento es más complejo. Se trata de los partidos judiciales. Si bien éstos sólo tenían como finalidad, y como su nombre indica, la administración de justicia, de hecho constituyeron una unidad estadística para determinados censos de población. Se trata de una demarcación supramunicipal, esto es, constituida por varios municipios, con una cabecera o capital. Es, pues, indicativa de la configuración del sistema urbano en dos fases muy significativas para la distribución espacial de la población española: la de 1930, previa a los grandes movimientos migratorios y éxodo rural del Desarrollismo, y la de 1970, cuando son reformados recogiendo las consecuencias de ese éxodo. Como adelantábamos, el gobierno español en el que se encuadra Javier de Burgos aplica, de forma parcial, los planteamientos de la Revolución Francesa. Éstos, que refuerzan la noción de integridad del territorio como indispensable para la supervivencia de la nación, tienen una de sus manifestaciones más claras en el cambio que introduce en el modelo de división administrativa del territorio de cara a dos objetivos, uno socavar las lealtades tradicionales, fomentando, de esta forma, la unidad; otro, establecer divisiones más racionales. Por ello, "el trazado de los departamentos (departments) era un ejercicio de ingeniería socio-espacial para romper las lealtades respecto a las provincias antiguas. Para que disminuyera aún más la identificación local, los nombres de los departamentos evitaron cualquier referencia a pautas históricas, sociales o económicas, sino que, por el contrario, recibieron nombres de accidentes físicos 'neutrales', como ríos o montañas" (Taylor, 1984, 156). Si aplicamos este planteamiento a la comparación de las figuras 7 y 8, comprobaremos como en el caso español, este “socavamiento de lealtades” sólo se aplicó de forma parcial, ya que ciudades como Zaragoza, Barcelona, Pamplona, Toledo, mantienen su preeminencia tanto al ser capitales de provincia como al darle nombre a las mismas. Sin embargo, casos como Castellón, Huelva, Almería, Logroño, entre otros, fueron rupturas con el poblamiento anterior, y, con una perspectiva de casi 200 años podemos comprobar la capacidad que tienen las decisiones políticas de crear territorios prácticamente de la nada. En este sentido, comparar la delimitación de departamentos que hizo José II con las provincias de Javier de Burgos pone claramente de manifiesto como los primeros sí hubieran implicado una ruptura profunda con las demarcaciones antiguas (por ejemplo, el departamento de Guadajoz correspondía a Córdoba o el del Genil a Granada). En otro orden de cosas, esta jerarquía provincia-municipio fue popularmente rechazada en zonas como Cataluña donde las veguerías, escala equiparable con la comarcal intermedia entre provincia y municipio, tenían una clara capacidad de vertebración territorial. 14 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Figura 8. Mapa provincial de España establecido por el Real Decreto de 1833 Reproducido de: ttp://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/a/a9/Provincias_de_Espa%C3%B1a.svg 8. La España de las Autonomías: 1978 en adelante La Constitución de 1978 recoge en su articulado las reglas que tenían que seguirse para configurar, desde iniciativas municipales y provinciales, las autonomías. Por tanto, las autonomías no responden al mismo proceso que las provincias: no fueron creadas desde la administración central sino desde los municipios y provincias que, voluntariamente, quisieron unirse para constituirlas, siendo luego refrendado el procedimiento por una serie de procedimientos que vinculaban a las Cortes y al Rey. Una de las reglas fijadas por la Constitución de 1978 es que confirmaba la existencia de provincias y municipios como elementos componentes de la Administración territorial, manteniendo sus competencias. Ello significa que aparece un nuevo nivel de la administración territorial que queda así configurada como: municipio-provincia-comunidad autónoma-estado. Desaparece, casi 20 años después, la figura del gobernador civil, y, por el contrario, aparece, a mediados de los Ochenta, la figura del presidente de cada comunidad, con su correspondiente Parlamento, recibiendo denominaciones diferentes según la comunidad. Bibliografía CEOTMA (1980): Divisiones territoriales de España, Madrid, CEOTMA 15 Asignatura: Geografía de España para historiadores Prof. Juan Francisco Martínez Murillo y Mª Luisa Gómez Moreno Tema 1: Introducción a la Geografía de España Elaborado por: Mª Luisa Gómez Moreno Estrabón, Geografía de Iberia. Trad. de F.J. Gómez Espelosín; Presentaciones, notas, comentarios, glosario y mapas de G. Cruz Andreotti, M.V. García Quintela y F.J. Gómez Espelosín. Madrid: Alianza Editorial, 2007 [2009]. Domínguez Ortiz, A. 1974. El Antiguo Régimen: Los Reyes Católicos y los Austrias. Madrid: Alianza Univ. García Moreno, L. A. “Patria española y etnia goda (siglos VI-VIII)”, en De Hispania a España, ed. V. Palacio, pp 41-62. Madrid: Colegio Libre de Eméritos, 2005, García de Cortazar, J.A. 1974. La época medieval Glick, T.F. 1994. Cristianos y musulmanes en la España medieval (711-1250). Madrid: Alianza Univ. Moliner, M. 1998. Diccionario de uso del español. Madrid: Gredos. Ortega, J. 2000 Los horizontes de la Geografía: teoría de la geografía, Barcelona: Ariel. Taylor, Peter. 1994. Geografía política. Economía-mundo, estado-nación y localidad. Madrid: Trama. 16