Un momento interesante de la película Ufa, Fuego de íimor •jpCOQtOOOOOOOOCOOCOOOOCOCPCOCXXXJOCXXXJCOCXSCOOCXXXXXiOOOtXXOOCPül Presentará la primera muy película pronto de la LISTA DE ORO PARA 1927-28 EL PIRATA DE LOS DIENTES BLANCOS 8 admirable superproducción en la que el talento artístico de ROD LA ROCQUE realiza una de sus más bellas creaciones Exclusivas JULIO CESAR, S. A. aOOCXXXXXX»OOOCXXXXXXXXXXXX>OOC0300QOOOOOCKXX)OOOOOCXXP(XX)OOOOrt r#K^ s !T..I !'• • . t . : ! , l - t •)• í ••• AÑO II NÚM. 4 8 :• ;Í í Gerente ; Isidro Bulto Casanoves Ad.iiLEiisIrador y A p o d e r a d o : J, Olivel Redacción Vive» Direclor IHerario : M a l e o Santoi Direclor musical : Maesiro G. Faura """"til • (ii""iiiii D i r e c t o r t í c n i c o a r t i s l l c o : S. T o r r e í y Adminislración: París, 134 y Villarruel, IH6 - Tcléíono 7 3 4 G. Benet BARCELONA Redacción en Madrid :Hortalezo 46-prl. Oirccfor: Domingo R o m e r o 30 DE JUNIO DE 1927 ]iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"iiiii"i"iiiiiiii I CORRESPONSALES En MADRID: D , Hanuf;! F e r n é n d c i , F a i e o R e c o l c l o i , 14. q u i o s c o ' En VALENCIA: D . Munuel Dast H u e s o . Calle B o l l e í l c i o s , 4 - . E X C L U S I V O S DE VENTA: iiiiiiiiti[iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii])iiiijniniiiiiiiiiiiiiiiii""i[i[iirni"iiii -^ En Z A R A G O Z A : "(-Q P r o l e c i o r o ' ' . Calle <ie S o n D i e g o , i D -U ^„ SEVILLA: D G u i l l e r m o R e n g e l , Calle d e R l v e r o . q u i o s c o iiit[i""iiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiininirn"iii""iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii"Mtiiiiiiiiiiiiiiiiniii"tiiiiiiiiiiiiiiiiii]iNiii ""tiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii liiiiiiiiiiiiiniMt iiiMiiiiiiiiiiiii Hollywood/ según Helena D'Algy (Servicio ¿Üonocúis CinclnndiaP lie oidas, segurísimo. Ea un país fanlAsIlco, quimérico, q u e — ¿para qué Tuenürii^no figura en la Geografía, (i Causas de la-omisión!' !Si las constantes mudanzas dn Tiacioiies, de pueblos •— de la Gran Guerra aeá—, iiT ojeriza de los encargados de incluir a la nuevn y sufiiiesta potencia en mafias, libros de texto y euciclo[>er!ias, sino imposibilidad [)nra jiacei'lo así. ImpopüjÜidad, como suena : enorme y auléníica imposibilidad para darla forma, para asignarla lugar Arme, determinado, ]iara señalarla un rincón en el mundo. Ciuelandía abarcji a la tierra entera; a la metrópoli sof>erbia, a la aldea escondida, ignota, a todas partes llega empujada por el arte que conslituye 3U base, su fundamento y su esencia, [)or el cinMniatógrafo. (Mnelandia — y sirva la redundante explkación — es el propio cinematógralo - - el «gran rollo para nivelar las costuuibPGSíi de l^aui Morand — bautizado con especial de nucsira ftcdaccíón en Madrid) nombre de ciudad, es el fruto de un ardid periodístico'—representar en una cosa cjue no existe la vida social y aun la particular de cuartos giran y se agitan ea torno de las pelíeulas, y juntarlos y encerrarlos en la misitta población f| a i'-Uos, [fue son antípodas y no vecinos, ni de enfrenlfi, ni del lado!) |ior el postín de fpcbar inventadas y muy sensacionales informaciones, en vez, de en la lana o en cl limbo, Pn una comarca ríe menos sospechosa irrealidad — y es, también, concreción cu algo material ^ rebttivamente material, pues ni se ve ni se toca— de' la fuerza, de la inmensa influencia espii'ilnal qne caracteriza al séptimo arte de universalííiimo. Si Cinelandia no pasa de ÍEibula, de leyenda, Hollywood es, por el contrario, estupefactiva verdad. ilollvwood... H e l e n a D'Algy, en u n a " p o s e " nnlural que d e s laca su belleza coinplelainente española. Una bdlK actitud de D o l o r o s a , de H e l e n a D'AIgy. Mas nada de apresuramientos ; piano, [lianii.o, que la revelación de la capital del cine — de la Cinelandia i([iie exl ionde \}0T el orbe la sutil tela de sus encantos y que en el dilema de: o la inIrauííuilidad de carecer de patria, sin pírdida de la iaternacionabdad o el ]ileno disfrute del amparo oficial, con vvvv^vsAftíVV%riiVvvvvv^VLrtAruv^^wvvvvSiri.vvi.vu renuncia a la soberana cualidad, escoge, sin titubeos, lo primero — pertenece a Helena n'Algy, y como la bonradez y los códigos lo ordenan, es preciso no arrebatar al prójimo, ni con embelecos ni por puños, lo que ea legítima y legftlmcntc —concordancia (¡ue no es lo corriente que debiera s e r ^ ; es indispensable respetar lo ajeno, rateros, descuideros y comparsa. Alención a las impresiones de la D'AIgy sobre Hollywood. (Insistamos y Icrniinemos el prólogo: lloUy^vood no es la impalpable Cinelandia, que radica en lo inefable, en las nubes, en la atmósfera, en la sugestión del espectáculo transpoi'tador de gentes, paisajes y tradiciones de un punto del globo al opuesto; no %VV\rtrtA^VS,V^ArtAnJVVVl>VUVVVW^L^VVWi;V^ftrt^kArti rtflinrtftftrt^^^ftftff-vn.^ftrtrtrtrtftftrtrtftrt^s^iftrtAflrtft^^^^^^WA^ft^A^ft^p^^w^^ft/^Lrt^^^^^rt^ñ^^^sftrt^ftft^^v^^rtA confundirse : Holly\\'0od e s , por r e u n i r el más considerable uümcro de Lécoicos y artistas que Be pxiRde sumar y por deílicarse de lleno sus habitautep ni productivo olido, como una exposición perronneule del arfe cinético, donde sobra el BaíMlckír, pues se hallan al alcance de la Jiinno, fu cuatro palmos de lerrerio, famosos ÍÍILÍÍÍL'ÍOS —Notre Dame, de í ' a r f s ; lu Abadía do. Wi'sLminstcr, de L o n d r e s ; el Gran Casino, de Monteearlo...-— y donde, con simples miradas di' curiosidad, se descifran los misterios y se ilciiinlrafiati las reconditeces de la profesión; n o , Hollywood no e s Cim^laadiii, sino lo prinitirdial de su esiiueleto, su ai'Uia7.6n, su fondo, ííus adentros.,. Y ndeianle coa los farole"; con lo?, faros ipie van a iluniiriaruos el i:ani)[Ki.-| Y halda llelcjia, <]iie ya era hora de qnf ejecutásemos uueslro plan de recoger sus palabras : —'Hollywood eslA enclavado en California y dista m u y pocos kilómetros de Los Angeles... —Y del J^acfliru, el uiayor de los Océanos, ¿quién no lo sabe!' Y que, e n eambio, las millas que lo scjiaran de Nueva York y <ie] Alliiníico ascienden o una friolera. —^Eso e s . IIolly^vood e s , por su emplazamiento, por sus alrededores, beUísimo. —Y limita al Norte,.. | A h , perdone I Siga, siga, que creí que niM cxaniitiaba de liacliillerato. Sufre HelejiB, benévolo, mis iulempestivos c o r t e s ; sonríe y c o n t i n ú a ; —Bellísimo y adecuadísimo jiara «rodar» films. Su cielo es limpio, azul, y su f-ol, sin ser intenso, bastante luminoso. —i! Y su clima...? —Ideal. Una lemperatui-a ni íria ni calurosa. —Gomo en nuestro Meiliodía. Vamos, que Hollywood v.s Jauja. •—En cuanto ni üejupc) y a la situación, sin duda de ninfíiiu género. En primavera, en verano, eu invierno, en otoño, en toda época es delicioso: ni heladas n i hoclioruos. —Y, sin embargo, SÍ- remeda a los más diíerenles fenómenos de la JValuraleza: tempestades, nevadas, ciclones, terremotos... son maravillosamente simulados. ¡Lo que consigue el ingenio al aguzarse y al e s t r u j a r s e ! Y dígame, señorita, ¿cómo se las arreglan para imitar con tanta exactitud una calle del Cairo, una pagoda india, un colmado sevillano o un cafetín de Montmarlre.^ —Con d i n e r o ; lo único que no admite compostura es la muerte, y en Hollywood los dólares no se escatiman, se d e r r o c h a n ; claro, Liue con vistas a las formidables ganancias que proporciona el negocio. —^El negocio, sí, artístico, si se desea, m á s negocio; la industria, hermosa, sí, m i s igual por lo provechosa qae resullji qtie por su contenido. Y a jiropósilo, ieugo entendido q u e pegados a los trípodes de madera indicadores de pozos de petróleo, en completo abandono, se levantan arrogantes los ifsludioa», en los que la actividad aiHjnas si se interrumpe. —Sí, y esa es la pruelia decisiva que se ofrece a los lurislaK para demostrarles la importancia adquirida por el cine : ¡ n a d a menos q u e derrotar a las explolaeiones petrolíferas! —Y la pruebecita es para convencer... y para licenciarse o doctorarse en cinematografía. ¿Y son muchos los q u é acuden a Hollywood atraídos por el reclamo de su oro, y de su fama de centro de jdacer, de ¡iierfia, úo. jaleo, de diversión í' •—¿Divertido Hollywood V j iNu, |ioj' hlus ! \ Si c^ una aburrida ('(dnn-ia ! -—[Una... una almrriita coloJiial; ¡ quó us lo íjiie escucho! — ( E s que usted se ima.niíia a llM|[y\vood coiiiü una sucursal de Babilonia!' —Una especie de Babilunia, n o ; ¡leru... ¡ c-aray!, t.ampoc<i una aburrida CÍJIOUÍIÍ. ¿ V (juiénes componen la colonia!' Como ú lo viera : los f<asf.roPi> de miis briUo, y los directores, tos operadores, los deeoi'adores y denuls «ex|)ertosi), y los icextrasi', los anónimos ilusos (¡ue sueñan itormidos... y desj)iei'los ron la celebridad, (¡riífith. De Mllle, Mary l^ickfoi'd, Mae Murray, Marión Davies, Gloria Swansou, May McAvoy, ¡Vjiila Stewarl, Priscilla Dean, Betty Compson, Viola Dana, Magde Bellamy, Norma Talmadge, Loalrice Joy, Agries Ayres, Dorothy y Ltllian Gish, Mae Buscb, (¡harlie Cíiapün, Douglas Fairbanks, Thoraas Meigban y otros, cuyos nombres y creaciones rodaron de hemisferio en tiemisíerio poscej'íín allí suntuosas mansiones... —O villas seneillas, sin fastuosidades, en ar'monía con las as[)]raciones (b? cada u n o . —¿Y no de la fortuna.^ —No. Sucede, a veces, que los más ricos y los de más méidtos son los menos pretenciosos y los... Bueno, HoUywood en este sentido no es la excí'.pción de la regla. —Mencióneme las mejores residencias... — ¿ P o r la arquitectura o por la categoría y crédito de los propietarios? —A su capriclio; por lo que usted elija. - - P o r lo segundo, destaca la del niatriinonin Kairba;iks. Es el orgullo de la comunidad, f or ella desfilan los personajes que visitan los Estados Unidos: aristócratas, literatos, políticos... Los Duques de Alba y Lloyd tieofge luer-on invitados suyos,.. —Es que los dcmoci'áticos Falrhanks son reyes, aon los monarcas indestrctnables de la pantalla, pues hasta los lemibles bolcheviques los acatan... —Y dos jiersonas e n c a n t a d o r a s : Mary es toda una señora y él un cumplido caballero, un (tgentleman)i. —Sí, ya lo apreciamos eu la excursión que reahzaron a E s p a ñ a : personalmente, Mary y Douglas no pierden sinijiatías, su trato — se nota al instante — es m u y a g r a d a b l e ; lo que, de Ojo, no es frecuente entre los «asesn. —O sí. Pola Negri, Greta Nissen, Alma Rnbens y tantas oirás que «a distancia», por sn Irabajo en el blanco lienzo, parecen vaniíbisas, endiosadas, de cerca, en la intimidad de sus hogares, libres de las trabas de la profesión, son compañeras excelentes y en extremo llanas. Y lo mismo ocurre con ellos: el público se guía por los jiapeles que se les encarga y hay (itraidores)» que son modelos de padres de faiuilia y ithéi'oes» que no se distmguen por s u s virtudes, precisamente. Y es que lo que predomina e n los actores de cine es la fachada, el esierior, rjue no siempre se ajusta al interior. —Si me decidiese a ir a llolly\vood la contrataría a usled, sin v;icilación, como cicerone. ¡¡Usted, duivuile -^u jirrmaneni'ia en la ciudad del celuloide. i'iUublaría amistad con los i:aslros)i...? —Con los 'lasirosii y yuii Ins des.tirai'iii.dus. ¡ f i g ú r e s e : seis a ñ o s ! . . . —Ciei'to: I con las cosas (pie acaecen en nn día e n HoUywood! El poblado árabe de ayer í[ue se convierte hoy en un i'ampamerifo di; !ní)S()uet.ero-; y mañana en la linca de nii rnilhinario de Chicago; el ídido invulnerable (pie se rompe y s^e h u n d e en súbito ocaso, venridn por u n o nuevo, que no tarda en ser devoj'ailo por otro, e t c . . Un estudio debe asouil)rar... —"A medias. Una explanada íennincnul etjii trozos cubiertos de cristales corríeules y esmerilados, y ron cortinas negras y blancas que gradúan la luz solar—, y i'oii trozos sin techumbre y sin estoi'hos, donde se impresionan, a la vez, varias cintas, ile asuntos y ambientes diversos. —-¿Y eso no jiasma!' —Como pasmar, s í ; pero lo malo es que cuando es permitido recor»cp]o sin dificultades se encuentra vacio, y vacío no hiteresa. --(¡Es que i',^ diíieil trasponvi' las puertas de un estudio^ —A la hora del trabajo, ditii.'ilísimo. La e.\cesiva cantidad de forasteros, y [)riiic¡[)almente, la plaga de fastidiosos as[)iranIeB a |ieliculeros, que les imjicdía moverse liolga<lartienle, determinó a tos directores a fíj'oliihii' el acceso a todo aípiel que no lleve el eorr-rspodienle permiso. —^Permiso fácil de obtener, si es periodista o e x t r a ñ o al cine, o relacionado con él. |>revi» idcntincación del j-ieticionario, que si es un indocumentado — un (ipelanas» — se le deniega y si es (lalguien», sea de la esfera que sea, con lal de que se salve del recelo de si es o no ((ciueniimiálicoi-, se le concede. En Bü, que el trámite para obtenerlo se las t r a e : ni q u e se ataran las películas con balduque y se enlegajaran y se archivaran... La cdili-gen-cia» (subrayado, con retintín) burocrática, oficinesca, que satirizó Larra en su artículo «Vuelva usted mañana». ¿Y cómo se las apañan, entonces, los turistas para no (piedar defraudadas? —Si no quieren molestarse en gestionar el jiermiso y se dan por satisfechos con asistir al espectáculo de la entrada de los actores, se colocan junto al portero... y a esperar que el '(speakcri> coja la bocina y g r i t e : ulin este momento se apea de su «autOD la eximia actriz.,, fulanito, la que sea, o el ilustre actor... el que sea», en nu'dio de la expectación y de los aplausos de los incondicionales de las «estrellas», y a conlet[i|>lar]as fugazmente en i-ealidad, en persona... —Y santas pascuas. Precioso es(>ecláculo muy de día de Cesta, pintiparado para las masas inocentonas. ¡ Pai'a ese viaje!... Todo lo que no sea tomar confiiuiza y andar jior los (•studios como por casa y tutear a jefes y subordinados, n i es asomarse a Hollywood, ni es uada, es m i r a r . p o r una rendija, por un P R E C I O S D E S U S C R I P C I Ó N ESPAÑAi Trimestre, t*SO peaelaB Exlran|cro: 15 / pesetas Scmctlre, «flo • 4*75 Pago peseiat por /. AAo, 9'00 adclAB.tado Envíese el importe de la «uscripción por giro postal o en sellos de correo. peietai V^rt^rt^^^vwv^v^fS%^•^iVlrtrt/v^ftrtftArtrt^vwvvv^vvv^^ñA^i^v^^ft^vvvvvv%fl•vu^^ agujero obstruiílp, o por u n a c e r r a d u r a tapada, es hacer el Ionio, el ridículo. Y n o creo que íavorezcíin a lloJIywooíl los Jelreritos de «Vedado»... —M le favorec-eu ni le perjudicaii. El turismo le es indiferciiLe. Su fuente de ingresos consiste en las cintas que edita, n o en el RO.^If'iiiniií'jitü de fondas y hoteles. —-Lo i-nnl no signíOca quí. nú sea de reiidiinienlfi comerciar con cl hospedaje. En una poblacióu en ipie gran parte de los habitantes se n?nueva de continuo, tienen que ser las pensiones útilísimas... para los bolsillos de los patrono?. —Y lo son. Ahorfl que este es un lado di' Hollywood, ciudad cosmopolita, de escaso intcré?. Pasemos en tal caso a... eso, a su cosmojiolitismo. Iniiividuos de todas las razas y colores pai'an en Ifoílywood como actores... de üjlima fila. —De última, de primera, de segunda, de iercera, de cuarta, de quinta o de sexta, en relación con los méritos. Los japoneses, lo« iimarjüos, Anna May W o n g y Sessue Hayaka'W'a ocupan relevante puesto... —P-eríectaraente; (>ero... ,1 y negros? iQ.a{uases», que desciendan de los esclavos libei'iados por Lincoln, me cita u.ited? —Ko recuerdo a n i n g u n o ; mns los hay. Una de las obras de más resonante (^xito del teatro yanqui i;s ¡(El Emperador .Iones» — del dramaturgo Eugenio O'Neill—, amarga y dolorosa bisloria de negros, inli'rjiretada exelusivaiiiente jior negros, y... ¡Ab, sil Gilpin, darlos Gil[ti[i se llama el actor negro que la estrenó. Y (ülpin, a pe^ar de su piel obscura, ü;oza de tanta pojjularidad eomo Bai'rymore. Empero, entre la multitud de chinos y congoleses que vegetan en líollywood no descuella nadie. Mis noticias son de que se trato de ima recua de di^siiicbudos que manejan a pla- ''La Marieta cer lo3 directores: les sacian el hambre, les regalan cuatro cuartos y... a explolar su ignoraucia e insensibilidad, a humillüfles, a exigirles sumisión, a encoraendarles los papeles lie viles, de viUanos. (¡Que se necesita impresionar una escena que acontece en San Francisco, en un fumnder<i de opioP ¡Cbs!, vosotros, ¡hale I, a poneros estas ropas y a ser los tenebrosos defiendicnles del antro del vicio. ¿Que es un cuadro de canibalismo? ¡Eh, tt^, moreno!, a desnudai'te y a descflfzarte, y a vestirte de salvaje, de antropófago de reílnados gustos, que si no se come el tapari'abos es porque la paja y la.corteza de Árbol se le indigesta y porque prefiere una molla de misionero asado a ochenta raciones de hierba seca. IY tú, mulato!, ; y t u l , j y t u l . . . ]a prisa!, Súlo pora encarnar a salteadores de caminos, a contrabaudi=tas, a piratas, a cuatreros y a tipos de pelajes y calañas semejantes, contratan los produclores a negros y ;mioríl!os... ¡y baralíslmo I; | que no es me nuda la ganga I Con lo caro que se hace pagar un blanco por e m b a d u r n a r s e de negro, aparte de lo que ganan en fidelidad las películas en que los niígros lo son de nacimiento y no de inentijirillas. ¿Me equivoco;' —¡ P s h 1 Lo irrelutable es la cantidad de neei'üs empleados en los estudios, ya como obreros — albañiles, electricistas, cai'pintei'os...—, ya como «extras». Y, como eu los Estados Uniílos abundan exlraonlinariamenle los negros, su. cometido en los íikns se reduce a ejercer los olicios que descmiieñan en la vida: camareros, cocineros, peluqueros, botones, limpiabotas... —Etcétera, y san.feacalió. Y q u é : j subsistí' todavíít la bárbara Cus! iimbi'c de emplumarlos, de Mncharlos o de colgai'los de un Arljol cuando se salen de la raya.^ —¡Nu, se dest-erró. de l'ull viu" y la hidrófoba iVo queremos señalar de momento la causa que ha puesto tanta agrura en la pluma de casi lodos los que han criticado <iLo Marieta de l'ull viu». Pero sí es conveniente deeir ahora, que esa saña con que comentan algunos las películas españolas, mspirados, más que en la seriedad critica, en bajos móviles, es mía actitud IJUI neeia como la del que tira critica piedras a su tejado, siendo éste de vidrio, No vamos nosotros a convertir en aciertos de realización los e r r o r e s o defectos de que pueda adolecer uLa Marieta de rult viu», película (]ue señalamos entre toda la [)roducción jiacionai, porque a ella queremos ceñir nuestro comentario. Esto, por desorientador, sería lan contraproducente como lo otro. Más imjiortanlc que dedicarse a la alabanza incondicional - -lo que no sería decoroso, ni hace falta tani¡ioco^—, es destacar un hecho que no se .habría producido sin esa crilica hidrófoba. Nos referimos al alejamiento del señor Fabi^gat de la industria del lilm ai>enas editada su primera |)elículü, itLa Marieta de l'ull viii». Lo que. han logrado esos CÍ'UÍCOS con su torjie actitud frente a [(La .Martetají, ha sido quitar un capitalista a la industria nacional. Y no un capitalista cualquiera, Una deliciosa ^9i:tina de " L a Martelo de l'ull viu •U^^^ñ^V^^^^^^bA^^^SftArtrt^rtAWirtrt^ñ^^^^^ftA —,] Hasta cu el F a r - W e s t ? —ijEn el F a r - W e s t ?; pero • si el incivilizado Ear-West, a que usted se reíiere, el de la ley del más fuerte, el de los valerosos eovv-boys, domadores de potros salvajes y rescatadores de doncellas, el de las guapas chicas, dueñas de ranchos, el de los ca[iotaces desleales y el de los ladrones de giuiado, desa[)ai'ecifl I ^ E l i ! , (¡cómo:'. cOoe iteso[)areeiú]i —^Por completo. En el Oeste actual, el aulomávil, la radiotelefonía, el traje de etiqueta y la obediencia a la auloriihni se generalizaron igual (¡ue en el Este. ^ Qué desilusión! ¡Yo (jue me fiaba de las cintas de Tom Mix, de líoot Gibsou, de Ilarry (¡arey y del hijo de Búfalo Bill, en las que el revólver, los puños, las espuelas y el «sheriíü lo son todol... Y los pieles rojas, loa «sioux)i, los indios 'de las películas que reaucitau la época de la conquista del Oeste: ¿son falsi.ficados? —¡Gal En las inmediaciones de DoUywood se instalaron unas Iribus — de las que el Gobierno mantiene como noto pintoresca — mandadas por «Corazón de Acero», "Ojo de Bisonte» o «Caballo Negro», para proporcionar a las casas editoras gente, vestiduras y adornos tíjiicos... —Y el primo del Sahara, el desierto que tan a menudo nos enseñan los americanos, como enclavado en Egipto — con pinimides y lodo—, en Arabio, eu Siria o en Persia, ¿es i'ealP —Itealisimo. Y es una suerte c|ue bordee Hollywood: como que ¿ste disponga de nuir, de praderas espléndidas, de m o n t a ñ a s . . . •—Nada, que el Creador pensó en el cine cuando inspiró a los fundadores de Hollywood laii eslu[)enda colocación. Hollywood es un l'oriiiso con Evas y Adani's pecadores,.. (Continuará) sino uno que, como el señor Fabregat, estaba dispuesto o formar uno entidad serta y solvente que habría invertido en la edición de cintas españolas varios millones de pesetas. Los detractores de «La Marieta de l'ull viu» pueden apuntarse este éxito. El amhlente de esta eacena de""La Marietn", evoca la Barcelona del ISJÚ. %^WVWW^WVWWWWV%^Sñ^f^^VW^tfVWrtrtrtA • wuvy^.v^v^wuvLV^^,.^v^.%vi-%%ft, ^^-^A.v-vv^^-A'Vu%^.vuv^v^.v%%^%^vvbV^AAA.%^v%v^rt>bVSAívv^ E $ PANA C I N C M A T O Q Ü A P I C A Una película barcclo* nesa: "La tía R a m o n a " Barcelona comienza iiiici sef;niid« i'^iiocu di' tanteo en la incJuslrin de] filui. Fitlla ijiit: íimhe (le Lleciiiicse, qne se íi|jlii|ue intensanienli.ii líL ¡irotiucuiúii (le iieliciilas y *\\H! se orJeiiít', en sentidü tícnieo y toniercial, parü q u e esa producción pase del ensayo a la realiziifií^n [ilena, iinlÍBiicii c indiisirial. A los re[)oi'laji';í cinematogr/ificíi? ilel gran periortisla Francisco Madritl, ((Siluetas y paisajes de Cataluaan, han f-eguido olrns cinlas, acubadas ya de urodaDi o que se pstiín «rodando». üLa Marieta do Tiill viu^i. de Amichatis, el |>opuIar ilriuiiat u r g o ; írLn más sublime», de la E. L. A . ; tiLa hija del pecado», de Ángel Marsíí, el inqtiieto escritor, que se incorpora lleno de curiosidad, a -la vanguardia rlí- todos loí géneros l i t e r a r i o s ; oira ¡lelíciila, sin iflulo aún, de .fniínc Ftevesa, y Í(LH tía Ramona", de la casa fiauinont, de cuyo escenario os anior don Francisco Gargallo. Snbre e^ila últinm queivmos informar ahora a nuestros lectores con la exlensión que venimos dedicando a cuanto se iiroduce en España. •, He aquí las manifestaciones que iicercít -de «La lía Ramona^ nos ha lincho el senoi- fíargoUo : •—Lo que vaiiioB a hac«i' ahora es a modo de ensayo. Si el i^xito nos aconipafia, como esperamos, no titubearemos en conlinuar nuestra tarea con lodo empeño. -d ? —Desde luego que hemos empezado en forma muy distinla de la que aquí se acostumbra. Por de pronto, hemos traído de P a r í s un director de escena; el señor Nick W i n t e r , que hace algunos años Fué el creador de las famosas parodias detectívescas que alcanzaron un éxito grandioso. Con ello hemos querido asegurar ante todo, que los ]iersonajes de n u e s t r a película adquirieran ante el espectador vida propia, para lo cual era necesario que fueran dirigidos por una persona experta. Podemos asegurar rjue «^sla s e r í la primera película española en la que los artistas dariín el máximo rendimiento y serán fieles i n l í r p r e t e s del ¡tapid que tienen confiado, pues hasta ahora, despniciadarnente, en la niayon'ft de las cintas nacionales, se ha coniíado a los lítulos mucho de lo que las acciones y actitudes de los artistas deliieraa haher expresado, fatigando al espectador con tanta lectura. Puede estar convencido de que los artistas españoles tienen tanto valor como los de las demás naciones. En la parle superior, Alfonso ele Beníiv"iü'es. el galán de " L a ifa HBmona". En la parre inferior. LuialM ííargallo, una preciosa nena que figura en csJe film. - i í - - L o s intérpretes son todos esjiañoles en absoluto. Como usted comprenderá, no íbamos a buscar fuera de easa, lo (jue on ella tenemos en .'L:í<jr[iljro?ü abundiiiicia. Lu pi'O I agonista os ana lirula rubia : Luisa P'ernanda Sala, que iolerprela el papel de la mayor de las das herinatia¿ huOrfana.s, alrededor de las cuales gira líalo el a s u n t o de la obra. La hermana m e n o r e-^ la niña de cuatro años María Luisa GargoUo ; i'rpii usted que eslií lni(-Íendo la competeneia a Jan estrellas de j>r¡mera niagtiílud; así nos lo lia demoslrado vn las escenas que llevamos ya rolladas. La simpática dama joven Maria Luisa Rodrigue/, otra de nuestras artistas, es ya bastante conocida jior liaber actuado en el tabladiüo de muchos teatros de Barcelona, y en cuanto a la dama de carácter hemos elegido a la señora Guart, cuyo í x i t o en aLa dona verge» nos' releva de hacer comentario alguno. Es a esta gran actriz a quien hemos eneargado el rol de "La lia Raiimna", una .mlili/iliea señora, ]iarie7i)e de las dos tniérfanitas, y f;uyn nombre es el título de la cinta, •Mfonsa di; líenavides es el galán joven ante cuya arrogante íigura quedarán extasiadas iniicha.= de nuestras jóvenes espectadoras, y \amos a citar, por áltiinn, al conocido boxeador Tomiis Cola y al cliistoso a d o r orimicn Acquaviva, que harán las delicias del público en varias escenas que corren a su cargo. - i P —La obra, cuyo título como dejo indicado más arriba, es el de «La tía Tlamona>i, está basada en las costumbres típicos de la vida barcelonesa, y la escribí expresamente para filmarla. He puesto en ellu todo el interés y cariño que siento por el cine y p o r Barcelona, y creo que por su originalidad y por las bellezas que lie procurado desfilaran durante su desarrollo, tanto en paisajes como en moaumentos, ha de dejar plenamente satisfecho al m á s exigente, - i P —Sí, comedia. He creído m á s conveniente, para empezar, hacer una producción que divirtiera a los espectadores, aunque n o por ello deja de tener sus toques sentimentales. Quifiás el prdxirao film sea más dramático, pero en lo que se reficj'e a éste, el público fen-drá motivos para soltar más de una vez la carcajada. ~i P ' ' • —El «cameraman» es nuestro inteligente operador Jaime Piquer, a quien hemos mandado lina temporada a perfeccionarse a París, y gracias a la pericia del director artístico Mr. Nick Winter, van n.^tedes a ver en breve en España una [i-elícula enteramente nacional, con la marca de Producción Nacional «Gaumont», presentando una serie de innovaciones que brindaremos a Ins noveles directores españoles para que las iinfilaiiteu en sus ¡irfixinias produccrioiies. Para terminar debo solamente señalarle que los interiores que presentaremos están también filmados en Barcelona, en el estudio de la ralle de las Camelias. No juzgamos oportuno el momento para latinarnos al comentario crítico de «La tía Ramona", que queda aplazado para el día que se estrene la película, no lejano según nuestras noticias. Pero sí queremos adidantar, que a u n ' e n el caso de que «La tía Kamona^i no Fuese del agrado del público o¡ de la críti- %v^^rtiV^4ñ»^i^v^A^rtrtñ^HV^in^i^iflin^rtrtrt»vw^ifl^^ m^ v••^'!•%%^i%•b^•%^IVV^%%%vvvw^J^^vwv^%^rw%%nJvw^.vvvl. %%fl-Hvvvs.%vvvviiftrt/i^wv%vvv^rtVvv%^rw%rtAvvvvvLvviAA^ñ.^^^^ ca, siniiipre rosultarjí Inable y digno del ajiIituHO tic lodos, que mía fímijn'sa de la im|nii'laricin y í^nlveiiciíi cuiiiorcial de la cnm lliiiiiimiil, rif: liaya iiictii'pdradü a lii iiid(islrí;i rineiiiittográfica eajianola. Decididos coiiin estaiiius a etiiiLribuir desde iiin.'slro sí'írloi' ni <lRsarroIlü y llnreidiniealü de f'Síi induslria, Jio liemos iJe t-egulvar elogios a los filie se laüi'en a ella, siein|ire que Iraigao lina oriejilacicia y {¡iie no ulviilcn ijue el cine rs un líele \ un arte qiie hay i|iie ir depuranili> y definiendo, udciuáB ile un U'P.gofiio, Esto ug sitínifk'a, Pin embargo, ifue cuujiLo se proiluz a en l']f-[iaña lUís lia de parecer bueno, aunque sea ileli'slalile. Tal aelitud, di' alabanza irie.ondicional, sería <;onfi'a|ir(jducetite. Hay, |iü]' el conU'ario, que señalar los errores pai'a que se corrijan; ¡lero precisa hacerlo sin la acritud \ rnala fe con que lo vienen haciendo la mayoría de IÍI= que tienen a su eargu una íioja cinoinaLogi'álica y que no se preocupan de llenarla con juicios imparcialed, sino con auuncios. Y como se ila el c-aso de -rpie son los editoi'es de liliu?i españoles lo? ([Ue menos |iueih'U gaslar en publicidad, esoíi jieriodistae de iloublé se ensañan con las producciones nacionales por el riólo pecado de que éslas no elevan la cifra de sus eomisioiies por anuncios en la adminipfracii'iu del [)crióriico ijiie representan. cineaiatograEía, han ite tener para ellas, si se estiman y ImsraTi la tí=timaeión pública, uno u m á í |ii,'riüdítitiis ¡pie las redack'ii coii entera indepenJeneia, y un curi'L'iIoi' de anuncios i^uc ilepeuda exciusivamenle de la AdminisIración. Lo intolerable, es que el mismo individuo que hace la publicidad ejerza la critica, pucH no puede enjuiciar olvidándose de si la casa que tiene la película que va a conn-ntai", le ha dudo o no el anujjcio, única iM.'iimuei'ación que percilie por su trabajo. gnineuto de los señores vSuárez de Daza y Encisu, dirección de Antonio IVAlgy e iiiterf)retación de los celebrados y conocidos actores Melena D'Algy y Jos*^ Nieto, pues inipresioaados los "inlerioresí' -en Berlín, los «exteriores» ]ilc[n>s de luz y alegría que se lilman ''n la llor y nata de .\ndatucín — Sevilla, tírauada y Córdolia — van tan a\'anzados, que no sería extraño se concluyeran tmn de estos días > con ellos la pi'líciila eniera. iNo&olros ~ iambién lo hemos dicho ya — pi'estai'enios siempre la atención debida a la película nacional, sin importarnos que sus explotadores la anuncien o no en nuestra revista. Allá ellos si ci'een que el anuncio es ineficaz en una publicacitjn que goza del favor del público y que se lia extendido por toda España comu ninguna oti'a. Y allá ellos si piensaJí qa(! nuestro esfuerzo por levantar la induslria española del lilm, no vale la pena de ser compensado. Aquel error y esta desconsideración, no ha tle apartarnos de nuestro deber, que se nos pras^enta muy claro: el de elevaí' la importancia industrial de la cinematografía nacional y el de velar por su prest igio ai-lístico. Kn nuestro |iróximo en esta misma secj;ión, película, pues nuestra nos anuncia el envío íoiográlico relacionado gos». • . númeru publicaremos, alguna escí'na de esla Redacción en Madrid inmediato ríe malerial con «Haza de hidal' - Tablilla de Barcelona E¡i f/reparación: líLa hija del pecado^, "La Puntaire» y dos cinta? más, sin titulo aún : una de las ediciones K. L. A. y otra dirigida [*ni' Jaime Dcvesa. Ti'i-wiinodas: ' "Siluetas y paisajes de Calaluñai', de Francisco Madrid, y uLo más sublime>i, de las Edi- Lo hemos dicho alguna vea y volvemos a repetirlo ahora, ;iiumciando, de paso, que servirá de tema a una serie de artículos que ii'áu saliendo a la hix; es necesario separar la función crítica de la administrativa. Más claro; las re\'istas de cine y los periódicos diarios que dedican una o varías págiuas a la lín esta disposición de ánimo, tenemos que i.'tingratalarnos de que la casa Gaumont se haya decidido por editar cinlas genuinaraenle e-ípañolas, aunque la primera realizada se hubiera malogrado, cosa que ignoramos por no hal>er asistido a la proyec-ííión privada que &e hizo de <iLa tía Iíamuna>i en el 'lívoli. Cuando la conozcamos, diremos, con la im[)arc¡alidad que nos sirve de noi'ma, el juicio que nos merece, que deseamos y esperamos sea por completo halagüeño, ya que cada fracaso retarda la pre|ion[lerancia del film e!=f>añi)l. ciones E. L. A. Tablilla de Madrid En ¡ncptiracum: «La hermana San Sulpicio», «El Dos de Mayo» y <(E1 Indianox. En "Haza de hidalgos», 'un}>rKSÍóu: icBatalla de damasi>, íiEs mi hombre», «Sortilegioi> y «Estudiantes y modistillas». Tpnmnadas: • ^ i'Mnn aventura dp eíne", «La muñeca roía". "La ilustre fregonn» e "llistojda de un taxin. En la circunferencia. e\ popular lioxiíiidor cnlalón, Tomás Cola qut Inlcrprelfi un pñi>e! principal en " L a Ifa Ramona". — Dodando una escena de la película. V%rtAArtrtAAAA.%^VV^Afl*%VVVVVVVbVWVVVVVVV^S V%VSVVVWVVSAAi%%^^VVVVVVVVVVVyVVVVJVVU% 5 Almacén de vidrios y cristales planos i Fábrica de Espejos Marcos y Molduras se proyectarán V. García Simón en los mejores locales si hacéis Teléfono 3 8 7 0 A. su propaganda en Vía Layetana, 13 BARCELONA :a n: PELOoVELLO üiipitiu luiti IB rtliiüitliilli, D O L O R j.'=^ Reumático, lEPIUTOIIID iOlIXELL DUVAL polr* i^téora ^ira U cava T a>eai 3 ' B O P t a « . Agua Damil ilumlé* inodara r perfumad», ixcIuatTS para pigroai, bra- Sus 75 años de continuada venta y miles de curaciones efectuadas comprueban la v" J ^ eficacia de tan Bntlguo y acreditado remedia i*s, «te Praoloi a PtB». Preparado en la FARMACIA BN PB«PUMHRtA.3 O Í nnDQPI I . DUnilLLL OONDB ASALTO, 92 FANHASIf ' inflamatorio y nervioso Se obtiene au curación completa con el tan renombrado jarabe y pildoras < • • »a Pt.ríu Rama, Anib.rai San Rafael, 2 E, COMA Barcelona Carteles de Cine 9 A R O K L C N A MMm oeneral de inipresos Líiogiafla Reproducciones de arte Catálogos Facturas ;: :: Cromos Papel de carta8::Tar]etasydemás trabajos comerciales R. Folch la9(ante Ideal para la educsciún del Infesljnoi Purga sJn irritar y es de muy grato sabor Laboratorio Alayo Ferrer RONDA SAN PABLO, 44 BARCELONA TELÉFONO 674 6 . VtLLARROEL, 2 2 3 - PARÍS, 130 BARCELONA \ vvw%rtiV%vvvvvSiVyv^rtlV^v^ftffA%vtfv^AvvsftffAft^v^^ftft^Afl^^ £ 1 u r t 7A.Ú5ica del maestro T. TruU ^ OHE Sil?.- mw js s S=j?^g ^S s s MHÜJ ^ m ^ fe *T* m "Popular "Popular "Popular Suscribirse a si i - •-•# ^ ^ ^ ^ ^ f ^S^^Í=F ^P ^ ^ *f"ff ^ ^ i^ í Hr— - * *=* ^ ^ - y zdi /"Syoz) ^ ^ ^ ^ ^i i i 35:^1 ife ^w m ^ ^ i í? *^ ^m ^ ^ ^ :.S i i J - > ^ ^ ^f ^ ^ a j ^a ^ ^ w ^ ^ ^ Film", es el mejor semanario cinematográfico. . Film", es el semanario más barato. Film", es el semanario que conviene a las familias. "Popular Film", es una obligación para todos los amantes del cinema. ^i^^A^inA^WVWWVni^WA^VWUWMAAAAAA/WWV^ vvvvvv^ift/wv^vv^«vvvv%%%^vvv^%vvtavvv^rt.vvvvi-vv^ F R E N w w ^ ,vvb^.•vvvwvvv^.,vvu%^^%vWLfl.wvbv^^^ ¥ 'ijWt^^wr^tnf.^iJMWtí'Jw^^ A N ¥ AL H a c e unos días, se proyectó en los salones Pathé y Capitel Cinema, una película, que por su carácter deportivo, muy en c o n s o n a n c i a con nuestro tiempo, llamó la atención del público. Ese film, titulado lleva la marca •: cipales intérpretes, William Haines y la encantadora 'Vedette" Mary Briand, que destaca su arte en este film Otra nota simpática de esta película, es que muchos de los personajes que en ella intervienen, son verdaderos estudiantes de las Universidades de Harward y Yale, '•«°\."WV%%-«-í.%-iAíVSrtA^.V%AAiWW%^^^^VSi%V%n^^U'Vta^V ^vw^^^^,%%%i.•V^fl.VW-bV^VVWV-,/^VVVVVVVVVVVVV,.^VñHi^%^%-L-U v/a Goldwyn Mayer" y en él figuran, como prin- Aunque el argumento de "El E s t u d i a n t e " está trazado directamente para la pantalla, se aprovechó para él, el campeonato final- de rugby en los Estados Unidos. 8 "Metro LA ^ / ^ 9 'ÍM^V^^J'^^^J^^^Í^^JV^^V^kñ^^i^^^^^^^^^^^^^J'^^^^^^^^^^^^^^W^^^^JVt^^^^^^^FJ'^t^^^^^^^^^fVW^J'^^^tF^^ñ» ll|FORJ%ACIONE$ • (DE NUESTROS Richard Dix filmará todas sus películas en Hollywood Unos simjiies rasgos ele una pluma acaban de Cíimbiai' ]o qui? pud i (iraní os llamar «el cuartel generabi. dií Richard llix : el esludio doiirlc filmaba =LIK firlículas. hi&se L, Lasky, firmó recienlen]fiili' la nrdf.n rk' traí^Iadar el esliidio que esta enit'i'i'sa leiiia i'ri Loni; Islimd al edificio que cquijiaron rccieiileniente en Hollyu'ood. lie ahí i|ut' IMx, que giMHíralmenfe filmaba todas Pii:^ oliras en Nueva York, liaya tenido que trasladar su equipaje a California. Con él, han Icuiíio que liacerlo tambÍL''n un liuen QÚmí?ro do ariisLas. Dix estí ocupaiiísimo Rimando icEI Caballero Cerril», en cuya ubra caracteriza la protagoniíla la encautaclora Mary Hriaii. Se construye una aldea para fílmar la nueva producción de Wallacc Becry (lEI Gran Estornudo» es el título de la nueva película de Wallacc Becry para la Paraniount, para filmar la cual ha sido necesario eonsfruir una aldea entera. En esta aldea, entre o[ras cosas, a¡iareGoii las ruinas de una antigua mansión señorial, que ha sido uno de los trabajos más delicados llevados a cabo por el ejército de obreros i|ue la Paramount tuvo empleado durante más de dos meses para que rüeran ün a tal obra. Integran el reparío de nEl Gran Estornudo» artistas lan populores como Mr. líeery, Zasii Pllts, Ford Sl.ei-ling, Xom Kennedy, Saíly Blane, August ToUaire,'Jlcnry Víctor, Kate Bruce, Bud Duncan y AJfred Alien. La producción está a cargo del conocido director James Cruze, lo que augura un romplelo éxito. Ocho a ñ o s en el c i n e m a y jamás r e c i b i ó un b e s o Sus OCIKJ afíüs de cfiiitimio trabajar en la <"'scena muda no proporcionaron a Gustavo von Scyfíertiíz ninguna satisfacción personal. Aparte de sus Irinnloíi como artista, el hombre nada ha recibido en Cflm[)ensacii''in de su continua labor, üblijiudü a caracterizar papeles ingrato.=í. ni una sola ve?, tuvo la oporlunidad de besar a una de esas «Starsji cuya belleza es envidia para las nobles damas y deseo para gahnies oncopelados. Von Peylfertitz. artista mi'iMiple, ha sido sii'mpre un (iviUano)i. Y los tfvillanosii lo línico que recogen en el eí=tudio cinematográfico son los golpes que se piíírden en la i?scena y lo.'; desperdicios que nadie quiere. Cierto es que el huy célebre actor antes de trabajar en la es^^ena muda recorrió loa escenarios del nuinrto entero con compañías teaI rales. Pei'o también en el teatro no fué muelio más afortunado. En calidad de director de csoeiia dirif^ié n estrellas fan eminentes como Otis Skinner, Ethel Barrymore, Billie Hurte, Franceí Wilson y oirás-varias. Su labor en la escena jamás le dio oportunidad de lucir su persona. Después de numerosos años de trabajar entre Ijcllezas, este hombre i[uc las ama tanto, no ha tenido la dicha de verse co]Tespondido... aunque solamente íuen'. de mentirijillas y por un momento. Un carácter más despreciable es lo que traerá para von Seyífertjfz .';u actuación en la nueva producción de Pola N-egri, «Alambre de Púas», en cuya obra caracteriza uno de los papeles más importante? de su carrera nrllstica. La a c t i v i d a d de la Fox Actualmenle funcionan a todo andar los esludios de la Eox Film en Hollvwood v Nueva York. ^ ^ ¿lio es usted suscriptor de POPULAR FILM:' Pues suscríbase hoy mismo y apreciará pronto las ventajas que esto le reporta. EXTRANIERAS REDACTORES ESPECIALES) Están a punto de terminarse los trabajos de un gran aúmero de estupendas producciones. Entre ellas cuéntanse «El amor nos vuelve locos», con artistas tan conocidos como Johnny Harron, Salty l*hipps, Ben Bard, Florence Ciilbert, Arthur Housman y J. Farrell McDonald; «Berta, la Coslureran, con Madge Bellamy y Alian Simpson; (lífabla el Motio)', con .Tacques J^erupr, Olive Borden y Don Alvarado; «El maestro de música», con Lois Moran. Neil Ilamilton, Norman Trevor y Alee Francis; (iContra la corriente», con Noncy Nash y Earle Foxe: t<Laiío sa.erado», con Virginia Valli, Glodis Mac ConneÜ y Lawíord Davidson; ícEI corcel de guerrai>, con Buck Jones; «El domador», con Tom Mix, asi como un gran número de comedias, tjua película que merece mención aparte es itSunrise» (el título en español se anunciará próximamente), la grandiosa obra del afamadísimo director alemán Murnau, y que ya toca a su Qn. Esta cinta, que será la má.'^ gi'ande que haya hecho el creador de "TJie Lasl Laugho durante su bJ'illante carrera como director, está interpretada por estrellas tan conocidas y aplaudidas como George O'lirien, Janet Gaynor, Margaret Livíngston > nn extenso número de otros artistas. Es así que la Fux Film puede liac/OJ' frente a su extenso y elaboi'ado programa de prodnrción para li)2(i-líí27, Irabajando sin cesar en ambos extremos del país, para satisfacer la enorme demanda de películas. El taller de Rod Doremus El taller de T(od Doremus en Culver City, es uno de los elementos que demuestran la perfección detallista de la organización de Cecil B. De Mille. Este taller está montado con todos los adelantos modernos para la construcción de toda clase de objetos de metal que puedan uecesilarsc en las películas que allí se filman, Dirige ••I taller el experto metalista líod Doremus, quien planea y construye con numerosos operarios herreros, íoi'jadores. lampistas, cinceladores, hojalateros^ fie., todos los equipos necesarios de metal, i'on la sola excepción de las joyas y bisutería. En el táller de Doremus se fabrican armas antiguas y modernas, lámparas, cascos, íiei-rajes, i'eveslimienio.-í metáíicos, etc. l>e allí lian salido los yelmos empleados en <(EI cabo Catalinai>, las arma? romanas que se emplean en la gran suficrproducción «El Rey de los Reyes», incluso las armaduras, y puede decirse que tan original laher es ya un verdadero museo y exposición de arle metálico. A 30 grados bajo cero Ernest Schoedsack, quien en compañía de Merian Cooper tilmo la película «Changi> en las selvas inexploradas de Siam, a una temperatura de 150 grados Fahrenheit, -se encontró recientemente, a su regreso de Siam, en medio de una furiosa tempestad de nieve, durante la cual el tei'mómetro señaló treinta grados bajo cero. Mr. Schoedsack atravesaba a la sazón la provincia canadiense de Alberta, de paso para Nueva York. Douglas Fairbanks (hijo) El hecho de que Douglas Fairbanks sea hijo de uno de los actores más notables de la pantalla, no ha sido motivo para que el joven Douglas se echase a dormir sobre los laureles de la popularidad de su padre. Muy al contrario, la fama del padre parece haber estimulado al hijo para crearse nn nombre, igualmente ilustre en la cinematografía [lor su propio esfuerzo. Cuando Douglas Fairbanks hijo, anunció su decisión de ingresar en un estudio, el público esperó de él gi'andes maravillas, y ¡i decir verdad, el joven Douglas no defraudó, lis más, nosotros tenemos la seguridad completa de que Douglas Fairbanks, hijo, llegará a ser, con el tiempo, un actor tan célebre como su padre. La primera película de Douglas Fairbanks, hijo, que se ha visto en España, ha sido «La Venus Americ^nai'. Más tarde ha interpretado importantes papeles en «El Correo Aéreo» y (íProniesa en Prensa". Milfred Davis escoge a un antiguo director para su primera película Paramount Antiguo director de la misma artista y uno de los artistas que más recientes triunfos ha conquistado, Fred Ní'wmeyer ha sido escogido para que dirija a la bella Mildi'ed Davis en su firimera producción para la Paramount. Tal decisión se debe a que la misma miss Davis escogió a dicho director y suphcó a los altos empleados de la Paramount que contraüison sus servicios para tal objeto. Es de notar que Mr. Newmeyer dirigió también la primera pe•Ucula que Blmó Mildred Davis hace ya algunos años. Se cree que «Demasiados PiUos», que es e! título de la nueva producción, no seri la última obra que el conocido dircí^tor dirija a la encantadora actriz. "El precio de la gloria", comentada por un ex soldado «El Precio de la Gloria» ea la película eatrejiada últimamente en Nueva York por la Fox Film. Nunca hemos sido tan intensamente conmovidos por una •película como lo fuimos por ésta, con su magislral reproducción de las escenas del gran conlliclo. A los que experimentamos las peripecias de la guerra, «El Precio de la Gloria» nos hace vivir de nuevo los episodios de la trágica epopeya, la accidentada vida del soldado en campaña con sus chanzas pesadas, sus amores pasajeros y nos trae a la memoria coumovedores episodios cuando una accióu, un simple gesto, nos revelaba uu noble corazón en el compañero que habíamos hasta entonces considerado rayano en la irracionalidad del bruto. I Para el profano, esta cinta es una revelación 1 ífEI Precio de la Gloriai' gira sobre la actuación de los Estados Unidos en la Gran Guerra, jiero no existe en ella ni el más remoto espíritu de jactancia: es un drama universal; trata de sentimientos, de emociones, de caracteres ; son dos almas toscas y fuertes que han chocado rudamente cada vez que sus senderos se han unido al de una hembra, | la Eterna Eva! 1 Es algo que ha [jodido ser vivido en cualquier tiempo, en cualquier parte y por seres de cualquier raza I Esta cinta es verdaderamente humana en lodos sus detalles, pictórica de carcajadas y de lágrimas. Las vulgares, pero cómicas trompetillas del soldado indiferente ante las antisonanles frases del jefe, es un episodio que se repefia a diario en señal de desprecio en las filas. La muerte de «El Consentido», muchacho de alma delicada, producto de extremados cuiilados maternales, que cae desangrándose en brazos del querido capitán, Uega al colmo de la sublimidad. Este, a mi juicio, es el punto culminante en este drama de tensos momentos. Sigue a este episodio uno no menos conmovedor, cuando el teniente, extraviada la mente al contemplar a sus hombres terriblemente diezniados por el fuego asesino, se rebela contra aquella horripilante y fútil carnicería, contra el crimen que es la Guerra, cuando, desvestida'de sus oropeles, mudas sus fanfarrias, callado el sofisma de su retórica, se nos presenta descarnada, cubierta de lodo, bañada en sangre, y con gesto macabro nos señala, inexoi'alale, el camino hacia la gloria, pero... I a qué precio ! ^ NO MALGASTE ÜL DINERO ^ en novelas cinematográficas. FOPULAH FILM publica un argumento completo todas las semanas. VWVWWVWW^;A/WVSW^VWW.AAA/ PVVvvvl•v^AAAiVVüvv•wvv1.vv^rtA^AS%^^l•vvwv.^A/y^^%v^rtnifl^^ C O $ A R C B L O N A PROYECCIONES DE PRUEBA ff Beau Gesíe^^ de la La Pnrainuuiií presentó da prueba la semana pasada, en la parilalla del Coliseum, una i^ran película: icBe^tu Geste». Entre tanla producción absurda, vulgar o anodina como se proyecta, «Bcau Geste» es un diamante de pui'íaimo oriente lanzando sus vivos deatelloa en medio de las mortecinas luces de otras piedras, éstas de quiucall-ería. Merece esta película un comentario atento y reflexivo, que subraye su mírito. Sería un gesto poco digno el rkl glosador que pretendiera salir al paso cun unos cuantos adjetivos de encomio, que manoseado;; y sobailos por una crítica inconsciente, han perdido su pureza como vocablos de noble procedencia etimológica y de alta jerarrpiía líLcniria. En «Beáu Geste»! se lian concretado y resumido todos los valores de la íotogenia, que vamos a destacar en una reseila breve, pero precisa. El argumento Está basado en una novela del comandante Percival C. Wren, pero encaja ian bien en el marco de la pantalla, acaso por la liabilidad de sus adaptadores, John Russel y ÍTerberl Brenon, que parece escrito directamente para el cine, que i'equiei'e una estructura literaria distinta en todo a la de los demás géneros cfue abarcan las Letras. El realismo que recrudece todas las escenas, produce una impresión fnn honda y viva en el espectador i|ue agudiza su seiisibilidad y le hace sentir ía nngnstia y el horror que fingen los intérprelns en algunos pasajes de la película. Es un realismo tan crudo, son fan ve- Paramount raiics los sucesos, que es la misma vida la qu<! |iasa por el lieniío. En contraste, el matiz senhimenlaj, muy tenue, juega con tal oportunidad, que suaviza el tono viplenlo en que se manliene el film. La iBÍerpreiación Todos los artistas que intervienen en. •(Beau Geste» se lian iieneti'ado del carácter de SUÜ personajes respectivos, poniéndoles la máscara adecuada. El más admirable de todos es ríoab Beery, en el Sargento Lejnune, que ba sabido dar a su rostro la expresión brutal y feroz qu^' corresponde al tipo sin hacerlo repulsivo, lo que haría olvidar su bravura en las escenas en que los árabes atacan el fuerte, que él defiende con un puñado de hombres pertenecientes a la Legión Extranjera francesa. En el plano inmediato que ocupa Noah Bcery, destacan Eonaki Colman y Ralph Forbes; Alice Joyce, magnífica de gesto y de ademán en el papel de tía Pairicia, y encaniarlora Mary Briand, en el suyii A': aiüchacha adorable e ingenua. Folo^rafía y dirección La íotografía es de lo mejor que hemos visto por su nitidez y por sus hellfsimos efectos de luz. La dirección, a cargo de llerbert Bi-enon, acertadísima. No es posible lograr una tjín completa homogeneidad en todos Jos inférpretes, sin un tálenlo enorme. «Beau Gesten, ya lo hemos dicho al comietizo, es una gran película sin adjetivos ni hipérboles; una película destinada a elevar la calegoría del séptimo arfe. OAZF.I. NOTICIARIO CINEMATOGRÁFICO wmm ¿Viene Lili Damiia a Barcelona? Se dice que dentro de unos días — ¡quiín sabe si ya se encuentra entre nosotros I — vendrá a Barcelona la estrella francesa Lili (Jamita, la de las piernas esculturales y maravillosas. Y se dice que el objeto de este viaje es el de completar unas escenas de su nueva producrión [(La bailarina». Veremos si resulta verdad tanta belleza. En la próxima temporada... La casa Gaumont presentará durante la temporada próxima una nueva selección, con la divisa «Diamante Aaul», titulada (iCasanova, el galante aventurero», cuyo personaje encarna el conocido ador Ivan Mojouskine. Dicho personaje es una evocación del gran aventurero veneciano Giacomo Masanova, que fué en llalia un amador rti'l tipo de nuestro don Juan andaluz. Un canto al trabajo La admirable y delicada labor artística de Lcatrice Joy y Rod La Kocf|ue, viene siendo alabada por la crítica y celebrada por el púIdico, desde la j)rimera actuación que de estas dos estrellas juntas pudimos ver en la gran película de Geeil E. de Mille, «Los Diez Mandamientos». Ahora, en la producción ((Triunfo», Leatrice .loy y Itod La Rocque se nos muestran los mismos grandes artistas de siempre, dando con su frnbajo una nofa de verdadero arle. El argumenlo de esta pi'oducción puede n\uy bien considei'arse corno un canto sonoro y vi- mmm iMyís branle al li'abajo. líing Carnet, projiielario de una gran industria que heredó de sus mayores, y en la que nada ha puesto de su esfuerzo, es un día desfioseeído de su forínna, jiasando en menos de media hora de railloniírio a pobre de solemnidarl. sin oiro hogar ni olro lecho que los bancos de los jiaseos públicos. La regeneración de King (Hod La líocque), mezclada a una historia de amor, de la que Ana Land (líiatrice Toy) antigua empleada de la fábrica de King, jirimero, y después célebre cantante — verrlndera trhmfadora — es la protagonista, forma la trama de esta película, cuyo interés manliénese desde la primera escena hasta la última sin decaer un solo inslante. Figuran cji el repario de esta producción, además ile Leatrice Joy y Rod La Rocque, artistas tan conocidos y celebrados como son VícLur Vai-coni, Charles Ogle, TMieodore Kosloff y líober Edesoii. [(Trimifoii se ha exíiibido estos días en el ciGoliseumi), obteniendo el éxito que se merece, así por lo interesante y moral del asunto, romo por la primorosa interpretación, sin olvidar la presentación y dirección, que son insuperables. Algunos intérpretes de ''^El sargento Malacara" Carme! Mycrs, la bellísima artista de Ja Metro-Goldwyu-Maycr, inícrpreta el papel de la exótica Zaya IMI la jielieula (lEI sargento Malaca^aJ^. Esta eenlilísinia artista empezó su carrera como perioiliíla femenina en San Franris¿o, ciudad domk' nació. Es bija de una de las familias juriias más acaudaladas de aqncUa ciudad. Su lem|ieraniento artístico y aventurero, le impulsó a ganai'se la vida jioi' su propio esfuerzo. Carmel fué vista por uno de los dircctoi'es más iniluyentes de la escena en Nueva York, el cual, encantado por la belleza de Carmel, le oíreció un lugar en la revista Si'hulierl.. Al cabo de algún tiempo ganó un concurso de hcUezii, y cojuo consecuencia dií ello le fué olrecido un ventajoso contrato por la Mefro-Gold\\'yn Corporation, y desde hace algún tiempo viene interpretando diversos papeles bajo la dirección de los mejores du'cctores de Hollywood. Carmel Myers |!Osee una belleza verdaderamente meridioíial, y puede interpretar maravillosamente el pajiel de vampiresa, como lo hace en esta película, una de las mejores que presentará la casa Metro-Goldn'^.'n la próxima temporada. Eleanor Boardman Eleahor Uoardman, hei'oína de la grandiosa producción Metro-Goldwyn. «El sargento Malacara», empezó su carrera artística como decoradora de interiores en Filadelfia. Nació en esta ciudad, y al ¡jerfeccionarse en su arte se trasladó a New York, acabando por Hn, debido a su maravillosa belleza, j.ior entrar a formar parte del mundo cinematográfico. Su primer papel fué en la película «Almas en venta», ya que Eleanor, al revés de oirás artistas, empezó ya su Carrera actuando de eslrelln PU un film'. Siguieron a ésfn otras películas, en todas las cuales Eleanor dio muestras de sus sor¡irendentes aptítiidí's artísticas. En "VJ sargento MalacaraM actúa junto con Lon Chaney y Willian Haines, constituyendo estos artistas mi frío de celebridades. WUUam Haines VVilliam üaines es una verdadera excepción comparado con los demás artistas cinematográficos, pues su triunfo fué inmediato y sin buscarlo. Este smpiitico y joven actor nació en Stunt, Stannlon, Virginia, contando i'U la actualidad 25 aiíos de edad. Se educó en la Academia miUtar de Staulon, y al terminar sus estudios, muy joven todavía y viendo su disposición artística ST} familia decidió trasladarse a lIü]ly\\'ood. Una vez ahí y cuando ilaínc3, demasiado joven jiara sentir ambición artística, ingresó en ef elenco artístico de bi Metro-Goldwyn donde al cabo de ])oco tiempo invo la oporínnidad de destacar de un modo brillantísimo cii la [>elícula «El estudiante». Desde entonces la carrera artística de este joven artista, ba sido una serie de éxitos. En la próxima temporada tendremos ocasión de admirar en la magnifica [n-oducciión que producirá sensación «El sai'gento Malacara», donde junio con Lon Cbaney y Eleanor líoardman llevan a cabo una de las más interesantes películas filmados hasta la feclia. £1 hermano de Charlot Las proflucciones de 3yd Chaplin, especializado en producir películas cómicas, están alcanzando éxito en el extranjero, donde llenan a diario los cines en que se ])royectan. Syd Chaplin posee el secreto de la risa espontáüca, y las situaciones de sus obras se prestan grandemente a su especial lucimiento. Las dos proilncciones pcrtenecei] a Warncj' Bros, cuyos asuntos distribuye en tisjmña el Programa Verdaguer, y llevan p(a' nombre, fii el país de origen, oTlie Missing Liidí» y «The Better OleJí, no estando lotinvía determinado el título español. En la primera de dichas aventuras, Syd cui'arna a un pseudo¡)rofeS(.ir que se arriesga en la selva virgen en busca del eslabón ^yerdido en la cadena de la evolución üiimana, segihi las teorías de har^-in, y le ocurren dichas y desdichas, a millaiea. En la segunda, en su papel de Oíd Bill, nn soldado m la gran guerra, da todo su rendimiento en la medida de lo imaginable en su aspecto cómico, manteniendo al público en constante hilaridad. El éxito obtenido por estas dos producciones ba colocado definitivamente a Syd Chaplin entre loa contados ases de la escena cómica. ^A^WWUVSAAnA^W^WWWhAAA^V^.'WVWWVWV 11 v•.^^,vw^J%^A^bV^niV^^%%v^^^.A<^%vvy^%^nAflJ^fl-vvu^rtrtrtrtrtfl^vvv^^ %flAv^%v%%vvvv^^.'^v^v^%vtvuvüvw%^v^vvvvvkv.% A $ A L Ék C I N T A El poder evocador del cinc ]']] cirn; jiuedn |iresciitariios las épocas más distantGs, las rostumlires más exóticas y los lugares más remotos, con una lirlelidad biFtúi'ica sor[)renilen1f'. El espaciador (ie ciny, \nit<[e tñajai-, sin ITKIverse de su bulacu, por los lugares más eucaiitarlores y pintorescop de la tierra y puede, lambiéii, pre&enniar, cómo vivían los hombres (le otro tiempo, incluso adelantarse a su siglo, como ahora con -c(Melrópolis'>, la creación genial de Fritz Lang. ¿Qué persona, meilíanametite ilustrada, no se impresionó fuertemente al \--er vivir en la pantalla a la reina de Saba y al rey Salomón? cY qué lector fie Alejandro Dumas,'no si' habrá encantado al ver en el lienzo al bravo Artagnan y a sus valientes camaradas Alhos, Phoríos y Araniis;' (¡Y a qu¿ individuo, de pais neuti'al durante la Guerra, con mayúscula, no le habrán emocionado las escenas bíblicas, las peripecias de ífEl gran desJile»:' Esta misma fotografía que reproducimos mós abajo, nos insinúa, a Iravés de nuestraí; lecturas, lo que debieron ser aquellas orgias de la Roma pagana, por la danza que destrenza en dicha escena Dorot.hy Philips, tan grácil y bella, que no hubiera sido desdeñada por los romanos más ilustres de la época de Nerón, "Flirteo" Jugando en la playa Enii! .fanriings, que es. acaso, el actor más completo de la pantalla — ¿no recordáis 'cVarietéi> y «El últimou!' — y el émulo riel gran Lon Chaney en el arte de la caracterización. lia sabido aprovechar esta esc-ena del filra Paramount icAmalas y déjalas)!, para ElirLear y hacer una suave caricia a una muchacha !an deliciosa y apetecible como Louise. Rrooks, su fipartenaire» en dicha producción. Y es que, a veces, en cine no se simula el amor, sino qiie se siente. He aquí que un grupo de lindas gírls, juefían y retozan e.n la playa que extiende su tina itrena en la costa de lloUywood, la ciudad citiematográflea con que suenan muchas muchachas y muchos jóvenes de todos los ]íaíses del mundo. Estas girls, a la vez que se divierten, practican un dp]iorte, pues pertenecen al «Thr Prelty Clubi», que es la ilnica organización distinguida y deportiva que existe en Hollywood. Mt^ffigp*-"^" v^i^^vv^rtffiV^.vvvvvvvwv^^bV^^^iV^y^n.^^^srtff•v1A 12 vv^flrt^vvvwv^flJ^flJ^AVv^AA^niFvvw^^l^rtn^rtrtrtrtAfti ^ft^iftff^%^nrtA^^^vs^¿^nA^rlJ^rt;vvvv^vvvv^^u^AAftrtiVv^ Musco fotográfico de Popular Film -.TíUft^WWS.-;;" CLAR A BOW una de las más encanfadoras "vedettes", que lucen su juventud y su belleza por los estudios de Hollywood. vvií^ww%^v^rt^v^Ln^flArt^v^A^^^ftArwvwAft^ Wi 13 Argumento de la semana la única mujer .Nailu liiiluii []U(í s^J[I•|•)Ul^'' Ih .•\isli'il<:ui du.-=(irliilailu Je líugtT lliii'i'injili)!!. Toilii la entefi'/.¡i ([Ufí ;L SU jiinli't; vulii.'i'a jinra ülevítrsií desde una cuna Inimildísiina a las tiiiís a-ltas riinibj'i'íi del IIUÍIIIIÜ liiiaiiciorü, eslrellábase i'íiiilra Ja royipli'iiria iltd liijd ;L líurarsc (ie ÍÍI |ia>?ii')a ali'chólica, a dii'lfrif sus costu]nhr-es [)cr ¡05 <:auc.es do la coiTPcri<ia, del deter, de las conviTii-oricias sociales. Y no es que líogcr llorfiíifíLiín tuviese iiia) fondo, no. Poi' (.0 oonlrario, era rie altnu geiLWoaa, de bueiius inslintos, de clara inteligencia... Lo que ficurrfa, es que Tloger, jiroliiicto de un siglo en que se ha en I ron iza lio al placer, se dejiilia an-iisli-ar ¡un' •el anibienle >• |Jüi' el espíritu de, su íipoca, sin voluntaii para poner freno a sus deseos! y a rius caprichos. , Y, acuso, LambiOn, padeciera lioger la enfermedad de su Liempo: la neuras.lema, UUH neuraslenia nacida del vivir vertigijioso de lioy, más qut: de sufrlniieuíos moi'ales o de fracasos senlimenlales que hipereslesian los nervios y ponen n e g r u r a s eti la radiante aurora de la juventud. Pero Ji'rcniías Uarringtou, su pudre, n o sí'. daLa por vencido. La pulalira i<iuiposibte>' n c existiu en su vocaliulnrio de hombre íiabiLuado a luchar y a vencer. Y como Roger e r a su único amor en el mundo, Be jirojiuso a lodo trance y por eualquier medio deleneido en su cari'e.rii hacia la [)erdic[ón irremediable. Figui-alja entre lus relaciones del banquero londinense un hombre de preclaro origen, Guillei'nio iiriuslcy, el cual dumiuado por la lambíóu íunesfisima pasión del juego, había tlejado ir eu el vórtice del azar los fondos de la casa W h i l i n g , contiados a su custodia, compromeliendo prestigio y libertad en el envite iníorlunado. T^enfa BrUisley una hija, Hlcruí. poseedora de encantos morales junto a IciB que qnedalia ou ecli[)se el encitutü de su soberana belleza, y JlarringloJí, justipreciaudo la bondad y el talento de la joven, vio en ella la única mujer cajiaz de diguilicar a su iiijo, haciéndole olvidar, jior la l.eruura y el consejo amoroso, su vicio nol'ando. Mas como estaba cierto de que la degradación de Iloger abría entre éste y Elena un proíun<lo abismo, quiso hacer valer en pro de sus palej'uales anhelos la transgresión legal de Brinsley, no conocida aun de la brnia comercial daninijicada, y le pidió, a cajubio de un silencio encubridoj', la mano de su liija para ftoger. ilarringLon, acostumbrado a ju.iíar con ios niimeros, consideraba un jiegocio lodos Jos actos de la vida. Jamás había tropezado, sin i.'jrdmi'L'o, con un negoi;io Lan dilicultoso y de hi iiujioi'lancia del que proponía a (iuillermo Ui'insley, puea eu él iba nada menos que la i-f^generación de su liijo y con ésla su buen nombre, comprometido de continuo eu francachelas y orgias y, quién sabe, si también su felicidad, pues ya hemos dicho que lo de menos en filena era su belleza e.vtraordinaria. i'esallaudo por encima de ésta, su feí'nui'a femenina, su carácter bondadoso, su alma clara y luminosa como una mañana de mayo. Hombi'e experto en los ejnbales del vivir f-ótidiano, con ojo de águila [mra tasar incluso los valores morales. Jeremías 'Uarringtou ~tí Janeaba al negocio magnifico de lia<'er un liombre inlegro a su hijo Roger, sin reparai' en los medios, que a él, considerándolo lodo una operación linanciera, bursátil, le parecían lícitos. Pero se encouLró frente a un hombre escrupuloso que adoraba a su hija y la juagaba eorao el más preciado te.soro.' Brinsley, pue*;, resistía. Lo que llarringlon le proponía, era imposible. ii Cómo iba Brins-ley a decrctor la infelicidad de su adorada Elena!' ¿Í\Q fuera inhumano y cobarde egoísmo hacer jiagar a los hijos las culpas de los padres!' ¡Imposible, imposible!... Pero Uarringtou era inexorable, y el ultimátum estaba lau/aiio. [] Regresaba Elena de un baile en el Club Agrario de Windsor. El incienso quemado en honor de su belleza por la admiruci(^u ma.?culina le aromaba aiín el alma, y, aunque su pran discreción no le permitía ser vanidosa, seulía la satisfacción íntima de los triunfadores. ijA qué mujer, por humilde o itidiíerente (jue sea, no le halaga que los hombres rindan a su belleza, el homenaje de su iidmii'aeión? ¿Qué nnijer no se siente satisfecha de si misma, al saberse adorada jior lodosa ¿Y cuál es la que no sueña un poco con que su hermosura pondj'á a sus f)ie3 al más galán y enamorado de los prínct]ies de leyenda o de cuentos de hadasf 'Elena, no podía escajiar a su condición femenina, y sin ser coejueta, en el baile de aqueba noche, rodeada de la admh'ación de los individuos del sexo contrario y de la envidia de las oirás mucliaebas, se sintió nn poquitín orguUosa. Sin embargo, su luz interior extinguióse de J 14 a 'ifum^ Producción de los Artistas Asociados. Interpretada por Norma Talmadge y Eugene O'Brien. repente ante la Irisetza sorprendida en su padre. Indagó, amorosa, brindó comprensiva, soluciones a la ruina económica que íe confesara Brinsley; la venta de la cJisa solariegu, de las joyas fomiliares... Ocultándole, por bochornoso, su delito, el padre denegaba. Sólo un medio bahía para evilar el cataclismo inm i n e n t e ; qne ella se casai'a con Roger Harrington. Brinsley, auní[ue inlentó resislir a esta solución, no tuvo más remedio que agarrarse a ella como a la única tabla de salvación en que podía salvarse de su naufragio financiero, de la bancarrota y del deserédilo. Consleruadu oyó Elena la |'r<q)üsieión, sentencia de m u e r t e de sus sueños de dicha. Apresuróse el aristócrata a cJílmarla con la promesa de ri'solveí- el conflicto sin saerillcios para ella, y la alejó cariñosamente, cual ¿i tratase de ¡ledír inspiraciones salvadoras a la soledad. P e r o Elena salió intranquila. Augurábale no sabía qué nefaslos sucesos la súliifa serenidad de su padre, y Itu'uó a abrir la ¡merta del desjiueho. Un grilo arrancado jior el liorroi' a la gaj'ganhi femenina inipídiú la consumaeióu de una trágica locura, hgeieiido CAmr de la mauo a lírinsley la justóla que iba a alojar en su sien uini bala suicida, término de las liórridaa visiones de un porvenir oprobioso... Y vibró, en desgarros jjatéticos, la promesa filial. i<¡ Me casaré con Han ' i n g l o n ! ; 0 h , sí, padre mío, me casaré con quien tú dispongas I" 111 No sin manifestar al o[)ulento financiero el desprecio que él y su hijo le inspií-aban, fué Elena al matrimouiu. En Londres, que acogió la que sólo irónicamente podía llamarse luna lie miel de la pareja, siguió Roger su vida de disipación, sin que la csjiosa hiciese nada por atraerlo a uji hogar que no podía existir donde fallaba la rendición m u t u a de las volimtades, el lazo divino de los esjiíritus, el amor. Hacía falta ser indiferente j)or completo, haber perdido el sentimiento de Ío bello, como como Roger Ilarrington, para no fijarse en que Elena, mujer hermosa entre las hermosas, bien valía la jiena de que se la rindiesen todas las pasiones, de olvidar por ella lodos los virios. Embriagarse i;on un licor cualquiíira, por e.xquisilo ([Up fuese al paladar, teniendo derecho a embriagarse con uipudla juveufud esjdéndi a y lozana qne era Elena, resultaba de una ni'cedad itn'diupretisible. Itoger llarringtotí, que se había casado con Elena sin senlii' el deseo de adoraida pur sobi-e íodüs las cosas, era un caso lamentable como hombre. Cuando Jei'eniias llarringlon vió que la pasividad de Elena no atajaba en Roger el desenfreno anuJador, conminó a la nuera con haoer uso de los documentos que podían encarcelar a su padre. Como fiera acosada revolvióse Elena contra la amenaza, jurando a Uarringtou vengar en la vida de Roger el m á s leve daño que se intentase inferir a Brinsley. Del yinArt^^^iftJVVSrtrtiV^rtrtrtftrtftftÉVVVVVVVtf^rtA^^AA^VVVVSi líhoque rJe &en1iniii.'i]los hei'iíjos, vino a surgir la Iransiicción auiisloi^n, .Tprpniías ílevnlveriu a Klcnn -¡u lili'-rlad rncdianlL' fíl ilivDn^iíj \ lü entregaría las pruebas IÍG la ilelincucncia de su padre, si ella.lo/rralia la regenración di' Ito.Hiír. A precio LIG promi'Sit- íari lialugadorns cumunzó Elena la jtrLieíia, iinliJcit:udo a su riiU" rido a un Iftrgo viajo i:ri id yalelí del baijijut'ro. Querjii ella, en soledad du las Jos uxisloncias uuídiiS por tan singular paLdo, explorai' lo que hubiese cu el esposo de diieül y bueno, .'[ilre la escoria de sus aLerraciones, y sepai'arlo cuidaclosiiuiente para su cultivo, como >,' ¿íejiara el oi'o iic las mezclas que lo im{iucifienu. Mus eoii sorpresa vio crtnio iuvailia id barco la piuitiilia de amislades de los días di' aollrro de lioger y prolongaba, en iiilerniinable oryin, su desordenado vivir de tierj'a. Estaba demoslrado yue líofiei' no peusaba. ni remotanu'ijle, en regencrursu ni en que a .-n lado vivía unu mujer, s n y a e n la forma b'gal de posesión, a la que otros hombrea, nu'[los pervertidos ifue él, le habrían rendidn adoración. Tul ceguera podía balx'rle sido fatal de no li'ot>e/,ar cuii una mujer tan esencialniente buena, de aJnm Lim inmaculada y de carácter tan dulce y rellexivo como Elena. La couducta de lt.o¿;er merecía otra clase de mujer más frivola, más coqueta, uieJios escrujiulosu en moral que la tiija de liriusley, que tan caro jiagat)a su t)asJón por el juego puesto que iinbo de entregar a su hija a un degenerado paj'a salvarse de la ruituí y tic la deshonra tina] iciei'a. V^A^nAA^VVV^ni%VñAAAAAA/VV^nAHVVVVVVV^AAAA^VVVWVVVVVVVVVS Aquella mujer admirable poseía, además de -iií oncanloB físicos y tlp sus virtudes, uim fm-rza íio voltinfníl laii fiioi-uii' ipif 1» luii'iii iriílexibbí cJi sus decisiones y le daba ánimoh para acomcler em¡ircsas que a muchos var(ines habrían amilanado o hecbíi flaquear. Tres semanas de navegación Lrauscurrieron sin que lí<iger prol)ase una gíita de whisky. Un bienestar orgánico desciuiocido le hl"¿o comprender ÍJUC hebia más poi' hábito que por rifícesidad, y así lo declaró a Elena en cuyas teriiuras iba sintiéndose dulcemente preso, línlonees su|)o valorar el sacrilicio que olla se liabía im|iucslo al aceptarle por esposo, y recíia/ó el whisky que le ofrecía un marino apodaito |KU' sus eo[ii[*aric[-os <(EI liolandés», tipo de i'oslro e inslinlDs feroccf-, qur tiabía coni'eliido por Klcna imii biaital pasión incontenible. Detiivosc el yachl pai'a lomar agua y, eou la mayoría de la Iripulación, bajaron a liei'ra líoger y Elena; pero isla volvió sola al buix:u, mientras su uiaridu qneilaba aihjuiriendo uíi ¡•ollar ite perlas (lue ella liabia admirado en nn baxar del Imrrio italiano de Tríjioli. Muy i'crca, un caballo desbocado avanzaba sobre nn niño de corla edad. Temerario, salvó Uoger la vida infantil: pero, derribado por la cabalgadura, quedó sin sentirlo y se le hizo ingerir, para reanimarlo, un firoduclo alcohólico. \ñí, por efecto de su ¡iui)ulso altruista, Uoger rompió inconscientemente la sobriedad nro- quirida de un modo inconsciente, n o sabía sobreponerse a esa fatalidad y renunciar de nuevo y para ñieni[ire al alcohol. La proximidad de una tormenta aconsejó al capilán el i]imediato alejamiento de acjuella rosta, y llevados a bordo llarringlon y i<rd llülaudésíi, que tinnbión se tiabía embriagado ann-tpie vnlunlnriimn^nle, partió el yacht. lio la noche de medrosas negruras, su marH-Jiii í-ra una huida rantásLica a través de un maifni'iosamente enloquecido. Toda la dotaeii'»i liabíasc congregado sobre eiibicrta ; sólo Klena permanecía en el camarote jnnto a sn marido, aijn inerte bajo la aeción alcoliólica, resuelta a morir si él no podía salvarse. La vnz de anguslia de uu tripulante anmenió el horror de! cuadro. Una goleta, jn,i:nel.e también del indónjito oleaje, aborriaba al yaclil por estribor. Y, i-ti conínsión di'ajiiática, los marinos a|U'esnrái'onsi' a lomai- lus botes \W sa'lvamenlo. Tras nna noche > nn día de convulsión horrenda, el mar ijuedó en calma. Sobre sn barco, desarbolado jior la tempeslaíl. los llarringlon, medio desnudos, dialogaban. Y Uoger [)onia un em]ieño tenaz en í¡ue Elena en'yese (jue él no había faltado a sn palabra, no .•ie había embriagado... «El Holandés» volvía de su l)orrachera. Ai ver el agua casi a la allui'a de su lecho y bulo destruido en torno, comprendió lo qne bahía ¡lasado y subió a cubierla, La convicción de que era más fuerte (jue Ifari'inglon le engi'ió y, segnro del Irinnftj-dc sus ansias lascivas, intentó pone]' sus toscíis manos, prtjcjiz, irreverenle, sobi'c la delicjida carne de lílfnu. En líoger, con el caballero, con el hombre digiio, con i'l marido amante, surgió la liera. Dispuesto a matar o ;L morir, se ahalan/ó sobi-e el monstruo. La Inclín fué breve, i>ero recia, enconatla, im[)la<-obb:... Y el mar cerró sns aguiis sobre el cuerpo de «El Ilolajidés», iicrojadu [)or la borda. V No llegó al matrimonio llarringlon el tráííico íin f[ue se esjierabii. Recogiilos |ior uii barco qne oyó sus señales, KICÍU» y Itoger reüi'csaron a Windsoí', volainlo ansioso cada uno de ellos al hogar de su amor. Jercmiüs llarringlon creyó que soñaba al hallai' en su hijo el hombre que él no pn<]o hacer. De Elena e r a el milagro, y habia que recomjiensBr su sacrificio devolviéndole la libertad. Fué el propio Rogcr quien, sintiendo ahoi'a el pesar de la separación, porque amaba a lílena, marchó a casa de Brinsley a prometer a la esposa ei divorcio... Y fué'Elena quien. lúi ct barco y contra los previsiones y ciilciilos de Klcna, Ruger pensaba coriLinuar sus escandalosas írancaclielas rodeado de sus amigo tes. ¡No ei'a Elena mujer a quien inÜJnidasen los obstáculos. Achiló, pues, .su contrai'iudad, y luego de exigir al capilán dei yaciit estricta oLiedicncia a sus órdenes, invitó a los camaradas del esj)Oso a visitar un bello pueblecilo d^! litoral Imncés, con la promesa de que ella les segnirin con Itoger en otro b o t e ; mas, tnia ve/, desembitrcada la cnadrílla de ci'iipnbisos. envió sus eíiuipajes a licj'i-a y tnimdú echar al mar cuanlas bebidas alcübólicas hubiese a bordo. Rogcr, en tanto, despertaba de su embriaguez amarrado de píes y manos y esi;u chaba con iniligimcjón la tia/aña de Elena, quien transigió con desatarle bajo jn^omesa de (jue cJi adelante se plegaria dócilmente a sus (ieseos. TV Kogcr, iumqne sin á\}\íLv de protestar, tu\<i que promelf-r ítaTnalmeníc lo que se le exigiu, coirq)rciidicnilu que Elena era capaz de cumjilir sn mncnaza de Icnerlo atado hasla que el barco locara a tierra. melida a Jüeiia y n sí mismo también. La íalaliilad decretaba ijne Rog^r quedara sujeto al más repugnanle de los vicios, si ea que, pasada su embriaguez, por esta vez ad- \iendo a líoger dignificado, recítazó la libei'tad que le ofrecía y, como habia sido la única mujer capaz de redimirle, (]uiso seguir siendo para él la única mujer. VVVWV^AAT^^VVVVLVVVVVWVVliVUVVVVUVtAAAA^ 15 V^Anrtfl•^A<vvu^.v^l•llnfl•%•k^-^rt;v%vuvvvvvv^Artrt«vv P A Q I N A '""" POR .A^^JVV^^fl.^flAfl•vvsftív^-v^•b•b%vvv^rtAAJVV^^ArbnArt^Vlrt^ r MISS E n E N I N A G L A D Y S Un modelo recíenie Cuidemos nuestro jar din El mAs i'(>cií:nLi; y encantador inodolo de vestido j)uru esln l'riinavern es el que ligiiríi en* esLa columna. Se coinjJüJie de (ios piezas (íoinljitindus. La faldu, muy airosa, es de telü listacia, piidiúiidDse elegir cada cual el gijiieru iíu ijue ¿e confeceione a su JÍLISIO. siemjirc que sea ligero. La tihisa us do erejié blauf'o liso, guarnecido del mismo género (íe la íaiila. Tniilo la Jiliiía, furiim s|)OJ't., como In faida. son de corle muy agradalile y elegante. Tortas las tmijeres de] mundo cultivan, con iiiayoi' o menor entnsiasiiio, las artes plóslii'ay. VA leafro, las seiluee; el cine, las atrae de un modo irresistible. ; V cóum se embellece, iii'icala y i?stiliza la niujísr [>ara poder asiárar uí brillante Hfulo de t-lari'I... ¡Y fjué de '•vocaciones ilusorias! Una ííi'an dama, de uonibre. hislúrieo, teiilú reeicnlemenle la avenlura. No es preciso, ni ^ería disoreto, nombrarla. La tejilativñ íué dejiloraMe, Lu h-eroína, cai'ecía de temperamento aj'lístico y no era lotogénica. No todas las mujeres pueden dar a su i'ostro la expresión drannítica, en el juego escénico, c|ue ese mismo rostro tiene en la vida. S-e llora, por ejemplo, ruando el dolor se liace peras en nuestros ojos. Poro no lodas saben llorar mientras el alma brinca de gozo. Un crítico francés, íué particularmente severo con la dama a que aludimos, al decir en im gran jieriédico : i<En lugnr de impresionar películas debiera ¡danlar coles, cosa que haría mejor, sin duda. Cuidemos nuestro jardín, h a d i c h o Voliaire.» Este severo crítico, debía saber q u e la doma, posee alguaus castillos provistos de huertas y acaso la suponga ahora entretenida en recoleclar hortalizas, aunque sólo sea por seguir el consejo de Voltaire. Una "toilette" de Paulíne Starke La «toilettcíi que luce la gentil «vedette» fiel cinema Paulinc StJirke, en su próximo film para la Metro-Goldw\ii-Maver, «Women Love Diamondsii, es verdaderamente chic. La falda es de im tono claro y brillante. La chaqueta negra, es muy corta. Y la blusa de satín blanco, forma, con falda y chaqueta, un conjunto muy elegante. Pero aún fotta un detalle en esta bonita iudujnenlaria femenina: el sombrero, que es también de salín como la blusa, sólo ijue en negro. Este número ha sido visado por la censura 16 ||