Congreso de Derecho Público para estudiantes y jóvenes graduados “DEMOCRACIA Y DERECHOS” DERECHO DE LA INTEGRACIÓN Tema: Supranacionalidad vs. Intergubernamentalidad: ¿cuál es el modelo más idóneo para la integración en Latinoamérica? Alumna: Peralta, Melina Ailen. D. N. I.: 33.996.444. Resumen: A lo largo de este escrito trataré de desarrollar la evolución del pensamiento integracionista latinoamericano, partiendo de la reconocida la existencia de una herencia jurídica común en el derecho romano, la legislación de los colonizadores ibéricos y también, desde el punto de vista étnico, lenguas hermanas y procesos políticos con importantes puntos de conexión1. Considerando dicho legado, abordaré el tema de la ponencia haciendo hincapié en el derecho comunitario. Compararé la ALAC, ALADI, MERCOSUR y el Sistema de Integración Centroamericana. Asimismo, dedicaré un párrafo a la necesidad de construir una identidad y ciudadanía latinoamericanas para la integración del continente. Por último, argumentaré cuál es -a mi entender- la estructura jurídica más idónea para la integración en Latinoamérica. 1 Alfredo Ernesto Abacar, 2008. Supranacionalidad vs. Intergubernamentalidad: ¿cuál es el modelo más idóneo para la integración en Latinoamérica? Por Peralta, Melina Ailen. Sumario: 1. Introducción; 2. Inicios en la integración latinoamericana; 3. Supranacionalidad y Derecho Comunitario; 3.1. MERCOSUR; 3.2. Sistema de Integración Centroamericana; 4. Construcción de identidad y ciudadanía latinoamericana; 5. Conclusiones. 1. INTRODUCCIÓN A lo largo de este escrito trataré de desarrollar la evolución del pensamiento integracionista latinoamericano, partiendo de la reconocida la existencia de una herencia jurídica común en el derecho romano, la legislación de los colonizadores ibéricos y también, desde el punto de vista étnico, lenguas hermanas y procesos políticos con importantes puntos de conexión2. Considerando dicho legado, abordaré el tema de la ponencia haciendo hincapié en el derecho comunitario. Compararé la ALAC, ALADI, MERCOSUR y el Sistema de Integración Centroamericana. Asimismo, dedicaré un párrafo a la necesidad de construir una identidad y ciudadanía latinoamericanas para la integración del continente. Por último, argumentaré cuál es -a mi entender- la estructura jurídica más idónea para la integración en Latinoamérica. 2. INICIOS DE LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA El tradicional centralismo gubernamental en América Latina se remonta a la época de la Colonia, por tales motivos, la constitución de los Estados latinoamericanos se enmarcó en relaciones radiales donde todos se vinculaban aisladamente con el centro de poder de turno. Por otro lado, la gestión emancipadora de Latinoamérica tuvo como principal cimiente la identidad en el origen común de los pueblos, en particular por compartir una misma lengua e historia. Tales cualidades fueron fuente de inspiración en el pensamiento y accionar del Gral. San Martín sobre la unidad latinoamericana3- que hoy día forman parte del derecho interno e internacional de América- como de Simón Bolívar. Pese a ello, al comenzar el proceso de formación de los Estados -en 1824 con la batalla de Ayacucho-, se consolidaron las nacionalidades dejando en un segundo plano los rasgos americanos. Tal es así, que vamos a tener que esperar hasta la segunda mitad del siglo XX para que se comience a pensar en la posibilidad de integrar económicamente a latinoamericana.4 2 Alfredo Ernesto Abacar, 2008. 3 Entre los principios se encuentran la observancia de solidaridad americana; unión y solidaridad sin desmedro de la soberanía o independencia de cada Estado; paz en el orden internacional, entre los Estados americanos y con el resto del mundo, entre otros. 4 Flavio F. Gonzalez, 2011 págs. 183 a 185. 3. SUPRANACIONALIDAD Y DERECHO COMUNITARIO Para que haya Derecho Comunitario debe necesariamente crearse una Comunidad política y económica a la que se le atribuyan potestades normativas, y en la que múltiples actores serán sujetos activos y pasivos de las normas. Las normas originarias y derivadas, una vez completados los trámites pertinentes, deben ser aplicadas de modo uniforme por los órganos de la comunidad y por los de cada unos de los países miembros. En este sentido, es doctrina del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas que el ordenamiento comunitario es de obligatorio cumplimiento para las jurisdicciones nacionales5 y que los individuos pueden invocar sus beneficios que el juez nacional debe garantizar6. Al unificar la interpretación normativa, se clarifica la responsabilidad de los diferentes actores del proceso y, a su vez, aportaría mayor información a los miembros de la comunidad permitiendo un mayor control de éstos frente a las políticas de gobierno. Ello impone el reconocimiento de que no sólo tendrán acceso los Estados o la propia comunidad al tribunal de justicia, sino también los particulares, cuando sean afectados en sus derechos comunitarios por una interpretación estatal que estimen equivocada.7 También, el derecho comunitario ayudaría a fortalecer los lazos en la integración económica e inclusión política, al encontrarse en pie de igualdad los actores parte. 3.1. ALAC Y ALADI El tratado de Montevideo del 18 de febrero de 1960 constituyó la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC), considerada como puntapié inicial en el proceso de integración regional latinoamericano. En el ámbito institucional, ALALC contó con instituciones propias de un sistema clásico de cooperación intergubernamental. El fracaso de la misma se produjo por la contradicción entre impulsar la integración mediante la liberalización comercial y el proteccionismo de la sustitución de importaciones.8 Es así como en 1980 los Estados partes se reunieron una vez más en Montevideo para redefinir el proceso de cooperación, dando nacimiento a la Asociación Latinoamericana de integración (ALADI)9. ALADI tiene como objetivo final de largo plazo el establecimiento de un mercado común latinoamericano; pero con mecanismos más flexibles que la ALALC puesto que no dispone plazos estrictos para su cumplimiento y, además, permite celebrar acuerdos entre dos o más países no generalizados al resto de 5 “Flaminio Costa v. Enel”, 15/07/64 6 “Ordenemign van Gen and Loos”, 05/05/63y, en igual sentido, “Pretura de Vicenza y Pretura di Bassano del Grapa”, 19/11/91 7 Jorge Héctor Demarco 2009 8 Pechazzini, 2006, cap. IV, pág. 70. 9 El Tratado que crea la ALADI entró en vigor el 18 de marzo de 1981, suscripto por Argentina, Brasil, Bolivia, Colombia, Chile, Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela. los miembros (acuerdos de alcance parcial y acuerdos de complementación económica).10 Otra característica distintiva de dicho instrumento es el abandono de la Cláusula de Nación más Favorecida, brindando la posibilidad a los países miembros de negociar acuerdos con un enfoque selectivo; esto fue posible dado que la ALADI fue constituida de conformidad con la Cláusula de Habilitación aprobada por el GATT –art. XXIV- en 1979. En virtud de dicha Cláusula, los Estados optaron por un sistema menos ambicioso sustituyendo el programa de liberalización multilateral de la zona de libre comercio (ZLC) de la ALALC por un área de preferencias arancelarias (APA). En mi opinión, considero errónea la adopción de dicho sistema teniendo en cuenta, por un lado, que el APA y la ZLC son procesos no de integración, sino de cooperación en el cual los países no avanzan en fusionar sus territorios aduaneros para luego poder llegar a un mercado común. El Derecho Comunitario es necesario para garantizar la eficacia de cualquier sistema de integración en el tiempo. Por otra parte, entiendo que el panorama del proceso de integración queda mayormente frustrado dada la involución de ambiciones en la sustitución de una ZLC por un APA ya que por este camino los países ni siquiera llegarían a liberalizar sus comercios por completo. Comparto la reflexión de Luz María de la Mora y Dora Rodríguez quienes dicen que “el objetivo de la integración ha quedado en el papel. La evolución de la integración latinoamericana ha respondido, sin duda, a las realidades políticas y económicas regionales, así como a la ausencia de un proyecto concreto y viable.” Más aún si a esto le sumamos un dato no menos relevante como es que los inicios de la ALALC como de la ALADI se dieron en momentos de recurrentes crisis políticas, con golpes de Estado en algunos países y constantes crisis económicas (petróleo en los setenta, deuda externa en los ochenta, crisis financiera en los noventa). En ese contexto el sistema normativo de ambos proceso fue de cooperación intergubernamental. Tal opción, trajo como consecuencia que los Estados crearan órganos que cumplieran el rol de “mesa de negociación”, sin atribuir ninguna potestad estatal, ya sea judicial o legislativa, a favor de la organización internacional. La opción por un sistema intergubernamental poco contribuyó a impulsar un derecho comunitario que legitime una integración latinoamericana eficiente. 3.1. MERCOSUR. Las asimetrías a las que queda expuesto el Tratado de Asunción en cuanto a su primacía sobre los ordenamientos nacionales son las siguientes: en Argentina, la Corte Suprema, en diversos pronunciamientos, dio solución a este problema antes de la reforma de la Constitución en 1994. En el caso “Ekmekdjian”, puntualizó que –en virtud de lo prescripto en el art. 27 de la Convención de Viena, suscripta por la República Argentinano podían invocarse normas de derecho interno que afectaran las disposiciones de un tratado internacional, puesto que los tratados internacionales estaban situados en una jerarquía superior a las normas de derecho interno. 11 En 1994, la reforma constitucional 10 Ekmekdjian 1996, pág. 139. 11 CSJN, 7/7/92, “Ekmekdjian c/Sofovich”, LL, 1992-C-540. Con posterioridad la Corte mantuvo la misma posición, entre otras: “Fibraca Constructora SCA c/Comisión Técnica Mixta de Salto Grande”, del 7/7/93 (JA, 1993-IV-471); “Cafés La Virginia”, del 13/10/94 (LL, 1995D-277), y “Giroldi, Horacio D.”, del 7/4/95(LL, 1995-D-462). en el art. 75 inc. 24 le delegó al Congreso Nacional la atribución de aprobar tratados de integración que deleguen competencias y jurisdicción a organismos supraestatales en condiciones de reciprocidad e igualdad y que respeten el orden democrático y los derechos humanos y estableció que “las normas dictadas en consecuencia tienen jerarquía superior a las leyes”. Paraguay presenta el mismo criterio a través de lo establecido en su norma fundamental. Hasta aquí se estaría en presencia de ordenamientos en los que el Tratado de Asunción puede prevalecer. En Brasil tal cuestión presenta otro tratamiento, pues una norma nacional posterior puede modificar un Tratado Internacional de acuerdo a lo que expresa su Constitución y su jurisprudencia, mientras que en Uruguay, si bien tal cuestión no ha sido planteada, en la práctica se verificaría la primacía de la ley nacional. Obviamente, idénticas asimetrías se observan cuando se analiza la jerarquía del derecho derivado del MERCOSUR con respecto a los ordenamientos nacionales. A lo señalado hasta aquí hay que agregar aquellas situaciones de divergencia en la interpretación por parte de los tribunales nacionales de las normas nacionales derivadas de la internalización. Las asimetrías planteadas erosionan los compromisos políticos alcanzados en el ámbito intergubernamental y quiebran la igualdad entre los socios.12 El Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur estableció la primacía de las normas comunitarias respecto de las nacionales en la opinión consultiva nº1/07 pero ello choca con las asimetrías planteadas. Al respecto Díaz Labrado nos dice que “no puede concebirse un mercado común sin un ordenamiento jurídico y no podría existir un ordenamiento jurídico eficaz, si no existiera un Tribunal de Justicia que obre como instrumento de garantía de legalidad y de interpretación uniforme del Derecho comunitario.” 3.2. Sistema Centroamericano de Integración El 13 de diciembre de 1991, en la XI Cumbre de Presidentes Centroamericanos celebrada en Tegucigalpa, Honduras, se suscribió el Protocolo de Reforma de la Carta de la Organización de Estado Centroamericanos (ODECA), en el cual se crea la Corte Centroamericana de Justicia. Ésta es el primer órgano supranacional del Sistema de Integración Centroamericano al darse sus propias normas sin intervención de ningún órgano u organismo del sistema. Al ser capaz de desarrollar su labor de intérprete de la normativa de integración y garante del respeto al derecho, contribuye de esa forma en la consolidación de la integración centroamericana y en el fortalecimiento del Estado de Derecho de la Comunidad Centroamericana. Sobre la primacía del derecho comunitario sobre las normas nacionales la Corte Centroamericana de Justicia ha dicho que el derecho comunitario es un complejo de normas jurídicas que disciplinan las Comunidades de Estados, y sus relaciones jurídicas con otros sujetos de derecho, creadas como organizaciones internacionales suis generis, dando origen a un sistema jurídico-institucional u ordenamiento jurídico nuevo, autónomo y especial, cuyo común denominador se basa en las relaciones de integración regional, que generan derechos y obligaciones en cabeza de los ciudadanos de la comunidad. 12 Flavio F. González, 1999. Las normas comunitarias tienen mayor jerarquía que las normas de Derecho interno 13, y por tal prevalecen, en su aplicación, sobre cualquier Tratado internacional de normas convencionales, y por ende sobre cualquier Tratado que los Estados miembros suscriban, por decisión unilateral, con terceros Estados, en detrimento de los intereses de la Comunidad. 4. CONSTRUCCION LATINOAMERICANA. DE IDENTIDAD Y CIUDADANÍA A comienzos de los años noventa, las reformas neoliberales provocó una convergencia de políticas de crecimiento destinadas a corregir algunos aspectos tales como la reducción de los déficit fiscal y externo, detener el proceso de inflación y lograr cierta estabilidad macroeconómica. Pero, la desmedida liberalización comercial implementada, sin un marco de políticas de protección y sin ningún tipo de coordinación económica provocó que las sucesivas crisis que tuvieran lugar a fines de la década interrumpieran los procesos de integración, ya que se ve afectada la confianza de los agentes privados y comenzaron a escasear los recursos externos de los cuales se dependía absolutamente.14 La UNASUR15 nace a partir de la determinación de construir una identidad y ciudadanía sudamericana y desarrollar un espacio regional integrado en lo político, económico, social, cultural, ambiental, energético y de infraestructura. Se parte del convencimiento de que la integración y la unión sudamericana son necesarias para avanzar con el desarrollo sustentable y el bienestar de sus pueblos. También vemos afianzado este factor en el Sector Educativo del MERCOSUR (SEM) cuyos objetivos estratégicos son: 1. Fortalecimiento de la conciencia ciudadana favorable al proceso de integración regional que valore la diversidad cultural. 2. Promoción de una educación de calidad para todos en la región y de políticas de formación y capacitación de recursos humanos competentes. 3. Conformación de un espacio educativo regional de cooperación solidaria. El SEM considera que estos objetivos serán tratados en forma integral con la intención de promover impacto en el sistema educativo y favorecer la integración regional. Así Ekmekdjian16 se anima a afirmar que “la historia y geografía de nuestro país – Argentina- desvinculada de las de los países latinoamericanos, sirve más para mantener vivos los odios y desconfianzas entre los países vecinos –producto de antiguos agravios reales o imaginarios-, antes que para afirmar la vocación de una patria común.” Otro dato interesante –y que da un cierre a esta línea de pensamiento- es que la Comisión Europea y el Banco Interamericano de desarrollo (BID) en la Conferencia de Alto Nivel sobre Cohesión Social, celebrado en Bruselas en 2006 definieron que la 13 CCJ. Res. 11 hrs. 27/08/01, Nicaragua c. Honduras, cons. V. 14 Agustín D’ Attellis y Federico Castelli, 2011. 15 Incluye a la Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guyana, Paraguay, Perú, Suriname, Uruguay y Venezuela. El Tratado Constitutivo de la UNASUR FUE SUSCRIPTO EN Brasilia, en 2008. 16 Miguel A. Ekmekdjian, 1991, pág. 74. “cohesión social pretende ofrecer oportunidades reales para cada persona, incluyendo los más desfavorecidos, para acceder a los derechos básicos y al empleo, beneficiarse del crecimiento económico y de esa manera participar plenamente de la sociedad. Las personas están en el centro de este enfoque: a ellas ah de darse la oportunidad para contribuir y beneficiarse del proceso económico y social.” Esta definición es un claro ejemplo de la necesidad de llevar a cabo en latinoamérica un proceso de integración ya no en miras de intereses políticos y económicos de cada Estado únicamente, sino en la búsqueda de una estructura supranacional capaz de coordinar de manera neutral los verdaderos intereses de los latinoamericanos como comunidad y no como naciones individuales. 5. CONCLUSIONES Como ya he reiterado en algunos pasajes de este escrito Latinoamérica tiene un fundamento de género que deriva de una herencia histórica, pues tienen en común el origen, la historia, la geopolítica y la homogeneidad de idioma.17 Desde los comienzos del capitalismo, la mayoría de los países latinoamericanos se establecieron en el mercado como países enclaves e importadores de productos manufacturados y dependientes de las grandes potencias. Mediante los procesos de integración en esta parte del continente, se buscó afianzar los lazos entre los vecinos dejando atrás los principios del neoliberalismo, generadores de grandes crisis en la década de los noventa. ALADI fue un factor crucial para el crecimiento de estas economías en desarrollo, pero la falta de plazos para concretar las metas a largo plazo denotó una falta de compromiso político. Se conformaron también procesos subregionales bajo modelos intergubernamenteles de cooperación entre gobiernos, pero ésta demuestra errores drásticos a la hora de seguir avanzando en procesos más ambiciosos y prósperos para el futuro de Latinoamérica. Entre dichos errores podemos señalar la falta de transferencia de soberanía hacia órganos supranacionales, que a su vez impide la generación del derecho comunitario. La falta de un derecho comunitario ha incidido negativamente a la hora de garantizar el cumplimiento y la eficacia de los acuerdos políticos asumidos por los Estados. Para revertir dicha situación es necesario adoptar una estrategia de integración que facilite la adopción de posiciones, que fortalezca las instituciones regionales y que incrementen el intercambio de bienes y servicios, la compatibilidad de los regímenes legales, educacionales y de seguridad social. Entiendo que la única manera de alcanzar tales metas implica un proceso de largo a mediano plazo en miras de instituciones supranacionales encargadas de integrar los gobiernos, permitiendo dejar a un lado el nacionalismo para abrir paso a una construcción de la identidad de la comunidad latinoamericana. Finalmente, no quiero dejar de destacar el rol de la educación y de la comunicación que constituyen un paso indispensable para democratizar el conocimiento y la información sobre la labor y el esfuerzo que realizan los gobiernos y las sociedades en pro de la integración regional. El acceso de la sociedad a la información y al conocimiento sobre las fortalezas y debilidades que pueden presentarse en el proceso de integración puede brindar una sólida base de apoyo a los gobiernos18 y un control al sistema. En suma, el 17 Roberto Dromi, 2005, cap. V. 18 Secretaría permanente del SELA, 2001. rol de los medios de comunicación constituyen un componente insoslayable para la transmisión de valores, la resignación de las identidades, las valoraciones de la comunicación de las acciones públicas, y para la profundización de un proyecto de desarrollo alejado de las concepciones neoliberales y de los intereses particulares. BIBLIOGRAFÍA ALFREDO M. SOTO Y FLAVIO F. GONZALEZ, Manual de Derecho de la Integración, Ed. LA LEY, Bs. As. 2011. LUIS A. PECHAZZINI, Cara y Cruz de América del Sur, Ed. DUNKEN, Bs. As. 2006. EKMEKJIAN, Introducción al Derecho Comunitario Latinoamericano, Ed. Depalma, Bs. As. 1996. LUZ MARÍA de la MORA y DORA RODRÍGUEZ, “¿Por qué vale la pena repensar la integración latinoamericana?”; Revista Integración y comercio; nº33; volumen 15; Julio-Diciembre 2011, págs. 7 a 14. GABRIEL R. 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