¿Quién y cómo se gestiona la alternatividad cultural?

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¿Quién y cómo se gestiona la
alternatividad cultural?
Por Jorge Eduardo Padula Perkins
¿Quién gestiona las culturas alternativas? ¿necesitan éstas de gestores
culturales? ¿desean los gestores culturales incursionar en la alternatividad o la
contracultura? ¿cómo se gestiona una cultura de esa índole?. Todo parece indicar
que quien se presupone atento a la detección y promoción de emergente
culturales auténticos, mira al mundo cultural con los “anteojos” que la sociedad le
ofrece para ello y no con las lentes atrevidas y francamente revolucionarias de la
contracultura.
Gestor – cultural – gestión – culturas – alternativas – contracultura – hegemónica –
contrahegemónica – actores – socioculturales
Who manages alternative cultures? Do they need these cultural
administrators? Would the cultural managers move into the alternativeness
or counterculture? How do you manage such a culture?. It appears that he
assumes attentive to the detection and promotion of authentic cultural pop,
looks at the cultural world with the "spectacles" that society gives to it and
not through the lens bold and frankly counter-revolutionary.
Manager - cultural - management - Cultures - Alternatives - counter hegemonic - counterhegemonic - actors - sociocultural
-Formemos gestores culturales-, -seamos gestores culturales-, -garanticemos la
gestión cultural-…parecen ser las consignas con las que se manejan los
intelectuales del siglo XXI tras haber dotado de esta abarcadora denominación a
todos aquellos que se ocupan por diseñar, planificar, ejecutar y evaluar proyectos
de características culturales.
Es entonces que las instituciones educativas forman especialistas en tal sentido a
través de la generación de nuevas carreras para esta naciente disciplina y se
supone que los públicos, los artistas, los políticos, los productores, los ciudadanos
en general, demandan la pronta y efectiva intervención de los gestores culturales
para satisfacer sus necesidades en tal sentido.
Un ejército de gestores de la cultura egresa de los centros de formación dispuesto
a llevar adelante una lucha sin cuartel contra la exclusión cultural, a defender los
bienes patrimoniales, a reivindicar las expresiones intangibles y a apoyar las
manifestaciones culturales emergentes de distintos sectores de la sociedad.
Algunos más orientados al diseño y administración de canales de expresión
artística mediante la utilización de herramientas del marketing, otros persuadidos
del valor identitario y liberador de la cultura desde una perspectiva sociológica que
involucra a todas las prácticas sociales y demanda lineamientos políticos, en
medio una amplia gana de profesionales dispuestos a hacer valer su formación del
modo que fuere siempre que se les asigne el rol coordinador del quehacer cultural.
Sin embargo todos bajo el común denominador de ser gestores de la cultura
“vigente” en cuyo marco se capacitaron como tales.
Pero ¿Quién gestiona las culturas alternativas? ¿necesitan éstas de gestores
culturales? ¿desean los gestores culturales incursionar en la alternatividad o la
contracultura? ¿cómo se gestiona una cultura de esa índole?
Vicente Romano (2005) plantea una forma de alternatividad cultural
revolucionaria por entender que “la cultura predominante del neoliberalismo
propugna e impone la unificación de la economía y del pensamiento a nivel
mundial”, razón por la cual invita a “organizar una cultura que permita a los seres
humanos ser lo que desean ser, y no lo que los condicionamientos y penurias
actuales les imponen. Esta hermosa tarea tiene que ser. necesariamente, solidaria
y colectiva, es decir, humana en el sentido estricto del término. Pues la solidaridad
y la cooperación es lo que distingue a los seres humanos del resto de los
animales”
Sigue diciendo que “ahora impera la cultura de la competitividad, la explotación, el
interés particular, la discriminación, la comercialización de los sentimientos y de la
intimidad, etc.” Y que “como alternativa a esta cultura deshumanizada existe el
humanismo revolucionario. La visión humanista del futuro, el aspecto positivo de la
utopía, parte de la rebelión contra esta civilización, por mutilar los rasgos más
humanos de las personas y por ser la causa de los vencidos de hoy. La cultura
humanista contiene y propugna valores alternativos como la igualdad, la amistad,
el respeto a la propia persona, a la diversidad, etc.”
Jessica Kreimerman (2005) tiene otra mirada en torno de la alternatividad cultural.
Se pregunta antes que nada ¿alternativa de qué? Y responde que “en general, es
de una manera de vivir que no permite que los individuos seamos libres, nos
conectemos a la divinidad interna, y confiemos en nuestra intuición y corazón para
las decisiones que nos conciernen” y afirma que el camino para el cambio se
transita “recuperando sabiduría milenaria de tantas tradiciones como culturas han
habido en el mundo” y “reparando heridas que venimos cargando de generación
en generación”
“El movimiento de la cultura alternativa –continua diciendo- se dirige hacia el amor
sin miedo y hacia la salud total: de mente, cuerpo, emociones, voluntad y espíritu.
Las herramientas son múltiples pero la meta es la misma: reconectarnos, cada
uno de nosotros, a la Fuente Primordial”.
La búsqueda misma de manifestaciones que se autodenominen de cultura
alternativa o de contracultura, implica el hallazgo de fuentes poco ortodoxas que,
paradójicamente, habrán de citarse tratando de seguir los parámetros académicos
reconocidos por la cultura vigente.
En este sentido, en el canal http://www.myspace.com/culturaycontra se hace
referencia a la música electrónica como expresión contracultural. Su responsable
define la contracultura señalando que refiere a “los valores, tendencias y formas
sociales que chocan con lo establecido”. Advierte que el vocablo debe entenderse
en dos sentidos, uno como “ofensiva contra la cultura (oficial)” y el segundo como
“cultura a la contra” que permanece “al margen del mercado y de los medios
masivos”. Se trata entonces, afirma de “manifestaciones culturales que se
presentan como una alternativa a la cultura predominante”, por lo general
“preservadas y transmitidas por pequeños grupos sociales”
“La cultura alternativa tiene su revista” asevera la publicación on line “24 CON” al
presentar a “Como loca mala”, un producto gráfico autodefinido como dedicado “a
la difusión de los artistas en movimiento, los escritores alternativos y la cultura
independiente”, desde “una mirada estética, periodística y literaria”.
“Cultura alternativa” se denomina un completo blog sobre “tatuajes, piercings y
otras modificaciones corporales” y “cómo afectan la manera en que lucimos y
cómo las ve la sociedad”.
Con una fuerte convicción ideológica en cuanto al poder de la hegemonía cultural
imperante, Federico Pollieri (sin fecha), se pregunta ¿Cuál es el lugar que ocupa la
cultura alternativa, de oposición o contracultura? Y responde que “puede decirse
que todas o casi todas las iniciativas y contribuciones, aún cuando sean
manifiestamente alternativas o de oposición, en la práctica se hallan vinculadas a
lo hegemónico. He aquí la profundidad de la hegemonía cultural. Para decirlo más
simple: la cultura dominante produce y limita a la vez sus propias formas de
contracultura”.
No obstante destaca que “de todas formas, y aún asumiendo la profundidad de las
hegemonías culturales, sería un gran error descuidar la importancia de las
manifestaciones culturales que, aunque se encuentren afectadas por los límites y
las presiones hegemónicas, constituyen -al menos en parte- rupturas significativas
y aún cuando pueden -también en parte- ser incorporadas o neutralizadas, en lo
que refiere a sus elementos más activos pueden mantener su independencia y
originalidad. (Ibidem).
“Una hegemonía es siempre un proceso compuesto de experiencias, relaciones y
actos y no se produce de modo pasivo: es permanentemente desafiada y resistida
por otras presiones que constituyen los momentos contrahegemónicos o de
hegemonías compartidas”, sostiene al respecto Portantiero (2008) y agrega que “si
la hegemonía, por definición, siempre es dominante, jamás lo es de modo total o
exclusivo...por lo que los procesos culturales no deben ser vistos como
simplemente adaptativos” sino dotados de una complejidad en la que se articulan
“la dominación y la resistencia” (Ibidem.)
A la luz de las referencias presentadas, se aprecia que la expresión “cultura
alternativa” es francamente polisémica en cuanto a qué es aquello que representa
la alternatividad. Sin embargo, queda claro que se trata de formas culturales, por
lo general productos de una cosmovisión particular, discrepantes con la cultura
preponderante en la sociedad en su conjunto.
La cultura alternativa parece entonces provenir de lugares muy diferentes entre si,
cuyo común denominador es solamente la oposición a las formas hegemónicas.
Economías sustentables, medicina complementaria, desarrollos ecológicos,
propuestas revolucionarias, arte no convencional, pacifismo, misticismo,
naturalismo, humanismo, vanguardias, son sectores sociales que de una u otra
forma pueden encuadrarse en el concepto general de contracultura o cultura
alternativa.
En este sentido, la identidad cultural, que sería el factor aglutinante y a la vez
diferenciador de esos grupos de culturas alternativas, aparece “como una
adscripción ‘fluida’, que se genera en la interacción social”, y “se forma libremente
entre pares” (Lomnitz, 2008).
Según Raymond Williams (citado por Auyero y Benzecry, 2008), una cultura
incluye “elementos dominantes (los hegemónicos dentro de la sociedad),
residuales (aquellos que provienen de períodos pasados pero que aun se
mantienen relativamente activos) y emergentes (aquellos que son parte del futuro
y contradictorios con los elementos hegemónicos del presente de la sociedad).
Paradójicamente, esos emergentes sociales contraculturales, no suelen ser
planificados por gestores culturales sino por líderes sociales o artísticos
provenientes de una clara externalidad respecto de la cultura socialmente
imperante.
El gestor cultural es producto de la cultura hegemónica o de las formas, también
concentradas, de contrahegemonía, institucionalizadas al fin.
Como en un laberinto paradojal, quien se presupone atento a la detección y
promoción de emergente culturales auténticos, mira al mundo cultural con los
“anteojos” que la sociedad le ofrece para ello y no con las lentes atrevidas y
francamente revolucionarias de la contracultura.
Los actores socioculturales alternativos suelen ser, por el contrario, radicalizados
en su rechazo a todo lo proveniente de la estructura y de la dinámica de la
sociedad como colectivo imperante. La alternatividad se vincula también a la no
aceptación de los procesos de significación y atribución de valores, construcción
del conocimiento, interacción y difusión y en ellos está involucrado el gestor
cultural, con todo su bagaje proveniente de una la cosmovisión generalizada de la
que la contracultura reniega y se aparta.
Un post titulado “Por un movimiento contracultural en las organizaciones”
(http://dsanchez.blogs.mondragon.edu/2009/06/14/por-un-movimientocontracultural-en-las-organizaciones/) caracteriza lo contracultural en base a
conceptos provenientes del libro “La contracultura a través de los tiempos”, de Ken
Goffman. Entre otras cosas se señala que “las contraculturas conceden la
primacía a la individualidad por encima de las convenciones sociales y las
restricciones institucionales”, “desafían el autoritarismo tanto en sus formas obvias
como en las sutiles”, “están a favor del cambio” e incluyen la práctica de “lo que
Nietzsche llamó ‘transvaluación’, una filosofía y un modo de vida que supone
experimental continuamente con el cambio de sistemas de valores, las
percepciones y las creencias como un fin en si mismo”.
¿Cuál es el espacio de acción que tendría un gestor cultural en ese contexto
filosófico y vivencial?. Posiblemente ninguno o por lo menos ninguno mientras
pretenda hacer ejercicio formal de su rol asignado por la sociedad hegemónica.
“La contracultura –afirma un comentario en dicho post- no es una cultura en el
sentido que no busca destilar unos valores de un colectivo sino aceptar con
naturalidad los que cada uno trae consigo. No hay gestión cultural en la
contracultura, no es sustituir unos valores por otros sino entender que cada
persona tiene sus creencias y no hay motivo para buscar un mínimo denominador
común en todas ellas.”
Bibliografía y fuentes:
Auyero, Javier y Benzery, Claudio (2008): voz “Cultura”. En: Altamirano, Carlos:
Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As.
Kreimerman, Jessica (2005): “Introducción a la cultura alternativa”. En línea:
http://www.redplanetaria.com/4/content/view/1108/11/ [Consulta: 17-doc-2009]
Lomnitz, Claudio (2008): voz “Identidad”. En: Altamirano, Carlos: Términos críticos
de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As.
Pollieri,
Federico
(sin
fecha):http://www.gramsci.org.ar/12/polleri_heg_cult_lucha.htm [Consulta: 18-dic2009]
Portantiero, Juan Carlos (2008): voz “Hegemonía”. En: Altamirano, Carlos:
Términos críticos de sociología de la cultura, Paidós, Bs.As.
Romano, Vicente (2005): “Valores para una cultura alternativa”. En línea:
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=22965 [Consulta: 17-dic-2009]
http://www.myspace.com/culturaycontra [Consulta: 17-doc-2009]
http://www.24con.com/conurbano/nota/25144-La-cultura-alternativa-tiene-surevista/ [Consulta: 17-doc-2009]
http://www.comolocamala.com.ar/index.php?option=com_content&view=section&id
=7&Itemid=7 [Consulta: 17-doc-2009]
http://culturaalterna.blogspot.com/2004/08/el-tatuaje-maori.html [Consulta: 17-doc2009]
http://dsanchez.blogs.mondragon.edu/2009/06/14/por-un-movimientocontracultural-en-las-organizaciones/ [Consulta: 18-dic-2009]
Jorge E. Padula Perkins [email protected]
Licenciado en Periodismo y Analista en Medios de Comunicación Social por la
Universidad del Salvador, Buenos Aires, Argentina.
Ha participado en curso, congresos y seminarios vinculados a la cultura, tales
como “Teoría del análisis cinematográfico”, julio de 1981, Instituto de Cultura
Religiosa Superior; Análisis y crítica literaria”, noviembre de 1982, Asociación
Biblioteca de Mujeres; Simposio “Las políticas culturales y la antropología
argentina actual”, marzo de 1988, Secretaría de Cultura de la Nación ; Congreso
internacional “Educación, Medios Masivos y Transformaciones Culturales”, junio
de 1994, Comisión de Educación del Senado de la Nación ; Jornadas
internacionales “Mercosur : Cultura, comunicación e identidad regional”,
Universidad de Buenos Aires, 1996; Congreso Internacional Virtual de Educación
“CIVE 2002” (ponente), cibereduca.com y Departament de Ciénces de l’Educació
de la Universitat de les Illes Balears; Primer Congreso Argentino de Cultura,
Secretaría de Cultura de la Nación , Mar del Plata, agosto 2006.; Undécimo
Congreso de Historia de los Pueblos de la Provincia de Buenos Aires, Archivo
Histórico de la provincia de Buenos Aires “Dr. Ricardo Levene”, abril 2007 . Quinto
premio en el Concurso Nacional e Internacional de Ideas “Centro Cultural del
Bicentenario” , Secretaria de Cutura de la Nación, 2006
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