RESOLUCION Nº 260/00 En Buenos Aires, a los 27 días del mes de septiembre del año dos mil, sesionando en la Sala de Plenario del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, con la Presidencia del Dr. Bindo B. Caviglione Fraga, los señores consejeros presentes, VISTO: El expediente 200/00, caratulado “Rossetto Alicia Elena y Gabriel Katz c/ Juzgado Civil N_ 104 - Dr. Hugo Carrillo”, del que RESULTA: I. Los señores Alicia Elena Rossetto y Gabriel Enrique Katz denuncian al titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N_ 104, Dr. Hugo Carrillo, por su participación en los autos caratulados “Rossetto Alicia Elena y otro c/ Centro Médico Santa Isabel y otro s/ daños y perjuicios”, iniciados a raíz del fallecimiento de su hijo durante el parto. II. Imputan al magistrado irregularidades tales como la “demora en cumplir con el deber de dictar (s)entencia(...); la abdicación a sus obligaciones jurisdiccionales(...); la irregular incorporación de medios probatorios manifiestamente parcializados y tendenciosos; [la] alteración al principio de la preclusión procesal; [el] abuso ilegítimo de autoridad [y la] errática interpretación de normas procesales”, entre otras. III. Específicamente señalan los siguientes aspectos que consideran anómalos dentro del tratamiento de la causa: a) que encontrándose los autos en plazo para dictar sentencia, el magistrado “requir[iera] al perito médico designado de oficio que inform[ara] ‘si la causa determinante del deceso(...) se debió a mala praxis’”. b) que el 19 de mayo de 1999 -fs. 823- “suspend[iera] nuevamente el llamado de autos para [dictar] sentencia y disp[usiera] remitir las actuaciones al [Cuerpo Médico Forense] ‘para esclarecer debidamente la controversia’”. c) que le confiriera -al dictamen del Cuerpo Médico Forense- el carácter de “pericia” -fs. 884-. d) que ese Cuerpo se haya extralimitado en sus funciones produciendo “una nueva pericia” y arrogándose -a juicio de los presentantes- “facultades de ‘dirección del proceso’” al sugerir al magistrado que “llam[ara] a declarar al propio demandado y [a los] restantes médicos [que participaron] en el parto”. e) que el juez cuestionado hiciera “suyo el dictamen del [Cuerpo Médico Forense]” procediendo a designar audiencia para el 26 de mayo del año 2000, a fin de que declare el médico codemandado Dr. Fatur. f) que muchas de las peticiones formuladas por los accionantes en la causa fueran rechazadas por “improcedentes e inadmisibles”. g) que la audiencia fijada para el día 26 de mayo del corriente fuera suspendida por el magistrado, lo cual es calificado por los denunciantes como una resistencia al dictado de una resolución final. Todos estos aspectos configuran -a su entender- la causal de mal desempeño en el ejercicio de sus funciones, en la que habría incurrido el Dr. Carrillo. CONSIDERANDO: 1º) Que del examen de los autos caratulados “Rosetto, Alicia Elena y Gabriel Katz c/ Centro Médico Santa Isabel y otro s/ daños y perjuicios” se pudo constatar que la acción fue promovida por los padres de la víctima contra el referido centro médico, el 30 de diciembre de 1993 -según constancias de fs. 49 vta.-, es decir, hace poco menos de siete años. 2º) Que producidas las diligencias probatorias habituales en este tipo de litigios, el letrado apoderado de la parte actora solicitó en reiteradas oportunidades que se dictara sentencia -escritos agregados a fs. 714, 800 y 811 del expediente judicial- sin obtener resultado favorable. 3º) Que tal como lo sostienen los denunciantes, el magistrado suspendió nuevamente el llamado para dictar sentencia y dispuso la remisión de las actuaciones al Cuerpo Médico Forense a fin de que dictaminara -auto del 19 de mayo de 1999, fs. 823 del expediente judicial-. Solicitada por los actores la revocatoria de este proveído (a través de su letrado apoderado) el juez actuante la rechazó -fs. 839- argumentando que la medida fue dictada en uso de las facultades conferidas por el artículo 36, inciso 2º, del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, a fin de lograr un pronunciamiento de mérito útil en la causa. Consentido tal decisorio, el letrado apoderado requirió que se designara un nuevo perito médico y que se dispusiera la intervención del Decano del Cuerpo Médico Forense -fs. 932-. A fs. 967 los actores interpusieron recurso de nulidad y apelación, y formularon reserva del caso federal. A fs. 970 el recurso fue concedido en relación y se elevaron los autos a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil. 4º) Que es de destacar que los integrantes de la Sala ‘L’ de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Dres. Jorge A. Giardulli, Emilio M. Pascual y Judith Lozano- al resolver el recurso el 7 de agosto del año en curso -fs. 978/979- expresaron, respecto del testado de frases resuelto por el magistrado anterior: “(e)stima esta Sala que en el estado actual no constituye (el recurso presentado por la actora) un libelo injurioso sino que trasunta en cierto grado el empeñoso afán de obtener la satisfacción de las pretensiones del actor”. Luego -y en sustento de lo expresado- la sala relata las sucesivas suspensiones del llamado de autos para dictar sentencia en las que incurriera el magistrado, manifestando “(u)na vez presentados los alegatos, con fecha 19 de diciembre de 1997 (fs. 730), se convocó a una audiencia en uso de las facultades otorgadas por el inc. 2_ del art. 36 del Código Procesal y ante el resultado negativo que arrojó su celebración se llamó autos para dictar sentencia el 28 de abril de 1998 (fs. 749), suspendiéndose el llamado el 23 de junio del mismo año en virtud de la medida para mejor proveer que se dictó a efectos que el perito médico de oficio informara si la causa determinante del deceso del menor (hijo de los accionantes) se debió a mala praxis y, en tal supuesto, si ésta fue de los emplazados (fs. 750)”. Además, expresaron que el plazo para dictar sentencia fue reanudado el 7 de mayo de 1999 -fs.822- y nuevamente suspendido -fs. 823- con otra medida para mejor proveer requerir informe al Cuerpo Médico Forense-. En octubre de 1999 -fs. 847/883-, ese cuerpo emitió dictamen en el que sugiere confrontar la declaración indagatoria del obstetra con la de los neonatólogos (que no figuran en autos). De ello, el magistrado corrió traslado a las partes. Luego, nuevamente el juez -dice la Sala- dispuso el pase de las actuaciones al Cuerpo Médico Forense, solicitándole que detalle en forma concreta las preguntas que sería pertinente formular a las personas cuya declaración se aconseja. Es en ese momento procesal que los actores presentaron el escrito que originó esta apelación y que el Dr. Carrillo ordenó testar en parte. La cámara advirtió en su resolución acerca de las potestades que le son conferidas a los magistrados para esclarecer los hechos, al decir “(e)ste (t)ribunal estima que pese a las amplias facultades conferidas al magistrado para esclarecer la verdad de los hechos, sigue vigente el principio dispositivo conforme al cual corresponde a las partes la aportación de las pruebas que acrediten los hechos que invocan, siendo en este aspecto la actividad de aquél meramente complementaria. Conforme a ello, cabe concluir que el (j)uez está facultado para ordenar las pruebas que sean necesarias para el esclarecimiento de la verdad, pero ello no implica sustituir a las partes en la carga que les es propia”. Realizada esta advertencia, y en razón del tiempo transcurrido, la Sala le ordenó al magistrado denunciado que procediera a dictar sentencia sin más trámite. 5º) Que de la lectura de las conductas denunciadas por los presentantes y de las efectivamente constatadas en la causa, se desprende que estas últimas no configurarían la causal de mal desempeño en los términos descriptos en el artículo 53 de la Constitución Nacional. Sin embargo, es dable advertir que habría una considerable demora en la decisión final a cargo del magistrado y un exceso en cuanto al ejercicio de facultades reservadas a las partes. Estas conductas, que fueran destacadas por la alzada en su resolución del 7 de agosto del año 2000, podrían constituir alguna de las faltas previstas en el artículo 14, incisos e y g, de la ley 24.937 (t.o. por decreto 816/99), pero no configuran ninguno de los supuestos que pudiesen originar la remoción del magistrado acusado. En virtud de lo expuesto -y de conformidad con lo propuesto por la Comisión de Acusación (dictamen corresponde desestimar la denuncia formulada. 54/00)- Por ello, SE RESUELVE: 1º) Desestimar el pedido de apertura del procedimiento de remoción del Dr. Hugo Carrillo, titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Civil N_ 104. 2º) Remitir las actuaciones a la Comisión de Disciplina, a los fines expuestos en el considerando 5º. 3º) Notificar a los denunciantes y al magistrado denunciado. Regístrese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo.: Bindo B. Caviglione Fraga - Melchor R. Cruchaga - María Lelia Chaya - Pablo D. Fernández - Javier E. Fernández Moores - Angel F. Garrote - Juan C. Gemignani - Juan M. Gersenobitz Margarita A. Gudiño de Argüelles - Diego J. May Zubiría Eduardo D.E. Orio - Humberto Quiroga Lavié - José A. Romero Feris - Alfredo I.A. Vítolo - Santiago H. Corcuera (Secretario General)