Número de registro: 24348 Décima Época Instancia: Tribunales

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AMPARO DIRECTO 724/2012.
Número de registro: 24348
Décima Época
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo: Libro XIX, Abril de 2013
Página: 2197
PAGARÉ. CUANDO SU FECHA DE VENCIMIENTO SE LLENA EN MOMENTO
POSTERIOR A SU SUSCRIPCIÓN Y ESE HECHO SE PRUEBA FEHACIENTEMENTE,
PERO EXISTE CONTROVERSIA EN CUANTO A QUE LA FECHA ASENTADA NO
FUE ACORDADA, LA CARGA DE LA PRUEBA SOBRE EL PACTO RELATIVO SE
REVIERTE AL ACTOR.
AMPARO DIRECTO 724/2012. 8 DE NOVIEMBRE DE 2012. MAYORÍA DE VOTOS.
DISIDENTE: MARÍA CONCEPCIÓN ALONSO FLORES. PONENTE: INDALFER
INFANTE GONZALES. SECRETARIO: TOMÁS ZURITA GARCÍA.
CONSIDERANDO:
QUINTO. Los conceptos de violación son infundados.
En principio, se analiza la inconformidad relativa a que fue incorrecto que se impusiera a la
quejosa la carga de la prueba de que los depósitos exhibidos por la demandada, correspondían
a otro préstamo diverso al pagaré base de la acción, así como que su contraparte adeuda el
total de este último.
Que lo anterior, porque ese criterio es transgresor del artículo 1194 del Código de Comercio,
porque fue la demandada quien aseveró en su contestación de demanda, que los depósitos que
efectuó los hizo a cuenta del pagaré base de la acción, razón por la cual, era a ella a quien
correspondía probar la excepción de pago parcial que opuso, en virtud de que era su deber
demostrar que en efecto existían esos pagos parciales y que además están relacionados con el
documento base de la acción, pues, de lo contrario, se impondría a la quejosa acreditar un
hecho negativo, como es la inexistencia o ausencia de pago.
Los anteriores argumentos son infundados, ya que cuando la demandada opone la excepción
de pago y la actora acepta haber recibido los pagos que su contraparte manifiesta haber
realizado, pero argumenta que no se hicieron con motivo del título de crédito reclamado, sino
que fueron aplicados a una diversa relación comercial autónoma de la que dio origen al
pagaré; entonces, la carga probatoria se revierte a la actora para demostrar la existencia de la
diversa relación comercial respecto de la cual se hicieran los pagos por ella aceptados, pero
además que esos pagos los aplicó a diversa relación comercial.
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AMPARO DIRECTO 724/2012.
Así lo sustentó nuestro Máximo Tribunal, al resolver la contradicción de tesis 85/2002-PS,
que dio origen a la jurisprudencia 1a./J. 16/2003, visible en la página setenta y uno, del Tomo
XVII, abril de dos mil tres, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que dispone:
"EXCEPCIÓN DE PAGO. CUANDO EL ACTOR NO OBJETA LAS DOCUMENTALES
QUE LA SUSTENTAN Y MANIFIESTA QUE EL PAGO SE REALIZÓ CON MOTIVO
DE UN ADEUDO DIVERSO AL RECLAMADO, A ÉL CORRESPONDE LA CARGA DE
LA PRUEBA. De lo dispuesto en el artículo 1195 del Código de Comercio, se desprende
que, por regla general, el que niega no está obligado a probar, pero excepcionalmente debe
hacerlo cuando su negación envuelve la afirmación expresa de un hecho. En esa virtud,
corresponde al actor la carga de la prueba de que el pago con que pretende excepcionarse su
contraparte se refiere a un adeudo diverso al reclamado, cuando al desahogar la vista
correspondiente dicho actor no sólo no objeta las documentales que sustentan la excepción,
sino además sostiene que el pago se realizó con motivo de otra deuda, pues al mismo tiempo
que niega que el pago con que se excepciona su contraparte corresponda al adeudo que se le
reclama, afirma de manera expresa que ese pago se realizó con motivo de otra obligación."
En la especie, el actor reclamó el pago de un pagaré por el monto total ahí señalado y la
demandada opuso entre otras excepciones, la de pago parcial, sustentada en que previo a la
instauración de la demanda, efectuó diversos depósitos bancarios a cuenta del monto total del
título de crédito; de ahí que no adeudaba la suma total amparada por este último.
En relación a ello, la actora en el escrito presentado el trece de junio de dos mil doce, por el
cual desahogó la vista que le fue conferida de las excepciones y defensas opuestas por su
contraparte, manifestó textualmente:
"En primer lugar hago notar a su señoría la falsedad con que se conduce la demandada, pues
contrario a lo que refiere la misma, en su contestación de demanda, los depósitos que realizó
de ********** no fueron a cuenta del pagaré materia de esta controversia, por el contrario,
se aplicaron a un diverso préstamo que la suscrita hice a la demandada y que fue realizado a
la misma mediante cheques efectuados a su petición a nombre de una constructora, pues así
solicitó la demandada se hiciera. Esto es, la suscrita realicé diversos préstamos a la
demandada, y el que es materia de esta controversia no ha sido liquidado ni parcial ni
totalmente por la **********. Tal y como acredito con las documentales que anexo al
presente y que precisamente demuestran la existencia de diversos mutuos otorgados a favor
de la demandada, resultando que los depósitos de ********** que refiere en su contestación,
fueron aplicados a cuenta de esos otros préstamos (de ahí que esos no fueren demandados en
esta vía, pues ya están liquidados). En consecuencia, es evidente la mala fe en que incurre la
demandada al pretender acreditar con pagos hechos a cuenta de diversos mutuos, supuestos
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pagos realizados a cuenta del pagaré base de la acción. Lo que evidentemente es falso, la
ahora demandada no ha realizado pago alguno a cuenta del pagaré base de la acción."
De acuerdo a lo anterior, es evidente que la ahora quejosa no negó expresamente la recepción
de los pagos efectuados por su contraria sino que inclusive afirmó que correspondían a
relaciones distintas al pagaré reclamado, razón por la cual, en términos del criterio obligatorio
citado en párrafos que anteceden, la carga de la prueba sobre esa afirmación recae en la
accionante; de ahí que resulta ajustada a derecho la fijación de la carga de la prueba
contenida en el acto reclamado al habérsele impuesto a la ahora quejosa.
Inclusive, resalta que mediante escrito presentado el veinte de junio de dos mil doce, la actora
formuló objeción a los documentos exhibidos por su contraparte, por tres razones
fundamentales como fueron que acreditaban unos depósitos hechos a un número de cuenta
que no fue designada como domicilio de pago, porque no constaba que fueron aceptados por
la beneficiaria del pagaré reclamado y no se apreciaba que hubiesen sido realizados a cuenta
de ese título de crédito, así como porque fueron efectuados sin la presencia e intervención de
la actora, por lo que desconoció su validez.
Así, valorada esa objeción en cuanto a la manifestación de que no se aplicaron a cuenta del
pagaré reclamado, con lo vertido en el desahogo de vista a que se hizo alusión, se pone en
evidencia la actualización del supuesto contenido en la jurisprudencia transcrita en párrafos
que anteceden y que conlleva a la reversión de la carga de la prueba a la actora.
En otro aspecto se plantea como concepto de violación, que es ilegal que se tomen en
consideración los pagos parciales exhibidos por la demandada a cuenta del documento basal,
pues este último no contiene algún registro y/o anotación sobre esos supuestos pagos
parciales y su contraparte tampoco acreditó que hubiese notificado a la actora que esos
depósitos debían tomarse a cuenta del pagaré reclamado, ni que se hayan realizado en el lugar
de pago señalado para tal efecto.
Que el artículo 130 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, contempla la
hipótesis de pago parcial en tratándose de pagarés y reglamenta el mecanismo para
demostrarlo, siendo que de conformidad con el contenido de ese precepto, la demandada no
exhibió recibos expedidos por la impetrante, ni constan en el pagaré los supuestos pagos
parciales realizados, lo que atendió a que se hicieron a cuenta de diferentes convenios
habidos entre las partes que no tienen relación alguna con el pagaré materia de la presente
controversia.
Que aunado a lo anterior, tocaba a su contraria probar que se pactaron pagos parciales a
cuenta del pagaré en una cuenta bancaria, que esos pagos parciales fueron realizados a cuenta
del título de crédito reclamado y que se notificó a la acreedora de que esos pagos eran para tal
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fin y no para un diverso préstamo otorgado.
Que por esas razones, la simple exhibición de unas fichas de depósito realizadas a una cuenta
que no aparece descrita en el pagaré base de la acción, carece de fuerza legal para tener por
acreditados los pagos parciales a cuenta del pagaré base de la acción.
Apoyó su argumento en la tesis de rubro: "TÍTULOS DE CRÉDITO, PAGO PARCIAL DE
LOS. NO CABE LA SUPLETORIEDAD A LA CODIFICACIÓN MERCANTIL."
Los anteriores razonamientos son infundados ya que al respecto, la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, se ha pronunciado en jurisprudencia en el sentido de que la excepción de pago
o pago parcial de un pagaré, puede demostrarse a través de cualquier elemento de prueba y no
necesariamente con la anotación en el propio título de crédito de dichos pagos.
Tal criterio se contiene en la jurisprudencia 1a./J. 107/2009, de la Primera Sala del Alto
Tribunal, emitida al resolver la contradicción de tesis 136/2008-PS, consultable en la página
trescientos setenta y siete, del Tomo XXXI, abril de dos mil diez, Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, del tenor siguiente:
"TÍTULOS DE CRÉDITO. LA EXCEPCIÓN DE PAGO TOTAL O PARCIAL PUEDE
ACREDITARSE CON OTROS MEDIOS DE PRUEBA PERMITIDOS EN LA LEY,
DISTINTOS DEL PROPIO DOCUMENTO, DE LA ANOTACIÓN EN SU REVERSO DE
LOS PAGOS PARCIALES EFECTUADOS O DE UN RECIBO QUE DEMUESTRE SU
LIQUIDACIÓN. Conforme a los artículos 129 y 130 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito, el pago de un título ejecutivo debe hacerse precisamente contra su
entrega y los abonos parciales realizados deben anotarse en el documento crediticio; sin
embargo, ello no es obstáculo para que en un juicio ejecutivo mercantil, al contestar la
demanda, el deudor acredite la excepción de pago total o parcial del documento con otros
medios de prueba distintos a él, a la anotación en su reverso de los pagos parciales efectuados
o a un recibo que demuestre su liquidación, pues acorde con el artículo 1194 del Código de
Comercio, la dilación probatoria concedida en estos juicios es para desvirtuar dichos títulos,
es decir, para que el demandado justifique sus excepciones. Lo anterior es así, porque si bien
un título de crédito es una prueba preconstituida de la acción, lo cual significa que por el solo
hecho de que ésta se funde en ese documento es innecesario demostrar su procedencia o la
relación causal que le dio origen, ello no implica que sea una prueba preconstituida del
adeudo o que éste no se haya pagado. Además, en términos del artículo 1205 del citado
Código, son admisibles como medios probatorios todos los elementos que puedan producir
convicción en el ánimo del juzgador acerca de los hechos controvertidos o dudosos; de
manera que la confesión judicial expresa hace prueba plena y tiene el alcance suficiente para
acreditar el pago total o parcial del documento crediticio cuando concurren las circunstancias
de haber sido hecha por persona capaz de obligarse con pleno conocimiento, sin coacción ni
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violencia, respecto de un hecho propio y concerniente al negocio, y conforme a las
formalidades de ley (capítulo XIII del Código de Comercio), sobre todo porque esta prueba
no pierde valor sólo por estar frente a otra preconstituida, ya que, se reitera, ésta es en
relación con la acción y no con el adeudo. Asimismo, una vez satisfechos los requisitos
previstos en el artículo 1302 del Código aludido, la prueba testimonial constituirá un indicio
al que, adminiculado con otras probanzas, el juez podrá otorgar validez probatoria para
acreditar el dicho del deudor en el sentido de que pagó al acreedor total o parcialmente un
título de crédito."
Por esa razón, la circunstancia de que en el título de crédito base de la acción, no conste la
anotación de los pagos parciales exhibidos por la demandada, no constituye impedimento
alguno para que fueran tomados en cuenta.
Además, conforme a las consideraciones de párrafos precedentes, la accionante no negó
haber recibido las cantidades de dinero amparadas por los recibos bancarios exhibidos por la
demandada, sino que inclusive, afirmó que corresponden a diversos adeudos o relaciones
contractuales entre las partes; de ahí que le correspondía la carga de la prueba sobre esto
último.
Ello hace que no corriera a cargo de la demandada el demostrar haber notificado de tales
depósitos a la ahora quejosa ni la expedición de recibos, pues ésta reconoció la recepción de
ese numerario y al afirmar que corresponden a diverso adeudo, como se vio con anterioridad,
se le revirtió la carga de la prueba a ese respecto.
Ahora bien, respecto a esto último, se plantean como conceptos de violación:
Que se omitió realizar un estudio completo de las actuaciones del juicio, toda vez que la
quejosa exhibió adjunto a su escrito de desahogo a la vista de excepciones y defensas,
documentales consistentes en una constancia emitida por ********** así como las copias de
los cheques ********** y ********** que acreditan la existencia de préstamos a la
demandada independientes del pagaré reclamado. Sin embargo, que se les restó eficacia
probatoria pero pasando por alto que no fueron objetadas por la demandada y, como
consecuencia de ello, en términos del artículo 1296 del Código de Comercio, tenían pleno
valor demostrativo como si hubieren sido reconocidas expresamente.
Que al concatenarse entre sí, demuestran que existió una "salida de dinero" por cheques
expedidos por la quejosa, cuyo destino final fue a favor de la demandada, pues era para la
adquisición de su departamento y ello ponía en evidencia la existencia de un mutuo a favor
de la enjuiciada.
Que en nada trasciende que ese préstamo haya sido anterior a la fecha de suscripción del
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pagaré, pues en todo caso lo que no podría ser lógico es que el préstamo fuera posterior a los
depósitos que exhibió la demandada.
Que del escrito de doce de junio de dos mil doce, se desprendía que otorgó diversos mutuos a
la hoy tercera perjudicada, razón por la cual existen unos depósitos que se hicieron a cuenta
de esos cheques exhibidos en copia.
Que las copias fotostáticas al no ser objetadas de forma alguna, deben ser consideradas como
indicio en el ánimo del juzgador, el que adminiculado con la carta de la promotora que
exhibió y que tampoco fue objetada, generaban la certeza de la existencia del diverso
préstamo.
Citó al respecto, las tesis de rubros: "DOCUMENTOS PROCEDENTES DE UNA DE LAS
PARTES EN EL JUICIO EJECUTIVO MERCANTIL Y NO OBJETADOS POR LA
CONTRARIA, VALOR PROBATORIO DE LOS.", "DOCUMENTOS PRIVADOS
ORIGINALES Y SIMPLES NO OBJETADOS. VALOR PROBATORIO." y "COPIAS
FOTOSTÁTICAS SIMPLES. VALOR PROBATORIO DE LAS, CUANDO SE
ENCUENTRAN ADMINICULADAS CON OTRAS PRUEBAS."
Que esas probanzas debieron ser consideradas porque la carta de la promotora, se trata de una
documental original, que no fue objetada por la demandada y, por ende, constituía prueba
plena que estaba robustecida con las copias de los cheques, los que si bien son copias, es
claro que constituyen un indicio que adminiculado con dicha carta, daban como resultado la
presunción de existencia de un préstamo a favor de la demandada, lo cual tampoco fue
desvirtuado por esta última.
Los anteriores argumentos son infundados en virtud de que resulta ajustada a derecho la
conclusión contenida en el acto reclamado, respecto a que debe restarse eficacia probatoria a
las pruebas a que alude la quejosa, razón por la cual son insuficientes para probar que los
pagos parciales exhibidos por la demandada, corresponden a diversa relación del pagaré
reclamado.
Efectivamente, tales medios de convicción consisten en:
Copia simple de los cheques ********** y ********** ambos de catorce de diciembre de
dos mil seis, girados por la ahora impetrante, a favor de **********, por las sumas de
********** y "**********".
Original de un escrito sin fecha, firmado por un asesor de ventas de ********** cuyo
contenido es el siguiente:
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"********** A quien corresponda: Por medio de la presente informo que los cheques
números **********, **********, fecha 14 de diciembre de 2006 y **********,
**********, con fecha 12 de diciembre de 2006, fueron entregados como anticipo para la
compra del departamento ubicado en **********, a nombre de ********** con RFC
**********. Quedo a sus órdenes para cualquier duda o aclaración. Rúbrica ilegible.
**********. Asesor de Ventas".
Un escrito original firmado por la ahora promovente, dirigido a **********, por el que
solicitó copia de los cheques ahí citados, con cargo a la cuenta también especificada.
Por lo que toca a las copias de los cheques exhibidos, debe destacarse que existe una
distinción entre documentos originales y las copias fotostáticas, pues éstas consisten en una
simple reproducción del original del que pudiera derivar, pero que dados los avances
tecnológicos, pueden alterarse o modificarse en el proceso de reproducción de manera que no
correspondan al documento del que supuestamente derivan.
En mérito de esa distinción, tratándose de copias fotostáticas simples, no aplica la regla
contenida en el artículo 1241 del Código de Comercio, para el caso de que no sean objetadas;
es decir, la circunstancia de esa falta de objeción no produce su reconocimiento pues ello sólo
opera respecto a documentos originales.
Por esa razón, para la valoración de copias fotostáticas simples, debe acudirse
supletoriamente al precepto 217 del Código Federal de Procedimientos Civiles, esto es, queda
al prudente arbitrio del juzgador, siendo que en diversos criterios de los Tribunales de la
Federación, se ha establecido que sólo alcanzan valor indiciario.
En mérito de ello, tales copias simples carecen de valor probatorio pleno, aun ante su falta de
objeción, dada la facilidad con que pueden confeccionarse por virtud de los avances
tecnológicos; de ahí que su valoración quedaba al prudente arbitrio del juzgador y a lo sumo,
pudieran servir de indicio, que debía concatenarse con diverso elemento de prueba.
Al respecto se cita la jurisprudencia 1a./J. 126/2012 (10a.) derivada de la contradicción de
tesis 459/2011, resuelta por la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en
sesión de veinticuatro de octubre de dos mil doce, de la que tuvo conocimiento este tribunal
en términos del artículo 195 de la Ley de Amparo, del tenor siguiente:
"DOCUMENTOS PRIVADOS ORIGINALES Y COPIAS FOTOSTÁTICAS SIMPLES. SU
VALOR PROBATORIO EN LOS JUICIOS MERCANTILES. En el artículo 1296 del
Código de Comercio, de contenido idéntico al numeral 1241 del mismo ordenamiento, el
legislador estableció que si los documentos privados presentados en original en los juicios
mercantiles -en términos del artículo 1205 del Código invocado-, no son objetados por la
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parte contraria, se tendrán por admitidos y surtirán sus efectos como si se hubieran
reconocido expresamente. Al respecto, este último numeral establece, después de un listado
enunciativo en el que contempla a los documentos privados, que también será admisible
como prueba "en general cualquier otra similar u objeto que sirva para averiguar la verdad",
entre los cuales están las copias simples. Ahora bien, los documentos originales y las copias
fotostáticas no son lo mismo, pues éstas son simples reproducciones de documentos
originales que pueden alterarse o modificarse en el proceso de reproducción, de modo que no
correspondan al documento que supuestamente reproducen y, por ello, constituyen elementos
de convicción distintos regidos por diferentes normas y con diferente valor probatorio; de ahí
que conforme al indicado artículo 1296, las copias simples no pueden tenerse por reconocidas
ante la falta de objeción, como sucede con los documentos privados exhibidos en original.
Así, para determinar el valor probatorio de las copias fotostáticas simples en un
procedimiento mercantil, ante la falta de disposición expresa en el Código de Comercio, debe
aplicarse supletoriamente el artículo 217 del Código Federal de Procedimientos Civiles, el
cual ha sido interpretado por este alto tribunal en el sentido de que las copias fotostáticas
simples deben ser valoradas como indicios y adminicularse con los demás elementos
probatorios que obren en autos, según el prudente arbitrio judicial."
Por su parte, en lo que toca a la carta o constancia emitida por la constructora antes citada,
debe restársele eficacia demostrativa, aun ante su falta de objeción por parte de la ahora
tercera perjudicada, en virtud de que si bien es cierto que los artículos 1241 y 1296 del
Código de Comercio, señalan que los documentos o correspondencia provenientes de las
partes, no objetados por la contraria, se tendrán por reconocidos, también lo es que esa regla
aplica precisamente a aquellas documentales en las que "las partes" hayan participado y no
así cuando es elaborado por un tercero ajeno a la controversia.
Por esa razón, ante esta hipótesis, corre a cargo del oferente de la prueba su
perfeccionamiento, a través de la ratificación de firma, razón por la cual, al no haberse
desahogado tal medio de perfeccionamiento, no puede tener pleno valor probatorio.
Además, debe resaltarse que aun cuando este documento hace referencia a las copias simples
de los cheques antes citados, en estos últimos aparece como beneficiaria de tales títulos de
crédito una persona moral diversa quien elaboró esa carta o constancia, de ahí que no exista
una concatenación entre ambas.
Igualmente, con independencia del valor que pueda revestir, sólo acreditaría su contenido en
cuanto a que una empresa recibió diversos pagos mediante cheques expedidos por la ahora
impetrante, pero ello no implica que tal entrega de dinero se deba a un mutuo entre las aquí
contendientes, tal cual afirmó la quejosa.
Finalmente, en lo que respecta al diverso escrito dirigido a la institución bancaria antes
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mencionada, sólo acreditaría la solicitud de los originales de los cheques ahí descritos, mas
no así alguna cuestión diversa.
En este orden, aun de la valoración conjunta a tales documentales, no es posible tener por
acreditado fehacientemente, que los depósitos bancarios exhibidos por la demandada,
corresponden a diversa relación o vínculo contractual entre las partes como pudiera ser el
mutuo que afirmó la accionante al desahogar la vista de las excepciones y defensas, toda vez
que su alcance demostrativo a lo sumo sería probar de manera indiciaria, que entre las
contendientes existió un acuerdo por virtud del cual la actora entregó diversas cantidades de
dinero a una constructora para que la demandada adquiriera una vivienda, mas no así que ello
sea por un mutuo y que a él se hubiesen aplicado los pagos parciales exhibidos.
Máxime, que conforme a lo que se expuso en párrafos que anteceden, la carga de la prueba se
revirtió a la accionante y por ello, estaba obligada a acreditar fehacientemente, la existencia
de ese mutuo y que a tal contrato aplicó los pagos parciales, y al respecto, las pruebas que
ofreció y desahogó son insuficientes.
Aunado a que, no se demuestra que esa relación comercial sea distinta a la obligación por la
cual pudo haber surgido el pagaré base de la acción, ni mucho menos que al ser un mutuo o
préstamos diferente como lo aduce la quejosa, esa diversa deuda esté saldada o haya sido a la
cual se aplicaron los pagos parciales amparados por las fichas de depósito exhibidas por la
ahora tercera perjudicada.
Además, debe destacarse que la falta de objeción de esas documentales, no beneficia a la
quejosa ya que el fin de objetar un documento en cuanto a su alcance y valor probatorio, es
evitar la posible presunción o reconocimiento tácito que pudiera generarse ante tal falta de
objeción, pero ello no implica que en el supuesto de que no se objete, tenga pleno alcance
demostrativo de un hecho.
Esto es así porque debe diferenciarse el valor probatorio de una prueba de su alcance
demostrativo, para lo cual se cita la tesis I.3o.A.145 K del Tercer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito, localizable en la página trescientos ochenta y
cinco, del Tomo XIV, octubre de mil novecientos noventa y cuatro, Octava Época, del
Semanario Judicial de la Federación, que señala:
"VALOR Y ALCANCE PROBATORIOS. DISTINCIÓN CONCEPTUAL. AUNQUE UN
ELEMENTO DE CONVICCIÓN TENGA PLENO VALOR PROBATORIO, NO
NECESARIAMENTE TENDRÁ EL ALCANCE DE ACREDITAR LOS HECHOS QUE A
TRAVÉS SUYO PRETENDA DEMOSTRAR EL INTERESADO. La valoración de los
medios de prueba es una actividad que el juzgador puede realizar a partir de cuando menos
dos enfoques; uno relacionado con el continente y el otro con el contenido, el primero de los
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cuales tiene como propósito definir qué autoridad formal tiene el respectivo elemento de
juicio para la demostración de hechos en general. Esto se logrará al conocerse qué tipo de
prueba está valorándose, pues la ley asigna a los objetos demostrativos un valor probatorio
pleno o relativo, previa su clasificación en diversas especies (documentos públicos, privados,
testimoniales, dictámenes periciales, etcétera. Código Federal de Procedimientos Civiles,
Libro Primero, Título Cuarto), derivada de aspectos adjetivos de aquéllos, tales como su
procedimiento y condiciones de elaboración, su autor y en general lo atinente a su génesis. El
segundo de los enfoques en alusión está vinculado con la capacidad de la correspondiente
probanza, como medio para acreditar la realización de hechos particulares, concretamente los
afirmados por las partes. A través de aquél el juzgador buscará establecer cuáles hechos
quedan demostrados mediante la prueba de que se trate, lo que se conseguirá al examinar el
contenido de la misma, reconociéndose así su alcance probatorio. De todo lo anterior se
deduce que el valor probatorio es un concepto concerniente a la autoridad formal de la
probanza que corresponda, para la demostración de hechos en general, derivada de sus
características de elaboración; a diferencia del alcance probatorio, que únicamente se
relaciona con el contenido del elemento demostrativo correspondiente, a fin de corroborar la
realización de los hechos que a través suyo han quedado plasmados. Ante la referida
distinción conceptual, debe decirse que la circunstancia de que un medio de convicción tenga
pleno valor probatorio no necesariamente conducirá a concluir que demuestra los hechos
afirmados por su oferente, pues aquél resultará ineficaz en la misma medida en que lo sea su
contenido; de ahí que si éste es completamente ilegible, entonces nada demuestra, sin
importar a quién sea imputable tal deficiencia o aquélla de que se trate."
Así, debe concluirse que la falta de objeción de una documental, no implica en forma
necesaria que se tendrán por probados los hechos pretendidos por su oferente, sino que ello
dependerá de la idoneidad de la documental, de su contenido, etc.
Máxime, cuando se trate de un documento proveniente de tercero, como ocurre en la especie,
pues en este caso, la falta de objeción no puede tener el alcance de un reconocimiento
expreso, si la contraparte del oferente no fue quien lo suscribió; motivo por el cual, es
necesario su perfeccionamiento a través de dicho tercero, pues como se dijo, la regla
contenida en los numerales 1241 y 1296 del Código de Comercio, sólo aplica para
documentos o correspondencia provenientes de las partes, al ser obvio que no puede tenerse
por reconocido un documento por quien no lo elaboró.
Al respecto se comparte, la tesis IV.3o.C.7 C del Tercer Tribunal Colegiado en Materia Civil
del Cuarto Circuito, visible en la página mil uno, del Tomo XVIII, octubre de dos mil tres,
Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, de rubro y texto:
"DOCUMENTOS PRIVADOS PROVENIENTES DE UN TERCERO. SU VALOR
PROBATORIO. Si bien los artículos 1205 y 1296 del Código de Comercio establecen que
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son admisibles como medios de prueba todos aquellos elementos que produzcan convicción
en el ánimo del juzgador acerca de los hechos controvertidos o dudosos, y que los
documentos privados y la correspondencia procedente de uno de los interesados, presentados
en juicio por vía de prueba y no objetados por la parte contraria se tendrán por admitidos y
surtirán sus efectos como si hubieren sido reconocidos expresamente, ello no implica
considerar como válido que la responsable otorgue pleno valor probatorio a una documental
privada proveniente de un tercero que no haya sido objetada por las partes, pues sólo tiene
valor de indicio si no se corrobora con otras probanzas."
En mérito de todo lo expuesto, se insiste, las documentales ofrecidas por el quejoso resultan
insuficientes para probar que los depósitos bancarios exhibidos por la demandada,
corresponden y fueron aplicados a diverso adeudo; de ahí lo infundado de los conceptos de
violación relativos.
En otro aspecto, con fundamento en el artículo 79 de la Ley de Amparo, se estudian de forma
conjunta las inconformidades en las que la quejosa plantea que la Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia derivada de la contradicción de tesis
18/2003-PS, estableció que es válido asentar los datos de fecha de vencimiento de un pagaré,
de forma posterior a su suscripción, siempre que se haga antes de la presentación para su
pago, en términos del precepto 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
Que en mérito de ello, carece de razón el juzgador responsable al negar como cierta la fecha
de pago contenida en el documento base de la acción, como es el veintinueve de diciembre de
dos mil diez, pues esa fecha se asentó antes de ser presentado para su pago; de ahí que a
criterio de la quejosa, resulta ilegal que se tuviera como cierto el pago parcial de **********
realizado el uno de noviembre de dos mil diez. Sin embargo, que si se considera que el título
de crédito era pagadero a la vista y el primer supuesto pago parcial se hizo en la fecha citada,
entonces esa fecha debía tenerse como de su vencimiento.
Que lo anterior porque el pagaré jamás estipula la procedencia de pagos parciales.
Que derivado de lo anterior, resulta absurdo lo resuelto por el juzgador responsable porque la
fecha de vencimiento, al haber sido asentada antes de la presentación de pago del título de
crédito, es válida y así debió entonces considerarse por el Juez de origen y, por ende, la fecha
de mora, debía considerarse a partir del treinta de diciembre de dos mil diez.
Que de considerarse procedente la aplicación de los pagos parciales por un monto de
********** dichos pagos acreditarían con mayoría de razón la fecha de vencimiento
estipulada en el pagaré base de la acción y que además deben aplicarse primero a accesorios.
Los anteriores argumentos son infundados por los siguientes motivos.
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Debe citarse la jurisprudencia 1a./J. 30/2005 a que alude la quejosa, emitida por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, al resolver la contradicción de tesis
18/2003-PS, consultable en la página trescientos sesenta del Tomo XXI, mayo de dos mil
cinco, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, del tenor
siguiente:
"PAGARÉ. LA PROMESA INCONDICIONAL DE PAGAR UNA SUMA
DETERMINADA DE DINERO, ES UN REQUISITO DE EXISTENCIA. En términos de la
fracción II, del artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, la
promesa incondicional de pago constituye la declaración de voluntad del firmante en virtud
de la cual se obliga a hacer efectiva la cantidad de dinero reseñada en el documento a la
persona que figure inicialmente como tenedor, o a los sucesivos tenedores del título al
vencimiento de éste. En ese sentido, el pago ha de referirse forzosamente a una cantidad
determinada que no puede quedar en blanco, ello por dos razones: por un lado, porque debe
cumplirse con el principio de literalidad contenido en el artículo 5o. de la Ley General de
Títulos y Operaciones de Crédito que implica que el beneficiario de un título no puede exigir
al deudor algo que no esté previsto en su texto, pues derivado de éste, el universo de
obligaciones y derechos creado con la expedición de un título, no puede, ni debe tener otra
interpretación que la realizada respecto de lo que esté contenido de manera escrita en el
documento; por otro lado, porque se estaría contrariando lo previsto por el artículo 170,
fracción II, del mismo ordenamiento que prevé expresamente que el pagaré deberá contener
‘La promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero’."
De lo anterior se obtiene que ese criterio obligatorio hace referencia a un diverso elemento de
los títulos de crédito denominados pagarés, como es la promesa incondicional de pago de una
suma determinada de dinero, razón por la cual, en ese sentido no sería aplicable al caso
concreto.
No obstante, para efectos de la presente controversia, de su ejecutoria resalta que el Alto
Tribunal del País, estableció que el pagaré cuenta con requisitos formales, que de no
cumplirse dan lugar a la inexistencia, y hay otros cuya ausencia es presumida por la ley,
supliendo la omisión, por lo cual deben ser considerados requisitos de eficacia.
Los primeros, consisten en la mención de ser pagaré inserta en el texto del documento, la
promesa incondicional de pagar una suma determinada de dinero y la firma del suscriptor, o
de la persona que firme a su ruego o en su nombre.
Por tanto, al tratarse de requisitos de existencia, deben encontrarse cubiertos a la suscripción
del documento, de lo contrario éste no podrá ser considerado como tal.
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En lo que toca a los segundos, entre los que se encuentra la época y el lugar de pago, si bien
resultan necesarios para que los títulos de crédito produzcan plenamente sus efectos, éstos
pueden ser satisfechos por quien, en su oportunidad debió llenarlos, hasta antes de la
presentación del título para la aceptación o para su pago, pero su falta de precisión no impide
que el pagaré exista como tal. Ello en términos del artículo 15 de la Ley General de Títulos y
Operaciones de Crédito.
Asimismo, de la ejecutoria en comento resalta que se estableció que el requisito de época y
lugar de pago, se trata de uno de eficacia, pues hace posible el cobro del documento y, por
tanto, puede ser satisfecho por el tenedor legítimo del documento que es el interesado en
hacerlo efectivo, en términos del artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, además de que la propia ley prevé la forma de subsanar el defecto, en diversos
preceptos del mismo ordenamiento, lo que corrobora que no se trata de requisito de existencia
sino de eficacia.
De acuerdo a lo expuesto, es evidente que lo único resuelto por el Alto Tribunal en la
jurisprudencia en comento y que fue invocada por la quejosa, es que la fecha de pago o
vencimiento de un pagaré, se traduce en un requisito de eficacia que puede ser llenado en
forma posterior a su suscripción hasta antes de su presentación para su pago, en términos del
artículo 15 de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito.
No obstante, esa ejecutoria no dilucidó el punto aquí en controversia, consistente en qué
ocurre cuando precisamente ese requisito de eficacia fue llenado en momento posterior a la
suscripción del pagaré, ese hecho es confesado por el tenedor o beneficiario o es probado por
cualquier elemento de prueba, pero existe controversia en cuanto a que nunca fue acordado
por las partes que la fecha asentada fuera en la que debía saldarse, lo que incide directamente
en el momento en que debe considerarse que el obligado incurre en mora y comienzan a
computarse los intereses moratorios.
Para dilucidar lo anterior, cabe señalar que según la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, el pagaré tiene esa naturaleza, lo que implica que se trata de un documento necesario
para ejercitar el derecho literal que en él se consigna; que contiene una promesa
incondicional de pago que hace el suscriptor al beneficiario y que debe cumplir con los
requisitos que la misma ley establece, a efecto de acceder a una vía privilegiada de cobro
mediante el juicio ejecutivo mercantil.
En efecto, la ley regula un procedimiento de excepción que tiene como sustento la existencia
de un documento que contiene un derecho reconocido por las partes y que prueba, por sí
mismo, la obligación del deudor, ya que en él se consigna la existencia del derecho; se
definen al acreedor y al deudor y se determinan la prestación cierta, líquida y exigible de
plazo, así como las condiciones cumplidas, razón por la cual, cuando se funda en este tipo de
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documentos la tramitación del juicio reviste gran celeridad.
Resulta entonces que en el sistema jurídico mexicano al pagaré se le atribuyen dos
características fundamentales sobre las cuales se sustenta su naturaleza jurídica, pues es
considerado título ejecutivo y constituye una prueba preconstituida de la acción, y eso es así
en tanto que los títulos ejecutivos exhibidos por la actora para fundamentar su acción son
precisamente los elementos demostrativos que, por sí mismos, constituyen prueba plena del
derecho que en ellos se consigna. Ello justifica ese procedimiento de excepción.
Sin embargo, no debe pasarse por alto que el pagaré, como acto jurídico, es de naturaleza
bilateral, ya que surge derivado del acuerdo de dos voluntades.
Ahora bien, dado lo expuesto, el pagaré debe cumplir ciertos requisitos formales para
constituirse como título ejecutivo, situación que ha conducido a identificarlo precisamente
como documento formal, y no sólo por su calidad de ser prueba preconstruida, sino porque
ello permite que el documento adquiera los principios que caracterizan a todo título de
crédito, como son la literalidad, incorporación, obligación patrimonial, solemnidad,
autonomía y circulación.
En los términos expuestos, el pagaré trae aparejada ejecución cuando cumple con los
requisitos consignados en el referido artículo 170 de la Ley General de Títulos y Operaciones
de Crédito, que son los siguientes:
I. La mención inserta en el texto del documento mediante el cual se deje claro que se trata de
un "pagaré".
II. Un enunciado o leyenda en la cual el suscriptor del documento manifieste su promesa
incondicional de pagar una suma de dinero.
III. El nombre de la persona a quien se pagará dicha suma.
IV. La época y lugar en que se hará el pago.
V. El lugar y fecha en donde el documento se suscribe.
VI. La firma del suscriptor, es decir, de la persona que promete hacer el pago.
Como ya se dijo, todos los anteriores requisitos son formales y, por ello, son necesarios en el
texto del documento para su aceptación o pago en la vía ejecutiva, en términos del artículo 14
de la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito, y así lo ha determinado el Alto
Tribunal del País en diversos criterios obligatorios.
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Lo antes expuesto, pone aún más en evidencia la bilateralidad del pagaré, pues tanto
suscriptor como beneficiario acuerdan los términos en que serán satisfechos esos requisitos.
Ahora bien, es evidente que lo óptimo sería que en el acto de su firma se asentaran en el
pagaré todos y cada uno de los requisitos aludidos; sin embargo, ante la imposibilidad o
dificultad que esto representa en la práctica, la misma ley, en su artículo 15, admite una
satisfacción posterior, pero esa facultad debe entenderse limitada a la voluntad de ambas
partes; es decir, a que exista acuerdo previo de la manera en que el llenado posterior se
llevara a cabo, dada la bilateralidad del documento.
Al respecto, quedó expuesto con anterioridad que constituyen requisitos de existencia del
pagaré y que deben ser llenados al momento de su suscripción, sin que se permita su llenado
en forma posterior, la mención expresa de ser pagaré, la promesa incondicional de pago de
una cantidad líquida de dinero y la firma del obligado; mientras que en lo que toca a la fecha
y lugar de pago, se trata de un requisito de eficacia que puede ser satisfecho en momento
posterior pero hasta antes de presentarse para su pago.
Ahora bien, debe destacarse que el hecho de que conforme al artículo 15 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito, permita ese llenado posterior tratándose de la fecha de
pago o de vencimiento, hasta antes de la presentación para su pago, a juicio de este tribunal,
únicamente implica que en el supuesto de que así ocurra, tal circunstancia no se traduce en
una alteración del documento y que hace que no pierda su ejecutividad para intentar su cobro
en la vía mercantil privilegiada como es la ejecutiva.
No obstante, debe resaltarse que ese requisito incide directamente en el momento en el que el
suscriptor incurrirá en mora por falta de pago, razón por la cual debe considerarse que cuando
durante el juicio el demandado se inconforma y opone como excepción ese llenado posterior,
de una forma en la que las partes no hubiesen acordado, se revierte la carga de la prueba al
actor para acreditar que la fecha que estampó, atendió a un acuerdo previo de las partes.
En efecto, la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito establece la forma en que
puede suscribirse un pagaré, respecto a la fecha de vencimiento o cuando ésta no se establece
en el propio texto del documento.
En relación a ello, el numeral 79 de ese ordenamiento legal, aplicable al pagaré por
disposición expresa del precepto 174, señala que la letra de cambio o el pagaré pueden
suscribirse a la vista, a cierto tiempo vista, a cierto tiempo fecha y a día fijo, siendo que
cuando de la literalidad del documento no se advierta alguna mención al respecto, se
entenderá pagadero a la vista.
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De acuerdo a todo lo expuesto, pueden darse, entre otros, los siguientes supuestos en la
práctica:
1. Aquel en el que las partes acuerdan una fecha de vencimiento del pagaré conforme a las
formas de vencimiento establecidas en el numeral 79 antes citado; caso en el cual no habrá
lugar a duda del momento en el que el suscriptor incurre en mora por falta de pago.
2. Otro en el que las partes acuerdan la fecha de vencimiento o pago, pero que al momento de
la suscripción, no lo plasman en el propio título de crédito; sin embargo, por disposición del
precepto 15 de la ley en cita, es permisible al tenedor o beneficiario del documento, llenarlo
en forma posterior hasta antes de la presentación para su pago, sin que ello implique una
alteración del título de crédito, al tratarse de un requisito de eficacia y no de existencia.
Sobre este punto, deben mencionarse otras hipótesis que pueden ocurrir, como son:
a) Aquella en la que al reclamarse el pago vía judicial, y a pesar de que queda debidamente
probado que la fecha de vencimiento o pago se hizo en forma posterior a la suscripción del
documento, pero ambas partes están de acuerdo en que la fecha plasmada fue aquella que
previamente habían acordado; caso en el cual, el día siguiente a esa fecha, será a partir de la
cual el obligado incurrirá en mora, o en su caso, a falta de ésta, desde el día siguiente al
emplazamiento que surte efectos de interpelación, cuando el pagaré sea pagadero a la vista.
b) Otra más en la que las partes, al momento de la suscripción no acordaron fecha de
vencimiento o pago, o simplemente no se plasmó en el título de crédito, pero que previo al
momento en que se reclama su pago vía judicial, el tenedor o beneficiario satisface ese
requisito y la excepción opuesta por la demandada, se sustenta precisamente en la
circunstancia de que no hubo acuerdo respecto a la fecha que consta en el título de crédito
demandado.
En este supuesto, debe resaltarse que aun cuando el título de crédito se trata de una prueba
preconstituida del derecho literal que contiene, en la hipótesis de que quede demostrado
durante la secuela procesal ese llenado posterior a través de cualquier elemento de prueba, a
criterio de este tribunal, corresponderá al actor demostrar que la fecha llenada en momento
posterior, atiende a un acuerdo previo entre las partes de que ese sería su vencimiento o fecha
de pago.
Ello atiende en principio, a la naturaleza bilateral del pagaré, pues son el suscriptor y
beneficiario quienes externan su voluntad en cuanto a los términos y límites de la obligación
cambiaria, y ante su defecto, la propia Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito,
señala la manera de suplir la omisión de algún requisito, pero nunca permite que se atienda a
una sola voluntad.
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En segundo lugar, conforme a los artículos 1194 a 1196 del Código de Comercio, que regulan
las cuestiones relativas a la carga de la prueba, la falta de acuerdo sobre una fecha de
vencimiento o pago de un título de crédito, se traduce en un hecho negativo que por tanto el
suscriptor y demandado, estaría imposibilitado a probar.
En cambio, el tenedor o beneficiario del título está en plena aptitud de acreditar que el
llenado que hizo en el documento relativo a su fecha de vencimiento, atendió a un acuerdo
previo entre las partes, ya que se trata de un hecho positivo.
Sin que este criterio implique que se prive al documento de su carácter de prueba
preconstituida, o que vaya en contra del principio de literalidad, pues al quedar demostrado
en el juicio ese llenado posterior, ello pone en evidencia que al momento de la suscripción,
ese requisito o elemento no fue satisfecho por voluntad de ambas partes, es decir, no se trata
de una cuestión que literalmente se integró al documento, sino que atendió a un elemento
externo al momento en que las partes manifestaron sus voluntades, razón por la cual, debe
revertirse la carga de la prueba al actor sobre el pacto de la fecha de vencimiento y en caso de
no existir, deberá considerarse al pagaré como pagadero a la vista.
De no considerarse así, implicaría que quedara al libre arbitrio del beneficiario, estampar una
fecha de vencimiento que incide directamente en el momento a partir del cual empezarían a
correr intereses moratorios, sin que exista un pacto entre las partes, y en detrimento a la
naturaleza bilateral del acto jurídico.
Aún más, porque la propia Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito señala que ante
la omisión en el llenado de la fecha de vencimiento o pago, debe entenderse pagadero a la
vista; de ahí que ello pone en evidencia que si bien es cierto que permisible es el llenado
posterior a la suscripción del pagaré, de ese requisito, también lo es que ello debe entenderse
únicamente en cuanto a que esa circunstancia no lo priva de su naturaleza ejecutiva, pero no
así que deba quedar al arbitrio del tenedor el momento en que pueda reclamar intereses
moratorios, sino que a falta de acuerdo deberá entenderse pagadero a la vista y ello implica
que ese accesorio correrá a partir de la interpelación judicial relativa como pudiera ser el
emplazamiento y no así al día siguiente de una fecha que haya llenado sin el pacto relativo.
Apoya este criterio, en lo conducente, la tesis I.6o.C.350 C del Sexto Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito, consultable en la página mil novecientos cincuenta y
nueve, del Tomo XXII, agosto de dos mil cinco, Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, de contenido siguiente:
"PAGARÉ. SU LLENADO POR EL TENEDOR, PARA SATISFACER LOS REQUISITOS
Y MENCIONES PARA SU EFICACIA QUE SE HUBIERAN OMITIDO EN LA
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SUSCRIPCIÓN DEL DOCUMENTO Y PREVIO A LA PRESENTACIÓN PARA SU
ACEPTACIÓN O PAGO, NO CONSTITUYE ALTERACIÓN DEL DOCUMENTO NI
DEMERITA SU CARÁCTER DE TÍTULO EJECUTIVO.-De acuerdo con el artículo 15 de
la Ley General de Títulos y Operaciones de Crédito el llenado de un pagaré para satisfacer
los requisitos y menciones para su eficacia, que se hubieren omitido en la suscripción y
previo a la presentación para su aceptación o pago, es una facultad de la que goza el
beneficiario o tenedor del título, de tal manera que dicha circunstancia o actitud, no
constituye una alteración del documento de que se trata. Tomando en cuenta lo anterior, si el
suscriptor aduce que como el pagaré no mencionaba la fecha de su vencimiento al suscribirlo
y el requisito de eficacia se llenó después por el tenedor, debe entenderse pagadero a la vista,
sin que pueda prosperar la excepción o defensa de alteración para restar carácter ejecutivo al
documento, en virtud de la facultad de que goza el beneficiario para completar las menciones
y requisitos de que carezca el título cambiario para su eficacia, en términos del precepto legal
invocado; máxime si durante el juicio no se prueba el acuerdo de voluntades en sentido
contrario a su contenido."
En el caso, la actora reclamó el pago de un pagaré de cuyo contenido se advierte que consta
como fecha de vencimiento o pago, el veintinueve de diciembre de dos mil.
En relación con ello, la demandada controvirtió esa cuestión y adujo que al momento de la
suscripción de ese título de crédito, las partes no habían acordado tal fecha de vencimiento,
sino que había sido puesto unilateralmente por su contraparte en forma posterior.
Para acreditar esa afirmación, le fue recibida a la enjuiciada, la confesional a cargo de la
actora, desahogada en audiencia celebrada el cinco de julio de dos mil doce, y en lo que
interesa, la posición tres formulada es como sigue:
"3. Que usted escribió con su puño y letra la fecha de vencimiento del documento base de su
acción posterior a la suscripción del mismo".
A lo que respondió:
"Sí, aclarando que fue por un error que se puso la fecha errónea"
Tal confesión cuenta con pleno valor probatorio de acuerdo a los artículos 1212 y 1287, al
referirse a hechos propios, realizada por persona capaz, sin coacción ni violencia, y permite
establecer, como se consideró en el acto reclamado, que la actora aceptó haber llenado en
forma posterior a la suscripción del pagaré reclamado, el rubro relativo a su fecha de
vencimiento.
En mérito de ello, para considerar esa fecha llenada posteriormente, como aquella a partir de
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la cual en caso de impago, la demandada incurría en mora, correspondía probar un acuerdo
entre las partes sobre ese momento, pues en caso contrario, el pagaré se entendería pagadero
a la vista.
Luego, al no haberse acreditado ese acuerdo y simplemente que el llenado se efectuó en
forma unilateral, el título de crédito basal debe entenderse pagadero a la vista y el momento a
partir del cual deben comenzar a computarse los intereses moratorios reclamados, es a partir
del emplazamiento a juicio, tal como se estableció en el acto reclamado.
Además, la circunstancia de que el primer pago parcial acreditado por la demandada, se haya
depositado el uno de noviembre de dos mil diez, no puede servir de base para considerar que
el pagaré vencía en esa fecha, pues al ser pagadero a la vista, tal vencimiento opera hasta que
se presente para su cobro, y que en la especie la única interpelación judicial demostrada, es la
del emplazamiento a juicio.
Máxime que en términos del artículo 130 de la Ley General de Títulos y Operaciones de
Crédito, el tenedor de un documento de esta naturaleza, no puede rechazar pagos parciales
pero sí conservarlo hasta que se le cubra totalmente, tal como ocurre en la especie, razón por
la cual, aun cuando ese título no establezca que la suma que ampara sería cubierta en
parcialidades, el acreedor aceptó esos pagos sin presentar para su cobro el documento; de ahí
que ello en nada beneficia a la quejosa.
Por virtud de todo lo expuesto, es infundado que los pagos parciales demostrados deban
aplicarse primero a accesorios ya que al haberse realizado previo a que fuera exigido el cobro
del pagaré deben reputarse a cuenta de capital.
En consecuencia, al resultar infundados los conceptos de violación, lo que procede es negar
el amparo solicitado.
Por lo expuesto y fundado, con apoyo, además, en los artículos 76 a 79 y 190 de la Ley de
Amparo, se
RESUELVE:
ÚNICO.-La Justicia de la Unión no ampara ni protege a **********, contra el acto
reclamado a la Juez Décimo Cuarto de Paz Civil del Distrito Federal, que quedó precisado en
el proemio de esta ejecutoria.
Notifíquese, con testimonio de esta resolución y en su oportunidad archívese el expediente
como asunto concluido.
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Así, lo resolvió el Décimo Primer Tribunal Colegiado en Materia Civil del Primer Circuito,
por mayoría de votos del Magistrado Indalfer Infante Gonzales y del licenciado Ivar Langle
Gómez, autorizado para desempeñar el cargo de Magistrado de Circuito por la Comisión de
Carrera Judicial del Consejo de la Judicatura Federal, en sesión de fecha doce de junio del
año en curso, de acuerdo al oficio número CCJ/ST/4340/2012 y con apoyo en el artículo 81,
fracción XXII, de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en relación con el
artículo 42, fracción V, del Acuerdo General del Pleno del Consejo de la Judicatura Federal,
en contra del voto particular de la Magistrada Presidenta María Concepción Alonso Flores,
quien lo emitió en el sentido de conceder el amparo solicitado, siendo ponente el primero de
los nombrados, quienes firman con el secretario de Acuerdos que da fe.
En términos de lo previsto en los artículos 3, fracciones II, VI, XIII y XIV, inciso c), 4,
fracción III, 8, 13, fracción IV, 14, fracción I, 18, fracciones I y II, 19, 20, fracción VI, 21 y
61 de la Ley Federal de Transparencia y Acceso a la Información Pública Gubernamental, en
esta versión pública se suprime la información considerada legalmente como reservada o
confidencial que encuadra en esos supuestos normativos.
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