proyecto de ley - Senado de la Nación

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Senado de la Nación
Secretaría Parlamentaria
Dirección General de Publicaciones
(S-4101/08)
PROYECTO DE LEY
El Senado y Cámara de Diputados,...
Artículo 1º - Modificase el segundo párrafo del artículo 9º de la Ley
24.946 que quedará redactado de la siguiente manera:
“ARTÍCULO 9° — Los integrantes del Ministerio Público no podrán
ejercer la abogacía ni la representación de terceros enjuicio, salvo en
los asuntos propios o en los de su cónyuge, ascendientes o
descendientes, o bien cuando lo hicieren en cumplimiento de un deber
legal. Alcanzan a ellos las incompatibilidades que establecen las leyes
respecto de los jueces de la Nación.
No podrán ejercer las funciones inherentes al Ministerio Público
quienes sean cónyuges o parientes dentro del cuarto grado de
consanguinidad o segundo de afinidad de los jueces ante quienes
correspondiera desempeñar su ministerio.”
Artículo 2º - Comuníquese al Poder Ejecutivo.
Guillermo R. Jenefes.-
FUNDAMENTOS
Señor presidente
El Ministerio Público es, según el artículo 120 de la Constitución
Nacional, un órgano independiente, con autonomía funcional y
autarquía financiera, que tiene por función promover la actuación de la
justicia en defensa de la legalidad de los intereses generales de la
sociedad.
Resultado de este artículo de nuestra Carta Magna, se promulgó en
1998 la Ley 24.946 que organiza al Ministerio Público y regula su
integración, funciones y actuaciones. Esta ley constituye la fiel
interpretación del espíritu que quiso plasmar el constituyente respecto
a la necesidad de crear un órgano independiente del Poder Judicial
que sirva de contralor del mismo, garantizando el debido proceso
legal.
Esta independencia, fundamental para el correcto funcionamiento de
la Justicia, no puede ser garantizada si el Fiscal General pudiera ser
influido por su cónyuge o un pariente cercano. Para evitar esta
situación, la Ley 24.946 en su artículo 9° establece que “no podrán
ejercer las funciones inherentes al Ministerio Público quienes sean
parientes dentro del cuarto grado de consanguinidad o segundo de
afinidad de los jueces ante quienes correspondiera desempeñar su
ministerio”.
Este artículo ha producido un vacío legal, al no estar expresamente
establecida la relación del cónyuge como inhabilitante, dando lugar a
que un Fiscal General pueda dictaminar en casos en los que el
Magistrado es el cónyuge.
El Código Civil de la Nación al tratar la cuestión del parentesco no
establece con claridad taxativa la situación jurídica del cónyuge.
Considera al cónyuge en una total analogía con el otro, estableciendo
una relación de absoluta paridad entre ambos. Por lo tanto, surge
dudosa la inclusión del cónyuge en alguno de los grados o formas de
parentesco, especialmente, cuando la misma refiere, de acuerdo a lo
prescripto en el artículo 345 y subsiguientes, que es un vínculo de
consanguinidad o afinidad, ascendente o descendiente, pero, nunca
una identidad, paridad o analogía.
Asimismo, el Código Civil de la Nación, en el artículo 144 cuando se
refiere a quienes están legitimados para pedir la declaración de
demencia, distingue a los cónyuges taxativamente de los parientes. En
el mismo sentido, nuestra ley civil prohíbe la compra-venta entre
cónyuges, de acuerdo a las prescripciones del artículo 1358,
entendiéndose que los cónyuges son uno.
En idéntico orden de ideas, han definido sus legislaciones diversas
provincias argentinas, donde en la ley de Ministerios plasman esta
diferenciación entre cónyuge y pariente. Así es el caso, por ejemplo,
de la Ley de Ministerios, n° 6366 y sus modificatorias de la Provincia
de Mendoza que en su artículo 7° establece las incompatibilidades en,
“…cónyuge, parientes por consanguinidad hasta el 4° y por afinidad
hasta el 2°.
La Provincia del Chaco por Ley 4865 establece que: “Articulo 7.- Los
magistrados y los funcionarios judiciales que ejerzan el Ministerio
Publico: procurador general, procurador general adjunto, fiscales y
defensores oficiales de cualquier instancia, no podrán ejercer su
profesión, salvo cuando se tratare de la defensa de sus intereses
personales, del cónyuge, de los padres y de los hijos”, manteniendo la
distinción entre cónyuges y demás grados de parentesco.
También las Constituciones Nacionales de varios países
latinoamericanos mantienen esta distinción entre cónyuges y
parentesco, a los fines de establecer inhabilitaciones, tales son los
casos de Paraguay, Bolivia, Venezuela y Brasil, entre otros.
En el caso de Brasil, el artículo 14 de su Carta Magna dice que son
"inelegibles en el territorio de jurisdicción del titular, el cónyuge y los
parientes consanguíneos o afines (hasta el segundo grado o por
adopción) del presidente de la República, del gobernador del Estado,
del territorio, del distrito federal o alcalde".
También, en su caso, la República de Bolivia, en el Reglamento de
Incompatibilidades del Sistema de Carrera Judicial de Bolivia en su
artículo quinto mantiene idéntica distinción.
Por lo expuesto, en los párrafos precedentes existen profusos
antecedentes legislativos que muestran la necesidad de sostener la
distinción entre cónyuge y pariente que, aunque no expresamente, si
es deducible, en nuestro Código Civil.
Es evidente que nos encontramos ante un vacío legal que afecta la
institucionalidad, y particularmente la credibilidad del órgano al que la
ley le asignó la importante función de controlar al Poder Judicial, por
estos fundamentos, solicito a mis pares que acompañen este proyecto.
Guillermo R. Jenefes.-
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