DERECHOS RESERVADOS

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA
FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS, ADMINISTRATIVAS Y
SOCIALES
ESCUELA DE DERECHO
TRABAJO ESPECIAL DE GRADO
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PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE
RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Trabajo Especial de Grado para Optar al Título de
Abogado, por:
Br. Guerra Cafoncelli, Daniela Inés
C.I: V-21.229.562
Br. Rothe Garrido, Georgia Sarahir
C.I: V-23.738.559
Tutor Académico:
Abg. Celina Padrón
Maracaibo, diciembre de 2013.
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PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE
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RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
Guerra Cafoncelli, Daniela Inés
C.I: V-21.229.562
Rothe Garrido, Georgia Sarahir
C.I: V-23.738.559
ii
DEDICATORIA
A todos los profesores que nos inspiran a creer en el Estado de
Derecho. A ellos les dedico.
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Daniela Guerra.
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DEDICATORIA
A Eliécer, una víctima más de este atroz delito.
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Georgia Rothe.
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AGRADECIMIENTOS
A Celina Padrón, quien siempre encantada nos brindó sus
conocimientos para la realización del presente trabajo de investigación.
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Daniela Guerra y Georgia Rothe.
iv
ÍNDICE
DEDICATORIA………………………………………………………………………..
AGRADECIMIENTOS…………………………………………………………………..
ÍNDICE…………………………………………………………………………………....
ÍNDICE DE CUADRO…………………………………………………………………...
RESUMEN………………………………………………………………………………..
INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………...
CAPÍTULO I: EL PROBLEMA
Planteamiento y formulación del problema……………………………………………
Objetivo General…………………………………………………………………………
Objetivos Específicos……………………………………………………………………
Justificación de la Investigación………………………………………………………..
Delimitación de la Investigación………………………………………………………..
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CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación…………………………………………………….
Bases Teóricas de la Investigación…………………………………………………..
Delito de secuestro….………………………………………………………………
Sujetos del delito de secuestro…………………………………………………….
Naturaleza jurídica del delito de secuestro……………………………………….
Bienes jurídicos tutelados por el delito de secuestro…………………………….
Legítima Defensa…………………………………………………………………………
Estado de necesidad……………………………………………………………………..
La figura ética del mal menor…………………………………………………...……….
Prohibición de pago de rescate…….……………………………………………………
Contrato de seguro………………..………………………………………………………
Las Partes en el Contrato de Seguros……………………………………………..
Contratos de Seguros de Vida……………………………………………………….
Elementos Esenciales del Contrato de Seguros………………………………….
Contrato de Seguros en Caso de Secuestro…………………………………………
Prohibición del contrato de seguro de secuestro…………………………………….
Estado garante de Derechos Humanos…………………………………………….
Derechos Humanos…………………………………………………………………
Libertad Contractual ……………..………………………………………………..
Libertad personal……………………………………………………………………
Integridad Personal………………..………….……..……………………………….
Derecho a la Vida………………………………….………………………………….
Bases legales de la Investigación……………….………………………………………
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CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO
Tipo de investigación…………………………………………………………………….
Diseño de la investigación………………………………………………………………
Fuentes de la investigación……………………………………………………………..
Técnicas de recolección de datos………………………………………………………
Técnicas de análisis de la información………………….……………………………..
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CAPÍTULO IV: Análisis de los Datos
Análisis de los datos……………………………………………………………………..
84
Examinar la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro prevista en la
legislación de la República Bolivariana de Venezuela.……………………………..
84
Examinar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro
prevista
en
la
legislación
de
la
República
Bolivariana
de
Venezuela.……………………………………………………………………………….
99
Evaluar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate desde
la concepción proteccionista del Estado respecto a los derechos humanos en
caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.……………………………………………………………………………..
107
CONCLUSIONES………………………………………………………………………...
125
RECOMENDACIONES………………………………………………………………….
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REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………………...
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ÍNDICE DE CUADRO
Matriz de Análisis…………………………………………………………………………
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Universidad Rafael Urdaneta
Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales
Escuela de Derecho
RESUMEN
PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE
RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN
DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
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Autoras:
Guerra Cafoncelli, Daniela
Rothe Garrido, Georgia
Tutor Académico:
Padrón Acosta, Celina
Fecha: Diciembre 2013.
Esta investigación tuvo como objetivo analizar la prohibición de contratación de
seguros y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la
República Bolivariana de Venezuela. Se cataloga dentro de una investigación
jurídica de tipo descriptiva en la que se tomaron como fuentes principales la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) la Ley contra el
Secuestro y la Extorsión (2009) y el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de
Seguro (2001). Los autores utilizados como soporte teórico de la investigación
fueron Casal (2012), Grisanti (2010), Morles (2001), Nikken (2006), entre otros. En
las conclusiones se sostiene que las prohibiciones de contratación de seguros de
secuestro y de pago de rescate consagradas en la Ley Contra el Secuestro y la
Extorsión (2009) son inconstitucionales; ya que, quebranta la Constitución una
norma que erige en delito la conducta razonable de los particulares, encaminada a
proteger la vida y la libertad, propias o de un semejante. Además, se asevera que
estas disposiciones legales, ignoran el estado de necesidad en el que se encuentran
las familias, lo que las lleva a tomar estas medidas de protección extraordinarias
aún en contravención de la ley, por encontrarse en una situación de desprotección
ante la actual política criminal del Estado la cual no ha resultado ser la más eficiente
para controlar el delito de secuestro y los derechos humanos que este delito
vulnera.
Palabras Claves: Secuestro, pago de rescate, seguros de secuestro, derechos
humanos, libertad personal, estado de necesidad.
E-mails:[email protected], [email protected]
viii
INTRODUCCIÓN
En la última década, se ha presentado una situación deplorable en
materia de acontecimientos delictivos para Latinoamérica. Tal como lo
revelan los estudios, siete de cada diez secuestros registrados en todo el
planeta ocurren en países de Latinoamérica. Actualmente, se aborda la
realidad del secuestro como un riesgo latente que ha ido evolucionando de
manera paulatina en el mundo, con un índice irreverente en América Latina
y, por consecuente, en Venezuela.
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Es por esta realidad que en el año 2009R
ante
V la necesidad de un texto
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legal que contuviera el crecimiento
desmedido
del delito de secuestro en el
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Hla Ley contra el Secuestro y la Extorsión. Entre las
territorio venezolano
nace
C
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DE
novísimas
regulaciones hechas por la mencionada ley, se encuentra la
prohibición de pago de rescate y la prohibición de contratación de seguros en
caso de secuestro.
El presente trabajo detalla la investigación sobre el análisis jurídico de
los hechos que han conllevado al legislador a acoger la referida prohibición
de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro,
prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela, por lo
que resulta relevante para esta investigación concretar hasta qué punto la
limitación de un derecho, a través de un texto legal, y que es producto de
una medida del Estado para el resguardo de los derechos fundamentales,
puede afectar paralelamente los mismos derechos involucrados.
El estudio del Capítulo I, comienza enfocado en el problema del
secuestro y sus visibles consecuencias en el entorno inmediato de las
víctimas. Otras de las acciones emprendidas hacia el logro de los objetivos
planteados, es el análisis de la situación de desprotección en la que se ven
inmersos los ciudadanos frente a la amenaza constante de una retención
1
involuntaria, la cual a pesar de las medidas acogidas por el Estado, no han
podido ser eficazmente controladas.
La revisión de literatura relacionada al secuestro, conlleva a la
consideración de dos perspectivas concatenadas como parte del mismo
delito: por una parte, la afectación del patrimonio de la víctima de secuestro y
por otra, los derechos humanos que inminentemente se ven quebrantados
como consecuencia de esta práctica.
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Es así como después de tratar todo lo referente a la conceptualización
del delito de secuestro y por lo tanto de los bienes jurídicos tutelados, se
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analizan sus efectos en la familia y la comunidad en general. La investigación
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ER en caso de secuestro prevista en
pago deD
rescate
se orienta entonces, a examinar la prohibición de contratación de seguros y
la legislación de la
República Bolivariana de Venezuela como parte de su Capítulo II; así como
ahondar en las potestades del Estado para garantizar la protección de los
derechos humanos y en la política criminal aplicada para tales fines.
Como parte del Capítulo III se incluye la metodología utilizada para
abordar los contenidos tratados y lograr los objetivos planteados en este
estudio, la cual respondió al tipo jurídico descriptiva; a su vez, fue aplicada
como técnica de recolección de datos la observación documental de la
información recopilada referente al título ilustrativo. Asimismo, se utilizó como
técnica de análisis de datos la hermenéutica jurídica, basándose en el
análisis de textos legales y jurisprudenciales sobre la materia con la finalidad
de dar respuesta a las interrogantes anteriormente planteadas.
La investigación finaliza con el Capítulo IV, el cual tiene como objetivo
el análisis y discusión de los resultados; en el mismo se hace un análisis
individual y detallado de cada uno de los objetivos los cuales se enfocan en
examinar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate,
2
para luego evaluar estas mismas prohibiciones desde la concepción
proteccionista del Estado, tomando en cuenta los derechos humanos
reconocidos y consagrados en la legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.
A la luz de lo que podría ser una contradicción, el presente estudio
muestra
diferentes
opiniones,
doctrinas
y
casos
particulares
que
proporcionan una visión general de cómo son percibidas e interpretadas
estás disposiciones legales contentivas de las prohibiciones analizadas en
OS
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caso de secuestro.
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La investigación reseña la contraposición de los intereses generales
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son vulnerables
DERante tan altos índices de comisiones de secuestro; y a la luz
sobre los intereses individuales, en un contexto donde los derechos humanos
de las normativas impuestas por el Estado que limitan estos derechos en su
misión por protegerlos y garantizarlos.
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CAPITULO I
EL PROBLEMA
4
CAPITULO I
EL PROBLEMA
Planteamiento y Formulación del Problema
Como primera consideración al tema que atañe a la presente
investigación, se hace esencial esbozar lo que es el secuestro, refiriendo
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primordialmente, que el mismo es un tipo penal; más claramente, un delito; el
cual consiste en privar de su libertad a una persona o a varias, en contra de su
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voluntad, con la finalidad de exigir por su liberación un provecho ilícito o
HO
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R bajo el nombre de rescate.
usualmenteE
D catalogado
cualquier utilidad de tipo económico u otro beneficio de orden material,
Atendiendo a la definición previamente señalada, resulta notoria la
característica ofensiva del secuestro, ya que se observa como del delito in
comento se desprende la violación de diversos derechos esenciales del
hombre, derechos considerados inherentes a él, por el simple hecho de ser
humano. Respecto a estos derechos vulnerados por el secuestro, se observa
que, inicialmente, este delito fue catalogado como un delito que atentaba contra
el patrimonio, puesto que la intención del autor era afectar el patrimonio de la
víctima, es decir, su fin era la obtención de un rescate, entendiéndose este
como una retribución monetaria dada a los secuestradores a cambio de la
libertad del sujeto secuestrado.
Sin embargo, la enorme relevancia de la antisocialidad y antijuricidad de
esta conducta reside, fundamentalmente, en la innecesaria lesión de otros
bienes jurídicos de la víctima diferentes al patrimonio, como lo son: la libertad
personal, la integridad personal, la seguridad y el derecho a la vida, lo cual hace
más
reprochable
el comportamiento tipificado.
5
Es por ello que, posteriormente, la clasificación del delito amplió sus
horizontes, considerándose ahora, no solo como un delito contra el patrimonio,
sino entendiendo al mismo bajo la concepción de un delito pluriofensivo puesto
que, a pesar de que el fin buscado es la disminución del patrimonio del sujeto
pasivo, resulta evidente que también constituye un delito que inminentemente
afecta otros derechos como la libertad y la integridad personal.
A raíz de los supuestos previamente señalados, las consideraciones para
con el delito de secuestro ya no solo abarcan la de un delito grave; sino que
también se entiende el mismo como un incidente de carácter crítico y una
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amenaza para la vida, además de acarrear claramente una violación ilegítima
de la libertad individual que socava igualmente los derechos humanos.
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Asimismo, el secuestro también tiene repercusiones devastadoras sobre los
HO
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R o incluso para la economía y la seguridad de los Estados.
economía
DdeEestos
familiares u otros terceros, pudiendo tener consecuencias adversas para la
Como seguimiento de esta actividad, se constata que el secuestro es un
problema creciente y de ámbito mundial, del cual toda persona podría llegar a
ser víctima, hecho que en definitiva ha incidido en el desenvolvimiento social de
los ciudadanos, por evitar colocar en una posición temeraria su seguridad
personal. Dentro del marco de lo esbozado y refutando lo explanado, la Oficina
de las Naciones Unidas Contra La Droga y el Delito (2006) calcula que más de
10.000 personas son secuestradas cada año, a menudo con consecuencias
fatales y devastadoras.
Resulta evidente como los cambios sociales han impulsado el incremento
de diversos actos delictivos, entre ellos el secuestro, lo que ha conllevado a su
vez, a modificaciones en el ordenamiento jurídico penal. Esto ha generado, la
necesidad de tener mayor conocimiento de la problemática del secuestro y
poseer una nueva óptica para abordar el problema.
En todo caso, el problema que hoy en día se suscita en relación a este
tipo delictivo no es ocasionado por falta de leyes que regulen la materia. Sin
6
embargo, las medidas que debe adoptar el Estado con la intención de prevenir
la comisión de este delito, y así preservar los derechos de sus ciudadanos, no
se deben limitar únicamente a la creación de la legislación apropiada o a la
adopción de tratados internacionales especializados en la materia.
En la actualidad, y de conformidad con el último estudio realizado por el
Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2009, en Venezuela se
cometían alrededor de 16.000 secuestros por año. Al proyectar la cifra para incluir
a toda la población en el país, el número de secuestros en ese período sube a 26,873,
más de 73 diarios, o 94.4 por cada 100,000 habitantes.
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V según las estadísticas
2010 se realizaron 393 secuestros a nivel
nacional,
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publicadas en El Universal (2011).
Referido a ello, cabe destacar que, aunque
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HO la denuncia del delito de secuestro ante las
C
en la legislación
venezolana
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autoridades tiene carácter obligatorio, el número real de casos que incluyen el
De igual manera, se refiere que entre los meses de enero y marzo del año
secuestro no siempre está totalmente claro, puesto que en muchos casos no se
denuncian por temor a represalias; aunado al hecho de que la prohibición de
pago de rescate prevista en la ley venezolana, al realizar una denuncia de esta
naturaleza, los bienes de los sujetos pasivos pasan a ser congelados para
evitar algún tipo de negociación con los delincuentes a manera de pago de
rescate.
De las evidencias consta, que la actuación del Estado venezolano ha
demostrado no ser la más eficiente para acabar con la perpetración del delito
de secuestro. Según García (2010), el secuestro es la actividad delictiva que
más ha crecido en los últimos 10 años, siendo así necesaria, la creación de
nuevas políticas o mecanismos que ayuden a reducir los índices de
secuestros. En virtud de ello, corresponde ahora al Estado crear medidas
eficaces de aplicación de la ley y mantener un sistema de justicia eficiente,
pues de nada sirve estipular una sanción grave para los autores de secuestros,
si éstos jamás son capturados, enjuiciados y condenados.
7
Como una apreciación más amplia de las consecuencias que este delito
ha tenido a nivel continental, Carrión (2002), afirma que Latinoamérica, destacándose México, Perú, Colombia y Nicaragua como los más afectados
junto a Venezuela- está viviendo una situación social diametralmente opuesta
a la de los años 80. Frente a la actual crisis económica, a las nuevas políticas
de ajustes implantadas por los gobiernos, a la modernización de los procesos
estadales y, en general, a la apertura económica, ha resultado en un impacto
ascendente para la violencia urbana y el deterioro ambiental con lo cual se ha
generalizado la inseguridad individual, social y económica del país.
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La recopilación de material escrito detallado sobre todos los casos
relacionados al título ilustrativo es una tarea compleja, puesto que la doctrina
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existente recoge poca información en relación a la víctima de secuestro y al
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a costa de
para rescatar con vida al secuestrado.
DsuEpatrimonio,
estado de necesidad al que es sometido su grupo familiar al tener que negociar,
Desde una perspectiva general, el secuestro como delito sigue siendo
considerado como un fenómeno sociopolítico, los esfuerzos del Estado están
dirigidos a invertir en la represión así como en el aumento desproporcionado de
las penas tipificadas para este delito, obviando el estado de necesidad en el
que se encuentran los familiares de una víctima de secuestro.
Sin duda, todo análisis o consideración debería iniciarse a la luz de la
situación del secuestrado y su familia para luego pensar en los agresores. Es
así como Kebler (1995), al referirse a esta omisión, afirma que no existen
mecanismos de apoyo a la situación de impotencia, desorganización y trauma
que sufre el núcleo familiar sometido al secuestro de uno de sus miembros el
cual usualmente termina en una grave pérdida patrimonial.
En lo esencial, el secuestro genera una situación de desprotección al
confrontar o exigir al Estado la garantía de la seguridad esperada y no recibirla;
una sensación de no contar con los mecanismos de regulación social que
generen protección a las familias y un efecto desmesuradamente negativo en
8
la productividad de los familiares al verse en la obligación de tener que ejecutar
un pago con la finalidad de recuperar la libertad de la persona secuestrada.
A pesar de ser la negociación con los delincuentes la manera usual de
acción de las partes afectadas por este delito, el Estado ha prohibido
expresamente al momento de legislar la posibilidad de que las familias puedan
acudir a estas medidas alternativas para la restitución de la libertad del sujeto
víctima del delito, como lo son la prohibición de contratación de seguros para el
secuestro y la prohibición de pago de rescate; ambas previstas en la Ley Contra
el Secuestro y la Extorsión (2009).
OS
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A
V acabar con el desmedido
Rpara
de la intervención gubernamental apropiada
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crecimiento del delito de secuestro,
que ya se ha mencionado anteriormente;
O
H
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E han visto en la necesidad de adoptar éstas medidas
los ciudadanos
se
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Sin embargo, en vista del exponencial crecimiento de este delito y a falta
extraordinarias, aun en contravención de la ley, como el mecanismo más
expedito para hacer cesar la perpetración de este delito.
La Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009) nace ante la necesidad
de un texto legal que contuviera el crecimiento desmedido del delito de
secuestro en el territorio venezolano y con la cual queda franqueada la finalidad
de prevenir, tipificar y sancionar los delitos de secuestro y extorsión, así como
de antemano enfatizar la pertinencia de garantizar la protección de la integridad
física de las víctimas y sus bienes antes estos flagelos.
Entre las novísimas regulaciones hechas por la mencionada ley, se
encuentra la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro, así
como la prohibición del pago de rescate; medidas que han sido adoptadas por
otros Estados que también se han visto gravemente afectados por el delito de
secuestro, especialmente en Latinoamérica.
Dentro de esta perspectiva, es pertinente resaltar el deber que posee el
Estado de garantizar y proteger los derechos humanos, deber que no sólo se
9
encuentra consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de
Venezuela, sino también en diversos tratados internacionales y que es, en sí,
una finalidad del Estado. La misma función la ejerce a través de la
administración y de los demás Poderes Públicos, como por ejemplo el Poder
Legislativo, el cual tiene el deber de crear leyes que regulen los derechos
constitucionales, creando limitaciones que no menoscaben la naturaleza del
mismo.
Por consiguiente, es relevante para esta investigación concretar hasta qué
punto la limitación de un derecho realizada a través de un texto legal, y que es
S
Omismos
D
los
A
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producto de una medida del Estado para el resguardo de los derechos
fundamentales,
puede
afectar
paralelamente
ESE
SR
O
H
EC una vez realizadas
Así E
lasR
cosas,
D
involucrados.
derechos
las consideraciones esbozadas
anteriormente, surge la siguiente interrogante:
¿Cómo analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de
rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República
Bolivariana de Venezuela?
Objetivo General
Analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en
caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.
Objetivos Específicos
Examinar la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro
prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.
Examinar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro
10
prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.
Evaluar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate
desde la concepción proteccionista del Estado respecto a los derechos
humanos en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.
Justificación de la Investigación
En los últimos años, se ha presentado una situación deplorable en
materia de acontecimientos delictivos para Latinoamérica. Según el estudio
OS
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A
V secuestros registrados en
Fundación País Libre (2011), siete de cadaRdiez
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todo el planeta ocurren en paísesR
latinoamericanos.
Actualmente, se aborda la
S
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CHcomo un riesgo latente que ha ido evolucionando de
realidad del secuestro
E
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E
maneraD
paulatina en el mundo, con un índice irreverente en América Latina y,
realizado en la VII Conferencia Subregional de Defensa en Chile por la
por consecuente, en Venezuela.
Si bien es cierto que el Estado ha asumido la responsabilidad de
combatir de manera tajante este delito, no es falso que a pesar de los
esfuerzos y logros legislativos alcanzados en esta materia, el delito de
secuestro sigue siendo un peligro latente en la sociedad.
Es por lo que se infiere, que la República aun no ha alcanzado los
mecanismos de regulación social necesarios, capaces de eliminar el
desmedido índice que presenta este delito, lo que arrastra a las familias a un
estado de necesidad tal, que se ven obligados a recurrir a medidas
extraordinarias de rescate y resguardo, como lo es el pago de una suma de
dinero a los delincuentes con el fin de restituir la libertad de la persona
secuestrada de manera célere y, por otro lado, la contratación de seguros de
secuestro como un mecanismo preventivo de protección personal alternativo,
en aras del resguardo de la integridad y la seguridad personal, sin importar
11
que estas dos medidas estén expresamente prohibidas por la ley.
En la presente investigación se revisa, en primer lugar, la prohibición de
contratación de seguro nacional o extranjero que contemple pólizas de pago
para la liberación de la víctima prevista en la Ley contra el Secuestro y
Extorsión; siendo este tipo de pólizas una medida preventiva actualmente
acogida por muchos, pese a tratarse de un acto ilícito que conlleva a una
sanción penal.
De igual forma, el segundo objeto a examinar es la prohibición de pago
de rescate en caso de secuestro también prevista en la norma in comento;
OS
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RdeVlos venezolanos, en vista del
resguardo a la seguridad y la libertad personal
E
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Eactualidad el delito de secuestro.
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inminente riesgo que constituye
en
la
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Dicho lo anterior, se evidencia la relevancia de la presente investigación,
estas prohibiciones se vinculan con el fin esencial del Estado de brindar un
debido a que la misma evalúa la legalidad de los mecanismos de protección
necesarios para los ciudadanos en la coyuntura actual de la República
Bolivariana de Venezuela, tomando en cuenta que el objetivo principal es el de
resguardar sus derechos humanos y esenciales de Rango Constitucional. De
igual manera, los resultados arrojados permitirán determinar si es prudente la
prohibición de contratar seguros de secuestro y la prohibición de todo crédito,
fianza, aval destinado al pago para la liberación de secuestrados; o si por el
contrario, resultaría pertinente abolir dichas prohibiciones.
La investigación se justifica teóricamente en cuanto se analizó doctrina y
jurisprudencia tanto nacional como extranjera, así como también, diferentes
criterios sentados por otros Estados con respecto al secuestro y el pago de su
rescate, así como del aseguramiento de personas que se sientan susceptibles
de ser víctimas de este delito.
La investigación se justifica desde el punto de vista práctico en cuanto
busca determinar si resulta pertinente que el Estado venezolano legalice estos
12
mecanismos alternos de protección personal en caso de secuestro en aras de
garantizar la seguridad y demás derechos esenciales de sus ciudadanos.
Finalmente, la presente investigación se justifica metodológicamente ya
que al haber realizado un análisis sustancial del tema, el mismo puede ser
utilizado como antecedente para investigaciones futuras que guarden relación
con la presente investigación; teniendo en consideración el hecho de que en
Venezuela no habían existido hasta ahora investigaciones relativas a la
prohibición de contratación de seguros de secuestro ni a la prohibición relativa
al pago de rescate, por lo que se clasifica la presente investigación como
OS
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novedosa en materia Penal, Constitucional y Mercantil tanto para Venezuela
como para legislaciones extranjeras.
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SR
Atendiendo a lasOconsideraciones
anteriormente esbozadas, se
H
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E social y contemporánea que la presente investigación
materializaE
laR
relevancia
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contempla, en vista de que trata derechos de Rango Constitucional con el fin
esencial de exigirle al Estado que asegure la protección integral de los
particulares y el mejoramiento de la situación de inseguridad social que se
presenta en la actualidad permitiendo medios alternativos de protección a los
venezolanos y no limitando los mecanismos de resolución de este problema
que afecta a la sociedad en general.
Delimitación de la Investigación
El ámbito de estudio de esta investigación se delimita al territorio de la
República Bolivariana de Venezuela, el cual se desarrolló en el periodo
comprendido entre mayo y diciembre del año 2013.
El análisis de este trabajo de investigación está basado teóricamente en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y se encuentra
enmarcada en el ámbito legal al Derecho Penal y los Derechos Humanos,
contenidos en el Derecho Público, y al Derecho Mercantil, contenido en el
Derecho Privado Interno.
13
La presente investigación toma como base legal las disposiciones
contenidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999),
en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009), el Código Penal (2000), en
la Ley del Contrato de Seguro (2001) y en la Ley de la Actividad Aseguradora
(2010) y la misma tiene como objetivo general el análisis de la prohibición de
contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro en la
legislación de la República Bolivariana de Venezuela, así como indagar en el rol
del Estado en la labor de proteger y garantizar los derechos humanos.
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CAPITULO II
MARCO TEORICO
15
CAPITULO II
MARCO TEÓRICO
Antecedentes de la Investigación
Para la realización del presente trabajo de investigación se han tomado
en consideración estudios realizados anteriormente de la misma o similar
S
O
D
A
que se presenta. De la revisión bibliográfica V
R realizada en torno a las
E
S
investigaciones relacionadas con R
el E
tema propuesto, se han destacado las
S
O
siguientes:
CH
E
R
DE
naturaleza que resultaren útiles como modelo de base en la investigación
Martiñón (2008) en su tesis doctoral titulada “El Delito de Secuestro”
señala como objeto de estudio el análisis del delito de secuestro en el Código
Penal Español, tanto desde una perspectiva conceptual, como dogmática y
político criminal; en el cual supone que el delito de secuestro es una de las
manifestaciones más graves de la criminalidad en el momento actual, desde
cualquier punto de vista que se analice, sobretodo en Latinoamérica.
La hipótesis de la que se parte en el mencionado trabajo reside en que
el adecuado análisis del bien jurídico del delito de secuestro se constituye en
el cimiento de la correcta interpretación de la figura delictuosa, capaz de
resolver los diversos casos conflictivos que se presentan en la praxis.
Como resultado de la investigación, se concluye en cuanto al tema de
la naturaleza jurídica, que el secuestro es un delito con un nomen iuris propio
que se forma de la fusión de los delitos de “detenciones cometidas por
particulares” y “la extorsión”. Ambos perdiendo su autonomía típica
integrando un diverso delito con la naturaleza jurídica de ser de acción, como
16
resultado, además de lesión y caracterizado por ser un delito grave,
plurisubsistente,
indiferente,
de
comisión
instantánea
con
efectos
permanentes, de perpetración necesariamente dolosa y al mismo tiempo
contenedor de un elemento subjetivo especial.
Asimismo, la naturaleza jurídica del bien jurídico del secuestro se
describe con la “tesis de la voluntad presunta”, a la que se propone agregar
un correctivo que versa en que la presunción es iuris tantum y con la que se
afirma que toda persona puede ser víctima de secuestro porque tiene
OS
D
A
de una libre renuncia a la voluntad, que nadie
RVdesea ser privado de su
E
S
E
R
facultad ambulatoria.
S
HO
C
E
ERcontexto, se observa que la investigación respondió a las
EnDeste
derecho a la libertad ambulatoria y se presupone, salvo prueba en contrario
características de una investigación de tipo monográfica descriptiva, de la
cual se tomaron como aportes relevantes lo desarrollado en el capítulo I y II
de la misma, referente al análisis del concepto del delito de secuestro, así
como también lo referente al bien jurídico protegido por el presente delito.
Cárdenas (2005), en su trabajo especial de grado titulado “La Legítima
Defensa en Venezuela” se propone como objetivo principal analizar la
legitima defensa en el ordenamiento jurídico penal venezolano, revisando las
condiciones y aspectos doctrinales y jurisprudenciales relativos a esta
institución, vista como causa de justificación y eximente de responsabilidad,
en segundo lugar determina los bienes o derechos jurídicamente defendibles
y tutelados por el ordenamiento jurídico penal; y en tercer lugar, analiza la
defensa de terceros yuxtaponiéndola a la legítima defensa personal.
Respecto a la metodología empleada para la realización de la
investigación, se señala que se utilizó una investigación de tipo documental
con diseño bibliográfico en un nivel descriptivo.
17
En relación a las conclusiones, primeramente se argumenta que la
norma que regula la legítima defensa en Venezuela se muestra subjetiva, por
lo que es imprecisa y poco detallada, con relación a las definiciones de las
circunstancias en las que se produzcan las condiciones de procedencia y en
cuanto a los derechos o bienes defendibles.
De la investigación referida, se utilizaron como aportes para el
presente trabajo todo lo referido a la conceptualización de la legítima defensa
y los supuestos necesarios para que se constituya esta causal eximente de
OS
D
A
autor respecto a las causales de justificación. RV
E
S
E
SR
O
Alvarez y Madriñan
(2001)
en su trabajo de investigación titulado “El
H
C
E
R
E Riesgo Asegurable en Colombia” establecen como objeto de
Secuestro
Dcomo
responsabilidad, asimismo, se utilizó lo referente al análisis realizado por el
investigación el análisis del seguro contra el secuestro en Colombia así como
la prohibición de poseer un seguro contra el secuestro en la legislación
colombiana. El mismo trabajo trata en su Capítulo I todo lo referente a los
aspectos fundamentales del contrato de seguro, para un posterior estudio del
delito de secuestro en el Capítulo II asimismo, las autoras hacen mención a
las pólizas contra el secuestro contraídas en el exterior en el tercer capítulo
de la investigación. En este sentido, en el capítulo IV, presenta un análisis del
contrato de seguro de secuestro y las consecuencias que se derivan de la
contratación del referido seguro en la República de Colombia. Y finalmente,
el quinto Capítulo va enfocado al análisis crítico por parte de las autoras de
las bases teóricas estudiadas.
Con respecto al tipo de estudio, se observó que es de tipo documental,
elaborado como una investigación descriptiva, con un diseño documental,
pues se apoya en el análisis documental de textos de diferente naturaleza,
leyes, sentencias e informes varios que han permitido la consecución de los
objetivos propuestos.
18
En las conclusiones se sostiene que no es justo que el Estado sancione
a aquel que con miras de salvaguardar su vida o la de un familiar decida
contratar seguros contra secuestro, nacionales o extranjeros, ya que
mientras el Estado sea incapaz de proteger a sus ciudadanos, estos están en
todo su derecho de buscar autoprotección.
De la referida investigación, se tomaron como aportes para la
realización del presente trabajo de investigación lo desarrollado en el
Capítulo I, II y IV de la misma, referente a los aspectos fundamentales del
OS
D
A
también del bien jurídico protegido por el presente
RVdelito.
E
S
E
R
S
De las investigaciones
HO mencionadas anteriormente se identificaron
C
E
ER los cuales sirvieron como sustento para el desarrollo y
elementos
Drelevantes
contrato de seguro análisis del concepto del delito de secuestro, así como
logro de los objetivos planteados en la investigación realizada. Sobre la base
de las ideas de los trabajos descriptivos-analíticos que ponen como evidencia
los autores en sus trabajos de investigación se tomaron, para la realización
del presente trabajo de investigación, aportes de tipo bibliográficos los cuales
sirvieron como complementación de las bases teóricas de la investigación.
Bases Teóricas
El Delito de Secuestro
El nacimiento del delito de secuestro se remonta a los tiempos más
antiguos, la búsqueda insaciable desprendida del hombre con el objeto de
enriquecerse económicamente ha logrado que él mismo sea partícipe en las
prácticas más abruptas concebidas en una sociedad. Inicialmente, en Roma;
la institución de la esclavitud permitió que hombres secuestraran a otros
hombres en calidad de esclavos con el fin de venderlos y obtener un
beneficio económico por su entrega. En esencia, el delito de secuestro no ha
cambiado significativamente su contenido; mantiene actualmente el mismo
19
fin de obtener un lucro cuantificable económicamente que igualmente tenía
durante la vigencia del Imperio Romano y la Edad Media.
Sobre la base de las ideas ligeramente esbozadas, se parte de la
conceptualización básica del delito de secuestro, entendiéndose el mismo
como “la detención o retención forzosa de una persona para exigir por su
rescate o liberación una cantidad u otra prestación sin derecho, como prenda
ilegal" (Cabanellas, 1979:48). A este respecto, bajo la concepción de Grisanti
(2010) el secuestro es entendido como:
OS
D
A
RV
El acto por el cual se priva de libertad de forma ilegal a una
persona o grupo de personas, normalmente durante un tiempo
determinado, y con el objetivo de conseguir un rescate u obtener
cualquier tipo de crédito político o mediático (p.291).
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Respecto al criterio internacional, la Organización de Las Naciones
Unidas (2002) ha expresado que el secuestro consiste en detener
ilícitamente a una persona o personas en contra de su voluntad, con la
finalidad de exigir por su liberación un provecho ilícito o cualquier utilidad de
tipo económico u otro beneficio de orden material, o a fin de obligar a alguien
a que haga o deje de hacer algo.
Respecto a la legislación que a la presente investigación atañe, en la
República Bolivariana de Venezuela, el primer fundamento jurídico del delito
de secuestro data del Código Penal de 1897, el este se establecía en el
artículo 417 una pena de presidio de 3 a 8 años para dicha conducta ilícita, la
cual era establecida “aunque la tentativa sea infructuosa”, manteniéndose en
las mismas condiciones en la modificación hecha en el Código Penal de
1901.
Posteriormente, en el año 1912, el Código Penal modifica la pena de
presidio tipificada para el delito de secuestro imponiéndola de 4 a 9 años, y
en 1915 el legislador modifica la expresión anteriormente empleada por: “aun
20
cuando no se consiga su intento”, la cual es de mayor amplitud que la
tentativa infructuosa.
En 1964 se inicia la ola de secuestros en la ciudad capital por lo que
se hace inminente la reforma del Código Penal que establece una pena de
presidio de 10 a 20 años, esta modificación se mantiene inclusive con la
promulgación del Código Penal del año 2000; posteriormente en 2005 se
modifica el artículo incluyendo una amplia gama de supuestos de hechos y
estableciéndose una pena de 20 a 30 años en el tipo básico.
OS
D
A
RV
A lo largo de la historia venezolana, mucho se habló sobre la
E
S
E
SR
necesidad de un texto legislativo especial en materia de secuestro. Luego de
HO
C
E
Permanente
DEdeRDefensa y Seguridad de la Asamblea Nacional, finalmente, el
diversos intentos y proyectos de ley, discutidos desde la Comisión
4 de junio de 2009, se promulga la “Ley contra el secuestro y la extorsión”,
publicada en Gaceta Oficial No. 39.194; este cuerpo legal compila un
conjunto de normas especiales con el objeto de prevenir, tipificar y sancionar
los delitos de secuestro y extorsión y garantizar la protección e integridad
física de las víctimas y sus bienes.
Es así como la ley in comento, tipifica en su Capítulo II, el delito de
secuestro dentro de los siguientes términos:
Quien ilegítimamente prive de su libertad, retenga, oculte,
arrebate o traslade a una o más personas, por cualquier medio, a
un lugar distinto al que se hallaba, para obtener de ellas o de
terceras personas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios,
acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que
alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su
libertad, será sancionado o sancionada con prisión de veinte a
treinta años.
Incurrirá en la misma pena cuando las circunstancias del hecho
evidencien la existencia de los supuestos previstos en este
artículo, aun cuando el perpetrador o perpetradora no haya
solicitado a la víctima o terceras personas u obtenido de ellas
21
dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u
omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de
cualquier manera sus derechos a cambio de la libertad del
secuestrado o secuestrada.
Atendiendo a estas consideraciones se hace necesario, a estos
efectos, exponer que la legislación venezolana ha previsto una clasificación
de este tipo delictivo en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión del 2009, la
cual no se apega de manera total a la clasificación de la corriente mayoritaria
de la doctrina penalista, sino que, por su parte, clasifica este tipo penal
OS
D
A
RV
primero de manera genérica, como ha sido definido ejusdem, donde se
encaja al delito de secuestro como un género y desglosando varias especies
del mismo, a saber:
E
S
E
SR
HO
C
E
a) Simulación
ER de secuestro: una de las modalidades de este delito
D
suscitadas en la actualidad son los llamados autosecuestros; esta figura
refiere aquella conducta o acción donde la persona finge o aparenta que ha
sido privada ilegítimamente de su libertad, retenida, ocultada, arrebatada o
trasladada a un lugar distinto al que se hallaba, con el objetivo de crear una
situación falsa para lograr un beneficio personal.
La simulación de secuestro la llevan a cabo mayormente menores o
jóvenes, quienes con esta maniobra han encontrado la fórmula para obtener
recursos económicos, acción que pueden realizar solos o de manera
asociativa. Dicho delito se encuentra tipificado en el artículo 4 de la Ley
Contra el Seguro y la Extorsión en los siguientes términos:
Quien simule estar secuestrado o secuestrada con el propósito de
obtener dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u
omisiones de parientes o parientas consanguíneos o afines,
cónyuge, concubina o concubino, adoptante o adoptado,
empresas, funcionarios públicos o funcionarias públicas o
particulares, será sancionado o sancionada con prisión de cinco a
diez años.
22
b) Secuestro con fines políticos, conmoción o alarma: respecto a este
tipo de secuestro, se observa que el legislador venezolano agrupó varias
modalidades consagradas por la doctrina de manera individual en un solo
tipo delictivo, en efecto, el artículo 5 de la ley contra el Secuestro y la
Extorsión señala:
Quien secuestre a una o más personas como parte de una
conspiración contra la integridad de la Nación o sus instituciones,
o con la finalidad de atentar contra la estabilidad de los órganos
del Poder Público, dar publicidad o propaganda a una causa
política, ideológica o religiosa; o para generar conmoción o
alarma pública
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
c) Secuestro breve: este tipo de secuestro, es conocido en otros
HO
C
E
R
venezolana
lo contempla dentro de los siguientes términos:
DE
Estados bajo la figura de “secuestro express”, al respecto nuestra legislación
Artículo 6. Quien secuestre por un tiempo no mayor de un día a
una o más personas, para obtener de ellas o de terceras,
personas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios,
acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que
alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su
libertad.
d) Secuestro en medios de transporte: la mencionada ley contra el
secuestro y la extorsión, consagra como una modalidad de secuestro
aquellos cometidos en medios de transporte, al respecto, en su séptimo
artículo, refiere lo siguiente:
Quien secuestre a los o las ocupantes de naves, aeronaves,
vehículos o cualquier otro tipo de transporte, público o privado,
con el fin de trasladarlos o trasladarlas en el mismo medio a un
lugar distinto al de su destino, alterar su ruta o ejercer su control.
e) Secuestro para canje de personas: en relación a este tipo de
secuestro, la ley contra el secuestro de extorsión como última modalidad de
este delito ha estipulado en su artículo 8 la tipicidad del mismo en los
23
siguientes términos:
Artículo 8. Quien secuestre a una o más personas para exigir la
liberación de personas sujetas a una medida cautelar de
privación judicial preventiva de libertad, o que se encuentren
sentenciados o sentenciadas o condenados o condenadas como
autores o autoras, cómplices, cooperadores o cooperadoras de
cualquier delito, será sancionado o sancionada con prisión de
diez a quince años
De lo referido con anterioridad, resulta relevante señalar que la
modalidad de secuestro practicada con mayor frecuencia en la actualidad, -y
OS
D
A
RV
el que se toma como base para la realización de la presente investigación-,
E
S
E
SR
secuestro genérico; con respecto
a ello, se hace pertinente traer a colación
O
H
C
un extracto E
deR
la E
Exposición de Motivos de la Ley 40 de 1993, la cual rige la
D
materia de secuestros en la República de Colombia, la cual señala respecto
es el secuestro económico, también llamado secuestro propiamente dicho o
al delito de secuestro lo siguiente:
El secuestro se ha convertido con el tiempo en una verdadera
industria y en un negocio de alta rentabilidad para los delincuentes
comunes, los guerrilleros y los narcotraficantes. Así lo han
demostrado importantes y profundas investigaciones que sobre el
tema se han realizado. Son ya muy pocas, pero no menos
aberrantes y atroces, las retenciones que se cometen con fines
políticos o publicitarios. Hoy, la motivación principal que impulsa a
los delincuentes es de tipo económico. La vida y la libertad de los
seres humanos han quedado sin valor alguno. Estos derechos,
que la Constitución Política señala como fundamentales, no tienen
valor intrínseco; solo cuentan siempre que puedan representar
alguna retribución en dinero. A tal extremo se ha llegado con esta
situación que ya ni siquiera se secuestra a personas que tienen
abundantes bienes de fortuna (…)
Con respecto a las cifras oficiales del delito de secuestro, en
Venezuela, según datos aportados por la Federación Nacional de Ganaderos
de Venezuela (FEDENAGA, 2006), de dos secuestros que se registraron
durante el período 1959-1964, época del surgimiento de la democracia en el
24
país, se pasó a 115 casos entre los años 1965 a 1993; luego, de 1994 a
1999 se aprecia un notorio aumento, que arroja una cifra de 190 sucesos, y
de 1999 hasta el 2006 se habían registrado 1.505 casos, totalizando 1.812
secuestros en 47 años de democracia.
Siguiendo este orden, según la última Encuesta Nacional de
Victimización y Percepción de la Seguridad Ciudadana realizada por el
Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el año 2009, unas 16.917
personas fueron secuestradas entre julio del 2008 y julio del 2009, cifra sin
OS
D
A
estas las últimas cifras oficiales registradas en
la República Bolivariana de
RV
E
S
E
Venezuela.
SR
O
H
C
E
R
E
De D
lo anteriormente expuesto, Áñez y Han (2010) arguyen el hecho de
precedente en el país, que equivale a más de 46 secuestros diarios; siendo
que Venezuela ha cambiado en forma notable sus patrones: de ser el
secuestro un delito predominantemente político, fronterizo y ejecutado por
grupos organizados, ha pasado a ser uno de objetivos sobre todo
económicos, urbano, y ejecutado con un fin de lucro por la delincuencia
común.
Sujetos en el Delito de Secuestro
En este tipo penal, el sujeto activo puede ser cualquiera, aunque no sea
la misma persona que va a beneficiarse del precio del rescate. Tal como lo
indica Grisanti (2010), este es “un delito de sujeto activo indiferente, que
puede ser perpetrado, indistintamente, por cualquier persona física e
imputable” (p.293). A su vez, el referido autor señala que el sujeto pasivo
también puede ser indiferente, sin embargo, hay que hacer la siguiente
distinción:
En lo que respecta al bien jurídico de la propiedad, el sujeto pasivo
es la persona a quien se pide –y en ciertos casos paga- el precio
25
que el secuestrador ha establecido para liberar al secuestrado, es
decir, el rescate. Esta persona puede ser la secuestrada o un
tercero (un familiar o un amigo del aprehendido). En cambio en lo
que toca al bien jurídico de la libertad, el sujeto pasivo es solo la
persona privada de dicho bien jurídico. (p.294).
A su vez, Mendoza (1961) reitera que en el delito de secuestro el
sujeto activo puede ser cualquiera que no sea la misma persona que va a
beneficiarse del precio del rescate. Con respecto a los sujetos pasivos, el
mismo autor señala que puede haber pluralidad de sujetos pasivos, que
serían el secuestrado y los terceros a quienes se les cause el daño
OS
D
A
RV
doble, primeramente afecta la libertad personal
pero a su vez es un delito
E
S
E
SR
que atenta contra la propiedad.
O
H
EC
R
E
D Jurídica del Delito de Secuestro
Naturaleza
patrimonial. Esto se explica porque el atentado en el delito de secuestro es
El delito de secuestro tiene un nomen iuris propio, cuyas
características vienen condicionadas por la forma de tipificación que adopte
el legislador. En Venezuela, el secuestro se tipifica como un delito
permanente, Jeschek (1981) afirma que los delitos permanentes son aquellos
en los cuales el hecho se renueva continuadamente manteniéndose estado
antijurídico por la voluntad del autor.
Indica por igual, Grisanti (2010) que el secuestro se trata de un delito
permanente puesto que es un delito cuyo proceso ejecutivo se prolonga por
un lapso más o menos largo, que dura a voluntad del sujeto activo y se
continúa perpetrando mientras el secuestrador mantenga privada de su
libertad a la persona secuestrada.
Respecto a la naturaleza jurídica del delito in comento, describe
Fontán (1969):
26
Por la característica que señala el verbo secuestrar, se trata de un
delito permanente, que se consuma al privar la libertad de un
sujeto pasivo, situación que se prolonga en el tiempo y cesa
solamente cuando el autor la modifica de modo que la privación de
libertad deje de tener lugar. (p.545)
Conforme a las opiniones planteadas anteriormente de los distintos
autores, se puede inquirir que en el delito de secuestro la consumación
comienza en el momento en que se priva de la libertad a una persona con
alguno de los propósitos específicos que tiene el delito de secuestro.
Igualmente, Díaz (1998) apunta que “aunque el delito se consuma en el
OS
D
A
RVpermanente” (p.68); dicha
otro lugar, persiste en el tiempo como
delito
E
S
RE
consumación no se agota O
en S
ese momento, se prolonga y perdura durante
ClaHpersona este privada de libertad. El agotamiento se
E
todo el tiempo
en
que
R
E
D
produce cuando la privación de la libertad cesa, no siendo necesario el logro
instante mismo en que se priva a la víctima de la posibilidad de trasladarse a
de los propósitos para que el delito se consume.
Además de enmarcarse el delito de secuestro como un delito de
naturaleza permanente, ha señalado Grisanti (2010) que la presente figura
penal también responde a una naturaleza compleja, es decir, se considera
como un delito complejo, puesto que el mismo ofende varios bienes jurídicos;
esencialmente el de la propiedad y el de la libertad.
Atendiendo a estas consideraciones, queda claro que secuestrar
significa privar ilegítimamente de su libertad a una persona, con la finalidad
de obtener un rescate o beneficio a cambio de restituir su libertad al
secuestrado; este delito empieza a consumarse en el momento en que el
secuestrador priva de su libertad a la persona secuestrada y se sigue
consumando ininterrumpidamente mientras el agente mantenga aprehendido
al secuestrado, aun cuando el sujeto activo no consiga su intento: obtener el
rescate. Ya que el delito se perfecciona con la privación de libertad, es decir,
una vez que la persona ha sido detenida, no cuando se logra el rescate.
27
Para Núñez (1967), representa una anomalía señalada por la doctrina
la circunstancia de que a pesar de constituir el secuestro un delito contra la
propiedad, su consumación no resida en la lesión del patrimonio ajeno, sino
en la lesión de la libertad personal con fines de rescate, La consumación de
este delito contra la propiedad solo supone un acto de privación de la libertad
personal ajena, tendiente a la lesión de la propiedad de otro.
Una de las diferencias de este tipo penal con cualquier otro es, tal
como expresa Febres (1969), el elemento psíquico del delito de secuestro, el
OS
D
A
V específico de obtener
y la intención de secuestrar, sino también en elR
objetivo
E
S
E precio de su libertad el dinero, las
R
del secuestrado o de un tercero,
como
S
HO
C
cosas, los títulos oE
documentos.
DER
cual no solo consiste, en el dolo genérico, o sea la voluntad consciente y libre
La enunciación típica del delito de secuestro se desprende que
implícito en el delito está a) detener o encerrar a una persona, b) mantenerla
privada y c) exigir el cumplimiento de una obligación. Tres conductas que
racionalmente no pueden explicarse cometidas por una violación de uno o
unos deberes de cuidado sino que la intención del activo es necesariamente
con dolo directo caracterizado porque la intención empata con la descripción
típica. Sin que esto se confunda con el caso de la detención cometida por
particulares (Martiñón, 2008).
Bienes Jurídicos Tutelados por el Delito de Secuestro
El delito de secuestro es considerado como un delito pluriofensivo,
puesto que vulnera una variedad de bienes jurídicos tutelados por el derecho.
En este sentido, la Sala de Casación Penal, con ponencia del Magistrado
Eladio Ramón Aponte Aponte, en fecha 29 de octubre del año 2008,
estableció:
28
En la legislación patria, el delito de secuestro posee un carácter
complejo y pluriofensivo, con el mismo se busca afectar la
propiedad, el patrimonio económico de la víctima, de sus
parientes cercanos, o personas de su más próximo entorno, y
para esto, como medio de coacción, se recurre a la privación
ilegítima de la libertad de la persona víctima del secuestro, la
intención es retener a la víctima con el ánimo de conseguir un
beneficio, ocasionando un daño no sólo patrimonial sino también
psicológico, social y familiar a la víctima.
Inicialmente, el delito de secuestro era enmarcado como uno de los
delitos contra la propiedad; aunque algunos autores y Códigos penales, -
OS
D
A
contra el patrimonio, ya que indican que algunos
RV tipos de esta familia
E
S
E
R
delictiva no entrañan un ataque
mero
a la propiedad. Tomando esta posición,
S
O
H
Soler (1963) apunta
lo siguiente:
EC
R
E
D
verbigracia: el Código Penal Italiano-, prefieren la denominación de delitos
Tal vez la expresión patrimonio podría ser impugnada
teóricamente inconveniente, porque dada la abstracción de su
concepto, dentro de él deben considerarse contenidos no solo los
bienes y las cosas, sino también las deudas. Ahora bien, esta
clase de delitos no consiste en alterar simplemente el patrimonio
de otro, en modificarlo, sino en disminuirlo, eso es: alterar la
relación interna al patrimonio mismo entre el activo y el pasivo.
Hablando en términos muy generales, consisten siempre en
quitar o disminuir un crédito (derecho) o aumentar una deuda
(obligación). No son pues, delitos contra el patrimonio sino contra
la parte activa de él, en definitiva, contra derechos, contra el
derecho del sujeto a que no sea alterado su estado patrimonial
sin intervención de su voluntad o en forma arbitraria. (p.150, 151)
En definitiva, todas las definiciones de patrimonio coinciden en
concebirlo como una unidad que incluye tanto a los activos como a los
pasivos de un determinado sujeto. En concordancia a lo planteado por Soler
(1963), Grisanti (2010) asegura de igual forma que “no hay delitos contra el
patrimonio, conceptuado como tal unidad. Habría tan solo delitos contra el
activo patrimonial. Y eso es lo que llamamos propiedad, en derecho penal”
(p.173).
29
A este respecto, es menester señalar que el Código Penal venezolano
ampara el derecho de propiedad no solo en sentido civilista, sino que
además ampara los otros derechos reales, los llamados personales y de
crédito y la vinculación de hecho entre una persona y una cosa. En este
sentido, nuestro Código Penal emplea la denominación de propiedad en
sentido amplio, de modo que para nuestro Código no solo comprende el
derecho de propiedad o el dominio, sino también la posesión, la tenencia y
todo derecho real.
OS
D
A
propiedad, debe asimilarse que la propiedad,
RV como bien penalmente
E
S
E
R
protegido, está integrada por S
todos
los bienes susceptibles de apreciación
O
H
económica que pertenecen
EC a una persona física o jurídica, sin ser inherentes
R
E
D
Para comprender el secuestro desde la concepción de delito contra la
a ella. Los bienes jurídicos inherentes a la persona, como su vida, su libertad,
su honor y sus facultades y aptitudes personales, no son una propiedad, en
sentido jurídico, y que no constituyen objetos con existencia distinta e
independiente a la persona misma.
Ahora bien, partiendo de la concepción que enmarca al delito de
secuestro como un delito que afecta la propiedad, es menester no obviar la
característica pluriofensiva que ataña este tipo penal, puesto que aunque el
fin último de este delito sea el lucro, más concretamente: el pago del rescate,
no es menos cierto que para llegar a este fin el medio utilizado es la privación
ilegítima de libertad.
A pesar de las consideraciones hechas por diferentes doctrinarios, se
hace necesario esclarecer que el delito de secuestro con frecuencia, lesiona
un derecho personal y no real, ya que no siempre es obtenido el rescate,
pero siempre se le priva a alguien de su libertad; por estas consideraciones,
se observa que el presente delito afecta, además del patrimonio, otros bienes
jurídicos como la libertad y la integridad personal.
30
El significado de libertad es muy amplio y no absoluto, Cabanellas
(1978) la define en líneas generales como “Facultad natural que tiene el
hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es
responsable de sus actos”. La libertad personal es un derecho reconocido en
la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el artículo 44
establece “La libertad personal es inviolable”, y también es reconocido en los
principales instrumentos de derechos humanos ratificados por la República,
los cuales tienen jerarquía constitucional a tenor de lo dispuesto en el artículo
23 de la Carta Fundamental. Uno de estos instrumentos es el Pacto
OS
D
A
RV
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual en su artículo 9
establece:
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad
personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión
arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las
causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido
en ésta.
D
De ello se puede entender entonces que las privaciones de la libertad
son legítimas cuando tienen por autores a personas que obran con
fundamento en causa jurídica y en ejercicio de una competencia
constitucional o legal. Son ilegítimas cuando sin justa causa lesionan o ponen
efectivamente en peligro el derecho fundamental de toda persona a ser libre.
A su vez, Gómez (1964) señala que privar la libertad significa “impedir a
una persona de cualquier modo y por cualquier tiempo el derecho de
trasladarse de un lugar a otro, lo que ha decidido a casi todos los escritores a
sostener que este delito constituye un ataque a la libertad de locomoción” (p.
339). En cambio, para Moreno (citado por Grisanti 2010), el delito de
privación ilegítima de libertad es “un delito material, que se consuma cuando
el sujeto pasivo es privado de su capacidad de movimientos, de la facultad
de desplazarse a su voluntad” (p.368).
31
Al respecto coinciden Alvarez y Madriñán (2001), quienes plantean que
el bien jurídico vulnerado es la libertad de locomoción o ambulatoria,
entendida en un sentido amplio, como la posibilidad que tiene toda persona
de desplazarse de un sitio a otro o de permanecer en un lugar libre de
coacción alguna. Para Martiñón (2008) el secuestro solo puede darse cuando
se impide abandonar un lugar, esto puede darse, ya sea porqué al pasivo se
le sustraiga del lugar donde se encuentra y se lleve a otro (admotiode loco ad
locum) o porqué se le retenga en el sitio donde está en contra de su voluntad
(retención).
OS
D
A
V que excluir a la familia
Atendiendo al punto de vista negativoRhay
E
S
E un gran número de hechos que sin
R
delictiva de los delitos contra S
la libertad
HO
embargo lesionanE
elC
bien
jurídico de la libertad porque al unirse a ellos la
R
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lesión deD
un derecho ulterior que constituye el fin de la acción delictiva, surge
precisamente de esa lesión ulterior el criterio que determina la clase de delito
que de esta manera queda excluido de la serie de los delitos contra la
libertad, no porque esta no haya sido lesionada, sino porque esta lesión de la
libertad va unida a otro derecho, para la cual sirve de medio. La privación
ilegítima de libertad es un medio para obtener el pago del rescate; por ello, el
secuestro con fin de lucro es un delito contra la propiedad. Aunque ofende el
bien jurídico de la libertad, en ellos la lesión de la libertad es solo un medio
para obtener como fin un rescate.
Legítima Defensa
Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar
las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela; estas
causales son iguales a las aceptadas por el resto de los ordenamientos
jurídicos de inspiración italiana, colombiana, o española, reiterada a su vez
por la doctrina más reputada en la ciencia penal. De esta manera, el Código
32
Penal venezolano enumera en su artículo 65 una serie de causales
eximentes de antijuricidad, siendo estás las siguientes:
Artículo 65. No es punible:
1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los
limites legales.
2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este
caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena
correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la
orden ilegal.
3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre
que concurran las circunstancias siguientes:
a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el
hecho.
b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber
obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el
hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o
terror traspasa los límites de la defensa.
4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o
la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado
voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Del referido artículo se debe destacar las causales esbozadas en los
numerales tercero y cuarto, las referentes a la legítima defensa y el estado
de necesidad. En primer lugar corresponde el estudio de la legítima defensa,
explicada por Jiménez (citado por Mendoza Arevalo, 1975) como:
Repulsa de la agresión ilegítima, actual o inminente, por el
atacado o tercera persona, contra el agresor, sin traspasar la
necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los
medios empleados para impedirla o repelerla (p.13)
Asimismo, Cárdenas (2005) concluye que se entiende por esta causa
de justificación que consiste en una institución jurídico-penal reconocida por
el Derecho, como una reacción necesaria y proporcionada a la agresión
injustamente recibida, actual o inminente para la salvaguarda de los
derechos personales o de terceros y que exime la responsabilidad penal por
33
eliminar la antijuricidad del hecho; compilando así, en un único concepto, las
tres condiciones para configurarse esta causal.
Para comprender a cabalidad lo que conllevan estas condiciones se
hace necesario señalar que en cuanto al requisito de la actualidad e
inminencia de la agresión Mendoza Arevalo (1975) cita a la Corte Federal y
de Casación del 21 de octubre de 1955 que establece que “la legítima
defensa no se realiza tan sólo ante el ataque real, efectivo del agresor, pues
puede proceder también ante la agresión fundadamente temida” (p.51). A su
OS
D
A
RV
vez, en aras de mejore
E
S
E
SR
Diversas teorías giran sobre que tan justa o injusta puede resultar la
HO
C
E
pero impune”;
DERen este sentido, Kant (citado por Mendoza Troconis, 1971)
legítima defensa, estas teorías se basan en que la misma es “un acto injusto
opina: “Ninguna necesidad puede transformar en justicia l injusticia, pero
como la necesidad no tiene ley, o más claro, como en el momento de la
necesidad la ley no puede obrar eficazmente, es preciso que la acción sobre
la pena no puede ejercitar ninguna influencia, permanezca impune” (p.29);
con base a esto, Mendoza Troconis (1970) concluye “la defensa privada es
una acción injusta pero impune”.
También es adecuado mencionar una decisión de la antigua Corte
Federal de Casación venezolana, dictada en fecha 21 de diciembre de 1.938
(citada por Mendoza Troconis, 1971) la cual declara:
La defensa personal es un acto lícito, ya que con ella se cumple
un deber consigo mismo, a la parte que se ejerce un derecho con
relación a los demás. Y ello porque organizada la autoridad
pública para la protección de las personas, si esa autoridad faltare
o no fuere suficiente en determinado momento, la defensa privada
o personal se impone con la fuerza incontrastable de las acciones
legales (…) cuando la defensa de la autoridad pública es ineficaz,
la defensa privada cobra todo su imperio, frente a esa
contingencia social, compelida por una necesidad humana. Mas,
34
tal defensa, para ser considerada como legítima, para que tenga
licitud, y pueda, por tanto, eximir de responsabilidad, es menester
que esté subordinada a condiciones… (pp.38, 39).
Con referencia a los esbozado, Mendoza Troconis (1971) explica que
en el derecho venezolano la legítima defensa debe ser interpretada como el
ejercicio de un especial derecho. Al respecto la doctrina francesa comparte
esta postura, y a ello añade Dennedieu de Vabres (citado por Mendoza
Troconis, 1971) que:
OS
D
A
RV
Si la persona atacada que se defiende no debe ser castigada, es
porque ella ha hecho un servicio a la sociedad. La sociedad no
tiene ningún interés en castigar a la persona que ha resistido una
agresión injusta. El acto es moralmente irreprochable y
socialmente útil. Por eso, la legítima defensa, siendo el ejercicio de
un derecho, excluye toda responsabilidad, sea penal, sea civil. Y
aún puede agregarse que no solamente es un ejercicio de un
derecho sino también el cumplimiento de un deber (p.39).
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SR
HO
C
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ER
D
Como ya se ha mencionado anteriormente, en la legislación
venezolana la naturaleza jurídica de la legítima defensa queda determinada
como una causa de justificación, ya que quien obra en legítima defensa, obra
conforme a derecho, eliminando lo antijurídico de su acción típica.
Estado de Necesidad
Como primera consideración respecto a la conceptualización del
estado de necesidad se trae a colación lo esbozado por Von Liszt (citado por
Jimenez, 1973), quien refiere que el estado de necesidad es una situación de
peligro actual de los intereses protegidos por el derecho, en el cual no queda
otro remedio que la violación de los intereses de otro bien jurídicamente
protegido. Señala por igual, Jimenez (1973), que “el estado de necesidad es
una causa de justificación con todas sus consecuencias; es decir, una causa
excluyente de antijuricidad” (p. 306).
35
Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar
las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela; estas
causales son iguales a las aceptadas por el resto de los ordenamientos
jurídicos de inspiración italiana, colombiana, o española; reiterada a su vez,
por la doctrina más reputada en la ciencia penal. Así las cosas, el Código
Penal venezolano, en su artículo 65, enumera una serie de causales
eximentes de antijuricidad; siendo estás las siguientes:
Artículo 65. No es punible:
1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los
límites legales.
2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este
caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena
correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la
orden ilegal.
3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre
que concurran las circunstancias siguientes:
a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el
hecho.
b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber
obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el
hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o
terror traspasa los límites de la defensa.
4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o
la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado
voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. OS
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Las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela
y por ende, la responsabilidad que ella acarrea, son iguales a las aceptadas
por el resto de los ordenamientos jurídicos de inspiración italiana, española o
prusiana; reiterada a su vez, por la doctrina más reputada en la ciencia penal.
De ello se deriva que, en el Código Penal venezolano, en su artículo 65, se
enumeran una serie de causales eximentes de antijuricidad; tomando en
cuenta que en el ordinal cuarto se enuncia que no es punible “El que obra
constreñido por la necesidad de salvar a su persona, o la de otro, de un
36
peligro grave e inminente, al cual no haya dado voluntariamente causa, y que
no pueda evitar de otro modo”. A esto se le denomina “estado de necesidad”.
La Figura Ética del Mal Menor
El mal menor es una figura que emana del pensamiento Aristotélico y se
tornó en clásica, esto es, perenne en todos los tiempos; para el filósofo, el
mal menor, bajo algún aspecto, tiene razón de bien, por cuanto evita una
imperfección mayor. En la sentencia No. C.542/93 de la Corte Constitucional,
OS
D
A
RV
el Magistrado Vladimiro Naranjo fundamenta su voto salvado en ciertos
elementos, siendo uno de ellos la figura del mal menor, explicando que la
E
S
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misma: “consiste en que en determinadas circunstancias es lícito padecer un
HO
C
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no tolerarse
menor- e injusto o no debido” (s/p).
DEel R
mal, si con ello se evita uno mayor, irreparable, grave, inminente -en caso de
El llamado argumento del mal menor, es un modelo de argumentación
práctica frecuentemente empleado en política, derecho y ética. En palabras
de Fernández (2012), la figura o principio del mal menor, en un sentido
amplio, refiere que, en previsión de males que son inevitables, es preferible
permitir, mediante la decisión, aquel de ellos que es el menor para evitar el
que es mayor.
De este mismo modo, refiere Fernández (2012), que el principio del
mal menor en sentido estricto, se constituye cuando aparentemente todas y
cada una de las posibles decisiones que se puedan tomar, de hecho, son
malas, y no hay otro remedio que decidirse, hay que decidirse por lo menos
malo. En el primer sentido, el mal menor se refiere a las consecuencias que
se derivan de una decisión en una situación que obliga a escoger
forzosamente, y al ser esta situación inevitable, se escoge la consecuencia
menos mala. En el segundo sentido, se refiere, en cambio, a la decisión en sí
misma, que se muestra problemática, porque cualquier decisión posible es
37
negativa; en esta situación de perplejidad, debe decidirse aquello que se
muestra como menos malo.
De igual modo, infiere Santo Tomas de Aquino (citado por Barbado,
2010) que el mal menor es aquella elección preferible de males que
sobrevienen de modo inevitable y que las circunstancias previstas
representan males menores respecto a las consecuencias materiales que
sobrevienen al obrar rectamente.
OS
D
A
RV
Vinculado a las consideraciones previas, Aristóteles (IV a. C), citado
por Calvo (2001), entiende a esta figura del mal menor como aquello que
E
S
E
SR
debe ser soportado por los seres humanos como contrariedad o adversidad.
HO
C
E
ERya que un mal menor es preferible a un mal mayor. Y lo
un mal D
mayor,
Para Aristóteles, el mal menor tiene una categoría de bien, en relación con
preferible es siempre un bien, y cuanto más preferible es este bien, mayor es.
El mal menor es entonces, la consecuencia de una decisión justa: para una
madre, es preferible la privación de su libertad por cometer un hecho
penalmente repudiado, a perder la vida de su hijo por no pagar el rescate. A
estos efectos, sugiere Aristóteles, que el mal menor por tanto, es preferible,
no porque sea un bien, sino porque el bien que se pierde con el mal mayor
es más valioso.
En cuanto al aspecto social del argumento del mal menor, es cierto
que los gobernantes tienen el deber y el derecho, es decir; la autoridad, de
adoptar las medidas pertinentes respecto al bien común de la comunidad
política, creando condiciones sociales de posibilidad de realización del fin de
hombre. Pero también es cierto, como lo induce Fernández (2012), que los
gobernantes deben considerar la auténtica condición humana. En la
constitución de las leyes, los que rigen las comunidades deben atender al
hecho de que la ley humana es ordenamiento de la razón que debe derivar
de la ley natural. Cuando una ley está en contradicción con la razón, no
38
deriva de la ley natural, sino que es un acto de imposición violenta, efectuada
con frecuencia en nombre de una mayoría sobre una minoría, con apariencia
de ley, es decir, una ley inicua.
Prohibición del Pago de Rescate en Caso de Secuestro
Se entiende por rescate como la recuperación mediante pago o por la
fuerza de algo que estaba en poder ajeno; en el caso de secuestro se refiere
al dinero que se entrega a los secuestradores para librar a la víctima de un
OS
D
A
RV
secuestro. Exigir y recibir un rescate por un secuestro es un ilícito penal de
conformidad a la Ley contra el secuestro y la extorsión, en la cual se alude a
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S
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la prohibición de cualquier tipo de pago a los secuestradores:
HO
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Artículo
26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier
R
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suministro de recursos destinados al pago para la liberación de
secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes
incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o
sancionadas conforme con lo establecido en el artículo 11 de la
presente Ley.
Con relación al pago de rescate, la Corte Constitucional de la
República en sentencia C-542/93 en su decimotercera consideración para
decidir declara que “el pago de rescate, es en sí, un acto indiferente, ni
bueno, ni malo. Lo que determina su naturaleza moral es la finalidad que se
busque”.
La Corte Constitucional colombiana en fecha 24 de noviembre de
1993, con ponencia del Magistrado Jorge Arango Mejía, en sentencia C54293, declaró inexequible el mismo, y algunos de los argumentos que motivan
la decisión, en la que excepcionalmente prevalece el interés individual y de
la dignidad humana ante el interés general, son:
Quebranta la Constitución una norma que erige en delito la
conducta razonable de los particulares, encaminada a proteger la
39
vida y la libertad, propias o de un semejante. Además, es claro
que la ley no puede hacer a un lado las causales de justificación,
concretamente el estado de necesidad, en que quedan el
secuestrado, sus parientes, amigos y la sociedad en general (…)
Una ley que prohibiera el pago del rescate, aun sin convertirlo
en delito, también sería inconstitucional. Y además, sería
absurda, pues sería tanto como prohibir morir o enfermarse. Es
decir, lo mismo que prohibir un acto que se realiza contra la
voluntad, o en el cual, al menos, el consentimiento está viciado
por la fuerza, lo cual impide tener en cuenta el objeto o la causa
ilícita. El pagar el rescate es, en sí, un acto indiferente, ni
bueno, ni malo. Lo que determina su naturaleza moral es la
finalidad que se busque. Por esto se ha visto que quien
interviene en el pago por necesidad de salvar la vida y recobrar
la libertad propia o ajena, obedece a un móvil altruista
reconocido universalmente por el derecho. Quien obra sin
encontrarse
en
estado
de
necesidad,
obedeciendo
exclusivamente motivos innobles o bajos, como serían su propio
lucro o el propósito de enriquecer a los delincuentes o dotarlos
de recursos económicos, sí incurre en un delito. Y no podría
alegar y demostrar causal alguna de justificación.
OS
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De la referida sentencia Álvarez y Madriñán (2001) hacen una
observación con respecto a que los Magistrados encuentran el punto medio
al afirmar que el pago del rescate, que no es ni bueno ni malo, contribuye con
la delincuencia, pues al lucrarse ésta con los secuestros van a perpetuar más
las retenciones de personas. En estos casos, el peligro del secuestrado es
inminente
y el peligro de la sociedad es simplemente potencial;
adicionalmente, los Magistrados de la Corte aseveran que el creciente
número de secuestros no se debe a que se estén pagando los rescates, sino
que tiene su causal en la incapacidad de las autoridades para proteger al
individuo.
40
El Contrato de Seguros
El seguro tiene orígenes muy remotos, nace de la necesidad sentida
por el hombre de precaverse contra futuros y temidos riesgos contra su
persona o bienes. Para Viloria (2001), la historia del seguro se remonta a las
antiguas civilizaciones, su origen tiene estrecha relación con la explotación
de la actividad comercial y con la figura del préstamo. Los seguros, más
como institución que como contrato, ha evolucionado al extremo que, se
puede decir sin lugar a dudas, no hay país, mercado, actividad económica o
OS
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financiera donde el seguro no tiene incursión.
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Es precisamente está incursión del contrato de seguros a la
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de leyes.D
Anteriormente
en Venezuela, el contrato de seguros se encontraba
cotidianidad del ser humano lo que conllevó a regular dicha actividad a través
normado por el Código de Comercio y surgió la necesidad de crear normas
especiales para el mismo. Sin embargo, la regulación que existía pareció no
ser suficiente y es por ello que en el año 2001 el Presidente Hugo Chávez
dicta el decreto Ley del Contrato de Seguro; en el cual se define al contrato
en cuestión, en su artículo 5 como:
El contrato de seguro es aquel en virtud del cual una empresa de
seguros, a cambio de una prima, asume las consecuencias de
riesgos ajenos, que no se produzcan por acontecimientos que
dependan enteramente de la voluntad del beneficiario,
comprometiéndose a indemnizar, dentro de los límites pactados, el
daño producido al tomador, al asegurado o al beneficiario, o a
pagar un capital, una renta u otras prestaciones convenidas, todo
subordinado a la ocurrencia de un evento denominado siniestro,
cubierto por una póliza (…)
A su vez, para Mármol (1964), el Contrato de Seguro puede definirse
como:
Aquel por el cual, una parte llamada asegurador asume frente a la
otra, la obligación de indemnizar total o parcialmente daños
41
patrimoniales futuros e inciertos previamente determinados, o de
cumplir alguna otra prestación, según la duración o las
eventualidades de la vida de una persona, contra el pago de una
prima calculada según las Leyes de la Estadística (p.23)
De la definición aportada en la norma ejusdem y de conformidad al Art.6
de la misma se desprende que dicho contrato es consensual, bilateral,
oneroso, aleatorio, de buena fe y de ejecución sucesiva.
Es consensual según el Art. 14 del Decreto Ley, por cuanto el contrato
de seguro y sus modificaciones se perfeccionan con el simple consentimiento
OS
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RV
de las partes. Antes de existir legislación especial en materia de seguros el
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S R y prueba por un documento público
artículo 549 que el seguro O
se perfecciona
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o privado que
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llama póliza; sin embargo, en la actualidad la empresa de
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seguros está obligada a entregar al tomador, en el momento de la
contrato se regía según el Código de Comercio, el cual establece en su
celebración del contrato, la póliza, o al menos, el documento de cobertura
provisional, el cuadro recibo o recibo de prima y/o suministrar la póliza al
tomador dentro de los quince (15) días hábiles siguientes a la entrega de la
cobertura provisional y dicho documento fungirá como prueba del contrato de
seguro.
Es bilateral, en tanto que genera obligaciones recíprocas para ambas
partes del contrato, siendo estas partes las que establece el Art. 7 ejusdem la
empresa de seguros o asegurador, que es la persona jurídica autorizada por
la ley, que asume los riesgos. Y la otra parte es el tomador, que es la
persona que obra por cuenta propia o ajena y es quien traslada los riesgos y
se obliga al pago de una prima. Las obligaciones de las partes del contrato
de seguros se encuentran reguladas en el Capítulo V del Decreto Ley del
Contrato de Seguros.
Es oneroso con base al Art. 1.135 del Código Civil, en él se determina
que un contrato es a título oneroso cuando busca procurarse una ventaja
42
mediante un equivalente; en el caso del contrato de seguros las partes
convencionalmente han establecido una serie de obligaciones de contenido
patrimonial previamente determinadas y por cuya razón, monto y calidad
quedan las partes obligadas en un nexo de dar o hacer según se trate.
Asimismo, es un contrato aleatorio por así disponerlo el artículo 1.136
del Código Civil al pautar: “El contrato es aleatorio, cuando para ambos
contratantes o para uno de ellos, la ventaja depende de un hecho casual”. Al
respecto, Álvarez y Madriñán (2001) exponen que no hay una equivalencia
OS
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A
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están sujetos a una contingencia que podráR
representar
la posibilidad de
E
S
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R involucradas en el contrato. De la
pérdida para alguna de lasS
partes
O
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contingencia queE
seC
habla dentro de un contrato de seguro es la de la
R
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entre las prestaciones a cargo del tomador y las del asegurador, ambos
ocurrencia de un siniestro amparado por la póliza.
El seguro al igual que todo negocio jurídico sienta sus bases en el
principio de la buena fe, es decir, se presume la ausencia de una intención
dolosa, o de ánimo de defraudar. Para Viloria (2001) el contrato de seguro
adquiere una connotación especial, porque a diferencia de muchos contratos
en que la habilidad o suspicacia de las partes pueden llevarlas a obtener
ciertas ventajas amparadas por la ley, en el contrato de seguros estas
conductas son sancionadas drásticamente, hasta el punto de afectar el
contrato de nulidad es decir, que sin importar quien incurra en mala fe, tanto
el asegurado puede ser castigado por sus declaraciones falsas y reticentes
como las aseguradoras por retardar el pago de indemnizaciones debidas.
La buena fe es, dentro del concepto del seguro para el autor
costarricense Flores (1994) “la base fundamental insospechable que sustenta
el fundamento del contrato” (p.60). Es un pilar que no admite ambigüedades
o posiciones intermedias, dado que la aceptación de un riesgo parte de la
premisa moral de que las cosas se hacen con el fin de protegerse de las
43
eventualidades. Por eso se debe ser riguroso en la selección del riesgo. Las
partes que conforman el contrato de seguros deben actuar con honradez, por
lo tanto toda la información que se requiera en el momento de la selección
del riesgo es necesario que sea facilitada por el asegurado, como también el
asegurador debe proporcionar cláusulas del contrato y establecer en las
mismas una redacción clara y comprensible.
Por último, el contrato de seguro es de tracto sucesivo, entendiéndose
que el contrato de tracto sucesivo, según Álvarez y Madriñán (2001) en el
OS
D
A
partes no se ven agotadas en un solo instante,
RV ya que éstas se van
E
S
E del tiempo que media entre la
R
desenvolviendo durante el S
transcurso
O
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celebración del contrato
y su terminación por cualquier causa.
E
DER
contrato de seguros puede verse con claridad que las obligaciones de las
Con respecto a ello, Viloria (2001) agrega que durante toda la vigencia
del contrato, estipulada en la póliza, persisten una serie de obligaciones
recíprocas, de manera muy especial al asegurado o tomador le corresponden
diversas cargas como la de pagar la prima, mantener el estado de riesgo,
comunicar las circunstancias que impliquen su agravación, y el asegurado
está obligado a mantener un margen de solvencia representada en las
reservas propias según cada contrato, para poder afrontar el cumplimiento de
su obligación (la indemnización) o el pago de sumas de dinero.
Las Partes en el Contrato de Seguros
En el artículo 7 del Decreto Ley del Contrato de Seguros se determinan
como parte del contrato únicamente a dos sujetos: asegurador y tomador. El
primer sujeto lo define la norma in comento como la empresa de seguros o
asegurador, la persona que asume los riesgos; tomando en cuenta que sólo
las empresas de seguros autorizadas de acuerdo con la ley que rige la
materia pueden actuar como asegurador.
44
En fecha 29 de julio de 2010 entró en vigencia la Ley de la Actividad
Aseguradora, cuyo artículo 3 complementa el artículo mencionado ut supra y
el mismo establece:
Son sujetos regulados por la presente Ley, y en consecuencia, sólo
podrán realizar actividad aseguradora en el territorio de la
República, previa autorización de la Superintendencia de la
Actividad Aseguradora, las empresas de seguros, las de
reaseguros, los agentes de seguros, los corredores de seguros, las
sociedades de corretaje de seguros y las de reaseguros, las
oficinas de representación o sucursales de empresas de
reaseguros extranjeras, las sucursales de sociedades de corretaje
de reaseguros del exterior, los auditores externos, los actuarios
independientes, los inspectores de riesgos, los peritos avaluadores,
los ajustadores de pérdidas, las asociaciones cooperativas que
realicen operaciones de seguro, las empresas que se dediquen a la
medicina prepagada, las empresas cuyo objeto sea el
financiamiento de primas de seguro (…)
OS
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A
RV
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S
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SR
HO
C
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En el Derecho Comparado, en la Ley Reguladora del Contrato de
Seguros de Costa Rica, en el artículo 3 se identifica a la parte aseguradora
como “quien asume los riesgos” y su obligación principal, de conformidad a la
Ley Reguladora del Mercados de Seguros, es “otorgar la indemnización al
tomador o asegurado en caso de ocurrir el siniestro”.
Por otro lado, el segundo sujeto que enuncia el artículo 7 ejusdem es el
tomador, o sea, la persona que obrando por cuenta propia o ajena, traslada
los riesgos. En el Código de Comercio de Colombia se define al tomador
como la parte que concurre con el asegurador en la celebración del contrato
de seguro; al respecto Álvarez y Madriñán (2001) comentan que a diferencia
del asegurador puede ser cualquier sujeto de derecho, persona natural o
jurídica, incluso un patrimonio autónomo podría llegar a ser el tomador de un
seguro.
Llama la atención que en la norma in comento se hace la distinción del
tomador obrando por cuenta propia y el tomador obrando por cuenta ajena.
45
El primero surge cuando está trasladando al asegurador las consecuencias
nocivas que en su patrimonio pueden producirse, en el evento de acaecer el
siniestro, se da el supuesto de que el tomador tendrá a su vez carácter de
asegurado. La regla general es que los seguros se tomen por cuenta propia,
ya sea que esto se haga de manera directa o por medio de un representante.
En cambio, en el segundo supuesto, se está protegiendo un interés
asegurable ajeno, el interés versa sobre un tercero determinado o
determinable ya sea sobre el bien o sobre la vida que están expuestos al
OS
D
A
V del contrato, salvo
igualmente deberá cumplir las obligaciones R
derivadas
E
S
Eno puedan ser cumplidas sino por el
R
aquellas que por su propia naturaleza
S
HOasí se pauta en el artículo 13 del Decreto Ley del
C
asegurado o el beneficiario,
E
R
E
D
Contrato de Seguros.
riesgo contra el cual se pretenden amparar; en dicho caso, el tomador
Aunado a ello, en el artículo 8 de la misma norma se configuran
terceros que pueden existir en la relación contractual, que es el asegurado,
persona que en sí misma, en sus bienes o en sus intereses económicos está
expuesta al riesgo; y el beneficiario, aquél en cuyo favor se ha establecido la
indemnización que pagará la empresa de seguros.
Para Bustamante y Uribe (1996) la situación perfecta en el contrato de
seguro se presenta cuando las condiciones del tomador y asegurado se
confunden en una misma persona, porque el contrato se celebra en interés
de él mismo, y es a él, a quien corresponde verdaderamente el cumplimiento
de las obligaciones nacidas del contrato.
Contratos de Seguros de Vida
Existen diversas clasificaciones del contrato de seguros, sin embargo,
en el asunto que concierne sólo es pertinente definir el seguro de personas,
el cual Halperin (1987) lo define así:
46
Los seguros de personas son los que garantizan el pago de un
capital o de una renta cuando se produce un hecho que afecta
la existencia, salud o vigor del asegurado pero las prestaciones
están subordinadas a hechos atinentes a la persona del
asegurado, terminando por lo general en un pago en dinero
(p.106).
En materia de seguros de personas, el legislador venezolano establece
en el artículo 88 del Decreto Ley del Contrato de Seguros
El contrato de seguro de personas comprende los riesgos que
puedan afectar a la persona del asegurado, su existencia,
integridad personal y salud, éste puede celebrarse con
referencia a riesgos relativos a una persona o a un grupo de
ellas. Dicho grupo deberá estar determinado por alguna
característica común diferente al propósito de asegurarse.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
El contrato
ER de seguro de personas comprende los riesgos que puedan
D
afectar la existencia, la integridad personal y la salud del asegurado. La
persona es el objeto del riesgo, así lo establece la ley española al hablar de
la integridad corporal, que según Morles (2001), fue copiada por el legislador
venezolano.
Con respecto a los contratos de seguros de personas, Morles (2001)
hace una distinción entre los seguros individuales o seguros colectivos o de
grupos. El grupo debe ser identificado por alguna característica común
diferente al propósito de asegurarse. Este dato ha sido entendido como la
circunstancia objetiva que es común a los integrantes del grupo: ser
empleados de una misma empresa, miembros de una asociación profesional,
funcionarios de un organismo, etc. El contrato de seguro colectivo es un
negocio celebrado por cuenta ajena. El empresario que lo contrata no
procede en interés propio sino de las personas que forman el grupo o se
integrarán a éste.
47
Elementos Esenciales del Contrato de Seguros
La Prima. Para Mármol (1964) la prima es el equivalente técnico del
riesgo, en otras palabras, es la equivalencia actual del riesgo cuya cobertura
asume el asegurador. El Decreto Ley del Contrato de Seguros, la define en el
artículo 24 como:
La prima es la contraprestación que, en función del riesgo, debe
pagar el tomador a la empresa de seguros en virtud de la
celebración del contrato. Salvo pacto en contrario la prima es
pagadera en dinero. El tomador está obligado al pago de la prima
en las condiciones establecidas en la póliza (…)
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
El Interés Asegurable. El interés asegurable, para Álvarez y
HO
C
E
ER
Madriñán (2001) es:
D
El interés que tiene todo asegurado existe independientemente de
la realización del riesgo o de la ocurrencia del daño (…) el interés
que una persona tiene sobre un bien, su patrimonio, o la vida debe
ser susceptible de valoración en dinero para que resulte asegurable
(p.38).
En el Decreto ley del Contrato de Seguros, en el artículo 57, se define
como:
Todo interés económico, directo o indirecto, en que un siniestro no
se produzca, puede ser materia del seguro contra los daños. La
ausencia de interés asegurable al momento de la celebración del
contrato produce la nulidad del mismo.
Al respecto, Arguello y Barios (2009) citan a Serrano para esclarecer
que el interés asegurable no coincide necesariamente con el valor de la cosa,
pues equivale al valor que se atribuye por el tomador del seguro al interés
asegurado al momento de la celebración del contrato. El valor de la cosa
puede variar y, sin embargo, el valor asegurable puede mantenerse
inalterado. El valor indemnizable es el que la cosa asegurada tuviere al
momento del siniestro, que no es necesariamente el valor que la póliza
48
determina, pues esta suma ahí establecida es el máximo a indemnizar
únicamente.
El siniestro. En líneas generales, para Mármol (1964) el siniestro es
“un acontecimiento futuro en incierto de cuya realización depende la
prestación a la cual se obliga el asegurador”(p.103). En el Decreto Ley del
Contrato de Seguros el artículo 37 se define como:
El siniestro es el acontecimiento futuro e incierto del cual depende
la obligación de indemnizar por parte de la empresa de seguros. Si
el siniestro ha continuado después de vencido el contrato, la
empresa de seguros responde del valor de la indemnización en los
términos del contrato. Pero si se inicia antes de la vigencia del
contrato, y continúa después de que los riesgos hayan principiado a
correr por cuenta de la empresa de seguros, ésta queda relevada
de su obligación de indemnizar.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Indemnización. Definida en el Decreto Ley del Contrato de Seguros
en su artículo 38 como la suma que debe pagar la empresa de seguros en
caso de ocurrir el siniestro y la prestación a la que está obligada en los
casos de seguros de vida. A ello es pertinente agregar que la indemnización
no busca el lucro de ninguna de las partes; sus límites, formas de operación
y cálculo deberán estar contenidos en la póliza.
El Riesgo Asegurable. El riesgo lo define el profesor Garrigues
(citado por Mármol 1964) como “posibilidad de que por azar ocurra un hecho
que produzca una necesidad patrimonial”. El artículo 30 del Decreto Ley
establece:
El Riesgo es el suceso futuro e incierto que no depende
exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del
beneficiario, y cuya materialización da origen a la obligación de la
empresa de seguros. Los hechos ciertos, salvo la muerte, y los
físicamente imposibles, no constituyen riesgo y son inasegurables.
Tampoco constituye riesgo la incertidumbre subjetiva respecto a
49
determinado hecho que se haya cumplido o no.
De la norma se desprenden los requisitos del riesgo asegurable,
entendiéndose que, en primer lugar, deberá ser posible; al respecto el
profesor Garrigués (1973) asevera “nadie puede asegurarse contra el riesgo
de que se desplome el firmamento” (p.143). Debe tomarse en cuenta también
que no hay riesgo si el evento ha de ocurrir forzosamente, por tanto, ni la
imposibilidad absoluta, ni la entera certeza de que el hecho ocurra, son
parámetros para determinar la obligación del asegurador. Si el hecho ha de
OS
D
A
RV
ocurrir forzosamente, asegurarlo significaría un enriquecimiento para el
asegurado; y si no hay la posibilidad absoluta de que el hecho ocurra,
E
S
E
SR
asegurarlo significaría un enriquecimiento para el asegurador, así sintetiza
HO
C
E
ER
Viloria Ochoa (2001).
D
En segundo lugar, que la ocurrencia sea incierta, se trate de eventos
futuros y no pasados; la incertidumbre como elemento esencial del riesgo
tiene diversos grados según si afecta o no todos los datos que definen la
ocurrencia de un hecho, esto se refiere al sitio, al cómo y al cuándo de la
realización del riesgo asegurado. Siguiendo con lo explicado por Garrigués,
la incertidumbre entonces podrá ser absoluta o relativa, lo primero cuando se
desconozcan los tres datos del hecho, y lo segundo si sólo se ve afectado
uno de estos elementos del hecho que se toma como riesgo.
Al respecto, el doctor Ossa (1969) efectúa una explicación ilustrativa,
según la cual el riesgo se mueve en un plano enmarcado por dos límites, la
imposibilidad, que se representa con el número 0, y la certeza, a la que le
asigna el número 1, de forma que el hecho físicamente imposible, así como
el que inevitablemente sucederá no son posibles de asegurar, excepción
hecha de la muerte, que siendo inevitable es factible asegurarla.
El tercer requisito del riesgo es que sea determinado o determinable,
para así poder cuantificar la obligación del asegurador, la falta de precisión
50
implica que el seguro se extiende a todos los riesgos a los que pueda sufrir la
cosa. A esta característica Mármol (1964) la plantea de forma distinta y la
considera como homogeneidad, que sería una condición para la exactitud de
las estadísticas y para la igualdad entre los asegurados.
El riesgo debe ser legal, debe ser independiente frente a la voluntad
exclusiva del tomador, tal y como se enuncia en el artículo citado ut supra
(riesgos) “que no se produzcan por acontecimientos que dependan
enteramente de la voluntad del beneficiario”; para el legislador son
OS
D
A
asegurado, no intervenga como elemento determinante
del hecho, así lo
RV
E
S
E
plantean Alvarez y Madriñán (2001)
S Rcon respecto a la norma colombiana, la
O
H
C al riesgo es casi exacta a la venezolana.
cual en lo que se E
refiere
R
E
D
asegurables todos los eventos en los que la voluntad del tomador o del
También exponen que otros elementos que podrán presentarse
conjuntamente con la voluntad del tomador o asegurado podrán venir dados
por la voluntad de un tercer, o por un evento casual; es así que podrán
asegurarse riesgos como el de la natalidad y el de la responsabilidad civil
derivada de la culpa.
Por
otro
lado,
la
legislación
venezolana
establece
ciertas
prohibiciones para asegurar; como por ejemplo, la prohibición de asegurar la
vida de un tercero sin su consentimiento. Además, sucede pues que al igual
que en todas las materias de la legislación venezolana el orden público y las
buenas costumbres representan un límite a los riesgos que pueden ser
asegurables.
El Contrato de Seguro en Caso de Secuestro
La creciente ocurrencia de secuestros en todo el mundo ha llevado a
que tanto ONGs, familias, compañías trasnacionales y viajeros acudan a
pólizas de seguro, para salvaguardar sus patrimonios de los efectos del
51
secuestro. De acuerdo a un estudio de la ONG Pax Christi son cada vez más
las más compañías de seguros los Estados Unidos que ofrecen pólizas para
secuestro y rescate (“kidnap and ransominsurancepackages, K&R) que
incluyen valoración del riesgo, seguro contra secuestro y servicio de manejo
de crisis como un paquete; las mismas usualmente alistan compañías
especializadas en manejo de crisis para lidiar con el secuestro y la extorsión.
La compañía norteamericana InsuranceInvestments Universal Wealth
Managers LLC, por ejemplo, ofrece una cobertura que incluye: (a) Beneficios
OS
D
A
V perdidos en tránsito (d)
cubierto, (b) pago de rescate / extorsión, (c) R
pagos
E
S
E (d) costos de retiro de productos
sentencias, acuerdos y costosS
de R
defensa
HOde actividades comerciales, (f) línea de ayuda las
C
del mercado (e)interrupción
E
R
E
D
24 horas del día para casos de emergencia; (g) Confidencialidad total y (h)
en caso de muerte o desmembramiento como consecuencia de un incidente
gastos relacionados con consultores, continuación de salario, pérdidas
financieras personales, costos médicos, descanso y rehabilitación, viajes y
alojamiento, pago de intereses de préstamos, recompensas, intérpretes,
análisis forense, y otros gastos razonables y necesarios.
La compañía de seguros británica Hiscox ofrece, en cambio, un seguro
cuya cobertura se divide en tres aspectos fundamentales: medidas de
prevención, reembolso de pérdida financiera asociadas con el secuestro
(incluyendo el pago del rescate) hasta el límite máximo de la prima y acceso
inmediato a asesores especialistas en manejo de crisis, especializados en
negociación y en secuestros. Cabe destacar que todas las compañías
aseguradoras en la materia incluyen una cláusula de confidencialidad en su
póliza con la finalidad de proteger la identidad del asegurado.
En stricto sensu, lo que ampara el seguro no es el secuestro, la
extorsión o la detención, sino la lesión patrimonial que se produce como
consecuencia del acaecimiento de alguno de dichos delitos. Este tipo de
52
cobertura ha sido severamente criticado, en el informe de la ONG Pax
Christie se enuncian algunos de los fundamentos que las compañías
aseguradoras que ofrecen este tipo de póliza argumentan, uno de ellos es
que se ha demostrado que la negociación a manos de los familiares de la
víctima puede resultar menos beneficiosa para la víctima que a manos de
profesionales, los cuales además generalmente se encargan de que una
cantidad menor de dinero llegue a manos de quienes perpetran el delito.
Prohibición de Celebración de Contratos de Seguro en Caso de
OS
D
A
RV
Secuestro
E
S
E
SR
En Venezuela existe una prohibición expresa de contratar seguros
HO
C
E
la cual señala:
DER
contra secuestro que se encuentra en la Ley contra el Seguro y la Extorsión,
Artículo 27. Se prohíbe todo contrato de seguro o reaseguro
nacional o extranjero que contemple pólizas de pago para la
liberación de la víctima o familiares de ésta por los delitos
contemplados en el Capítulo II de la presente Ley.
Cabe destacar, que la misma, al igual que la Ley de 1994, prohíben
asegurar en el exterior riesgos situados en Venezuela, los cuales sólo
pueden ser asegurados en el país y luego pueden ser reasegurados en el
extranjero. En caso de infracción, ambas leyes privan de efectos a las pólizas
de seguro y sancionan a quienes las provean, mas la norma anterior multaba
al asegurado, dado caso que no ocurre en la legislación vigente. Para Acedo
(2010) “esta prohibición es una regla antigua que quizá debió desaparecer
totalmente” (p.47).
Atendiendo al derecho comparado, de igual forma, en Colombia dicha
prohibición también existe. La Ley 40 de 1993 en su artículo 172 rige la
materia de la siguiente manera:
53
Quien intervenga en la celebración de un contrato que asegure
el pago del rescate de un posible secuestro, o en la negociación
o intermediación del rescate pedido por un secuestrado, por
razones diferentes a las humanitarias, incurrirá en prisión de
dos (2) a tres (3) años y multa de mil (1.000) a tres mil (3.000)
salarios mínimos legales mensuales vigentes.”
A su vez, el Artículo 26 de la misma Ley 40 de 1993, establece que será
ineficaz de pleno derecho el contrato de seguro que se celebre para cubrir el
riesgo del pago para la liberación del secuestrado, el mismo impone:
OS
D
A
RV
Sin perjuicio de las demás sanciones a que hubiere lugar, los
contratos de seguro que bajo cualquier modalidad se otorguen
para cubrir el riesgo del pago para lograr la liberación de un
secuestrado, serán ineficaces de pleno derecho (…)
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
En relación a lo expuesto, podría decirse que la prohibición de los
D
contratos de seguros de secuestro representa una restricción legal contra la
autonomía
de
la
voluntad
cristalizada
en
la
libertad
contractual;
entendiéndose por ésta como una manifestación del poder que, en el orden
jurídico, corresponde a la persona para ejercitar sus facultades y someter su
comportamiento a determinadas reglas de conducta, en su relación con los
demás.
Estado Garante de Derechos Humanos
La República Bolivariana de Venezuela se define en su Constitución
como un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia. Para
comprender mejor dicha expresión, sirve de refuerzo observar la exposición
de motivos de la Carta Magna, la cual decreta que los principios de la
solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento del Estado
social, el cual estará sometido, al igual que los individuos, al imperio de la
Constitución y de la Ley, convirtiéndolo en Estado de Derecho.
Siguiendo esa afirmación, la Constitución de 1999, en su artículo 2,
54
incluye a los derechos humanos y a su preeminencia entre los valores
superiores del ordenamiento jurídico, reconociendo su máxima importancia,
lo que resulta corroborado por su artículo 3, al erigir a la dignidad de la
persona y a la garantía de sus derechos en fin esencial del Estado; el mismo
establece:
El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo
de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio
democrático de la voluntad popular, la construcción de una
sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la
prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos
y consagrados en esta Constitución.
OS
D
A
RV
E
S
E
Rlos procesos fundamentales para
Sson
La educación y el trabajo
O
H
alcanzar dichos
ECfines.
R
E
D
La jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de
Justicia ha establecido que los derechos fundamentales no pueden quedar a
merced de una legislación que los desarrolle, sino son inmediatamente
operativos, aun cuando su aplicación en ausencia de ley pueda repercutir en
reglas constitucionales relativas a la atribución de competencias a órganos
de poder público.
Es por ello que resulta pertinente aludir a la obligación que tiene el
Estado de tutelar los derechos humanos frente a amenazas contra la
seguridad pública, la misma se sustenta en la Carta Magna, la cual formula:
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al
principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y
ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los
órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución,
con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados
por la República y con las leyes que los desarrollen.
55
Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte
del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana
regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas,
sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de
sus deberes.”
Esta obligación implica el deber de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se
manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de
asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. La
OS
D
A
Interamericana de Derechos Humanos desde
RVsus primeras sentencias
E
S
E Rodríguez de 1988, como:
R
contenciosas, como en el casoS
Velásquez
HO
C
E
R
Esta
obligación implica el deber de los Estados de garantizar todo
DE
misma ha sido definida reiteradamente por la jurisprudencia de la Corte
el aparato gubernamental y en general, todas las estructuras a
través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de
manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y
pleno ejercicio de los derechos humanos.
Asimismo, la oficina en Colombia del Alto Comisionado de las
Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en ponencia el año 2003
sobre los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, el
secuestro y los acuerdos especiales manifestó que el deber de protección
pesa de modo exclusivo sobre el Estado, pues sólo él tiene dos grandes
monopolios que permiten amparar con solicitud y eficacia los bienes jurídicos
de las personas: el de la administración de justicia y el de la fuerza armada.
Como complemento a lo anteriormente planteado, cabe acotar que el
deber del Estado puede dividirse en dos vertientes: la obligación de respetar
y la de garantizar los derechos humanos; entendiéndose que, por una parte,
el respeto de ciertos derechos requiere en principio una mera abstención de
ofenderlos por parte del poder público, como ocurre, en general, con las
libertades fundamentales y con ciertos derechos, como la vida o la integridad
56
personal. En cambio, la garantía de los derechos humanos, para Nikken
(2006), se traduce sustancialmente en obligaciones positivas a cargo del
Estado, las cuales ejerce a través de los poderes, como las de prevenir,
investigar, reparar o asegurar la reparación, y sancionar las violaciones a
tales derechos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos declara, en relación a
la protección proveniente del Estado cuando los derechos humanos son
vulnerados por actuaciones derivadas de un particular y que contrarían el
OS
D
A
RV
ordenamiento jurídico, estableciendo que:
E
S
E
SR
Es, pues, claro que, en principio, es imputable al Estado toda
violación a los derechos reconocidos por la Convención cumplida
por un acto del poder público o de personas que actúan prevalidas
de los poderes que ostentan por su carácter oficial. No obstante,
no se agotan allí las situaciones en las cuales un Estado está
obligado a prevenir, investigar y sancionar las violaciones a los
derechos humanos, ni los supuestos en que su responsabilidad
puede verse comprometida por efecto de una lesión a esos
derechos. En efecto, un hecho ilícito violatorio de los derechos
humanos que inicialmente no resulte imputable directamente a un
Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no
haberse identificado el autor de la trasgresión, puede acarrear la
responsabilidad internacional del Estado, no por ese hecho en sí
mismo, sino por la falta de la debida diligencia para prevenir la
violación o para tratarla en los términos requeridos por la
Convención.
HO
C
E
ER
D
En este mismo orden de ideas, la Comisión interamericana de
Derechos Humanos, en su informe “Democracia y Derechos Humanos en
Venezuela” (2009) resalta el papel del Estado en la preservación de la
seguridad ciudadana, y al respecto explica:
La Comisión ha señalado en múltiples ocasiones que los Estados
deben adoptar medidas no sólo para proteger a sus ciudadanos de
violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del
Estado, sino también para prevenir y sancionar los actos de
violencia entre sujetos particulares. La Comisión se ha referido
57
además a las obligaciones de los Estados respecto de las
acciones de actores no estatales involucrados con el crimen
organizado, la corrupción, el tráfico de drogas, entre otros. Puesto
que la inseguridad afecta de manera directa el pleno goce de los
derechos fundamentales de las personas, la CIDH ha resaltado la
urgencia de reflexionar sobre la importancia de la seguridad
ciudadana y el respeto a los derechos humanos, así como también
de adoptar acciones efectivas para prevenir, controlar y reducir el
crimen y la violencia.
Para comprender a cabalidad el papel del Estado como garante de los
derechos humanos, se hace necesario definir la seguridad ciudadana, la cual
OS
D
A
V
que las personas pueden vivir libres de lasR
amenazas
generadas por la
E
S
E
violencia y el delito, y el Estado
S Rtiene las capacidades necesarias para
O
H
garantizar y proteger
EClos derechos humanos directamente comprometidos
R
E
frente a D
las mismas”. De tal forma, la seguridad ciudadana está íntimamente
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos redujo a “situación en la
vinculada con aquellos derechos vulnerables frente a hechos violentos o
delictivos, tales como el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y
el derecho a la libertad personal, entre otros.
La Comisión también ha advertido que la violencia y la delincuencia
afectan gravemente la vigencia del Estado de Derecho, y por ello es
obligación del Estado prevenir y perseguir los delitos, pero siempre en el
marco del respeto a los derechos humanos. Igualmente, la Comisión plantea
que para el Estado de Venezuela existe “la obligación de combatir tal
situación por todos los medios legales disponibles, ya que la impunidad
propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la
total indefensión de las víctimas y sus familiares”.
Habiendo explicado la relación finalista entre el Estado venezolano y
los derechos humanos; recordando que pueden ser vulnerados no sólo por
autoridades oficiales, sino también por particulares; y evocando la obligación
del Estado de proveer a todos sus ciudadanos de seguridad, es pertinente
58
exaltar el bien común como principio fundamental del Estado Social de
Derecho.
Al respecto, la Sala Constitucional (2002) señala que el bien común,
entendiéndose como la realización del interés general, se sobrepone al
interés particular, y el mismo se logra manteniendo la solidaridad social, la
paz y la convivencia. Consecuentemente, las leyes deben tener por norte
esos valores y toda norma, o conducta fundada en alguna norma, que atente
contra dichos fines, se convierten en inconstitucionales.
OS
D
A
RV
Así pues, recordando que los derechos son por definición limitados y
E
S
E
SR
limitables, se debe hacer alusión a la potestad legislativa que posee el
HO
C
E
preservación
DEyRsalvaguardar el bien común. La limitación del derecho, indica
Estado para limitar los derechos humanos, en aras de buscar su
Casal (2012), en sentido estricto, se produce cuando luego de consagrar los
derechos en la Constitución, en la misma se condiciona, ya sea para reducir
el alcance de la facultad o libertad inicialmente protegida o, actuando de
conformidad al principio de unidad de la Constitución, para coordinar el
derecho con otros derechos o bienes constitucionalmente tutelados.
Al respecto, las limitaciones a los derechos humanos pueden emanar
únicamente de leyes, es una materia sometida a la reserva legal de la
Asamblea Nacional. Afecto a ello, Nikken (2006) explica “esto es un principio
universal del ordenamiento democrático” (p.26); por ejemplo, en el artículo 30
de la Convención Americana de Derechos Humanos, la Convención autoriza
para el goce de los derechos por ella reconocidos, sólo podrán emanar de
“leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para
el cual han sido establecidas”. Debe tomarse en consideración que la Corte
interpretó este artículo y delimitó el significado de leyes a únicamente las
normas jurídicas dictadas por los respectivos órganos legislativos.
59
No obstante, las restricciones que se pueden imponer a nivel legal a
derechos fundamentales con base a reservas específicas, o en normas
generales, que permitan al legislador su fijación, poseen naturaleza
constitutiva o cuasi-constitutiva, en la medida en que establezcan una
reducción de las posibilidades de goce y ejercicio del derecho no ordenada
por la Constitución, lo cual es aceptable siempre que sea compatible con
ésta; es decir, el legislador no debe restringir los derechos humanos hasta el
punto en que se afecte lo consagrado en la Constitución, sino su intervención
será ilegítima.
OS
D
A
Retomando el deber del Estado de vigilar
RVy sancionar la conducta
E
S
E menoscabe un derecho humano
R
antijurídica de los particulares
que
S
HOes importante destacar el concepto de política
C
anteriormente examinado,
E
R
E
D
criminal, la cual es una sección de la política pública que debe desarrollar de
manera permanente y sistemática el Estado, como una función de gobierno,
destinada a la planificación, ejecución y control de lineamientos preventivos y
represivos en la lucha de la criminalidad en Venezuela.
Para la consecución de dicho fin, el Estado debe valerse de todos los
instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de participación
ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar,
perseguir y sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de
responsabilidad penal.
Partiendo de esta idea, la política criminal comprende planear el
sistema de justicia penal; para Añez (2011) ello no supone únicamente la
creación de un marco normativo en función de cifras, tiene que ver además
con calidad de vida, se apoya en la educación, la salud, la nutrición, el
trabajo, la vivienda, el salario, la recreación, entre otros, es muchos más que
la policía, los tribunales y las cárceles; se trata de investigar, juzgar y
sancionar, pero también de desarrollar al pueblo.
60
Ahora bien, ya suficientemente estudiado el tema de la responsabilidad
del Estado de tutelar los derechos humanos, se hace inevitable resaltar el
papel de la sociedad civil en la búsqueda de dichos fines. Al respecto, en las
observaciones al Proyecto de Informe de la Comisión ut supra realizadas el
Ministerio Popular de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de
Venezuela, y citado por la misma Comisión, el agente de derechos humanos
destacó que:
“La corresponsabilidad entre el Estado y la Sociedad venezolana es
uno de los principios fundamentales que sustenta nuestra
Constitución, donde el Estado tiene sus funciones y
responsabilidades específicas y los ciudadanos tienen unos
derechos y obligaciones que cumplir en los asuntos públicos.
Dándole oportunidad a la sociedad para la consolidación de un
estado social de derecho y de justicia, en el cual ayude a la
consolidación de los derecho (sic) sociales fundamentales, como la
alimentación, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad social,
incluso en la defensa y seguridad de la nación”.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Si
bien
es
cierto
que
los
ciudadanos
también
acarrean
con
responsabilidades y deberes, en dicho informe la Comisión asevera que la
seguridad nacional como función de defensa del Estado frente a agresiones
externas es una obligación que corresponde al Estado, que posee el
monopolio de la fuerza pública y, por lo tanto, esta obligación no puede ser
extendida a la sociedad civil, ni puede colocarse a ésta en un plano de
igualdad respecto a dicho deber del Estado. Es decir, el Estado puede recibir
colaboración de la sociedad civil en ciertas materias de seguridad pero ello
no implica que la titularidad y responsabilidad respecto a tal obligación pueda
recaer también en instituciones ajenas al propio Estado.
Derechos Humanos
Los derechos humanos son las condiciones de la vida social de las
cuales el hombre prescinde para perfeccionar y afirmar su propia
personalidad; son derechos inherentes a la persona por su condición como
61
tal “como emanación de la dignidad humana”, así lo indica Casal (2008) y
añade que “su realización es un fin en sí mismo, por lo que no puede ser
instrumentalizada, en sus aspectos esenciales o constitutivos, en orden a la
consecución de un interés colectivo”(p.16). Siguiendo esta línea de ideas,
Nikken (2006) los define como atributos inherentes a la dignidad humana
motivo por el cual son superiores al poder del Estado.
Libertad Contractual. En principio, toda persona tiene el derecho de
decidir celebrar contratos, el contenido de los mismos y con quien
OS
D
A
aludir a la postura de Grocio (citado por Madrid,
RV2004) con respecto a los
E
S
E contractuales suponen el libre
R
contratos, explicando que losS
compromisos
O el hombre, al igual que tiene poder sobre sus
Hpues
C
ejercicio de la voluntad,
E
R
E
D
bienes, tiene completa soberanía sobre sus decisiones. De esta manera –
celebrarlos. Para comprender a cabalidad esta libertad resulta oportuno
afirma Grocio– un contrato es un acto voluntario por el cual una persona
promete alguna cosa a otra, con la intención de que ésta acepte y pueda, por
lo mismo, adquirir un derecho contra el promitente.
De conformidad con el Art. 1.133 del Código Civil venezolano, el
contrato se entiende como una “convención entre dos o más personas para
constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo
jurídico”, permitiendo a las partes a que, en el uso de su libertad contractual,
determinen libremente sus relaciones convencionales y, tal expresión de la
voluntad será́ obligatoria para ellas de acuerdo al Art. 1.159 de la norma in
comento.
Así́, al ser la autonomía de la voluntad, el pilar fundamental de las
relaciones contractuales, las partes pueden realizar cuantas convenciones se
les ocurran. Tal es la importancia de la voluntad en la formación de los
contratos, que ha llegado incluso a admitirse su carácter de principio general
del Derecho, en tanto es una expresión de la libertad de la persona, cuyo
62
reconocimiento por la Ley positiva se impone por exigencia de la Ley
natural46. En este sentido, podríamos considerarla inmersa, ante la ausencia
de una mención expresa, en la norma del artículo 20 de la Constitución de la
República,
según
el
cual
“Toda
persona
tiene
derecho
al
libre
desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que
derivan del derecho de las demás y del orden público y social”.
La consagración de la libertad contractual se encuentra contenida
dentro de la libertad económica; una de las implicaciones de este derecho es
OS
D
A
por esta libertad puedan ejercerse tan ampliamente
RV como sea posible,
E
S
Eque admite limitaciones.
R
tomando en cuenta que es un S
derecho
HO
C
E
ER encuentran su principal fuente en la Ley y en la noción
LosD
límites
que los poderes públicos han de procurar que las facultades comprendidas
tradicional
de
orden
público.
En
efecto,
el
propio
legislador,
por
consideraciones derivadas de la naturaleza de la propia relación, que
responden a exigencias éticas que reflejan principios de justicia o por simple
conveniencia, interviene en las relaciones contractuales para establecer
ciertas restricciones a través de normas imperativas. Por ejemplo, la
prohibición de celebrar contratos de seguro en caso de secuestro instaurada
en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.
Libertad Personal. Con respecto a la libertad personal, Moras Mom y
Damianovich (1972) estiman que la misma, es la potestad que tiene el
hombre de pensar, querer y hacer conforme a su propia voluntad, sin admitir
que por sobre ella exista otra individual o colectiva y reconociendo como
único límite el impuesto por la Constitución y la ley.
Como ya se ha mencionado en esta investigación al hablar del derecho
a la libertad personal, explica Casal (2012):
63
Se protege la facultad de la persona de autodeterminar la situación
en el espacio o, más precisamente, el derecho a nos obligada a
permanecer en un lugar determinado. Dicho más simplemente, se
tutela el derecho a abandonar el lugar donde uno se encuentre en
el derecho a marcharse.
La libertad es para el ser humano la expresión de su esencia. La
libertad es un bien que representa la misma naturaleza humana, de tal
manera que es una cosa incorporal debida por naturaleza a todo individuo de
la especie humana, sin distinción alguna. Al ser una cosa debida en virtud de
la esencia del hombre, como principio de operación, es lógico inferir que se
OS
D
A
RV hace que sea imposible
es inalienable e irrenunciable. Esta característica
E
S
E transacción económica, por la razón
R
S
considerar a la libertad como
objeto
de
HO
C
E
elemental de
DEserRintransferible la esencia del hombre.
trata de un derecho inherente a la persona humana. Y al serlo, obviamente
El hombre cuando ingresa a la sociedad no renuncia a su libertad, sino
que busca que el todo social, mediante la solidaridad y a través de la
promulgación
de
leyes
positivas
eficaces,
garantice
sus
derechos
fundamentales, entre los que sobresale, por su majestad, la libertad. La
sociedad civil espera que el Estado haga efectivo el uso y disfrute de la
libertad, y no conviene en que se sienten precedentes que, bajo la amenaza,
permitan que el hombre tenga precio, y que dadas las circunstancias de
indefensión en que ciertos delincuentes colocan a sus víctimas, los fines
esenciales del Estado se desdibujen para que las pretensiones ilícitas se
realicen sin obstáculo alguno. Admitir lo anterior implica que el hombre tenga
que asumir que pertenece a una sociedad desprotegida por el Estado, y que
la delincuencia puede, a su arbitrio, cambiar las normas del derecho fundadas en la racionalidad-, por las de un imperio fundado en la
arbitrariedad y en la fuerza bruta.
Integridad Personal. Como primera consideración, Guzmán (2007)
señala que el derecho a la integridad personal puede ser entendido como
64
aquel derecho humano fundamental que tiene su origen en el respeto a la
vida y sano desarrollo de ésta. El ser humano por el hecho de ser tal tiene
derecho a mantener y conservar su integridad física, psíquica y moral. La
integridad física implica la preservación y cuidado de todas las partes del
cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de las personas. La integridad
psíquica es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales,
psicológicas e intelectuales. La integridad moral hace referencia al derecho
de cada ser humano a desarrollar su vida de acuerdo a sus convicciones.
OS
D
A
Venezuela en su artículo 46 contempla el derecho
RV a la integridad personal
E
S
E tiene derecho a que se respete su
R
estipulando lo siguiente: “Toda
persona
S
HyOmoral”. De tal suerte, vendría a ser entendido el
C
integridad física, psíquica
E
R
E
D
derecho a la integridad personal como un conjunto de condiciones físicas,
Atento a lo expuesto, la Constitución de la República Bolivariana de
psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia, sin sufrir
ningún tipo de menoscabo en cualquiera de esas tres dimensiones. El
reconocimiento de este derecho implica, que nadie puede ser lesionado o
agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le
impidan conservar su estabilidad psicológica.
Como criterio internacional, se señala lo expuesto en sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los casos contra Honduras:
Velásquez Rodríguez, Godínez Cruz y Fairén Garbi y Solís Corrales, en la
cual se ha explicado como con la aprehensión de personas vulnera la
integridad de las personas, en este caso refiriéndose a la desaparición
forzada de personas, pero que también aplica en materia de secuestros,
expresando:
(…) El aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los
que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas
de tratamiento cruel e inhumanos, lesivas de la libertad psíquica y
moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto
65
debido a la dignidad inherente al ser humanos, lo que constituye,
por su lado, la violación de las disposiciones del artículo 5o. de la
Convención que reconocen el derecho a la integridad personal...
Por lo demás, las investigaciones que se han verificado donde ha
existido la práctica de desapariciones y los testimonios de las
víctimas que han recuperado su libertad demuestran que ella
incluye el trato despiadado a los detenidos, quienes se ven
sometidos a todo tipo de vejámenes, torturas y demás tratamientos
crueles, inhumanos y degradantes, en violación también al derecho
de la integridad física reconocido en el mismo artículo 5o. de la
Convención.
Asimismo, según Maldonado Aguirre (citado por Martiñón 2008) tanto
OS
D
A
RV
daño psicológico, por lo que existe igualmente
un perjuicio a la integridad
E
S
E
S deRla afectación psicológica, existen grados
psíquica de los allegados. Dentro
O
H
C
E
de perturbación.
Implica que con el secuestro, el extorsionado y el mismo
R
E
D
el rehén, el extorsionado y la gente allegada a las víctimas, pueden sufrir un
rehén pueden sufrir distintos grados de victimización.
Derecho a la Vida. El derecho a la vida es el bien jurídico fundamental
que tiene todo individuo humano a ser y a existir de acuerdo con su dignidad
de persona. El hombre, por su condición de persona, es titular de unos
derechos fundamentales, preexistentes a la ley positiva; la base de tales
derechos es el derecho a la vida, esto es, el derecho a ser y a existir. En el
ordenamiento jurídico venezolano se encuentra reconocido, en primer lugar,
en la Constitución la cual en su artículo 43 formula:
El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la
pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado será
responsable de la vida de las personas que se encuentren
privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o
sometidas a su autoridad en cualquier otra forma.
La vida pues, es el primero de los derechos fundamentales, y como tal,
es inviolable. Pero ello no significa que sea absoluto, no hay derechos
absolutos.
Todo
derecho
está
limitado,
básicamente
por
dos
razones: primero, porque si el sujeto de derecho es finito y, además,
66
limitado, es lógico que el objeto jurídico dominado por el sujeto ha de ser,
también, limitado, para que se establezca la proporcionalidad entre el sujeto
y el objeto en el derecho. Segundo, porque si existiera un derecho absoluto
se imposibilita la convivencia, pues el derecho del uno trasgrediría el del otro.
Es apenas natural que la convivencia limite las pretensiones de la vivencia.
Ni siquiera, pues, la vida humana constituye un derecho absoluto,
aunque sea inviolable. Y esto porque el hombre tiene su vida como bien
ordenado a unos fines. En sentencia de la Corte Constitucional de Colombia
OS
D
A
V sino dirigir la actividad
revocar ni obligar a renunciar al derecho a la
Rvida,
E
S
E
R
vital hacia los fines del ser humano”.
Por lo que se hace necesario distinguir,
S
O
H
C los límites del deber de conservar la vida y los límites
en consecuencia,E
entre
R
E
D propiamente dicho, a la vida.
del derecho,
mencionada ut supra, el magistrado recalca que “limitar no significa
En cuanto al límite del derecho a la vida, propiamente considerado, se
tiene el derecho social, que abarca los derechos de todos los individuos. La
sociedad en sí tiene un derecho que limita las pretensiones individuales, sin
embargo, no hay derecho contra el deber. “La vivencia no puede destruir la
convivencia, así como la parte no puede lesionar al todo”, así se expresa en
la sentencia ya mencionada. La vida humana se ordena a la convivencia
pacífica y ordenada, y se traduce en actos de solidaridad, sin que esto
comporte una renuncia, sino, como ya se anotó, un fortalecimiento social que
redunda en el bien del propio individuo. Es el orden jurídico que, al decir de
Hegel, concreta las libertades individuales, en tanto éstas coadyuvan a
realizar el fin racional de la sociedad.
Bases Legales
A los efectos legales que a esta investigación interesa, es menester
resaltar que para la realización del presente trabajo de investigación se
tomaron como sustento diferentes normas jurídicas pertenecientes a las
67
ramas tanto del Derecho Público como del Derecho Privado, siendo estas
leyes a saber, las siguientes:
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, publicada en
Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.908 en fecha 19 de febrero de 2009.
Como base legal primaria en la investigación presentada se toma lo
dispuesto en la Carta Magna, con prevalencia su parte dogmática, puesto
que en ésta parte se encuentran esbozados los derechos objeto de esta
OS
D
A
RV
investigación, de los cuales resultó indispensable su estudio para el logro
efectivo de los objetivos propuestos; siendo estos los citados a continuación:
E
S
E
R fines esenciales la defensa y el
S como
Artículo 3. El EstadoO
tiene
H
C
desarrollo de
la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio
E
R
E
democrático
de
la voluntad popular, la construcción de una
D
sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la
prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos
y consagrados en esta Constitución.
La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para
alcanzar dichos fines.
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al
principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y
ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para
los órganos del Poder Público de conformidad con esta
Constitución, con los tratados sobre derechos humanos
suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los
desarrollen.
Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por
parte del Estado a través de los órganos de seguridad
ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que
constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad
física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus
derechos y el cumplimiento de sus deberes.
La participación de los ciudadanos y ciudadanas en los
68
programas destinados a la prevención, seguridad ciudadana y
administración de emergencias será regulada por una ley
especial.
Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la dignidad y
los derechos humanos de todas las personas. El uso de armas
o sustancias tóxicas por parte del funcionario policial y de
seguridad estará limitado por principios de necesidad,
conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme a la ley.
Primeramente el derecho a la tutela del Estado, en el cual no sólo
tiene un papel activo como garante de los derechos humanos, sino que a su
OS
D
A
RV
vez incluye la conducta omisiva, el respeto a la dignidad humana.
E
S
E
SR
Artículo 43. El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá
establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El
Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren
privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o
sometidas a su autoridad en cualquier otra forma.
HO
C
E
ER
D
Del mismo modo, y tomando en cuenta la complejidad del derecho al
que se refiere, resulta pertinente referir lo que dispone el artículo 44 ejusdem
en donde se establece el derecho a la libertad personal, estableciendo que la
misma es inviolable.
Artículo 46. Toda persona tiene derecho a que se respete su
integridad física, psíquica y moral, en consecuencia:
1.
Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o
tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de
tortura o trato cruel, inhumano o degradante practicado o
tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la
rehabilitación.
2.
Toda persona privada de libertad será tratada con el
respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.
3.
Ninguna persona será sometida sin su libre
consentimiento a experimentos científicos, o a exámenes
médicos o de laboratorio, excepto cuando se encontrare en
peligro su vida o por otras circunstancias que determine la ley.
4.
Todo funcionario público o funcionaria pública que, en
razón de su cargo, infiera maltratos o sufrimientos físicos o
69
mentales a cualquier persona, o que instigue o tolere este tipo
de tratos, será sancionado o sancionada de acuerdo con la ley.
Ley contra el Secuestro y la Extorsión, dictada en fecha 05 de junio
de 2009 y publicada en Gaceta Oficial No. 39194.
La mencionada ley, tipifica en el artículo 3 el Delito de Secuestro
entendiéndose el mismo en los siguientes términos:
Artículo 3. Quien ilegítimamente prive de su libertad, retenga,
oculte, arrebate o traslade a una o más personas, por cualquier
medio, a un lugar distinto al que se hallaba para obtener de ella o
de terceras personas dinero, bienes títulos, documentos,
beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o
que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su
libertad, será sancionado con prisión de veinte a treinta años.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
R
Incurrirá
en la misma pena de veinte a treinta años cuando las
E
D
circunstancias del hecho evidencien la existencia de los supuestos
de hecho previamente mencionados, aun cuando dicho perpetrador
no haya solicitado a la víctima o terceras personas u obtenido de
ellas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u
omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de
cualquier manera sus derechos, a cambio de la libertad del
secuestrado o secuestrada.
Igualmente, la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión contiene en su
artículo 26 una disposición referente a la prohibición de otorgamiento de
créditos, fianzas y avales, señalando lo siguiente:
Artículo 26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier
suministro de recursos destinados al pago para la liberación de
secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes
incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o
sancionadas conforme a lo establecido en el artículo 11 de la
presente ley.
Por lo referido en mencionado artículo, se hace indispensable traer a
colación lo estipulado en el artículo 11 de ley in examine, referente a la
complicidad, estableciendo a estos efectos lo siguiente:
70
Artículo 11. Quien ejecute o realice cualquier actividad o
suministre algún medio, destinado a facilitar la perpetración de los
delitos previstos en la presente Ley, será sancionado con la pena
correspondiente al tipo delictivo perpetrado rebajado en una
cuarta parte, siempre que dicha actividad no se adecue a la
modalidad de autoría o determinación.
Cuando los supuestos establecidos en este artículo sean
perpetrados por personas jurídicas, serán sancionadas con las
multas previstas en las leyes que regulen la materia y sus
representantes serán sancionados o sancionadas de conformidad
con lo establecido en este artículo.
Cuando el cómplice informe oportunamente a la autoridad
competente la realización de cualquiera de las actividades
establecidas en este artículo, la pena prevista será rebajada en un
tercio.
OS
D
A
RV
E
S
E
De igual manera, el artículo
S R27 de la Ley contra el Secuestro y la
O
H
C prohibición con respecto a las empresas de seguros
Extorsión establece
Euna
R
E
D contemplando lo siguiente:
y reaseguros
Artículo 27. Se prohíbe todo contrato de seguro o reaseguro
nacional o extranjero que contemple pólizas de pago para la
liberación de la víctima o familiares de ésta por los delitos
contemplados en el capítulo II de la presente Ley.
Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro, el cual
contempla en su artículo 5 una definición de lo que comprende el contrato de
seguro, entendiendo el mismo bajo los siguientes términos:
Artículo 5. El Contrato de seguro es aquél en virtud del cual una
empresa de seguros, a cambio de una prima, asume las
consecuencias de riesgos ajenos, que no se produzcan por
acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del
beneficiario, comprometiéndose a indemnizar, dentro de los límites
pactados el daño producido al tomador, al asegurado o al
beneficiario, o a pagar un capital, una renta u otras prestaciones
convenidas, todo subordinado a la ocurrencia de un evento
denominado siniestro, cubierto por una póliza.
Las disposiciones del contrato de seguro se aplicarán a los
convenios mediante los cuales una persona se obliga a prestar un
servido o a pagar una cantidad de dinero en caso de que ocurra
71
un acontecimiento futuro e incierto y que no dependa
exclusivamente de la voluntad del beneficiario a cambio de una
contraprestación, siempre que no exista una ley especial que los
regule.
Con respecto a las causas para que surja un contrato de seguro, la
presente ley contempla una disposición en su artículo 11 la cual señala lo
siguiente:
Artículo 11. Todo interés legítimo en la no materialización de un
riesgo, que sea susceptible de valoración económica, puede ser
causa de un contrato de seguros. Pueden asegurarse las
personas y los bienes de lícito comercio en cuya conservación
tenga el beneficiario un interés pecuniario legítimo.
OS
D
A
RV
E
S
E
S Rde seguro señala, en su artículo 30, lo
Asimismo, la ley delO
contrato
H
ECpor riesgo, estipulando lo siguiente:
que debe entenderse
R
E
D
Artículo 30. Riesgo es el suceso futuro e incierto que no
depende exclusivamente de la voluntad del tomador, del
asegurado o del beneficiario, y cuya materialización da origen a
la obligación de la empresa de seguros. Los hechos ciertos,
salvo la muerte, y los físicamente imposibles, no constituyen
riesgo y son inasegurables.
Tampoco constituye riesgo la incertidumbre subjetiva respecto a
determinado hecho que se haya cumplido o no.
De igual manera, la ley in comento consagra lo que debe entenderse
por interés asegurable, señalando al respecto que el interés asegurable se
entiende como:
Artículo 57. Todo interés económico, directo o indirecto, en que un
siniestro no se produzca, puede ser materia del seguro contra los
daños. La ausencia de interés asegurable al momento de la
celebración del contrato produce la nulidad del mismo.
En un mismo contrato podrán estar incluidas coberturas para
amparar diversos riesgos o tipos de seguro; pero deberán cumplir
con las disposiciones establecidas para cada seguro en particular.
72
En concatenación con lo mencionado anteriormente resulta pertinente
hacer referencia al artículo 89 del Título IV de la mencionada ley referente al
contrato de seguro de personas el cual contempla el interés asegurable y su
subrogación en los siguientes términos:
Artículo 89. Los seguros de personas pueden cubrir un interés
económico o referirse a una prestación independiente de una
pérdida patrimonial. En éstos la empresa de seguros no puede
subrogarse en los derechos del asegurado o el beneficiario
contra terceros con ocasión del siniestro salvo en las pólizas de
hospitalización, cirugía y maternidad.
OS
D
A
RV
Como última consideración, se hace menester señalar que para la
E
S
E
SR
realización del presente trabajo de investigación se hizo uso del Derecho
HO
C
E
ER lo dispuesto en la Sentencia de la Corte Constitucional
reiteradas
Docasiones
Comparado, utilizando como base jurisprudencial para la investigación en
de la República de Colombia N° C-542/93 dictada el veinticuatro de
noviembre de 1993 por el Magistrado Jorge Arangano Mejía, en la cual se
resuelve lo relativo a la nulidad de los artículos 12 y 16 referentes a la
celebración indebida de contratos de seguro y las sanciones imponibles al
servidor público previstas en la Ley 40 de 1993.
73
Matriz de análisis
Analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro
prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.
Objetivos
específicos
Categoría
Subcategoría
Examinar la
prohibición de pago
de rescate en caso de
secuestro prevista en
la legislación de la
República Bolivariana
de Venezuela.
La prohibición de
pago de rescate
Delito de Secuestro
Prohibición de pago de
rescate
Ley contra el Secuestro y
la Extorsión (2009)
OS
D
A
RV
Legítima defensa
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Revisar la prohibición
de contratación de
seguros en caso de
secuestro en la
legislación de la
República Bolivariana
de Venezuela
El secuestro
como riesgo
asegurable
Evaluar la prohibición
de contratación de
seguros y de pago de
rescate desde la
concepción
proteccionista del
Estado con respecto
a los derechos
humanos en caso de
secuestro en la
legislación de la
República Bolivariana
de Venezuela
El Estado garante
de Derechos
Humanos
Estado de necesidad
Figura ética del mal
menor
Contrato de Seguro
Riesgo Asegurable
Contrato de seguro de
secuestro
Ley contra el Secuestro y
la Extorsión (2009)
Decreto con Fuerza de
Ley del Contrato de
Seguro (2001)
Prohibición del contrato
de seguro de secuestro
Estado garantista
Libertad Contractual
Derechos Humanos
Libertad personal
Integridad Personal
Derecho a la vida
74
Unidad de análisis
Constitución de la
República Bolivariana de
Venezuela.
Ley Contra el Secuestro y
la Extorsión (2009)
Convención Americana
de Derechos Humanos.
Sentencia de la Corte
Constitucional de
Colombia (C-542/93)
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
D
HO
C
E
ER
CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
CAPITULO III
MARCO METODOLÓGICO
El presente capítulo establece el tipo de metodología utilizada para
alcanzar los objetivos de investigación propuestos, describiendo el tipo y diseño
de estudio, identificando a su vez los instrumentos empleados para recolectar
la información, así como la validez de los mismos. En este mismo orden de
ideas, este capítulo tiene como naturaleza describir la técnica a seguir para
OS
D
A
RV
analizar los datos que resultaron necesarios para la realización del trabajo de
E
S
E
SR
investigación aquí presentado.
Tipo de Investigación
HO
C
E
ER
D
Respecto
al
tipo
de
investigación,
se
toma
como
primera
consideración lo señalado por los autores Tamayo y Tamayo (2004), quienes
señalan que el tipo de investigación se determina de acuerdo con el tipo de
problema que el investigador desea solucionar, los objetivos que éste
pretendió lograr y de la disponibilidad de todos los recursos que se necesiten
para la culminación del estudio.
De las evidencias anteriores y en atención al nivel de conocimiento y a
la problemática objeto del presente estudio y a los objetivos que se
pretenden lograr, puede afirmarse que esta investigación se enmarca en la
categoría de investigación descriptiva. Al respecto, Navarro y Nava (1996)
señalan que la investigación de tipo descriptivo es aquella cuyo objetivo
principal es señalar de forma rigurosa y sistemática, las características,
funciones, frecuencias, relaciones de asociación de determinado fenómeno o
hecho interno o externo, por cuanto comprende la descripción, registro,
análisis e interpretación de la naturaleza actual y la composición o procesos,
relaciones internas y externas de los hechos o fenómenos objeto de estudio,
76
su grado de acercamiento hacia la explicación definitiva ya que se formula y
comprueban hipótesis como aporte al campo respectivo.
Según lo planteado, se hace especial mención a que la presente
investigación por su naturaleza, responde a un tipo de investigación jurídica.
A este respecto, se trae a colación lo afirmado por Nava (2008) respecto a la
investigación jurídica:
La investigación jurídica constituye el proceso mediante el cual el
investigador, guiándose por lo pautado por el método científico,
pretende descubrir las soluciones adecuadas para transformar la
realidad social, es decir, encontrar las respuestas más acertadas
para los problemas que plantea la vida en sociedad, a través de
aplicación de la norma jurídica y la creación de nuevas instituciones
o modificación de las ya existentes, así como también, la
elaboración de proyectos, o nuevas leyes o la reforma de las
vigentes, solventar lagunas en la doctrina, entre otros aportes
(p.10).
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Partiendo de los planteamientos de Hernández, Fernández y Baptista
(2008) acerca de los elementos básicos a considerar para efectuar la
clasificación de una investigación de acuerdo al tipo; referidos al estado del
conocimiento del tema a investigar y el enfoque que se le pretende dar al
estudio; se ubica a la presente investigación dentro del tipo jurídica
descriptiva. Por lo que se trae a colación lo señalado por Sánchez (2007)
quien al respecto expone:
La investigación jurídica descriptiva tiene como objeto lograr la
descripción del tema que se estudia, interpretando lo que es.
Utiliza el método de análisis y de esta forma el problema jurídico
se descompondrá en sus diversos aspectos permitiendo ofrecer
una imagen desde el funcionamiento de una norma o institución
jurídica tal y como es. Se trata de estudios en los cuales se
registra con precisión una amplia variedad de características de
una situación referida a un fenómeno o una población
determinada”. (p.55)
Atendiendo a lo expuesto, se afirma que la presente investigación
responde al tipo jurídico descriptiva, ya que la misma se basa en la
77
interpretación y análisis de leyes de la República Bolivariana de Venezuela,
como lo son la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley
contra el Secuestro y la Extorsión (2009), la Ley del Contrato de Seguro
(2001), la ley de la Actividad Aseguradora (2010) así como jurisprudencia
tanto nacional como internacional con el fin de dar efectivo desarrollo a los
objetivos planteados en el presente trabajo de investigación.
Diseño de la Investigación
OS
D
A
RV
El plan general de las investigaciones está constituido por el diseño,
pues a través de él es posible obtener las respuestas a los objetivos de la
E
S
E
SR
investigación. El diseño desglosa las tácticas para generar información
HO
C
E
señalado por
Hurtado (2007), quien al respecto señala que el diseño de
DER
correcta e interpretable. A estas consideraciones, tomamos como base lo
investigación se refiere a donde y cuando se recopila la información, así como
la amplitud de la información a recopilar, de modo que se pueda dar respuesta
a la pregunta de investigación de la forma más idónea posible.
El diseño de la investigación, según lo señalado por Sabino (2002)
tiene por objeto proporcionar un modelo de verificación que permita contrastar
hechos con teorías, remitiendo a un plan coherente de trabajo para recabar y
analizar los datos relacionas con la realidad en el estudio. Asimismo, se
constata que el presente estudio es de tipo no experimental, ya que las
variables de estudio no serán manipuladas sino que las mismas serán
analizadas y observadas tal y como se presentan en su contexto actual.
Hernández, Fernández y Ballestero (2006), definen la investigación no
experimental como aquella en la cual no se construye ninguna situación, sino
que se observan situaciones ya existentes, no provocadas intencionalmente
por el investigador. Con base a lo anteriormente expuesto, los mencionados
78
autores ubican la investigación de tipo descriptiva dentro del tipo de
investigaciones no experimentales.
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, para determinar el diseño de
investigación al que responde el presente trabajo de investigación se tomó
como base lo planteado por Arias (2006) quien señala lo siguiente:
La investigación documental es un proceso basado en la
búsqueda, recuperación, análisis crítica e interposición de datos
secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros
investigadores,
en
fuentes
documentales:
impresas,
audiovisuales o electrónicas. Como en toda investigación, el
propósito de este diseño es el aporte de nuevos conocimientos
(p.27).
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
Aunado al criterio de Arias (2006), respecto a lo que constituye una
D
investigación de tipo documental, Finol (1996), refiere que la misma es un
proceso sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización,
descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes
documentales existentes en tomo a una problema, con el fin de encontrar
respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento
humano.
Según lo anteriormente esbozado, se observa que la presente
investigación se enmarca dentro del tipo documental en virtud de que la
misma se sustenta en el análisis y recolección de textos jurídicos y
jurisprudenciales
pertinentes
en
la
materia,
así
como
de
fuentes
documentales de carácter bibliográfico como trabajos de investigación, libros
y artículos arbitrados.
Atendiendo a las consideraciones anteriores, se afirma que la presente
investigación contiene un diseño documental, ya que la información de datos
que se utilizan en ella, se encuentran previamente recolectados y procesados
en otras investigaciones, o pertenecen a texto legales ya existentes a cuya
79
revisión se procede con el objeto de analizar la prohibición de contratación y
pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República
Bolivariana de Venezuela.
Fuentes de la Información
Al referir lo conducente a las fuentes de la Información que presenta la
investigación descrita, se toma como criterio vinculante lo expuesto por
Dankhe (1986) quien clasifica a las fuentes de información de la siguiente
OS
D
A
RV
manera:
E
S
E
S Ro revisión de la literatura y proporcionan
investigación bibliográfica
O
H
C
datos
deE
primera mano.
R
E
D
b. Fuentes secundarias o indirectas: consiste en compilaciones,
a. Fuentes primarias o directas: constituyen el objetivo de la
resultados y listados de referencias publicadas en un área de
conocimiento en particular, es decir, procesan la información de
primera mano.
Tomando como consideración lo explanado por el mencionado autor, se
señalan como fuentes primarias de la investigación la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela (1999), la Ley Contra el Secuestro y la
Extorsión (2009), el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro
(2001) y doctrina de diferentes autores, entre ellos Casal (2012), Grisanti
(2010), Nikken (2006), Morles (2001), entre otros.
Como fuentes secundarias de la investigación se utilizaron diversos
trabajos de grado, artículos arbitrados y jurisprudencia nacional e
internacional sobre el tema que a esta investigación compete.
80
Técnicas de Recolección de Datos
Sobre la técnica de recolección de datos, señala Ugel (2011) que la
misma es un proceso meticuloso y difícil, pues requiere un instrumento de
medición que sirva para obtener la información necesaria para estudiar un
aspecto o el conjunto de aspectos de un problema.
De igual forma, Arias (2006) define a la técnica de recolección de datos
como las distintas formas o maneras de obtener información, además, acota
OS
D
A
RV
que siendo ejemplo de la misma de forma oral o escrita como vienen a ser
cuestionarios, análisis documentales, entre otros.
E
S
E
R
S
En este mismo orden
de ideas, Nava (2004) define la técnica de
O
H
ECcomo un medio que permite aprehender la información
recolección E
deR
datos
D
útil para llevar a cabo la comprobación de la hipótesis o el desarrollo del
esquema, la técnica empleada en la investigación descriptiva, es la
observación documental.
En concordancia con lo expuesto por el autor Nava (2004) se observa
que la presente investigación aplicó la observación documental, método que
permitió desarrollar teóricamente tanto en libros como en leyes, trabajos de
grado y demás documentos escritos relacionados con el tema objeto de la
investigación.
En efecto, una de las técnicas que se llevó a cabo en esta investigación
fue
la
observación
documental
de
textos
legales,
doctrinarios
y
jurisprudenciales, que permitieron obtener la información suficiente para
llevar a cabo los objetivos planteándose relación a la materia objeto de
investigación, y con ello, arribar a los resultados que se derivaron de los
mismos. En general. Con la observación documental se persigue realizar el
análisis de las diversas fuentes para así lograr de manera precisa y veras el
objeto de estudio.
81
Técnicas de Análisis de la Información
En la concepción de Olaso (1998), la hermenéutica jurídica es aquella
que permite determinar el sentido de las palabras empleadas en la ley, así
como el significado del lenguaje jurídico, buscando descomponer los
elementos que conforman el pensamiento del legislador para hacerlo más
comprensible y así, integrarlo al trabajo de investigación, es por ello que la
hermenéutica jurídica ofrece los principios doctrinales y jurisprudenciales
adecuados, a seguir para la obtención de una correcta interpretación
OS
D
A
RV
De acuerdo al criterio expresado por Cabanellas (2001) la hermenéutica
E
S
E
SR
jurídica, por excelencia, es la que pretende descubrir para su mismo
HO
C
E
R
legislador
explicar el sentido de una disposición
DoE
comprender o para los demás revelar el verdadero pensamiento del
Guardando relación con lo anteriormente expuesto, se afirma que la
presente investigación utiliza como técnica de análisis de datos la
hermenéutica jurídica, en consideración de que para el efectivo desarrollo de
los objetivos planteados se hace necesario el análisis de textos legales y
jurisprudenciales sobre la materia con la finalidad de dar respuesta a las
interrogantes planteadas.
82
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
CAPITULO IV
Análisis de los Datos
83
CAPITULO IV
Análisis de los Datos
Una vez realizado el análisis de la información recabada en la
presente investigación, con fundamento a los planteamientos teóricos,
OS
D
A
RV
doctrinales y jurisprudenciales que resultaron necesarios para llevar a cabo el
desarrollo del objetivo general de la presente investigación, el cual consiste
E
S
E
SR
en analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en
HO
C
E
R indispensable dedicar el presente Capítulo al análisis
Venezuela,
DEresulta
caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de
individual y detallado de cada uno de los objetivos planteados en el Capítulo
I. Siendo el primero de ellos el expuesto a continuación:
Examinar la Prohibición de Pago de Rescate en Caso de
Secuestro Prevista en la Legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.
Como primera consideración respecto al desarrollo del presente
objetivo, se parte de la base conceptual del delito de secuestro, entendiendo
al mismo como un acto por el cual se da la privación ilegítima de la libertad
de una o varias personas con el propósito de obtener de ella, o de terceras
personas, dinero, bienes títulos, documentos, beneficios, acciones u
omisiones que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su
libertad; esta sería la definición genérica del tipo penal de conformidad al
artículo 3 de la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009).
Ahora bien, dentro de dicha definición se encuentra el secuestro con
fines económicos, así denominado por la doctrina, que consiste en la
84
privación ilegítima de libertad de una persona para exigir por su libertad un
rescate; entendiendo al rescate como la recuperación mediante pago o por la
fuerza de algo que estaba en poder ajeno, y que en el caso específico del
secuestro se refiere a la suma de dinero que se entrega a los secuestradores
para librar a la víctima y obtener así, la restitución de su libertad personal. A
los efectos de esta investigación, es propicio resaltar que el secuestro con
fines económicos es la forma más generalizada de comisión de este delito.
Con respecto a este tipo penal, es necesario recalcar que el bien
OS
D
A
V de tránsito o de
Islas (2002), específicamente se tutela laRlibertad
E
S
E
R
locomoción, también llamada libertad
ambulatoria, que consiste en la libertad
S
O
H
de movimiento personal;
EC explica Polaino (citado por Islas, 2002), que se
R
E
D una condición imprescindible para que la persona pueda
valora como
jurídico tutelado es, en sentido amplio, la libertad física de las personas. Para
realizarse en las distintas esferas vitales individuales o sociales, alcanzando
sus necesidades en la relación social.
Al respecto de quienes pueden ser objeto de esta práctica ilícita,
Mendoza (1971), señala que puede haber pluralidad de sujetos pasivos, que
serían el secuestrado y los terceros a quienes se les cause el daño
patrimonial; esto se debe al carácter pluriofensivo del delito de secuestro. En
primer lugar, este delito afecta la libertad personal del secuestrado, con ello
se busca la obtención de un beneficio; y de ello se deriva el flagelo a la
propiedad, al patrimonio económico de la víctima, al de sus parientes o
personas más allegadas. Asimismo, no puede hablarse de la privación de la
libertad con la finalidad de obtener un beneficio económico sin tomar en
consideración la vulneración de la integridad personal y el derecho a la vida
de la víctima del secuestro; es por ello que estos derechos también están
tutelados por dicho tipo penal.
85
En relación a lo recién esbozado, es prudente añadir que el delito de
secuestro se perfecciona al momento de privar de su libertad a alguien,
indistintamente de si la finalidad del hecho ilícito fue conseguida, es decir, se
incurre en delito de secuestro aun cuando el pago del rescate no fue
consumado; inclusive, en la Ley Contra el Secuestro y Extorsión (2009),
acarrea la misma sanción tanto para el perpetrador que haya solicitado un
pago a cambio de la libertad del secuestrado, como para aquél que no haya
exigido u obtenido un beneficio patrimonial del mismo.
S
O
D
A
presente objetivo de investigación la figura del V
Rrescate, específicamente la
E
S
E
prohibición del pago del mismo,
resulta indispensable señalar que la
R
S
O
legislación venezolana,
CHen la norma in comento, constituye como un ilícito
E
R
E de suministrar cualquier tipo de pago para la restitución de la
penal el D
hecho
Ahora bien, tomando como eje fundamental para el desarrollo del
libertad del secuestrado, consagrando esta prohibición en los siguientes
términos:
Artículo 26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier
suministro de recursos destinados al pago para la liberación de
secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes
incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o
sancionadas conforme con lo establecido en el artículo 11 de la
presente Ley.
Por lo referido en el artículo recién mencionado, se hace indispensable
traer a colación lo estipulado en el artículo 11 de la ley in examine, referente
a la complicidad, estableciendo a estos efectos lo siguiente:
Artículo 11. Quien ejecute o realice cualquier actividad o suministre
algún medio, destinado a facilitar la perpetración de los delitos
previstos en la presente Ley, será sancionado con la pena
correspondiente al tipo delictivo perpetrado rebajado en una cuarta
parte, siempre que dicha actividad no se adecue a la modalidad de
autoría o determinación.
Cuando los supuestos establecidos en este artículo sean
perpetrados por personas jurídicas, serán sancionadas con las
86
multas previstas en las leyes que regulen la materia y sus
representantes serán sancionados o sancionadas de conformidad
con lo establecido en este artículo.
Cuando el cómplice informe oportunamente a la autoridad
competente la realización de cualquiera de las actividades
establecidas en este artículo, la pena prevista será rebajada en un
tercio.
Sobre la base de lo plasmado por el legislador en los artículos que
anteceden, se dice entonces que el pago del rescate tiene un objeto ilícito;
para entrar a considerar esta ilicitud se debe analizar el pago de un rescate
OS
D
A
evidente que tanto exigir como recibir un rescate
RV es un acto ilícito civil y
E
S
E
penalmente.
R
S
HO
C
E
ER a quien paga un rescate, se infiere que la intención del
EnDcuanto
desde dos perspectivas: el de quien lo hace y el de quien lo exige, siendo
legislador al prohibir dicho acto es en razón del bien común; ello deriva de la
presunción de que cada rescate pagado simboliza una pretensión satisfecha
para los delincuentes, es decir, mientras más secuestros sean pagados, más
rentable será para los secuestradores llevar a cabo este delito, y mientras
más rentable sea llevar a cabo este delito, mayor será el incremento del
mismo.
A estos efectos, Álvarez y Madriñán (2001) afirman que ciertamente el
pago del secuestro contribuye con la delincuencia, pues al lucrarse ésta con
los secuestros se van a perpetuar más las retenciones de personas. Pero
que, indiferentemente, en estos casos el peligro del secuestrado siempre es
grave e inminente, por el contrario, el peligro de la sociedad es simplemente
potencial; adicionalmente, aseveran que el creciente número de secuestros
no se debe a que se estén pagando los rescates, sino que tiene su causal en
la incapacidad de las autoridades para proteger al individuo.
87
Siguiendo con el tema de la ilicitud en la que incurre quien paga un
rescate, es necesario tomar en cuenta que el consentimiento de quien es
obligado a pagar un rescate, está viciado por la fuerza, lo que constituye un
vicio en la voluntad del sujeto; y este vicio hace que no sea posible tener en
cuenta el supuesto objeto ilícito, ya que el sujeto víctima del delito de
secuestro que transgredió el precepto estipulado en la norma, no lo hace por
capricho, ni con alevosía, sino que actúa legítimamente por encontrarse en
un estado de necesidad.
S
O
D
A
las causas de justificación que excluyen la antijuricidad
RV en Venezuela; estas
E
S
E por el resto de los ordenamientos
causales son iguales a las aceptadas
R
S
O o española, reiterada a su vez por la doctrina
H
jurídicos de inspiración
italiana
C
E
DERen la ciencia penal. De esta manera, el Código Penal
más reputada
Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar
venezolano enumera en su artículo 65 una serie de causales eximentes de
antijuricidad, siendo estás las siguientes:
Artículo 65. No es punible:
1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los
limites legales.
2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este
caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena
correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la
orden ilegal.
3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre
que concurran las circunstancias siguientes:
a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el
hecho.
b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla.
c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber
obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el
hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o
terror traspasa los límites de la defensa.
4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o
la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado
voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. 88
Del referido artículo se debe destacar, a los fines de la elaboración del
presente objetivo, las causales esbozadas en los numerales tercero y cuarto,
las referentes a la legítima defensa y el estado de necesidad. En primer lugar
corresponde el estudio de la legítima defensa, explicada por Jiménez (citado
por Mendoza, 1975) como:
Repulsa de la agresión ilegítima, actual o inminente, por el
atacado o tercera persona, contra el agresor, sin traspasar la
necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los
medios empleados para impedirla o repelerla (p.13)
OS
D
A
RV
Asimismo, Cárdenas (2005) concluye, que esta causa de justificación
E
S
E
S R a la agresión injustamente recibida,
una reacción necesaria y proporcionada
O
H
C la salvaguarda de los derechos personales o de
Epara
actual o inminente
R
E
D
consiste en una institución jurídico-penal reconocida por el Derecho, como
terceros y que exime la responsabilidad penal por eliminar la antijuricidad del
hecho; compilando así, en un único concepto, las tres condiciones para
configurarse esta causal.
La legítima defensa requiere ser apreciada en cada caso concreto por
los jueces de la República; por lo que compete, en relación a la prohibición
de pago de rescate en caso de secuestro, considerar si el individuo, al
incurrir en dicha acción ilícita, está actuando en legítima defensa de sus
derechos o de terceros allegados al mismo. Ahora bien, se hace necesario
revisar cada una de las condiciones enunciadas en el tercer numeral del
artículo ut supra y concatenarlas con el caso estudiado en cuestión.
La primera condición dicta “Agresión ilegítima por parte del que
resulta ofendido por el hecho”; esta circunstancia es el hecho inicial que
provoca el ejercicio del derecho de la legítima defensa, se entenderá que la
agresión en este caso es la comisión del secuestro.
89
En segundo plano, se requiere “Necesidad del medio empleado para
impedirla o repelerla”; a ello corresponde agregar que la necesidad de la
defensa supone la proporcionalidad entre el ataque y la reacción, esta última
no debe ser mayor a la anterior. Ahora bien, el secuestro es un delito que
agravia desmedidamente en comparación con la respuesta de la víctima que
sería el pago de un rescate; que a pesar de ser ilícita, consiste en una
medida cuyos efectos negativos no son equiparables con los del secuestro.
Además, la inminente amenaza de atentar contra la vida propia o de un
familiar en caso de no realizar un pago, determina con claridad la necesidad
de quien está empleando el medio prohibido.
OS
D
A
RV
E
S
E
Sin embargo, es reprochable
S R que el único medio ante un caso de
O
H
secuestro sea el pago
ECdel rescate, puesto que el sujeto que realiza el pago
R
E
D
tiene el deber de acudir a las autoridades competentes para denunciar el
delito; dichas autoridades tienen la obligación de ejecutar los procedimientos
pautados en las distintas leyes que regulan los órganos de seguridad y
defensa, para así recobrar la libertad del afectado, resguardando en lo
posible la integridad personal del mismo.
A tal efecto, es necesario considerar que los órganos de inteligencia
venezolanos no pueden dar una garantía de eficiencia absoluta, puesto que
una operación de rescate de un secuestrado puede acarrear con muchos
riesgos para la víctima, y además no puede imponerse a un ciudadano a que
confíe su vida o la de un familiar, a las mismas autoridades que fallaron en
garantizar su seguridad.
Retomando las supuestos que deben configurarse para que se de la
condición de la legítima defensa es la “falta de provocación suficiente de
parte del que pretenda haber obrado en defensa propia(…)”. A menos de
tratarse de un caso de “autosecuestro”, tipificado en la Ley Contra el
Secuestro y la Extorsión en su artículo 4 como simulación de secuestro, en
90
líneas generales, los ciudadanos no ejercen actos indebidos que conlleven a
ser privados de libertad a manos de particulares, o mucho menos se
convierten en víctimas por imprudencia de los mismos; cualquiera puede ser
objeto de un secuestro, por lo que no existe excitación, por parte de quien es
víctima, para ser secuestrado.
Atendiendo a la legítima defensa como el ejercicio de un derecho,
añade Dennedieu de Vabres (citado por Mendoza Troconis, 1971) que:
OS
D
A
RV
Si la persona atacada que se defiende no debe ser castigada, es
porque ella ha hecho un servicio a la sociedad. La sociedad no
tiene ningún interés en castigar a la persona que ha resistido una
agresión injusta. El acto es moralmente irreprochable y
socialmente útil. Por eso, la legítima defensa, siendo el ejercicio de
un derecho, excluye toda responsabilidad, sea penal, sea civil. Y
aún puede agregarse que no solamente es un ejercicio de un
derecho sino también el cumplimiento de un deber (p.39).
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
Tomando en cuenta las observaciones planteadas, es necesario
agregar que quien esté pagando un rescate está haciendo uso de los medios
a su alcance para proteger la vida y preservar la integridad personal propia o
ajena; sacrificando, para dicho fin, su patrimonio. A tal efecto, y tomando en
cuenta que se cumplen las condiciones explicadas ut supra, puede decirse
que sí se configura la causal de justificación, es decir, quien paga un rescate
para restituir su libertad o la de otro, está obrando en ejercicio de un derecho
y en su legítima defensa, lo cual lo exime de ser imputado.
Por otro lado, también debe tomarse del artículo mencionado lo
dispuesto en el ordinal cuarto; el mismo enuncia que no es punible “el que
obra constreñido por la necesidad de salvar a su persona, o la de otro, de un
peligro grave e inminente, al cual no haya dado voluntariamente causa, y que
no pueda evitar de otro modo”. Y esto es lo que se denomina “estado de
necesidad”.
91
Es por esto que a continuación se entra a analizar lo que comprende
el estado de necesidad, teniendo como primera consideración lo esbozado
por Von Liszt (citado por Jiménez, 1973), quien refiere que el estado de
necesidad es una situación de peligro actual de los intereses protegidos por
el derecho, en el cual no queda otro remedio que la violación de los intereses
de otro bien jurídicamente protegido. Señala por igual, Jiménez (1973), que
“el estado de necesidad es una causa de justificación con todas sus
consecuencias; es decir, una causa excluyente de antijuricidad” (p. 306).
OS
D
A
V
esta prohibición de pago de rescate, lo hace por
en un estado de
Rencontrarse
E
S
E
necesidad. En este sentido deben
S Rexaminarse cada uno de los supuestos
O
H
C de justificación referida, en yuxtaposición a los
que constituyen la
Ecausal
R
E
D
De modo que quien obra en contravención de la ley, transgrediendo
efectos del secuestro, y así verificar la idoneidad de la alegación del estado
de necesidad cuando se es víctima de este delito, de lo que resulta lo
siguiente:
1. La víctima del secuestro se encuentra en peligro grave e inminente de
perder su vida. Y no obstante, ha perdido ya, así sea solo transitoriamente,
su libertad. Por lo que se perfecciona el primer supuesto.
2. Tampoco puede decirse que el secuestrado, o sus parientes o
allegados, hayan causado intencionalmente o por imprudencia, el peligro en
que se encuentran. Puesto que precisamente la posición que detentan es la
de víctimas. Razón por la que se verifica el segundo supuesto.
3. Tal peligro, en la mayoría de los casos, no es evitable de una manera
diferente al pago del rescate a los delincuentes. Ya que por desgracia, y
como fue mencionado anteriormente, la acción de las autoridades no
siempre impide la comisión de este delito, ni consigue la liberación de la
92
víctima por sus propios medios de manera célere. Por lo que se verifica el
tercer supuesto del estado de necesidad.
Basándose en las consideraciones previamente explanadas, resulta
claro que es perfectamente aplicable el estado de necesidad a las víctimas
del delito de secuestro; siendo esto así, se asevera que quien emplea sus
bienes para salvar la vida y recobrar la libertad, ya sea propia o ajena, actúa
conforme a derecho, es decir, no se podría entender como un delito; quien
paga un rescate tiene a su favor la causal de justificación analizada, siendo
OS
D
A
RV
entonces, una actuación apegada a una disposición legal.
E
S
E
SR
Surge entonces la necesidad de plantear una serie de interrogantes,
HO
C
E
ER de la República de Colombia, quien a su respecto se
la Corte D
Constitucional
esbozadas por el Magistrado Arango (1993) en Sentencia No. C-542/93 de
plantea lo siguiente:
¿Cómo negar que obra en legítimo ejercicio de un derecho,
quien emplea sus bienes en la defensa de la vida o de la
libertad, propias o ajenas?, ¿Habrá, acaso, un destino más noble
para el dinero que la salvación de la vida o de la libertad propia,
o de un semejante unido por los lazos de la sangre o del
afecto? Y, ¿Cómo pretender que no se encuentre en estado de
necesidad quien actúa para salvar la vida de un secuestrado y
recuperar su libertad? (s/p).
Bien es sabido, que la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009),
es un instrumento que nace con el fin de incrementar la garantía estatal de
los bienes jurídicos fundamentales, reconocidos y consagrados en la
Constitución de la República, como lo son: la vida, la libertad y el derecho a
la propiedad de los ciudadanos. Sin embargo, se observa como esta
prohibición dificulta la protección de derechos subjetivos individuales,
partiendo de la consideración de que el pago de un rescate efectuado por un
ciudadano implica una actuación legítima en defensa de los derechos
constitucionales de un tercero o propios; por lo que cuando el Estado le
93
niega esta posibilidad por medio de la referida prohibición, está poniendo en
peligro el derecho a la vida, a la libertad y a la integridad del secuestrado,
pues se impide que la víctima del delito y sus allegados asuman
directamente su propia defensa aun encontrándose en un estado de
necesidad.
Basta analizar el delito de secuestro en relación con esta causal de
justificación, recordando que la misma no es capricho del legislador, sino que
su existencia se deriva del reconocimiento de la primacía de los derechos de
OS
D
A
V defensa y en la de sus
los ciudadanos la autorización para obrar en
Rsu
E
S
Eestado de extrema necesidad.
R
semejantes cuando se encuentre
en
un
S
HO
C
E
R ser cierto que el hecho de que los ciudadanos negocien
Epudiera
SiD
bien
la persona, reconocimiento que implica que la impotencia del Estado otorga a
con los delincuentes es una conducta reprochable desde la perspectiva del
Estado, debido al presupuesto de que quien paga un rescate causa un
perjuicio a la comunidad porque fortalece económicamente a los delincuentes,
y con esto se aumenta la posibilidad de nuevos secuestros; no es menos
cierto que este sería un análisis muy somero del problema, por cuanto el
hecho de que una persona se encuentre secuestrada es el reflejo de la
incapacidad del Estado para protegerla.
Entonces, impedir que la persona que se encuentra en esta situación
se defienda, tipificando como delito que utilice los medios, -económicos, en
este caso-, que tiene a su alcance, con la finalidad de obtener la restitución de
la libertad de la persona que permanece secuestrada, implica una negación
de la posibilidad de defenderse, situación ésta a la que no se ha llegado de
manera voluntaria, sino que surge como consecuencia de la desprotección en
la que se encuentran los ciudadanos, en virtud de que el Estado no ha
utilizado los medios necesarios para su protección personal.
94
Siguiendo con estas ideas, es evidente que las familias y la sociedad
en general, al no sentir el resguardo debido de sus derechos subjetivos por
parte del Estado y con motivo a que están afectados por este delito, se
sienten en la obligación de trasgredir el precepto estipulado en la referida ley,
por considerarlo el único medio posible para el resguardo y restitución de los
derechos afectados que no han sido efectivamente garantizados por el
Estado; y por encontrarse en un estado de necesidad, han decidido actuar
conforme a la figura ética del mal menor y desacatar la prohibición de pago de
rescate
OS
D
A
Vmenor, es un modelo de
Ahora bien, el llamado argumento delR
mal
E
S
E empleado en política, derecho y
R
argumentación práctica frecuentemente
S
HO (2012), la figura o principio del mal menor,
C
ética. En palabrasE
de
Fernández
R
E
D
en un sentido amplio, refiere que en previsión de males que son inevitables
es preferible permitir, mediante la decisión, aquél de ellos que es el menor
para evitar el que es mayor. En cambio, en sentido estricto, se constituye
cuando aparentemente todas y cada una de las posibles decisiones que se
puedan tomar, de hecho, son malas, y no hay otro remedio que decidirse,
hay que decidirse por lo menos malo.
En el primer sentido, el mal menor se refiere a las consecuencias que
se derivan de una decisión en una situación que obliga a escoger
forzosamente, y al ser esta situación inevitable, se escoge la consecuencia
menos mala. En el segundo sentido se refiere, en cambio, a la decisión en sí
misma, que se muestra problemática, porque cualquier decisión posible es
negativa; en esta situación de perplejidad, debe decidirse aquello que se
muestra como menos malo.
En lo que respecta al delito de secuestro, se infiere que la figura o
principio del mal menor se aplica en sentido amplio, es decir, al encontrarse
los familiares frente a un mal inminente e inevitable, se permiten, mediante la
95
decisión, soportar un mal menor, en este caso vendría a ser, ejecutar una
acción en contravención de la ley para evitar así, un mal mayor, el cual sería
la pérdida de la vida de la persona secuestrada.
De igual modo, Santo Tomás de Aquino (citado por Barbado, 2010)
considera que el mal menor es aquella elección preferible de males que
sobrevienen de modo inevitable y que las circunstancias previstas
representan males menores respecto a las consecuencias materiales que
sobrevienen al obrar rectamente.
OS
D
A
RV
Vinculado a las consideraciones previas, Aristóteles (citado por Calvo,
E
S
E
SR
2001), entiende a esta figura del mal menor como aquello que debe ser
HO
C
E
R
Aristóteles,
el mal menor tiene una categoría de bien, en relación con un mal
DE
soportado por los seres humanos como contrariedad o adversidad. Para
mayor, ya que un mal menor es preferible a un mal mayor. Y lo preferible es
siempre un bien, y cuanto más preferible es este bien, mayor es. El mal
menor es entonces, la consecuencia de una decisión justa: para una madre,
es preferible la privación de su libertad por cometer un hecho penalmente
repudiado, a perder la vida de su hijo por no pagar el rescate. A estos
efectos, sugiere Aristóteles, que el mal menor por tanto, es preferible, no
porque sea un bien, sino porque el bien que se pierde con el mal mayor es
más valioso.
Es así como el derecho reconoce ocasiones en las que estando en
peligro dos bienes jurídicos, es legítimo sacrificar uno de ellos en aras de
salvar el otro, que se tiene por más importante. Es este el caso de la
legítima defensa y el estado de necesidad, que son, en últimas, el
reconocimiento hecho por la ley de que el Estado no siempre puede proteger
a los ciudadanos, permitiendo a estos enfrentar agresiones que pueden
producir daños evitables.
96
En cuanto al aspecto social del argumento del mal menor, es cierto
que los gobernantes y autoridades tienen la potestad de adoptar las medidas
pertinentes respecto al bien común de la comunidad política, creando
condiciones sociales de posibilidad de realización del fin de hombre. Pero
también es cierto, como lo expone Fernández (2012), que los gobernantes
deben considerar la auténtica condición humana. En la constitución de las
leyes, los que rigen las comunidades deben atender al hecho de que la ley
humana es ordenamiento de la razón que debe derivar de la ley natural.
Cuando una ley está en contradicción con la razón, no deriva de la ley
OS
D
A
RVcon apariencia de ley, es
en nombre de una mayoría sobre unaS
minoría,
E
E
R
S
decir, una ley inicua.
HO
C
E
R
E
D
Después de las consideraciones previamente esbozadas respecto a
natural, sino que es un acto de imposición violenta, efectuada con frecuencia
la situación sujeta a estudio en el presente objetivo, se asevera la posición
de desprotección en el que se ven inmersas las familias que resultan
víctimas de este delito, las cuales evidentemente se encuentran, además, en
un estado de necesidad y actúan conforme a la figura ética del mal menor,
haciendo caso omiso a la disposición legal que erige en delito el pago de un
rescate para restituir la libertad de la persona secuestrada. A estos efectos,
no podría negarse que sacrificar los bienes propios para proteger la vida y la
libertad de un semejante, es una acción humanitaria, y siendo esto así,
¿Cómo podría entonces ser Constitucional una ley que castiga esta
conducta?
Para responder la interrogante planteada, resulta prudente traer a
colación lo dispuesto por la Corte Constitucional de Colombia, en Sentencia
N° C-154/93 del 14 de noviembre de 1993 en la cual el Magistrado ponente
Jorge Arango Mejía expone:
Una ley que prohibiera el pago del rescate, aun sin convertirlo en
97
delito, también sería inconstitucional. Y además, sería absurda,
pues sería tanto como prohibir morir o enfermarse. Es decir, lo
mismo que prohibir un acto que se realiza contra la voluntad, o en
el cual, al menos, el consentimiento está viciado por la fuerza, lo
cual impide tener en cuenta el objeto o la causa ilícita. El pagar el
rescate es, en sí, un acto indiferente, ni bueno, ni malo. Lo que
determina su naturaleza moral es la finalidad que se busque. Por
esto se ha visto que quien interviene en el pago por necesidad de
salvar la vida y recobrar la libertad propia o ajena, obedece a un
móvil altruista reconocido universalmente por el derecho. Quien
obra sin encontrarse en estado de necesidad, obedeciendo
exclusivamente motivos innobles o bajos, como serían su propio
lucro o el propósito de enriquecer a los delincuentes o dotarlos de
recursos económicos, sí incurre en un delito. Y no podría alegar y
demostrar causal alguna de justificación.
OS
D
A
RV
E
S
E
En base a este extractoSy aR
las consideraciones antes planteadas, y
O
H
C de derechos humanos que acarrea, resulta
en vista de la E
violación
R
E
D una disposición normativa que convierta en delincuentes a
inconstitucional
un secuestrado, a su familia o amigos, por actuar razonablemente en la
defensa de un derecho, el cual el Estado ha fallado en su protección.
Se finaliza el análisis del presente objetivo de investigación
aseverando que la prohibición examinada desconoce el carácter inalienable
de los derechos humanos y la primacía de los derechos de la persona
respecto del Estado. Es por lo que se comparte el criterio expuesto por
Barreto (1993), quien señala que es un hecho notorio que el no pago del
rescate de un secuestrado conlleva la pérdida de su vida, y que, cuando el
Estado no puede acudir en ayuda de una persona cuyos derechos están en
peligro, ésta tiene el derecho a intentar protegerlos por sus propios medios,
sin que el accionar del Estado se interponga en su camino, poniéndola en un
peligro mayor.
Asimismo, continua el señalado autor, que el hecho de que el
Estado impida el pago de un rescate no implica por sí un desconocimiento
expreso del derecho a la vida, pero sí coloca al secuestrado en
98
circunstancias en que puede perderla, es decir, dicha prohibición conlleva a
un peligro inminente frente al derecho a la vida de los ciudadanos. Por tanto,
el pago de un rescate implica que el ciudadano actúa legítimamente en
defensa de sus derechos por encontrarse en un estado de necesidad; lo que
conlleva a deducir que al negar el Estado esta posibilidad, está poniendo en
peligro el derecho a la vida de los ciudadanos. Hasta cierto punto, cuando el
Estado es incapaz de defender a los ciudadanos, su deber se transforma en
el de no impedir que ellos asuman su propia defensa, resguardándose en la
legítima defensa y en el estado de necesidad.
OS
D
A
V los artículos discutidos
Como consideración final, se arguyeR
que
E
S
E como derecho y como núcleo
desconocen la institución deSlaR
familia
HOya que, al impedir que un familiar actúe con el
C
fundamental de laE
sociedad;
R
E
D
propósito de liberar a una persona secuestrada, se están desconociendo
esos lazos naturales que unen a la familia, y al romper este vínculo de
protección mutua, se está atentando contra la solidez de la sociedad, por
cuanto la familia es el núcleo de aquella. Es decir, los efectos que produce la
prohibición del pago de rescate en caso de secuestro debe ser observada
extensivamente, tomando en consideración el potencial daño y efecto que
puede provocar negarle a una persona tomar medidas a su alcance para
preservar derechos humanos propios o ajenos.
Examinar la Prohibición de Contratación de Seguros en Caso de
Secuestro Prevista en la Legislación de la República Bolivariana de
Venezuela.
El ser humano, desde sus antepasados más remotos, ha buscado la
manera de dar respuesta a su anhelo de seguridad, diseñando diversos
mecanismos para proteger su vida, sus bienes y su núcleo familiar, y que con
el correr del tiempo se han extendido y perfeccionado, en forma correlativa a
la complejidad adquirida por los intereses que pretende salvaguardar. De
99
esta forma, el hombre ha resuelto por asociarse con la finalidad de obtener
protección tanto para sí mismo y su familia, como para sus bienes; es así que
nacen los seguros como institución, como una vía alterna de prevenir falta de
liquidez en caso de ocurrir un siniestro y que conlleva a que un tercero
responda por dicho daño.
Resulta adecuado concretar el significado del contrato de seguros,
entendido como aquel en virtud del cual una empresa de seguros asume las
consecuencias de riesgos ajenos, que no se produzcan por acontecimientos
delS beneficiario,
O
D
A
comprometiéndose a indemnizar dentro de R
losVlímites pactados el daño
E
S
R
producido, u obligándose a pagar
unE
capital, una renta u otras prestaciones
S
O
H
Ca cambio del pago de una prima y subordinado a la
convenidas, todo E
esto
R
E
Dde un siniestro.
ocurrencia
que
dependan
enteramente
de
la
voluntad
De la definición planteada pueden extraerse todos los elementos que
conforman el contrato de seguros, empezando por la prima, la cual
comprende la contraprestación que debe pagar el tomador a la empresa de
seguros en virtud de la celebración del contrato. Inversamente, la empresa
de seguros debe pagar al asegurado una suma determinada en caso de
ocurrir el siniestro, a esto se le llama indemnización; debe tomarse en
consideración que la misma, no busca el lucro de ninguna de las partes.
Puede distinguirse también como elemento esencial del contrato de seguros,
el interés que tiene un asegurado sobre un bien, su patrimonio e inclusive su
vida, y que es susceptible de valoración económica a los fines de poder
determinar la cuantía de la prima.
Asimismo, también debe tomarse como elemento el siniestro, siendo
éste un acontecimiento futuro e incierto de cuya realización depende la
prestación a la cual se obliga el asegurador; es decir, el siniestro es la
ocurrencia del riesgo asegurable, siendo éste último para Garrigués (citado
100
por Mármol, 1964) la posibilidad de que por azar ocurra un hecho que
produzca una necesidad patrimonial.
A los efectos de esta investigación, se hace necesario elaborar ciertas
consideraciones en relación al riesgo asegurable: en primer lugar, el riesgo
debe ser posible, debe existir, no puede admitirse el seguro sobre un riesgo
puramente imaginario; ni por el contrario puede tratarse de un hecho cuya
probabilidad de ocurrencia sea absoluta, pues la ocurrencia del riesgo debe
ser incierta. Además, deberá ser futuro, no son asegurables las cosas que ya
OS
D
A
RV
hayan corrido el riesgo.
E
S
E
SR
Otra de las características del riesgo es que debe ser legal, esta
HO
C
E
riesgo debe
DEserRindependiente frente a la voluntad exclusiva del tomador, se
legalidad puede pender de dos circunstancias: la primera, se refiere a que el
trata de hechos que no se produzcan por acontecimientos que dependan
enteramente de la voluntad del beneficiario; para el legislador son
asegurables todos los eventos en los que la voluntad del tomador o del
asegurado no intervenga como elemento determinante del hecho. La
segunda circunstancia de la que se desprende la legalidad del riesgo
asegurable, es que no exista una prohibición expresa en la ley que impida
que un riesgo sea asegurable.
Ahora bien, la vida puede ser el objeto de un contrato de seguros, esto
se debe a que lo más natural para todo ser humano es proteger su bien
jurídico más preciado, es inclusive instintivo reaccionar ante tantas amenazas
y altos índices delictivos en la sociedad actual. Si el secuestro es un riesgo
que amenaza a todos los seres humanos, bien podría pensarse que es
normal que el sector asegurador ofrezca un producto para cubrir los efectos
patrimoniales que se producen en él, más factible aun, sería que todas las
personas potencialmente secuestrables tomaran un seguro que garantice el
pago de rescate requerido para su liberación.
101
En atención a lo expuesto, resulta apropiado cuestionar si la
ocurrencia de un secuestro puede constituirse como un riesgo asegurable.
En principio, ser víctima de un secuestro cumple con los requisitos derivados
del riesgo asegurable, puesto que se trata de un hecho posible e incierto,
tomando en cuenta que en Venezuela el índice de delincuencia es muy alto;
así como por ser el secuestro un hecho futuro y que es ajeno a la voluntad de
quien es víctima del mismo. Empero, existe una prohibición en el
ordenamiento jurídico patrio que lo prohíbe, motivo por el cual un contrato de
seguros que contemple como riesgo el secuestro sería ilegal en Venezuela.
OS
D
A
V como Venezuela y
Contraria a la postura adoptada porRpaíses
E
S
E en los que el delito de secuestro
R
Colombia, la contratación deS
seguros
HO se ha convertido en una práctica reiterada en
C
constituye el riesgo
asegurable,
E
DER
la mayoría de los países del mundo. Este tipo de contratos consiste en que
las empresas aseguradoras, dentro de los límites pactados en la póliza,
responden a la exigencia monetaria realizada por los secuestradores a
cambio de devolver a la víctima y así preservar, en lo posible, su vida e
integridad personal. Asimismo, dada la especialidad de la materia, los
contratos de seguro en caso de secuestro usualmente no se limitan
únicamente al cumplimiento de una obligación patrimonial, sino que pueden
incluir otros servicios derivados al daño causado, así como la contratación de
un negociador profesional, lecciones preventivas, y por encima de todo lo
caracteriza una cláusula de confidencialidad.
Si bien el contrato de seguro ha sido creado para permitir que
personas profesionales asuman los efectos nocivos del acaecimiento de los
siniestros, el sector asegurador tiene limitaciones y no puede prestarse para
asumir toda clase de riesgos. En base a esto, y como ya se ha planteado
anteriormente, el secuestro no es un riesgo asegurable en la legislación
venezolana de conformidad con el artículo 27 de la Ley Contra el Secuestro y
la Extorsión (2009), ya que no está permitida la contratación de seguros,
102
tanto a nivel nacional como extranjero, que consistan en pólizas para el pago
de rescate del asegurado o familiares; limitación que se deriva, a su vez, de
la prohibición del pago de rescate establecido en el artículo 26 de la ley
ejusdem.
Recordando que el contrato de seguros tiene carácter oneroso, se
hace necesario destacar que la norma in comento impide a las compañías
aseguradoras obtener beneficios originados en la generalización del delito de
secuestro; obtener lucro alguno por intervenir en la negociación o
OS
D
A
obedeciendo a fines ilícitos. Si bien las políticas
del Estado no han tenido la
RV
E
S
E
Rflagelo, mal podría permitírsele a las
respuesta más efectiva anteS
este
O
H
aseguradoras queE
seC
lucren y mercadeen con productos que indirectamente
R
E
D
intermediación de un secuestro se considera innoble, pues se está obrando
inciden en hacer el negocio del secuestro una actividad realmente lucrativa.
Siguiendo con esta postura que critica severamente la contratación de
pólizas para la liberación de un secuestrado, también debe destacarse el
valor jurídico que está tutelando la legislación venezolana, siendo éste la
dignidad del hombre y el derecho a una vida digna. Al permitirse el negocio
de seguros que garantice el pago por la libertad y la vida del secuestrado, se
está tomando al ser humano como una mercancía por la cual debe pagarse,
así lo plantean Álvarez y Madriñán (2001).
Puede añadirse a la postura del legislador, el criterio de quienes
afirman que los contratos de seguro en caso de secuestro promueven la
práctica de la simulación de secuestro entre los propios miembros de la
familia o de fraude contra la compañía aseguradora. La simulación de
secuestro se encuentra tipificado como un delito en la ley Contra el
Secuestro y Extorsión (2009) y conlleva a la sanción de prisión de cinco a
diez años.
103
Ahora bien, desde el ámbito jurídico es necesario destacar que la
prohibición representa una contraposición de derechos, el legislador
sobrepone la probabilidad de salvaguardar el interés general ante la libertad
de los individuos de contratar. Se hace necesario tomar en consideración la
naturaleza de los contratos de seguros, si bien es cierto que los contratos de
seguros son un contrato de adhesión en donde quien suscribe, poco puede
modificar las cláusulas a las que se apega, no es menos cierto que al prohibir
la adquisición de pólizas de pago para la liberación de una víctima se está
vulnerando la libertad contractual.
OS
D
A
La libertad contractual es un derecho
RV económico de rango
E
S
E como la facultad de decidir celebrar
R
constitucional, entendiéndose S
la misma
Omismos y con quien celebrarlos, concibiéndose
Hlos
C
contratos, el contenido
de
E
DER
el contrato como un acto voluntario entre dos o más personas para constituir,
transmitir, modificar o exigir entre ellas un vínculo jurídico. En relación al
contrato, resulta adecuado agregar lo explicado por Lacruz (citado por
Madrid, 2001):
El contrato es el resultado de una interacción entre la voluntad
privada, presuntamente egoísta, y la Ley, que cuida los intereses
comunes. El poder de pactar es usado egoístamente por las partes
y la Ley limita la satisfacción de intereses privados de modo que
se respete y favorezca el bien común (p.16)
De lo planteado se comprende que del Estado surgen limitaciones a
los contratos en aras de mantener el interés general por encima del interés
individual, pues se percibe a éste último como una facultad egoísta; sin
embargo, en el caso a estudiar, el interés individual consiste en la
preservación de derechos fundamentales propios o de parientes, y la
prohibición que limita la libertad contractual en materia de seguros en caso
de secuestro realmente está coartando la posibilidad de los sujetos de buscar
mecanismos
alternos
para
protegerse
secuestrados.
104
ante
la
posibilidad
de
ser
Siguiendo este orden de ideas, debe tomarse en consideración que si
el Estado ha fallado, o no ha actuado lo suficientemente diligente, en la
erradicación del delito de secuestro; esto conlleva, a su vez, que falle al
garantizar la protección a la vida, honra y bienes de quienes pueden
convertirse en víctimas del mismo. El Estado no debe prohibirle a los
ciudadanos que busquen formas para hacer frente a una amenaza de
secuestro cada vez más latente puesto que lo mismo consiste en un acto de
legítima defensa; pues bien, la legítima defensa es la reacción necesaria y
proporcionada a la agresión injustamente recibida, actual o inminente para la
OS
D
A
RV
salvaguarda de los derechos personales o de terceros y que exime la
responsabilidad penal.
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
Se hace necesario destacar con respecto a la legítima defensa, lo
D
referido al momento e inminencia de la agresión, para lo cual Mendoza
Arevalo (1975) cita a la Corte Federal y de Casación del 21 de octubre de
1955 que establece que “la legítima defensa no se realiza tan sólo ante el
ataque real, efectivo del agresor, pues puede proceder también ante la
agresión fundadamente temida” (p.51).
También es adecuado mencionar una decisión de la antigua Corte
Federal de Casación venezolana, dictada en fecha 21 de diciembre de 1.938
(citada por Mendoza, 1971) la cual declara:
La defensa personal es un acto lícito, ya que con ella se cumple
un deber consigo mismo, a la parte que se ejerce un derecho con
relación a los demás. Y ello porque organizada la autoridad
pública para la protección de las personas, si esa autoridad faltare
o no fuere suficiente en determinado momento, la defensa privada
o personal se impone con la fuerza incontrastable de las acciones
legales (…) cuando la defensa de la autoridad pública es ineficaz,
la defensa privada cobra todo su imperio, frente a esa
contingencia social, compelida por una necesidad humana. Mas,
tal defensa, para ser considerada como legítima, para que tenga
licitud, y pueda, por tanto, eximir de responsabilidad, es menester
que esté subordinada a condiciones… (pp.38, 39).
105
A este propósito, las coberturas de estas pólizas son útiles puesto que
dan una protección financiera efectiva contra el delito de secuestro y
extorsión. De igual forma, las compañías de seguros cuentan con expertos
que podrían aminorar el riesgo de los individuos o de las organizaciones
involucradas o posibles blancos de secuestro.
Si bien el mercado asegurador nacional tiene prohibido vender pólizas
para amparar el pago del rescate por un secuestrado, el mercado asegurador
extranjero expide pólizas que resultan atractivas a los venezolanos, quienes
se encuentran ante la eminente posibilidad de ser objeto de un secuestro. Si
OS
D
A
RVciudadanos no acudirían a
dando resultados palpables, probablemente
los
E
S
E
R
S
contratar pólizas cuantiosas,
aun
en
conocimiento de que están infringiendo
O
H
C
E cobertura frente a los efectos nocivos del delito de
la ley, para E
asíR
garantizar
D
la seguridad ciudadana fuera garantizada, y si la política criminal estuviera
secuestro.
Como es sabido, en la medida en que exista el secuestro y un alto
riesgo de ser secuestrado, un sin número de personas buscarán protegerse
contra el riesgo latente mediante la contratación de un seguro, y mientras
esta necesidad exista habrá aseguradoras dispuestas a asumir las
consecuencias nocivas del riesgo de secuestro, pese a la existencia de
prohibición expresa contra ello. Para una persona con altas probabilidades
de ser secuestrada, que en el panorama actual el riesgo es alto para todos,
mayor será el número de personas tentadas a someter su voluntad a uno de
estos contratos.
Análogamente, cabe preguntarse si debe el Estado venezolano crear
y/o mantener obstáculos para los ciudadanos que desean autodefenderse de
situaciones que éste ha sido incapaz de controlar. Ciertamente los contratos
de seguros en caso de secuestro no son el medio más noble ni eficiente de
protección para los particulares; sin embargo, representan un respaldo y una
garantía privada de defensa. Para concluir, ante esta realidad el Estado
106
venezolano, en vez de reprimir infructuosamente la contratación de seguros
en caso de secuestro, debe diseñar figuras que conforme a las necesidades
propias de los ciudadanos, permitan protegerlos debidamente.
A tales efectos, la prohibición de celebrar contratos de seguros en
caso de secuestro es una limitación normativa que perjudica a los
ciudadanos cuya libertad individual, integridad personal e inclusive su vida
misma, pueden verse vulneradas ante la comisión del delito de secuestro;
pues si bien no es un mecanismo idóneo, las pólizas que consistan en el
OS
D
A
protección que proveen a quienes las contratan.
RV
E
S
E
R
S
Mientras existan
losO
secuestros habrá seguros que amparen el pago
H
C
E
R
de rescates
DEy otras figuras que busquen garantizar el pago por la vida de las
pago de un rescate no promueven la comisión de secuestros tanto como
personas, no importa cuantas prohibiciones se creen o cuantas sanciones se
impongan. Lo único cierto es que hay una necesidad generalizada de auto
protección, y mientras el Estado no cumpla a cabalidad su deber de
garantizar la seguridad ciudadana, no se puede criticar a quien actuando en
legítima defensa busca asegurarse.
Evaluar la Prohibición de Contratación de Seguros y de Pago de
Rescate desde la Concepción Proteccionista del Estado respecto a los
Derechos Humanos en Caso de Secuestro prevista en la Legislación de
la República Bolivariana de Venezuela.
Posterior al análisis realizado a los objetivos que anteceden, referentes
a la prohibición de contratación de seguros y a la prohibición de pago de
rescate, se procede a analizar el objetivo final del presente trabajo de
investigación, el cual tiene como finalidad evaluar las mencionadas
prohibiciones desde la concepción proteccionista del Estado para dar
respuesta al objetivo general planteado en el Capítulo I.
107
Como primera aproximación al tema, es preciso abocarse a la
antigüedad, al momento en que el ser humano renunció a su estado de
naturaleza para someterse a normas y poder vivir en comunidad; siendo esta
la génesis más remota de la organización de Estado que se conoce en la
actualidad. La evolución del Estado ha sido lenta, empero, para explicar los
aspectos que atañen a esta investigación se hace oportuno definir el Estado
de Derecho, para Peña (2008) “el Estado de Derecho puede ser definido
como el sometimiento pleno del Estado a las leyes o al derecho, o en
términos de la doctrina norteamericana, implica el ‘gobierno de las leyes, no
de los hombres” (p.280).
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
Ahora bien, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
define la organización juridicopolítica que adopta la Nación venezolana como
D
un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia; siguiendo así, la
tradición del constitucionalismo contemporáneo, tal como lo han hecho otras
constituciones como la española y la colombiana. Para comprender mejor
dicha expresión, sirve de refuerzo observar la Exposición de Motivos de la
Carta Magna, de acuerdo con la cual el Estado propugna el bienestar de los
venezolanos, creando las condiciones necesarias para su desarrollo social y
espiritual, y procurando la igualdad de oportunidades para que todos los
ciudadanos puedan desarrollar libremente su personalidad, dirigir su destino,
disfrutar los derechos humanos y buscar su felicidad.
La misma Exposición de Motivos, decreta que los principios de la
solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento del Estado
Social, esta idea de Estado Social, según lo establecido por Brewer (2000),
es la de un Estado con obligaciones sociales, de procura de la justicia social,
lo que lo lleva a intervenir en la actividad económica y social, como Estado
Prestacional.
Cabe acotar, este Estado Social, según lo dispone la Carta Magna, está
108
sometido al imperio de la Constitución y de la Ley, por lo que se constituye
un Estado de Derecho. Señala Brewer (2000), que el Estado de Derecho, es
el Estado sometido a la legalidad. Lo cual deriva del principio de supremacía
constitucional y del sometimiento de los Órganos del Poder Público a la
Constitución y las leyes, además de todo aquel sistema de control que
constituyen la garantía de la Constitución.
Además, este Estado Social de Derecho se nutre de la voluntad de los
ciudadanos, expresada libremente por los medios de participación política y
S
O
D
A
que fundamenta toda la organización políticaRde
Vla Nación en el principio
E
S
E
democrático, siendo este el primer
valor del constitucionalismo, según lo
R
S
O
H
refiere Brewer (2000).
plasmado el Estado social y Democrático
CQuedando
E
R
E
D en los principios fundamentales del texto constitucional, el
de Derecho
social para conformar el Estado Democrático. El Estado Democrático es el
legislador refiere que el mismo estará comprometido con el progreso integral
que los venezolanos aspiran, con el desarrollo humano que permita una
calidad de vida digna, aspectos estos que configuran el concepto de Estado
de Justicia.
Ya partiendo de la idea de que Venezuela se constituye como un
Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, resulta oportuno citar
a Del Vecchio (citado por Delgado, 1999)
“un Estado de justicia es un
Estado en el que se reconocen y garantizan los derechos fundamentales de
la persona” (p.30). Al respecto, no cabe duda que la Constitución de 1999,
en esta materia de los derechos constitucionales y en particular, en relación
con los derechos humanos, es un texto que ha incorporado notables
innovaciones signadas por la progresividad de la protección de los derechos
humanos,
dándole
preeminencia
entre
los
valores
superiores
del
ordenamiento jurídico, reconociendo así su máxima importancia. A estos
efectos, el artículo 19 de la Carta Magna contempla lo siguiente:
109
Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al
principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y
ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los
derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para
los órganos del Poder Público de conformidad con esta
Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos
y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen.
Es así, como de esta manera se establece la garantía estatal de los
derechos humanos; primeramente, conforme al principio de progresividad y
no discriminación; y en segundo lugar, con la obligación estatal de
OS
D
A
RV
respetarlos y garantizarlos, no sólo conforme a la Constitución y las leyes
,sino conforme a los tratados sobre derechos humanos ratificados por la
E
S
E
SR
República. A estas consideraciones se aclara, que los derechos humanos
HO
C
E
enumerados
DEenRsu texto, sino todos los demás que sean inherentes a la
garantizados y protegidos conforme a la Constitución, no son solo los
persona humana, tal como lo dispone el artículo 22 de nuestro texto
constitucional:
Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos
en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre
derechos humanos no debe entenderse como negación de otros
que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en
ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no
menoscaba el ejercicio de los mismos.
En apego a lo dispuesto en el referido artículo, la jurisprudencia de la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha establecido que los
derechos fundamentales no pueden quedar a merced de una legislación que
los desarrolle, sino que son inmediatamente operativos, aun cuando su
aplicación en ausencia de ley pueda repercutir en reglas constitucionales
relativas a la atribución de competencias a órganos de poder público. Es por
ello que resulta pertinente aludir a la obligación que tiene el Estado de tutelar
los derechos humanos frente a amenazas contra la seguridad pública, la
misma se sustenta en la Carta Magna, la cual formula:
110
Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte
del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana
regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza,
vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus
propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus
deberes.
Esta obligación implica el deber de organizar todo el aparato
gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se
manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de
asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. La
OS
D
A
Corte Interamericana de Derechos Humanos desde
RV sus primeras sentencias
E
S
E Rodríguez de 1988, en la que se
R
contenciosas, como en el caso
Velásquez
S
HO
C
establece lo siguiente:
E
DER
misma obligación ha sido definida reiteradamente por la jurisprudencia de la
Es la obligación que implica el deber de los Estados de
garantizar todo el aparato gubernamental y en general, todas las
estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del
poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar
jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos
(s/p).
Como complemento a lo anteriormente planteado, cabe acotar que el
deber del Estado puede dividirse en dos vertientes: la obligación de respetar
y la de garantizar los derechos humanos; entendiéndose que, por una parte,
el respeto de ciertos derechos requiere, en principio, una mera abstención de
ofenderlos por parte del poder público, como ocurre, en general, con las
libertades fundamentales y con ciertos derechos, como la vida o la integridad
personal. En cambio, la garantía de los derechos humanos, para Nikken
(2006), se traduce sustancialmente en obligaciones positivas a cargo del
Estado, las cuales ejerce a través de los poderes, como las de prevenir,
investigar, reparar o asegurar la reparación y sancionar las violaciones a
tales derechos.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos declara, en relación a
111
la protección proveniente del Estado cuando los derechos humanos son
vulnerados por actuaciones derivadas de un particular y que contrarían el
ordenamiento jurídico, lo siguiente:
Es, pues, claro que, en principio, es imputable al Estado toda
violación a los derechos reconocidos por la Convención cumplida
por un acto del poder público o de personas que actúan prevalidas
de los poderes que ostentan por su carácter oficial. No obstante,
no se agotan allí las situaciones en las cuales un Estado está
obligado a prevenir, investigar y sancionar las violaciones a los
derechos humanos, ni los supuestos en que su responsabilidad
puede verse comprometida por efecto de una lesión a esos
derechos. En efecto, un hecho ilícito violatorio de los derechos
humanos que inicialmente no resulte imputable directamente a un
Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no
haberse identificado el autor de la trasgresión, puede acarrear la
responsabilidad internacional del Estado, no por ese hecho en sí
mismo, sino por la falta de la debida diligencia para prevenir la
violación o para tratarla en los términos requeridos por la
Convención (s/p).
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
En este mismo orden de ideas, la Comisión interamericana de
Derechos Humanos, en su informe “Democracia y Derechos Humanos en
Venezuela” (2009) resalta el papel del Estado en la preservación de la
seguridad ciudadana, y al respecto explica:
La Comisión ha señalado en múltiples ocasiones que los Estados
deben adoptar medidas no sólo para proteger a sus ciudadanos de
violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del
Estado, sino también para prevenir y sancionar los actos de
violencia entre sujetos particulares. La Comisión se ha referido
además a las obligaciones de los Estados respecto de las
acciones de actores no estatales involucrados con el crimen
organizado, la corrupción, el tráfico de drogas, entre otros. Puesto
que la inseguridad afecta de manera directa el pleno goce de los
derechos fundamentales de las personas, la CIDH ha resaltado la
urgencia de reflexionar sobre la importancia de la seguridad
ciudadana y el respeto a los derechos humanos, así como también
de adoptar acciones efectivas para prevenir, controlar y reducir el
crimen y la violencia (s/p).
Para comprender a cabalidad el papel del Estado como garante de los
112
derechos humanos, se hace necesario definir la seguridad ciudadana, la cual
la Comisión Interamericana de Derechos Humanos redujo a “situación en la
que las personas pueden vivir libres de las amenazas generadas por la
violencia y el delito, y el Estado tiene las capacidades necesarias para
garantizar y proteger los derechos humanos directamente comprometidos
frente a las mismas”. De tal forma, la seguridad ciudadana está íntimamente
vinculada con aquellos derechos vulnerables frente a hechos violentos o
delictivos, tales como el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y
el derecho a la libertad personal, entre otros.
S
O
D
A
La Comisión Interamericana de Derechos
RV Humanos también ha
E
S
E afectan gravemente la vigencia
advertido que la violencia y la delincuencia
R
S
HO
del Estado de Derecho,
y por ello es obligación del Estado prevenir y
C
E
R
E
perseguirD
los delitos, pero siempre en el marco del respeto a los derechos
humanos. Igualmente, la Comisión plantea que para el Estado de Venezuela
existe “la obligación de combatir tal situación por todos los medios legales
disponibles, ya que la impunidad propicia la repetición crónica de las
violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y sus
familiares”.
Respecto al deber del Estado de vigilar y sancionar la conducta
antijurídica de los particulares inclinada a menoscabar un derecho humano
detentado por un tercero, es importante destacar que usualmente el Estado
combate esta situación mediante una debida aplicación de su política
criminal, la cual es una sección de la política pública que debe ser
desarrollada de manera permanente y sistemática por el Estado, como una
función de gobierno, destinada a la planificación, ejecución y control de
lineamientos preventivos y represivos en la lucha de la criminalidad en
Venezuela.
Para la consecución de dicho fin, el Estado debe valerse de todos los
113
instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de participación
ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar,
perseguir y sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de
responsabilidad penal.
Partiendo de esta idea, la política criminal comprende planear el
sistema de justicia penal; para Añez (2011), ello no supone únicamente la
creación de un marco normativo en función de cifras, tiene que ver además
con calidad de vida y se apoya en la educación, la salud, la nutrición, el
S
O
D
A
más que únicamente la policía, los tribunales
y las cárceles; se trata de
RV
E
S
E de desarrollar al pueblo.
investigar, juzgar y sancionar, peroR
también
S
HO
C
E
Habiendo
DERexplicado la relación finalista entre el Estado venezolano y
trabajo, la vivienda, el salario, la recreación, entre otros; comporta muchos
los derechos humanos, recordando que pueden ser vulnerados no solo por
autoridades oficiales, sino también por particulares; y evocando la obligación
del Estado de proveer a todos sus ciudadanos de seguridad, es pertinente
exaltar el bien común como principio fundamental del Estado Social de
Derecho.
Al respecto, la Sala Constitucional (2002), señala que el bien común,
entendiéndose como la realización del interés general, se sobrepone al
interés particular, y el mismo se logra manteniendo la solidaridad social, la
paz y la convivencia. Consecuentemente, las leyes deben tener por norte
esos valores; por lo que toda norma o conducta fundada en alguna norma
que atente contra dichos fines, se convierte en inconstitucional.
Así pues, recordando que los derechos son por definición limitados y
limitables, se debe hacer alusión a la potestad legislativa que posee el
Estado para limitar los derechos humanos, en aras de buscar su
preservación y salvaguardar el bien común. La limitación del derecho, indica
Casal (2012), en sentido estricto, se produce cuando luego de consagrar los
114
derechos en la Constitución, en la misma se condiciona, ya sea para reducir
el alcance de la facultad o libertad inicialmente protegida, o actuando de
conformidad al principio de unidad de la Constitución, para así coordinar el
derecho con otros derechos o bienes constitucionalmente tutelados.
Al respecto, las limitaciones a los derechos humanos pueden emanar
únicamente de leyes, es una materia sometida a la reserva legal de la
Asamblea Nacional. Afecto a ello, Nikken (2006) explica: “esto es un principio
universal
del
ordenamiento
democrático”
(p.26).
No
obstante,
las
S
O
D
A
poseen naturaleza constitutiva o cuasi-constitutiva,
RV en la medida en que
E
S
E
establezcan una reducción de las
posibilidades de goce y ejercicio del
R
S
O
H la Constitución, lo cual es aceptable siempre que
derecho no ordenada
Cpor
E
R
DE con ésta; es decir, el legislador no debe restringir los
sea compatible
restricciones que se pueden imponer a nivel legal a derechos fundamentales
derechos humanos hasta el punto en que se afecte lo consagrado en la
Constitución, sino su intervención será ilegítima.
Ahora bien, ya suficientemente estudiado el tema de la responsabilidad
del Estado de tutelar los derechos humanos, se hace inevitable resaltar el
papel de la sociedad civil en la búsqueda de dichos fines. Al respecto, en las
observaciones al Proyecto de Informe de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos realizadas al Ministerio Popular de Relaciones Exteriores
de la República Bolivariana de Venezuela, y citado por la misma Comisión, el
agente de derechos humanos destacó que:
La corresponsabilidad entre el Estado y la Sociedad venezolana
es uno de los principios fundamentales que sustenta nuestra
Constitución, donde el Estado tiene sus funciones y
responsabilidades específicas y los ciudadanos tienen unos
derechos y obligaciones que cumplir en los asuntos públicos.
Dándole oportunidad a la sociedad para la consolidación de un
estado social de derecho y de justicia, en el cual ayude a la
consolidación de los derechos sociales fundamentales, como la
alimentación, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad
115
social, incluso en la defensa y seguridad de la nación (s/p).
Si bien es cierto que los ciudadanos también acarrean con
responsabilidades y deberes, en dicho informe la Comisión asevera que la
seguridad nacional como función de defensa del Estado frente a agresiones
externas, es una obligación que corresponde al Estado, quien posee el
monopolio de la fuerza pública y, por lo tanto, esta obligación no puede ser
extendida a la sociedad civil, ni puede colocarse a ésta en un plano de
igualdad respecto a dicho deber del Estado. Es decir, el Estado puede recibir
OS
D
A
RV
colaboración de la sociedad civil en ciertas materias de seguridad, pero ello
no implica que la titularidad y responsabilidad respecto a tal obligación
E
S
E
SR
pueda recaer también en instituciones ajenas al propio Estado.
HO
C
E
Es cierto
que la realidad política y social venezolana ha sometido a
ER
D
difíciles pruebas al legislador. Las demandas sociales, y muchas veces
políticas, para la creación de nuevas leyes en materia de seguridad y orden,
o el endurecimiento de las existentes, en muchos casos representan una
grave amenaza a la esfera de libertades y garantías reconocidas
constitucionalmente, y la respuesta gubernamental ha sido la restricción de
esos derechos y libertades, lesionando gravemente el Estado Constitucional,
tal como lo señala Nuñez (2006).
Todo señala que el desarrollo legislativo en materia de seguridad, lejos
de responder a un programa integral de seguridad ciudadana, de ir en
correspondencia con el eje social que enmarca las estrategias para la
prevención y tratamiento del crimen y la violencia, y de desarrollar el nuevo
paradigma de protección de derechos humanos, tiende a la amenaza o
supresión efectiva de derechos fundamentales, que no afecta solo a los
particulares, sino que atenta directamente contra el Estado social de
Derecho y contra el régimen democrático en general, así lo expresa
igualmente Núñez (2006).
116
Tomando en consideración las premisas anteriormente explicadas, se
hace necesario exponer en líneas generales la prohibición de pago de
rescate y la prohibición del contrato de seguros en caso de secuestro,
limitaciones legislativas por parte del Estado creadas con la intención de
disminuir las comisiones de este tipo penal en el territorio venezolano.
En primer lugar la prohibición del pago de rescate en caso de
secuestro, dispuesta en el artículo 26 de la Ley Contra el Secuestro y la
Extorsión; la misma representa una clara preminencia del interés general por
OS
D
A
perpetran el delito de secuestro significa, de alguna
RV u otra forma, apoyar la
E
S
E esta prohibición impuesta a los
comisión de este acto delictivo.S
SinR
embargo,
HO
C
particulares que les
impide
dar una respuesta bajo los medios a su alcance,
E
R
E
pone en D
riesgo, aun más, los derechos humanos del secuestrado.
encima del interés individual, bajo la concepción de que pagarle a quienes
Aunado a ello, la prohibición examinada desconoce el carácter
inalienable de los derechos humanos y la primacía de los derechos de la
persona respecto del Estado. Es por lo que se comparte el criterio expuesto
por Barreto (1993), quien señala que es un hecho notorio que el no pago del
rescate de un secuestrado conlleva a la pérdida de su vida, y que, cuando el
Estado no puede acudir en ayuda de una persona cuyos derechos están en
peligro, ésta tiene el derecho a intentar protegerlos por sus propios medios,
sin que el accionar del Estado se interponga en su camino, poniéndola en un
peligro mayor.
En segundo lugar cabe analizar la prohibición de contratación de
seguros en caso de secuestro estipulada en el artículo 27 de la ley in
comento, la cual constituye una limitación a la libertad contractual, que se
deriva de las libertades económicas y del libre desenvolvimiento de la
personalidad de quienes suscriben un contrato de seguros. Como ya se ha
explicado en la investigación, los contratos de seguro en caso de secuestro
117
surgen del vacío provocado por la ausencia de acciones efectivas por parte
del Estado para erradicar el secuestro, lo cual a su vez es una amenaza
inminente para todos los ciudadanos.
Siguiendo este orden de ideas, esta limitación contractual conlleva a
que los particulares no puedan adoptar los mecanismos alternativos de
protección que tienen a su alcance; lo cual potencialmente puede producir, a
su vez, la vulneración de los derechos consagrados en la constitución, tales
como la libertad e integridad personal y la vida, en caso de convertirse en
OS
D
A
una medida que probablemente pueda disminuir
RVla comisión de delitos de
E
S
E a la protección de derechos que
R
secuestros, la misma crea unSobstáculo
O
H
C
potencialmente pueden
verse vulnerados.
E
DER
víctimas de esta práctica ilícita. Es decir, mientras la prohibición representa
En cuanto a estos derechos, resulta pertinente aludir a la consagración
constitucional de los mismos; siendo pertinente empezar por la libertad
contractual, la cual, a pesar de no tratarse de un derecho vinculado
directamente con el secuestro, su limitación puede provocar la vulneración de
otros derechos fundamentales. De esta libertad puede decirse que, en
principio, toda persona tiene el derecho de decidir celebrar contratos, el
contenido de los mismos y con quien celebrarlos.
Para comprender a cabalidad esta libertad resulta oportuno aludir a la
postura de Grocio (citado por Madrid, 2004) con respecto a los contratos,
explicando que los compromisos contractuales suponen el libre ejercicio de la
voluntad, pues el hombre, al igual que tiene poder sobre sus bienes, tiene
completa soberanía sobre sus decisiones.
Así́, al ser la autonomía de la voluntad el pilar fundamental de las
relaciones contractuales, las partes pueden realizar cuantas convenciones se
les ocurran. Tal es la importancia de la voluntad en la formación de los
118
contratos, que ha llegado incluso a admitirse su carácter de principio general
del Derecho, en tanto es una expresión de la libertad de la persona, cuyo
reconocimiento por la Ley positiva se impone por exigencia de la Ley natural.
En este sentido, podríamos considerarla inmersa, ante la ausencia de una
mención expresa, en la norma del artículo 20 de la Constitución de la
República,
según
el
cual
“Toda
persona
tiene
derecho
al
libre
desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que
derivan del derecho de las demás y del orden público y social”.
OS
D
A
dentro de la libertad económica; una de las implicaciones
RV de este derecho es
E
S
E que las facultades comprendidas
que los poderes públicos hanS
de R
procurar
HOejercerse tan ampliamente como sea posible,
C
por esta libertadE
puedan
DER
La consagración de la libertad contractual se encuentra contenida
tomando en cuenta que es un derecho que admite limitaciones; verbigracia,
la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro.
Ahora bien, los efectos que potencialmente pueden producirse por
esta limitación son de interés recalcable a los efectos de esta investigación,
puesto que, al impedir a los particulares utilizar sus recursos propios como
mecanismos de protección, se está desprotegiendo ante el secuestro, los
derechos humanos que se explicarán a continuación, como lo son, la libertad
personal, la integridad personal y el derecho a la vida.
Con respecto al primer derecho vulnerado, la libertad es para el ser
humano la expresión de su esencia, el artículo 44 del texto constitucional
enuncia “la libertad personal es inviolable”. El significado de libertad es muy
amplio y no absoluto, Cabanellas (1978) la define en líneas generales, como
la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y
de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos. Para comprender cómo
debe el Estado tutelar tan amplia facultad, explica Casal (2012):
119
Se protege la facultad de la persona de autodeterminar la situación
en el espacio o, más precisamente, el derecho a nos obligada a
permanecer en un lugar determinado. Dicho más simplemente, se
tutela el derecho a abandonar el lugar donde uno se encuentre en
el derecho a marcharse (p.114).
Asimismo, resulta pertinente mencionar el reconocimiento de dicha
facultad en los distintos instrumentos internacionales, tal como el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual en su artículo 9
establece:
OS
D
A
RV
Artículo 9. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la
seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o
prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo
por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento
establecido en ésta.
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
A lo esbozado puede añadirse entonces, que las privaciones de
libertad pueden ser de dos formas, legítimas o ilegítimas; son legítimas
cuando tienen por autores a personas que obran con fundamento en causa
jurídica y en ejercicio de una competencia constitucional o legal. En cambio,
son ilegítimas cuando sin justa causa lesionan o ponen efectivamente en
peligro el derecho fundamental de toda persona a ser libre.
Debe destacarse que, en el caso de secuestro, la privación de libertad
es claramente ilegítima; a lo cual Alvarez y Madriñán (2001) añaden, que el
bien jurídico vulnerado es la libertad de locomoción o ambulatoria, entendida
en un sentido amplio, como la posibilidad que tiene toda persona de
desplazarse.
Otro de los derechos que se hace necesario explicarse es la integridad
personal; como primera consideración, Guzmán (2007) señala que el
derecho a la integridad personal puede ser entendido como aquel derecho
humano fundamental que tiene su origen en el respeto a la vida y el sano
desarrollo de ésta.
120
El ser humano, por el hecho de ser tal, tiene derecho a mantener y
conservar su integridad física, psíquica y moral. La integridad física implica la
preservación y cuidado de todas las partes del cuerpo, lo que conlleva al
estado de salud de las personas. La integridad psíquica es la conservación
de todas las habilidades motrices, emocionales, psicológicas e intelectuales.
La integridad moral hace referencia al derecho de cada ser humano a
desarrollar su vida de acuerdo a sus convicciones.
Atento a lo expuesto, la Constitución de la República Bolivariana de
OS
D
A
V a que se respete su
estipulando lo siguiente: “Toda persona tiene
Rderecho
E
S
E
R
integridad física, psíquica y moral”.
De tal suerte, vendría a ser entendido el
S
O como un conjunto de condiciones físicas,
Hpersonal
C
derecho a la integridad
E
R
E
D
psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia, sin sufrir
Venezuela en su artículo 46 contempla el derecho a la integridad personal
ningún tipo de menoscabo en cualquiera de esas tres dimensiones. El
reconocimiento de este derecho implica que nadie puede ser lesionado o
agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le
impidan conservar su estabilidad psicológica.
Como criterio internacional, se señala lo expuesto en sentencia de la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los casos contra Honduras:
Velásquez Rodríguez, Godínez Cruz y Fairén Garbi y Solís Corrales, en la
cual se ha explicado como con la aprehensión de personas vulnera la
integridad de las personas, expresando:
(…) El aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los
que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas
de tratamiento cruel e inhumanos, lesivas de la libertad psíquica y
moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto
debido a la dignidad inherente al ser humanos, lo que constituye,
por su lado, la violación de las disposiciones del artículo 5o. de la
Convención que reconocen el derecho a la integridad personal...
Por lo demás, las investigaciones que se han verificado donde ha
121
existido la práctica de desapariciones y los testimonios de las
víctimas que han recuperado su libertad demuestran que ella
incluye el trato despiadado a los detenidos, quienes se ven
sometidos a todo tipo de vejámenes, torturas y demás tratamientos
crueles, inhumanos y degradantes, en violación también al derecho
de la integridad física reconocido en el mismo artículo 5o. de la
Convención (s/p).
Del mismo modo, según Maldonado Aguirre (citado por Martiñón
2008) tanto el rehén, el extorsionado y la gente allegada a las víctimas,
pueden sufrir un daño psicológico, por lo que existe igualmente un perjuicio a
OS
D
A
Entonces, siguiendo con los derechosE
perjudicables
RV en el secuestro, se
S
Ejurídico primordial de todo ser humano,
R
hace indispensable mencionarS
el bien
HOjurídico venezolano se encuentra reconocido este
C
la vida. En el ordenamiento
E
R
E
D
derecho, en primer lugar, en la Constitución, la cual en su artículo 43 formula:
la integridad psíquica de los allegados.
El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la
pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado será
responsable de la vida de las personas que se encuentren
privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o
sometidas a su autoridad en cualquier otra forma.
La vida pues, es el primero de los derechos fundamentales, y como tal,
es inviolable, mas no significa que sea absoluto; no hay derechos absolutos.
Todo derecho está limitado, básicamente por dos razones: primero, porque
si el sujeto de derecho es finito y, además, limitado, es lógico que el objeto
jurídico dominado por el sujeto ha de ser, también, limitado, para que se
establezca la proporcionalidad entre el sujeto y el objeto en el derecho.
Segundo, porque si existiera un derecho absoluto se imposibilita la
convivencia, pues el derecho del uno trasgrediría el del otro.
Con respecto a la limitación a este derecho, en sentencia de la Corte
Constitucional de Colombia mencionada ut supra, el magistrado recalca que
“limitar no significa revocar ni obligar a renunciar al derecho a la vida, sino
122
dirigir la actividad vital hacia los fines del ser humano”. Por lo que se hace
necesario distinguir, en consecuencia, entre los límites del deber de
conservar la vida y los límites del derecho, propiamente dicho, a la vida.
En cuanto al límite del derecho a la vida, propiamente considerado, se
tiene el derecho social, que abarca los derechos de todos los individuos. La
sociedad en sí tiene un derecho que limita las pretensiones individuales, sin
embargo, no hay derecho contra el deber. “La vivencia no puede destruir la
convivencia, así como la parte no puede lesionar al todo”, así se expresa en
OS
D
A
pacífica y ordenada, y se traduce en actosR
deVsolidaridad, sin que esto
E
S
R
comporte una renuncia, sino, como
yaE
se anotó, un fortalecimiento social que
S
O
H
Cpropio individuo.
redunda en el bienE
del
R
E
D
la sentencia ya mencionada. La vida humana se ordena a la convivencia
Al privar ilegítimamente de libertad a alguien, el perpetrador del delito
utiliza la vida del secuestrado como herramienta para amenazar a la persona
de quien desea obtener un provecho; en este caso, la simple amenaza
coercitiva constituye una clara violación a dicho derecho humano.
En base a las consideraciones expuestas, habiendo explicado la
vinculación directa del delito de secuestro con la violación de derechos
fundamentales y de cómo la limitación de los mismos puede conllevar a una
afectación aún más grave; se puede alegar, entonces, que con las
prohibiciones ut supra se está poniendo en una balanza, por un lado, una
medida legislativa que probablemente disminuya la incidencia de este delito,
y en el lado opuesto, los derechos humanos que pueden ser vulnerados, o
que
están
efectivamente
siendo
vulnerados;
haciéndose
necesario
cuestionar si este resguardo del bien común por encima del interés individual
es justo.
A tales efectos, es necesario recalcar que es injusta una medida que
123
sancione a quien actúa en el resguardo de derechos propios o ajenos, ante
un daño cierto o potencialmente cierto, motivo por el cual, quebranta la
Constitución una norma que erige como delito dicha conducta natural del
particular, ante una amenaza inminente, como lo es el secuestro. OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
124
CONCLUSIONES
Casi 17.000 personas fueron secuestradas en Venezuela entre julio del 2008
y julio del 2009, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas del año
2009; sin duda, el secuestro es un delito que aparece constantemente en las
páginas de sucesos de los diarios y que causa conmoción a nivel nacional.
Este delito se ha diversificado y actualmente cualquiera puede ser víctima del
mismo.
OS
D
A
RV
Dadas estas circunstancias, en 2009 entra en vigencia la Ley Contra
el Secuestro y la Extorsión, con la finalidad de prevenir, tipificar y sancionar
E
S
E
SR
los delitos de secuestro y extorsión; esta Ley se muestra como una medida
HO
C
E
R
delito enD
la E
sociedad venezolana e incluye medidas como la prohibición del
adoptada por el Estado para controlar el crecimiento desmedido de este
pago de rescate y la prohibición de contratación de seguros en caso de
secuestro, las cuales son objeto de esta investigación.
Al respecto puede mencionarse, en primer lugar, que la prohibición del
pago de rescate tiene su fundamento en el presupuesto de que quien paga
un
rescate
causa
un
perjuicio
a
la
comunidad
porque
fortalece
económicamente a los delincuentes, y con esto se aumenta la posibilidad de
nuevos secuestros; sin embargo,
no es menos cierto que este sería un
análisis muy somero del problema, debido el hecho de que una persona se
encuentre secuestrada es el reflejo de la incapacidad del Estado para
protegerla. Es decir, la prohibición deja de lado la legítima defensa y el
estado de necesidad de quien sacrifica parte de su patrimonio para recuperar
su libertad, o la de otro, así como salvaguardar la vida y la integridad
personal; motivo por el cual dicha actuación puede ser considerada inclusive
noble y no puede ser imputada.
Por otro lado, a través de la investigación realizada, se examinó la
prohibición de contratación de seguros de secuestro, también normalizada en
125
la Ley in comento; al respecto debe acotarse que si bien el contrato de
seguro ha sido creado para permitir que personas profesionales asuman los
efectos nocivos del acaecimiento del siniestro, el sector asegurador debe
acatar ciertas limitaciones y no puede asumir toda clase de riesgos. Empero,
dichas limitaciones, aunque sean dictadas para preservar el interés general,
no pueden contraponerse a los derechos humanos consagrado en la
Constitución, que es lo que ocurre con la prohibición de contratación de
seguros en caso de secuestro, ya que deja indefenso a los individuos ante
este acto delictivo el cual el Estado ha demostrado la incapacidad para
controlar.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
Es por ello que se puede concluir que en la medida en que exista el
HO
C
E
ER
secuestro y un alto riesgo de ser secuestrado, un sin número de personas
D
buscarán protegerse contra el riesgo latente mediante la contratación de un
seguro ejerciendo un acto de legítima defensa; y mientras esta necesidad
exista habrá aseguradoras dispuestas a asumir las consecuencias nocivas
del riesgo de secuestro, pese a la existencia de prohibición expresa contra
ello.
Como se estudió, estas limitaciones provienen de la potestad
legislativa del Estado la cual es utilizada en aras de proteger y garantizar los
derechos humanos, característica fundamental de todo Estado de Derecho.
Sin embargo, mientras no se acaben los secuestros, no se puede hablar de
un Estado Social de Derecho que garantiza la vida, la honra y los bienes de
quienes residen en el territorio patrio; motivo por el cual, el Estado
venezolano, no puede crear o mantener obstáculos para los ciudadanos que
desean autodefenderse de situaciones que éste ha sido incapaz de controlar.
Finalmente, ante todas las consideraciones explicadas, puede decirse
que la prohibición del pago de rescate y de contratación de seguros en caso
de secuestro previstas en la legislación venezolana son inconstitucionales
126
por la potencial vulneración que puede acarrear de los derechos humanos
como la libertad e integridad personales y el derecho a la vida.
OS
D
A
RV
E
S
E
SR
HO
C
E
ER
D
127
RECOMENDACIONES
Realizado como ha sido el análisis de cada uno los objetivos
propuestos en la presente investigación y luego de haber planteado las
conclusiones pertinentes respecto al título ilustrativo, se procede a emitir una
serie de recomendaciones, siendo estas las siguientes:
Primeramente, se sugiere como mecanismo para la reducción de las
oportunidades para los secuestradores iniciar campañas de sensibilización
en los medios de información a los fines de mejorar la comprensión pública
OS
D
A
RV
del riesgo del secuestro y las medidas de prevención apropiadas.
Asimismo,
se
E
implementadas
S
E
SR
propone
sean
nuevas
políticas
HO
C
E
familias D
no E
seR
vean inmersas en la necesidad de acudir a otras medidas
criminales inclinadas a resguardar la seguridad ciudadana para que las
alternativas de seguridad personal.
Por último, se recomienda a la Sala Constitucional se sirva de revisar
la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate contenidas en la
Ley Contra el Secuestro y la Extorsión publicada en Gaceta Oficial número
39.194 a los fines de constatar si efectivamente como consecuencia de las
mencionadas prohibiciones se deriva alguna vulneración de los derechos
fundamentales del hombre, como la libertad, la seguridad personal, la
integridad personal y el derecho a la vida.
128
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