Interior_TT_27 23/10/06 12:34 Página 6 Col·laboracions AVANCES LEGISLATIVOS Y JURISPRUDENCIALES EN LA SUSPENSIÓN CAUTELAR DE LA DEUDA TRIBUTARIA EDUARDO BARRACHINA JUAN MAGISTRADO POR OPOSICIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO garantía aun cuando no sea de las mencionadas legalmente. perjuicio de las especialidades que exija la peculiaridad de esta materia. TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA Para comprender mejor el régimen de suspensión de los débitos tributarios por interposición de recursos y reclamaciones en vía administrativa, es muy conveniente analizar brevemente su evolución histórica, porque así se pueden interpretar más acertadamente las normas aplicables al caso de que se trata. b) El nuevo Reglamento fue aprobado por Decreto 2083/1959, de 26 de Noviembre, con ánimo y carácter omnicomprensivo, es decir, sin dejar resquicio alguno a la aplicación subsidiaria de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de Julio de 1958 y por ello reguló en su artículo 83. “Suspensión y caución”, con carácter general, esta materia, estableciendo en su apartado 1, lo siguiente: “los órganos competentes para conocer de las reclamaciones podrán acordar, a instancia del interesado, que se suspenda la ejecución del acto administrativo impugnado mientras dure la total sustanciación del procedimiento económico-administrativo, exigiendo en todo caso la constitución de garantía” y acto seguido, en su apartado 5, dispuso que la caución consistirá: a) En un depósito en dinero efectivo o en valores públicos o equiparados a éstos en la Caja General de Depósitos o sus sucursales o, en su caso, en la Corporación Local interesada. b) En una fianza solidaria, prestada por un Banco inscrito en la Comisaría de la Banca Privada”. Este párrafo, letra b), fue modificado por Decreto 2174/1973, de 17 de Agosto, y quedó redactado de la siguiente manera: “b) En un aval o fianza solidaria, prestada por un Banco o Banquero registrado oficialmente o por una Caja de Ahorros sujeta a la inspección del Banco de España”. El criterio jurisprudencial que se ha venido manteniendo sobre la suspensión de la ejecución inmediata de la deuda tributaria, tanto en vía administrativa como jurisdiccional, ha variado en los últimos años, tanto por el cambio judicial en la interpretación de las normas jurídicas aplicables, como de la legislación aplicable. a) Un hito fundamental fue la promulgación de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de Julio de 1958, cuyo artículo 116 dispuso: “La interposición de cualquier recurso, excepto en los casos en que una disposición establezca lo contrario, no suspenderá la ejecución del acto impugnado, pero la autoridad a quien compete resolverlo podrá suspender de oficio o a instancia de la parte la ejecución del acuerdo recurrido, en el caso de que dicha ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación”. Nótese que no habla de garantías, pero obviamente no las excluía. De una negativa a conceder la suspensión sin garantía, se pasó a una jurisprudencia en que sólo en casos excepcionales1 se podía acordar la suspensión sin garantía alguna, se ha pasado a la etapa actual en que se la imposibilidad de aportar un aval bancario, es suficiente para que se pueda declarar la suspensión sin aportar garantía. Asimismo, se ha superado también la exigencia a ultranza de exigir aval bancario o constituir hipoteca, por la aportación de cualquier Esta Ley de Procedimiento Administrativo de 1958 se cuidó en su Disposición Final Tercera de respetar la especialidad de las reclamaciones económico administrativas y así preceptuó: “Por la Presidencia del Gobierno y el Ministerio de Hacienda se redactará y propondrá a la aprobación del Consejo de Ministros, en el plazo de un año, un nuevo Reglamento de las Reclamaciones económico-administrativas, ajustado a las prescripciones de la presente Ley, sin 1 - Sentencias del Tribunal Supremo de 19 y 20 de abril de 1999. 6 t núm. 27 Octubre de 2006 Es incuestionable, pues, que según el Reglamento de 1959 la suspensión Interior_TT_27 23/10/06 12:34 Página 7 sólo se podía conceder previa aportación de alguna de las garantías administrativas reglamentarias, estándole vedado a los Tribunales Económicos Administrativo la concesión de la suspensión fuera de estos límites. La experiencia en la aplicación de estos preceptos puso de relieve la presión constante sobre el Regla- c) La Ley 39/1980, de 5 de Julio, de Bases sobre Procedimiento Económico-Administrativo, dispuso en su Base Tercera: “El procedimiento de las reclamaciones económico-administrativas, en sus diferentes instancias, se adaptará a las directrices de la Ley de Procedimiento Administrativo (se refiere a la de 17 de Julio de 1958), con espe- a la Base Tercera de la Ley 39/1980, que “la ejecución del acto administrativo impugnado se suspenderá a instancia del interesado sí en el momento de interponerse la reclamación se garantiza, en la forma que reglamentariamente se determine, el importe de la deuda tributaria.” mento para que se pudiera aportar garantía distinta e incluso conceder la suspensión sin garantías si el ingreso o el cobro por vía ejecutiva podía producir perjuicios irreparables o de difícil reparación al contribuyente, supuesto admitido por el artículo 116 de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de Julio de 1958, pero no por el Reglamento de 1959 mencionado. De hecho, el TEAC dictó algunas resoluciones en las que contempló la posibilidad de otorgar la suspensión sin exigencia de garantía al amparo del artículo 116 de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de julio de 1958, vigente el Reglamento de Procedimiento Económico-Administrativo de 26 de noviembre de 1959, por considerar que dicha Ley tenía carácter supletorio, toda vez que el Reglamento se dictó en cumplimiento de la Disposición Final Tercera de la Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de julio de 1958. cial observancia de las normas siguientes: a) La ejecución del acto administrativo impugnado se suspenderá a instancia del interesado, si en el momento de interponerse la reclamación se garantiza en la forma que reglamentariamente se determine el importe de la deuda tributaria”. El artículo 81, apartado cuarto, del Reglamento de Procedimiento en las Reclamaciones Económico-Administrativas, aprobado por Real Decreto 1999/1981, de 20 de Agosto, reguló las garantías admisibles, de modo sustancialmente igual a las reguladas en el artículo 83.5 del anterior Reglamento de 26 de Noviembre de 1959, garantías que se caracterizaban por su solvencia, liquidez y sencillez de ejecución. d) El Real Decreto Legislativo 2795/1980, de 12 de Diciembre, que articuló la Ley 39/1980, de 5 de Julio, de Bases sobre Procedimiento Económico-Administrativo, dio cumplida solución a dos puntos conflictivos y así: a) En su artículo 22 sustituyó la facultad discrecional para suspender por la obligación jurídica de los Tribunales Económico-Administrativos y correlativo derecho de los recurrentes a la suspensión del ingreso, si se aportaba alguna de las garantías que se determinarían en forma reglamentaria. b) Este mismo precepto reiteró, ahora con rango de Ley, al ajustarse Queda claro, pues, que mientras estuvo vigente el Real Decreto-Legislativo 2795/1980, de 12 de Diciembre, y el Reglamento de Procedimiento en las Reclamaciones Económico-Administrativas, aprobado por Real Decreto 1999/1981, de 20 de Agosto, en su redacción inicial, la situación jurídica se podía concretar en los siguientes puntos: 1º.- La suspensión del ingreso de las deudas tributarias, en vía administrativa, se regía exclusivamente por sus normas, sin que fuera aplicable el artículo 116 de la núm. 27 Octubre de 2006 t 7 Interior_TT_27 23/10/06 12:34 Página 8 Col·laboracions Ley de Procedimiento Administrativo de 17 de Julio de 1958, ni directa ni subsidiariamente. 2º.- La suspensión sólo se podía conceder si se aportaba alguna de las garantías admitidas, en cuyo caso los Tribunales EconómicoAdministrativos y las Oficinas Gestoras, en el caso del recurso de reposición, estaban obligados a concederla, de ahí la denominación de suspensión “automática”. 3º.- No eran admisibles otras garantías que las reguladas reglamentariamente. 4º.- No era posible la suspensión sin garantía alguna. e) Transcurrido un cierto tiempo desde que se promulgaron la Ley 39/1980, de Bases del Procedimiento Económico-Administrativo, el Real Decreto Legislativo 2795/1980 y el Reglamento aprobado por Real Decreto 1999/1981, el Legislador se quiso hacer eco de la aspiración sentida por los contribuyentes relativa a la admisión de garantías distintas de las reguladas en el artículo 81, apartado 4, del Reglamento de Procedimiento Económico-Administrativo, aprobado por Real Decreto 1999/1981, de 20 de Agosto, que, como hemos indicado, sólo admitió aval o fianza solidaria de entidades de crédito, depósito en dinero o en valores públicos en la Caja General de Depósitos o fianza de dos contribuyentes para débitos inferiores a 100.000 pesetas. 8 t núm. 27 Octubre de 2006 EDUARDO BARRACHINA JUAN MAGISTRADO POR OPOSICIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA Muchos contribuyentes ante la imposibilidad de conseguir avales de entidades de crédito, ofrecían garantías distintas, principalmente hipotecas sobre inmuebles o prendas sin desplazamiento sobre su maquinaria, elementos de transportes, etc. La respuesta a esta petición vino dada por una norma de rango legal, concretamente por la Ley 25/1995, de 20 de Julio, de Modificación parcial de la Ley General Tributaria, que redactó de nuevo el artículo 22, apartado 2, con el siguiente texto: “2. Cuando el interesado no pueda aportar las garantías necesarias para obtener la suspensión a que se refiere el apartado anterior (depósito de dinero o valores públicos, aval o fianza solidaria de entidades de crédito o sociedades de garantía recíproca y fianza de contribuyentes en deudas de cuantía muy limitada), el Tribunal podrá decretar la suspensión, previa prestación o no de garantías según se determine reglamentariamente si la ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación. A los efectos de este apartado, las garantías podrán consistir en hipoteca inmobiliaria, hipoteca mobiliaria, prenda con o sin desplazamiento, fianza personal y solidaria, y cualesquiera otra que se estime suficiente”. El Reglamento de Procedimiento en las Reclamaciones EconómicoAdministrativas, aprobado por Real Decreto 391/1996, de 1 de Marzo, desarrolló el precepto legal anterior, en su artículo 76, regulando un procedimiento especial para la suspensión del ingreso de las liquidaciones impugnadas, aportando garantías distintas a las establecidas para la denominada suspensión automática, obligatoria para la Administración. f) La aspiración de los contribuyentes de conseguir la suspensión, sin prestar garantía alguna, cuando no se pudieran aportar y el ingreso de la liquidación impugnada originase perjuicio de imposible o difícil reparación, fue también reconocido por la Ley 25/1995, de 20 de julio, y desarrollado por el art. 76, apartado 2, del nuevo Reglamento de Procedimiento en las Reclamaciones Económico-Administrativas, de 1 de Marzo de 1996. En este caso, la decisión de los Tribunales Económico-Administrativos es discrecional, atendiendo de una parte al perjuicio alegado, que será apreciado por la Administración en sus justos términos, y de otra parte al riesgo de insolvencia del deudor tributario, pues no debe olvidarse que la tutela judicial cautelar afecta no sólo al contribuyente, sino también a su legítimo acreedor tributario. La Ley 1/1998, de 26 de febrero, de Derechos y Garantías de los Contri- Interior_TT_27 23/10/06 12:35 Página 9 Avances legislativos y Jurisprudenciales en la suspensión cautelar de la deuda tributaria buyentes, reguló definitivamente esta cuestión al disponer en su artículo 30, apartado 1, que “el contribuyente tiene derecho, con ocasión de la interposición del correspondiente recurso o reclamación administrativa, a que se suspenda el ingreso de la deuda tributaria, siempre que aporte las garantías exigidas por la normativa vigente, a menos que, de acuerdo con la misma, proceda la suspensión sin garantía”. g) Por último, la Ley 58/2003, de 17 de diciembre, General Tributaria, al regular en su artículo 233 la suspensión de la ejecución del acto impugnado en vía económico-administrativa, establece, en su apartado 2, la suspensión automática de la ejecución del acto impugnado si se garantiza el importe de dicho acto exclusivamente con las garantías previstas (depósito de dinero o valores públicos; aval o fianza de carácter solidario de entidad de crédito o sociedad de garantía recíproca o certificado de seguro de caución; fianza personal y solidaria de otros contribuyentes para los supuestos que se establezcan). Cuando el interesado no pueda aportar las garantías necesarias para obtener la suspensión automática, el apartado 3 permite acordar la suspensión previa presentación de otras garantías que se estimen suficientes. Y en el apartado 4 autoriza a suspender la ejecución del acto con dispensa total o parcial de garantías cuando dicha ejecución pudiera causar perjuicios de difícil o imposible reparación. El artículo 224.1 de la vigente LGT, referente al recurso de reposición, dispone que “La ejecución del acto impugnado quedará suspendida automáticamente a instancia del interesado si se garantiza el importe de dicho acto, los intereses de demora que genere la suspensión y los recargos que pudieran proceder en el momento de la solicitud de suspensión, en los términos que se establezcan reglamentariamente.” El mismo contenido aparece en el artículo 233.1 cuando se refiere a las recla- maciones económico-administrativas. Expuesta la evolución histórica del régimen de la suspensión de los actos tributarios, conviene recordar el consolidado criterio jurisprudencial recogido, entre muchas más, en Sentencias de 12 de Junio de 2000, 25 de Enero de 2003, 7 de Febrero y 8 de marzo de 2003, con arreglo al cual, salvo en materia de sanciones, la suspensión de la ejecución de los actos tributarios en vía económicoadministrativa estaba prevista, en forma automática, en el régimen del Reglamento de Procedimiento de 20 de Agosto de 1981, artículo 81.4, sólo previa prestación de las garantías allí especificadas, y, después de la reforma introducida por la Ley 25/1995, de 20 de julio, de la misma forma o aportando garantías distintas a las establecidas para la suspensión automática (las garantías podían consistir en hipoteca inmobiliaria o mobiliaria, prenda con o sin desplazamiento, fianza personal y solidaria y cualesquiera otra que se estimasen suficientes) o incluso sin núm. 27 Octubre de 2006 t 9 Interior_TT_27 23/10/06 12:35 Página 10 Col·laboracions necesidad de aportación de garantías, únicamente para el caso de que el interesado no pudiera aportarlas y que, de la ejecución, pudieran derivar para el mismo daños o perjuicios de imposible o difícil reparación, según se determinase reglamentariamente, o cuando el Tribunal EconómicoAdministrativo apreciara que, al dictar el acto reclamado, se había podido incurrir en error aritmético, material o de hecho (artículo 22, apartados 2 y 3, según la redacción reformada del Real Decreto Legislativo 2795/1980, de 12 de diciembre, por el que se articula la Ley 39/1980, de Bases sobre Procedimiento Económico-Administrativo, en adelante TAPEA). Aunque el desarrollo del precepto, es decir, del artículo 22 del TAPEA, tuvo lugar en virtud del Reglamento de Procedimiento Económico-Administrativo aprobado por Real Decreto 391/1996, de 1º de Marzo, artículos 74 a 77, inclusives, fundamentalmente artículo 76, y en éste se admite ya la suspensión con cualquier clase de garantía, o sin ella, el requisito de que la ejecución pueda acarrear al interesado daños o perjuicios de imposible o difícil reparación resulta de todo punto insoslayable, así como el de la necesidad de acreditar que no pudieron adjuntarse las garantías prevenidas legalmente para la suspensión automática. Pero ha de destacarse que esta doble necesidad no se establece “ex novo” en el Reglamento de 1996, sino que resulta ya de la nueva redacción del artículo 22 del TAPEA, conforme lo evidencian las frases “cuando el interesado no pueda aportar las garantías necesarias para obtener la suspensión” y “si la ejecución pudiera causar perjuicios de imposible o difícil reparación” que recoge expresamente su apartado 2. Y así, llegamos al 39 del Real Decreto 520/2005, de 13 de mayo, nuevo Reglamento en materia de revisión administrativa, referente a las reclamaciones económico-administrativas, 10 t núm. 27 Octubre de 2006 EDUARDO BARRACHINA JUAN MAGISTRADO POR OPOSICIÓN DE LO CONTENCIOSO-ADMINISTRATIVO TRIBUNAL SUPERIOR DE JUSTICIA DE CATALUÑA también se impone la obligación de aportar las garantías, anteriormente mencionadas, para conseguir la suspensión del acto administrativo. Pero también se permite la suspensión con dispensa total o parcial, cuando el tribunal que conozca de la reclamación contra el acto considere que la ejecución pudiera cuasar perjuicios de imposible o difícil reparación en los términos previstos en los artículos 46 y 47 del nuevo texto reglamentario. En la actualidad, la apreciación de si concurre o no, la posibilidad de que la ejecución del acto inicialmente reclamado acarrease a los recurrentes perjuicios de difícil o imposible reparación o la imposibilidad de aportar las garantías del artículo 39 del Real Decreto 520/2005, básicamente la de constituir aval bancario, es de la exclusiva soberanía del órgano jurisdiccional de primera instancia y, por eso mismo, su criterio no es susceptible de ser combatido en casación, con arreglo a consolidada doctrina jurisprudencia, que, por lo conocida, no es necesario reiterar. La apreciación de la prueba efectuada por la Sala de instancia, no es objeto de revisión en el recurso de casación. Otro ejemplo, (STS 6 ABRIL 2005), puede ocurrir que el demandante, tanto en la reclamación ante el Tribunal Económico-Administrativo Regional como nuevamente en el recurso de alzada frente al Tribunal Económico-Administrativo Central, ofrezca en garantía la pignoración de las acciones de la mercantil de la que el mismo era propietario, garantía que no se halla comprendida en ninguna de las tres modalidades que como “numerus clausus” se relacionan en los preceptos citados. En este caso, si a la petición se suspensión se acompaña un informe explicativo sobre la composición de su patrimonio clasificado en atención a su grado de ejecutoriedad, adjuntando por medio de anexos documentación acreditativa de sus alega- ciones, acompañando asimismo certificaciones bancarias denegatorias de las solicitudes de avales por él efectuadas, debe acordarse la suspensión sin garantía. En consecuencia, se puede aportar cualquier garantía que se considere suficiente para garantizar el pago de la deuda (sentencia del Tribunal Supremo de 7 de abril de 2005); la acreditación de que la prestación de garantía causa al recurrente perjuicios de imposible o difícil reparación es una apreciación de hecho no susceptible de revisión en casación (sentencia del TS 5 de abril 2005); cuando se acredita la imposibilidad de prestar fianza o garantía, mediante la aportación de certificados bancarios, así como imposibilidad de constituir otras garantías por insuficiencia de patrimonio, se deberá conceder la suspensión sin exigencia de garantía alguna (sentencia del TS de 20 de diciembre de 2004).