1 Comité organizador- Nodo Antioquia. Miembros de la Red

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Comité organizador- Nodo Antioquia. Miembros de la Red: Universidad de Antioquia, Universidad
Pontificia Bolivariana, CINDE; Fundación Universitaria San Martin, Fundación Universitaria Luis
Amigó, Uniminuto- sede Medellín.
Con el apoyo de Fundación Bienhumano y Universidad Cooperativa de Colombia.
INDICE
PÁG
Cuidado de sí y Terapia: Un guiño filosófico
Mg. Iván Darío Carmona Aranzazu
2
Cuidado y agotamiento del terapeuta
Mg. María Victoria Builes Correa
6
La metodología del apoyo al apoyo
Psicólogo Guillermo Gutiérrez
10
El terapeuta consciente
Mg. Mónica Schnitter
14
Psicoterapia, gobierno y neoliberalismo
Mg. Mauricio Bedoya H
18
La responsabilidad profesional en los terapeutas
Mg. Carlos Mario Gallego Ospina
23
Devenir otro: transformaciones del terapeuta que atiende parejas lesbianas y gais
Mg. María Victoria Builes Correa
27
Horizontes y Desafíos para la intervención profesional del terapeuta en los
procesos de paz y post- conflicto
1
Mag. Fernanda Torres Gómez y Mag. Jenny López Gómez
28
Las emociones del terapeuta y sus efectos en el proceso de atención a
una familia con problemáticas relacionadas con abuso sexual intrafamiliar
Jáder De Jesús Lopera Medina y Juan Esteban Zapata Zapata
32
CUIDADO DE SÍ Y TERAPIA: UN GUIÑO FILOSÓFICO
Resumen
Iván Darío Carmona Aranzazu
Filosofo
Universidad Pontificia Bolivariana
“Que nadie, mientras sea joven, se muestre remiso a filosofar, ni al llegar a viejo, de
filosofar se canse. Porque para alcanzar la salud del alma, nunca se es ni
demasiado joven ni demasiado viejo.
Quien afirma que aún no le ha llegado la hora o que ya le paso la edad es como si
dijera que para la felicidad no le ha llegado aún el momento, o que ya lo dejo atrás.
Así pues, practiquen la filosofía tanto el joven como el viejo; uno, para que aun
envejeciendo, pueda mantenerse joven en su felicidad gracias a los recuerdos del
pasado; el otro, para que pueda ser joven y viejo a la vez mostrando su serenidad
ante el porvenir. Debemos meditar, por tanto, sobre las cosas que nos reportan
felicidad, porque, si disfrutamos de ella, lo poseemos todo y, si nos falta, hacemos
todo lo posible para obtenerla.” Epicuro
A partir de esta cita delimitamos una manera de entender la filosofía como un
ejercicio práctico que tiene que ver con la vida, que involucra la acción moral, y el
modo cómo los seres humanos elegimos o dejamos que otros definan nuestra
fortuna. La filosofía de la que partimos hoy consiste en aprender de nuevo a ver el
mundo; concepción que el filósofo francés Pierre Hadot nos propone en todas sus
reflexiones acerca de lo qué es la filosofía. Desaprender el mundo, desarmar su
estructura, leerlo bajo una luz diferente cada vez, jugar con su lógica hasta encontrar
el natural movimiento en el que fluye sin esfuerzo; o tal vez, simplemente,
contemplarlo para que este se manifieste en su ser en esencia paradoja. Todos los
seres humanos como ciudadanos del mundo cabemos en esta concepción de
filosofía, la filosofía como el camino, método, a través del cual buscamos la felicidad.
2
El cuidado de sí está relacionado también con la práctica médica, es decir, desde la
filosofía, con el cuidado del alma: “Gracias al souci de soi, la filosofía y la medicina
se vuelven metáfora la una de la otra y resulta como consecuencia una cierta
objetivación de cada uno como enfermo.” El estoicismo tiene como premisa que,
vistos desde el conjunto de lo social, todos estamos enfermos, con el agravante de
que lo ignoramos o, incluso, tercamente insistimos en nuestro excelente estado de
salud; el cuidado de la salud del alma parte de la claridad que tengamos de lo que
significa estar sano y cuáles son sus parámetros. Somos enfermos en tanto nuestra
vida está siendo regida por los deseos y no por la virtud, en tanto nos dominan las
inclinaciones humanas y no la razón universal que todo lo rige. En la epístola 15 se
hace énfasis en el cultivo de la filosofía para alcanzar y mantener la buena salud del
espíritu y en los ejercicios corporales para permitir estar más liviano y dispuesto a
recibir el alma, aligerar la casa del alma es la expresión que se emplea, de la misma
manera se insiste en no exagerar este dedicarse al cuerpo porque puede
distraernos del estudio y de la atención que debemos poner a los asuntos del
espíritu y de la razón. Séneca emprende una fuerte crítica al ethos burgués de su
tiempo, a ese mundo de costumbres esnobistas que desbordaban el cuidado, y que
no conducían al propósito propio de cada una de ellas, desbordaban la razón de la
naturaleza, atentando contra la moderación y la austeridad necesarias para vivir en
lo justo. Al final de la epístola 16, se invita a tomar en cuenta una cita extraída de
su lectura de Epicuro: “Si vives conforme a la naturaleza, nunca serás pobre; si,
conforme a la opinión, nunca serás rico”. De todas maneras Séneca invita al
equilibrio, a romper la tensión entre cuerpo y alma y, más bien, propone que ambas
estén al servicio de la ataraxia o tranquilidad del alma.
La filosofía como epimeleia o cura sui, cuidado de sí es medicina para el Alma o
terapia, diagnóstica a través de su examen de la cultura y de sí mismo, unos males
o enfermedades que son tanto de la cultura como del individuo. Males que nacen
de las falsas creencia, de la tiranía de los deseos y las equivocadas decisiones que
tomamos cuando elegimos por fuera de la idea del bien. Para Epicuro estos males
3
se consignan en su famoso tetrafármacos: (Temor a los dioses, temor a la muerte,
el bien es fácil de hacer, el mal fácil de soportar); lo cual en tiempos de Sócrates se
resume en el apego a la doxa o falsas creencia o el vivr una vida sin examen. Para
nuestro tiempo estos males pueden resumirse en:
•
Anemia espiritual.
•
Anomia valorativa.
•
Servidumbre mental.
•
Desmedido afán por los datos y la información al día.
•
Esclavos del tiempo.
•
Apegos.
•
Incapacidad para ver lo pequeño y simple.
•
Desaparece el diálogo, tiranía del monologo
•
Incapacidad para buscar la armonía, la auténtica belleza.
De esta manera la filosofía evidencia que el ser humano es una paradoja, el gran
dilema; el gran laberinto, lo desconocido, lo inabordable, aquello de lo cual jamás
tendremos una certeza, pero que nos obligará a la busqueda permanente de la
felicidad como salud del alma, evidenciada en la conquista de la ataraxia, la
autarquia y la autonomía.
El filósofo se asume como terapeuta, sabe del poder curativo de la palabra; en el
ejercicio que le proporciona el dialogo intenta humanizar los argumentos que se
desprenden de la razón universal, desde allí emprende el camino de la curación o
de la búsqueda de la salud, detectando los falsos argumentos que legitima la
fanática razón de la mayoría.
Buscar la salud del alma es, al mismo tiempo,
procurar la salud de la polis. En este sentido podemos concluir que el filósofo debe
ser para sí mismo y para la ciudad un parrhesiastés, su decir debe ser franco y
veraz, aunque sea perturbador y tenga como efecto producir malestar en la cultura.
Para el filósofo, como terapeuta, toda palabra, discurso o acto moral debe ser
sometido a examen. La filosofía es conversación que busca una conciencia
4
sanadora, una reflexión que debe procurar hacer comprensible las tensiones de la
existencia y el verdadero drama con que estas tensiones se instalan en la
cotidianidad.
5
CUIDADO Y AGOTAMIENTO DEL TERAPEUTA
María Victoria Builes Correa
Médica, Terapeuta de pareja y de familia
Universidad De Antioquia
La labor terapéutica implica la tensión constante entre las dimensiones del cuidado
y el agotamiento.
El cuidado de sí
El cuidado de sí desde la perspectiva grecorromana recreada por Michel Foucault
hace referencia a conocerse a sí mismo y para ello se requiere el replegarse sobre
sí. Para los antiguos, cuidar de sí u ocuparse de la justicia era sinónimo, de tal
manera que todo aquel que deseaba gobernar la polis debía primero cuidar de sí.
El cuidado de sí era a su vez una forma de constituirse sujeto, de darse forma, era
el ethos que direccionaba las formas de ser y de actuar. El cuidado de sí implica
una serie de prácticas tales como: oír música, practicar el examen de conciencia,
tomar distancia del mundo exterior para no dejarse perturbar por todo lo que ocurre
en él, soportar pruebas de dolor entre otras.
El agotamiento
En relación con el agotamiento, desde los años 70 emerge el concepto de burned
out que hace referencia al proceso de vacío físico y emocional. Esta condición se
vincula con elementos laborales, personales y del contexto social y tiene efectos en
la salud física, emocional y cognitiva del sujeto.
En relación con la práctica terapéutica algunos autores relacionan el agotamiento
con las condiciones de aislamiento, elevada interacción emocional con el sistema
consultante, control emocional sobre sí, los elevados deseos de control sobre la
6
vida del otro o los otros, sentimientos de responsabilidad sobre los demás, las
dudas sobre la propia eficacia entre otros.
Los elementos de la personalidad del terapeuta que pueden estar implicados hacen
referencia a: la tendencia a la soledad, ser excesivamente idealista y volcado sobre
los demás, dedicarse en exceso, tener expectativas exageradas sobre el propio
desempeño, ser autoritario, dominante, competitivo.
Las condiciones laborales que se han referido para el surgimiento del agotamiento
tienen que ver con: la ambigüedad del rol desempeñado, sobrecarga laboral y la
falta de estímulo o compensación.
Evidencia y estudios sobre agotamiento y resiliencia del terapeuta
En lo referente a lo que han evidenciado los estudios, el agotamiento es
inversamente proporcional a la edad y la experiencia clínica, se incrementa con las
intensas horas semanales de trabajo y con el tipo de escenario en el cual se
desempeñe la labor.
Como elementos que ayudan a combatir el agotamiento las investigaciones han
mostrado que el tener intereses personales, dedicarse a otras actividades como la
investigación, el participar en actividades académicas, el prestar atención a la propia
vida pasada, presente y futura son fuente de bienestar y aliento para sobreponerse
a la intensidad de la labor clínica. Así como el tener claros los propios límites en la
labor terapéutica y mantenerse diferenciado del sistema consultante. El hecho de
procurarse una vida fértil en tanto
disfrute,
armonización con las diversas
emociones propias y de los otros, ser capaz de disfrutar con la relación de intimidad
y con el proceso de transformación de los consultantes, cultivar relaciones nutricias
con amigos y familia, reflexión con otros colegas sobre casos, formación
permanente ayudan a mantener una perspectiva diferente de la propia vida y de la
vida de los demás.
7
Finalmente, la tensión entre cuidado y agotamiento no puede negarse, el
agotamiento puede ser leído como la posibilidad de disponerse de otras maneras
para embellecer la propia existencia, en tal sentido, el cuidado de sí
como
preocupación de sí emerge como una posibilidad de poner límite al agotamiento y
volver la mirada sobre sí en lugar de mantenerla sobre los otros. El cuidado de sí
implica tiempos y espacios que deben estar presentes a lo largo de la propia vida
para ir dando formas nuevas al terapeuta que le ayuden a cuidar de sí y del otro y
para ayudarle a éste a visibilizar en los relatos de los consultantes estas prácticas.
Referencias
1. Guy J. La vida personal del terapeuta. Barcelona: Paidós; 1995.
2. Quiceno J. Vinaccia S. “Síndrome de quemarse en el trabajo (SQT)”. Acta
Colombiana de Psicología 10 (2): 117-125. 2007.
3. Craig C. Sprang G. Compassion satisfaction, compassion fatigue, and
burnout in a national sample of trauma treatment therapists.. Anxiety Stress
Coping. 2010 May;23(3):319-39.
4. Collins S. Long A. Too tired to care? The psychological effects of working
with trauma. J Psychiatr Ment Health Nurs. 2003 Feb;10(1):17-27.
5. Rosenber T. Pace M. Burnout among mental health professionals: special
considerations for the marriage and family therapist. J Marital Fam Ther. 2006
Jan;32(1):87-99.
6. Tejada P. Gómez V. Factores psicosociales y laborales asociados al burnout
de
psiquiatras
en
Colombia.
Rev.Colomb.Psiquiatr. vol.38 no.3 Bogotá July/Sept. 2009 p.488-512.
7. Foucault M.
La hermenéutica del sujeto.
México: Fondo de Cultura
Económica; 2002.
8. Schmid, W. (2002). En busca de un nuevo arte de vivir. La pregunta por el
fundamento y la nueva fundamentación de la ética en Foucault.. Valencia:
Pre-textos; 2002. p. 351.
8
9. Castro E. El vocabulario de Michael Foucault : un recorrido alfabético por
sus temas, conceptos y autores.Argentina: Universidad Nacional de Quilmas;
2004. p.59.
10. Paredes O. Sanabria P. Prevalencia del síndrome de burnout en residentes
de especialidades médico quirúrgicas, su relación con el bienestar
psicológico y con variables sociodemográficas y laborales. Rev.Fac.Med,
ene./Jun. 2008, vol.16, no.1, p.25-32.
11. Clark P. Resiliency In the practicing marriage and family therapist. Journal of
Marital and Family Therapy Apr. 2009; 35; 2 p. 231-247.
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LA INTERVENCIÓN DE “APOYO AL APOYO”
EN LAS INSTITUCIONES Y PROYECTOS PSICOSOCIALES
Guillermo Gutiérrez G
Psicólogo, consulta particular,
Docente universitario y asesor de proyectos
PRESENTACIÓN
En los últimos años se ha generado en las instituciones y en el campo de la
intervención psicosocial la conciencia de que las personas que “apoyan” o lideran
con su intervención a otras personas, debido a sus cargos o a su trabajo en las
comunidades, necesitan a su vez “apoyo” a causa del estrés producido por su labor.
Este concepto fue inicialmente propuesto y aplicado por el Doctor inglés Michael
Balint, quien estableció a mediados del siglo XX grupos conformados por médicos
y centrados en la revisión de sus emociones y sus aspectos subjetivos relacionados
con la atención a sus pacientes. Debido a su creador, esta modalidad de
intervención fue denominada “los Grupos Balint.”
También se ha realizado este tipo de trabajo con los equipos de personas que
atienden población afectada por catástrofes naturales o contingencias sociales,
como terremotos, inundaciones, población sometida a desplazamiento o
evacuación por alto riesgo público y otras.
Por razones obvias, esta modalidad de intervención puede denominarse “El Apoyo
al apoyo”, “Grupos de apoyo al apoyo”, o simplemente, “Apoyo al apoyo”. Consiste
en generar grupos con profesionales que brindan asistencia a otras personas o a
las comunidades (psicólogos, trabajadores sociales, sociólogos, antropólogos,
médicos, enfermeras, representantes de la ley o personal con contacto directo con
la comunidad, en general) para ser liderados por un coordinador de grupos externo
10
a la institución o el proyecto de ellos, quien tiene como labor escucharlos y facilitar
su proceso grupal.
En los Grupos de Apoyo al apoyo, los participantes “se apoyan mutuamente”, con
la finalidad de reflexionar juntos sobre las maneras en que están asumiendo su
trabajo y sobre mejores estrategias para hacerlo. En este sentido, el grupo mismo
es el protagonista de la intervención.
Al mismo tiempo, los participantes “reciben apoyo” de parte del coordinador, es
decir, se enriquecen con sus anotaciones, interpretaciones, devoluciones y aportes
referentes al proceso grupal, los cuáles deben ser moderados.
Apoyo al apoyo es una metodología basada en “lo emergente”. Esto implica que el
coordinador no lleva ningún esquema a la sesión ni propone ninguna temática. Se
trabaja a partir del material que el grupo mismo presente: sus interrogantes y sus
problemáticas; sus experiencias, emociones, logros y estrategias y sus
construcciones a través de las sesiones.
Para la intervención de “apoyo al apoyo” es recomendable que los grupos sean
pequeños, idealmente entre 8 y 15 personas, aunque en casos extremos es posible
trabajar hasta con 20. Esto se debe a que se requiere un espacio que permita una
intervención claramente personalizada en la cual cada participante pueda hablar
desde lo personal y abordar asuntos como sus propios motivos de estrés ante los
usuarios o sus inquietudes por sus dificultades con su equipo de trabajo.
OBJETIVOS
Los objetivos del Apoyo al Apoyo son varios:

Brindar a los participantes un espacio en el cual puedan revisar sus
emociones y su angustia, relacionadas con su trabajo. En este sentido, el
11
Apoyo al Apoyo constituye un espacio para el desahogo y el análisis de esas
emociones de parte de los profesionales participantes.

Aportar un espacio en el cual se puedan implementar grupalmente mejores
estrategias de intervención en el proyecto que se esté realizando. Se
pretende aquí trascender del desahogo, logrando también la construcción de
nuevos elementos. Esta vertiente metodológica de la intervención implica revisar
grupalmente casos y situaciones específicas con miras a construir mejores
alternativas de abordaje.

Conceptualizar en el grupo respecto a los interrogantes y las experiencias
que se comparten, relacionados con la experiencia laboral. Esto significa
socializar y construir en el grupo elementos teóricos relacionados con la práctica
cotidiana.

Reflexionar con los participantes en torno a la ética implicada en las
diversas intervenciones a ser llevadas a cabo en
los proyectos
institucionales o comunitarios. De este modo, se logra en el trabajo grupal
una combinación idónea entre expresar las emociones, construir nuevos
elementos teóricos y técnicos y fundamentarlos claramente en la ética.

Aportar el coordinador del grupo, el asesor externo, allí donde sea
pertinente, elementos teóricos, técnicos y éticos que faciliten la intervención de
los participantes en el proyecto.
ENCUADRE
Los elementos del encuadre de Apoyo al apoyo son los siguientes:
12
 Definición de Apoyo al apoyo: Espacio consecuente con su nombre –
profesionales que apoyan a las comunidades se reúnen para “apoyarse” –
acompaña un facilitador…. En Apoyo al apoyo “nos apoyamos”.
Metodología: hablar sobre el trabajo en 4 direcciones…
-
Lo emocional, los sentimientos sobre el trabajo.
-
Lo teórico, construir juntos conceptos sobre el trabajo.
-
Lo técnico, lo metodológico, mejores estrategias para intervenir.
-
Lo ético, el lugar y el modo de intervención adecuados al profesional.
Normas:
-
Respetar el orden de la palabra, escuchar.
-
Respetar las opiniones de los otros, no importa cómo nos parezcan,
no hay que llegar a un acuerdo, no hay que llegar a consenso.
-
Conservar en la privacidad las anotaciones de los compañeros que
sean personales, confidencialidad con el material personal.
Condiciones:
-
Se expone la frecuencia y el número de sesiones. En general, se
realizan ciclos de 5 sesiones de dos horas de duración cada una, con
una frecuencia quincenal y un corte de uno a tres meses entre un ciclo y
el siguiente. Podría simplemente desarrollarse un solo ciclo de 5 ó 6
sesiones. También es viable realizar una sesión de Apoyo al apoyo cada
3 semanas o cada mes, de manera continua por un número mayor de
sesiones.
EL TERAPEUTA CONSCIENTE: Presencia Presente
13
Mónica Schnitter Castellanos, M.A.
Psicóloga Clínica
Steve Jobs, en el discurso de graduación de la Universidad de Stanford en 2005
decía que era imposible conectar los puntos mirando hacia el futuro. Sólo puedes
conectar los puntos mirando hacia atrás. Por tanto tendrás que confiar que los
puntos conectarán de alguna manera en el futuro. Y para ello tienes que creer en
algo. Este texto contiene una reflexión, una mirada hacia atrás sobre la construcción
de la consciencia de ser terapeuta y creer que se puede.
Como psicóloga clínica y docente de psicología la mayor parte de mi vida
profesional la he dedicado a estas dos dimensiones. Ser terapeuta ha constituido el
proceso de diferenciar aspectos de mi personalidad, mi ser en el mundo para el
oficio y el lugar que he escogido, o que me ha escogido a mí.
En el oficio de la psicoterapia siempre empezamos con un ideal: ayudar a otros a
resolver problemas, o comprender la psiquis humana o la enfermedad mental.
Algunos estudios que han indagado sobre lo que lleva a las personas a estudiar y
ejercer la psicoterapia han evidenciado algunos factores relativos a su lugar en el
mundo y particularmente en la familia: somos rescatadores.
Hay varias líneas de pensamiento que quiero seguir: por una parte las influencias
de autores clínicos en la historia de la psicoterapia, los cambios paradigmáticos en
la ciencia, desde los años 70, que abren posibilidades metodológicas y perspectivas
amplias para observar y construir el mundo con nosotros en él.
Los modelos relacionales en las ciencias humanas, y las perspectivas
constructivistas, construccionistas y de la complejidad, los modelos sistémicos,
conversacionales y las demandas del trabajo institucional, han ejercido gran
influencia en los modelos psicoterapéuticos, sensibilizando a los terapeutas,
ampliando su mirada y entrando en el sistema relacional de los consultantes. Nos
formamos para ser psicoterapeutas, no para hacer psicoterapia.
En los últimos años el concepto mindfulness ha empezado a permear
transversalmente las profesiones de ayuda. A partir de este concepto le di el nombre
a esta ponencia, en un intento de traducir mindfulness como consciencia. Daniel
Siegel (2010) neurobiólogo interpersonal, ha publicado una serie de textos sobre
mindfulness y uno es particular sobre el terapeuta consciente, de acuerdo con mi
liberal traducción de mindfulness.
Siegel empieza por hacerse una pregunta: que significa ser terapeuta? Y continúa:
¿Cuál es la parte esencial de un terapeuta en el proceso de apoyar el crecimiento
de otra persona?
14
Afirma que diversas investigaciones han evidenciado que la relación terapéutica es
más importante que cualquier orientación teórica o técnica y se hace una pregunta
básica: ¿Por qué?
Jon Kabat-Zinn también propone una definición de mindfulness: significa poner
atención de una manera particular: con propósito, en el momento presente y libre
de juicios.
En la reflexión que propongo voy a hacer un poco de historia bibliográfica sobre
autores que han marcado mi ser terapeuta.
Frieda Fromm-Reichman, Harry Stack Sullivan, Althea Horner, Bruno Bettelheim,
entre otros, han iniciado sus textos clínicos, con una reflexión sobre el terapeuta.
Para ilustrar lo anterior, me referiré a la primera parte del texto de Frieda FrommReichman (1950), en la que trata de los requisitos personales y profesionales del
psiquiatra. Inicia con un mirada introspectiva a los aspectos emocionales de la
relación médico-paciente, luego la parte del terapeuta en la relación y la capacidad
de escuchar como la instrumentalidad psicoterapéutica básica. Un apartado que
siempre me ha parecido valioso es en el que trata de la necesidad de los
psicoterapeutas de fuentes de satisfacción extraprofesional y seguridad. Luego
propone hacer introspección sobre las ansiedades del terapeuta en la interacción
con el paciente, las actitudes del terapeuta hacia los valores éticos y culturales de
su contexto y del contexto del paciente, y su relación con las metas de la
psicoterapia y consideraciones del terapeuta en el establecimiento de la situación
de tratamiento.
A continuación haré una aclaración sobre el concepto clínica psicológica, en el que
he trabajado desde hace algunos años.
La clínica psicológica es una forma de razonamiento relacional y no es sinónimo del
campo ocupacional que tradicionalmente se denomina clínico. Ha sido asociado, a
partir del documento de Boulder, Colorado, sobre la formación de psicólogos
clínicos (1948) a la clínica médica, lo que nos ha alejado de definir en términos de
las profesiones de ayuda el concepto clínica de otras maneras, más cercanas a la
salud y al acompañamiento a quien sufre, no a un enfermo mental.
Un poco de historia sobre la clínica psicológica: Lightmer Witmer a finales del S XIX
y principios del XX, propuso una cátedra clínica para psicólogos en vista de que su
trabajo particular, inicialmente centrado en escolares y problemas de aprendizaje,
requería otra manera de pensar y otros métodos. Tomó prestado el término clínica
de la medicina y propuso pensarla de otra manera, acorde con la incipiente
profesión psicológica. Sin embargo no se encuentra en su obra mayor elaboración
15
del concepto que permitiera pensar una clínica psicológica no médica, pero nos dejó
la inquietud. En la postguerra, luego de la conferencia de Boulder, en la que se
definieron las líneas de formación y campos de actuación de los psicólogos clínicos,
desafortunadamente, la visión médica de la enfermedad mental, individual, propia
del modelo de salud de la época quedó, debido al informe Shakow, en el centro del
ejercicio profesional del psicólogo clínico.
De ahí que es posible pensar que los psicólogos clínicos, esto es, que también
hacen psicoterapia, quedamos, aún hoy en día, en el mismo mundo de la medicina
y en el campo de la salud, y además regidos por normas que se aplican a la
medicina, sólo por el hecho de denominarse clínicos. El movimiento en los últimos
años en el área de la clínica psicológica es hacia la intervención en contexto
relacional, en el que el terapeuta como persona está implicado en el proceso. El
proceso clínico es objetivable pero no objetivo.
Donald Polkinghorne, otro autor significativo en el ámbito del razonamiento clínico,
plantea que el propósito de la formación tiene como objetivo preparar a los
estudiantes para convertirse en psicoterapeutas. Y el proceso de preparación
consiste en “asistir a los estudiantes en lograr una comprensión amplia y profunda
de la existencia humana. Promover que los estudiantes sean sensibles y
respetuosos de las diferencias individuales de las personas a las que servirán”
(Polkinghorne 2004:ix)
Otro hito en la inclusión del terapeuta en el proceso clínico lo constituye, hacia
finales del Siglo XX en Alemania, un proyecto de investigación llevado a cabo por
clínicos, que elaboró un Manual Psicodiagnóstico Psicodinámico Operacionalizado:
OPD-2, como complemento al sistema DSM. El contexto conceptual del OPD-2 es
relacional, además de sistémico – complejo- procesual-dimensional y axial, y
desarrolla un sistema modular para el diagnóstico de procesos y tratamiento. Una
de las dimensiones más valiosas del modelo es que el entrevistador clínico se
incluye en la evaluación a partir de las sensaciones, emociones e ideaciones
contratransferenciales en la relación con el entrevistado. El entrevistador es un
instrumento relacional para el diagnóstico y forma parte del universo relacional del
consultante y viceversa.
En esencia, quien quiera acompañar a quien sufre, en el proceso de construir
sentido, debe preguntarse por su ser, por su lugar en el mundo, por su deseo. Debe
estar preparado para ser-en-construcción, para la transformación y la incertidumbre.
La reflexión sobre sí, debe ser una labor permanente, la de una presencia
consciente y presente.
16
Referencias:
Baker, David B., Benjamin, Ludy T. (2000) The Affirmation of the ScientistPractitioner: A look back at Boulder. In: American Psychologist, February 2000 Vol.
55 No. 2 241-247
Polkinghorne, D.E. (2004) Practice and the human sciences: the case for a
judgement based practice of care. New York: State University of New York at
Albany
OPD 2: Diagnóstico Psicodinámico Operacionalizado: OPD-2 (2006) Grupo de
trabajo OPD. HERDER: Barcelona
Witmer, Lightner (1907) Clinical Psychology, first published in Psychological Clinic,
1, 1-9
Siegel, Daniel; (2010) The Mindful Therapist: A clinician´s guide to mindsight and
neural integration
Fromm-Reichmann, Frieda: (1950) Principles of Intensive Psychotherapy: Chicago,
ILL. : Chicago University Press
Sullivan, Harry-Stack; (1953) The Psychiatric Interview; New York: W.W. Norton &
Company
GUBERNAMENTALIDAD Y PSICOTERAPIA. FORMAS DE SUBJETIVIDAD
PROMOVIDAS POR LA PSICOTERAPIA EN EL CONTEXTO DE LA
RACIONALIDAD DE NEOLIBERAL
Mauricio Bedoya Hernández
Psicólogo
17
Universidad de Antioquia
El neoliberalismo lejos de ser una ideología, un capitalismo desorganizado, un
sistema caótico e irracional, se constituye en todo una racionalidad que abarca el
gobierno de la vida económica, vida social e individual (Foucault, 2007; CastroGómez, 2010). Es dentro de este contexto que se puede afirmar que el estado, lejos
de ser eliminado o debilitado, transforma sus objetivos. Se orienta al servicio del
fortalecimiento del mercado. Su labor consistirá, por tanto, no en intervenir en los
jugadores de este juego del mercado, sino sobre las reglas del juego de éste.
De esta manera, la acción del estado busca ofrecer las condiciones (el milieu) para
el buen funcionamiento de una estructura de competencia entre los individuos. En
vez de buscar la igualdad, el estado se fija como meta regular las condiciones de
competencia, para lo cual la desigualdad funciona como un aspecto fundamental en
el mantenimiento del engranaje del mercado.
Claro está que la racionalidad neoliberal no puede reducirse al papel regulador del
estado, puesto que la gubernamentalidad que viene con esta racionalidad excede,
y quizá absorbe, el rol que lleva a cabo el estado contemporáneo. Visto así, el arte
de gobernar, al no reducirse al gobierno del estado, se despliega positivamente en
el sentido de configurar formas de existencia que encuentran en la economía de
mercado su principio básico. La acción gubernamental estatal y no estatal se orienta
hacia la creación de una sociedad sometida por completo a la dinámica del mercado
y la competitividad, generando formas nuevas de sujeción. La persona deja de ser
considerada como un ciudadano para ser vista como actor económico, como
emprendedor, como empresario de sí mismo, como responsable último y único de
su felicidad, como competidor que se ve amenazado por la existencia de otros
competidores que dejan de ser sus amigos, vecinos, familiares para convertirse en
amenazas.
El neoliberalismo parte de la convicción de que cada individuo de nuestra sociedad
puede ser un competidor y, por lo tanto, tiene algo que apostar, tiene algo que
invertir (o, al menos, se ocupará de conseguirlo). Y cuando la persona hace su
inmersión en estructura competitiva de la sociedad contemporánea, se convierte, al
mismo tiempo, en sujeto de consumo que invierte para conseguir mejores
dividendos. Ahora, el consumo en las sociedades contemporáneas lejos de ser
exclusivamente de objetos materiales, gira además en torno de la consecución de
18
aspectos inmateriales tales como el placer, la tranquilidad, la felicidad, el ocio, el
bienestar corporal, etc. De esta manera, el capital económico de cada uno deviene
capital humano. Encontramos aquí un tejido en el que confluyen estructura de
competencia, capital económico de las personas y el logro de la promesa de
bienestar, felicidad y libertad. Y, como es lógico, el logro de esta promesa solamente
se obtiene en tanto que los individuos sean competentes, en el sentido de ser
poseedores de cuerpos y mentes sanos para tornarse productivos, para sacar el
mayor provecho de sus recursos personales, para lograr soportar los embates de
una sociedad que los mantiene en continua sensación de riesgo y amenaza, con el
efecto de angustia que de ello se desprende. La salud física y mental se constituye
en condición fundamental para conducirse y para conducir a los otros. En otras
palabras, para ser empresario de sí se requiere ser un individuo sano. Aparecen,
entonces, los estándares del hombre sano tanto a nivel corporal como mental. Y,
por tanto, al hacerse a esos criterios de salud se despliegan formas de sujeción que
hacen que la persona se sienta siendo.
Un capítulo de marcada importancia en lo que a la normalización de la conducta se
refiere es la salud y la competencia mental. En este ámbito puede entenderse el
lugar de las disciplinas denominadas psicociencias, las cuales proveyeron a la
sociedad de normas, valores, imágenes y técnicas psicológicas para pensar al ser
humano. Así, se emparentaron las estrategias, técnicas y tecnologías para la
conducción de las personas y para su reconducción hacia la normalidad. Es aquí
donde el discurso psicoterapéutico tiene uno de sus lugares privilegiados de
inserción.
Sería un error considerar que la conducción de la conducta de los individuos (el
gobierno), cuando del discurso psicoterapéutico se habla, se realiza solamente bajo
la técnica de la psicoterapia. En otras palabras, y de manera más directa, la
conducción de la conducta de las personas no es un asunto que se dé
exclusivamente dentro del consultorio. Por el contrario, los nuevos lenguajes,
sistemas conceptuales y dispositivos que las psicociencias han construido (que
también incluyen sistemas normativos, valorativos y regulativos, planes de
formación, protocolos de intervención, políticas acerca de la promoción de la salud
y la prevención de la enfermedad, etc.), todos ellos, constituyen un arreglo reticular
en el que los individuos se subjetivan, se sienten sujetos, se adhieren a él, se sienten
personas sanas o enfermas, normales o anormales.
19
El discurso de la autonomía, la diferenciación, la autogestión y el emprendimiento
es ahora menos jurídico y más administrativo: administrar la vida propia, gestionar
las propias capacidades, habilidades y riesgos, aminorar el impacto de las
amenazas inherentes del vivir en una sociedad neoliberal. La psicoterapia, de esta
manera, es una técnica que busca promover una mejor administración de sí mismo.
¿Cuáles son los objetivos? ¿Con qué recursos se cuenta para lograrlos? ¿Cómo
administrar tales recursos para obtener mejores resultados? Es una tecnología para
administración del yo. Si bien al principio era una tecnología para corregir al yo (que
se suponía enfermo), hoy el discurso terapéutico se ha convertido en una tecnología
para conducirlo y administrarlo. Por ello, resulta importante diferenciar entre
discurso terapéutico, lenguaje experto y práctica terapéutica. Las psicociencias se
han constituido como discurso reinante sobre lo humano y sobre lo psicológico a
partir del siglo XX.
El lenguaje experto que ellas han producido no solamente es un recurso técnico
para el desarrollo de estas ciencias, sino que, en la medida en que se populariza y
se ofrece al público como lenguaje verdadero sobre el ser humano, provee las
herramientas necesarias para que cada persona pueda hablar de sí misma,
conocerse, sentirse existiendo. Los medios de comunicación, la escuela y la familia
son escenarios de los que disponen las psicociencias para la democratización de
las verdades sobre el sujeto. Ahora todos hablamos el lenguaje de la psicología
para hablar de nosotros mismos, para localizarnos y saber de nosotros. En la
actualidad los medios de comunicación han abierto un ramillete de consultorías al
aire, de realities en los que el lenguaje de la psicología es central, de consejería
psicológica, de análisis de las condiciones psicológicas de los fenómenos
individuales y sociales. Es ahora bastante usual encontrar, por ejemplo, que los
noticieros cuentan con los científicos psi (psicólogos, psicoanalistas, psiquiatras)
como analistas de los problemas políticos, sociales, delincuenciales, familiares,
incluso internacionales que abordan en directo. Se ha impuesto también la sección
de salud mental conducida generalmente por psicólogos.
En la psicoterapia el trabajo de gobernar el yo es definitivo. Así, cuando un paciente
llega a consulta psicológica, lo hace porque el diseño de sí no se ajusta con la
vivencia de sí mismo. Hay un desajuste en la experiencia vivida por el sujeto
consultante. Cuando acude al psicoterapeuta quiere que ese desajuste se elimine.
Se genera el dispositivo psicoterapéutico. En éste se dejan ver claras las figuras del
conductor (psicoterapeuta) y el conducido (paciente). Quien se acoge al dispositivo
20
terapéutico en calidad de consultante decide dejarse conducir por el terapeuta,
porque considera que tal direccionamiento desencadenará un mejor gobierno de sí.
Ahora, si bien el consultante acude bajo unas expectativas de un gobierno de sí
diferente al que ha enmarcado su existencia, no sabe hacia dónde será conducido
por el dispositivo de psicoterapia. De hecho, el ser que se quiere ser no
necesariamente corresponde con ser que se quería ser al llegar a la psicoterapia.
Esto en la medida en que del diseño de ese nuevo ser que se quiere ser participa
la autoridad psicoterapéutica y, por decirlo así todo el dispositivo/discurso
terapéutico. Así, la persona se sujeta de una forma específica en el acontecimiento
terapéutico. Si bien el discurso terapéutico general le ofrece a la persona unos
vectores para hablar de sí, narrarse, leerse y sujetarse, la experiencia
psicoterapéutica concreta le provee de unos vectores específicos (lenguajes,
acciones, prácticas, estrategias) para ser.
No debemos olvidar que si bien las psicociencias ofrecen verdades sobre le la
persona, sobre su normalidad, sobre su anormalidad y proveen herramientas para
su conducción y reconducción, tanto las psicociencias como los regímenes
veridiccionales que proclaman tienen un carácter histórico, contextual y localizado.
Hasta la trascendentalidad del sujeto que proclama (sujeto del inconsciente, sujeto
autorrealizado, sujeto neuronal, sujeto social, sujeto neuroquímico) no deja de ser
pura inmanencia. Esto justifica el recurso a la historia de estas disciplinas en el
acercamiento al problema del gobierno a partir del discurso psicoterapéutico y del
dispositivo de psicoterapia.
La psicoterapia es una de aquellas técnicas que se erigieron modernamente en
medio de la emergencia del hombre en las ciencias humanas. Así, podríamos
sostener que la historia de las formas de subjetividad, acudiendo a la denominación
que ha realizado Michel Foucault (2002), encuentra en el discurso psicoterapéutico
(terapéutico en general) una de sus más actuales técnicas de sí. Aquí no aludimos
a la psicoterapia individual (aunque la incluye), sino a la racionalidad del ser-otro, a
la racionalidad de lograr las transformaciones de sí que sean necesarias para
modelar la existencia con unos criterios definidos por los psicocientíficos. Nos
referimos una forma de gobierno de sí diferente a la que ha delineado el acontecer
subjetivo del paciente y que ha devenido fuente de sufrimiento.
21
Nuestra reflexión busca articular las rejillas de análisis del saber, el poder y la
subjetividad, propuestas por Michel Foucault, en función de la pregunta por las
formas de subjetivación que emergen en la racionalidad neoliberal y la forma como
el discurso/dispositivo de psicoterapia se inscribe en ésta. En otras palabras, la
racionalidad neoliberal ha encontrado en el discurso de las psicociencias y,
particularmente, de la psicoterapia, poderosas tecnologías conceptuales y sistemas
veridiccionales que fundamental la forma de gubernamentalidad propuesta por ella.
El discurso del sujeto emprendedor ha sido nutrido de verdades provenientes de las
ciencias psi. Con ello, la racionalidad neoliberal se ha hecho a herramientas,
recursos, estrategias, tecnologías prácticas y conceptuales para conducir la
conducta de los individuos. La psicoterapia se despliega, de esta manera, como
tecnología de gobierno, de poder; y las personas que comienzan a funcionar este
discurso terapéutico, adhiriéndose o distanciándose de él se subjetivan en este
proceso.
LA RESPONSABILIDAD PROFESIONAL EN LOS TERAPEUTAS i
Carlos Mario Gallego Ospina
Médico y Cirujano, Abogado.
Magistrado del Tribunal de Ética Médica de Antioquia.
Docente Cátedra de la UPB y la U de A.
Cuando fui invitado cordialmente, a participar en este evento con una ponencia
acerca de “La responsabilidad profesional en los Terapeutas”, me encontré con
22
que esta temática estaba dirigida a profesionales de diversas áreas del
conocimiento como psicólogos, médicos, trabajadores sociales, terapeutas
familiares, entre otros; lo cual no permite hablar de manera homogénea con
respecto a todas estas áreas, pero se intentará hacer una aproximación de las
mismas, desde el campo de la salud física, psíquica y social, en la cual desarrollan
todas sus competencias, con fundamento en la definición clásica de salud de la
OMS "La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no
solamente la ausencia de afecciones o enfermedades", entendido este como un
proceso dinámico.
El profesional puede responder desde diferentes ámbitos por sus actuaciones
profesionales, dependiendo en ocasiones, si se encuentra desarrollando su
actividad en el sector público o privado, de acuerdo a esto puede imputársele una
responsabilidad: disciplinaria, ético disciplinaria, penal, civil, contencioso
administrativa y estatutaria o laboral.
Para iniciar debemos partir de una definición de responsabilidad civil y para ello se
citará la del profesor Javier Tamayo la cual dice “Es la consecuencia jurídica, en
virtud de la cual quien causa un daño a un tercero en forma ilícita está obligado a
indemnizarlo”1 , además de tener claro el concepto de profesión liberal, la cual hace
referencia a disciplinas autónomas que requieren de un título universitario para su
ejercicio, en ellas predomina el intelecto y están reguladas por el Estado.
El artículo 26 de la Constitución Política, hace referencia a la regulación de las
profesiones y oficios, principalmente en áreas sensibles como la salud, por el riesgo
social y los efectos nocivos que pueden generar y la ley 1164 de 2007 en su artículo
1 expresa “Por Talento Humano en Salud se entiende todo el personal que
interviene en la promoción, educación, información de la salud, prevención,
diagnóstico, tratamiento, rehabilitación y paliación de la enfermedad …” y en su
artículo 36 se establecen los valores para el ejercicio de los profesionales de la
salud, donde se destaca el valor de la responsabilidad, entendido como “ Se debe
analizar, dar razón y asumir las consecuencias de las propias acciones u omisiones
en lo referente al ejercicio de la profesión u ocupación”; fuera de esta normativa se
aplican las que reglamentan específicamente cada una de las profesiones, que tiene
que ver con el campo de la salud y sus códigos deontológicos.
En lo que tiene que ver con la idoneidad del profesional, éste debe cumplir por lo
menos, con cuatro competencias como a saber: “a) una de orden cognoscitiva …,
b) una competencia praxiológica…, c) una competencia axiológica …, d) una
1
Tamayo J. J. (2007). Tratado de Responsabilidad Civil (Vol. I). Bogotá, Colombia: Legis editores S.A. p. 8
23
comunicativa…”2; lo cual quiere decir que debe tener un título, una experiencia,
desarrollar su profesión dentro de un marco ético y cumplir con la obligación de
informar, inclusive la de registrar sus actos, además de cumplir con estos mínimos
requisitos, es necesario el reconocimiento de la comunidad académica y del grupo
social en el cual ejerce su profesión.
Cuando un sujeto se pone en contacto con un profesional, de manera general se
establece un contrato con las particularidades propias de cada profesión, por lo que
no pueden establecerse pautas rígidas y estáticas del mismo; de lo pactado se
puede determinar, si el profesional cumplió o no, con sus obligaciones y por lo tanto
debe indemnizar algún perjuicio, esta responsabilidad también se da, si se viola un
mandato relacionado con su ciencia; por lo tanto la responsabilidad profesional
puede ser contractual o extracontractual.
Los profesionales de la salud en principio, asumen obligaciones principales de
medio, en las cuales el profesional pone toda su diligencia y cuidado y dedica el
tiempo necesario con el fin de lograr un objetivo o resultado, pero sin
comprometerse al mismo y muy excepcionalmente obligaciones de resultado, en las
que se compromete a satisfacer los intereses del acreedor. También existen los
llamados deberes secundarios como la buena fe, las obligaciones de seguridad y el
deber de informar, todas ellas generadoras de responsabilidad cuando se incumple
con ellas.
La valoración de la culpa profesional, especialmente en el área de la salud, es de
mayor rigor al normal y debe hacerse con fundamento en lo que habría hecho un
buen profesional, colocado en iguales circunstancias teniendo en cuenta los bienes
jurídicos en riesgo, la especialidad de la actividad desarrollada, los roles de jerarquía
y colaboración en los equipos de trabajo y la tecnología utilizada, entre otros. Esta
culpa profesional se configura por imprudencia, negligencia o impericia, que se
concretan en cada caso en particular.
En lo que tiene que ver con la responsabilidad del psicólogo debe tenerse en cuenta
que la manifestación de la culpa, puede ser muy sutil y probar y valorar el daño
puede ser más difícil y subjetiva que en el daño corporal, además de que el vínculo
que se establece entre el profesional y paciente es francamente asimétrico, por la
fragilidad, vulnerabilidad y dependencia del paciente, en lo que tiene que ver con el
secreto profesional, se dan situaciones problemáticas para el profesional con
posibles efectos desde el punto de vista de la responsabilidad civil. Es claro también,
que la terapia psicológica puede llevar a un retraso en el logro de metas o a
2
Gerardo Hernández G. (2012) Cómo entender la experiencia profesional en psicología,según las normas
jurídicas existentes en Colombia en Cuadernos Hispanoamericanos De Psicología, Vol. 12 No. 2, p 48
24
resultados negativos por incurrir el profesional en errores con altos riesgos de
deterioro y daño del paciente.
Frente a la responsabilidad civil médica, como sucede en todas las profesiones
liberales, es por culpa probada, por el incumplimiento de una obligación de medio y
por regla general contractual. La Corte Suprema de Justicia al respecto ha dicho “el
médico … debe emplear sus conocimientos profesionales en forma ética, con el
cuidado y diligencia que se requieran, sin que, como es lógico, pueda garantizar al
enfermo su curación ya que esta no siempre depende de la acción que desarrolla el
galeno, pues pueden sobrevenir circunstancias negativas imposibles de
prever” (Sent. Cas. Civ. de 26 de noviembre de 1986). Esta
responsabilidad también puede surgir de variados fenómenos de atribución de
responsabilidad y de imputación diferentes, como serían los llamados eventos
adversos, que tienen que ver con la seguridad del paciente.
En lo que respecta al médico psiquiatra, las situaciones que más a menudo pueden
dar origen a responsabilidad son las que ponen en riesgo la vida y la integridad del
paciente por una inadecuada valoración de los riesgos de autoagresión, de
heteroagresión, la fuga, la restricción física, errores en la prescripción, errores
diagnóstico y situaciones problemáticas, al igual que en psicología con el secreto
profesional. La responsabilidad del psiquiatra tiene unas connotaciones especiales
debido a la naturaleza de la enfermedad mental, lo que exige mayor cuidado en
consideración a la vulnerabilidad del paciente con enfermedad mental.
En general, los profesionales conocen muy poco la normatividad que regula su
actividad y las implicaciones legales del ejercicio profesional, en contraste con las
condiciones actuales del ejercicio de las mismas; lo que los expone cada vez y con
mayor frecuencia al riesgo de enfrentar demandas por responsabilidad, aun dentro
de una buena práctica.
El trabajo social normalmente ha tenido su campo de acción en áreas como la salud,
el laboral, la familia, el desarrollo comunitario, entre otros; esta pluralidad de campos
de acción exige que el trabajador social tenga un vasto conocimiento de su profesión
y del ámbito jurídico en el que se desenvuelve, pues cada una de ellas puede
generar responsabilidad profesional desde diferentes ámbitos. El Trabajo Social,
específicamente en el área de la salud al prestar servicios de atención primaria,
rehabilitación y apoyo a la familia, desarrollando actividades que fortalecen las
relaciones entre sus miembros y desde lo clínico, realiza un diagnóstico psicosocial
de la persona enferma, que permita aportar al diagnóstico global y al plan de
tratamiento; lo cual en principio, permite afirmar que tiene en sus manos bienes
jurídicos como la vida, la salud mental y la integridad física y por lo tanto, la
valoración de su ejercicio profesional debe darse con la misma rigurosidad que en
otras áreas de la salud, principalmente en lo que tiene que ver con las competencias
que le son permitidas de acuerdo a su profesión y el campo de acción de las
mismas.
25
Por último basta decir, que una buena práctica no solo incluye la pericia, sino ejercer
la profesión de acuerdo a la ley, procurar lo mejor para el paciente y su familia,
cumplir con todas las obligaciones derivadas del acto profesional, incluyendo los
deberes éticos y tener el conocimiento de la normatividad vigente que rige su
profesión.
i
Carlos Mario Gallego. Médico y Cirujano, Universidad Pontificia Bolivariana (UPB), Medellín. Abogado,
Universidad de Antioquia (UdeA), Medellín. Especialista en Responsabilidad Civil y Seguros, Universidad
Pontificia Bolivariana (UPB), Medellín. Magíster en Derecho, Universidad Pontificia Bolivariana (UPB),
Medellín. Magistrado del Tribunal de Ética Médica de Antioquia. Docente Cátedra de la UPB y la U de A.
[email protected]
DEVENIR OTRO: TRANSFORMACIONES DEL TERAPEUTA QUE ATIENDE
PAREJAS LESBIANAS Y GAIS
María Victoria Builes Correa
Universidad De Antioquia
Resumen:
26
La homosexualidad femenina y masculina ha sido a lo largo de la historia de la
humanidad fuertemente discriminada, imperando en los discursos y las prácticas el
modelo hegemónico del heterosexismo. La formación de terapeutas familiares y de
pareja, así como los artículos e investigaciones en torno a estas parejas han sido
insuficientes, situación que se vincula con la discriminación anteriormente
nombrada. Método: la presente investigación es cualitativa con método biográfico
narrativo. Se realizaron entrevistas semiestructuradas a 7 terapeutas de la ciudad
de Medellín. Resultados y conclusiones: se encontró que antes de ser terapeutas
éstos ya se iban distanciando de los discursos heterosexista del mundo social y
familiar, y después de atender a las parejas e irse formando, van además deviniendo
otros en su accionar político frente al tema de la diversidad sexual. Se concluye
que la labor de devenir otro es un proceso poético, estético y ético en tanto creación
bella de la propia existencia. Estas transformaciones se vinculan con presencias,
contextos sociales, políticos, artísticos, labor reflexiva y crítica sobre sí mismo.
Palabras clave: terapeuta, lesbianas, gais, clínica.
HORIZONTES Y DESAFÍOS PARA LA INTERVENCIÓN
PROFESIONAL DEL TERAPEUTA EN LOS PROCESOS DE PAZ Y
POST- CONFLICTOi.
Fernanda Torres Gómezi. Jenny López Gómezi
Universidad de la Salle
27
Palabras clave: Confianza, Intervención profesional, Reconciliación, Reparación
integral, conflicto armado Interno.
Resumen
Asumir la reparación integral en el escenario actual de Justicia transicional, implica
re-prensar los proceso de investigación y de intervención psicosocial con víctimas y
excombatientes del conflicto armado, primando en dichos acercamientos,
propuestas de construcción social centradas en la confianza y la reconciliación, que
examinen la complejidad del escenario que traerá el Post-conflicto en nuestro país,
considerando
que el conflicto armado en Colombia es una problemática
polifacética, debido a su multicausalidad y a las dinámicas que genera, afectando
directamente el buen vivir de las y los ciudadanos (Torres: 2013). Esto se refleja
específicamente en las víctimas y sus familias quienes históricamente han sido
afectadas en su cotidianidad, su historia, su territorio y sobre todo en sus relaciones
internas y externas.
De cara a dicha construcción de paz, otros actores sociales como el Estado y la
academia como formadora de profesionales y terapeutas, tenemos una tarea
titánica centrada en la reconstrucción del tejido social, aportando al reconocimiento
de los derechos individuales y colectivos de las víctimas, y la trasformación de
imaginarios sociales que fortalezcan actitudes de perdón, confianza, solidaridad y
reconciliación entre todos los ciudadanos y las organizaciones e instituciones de
diversa índole, que minimicen nuestras prácticas culturales tradicionales de manejo
del conflicto centradas en el uso de la violencia en todos los ámbitos de nuestra
vida.
Ante este panorama, los terapeutas y otros profesionales de las Ciencias Sociales
y Humanas, deben generar una trasformación en sus procesos de comprensión e
intervención de dichas realidades, construidas subjetivamente a partir de las
relaciones de los diferentes dimensiones que componen la sociedad, generando
tránsitos al posicionamiento de perspectivas de intervención psico-socio-jurídicas
28
frente a la reparación integral, acordes con las tensiones, crisis y retos que este
escenario configura, contemplando “una dificultad de dialogo entre lo social, las
nuevas formas de padecimiento, el deseo, la memoria colectiva en su expresión
singular y el acceso a los escenarios de intervención social con mayor certeza y
conocimiento profundo de ese otro sobre el que se interviene, tanto desde lo
individual como desde lo colectivo”. (Caraballeda 2010: 48), que permita superar
desde un re-posicionamiento de la relación sujeto-sujeto,
los paradigmas de
atención funcionales y asépticos predominantes en algunos programas y proyectos
vinculados a la política pública relacionada con víctimas y excombatientes del
conflicto armado en Colombia.
Bajo esta perspectiva la presente ponencia presenta un conjunto de horizontes y
retos para reflexionar el ejercicio profesional del terapeuta en lo social,
específicamente
en
la
intervención
psico-socio-jurídica
para
víctimas
y
excombatientes, producto de un ejercicio investigativo de orden cualitativo
(Sampieri: 2010), enfoque hermeutico (1990: Vasco), modalidad investigación
documental y método análisis de contenido (Ruiz: 2006)., que busca bajo una óptica
analítica de las categorías confianza, solidaridad y reconciliación, reflexionar el
quehacer y los retos de los profesionales y terapeutas, en torno a los postulados de
los planes, programas y proyectos que actualmente el Distrito Capital implementa
frente a la reparación integra y la reintegración social.
Estos desafíos y horizontes posibilitan consolidar la intervención en lo social como
escenario de construcción donde se objetivan dichas manifestaciones de la cuestión
social en los denominados “problemas sociales”, los cuales son permeados por
rupturas que involucran en el escenario de lo público el accionar del Estado y la
sociedad, la cual es constituida como producto de un sistema económico, político
y cultural particular, atravesado por situaciones como la pobreza, el conflicto armado
y los procesos de exclusión entre otros. (Rozas Pagaza: 2001).
29
En esta lógica es pertinente hacer un llamado para generar desde las diferentes
profesiones que investigan e intervienen con actores sociales y víctimas del conflicto
armado, procesos y ejercicios de escucha activa y propositiva, bajo ópticas
holísticas, integrales, de diálogos de saber, históricas y ecológicas de sus dinámicas
y realidades, que contribuyan a conocer y re-significar sus comprensiones frente a
este fenómeno, buscando alternativas bajo nuevos proyectos de vida individuales,
familiares y sociales, que les permitan construir estrategias de afrontamiento ante
situaciones
complejas, donde el profesional reconozca la
perspectiva del
autocuidado y la ética del cuidado, debido a los riesgos psicosociales y la carga
emocional, estrés y tensiones que implican el abordaje y acompañamiento de
procesos con víctimas del conflicto armado en nuestro país, con el fin de aportar
desde sus fundamentos epistemológicos, teóricos y metodológicos, desde una
visión completa y compleja que responda a la realidad de las víctimas, potenciando
los recursos con los que se cuenta desde las políticas públicas en el plano familiar
y comunitario, con el fin de aportar a la construcción de paz y reconciliación que
requiere nuestro país. Simón Gil (2009).
BIBLIOGRAFÍA
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desde los escenarios actuales. En Revista de la Escuela Nacional de trabajo Social.
México D.F. Universidad Nacional Autónoma de México. GALVIS, L. (2011). Pensar
la familia hoy. Bogotá: Ediciones Aurora.
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la cuestión social”: el caso del trabajo Social, Cap. IV, Editorial Espacio
RUIZ, A Y OTROS. (2006). La práctica investigativa en Ciencias Sociales. Bogotá.
Universidad Pedagógica Nacional.
30
SAMPIERI, r (2010). Metodología de la investigación. Quinta Edición. México. Mac
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SIMON GIL, M. (2009). Aportaciones del Trabajo Social a la pericial de familia. En:
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resiliente en familias víctimas de conflicto armado. En Revista tendencias y Retos,
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VASCO. E. (1990). TRES ESTILOS DE TRABAJO EN LAS CIENCIAS SOCIALES
Comentarios a propósito del artículo "Conocimiento e Interés" de Jiirgen Habermas.
Bogotá. CINEP Centro de Investigación y educación popular.
LAS EMOCIONES DEL TERAPEUTA Y SUS EFECTOS EN EL PROCESO DE
ATENCIÓN A UNA FAMILIA CON PROBLEMÁTICAS RELACIONADAS CON
ABUSO SEXUAL INTRAFAMILIAR ESTUDIO DE CASO
Jáder De Jesús Lopera Medina y
Juan Esteban Zapata Zapata
Trabajadores sociales, especialistas en familia y en terapia familiar
Universidad Pontificia Bolivariana
RESUMEN DE LA INVESTIGACIÓN
31
El trabajo de investigación que se presenta, tiene como objetivo identificar las
emociones del terapeuta y sus efectos en el proceso de atención a una familia con
problemáticas generadas por abuso sexual intrafamiliar. Parte de la propia
experiencia en el proceso de formación como terapeutas familiares, donde el
entrenamiento y la vivencia de la terapia con familias aporta al desarrollo de las
capacidades teóricas, metodológicas y personales para establecer este tipo
particular de relación de ayuda y potenciar las capacidades y posibilidades de
intervención.
El análisis del caso parte de la premisa de que, en el proceso, el terapeuta entra a
ser parte del sistema (cibernética de segundo orden) quedando expuesto a
emociones, reacciones, prejuicios y creencias que influyen en la terapia y en la
persona del profesional, sobre todo en temas complejos como el abuso sexual
intrafamiliar. En este caso el reto es mantener la neutralidad e imparcialidad aun
cuando se puede estar al borde de su capacidad emocional e intelectual.
Para esta investigación, el problema del abuso sexual intrafamiliar es entendido
como cualquier actividad sexual entre dos o más personas de la familia sin
consentimiento de una de ellas y que afecta tanto a la persona que lo sufre como a
la familia cuando el hecho es conocido: tiene efectos psicológicos, alteraciones
emocionales, comportamiento sexual inadecuado, trastornos en la vida e identidad
sexual, depresión, ansiedad, culpa, problemas de autoestima, establecimiento de
relaciones abusivas, entre otros, y para la familia pueden darse cambios
inadecuados de estructura, posiciones rígidas de poder, sometimiento, problemas
de comunicación, aplazamiento de otros conflictos, síntomas, etc.
En cuanto al terapeuta y sus emociones, se asumen estas como parte integral de la
interacción humana que está implicada en la relación profesional de ayuda. El
manejo y la estructuración de las emociones como la rabia, la ira, el miedo, la
tristeza y el desconcierto se convierten en un reto para llevar el proceso terapéutico
y lograr con la familia encontrarle sentido y/o significado a las diferentes vivencias y
32
logra re-significarlas para luego empezar a construir realidades portadoras de más
esperanza y menos sufrimiento.
El terapeuta puede hacer un manejo adecuado de sus emociones a partir de
proceso de reflexión y autoobservación que permita mantener la neutralidad y la
relación empática de comprensión y respeto. Otra posibilidad es el equipo
terapéutico que supervisa en vivo el proceso y la relación que se establece con la
familia y le ayuda al terapeuta a conservar la circularidad de la información, se
comparten las responsabilidades, se favorece la creatividad y se asegura el rumbo
acertado de la sesión haciendo un importante apoyo cognitivo y emocional en
problemas fuertes que pueden atrapar al terapeuta y paralizar su acción.
Mitológicamente la investigación es un estudio de caso, que partiendo del
paradigma cualitativo, pretende aportar a la comprensión del proceso terapéutico y
las emociones que experimentan los terapeutas cuando atienden familias con este
tipo de dificultades. Su alcance es descriptivo y las fuentes principales para el
análisis son las sesiones del proceso grabadas en video y las entrevistas la
terapeuta.
El proceso analizado son nueve sesiones efectivas realizadas en el año 2010 a una
familia extensa en ciclo vital adultos jóvenes, conformada por la consultante, su
madre, su hija, dos hermanas y un sobrino. El padre ha fallecido y la madre
establece una segunda relación de pareja con quien termina separada. La consulta
inicialmente es por presentar una relación conflictiva en especial entre la consultante
y la madre.
En la investigación se analizan tres variables: el proceso terapéutico, las emociones
del terapeuta y la relación equipo – terapeuta. Organizando el proceso en tres fases:
fases Inicial (tres primeras sesiones) fase intermedia (sesiones de la cuatro a la
siete) y fase final (dos últimas).
33
En la fase inicial se re-crea el problema y surge la situación de abuso sexual ante
lo cual el terapeuta se muestra temeroso e inseguro al no saber qué hacer con el
tema, lo que lleva a que no profundice en la situación y vuelva a asuntos más
generales de la relación familiar.
En la fase intermedia se da la situación más crítica en la relación terapéutica a partir
del tema del abuso sexual intrafamiliar, las emociones que este genera en el
terapeuta y en el equipo y la aparente dificultad para abordar la situación. Hay un
aparente temor e inseguridad y mucha dificultad para abrir los temas.
En la fase final se genera mayor conexión con la familia. El terapeuta aparece más
tranquilo y cómodo en la relación y con mayor manejo del tema. Los cambios en la
relación familiar permiten construir una nueva historia que se refuerza, buscando
anclajes que la fortalezcan. El terapeuta se muestra con sentimientos de
satisfacción por los resultados y establece relación con soltura y afectividad.
La investigación permite concluir que el tratamiento de este caso de abuso sexual
intrafamiliar genera emociones y sentimientos de ira, temor, desesperanza,
inseguridad y confusión, los cuales afectan el proceso. Cuando la emoción es la
inseguridad y el temor se genera confusión e impiden profundizar en la
problemática. Por el contrario si las emociones son de seguridad, comodidad y
esperanza en la posibilidad de ayudar, se genera fluidez en el proceso y se permite
que la familia exprese sus sentimientos, validándolos. En general el terapeuta logra
poner su self a favor del cambio, sin impedir los movimientos necesarios en la familia
para logarlo. El equipo terapéutico genera una gran posibilidad de ayuda en cuanto
no se engancha de manera directa con las emociones de la familia y de esta manera
pude ayudar al terapeuta para favorecer el proceso con la familia.
34
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