6 Estudios de caso La Paz, del 17 al 23 de agosto de 2009 Las camarillas o roscas Edwin Durán Zurita (*) “Dejar hacer y dejar pasar” Lourdes Cueto Rodeada de sus principales instrumentos de oficina, Nelly, funcionaria con 19 años de antigüedad en una importante empresa, es la reina del lugar. Ella se convirtió en la principal pieza de un grupo de compañeros de trabajo que se enraizaron en la estructura de la organización. Este grupo de personas que se unieron por azares del destino o de ayuda de La articulación de las camarillas al interior de las instituciones públicas o privadas influye positiva o negativamente en las decisiones de gerencia y también puede encubrir colectivamente ineficiencias individuales. algún conocido, realizaban labores de atención al cliente suministrando información, en un promedio de 500 atenciones día. Nelly respondía y resolvía los problemas que se presentaban y que el resto de los compañeros no podían resolver. Los funcionarios no se esforzaban “mucho” para aprender y desarrollar adecuadamente sus funciones y para subsanar sus deficiencias acudían a Nelly, que con gran conocimiento y comprensión los ayudaba. La mayoría de los miembros del grupo de Nelly no estudiaban para informar al cliente, sólo conocían lo básico, en cambio que para absolver preguntas de lo intermedio y avanzado acudían a Nelly. El grupo compartía un mismo espacio, donde fluía ampliamente la comunicación; tenía redes con otros Marco Antonio Fernández (*) “Las camarillas se montan cuando no existe una cultura organizacional fuerte” Lo primero que podemos decir, a ciencia cierta, es que las camarillas afectan el comportamiento de las personas que hacen parte de la misma, porque ellos están siguiendo intensamente los valores que se crean en las mismas. Sin embargo, el hecho de que afecta al desempeño de la organización se da en la medida en que la camarilla tenga elementos negativos y diferentes a los propósitos de la organización, aunque también puede ocurrir que la camarilla tenga elementos positivos. Contrarrestando a estas subculturas que vendrían a ser las camarillas, la teoría menciona que es importante que las organizaciones tengan culturas organizacionales fuertes, claras y contundentes. Pero si existieran estos grupos, se debe trabajar para que se subordinen a la cultura central de la organización, a los valores y personalidad de la organización; por lo tanto no es fácil que se formen camarillas cuando las organizaciones tienen culturas fuertes. Mientras las empresas no tengan culturas organizacionales fuertes y sólidas, se deja más espacio para que se vayan creando las camarillas, por tanto, la recomendación explícita para evitar el problema que generan las camarillas es más bien el de cultivar culturas organizacionales sólidas. Los individuos muchas veces, nos aglutinamos en base a diferentes aspectos comunes que nos pueden unir. Por lo tanto, hay que aceptar que dentro de una organización existen subgrupos que comienzan a tener un mayor relacionamiento, porque hay algo que los une en común y creen que eso es bueno para ellos. Hay que aceptar que esto se puede dar, pero lo que hay que descubrir es, si esto en un momento dado puede estar interfiriendo con el desempeño individual de la persona de cara a las metas que tiene la organización. Lo primero que debe definir la alta gerencia es cuál tiene que ser la cultura de la organización, es decir, cuál es su propósito central, qué es lo que pretende, cuáles son sus valores, a qué nos debemos y qué es lo que perseguimos. Estos elementos permitirán tener justamente una cultura clara, explícita y solida. (*) Doctor (c) en Administración de Empresas, Tulane University, New Orleans, USA. “Connotaciones negativas de las camarillas” Las camarillas pueden llegar a encubrir ciertos comportamientos. Una camarilla se forma por el encuentro de intereses para lograr determinados fines (positivos o negativos). Al formarse un grupo bien cohesionado para un objetivo común se conforma un equipo. Ahora bien, en los equipos eficientes lo que importan son los resultados, no la performance individual de cada integrante. Si el resultado global es el logro del objetivo de la manera más eficiente y eficaz, las performances individuales pasan a segundo plano. En ese sentido el trabajo en equipo, de cualquier equipo, puede llegar a encubrir las ineficiencias individuales. Todo esto, al margen de las connotaciones generalmente negativas de la conformación de las camarillas. (*) Asesor Principal en Desarrollo Universitario-Relaciones Internacionales de la Universidad Privada Boliviana. grupos al interior de los siete pisos de la institución. Algunos miembros del grupo habitualmente traían y llevaban información (rumores y chismes) de aquí para allá. El caso se repetía por doquier en la organización. Pasa a la Pág. xx Jaime Pedreros (*) Las roscas son resultado de la falta de un auténtico liderazgo Las camarillas o "roscas" son una alternativa contraria a los equipos de trabajo. Muchas veces son el resultado de la falta de un auténtico liderazgo, frustración, miedo, condiciones desfavorables, elementos desmotivadores, etc. Estos trastornos organizacionales generan el espacio para que las camarillas surjan y permanezcan. Si en una organización existe una "cultura del miedo" expresada, por ejemplo en la ausencia de iniciativas y la vigencia de la ley del menor esfuerzo, entonces las camarillas o roscas tienen un terreno altamente propicio para surgir y prosperar. En el caso de Nelly y su grupo, definitivamente encubrirán ineficiencias. No olvidemos que quienes no están a gusto en una empresa buscarán "adeptos a la causa". Por el contrario, un posible aspecto positivo de las camarillas es que constituyen un excelente medio de comunicación informal. Muchas empresas utilizan este medio para dar "malas noticias", como es el caso de despidos en masa. Cuando un número significativo da por sentado que el rumor es cierto y se han "calmado las aguas", se toma la decisión que viene a ser una "guerra avisada”. (*) Experto internacional en asesoramiento empresarial. 8 Estudios de caso La Paz, del 17 al 23 de agosto de 2009 Viene de la Pág. xx Habitualmente los miembros del grupo se reunían, incluso fuera del trabajo, para festejar cumpleaños, fiestas de sus hijos y otros eventos sociales. Las camarillas habitualmente buscan mantener el poder informal para mantener el “status quo”. Evalúe a las roscas por los resultados logrados para la organización. nas. “Hay que ayudar a los compañeros, ayer tuvo problemas de salud en una fiesta”, decían. Otros funcionarios que no estaban en el grupo preferían guardar silencio, trabajar estrictamente en lo asignado y resignarse. Nelly, la abeja reina que supervisaba permanentemente el trabajo, tenía como filosofía “dejar hacer y dejar pasar” para no conflictuarse, al final recibía el mismo sueldo cada mes; sin embargo esta actitud era una de las barreras para generar mejores niveles de eficiencia, eficacia y efectividad hacia los resultados que perseguía la organización. “Siempre había la excusa perfecta para que no se cumplan los resultados.” Entre los funcionarios se encubrían faltas disciplinarias e incumplimientos de trabajo. Cuando se exigían informes, éstos no se cumplían en los tiempos y formatos establecidos, encubriendo y afectando de esta manera a diversas causas en la organización. El encubrimiento llegaba incluso a que unos marcaban tarjeta por otras perso- Hace un par de meses llegó a la oficina un nuevo jefe, que después de un fuerte proceso de reclutamiento, evaluó los hechos, conversó con las autoridades de la institución y decidió poner en práctica un plan de acción para superar este problema: ¿Qué haría usted si tuviera en su trabajo a Nelly y su grupo? Aunque el nivel de formación de las personas de este grupo era de nivel intermedio (técnicos y egresados) los resultados indicaban que no se llegaba a cumplir las metas propuestas por la organización. Roberto Casablanca y Enrique Hinojosa (*) “Erradicar de raíz los factores del conflicto” En las organizaciones se asocian empleados que tienen intereses afines, que comparten ciertos pensamientos; estos grupos se denominan camarillas e influyen en las actividades de la organización para obtener beneficios a su favor. Estos grupos no están en la estructura formal de la empresa, pero buscan status, auto-respeto y satisfacción, son un riesgo para la organización, reduciendo la eficiencia de uno o varios de sus miembros (empleados). Las camarillas buscan: – Influir bien o mal en las decisiones de gerencia, a través de ocultar un hecho o varios, para conseguir lo que de otra manera no lo obtendrían. – – Desarrollar y alcanzar ciertos niveles de poder que amenaza el logro de los objetivos propuestos por la organización. Asumir un liderazgo para que los empleados de la organización los secunden, existiendo el riesgo de una baja productividad individual y grupal. Si la gerencia desea ajustar el rumbo, tal vez necesite desafiar a la camarilla, generando conflicto. Por tanto, la camarilla encubre colectivamente ineficiencias individuales de los empleados que afectan a la productividad de la empresa, razón por la cual, se debe erradicar de raíz los factores generadores de conflicto. (*) Responsables del postgrado de Univalle, subsede La Paz. Resolución del caso En la vida real los ejecutivos de la institución fueron cambiados, entonces 80% de los miembros de la camarilla de Nelly fueron sustituidos. Nelly quedó sola porque era funcionaria de carrera por su antigüedad. En la institución, con cerca de 1.500 funcionarios, y donde florecían las camarillas 70% de los funcionarios fueron retirados. Hubo forcejeos, intervino la Policía, hubo denuncias en los medios de comunicación. Cinco años después la institución había triplicado y cuadruplicado sus resultados. Expertos de diferentes países vinieron a Bolivia a conocer ¿cuál había sido la receta? José Kuhn Poppe (*) “El cambio es más fácil cuando se empieza por la cabeza” ¿Las camarillas encubren colectivamente deficiencias individuales? Por supuesto que sí, la gente que no asume el reto de actualizarse y modernizarse es gente ineficiente definitivamente. En esta época, mil veces más que hace 200 años, los cambios se están produciendo de manera vertiginosa. Ya lo decía Peter Drucker. “En esta época de cambio lo único permanente es el cambio” y el cambio es cada vez más rápido, el periodo de obsolescencia de los productos que a diario consumimos es cada vez más corto. Entonces la gente tiene que adecuarse a ese tipo de cambios desarrollando una cultura transversal más amplia y aprendiendo otras labores. Hoy por hoy, las empresas que quieren sobrevivir no pueden tener personas que ocupen un puesto para hacer una sola función. Lo que hoy requieren las empresas son personas profesionales, técnicos y otros trabajadores poli-funcionales que aprendan a trabajar con equipos multidisciplinarios e incorporarse a diferentes grupos de trabajo. Es decir, debemos cambiar las estructuras piramidales por redes de trabajo en función de objetivos y de resultados. Son pocas las empresas en el país que realmente practican sistemas de desarrollo al interior de la organización, de desarrollo de su capital más importante que son los recursos humanos. La mayoría de las empresas siguen trabajando con moldes “anticuados”. Una de las posibles soluciones efectivas frente a las “camarillas”, es un cambio de mentalidad primero en los niveles ejecutivos. Todo cambio es más fácil cuando se empieza desde la cúspide de la pirámide. Necesitamos un cambio de mentalidad de los principales ejecutivos de las organizaciones, en el sentido de encontrar nuevas formas de liderazgo efectivo en función del grupo, del individuo y en función de los logros colectivos. Esto requiere de una visión más participativa de la organización dando lugar a que los trabajadores de todo nivel participen en la priorización de sus problemas. Al participar en este proceso de mejora continua los trabajadores no solamente se involucran con la empresa, sino se comprometen con el logro de los objetivos, se cambia la cultura por una cultura de medi- ción por una cultura orientada a resultados, donde los resultados obtenidos son parte de la satisfacción de todos los trabajadores. Lamentablemente desde la casa, colegio y trabajo vivimos un tipo de “cultura represiva”, donde no se aplica la teoría de Skinner que describe como los refuerzos forman y mantienen un comportamiento determinado. Es decir, una educación que se facilite con el premio a las actitudes positivas, en vez de reprimir las negativas, sin embargo nos encontramos acostumbrados a lograr actitudes reprimiendo acciones negativas. Mayormente en las instituciones públicas -y también en las privadasprima el temor a la llamada de atención, al memo, al castigo o la sanción, cuando un memorándum también sirve para comunicar un ascenso o recibir felicitaciones; entonces obviamente la gente que nunca se equivoca, es aquella que nunca hace nada y mientras menos haga, menos riesgo de llamadas de atención tendrá. La gente que ingresa a una organización por primera vez y pretende cambiar algo inmediatamente es frenado por otros para mantener los mismos sistemas y asumiendo la frase “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer” se imposibilita y frena cualquier cambio. Todo cambio por pequeño que sea supone un desequilibrio del mantenimiento de esa calma a la que la gente está acostumbrada y todo cambio genera por estas razones temor, inseguridad y angustia. Entonces la gente que pretende mantener el status quo al ver que alguien pretende cambiar procedimientos o procesos es inmediatamente bloqueada y es ahí donde se forman las camarillas para mantener el status quo. Esa suerte de grupo de irremplazables y de gente que pretende mantener la pega guardando información clasificada o hasta cosas simples como el que tiene la llave, son gente que quiere mantener las mismas prerrogativas sin miras ni visos de mejorar las cosas. Si uno quiere ver la estructura de la camarilla, no hace falta ver el organigrama de la empresa, se puede observar en la secuencia lógica del tipo de relaciones sociales que se dan dentro de la organización. (*) Director General Consulting Group.