la trata de seres humanos

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LA TRATA DE SERES HUMANOS
Intervención ante la Asamblea de Madrid
Cristina Garaizabal
Colectivo Hetaira
Mayo 2013
Buenas tarde señoras y señores parlamentarios:
En primer lugar quiero agradecerles, desde Hetaira (Colectivo en Defensa de los
Derechos de las Prostitutas), la invitación a esta Comisión. Una Comisión que nos llena
de esperanza pues creemos que las Comunidades Autónomas tienen una gran labor por
delante en la protección de las víctimas de Trata así como en la persecución de este
delito.
Mi intención es valorar cómo se ha llevado la lucha contra la trata en estos
últimos años desde que se implementó el Plan Integral aprobado en diciembre de 2008,
viendo los retos que se nos plantean en la actualidad.
La trata de seres humanos es una grave violación de los derechos humanos, una
lacra en sociedades democráticas como la nuestra y un vestigio horrible de los tiempos
en que la esclavitud era tolerada. Además, la trata de mujeres y niñas con el fin de
obligarlas a prostituirse es una forma extrema de violencia de género.
El Convenio aprobado por la UE en 2005 es el que ha inspirado las políticas
públicas en nuestro país. Además este Convenio tiene un gran valor porque pone los
derechos humanos de las víctimas en primer plano. Eso implica, como ya se señaló
en el año 2002 por parte del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos,
que debe cuidarse que las medidas concretas contra la trata no conculquen los derechos
humanos, especialmente de las víctimas. Y esto, en las leyes de nuestro país y sobre
todo en su aplicación práctica no siempre se tiene en cuenta.
El Plan Integral Contra la trata de Seres Humanos con Fines de Explotación
Sexual
En nuestro país, para combatir la Trata y proteger a las víctimas, contábamos desde
diciembre de 2008 con El Plan Integral contra la Trata de Seres Humanos con Fines de
Explotación Sexual, así como con una serie de reformas legislativas que el Plan
contemplaba y que ya han sido desarrolladas (art. 59 bis de la LOEX y art. 177 bis del
Código Penal). Y un primer problema es que este Plan duraba hasta finales de 2012 y,
de momento, no sabemos si se está elaborando otro Plan o una Ley integral que cubra el
hueco legislativo que en la actualidad existe.
El Plan era un instrumento necesario ya que contemplaba una serie de medidas
sociales, policiales y legislativas positivas para la protección y defensa de las
víctimas de trata, así como para la persecución de este delito. Entre ellas las más
importantes son: la coordinación internacional de los estamentos judiciales y
1
policiales; el decomiso de los bienes de las organizaciones mafiosas y la creación de un
fondo que luego pudiera servir de ayuda a las propias víctimas; el aumento de los días
de reflexión para que éstas decidan si denuncian ante la policía (aunque, como se ha
demostrado, no está claro el procedimiento para ofrecerlo y sigue siendo un tiempo
excesivamente corto para las dos fases de restablecimiento y .reflexión); las medidas de
información a las víctimas, de servicios de atención, de asistencia jurídica y de
protección integral (aunque, en principio solo fueran para las que han denunciado); las
medidas legislativas y procedimentales que tratan de perfeccionar los mecanismos
legales para la atención inmediata de las víctimas, entre ellas la de que éstas puedan
testificar antes del juicio y, por lo tanto, no tengan que encontrarse en la situación
violenta de estar presentes en él ante los mafiosos; la tipificación concreta del delito de
trata en el C.P. o la posibilidad de que las víctimas de trata que son inmigrantes y se
hallan en situación irregular en nuestro país sean protegidas y se paralice su expulsión…
No obstante, el Plan presentaba una serie de deficiencias y unilateralidades que
han socavado su eficacia. En ello ha influido, por un lado, la presencia muy visible de
un alto porcentaje de mujeres inmigrantes que ejercen la prostitución y que
frecuentemente es considerado homogéneamente víctima de los tratantes,
permaneciendo invisibles otros sectores en los que también se trata con personas, por
ejemplo, el campo o los talleres de confección clandestinos.
Junto al Plan hay que tener en cuenta, también, las conclusiones de la Comisión
Mixta Congreso-Senado para el estudio de la prostitución de abril de 2007.
Conclusiones en las que se planteaba que no tenía sentido diferenciar la prostitución
coaccionada y la prostitución voluntaria, ya que la prostitución voluntaria era muy
minoritaria o prácticamente inexistente. Estos prejuicios, basados fundamentalmente en
la idea de que la prostitución es algo deleznable que no puede ser ejercida por voluntad
propia y no en datos objetivos (las propias conclusiones reconocen que no existen
estudios fiables que demuestren esta afirmación) han estado muy presentes en la lucha
contra la trata de manera que a pesar de que en 2010 un estudio de Naciones Unidas
concluía que “1 de cada 7 prostitutas son víctimas de trata en Europa”, esto no se ha
tenido presente y se han realizado redadas y acosado a las trabajadoras del sexo
inmigrantes aunque no existieran indicios previos de que hubiera trata.
Esta permanente asimilación de la prostitución con la trata de seres humanos lleva a
que las medidas de concienciación sobre la existencia de trata hayan quedado totalmente
desdibujada en la lucha contra la prostitución.
Así, por ejemplo, se hizo de la prohibición de anuncios de prostitución un
elemento importante en la lucha contra la trata pero esto ha sido completamente
ineficaz porque hay que ser serios ¿Cuándo se ha visto que una actividad ilegal se
publicite? ¿Realmente se piensa que la mayoría de las que se anuncian son víctimas de
Trata? Nuestra experiencia nos dice que no es así y los datos que se dan de las redadas
policiales así lo corroboran: la mayoría de personas detenidas en las supuestas redadas
contra la trata, acaban siendo acusadas de “explotación sexual”. Un concepto, por otra
parte, más que discutible si nos atenemos a lo que plantea GAATW (Alianza Global
contra la Trata de Mujeres) “No existe una definición internacional del
término”explotación sexual”, con lo que cada país puede definir y abordar ésta como
considere apropiado, teniendo así un gran margen de actuación”. Por su parte la
OIT cuando se elaboró el Protocolo de Palermo ya recomendó eliminar este
2
término o El Alto Comisionado para los Derechos Humanos de NNUU que en junio de
1999 también recomendó suprimir el término “explotación sexual” para “evitar las
dificultades de implementación inherentemente asociadas a los términos vagos,
imprecisos y emotivos como “explotación sexual” cuando estos son utilizados
refiriéndose a los adultos”.
Pero siguiendo con el Plan contra la Trata de Seres Humanos con Fines de
Explotación Sexual, otro de los problemas que se planteaba era que estaba dirigido a
combatir, de manera exclusiva, la trata con fines de explotación sexual. Esto
implica dejar desasistidas a las víctimas de trata que son explotadas en régimen de
servidumbre en otros sectores laborales como la agricultura, el servicio doméstico, la
construcción, la mendicidad, los matrimonios forzosos, etc.
Ahora bien, el problema mayor del Plan es que no está elaborado teniendo una
perspectiva completa de defensa de los derechos humanos. Aunque en la declaración
de intenciones así se plantea, las medidas propuestas no están del todo en consonancia
con esta declaración inicial y no colocan a las personas objeto de trata en el centro de
atención ni se valoran las estrategias a seguir en función del efecto que pueden tener
sobre ellas.
Por el contrario, la política de este país ha sido la de poner el acento en el papel que
las víctimas de trata pueden cumplir como testigos y, en general, no han sido
consideradas como personas que han sufrido un grave atentado a sus derechos más
fundamentales, y que, por lo tanto, deben ser protegidas y merecen una reparación por
parte del Estado.
Los Convenios internacionales1, establecen que «una víctima en un delito es una
víctima de delito siempre, independientemente de que colabore o no con la policía». En
contra de estas recomendaciones el Gobierno español ha optado por anteponer la
persecución de las redes criminales a la defensa total de las víctimas, planteando la
denuncia y la colaboración con la policía como condición para poder acceder a las
medidas de asistencia y protección que el Plan contempla.
En correspondencia con ello, la identificación de las víctimas se deja en manos de
las Fuerzas de Seguridad, dependiendo la participación de las ONG’s del requerimiento
de la policía. 2
1
El artículo 12.6 del propio Convenio europeo y la Declaración de Naciones Unidas de 1985 sobre
principios fundamentales de justicia para las víctimas de delito y abusos de poder
2
Aunque en la Reforma de la Ley de Extranjería se incluyó en el último momento la
propuesta de la Red española contra la Trata, de que se podrá detener la expulsión y
conceder permisos excepcionales de residencia y trabajo también atendiendo a “la
situación personal de la víctima” esta consideración en la práctica no está siendo
contemplada en las actuaciones concretas ni de las Fuerzas de Seguridad ni de la
Fiscalía. Plantear la protección en función del proceso judicial implica una presión muy
fuerte para las personas víctimas de trata, muchas de las cuales no pueden afrontar ese
proceso porque es el momento de mayor riesgo.
3
Desde nuestro punto de vista, la defensa de las víctimas, tal y como contemplan los
art. 10 y 12 del Convenio Europeo, implicaría protección y derechos,
independientemente de su colaboración con la justicia; implicaría mecanismos
eficaces de detección de las víctimas a través de agentes sociales y no solo de la
policía o la judicatura; implicaría permisos de residencia y de trabajo para las víctimas,
y derecho de asilo sin todas las trabas que hoy existen para ello; y, especialmente,
potenciar la autonomía y la capacidad de decisión de las víctimas. De hecho, algunas
recomendaciones internacionales instan a contemplar el principio de proporcionalidad
en las medidas, es decir, tener en cuenta que las medidas restrictivas y represivas en la
lucha contra la trata no redunden en contra de los derechos, de la autonomía y de la
libertad de las personas que son objeto de trata. Creo que la vía por la que se está yendo
en nuestro país deja muchos interrogantes en relación con esto que acabo de decir.
No poner los derechos de las víctimas en primer plano implica, como ha
denunciado GAATW (Alianza Global Contra la Trata de Mujeres), que en ocasiones las
medidas antitrata provoquen una serie de “daños colaterales”, así llamados porque estas
medidas se acaban volviendo contra las personas que pretenden proteger, en este caso,
las mujeres que ejercen la prostitución bajo coacción y en una condiciones parecidas a
la esclavitud.
En la actualidad, después de casi 5 años desde la aprobación del Plan, los daños
colaterales sobre las víctimas de trata son patentes, así como las insuficiencias de la
actuación institucional. Las medidas sociales y judiciales encaminadas a una mayor
protección de las víctimas casi no han sido implementadas. Lo más visible ha sido el
aumento de las redadas en clubes de alterne para la detención y desarticulación de redes
relacionadas con la prostitución. En algunos de los clubes que han sido cerrados, es
discutible que sus trabajadoras fueran víctimas de trata, como se ha podido ver en el
caso del macro club de Castelldefels (Catalunya) o en la operación Afrodita en Madrid
en julio de 2010. Operación cuyo resultados fueron: 315 mujeres “liberadas” (según las
instituciones y la prensa) o sin lugares donde poder trabajar (según las trabajadoras del
sexo); 34 mujeres en situación administrativa irregular a quienes se ha aplicado la ley de
extranjería; 1 mujer denunció encontrarse en situación de trata (no sabemos si
finalmente se la protegió o no) y una decena de personas, detenidas por proxenetismo
tras la redada y que se encuentran desde mediados de septiembre de ese año en libertad
con cargos.
En ambos casos, las trabajadoras del sexo implicadas salieron públicamente
afirmando que su trabajo en esos lugares era voluntario y que no se daban coacciones
por parte de los empresarios. Pero incluso en los casos en los que realmente se han
desarticulado redes de trata existen enormes dudas sobre el destino que han sufrido las
presuntas víctimas y si realmente han sido protegidas por el estado como debería
haberse hecho3. Por las noticias de la prensa, más bien parece que muchas de las
3
Así, Europa Press (2 de febrero de 2010) informaba que en la desarticulación de
una red de prostitutas brasileñas en Andalucía “según fuentes de la Subdelegación del
Gobierno se habían detenido a ocho mujeres por estancia ilegal en España, que se
encuentran en estos momentos en el CIE de Málaga”. O El País (29/7/2010) ante la
operación de Madrid recogía que según fuentes del Mº de Interior “a estas personas se
les ha incoado el procedimiento administrativo para expulsarlas de España. En los
casos más graves, en los que ya tenían el decreto judicial aprobado y estaban
4
mujeres detenidas en las redadas han sido detenidas por estancia ilegal, enviadas a los
CIES y posteriormente retornadas a su país, sin que esté claro su voluntariedad para
ello.
Es decir, que no sólo no se protege a las víctimas de trata sino que, en la mayoría de
ocasiones, éstas son tratadas como delincuentes.
La lucha contra la trata, en nuestro país, se ha instrumentalizado para combatir la
inmigración, especialmente de mujeres, y para intentar acabar con la prostitución en
general y especialmente aquella más visible, la que capta su clientela en la calle. Al
calor de las ideas y los planteamientos institucionales sobre la trata se han desarrollado
normativas municipales en la mayoría de ciudades de nuestro país, que persiguen la
prostitución que capta la clientela en la calle, bien penalizando a clientes y prostitutas
bien penalizando sólo a los primeros. Estas Normativas incrementan, revalorizan y
favorecen el mercado clandestino del sexo, en detrimento de las trabajadoras que ven así
cómo aumenta su vulnerabilidad. Así lo reconoce un informe del Parlamento Europeo
del año 2000 que considera que “el régimen de prohibición directa e indirecta de la
prostitución vigente en la mayoría de Estados miembros crea un mercado clandestino
monopolizado por la delincuencia organizada que expone a las personas implicadas,
sobre todo a los inmigrantes, a la violencia y la marginación”4
Propuestas
Para Hetaira es fundamental diferenciar entre prostitución coaccionada (Trata) y
prostitución voluntaria para poder defender y garantizar de manera realista y
consecuente los derechos de unas y otras. El no reconocimiento legal de la prostitución
voluntaria implica, como decía antes, abonar el terreno para que los traficantes de
mujeres con fines de prostitución forzada campen a sus anchas en el magma de la
alegalidad del conjunto de la prostitución. En este sentido creemos que el Gobierno
autonómico debería instar al Gobierno Central a elaborar una Ley integral de lucha
contra la trata de seres humanos:
 Que contemple todo tipo de trata, independientemente del sexo de las
víctimas y del sector laboral al que va encaminada
 Que diferencie la trata de la prostitución voluntaria y de la explotación
sexual, un concepto tan opaco que da pie a todo tipo de interpretaciones.
 Que ponga los derechos de las víctimas en el centro de la actuación
Así mismo, desde el Gobierno autonómico debería de contemplarse el desarrollo
de todos los recursos sociales que se preveían en el Plan vigente hasta el año pasado y
que no han sido desarrollados. Contemplando que para acceder a ellos no sea necesaria
la denuncia previa, como han hecho otros gobiernos autonómicos con la Violencia de
Género.
En relación a la detección e identificación de víctimas se debería contemplar
que las ONG’s fueran el instrumento imprescindible para la detección y la
identificación de víctimas, en colaboración con la policía, pues tal y como demuestran
pendientes de que se les asignase un vuelo, han ingresado en el centro de internamiento
de extranjeros (CIE) de Aluche hasta que abandonen el país.”
4
Informe del Parlamento Europeo. Mayo 2000
5
diversos informes que valoran la implementación de las políticas anti-trata en nuestro
país, queda mucho por avanzar en la consideración, información sobre sus derechos y
tratamiento a las posibles víctimas de trata5.
También consideramos fundamental la transparencia en la información sobre la
situación en la que se encuentran las víctimas de trata identificadas para saber cuántas
se han acogido al periodo de reflexión y si éste ha sido concedido. Tan sólo en el II
Informe del Plan Integral de Lucha contra la Trata, a pie de página, se recoge que, en el
año 2010, a “523 mujeres víctimas potenciales en situación irregular se les ofreció el
Período de Restablecimiento y Reflexión, únicamente 43 aceptaron su tramitación”. En
esta información se echan de menos datos sobre a cuántas víctimas de las 43 que
solicitaron dicho período les fue concedido. En 2011, según datos facilitados por la
Secretaría de Estado de Seguridad, se ofrecieron 763 periodos de restablecimiento y
reflexión, de los que 680 fueron denegados o rechazados por las víctimas y 98
concedidos. Como se puede ver la información de 2011 es más explícita sobre el nº de
permisos concedidos pero no está claro de los 680 cuantos fueron denegados y cuantos
rechazados. En general, es costoso acceder a la información sobre este particular ya que
según hemos podido saber a través de entrevistarnos con la UCRIF y con la Delegada
para la Violencia de Género en Madrid, los datos no están disponibles ni tan siquiera
para ellos.
Otro aspecto que nos suscita enormes dudas es cómo se ha informado a las
mujeres de sus derechos. Los procesos de identificación son largos y complejos y la
información debe darse en un ambiente de comodidad y seguridad para las víctimas. Las
comisarías o los juzgados o los CIES son los sitios menos apropiados para ello, dada la
comprensible desconfianza que tienen estas mujeres.
Para que las víctimas de trata puedan ejercer realmente sus derechos es necesario
un buen proceso de identificación y para ello es fundamental la formación de los
profesionales que pueden entrar en contacto con posibles víctimas: Fuerzas de
Seguridad, profesionales de la medicina, abogacía, trabajo social… así como la
coordinación real y efectiva de todos los agentes sociales que intervienen con las
víctimas: ONG’s, Fuerzas de Seguridad, jueces, Fiscalía, servicios de asistencia, etc..
siendo esta la única manera de garantizar la eficacia de las medidas de protección.
Por último quisiera mencionar el aspecto económico, necesario para que
cualquier Plan se pueda llevar a cabo. En el Plan integral que ha vencido se
contemplaba el decomiso de los bienes de las mafias y la creación, con este dinero, de
un Fondo destinado a la protección de las víctimas. También sabemos que la política del
Gobierno central anterior fue la de potenciar, a través de subvenciones, la creación de
los servicios sociales necesarios para la atención a estas mujeres, en lugar de crearlos
directamente. Teniendo en consideración estos dos factores nos preocupa especialmente
por un lado que no se haya creado este Fondo y por otro la falta de transparencia en la
concesión de las subvenciones. En relación a esto último consideramos que no están
claros los criterios por los cuales se conceden subvenciones a organizaciones que nunca
han trabajado ni con mujeres víctimas de trata ni en contextos, como el de la
prostitución, donde puede ser más probable la existencia de indicios de trata. Esta falta
de transparencia nos parece especialmente preocupante. Mucho nos tememos que una
buena parte del dinero que supuestamente está destinado a la prevención, atención y
5
Informe sobre trata de personas 2011. España elaborado por el Gobierno de EEUU
6
protección de las víctimas está siendo malgastado con fines ideológicos,
concediéndoselo a organizaciones que solo hacen “incidencia política” como dicen. En
esta línea, buena parte del dinero de las subvenciones no repercute directa y
positivamente en aquellas mujeres que lo que necesitan no son proclamas ideológicas
sino una atención desprejuiciada, profesional, basada en la escucha y el respeto y que
tenga como finalidad su empoderamiento y no su revictimización.
Sabemos que la prostitución es un tema muy controvertido. Pero la trata es una
grave vulneración de los derechos humanos de las personas. Y no podemos dar la
espalda a todas aquellas mujeres, niñas, niños y hombres que son víctimas de trata con
fines diferentes a la prostitución y que según recoge el Informe del Departamento de
Estado del Gobierno de EEUU de 2010 “Algunos estudios recientes demuestran que la
mayor parte de la trata de personas en el mundo se realiza con fines de trabajos
forzados. La OIT calcula que por cada víctima de trata sometida a la prostitución
forzada, hay nueve personas que son forzadas a trabajar”.
Y en relación a la que tiene por fines la prostitución forzada es necesario
implementar políticas públicas que defiendan de manera eficaz a las mujeres que están
en una situación más vulnerable. Y para que esto sea posible es necesario garantizar
los derechos de todas las trabajadoras del sexo, diferenciando quienes están en
situación de trata de quiénes están explotadas laboralmente aunque hayan
decidido trabajar en ello. Para estas segundas, asimilar su situación a la de las
víctimas de trata o considerarlas víctimas de un delito tan vago y poco concreto
como el de “explotación sexual”, no es la solución. Se necesitan leyes laborales que
les reconozcan sus derechos y reduzcan las posibilidades de ser explotadas por los
dueños de clubes. La actual situación de confusión entre trata, prostitución voluntaria,
explotación sexual y explotación laboral deja desprotegidas a todas las mujeres que
ejercen la prostitución, aumenta la vulnerabilidad de éstas y dificulta enormemente la
identificación de las víctimas de trata. Son necesarias leyes que ayuden a este sector de
mujeres luchar contra las terribles injusticias que hoy siguen sufriendo.
Muchas gracias por su atención
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