La escasez de agua a la que se enfrenta México, requiere decisiones difíciles sobre la distribución del agua entre diferentes tipos de usuarios, con demandas creciendo a diferentes ritmos. Estas decisiones por lo general generan conflicto entre los diferentes usuarios. En México, el principal usuario de agua es el sector agrícola. Este utiliza 76% del agua disponible para el riego de cultivos, mientras que el 17% se utiliza para abastecer al consumo doméstico y comercial, el 5% para uso industrial y el 2% restante para otros usos. Todo crecimiento del consumo de agua urbano e industrial requiere necesariamente de una redistribución del consumo agrícola hacia estos sectores. Esto no quiere decir que habrá menos agua efectivamente utilizada por los agricultores. Las pérdidas en el uso del agua para riego causadas por los bajos niveles de tecnología superan actualmente las demandas insatisfechas de la población y la industria. Cualquier incremento en eficiencia puede aumentar el agua total disponible. Las zonas más críticas para el país son el norte y altiplano donde habitan el 77% de la población pero que recibe sólo el 28% de la precipitación pluvial. En esta zona del país se realiza alrededor de 92% del riego. Cualquiera de estas formas de regular la demanda por agua, o redistribuir su acceso, uso o derechos tiene el potencial de desatar conflictos. El volumen demandado de agua siempre es mayor que el volumen suministrado, obligando al gobierno a decidir a quien dejar sin este recurso, generando problemas distributivos. Lo anterior origina conflicto a diferentes escalas y a diferente intensidad, presentándose tanto entre una misma comunidad, entre diferentes comunidades, municipios y hasta estados. La presión política por continuar con los subsidios, impide el uso del mecanismo de precios para lograr un mejor aprovechamiento de este recurso. Es de esperarse que cualquier movimiento en esa dirección genere resistencia de los grupos privilegiados, la cual puede llegar al nivel de conflicto. Por otra parte, cuando los derechos de propiedad sobre el recurso o su uso no están bien definidos, el conflicto es uno de los mecanismos que los grupos de interés utilizan para definirlos a su favor. El problema del agua no se limita a su cantidad. La contaminación por las aguas residuales no tratadas afecta arroyos, ríos, lagos, lagunas y las zonas costeras, afectando la salud de las personas y los ecosistemas, imponiendo costos altos al resto de la sociedad. Esta es una fuente de conflicto creciente en México, tanto por la discusión de quien asume las responsabilidades y quien paga por las consecuencias de la omisión. Ante este creciente número de problemas y conflictos sociales relacionados con la asignación y uso del agua en México surge el interés por investigar sus causas comunes y los cauces de solución que se han encontrado. De particular interés es el entender y cuantificar el papel que han jugado diversas políticas públicas e instituciones en el origen, desarrollo o solución de estos conflictos. Investigar de manera rigurosa estos fenómenos permitirá retroalimentar el proceso de diseño e instrumentación de políticas sobre el agua, generando así mejores políticas para poder manejar la creciente escasez de agua en el país al menor costo social posible. DGIPEA Periférico Sur 5000 piso 3 Insurgentes Cuicuilco 04530 – México, D.F. 54.24.64.13