REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD RAFAEL URDANETA FACULTAD DE CIENCIAS POLÍTICAS, ADMINISTRATIVAS Y SOCIALES ESCUELA DE DERECHO TRABAJO ESPECIAL DE GRADO E S E SR HO C E ER D OS D A RV PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Trabajo Especial de Grado para Optar al Título de Abogado, por: Br. Guerra Cafoncelli, Daniela Inés C.I: V-21.229.562 Br. Rothe Garrido, Georgia Sarahir C.I: V-23.738.559 Tutor Académico: Abg. Celina Padrón Maracaibo, diciembre de 2013. OS D A RV E S E SR HO C E ER PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE D RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Guerra Cafoncelli, Daniela Inés C.I: V-21.229.562 Rothe Garrido, Georgia Sarahir C.I: V-23.738.559 ii DEDICATORIA A todos los profesores que nos inspiran a creer en el Estado de Derecho. A ellos les dedico. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Daniela Guerra. ii DEDICATORIA A Eliécer, una víctima más de este atroz delito. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Georgia Rothe. iii AGRADECIMIENTOS A Celina Padrón, quien siempre encantada nos brindó sus conocimientos para la realización del presente trabajo de investigación. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Daniela Guerra y Georgia Rothe. iv ÍNDICE DEDICATORIA……………………………………………………………………….. AGRADECIMIENTOS………………………………………………………………….. ÍNDICE………………………………………………………………………………….... ÍNDICE DE CUADRO…………………………………………………………………... RESUMEN……………………………………………………………………………….. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………………... CAPÍTULO I: EL PROBLEMA Planteamiento y formulación del problema…………………………………………… Objetivo General………………………………………………………………………… Objetivos Específicos…………………………………………………………………… Justificación de la Investigación……………………………………………………….. Delimitación de la Investigación……………………………………………………….. OS D A RV E S E SR ii iv v vii viii 1 4 5 10 10 11 13 CAPÍTULO II: MARCO TEÓRICO Antecedentes de la Investigación……………………………………………………. Bases Teóricas de la Investigación………………………………………………….. Delito de secuestro….……………………………………………………………… Sujetos del delito de secuestro……………………………………………………. Naturaleza jurídica del delito de secuestro………………………………………. Bienes jurídicos tutelados por el delito de secuestro……………………………. Legítima Defensa………………………………………………………………………… Estado de necesidad…………………………………………………………………….. La figura ética del mal menor…………………………………………………...………. Prohibición de pago de rescate…….…………………………………………………… Contrato de seguro………………..……………………………………………………… Las Partes en el Contrato de Seguros…………………………………………….. Contratos de Seguros de Vida………………………………………………………. Elementos Esenciales del Contrato de Seguros…………………………………. Contrato de Seguros en Caso de Secuestro………………………………………… Prohibición del contrato de seguro de secuestro……………………………………. Estado garante de Derechos Humanos……………………………………………. Derechos Humanos………………………………………………………………… Libertad Contractual ……………..……………………………………………….. Libertad personal…………………………………………………………………… Integridad Personal………………..………….……..………………………………. Derecho a la Vida………………………………….…………………………………. Bases legales de la Investigación……………….……………………………………… 15 16 19 25 26 28 32 32 35 37 39 41 44 46 48 51 53 54 61 62 63 64 66 67 CAPÍTULO III: MARCO METODOLÓGICO Tipo de investigación……………………………………………………………………. Diseño de la investigación……………………………………………………………… Fuentes de la investigación…………………………………………………………….. Técnicas de recolección de datos……………………………………………………… Técnicas de análisis de la información………………….…………………………….. 75 76 78 80 81 82 HO C E ER D v 83 CAPÍTULO IV: Análisis de los Datos Análisis de los datos…………………………………………………………………….. 84 Examinar la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.…………………………….. 84 Examinar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.………………………………………………………………………………. 99 Evaluar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate desde la concepción proteccionista del Estado respecto a los derechos humanos en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela.…………………………………………………………………………….. 107 CONCLUSIONES………………………………………………………………………... 125 RECOMENDACIONES…………………………………………………………………. 128 OS D A RV REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS…………………………………………………... E S E SR HO C E ER D vi 129 ÍNDICE DE CUADRO Matriz de Análisis………………………………………………………………………… OS D A RV E S E SR HO C E ER D vii 74 Universidad Rafael Urdaneta Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales Escuela de Derecho RESUMEN PROHIBICIÓN DE CONTRATACIÓN DE SEGUROS Y PAGO DE RESCATE EN CASO DE SECUESTRO PREVISTA EN LA LEGISLACIÓN DE LA REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA HO C E ER E S E SR D OS D A RV Autoras: Guerra Cafoncelli, Daniela Rothe Garrido, Georgia Tutor Académico: Padrón Acosta, Celina Fecha: Diciembre 2013. Esta investigación tuvo como objetivo analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Se cataloga dentro de una investigación jurídica de tipo descriptiva en la que se tomaron como fuentes principales la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) la Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009) y el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro (2001). Los autores utilizados como soporte teórico de la investigación fueron Casal (2012), Grisanti (2010), Morles (2001), Nikken (2006), entre otros. En las conclusiones se sostiene que las prohibiciones de contratación de seguros de secuestro y de pago de rescate consagradas en la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009) son inconstitucionales; ya que, quebranta la Constitución una norma que erige en delito la conducta razonable de los particulares, encaminada a proteger la vida y la libertad, propias o de un semejante. Además, se asevera que estas disposiciones legales, ignoran el estado de necesidad en el que se encuentran las familias, lo que las lleva a tomar estas medidas de protección extraordinarias aún en contravención de la ley, por encontrarse en una situación de desprotección ante la actual política criminal del Estado la cual no ha resultado ser la más eficiente para controlar el delito de secuestro y los derechos humanos que este delito vulnera. Palabras Claves: Secuestro, pago de rescate, seguros de secuestro, derechos humanos, libertad personal, estado de necesidad. E-mails:[email protected], [email protected] viii INTRODUCCIÓN En la última década, se ha presentado una situación deplorable en materia de acontecimientos delictivos para Latinoamérica. Tal como lo revelan los estudios, siete de cada diez secuestros registrados en todo el planeta ocurren en países de Latinoamérica. Actualmente, se aborda la realidad del secuestro como un riesgo latente que ha ido evolucionando de manera paulatina en el mundo, con un índice irreverente en América Latina y, por consecuente, en Venezuela. S O D A Es por esta realidad que en el año 2009R ante V la necesidad de un texto E S E legal que contuviera el crecimiento desmedido del delito de secuestro en el R S O Hla Ley contra el Secuestro y la Extorsión. Entre las territorio venezolano nace C E R DE novísimas regulaciones hechas por la mencionada ley, se encuentra la prohibición de pago de rescate y la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro. El presente trabajo detalla la investigación sobre el análisis jurídico de los hechos que han conllevado al legislador a acoger la referida prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro, prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela, por lo que resulta relevante para esta investigación concretar hasta qué punto la limitación de un derecho, a través de un texto legal, y que es producto de una medida del Estado para el resguardo de los derechos fundamentales, puede afectar paralelamente los mismos derechos involucrados. El estudio del Capítulo I, comienza enfocado en el problema del secuestro y sus visibles consecuencias en el entorno inmediato de las víctimas. Otras de las acciones emprendidas hacia el logro de los objetivos planteados, es el análisis de la situación de desprotección en la que se ven inmersos los ciudadanos frente a la amenaza constante de una retención 1 involuntaria, la cual a pesar de las medidas acogidas por el Estado, no han podido ser eficazmente controladas. La revisión de literatura relacionada al secuestro, conlleva a la consideración de dos perspectivas concatenadas como parte del mismo delito: por una parte, la afectación del patrimonio de la víctima de secuestro y por otra, los derechos humanos que inminentemente se ven quebrantados como consecuencia de esta práctica. OS D A RV Es así como después de tratar todo lo referente a la conceptualización del delito de secuestro y por lo tanto de los bienes jurídicos tutelados, se E S E SR analizan sus efectos en la familia y la comunidad en general. La investigación HO C E ER en caso de secuestro prevista en pago deD rescate se orienta entonces, a examinar la prohibición de contratación de seguros y la legislación de la República Bolivariana de Venezuela como parte de su Capítulo II; así como ahondar en las potestades del Estado para garantizar la protección de los derechos humanos y en la política criminal aplicada para tales fines. Como parte del Capítulo III se incluye la metodología utilizada para abordar los contenidos tratados y lograr los objetivos planteados en este estudio, la cual respondió al tipo jurídico descriptiva; a su vez, fue aplicada como técnica de recolección de datos la observación documental de la información recopilada referente al título ilustrativo. Asimismo, se utilizó como técnica de análisis de datos la hermenéutica jurídica, basándose en el análisis de textos legales y jurisprudenciales sobre la materia con la finalidad de dar respuesta a las interrogantes anteriormente planteadas. La investigación finaliza con el Capítulo IV, el cual tiene como objetivo el análisis y discusión de los resultados; en el mismo se hace un análisis individual y detallado de cada uno de los objetivos los cuales se enfocan en examinar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate, 2 para luego evaluar estas mismas prohibiciones desde la concepción proteccionista del Estado, tomando en cuenta los derechos humanos reconocidos y consagrados en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. A la luz de lo que podría ser una contradicción, el presente estudio muestra diferentes opiniones, doctrinas y casos particulares que proporcionan una visión general de cómo son percibidas e interpretadas estás disposiciones legales contentivas de las prohibiciones analizadas en OS D A RV caso de secuestro. E S E SR La investigación reseña la contraposición de los intereses generales HO C E son vulnerables DERante tan altos índices de comisiones de secuestro; y a la luz sobre los intereses individuales, en un contexto donde los derechos humanos de las normativas impuestas por el Estado que limitan estos derechos en su misión por protegerlos y garantizarlos. 3 E S E SR HO C E ER D OS D A RV CAPITULO I EL PROBLEMA 4 CAPITULO I EL PROBLEMA Planteamiento y Formulación del Problema Como primera consideración al tema que atañe a la presente investigación, se hace esencial esbozar lo que es el secuestro, refiriendo OS D A RV primordialmente, que el mismo es un tipo penal; más claramente, un delito; el cual consiste en privar de su libertad a una persona o a varias, en contra de su E S E SR voluntad, con la finalidad de exigir por su liberación un provecho ilícito o HO C E R bajo el nombre de rescate. usualmenteE D catalogado cualquier utilidad de tipo económico u otro beneficio de orden material, Atendiendo a la definición previamente señalada, resulta notoria la característica ofensiva del secuestro, ya que se observa como del delito in comento se desprende la violación de diversos derechos esenciales del hombre, derechos considerados inherentes a él, por el simple hecho de ser humano. Respecto a estos derechos vulnerados por el secuestro, se observa que, inicialmente, este delito fue catalogado como un delito que atentaba contra el patrimonio, puesto que la intención del autor era afectar el patrimonio de la víctima, es decir, su fin era la obtención de un rescate, entendiéndose este como una retribución monetaria dada a los secuestradores a cambio de la libertad del sujeto secuestrado. Sin embargo, la enorme relevancia de la antisocialidad y antijuricidad de esta conducta reside, fundamentalmente, en la innecesaria lesión de otros bienes jurídicos de la víctima diferentes al patrimonio, como lo son: la libertad personal, la integridad personal, la seguridad y el derecho a la vida, lo cual hace más reprochable el comportamiento tipificado. 5 Es por ello que, posteriormente, la clasificación del delito amplió sus horizontes, considerándose ahora, no solo como un delito contra el patrimonio, sino entendiendo al mismo bajo la concepción de un delito pluriofensivo puesto que, a pesar de que el fin buscado es la disminución del patrimonio del sujeto pasivo, resulta evidente que también constituye un delito que inminentemente afecta otros derechos como la libertad y la integridad personal. A raíz de los supuestos previamente señalados, las consideraciones para con el delito de secuestro ya no solo abarcan la de un delito grave; sino que también se entiende el mismo como un incidente de carácter crítico y una OS D A RV amenaza para la vida, además de acarrear claramente una violación ilegítima de la libertad individual que socava igualmente los derechos humanos. E S E SR Asimismo, el secuestro también tiene repercusiones devastadoras sobre los HO C E R o incluso para la economía y la seguridad de los Estados. economía DdeEestos familiares u otros terceros, pudiendo tener consecuencias adversas para la Como seguimiento de esta actividad, se constata que el secuestro es un problema creciente y de ámbito mundial, del cual toda persona podría llegar a ser víctima, hecho que en definitiva ha incidido en el desenvolvimiento social de los ciudadanos, por evitar colocar en una posición temeraria su seguridad personal. Dentro del marco de lo esbozado y refutando lo explanado, la Oficina de las Naciones Unidas Contra La Droga y el Delito (2006) calcula que más de 10.000 personas son secuestradas cada año, a menudo con consecuencias fatales y devastadoras. Resulta evidente como los cambios sociales han impulsado el incremento de diversos actos delictivos, entre ellos el secuestro, lo que ha conllevado a su vez, a modificaciones en el ordenamiento jurídico penal. Esto ha generado, la necesidad de tener mayor conocimiento de la problemática del secuestro y poseer una nueva óptica para abordar el problema. En todo caso, el problema que hoy en día se suscita en relación a este tipo delictivo no es ocasionado por falta de leyes que regulen la materia. Sin 6 embargo, las medidas que debe adoptar el Estado con la intención de prevenir la comisión de este delito, y así preservar los derechos de sus ciudadanos, no se deben limitar únicamente a la creación de la legislación apropiada o a la adopción de tratados internacionales especializados en la materia. En la actualidad, y de conformidad con el último estudio realizado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en el año 2009, en Venezuela se cometían alrededor de 16.000 secuestros por año. Al proyectar la cifra para incluir a toda la población en el país, el número de secuestros en ese período sube a 26,873, más de 73 diarios, o 94.4 por cada 100,000 habitantes. OS D A V según las estadísticas 2010 se realizaron 393 secuestros a nivel nacional, R E S E R publicadas en El Universal (2011). Referido a ello, cabe destacar que, aunque S HO la denuncia del delito de secuestro ante las C en la legislación venezolana E R E D autoridades tiene carácter obligatorio, el número real de casos que incluyen el De igual manera, se refiere que entre los meses de enero y marzo del año secuestro no siempre está totalmente claro, puesto que en muchos casos no se denuncian por temor a represalias; aunado al hecho de que la prohibición de pago de rescate prevista en la ley venezolana, al realizar una denuncia de esta naturaleza, los bienes de los sujetos pasivos pasan a ser congelados para evitar algún tipo de negociación con los delincuentes a manera de pago de rescate. De las evidencias consta, que la actuación del Estado venezolano ha demostrado no ser la más eficiente para acabar con la perpetración del delito de secuestro. Según García (2010), el secuestro es la actividad delictiva que más ha crecido en los últimos 10 años, siendo así necesaria, la creación de nuevas políticas o mecanismos que ayuden a reducir los índices de secuestros. En virtud de ello, corresponde ahora al Estado crear medidas eficaces de aplicación de la ley y mantener un sistema de justicia eficiente, pues de nada sirve estipular una sanción grave para los autores de secuestros, si éstos jamás son capturados, enjuiciados y condenados. 7 Como una apreciación más amplia de las consecuencias que este delito ha tenido a nivel continental, Carrión (2002), afirma que Latinoamérica, destacándose México, Perú, Colombia y Nicaragua como los más afectados junto a Venezuela- está viviendo una situación social diametralmente opuesta a la de los años 80. Frente a la actual crisis económica, a las nuevas políticas de ajustes implantadas por los gobiernos, a la modernización de los procesos estadales y, en general, a la apertura económica, ha resultado en un impacto ascendente para la violencia urbana y el deterioro ambiental con lo cual se ha generalizado la inseguridad individual, social y económica del país. OS D A RV La recopilación de material escrito detallado sobre todos los casos relacionados al título ilustrativo es una tarea compleja, puesto que la doctrina E S E SR existente recoge poca información en relación a la víctima de secuestro y al HO C E R a costa de para rescatar con vida al secuestrado. DsuEpatrimonio, estado de necesidad al que es sometido su grupo familiar al tener que negociar, Desde una perspectiva general, el secuestro como delito sigue siendo considerado como un fenómeno sociopolítico, los esfuerzos del Estado están dirigidos a invertir en la represión así como en el aumento desproporcionado de las penas tipificadas para este delito, obviando el estado de necesidad en el que se encuentran los familiares de una víctima de secuestro. Sin duda, todo análisis o consideración debería iniciarse a la luz de la situación del secuestrado y su familia para luego pensar en los agresores. Es así como Kebler (1995), al referirse a esta omisión, afirma que no existen mecanismos de apoyo a la situación de impotencia, desorganización y trauma que sufre el núcleo familiar sometido al secuestro de uno de sus miembros el cual usualmente termina en una grave pérdida patrimonial. En lo esencial, el secuestro genera una situación de desprotección al confrontar o exigir al Estado la garantía de la seguridad esperada y no recibirla; una sensación de no contar con los mecanismos de regulación social que generen protección a las familias y un efecto desmesuradamente negativo en 8 la productividad de los familiares al verse en la obligación de tener que ejecutar un pago con la finalidad de recuperar la libertad de la persona secuestrada. A pesar de ser la negociación con los delincuentes la manera usual de acción de las partes afectadas por este delito, el Estado ha prohibido expresamente al momento de legislar la posibilidad de que las familias puedan acudir a estas medidas alternativas para la restitución de la libertad del sujeto víctima del delito, como lo son la prohibición de contratación de seguros para el secuestro y la prohibición de pago de rescate; ambas previstas en la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009). OS D A V acabar con el desmedido Rpara de la intervención gubernamental apropiada E S E R S crecimiento del delito de secuestro, que ya se ha mencionado anteriormente; O H C E han visto en la necesidad de adoptar éstas medidas los ciudadanos se R E D Sin embargo, en vista del exponencial crecimiento de este delito y a falta extraordinarias, aun en contravención de la ley, como el mecanismo más expedito para hacer cesar la perpetración de este delito. La Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009) nace ante la necesidad de un texto legal que contuviera el crecimiento desmedido del delito de secuestro en el territorio venezolano y con la cual queda franqueada la finalidad de prevenir, tipificar y sancionar los delitos de secuestro y extorsión, así como de antemano enfatizar la pertinencia de garantizar la protección de la integridad física de las víctimas y sus bienes antes estos flagelos. Entre las novísimas regulaciones hechas por la mencionada ley, se encuentra la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro, así como la prohibición del pago de rescate; medidas que han sido adoptadas por otros Estados que también se han visto gravemente afectados por el delito de secuestro, especialmente en Latinoamérica. Dentro de esta perspectiva, es pertinente resaltar el deber que posee el Estado de garantizar y proteger los derechos humanos, deber que no sólo se 9 encuentra consagrado en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sino también en diversos tratados internacionales y que es, en sí, una finalidad del Estado. La misma función la ejerce a través de la administración y de los demás Poderes Públicos, como por ejemplo el Poder Legislativo, el cual tiene el deber de crear leyes que regulen los derechos constitucionales, creando limitaciones que no menoscaben la naturaleza del mismo. Por consiguiente, es relevante para esta investigación concretar hasta qué punto la limitación de un derecho realizada a través de un texto legal, y que es S Omismos D los A RV producto de una medida del Estado para el resguardo de los derechos fundamentales, puede afectar paralelamente ESE SR O H EC una vez realizadas Así E lasR cosas, D involucrados. derechos las consideraciones esbozadas anteriormente, surge la siguiente interrogante: ¿Cómo analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela? Objetivo General Analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Objetivos Específicos Examinar la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Examinar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro 10 prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Evaluar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate desde la concepción proteccionista del Estado respecto a los derechos humanos en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Justificación de la Investigación En los últimos años, se ha presentado una situación deplorable en materia de acontecimientos delictivos para Latinoamérica. Según el estudio OS D A V secuestros registrados en Fundación País Libre (2011), siete de cadaRdiez E S E todo el planeta ocurren en paísesR latinoamericanos. Actualmente, se aborda la S O CHcomo un riesgo latente que ha ido evolucionando de realidad del secuestro E R E maneraD paulatina en el mundo, con un índice irreverente en América Latina y, realizado en la VII Conferencia Subregional de Defensa en Chile por la por consecuente, en Venezuela. Si bien es cierto que el Estado ha asumido la responsabilidad de combatir de manera tajante este delito, no es falso que a pesar de los esfuerzos y logros legislativos alcanzados en esta materia, el delito de secuestro sigue siendo un peligro latente en la sociedad. Es por lo que se infiere, que la República aun no ha alcanzado los mecanismos de regulación social necesarios, capaces de eliminar el desmedido índice que presenta este delito, lo que arrastra a las familias a un estado de necesidad tal, que se ven obligados a recurrir a medidas extraordinarias de rescate y resguardo, como lo es el pago de una suma de dinero a los delincuentes con el fin de restituir la libertad de la persona secuestrada de manera célere y, por otro lado, la contratación de seguros de secuestro como un mecanismo preventivo de protección personal alternativo, en aras del resguardo de la integridad y la seguridad personal, sin importar 11 que estas dos medidas estén expresamente prohibidas por la ley. En la presente investigación se revisa, en primer lugar, la prohibición de contratación de seguro nacional o extranjero que contemple pólizas de pago para la liberación de la víctima prevista en la Ley contra el Secuestro y Extorsión; siendo este tipo de pólizas una medida preventiva actualmente acogida por muchos, pese a tratarse de un acto ilícito que conlleva a una sanción penal. De igual forma, el segundo objeto a examinar es la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro también prevista en la norma in comento; OS D A RdeVlos venezolanos, en vista del resguardo a la seguridad y la libertad personal E S Eactualidad el delito de secuestro. R S inminente riesgo que constituye en la HO C E R E D Dicho lo anterior, se evidencia la relevancia de la presente investigación, estas prohibiciones se vinculan con el fin esencial del Estado de brindar un debido a que la misma evalúa la legalidad de los mecanismos de protección necesarios para los ciudadanos en la coyuntura actual de la República Bolivariana de Venezuela, tomando en cuenta que el objetivo principal es el de resguardar sus derechos humanos y esenciales de Rango Constitucional. De igual manera, los resultados arrojados permitirán determinar si es prudente la prohibición de contratar seguros de secuestro y la prohibición de todo crédito, fianza, aval destinado al pago para la liberación de secuestrados; o si por el contrario, resultaría pertinente abolir dichas prohibiciones. La investigación se justifica teóricamente en cuanto se analizó doctrina y jurisprudencia tanto nacional como extranjera, así como también, diferentes criterios sentados por otros Estados con respecto al secuestro y el pago de su rescate, así como del aseguramiento de personas que se sientan susceptibles de ser víctimas de este delito. La investigación se justifica desde el punto de vista práctico en cuanto busca determinar si resulta pertinente que el Estado venezolano legalice estos 12 mecanismos alternos de protección personal en caso de secuestro en aras de garantizar la seguridad y demás derechos esenciales de sus ciudadanos. Finalmente, la presente investigación se justifica metodológicamente ya que al haber realizado un análisis sustancial del tema, el mismo puede ser utilizado como antecedente para investigaciones futuras que guarden relación con la presente investigación; teniendo en consideración el hecho de que en Venezuela no habían existido hasta ahora investigaciones relativas a la prohibición de contratación de seguros de secuestro ni a la prohibición relativa al pago de rescate, por lo que se clasifica la presente investigación como OS D A RV novedosa en materia Penal, Constitucional y Mercantil tanto para Venezuela como para legislaciones extranjeras. E S E SR Atendiendo a lasOconsideraciones anteriormente esbozadas, se H C E social y contemporánea que la presente investigación materializaE laR relevancia D contempla, en vista de que trata derechos de Rango Constitucional con el fin esencial de exigirle al Estado que asegure la protección integral de los particulares y el mejoramiento de la situación de inseguridad social que se presenta en la actualidad permitiendo medios alternativos de protección a los venezolanos y no limitando los mecanismos de resolución de este problema que afecta a la sociedad en general. Delimitación de la Investigación El ámbito de estudio de esta investigación se delimita al territorio de la República Bolivariana de Venezuela, el cual se desarrolló en el periodo comprendido entre mayo y diciembre del año 2013. El análisis de este trabajo de investigación está basado teóricamente en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela y se encuentra enmarcada en el ámbito legal al Derecho Penal y los Derechos Humanos, contenidos en el Derecho Público, y al Derecho Mercantil, contenido en el Derecho Privado Interno. 13 La presente investigación toma como base legal las disposiciones contenidas en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009), el Código Penal (2000), en la Ley del Contrato de Seguro (2001) y en la Ley de la Actividad Aseguradora (2010) y la misma tiene como objetivo general el análisis de la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela, así como indagar en el rol del Estado en la labor de proteger y garantizar los derechos humanos. OS D A RV E S E SR HO C E ER D 14 OS D A RV E S E SR HO C E ER D CAPITULO II MARCO TEORICO 15 CAPITULO II MARCO TEÓRICO Antecedentes de la Investigación Para la realización del presente trabajo de investigación se han tomado en consideración estudios realizados anteriormente de la misma o similar S O D A que se presenta. De la revisión bibliográfica V R realizada en torno a las E S investigaciones relacionadas con R el E tema propuesto, se han destacado las S O siguientes: CH E R DE naturaleza que resultaren útiles como modelo de base en la investigación Martiñón (2008) en su tesis doctoral titulada “El Delito de Secuestro” señala como objeto de estudio el análisis del delito de secuestro en el Código Penal Español, tanto desde una perspectiva conceptual, como dogmática y político criminal; en el cual supone que el delito de secuestro es una de las manifestaciones más graves de la criminalidad en el momento actual, desde cualquier punto de vista que se analice, sobretodo en Latinoamérica. La hipótesis de la que se parte en el mencionado trabajo reside en que el adecuado análisis del bien jurídico del delito de secuestro se constituye en el cimiento de la correcta interpretación de la figura delictuosa, capaz de resolver los diversos casos conflictivos que se presentan en la praxis. Como resultado de la investigación, se concluye en cuanto al tema de la naturaleza jurídica, que el secuestro es un delito con un nomen iuris propio que se forma de la fusión de los delitos de “detenciones cometidas por particulares” y “la extorsión”. Ambos perdiendo su autonomía típica integrando un diverso delito con la naturaleza jurídica de ser de acción, como 16 resultado, además de lesión y caracterizado por ser un delito grave, plurisubsistente, indiferente, de comisión instantánea con efectos permanentes, de perpetración necesariamente dolosa y al mismo tiempo contenedor de un elemento subjetivo especial. Asimismo, la naturaleza jurídica del bien jurídico del secuestro se describe con la “tesis de la voluntad presunta”, a la que se propone agregar un correctivo que versa en que la presunción es iuris tantum y con la que se afirma que toda persona puede ser víctima de secuestro porque tiene OS D A de una libre renuncia a la voluntad, que nadie RVdesea ser privado de su E S E R facultad ambulatoria. S HO C E ERcontexto, se observa que la investigación respondió a las EnDeste derecho a la libertad ambulatoria y se presupone, salvo prueba en contrario características de una investigación de tipo monográfica descriptiva, de la cual se tomaron como aportes relevantes lo desarrollado en el capítulo I y II de la misma, referente al análisis del concepto del delito de secuestro, así como también lo referente al bien jurídico protegido por el presente delito. Cárdenas (2005), en su trabajo especial de grado titulado “La Legítima Defensa en Venezuela” se propone como objetivo principal analizar la legitima defensa en el ordenamiento jurídico penal venezolano, revisando las condiciones y aspectos doctrinales y jurisprudenciales relativos a esta institución, vista como causa de justificación y eximente de responsabilidad, en segundo lugar determina los bienes o derechos jurídicamente defendibles y tutelados por el ordenamiento jurídico penal; y en tercer lugar, analiza la defensa de terceros yuxtaponiéndola a la legítima defensa personal. Respecto a la metodología empleada para la realización de la investigación, se señala que se utilizó una investigación de tipo documental con diseño bibliográfico en un nivel descriptivo. 17 En relación a las conclusiones, primeramente se argumenta que la norma que regula la legítima defensa en Venezuela se muestra subjetiva, por lo que es imprecisa y poco detallada, con relación a las definiciones de las circunstancias en las que se produzcan las condiciones de procedencia y en cuanto a los derechos o bienes defendibles. De la investigación referida, se utilizaron como aportes para el presente trabajo todo lo referido a la conceptualización de la legítima defensa y los supuestos necesarios para que se constituya esta causal eximente de OS D A autor respecto a las causales de justificación. RV E S E SR O Alvarez y Madriñan (2001) en su trabajo de investigación titulado “El H C E R E Riesgo Asegurable en Colombia” establecen como objeto de Secuestro Dcomo responsabilidad, asimismo, se utilizó lo referente al análisis realizado por el investigación el análisis del seguro contra el secuestro en Colombia así como la prohibición de poseer un seguro contra el secuestro en la legislación colombiana. El mismo trabajo trata en su Capítulo I todo lo referente a los aspectos fundamentales del contrato de seguro, para un posterior estudio del delito de secuestro en el Capítulo II asimismo, las autoras hacen mención a las pólizas contra el secuestro contraídas en el exterior en el tercer capítulo de la investigación. En este sentido, en el capítulo IV, presenta un análisis del contrato de seguro de secuestro y las consecuencias que se derivan de la contratación del referido seguro en la República de Colombia. Y finalmente, el quinto Capítulo va enfocado al análisis crítico por parte de las autoras de las bases teóricas estudiadas. Con respecto al tipo de estudio, se observó que es de tipo documental, elaborado como una investigación descriptiva, con un diseño documental, pues se apoya en el análisis documental de textos de diferente naturaleza, leyes, sentencias e informes varios que han permitido la consecución de los objetivos propuestos. 18 En las conclusiones se sostiene que no es justo que el Estado sancione a aquel que con miras de salvaguardar su vida o la de un familiar decida contratar seguros contra secuestro, nacionales o extranjeros, ya que mientras el Estado sea incapaz de proteger a sus ciudadanos, estos están en todo su derecho de buscar autoprotección. De la referida investigación, se tomaron como aportes para la realización del presente trabajo de investigación lo desarrollado en el Capítulo I, II y IV de la misma, referente a los aspectos fundamentales del OS D A también del bien jurídico protegido por el presente RVdelito. E S E R S De las investigaciones HO mencionadas anteriormente se identificaron C E ER los cuales sirvieron como sustento para el desarrollo y elementos Drelevantes contrato de seguro análisis del concepto del delito de secuestro, así como logro de los objetivos planteados en la investigación realizada. Sobre la base de las ideas de los trabajos descriptivos-analíticos que ponen como evidencia los autores en sus trabajos de investigación se tomaron, para la realización del presente trabajo de investigación, aportes de tipo bibliográficos los cuales sirvieron como complementación de las bases teóricas de la investigación. Bases Teóricas El Delito de Secuestro El nacimiento del delito de secuestro se remonta a los tiempos más antiguos, la búsqueda insaciable desprendida del hombre con el objeto de enriquecerse económicamente ha logrado que él mismo sea partícipe en las prácticas más abruptas concebidas en una sociedad. Inicialmente, en Roma; la institución de la esclavitud permitió que hombres secuestraran a otros hombres en calidad de esclavos con el fin de venderlos y obtener un beneficio económico por su entrega. En esencia, el delito de secuestro no ha cambiado significativamente su contenido; mantiene actualmente el mismo 19 fin de obtener un lucro cuantificable económicamente que igualmente tenía durante la vigencia del Imperio Romano y la Edad Media. Sobre la base de las ideas ligeramente esbozadas, se parte de la conceptualización básica del delito de secuestro, entendiéndose el mismo como “la detención o retención forzosa de una persona para exigir por su rescate o liberación una cantidad u otra prestación sin derecho, como prenda ilegal" (Cabanellas, 1979:48). A este respecto, bajo la concepción de Grisanti (2010) el secuestro es entendido como: OS D A RV El acto por el cual se priva de libertad de forma ilegal a una persona o grupo de personas, normalmente durante un tiempo determinado, y con el objetivo de conseguir un rescate u obtener cualquier tipo de crédito político o mediático (p.291). E S E SR HO C E ER D Respecto al criterio internacional, la Organización de Las Naciones Unidas (2002) ha expresado que el secuestro consiste en detener ilícitamente a una persona o personas en contra de su voluntad, con la finalidad de exigir por su liberación un provecho ilícito o cualquier utilidad de tipo económico u otro beneficio de orden material, o a fin de obligar a alguien a que haga o deje de hacer algo. Respecto a la legislación que a la presente investigación atañe, en la República Bolivariana de Venezuela, el primer fundamento jurídico del delito de secuestro data del Código Penal de 1897, el este se establecía en el artículo 417 una pena de presidio de 3 a 8 años para dicha conducta ilícita, la cual era establecida “aunque la tentativa sea infructuosa”, manteniéndose en las mismas condiciones en la modificación hecha en el Código Penal de 1901. Posteriormente, en el año 1912, el Código Penal modifica la pena de presidio tipificada para el delito de secuestro imponiéndola de 4 a 9 años, y en 1915 el legislador modifica la expresión anteriormente empleada por: “aun 20 cuando no se consiga su intento”, la cual es de mayor amplitud que la tentativa infructuosa. En 1964 se inicia la ola de secuestros en la ciudad capital por lo que se hace inminente la reforma del Código Penal que establece una pena de presidio de 10 a 20 años, esta modificación se mantiene inclusive con la promulgación del Código Penal del año 2000; posteriormente en 2005 se modifica el artículo incluyendo una amplia gama de supuestos de hechos y estableciéndose una pena de 20 a 30 años en el tipo básico. OS D A RV A lo largo de la historia venezolana, mucho se habló sobre la E S E SR necesidad de un texto legislativo especial en materia de secuestro. Luego de HO C E Permanente DEdeRDefensa y Seguridad de la Asamblea Nacional, finalmente, el diversos intentos y proyectos de ley, discutidos desde la Comisión 4 de junio de 2009, se promulga la “Ley contra el secuestro y la extorsión”, publicada en Gaceta Oficial No. 39.194; este cuerpo legal compila un conjunto de normas especiales con el objeto de prevenir, tipificar y sancionar los delitos de secuestro y extorsión y garantizar la protección e integridad física de las víctimas y sus bienes. Es así como la ley in comento, tipifica en su Capítulo II, el delito de secuestro dentro de los siguientes términos: Quien ilegítimamente prive de su libertad, retenga, oculte, arrebate o traslade a una o más personas, por cualquier medio, a un lugar distinto al que se hallaba, para obtener de ellas o de terceras personas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su libertad, será sancionado o sancionada con prisión de veinte a treinta años. Incurrirá en la misma pena cuando las circunstancias del hecho evidencien la existencia de los supuestos previstos en este artículo, aun cuando el perpetrador o perpetradora no haya solicitado a la víctima o terceras personas u obtenido de ellas 21 dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de la libertad del secuestrado o secuestrada. Atendiendo a estas consideraciones se hace necesario, a estos efectos, exponer que la legislación venezolana ha previsto una clasificación de este tipo delictivo en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión del 2009, la cual no se apega de manera total a la clasificación de la corriente mayoritaria de la doctrina penalista, sino que, por su parte, clasifica este tipo penal OS D A RV primero de manera genérica, como ha sido definido ejusdem, donde se encaja al delito de secuestro como un género y desglosando varias especies del mismo, a saber: E S E SR HO C E a) Simulación ER de secuestro: una de las modalidades de este delito D suscitadas en la actualidad son los llamados autosecuestros; esta figura refiere aquella conducta o acción donde la persona finge o aparenta que ha sido privada ilegítimamente de su libertad, retenida, ocultada, arrebatada o trasladada a un lugar distinto al que se hallaba, con el objetivo de crear una situación falsa para lograr un beneficio personal. La simulación de secuestro la llevan a cabo mayormente menores o jóvenes, quienes con esta maniobra han encontrado la fórmula para obtener recursos económicos, acción que pueden realizar solos o de manera asociativa. Dicho delito se encuentra tipificado en el artículo 4 de la Ley Contra el Seguro y la Extorsión en los siguientes términos: Quien simule estar secuestrado o secuestrada con el propósito de obtener dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones de parientes o parientas consanguíneos o afines, cónyuge, concubina o concubino, adoptante o adoptado, empresas, funcionarios públicos o funcionarias públicas o particulares, será sancionado o sancionada con prisión de cinco a diez años. 22 b) Secuestro con fines políticos, conmoción o alarma: respecto a este tipo de secuestro, se observa que el legislador venezolano agrupó varias modalidades consagradas por la doctrina de manera individual en un solo tipo delictivo, en efecto, el artículo 5 de la ley contra el Secuestro y la Extorsión señala: Quien secuestre a una o más personas como parte de una conspiración contra la integridad de la Nación o sus instituciones, o con la finalidad de atentar contra la estabilidad de los órganos del Poder Público, dar publicidad o propaganda a una causa política, ideológica o religiosa; o para generar conmoción o alarma pública OS D A RV E S E SR c) Secuestro breve: este tipo de secuestro, es conocido en otros HO C E R venezolana lo contempla dentro de los siguientes términos: DE Estados bajo la figura de “secuestro express”, al respecto nuestra legislación Artículo 6. Quien secuestre por un tiempo no mayor de un día a una o más personas, para obtener de ellas o de terceras, personas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su libertad. d) Secuestro en medios de transporte: la mencionada ley contra el secuestro y la extorsión, consagra como una modalidad de secuestro aquellos cometidos en medios de transporte, al respecto, en su séptimo artículo, refiere lo siguiente: Quien secuestre a los o las ocupantes de naves, aeronaves, vehículos o cualquier otro tipo de transporte, público o privado, con el fin de trasladarlos o trasladarlas en el mismo medio a un lugar distinto al de su destino, alterar su ruta o ejercer su control. e) Secuestro para canje de personas: en relación a este tipo de secuestro, la ley contra el secuestro de extorsión como última modalidad de este delito ha estipulado en su artículo 8 la tipicidad del mismo en los 23 siguientes términos: Artículo 8. Quien secuestre a una o más personas para exigir la liberación de personas sujetas a una medida cautelar de privación judicial preventiva de libertad, o que se encuentren sentenciados o sentenciadas o condenados o condenadas como autores o autoras, cómplices, cooperadores o cooperadoras de cualquier delito, será sancionado o sancionada con prisión de diez a quince años De lo referido con anterioridad, resulta relevante señalar que la modalidad de secuestro practicada con mayor frecuencia en la actualidad, -y OS D A RV el que se toma como base para la realización de la presente investigación-, E S E SR secuestro genérico; con respecto a ello, se hace pertinente traer a colación O H C un extracto E deR la E Exposición de Motivos de la Ley 40 de 1993, la cual rige la D materia de secuestros en la República de Colombia, la cual señala respecto es el secuestro económico, también llamado secuestro propiamente dicho o al delito de secuestro lo siguiente: El secuestro se ha convertido con el tiempo en una verdadera industria y en un negocio de alta rentabilidad para los delincuentes comunes, los guerrilleros y los narcotraficantes. Así lo han demostrado importantes y profundas investigaciones que sobre el tema se han realizado. Son ya muy pocas, pero no menos aberrantes y atroces, las retenciones que se cometen con fines políticos o publicitarios. Hoy, la motivación principal que impulsa a los delincuentes es de tipo económico. La vida y la libertad de los seres humanos han quedado sin valor alguno. Estos derechos, que la Constitución Política señala como fundamentales, no tienen valor intrínseco; solo cuentan siempre que puedan representar alguna retribución en dinero. A tal extremo se ha llegado con esta situación que ya ni siquiera se secuestra a personas que tienen abundantes bienes de fortuna (…) Con respecto a las cifras oficiales del delito de secuestro, en Venezuela, según datos aportados por la Federación Nacional de Ganaderos de Venezuela (FEDENAGA, 2006), de dos secuestros que se registraron durante el período 1959-1964, época del surgimiento de la democracia en el 24 país, se pasó a 115 casos entre los años 1965 a 1993; luego, de 1994 a 1999 se aprecia un notorio aumento, que arroja una cifra de 190 sucesos, y de 1999 hasta el 2006 se habían registrado 1.505 casos, totalizando 1.812 secuestros en 47 años de democracia. Siguiendo este orden, según la última Encuesta Nacional de Victimización y Percepción de la Seguridad Ciudadana realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en el año 2009, unas 16.917 personas fueron secuestradas entre julio del 2008 y julio del 2009, cifra sin OS D A estas las últimas cifras oficiales registradas en la República Bolivariana de RV E S E Venezuela. SR O H C E R E De D lo anteriormente expuesto, Áñez y Han (2010) arguyen el hecho de precedente en el país, que equivale a más de 46 secuestros diarios; siendo que Venezuela ha cambiado en forma notable sus patrones: de ser el secuestro un delito predominantemente político, fronterizo y ejecutado por grupos organizados, ha pasado a ser uno de objetivos sobre todo económicos, urbano, y ejecutado con un fin de lucro por la delincuencia común. Sujetos en el Delito de Secuestro En este tipo penal, el sujeto activo puede ser cualquiera, aunque no sea la misma persona que va a beneficiarse del precio del rescate. Tal como lo indica Grisanti (2010), este es “un delito de sujeto activo indiferente, que puede ser perpetrado, indistintamente, por cualquier persona física e imputable” (p.293). A su vez, el referido autor señala que el sujeto pasivo también puede ser indiferente, sin embargo, hay que hacer la siguiente distinción: En lo que respecta al bien jurídico de la propiedad, el sujeto pasivo es la persona a quien se pide –y en ciertos casos paga- el precio 25 que el secuestrador ha establecido para liberar al secuestrado, es decir, el rescate. Esta persona puede ser la secuestrada o un tercero (un familiar o un amigo del aprehendido). En cambio en lo que toca al bien jurídico de la libertad, el sujeto pasivo es solo la persona privada de dicho bien jurídico. (p.294). A su vez, Mendoza (1961) reitera que en el delito de secuestro el sujeto activo puede ser cualquiera que no sea la misma persona que va a beneficiarse del precio del rescate. Con respecto a los sujetos pasivos, el mismo autor señala que puede haber pluralidad de sujetos pasivos, que serían el secuestrado y los terceros a quienes se les cause el daño OS D A RV doble, primeramente afecta la libertad personal pero a su vez es un delito E S E SR que atenta contra la propiedad. O H EC R E D Jurídica del Delito de Secuestro Naturaleza patrimonial. Esto se explica porque el atentado en el delito de secuestro es El delito de secuestro tiene un nomen iuris propio, cuyas características vienen condicionadas por la forma de tipificación que adopte el legislador. En Venezuela, el secuestro se tipifica como un delito permanente, Jeschek (1981) afirma que los delitos permanentes son aquellos en los cuales el hecho se renueva continuadamente manteniéndose estado antijurídico por la voluntad del autor. Indica por igual, Grisanti (2010) que el secuestro se trata de un delito permanente puesto que es un delito cuyo proceso ejecutivo se prolonga por un lapso más o menos largo, que dura a voluntad del sujeto activo y se continúa perpetrando mientras el secuestrador mantenga privada de su libertad a la persona secuestrada. Respecto a la naturaleza jurídica del delito in comento, describe Fontán (1969): 26 Por la característica que señala el verbo secuestrar, se trata de un delito permanente, que se consuma al privar la libertad de un sujeto pasivo, situación que se prolonga en el tiempo y cesa solamente cuando el autor la modifica de modo que la privación de libertad deje de tener lugar. (p.545) Conforme a las opiniones planteadas anteriormente de los distintos autores, se puede inquirir que en el delito de secuestro la consumación comienza en el momento en que se priva de la libertad a una persona con alguno de los propósitos específicos que tiene el delito de secuestro. Igualmente, Díaz (1998) apunta que “aunque el delito se consuma en el OS D A RVpermanente” (p.68); dicha otro lugar, persiste en el tiempo como delito E S RE consumación no se agota O en S ese momento, se prolonga y perdura durante ClaHpersona este privada de libertad. El agotamiento se E todo el tiempo en que R E D produce cuando la privación de la libertad cesa, no siendo necesario el logro instante mismo en que se priva a la víctima de la posibilidad de trasladarse a de los propósitos para que el delito se consume. Además de enmarcarse el delito de secuestro como un delito de naturaleza permanente, ha señalado Grisanti (2010) que la presente figura penal también responde a una naturaleza compleja, es decir, se considera como un delito complejo, puesto que el mismo ofende varios bienes jurídicos; esencialmente el de la propiedad y el de la libertad. Atendiendo a estas consideraciones, queda claro que secuestrar significa privar ilegítimamente de su libertad a una persona, con la finalidad de obtener un rescate o beneficio a cambio de restituir su libertad al secuestrado; este delito empieza a consumarse en el momento en que el secuestrador priva de su libertad a la persona secuestrada y se sigue consumando ininterrumpidamente mientras el agente mantenga aprehendido al secuestrado, aun cuando el sujeto activo no consiga su intento: obtener el rescate. Ya que el delito se perfecciona con la privación de libertad, es decir, una vez que la persona ha sido detenida, no cuando se logra el rescate. 27 Para Núñez (1967), representa una anomalía señalada por la doctrina la circunstancia de que a pesar de constituir el secuestro un delito contra la propiedad, su consumación no resida en la lesión del patrimonio ajeno, sino en la lesión de la libertad personal con fines de rescate, La consumación de este delito contra la propiedad solo supone un acto de privación de la libertad personal ajena, tendiente a la lesión de la propiedad de otro. Una de las diferencias de este tipo penal con cualquier otro es, tal como expresa Febres (1969), el elemento psíquico del delito de secuestro, el OS D A V específico de obtener y la intención de secuestrar, sino también en elR objetivo E S E precio de su libertad el dinero, las R del secuestrado o de un tercero, como S HO C cosas, los títulos oE documentos. DER cual no solo consiste, en el dolo genérico, o sea la voluntad consciente y libre La enunciación típica del delito de secuestro se desprende que implícito en el delito está a) detener o encerrar a una persona, b) mantenerla privada y c) exigir el cumplimiento de una obligación. Tres conductas que racionalmente no pueden explicarse cometidas por una violación de uno o unos deberes de cuidado sino que la intención del activo es necesariamente con dolo directo caracterizado porque la intención empata con la descripción típica. Sin que esto se confunda con el caso de la detención cometida por particulares (Martiñón, 2008). Bienes Jurídicos Tutelados por el Delito de Secuestro El delito de secuestro es considerado como un delito pluriofensivo, puesto que vulnera una variedad de bienes jurídicos tutelados por el derecho. En este sentido, la Sala de Casación Penal, con ponencia del Magistrado Eladio Ramón Aponte Aponte, en fecha 29 de octubre del año 2008, estableció: 28 En la legislación patria, el delito de secuestro posee un carácter complejo y pluriofensivo, con el mismo se busca afectar la propiedad, el patrimonio económico de la víctima, de sus parientes cercanos, o personas de su más próximo entorno, y para esto, como medio de coacción, se recurre a la privación ilegítima de la libertad de la persona víctima del secuestro, la intención es retener a la víctima con el ánimo de conseguir un beneficio, ocasionando un daño no sólo patrimonial sino también psicológico, social y familiar a la víctima. Inicialmente, el delito de secuestro era enmarcado como uno de los delitos contra la propiedad; aunque algunos autores y Códigos penales, - OS D A contra el patrimonio, ya que indican que algunos RV tipos de esta familia E S E R delictiva no entrañan un ataque mero a la propiedad. Tomando esta posición, S O H Soler (1963) apunta lo siguiente: EC R E D verbigracia: el Código Penal Italiano-, prefieren la denominación de delitos Tal vez la expresión patrimonio podría ser impugnada teóricamente inconveniente, porque dada la abstracción de su concepto, dentro de él deben considerarse contenidos no solo los bienes y las cosas, sino también las deudas. Ahora bien, esta clase de delitos no consiste en alterar simplemente el patrimonio de otro, en modificarlo, sino en disminuirlo, eso es: alterar la relación interna al patrimonio mismo entre el activo y el pasivo. Hablando en términos muy generales, consisten siempre en quitar o disminuir un crédito (derecho) o aumentar una deuda (obligación). No son pues, delitos contra el patrimonio sino contra la parte activa de él, en definitiva, contra derechos, contra el derecho del sujeto a que no sea alterado su estado patrimonial sin intervención de su voluntad o en forma arbitraria. (p.150, 151) En definitiva, todas las definiciones de patrimonio coinciden en concebirlo como una unidad que incluye tanto a los activos como a los pasivos de un determinado sujeto. En concordancia a lo planteado por Soler (1963), Grisanti (2010) asegura de igual forma que “no hay delitos contra el patrimonio, conceptuado como tal unidad. Habría tan solo delitos contra el activo patrimonial. Y eso es lo que llamamos propiedad, en derecho penal” (p.173). 29 A este respecto, es menester señalar que el Código Penal venezolano ampara el derecho de propiedad no solo en sentido civilista, sino que además ampara los otros derechos reales, los llamados personales y de crédito y la vinculación de hecho entre una persona y una cosa. En este sentido, nuestro Código Penal emplea la denominación de propiedad en sentido amplio, de modo que para nuestro Código no solo comprende el derecho de propiedad o el dominio, sino también la posesión, la tenencia y todo derecho real. OS D A propiedad, debe asimilarse que la propiedad, RV como bien penalmente E S E R protegido, está integrada por S todos los bienes susceptibles de apreciación O H económica que pertenecen EC a una persona física o jurídica, sin ser inherentes R E D Para comprender el secuestro desde la concepción de delito contra la a ella. Los bienes jurídicos inherentes a la persona, como su vida, su libertad, su honor y sus facultades y aptitudes personales, no son una propiedad, en sentido jurídico, y que no constituyen objetos con existencia distinta e independiente a la persona misma. Ahora bien, partiendo de la concepción que enmarca al delito de secuestro como un delito que afecta la propiedad, es menester no obviar la característica pluriofensiva que ataña este tipo penal, puesto que aunque el fin último de este delito sea el lucro, más concretamente: el pago del rescate, no es menos cierto que para llegar a este fin el medio utilizado es la privación ilegítima de libertad. A pesar de las consideraciones hechas por diferentes doctrinarios, se hace necesario esclarecer que el delito de secuestro con frecuencia, lesiona un derecho personal y no real, ya que no siempre es obtenido el rescate, pero siempre se le priva a alguien de su libertad; por estas consideraciones, se observa que el presente delito afecta, además del patrimonio, otros bienes jurídicos como la libertad y la integridad personal. 30 El significado de libertad es muy amplio y no absoluto, Cabanellas (1978) la define en líneas generales como “Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos”. La libertad personal es un derecho reconocido en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el artículo 44 establece “La libertad personal es inviolable”, y también es reconocido en los principales instrumentos de derechos humanos ratificados por la República, los cuales tienen jerarquía constitucional a tenor de lo dispuesto en el artículo 23 de la Carta Fundamental. Uno de estos instrumentos es el Pacto OS D A RV Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual en su artículo 9 establece: E S E SR HO C E ER Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta. D De ello se puede entender entonces que las privaciones de la libertad son legítimas cuando tienen por autores a personas que obran con fundamento en causa jurídica y en ejercicio de una competencia constitucional o legal. Son ilegítimas cuando sin justa causa lesionan o ponen efectivamente en peligro el derecho fundamental de toda persona a ser libre. A su vez, Gómez (1964) señala que privar la libertad significa “impedir a una persona de cualquier modo y por cualquier tiempo el derecho de trasladarse de un lugar a otro, lo que ha decidido a casi todos los escritores a sostener que este delito constituye un ataque a la libertad de locomoción” (p. 339). En cambio, para Moreno (citado por Grisanti 2010), el delito de privación ilegítima de libertad es “un delito material, que se consuma cuando el sujeto pasivo es privado de su capacidad de movimientos, de la facultad de desplazarse a su voluntad” (p.368). 31 Al respecto coinciden Alvarez y Madriñán (2001), quienes plantean que el bien jurídico vulnerado es la libertad de locomoción o ambulatoria, entendida en un sentido amplio, como la posibilidad que tiene toda persona de desplazarse de un sitio a otro o de permanecer en un lugar libre de coacción alguna. Para Martiñón (2008) el secuestro solo puede darse cuando se impide abandonar un lugar, esto puede darse, ya sea porqué al pasivo se le sustraiga del lugar donde se encuentra y se lleve a otro (admotiode loco ad locum) o porqué se le retenga en el sitio donde está en contra de su voluntad (retención). OS D A V que excluir a la familia Atendiendo al punto de vista negativoRhay E S E un gran número de hechos que sin R delictiva de los delitos contra S la libertad HO embargo lesionanE elC bien jurídico de la libertad porque al unirse a ellos la R E lesión deD un derecho ulterior que constituye el fin de la acción delictiva, surge precisamente de esa lesión ulterior el criterio que determina la clase de delito que de esta manera queda excluido de la serie de los delitos contra la libertad, no porque esta no haya sido lesionada, sino porque esta lesión de la libertad va unida a otro derecho, para la cual sirve de medio. La privación ilegítima de libertad es un medio para obtener el pago del rescate; por ello, el secuestro con fin de lucro es un delito contra la propiedad. Aunque ofende el bien jurídico de la libertad, en ellos la lesión de la libertad es solo un medio para obtener como fin un rescate. Legítima Defensa Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela; estas causales son iguales a las aceptadas por el resto de los ordenamientos jurídicos de inspiración italiana, colombiana, o española, reiterada a su vez por la doctrina más reputada en la ciencia penal. De esta manera, el Código 32 Penal venezolano enumera en su artículo 65 una serie de causales eximentes de antijuricidad, siendo estás las siguientes: Artículo 65. No es punible: 1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los limites legales. 2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la orden ilegal. 3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre que concurran las circunstancias siguientes: a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho. b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla. c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o terror traspasa los límites de la defensa. 4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Del referido artículo se debe destacar las causales esbozadas en los numerales tercero y cuarto, las referentes a la legítima defensa y el estado de necesidad. En primer lugar corresponde el estudio de la legítima defensa, explicada por Jiménez (citado por Mendoza Arevalo, 1975) como: Repulsa de la agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el agresor, sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los medios empleados para impedirla o repelerla (p.13) Asimismo, Cárdenas (2005) concluye que se entiende por esta causa de justificación que consiste en una institución jurídico-penal reconocida por el Derecho, como una reacción necesaria y proporcionada a la agresión injustamente recibida, actual o inminente para la salvaguarda de los derechos personales o de terceros y que exime la responsabilidad penal por 33 eliminar la antijuricidad del hecho; compilando así, en un único concepto, las tres condiciones para configurarse esta causal. Para comprender a cabalidad lo que conllevan estas condiciones se hace necesario señalar que en cuanto al requisito de la actualidad e inminencia de la agresión Mendoza Arevalo (1975) cita a la Corte Federal y de Casación del 21 de octubre de 1955 que establece que “la legítima defensa no se realiza tan sólo ante el ataque real, efectivo del agresor, pues puede proceder también ante la agresión fundadamente temida” (p.51). A su OS D A RV vez, en aras de mejore E S E SR Diversas teorías giran sobre que tan justa o injusta puede resultar la HO C E pero impune”; DERen este sentido, Kant (citado por Mendoza Troconis, 1971) legítima defensa, estas teorías se basan en que la misma es “un acto injusto opina: “Ninguna necesidad puede transformar en justicia l injusticia, pero como la necesidad no tiene ley, o más claro, como en el momento de la necesidad la ley no puede obrar eficazmente, es preciso que la acción sobre la pena no puede ejercitar ninguna influencia, permanezca impune” (p.29); con base a esto, Mendoza Troconis (1970) concluye “la defensa privada es una acción injusta pero impune”. También es adecuado mencionar una decisión de la antigua Corte Federal de Casación venezolana, dictada en fecha 21 de diciembre de 1.938 (citada por Mendoza Troconis, 1971) la cual declara: La defensa personal es un acto lícito, ya que con ella se cumple un deber consigo mismo, a la parte que se ejerce un derecho con relación a los demás. Y ello porque organizada la autoridad pública para la protección de las personas, si esa autoridad faltare o no fuere suficiente en determinado momento, la defensa privada o personal se impone con la fuerza incontrastable de las acciones legales (…) cuando la defensa de la autoridad pública es ineficaz, la defensa privada cobra todo su imperio, frente a esa contingencia social, compelida por una necesidad humana. Mas, 34 tal defensa, para ser considerada como legítima, para que tenga licitud, y pueda, por tanto, eximir de responsabilidad, es menester que esté subordinada a condiciones… (pp.38, 39). Con referencia a los esbozado, Mendoza Troconis (1971) explica que en el derecho venezolano la legítima defensa debe ser interpretada como el ejercicio de un especial derecho. Al respecto la doctrina francesa comparte esta postura, y a ello añade Dennedieu de Vabres (citado por Mendoza Troconis, 1971) que: OS D A RV Si la persona atacada que se defiende no debe ser castigada, es porque ella ha hecho un servicio a la sociedad. La sociedad no tiene ningún interés en castigar a la persona que ha resistido una agresión injusta. El acto es moralmente irreprochable y socialmente útil. Por eso, la legítima defensa, siendo el ejercicio de un derecho, excluye toda responsabilidad, sea penal, sea civil. Y aún puede agregarse que no solamente es un ejercicio de un derecho sino también el cumplimiento de un deber (p.39). E S E SR HO C E ER D Como ya se ha mencionado anteriormente, en la legislación venezolana la naturaleza jurídica de la legítima defensa queda determinada como una causa de justificación, ya que quien obra en legítima defensa, obra conforme a derecho, eliminando lo antijurídico de su acción típica. Estado de Necesidad Como primera consideración respecto a la conceptualización del estado de necesidad se trae a colación lo esbozado por Von Liszt (citado por Jimenez, 1973), quien refiere que el estado de necesidad es una situación de peligro actual de los intereses protegidos por el derecho, en el cual no queda otro remedio que la violación de los intereses de otro bien jurídicamente protegido. Señala por igual, Jimenez (1973), que “el estado de necesidad es una causa de justificación con todas sus consecuencias; es decir, una causa excluyente de antijuricidad” (p. 306). 35 Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela; estas causales son iguales a las aceptadas por el resto de los ordenamientos jurídicos de inspiración italiana, colombiana, o española; reiterada a su vez, por la doctrina más reputada en la ciencia penal. Así las cosas, el Código Penal venezolano, en su artículo 65, enumera una serie de causales eximentes de antijuricidad; siendo estás las siguientes: Artículo 65. No es punible: 1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los límites legales. 2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la orden ilegal. 3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre que concurran las circunstancias siguientes: a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho. b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla. c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o terror traspasa los límites de la defensa. 4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Las causas de justificación que excluyen la antijuricidad en Venezuela y por ende, la responsabilidad que ella acarrea, son iguales a las aceptadas por el resto de los ordenamientos jurídicos de inspiración italiana, española o prusiana; reiterada a su vez, por la doctrina más reputada en la ciencia penal. De ello se deriva que, en el Código Penal venezolano, en su artículo 65, se enumeran una serie de causales eximentes de antijuricidad; tomando en cuenta que en el ordinal cuarto se enuncia que no es punible “El que obra constreñido por la necesidad de salvar a su persona, o la de otro, de un 36 peligro grave e inminente, al cual no haya dado voluntariamente causa, y que no pueda evitar de otro modo”. A esto se le denomina “estado de necesidad”. La Figura Ética del Mal Menor El mal menor es una figura que emana del pensamiento Aristotélico y se tornó en clásica, esto es, perenne en todos los tiempos; para el filósofo, el mal menor, bajo algún aspecto, tiene razón de bien, por cuanto evita una imperfección mayor. En la sentencia No. C.542/93 de la Corte Constitucional, OS D A RV el Magistrado Vladimiro Naranjo fundamenta su voto salvado en ciertos elementos, siendo uno de ellos la figura del mal menor, explicando que la E S E SR misma: “consiste en que en determinadas circunstancias es lícito padecer un HO C E no tolerarse menor- e injusto o no debido” (s/p). DEel R mal, si con ello se evita uno mayor, irreparable, grave, inminente -en caso de El llamado argumento del mal menor, es un modelo de argumentación práctica frecuentemente empleado en política, derecho y ética. En palabras de Fernández (2012), la figura o principio del mal menor, en un sentido amplio, refiere que, en previsión de males que son inevitables, es preferible permitir, mediante la decisión, aquel de ellos que es el menor para evitar el que es mayor. De este mismo modo, refiere Fernández (2012), que el principio del mal menor en sentido estricto, se constituye cuando aparentemente todas y cada una de las posibles decisiones que se puedan tomar, de hecho, son malas, y no hay otro remedio que decidirse, hay que decidirse por lo menos malo. En el primer sentido, el mal menor se refiere a las consecuencias que se derivan de una decisión en una situación que obliga a escoger forzosamente, y al ser esta situación inevitable, se escoge la consecuencia menos mala. En el segundo sentido, se refiere, en cambio, a la decisión en sí misma, que se muestra problemática, porque cualquier decisión posible es 37 negativa; en esta situación de perplejidad, debe decidirse aquello que se muestra como menos malo. De igual modo, infiere Santo Tomas de Aquino (citado por Barbado, 2010) que el mal menor es aquella elección preferible de males que sobrevienen de modo inevitable y que las circunstancias previstas representan males menores respecto a las consecuencias materiales que sobrevienen al obrar rectamente. OS D A RV Vinculado a las consideraciones previas, Aristóteles (IV a. C), citado por Calvo (2001), entiende a esta figura del mal menor como aquello que E S E SR debe ser soportado por los seres humanos como contrariedad o adversidad. HO C E ERya que un mal menor es preferible a un mal mayor. Y lo un mal D mayor, Para Aristóteles, el mal menor tiene una categoría de bien, en relación con preferible es siempre un bien, y cuanto más preferible es este bien, mayor es. El mal menor es entonces, la consecuencia de una decisión justa: para una madre, es preferible la privación de su libertad por cometer un hecho penalmente repudiado, a perder la vida de su hijo por no pagar el rescate. A estos efectos, sugiere Aristóteles, que el mal menor por tanto, es preferible, no porque sea un bien, sino porque el bien que se pierde con el mal mayor es más valioso. En cuanto al aspecto social del argumento del mal menor, es cierto que los gobernantes tienen el deber y el derecho, es decir; la autoridad, de adoptar las medidas pertinentes respecto al bien común de la comunidad política, creando condiciones sociales de posibilidad de realización del fin de hombre. Pero también es cierto, como lo induce Fernández (2012), que los gobernantes deben considerar la auténtica condición humana. En la constitución de las leyes, los que rigen las comunidades deben atender al hecho de que la ley humana es ordenamiento de la razón que debe derivar de la ley natural. Cuando una ley está en contradicción con la razón, no 38 deriva de la ley natural, sino que es un acto de imposición violenta, efectuada con frecuencia en nombre de una mayoría sobre una minoría, con apariencia de ley, es decir, una ley inicua. Prohibición del Pago de Rescate en Caso de Secuestro Se entiende por rescate como la recuperación mediante pago o por la fuerza de algo que estaba en poder ajeno; en el caso de secuestro se refiere al dinero que se entrega a los secuestradores para librar a la víctima de un OS D A RV secuestro. Exigir y recibir un rescate por un secuestro es un ilícito penal de conformidad a la Ley contra el secuestro y la extorsión, en la cual se alude a E S E SR la prohibición de cualquier tipo de pago a los secuestradores: HO C E Artículo 26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier R E D suministro de recursos destinados al pago para la liberación de secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o sancionadas conforme con lo establecido en el artículo 11 de la presente Ley. Con relación al pago de rescate, la Corte Constitucional de la República en sentencia C-542/93 en su decimotercera consideración para decidir declara que “el pago de rescate, es en sí, un acto indiferente, ni bueno, ni malo. Lo que determina su naturaleza moral es la finalidad que se busque”. La Corte Constitucional colombiana en fecha 24 de noviembre de 1993, con ponencia del Magistrado Jorge Arango Mejía, en sentencia C54293, declaró inexequible el mismo, y algunos de los argumentos que motivan la decisión, en la que excepcionalmente prevalece el interés individual y de la dignidad humana ante el interés general, son: Quebranta la Constitución una norma que erige en delito la conducta razonable de los particulares, encaminada a proteger la 39 vida y la libertad, propias o de un semejante. Además, es claro que la ley no puede hacer a un lado las causales de justificación, concretamente el estado de necesidad, en que quedan el secuestrado, sus parientes, amigos y la sociedad en general (…) Una ley que prohibiera el pago del rescate, aun sin convertirlo en delito, también sería inconstitucional. Y además, sería absurda, pues sería tanto como prohibir morir o enfermarse. Es decir, lo mismo que prohibir un acto que se realiza contra la voluntad, o en el cual, al menos, el consentimiento está viciado por la fuerza, lo cual impide tener en cuenta el objeto o la causa ilícita. El pagar el rescate es, en sí, un acto indiferente, ni bueno, ni malo. Lo que determina su naturaleza moral es la finalidad que se busque. Por esto se ha visto que quien interviene en el pago por necesidad de salvar la vida y recobrar la libertad propia o ajena, obedece a un móvil altruista reconocido universalmente por el derecho. Quien obra sin encontrarse en estado de necesidad, obedeciendo exclusivamente motivos innobles o bajos, como serían su propio lucro o el propósito de enriquecer a los delincuentes o dotarlos de recursos económicos, sí incurre en un delito. Y no podría alegar y demostrar causal alguna de justificación. OS D A RV E S E SR HO C E ER D De la referida sentencia Álvarez y Madriñán (2001) hacen una observación con respecto a que los Magistrados encuentran el punto medio al afirmar que el pago del rescate, que no es ni bueno ni malo, contribuye con la delincuencia, pues al lucrarse ésta con los secuestros van a perpetuar más las retenciones de personas. En estos casos, el peligro del secuestrado es inminente y el peligro de la sociedad es simplemente potencial; adicionalmente, los Magistrados de la Corte aseveran que el creciente número de secuestros no se debe a que se estén pagando los rescates, sino que tiene su causal en la incapacidad de las autoridades para proteger al individuo. 40 El Contrato de Seguros El seguro tiene orígenes muy remotos, nace de la necesidad sentida por el hombre de precaverse contra futuros y temidos riesgos contra su persona o bienes. Para Viloria (2001), la historia del seguro se remonta a las antiguas civilizaciones, su origen tiene estrecha relación con la explotación de la actividad comercial y con la figura del préstamo. Los seguros, más como institución que como contrato, ha evolucionado al extremo que, se puede decir sin lugar a dudas, no hay país, mercado, actividad económica o OS D A RV financiera donde el seguro no tiene incursión. E S E SR Es precisamente está incursión del contrato de seguros a la HO C E ER de leyes.D Anteriormente en Venezuela, el contrato de seguros se encontraba cotidianidad del ser humano lo que conllevó a regular dicha actividad a través normado por el Código de Comercio y surgió la necesidad de crear normas especiales para el mismo. Sin embargo, la regulación que existía pareció no ser suficiente y es por ello que en el año 2001 el Presidente Hugo Chávez dicta el decreto Ley del Contrato de Seguro; en el cual se define al contrato en cuestión, en su artículo 5 como: El contrato de seguro es aquel en virtud del cual una empresa de seguros, a cambio de una prima, asume las consecuencias de riesgos ajenos, que no se produzcan por acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del beneficiario, comprometiéndose a indemnizar, dentro de los límites pactados, el daño producido al tomador, al asegurado o al beneficiario, o a pagar un capital, una renta u otras prestaciones convenidas, todo subordinado a la ocurrencia de un evento denominado siniestro, cubierto por una póliza (…) A su vez, para Mármol (1964), el Contrato de Seguro puede definirse como: Aquel por el cual, una parte llamada asegurador asume frente a la otra, la obligación de indemnizar total o parcialmente daños 41 patrimoniales futuros e inciertos previamente determinados, o de cumplir alguna otra prestación, según la duración o las eventualidades de la vida de una persona, contra el pago de una prima calculada según las Leyes de la Estadística (p.23) De la definición aportada en la norma ejusdem y de conformidad al Art.6 de la misma se desprende que dicho contrato es consensual, bilateral, oneroso, aleatorio, de buena fe y de ejecución sucesiva. Es consensual según el Art. 14 del Decreto Ley, por cuanto el contrato de seguro y sus modificaciones se perfeccionan con el simple consentimiento OS D A RV de las partes. Antes de existir legislación especial en materia de seguros el E S E S R y prueba por un documento público artículo 549 que el seguro O se perfecciona H C o privado que se E llama póliza; sin embargo, en la actualidad la empresa de R E D seguros está obligada a entregar al tomador, en el momento de la contrato se regía según el Código de Comercio, el cual establece en su celebración del contrato, la póliza, o al menos, el documento de cobertura provisional, el cuadro recibo o recibo de prima y/o suministrar la póliza al tomador dentro de los quince (15) días hábiles siguientes a la entrega de la cobertura provisional y dicho documento fungirá como prueba del contrato de seguro. Es bilateral, en tanto que genera obligaciones recíprocas para ambas partes del contrato, siendo estas partes las que establece el Art. 7 ejusdem la empresa de seguros o asegurador, que es la persona jurídica autorizada por la ley, que asume los riesgos. Y la otra parte es el tomador, que es la persona que obra por cuenta propia o ajena y es quien traslada los riesgos y se obliga al pago de una prima. Las obligaciones de las partes del contrato de seguros se encuentran reguladas en el Capítulo V del Decreto Ley del Contrato de Seguros. Es oneroso con base al Art. 1.135 del Código Civil, en él se determina que un contrato es a título oneroso cuando busca procurarse una ventaja 42 mediante un equivalente; en el caso del contrato de seguros las partes convencionalmente han establecido una serie de obligaciones de contenido patrimonial previamente determinadas y por cuya razón, monto y calidad quedan las partes obligadas en un nexo de dar o hacer según se trate. Asimismo, es un contrato aleatorio por así disponerlo el artículo 1.136 del Código Civil al pautar: “El contrato es aleatorio, cuando para ambos contratantes o para uno de ellos, la ventaja depende de un hecho casual”. Al respecto, Álvarez y Madriñán (2001) exponen que no hay una equivalencia OS D A V están sujetos a una contingencia que podráR representar la posibilidad de E S E R involucradas en el contrato. De la pérdida para alguna de lasS partes O H contingencia queE seC habla dentro de un contrato de seguro es la de la R E D entre las prestaciones a cargo del tomador y las del asegurador, ambos ocurrencia de un siniestro amparado por la póliza. El seguro al igual que todo negocio jurídico sienta sus bases en el principio de la buena fe, es decir, se presume la ausencia de una intención dolosa, o de ánimo de defraudar. Para Viloria (2001) el contrato de seguro adquiere una connotación especial, porque a diferencia de muchos contratos en que la habilidad o suspicacia de las partes pueden llevarlas a obtener ciertas ventajas amparadas por la ley, en el contrato de seguros estas conductas son sancionadas drásticamente, hasta el punto de afectar el contrato de nulidad es decir, que sin importar quien incurra en mala fe, tanto el asegurado puede ser castigado por sus declaraciones falsas y reticentes como las aseguradoras por retardar el pago de indemnizaciones debidas. La buena fe es, dentro del concepto del seguro para el autor costarricense Flores (1994) “la base fundamental insospechable que sustenta el fundamento del contrato” (p.60). Es un pilar que no admite ambigüedades o posiciones intermedias, dado que la aceptación de un riesgo parte de la premisa moral de que las cosas se hacen con el fin de protegerse de las 43 eventualidades. Por eso se debe ser riguroso en la selección del riesgo. Las partes que conforman el contrato de seguros deben actuar con honradez, por lo tanto toda la información que se requiera en el momento de la selección del riesgo es necesario que sea facilitada por el asegurado, como también el asegurador debe proporcionar cláusulas del contrato y establecer en las mismas una redacción clara y comprensible. Por último, el contrato de seguro es de tracto sucesivo, entendiéndose que el contrato de tracto sucesivo, según Álvarez y Madriñán (2001) en el OS D A partes no se ven agotadas en un solo instante, RV ya que éstas se van E S E del tiempo que media entre la R desenvolviendo durante el S transcurso O H C celebración del contrato y su terminación por cualquier causa. E DER contrato de seguros puede verse con claridad que las obligaciones de las Con respecto a ello, Viloria (2001) agrega que durante toda la vigencia del contrato, estipulada en la póliza, persisten una serie de obligaciones recíprocas, de manera muy especial al asegurado o tomador le corresponden diversas cargas como la de pagar la prima, mantener el estado de riesgo, comunicar las circunstancias que impliquen su agravación, y el asegurado está obligado a mantener un margen de solvencia representada en las reservas propias según cada contrato, para poder afrontar el cumplimiento de su obligación (la indemnización) o el pago de sumas de dinero. Las Partes en el Contrato de Seguros En el artículo 7 del Decreto Ley del Contrato de Seguros se determinan como parte del contrato únicamente a dos sujetos: asegurador y tomador. El primer sujeto lo define la norma in comento como la empresa de seguros o asegurador, la persona que asume los riesgos; tomando en cuenta que sólo las empresas de seguros autorizadas de acuerdo con la ley que rige la materia pueden actuar como asegurador. 44 En fecha 29 de julio de 2010 entró en vigencia la Ley de la Actividad Aseguradora, cuyo artículo 3 complementa el artículo mencionado ut supra y el mismo establece: Son sujetos regulados por la presente Ley, y en consecuencia, sólo podrán realizar actividad aseguradora en el territorio de la República, previa autorización de la Superintendencia de la Actividad Aseguradora, las empresas de seguros, las de reaseguros, los agentes de seguros, los corredores de seguros, las sociedades de corretaje de seguros y las de reaseguros, las oficinas de representación o sucursales de empresas de reaseguros extranjeras, las sucursales de sociedades de corretaje de reaseguros del exterior, los auditores externos, los actuarios independientes, los inspectores de riesgos, los peritos avaluadores, los ajustadores de pérdidas, las asociaciones cooperativas que realicen operaciones de seguro, las empresas que se dediquen a la medicina prepagada, las empresas cuyo objeto sea el financiamiento de primas de seguro (…) OS D A RV E S E SR HO C E ER D En el Derecho Comparado, en la Ley Reguladora del Contrato de Seguros de Costa Rica, en el artículo 3 se identifica a la parte aseguradora como “quien asume los riesgos” y su obligación principal, de conformidad a la Ley Reguladora del Mercados de Seguros, es “otorgar la indemnización al tomador o asegurado en caso de ocurrir el siniestro”. Por otro lado, el segundo sujeto que enuncia el artículo 7 ejusdem es el tomador, o sea, la persona que obrando por cuenta propia o ajena, traslada los riesgos. En el Código de Comercio de Colombia se define al tomador como la parte que concurre con el asegurador en la celebración del contrato de seguro; al respecto Álvarez y Madriñán (2001) comentan que a diferencia del asegurador puede ser cualquier sujeto de derecho, persona natural o jurídica, incluso un patrimonio autónomo podría llegar a ser el tomador de un seguro. Llama la atención que en la norma in comento se hace la distinción del tomador obrando por cuenta propia y el tomador obrando por cuenta ajena. 45 El primero surge cuando está trasladando al asegurador las consecuencias nocivas que en su patrimonio pueden producirse, en el evento de acaecer el siniestro, se da el supuesto de que el tomador tendrá a su vez carácter de asegurado. La regla general es que los seguros se tomen por cuenta propia, ya sea que esto se haga de manera directa o por medio de un representante. En cambio, en el segundo supuesto, se está protegiendo un interés asegurable ajeno, el interés versa sobre un tercero determinado o determinable ya sea sobre el bien o sobre la vida que están expuestos al OS D A V del contrato, salvo igualmente deberá cumplir las obligaciones R derivadas E S Eno puedan ser cumplidas sino por el R aquellas que por su propia naturaleza S HOasí se pauta en el artículo 13 del Decreto Ley del C asegurado o el beneficiario, E R E D Contrato de Seguros. riesgo contra el cual se pretenden amparar; en dicho caso, el tomador Aunado a ello, en el artículo 8 de la misma norma se configuran terceros que pueden existir en la relación contractual, que es el asegurado, persona que en sí misma, en sus bienes o en sus intereses económicos está expuesta al riesgo; y el beneficiario, aquél en cuyo favor se ha establecido la indemnización que pagará la empresa de seguros. Para Bustamante y Uribe (1996) la situación perfecta en el contrato de seguro se presenta cuando las condiciones del tomador y asegurado se confunden en una misma persona, porque el contrato se celebra en interés de él mismo, y es a él, a quien corresponde verdaderamente el cumplimiento de las obligaciones nacidas del contrato. Contratos de Seguros de Vida Existen diversas clasificaciones del contrato de seguros, sin embargo, en el asunto que concierne sólo es pertinente definir el seguro de personas, el cual Halperin (1987) lo define así: 46 Los seguros de personas son los que garantizan el pago de un capital o de una renta cuando se produce un hecho que afecta la existencia, salud o vigor del asegurado pero las prestaciones están subordinadas a hechos atinentes a la persona del asegurado, terminando por lo general en un pago en dinero (p.106). En materia de seguros de personas, el legislador venezolano establece en el artículo 88 del Decreto Ley del Contrato de Seguros El contrato de seguro de personas comprende los riesgos que puedan afectar a la persona del asegurado, su existencia, integridad personal y salud, éste puede celebrarse con referencia a riesgos relativos a una persona o a un grupo de ellas. Dicho grupo deberá estar determinado por alguna característica común diferente al propósito de asegurarse. OS D A RV E S E SR HO C E El contrato ER de seguro de personas comprende los riesgos que puedan D afectar la existencia, la integridad personal y la salud del asegurado. La persona es el objeto del riesgo, así lo establece la ley española al hablar de la integridad corporal, que según Morles (2001), fue copiada por el legislador venezolano. Con respecto a los contratos de seguros de personas, Morles (2001) hace una distinción entre los seguros individuales o seguros colectivos o de grupos. El grupo debe ser identificado por alguna característica común diferente al propósito de asegurarse. Este dato ha sido entendido como la circunstancia objetiva que es común a los integrantes del grupo: ser empleados de una misma empresa, miembros de una asociación profesional, funcionarios de un organismo, etc. El contrato de seguro colectivo es un negocio celebrado por cuenta ajena. El empresario que lo contrata no procede en interés propio sino de las personas que forman el grupo o se integrarán a éste. 47 Elementos Esenciales del Contrato de Seguros La Prima. Para Mármol (1964) la prima es el equivalente técnico del riesgo, en otras palabras, es la equivalencia actual del riesgo cuya cobertura asume el asegurador. El Decreto Ley del Contrato de Seguros, la define en el artículo 24 como: La prima es la contraprestación que, en función del riesgo, debe pagar el tomador a la empresa de seguros en virtud de la celebración del contrato. Salvo pacto en contrario la prima es pagadera en dinero. El tomador está obligado al pago de la prima en las condiciones establecidas en la póliza (…) OS D A RV E S E SR El Interés Asegurable. El interés asegurable, para Álvarez y HO C E ER Madriñán (2001) es: D El interés que tiene todo asegurado existe independientemente de la realización del riesgo o de la ocurrencia del daño (…) el interés que una persona tiene sobre un bien, su patrimonio, o la vida debe ser susceptible de valoración en dinero para que resulte asegurable (p.38). En el Decreto ley del Contrato de Seguros, en el artículo 57, se define como: Todo interés económico, directo o indirecto, en que un siniestro no se produzca, puede ser materia del seguro contra los daños. La ausencia de interés asegurable al momento de la celebración del contrato produce la nulidad del mismo. Al respecto, Arguello y Barios (2009) citan a Serrano para esclarecer que el interés asegurable no coincide necesariamente con el valor de la cosa, pues equivale al valor que se atribuye por el tomador del seguro al interés asegurado al momento de la celebración del contrato. El valor de la cosa puede variar y, sin embargo, el valor asegurable puede mantenerse inalterado. El valor indemnizable es el que la cosa asegurada tuviere al momento del siniestro, que no es necesariamente el valor que la póliza 48 determina, pues esta suma ahí establecida es el máximo a indemnizar únicamente. El siniestro. En líneas generales, para Mármol (1964) el siniestro es “un acontecimiento futuro en incierto de cuya realización depende la prestación a la cual se obliga el asegurador”(p.103). En el Decreto Ley del Contrato de Seguros el artículo 37 se define como: El siniestro es el acontecimiento futuro e incierto del cual depende la obligación de indemnizar por parte de la empresa de seguros. Si el siniestro ha continuado después de vencido el contrato, la empresa de seguros responde del valor de la indemnización en los términos del contrato. Pero si se inicia antes de la vigencia del contrato, y continúa después de que los riesgos hayan principiado a correr por cuenta de la empresa de seguros, ésta queda relevada de su obligación de indemnizar. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Indemnización. Definida en el Decreto Ley del Contrato de Seguros en su artículo 38 como la suma que debe pagar la empresa de seguros en caso de ocurrir el siniestro y la prestación a la que está obligada en los casos de seguros de vida. A ello es pertinente agregar que la indemnización no busca el lucro de ninguna de las partes; sus límites, formas de operación y cálculo deberán estar contenidos en la póliza. El Riesgo Asegurable. El riesgo lo define el profesor Garrigues (citado por Mármol 1964) como “posibilidad de que por azar ocurra un hecho que produzca una necesidad patrimonial”. El artículo 30 del Decreto Ley establece: El Riesgo es el suceso futuro e incierto que no depende exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario, y cuya materialización da origen a la obligación de la empresa de seguros. Los hechos ciertos, salvo la muerte, y los físicamente imposibles, no constituyen riesgo y son inasegurables. Tampoco constituye riesgo la incertidumbre subjetiva respecto a 49 determinado hecho que se haya cumplido o no. De la norma se desprenden los requisitos del riesgo asegurable, entendiéndose que, en primer lugar, deberá ser posible; al respecto el profesor Garrigués (1973) asevera “nadie puede asegurarse contra el riesgo de que se desplome el firmamento” (p.143). Debe tomarse en cuenta también que no hay riesgo si el evento ha de ocurrir forzosamente, por tanto, ni la imposibilidad absoluta, ni la entera certeza de que el hecho ocurra, son parámetros para determinar la obligación del asegurador. Si el hecho ha de OS D A RV ocurrir forzosamente, asegurarlo significaría un enriquecimiento para el asegurado; y si no hay la posibilidad absoluta de que el hecho ocurra, E S E SR asegurarlo significaría un enriquecimiento para el asegurador, así sintetiza HO C E ER Viloria Ochoa (2001). D En segundo lugar, que la ocurrencia sea incierta, se trate de eventos futuros y no pasados; la incertidumbre como elemento esencial del riesgo tiene diversos grados según si afecta o no todos los datos que definen la ocurrencia de un hecho, esto se refiere al sitio, al cómo y al cuándo de la realización del riesgo asegurado. Siguiendo con lo explicado por Garrigués, la incertidumbre entonces podrá ser absoluta o relativa, lo primero cuando se desconozcan los tres datos del hecho, y lo segundo si sólo se ve afectado uno de estos elementos del hecho que se toma como riesgo. Al respecto, el doctor Ossa (1969) efectúa una explicación ilustrativa, según la cual el riesgo se mueve en un plano enmarcado por dos límites, la imposibilidad, que se representa con el número 0, y la certeza, a la que le asigna el número 1, de forma que el hecho físicamente imposible, así como el que inevitablemente sucederá no son posibles de asegurar, excepción hecha de la muerte, que siendo inevitable es factible asegurarla. El tercer requisito del riesgo es que sea determinado o determinable, para así poder cuantificar la obligación del asegurador, la falta de precisión 50 implica que el seguro se extiende a todos los riesgos a los que pueda sufrir la cosa. A esta característica Mármol (1964) la plantea de forma distinta y la considera como homogeneidad, que sería una condición para la exactitud de las estadísticas y para la igualdad entre los asegurados. El riesgo debe ser legal, debe ser independiente frente a la voluntad exclusiva del tomador, tal y como se enuncia en el artículo citado ut supra (riesgos) “que no se produzcan por acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del beneficiario”; para el legislador son OS D A asegurado, no intervenga como elemento determinante del hecho, así lo RV E S E plantean Alvarez y Madriñán (2001) S Rcon respecto a la norma colombiana, la O H C al riesgo es casi exacta a la venezolana. cual en lo que se E refiere R E D asegurables todos los eventos en los que la voluntad del tomador o del También exponen que otros elementos que podrán presentarse conjuntamente con la voluntad del tomador o asegurado podrán venir dados por la voluntad de un tercer, o por un evento casual; es así que podrán asegurarse riesgos como el de la natalidad y el de la responsabilidad civil derivada de la culpa. Por otro lado, la legislación venezolana establece ciertas prohibiciones para asegurar; como por ejemplo, la prohibición de asegurar la vida de un tercero sin su consentimiento. Además, sucede pues que al igual que en todas las materias de la legislación venezolana el orden público y las buenas costumbres representan un límite a los riesgos que pueden ser asegurables. El Contrato de Seguro en Caso de Secuestro La creciente ocurrencia de secuestros en todo el mundo ha llevado a que tanto ONGs, familias, compañías trasnacionales y viajeros acudan a pólizas de seguro, para salvaguardar sus patrimonios de los efectos del 51 secuestro. De acuerdo a un estudio de la ONG Pax Christi son cada vez más las más compañías de seguros los Estados Unidos que ofrecen pólizas para secuestro y rescate (“kidnap and ransominsurancepackages, K&R) que incluyen valoración del riesgo, seguro contra secuestro y servicio de manejo de crisis como un paquete; las mismas usualmente alistan compañías especializadas en manejo de crisis para lidiar con el secuestro y la extorsión. La compañía norteamericana InsuranceInvestments Universal Wealth Managers LLC, por ejemplo, ofrece una cobertura que incluye: (a) Beneficios OS D A V perdidos en tránsito (d) cubierto, (b) pago de rescate / extorsión, (c) R pagos E S E (d) costos de retiro de productos sentencias, acuerdos y costosS de R defensa HOde actividades comerciales, (f) línea de ayuda las C del mercado (e)interrupción E R E D 24 horas del día para casos de emergencia; (g) Confidencialidad total y (h) en caso de muerte o desmembramiento como consecuencia de un incidente gastos relacionados con consultores, continuación de salario, pérdidas financieras personales, costos médicos, descanso y rehabilitación, viajes y alojamiento, pago de intereses de préstamos, recompensas, intérpretes, análisis forense, y otros gastos razonables y necesarios. La compañía de seguros británica Hiscox ofrece, en cambio, un seguro cuya cobertura se divide en tres aspectos fundamentales: medidas de prevención, reembolso de pérdida financiera asociadas con el secuestro (incluyendo el pago del rescate) hasta el límite máximo de la prima y acceso inmediato a asesores especialistas en manejo de crisis, especializados en negociación y en secuestros. Cabe destacar que todas las compañías aseguradoras en la materia incluyen una cláusula de confidencialidad en su póliza con la finalidad de proteger la identidad del asegurado. En stricto sensu, lo que ampara el seguro no es el secuestro, la extorsión o la detención, sino la lesión patrimonial que se produce como consecuencia del acaecimiento de alguno de dichos delitos. Este tipo de 52 cobertura ha sido severamente criticado, en el informe de la ONG Pax Christie se enuncian algunos de los fundamentos que las compañías aseguradoras que ofrecen este tipo de póliza argumentan, uno de ellos es que se ha demostrado que la negociación a manos de los familiares de la víctima puede resultar menos beneficiosa para la víctima que a manos de profesionales, los cuales además generalmente se encargan de que una cantidad menor de dinero llegue a manos de quienes perpetran el delito. Prohibición de Celebración de Contratos de Seguro en Caso de OS D A RV Secuestro E S E SR En Venezuela existe una prohibición expresa de contratar seguros HO C E la cual señala: DER contra secuestro que se encuentra en la Ley contra el Seguro y la Extorsión, Artículo 27. Se prohíbe todo contrato de seguro o reaseguro nacional o extranjero que contemple pólizas de pago para la liberación de la víctima o familiares de ésta por los delitos contemplados en el Capítulo II de la presente Ley. Cabe destacar, que la misma, al igual que la Ley de 1994, prohíben asegurar en el exterior riesgos situados en Venezuela, los cuales sólo pueden ser asegurados en el país y luego pueden ser reasegurados en el extranjero. En caso de infracción, ambas leyes privan de efectos a las pólizas de seguro y sancionan a quienes las provean, mas la norma anterior multaba al asegurado, dado caso que no ocurre en la legislación vigente. Para Acedo (2010) “esta prohibición es una regla antigua que quizá debió desaparecer totalmente” (p.47). Atendiendo al derecho comparado, de igual forma, en Colombia dicha prohibición también existe. La Ley 40 de 1993 en su artículo 172 rige la materia de la siguiente manera: 53 Quien intervenga en la celebración de un contrato que asegure el pago del rescate de un posible secuestro, o en la negociación o intermediación del rescate pedido por un secuestrado, por razones diferentes a las humanitarias, incurrirá en prisión de dos (2) a tres (3) años y multa de mil (1.000) a tres mil (3.000) salarios mínimos legales mensuales vigentes.” A su vez, el Artículo 26 de la misma Ley 40 de 1993, establece que será ineficaz de pleno derecho el contrato de seguro que se celebre para cubrir el riesgo del pago para la liberación del secuestrado, el mismo impone: OS D A RV Sin perjuicio de las demás sanciones a que hubiere lugar, los contratos de seguro que bajo cualquier modalidad se otorguen para cubrir el riesgo del pago para lograr la liberación de un secuestrado, serán ineficaces de pleno derecho (…) E S E SR HO C E ER En relación a lo expuesto, podría decirse que la prohibición de los D contratos de seguros de secuestro representa una restricción legal contra la autonomía de la voluntad cristalizada en la libertad contractual; entendiéndose por ésta como una manifestación del poder que, en el orden jurídico, corresponde a la persona para ejercitar sus facultades y someter su comportamiento a determinadas reglas de conducta, en su relación con los demás. Estado Garante de Derechos Humanos La República Bolivariana de Venezuela se define en su Constitución como un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia. Para comprender mejor dicha expresión, sirve de refuerzo observar la exposición de motivos de la Carta Magna, la cual decreta que los principios de la solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento del Estado social, el cual estará sometido, al igual que los individuos, al imperio de la Constitución y de la Ley, convirtiéndolo en Estado de Derecho. Siguiendo esa afirmación, la Constitución de 1999, en su artículo 2, 54 incluye a los derechos humanos y a su preeminencia entre los valores superiores del ordenamiento jurídico, reconociendo su máxima importancia, lo que resulta corroborado por su artículo 3, al erigir a la dignidad de la persona y a la garantía de sus derechos en fin esencial del Estado; el mismo establece: El Estado tiene como fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución. OS D A RV E S E Rlos procesos fundamentales para Sson La educación y el trabajo O H alcanzar dichos ECfines. R E D La jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha establecido que los derechos fundamentales no pueden quedar a merced de una legislación que los desarrolle, sino son inmediatamente operativos, aun cuando su aplicación en ausencia de ley pueda repercutir en reglas constitucionales relativas a la atribución de competencias a órganos de poder público. Es por ello que resulta pertinente aludir a la obligación que tiene el Estado de tutelar los derechos humanos frente a amenazas contra la seguridad pública, la misma se sustenta en la Carta Magna, la cual formula: Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen. 55 Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes.” Esta obligación implica el deber de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. La OS D A Interamericana de Derechos Humanos desde RVsus primeras sentencias E S E Rodríguez de 1988, como: R contenciosas, como en el casoS Velásquez HO C E R Esta obligación implica el deber de los Estados de garantizar todo DE misma ha sido definida reiteradamente por la jurisprudencia de la Corte el aparato gubernamental y en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. Asimismo, la oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en ponencia el año 2003 sobre los derechos humanos, el derecho internacional humanitario, el secuestro y los acuerdos especiales manifestó que el deber de protección pesa de modo exclusivo sobre el Estado, pues sólo él tiene dos grandes monopolios que permiten amparar con solicitud y eficacia los bienes jurídicos de las personas: el de la administración de justicia y el de la fuerza armada. Como complemento a lo anteriormente planteado, cabe acotar que el deber del Estado puede dividirse en dos vertientes: la obligación de respetar y la de garantizar los derechos humanos; entendiéndose que, por una parte, el respeto de ciertos derechos requiere en principio una mera abstención de ofenderlos por parte del poder público, como ocurre, en general, con las libertades fundamentales y con ciertos derechos, como la vida o la integridad 56 personal. En cambio, la garantía de los derechos humanos, para Nikken (2006), se traduce sustancialmente en obligaciones positivas a cargo del Estado, las cuales ejerce a través de los poderes, como las de prevenir, investigar, reparar o asegurar la reparación, y sancionar las violaciones a tales derechos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos declara, en relación a la protección proveniente del Estado cuando los derechos humanos son vulnerados por actuaciones derivadas de un particular y que contrarían el OS D A RV ordenamiento jurídico, estableciendo que: E S E SR Es, pues, claro que, en principio, es imputable al Estado toda violación a los derechos reconocidos por la Convención cumplida por un acto del poder público o de personas que actúan prevalidas de los poderes que ostentan por su carácter oficial. No obstante, no se agotan allí las situaciones en las cuales un Estado está obligado a prevenir, investigar y sancionar las violaciones a los derechos humanos, ni los supuestos en que su responsabilidad puede verse comprometida por efecto de una lesión a esos derechos. En efecto, un hecho ilícito violatorio de los derechos humanos que inicialmente no resulte imputable directamente a un Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no haberse identificado el autor de la trasgresión, puede acarrear la responsabilidad internacional del Estado, no por ese hecho en sí mismo, sino por la falta de la debida diligencia para prevenir la violación o para tratarla en los términos requeridos por la Convención. HO C E ER D En este mismo orden de ideas, la Comisión interamericana de Derechos Humanos, en su informe “Democracia y Derechos Humanos en Venezuela” (2009) resalta el papel del Estado en la preservación de la seguridad ciudadana, y al respecto explica: La Comisión ha señalado en múltiples ocasiones que los Estados deben adoptar medidas no sólo para proteger a sus ciudadanos de violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado, sino también para prevenir y sancionar los actos de violencia entre sujetos particulares. La Comisión se ha referido 57 además a las obligaciones de los Estados respecto de las acciones de actores no estatales involucrados con el crimen organizado, la corrupción, el tráfico de drogas, entre otros. Puesto que la inseguridad afecta de manera directa el pleno goce de los derechos fundamentales de las personas, la CIDH ha resaltado la urgencia de reflexionar sobre la importancia de la seguridad ciudadana y el respeto a los derechos humanos, así como también de adoptar acciones efectivas para prevenir, controlar y reducir el crimen y la violencia. Para comprender a cabalidad el papel del Estado como garante de los derechos humanos, se hace necesario definir la seguridad ciudadana, la cual OS D A V que las personas pueden vivir libres de lasR amenazas generadas por la E S E violencia y el delito, y el Estado S Rtiene las capacidades necesarias para O H garantizar y proteger EClos derechos humanos directamente comprometidos R E frente a D las mismas”. De tal forma, la seguridad ciudadana está íntimamente la Comisión Interamericana de Derechos Humanos redujo a “situación en la vinculada con aquellos derechos vulnerables frente a hechos violentos o delictivos, tales como el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y el derecho a la libertad personal, entre otros. La Comisión también ha advertido que la violencia y la delincuencia afectan gravemente la vigencia del Estado de Derecho, y por ello es obligación del Estado prevenir y perseguir los delitos, pero siempre en el marco del respeto a los derechos humanos. Igualmente, la Comisión plantea que para el Estado de Venezuela existe “la obligación de combatir tal situación por todos los medios legales disponibles, ya que la impunidad propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y sus familiares”. Habiendo explicado la relación finalista entre el Estado venezolano y los derechos humanos; recordando que pueden ser vulnerados no sólo por autoridades oficiales, sino también por particulares; y evocando la obligación del Estado de proveer a todos sus ciudadanos de seguridad, es pertinente 58 exaltar el bien común como principio fundamental del Estado Social de Derecho. Al respecto, la Sala Constitucional (2002) señala que el bien común, entendiéndose como la realización del interés general, se sobrepone al interés particular, y el mismo se logra manteniendo la solidaridad social, la paz y la convivencia. Consecuentemente, las leyes deben tener por norte esos valores y toda norma, o conducta fundada en alguna norma, que atente contra dichos fines, se convierten en inconstitucionales. OS D A RV Así pues, recordando que los derechos son por definición limitados y E S E SR limitables, se debe hacer alusión a la potestad legislativa que posee el HO C E preservación DEyRsalvaguardar el bien común. La limitación del derecho, indica Estado para limitar los derechos humanos, en aras de buscar su Casal (2012), en sentido estricto, se produce cuando luego de consagrar los derechos en la Constitución, en la misma se condiciona, ya sea para reducir el alcance de la facultad o libertad inicialmente protegida o, actuando de conformidad al principio de unidad de la Constitución, para coordinar el derecho con otros derechos o bienes constitucionalmente tutelados. Al respecto, las limitaciones a los derechos humanos pueden emanar únicamente de leyes, es una materia sometida a la reserva legal de la Asamblea Nacional. Afecto a ello, Nikken (2006) explica “esto es un principio universal del ordenamiento democrático” (p.26); por ejemplo, en el artículo 30 de la Convención Americana de Derechos Humanos, la Convención autoriza para el goce de los derechos por ella reconocidos, sólo podrán emanar de “leyes que se dictaren por razones de interés general y con el propósito para el cual han sido establecidas”. Debe tomarse en consideración que la Corte interpretó este artículo y delimitó el significado de leyes a únicamente las normas jurídicas dictadas por los respectivos órganos legislativos. 59 No obstante, las restricciones que se pueden imponer a nivel legal a derechos fundamentales con base a reservas específicas, o en normas generales, que permitan al legislador su fijación, poseen naturaleza constitutiva o cuasi-constitutiva, en la medida en que establezcan una reducción de las posibilidades de goce y ejercicio del derecho no ordenada por la Constitución, lo cual es aceptable siempre que sea compatible con ésta; es decir, el legislador no debe restringir los derechos humanos hasta el punto en que se afecte lo consagrado en la Constitución, sino su intervención será ilegítima. OS D A Retomando el deber del Estado de vigilar RVy sancionar la conducta E S E menoscabe un derecho humano R antijurídica de los particulares que S HOes importante destacar el concepto de política C anteriormente examinado, E R E D criminal, la cual es una sección de la política pública que debe desarrollar de manera permanente y sistemática el Estado, como una función de gobierno, destinada a la planificación, ejecución y control de lineamientos preventivos y represivos en la lucha de la criminalidad en Venezuela. Para la consecución de dicho fin, el Estado debe valerse de todos los instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de participación ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar, perseguir y sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de responsabilidad penal. Partiendo de esta idea, la política criminal comprende planear el sistema de justicia penal; para Añez (2011) ello no supone únicamente la creación de un marco normativo en función de cifras, tiene que ver además con calidad de vida, se apoya en la educación, la salud, la nutrición, el trabajo, la vivienda, el salario, la recreación, entre otros, es muchos más que la policía, los tribunales y las cárceles; se trata de investigar, juzgar y sancionar, pero también de desarrollar al pueblo. 60 Ahora bien, ya suficientemente estudiado el tema de la responsabilidad del Estado de tutelar los derechos humanos, se hace inevitable resaltar el papel de la sociedad civil en la búsqueda de dichos fines. Al respecto, en las observaciones al Proyecto de Informe de la Comisión ut supra realizadas el Ministerio Popular de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, y citado por la misma Comisión, el agente de derechos humanos destacó que: “La corresponsabilidad entre el Estado y la Sociedad venezolana es uno de los principios fundamentales que sustenta nuestra Constitución, donde el Estado tiene sus funciones y responsabilidades específicas y los ciudadanos tienen unos derechos y obligaciones que cumplir en los asuntos públicos. Dándole oportunidad a la sociedad para la consolidación de un estado social de derecho y de justicia, en el cual ayude a la consolidación de los derecho (sic) sociales fundamentales, como la alimentación, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad social, incluso en la defensa y seguridad de la nación”. OS D A RV E S E SR HO C E ER D Si bien es cierto que los ciudadanos también acarrean con responsabilidades y deberes, en dicho informe la Comisión asevera que la seguridad nacional como función de defensa del Estado frente a agresiones externas es una obligación que corresponde al Estado, que posee el monopolio de la fuerza pública y, por lo tanto, esta obligación no puede ser extendida a la sociedad civil, ni puede colocarse a ésta en un plano de igualdad respecto a dicho deber del Estado. Es decir, el Estado puede recibir colaboración de la sociedad civil en ciertas materias de seguridad pero ello no implica que la titularidad y responsabilidad respecto a tal obligación pueda recaer también en instituciones ajenas al propio Estado. Derechos Humanos Los derechos humanos son las condiciones de la vida social de las cuales el hombre prescinde para perfeccionar y afirmar su propia personalidad; son derechos inherentes a la persona por su condición como 61 tal “como emanación de la dignidad humana”, así lo indica Casal (2008) y añade que “su realización es un fin en sí mismo, por lo que no puede ser instrumentalizada, en sus aspectos esenciales o constitutivos, en orden a la consecución de un interés colectivo”(p.16). Siguiendo esta línea de ideas, Nikken (2006) los define como atributos inherentes a la dignidad humana motivo por el cual son superiores al poder del Estado. Libertad Contractual. En principio, toda persona tiene el derecho de decidir celebrar contratos, el contenido de los mismos y con quien OS D A aludir a la postura de Grocio (citado por Madrid, RV2004) con respecto a los E S E contractuales suponen el libre R contratos, explicando que losS compromisos O el hombre, al igual que tiene poder sobre sus Hpues C ejercicio de la voluntad, E R E D bienes, tiene completa soberanía sobre sus decisiones. De esta manera – celebrarlos. Para comprender a cabalidad esta libertad resulta oportuno afirma Grocio– un contrato es un acto voluntario por el cual una persona promete alguna cosa a otra, con la intención de que ésta acepte y pueda, por lo mismo, adquirir un derecho contra el promitente. De conformidad con el Art. 1.133 del Código Civil venezolano, el contrato se entiende como una “convención entre dos o más personas para constituir, reglar, transmitir, modificar o extinguir entre ellas un vínculo jurídico”, permitiendo a las partes a que, en el uso de su libertad contractual, determinen libremente sus relaciones convencionales y, tal expresión de la voluntad será́ obligatoria para ellas de acuerdo al Art. 1.159 de la norma in comento. Así́, al ser la autonomía de la voluntad, el pilar fundamental de las relaciones contractuales, las partes pueden realizar cuantas convenciones se les ocurran. Tal es la importancia de la voluntad en la formación de los contratos, que ha llegado incluso a admitirse su carácter de principio general del Derecho, en tanto es una expresión de la libertad de la persona, cuyo 62 reconocimiento por la Ley positiva se impone por exigencia de la Ley natural46. En este sentido, podríamos considerarla inmersa, ante la ausencia de una mención expresa, en la norma del artículo 20 de la Constitución de la República, según el cual “Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social”. La consagración de la libertad contractual se encuentra contenida dentro de la libertad económica; una de las implicaciones de este derecho es OS D A por esta libertad puedan ejercerse tan ampliamente RV como sea posible, E S Eque admite limitaciones. R tomando en cuenta que es un S derecho HO C E ER encuentran su principal fuente en la Ley y en la noción LosD límites que los poderes públicos han de procurar que las facultades comprendidas tradicional de orden público. En efecto, el propio legislador, por consideraciones derivadas de la naturaleza de la propia relación, que responden a exigencias éticas que reflejan principios de justicia o por simple conveniencia, interviene en las relaciones contractuales para establecer ciertas restricciones a través de normas imperativas. Por ejemplo, la prohibición de celebrar contratos de seguro en caso de secuestro instaurada en la Ley contra el Secuestro y la Extorsión. Libertad Personal. Con respecto a la libertad personal, Moras Mom y Damianovich (1972) estiman que la misma, es la potestad que tiene el hombre de pensar, querer y hacer conforme a su propia voluntad, sin admitir que por sobre ella exista otra individual o colectiva y reconociendo como único límite el impuesto por la Constitución y la ley. Como ya se ha mencionado en esta investigación al hablar del derecho a la libertad personal, explica Casal (2012): 63 Se protege la facultad de la persona de autodeterminar la situación en el espacio o, más precisamente, el derecho a nos obligada a permanecer en un lugar determinado. Dicho más simplemente, se tutela el derecho a abandonar el lugar donde uno se encuentre en el derecho a marcharse. La libertad es para el ser humano la expresión de su esencia. La libertad es un bien que representa la misma naturaleza humana, de tal manera que es una cosa incorporal debida por naturaleza a todo individuo de la especie humana, sin distinción alguna. Al ser una cosa debida en virtud de la esencia del hombre, como principio de operación, es lógico inferir que se OS D A RV hace que sea imposible es inalienable e irrenunciable. Esta característica E S E transacción económica, por la razón R S considerar a la libertad como objeto de HO C E elemental de DEserRintransferible la esencia del hombre. trata de un derecho inherente a la persona humana. Y al serlo, obviamente El hombre cuando ingresa a la sociedad no renuncia a su libertad, sino que busca que el todo social, mediante la solidaridad y a través de la promulgación de leyes positivas eficaces, garantice sus derechos fundamentales, entre los que sobresale, por su majestad, la libertad. La sociedad civil espera que el Estado haga efectivo el uso y disfrute de la libertad, y no conviene en que se sienten precedentes que, bajo la amenaza, permitan que el hombre tenga precio, y que dadas las circunstancias de indefensión en que ciertos delincuentes colocan a sus víctimas, los fines esenciales del Estado se desdibujen para que las pretensiones ilícitas se realicen sin obstáculo alguno. Admitir lo anterior implica que el hombre tenga que asumir que pertenece a una sociedad desprotegida por el Estado, y que la delincuencia puede, a su arbitrio, cambiar las normas del derecho fundadas en la racionalidad-, por las de un imperio fundado en la arbitrariedad y en la fuerza bruta. Integridad Personal. Como primera consideración, Guzmán (2007) señala que el derecho a la integridad personal puede ser entendido como 64 aquel derecho humano fundamental que tiene su origen en el respeto a la vida y sano desarrollo de ésta. El ser humano por el hecho de ser tal tiene derecho a mantener y conservar su integridad física, psíquica y moral. La integridad física implica la preservación y cuidado de todas las partes del cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de las personas. La integridad psíquica es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales, psicológicas e intelectuales. La integridad moral hace referencia al derecho de cada ser humano a desarrollar su vida de acuerdo a sus convicciones. OS D A Venezuela en su artículo 46 contempla el derecho RV a la integridad personal E S E tiene derecho a que se respete su R estipulando lo siguiente: “Toda persona S HyOmoral”. De tal suerte, vendría a ser entendido el C integridad física, psíquica E R E D derecho a la integridad personal como un conjunto de condiciones físicas, Atento a lo expuesto, la Constitución de la República Bolivariana de psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia, sin sufrir ningún tipo de menoscabo en cualquiera de esas tres dimensiones. El reconocimiento de este derecho implica, que nadie puede ser lesionado o agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad psicológica. Como criterio internacional, se señala lo expuesto en sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los casos contra Honduras: Velásquez Rodríguez, Godínez Cruz y Fairén Garbi y Solís Corrales, en la cual se ha explicado como con la aprehensión de personas vulnera la integridad de las personas, en este caso refiriéndose a la desaparición forzada de personas, pero que también aplica en materia de secuestros, expresando: (…) El aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumanos, lesivas de la libertad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto 65 debido a la dignidad inherente al ser humanos, lo que constituye, por su lado, la violación de las disposiciones del artículo 5o. de la Convención que reconocen el derecho a la integridad personal... Por lo demás, las investigaciones que se han verificado donde ha existido la práctica de desapariciones y los testimonios de las víctimas que han recuperado su libertad demuestran que ella incluye el trato despiadado a los detenidos, quienes se ven sometidos a todo tipo de vejámenes, torturas y demás tratamientos crueles, inhumanos y degradantes, en violación también al derecho de la integridad física reconocido en el mismo artículo 5o. de la Convención. Asimismo, según Maldonado Aguirre (citado por Martiñón 2008) tanto OS D A RV daño psicológico, por lo que existe igualmente un perjuicio a la integridad E S E S deRla afectación psicológica, existen grados psíquica de los allegados. Dentro O H C E de perturbación. Implica que con el secuestro, el extorsionado y el mismo R E D el rehén, el extorsionado y la gente allegada a las víctimas, pueden sufrir un rehén pueden sufrir distintos grados de victimización. Derecho a la Vida. El derecho a la vida es el bien jurídico fundamental que tiene todo individuo humano a ser y a existir de acuerdo con su dignidad de persona. El hombre, por su condición de persona, es titular de unos derechos fundamentales, preexistentes a la ley positiva; la base de tales derechos es el derecho a la vida, esto es, el derecho a ser y a existir. En el ordenamiento jurídico venezolano se encuentra reconocido, en primer lugar, en la Constitución la cual en su artículo 43 formula: El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado será responsable de la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma. La vida pues, es el primero de los derechos fundamentales, y como tal, es inviolable. Pero ello no significa que sea absoluto, no hay derechos absolutos. Todo derecho está limitado, básicamente por dos razones: primero, porque si el sujeto de derecho es finito y, además, 66 limitado, es lógico que el objeto jurídico dominado por el sujeto ha de ser, también, limitado, para que se establezca la proporcionalidad entre el sujeto y el objeto en el derecho. Segundo, porque si existiera un derecho absoluto se imposibilita la convivencia, pues el derecho del uno trasgrediría el del otro. Es apenas natural que la convivencia limite las pretensiones de la vivencia. Ni siquiera, pues, la vida humana constituye un derecho absoluto, aunque sea inviolable. Y esto porque el hombre tiene su vida como bien ordenado a unos fines. En sentencia de la Corte Constitucional de Colombia OS D A V sino dirigir la actividad revocar ni obligar a renunciar al derecho a la Rvida, E S E R vital hacia los fines del ser humano”. Por lo que se hace necesario distinguir, S O H C los límites del deber de conservar la vida y los límites en consecuencia,E entre R E D propiamente dicho, a la vida. del derecho, mencionada ut supra, el magistrado recalca que “limitar no significa En cuanto al límite del derecho a la vida, propiamente considerado, se tiene el derecho social, que abarca los derechos de todos los individuos. La sociedad en sí tiene un derecho que limita las pretensiones individuales, sin embargo, no hay derecho contra el deber. “La vivencia no puede destruir la convivencia, así como la parte no puede lesionar al todo”, así se expresa en la sentencia ya mencionada. La vida humana se ordena a la convivencia pacífica y ordenada, y se traduce en actos de solidaridad, sin que esto comporte una renuncia, sino, como ya se anotó, un fortalecimiento social que redunda en el bien del propio individuo. Es el orden jurídico que, al decir de Hegel, concreta las libertades individuales, en tanto éstas coadyuvan a realizar el fin racional de la sociedad. Bases Legales A los efectos legales que a esta investigación interesa, es menester resaltar que para la realización del presente trabajo de investigación se tomaron como sustento diferentes normas jurídicas pertenecientes a las 67 ramas tanto del Derecho Público como del Derecho Privado, siendo estas leyes a saber, las siguientes: La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, publicada en Gaceta Oficial Extraordinaria N° 5.908 en fecha 19 de febrero de 2009. Como base legal primaria en la investigación presentada se toma lo dispuesto en la Carta Magna, con prevalencia su parte dogmática, puesto que en ésta parte se encuentran esbozados los derechos objeto de esta OS D A RV investigación, de los cuales resultó indispensable su estudio para el logro efectivo de los objetivos propuestos; siendo estos los citados a continuación: E S E R fines esenciales la defensa y el S como Artículo 3. El EstadoO tiene H C desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad, el ejercicio E R E democrático de la voluntad popular, la construcción de una D sociedad justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos fundamentales para alcanzar dichos fines. Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen. Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. La participación de los ciudadanos y ciudadanas en los 68 programas destinados a la prevención, seguridad ciudadana y administración de emergencias será regulada por una ley especial. Los cuerpos de seguridad del Estado respetarán la dignidad y los derechos humanos de todas las personas. El uso de armas o sustancias tóxicas por parte del funcionario policial y de seguridad estará limitado por principios de necesidad, conveniencia, oportunidad y proporcionalidad, conforme a la ley. Primeramente el derecho a la tutela del Estado, en el cual no sólo tiene un papel activo como garante de los derechos humanos, sino que a su OS D A RV vez incluye la conducta omisiva, el respeto a la dignidad humana. E S E SR Artículo 43. El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado protegerá la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma. HO C E ER D Del mismo modo, y tomando en cuenta la complejidad del derecho al que se refiere, resulta pertinente referir lo que dispone el artículo 44 ejusdem en donde se establece el derecho a la libertad personal, estableciendo que la misma es inviolable. Artículo 46. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral, en consecuencia: 1. Ninguna persona puede ser sometida a penas, torturas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda víctima de tortura o trato cruel, inhumano o degradante practicado o tolerado por parte de agentes del Estado, tiene derecho a la rehabilitación. 2. Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano. 3. Ninguna persona será sometida sin su libre consentimiento a experimentos científicos, o a exámenes médicos o de laboratorio, excepto cuando se encontrare en peligro su vida o por otras circunstancias que determine la ley. 4. Todo funcionario público o funcionaria pública que, en razón de su cargo, infiera maltratos o sufrimientos físicos o 69 mentales a cualquier persona, o que instigue o tolere este tipo de tratos, será sancionado o sancionada de acuerdo con la ley. Ley contra el Secuestro y la Extorsión, dictada en fecha 05 de junio de 2009 y publicada en Gaceta Oficial No. 39194. La mencionada ley, tipifica en el artículo 3 el Delito de Secuestro entendiéndose el mismo en los siguientes términos: Artículo 3. Quien ilegítimamente prive de su libertad, retenga, oculte, arrebate o traslade a una o más personas, por cualquier medio, a un lugar distinto al que se hallaba para obtener de ella o de terceras personas dinero, bienes títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su libertad, será sancionado con prisión de veinte a treinta años. OS D A RV E S E SR HO C E R Incurrirá en la misma pena de veinte a treinta años cuando las E D circunstancias del hecho evidencien la existencia de los supuestos de hecho previamente mencionados, aun cuando dicho perpetrador no haya solicitado a la víctima o terceras personas u obtenido de ellas dinero, bienes, títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos, a cambio de la libertad del secuestrado o secuestrada. Igualmente, la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión contiene en su artículo 26 una disposición referente a la prohibición de otorgamiento de créditos, fianzas y avales, señalando lo siguiente: Artículo 26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier suministro de recursos destinados al pago para la liberación de secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o sancionadas conforme a lo establecido en el artículo 11 de la presente ley. Por lo referido en mencionado artículo, se hace indispensable traer a colación lo estipulado en el artículo 11 de ley in examine, referente a la complicidad, estableciendo a estos efectos lo siguiente: 70 Artículo 11. Quien ejecute o realice cualquier actividad o suministre algún medio, destinado a facilitar la perpetración de los delitos previstos en la presente Ley, será sancionado con la pena correspondiente al tipo delictivo perpetrado rebajado en una cuarta parte, siempre que dicha actividad no se adecue a la modalidad de autoría o determinación. Cuando los supuestos establecidos en este artículo sean perpetrados por personas jurídicas, serán sancionadas con las multas previstas en las leyes que regulen la materia y sus representantes serán sancionados o sancionadas de conformidad con lo establecido en este artículo. Cuando el cómplice informe oportunamente a la autoridad competente la realización de cualquiera de las actividades establecidas en este artículo, la pena prevista será rebajada en un tercio. OS D A RV E S E De igual manera, el artículo S R27 de la Ley contra el Secuestro y la O H C prohibición con respecto a las empresas de seguros Extorsión establece Euna R E D contemplando lo siguiente: y reaseguros Artículo 27. Se prohíbe todo contrato de seguro o reaseguro nacional o extranjero que contemple pólizas de pago para la liberación de la víctima o familiares de ésta por los delitos contemplados en el capítulo II de la presente Ley. Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro, el cual contempla en su artículo 5 una definición de lo que comprende el contrato de seguro, entendiendo el mismo bajo los siguientes términos: Artículo 5. El Contrato de seguro es aquél en virtud del cual una empresa de seguros, a cambio de una prima, asume las consecuencias de riesgos ajenos, que no se produzcan por acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del beneficiario, comprometiéndose a indemnizar, dentro de los límites pactados el daño producido al tomador, al asegurado o al beneficiario, o a pagar un capital, una renta u otras prestaciones convenidas, todo subordinado a la ocurrencia de un evento denominado siniestro, cubierto por una póliza. Las disposiciones del contrato de seguro se aplicarán a los convenios mediante los cuales una persona se obliga a prestar un servido o a pagar una cantidad de dinero en caso de que ocurra 71 un acontecimiento futuro e incierto y que no dependa exclusivamente de la voluntad del beneficiario a cambio de una contraprestación, siempre que no exista una ley especial que los regule. Con respecto a las causas para que surja un contrato de seguro, la presente ley contempla una disposición en su artículo 11 la cual señala lo siguiente: Artículo 11. Todo interés legítimo en la no materialización de un riesgo, que sea susceptible de valoración económica, puede ser causa de un contrato de seguros. Pueden asegurarse las personas y los bienes de lícito comercio en cuya conservación tenga el beneficiario un interés pecuniario legítimo. OS D A RV E S E S Rde seguro señala, en su artículo 30, lo Asimismo, la ley delO contrato H ECpor riesgo, estipulando lo siguiente: que debe entenderse R E D Artículo 30. Riesgo es el suceso futuro e incierto que no depende exclusivamente de la voluntad del tomador, del asegurado o del beneficiario, y cuya materialización da origen a la obligación de la empresa de seguros. Los hechos ciertos, salvo la muerte, y los físicamente imposibles, no constituyen riesgo y son inasegurables. Tampoco constituye riesgo la incertidumbre subjetiva respecto a determinado hecho que se haya cumplido o no. De igual manera, la ley in comento consagra lo que debe entenderse por interés asegurable, señalando al respecto que el interés asegurable se entiende como: Artículo 57. Todo interés económico, directo o indirecto, en que un siniestro no se produzca, puede ser materia del seguro contra los daños. La ausencia de interés asegurable al momento de la celebración del contrato produce la nulidad del mismo. En un mismo contrato podrán estar incluidas coberturas para amparar diversos riesgos o tipos de seguro; pero deberán cumplir con las disposiciones establecidas para cada seguro en particular. 72 En concatenación con lo mencionado anteriormente resulta pertinente hacer referencia al artículo 89 del Título IV de la mencionada ley referente al contrato de seguro de personas el cual contempla el interés asegurable y su subrogación en los siguientes términos: Artículo 89. Los seguros de personas pueden cubrir un interés económico o referirse a una prestación independiente de una pérdida patrimonial. En éstos la empresa de seguros no puede subrogarse en los derechos del asegurado o el beneficiario contra terceros con ocasión del siniestro salvo en las pólizas de hospitalización, cirugía y maternidad. OS D A RV Como última consideración, se hace menester señalar que para la E S E SR realización del presente trabajo de investigación se hizo uso del Derecho HO C E ER lo dispuesto en la Sentencia de la Corte Constitucional reiteradas Docasiones Comparado, utilizando como base jurisprudencial para la investigación en de la República de Colombia N° C-542/93 dictada el veinticuatro de noviembre de 1993 por el Magistrado Jorge Arangano Mejía, en la cual se resuelve lo relativo a la nulidad de los artículos 12 y 16 referentes a la celebración indebida de contratos de seguro y las sanciones imponibles al servidor público previstas en la Ley 40 de 1993. 73 Matriz de análisis Analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Objetivos específicos Categoría Subcategoría Examinar la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. La prohibición de pago de rescate Delito de Secuestro Prohibición de pago de rescate Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009) OS D A RV Legítima defensa E S E SR HO C E ER D Revisar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela El secuestro como riesgo asegurable Evaluar la prohibición de contratación de seguros y de pago de rescate desde la concepción proteccionista del Estado con respecto a los derechos humanos en caso de secuestro en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela El Estado garante de Derechos Humanos Estado de necesidad Figura ética del mal menor Contrato de Seguro Riesgo Asegurable Contrato de seguro de secuestro Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009) Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro (2001) Prohibición del contrato de seguro de secuestro Estado garantista Libertad Contractual Derechos Humanos Libertad personal Integridad Personal Derecho a la vida 74 Unidad de análisis Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009) Convención Americana de Derechos Humanos. Sentencia de la Corte Constitucional de Colombia (C-542/93) OS D A RV E S E SR D HO C E ER CAPITULO III MARCO METODOLÓGICO CAPITULO III MARCO METODOLÓGICO El presente capítulo establece el tipo de metodología utilizada para alcanzar los objetivos de investigación propuestos, describiendo el tipo y diseño de estudio, identificando a su vez los instrumentos empleados para recolectar la información, así como la validez de los mismos. En este mismo orden de ideas, este capítulo tiene como naturaleza describir la técnica a seguir para OS D A RV analizar los datos que resultaron necesarios para la realización del trabajo de E S E SR investigación aquí presentado. Tipo de Investigación HO C E ER D Respecto al tipo de investigación, se toma como primera consideración lo señalado por los autores Tamayo y Tamayo (2004), quienes señalan que el tipo de investigación se determina de acuerdo con el tipo de problema que el investigador desea solucionar, los objetivos que éste pretendió lograr y de la disponibilidad de todos los recursos que se necesiten para la culminación del estudio. De las evidencias anteriores y en atención al nivel de conocimiento y a la problemática objeto del presente estudio y a los objetivos que se pretenden lograr, puede afirmarse que esta investigación se enmarca en la categoría de investigación descriptiva. Al respecto, Navarro y Nava (1996) señalan que la investigación de tipo descriptivo es aquella cuyo objetivo principal es señalar de forma rigurosa y sistemática, las características, funciones, frecuencias, relaciones de asociación de determinado fenómeno o hecho interno o externo, por cuanto comprende la descripción, registro, análisis e interpretación de la naturaleza actual y la composición o procesos, relaciones internas y externas de los hechos o fenómenos objeto de estudio, 76 su grado de acercamiento hacia la explicación definitiva ya que se formula y comprueban hipótesis como aporte al campo respectivo. Según lo planteado, se hace especial mención a que la presente investigación por su naturaleza, responde a un tipo de investigación jurídica. A este respecto, se trae a colación lo afirmado por Nava (2008) respecto a la investigación jurídica: La investigación jurídica constituye el proceso mediante el cual el investigador, guiándose por lo pautado por el método científico, pretende descubrir las soluciones adecuadas para transformar la realidad social, es decir, encontrar las respuestas más acertadas para los problemas que plantea la vida en sociedad, a través de aplicación de la norma jurídica y la creación de nuevas instituciones o modificación de las ya existentes, así como también, la elaboración de proyectos, o nuevas leyes o la reforma de las vigentes, solventar lagunas en la doctrina, entre otros aportes (p.10). OS D A RV E S E SR HO C E ER D Partiendo de los planteamientos de Hernández, Fernández y Baptista (2008) acerca de los elementos básicos a considerar para efectuar la clasificación de una investigación de acuerdo al tipo; referidos al estado del conocimiento del tema a investigar y el enfoque que se le pretende dar al estudio; se ubica a la presente investigación dentro del tipo jurídica descriptiva. Por lo que se trae a colación lo señalado por Sánchez (2007) quien al respecto expone: La investigación jurídica descriptiva tiene como objeto lograr la descripción del tema que se estudia, interpretando lo que es. Utiliza el método de análisis y de esta forma el problema jurídico se descompondrá en sus diversos aspectos permitiendo ofrecer una imagen desde el funcionamiento de una norma o institución jurídica tal y como es. Se trata de estudios en los cuales se registra con precisión una amplia variedad de características de una situación referida a un fenómeno o una población determinada”. (p.55) Atendiendo a lo expuesto, se afirma que la presente investigación responde al tipo jurídico descriptiva, ya que la misma se basa en la 77 interpretación y análisis de leyes de la República Bolivariana de Venezuela, como lo son la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Ley contra el Secuestro y la Extorsión (2009), la Ley del Contrato de Seguro (2001), la ley de la Actividad Aseguradora (2010) así como jurisprudencia tanto nacional como internacional con el fin de dar efectivo desarrollo a los objetivos planteados en el presente trabajo de investigación. Diseño de la Investigación OS D A RV El plan general de las investigaciones está constituido por el diseño, pues a través de él es posible obtener las respuestas a los objetivos de la E S E SR investigación. El diseño desglosa las tácticas para generar información HO C E señalado por Hurtado (2007), quien al respecto señala que el diseño de DER correcta e interpretable. A estas consideraciones, tomamos como base lo investigación se refiere a donde y cuando se recopila la información, así como la amplitud de la información a recopilar, de modo que se pueda dar respuesta a la pregunta de investigación de la forma más idónea posible. El diseño de la investigación, según lo señalado por Sabino (2002) tiene por objeto proporcionar un modelo de verificación que permita contrastar hechos con teorías, remitiendo a un plan coherente de trabajo para recabar y analizar los datos relacionas con la realidad en el estudio. Asimismo, se constata que el presente estudio es de tipo no experimental, ya que las variables de estudio no serán manipuladas sino que las mismas serán analizadas y observadas tal y como se presentan en su contexto actual. Hernández, Fernández y Ballestero (2006), definen la investigación no experimental como aquella en la cual no se construye ninguna situación, sino que se observan situaciones ya existentes, no provocadas intencionalmente por el investigador. Con base a lo anteriormente expuesto, los mencionados 78 autores ubican la investigación de tipo descriptiva dentro del tipo de investigaciones no experimentales. De acuerdo a lo anteriormente expuesto, para determinar el diseño de investigación al que responde el presente trabajo de investigación se tomó como base lo planteado por Arias (2006) quien señala lo siguiente: La investigación documental es un proceso basado en la búsqueda, recuperación, análisis crítica e interposición de datos secundarios, es decir, los obtenidos y registrados por otros investigadores, en fuentes documentales: impresas, audiovisuales o electrónicas. Como en toda investigación, el propósito de este diseño es el aporte de nuevos conocimientos (p.27). OS D A RV E S E SR HO C E ER Aunado al criterio de Arias (2006), respecto a lo que constituye una D investigación de tipo documental, Finol (1996), refiere que la misma es un proceso sistemático de búsqueda, selección, lectura, registro, organización, descripción, análisis e interpretación de datos extraídos de fuentes documentales existentes en tomo a una problema, con el fin de encontrar respuesta a interrogantes planteadas en cualquier área del conocimiento humano. Según lo anteriormente esbozado, se observa que la presente investigación se enmarca dentro del tipo documental en virtud de que la misma se sustenta en el análisis y recolección de textos jurídicos y jurisprudenciales pertinentes en la materia, así como de fuentes documentales de carácter bibliográfico como trabajos de investigación, libros y artículos arbitrados. Atendiendo a las consideraciones anteriores, se afirma que la presente investigación contiene un diseño documental, ya que la información de datos que se utilizan en ella, se encuentran previamente recolectados y procesados en otras investigaciones, o pertenecen a texto legales ya existentes a cuya 79 revisión se procede con el objeto de analizar la prohibición de contratación y pago de rescate en caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Fuentes de la Información Al referir lo conducente a las fuentes de la Información que presenta la investigación descrita, se toma como criterio vinculante lo expuesto por Dankhe (1986) quien clasifica a las fuentes de información de la siguiente OS D A RV manera: E S E S Ro revisión de la literatura y proporcionan investigación bibliográfica O H C datos deE primera mano. R E D b. Fuentes secundarias o indirectas: consiste en compilaciones, a. Fuentes primarias o directas: constituyen el objetivo de la resultados y listados de referencias publicadas en un área de conocimiento en particular, es decir, procesan la información de primera mano. Tomando como consideración lo explanado por el mencionado autor, se señalan como fuentes primarias de la investigación la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009), el Decreto con Fuerza de Ley del Contrato de Seguro (2001) y doctrina de diferentes autores, entre ellos Casal (2012), Grisanti (2010), Nikken (2006), Morles (2001), entre otros. Como fuentes secundarias de la investigación se utilizaron diversos trabajos de grado, artículos arbitrados y jurisprudencia nacional e internacional sobre el tema que a esta investigación compete. 80 Técnicas de Recolección de Datos Sobre la técnica de recolección de datos, señala Ugel (2011) que la misma es un proceso meticuloso y difícil, pues requiere un instrumento de medición que sirva para obtener la información necesaria para estudiar un aspecto o el conjunto de aspectos de un problema. De igual forma, Arias (2006) define a la técnica de recolección de datos como las distintas formas o maneras de obtener información, además, acota OS D A RV que siendo ejemplo de la misma de forma oral o escrita como vienen a ser cuestionarios, análisis documentales, entre otros. E S E R S En este mismo orden de ideas, Nava (2004) define la técnica de O H ECcomo un medio que permite aprehender la información recolección E deR datos D útil para llevar a cabo la comprobación de la hipótesis o el desarrollo del esquema, la técnica empleada en la investigación descriptiva, es la observación documental. En concordancia con lo expuesto por el autor Nava (2004) se observa que la presente investigación aplicó la observación documental, método que permitió desarrollar teóricamente tanto en libros como en leyes, trabajos de grado y demás documentos escritos relacionados con el tema objeto de la investigación. En efecto, una de las técnicas que se llevó a cabo en esta investigación fue la observación documental de textos legales, doctrinarios y jurisprudenciales, que permitieron obtener la información suficiente para llevar a cabo los objetivos planteándose relación a la materia objeto de investigación, y con ello, arribar a los resultados que se derivaron de los mismos. En general. Con la observación documental se persigue realizar el análisis de las diversas fuentes para así lograr de manera precisa y veras el objeto de estudio. 81 Técnicas de Análisis de la Información En la concepción de Olaso (1998), la hermenéutica jurídica es aquella que permite determinar el sentido de las palabras empleadas en la ley, así como el significado del lenguaje jurídico, buscando descomponer los elementos que conforman el pensamiento del legislador para hacerlo más comprensible y así, integrarlo al trabajo de investigación, es por ello que la hermenéutica jurídica ofrece los principios doctrinales y jurisprudenciales adecuados, a seguir para la obtención de una correcta interpretación OS D A RV De acuerdo al criterio expresado por Cabanellas (2001) la hermenéutica E S E SR jurídica, por excelencia, es la que pretende descubrir para su mismo HO C E R legislador explicar el sentido de una disposición DoE comprender o para los demás revelar el verdadero pensamiento del Guardando relación con lo anteriormente expuesto, se afirma que la presente investigación utiliza como técnica de análisis de datos la hermenéutica jurídica, en consideración de que para el efectivo desarrollo de los objetivos planteados se hace necesario el análisis de textos legales y jurisprudenciales sobre la materia con la finalidad de dar respuesta a las interrogantes planteadas. 82 OS D A RV E S E SR HO C E ER D CAPITULO IV Análisis de los Datos 83 CAPITULO IV Análisis de los Datos Una vez realizado el análisis de la información recabada en la presente investigación, con fundamento a los planteamientos teóricos, OS D A RV doctrinales y jurisprudenciales que resultaron necesarios para llevar a cabo el desarrollo del objetivo general de la presente investigación, el cual consiste E S E SR en analizar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate en HO C E R indispensable dedicar el presente Capítulo al análisis Venezuela, DEresulta caso de secuestro prevista en la legislación de la República Bolivariana de individual y detallado de cada uno de los objetivos planteados en el Capítulo I. Siendo el primero de ellos el expuesto a continuación: Examinar la Prohibición de Pago de Rescate en Caso de Secuestro Prevista en la Legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Como primera consideración respecto al desarrollo del presente objetivo, se parte de la base conceptual del delito de secuestro, entendiendo al mismo como un acto por el cual se da la privación ilegítima de la libertad de una o varias personas con el propósito de obtener de ella, o de terceras personas, dinero, bienes títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su libertad; esta sería la definición genérica del tipo penal de conformidad al artículo 3 de la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009). Ahora bien, dentro de dicha definición se encuentra el secuestro con fines económicos, así denominado por la doctrina, que consiste en la 84 privación ilegítima de libertad de una persona para exigir por su libertad un rescate; entendiendo al rescate como la recuperación mediante pago o por la fuerza de algo que estaba en poder ajeno, y que en el caso específico del secuestro se refiere a la suma de dinero que se entrega a los secuestradores para librar a la víctima y obtener así, la restitución de su libertad personal. A los efectos de esta investigación, es propicio resaltar que el secuestro con fines económicos es la forma más generalizada de comisión de este delito. Con respecto a este tipo penal, es necesario recalcar que el bien OS D A V de tránsito o de Islas (2002), específicamente se tutela laRlibertad E S E R locomoción, también llamada libertad ambulatoria, que consiste en la libertad S O H de movimiento personal; EC explica Polaino (citado por Islas, 2002), que se R E D una condición imprescindible para que la persona pueda valora como jurídico tutelado es, en sentido amplio, la libertad física de las personas. Para realizarse en las distintas esferas vitales individuales o sociales, alcanzando sus necesidades en la relación social. Al respecto de quienes pueden ser objeto de esta práctica ilícita, Mendoza (1971), señala que puede haber pluralidad de sujetos pasivos, que serían el secuestrado y los terceros a quienes se les cause el daño patrimonial; esto se debe al carácter pluriofensivo del delito de secuestro. En primer lugar, este delito afecta la libertad personal del secuestrado, con ello se busca la obtención de un beneficio; y de ello se deriva el flagelo a la propiedad, al patrimonio económico de la víctima, al de sus parientes o personas más allegadas. Asimismo, no puede hablarse de la privación de la libertad con la finalidad de obtener un beneficio económico sin tomar en consideración la vulneración de la integridad personal y el derecho a la vida de la víctima del secuestro; es por ello que estos derechos también están tutelados por dicho tipo penal. 85 En relación a lo recién esbozado, es prudente añadir que el delito de secuestro se perfecciona al momento de privar de su libertad a alguien, indistintamente de si la finalidad del hecho ilícito fue conseguida, es decir, se incurre en delito de secuestro aun cuando el pago del rescate no fue consumado; inclusive, en la Ley Contra el Secuestro y Extorsión (2009), acarrea la misma sanción tanto para el perpetrador que haya solicitado un pago a cambio de la libertad del secuestrado, como para aquél que no haya exigido u obtenido un beneficio patrimonial del mismo. S O D A presente objetivo de investigación la figura del V Rrescate, específicamente la E S E prohibición del pago del mismo, resulta indispensable señalar que la R S O legislación venezolana, CHen la norma in comento, constituye como un ilícito E R E de suministrar cualquier tipo de pago para la restitución de la penal el D hecho Ahora bien, tomando como eje fundamental para el desarrollo del libertad del secuestrado, consagrando esta prohibición en los siguientes términos: Artículo 26. Queda prohibido todo crédito, fianza, aval o cualquier suministro de recursos destinados al pago para la liberación de secuestrados o secuestradas o el pago de extorsiones. Quienes incumplan el contenido de esta norma, serán sancionados o sancionadas conforme con lo establecido en el artículo 11 de la presente Ley. Por lo referido en el artículo recién mencionado, se hace indispensable traer a colación lo estipulado en el artículo 11 de la ley in examine, referente a la complicidad, estableciendo a estos efectos lo siguiente: Artículo 11. Quien ejecute o realice cualquier actividad o suministre algún medio, destinado a facilitar la perpetración de los delitos previstos en la presente Ley, será sancionado con la pena correspondiente al tipo delictivo perpetrado rebajado en una cuarta parte, siempre que dicha actividad no se adecue a la modalidad de autoría o determinación. Cuando los supuestos establecidos en este artículo sean perpetrados por personas jurídicas, serán sancionadas con las 86 multas previstas en las leyes que regulen la materia y sus representantes serán sancionados o sancionadas de conformidad con lo establecido en este artículo. Cuando el cómplice informe oportunamente a la autoridad competente la realización de cualquiera de las actividades establecidas en este artículo, la pena prevista será rebajada en un tercio. Sobre la base de lo plasmado por el legislador en los artículos que anteceden, se dice entonces que el pago del rescate tiene un objeto ilícito; para entrar a considerar esta ilicitud se debe analizar el pago de un rescate OS D A evidente que tanto exigir como recibir un rescate RV es un acto ilícito civil y E S E penalmente. R S HO C E ER a quien paga un rescate, se infiere que la intención del EnDcuanto desde dos perspectivas: el de quien lo hace y el de quien lo exige, siendo legislador al prohibir dicho acto es en razón del bien común; ello deriva de la presunción de que cada rescate pagado simboliza una pretensión satisfecha para los delincuentes, es decir, mientras más secuestros sean pagados, más rentable será para los secuestradores llevar a cabo este delito, y mientras más rentable sea llevar a cabo este delito, mayor será el incremento del mismo. A estos efectos, Álvarez y Madriñán (2001) afirman que ciertamente el pago del secuestro contribuye con la delincuencia, pues al lucrarse ésta con los secuestros se van a perpetuar más las retenciones de personas. Pero que, indiferentemente, en estos casos el peligro del secuestrado siempre es grave e inminente, por el contrario, el peligro de la sociedad es simplemente potencial; adicionalmente, aseveran que el creciente número de secuestros no se debe a que se estén pagando los rescates, sino que tiene su causal en la incapacidad de las autoridades para proteger al individuo. 87 Siguiendo con el tema de la ilicitud en la que incurre quien paga un rescate, es necesario tomar en cuenta que el consentimiento de quien es obligado a pagar un rescate, está viciado por la fuerza, lo que constituye un vicio en la voluntad del sujeto; y este vicio hace que no sea posible tener en cuenta el supuesto objeto ilícito, ya que el sujeto víctima del delito de secuestro que transgredió el precepto estipulado en la norma, no lo hace por capricho, ni con alevosía, sino que actúa legítimamente por encontrarse en un estado de necesidad. S O D A las causas de justificación que excluyen la antijuricidad RV en Venezuela; estas E S E por el resto de los ordenamientos causales son iguales a las aceptadas R S O o española, reiterada a su vez por la doctrina H jurídicos de inspiración italiana C E DERen la ciencia penal. De esta manera, el Código Penal más reputada Atendiendo a las consideraciones previas, resulta pertinente señalar venezolano enumera en su artículo 65 una serie de causales eximentes de antijuricidad, siendo estás las siguientes: Artículo 65. No es punible: 1. El que obra en cumplimiento de un deber o en el ejercicio legítimo de un derecho, autoridad, oficio o cargo, sin traspasar los limites legales. 2. El que obra en virtud de obediencia legítima y debida. En este caso, si el hecho ejecutado constituye delito o falta, la pena correspondiente se le impondrá al que resultare haber dado la orden ilegal. 3. El que obra en defensa de su propia persona o derecho, siempre que concurran las circunstancias siguientes: a. Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho. b. Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla. c. Falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa propia. Se equipara a la legítima defensa el hecho con el cual el agente, en el estado de incertidumbre, temor o terror traspasa los límites de la defensa. 4. El que obra constreñido por la necesidad de salvar su persona, o la de otro, de un peligro e inminente, al cual no haya dado voluntariamente su causa, y que no pueda evitar de otro modo. 88 Del referido artículo se debe destacar, a los fines de la elaboración del presente objetivo, las causales esbozadas en los numerales tercero y cuarto, las referentes a la legítima defensa y el estado de necesidad. En primer lugar corresponde el estudio de la legítima defensa, explicada por Jiménez (citado por Mendoza, 1975) como: Repulsa de la agresión ilegítima, actual o inminente, por el atacado o tercera persona, contra el agresor, sin traspasar la necesidad de la defensa y dentro de la racional proporción de los medios empleados para impedirla o repelerla (p.13) OS D A RV Asimismo, Cárdenas (2005) concluye, que esta causa de justificación E S E S R a la agresión injustamente recibida, una reacción necesaria y proporcionada O H C la salvaguarda de los derechos personales o de Epara actual o inminente R E D consiste en una institución jurídico-penal reconocida por el Derecho, como terceros y que exime la responsabilidad penal por eliminar la antijuricidad del hecho; compilando así, en un único concepto, las tres condiciones para configurarse esta causal. La legítima defensa requiere ser apreciada en cada caso concreto por los jueces de la República; por lo que compete, en relación a la prohibición de pago de rescate en caso de secuestro, considerar si el individuo, al incurrir en dicha acción ilícita, está actuando en legítima defensa de sus derechos o de terceros allegados al mismo. Ahora bien, se hace necesario revisar cada una de las condiciones enunciadas en el tercer numeral del artículo ut supra y concatenarlas con el caso estudiado en cuestión. La primera condición dicta “Agresión ilegítima por parte del que resulta ofendido por el hecho”; esta circunstancia es el hecho inicial que provoca el ejercicio del derecho de la legítima defensa, se entenderá que la agresión en este caso es la comisión del secuestro. 89 En segundo plano, se requiere “Necesidad del medio empleado para impedirla o repelerla”; a ello corresponde agregar que la necesidad de la defensa supone la proporcionalidad entre el ataque y la reacción, esta última no debe ser mayor a la anterior. Ahora bien, el secuestro es un delito que agravia desmedidamente en comparación con la respuesta de la víctima que sería el pago de un rescate; que a pesar de ser ilícita, consiste en una medida cuyos efectos negativos no son equiparables con los del secuestro. Además, la inminente amenaza de atentar contra la vida propia o de un familiar en caso de no realizar un pago, determina con claridad la necesidad de quien está empleando el medio prohibido. OS D A RV E S E Sin embargo, es reprochable S R que el único medio ante un caso de O H secuestro sea el pago ECdel rescate, puesto que el sujeto que realiza el pago R E D tiene el deber de acudir a las autoridades competentes para denunciar el delito; dichas autoridades tienen la obligación de ejecutar los procedimientos pautados en las distintas leyes que regulan los órganos de seguridad y defensa, para así recobrar la libertad del afectado, resguardando en lo posible la integridad personal del mismo. A tal efecto, es necesario considerar que los órganos de inteligencia venezolanos no pueden dar una garantía de eficiencia absoluta, puesto que una operación de rescate de un secuestrado puede acarrear con muchos riesgos para la víctima, y además no puede imponerse a un ciudadano a que confíe su vida o la de un familiar, a las mismas autoridades que fallaron en garantizar su seguridad. Retomando las supuestos que deben configurarse para que se de la condición de la legítima defensa es la “falta de provocación suficiente de parte del que pretenda haber obrado en defensa propia(…)”. A menos de tratarse de un caso de “autosecuestro”, tipificado en la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión en su artículo 4 como simulación de secuestro, en 90 líneas generales, los ciudadanos no ejercen actos indebidos que conlleven a ser privados de libertad a manos de particulares, o mucho menos se convierten en víctimas por imprudencia de los mismos; cualquiera puede ser objeto de un secuestro, por lo que no existe excitación, por parte de quien es víctima, para ser secuestrado. Atendiendo a la legítima defensa como el ejercicio de un derecho, añade Dennedieu de Vabres (citado por Mendoza Troconis, 1971) que: OS D A RV Si la persona atacada que se defiende no debe ser castigada, es porque ella ha hecho un servicio a la sociedad. La sociedad no tiene ningún interés en castigar a la persona que ha resistido una agresión injusta. El acto es moralmente irreprochable y socialmente útil. Por eso, la legítima defensa, siendo el ejercicio de un derecho, excluye toda responsabilidad, sea penal, sea civil. Y aún puede agregarse que no solamente es un ejercicio de un derecho sino también el cumplimiento de un deber (p.39). E S E SR HO C E ER D Tomando en cuenta las observaciones planteadas, es necesario agregar que quien esté pagando un rescate está haciendo uso de los medios a su alcance para proteger la vida y preservar la integridad personal propia o ajena; sacrificando, para dicho fin, su patrimonio. A tal efecto, y tomando en cuenta que se cumplen las condiciones explicadas ut supra, puede decirse que sí se configura la causal de justificación, es decir, quien paga un rescate para restituir su libertad o la de otro, está obrando en ejercicio de un derecho y en su legítima defensa, lo cual lo exime de ser imputado. Por otro lado, también debe tomarse del artículo mencionado lo dispuesto en el ordinal cuarto; el mismo enuncia que no es punible “el que obra constreñido por la necesidad de salvar a su persona, o la de otro, de un peligro grave e inminente, al cual no haya dado voluntariamente causa, y que no pueda evitar de otro modo”. Y esto es lo que se denomina “estado de necesidad”. 91 Es por esto que a continuación se entra a analizar lo que comprende el estado de necesidad, teniendo como primera consideración lo esbozado por Von Liszt (citado por Jiménez, 1973), quien refiere que el estado de necesidad es una situación de peligro actual de los intereses protegidos por el derecho, en el cual no queda otro remedio que la violación de los intereses de otro bien jurídicamente protegido. Señala por igual, Jiménez (1973), que “el estado de necesidad es una causa de justificación con todas sus consecuencias; es decir, una causa excluyente de antijuricidad” (p. 306). OS D A V esta prohibición de pago de rescate, lo hace por en un estado de Rencontrarse E S E necesidad. En este sentido deben S Rexaminarse cada uno de los supuestos O H C de justificación referida, en yuxtaposición a los que constituyen la Ecausal R E D De modo que quien obra en contravención de la ley, transgrediendo efectos del secuestro, y así verificar la idoneidad de la alegación del estado de necesidad cuando se es víctima de este delito, de lo que resulta lo siguiente: 1. La víctima del secuestro se encuentra en peligro grave e inminente de perder su vida. Y no obstante, ha perdido ya, así sea solo transitoriamente, su libertad. Por lo que se perfecciona el primer supuesto. 2. Tampoco puede decirse que el secuestrado, o sus parientes o allegados, hayan causado intencionalmente o por imprudencia, el peligro en que se encuentran. Puesto que precisamente la posición que detentan es la de víctimas. Razón por la que se verifica el segundo supuesto. 3. Tal peligro, en la mayoría de los casos, no es evitable de una manera diferente al pago del rescate a los delincuentes. Ya que por desgracia, y como fue mencionado anteriormente, la acción de las autoridades no siempre impide la comisión de este delito, ni consigue la liberación de la 92 víctima por sus propios medios de manera célere. Por lo que se verifica el tercer supuesto del estado de necesidad. Basándose en las consideraciones previamente explanadas, resulta claro que es perfectamente aplicable el estado de necesidad a las víctimas del delito de secuestro; siendo esto así, se asevera que quien emplea sus bienes para salvar la vida y recobrar la libertad, ya sea propia o ajena, actúa conforme a derecho, es decir, no se podría entender como un delito; quien paga un rescate tiene a su favor la causal de justificación analizada, siendo OS D A RV entonces, una actuación apegada a una disposición legal. E S E SR Surge entonces la necesidad de plantear una serie de interrogantes, HO C E ER de la República de Colombia, quien a su respecto se la Corte D Constitucional esbozadas por el Magistrado Arango (1993) en Sentencia No. C-542/93 de plantea lo siguiente: ¿Cómo negar que obra en legítimo ejercicio de un derecho, quien emplea sus bienes en la defensa de la vida o de la libertad, propias o ajenas?, ¿Habrá, acaso, un destino más noble para el dinero que la salvación de la vida o de la libertad propia, o de un semejante unido por los lazos de la sangre o del afecto? Y, ¿Cómo pretender que no se encuentre en estado de necesidad quien actúa para salvar la vida de un secuestrado y recuperar su libertad? (s/p). Bien es sabido, que la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009), es un instrumento que nace con el fin de incrementar la garantía estatal de los bienes jurídicos fundamentales, reconocidos y consagrados en la Constitución de la República, como lo son: la vida, la libertad y el derecho a la propiedad de los ciudadanos. Sin embargo, se observa como esta prohibición dificulta la protección de derechos subjetivos individuales, partiendo de la consideración de que el pago de un rescate efectuado por un ciudadano implica una actuación legítima en defensa de los derechos constitucionales de un tercero o propios; por lo que cuando el Estado le 93 niega esta posibilidad por medio de la referida prohibición, está poniendo en peligro el derecho a la vida, a la libertad y a la integridad del secuestrado, pues se impide que la víctima del delito y sus allegados asuman directamente su propia defensa aun encontrándose en un estado de necesidad. Basta analizar el delito de secuestro en relación con esta causal de justificación, recordando que la misma no es capricho del legislador, sino que su existencia se deriva del reconocimiento de la primacía de los derechos de OS D A V defensa y en la de sus los ciudadanos la autorización para obrar en Rsu E S Eestado de extrema necesidad. R semejantes cuando se encuentre en un S HO C E R ser cierto que el hecho de que los ciudadanos negocien Epudiera SiD bien la persona, reconocimiento que implica que la impotencia del Estado otorga a con los delincuentes es una conducta reprochable desde la perspectiva del Estado, debido al presupuesto de que quien paga un rescate causa un perjuicio a la comunidad porque fortalece económicamente a los delincuentes, y con esto se aumenta la posibilidad de nuevos secuestros; no es menos cierto que este sería un análisis muy somero del problema, por cuanto el hecho de que una persona se encuentre secuestrada es el reflejo de la incapacidad del Estado para protegerla. Entonces, impedir que la persona que se encuentra en esta situación se defienda, tipificando como delito que utilice los medios, -económicos, en este caso-, que tiene a su alcance, con la finalidad de obtener la restitución de la libertad de la persona que permanece secuestrada, implica una negación de la posibilidad de defenderse, situación ésta a la que no se ha llegado de manera voluntaria, sino que surge como consecuencia de la desprotección en la que se encuentran los ciudadanos, en virtud de que el Estado no ha utilizado los medios necesarios para su protección personal. 94 Siguiendo con estas ideas, es evidente que las familias y la sociedad en general, al no sentir el resguardo debido de sus derechos subjetivos por parte del Estado y con motivo a que están afectados por este delito, se sienten en la obligación de trasgredir el precepto estipulado en la referida ley, por considerarlo el único medio posible para el resguardo y restitución de los derechos afectados que no han sido efectivamente garantizados por el Estado; y por encontrarse en un estado de necesidad, han decidido actuar conforme a la figura ética del mal menor y desacatar la prohibición de pago de rescate OS D A Vmenor, es un modelo de Ahora bien, el llamado argumento delR mal E S E empleado en política, derecho y R argumentación práctica frecuentemente S HO (2012), la figura o principio del mal menor, C ética. En palabrasE de Fernández R E D en un sentido amplio, refiere que en previsión de males que son inevitables es preferible permitir, mediante la decisión, aquél de ellos que es el menor para evitar el que es mayor. En cambio, en sentido estricto, se constituye cuando aparentemente todas y cada una de las posibles decisiones que se puedan tomar, de hecho, son malas, y no hay otro remedio que decidirse, hay que decidirse por lo menos malo. En el primer sentido, el mal menor se refiere a las consecuencias que se derivan de una decisión en una situación que obliga a escoger forzosamente, y al ser esta situación inevitable, se escoge la consecuencia menos mala. En el segundo sentido se refiere, en cambio, a la decisión en sí misma, que se muestra problemática, porque cualquier decisión posible es negativa; en esta situación de perplejidad, debe decidirse aquello que se muestra como menos malo. En lo que respecta al delito de secuestro, se infiere que la figura o principio del mal menor se aplica en sentido amplio, es decir, al encontrarse los familiares frente a un mal inminente e inevitable, se permiten, mediante la 95 decisión, soportar un mal menor, en este caso vendría a ser, ejecutar una acción en contravención de la ley para evitar así, un mal mayor, el cual sería la pérdida de la vida de la persona secuestrada. De igual modo, Santo Tomás de Aquino (citado por Barbado, 2010) considera que el mal menor es aquella elección preferible de males que sobrevienen de modo inevitable y que las circunstancias previstas representan males menores respecto a las consecuencias materiales que sobrevienen al obrar rectamente. OS D A RV Vinculado a las consideraciones previas, Aristóteles (citado por Calvo, E S E SR 2001), entiende a esta figura del mal menor como aquello que debe ser HO C E R Aristóteles, el mal menor tiene una categoría de bien, en relación con un mal DE soportado por los seres humanos como contrariedad o adversidad. Para mayor, ya que un mal menor es preferible a un mal mayor. Y lo preferible es siempre un bien, y cuanto más preferible es este bien, mayor es. El mal menor es entonces, la consecuencia de una decisión justa: para una madre, es preferible la privación de su libertad por cometer un hecho penalmente repudiado, a perder la vida de su hijo por no pagar el rescate. A estos efectos, sugiere Aristóteles, que el mal menor por tanto, es preferible, no porque sea un bien, sino porque el bien que se pierde con el mal mayor es más valioso. Es así como el derecho reconoce ocasiones en las que estando en peligro dos bienes jurídicos, es legítimo sacrificar uno de ellos en aras de salvar el otro, que se tiene por más importante. Es este el caso de la legítima defensa y el estado de necesidad, que son, en últimas, el reconocimiento hecho por la ley de que el Estado no siempre puede proteger a los ciudadanos, permitiendo a estos enfrentar agresiones que pueden producir daños evitables. 96 En cuanto al aspecto social del argumento del mal menor, es cierto que los gobernantes y autoridades tienen la potestad de adoptar las medidas pertinentes respecto al bien común de la comunidad política, creando condiciones sociales de posibilidad de realización del fin de hombre. Pero también es cierto, como lo expone Fernández (2012), que los gobernantes deben considerar la auténtica condición humana. En la constitución de las leyes, los que rigen las comunidades deben atender al hecho de que la ley humana es ordenamiento de la razón que debe derivar de la ley natural. Cuando una ley está en contradicción con la razón, no deriva de la ley OS D A RVcon apariencia de ley, es en nombre de una mayoría sobre unaS minoría, E E R S decir, una ley inicua. HO C E R E D Después de las consideraciones previamente esbozadas respecto a natural, sino que es un acto de imposición violenta, efectuada con frecuencia la situación sujeta a estudio en el presente objetivo, se asevera la posición de desprotección en el que se ven inmersas las familias que resultan víctimas de este delito, las cuales evidentemente se encuentran, además, en un estado de necesidad y actúan conforme a la figura ética del mal menor, haciendo caso omiso a la disposición legal que erige en delito el pago de un rescate para restituir la libertad de la persona secuestrada. A estos efectos, no podría negarse que sacrificar los bienes propios para proteger la vida y la libertad de un semejante, es una acción humanitaria, y siendo esto así, ¿Cómo podría entonces ser Constitucional una ley que castiga esta conducta? Para responder la interrogante planteada, resulta prudente traer a colación lo dispuesto por la Corte Constitucional de Colombia, en Sentencia N° C-154/93 del 14 de noviembre de 1993 en la cual el Magistrado ponente Jorge Arango Mejía expone: Una ley que prohibiera el pago del rescate, aun sin convertirlo en 97 delito, también sería inconstitucional. Y además, sería absurda, pues sería tanto como prohibir morir o enfermarse. Es decir, lo mismo que prohibir un acto que se realiza contra la voluntad, o en el cual, al menos, el consentimiento está viciado por la fuerza, lo cual impide tener en cuenta el objeto o la causa ilícita. El pagar el rescate es, en sí, un acto indiferente, ni bueno, ni malo. Lo que determina su naturaleza moral es la finalidad que se busque. Por esto se ha visto que quien interviene en el pago por necesidad de salvar la vida y recobrar la libertad propia o ajena, obedece a un móvil altruista reconocido universalmente por el derecho. Quien obra sin encontrarse en estado de necesidad, obedeciendo exclusivamente motivos innobles o bajos, como serían su propio lucro o el propósito de enriquecer a los delincuentes o dotarlos de recursos económicos, sí incurre en un delito. Y no podría alegar y demostrar causal alguna de justificación. OS D A RV E S E En base a este extractoSy aR las consideraciones antes planteadas, y O H C de derechos humanos que acarrea, resulta en vista de la E violación R E D una disposición normativa que convierta en delincuentes a inconstitucional un secuestrado, a su familia o amigos, por actuar razonablemente en la defensa de un derecho, el cual el Estado ha fallado en su protección. Se finaliza el análisis del presente objetivo de investigación aseverando que la prohibición examinada desconoce el carácter inalienable de los derechos humanos y la primacía de los derechos de la persona respecto del Estado. Es por lo que se comparte el criterio expuesto por Barreto (1993), quien señala que es un hecho notorio que el no pago del rescate de un secuestrado conlleva la pérdida de su vida, y que, cuando el Estado no puede acudir en ayuda de una persona cuyos derechos están en peligro, ésta tiene el derecho a intentar protegerlos por sus propios medios, sin que el accionar del Estado se interponga en su camino, poniéndola en un peligro mayor. Asimismo, continua el señalado autor, que el hecho de que el Estado impida el pago de un rescate no implica por sí un desconocimiento expreso del derecho a la vida, pero sí coloca al secuestrado en 98 circunstancias en que puede perderla, es decir, dicha prohibición conlleva a un peligro inminente frente al derecho a la vida de los ciudadanos. Por tanto, el pago de un rescate implica que el ciudadano actúa legítimamente en defensa de sus derechos por encontrarse en un estado de necesidad; lo que conlleva a deducir que al negar el Estado esta posibilidad, está poniendo en peligro el derecho a la vida de los ciudadanos. Hasta cierto punto, cuando el Estado es incapaz de defender a los ciudadanos, su deber se transforma en el de no impedir que ellos asuman su propia defensa, resguardándose en la legítima defensa y en el estado de necesidad. OS D A V los artículos discutidos Como consideración final, se arguyeR que E S E como derecho y como núcleo desconocen la institución deSlaR familia HOya que, al impedir que un familiar actúe con el C fundamental de laE sociedad; R E D propósito de liberar a una persona secuestrada, se están desconociendo esos lazos naturales que unen a la familia, y al romper este vínculo de protección mutua, se está atentando contra la solidez de la sociedad, por cuanto la familia es el núcleo de aquella. Es decir, los efectos que produce la prohibición del pago de rescate en caso de secuestro debe ser observada extensivamente, tomando en consideración el potencial daño y efecto que puede provocar negarle a una persona tomar medidas a su alcance para preservar derechos humanos propios o ajenos. Examinar la Prohibición de Contratación de Seguros en Caso de Secuestro Prevista en la Legislación de la República Bolivariana de Venezuela. El ser humano, desde sus antepasados más remotos, ha buscado la manera de dar respuesta a su anhelo de seguridad, diseñando diversos mecanismos para proteger su vida, sus bienes y su núcleo familiar, y que con el correr del tiempo se han extendido y perfeccionado, en forma correlativa a la complejidad adquirida por los intereses que pretende salvaguardar. De 99 esta forma, el hombre ha resuelto por asociarse con la finalidad de obtener protección tanto para sí mismo y su familia, como para sus bienes; es así que nacen los seguros como institución, como una vía alterna de prevenir falta de liquidez en caso de ocurrir un siniestro y que conlleva a que un tercero responda por dicho daño. Resulta adecuado concretar el significado del contrato de seguros, entendido como aquel en virtud del cual una empresa de seguros asume las consecuencias de riesgos ajenos, que no se produzcan por acontecimientos delS beneficiario, O D A comprometiéndose a indemnizar dentro de R losVlímites pactados el daño E S R producido, u obligándose a pagar unE capital, una renta u otras prestaciones S O H Ca cambio del pago de una prima y subordinado a la convenidas, todo E esto R E Dde un siniestro. ocurrencia que dependan enteramente de la voluntad De la definición planteada pueden extraerse todos los elementos que conforman el contrato de seguros, empezando por la prima, la cual comprende la contraprestación que debe pagar el tomador a la empresa de seguros en virtud de la celebración del contrato. Inversamente, la empresa de seguros debe pagar al asegurado una suma determinada en caso de ocurrir el siniestro, a esto se le llama indemnización; debe tomarse en consideración que la misma, no busca el lucro de ninguna de las partes. Puede distinguirse también como elemento esencial del contrato de seguros, el interés que tiene un asegurado sobre un bien, su patrimonio e inclusive su vida, y que es susceptible de valoración económica a los fines de poder determinar la cuantía de la prima. Asimismo, también debe tomarse como elemento el siniestro, siendo éste un acontecimiento futuro e incierto de cuya realización depende la prestación a la cual se obliga el asegurador; es decir, el siniestro es la ocurrencia del riesgo asegurable, siendo éste último para Garrigués (citado 100 por Mármol, 1964) la posibilidad de que por azar ocurra un hecho que produzca una necesidad patrimonial. A los efectos de esta investigación, se hace necesario elaborar ciertas consideraciones en relación al riesgo asegurable: en primer lugar, el riesgo debe ser posible, debe existir, no puede admitirse el seguro sobre un riesgo puramente imaginario; ni por el contrario puede tratarse de un hecho cuya probabilidad de ocurrencia sea absoluta, pues la ocurrencia del riesgo debe ser incierta. Además, deberá ser futuro, no son asegurables las cosas que ya OS D A RV hayan corrido el riesgo. E S E SR Otra de las características del riesgo es que debe ser legal, esta HO C E riesgo debe DEserRindependiente frente a la voluntad exclusiva del tomador, se legalidad puede pender de dos circunstancias: la primera, se refiere a que el trata de hechos que no se produzcan por acontecimientos que dependan enteramente de la voluntad del beneficiario; para el legislador son asegurables todos los eventos en los que la voluntad del tomador o del asegurado no intervenga como elemento determinante del hecho. La segunda circunstancia de la que se desprende la legalidad del riesgo asegurable, es que no exista una prohibición expresa en la ley que impida que un riesgo sea asegurable. Ahora bien, la vida puede ser el objeto de un contrato de seguros, esto se debe a que lo más natural para todo ser humano es proteger su bien jurídico más preciado, es inclusive instintivo reaccionar ante tantas amenazas y altos índices delictivos en la sociedad actual. Si el secuestro es un riesgo que amenaza a todos los seres humanos, bien podría pensarse que es normal que el sector asegurador ofrezca un producto para cubrir los efectos patrimoniales que se producen en él, más factible aun, sería que todas las personas potencialmente secuestrables tomaran un seguro que garantice el pago de rescate requerido para su liberación. 101 En atención a lo expuesto, resulta apropiado cuestionar si la ocurrencia de un secuestro puede constituirse como un riesgo asegurable. En principio, ser víctima de un secuestro cumple con los requisitos derivados del riesgo asegurable, puesto que se trata de un hecho posible e incierto, tomando en cuenta que en Venezuela el índice de delincuencia es muy alto; así como por ser el secuestro un hecho futuro y que es ajeno a la voluntad de quien es víctima del mismo. Empero, existe una prohibición en el ordenamiento jurídico patrio que lo prohíbe, motivo por el cual un contrato de seguros que contemple como riesgo el secuestro sería ilegal en Venezuela. OS D A V como Venezuela y Contraria a la postura adoptada porRpaíses E S E en los que el delito de secuestro R Colombia, la contratación deS seguros HO se ha convertido en una práctica reiterada en C constituye el riesgo asegurable, E DER la mayoría de los países del mundo. Este tipo de contratos consiste en que las empresas aseguradoras, dentro de los límites pactados en la póliza, responden a la exigencia monetaria realizada por los secuestradores a cambio de devolver a la víctima y así preservar, en lo posible, su vida e integridad personal. Asimismo, dada la especialidad de la materia, los contratos de seguro en caso de secuestro usualmente no se limitan únicamente al cumplimiento de una obligación patrimonial, sino que pueden incluir otros servicios derivados al daño causado, así como la contratación de un negociador profesional, lecciones preventivas, y por encima de todo lo caracteriza una cláusula de confidencialidad. Si bien el contrato de seguro ha sido creado para permitir que personas profesionales asuman los efectos nocivos del acaecimiento de los siniestros, el sector asegurador tiene limitaciones y no puede prestarse para asumir toda clase de riesgos. En base a esto, y como ya se ha planteado anteriormente, el secuestro no es un riesgo asegurable en la legislación venezolana de conformidad con el artículo 27 de la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión (2009), ya que no está permitida la contratación de seguros, 102 tanto a nivel nacional como extranjero, que consistan en pólizas para el pago de rescate del asegurado o familiares; limitación que se deriva, a su vez, de la prohibición del pago de rescate establecido en el artículo 26 de la ley ejusdem. Recordando que el contrato de seguros tiene carácter oneroso, se hace necesario destacar que la norma in comento impide a las compañías aseguradoras obtener beneficios originados en la generalización del delito de secuestro; obtener lucro alguno por intervenir en la negociación o OS D A obedeciendo a fines ilícitos. Si bien las políticas del Estado no han tenido la RV E S E Rflagelo, mal podría permitírsele a las respuesta más efectiva anteS este O H aseguradoras queE seC lucren y mercadeen con productos que indirectamente R E D intermediación de un secuestro se considera innoble, pues se está obrando inciden en hacer el negocio del secuestro una actividad realmente lucrativa. Siguiendo con esta postura que critica severamente la contratación de pólizas para la liberación de un secuestrado, también debe destacarse el valor jurídico que está tutelando la legislación venezolana, siendo éste la dignidad del hombre y el derecho a una vida digna. Al permitirse el negocio de seguros que garantice el pago por la libertad y la vida del secuestrado, se está tomando al ser humano como una mercancía por la cual debe pagarse, así lo plantean Álvarez y Madriñán (2001). Puede añadirse a la postura del legislador, el criterio de quienes afirman que los contratos de seguro en caso de secuestro promueven la práctica de la simulación de secuestro entre los propios miembros de la familia o de fraude contra la compañía aseguradora. La simulación de secuestro se encuentra tipificado como un delito en la ley Contra el Secuestro y Extorsión (2009) y conlleva a la sanción de prisión de cinco a diez años. 103 Ahora bien, desde el ámbito jurídico es necesario destacar que la prohibición representa una contraposición de derechos, el legislador sobrepone la probabilidad de salvaguardar el interés general ante la libertad de los individuos de contratar. Se hace necesario tomar en consideración la naturaleza de los contratos de seguros, si bien es cierto que los contratos de seguros son un contrato de adhesión en donde quien suscribe, poco puede modificar las cláusulas a las que se apega, no es menos cierto que al prohibir la adquisición de pólizas de pago para la liberación de una víctima se está vulnerando la libertad contractual. OS D A La libertad contractual es un derecho RV económico de rango E S E como la facultad de decidir celebrar R constitucional, entendiéndose S la misma Omismos y con quien celebrarlos, concibiéndose Hlos C contratos, el contenido de E DER el contrato como un acto voluntario entre dos o más personas para constituir, transmitir, modificar o exigir entre ellas un vínculo jurídico. En relación al contrato, resulta adecuado agregar lo explicado por Lacruz (citado por Madrid, 2001): El contrato es el resultado de una interacción entre la voluntad privada, presuntamente egoísta, y la Ley, que cuida los intereses comunes. El poder de pactar es usado egoístamente por las partes y la Ley limita la satisfacción de intereses privados de modo que se respete y favorezca el bien común (p.16) De lo planteado se comprende que del Estado surgen limitaciones a los contratos en aras de mantener el interés general por encima del interés individual, pues se percibe a éste último como una facultad egoísta; sin embargo, en el caso a estudiar, el interés individual consiste en la preservación de derechos fundamentales propios o de parientes, y la prohibición que limita la libertad contractual en materia de seguros en caso de secuestro realmente está coartando la posibilidad de los sujetos de buscar mecanismos alternos para protegerse secuestrados. 104 ante la posibilidad de ser Siguiendo este orden de ideas, debe tomarse en consideración que si el Estado ha fallado, o no ha actuado lo suficientemente diligente, en la erradicación del delito de secuestro; esto conlleva, a su vez, que falle al garantizar la protección a la vida, honra y bienes de quienes pueden convertirse en víctimas del mismo. El Estado no debe prohibirle a los ciudadanos que busquen formas para hacer frente a una amenaza de secuestro cada vez más latente puesto que lo mismo consiste en un acto de legítima defensa; pues bien, la legítima defensa es la reacción necesaria y proporcionada a la agresión injustamente recibida, actual o inminente para la OS D A RV salvaguarda de los derechos personales o de terceros y que exime la responsabilidad penal. E S E SR HO C E ER Se hace necesario destacar con respecto a la legítima defensa, lo D referido al momento e inminencia de la agresión, para lo cual Mendoza Arevalo (1975) cita a la Corte Federal y de Casación del 21 de octubre de 1955 que establece que “la legítima defensa no se realiza tan sólo ante el ataque real, efectivo del agresor, pues puede proceder también ante la agresión fundadamente temida” (p.51). También es adecuado mencionar una decisión de la antigua Corte Federal de Casación venezolana, dictada en fecha 21 de diciembre de 1.938 (citada por Mendoza, 1971) la cual declara: La defensa personal es un acto lícito, ya que con ella se cumple un deber consigo mismo, a la parte que se ejerce un derecho con relación a los demás. Y ello porque organizada la autoridad pública para la protección de las personas, si esa autoridad faltare o no fuere suficiente en determinado momento, la defensa privada o personal se impone con la fuerza incontrastable de las acciones legales (…) cuando la defensa de la autoridad pública es ineficaz, la defensa privada cobra todo su imperio, frente a esa contingencia social, compelida por una necesidad humana. Mas, tal defensa, para ser considerada como legítima, para que tenga licitud, y pueda, por tanto, eximir de responsabilidad, es menester que esté subordinada a condiciones… (pp.38, 39). 105 A este propósito, las coberturas de estas pólizas son útiles puesto que dan una protección financiera efectiva contra el delito de secuestro y extorsión. De igual forma, las compañías de seguros cuentan con expertos que podrían aminorar el riesgo de los individuos o de las organizaciones involucradas o posibles blancos de secuestro. Si bien el mercado asegurador nacional tiene prohibido vender pólizas para amparar el pago del rescate por un secuestrado, el mercado asegurador extranjero expide pólizas que resultan atractivas a los venezolanos, quienes se encuentran ante la eminente posibilidad de ser objeto de un secuestro. Si OS D A RVciudadanos no acudirían a dando resultados palpables, probablemente los E S E R S contratar pólizas cuantiosas, aun en conocimiento de que están infringiendo O H C E cobertura frente a los efectos nocivos del delito de la ley, para E asíR garantizar D la seguridad ciudadana fuera garantizada, y si la política criminal estuviera secuestro. Como es sabido, en la medida en que exista el secuestro y un alto riesgo de ser secuestrado, un sin número de personas buscarán protegerse contra el riesgo latente mediante la contratación de un seguro, y mientras esta necesidad exista habrá aseguradoras dispuestas a asumir las consecuencias nocivas del riesgo de secuestro, pese a la existencia de prohibición expresa contra ello. Para una persona con altas probabilidades de ser secuestrada, que en el panorama actual el riesgo es alto para todos, mayor será el número de personas tentadas a someter su voluntad a uno de estos contratos. Análogamente, cabe preguntarse si debe el Estado venezolano crear y/o mantener obstáculos para los ciudadanos que desean autodefenderse de situaciones que éste ha sido incapaz de controlar. Ciertamente los contratos de seguros en caso de secuestro no son el medio más noble ni eficiente de protección para los particulares; sin embargo, representan un respaldo y una garantía privada de defensa. Para concluir, ante esta realidad el Estado 106 venezolano, en vez de reprimir infructuosamente la contratación de seguros en caso de secuestro, debe diseñar figuras que conforme a las necesidades propias de los ciudadanos, permitan protegerlos debidamente. A tales efectos, la prohibición de celebrar contratos de seguros en caso de secuestro es una limitación normativa que perjudica a los ciudadanos cuya libertad individual, integridad personal e inclusive su vida misma, pueden verse vulneradas ante la comisión del delito de secuestro; pues si bien no es un mecanismo idóneo, las pólizas que consistan en el OS D A protección que proveen a quienes las contratan. RV E S E R S Mientras existan losO secuestros habrá seguros que amparen el pago H C E R de rescates DEy otras figuras que busquen garantizar el pago por la vida de las pago de un rescate no promueven la comisión de secuestros tanto como personas, no importa cuantas prohibiciones se creen o cuantas sanciones se impongan. Lo único cierto es que hay una necesidad generalizada de auto protección, y mientras el Estado no cumpla a cabalidad su deber de garantizar la seguridad ciudadana, no se puede criticar a quien actuando en legítima defensa busca asegurarse. Evaluar la Prohibición de Contratación de Seguros y de Pago de Rescate desde la Concepción Proteccionista del Estado respecto a los Derechos Humanos en Caso de Secuestro prevista en la Legislación de la República Bolivariana de Venezuela. Posterior al análisis realizado a los objetivos que anteceden, referentes a la prohibición de contratación de seguros y a la prohibición de pago de rescate, se procede a analizar el objetivo final del presente trabajo de investigación, el cual tiene como finalidad evaluar las mencionadas prohibiciones desde la concepción proteccionista del Estado para dar respuesta al objetivo general planteado en el Capítulo I. 107 Como primera aproximación al tema, es preciso abocarse a la antigüedad, al momento en que el ser humano renunció a su estado de naturaleza para someterse a normas y poder vivir en comunidad; siendo esta la génesis más remota de la organización de Estado que se conoce en la actualidad. La evolución del Estado ha sido lenta, empero, para explicar los aspectos que atañen a esta investigación se hace oportuno definir el Estado de Derecho, para Peña (2008) “el Estado de Derecho puede ser definido como el sometimiento pleno del Estado a las leyes o al derecho, o en términos de la doctrina norteamericana, implica el ‘gobierno de las leyes, no de los hombres” (p.280). OS D A RV E S E SR HO C E ER Ahora bien, la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela define la organización juridicopolítica que adopta la Nación venezolana como D un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia; siguiendo así, la tradición del constitucionalismo contemporáneo, tal como lo han hecho otras constituciones como la española y la colombiana. Para comprender mejor dicha expresión, sirve de refuerzo observar la Exposición de Motivos de la Carta Magna, de acuerdo con la cual el Estado propugna el bienestar de los venezolanos, creando las condiciones necesarias para su desarrollo social y espiritual, y procurando la igualdad de oportunidades para que todos los ciudadanos puedan desarrollar libremente su personalidad, dirigir su destino, disfrutar los derechos humanos y buscar su felicidad. La misma Exposición de Motivos, decreta que los principios de la solidaridad social y del bien común conducen al establecimiento del Estado Social, esta idea de Estado Social, según lo establecido por Brewer (2000), es la de un Estado con obligaciones sociales, de procura de la justicia social, lo que lo lleva a intervenir en la actividad económica y social, como Estado Prestacional. Cabe acotar, este Estado Social, según lo dispone la Carta Magna, está 108 sometido al imperio de la Constitución y de la Ley, por lo que se constituye un Estado de Derecho. Señala Brewer (2000), que el Estado de Derecho, es el Estado sometido a la legalidad. Lo cual deriva del principio de supremacía constitucional y del sometimiento de los Órganos del Poder Público a la Constitución y las leyes, además de todo aquel sistema de control que constituyen la garantía de la Constitución. Además, este Estado Social de Derecho se nutre de la voluntad de los ciudadanos, expresada libremente por los medios de participación política y S O D A que fundamenta toda la organización políticaRde Vla Nación en el principio E S E democrático, siendo este el primer valor del constitucionalismo, según lo R S O H refiere Brewer (2000). plasmado el Estado social y Democrático CQuedando E R E D en los principios fundamentales del texto constitucional, el de Derecho social para conformar el Estado Democrático. El Estado Democrático es el legislador refiere que el mismo estará comprometido con el progreso integral que los venezolanos aspiran, con el desarrollo humano que permita una calidad de vida digna, aspectos estos que configuran el concepto de Estado de Justicia. Ya partiendo de la idea de que Venezuela se constituye como un Estado Democrático y Social de Derecho y de Justicia, resulta oportuno citar a Del Vecchio (citado por Delgado, 1999) “un Estado de justicia es un Estado en el que se reconocen y garantizan los derechos fundamentales de la persona” (p.30). Al respecto, no cabe duda que la Constitución de 1999, en esta materia de los derechos constitucionales y en particular, en relación con los derechos humanos, es un texto que ha incorporado notables innovaciones signadas por la progresividad de la protección de los derechos humanos, dándole preeminencia entre los valores superiores del ordenamiento jurídico, reconociendo así su máxima importancia. A estos efectos, el artículo 19 de la Carta Magna contempla lo siguiente: 109 Artículo 19. El Estado garantizará a toda persona, conforme al principio de progresividad y sin discriminación alguna, el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los derechos humanos. Su respeto y garantía son obligatorios para los órganos del Poder Público de conformidad con esta Constitución, con los tratados sobre derechos humanos suscritos y ratificados por la República y con las leyes que los desarrollen. Es así, como de esta manera se establece la garantía estatal de los derechos humanos; primeramente, conforme al principio de progresividad y no discriminación; y en segundo lugar, con la obligación estatal de OS D A RV respetarlos y garantizarlos, no sólo conforme a la Constitución y las leyes ,sino conforme a los tratados sobre derechos humanos ratificados por la E S E SR República. A estas consideraciones se aclara, que los derechos humanos HO C E enumerados DEenRsu texto, sino todos los demás que sean inherentes a la garantizados y protegidos conforme a la Constitución, no son solo los persona humana, tal como lo dispone el artículo 22 de nuestro texto constitucional: Artículo 22. La enunciación de los derechos y garantías contenidos en esta Constitución y en los instrumentos internacionales sobre derechos humanos no debe entenderse como negación de otros que, siendo inherentes a la persona, no figuren expresamente en ellos. La falta de ley reglamentaria de estos derechos no menoscaba el ejercicio de los mismos. En apego a lo dispuesto en el referido artículo, la jurisprudencia de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha establecido que los derechos fundamentales no pueden quedar a merced de una legislación que los desarrolle, sino que son inmediatamente operativos, aun cuando su aplicación en ausencia de ley pueda repercutir en reglas constitucionales relativas a la atribución de competencias a órganos de poder público. Es por ello que resulta pertinente aludir a la obligación que tiene el Estado de tutelar los derechos humanos frente a amenazas contra la seguridad pública, la misma se sustenta en la Carta Magna, la cual formula: 110 Artículo 55. Toda persona tiene derecho a la protección por parte del Estado a través de los órganos de seguridad ciudadana regulados por ley, frente a situaciones que constituyan amenaza, vulnerabilidad o riesgo para la integridad física de las personas, sus propiedades, el disfrute de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. Esta obligación implica el deber de organizar todo el aparato gubernamental y, en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos. La OS D A Corte Interamericana de Derechos Humanos desde RV sus primeras sentencias E S E Rodríguez de 1988, en la que se R contenciosas, como en el caso Velásquez S HO C establece lo siguiente: E DER misma obligación ha sido definida reiteradamente por la jurisprudencia de la Es la obligación que implica el deber de los Estados de garantizar todo el aparato gubernamental y en general, todas las estructuras a través de las cuales se manifiesta el ejercicio del poder público, de manera tal que sean capaces de asegurar jurídicamente el libre y pleno ejercicio de los derechos humanos (s/p). Como complemento a lo anteriormente planteado, cabe acotar que el deber del Estado puede dividirse en dos vertientes: la obligación de respetar y la de garantizar los derechos humanos; entendiéndose que, por una parte, el respeto de ciertos derechos requiere, en principio, una mera abstención de ofenderlos por parte del poder público, como ocurre, en general, con las libertades fundamentales y con ciertos derechos, como la vida o la integridad personal. En cambio, la garantía de los derechos humanos, para Nikken (2006), se traduce sustancialmente en obligaciones positivas a cargo del Estado, las cuales ejerce a través de los poderes, como las de prevenir, investigar, reparar o asegurar la reparación y sancionar las violaciones a tales derechos. La Corte Interamericana de Derechos Humanos declara, en relación a 111 la protección proveniente del Estado cuando los derechos humanos son vulnerados por actuaciones derivadas de un particular y que contrarían el ordenamiento jurídico, lo siguiente: Es, pues, claro que, en principio, es imputable al Estado toda violación a los derechos reconocidos por la Convención cumplida por un acto del poder público o de personas que actúan prevalidas de los poderes que ostentan por su carácter oficial. No obstante, no se agotan allí las situaciones en las cuales un Estado está obligado a prevenir, investigar y sancionar las violaciones a los derechos humanos, ni los supuestos en que su responsabilidad puede verse comprometida por efecto de una lesión a esos derechos. En efecto, un hecho ilícito violatorio de los derechos humanos que inicialmente no resulte imputable directamente a un Estado, por ejemplo, por ser obra de un particular o por no haberse identificado el autor de la trasgresión, puede acarrear la responsabilidad internacional del Estado, no por ese hecho en sí mismo, sino por la falta de la debida diligencia para prevenir la violación o para tratarla en los términos requeridos por la Convención (s/p). OS D A RV E S E SR HO C E ER D En este mismo orden de ideas, la Comisión interamericana de Derechos Humanos, en su informe “Democracia y Derechos Humanos en Venezuela” (2009) resalta el papel del Estado en la preservación de la seguridad ciudadana, y al respecto explica: La Comisión ha señalado en múltiples ocasiones que los Estados deben adoptar medidas no sólo para proteger a sus ciudadanos de violaciones a los derechos humanos cometidas por agentes del Estado, sino también para prevenir y sancionar los actos de violencia entre sujetos particulares. La Comisión se ha referido además a las obligaciones de los Estados respecto de las acciones de actores no estatales involucrados con el crimen organizado, la corrupción, el tráfico de drogas, entre otros. Puesto que la inseguridad afecta de manera directa el pleno goce de los derechos fundamentales de las personas, la CIDH ha resaltado la urgencia de reflexionar sobre la importancia de la seguridad ciudadana y el respeto a los derechos humanos, así como también de adoptar acciones efectivas para prevenir, controlar y reducir el crimen y la violencia (s/p). Para comprender a cabalidad el papel del Estado como garante de los 112 derechos humanos, se hace necesario definir la seguridad ciudadana, la cual la Comisión Interamericana de Derechos Humanos redujo a “situación en la que las personas pueden vivir libres de las amenazas generadas por la violencia y el delito, y el Estado tiene las capacidades necesarias para garantizar y proteger los derechos humanos directamente comprometidos frente a las mismas”. De tal forma, la seguridad ciudadana está íntimamente vinculada con aquellos derechos vulnerables frente a hechos violentos o delictivos, tales como el derecho a la vida, el derecho a la integridad física y el derecho a la libertad personal, entre otros. S O D A La Comisión Interamericana de Derechos RV Humanos también ha E S E afectan gravemente la vigencia advertido que la violencia y la delincuencia R S HO del Estado de Derecho, y por ello es obligación del Estado prevenir y C E R E perseguirD los delitos, pero siempre en el marco del respeto a los derechos humanos. Igualmente, la Comisión plantea que para el Estado de Venezuela existe “la obligación de combatir tal situación por todos los medios legales disponibles, ya que la impunidad propicia la repetición crónica de las violaciones de derechos humanos y la total indefensión de las víctimas y sus familiares”. Respecto al deber del Estado de vigilar y sancionar la conducta antijurídica de los particulares inclinada a menoscabar un derecho humano detentado por un tercero, es importante destacar que usualmente el Estado combate esta situación mediante una debida aplicación de su política criminal, la cual es una sección de la política pública que debe ser desarrollada de manera permanente y sistemática por el Estado, como una función de gobierno, destinada a la planificación, ejecución y control de lineamientos preventivos y represivos en la lucha de la criminalidad en Venezuela. Para la consecución de dicho fin, el Estado debe valerse de todos los 113 instrumentos legales operativos, institucionales, sociales y de participación ciudadana, que por ser pertinentes, le permitan prevenir, criminalizar, perseguir y sancionar a los agentes del delito, de acuerdo con su grado de responsabilidad penal. Partiendo de esta idea, la política criminal comprende planear el sistema de justicia penal; para Añez (2011), ello no supone únicamente la creación de un marco normativo en función de cifras, tiene que ver además con calidad de vida y se apoya en la educación, la salud, la nutrición, el S O D A más que únicamente la policía, los tribunales y las cárceles; se trata de RV E S E de desarrollar al pueblo. investigar, juzgar y sancionar, peroR también S HO C E Habiendo DERexplicado la relación finalista entre el Estado venezolano y trabajo, la vivienda, el salario, la recreación, entre otros; comporta muchos los derechos humanos, recordando que pueden ser vulnerados no solo por autoridades oficiales, sino también por particulares; y evocando la obligación del Estado de proveer a todos sus ciudadanos de seguridad, es pertinente exaltar el bien común como principio fundamental del Estado Social de Derecho. Al respecto, la Sala Constitucional (2002), señala que el bien común, entendiéndose como la realización del interés general, se sobrepone al interés particular, y el mismo se logra manteniendo la solidaridad social, la paz y la convivencia. Consecuentemente, las leyes deben tener por norte esos valores; por lo que toda norma o conducta fundada en alguna norma que atente contra dichos fines, se convierte en inconstitucional. Así pues, recordando que los derechos son por definición limitados y limitables, se debe hacer alusión a la potestad legislativa que posee el Estado para limitar los derechos humanos, en aras de buscar su preservación y salvaguardar el bien común. La limitación del derecho, indica Casal (2012), en sentido estricto, se produce cuando luego de consagrar los 114 derechos en la Constitución, en la misma se condiciona, ya sea para reducir el alcance de la facultad o libertad inicialmente protegida, o actuando de conformidad al principio de unidad de la Constitución, para así coordinar el derecho con otros derechos o bienes constitucionalmente tutelados. Al respecto, las limitaciones a los derechos humanos pueden emanar únicamente de leyes, es una materia sometida a la reserva legal de la Asamblea Nacional. Afecto a ello, Nikken (2006) explica: “esto es un principio universal del ordenamiento democrático” (p.26). No obstante, las S O D A poseen naturaleza constitutiva o cuasi-constitutiva, RV en la medida en que E S E establezcan una reducción de las posibilidades de goce y ejercicio del R S O H la Constitución, lo cual es aceptable siempre que derecho no ordenada Cpor E R DE con ésta; es decir, el legislador no debe restringir los sea compatible restricciones que se pueden imponer a nivel legal a derechos fundamentales derechos humanos hasta el punto en que se afecte lo consagrado en la Constitución, sino su intervención será ilegítima. Ahora bien, ya suficientemente estudiado el tema de la responsabilidad del Estado de tutelar los derechos humanos, se hace inevitable resaltar el papel de la sociedad civil en la búsqueda de dichos fines. Al respecto, en las observaciones al Proyecto de Informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos realizadas al Ministerio Popular de Relaciones Exteriores de la República Bolivariana de Venezuela, y citado por la misma Comisión, el agente de derechos humanos destacó que: La corresponsabilidad entre el Estado y la Sociedad venezolana es uno de los principios fundamentales que sustenta nuestra Constitución, donde el Estado tiene sus funciones y responsabilidades específicas y los ciudadanos tienen unos derechos y obligaciones que cumplir en los asuntos públicos. Dándole oportunidad a la sociedad para la consolidación de un estado social de derecho y de justicia, en el cual ayude a la consolidación de los derechos sociales fundamentales, como la alimentación, la educación, la salud, el trabajo y la seguridad 115 social, incluso en la defensa y seguridad de la nación (s/p). Si bien es cierto que los ciudadanos también acarrean con responsabilidades y deberes, en dicho informe la Comisión asevera que la seguridad nacional como función de defensa del Estado frente a agresiones externas, es una obligación que corresponde al Estado, quien posee el monopolio de la fuerza pública y, por lo tanto, esta obligación no puede ser extendida a la sociedad civil, ni puede colocarse a ésta en un plano de igualdad respecto a dicho deber del Estado. Es decir, el Estado puede recibir OS D A RV colaboración de la sociedad civil en ciertas materias de seguridad, pero ello no implica que la titularidad y responsabilidad respecto a tal obligación E S E SR pueda recaer también en instituciones ajenas al propio Estado. HO C E Es cierto que la realidad política y social venezolana ha sometido a ER D difíciles pruebas al legislador. Las demandas sociales, y muchas veces políticas, para la creación de nuevas leyes en materia de seguridad y orden, o el endurecimiento de las existentes, en muchos casos representan una grave amenaza a la esfera de libertades y garantías reconocidas constitucionalmente, y la respuesta gubernamental ha sido la restricción de esos derechos y libertades, lesionando gravemente el Estado Constitucional, tal como lo señala Nuñez (2006). Todo señala que el desarrollo legislativo en materia de seguridad, lejos de responder a un programa integral de seguridad ciudadana, de ir en correspondencia con el eje social que enmarca las estrategias para la prevención y tratamiento del crimen y la violencia, y de desarrollar el nuevo paradigma de protección de derechos humanos, tiende a la amenaza o supresión efectiva de derechos fundamentales, que no afecta solo a los particulares, sino que atenta directamente contra el Estado social de Derecho y contra el régimen democrático en general, así lo expresa igualmente Núñez (2006). 116 Tomando en consideración las premisas anteriormente explicadas, se hace necesario exponer en líneas generales la prohibición de pago de rescate y la prohibición del contrato de seguros en caso de secuestro, limitaciones legislativas por parte del Estado creadas con la intención de disminuir las comisiones de este tipo penal en el territorio venezolano. En primer lugar la prohibición del pago de rescate en caso de secuestro, dispuesta en el artículo 26 de la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión; la misma representa una clara preminencia del interés general por OS D A perpetran el delito de secuestro significa, de alguna RV u otra forma, apoyar la E S E esta prohibición impuesta a los comisión de este acto delictivo.S SinR embargo, HO C particulares que les impide dar una respuesta bajo los medios a su alcance, E R E pone en D riesgo, aun más, los derechos humanos del secuestrado. encima del interés individual, bajo la concepción de que pagarle a quienes Aunado a ello, la prohibición examinada desconoce el carácter inalienable de los derechos humanos y la primacía de los derechos de la persona respecto del Estado. Es por lo que se comparte el criterio expuesto por Barreto (1993), quien señala que es un hecho notorio que el no pago del rescate de un secuestrado conlleva a la pérdida de su vida, y que, cuando el Estado no puede acudir en ayuda de una persona cuyos derechos están en peligro, ésta tiene el derecho a intentar protegerlos por sus propios medios, sin que el accionar del Estado se interponga en su camino, poniéndola en un peligro mayor. En segundo lugar cabe analizar la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro estipulada en el artículo 27 de la ley in comento, la cual constituye una limitación a la libertad contractual, que se deriva de las libertades económicas y del libre desenvolvimiento de la personalidad de quienes suscriben un contrato de seguros. Como ya se ha explicado en la investigación, los contratos de seguro en caso de secuestro 117 surgen del vacío provocado por la ausencia de acciones efectivas por parte del Estado para erradicar el secuestro, lo cual a su vez es una amenaza inminente para todos los ciudadanos. Siguiendo este orden de ideas, esta limitación contractual conlleva a que los particulares no puedan adoptar los mecanismos alternativos de protección que tienen a su alcance; lo cual potencialmente puede producir, a su vez, la vulneración de los derechos consagrados en la constitución, tales como la libertad e integridad personal y la vida, en caso de convertirse en OS D A una medida que probablemente pueda disminuir RVla comisión de delitos de E S E a la protección de derechos que R secuestros, la misma crea unSobstáculo O H C potencialmente pueden verse vulnerados. E DER víctimas de esta práctica ilícita. Es decir, mientras la prohibición representa En cuanto a estos derechos, resulta pertinente aludir a la consagración constitucional de los mismos; siendo pertinente empezar por la libertad contractual, la cual, a pesar de no tratarse de un derecho vinculado directamente con el secuestro, su limitación puede provocar la vulneración de otros derechos fundamentales. De esta libertad puede decirse que, en principio, toda persona tiene el derecho de decidir celebrar contratos, el contenido de los mismos y con quien celebrarlos. Para comprender a cabalidad esta libertad resulta oportuno aludir a la postura de Grocio (citado por Madrid, 2004) con respecto a los contratos, explicando que los compromisos contractuales suponen el libre ejercicio de la voluntad, pues el hombre, al igual que tiene poder sobre sus bienes, tiene completa soberanía sobre sus decisiones. Así́, al ser la autonomía de la voluntad el pilar fundamental de las relaciones contractuales, las partes pueden realizar cuantas convenciones se les ocurran. Tal es la importancia de la voluntad en la formación de los 118 contratos, que ha llegado incluso a admitirse su carácter de principio general del Derecho, en tanto es una expresión de la libertad de la persona, cuyo reconocimiento por la Ley positiva se impone por exigencia de la Ley natural. En este sentido, podríamos considerarla inmersa, ante la ausencia de una mención expresa, en la norma del artículo 20 de la Constitución de la República, según el cual “Toda persona tiene derecho al libre desenvolvimiento de su personalidad, sin más limitaciones que las que derivan del derecho de las demás y del orden público y social”. OS D A dentro de la libertad económica; una de las implicaciones RV de este derecho es E S E que las facultades comprendidas que los poderes públicos hanS de R procurar HOejercerse tan ampliamente como sea posible, C por esta libertadE puedan DER La consagración de la libertad contractual se encuentra contenida tomando en cuenta que es un derecho que admite limitaciones; verbigracia, la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro. Ahora bien, los efectos que potencialmente pueden producirse por esta limitación son de interés recalcable a los efectos de esta investigación, puesto que, al impedir a los particulares utilizar sus recursos propios como mecanismos de protección, se está desprotegiendo ante el secuestro, los derechos humanos que se explicarán a continuación, como lo son, la libertad personal, la integridad personal y el derecho a la vida. Con respecto al primer derecho vulnerado, la libertad es para el ser humano la expresión de su esencia, el artículo 44 del texto constitucional enuncia “la libertad personal es inviolable”. El significado de libertad es muy amplio y no absoluto, Cabanellas (1978) la define en líneas generales, como la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos. Para comprender cómo debe el Estado tutelar tan amplia facultad, explica Casal (2012): 119 Se protege la facultad de la persona de autodeterminar la situación en el espacio o, más precisamente, el derecho a nos obligada a permanecer en un lugar determinado. Dicho más simplemente, se tutela el derecho a abandonar el lugar donde uno se encuentre en el derecho a marcharse (p.114). Asimismo, resulta pertinente mencionar el reconocimiento de dicha facultad en los distintos instrumentos internacionales, tal como el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, el cual en su artículo 9 establece: OS D A RV Artículo 9. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta. E S E SR HO C E ER D A lo esbozado puede añadirse entonces, que las privaciones de libertad pueden ser de dos formas, legítimas o ilegítimas; son legítimas cuando tienen por autores a personas que obran con fundamento en causa jurídica y en ejercicio de una competencia constitucional o legal. En cambio, son ilegítimas cuando sin justa causa lesionan o ponen efectivamente en peligro el derecho fundamental de toda persona a ser libre. Debe destacarse que, en el caso de secuestro, la privación de libertad es claramente ilegítima; a lo cual Alvarez y Madriñán (2001) añaden, que el bien jurídico vulnerado es la libertad de locomoción o ambulatoria, entendida en un sentido amplio, como la posibilidad que tiene toda persona de desplazarse. Otro de los derechos que se hace necesario explicarse es la integridad personal; como primera consideración, Guzmán (2007) señala que el derecho a la integridad personal puede ser entendido como aquel derecho humano fundamental que tiene su origen en el respeto a la vida y el sano desarrollo de ésta. 120 El ser humano, por el hecho de ser tal, tiene derecho a mantener y conservar su integridad física, psíquica y moral. La integridad física implica la preservación y cuidado de todas las partes del cuerpo, lo que conlleva al estado de salud de las personas. La integridad psíquica es la conservación de todas las habilidades motrices, emocionales, psicológicas e intelectuales. La integridad moral hace referencia al derecho de cada ser humano a desarrollar su vida de acuerdo a sus convicciones. Atento a lo expuesto, la Constitución de la República Bolivariana de OS D A V a que se respete su estipulando lo siguiente: “Toda persona tiene Rderecho E S E R integridad física, psíquica y moral”. De tal suerte, vendría a ser entendido el S O como un conjunto de condiciones físicas, Hpersonal C derecho a la integridad E R E D psíquicas y morales que le permiten al ser humano su existencia, sin sufrir Venezuela en su artículo 46 contempla el derecho a la integridad personal ningún tipo de menoscabo en cualquiera de esas tres dimensiones. El reconocimiento de este derecho implica que nadie puede ser lesionado o agredido físicamente, ni ser víctima de daños mentales o morales que le impidan conservar su estabilidad psicológica. Como criterio internacional, se señala lo expuesto en sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en los casos contra Honduras: Velásquez Rodríguez, Godínez Cruz y Fairén Garbi y Solís Corrales, en la cual se ha explicado como con la aprehensión de personas vulnera la integridad de las personas, expresando: (…) El aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumanos, lesivas de la libertad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto debido a la dignidad inherente al ser humanos, lo que constituye, por su lado, la violación de las disposiciones del artículo 5o. de la Convención que reconocen el derecho a la integridad personal... Por lo demás, las investigaciones que se han verificado donde ha 121 existido la práctica de desapariciones y los testimonios de las víctimas que han recuperado su libertad demuestran que ella incluye el trato despiadado a los detenidos, quienes se ven sometidos a todo tipo de vejámenes, torturas y demás tratamientos crueles, inhumanos y degradantes, en violación también al derecho de la integridad física reconocido en el mismo artículo 5o. de la Convención (s/p). Del mismo modo, según Maldonado Aguirre (citado por Martiñón 2008) tanto el rehén, el extorsionado y la gente allegada a las víctimas, pueden sufrir un daño psicológico, por lo que existe igualmente un perjuicio a OS D A Entonces, siguiendo con los derechosE perjudicables RV en el secuestro, se S Ejurídico primordial de todo ser humano, R hace indispensable mencionarS el bien HOjurídico venezolano se encuentra reconocido este C la vida. En el ordenamiento E R E D derecho, en primer lugar, en la Constitución, la cual en su artículo 43 formula: la integridad psíquica de los allegados. El derecho a la vida es inviolable. Ninguna ley podrá establecer la pena de muerte, ni autoridad alguna aplicarla. El Estado será responsable de la vida de las personas que se encuentren privadas de su libertad, prestando el servicio militar o civil, o sometidas a su autoridad en cualquier otra forma. La vida pues, es el primero de los derechos fundamentales, y como tal, es inviolable, mas no significa que sea absoluto; no hay derechos absolutos. Todo derecho está limitado, básicamente por dos razones: primero, porque si el sujeto de derecho es finito y, además, limitado, es lógico que el objeto jurídico dominado por el sujeto ha de ser, también, limitado, para que se establezca la proporcionalidad entre el sujeto y el objeto en el derecho. Segundo, porque si existiera un derecho absoluto se imposibilita la convivencia, pues el derecho del uno trasgrediría el del otro. Con respecto a la limitación a este derecho, en sentencia de la Corte Constitucional de Colombia mencionada ut supra, el magistrado recalca que “limitar no significa revocar ni obligar a renunciar al derecho a la vida, sino 122 dirigir la actividad vital hacia los fines del ser humano”. Por lo que se hace necesario distinguir, en consecuencia, entre los límites del deber de conservar la vida y los límites del derecho, propiamente dicho, a la vida. En cuanto al límite del derecho a la vida, propiamente considerado, se tiene el derecho social, que abarca los derechos de todos los individuos. La sociedad en sí tiene un derecho que limita las pretensiones individuales, sin embargo, no hay derecho contra el deber. “La vivencia no puede destruir la convivencia, así como la parte no puede lesionar al todo”, así se expresa en OS D A pacífica y ordenada, y se traduce en actosR deVsolidaridad, sin que esto E S R comporte una renuncia, sino, como yaE se anotó, un fortalecimiento social que S O H Cpropio individuo. redunda en el bienE del R E D la sentencia ya mencionada. La vida humana se ordena a la convivencia Al privar ilegítimamente de libertad a alguien, el perpetrador del delito utiliza la vida del secuestrado como herramienta para amenazar a la persona de quien desea obtener un provecho; en este caso, la simple amenaza coercitiva constituye una clara violación a dicho derecho humano. En base a las consideraciones expuestas, habiendo explicado la vinculación directa del delito de secuestro con la violación de derechos fundamentales y de cómo la limitación de los mismos puede conllevar a una afectación aún más grave; se puede alegar, entonces, que con las prohibiciones ut supra se está poniendo en una balanza, por un lado, una medida legislativa que probablemente disminuya la incidencia de este delito, y en el lado opuesto, los derechos humanos que pueden ser vulnerados, o que están efectivamente siendo vulnerados; haciéndose necesario cuestionar si este resguardo del bien común por encima del interés individual es justo. A tales efectos, es necesario recalcar que es injusta una medida que 123 sancione a quien actúa en el resguardo de derechos propios o ajenos, ante un daño cierto o potencialmente cierto, motivo por el cual, quebranta la Constitución una norma que erige como delito dicha conducta natural del particular, ante una amenaza inminente, como lo es el secuestro. OS D A RV E S E SR HO C E ER D 124 CONCLUSIONES Casi 17.000 personas fueron secuestradas en Venezuela entre julio del 2008 y julio del 2009, según cifras del Instituto Nacional de Estadísticas del año 2009; sin duda, el secuestro es un delito que aparece constantemente en las páginas de sucesos de los diarios y que causa conmoción a nivel nacional. Este delito se ha diversificado y actualmente cualquiera puede ser víctima del mismo. OS D A RV Dadas estas circunstancias, en 2009 entra en vigencia la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión, con la finalidad de prevenir, tipificar y sancionar E S E SR los delitos de secuestro y extorsión; esta Ley se muestra como una medida HO C E R delito enD la E sociedad venezolana e incluye medidas como la prohibición del adoptada por el Estado para controlar el crecimiento desmedido de este pago de rescate y la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro, las cuales son objeto de esta investigación. Al respecto puede mencionarse, en primer lugar, que la prohibición del pago de rescate tiene su fundamento en el presupuesto de que quien paga un rescate causa un perjuicio a la comunidad porque fortalece económicamente a los delincuentes, y con esto se aumenta la posibilidad de nuevos secuestros; sin embargo, no es menos cierto que este sería un análisis muy somero del problema, debido el hecho de que una persona se encuentre secuestrada es el reflejo de la incapacidad del Estado para protegerla. Es decir, la prohibición deja de lado la legítima defensa y el estado de necesidad de quien sacrifica parte de su patrimonio para recuperar su libertad, o la de otro, así como salvaguardar la vida y la integridad personal; motivo por el cual dicha actuación puede ser considerada inclusive noble y no puede ser imputada. Por otro lado, a través de la investigación realizada, se examinó la prohibición de contratación de seguros de secuestro, también normalizada en 125 la Ley in comento; al respecto debe acotarse que si bien el contrato de seguro ha sido creado para permitir que personas profesionales asuman los efectos nocivos del acaecimiento del siniestro, el sector asegurador debe acatar ciertas limitaciones y no puede asumir toda clase de riesgos. Empero, dichas limitaciones, aunque sean dictadas para preservar el interés general, no pueden contraponerse a los derechos humanos consagrado en la Constitución, que es lo que ocurre con la prohibición de contratación de seguros en caso de secuestro, ya que deja indefenso a los individuos ante este acto delictivo el cual el Estado ha demostrado la incapacidad para controlar. OS D A RV E S E SR Es por ello que se puede concluir que en la medida en que exista el HO C E ER secuestro y un alto riesgo de ser secuestrado, un sin número de personas D buscarán protegerse contra el riesgo latente mediante la contratación de un seguro ejerciendo un acto de legítima defensa; y mientras esta necesidad exista habrá aseguradoras dispuestas a asumir las consecuencias nocivas del riesgo de secuestro, pese a la existencia de prohibición expresa contra ello. Como se estudió, estas limitaciones provienen de la potestad legislativa del Estado la cual es utilizada en aras de proteger y garantizar los derechos humanos, característica fundamental de todo Estado de Derecho. Sin embargo, mientras no se acaben los secuestros, no se puede hablar de un Estado Social de Derecho que garantiza la vida, la honra y los bienes de quienes residen en el territorio patrio; motivo por el cual, el Estado venezolano, no puede crear o mantener obstáculos para los ciudadanos que desean autodefenderse de situaciones que éste ha sido incapaz de controlar. Finalmente, ante todas las consideraciones explicadas, puede decirse que la prohibición del pago de rescate y de contratación de seguros en caso de secuestro previstas en la legislación venezolana son inconstitucionales 126 por la potencial vulneración que puede acarrear de los derechos humanos como la libertad e integridad personales y el derecho a la vida. OS D A RV E S E SR HO C E ER D 127 RECOMENDACIONES Realizado como ha sido el análisis de cada uno los objetivos propuestos en la presente investigación y luego de haber planteado las conclusiones pertinentes respecto al título ilustrativo, se procede a emitir una serie de recomendaciones, siendo estas las siguientes: Primeramente, se sugiere como mecanismo para la reducción de las oportunidades para los secuestradores iniciar campañas de sensibilización en los medios de información a los fines de mejorar la comprensión pública OS D A RV del riesgo del secuestro y las medidas de prevención apropiadas. Asimismo, se E implementadas S E SR propone sean nuevas políticas HO C E familias D no E seR vean inmersas en la necesidad de acudir a otras medidas criminales inclinadas a resguardar la seguridad ciudadana para que las alternativas de seguridad personal. Por último, se recomienda a la Sala Constitucional se sirva de revisar la prohibición de contratación de seguros y pago de rescate contenidas en la Ley Contra el Secuestro y la Extorsión publicada en Gaceta Oficial número 39.194 a los fines de constatar si efectivamente como consecuencia de las mencionadas prohibiciones se deriva alguna vulneración de los derechos fundamentales del hombre, como la libertad, la seguridad personal, la integridad personal y el derecho a la vida. 128 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ‐ Alvarez, J y Madriñan M. (2001) El Secuestro Como Riesgo Asegurable en Colombia. Pontificia Universidad Javeriana. Bogotá, Colombia. ‐ Anillar, Lolita (1992) Democracia y Justicia Penal. Caracas: Ediciones del Congreso de la República. ‐ Añez, M y Han-chen, L. (2010). Metamorfosis del delito de secuestro OS D A Arias, F. (2006). El proyecto de Investigación. RV Comprensión holística E S E Caracas: Editorial Episteme. R de la metodología y la investigación. S HO por Calvo, J). 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