Lección 4. El régimen presupuestario de las Comunidades

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LECCIÓN 4 EL RÉGIMEN PRESUPUESTARIO DE LAS
COMUNIDADES AUTÓNOMAS
1. La aprobación de los presupuestos y de la normativa presupuestaria autonómica
2. Principios generales de los presupuestos autonómicos
3. El ciclo presupuestario autonómico
1. LA APROBACIÓN DE LOS PRESUPUESTOS
NORMATIVA PRESUPUESTARIA AUTONÓMICA
La distribución
territorial del
gasto público
pone de
manifiesto que
el Estado
español está
fuertemente
descentralizado
en la vertiente
del gasto.
Y
DE
LA
§1. La autonomía financiera de las CCAA viene definida en el bloque de
constitucionalidad más por relación a la vertiente del gasto, que por la
existencia de un sistema tributario propio con potencial recaudatorio suficiente
para cubrir las necesidades financieras de las CCAA.
Art. 156.1 de la CE dispone que “las CCAA gozarán de autonomía financiera
para el desarrollo y ejecución de sus competencias con arreglo a los principios
de coordinación con la Hacienda estatal y de solidaridad entre todos los
españoles”.
Desde una perspectiva territorial casi la mitad del gasto público está gestionado
por las CCAA y las EELL. La estructura de gastos en 2011 ha sido la siguiente:
Gobierno
central:
21,6%;
Gobierno
autonómico:
34,3%;
Gobierno local: 12,3%; y Seguridad Social: 31,9%.
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1
La Constitución
de 1978 no
contiene una
regulación
específica del
régimen
presupuestario
de las CCAA
La Constitución no contiene una regulación específica del régimen
presupuestario de las Comunidades Autónomas. Con carácter general, el
artículo 133 de la CE dispone que “las administraciones públicas sólo podrán
contraer obligaciones financieras y realizar gastos de acuerdo con las leyes”.
El art. 135 de la CE, en lo que aquí interesa, recoge que todas las
Administraciones Públicas deben adecuar sus actuaciones al principio de
estabilidad presupuestaria y que las Comunidades Autónomas no pueden
incurrir en un déficit estructural que supere los márgenes establecidos, en su
caso, por la Unión Europea y, por último, el apartado d) del art. 153 CE
atribuye al Tribunal de Cuentas el control económico y presupuestario de la
actividad de los órganos de las Comunidades Autónomas.
La Constitución de 1978 sí recoge una regulación específica del
régimen presupuestario estatal en el art. 134 CE.
1. Corresponde al Gobierno la elaboración de los Presupuestos Generales del
Estado y a las Cortes Generales su examen, enmienda y aprobación. 2. Los
Presupuestos Generales del Estado tendrán carácter anual, incluirán la totalidad
de los gastos e ingresos del sector público estatal y en ellos se consignará el
importe de los beneficios fiscales que afecten a los tributos del Estado.3. El
Gobierno deberá presentar ante el Congreso de los Diputados los Presupuestos
Generales del Estado al menos tres meses antes de la expiración de los del año
anterior.4. Si la Ley de Presupuestos no se aprobara antes del primer día del
ejercicio económico correspondiente, se considerarán automáticamente
prorrogados los Presupuestos del ejercicio anterior hasta la aprobación de los
nuevos.5. Aprobados los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno podrá
presentar proyectos de ley que impliquen aumento del gasto público o disminución
de los ingresos correspondientes al mismo ejercicio presupuestario.6. Toda
proposición o enmienda que suponga aumento de los créditos o disminución de los
ingresos presupuestarios requerirá la conformidad del Gobierno para su
tramitación.7. La Ley de Presupuestos no puede crear tributos. Podrá
modificarlos cuando una ley tributaria sustantiva así lo prevea.
La polémica
aplicación a las
CCAA de las
reglas y
principios
incluidos en el
art. 134 de la
CE
§2. La aplicación a las CCAA de las reglas y principios incluidos en el citado
art. 134 de la CE ha resultado polémica, dado que las reglas contenidas en el
citado art. 134 CE tienen por objeto directo la regulación de la institución
presupuestaria estatal (LPGE), entendida en su sentido estricto de organización
central o general del Estado1.
1
Vid. SSTC 116/1994, de 18 de abril, FJ 5; 149/1994, de 12 de mayo, FJ único; 174/1998, de
23 de julio, FJ 6, y 130/1999, de 1 de julio, FJ 5.
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2
La STC 116/1994, de 18 de abril, declaró que del inciso segundo del
art. 134.7 CE no podía inducirse un principio general de prohibición de
modificar tributos por medio de las leyes de presupuestos autonómicas o
forales sin la previa habilitación de una ley tributaria sustantiva.
En la misma línea, la STC 149/1994, de 12 de mayo, desestimó las
cuestiones de inconstitucionalidad 577/1994, 585/1994 y 693/1994 presentadas
en relación con el art. 68 de la Ley Foral del Parlamento de Navarra 3/1988, de
12 de mayo, de Presupuestos de Navarra, por el que se restringían las
exenciones del impuesto de actos jurídicos documentados recogidas en el
Decreto del Parlamento Foral de Navarra de 17 de marzo de 1981, en la
redacción de su art. 36.1 B), párrafo 18, dada por la Ley Foral 24/1988, de 11
de diciembre.
Se opuso al razonamiento y fallo de la STC 116/1994, de 18 de abril,
RODRIGUEZ BEREIJO, que en su voto particular subrayó que la Constitución,
al incorporar en su texto los principios y reglas presupuestarias, trata de fijar
los perfiles de una institución basilar de toda organización política que cumple
la misma función cualquiera que sea el ámbito, estatal o autonómico, como uno
de los instrumentos indispensable del equilibrio constitucional entre los
poderes que es característico del sistema democrático parlamentario2.
Coincidimos con el fundamentado voto particular y con aquellas posiciones
doctrinales que mantienen que tanto los Presupuestos Generales del Estado
como los presupuestos de las Comunidades Autónomas constituyen uno de los
momentos más significativos del ejercicio del control democrático que ejercen
los representantes de la soberanía nacional sobre el Ejecutivo, por lo que su
contenido constituye una regla o principio constitucional aplicable a todos los
poderes públicos que conforman el Estado en sentido amplio3, es decir, el
contenido del art. 134 de la CE constituye una norma general aplicable a los
distintos niveles de gobierno que utiliza el término Estado en sentido amplio
(comprensivo de las distintas entidades territoriales)4.
2
Vid. Anexo I de esta Lección. Voto particular del magistrado Rodríguez Bereijo a la STC
116/1994.
3
4
Vid. ESCRIBANO LÓPEZ, F. (2008), p.58.
Vid. DE LA HUCHA CELADOR, F. (2013), p. 245
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3
En las últimas sentencias en las que el Tribunal Constitucional ha
enjuiciado el régimen presupuestario de las CCAA ha matizado su anterior
doctrina, al significar que la norma constitucional y las normas estatutarias en
esta materia no hacen otra cosa que recoger una serie de principios que son
consustanciales a la institución presupuestaria y al sistema parlamentario5.
Dentro del marco constitucional expuesto, las Comunidades Autónomas
tienen competencia para la elaboración y aprobación de sus presupuestos. Esta
facultad reconocida en los distintos Estatutos de Autonomía se recoge en el
art. 17 de la LO 8/1980 de 22 de septiembre, de financiación de las
Comunidades Autónomas (en adelante, LOFCA) que señala que “las
Comunidades Autónomas regularán por sus órganos competentes, de acuerdo
con sus Estatutos, las siguientes materias: a) La elaboración, examen,
aprobación y control de sus presupuestos…”.
La concisa
regulación del
régimen
presupuestario
de las CCAA en
la LOFCA
§3. El legislador estatal ha realizado una regulación muy concisa del régimen
presupuestario de las CCAA en el art. 21 de la LOFCA, recogiendo los
principios básicos de esta institución, con apoyo en el art. 157.3 que habilita a
que una ley orgánica regule “las posibles formas de colaboración financiera
entre las Comunidades Autónomas y el Estado”.
Art. 21 de la LOFCA “Uno. Los presupuestos de las Comunidades Autónomas
tendrán carácter anual e igual período que los del Estado, atenderán al
cumplimiento del principio de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad
financiera e incluirán la totalidad de los gastos e ingresos de los organismos y
entidades integrantes de la misma, y en ellos se consignará el importe de los
beneficios fiscales que afecten a tributos atribuidos
a las referidas
Comunidades. Dos. Si los Presupuestos Generales de las Comunidades
Autónomas no fueran aprobados antes del primer día del ejercicio económico
correspondiente, quedará automáticamente prorrogada la vigencia de los
anteriores. Tres. Los Presupuestos de las Comunidades Autónomas serán
elaborados con criterios homogéneos, de forma que sea posible su consolidación
con los Presupuestos Generales del Estado”.
Así, el citado art. 21 de la LOFCA recoge en el apartado primero el
principio de anualidad, el principio de estabilidad presupuestaria y el principio
de universalidad (al incluir la totalidad de los gastos e ingresos). En el segundo
apartado se ocupa de la prórroga presupuestaria y, por último, el apartado
tercero establece la necesaria coordinación y homogeneidad de los
Presupuestos de las Comunidades Autónomas con los Presupuestos Generales
del Estado.
5
Vid. ESCRIBANO LÓPEZ, F. (2008), p.58, que observa en las SSTC 3/2003, 223/2006 y
242/2006 una modulación del rígido criterio del fallo de la STC 116/1994.
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4
Las normas presupuestarias en los diferentes Estatutos de Autonomía
reflejan que el presupuesto autonómico cumple la misma función que el del
Estado. Por ejemplo, el art. 61.1 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad
de Madrid, aprobado por la Ley Orgánica 3/1983, de 25 de febrero, dispone
que “corresponde al Gobierno la elaboración y ejecución del presupuesto de
la Comunidad de Madrid, y a la Asamblea, su examen, enmienda, aprobación
y control. El Gobierno presentará el proyecto de presupuesto a la Asamblea
con una antelación mínima de dos meses a la fecha del inicio del
correspondiente ejercicio” Esta identidad de función y estructura del
presupuesto autonómico y estatal se ve también confirmada en las leyes
generales de hacienda o finanzas de cada Comunidad Autónoma ( por ejemplo,
la Ley 9/1990, de 8 de noviembre, reguladora de la Hacienda de la Comunidad
de Madrid).
Las dos áreas y
políticas de
gasto más
importantes de
las CCAA son la
sanidad y la
educación
§4. La relevancia del gasto público de las Comunidades Autónomas tiene una
relación directa con el proceso de traspaso de competencias del Estado central
a las Comunidades Autónomas en servicios públicos básicos esenciales como
son la educación o la sanidad. El porcentaje de gasto de las Comunidades
Autónomas en estas dos áreas y políticas de gasto (sanidad y educación)
representa un 52,36 % sobre el total de gasto gestionado por las CCAA6.
2.
PRINCIPIOS
AUTONÓMICOS
GENERALES
DE
LOS
PRESUPUESTOS
2.1 Principio de competencia
Principio de
competencia
§5. La Constitución distribuye las competencias presupuestarias entre el poder
ejecutivo y el poder legislativo materializando en este ámbito el esquema
constitucional de división de poderes. Así, corresponde al gobierno la
elaboración del presupuesto y al poder legislativo su aprobación. La referencia
expresa en el art. 66 de la CE a que las Cortes Generales aprueban los
Presupuestos, muestra la relevancia de la institución presupuestaria. En el
ámbito autonómico, que es el que aquí interesa, se reproduce el mismo
esquema de distribución de competencias presupuestarias.
6
Vid. Haciendas Autonómicas en cifras (2013) p. 136.
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5
Ahora bien, en la práctica, los sujetos que se enfrentaron históricamente
en el debate presupuestario no son los sujetos que en la actualidad lo
protagonizan. Subraya el Prof. RAMALLO MASSANET que actualmente ese
debate se produce entre la mayoría parlamentaria –que apoya al Gobierno- y la
oposición, y es en esta dialéctica “mayoría versus minoría” en la que se
resuelve “la lucha por el Presupuesto”7.
2.2 Principio de universalidad
Principio de
universalidad
§6. La Ley de presupuestos deben incluir la totalidad de los ingresos y gastos.
Ahora bien, los efectos jurídicos sobre los ingresos y gastos son diferentes.
Mientras que respecto de los ingresos, en virtud de la existencia de normas de
vigencia permanente que autorizan su exacción, la Ley de Presupuestos realiza
una mera estimación, respecto de los gastos, la Ley de presupuestos constituye
una verdadera autorización de su cuantía y destino8. Una manifestación
contable del principio de universalidad es el principio del “presupuesto bruto”,
que conlleva que todos los ingresos y todos los gastos deben figurar explícita o
expresamente en el presupuesto, sin compensaciones o minoraciones,
prohibiéndose, por tanto, que puedan figurar por su importe neto. Asimismo,
relacionado con este principio de universalidad “el principio de no afectación”
supone que todos los ingresos se destinan a financiar globalmente e
indistintamente los gastos públicos, no reconociéndose prioridad de un
determinado gasto respecto de una fuente concreta de financiación.
2.3 Principio de unidad
Principio de
unidad
§7. Este principio implica la existencia de un único documento presupuestario
que englobe todos los ingresos y gastos, y se opone a la existencia de
presupuestos especiales, extraordinarios o adicionales. Supone que no pueden
existir ingresos y gastos fuera del presupuesto ni multiplicidad de presupuestos.
Así, por ejemplo, los Presupuestos Generales de la Comunidad de Madrid están
integrados por la totalidad de los ingresos y gastos de las instituciones y de la
administración de la Comunidad Autónoma, de sus organismos autónomos y
de sus empresas y entes públicos.
7
Vid. RAMALLO MASSANET, J. (2013), p. 12.
8
Vid, entre otras, SSTC 84/1982, de 23 de diciembre, FJ 3; 65/1987, de 21 de mayo, FJ 5;
134/1987, de 21 de julio, FJ 6; 65/1990, de 5 de abril, FJ 3; 76/1992, de 14 de mayo, FJ 4 a);
16/1996, de 1 de febrero, FJ 6; 203/1998, de 15 de octubre, FJ 3; 33/2000, de 3 de febrero, FJ
5; 274/2000, de 15 de noviembre, FJ 4.
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6
Desde una perspectiva contable, el principio de “unidad de caja”
determina la centralización de cobros y pagos, la existencia de una caja única
con el fin de conseguir una gestión eficaz de las disponibilidades líquidas.
2.4 Principio de anualidad.
§8. Los Presupuestos Generales de las Comunidades Autónomas tienen
carácter anual (1 de enero a 31 de diciembre) y si no son aprobados antes del
primer día del ejercicio económico correspondiente, queda automáticamente
prorrogada la vigencia de los anteriores. Es decir, la Ley de presupuestos generales
Principio de
anualidad
se materializa en una autorización que tiene naturaleza temporal; esto es, se
trata de una autorización que tiene un plazo de vigencia sometida a un límite
temporal constitucionalmente determinado de un año.
STC .3/2003, de 16 de enero de 2003, concluye que la Ley 1/2002, de 23 de
enero del Parlamento Vasco, al resultar el intento frustrado de aprobar la Ley de
presupuestos generales de la Comunidad Autónoma del País Vasco para el
ejercicio 2002 e incidir sobre la realidad de la prórroga presupuestaria, es
contraria a la Constitución y a las normas que integran el bloque de la
constitucionalidad (arts. 21 LOFCA y 44 EAPV), concretamente, a los
principios de unidad y universalidad presupuestaria recogidos en los arts. 134
CE, 21 LOFCA y 44 EAPV.
2.5. Principio de especialidad
Principio de
especialidad
§9. Este principio presenta tres vertientes: la especialidad cualitativa, la
especialidad cuantitativa y la especialidad temporal. La primera hace referencia
a que la autorización presupuestaria es para realizar gastos concretos y
determinados, totalmente especificados, es decir, no se faculta para efectuar
gastos genéricos, existiendo limitaciones al traspaso de créditos entre partidas
presupuestarias o la creación de otras diferentes a las inicialmente aprobadas.
La especialidad cuantitativa hace referencia a que la autorización
presupuestaria es para realizar gastos por una cantidad máxima y concreta. Y,
finalmente, la especialidad temporal, hace referencia a que la autorización
presupuestaria es para gastar durante un período de tiempo concreto, y no por
tiempo indefinido. Este período de tiempo es lo que se denomina "ejercicio
presupuestario", que como acabamos de señalar coincide con el año natural.
Cada una de las vertientes de esta triple limitación matiza su rigor
mediante la aplicación de excepciones que permiten flexibilizar la gestión
presupuestaria9.
9
Vid. PÉREZ ROYO, F. (2010), p. 510.
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7
Modificaciones presupuestarias: excepciones al principio de especialidad presupuestaria
Principio de especialidad temporal
Anualidad en la aprobación: Créditos
plurianuales. Prórroga presupuestaria
Anualidad en la ejecución:
Incorporaciones de crédito
Principio de especialidad cuantitativa
Ampliación de crédito
Principio de especialidad cualitativa
Transferencia de crédito
Principio de especialidad cuantitativa y
cualitativa
Créditos extraordinarios y suplementos
de crédito. Generación de créditos.
Anticipos de Tesorería
2.6. Principios relacionados con la normativa de estabilidad
presupuestaria
§10. El hito más relevante en este ámbito ha sido la inclusión del principio de
estabilidad en la Constitución de 1978, a través de la reforma operada en el
art. 135 CE el 27 de septiembre de 2011 (BOE Núm. 233 de 27 de septiembre
de 2011), que tiene por objeto -según recoge su Exposición de Motivosgarantizar el principio de estabilidad presupuestaria, vinculando a todas las
Administraciones Públicas en su consecución, reforzar el compromiso de
España con la Unión Europea y, al mismo tiempo, garantizar la sostenibilidad
económica10.
Con anterioridad a esta reforma constitucional el legislador estatal
aprobó la Ley 18/2001, de 12 de diciembre, General de Estabilidad
Presupuestaria (en adelante, LGEP) y la LO 5/2001, de 13 de diciembre,
complementaria de la primera (en adelante, LOCGEP). En lo que aquí interesa
–que es la regulación de la estabilidad presupuestaria en el ámbito de las
CCAA- la LO 5/2001, de 13 de diciembre, tuvo por objeto establecer los
mecanismos de coordinación entre la Hacienda Pública estatal y la de las
Comunidades Autónomas en materia presupuestaria, aprobándose con rango
de ley orgánica en aplicación del art. 156.1 de la CE.
10
Sobre la evolución de la normativa de estabilidad presupuestaria véase Lección 2. Ep.3.
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8
Algunas Comunidades Autónomas interpusieron recursos de
inconstitucionalidad contra estas leyes por considerar determinados preceptos
contrarios al principio de autonomía financiera. El Tribunal Constitucional ha
desestimado estos recursos reconociendo la competencia del legislador estatal
para regular esta materia, en virtud de los títulos establecidos en el art. 149.1.
13 y 14 (Bases y coordinación de la planificación general de la actividad
económica y Hacienda general y Deuda del Estado), y 11 y 18 (Sistema
monetario: divisas, cambio y convertibilidad; bases de la ordenación del
crédito, banca y seguros y bases del régimen jurídico de las Administraciones
Públicas) de la CE11.
Comentando la STC 134/2011, de 20 de julio, RODRÍGUEZ BEREIJO ha
sistematizado la doctrina constitucional en este punto señalando que:
a) La limitación de gasto impuesta a las Administraciones Públicas
encuentra su apoyo en la competencia estatal de dirección de la actividad
económica general (ex art. 149.1.13ª CE).
b) La existencia de un marco multilateral de coordinación y
cooperación propio de la materia financiera, en virtud del cual las decisiones
sobre la suficiencia financiera de las CCAA han de adoptarse con carácter
general y de forma homogénea para todo el sistema de financiación y, en
consecuencia, por el Estado y en el ámbito estatal de actuación.
c) La concepción de la estabilidad presupuestaria en términos de
equilibrio o superávit se aviene con las competencias del Estado previstas en el
art. 149.1.13ª y 14ª de la CE.
d) La necesaria autorización del Estado de las operaciones de crédito
que pretendan realizar las CCAA cuando se constate a través de la información
suministrada el incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria no
vulnera la autonomía política y financiera de las CCAA.
e) La política presupuestaria forma parte esencial de la política
económica general cuya ordenación, a su vez, está atribuida al Estado por la
CE (Art. 149.1.13ª). Esta competencia estatal es susceptible de proyectarse
sobre todos los Presupuestos del sector público: estatal, autonómico y local12.
11
Vid. SSTC 134/2011, de 20 de julio; 157/2011, de 18 de octubre; 185/2011, de 23 de
noviembre; 186/2011, de 23 de noviembre; 187/2011, de 23 de noviembre; 188/2011, de 23
de noviembre; 189/2011, de 23 de noviembre, 195/2011, de 13 de diciembre; 196/2011, de
13 de diciembre; 197/2011, de 13 de diciembre; 198/2011, de 13 de diciembre; 199/2011, de
13 de diciembre y 203/2011, de 14 de diciembre.
12
RODRÍGUEZ BEREIJO, Á. (2013), pp. 18-19.
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9
Actualmente, la Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad
Presupuestaria y Sostenibilidad Financiera dispone que corresponde al
Gobierno fijar los objetivos de estabilidad presupuestaria y de deuda pública
para cada una de las Comunidades Autónomas. El citado texto legal también
incluye la regla de gasto establecida en la normativa europea, en virtud de la
cual el gasto de las Administraciones Públicas no podrá aumentar por encima
de la tasa de crecimiento de referencia del Producto Interior Bruto.
El acuerdo del Consejo de Ministros de 10 de julio de 2015 ha fijado:
1. El objetivo de estabilidad presupuestaria de los ejercicios 2016, 2017 y
2018 para el conjunto de Administraciones Públicas:
Como recoge el cuadro adjunto, la propuesta del Ministerio de
Hacienda y Administraciones Públicas aprobada por el Consejo de Ministros
ha fijado unos objetivos homogéneos para todas las CCAA del 0,3% del PIB
en 2016, del 0,1% en 2017 y del 0%, es decir, equilibrio presupuestario, en
2018. La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIRF) ha
señalado que los objetivos tienen que ser exigentes pero factibles, dado que el
incumplimiento recurrente de objetivos no factibles erosiona la credibilidad de
las reglas fiscales13. Del análisis conjunto de estos indicadores la AIRF ha
concluido que hay cinco CCAA (Baleares, Extremadura, Cataluña, Murcia y
Valencia) para las que el esfuerzo requerido no se considera factible, por lo que
ha sugerido que para estas cinco CCAA se fijara una senda más gradual de
ajuste del déficit que la prevista para el subsector en 2016 y 2017 hasta
alcanzar la estabilidad presupuestaria en 201814.
.
13
14
La LO 6/2013, de 14 de noviembre ha creado este organismo para velar por el cumplimiento
de los principios de estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera.
Informe de las líneas fundamentales de presupuestos para 2016 de las Comunidades
Autónomas (30 de noviembre de 2015), en http://www.airef.es.
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10
2. El objetivo de deuda pública de los ejercicios 2016, 2017 y 2018 para el
conjunto de Administraciones Públicas es el siguiente:
3. Regla de gasto. La variación del gasto computable de la Administración
Central, de las Comunidades Autónomas y de las Corporaciones Locales, no
podrá superar la tasa de referencia de crecimiento del Producto Interior Bruto
de medio plazo de la economía española.
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11
La LO 2/2012,
de 27 de abril,
de Estabilidad
Presupuestaria
y Sostenibilidad
Financiera
La LO 2/2012, de 27 de abril, establece medidas preventivas,
correctivas y coercitivas para asegurar el cumplimiento de sus objetivos. En
primer lugar fija un mecanismo de alerta temprana, similar al existente en la
normativa europea, consistente en la formulación de una advertencia por parte
del Gobierno dirigida a la Administración incumplidora. La Ley también
establece medidas automática de corrección, así por ejemplo, todas las
operaciones de endeudamiento de la Comunidad Autónoma incumplidora
precisarán de autorización del Estado y el incumplimiento del objetivo de
estabilidad presupuestaria, del objetivo de deuda pública o de la regla de gasto
por las Comunidades Autónomas exigirá la presentación de un plan
económico-financiero que deberá identificar las causas de la desviación y las
medidas que permitirán retornar a los objetivos previstos. Por último, la Ley
establece medidas coercitivas que puedan llegar a que el Gobierno, con la
aprobación por mayoría absoluta del Senado, adopte las medidas necesarias
para obligar a la Comunidad Autónoma a su ejecución forzosa.
La LO 2/2012, de Estabilidad Presupuestaria y Sostenibilidad financiera
también ha sido objeto de recurso de inconstitucionalidad. El Tribunal
Constitucional en la STC 215/2014, de 18 de diciembre, ha desestimado el
recurso razonando que resulta constitucionalmente legítimo que el Gobierno
pueda proponer a las CCAA incumplidoras la adopción de una serie de
medidas, dado que el cumplimiento de los objetivos de déficit y de
endeudamiento representan una cuestión general respecto de cuya consecución
el Estado es el último garante. Por ello, el Tribunal Constitucional avala las
medidas previstas por el legislador estatal en el art. 26 de la LOEP, que opera
como una medida de último recurso de Estado ante una situación de
incumplimiento manifiesto y deliberado de una CCAA, que no adopta por
propia iniciativa ni a instancia del Estado las medida oportunas para corregir la
desviación en la que incurra, y concluye que si bien el recurso a la vía prevista
en el art. 155 de la CE supone una injerencia en la autonomía financiera de las
CCAA, es una intervención autorizada por el propio texto constitucional, como
reacción última a un incumplimiento flagrante de las obligaciones
constitucionalmente impuestas15.
También en el ámbito autonómico y para garantizar la estabilidad
presupuestaria algunas Comunidades Autónomas han aprobado normas que
tienen por objeto la consecución de los objetivos de estabilidad presupuestaria
en su ámbito territorial, como por ejemplo la Ley 6/2012, de 17 de mayo de
estabilidad presupuestaria de la Generalidad de Cataluña (DOGC núm. 6133,
de 22 de mayo de 2012) o la Ley 5/2012, de 7 de junio de Estabilidad
Presupuestaria de Aragón (BOA núm. 117, de 18 de junio de 2012).
15
En sentido contrario, véase el voto particular formulado por cinco Magistrados a la STC
215/2014, de 18 de diciembre, que entienden que la previsión de medidas ejecutivas de
obligado cumplimiento supone que la Comunidad Autónoma queda intervenida por el
Estado, configurando un mecanismo equivalente al previsto en el art. 155.2 de la CE, pero
sin cumplir con el requisito esencial de su aprobación por mayoría absoluta del Senado.
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12
La Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, de Estabilidad Presupuestaria y
Sostenibilidad Financiera, mantiene los cuatro principios de la legislación
anterior –estabilidad presupuestaria, plurianualidad, transparencia y eficacia y
eficiencia en la asignación de los recursos públicos–,e introduce tres nuevos
principios: sostenibilidad financiera, responsabilidad y lealtad institucional.
2.6.1. Principio de estabilidad presupuestaria
Principio de
estabilidad
presupuestaria
§11. Este principio supone que la elaboración, aprobación y ejecución de los
Presupuestos y demás actuaciones que afecten a los gastos o ingresos de las
Comunidades Autónomas
se realizará en un marco de estabilidad
presupuestaria, coherente con la normativa europea y se entiende por
estabilidad presupuestaria de las Administraciones Públicas la situación de
equilibrio o superávit estructural.
2.6.2 Principio de plurianualidad
Principio de
plurianualidad
§12. Este principio determina que la elaboración de los presupuestos de las
Comunidades Autónomas se encuadrará en un marco presupuestario a medio
plazo, compatible con el principio de anualidad por el que se rigen la
aprobación y ejecución de los Presupuestos, de conformidad con la normativa
europea.
2.6.3 Principio de transparencia
Principio de
transparencia
§13. Supone que la contabilidad de las CCAA, así como sus Presupuestos y
liquidaciones, deberán contener información suficiente y adecuada que permita
verificar su situación financiera, el cumplimiento de los objetivos de
estabilidad presupuestaria y de sostenibilidad financiera y la observancia de los
requerimientos acordados en la normativa europea en esta materia.
En este punto, la Ley 19/2013, de 9 de diciembre, de transparencia,
acceso a la información pública y buen gobierno, ha configurado la
transparencia e información pública como un eje fundamental de la acción
política, extendiendo este requerimiento a todos los ámbitos de la actuación
administrativa, incluido el presupuestario. Así, el art. 8 de la citada ley prevé
que deberán hacerse públicos los presupuestos, con descripción de las
principales partidas presupuestarias e información actualizada y comprensible
sobre su estado de ejecución y sobre el cumplimiento de los objetivos de
estabilidad presupuestaria y sostenibilidad financiera de las Administraciones
Públicas. También deben ser públicas las cuentas anuales y los informes de
auditoría de cuentas y de fiscalización por parte de los órganos de control
externo que sobre ellos se emitan.
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13
2.6.4 Principio de eficiencia en la asignación de los recursos
públicos
Principio de
eficiencia
§14. Este principio supone que la gestión de los recursos públicos estará
orientada por la eficacia, la eficiencia, la economía y la calidad, a cuyo fin las
Comunidades Autónomas aplicarán políticas de racionalización del gasto y de
mejora de la gestión del sector público.
2.6.5 Principio de sostenibilidad financiera
Principio de
sostenibilidad
financiera
§15. Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril, en su redacción originaria, entendía
por sostenibilidad financiera la capacidad para financiar compromisos de gasto
presentes y futuros dentro de los límites de déficit y deuda pública, conforme a
lo establecido en la citada Ley y en la normativa europea. La Ley Orgánica
9/2013, de 20 de diciembre, de control de la deuda comercial en el sector
público, también incluye dentro de estos límites la morosidad de la deuda
comercial. Razona la Exposición de Motivos de la citada ley que limitar el
control del endeudamiento a la deuda pública financiera es obviar una de las
expresiones más relevantes del endeudamiento, la deuda comercial. La LO
9/2013 entiende que existe sostenibilidad de la deuda comercial, cuando el
periodo medio de pago a los proveedores no supere el plazo máximo previsto
en la normativa sobre morosidad.
2.6.7. Principio de responsabilidad
Principio de
responsabilidad
§16. Este principio supone que el Estado no asume ni responde de los
compromisos de las CCAA, de las EELL y de los entes previstos en el artículo
2.2 de la LO 2/2012, de 27 de abril, vinculados o dependientes de aquellas, sin
perjuicio de las garantías financieras mutuas para la realización conjunta de
proyectos específicos y que, en la misma línea, las CCAA no asumen ni
responden de los compromisos de las Corporaciones Locales ni de los entes
vinculados o dependientes de estas, sin perjuicio de las garantías financieras
mutuas para la realización conjunta de proyectos específicos.
2.6.8 Principio de lealtad institucional
Principio de
lealtad
institucional
§17. Por último, el principio de lealtad institucional se configura como un
principio rector para armonizar y facilitar la colaboración y cooperación entre
las distintas administraciones en materia presupuestaria.
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14
III. EL CICLO PRESUPUESTARIO AUTONÓMICO
§18. Los Estatutos de Autonomía de las Comunidades Autónomas atribuyen al
Gobierno la elaboración y ejecución
del Presupuesto de la Comunidad
Autónoma y a la Asamblea legislativa su examen, enmienda, aprobación y
control.
El art. 61.1 del Estatuto de Autonomía de la Comunidad de Madrid,
aprobado por la Ley Orgánica 3/1983, de 25 de febrero, dispone que
“corresponde al Gobierno la elaboración y ejecución del presupuesto de
la Comunidad de Madrid, y a la Asamblea, su examen, enmienda,
aprobación y control. El Gobierno presentará el proyecto de presupuesto
a la Asamblea con una antelación mínima de dos meses a la fecha del
inicio del correspondiente ejercicio”
3.1 Elaboración y aprobación del presupuesto de las Comunidades
Autónomas
§19. Ya hemos señalado que las Comunidades Autónomas tienen competencias
exclusivas para la elaboración y aprobación de sus presupuestos. Esta facultad
se recoge en el artículo 17 de la Ley Orgánica de Financiación de las
Comunidades Autónomas (LOFCA) que señala que “las Comunidades
Autónomas regularán por sus órganos competentes, de acuerdo con sus
Estatutos, las siguientes materias: a) la elaboración, examen, aprobación y
control de sus presupuestos....”.Por ejemplo, de conformidad con lo dispuesto
en el apartado b) del artículo 9 de la Ley 9/1990, de 8 de noviembre,
Reguladora de la Hacienda de la Comunidad de Madrid, corresponde al
Consejero de Economía y Hacienda elaborar y someter el anteproyecto de Ley
de Presupuestos de la Comunidad al Consejo de Gobierno para su
aprobación16, y como acabamos de señalar el Gobierno presentará el proyecto
de presupuesto a la Asamblea para su aprobación.
§20. La Ley Orgánica 2/2012, de 27 de abril también ha previsto que las
CCAA incluyan un Fondo de Contingencia que se destinará a atender
necesidades de carácter no discrecional y no previstas en el Presupuesto
inicialmente aprobado, que puedan presentarse a lo largo del ejercicio. La
omisión de la Ley en cuanto al importe por el que ha de ser dotado este fondo y
al tipo de gastos que pueden financiarse en nuestra opinión debería
completarse en las Leyes de Finanzas de cada CCAA17.
16
Vid. ORDEN de 20 de mayo de 2013, de la Consejería de Economía y Hacienda, por la que
se dictan las normas de elaboración de los Presupuestos Generales de la Comunidad de
Madrid para el año 2014 (BOCM de 23 de mayo de 2013).
17
DÍAZ ÁLVAREZ, E. (2013), pp. 69-74.
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15
3.2 Ejecución del presupuesto
3.2.1 Introducción
§21. La Constitución de 1978 establece en el art. 134 apartados 5 y 6
limitaciones a la modificación de los presupuestos al señalar que “aprobados
los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno podrá presentar proyectos
de ley que impliquen aumento del gasto público o disminución de los ingresos
correspondientes al mismo ejercicio presupuestario” y que “toda proposición
o enmienda que suponga aumento de los créditos o disminución de los ingresos
presupuestarios requerirá la conformidad del Gobierno para su tramitación”.
Subraya ESCRIBANO LÓPEZ que los párrafos 5 y 6 del art. 134 de la CE
son normas que están contemplando los Presupuestos en el momento de su
ejecución. En sede de aprobación de los Presupuestos, la Constitución no
condicionó el derecho de enmienda ni limitó el alcance del examen. Han sido
el Reglamento del Congreso y el Senado los que han trasladado los requisitos y
condiciones de las modificaciones presupuestarias al momento de la
aprobación del Presupuesto18. Algunos Estatutos de Autonomía recogen una
previsión similar. Por ejemplo, el. 78.7 de la LO 1/2011, de 28 de enero, de
reforma del Estatuto de Autonomía de la Comunidad Autónoma de
Extremadura prevé que “la Asamblea de Extremadura no tramitará iniciativas
legislativas ni enmiendas que supongan para el ejercicio corriente aumento de
gastos o disminución de ingresos sin contar previamente con la conformidad
de la Junta de Extremadura”.
STC 223/2006 de 6 de julio, declara la inconstitucionalidad y, consecuentemente, la nulidad
del apartado segundo del art. 111.1 del Reglamento de la Asamblea de Extremadura y del
apartado segundo del art. 121.4 del mismo Reglamento, razona la citada sentencia que una
vez aprobados los presupuestos, y durante su ejecución (que corresponde en exclusiva al
Gobierno controlada por la Asamblea), no pueden, sin el consentimiento del Ejecutivo,
plantearse iniciativas que alteren el equilibrio de los presupuestos.
STC 242/2006, de 24 de julio, matiza el criterio anterior y si bien reconoce que el Gobierno
tiene margen de discrecionalidad para oponerse a la tramitación de iniciativas legislativas por
implicar un aumento de gastos o disminución de ingresos en el ejercicio presupuestario
vigente, la decisión del Gobierno no puede resultar "manifiestamente infundada".
18
Vid. MARTÍNEZ LAGO, M. Á. (2006), pp. 3-24, ESCRIBANO LÓPEZ, F. (2010), pp.
80-81.
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16
3.2.2 Procedimiento general de ejecución del gasto
§22. La gestión económica y financiera de los créditos incorporados en los
Presupuestos de las CCAA se concreta, como en el ámbito estatal, en las
siguientes fases que comprenden el proceso del gasto:
•
•
•
•
Autorización es el acto de previsión en virtud del cual la autoridad
competente acepta una propuesta para la realización del gasto,
calculado de forma cierta o aproximada por exceso, reservando a tal
fin el importe de la propuesta, del crédito presupuestario adecuado,
habida cuenta de la finalidad y naturaleza económica del gasto.
Disposición es el acto en virtud del cual la autoridad competente
acuerda, concierta o determina, según los casos, después de cumplir
los trámites que con acuerdo a derecho procedan, la cuantía
concreta que debe alcanzar el compromiso económico para la
realización de todo tipo de actuaciones por un tercero. Con los actos
de disposición o compromiso queda formalizada la reserva del
crédito por un importe y condiciones exactamente determinadas.
Reconocimiento de la obligación es la operación por la que se
contrae en cuentas los créditos exigibles contra la Administración
autonómica, reconociendo que ésta queda obligada, frente a un
tercero, a cumplir una prestación dineraria.
Propuesta de pago es la operación por la que el representante
autorizado del Centro gestor que ha reconocido la existencia de una
obligación de pagar en favor de un tercero, solicita de la Consejería
de Hacienda de la Comunidad Autónoma, o de la persona que tenga
encomendada las funciones de Tesorería que, de acuerdo con la
normativa vigente, realice su pago.
Estas fases han de ser realizadas sin omisiones en el orden expuesto,
aunque pueden ser acumuladas y emitidas en un solo acto y un sólo documento
que recoja más de una fase.
Finalmente, el proceso de pago comprende la ordenación del pago, que
es el acto que tiene por objeto adecuar el ritmo del cumplimiento de las
obligaciones de la Comunidad Autónoma respectiva a las prescripciones del
Plan de Disposición de Fondos, de acuerdo con las disponibilidades líquidas de
la Tesorería en cada momento y la realización del pago, que es el acto por el
cual se produce la salida material o virtud de fondos de la Tesorería.
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17
3.2.3 Procedimientos especiales de ejecución de gasto
•
Gastos plurianuales Cuando se comprometen gastos que se
extienden a ejercicios posteriores a aquel en que se autoricen.
•
Tramitación anticipada de expedientes de gasto Se anticipa la
tramitación de los expedientes de gasto, autorizando el gasto en el
ejercicio anterior a aquel a cuyo presupuesto va a ser imputados,
constituye una excepción al principio de especialidad temporal.
•
Pagos a justificar constituyen una excepción a la regla del “servicio
hecho”.
•
Anticipos de caja fija Son provisiones de fondos de carácter
permanente que se realizan con objeto de atender gastos periódicos y
repetitivos.
3.2.4 Ejecución del presupuesto de ingresos
§23. En el caso de los ingresos, las previsiones iniciales son los ingresos
consignados en el presupuesto aprobado por cada uno de los parlamentos
regionales. Las previsiones definitivas son el resultado de incorporar a las
previsiones iniciales las modificaciones aprobadas a lo largo del ejercicio
económico por los órganos de gobierno de las CCAA. Los derechos
reconocidos son los recursos a favor de las CCAA, exigibles por débitos de
terceros al haber nacido una obligación por parte de estos deudores con
respecto a la misma. Finalmente, los ingresos líquidos o recaudación: es la
materialización de la fase anterior y supone la entrada material de fondos para
hacer efectivo cualquier derecho previamente reconocido.
En los últimos años las CCAA han cerrado sus presupuestos con unos
ingresos inferiores a los presupuestados. Por ejemplo, en relación con las
presupuestos de las CCAA correspondientes al año 2015 la desviación de los
ingresos presupuestados sobre los que previsiblemente se recauden asciende a
un 0,6 del PIB, lo que supone que las CCAA sobrepasen ampliamente el
objetivo de estabilidad presupuestaria fijado en un 0,7 del PIB19. Por ello, la
Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal ha recomendado que el
Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas actúe tempranamente en
relación con las CCAA en las que exista un riesgo importante de
incumplimiento del objetivo de estabilidad presupuestaria.
19
Vid. Análisis de los Presupuestos de las CCAA 2015: cumplimiento y valoración (Mayo
2015). Observatorio Fiscal y Financiero de las CCAA. Manuel Díaz (FEDEA) y Carmen
Marín (FEDEA).
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18
3.3 El control presupuestario
§24. Con carácter general, la actividad de control tiene por objeto comprobar
que la actuación de un órgano se adecua a los principios de legalidad y de buena
gestión, es decir, cumple la legalidad vigente y se acomoda los objetivos
previamente definidos.
Atendiendo al órgano que realiza el control puede ser político (los
Parlamentos autonómicos despliegan el control político o parlamentario) o
administrativo -este último puede ser externo o interno-. Atendiendo al
momento temporal puede ser previo o “ex ante”, simultaneo a la actividad
objeto de control o “a posteriori” de esta actividad.
3.3.1 Control interno
§25. Las Intervenciones Generales de las Comunidades Autónomas son el
superior órgano de control interno y de contabilidad pública de la gestión
económico-financiera de estas Administraciones Territoriales. Este control
comprende la función interventora y el control financiero.
La función interventora tiene por objeto controlar todos los actos que
dan lugar al reconocimiento de derechos y obligaciones de contenido
económico, así como los ingresos y pagos que de ellos se deriven, y la
recaudación, inversión o aplicación en general de los caudales públicos, con el
fin de asegurar que la administración de las Haciendas Autonómicas se ajusta a
la legalidad económico-presupuestaria y contable aplicable en cada caso.
El ejercicio de la función interventora comprende:
•
•
•
•
La intervención crítica o previa de todo acto, documento o expediente
susceptible de producir derechos u obligaciones de contenido
económico o movimiento de fondos y valores.
La intervención formal de la ordenación del pago.
La intervención material del pago.
La intervención de la aplicación o empleo de las cantidades destinadas
a obras, suministros o adquisiciones y servicios, que comprenderá tanto
la intervención material como el examen documental.
Son inherentes a la función interventora:
•
•
Interponer los recursos y reclamaciones que autoricen las disposiciones
de aplicación.
Recabar de los órganos competentes, cuando la naturaleza del acto,
documento o expediente a intervenir así lo requiera, los asesoramientos
jurídicos y los informes técnicos que considere necesarios, juntamente
con los antecedentes y documentos precisos para el mejor ejercicio de
esta función.
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19
•
La comprobación de los efectivos de personal y las existencias de
metálico, valores y demás bienes de todas las dependencias y
establecimientos de la Administración de la Junta de Andalucía y de sus
agencias administrativas.
Si la Intervención discrepase con el fondo o con la forma de los actos,
documentos o expedientes examinados, formulará sus objeciones por escrito.
El control de carácter financiero tiene por objeto comprobar el
funcionamiento económico-financiero de las Comunidades Autónomas. Se
entiende por control financiero permanente el control regular posterior sobre la
totalidad de las operaciones de contenido económico de la entidad sujeta al
mismo, con un triple objetivo:
•
•
•
Comprobación del cumplimiento de la legalidad y de las normas y
directrices de aplicación.
En su caso, examen de las cuentas anuales, con objeto de emitir un
dictamen sobre si las mismas se gestionan y presentan de acuerdo
con los principios, criterios y normas contables aplicables al efecto.
Examen y juicio crítico sobre la gestión de los programas asignados
a la entidad sujeta a control, con objeto de verificar si su ejecución
se ha desarrollado en forma económica, eficaz y eficiente.
En sustitución de la intervención previa señalada anteriormente las
Comunidades Autónomas pueden establecer el sometimiento a control
financiero permanente de determinados órganos o servicios en los que se
considere adecuada esta fórmula de control20.
3.3.2 Control externo: Tribunal de Cuentas y Órganos de
Control Externo de las CCAA
§26. La Constitución de 1978 en sus arts. 136 y 153 d) y las Leyes Orgánica y
de Funcionamiento de esta institución (LO 2/1982, de 13 de mayo y Ley 7/198,
de 5 de abril) definen al Tribunal de Cuentas como el supremo órgano
fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del Estado, así como del
Sector Público, sin perjuicio de su propia jurisdicción.
20
Vid. Por ejemplo, el Decreto-legislativo 1/2010, de 2 de marzo, por el que se aprueba el
Texto Refundido de la Ley General de Hacienda Pública de la Junta de Andalucía (arts. 85
a 96).
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20
De esta forma, el Tribunal de Cuentas cuenta con dos funciones
principales:
a) En primer lugar, la función fiscalizadora -caracterizada por ser
externa, permanente y consuntiva-, que consiste en comprobar si la actividad
económico-financiera del sector público respeta los principios de legalidad,
eficiencia y economía y su destinatario son las Cortes Generales (o en su
ámbito, las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas)21.
b) En segundo lugar, la función jurisdiccional conformada por el
enjuiciamiento de la responsabilidad contable en que incurren los que tienen a
su cargo el manejo de bienes, caudales o efectos públicos.
En lo que aquí interesa, el artículo 153.d) CE asigna al Tribunal de
Cuentas el control económico y presupuestario de la actividad de los órganos
de las Comunidades Autónomas. Por lo tanto, el Tribunal de Cuentas es el
supremo órgano fiscalizador de las cuentas y de la gestión económica del
sector público, que está integrado, entre otros subsectores, por las
Comunidades Autónomas.
Esta competencia es compatible con las atribuciones fiscalizadoras de
los Órganos de Control Externo de las Comunidades Autónomas (OCEX)
que fiscalizan específicamente su correspondiente sector público autonómico.
La creación de estos órganos es competencia de los parlamentos de las CCAA,
que regulan su estatuto jurídico a través de una norma con rango de Ley. Las
funciones de los OCEX vienen definidas por cada una de sus leyes
constitutivas. Su función principal es la de fiscalizar la gestión o actividad
económica, financiera y contable del sector público regional. También ejercen
competencias fiscalizadoras sobre las Entidades locales de la Comunidad
Autónoma respectiva (provincias y municipios). Esta función fiscalizadora se
manifiesta en una triple vertiente: a) control de regularidad financiera a través
de la que se verifica si los estados contables han sido elaborados y presentados
de acuerdo con los principios contables que resulta aplicable, b) control de
legalidad que comprueba si la entidad cumple la normativa legal que rige su
actividad, c) los controles de eficacia, eficiencia y economía, que evalúan la
actuación de acuerdo con los objetivos asignados y los principios de una buena
gestión. Además tienen funciones de asesoramiento a los parlamentos
autonómicos en materia económico-financiera.
21
Vid. Por ejemplo, el Informe del Tribunal de Cuentas de Fiscalización del Sector Público
Autonómico de 2008 y 2009 (junio de 2013), en www.tcu.es .
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21
Si en el ejercicio de su función fiscalizadora los órganos autonómicos
de control externo advierten la existencia de indicios de responsabilidad
contable trasladaran esta circunstancia al Tribunal de Cuentas, a los efectos de
su posible enjuiciamiento. Es importante señalar que los OCEX carecen de
potestad jurisdiccional, que se reserva en exclusiva al Tribunal de Cuentas. No
obstante, los órganos autonómicos de control externo, por delegación del
Tribunal de Cuentas, pueden instruir las actuaciones previas a la exigencia de
responsabilidades contables. En consecuencia, en el supuesto de que el
Tribunal de Cuentas hiciere uso de la facultad de delegación que le confiere el
art. 26.3 de la LO 2/1982, de 13 de mayo, los órganos autonómicos instruirán
estas actuaciones previas.
Para conseguir una adecuada coordinación entre estos órganos de
control y el Tribunal de Cuentas el artículo 29 de la Ley 7/1988, de 5 de abril,
de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas, al regular las relaciones del
Tribunal de Cuentas con los OCEX, dispone que éstos “coordinarán su
actividad con la del Tribunal mediante el establecimiento de criterios y
técnicas comunes de fiscalización que garanticen la mayor eficacia en los
resultados y eviten la duplicidad en las actuaciones fiscalizadoras”.
Por último, la Ley 15/2014, de 16 de septiembre, de racionalización del
Sector Público y otras medidas de reforma administrativa ha modificado la Ley
de Funcionamiento del Tribunal de Cuentas a fin de contemplar la posibilidad
de establecer, allí donde no existan o se supriman OCEX, secciones
territoriales del Tribunal de Cuentas para el cumplimiento de las funciones
propias de estos órganos22.
22
A la fecha de aprobación de la citada Ley 15/2014, de 16 de septiembre, en el ámbito de
fiscalización de cuentas, cuatro CCAA (Cantabria, Extremadura, La Rioja y Murcia) no
contaban con un órgano de control externo y una quinta (Castilla-La Mancha) estaba a
punto de suprimirlo.
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22
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2015 (Mayo 2015). Observatorio Fiscal y Financiero de las CCAA. Manuel Díaz
(FEDEA) y Carmen Marín (FEDEA), en www.fedea.net. .
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23
Anexo I
STC 116/1994, de 18 de abril de 1994. Voto Particular formulado por el Magistrado
Álvaro Rodríguez Bereijo
1. Como ya expuse en las deliberaciones del Pleno, disiento de la fundamentación y fallo de la
Sentencia que, apoyándose en una interpretación formalista y positivista de la Constitución y
del precepto constitucional en juego, el art. 134 C.E., del cual -se afirma- no cabe deducir
ningún principio constitucional en materia presupuestaria que vincule al poder legislativo de las
Comunidades Autónomas, llega a una solución que no puedo compartir y de consecuencias
prácticas profundamente negativas para el sistema de producción de normas.
En efecto, la tesis sobre la que se construye toda la argumentación de la Sentencia es que el
art. 134 C.E. -según una interpretación literal y un análisis sistemático de sus distintos
apartados- se refiere únicamente a los Presupuestos Generales del Estado en tanto institución
estatal, del cual "no pueden inferirse, sin más, reglas y principios de aplicación por vía
analógica, a las instituciones autonómicas". Concretamente, y en lo que ahora importa, de la
prohibición establecida en el art. 134.7 C.E. ("La Ley de Presupuestos no puede crear tributos.
Podrá modificarlos cuando una Ley tributaria sustantiva así lo prevea") no puede inducirse -se
afirma- un principio general de prohibición que sea aplicable a las Leyes de Presupuestos
autonómicas o forales. La regulación de las fuentes normativas autonómicas, en este caso, ha
de buscarse únicamente en los respectivos Estatutos de Autonomía y demás Leyes que integran
"el bloque de la Constitucionalidad".
2. En la siempre compleja y delicada tarea de interpretación de la Constitución no se trata,
ciertamente, de deducir de sus preceptos, sin más y por las buenas, por pura comodidad o
arbitrio según el caso, normas o principios generales; pero sí de entender y aplicar la
Constitución como un todo y la unidad del orden por ella introducido en nuestro Derecho,
indagando la voluntas legis insita en un concreto mandato constitucional para determinar su
sentido y alcance normativo, pues la Constitución no se mueve en el vacío. Que en muchas
ocasiones esa tarea del Tribunal Constitucional implica la creación de una norma
subconstitucional, que no es reflejo literal, expressis verbis, del texto del precepto es algo
evidente cuando se examina la jurisprudencia constitucional, y más concretamente, y sin
salirnos del tema que ahora nos ocupa, la producida en torno al problema de los límites
formales y materiales al contenido constitucionalmente posible de las Leyes del Presupuestos
(SSTC 27/1981, 65/1987, 126/1987, 65/1990 y de una manera muy clara en la reciente STC
76/1992); en la que el Tribunal, más allá de la expresa dicción literal de los apartados 2 y 7 del
art. 134 C.E., ha deducido la existencia implícita de los límites materiales al contenido
normativo de las Leyes de Presupuestos, bien de "la cualificación de la Ley de Presupuestos
como vehículo de dirección y orientación de la política económica" (SSTC 27/1981,
fundamento jurídico 2º y 65/1987, fundamento jurídico 4º, reiterado después en todas las
Sentencias posteriores), bien del "principio de seguridad jurídica" "debido a la incertidumbre
que una regulación de este tipo origina" (STC 65/1990, fundamento jurídico 3º, y STC
76/1992, fundamento jurídico 4º), o bien de "su función específica y constitucionalmente
definida en el art. 134.2 C.E.", que hacen de la Ley de Presupuestos una Ley de contenido
constitucionalmente definido por el que corresponde a su función constitucional [STC 76/1992,
fundamento jurídico 4º a)].
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24
Y a pesar de que esos límites, ex art. 134.2 C.E., no se encuentran expresamente impuestos en
la Constitución, el Tribunal los ha fundamentado en la idea de la función constitucional que
cumple en el sistema jurídico la Ley de Presupuestos.
3. En el caso ahora contemplado, la prohibición constitucional del art. 134.7 C.E., nos
encontramos ante una norma claramente concerniente al sistema de fuentes del ordenamiento
tributario que integra y complementa junto con otras, ubicadas en distintas partes del texto de la
Constitución, la reserva de Ley en materia tributaria (art. 31.3 y art. 133.1 y 2 C.E.) como son:
los límites a la utilización del Decreto-ley (art. 86.1 C.E.) o la exclusión de la iniciativa popular
en materias de Leyes tributarias (art. 87.3 C.E.). Normas cuya función es garantizar la unidad
financiera y la supremacía de la representación política parlamentaria, asegurando, como se
dijo en la STC 19/1987, fundamento jurídico 4º, la unidad del ordenamiento y la igualdad de
los contribuyentes, de modo que "la regulación de un determinado ámbito vital de las personas
[el que afecta a la esfera de la libertad y la propiedad] dependa exclusivamente de la voluntad
de sus representantes".
Es, pues, una norma que se inserta naturalmente y sin esfuerzo dentro de aquellas que regulan
los principios formales de la imposición (el principio de legalidad tributaria) atinente al alcance
formal de la reserva de Ley tributaria, esto es, qué tipo o clase de Ley viene exigido
constitucionalmente (y cuáles son constitucionalmente inadmisibles) en la creación y
modificación de los tributos, cuya ordenación debe ser considerada como un sistema, lo que
reclama -como se dijo en la STC 19/1987, fundamento jurídico 4º- "una dosis inevitable de
homogeneidad", con la consecuencia de "unidad del sistema tributario en todo el territorio
nacional como indeclinable exigencia de la igualdad de los españoles".
Norma que trata de evitar y proscribir la viciosa práctica de los "riders" o "cavaliers
budgetaires" tan frecuente en la historia financiera y unánimemente criticada por la doctrina de
distintos países, de utilizar las Leyes de Presupuestos -entre otras razones, por la celeridad y
sumariedad de su tramitación y por lo complejo y prolijo de su abigarrado contenido que
dificulta su conocimiento y comprensión por los ciudadanos- para llevar a cabo reformas del
sistema tributario, a modo de una Ley tributaria más.
Y aunque sea el Estado y su Ley de Presupuestos Generales su primer y primordial destinatario,
dada la preeminencia que la Constitución le reserva en la ordenación del sistema tributario (art.
133.1 C.E. "la potestad originaria para establecer los tributos corresponde exclusivamente al
Estado"), no resulta en modo alguno incompatible, antes al contrario, viene exigida por su
propia lógica, también respecto del ejercicio por las Comunidades Autónomas de su potestad
legislativa, dada la autonomía financiera que la Constitución les reconoce y garantiza
atribuyéndoles expresamente [art. 133.2 y art. 157.1 b) C.E.] la facultad de crear sus propios
impuestos, tasas y contribuciones especiales de acuerdo con la Constitución y las Leyes.
Este carácter o función del art. 134.7 C.E. como norma de carácter general del sistema de
fuentes del ordenamiento, más allá de su ubicación específicamente presupuestaria referida a
una institución estatal, ha sido destacado por el propio Tribunal Constitucional en su primera
Sentencia en la materia donde se declaró (STC 27/1981, fundamento jurídico 3º) "...cierto que
el art. 134.7 C.E. es una norma sobre producción de normas...".
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Y en efecto, que esto es así resulta patente también al examinar el debate parlamentario en la
Comisión Constituyente y del que surgió su redacción definitiva como fruto de una enmienda
transaccional (vid. el Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, año 1978, núm. 87,
Sesión núm. 19 celebrada el martes, 13 de junio de 1978, págs. 1.485 a 1.491, en el tomo II de
"La Constitución española. Trabajos parlamentarios"), imprescindible para la interpretación de
este precepto constitucional como se dijo en la STC 27/1981.
"El fundamento de la norma en lo que tiene de regla general prohibitiva -para decirlo con las
mismas palabras del Consejo de Estado en su Memoria del Año 1986- radica en el propósito
constitucional de preservar la estabilidad del sistema tributario, obligando a que su reforma sea
objeto de iniciativa, deliberación y aprobación autónomas y cerrando en consecuencia la
posibilidad de que, incorporada al contenido de la Ley de Presupuestos, quede condicionada su
valoración y tramitación por la imposición de un prevalente punto de vista presupuestario".... .
"El art. 134.7 -concluye el Consejo de Estado- no tanto habilitaría a la Ley de Presupuestos
para disponer en áreas no tributarias, cuanto acreditaría una orientación significativa,
precisamente en la materia de conexión más directa con la presupuestaria, de que la Ley de
Presupuestos ha de procurar atenerse a su propio ámbito, precaviendo la tentación de ser
erigida sin medida en instrumento útil para cumplir el principio de reserva de Ley y para revisar
cualquier pieza del ordenamiento jurídico que tenga aquel rango".
Por otra parte, aunque obviamente "la Ley a que se refiere en sus distintos apartados el
art. 134 C.E. es aquella que, como núcleo fundamental, contiene la aprobación de los
Presupuestos Generales del Estado" (STC 126/1987, fundamento jurídico 5º), ello no
significa, a mi modo de ver, que de él no quepa inducir principio general alguno
predicable de todo el Derecho Presupuestario estatal o autonómico. El Presupuesto es una
institución básica fundamental en la ordenación jurídica de toda organización política cuya
plasmación en los textos constitucionales garantiza el sometimiento del poder financiero al
imperio de Ley, a través del voto de los representantes de los ciudadanos democráticamente
elegidos y garantiza, asimismo, el equilibrio constitucional en el reparto o división de poderes
característico del sistema democrático. Y en ese sentido, por ejemplo, el apartado 1 del art. 134
de la Constitución ("corresponde al Gobierno la elaboración de los Presupuestos Generales del
Estado y a las Cortes Generales su examen, enmienda y aprobación"), también referido
primariamente a esa institución básica del Derecho estatal, trasciende su significación
constitucional en tanto formulación de un más general principio de legalidad presupuestaria, en
el doble sentido de "regla de competencia" en las relaciones entre el Poder Legislativo y el
Poder Ejecutivo, y de "reserva material de Ley" que garantice los derechos de los ciudadanos
frente al ejercicio abusivo del poder financiero; garantía que resultaría precaria si no se
asegurase la aprobación del destino de los gastos públicos por los representantes de quienes han
de soportar las cargas públicas necesarias para su sostenimiento; pues los gastos públicos se
traducen siempre, de un modo u otro, en nuevos y mayores impuestos. Formulación que, más
allá de su específica referencia a una institución del Estado, se proyecta como principio general
o común aplicable también a las Comunidades Autónomas en las que, junto con las Provincias
y Municipios, se organiza territorialmente el Estado. Y ello sería así, al margen del dato
positivo de que los Estatutos de Autonomía prevean o no expresamente tal principio.
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Hay, pues, en el art. 134 C.E. y singularmente en su apartado 7, algo más que trasciende la
concreta regulación de una institución del Estado, entendido el término en sentido estricto, es
decir como sinónimo de la organización central o general del Estado, por seguir la terminología
empleada en la propia Sentencia. Porque la Constitución, al incorporar a su texto los
principios y reglas presupuestarias, trata de fijar, para garantía de los ciudadanos y
límite al ejercicio del poder financiero, los perfiles de una institución basilar de toda
organización política que cumple análoga función cualquiera que sea el ámbito, estatal o
autonómico, como uno de los instrumentos indispensable del equilibrio constitucional
entre los poderes que es característico del sistema democrático parlamentario. Porque el
órgano que tiene la potestad de orientar previamente los gastos públicos y repartir el coste de su
cobertura mediante el sistema tributario, detenta la supremacía política dentro del Estado.
4. Tampoco deben llevarse demasiado lejos, como parece pensar la Sentencia, las
consecuencias dogmáticas de la separación sistemática, constatable en el texto de la
Constitución, entre la formulación del principio de legalidad o de reserva de Ley tributaria y la
del principio de legalidad presupuestaria cuando se trata de llevar a cabo una labor
hermenéutica, como la que ahora corresponde al Tribunal, de deducir de la Constitución los
principios generales de la organización y funcionamiento de la Hacienda. Porque en esa tarea
es preciso no perder de vista el sentido que históricamente ha tenido siempre ese principio
básico y fundamental en todo Estado de Derecho de que "ningún tributo puede ser establecido o
impuesto sin el consentimiento de los representantes de la nación" (no taxation without
representation), expresión del más antiguo principio político de la autoimposición o del
consentimiento de los impuestos cuyo origen se remonta a la Edad Media.
En los albores del constitucionalismo el principio de legalidad presupuestaria engloba también
el principio del voto o aprobación anual de los impuestos que podían recaudarse. Esta unidad
quebró cuando, por las crecientes necesidades financieras del Estado, hubo de organizarse un
sistema de impuestos permanentes, el fundamento de cuya exacción o recaudación legal no
podía descansar ya en la Ley anual de Presupuestos sino en las Leyes particulares que los
establecían y regulaban. Y así tuvo lugar en el ordenamiento constitucional un acontecimiento
de singular importancia para el Derecho Público, cuya trascendencia dogmática se ha cuidado
de subrayar la doctrina (Otto MAYER, D.JESCH y entre nosotros SAINZ DE BUJANDA):la
"bifurcación del principio de legalidad financiera" en dos principios separados, el de legalidad
tributaria (ubicado en la parte dogmática de la Constitución entre los "derechos y deberes de los
ciudadanos") y el de legalidad presupuestaria (que se lleva a la parte orgánica de la
Constitución relativa a la organización y reparto de competencias de los distintos poderes del
Estado). En virtud de este fenómeno los ingresos se aprueban de una sola vez al aprobar la Ley
que los crea y los tributos que los generan se consideran vigentes en tanto no se modifique la
norma que los estableció por otra posterior de igual o mayor rango ("sin que precisen ser
revalidadas por la Ley de presupuestos o por cualquier otra" como reza expresivamente el art.
20 de la vigente Ley General Tributaria de 1963 al hacerse eco de este fenómeno). No hay
necesidad ya de aprobación anual. Las Leyes tributarias adquieren así un carácter permanente y
no contienen ninguna limitación cuantitativa en materia de ingresos; el Estado puede recaudar
todas las cuotas devengadas por la realización de hechos imponibles previstos legalmente.
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La legalidad presupuestaria afecta sólo a los gastos públicos. La aprobación del Poder
Legislativo, sean las Cortes sean las Asambleas Legislativas de las Comunidades Autónomas,
tiene como efecto autorizar la realización de los gastos consignados en los Presupuestos en las
finalidades y hasta el límite cuantitativo y temporal que se determine específicamente para cada
una de sus partidas.No cabe, pues, afirmar sin más y de manera un tanto apodíctica, como se
hace en la Sentencia, que del art. 134.7 C.E. no puede inducirse un "principio general" de
prohibición de crear o modificar tributos por medio de las Leyes de Presupuestos, sean estatales
o autonómicos, cuyo sentido es plenamente acorde con los límites normativos que la
jurisprudencia del Tribunal Constitucional ha venido deduciendo tanto explícita como
implícitamente de la Constitución (art. 134). Principios que deben regir y aplicarse a todo
sistema de producción de normas jurídicas, a fin, entre otras cosas, de encauzar dentro de la
racionalidad, la unidad y la homogeneidad el sistema tributario en todo el territorio nacional.Lo
que conecta a la norma del art. 134.7 no sólo con la legalidad -la presupuestaria y la tributariasino también con la seguridad jurídica o certeza del Derecho.
5. Por otra parte, la doctrina de la Sentencia presenta, a mi juicio, serios inconvenientes dentro
del sistema de fuentes.
Es cierto que la deducción, sin más, de los preceptos constitucionales, de principios generales
aplicables a las Comunidades Autónomas al margen de los establecidos expresamente por la
Constitución, puede entrañar riesgos de alterar el sistema de distribución de competencias o
recortar la autonomía política de las Comunidades Autónomas que la Constitución garantiza.
Por ello, esa tarea de interpretación constitucional ha de ser llevada a cabo con suma prudencia
y cautela.
Sin embargo creo, sinceramente, que este no es el caso. En primer lugar, porque nos
encontramos ante la deducción de un principio general del sistema de fuentes del ordenamiento
tributario cuyo sentido se circunscribe al sistema de producción de normas en el sentido
querido por la Constitución y que se aplica a todo ejercicio del Poder Legislativo en materia de
creación o modificación de tributos. Principio que en nada afecta o menoscaba la autonomía
política o financiera de las Comunidades Autónomas que la Constitución reconoce y garantiza
ni tampoco incide en el sistema de delimitación competencial.
Estamos ante la deducción de una norma puramente racionalizadora del ejercicio de la potestad
legislativa en materia tributaria que en nada merma la facultad de las Comunidades Autónomas
para establecer o modificar, del modo que estimen más conveniente y dentro de los límites
establecidos en la Constitución y en la LOFCA, sus impuestos, tasas o contribuciones
especiales.
En segundo lugar, las propias Comunidades Autónomas en su práctica legislativa han venido
entendiéndolo así y, al margen del dato de que algún Estatuto de Autonomía ha incorporado a
su texto una prohibición semejante a la del art. 134.7 C.E. (caso de la Comunidad Autónoma de
La Rioja, art. 39.5 de su Estatuto), son numerosas las Leyes tributarias autonómicas en las que,
admitiendo implícitamente la vigencia del art. 134.7 C.E. como principio general, se habilita
expresamente a las Leyes de Presupuestos de la Comunidad Autónoma para modificar, dentro
del ámbito de su propia competencia en la materia, los tributos.
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Así ocurre, por ejemplo, en Baleares (Ley 12/1991, de 20 de diciembre, del Impuesto sobre
Instalaciones que inciden en el Medio Ambiente); Cataluña (Ley 21/1984, de 24 de octubre, del
Impuesto sobre el Juego del Bingo); Canarias (Ley 5/1986, de 28 de julio, del Impuesto
Especial sobre Combustibles derivados del Petróleo); Castilla-La Mancha (Ley 4/1989, de 14
de diciembre, de Tributación sobre los Juegos de Suerte, Envite o Azar); Galicia (Ley 7/1991,
de 19 de junio, de Tributación sobre el Juego); País Vasco (Norma foral 13/1991, de la
Diputación Foral de Guipúzcoa, del Impuesto sobre la Renta, Disposición final primera; Norma
foral 14/1991, de la Diputación Foral de Guipúzcoa, del Impuesto sobre el Patrimonio,
Disposición final segunda; y lo mismo para la Diputación Foral de Vizcaya en el Impuesto
sobre la Renta (Norma foral 7/1991, Disposición adicional decimoquinta) y en el Impuesto
sobre Sociedades (Norma foral 11/1984, Disposición final cuarta).... e igual ocurre con la
Diputación Foral de Álava, de cuya cita hago gracia; e incluso en la propia Comunidad foral de
Navarra (Ley foral 19/1992, de 30 de diciembre, del Impuesto sobre el Valor Añadido,
Disposición final primera; Ley foral 6/1992, de 14 de mayo, del Impuesto sobre la Renta,
Disposición adicional novena; Decreto foral Legislativo 144/1987, de 24 de julio, del Texto
articulado de la Ley Foral de Tasas, Exacciones Parafiscales y Precios, art. 19; Ley foral
20/1992, de 30 de diciembre, de Impuestos Especiales, Disposición final segunda; y Ley foral
13/1992, de 19 de noviembre, del Impuesto sobre el Patrimonio, Disposición adicional cuarta.
En tercer lugar, las consecuencias negativas de la doctrina sentada por la Sentencia son todavía
más graves en aquellas Comunidades Autónomas como la Comunidad Foral de Navarra que,
por su peculiar sistema de Convenio Económico ostentan una autonomía financiera y un poder
tributario propio mucho más amplio que el de las Comunidades de régimen general o común, al
disponer de amplias facultades para establecer, mantener y regular su propio régimen tributario
sin más cortapisas o limitaciones que el respeto de los criterios generales de armonización con
el régimen general tributario del Estado así como el principio de solidaridad (art. 45.3 de la
LORAFNA y art. 7 de la Ley del Convenio Económico, de 26 de diciembre de 1990).
De esta manera, la garantía que para los ciudadanos y contribuyentes representa el límite
formal que la Constitución establece a la creación o modificación de tributos se desvanece
cuando es una Comunidad Autónoma quien ejercita el poder tributario, sin considerar su
magnitud y trascendencia evidente, por demás, en las Comunidades de régimen foral con
sistema tributario propio sujeto al régimen de Convenio o Concierto económico, como es el
caso de Navarra o el del País Vasco.
6. Por todo lo anteriormente expuesto, el Tribunal debió, en mi opinión, haber entrado a
enjuiciar el art. 46.1 de la Ley Foral de Presupuestos Generales de Navarra para 1985
desde la perspectiva de su acomodación al límite establecido en el art. 134.7 C.E. Lo cual
llevaría a determinar si la norma cuestionada, que reducía el tipo de la bonificación en la
Contribución Territorial Urbana para las viviendas de protección oficial del 90 al 50 por 100,
constituye o no una "modificación de los tributos" en el sentido constitucional del término.
Cuestión que, en mi opinión, habría de ser respondida afirmativamente, pues la supresión o
reducción de las exenciones o bonificaciones tributarias constituye una alteración de los
elementos esenciales del tributo (la delimitación del hecho imponible y la base imponible)
directamente determinantes de la cuantía de la prestación en que consiste la deuda tributaria.
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Debiendo, pues, matizarse expresamente la doctrina anteriormente establecida por el Tribunal
Constitucional en la STC 6/1983 al enjuiciar la homóloga norma estatal que se contenía en el
Real Decreto-ley de 20 de julio de 1979 sobre Medidas Urgentes de Financiación de las
Haciendas Locales.
Madrid, a veinte de abril de mil novecientos noventa y cuatro.
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