Consejo de la Magistratura - Poder Judicial de la Nación

Anuncio
Consejo
de la Magistratura
RESOLUCION N° 664/09
En
Buenos
Aires,
a
los
10
días
del
mes
de
diciembre del año dos mil nueve, sesionando en la Sala de
Plenario
del
Judicial
de
Consejo
la
de
Nación
Presidencia del Dr.
la
“Dr.
Magistratura
Lino
E.
del
Palacio”,
Poder
con
la
Luis María Bunge Campos, los señores
consejeros presentes, y
VISTO:
El
“Doura
expediente
Eduardo
359/08
(Apod.
y
acumulado,
Administrador
de
caratulado
El
Conde
de
Montecristo S.R.L.) c/ Dr. Cosentino Javier”, del que
RESULTA:
I. La presentación del Sr. Eduardo Doura, en su
calidad
de
apoderado
y
administrador
de
“El
Conde
de
Montecristo S.R.L.”, con patrocinio letrado del Dr. Raúl
Enrique
Medina
Bustamante,
en
la
que
denuncia
al
Dr.
Javier J. Cosentino, titular del Juzgado Nacional en lo
Comercial
N°
8,
por
su
actuación
en
el
expediente
caratulado “Del Pozo Fernández Avelina Felicidad c/ El
Conde de Montecristo S.R.L. s/ ejecutivo” (fs. 1/4).
Denuncia al “Sr. Juez Javier J. Cosentino, por
preclusión/orden
público
procesal
en
relación
con
el
“auto” de fs. 620, 2:2; y ‘resolución’ del 21 de junio de
2007
(fs.
666
a
668).
Con
denuncia
ante
juzgado
de
Instrucción” (fs. 1).
Refiere respecto de la “nulidad absoluta del
‘auto’
de
f.
620,
2.2:
Preclusión.
Orden
Público
Procesal” ‘sobre la improcedencia de la ejecución contra
El Conde de Montecristo SRL, si bien en la sentencia de
fs. 274/280 se mandó continuar la ejecución contra “El
Conde de Montecristo”, sin indicar tipo societario, ello
se debió a un mero error material… Asimismo cabe destacar
que
el
recurrente,
al
fundamentar
la
apelación
interpuesta en el apartado II (v. fs. 307/315) nada alega
al respecto. En ese sentido la referida consideración de
la demandada aparece autocontradictoria con la posición
1
que sostuvo al plantear la nulidad de referencia; esa
actitud
autocontradictoria
es
desestimable
en
justicia
conforme con la conocida doctrina de los actos propios
(venire contra factum proprium non valet)” (fs. 1).
Manifiesta que sobre la “nulidad absoluta de la
‘resolución’ del 21 de junio de 2007: ‘1 (párrs. 1 ro. y
2do.) y 3’ –Preclusión. Orden Público Procesal. ‘1. La
demandada solicita se declare la nulidad absoluta del
auto de f. 619 que rechazó el planteo formulado por el
peticionante en fs. 609/610 en orden a la improcedencia a
la
ejecución
Sostuvo
contra
el
‘El
Conde
recurrente
de
que
la
Montecristo
S.R.L.’
resolución
resulta
violatoria del orden público procesal, en tanto habría
modificado
dictada
los
en
términos
autos,
de
con
la
lo
sentencia
que
oportunamente
habría
concluido
la
competencia de este magistrado respecto del objeto del
juicio.
‘3…
la
nulidad
interpuesta
será
liminarmente
rechazada. (Ello así, por cuanto conforme se advierte de
los
antecedentes
de
la
causa,
la
resolución
de
fs.
619/620 fue oportunamente apelada por el recurrente (f.
621) encontrándose pendiente de tratamiento el recurso
deducido por el Superior. Es así, que el suscripto carece
de competencia para evaluar la cuestión introducida en
esta instancia, a raíz de la concesión del recurso de
apelación
dispuesta
a
f.
622).
De
todos
modos,
cabe
señalar que al presentarse en la causa contestando la
acción,
el
propio
peticionante
compareció
en
representación de ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’ y no
desconoció haber firmado por la sociedad, sino que dijo
que dicha rúbrica dio lugar a situaciones abusivas en
perjuicio
de
la
sociedad,
cuestión
definitivamente
resuelta. Lo que luego hizo el tribunal fue Subsanar el
trámite de acuerdo a las constancias de la causa” (fs. 1
vta.).
Señala
totalidad,
público
viola
procesal:
principia:
que
“toda
flagrante
1)
La
‘Pronunciada
esta
y
exposición,
manifiestamente
ley
–el
art.
la
sentencia
166
en
el
su
orden
CPCCN
que
concluirá
la
competencia del juez respecto del objeto del juicio y no
2
Consejo
de la Magistratura
podrá sustituirla o modificarla’ (no habiéndose dado la
ocurrencia de los inc. 1 y 2). ¡¡¡ Y la sentencia es del
11-IX-03!!! (cfr. F. 280, IV, 4) (fs. 2).
Afirma
que
“llegando
al
summun
de
la
impropiedad al sustentar sin eufemismo: ‘Lo que luego
hizo el tribunal fue subsanar el trámite de acuerdo a las
constancias de la causa’. ‘Subsanar el trámite’ significa
para el juez denunciado, lisa y llanamente, después de
casi 4 años de dictada su sentencia, tomar su condena a
‘El Conde de Montecristo’ (firmante del documento de f.8,
objeto
de
la
a
‘El
embargo
presente
Conde
“ejecución”)
de
Montecristo
como
‘causa’
S.R.L.’,
del
violando
flagrantemente el art. 166 del CPCCN. El juez denunciado
dijo ‘que el suscripto carece de competencia para evaluar
la cuestión introducida en esta instancia, a raíz de la
concesión del recurso de apelación dispuesta a f. 622’,
pero
se
coloca
en
autocontradicción
al
violar
conscientemente el art. 166, 1 er. párr. del CPCCN al
reconocer
‘veladas
‘subsanar
amenazas’
el
(a
trámite’.
fs.
668,
Catalogando
punto
4:
‘la
como
velada
amenaza que se introduce hacia el final del escrito –
petitorio, punto II (f.665 vlta.)- resulta francamente
inadmisible e improcedente, por lo que se la rechaza sin
más’)
lo
que
fue
una
‘advertencia’
del
art.
269
del
Código Penal y, por lo tanto, ‘dentro de la ley’, que
expresáramos
con
términos
del
maestro
Fiorini
en
‘Procedimiento Administrativo y recurso jeráquico’, 2 da.
Ed., Abeledo Perrot, Bs. As., pág. 39 , 3 er. párr.: ‘Al
juez le está prohibido, en el procedimiento judicial,
dejar
sin
efecto
una
etapa
procesal
vencida
...Si
el
magistrado no respeta el principio de la preclusión puede
ser culpado de arbitrario y hasta de prevaricación. El
principio es absoluto y no permite excepciones” (fs. 2).
Señala
pretendido
proprium”
que
fundamento
lo
“Con
en
desautoriza,
el
el
agravante
“venire
además,
de
contra
que
su
factun
quíntuplemente:
(A)
dicha ley (art. 166 CPCCN) fue invocada por el propio
juez en ‘requisitoria de f. 466’ donde sustentara ‘lo
dispuesto por el art. 166 de CPCCN’ (copete) (igualmente
3
que lo hiciera [su] parte en la contestación de f. 571,
punto
2
1
er.
párr).
Por
lo
que
le
revierte
el
inadmisible reproche de [su] parte. (B) Más lejos aún,
desconsidera
el
correlativo
consentimiento
de
la
contraria a la condena a ‘El Conde de Montecristo’ (no a
‘El Conde de Montecristo S.R.L.’). Así a fs. 281, la
actora dice: ‘…v[iene] a notificar[se] de la sentencia en
autos, apelando la misma en cuanto no ha hecho lugar a la
excepción
de
falta
de
personería
articulada
por
[su]
parte…’. Y a fs. 290/2 la misma actora expresa estos
agravios: ‘II La falta de personería de la demandada”. De
manera
que
hasta
la
actora/ejecutante
viene
negando
‘personería’ de la demandada’ (¡¡¡). (c) El ‘documento
ejecutado’ –presentado en autos por la ejecutante- está
firmado por ‘El Conde de Montecristo’ (no por ‘El Conde
de
Montecristo’
S.R.L.).
(D)
Por
lo
que
también
es
inexacto que la sentencia aludida lo fuera “sin indicar
tipo societario”, ya que esa es la sociedad de hecho que
figura extendiendo el ‘pagaré’ de marras (se adjuntaron a
fs. siete hojas antiguas con tal membrete’- “El Conde de
Montecristo”- cuya antigüedad podría ser detectada por
una ‘Pericia técnica’, que ofre[ce] a todo evento). (E) Y
finalmente (‘the last but no the least’) el error de base
es
pretender
‘interpretar’
ahora
el
sentido
de
la
presentación de ‘El Conde de Montecristo’ S.R.L. cuando
(más allá de ser inexacto ya que El Conde de Montecristo
S.R.L. en el ‘contesta intimación’ –f. 62- se expresa en
el
acápite:
‘Niega
‘inhabilidad
testimonio
de
para
interpretación
sentencia’-
la
deuda
reclamada.
título’:
su
iniciar
‘causa
legal
‘cuestión
debe
nulidad.
Excepción
Se
penal’)
extienda
la
circunscribirse
definitivamente
de
única
a
‘la
resuelta’
como
expresa el propio juez acusado (contrariamente a lo cual
la arbitraria interpretación en reproche no hace menos
que desautorizar la insistente alegación de la judicatura
de
que
‘los
jueces
se
expresan
a
través
de
sus
sentencias’; cualquiera hubiera sido el “factum proprium”
de [su] parte). Y que de haber decretado ‘el magistrado
de grado’- en blanco y negro lo que no hizo (condenar a
4
Consejo
de la Magistratura
‘El Conde de Montecristo S.R.L.’) otros hubieran sido los
fundamentos recursivos de [su] parte, por lo que está
violando las garantías constitucionales de ‘igualdad ante
la
ley’
(art.
16
C.N.
‘defensa
en
juicio’
y
‘debido
proceso’ (art. 18 C.N.) y ‘propiedad’ (art. 17 C.N.)”
(fs. 2 vta./3).
Continúa
refiriendo
que
“Fenochietto,
[en]
‘Cód. Proc. Civ. y Cóm. de la Nación’, T° 1, coment. al
art.
166,
pág.
631
‘&1’.
Generalidades.
Al
dictar
la
sentencia definitiva, el magistrado ha cumplido con su
deber fundamental: actuar la ley poniendo fin al litigio
suscitado entre las partes y ya no podrá sustituir o
modificar su decisión respecto de lo sustancial de ella,
es
decir,
se
ha
operado
sentencia,
principio
estabilidad
de
coment.
al
la
art.
irretractabilidad
elemental
función
163,
la
op.
para
asegurar
jurisdiccional’.
cit.
pág.
de
584,
Y
en
1er.
la
la
el
párr.:
‘Además, la sentencia es irretractable para el juez que
la pronunció, quien no puede dejarla sin efecto con un
acto posterior, ni alterar lo sustancial de la decisión
(art. 166 inc. 2°, CPN). Así se explica la improcedencia
del recurso de revocatoria contra la sentencia, en virtud
de antecedentes que se remontan a la Ley de Partidas’.
Agrega en la pág. 591, 3er. párr. in fine: ‘…estaría el
juzgador deformando el título creado por la sentencia y
además
excediendo
los
límites
objetivos
de
la
cosa
juzgada, determinados por el fallo’. Y en la pág. 600,
3er. y 4 to. párr.: ‘Lo contrario equivaldría a violentar
la garantía del debido proceso’…en cuanto al control de
la regularidad del contradictorio’ (fs. 3).
Sostiene
que
“es
efecto
de
las
sentencias
firmes la inalterabilidad de la cosa juzgada” (CNCiv.,
Sala C, 10-XI-86; LL 1987-B-203)” (fs. 3).
Manifiesta que “En op. cit., coment. al art.
155 –plazos- pág. 557, 3er. Párr.: ‘e)…El principio de
preclusión
procesal
que
rige
toda
la
tramitación
judicial, impide que se abra debate sobre cuestiones ya
decididas que no fueron observadas ni impugnadas en la
etapa del procedimiento en que debieron cumplirse; f) Las
5
normas y principios que vedan reeditar etapas procesales
precluídas
son
de
orden
público.
Ello
supone,
no
solamente un impedimento para las partes…sino, además, la
preclusión constituye un obstáculo para que el tribunal
que dictó la resolución las revoque o las modifique si
quedaron firmes por aquellas” (CNCom, Sala C, 18-XII-96,
LL 1997-C-951, 39.477-S; CNCiv., Sala H, 24-III-99, LL
1999-E-565)… Es decir, ‘resultan ineficaces los actos que
se realizan fuera de la oportunidad, etapa, período o
grado que las normas adjetivas determinan, pues en base a
tal criterio las situaciones judiciales quedan revestidas
de la adecuada seguridad jurídica, como garantía de la
defensa en juicio’ (CNCiv., Sala G, LL 1999-C-730, 41466-S)’” (fs. 3/3 vta.).
Agrega que “y en op. cit., coment. al art. 163,
pág. 619 ‘Preclusión y cosa juzgada’, 3er. Párr.: ‘Así lo
expresa
la
frase
deducido
y
Liebman,
Manual,
desconocer
lo
la
según
la
cual
deducible’
P.
599):
cosa
el
fallo
(Micheli;
Curso
Admitir
juzgada
al
lo
cubre
‘lo
I,
p.331
contrario
sería
poner
en
discusión
argumentos o excepciones no utilizadas’” (fs. 3 vta.).
Relata
que
Fiorini,
en
‘Procedimiento
administrativo y recurso jerárquico’, 2da. Ed., Abeledo
Perrot, Bs. As. Pág. 37, 2 do. párr.: [expresa que] ‘La
rigurosidad del sistema procesal judicial se sustenta en
la
preclusión,
porque
se
aplica
en
beneficio
de
las
partes en litigio’. En el 3 er. párr. in fine [señala
que]: ‘La preclusión procesal impone la férrea exclusión
de producir ciertos actos procesales después de pasado el
momento legal’. En el 4to. párr.: ‘La preclusión procesal
se
justifica
principio
del
en
el
procedimiento
tratamiento
judicial
igualitario
ante
entre
el
los
litigantes, la vigencia del valor ético de la lealtad
procesal y la seguridad y economía procesal’ (E. Couture,
Fundamentos del derecho procesal civil, Bs. As. 1958,
pág. 195)” (fs. 3 vta.).
Continúa diciendo que “el mismo destaca en la
pág.
38,
establece
1er.
párr.
firmeza
[que]:
definitiva
‘La
con
preclusión
procesal
dogmático
carácter
6
Consejo
de la Magistratura
formal a cada acto procesal en el desarrollo progresivo
del procedimiento e impide volver hacia atrás la etapa y
el acto ya cumplido’. Y en la pág. 39, 3er. párr.. “Al
juez le está prohibido, en el procedimiento judicial,
dejar
sin
efecto
una
etapa
procesal
vencida…Si
el
magistrado no respeta el principio de la preclusión puede
ser culpado de arbitrario y hasta de prevaricación. El
principio es absoluto y no permite excepciones’” (fs. 3
vta.).
Sostiene
que
“Carrió
en
‘El
Recurso
Extraordinario por Sentencia Arbitraria’, Abeledo Perrot,
3era.
ed.,
T°
legislador,
1
dice
–arrogarse
en
la
al
pág.
fallar
154,
2
el
do.
papel
párr.:
de
‘…La
Corte…(244:523) ha puesto de relieve que por amplias que
sean las facultades judiciales en orden a la aplicación e
interpretación del derecho, el principio de la separación
de
poderes,
gobierno,
fundamental
en
conciente
a
no
prescindir
de
lo
el
sistema
los
dispuesto
republicano
jueces
el
expresamente
poder
por
de
de
la
ley
respecto del caso so color de su posible injusticia o
desacierto’ (causa N-15, del 14.12.1965)” (fs. 4).
Agrega que “en la pág. 158: ‘la Corte, el 29 de
febrero de 1956 decidió los casos Dalsoglio y Fernández…
‘los
jueces…no
pueden
proceder,
a
sabiendas,
con
prescindencia de su carácter de órganos de aplicación del
derecho vigente, ni atribuirse…facultades legislativas de
que
carecen’.
recurrida,
La
porque
Corte
los
dejó
jueces
sin
efecto
integrantes
la
sentencia
del
tribunal
apelado ‘no se han considerado obligados por las normas
del
ordenamiento
facultados
para
vigente,
crear
en
aquellas
cuanto
a
que
se
el
declaran
caso
debe
ajustarse’. ‘Semejante proceder –dijo la Corte-constituye
agravio a la garantía constitucional de la defensa y al
principio
de
la
división
de
poderes
y
destituye
de
fundamento válido a la sentencia en recurso’” (fs. 4).
Concluye
que
“no
puede
discutirse
ahora
la
sentencia firme de ‘septiembre 11 de 2003’ (fs. 274/280)
que condenó a ‘El Conde de Montecristo’, no a ‘El Conde
de
Montecristo
S.R.L.’,
con
el
consentimiento
de
la
7
contraparte. Consecuentemente, la ‘doctrina de los actos
propios
es
doble
óbice
para
la
Judicatura
y
la
ejecutante” (fs. 4).
En el petitorio, el denunciante le imputa al
Juez
Javier
J.
arbitrariedad’.
Cosentino
Jorge
“abuso
Peyrano
procesal
(Director)
por
en
Abuso
Procesal, ed. Rubinzal-Culzoni, pág. 22, ‘El Juez y el
abuso’, destaca en la pág. sgte., 3er. párr.: ‘…Vargas
responsabiliza
doctrinas
de
a
la
los
jueces
por
la
‘arbitrariedad’
y
aparición
del
de
‘exceso
las
ritual
manifiesto’…la primera …como consecuencia de abuso de los
jueces
al
no
dictar
sus
resoluciones
conforme
a
una
‘derivación razonada del derecho vigente con aplicación a
los hechos y probanzas de la causa’. CPr. Art. 34 inc.
4°: ‘Son deberes de los jueces… Fundar toda sentencia
definitiva
o
interlocutoria,
respetando
la
jerarquía
principio
de
congruencia’.
de
bajo
las
pena
normas
Tal
de
nulidad,
vigentes
abuso
y
procesal
el
por
arbitrariedad conjuga el delito de prevaricación (art.
269 y cc. Código Penal)”. Asimismo, “(p)or ser el ‘auto’
de f. 260 (…) y la ‘resolución’ del 21 de junio de 2007
(fs. 666 a 668) de nulidad absoluta (arts. 1147 C.C. y
cc.) y, consecuentemente, imprecluible, imprescriptible,
inconfirmable,
declaración
sentencia-
indisponible,
judicial,
mucho
es
menos
e
independiente,
irretractable
firme-
contra
que
‘El
no
Conde
de
hay
de
Montecristo S.R.L.’. Siendo la sentencia firme –como se
dictó- inmodificable por preclusión y cosa juzgada –orden
público- y, por ende, fundamento absoluto (art. 166, 1
er. párr. CPCCN)”. Finalmente, hace reserva del ‘caso
federal’:
“art.
14
ley
48,
garantías
constitucionales
en
de
salvaguardia
‘igualdad
de
ante
la
las
ley’
(art. 16 C.N.), ‘defensa en juicio’ y ‘debido proceso’
(art.
18
CN)
y
‘propiedad’
II.
La
Comisión
(art.
17
C.N.)”
(fs.
4/4
vta.).
corrió
traslado
al
Dr.
de
Javier
Disciplina
J.
y
Acusación
Cosentino,
en
los
términos del artículo 11 del Reglamento de la Comisión de
Disciplina y Acusación.
8
Consejo
de la Magistratura
III. El 1° de diciembre de 2008, se presenta
ante este Consejo de la Magistratura el Dr. Javier J.
Cosentino en los términos previstos en el art. 11 del
Reglamento de la Comisión (fs. 19/30).
Manifiesta que “(e)l primer problema que nace
para
efectuar
imprecisión
un
del
correcto
escrito
responde
de
es
denuncia
la
en
llamativa
donde
se
entremezclan términos de manera tal que no se llega a
comprender el alcance de las transcripciones de la causa,
citas e imputaciones. De todos modos, deb[e] destacar que
ello no impide brindar un adecuado conteste a la denuncia
que por lo demás, no [le] resulta inesperada en atención
al
desarrollo
del
expediente,
en
donde
existe
una
profusión de escritos de similar tenor (…) Consider[a]
pertinente comenzar por efectuar una breve reseña de las
actuaciones
que
dieron
motivo
a
esta
denuncia,
caratuladas ‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El
Conde de Montecristo S.R.L. s/Ejecutivo’ en trámite por
ante la Secretaría 15” (fs. 19/20):
“a) El día 18-2-02 se promovió pleito ejecutivo
contra la sociedad con sustento en un pagaré firmado por
una
persona
Montecristo”
en
(fs.
representación
9/18).
En
el
de
“El
Conde
de
título
se
insertó
de
manera manuscrita la aclaración de actuación por poder
del firmante de parte de dicho ente, sin mención de tipo
societario” (fs. 20).
“b)
Intimada
de
pago
la
sociedad,
el
Sr.
Eduardo Doura compareció como ‘administrador de El Conde
de
Montecristo
S.R.L.’
en
fecha
13-12-02.
En
la
presentación, opuso excepción de inhabilidad de título.
No se negó la firma sino que se adujo que se habría
firmado
en
blanco,
y
se
efectuaron
una
serie
de
manifestaciones relativas a la causa del libramiento en
donde en todo momento se admitió haber actuado por la
sociedad (fs. 62/66)” (fs. 20).
“c) A fs. 170/174, el Sr. Doura manifestó que
suscribió el pagaré como representante de la S.R.L. quien
le había otorgado poder suficiente” (fs. 21).
9
“d)
Se
condenatoria
a
dictó
fs.
sentencia
274/280.
de
En
trance
el
y
remate
pronunciamiento,
dictado por el Dr. Atilio González, anterior titular del
Tribunal, se señaló que no se había negado la firma del
documento y que no correspondía discutir en ese marco
cuestiones
atinentes
a
los
motivos
por
los
cuales
se
librara el título. En la parte resolutiva del fallo, se
condenó a ‘El Conde de Montecristo’ sin especificación de
tipo societario” (fs. 21).
“e) A fs. 284 el Sr. Doura apeló la sentencia
en representación de la sociedad. En idénticos términos
presentó memorial de agravios a fs. 309/315” (fs. 21).
“f) El pronunciamiento de primera instancia fue
confirmado por la Sala E de la Cámara del Fuero en fecha
23-12-04 (fs. 488/491)” (fs. 21).
“g)
El
19-8-05
el
Sr.
Doura,
en
calidad
de
apoderado judicial administrador de ‘El Conde Montecristo
S.R.L.’, recusó con causa en términos del art. 17 inc. 7
del
Cód.
Procesal
al
Dr.
González.
La
pretensión
fue
rechazada por la Sala por haber devenido abstracta debido
al nombramiento del suscripto en septiembre de 2005 (fs.
539)” (fs. 21).
“h)
A
presentación
fs.
en
571
donde
el
Sr.
señaló
Doura
que
era
efectuó
una
improcedente
ejecutar a la sociedad en tanto no se había condenado al
ente sino a ‘El Conde de Montecristo’ hallándose firme la
sentencia. A fs. 576 y 583 se insistió sobre ese punto.
Luego
a
fs.
619/620
el
suscripto
rechazó
esas
pretensiones y aclaró que la ausencia de mención del tipo
societario en la sentencia se debió a un error material,
y que la postura del peticionante vulneraba sus propios
actos al haber actuado en defensa de la sociedad en todo
el
pleito.
A
fs.
representación
del
664/665
ente,
el
pidió
Sr.
Doura,
la
nulidad
invocando
de
dicha
decisión, rechazada liminarmente por el juzgado a fs.
666/668 en donde se especificó que el peticionante había
comparecido
desconocido
en
la
representación
firma
del
de
la
pagaré
S.R.L.
y
sin
haber
defendiendo
la
actuación de la misma. El Sr. Doura apeló y a fs. 674/677
10
Consejo
de la Magistratura
presentó memorial en donde sostuvo básicamente que la
decisión era arbitraria en tanto la sentencia se hallaba
firme,
por
lo
que
se
violentaba
el
principio
de
preclusión violándose el orden público” (fs. 22).
“i) Fu[e] recusado con causa a fs. 699 por el
‘quiebre del principio de imparcialidad’ en fecha 1-1107, planteo rechazado por la Sala E en fecha 29-8-08
haciendo mérito del dictamen de la Sra. Fiscal ante la
Cámara que concluyó que no existía motivo alguno para
acceder
a
la
pretensión
(ver
fs.
908/909
e
inc.
N°054.780)” (fs. 22).
“j) La Sala a fs. 879/881 confirmó el rechazo
de varios planteos que había efectuado el denunciante,
pero en lo que interesa, confirmó la decisión de fs.
666/668
de
esta
instancia
citada
en
el
acápite
h)
precedente haciendo mérito de la evidente existencia de
un yerro material en el pronunciamiento, de la intimación
de pago dirigida a la sociedad, y de la presentación del
Sr. Doura oponiendo defensas por la sociedad y apelando
la
sentencia
siempre
invocando
Concluyó el Superior en que no
error
bajo
la
exclusiva
representar
al
ente.
debía convalidarse el
invocación
de
preclusión,
resultando ‘contrario a elementales principios que rigen
la administración de justicia amparar el predominio de
una solución formal sobre la verdad sustancial a la que
debe atender el pronunciamiento’, y agregó que dichas
conclusiones no pueden enervarse por el transcurso del
plazo previsto por el art. 166 del Cód. Procesal (fs. 880
y vta.)” (fs. 23).
“k) Finalmente, recusó con causa a la Sala e
interpuso recurso extraordinario” (fs. 23).
Refiere que “(e)l Sr. Doura como apoderado de
‘El Conde de Montecristo SRL’ [lo] denunció ante e[ste]
Consejo
por
prevaricato
por
abuso
procesal
por
arbitrariedad, con sustento en que se habría actuado en
violación a lo dispuesto por CPCCN: 166 al modificar los
términos de la sentencia dictada en la ejecución. Sostuvo
el denunciante que la resolución pronunciada el 11.09.03
se encontraba firme y que no podía ser modificada por el
11
Tribunal
también
de
una
conformidad
serie
de
con
la
norma
manifestaciones
citada.
en
Efectuó
orden
a
la
nulidad de los actos dictados a fs. 620 en base a la
preclusión procesal” (fs. 23/24).
Señala que “como se refirió (…) en los autos
‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El Conde de
Montecristo
varios
SRL
planteos
s/Ejecutivo’
en
donde
el
denunciante
invocó
actuación
realizó
por
la
sociedad, entre los cuales se resalta la contestación de
la acción y oposición de defensas en donde se admitió la
firma del pagaré la apelación contra el pronunciamiento y
las posteriores peticiones de nulidad, todas rechazadas y
firmes. Más allá del relato más arriba efectuado, existe
una profusión de escritos de nulidades, recusaciones y
denuncias, en un pleito con sentencia condenatoria y en
condiciones, hace ya tiempo de ser ejecutada. La causa
tiene ya cuatro cuerpos y varios años” (fs. 24).
Sostiene que “ha dicho el Supremo Tribunal de
la Nación que resulta inadmisible la generación o lesión
de un derecho que sólo reconoce como causa el error, dado
que no debe el Juez prescindir de los medios a su alcance
para
la
(CSJN,
determinación
‘Alcaraz
de
Pascual
la
verdad
y
jurídica
otra
c/
objetiva
Bertoncini
Construcciones S.A.’, 9-10-90, ED 141-576; id. Fallos:
312:570). De otro modo, mediante la inadecuada aplicación
del instituto de la preclusión, frente a un mero yerro de
índole
material
elementales
(CNCom.,
que
Sala
E,
se
rigen
violentan
la
‘Saving
los
principios
administración
S.A.
de
Ahorro
de
más
justicia
para
fines
determinados c/Grimland de Herzog Inés s/Ejec.’, 7-12-95;
id. Sala C, ‘Complejo Textil Bernalesa S.R.L. s/ Inc. De
verificación por Siso Neira’, 27-12-89, del dictámen del
Fiscal de Cámara n°61.565; id. Sala B, ‘Lekeitio S.A. c/
Curtarsa Curtiembre Argentina S.A. s/ Ordinario’, 14-291; CNCont. Adm. Fed., Sala II, ‘Astilleros Alianza S.A.
c/Y.P.F. s/juicio de conocimiento’, 16-9-93; CNFed. Civ.
y Com., Sala 3, “Pelorosso Blanca C. y otros c/E.F.A.
s/daños y perjuicios” 7-7-95)” (fs. 25).
12
Consejo
de la Magistratura
Afirma que “estas conclusiones se patentizan en
el
caso
carácter
que
nos
formal
ocupa,
que
considerando
como
principio
el
reconocido
adquiere
la
cosa
juzgada alcanzada en juicio ejecutivo. Es de destacar que
el propio denunciante se quejó en el proceso en más de
una oportunidad acerca de la existencia de un excesivo
rigorismo
formal,
‘Colalillo’
de
con
la
cita
CSJN.
A
del
fs.
conocido
263
precedente
textualmente
dijo:
‘…una sentencia es arbitraria si incurre en ritualismos
excesivos, o en abusos de forma, en desmedro de la verdad
sustancial…’ A fs. 531 reiteró la cita del fallo y a fs.
532
señaló:
‘El
proceso
judicial
está
destinado
al
establecimiento de la verdad jurídica objetiva, la que
debe prevalecer sobre el exceso ritual manifiesto’ (…),
con cita de Goldschmidt y Carrió” (fs. 25).
Entiende “que [su] actuación se ajustó a lo
dispuesto por los precedentes referidos, pero además, a
las facultades y obligaciones que emergen del CPCC: 34
inc. 5 b) tendientes a evitar o sanear nulidades. El juez
no actúa de acuerdo al mandato que le fue conferido si no
resuelve teniendo como norte la verdad sustancial, y lo
que se desprende del pleito ejecutivo es que la obligada
era efectivamente la sociedad. El error en la omisión de
inserción del tipo societario no puede generar ningún
derecho
a
favor
de
la
sociedad.
Coincid[e]
con
el
denunciante en que la sentencia es irretractable, pero no
absolutamente inmodificable. El propio CPCC: 166 inc. 1)
admite la corrección de errores numéricos, por ejemplo.
Por demás, más allá de la evidente postura contradictoria
asumida en el juicio por el denunciante, la falta de
seriedad
del
planteo
indicado
en
forma
se
patentiza
concreta
que
en
tanto
exista
no
una
se
ha
persona
denominada ‘El Conde Montecristo’ a quien imputarle la
responsabilidad por la emisión de la cambial, suscripta
por
el
Sr.
Doura.
En
la
denuncia
se
menciona
la
existencia de una sociedad de hecho no invocada en la
causa –ni probada- y además se afirma que de haberse
condenado a la SRL, ‘otros hubieran sido los fundamentos
recursivos de [su] parte’ (fs. 2 vta. de la denuncia,
13
punto E), lo que resulta palmariamente contrario a las
constancias
de
la
causa,
en
donde
como
se
dijo,
el
denunciante invocó representación del ente en todo el
trámite
de
la
apelación
y
se
expidió
acerca
de
circunstancias atinentes a la relación de la sociedad con
el ejecutante que diera lugar al libramiento del pagaré”
(fs. 26/27).
Agrega
que
cree
“necesario
señalar,
a
todo
evento, que el magistrado no es infalible, como no lo es
ningún ser humano. En efecto, ser juez no importa ni
infalibilidad
ni
que
las
cuestiones
que
a
él
le
son
sometidas puedan derivar en diversas soluciones. De otro
modo no habría necesidad de crear Tribunales ni prever
recursos porque cada conflicto tendría una sola solución
posible.
El
error
judicial
es
posible,
sería
necio
negarlo. Para su solución están los recursos previstos en
el
ordenamiento
procesal;
más
no
puede
ser
causal
de
incriminación pues es independiente de la voluntad. De lo
contrario se atentaría contra la serenidad con la que
debe contar el juez al momento de juzgar. En efecto, si
cada decisión del juez en las miles de causas actualmente
tramitantes, se viera acompañada del temor de represalias
que
por
vía
de
denuncia
o
juicios
de
responsabilidad
pudieran adoptar las partes, carecería de la libertad
necesaria para decidir de acuerdo a sus convicciones, lo
que importaría destruir el principio de independencia del
Poder Judicial consagrado en nuestra Carta Magna. Eso es
lo
que
ha
pretendido
hacer
el
denunciante
al
‘advertir[le]’ con cita del art. 269 del Cód. Penal antes
de adoptar una decisión (ver fs. 2 de la denuncia, punto
A). No es la denuncia ante el Consejo de la magistratura
la
vía
adecuada
para
solicitar
que
se
enmienden
o
corrijan pronunciamientos o actuaciones que se estimen
equivocadas, sino el uso de los remedios previstos por el
ordenamiento procesal” (fs. 27/28).
Señala que si se considera necesario abrir a
prueba
las
Instrumental:
actuaciones
“ofre[ce]
la
siguiente:
a) Copia certificada por la Secretaría de
las actuaciones mencionadas en el presente descargo. b)
14
Consejo
de la Magistratura
La causa ‘Del Pozo de Estévez, Avelina Felicidad c/ El
Conde de Montecristo SRL s/Ejecutivo’ n°053.670 y el inc.
de recusación con causa n°054.780 en trámite por ante
este Juzgado a [su] cargo” (fs. 28).
Manifiesta
que
“(e)n
lo
personal,
desde
que
asum[ió] la conducción del Juzgado en Septiembre de 2005
primero
como
subrogante,
y
luego
como
titular
desde
diciembre de 2006, [se] he preocupado en forma constante
por mejorar las condiciones de trabajo y el servicio de
justicia.
No
h[a]
de
cargar
las
tintas
sobre
[su]
antecesor en modo alguno, pero si deb[e] señalar que el
tribunal se encontraba en pésimas condiciones de gestión.
No sin esfuerzo h[a] logrado revertir esa situación –
aunque no en la medida que quisiera- para lo cual ha sido
un hito muy importante la posibilidad de nombramiento de
la Dra. Milovich, secretaria interina actualmente a cargo
de la Secretaría 15, y también la respuesta rápida de
todo el personal que desde sus comienzos entendió lo que
se
buscaba,
adaptó
modificó
con
su
importante
metodología
esfuerzo
al
de
trabajo
nuevo
y
se
modelo
de
gestión” (fs. 28/29).
Finalmente, señala que “si bien [es] lo que se
conoce como un ‘funcionario de carrera’ por [su] dilatada
trayectoria,
entiend[e]
que
esa
sola
circunstancia
en
modo alguno autoriza a considerar al suscripto como ‘un
buen juez’. Lo importante a [su] criterio, es que quien
ocasionalmente ocupe el cargo entienda que el perfil de
juez
está
muy
íntimamente
ligado
con
el
concepto
de
gestión, que conlleva necesariamente el conocimiento de
la realidad diaria de lo que significa el servicio de
justicia;
de
lo
que
los
letrados,
partes
y
demás
auxiliares esperan hoy de un Tribunal de Justicia. No es
importante lo extenso de una carrera, pero sí sirve como
dato y por eso lo tra[e] a colación, para indicar que
cre[e] poseer los conocimientos necesarios para brindar
dentro
del
espectro
de
posibilidades
que
enmarca
la
realidad, un adecuado servicio de justicia. Ese adecuado
servicio de justicia no se logra mediante la imposición
de formalismos como es el que se ha pretendido y que
15
origina la presente. No es lo que espera la Nación de un
juez. A lo largo del proceso ejecutivo, entiend[e] que
h[a]
sido
maltratado
innecesariamente,
al
igual
que
mediante la presente denuncia porque se [le] imputa [un]
actuar delictuoso. Tales agravios [lo] llevan a formular
reserva
de
accionar,
en
su
momento
y
de
considerarse
pertinente, por la vía y forma adecuada en resguardo de
[sus] derechos (fs. 29/30).
Agrega que en razón de lo expuesto considera
que la denuncia formulada debe ser rechazada (fs. 30).
IV.
A fojas 88 se acumulan a las presentes
actuaciones, el expediente N° 375/2008, caratulado “Doura
Eduardo Miguel c/ Dres. Sala - Arecha y Ramírez (int.
Sala ‘E’ Comercial)” (fs. 33/87). En dicho expediente, el
Sr.
Eduardo
Doura
amplía
su
denuncia
contra
los
integrantes de la Sala “E” de la Excma. Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Comercial con los mismos argumentos.
En
Consejo
de
virtud
la
de
ello,
Magistratura
se
el
presenta
Dr.
ante
este
O.
Sala,
Ángel
integrante de la Sala “E” de la citada Cámara, en los
términos previstos en el art. 11 del Reglamento de la
Comisión
de
Disciplina
y
Acusación
(fs.
77/80),
y
solicita la desestimación de la denuncia.
Al
relatar
los
antecedentes
expresa
que
“la
actuación cuestionada por el denunciante tuvo lugar a
partir
de
la
resolución
pronunciada
por
la
sala
que
integr[a] con fecha 29/8/08, obrante a fs. 879/881 de los
autos ‘Del Pozo Fernández de Estévez, Avelina Felicidad
c/El
Conde
25.735/02).
de
Montecristo
Allí
se
S.R.L.
consideraron
s/ejecutivo’
(expte.
diversos
recursos
planteados por la parte ejecutada; pero lo que motiva el
cuestionamiento es la decisión respecto de la apelación
contra
la
resolución
de
fs.
666/668,
que
rechazó
el
planteo de nulidad de la ejecución, sustentado en que la
condena contenida en la sentencia dictada en la causa –
contra ‘El Conde de Montecristo’- había sido dirigida a
una persona distinta a su parte –pues su denominación
social es ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’. El juez de
primera instancia rechazó la alegación de nulidad y, a su
16
Consejo
turno,
la
de la Magistratura
sala
desestimó
el
recurso
de
apelación
y
confirmó lo resuelto. Para así decidir, el tribunal que
integr[a] coincidió con el magistrado de grado en que, en
la sentencia de fs. 274/280, había mediado evidente error
material al mandar a llevar adelante la ejecución contra
‘El Conde de Monte Cristo’ en lugar de contra ‘El Conde
de Montecristo S.R.L.’. Se meritó a ese efecto que la
intimación de pago había sido practicada contra ‘El Conde
de Montecristo S.R.L.’ (fs. 54); que dicha sociedad se
presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían
(fs. 62/66); y que además había apelado la sentencia (fs.
285 y 307/315), todo lo cual –concluyó la sala- no podía
interpretarse sino en el sentido de que dicha sociedad
entendió que la condena la alcanzaba. A partir de ello se
juzgó
que
la
pretensión
de
nulificar
lo
actuado
implicaría convalidar el error incurrido en la sentencia
mediante
la
exclusiva
innovación
de
la
preclusión
derivada de la cosa juzgada; y –agregó la sala- resultaba
contrario
a
elementales
principios
que
rigen
la
administración de justicia amparar el predominio de una
solución formal sobre la verdad sustancial a la que debe
atender el pronunciamiento” (fs. 77/77 vta.).
Señala
que
“el
motivo
de
la
denuncia:
de
acuerdo al título de la denuncia que se [le] notifica, la
parte
ejecutada
restantes
imputó
jueces
tanto
que
en
al
ese
suscripto
momento
como
a
los
integraban
el
tribunal –doctores Ramírez y Arecha- por “prevaricato” en
los
términos
del
art.
Esgrimió
el
denunciante
material’
ya
que
el
269
y
que
pagaré
cc.
no
del
Código
Penal.
puede
haber
‘error
materia
de
ejecución
está
firmado por ‘El Conde de Montecristo’ y no por el ‘Conde
de Montecristo S.R.L.’. Insistió también el ejecutado con
que la sentencia de trance y remate se encuentra firme
por
lo
que
preclusión
debe
prevalecer
emergente
de
la
la
cosa
misma.
juzgada
Como
y
la
corolario,
denunció ‘abuso procesal por arbitrariedad’, así como no
respetar la jerarquía de las normas vigentes” (fs. 77
vta./78).
17
A
modo
de
contestación
a
las
imputaciones
manifiesta que “a) Como ya fue dicho, en el marco de un
recurso de apelación sometido a consideración de la sala,
se
resolvió
que,
en
la
sentencia
de
trance
y
remate
dictada a fs. 274/280 de las actuaciones, había existido
un
‘error
material’
al
Montecristo’
en
S.R.L.’.
denunciante
El
lugar
condenar
de
a
‘El
a
‘El
Conde
controvierte
Conde
de
de
Montecristo
esa
conclusión,
refiriendo que el pagaré está firmado por ‘El Conde de
Montecristo’; sostiene entonces que no medió error y que
el principio de preclusión procesal impedía resolver en
el sentido hecho por la sala” (fs. 78).
“b) En [el] contexto descripto, no pued[e] sino
concluir que está claro que la motivación de la denuncia
no es otra que la discrepancia del denunciante con lo
resuelto por la sala que integr[a]. El argumento central
del denunciante radica en que el pagaré que motivó la
demanda
ejecutiva
está
firmado
por
‘El
Conde
de
Montecristo’ y no por ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’.
Es cierto que el juicio ejecutivo fue dirigido contra ‘El
Conde de Montecristo S.R.L.’ (fs. 11/18), mientras que
firma de la cambial ejecutada aparece estampada con la
siguiente aclaración ‘PP El Conde de Montecristo’ sin
mención de la abreviatura o siglas del tipo societario
‘S.R.L.’
(obra
en
copia
a
fs.
7).
Pero
soslaya
el
denunciante que, además de ese pagaré, se acompañó la
copia de un ‘poder especial para hipotecar y gestionar el
C.U.I.T.’ (obra a fs. 3/6 de las actuaciones) del que se
desprende que el mismo denunciante –Eduardo Miguel Douraen su calidad de apoderado de la sociedad ‘El Conde de
Montecristo S.R.L.’, confirió poder especial a favor de
los
doctores
Eladio
Javier
Gómez
Prieto
y/o
Mercedes
Gómez Prieto para que, en nombre y representación de la
aludida
sociedad
acepten
en
préstamo
la
suma
de
u$s
12.000 –importe que, cabe acotar, coincide con el monto
del
pagaré
hipoteca
ejecutado-
ciertas
y
graven
unidades.
Como
con
ya
derecho
se
real
destacó,
de
fue
meritado en la resolución de la sala que la intimación de
pago
había
sido
practicada
contra
‘El
Conde
de
18
Consejo
de la Magistratura
Montecristo S.R.L.’ (fs. 54); y que dicha sociedad se
presentó y opuso las defensas que estimó le correspondían
(fs. 62/66). Surge de esta última presentación que la
ejecutada –por medio de su administrador Eduardo Douraadmitió haber suscripto el pagaré en blanco. En ningún
momento esgrimió que la firma del título no sea la suya,
ni mucho menos que hubiera actuado en representación de
otro sujeto que no fuera a quién se estaba ejecutando,
esto
es,
a
‘El
Conde
de
Montecristo
S.R.L.’.
En
definitiva, no se planteó en la oportunidad pertinente la
falta
de
legitimación
acompañaron
además
a
que
la
ahora
causa
se
recibos
esgrime.
Se
suscriptos
por
Eduardo Doura –por el Conde de Montecristo S.R.L.-, donde
se declara haber recibido de parte de Eladio Javier Gómez
Prieto sumas de dinero a cuenta de lo que percibiría la
sociedad cuando se firme la hipoteca (v. fs. 117/118).
Vinculado con ello no puede soslayarse que la ejecución
fue
iniciada
por
un
importe
(u$s
8.200),
menor
al
consignado en el título (u$s 12.000). Por otro lado, el
hecho de apelar la sentencia sin advertir ni plantear la
nulidad que ahora insistentemente se sostiene, no puede
interpretarse sino en el sentido de que dicha sociedad
entendió que la condena la alcanzaba. Véase que recién se
introdujo la cuestión en el mes de octubre de 2006 (v.
presentación de fs. 571), mientras que la sentencia de
primera
274/280)
instancia
y
la
data
de
de
alzada
septiembre
de
de
diciembre
de
2003
(fs.
2004
(fs.
488/491). De modo que el planteo que dio lugar al dictado
de la resolución que, a su vez, motiva la denuncia, fue a
todas luces extemporáneo” (fs. 78 vta./79).
Entiende que “no caben dudas de que, tal como
lo
concluyó
la
sala
en
el
pronunciamiento,
en
la
sentencia de fs. 274/280 medió evidente error material al
mandar a llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de
Montecristo’ en lugar de contra ‘El Conde Montecristo
S.R.L.’;
pues
no
se
invocó
que
exista
otra
persona
denominada ‘El Conde de Montecristo’ ni la condena podía
alcanzar
a
un
nombre
de
fantasía,
que
no
tiene
personalidad jurídica. De ello se deriva que, tal como
19
también se consignó en el fallo, la convalidación del
error dando primacía a una solución formal por sobre la
verdad
sustancial
resultaría
contrario
a
elementales
principios que rigen la administración. Cabe acotar en
ese sentido que, conforme lo tiene dicho la Corte Suprema
de Justicia de la Nación, los errores en que incurra una
decisión
debe
ser
necesariamente
rectificados
por
los
jueces, pues el cumplimiento de una sentencia informada
por vicios semejantes, lejos de preservar, conspira y
destruye la institución de la cosa juzgada, de inequívoca
raigambre constitucional, que debe amparar, más que el
texto formal del fallo, la solución real prevista en él
(CSJN, Fallos, 317:1664). Cabe recordar la doctrina del
Alto
Tribunal
que
condena
como
arbitrarias
las
interpretaciones de normas procesales que conducen por
exagerado rigor formal a la frustración de los derechos
sustanciales en juego (CSJN, Fallos 288:55)” (fs. 79).
“Como
corolario
de
ello,
nieg[a]
haber
incurrido en el ‘prevaricato’ que se [le] imputa, delito
que para tipificarse exige el dictado de una resolución
contraria a la ley a sabiendas de esa contradicción, es
decir, con malicia, mala fe o dolo del juzgador (C.N.
Crim. y Correcc. Sala V, 26/8/99, ‘Wilde, Zulma’; id.
Sala
VI,
26/2/03,
‘Lambois’;
id.
Sala
VII,
31/3/05,
‘Kiper Claudio’). Está claro que en el caso no existió
resolución
contraria
a
la
ley,
ni
–eventualmente-
conocimiento o voluntad de tal circunstancia” (fs. 79/79
vta.).
Afirma que “al margen de lo anterior, si por
hipótesis pudiera considerarse que el tribunal incurrió
en error al ponderar las constancias de la causa, de
todos modos nunca podría ello invocarse como causal de
enjuiciamiento de los magistrados, porque, como lo tiene
dicho el Alto Tribunal, esa situación encuentra remedio y
es privativa de los tribunales superiores o de la propia
Corte Suprema mediante las vías recursivas pertinentes
(Fallos
otros).
271:175;
En
igual
301:1237;
sentido,
285:161;
el
propio
277:223,
Consejo
entre
de
la
Magistratura ha establecido que carece de potestad de
20
Consejo
de la Magistratura
constituirse
en
instancia
cuestionamientos
del
revisora,
denunciante
y
que
apuntan
cuando
a
la
los
esfera
jurisdiccional, es en ese marco donde deben encontrar
respuesta (cfr. Resoluciones 118/07 y 128/07); pues no
deben inmiscuirse –ni directa ni indirectamente- en la
competencia jurisdiccional (Res. 119/07)” (fs. 79 vta.).
Manifiesta
que
“es
importante
destacar,
para
finalizar, que aún no está agotada en la causa la vía
recursiva
motiva
jurisdiccional
la
denuncia.
respecto
Véase
de
que,
la
por
decisión
un
lado,
que
el
denunciante planteó –a fs. 886/888 de las actuacionesrecurso de nulidad y recusó con causa tanto al suscripto,
como a los ex integrantes de la sala que firmaron el
decisorio. Si bien [se] exp[idió], en los términos del
CPr.: 22, rechazando la posible configuración de causales
de recusación (fs. 890), dicho planteo aún no ha sido
resuelto.
Al
propio
denunciante
tiempo,
dedujo
y
por
recurso
otro
lado,
extraordinario
el
por
arbitrariedad – a fs. 891/896-, que tampoco ha merecido
aún consideración por parte del tribunal” (fs. 79/80).
Como
conclusión
refiere
que
“los
hechos
que
motivan la denuncia pueden entonces resumirse así: i) se
demandó a ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’; ii) la acción
tuvo como base un pagaré suscripto con la aclaración ‘PP
El Conde de Montecristo’ aunque se acompañó un poder en
el
que
el
confirió
apoderado
facultades
de
que
El
Conde
ciertos
de
Montecristo
abogados
acepten
SRL
en
préstamo una suma coincidente con la del pagaré; iii) la
intimación
Montecristo;
de
pago
iv)
al
se
dirigió
oponer
contra
excepciones,
El
El
Conde
de
Conde
de
Montecristo S.R.L. admitió haber suscripto el pagaré en
blanco e hizo referencias a la causa
de la obligación en
el instrumentada; v) la sentencia de trance y remate –de
septiembre
de
2003-
se
dictó
contra
El
Conde
de
Montecristo sin especificación de tipo societario; vi) El
Conde de Montecristo S.R.L. apeló la sentencia sin hacer
referencia a la discordancia, vii) el tribunal de alzada
rechazó el recurso; viii) recién tres años después de
dictada la sentencia –en octubre de 2006- se advirtió el
21
error incurrido en la sentencia y se planteó sobre esa
base la improcedencia de la ejecución; ix) tanto el juez
de
primera
instancia
como
la
sala
que
integr[a]
rechazaron el planteo de nulidad” (fs. 80).
Señala que “lo que consideró, en definitiva, es
que
había
mediado
error
material
al
mandar
llevar
adelante la ejecución contra ‘El Conde de Montecristo’ en
lugar de contra ‘El Conde de Montecristo S.R.L.’” (fs.
80).
Ofrece
Comisión
lo
completo
‘Del
Felicidad
como
“prueba
estimará
c/
el
necesario,
Pozo
El
para
Fernández
Conde
de
caso
(…)
de
de
el
que
expediente
Estévez,
Montecristo
la
Avelina
S.R.L.’
(N°
25.735/02). Sin perjuicio de ello, adjunt[a] fotocopias
certificadas
de
las
fojas
mencionadas
en
esta
presentación” (fs. 80 vta.).
Señala
como
“cuestiones
relacionadas
(…)
que
hace algunos años, cuando el suscripto se desempeñaba
como juez de primera instancia, fue denunciado penalmente
por el doctor Eladio Javier Gómez Prieto –profesional que
en estas actuaciones representa a la parte ejecutante-,
acusación que fue en definitiva desestimada. La causa
tramitó en el Juzgado Correccional N°9, a cargo de la
Dra.
Ana
Díaz
Cano.
Por
último,
inform[a]
que
en
el
pronunciamiento que motiva esta denuncia intervinieron,
además del suscripto, los doctores Martín Arecha –que en
ese momento subrogaba la vocalía N°15- y Rodolfo Ramírez
–titular de la vocalía N°14-, pero que ya no integran el
tribunal a raíz de sus sendas renuncias presentadas y
aceptadas por el Poder Ejecutivo Nacional a partir del
1/9/08” (fs. 80 vta.).
V. Seguidamente, se presenta ante este Consejo
de
la
Magistratura
integrante
de
la
el
Sala
Dr.
“E”
Rodolfo
de
la
A.
Cámara
Ramírez,
ex
Nacional
de
Apelaciones en lo Comercial, en los términos previstos en
el art. 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y
Acusación (fs. 84/85).
En
primer
lugar
deja
constancia
que
“por
decreto 1318/2008 del Poder Ejecutivo Nacional (B.O. del
22
Consejo
de la Magistratura
19/8/08), [le] ha sido aceptada la renuncia al cargo de
Juez de la Cámara Nacional en lo Comercial de la Capital
Federal, Sala ‘E’, a partir del 1° de septiembre de 2008,
y que [se] h[a] acogido al beneficio jubilatorio de la
ley 24.018” (fs. 84).
Refiere que “v[iene] a adherir a los términos
expresados en los capítulos 1 a 4 del escrito de defensa
presentado en este expediente por el señor juez de Cámara
Dr. Ángel O. Sala el 19 de diciembre de 2008, los que
compart[e] íntegramente y d[a] por reproducidos en razón
de
brevedad.
ofrecida
Igualmente
(cap.
5)
y
adhier[e]
[se]
a
remit[e]
la
a
prueba
las
allí
constancias
acompañadas a dicha presentación” (fs. 84).
Señala bajo el título “Inexistencia de conducta
antijurídica”,
y
“sin
perjuicio
de
las
remisiones
efectuadas en el apartado anterior y a riesgo de ser
reiterativo,
[que
se]
resolución
dictada
el
expediente
caratulado
permit[e]
29
de
“Del
sostener
agosto
Pozo
de
que
2008
Fernández
de
en
la
el
Estévez,
Avelina Felicidad c/ El Conde de Montecristo SRL” (n° de
registro 25.735/02), en cuanto confirmó la resolución de
fs.
666/668
–
que
a
su
vez
desestimó
el
planteo
de
nulidad de la ejecución deducido por la demandada- exhibe
suficientes fundamentos fácticos y jurídicos que excluyen
la tacha de ‘abuso procesal por arbitrariedad’ invocada
injustamente
por
la
denunciante
(ver
punto
1
del
petitorio). Recuérdese que, tal como ha sido meritado por
la Sala E en el auto interlocutorio antes mencionado, la
intimación
de
pago
fue
dirigida
contra
El
Conde
de
Montecristo SRL; fue esta sociedad quien se presentó y
opuso las defensas que estimó le correspondían. Y ha sido
la misma persona jurídica la que se agravió de la condena
apelando
la
aludida
sentencia,
lo
que
no
puede
interpretarse –según se puntualizó- sino en el sentido de
que entendió que la condena alcanzaba a su parte. En esa
inteligencia,
la
Sala
estableció
que
no
podía
convalidarse el evidente error material de que se hubiera
mandado llevar adelante la ejecución contra ‘El Conde de
Montecristo’- esto es, sin el aditamento SRL-; pues tal
23
temperamento
hubiese
importado
amparar
una
solución
formal por sobre la verdad sustancial que debe atender
todo
pronunciamiento
judicial
(pto.
ii,
ap.
B,
fs.
880/vta. del expte. 25.735/02)” (fs. 84 vta.).
Afirma
que
“aunque
los
fundamentos
reseñados
excluyen, a [su] juicio sin lugar a dudas, la pretendida
antinormatividad
de
la
resolución
cuestionada
en
la
denuncia, cre[e] conveniente agregar que, como ha sido
considerado por ese Consejo –con cita de jurisprudencia y
doctrina-, la hipotética contradicción objetiva a la ley
o la errónea interpretación del derecho no configuran el
delito de prevaricato atribuido por la denunciante, en
tanto no se pruebe la malicia o mala fe del juzgador
involucrado;
pues
lo
contrario
importaría
admitir
que
toda sentencia revocada constituiría el delito de mención
(res.
N°84/99).
Y
en
el
presente
caso
–más
allá,
destac[a], de haberse fallado de acuerdo a derecho-, la
denunciante
no
ha
ofrecido
ninguna
medida
de
prueba
tendiente a demostrar la existencia del dolo específico
que requiere la figura el prevaricato (art. 269 del Cód.
Penal)” (fs. 84 vta./85).
En
un
independencia
sentencias”
de
apartado,
los
jueces
y
que
“la
manifiesta
modificatorias,
prevé
bajo
en
el
el
el
contenido
ley
art.
título
14,
“La
de
las
24.937
y
sus
ap.
último
B,
párrafo, que ‘Queda asegurada la independencia de los
jueces en materia del contenido de las sentencias’” (fs.
85).
Sostiene que “es así que por aplicación de la
norma antedicha, el Consejo de la Magistratura ha tenido
oportunidad de establecer que ese órgano carece de la
potestad de constituirse en una instancia revisora de las
decisiones
judiciales,
limitándose
su
competencia
a
analizar la conducta de los magistrados. De tal modo,
cuando los cuestionamientos de la denunciante apuntan a
la esfera jurisdiccional, es en ese marco donde deben
encontrar
128/07;
respuesta
entre
(conf.
otras).
En
Resoluciones
este
sentido,
N°118/07
es
y
criterio
reiterado del Alto Tribunal, que los posibles desaciertos
24
Consejo
de la Magistratura
de una resolución judicial en materia opinable –como los
que,
por
mera
hipótesis,
podrían
haber
incurrido
al
dictarse la resolución objetada- encuentra remedio y es
privativa
de los tribunales superiores o en su caso de
la Corte Suprema de Justicia mediante las vías recursivas
previstas
pertinentes
285:191;
301:1237).
(ver
Y
a
Fallos:
propósito
puntualizar que contra la precitada
29/8/08,
la
aquí
extraordinario,
cuya
de
277:223;
ello,
cabe
resolución de fecha
denunciante
sobre
271:175;
dedujo
un
admisibilidad
recurso
aún
no
ha
mediado decisión (ver sistema informático de consulta de
causas en www.pjn.gov.ar)” (fs. 85).
Finalmente, señala que “por todo ello, en la
convicción
de
no
haber
incurrido
en
ninguna
conducta
susceptible de reproche, solicit[a] la desestimación sin
más
trámite
de
la
denuncia
que
dio
origen
a
estas
actuaciones” (fs. 85).
VI. Por último, realiza su descargo, el Dr.
Martín Arecha, ex integrante de la Sala “E” de la Excma.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, en los
términos del art. 11 del Reglamento de la Comisión de
Disciplina y Acusación (fs. 97/98).
Refiere que “corresponde a los fines del debido
tratamiento de la denuncia, hacer saber que la Cámara de
Apelaciones en lo Comercial aceptó por acuerdo del 22 de
julio
de
2008,
[su]
renuncia
a
la
convocatoria
para
desempeñar[se] como Vocal de la Sala E, la que se hizo
efectiva a partir del 1 septiembre del mismo año. Esa
decisión fue puesta en conocimiento de la Corte Suprema
de Justicia de la Nación y de este Consejo” (fs. 97).
Manifiesta
que
“en
ejercicio
del
derecho
de
defensa, formul[a] adhesión a los claros términos del
Señor
Juez
Ángel
O.
Sala
(19/12/08),
lo
ha[ce]
en
relación a los capítulos (…) de la misma y a la prueba
ofrecida, solicitando que también se tengan en cuenta las
constancias que fueron acompañadas en esa oportunidad.
Sin perjuicio de ello, afirm[a] que la decisión de la
Sala E, del 29 de agosto de 2008 en autos ‘Del Pozo
Fernández
de
Estévez,
Avelina
F.
c/
El
Conde
de
25
Montecristo SRL
s/Ejecutivo’ resultó adecuada al derecho
aplicable al caso juzgado. En esa línea, y sin perjuicio
de
la
adhesión
formulada,
es
de
destacarse
que
la
ejecución fue deducida contra ‘El Conde de Montecristo
SRL
s/ejecutivo’
firmado
por
con
un
base
en
un
pagaré
representante
de
que
‘El
aparece
Conde
de
Montecristo’- sin el aditamento SRL-; fue intimada de
pago la sociedad de responsabilidad limitada, que opuso
defensas
e
incluso
alegó
haber
realizado
pagos.
La
sociedad de responsabilidad limitada intimada de pago, no
alegó
diferencias
entidad
que
ejecutado,
jurídicas
aparecía
ni
entre
como
siquiera
se
esa
sociedad
libradora
sostuvo
que
y
la
del
documento
los
domicilios
fueran distintos. Pero además, el representante de ‘El
Conde de Montecristo’ y el de ‘El Conde de Montecristo
SRL’, resultaría ser la misma persona, ello en base al
‘cotejo’ de las firmas del pagaré y de quién luego dedujo
el
recurso
de
apelación
que
motivó
la
decisión
cuestionada. Es además la misma persona que formula la
denuncia que respondo”.
Sostiene que “de los términos de la denuncia,
se infiere que se alegan diferencias entre la SRL y la
libradora del pagaré ejecutado, que en realidad y en lo
concreto no se trataría del mismo sujeto. Sin embargo,
desde
el
punto
Montecristo’
es
de
vista
jurídico,
una
denominación
‘El
de
Conde
fantasía
de
(ver
Echeverri, Raúl A. en ‘Manual de derecho comercial’ p.
169/170, ed. 1977) que no se sostuvo que fuera utilizada
por
algún
sujeto
–distinto
que
fuera
titular
de
ese
nombre. Por otra parte el art. 147 de la ley 19.550,
refiriéndose
a
la
denominación
responsabilidad
limitada
aquella
utilice
que
no
abreviatura,
de
modo
de
establece
la
que
las
sociedades
una
sanción
indicación
se
puede
del
tipo
afirmar
que
e
para
o
su
una
sociedad de responsabilidad limitada, no deja de ser tal
por el indebido empleo de su denominación, y así cuando
se
reúnen
una
serie
de
elementos
razonablemente sostener que se trata
que
permiten
del mismo sujeto –
como ocurre en el caso- y no de dos entidades diferentes,
26
Consejo
de la Magistratura
la decisión, como la adoptada por la Sala E el 29/8/08,
sin
duda
exhibe
debido
fundamento
legal
y
no
es
susceptible de reproche” (fs. 97 vta./98).
Señala que “no existe abuso de derecho, ni se
configura prevaricato. Como surge de la adhesión y de lo
expuesto
precedentemente,
la
decisión
cuenta
con
fundamentos tanto de hecho como de derecho, ello descarta
cualquier reproche de exceso o abuso de parte de quienes
suscribieron como jueces, la decisión de la Sala E. Es
más,
insist[e]
expuestos,
no
en
que
permiten
los
fundamentos
calificar
la
jurídicos
decisión
como
apartada o contradictoria con las normas aplicables al
caso.
De
entonces
ninguna
manera
integrantes
de
se
puede
la
Sala
reprochar
E
de
la
que
los,
Cámara
de
Apelaciones en lo Comercial, hubieran procedido con el
dolo
específico
siquiera
que
que
hubiera
requiere
mediado
el
‘prevaricato’,
voluntad
de
decidir
ni
en
contra de lo previsto en la ley” (fs. 98).
Sostiene que, con relación a “la independencia
de los jueces y el contenido de las sentencias (…) por su
claridad y precisión, [se] adh[iere] a la presentación de
la defensa formulada por el Dr. Rodolfo Ramírez, con el
mimo título del capítulo” (fs. 98).
Expresa que respecto a la “ampliación de prueba
[p]ara el supuesto de ser negado o desconocido, que desde
el 1 de septiembre de 2008, [se] encuentr[a] jubilado por
haberse aceptado [su] renuncia a la convocatoria para la
Vocalía 15 (Sala E) de la Cámara de Apelaciones en lo
Comercial, [por lo que] solicit[a] se libre oficio a la
Presidencia de la Cámara para que informe la fecha en que
fue aceptada [su] renuncia; y además para que se informe
por Secretaría de este Consejo, si desde esa fecha h[a]
hecho efectiva [su] jubilación (ley 24018)” (fs. 98/98
vta.).
VII. Formulados entonces, los correspondientes
traslados y efectuada la compulsa de los antecedentes
acompañados por los distintos presentantes, esta Comisión
se avocó al análisis de los cuestionamientos efectuados.
27
VIII. Que en primer lugar, cabe delimitar si
las
conductas
central
de
que
la
el
denunciante
presentación
aduce
son
como
pasibles
objeto
de
ser
reprochables en términos disciplinarios por este Consejo
de la Magistratura, teniendo en cuenta para ello también,
las presentaciones realizadas por los jueces denunciados.
IX. En efecto, según surge de la denuncia del
Sr. Eduardo Doura, en su carácter de apoderado de la
firma “El Conde de Montecristo S.R.L.”, le imputa al Dr.
Cosentino haber cometido prevaricato al haber modificado
los términos de la sentencia en la cual se condenaba a
“El Conde de Montecristo” por “El Conde de Montecristo
S.R.L.” siendo que la sentencia se encontraba ya firme,
y, en el caso de los integrantes de la Sala “E” de la
Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial,
por haber confirmado dicha resolución.
X. En el caso del Dr. Javier Cosentino, quien
actualmente se desempeña como juez titular del Juzgado
Nacional de Primera Instancia en lo Comercial N° 8, el
magistrado explicó a partir de qué fecha se hizo cargo
del Juzgado y por qué motivo debió subsanar el error
aludido en la sentencia dictada en fecha 11 de septiembre
del año 2003 por el Dr. Atilio González.
En
efecto,
surge
de
las
constancias
que
en
dicho resolutorio suscripto por el Dr. González, en el
punto IV se expresó: “De conformidad con lo solicitado y
lo
dispuesto
sentenció
por
esta
los
causa
artículos
de
remate
542
y
y
551
mando
del
Cpr.
continuar
la
ejecución hasta que el Conde de Montecristo” (fs. 68).
Al
momento
de
tener
que
resolver
el
Dr.
Cosentino la nulidad planteada, el magistrado expresó que
“sobre la improcedencia de la ejecución contra el Conde
de
Montecristo
274/280
se
SRL,
mandó
a
si
bien
en
la
sentencia
continuar
la
ejecución
de
fs.
contra
“El
Conde de Montecristo”, sin indicar el tipo societario,
ello se debió a un mero error material, tal como lo
señalara el propio nulidicente a fs. 285, I. Asimismo,
cabe
destacar
que
el
recurrente,
al
fundamentar
la
apelación interpuesta en el apartado II (v. fs. 307315),
28
Consejo
nada
alega
de la Magistratura
al
respecto.
En
ese
sentido
la
referida
consideración de la demandada aparece auto contradictoria
con la posición que sostuvo al plantear la nulidad de
referencia,
esa
desestimable
en
doctrina
de
actitud
auto
justicia
los
actos
contradictoria
conforme
propios
con
(venirse
la
es
conocida
contra
factum
proprium non vallet)” (fs. 70).
Se puede observar así, que entonces quien dicta
sentencia
fue
otro
magistrado
y
que
al
plantear
el
apoderado la imposibilidad de realizarse la ejecución de
la sentencia por distinto demandado, allí es cuando se
aclara que la ausencia del tipo societario se debió a un
mero error material.
XI.
En
cuanto
a
la
presentación
realizada
contra los integrantes de la Sala E de la Excma. Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Comercial, cabe mencionar
que
actualmente
sólo
el
Dr.
Sala
continúa
siendo
integrante de dicha Sala, atento que los Dres. Arecha y
Ramírez,
se
acogieron
al
beneficio
jubilatorio
(cfr.
resulta V y VI).
XII.
Que,
conforme
surge
de
la
sentencia
confirmatoria de la resolución del Dr. Cosentino, los
integrantes de la Sala “E”, fallaron conforme a derecho,
atento
a
los
fundamentos
allí
vertidos
y
que
vale
reproducirlos en este instancia “b) Por otro lado, el
recurrente sostiene que la nulidad de la ejecución con
fundamento en que la condena contenida en la sentencia –
dictada
contra
“El
Conde
de
Montecristo”
habría
sido
dirigida a una persona distinta a su parte –dado que su
denominación social es “El Conde de Montecristo S.R.L.”.
Ahora bien, coincídese con el magistrado de grado en que
medió evidente error material al mandar a llevar adelante
la
ejecución
contra
“El
Conde
de
Montecristo”
(v.
sentencia de fs. 274/280) en lugar de contra “El Conde de
Montecristo S.R.L.”. Véase que la intimación de pago fue
practicada contra “El Conde de Montecristo S.R.L.” (v.
fs.
54);
quién
se
presentó
y
opuso
las
defensas
que
estimó le correspondían (v. fs. 62/66); nótese además que
la sociedad se agravió de la condena dictada apelando la
29
aludida sentencia (v. fs. 285 y 307/315), lo que puede
interpretarse sino en el sentido de que entendió que la
condena alcanzaba a su parte” (fs. 72).
“Entonces,
actuado
la
posteriormente
pretensión
implicaría
de
nulificar
convalidar
el
lo
error
aludido mediante la exclusiva invocación de la preclusión
de la cosa juzgada. Pero resulta contrario a elementales
principios
que
rigen
la
administración
de
justicia
amparar el predominio de una solución formal por sobre la
verdad
sustancial
a
la
que
debe
atender
el
pronunciamiento (…) El transcurso del plazo previsto por
el
CPr.:166,
2
no
enerva
la
conclusión
precedente
ni
excluye, por lo demás, aquella facultad de enmendar el
error de la competencia del magistrado, puesto que de no
procederse en tal sentido quedaría alterado el contenido
sustancial
del
fallo
(cfr.
Este
Tribunal,
“Banco
Latinoamericano S.A. c/ Expreso Argentino”, del 09/09/89;
id. Sala B, “Lekeitio S.A. c/ Curtarse Curtiembre Arg.
S.A. s/ord.” del 14/02/91)” (fs. 72 vta.).
XIII.
Posteriormente
se
solicitaron
copias
certificadas de las actuaciones caratuladas “Cosentino,
Javier J. s/prevaricato”, que tramitan ante el Juzgado
Nacional en lo Criminal de Instrucción N° 12, a cargo del
Dr. Ricardo Arturo Warley.
De la compulsa de las actuaciones surge, que
más
allá
del
apelación
estado
actual
interpuesto-,
–archivo
no
se
con
recurso
de
advierten
hechos
ni
probanzas cargosas en detrimento de la situación del Dr.
Javier Cosentino.
A fs. 121 de dichas actuaciones, el magistrado
resuelve archivar la denuncia de acuerdo a lo dictaminado
por el titular de la Fiscalía de Instrucción N°26. Así el
magistrado, consideró citando al titular de la acción
pública que: “luego de analizar los relatos de los hechos
formulados por el denunciante, entendió que no resulta
posible adoptar temperamento alguno contra el imputado
Javier
Cosentino,
denuncia”.
acción
Ello,
pública
en
debiéndose
virtud
sostuvo
de
que
archivar
que,
“no
el
la
presente
titular
puede
de
la
atribuírsele
30
Consejo
de la Magistratura
fehacientemente
al
nombrado
Cosentino
(…)
accionar
ilícito alguno”.
CONSIDERANDO:
1°) Que en la denuncia presentada por el Sr.
Doura, se pone de manifiesto únicamente la disconformidad
con
las
decisiones
cuestionados.
aplicación
En
la
innumerables
Magistratura
dictadas
este
orden
doctrina
casos
la
de
los
ideas,
elaborada
anteriores
de
por
por
Nación,
que
y
este
magistrados
resulta
de
mantenida
en
Consejo
sostiene
de
que
la
las
decisiones de los magistrados jueces solamente pueden ser
revisadas
resultan
en
la
ajenas
instancia
a
su
judicial
competencia
y
en
principio
disciplinaria
y
de
acusación.
Respecto a este aspecto, debe tenerse en cuenta
que hubo un pronunciamiento del Superior en revisión de
lo resuelto por uno de los magistrados, que confirmó la
decisión con fundamentos ajustados a derecho y apoyados
en antecedentes de ese mismo Tribunal (Ver resulta X y
XIII).
En conclusión, se puede afirmar que estamos ante
decisiones fundadas en derecho y sustentadas en criterios
similares ya resueltos por el mismo Tribunal, como surge
de las citas realizadas por la Sala E. Por ello, de
ningún modo, pueden tener aptitud cargosa para los jueces
denunciados.
Surge entonces, que motiva la presentación del
Sr. Doura, la intención de
manifestar disidencias con lo
resuelto por los distintos magistrados en ejercicio de su
labor.
Además, resulta importante destacar que en el
caso
puntual
de
la
sentencia
cuestionada,
pudo
ser
encaminada por las vías procesales establecidas a tal fin
y en ese sentido, la decisión del superior consistió en
la
convalidación
de
la
resolución
cuestionada
y
que
motivara la denuncia.
31
2°) Que en virtud de todo lo expuesto, sólo
puede concluirse que la actuación de los magistrados se
encuentra amparada en el propio marco de independencia de
los
jueces
por
el
contenido
de
sus
sentencias
y
decisiones, como se encuentra asegurado en el artículo 14
de la ley 24.937 y sus modificatorias.
Entonces, teniendo en cuenta este marco legal y
que el sistema republicano supone el ejercicio de las
funciones
exclusivas
de
cada
uno
de
los
poderes
del
estado dentro de un marco de independencia razonable, se
tiene por principio desde larga data que los asuntos que
sólo
expresen
naturaleza
de
disconformidad
procesal
competencia
través
la
de
o
este
los
de
fondo,
Consejo
remedios
y
con
decisiones
exceden
sólo
previstos
el
son
por
el
de
ámbito
de
revisables
a
ordenamiento
procesal, como se vislumbra en el caso de la denuncia
presentada por el Sr. Eduardo Doura.
Por otro lado, cabe recordar, que nuestro Alto
Tribunal ha entendido que lo “atinente a la aplicación e
interpretación de normas jurídicas en un caso concreto es
resorte exclusivo del juez de la causa sin perjuicio de
los recursos que la ley procesal concede a las partes
para subsanar errores o vicios en el procedimiento o para
obtener
reparación
pronunciamientos
a
del
los
magistrado
agravios
pudieren
que
los
ocasionarle”
(Fallos 303:741).
3°)
Que
en
virtud
de
lo
precedentemente
expuesto, no surge irregularidad alguna en la actuación
de los magistrados denunciados que configure alguna de
las causales de remoción prevista en el artículo 53 de la
Constitución Nacional, ni falta disciplinaria establecida
en la ley 24.937 y sus modificatorias, correspondiendo
desestimar la presente denuncia.
4°)
Ramírez
y
Que
Martín
en
cuanto
Arecha,
la
a
los
Dres.
presente
Rodolfo
denuncia
se
E.
ha
tornado abstracta en virtud de que ambos magistrados se
han acogido al beneficio jubilatorio, como manifestaran
al momento de realizar el descargo en los términos del
artículo 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y
32
Consejo
de la Magistratura
Acusación. No obstante ello, cabe destacar también que
comprende a los ex magistrados lo expuesto en cuanto a la
falta
de
virtualidad
de
las
imputaciones
para
ser
pasibles de reproche disciplinarios y/o de proceso de
remoción.
haber
En
tal
continuado
sentido,
en
su
corresponde
cargo
de
señalar
magistrados,
que
de
hubiera
correspondido también la desestimación a su respecto.
Por ello,
SE RESUELVE:
1°) Desestimar la denuncia formulada contra el
doctor Javier J. Cosentino, titular del Juzgado Nacional
en lo Comercial N° 8, y del Dr. Ángel O. Sala, integrante
de
la
Sala
“E”
de
la
Excma.
Cámara
Nacional
de
Apelaciones en lo Comercial.
2°) Declarar abstracta la denuncia en relación
con los Dres. Martín Arecha y Rodolfo A. Ramírez, ex
integrantes de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Comercial, de conformidad con lo expuesto en el
considerando 4.
3°) Notificar al denunciante, a los magistrados
denunciados y archivar las actuaciones.
Regístrese.
Firmado por ante mí, que doy fe.
Fdo: Luís María Bunge Campos - Hernán L. Ordiales (Secretario General)
33
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