ACTUALIZACIÓN EN PARÁLISIS CEREBRAL José Luís BARTHA CONCEPTO En 2004, el International Working Group on Definition and Classification of Cerebral Palsy define la parálisis cerebral como “…un grupo de desórdenes permanentes del desarrollo de movimientos y de la postura, que causa una limitación de la actividad y que es atribuida a una enfermedad no progresiva que ocurrió en el desarrollo del cerebro fetal o del niño”. En esta definición se introduce el criterio de la “limitación de la actividad” lo cual excluye del concepto pequeñas lesiones neurológicas no limitantes y que, por tanto no deberían ser incluidas en este grupo lo cual es muy importante de cara a establecer la prevalencia y el pronóstico de esta condición. El grado de limitación de la actividad de estos niños puede establecerse utilizando baremos como el GMFCS (gross motor function classification system) . Se estima que la prevalencia es de aproximadamente 1.5 a 2.5 por cada 1000 nacidos vivos . En la parálisis cerebral la lesión se produce en las neuronas motoras superiores y el cuadro resultante se caracteriza por hipertonía y espasticidad con reflejos tendinosos incrementados. La parálisis cerebral no altera, de entrada, las funciones cognitivas por lo que muchas de estas personas tienen una inteligencia normal, si bien es cierto que son más propensos a bajos coeficientes intelectuales y a otros padecimientos del SNC tales como cuadros convulsivos. CLASIFICACIÓN La disfunción motora se clasifica por el tipo de lesión motora predominante: espasticidad, flaccidez, disquinesia (es típica en el kernícterus) y ataxia y de todas ellas la llamada parálisis cerebral espástica es la más frecuente. Estos niños presentan rigidez y espasticidad que llevan secundariamente a contracturas musculares y anormalidades en las curvaturas óseas sobre todo de la columna Actualización Obstetricia y Ginecología 2009 vertebral. Se debe sobre todo a lesiones de los tractos piramidales y del córtex cerebral. Si la lesión es periventricular suele afectar más a las extremidades inferiores. Si la lesión es más difusa se suele producir tetraplejía espástica. Además de los problemas motores de extremidades las alteraciones pueden afectar a los músculos de la cara causando dificultades de alimentación para masticar, tragar o succionar, teniendo incluso dificultades para la respiración en algunos casos. Dado que el tipo clínico de parálisis cerebral depende específicamente del área cerebral afectada, hoy día gracias a las imágenes que nos proporciona la resonancia magnética nuclear (RMN) se tiende a clasificar directamente la parálisis cerebral según la zona dañada en lesiones de los tractos piramidales(sobre todo periventriculares) y extrapiramidales (ganglios basales y tálamos) siendo las primeras más asociadas con diplejía espástica en pretérminos y las segunda a cuadriplejía habitualmente diskinética que suele aparecer en niños a término. Otras clasificaciones pueden referirse al momento en que se produjo la lesión si este se tiene claro (prenatal, perinatal o postnatal); otras según la etiología si se conoce con exactitud (viral, asfixia, etc) y otras en función del grado de severidad en leve (no interfiere sustancialmente con las actividades diarias), moderada (discapacidad sustancial, habitualmente asociada a silla de ruedas, etc) y severa (incapacidad de actuar de forma independiente en la vida diaria). ETIOLOGÍA Y FACTORES DE RIESGO PERINATALES Entre los factores demográficos de riesgo se encuentran los extremos de la vida reproductiva en lo que respecta a la edad, la alta paridad, la baja clase socioeconómica y es más frecuente en varones que en mujeres. Pero los más importantes factores de riesgo son los obstétricos y médicos relacionados con el embarazo entre los que podemos destacar: el embarazo múltiple, la prematuridad, el crecimiento intrauterino retardado, trombofilias, infecciones, y la asfixia intraparto. Embarazo Múltiple El riesgo de parálisis cerebral para los embarazos gemelares es de 5 a 6 veces superior que para un embarazo sencillo mientras que en los triples el riesgo es 5 o 6 2 Reproducción veces más sobre los dobles . Las razones que contribuyen a esta tasa incrementada son la frecuencia alta de prematuridad, bajo peso al nacer, posibilidad de muerte fetal en uno de ellos sobre todo en embarazos monocoriales. Prematuridad El riesgo se incrementa en las edades gestacionales extremas, en los llamados grandes inmaduros. Cuando el parto se produce en el límite de la viabilidad, entre la 23 y la 25 semanas la tasa de parálisis cerebral en los supervivientes es de alrededor del 25% , Ya a la semana 27-28 la tasa se reduce considerablemente hasta aproximadamente un 3% y ya a las 36 semanas el riesgo es del 5 por mil . El hecho de darse más en los menores de 1000-1500 g y de que la proporción de estos niños que sobreviven en la actualidad se esté incrementando hace que cada vez haya más casos en ese grupo. Lo que no ha quedado aún claro es porqué la prematuridad es un factor de riesgo para la parálisis cerebral. Parece obvio que el cerebro de estos niños sea más susceptible al daño neurológico pero la explicación última permanece desconocida. En general un tercio de los casos de parálisis cerebral tienen lugar en recién nacidos pretérmino. En pretérminos la diplejía espástica es el cuadro más frecuente. Crecimiento intrauterino retardado El estudio de la relación entre CIR, o en general, recién nacidos pequeños para su edad gestacional (PEG) y parálisis cerebral es complicado. Entre las causas del CIR se encuentran las infecciones perinatales, las anomalías cromosómicas y la insuficiencia placentaria que conduce finalmente a la hipoxia. Por tanto es difícil distinguir entre aquellos fenómenos relacionados con la causa del CIR y el estatus de CIR en sí mismo ya que las causas antes mencionadas se relacionan a su vez con un mayor riesgo de parálisis cerebral. En ese sentido se ha dicho que dentro de la población de fetos PEG sólo en aquellos en los que existe insuficiencia placentaria asociada (CIR) existe un riesgo aumentado de parálisis cerebral debido al componente hipóxico – asfíctico al que puedan estar sometidos. De hecho cuando se estudian cohortes definidas por peso no está claro si la presencia de un feto PEG y nacido pretérmino tiene más o menos riesgo de parálisis cerebral siendo la presencia de hipoxia el factor determinante. 3 Actualización Obstetricia y Ginecología 2009 Otros factores antenatales Se han descrito relaciones entre la aparición de parálisis cerebral y otros factores como la presencia de corioamnionitis y otras infecciones, la presencia de una anomalía congénita, la presencia de un intervalo corto entre embarazo, presentaciones fetales anormales, desprendimiento de placenta y en general la presencia de hemorragia entre otros . Probablemente la presencia de hemorragia no sea un determinante en sí mismo e parálisis cerebral sino por la asociación con abruptio placentae, asfixia y parto pretérmino. Asfixia intraparto y parálisis cerebral Realmente existen muchas limitaciones a la hora de establecer una relación entre la asfixia intraparto y la aparición de parálisis cerebral. Se dice que un evento intraparto sólo está presente en el 10% de los casos. Ni siquiera la presencia de la llamada encefalopatía hipoxico isquémica ocurre únicamente en aquellos casos con claras evidencias de un episodio hipóxico intraparto. La presencia de un índice de Apgar persistentemente muy bajo (menos de 3) a los 5 minutos es de todos los eventos intraparto uno de los que más se relaciona con la presencia de daño neurológico y parálisis cerebral pero otro tipo de puntuaciones Apgar o de eventos intraparto no tienen una relación tan clara. Un estudio demostró que aunque el sufrimiento fetal fuera eliminado completamente se reduciría la tasa de parálisis cerebral tan solo un 16% . En un estudio se analizó la influencia de un manejo de parto totalmente óptimo sobre la tasa de parálisis cerebral llegándose a la conclusión que tan sólo un 10% de los casos podrían ser prevenibles. El grupo denominado International Cerebral Palsy Task Force evaluó las relaciones entre asfixia intraparto y parálisis cerebral llegando a concluir que se necesita la presencia de una serie de criterios para considerar que la parálisis cerebral puede ser debida a la presencia de un evento hipóxico agudo intraparto. Estos criterios se recogen en la Tabla 1. Demás este grupo de trabajo propuso los factores que podrían ser causa de parálisis cerebral diferentes a la hipoxia intraparto y las cuestiones pertinentes que deben hacerse para achaca la causa de la parálisis cerebral a un evento intraparto. Muy recientemente una revisión sistemática ha puesto de manifiesto que para recién nacidos a término normales la incidencia de un pH en la arteria umbilical menor 4 Reproducción de 7 es de 3.7 por 1000, de los cuales el 17% sobrevive con morbilidad neonatal neurológica, 16% con convulsiones y el 6% mueren en periodo neonatal. La incidencia global de morbimortalidad neurológica para niños que nacen con pH menor de 7.0 es de 23% y la incidencia de encefalopatía hipoxico isquémica es de 2.5 por 1000 nacidos vivos. La proporción de parálisis cerebral asociada a hipoxia-isquemia intraparto fue del 14.5%. Los autores concluyen que la gran mayoría de los casos de parálisis cerebral en fetos sin malformaciones a término no está asociada a hipoxiaisquemia intraparto . FISIOPATOLOGÍA Actualmente la patogénesis del daño cerebral se intenta explicar según dos modelos teóricos: 1. la vía isquémica y 2. la vía inflamatoria. 1. La vía isquémica Se basa en el papel desempeñado por la hipoxia-isquemia que resulta de una complicación perinatal, frecuente en prematuros, como determinante de una alteración del metabolismo cerebral y el consiguiente daño cerebral. Así, el bajo flujo sanguíneo cerebral se ha demostrado que es un factor de riesgo de hemorragia intraventricular (HIV), que a su vez parece aumentar la probabilidad de leukomalacia periventricular (LPV) . El método más usado para estimar el flujo sanguíneo cerebral en neonatos se basa en las medidas de las velocidades del flujo en las arterias intracraneales usando técnicas sonográficas convencionales Doppler. Sin embargo, esta técnica permite únicamente una estimación cualitativa y semi-cuantitativa del volumen de flujo sanguíneo cerebral que es un determinante para conocer la situación isquémica. Hasta ahora, la medida cuantitativa del flujo cerebral en prematuros se ha limitado a la técnica de aclaración de xenon 133, la tomografía por emisión de positrones o al NIRS. En general estos métodos son técnicamente complejos, caros y consumidores de gran cantidad de tiempo a lo que se suma que generalmente no están disponibles para su uso clínico. Recientemente se ha podido medir cuantitativamente el volumen de flujo sanguíneo cerebral por sonografía duplex color de las arterias cerebrales extracraneales en neonatos. La ASL (arterial spin labelling) es una técnica complementaria de RMN que, utilizando como contraste endógeno natural los protones del agua cerebral, que se pueden ‘marcar’ con RMN, permite medir la perfusión cerebral, tanto en una determinada zona (regional) como global (cerebral 5 Actualización Obstetricia y Ginecología 2009 blood flow,CBF). Se ha validado su utilización en neonatos y prematuros sanos (edad gestacional: 28-32 semanas) a la edad de término y se ha demostrado que es una técnica viable para medir la perfusión en este grupo de edad. Desde la vertiente obstétrica, el fenómeno de la redistribución hemodinámica o centralización del flujo puede ser detectado mediante estudio Doppler pulsado de la arteria cerebral media y recientemente también mediante el angioDoppler tridimensional (3-D). Nuestro grupo ha comunicado recientemente los rangos normales de estos índices a lo largo del embarazo, la capacidad de estos índices vasculares 3-D para detectar redistribución vascular en fetos con retraso del crecimiento intrauterino y su aplicación a la hora de detectar las variaciones en la perfusión cerebral intraparto. 2. La vía inflamatoria Según esta teoría patogénica tanto el daño cerebral como el parto prematuro pueden ser causados por la inflamación de las membranas fetales (en muchas ocasiones ocasionada por infección pero en otras en ausencia de la misma) y por la respuesta inflamatoria secundaria de la madre y el feto. En el prematuro humano se han asociado elevadas concentraciones de citoquinas proinflamatorias IL-1beta, IL-6, IL-18 y TNF-alfa en sangre y líquido amniótico con la existencia de leucomalacia periventricular (LPV) diagnosticada ecográficamente y con un mal pronóstico neurológico. Incluso se ha demostrado que elevadas concentraciones de marcadores inflamatorios incluyendo elevadas concentraciones de TNF, IL-1beta, IL-6 y IL-10 en sangre de cordón predicen lesiones cerebrales detectadas por RMN. Además, las citoquinas, como mediadores inflamatorios, se supone que toman parte directamente en el daño cerebral de los prematuros. Altos niveles de citoquinas proinflamatorias en sangre de cordón se han asociado con un riesgo aumentado de desarrollar parálisis cerebral. También se ha asociado a un mayor riesgo neurológico los niveles de IL-1, 6,8 y el TNF-alfa en sangre fetal de recién nacidos a término. Sin embargo esta asociación entre inflamación y daño cerebral no ha sido totalmente confirmada. Nuestro grupo ha informado previamente de la elevación de citokinas proinflamatorias en sangre materna en casos de fetos con retraso del crecimiento intrauterino asociado a insuficiencia placentaria.Probablemente las vías isquémicas e inflamatoria estén asociadas en la mayor parte de los casos. De hecho, la concentración de citoquinas aumenta tras un daño hipoxico, a su vez, y las citoquinas podrían causar tanto un aumento32 como una reducción del flujo sanguíneo en 6 Reproducción determinadas áreas cerebrales. INTERVENCIONES PARA REDUCIR LA PARÁLISIS CEREBRAL En teoría como las dos causas más importantes relacionadas con la parálisis cerebral son la prematuridad y la asfixia perinatal todas las intervenciones realizadas para evitar estos dos factores de riesgo deberían tener un efecto en la reducción de la tasa de parálisis cerebral. No obstante, hasta el momento no hay evidencia de que ningún tipo de monitorización ni intervención intraparto incluido el uso abierto de la cesárea reduzca la aparición de esta complicación. El uso liberal de la cesárea ha podido disminuir la tasa de complicaciones intraparto sobre todo en fetos macrosómicos donde sí que parece haberse producido una reducción en la aparición de las complicaciones neurológicas. Más en relación con el parto pretérmino que con la asfixia intraparto, existen dos medidas que se han relacionado con una posible disminución de los casos de parálisis cerebral que son el uso de el uso de glucocorticoides antenatales y el uso del sulfato de magnesio. Con respecto a los glucocorticoides su uso se ha asociado con una disminución en la frecuencia de hemorragia intracraneal y leukomalacia periventricular incluso en edades gestacionales muy precoces. En un metaanálisis se afirma que el uso de glucocorticoides puede reducir al 50% la hemorragia periventricular . Además los corticoides pueden tener otras acciones en el cerebro (maduración de oligodendrocitos y activación del sistema antioxidante) y extracerebrales (prevención del distress respiratorio, etc). A pesar de todo esto las dosis repetidas de corticosteroides podrían tener efectos secundarios sobre la cabeza fetal por lo que no se recomiendan así como tampoco el uso de corticoides postnatales que se han relacionado incluso con un aumento en los casos de parálisis cerebral. Respecto al sulfato de magnesio se pensó que ya que los recién nacidos de madres con preeclampsia solían tener menos riesgo de parálisis cerebral quizás el sulfato de magnesio empleado para la prevención de las convulsiones en la madre ejerciera un efecto protector sobre el feto y el recién nacido. Los estudios previos han mostrado resultados contradictorios y una revisión sistemática concluyó que podría ser beneficioso. Los resultado de un reciente estudio multicéntrico aleatorizado de gran tamaño (n = 2241 mujeres) relizado sobre casos de partos pretérmino ha sido capaz de demostrar efectos beneficiosos en este sentido mostrando una disminución del riesgo relativo de parálisis cerebral entre los recién nacidos de las mujeres tratadas 7 Actualización Obstetricia y Ginecología 2009 con sulfato de magnesio frente a las que no lo hicieron (1.9% Vs. 3.5%, RR 0.55; 96%IC 0.32 a 0.95) . Además de las intervenciones obstétricas las intervenciones neonatales, que ya se salen del ámbito de la presente ponencia, se resumen en el tratamiento mediante hipotermia, el tratamiento antiinflamatorio e inmunomodulador, el tratamiento mediante eritropoyetina y el uso de antioxidantes, de entre los que el primero parece ser el que ofrece mejores resultados. En cuanto a tratamientos futuros, el uso de las células madres ofrece un esperanzador reto para la mejora en el pronóstico de estos niños. 8