Interior_TT_29 19/2/07 11:31 Página 10 Col·laboracions EL FRAUDE FISCAL LA NUEVA LEY 36/2006 DE PREVENCIÓN (2a parte) EDUARDO BARRACHINA JUAN MAGISTRADO POR OPOSICIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA como el que ahora analizaremos, del Derecho Civil, para que no se desvirtúe el contenido y la finalidad jurídica del mismo. Posteriormente corresponderá al legislador saber adaptarlo a la particularidad propia de la rama del Derecho, donde debe producir sus efectos jurídicos. Eso es algo elemental. En el Derecho Laboral, lo mismo que en el Administrativo y también en todas las demás ramas del Ordenamiento Jurídico, hay numerosos conceptos que proceden del Derecho Civil, no en vano es el tronco común del que proliferan esas ramas jurídicas. El Derecho Tributario, lo mismo que otras ramas del Ordenamiento Jurídico, se nutre de conceptos que, en su origen, no son propios del mismo, pero se adaptan a la propia conceptuación jurídica y esencia del Derecho Tributario. La adaptación debe realizarse de forma que se respete siempre la naturaleza de ese concepto que procede, Uno de los conceptos que más dudas ha suscitado es el de fraude de ley. Concepto típico y exclusivo del Derecho Civil, que no impide que también aparezca en otros campos del Derecho, donde necesariamente se deberá haber adaptado a su propia naturaleza, pero sin olvidar la esencia del mismo. Nos vamos a referir sólo al fraude de ley, sin necesidad de hacer mención de la simulación, negocio indirecto, economía de opción, hecho imponible indirecto y de otras figuras similares, pero no iguales. El artículo 6.4 del Código Civil1, dice lo siguiente: Los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir. Para que exista fraude de ley, en la doctrina civilista, los actos deben realizarse al amparo de una norma jurídica, que de forma aparente, le sirva de fundamento, para conseguir un resultado no querido por el Ordenamiento Jurídico. Esto es lo fundamental, que el sujeto pretende alterar, de forma caprichosa e interesada, la aplicación de la norma aplicable por otra de cobertura, siempre con la finalidad de llegar a un resultado contrario o prohibido por el Ordenamiento Jurídico2. El Derecho Tributario es una rama del Ordenamiento Jurídico muy técnica y compleja. No es fácil encontrar ese conflicto en la aplicación de la norma 1- Según la sentencia del Tribunal Constitucional de 10 de mayo de 2005, “... conviene indicar que el concepto de fraude de ley tributaria no difiere del concepto de fraude de Ley ofrecido por el artículo 6.4 del Código civil, a cuyo tenor “los actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiere tratado de eludir”. Como ya dijimos en la STC 37/1987, de 26 de marzo, FJ 8, “el fraude de Ley, en cuanto institución jurídica que asegura la eficacia de las normas frente a los actos que persiguen fines prohibidos por el ordenamiento o contrarios al mismo, es una categoría jurídica que despliega idénticos efectos invalidantes en todos los sectores del ordenamiento jurídico”, y no exclusivamente en el ámbito civil. El concepto de fraude de Ley es, pues, siempre el mismo, variando únicamente, en función de cuál sea la rama jurídica en la que se produce, las llamadas, respectivamente, “norma de cobertura” y “norma defraudada” o eludida, así como la naturaleza de la actuación por la que se provoca artificialmente la aplicación de la primera de dichas normas no obstante ser aplicable la segunda.” 2- Lo que integra el fraude es una conducta que en apariencia es conforme a una norma (“norma de cobertura”), pero que produce un resultado contrario a otra u otras o al orden jurídico en su conjunto (“norma defraudada”)”. 10 t núm. 29 Març de 2007 Interior_TT_29 19/2/07 11:31 Página 11 jurídica correspondiente, por cuanto el legislador siempre ha sabido deslindar con precisión los supuestos de hecho, con las características más que suficientes para distinguir, en su aplicación, una norma jurídica de otra. Pero puede darse el caso de que ese presupuesto fáctico no aparezca bien definido y pueda producirse confusión en la elección de la norma aplicable. Es obvio que en estos casos, no estamos en el conflicto creado en la aplicación de la norma tributaria del artículo 15 de la Ley General Tributaria. El conflicto en la aplicación de toda norma jurídica, nunca ha dependido de la voluntad maliciosa del interesado que pretende aprovecharse, en el caso que nos interesa, para producir un daño o perjuicio a la Hacienda Pública. Eso no es un conflicto en la aplicación de la norma, es un fraude de ley, al igual que reconocía la anterior doctrina de la Ley General Tributaria de 28 de diciembre de 1963 en su artículo 24. normas defraudadas que, por su carácter imperativo, tendrían que haber sido observadas. ¿Cuál es el fin del negocio fraudulento, de la vulneración de la voluntad del Legislador en la aplicación de la ley aplicable, en definitiva, del fraude de ley? No cumplir con la obligación tributaria en lo que se refiere al pago de la deuda, o abonarla en un importe menor. Por más construcciones jurídicas que se puedan crear, el resultado siempre será ese. No pagar y no pagar es incumplir la obligación legal de abonar en el importe correspondiente la deuda tributaria. El fraude fiscal aumenta inexorablemente en todos los Estados de la Unión Europea. Ante este problema que supone una grave patología no sólo en el sistema tributario, sino en el sistema financiero de cada uno de los Estados, por la cantidad desproporcionada de ingresos que el Estado deja de ingresar debido a la existencia de fraude fiscal. Una vez conocido el problema, que es bien conocido de todos, tanto profesionales del sector fiscal, como de los profanos, corresponde al Legislador adoptar las medidas correspondientes para disminuir, en la medida de lo posible, los efectos negativos del fraude. Con tal finalidad la Agencia Tributaria, aprobó el Plan de Prevención del Fraude Fiscal, el día 4 de febrero de 2005. En dicho Plan se propuso una revisión de los objetivos perseguidos, así como la adopción de una serie de medidas que se creían fortalecerían el servicio de Inspección tributaria, en su constante relación con sujetos pasivos que podían crear tramas organizadas de defraudación fiscal. La Administración tributaria, debe vigilar que las obligaciones tributarias se exijan con arreglo a la naturaleza jurídica del hecho, acto o negocio realizado, cualquiera que sea la forma o denominación que los interesados le hubieran dado, y prescindiendo de los defectos que pudieran afectar a su validez3. El fraude de ley no puede afectar a la verdadera naturaleza de la obligación tributaria de que se trate. El Tribunal Supremo en sentencia de 24 de enero de 2004, ha dicho que “El fraude de ley es una forma de “ilícito atípico”, en la que asimismo se busca crear una apariencia, que aquí es la de conformidad del acto con una norma (“de cobertura”), para hacer que pueda pasar desapercibida la colisión del mismo con otra u otras 3- Artículo 13.3 de la Ley General Tributaria, que dice lo siguiente: “En las liquidaciones que se realicen como resultado de lo dispuesto en este artículo se exigirá el tributo aplicando la norma que hubiera correspondido a los actos o negocios usuales o propios o eliminando las ventajas fiscales obtenidas, y se liquidarán intereses de demora, sin que proceda la imposición de sanciones.” núm. 29 Març de 2007 t 11 Interior_TT_29 19/2/07 11:31 Página 12 Col·laboracions EDUARDO BARRACHINA JUAN MAGISTRADO POR OPOSICIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA El optimismo que emanaba de ese Plan de Prevención del Fraude Fiscal, pareció oscurecer los buenos propósitos del mismo, porque el fraude fiscal es casi imposible terminar con él, en función del sistema tributario actual4. Para ello se requiere, entre otras cosas, de una apropiada normativa tributaria, que permita atribuir a los órganos competentes las potestades necesarias para adelantarse a la posible maquinación fraudulenta del sujeto pasivo. Se podrá conseguir el objetivo de disminuirlo, pero terminar con el fraude fiscal es las actuales circunstancias es prácticamente imposible, máxime, como se ha dicho anteriormente, los Estados de nuestro entorno también lo padecen, sin que se haya descubierto la solución que garantice su eliminación. Recientemente se ha publicado en España la Ley 36/2006, de 29 de noviembre, de Prevención del Fraude Fiscal, que afecta tanto en su aspecto material como formal, a los Impuestos sobre Sociedades, Impuesto sobre la Renta de los No Residentes, Impuesto sobre el Valor Añadido, Impuestos Especiales, Ley General Tributaria y Haciendas Locales. Importante reforma que pretende, como se ha indicado, prevenir el fraude fiscal, por medio de la adopción de una serie de medidas, entre las que destacamos las siguientes: -Se mejoran las potestades de actuación de los órganos de inspección y recaudación. -Permite una mejora en la información fiscal que debe disponer, en todo momento, la Administración tributaria. -Se pretender garantizar de forma más eficaz el ingreso efectivo de la deuda tributaria. -Se establecen nuevos supuestos de responsabilidad subsidiaria en los administradores de sociedades mercantiles. -Se desincentiva la adquisición de mercancías de tramas organizadas. ciones sociales; distorsiona la actividad de los distintos agentes económicos, de tal modo que las empresas fiscalmente cumplidoras deben enfrentarse a la competencia desleal de las incumplidoras; en definitiva, el fraude fiscal constituye el principal elemento de inequidad de todo sistema tributario.” En la Exposición de Motivos de dicha Ley, se dice lo siguiente: “El fraude fiscal es un fenómeno del que se derivan graves consecuencias para la sociedad en su conjunto. Supone una merma para los ingresos públicos, lo que afecta a la presión fiscal que soportan los contribuyentes cumplidores; condiciona el nivel de calidad de los servicios públicos y las presta- La Ley incide de forma directa en el denominado fraude fiscal inmobiliario. Por ello se facilita la obtención de información para llevar a cabo un mejor seguimiento de las transmisiones inmobiliarias. A partir de la entrada en vigor de la Ley de Prevención del Fraude Fiscal, se deberá consignar necesariamente el Número de Identificación Fiscal de las personas 4- Para ello se requiere un trabajo de muchos años, que debe comenzar incluso en la escuela primaria con la educación del niño, que en años venideros se convertirá en ciudadano responsable. Aplicar el derecho sancionador carece de sentido, como se demostró hace veinte años en España, cuando se aumentaron de forma considerable el importe de las sanciones tributarias. Se olvidó el axioma “a mayor presión fiscal, mayor fraude fiscal”, que es lo mismo afirmar que a mayor presión sancionadora, ofrece como resultado un mayor fraude fiscal. Cuando el fraude fiscal es bien conocido, en su dimensión material y formal, la actuación de los poderes públicos debe encaminarse no sólo a la detección y regularización de los incumplimientos tributarios, sino también, y con mayor énfasis si cabe, a evitar que estos incumplimientos se produzcan, haciendo hincapié en los aspectos disuasorios de la lucha contra el fraude, al tiempo que se favorece el cumplimiento voluntario de las obligaciones tributarias. 12 t núm. 29 Març de 2007 Interior_TT_29 19/2/07 11:31 Página 13 El fraude fiscal. La nueva ley 36/2006 de prevención h) Las personas o entidades de las que los obligados tributarios tengan el control efectivo, total o parcial, o en las que concurra una voluntad rectora común con dichos obligados tributarios, por las obligaciones tributarias de éstos, cuando resulte acreditado que tales personas o entidades han sido creadas o utilizadas de forma abusiva o fraudulenta como medio de elusión de la responsabilidad patrimonial universal frente a la Hacienda Pública, siempre que concurran, ya sea una unicidad de personas o esferas económicas, ya una confusión o desviación patrimonial. En estos casos la responsabilidad se extenderá también a las sanciones.” contratantes, así como los medios de pago empleados en las escrituras notariales. En caso contrario la escritura notarial no tendrá acceso al Registro de la Propiedad. Por otra parte, en el ámbito de la fiscalidad internacional se establecen dos novedades importantes. La primera hace referencia a la presunción de residencia de entidades domiciliadas en paraísos fiscales, y la segunda, se regula la posibilidad de actuar directamente contra los depositarios o gestores d e bienes de residentes en paraísos fiscales, con el fin de hacer efectiva su responsabilidad solidaria respecto de las deudas tributarias de estos últimos. Por lo que se refiere a la recaudación debemos comenzar por destacar la importante aportación de la teoría doctrinal del “levantamiento del velo”, como medida antiabuso en la configuración de nuevos supuestos de respon- sabilidad subsidiaria. Era bien conocida la maquinación fraudulenta de utilizar sociedades mercantiles encubiertas e incluso personas físicas. Como ejemplo, la reforma introducida,5 largamente esperada en este aspecto, hace referencia a dos supuestos que son los siguientes: “g) Las personas o entidades que tengan el control efectivo, total o parcial, directo o indirecto, de las personas jurídicas o en las que concurra una voluntad rectora común con éstas, cuando resulte acreditado que las personas jurídicas han sido creadas o utilizadas de forma abusiva o fraudulenta para eludir la responsabilidad patrimonial universal frente a la Hacienda Pública y exista unicidad de personas o esferas económicas, o confusión o desviación patrimonial. La responsabilidad se extenderá a las obligaciones tributarias y a las sanciones de dichas personas jurídicas. De lo expuesto anteriormente se llega a la conclusión de que las medidas aportadas eran necesarias, por cuanto el fraude produce siempre graves consecuencias económicas a la Hacienda Pública de cualquier Estado. A pesar de ello por la propia naturaleza jurídica del fraude fiscal, se ha venido sosteniendo por la doctrina y también por cierta jurisprudencia, que en el fraude solamente resultaba procedente la sustitución de la norma jurídica defraudada por la que debía aplicarse, sin imposición de sanción. Se echa de menos una actuación de la Unión Europea en esta materia, cuando el fraude fiscal es una grave enfermedad, que como se ha indicado con anterioridad, afecta a todos los Estados miembros. Desde hace tiempo que se espera una Directiva que contenga las orientaciones, los principios, los criterios necesarios para dirigir la lucha contra el fraude fiscal de una forma conjunta, y no de forma individual como se está haciendo en la actualidad. 5- Estos apartados g) y h) se añaden al vigente se añaden al apartado 1º del artículo 43 de la Ley General Tributaria. núm. 29 Març de 2007 t 13