Expedición al faro de CARLOS ALMIRON, *LU7DSY omo ocurriera en febrero pasado con la expedición a la Isla Trinidad (LQ0D) IOTA SA-021, esta vez operamos en el faro más lindo y difícil de la Argentina, en el marco del ILLW 2007 (International Light-House/Light-Ship Weekend). Debimos recorrer casi cuatro mil kilómetros, entre ida y vuelta, para poder activar uno de los faros más pintorescos de la Argentina: el Faro Cabo Blanco (ARLHS ARG-001), ubicado en la provincia de Santa Cruz y uno de los pocos con señal distintiva propia (LU6XA), que forma parte de la reserva natural del mismo nombre y que se ubica en el extremo sur del Golfo San Jorge, en la provincia de Santa Cruz, siendo sus coordenadas 47º 12’ lat.S y 65º 44’ long.W. Para tomar parte en el ILLW 200, el miércoles 15 de agosto a las 07:15 dejamos Bahía Blanca a bordo de una Nissan Patrol conducida por su titular Juan (LU5DIT), a quien acompañamos Carlos (LU7DSY), Gerardo (LU1EUU) y Jorge (LU6DBL). Se eligió un vehículo 4.2 diesel de 6 cilindros y doble tracción para tener C la certeza que aún con un terrreno difícil se pudiese llegar. La interminable ruta nacional 3-Sur fue testigo del raudo avance promediando 120 kilómetros por hora, en tanto que un Icom 706 MK2G con una antena Hustler permitieron amenizar el trayecto con los numerosos colegas que fueron acompañándonos desde distintas provin- cias. El sol del amanecer desapareció prontamente, quedando un cielo plomizo y amenazante. Trescientos kilómetros antes de Comodoro Rivadavia comenzó a nevar. El panorama gris-verdoso de la Pampa de Salamanca - a mil metros sobre el nivel del mar - se cubrió de blanco, quedando la cinta asfáltica muy peligrosa y exigiendo suma precaución. * Manager del Grupo DX Bahía Blanca Noviembre, 2007 CQ • 7 Aún con luz solar cruzamos al límite entre Chubut y Santa Cruz y tras superar la ciudad de Caleta Olivia, tuvimos aguanieve por momentos intensa, pero sin contratiempos. Tras cuatro breves paradas técnicas para cargar 250 litros de gasoil en total, a las 21:30 horas y con lluvia arribamos a Puerto Deseado, tras 14 horas de marcha ininterrumpida. Luego del descanso reparador, a las 8 de la mañana del jueves 16 visitamos a Elsa (LU1EJ), y Ricardo (LU6EC), que se encontraban desayunando y aprestándose a reanudar la actividad desde el Faro Beauvoir (ARG-020), ubicado sobre la torre de la iglesia de Puerto Deseado, trabajando el prefijo especial L20X. Por suerte había quedado atrás el mal tiempo, con cielo despejado, pero con baja sensación térmica por efecto del viento. Luego de realizar trámites en el Apostadero Naval y efectuar la compra de provisiones frescas, volvimos a la ruta hasta encontrar el desvío rumbo al faro. Son 88 kilómetros de ripio y greda que la lluvia y la nevada habían dejado difíciles de transitar, pero se pudo avanzar en marcha segura. Se trata de un camino que llega hasta numerosas estancias y tuvimos la mala fortuna que el indicador hacia el faro estaba caído, por lo que seguimos de largo por la inmensa y desolada meseta. Cuando encontramos un poblador nos enteramos que habíamos hecho 60 kilómetros de más, por lo que hubo que “retroceder 4 8 • CQ guardaganados hasta un molino y allí doblar a la izquierda” (textual la explicación que se nos brindó). Desde allí, “a 5 leguas en la costa iba a aparecer el faro”. Y así ocurrió, cuando divisamos una mole rocosa y sobre ella el faro de ladrillos rojos amarronados. El camino nos dejó al pie de las rocas, iniciándose allí el mayor desafío, ya que por una angosta y larga escalinata irregular de piedra y cemento hubo que subir 50 metros hasta el punto panorámico donde fue emplazado hace 90 años el faro. Para poder levantar la vivienda debió dinamitarse la roca para hacer la plataforma de una casona que denota al paso de los años y lo riguroso del clima, aunque sigue estando habitable. Un primitivo malacate manual sube y baja un cable de acero con un carrito que posibilita llevar la carga hasta arriba. En nuestro caso la maniobra debíó realizarse dos veces por la cantidad de kilos, producto de un grupo electrógeno, combustible, agua potable, equipos, fuentes, cables, alimentos, bolsas de dormir, abrigos y algunas otras cosas. En el faro están destinados dos jóvenes suboficiales de la Armada: Jorge Gullotto y Carlos Nichea, ambos de 25 años de edad, que ya estaban informados de nuestra visita y colaboraron desde un primer momento, mostrándose siempre muy bien dispuestos. Desde el balcón del faro, a 28 metros de altura, colgamos en sloper el dipolo de 80 metros, que amarramos en una filosa roca. Desde una torre baliza de 46 metros ubicamos el dipolo de 40 hasta el mástil de la bandera, quedando el centro a 20 metros de altura. Esa torre con radiales se cargó y funcionó perfectamente en 160 metros, agregándose dipolos para 20, 15 y 10 metros. En dos habitaciones desocupadas se armaron las estaciones, una de ellas con un TS-50S, sintonizador automático AT-50, fuente Daiwa PS30, llamador automático MFJ, laptop Toshiba, micrófono con auriculares Heil y manipulador Bencher de doble paleta. La otra estación estuvo Noviembre, 2007 compuesta por un TS-450S, fuente Kenwood PS-30, llamador automático Ventriloquist, laptop IBM T-30 y micrófono MC-60. La actividad se inició en 40 metros fonía, siendo el primero en responder Helmutt (LU1YU) en tanto que en 20 metros y modos digitales inició el log VP8DIZ desde las Malvinas. Hubo aceptables condiciones, nada de ruido y nos fuimos a descansar con 220 contactos realizados. A medianoche se registraban 10 grados bajo cero y como las bombonas de gas se controlan estrictamente, en la casa sólo se utilizan un calefactor en el dormitorio permanente y otro en la cocina. Como ésta tiene buen espacio, allí tiramos cuatro colchones dobles, descansando vestidos dentro de las bolsas de dormir. A las 8 en punto del viernes 17 ya estábamos levantados y dispuestos a desayunar con café bien caliente. Por las ventanas pudimos advertir el peligro de salir temprano de la casa, ya que el piso amanece helado y recién cerca de mediodía -si hay sol- Noviembre, 2007 se derrite pero se mantiene húmedo. En ningún momento tuvimos pileup pero sí fue continuada la respues- ta. Las bandas se apreciaron pobladas, con muchos faros llamando. La mejor fue la de 40, comunicando con CQ • 9 tarde y tras desarmar las estaciones y bajar las antenas llegó el momento de la despedida. El plan de regreso fue distinto. A medianoche hicimos un alto para dormir en Trelew. El lunes, sin apuro por ser feriado, a las 09:30 ya estábamos otra vez en la ruta y a las 16:45, la Patrol se detuvo en la puerta de mi casa en Bahía Blanca. A Juan y Jorge todavía les faltaban 400 km más para arribar a Tandil. A las 20:15 sonó mi celular: era Juan desde su domicilio para decirme, “misión cumplida”. En el cierre del resumen quiero contar como nació la “Misión Cabo Blanco”. Hace dos años, encontrándome recién operado y en estado delicado, a uno de mis hijos (Gerardo, LU1EUU) junto a su hermano Lisandro (LU8EZL) se les ocurrió hacerme un desafío: que si lograba recuperarme nos ibamos a ir juntos a activar el faro Cabo Blanco. El año pasado me probé en el Faro Hipasam y las coronarias resultaron casi todas las provincias, los países vecinos, y por la noche Rusia europea y asiática, Kasajistán, un faro de Portugal, un faro de España, 4 faros de Chile, 3 faros de Uruguay y uno de Brasil. En la ventana de 80 metros un faro de Sudáfrica, otro de Malvinas y también Canadá y Estados Unidos. En 160 metros entró 5-9+20 el Faro Polonio de Uruguay, estaciones de Córdoba, Neuquén, Chile, Gran Buenos Aires y Juan Luis (LU5CAB) desde la Capital Federal. En 20 metros hubo esporádicas con Europa y casi nada en 15 y 10 metros. En modos digitales se hicieron 53 contactos con Argentina, Brasil y Europa y no hubo condiciones con Estados Unidos. En telegrafía fueron 39 los QSO, no habiéndose registrado respuesta en 40 metros. En total, en el log del Faro Cabo Blanco se alcanzaron 901 comunicados, cifra que nos dejó muy satisfechos y convencidos que fue uno de los fines de semana de mayor actividad acaecido en nuestro país. Al margen de la exitosa expedición, quedó grabado en nuestras retinas el imponente paisaje, con dos gigantescos morros que consolidan un paisaje agreste en la costa marina, al que se agregan enfrente un conjunto de escarpados islotes rocosos. El istmo en torno al faro da lugar a la formación de dos caletas: La situada al sur, de unos dos kilómetros de largo con una excelente 10 • CQ playa de arena mezclada con pedregullo fino y la del norte, que es más abierta y menos abrigada, donde nos acompañaron tres ballenas y dos crías, ubicadas a no más de cien metros de la playa. Ese sector, dentro de un mes se verá colmado de lobos marinos de dos pelos que vienen allí a reproducirse, al igual que los cormoranes. La última madrugada que pasamos en Cabo Blanco fue la más rigurosa, con 13 grados bajo cero y fuerte viento. Cuando estaba por caer la aprobadas. Este era el momento de cumplir el sueño. Gracias a Juancito, Jorge y Gerardo se hizo realidad, aunque no pudo estar Lisandro, convaleciente de una intervención quirúrgica. Puedo asegurar que nunca olvidaré este momento. Por muchas circunstancias ha sido la expedición que más disfruté en mis veinticinco años de radioaficionado. Mi permanente gratitud a quienes me acompañaron y a todos los amigos que se comunicaron con el Faro Cabo Blanco. ● Noviembre, 2007