INTEGRACION INDUSTRIAL MEXICOESTADOS UNIDOS: el reto de libre comercio editado por Sidney Weintraub, Luis Rubio F. y Alan D. Jones México: Diana, Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. Serie Alternativas para el Futuro, julio1992. Indice Presentación Agradecimientos 1 Perfil económico en los noventas México, Rogelio Ramírez de la O. Estados Unidos, Clark W. Reynolds 2 Política de integración industrial Perspectiva estadounidense, Sidney Weintraub Perspectiva mexicana, Luis Rubio F. 3 Automóviles Perspectiva estadounidense, Marc E. Maartens Perspectiva mexicana, Florencio López-de-Silanes 4 Petroquímica Perspectiva mexicana, Benito Bucay F. Perspectiva estadounidense, Rina Quijada 5 Productos farmacéuticos Perspectiva estadounidense, Robert M. Sherwood Perspectiva mexicana, Enrique Gruner Kronheim 6 Textiles Perspectiva mexicana, Ovidio Botella C., Enrique García C. y José Giral B. Perspectiva estadounidense, Stephen L. Lande 7 Computadoras Relación México-E.U., Donald R. Lyman 8 Alimentos Perspectiva estadounidense, Lloyd E. Slater Perspectiva mexicana, José Carlos Alvarez Rivero y Herbert Weinstein Medio ambiente Perspectiva mexicana, Roberto A. Sánchez Perspectiva estadounidense, C. Richard Bath Sobre los colaboradores 1 Presentación La capacidad de competir para la industria mexicana es un tema central, sobre todo en la medida en que avanza el proceso de interacción económica en el subcontinente norteamericano. Cada vez hay más empresas mexicanas que exportan y cada vez son más profundos los vínculos industriales a través de la frontera México-Estados Unidos. La interacción, como la palabra lo indica, ocurre en ambas direcciones: muchas empresas norteamericanas requieren hoy de productos, partes y componentes clave que se exportan desde México para sus procesos de producción, así como muchas empresas mexicanas requieren de importaciones para poder funcionar. Estos vínculos se han convertido en partes indispensables del proceso de manufactura en ambas naciones; no sería exagerado afirmar que los dos países sufrirían severamente de cortarse estos vínculos. Este libro persigue entender el tamaño del reto que enfrenta la industria mexicana ante el Tratado de Libre Comercio. Para eso, nada más útil que preguntarles a los propios empresarios: ellos conocen su industria y saben las peculiaridades de su competencia. Es por ello que identificamos seis sectores industriales de primera importancia para ambas naciones -automóviles, petroquímica, farmacéutica, textiles, computación y alimentos- y solicitamos a industriales prominentes y reconocidos de cada país que preparan un análisis de la problemática y perspectivas de su sector a la luz de las negociaciones en materia de libre comercio. En adición a los industriales, dos prominentes 2 economistas analizan la situación macroeconómica en anticipación al Tratado y dos analistas del problema ecológico presentan su visión de la problemática ambiental que caracteriza a los dos países y a la relación bilateral. CIDAC, Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C. es una institución independiente, sin fines de lucro, dedicada a la investigación en las áreas de desarrollo, economía y política. Su objetivo es el de contribuir a la toma de decisiones de políticas públicas y a la formulación de programas de desarrollo, así como al fortalecimiento de la economía del país mediante la presentación de estudios, investigaciones y recomendaciones producto de su actividad académica. La Junta de Gobierno del Centro es responsable de la supervisión del Centro y de la aprobación de áreas generales de estudio. Sin embargo, las conclusiones de los diversos estudios, así como su publicación, es responsabilidad exclusiva de los profesionales de la institución. Los estatutos del Centro establecen que "La Junta de Gobierno tiene por función primordial la de hacer posible la consecución del objeto social, bajo las condiciones más favorables, salvaguardando en todo momento la independencia de criterio de los profesionales y de sus actividades de investigación y docencia, así como las de sus publicaciones. La Junta de Gobierno conocerá y opinará sobre los proyectos de investigación que hayan concluido los profesionales del Centro, pero en ningún caso será su función la de determinar, controlar o influenciar el desarrollo ni el contenido de los proyectos de investigación o de las conclusiones a que éstos lleguen". 3 El libro es resultado de la labor combinada de varias instituciones, tanto en México como en Estados Unidos. CIDAC publica la versión en castellano con el propósito de contribuir a informar al público sobre los retos que enfrenta la industria mexicana, ofreciendo una visión de la propia industria. Luis Rubio F. 4 Agradecimientos Agradecemos la inestimable colaboración que brindaron todas las personas y organizaciones que participaron en este proyecto. Sin la asistencia del Center for Growth Studies del Houston Advanced Research Center, la edición de este libro no habría sido posible. El HARC, consorcio de investigación de Texas, patrocinó en diciembre de 1989 una conferencia sobre los lazos industriales entre México y Estados Unidos, en la cual participaron funcionarios del gobierno, líderes empresariales y diversos estudiosos de Estados Unidos y México. Esta conferencia binacional, que condujo a la producción de este libro, fue la primera en evaluar la cooperación económica y la integración industrial entre las dos naciones desde el punto de vista de seis industrias específicas: automotriz, de computadoras, alimentaria, petroquímica, farmacéutica, y textil y del vestido. La mayoría de los autores provienen de las mismas industrias. Se ha añadido al libro una séptima sección que analiza las repercusiones ambientales de la integración industrial. La conferencia no podía ser más oportuna, al celebrarse poco antes del anuncio conjunto de los presidentes Carlos Salinas de Gortari y George Bush de su intención no sólo de negociar un tratado de libre comercio, sino de dar la máxima prioridad a tales negociaciones. La conferencia tuvo lugar, además, en un momento en que los forjadores de las políticas abordaban la relación comercial México-E.U. en el contexto de lograr estrategias de producción redituables que 5 permitieran a las dos naciones competir eficazmente con Japón, otros países asiáticos y Europa. Además del apoyo brindado por el HARC, recibimos la valiosa ayuda del Centro de Investigación para el Desarrollo, así como del Consejo Nacional de Población, ambos de la Ciudad de México. También expresamos nuestro agradecimiento a la Hewlett Foundation, la Commission for the Study of International Migration and Cooperative Economic Development, la National Science Foundation, la Economic Development Administration del Departamento Estadounidense de Comercio, la Alfred P. Sloan Foundation, el Program for U.S.-Mexico Policy Studies de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas en Austin, la Arthur Andersen & Co., la asociación jurídica Vinson & Elkins, el Harris and Eliza Kempner Fund y el Council of the Americas, que brindaron apoyo financiero, e invaluables consejos. Este libro nunca se habría terminado sin la colaboración de Jan Rich, de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas en Austin. Su principal contribución consistió en dar forma legible a gran parte del texto, además de mantener un contacto frecuente con los autores para conseguir su visto bueno en los cambios por edición, una tarea a veces frustrante. Obtuvo los permisos para utilizar textos protegidos por derechos de autor cuando fue necesario. En suma, fue la perfecta colaboradora de investigación. Sidney Weintraub 6 UNO __________ Perfil económico en los noventa 7 Perfil económico en los noventa: México1 Rogelio Ramírez de la O México atraviesa por un momento decisivo en su estrategia de desarrollo, después de décadas de intervención sustancial del gobierno en el sistema económico, la cual, algo que no es de extrañar, culminó con la crisis de 1982. Durante la administración del presidente Miguel de la Madrid (1983-1988), el gobierno realizó diversas reformas económicas que llevaron a un cambio en la estrategia de desarrollo. No obstante, la nueva estrategia no está exenta de contradicciones, tales como la generación de déficits de cuenta corriente junto con el mantenimiento de restricciones y una compleja reglamentación de la inversión extranjera directa, o bien, la liberalización del comercio exterior junto con la falta de una nueva legislación laboral que permita a la industria mexicana competir internacionalmente. La reforma económica, una vez puesta en marcha, exige una reforma en constante expansión, sobre todo cuando la economía necesita captar recursos del extranjero; las leyes e instituciones mexicanas aún no están lo bastante abiertas al capital de participación extranjera. Pero aun cuando México estableciera un régimen abierto de comercio e inversión, los retos que implica la superación de la crisis de los ochenta son enormes. 1 Reconozco y agradezco los comentarios del profesor Sidney Weintraub y de Alan Jones, que me ayudaron a mejorar este ensayo. Cualquier error que subsistiera será de mi entera responsabilidad. Una fuente fundamental para este capítulo fue la obra de Lorenzo Moreno y Leopoldo Núñez, México: Proyecciones de población urbana y rural 1989-2000, México: Academia Mexicana de Investigación en Demografía Médica, 1986. 8 Distorsiones y crisis Después de la Revolución, durante los años veinte y treinta, México atravesó por un periodo de reconstrucción. Este periodo brindó al gobierno la oportunidad de forjar una nueva alianza política entre las diversas facciones revolucionarias. Característica del nuevo régimen fue la marcada presencia del Estado en la economía y la búsqueda del interés público, según lo definía el Artículo 27 de la nueva Constitución. La década de 1930 presenció la primera ola de nacionalismo económico e intervención estatal centrados en torno al nuevo régimen. Esto fue precedido por la fundación del Partido Nacional Revolucionario (PNR), que más tarde se transformaría en el Partido Revolucionario Institucional (PRI). El PRI fue organizado según modelos corporativistas y se erigió en el heredero autonombrado de la Revolución. Desde ese momento, la administración de la economía y la promoción del desarrollo económico estarían ligadas al gobierno de un solo partido político. Tal sistema monolítico creó su propio equilibrio informal. La administración de Alemán (1946-1952) interpretó correctamente la necesidad de conformar un sector privado fuerte para impulsar la industrialización de la posguerra. Esto se basó en la industrialización por sustitución de importaciones (ISI) y a las externalidades positivas que la industria obtuvo gracias a la inversión pública en 9 infraestructura. Se utilizó una noción de complementariedad entre la inversión pública y la privada, sin fijar límites a la participación extranjera en la empresa privada, excepto aquellos casos especificados en la Constitución. No obstante, el poderoso gobierno presidencial monopartidista y las estructuras corporativistas llegarían a ser un problema más adelante. Se demostró que la Constitución podía ser fácilmente reformada por instrucciones del Ejecutivo. Los grupos de interés dentro del sistema hacían gestiones en busca de una nueva legislación que invariablemente era presentada por el presidente en turno en la forma de cambios revolucionarios justificados por el sentimiento nacionalista popular. Las reformas a la Constitución y las nuevas leyes introducidas durante las cuatro décadas posteriores a la Segunda Guerra Mundial tenían ciertos propósitos relacionados: proteger a los grupos capitalistas nacionales de la competencia extranjera; asegurar mayor control del gobierno sobre las actividades económicas; justificar la creación de nuevas empresas estatales; otorgar mayores beneficios al trabajo organizado (es decir, sindicatos, que eran parte del sistema) y, finalmente, consolidar el control político y económico del país mediante los intereses que controlaban al PRI. El resultado de esto fue la asfixia gradual de las fuerzas productivas del país. El sistema agrario se convirtió en feudo de grupos políticos, y para mediados de los sesenta, era evidente la disminución de la producción agrícola. El sector 10 industrial también mostraba síntomas de la decadencia típica de la etapa de la ISI, en que el progreso es obstaculizado por economías de escala inapropiadas, falta de competitividad y tecnología y enormes déficits de capital. En 1973, México promulgó una legislación que restringía el uso libre de tecnología extranjera y limitaba la inversión extranjera a un máximo de 49 por ciento en cada compañía. Por otra parte, los sindicatos obtenían cada vez más beneficios y un aumento constante en los salarios reales, gracias a la justificación de una productividad creciente durante los cincuenta y los sesenta, pero ya no pudo justificarse en los setenta y principios de los ochenta. El poder sindical era considerable en la mayoría de los sectores en las que situaciones de monopolio, tanto públicos como privados, permitían a la administración negociar con la dirigencia de un sindicato único para toda una industria, como era el caso del petróleo y la electricidad. Los sindicatos llegaron a ser copropietarios y coadministradores de hecho, junto con el gobierno, en muchas de estas empresas estatales de rápido crecimiento. Política económica La política económica desde los años cincuenta hasta principios de los setenta se fue volviendo cada vez más refinada con el crecimiento de los mercados financieros. Este crecimiento se veía influido por una economía mundial que atravesaba por uno de sus periodos más largos de estabilidad y crecimiento desde la Segunda Guerra Mundial. 11 La política macroeconómica generalmente reflejaba el interés del gobierno de lograr tanto una alta tasa de crecimiento como la estabilidad de precios. Durante las décadas de 1930 y 1940, los objetivos macroeconómicos intermedios no eran muy claros; las ganancias en divisas por exportaciones fueron muy altas durante la guerra, pero la expansión excesiva que siguió causó una crisis externa en 1954. A raíz de la devaluación del peso en ese año, y con la economía mundial bajo un sistema de paridad cambiaria fija, el gobierno adoptó la tasa nominal de cambio como su objetivo macroeconómico intermedio. Entre 1955 y 1970, México pudo mantener invariable la tasa nominal de cambio mientras la economía crecía a la impresionante tasa del 6.7 por ciento anual. Esto fue posible gracias a las ganancias en productividad surgidas de la inversión pública en infraestructura, a la temprana etapa de la ISI y a un favorable ambiente externo de baja inflación. El gobierno utilizó con éxito las tasas de interés y la contracción del crédito para poner en práctica su política monetaria, pero este éxito dependía también de un riguroso control de las finanzas públicas. La política fiscal fue dictada así por el objetivo a mediano plazo de la estabilidad financiera, y por consiguiente fue utilizada en el corto plazo para detener cualquier expansión excesiva de la demanda agregada. También contribuyó al éxito de este modelo la capacidad de México para atraer el capital empresarial extranjero -que debe diferenciarse de la deuda externa-, el cual, en aquel tiempo, financió la mayor parte del déficit de la cuenta corriente de 2.5 por ciento del producto interno bruto (PIB). 12 Se utilizó un sistema de licencias de importación para otorgar protección a los productores nacionales contra la competencia extranjera, pero también para evitar el rápido deterioro de la balanza comercial. La restricción de las importaciones también afectó la producción, ya que México seguía dependiendo del suministro externo de bienes intermedios y de capital. Con frecuencia se usaron controles de precios en compensación por la protección al comercio y para garantizar la disponibilidad de bienes básicos de bajo precio para una creciente mano de obra urbana. En suma, la política contenía muchos instrumentos y medidas de control directo adecuados, pero aun así la política fiscal era la base principal de la estabilidad financiera. Una política fiscal sana facilitaba la tarea de la política monetaria, que se enfocaba en un objetivo de tasa nominal de cambio. Siempre que la política fiscal siguiera siendo sana y la balanza de pagos no se deteriorara demasiado, la mezcla de política fiscal y monetaria ofrecía un buen respaldo macroeconómico. El cuadro 1.1 resume algunas de las características de este periodo de crecimiento estable. Es difícil identificar las causas específicas que desencadenaron el colapso de este modelo. Las primeras señales de deterioro se hicieron evidentes a mediados de los años sesenta, especialmente en la agricultura, pero una condición previa que afectó la estabilidad fue el apartarse de la regla macroeconómica de mantener el equilibrio en las finanzas públicas. Esto no sucedió sino hasta la década de 1970, y fue acompañado de una mayor intervención estatal en la economía y un deterioro en la confianza empresarial. 13 La retórica nacionalista del gobierno cobró mayor fuerza durante los años setenta, acarreando cuantiosos déficits de cuenta corriente y un creciente endeudamiento externo. Las inversiones estatales ya no creaban las externalidades positivas que se esperaba, debido en gran parte a su mayor diversificación en bienes y servicios, así como a errores en la planeación de las grandes empresas estatales. El entendimiento entre el gobierno y el sector empresarial, que había sido una característica del régimen hasta 1970, fue sacrificado en favor de los intentos del gobierno por recuperar el apoyo político urbano, en particular entre los jóvenes, atacando los intereses de grupos privilegiados. Cuando este proceso se desbarató, en 1976, y México tuvo que buscar la ayuda del Fondo Monetario Internacional (FMI), el problema se diagnosticaba como la recuperación del equilibrio macroeconómico, que para resolverse requería de una breve recesión y un ajuste de precios relativos. Tal ajuste fue iniciado en 1977 y estaba a punto de completarse cuando México se encontró de pronto nuevamente rico, gracias al descubrimiento y la rápida explotación de vastas reservas de petróleo en un "feliz" momento de escasez mundial. El petróleo y la deuda externa fueron las herramientas que permitieron el alto índice de crecimiento alcanzado de 1978 a 1981, pero este crecimiento tenía bases aún menos saludables que el de principios de los setenta. Cuando los precios del petróleo se desplomaron, en 1981, y el crédito externo se terminó, la economía se vino abajo otra vez. 14 CUADRO 1.1 Indicadores de crecimiento y estabilidad, 1955-1970 (porcentajes) __________________________________________________________________ Indicador Porcentaje __________________________________________________________________ Crecimiento anual real del PIB 6.9 Tasa de crecimiento de la población 3.3 Crecimiento real del ingreso per cápita 3.6 Inflación anual 4.5 Crecimiento anual de las importaciones 7.4 Crecimiento anual de las exportaciones 5.0 Balance de cuenta corriente/porcentaje del PIB -2.5 Crecimiento anual real de salarios mínimos 5.5 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. La crisis a que tanto se hace referencia es el periodo de bajo crecimiento y falta de oportunidades materiales para el grueso de la población que siguió a 1982. También fue un periodo de reflexión colectiva y una oportunidad para abordar algunos problemas en sus raíces. Los cuadros 1.2 y 1.3 muestran indicadores macroeconómicos relevantes acerca del periodo que condujo a la crisis. El anterior crecimiento del PIB de 5.8 por ciento anual se volvió nulo, y el ingreso per cápita descendió 14.8 por ciento durante todo el periodo. El contraste entre los pagos anuales de la deuda externa de 482 millones de dólares (11.3 por ciento de las exportaciones de bienes y servicios en 1972) y 11,300 millones (38.9 por ciento en 1982) también resulta significativo, pues refleja los esfuerzos que la economía tendría que hacer para lograr su propio ajuste, al tiempo que atendía una enorme deuda externa. 15 Ajuste y reforma económica (1983-1988) No está claro si el nuevo gobierno del presidente Miguel de la Madrid entendía la profundidad de la reforma económica que se requería. La mayoría de las declaraciones públicas hechas en aquel momento indicaban que no, sino que más bien se creía que un ajuste macroeconómico convencional de tres años bastaría para corregir los desequilibrios. El gobierno llevó a cabo una campaña de renovación moral y algunas reformas constitucionales, pero no había indicio claro de ningún intento por cambiar la estructura de poder político y económico, o la relación entre el Estado y los diversos intereses. La mezcla resultante de este programa fue un fuerte ajuste macroeconómico encaminado a corregir viejos desequilibrios, realizado en el marco de un vacío político y, por consiguiente, carente del apoyo popular. Esta pobre mezcla podría explicarse con la tesis de que en 1983 el gobierno mexicano no estaba preparado para emprender grandes reformas, debido a las divisiones internas del PRI respecto a la dirección de dichas reformas. Es probable que tales divisiones reflejaran lo que sucedía en el país en general, donde habían surgido fuertes grupos de izquierda y de derecha. Como el gobierno no estaba preparado para delinear un programa de reforma, el ajuste macroeconómico carecería de los cambios estructurales necesarios y acabaría por perder credibilidad y apoyo públicos. 16 Algunos grupos dentro del gobierno y en el sector privado presionaron para que se realizaran cambios estructurales, y algunos de ellos se iniciaron después de ciertas dilaciones por parte de las autoridades, tales como recortes de personal burocrático y la venta de algunas empresas estatales. Estos cambios, junto con la liberalización del comercio, apoyaban los planes del gobierno de lograr un cambio gradual, pero, vistos en perspectiva, representaban la semilla de una reforma estructural que sólo más tarde tomaría una forma concreta. Esta reforma estaba orientada a la apertura de la economía y, por implicación, a la transformación de la estructura política del país. CUADRO 1.2 Desempeño macroeconómico 1972-1988 (Porcentaje anual excepto donde se indica) __________________________________________________________________ Periodo de crecimiento Periodo de y distorsiones ajuste Indicador 1972-1982 1983-1988 __________________________________________________________________ Crecimiento real del PIB 5.8 0.1 Crecimiento real del ingreso per cápita 2.8 -2.4 Inflación anual de precios al consumidor 22.7 92.9 Deflactor del PIB (promedio anual) 23.6 88.1 3.1 1.2 Crecimiento corriente de importaciones 18.2 19.6 Crecimiento corriente de exportaciones 29.0 -0.7 Variación cambiaria anual real __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. 17 CUADRO 1.3 Desempeño macroeconómico 1972-1988 (millones de dólares estadounidenses, excepto donde se indica) __________________________________________________________________ Indicador 1972 1982 1983 1988 __________________________________________________________________ Déficit en cuenta corriente -1,006 -6,221 5,418 -2,901 Egresos por pago a acreedores 626 11,405 10,714 10,403 Utilidades remitidas de inversión extranjera 144 526 184 512 Interés sobre deuda externa 482 10,879 10,103 8,800 Ingresos por inversión extranjera directa 156 1,657 461 2,590 Ingresos por crédito externo al sector público 149 5,259 4,291 946 Ingresos por crédito externo al sector privado 460 2,223 -2,309 -3,428 Capital de la deuda externa (miles de millones) 5.5 87.6 93.8 103 -3.5 -16.9 -8.6 -12.3 Flujo de obligaciones del sistema bancario como porcentaje del PIB, excluyendo pasivo externo 5.7 16.1 13.2 6.9 Déficit fiscal como porcentaje del PIB __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. Este cambio de dirección tuvo lugar en medio de un confuso programa económico en el que las metas de la política casi nunca se alcanzaban, en tanto que el gobierno seguía proclamándolas como máximas prioridades. Los ejemplos más obvios fueron la inflación y el déficit del sector público. Pero más que un cambio de dirección impuesto por un nuevo gobierno, nosotros argüimos que este 18 cambio era endógeno en cuanto era resultado del desencanto de las propias fuerzas nacionales respecto al antiguo modelo de intervención estatal y protección contra la competencia y el capital extranjeros. El gobierno se encontró en medio de un conflicto entre los viejos intereses establecidos del sistema y los nuevos grupos conscientes de la creciente internacionalización de las fuerzas económicas, y la consiguiente necesidad de llegar a ser un país competitivo internacionalmente. Aun cuando la administración de Miguel de la Madrid mostraba cierto entendimiento en estos asuntos, creo que le faltaba coherencia y consenso interno para imponer las necesarias reformas radicales. La administración se refería con frecuencia a cambios graduales en vez de a reformas radicales, y proclamaba que el cambio de dirección en su política sólo constituía un cambio de táctica. Así pues, se perdió la oportunidad de llevar a cabo una reforma radical en el momento de la crisis, pero al final el gobierno no pudo evitar la transformación de la economía y del sector privado, que sufrió un ajuste significativo, reorientó sus operaciones para ser más competitivo. Al cabo de cinco años de programas económicos y cambios graduales en parte fracasados, el gobierno aún enfrentaba el problema de un alto índice de inflación y estaba más dispuesto a efectuar reformas radicales. Pero esta nueva actitud no se materializaría sino hasta la siguiente administración, la del presidente Carlos Salinas de Gortari. 19 Desempeño macroeconómico La pieza clave del programa macroeconómico iniciado en 1983 fue la recuperación del equilibrio externo para corregir un déficit en cuenta corriente de 12,500 millones de dólares en 1981 y de 4,900 millones en 1982. El programa fue apoyado por el FMI a través de un préstamo a largo plazo de 3,800 millones y de préstamos bancarios frescos por 3,000 millones que el gobierno no utilizó totalmente. Tanto el gobierno mexicano como el FMI creían que México podría empezar a crecer nuevamente para 1985, pues no previeron que el problema económico fuera tan profundo. Tanto el gobierno como el FMI subestimaban la depreciación cambiaria que se requería para detener la fuga de capital y revertir el cuantioso déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Entre 1981 y 1983 el tipo de cambio real, según la definición del Banco de México, se depreció en 48.9 por ciento: mucho más que lo previsto en el programa de ajuste del FMI y más de lo que implicaba el deterioro en los términos de intercambio durante esos años (-20.5 por ciento). Esto explica la razón por la que México comenzó su programa económico de 1983 con un énfasis excesivo en el objetivo de la cuenta corriente y en el aumento programado de reservas internacionales, pero con mayor inflación y mayor contracción económica que lo previsto, como se muestra en el cuadro 1.4. 20 Un peso sumamente débil coincidió con la rápida recuperación económica de Estados Unidos. Las empresas mexicanas, la mayoría de las cuales exportaban anteriormente como complemento de las ventas internas, cambiaron rápidamente a la exportación y produjeron una balanza corriente que hacía innecesario para el país utilizar el monto total del crédito de bancos comerciales antes negociado. Esto promovió la confianza externa en México, pero quedaba sin resolver la cuestión decisiva de recuperar la credibilidad interna y poner en práctica la reforma económica por tanto tiempo requerida. Los agentes económicos seguían escépticos respecto al eventual éxito del programa económico del gobierno y, por tanto, pospusieron la repatriación de su capital del extranjero pese a las altas tasas de interés para el activo en pesos. El déficit en la cuenta de capital reflejaba así el superávit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, pero en la medida en que este último se logró sin crecimiento económico alguno, las salidas de capital reflejaban falta de confianza e insuficiente inversión interna más que mayor competitividad en exportaciones. Los flujos de capital hacia el exterior aumentaron cuando cayeron los precios del petróleo, en 1985 y 1986. Estos, también fueron elevados a finales de 1987, cuando la bolsa mexicana de valores se desplomó. El déficit en la cuenta de capital no se corrigió sino hasta 1988, cuando se fijó el tipo de cambio y se despejaron dudas mediante los anuncios de política, pero esto aún necesitaba una tasa real de interés sumamente alta, como se muestra en el cuadro 1.5 21 CUADRO 1.4 Objetivos y resultados reales del programa del FMI, 1983-1985 __________________________________________________________________ Obj. 1983 Real 1984 Obj. Real 1985 Obj. Real __________________________________________________________________ Inflación (porcentaje anual a diciembre) 55.0 101.9 35.0 65.5 20.0 57.7 Déficit del sector público (porcentaje del PIB) 8.5 8.6 5.5 8.5 3.5 9.6 Cambio en reservas internacionales (miles de millones de dólares) 2.0 3.1 2.0 3.2 2.0 -2.6 __________________________________________________________________ Fuente: Fondo Monetario Internacional, informes diversos. CUADRO 1.5 Tasas de interés retroactivo real de Certificados de la Tesorería a 28 días y préstamos netos de cuenta de capital al gobierno y a los bancos, 1983-1988 (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Tasa de interés Año (meses) (porcentaje) Cuenta de capitala __________________________________________________________________ 1983 (enero-junio) 1983 (julio-diciembre) 1984 (enero-junio) 1984 (julio-diciembre) 1985 (enero-junio) 1985 (julio-diciembre) 1986 (enero-junio) 1986 (julio-diciembre) 1987 (enero-junio) 1987 (julio-diciembre) 1988 (enero-junio) 1988 (julio-diciembre) 1989 (enero-junio) -189.3 -34.7 45.0 30.7 38.4 -8.7 -12.7 57.4 26.1 36.4 42.8 19.3 -248 -4,069 -1,562 -1,159 -261 -1,422 874 -222 -1,213 -4,906 -1,435 -3,359 57.1 -1,183 __________________________________________________________________ a Los signos negativos indican flujo de capital negativo. Fuente: Banco de México, informes diversos. 22 Las altas tasas de interés, aunadas a los volátiles precios del petróleo, ejercieron tal presión sobre las finanzas públicas que el gobierno nunca pudo realizar las reducciones del déficit fiscal que había prometido. No obstante, trató de reducir al mínimo las repercusiones inflacionarias de estas dos variables reduciendo el gasto público exento de interés, con un efecto sobre la inversión pública en particular. Aunque no hubo despidos masivos de empleados públicos, sus salarios reales promedio cayeron junto con los salarios del resto de la economía, como se muestra en el cuadro 1.6. De este modo, pese a la significativa reducción del gasto público, la política fiscal careció de credibilidad hasta que el gobierno cambió su estrategia. En 1987 adoptó como objetivo de su política fiscal crear un excedente del presupuesto primario, que excluía todos los pagos de intereses y transferencias a los gobiernos de los estados. Después, en diciembre de 1987, el gobierno redujo el presupuesto para 1988, que había sido aprobado apenas unas semanas antes, y anunció políticas que de haber sido implantadas hubieran permitido una reducción gradual de las tasas de interés. Pero aun entonces, la credibilidad en la política fiscal no se recuperó fácilmente, ya que la deuda externa seguía siendo alta y muchos de los recortes en el gasto público se consideraban temporales. 23 CUADRO 1.6 Ingresos y gastos reales del sector público, 1983, 1988 (porcentaje del PIB) __________________________________________________________________ Cambio reala 1983-1989 1983 1988 (porcentaje) __________________________________________________________________ Déficit del sector públicob -8.6 -11.7 31.1 Ingresos públicos 32.9 28.7 -16.5 Petróleo 14.2 9.8 51.4 Gasto público 41.0 39.0 -12.3 Gasto de programas 25.7 18.0 -30.8 Corriente 17.7 11.8 -19.9 Salarios 6.7 5.1 -17.6 Inversión 7.5 3.7 -45.9 Interés 12.4 16.6 23.4 Externo 4.6 3.6 -27.9 Interno 7.7 13.1 56.8 __________________________________________________________________ a Deflactados con el índice de precios al consumidor b El déficit del sector público se obtiene de los flujos de financiamiento otorgados al sector público. Esto generalmente no coincide con el déficit que resulta de la diferencia entre ingresos y egresos. Además de esta diferencia, el déficit aumenta por el costo de la intermediación financiera, es decir, el costo del crédito subsidiado. El déficit del sector público aquí mostrado es la cifra oficial que se emplea en todos los casos. Fuente: Banco de México, informes diversos. Quizá la señal más clara que daba el gobierno se refería a la política de comercio, para la que se anunció una amplia liberalización de las importaciones en 1985, seguida de la firma del protocolo para adherirse al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT, por sus siglas en inglés) en 1986. El cuadro 1.7 muestra la rápida caída en el número de artículos cuya importación estaba sujeta a permiso previo. Además, se redujeron las diferencias entre aranceles mínimos y 24 máximos, y para 1986 la tasa máxima sobre importaciones era del 20 por ciento, mientras que muchos artículos restringidos poco antes, ya podían importarse libremente. No es una coincidencia que la liberalización del comercio haya adquirido prioridad en la reforma macroeconómica, y no debe exagerarse su importancia como señal de un cambio de régimen. Ante todo, la recesión de 1983 y el colapso de la inversión pública y privada hacían evidente que las exportaciones serían la única manera de mantener el empleo, y esto hacía imperativa una liberalización de las importaciones. La depreciación cambiaria real apoyaba esta política y también daba protección adicional contra las importaciones. El éxito de los exportadores más grandes al mantener fuertes flujos de efectivo y pagar su deuda externa fue motivo de alabanza. En primer lugar, los exportadores que se encontraban en una posición privilegiada requerían suministros competitivos. En segundo lugar, Estados Unidos absorbía las crecientes importaciones de prácticamente todos los países en desarrollo. En tercer lugar, con una recesión en el mercado interno y con un peso subvaluado, la liberalización de las importaciones no afectaría el balance de la cuenta corriente, permitiendo al gobierno afirmar el éxito de su política. En realidad, las importaciones empezaron a aumentar sólo en 1988, cuando el tipo de cambio perdió su margen de subvaluación y el abatimiento de la inflación favoreció un mayor gasto privado. 25 CUADRO 1.7 Estructura de aranceles de importación (número de artículos) __________________________________________________________________ Tipo 1982 1985 1987 __________________________________________________________________ Total 8,008 8,091 8,446 Sujetos a licencia previa 8,008 839 329 -- 7,252 8,117 Sujetos a tarifa arancelaria __________________________________________________________________ Fuente: Sexto informe presidencial al Congreso, 1988. El sector real Pese a la prosperidad del sector de comercio exterior, el PIB apenas registró crecimiento, y fueron notorias las fluctuaciones de la actividad. El cuadro 1.8 muestra los cambios anuales del PIB, la producción industrial y manufacturera, el empleo manufacturero y las importaciones y exportaciones del periodo. Así, mientras que las exportaciones de bienes manufacturados registraron tasas de crecimiento anual del 28.6 por ciento en promedio, el sector exportador fue demasiado pequeño como para elevar la tasa de crecimiento del PIB o siquiera la de la producción industrial. No obstante, hubo actividades que registraron una expansión significativa, incluyendo las de maquinaria, electrónica, petroquímica y metales. Otras industrias que mostraron un crecimiento rápido 26 durante la parte ascendente del ciclo incluyeron a las de automóviles, cemento y papel. En contraste, las industrias que sufrieron caídas o estancamiento incluyen las de fibras tejidas, plásticos, productos metálicos estructurales, aparatos electrodomésticos y bienes de consumo no duradero. No es de extrañar esta distribución tan dispareja del crecimiento, dados los fuertes incentivos a la exportación y el colapso del mercado interno. Al evaluar el desempeño de la exportación, debemos tomar en cuenta que su principal impulso se origina en industrias que presentan una relación con la propiedad extranjera o con rápidos cambios tecnológicos, tales como las de maquinaria y electrónica. Las empresas con capital o tecnología extranjeras fueron las mayores exportadoras entre las manufactureras, y algunas de ellas planearon expansiones incluso en medio de la incertidumbre general. 27 CUADRO 1.8 Indicadores del sector real, 1983-1989 (cambios porcentuales anuales) __________________________________________________________________ Año PIB real Producción Empleo Producción manufacmanufacindustrial turera turero Importación de bienesa Exportación de bienesa __________________________________________________________________ 1983 -4.2 -8.9 -7.5 -9.6 -40.7 6.2 1984 3.6 6.5 5.3 -1.1 31.6 8.4 1985 2.6 5.2 7.0 2.3 19.6 -9.6 1986 -4.0 -4.8 -3.4 -4.0 -15.1 -26.7 1987 1.5 4.1 3.9 1.7 6.9 28.9 1988 1.1 1.3 2.3 2.1 54.7 8.3 de 1989 2.9b 5.9 c n 0.0 d 31.1 8.1d __________________________________________________________________ a Importaciones y exportaciones en dólares estadounidenses al tipo corriente. Hasta el tercer trimestre. c Hasta junio. d Hasta julio. e No disponible. Fuente: Banco de México, informes diversos. b Inicialmente, la regla general de los exportadores fue someterse a grandes reducciones en el tamaño de la planta industrial y en el empleo, así como en la base de productos. Las empresas tendían a concentrarse en menos productos, más estandarizados, una vez que se liberalizaron las importaciones. Surgió un patrón de especialización que en el futuro permitiría una expansión de la planta industrial. La industria automotriz es la que más claramente presentó este patrón, ya que, debido a sus lazos internacionales, se adaptó rápidamente al ambiente cambiante, sobre todo cuando los cambios correspondían a su patrón mundial de diseño y especialización (véase el cuadro 1.9). La mayoría de las empresas 28 automotrices redujeron su tamaño y la variedad de productos que fabricaban, posibilitando corridas de producción más largos. También exportaban más y, al mismo tiempo, importaban más. Sin embargo, las grandes expansiones se aplazaron, y actualmente esta industria no puede mantener las exportaciones si el mercado interno crece con demasiada rapidez. La culminación de este proceso de especialización consistiría en hacer nuevas inversiones para abastecer la exportación y la especialización crecientes, al tiempo que se atiende el creciente mercado interno, que comenzó a recuperarse en 1988. Sólo la nueva inversión puede dar validez a las reformas económicas y a la política de liberalización de las importaciones, y en el moderno sector exportador eso significa inversión extranjera directa. 29 CUADRO 1.9 Crecimiento acumulado de industrias seleccionadas, 1983-1988 __________________________________________________________________ Sector Porcentaje __________________________________________________________________ Crecimiento alto Motores, partes y carrocerías de automóvil 47.6 Maquinaria 42.9 Electrónica 9.4 Petroquímica 83.7 Metales 60.4 Alimentos elaborados para el mercado interno 122.5 Textiles para el mercado interno 138.7 Crecimiento negativo o nulo Fibras tejidas -28.4 Plásticos -26.2 Productos metálicos estructurales -33.9 Aparatos electrodomésticos -40.0 Bienes de consumo no duradero 3.2 Carne y productos lácteos 0.9 Calzado -19.9 Jabones y detergentes -1.9 __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. Otras empresas, incapaces de exportar, trataron de conservar su participación en el débil mercado interno. Los controles de precios se eliminaron en 1983, permitiendo a muchas de ellas reconstruir sus tasas de utilidad, pero la creciente competencia y los bajos salarios reales constituyeron un obstáculo. Con 30 la apertura a las importaciones y la erosión de la subvaluación cambiaria, estas empresas enfrentaron el reto de volverse más eficientes y mejorar el servicio y la calidad. En algunos casos perdieron participación en el mercado en beneficio de la competencia. El patrón final de ajuste en el sector no comercial no está claro, pero seguramente se requerirá mayor eficiencia y sacrificar los márgenes de utilidad como condiciones previas para la supervivencia en un ambiente más competitivo. Las fusiones y adquisiciones de empresas débiles por parte de otras más fuertes son frecuentes en estos sectores. El cuadro 1.10 muestra una medición a grandes rasgos del índice de productividad promedio de mano de obra en el sector manufacturero, que se ha estimado dividiendo el índice de producción entre el índice de empleo. Esto indica un notable aumento en la productividad que, no obstante, debe interpretarse con cautela, ya que la suma puede ser resultado de cambios opuestos entre una industria y otra, y ser así engañoso respecto al grado de cambio en dos industrias que registren cambios positivos y negativos. También puede estar influido por el hecho de que las rígidas leyes laborales impidieron a muchas industrias despedir trabajadores, lo que debilitó su capacidad de ajustarse a la nueva realidad. 31 CUADRO 1.10 Productividad de la industria manufacturera 1983-1988 (1983=100) __________________________________________________________________ Indicador 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Indice de producción de manufacturas 100 105.3 112.7 108.9 113.1 116.5 manufacturas 100 98.9 101.3 97.2 98.8 100.9 Indice de productividad 100 106.4 111.3 112.0 114.4 115.4 Personal empleado en __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. La nueva política económica: perfil y riesgos En 1987, México obtuvo un nuevo paquete de financiamiento externo de fuentes oficiales y bancos comerciales con motivo de la brusca caída de los precios del petróleo el año anterior. Gran parte de esos recursos se desembolsó en 1987 y esto, aunado a la persistente inflación elevada, produjo una indebida expansión del circulante y finalmente una crisis en octubre de 1987. Esta crisis fue peculiar porque no parecía existir ningún problema subyacente que justificara el pánico en los mercados financieros y la fuga de capital que obligó al Banco de México a retirarse del mercado de cambio de divisas. Apenas dos meses antes, el presidente De la Madrid había rendido un 32 confiado y optimista informe anual al Congreso. Sólo un año después, el Banco de México reconoció en su informe anual sobre la economía que esa crisis había sido provocada por un cambio en las expectativas, en tanto que la fuga de capital se atribuyó en un principio a los acelerados pagos anticipados de la deuda externa del sector privado. No obstante, el hecho era que la inflación seguía siendo alta, habiendo ascendido de la tasa anual de 105.7 por ciento en diciembre de 1986 a 133.9 por ciento en agosto de 1987. Aunque el sector público registraba un excedente del presupuesto primario de 6.9 por ciento del PIB, éste era insuficiente para inspirar confianza en la política del gobierno. Por otra parte, el gobierno y su política fiscal no convencían a los agentes económicos de que la inflación se detendría. El presupuesto para 1988, terminado durante el otoño de 1987, disponía un aumento del 121.8 por ciento en el gasto de programas, más del doble de la cifra de 1987, que contenía un exceso de 17.7 billones de pesos por encima del presupuesto original de 86.2 billones de pesos. Esto ascendía al 4.5 por ciento del PIB nominal y al 3.7 por ciento del PIB real. El aumento en los pagos de intereses del presupuesto para 1988 era 128.3 por ciento mayor que los pagos de 1987 y el requerimiento de préstamo del sector público (RPSP) se presupuestó en 18.5 por ciento del PIB, en comparación con el 17.4 por ciento del PIB en 1987. 33 Esto parece suficiente para calificar la política fiscal como incapaz de reducir o contribuir a reducir la inflación durante el último año de la administración. La crisis de octubre de 1987, pues, sacudió la indulgencia del gobierno hacia la inflación, obligándolo a hacer reformas significativas que resultarían en un nuevo presupuesto, aun cuando el original acababa de ser aprobado por un Congreso indulgente. Las reformas incluían una reducción del 6.8 por ciento en el gasto de programas respecto al presupuesto original; del 23.8 por ciento en los pagos de intereses y del 10.9 por ciento en transferencias a las entidades federativas. El RPSP se fijó en 10 por ciento del PIB. Estos porcentajes, aunque significativos, representaban muy poco para los agentes económicos bien informados, a la luz de los presupuestos sistemáticamente excesivos del pasado; representaban poco incluso después de que el gobierno anunciara varias medidas para cumplir ciertos objetivos, tales como reducir el número de líneas telefónicas de la burocracia y restringir las fotocopias en las oficinas del gobierno. Las reformas al presupuesto de ingresos incluían aumentos de entre el 50 y el 85 por ciento en los bienes y servicios del sector público. Estos aumentos, aunados al congelamiento general de precios y salarios, produjeron una fuerte posición presupuestaria. Si la política fiscal carecía de credibilidad y las correcciones anunciadas al gasto y los ingresos públicos no se percibían como drásticas, lo opuesto se aplicaba a la política monetaria. El gobierno anunció un tipo de cambio fijo para dos meses e introdujo salvajes recortes de crédito en los préstamos bancarios pendientes. La regla de la paridad fija se renovó mediante sucesivos acuerdos entre el gobierno, los empresarios y los trabajadores. Estos acuerdos incluían 34 también pequeños aumentos a los salarios mínimos y a los de precios del sector privado. Durante 1988 se otorgó un aumento a los salarios mínimos de sólo 3 por ciento sobre el aumento general de enero. La cooperación del movimiento obrero fue asegurada mediante la regla de la paridad fija, que parecía dar garantías a los trabajadores contra la inflación inesperada, y mediante el compromiso del sector privado de mantener precios nominales (controlados). De este modo, las expectativas inflacionarias empezaron a cambiar como resultado de la nueva regla, reforzada por el muy difundido acuerdo entre el gobierno, los trabajadores y los empresarios. Los aumentos de precios se desaceleraron marcadamente con ayuda de reducciones adicionales en los aranceles y, más importante, por la eliminación de requisitos de permiso. El descenso de la inflación esperada permitió a las autoridades efectuar recortes masivos en el gasto público presupuestado sin afectar el gasto real. El resultado fue que por primera vez durante la administración de la Madrid, el gasto real quedó por debajo de lo presupuestado. El gasto en programas, por ejemplo, quedó 11.7 billones de pesos por debajo de la asignación revisada de 83.4 billones de pesos, y el RPSP se redujo al 11.7 por ciento del PIB, pese a que los pagos nominales y reales de intereses de la deuda interna fueron mayores que lo presupuestado. La desinflación monetariamente dirigida de 1988 brindó así a la política fiscal una oportunidad de recuperar credibilidad. Sin embargo, se trató en gran parte de un efecto momentáneo, ya que el presupuesto para 1989 no podía repetir 35 los mismos aumentos generosos que se habían presupuestado para 1988. Así, para 1989 el presupuesto sólo contenía un aumento del 16.6 por ciento en el gasto de programas, una reducción del 19.5 por ciento en pagos de intereses de deuda (interna y externa) y un aumento del 29.2 por ciento en impuestos. El RPSP programado era el 6.4 por ciento del PIB, lo que significaba que la política fiscal pronto volvería a ocupar el centro de la escena. El resultado de este presupuesto fue un aumento del 3.2 por ciento en el gasto y del 8.1 por ciento en impuestos, así como una reducción de intereses del 17.8 por ciento y un RPSP del 6.3 por ciento. En términos generales, fue un muy buen resultado. Sin embargo, el gobierno no pudo mantener una paridad fija, y ésta tuvo que depreciarse a partir del 1º de enero de 1989 en un peso diariamente, o en 16 por ciento anualmente. El potencial de la política monetaria no se ha agotado, pero la ausencia de la regla de la paridad fija impidió una reducción en las tasas de interés nominales. Después de las severas restricciones al crédito a principios de 1988, las autoridades monetarias relajaron un poco sus controles, y el crédito bancario al sector privado empezó a elevarse en términos reales. Esto dificultó más el papel regulador de la política monetaria. Ahora, si bien la instrumentación de la política monetaria sigue siendo preferible a corto plazo, cualquier cambio en las condiciones económicas o en las expectativas se reflejará en las tasas de interés. Para resumir la idea central de mi argumento: hubo un cambio de régimen en 1988 que obligó al gobierno a combatir la inflación incluso a costa de las reservas internacionales ganadas con tanto trabajo. Este cambio hizo que el 36 enfoque central de la política se apartara del balance externo y se dirigiera a la inflación, y asignó el papel principal a la política monetaria a corto plazo. También estableció un fuerte excedente presupuestario primario como objetivo intermedio en la política fiscal. Dada la insuficiente credibilidad de la política fiscal, las tasas de interés en pesos han permanecido altas en términos reales, dominadas por las expectativas en los mercados financieros. Actualmente, la credibilidad en el tipo de cambio, la austera política fiscal y las potenciales conmociones externas son los que determinan las expectativas. Estrategias macroeconómicas y riesgos de la nueva política Cuando hablamos del perfil de la política macroeconómica y sus posibles resultados de crecimiento e inflación, suponemos que el cambio en la política, que adoptó como máxima prioridad el combate a la inflación, seguirá siendo válido a mediano plazo. Esta parece una suposición acertada no sólo en vista de los anuncios de política del gobierno, sino también porque las expectativas internas evolucionan de una manera que hace políticamente peligroso para el gobierno cualquier alejamiento de la política establecida. Además, una tasa inflacionaria baja es condición indispensable para cualquier consolidación del nuevo modelo económico que prevé a la economía mexicana cada vez más abierta al comercio y a la inversión. Ahora se hablará de las otras razones que hacen necesaria una baja inflación según este modelo. 37 De acuerdo con el nuevo modelo, la paridad recupera su calidad de objetivo intermedio de la política monetaria. En la medida en que la tasa de inflación en México exceda a la de sus socios comerciales y la paridad nominal permanezca fija, el peso se apreciará en términos reales, ayudando a su vez a reducir las presiones inflacionarias. La apreciación real de la moneda tendrá dos efectos más: el balance de la cuenta corriente se deteriorará, y los rendimientos reales de los activos financieros en pesos, medidos en dólares, mostrarán una revaloración similar, aumentando la oportunidad de ingreso de capital. Así pues, en el nuevo régimen, la economía deberá sobrellevar una vez más, como en los años cincuenta y sesenta, un déficit en cuenta corriente y recuperar el acceso al capital extranjero. Como el crédito bancario voluntario no estará abierto a México durante los próximos años, el único capital con que se puede contar es la inversión extranjera directa (IED) y el capital mexicano repatriado. Ambos ingresos dependerán de que el gobierno muestre el compromiso inequívoco de mantener políticas abiertas de comercio e inversión y de integrar a México a la economía mundial. Un riesgo sumamente probable del nuevo programa económico es un deterioro en la cuenta corriente de la balanza de pagos. El cuadro 1.11 muestra el deterioro que tuvo lugar en 1988 y 1989. Esto ocurrió pese al bajo crecimiento económico de 1.1 por ciento en el PIB en 1988, el cual se recuperó a cerca del 3 por ciento en 1989, de tal modo que las predicciones de un déficit aún mayor en el futuro se relacionan con la recuperación permanente de la actividad económica, dado que una demanda interna más alta 38 favorecerá más importaciones y podría desalentar el crecimiento de las exportaciones. El cuadro 1.12 muestra el alza continua en las importaciones y cómo su crecimiento ha sobrepasado el crecimiento del PIB y de las exportaciones desde finales de 1987. Para considerar la posibilidad de que la paridad real (del peso con respecto al dólar estadounidense) ejerza una influencia independiente sobre el volumen del comercio exterior, hemos estimado una ecuación de importaciones y otra de exportaciones de manufacturas en el periodo de enero de 1986 a julio de 1989. En la ecuación de importaciones, la demanda interna, representada en niveles del PIB (Y), y la paridad real (TC) explican las variaciones en las importaciones totales. Las importaciones totales son valores mensuales deflactados por el índice de precios de importación del Banco de México, en tanto que la paridad real se mide por la razón entre el índice de precios al consumidor de Estados Unidos y el de México, multiplicada por la razón entre la paridad nominal y la paridad del periodo base. Dada la lenta respuesta del volumen del comercio a los cambios en la paridad real, hemos incluido en la ecuación los valores de la paridad en curso y los de uno, dos y tres meses antes. Todos los valores se expresan en logaritmos naturales (L). Los resultados de esta estimación son los siguientes (los valores "t" figuran entre paréntesis): 39 LM=10.26**+1.04LY**-1.04LTC**+0.39LTCt-1 -1.01LTCt-2*+0.8LTCt-3 (5.8) (3.6) R = .94 (3.4) (0.9) F = 117.6 (-2-2) (0.3) D.W. = 1.57 * significativo al nivel de confianza de 95 por ciento; ** a 99 por ciento CUADRO 1.11 Cuenta corriente y balanzas comerciales 1986-1989 (millones de dólares estadounidenses) Promedio Cuenta mensual corriente Exportaciones de bienes Petroleras Cuenta corriente excluyendo petróleo Importaciones de bienes No petroleras Bienes Bienes Bienes de de intermedios capital consumo 1986 -139.4 525.6 810.3 70.5 636.0 246.2 -665.0 1987 330.5 719.2 1002.2 64.0 735.4 219.2 -388.7 1988 -241.8 559.1 1162.4 160.1 1079.2 335.9 800.8 1989 -333.7 647.8 1274.1 260.3 1252.4 350.9 Ene. 612.9 1154.3 187.1 1663.0 325.5 Feb. 560.7 1167.6 212.8 1155.4 330.5 Mar. 679.6 1300.4 260.9 1239.3 319.8 Abr. 692.5 1242.6 258.1 1285.5 381.2 May. 681.6 1340.7 300.0 1309.8 347.7 Jun. 659.3 1438.9 343.0 1361.6 400.8 -2655.3a -3233.3a __________________________________________________________________ a Total de cada trimestre. Fuente: Banco de México, Indicadores económicos, octubre de 1989. 40 Como cabría esperar en teoría económica, el crecimiento del PIB (Y) eleva las importaciones, en este caso, por un factor de multiplicación de 1.04. Existe una relación negativa entre la paridad real y las importaciones, especialmente con el valor en curso de TC, así como con su valor con retraso de dos meses, que denota una respuesta de importaciones relativamente rápida o incluso anticipación del mercado respecto a la paridad y la consiguiente decisión de hacer pedidos de importación. Resulta bastante claro que las importaciones descienden con la depreciación del peso y ascienden con su apreciación. No obstante, la mayor determinante del crecimiento de las importaciones parece ser el crecimiento del PIB. Aunque el crecimiento de las importaciones en el periodo analizado también debe atribuirse al hecho de que la liberalización del comercio ocurrió en varias etapas, los efectos de dicha liberalización ya estaban presentes en 1986. Aun cuando la liberalización del comercio se aceleró en diciembre de 1987 en apoyo al programa antinflacionario, su efecto sobre el volumen del comercio básicamente es de naturaleza momentánea. Las exportaciones de productos manufacturados se expresan en valores de dólares en curso, deflactados por el índice de precios de exportaciones no petroleras del Banco de México. La paridad real es la misma que se estimó en la ecuación de importaciones (así, el signo de su coeficiente debe ser positivo en la ecuación de exportaciones), y el PIB de Estados Unidos (USY) se aproxima a la demanda externa en términos constantes. En esta ecuación tuvimos que incluir una variable binaria (D) para distinguir el periodo comprendido entre enero de 41 1986 y julio de 1987, en el cual las condiciones económicas internas empezaron a cambiar y la economía se volvió menos capaz de generar excedentes corrientes debido al rápido crecimiento interno y a una paridad más fuerte del peso. Así, durante ese periodo, la política económica se encaminó a responder, mediante una paridad en rápida depreciación, a los disminuidos ingresos por exportación que siguieron a la caída de los precios del petróleo. Después de julio de 1987, no obstante, el efecto de los precios del petróleo ya se había transmitido a la economía, se habían acumulado reservas internacionales, y la demanda interna empezó a elevarse, acompañada del fortalecimiento de la paridad del peso. El coeficiente de las variables binarias de la ecuación que aparece abajo representa así la diferencia entre los coeficientes de dos ecuaciones que corresponden a dos grupos de observaciones: las que llegan hasta julio de 1987 y las que van de agosto de 1987 en adelante. El hecho de que los coeficientes binarios sean significativos quiere decir que la diferencia del desempeño de las exportaciones entre los dos periodos es significativa. La ecuación de exportaciones contiene, además del USY y el TC, una variable que denota el nivel de uso de la capacidad industrial (CU); éste se determina como la razón entre el nivel actual del índice de producción industrial y el nivel de julio de 1985, que es un periodo base en el que la producción industrial alcanzó un punto máximo. Si las exportaciones de manufacturas quedaran limitadas por una insuficiente capacidad industrial interna, el CU tendría un signo negativo en la ecuación. 42 Los resultados de este estimado son los siguientes (los valores "t" figuran entre paréntesis): (2) LXN =-44.4** + 5.78LUSY**+1.68LCU* + 1.98LTC* + 1.01LTCt-3* + (-5.5) (3.2) (2.5) (2.5) (1.7) +44.OD** - 4.49DLUSY* - 1.31DLCU* - 2.30DLTC** - 0.86DLTCt-3* (4.0) (-1.9) R = 0.84 F = 16.9 (-1.4) (-2.7) (-1.3) D.W. = 1.50 * significativo al nivel de confianza de 95 por ciento; ** a 99 por ciento. Esta ecuación explica satisfactoriamente los cambios en el nivel de exportación de manufacturas durante un periodo en que los cambios en la política y la actividad económica fueron bastante significativos. El coeficiente del CU (aunque menos significativo que los de las otras dos variables) es positivo en la ecuación y por consiguiente indica que no existía limitación alguna en la capacidad industrial durante el periodo, pero en el caso de la variable binaria DLCU, el coeficiente indica que existía una diferencia significativa entre la limitación representada por la capacidad industrial existente y la del segundo grupo de observaciones. De agosto de 1987 en adelante, el mayor uso de la capacidad interna ya no está asociado con el crecimiento de las exportaciones. La misma diferencia se aplica al coeficiente de la variable que denota la demanda externa (USY) y su variable binaria (DUSY), lo que indica una reducción significativa, en el segundo periodo, en la respuesta de las exportaciones 43 mexicanas a los aumentos de la demanda externa. Esto significa que, de agosto de 1987 en adelante, el aumento en la exportación de manufacturas mexicanas sólo fue 1.29 veces mayor que el aumento del PIB de Estados Unidos, en tanto que en el primer periodo había sido 5.78 veces mayor. La diferencia es tan significativa que no deja duda de que estamos observando dos curvas de exportación distintas. Esto se confirma aún más dado que las variables binarias de la paridad en curso (DTC) y de la paridad con tres meses de retraso (DTCt-3) son significativas. Las ecuaciones de los dos grupos de observaciones pueden obtenerse sustrayendo los valores de los coeficientes binarios de los valores del grupo de referencia. Dichas ecuaciones son las siguientes: (3) Exportaciones del primer periodo, de enero de 1986 a julio de 1987: X1=-44.4 + 5.78LUSY + 1.68LCU + 1.98LTC + 1.01LTCt-3 (4) Exportaciones del segundo periodo, de agosto de 1987 a julio de 1989: X2=-0.4 + 1.29LUSY + 0.37LCU - 0.32LTC + 0.15LTCt-3 La diferencia establecida indica que, durante el primer periodo, las exportaciones de manufacturas estaban apoyadas por el crecimiento de la demanda externa, un mayor uso de la capacidad industrial interna (que era muy bajo a principios de 1986), y la depreciación de la paridad real del peso. 44 Durante el segundo periodo, las exportaciones seguían apoyadas por la demanda externa, pero aumentaron a un ritmo mucho más lento en proporción al aumento de la demanda; no estuvieron apoyadas por el mayor uso de la capacidad industrial, y sólo en pequeña medida estuvieron apoyadas por la paridad. Queda bastante claro que el crecimiento de las exportaciones durante el segundo periodo se desaceleró significativamente. De hecho, el crecimiento de las exportaciones durante el primer periodo de 18 meses fue del 65.7 por ciento en dólares en curso (2.4 por ciento mensual en términos constantes), mientras que en el segundo periodo de 24 meses fue del 30.1 por ciento en dólares (0.6 por ciento mensual en términos constantes). Los cambios en la producción y en la cuenta corriente de los años recientes se pueden observar en el cuadro 1.12. La apreciación real de la moneda también afecta el ingreso y la demanda nacionales mediante los términos de intercambio. Y aquí el aumento del gasto interno, más rápido que el de la producción durante 1988 y 1989, otorga mayor apoyo a la tesis de que en México la desinflación de precios está asociada con una recuperación de los niveles de demanda debido a una paridad más fuerte. Actividad económica interna Es probable que la producción aumente, con cierto retraso, a medida que se recuperan los inventarios agotados por la demanda. Pero la producción no se 45 recuperará de igual manera en los distintos sectores dadas sus diversas situaciones. El desempeño variable de las industrias en los seis últimos años indica que sus niveles de capacidad excedente difieren. Muchas empresas que se desempeñaban mal, no invirtieron al ritmo necesario para renovar el equipo gastado o para mantener el paso del cambio tecnológico. Con una paridad fuerte y aranceles razonables, las importaciones sustituirán la producción interna en algunas industrias que tienen dificultades para satisfacer la demanda por capacidad insuficiente o por falta de competitividad en precio y calidad. Al mismo tiempo, las exportaciones deben seguir creciendo en las industrias que han demostrado su capacidad de penetrar en los mercados extranjeros. El patrón del comercio cambiará y los bienes de consumo registrarán temporalmente su crecimiento más alto, hasta que la demanda interna encuentre su nuevo nivel y el proceso de selección entre bienes nacionales e importados se complete para el mercado en su totalidad. A partir de ese momento, los niveles de importaciones pueden estabilizarse un poco, pero la nueva mezcla en la canasta de consumo típica y en el vector de la demanda intermedia será distinta de la actual. Esto entrañaría un proceso de sustitución de importaciones negativo, lo inverso de lo que observamos durante los años cuarenta y cincuenta, pero no representará en sí mismo ninguna debilidad del nuevo modelo de crecimiento; sólo reflejará la redistribución del gasto entre importaciones y bienes producidos internamente bajo una paridad y un régimen de comercio nuevos. 46 CUADRO 1.12 Producción, demanda y cuenta corriente por trimestre 1986-1989 (1985=100) _________________________________________________________________________________________________ Indicador 1987 1986 1 2 3 4 1 2 3 1988 4 1 2 1989 3 4 1 2 _________________________________________________________________________________________________ Indice de volumen PIB 97.3 98.1 93.6 98.6 96.4 97.8 97.8 104.8 99.2 98.9 98.6 Importaciones de bienes 86.6 91.1 80.5 80.7 74.0 84.5 94.8 99.5 106.0 127.8 142.1 148.3 137.9 157.0 115.8 134.3 133.6 170.3 162.1 187.2 180.2 195.0 181.7 205.4 206.5 199.4 192.7 220.3 Gasto interno 92.7 106.4 104.2 115.8 115.2 115.7 112.1 117.8 123.3 118.1 112.9 115.8 119.8 121.1 Cuenta corriente (miles de millones de U.S.$ presentes) -0.5 -0.9 0.7 0.4 1.4 1.4 0.5 0.6 -0.3 -1.5 -1.8 -0.8 -0.8 -1.2 Cuenta corriente no de petróleo (miles de millones de U.S.$ presentes) -2.1 -2.2 -2.2 -1.3 -0.6 -0.8 -1.0 -1.4 -1.1 -2.1 -3.1 -3.3 -2.7 -3.2 Exportaciones de manufacturas 105.3 1,101. 1,102.7 ____________________________________ Fuente: Banco de México, Indicadores económicos, octubre de 1989, y nuestro propio estimado sobre importaciones y exportaciones de precio constante. 47 Debido a que carecemos de herramientas analíticas y empíricas para medir los efectos finales sobre el comercio y la actividad económica, es imposible predecir el efecto que tendrán estos cambios sobre el índice del empleo industrial. La implicación es que toda predicción sobre el empleo debe considerarse con suspicacia, lo mismo que en el caso de las predicciones sobre importaciones, y deberán abandonarse, por tanto, los planes macroeconómicos basados en niveles de empleo. La reciente experiencia estadounidense de rápido crecimiento del empleo durante la recuperación, principalmente en los servicios, contrasta con la de Europa Occidental, donde el desempleo ha permanecido alto pese a una recuperación más ligera. Debe esperarse a corto plazo cierto aumento del desempleo, motivado por la reestructuración de muchas industrias en respuesta al nuevo régimen comercial. Es posible, dada la fuerza de la economía en el sector de servicios, que cierta recuperación inicial atraiga trabajadores a los servicios, donde es probable que la productividad promedio sea más baja que en el sector industrial. Esto correspondería a la deteriorada formación educativa de la fuerza de trabajo, consecuencia de una reducción del 22 por ciento en el gasto público real por estudiante entre 1980 y 1988. El gobierno mexicano haría bien en revisar sus leyes laborales para facilitar el crecimiento de los servicios, sobre todo en las empresas pequeñas, a las que puede atribuirse gran parte del aumento del empleo en estos sectores. Además, el gobierno debería pensar en planes de adiestramiento para trabajadores jóvenes en las actividades industriales, pues esto remediaría algunos efectos negativos de la deficiente calidad de la educación. 48 Los planes de medios tiempos y empleos compartidos, especialmente en los servicios, serían una manera de aumentar el empleo. Una política comercial abierta requerirá una oferta de trabajadores bien adiestrados para aquellas industrias que participan con éxito en la economía global. Como estas industrias están ubicadas en regiones específicas, una política de empleo exitosa requeriría un respaldo financiero especial para escuelas técnicas en zonas de crecimiento identificadas. Crecimiento potencial El cuadro 1.13 muestra el pobre desempeño del PIB y la inversión fija bruta durante los seis últimos años, así como la recuperación observada en 1989. Dado este desempeño, dudo que el crecimiento pueda mantenerse con índices altos en el mediano plazo (1990-1992), a menos que haya suficientes recursos externos disponibles para México. Aun así, ignoramos la fuerza probable de la recuperación en la demanda interna, surgida de las nuevas oportunidades creadas por las reformas económicas y la mayor interacción que se espera entre México y la economía mundial. Un fuerte aumento de la demanda podría hacer que el crecimiento excediera todo índice moderado en la gama del 4 por ciento estimada por el gobierno. Pero dudo que pudieran sostenerse índices a largo plazo superiores al 5 por ciento sin producir inflación o altos déficits externos, suponiendo que los precios del petróleo se recuperen sólo gradualmente en el transcurso de la década. 49 CUADRO 1.13 Índices de crecimiento anual del PIB y la inversión, 1980-1989 (porcentajes) __________________________________________________________________ Periodo PIB Inversión fija bruta __________________________________________________________________ 1950s 6.1 12.8 1960s 7.2 16.4 1970s 6.5 10.0 1980-1982 5.5 4.1 1983-1988 0.1 -2.6 1989 2.9a 8.0a __________________________________________________________________ a Hasta el tercer trimestre Fuente: Banco de México, informes diversos. Veo dos limitaciones principales para alcanzar un mayor crecimiento. Una es la insuficiente infraestructura, que tardará años en recuperar un estado similar al que tenía antes de la crisis de la deuda. De hecho, el país necesitará una expansión constante de dicha infraestructura, lo que requiere altos índices de inversión que serán difíciles de lograr. Y aun si las inversiones en esta área fuesen sustanciales, el retraso para generar el crecimiento de la producción sería considerable. La segunda limitación es la calidad de la futura fuerza de trabajo, que estará menos instruida y habrá padecido desnutrición en la infancia a causa del descenso en los salarios reales. Quienes se integren a la fuerza de trabajo en 1998 habrán nacido en 1980 y se habrán criado durante los años de crisis. Será difícil 50 incorporar esta mano de obra a las industrias globales de rápido crecimiento y, por tanto, el potencial de producción se inhibirá. Las proyecciones de crecimiento de la población y de la fuerza de trabajo hechas por Moreno y Núñez (1986) indican el crecimiento que se esboza en el cuadro 1.14. Es muy probable que el número de empleos creados sea insuficiente para satisfacer la nueva demanda de empleo, incluso suponiendo altos índices de crecimiento económico. También es probable que la política del gobierno pueda contrarrestar sólo parcialmente los niveles resultantes de desempleo y subempleo. Al parecer, pues, México seguirá siendo exportador de mano de obra durante muchos años por venir, y el nuevo empleo tenderá hacia los servicios de baja productividad. 51 CUADRO 1.14 Crecimiento de la población y de la fuerza de trabajo (millones de habitantes) __________________________________________________________________ Nueva demanda de Población en empleo sobre Año Población edad de trabajar periodo anterior __________________________________________________________________ 1980 69.6 27.7 1990 84.5 38.3 11.6 1995 92.2 45.5 7.2 2000 100.1 52.2 6.7 2010 114.5 62.5 10.3 __________________________________________________________________ Fuente: Lorenzo Moreno y Leopoldo Núñez, México: Proyecciones de población urbana y rural 1980-2000, Academia Mexicana de Investigación en Demografía Médica, México, 1986. Reimpreso con autorización. El potencial del comercio México-E.U. El cuadro 1.15 muestra la participación de México en las importaciones y exportaciones estadounidenses, y el cuadro 1.16 presenta el valor del comercio mexicano-estadounidense en cuatro años que rompieron marcas, según las estadísticas comerciales estadounidenses. Las importaciones de México aumentaron 19.5 veces en valores nominales entre 1960 y 1987, en tanto que sus exportaciones se elevaron con mucha más rapidez: 45.6 veces. Sin contar las categorías arancelarias de la 2 a la 4, en las que está incluido el petróleo, las exportaciones mexicanas sólo aumentaron 37.3 veces, lo que aun así constituye un índice mayor que el registrado por las exportaciones estadounidenses a México. 52 El diferencial entre los índices de crecimiento de importaciones y exportaciones no fue tan grande en los 15 años anteriores a 1975. Después de esa fecha, las exportaciones estadounidenses crecieron 178 por ciento, mientras que las exportaciones mexicanas dieron un salto de 463 por ciento. Si se eliminan las categorías 2 a 4, el salto habría sido de 441 por ciento. Como porcentaje del comercio estadounidense total, la participación mexicana creció en 1987 a 5 por ciento de las importaciones totales y a 5.7 por ciento de las exportaciones totales, como se muestra en el cuadro 1.15. CUADRO 1.15 Participación de México en el comercio estadounidense de importaciones y exportaciones, 1960-1987 (porcentajes) __________________________________________________________________ Participación 1960 1975 1983 1987 __________________________________________________________________ Participación en importaciones 1.9 3.4 6.6 5.0 Participación en exportaciones 2.6 4.7 4.5 5.7 __________________________________________________________________ Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, informes diversos 53 CUADRO 1.16 Comercio bilateral entre México y loe Estados Unidos: 1960, 1975, 1983, 1987 (millones de dólares estadounidenses) _________________________________________________________________________________________________ 1975 1983 1987 Porcentaje del comercio total SITC Descripción 1960 Secc. Imp. Exp. Imp. Exp. Imp. Exp. Imp. Exp. 1960 1975 1983 1987 _________________________________________________________________________________________________ 0,1 Alimentos y bebidas 35 245 513 893 1,425 1,652 673 2,343 24.0 16.2 12.1 13.7 2-4 Materias primas animales, vegetales y minerales 32 12 578 617 1,143 8,827 1,642 4,137 3.8 13.8 39.0 44.2 5 Sustancias químicas 103 9 503 92 1,068 352 1,439 507 9.6 6.9 5.6 6.3 6 Bienes manufacturados (textiles, madera, corcho, papel, minerales, metales) 152 153 521 435 910 1,183 1,509 2,007 26.1 11.0 8.2 9.3 Maquinaria y equipo de transporte 347 1 2,430 1,005 3,516 3,574 6,928 8,727 29.8 39.7 27.8 18.2 8 Misceláneos 53 25 329 393 575 760 1,292 1,777 6.7 8.3 5.2 5.9 9 No clasificados nd nd 186 163 118 428 562 773 nd 4.0 2.1 2.4 Total 722 445 5,060 3,598 8,758 16,776 14,058 20,271 100.0 100.0 100.0 100.0 7 Nota: Las importaciones son a México de Estados Unidos y las exportaciones son las de México destinadas a Estados Unidos. Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, U.S. General Imports, World Area by Commodity Grouping, y U.S. Exports, World Area by Commodity Grouping, 1970-1987. 55 El bajo crecimiento de las exportaciones estadounidenses en el periodo comprendido entre 1975 a 1983, del 7.1 por ciento anual, puede atribuirse al colapso de la economía mexicana en 1982. Durante el siguiente periodo, de 1983 a 1987, el crecimiento de las exportaciones estadounidenses se elevó a un ritmo anual de 12.6 por ciento, que también se explica por la recesión de 1983. El crecimiento de las exportaciones mexicanas muestra una disparidad semejante: 21.2 por ciento anual en el periodo de 1975 a 1983, y 4.8 por ciento de 1983 a 1987, lo que se explica por los debilitados precios del petróleo desde 1985. Otra explicación para los cambios en las tasas relativas de crecimiento del comercio es la cambiante composición del comercio, como lo indica el cuadro 1.16. Hasta 1960, el grueso de las exportaciones mexicanas consistía en alimentos y manufacturas ligeras de la sección 6 de la Standard International Trade Classification (SITC), clasificadas por el material principal utilizado en su producción, a diferencia de la maquinaria y otras manufacturas. En 1987, en cambio, las categorías importantes fueron materias primas (petróleo) y maquinaria. Para las exportaciones mexicanas, el crecimiento real más alto antes de 1983 se dio en materias primas, pero después de 1983 fue en maquinaria y otras manufacturas. Dentro de las exportaciones estadounidenses a México, la maquinaria siempre ha sido la categoría más importante. Antes de 1983, el crecimiento más alto se dió en las sustancias químicas, y después de ese año, en otras manufacturas y la maquinaria. Esto significa que el núcleo de crecimiento del comercio mexicanoestadounidense radica actualmente en los bienes manufacturados, precisamente en las categorías de maquinaria y otras manufacturas, en que la internacionalización de la producción ha sido la más fuerte en el curso de las últimas décadas. Las exportaciones de maquinaria en 1987 representaron el 43 por ciento de las exportaciones mexicanas a Estados Unidos y el 49.3 por ciento de las exportaciones estadounidenses a México. Estas cifras contrastan con una participación nula de las exportaciones mexicanas en 1960 y de un 28 por ciento en 1975. En el periodo más reciente, de 1983 a 1987, cuando México atravesó por un severo ajuste económico, las exportaciones estadounidenses a este país ascendieron 53.9 por ciento en términos reales (11.4 por ciento anualmente), mientras que las exportaciones mexicanas tan sólo crecieron 4 por ciento anualmente, si bien algunas industrias rebasaron este índice. En las exportaciones estadounidenses a México, el renglón de otras manufacturas ascendió 21.1 por ciento anualmente en términos reales, seguido del de maquinaria, 17.2 por ciento más alto. En las exportaciones mexicanas a Estados Unidos, el renglón de maquinaria ascendió 24 por ciento anualmente, seguido del de otras manufacturas, 22.7 más alto. Un análisis más desgregado del comercio muestra que las secciones 7 y 8 de la SITC registran el mayor aumento de actividad. En la sección 7, el mayor crecimiento de las exportaciones mexicanas es el de vehículos de caminos y 1 componentes (56.7 por ciento anual), como se muestra en el cuadro 1.17. La maquinaria industrial, el equipo de procesamiento de datos para oficina y la maquinaria metalúrgica también registraron un crecimiento alto. La industria automotriz, la maquinaria eléctrica, las telecomunicaciones y la maquinaria generadora de electricidad son las mayores categorías de exportaciones mexicanas a Estados Unidos, correspondientes a la sección 7, por un total de 7,700 millones de dólares. CUADRO 1.17 Comercio México-E.U. en maquinaria y equipo (Sección 7 de la SITC) __________________________________________________________________ Crecimiento real 1987 (millones 1983-1987 de U.S.$) (por ciento) Partida Descripción Exp. Imp. Exp. Imp. __________________________________________________________________ 71 Maquinaria generadora de electricidad 1213.7 621.1 99.7 72.6 72 Maquinaria especializada 64.0 478.0 -20.8 62.4 73 Maquinaria metalúrgica 6.7 176.1 150.0 80.5 74 Maquinaria industrial 425.4 767.7 381.4 82.6 75 Maquinaria de oficina y procesamiento de datos 489.1 506.0 166.4 113.1 76 Equipo de telecomunicaciones 1774.1 642.4 59.8 72.0 77 Maquinaria eléctrica 2816.8 2180.6 123.3 111.4 78 Vehículos de caminos 1938.3 1359.6 502.8 137.3 79 Equipo de transporte 29.0 197.0 -5.9 -29.6 __________________________________________________________________ Nota: Las importaciones son a México de Estados Unidos y las exportaciones son de México destinadas a Estados Unidos. Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, FT 455 y FT 155, Exports and Imports by Country and Commodity. 2 Las exportaciones estadounidenses a México registraron los índices más altos de crecimiento en vehículos de caminos, equipo de procesamiento de datos para oficina y maquinaria eléctrica, como indica el cuadro 1.17. Dicho comercio intraindustrial, es decir, dentro de las mismas secciones de la SITC, indica que México se está especializando en ciertas clases de equipo, y esta especialización le permite corridas más largas de producción y mayores exportaciones, aunque al mismo tiempo se ve obligado a importar otras clases de equipo. En la sección 8 de la SITC, el mayor crecimiento de las exportaciones mexicanas se dió en mobiliario (33 por ciento anual), seguido del equipo profesional y científico (28.9 por ciento), aunque los montos de estas exportaciones, en términos comparativos, son menores que los de maquinaria (véase el cuadro 1.18). Este breve análisis del crecimiento y la composición del comercio mexicano-estadounidense y de los sectores de crecimiento más dinámico, especialmente en las exportaciones mexicanas, subraya el hecho de que la mayor parte de la expansión del comercio bilateral se relaciona con las industrias que participan en el proceso de internacionalización de la producción. Así pues, el comercio ha estado ligado a la operación de corporaciones multinacionales y a la especialización industrial. 3 CUADRO 1.18 Comercio México-E.U. en otras manufacturas (Sección 8 de la SITC) __________________________________________________________________ Crecimiento real 1987 (millones 1983-1987 de U.S.$) (por ciento) Partida Descripción Exp. Imp. Exp. Imp. __________________________________________________________________ 81 Accesorios de plomería 63.2 27.0 92.0 385.4 82 Mobiliario 309.1 90.2 213.3 143.2 83 Productos personales 27.8 5.4 53.4 83.7 84 Ropa 433.3 213.6 122.8 71.8 85 Calzado 104.6 6.7 74.8 299.4 87 Instrumentos científicos 280.7 396.7 176.4 146.8 88 Productos ópticos 45.1 60.4 34.3 40.3 89 Misceláneos 513.7 491.7 109.1 118.7 __________________________________________________________________ Nota: Las importaciones son a México de Estados Unidos y las exportaciones son de México a Estados Unidos. Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, FT 455 y FT 155, Exports and Imports by Country and Commodity. El comercio ha seguido a la inversión extranjera directa, y la apertura de la economía a los flujos de comercio debe llevar a los productores a especializarse y aumentar sus exportaciones. Aunque el concepto de que el comercio y la inversión están relacionados no es nuevo en la literatura económica, sus implicaciones en el terreno de la política pública no se han entendido de manera suficiente. Muchos países liberalizan el comercio, pero no hacen lo mismo con la inversión y, mientras tanto, siguen teniendo política independientes para el comercio y el desarrollo industrial. 4 En este punto es pertinente un breve comentario sobre la reglamentación mexicana sobre la inversión extranjera directa. La Ley de Inversión Extranjera de 1972 prohibía una participación extranjera mayor del 49 por ciento en la propiedad de cualquier compañía mexicana, y restringía totalmente la propiedad de muchas industrias, entre ellas la petroquímica básica, reservada exclusivamente al Estado. La ley también disponía la propiedad exclusivamente mexicana en otras actividades como el transporte por caminos y la radiodifusión, así como un mínimo del 60 por ciento de participación mexicana en algunas otras, como la fabricación de partes automotrices. Esta ley se aplicaba desde 1973 con gran discreción por parte del gobierno, ya que contenía muchos subterfugios conceptuales y se prestaba a distintas interpretaciones, según las circunstancias. El resultado es que ofrecía un marco legal deficiente para promover la inversión extranjera en México, y su aplicación coincidió con la peor crisis económica del periodo de la posguerra. Ambos factores ahuyentaron a los inversionistas extranjeros. En 1989, bajo el nuevo gobierno del presidente Carlos Salinas, se emitió por primera vez un reglamento para la interpretación de esta ley, en sustitución de las disposiciones que anteriormente aclaraban algunos de sus aspectos. El nuevo reglamento permite la propiedad extranjera completa en las actividades que no están explícitamente restringidas ni en la Constitución ni en las leyes secundarias. Sin embargo, los reglamentos siguen siendo restrictivos en la medida en que 5 imponen requisitos adicionales a las inversiones que ahora están exentas del máximo estipulado de 49 por ciento de participación extranjera. Por ejemplo, tales inversiones no deben exceder de 100 millones de dólares, deben localizarse fuera de las tres mayores ciudades y producir un superávit comercial durante los tres primeros años de operación. Para quienes conocen bien a México y su sistema legal, el reglamento es sin duda un mensaje del gobierno a los inversionistas extranjeros de que se estaba dando mayor flexibilidad a la ley de 1972. Sin embargo, la flexibilidad legal no es algo susceptible de calmar los temores del inversionista extranjero respecto a posibles acciones del gobierno que pudieran alterar el clima empresarial. Algunos sectores industriales reservados al estado mexicano, como la electricidad, los ferrocarriles y la petroquímica, necesitarán una inversión masiva que el sector público no será capaz de financiar, y una componenda del marco legal será una forma de ocultar la apertura de esos sectores al capital privado. Por ejemplo, en vez de permitir la entrada de capital extranjero a esas industrias, se elaboró un complicado sistema de fideicomisos y participación en acciones sin derecho a voto para los inversionistas extranjeros. En última instancia, los méritos del nuevo marco legal habrán de verse en el monto de la inversión extranjera que afluya al país. Se necesita mayor investigación acerca del comercio bilateral México-E.U. y los efectos de las políticas de comercio e inversión sobre el crecimiento de los diversos sectores. Idealmente, esta investigación debería orientar el diseño de la 6 política. Otro campo que requiere más investigación es el del potencial de complementariedad industrial o integración de los procesos productivos entre las industrias mexicanas y estadounidenses, teniendo en mente que, en los próximos años, buena parte del aparato industrial mexicano moderno dependerá de los mercados de Estados Unidos, mientras que muchas empresas estadounidenses probablemente estarán dedicadas a operaciones manufactureras en México. 7 Perfil económico en los noventa: Estados Unidos Clark W. Reynolds Las actuales perspectivas de la economía estadounidense son mixtas. Las predicciones recientes varían desde un crecimiento lento, en el mejor de los casos (2 a 3 por ciento al año), hasta una recesión, en el peor. Una economía interna debilitada bien pudiera contribuir a un colapso de los mercados de valores, cierta reversión en el préstamo externo y el inicio de un estancamiento con inflación. Sea cual fuere el desenlace, el país debe lidiar al fin con su mezcla de déficit fiscal y desequilibrio externo, atravesando simultáneamente por una restructuración económica y una rehabilitación social importantes. Se trata de una época difícil para abordar la relación industrial mexicano-estadounidense. La década de 1980, iniciada con un enérgico ajuste a las sacudidas petroleras de los setenta, presenció una recuperación y un crecimiento estable de la demanda, que aventajó la respuesta algo más lenta de la oferta, financiada por un aumentado flujo de ahorros extranjeros. La economía más grande del mundo se encontró cada vez más internacionalizada a medida que los consumidores cambiaban sus preferencias de los bienes nacionales a los de importación, los mercados financieros se hacían globales y la inversión dependía cada vez más de los ingresos de capital del exterior. Quienes predijeron que el nivel de vida en Estados Unidos descendería en la década de los ochenta como consecuencia de 8 las fuerzas competitivas de un mayor intercambio internacional, se sorprendieron al descubrir una economía tan adaptable. Algunos creían que ante un cambio más radical en los mercados globales de bienes e insumos, Estados Unidos sufriría una reducción en el margen de competitividad de su mano de obra y capital. Existía la preocupación de que los salarios e ingresos internos, altos para los patrones mundiales, serían presa de la invasión de la competencia extranjera, y que los ingresos en dólares, en términos de poder adquisitivo global, podrían descender. En lugar de eso, al subir las tasas de interés en Estados Unidos afluyeron ahorros de un mercado financiero internacional cada vez más integrado, haciendo subir (no bajar) el valor del dólar. El servicio de la deuda y la fuga de capital de México y otros países en desarrollo contribuyeron al influjo de ahorros. Después de una breve recesión a principios de los ochenta, Estados Unidos pasó por su periodo más largo de crecimiento sostenido desde la posguerra. El auge fue impulsado por mayores gastos en defensa, la demanda del consumidor y un déficit fiscal sin precedente causado por los neokeynesianos recortes de impuestos de Reagan. La creciente brecha entre la oferta y la demanda internas estuvo sostenida por mayores importaciones, mientras que el déficit en cuenta corriente se cubría con préstamos del exterior. Por otra parte, los consumidores estadounidenses codiciaban cada vez más las atractivas mercancías extranjeras. Por desgracia, el crecimiento de los ochenta no estuvo acompañado de nuevas inversiones de importancia en planta y equipo. Pese al enorme recorte de 9 impuestos a principios de la década, los ahorros distintos de los destinados a comprar bienes de consumo duradero no respondieron, y los inesperados ingresos se emplearon para alimentar un auge en el consumo. El mismo sistema financiero contribuyó a la agitación del mercado de valores a corto plazo, ya que los bonos de mala calidad tentaban a los ejecutivos de cuenta con altos rendimientos que exigían cada vez más atención al aumento máximo posible del flujo de efectivo, a costa de la planeación y la inversión a largo plazo. Las empresas que sí intentaron acumular valor neto para respaldar una expansión a largo plazo enfrentaron la amenaza de cambiar de manos; los intrusos tentaban a los accionistas con ganancias inmediatas de capital, a costa del crecimiento futuro. Como resultado de la falta de inversión, el crecimiento de la productividad se retrasó, la infraestructura se deterioró en las grandes regiones urbanas y los caminos, puentes e instalaciones portuarias dejaron de recibir mantenimiento, mientras que los aeropuertos dejaban de expandirse y la capacidad de generación de electricidad se estancaba. Pese al aparente auge económico en comparación con la década anterior, muchas familias y empresas experimentaban ya un descenso en sus niveles de vida en grandes regiones de Estados Unidos, que abarcaban mucho más allá de las problemáticas ciudades del interior. Había considerables descensos en los salarios reales, sobre todo en el extremo inferior del mercado de trabajo, donde se concentraba la mayor parte del crecimiento del empleo; los ingresos reales decaían para las familias de un solo padre, que representaban una parte cada vez mayor de la población, y las industrias clave apenas recuperaban la inversión, cuando no operaban con pérdidas. 10 Actualmente, la suerte está echada. La economía estadounidense enfrenta un reto estructural de grandes proporciones. Su planta productiva debe ajustarse a todos niveles para competir en un mercado cada vez más global. El constreñimiento fiscal de Gramm-Rudman y una administración que se opone firmemente al aumento de impuestos ponen en duda la capacidad del país para elevar el nivel de la educación y la habilidad de la mano de obra para lidiar con los retos de competidores más adiestrados en el exterior. Grandes grupos sociales están abandonando sus carreras profesionales y algunos de sus miembros más ambiciosos caen víctimas de la atracción del dinero fácil, el poder y el prestigio de la calle, a través del crimen y el tráfico de drogas, puestos frente a la lúgubre alternativa del mal pagado empleo en el área de servicios. La economía, la sociedad y el estorboso régimen fiscal están en desequilibrio. El gran déficit externo sería menos oneroso si los préstamos del exterior se estuvieran destinando a aumentar la inversión real en capital físico y humano, infraestructura, investigación y desarrollo, a fin de reducir estos desequilibrios estructurales. En algunos casos las empresas extranjeras están instalando plantas y aumentando la productividad de la industria estadounidense existente mediante mayor participación en la propiedad. Pero la mayor parte del capital extranjero sencillamente está comprando activos internos o financiando el déficit fiscal en lugar de contribuir al crecimiento futuro de la economía y su capacidad final para retribuir. 11 Esta falta de inversión productiva podría explicarse, o quizá justificarse, si la economía estadounidense fuera verdaderamente senil, sin campo alguno para la innovación y el crecimiento. De hecho, no obstante, Estados Unidos nunca antes ha gozado de mayor potencial productivo, especialmente para la competencia en el ámbito del mercado internacional. Ya ha habido importantes logros gracias a la aplicación de técnicas que hacen uso de nuevas tecnologías de la información para la creación de redes de producción, control de inventarios, distribución, comercialización y administración. Los retos que impone la competencia internacional conducen a una creciente flexibilidad de la empresa estadounidense. Mientras que algunos segmentos de la industria de Estados Unidos descienden, otros van en aumento, en un proceso simbiótico descrito por Joseph Schumpeter como "destrucción creativa". La creación de redes de capital extranjero, el acometimiento de empresas, la mano de obra y la producción en todas sus etapas son elementos clave para el desarrollo del futuro basado en la innovación. El patrón de desarrollo de los ochenta fue disparejo no sólo para la producción -con énfasis en la defensa y los servicios y un creciente componente extranjero de las manufacturas-, sino también por lo que toca a la distribución del ingreso y a la participación social. Después de gozar de salarios reales en aumento desde finales de los sesenta hasta mediados de los setenta, los negros, hispanos y otras minorías, así como la juventud estadounidense, están sufriendo descensos significativos en sus ingresos por salarios desde el periodo iniciado en 1975. Esto está ocurriendo pese a que la demanda de mano de obra está cada vez más orientada al servicio de escasa habilidad y a las actividades de 12 ensamblaje, en detrimento de las manufacturas, que exigen mano de obra calificada. La cambiante estructura del mercado de empleo en Estados Unidos refleja un crecimiento desproporcionadamente rápido en la oferta de empleos que requieren mano de obra poco calificada. A medida que la oferta de mano de obra en el extremo inferior sobrepasa la demanda, la productividad y los salarios reales descienden. El efecto neto es de una rápida absorción de mano de obra, pero a un costo significativo en términos de un lento crecimiento promedio de la productividad en Estados Unidos, comparado con sus socios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD, por sus siglas en inglés). Por otra parte, ha habido un cambio en la orientación fiscal, que se ha desviado de los servicios sociales y la ayuda financiera a los pobres, a la protección de familias de clase media y de los opulentos, que han entrado en escena con gran poder político durante los últimos diez años, un periodo de insatisfacción general hacia el papel del gobierno en la economía. Los años ochenta se caracterizaron como una época de corazones y cabezas duros desde el punto de vista de la relación entre la política económica y la equidad social.2 Desde el punto de vista de la eficiencia y la competitividad internacional, muchos (no solamente los japoneses) han acusado a Estados Unidos de adoptar una orientación elemental y de corto alcance en lo que se refiere a la producción; de manipular los activos en vez de administrarlos productivamente en lo que respecta a las finanzas, y de consumir en vez de ahorrar por lo que toca al gasto. Sea cual 2 Blinder, A.S., Hard Heads Soft Hearts: Tough Minded Economics for a Just Society, AddisonWesley, 1987. 13 fuere el punto de vista expresado, existe la preocupación general de que la economía ya no es saludable, que el papel del Estado en las concesiones recíprocas entre equidad y eficiencia debe reconsiderarse, y que no hay panaceas. En la década de 1990, la población surgida de la explosión demográfica de los sesenta, que constituye el grueso de la pirámide de la población estadounidense, alcanzará la madurez y entrará, por tanto, en sus años de mayores ingresos. Existe la interrogante de si les tocará o no vivir en una economía inestable e insegura de dos niveles, en que la juventud, muchas mujeres, las minorías y una creciente oleada de inmigrantes compitan por los puestos del extremo inferior del mercado de empleos, mientras que los profesionales, gerentes, personal técnico calificado y otros propietarios constituyen una nueva clase alta. La generación de los noventa ahorrará y pagará impuestos para financiar los cambios de los que dependerán su seguridad y manutención en el próximo siglo. De hecho, los ahorros de esta generación pueden peligrar si no se mejoran las condiciones sociales. Las decisiones que se están tomando influirán sobre esta tendencia de manera importante. Una pregunta pertinente es si los lazos económicos internacionales cada vez más estrechos, que implican una toma de decisiones global y la competencia de importaciones de costo más bajo, podrán ser congruentes con las metas económicas, sociales y políticas del país, que incluyen el aumento de ingresos, el bienestar y la democracia para todos. El fortalecimiento de las relaciones económicas mexicano-estadounidenses debe abordarse a la luz de esta cuestión. 14 Implicaciones de la integración industrial México-E.U. Existe una notoria disparidad entre las dos economías; el PIB de México es menor que el 4 por ciento del de Estados Unidos. Pero esta brecha constituye un reflejo más bien de diferencias de productividad que de tamaño de la población. La fuerza de trabajo mexicana representa una quinta parte de la estadounidense, y su población una tercera parte. Las cifras indican que una mayor integración económica debe considerarse en términos de efectos dinámicos, más que estáticos, aunque ya se dejan sentir repercusiones inmediatas en determinadas industrias, regiones y grupos de ingresos. Si los nuevos lazos condujeran a una convergencia significativa en los niveles de ingreso per cápita, las consecuencias para la producción y la productividad norteamericanas podrían resultar monumentales. Las ganancias se deberían tanto al aumento de la productividad por trabajador en México y a la capacidad de Estados Unidos para sacar partido de una restructuración de su producción de menores a mayores actividades productivas, como al crecimiento específico de la productividad por sectores. Durante el periodo del "milagro mexicano", de 1940 a 1970, hubo una convergencia gradual pero perceptible de la productividad total y de la producción per cápita entre los dos países, debida en particular a un factor de cambio en el empleo mexicano, de las ocupaciones de menor productividad a las de mayor productividad; así como en la agricultura de subsistencia rural a la agricultura 15 comercial y al empleo urbano.3 Un rápido ritmo de inversión en esos años tanto en materias primas y exportaciones de productos primarios como en la industrialización por sustitución de importaciones permitió esta difusión del crecimiento sobre una base regional y sectorial. En tanto que los salarios reales aumentaron, las ganancias se registraban más como aumentos del ingreso familiar en un periodo determinado que como crecimiento de los salarios reales en ocupaciones y oficios particulares, sobre todo del extremo inferior. La convergencia continuó con el crecimiento financiado por deuda a principios de los setenta y con el estímulo del auge petrolero y del mayor endeudamiento en la segunda parte de la década y hasta 1981, mientras la producción mexicana por trabajador y per cápita aventajaba a la de Estados Unidos por un margen significativo. De 1978 a 1981, la economía de México creció en más de un tercio en términos reales. No obstante, la crisis de 1982 puso un alto repentino al proceso de crecimiento, introduciendo primero un periodo de ajuste y estancamiento con inflación, en el que la producción per cápita cayó precipitadamente, seguido del reciente éxito en la estabilización de precios, pero sin crecimiento significativo alguno en el ingreso per cápita. En otras palabras, mientras que Estados Unidos registraba un crecimiento financiado por déficit en los ochenta, México languidecía, y las dos economías divergían marcadamente, por lo que toca a 3 Reynolds, C.W., "A Shift-Share Analysis of Regional and Sectorial Productivity Growth in Contemporary Mexico", Informe de Investigación RR-80-41, (Austria: Instituto Internacional para el Análisis de Sistemas Aplicados, noviembre de 1980). [Reimpreso por el Departamento de Comercio de Estados Unidos, National Technical Information Service (NTIS), PB81-159865.] 16 productividad y producción per cápita, por primera vez desde 1940. La dispersión de los salarios reales era aún mayor porque los salarios reales de México cayeron mucho más bruscamente que los de Estados Unidos en lo que respecta a mano de obra no calificada, y en el caso de la mano de obra calificada, los salarios mexicanos disminuyeron mientras que los estadounidenses aumentaron. La creciente brecha entre los dos países dio origen a presiones aún mayores para la migración y el comercio en los bienes y servicios que buscaban mano de obra barata, en tanto que por primera vez empezó a haber pruebas de una "fuga de cerebros" de México a Estados Unidos desde principios y hasta mediados de los ochenta. La experiencia fue desilusionante para México, en el sentido de que el viejo modelo de industrialización por sustitución de importaciones, impulsado por el Estado y financiado por el ingreso en renta por materias primas y exportaciones de productos primarios, ya no daba resultado. El sistema político prácticamente monopartidista (que tanto había dependido de su capacidad para fomentar el crecimiento y avance en grados soportables, al menos para determinadas familias en cierto periodo de tiempo, y pese al mantenimiento de una muy sesgada distribución del ingreso) se volvió cada vez más vulnerable. Dentro y fuera del partido principal se dieron llamados a la reforma y a la búsqueda de un nuevo modelo de desarrollo. Bajo la presión de la crisis de 1982, México, por primera vez desde la alianza temporal en la Segunda Guerra Mundial, empezó a considerar y a implantar políticas que favorecían lazos económicos explícitos con Estados 17 Unidos, legitimando mediante la acción oficial lo que hasta entonces había sido un proceso de integración silenciosa. En el escenario macroeconómico de una economía norteamericana más extensa, en la que México fuera un socio cada vez más completo, es más apropiado un modelo de difusión dinámica del desarrollo que uno de ventaja comparativa estática. En la actualidad, la disparidad de seis a uno en los niveles de productividad promedio entre los dos países (mucho mayor entre las regiones de más alta y más baja productividad), conduce a mayores presiones migratorias de sur a norte y al potencial de flujos de capital de norte a sur. No obstante, el clima político y el ambiente de incertidumbre económica, así como las obligaciones pendientes de la deuda y el riesgo que entraña la reconversión de pesos a dólares, limitan el flujo de inversión hacia el sur, mientras que la política migratoria estadounidense implica mayores costos y riesgos para los flujos de mano de obra hacia el norte. La próspera industria maquiladora es una prueba de las presiones que existen en ambas direcciones (mano de obra al norte y capital al sur), y las disposiciones legales brindan cierto grado de seguridad a las plantas armadoras que emplean mano de obra mexicana para elaborar bienes intermedios importados para abastecer los mercados estadounidenses. No obstante, el escaso valor agregado por trabajador en las maquiladoras es poco indicativo del potencial de convergencia en productividad e ingresos en un patrón más amplio de integración económica. 18 Aún debe hacerse en cada uno de los dos países una investigación exhaustiva de los costos y beneficios de la integración entre las dos economías. Sin embargo, algunos estimados prematuros y relativamente elementales de las implicaciones de un mayor intercambio en el campo de la migración, indican que las barreras entre ambos países implican enormes costos en eficiencia. Los estimados respecto a las ganancias en eficiencia en un mercado de mano de obra abierto, a diferencia de una frontera cerrada, indican (pese a la índole irreal de semejante apertura, dados los evidentes costos políticos y sociales que implica) ganancias de eficiencia estática que ascienden al 2 por ciento del PIB combinado de ambos países. El valor presente de dichas ganancias, acumuladas durante otra generación, asciende a casi un billón de dólares.4 Las pruebas indican que en sectores clave como productos alimentarios y petroquímicos, se obtendrán importantes ganancias al hacer coincidir la capacidad de un lado de la frontera con la demanda del otro, y que los flujos de bienes y servicios aumentarán en ambas direcciones. Con frecuencia los obstáculos para tales ganancias de intercambio reflejan políticas más preocupadas por los costos y beneficios estáticos, en términos de balanzas comerciales sectoriales netas, que por las ganancias dinámicas del comercio y la producción brutos. Evidentemente, una opción más razonable para el libre movimiento de mano de obra del sur al norte sería una combinación de medidas que reflejaran 4 Reynolds, C.W., y McCleery, R., "The Political Economy of Immigration Law: Impact of SimpsonRodino on the United States and Mexico", Journal of Economic Perspectives, Vol. 2, No. 3, verano de 1988. 19 mayor movimiento de capital y tecnología en ambas direcciones, así como mayor integración de la producción y la comercialización según los lineamientos de la ventaja dinámica comparativa.5 No obstante, hasta ahora no existe un método técnico aceptado para predecir la ventaja dinámica comparativa, pese a la capacidad de los economistas para definirla y ofrecer pruebas históricas de su relevancia. Los factores externos, los rendimientos crecientes, el aprendizaje sobre la marcha y la evolución de los gustos hacen de la predicción de dicho proceso más un arte que una ciencia. Aun así, esto por ningún motivo constituye una justificación para no dedicar atención a la política industrial, o como sea que se le quiera llamar de una manera políticamente más aceptable. Los creadores de la política relacionan el suministro de bienes y servicios públicos con su propia visión de la economía, ya que la mezcla apropiada de esas actividades depende de la dirección que se espera tome la economía. Las decisiones sobre las contribuciones públicas para la infraestructura y para la inversión en capital humano en escala local, estatal y federal, así como las políticas que afectan la salud, la seguridad, el transporte, otros servicios públicos y el medio ambiente, todo ello refleja un sentido de dirección de la economía. También refleja los requisitos de habilidad y educación para una trayectoria particular de cambio económico. Incluso en los sistemas de economía de mercado más liberales están presentes políticas industriales de facto, como lo prueba el papel central de las políticas de defensa estadounidenses 5 Véase la nota 3; también, Weintraub, S., A Marriage of Convenience: Relations Between Mexico and the United States, Twentieth Century Fund Report, (New York: Oxford University Press, 1990). 20 y los logros y contradicciones del gobierno en el periodo de la posguerra. Japón y los países asiáticos de reciente industrialización, así como Europa, evidencian los considerables beneficios de una actitud cooperativa entre el Estado y el sector privado en la búsqueda de la ventaja comparativa dinámica, en la cual la clave es la flexibilidad. Así, se deja que continúen los experimentos que tienen éxito, mientras que se obliga a ajustarse a los que no lo tienen. La visión de una economía mexicano-estadounidense más interactiva, impulsada por ganancias potenciales en la convergencia de productividad e ingreso entre los dos sistemas, por economías de producción de escala, y por el acceso a una gama más amplia de habilidades, recursos y tecnología obtenidos del desarrollo común, exige abordar la coordinación de políticas de manera mucho más amplia que lo que ha caracterizado las relaciones entre los dos países desde la Segunda Guerra Mundial. En efecto, nos referimos a una nueva alianza, una que respete la soberanía, la distinta naturaleza política, la estructura social y las aspiraciones de los dos países. Dado que los inversionistas de Europa, Japón y otras regiones se unen al proceso de desarrollo de Norteamérica y participan cada vez más en la economía estadounidense, cabe esperar que desempeñen un papel de creciente importancia en el proceso de interdependencia mexicano-estadounidense. Esto es todavía más probable en el caso de Canadá, que ha formado una sociedad económica completa con Estados Unidos. El papel de México en el sistema norteamericano debe ser congruente con las metas del Acuerdo de Libre Comercio E.U.-Canadá. 21 Cabe mencionar algunas de las implicaciones que tendría este escenario macroeconómico. Por lo que respecta a política monetaria, tasas de interés y mercado de capital, hay pocos indicios de que Estados Unidos pueda reducir el costo del capital de mediano a largo plazo, dado el fracaso en cuanto a adoptar políticas fiscales que puedan enfrentar mejor el déficit del gobierno. Hasta antes del acopio militar del Medio Oriente, las ganancias en paz rendidas por las mejores relaciones entre Oriente y Occidente pudieron brindar cierta oportunidad para un ajuste presupuestario. Por otra parte, cualquier intento por tomar del presupuesto el superávit de seguridad social y destinarlo, como dictaría el buen sentido, a gastos que favorezcan el desarrollo de capital físico y humano (incluyendo la renovación y mejora de la infraestructura nacional) agotaría con creces las ganancias obtenidas de los reducidos gastos en defensa. En realidad, la atención a las necesidades de capital para la restructuración y el crecimiento, así como para la investigación y el desarrollo, cambiará la demanda de inversión al menos tanto como podría aumentar la oferta de ahorros a causa de la madurez de la generación de los noventa y la consiguiente mayor acumulación en esa etapa de su vida. Las tasas de interés de Estados Unidos, sostenidamente altas en relación con las de Japón y Europa, están destinadas a aumentar la influencia de los ahorros externos sobre el proceso de desarrollo de Norteamérica, sobre todo si los ahorradores japoneses están dispuestos a tolerar rendimientos por debajo del punto de equilibrio en sus valores, un proceso que ya está empezando a enfrentar mayor resistencia. Por otra parte, el mal uso de los 22 ahorros financieros estadounidenses para la agitación y proliferación de bonos de mala calidad y otros valores de alto riesgo demuestra que existen ahorros para posibles inversiones en empresas verdaderamente productivas. Estas inversiones podrían estar reflejadas en la convergencia de producción, comercialización y crecimiento de productividad entre Estados Unidos y México. VITRO, una empresa mexicana, ha adquirido Anchor Glass haciendo uso tanto de bonos de mala calidad como de préstamos bancarios comerciales de Estados Unidos y de sus propias acciones mexicanas. La compañía sostenía que los bonos se invertirían más productivamente al acometer dicha empresa que entrando a esa especie de cambalache de activos que está proliferando en Estados Unidos. En el frente comercial, la pregunta es si Estados Unidos va a seguir abordando su déficit con el alivio de sus síntomas, como al utilizar su influencia con los japoneses y presionar para que se devalúe el dólar, y no mediante la atención a su déficit estructural interno, que obliga a un desequilibrio comercial. Estados Unidos también necesita reforzar una investigación y un desarrollo industriales que generen una canasta de productos más competitiva. Esto no significa que no haya grandes obstáculos legales e institucionales para la penetración de los mercados japoneses y otros con un superávit comercial que deberá reducirse si es que ha de prevalecer el espíritu del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio. De manera similar, las presiones políticas en Estados Unidos tienden a favorecer costosas barreras no arancelarias y cuotas voluntarias de enorme costo en eficiencia para los consumidores y con un efecto de distorsión 23 del ingreso mediante las rentas que crean tanto para los exportadores como para las actividades competidoras de la importación. No es probable que este problema se solucione a corto plazo. Es más, las cosas pueden empeorar antes que mejorar, ya que tanto Japón como Europa se aprestan para entablar ciertas escaramuzas con Estados Unidos que podrían provocar la gestación de una guerra fría de tipo comercial. Sería apropiado que en este momento las economías de Norteamérica desarrollaran su propio sistema económico, lo que aprovecharía la contigüidad regional, y que procurasen la creación de comercio mediante la eliminación de barreras, en lugar de la divergencia. Sin embargo, como buena parte del comercio está afectada por barreras no arancelarias, es probable que haya cierta divergencia y que ésta origine rentas para los socios norteamericanos de Estados Unidos, las cuales surgirán de operar dentro del amparo regional, pese a los ideales del GATT. Esto está implícito en las recientes negociaciones mexicano-estadounidenses en las que se otorgó a México un aumento en la cuota voluntaria de exportación de acero a Estados Unidos, evidentemente a costa de otros países exportadores de acero. Lo que debe evitarse en este proceso es la tentación de crear un nuevo mecanismo proteccionista regional, que tomaría el anterior modelo mexicano de industrialización por sustitución de importaciones para extenderlo a la economía norteamericana en conjunto. Es evidente que existen posibilidades de que sobrevenga ese resultado si surgiera para las relaciones regionales una mentalidad de auge, y si otros bloques comerciales mostraran a su vez tendencias 24 restrictivas. Es esencial que el enfoque de la interrelación norteamericana se considere como un paso hacia un mejor libre comercio mundial y no como una regresión al regionalismo y a la división hostil del sistema internacional. Afortunadamente, la nueva interdependencia entre empresas e industrias y dentro del mercado de capital, así como los consecuentes lazos tecnológicos, están dando origen a nuevos adeptos de la globalización que ejercen considerable influencia en las más altas esferas políticas. Por otro lado, las ideologías nacionalistas y las economías dirigidas por el control centralista del Estado se están viniendo abajo. En su lugar quizá surja un nuevo pragmatismo en el que pueda lograrse la congruencia entre las ganancias en eficiencia dadas por un mayor intercambio internacional y las demandas sociales de mayor equidad y democracia. Por lo que respecta a las presiones migratorias debidas a la creciente interdependencia de los mercados de trabajo entre Estados Unidos y México, es evidente que los mayores lazos económicos exigirán un enfoque más bilateral del asunto, independientemente de la necesidad tanto estadounidense como mexicana de establecer políticas migratorias nacionales que contemplen más allá de los problemas que aquejan a los dos países. Las ganancias de un intercambio surgido de la difusión del empleo y la productividad, sea de mexicanos que se trasladan al norte o de capital y producción estadounidenses que se trasladan al sur, pueden ser considerables. Pero es muy probable que haya costos de desestabilización para el trabajo y el capital de uno y otro lados de la frontera si las actuales barreras al intercambio se 25 reducen drásticamente. El éxito del sistema político-económico estadounidense ha dependido tanto de generar crecimiento de productividad como de su distribución entre trabajo y capital. Investigaciones recientes6 indican que un movimiento más libre de mano de obra no calificada entre México y Estados Unidos produciría ganancias de consideración para el capital estadounidense y para la mayoría de sus trabajadores (todos excepto el 10 por ciento inferior de los que tienen el grado mínimo de habilidad), así como para la gran mayoría de los trabajadores mexicanos que se encuentran en las categorías salariales más bajas. Pero habría pérdidas estáticas para los propietarios mexicanos al elevarse los salarios reales en México, y para la minoría de sus trabajadores de mayores ingresos al elevarse el precio de los bienes dependientes de salarios y de los servicios personales. Evidentemente, el análisis de Heckscher, Ohlin y Samuelson muestra que el aumento del comercio bien podría llevar a la convergencia en salarios e índices de utilidad, pero que los propietarios de factores abundantes (mano de obra no calificada en México y capital en Estados Unidos) tenderían a ganar a expensas de los factores escasos, haciendo necesaria alguna compensación para los perdedores si hubieran de mantenerse la equidad y el equilibrio político. Tales consideraciones constituirían un reto para el pacto social estadounidense, reflejado en la Full Employment Act de 1946 y en otras leyes que preservan el derecho de la mano de obra a organizarse y a negociar colectivamente mejores salarios y condiciones de trabajo. No obstante, dado que el interés en la seguridad se considera cada vez más ligado a las condiciones sociales en México, las 6 Véase la nota 3. 26 medidas que permitan el crecimiento de la productividad y el empleo en México serán un elemento cada vez más importante en la política nacional de ambos países. Por lo que se refiere a la política ambiental, la creciente interrelación entre los dos países también desempeñará un papel fundamental. Estados Unidos impone cada vez más exigencias a la industria para evitar la contaminación del ambiente o la introducción de sustancias nocivas en la cadena de consumo. La salud ocupacional y las medidas de seguridad también elevan el costo de producción en Estados Unidos, al igual que en otros países industriales avanzados. Las fuerzas del mercado presionan a los productores para que trasladen las actividades contaminantes a regiones donde existe menos oposición legal o de facto contra sus efectos sobre el ambiente. En algunos casos, como los de emisiones de fundiciones, plantas que producen energía quemando carbón y otras fuentes de lluvia ácida, los factores negativos cruzan la frontera, poniendo de relieve los beneficios privados que surgen de la reubicación de la producción en países vecinos para evadir las propias restricciones nacionales. No es de extrañar que los primeros acuerdos binacionales de Norteamérica en cuestiones ambientales hayan reflejado esas realidades trasnacionales, ya que ambos socios se benefician de un acuerdo. No obstante, a medida que México y Estados Unidos se integren más económicamente, deberá haber un mayor grado de cooperación en la institución y aplicación de medidas ambientales, de salud y de bienestar para evitar la 27 inundación del sur de la frontera con actividades contaminantes, y para prevenir desigualdades en el trato a la mano de obra. La armonía fiscal es también una cuestión clave del programa si es que se pretende una verdadera integración de las dos economías. Hay mucho por hacer a este respecto. Por ejemplo, Estados Unidos tiene regímenes fiscales bastante independientes en cada uno de sus estados, mientras que México tiende a aplicar políticas fiscales nacionales, para todo el país, favoreciendo a algunas regiones con exenciones y subsidios especiales. México ha instituido un impuesto nacional al valor agregado, en tanto que Estados Unidos ha dependido de medidas más tradicionales. Existen en la estructura fiscal otras desigualdades considerables que podrían complicar e incluso distorsionar el patrón de inversión binacional. Por la misma razón, una mayor integración económica requeriría abordar de manera más exhaustiva las relaciones entre el peso y el dólar, reflejando la creciente existencia de un área potencial de moneda y las profundas repercusiones de la política monetaria estadounidense en México, así como la vulnerabilidad de la política cambiaria mexicana a la permeabilidad del comercio y los mercados de capital. El mundo despliega un asombroso ritmo de cambio en algunos de los países y regiones que por largo tiempo se consideraron refractarios a la reforma. Esta es una época en la que los hechos parecen adelantarse al análisis y con mayor razón al diseño racional de políticas. Los libros de texto de economía política escritos hace apenas unos meses ya han perdido actualidad. Para la próxima década Norteamérica saldrá de los bastidores para ocupar el centro de la escena. Existen enormes oportunidades para el desarrollo económico y social 28 mediante un manejo apropiado de la relación mexicano-estadounidense, primero en un plano bilateral y más tarde en uno trilateral, cuando Canadá intervenga activamente. Pero en esta etapa del desarrollo estadounidense, lo más probable es que la iniciativa principal provenga de sus socios. 29 DOS ____________ Política de integración industrial 30 Política de integración industrial: perspectiva estadounidense Sidney Weintraub Los ensayos que integran este libro fueron encomendados para resaltar la importancia de las distintas estrategias gubernamentales y privadas de México y Estados Unidos para conformar el desarrollo industrial combinado de las dos naciones. La tesis más profunda de esta recopilación de estudios indica que las estrategias industriales de los dos países no son completamente separables, y que la frontera que los divide se ha vuelto menos una barrera que un molesto y a veces costoso hecho de la vida económica. Esta realidad es lo que inspiró a los presidentes de México y de Estados Unidos a apoyar un acuerdo de libre comercio. Este ensayo se enfoca en la práctica industrial estadounidense en cuanto afecta a México, pero debe leerse conjuntamente con el ensayo de Luis Rubio F., que analiza el mismo fenómeno desde el punto de vista mexicano. Las relaciones industriales entre los dos países están influidas por su proximidad, por el marco legal y reglamentario en el cual deben operar las empresas, y por las perspectivas de crecimiento de las dos economías. También están determinadas por la estrategia 31 mundial de las corporaciones multinacionales. Así, este ensayo tratará la dinámica creada por las corporaciones con sede en Estados Unidos que han establecido relaciones de producción con firmas subsidiarias o afiliadas en México. Gran parte (quizá la mayor) del comercio no petrolero entre los dos países tiene lugar actualmente dentro de esas compañías. Este intercambio de bienes se da cada vez más en productos intermedios. En estas circunstancias, cuando cada una de las partes relacionadas depende de los productos de la otra para su propia producción, la distinción entre importaciones y exportaciones pierde buena parte de su validez. Aquello que atraviesa la frontera se llama comercio internacional porque hay una frontera, pero el proceso no es significativamente distinto de los embarques de insumos industriales entre las plantas de Estados Unidos. El libre comercio, cuando se da, está destinado a hacer explícito este punto. La frontera es un inconveniente porque implica costos adicionales. Estorba al transporte, dado que existen reglas restrictivas en cada país, retrasos en aduanas y derechos de importación. También hay restricciones cuantitativas a las importaciones, impuestas por cada país. A causa de las crecientes alianzas industriales a través de la frontera, la presión para reducir los costos que implica la existencia de políticas soberanas separadas va en aumento. Eso es lo que ocurrió entre Canadá y Estados Unidos cuando entró en efecto su acuerdo de libre comercio el 1º de enero de 1989. La primera exposición de este ensayo se centra en la influencia de las políticas mexicanas sobre la relación industrial entre los dos países. La política 32 oficial estadounidense también influye en la relación, y de esto se hablará brevemente. Se analizarán las estrategias corporativas de varias industrias, tomando información de otros ensayos de este libro, y en particular de los que tratan sobre las industrias estadounidenses. La sección final analizará los resultados de estas influencias combinadas en la relación industrial bilateral. Influencia de la política industrial mexicana La política industrial mexicana después de la Segunda Guerra Mundial y hasta mediados de los años ochenta se basó mucho en la restricción y la reglamentación a fin de disminuir la influencia de los mercados, en el convencimiento de que éstos conducían a resultados insatisfactorios. Los lineamientos principales que rigieron la política durante la posguerra fueron los siguientes: 1. La protección casi indiscriminada contra las importaciones, mediante un sistema de permisos que favorecía a las empresas que producían en México, incluyendo las controladas por extranjeros. 2. El control discrecional de la inversión extranjera directa, limitando su distribución sectorial y participación en acciones. 33 3. Una presencia pública dominante en la economía, definida en parte en la Constitución, pero también determinada de manera un tanto arbitraria por la propiedad de empresas paraestatales. 4. La obligación de los productores a comprar una parte cada vez mayor de insumos industriales de origen mexicano (disposiciones sobre contenido nacional) 5. El uso del poder de procuración gubernamental para favorecer a industrias de propiedad mexicana. Los resultados de estas medidas políticas combinadas fueron diversos. Se estableció una industria nacional, pero en su mayor parte fue incapaz de competir en los mercados mundiales. La industria tenía un mercado nacional cautivo, y por ello los precios eran altos. Evidentemente, esto no se traducía en eficiencia. Al afianzar el gobierno su control sobre varios sectores, se financiaron muchos "elefantes blancos", como sucedió en la industria del acero, por citar un ejemplo, y se toleró la corrupción. Al obligar a los inversionistas extranjeros a participar en determinados sectores, México otorgó inadvertidamente a las multinacionales estadounidenses una posición dominante en industrias tales como alimentos procesados, sustancias químicas, maquinaria, equipo electrónico y transporte. Estas industrias han sido ubicadas entre las que más ingresos reciben por concepto de exportación. La política mexicana logró así la mezcla de inversión extranjera que buscaba, pero quedó frustrada con el resultado. 34 México decretó que los armadores finales de la industria automotriz debían exportar productos por un valor equivalente a sus importaciones, y esto influyó en la naturaleza de la inversión extranjera. El grado de participación estaba generalmente restringido, lo que produjo muchas afiliaciones con los productores mexicanos. Los insumos tenían que ser comprados internamente hasta ciertos porcentajes mínimos especificados, y esto obligó a la creación de muchas sociedades entre nacionales y extranjeros. El propósito de la política industrial mexicana era en gran parte aumentar la independencia industrial de México. Lo que sucedió, en cambio, fue que los programas alentaron enlaces complejos con industrias extranjeras. Como los inversionistas norteamericanos constituyen más del 60 por ciento de los inversionistas extranjeros directos en México, estas afiliaciones eran predominantemente con compañías estadounidenses.7 Lo que resultó fue una dependencia mutua, si bien asimétrica, de las compañías de uno y otro lados de la frontera. Las políticas subyacentes están cambiando, pero el pasado ha dejado su huella. La mayoría de los permisos de importación se han sustituido con aranceles 7 Embajada de Estados Unidos, Ciudad de México, "Foreign Investment Climate Report", agosto de 1990. 35 moderados de hasta el 20 por ciento, y del 10 por ciento en promedio.8 Ahora la mayoría de las industrias deben competir con las importaciones.9 Los reglamentos promulgados en mayo de 1989 han relajado los requisitos para la inversión extranjera, aunque todavía subsisten muchas restricciones.10 Las disposiciones sobre el contenido nacional están perdiendo fuerza poco a poco, aunque persisten en industrias clave como la automotriz y la de computadoras. Muchas paraestatales cerraron (la Fundidora de Monterrey) o se vendieron (las líneas aéreas, los hoteles y la compañía de teléfonos). El campo para la iniciativa privada en la industria petroquímica se expandió al retirar muchos productos de la categoría de básicos, reservada para el Estado. La prominencia de los lazos industriales entre las compañías afiliadas de México y Estados Unidos se ve mejor a través del cristal de los cambios en la política económica adoptados desde el colapso de los precios del petróleo, en 1981. En ese año, las exportaciones de petróleo ascendieron al 75 por ciento del total para México; en 1989 representaron el 35 por ciento.11 En otras palabras, las exportaciones no petroleras de 1989 casi duplicaron a las del petróleo. La crisis del Golfo Pérsico elevó el componente petrolero del total de exportaciones en 1990. Los lazos entre los productores estadounidenses y mexicanos se pueden ver principalmente en las manufacturas, que ascendieron al 55 por ciento del total 8 Ignacio Trigueros, "A Free Trade Agreement between Mexico and the United States?", en Jeffrey J. Schott, ed., Free Trade Areas and U.S. Trade Policy (Washington, D.C.: Institute for International Economics, 1989), p. 259. 9 México no ha liberalizado todas las importaciones. Las industrias que siguen requiriendo permisos de importación (la automotriz y algunas de productos agrícolas) aún representan cerca del 20 por ciento en valor de importaciones. Véase ibid. 10 Diario Oficial de la Federación, 16 de mayo de 1989. 11 Banco de México, Indicadores Económicos. 36 de exportaciones mexicanas en 1989. Las exportaciones mexicanas más dinámicas en los últimos años han provenido precisamente de las industrias que tienen lazos estrechos con los productores estadounidenses, sobre todo la de partes automotrices. La recuperación económica mexicana depende ahora, evidentemente, del desempeño de las exportaciones de manufacturas, y el mercado principal lo constituyen las compañías afiliadas de Estados Unidos. Las plantas maquiladoras representan un caso especial del enlace industrial (y, en sentido estricto, no representan lazos del tipo de los que se citan aquí).12 Al igual que en las relaciones generales entre productores estadounidenses y mexicanos, las maquiladoras tienen la virtud de compartir la producción entre los dos países. No obstante, las maquiladoras utilizan pocos insumos materiales mexicanos. El valor agregado en estas plantas en México procede casi exclusivamente de la mano de obra y de los servicios públicos, mientras que la industria generalmente suministra tanto insumos materiales como de mano de obra. Las pruebas indican sin lugar a duda que el impulso que hay detrás del grado de inversión extranjera directa en México ha significado la salud de la economía mexicana. De este modo, pese a las restricciones mexicanas a las compañías extranjeras tenedoras de acciones y a los sectores donde los 12 No siempre está claro cuándo una planta es maquiladora y cuándo no; además, una planta que lo es puede dejar de serlo, y viceversa. Por maquiladora entiendo solamente aquellas plantas que importan productos intermedios estadounidenses en depósito, les agregan valor en México y luego envían el producto transformado de vuelta a Estados Unidos para aprovechar las disposiciones arancelarias de ese país, que exigen pago de derechos sólo sobre el valor agregado en México. 37 extranjeros podían invertir, la inversión extranjera directa fue sustancial durante los años de acelerado crecimiento mexicano y declinó cuando el crecimiento se hizo más lento. Así, los flujos de inversión directa a México excedieron de los 2,000 millones de dólares anuales en 1980 y 1981, años de acelerado crecimiento de la economía mexicana, y se redujeron a menos de 500 millones al año entre 1983 y 1985, cuando la economía declinó o se estancó.13 Los flujos de inversión directa han crecido desde entonces a más de 3,000 millones en 1987, 2,600 millones de dólares en 1988 y 2,200 millones en 1989, pero estuvieron muy influidos por los trueques de las acciones de deuda, y se dieron en parte porque el inversionista extranjero podía comprar pesos a bajo precio para hacer su inversión. Sin embargo, mientras que el monto de la inversión extranjera directa fue en gran parte una función del crecimiento económico mexicano y del bajo precio del peso, su distribución estuvo determinada principalmente por la combinación entre políticas oficiales y políticas corporativas privadas multinacionales. Estas políticas tuvieron consecuencias imprevistas. Aumentaron los lazos industriales a través de la frontera, y ahora han hecho que la recuperación económica mexicana dependa mucho de la explotación de esas afiliaciones. La salud económica mexicana, por tanto, depende ahora más que nunca del panorama extranjero, dada la prominencia de las manufacturas en las exportaciones totales; y depende además del crecimiento económico estadounidense y del grado de apertura que presente el mercado de Estados Unidos. 13 Banco de México, Indicadores Económicos. 38 Influencia de la política industrial estadounidense México tuvo una política industrial consciente en la posguerra y Estados Unidos no. Las autoridades mexicanas eligieron industrias para sostenerlas: la automotriz, la petroquímica y la del acero, entre otras. México las hizo parte del sector público, o bien las subsidió, utilizó el potencial de procuración gubernamental para sostenerlas (la industria farmacéutica nacional es un ejemplo de ello) y las protegió celosamente contra la competencia de las importaciones. Es este conjunto de acciones lo que ahora está cambiando. Estados Unidos hizo exactamente lo mismo: subsidió industrias como la de defensa y agricultura (tanto que puede llamarse industria), protegió la producción interna y sostuvo la producción nacional mediante la procuración oficial, pero no tan completa o sistemáticamente. México era deliberadamente proteccionista; el gobierno distorsionó deliberadamente las señales de precios del mercado mediante sus acciones reguladoras. Estados Unidos, en cambio, tendía a actuar en respuesta a presiones de interés especial en el caso de los textiles y el vestido, los automóviles y el acero, por citar unas cuantas actividades. No obstante, coordinadas o no, con planeación o sin ella, las políticas estadounidenses ciertamente influyeron en las relaciones industriales con México. Cuando los precios del acero subieron debido a la protección contra las importaciones, los usuarios de acero buscaron maneras de economizar, estimulando así el crecimiento de la inversión automotriz estadounidense en 39 México, donde la mano de obra era barata. El uso de cuotas de producto por producto para limitar las importaciones de textiles y ropa de los productores competitivos en Asia alentó a los productores e importadores estadounidenses a buscar nuevas fuentes y cuotas separadas para estos productos, y México fue uno de los beneficiarios. El gobierno estadounidense ejerció considerable presión para que México protegiera la propiedad intelectual de la industria farmacéutica extranjera. El sistema según el cual los derechos de importación estadounidenses sólo se aplican al valor agregado fuera del país en muchos productos que utilizan insumos estadounidenses, fue un gran aliciente para el crecimiento de la industria maquiladora. La inactividad oficial de Estados Unidos también influyó considerablemente en el rumbo que tomó la inversión de las multinacionales. La política oficial norteamericana deploraba los requisitos de desempeño en la industria automotriz mexicana (esto es, las disposiciones sobre contenido nacional y el requisito de que las importaciones de la industria a México fueran equivalentes a las exportaciones, generalmente destinadas a Estados Unidos), pero lo toleraba aun cuando las compañías estadounidenses trasladaron su producción en respuesta a las restricciones mexicanas. Ante todo, lo que ha permitido que florezca el comercio de productos intermedios a través de la frontera han sido los aranceles nominales y efectivos estadounidenses, relativamente bajos, que son resultado de sucesivas rondas de negociaciones comerciales en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio 40 (GATT). Los beneficios de esta estructura arancelaria se hicieron extensivos a México según la cláusula de la nación más favorecida. México no actuó en reciprocidad reduciendo las restricciones a las importaciones; al menos no lo hizo antes de 1986, cuando su entrada al GATT coincidió con el gran impulso a la liberalización de las importaciones. Sólo entonces los productos intermedios pudieron llegar a Estados Unidos desde México a bajo costo. De no ser por esto, la ventaja relativa brindada por la barata mano de obra mexicana se habría anulado. Quizá el mayor peligro para estrechar la integración industrial radique en que el proteccionismo estadounidense pueda anular la negociación implícita dentro de la cual tiene lugar la producción. Estados Unidos limita ya algunos productos procedentes de México; el acero y los productos textiles son un ejemplo, aunque estas importaciones están controladas por un marco de aplicación mundial. Los productores que no tienen nexos con México hacen intentos periódicos por utilizar leyes comerciales estadounidenses justas en relación a la inundación del mercado con productos baratos y a los subsidios para controlar el nivel de importaciones mexicanas. Los sindicatos norteamericanos han expresado con regularidad sus objeciones al sistema de imponer derechos solamente al valor agregado extranjero en la producción de las maquiladoras, manifestando también que se oponen al libre comercio con México. México cuenta con varias defensas contra esta creciente tendencia proteccionista de Estados Unidos. La más importante probablemente sea el 41 interés nacional estadounidense de que persista un México estable y relativamente próspero. Un México más rico sería un mejor mercado. Un México con un alto índice de crecimiento económico y que brinde atractivas oportunidades retendría a posibles inmigrantes hacia Estados Unidos. Por otra parte, las alianzas a través de la frontera entre productores mexicanos y grandes industriales norteamericanos constituyen una poderosa fuerza para mantener abierto el mercado estadounidense.14 Un tratado de libre comercio permitiría a estas alianzas desarrollarse hasta sus límites lógicos. No es sólo un cambio en la política estadounidense hacia el proteccionismo lo que puede alterar el rumbo de la interpenetración industrial entre los dos países. Tampoco está predeterminado el que México haya de buscar su apertura industrial hasta su conclusión lógica. México puede revertir el curso y volver a una política de desarrollo desde dentro, no forzosamente al estado que tenía, pero sí a algo más parecido a esa situación que al libre comercio. Pero eso resultaría costoso; aún peor, semejante reversión de la política requeriría superar los intereses que ya se han establecido en la integración industrial con Estados Unidos. Cuanto más cooperen en producción y ventas conjuntas las industrias de ambos países, más difícil será cambiar el curso. Una importante defensa contra el aumento del proteccionismo en uno u otro país es que, en cada uno de ellos, 14 Este tema está desarrollado en I.M. Destler y John S. Odell, Anti-Protection: Changing Forces in United States Trade Politics (Washington , D.C.: Institute for International Economics, 1987). 42 poderosos intereses económicos muestran ahora un afán por lograr el comercio más libre que sea posible. Estrategias corporativas Fueron varias los factores que atrajeron a las multinacionales estadounidenses a México. La más importante: los bajos costos de mano de obra, aproximadamente de entre una séptima y una décima parte de los costos comparables en Estados Unidos, incluidos los beneficios adicionales. No es accidental que el surgimiento de las maquiladoras ocurriera en esta década, después de que una sustancial devaluación del peso redujera el costo en dólares de los trabajadores mexicanos. Pero una mano de obra más barata está lejos de ofrecer una explicación completa, particularmente en las industrias en que los salarios constituyen una parte relativamente pequeña de los costos totales. Se establecieron en México compañías automotrices estadounidenses y otras extranjeras para estar en posición de explotar el mercado nacional. Lo mismo aplica a muchas de las otras industrias que se citan en este libro, como la farmacéutica y la de computadoras. Quizá la característica explicativa más importante sea que México está lo bastante cerca de Estados Unidos como para permitir la producción de escala y el transporte relativamente barato de los productos intermedios de ida y vuelta. México se convirtió en centro de producción de motores para las multinacionales 43 en gran parte por esta razón. Esta producción permitió a las compañías estadounidenses cumplir con la política mexicana de exigir exportaciones de valor más o menos igual al de las importaciones, y producir dichas exportaciones a un costo competitivo. Las multinacionales automotrices dispusieron que algunos productos se manufacturasen en México como parte de su estrategia mundial. Un punto tratado anteriormente debe repetirse: se han hecho inversiones y se han establecido lazos industriales. Dichos lazos existen en muchas industrias y sería costoso cercenarlos, especialmente en la industria automotriz. Los dos ensayos sobre esta industria, escritos por Marc E. Maartens desde el punto de vista estadounidense y por Florencio López-de-Silanes desde el mexicano, dejan ver cuánta cooperación existe entre los dos países en esta industria. Maartens señala que en los ochenta el gobierno mexicano promovió un enérgico programa de exportaciones que condujo a nuevas y avanzadas fábricas de motores, orientadas a la exportación, que destinan su producción principalmente a Estados Unidos. En 1989, la industria automotriz mexicana exportó cerca de una tercera parte de su producción total de más de 600,000 vehículos. López-de-Silanes abunda en este tema y hace notar que el reciente cambio de operaciones de Volkswagen, de Estados Unidos a México, contribuyó a un mayor flujo de unidades al mercado de Norteamérica. También señala que el arranque en la exportación de motores mexicanos, de 1982 a 1984, es uno de los mejores ejemplos de integración industrial silenciosa entre México y Estados Unidos. Este proceso fue iniciado por las nuevas fábricas de motores de la 44 General Motors y la Chrysler en Saltillo, y por la Ford en Chihuahua. La mayor parte de esta producción fluyó hacia las fábricas multinacionales de autos pequeños en Estados Unidos y Canadá. López-de-Silanes también indica que entre 1982 y 1989 las exportaciones mexicanas de autopartes se quintuplicaron, y que casi el 80 por ciento de la producción se destinó a la región estadounidensecanadiense. Pero Maartens advierte que para seguir atrayendo avanzadas plantas armadoras de vehículos que suministren producción para la exportación, México deberá superar la barrera impuesta por la capacidad excedente a corto plazo de la industria automotriz mundial. La exposición de Donald Lyman sobre la industria de las computadoras destaca que la integración industrial mexicano-estadounidense fue impulsada más por la reglamentación mexicana que por las fuerzas del mercado. Concluye que, en general, hasta ahora la política mexicana ha tenido éxito en amentar la producción de minicomputadoras y microcomputadoras, al igual que las exportaciones de equipos de cómputo y accesorios. Lyman resalta la importancia de las importaciones intermedias de compañías matrices para la industria mexicana de computadoras. Lyman plantea también preguntas sobre el desarrollo a largo plazo de una industria de computadoras competitiva en México. Se pregunta si México está haciendo lo necesario para desarrollar la mano de obra calificada que hace falta 45 para seguir siendo competitivo en esta industria, tan rápidamente cambiante. Hace notar que la industria tiende hacia el abastecimiento multinacional, y afirma que no está claro si México ha de permanecer forzosamente como fuente de producción deseable si no hay mayor desarrollo de su base profesional. Estas observaciones motivan las recomendaciones de Lyman, quien sostiene que es indispensable una liberalización adicional y gradual de la industria mexicana de computadoras; el mejoramiento de la estructura científica y tecnológica mexicana y, sobre todo, el depender menos de la reglamentación para obligar al desarrollo de la industria enfocándose a desarrollar las áreas mexicanas de ventaja comparativa mediante el análisis de las fuerzas del mercado en este sector. Robert Sherwood destaca la investigación intensiva que es propia de la industria farmacéutica estadounidense. Dice que cerca del 15 por ciento de las utilidades de venta en 1987 se dedicaron a la investigación y el desarrollo. La industria estadounidense, señala, piensa de modo mundial y ha establecido instalaciones de distribución con bastante amplitud. A diferencia de otras muchas industrias estudiadas en este libro, Sherwood afirma que la proximidad de México a Estados Unidos no tiene importancia para la industria farmacéutica. La industria estadounidense opera en México en buena medida a través de subsidiarias de propiedad absoluta que en su mayor parte procesan materias primas importadas. Algunas empresas conjuntas, recién establecidas entre laboratorios estadounidenses y mexicanos, resultaron de la política gubernamental mexicana y 46 no de la preferencia de las compañías farmacéuticas estadounidenses, hace notar. Sherwood critica dos medidas de la política mexicana en esta industria: el llamado a la nacionalización de la industria según la ley de inversión extranjera de 1973 y el debilitamiento de la protección a la propiedad intelectual según una ley de 1976. Ambas medidas se han flexibilizado desde entonces, señala Sherwood. Su recomendación principal es que el gobierno mexicano aumente la protección a la propiedad intelectual, lo que él cree que fomentaría la investigación farmacéutica en México. La protección a la propiedad intelectual sin duda será un punto importante de las negociaciones sobre el libre comercio entre los dos países. En su ensayo sobre la industria farmacéutica mexicana, Enrique Gruner concuerda con Sherwood en que la política gubernamental mexicana ayudó a conformar la relación farmacéutica entre los dos países. El énfasis de Gruner, no obstante, recae en la índole oligopólica de esta industria, al estar dominada por multinacionales de integración vertical, lo que limita gravemente el establecimiento de industrias abastecedoras en México. Concluye que la liberalización de las importaciones mexicanas no fomentaría la competencia, sino que concentraría aún más los procesos industriales de las propias multinacionales. Gruner está en ligero desacuerdo con el énfasis que pone Sherwood en el fracaso de México para proteger la propiedad intelectual, y arguye que a veces se ha acusado a México de 47 "piratería", cuando las tecnologías del país han evolucionado según un proceso que se ha reproducido en muchos otros países del mundo. Rina Quijada se concentra en la industria petroquímica primaria de Estados Unidos: las olefinas (etileno, propileno y butadieno) y los cíclicos (benceno, tolueno y xilenos), que son las unidades de construcción de millares de productos petroquímicos. Cuarenta y siete compañías (ubicadas principalmente en Texas y Louisiana) elaboran productos petroquímicos primarios en Estados Unidos. De ellas, cinco engloban el 51 por ciento de la producción anual. Aunque la industria petroquímica primaria de Estados Unidos no constituye un monopolio del gobierno, como lo es Petróleos Mexicanos (PEMEX) en la producción de los llamados productos petroquímicos básicos en México, sí es, en cambio, oligopólica. Esto quizá resulte inevitable, como señala el estudio, dado que se necesita una gran inversión de capital para la producción de productos petroquímicos primarios (a diferencia de los secundarios, para los que hay mayor facilidad de acceso). Como sólo PEMEX puede elaborar productos petroquímicos básicos en México, la inversión directa aún parece remota para las compañías estadounidenses, concluye Quijada, quien cree que la contribución principal de Estados Unidos al programa petroquímico básico de México, al menos en el corto plazo, será mediante tecnología y experiencia. 48 Benito Bucay F., en su exposición sobre la industria petroquímica básica mexicana en cuanto se relaciona con su equivalente estadounidense, toca algunos puntos que deben destacarse. Bucay señala que los dos países tienen un gran potencial de desarrollo conjunto, dada la proximidad física de las dos industrias y la disponibilidad de los recursos naturales. También destaca que más de la mitad de la industria estadounidense se localiza en Texas y Louisiana. Las plantas mexicanas que elaboran productos petroquímicos primarios (básicos) son en general más nuevas que sus equivalentes estadounidenses, virtud importante en una industria caracterizada por un gran costo de acceso. Bucay cree que en los noventa surgirá un exceso de productos primarios en Estados Unidos, mientras que es probable que México tenga un excedente de producción petroquímica secundaria. Esta combinación, aunada a la proximidad, debería constituir una situación ideal para el entendimiento bilateral de esta industria. Por otra parte, Stephen L. Lande indica que el sector de hilados y tejidos de la industria textil estadounidense compite con éxito en los mercados mundiales, a diferencia del sector del vestido, en el que cada vez más líneas de producción se están trasladando al exterior, incluyendo la producción de las compañías estadounidenses. Estados Unidos regula el flujo de importación textil y del vestido según el Acuerdo Multifibras (MFA). Las importaciones de estos productos procedentes de México están limitadas por un acuerdo bilateral subordinado al MFA. Lande afirma que las restricciones a la importación de productos textiles son más severas para los proveedores asiáticos (Hong Kong, Corea del Sur, Japón y Taiwan) que para México, que se beneficia de las severas restricciones impuestas 49 a las importaciones de proveedores más competitivos. Sin embargo, como las cuotas de importación se basan en participaciones históricas de mercado, México, en su calidad de participante relativamente reciente, resulta afectado en el tamaño de su cuota. Las recomendaciones de Lande se hacen en el contexto de los intereses políticos de esta industria en Estados Unidos. Concluye que no es probable que un trato especial a las importaciones textiles y del vestido de México sea significativo, a falta de un tratado de libre comercio general que incluya a esta industria. De cualquier manera, un tratado de libre comercio no estará en vigor durante algunos años, y la próxima oportunidad para abordar el asunto de esta industria se presentará cuando el actual acuerdo textil bilateral esté por renovarse. Ovidio Botella C., Enrique García C. y José Giral B. hacen una observación interesante que se relaciona con los comentarios de Lande, a saber, que el proteccionismo mexicano está disminuyendo precisamente cuando el proteccionismo estadounidense va en aumento. Concluyen que la salud de la industria mexicana dependerá cada vez más de las exportaciones, en particular las del vestido hacia los mercados estadounidenses y canadienses, y que la dependencia mexicana de las maquiladoras en este sector no es lo ideal, dado que las plantas agregan poco valor mexicano y, en cambio, consumen valiosas cuotas basadas en el total de las importaciones textiles y del vestido de Estados Unidos; es decir, las cuotas incluyen tanto el valor de los insumos estadounidenses como el valor agregado mexicano. 50 Lloyd E. Slater señala que la industria alimentaria estadounidense es enorme, y que su contribución al PIB es de cerca del 10 por ciento. Menos del 4 por ciento de la producción se exporta, pero esta cifra no incluye las grandes ventas de los conglomerados alimentarios estadounidenses mediante plantas establecidas en el extranjero. También existe una considerable inversión extranjera en la industria alimentaria estadounidense, de hecho más importante que la inversión estadounidense en el extranjero. Estados Unidos tiene un déficit comercial en el renglón de alimentos procesados, porque en sus exportaciones predominan los productos de poco valor agregado (grasas y aceites, carnes, aves y cereales para el desayuno), en tanto que las importaciones tienden a tener un valor agregado más alto (conservas, quesos, galletas y bebidas alcohólicas). Algunos rasgos de la industria alimentaria estadounidense destacados por Slater son el crecimiento de las multinacionales que elaboran múltiples productos, una mayor conciencia del consumidor sobre la dieta y la nutrición y los cambios en la tecnología de procesamiento y comercialización de alimentos (la existencia de los hornos de microondas, la posibilidad de estibar y embarcar líquidos sin derramarlos, y la introducción de empaques de plástico con gran diversidad de aplicaciones). Slater indica que México es un importante proveedor de alimentos para Estados Unidos, principalmente de fruta fresca, verdura y cerveza y señala que más del 85 por ciento de las importaciones estadounidenses de alimentos congelados es procesado por empresas mexicanas. El comercio de alimentos se 51 ha vuelto un esfuerzo verdaderamente binacional; muchas compañías estadounidenses importantes de este giro han iniciado operaciones en México, y cerca de la mitad de los distribuidores de fruta y verdura de Arizona están controlados por productores mexicanos. José Carlos Alvarez Rivero y Herbert Weinstein creen que los alimentos típicos mexicanos, procesados, pueden generar un auge comercial en Estados Unidos, dado el gran número de mexicanos que viven en ciudades como Los Angeles, Houston y Chicago. Las compañías alimentarias no deben pasar por alto el poder adquisitivo de este mercado, y estas compañías pueden acceder a sus posibles clientes con gastos de publicidad relativamente modestos, dicen los autores. Roberto A. Sánchez indica que la región fronteriza es ya un floreciente centro económico binacional, pero advierte que el creciente desarrollo está agotando la infraestructura urbana, lo que podría presentar un obstáculo para la industrialización y el crecimiento económico futuros. Dice que la región padece por la escasez de agua y que las fuentes existentes están cada vez más amenazadas por el desagüe municipal. C. Richard Bath señala que el desarrollo industrial fronterizo ha provocado un nuevo problema ambiental: la eliminación de desechos tóxicos. Las disposiciones mexicanas relativamente recientes que regulan la eliminación de desechos nocivos podrían estimular el desarrollo de una industria mexicana de manejo de desechos, concluye Bath. 52 La naturaleza y el grado precisos de los futuros lazos industriales entre los dos países dependerán de los índices de crecimiento de las dos economías. Clark Reynolds contempla grandes beneficios en la integración económica mexicanoestadounidense, que él espera acabará por abarcar más que el comercio y la inversión, es decir, que deberá incluir la moneda, la mano de obra y las políticas microeconómicas. Reynolds se muestra sumamente crítico hacia la política económica estadounidense durante la década de los ochenta, época en que se dedicó muy poca atención a elevar la productividad. Rogelio Ramírez de la O analiza la política económica mexicana en sus diversas fases: de los años treinta a la administración del presidente Miguel de la Madrid (1982-1988), periodo caracterizado por una amplia intervención del gobierno en la economía. Examina las reformas iniciadas bajo el mandato del presidente De la Madrid, que incluyeron la apertura de la economía a las importaciones, la subvaluación del tipo de cambio (que estimuló las exportaciones), las altas tasas de interés para los instrumentos en pesos y, durante un tiempo, enérgicas reducciones al déficit del sector público. También analiza la política actual, en la que el control de la inflación es la máxima prioridad del gobierno. Ramírez indica que existen ciertos riesgos en la política actual, a saber: deterioro de la balanza de pagos durante la fase de recuperación de la economía, así como deterioro de la infraestructura como resultado del colapso de la inversión pública desde el inicio de la crisis económica, en 1982. Ramírez concluye señalando que en los próximos años el aparato industrial mexicano dependerá mucho de los mercados estadounidenses, y que muchas empresas 53 estadounidenses estarán cada vez más ocupadas con operaciones de manufactura en México. Conclusiones La evolución de sus respectivas políticas ha hecho que México y Estados Unidos dependan cada vez más el uno del otro. México siempre ha dependido de Estados Unidos como fuente de recursos financieros, tecnología e insumos para su industria, y como destino de sus exportaciones. Esta dependencia estuvo limitada hasta cierto grado por la política mexicana de desarrollo desde adentro, lo cual no redujo el requerimiento de México de productos intermedios importados, pero sí atenuó su urgencia de exportar productos no petroleros. El colapso del mercado petrolero y las consiguientes reformas económicas durante los ochenta han llevado a México a participar activamente en la economía mundial y han acentuado la necesidad de un sector manufacturero competitivo. Estados Unidos, dado el tamaño de su economía, también tendió a ver principalmente hacia adentro. No obstante, en los últimos años, los bienes extranjeros han penetrado cada vez más el mercado estadounidense, destacando la importancia de elevar la competitividad del país tanto en su propio mercado como en los extranjeros. Estados Unidos puede mirar hacia adentro una vez más (aumentar su proteccionismo), pero sólo a expensas de sus ingresos. La necesidad de la competitividad industrial se reconoce en Estados Unidos al igual que ahora se reconoce en México. 54 Los estudios que integran este libro examinan un aspecto de la competitividad: cómo puede aumentarse mediante la cooperación bilateral. Dicha cooperación puede adoptar diversas formas, como lo demuestran los estudios de las industrias; puede implicar una producción conjunta, como ya es el caso de la industria automotriz, el cual puede hacerse extensivo a la petroquímica. La cooperación puede consistir en asistencia estadounidense en el mejoramiento tecnológico, que es lo que México busca en la industria de computadoras; o en la investigación conjunta, que actualmente no se da, pero que México busca en la industria farmacéutica. O bien, puede consistir en el comercio de los diversos productos alimenticios en que cada país tenga una ventaja natural. Los estudios conducen a varias conclusiones, según los sectores industriales de que se trate: 1. En la industria automotriz, a causa de los recursos invertidos, la dependencia mutua ya es extensa. 2. La inversión estadounidense en la industria petroquímica mexicana es más modesta, pero existen grandes posibilidades de una mayor cooperación. 3. La futura cooperación en la industria de computadoras depende del mejoramiento profesional y tecnológico de México. 4. La industria alimentaria está caracterizada por la inversión binacional en uno y otro sentido, y por un comercio creciente. 55 5. La industria textil es un buen ejemplo de la mezcla de cooperación y conflicto, este último debido principalmente a la preocupación por el desplazamiento de la mano de obra en Estados Unidos. 6. Quizá la más problemática de todas las industrias examinadas sea la farmacéutica, dado el predominio de grandes multinacionales de estructura vertical, y a causa de su importante función social en ambas naciones. 7. Los recursos naturales renovables deben conservarse para que el desarrollo binacional pueda continuar. Más allá de la particularidad de los estudios de estas industrias, lo que surge de la investigación es que las políticas nacionales son de suma importancia para las decisiones que tomen las compañías privadas. Actualmente México está muy abierto a la inversión y a las importaciones estadounidenses, lo que pone gran parte de la iniciativa en manos privadas. Estados Unidos es todavía un mercado muy abierto al comercio y a la inversión, pero existen presiones considerables para restringir el comercio. En beneficio de los dos países, es necesario contrarrestar el proteccionismo y fomentar en su lugar la tendencia hacia la cooperación industrial en el comercio y en la producción. 56 Política de integración industrial: perspectiva mexicana Luis Rubio F. La relación económica entre México y Estados Unidos es compleja y sumamente diversa, y sus características no siempre son obvias. Además de enormes y crecientes flujos de personas, dinero y bienes, estos dos países comparten problemas de índole tan variada como las aguas negras, el agua potable, la salinidad de los ríos que surcan ambas naciones, las drogas, el contrabando y muchas otras transacciones legales e ilegales. Todos éstos son rasgos grandes y pequeños de la relación, que sólo muestran una parte de la realidad. Los dos países atraviesan por un proceso de integración gradual que tiene lugar como resultado de profundas fuerzas, tanto del mercado como sociales y, más recientemente, por la acción del gobierno. México y Estados Unidos se encuentran en un claro proceso de integración económica, el cual sin embargo no está exento de conflictos. Una parte creciente de la economía mexicana está en contacto cada vez más estrecho con Estados Unidos. Aunque el peso de México es pequeño en relación con la economía estadounidense, las operaciones de producción en común y las empresas conjuntas han enlazado tanto los procesos productivos críticos, que varios sectores industriales estadounidenses de importancia se relacionan hoy estrechamente con México. Con todo, a pesar de este giro en los acontecimientos, 57 la economía mexicana ha tendido a ser cada vez más abierta, mientras que la estadounidense ha tomado la dirección contraria. Los exportadores e inversionistas mexicanos enfrentan múltiples obstáculos para acometer empresas en Estados Unidos, de una manera que recuerda a los mexicanos las quejas que los estadounidenses solían expresar sobre México. En circunstancias similares, Canadá optó de plano por un tratado de libre comercio, principalmente como un medio para evitar el creciente proteccionismo estadounidense. A raíz de este ejemplo, México ha decidido hacer lo mismo. ¿Por qué la reforma económica? En 1985 México inició un proceso de restructuración económica con profundas implicaciones para la industria del país, así como para la relación económica entre México y Estados Unidos. Hasta 1985, el país se había guiado por una política de industrialización por sustitución de importaciones, la cual consistía esencialmente en fabricar internamente toda clase de productos. Las empresas importaban maquinaria y materias primas, y producían bienes para el mercado interno. Con el tiempo, el gobierno desarrolló un marco de políticas que restringía las importaciones, protegía a las empresas al tiempo que regulaba estrictamente la inversión extranjera, y alentaba la inversión en sectores prioritarios mediante subsidios directos e indirectos. Esto condujo al desarrollo de una gravosa burocracia encargada de controlar el comercio exterior, la inversión extranjera y la actividad económica en general mediante interminables procesos discrecionales de toma de decisiones que originaron un enorme poder político. 58 Cuando la política de industrialización por sustitución de importaciones se desplomó, en los años setenta, los sucesivos gobiernos de México trataron de evitar medidas severas como las que se materializaron finalmente con la reforma iniciada a mediados de los ochenta. Durante las décadas que duró la sustitución de importaciones, las relaciones industriales con Estados Unidos fueron escasas, generalmente limitadas a la compra de materias primas, maquinaria y tecnología, pero conservando la distancia de una relación entre cliente y proveedor, y no la cercanía de una sociedad. En muchos casos, los inversionistas extranjeros se asociaban con compañías mexicanas para acometer empresas conjuntas, pero éstas se amoldaban al mercado interno. Como resultado de ello, durante el periodo caracterizado por la sustitución de importaciones (en términos generales de 1940 a 1985), los lazos económicos de México con Estados Unidos estuvieron orientados principalmente a las importaciones industriales. Los recursos para llevar a cabo la política de sustitución de importaciones procedían básicamente de exportaciones de productos agrícolas y, más tarde, de petróleo. La inversión extranjera financió los déficits en cuenta corriente que existieron durante esos años, contribuyendo así a una evolución equilibrada de la balanza de pagos y de las cuentas fiscales del gobierno. A finales de los sesenta, las exportaciones agrícolas de México empezaron a decaer como resultado de las demandas de una población en aumento, así como por una menor productividad. Estas circunstancias destruyeron la mitad de la ecuación de la exitosa industrialización mexicana, haciendo peligrar el proyecto completo. Estaba en juego un crecimiento 59 promedio del PIB del 6.6 por ciento durante 40 años, así como el bienestar de una población cada vez más urbana. En la década de los setenta, el gobierno decidió no resolver el dilema que frustraba la política industrial del país. Se disponía ampliamente de crédito externo como resultado de la recirculación de petrodólares. Para el gobierno mexicano, la disponibilidad de financiamiento externo servía para dos fines. Uno era no tener que elegir en lo referente a política económica. Según lo entendía el gobierno, el crédito externo serviría para el mismo propósito que las exportaciones, es decir, para seguir obteniendo fácilmente importaciones de bienes industriales. El otro fin del crédito externo era financiar proyectos del gobierno en sectores como el del acero, la petroquímica y los fertilizantes. De ahí que la mayor parte del crédito externo se canalizara a los bienes, las importaciones para la industria y el desarrollo de industrias básicas de propiedad estatal. A medida que se acumulaba la deuda externa, el proyecto se volvió insostenible y México entró en una profunda recesión con una inflación de tres dígitos de la que apenas ahora empieza a recuperarse. En 1985, el gobierno decidió finalmente iniciar un proceso de liberalización económica. La reforma puesta en marcha desde entonces consiste en una serie de acciones en varios terrenos: liberalización de las importaciones, privatización de las industrias de propiedad estatal, eliminación de restricciones en la industria en general, liberalización de la inversión extranjera y del sector financiero, etcétera. Gran parte de la reforma fue posible gracias a un profundo cambio en la 60 conciencia del gobierno respecto a la importancia del comercio exterior y de la reforma económica para el desarrollo del país. Aunque la oposición de los burócratas con una mentalidad proteccionista y de la estructura del partido gobernante era (y sigue siendo) fuerte y bien organizada, la liberalización ganó finalmente, y quienes la fomentan consolidaron su posición en la actual administración, que comenzó en diciembre de 1988. La racionalidad de la liberalización y la eliminación de restricciones es tanto económica como política. El actual equipo económico gubernamental está profundamente convencido de los beneficios para la economía y para el desarrollo del país que se derivarían de un comercio más libre. Pero la razón política no es menos convincente: una economía más fuerte llevaría a una situación política más fuerte. Así pues, un comercio más libre se considera el vehículo para la recuperación económica y la consolidación política. En esta etapa, buena parte del proceso de reforma ya está establecida, pero aún falta llevar a la práctica otras medidas, sobre todo en el terreno de los reglamentos. Aunque la modernización del marco reglamentario de la economía se encuentra actualmente en proceso, su éxito aún está por verse, ya que a menudo depende de secretarías distintas de las que están fomentando el proceso de liberalización. Por otra parte, la mayoría de estos cambios se darían en terrenos que tradicionalmente brindan a secretarías como la de Comunicaciones y a su burocracia un enorme poder discrecional. De este modo, el problema radica hoy día en saber si todos los reglamentos e instituciones se modernizarán por igual o si muchos asuntos críticos se quedarán sin resolver, reduciendo así el potencial competitivo general de la economía o, 61 más propiamente, impidiéndole ser tan competitiva como podría serlo en otras circunstancias. Por lo tanto, el problema principal de la economía mexicana en los próximos dos o tres años será precisamente la amplitud y la profundidad de los cambios reglamentarios, muchos de los cuales tendrán una influencia profunda en la integración industrial a través de la frontera mexicano-estadounidense. No obstante, lo realizado hasta ahora ha alterado radicalmente la relación económica entre ambas naciones. Conflicto y cooperación con la industria estadounidense De 1940 a 1980 México desarrolló una serie de políticas que constituyeron el equivalente de una política industrial. Aunque nunca tomó forma una política general, clara y de aplicación exhaustiva, una serie de políticas específicas obligaron a la industria mexicana a desarrollarse según patrones que condujeron a la concentración de empresas en algunos sectores, mientras que en otros prácticamente no hubo flujo de inversión alguno. Pese a la falta de una política amplia y coherente, los decretos y subsidios sectoriales guiaron el desarrollo industrial, asegurando amplios márgenes de utilidad para determinadas empresas. En tanto que la industria mexicana se desarrollaba bajo los auspicios del gobierno, las empresas estadounidenses lo hacían en el marco de un mercado competitivo y básicamente abierto. No obstante, las acciones y decisiones del gobierno guiaron el desarrollo de las empresas estadounidenses de manera muy similar a como lo hicieron en México. Los reglamentos, aranceles, acuerdos de 62 restricción voluntaria, acciones en contra de los monopolios y otras barreras, aunque con frecuencia eran implícitas, constituían de facto una política industrial. Aun así, es indudable que las empresas estadounidenses se desarrollaron en un ambiente sumamente abierto en comparación con las mexicanas. Sin embargo, ambas naciones acabaron por desarrollar una industria amoldada a sus propios mercados internos. Aunque diferentes cualitativa y cuantitativamente, ambas enfrentan un reto de naturaleza similar en el marco mundial. Durante el tiempo que la política de sustitución de importaciones estuvo vigente, se desarrollaron contactos escasos y relativamente menores entre empresas a través de la frontera. Las relaciones comunes eran transacciones comerciales normales, algunas sociedades y exportaciones a México, país que empezó a exportar algunos productos industriales en los años setenta, pero siguió siendo en gran medida un importador. Por tanto, salvo por unas cuantas disputas comerciales (algunas de ellas bastante ruidosas), la relación económica fue tranquila. Con la política mexicana de liberalización de importaciones ha tenido lugar un cambio fundamental de prioridades. En primer lugar, México ha desarrollado gradualmente una base exportadora de manufacturas que a veces compite con empresas estadounidenses. No obstante, en la mayoría de los casos, las exportaciones mexicanas se han vuelto parte de un patrón de integración entre empresas en el que la especialización en la manufactura de bienes es la regla. La mayoría de estos casos se relaciona con compañías multinacionales que han 63 integrado sus procesos manufactureros al otro lado de la frontera, pero muchas empresas mexicanas han hecho lo mismo. Las compañías mexicanas también han empezado a penetrar en el mercado estadounidense, tanto mediante exportaciones como a través de adquisiciones. Lo mismo aplica a un gran sector de la industria, el de las maquiladoras, que están esparcidas a lo largo de la frontera. Son de propiedad mayoritariamente estadounidense y fueron concebidas como bases de exportación; no representan una transformación del viejo modelo de industrialización por sustitución de importaciones, pero sí confirman la existencia de un proceso de integración industrial basado en su mayor parte en la cooperación más que en el conflicto. Aunque los patrones de integración varían considerablemente, la tendencia es evidentemente hacia el establecimiento de lazos más estrechos a través de la frontera. Hasta ahora, gran parte de la explicación de estos desarrollos puede encontrarse en dos simples circunstancias. La primera es la cercanía geográfica, aunada a marcadas diferencias de salarios, lo que hace de México una atractiva base para establecer plantas armadoras y para otros segmentos del proceso industrial que exigen mano de obra intensiva. La segunda circunstancia es la capacidad excedente de las empresas ubicadas en tierra mexicana (tanto nacionales como multinacionales), que se dió a causa de la recesión iniciada en 1982. La capacidad excedente en México cubrió las necesidades de un mercado estadounidense de rápido crecimiento; muchas empresas restructuraron sus operaciones a fin de participar en el mercado del norte. Actualmente, esas plantas están totalmente integradas. 64 Varias naciones del mundo celebran acuerdos de cooperación e intercambian el acceso a sus mercados para aprovechar los puntos fuertes de cada país, tales como mano de obra barata, tecnología o capital, por lo que empezarán a formarse bloques económicos. Tal es el caso de Europa con España y Portugal y de Japón con Malasia y Corea del Sur. Dentro de pocos años quedará claro que Canadá y Estados Unidos no podrán mejorar su competitividad sin México, al menos en algunos sectores. Así pues, sin importar las políticas industriales pasadas o presentes, la integración industrial parece ser un proceso en curso. Sin embargo, la consolidación de este patrón de cooperación dependerá de la profundidad y velocidad de las reformas económicas en México. Esto no sólo exigiría un exitoso proceso interno de eliminación de restricciones y liberalización, sino un replanteamiento de las leyes del país que afectan la actividad económica, sobre todo las relacionadas con la inversión extranjera. Aun cuando prácticamente todo el marco proteccionista que caracterizaba el comercio exterior mexicano se ha desintegrado durante los tres últimos años, las instituciones y leyes mexicanas se han quedado atrás, estorbando un ritmo de cambio más fácil y rápido. A pesar de la retórica, es probable que tanto Estados Unidos como México se beneficien de unos lazos económicos más estrechos; sin embargo, para que éstos se desarrollen al ritmo necesario, México tendrá que seguir adelante con su programa de liberalización, incluyendo la inversión extranjera, en un terreno cada vez más competitivo. 65 De hecho, México y Estados Unidos han logrado avances en el proceso de ordenación y formalización de la tendencia hacia la integración, tanto eliminando obstáculos como fomentando negociaciones sobre comercio, inversión y relaciones sectoriales. Por lo tanto, los gobiernos de ambas naciones reconocen la tendencia y trabajan para acelerar el proceso, a la vez que intentan evitar las posibles consecuencias negativas. Así pues, el proceso está en marcha no sólo por sí mismo, sino también como producto de una planeación. La actual política industrial mexicana Dado que no existía ninguna política industrial formal, la eliminación de muchas de las políticas y reglamentos clave que guiaban el desarrollo industrial (tales como controles de importación, subsidios, sectores prioritarios y decretos sectoriales) ha representado la eliminación de todo el concepto de política industrial. Las empresas fueron obligadas repentinamente a actuar en un ambiente casi de mercado, con fronteras abiertas casi por completo. Actualmente, pues, las empresas mexicanas empiezan a guiarse, para su desarrollo, por conceptos fundamentales como el de ventaja comparativa, más que por políticas gubernamentales. Esto ha traído un cambio radical de criterios, prioridades y empuje, y es probable que muchas compañías fracasen en el nuevo ambiente. Pero aquellas que sobrevivan quizás prosperarán, como ya lo ejemplifican algunos casos. La liberalización de las importaciones también ha hecho que las empresas nacionales operen en un nuevo ambiente caracterizado 66 por la competencia contra firmas extranjeras tanto en mercados mundiales (mediante las exportaciones) como en el mercado nacional (contra las importaciones). Por otra parte, la eliminación de restricciones a la inversión extranjera ha cambiado la estructura de las firmas y ha alterado las empresas conjuntas. En muchos casos toman forma nuevas alianzas, mientras que en otros se desintegran viejas sociedades. Para las empresas mexicanas, este proceso de cambio ha implicado una transformación radical de su estructura, reglamentos y ambiente operativo. Cada sector industrial, como lo ejemplifican los seis que se eligieron para esta conferencia, se enfrenta al nuevo ambiente de manera distinta. Algunos han presenciado la eliminación de prácticamente todas las barreras y restricciones, en tanto que otros aún están muy reglamentados. Todos ellos, sin embargo, se han sometido a las fuerzas de la competencia. Seis industrias mexicanas cambiantes Se escogieron seis sectores industriales para analizar cómo se enfrentan los dos países en el terreno industrial. Cada sector tiene su propia historia y muestra una estructura peculiar. Algunos sectores se caracterizan por una gran concentración de grandes firmas con procesos típicos de integración vertical, mientras que otros tienden a ejemplificar estructuras más competitivas. Aun así, en tanto que los patrones típicos de integración y concentración mundial pueden estar presentes en México, destacan diferencias fundamentales. Esto surge de un 67 punto esencial: dado que el gobierno mexicano ha monopolizado varias industrias básicas durante décadas, muchas firmas no han podido repetir lo que sus equivalentes en otros países. En un ejemplo de la muestra elegida (la industria petroquímica), la integración vertical enfrenta una limitación absoluta porque el gobierno detenta el monopolio de la producción petroquímica básica. Por eso, aunque la industria en general no es distinta de sus equivalentes en otros países, en México presenta una diferencia fundamental de estructura. Los sectores elegidos muestran situaciones similares: todos tienen cada vez más lazos a través de la frontera, la mayoría de ellos complementarios más que competitivos. Algunos han avanzado en su proceso de integración hasta un grado extraordinario, como es el caso de la industria automotriz y la de computadoras. Otras, como la alimentaria, se han quedado atrás. Aun así, hay un sector agrícola, cada vez más orientado a las exportaciones, que está totalmente integrado a los gigantes alimentarios de Estados Unidos. Por lo tanto, aunque existen diferencias naturales, la mayoría de los sectores industriales siguen un patrón similar. Los textiles apenas empiezan a moverse en ambas direcciones, principalmente a través de las maquiladoras, pero éste es un terreno en que las restricciones a las importaciones del lado estadounidense alteran el patrón general. En la industria farmacéutica, la integración ha sido lenta, debido en gran parte a antiguos conflictos de patentes y derechos de marca; no obstante, a medida que éstos se solucionan, es probable que en el futuro se concreten oportunidades de producción conjunta. 68 A cada sector lo distinguen sus propios rasgos particulares, pero todos ellos ofrecen pruebas inequívocas de que, en una medida cada vez mayor, la frontera ha pasado a ser poco más que una barrera administrativa, si bien molesta, para los procesos industriales. México aún debe obtener las ventajas y los beneficios políticos de dicho proceso en términos de crecimiento del PIB, pero el patrón se presenta a la vista de todos. Así como aumenta la competitividad mundial y los bloques comerciales mejoran aún más la competitividad de algunos países, en particular de Europa y Asia, las tres naciones norteamericanas tendrán que depender cada vez más una de otra. Las industrias críticas, como la automotriz, no podrán avanzar en el camino de la competitividad sin una nación con mano de obra intensiva como México, de modo muy parecido a como Corea del Sur o Malasia han complementado a los japoneses, y como España, Portugal y Grecia han fortalecido a los europeos del norte. De este modo, sea por planeación o por el curso natural de los hechos, una integración más estrecha es el camino casi predeterminado. Pero sin un marco legal apropiado, el proceso sería sumamente conflictivo y entrañaría el riesgo constante de descarrilarse. Aunque no es probable que la cooperación caracterice a todos los sectores industriales, parece ser el camino evidente en el caso de las empresas mexicanas y multinacionales en México durante los próximos años. Dado que la cooperación y las ventajas comparativas se hacen más obvias, es probable que tome forma un proceso de especialización, no sólo en cada firma como sucede ahora, sino 69 también en cada sector. En esta etapa, la mayoría de las empresas mexicanas aprovechan al máximo su capacidad excedente y basan sus decisiones en la producción conjunta o en la integración, que es la vía más eficiente a corto plazo. No obstante, con el paso del tiempo, a medida que se inviertan nuevos recursos en cada industria, es probable que el patrón cambie. La inversión fresca buscará ventajas comparativas específicas, fortaleciendo así los lazos bilaterales y fomentando la especialización de sectores industriales al otro lado de la frontera. En ambos casos la conclusión es muy clara: el único destino posible de la integración industrial es una mayor integración. 70 TRES _____________ Automóviles 71 Automóviles: perspectiva estadounidense Marc E. Maartens Este es un examen de la industria automotriz mexicana desde el punto de vista tanto estadounidense como mundial, que analiza la función del gobierno estadounidense en la conformación de productos industriales, la influencia del gobierno mexicano en los planes de inversión de la industria y el grado hasta el cual ya se han integrado las industrias automotrices estadounidense y mexicana; por último, se dan algunas recomendaciones para la futura integración. El sector de los automóviles está convirtiéndose rápidamente en una industria competitiva mundial concentrada en centros de producción y mercados regionales. Se diseñan o producen vehículos en una región o país y se venden en otro. La industria llama a esto globalización del mercado, y un grupo relativamente pequeño de productores ubicados en Estados Unidos, Europa Occidental y Japón dominan este mercado global. El cuadro 3.1 muestra que la producción mundial de automóviles, camiones y autobuses ascendió a cerca de 46 millones de vehículos anuales en la década de los ochenta. Aunque las cifras de producción parecen altas, la industria automotriz crece ahora con más lentitud que en las décadas anteriores. Después de los años treinta, la producción automotriz creció a saltos y tropiezos hasta los 72 setenta y ochenta, en que su crecimiento se moderó a cerca del 30 por ciento en cada década, o bien, a cerca del 2.7 por ciento de crecimiento compuesto anual. Para la primera mitad de la década de 1990 se proyecta un crecimiento de aproximadamente 2.5 por ciento anual; un crecimiento más lento en Estados Unidos y Europa Occidental se compensará con uno mayor en el resto del mundo. La región norteamericana aportó únicamente cerca de 14 millones de vehículos de los 46 millones producidos anualmente en los ochenta, como se muestra en el cuadro 3.2. Tanto la región del pacífico asiático como la europea sobrepasan a Norteamérica en producción, y los productos de ambas regiones han logrado una amplia penetración en el mercado de Estados Unidos y Canadá. 73 CUADRO 3.1 Producción mundial de vehículos de motor __________________________________________________________________ Aumento porcentual Producción mundial sobre el periodo Año total (unidades) anterior __________________________________________________________________ 1900 9,500 1910 255,000 2584 1920 2,400,000 841 1930 4,100,000 71 1940 4,900,000 20 1950 10,600,000 116 1960 16,500,000 56 1970 29,400,000 78 1980 38,500,000 31 1981 37,200,000 -3 1982 36,100,000 -3 1983 39,800,000 10 1984 42,100,000 6 1985 44,800,000 6 1986 45,300,000 1 1987 45,900,000 1 1988 48,200,000 5 1989 48,900,000 1 1990-95 (proy.) 50,000,000 2.5a __________________________________________________________________ a Tasa compuesta anual Fuentes: Motor Vehicle Manufacturing Association (cifras reales) y Marc E. Maartens Associates (proyecciones). El cuadro 3.3 muestra el grado en que Estados Unidos y Canadá han penetrado en el mercado global de producción de vehículos. Desde los años 74 cincuenta hasta los ochenta, su participación en el mercado decayó de más del 75 por ciento al 23 por ciento, dado que los fabricantes del Pacífico asiático y europeos tuvieron avances importantes en producto y calidad. Al mismo tiempo y por razones semejantes, los vehículos extranjeros obtuvieron una participación de mercado del 30 por ciento en Estados Unidos, produciendo en este país un déficit comercial de vehículos por unos 45,000 millones de dólares anuales. Las tendencias de la industria están determinadas en gran medida por un consumidor automovilista que pide avances tecnológicos: una marcha más suave, motores eficientes en el consumo de combustible, tableros de instrumentos digitales, asientos más cómodos, mejor ensamblaje de partes metálicas, etcétera. Los avances tecnológicos en los procesos de manufactura ofrecen estos lujos y mejoras de desempeño. En Estados Unidos, Europa Occidental y el Pacífico asiático se están construyendo nuevas instalaciones robotizadas, de nivel mundial, que harán obsoletas a las plantas más viejas. Las prácticas de entrega sin retraso evitan la necesidad de grandes inventarios en planta o de zonas de almacenamiento aledañas. 75 CUADRO 3.2 Producción mundial de vehículos de motor por región (millones de unidades) __________________________________________________________________ NortePacífico LatinoAño américa Europa asiático américa Otras Total __________________________________________________________________ 1980 9.9 15.4 11.3 1.5 0.4 38.5 1981 9.9 14.4 11.5 1.0 0.4 37.2 1982 8.7 14.8 11.0 1.0 0.6 36.1 1983 11.0 15.7 11.5 1.0 0.6 39.8 1984 13.1 15.3 11.9 1.0 0.8 42.1 1985 14.0 16.0 12.9 1.1 0.8 44.8 1986 13.5 16.7 13.1 1.2 0.8 45.3 1987 13.0 17.5 13.5 1.1 0.8 45.9 1988 13.6 18.2 14.2 1.3 0.9 48.2 1989 13.4 19.0 14.5 1.1 0.9 48.9 Noventa (proy.) 14.0 19.0 15.0 1.0 1.0 50.0 __________________________________________________________________ Fuentes: Motor Vehicle Manufacturing Association (cifras reales) y Marc E. Maartens Associates (proyecciones). Para atraer estas avanzadas plantas armadoras de vehículos, México debe superar la barrera de la capacidad excedente de la industria global a corto plazo. Dicha capacidad excedente es clara en Estados Unidos y en otros países. Es probable que la capacidad excedente, actualmente del 20 por ciento en Europa, aumente drásticamente como consecuencia del auge de producción de los cinco 76 últimos años. Las tecnologías en constante cambio hacen salir más productos de las plantas modernas existentes, y los automóviles y camiones, mejor construidos, tienen una vida útil más larga. CUADRO 3.3 Producción de vehículos en Estados Unidos y Canadá como porcentaje de la producción mundial __________________________________________________________________ Porcentaje del total mundial Estados Unidos Año Estados Unidos y Canadá __________________________________________________________________ 1950 76 80 1960 48 50 1970 28 33 1980 21 24 1985 26 31 1988 23 27 1989 22 26 __________________________________________________________________ Fuentes: Motor Vehicle Manufacturing Association y Marc E. Maartens Associates, Inc. La competencia entre las compañías globales sobrevivientes será reñida en la década de los noventa, lo que afectará la producción de vehículos en México. Los doce grandes fabricantes de automóviles sobrevivientes son los tres mayores de Estados Unidos (General Motors, Ford y Chrysler), los cuatro mayores de Europa Occidental (Volkswagen, Renault, Fiat y Mercedes) y los cinco mayores de la región del Pacífico asiático (Toyota, Nissan, Honda, Mazda y Mitsubishi). 77 Muchos fabricantes europeos y asiáticos menores ya han sido absorbidos por alguno de los doce mayores. La prensa financiera especula respecto a cuál de las compañías menores e incluso de las medianas será la siguiente en ser absorbida. Esto afecta a México en la medida en que los fondos que se gastan en adquisiciones no se destinan a la construcción de nuevas plantas. Los fabricantes sobrevivientes de cada lado de la frontera tienen una posición prominente en el mercado global. Los tres grandes de Estados Unidos (Chrysler, Ford y General Motors) son propietarios totales de sus filiales mexicanas. En años más recientes y conforme a los reglamentos mexicanos en vigor, las divisiones mexicanas de estas empresas han realizado operaciones como si México ya formara parte de un tratado comercial similar al U.S.-Canada Auto Pact. La Nissan japonesa y la Volkswagen alemana (VW) también operan en México, con lo que conforman a los cinco grandes en ese país. Desarrollo del sector automotor en México Desde la década de 1920 hasta la de 1960, el mercado mexicano, al igual que los de muchos otros países, podía definirse como local. Los vehículos se armaban con partes importadas y se vendían en México, y los modelos eran similares a los producidos en Estados Unidos. En los años sesenta, las disposiciones gubernamentales mexicanas alentaron las operaciones de armado según el principio de sustitución de importaciones con contenido nacional, que exigía motores y otras partes de fabricación mexicana. Como resultado de ello, la 78 creación de nuevos modelos se detuvo parcialmente. Ya no fue económicamente factible tomar el diseño del fabricante de origen, como el de los vehículos estadounidenses del momento, con tanta rapidez como en la etapa previa de armado. El mercado dependió en gran medida de una sola tecnología. En los ochenta el gobierno mexicano promovió un audaz programa de exportación, haciendo que los tres grandes de Estados Unidos establecieran varias plantas de motores con tecnología avanzada, así como una armadora de nivel mundial (la Ford de Hermosillo), que lanzó los productos automotores mexicanos al mercado mundial. Dichos programas de construcción deben continuar y se debe alentar a la industria proveedora de partes para que inicie programas semejantes, si es que México quiere asegurar y aumentar su participación en el naciente mercado regional de vehículos y fortalecer sus ganancias de divisas. Al mismo tiempo, la industria automotriz mexicana se ha dispuesto en dos categorías. En una de ellas, los cinco grandes siguen operando plantas de armado de motores y vehículos con tecnología de bajo nivel, que abastecen el mercado local. Estos vehículos, producidos principalmente en el centro de México, cumplen con las normas locales sobre emisiones contaminantes, seguridad y resistencia al daño. En la otra categoría, nuevas plantas de motores con tecnología avanzada y orientadas a la exportación destinan su producción principalmente a Estados Unidos. En los últimos años, los cinco grandes empezaron a exportar vehículos. 79 Las estadísticas de la Motor Vehicle Manufacturers Association clasifican a México como miembro de la región productora norteamericana. De manera característica, en los ochenta, cerca de 11 millones de vehículos anuales de la producción mundial se produjeron en Estados Unidos. Casi 2 millones se produjeron anualmente en Canadá, de los cuales cerca de la mitad se exportó a Estados Unidos. México produjo cerca de 500,000 al año, como se muestra en el cuadro 3.4. La producción acumulada y el desecho de vehículos arrojan las siguientes proporciones de personas por vehículo registrado, en 1988: 1.4 en Estados Unidos, 1.7 en Canadá y 11 en México. En comparación con los demás mercados latinoamericanos en la década de los ochenta (como se muestra en el cuadro 3.5), los volúmenes anuales de producción de México fueron menores que los de Brasil, de aproximadamente 1 millón de unidades, pero mayores que los de Argentina, de unas 200,000 unidades. 80 CUADRO 3.4 Producción de vehículos en la región norteamericana (millones de unidades) __________________________________________________________________ Año Canadá México E.U.A. Total __________________________________________________________________ 1980 1.4 0.5 8.0 9.9 1981 1.3 0.6 8.0 9.9 1982 1.2 0.5 7.0 8.7 1983 1.5 0.3 9.2 11.0 1984 1.8 0.4 10.9 13.1 1985 1.9 0.4 11.7 14.0 1986 1.9 0.3 11.3 13.5 1987 1.7 0.4 10.9 13.0 1988 2.0 0.5a 11.2 13.7 1989 (est.) 2.0 0.6b 11.0 13.6 Noventa (proy.) 2.0 0.6 11.4 14.0 __________________________________________________________________ aIncluye 0.1 de exportaciones. bIncluye 0.2 de exportaciones. Fuentes: Motor Vehicle Manufacturing Association (cifras reales) y Marc E. Maartens Associates (estimados). 81 CUADRO 3.5 Producción de vehículos en países seleccionados (millones de unidades) __________________________________________________________________ Año Argentina Brasil Corea México España __________________________________________________________________ 1960 0.1 0.2 a a a 1970 0.2 0.4 a 0.2 0.5 1980 0.3 1.2 0.1 0.5 1.2 1981 0.2 0.8 0.1 0.6 1.0 1982 0.1 0.9 0.2 0.5 1.1 1983 0.2 0.9 0.2 0.3 1.3 1984 0.2 0.9 0.3 0.4 1.3 1985 0.1 1.0 0.4 0.4 1.4 1986 0.2 1.0 0.6 0.3 1.5 1987 0.2 0.9 1.0 0.4 1.7 1988 0.2 1.1 1.1 0.5 1.9 1989 0.1 1.0 1.1 0.6 2.0 __________________________________________________________________ aMenos de 0.1. bIncluye 0.2 de exportaciones. Fuentes: Motor Vehicle Manufacturing Association (cifras reales) y Marc E. Maartens Associates (estimados). El mercado mexicano interno, después de llegar a un punto culminante de 600,000 unidades en 1981, se niveló en cerca de 400,000. El crecimiento provino al principio de una expansión considerable del mercado interno y, más tarde, de las exportaciones. En 1989 el volumen de exportación de la industria fue de 200,000 unidades (un tercio de la producción mexicana total, estimada en 600,000 vehículos). 82 Depende de factores la situación de que en la década de los noventa pueda desarrollarse un mercado de vehículos de fabricación nacional a bajo precio para los grupos de población de menores ingresos, como lo desea el gobierno mexicano. La disponibilidad de crédito y el escalonamiento de los impuestos de venta son inhibiciones financieras para el consumidor. Y el productor necesita considerar la disponibilidad de productos y la viabilidad de las instalaciones dedicadas a ese sector del mercado. Estas consideraciones deben sopesarse contra el objetivo de mantener el equilibrio cambiario y de la balanza comercial. Hasta ahora, sólo Volkswagen produce esta clase de vehículo en México. Impuestos La industria automotriz tiene tanta preocupación por las cuestiones fiscales como cualquier otro inversionista en México. Aunque la estructura fiscal mexicana aún contiene algunas medidas que reducen la competitividad del país como productor para mercados mundiales, ciertos cambios recientes y pendientes en las leyes, patrocinados por el gobierno, han mejorado un poco la posición competitiva del país. La tasa del impuesto al ingreso corporativo, anteriormente del 42 por ciento, se redujo hace pocos años al 35 por ciento, y para el inversionista estadounidense ya no resulta en montos significativos de impuesto mexicano que no pueda acreditarse contra el impuesto estadounidense al ingreso corporativo. Además, se 83 ha eliminado la retención fiscal de dividendos pagaderos a los accionistas corporativos extranjeros por utilidades gravadas. Lo que subsiste es la retención sobre pagos brutos de asistencia técnica, incluyendo rembolso de costos, pero se ha reducido del 21 al 15 por ciento. Sin embargo, el impuesto al pago de regalías por el uso de patentes o marcas sigue siendo del 40 por ciento. Existe un impuesto anual sobre activos netos, relativamente nuevo, del 2 por ciento, que es acreditable contra el impuesto al ingreso corporativo, pero que resulta particularmente gravoso para las compañías nuevas y para otras que no tienen utilidades gravables. Los bancos que hacen préstamos a las compañías mexicanas aún padecen una retención fiscal del 15 por ciento sobre intereses, y otros prestamistas deben pagar un impuesto del 35 por ciento. Así pues, resulta costoso para las compañías mexicanas obtener fondos de prestamistas extranjeros que no tengan impuesto al ingreso contra el cual acreditar este costo. Todos los impuestos mencionados son acreditables contra impuestos estadounidenses pagaderos por los respectivos destinatarios en Estados Unidos de ganancias o tarifas de México, excepto el impuesto del 2 por ciento sobre activos netos. Se prevé que el gobierno mexicano redefinirá este impuesto de manera que pueda ser acreditable en la misma medida que el del ingreso corporativo. 84 La mayoría de los países que alientan el comercio y la inversión exteriores celebran tratados con sus principales socios comerciales a fin de eliminar la duplicidad de impuestos. La posición competitiva de México mejoraría aún más si el país participara en dichos tratados. Objetivos del gobierno mexicano y respuesta de la industria Los objetivos expresos del gobierno mexicano para la industria automotriz destacan las ganancias de divisas, los mercados nacional y de exportación, y la competitividad mundial. El gobierno está convencido, en mi opinión acertadamente, de que debe liberalizar la industria para lograr la competitividad mundial. También entiende que debe atraer capital extranjero, fomentar la fabricación de vehículos seguros y no contaminantes, y alentar el desarrollo de una industria de partes de nivel mundial. Un enfoque gradual de la liberalización de la industria es la mejor manera de realizar el deseo del gobierno de alcanzar la competitividad mundial en fabricación de partes y vehículos. Considérese que México debe atraer nuevas plantas de nivel mundial, cada una de las cuales cuesta cerca de 1,000 millones de dólares y recupera la inversión sólo al cabo de 15 años. Aunque la industria admite que la inversión en tecnología avanzada resulta esencial, los requisitos de capital le impiden afrontar cambios repentinos hacia una economía libre y abierta, después de años de severas restricciones. La consigna debe ser la división de la 85 tarea por etapas y la liberalización gradual y guiada, lo cual requiere respuestas creativas de la industria automotriz y del gobierno estadounidenses. El gobierno mexicano considera que el valor de las exportaciones de la industria automotriz debe ser al menos igual a sus importaciones. Eso parece justo y razonable, pero la opinión del gobierno de que cualquier utilidad excedente por exportación debe contribuir al desarrollo de sectores no exportadores es discutible. Aunque la industria estaría dispuesta a considerar el empleo de dicho excedente para sus miembros no exportadores, mira con recelo el hecho de destinarlo a sectores distintos del de los automóviles. El gobierno mexicano quiere promover el crecimiento de los mercados tanto nacional como de exportación, y la industria está de acuerdo en que la promoción del mercado nacional es el fundamento de una industria saludable, pues es difícil promover una industria de exportación global si el mercado interno languidece. La industria también cree que en el actual ambiente del mercado la integración con Estados Unidos significa la integración con el mundo. Como el mercado estadounidense permite un acceso prácticamente libre a cualquier fabricante, los productos mexicanos de exportación también deben ser capaces de competir con productos de diseño u origen estadounidense, japonés o europeo, desarrollando normas ambientales, de ahorro de combustible, de seguridad y de resistencia al daño, y adaptarlas a los requisitos mundiales. Las exportaciones a Estados Unidos deben adecuarse a las normas estadounidenses. La falta de normas uniformes es una de las causas de que hayan surgido dos categorías en la industria mexicana. 86 Lógicamente, los cinco grandes están dispuestos a apoyar sus operaciones de fabricación y armado final en México haciendo las inversiones que se requieren para fomentar el crecimiento que desea el gobierno mexicano, siempre y cuando les resulte económicamente atractivo. Sin embargo, las maquiladoras, plantas intensivas en mano de obra, presentan un problema: podrán seguir con sus actuales operaciones a condición de que sus productos o procesos de fabricación no se vuelvan obsoletos a causa de los avances tecnológicos. Al presentarse estos avances, no es probable que se construyan maquiladoras robotizadas intensivas en capital en la zona fronteriza de México, sino más bien cerca de las plantas que exigirán entrega de componentes sin retraso. En la próxima década surgirán instalaciones robotizadas en estrecha proximidad con las plantas de armado para asegurar una entrega sin retraso de la producción que actualmente elaboran estas maquiladoras satélites. Por ejemplo, los asientos de plástico moldeados sustituirán parcialmente las operaciones de corte y cosido que actualmente realizan las maquiladoras. Los cinco grandes operan y controlan la mayoría de las casi 50 maquiladoras que producen partes de automóvil en la franja fronteriza norte (según reglamentos distintos de los que se aplican a la industria automotriz en general) principalmente para la exportación a plantas de sus compañías matrices. 87 La industria cree también que el ajuste del ambiente socioeconómico quizá sea la meta más difícil de alcanzar para México. La política afecta a estas cuestiones aún más que a los otros puntos tratados. Una fuerza de trabajo estable y flexible, la libertad de precios, la libertad de oferta de productos y la libertad de inversión determinan el desarrollo futuro de la industria o su incapacidad para desarrollarse. La industria automotriz emplea a cerca de 465,000 personas, es decir, el 3 por ciento de la fuerza de trabajo industrial de México. Los tres grandes estadounidenses tienen en todo el mundo cerca de 1'255,000 empleados; en México emplean a cerca de 40,000 personas en operaciones de fabricación y armado, más cerca de 25,000 en sus maquiladoras cautivas. Si se aplica un factor convencional industrial de 6, se estima que otras 400,000 personas serán empleadas por la industria automotriz mexicana de abasto y servicio. Pero aun cuando es considerable el número de mexicanos empleados por la industria, las estrictas reglas sobre horas de trabajo, vacaciones y duración del empleo estorban al desarrollo de empleados capacitados. La limitada disponibilidad de programas de capacitación patrocinados por el gobierno mexicano también restringe a la industria. El decreto sobre automóviles de 1989 Desde los años sesenta, todas las administraciones presidenciales han promulgado decretos sobre automóviles. En beneficio de México, los decretos han 88 seguido una dirección congruente y predecible. Consecuentemente, el gobierno de Salinas de Gortari promulgó el 8 de diciembre de 1989 un decreto de aplicación general para los modelos de automóviles 1991. El 30 de noviembre de 1990 se publicaron reglas y reglamentos que aclaran la aplicación de este decreto, pero se requieren aclaraciones adicionales. El decreto pone en marcha la liberalización gradual y guiada de la industria automotriz mexicana hacia la competitividad internacional. De manera similar, un nuevo decreto sobre camiones y otro sobre maquiladoras fomentan la liberalización guiada. Los siguientes constituyen puntos clave del nuevo decreto sobre automóviles: 1. Se permitirá la importación de vehículos armados. 2. Se elimina la disposición sobre la inclusión de contenido nacional específico. En su lugar, la industria automotriz de abasto debe aportar un 36 por ciento de valor agregado mediante la aplicación de fórmulas específicas. 3. Se liberalizarán las restricciones a la propiedad extranjera. 4. El punto de referencia para fijar el precio de los vehículos producidos y vendidos en México serán los precios internacionales, excluyendo los impuestos mexicanos. El decreto refleja en gran medida los objetivos que se señalan en este capítulo. Para alcanzar gradualmente la integración global, la industria hizo 89 gestiones para que la liberalización guiada avanzara paso a paso a partir del ambiente actual y en un lapso que abarcará más de un periodo presidencial. Cabe aquí una advertencia: como las políticas mexicanas se apartan del nacionalismo económico hacia una economía más libre, inspiradas en una política menos autoritaria, quizá no sea tan seguro -como en décadas anteriores- que el gobierno mexicano pueda seguir lineamientos esencialmente congruentes. Pero se debe estar dispuesto a correr ese riesgo como precio de una mayor libertad de acción que resultará benéfica a la larga. Los nuevos decretos sobre maquiladoras y los que regulan el comercio de automóviles en la zona fronteriza también deben reflejar este nuevo pensamiento. Acciones gubernamentales recomendadas Si tanto el gobierno de Estados Unidos como el de México emprenden acciones que promuevan, o al menos no interfieran en las oportunidades de cumplir con estos objetivos, la industria estará en posibilidad de lograr desarrollos radicales en las próximas dos décadas. Las medidas del gobierno mexicano deben incluir otras acciones a fin de: 1. Eliminar requisitos adicionales de contenido nacional mínimo para proveedores y armadores finales, con el objeto de no restringir la integración vertical. 90 2. Permitir a las maquiladoras vender a los armadores finales sin restricción alguna. 3. Suprimir las limitaciones a las fuentes de generación de divisas. 4. Permitir la libre fijación de precios. 5. Eliminar las restricciones a la oferta de productos. 6. Permitir a los fabricantes y armadores finales existentes importar, con compensación completa de divisas, vehículos terminados para satisfacer la demanda del mercado. 7. Prohibir la importación de vehículos armados usados. 8. Ampliar la oportunidad de acuerdos comerciales internacionales, cuando sea apropiado. 9. Eliminar los requisitos para la propiedad mayoritaria mexicana en la industria de abasto y mejorar la protección a la propiedad intelectual para estimular la inversión extranjera y la afluencia de tecnología. (Se ha puesto en marcha este proceso mediante el acuerdo de comercio e inversión firmado recientemente con Estados Unidos). 10. Promover un ambiente laboral estable y flexible para aumentar la confianza del inversionista extranjero. 11. Establecer una estructura competitiva de impuestos sobre ventas y derechos de importación, similar a los niveles estadounidenses, para estimular la demanda interna. 12. Establecer una estructura fiscal general competitiva para estimular la inversión extranjera. 91 13. Mejorar y poner a disposición de la industria y el comercio una gama más amplia de instrumentos de financiamiento, a fin de estimular la inversión y la demanda. 14. Ofrecer combustibles adecuados a escala nacional. 15. Mejorar el transporte, las comunicaciones y la infraestructura portuaria, así como el servicio de aduanas. 16. Simplificar los trámites administrativos. Programa industrial La industria automotriz tiene su propio programa de integración, el cual se concentra en los siguientes puntos: 1. La integración debe dar lugar a la libre competencia de productos especializados. La especialización de productos aumenta las probabilidades de una integración exitosa. En México se producirían partes específicas, como transmisiones manuales o vehículos especiales, tanto para el mercado interno como para el de exportación. Para ofrecer al consumidor mexicano una gama completa de vehículos terminados, México dejaría que los armadores finales importaran el faltante de vehículos terminados requeridos por el país. Los mercados potenciales de exportación incluirían una expansión en el mercado de California, dada su proximidad geográfica. 92 2. Con la especialización en la producción de partes, la industria mexicana podría abastecer de partes originales a las plantas matrices de armado. Una integración vertical más liberal estimularía el desarrollo de instalaciones que actualmente no se contemplan. Las nuevas perspectivas de abastecimiento global colocan a México en la disputa por la producción en nuevas plantas de tecnología avanzada. Las demandas de tecnología aumentarían, pero obligarían a la industria matriz a poner los avances tecnológicos a disposición de la filial mexicana. 3. Las relaciones entre firmas estadounidenses y mexicanas aumentarían notoriamente a medida que los proveedores mexicanos requirieran tecnología nueva y avanzada para competir en el mercado global. Se prevén nuevos participantes. Algunos observadores proyectan que los vehículos producidos actualmente en Corea, Taiwan y otros lugares de Asia podrían producirse en el futuro en plantas filiales de México. Considérese (como lo muestra el cuadro 3.5) que los volúmenes de producción coreanos aumentaron de unos 200,000 vehículos en 1970 a más de 1 millón en 1988. En el mismo periodo, la producción española aumentó de unos 500,000 a casi 2 millones de vehículos. Esto ocurrió después de que ambos países alentaron a los fabricantes a instalar plantas de fabricación y armado de nivel mundial. 93 La integración Las industrias automotrices de Estados Unidos y México han empezado a integrarse, y sería benéfico para ambos países que este proceso se acelerara en las próximas décadas. Para alcanzar este objetivo, México deberá ser mundialmente competitivo en productos, tecnología, calidad, durabilidad, entrega y precio. Los reglamentos estadounidenses afectan los mercados nacional y de exportación mexicanos. Por ejemplo, por razones económicas, México no utiliza los diseños que cumplen con todas las reglas estadounidenses de resistencia al daño; esto implica que deben diseñarse las variaciones y ajustar la producción para adaptar las partes locales a las importadas. Los controles de emisiones determinan el tipo de motores producidos, de manera que deben hacerse cambios similares en las plantas de motores. Pero para las exportaciones a Estados Unidos, los vehículos producidos en México deben cumplir con las especificaciones de producción estadounidenses. Diversas medidas y subsidios proteccionistas deforman la libre economía en ambos lados de la frontera. Por ejemplo, en Estados Unidos un arancel del 25 por ciento sobre camiones pequeños dificulta su importación. Las restricciones voluntarias japonesas a la exportación limitan la libre afluencia de vehículos japoneses hacia Estados Unidos. Sin embargo, en 1988, y de nuevo en 1989, las importaciones estadounidenses de vehículos japoneses fueron en realidad 94 menores que la cuota prevista. En México, una prohibición más severa de importar vehículos terminados, aunque protege la ineficiente industria mexicana, limita la disponibilidad de modelos. Los reglamentos mexicanos influyen de manera determinante en la disposición de los extranjeros para invertir. En el mercado global, el inversionista tiene la posibilidad de elegir el lugar de su inversión. Si en una región productora algunas zonas tienen climas de inversión más favorables que otras, serán las preferidas. De este modo, sería en su propio beneficio que México creara un clima tan favorable como lo permitan sus circunstancias económicas. Las actuales restricciones a la oferta de productos limitan a los fabricantes a determinadas cantidades y tipos de modelos prescritos por el gobierno, impidiendo así el desarrollo de una libre economía de mercado. Los requisitos existentes de desempeño estipulan ciertos niveles de contenido nacional y tipos de producto. Estos requisitos también vinculan los valores de producción con los de exportación para corregir desequilibrios comerciales que han sido desfavorables para México durante décadas. La ley mexicana restringe oficialmente la integración vertical, lo que desalienta la inversión extranjera en nuevas plantas de abasto. Por su parte, los fabricantes estadounidenses tienen libertad de elección en lo que concierne a la integración vertical, y así, según la situación económica, integran verticalmente ciertas partes de marca, tales como la producción de flechas de transmisión, los 95 troqueles principales y las partes electrónicas. Pero México limita la integración vertical esencialmente a motores, molduras y vidrios, y la restricción va más allá al estipular que los proveedores deben ser un 60 por ciento de propiedad mexicana. Pero el capital mexicano es escaso, de manera que, atinadamente, el gobierno aplica actualmente esta regla con más flexibilidad que en años anteriores, y existen considerables tratos entre las industrias proveedoras estadounidenses y mexicanas, las cuales canalizan tecnología y productos a través de la frontera. En última instancia, la liberalización de las reglas sobre propiedad extranjera deberán beneficiar a México. Los principales fabricantes y armadores finales operan en México según una indulgente cláusula que permite a sus matrices extranjeras ser propietarias absolutas de las operaciones mexicanas. No obstante, la regla de propiedad mexicana sigue siendo lo bastante onerosa como para desalentar no sólo las inversiones extranjeras en nuevas plantas de abasto, sino la ampliación y modernización de las ineficientes instalaciones actuales. A los fabricantes y armadores finales existentes se les impide integrarse verticalmente por decisión propia, ya que los trámites para obtener permisos son engorrosos, en particular para la tecnología, los programas para robots y la transferencia de derechos de marca, y las probabilidades de aprobación, aunque han mejorado, aún son inciertas. Esta situación reduce considerablemente el atractivo de México como sede de nuevas plantas automotrices. 96 Tratado comercial El comercio entre Estados Unidos y México en 1989 ascendió a unos 50,000 millones de dólares, y se espera que esa cifra crezca. La balanza comercial automotriz favorece a México en cerca de 1,000 millones de dólares al año, una tendencia que probablemente continuará. Dos factores combinados crearon el superávit: los fabricantes aumentaron sus exportaciones considerablemente, porque la calidad y el costo fueron mejores que lo esperado, y el mercado interno no se expandió tanto como se previó originalmente. En consecuencia, se importaron menos partes originales. Las medidas que se contemplen actualmente deben encaminarse a mantener el comercio de automóviles por lo menos en equilibrio, a medida que la economía mexicana mejora en los años noventa. Un pacto bilateral de automóviles, similar al U.S.-Canada Auto Pact, o un tratado más amplio de libre comercio, son opciones viables que contribuirían a la planeación estratégica de una mayor integración entre Estados Unidos y México. Los líderes laborales del sector automotor estadounidense y canadiense son sensibles a la competencia de la barata mano de obra mexicana, si bien gran parte de esa oposición se basa en ideas incorrectas. Las nuevas plantas mexicanas son intensivas en capital y emplean poca mano de obra, pero esas ideas preconcebidas tardarán en cambiar. 97 Mientras tanto, el camino preferible debe ser el de un acuerdo pertinente. La formalización de una zona trinacional de libre comercio es actualmente una posibilidad real. Hasta cierto punto, sin embargo, la industria actúa como si dicho acuerdo ya estuviera en vigor. Hay que tener cuidado de que los planes y medidas que se pongan en práctica de ahora en adelante no impidan este paso formal, que es más amplio. Además de liberalizar las disposiciones y la aplicación del decreto sobre automóviles, la administración mexicana estimularía aún más la integración global si liberalizara también el decreto sobre transferencia de tecnología. Los fabricantes de vehículos y proveedores de partes mexicanos necesitan emplear diseños y tecnología mundiales a fin de participar en los programas de integración globales. Los propietarios extranjeros de dichos diseños y tecnología merecen una compensación razonable cuando se empleen en México sus diseños, tecnología y cualquier asistencia técnica relacionada que presten, y quieren quedar protegidos contra su uso no autorizado en México antes de celebrar acuerdos de tecnología con empresas mexicanas. No obstante, según el decreto mexicano sobre tecnología, sólo la transferencia y la asistencia aprobadas y registradas por las autoridades mexicanas pueden compensarse y protegerse en México. Los proveedores y fabricantes mexicanos de vehículos quedan en notoria desventaja en la competencia con fabricantes y proveedores mundiales cuando las autoridades mexicanas retrasan o niegan la aprobación de la transferencia de tecnología. Los derechos de propiedad no se pueden proteger sin un registro aprobado, según el decreto mexicano. 98 Conclusiones Actualmente la industria está dispuesta en múltiples niveles, y sin duda sería más eficiente si se consolidara en un solo nivel de competitividad mundial. A causa de los nuevos decretos y reglamentos relacionados, es probable que tenga lugar esta evolución, como ocurrió en Canadá. Debido al tiempo que tarda planear, construir y poner en operación las instalaciones necesarias, se estima que este proceso ocupará toda la próxima década y quizá más. Para las plantas construidas en la época de sustitución de importaciones, este proceso será radical y no todas podrán sobrevivir. Las maquiladoras permanecerán a salvo, siempre y cuando sus productos o procesos de manufactura no se vuelvan obsoletos a causa de los cambios tecnológicos, pues cuando esto ocurra, surgirán graves problemas de reubicación. Pero para las plantas de máximo nivel, orientadas a la exportación, que ya compiten en el mercado global, la transición no será difícil. La mayoría de los observadores concuerdan en que la industria no puede esperar un pacto formal sobre automóviles ni una zona de libre comercio. Los acuerdos que ya están en vigor se ampliarán gradualmente, llevando a una integración más completa de la industria automotriz estadounidense con sus equivalentes mexicanas. Mientras tanto, ni los gobiernos ni las industrias deben tomar medidas que puedan impedir la ejecución de un pacto bilateral o trilateral sobre automóviles, o la formalización de una zona de libre comercio incluida en un tratado de libre comercio. 99 Automóviles: perspectiva mexicana Florencio López-de-Silanes* La industria automotriz desempeña una función central dentro de los sectores industriales estadounidense y mexicano. En México, emplea a cerca del 7 por ciento de la mano de obra manufacturera. Las relaciones sectoriales entre los dos países, aunque influidas tanto por las tendencias mundiales como por los reglamentos específicos de cada país, han aumentado constantemente desde el establecimiento de la primera planta armadora estadounidense en México. Durante los últimos treinta años ambos gobiernos se han preocupado por las múltiples negociaciones de ida y vuelta en la fabricación de automóviles, así como por su influencia en la producción, el empleo y los flujos de comercio. La relación binacional se ha complicado por la estructura oligopólica de la industria automotriz, determinada por las corporaciones multinacionales, así como por las marcadas economías de escala que caracterizan los procesos de producción de la industria. Las decisiones que han ayudado a conformar esta industria en ambos lados de la frontera se han visto afectadas por la búsqueda de penetración y predominio en los mercados de automóviles. ____________________ * Agradezco los valiosos comentarios de Humberto Jasso, Alberto Chong, Robin Lumsdaine y Boris Simkovich. Soy responsable de cualquier error. 100 Este análisis examina los diversos aspectos de lo que llamo la integración silenciosa de la industria automotriz de México y Estados Unidos. También analizo los costos de las reglamentaciones vigentes en ambos lados de la frontera, y los límites que estas reglamentaciones imponen en el curso de la integración industrial. Creo que, dada la tendencia hacia la globalización y la creciente competencia mundial, la integración no sólo aumentaría la producción y el empleo de la industria automotriz tanto en Estados Unidos como en México, sino que llegará a ser en gran medida irreversible sin incurrir en pérdidas económicas de consideración en ninguno de los dos países. Evolución de la industria Al desarrollarse la industria automotriz mundial, tres grandes transformaciones tecnológicas y de organización conformaron su crecimiento en Estados Unidos y contribuyeron a su surgimiento y crecimiento en México. El primer adelanto significativo tuvo lugar después de casi treinta años de producción unidad por unidad, principalmente en Alemania y Francia. En 1908, Ford desencadenó la transición a un sistema de producción masiva y aumentó la participación estadounidense en los mercados mundiales a cerca del 90 por ciento. El segundo adelanto de la industria no ocurrió sino hasta el surgimiento de la Comunidad Económica Europea, que pudo lograr eficientes escalas de producción que afectarían drásticamente el mercado. Una vez que su sistema de producción masiva estuvo en plena marcha, la diferenciación europea de productos constituyó una ventaja fundamental sobre Estados Unidos. Mientras que 101 las compañías estadounidenses se limitaban a los vehículos grandes, la producción europea abastecía una gran demanda que exigía una amplia variedad de automóviles pequeños, medianos y de lujo. Para 1960, la Comunidad Europea aportaba el 40 por ciento de la producción mundial y había penetrado en el 10 por ciento del mercado norteamericano. Cinco años después, los tres grandes (Ford, General Motors y Chrysler) introdujeron modelos más pequeños y recuperaron la mitad del mercado interno perdido. La tercera transformación significativa que consistió en optimizar los procesos de calidad total y sin retraso, llevaron a la industria a la manufactura flexible. A fines de los años sesenta, Japón incorporó estos métodos a su organización productiva, impulsando la industria automotriz japonesa al liderazgo mundial.15 Como resultado de estos cambios y de las sacudidas petroleras de los setenta, la participación japonesa en la producción mundial aumentó de 1.3 por ciento en 1960 a 26 por ciento en 1982, año en que la industria automotriz japonesa fue la mayor del mundo, obteniendo el 23 por ciento del mercado norteamericano. Estados Unidos exigió restricciones voluntarias a la exportación japonesa para limitar su penetración, y para 1989 la participación japonesa en el mercado estadounidense había descendido ligeramente, al 20 por ciento. El marco internacional de intensa competencia y el ataque japonés a las compañías estadounidenses en su propio territorio, indujeron a los tres grandes a 15 Se puede encontrar un buen informe sobre estos cambios en Alan Altschuler, et. al., The Future of the Automobile: The Report of MIT's International Automobile Program (Cambridge: MIT Press, 1985). 102 buscar bases de producción de bajo costo en países del Tercer Mundo. Así pues, establecieron plantas en países como Corea, Brasil y México. Desde mediados de los setenta, General Motors, Ford y Chrysler han intentado recuperar parte de su mercado perdido constituyendo asociaciones con fabricantes japoneses. El alza en los precios de la gasolina durante la década de los setenta produjo un cambio en la demanda del mercado, que se apartó de los motores grandes y los vehículos de tracción trasera. Las compañías estadounidenses reaccionaron restructurando la localización geográfica de su producción. Así, la nueva demanda de motores más pequeños y vehículos de tracción delantera fue abastecida desde países como México y Brasil, que ofrecían menores costos de mano de obra y atractivos incentivos para la inversión. La década de los setenta presenció también un cambio en el sistema de producción masiva. Antes de esa década, la producción masiva requería un flujo constante de inversión para financiar cada cambio de modelo de un vehículo, dificultando la producción de vehículos y partes automotrices en pequeñas cantidades. Las escalas mínimas redituables eran demasiado altas para generar ahorros, y los consumidores de los pocos países que se aventuraban a fabricar automóviles debían pagar altos precios por los modelos producidos internamente. En Latinoamérica, sólo Brasil, Argentina y México desarrollaron un sector automotor de importancia. En todas estas economías, los fabricantes no sólo enfrentaban los altos costos de la producción en pequeña escala, sino la carga creada por una reglamentación estricta. 103 Pero el advenimiento de la era de la robótica y de las técnicas de producción antes mencionadas inició una flexibilidad productiva que reducía las escalas mínimas de producción, lo que a su vez facilitaba la capacidad de los países en desarrollo para entrar al mercado mundial de automóviles de manera competitiva. México se ha visto favorecido tanto por su situación geográfica como por su ventaja comparativa en algunos procesos de producción. Surgimiento de una industria mexicana y desarrollo de lazos con Estados Unidos La industria automotriz mexicana se desarrolló como parte del proceso de industrialización general de la primera mitad del siglo XX. Antes de 1925, los mexicanos sólo podían importar vehículos terminados, pero ese mismo año Ford inauguró su primera planta armadora en México, aprovechando los grandes subsidios a la inversión. Debido a la Gran Depresión, las operaciones de armado no se ampliaron sino hasta 1935, cuando otra compañía estadounidense, la General Motors, abrió una planta. Poco después la siguieron otras compañías extranjeras y nacionales, como el caso de Fábricas Automex, con concesión de la Chrysler (véase el cuadro 3.6). Para 1940 el sector automotor mexicano empleaba a 1,328 trabajadores, cerca del 0.5 por ciento de la mano de obra total de la industria de la transformación (véase el cuadro 3.7). Casi el 95 por ciento de los materiales de armado utilizados eran de importación. 104 La Segunda Guerra Mundial produjo una recuperación industrial en México. Para 1960, pese a las cuantiosas importaciones, el sector automotor representaba cerca del 2 por ciento del total de trabajadores, y el 2.2 por ciento del PIB por manufacturas (véase el cuadro 3.7 y la figura 3.1). Pero el desarrollo real en la fabricación de automóviles no estaba cerca. En 1960, el 53 por ciento de la demanda interna de automóviles de pasajeros fue abastecido por las importaciones, mientras que el 80 por ciento del valor de las partes utilizadas en el armado interno también fue de importación. Las exportaciones tan sólo ascendieron a 300,000 dólares, en tanto que la cuenta de importaciones sumó 83.5 millones de dólares, causando graves problemas en la balanza comercial del país. El decreto mexicano de automóviles de 1962 estableció un nuevo marco reglamentario encaminado a formar una industria automotriz nacional. Según el decreto, los automóviles producidos debían tener un contenido nacional del 60 por ciento; esto era lo que se denominaba Grado de Integración Nacional (GIN). El cuadro 3.8 señala los efectos del decreto, que también introdujo reglas sobre la propiedad mayoritaria mexicana en la fabricación de partes automotrices y limitaba a los inversionistas extranjeros a una propiedad del 40 por ciento en la producción de partes. Subsistieron los controles de precios y las cuotas de producción para los vehículos de la década de 1950. Estas disposiciones se complementaron al declararse la intención del gobierno de limitar el número de fabricantes para alcanzar escalas eficientes. 105 CUADRO 3.6 Armado mexicano de vehículos, 1925-1962 __________________________________________________________________ Firmas Inicio Modelos producidos Propiedad antes de 1962 __________________________________________________________________ Ford 1925 Ford 100% extranjera General Motors 1935 General Motors 100% extranjera Fábricas Automex 1938 Chrysler 100% privada, interna Promexa 1962 Volkswagen 100% privada, interna DINA 1951 Renault 100% gobierno mexicano Willys Mexicana 1946 American Motors 100% privada, interna Represent. Delta 1955 Mercedes Benz 100% privada, interna Planta Reo 1955 Toyota 100% privada, interna 1967 nda nd Automóviles O'Farril1937 Hillman 100% privada, interna Autos Ingleses Morris 100% privada, interna 1951 Lark Citroën nd Equipos Superiores nd Austin nd Autos Internacionales nd Volvo Impulsora Mexicana Auto. (FANASA) 1946 Studebaker-Packard 100% privada, interna Citroën nd nd __________________________________________________________________ aNo disponible. Fuente: Recopilación del autor. El gobierno preveía una estructura industrial que sólo constara de cuatro compañías, todas ellas de propiedad interna. Así, se permitió a Automex producir modelos grandes de automóviles Chrysler; a Promexa y a DINA, autos pequeños populares (modelos de Volkswagen y Renault), y a VAM, Jeeps. Pero los 106 fabricantes estadounidenses se oponían enérgicamente a estas medidas, al igual que el gobierno de Estados Unidos, que hizo declaraciones en protesta por la exclusión de los fabricantes de su país. Esta presión condujo a la inclusión de Ford y General Motors en la estructura automotriz mexicana. A Nissan también se le permitió participar, dos años después de emitido el decreto. Desde entonces, las siete compañías que permanecieron en el mercado hicieron grandes inversiones en la industria automotriz mexicana durante varios años (véase el cuadro 3.8). Para 1968, el valor total de su activo fijo se había multiplicado 4.5 veces. CUADRO 3.7 Empleo en la industria automotriz mexicana, 1940-1989 __________________________________________________________________ Año Total Número de traba Porcentaje del jadores de la total de la Industra automotriz industria _ Total de tra Autosa Partesb Autosa Partesb bajadores en Total manufact. Porcentaje del sector manufacturero _ Autosa Partesb __________________________________________________________________ 1940 1,328 ndc nd -- -- 289,908 0.5 -- -- 1945 444 nd nd -- -- 475,461 0.1 -- -- 1950 3,701 nd nd -- -- 698,611 0.5 -- -- 1960 16,059 nd nd -- -- 791,458 2.0 -- -- 1965 34,936 nd nd -- -- 1,343,510 2.6 -- -- 1970 60,000 23,000 37,000 38.3 61.7 1,726,000 3.5 1.3 2.1 1971 65,000 26,000 39,000 40.0 60.0 1,772,000 3.7 1.5 2.2 1972 69,000 27,000 42,000 39.1 60.9 1,831,000 3.8 1.5 2.3 1973 81,000 34,000 47,000 42.0 58.0 1,925,000 4.2 1.8 2.4 1974 93,000 40,000 53,000 43.0 57.0 1,996,000 4.7 2.0 2.7 107 1975 97,000 39,000 58,000 40.2 59.8 2,002,000 4.8 1.9 2.9 1976 93,000 37,000 56,000 39.8 60.2 2,046,000 4.5 1.8 2.7 1977 81,000 32,000 49,000 39.5 60.5 2,051,000 3.9 1.6 2.4 1978 93,600 36,400 57,200 38.9 61.1 2,133,000 4.4 1.7 2.7 1979 107,900 42,600 65,300 39.5 60.5 2,291,000 4.7 1.9 2.9 1980 121,200 47,700 73,500 39.4 60.6 2,417,000 5.0 2.0 3.0 1981 135,600 53,900 81,700 39.7 60.3 2,542,000 5.3 2.1 3.2 1982 118,700 48,300 70,400 40.7 59.3 2,485,000 4.8 1.9 2.8 1983 94,300 35,800 58,500 38.0 62.0 2,310,000 4.1 1.5 2.5 1984 108,500 39,100 69,400 36.0 64.0 2,361,000 4.6 1.7 2.9 1985 132,300 45,700 86,600 34.5 65.5 2,487,166 5.3 1.8 3.5 1986 117,700 41,800 75,900 35.5 64.5 2,387,058 4.9 1.8 3.2 1987 123,300 43,700 79,600 35.4 64.6 2,305,936 5.3 1.9 3.5 1988 135,500 46,400 89,100 34.2 65.8 2,354,361 5.8 2.0 3.8 1989d 180,000 52,000 128,000 28.9 71.1 2,432,055 7.4 2.1 5.3 __________________________________________________________________ aLa categoría "autos" incluye camiones, tractores y otros vehículos. bLas partes no incluyen todos los componentes, sino sólo los registrados como tales. cNo se dispone de datos. dDatos preliminares. Fuentes: Cifras calculadas utilizando datos de la Secretaría de Programación y Presupuesto, Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, Banco de México, Censos Industriales, diversos números. 108 FIGURA 3.1 PIB de la industria automotriz mexicana (como porcentaje del PIB del sector manufacturero) 9 8 7 6 5 4 3 2 1 0 Porcentaje ----------------------------------------------------------------------+ ¦ xx¦ ¦ xx xx ¦ ¦ x x x x x x x xx xx _¦ ¦ xxxxx x xx __ x xx x _ ¦ ¦ xx __ __ _ _ __ ¦ ¦ xx xx _ _ _ _ _ _ _ _ __ _ _¦ ¦x xxxx _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _¦ ¦ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _¦ +---------------------------------------------------------------------¦ 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1p 9 9 9 9 9 9 9 9 9 9r 5 5 6 6 6 7 7 7 8 8e 0 5 0 2 5 0 5 8 3 9l i _ Partes automotrices xx Total del sector _ Vehículos m. Fuentes: Calculado con datos de Nacional Financiera, S.A., Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, y Banco de México. Al mismo tiempo se estrecharon las interrelaciones entre los sectores automotores estadounidense y mexicano. Para cumplir con el requisito del contenido nacional, las multinacionales, encabezadas por Ford, vincularon a los fabricantes estadounidenses de partes con capital mexicano para crear compañías de partes en México. Tremec y Spicer fueron resultado de este esfuerzo. Otras compañías con sede en Estados Unidos, como Eaton, hicieron inversiones directas en la industria mexicana de partes.16 16 Entre los principales fabricantes de partes automotrices de esos años se encontraban Motores y Refacciones e Industria Automotriz. 109 La producción de automóviles creció a más del doble entre 1960 y 1968, con un índice de crecimiento anual del 20 por ciento. La aumentada producción de vehículos y el mayor valor agregado interno de componentes y partes elevó el PIB del sector automotor mexicano al 4.4 por ciento del PIB por manufacturas. Pero el considerable desequilibrio comercial del sector persistió: la industria no era exportadora. Las importaciones ascendieron a 32 veces el valor de las importaciones tan sólo en 1968. 110 CUADRO 3.8 Cambios posteriores al decreto de 1962 sobre manufacturas __________________________________________________________________ Firma Cambios Propiedad en 1969 __________________________________________________________________ Ford Sigue sin cambio 100% extranjera General Motors Sigue sin cambio 100% extranjera Fábricas Automex 1962: Chrysler adquiere 33% 55% privada in- Fábricas Automex 1968: Chrysler aumenta su terna; 45% ex- participación al 45% tranjera 1964: Volkswagen adquiere 100% extranjera Promexa/VW 100%; cambia su nombre a Volkswagen Nissan Se establece en 1964 100% extranjera DINA Sigue sin cambio 100% gobierno mexicano Willys Mexicana/VAM 1963: American Motors adquiere 40%; se convierte mexicano; 40% en VAM extranjera Representaciones Delta Planta Reo 60% gobierno Cierra en 1964 Cierra en 1963 Impulsora Mexicana Automotriz Cierra en 1969 Automóviles O'Farril Comprada por Promexa en 1962 Autos Ingleses Comprada por Promexa en 1962 Studebaker-Packard Comprada por Ford en 1960-61 Citroën Cierra en 1962-63 Equipos Superiores Cierra en 1962-63 Autos Internacionales Cierra en 1962-63 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. 111 Los fabricantes estadounidenses de automóviles se oponían tenazmente a la idea de exportar desde México debido a la ineficiencia y mala calidad en la producción de partes. Las exportaciones mexicanas de automóviles también contrariaban los intereses de los fabricantes multinacionales más grandes, sobre todo los de Estados Unidos. México tenía dos opciones para corregir el desequilibrio externo del sector: mayores exportaciones o un PIB más alto. Después de numerosas disputas entre los fabricantes extranjeros y nacionales, el gobierno optó por una política de promoción de exportaciones. Los acuerdos de 1969 y 1970 con los fabricantes y el subsiguiente decreto de 1972 sobre automóviles formalizaron un nuevo mecanismo por el cual las crecientes importaciones se equilibrarían con exportaciones que contuvieran al menos un 40 por ciento de partes no hechas por los productores (véanse los productores en el cuadro 3.9). Esta política, no obstante, favorecía claramente a los productores extranjeros. Por ejemplo, debido al requisito de exportaciones, Automex enfrentó la oposición de la Chrysler de Estados Unidos. Después de sufrir graves pérdidas en 1972, el productor mexicano vendió sus acciones a su socio estadounidense, y como resultado, el capital mexicano invertido en autos de pasajeros desapareció casi por completo. 112 CUADRO 3.9 Cambios de propiedad posteriores al decreto de 1972 y al acuerdo de 1969-1970 __________________________________________________________________ Firma Cambio Propiedad en 1977 __________________________________________________________________ Ford Sigue sin cambio 100% extranjera General Motors Sigue sin cambio 100% extranjera Fábricas Automex 1972: Chrysler adquiere el 55% restante; cambia su nombre a Chrysler 100% extranjera Volkswagen Sigue sin cambio 100% extranjera Nissan Sigue sin cambio 100% extranjera DINA Sigue sin cambio 100% gobierno mexicano Willys Mexicana/VAM Sigue sin cambio 60% gobierno mexicano; 40% extranjera __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. Los productores de automóviles invirtieron grandes cantidades para aumentar las exportaciones, que saltaron de 4.3 millones a 26.6 millones de dólares para 1970 (véase el cuadro 3.10). La producción aumentó 18 por ciento anual entre 1968 y 1975. El PIB del sector se elevó a 6.7 por ciento del PIB total por manufacturas, y los trabajadores de la industria automotriz representaron el 4.8 por ciento de la fuerza de trabajo de manufacturas al final de ese periodo 113 (véase la figura 3.1 y el cuadro 3.7). La industria de partes automotrices se fortaleció, aportando el 60 por ciento del empleo del sector. Cerca del 90 por ciento de las exportaciones automotrices mexicanas consistieron en partes, como consecuencia de la decisión de las compañías estadounidenses de empezar a globalizar su producción. No obstante, el crecimiento del mercado interno requería importaciones de componentes, y el déficit comercial del sector no se aligeró con el mecanismo de 1972 destinado a corregirlo. Para 1976, más del 20 por ciento del déficit comercial nacional se podía atribuir al sector automotor. Integración silenciosa de la industria automotriz norteamericana Integración en los procesos de globalización de la producción El decreto de automóviles de junio de 1977 ponía un marcado énfasis en las exportaciones automotrices, y abarcaba medidas encaminadas a evitar déficits comerciales en el sector. El decreto creaba un nuevo mecanismo: una restricción a la balanza de pagos que exigía a cada productor de automóviles aportar exportaciones para equilibrar sus importaciones directas e indirectas, así como todos los demás pagos exteriores de la compañía. El decreto incluía también un nuevo cálculo del GIN, que se enfocaba en los costos directos de componentes y no en los costos de producción, como era la práctica anterior. El coeficiente exigido de GIN se fijó en 50 por ciento para los automóviles y en 65 por ciento 114 para los camiones. Las cuotas de producción y los controles de precios se eliminaron. DINA y VAM enfrentaban requisitos de exportación menos estrictos, debido a su estructura de capital, y a otros fabricantes se les prohibió producir camiones pesados y motores diesel. CUADRO 3.10 Balanza comercial automotriz, 1960-1989 (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Año Exportaciones automotrices Importaciones automotrices _____ _ ____ Total Veh. Mot. Partes Total Veh. Partes Bal. com Comercio auto./ comercio nacional (porcentaje) ___________ Exp. Imp. Bal. __________________________________________________________________ 1960 0.2 0.0 nda 0.2 119.3 86.5 32.7 (119) 0.0 10.1 26.6 1961 0.5 0.0 nd 0.5 136.0 93.7 42.3 (136) 0.1 11.9 40.0 1962 0.8 0.0 nd 0.7 131.9 93.7 38.2 (131) 0.1 11.5 51.7 1963 0.9 0.3 nd 0.6 152.3 109.3 43.1 (151) 0.1 12.3 48.7 1964 0.5 0.1 nd 0.4 203.0 153.2 49.8 (202) 0.0 13.6 41.4 1965 0.8 0.1 nd 0.8 182.6 131.7 50.9 (182) 0.1 11.7 39.7 1966 1.0 0.0 nd 1.0 155.7 104.9 50.8 (155) 0.1 9.7 35.8 1967 2.4 0.1 nd 2.3 157.7 115.5 42.2 (155) 0.2 9.1 24.5 1968 4.3 0.0 nd 4.3 162.4 96.6 65.8 (158) 0.4 8.5 21.0 1969 17.8 0.5 nd 17.3 202.5 151.5 51.0 (185) 1.3 10.2 28.5 1970 26.6 0.2 nd 26.4 219.7 166.4 53.3 (193) 2.1 9.4 18.6 1971 45.1 1.5 5.9 37.7 188.2 133.7 54.5 (143) 3.3 8.3 16.1 1972 64.4 5.7 10.5 48.2 278.3 212.5 65.8 (214) 3.9 10.1 19.5 1973 138.1 39.7 21.5 76.9 308.4 206.9 101.5 (170) 6.7 7.9 9.4 1974 156.7 43.4 24.8 88.5 348.2 234.7 113.6 (192) 5.5 5.7 5.8 115 1975 184.0 9.6 35.4 139.0 807.3 189.6 617.6 (623) 6.0 12.0 17.1 1976 170.9 10.3 54.7 105.9 799.7 186.5 613.2 (629) 4.7 12.7 23.8 1977 140.2 20.3 1.9 117.9 629.9 90.9 539.0 (490) 3.0 11.0 46.4 1978 390.6 108.8 90.4 191.4 1,022.8 243.2 779.6 (632) 6.4 12.9 34.1 1979 446.2 118.2 51.6 276.4 1,477.3 451.5 1,025.8 (1,031) 5.1 12.3 32.6 1980 366.2 128.7 32.7 204.8 1,896.7 657.7 1,239.0 (1,530) 2.4 10.1 41.4 1981 339.5 113.8 61.5 164.2 2,219.4 681.6 1,537.8 (1,880) 1.7 9.3 41.7 1982 403.5 73.5 214.2 115.8 881.6 170.7 710.9 (478) 1.9 6.1 nsb 1983 945.4 159.6 602.8 183.1 413.1 36.4 376.7 532 4.4 5.4 3.9 1984 1,415.3 166.1 982.7 266.5 793.5 96.2 697.2 622 5.8 7.1 4.8 1985 1,420.6 148.8 1,039.2 232.6 932.3 171.1 761.2 488 6.6 7.1 5.8 1986 2,044.0 527.6 1,152.7 363.7 571.6 86.7 484.9 1,472 12.8 5.0 32.0 1987 3,028.8 1,317.0 1,290.9 420.9 1,089.4 117.2 972.2 1,939 14.7 8.9 23.0 1988 3,181.1 1,493.6 1,300.4 387.1 1,869.6 194.7 1,675.0 1,311 15.5 9.9 78.6 1989 3,506.0 1,567.0 1,366.0 573.0 2,124.0 161.0 1,963.0 1,382 15.4 9.1 nsb __________________________________________________________________ aNo disponible. bNo significativo. Fuentes: Recopilado utilizando datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, y de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial. Los productores estadounidenses se opusieron, sin éxito, a la nueva reglamentación. Finalmente, cinco meses después de emitido el decreto, General 116 Motors anunció proyectos de expansión de las maquiladoras y de nueva inversión en México como parte de su estrategia de globalización.17 El decreto de automóviles de 1977 fue importante porque obligaba a las corporaciones multinacionales, en especial a los tres grandes, a concentrarse en estrategias de exportación desde México en un momento decisivo del desarrollo de la producción global. Se obligó a los productores de automóviles a pensar en la posibilidad de reubicar los procesos de producción en México, para cumplir con los requisitos de exportación y además beneficiarse de los subsidios a la inversión. Las decisiones de inversión en este sector industrial tienen repercusiones significativas a largo plazo y requieren mucho tiempo de planeación. No obstante, para 1983 la mayoría de los productores de autos habían iniciado ambiciosos programas de inversión en México. General Motors abrió en Saltillo dos plantas que producían autos de pasajeros y motores. En 1983 Ford inauguró su planta de motores de Chihuahua. Nissan empezó a producir motores y abrió una nueva planta fundidora en Ciudad Lerma, en 1978. Varios años después, este fabricante japonés se extendió a la fundición de aluminio y producción de motores en Aguascalientes. Como resultado de la inquietud financiera, tuvieron lugar más cambios de propiedad entre el resto de los fabricantes de propiedad estatal (véase el cuadro 3.11). 17 Una relación detallada de las negociaciones entre el gobierno mexicano y las multinacionales se encuentra en Douglas Bennett y Kenneth E. Sharpe, Transnational Corporations vs. The State; The Political Economy of the Mexican Auto Industry (Princeton: Princeton University Press, 1985). 117 El crecimiento de las compañías de partes automotrices, que generó exportaciones significativas, fue promovido por empresas conjuntas de fabricantes estadounidenses y fuertes grupos industriales mexicanos. En 1981 Ford se asoció con el Grupo Alfa para abrir Nemak, que exporta cabezas de motor de aluminio. Un año después, otras dos alianzas de Ford, con el Grupo Vitro y con el Grupo Visa, crearon Vitroflex, que produce vidrio, y Carplastic, que produce láminas de plástico. General Motors, junto con el Grupo Condumex, creó Autopartes Condumex, que exporta accesorios. Estas empresas conjuntas implicaban lazos más fuertes entre las industrias automotrices estadounidense y mexicana, ya que uno de los objetivos principales de las compañías recién creadas era no sólo producir para el mercado nacional, sino exportar al resto de Norteamérica. CUADRO 3.11 Cambios de propiedad posteriores al decreto de 1977 __________________________________________________________________ Firma Cambio Propiedad en 1982 __________________________________________________________________ Ford Sigue sin cambio 100% extranjera General Motors Sigue sin cambio 100% extranjera Chrysler Sigue sin cambio 100% extranjera Volkswagen Sigue sin cambio 100% extranjera Nissan Sigue sin cambio 100% extranjera DINA/Renault 1978: Renault adquiere 60% gobierno mexicano; 40% de la propiedad 40% extranjera 1977: el gobierno 94% gobierno mexicano; adquiere 34% más de VAM 6% extranjera VAM __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. 118 Los fabricantes multinacionales de automóviles se beneficiaban de varias formas con esas asociaciones. Podían fabricar productos de mejor calidad al tiempo que aprovechaban la ventaja comparativa de sus socios mexicanos. No tenían que arriesgar grandes sumas de capital y podían utilizar los subsidios para la inversión existentes en México. Podían cumplir con los requisitos de exportación y ganar utilidades al mismo tiempo. Y sus plantas estadounidenses obtenían insumos de fuentes muy competitivas, reduciendo así los costos de producción. En 1986, las cuatro alianzas mexicano-estadounidenses mencionadas estuvieron entre los nueve fabricantes mexicanos de partes que exportaron más de 10 millones de dólares cada uno. Las maquiladoras automotrices también recibieron un impulso económico con el decreto de automóviles de 1977, que permitía acumular hasta el 20 por ciento de las exportaciones compensatorias de los fabricantes de autos al valor agregado por las maquiladoras. Los fabricantes estadounidenses de autos (sobre todo General Motors) aumentaron su relación con las maquiladoras, en particular mediante la producción de accesorios y componentes eléctricos. Entre 1979 y 1982 el sector automotor de la industria maquiladora había aumentado su participación en el valor agregado total de 5.9 a 17 por ciento. Durante el mismo periodo, el empleo en estas plantas automotrices aumentó a más del doble como porcentaje de la mano de obra total de la industria maquiladora, alcanzando el 9.7 por ciento (véase el cuadro 3.12). 119 La industria automotriz de México se benefició considerablemente con el auge económico durante los años de bonanza petrolera, entre 1977 y 1981. La producción de autos de pasajeros creció a un promedio de 25 por ciento anual durante ese periodo. La producción total de vehículos llegó a un punto máximo de casi 600,000 unidades en 1981, mientras que el PIB de la industria alcanzó 7.1 por ciento del PIB por manufacturas. De manera similar, los trabajadores de la industria representaron una proporción sin precedente de 5.3 por ciento de la mano de obra total en el sector de manufacturas. No obstante, el aumento de la producción estaba ligado a grandes déficits comerciales de la industria. La expansión del mercado interno, aunada al lento proceso de ajuste de nuevas inversiones para la exportación, generó el extraordinario déficit comercial sectorial de 1,880 millones de dólares en 1981. De 1980 a 1981 más del 40 por ciento del déficit comercial mexicano provino del sector automotor. 120 CUADRO 3.12 Industria maquiladora automotriz, 1979-1988 __________________________________________________________________ Equipo de Transporte/ Total nacional Equipo de transporte - Año Trabajadores Valor agregado (millones de U.S.$) Valor exportado (millones de U.S.$) Valor agr./ valor exp. (%) Trabajadores (%) Valor agregado (%) Valor exp. (%) __________________________________________________________________ 1979 5,035 37.4 nda nd 4.5 5.9 nd 1980 7,500 62.2 nd nd 6.3 8.1 nd 1981 10,999 125.5 nd nd 8.4 13.0 nd 1982 12,288 130.7 nd nd 9.7 17.0 nd 1983 19,048 171.8 nd nd 12.8 21.1 nd 1984 29,079 222.8 nd nd 14.6 19.4 nd 1985 39,848 329.5 1,438.8 22.9 18.8 26.0 28.2 1986 48,140 307.9 1,621.8 19.0 19.6 23.8 28.7 1987 59,278 381.6 2,082.2 18.3 19.4 23.9 29.3 1988 83,290 596.3 2,849.8 20.9 21.4 25.5 28.1 1989 87,813 725.1 3,389.3 21.4 20.1 23.8 27.1 __________________________________________________________________ aNo disponible. Fuente: Recopilado utilizando datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, y del Banco de México. 121 El decreto de 1983: soluciones al déficit comercial del sector La crisis de la balanza de pagos mexicana, en 1982, instó al gobierno a emprender medidas más enérgicas para reducir el déficit comercial de la industria automotriz. Así, el propósito del decreto de automóviles de 1983 consistió en reducir las importaciones y aumentar las exportaciones. El decreto delineaba tres políticas: limitar el número de líneas y modelos producidos; aumentar el coeficiente GIN tanto para vehículos como para partes, y utilizar un esquema de balanza de pagos que no permitiera déficit alguno. Para 1987 a cada fabricante que produjera para el mercado interno se le permitió producir una sola línea de hasta cinco modelos distintos. Las reacciones a la nueva política fueron variables. Ford y Chrysler se adaptaron mediante la reorientación de su producción hacia líneas con más de una variante. Justificaban las líneas adicionales aumentando el porcentaje de exportaciones. Según el decreto, podían abastecer el mercado interno con estas líneas una vez que hubiesen cubierto cierto grado de exportaciones. General Motors y Nissan respondieron eliminando todas las líneas, excepto una, en 1987. A Volkswagen se le permitió tener líneas especiales en dos de las tres líneas que aún produce. Dichas líneas especiales incluían un sedán, que era el auto más barato del mercado (actualmente objeto del programa del auto popular) y una camioneta llamada Combi, que se necesitaba urgentemente para el transporte urbano. 122 Como lo muestran estos ejemplos, el decreto de 1983 sólo tuvo éxito en parte. La medida pretendía aumentar la escala de producción, pero para 1988, de algunos modelos se seguían produciendo tan sólo 1,000 unidades. Las restricciones señaladas en el decreto limitaban la capacidad manufacturera para responder a los nuevos cambios y oportunidades del mercado, una flexibilidad que evidentemente habría sido importante para emprender el crecimiento de las exportaciones. Por otra parte, las economías de escala no se establecen forzosamente con líneas, ya que las variaciones de modelos dentro de cada línea pueden ser muy grandes. Las restricciones por sí solas no pudieron generar escalas más eficientes de producción, ni en vehículos ni en componentes. La mayoría de las compañías mexicanas de componentes no pueden alcanzar niveles de producción lo bastante altos para generar beneficios de economías de escala, aun cuando la concentración de la industria de partes automotrices en México es varias veces mayor que en Estados Unidos. Los 40 mayores fabricantes aportan cerca de dos tercios de la producción de partes del país, lo que implica que las demás compañías son demasiado pequeñas para producir con eficiencia. Incluso de las 40 mayores compañías, sólo unas cuantas compiten internacionalmente en escalas eficientes. Para reducir el flujo de importaciones utilizadas en la producción interna, el coeficiente GIN se aumentó en 1987 al 60 por ciento para autos de pasajeros y del 70 al 80 por ciento para camiones. Ya en 1985, el GIN de autobuses y tractores se había aumentado al 90 por ciento. Para las partes automotrices, el GIN exigido por 123 línea de producto saltó del 50 al 60 por ciento, y se requería que cada compañía tuviera un GIN global del 80 por ciento. La industria automotriz cumplió con los requisitos de GIN de 1984 a 1985, pero a partir de 1986 los fabricantes no siempre han podido hacerlo, y a veces han recibido sanciones por ello. La restricción ha comprometido particularmente a los fabricantes estadounidenses, que se han visto obligados a aumentar sus exportaciones de vehículos para reducir los requisitos de GIN en las líneas exportadas. En general, el requisito no ha generado un aumento significativo en el contenido nacional, y en cambio ha elevado los costos de producción y los precios al consumidor. Esta ineficiencia se agravó con una lista adicional de partes automotrices nacionales que debían incluirse obligatoriamente en cada vehículo. El decreto de 1983 hacía también más estricto el requisito en relación a la balanza de pagos que se había instituido con el decreto de 1977. El porcentaje de exportaciones exigido a la Industria Nacional de Autopartes (INA) subió de 40 a 50 por ciento. A partir de 1983 no se aceptaría déficit alguno en la balanza final. Las reacciones variaron según la localización geográfica de las matrices multinacionales. General Motors, Ford y Chrysler pasaron de enormes déficits comerciales en 1982 a superávits significativos y crecientes. Estas tres corporaciones pueden introducir automóviles hechos en México al mercado estadounidense con más facilidad que Nissan o Volkswagen. Los fabricantes de partes automotrices que abastecen plantas de Estados Unidos o Canadá también tienen una ventaja importante en los costos de transporte. Además, las 124 maquiladoras mexicanas ofrecen una importante ventaja a los tres grandes, mientras que Nissan y Volkswagen apenas cubren la asignación de 20 por ciento en su balanza de pagos de productos de maquiladoras. Los esquemas más estrictos de GIN y balanza de pagos sacaron a Renault y a VAM del mercado. El resultado último de la reglamentación a la industria automotriz fue el de eliminar el capital nacional de la manufactura de autos de pasajeros (véase el cuadro 3.13). El decreto de 1989 y otras medidas de la política económica Para fines de 1988, el país había emprendido el camino de la reforma estructural y la liberalización comercial, pero la industria automotriz permanecía al margen de esta tendencia predominante. Todas las partes implicadas en el sector automotor participaron en una serie de reuniones que dieron como resultado la expedición de tres decretos en 1989, encaminados a promover el desarrollo de la industria, consolidar el progreso alcanzado durante los 25 años anteriores, e incrementar la participación del sector en la economía mundial mediante la intensificación de la competitividad. El gobierno estaba preocupado ante la alta proporción de consumidores por auto registrado: una proporción que en 1988 era casi nueve veces mayor que en Estados Unidos. Por lo tanto, en agosto de 1989 un decreto otorgó ciertas exenciones de impuestos a los autos compactos populares. El gobierno 125 renunciaría a un porcentaje de su ingreso fiscal y los fabricantes de automóviles sacrificarían parte de las utilidades de venta por unidad para aumentar el número de vehículos vendidos en el mercado interno. Volkswagen adoptó este plan con el propósito de hacer de su modelo sedán un auto popular. A fin de año, Volkswagen se había vuelto el líder de ventas nacionales, con un aumento del 70 por ciento en la producción del sedán y ventas superiores a las totales de 1988. Para septiembre de 1990, las ventas mensuales del sedán se habían cuadruplicado. El crecimiento de la demanda proyectado en esta estrategia exige tanto al gobierno como a las multinacionales tomar medidas adicionales para poner en práctica recortes fiscales y de márgenes de utilidad que podrían ampliar otros segmentos del mercado. CUADRO 3.13 Cambios de propiedad posteriores al decreto de 1983 __________________________________________________________________ Firmaa Cambio Propiedad en 1990 __________________________________________________________________ Ford Sigue sin cambio 100% extranjera General Motors Sigue sin cambio 100% extranjera Chrysler Sigue sin cambio 100% extranjera Volkswagen Sigue sin cambio 100% extranjera Nissan Sigue sin cambio 100% extranjera DINA/Renault--VAM 1983: DINA/Renault se fusiona con VAM. Cierra en 1986 __________________________________________________________________ a En 1990, el abasto de la mayoría de los vehículos, excepto autos de pasajeros, correspondió a fabricantes mexicanos. Los fabricantes fueron: Ford, Chrysler y General Motors para camiones pequeños; DINA para camiones medianos; DINA, Fábricas Autotransportes Mexicanos (FAM), Kenworth Mexicana y Trailers de Monterrey para camiones pesados; DINA, FAM, Kenworth, Trailers de Monterrey y Victor Patron para tractores, y DINA, Mexicana de Autobuses y Trailers de Monterrey para autobuses. Fuente: Recopilación del autor. 126 En diciembre de 1989 el gobierno emitió un nuevo decreto que establecía diversas reglas para la industria automotriz. Un decreto aparte y más profundo sobre camiones establecía un calendario similar de liberalización gradual y guiada para los camiones pesados, autobuses y tractores. Las reglas incluían cambios sustantivos que entraron en vigor en noviembre de 1990, para los modelos 1991. Algunos de los cambios más significativos de estos dos decretos fueron los siguientes: 1. Se eliminaron los requisitos de contenido nacional específico para ciertos automóviles, camiones y partes automotrices individuales. Sin embargo, aún se aplica una norma de contenido local. Un total de 36 por ciento del Valor Agregado Nacional (VAN) para los procesos de producción de todos los fabricantes de automóviles debe proceder del VAN de la industria nacional de partes o de otros proveedores internos.18 Evidentemente, esta nueva regla es más general y menos restrictiva que la anterior norma del GIN, pués se aplica a la producción final de las operaciones de los fabricantes y no a productos individuales; es menor en términos absolutos y permite la posibilidad de incorporar proveedores nacionales distintos de la INA. La eliminación de listas obligatorias de partes nacionales especificadas para cada vehículo también da a los fabricantes mayor flexibilidad en cuanto a insumos. 18 El valor agregado nacional total de los fabricantes de automóviles se define como la suma del valor total de sus ventas en el mercado interno, más el valor del resultado de su balanza comercial. El VAN de las compañías de partes y componentes se define como la suma de las ventas de partes a los fabricantes de autos, menos las importaciones utilizadas en dichas partes, más el valor de las exportaciones promovidas por el fabricante, menos el contenido importado de dichas exportaciones. 127 2. La norma de la balanza de pagos para los fabricantes de automóviles fue sustituida por un mecanismo menos restrictivo por el cual sólo se consideran los resultados de importaciones y exportaciones. Esto elimina la necesidad de compensar otros pagos al exterior, y brinda incentivos para aumentar las exportaciones de las maquiladoras. También crea incentivos para la inversión en activos internos utilizados en la producción, ya que permite un crédito parcial para dichas operaciones. Los superávits comerciales pueden acumularse a partir del modelo de autos 1992. Un fabricante puede incluso transferir sus derechos de superávit comercial a otro. 3. Los fabricantes de automóviles tienen cierta libertad de escoger las unidades que desean producir en México y las que desean importar de la misma compañía. No obstante, aún existen restricciones en el número de unidades que pueden importarse. En general, la posibilidad de importar vehículos armados mejora la búsqueda de escalas de producción eficientes en automóviles y en partes, y reduce el número de modelos en relación al tamaño del mercado. Las importaciones de partes continúan exentas de restricciones cuantitativas. 4. La industria se liberaliza en general, incluyendo eliminación de límites a las líneas y modelos por compañía, restricciones a la proporción de vehículos base comercializados, la lista obligatoria de partes nacionales que han de incluirse 128 en cada vehículo, y motores de gasolina obligatorios en los camiones medianos. 5. Se pondrá en práctica gradualmente un calendario para permitir la libre entrada de fabricantes, así como de importaciones de camiones pesados, autobuses y tractores. Esto eliminará uno de los problemas más graves de este sector del mercado: la notoria ineficiencia de los fabricantes nacionales actuales. También brinda incentivos más competitivos en la estructura del mercado y en la fijación de precios. Otras políticas Varias medidas de la política económica emprendidas en los dos últimos años tuvieron efectos positivos directos o indirectos en la industria automotriz. La política macroeconómica creó un ambiente más estable para las empresas al ofrecer tipos de cambio predecibles y una inflación relativamente baja. La nueva administración ha mejorado sus finanzas públicas y profundizado las reformas comerciales reduciendo las discrepancias entre los índices de protección a los diversos sectores industriales. Estas dos acciones ofrecen una estructura de mayor certidumbre y cada vez más competitiva que refleja un uso más eficiente de los recursos. Con la nueva reglamentación para la inversión extranjera, la autorización caso por caso se ha sustituido por un marco más general de aprobación 129 automática, incluso para los casos de propiedad cien por ciento extranjera. La producción de automóviles y motores se beneficia de dicha estructura, pero las partes aún están sujetas a las reglas de propiedad mayoritaria mexicana. Sin embargo, la nueva reglamentación ofrece la opción de un fideicomiso mediante el cual el capital extranjero puede obtener mayor porcentaje de acciones en las compañías de partes. La privatización de las compañías de propiedad estatal creará externalidades positivas para todos los sectores, incluyendo el automotor. El gobierno también está vendiendo su propiedad en las industrias del hierro y el acero, brindando oportunidades para una inversión extranjera que puede traer las mejoras necesarias en calidad y eficiencia. El Estado también se está retirando de la producción de partes y componentes de automóvil. Todas estas medidas deben aumentar significativamente la competitividad de la producción nacional de partes, motores y automóviles. En sectores como el del transporte, una reglamentación excesiva o complicada hizo aparecer estructuras de mercado menos competitivas, las cuales, aunadas a una inversión insuficiente en infraestructura, causaron cuellos de botella que reducían el crecimiento potencial de las exportaciones de partes y vehículos. La nueva ley de transporte elimina algunos de estos problemas, mejorando así la competitividad de la industria. En el terreno de la propiedad intelectual, la nueva reglamentación de transferencia de tecnología ofrece la certidumbre que requería la industria automotriz. 130 Integración más profunda con exportaciones e inversión La década de los ochenta trajo cambios estructurales en la industria automotriz mexicana. Las condiciones macroeconómicas y la reglamentación sectorial contribuyeron a definir tendencias separadas para las ventas internas y las exportaciones. El periodo de alto índice inflacionario y la caída del ingreso real per cápita afectaron particularmente las ventas internas de automóviles. De 1981 a 1983, las ventas totales de autos de pasajeros cayeron un 43 por ciento. No obstante, la recuperación de la economía de 1988 a 1990 y las medidas de la política económica antes mencionadas han ayudado a recuperar la penetración en el mercado. Las ventas internas de autos de pasajeros y las totales de vehículos aumentaron a una tasa anual promedio de más del 25 por ciento en 1988 y 1989 (véase la figura 3.2). Las exportaciones de productos automotores fueron un factor fundamental para evitar pérdidas en la industria entre 1983 y 1987, y contribuyeron a lograr una mejor posición del sector durante los últimos dos años. Las grandes exportaciones a Estados Unidos por parte de los tres grandes y el buen desempeño de algunas compañías de partes permitieron que, para 1988, el PIB y la fuerza de trabajo de la industria automotriz casi recuperaran los niveles de participación que habían tenido en 1981 en el total del sector manufacturero (véase el cuadro 3.7 y la figura 3.1). Mientras que 1989 fue un año en el que se rompieron marcas, con 641,000 131 vehículos producidos en total, estimo que la producción se elevó a 720,000 unidades en 1990. Las políticas emprendidas en el periodo de 1969 a 1982 para promover las exportaciones de la industria automotriz tuvieron un error fundamental: trataron de forzar las exportaciones contra una corriente de incentivos que favorecían la producción para el mercado interno. Estas políticas carecían de mecanismos eficientes y rápidos para evitar permisos o aranceles por importación de insumos extranjeros necesarios para exportar, además de que, durante casi todos esos años, el tipo de cambio estuvo sobrevaluado. Una empresa automotriz con algún potencial de exportación estaba evidentemente en desventaja cuando enfrentaba a un competidor internacional. 132 FIGURA 3.2 Producción de vehículos en México, 1975-1990 Miles de unidades 800-------------------------------------------------+ ¦ x¦ 700-¦ x ¦ ¦ x x ¦ 600-¦ xx _x x ¦ ¦ xx _ _ x x ¦ 500-¦ xx _ _ _x x x _¦ ¦ xx _ _ _ _ x x x xx _ _¦ 400-¦ x_ _ _ _ _ x x _ x xx _ _¦ ¦x_x x _ _ _ _ _ x xx _ x _ _¦ 300-¦ _ x_xxx _ _ _ _ _ x _ _ _ _ _¦ ¦ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __¦ 200-¦ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ __¦ ¦ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ __ __¦ 100-¦ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ __ __ __ __¦ ¦__ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __¦ 0-+-----------------------------------------------¦ 1 1 1 1 11e 9 9 9 9 99s 7 8 8 8 8 9 t. 5 0 3 6 90 xxx Producción total _ Exportaciones _ Mercado interno Fuente: Asociación Mexicana de la Industria Automotriz, diversas publicaciones. El programa de liberalización comercial emprendido en 1983 ha eliminado en parte esta tendencia contra la exportación. El actual esquema de incentivos a la exportación permite a las compañías automotrices acceso a insumos a precios internacionales.19 Los fabricantes de automóviles y algunas compañías importantes de componentes han estado entre las empresas favorecidas por programas especiales de exportación como el de Alta Exportación (ALTEX). De 19 Un informe sobre los incentivos a la exportación se encuentra en Jaime Zabludovsky y Florencio López-de-Silanes, "Trade and Industrial Policy for Structural Adjustment in Mexico", presentado en el simposio "The Present and Future of the Pacific Basin Economy" (1989) patrocinado por el Institute for Developing Economies, Tokio. 133 1987 a 1988 las cinco multinacionales automotrices hicieron casi la mitad de sus importaciones totales mediante este programa de trato preferencial. Como resultado conjunto de la liberalización y la globalización del comercio mexicano, hubo cambios radicales en la balanza comercial del sector automotor. Los enormes déficits de principios de los ochenta se volvieron superávits crecientes (como lo indica la figura 3.3), debido en parte a la caída en las importaciones provocada por las escasas ventas internas del periodo de 1983 a 1986. Pero también las exportaciones han desempeñado un papel fundamental en esta tendencia. Los fabricantes multinacionales de automóviles pusieron en marcha enérgicos programas de exportación basados en nuevas plantas. El surgimiento repentino de las exportaciones puede dividirse en dos periodos. El primero fue el de arranque, de 1982 a 1984, y constituye uno de los mejores ejemplos de integración industrial silenciosa entre México y Estados Unidos; fue desencadenado por las nuevas plantas de General Motors y Chrysler en Saltillo, y por la de Ford en Chihuahua. Las exportaciones de motores se cuadruplicaron en dos años y han conservado un crecimiento sostenido. La mayor parte de esta producción ha fluido hacia las plantas estadounidenses de autos pequeños en Estados Unidos y Canadá. 134 multinacionales FIGURA 3.3 Comercio mexicano automotor, 1960-1989 Millones de dólares estadounidenses 4000-------------------------------------------------------------+ ¦ o¦ 3000-¦ oo ¦ ¦ x o x¦ 2000-¦ x x oo _x ¦ ¦ x x o x x _ x _ _¦ 1000-¦ x x x x o o o o x x _ _ _¦ ¦x x x x x x x x x x x x x x xo o oxo o _ _ _ _ _ _ _¦ 0-+-----------------------------------------------------------¦ ¦_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ ¦ -1000-¦ __ _ __ ¦ ¦ _ ¦ -2000-+-----------------------------------------------------------¦ 1 1 1 1 1 1 1 9 9 9 9 9 9 9 6 6 7 7 8 8 8 0 5 0 5 0 3 9 _ Balanza comercial ooo Exportaciones xxx Importaciones Fuente: Calculado con datos del Instituto de Estadística, Geografía e Informática, del Banco de México y de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial. La segunda etapa del crecimiento de las exportaciones empezó en 1986, y consistió en vehículos. La nueva planta Ford de tecnología avanzada en Hermosillo y el mayor dinamismo de General Motors y Chrysler fueron decisivos en esta etapa. Más recientemente, el cierre de Volkswagen en Estados Unidos y su cambio de operaciones a México contribuyó a un mayor flujo de unidades hacia los mercados estadounidense y canadiense. El total de unidades exportadas saltó de 20,000 a casi 200,000 entre 1983 y 1989. Esto representa una restructuración completa del mercado de exportación de vehículos armados. En 1983, sólo el uno por ciento de estas unidades se envió al resto de Norteamérica, principalmente por 135 Volkswagen. Para 1989, casi el 90 por ciento de las unidades exportadas se dirigió a Estados Unidos o Canadá, y de ellas, los tres grandes aportaron el 85 por ciento. Este comportamiento es indicativo de la mayor integración y especialización de la producción entre México, Estados Unidos y Canadá. Entre 1982 y 1989 las exportaciones de la industria mexicana de partes se quintuplicaron. La región estadounidense-canadiense representa el principal mercado de partes automotrices, y absorbió casi el 80 por ciento del total en 1989. Las exportaciones de partes están concentradas entre un reducido número de compañías, para lo cual las empresas conjuntas entre multinacionales estadounidenses y capital mexicano contribuyen significativamente. Las maquiladoras representan el miembro más reciente de la integración automotriz norteamericana. Las plantas maquiladoras automotrices se especializan en la producción de componentes eléctricos y de plástico, asientos y diversas partes exteriores como defensas, cerraduras de puerta y aros. Su crecimiento ejemplifica el uso de una eficiente combinación de insumos de los dos países para reducir los costos al mínimo. De sólo 7,500 trabajadores y poco más de 62 millones de dólares de valor agregado en 1980, las plantas maquiladoras de equipo de transporte pasaron a casi 88,000 trabajadores y 725 millones de dólares de valor agregado para diciembre de 1989. Estas plantas emplean a uno de cada cinco trabajadores de la industria maquiladora total y aportan casi el 24 por ciento del valor agregado de dicha industria (véase el cuadro 3.12). General Motors es el fabricante de automóviles más relacionado con las maquiladoras. De sus 15 136 plantas maquiladoras mexicanas, ocho estuvieron entre las 27 mayores productoras de partes en 1987. Después de una drástica caída en la producción interna de autos y en las importaciones de Estados Unidos, durante el periodo de 1981 a 1986, la recuperación del mercado mexicano dio nuevo impulso a las importaciones, que recuperaron los niveles que tenían antes de la crisis. En 1989, las importaciones mexicanas de partes automotrices fueron casi 28 por ciento mayores que su histórico punto máximo de 1981. De esta cantidad, cerca del 80 por ciento procedió de Estados Unidos (véase el cuadro 3.10). El reciente decreto sobre automóviles generará valores de importación mucho más altos a partir de los modelos 1991, debido a las importaciones de autos armados y a los porcentajes más altos de contenido extranjero en los vehículos producidos internamente. Es evidente que el comercio intraindustrial ya caracteriza a los sectores automotores de Estados Unidos y México, y cabe esperar un mayor aumento del comercio en ambas direcciones a medida que continúe la integración industrial. Los costos de la reglamentación y sus límites a la futura integración Los numerosos lazos de ida y vuelta y los efectos de sobreabundancia de la industria automotriz han sido motivo constante de políticas comerciales e industriales especiales para este sector. De manera similar, las características especiales de la estructura del mercado automotor (la existencia de grandes 137 utilidades a escala, el papel decisivo de la investigación y el desarrollo, la estructura oligopólica del abasto final e intermedio, y el carácter multinacional de las compañías implicadas) han atraído la atención de quienes crean las políticas y de los economistas, tanto en Estados Unidos como en México. Si ha de continuar la integración, ambos países deben seguir eliminando aún más restricciones. Restricciones mexicanas Los requisitos de contenido nacional protegen a las industrias internas de insumos intermedios sin recurrir a restricciones arancelarias o de cuotas de importación, y se han puesto en práctica para evitar grandes déficits comerciales, para crear una gama más amplia de actividades manufactureras y para aprovechar los efectos de la sobreabundancia. Las restricciones a la balanza de pagos y a la balanza comercial son parte de las políticas de desempeño exportador encaminadas a resolver importantes desequilibrios comerciales, pero también protegen a los fabricantes de partes y componentes. Existen variantes de estas restricciones en los sectores automotores de países como Brasil, Corea, Argentina y Canadá. Los modelos 1990 aún estuvieron sujetos a las reglas de GIN de 1983, que iban desde 60 hasta 90 por ciento. También se les aplicó la prohibición de déficit en la balanza de pagos de cada fabricante. Como muestran mis anteriores análisis, al reducirse la sustituibilidad entre partes automotrices nacionales y extranjeras, aumentan significativamente los costos de producción en la 138 fabricación de vehículos y partes. El decreto de 1983 aumentó los costos de un 8 a un 25 por ciento estimado para la gama completa de modelos de automóviles.20 Aunque el mecanismo de VAN del decreto de 1989 aligera un poco este problema, el sistema sigue siendo complejo. El decreto introduce resultados de la balanza comercial y fija estipulaciones relativas a las exportaciones de partes y el contenido importado de dichas exportaciones. Esta reglamentación crea distorsiones en el proceso de producción, ya que deben sopesarse otros factores además de la productividad marginal de los insumos. Aún es prematuro determinar cómo acabará la restructuración de la producción, pero algunos estimados preliminares indican que los costos de producción seguirán oscilando entre 3 y 10 por ciento más para los modelos producidos internamente, como resultado de la reglamentación de 1989.21 La estructura de la producción automotriz durante años recientes revela una industria de dos niveles con dos procesos de producción distintos y desligados. Los autos de pasajeros para la exportación se produjeron a gran escala en plantas modernas, mientras que los modelos destinados al mercado interno se armaron en plantas viejas y a escala muy pequeña. Durante varios años sólo se produjeron unos cientos de unidades de algunos modelos. La protección que recibieron los fabricantes por las disposiciones que prohibían la importación de vehículos 20 Estos resultados reflejan las simulaciones de un modelo de producción que incorpora la reglamentación de la industria automotriz mexicana esbozada en Florencio López-de-Silanes, La industria automotriz en México: Un modelo de su reglamentación (Ciudad de México: tesis del Instituto Tecnológico Autónomo de México, 1989). 21 La metodología de estos cálculos se ajusta al modelo especificado en la nota 6. 139 armados no indujo a la industria a lograr escalas eficientes en ninguna de las etapas del proceso de producción, desde el armado hasta la producción de partes. La posibilidad de los fabricantes de importar vehículos de su propia marca, una medida adoptada en el decreto de 1989, reduce esta distorsión al detener la fabricación interna de modelos en escalas pequeñas e ineficientes. No obstante, ciertas condiciones encaminadas a asegurar suficiente producción interna todavía limitan la libertad de operación. El porcentaje de superávit comercial que cada compañía puede dedicar a la importación de vehículos comienza en 40 por ciento para 1991, y alcanza un máximo de 57 por ciento de 1994 en adelante. Los fabricantes de automóviles también están restringidos por la estipulación de que las importaciones totales de automóviles no deberán exceder del 20 por ciento de las ventas internas. Protección a las multinacionales oligopólicas La reglamentación existente para la industria no sólo afecta a los proveedores, sino también a los consumidores, ya que crea distorsiones en el comportamiento de fijación de precios. La protección brindada al oligopolio de fabricantes de automóviles establecidos en México es costosa, dada la ausencia de productores nacionales de autos de pasajeros. Los fabricantes reciben las rentas producidas por la protección comercial basada en aranceles y limitaciones a la importación. Hasta ahora no tienen que enfrentar la posible entrada de otros 140 competidores en ningún segmento del mercado, lo que les permite ejercer fuertemente su poder oligopólico en el mercado nacional. La producción de automóviles ocupa el tercer lugar, después de la de petróleo y la de tabaco, en cuanto al índice de cobertura de permisos de importación sobre la producción interna. Un índice similar para todas las industrias disminuyó sustancialmente del 92.2 por ciento en junio de 1985 al 23.2 por ciento en mayo de 1988. Mientras tanto, el sector de partes automotrices se volvió más abierto a la competencia extranjera que el promedio de la economía, obteniendo un índice de 12.9 por ciento en 1988. La circunstancia opuesta se aplica a la producción de vehículos, que en 1988 seguía cerrada, con un 95.1 por ciento de permisos de importación sobre el producto interno. Si consideramos que el decreto de 1989 fija la restricción al porcentaje de importación de autos en un máximo de 20 por ciento de las ventas internas para 1993, el índice de protección tan sólo se reduciría hasta un nivel de cerca del 65 por ciento, o 70 por ciento cuando mucho. Esta estructura evidentemente beneficia a los fabricantes de automóviles en los mercados, ya que seguirán enfrentando poca competencia extranjera mientras disfrutan de mayor acceso a insumos de precios competitivos (véase la figura 3.4). La protección comercial brindada a los fabricantes, y las restricciones que afectan las estructuras de costos, crean altos precios de automóviles en el mercado interno, muy por encima de los niveles internacionales. La diferencia de precios tiene dos componentes: reglamentación e impuestos. Aunque las diferencias de impuestos ciertamente son importantes, algunos estudios han 141 indicado que, incluso después de ajustar la diferencia de impuestos entre México y Estados Unidos, el precio de los autos mexicanos de pasajeros era cerca de un 40 por ciento más alto que los precios de autos similares en Estados Unidos.22 El decreto de 1989 intenta reducir esta discrepancia de precios con mecanismos de control de precios por vigilancia. Una mejor opción sería tener un sector cada vez más abierto que condujera a una estructura más competitiva. FIGURA 3.4 Cobertura de permisos de importación por producto (volúmenes de producción mexicana de 1986) Porcentaje 120------------------------------------------------------+ ¦ ¦ 100-¦ o o oxo o o o o o o o o o o o o o o o o o ¦ ¦ o x__x o ¦ 80-¦ x ___ x o ¦ ¦ __x ___ x x x x x o ¦ 60-¦ _x_ ___ x Estimado según¦ ¦ ___ ___ ___ ___ x decreto de 1989¦ 40-¦ ___ ___ ___ ___ x__ ___ ¦ ¦ ___ ___ ___ ___ _x_x x_x_ ___ ¦ 20-¦ ___ ___ ___ ___ ___ ___ x _x_x x_x_ ¦ ¦ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ___ ¦ 0-+----------------------------------------------------¦ 04-80 06-85 12-85 06-86 12-86 06-87 12-87 05-88 1993 _ Todas las industrias oo Vehículos xx Partes automotrices Fuentes: Recopilado con datos de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial y del Banco Mundial. 22 Esta información procede de Federico Carstens y A. Escalante Mier, Precios en el sector automotor mexicano, 1974-1986: Un análisis hedonista (tesis del Instituto Tecnológico Autónomo de México, 1987). 142 Restricciones estadounidenses Uno de los principales retos en las relaciones comerciales y la integración comercial mexicano-estadounidense es obtener un acceso mayor y más estable a los productos mexicanos en el mercado estadounidense. El hecho de que tal acceso sea difícil implica la necesidad de eliminar medidas estadounidenses discriminatorias que provocan incertidumbre en los exportadores e inversionistas mexicanos. El repentino surgimiento de presiones neoproteccionistas en la economía estadounidense tiene un efecto directo en los flujos de comercio. Las restricciones voluntarias japonesas a la exportación de automóviles crean incertidumbre respecto al uso de tales medidas contra los países que podrían volverse grandes exportadores de esos productos. Durante la primera parte de la década de 1980, México fue uno de los principales países que sufrieron los efectos de los derechos compensatorios estadounidenses. La legislación y los procedimientos estadounidenses en cuanto a subsidios son más enérgicos que la reglamentación del GATT, con lo que crean límites potenciales a los flujos comerciales entre los dos países. Las políticas comerciales e industriales estadounidenses oponen barreras arancelarias y no arancelarias al mayor flujo comercial automotor. Estas restricciones no sólo niegan el acceso a algunos productos automotores mexicanos, sino que crean incertidumbre en el proceso de exportación, distorsionando las decisiones de inversión a largo plazo. 143 Pese a la baja tasa arancelaria promedio sobre productos automotores vendidos en Estados Unidos, los exportadores se quejan de medidas protectoras especiales. Un ejemplo son los derechos de 25 por ciento que deben pagarse por la importación de camiones pequeños. De no existir dichos derechos, los fabricantes mexicanos podrían captar gran parte de la demanda estadounidense en este segmento del mercado. El potencial de especialización de productos entre los dos países queda prácticamente anulado con este arancel prohibitivo. Entre las barreras no arancelarias para entrar al mercado estadounidense destaca la Corporate Average Fuel Economy Act (CAFE), que afecta las exportaciones de automóviles a Estados Unidos. Este reglamento se propone aumentar la eficiencia en el consumo de combustible, y estipula que todos los vehículos que no tengan el 75 por ciento de contenido interno deben considerarse importaciones y, como tales, deben cumplir con normas más altas de eficiencia de combustión. En consecuencia, se estimula a los fabricantes estadounidenses para reducir el valor agregado mexicano en sus productos. Las plantas japonesas y europeas en territorio estadounidense han hecho intentos adicionales por aumentar el valor agregado estadounidense en sus operaciones. Esta medida restringe el acceso mexicano a los mercados estadounidenses de partes automotrices y de vehículos armados, y estos últimos deben cumplir con normas más estrictas de eficiencia en la combustión. 144 Integración futura Desde el Automotive Pact de 1965, Canadá y Estados Unidos han sostenido un libre comercio de productos automotores. Durante 23 años los canadienses disfrutaron algunas medidas protectoras, incluyendo un requisito de contenido nacional del 60 por ciento y una especie de balanza comercial automotriz. No obstante, el libre comercio y el acceso estable al mercado han cambiado la estructura automotriz canadiense. Actualmente, los tres grandes aportan prácticamente toda la producción canadiense de vehículos. Casi todas las exportaciones se dirigen al mercado estadounidense, y la demanda canadiense es abastecida en gran medida por importaciones de Estados Unidos. La creación de ese bloque económico, que opera en condiciones de libre comercio, beneficia a sus miembros integrantes, pero para terceros países como México les dificulta el acceso al mercado. La reorientación geográfica de las exportaciones automotrices mexicanas hacia el resto de Norteamérica aumenta la importancia de la reglamentación que rige la zona de libre comercio estadounidense-canadiense. La formación implícita de regiones económicas fuertes dificultará el acceso a los mercados de varias partes del mundo, tanto para Estados Unidos como para México. Su capacidad para competir contra estos bloques económicos dependerá de su habilidad para reducir costos, lo que a su vez se basará en una mayor globalización de los procesos de producción. Las exportaciones automotrices encontrarán problemas en la Comunidad Económica Europea, donde la capacidad excedente ya afecta adversamente el acceso al mercado. Se espera que la 145 competencia aumente en 1992, y podría imponerse un requisito de contenido interno europeo. El mercado automotor japonés es casi impenetrable, y es probable que permanezca así durante la próxima década. También es probable que se dificulte aún más la penetración en el mercado asiático oriental, donde se prevén acuerdos regionales especiales. La evolución de la industria automotriz en México ha llegado a un punto decisivo en el cual se requiere implementar políticas claras a largo plazo. Como indican las industrias automotrices canadiense y española, la integración a mercados mayores restructura la producción, canaliza el crecimiento a través de la especialización y ofrece a los consumidores precios más bajos, así como una posibilidad de elección de mercado más amplia para todos los miembros de la región. La integración podría tener un efecto similar en las industrias automotrices mexicana y estadounidense. Un mayor comercio intraindustrial y una mayor especialización constituyen opciones viables para la industria automotriz mexicana. En el mediano plazo, los mercados internos no podrán ofrecer las escalas de producción necesarias para alcanzar la competitividad en costos. Además, muchas plantas mexicanas de componentes han perdido contacto con los fabricantes de automóviles y se encuentran atrasadas en tecnología y con pocas posibilidades de modernización. La tendencia de la industria mundial es reducir el número de proveedores, ya que los fabricantes exigirán sistemas completos y no componentes sueltos. Muchos productores de partes deben planear su acceso al sistema global de abasto 146 mediante una integración más estrecha con el mercado norteamericano, produciendo los componentes en los que México disfruta de ventaja comparativa. Los fabricantes estadounidenses de automóviles aumentaron la competencia interna y las inciertas posibilidades de exportación en el futuro próximo. Para ganar tanto en el mercado interno como en el de exportación, los tres grandes deben actuar más rápido en sus estrategias de globalización. Sus plantas ubicadas en Estados Unidos y Canadá necesitan acelerados aumentos de eficiencia y competitividad para tener éxito en la penetración del mercado. Actualmente México ocupa un lugar muy alto en la lista de países que pueden aportar las condiciones necesarias para enfrentar las tendencias mundiales. Tratado tripartita de libre comercio norteamericano La literatura tradicional sobre las ventajas del comercio indica que las diferencias de atributos y tecnología benefician a los países que emprenden un comercio más libre. Cabe esperar estas ventajas en un tratado comercial entre México, Estados Unidos y Canadá. Las enormes diferencias entre los procesos de producción y los recursos disponibles en estas tres economías son complementarias, pero existen consideraciones adicionales en el sector automotor. México, que padece una escasez de capital, produce componentes con intensidad de mano de obra a menor costo que Estados Unidos. Pero buena parte del activo comercio intraindustrial de productos automotores para el mercado 147 norteamericano proviene de plantas de tecnología avanzada que emplean mano de obra calificada. La producción de automóviles y partes automotrices implica estructuras imperfectas de competencia y muestra utilidades crecientes a escala. Estas dos características constituyen una fuente de ganancias comerciales que surgen de la especialización de productos. La integración de las industrias automotrices estadounidense y mexicana se beneficiaría con recursos y tecnología complementarios, así como con un mercado más grande. El libre comercio entre México y Estados Unidos aumentará la actividad industrial de ambos países, ya que debe incluir la reducción al mínimo de barreras arancelarias y no arancelarias al flujo comercial, la garantía de un acceso estable al mercado y el establecimiento de mecanismos para evitar acciones unilaterales y resolver diferencias. La seguridad de un acceso justo y estable al mercado estadounidense apoyará la restructuración por la que deben atravesar los productores mexicanos, lo que brindará un incentivo para liberalizar aún más este sector. Las industrias mexicanas de automóviles y de componentes se considerarán también como parte de la industria automotriz norteamericana, lo que contribuirá a evitar la discriminación contra el uso de productos mexicanos para cumplir con requisitos de contenido interno de determinado país. Los productores mexicanos de partes automotrices también obtendrán una ventaja sobre sus competidores de Corea, 148 Taiwán y Brasil. Los lazos comerciales más estrechos del sector alentarán la inversión extranjera y la transferencia de tecnología, lo que volverá más competitivos a los productores de partes. Las plantas estadounidenses multinacionales ya establecidas en México tendrán la ventaja de importar sin pago de derechos partes automotrices y modelos de automóviles que actualmente se producen en escalas ineficientes. Las plantas ubicadas en Estados Unidos y Canadá se beneficiarán con un acceso menos costoso a los componentes eléctricos, metálicos, de vidrio y de plástico, en los que México ya tiene ventaja de costos. Estas plantas también aprovecharán las nuevas oportunidades brindadas por el acceso a un creciente mercado mexicano. La nueva zona económica permitirá a algunos productos lograr escalas de producción eficientes, reduciendo las importaciones de terceros países y aumentando así el empleo dentro de la región. Aunque es difícil cuantificar el incremento en producción y empleo que puede acumularse mediante el libre comercio en industrias oligopólicas con reglamentaciones complejas, he estimado que los flujos comerciales podrían aumentar de 20 a 25 por ciento sobre los niveles de 1989.23 Esta estimación no incluye las importaciones mexicanas de vehículos desde el resto de Norteamérica, pues aumentaría considerablemente el efecto sobre las exportaciones estadounidenses y, por lo tanto, sobre el empleo de ese país. 23 Este estimado proviene de un ejercicio de simulación para medir el crecimiento del comercio automotor entre México y Estados Unidos como resultado de la eliminación de barreras arancelarias y de la reglamentación nacional. En cuanto a la metodología exacta, véase la nota 6. 149 Consideraciones sobre la política futura La transformación estructural y la especialización de productos derivadas del Canadian-U.S. Automotive Pact deben tenerse en cuenta para las negociaciones de un acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y México. Las medidas adoptadas para liberalizar la producción de automóviles en México deben considerar las características especiales de la industria, disponiendo la eliminación gradual de barreras y asegurando a la vez el acceso al mercado para reducir los costos de ajuste. Otros países que atraviesan por una restructuración similar han utilizado dichos mecanismos. Para que la integración industrial tenga éxito, los agentes del mercado de ambos países deben recibir información completa sobre las reglas que regirán la interacción entre las partes implicadas. Debe especificarse un camino claro de ajuste, los participantes deben atenerse a las reglas, y habrá que establecer las medidas e instituciones necesarias para vigilar este proceso y asegurar su continuidad. Esto eliminará la incertidumbre, permitiendo que los agentes económicos ajusten sus decisiones a mediano y largo plazos al nuevo patrón de crecimiento de la industria automotriz norteamericana. Entre las acciones específicas destacan las siguientes: 1. Eliminar barreras arancelarias y no arancelarias entre los países. 2. Armonizar las barreras ocultas al mercado, implícitas en los requisitos de contenido interno de cada país y en las normas de origen. El objetivo debe 150 ser la eliminación gradual de estas medidas a cambio de un requisito regional único. 3. El capital extranjero debe fluir gradualmente al sector mexicano de partes automotrices mediante una combinación de normas más flexibles sobre inversión extranjera e integración vertical. 4. Desarrollar una industria moderna del hierro y el acero en México, a fin de reducir los costos de la producción automotriz, además de evitar importaciones. 5. Armonizar la reglamentación sobre seguridad, calidad y eficiencia de combustión entre los países para eliminar estructuras de producción en varios niveles. 6. Dar tiempo para un periodo de ajuste de la reglamentación mexicana de 1989, y complementarla con posibilidades claras de acceso libre para estructuras y precios más competitivos. 7. Disponer la liberalización gradual del mercado de vehículos usados a fin de ejercer la presión necesaria sobre los mercados primario y secundario para igualar los precios en los tres países. Deben hacerse consideraciones especiales sobre la eficiencia de combustión y la contaminación. Conclusión Aunque la argumentación en favor de la liberalización comercial tiene razones nacionales de mucho peso, las crecientes presiones proteccionistas en Estados Unidos y la naturaleza oligopólica de la industria automotriz exigen 151 coordinación entre la eliminación de restricciones en México y las negociaciones comerciales con Estados Unidos. De lo contrario, ambos países pueden perder la oportunidad de integrar fructíferamente la oferta y la demanda, lo que ayudaría a que todos los productos obtuvieran un acceso estable. El libre comercio y la integración industrial implican que se reasignarán algunos segmentos de la industria automotriz. Este proceso no dejará de ser penoso, pero el sector automotor puede beneficiarse con economías de escala y recursos complementarios que suavizarán el ajuste estructural. El potencial de comercio y crecimiento de la producción, así como la ventaja de procesos de producción más integrados y rentables en esta industria, apuntan a un incremento en el empleo neto en México y Estados Unidos. En los años noventa, a medida que se formen y fortalezcan regiones económicas, enfrentaremos una rápida evolución del sector automotor. La mejoría de los procesos de diseño y producción afectará la ventaja comparativa de la mano de obra barata. Es probable que la producción se concentre en unas cuantas corporaciones multinacionales para las cuales signifiquen poco las fronteras. Los cambios en las fuerzas competitivas dependerán cada vez más de la productividad, la calidad y los avances tecnológicos. Dentro de este ambiente tendrá lugar la integración mexicano-estadounidense, y un desenlace feliz exigirá acciones estratégicas creativas por norteamericana. 152 parte de la industria automotriz CUATRO ____________ Petroquímica 153 Petroquímica: perspectiva mexicana Benito Bucay F. La industria petroquímica mexicana empezó en 1956, cuando PEMEX, el monopolio petrolero de propiedad estatal, comenzó a producir azufre como subproducto de la refinación de gas, e inició la producción en pequeña escala de DDB (dodecilbenceno, hoy denominado comúnmente alquilato detergente duro)24 convirtiendo una planta de gasolina que estaba por cerrar. En aquel tiempo, el impulso al desarrollo de la industria petroquímica en Estados Unidos25 estaba en pleno auge y mucha gente, lo mismo del país que de fuera, se maravillaba ante la perspectiva de un flujo interminable de nuevos productos que habrían de aparecer. Algunos predecían que en 20 años decaería el uso del petróleo como combustible, pues el mundo lo habría de considerar mucho más valioso como materia prima. Unos 20 años después de la expropiación petrolera, algunos funcionarios del gobierno empezaron a preocuparse de que México pudiera perder su riqueza al permitir que la industria petroquímica nacional creciera sin control. De ello derivó, el 30 de noviembre de 1958, una ley que de inmediato se dio en llamar "la ley petroquímica", que en términos muy generales indicaba que los productos petroquímicos primarios eran los derivados de la primera etapa de transformación química o de una transformación física importante de los productos de las 24 En la industria abundan las abreviaturas técnicas; a menos que el contexto lo exija, no las explicaremos porque sería engorroso. 25 P.H. Spitz, Petrochemicals - The Rise of an Industry (Nueva York: J. Wiley & Sons, 1988). 154 refinerías. También definía los productos petroquímicos secundarios como los producidos por transformaciones químicas subsecuentes. Estas definiciones enmarcaron el desarrollo posterior de la industria. Por ejemplo, la ley reservaba a PEMEX la propiedad de las plantas que elaboraban productos primarios, mientras que la fabricación de productos secundarios26 quedaba reservada para compañías con una participación mexicana mínima del 60 por ciento, la mayoría de las cuales eran privadas. Los conceptos incluidos en la ley demostraron tener gran alcance, más allá de las intenciones iniciales. El rápido ritmo de desarrollo de la industria en los años sesenta y setenta condujo a un patrón de inversión bastante irregular. En el periodo de 1970 a 1986, la producción aumentó en más de 11 por ciento anual, las importaciones crecieron 8 por ciento y las exportaciones más del 16 por ciento (a partir de una base muy pequeña), lo que se combinaba con un muy saludable 10.5 por ciento anual para la industria en su conjunto durante el mismo periodo.27 Hubo déficits comerciales persistentes durante ese tiempo, debido a la incapacidad de PEMEX para satisfacer la demanda básica. Al mismo tiempo, dos factores se aunaron para crear un grave problema estructural. La economía protegida y la rigidez establecida por la separación legal entre productos primarios y derivados provocaron operaciones de pequeña escala 26 27 Véase la nota 2. Petroquímica 1987, Comisión Petroquímica Mexicana (Ciudad de México: SEMIP, 1988). 155 que con frecuencia tenían que depender de tecnología obsoleta para cumplir con las restricciones legales. Esta situación empezó a cambiar de 1981 a 1982, cuando se promulgó el Plan Nacional de Desarrollo Industrial para estimular la inversión en plantas orientadas a la exportación, lo que promovió la constitución de los grandes complejos que actualmente están en operación. Sin embargo, el efecto neto hoy día se puede resumir con facilidad: la industria tiene una estructura grande y difícil de manejar dentro de la cual PEMEX suministra de un 50 a un 60 por ciento de las materias primas necesarias; por otra parte, una sustancial industria secundaria está dividida en dos: una industria de derivados sumamente eficiente, moderna, fragmentada y extendida que busca compensar las plantas obsoletas de pequeña escala mediante un fuerte impulso hacia la productividad y la adaptabilidad. Desarrollo privado e inversión extranjera Para 1960, cuando se promulgó la reglamentación de la Ley Petroquímica, ya existía una gama considerable de instalaciones secundarias, en su mayoría propiedad de grandes compañías químicas como ICI, Dupont y Union Carbide. Una cláusula benévola eximía de la mexicanización a estas empresas de propiedad extranjera, pero impedía su crecimiento futuro a menos que permitieran la participación mexicana. A esto siguió un sistema de permisos que no sólo ejercía presión sobre estas compañías, sino que creaba monopolios de facto para las firmas con permisos de fabricación. La administración de la ley estaba 156 encomendada a la Comisión Petroquímica Mexicana, compuesta por representantes de PEMEX, la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI) y la Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal (SEMIP). Durante los años sesenta, cada una de las grandes compañías químicas decidió mexicanizarse para no renunciar al considerable crecimiento que se preveía. Dos casos notables establecieron la pauta. Celanese, que había empezado como empresa mexicanizada, logró un crecimiento de finales de los cuarenta en adelante, convirtiéndose en poco tiempo en la mayor compañía química privada de México, y permaneciendo como tal. El otro caso es el de Monsanto, que incluso en los años sesenta seguía siendo de propiedad extranjera absoluta, y que se mexicanizó en 1971 por fusión con la exitosa compañía mexicana Resistol, logrando así el índice de crecimiento que disfrutaba el resto de la industria. Otras compañías importantes siguieron el ejemplo, y para finales de los setenta casi todos los productos secundarios eran fabricados por empresas conjuntas de considerable participación mexicana. Goodrich fusionó sus actividades químicas con Cydsa, un importante y eficiente fabricante mexicano de fibras y sustancias químicas pesadas. Sin embargo, la actual apertura de la economía mexicana plantea un nuevo problema fundamental al inversionista extranjero, que durante casi 30 años no ha intervenido: invertir en México ya no es necesario, menos aún en circunstancias minoritarias, si el objetivo es obtener acceso al mercado nacional. Además, la cuestión de cómo coordinar una inversión de propiedad parcial con las de 157 propiedad total dentro de una estrategia global única dificulta la decisión de inversión. Pese a estas consideraciones, la industria petroquímica mexicana es actualmente un factor que incita a la competencia. Hoy día representa 2.7 por ciento del PIB, por encima de la industria automotriz y con más del doble de tamaño que la industria del hierro y el acero (véase el cuadro 4.1); la inversión fija bruta excede los 30,000 millones de dólares, y suministra bienes y materias primas a 42 sectores industriales. La industria se caracteriza por su intensidad de capital y poca demanda de mano de obra. Actualmente interviene en ella un gran número de ingenieros expertos y bien adiestrados, supervisores y operadores con impresionantes antecedentes de eficiencia. Algunas compañías con inversiones más recientes, como TPA de Tereftalatos, las resinas PVC de Cydsa y Primex, y el complejo de la Cangrejera de Celanese (hoy Hoechst), son competidores de nivel mundial que destinan más de dos terceras partes de su producción al mercado de exportación. En el cuadro 4.5 figura una lista de las mayores compañías. Oportunidad y necesidad de integración Incluso según las suposiciones conservadoras, el mercado mexicano de productos petroquímicos seguirá creciendo a ritmos significativos y ofreciendo grandes oportunidades de inversión. Durante el periodo de cinco años que va de 1989 a 1994, la demanda aumentará en unos 13 millones de toneladas, a medida 158 que la industria siga la tendencia establecida por los países desarrollados. La demanda actual per cápita es de apenas 180 kilogramos, a diferencia de los 1,000 kilogramos en Estados Unidos. CUADRO 4.1 Participación en el PIB por sector industrial __________________________________________________________________ Productos 1969 1970 1985 est. 1987 __________________________________________________________________ Petroquímicos 0.9 1.1 2.5 2.7 Automotores 0.4 1.1 1.5 1.7 Hierro y acero 1.2 1.3 1.0 1.0 Pulpa y papel 0.3 0.5 0.8 0.8 Cemento 0.2 0.3 0.3 0.4 __________________________________________________________________ Fuente: Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, 1988. Aún más importante, México y Estados Unidos representan una combinación particular que no se presenta en ningún otro lugar del mundo. El hecho de compartir una frontera y una fuente de agua comunes; las demandas en aumento y la proximidad de las zonas de consumo; la disponibilidad de recursos naturales, una combinación tanto de necesidad como de abundancia de tecnología; todo ello conforma una situación en que la integración apropiada de las dos economías tiene un gran potencial de desarrollo conjunto. 159 El crecimiento proyectado del mercado mexicano brinda oportunidades de inversión y comercio a Estados Unidos, mientras que la concentración geográfica y los lazos de la industria petroquímica estadounidense (el 55 por ciento de la industria se localiza en Texas y Louisiana), además de la disponibilidad de tecnología, son fuentes prometedoras de todo lo que México necesita en este sector. Debido a que muchas de las instalaciones mexicanas son en promedio unos siete años más recientes, se construyeron teniendo en cuenta principios de protección al ambiente y la salud; por otra parte, el equipamiento adecuado de muchas plantas estadounidenses sencillamente es demasiado costoso. También es evidente que México, incluso contando con mucho capital, no podrá satisfacer su demanda futura. Una interdependencia comercial con Estados Unidos será de gran beneficio para ambas industrias, sobre todo si la economía estadounidense sufriera una depresión. Este reforzamiento mutuo es imperativo en vista de que "Europa 1992" se vuelve ya una realidad. A diferencia de otros sectores estadounidenses, la industria química debe preocuparse menos por los competidores de la Cuenca del Pacífico que por los europeos, y esto no sólo porque Europa sea el lugar donde nació la industria química, sino porque durante toda esta década la industria europea ha sufrido una transformación y restructuración notables que la han fortalecido. Actualmente, cuatro de las cinco mayores compañías del mundo son europeas, y sólo una (Dupont) tiene su sede en Estados Unidos. El panorama no cambia mucho si se consideran las diez mayores compañías. 160 Por último, pero de igual importancia, está el hecho de que la carrera por la especialización hace a México aún más interesante. El país se está convirtiendo en terreno de experimentación para compañías globales no químicas, como IBM, Ford, General Electric, Xerox y NEC; está percatándose de la necesidad de investigación, y durante algunos años por venir, la investigación y el desarrollo en México serán más baratos que en cualquier otro lugar. La industria maquiladora evolucionará y se volverá una actividad manufacturera eficiente y multinacional, un tigre norteamericano que competirá con los del Lejano Oriente. Así pues, parecería que una labor encaminada a un tratado bilateral, al menos sectorial si no más amplio, beneficiaría a ambos socios. Estructura de la industria La década de los cincuenta fue de rápido crecimiento para los productos petroquímicos en Estados Unidos. Se desarrollaron procesos que condujeron a mejorías radicales en calidad y costo de producción, y que apuntaban a un futuro en el que un barril de petróleo valdría muchas veces más que su valor como combustible. La industria petrolera mexicana sólo tenía 20 años de haberse nacionalizado, y algunos técnicos de PEMEX, además de unas cuantas figuras políticas influyentes, mostraban su preocupación de que la riqueza petrolera del país pudiera volverse una vez más privada y extranjera. Como resultado de ello, en 1958 se promulgó la Ley Petroquímica (una ley reglamentaria del Artículo 27 161 constitucional, relativo a la propiedad estatal de la riqueza mineral), precisamente el último día de la administración de Ruiz Cortines; sus reglamentos se emitieron 18 meses después. La ley ratificaba la expropiación de 1938, definía los productos petroquímicos primarios y estipulaba que sólo PEMEX o una compañía de propiedad totalmente estatal podían producir, distribuir y comercializar dichos productos. Los productos secundarios se definían como los derivados de los primarios, y se instituía la norma del 60 por ciento de propiedad mexicana. La Comisión Petroquímica Mexicana otorgaba permisos de fabricación a los solicitantes que demostraban la composición accionaria requerida y probaban que el proyecto utilizaría la tecnología más adecuada para las condiciones prevalecientes. También se tomaban en cuenta la ubicación de la planta y los planes de exportación. Cuando se promulgaron estos reglamentos, muchas compañías (tanto extranjeras como de propiedad mexicana) ya estaban en operación y fabricaban productos secundarios: Goodrich y Monsanto fabricaban resinas PVC; Union Carbide y Monsanto producían poliestireno, y Cydsa (de propiedad mexicana absoluta) fabricaba polímeros y fibras de poliéster y nylon. Todas estas compañías estaban protegidas por disposiciones benévolas, pero su crecimiento futuro en nuevos campos dependía de que cumplieran otros requisitos. 162 El primer permiso se concedió a Negromex (el 40 por ciento de la cual pertenecía a Phillips Petroleum) para la fabricación de negro de carbono. Celanese, a través de una nueva subsidiaria, recibió un permiso importante para un complejo que habría de compararse con su notable planta de Bishop, Texas. Para 1963, la emisión de permisos petroquímicos estaba en plena marcha. Después de un tiempo, este procedimiento burocrático se prestó al abuso; se establecieron compañías papeleras que obtenían permisos petroquímicos para construir y luego los utilizaban para obtener los muy codiciados permisos de importación, de lo que surgió un imprevisto tráfico de permisos. Hubo también otros casos de abuso. El gobierno utilizaba la ley para imponer la propiedad mayoritaria mexicana. La Ley de Inversión Extranjera se promulgó pocos años después. La vaga y poco técnica definición de productos petroquímicos secundarios se llevó a extremos absurdos y, en muchos casos, las compañías privadas solicitaban permisos para fabricar productos que nada tenían que ver con el petróleo. De hecho, así se forjaban nichos exentos de competencia, y las autoridades accedían complacientes. Al mirar en retrospectiva aquel periodo, es fácil darse cuenta de cómo una legislación vaga, aunada a programas no técnicos, como el deseo de mexicanizar28 las compañías de propiedad extranjera, además de un proteccionismo indiscriminado, dieron como resultado un desarrollo azaroso de la 28 Hacemos la distinción entre nacionalización, el proceso de expropiar activos de propiedad privada sin importar la nacionalidad del propietario, y mexicanización, por la cual los ciudadanos mexicanos adquieren participación mayoritaria en las compañías, situación que no implica la propiedad del Estado. 163 industria. Para finales de los años sesenta, el absurdo de la situación era tan patente que el gobierno optó por hacer listas de los productos que debían considerarse primarios (y que como tales quedarían reservados para PEMEX) y de los que se definían legalmente como secundarios, y por tanto debían cumplir con los requisitos de la Ley Petroquímica, sobre todo en lo relacionado con la propiedad extranjera. El periodo de desarrollo acelerado Mientras esto ocurría en el terreno legal, el mercado crecía rápidamente. Durante toda la década de 1960, la norma fue un consistente crecimiento de 12 a 15 por ciento anual. Este factor por sí solo bastaba para atraer inversiones, pero si a ello se añadía una tasa inflacionaria baja (menor del 5 por ciento anual durante ese periodo) y una paridad estable, la industria resultaba irresistible. Para mediados de los setenta, prácticamente toda la industria seguía la norma de participación de 60/40, y las peores predicciones de ambos lados de la controversia nunca se cumplieron. La inversión extranjera no se retiró; por el contrario, se siguió dando en gran cantidad. La industria no fue adquirida por las grandes compañías multinacionales extranjeras, como habían predicho algunos de los nacionalistas acérrimos. Sin embargo, dos defectos estructurales de la industria se consolidaron y todavía hoy están presentes. Juntos oponen graves obstáculos para el mayor 164 desarrollo a medida que el país se abre al comercio y la inversión. Uno de ellos tiene que ver con la tecnología cambiante. Las batallas legales de los sesenta terminaron al publicarse las listas de productos, y en particular las de productos primarios se moldearon en concreto. Por ejemplo, si en la composición de un producto entraban olefinas29 como materia prima, sólo a PEMEX se le permitía producirlo. Al principio ésta era una simple molestia, pero a medida que evolucionó la tecnología mundial, sobre todo después del boicot petrolero, hacia procesos en los que muchos pasos se redujeron a uno solo para disminuir costos y ahorrar energía, las restricciones se volvieron un grave obstáculo y todavía lo son. La industria privada tenía que depender de tecnología obsoleta para cumplir con los requisitos de la ley. PEMEX también padecía restricciones en el uso de tecnologías más nuevas cuando dicho uso suponía invadir el terreno privado, lo que se evitaba enérgicamente. Ahora que México compite en el mundo contra gigantes plenamente integrados que utilizan la tecnología más eficiente, la barrera artificial creada por la ley se ha convertido en una grave debilidad estratégica. El otro defecto estructural se deriva del hecho de que la ley sólo autoriza a PEMEX a desarrollar la industria primaria. Esta es una tarea de proporciones tan colosales que ningún país o compañía del mundo, ni siquiera la Unión Soviética, 29 Una de las tres familias de bloques de construcción petroquímicos. Las otras dos son los hidrocarburos de gas natural, en particular el metano, y los hidrocarburos aromáticos. Todos los productos de la industria (hule, fibras, plásticos, fertilizantes, etc.) se elaboran con estas sustancias básicas. 165 ostenta semejante atribución. El problema se complicó cuando México, y en particular PEMEX, llegó a ser un importante productor de petróleo. El enorme tamaño de la industria petrolera en términos de valor y volumen minimiza el aspecto petroquímico de las operaciones de PEMEX y, naturalmente, los productos petroquímicos no reciben la atención que merecen. En consecuencia, PEMEX nunca ha podido satisfacer las necesidades de la creciente industria secundaria, salvo por unos cuantos productos y durante pocos años, y el país se ve obligado a importar una proporción significativa de sus necesidades de productos primarios. Así, en el periodo que medió entre 1983 y 1987, se gastaron 2,200 millones de dólares en la importación de productos primarios, que constituían el 22 por ciento de las necesidades totales de la industria, o el 35 por ciento si se excluye el amoniaco fertilizante. El problema se agudizó a partir de mediados de 1987, cuando se inició una fase de rápido aumento en los precios mundiales de productos primarios, y se agravará aún más cuando entren en operación las plantas con permisos recientes. Tan sólo los permisos otorgados de 1987 a 1988 añaden un 25 por ciento a la capacidad secundaria total que existía a principios de 1987. La gravedad de este problema radica en que cualquier ventaja que pudiera dar a México su calidad de productor petrolero importante queda anulada si se consideran los costos adicionales de importar el 35 por ciento de sus insumos y volver a exportarlos casi todos. Así pues, la percepción de una ventaja comparativa de México es, al menos actualmente, una ilusión. 166 El Plan Nacional de Desarrollo de 1980: ¿subsidios o el costo de acometer una empresa? Cuando se hizo evidente que México estaba a punto de recibir una enorme riqueza petrolera después de la conmoción petrolera de 1979, el gobierno emitió un ambicioso plan que promovía el desarrollo petroquímico en cuatro regiones, después reducidas a dos: Altamira y Coatzacoalcos, ambas en la costa del Golfo. El plan brindaba una reducción de hasta el 30 por ciento en los precios de energía y materias primas hasta 1992 para las empresas que construyeran plantas en esas dos localidades. La perspectiva de construir instalaciones de nivel mundial, enteramente competitivas, fue irresistible para la industria, y muchas compañías acudieron al llamado. En 1982, cuando la construcción apenas llegaba a la mitad, los precios del petróleo se desplomaron, la deuda empezó a acumularse con rapidez y, en el verano de 1982, estalló la crisis mexicana. La industria privada no tenía más remedio que terminar las instalaciones o desaparecer, pero el gobierno redujo la inversión al mínimo, tanto en PEMEX como en obras públicas. La industria terminó invirtiendo en infraestructura hasta el grado de que la inversión fija resultó de 40 a 50 por ciento mayor que lo previsto. En 1987 la severidad fiscal dictó el retiro de los incentivos de 30 por ciento que se habían prometido. Debido al largo periodo de construcción, los incentivos pagados nunca 167 ascendieron a más de una cuarta parte de lo calculado, y ciertamente no compensaron la inversión adicional. No obstante, hubo algo positivo: las plantas construidas durante esa etapa (como la de PVC de Cydsa, TPA de Temex, PB de Negromex y el complejo de Celanese en la Cangrejera) se cuentan entre las más modernas y eficientes del mundo, y aseguran nichos selectos de competitividad que prestarán buen servicio a México durante muchos años. En efecto, dichas plantas son la razón principal del marcado avance en la situación competitiva del sector. Los productos petroquímicos secundarios representaron el 88 por ciento de las exportaciones petroquímicas totales en 1986, y explicaron la balanza comercial de la industria, positiva en 360 millones de dólares, que se comparan ventajosamente con la balanza negativa de 590 millones de dólares en 1982; en términos generales, este saldo había sido el mismo durante más de 10 años. La antigüedad es otro aspecto importante. La edad promedio de las plantas petroquímicas mexicanas es de 6.5 años, a diferencia de los más de 13 años de las estadounidenses y los más de 16 de las europeas. Esto no sólo las hace más modernas y competitivas, sino mejor adaptadas a las necesidades ambientales y de salud. Pese a las críticas, la situación actual de la industria primaria, manejada en su totalidad por PEMEX, es impresionante. Actualmente abarca 46 plantas procesadoras en ocho grandes complejos, de los cuales la Cangrejera, Morelos y 168 Pajaritos, situados en el extremo sur de la costa del Golfo, son los mayores. El cuadro 4.2 incluye los principales datos sobre los productos elaborados, y en el 4.3 figura una lista de los que no se analizan en el cuadro anterior. Nótese que en muchos casos la producción está muy por debajo de la tasa de operación mínima de 80 por ciento que constituye el objetivo de la industria. Pese a ello, con el auge en las exportaciones de derivados, iniciado en 1987, los déficits de la producción primaria nacional han crecido, y las importaciones de productos básicos representan actualmente cerca de una tercera parte de las necesidades totales. La mayor parte de la tecnología necesaria para construir la industria se obtuvo del exterior, aunque en unos cuantos campos selectos el Instituto Mexicano del Petróleo30 ha sido la fuente. Importantes compañías estadounidenses y europeas como Universal Oil Products, Exxon, Gulf, ICI y Shell han autorizado diseños básicos de ingeniería que luego desarrollan en detalle y aplican firmas mexicanas de ingenieros y contratistas del país. Si se compara la larga lista del cuadro 4.2 con una lista de productos de un fabricante típico de nivel mundial, el contraste salta a la vista, no sólo porque la escala de operaciones mexicana es más pequeña, sino porque la diversidad es enorme. Después de las costosas guerras de precios y volúmenes de hace unos años,31 la industria petroquímica europea, y en menor grado la estadounidense, han sufrido una restructuración considerable. Se ha reducido el número de 30 El instituto es una rama independiente, también de propiedad estatal, dedicada a la investigación, el desarrollo y la ingeniería de procesos. 31 J.L. Bower, When Markets Quake (Cambridge: Harvard University Press, 1986). 169 competidores de cada producto; se han cerrado plantas, y la inversión se ha reorientado hacia el mejoramiento de la eficiencia de las plantas existentes, en algunos casos con resultados radicales. Por ejemplo, el número de plantas europeas dedicadas a la producción de PVC (resinas de vinilo) se redujo de más de 40 en 1979 a 17 en 1987; el número de productores de poliestireno es hoy la mitad del que era hace ocho años. Después de muchos años de acumular pérdidas, la industria europea ha dado media vuelta, y 1988 fue el mejor año que jamás ha tenido. Por lo que respecta a México, la economía abierta y el impulso general que el gobierno está dando a la eficiencia y a la competitividad impondrán una tendencia similar para PEMEX. Antes que intentar volverse proveedor de todo aquello que se llame producto básico, PEMEX tendrá que decidir cuál es la mejor oportunidad y concentrarse en ella, deshaciéndose finalmente de cierto número de operaciones marginales, o cerrándolas. Por ejemplo, como consecuencia de las decisiones tomadas durante los 20 últimos años, PEMEX tiene una buena oportunidad de convertirse en un productor de etileno eficiente y en gran escala. Por otra parte, el mismo proceso ha provocado una deficiencia crónica y grave de propileno, cuya corrección requerirá inversiones del orden de 1,000 a 2,000 millones de dólares. Ni PEMEX ni el país pueden justificar un gasto tan enorme, por lo que, debemos examinar otras estrategias. 170 Si menos productos y plantas participaran activamente y con más eficiencia en el comercio mundial desde una economía totalmente abierta, podríamos observar en los próximos años un panorama distinto de productos básicos en México. La industria petroquímica secundaria La manera azarosa en que se desarrolló la industria durante sus dos primeras décadas hizo que muchas empresas se denominaran petroquímicas sin serlo, y que muchas de ellas se establecieran a la sombra de la doble protección brindada por el sistema de permisos y por las barreras no arancelarias al comercio. Sin embargo, pocas compañías se desarrollaron lo suficiente, sobre todo después de 1981, como para alcanzar una competitividad importante en el comercio mundial. CUADRO 4.2 Productos petroquímicos primarios en México, 1986 (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Producto Capacidad Producción Importado Exportado Consumido __________________________________________________________________ Acetaldehído 144.0 136.5 57.7 -- 194.2 74.0 53.6 55.4 -- 109.0 2,891.0 1,948.5 27.0 114.5 Benceno 399.3 221.8 -- -- 221.8 Butadieno 55.0 17.9 108.1 -- 126.1 Ciclohexano 106.0 39.3 26.6 -- 65.9 Cloruro de vinilo 270.0 141.3 133.4 -- 274.7 Acrilonitrilo Amoniaco 171 1,861.0 Cumeno 40.0 41.9 3.1 -- 45.9 Dicloroetano 414.1 270.4 -- -- 270.4 DODECILBENCENO 138.1 103.4 8.4 -- 111.8 Estireno 180.0 69.4 86.7 -- 156.1 3,070.6 2,550.4 -- -- 2,550.4 918.4 767.2 -- 26.0 15.0 11.1 39.1 -- 50.1 Metanol 171.5 182.3 7.9 -- 190.2 Oxido de etileno 128.0 114.0 4.92 -- 118.2 LDPE 309.0 242.2 84.1 -- 326.2 HDPE 100.0 69.1 95.5 -- 164.6 Propileno 360.3 231.7 -- -- 257.8a Tetrámero 116.5 51.0 62.3 -- 113.3 Tolueno 465.0 238.0 50.5 -- 288.5 Xilenos M/P 400.6 231.2 -- -- 231.2 Ortoxileno 66.3 41.5 11.6 -- 53.1 Paraxileno 280.0 122.5 133.3 -- 255.8 HCN 11.3 7.5 -- -- 7.5 Alquilbencenos pesados 12.4 11.3 -- -- 11.3 Heptano 21.0 12.8 -- -- 12.8 Hexano 132.8 101.0 -- -- 101.0 11,706.0 8,304.6 1,200.1 Etano Etileno Alcohol isopropílico Total (incluye productos menores) 190.6 741.2 9,314.2 __________________________________________________________________ aNo incluye derivados. Fuente: Recopilación del autor. Como resultado de ello, la industria secundaria está dispuesta actualmente en dos niveles. Esto resulta evidente si se observa la escala de operaciones que figura en el cuadro 4.4, en el que aparece una lista de muchas de las plantas 172 mexicanas actuales. El primer grupo consta de plantas modernas, eficientes y competitivas, como las de acetona y 2-EHA de Celanese, la de TPA de Temex, las de PVC de Cydsa y Primex en Altamira, y la de hule PB de Negromex en el mismo lugar. En el segundo grupo se incluyen la planta de alquilfenol de Esquim y la de poliestireno de Narsa. Estas últimas son pequeñas, utilizan una tecnología más vieja, adaptada para un ambiente distinto, y no es probable que sobrevivan con las políticas económicas actuales. CUADRO 4.3 Consumo de productos petroquímicos primarios seleccionados, no producidos por PEMEX (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Producto Consumo __________________________________________________________________ Oxido de propileno 23.7 Percloroetileno 16.1 Polipropileno 86.3 Acido acrílico 1.6 Polibutenos 4.4 Hidrocarburos clorados (cloroformo, cloruro de metileno, tricloroetano, etileno, tetracloruro de carbono 24.9 Isobutanol 5.1 Noneno 2.3 __________________________________________________________________ Fuente: Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal, 1987. Estas observaciones quizá pinten un panorama demasiado gris, pero el hecho es que muchas de las plantas de pequeña escala fueron obligadas a 173 adaptarse, y la necesidad ha sido el impulso para innovar tanto en productos como en procesos; la fórmula para la supervivencia es desarrollar una especialidad. Quizá no haya en el mundo actualmente otro fabricante de fibra de polipropileno que produzca rentablemente lotes de 500 toneladas de tela muy gruesa o muy delgada, sino uno mexicano que también tiene que importar la resina base. Este no es el caso en general, pero se da con la frecuencia suficiente para predecir que en unos cuantos años la industria mexicana estará integrada por muy pocos fabricantes grandes, eficientes y mundialmente competitivos de bienes petroquímicos y, por otra parte, muchos (si bien menos que en la actualidad) productores pequeños de especialidades, que dependerán del servicio como medio principal de supervivencia. Los productores pequeños se volverán una fuente de tecnología para otros países en desarrollo, así como proveedores o expertos en comercialización en nichos selectos. ¿Una industria petroquímica única? A pesar de todo, el hecho es que existen dos industrias en México, las cuales, sin importar cuán estrechamente cooperen entre sí, están en una situación difícil para enfrentar a competidores mundiales plenamente integrados. 174 CUADRO 4.4 Principales plantas de productos petroquímicos secundarios (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Firma Producto Capacidad __________________________________________________________________ Celanese Mexicana Polímero poliéster/fibra 2-EHA Acido acético Anhídrido acético Acetona Butiraldehído Acetato de vinilo 94 70 182 90 60 90 65 Industrias Resistol Poliestireno ABS/SAN Cydsa Polímero acrílico/fibra Resina PVC Christianson Glucoéteres, alquilfenoles, etoxilatos 11 Polioles Glicoles de etileno/propileno Poliestireno Glicoles de polietileno 65 12 25 Idesa Glicoles de polietileno Poliestireno 40 50 Síntesis Anhídrido ftálico 30 Orgánicas Anhídrido maleico Tereftalatos Tereftálico purificado Humex Negro de carbono Hule SB 96 73 Novum Hules SB y PB Negro de carbono 100 75 Primex Resina PVC 115 Univex Caprolactamo Petrocel DMT TPA Fenoquimia Fenol Acetona ACH/MMA 42 25 20 Tetraetilo de México Plomo tetraetilo 14 92 28 90 160 7 230 75 270 60 175 Fisisa Polímero acrílico/fibra 40 Nylmex/Fiqusa Resina nylon/fibra Resina poliéster/fibra 55 115 __________________________________________________________________ Fuente: Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal. El caso del poliestireno es ilustrativo: el 85 por ciento de la producción mundial procede de fabricantes cuya integración se remonta a proveedores de monómero estireno o más atrás. Al mismo tiempo, los grandes productores mundiales destinan el 90 por ciento de su producción al abasto de sus mercados internos y sólo exportan el 10 por ciento restante. En cambio, más del 50 por ciento de la producción mexicana se exporta, mientras que ninguna parte de ella está integrada a causa de la dualidad impuesta por la Ley Petroquímica. Aun si el abasto que brinda PEMEX se considerara integrado, una tercera parte del monómero tiene que importarse. Este ejemplo se repite en condiciones aún peores en los casos de las fibras de poliéster VCM/PVC y TPA. En efecto, la sola existencia de la barrera impuesta por la Ley Petroquímica implica una debilidad estratégica importante. Actualmente existen dos tendencias principales en México: 1. El gobierno y PEMEX han instaurado un nuevo programa para atraer inversiones privadas, tanto mexicanas como extranjeras, a participar en el financiamiento de ampliaciones en productos básicos. Están en discusión los 176 programas financieros, y el proceso puede derivar en la fabricación de nuevos productos básicos. 2. También se discute sobre una redefinición de lo que la ley considera un producto petroquímico básico. Esto ya ha provocado la eliminación de muchos casos dudosos, y limitará la función de PEMEX a la de proveedor de materias primas (olefinas, hidrocarburos aromáticos y metanol).32 Ambas tendencias deben considerarse meritorias, pero sigue sin resolverse un problema importante: dados estos defectos estructurales en el contexto de una economía abierta, ¿cuáles son las ventajas comparativas de la industria petroquímica mexicana? ¿Por qué habría de atraer inversiones? Enumeremos algunos factores que pueden influir en las decisiones de inversión: 1. México no sólo se ha convertido en una economía abierta, sino que mediante la modernización y evolución del concepto de maquiladora también se está transformando en un centro mundial de manufactura, como ya lo son Taiwán y Singapur. Grandes corporaciones como IBM, Ford, NEC y Alcatel mantienen en México operaciones significativas que abastecen mercados 32 Así ha sido, en efecto. Las listas de productos petroquímicos básicos y, secundarios reglamentados se han reducido considerablemente. En consecuencia, muchos productos que en otro tiempo se regían como secundarios, actualmente están exentos de reglamentación y restricción. Lo mismo se aplica a muchos otros procesos. 177 mundiales. La experimentación con productos comerciales o materias primas nuevos les resulta más barata en México que en muchos otros lugares. Para ellos, la fabricación en México se ha vuelto imperativa. 2. En Estados Unidos, gran parte del crecimiento tiene lugar en la costa del Oeste, mientras que la manufactura se realiza en el Este, y las materias primas se encuentran en el Sur. Cualquier planta petroquímica mexicana está bien situada para abastecer el Oeste estadounidense. 3. Si bien es cierto que en México existe una grave fuga de cerebros por lo que toca a científicos e ingenieros, también lo es que muchos técnicos jóvenes se quedan en el país, y las restricciones derivadas de las condiciones económicas han fomentado su creatividad. Esto produce una investigación y un desarrollo más eficaces, sobre todo en los esfuerzos conjuntos enfocados a las exigencias del mercado. En suma, aunque es difícil saber cómo ha de corregirse el problema estructural de la industria petroquímica mexicana, si es posible prever las nuevas funciones que desempeñará al enfrentar el reto de una economía global (véase el cuadro 4.5). 178 Relaciones con la industria estadounidense La mayoría de las grandes compañías químicas estadounidenses intervinieron en las primeras etapas de desarrollo de la industria mexicana. Casi todas ellas aún están presentes, aunque en situación de participación minoritaria, como lo exige la ley. Algunos de los principales casos se ilustran en el cuadro 4.6. Una ausencia notoria en esa lista es la de Dow Chemical, actualmente la segunda mayor compañía química en Estados Unidos. En gran medida como resultado de las restricciones impuestas por la Ley Petroquímica, las principales compañías petroleras estadounidenses no figuran en la lista. CUADRO 4.5 Principales compañías químicas de México __________________________________________________________________ Compañía Productos Afiliaciones __________________________________________________________________ Celanese Mexicana Nylon, poliéster, fibra, solventes Hoechst/Celanese Cydsa Fibras acrílicas, PVC, sustancias químicas pesadas Sin afiliación en E.U. Dupont, S.A. Explosivos, pinturas, resinas, sustancias E.I. DuPont químicas agrícolas de Nemours Industrias Resistol Poliestireno, ABS, fenol, resinas acrílicas, pegamentos, selladores Monsanto Novum Productos farmacéuticos, hule, negro de carbono, ácidos grasos Merck Cabot Henkel Petrocel DMT, TPA Hercofina Polímeros de México PVC, poliestireno Rhone Poulenc Hoest. Polioles Glicoles BASF Temex TPA Amoco 179 Union Carbide Mexicana Silicones, sustancias químicas agrícolas, gases Union Carbide __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. CUADRO 4.6 Ventas de 1988 de firmas con afiliaciones estadounidenses (millones de dólares estadounidenses a la paridad promedio de 1988) __________________________________________________________________ Compañía Afiliación estadounidense 1988 __________________________________________________________________ Celanese Mexicana Hoechst Celanese 40% 700 Industrias Resistol Monsanto 40% 420 Union Carbide Mexicana Union Carbide 175 Industrias Oxy Occidental Petroleum 55 DuPont, S.A. y Afiladas E.I. DuPont de Nemours 500 Petrocel Hercules 40% 175 Tereftalatos Mexicana Himont 40% 125 Polycyd B.F. Goodrich 40% 120 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. Las cifras de la industria indican que de las ventas totales, no sólo de productos petroquímicos, sino de otras sustancias orgánicas e inorgánicas, las corporaciones afiliadas estadounidenses aportan cerca de un 45 por ciento de la producción total. 180 Aún más significativo es el hecho de que muchas compañías estadounidenses intervienen en la cesión de derechos sobre productos y tecnología de procesos, así como en algunos campos relacionados, como el de la seguridad y la ingeniería ambiental. La reglamentación vigente exige que todos los acuerdos de transferencia de tecnología se registren en una dependencia de la SECOFI. El grado de intervención puede deducirse de unas cuantas cifras: de un total de 6,600 contratos registrados en el país, 875, un 13 por ciento, corresponden a la industria química, y de éstos, 258, un 30 por ciento, es una corporación estadounidense la que cede la transferencia. Incluso si se deja de lado lo relativo a la tecnología avanzada, el grado de intervención y participación estadounidense es significativo. Pocas circunstancias podrían modificar la situación. Prácticamente todos los contratos de transferencia se refieren a procesos y no a productos, y en muchos casos el propietario de la tecnología no explota comercialmente el producto resultante. Sin embargo, en los casos en que éste está orientado hacia la comercialización del producto, la economía abierta de México le permite ahora hacerlo con mucha menos preocupación sobre la cesión de la tecnología. Por lo tanto, deberemos observar una reducción en la transferencia de conocimientos técnicos y un aumento en el desarrollo del mercado mexicano. 181 Un grave exceso de construcción durante los años setenta, aunado a los mercados estancados, produjo enormes pérdidas para la industria,33 que derivaron en el cierre de numerosas plantas. Ejemplo de ello es el etileno: en el periodo de 1978 a 1984, tan sólo Estados Unidos cerró una capacidad de 4.3 millones de toneladas, 25 por ciento de la tasa máxima durante el periodo.34 Esto se aunó a un intenso proceso de fusiones y reorganizaciones. Para 1985 la industria mundial había logrado suprimir los números rojos de los años anteriores, y para 1986 los productores que quedaron obtuvieron utilidades razonables. Las reiteradas predicciones de un retraso en la economía estadounidense infundieron precaución a los sobrevivientes, de modo que no hubo expansión alguna en la capacidad mundial. Cuando la economía estadounidense siguió creciendo, sobrevino una escasez que se tornó crítica una vez que China abrió su economía, aumentando la demanda mundial. El resultado fue una rápida escalada de precios (los aumentos del triple al cuádruple durante breves periodos se volvieron la norma) y un aumento desmedido de las utilidades, haciendo de 1987 y 1988 los mejores años que la industria había tenido jamás. En Estados Unidos, los dividendos por acción de las mayores compañías excedieron del 20 por ciento, y en el caso de Dow Chemical llegaron a más del 35 por ciento, cifras ambas sin precedente. El año 1989 constituyó el inicio de un periodo a la baja; China tuvo que racionar sus limitadas reservas de divisas y el crecimiento económico estadounidense se desaceleró. Las utilidades sin precedente de los dos años 33 Véase la nota 8. F.H. Romanelle, "U.S. Chemicals Industry: A View Towards Commodities", XIX Foro de ANIQ, México, 1987. 34 182 anteriores estimularon a la mayoría de las compañías para aumentar su capacidad, aunque principalmente mediante la corrección de cuellos de botella, pues los cambios fundamentales han sido pocos, y los precios bajan con rapidez. En 1991 observaremos mercados mundiales estancados y con oferta excesiva, aunque no tan gravemente como diez años antes, con una lenta recuperación durante dos años más y una reanudación de niveles rentables hacia mediados de la década. La industria estadounidense estará mejor preparada que antes para el crecimiento lento, pero será una época difícil, y quizá más cuando la integración europea se haga realidad en 1992. Cabe recordar aquí que las cuatro mayores compañías químicas del mundo son europeas y que Estados Unidos sólo tiene dos entre las diez mayores. En suma, se espera un panorama de ahorro y recorte de costos, difícil pero no tan malo como las experiencias anteriores. La industria estadounidense ha sido hasta ahora esencialmente exportadora, pero este panorama puede provocar un cambio. De ser así, surgiría el fantasma de las acciones comerciales restrictivas por parte de Estados Unidos. Esto es de particular interés para México, que debe tener en cuenta los efectos de la desaparición gradual del sistema general de preferencias estadounidense. Futuro de la industria petroquímica mexicana La presente década se inicia con dos situaciones contrastantes para México: una escasez persistente de producción petroquímica básica y una postura 183 exportadora significativa en productos secundarios como fibras, plásticos y resinas, hule y agentes tensoactivos. El gobierno mexicano ha estimado35 que durante el periodo de cinco años que va de 1990 a 1994, se requiere una inversión de unos 6,000 millones de dólares. Es difícil saber cómo puede justificarse esto. La industria mexicana, en particular la de productos petroquímicos secundarios, depende mucho de las exportaciones a Estados Unidos (de un 25 a un 50 por ciento en algunos casos), y podría peligrar si en ese país la economía entra en recesión y aumenta el proteccionismo. México está saliendo de sus problemas de deuda después de un largo periodo de inversión limitada; carece de la infraestructura necesaria, y aun cuando dispusiera de dinero, la reconstrucción de la infraestructura existente será un proceso muy lento. Una economía abierta con un ambiente de ahorro y recorte de costos para las contrapartes estadounidenses hará más rentable comprar excedentes de Estados Unidos que construir nuevas plantas. Al mismo tiempo, la economía mexicana reanudará su crecimiento después de 35 ocho años de estancamiento. Los niveles Plan de Desarrollo Petroquímico, SEMIP y PEMEX, 1989. 184 de vida, que cayeron precipitadamente de 1982 a 1990, empezarán a subir, y crecerá rápidamente el apetito de bienes de consumo e industriales. Es probable, por tanto, que el segmento secundario, que hasta ahora ha exportado de manera significativa, se vuelva hacia el interior al tiempo que importa buena parte de los productos básicos. El panorama general parecería muy halagüeño, de no ser por el hecho de que esta predicción contempla considerables déficits comerciales que podrían ser el mayor obstáculo para lograr esa prosperidad. Hacia un tratado bilateral Al revisar el estado de la industria en ambos países, no es demasiado difícil observar el surgimiento de una situación peculiar caracterizada por lo siguiente: 1. Oferta excesiva de productos básicos en Estados Unidos. 2. Déficit de productos básicos y excedente de productos secundarios, además de unos cuantos básicos, en México. 3. Vecinos contiguos con la mayor parte de la industria situada en media luna en torno a la costa del Golfo, desde Baton Rouge hasta Coatzacoalcos. 4. Una extensa y bien desarrollada red de conductos que, del lado estadounidense, facilita el transporte rápido y económico de los productos básicos, mientras que del lado mexicano existe una red grande pero subdesarrollada. La proximidad de dichas redes supone un bajo costo para 185 conectarlas. Con esto se combina una escasez crónica de capacidad de almacenamiento que limita los flujos de entrada y de salida. 5. Un ritmo lento en la economía estadounidense y una reanudación de crecimiento significativo en México, donde la demanda reprimida es grande. Fuera de esta región, Europa 1992 puede ser un reto para ambos países y, en el mejor de los casos, dificultar su planeación comercial. La conclusión de lo anterior parece evidente: un tratado comercial bilateral, ya sea que solo abarque este sector o todo el comercio de manera sustancial, y que ha de eliminar todas las barreras arancelarias y de otro tipo, sería de gran beneficio para ambos países. La manufactura internacional en México, una consecuencia lógica del programa de las maquiladoras, tendría fuentes de abasto más confiables e impulsaría al país hacia la misma situación de los países asiáticos recién industrializados, para beneficio de todos. En efecto, será muy difícil encontrar dos países y una industria en condiciones tan singulares y con tanto que obtener uno del otro. Esta singularidad también puede constituir la base de una argumentación sólida, si fuese necesario, en caso de que la reglamentación del GATT representara una barrera para dicho tratado sectorial. 186 Petroquímica: perspectiva estadounidense Rina Quijada La industria petroquímica estadounidense comenzó hace 70 años con la producción de isopropanol a partir de un flujo rico en propileno en la refinería de la Standard Oil Company en Bayway, Nueva Jersey. De este modesto inicio, la industria creció hasta alcanzar ventas netas de aproximadamente 100,000 millones de dólares en 1988.36 Se pueden hacer pocas generalizaciones sobre la industria debido a su complejidad, los factores que conforman su futuro y el gran número de partes implicadas. Sin embargo, me concentraré en los productos elaborados directamente con hidrocarburos y conocidos comúnmente como productos petroquímicos primarios, que son las olefinas (etileno, propileno y butadieno) y los hidrocarburos aromáticos (benceno, tolueno y xilenos). Son los bloques de construcción de miles de productos petroquímicos, incluyendo plásticos, detergentes y productos farmacéuticos. De los muchos millares de productos petroquímicos que se han desarrollado a partir de los bloques de construcción, unos 14,000 han logrado una posición comercial importante. Estos productos representan cerca del 80 por ciento del tonelaje total de la industria química estadounidense. 36 Chemical and Engineering News, 19 de junio de 1989, pp. 61-62. 187 Históricamente, Estados Unidos ha sido el mayor productor petroquímico del mundo. No obstante, durante los últimos veinte años la superioridad de la industria estadounidense se ha visto erosionada por la reconstrucción de las plantas europeas occidentales y por la diversificación petroquímica de las naciones productoras de petróleo. El cuadro 4.7 muestra las cifras de producción petroquímica básica en Estados Unidos durante el periodo de 1987 a 1993. Los productos petroquímicos primarios son fabricados en Estados Unidos por 47 compañías cuyas plantas de producción se localizan principalmente en Texas y Louisiana, cerca de fuentes de energía y de materias primas. Los cinco mayores productores aportan cerca de un 50 por ciento de la producción anual total. El sector petroquímico primario estadounidense incluye compañías privadas internas, así como multinacionales con plantas de producción en todo el mundo. En el cuadro 4.8 figuran las compañías petroquímicas estadounidenses de propiedad extranjera. En 1987, las compañías extranjeras afiliadas aportaron el 17.8 por ciento de las reservas estadounidenses totales de petróleo crudo y gas natural, y el 16.3 por ciento de la producción.37 37 Departamento de Energía de Estados Unidos, Profiles of Foreign Direct Investment in U.S. Energy 1987, 31 de diciembre de 1988, p. 12. 188 CUADRO 4.7 Producción petroquímica básica estadounidense (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Etileno Propileno Butadieno Benceno Xilenos Tolueno mixtos __________________________________________________________________ 1987 Capacidad 16,359 10,179 1,699 7,146 4,351 5,005 Producción 15,801 8,517 1,313 5,355 3,860 3,320 97 84 77 72 89 66 Tasa de operación (%) __________________________________________________________________ 1989a Capacidad 17,716 10,603 1,751 8,084 4,433 5,459 Producción 17,397 9,300 1,431 6,060 3,960 4,020 98 88 82 75 89 74 Tasa de operación (%) __________________________________________________________________ 1993a Capacidad 22,348 12,970 2,001 8,629 4,433 5,525 Producción 19,889 10,765 1,618 7,087 4,100 4,290 89 83 81 82 92 78 Tasa de operación (%) __________________________________________________________________ aEstimado. Fuentes: Chemical Market Associates, Inc. World Light Olefins Analysis 1989, y World Benzene Analysis 1989. 189 CUADRO 4.8 Compañías petroleras estadounidenses de propiedad extranjera __________________________________________________________________ Porcentaje de Inversionista extranjero Inversión en E.U. participación __________________________________________________________________ Royal Dutch/Shell Shell Oil 100 British Petroleum, R.U. BP Chemicals America 100 Petróleos de Venezuela Citgo Petroleum 50 Unocal Champlin Refining 100 Petrofina-Bélgica American Petrofina 83 Hoechst Hoechst Celanese 100 BASF BASF/UTP/GP 41.6 __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. La industria petroquímica estadounidense está controlada por el sector privado. Los precios de los productos básicos dependen de las fuerzas del mercado; no existen tarifas para productos básicos como etileno, propileno y benceno. La abierta política estadounidense de inversión, que permite la inversión extranjera sin límites en la industria química del país, no es correspondida en ninguno de los principales países productores de sustancias petroquímicas. México prohíbe la inversión privada en productos petroquímicos básicos, y la inversión extranjera no puede ser mayor del 40 por ciento en los secundarios. 190 La aparición constante de nuevos productos y procesos en la industria petroquímica ha hecho de Estados Unidos un líder en la innovación. La disponibilidad de la tecnología más avanzada y un gran mercado contiguo confieren especial importancia a esta industria para Estados Unidos, así como para toda la industria petroquímica internacional. Como el mayor productor del mundo, Estados Unidos ha mantenido una fuerte postura exportadora en productos y tecnología. La industria petroquímica depende de nueva tecnología para aumentar la producción y reducir los costos. Los avances tecnológicos son una manera de mantenerse al paso de la competencia. Actualmente, muchas firmas que en otro tiempo intervenían principalmente en la producción de mercancías dentro de la industria, se esfuerzan por diversificarse hacia el terreno de las especialidades químicas. Sin embargo, estos esfuerzos generalmente implican adquisiciones, empresas conjuntas y otras acciones empresariales que no incluyen la creación de nuevas compañías. Aunque se espera que se modere el crecimiento del aspecto de bienes de consumo de esta actividad, el cual es cíclico, la industria petroquímica estadounidense seguirá participando activamente en las operaciones de especialidades químicas, que son más rentables y menos cíclicas. Las principales diferencias entre mercancías especialidades químicas se muestran en el cuadro 4.9. 191 petroquímicas y En este trabajo examinaré la estructura de la industria petroquímica básica en Estados Unidos y las relaciones presentes y futuras entre las industrias mexicana y estadounidense. Si se dieran ciertos cambios, podrían desarrollarse fuertes relaciones entre las industrias de las dos naciones. Estructura de la industria De todos los productos básicos, el etileno, el propileno y el benceno se consideran los más importantes, y su crecimiento es indicativo del desempeño general de la industria petroquímica estadounidense. Existe poco debate sobre el hecho de que Estados Unidos es el país más poderoso del mundo en el campo de los productos de consumo. Como resultado de ello, la fijación de precios y la situación de la oferta y la demanda en Estados Unidos tienen repercusiones innegables sobre los mercados de Europa Occidental, el Lejano Oriente y Latinoamérica. 192 CUADRO 4.9 Mercancías y especialidades __________________________________________________________________ Producción Mercancías Especialidades __________________________________________________________________ Volumen Grande Pequeño Planta/instalaciones Requieren mucho capital Relativamente baratas Ventas/servicios Moderados Altos Requerimientos técnicos Dependen de la ingeniería y la investigación de procesos Dependen de la innovación y la investigación de aplicaciones Mano de obra Mínima, producción sumamente automatizada Costos fijos altos Requieren mucha mano de obra Comercialización y servicio intensivos Moderada Alta Costo Utilidad sobre inversión __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. Antes de entrar en detalles de productos específicos, es útil echar un vistazo a las relaciones básicas entre productos energéticos y petroquímicos. Esta interrelación se describe en la figura 4.1. Con base en la gráfica, se puede llegar a las siguientes conclusiones generales: 1. La industria petroquímica depende mucho de la relación entre petróleo crudo y gas natural. 2. El petróleo crudo se utiliza para producir tanto gasolina como petróleo combustible, así como materias primas petroquímicas. 193 3. El gas natural provee materias primas como etano, propano y butano para la producción de olefinas; metano para la producción de amoniaco y metanol, y combustible para estas industrias. La figura 4.2 muestra la interrelación petroquímica entre productos básicos e intermedios, como el ciclohexano y el estireno. En Estados Unidos, los hidrocarburos aromáticos se obtienen principalmente de las operaciones de las refinerías, mientras que el etileno procede casi siempre de los líquidos de gas natural. De ambas fuentes derivan cantidades significativas de propileno. Etileno Estados Unidos representa cerca del 31 por ciento de la demanda mundial de etileno y se considera el participante más influyente en ese mercado. La producción estadounidense de etileno en 1988, de 16.8 millones de toneladas, fue una cifra sin precedente que constituyó poco más del 30 por ciento de la producción mundial. En el cuadro 4.10 se muestra la ubicación de los 22 fabricantes estadounidenses de etileno; la capacidad de los cinco mayores, que representa el 47 por ciento de la capacidad total, aparece en el cuadro 4.11. 194 FIGURA 4.1 Interrelación energética-petroquímica +--------------------+ +¦Petróleo combustible¦ +--------------++----------+¦+--------------------++--------+ ¦Petróleo crudo+¦Refinación+-----------------------¦Gasolina¦ +--------------++----------+ ¦+--------+ +--------+ +------+ +--¦ Etano +-+ +-----------+ ¦ +--------+ +----¦Materias ¦ ¦ +--------+ +----¦primas pe- ¦ +--¦ Propano+-+ ¦ ¦troquímicas¦ ¦ +--------+ ¦ +-----------+ ¦ +--------+ ¦ ¦ +--------+ +--¦ Butano +---+------¦Gasolina¦ +-----------+ ¦ +--------+ ¦ +--------+ +----------------+¦ Planta de +-+ ¦ +-------------+ ¦ Gas natural +¦gas natural¦ +-----+-¦Materias pri-¦ +----------------+¦ licuado ¦ ¦ ¦ ¦mas de NH3 y ¦ +-----------+ ¦ ¦ ¦ CH3OH ¦ ¦ +---------+¦ ¦ +-------------+ ¦ ¦ Gas ¦¦+------------+ +------¦ natural+-¦Mercados de ¦ ¦ seco ¦ ¦combustible ¦ +---------+ +------------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. Es probable que la demanda estadounidense de etileno crezca de 16.7 millones de toneladas en 1988 a 20 millones de toneladas en 1993, una tasa de crecimiento promedio de 3.7 por ciento anual. Durante los últimos diez años la industria petroquímica estadounidense ha sufrido una integración vertical continua. Este proceso es impulsado por el deseo de lograr economías de escala, beneficios de valor agregado y bajos costos de 195 transporte (una preocupación especial en el caso del etileno y el propileno, cuyo transporte eficiente requiere conductos). FIGURA 4.2 Interrelación petroquímica +--------+ +--------+ ¦Gasolina+-----------------------+ +-------+ +-¦Xileno O¦ +--------+ ¦ +-----------+--¦Xilenos+-¦ +--------+ ¦ ¦ ¦ +-------+ ¦ ¦mixtos ¦ ¦ +--------+ ¦ ¦ +-¦Tolueno+---++-------+ +-¦Xileno P¦ ¦ ¦ ¦ +-------+ +----------+ +--------+ ¦ ¦ ¦ ¦Unidad HDA¦ ¦+-------------+¦+-------+ +----------+ +------------+ ¦¦Hidrocarburos+¦¦Benceno+---+ +-¦Poliestireno¦ ----+ ¦¦aromáticos ¦+¦ ¦ +------+ ¦ +------------+ Aceite ¦ ¦+-------------+ +-------+ ¦Ciclo-¦ ¦ comb. ¦+-----------+¦ +-------¦hexano¦ ¦ Nafta ¦¦Mat. primas+¦ +---------+¦ +------+ ¦ +-----+ Etano +¦petroquím. ¦¦ +-¦Butadieno++-----------+--¦Látex¦ Propano ¦+-----------+¦ ¦ +---------+¦ ¦+-¦ SB ¦ Butano ¦ ¦¦ ¦+------------++-----+ Gas nat.¦ ¦¦ +¦ Estireno ¦ ----+ +--------+¦+---------+ +¦ ¦ ¦Olefinas++¦ Etileno +-¦+------------++-------+ +--------+¦+---------+ ¦+-----------+ ¦EO/EG ¦ ¦ +¦Polietileno¦ +-------+ ¦+---------+ ¦+-----------+ ¦ +¦Propileno+++------------------+ +¦ ¦+-----------------------+ +------------+ ¦+---------++--------++-------++--------+ ¦Propileno ¦ ¦ ¦Acido ¦¦Acrilo-¦¦Polipro-¦ ¦de refinería+-+ ¦acrílico¦¦nitrilo¦¦pileno ¦ +------------+ +--------++-------++--------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 196 CUADRO 4.10 Localidades productoras y consumidoras de etileno en Estados Unidos __________________________________________________________________ Localidad Compañías (P=productoras; C=consumidoras) __________________________________________________________________ Houston/Cedar Bayou/Deer Park/ Mobil Chem. (P); Occidental (C); Quantum (C); Shell Chem. (P); Pasadena, Texas Soltex (C); Ethyl (C); Phillips 66 (C); Chevron (P/C) Baytown/Channelview/Bayport/Mont Exxon (P/C); Arco Chem. (C); Lyondell PC (P/C); Hoechst Celan. (C); BF Goodrich (C); Belvieu/Clear Lake/LaPorte, Texas DuPont (C); Quantum (C) Texas City, Texas Amoco Chem. (C); Sterling Chem. (C); UCC (P/C) Beaumont/Orange/Port Arthur/ DuPont (P/C); Mobil (P); PD Glycol (C); Chevron (P/C); Quantum (C); Texaco (P/C); Oxy Pt. Neches, Texas Petrochem. (C); Nova (C) Bay City/Chocolate Bayou/Sweeney, Texas Oxy Petrochem. (P/C); Hoechst Celan. (C); Amoco Chem. (P); Quantum (C); Phillips 66 (P) Freeport/Oyster Creek, Texas Dow Chem. (P/C) Victoria/Pt. Comfort/Seadrift, Texas FPC (C); UCC (P/C); Oxy Petrochem. (C); DuPont (C) Corpus Christi, Texas Oxy Petrochem. (P); Koch (P/C); Occidental (C) Odessa, Texas Rexene (P/C) Lake Charles, Louisiana Oxy Petrochem. (P); PPG Inc. (C); Vista Chem. (P/C); Westlake Poly. (C) Norco/Taft, Louisiana Shell Chem. (P); UCC (P/C) Plaquemine/Carrville/Convent/ Dow Chem. (P/C); Georgia Gulf (C); GE Plastics (C); Fina (C); Occidental (C); UTP (P); Geismar/Donaldsonville, Louisiana BASF (C); Borden Chem. (C); Shell Chem. (C); Uniroyal (C); Vulcan (C) Baton Rouge/Addis, Louisiana Copolymer-DSM (C); Exxon (P/C); FPC (C) El Dorado/Magnolia, Arkansas Great Lakes (C); Ethyl (C) Barnsdall, Oklahoma Petrolite (C) Clinton, Iowa Quantum (P/C) East Morris, Illinois Quantum (P/C) Tuscola, Illinois Quantum (P/C) Calvert City, Kentucky BF Goodrich (P/C) Brandenburg, Kentucky Olin Corp. (P/C) Claymont, Delaware Sun Ref. (P/C) --------------------------------------------------------------------------------------------------------- 197 CUADRO 4.11 Los cinco mayores productores estadounidenses de etileno (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Capacidad Compañía Localidad 1988 1993 __________________________________________________________________ Shell Texas/Louisiana 1,873 2,132 Dow Chemical Texas/Louisiana 1,830 2,541 Exxon Chemical Texas/Louisiana 1,520 1,860 Cain Occidental Texas/Louisiana 1,275 1,520 Union Carbide Texas/Louisiana 1,275 1,556 Total 7,773 9,609 Capacidad total de E.U. 16,826 22,349 __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. World Light Olefins Analysis 1989. En el cuadro 4.12 figuran los mayores consumidores de etileno de Estados Unidos. Esta lista de consumidores es similar a la de principales productores que se muestra en el cuadro 4.11, e indica el grado de integración dentro de la industria. Quantum Chemical, el décimo productor de etileno de Estados Unidos, ocupa el primer lugar como consumidor del mismo. Dow Chemical es el segundo consumidor, y Union Carbide el tercero. Aunque los derivados del etileno no forman parte de este trabajo, es interesante observar el patrón de consumo de etileno en Estados Unidos, que aparece en la figura 4.3. 198 Todo el etileno producido en Estados Unidos se consume internamente. Hasta 1988, Estados Unidos no tenía una manera práctica de exportarlo o importarlo, y sólo se exportan sus derivados. No obstante, en ese año se instaló una planta terminal en la costa tejana del Golfo para permitir la importación de etileno. CUADRO 4.12 Mayores consumidores de etileno en Estados Unidos (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Compañía Capacidad __________________________________________________________________ Quantum 2,221 Dow Chemical 2,076 Union Carbide 1,991 Cain/Occidental 1,199 Chevron 913 Phillips 66 801 Shell Chemical 762 Exxon 739 __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc., World Light Olefins Analysis 1989. 199 FIGURA 4.3 Consumo de etileno en Estados Unidos en 1988 (miles de toneladas) Polietileno de alta densidad _____ _ _ Oxido de etileno_ _ 3924 __ _ _ _ _ _ 2503 _ _ _ _ __ _ Polietileno de _______________ _ baja densidad _ _ __ 4652 _ Otros _ 2385 _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ 2034 _ _ _ _ _ 1238 _ Dicloruro de etileno/_ _ _ _ _ Etilbenceno/ cloruro de vinilo estireno Fuente: Chemical Market Associates, Inc. El hecho de que Estado Unidos tenga limitaciones en su capacidad de exportación e importación de olefinas podría suponer un problema para el futuro de la industria de etileno. Se están haciendo grandes incrementos al sistema en cuanto a capacidad de producción de olefinas (durante el periodo de 1989 a 1993 se agregará una capacidad de 2.5 millones de toneladas, más de 4.5 millones de toneladas por nuevas plantas). Con la probabilidad de que la capacidad exceda a la demanda, también es probable que las tasas de operación desciendan significativamente hasta 1992. Como resultado de ello, la industria estadounidense se etileno podría enfrentar algunas dificultades a corto plazo en lo que se refiere a tasas de operación y márgenes de utilidad 200 Propileno En 1988 la demanda de propileno en Estados Unidos alcanzo un grado sin precedente de 9.1 millones de toneladas, es decir, el 32.5 por ciento de la demanda mundial. Se espera que el consumo estadounidense de propileno crezca con más rapidez en los derivados: polipropileno, cumeno y óxido de propileno. Los cinco mayores productores estadounidenses de propileno, que aparecen en el cuadro 4.13, aportan aproximadamente el 50 por ciento de la capacidad instalada total. De hecho, los tres mayores productores (Exxon, Shell y Lyondell) operan el 33 por ciento de la capacidad del país. El mayor consumidor estadounidense de propileno es Himont, seguido de cerca por Exxon. Casi todos los mayores vendedores de propileno están asociados con una compañía petrolera. CUADRO 4.13 Los cinco mayores productores estadounidenses de propileno __________________________________________________________________ Compañía Localidad 1989 1993 __________________________________________________________________ Exxon Chemical Texas, Louisiana, Nueva Jersey 1,370 1,642 Shell Chemical Texas, Louisiana, Nueva Jersey 1,183 1,183 Lyondell Texas 1,020 1,020 Chevron Texas, California, Pennsylvania 746 791 Amoco Texas, Indiana 722 805 Total 5,041 5,441 Capacidad total de E.U. 10,365 12,970 __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc., World Light Olefins Analysis 1989. 201 Una proporción significativa del abasto estadounidense de propileno (cerca de una tercera parte) se obtiene directamente de las refinerías. Estas últimas son fuente de casi todo el abasto mexicano de propileno. En un futuro próximo, México seguirá dependiendo de algunas importaciones de propileno para satisfacer sus necesidades, pero se necesitarán grandes cantidades adicionales para 1992 y 1993. México está planeando una planta deshidrogenadora de propano para producir el propileno que requiere. Se espera que este proyecto, en el complejo Morelos (Veracruz), entre en operaciones a finales de 1993. El resto del mundo obtiene la mayor parte de su abasto de propileno de plantas craqueadoras de vapor. A medida que la capacidad de producción de olefinas aumente en Estados Unidos, el país pasará de ser básicamente un importador de propileno a ser un exportador importante a principios de los noventa. Sin embargo, después de 1993 la tendencia habrá de revertirse y Estados Unidos volverá a ser básicamente importador de propileno. La figura 4.4 muestra el patrón estadounidense de consumo de propileno en 1988. En términos generales, se espera que la demanda de derivados de propileno tenga un crecimiento promedio del 2.7 por ciento anual de 1988 a 1993. Actualmente, Canadá suministra una cantidad significativa de propileno a Estados Unidos. 202 Benceno En Estados Unidos la demanda de benceno, incluyendo exportaciones, aumentó de 5.9 millones de toneladas en 1987 a 6.4 millones de toneladas en 1988, y se prevé que aumente a 7.4 millones de toneladas para 1993. En años recientes ha habido sustanciales aumentos en la capacidad de producción, y se ha programado que para 1990 se dote al sistema de 700,000 toneladas de capacidad nueva mediante expansiones y correcciones de cuellos de botella, reanudación de la capacidad excedente e inversiones regulares en las diversas localidades. FIGURA 4.4 Consumo de propileno en Estados Unidos en 1988 (miles de toneladas) Cumeno _____ Oxoalcoholes _ _ 834_ _ Oxido de propileno _ 807 _ _ 1148 _ _ _ _ _ _ Otros _ 718 _ _ _ _ _ _ __ _ Acrilonitrilo _______________ 1285 _ Isopropanol_ 501 _ _ _ _ _ _ _ _ _ 435 _ _ Oligómeros _ 3415 _ _ _ _ _ _ _ _ Polipropileno Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 203 El benceno se obtiene de cinco fuentes en Estados Unidos: reformado en instalaciones reformadoras, en refinerías; de gasolina de pirólisis procedente de plantas de vapor craqueadoras de olefinas; de unidades de hidrodesalquilización (HDA) de tolueno; de plantas desproporcionadoras de tolueno, y de operaciones en hornos de coque. El de tipo reformado es la fuente principal del benceno estadounidense, mientras que el de hornos de coque es de menor importancia. El abasto anual de benceno reformado es bastante estable, ya que constituye una de las fuentes más baratas. Algunas refinerías ocupan sus instalaciones exclusivamente para la producción de benceno. El abasto fluctuante de benceno es el procedente de plantas de HDA o desproporcionadoras de tolueno. Los productores tienen la opción de operar esas unidades o vender el tolueno como componente de octano de gasolina. El benceno producido de tolueno para uso químico seguirá creciendo a una tasa prevista del 3 por ciento anual hasta 1993. Eso significa que las economías de HDA seguirán rigiendo los precios del benceno. El contenido de benceno de la gasolina para motores es un problema importante que podría afectar la disponibilidad de benceno en Estados Unidos. El estado de California ha propuesto, por conducto del California Air Resources Board, limitar el nivel permisible de benceno en la gasolina, pues el benceno es un carcinógeno comprobado. Es probable que los niveles permisibles se puedan cumplir modificando las operaciones de las refinerías sin afectar la disponibilidad de benceno. La figura 4.5 muestra el patrón estadounidense de consumo de benceno en 1988. 204 FIGURA 4.5 Consumo de benceno en Estados Unidos en 1988 (miles de toneladas) Clorobenceno _ _ _ _ _ _ _ _ _ 944 _ _ Cumeno Ciclohexano _ _ _ 1433 _ _ 877 _ _ _ _ __ _ _ _______________ _ _ Nitrobenceno _ 338 _ _ _ _ _ _ _ _ _ 3274 _ Otros _ _ 128 _ _ Etilbenceno _____ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. La demanda estadounidense de benceno está determinada por el consumo de estireno, cumeno y ciclohexano. Las necesidades de estireno representan más del 50 por ciento de la demanda interna total de benceno, mientras que el consumo de cumeno y fenol representa el 22 por ciento de la demanda, y el ciclohexano, el 14 por ciento. El mayor crecimiento en la demanda de benceno se registrará en el cumeno y el fenol, de los que se prevé una tasa promedio de crecimiento de más del 5.5 por ciento anual, de 1988 a 1993. Esto se debe principalmente al intenso crecimiento previsto para los policarbonatos, que requieren fenol como materia prima. El crecimiento total de la demanda 205 estadounidense interna de benceno para el periodo de 1988 a 1993 se estima en 3 por ciento anual en promedio. Interacción con la industria petroquímica mexicana El comercio entre Estados Unidos y México es importante para ambos países. Estados Unidos es el mayor socio comercial de México. En años recientes, cerca de dos terceras partes del comercio exterior mexicano ha sido con Estados Unidos. En el caso de este último país, México se cuenta entre sus cinco socios comerciales más importantes. El comercio bilateral mexicano-estadounidense está regido por diversos programas comerciales, como el General System of Preference (GSP) y el Foreign Trade Zone (FTZ). El GSP, establecido por el Artículo 5 de la Trade Act de 1974, consiste en una eliminación no recíproca de derechos, otorgada por Estados Unidos a determinados productos procedentes de países en desarrollo. En el cuadro 4.14 figuran los productos petroquímicos básicos incluidos en el GSP. Según este programa, el mayor grupo de productos importados de México es el de productos químicos y relacionados. Las importaciones estadounidenses totales de productos químicos mexicanos aumentaron de una cifra estimada de 1,100 millones de dólares en 1976 a 8,300 millones de dólares en 1985, lo que supone una tasa de crecimiento promedio anual del 25 por ciento, como se muestra en el cuadro 4.15. 206 A fin de situar el comercio entre Estados Unidos y México en un contexto mundial, se han desarrollado los siguientes cuatro esquemas comerciales para 1988 (véanse las figuras de la 4.6 a la 4.9); su función es identificar el origen y el destino de algunos productos petroquímicos básicos que forman parte del comercio mundial. En el caso de tres de ellos (propileno, butadieno y estireno), Estados Unidos exporta a México, el cual recibe una proporción significativa de las exportaciones de butadieno. En contraste, las exportaciones mexicanas de estos productos a Estados Unidos son muy pequeñas. México exporta a Estados Unidos una mínimacantidad de estireno, pero importa una cantidad mucho mayor. México también exporta etileno a Estados Unidos, país que recibe mucho más etileno de Europa Occidental. Conclusiones La industria petroquímica tiene varias características únicas que no deben pasarse por alto al evaluar la relación económica entre México y Estados Unidos: 1. Es una industria intensiva en capital, por lo que requiere un sólido respaldo financiero. 2. No es de mano de obra intensiva, por lo que produce pocos beneficios socioeconómicos directos. 207 3. Debe localizarse cerca de las fuentes de abasto de materias primas, es decir, gas natural o petróleo crudo. CUADRO 4.14 Esquema arancelario estadounidense para 1989 __________________________________________________________________ Tasas de derechos Tasa de la nación Tasa Producto más favorecida preferente __________________________________________________________________ Etileno Gratuita Propileno Gratuita Butadieno Gratuita BTX Gratuita Estireno 7.5 % Gratuitaa __________________________________________________________________ aGeneralized System of Preference, del cual México es el mayor beneficiario. Fuente: Chemical Market Associates, Inc. CUADRO 4.15 Importaciones estadounidenses de productos químicos y relacionados mexicanos, 1980-1985 (cientos de miles de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Importaciones de México Importaciones totales de E.U. Año GSP Total GSP Total __________________________________________________________________ 1980 62.7 6,862.6 285.6 88,306.9 1981 81.9 7,214.8 406.1 91,094.2 1982 80.7 8,765.9 414.7 75,350.3 1983 130.6 8,883.0 624.9 68,918.1 1984 275.2 8,379.7 813.6 75,056.4 1985 294.0 8,313.8 1,070.2 68,347.5 __________________________________________________________________ Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, datos mensuales sobre importaciones. 208 Estas características reducen las probabilidades de que la industria petroquímica sea candidata para el programa de maquiladoras a lo largo de la frontera mexicano-estadounidense. Las maquiladoras son apropiadas para la producción de bienes de consumo, donde la actividad principal consiste en armar partes o equipo importados, utilizando mano de obra relativamente barata. En el caso de los productos petroquímicos básicos, la disponibilidad de recursos es una consideración fundamental para la ubicación de la planta. PEMEX, la compañía petrolera estatal de México, planea gastar una cifra estimada de 2,500 millones de dólares durante los próximos seis años para añadir capacidad a la planta petroquímica. Por otro lado, las limitaciones financieras de la nación podrían provocar decisiones del gobierno que favorecieran una mayor participación privada incluso en la industria petroquímica básica. El Plan de Desarrollo Petroquímico alienta la inversión extranjera en la industria petroquímica secundaria de México, pero la propiedad extranjera queda limitada a un 40 por ciento, mientras que se permite la propiedad privada interna absoluta. El cuadro 4.16 muestra los 19 productos que aún se consideran básicos. La reclasificación más reciente se llevó a cabo a fin de alentar la inversión privada en la industria petroquímica. La lista anterior constaba de 34 productos petroquímicos. Todos los productos que no están incluidos en la nueva lista se consideran secundarios, y se estimula la propiedad privada para su producción. 209 Por ley, sólo PEMEX puede fabricar productos petroquímicos básicos en México, de modo que la inversión directa aún parece remota para las compañías estadounidenses. Esto implica que la contribución principal de Estados Unidos al programa petroquímico básico de México será mediante la transferencia de tecnología y conocimientos, al menos durante el futuro inmediato. FIGURA 4.6 Esquema comercial del etileno, 1988 (miles de toneladas) +---------------------------------------------------------------------+ ¦ Exportaciones de ¦ -----------------+---------------------------------------------------------------------¦ ¦ ¦ ¦ ¦Amér. ¦Europa¦Europa¦Africa¦ ¦Resto ¦ ¦ Importaciones de ¦E.U.A.¦Canadá¦México¦del S.¦Occid.¦Orient¦y M.O.¦Japón ¦Asia ¦Total ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ E.U.A. ¦ ¦ ¦ 11 ¦ 3 ¦ 25 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 39 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Canadá ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ México ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ América del Sur ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 32 ¦ ¦ 14 ¦ ¦ ¦ 46 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Occid. ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 15 ¦ 218 ¦ ¦ ¦ 269 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Oriental ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 44 ¦ ¦ 41 ¦ ¦ ¦ 85 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Africa/M. Oriente¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 27 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 27 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Japón ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 2 ¦ ¦ 17 ¦ ¦ ¦ 31 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Resto de Asia ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 12 ¦ ¦ 175 ¦ 161 ¦ ¦ 348 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Total ¦ 0 ¦ 0 ¦ 59 ¦ 3 ¦ 142 ¦ 15 ¦ 465 ¦ 161 ¦ 0 ¦ 845 ¦ ---------------------------------------------------------------------------------------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 210 FIGURA 4.7 Esquema comercial del propileno, 1988 (miles de toneladas) +---------------------------------------------------------------------+ ¦ Exportaciones de ¦ -----------------+---------------------------------------------------------------------¦ ¦ ¦ ¦ ¦Amér. ¦Europa¦Europa¦Africa¦ ¦Resto ¦ ¦ Importaciones de ¦E.U.A.¦Canadá¦México¦del S.¦Occid.¦Orient¦y M.O.¦Japón ¦Asia ¦Total ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ E.U.A. ¦ ¦ 241 ¦ ¦ 44 ¦ 3 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 288 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Canadá ¦ 30 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 30 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ México ¦ 13 ¦ ¦ ¦ 1 ¦ 6 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 20 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ América del Sur ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Occid. ¦ 50 ¦ 2 ¦ ¦ 36 ¦ ¦ 179 ¦ 14 ¦ ¦ ¦ 281 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Oriental ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 2 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 2¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Africa/M. Oriente¦ 7 ¦ ¦ ¦ ¦ 54 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 61 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Japón ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 10 ¦ 10 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Resto de Asia ¦ 20 ¦ ¦ ¦ 15 ¦ 54 ¦ ¦ 143 ¦ 147 ¦ ¦ 379 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Total ¦ 120 ¦ 243 ¦ 0 ¦ 96 ¦ 119 ¦ 179 ¦ 157 ¦ 147 ¦ 10 ¦ 1071 ¦ ---------------------------------------------------------------------------------------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 211 FIGURA 4.8 Esquema comercial del butadieno, 1988 (miles de toneladas) +---------------------------------------------------------------------+ ¦ Exportaciones de ¦ -----------------+---------------------------------------------------------------------¦ ¦ ¦ ¦ ¦Amér. ¦Europa¦Europa¦Africa¦ ¦Resto ¦ ¦ Importaciones de ¦E.U.A.¦Canadá¦México¦del S.¦Occid.¦Orient¦y M.O.¦Japón ¦Asia ¦Total ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ E.U.A. ¦ ¦ 22 ¦ ¦ 4 ¦ 232 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 258 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Canadá ¦ 3 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 3¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ México ¦ 55 ¦ ¦ ¦ ¦ 44 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 99 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ América del Sur ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Occid. ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Oriental ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 42 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 42 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Africa/M. Oriente¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 50 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 50 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Japón ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 83 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 83 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Resto de Asia ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 0¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Total ¦ 58 ¦ 22 ¦ 0 ¦ 4 ¦ 451 ¦ 0 ¦ 0 ¦ 0 ¦ 0 ¦ 535 ¦ ---------------------------------------------------------------------------------------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 212 FIGURA 4.9 Esquema comercial del estireno, 1988 (miles de toneladas) +---------------------------------------------------------------------+ ¦ Exportaciones de ¦ -----------------+---------------------------------------------------------------------¦ ¦ ¦ ¦ ¦Amér. ¦Europa¦Europa¦Africa¦ ¦Resto ¦ ¦ Importaciones de ¦E.U.A.¦Canadá¦México¦del S.¦Occid.¦Orient¦y M.O.¦Japón ¦Asia ¦Total ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ E.U.A. ¦ ¦ 184 ¦ 1 ¦ 2 ¦ 26 ¦ 1 ¦ ¦ ¦ ¦ 214 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Canadá ¦ 1 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 1¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ México ¦ 34 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 34 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ América del Sur ¦ 79 ¦ 5 ¦ ¦ ¦ 3 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 87 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Occid. ¦ 93 ¦ 40 ¦ ¦ 32 ¦ ¦ 15 ¦ 30 ¦ 4 ¦ 7 ¦ 221 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Europa Oriental ¦ 2 ¦ ¦ ¦ ¦ 31 ¦ ¦ 63 ¦ ¦ ¦ 96 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Africa/M. Oriente¦ 14 ¦ ¦ ¦ ¦ 11 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 25 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Japón ¦ 25 ¦ 66 ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ 117 ¦ ¦ 10 ¦ 218 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Resto de Asia ¦ 248 ¦ 119 ¦ ¦ 19 ¦ 9 ¦ ¦ 85 ¦ 35 ¦ ¦ 515 ¦ -----------------+------+------+------+------+------+------+------+------+------+------¦ Total ¦ 496 ¦ 414 ¦ 1 ¦ 53 ¦ 80 ¦ 16 ¦ 295 ¦ 39 ¦ 17 ¦ 1411 ¦ ---------------------------------------------------------------------------------------+ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 213 CUADRO 4.16 Productos petroquímicos básicos restringidos __________________________________________________________________ Amoniaco Metanol Benceno Parafinas N Butadieno Xileno O DODECILBENCENO Xileno P Etano Pentanos Eter butílico terciario de metilo Propileno Etileno Dodeceno Hepteno Tolueno Hexano Xilenos M Materia prima de negro de carbono __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. En general, se dispone de transferencia de tecnología gratuita para los procesos de producción petroquímica. Por ejemplo, el proceso Unipol, desarrollado por una compañía estadounidense, se ha cedido a todo el mundo. Este proceso simplifica enormemente la tecnología y reduce los costos de producción tanto del polietileno como del polipropileno. Otro factor que debe considerarse en la relación mexicano-estadounidense es el esquema arancelario de Estados Unidos. No existen aranceles estadounidenses para ninguno de los seis hidrocarburos aromáticos y olefinas primarios. Sin embargo, según la Toxic Substances Control Act de 1976, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA por sus siglas en 214 inglés) es la encargada de establecer las normas de uso para estas sustancias químicas. A partir de enero de 1987 se exige a los productores estadounidenses de olefinas e hidrocarburos aromáticos primarios que paguen un impuesto adicional que habrá de emplearse para el manejo de los desechos tóxicos. México no está exento de pagar dicho impuesto, cuyas tasas se muestran en el cuadro 4.17. Se han desarrollado muchos programas para aumentar el comercio entre México y Estados Unidos. No obstante, al analizar el comercio de productos petroquímicos básicos debe tenerse en cuenta que el factor más importante al comparar la competitividad relativa de cada uno de estos países es la diferencia en el costo de materias primas y combustible. Las estimaciones sobre el precio del gas natural son de 2.46 dólares por millar de pies cúbicos, y el precio del petróleo combustible en México es de 7.56 dólares por barril. Las estimaciones comparativas de precios estadounidenses dan a los productores mexicanos una ventaja de precio del 18 por ciento para el gas natural y del 49 por ciento para el petróleo combustible. Por tanto, los costos de producción de productos petroquímicos básicos deben ser menores en México debido a los ahorros obtenidos por los menores costos de los recursos naturales. Esta ventaja podría constituir un incentivo para futuras empresas petroquímicas conjuntas entre México y Estados Unidos. 215 CUADRO 4.17 Impuesto adicional sobre productos importados __________________________________________________________________ Producto petroquímico Tasa de impuesto (por tonelada) __________________________________________________________________ Etileno 4.87 dólares E.U. Propileno 4.87 dólares E.U. Benceno 4.87 dólares E.U. Xileno 10.13 dólares E.U. __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. Si se materializan los nuevos proyectos planeados para la industria petroquímica básica de México, las necesidades mexicanas de importación de estos productos y sus derivados podrían reducirse en los años venideros. En el cuadro 4.18 aparecen los nuevos proyectos programados para la primera parte de los años noventa. Creo que el comercio petroquímico entre Estados Unidos y México seguirá creciendo en el área de derivados, pero disminuirá en la de productos básicos. Debido a consideraciones geográficas, la industria petroquímica estadounidense deberá tener en cuenta dos fronteras al examinar los programas de reducción arancelaria. Quizá sea de utilidad observar brevemente las semejanzas y diferencias entre Canadá y México, que figuran en el cuadro 4.19. 216 Dentro de pocos años, el tratado de libre comercio entre Canadá y Estados Unidos eliminará los aranceles de la mayoría de los productos con que se comercia entre ambos países. Aún faltan varios años para que exista un tratado de libre comercio entre México y Estados Unidos. La experiencia demuestra que la clave del éxito en los programas de cooperación entre México y Estados Unidos radica en la solución de problemas específicos. Al permitirse la inversión privada en México, se asegurará la disponibilidad futura de los productos petroquímicos básicos necesarios para la producción de derivados con valor agregado. La disminución gradual de la intervención estatal permitirá que las fuerzas del mercado rijan los precios y, por lo tanto, que aumente la competitividad en el mercado internacional. CUADRO 4.18 Principales aumentos de capacidad mexicana (miles de toneladas) __________________________________________________________________ Producto Compañía Cambio de capacidad Fecha __________________________________________________________________ Etileno PEMEX, Morelos 500 mediados 1989 Propilenoa PEMEX, Morelos 27 1991 PEMEX, Morelos 350 1993 PEMEX, Cadereyta 74 1993 Benceno __________________________________________________________________ aPEMEX tiene dos plantas productoras de propileno en Morelos. Fuente: Chemical Market Associates, Inc. 217 CUADRO 4.19 Canadá y México: semejanzas y diferencias en la industria petroquímica básica __________________________________________________________________ Canadá México __________________________________________________________________ Rico en energía Rico en energía Nación fronteriza Nación fronteriza Economía fuerte Economía débil País desarrollado País en desarrollo Poca intervención estatal Mucha intervención estatal Participación extranjera Sólo participación estatal Activo socio comercial de E.U. Activo socio comercial de E.U. __________________________________________________________________ Fuente: Chemical Market Associates, Inc. En 1989 la nueva administración mexicana manifestó, mediante cambios en la ley de inversión extranjera, su deseo de promover la inversión extranjera en la industria petroquímica (excepto en los sectores reservados para el gobierno mexicano, como el de olefinas e hidrocarburos aromáticos primarios). México ha abierto sus puertas a la inversión extranjera, aunque no lo suficiente para atraer las grandes inversiones que requiere la industria petroquímica. No es probable que resulte atractiva la participación extranjera del 40 por ciento, incluso considerando la posible disponibilidad de materias primas a más bajo costo. Los mercados petroquímicos se han vuelto globales. México, como miembro reciente del comercio petroquímico internacional, también puede obtener beneficios de los 218 conocimientos que ofrece la experiencia extranjera en administración y comercialización. Las zonas de libre comercio, la aplicación del GSP, la participación en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, las maquiladoras y un tratado de libre comercio no son los únicos medios para aumentar la cooperación comercial entre los dos países. Existen bases sólidas sobre las cuales construir, pero el logro de programas mutuamente benéficos exigirá cambios importantes en ambos lados de la frontera y un examen cuidadoso de los programas ya existentes. 219 CINCO ____________ Productos farmacéuticos 220 Productos farmacéuticos: perspectiva estadounidense Robert M. Sherwood Este es un análisis sobre la relación entre la industria farmacéutica estadounidense -en la que interviene una cantidad de investigación considerabley su similar, la industria farmacéutica mexicana. La industria farmacéutica de Estados Unidos no requiere grandes cantidades de mano de obra ni de capital. Su característica principal es que exige profundos conocimientos y es impulsada por la investigación; en 1987 gastó cerca del 15 por ciento de sus ventas en investigación y desarrollo, mientras que sus gastos anuales por este concepto fueron de entre 11 y 12 por ciento en los años setenta,38 lo cual está un poco por encima de lo normal para la mayoría de las demás industrias. Aunque el mercado estadounidense de productos farmacéuticos es muy grande, la industria en general está orientada hacia los mercados mundiales; la mayoría de los laboratorios dependen en gran medida de las ventas exteriores.39 La investigación suele realizarse en Estados Unidos, mientras que las plantas de manufactura están situadas tanto en Estados Unidos como en el exterior. Por otra parte, las instalaciones de venta y distribución están aún más dispersas por el mundo. 38 Statistical Fact Book, Pharmaceutical Manufacturers Association, agosto de 1988, p. 18. Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 1, "The Pharmaceutical Industry in the U.S.", Pharmaceutical Manufacturers Association. También, 1988 Annual Report, Pharmaceutical Manufacturers Association, pp. 7-14. 39 221 La investigación farmacéutica ha atravesado por varias fases. Desde finales de los años treintas, con el perfeccionamiento del descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming, hasta el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, la industria reunió muestras de microrganismos y probó su utilidad en el tratamiento del hombre y los animales. Como parte de esta fase, se buscaron muestras de tierra de todo el mundo, se probaron y se desarrollaron diversos productos con ellas. La tecnología de la fermentación tendió a ser el método clave de manufactura para producir los medicamentos. Gradualmente, los avances científicos llevaron al diseño de moléculas con ayuda de computadoras, y a su producción por síntesis orgánica. Este tipo de investigación es costoso, y tiene un índice de éxito diminuto; actualmente es bastante factible diseñar una molécula, pero resulta muy difícil predecir su efecto sobre el cuerpo humano. En tiempos más recientes, la biotecnología se ha puesto al servicio de la investigación farmacéutica, y se emplean métodos artificiales para producir nuevas medicinas. Esto también es costoso, y el éxito es con frecuencia escurridizo. Existe la tendencia muy reciente de volver a la naturaleza como fuente de sustancias benéficas; cuando los pueblos primitivos han descubierto las virtudes medicinales de una planta, la sustancia benéfica generalmente se ha podido aislar e intensificar como principio activo de un nuevo medicamento. La evolución de los principales productos farmacéuticos ha sido desde agentes antinfecciosos hasta tratamientos más largos y refinados para las 222 enfermedades cardiacas, úlceras y trastornos nerviosos conocidos como "enfermedades del hombre rico". Al mismo tiempo, la diversidad de la investigación ha posibilitado algunos avances en la terapia de enfermedades que tienen pequeñas poblaciones de pacientes. La proximidad geográfica de México con Estados Unidos casi no tiene importancia para la industria farmacéutica. La relación con México no difiere en absoluto de las relaciones con muchos otros países que tienen mercados comparables. Las compañías estadounidenses abastecen al mercado mexicano principalmente mediante sus filiales, que en su mayoría son subsidiarias de su absoluta propiedad. Existe poca exportación de México a Estados Unidos, tanto por parte de las compañías de propiedad mexicana como por las de propiedad extranjera, y lo mismo ocurre en la dirección opuesta, salvo por la exportación estadounidense de materias primas, principalmente desde plantas puertorriqueñas de manufactura básica. En años recientes se han formado unas cuantas empresas conjuntas de limitado alcance entre laboratorios mexicanos y estadounidenses. No son la manera más óptima de hacer negocio, pero la política del gobierno mexicano obligó a su creación. Las compañías con subsidiarias de su absoluta propiedad establecidas antes de 1973 no estuvieron dispuestas a quedar reducidas a una participación del 49 por ciento para cumplir con los requisitos de mexicanización impuestos en ese momento. La función del gobierno estadounidense, como en casi todos los demás países, consiste en comprobar la eficacia de los productos antes de autorizar su 223 venta al público. La compra de medicinas o su reembolso por parte del gobierno es un factor creciente en el mercado estadounidense. Agencias gubernamentales como los National Institutes of Health brindan un financiamiento significativo para la investigación médica. El gobierno también otorga patentes para los inventos farmacéuticos. La función del gobierno mexicano es un poco distinta, según se describirá. Este capítulo examina la estructura de la industria farmacéutica en Estados Unidos y la naturaleza de la limitada relación entre las compañías estadounidenses y mexicanas, e identifica las tendencias de la industria en ambos lados de la frontera. Dos puntos se refieren a la protección de patentes de inventos farmacéuticos y a la protección del secreto comercial en el registro de información sobre los productos. Estructura de la industria En años recientes, unas 680 compañías, incluyendo firmas de propiedad extranjera, han intervenido en la fabricación y venta de productos farmacéuticos de venta libre y de venta sujeta a prescripción médica. Cerca del 90 por ciento de las ventas estadounidenses de medicamentos para consumo humano son realizadas por miembros de la Pharmaceutical Manufacturers Association (PMA), que cuenta con poco más de 100 miembros.40 La industria no está muy concentrada. En 1986, las cuatro mayores empresas aportaron cerca de un 25 por 40 Ibid, p. 2. 224 ciento de las ventas por prescripción, mientras que las ocho mayores participaron con cerca de un 45 por ciento, y los 20 laboratorios principales, cerca de un 75 por ciento.41 Recientemente se ha presentado una proliferación de fusiones entre algunas compañías grandes, incluyendo la fusión de compañías extranjeras y estadounidenses. Smith Kline Beckman (E.U.) y Beecham (R.U.) se han fusionado. Johnson & Johnson se ha unido a Merck en un programa conjunto de comercialización. American Home está adquiriendo A.H. Robins. Squibb se ha fusionado con Bristol-Myers, y se esperan todavía más fusiones.42 El tamaño de la industria farmacéutica estadounidense en relación con las demás industrias puede conocerse por el hecho de que, en 1988, las ventas totales de la industria en todo el mundo, de unos 41,000 millones de dólares,43 fueron menores que las ventas de cada una de las cinco mayores compañías estadounidenses en la lista de Fortune 500.44 Tamaño del mercado estadounidense El tamaño del mercado farmacéutico en Estados Unidos se puede medir de varias maneras. Las ventas de farmacia no son, en su mayoría, reventas directas 41 Statistical Fact Book, Pharmaceutical Manufacturers Association, agosto de 1988, p. 5. Wall Street Journal, 29 de junio de 1989, p. 1. 43 1988 Annual Report, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 4. 44 Fortune Magazine, 25 de abril de 1988, p. D11. 42 225 de compañías farmacéuticas, sino que incluyen distribuidores, vendedores al mayoreo y otros intermediarios. Las ventas de exportación no son comparables con las de farmacia, ya que los productos terminados son solamente una fracción mínima de las exportaciones. Quizá la medida más útil del tamaño del mercado estadounidense la den las ventas internas de las compañías integrantes de la PMA, que fueron de unos 27,000 millones de dólares en 1987.45 Esta cifra representa cerca del 65 por ciento de sus ventas totales; la diferencia está en las ventas exteriores, de unos 14,000 millones de dólares. Esta proporción ha sido constante durante doce años o más, fluctuando junto con la paridad del dólar estadounidense con respecto a las monedas extranjeras. Patrones de globalización La globalización de la industria farmacéutica ocurrió principalmente en los años cincuenta y sesenta. Algunas compañías, sobre todo los laboratorios con sede en Europa, funcionaban en todo el mundo desde antes de la Segunda Guerra Mundial, pero en el caso de la mayoría de las compañías estadounidenses, el impulso hacia los mercados mundiales surgió después de la guerra. La globalización generalmente se dio en etapas. Primero, los bienes terminados se enviaban a distribuidores de unos cuantos países, con frecuencia de Latinoamérica. Cuba y México se contaron entre los primeros. Luego se desarrollaron organizaciones locales de distribución y venta. Más tarde, como el esfuerzo de comercialización resultaba prometedor y los funcionarios del gobierno 45 1988 Annual Report, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 4. 226 exhortaban a que se incluyera valor agregado local, se establecieron plantas empacadoras donde se hacían productos terminados empacando tabletas, cápsulas y a veces ungüentos importados a granel; de ese modo se cumplía con los objetivos de salud, legales y de idioma de cada lugar. La siguiente etapa fue la de las plantas de preparación; los principios activos, generalmente en forma de polvo, se importaban, se mezclaban con los ingredientes inertes que facilitan la ingestión y la absorción, y con esa mezcla se formaban tabletas, cápsulas y ungüentos. En el caso de algunos productos, esto exigía el uso de instalaciones asépticas. El control de calidad fue otra de las etapas del proceso, todas las cuales requerían mano de obra moderada y fueron bienvenidas en la mayoría de los países en desarrollo. Finalmente, en los países más grandes se emprendió la producción de los ingredientes básicos, o activos. Esta actividad generalmente requería mayor inversión de capital, y grandes instalaciones de fermentación caracterizaron a las primeras plantas extranjeras. Los primeros ejemplos aparecieron en México, Brasil y, para algunas compañías, en Argentina. Más tarde se construyeron plantas en Europa y Asia. Cuando se construyeron las plantas de Latinoamérica, existía en la mayoría de esos países alguna forma de protección para las patentes de inventos farmacéuticos. La eliminación de dicha protección se presentó bruscamente en Brasil en 1969, y en México en 1977; en Argentina ocurrió lo mismo de manera 227 gradual, mediante una serie de decisiones de los tribunales, durante la década de los setenta. Función de los conocimientos El componente de conocimientos en la actividad de esta industria se originó en Estados Unidos, y el descubrimiento y diseño de moléculas se realiza principalmente en laboratorios de investigación ubicados en éste país. Muchas de las compañías estadounidenses tienen también instalaciones de investigación en varios países de Europa, y establecieron instalaciones en Japón después del advenimiento de la protección de patentes farmacéuticas, en 1975. La experimentación clínica con moléculas nuevas se realiza principalmente en Estados Unidos, pero también se lleva a cabo investigación médica en Europa, donde se recurre a hospitales de investigación para la experimentación clínica. Para cumplir con los requisitos de las autoridades de salud en los países compradores, es común que se realicen allí tareas adicionales de prueba. Estas tareas son de importancia secundaria y generalmente sirven para confirmar hallazgos anteriores logrados con poblaciones más amplias de pacientes, así como para enseñar al cuerpo local de médicos e investigadores algo sobre la nueva molécula. La comercialización es un elemento importante de las actividades de la industria, una tarea que exige amplios conocimientos. Los planes de comercialización se diseñan principalmente en Estados Unidos, y sus lineamientos 228 se comunican a las diversas localidades exteriores. Es importante ejercer un control riguroso sobre las afirmaciones que se hagan acerca de las virtudes preventivas y curativas de una medicina, así como atenerse a los hallazgos clínicos y a la aprobación del gobierno. El conocimiento constituye la exportación principal de la industria, pero su valor no es fácil de medir. Se reflejaría hasta cierto grado en las regalías pagadas por las subsidiarias a las compañías matrices, pero, en algunos países en desarrollo, los flujos de regalías resultan falseados a causa de restricciones o negativas de pago. El valor de este conocimiento también podría reflejarse en los precios de la cesión de derechos sobre los ingredientes activos, pero los controles gubernamentales de algunos países sobre precios de importación también los deforman y las compañías no sostienen políticas uniformes respecto a la fijación de precios en el extranjero. El conocimiento exportado, que se manifiesta en los derechos de patente, en el secreto comercial de la información sobre fabricación, en las marcas registradas y en la información comercial, es lo que alimenta las actividades exteriores de las compañías farmacéuticas estadounidenses. Muchos de los ingredientes activos que abastecen el mercado mundial se fabrican en el extranjero utilizando conocimientos generados en Estados Unidos. Las moléculas de algunas medicinas pueden fabricarse de la manera más eficiente en una sola planta; tal es el caso, generalmente, de los ingredientes activos que tienen un alto grado de actividad en relación a su peso. Una cantidad diminuta de ellos tiene 229 poderosos efectos al incorporarse a una tableta, cápsula o ungüento. Otras moléculas se fabrican con más facilidad en numerosas plantas dispersas en las inmediaciones de los mercados de venta final; tal es el caso de las moléculas producidas por síntesis orgánica. Las moléculas producidas por ingeniería genética, una técnica más reciente, tienden a fabricarse en Estados Unidos, pero también podrían hacerse en otros lugares. La fabricación de los principios activos de las medicinas requiere insumos simples que generalmente se encuentran con facilidad en casi todas partes. Se utilizan materias primas como las harinas de soya y de hueso, el oxígeno y diversos ingredientes inertes. La clave en la fabricación de principios activos suele ser la técnica empleada para favorecer la proliferación de microbios o el crecimiento de sustancias orgánicas. También esto es parte del conocimiento especializado de la industria, para el cual resulta vital la protección de la propiedad intelectual. Empleo El tamaño relativamente pequeño de la industria se refleja también en el número de personas empleadas. En 1985, las firmas integrantes de la PMA emplearon en Estados Unidos a cerca de 170,000 personas, desde barrenderos hasta profesionales con doctorado. En términos generales, el 40 por ciento de ellos eran trabajadores de producción, el 27 por ciento de comercialización, el 22 por ciento de investigación y desarrollo, y el 12 por ciento de administración, 230 distribución y otras actividades.46 Con esto queda claro que la proporción de empleados calificados es muy grande en comparación con casi todas las demás industrias. Gastos de investigación La PMA calcula que, desde principios de los años cuarenta, la industria estadounidense ha gastado más de 36,000 millones de dólares en investigación y desarrollo de nuevos productos, y que ha descubierto más de 1,100 sustancias químicas nuevas.47 Se esperaba que los gastos anuales de investigación y desarrollo de las compañías integrantes de la PMA excedieran de 7,000 millones de dólares en 1989.48 Su inversión en investigación y desarrollo se ha duplicado cada cinco años desde 1970. Dicho gasto de 7,000 millones de dólares excede al financiamiento de la investigación biomédica de los National Institutes of Health, y es mucho más productiva en cuanto a nuevas moléculas. La PMA informó que, en 1986, cerca de un 18 por ciento del gasto mundial total de 4,700 millones de dólares por investigación y desarrollo se hizo en el extranjero, a diferencia del 8 por ciento aproximado que se realizó en 1970.49 46 Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 1, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 21. 47 Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 2, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 1. 48 Anuncio de la Pharmaceutical Manufacturers Association en el Washington Post, julio de 1989. Probablemente esta información sea confiable, ya que las compañías estarían informando sobre los gastos planeados para el año en curso y no sobre estimaciones para un año futuro. 49 Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 2, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 1. 231 Los objetivos de la investigación, que han ido cambiando con el tiempo, han dejado a los agentes antinfecciosos en segundo término. Actualmente, el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares ocupa el primer lugar. Enfermedades nuevas como el SIDA reclaman también mucha atención. El viraje de la investigación hacia los tratamientos prolongados ha tenido, entre otras consecuencias, la de aumentar el costo de la investigación y el desarrollo, debido principalmente a los largos periodos que ocupa la experimentación clínica. El drástico aumento de requisitos impuesto por las reformas de 1962 a la Food, Drug and Cosmetic Act también ha contribuido a aumentar los costos y el tiempo para obtener la aprobación de nuevos medicamentos. El uso intensivo de métodos de tecnología avanzada en la investigación, tales como el empleo de moléculas teóricas diseñadas con ayuda de computadoras, también ha incrementado los costos. El tiempo que transcurre actualmente desde que se inventa un producto hasta que llega a una farmacia varía entre siete y diez años,50 a un costo que puede ascender a 125 millones de dólares (al valor de 1986).51 En 1984, la ley de patentes estadounidense se reformó para prolongar hasta en cinco años más la vida de las patentes farmacéuticas, a fin de compensar la vida útil perdida a causa del tiempo que tarda la Food and Drug Administration (FDA) en verificar la seguridad y eficacia de los productos nuevos. 50 Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 2, Pharmaceutical Manufacturers Association, p. 5. 51 Véase Steven N. Wiggins, The Cost of Developing a New Drug, Pharmaceutical Manufacturers Association, 1987, citado en Statistical Fact Book, suplemento de 1988, Capítulo 2, p. 7. Para conocer el proceso desde la invención hasta la farmacia, véase Frank H. Clarke, How Modern Medicines are Discovered, Futura Publishing Co., 1973. 232 Protección y subsidios Estados Unidos otorga poca o ninguna protección comercial a su industria farmacéutica. Los aranceles son nominalmente nulos. Las compañías extranjeras pueden invertir, y de hecho lo hacen, en actividades de investigación, fabricación, comercialización y distribución en Estados Unidos. Al igual que los laboratorios estadounidenses, deben cumplir con los requisitos de la FDA, pagar impuestos y tratar a sus empleados conforme a la ley. No existen subsidios directos para las compañías estadounidenses ni para las extranjeras. En algunos casos de menor importancia, se dispone de fondos del gobierno para la investigación. Unos cuantos programas de procuración gubernamental establecen la compra de bienes y servicios producidos internamente en Estados Unidos, pero no se aplican específicamente a los productos farmacéuticos, y quedan abiertos para las compañías extranjeras que fabrican dichos productos en Estados Unidos. Importancia social de la industria La importancia social de la industria farmacéutica radica en su contribución a un mejor cuidado de la salud humana, y esto se aplica en todo el mundo. Desde la Segunda Guerra Mundial, algunas enfermedades se han erradicado y otras han quedado reducidas a problemas menores de salud pública mediante la vacunación. Enfermedades que en otro tiempo causaban la muerte, como la tuberculosis y la fiebre tifoidea, son ahora raras o se tratan de manera rutinaria. Cuando los médicos sólo podían recurrir a las sulfas, mucha gente languidecía a 233 causa de los prolongados periodos que permanecía en los hospitales y otras instalaciones de atención a la salud. Actualmente, la terapia adicional brindada por una amplia y creciente gama de medicinas ha reducido los costos de la asistencia médica. Los logros de la medicina moderna han sido tan notables, que en la actualidad se consideran prácticamente un hecho de la vida cotidiana, tanto que la mente popular parece pasar por alto el esfuerzo y el costo de descubrir y desarrollar nuevos medicamentos; como regla general, el público ha llegado a dar por hecho que se dispondrá fácil y rápidamente de medicinas nuevas, creando la idea de que dichas medicinas deberían costar menos. Los medicamentos genéricos, aquellos cuya protección de patente ha expirado o no existe, se han utilizado como patrón para determinar lo que deberían costar las medicinas. Cuando se recurre a este punto de referencia, se olvida el contenido de conocimientos de un producto, ya que la mayoría de los medicamentos genéricos sólo reflejan los costos directos de producción, que en esta industria son relativamente bajos. Si llevamos el análisis a un nivel más profundo, existe la idea de la industria farmacéutica como un servicio público. Aunque no está regida sino en lo que respecta a la seguridad y eficacia de sus productos, el público la concibe como si en cierto sentido prestara un elevado servicio a la comunidad. En muchas formas, la industria desempeña esa función voluntariamente, como en el caso de la creación de medicamentos para pequeñas poblaciones de pacientes, lo que 234 favorece esa idea. Sin embargo, la industria está regida por el mercado y no está sujeta a reglamentación. Es frecuente que el conflicto entre dicha idea popular y la naturaleza mercantil de la industria en Estados Unidos haga surgir comentarios negativos. Con frecuencia, en respuesta a las críticas de que los precios de las medicinas son demasiado altos, los defensores de la industria declaran que debe permitírsele a ésta recuperar sus costos de investigación. Muchas veces son los mismos representantes de la industria quienes hacen esas declaraciones, con lo que implican que en alguna parte del departamento de contabilidad existen viejas cuentas por saldar. Sin duda es cierto que los costos de investigación son altos en esta industria. Aun así, el hecho es que las compañías fijan los precios de sus productos a fin de obtener fondos para la investigación futura, que es lo que da vida a la industria y es la esencia de la competencia. La teoría de que los precios deben limitarse a recuperar los costos de investigación también es engañosa, pues el precio debe cubrir también los costos de la investigación fallida y los riesgos de que una nueva medicina comprobada sea desplazada con rapidez por otra todavía más reciente.52 52 Un caso clásico reciente es el de Zantac (ranitidina), que se impuso sobre el Tagamet (cimetidina). 235 Relaciones con México La proximidad no ha producido una relación singular con México en el ámbito de la industria farmacéutica, pero es posible que haya creado una situación interesante. Algunas de las primeras plantas de fabricación en el extranjero fueron construidas en México por importantes compañías farmacéuticas estadounidenses antes de 1972. Dichas plantas eran tecnológicamente iguales a cualquiera de las estadounidenses o europeas, si bien, por lo general, más pequeñas. Aunque se construyeron para abastecer el mercado mexicano existente y futuro, también se previeron exportaciones al diseñar su capacidad. Lo mismo aplica a las plantas construidas en Brasil, donde la proximidad no entra en juego. A principios de los setenta, México dio dos pasos que alteraron el ambiente empresarial en que operaban esas plantas y la actividad farmacéutica en general. La ley de inversión extranjera de 197353 y los decretos y reglamentos54 relacionados que la siguieron, prohibían la construcción de instalaciones farmacéuticas de propiedad extranjera absoluta, mientras que protegían las inversiones ya existentes. El cambio instituido por la ley de 1973 fue precedido por varios años de una práctica administrativa que perseguía el mismo objetivo. Muchos laboratorios farmacéuticos extranjeros habían establecido operaciones en 53 Ley para Promover la Inversión Mexicana y Regular la Inversión Extranjera, Diario Oficial, 9 de marzo de 1973. Esta ley cambió las reglas del juego en relación a la equidad. 54 Resolución General sobre Nuevos Campos de Actividad Económica y Nuevas Líneas de Productos, Diario Oficial, 6 de septiembre de 1977, p. 3 y ss. 236 México mucho antes de 1973 y gozaban de una propiedad del 100 por ciento cuando cambió la ley. En cierto momento, este requisito de mexicanización para la actividad futura abarcó incluso la fabricación de moléculas nuevas en plantas existentes 100 por ciento de propiedad extranjera. Se exigía permiso previo para esta nueva actividad, y el permiso estaba sujeto a que se redujera la participación extranjera hasta el 49 por ciento o menos. Todo ello suponía la amenaza de una expropiación de facto, y no fue bien recibido por las compañías estadounidenses, pues se quejaban de que otras compañías que no habían invertido en plantas básicas en México estaban en mejor situación. La segunda medida, que entró en vigor en 1977, fue la alarmante reforma a la ley mexicana de invenciones y marcas. Entre otras cosas, se eliminaba por completo la protección de patentes tanto de procesos como de productos. El plazo de las patentes se acortó de 15 a 10 años; se fomentaba la expiración prematura de las patentes y se ordenaba la declaración obligatoria de la información técnica de marca, además de transferencias obligatorias. La norma de mexicanización de la inversión y el debilitamiento de la protección a la propiedad intelectual no tuvieron el resultado que esperaban los funcionarios mexicanos. No se construyeron nuevas plantas; la expansión de las existentes se detuvo; la modernización 237 se redujo gravemente; ni los estadounidenses ni los mexicanos hicieron inversión nueva alguna, y la investigación no avanzó en México. Hacia finales de la administración del presidente De la Madrid se tomaron dos medidas para restablecer parcialmente la situación que prevalecía antes de las primeras acciones. Primero, las autoridades de inversión extranjera emitieron un mecanismo revisado que trataba sobre planes para fabricar nuevas moléculas farmacéuticas en México. El requisito de mexicanización se sustituyó con un arreglo por el cual las compañías extranjeras que quisieran introducir un nuevo producto tenían un plazo determinado para informar sobre su intención de fabricarlo internamente. Esta disposición anula cualquier acción gubernamental que pudiera violar dicha decisión; por ejemplo, el cierre de la frontera, como había ocurrido antes.55 La segunda medida surgió con las reformas de 1986 a la Ley de Invenciones y Marcas, que entraron en vigor a principios de 1987.56 Entre otras cosas, se restablecía la protección de patentes sobre los procesos por los cuales se fabrican los productos farmacéuticos, y se contemplaban disposiciones para que hubiese una protección completa a los productos en 1997. El plazo de las patentes se amplió a 14 años; se modificó la perniciosa disposición sobre la expiración de las patentes, y se eliminó la declaración obligatoria de la información técnica de marca. Desde entonces, las autoridades de patentes han agregado útiles disposiciones que ofrecen diversos mecanismos para sancionar las 55 El incidente de Feldene ilustra esta situación. Decreto de Reformas y Adiciones a la Ley de Invenciones y Marcas, Diario Oficial, 16 de enero de 1987. 56 238 infracciones, y ya han comenzado a aplicarlos.57 Desde hacía mucho tiempo los abogados corporativos estadounidenses habían notado la falta de mecanismos eficaces de coacción en México, pero los nuevos reglamentos han avanzado para llenar esa laguna. El piroxicam de Pfizer, un medicamento antinflamatorio no esteroide, ilustra un incidente extremo sucedido durante la vigencia de las políticas restrictivas, a principios de los años ochenta. Este producto, que se comercializa en todo el mundo con el nombre de Feldene, propiedad de Pfizer, fue introducido a México utilizando ingredientes activos importados. Los costos de introducción del producto, incluyendo la aprobación de registro por parte de la Secretaría de Salud, la experimentación clínica en México, la información previa a los profesionales de la salud y los gastos de comercialización, ascendieron a cerca de 3.2 millones de dólares durante un periodo de tres años. Una vez que se estableció la franquicia para el piroxicam, una compañía local se dirigió al gobierno asegurando que planeaba fabricar la molécula internamente, lo que provocó que se prohibiera a Pfizer la importación de su ingrediente activo. En consecuencia, Pfizer solicitó permiso para fabricar el ingrediente activo internamente en su planta básica. Se otorgó el permiso, paro a condición de que Pfizer redujera su participación en la compañía local al 49 por ciento. Pfizer se negó a hacerlo, aduciendo que se trataba de una expropiación de facto. Cuando su inventario se agotó, ya no pudo abastecer el mercado y perdió su franquicia. Sólo entonces la compañía local y otras más comercializaron activamente sus imitaciones de Feldene. Su fabricación 57 Agradezco esta información al bufete jurídico Camp & Einstein de San Antonio, Texas. 239 interna consistía en un paso relativamente sencillo, tomando de un proceso de fabricación que incluía muchos pasos.58 Propiedad a través de la frontera Desde las reformas de 1973 a la ley de inversión, se ha formado un número limitado de empresas conjuntas, generalmente para fabricar una sola molécula, en las cuales las firmas estadounidenses tienen una participación del 49 por ciento. Las disposiciones de mexicanización de principios y mediados de los ochenta obligaron a la formación de estas alianzas, que no son el método más adecuado de acometer empresas. En consecuencia, el lanzamiento de algunas moléculas se ha retrasado en México. Pero los recientes cambios a la ley de inversión modifican este panorama. Tratos comerciales Se han dado casos esporádicos en que compañías estadounidenses ceden derechos de fabricación de nuevos productos a compañías mexicanas para comercializarlos conjuntamente, y en la mayoría existe poca interacción comercial entre las compañías mexicanas y estadounidenses. Algunas plantas de fabricación básica, propiedad de compañías 58 estadounidenses, producen Un ejemplo de la política contraproducente de las administraciones mexicanas anteriores, es el incidente de la raíz de barbasco, que Syntex cultivaba y exportaba. El gobierno obligó a la mexicanización, expulsando a Syntex de México, y adquirió la empresa del barbasco. Sin embargo, la investigación de Syntex pudo desarrollar un sucedáneo sintético que sustituyó al producto natural mexicano. Existen otras versiones de este episodio, incluyendo la de Gery Gereffi. 240 ingredientes activos para otras compañías extranjeras, incluyendo algunas de Estados Unidos. Estos ingredientes activos tendrían patentes protegidas en Estados Unidos y otros países desarrollados. Puede haber algunos casos en que las plantas produzcan ingredientes activos para compañías mexicanas, pero la práctica más común es que estas últimas obtengan sus ingredientes activos de productores piratas de países como Argentina, Finlandia, Rumania y Bulgaria, donde hay poca o ninguna protección a las patentes farmacéuticas. Los tratos entre compañías matrices estadounidenses y sus subsidiarias mexicanas no implican forzosamente, ni siquiera comúnmente, exportaciones directas a través del Río Bravo. Cuando la subsidiaria no fabrica los ingredientes activos internamente, es posible que los obtenga de una fuente estadounidense no continental, como Irlanda o Puerto Rico, que han atraído plantas de producción mundial gracias a disposiciones fiscales favorables. Es probable que la asistencia técnica a la subsidiaria provenga de Estados Unidos, aunque este apoyo también puede brindarse por conducto de una compañía exterior ubicada en las Bermudas, Panamá u otro lugar. Con frecuencia se tiene un acuerdo de asistencia técnica inscrito en el registro mexicano de transferencia de tecnología. La mayoría de estos acuerdos se inscribieron a mediados de los setenta, después de la promulgación de la primera ley de transferencia de tecnología, en 1973. Dichos acuerdos tenían un plazo máximo de diez años, y la mayoría de ellos se renovaron por diez años más a mediados de los ochenta. Generalmente incluían regalías del 3 por ciento, aunque 241 recientemente el registro ha demostrado mayor flexibilidad, permitiendo que algunos incluyan porcentajes más altos. El término de los acuerdos sigue siendo de diez años, aunque en este aspecto también ha existido mayor flexibilidad en los últimos años. La administración de los controles de transferencia de tecnología según la ley reformada de 1982 ha confirmado la promesa de sus disposiciones de noviembre de 1982, lo que refleja una creciente conciencia del registro sobre la realidad de las transacciones mercantiles con el exterior.59 Los bienes farmacéuticos producidos en forma terminada no pueden importarse a México, por lo que no existen tales ventas desde Estados Unidos. A la inversa, las medicinas vendidas en Estados Unidos deben producirse en instalaciones aprobadas por la FDA. Si bien es posible que algunas plantas mexicanas hayan obtenido la aprobación de la FDA,60 no es probable que se hayan vendido muchos productos de fabricación mexicana en Estados Unidos. Las aprobaciones de plantas extranjeras por parte de la FDA, cuando se otorgan, son para uso de emergencia en caso de desastre en una planta estadounidense. De vez en cuando, la oficina estadounidense de patentes y marcas ha asistido a su correspondiente mexicana en el adiestramiento de examinadores de patentes, pero dicha asistencia terminó en 1977, con la eliminación de las patentes farmacéuticas. 59 Una evaluación preliminar de la ley de 1982 y de sus reglamentos se encuentra en Robert M. Sherwood, "Mexico's New Regulations: A Review of Difficulties with Application and Interpretation of Technology Transfer Controls", les Nouvelles, Journal of the Licensing Executives Society, Vol. 18, No. 3, septiembre de 1983, pp. 156-162. 60 Por ejemplo, Pfizer ha conservado la aprobación de la FDA para su planta básica de Brasil, pero nunca ha enviado productos desde allí a Estados Unidos. 242 Como se ha restablecido la protección, es probable que se reanude la cooperación entre las dos agencias. Podría esperarse que la FDA y las autoridades mexicanas de salud cooperen en asuntos de interés común. Las autoridades mexicanas de salud podrían vigilar las decisiones estadounidenses respecto a la aprobación o desaprobación de una nueva molécula, pero los plazos de aprobación más rápidos característicos de las autoridades europeas de salud las convierten en un punto de referencia más común. Los patrones de enfermedad de los dos países difieren a causa del clima, la salubridad general, la vivienda, la población, los grupos de edad, la dieta y los servicios públicos de salud. Aun así, existen ámbitos de cooperación potencial entre las autoridades de salud de los dos vecinos. Futuros posibles La carrera de la investigación La industria farmacéutica de todo el mundo está sometida actualmente a una presión creciente para realizar investigación. En esta carrera quedan cada vez menos laboratorios. Hace varios años, los miembros de la industria estimaban que solamente entre 17 y 20 compañías seguían realizando una investigación cabal. Ese número ha disminuido en nuestros días quizá a 10 ó 15. La reducción es a la vez causa y efecto de las grandes fusiones que tienen lugar en la industria. No es 243 raro que los grandes laboratorios basados en la investigación gasten 500 millones de dólares al año en sus programas de investigación y desarrollo. Al mismo tiempo, se puede distinguir una tendencia opuesta. El advenimiento de la biotecnología moderna, que permite el uso de nuevas y extrañas herramientas biológicas, ha puesto la investigación farmacéutica al alcance de empresas pequeñas e incluso diminutas. Las compañías pequeñas recién surgidas, apoyadas por capital empresario, están cambiando poco a poco el aspecto de la industria. Incluso en el caso de las mayores compañías investigadoras, no es posible perseguir todos los objetivos que la ciencia señala cada día. Las pequeñas empresas pueden elegir determinado objetivo, cada una en su propio nicho, y efectivamente lo están haciendo. En este escenario, las compañías grandes pueden verse superadas en cualquier momento por las pequeñas en determinada línea de investigación, lo que las está obligando a seguir de cerca las actividades de esas compañías pequeñas. Las estrategias tecnológicas actuales exigen combinar la investigación interna con un programa de vigilancia de los avances en las empresas pequeñas. Por ejemplo, se ha informado que Dow Chemical asigna cada año buena parte de su presupuesto de investigación a la adquisición de empresas pequeñas o a la cooperación tecnológica con ellas. 244 El mercado de productos genéricos Tanto en México como en Estados Unidos, la mayor parte del mercado es genérica.61 En Estados Unidos, apenas cerca de un 25 por ciento de las ventas es de productos protegidos por patente. Si en México hubiera una protección completa de patentes farmacéuticas, la proporción sería de 12 a 15 por ciento de las ventas. El resto de las ventas son de productos que ya no están protegidos por patentes. El tamaño del mercado genérico es tan grande que existen buenas oportunidades para compañías no basadas en la investigación, tanto mexicanas como estadounidenses. Naturalmente, la compañía creadora tiene una franquicia prexistente cuando expira la patente, pero existen grandes probabilidades de que otros participen en ese momento en el mercado, como lo demuestra la experiencia en el mercado estadounidense. Al haber en México una población considerable que no puede comprar medicinas a precios de farmacia, el país ha tomado la decisión política de brindar atención médica, incluyendo medicamentos, a precios muy reducidos. El costo para el gobierno es considerable, y resulta cada vez mayor a medida que la 61 Dentro de la industria farmacéutica, el término "genérico" puede tener dos significados, lo que causa confusión. En los países que protegen los inventos farmacéuticos mediante patentes, el término se aplica al producto original y a todas sus imitaciones después de que ha vencido el plazo de la patente. En los países donde hay una protección de patentes débil o no la hay en absoluto, el término se aplica con frecuencia a los productos que imitan productos originales nuevos aprovechando las lagunas de dicho sistema de patentes, por lo general mucho antes de que expire la protección de la patente, si ésta fuese efectiva. A veces, estos productos también se denominan "piratas". 245 austeridad aumenta las penurias de una población que ya se encuentra en situación difícil. El Banco Mundial está complementando los esfuerzos del Fondo Monetario Internacional para ayudar a México a afrontar la carga de su deuda externa y su ajuste estructural. ¿Puede el Banco Mundial financiar la compra de medicinas para la asistencia pública como una contribución para la construcción de infraestructura? Esta ampliación del sentido convencional del concepto de infraestructura se sostuvo hace algunos años, pero sin éxito. Sería un método de brindar ayuda útil mientras México ajusta su régimen de protección a la propiedad intelectual. Los prestadores mexicanos de servicios de salud podrían emplear fondos del Banco Mundial y luego pagarlos en las siguientes décadas obteniéndolos de los ingresos que se generen cuando la economía mexicana vuelva a fortalecerse, como seguramente lo hará. Durante los últimos diez años el gobierno mexicano ha elaborado una lista de productos farmacéuticos para que los prestadores de asistencia médica pública escojan aquellos que han de adquirirse. La lista está compuesta casi exclusivamente por medicamentos genéricos. Las firmas mexicanas tienen preferencia para surtir los pedidos del gobierno. Como la baja de los precios del petróleo y la carga del servicio de la deuda externa han deprimido la economía mexicana, ha disminuido el poder de la población para adquirir medicinas de manera privada. La creciente demanda de medicinas suministradas por el gobierno lo está obligando a buscar fuentes de abasto cada vez más baratas, lo que a su vez, hace menos atractivas las ventas al gobierno. Sin embargo, parece 246 probable que la proporción entre los mercados privado y del gobierno permanezca en su actual paridad de dos terceras a una tercera parte durante la siguiente década. Puntos de política Protección de patentes Sin una protección adecuada y efectiva de la propiedad intelectual, no es probable que la relación entre los vecinos se desarrolle como sería natural que lo hiciera en otras condiciones. Son dos los aspectos del problema de la propiedad intelectual: uno consiste en las patentes y el otro en los secretos comerciales. Actualmente, la ley mexicana niega la protección completa de las patentes de productos farmacéuticos. Está programado que esto cambie en 1997, pero aun si la ley cambia, como está previsto, sólo se protegerán los inventos hechos después del cambio. Debido a que pueden transcurrir hasta diez años para que un invento llegue a una farmacia, la protección de patentes tardará mucho para llegar a constituir un factor en la actividad mercantil, a menos que entren en vigor disposiciones transitorias especiales. Como México ha descubierto que la protección completa de las patentes ofrece al país suficientes beneficios para justificar su restablecimiento, se plantea una pregunta: qué gana México con esperar hasta 1997. Mientras tanto, reina el 247 desaliento entre los investigadores mexicanos que buscan la oportunidad de participar en un mercado dinámico y de cambio constante. Pese a la comprobada capacidad de los investigadores biotecnológicos mexicanos, el fenómeno de las compañías pequeñas que desarrollan productos únicos mediante la biotecnología no llegará a tener relevancia, ni siquiera encontrará apoyo, en las condiciones actuales. Lo mismo ocurrirá con las alianzas tecnológicas entre compañías estadounidenses e investigadores mexicanos. La investigación interna de las compañías mexicanas y de las subsidiarias mexicanas de firmas estadounidenses no se realizará en México, y todo esto constituye una pérdida para el país. Secretos comerciales Cerca de dos terceras partes de la tecnología que se transfiere de un lugar a otro viaja en el vehículo del secreto comercial.62 Aunque el público generalmente no tiene acceso a él, porque no interviene un registro público, el secreto comercial es el acervo de conocimientos técnicos detallados sobre cómo se fabrican las cosas; es el motor que impulsa la transferencia de tecnología. 62 Esta proporción se basa en resultados preliminares de un cuestionario que se hace circular entre los miembros de la Licensing Executives Society. Véase también Joel A. Bleeke y James A. Rahl, "The Value of Territorial and Field-of-Use Restrictions in the International Licensing of Unpatented Know-How: An Empirical Study", Northwestern Journal of International Law & Business, 1:450, 1979. 248 Aunque la protección del secreto comercial en México está en pañales, pueden observarse señales alentadoras de su crecimiento tanto en las reformas de 1987 a la Ley de Invenciones y Marcas63 como en acciones administrativas recientes. La protección del secreto comercial resulta vital desde que se hace un descubrimiento hasta que se tramita una solicitud de patente, así como en otras situaciones. Un problema específico de secreto comercial que afecta a la industria farmacéutica y a otras se presenta cuando se entrega costosa información técnica de marca a las autoridades mexicanas para solicitar permisos de comercialización de nuevos productos. En vez de tratar dicha información como secreto comercial, se permite que otras compañías se beneficien con ella, registrando sus imitaciones del nuevo producto sin tener que emprender la costosa y dilatada tarea que se requiere para desarrollar dicha información. Tanto en discusiones bilaterales como en la Ronda Uruguay de las negociaciones multilaterales del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio, algunos funcionarios de la oficina del representante comercial estadounidense presionan para que se aumente la protección de la propiedad intelectual en todo el mundo. Esto trae a colación el punto de política relativo a la propiedad intelectual. A causa de la débil protección a la propiedad intelectual, desde 1985 México y otros países han sufrido la pérdida de beneficios comerciales que en otras condiciones habrían obtenido según el Sistema Generalizado de Preferencias 63 Véase el Artículo 211 (ix). 249 (GSP, por sus siglas en inglés) estadounidense. El comercio procedente de México, al que se niegan los beneficios del GSP, se ha mantenido en un nivel anual de cerca de 1,000 millones de dólares.64 La intención es hacer consciente a México de su debilidad para proteger la propiedad intelectual, uno de cuyos elementos es la falta de protección a los productos de invención farmacéutica. El 25 de mayo de 1989, conforme a las reformas a la Trade Act de 1988, el representante comercial estadounidense anotó a México en una lista de vigilancia prioritaria, junto con otros siete países. El propósito de dicha lista es advertir que se prevén severas acciones comerciales a menos que se corrijan las debilidades en la protección a la propiedad intelectual. La lista afligió a los funcionarios mexicanos, quiénes han mantenido las pláticas con los funcionarios comerciales.65 El 1º de noviembre de 1989, el representante comercial estadounidense anunció que borraría de la lista a tres de los países inscritos, porque habían mostrado progresos hacia una mayor protección. México no estaba entre ellos, pero al parecer se logró cierto avance en las pláticas bilaterales, ya que no se inició la acción de la sección 301 en contra de México. 64 Este total consiste en las pérdidas por la revisión general estatutaria, la negativa a las peticiones de renuncias y la revisión anual. El total varía de un año a otro, según las peticiones de renuncias. Desde luego, la pérdida del beneficio del GSP no es necesariamente igual a la pérdida de esa cantidad de comercio. 65 Como parte de un mecanismo paralelo, la propiedad intelectual se incluye explícitamente en la lista de temas que han de tratarse según el Framework Agreement bilateral que actualmente facilita la discusión de asuntos pendientes entre México y Estados Unidos. 250 Los funcionarios mexicanos encargados de la protección a la propiedad intelectual están empezando a reconocer más claramente los beneficios para el desarrollo económico interno que obtendrá México al instituir una protección completa. En la Ronda Uruguay de las negociaciones comerciales y en otros foros, los funcionarios mexicanos han hablado a favor de una protección sana a la propiedad intelectual, aunque han sido criticados por los funcionarios de otros gobiernos latinoamericanos. Dentro de uno o dos años México podría encontrar la voluntad política para reformar su sistema de propiedad intelectual, probablemente de diversas maneras, para instituir una protección sana y exhaustiva. Es probable que esto implique medidas que afecten a la industria farmacéutica. La decadencia de América Después de la Segunda Guerra Mundial, muchas industrias estadounidenses, incluyendo la farmacéutica, consideraban a Latinoamérica como un mercado regional particularmente atractivo. En apoyo a esta opinión, se hicieron considerables inversiones en Brasil, México y otros lugares, pero el panorama fue diferente durante los años setenta, cuando algunos experimentos legislativos cambiaron las reglas del juego para la inversión, la tecnología y la propiedad intelectual. La crisis de la deuda externa que agobió a México a principios de agosto de 1982 y a otros países en los meses siguientes ha empañado la imagen de Latinoamérica. La decadencia económica de esta región 251 con respecto al resto del mundo puede agudizarse a medida que Europa Oriental y la Unión Soviética abren sus economías. Actualmente se plantean serias interrogantes respecto a si los países latinoamericanos están o no dispuestos a restablecer su atractivo tanto para sus propios ciudadanos como para intereses extranjeros. México muestra señales de poder lograrlo. La decadencia de América incluye a Estados Unidos. Según muchas medidas de referencia, Estados Unidos ya no es tan dominante como lo fue en otro tiempo, y este hecho está cambiando silenciosamente el modelo tradicional de las relaciones mexicano-estadounidenses. Estados Unidos comienza a necesitar a México de nuevas formas que este último país percibe con más rapidez que aquél. Después de todo, es posible que la proximidad resulte importante a medida que se intensifique el trato entre los dos vecinos. Un posible futuro farmacéutico bilateral En años recientes, la investigación de la industria farmacéutica ha dirigido su atención a los tratamientos prolongados para los ancianos. Se piensa que las mayores utilidades sobre inversión procederán de estas líneas de investigación. Al intensificarse la competencia en la investigación, la masa crítica de una compañía investigadora ha ascendido tan sólo en los últimos meses de un margen de entre 2,000 y 3,000 millones de dólares a más de 5,000 millones de dólares en ventas. 252 Las compañías de este tamaño tomarán la delantera en la carrera de la investigación. No obstante, al alcanzar las compañías dicho tamaño, los productos nuevos de gran aceptación tendrán menos repercusiones que antes. Como dichos productos son escasos, los programas de investigación pueden cambiar de rumbo en busca de repertorios modestos de moléculas nuevas terapéuticamente prometedoras. Sin embargo, hay señales de que los laboratorios grandes requieren burocracias también grandes para funcionar, lo que puede afectar la creatividad. Además, la ciencia sigue ofreciendo posibilidades de investigación aplicada, e incluso los mayores laboratorios tienen dificultades para mantener el paso. Al mismo tiempo, las mayores compañías farmacéuticas tienen ventaja en dos campos relacionados. En primer lugar, tienen experiencia en llevar moléculas nuevas del laboratorio al mercado, y pueden administrar el proceso de experimentación clínica y el de aprobación reglamentaria. En segundo lugar, cuentan con poderosas fuerzas de comercialización y tienen ventaja en la introducción y mantenimiento de productos nuevos en mercados de todo el mundo. Estas tendencias significan que los mayores laboratorios, aunque deban invertir más en investigación, vigilarán cada vez más una lista creciente de laboratorios más pequeños, pero más creativos, en busca de productos 253 prometedores que podrían comercializarse conjuntamente. Estos pequeños laboratorios de especialidades se dedicarán a una investigación por nichos. Con excepción del problema de la propiedad intelectual, no hay motivo para que los laboratorios mexicanos de especialidades no tengan éxito en este nuevo escenario.66 Existen investigadores mexicanos capaces, sin duda a nivel mundial, que ya han emprendido esta tarea. Hay nichos comerciales en los que México podría destacar, y son los relativos a las sustancias naturales y botánicas que sólo se encuentran en México, así como a la investigación derivada de la tecnología del petróleo y del maíz. Conclusiones Si México no instituye una protección seria a la propiedad intelectual, probablemente sea poco lo que cualquiera de los dos gobiernos pueda hacer para cambiar las relaciones entre sus industrias farmacéuticas. La oficina de patentes estadounidense quizá pueda ofrecer asistencia a su correspondiente mexicana de diversas formas, desde el examen de las patentes y el adiestramiento hasta el acceso a bancos de datos. La proximidad entre México y Estados Unidos podría constituir una ventaja al fomentar la colaboración entre los investigadores de uno y otro país, sobre todo 66 Hay rumores de que los investigadores mexicanos están haciendo valiosos descubrimientos de importancia farmacéutica, pero que los llevan a Estados Unidos para patentarlos y desarrollarlos. En Brasil existen casos parecidos de "fuga". 254 en el campo de la biotecnología. También podría favorecer relaciones con las fuentes de capital estadounidense, con mayor probabilidad en los grandes laboratorios de investigación de Estados Unidos, pero la garantía de la protección a la propiedad intelectual es un requisito previo para lograr esto. Existe cierto potencial para crear más alianzas entre compañías estadounidenses y mexicanas. Merck sentó un precedente hace poco, vendiendo toda la participación que tenía en sus subsidiarias latinoamericanas a intereses farmacéuticos locales. Esta fue la primera salida airosa de México por parte de una compañía estadounidense.67 Otras compañías han seguido el ejemplo de Merck en Brasil y Argentina. Aún está por verse si otras compañías habrán de hacer lo mismo en México, lo cual sería una señal relativamente negativa respecto al futuro de las compañías farmacéuticas extranjeras en dicho país. Una posibilidad interesante para fomentar los lazos a través de la frontera sería hacer extensivo a la preparación de medicamentos el tratamiento aduanal estadounidense de la fracción 807, relativa a la actividad de las maquiladoras; es decir, el pago de derechos en Estados Unidos sólo sobre el valor agregado en México. Los conceptos de esta fracción no son lo bastante amplios para 67 De 1981 a 1988 se han verificado 18 salidas de Brasil y sólo una de México. Ninguna de ellas ha sido tan airosa como las de Merck, en que la empresa conjunta sobreviviente emprende la comercialización conjunta de los productos de Merck. Cuando se realiza una salida airosa, el laboratorio extranjero sale, pero sus productos permanecen en el mercado local. La incertidumbre radica en saber si se introducirán nuevos productos en el futuro, al retirarse del mercado las compañías que los inventan. En los países latinoamericanos, una estrategia sensata sería crear condiciones favorables para cambiar de la imitación a la comercialización conjunta. Esto incluiría la protección a la innovación y condiciones favorables para pagos de regalías por comercialización. La comercialización conjunta es una nueva tendencia en Europa y Estados Unidos. 255 considerar que la preparación de medicinas se ajusta a los criterios seguidos en relación a las maquiladoras. Si no hay un cambio en la política del gobierno mexicano, tampoco lo habrá en el futuro inmediato de las posturas relativas de la industria en los dos países. Por otro lado, la institución de una protección seria a las patentes de productos farmacéuticos en México abriría las puertas a posibilidades prometedoras. 256 Productos farmacéuticos: perspectiva mexicana Enrique Gruner Kronheim La industria farmacéutica de México tiene al menos 50 años de existencia. Muchas firmas multinacionales iniciaron actividades en el mercado en los años veintes como representantes y distribuidores. Sin embargo, hasta la década de 1940, la mayoría de los médicos siguieron prescribiendo medicinas que se preparaban en la botica según las necesidades particulares del paciente. A medida que crecía la industria farmacéutica en todo el mundo (principalmente desde principios de los años treintas con el desarrollo de la penicilina, vitaminas, hormonas, sulfas, etc.), aumentó la gama de productos disponibles, y lo mismo sucedió con la viabilidad de una industria interna. La primera etapa en el desarrollo de la industria interna consistió en el proceso de empaque, basado en la importación de casi todos los insumos, incluyendo los envases, las tapas y las propias medicinas. Los empresarios mexicanos dominaban el terreno como representantes de laboratorios extranjeros, en su mayoría de origen europeo. El desarrollo de una industria farmacéutica global condujo al establecimiento de laboratorios extranjeros en México, muchos de los cuales se interesaban no sólo en la distribución de sus propios productos, sino en la adquisición de materias primas botánicas que más tarde llegarían a ser críticas para el desarrollo de algunos productos. A principios de los cuarenta, varias compañías mexicanas empezaron a sintetizar hormonas basadas en los 257 desarrollos y descubrimientos del doctor Russell Marker en el campo de las dioscoreas. Por aquel entonces, México llegó a ser fuente de casi todos los esteroides que consumía el mercado mundial, lo mismo como materias primas para una síntesis adicional que como medicamentos terminados. Hasta los años sesenta, con excepción de la fabricación de hormonas esteroides y unos cuantos compuestos relativamente sencillos, la industria consistió principalmente en la manufactura de productos en forma terminada y dosificada. En la década de 1960, el programa gubernamental de industrialización por sustitución de importaciones alentó el desarrollo de una industria química mexicana que fabricaba productos farmacéuticos. Las primeras fábricas internas de antibióticos nacieron más o menos simultáneamente con el establecimiento de compañías extranjeras como Pfizer y Lederle (Cyanamid en Estados Unidos). La naturaleza relativamente joven de la industria en todo el mundo y la disponibilidad de tecnologías de procesos después de la Segunda Guerra Mundial posibilitó el crecimiento de la competencia interna, en muchos casos con asistencia de tecnologías italianas. La rápida creación de compuestos y productos nuevos, y la caída en desuso de los viejos, permitieron a las industrias nacientes de México fabricar productos un poco menos avanzados que los de los mercados internacionales. Actualmente la industria farmacéutica interna consta principalmente de fabricantes farmacéuticos que han desarrollado compuestos basados en algunos 258 insumos importados. Los fabricantes internos elaboran sus productos utilizando su propia tecnología, aunque algunas compañías se han limitado a fabricar productos extranjeros adquiriendo tecnologías de procesos. Se ha acusado a México de piratería de ciertas tecnologías, pero el desarrollo de tecnologías internas ha sido en realidad un proceso que se ha repetido en varios países del mundo. Un ejemplo ilustra con bastante claridad este desarrollo paralelo. Cuatro importantes laboratorios internacionales son propietarios de patentes de procesos para la fabricación de ampicilina. Cada uno de ellos siguió un proceso tecnológico que añadía distintas cantidades de agua a la molécula de ampicilina. Las fórmulas resultaron casi idénticas, pero nadie puso en tela de juicio la honestidad de ninguno de los cuatro laboratorios. Cada uno recibió su propia patente de proceso y de producto. Sin embargo, cuando una firma mexicana desarrolló una quinta forma de producir ampicilina, se le acusó automáticamente de piratería. Estructura de la industria En su aspecto internacional, la industria farmacéutica no se parece a casi ninguna otra. Es de naturaleza oligopólica. Son grandes corporaciones multinacionales las que dominan esta industria sumamente integrada, lo que la distingue de casi todos los demás sectores industriales. Además, el hecho de que la industria farmacéutica tiene una relación directa e inherente con la salud pública también la hace políticamente sensible. La industria farmacéutica mexicana no es 259 la excepción. Su estructura ha condicionado la manera en que ha evolucionado en México, y ha dado pie a frecuentes disputas de tipo comercial. Son dos los factores que han determinado en gran medida la evolución de la industria farmacéutica mexicana: uno de ellos se refiere a la naturaleza de la industria y el otro a la política industrial del gobierno mexicano. En el mercado mundial, la extensa integración vertical de la industria ha hecho que la mayoría de las grandes compañías fabriquen sus propios medicamentos, que luego se venden dosificados. Esta estructura ha limitado significativamente el acceso de competidores potenciales a la actividad, porque la marcada integración vertical restringe considerablemente la capacidad de desarrollar una industria original. El desarrollo también está gravemente limitado por el efecto de las patentes. Por lo tanto, el desarrollo farmacéutico no demuestra las características de integración de los sectores de la electrónica y los automóviles, cuyas industrias tienen vínculos estrechos con sus correspondientes de todo el mundo. La política gubernamental mexicana para la industria farmacéutica (y química) también ha restringido la importación de insumos con objeto de fomentar la sustitución interna y la industrialización de dichos insumos. Desde la década de 1960, esta política ha llevado al crecimiento de una gran industria química y a la transferencia de tecnología para la producción de medicamentos. La industria vende luego sus productos a los laboratorios farmacéuticos, incluso a las subsidiarias de propiedad extranjera, cuya actividad principal en el país consiste en comercializar dichos productos en forma dosificada y terminada, bajo sus 260 propias marcas registradas. La limitada posibilidad de importar medicamentos hace florecer el proceso complementario de producción y distribución. En el caso de las subsidiarias de laboratorios extranjeros, el sistema da resultado porque las compañías matrices están integradas verticalmente y fabrican las mismas medicinas, y con frecuencia les asignan precios que no tienen relación alguna con los costos. Así las cosas, la liberalización de las importaciones no aumentaría la competencia, sino que concentraría aún más los procesos industriales de las grandes firmas internacionales. El sector farmacéutico de México se divide en dos industrias: la industria farmacéutica propiamente dicha, que produce y vende medicamentos dosificados, y la industria farmacoquímica, que produce los medicamentos básicos o ingredientes activos. Un total de 335 laboratorios producen formas dosificadas, y 72 de ellos son subsidiarias de propiedad extranjera de las grandes firmas farmacéuticas internacionales, como se muestra en el cuadro 5.1. Sólo uno de los laboratorios es propiedad del gobierno, que hace poco era dueño de dos laboratorios más y tenía una participación minoritaria en otras firmas. En 1988 las ventas totales de medicamentos terminados a precios de laboratorio fueron de 2.8 billones de pesos (cerca de 1,250 millones de dólares), de las cuales el 80 por ciento se realizaron en el mercado privado y el 20 por ciento restante fueron ventas a dependencias del gobierno. Los laboratorios extranjeros aportaron el 70 por ciento de las ventas totales y el 79 por ciento de las realizadas en el mercado privado; las firmas 261 nacionales aportaron el 30 por ciento de las ventas totales y el 65 por ciento al mercado gubernamental, como lo muestra también el cuadro 5.1. CUADRO 5.1 Ventas de productos farmacéuticos terminados en México, 1988 __________________________________________________________________ Pesos mexicanos Porcentaje Ventas (millones) de las ventas __________________________________________________________________ Ventas totales (335 laboratorios) 2,838,561 100.0 Firmas extranjeras (72) 1,995,162 70.3 Firmas mexicanas (263) 843,399 29.7 Mercado privado 2,269,999 80.0 Mercado del gobierno 568,562 20.0 Primeras 50 firmas 2,168,067 76.4 39 firmas extranjeras (20 de EUA) 1,790,535 63.1 11 firmas mexicanas 377,532 13.3 Siguientes 20 firmas 258,432 9.1 9 firmas extranjeras (6 de EUA) 111,127 3.9 11 firmas mexicanas 147,305 5.2 Restantes 265 firmas 412,062 14.5 22 firmas extranjeras 93,500 3.3 243 firmas mexicanas 318,562 11.2 Mercado privado Firmas extranjeras 1,794,210 63.2 Firmas mexicanas 475,789 16.8 Mercado del gobierno Firmas extranjeras 200,952 7.0 Firmas mexicanas 367,610 13.0 __________________________________________________________________ Fuente: Padrón de la Industria Farmacéutica, Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, 1989. Los principales productos, tanto para el mercado privado como para el del gobierno, incluyen agentes antinfecciosos (principalmente antibióticos), así como antiartríticos y analgésicos. La mayoría de ellos se desarrollaron en los años 262 cincuenta y sesenta y, por lo tanto, están exentos de patente de producto, incluso en Estados Unidos. México tiene un total de 90 firmas farmacoquímicas, de las cuales 35 son de propiedad extranjera. Las ventas totales durante 1988, incluyendo exportaciones, ascendieron a 738,000 millones de pesos (328 millones de dólares), de los cuales las compañías de propiedad extranjera vendieron el 36 por ciento. La balanza comercial general del sector farmacéutico ha sido negativa para México durante los últimos diez años, aun cuando el déficit ha disminuido de 255 millones de dólares en 1979 a 124 millones en 1988. La parte farmacoquímica de la industria importa materias básicas (solventes, reactivos) e intermedias para convertirlas en compuestos farmacéuticos (ingredientes activos) que se venden principalmente a los laboratorios farmacéuticos locales y también se exportan a otros países. La balanza comercial de esta industria (exportaciones menos importaciones) ha llegado a ser positiva, pasando de un déficit de 74 millones de dólares en 1979 a un superávit de 40 millones en 1988. El cambio provino principalmente de mayores niveles de exportación, de 39 millones de dólares a 118 millones durante el mismo periodo, mientras que las importaciones han permanecido prácticamente sin cambio. 263 La industria farmacéutica fabrica las formas dosificadas y terminadas de las medicinas utilizando tanto ingredientes activos adquiridos internamente como productos importados. Una pequeña fracción de los productos importados consiste en formas dosificadas y terminadas de productos muy especiales, tales como medicamentos anticancerosos. La mayoría de las importaciones son ingredientes activos. Las exportaciones de la industria son formas dosificadas y terminadas. La balanza comercial ha permanecido con déficit de 1979 a 1988. Los déficits han pasado de 181 millones de dólares en 1979 a 164 millones en 1988. No obstante, la balanza comercial negativa varió considerablemente en ese periodo, aumentando a un déficit máximo de 219 millones de dólares en 1981, que se debió a un aumento en las importaciones de ingredientes activos, lo que probablemente se derivó de la paridad mexicana sobrevaluada durante el periodo. Las cifras reales de todos los componentes de la balanza comercial del sector figuran en el cuadro 5.2. Integración con la correspondiente industria estadounidense La política gubernamental respecto al sector farmacéutico se ha propuesto cumplir tres metas: 1) satisfacer las necesidades de la población poniendo a su alcance formas dosificadas y terminadas de suficiente calidad y a precios razonables; 2) reestructurar la industria eliminando la duplicidad y los productos innecesarios, y 3) fortalecer la independencia del país mediante la sustitución de importaciones y la promoción de las exportaciones de medicamentos. 264 Estas metas han guiado el desarrollo de la industria y de sus componentes específicos, tales como el otorgamiento de permisos de importación. Estas políticas efectivamente promovieron el crecimiento de la industria en general, pero también obstaculizaron una integración internacional más amplia de los procesos de producción. La estructura de la industria y la capacidad instalada de las firmas farmacéuticas estadounidenses imposibilitan que la industria piense en la integración según los lineamientos tradicionales. Las firmas estadounidenses podrían abastecer el mercado mexicano desde sus instalaciones actuales, haciendo innecesaria toda la industria mexicana. Así, las firmas mexicanas deben pensar en vías potenciales de producción conjunta que no impliquen la desaparición de todo el sector, y que a la vez satisfagan las metas principales de la política gubernamental mexicana para este sector (véase el cuadro 5.3). En el pasado reciente, ciertas compañías han hecho algunos intentos por integrar sus mercados a través de la frontera. En algunos productos, como la ampicilina y la amoxicilina, estos procesos han tenido gran trascendencia, al posibilitar que México llegara a ser una fuente importante de estos medicamentos para diversos mercados. No obstante, para la industria en general, estos incipientes ejemplos son marginales, si bien ilustran un posible camino para un desarrollo a largo plazo. 265 CUADRO 5.2 Balanza comercial (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Concepto 1979 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Importaciones Medicinas terminadas 6 23 23 9 7 6 9 5 7 11 Ingredientes activos 201 203 256 208 120 143 196 130 148 193 Materias primas 113 91 57 47 49 49 71 74 80 78 Importaciones totales 320 317 336 264 176 198 276 209 235 282 Medicinas terminadas 26 35 60 57 46 42 46 77 63 40 Ingredientes activos 39 59 66 40 64 50 57 74 87 118 Exportaciones totales 65 94 126 97 110 92 103 151 150 158 Balanza comercial total -255 -223 -210 -167 -66 -106 -173 -58 -85 -124 Balanza farmacéutica -181 -191 -219 -160 -81 -107 -159 -58 -92 -164 Balanza farmacoquímica -74 -32 9 1 0 7 40 Exportaciones -7 15 -14 __________________________________________________________________ Fuente: Padrón de la Industria Farmacéutica, Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, 1989. 266 CUADRO 5.3 Mercado farmacéutico total (privado y del gobierno), 1988 __________________________________________________________________ Primera decena 800,596 Margen de 67,000 a 94,000 (28.2 %) Segunda decena 534,567 Margen de 43,000 a 66,000 (18.8 %) Tercera decena 378,446 Margen de 33,000 a 42,000 (13.3 %) Cuarta decena 264,922 Margen de 23,000 a 32,000 (9.3 %) Quinta decena 189,536 Margen de 17,000 a 21,000 (6.7 %) Ultima veintena 258,432 Margen de 10,000 a 17,000 (9.1 %) Total 2,838,561 millones de pesos __________________________________________________________________ Fuente: Padrón de la Industria Farmacéutica, Secretaría de Comercio y Fomento Industrial, 1989. Los problemas de la integración se agravan aún más por la indisposición de las firmas multinacionales para invertir en países del Tercer Mundo, debido a lo que ellas consideran políticas gubernamentales hostiles a la industria en general. Aunque esta percepción quizá tenga cierta validez, el hecho es que la falta de inversión por parte de las grandes multinacionales propicia el desarrollo de una industria aislada, poniendo en marcha un círculo vicioso (véanse los cuadros 5.4 y 5.5). Una participación directa más intensa de las multinacionales en los procesos de producción generaría la cooperación intraindustrial y consolidaría las bases para una posible integración internacional. Además de esto, la fabricación directa reduciría los costos de producción y eliminaría una de las principales causas del conflicto comercial entre México y Estados Unidos, a saber, la propiedad intelectual industrial. La falta de acceso a las tecnologías y patentes propiedad de 267 firmas multinacionales ha sido el motivo principal de que la industria interna haya tenido que desarrollar su propia tecnología y procesos de producción. Así pues, el futuro de la industria dependerá en gran medida de la evolución de estos factores. El futuro La industria farmacéutica, tanto nacional como extranjera, es básicamente una operación comercial, y requiere de diversas habilidades tecnológicas que pueden adquirirse o desarrollarse. Pocas firmas farmacoquímicas mexicanas adquieren sus tecnologías de firmas farmacéuticas multinacionales, sobre todo porque estas últimas no están dispuestas a cederlas, y es por ello que, desde un principio, las firmas farmacoquímicas nacionales suelen adquirir su tecnología de las compañías llamadas "piratas" de Italia, España, Hungría y otros países. Con el tiempo, muchas de las firmas mexicanas han podido desarrollar sus propias tecnologías y utilizarlas para competir tanto en el mercado nacional como en los internacionales. La mayoría de estos procesos de fabricación mexicanos son de productos tradicionales o genéricos, que están exentos de patente y constituyen más del 90 por ciento de las medicinas utilizadas en México. La gran división en la industria farmacoquímica mexicana está entre las firmas que piratean sus tecnologías y las que han desarrollado sus propios procesos. Estas últimas pueden dominar la producción de sustancias químicas finas y, al menos en teoría, competir con éxito con firmas multinacionales en mercados mundiales. Las compañías que dependen de tecnologías piratas no 268 pueden producir sustancias químicas tan confiables, y permanecen esencialmente como comerciantes de productos farmacoquímicos. En términos generales, el 40 por ciento de la industria farmacoquímica mexicana consta de firmas que desarrollan su propia tecnología. El futuro de la industria farmacoquímica mexicana dependerá tanto de los descubrimientos tecnológicos mundiales como del potencial de expansión del mercado. Se espera que los desarrollos biotecnológicos pongan en marcha un nuevo ciclo de adelantos tecnológicos en la industria. La expansión del mercado sólo puede proceder de las exportaciones. En consecuencia, la industria farmacoquímica mexicana enfrenta un dilema inequívoco: puede aislarse dentro de un mercado interno protegido o buscar integrarse a la porción del mercado internacional donde las patentes de las naciones industrializadas no la restrinjan. En el ámbito interno, este dilema se complica aún más por la necesidad de ofrecer a la población mexicana tanto productos tradicionales como modernos a precios accesibles. 269 CUADRO 5.5 Compañías estadounidenses que operan en México __________________________________________________________________ Abbotta Pfizera Baxter Rorer Bristola Robbins Carter Wallace Schering Corp.a Cyanamida Searle Cilag (J + J) SKFa Gelcaps Squibb ICN Sterling-Sidney Ross a Janssen Syntexa Lilly Upjohna a Mead-Johnson U.S.V.-Grossman Milesa Warner Lambert Norwide-Eaton Wyeth __________________________________________________________________ a Estas compañías también realizan actividades farmacoquímicas. Fuente: Recopilación del autor. Dada la naturaleza insostenible de una industria totalmente aislada, existe la necesidad de desarrollar estrategias que pudieran ofrecer opciones para lograr tanto las metas nacionales como la integración a los mercados mundiales. La integración tendrá lugar en parte como efecto secundario de la creciente actividad de las firmas multinacionales en el mercado interno bajo leyes de inversión extranjera nuevas y menos restrictivas. Además, una nueva ley de patentes que entrará en vigor en 1997 restringirá la fabricación interna de productos para los que no existan acuerdos de transferencia de tecnología. El ambiente resultante fomentará las empresas conjuntas, los acuerdos de especialización y la fabricación para terceras personas de productos genéricos, o bien, matará a la industria como consecuencia de restricciones de mercado y de importaciones. En teoría, éste es el mismo dilema que enfrentan otras industrias mexicanas bajo las 270 cambiantes leyes comerciales, pero la naturaleza políticamente sensible de la industria farmacéutica sin duda obligará al gobierno a participar activamente en la organización y composición de la industria en general. Un mayor acceso a los mercados extranjeros y la integración gradual de los procesos de producción de la industria reducirían los conflictos comerciales surgidos de la naturaleza especial de este sector, y al mismo tiempo permitirían el desarrollo de una industria competitiva y complementaria en México. Esta clase de evolución fomentaría la creatividad y la innovación en una industria que ha logrado progresos tecnológicos significativos; aún más, constituiría una base sólida para un libre comercio en el que las industrias farmacéuticas de Estados Unidos y México serían rivales, pero en condiciones saludables y prósperas. 271 SEIS ____________ Textiles 272 Textiles: perspectiva mexicana Ovidio Botella C., Enrique García C. y José Giral B. Estados Unidos desempeña un importante papel en el comercio mexicano de textiles y de ropa, lo mismo como mercado de exportación que como proveedor de las fábricas mexicanas. Sin embargo, las dinámicas de esta relación están cambiando a medida que el proteccionismo estadounidense aumenta y el mexicano disminuye. El proteccionismo mexicano ha inhibido el crecimiento de la competencia interna, lo que a su vez ha dado al mercado nacional características que difieren radicalmente de las del mercado estadounidense. Ciertos sectores de la industria textil mexicana están sumamente concentrados y, aunque México puede jactarse de la tecnología más avanzada en la producción de algunas fibras artificiales, su tecnología para la producción de algodón y otras fibras está atrasada en relación a la de otros países. La falta de competencia ha afectado particularmente las técnicas de venta al público, menos audaces que en Estados Unidos. Con la apertura de los mercados mexicanos, estas características de la industria cambiarán. La industria debe mejorar su postura competitiva tanto para retener su mercado interno como para ampliarse en el mercado mundial. Las exportaciones de ropa, que ya aportan una parte significativa de las utilidades 273 textiles, deberían desempeñar un papel fundamental en cualquier estrategia de mercado futura. Los textiles han brindado algunos beneficios evidentes a la economía mexicana así como a la internacional. La industria ofrece cierto número de empleos muy necesarios para la mano de obra no calificada de México, aunque es probable que dicho número disminuya a medida que la industria siga modernizando su equipo. Como la mano de obra mexicana es relativamente barata, también se han beneficiado algunas corporaciones multinacionales que tienen inversiones textiles en México. Pero la contribución de los textiles fluctúa considerablemente con los altibajos de la economía mexicana. Actualmente la industria aporta el 6.8 por ciento del PIB del sector manufacturero y el 2 por ciento del PIB nacional. Como se indica en el cuadro 6.1, el porcentaje de PIB de la industria descendió drásticamente en 1982 y 1983, con el inicio de la crisis económica del país, y volvió a caer en 1986. El cuadro 6.2 señala que la industria textil mexicana es sensible a las fluctuaciones en el ingreso del consumidor. La industria progresaba con bastante éxito hasta principios de los años ochenta, cuando el consumo de textiles per cápita bajó de 6.47 a 5.51 kilogramos, en respuesta a la disminución del ingreso per cápita. Estados Unidos, en comparación, ha mantenido un consumo de unos 20.2 kilogramos por persona. 274 En la industria textil, el vínculo entre la demanda de productos y la demanda final del consumidor es tenue, porque los textiles sirven lo mismo como bienes intermedios que como bienes finales. En cualquier industria, los costos y las ventajas de costo relativo se derivan del valor agregado en cada una de sus etapas de producción. La industria textil está sumamente integrada con una cadena progresiva de valores agregados, por lo que la ventaja competitiva del producto final puede verse gravemente afectada por etapas intermedias de producción. La industria textil puede dividirse en cinco partes integrantes. La primera de ellas es el sector de producción de fibras, que puede subdividirse a su vez en las categorías de productos naturales y artificiales. Las fibras naturales incluyen el algodón, la lana, el yute y las fibras duras. Las fibras artificiales o sintéticas se pueden dividir en celulósicas y no celulósicas. La creación de fibras agrega un 15 por ciento de valor a los insumos brutos de la industria. El hilado es el segundo sector productivo de la industria textil. En él se incluye la preparación, aflojamiento, cardado, estiramiento e hilado de las fibras. Este sector agrega otro 15 por ciento de valor a los productos textiles. 275 CUADRO 6.1 Indicadores básicos de la industria textil mexicana (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Indicador 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Tasa de crecimiento del PIB (%) Tejido/hilado fibras suaves Tejido/hilado fibras duras Otros textiles Vestido Industria 8.3 8.8 -0.6 -4.2 3.6 2.6 -4.0 1.4 1.1 1,810 1,882 1,723 1,691 1,709 1,789 1,667 1,694 1,788 261 608 1,899 4,578 264 641 1,996 4,783 268 609 1,890 4,490 248 588 1,846 4,373 220 592 1,837 4,358 197 633 1,844 4,463 225 611 1,737 4,240 205 637 1,620 4,156 226 656 1,561 4,231 __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos de la Asociación Nacional de Industrias Químicas y de la Canaintex. CUADRO 6.2 Indicadores económicos básicos de México __________________________________________________________________ Indicador 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Población (miles) PIB (millones de U.S.$ presentes) PIB per cápita (U.S.$ presentes) PIB textil (%) Fibra consumida (toneladas) Fibra consumida (kg per cápita) 69,383 71,249 74,980 76,791 78,524 80,300 166,700 238,960 171,270 145,130 171,300 177,360 127,140 141,940 176,700 2,090 2.4 2,240 2.2 2,040 2.1 2,080 2.1 1,860 2.1 449,176 437,570 388,703 362,210 381,462 443,306 390,658 434,265 456,456 6.47 4.83 4.97 5.65 4.86 2,250 2.3 6.14 73,122 2,270 2.2 5.32 81,748 1,830 2.0 5.31 82,839 1,760 2.0 5.51 __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos del Banco de México, de la Asociación Nacional de Industrias Químicas, de la Canaintex y del Banco Mundial. 276 El tercer sector es el de la fabricación de telas, que puede dividirse en tejido, tejido de punto y afelpado, y también incluye la fabricación de telas no tejidas. Esta parte de la cadena productiva agrega un 20 por ciento al valor del producto. El acabado de la tela es el cuarto sector productivo, que puede dividirse en teñido, estampado y el acabado propiamente dicho. Esto agrega otro 15 por ciento al valor del producto. El sector final es la fabricación de ropa, que se divide en corte y costura. Esta parte de la industria textil agrega el mayor valor: 35 por ciento. Los usos finales de los textiles pueden dividirse en seis categorías principales: ropa, usos domésticos, alfombras, aplicaciones industriales, fabricación de llantas y usos varios. Cada sector productivo fabrica productos que tienen muchos usuarios finales. Un estudio de 1988 de la Economist Intelligence Unit indicó que en el mercado textil industrial de Europa Occidental, la higiene médica tenía una participación del 22 por ciento; los empaques, del 20 por ciento, y las cuerdas, redes, etcétera, del 15 por ciento. Pero algunos de los campos menos penetrados, en particular el de la tela de filtrar y el de los productos militares y de protección, constituyen posibilidades futuras de mercado. El estudio de la Economist señalaba que la tela de filtrar sólo captaba el tres por ciento del mercado textil industrial; los productos militares y de protección, el dos por ciento cada uno, y los mixtos, el uno por ciento.68 68 Anson, Robin y Paul Simpson. "World Textile Trade and Production Trends", The Economic Intelligence Unit, Informe Especial No. 1108, junio de 1988, pp. 66-126. 277 La industria textil ha requerido mucha mano de obra en todo el mundo, factor que se reproduce en el mercado mexicano. Los textiles brindan 770,000 empleos relativamente poco calificados en México. La mayoría de ellos, el 77.5 por ciento, se generan en el sector del vestido, que incluye unos 35,000 empleos en las maquiladoras. Uno de los mayores atractivos para las corporaciones extranjeras en la industria maquiladora es la mano de obra barata. En general, los costos de mano de obra de la industria textil mexicana fueron tan sólo de 83 centavos de dólar por hora a principios de 1987, según Werner International. Esto representó menos de una décima parte del costo de la mano de obra en la industria textil estadounidense. Los costos de mano de obra fueron menores incluso que en Hong Kong y Corea del Sur. No obstante, pese a los menores costos de mano de obra, los turnos de trabajo en la industria textil mexicana son más cortos que los del Lejano Oriente. Fuera del sector del vestido, la industria mexicana genera pocos empleos. El hilado ofrece un 10 por ciento de los empleos; el tejido, 8 por ciento; las fibras, 2.5 por ciento, y el acabado, 2 por ciento. Tecnología Los cambios de la tecnología han revolucionado los métodos utilizados en todo el mundo para procesar las fibras, así como la composición de éstas. Dichos avances tecnológicos exigen equipo de procesamiento cada vez más sofisticado y costoso, que ha empezado a reducir los requerimientos de mano de obra en el 278 procesamiento de las fibras. El ahorro de mano de obra procede de los avances en la eficiencia mecánica, que también permiten que México responda a las demandas variables del mercado sin aumentos drásticos de los costos unitarios. La industria textil mexicana refleja métodos de procesamiento lo mismo tradicionales que modernos. En general, las fibras artificiales se fabrican con equipo y tecnología equivalentes a los usados en las naciones desarrolladas, con excepción de algunas líneas de extrusión o hilado de poliéster y nylon. El proceso de hilado del algodón también ostenta la tecnología más reciente, pero la mayoría de las fábricas son muy pequeñas para resultar rentables. Por regla general, los proveedores de equipo recomiendan plantas de 15,000 husos como mínimo para ofrecer una operación rentable. El cuadro 6.3 muestra un panorama del equipo utilizado en la industria textil mexicana. El cuadro 6.4 indica cuánta maquinaria se ha importado desde 1980 para satisfacer las necesidades de la industria. Pese a su nombre, el proceso de hilado de la lana emplea principalmente fibras artificiales, en particular acrílicas. La producción de lana es una parte muy pequeña de la industria textil mexicana. Los insumos de lana cruda proceden de Australia y Nueva Zelanda, y las prendas de lana, de Argentina y Uruguay. Aunque la producción de lana sólo constituye una parte marginal de la producción textil en México, las grandes inversiones hechas en este sector a finales de los años setenta dieron como resultado maquinaria, tecnología y grandes plantas equivalentes a las que se encuentran en el mercado mundial. 279 Los procesos de tejido y de tejido de punto también utilizan tecnología y equipo equivalentes a los usados en países más desarrollados. En México existen unos 45,000 telares relativamente nuevos que permiten al país competir en los mercados del mundo. En el tejido de punto, con excepción de los telares circulares de gran diámetro y los full fashion, la maquinaria y la tecnología compiten con las de los países desarrollados. El sector del tejido de punto es sumamente sensible a los cambios de la moda, y debe reaccionar con rapidez a ellos para seguir siendo competitivo. La maquinaria y la tecnología utilizadas en la industria de las alfombras también es comparable a las empleadas en todo el mundo. La mayoría de las alfombras mexicanas (el 95 por ciento) se hacen mediante el proceso de afelpado, que también se usa en Estados Unidos. Aunque este sector se caracteriza por el gran tamaño de la planta, presenta un bajo nivel de uso de capacidad. Los eslabones más débiles en la cadena productiva de la industria textil mexicana son los sectores de teñido y acabado, que trabajan con máquinas muy viejas (la edad promedio del equipo es de unos 20 años). Este sector se encuentra en una posición competitiva débil, lo que explica que las exportaciones mexicanas de telas sean generalmente en forma cruda. La maquinaria obsoleta limita el ancho de la tela y utiliza el proceso por tandas en lugar del continuo. Las consecuencias de esto se reflejan en los altos costos de producción debido al desperdicio de muchas sustancias químicas y al uso ineficiente de la energía. Por otra parte, la maquinaria de estampado es más reciente (de apenas unos diez 280 años). Sin embargo, esta maquinaria tan sólo puede tratar cerca del 20 por ciento de la producción de telas. CUADRO 6.3 Unidades de maquinaria en operación __________________________________________________________________ Sector 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Hilado Hiladoras 3,293,117 Rotores 29,993 Total 3,323,110 Texturizado 898 Tejido 40,319 Tejido de punto Uniforme 4,451 Con reducción de puntos 184 Circ.: grande/med. 6,611 Calcetines 7,968 Medias 4,112 Raschel 938 Tricot 1,065 Total 25,329 Telas angostas Trenza 12,329 Encaje 3,097 Total 15,426 Afelpado 133 Hiladoras y rotores Algodón 1,765,154 Lana 166,794 Fibra artificial 1,361,169 Total 3,293,117 Telares Algodón 13,150 Lana 1,393 Fibra artificial 25,776 Total 40,319 3,427,373 33,273 3,460,646 900 46,698 3,494,476 36,694 3,529,170 941 43,832 3,570,242 39,638 3,609,880 941 44,857 3,586,126 45,782 3,631,908 947 45,161 4,561 181 6,585 7,945 4,169 947 1,024 25,412 4,303 162 6,059 7,873 4,332 1,086 1,052 24,867 4,348 161 6,151 7,921 4,330 1,081 1,065 25,057 4,432 159 6,299 7,993 4,431 1,090 1,088 25,492 12,341 3,185 15,526 133 12,451 3,417 15,868 110 12,703 3,533 16,236 113 12,939 3,533 16,472 113 2,401,865 115,045 910,463 3,427,373 2,403,689 114,434 976,353 3,494,476 2,470,400 116,949 982,893 3,570,242 2,452,240 119,097 1,014,789 3,586,126 18,116 920 27,662 46,698 17,458 1,110 25,264 43,832 18,393 1,086 25,378 4,857 18,559 1,079 25,523 45,161 __________________________________________________________________ Fuente: Canaintex, 1989. 281 CUADRO 6.4 Importaciones de maquinaria textil (miles de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Tipo 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Preparatoria 12,222 9,975 948 1,474 3,195 209 12,309 14,451 26,358 Bastidores de anillo 32,283 33,529 18,340 814 208 10,337 11,359 9,882 18,507 Devanadores 22,826 24,964 19,194 1,250 1,770 6,319 3,785 5,441 2,476 Torcedoras 14,634 21,930 8,682 544 720 1,131 4,049 1,568 5,039 Tejedoras 50,966 71,649 54,529 6,838 5,685 24,293 34,791 8,200 69,235 Tejedoras de punto 44,393 36,858 28,985 2,441 5,270 16,209 11,592 12,395 30,554 Teñido/acabado 31,878 36,128 26,380 2,773 10,824 5,650 11,693 8,700 16,261 78,940 105,528 52,446 6,258 26,971 35,068 10,221 5,089 11,243 288,142 340,561 209,504 22,392 54,643 99,216 99,799 65,726179,673 Otras Total __________________________________________________________________ Fuente: Canaintex, 1989. Al final de la cadena textil se encuentra el sector del vestido, que contribuye al producto interno bruto casi tanto como los procesos de hilado y tejido de fibras suaves. La producción de ropa es un proceso relativamente sencillo, pero que requiere mucha mano de obra. Sus costos se dividen a partes casi iguales entre insumos de materias primas (telas, hilos y accesorios) y el costo de la mano de obra necesaria para cortar y coser. Debido a la cantidad de mano de obra invertida, la fabricación de ropa tiene una posición fuerte en la competencia de costos, ya que los salarios de México son relativamente bajos. Aunque las 282 velocidades de las máquinas de coser han ido en aumento constantemente, esto sólo ofrece una ligera reducción de costos. Debido a la creciente competencia de las importaciones textiles, principalmente las procedentes de países en desarrollo, los países desarrollados responden combinando adelantos tecnológicos con una mayor conciencia del mercado. La fuente principal de la innovación tecnológica está en la maquinaria y el equipo, lo que hace de la edad de la maquinaria un buen indicador del nivel tecnológico que ha alcanzado la industria textil en determinado país. Las compañías textiles hacen grandes inversiones en este campo; dichas inversiones, sobre todo las destinadas a aumentar la velocidad de procesamiento, están transformando la producción textil y de ropa. México tiene una de las instalaciones más grandes de maquinaria de hilado y tejido de América. Su industria, además, ha progresado durante los últimos diez años a un ritmo más rápido que el promedio mundial en lo que se refiere a fibras cortas y largas, y a rotores sin límite. El nivel de tecnología varía considerablemente en cada sector de la industria textil mexicana. En 1985, México tenía el 2.2 por ciento de los husos de fibra corta del mundo, pero sólo el 0.5 por ciento de los rotores sin límite, que son más avanzados. 283 Los adelantos en la velocidad de las máquinas están aumentando la productividad en la fabricación de hilo para la industria. La tecnología de hilado con rotor es el adelanto más significativo en este campo, aunque avances más recientes, como el del rotor sin límite, el de chorro de aire y el de hilado por fricción, lo están superando. En el caso de la hebra de filamentos, las velocidades de texturización van en aumento. Integración industrial México-E.U. Por lo que toca al tejido, la maquinaria de procesamiento del algodón está al nivel de la industria tejedora internacional. El procesamiento de la lana también puede compararse con la tecnología estándar de los países desarrollados, aunque en el tejido de esta fibra, el ritmo de renovación del equipo se ha atrasado con respecto al promedio mundial. México tiene el 1.6 por ciento de los telares de lanzadera del mundo, y el 2.7 por ciento de los telares sin lanzadera. Los aumentos de velocidad en el proceso de tejido proceden del desarrollo de tres tipos de telares sin lanzadera: los de proyectil, los de espetón y los de chorro de aire y agua. En el sector del tejido de punto también se han desarrollado máquinas de alta velocidad cuya producción es tres veces más veloz que la de las máquinas anteriores. Contribuyen a esta gran producción fibras sintéticas más baratas y bajos índices de defectos. La industria de las alfombras aumentó su velocidad mediante el proceso de afelpado. 284 La producción de telas no tejidas (es decir, hechas directamente con fibras y no con hilo) también ha tenido repercusiones significativas en la industria textil mexicana. En Estados Unidos y otros países desarrollados, la demanda de este tipo de productos textiles ha crecido constantemente desde principios de los años setenta. Existen tres procesos de producción de telas no tejidas: tendido en seco, tendido en mojado y aglutinación por rotación. El más reciente de ellos, la aglutinación por rotación, va en aumento mientras que los otros dos caen en desuso. Un estudio hecho en 1988 por la Economist Intelligence Unit predijo que la participación en el mercado del tendido en seco disminuiría de 50 por ciento en 1985 a 45 por ciento en 1990, y la del tendido en mojado, del 12 al 10 por ciento en el mismo periodo; en cambio, la de aglutinación por rotación aumentaría del 38 al 45 por ciento. Estas cifras incluían los fieltros para alfombra.69 También en las técnicas de acabado y teñido ha habido adelantos importantes; se han desarrollado nuevos tintes, se han creado nuevos acabados como el planchado permanente, y han progresado los procesos continuos y semicontinuos. Lo mismo ha ocurrido en la etapa de prearmado gracias al uso de nuevos instrumentos de corte que incluyen controles digitales y tecnologías de rayo láser o chorro de agua. 69 Véase la nota 1. 285 Consumo de fibra Los hábitos mexicanos de consumo son hasta cierto punto un reflejo de los que se registran en países desarrollados. Al igual que los consumidores estadounidenses, los mexicanos están influidos por el desarrollo de productos nuevos, los precios relativos y los cambios en la tecnología. No obstante, en México existen algunas anomalías en esos hábitos de consumo. Los países del Tercer Mundo suelen consumir muchas menos fibras sintéticas y artificiales que los desarrollados; sin embargo, en México estas fibras sintéticas representan una proporción insólitamente alta del total: el 62.3 por ciento. Esta anomalía puede explicarse por la proximidad de México con Estados Unidos, o bien por las desigualdades en el ingreso per cápita del país, que permiten a una parte relativamente grande de la población desarrollar los hábitos de compra de la población de países más desarrollados. Los cuadros 6.5 y 6.6 muestran el consumo mexicano de fibras importadas y nacionales. Como se puede ver en los cuadros 6.7 y 6.8, el algodón y el poliéster son las fibras más utilizadas, seguidas por las acrílicas. El algodón sigue a la delantera en el mercado, pese a las pérdidas de participación que ha sufrido. Su fuerza radica en su bajo precio, que se deriva de la oferta excesiva, aunque esta fibra también es popular porque a la gente le gusta su suavidad, su absorbencia y su capacidad para recibir acabados que retardan el fuego. 286 CUADRO 6.5 Proporción de fibras importadas en el consumo (porcentajes) __________________________________________________________________ Fibra 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Algodón 0.0 0.0 0.0 0.9 0.0 11.1 18.6 0.0 3.3 Lana 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Naturales 4.2 4.9 4.6 4.6 4.4 16.2 22.4 3.9 7.0 Hilo de rayón 2.9 2.2 0.3 2.0 0.7 1.0 1.8 1.6 0.9 Fibra industrial de rayóna 27.5 29.6 49.5 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Hilo de acetato 0.5 0.6 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 1.3 Fibra industrial y estopa de acetato 0.0 0.0 0.0 0.0 0.0 0.1 0.1 0.0 0.4 Celulósicas 12.2 16.0 19.4 16.9 26.7 32.9 27.4 31.1 53.1 Hilo de nylon 12.2 5.8 3.2 0.8 0.9 1.6 3.0 2.6 2.6 Fibra industrial de nylon 14.7 13.5 30.3 4.3 9.9 10.7 12.4 18.7 23.4 Hilo de poliéster 3.1 2.3 1.6 0.3 0.7 0.7 0.8 1.0 3.7 Fibra industrial de poliéster 3.5 3.8 3.4 1.9 0.2 1.0 4.6 1.8 6.5 Hilo y fibra industrial de PPPb 1.6 8.8 2.2 5.4 4.2 22.6 52.6 49.0 28.2 Fibra industrial de acrílicoc 3.3 1.7 0.5 0.1 0.1 0.3 0.1 0.9 0.8 No celulósicas 4.6 3.3 2.4 0.8 0.6 1.3 3.6 2.9 4.4 Total de fibras sintéticas 5.6 4.7 4.3 2.0 2.5 3.8 5.4 4.6 7.0 TOTAL GENERAL 5.0 4.8 4.4 2.9 3.2 8.2 11.7 4.4 7.0 a No se produce en México desde 1983. Las importaciones proceden de Estados Unidos. b En años recientes, las importaciones de fibra industrial de polipropileno se han destinado a telas no tejidas. c México exporta fibra industrial de acrílico a Estados Unidos. Fuente: Canaintex, 1989. 287 CUADRO 6.6. Importaciones de fibras artificiales estadounidenses para consumo mexicano (toneladas y porcentaje que representan las importaciones en el consumo) __________________________________________________________________ Producto 1987 1988 __________________________________________________________________ Fibra, hilo sencillo y tiras celulósicos 269 1.5 % 335 1.8 % Fibra, hilo sencillo y tiras no celulósicos 8,504 6.8 % 8,090 7.0 % Fibra industrial y estopa no celulósicas 8,972 4.3 % 3,169 1.5 % Total 17,744 5.0 % 11,594 3.3 % __________________________________________________________________ Fuente: Textile Organon, 1989. Las fibras acrílicas también tienen buena aceptación en el mercado mexicano, en particular si se comparan con el poliéster. La lana sigue siendo una fibra relativamente poco usada en México. Con el paso de los años ha cambiado drásticamente la participación de las fibras naturales y artificiales en el mercado, así como la de fibras sintéticas y celulósicas, debido básicamente a la disponibilidad y el precio de las materias primas. Mercados internos Tradicionalmente la industria textil mexicana dirigía su comercialización hacia el mercado interno, que floreció al amparo del proteccionismo brindado por 288 el enfoque de sustitución de importaciones de la posguerra que precedió al mandato del presidente Miguel de la Madrid. Actualmente, en vista de la contracción y la apertura de la economía mexicana, la industria textil debe mejorar su postura competitiva, tanto para conservar su mercado interno como para expandirse a los mercados extranjeros. En la actualidad existe poco sentido de competencia en las ventas internas, donde los costos de margen y de crédito son altos. El costo de crédito refleja otro problema importante de la industria pues el alto costo financiero afecta a todos los eslabones de la cadena de producción textil. Más del 50 por ciento de los productos textiles se venden en pequeñas tiendas que se agrupan en zonas específicas de las grandes ciudades. La Lagunilla y Correo Mayor llevan la delantera en la Ciudad de México. El Palacio de Hierro y Liverpool van a la vanguardia en la venta al menudeo en tiendas de departamentos. En cuanto a las ventas en tiendas de descuento, Suburbia, Comercial Mexicana y Fábricas de Francia son los líderes, y todos ellos son de propiedad mexicana, con excepción de Suburbía que tiene una participación estadounidense del 50 por ciento a través de Aurrerá. En general, en México no se realizan ventas de barata audaces, como las hay en Estados Unidos, y tampoco el lanzamiento de diversas modas según la estación. Estas diferencias se agudizan por un mal control de inventarios y la falta de un sistema de abasto organizado. 289 CUADRO 6.7 Consumo de fibras en México (toneladas) __________________________________________________________________ Fibra 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Algodón Lana Naturales % de participación 169,800 163,240 138,920 7,474 8,321 6,658 177,274 171,561 145,578 121,200 137,310 149,730 138,690 149,500 158,400 6,367 9,162 6,919 6,085 6,315 125,899 143,677 158,892 145,609 155,585 164,715 4,699 39.5 39.2 37.5 34.8 37.7 35.8 37.3 35.8 36.1 5,454 5,397 4,379 2,969 1,932 2,310 2,296 2,407 2,149 Fibra industrial de rayón 14,908 14,992 10,441 2,795 4,603 7,280 4,902 5,346 8,018 Hilo de acetato 9,184 8,373 6,547 5,780 5,803 7,012 6,564 5,617 5,414 Fibra industrial y estopa de acetato 5,785 6,610 5,298 5,313 4,926 5,590 4,277 3,937 3,974 35,331 35,373 26,665 16,857 17,263 22,192 18,039 17,306 19,555 7.9 8.1 6.9 4.7 4.5 5.0 4.6 4.0 4.3 33,936 30,907 29,936 25,423 25,293 28,801 23,283 23,867 22,861 2,345 4,509 4,066 2,744 3,046 3,417 2,307 2,405 1,920 Hilo de poliéster 89,179 78,058 71,927 67,767 70,794 80,497 59,458 66,505 61,922 Fibra industrial de poliéster 44,082 47,770 46,549 57,619 55,955 68,675 66,043 83,946 93,407 5,852 5,920 4,323 4,406 4,307 5,547 6,948 7,411 6,391 61,177 63,474 59,659 61,496 61,128 75,285 68,971 77,241 85,685 219,455 220,522 262,222 227,010 261,375 272,186 57.8 59.2 58.1 60.2 59.6 Hilo de rayón Celulósicas % de participación Hilo de nylon Fibra industrial de nylon Hilo y fibra industrial de PPP Fibra industrial de acrílico No celulósicas % de participación 236,571 230,638 216,460 52.7 52.7 55.7 60.6 Total de fibras sintéticas 271,902 259,400 243,125 236,312 237,785 284,414 245,049 278,680 291,741 TOTAL GENERAL 449,176 437,570 388,703 362,210 381,462 443,306 390,658 434,265 456,456 16.2 -11.9 11.2 5.1 Ritmo de cambio -2.6 -11.2 -6.8 5.3 __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos de la Asociación Nacional de Industrias Químicas y de Canaintex. 290 CUADRO 6.8 Consumo de fibras en México (porcentajes) __________________________________________________________________ Fibra 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Algodón 37.8 37.3 35.7 33.5 36.0 33.8 35.5 34.4 37.7 1.7 1.9 1.7 1.3 1.7 2.1 1.8 1.4 1.4 39.5 39.2 37.5 34.8 37.7 35.8 37.3 35.8 36.1 Hilo de rayón 1.2 1.2 1.1 0.8 0.5 0.5 0.6 0.6 0.5 Fibra industrial de rayón 3.3 3.4 2.7 0.8 1.2 1.6 1.3 1.2 1.2 Hilo de acetato 2.0 1.9 1.7 1.6 1.5 1.6 1.7 1.3 1.2 Fibra industrial y estopa de acetato 1.3 1.5 1.4 1.5 1.3 1.3 1.1 0.9 0.9 Celulósicas 7.9 8.1 6.9 4.7 4.5 5.0 4.6 4.0 4.3 Hilo de nylon 7.6 7.1 7.7 7.0 6.6 6.5 6.0 5.5 5.0 Fibra industrial de nylon 0.5 1.0 1.0 0.8 0.8 0.8 0.6 0.6 0.4 19.9 17.8 18.5 18.7 18.6 18.2 15.2 15.3 13.6 Fibra industrial de poliéster 9.8 10.9 12.0 15.9 14.7 15.5 16.9 19.3 20.5 Hilo y fibra industrial de PPP 1.3 1.4 1.1 1.2 1.1 1.3 1.8 1.7 1.4 Fibra industrial de acrílico 13.6 14.5 15.3 17.0 16.0 17.0 17.7 17.8 18.8 No celulósicas 52.7 52.7 55.7 60.6 57.8 59.2 58.1 60.2 59.6 Total de fibras sintéticas 60.5 60.8 62.5 65.2 62.3 64.2 62.7 64.2 63.9 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 Lana Naturales Hilo de poliéster TOTAL GENERAL __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos de la Asociación Nacional de Industrias Químicas y de Canaintex. 291 La productividad y la calidad crecieron constantemente en los productos textiles hasta mediados de los años setenta, pero perdieron el ritmo de crecimiento a medida que se aproximaban los ochenta. De 1977 a 1981 la creciente clase media mexicana exigió un abasto cada vez mayor de productos textiles, para lo cual la industria sacrificó calidad y productividad a cambio de un crecimiento acelerado. El mercado interno creció hasta 1982 sin tener una competencia importante, pero la calidad siguió decayendo y el proteccionismo creó una pirámide de costos. Históricamente, las fibras artificiales tenían mayores precios en México que en otros países, pese a las ventajas competitivas mexicanas de bajos costos de energía y materias primas fabricadas con productos petroquímicos. El cuadro 6.9 muestra un ejemplo del problema de costos asociado al proteccionismo. Mercados de exportación Estados Unidos predomina en el comercio exterior mexicano de productos textiles y ropa, no sólo como mercado de exportación, sino como proveedor. Más de tres cuartas partes de las exportaciones textiles mexicanas se dirigen al mercado estadounidense. Por su parte, Estados Unidos provee el 90 por ciento de las importaciones textiles mexicanas. A diferencia de Brasil, México tiene un déficit comercial con Estados Unidos en cuanto a productos textiles, lo que refleja, en parte, la importancia de las maquiladoras. Japón es el segundo mayor proveedor textil de México, con menos del 4 por ciento del total. 292 En contraste, México tiene un fuerte superávit con Estados Unidos en su comercio de ropa: más del 98 por ciento de las exportaciones mexicanas de ropa se dirigen a Estados Unidos. Los cuadros 6.10 y 6.11 ofrecen datos sobre este comercio. No obstante, México importa también una cantidad considerable de ropa de Estados Unidos. CUADRO 6.9 Proporción de costos textiles México-E.U. __________________________________________________________________ Material Proporción Comentario __________________________________________________________________ Materias primas 0.70 a 1.15 Los subsidios de PEMEX representaron el 30 por ciento. Fibras 1.20 a 1.50 La calidad básica es comparable. No hay productos nuevos. Hilos 1.25 a 1.60 Poca innovación. Telas 1.40 a 2.00 Adecuado. Acabado 1.50 a 2.50 Mala calidad, productos obsoletos. Corte y costura 0.30 a 0.50 Costos de mano de obra 0.1 corregidos por ineficiencia. Márgenes de venta al público 1.60 a 3.00 Falta de competencia y demanda de mercado. Precios finales de prendas o ropa blanca 1.15 a 2.50 __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos de DuPont, Akra, Celanese y Cydsa. 293 CUADRO 6.10 Importaciones estadounidenses generales de ropa de fibras artificiales (millones de yardas cuadradas y porcentaje) __________________________________________________________________ Indicador 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ De México 81 Total estadounidense 3,011 2.7% 75 2.2% 91 2.7% 100.0% 3,149 100.0% 3,389 100.0% __________________________________________________________________ Fuente: Organization for Economic Cooperation and Development, Foreign Trade by Commodities, 1989. Aparte del mercado estadounidense, las exportaciones mexicanas no crecieron a principios de los ochenta. En 1983, por ejemplo, México sólo exportó el 3 por ciento de su producción. La industria textil mexicana no pudo llegar a ser ganadora en el intercambio exterior, en parte porque dependía de las operaciones de firmas estadounidenses que buscaban obtener contratos en las partes del proceso de producción en que interviene más mano de obra. Las industrias maquiladoras de la región fronteriza norte eran las principales beneficiarias de estas operaciones. El cuadro 6.12 muestra cómo las maquiladoras han elevado los volúmenes textiles mexicanos, y en el cuadro 6.13 aparece una lista de los indicadores clave del sector maquilador de la industria textil. 294 Las fábricas de maquila se dedican a armar prendas a partir de tela previamente cortada en Estados Unidos. Después del armado, las prendas regresan a Estados Unidos, pero existen acuerdos especiales por los cuales sólo se pagan derechos estadounidenses sobre el valor agregado (artículo 807 del viejo código arancelario estadounidense). Aunque esto genera empleo en el norte de México, crea desventajas para la economía mexicana. En primer lugar, debido a la naturaleza de la operación, el valor agregado a las prendas es reducido, lo que contribuye poco a la economía mexicana. En segundo lugar, para ciertos productos, este tipo de comercio consume cuotas comerciales, lo que en efecto aplica restricciones cuantitativas a los productos de bajo valor agregado. Si esas cuotas se aplicaran a la exportación de la producción interna, el valor agregado sería más alto y, por tanto, de mayor beneficio para aligerar el problema mexicano de la deuda. Una tercera desventaja es la falta de colaboración entre las fábricas de maquila y el resto de la industria textil. Esto reduce la experiencia en la comercialización y exportación del producto, la cual podría hacer más competitivo al sector en los mercados estadounidense y de la Comunidad Económica Europea. 295 CUADRO 6.11 Comercio textil y de ropa mexicano con Estados Unidos (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Exportaciones Importaciones Balanza 1985 1986 1985 1986 1985 1986 __________________________________________________________________ Textil 84.4 171.3 170.2 191.4 (85.8) (20.2) Ropa 291.7 321.9 157.2 182.3 134.5 139.6 Total 376.1 493.2 327.4 373.7 48.7 119.5 __________________________________________________________________ Fuente: Organization for Economic Cooperation and Development, Foreign Trade by Commodities, 1988. CUADRO 6.12 Indice de volúmenes de producción textil (base 1980) __________________________________________________________________ Tipo de textil 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Res., plas. y fibra sint. Hilado y tejido: fibras suaves Hilado y tejido: fibras duras Ropa y otros productos textiles Maquilas textiles Ropa Indice general Indice gral. de res. y fibras Indice gral. de textiles y ropa Indice gral. de maquilas 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 100.0 1.0 1.0 1.0 104.5 104.0 100.5 101.9 96.2 102.8 107.0 -2.3 -3.9 -10.1 102.3 94.6 92.0 94.8 95.8 96.9 103.7 -1.4 -6.6 -7.6 112.5 90.4 87.9 90.6 127.9 91.0 95.8 17.4 -5.0 33.5 128.4 92.9 76.5 92.5 154.7 93.4 101.0 27.1 -7.5 53.2 133.4 98.2 64.1 101.3 176.7 98.4 108.3 23.2 -9.1 63.2 131.7 90.7 75.8 93.3 204.4 92.6 104.6 25.9 -11.5 95.4 149.7 90.9 68.5 93.3 235.8 92.0 108.7 37.7 15.4 116.9 __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. 296 CUADRO 6.13 Productos textiles y ropa, industria maquiladora (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Exportaciones Importaciones Balanza Indicador 1985 1986 1987 1988 __________________________________________________________________ Bienes exportados 377 360 410 468 Materias primas importadas 289 277 308 340 Valor agregado 87 84 101 128 Porcentaje 23.2 23.2 24.8 27.3 Empleos 31,554 34,706 __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. El gobierno consideró estas desventajas al iniciar su programa promotor de exportaciones, conocido como Programa de Fomento Integral de Exportaciones (Profiex), en 1985. El Profiex preveía importaciones temporales de materias primas, equipo y herramientas que se emplearían en la producción destinada a la exportación. El programa ofrecía estímulos fiscales (la devolución de derechos de importación para los materiales que se exportaran posteriormente como productos terminados) y también contemplaba el establecimiento de consorcios de comercio exterior con participación de otros países. Además, se impusieron restricciones a la expansión de las maquiladoras, a las que se autorizó a fabricar productos en los que México no hubiese llenado las cuotas del Acuerdo Multifibras (MFA), así como productos en los que sólo se utilizaran insumos nacionales. 297 El segundo mercado más grande para México es Canadá, que absorbe poco más del 5 por ciento de las exportaciones textiles, seguido del Reino Unido e Italia, cada uno de los cuales representa el 4.2 por ciento. Alemania recibe el 3.5 por ciento de las exportaciones textiles mexicanas. De 1981 a 1986, las fibras artificiales figuraron en un 68 por ciento de las exportaciones textiles, seguidas de las telas en un 6 por ciento y las alfombras y la ropa en un 5 por ciento cada una. Las exportaciones textiles mexicanas a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD por sus siglas en inglés) aumentaron a más del doble en dólares en 1986, después de haberse desarrollado con irregularidad durante los dos años anteriores. En 1986 las exportaciones textiles se encontraban un 116 por ciento por encima del total de 1980. No obstante, en el sector de la ropa el crecimiento fue menos espectacular: el total de 1986 sólo fue un 22 por ciento mayor que en 1980. Sin embargo, el valor de las exportaciones de ropa representa casi una vez y media el de todas las demás exportaciones textiles. Además de estas últimas, México exporta algodón crudo (de 1987 a 1988 se exportó un total de 78,200 toneladas de algodón crudo). La relación de México con Estados Unidos en el ramo textil puede cambiar en el futuro como consecuencia de dos nuevos acuerdos. En noviembre de 1987, México ratificó un nuevo acuerdo para su marco en materia comercial con Estados Unidos que abarca diversos aspectos. Según ese acuerdo, ambas partes se comprometieron a celebrar pláticas dentro los 90 días siguientes a una petición de cualquiera de ellas. En enero de 1988 se firmó un acuerdo más específico relativo 298 a los productos textiles, según el cual México accedía a levantar las restricciones a la importación de telas e hilos estadounidenses, a permitir la importación de cierta cantidad de ropa terminada de Estados Unidos, y a permitir a los productores textiles establecer fábricas en las zonas de las maquiladoras para procesar telas cortadas y devolverlas a Estados Unidos. Para que México logre un mayor crecimiento de sus exportaciones, el país quizá tenga que diversificarse hacia otras regiones. Pese a los recientes acuerdos con México, en Estados Unidos está cobrando auge una tendencia proteccionista. El menguante interés estadounidense en las operaciones del norte de México podría disminuir aún más si el dólar llegara a devaluarse. El debilitamiento de la moneda estadounidense ha hecho más competitiva la producción estadounidense interna de ropa. La industria ya tenía ventajas comparativas de rápida respuesta y confiabilidad, y un buen control sobre la oferta y la calidad de los productos. Los cuadros 6.14 y 6.15 resumen la postura competitiva de México en el ramo textil. México podría recibir inversiones adicionales del Lejano Oriente. Japón ya desempeña un papel activo en las industrias mexicanas al otorgarles nuevos préstamos y participar en la industria automotriz. Lo que le atrae a ese país es el alto poder de compra del Yen en México, así como el acceso al mercado estadounidense, el cual puede brindar un incentivo suficiente para atraer a los principales fabricantes orientales de productos textiles y ropa. 299 Concentración Al igual que en el resto del mundo, la industria mexicana de fibras artificiales está controlada por un número reducido de grandes compañías. Ocho compañías mexicanas aportan la mayor parte de la producción de fibras artificiales y sintéticas, como lo indica el cuadro 6.16, la mayor parte de esa producción se ubica en los estados de Jalisco, Nuevo León, México y Querétaro. La cantidad de participación extranjera en la producción de fibras varía según el tipo de fibra y el sector de la industria. CUADRO 6.14 Postura competitiva de la industria textil mexicana por producto, costo y comercialización __________________________________________________________________ Proceso Producto Costo Comercialización __________________________________________________________________ Fibras naturales Algodón Lana Fibras sintéticas Nylon Hilo de poliéster Fibra ind. de poliéster Acrílico Hilado Algodón Lana Fibras artificiales Telas Tejido Tejido de punto Alfombra Acabado Teñido Estampado Equivalente Equivalente Débil Equivalente Débil Débil Débil Fuerte Equivalente Fuerte Equivalente Fuerte Fuerte Fuerte Equivalente Equivalente Equivalente Equivalente Débil Débil Equivalente Equivalente Fuerte Equivalente Equivalente Débil Equivalente Equivalente Débil Equivalente Equivalente Equivalente Equivalente Débil Débil Débil Débil Equivalente Débil Débil Débil Débil 300 Acabado Débil Débil Débil Ropa Equivalente Equivalente Débil __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. La ley mexicana reserva a PEMEX, la compañía petrolera y petroquímica estatal, la fabricación de todas las materias primas petroquímicas. Por ejemplo, PEMEX fabrica todos los acrilonitrilos y los monómeros básicos para el nylon y el poliéster. Las fibras polimerizadas deben hacerse utilizando un capital mexicano del 60 por ciento. Las principales plantas independientes que fabrican DMT-PTA son Petrocel y Tereftalatos, ambas con participación extranjera. La firma estadounidense Hercofina tiene el 40 por ciento de participación en Petrocel, y Amoco participa en Tereftalatos Mexicanos. Ambas plantas tienen también contratos de transferencia de tecnología. Cicloamidas abastece a diversas hilanderías de nylon y tiene cesiones de tecnología. La mayoría de las demás están totalmente integradas. Cydsa lleva la delantera en fibras acrílicas; Celanese en nylon y poliéster, seguida de Akra (Alfa). Akra tiene también una empresa conjunta de "Lycra" con Dupont (véase el cuadro 6.17). En el sector del tejido, la mayoría de las compañías son de propiedad mexicana, como lo indica el cuadro 6.18. Sin embargo, existen excepciones. Textiles Morelos es de propiedad absoluta de Burlington, una corporación estadounidense. American Textile tiene una participación mexicana del 80 por 301 ciento, y el 20 por ciento restante pertenece a Gilford, una firma estadounidense. La mayor parte de su producción se localiza en los estados de Puebla, Tlaxcala, Jalisco y Nuevo León, aunque tiene plantas en otros lugares. CUADRO 6.15 Postura competitiva de la industria textil mexicana por sector __________________________________________________________________ Concepto Puntos fuertes Puntos débiles Postura __________________________________________________________________ Algodón Precios; costo de inventario; restricciones sanitarias Débil Salarios; costos petroquímicos y de energía Costo de interés; subutilización Fuerte Hilado Salarios; costos de energía, de fabricación y de las fibras de lana y acrílico Costo de interés; calidad del hilo Equivalente de algodón; normas de calidad deficientes; intensidad de operación; productividad Tejido Salarios; costos de energía Costo de interés; subutilización; productividad Fibras artificiales Plantaciones internas Equivalente Tejido de punto Salarios; costos de energía y fabricación Costo de interés; materias primas; subutilización Débil Acabado y teñido Salarios; costos de energía Tecnología; escala; inversión; impuestos de importación; calidad; integración vertical Ropa Salarios; costos de fabricación; calidad Materias primas; comercialización Débil Equivalente __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. 302 CUADRO 6.16 Producción de fibra por localidad __________________________________________________________________ Localidad Porcentaje __________________________________________________________________ Jalisco 25 Nuevo León 22 Estado de México 21 Querétaro 16 Ciudad de México 9 Veracruz Resto Michoacán Resto Tlaxcala Resto __________________________________________________________________ Fuentes: Recopilado con datos de la Secretaría de Energía, Minas e Industria Paraestatal y de la Comisión Petroquímica Mexicana. Existe un puñado de viejas firmas como Guindy, Kallach, Saba y Chedraui, cada una de las cuales controla varios millares de telares. Producen principalmente telas de algodón y poliéster de mala calidad, a un alto costo de producción. El grupo Guindy está integrado con Kimex en la producción de hilos y fibras de nylon y poliéster. Saba está integrada en los hilos y fibras de poliéster, y ha adquirido el 25 por ciento de Celanese. Por lo que toca a las fibras acrílicas, Kallach está integrada con Finacril. Por otra parte hay también muchas plantas pequeñas de tejido y tejido de punto que utilizan telares nuevos para el tricot y el raschel, pero también emplean tecnología más antigua basada en grandes telares circulares. 303 CUADRO 6.17 Afiliaciones de los productores y propiedad del capital __________________________________________________________________ Firma mexicana Propiedad del capital Porcentaje __________________________________________________________________ Celanese Hoechst (Alemania) 40 Akra (Fibras Químicas) Akzo NV. (Países Bajos) 40 Akra (Nylon de México) E.I. DuPont De Nemours (Estados Unidos 40 __________________________________________________________________ Nota: No se incluyen acuerdos de transferencia de tecnología ni de regalías. Fuente: Textile Organon, 1989. CUADRO 6.18 Propiedad privada VS gubernamental (porcentajes) __________________________________________________________________ Gobierno Tipo de material Mexicana mexicano Extranjera privada privada __________________________________________________________________ Materias primas 60 25 15 Fibras 3 75 22 Hilos 90 10 Tejido 100 Ropa 100 Comercialización 95 5 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. 304 Por lo que concierne a las alfombras, tres firmas aportan el 90 por ciento de la producción nacional, y son el Grupo Alfa, que controla a Terza; Luxor-Mohawk, que recientemente fue adquirida de Mohasco por el Grupo Cigarrera La Moderna, y Nobilis Lee, propiedad absoluta de Burlington. Para penetrar en el mercado de exportación, los fabricantes de alfombras necesitan cambiar su mezcla de fibras y así responder mejor a la demanda. A diferencia de las alfombras, el sector de ropa está sumamente fragmentado, con muchas compañías pequeñas de menos de 10 empleados. Estas firmas, principalmente de propiedad mexicana como se indica en el cuadro 6.18, están esparcidas por todo el país, aunque existen concentraciones en las grandes ciudades, sobre todo en la Ciudad de México y en algunas localidades de la franja fronteriza norte. La Cámara Nacional de la Industria del Vestido estaba integrada por unas 3,700 compañías en 1988. Otras 7,000 firmas no pertenecen a la Cámara. Fisisa y Kimex, que siempre han sido independientes, fabrican las tres principales fibras sintéticas, si bien Kimex no fabrica fibras acrílicas. Estas dos firmas utilizan un mínimo de tecnología transferida. En general, como muestra el cuadro 6.19, la producción de fibras celulósicas ha aumentado mucho desde 1980, mientras que la de fibras sintéticas no celulósicas y la de fibras sintéticas han crecido lenta pero establemente. Además, el tonelaje total producido de fibras celulósicas es significativamente menor que el de no celulósicas. 305 El desempeño de Celanese varía según la fibra, como lo indica también el cuadro 6.19. En la fibra industrial de rayón y el hilo de acetato, la producción de Celanese ha caído constantemente desde 1980, y la firma dejó de producir fibra industrial de rayón en 1982; sin embargo, se mantiene firme en la fibra industrial de acetato. CUADRO 6.19 Producción de fibras en México por compañía y tipo de fibra (toneladas) __________________________________________________________________ Fibra Firma 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Hilo de rayón Celanese, Cydsa 6,104 6,240 Fibra industrial de rayón Celanese 10,808 10,552 5,294 Hilo de acetato Celanese 9,136 8,327 Fibra industrial y estopa de acetato Celanese 8,476 Hilo de nylon Fibra industrial de nylon Hilo de poliéster 5,307 4,588 3,099 3,074 3,138 6,547 5,786 5,828 7,028 6,834 5,903 8,661 7,506 6,726 6,133 7,506 6,645 8,325 Akra, Celanese, Fisisa, Kimex 29,800 29,122 29,211 27,975 28,157 28,445 25,615 26,606 Akra, Celanese 2,000 3,901 2,833 4,532 4,672 3,731 5,171 4,424 78,573 73,296 81,000 93,821 98,401 84,122 92,510 47,571 49,762 69,878 71,733 75,491 73,549 95,735 Corp. Tex. Mex., Lanera Moderna, Polifil, Politap 8,012 8,490 7,225 8,337 7,900 8,801 7,903 Akra, Celanese, Fisisa, Kimex, Inpetmex 86,415 Fibra industrial de poliéster Akra, Celanese, Fisisa, Kimex Hilo y fibra industrial de PPP Fibra industrial de acrílico 3,349 42,526 Celanese, Cydsa, Finacril, 306 8,993 Fibras celulósicas Fisisa 59,623 62,771 62,643 70,300 74,380 82,896 96,424 107,662 34,524 33,780 24,654 17,100 15,060 17,608 16,617 17,577 Fibras no celulósicas 228,376 230,428 224,970 262,022 280,663 297,765 292,784 335,930 TOTAL DE FIBRAS SINTÉTICAS 262,900 264,208 249,624 279,122 295,723 315,373 309,401 353,507 __________________________________________________________________ Fuente: Asociación Nacional de Industrias Químicas, 1988. La producción de fibras de poliéster para la industria creció a más del doble en México de 1980 a 1987, y la de fibras acrílicas aumentó de 59,623 toneladas en 1980 a 107,662 toneladas en 1987. Aunque en la década de 1970 las fibras artificiales y sintéticas enfrentaron problemas de calidad y costo actualmente son mucho más competitivas, con excepción de algunas fibras de nylon, que aún tienen problemas de afinidad con el teñido y la resistencia a la tracción. Cerca de un 50 por ciento de la producción de hilo está integrada a la producción de fibra. La otra mitad, generalmente propiedad exclusiva de firmas mexicanas, se originó con las antiguas hilanderías de algodón. Es difícil obtener un abasto adecuado de algodón por dos razones. En primer lugar, aunque el algodón no está sujeto a permisos de importación, los funcionarios de agricultura a veces impiden su importación mediante la aplicación de restricciones sanitarias. En segundo lugar, existen problemas con las normas de calidad del algodón. 307 Integración internacional En el mundo entero la industria textil ha alcanzado un grado de deseconomías de escala. En México, durante la década de 1960, era difícil justificar la instalación de tecnología avanzada para fabricar polímeros, hilar fibras o poner en marcha tejedurías totalmente integradas, pero durante los setenta el mercado textil creció más rápidamente que la tecnología, y en México se instalaron grandes plantas nuevas. Sin embargo, en los países industrializados las grandes fábricas integradas empezaron a sufrir deterioro. Burlington, propietaria de una de las dos mayores plantas estadounidenses, sufrió una restructuración en 1987 y en 1988 hacía despidos masivos a la vez que enfrentaba paros y hacia planes para deshacerse de parte de sus activos. J.P. Stevens, otra gran empresa textil estadounidense, está reorientando rápidamente gran parte de su producción y tecnología. El problema de la integración vertical es motivo de preocupación entre los industriales mexicanos. Las tendencias de la industria apuntan hacia la especialización con ayuda de ciertas estrategias refinadas, tales como la producción a tiempo y la reacción rápida, que permiten una pronta respuesta del mercado, lo que ayuda a reducir los inventarios. Nuestra experiencia en la industria textil mexicana nos indica que algunas formas de integración vertical, como la que existe en los sectores de teñido y de alfombras, son mayores que en otras partes del mundo. En el caso de México, esta integración ha llevado a la 308 escasa utilización de la capacidad. Pese a las razones válidas que existen en otros países para no integrarse, México sí debe hacerlo, al menos en parte. Dicha integración es necesaria porque la industria tiene bajos niveles de inventarios debido a que carece de recursos económicos y no puede brindar una calidad confiable o una entrega expedita a otros países. En el caso de México, un análisis de cinco fábricas textiles sólo registró la mitad de la productividad de fábricas similares en Alemania, Japón y Estados Unidos. El problema del rendimiento mexicano no se debía a la maquinaria misma, que es semejante a la utilizada en otros lugares. Las estadísticas de la industria textil indican que las hilanderías y tejedurías mexicanas trabajan menos horas al año que las de otras partes del mundo, en particular las de Turquía y Corea. Esto indica que la falta de productividad no está ligada a aspectos tecnológicos, adiestramiento o calidad básica, sino más bien a problemas de poca utilización de la capacidad instalada y pocas horas de trabajo. El tiempo muerto de las máquinas reduce la eficiencia, a veces hasta en un 50 por ciento, y no se limita a las hilanderías y tejedurías, sino a toda la industria textil mexicana. La falta de supervisión adecuada, las deficientes normas de calidad de los hilos, la mala calidad de las materias primas y el escaso adiestramiento y poca motivación de los operarios son factores que contribuyen a crear este tiempo muerto. La escasez de materiales, herramientas y refacciones, así como una programación deficiente de la producción, influyen también para que haya tanto tiempo muerto. 309 Aparte de las maquiladoras, la industria textil mexicana es principalmente de propiedad y administración internas. La industria mexicana de las fibras tiene una participación estadounidense de cerca del 22 por ciento, aunque en las maquiladoras predomina la propiedad extranjera, y las plantas mismas contribuyen poco a la economía mexicana: el valor agregado por las plantas maquiladoras textiles es en promedio de un 25 por ciento del valor total del producto terminado. Por otra parte, las firmas extranjeras se encargan del diseño, la hechura de patrones, el corte, el abasto de material y la comercialización. Así, la industria maquiladora es desventajosa no sólo para la economía mexicana, sino quizá también para la mano de obra de Estados Unidos, pues los sindicatos estadounidenses se quejan de que dicha industria hace que las firmas norteamericanas ahorren cerca de 15,000 dólares por cada empleo creado en una planta de maquila. En 1987 existían en el sector maquilador unas 250 compañías textiles y de ropa, que ofrecían aproximadamente 30,000 empleos y tenían ventas de 410 millones de dólares. El valor agregado por esta industria representaba 101 millones de dólares, como lo indica el cuadro 6.13. Las firmas mexicanas tienen algunos contratos de tecnología con compañías estadounidenses, en particular para materias primas petroquímicas, los cuales incluyen el de Petrocel con Hercofina y el de Tereftalatos Mexicanos con Amoco. Los materiales importados de Estados Unidos incluyen acrilonitrilo, 310 paraxileno y ciclohexano. La producción nacional de acrilonitrilo, por ejemplo, sólo es de un 50 por ciento del consumo, como demuestran los cuadros 6.20 y 6.21. La política gubernamental en México durante la mayor parte de la década de 1980 se ha encaminado a lidiar con la carga de la deuda externa del país, problema que se exacerbó debido a la considerable dependencia mexicana de las exportaciones de petróleo, que sufrieron un desplome de precios a principios de los ochenta. La atención del gobierno se dirigió entonces a desarrollar las exportaciones del sector industrial a fin de ganar divisas para pagar los intereses de la deuda. CUADRO 6.20 Proporción de materias primas importadas respecto al consumo (porcentajes) __________________________________________________________________ Producto 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Acrilonitrilo 13.6 26.7 25.3 36.7 40.8 50.6 51.1 53.2 Ciclohexano 20.3 15.2 32.7 8.7 45.6 50.9 39.8 22.2 Paraxileno 70.7 79.4 79.4 52.2 47.7 62.0 58.0 38.8 Glicol 19.2 0.3 0.1 0.1 0.3 7.2 5.1 22.4 __________________________________________________________________ Fuente: Asociación Nacional de Industrias Químicas, 1988. 311 El gobierno también pretendió descentralizar el empleo y la población, ya que de las 400 firmas del sector algodonero, unas tres cuartas partes se ubican en Puebla, el Distrito Federal y el Estado de México, y cerca de un 30 por ciento de las 1,600 firmas del sector de fibras artificiales y sintéticas se localizan en los mismos lugares. La reforma económica adoptada a principios de la administración de Miguel de la Madrid según el Plan Nacional de Desarrollo estaba encaminada a satisfacer las necesidades de consumo interno, aumentar el empleo y brindar un mecanismo de crecimiento sin inflación. El plan promovía también la descentralización geográfica y reconocía que las devaluaciones de la moneda sólo son una solución temporal para un problema de largo plazo. De la Madrid reconocía que, para llegar a ser más competitivo, México requería de un cambio estructural. Necesidades de integración futuras La industria textil mexicana debe promover las ventas por exportación, dando prioridad al sector del vestido, en particular para los mercados estadounidense y canadiense. Esta estrategia, que aprovecha dos mercados cercanos importantes, incrementará tanto las exportaciones directas como los demás sectores productivos de la cadena textil. El énfasis en las exportaciones de ropa representaría un cambio drástico en la actual estrategia de exportaciones, que se enfoca en la venta de tela cruda, aun cuando el sector del vestido contribuye considerablemente al PIB. El incremento en el volumen de ventas de 312 ropa también reducirá el costo de capital al permitir un uso más eficiente de la capacidad productiva, sobre todo en el terreno de las fibras artificiales y sintéticas, el tejido y el tejido de punto. México debe hacer el uso más competitivo posible de sus grandes instalaciones de hilado y tejido. La industria textil mexicana también enfrenta un reto en cuanto a su dependencia de la industria maquiladora, que agrega un valor insuficiente a muchos productos textiles, aun cuando consume cuotas comerciales. Las cuotas deberían aplicarse a la exportación de productos internos para aumentar el valor agregado. Además, es necesario establecer relaciones entre las fábricas maquiladoras y los demás sectores textiles. CUADRO 6.21 Importaciones de materias primas (toneladas) __________________________________________________________________ Producto 1980 1981 1982 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Acrilonitrilo 8,556 19,688 17,837 32,107 34,071 49,884 56,000 65,590 Ciclohexano 10,136 7,898 16,946 4,676 23,360 33,159 26,000 14,789 Paraxileno 94,479 147,997 Glicol 13,148 182 139,272 126,198 124,604 179,223 169,000 118,738 63 70 240 6,211 4,164 20,380 __________________________________________________________________ Fuente: Asociación Nacional de Industrias Químicas, 1988. 313 Un segundo reto en la promoción de las exportaciones surge del creciente proteccionismo en Estados Unidos y de la caída del dólar. Esto significa que, aunque México debe promover las ventas textiles hacia su vecino del norte, al mismo tiempo la industria puede beneficiarse de una relación comercial más estrecha con ciertos países europeos. Para promover una estrategia de exportación, México debe realizar diversas mejoras en su proceso de producción. En primer lugar, la industria debe mejorar la calidad del hilo de algodón, que supone una demanda considerable en el mercado de exportación. En segundo lugar, la industria textil mexicana debe mejorar ciertas líneas de extrusión de poliéster, específicamente las de nylon. En tercer lugar, debe restructurar los sectores de teñido y acabado, enfocándose a nuevas inversiones para adquirir el equipo y la tecnología más recientes, y por último, México debe concentrarse en aumentar sus esfuerzos en la gestión de acuerdos comerciales para incrementar las cuotas necesarias para alcanzar mayores exportaciones. En el aspecto de la productividad textil, México enfrenta otro reto difícil. El tiempo muerto de máquinas y los conflictos laborales provocan una escasa utilización de la capacidad instalada. Se trata de asuntos estructurales que la industria en general debe atender para mantenerse competitiva. 314 Textiles: perspectiva estadounidense Stephen L. Lande Estados Unidos y México enfrentan varios obstáculos para integrar sus industrias textiles, pero dichos obstáculos pueden reducirse mediante empresas conjuntas que impliquen inversión estadounidense en México y la firme determinación del gobierno mexicano de obtener un acceso garantizado a los mercados textiles de Estados Unidos. México enfrenta limitaciones a las importaciones que afectan ciertas categorías de exportaciones mexicanas (un problema que los gestores comerciales de México deben abordar con sus colegas estadounidenses). Desde 1958 Estados Unidos ha limitado las importaciones de productos textiles y ropa según una combinación de acuerdos multilaterales y bilaterales. Actualmente, Estados Unidos tiene 40 de esos acuerdos bilaterales y aplica restricciones unilaterales contra otros según las disposiciones del cuarto refrendo del Acuerdo Multifibras (MFA) y de la ley estadounidense interna, además de imponer derechos muy altos sobre los productos textiles. Recientemente Estados Unidos y México terminaron sus negociaciones para aumentar el acceso mexicano a los mercados estadounidenses, pero dichas negociaciones tuvieron más éxito para el rápidamente creciente segmento de las maquiladoras que para otros productos mexicanos. Esto se debe en parte al hecho de que Estados Unidos quiere mantener un acceso preferente para las exportaciones del Caribe y América Central, y obedece también a la frustración del 315 Departamento de Estado norteamericano respecto a ciertos aspectos de la política exterior mexicana. No obstante, para México el obstáculo más importante para aumentar sus exportaciones a Estados Unidos es la falta de competitividad de su sector textil. El temor de nuevas restricciones a las importaciones agrava el problema interno desalentando la capacidad exportadora nueva. Resulta más fácil para México obtener acceso a los mercados estadounidenses en el caso de los productos de las maquiladoras, pero ¿debe pagar el país un mayor acceso a los mercados textiles limitando las exportaciones de productos textiles y ropa no procedentes de las maquiladoras? Los productos de estas últimas benefician más a las compañías estadounidenses que a los fabricantes mexicanos, ya que México sólo obtiene una pequeña ganancia por el valor agregado a dichos productos en el país. Los fabricantes estadounidenses de productos textiles y de ropa se benefician por igual del régimen arancelario especial del capítulo 98 del Harmonized System, según el cual las partes de tela se cortan en instalaciones estadounidenses para ser armadas en México y países de la cuenca del Caribe. Estos productos se devuelven más tarde a Estados Unidos sin aplicar derecho de importación alguno sobre el contenido estadounidense. Los fabricantes estadounidenses de ropa están divididos entre los que dependen de México para sus prendas y los que dependen de la producción 316 interna o de otros países. Los que dependen tanto del Lejano Oriente como de México tolerarían un tratamiento especial siempre y cuando éste no estuviese fundado en el retiro de otros proveedores. A la AFL-CIO, principalmente bajo presión de la International Ladies Garment Workers Union, le preocupa el número de empleos tanto en el sector de ropa como en el de hilado y tejido. Así pues, la AFL-CIO se opone a un tratamiento preferente de las exportaciones mexicanas, a menos que dichas exportaciones se compensen con reducciones a otros países. Las hilanderías y tejedurías asignan mucha mayor prioridad al mantenimiento del sistema actual de controles de importación según el MFA, y quieren pasar a un sistema de restricciones globales a la importación. En este intento, los sindicatos y fábricas constituyen una coalición en la industria textil, y no pondrían en peligro sus relaciones amistosas por resolver un problema como el de brindar acceso especial a México, así que aceptan el tratamiento especial solamente dentro del marco de un recorte a otros proveedores. En este análisis examinaré los sectores textiles mexicano y estadounidense, así como los aspectos políticos que afectan la integración textil. Finalmente haré algunas recomendaciones para lograr una integración más competitiva de los sectores textiles estadounidense y mexicano. La industria estadounidense Cualquier análisis de la industria textil estadounidense debe partir de la premisa de que dicha industria está dividida en dos sectores distintos y con 317 características totalmente diferentes. El sector de hilado y tejido, que produce hilos, telas y bienes armados, se está aproximando a una postura competitiva a nivel mundial porque los fabricantes han hecho grandes inversiones en equipo y tecnología. Sin embargo, la producción interna de ropa se ha deteriorado a causa de un escaso crecimiento y una insuficiente inversión en la producción, así como una disminución del empleo y pérdidas constantes de participación en el mercado, en favor de las importaciones. Aunque la productividad del sector del vestido puede aumentar, los procedimientos básicos aún requieren mucha mano de obra, lo que da una clara ventaja comparativa a los países del Tercer Mundo. Para ilustrar los distintos niveles competitivos entre el sector de hilado y tejido y el del vestido, debemos señalar que las importaciones de productos textiles del sector de hilado y tejido representan menos del 10 por ciento del consumo estadounidense, mientras que las importaciones de ropa son casi una tercera parte de dicho consumo. Aunque el sector de hilado y tejido de la industria textil estadounidense puede competir con éxito en los mercados mundiales, la industria afirma que el predominio de prácticas comerciales injustas en muchos países, en particular los subsidios y la inundación del mercado con productos baratos, exigen una protección constante contra las importaciones. Los opositores de la protección constantemente arguyen que el amparar una industria estadounidense que de otro modo sería competitiva provoca utilidades oligopólicas y una producción menos eficiente. 318 Diversos factores indican una mayor competitividad del sector de hilado y tejido en Estados Unidos. Por ejemplo, las hilanderías y tejedurías estadounidenses dependen casi exclusivamente de materias primas internas, sobre todo de algodón y fibras artificiales. Hasta 1986 los precios del algodón fueron más altos en Estados Unidos que en el mercado mundial. Ese año, los cambios en el programa de préstamos y apoyo de precios del Departamento de Agricultura estadounidense redujeron considerablemente los precios del algodón. Actualmente las hilanderías y tejedurías estadounidenses pueden comprar algodón a precios más o menos equivalentes a los del mercado mundial. De manera inversa, los cambios futuros en la política agrícola estadounidense pueden repercutir en que las fábricas de ese país enfrenten nuevamente precios de algodón no competitivos. El sector de hilado y tejido también ha mantenido una tasa de inversión respetable durante los últimos años. El gasto de capital de la industria de hilado y tejido fue un 14.8 por ciento mayor de 1984 a 1986 que de 1981 a 1983. La tasa de inversión ascendió aún más drásticamente en 1987, aumentando 17.4 por ciento sobre la del año anterior. El reciente crecimiento de la inversión en hilanderías y tejedurías es sumamente impresionante si se compara con la inversión manufacturera general y la del sector de bienes no duraderos. En general, la inversión en manufacturas y bienes no duraderos creció 19.7 por ciento de 1984 a 1986, y 12.7 por ciento de 1981 a 1983. Sin embargo, en 1987 el crecimiento sólo fue de 2.2 por ciento en la industria manufacturera general, y de -3.8 por ciento en la de bienes no duraderos. 319 De 1977 a 1987 la productividad del sector de hilado y tejido aumentó a un ritmo anual promedio de 3.9 por ciento, sobre todo como resultado de mayores inversiones en las tejedurías. La productividad de la industria manufacturera general creció a un ritmo anual promedio de 3.1 por ciento. Contribuyeron al aumento de la productividad en el sector de hilado y tejido un salto en los embarques y en las ventas, así como una disminución del empleo. De 1977 a 1982 los embarques crecieron 24 por ciento, mientras que el empleo disminuyó 10 por ciento. De 1982 a 1986 los embarques crecieron otro 5 por ciento, y el empleo se redujo en 5 por ciento. Sin embargo, como se aumentaron las horas de trabajo de los empleados que quedaron, sus salarios nominales subieron 9 por ciento durante ese periodo. De 1984 a 1986 las ventas del sector de hilado y tejido aumentaron 9 por ciento en comparación con el aumento de 5.3 por ciento de la industria manufacturera en general. En 1982 la industria tuvo un índice de uso de capacidad de apenas 65 por ciento; para 1986, el uso de capacidad creció al 79 por ciento. La competitividad de la industria hiladora y tejedora en relación con las importaciones también podría aumentar, a medida que se concentra más. El grado de concentración de la industria puede aumentar porque aún es relativamente bajo en comparación con el de otras industrias estadounidenses. En 1986 las cuatro mayores compañías en cuatro subsectores de la industria aportaron del 22 al 41 por ciento de los embarques, lo que está muy por debajo del promedio en otros sectores industriales de Estados Unidos. 320 La concentración ha aumentado gracias a recientes adquisiciones y ventas de participación, algunas de las cuales incluyeron integración vertical con fabricantes de ropa. Por ejemplo, Westpoint Pepperell, líder en producción de tela, compró Cluett, Peabody Co., fabricante diversificado de ropa. Otras operaciones han implicado combinaciones horizontales entre diversas hilanderías y tejedurías. Fieldcrest compró a su competidora, Cannon. Algunas adquisiciones incluyeron compañías interesadas en diversificarse hacia el sector. También se han dado ventas de participación en la administración para restablecer la independencia de determinadas compañías. Las hilanderías y tejedurías, conjuntamente con fabricantes y vendedores de ropa, han dado pasos decididos para mejorar la respuesta al mercado. En un informe de 1987 de la American International Trade Commission (U.S. Global Competitiveness: The U.S. Textile Mill Industry), los clientes criticaban la falta de respuesta de las fábricas estadounidenses. Los fabricantes de ropa de ese país se quejaban de los tiempos de entrega de productos y de la falta de flexibilidad productiva de la industria, sobre todo en relación con los pedidos pequeños y con la calidad y el estilo de las telas. Los clientes también se quejaban de que el sector de hilado y tejido no ofrecía precios competitivos. Para atender dichas preocupaciones, las hilanderías y tejedurías, los fabricantes de ropa y los vendedores pusieron en práctica un programa llamado Quick Response (Respuesta Rápida), que mejoraba la cooperación y la 321 comunicación. El programa está encaminado a dividir la cadena productiva a la mitad, reduciendo así los inventarios y determinando costos por cada etapa de la operación de fabricación. Para llevar a cabo el programa, las partes interesadas están adoptando el intercambio electrónico de datos, la identificación de los productos por medio de un código de barras y un sistema de entregas más preciso que sigue el ejemplo del sistema japonés de entrega a tiempo. Un funcionario de K-Mart declaró que su empresa gastará más de 1,000 millones de dólares en equipo de intercambio electrónico de datos entre 1988 y 1993. Según un informe del American Textile Manufacturers Institute, un fabricante de pantalones de mezclilla redujo la cadena productiva de cuatro a tres semanas al utilizar el intercambio electrónico de datos. Los inventarios de mezclilla se redujeron tanto para el fabricante como para el proveedor de la tela. La flexibilidad es la clave para un programa de respuesta rápida. Los fabricantes deben ser capaces de modificar rápidamente los productos cuando sea necesario, y también estar dispuestos a producir lotes pequeños. Tal parece que el programa ha tenido éxito en el abasto de pedidos pequeños; una fábrica informó que su lote promedio de teñido disminuyó de 120,000 a 12,000 yardas entre 1981 y 1987. Las hilanderías y tejedurías están patrocinando una campaña de ventas de bienes internos ("Buy America") en los medios de comunicación, con la colaboración de los vendedores y los fabricantes de ropa. Resulta interesante señalar que en esta campaña los fabricantes de hilos y telas no consideran como 322 producción interna ningún componente de la ropa armada fuera de Estados Unidos, aun cuando estos artículos con frecuencia contienen un alto porcentaje de partes fabricadas en ese país. Perspectivas de un mayor comercio exterior En general, las importaciones no afectan gravemente a los productos textiles de hilado y tejido, sobre todo si se comparan con las grandes repercusiones que tienen en el sector del vestido. De hecho, varias líneas de producción estadounidense enfrentan relativamente poca competencia con proveedores extranjeros. En 1986 se registró una penetración de importaciones de menos del 5 por ciento en alfombras y tapetes, la mayoría de las telas tejidas, telas no tejidas y fibras hiladas no de lana. Los sectores que más competencia extranjera enfrentan son los del algodón, el tejido de fibras artificiales y los tejidos de punto circulares. La penetración de las importaciones de algodón promedió un 29 por ciento, y la de tejidos de fibras artificiales, un 8 por ciento. El crecimiento de estos sectores, junto con el de las fibras hiladas, descendió cuando los fabricantes mexicanos perdieron participación de mercado en favor de importaciones procedentes de sus clientes más importantes, los fabricantes estadounidenses de ropa y productos de hilado y tejido. Es más probable que las importaciones, y no la producción interna, incorporen telas e hilos extranjeros. Sucesos recientes en el panorama del comercio exterior estadounidense contribuyen a que la industria interna mejore su postura competitiva en relación 323 con los fabricantes extranjeros. Las hilanderías y tejedurías estadounidenses aún cosechan los beneficios de la devaluación del dólar en la segunda administración de Reagan, aunque la posterior recuperación de la moneda produjo preocupación. Las crecientes presiones laborales y monetarias en el Lejano Oriente y la incierta situación de China han reducido un poco la presión competitiva. La pérdida de participación de mercado de las importaciones de ropa del Lejano Oriente en favor de las de México y el Caribe ayuda a las hilanderías y tejedurías estadounidenses, ya que es mucho más probable que los productos de estas dos últimas regiones se hagan con tela de fabricación estadounidense que los del Lejano Oriente. Este cambio de participación de mercado en beneficio de las hilanderías y tejedurías estadounidenses ha de continuar en la medida en que el país impone estrictos límites al crecimiento de las importaciones orientales y brinda acceso especial a la ropa producida en la cuenca del Caribe y en México con tela fabricada en Estados Unidos. Las exportaciones son una parte relativamente insignificante de la industria estadounidense; representan menos del 4 por ciento de la producción. Las mayores exportaciones son telas de algodón de tejido abierto y telas de fibras artificiales, y los mayores mercados son Canadá y México. Los componentes cortados que se exportan a México para la industria maquiladora quizá no puedan clasificarse como exportaciones de productos de hilado y tejido, aun cuando están volviéndose cada vez más importantes para la rentabilidad de la industria. 324 El sector del vestido no atraviesa un resurgimiento comparable al del hilado y el tejido. Son más las operaciones de producción de ropa que se trasladan al exterior que las de hilados y tejidos. La proporción de la penetración de importaciones de ropa ha aumentado significativamente, en tanto que la penetración de productos de hilado y tejido sólo ha crecido ligeramente. En términos generales, los propietarios de hilanderías y tejedurías tienen grandes inversiones fijas y no se inclinan por un cambio de ubicación. La producción de ropa está menos atenida a las inversiones fijas, ya que la maquinaria de costura y demás equipo portátil pueden trasladarse fácilmente. El hecho de que gran parte de la producción de ropa se localice en zonas urbanas con mano de obra eventual repercute en menor presión social para mantener lugares específicos de producción. En el sector de hilado y tejido, las firmas estadounidenses han tenido mucho éxito en mantener su participación dentro del mercado interno en relación con las importaciones, excepto en el caso de algunas telas delgadas. En cambio, las hilanderías y tejedurías extranjeras han dependido de crecientes exportaciones de ropa y productos textiles para uso doméstico. En cuanto a la ropa, la mayoría de los fabricantes internos complementan sus líneas con importaciones. Muchos fabricantes internos de ropa han trasladado toda su producción al exterior o sólo han conservado un mínimo de producción interna. En muchos casos, los fabricantes que producen ropa para el mercado interno se encuentran con que sus 325 competidores son otras compañías de ropa estadounidenses, grandes vendedores al menudeo e intermediarios independientes que importan directamente. El panorama de la competitividad se complica aún más si se toma en cuenta la competencia entre los fabricantes estadounidenses, del Lejano Oriente y de terceros países. Actualmente existen tres fuentes principales de importaciones sujetas a limitaciones, según el MFA. No me referiré a las importaciones no restringidas de Europa Occidental ni de Canadá. Las importaciones estadounidenses de ropa más competitivas siguen siendo las hechas con telas del Lejano Oriente. La mayoría de ellas proceden directamente de los cuatro grandes productores de esa zona: China, Hong Kong, Corea y Taiwán. Para evitar controles de cuotas, salarios más altos y la apreciación de las monedas, se están utilizando otros lugares para producir o armar ropa con telas y componentes producidos en dichos países. Así, la participación de las importaciones procedentes de los cuatro grandes en las importaciones estadounidenses totales de ropa disminuyó a menos del 50 por ciento en 1989. Sin embargo, gran parte del aumento en la participación del mercado estadounidense que disfrutan los proveedores asiáticos no tradicionales (Bangladesh, Emiratos Arabes Unidos y Mauricio), así como los de la cuenca del Caribe, incorpora insumos de los cuatro grandes. Es frecuente que las nuevas fábricas de ropa de estos países estén controladas por intereses de Hong Kong, Taiwán y, en menor medida, Corea. En realidad, México es uno de los pocos 326 países que proveen prendas hechas con insumos importados, y que no tienen influencia importante del Lejano Oriente. La ropa armada en México y el Caribe con componentes cortados en Estados Unidos constituye otra importación en este último país. La mayoría de los componentes se producen con tela fabricada en Estados Unidos, pero algunos se hacen con tela procedente de otros países y que simplemente se corta en Estados Unidos para obtener su reingreso a ese país con derechos reducidos. Según el capítulo 98 del Harmonized System, los productos armados con componentes cortados en Estados Unidos sólo pagan derechos sobre el valor agregado en el exterior cuando se devuelven a dicho país. La producción en instalaciones del extranjero suele ser propiedad de fabricantes estadounidenses de ropa, o bien, fabricarse bajo compromisos con fabricantes e intermediarios estadounidenses. Las importaciones que caen dentro del capítulo 98 generalmente benefician a las líneas base de las compañías de ropa al brindarles un mayor margen de utilidad mediante el ahorro en costos de mano de obra y derechos de importación. Según el citado capítulo 98, las firmas de ropa gozan de un estímulo adicional para importar en la medida en que posean instalaciones para cortar telas en Estados Unidos. Un tercer tipo de importaciones procede de países restringidos, distintos de los cuatro grandes, y que utilizan componentes locales. India y Brasil son los proveedores principales de dichos productos. Actualmente, México no constituye un proveedor importante de importaciones hechas con sus propios insumos, con 327 excepción de hilos de acrílico y pequeñas cantidades de ropa, aunque la situación puede estar cambiando. Esta producción con recursos propios no representa un factor de importancia en el mercado estadounidense. Dado este ambiente competitivo, no es de extrañar, pese al programa constante de restricciones a las importaciones estadounidenses, que sean cada vez más los fabricantes de ropa que se trasladan al exterior. La reducción en la participación de mercado estadounidense que atraviesan los fabricantes internos refleja en parte la incapacidad de alentar a los trabajadores a permanecer o a ingresar en la industria del vestido. En 1978 este sector ofrecía 1.3 millones de empleos, pero para 1988 el total había descendido a 1.1 millones. El salario promedio por hora en la producción de ropa y áreas relacionadas es de 6.10 dólares, a diferencia de un promedio de 10.17 dólares en las manufacturas en general y de 9.42 dólares en la fabricación de bienes no duraderos. Los fabricantes de ropa compiten cada vez más con el creciente sector de servicios por trabajadores no calificados de bajo salario. Aun cuando los salarios en el sector del vestido son ligeramente más altos, los empleados han mostrado preferencia por las empresas de servicios, dadas las desventajosas condiciones de trabajo de la producción de ropa. Las compañías de ropa, en particular las de costura, argumentan la escasez de operarios estadounidenses como justificación a sus decisiones de trasladar operaciones al exterior. Los fabricantes estadounidenses internos de ropa están buscando avances tecnológicos que mejoren su postura competitiva. Mediante la tecnología, la 328 industria espera reducir la necesidad de mano de obra y mejorar las condiciones del lugar de trabajo. Las salas de corte utilizan cada vez más sistemas computarizados de clasificación por tallas y marcaje, tecnología de rayo láser y máquinas de tendido automáticas. Para la costura, los fabricantes invierten en máquinas de coser automáticas, programables, que facilitan el hilvanado, la costura de patrones, la aplicación y el ribete de bolsillos, y la fijación de trabillas para cinturón. Dichas máquinas pueden aplicar determinada puntada a las partes destinadas a recibirla. Los fabricantes también invierten en máquinas de coser automáticas que se guían por la orilla de la tela y cuyas costuras dependen así de la forma de las partes que se cosen. Asimismo, están comprando equipo de fácil operación que transfiere del operador a la propia máquina el control de algunas funciones. Los sistemas de diseño y fabricación ayudados por computadora acabarán por integrar todos los aspectos de la fabricación de prendas, desde la planeación previa para los cambios de estación y la preparación de líneas, hasta el embarque. Por lo que toca al corte, lo anterior facilitará el diseño y la clasificación de patrones por tallas, la hechura de marcadores, la planeación del corte y la coordinación de la inspección de telas, además de mejorar el tendido, el corte y el empaquetado. Los sistemas de transferencia de costura trasladarán partes sueltas y conjuntos de partes dentro y fuera de celdas de fabricación, y finalmente hacia los puntos de acabado y embarque. 329 Aunque estos avances parecen impresionantes, no se han aplicado a una parte suficiente de la producción estadounidense porque los márgenes de utilidad de este sector no son altos. En realidad, la necesidad de tales inversiones de capital obligará a algunas plantas ineficientes a cerrar, y hará que otras reduzcan el volumen de sus operaciones. Los competidores extranjeros pueden invertir más, pues tienen mayor disponibilidad de capital. Los fabricantes estadounidenses siguen en desventaja competitiva debido a sus costos de mano de obra, instalaciones anticuadas y otros rasgos de rigidez de la producción. Sin embargo, algunos factores favorecen la producción interna. Un estudio encargado por la American Apparel Manufacturers Association (AAMA) identificó los factores de producción que influyen en las decisiones de producir ropa en Estados Unidos, en el Lejano Oriente o a partir de componentes en el Caribe o en México. Dichos factores incluyen el grado de contenido de mano de obra, la complejidad de los productos, el tipo y origen de las materias primas y las características del proceso de producción, que a su vez incluyen líneas de productos, etiquetado, lotes de producción y predecibilidad. Por lo que se refiere a los costos de mano de obra, México y diversos países del Caribe tienen ventaja sobre los proveedores tradicionales del Lejano Oriente a medida que en esta región sigue aumentando la presión de los salarios. No obstante, México aún enfrenta competencia de mano de obra con países como China, Indonesia, Tailandia y Bangladesh. Las operaciones de armado en México y en el Caribe son preferidas a la producción estadounidense y a la tradicional en 330 el Lejano Oriente cuando el contenido de mano de obra de los productos es alto en relación con su valor. El armado en Estados Unidos, México y el Caribe se prefiere al realizado en el Lejano Oriente cuando el volumen del producto es grande en relación con su valor. Los fabricantes de ropa de México y el Caribe no se consideran tan expertos técnicamente como sus similares estadounidenses y del Lejano Oriente. En consecuencia, es más probable que la producción que implica operaciones con un estrecho margen de tolerancia se realice internamente o en el Lejano Oriente. Los productos cuya fabricación incluye un gran número de pasos especiales de producción suelen hacerse en Estados Unidos con maquinaria de alta calidad. Cuando el tiempo de transporte constituye un factor determinante, es más probable que la producción sea interna; en tal caso, México y el Caribe son una segunda opción. Las materias primas complejas casi siempre proceden de Estados Unidos o de los países recién industrializados del Lejano Oriente. De hecho, el estudio de la AAMA indica que las prendas que requieren telas o accesorios costosos suelen producirse en el Lejano Oriente y no internamente. Los accesorios especiales o raros se encuentran con más facilidad en Estados Unidos, de manera que las prendas que los requieren casi siempre se producen internamente. Desde luego, las prendas en cuya fabricación entran telas o hilos del Lejano Oriente se producen en esa región, mientras que las que requieren telas o hilos del país se producen internamente. 331 Las decisiones respecto al lugar de producción dependen en parte del tamaño de la firma compradora, así como de si la producción está controlada por el comprador o por el fabricante. Por ejemplo, los fabricantes prefieren a Estados Unidos cuando la producción necesita frecuentes cambios de estilos, mientras que los compradores prefieren el armado en el exterior o la producción en el Lejano Oriente. Los fabricantes prefieren la manufactura interna cuando producen artículos que requieren un gran número de tallas o una amplia variedad de colores por modelo, en tanto que los compradores consideran que ejercen mayor control si dicha producción se lleva a cabo en el Lejano Oriente. Los compradores prefieren proveedores internos en la producción de lotes pequeños, y los fabricantes prefieren operaciones de armado en el extranjero. Cuando se requiere una coordinación estrecha, la producción interna resulta más eficiente. Las operaciones de armado en el Lejano Oriente u otros lugares son preferibles en el caso de la producción que implica alteraciones prolongadas y costosas, mientras que si éstas son breves y baratas, la manufactura interna resulta preferible. Por último, los compradores pequeños prefieren programas privados de comercialización diseñados en Estados Unidos o en localidades extranjeras de armado, mientras que los compradores grandes prefieren el Lejano Oriente o lugares de armado en el exterior. Por lo que toca a la predecibilidad, los programas que requieren breves lapsos de lanzamiento de nuevos productos se realizan con mayor probabilidad en Estados Unidos. Esto se aplica en particular en caso de que no haya tela en 332 existencia y la producción esté pedida. Además de la producción estadounidense, es probable que se utilice el armado en el exterior cuando sí haya tela en existencia. El cuadro 6.22 muestra cómo las restricciones estadounidenses a las importaciones han fracasado en limitar su participación en el mercado del país. En el cuadro se muestra el crecimiento continuo de la proporción de importaciones respecto a la producción en determinadas categorías en 1967, 1973 y 1987. Todas las categorías registraron impresionantes aumentos. El crecimiento de la proporción del mercado registrado por los suéteres ha sido el más impresionante, aumentando de 32 por ciento en 1967 a 194 por ciento en 1987. CUADRO 6.22 Proporción de las importaciones respecto a la producción, por prenda. __________________________________________________________________ Proporción importaciones-producción Prenda 1967 1973 1987 __________________________________________________________________ Suéteres 32 75 194 Pantalones largos y cortos para mujeres y niñas 18 41 81 Brassières 10 26 80 Trajes para mujeres y niñas 1 4 59 Trajes para hombres y niños 1 34 56 Pantalones largos y cortos para hombres y niños 6 9 51 Ropa de dormir 5 4 34 Ropa interior 1 2 19 __________________________________________________________________ Fuente: American Apparel Manufacturers Association, 1989 Focus. 333 Las cifras del cuadro 6.23 exageran la penetración de las importaciones porque no distinguen entre las importaciones normales y las de bienes que se han armado fuera de Estados Unidos con componentes de ese país. Por desgracia, las estadísticas estadounidenses actuales no distinguen entre los componentes hechos con telas cortadas y fabricadas en Estados Unidos y aquellos hechos con telas cortadas en Estados Unidos pero fabricadas en otros países. Los componentes estadounidenses representan por lo menos el 60 por ciento del valor final de estas importaciones, y con frecuencia dicho porcentaje es considerablemente mayor. Las importaciones de ropa armada con componentes estadounidenses están creciendo a un ritmo mayor que las normales, y representaron el 12 por ciento de las importaciones totales de ropa a Estados Unidos durante los primeros nueve meses de 1988. En contraste, sólo representaron el 8 por ciento de las importaciones totales en 1984, y promediaron menos del 5 por ciento entre 1966 y 1972. Las importaciones que contienen componentes estadounidenses constituyen determinadas categorías de importaciones. 334 un porcentaje significativo en __________________________________________________________________ Año Prenda 1988 1989 __________________________________________________________________ Brassières 74.57 76.73 Pantalones largos y cortos para hombres y niños 28.52 28.96 Ropa interior 26.41 30.92 Ropa de dormir 25.55 24.74 Pantalones largos y cortos para mujeres y niñas 10.60 14.00 Camisas de tejido de punto 6.25 6.78 Blusas tejidas para mujeres y niñas 10.53 8.28 Vestidos 10.04 9.23 __________________________________________________________________ Fuente: International Development Systems, Inc., 1990. Restricciones a las importaciones estadounidenses El gobierno de Estados Unidos sostiene que regula el flujo de importaciones textiles y de ropa para evitar la desorganización del mercado. La regulación de las importaciones se administra según el MFA, que se renovó por cuarta vez en 1986 y estará vigente hasta julio de 1991. El MFA es una excepción al principio de la nación más favorecida, incluido en el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT por sus siglas en inglés), ya que permite restricciones a las importaciones de países específicos. El MFA también permite que un país limite sus importaciones sin tener que compensar a los socios comerciales cuyas exportaciones quedan así restringidas. Además, resulta más fácil demostrar la desorganización del mercado según el MFA que dar pruebas de un daño grave según las reglas del GATT. 335 Los volúmenes de importación se negocian según el artículo 4 del MFA o mediante peticiones de consulta según el artículo 3. Si las consultas no dan como resultado un acuerdo basado en el artículo 4 o un retiro de la petición, el país importador puede imponer límites unilateralmente, siempre y cuando éstos no queden por debajo de los volúmenes reales de importación durante 12 meses elegidos entre los 14 meses anteriores. El MFA contempla un crecimiento anual del 6 por ciento en todas las categorías de importaciones restringidas, con excepción de las de lana, en las que el crecimiento anual mínimo es de sólo 1 por ciento. Los países que ponen objeciones a una barrera de importación pueden apelar a un grupo de vigilancia internacional conocido como el Textile Surveillance Board, aunque el procedimiento de apelación no se considera eficaz contra las decisiones unilaterales de los países desarrollados. A primera vista, el impresionante crecimiento de las importaciones, sobre todo las de ropa, parece justificar la opinión de la industria estadounidense de que las restricciones deben ser más severas porque la administración estadounidense del MFA no resulta eficaz y no ha podido evitar un intenso crecimiento de las importaciones estadounidenses de ropa procedente de países en desarrollo. Por ejemplo, la tasa real de crecimiento de las importaciones estadounidenses de ropa entre 1974 (primer año de vigencia del MFA) y 1986 excedieron la tasa de crecimiento de todas las importaciones de manufacturas procedentes de países en desarrollo. La industria interna arguye que durante la mayor parte de la década de los ochenta se dio una considerable desorganización del mercado estadounidense como resultado de una afluencia extraordinaria y sin precedente de importaciones. 336 Según el estudio de la AAMA, la penetración de las importaciones en el mercado estadounidense aumentó del 8 por ciento en 1973 al 25 por ciento en 1986. Las importaciones procedentes de países en desarrollo, sin ajuste por inflación, aumentaron de 2,500 millones de dólares en 1973 a 16,200 millones en 1986, lo que supone una tasa de crecimiento anual de 16.9 por ciento. En términos de valor, la importación directa de productos de hilado y tejido aunada al equivalente en tela de las importaciones de ropa terminada representó una penetración en el mercado del 52 por ciento en 1986. Las importaciones textiles procedentes de países en desarrollo están aumentando su penetración en el mercado estadounidense con más rapidez que en el de la Comunidad Europea (EC por sus siglas en inglés) y el japonés. La tasa de crecimiento anual de dichas importaciones fue casi 40 por ciento mayor en Estados Unidos que en la EC en 1986. Si se examinan específicamente las importaciones de ropa, las diferencias son aún mayores: las importaciones estadounidenses per cápita duplican la cifra de la EC y casi cuadruplican la de Japón. Ninguna otra clase de importaciones de manufacturas a Estados Unidos ha estado sujeta a restricciones tan severas durante tanto tiempo como los productos textiles de hilado y tejido y la ropa. ¿Por qué, entonces, ha aumentado la penetración de las importaciones, especialmente las de ropa? La industria interna sostiene que la manera liberal en que Estados Unidos administra las cuotas 337 textiles no limita las importaciones. La ausencia de cuotas globales, la falta de reglas eficaces contra la evasión de la ley, el retraso en la imposición de límites y los generosos grados en que éstos se imponen; todo ello se suma para hacer que el programa de restricciones textiles resulte ineficaz. Otros creen que, con el tiempo, son las fuerzas del mercado, y no las restricciones a las importaciones, las que determinan los flujos comerciales; las restricciones bien pueden retrasar el aumento de las importaciones, pero no pueden deprimirlo de manera permanente. Un tercer argumento es que, si no hubiera cuotas, la penetración de las importaciones sería aún mayor y amenazaría la existencia de la industria estadounidense. Por último está el argumento de que los principales beneficiarios del MFA son los cuatro grandes proveedores del Lejano Oriente, pues el programa no sólo protegió su participación en el mercado de importaciones directas, sino que permitió la exportación indirecta de sus productos mediante el acabado y armado de componentes en terceros países. Los países que tienen grandes industrias textiles y del vestido, como India y Brasil, quizá hayan sido los más perjudicados, ya que no pudieron aprovechar su ventaja comparativa de desarrollo reciente. Aunque las importaciones estadounidenses de ropa han crecido mucho más rápidamente que las de productos de hilado y tejido, no hay pruebas de que las restricciones a las importaciones de estos últimos productos sean más severas que las aplicadas a la ropa. El crecimiento de las importaciones es distinto entre un sector y el otro simplemente porque 338 las hilanderías y tejedurías estadounidenses han alcanzado niveles de competitividad mundial, cosa que no han logrado los fabricantes de ropa. Pese al impresionante crecimiento de las importaciones al mercado estadounidense, los países en desarrollo y los importadores y vendedores de ropa todavía sostienen que el MFA otorga a los exportadores textiles poca protección contra las acciones restrictivas de Estados Unidos y otros países desarrollados importadores de ropa, y afirman lo siguiente: 1. La cobertura de productos del MFA ha aumentado con el tiempo pese a las objeciones de países exportadores. La cobertura ha aumentado en el renglón de productos textiles y ropa de algodón incluidos en el Short Term Cotton Textiles Arrangement de 1960; se ha hecho extensiva a productos de lana y fibras artificiales y sintéticas del MFA de 1974, y se ha incrementado en el renglón de productos textiles de fibras vegetales que previamente carecían de control, entre ellas el lino, la ramina y las mezclas de seda, después del cuarto refrendo del MFA, en 1986. 2. El MFA no ofrece ningún recurso efectivo para que un país en desarrollo impugne la declaración de un país importador respecto a una supuesta alteración en el mercado. Una vez que se emite dicha declaración, el país importador tiene el derecho de imponer unilateralmente límites cuantitativos a niveles bajos, a menos que se negocie una limitación bilateral. El país 339 exportador se encuentra sometido a fuertes presiones para acceder a dichas limitaciones a fin de evitar un límite unilateral incluso más bajo. 3. El derecho de los exportadores de apelar al cuerpo de vigilancia no se considera un medio eficaz para evitar restricciones insensatas. El cuerpo de vigilancia rara vez impugna una declaración de alteración en el mercado. Por lo general, la apelación sólo puede ejercerse después de que las restricciones han entrado en vigor, y aun cuando tenga éxito, no se obliga al país importador a eliminar la restricción de manera permanente, sino sencillamente a liberalizarla o a retrasar su imposición. El poder que disfrutan los países importadores sobre los exportadores constituye un medio de disuasión en la apelación. Los países importadores pueden limitar otras categorías de importaciones textiles y de ropa procedentes del país apelante, e incluso pueden ejercer presión en ramos no textiles. 4. El MFA no permite que se impongan restricciones a un nivel inferior al de las importaciones durante 12 meses elegidos del periodo previo de 14 meses. Este nivel suele ser menor que la tasa de importaciones en el momento en que se impone la restricción, ya que las importaciones generalmente se encuentran en un momento de crecimiento, y así su volumen más reciente de embarque resulta mucho mayor que durante dichos 12 meses. 5. La amenaza de que se imponga un bajo volumen de importaciones en una categoría restringida obliga a los países exportadores a negociar acuerdos 340 bilaterales a fin de evitar restricciones unilaterales más severas. Dichos países suelen ser obligados a aceptar limitaciones en categorías no sujetas a restricción, como condición para obtener niveles más altos en las demás categorías. 6. El MFA desalienta pedidos e inversiones incluso en productos no sujetos a restricción. Las limitaciones inoportunas pueden evitar el abasto de pedidos y desalentar a los inversionistas, quienes temen que se les pueda limitar por debajo del nivel que requieren para recuperar su inversión con utilidades justas. 7. El cuarto MFA otorga a Estados Unidos y a otros importadores que han impuesto cuotas unilateralmente según el artículo 3, el derecho de prorrogar dichas cuotas unilateralmente durante un año más en algunos casos. 8. No existe una tasa de crecimiento mínima garantizada para las importaciones sujetas a restricción, ya que se permiten excepciones a la tasa mínima del 6 por ciento. Por ejemplo, Estados Unidos ha negado sistemáticamente el crecimiento del 6 por ciento a los grandes exportadores del Lejano Oriente. Estados Unidos mantiene, además de su sistema de acuerdos bilaterales y restricciones unilaterales según el MFA, un sistema de aranceles, para la mayoría de las importaciones textiles y de ropa. El arancel promedio podenerado 341 estadounidense sobre las importaciones gravables es menor de 4 por ciento. Para la ropa, dicha tasa es del 17.5 por ciento, y para las telas del 10.5 por ciento. El futuro del MFA es incierto. Las negociaciones sobre productos textiles en la Ronda Uruguay del GATT se concentraron en propuestas para eliminar el MFA y sujetar dichos productos a reglas reformadas del GATT. La postura de Estados Unidos y de la Comunidad Europea ha sido la de condicionar su aceptación de esta propuesta al fortalecimiento de las reglas del GATT para terminar con las prácticas comerciales injustas en este sector y lograr una eliminación gradual y ordenada del MFA a principios del siglo XXI. México debe analizar el acuerdo que surja de la Ronda Uruguay poniendo especial atención al régimen que haya de prevalecer en el ínterin, las reformas al GATT que afecten los productos textiles y el comportamiento comercial del país cuando esté sujeto a las leyes comerciales estadounidenses. Restricciones a las exportaciones mexicanas a E.U. Estados Unidos sostiene que se ha tratado generosamente a México según el programa textil estadounidense. El grado de restricción a las exportaciones mexicanas destinadas a Estados Unidos generalmente no ha tenido efectos restrictivos graves, ya que los embarques se encuentran muy por debajo de los volúmenes permitidos, se conceden aumentos generosos cuando se renuevan los acuerdos, y Estados Unidos ha otorgado cuotas especialmente generosas a las exportaciones de las maquiladoras. 342 Los especialistas en comercio no están de acuerdo en cuanto a si los países como México han ganado o perdido con la administración estadounidense del MFA. Quienes creen que México ha salido beneficiado sostienen que el país no habría podido aumentar su participación en el mercado estadounidense de no ser porque se impusieron cuotas restrictivas a los países del Lejano Oriente, que son más competitivos. En 1988 México ocupó el séptimo lugar como proveedor del mercado estadounidense en valor, y el quinto en volumen. En contraste, cuando el acuerdo a largo plazo sobre algodón que precedió al MFA entró en vigor, en 1964, México no ocupaba un lugar importante en las importaciones estadounidenses de ropa, y era tan sólo un pequeño proveedor de tela. De manera inversa, se ha dicho que Japón y los países recién industrializados del Lejano Oriente han podido mantener artificialmente su participación en el mercado gracias al MFA, dado que la limitación a nuevos proveedores más competitivos por medio de cuotas restrictivas ha reservado una gran participación para ellos y los ha protegido de ser desplazados por las importaciones más competitivas procedentes de otras partes como México. La expansión más rápida de las cuotas para México sólo ha tenido un efecto menor en su distribución, ya que este último ha empezado sobre una base muy baja. Mi conclusión es que ninguna de estas opiniones es correcta. La administración estadounidense del MFA, por el momento, no desempeña una función ni positiva ni negativa sobre la capacidad de México para exportar a Estados Unidos. Los problemas de oferta en México, específicamente la falta de 343 muchos productores de nivel mundial, han sido la principal limitación a la capacidad mexicana para exportar a Estados Unidos. Esto ha ocurrido porque las hilanderías, tejedurías y fábricas de ropa mexicanas gozaban de un lucrativo mercado protegido y no se veían obligadas a exportar. La situación está cambiando con la liberalización del mercado mexicano, que obliga a los productores a volverse más competitivos. Cabe la posibilidad de que el régimen de inversión mexicano, ahora liberalizado, atraiga inversionistas a este sector permitiendo la creación de una industria de nivel mundial. Si México llega a ser significativamente más competitivo, la administración estadounidense del MFA se volverá un factor importante en la capacidad mexicana para exportar a Estados Unidos. De hecho, un compromiso estadounidense para brindar libre acceso a las exportaciones mexicanas a niveles mucho mayores que los vigentes alentaría este tipo de flujo de inversión. Estados Unidos sostiene que se mostró especialmente generoso para con México en el último refrendo del acuerdo bilateral que entró en vigor el 1 de enero de 1988 y que expirará el 1 de enero de 1992. Este acuerdo contempla cuotas 15 por ciento mayores que las de acuerdos anteriores. Estados Unidos accedió a grandes aumentos en hilo de acrílico, una categoría previamente sujeta a embargo, y también otorgó un tratamiento generoso a las categorías que contienen grandes porcentajes de componentes armados en Estados Unidos, según un régimen especial. Al igual que en acuerdos bilaterales previos, se aplicó una tasa de crecimiento anual del 6 por ciento para todas las categorías con excepción de la lana, en la que rige la tasa normal del 1 por ciento. 344 Estados Unidos mantiene un régimen más estricto hacia los mayores proveedores del Lejano Oriente: Hong Kong, Corea y Taiwán, y hasta cierto grado hacia la República Popular de China, para los cuales prácticamente, no se otorga aumento de cuota al renovar los acuerdos. Esta política restrictiva da como resultado que los proveedores más pequeños, entre ellos México y los países del Caribe, obtengan una mayor participación en el mercado estadounidense a costa de los proveedores tradicionales. Las disposiciones más significativas del acuerdo bilateral vigente son las que establecen un régimen especial para cierto tipo de ropa y productos armados. Este programa es similar al programa de acceso garantizado vigente desde 1986 para los países beneficiarios de la Iniciativa de la Cuenca del Caribe (CBI por sus siglas en inglés), si bien no resulta tan generoso. Ambos programas incluyen la ropa extranjera armada con telas tejidas y cortadas en Estados Unidos, y ambos contienen las mismas disposiciones preventivas contra el fraude. En el programa de la CBI se fijan ciertos límites conocidos como Niveles de Acceso Garantizados (GAL por sus siglas en inglés) para cada una de las importaciones elegibles, además de límites específicos o niveles negociables para las importaciones normales. El volumen de los GAL se establece incluyendo la producción vigente, la capacidad no utilizada y la expansión programada de dichas importaciones. En esencia, los GAL permiten un acceso ilimitado porque se aumentan automáticamente a petición del exportador, a menos que exista amenaza de disrupción en el mercado. 345 El régimen especial adoptado para México abarca aquellas categorías en que un gran porcentaje de las exportaciones mexicanas consisten en ropa y productos armados hechos con tela tejida y cortada en Estados Unidos. Dicho régimen fija grandes volúmenes para las importaciones que se consideran de régimen especial debido al contenido estadounidense, y cuotas menores para las importaciones que no se clasifican así. Los volúmenes de este régimen especial no resultan tan generosos como los de la CBI porque no cubren la capacidad vigente y futura, y el régimen tampoco brinda aumentos automáticos de cuotas durante el periodo de vigencia del acuerdo bilateral, como no sea el crecimiento normal previsto. Las cuotas de las categorías sujetas al régimen especial son significativamente mayores que en acuerdos previos con México. Los grados de restricción no corresponden a la distinción entre maquiladoras e industrias mexicanas de insumos nacionales. Las maquiladoras arman componentes cortados en Estados Unidos, sin importar si la tela fue tejida en este país o en otro. No obstante, sólo la ropa y los bienes armados hechos con tela tejida y cortada en Estados Unidos caen dentro de las cuotas más generosas. Las importaciones procedentes de maquiladoras y producidas con tela no tejida en Estados Unidos caen dentro de cuotas menos generosas, aun cuando se hayan cortado en Estados Unidos y armado en la maquiladora. En tal caso deben compartir la cuota con la producción de la industria nacional mexicana y con cualquier producto de tela cortada en México o en un tercer país. 346 En general, bajo el régimen especial, los grados de acceso para los productos hechos con tela tejida y cortada en Estados Unidos fueron entre 200 y 500 por ciento mayores que para los hechos con tela no tejida y cortada en dicho país. Por consiguiente, el porcentaje de cuotas que puede llenarse con la producción de la industria nacional resulta menor que antes de que se introdujera el régimen especial. La industria nacional mexicana sostiene que los gestores mexicanos tuvieron que aceptar estas condiciones para obtener un tratamiento generoso para las categorías del régimen especial. Los gestores afirmaron que aun cuando las asignaciones resultaron más pequeñas, no afectarían a la industria nacional, ya que ésta no podría llenar ni siquiera las cuotas así reducidas. Actualmente sostienen que esto pudo ser un error porque la industria nacional se recupera con más rapidez que lo esperado, y que estas restricciones retrasan la inversión futura. No creen que un mayor acceso deba costarles, según el régimen especial, restricciones más severas en otros terrenos, ya que las hilanderías, tejedurías y fábricas de ropa estadounidenses se benefician más con el régimen especial que los fabricantes mexicanos. Desempeño de las exportaciones mexicanas en el mercado estadounidense El desempeño de las exportaciones textiles mexicanas en el mercado estadounidense durante los últimos años ha sido mixto. Las exportaciones de las maquiladoras han crecido considerablemente, al igual que el hilo de acrílico y 347 algunas exportaciones de tela de la industria nacional mexicana. Entre 1984 y 1988 las exportaciones de ropa y productos armados de las maquiladoras aumentaron a más del doble, un crecimiento que va de un volumen equivalente a 70 millones de yardas cuadradas a uno equivalente a 141 millones de yardas cuadradas. Pero el aumento de las exportaciones de las maquiladoras no es tan significativo como el de las exportaciones de la cuenca del Caribe, consistentes en ropa armada con componentes estadounidenses. Aunque el porcentaje de aumento ha sido casi igual, el incremento del Caribe ha resultado mayor en volumen porque las exportaciones empezaron a un nivel mucho más alto. Entre 1984 y 1988 las importaciones estadounidenses procedentes del Caribe crecieron 120 por ciento, equivalente a 273 millones de yardas cuadradas, cuatro veces mayor que el aumento mexicano real. En el cuadro 6.24 figura una lista de las categorías en que las importaciones estadounidenses procedentes de México excedieron de 1 millón de dólares o de un volumen equivalente a 1 millón de metros cuadrados en 1988 y 1989. Las exportaciones de ropa y la mayoría de los productos de hilado y tejido fabricados por la industria nacional siguieron desempeñándose deficientemente hasta 1989, año en que experimentaron cierta recuperación. Las cuotas de las categorías del régimen especial que incluyen ropa hecha con componentes tejidos y cortados en Estados Unidos nunca se llenaron a más del 75 por ciento, y la mayoría de ellas sólo se llenaron a niveles inferiores. Se expresaron dos razones para ello. En primer lugar, las cuotas más altas y flexibles 348 para dicha ropa bajo la CBI y el hecho de que esas cuotas han estado en vigor durante muchos años produjeron una escasez de componentes para ser procesados en México. En segundo lugar, dada la rigidez de las otras asignaciones dentro de esta categoría para los componentes no estadounidenses y debido al deseo de mantener un récord de cuotas en estas categorías, muchas exportaciones elegibles para las mayores cuotas se embarcaron todavía bajo las cuotas más restrictivas. CUADRO 6.24 Exportaciones mexicanas textiles y de ropa a Estados Unidos (cantidad en millones de metros cuadrados y valor en millones de dólares estadounidensesa) __________________________________________________________________ 1988 1989 Cant. Valor Cant. Valor Cat. Descripción (m2) (US$) (m2) (US$) __________________________________________________________________ 201 219 223 224 229 237 239 300 301 313 334 335 336 338 339 340 341 342 347 348 350 351 352 359 363 Algodón/fibra artificial, otros hilos, cuerdas 1.7 Algodón/fibra artificial, dril 3.4 Algodón/tela no tejida de fibra artificial 12.1 Algodón/tela de pelo y afelpada de fibra artificial 0.2 Algodón/tela de uso especial de fibra artificial 7.0 Algodón/trajes de juego, de baño, etc., de fibra artificial 0.6 Algodón/ropa de bebé de fibra artificial 0.2 Hilo de algodón cardado (sin peinar) 19.5 Hilo de algodón peinado 11.8 Tela de algodón, lienzos para sábanas 4.0 Sacos de algodón para hombres y niños 1.8 Sacos de algodón para mujeres y niñas 2.3 Vestidos de algodón 3.5 Camisas de algodón con tejido de punto para hombres y niños 0.7 Camisas y blusas de algodón con tejido de punto para mujeres y niñas 2.1 Camisas de algodón tejidas para hombres y niños 4.2 Camisas y blusas de algodón tejidas para mujeres y niñas 3.8 Faldas de algodón 1.9 Pantalones largos y cortos de algodón para hombres y niños 20.8 Pantalones largos y cortos de algodón para mujeres y niñas 11.7 Batas de algodón 0.2 Ropa de dormir y piyamas de algodón 1.3 Ropa interior de algodón 5.3 Otras prendas de algodón 6.7 Toallas y otras telas de pelo de algodón 1.2 349 1.0 3.7 2.7 0.6 2.6 1.1 0.4 5.3 5.0 2.5 5.8 7.2 6.2 4.0 1.6 2.2 5.9 0.5 6.9 0.5 2.8 14.1 14.5 15.8 0.5 0.8 3.6 0.6 2.1 1.7 1.2 1.5 3.6 1.2 5.7 4.2 6.1 8.5 1.5 2.3 6.5 3.1 11.8 13.9 12.3 7.0 80.4 46.3 0.6 2.0 6.1 9.0 3.4 1.7 4.2 3.0 1.2 26.4 16.6 0.5 0.9 6.3 6.5 0.7 10.2 15.2 10.4 4.3 109.4 67.7 1.5 1.6 5.8 8.3 3.3 369 410 433 435 443 447 465 600 604 606 607 621 624 632 633 634 635 636 638 639 640 641 642 647 648 649 650 651 652 659 665 666 669 670 810 899 Otros productos de algodón n.e.e.o.d.b 4.4 Tela de lana, tela de lana con otra fibra 0.3 Sacos de vestir de lana para hombres y niños 0.3 Sacos de lana para mujeres y niñas 0.3 Trajes de lana para hombres y niños 0.2 Pantalones largos y cortos de lana para hombres y niños 0.1 Recubrimientos de lana para pisos 0.1 Hilo de fibra artificial de filamento texturizado 40.0 Hilo de fibra artificial de filamentos industriales sintéticos 7.1 Hilo de fibra artificial de filamento no texturizado 63.2 Fibra artificial, otros hilos para la industria 10.2 Tela de fibra artificial estampada 1.3 Tela de fibra artificial con 15 a 36% de lana 0.2 Medias de fibra artificial 1.1 Sacos de vestir de fibra artificial para hombres y niños 1.9 Otros sacos de fibra artificial para hombres y niños 1.1 Sacos de fibra artificial para mujeres y niñas 2.3 Vestidos de fibra artificial 2.4 Camisas de fibra artificial con tejido de punto para hombres y niños 0.6 Camisas y blusas de fibra artificial con tejido de punto para mujeres y niñas 1.1 Camisas de fibra artificial tejidas para hombres y niños 1.1 Camisas y blusas de fibra artificial tejidas para mujeres y niñas 5.7 Faldas de fibra artificial 1.7 Pantalones largos y cortos de fibra artificial para hombres y niños 14.8 Pantalones largos y cortos de fibra artificial para mujeres y niñas 2.4 Brassières y prendas de sostén de fibra artificial 5.8 Batas de fibra artificial 0.9 Ropa de dormir y piyamas de fibra artificial 9.5 Ropa interior de fibra artificial 22.3 Otras prendas de fibra artificial 13.8 Recubrimientos de fibra artificial para pisos 1.6 Otros accesorios domésticos de fibra artificial 36.3 Otros productos de fibra artificial n.e.e.o.d.b 13.2 Bolsos y equipaje de fibra artificial 6.0 Mezclas de seda, tela de fibra vegetal distinta del algodón 1.3 Otros productos de mezclas de seda o fibra vegetal distinta del algodón 13.0 5.5 1.8 4.3 1.6 3.1 1.7 1.3 13.1 3.0 9.2 6.7 1.6 0.5 1.2 12.4 2.7 7.3 5.2 1.0 13.1 10.7 0.1 0.8 0.2 3.2 0.2 1.4 0.4 6.8 0.0 0.5 0.2 1.5 49.6 18.6 9.3 4.2 34.9 6.4 8.4 5.2 0.0 0.2 0.4 1.3 1.1 1.0 2.1 15.4 0.5 1.9 1.9 7.0 2.2 5.2 1.1 1.3 2.6 3.1 20.6 5.9 2.0 6.3 1.0 2.9 5.4 22.1 1.0 3.6 63.2 11.7 57.8 6.7 35.1 1.3 7.4 17.3 13.9 10.9 16.3 4.4 17.5 1.2 3.3 6.4 1.2 10.8 24.4 21.6 1.6 40.2 13.8 8.3 1.2 10.3 41.4 1.8 9.3 22.2 19.5 10.5 15.7 5.3 25.1 1.1 0.6 5.2 0.2 __________________________________________________________________ a Se omiten las categorías con valores menores de 1 millón de dólares o en cantidad menor de 1 millón de metros cuadrados en ambos años. b No especificado en otras disposiciones. Fuente: Adaptado de International Development Systems, Inc., recopilado con datos de la Bureau of the Census estadounidense. La industria nacional mexicana parece haber llenado solamente una de las cuotas: la de hilo de acrílico. La cuota de trajes de lana casi se llenó por completo, 350 pero muchos de estos trajes fueron producto de las operaciones de las maquiladoras, y la cuota general resultó muy pequeña. El subsector de componentes no estadounidenses de la cuota de fibras artificiales y pantalones de algodón se llenó por completo, pero esto también se debió principalmente a las operaciones de las maquiladoras, cuyas exportaciones saturaron la mayor parte de la subcuota de pantalones. Pese a la devaluación y al auge de muchas exportaciones de manufacturas, México no pudo llenar casi ninguna de las cuotas existentes para telas y ropa fabricadas en México. El país intentó durante muchos años alentar las exportaciones de la industria nacional. Antes de que se pusiera en práctica el régimen especial, en 1989, las cuotas podían llenarse ya fuera por producción del capítulo 98 o bien por producción de contenido enteramente mexicano. El gobierno alentaba a los fabricantes nacionales a llenar las cuotas y, de hecho, indicó a las maquiladoras que sólo recibirían asignaciones por encima de los niveles mínimos si la industria nacional no lograba llenar las cuotas. Este era un objetivo legítimo, ya que la producción enteramente nacional contenía mucho más valor agregado mexicano y abastecía el mercado de hilos y telas. Aun así, la producción nacional con frecuencia aportaba menos del 10 por ciento de las exportaciones de ropa, debido en parte a que el mercado mexicano, que estaba protegido, resultaba más lucrativo y atractivo para los fabricantes nacionales que la competencia en mercados de exportación. La posterior apertura del mercado mexicano debe haber reducido, si no es que eliminado por completo, cualquier diferencia de precios entre los mercados global e interno. Sin embargo, las 351 exportaciones de la industria nacional no se alentaron oficialmente ni siquiera después de que se redujeron las barreras a las importaciones mexicanas. Se decía que el gobierno del país estaba preocupado de que un aumento en las exportaciones pudiera producir escasez e inflación internas, y no objetó de manera enérgica las pequeñas cuotas asignadas a muchas de las categorías de productos nacionales según el régimen especial. Dada la limitada capacidad exportadora de la industria nacional, quizá haya resultado sencillo para México aceptar límites bajos para estos productos a cambio de mayores cuotas para las maquiladoras. La industria nacional también enfrentó una escasez de divisas que le dificultó modernizarse. Esa falta de capital puede haber contribuido también a los menores grados de calidad y destreza de mano de obra, que no cumplen con las normas internacionales. La excepción al pobre desempeño exportador de la industria nacional mexicana ha sido el hilo o filamento de acrílico. Pese a la imposición de derechos compensatorios y por inundación de mercado sobre estos productos, México excedió su cuota para este artículo durante la mayor parte de la década, provocando el embargo de algunos embarques. En 1989, el país cubrió la mayor parte de su cuota de hilo de acrílico exportando un volumen equivalente a más de 2 millones de metros cuadrados. 352 Exportaciones mexicanas y políticas textiles estadounidenses La industria estadounidense textil y de ropa ha concentrado su campaña política en exceder los aumentos de las importaciones textiles para mantenerlos a un nivel igual o menor que los aumentos del consumo textil de ese país. Para lograr este objetivo constituyó la Fiber, Fabric and Apparel Coalition for Trade, coalición que cuenta con 26 miembros, incluyendo asociaciones y sindicatos de la industria tales como Cotton, Wool and Manmade Fiber Producers, American Textile Manufacturers Institute, American Apparel Manufacturers Association, International Ladies Garment Workers Union y Amalgamated Clothing and Textiles Workers Union. El objetivo de la coalición es garantizar la promulgación de leyes que supediten el crecimiento de las importaciones al crecimiento del mercado estadounidense, argumentando que sin un nuevo programa de restricciones, el programa de importaciones textiles seguirá permitiendo aumentos inaceptables de las importaciones. La coalición se opone a las siguientes prácticas, que se llevan a cabo según los procedimientos vigentes: 1. Otorgar grandes aumentos en los volúmenes de importación cuando se renuevan los acuerdos bilaterales. 2. El permiso que se da a algunos países para deducir las cuotas no empleadas y para cambiarlas de una categoría a otra. 3. La posibilidad de que los nuevos participantes establezcan operaciones comerciales antes de que el gobierno estadounidense imponga límites. 353 4. El traslado de la producción de países donde las categorías están limitadas a países donde no lo están. 5. El establecimiento de cuotas nuevas a niveles mucho más altos que el mínimo estipulado por el MFA. 6. La aplicación deficiente de la ley, que permite a los países violar sus acuerdos mediante trasbordos, etiquetas falsas y otros procedimientos. La industria tuvo éxito, tanto de 1985 a 1986 como de 1987 a 1988, al obtener la aprobación del Congreso estadounidense para proyectos de leyes que establecían límites globales. Sin embargo, ambos proyectos de ley fueron posteriormente vetados por el presidente Reagan. Los defensores de la industria textil en el Congreso introdujeron nuevos proyectos en el periodo de 1989 a 1990, pero ninguno llegó a ser ley. El mayor obstáculo político para mejorar las condiciones de las cuotas de régimen especial para México radica en la capacidad de la coalición de la industria para mantener la unidad entre sus diversos miembros. Así, muchos miembros de la coalición que se beneficiarían si se diera mayor acceso a los productos de las maquiladoras no ponen mucho empeño en las gestiones para conseguirlo. Los trabajadores estadounidenses del sector del vestido temen perder sus empleos ante las operaciones mexicanas de armado. Los sindicatos, sobre todo la International Ladies Garment Workers Union, ejercen una influencia considerable sobre los demócratas urbanos, y también cuentan con el apoyo de la poderosa AFL-CIO. Las hilanderías y tejedurías sureñas, que tienen lazos estrechos con los 354 republicanos y con los demócratas conservadores, no desean irritar a los sindicatos, con lo que amenazarían la unidad de la coalición, así que de mala gana apoyan la oposición de los sindicatos al tratamiento especial para México, a menos que dicho tratamiento se compense con reducciones al acceso de otros proveedores. La administración del presidente Bush se opone a tal compensación aduciendo que resulta ilegal según el GATT y contraria al MFA. Por su parte, los fabricantes de ropa se hallan demasiado dispersos para desarrollar un poder político de consideración. Además, están divididos entre los que dependen de las operaciones extranjeras y los que producen internamente. Por otra parte, las compañías que dependen de las importaciones procedentes del Lejano Oriente se oponen al tratamiento especial para México porque podría conducir a la imposición de reducciones para dichos proveedores o ponerlos en desventaja competitiva, por lo que prefieren una política global equitativa. La oposición política a un aumento en las importaciones de ropa armada con componentes estadounidenses tuvo su ejemplo más reciente en el debate legislativo sobre la mejora de la CBI. Gran parte de la actitud política que se mostró en el debate también se aplicaría a México. La disposición principal de esta legislación habría brindado un acceso libre de derechos y legalmente garantizado a este tipo de ropa de la CBI. El programa vigente de acceso especial para el Caribe es de índole administrativa y puede darse por terminado en cualquier momento. Los trabajadores del vestido convencieron a la AFL-CIO de oponerse activamente a estas disposiciones. No es de extrañar que la administración del 355 presidente Bush haya objetado la compensación que pretendían los sindicatos, ya que habría establecido un límite global implícito. La mayoría de los importadores y vendedores de ropa permanecieron neutrales en este debate. Finalmente, las disposiciones textiles se descartaron de la legislación. Esta experiencia demuestra que un tratamiento especial tiene más éxito cuando se aplica mediante acciones administrativas y no a través de la legislación del Congreso. La única excepción podría darse si dichas propuestas formaran parte de un tratado de libre comercio bilateral más amplio. Esto se debe a que las reglas especiales de los acuerdos comerciales sometidas a consideración del Congreso limitan la influencia de grupos de interés especiales. Según estos procedimientos de "vía rápida," el Congreso debe votar a favor o en contra de estos acuerdos dentro de un plazo específico; no se permiten maniobras parlamentarias dilatorias, incluyendo largos discursos, aplazamientos indefinidos, retardos de comités y reformas destructivas. Resultaría difícil para la industria textil reunir suficientes votos para vencer tal iniciativa, sobre todo si está relacionada con México, país que actualmente goza de gran popularidad en el Congreso estadounidense. Debido a compromisos del GATT, es difícil prever un tratamiento arancelario especial para México, a diferencia de medidas cuantitativas, sin un tratado de libre comercio. Como México no es uno de los proveedores principales de ningún producto textil o de ropa, el país no puede negociar reducciones a los 356 derechos, y habría una fuerte oposición estadounidense a una reducción de derechos que afectara a todos los proveedores. Estados Unidos y México decidirán en 1991 si emprenden formalmente negociaciones bilaterales de libre comercio. Mientras tanto, podría otorgarse un tratamiento libre de derechos a las importaciones de todas partes de ropa producida con componentes tejidos y cortados en Estados Unidos. En ese caso, la cuenca del Caribe y México serían los principales beneficiarios. Tal parece que al menos uno de los inconvenientes para otorgar un tratamiento especial a México ha desaparecido. La política estadounidense partía de la premisa de que cualquier tratamiento especial para México debería ser menos generoso que el brindado a las naciones beneficiarias de la CBI. Se consideraba que México, al tener una frontera común con Estados Unidos, salarios más bajos, mano de obra mejor adiestrada, mayor estabilidad política y una historia más larga de operaciones de costura, ya contaba con una ventaja competitiva sobre los beneficiarios de la CBI en el comercio de ropa. Esta actitud parece estar cambiando. En la industria textil estadounidense se reconoce cada vez más que el futuro depende tanto de los beneficiarios de la CBI como de México, y que estas dos fuentes son complementarias, no rivales. En segundo lugar, aunque la inversión del Lejano Oriente va en aumento en el Caribe, en México apenas es modesta. En consecuencia, un aumento de las importaciones procedentes de México no debe enfrentar una oposición de la industria estadounidense fundada en el temor de que se trate de trasbordos de 357 compañías orientales, aunque indicios recientes de que la inversión del Lejano Oriente puede aumentar en el sector mexicano del vestido podrían modificar esta apreciación. Aunque el Caribe y América Central fueron las regiones favorecidas durante la administración de Reagan, el gobierno del presidente Bush ha vuelto su atención hacia México. Las diferencias de actitud hacia América Central fueron motivo de división entre Estados Unidos y México durante las administraciones de Reagan y De la Madrid. Recientemente ambos países han restado importancia a ese asunto. A raíz de un acuerdo bipartito sobre América Central alcanzado a principios de la administración de Bush, actualmente existe menos preocupación por la política hacia la región y, de cualquier forma, los sucesos ocurridos en Europa Oriental y el Medio Oriente han opacado los de Centroamérica. Esta situación no cambió al intensificarse el conflicto en El Salvador, a finales de 1989. Aún está por verse si esta mejoría de las relaciones bilaterales se traducirá en un tratamiento más favorable de Estados Unidos para las importaciones de hilados, tejidos y ropa mexicanos, a diferencia de los productos de las maquiladoras. Si el problema se aborda de manera que se aumente el acceso de México al tiempo que se reduce el del Lejano Oriente, hay más probabilidades de éxito. Las importaciones procedentes de la industria nacional mexicana se consideran menos peligrosas para los fabricantes estadounidenses que las del Lejano Oriente o las de fábricas ubicadas en otros países pero controladas por esta última región. Los fabricantes extremo orientales no comercializan sus 358 productos a través de compañías estadounidenses de ropa, sino que a menudo venden directamente a vendedores al menudeo o a contratistas de Estados Unidos. En cambio, es frecuente que los fabricantes mexicanos utilicen los canales normales de distribución en Estados Unidos, incluyendo compañías de ropa de ese país. Posibilidades de la política comercial futura Existen razones para mirar con optimismo las posibilidades de una integración más estrecha entre las industrias textiles y de ropa estadounidense y mexicana, tanto en la producción de las maquiladoras como en la de contenido nacional. Las operaciones de producción de ropa en las maquiladoras crecerán, y se justifican cada vez más desde el punto de vista económico. Las relaciones cambiarias seguirán haciendo preferible realizar en México y en el Caribe las operaciones que exigen gran cantidad de mano de obra, y no en las fuentes tradicionales del Lejano Oriente. Las leyes mexicanas reformadas que aumentan el campo de acción geográfico de las operaciones de maquila y permiten mayores ventas en México habrán de contribuir al desarrollo de las maquiladoras. Es probable que se otorgue una liberalización considerable a la producción de las maquiladoras en el acuerdo que ha de renovarse en 1992. 359 Aunque la eliminación absoluta de los derechos sobre importaciones de régimen especial es más difícil de conseguir, no debe descartarse de las negociaciones bilaterales sobre aranceles que se realizan en la Ronda Uruguay. El presidente Bush tiene autoridad para reducir o eliminar por completo los derechos sujetos a aprobación del Congreso por "vía rápida". La interrogante más difícil de responder es si se podrá aumentar el acceso a Estados Unidos de los productos textiles y la ropa de origen enteramente mexicano. Las cuotas vigentes no son, por el momento, el mayor obstáculo para aumentar las exportaciones mexicanas, con excepción de una o dos categorías, si bien la situación puede cambiar a medida que crezcan dichas exportaciones. Es posible que las actuales pláticas al respecto corrijan este problema. La mayor limitante para la industria mexicana radica en su falta de competitividad, pero la inversión extranjera contribuirá a mejorar la productividad, el control de calidad y la variedad de productos de la industria. Las empresas conjuntas pueden mejorar la capacidad de los fabricantes mexicanos para realizar un mayor número de operaciones de estrecho margen de tolerancia, introducir maquinaria de tecnología avanzada, producir artículos de mejor calidad y establecer lotes de producción más flexibles. Además, algunos de los métodos de producción automatizada utilizados en Estados Unidos podrían incorporarse al proceso de producción mexicano. Las empresas conjuntas con fabricantes de ropa estadounidenses garantizarían no sólo una producción más eficiente, sino una integración con la red de distribución del país vecino. 360 Una forma de integración podría ser armar en las maquiladoras componentes hechos con tela tejida y cortada en México. Esto aligeraría la presión que ejerce la escasez de tela estadounidense sobre la industria maquiladora, compensaría a México por la apertura de sus fronteras a las importaciones que realizan las maquiladoras y aumentaría la cantidad de valor agregado mexicano en estas operaciones. Si se diera esa transformación, habría que plantear la cuestión de un mayor acceso de los productos textiles y la ropa mexicanos a Estados Unidos. La industria nacional estadounidense se opondría menos a brindar un tratamiento preferente a esas exportaciones si dicho tratamiento se compensara con reducciones al acceso de las importaciones procedentes de otras regiones. Son tres los asuntos que deben ventilarse en las negociaciones sobre libre comercio para este sector. En primer lugar está el programa de reducción de derechos sobre productos textiles y ropa. En segundo, el efecto potencial que un tratado de libre comercio tendría sobre las restricciones bilaterales; los negociadores deben decidir si las restricciones deben eliminarse por completo, liberalizarse o abordarse fuera del ámbito de las negociaciones sobre libre comercio. El tercer asunto se refiere a las reglas de origen y a si permitirán que los componentes del Lejano Oriente que se cosen en México se beneficien con el acuerdo. 361 La integración de las industrias estadounidense y mexicana ayudará a ambos países a enfrentar los retos competitivos del próximo siglo. La liberalización del comercio textil, si se logra como resultado de la Ronda Uruguay, obligará a ambos países a producir con grados de calidad mundial para enfrentar la competencia del Lejano Oriente. Los expertos comerciales estadounidenses esperan que las exportaciones de China, India, Paquistán, Bangladesh, Indonesia y otros países competitivos del Lejano Oriente sean las principales beneficiarias de la reintegración sectorial al GATT, ya que las exportaciones de esos países son internacionalmente competitivas. Las empresas conjuntas en producción de maquila que combinan productos textiles estadounidenses y operaciones de costura mexicanas ya han demostrado su competitividad. La competitividad estadounidense y mexicana mejorará cuando sus respectivas industrias nacionales estén integradas de manera más completa, y la liberalización surgida del tratado de libre comercio asiente estos avances. 362 SIETE ____________ Computadoras 363 Computadoras: Relación México-E.U. Donald R. Lyman La industria mexicana de computadoras está sumamente integrada con la de Estados Unidos. La integración ha sido alentada principalmente por el programa sectorial del gobierno mexicano sobre productos electrónicos. Si desapareciera el programa sectorial, la integración disminuiría o continuaría con características distintas. La industria mundial de computadoras cambia rápidamente y se vuelve cada vez más competitiva, por lo que sin el programa sectorial mexicano, estas fuerzas operarían en contra de la preservación del actual modelo de integración con Estados Unidos. Pese a las impresionantes estadísticas de exportación y producción, la industria mexicana aún se encuentra en un estado relativamente poco desarrollado y poco competitivo. Sólo unos cuantos productos de esta industria resultan verdaderamente competitivos en el ámbito internacional. La mano de obra mexicana no ha adquirido un adiestramiento manufacturero sólido, como no sea dentro de unas cuantas compañías multinacionales, e incluso éstas tendrán dificultades para afrontar las exigencias de una tecnología que cambia rápidamente. Por otra parte, las corporaciones multinacionales limitan cada vez más sus fuentes de abasto a una o dos localidades para disminuir las cargas 364 administrativas, y la competencia obliga a elegir los lugares de menores costos de producción. La velocidad de los cambios y la intensidad de la competencia en la industria internacional de computadoras también ofrecen oportunidades para México. Los rápidos cambios con frecuencia dejan nichos momentáneamente vacíos, o bien, llenos con productos insatisfactorios o costosos. México debe elegir sus nichos, aquellos en los que tenga buenas probabilidades de obtener ventaja comparativa, aun si se trata de categorías de productos que no han recibido estímulo del gobierno mediante el programa sectorial vigente. México ya es competitivo en unas cuantas partes y subconjuntos de partes que exigen gran cantidad de mano de obra, pese a que el programa sectorial se concentra en la producción de insumos de tecnología avanzada y de computadoras completas. Con un esfuerzo bien encaminado y coordinado, y sobre todo sin un programa gubernamental que aliente una categoría de productos distinta, México podrá ser competitivo incluso en un número mayor de esos productos. Con el tiempo, el país deberá aprender a integrar los insumos de mano de obra intensiva, primero con componentes de tecnología más avanzada fabricados en otro país, y luego con componentes fabricados también en México. Otros aprovecharán esta oportunidad si México no lo hace. 365 Integración industrial con Estados Unidos El programa sectorial no publicado del gobierno mexicano sobre productos electrónicos ha conformado la industria de computadoras y determinado el grado de integración con Estados Unidos. El programa comenzó en 1981 como anteproyecto de decreto, en lo que hoy es la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (SECOFI). Debido a presiones diplomáticas y a las críticas de la industria nacional, el decreto nunca se promulgó, pero los requisitos de desempeño que establece (contenido nacional, exportaciones, balanza comercial, balanza de pagos y transferencia de tecnología) llegaron a ser el fundamento de la regulación sectorial subsiguiente. Para que las compañías extranjeras puedan vender computadoras en México se les ha exigido ajustarse a los principios generales del programa sectorial. Los detalles se han negociado con SECOFI compañía por compañía y producto por producto. La Secretaría ha pretendido la fabricación interna de minicomputadoras y microcomputadoras mediante una cantidad creciente de producción local de partes y subconjuntos, y con una balanza comercial neutra o positiva. El acceso al mercado de minicomputadoras o microcomputadoras para los productos no hechos en México ha requerido la fabricación local de otros productos de la misma categoría. Para importar computadoras se exige la fabricación local de otros productos relacionados con ellas; de igual manera, se obliga a compensar dichas importaciones con exportaciones de computadoras u otros bienes. 366 Desde 1986 se ha permitido a las multinacionales que enfrentan rígidos requisitos de desempeño que, mediante una negociación caso por caso, obtengan la propiedad absoluta de las empresas de manufactura interna de computadoras personales. Algunas de las mayores compañías estadounidenses han elegido esta vía. Las compañías más pequeñas de Estados Unidos, Asia y Europa han preferido transferir su tecnología o aceptar una situación minoritaria en empresas conjuntas. Las estadísticas de producción parecen indicar que la política del gobierno mexicano ha tenido éxito. La producción de minicomputadoras aumentó de 44 millones de dólares en 1982 a 152 millones de dólares en 1987. En el mismo periodo, la producción de microcomputadoras creció de 26 millones a 210 millones de dólares, y la de aparatos periféricos, de 105 millones a 295 millones de dólares. La producción de subconjuntos y partes también ha aumentado.70 Los resultados de las exportaciones también resultan impresionantes. Las exportaciones de sistemas de computadoras y aparatos periféricos aumentaron de 5 millones de dólares en 1982 a 148 millones de dólares en 1987 y a mucho más 70 Wallace y Asociados, "Profile of Mini and Micro Computer Systems Market", para la Embajada de Estados Unidos, México, junio de 1988, pp. 124-125. Existen numerosas y contradictorias estadísticas sobre la industria mexicana de computadoras, y esto se debe a que son muchas las formas posibles de contar y clasificar los productos de la industria, así como a los problemas ocasionados en diversos periodos por el mercado negro y el contrabando. No discutiré cuál de las distintas estadísticas es la más acertada, pues sólo las utilizaré para hablar de las tendencias generales que parecen indicar. Si entre ellas hubiera una contradicción de importancia que pudiera dificultar las conclusiones, mencionaré ese inconveniente. Mi estudio se concentrará en el equipo de cómputo (hardware), pues aunque los programas (software) también constituyen un tema clave, son materia de otro estudio. 367 de 300 millones de dólares en 1988. Las exportaciones de subconjuntos y partes también aumentó, si bien más lentamente. La mayoría de las exportaciones procedieron de compañías estadounidenses, pero se destinaron con más frecuencia a otros países latinoamericanos y al Lejano Oriente que a Estados Unidos.71 Las importaciones también han crecido, pero su composición ha variado con el tiempo. La importación de componentes y partes para armado aumentó drásticamente, mientras que la de computadoras disminuyó. Las importaciones totales han aumentado de 149 millones de dólares en 1982 a unos 200 millones de dólares en 1987 y a 325 millones de dólares en 1988.72 Más del 80 por ciento de las computadoras y las partes de computadora procedieron de Estados Unidos, así como un 75 por ciento de los aparatos periféricos y las partes de aparatos periféricos.73 El crecimiento de las importaciones de componentes y partes indica un aumento en el armado interno y algún crecimiento del valor agregado mexicano. La balanza comercial pasó de un déficit de 103 millones de dólares en 1982 a un superávit de 2 millones de dólares en 1987.74 71 Wallace, "Profile", p. 70. Estimación del autor para 1987. La cifra de 1988 se basa en estudios de la industria. Las estadísticas de 1982 se basan en Wallace, "Profile", op. cit., p. 132. Las importaciones de componentes han aumentado más rápidamente que las de bienes terminados, de 18 millones de dólares en 1982 a 285 millones de dólares en 1988. 73 Wallace, "Profile", op. cit., pp. 132-133. 74 Se discute mucho sobre la veracidad de estas cifras comerciales, y las diferencias entre los números disponibles son considerables y difíciles de resolver. Aun así, no cabe duda de que la balanza comercial mexicana en el sector de computadoras ha mejorado radicalmente desde 1982. 72 368 La generación de empleos también resulta impresionante. El número de empleos directos aumentó de 3,000 ó 4,000 en 1985 a 12,000 en 1988, y la industria ha creado, además, muchos empleos indirectos.75 La mayor parte de la inversión en la fabricación de minicomputadoras y microcomputadoras según el programa sectorial procede de compañías estadounidenses, que también han aportado la mayoría de las exportaciones. Los principales fabricantes de minicomputadoras incluyen a IBM, Hewlett Packard, NCR, DEC y Honeywell, todas ellas compañías estadounidenses. Entre los mayores fabricantes de microcomputadoras se cuentan IBM, Hewlett Packard, Unisys y Tandy (todos ellos estadounidenses), así como Printaform, Electra, Televideo, Denki Corona y Sigma, que utilizan tecnología transferida de Taiwán y Japón. Unisys opera mediante una empresa conjunta con Banamex, uno de los más importantes bancos mexicanos. La mayoría de las compañías estadounidenses producen computadoras personales con la tecnología más avanzada, mientras que las restantes fabrican máquinas pequeñas de tecnología atrasada para uso doméstico o de entretenimiento. Las exportaciones, principalmente de máquinas de tecnología avanzada, se dirigen a todo el mundo, pero se ha puesto especial atención a Latinoamérica y Asia.76 75 William Cline, Informatics and Development: Trade and Industrial Policy in Argentina, Brazil, and Mexico (Washington, D.C.: Economics International, Inc., 1987), p. 91; United States Trade Center, México, Market Research Report, 1989. 76 Wallace, "Profile", op. cit., pp. 60-63. 369 La mayor parte de la inversión extranjera en la fabricación se ha aportado buscando obtener acceso al mercado mexicano, como lo exige el programa sectorial. La producción de computadoras en México no ha ofrecido una ventaja competitiva considerable, salvo por ciertas partes y subconjuntos de mano de obra intensiva que no tienen un peso considerable en el costo final de las minicomputadoras o microcomputadoras. El tamaño del mercado mexicano no ha sido suficiente para justificar inversiones de consideración a falta de ventajas en costos reales. Sin embargo, la mayoría de las compañías estadounidenses, debido al enorme potencial del mercado mexicano, han intentado entrar a él. También han seguido otros lineamientos estratégicos, tales como establecer una alternativa para la reserva de mercado de Brasil, donde las compañías extranjeras no producen ni importan computadoras, y obtener preferencias de derechos según el Acuerdo de Integración Latinoamericana. Por último, una vez ganado el acceso, han competido en un mercado protegido o semiprotegido. Sin embargo, la protección no ha resultado absoluta con una frontera tan larga y tan relativamente permeable como la que hay entre Estados Unidos y México. Aunque el programa sectorial no ha hecho que la competitividad de México sea duradera en las exportaciones de computadoras, sí ha resultado benéfico desde el punto de vista interno. Las computadoras hechas en México se venden en el país con una diferencia de precios mucho menor con respecto a Estados Unidos que en cualquier otra parte de Latinoamérica o en comparación con las 370 computadoras importadas. El gobierno mexicano fija límites de precios, por lo general de un 10 a un 20 por ciento por encima de los precios de lista estadounidenses, como parte del programa sectorial. Desde luego, la gran frontera con Estados Unidos ejerce una presión descendente sobre los precios, al igual que falta de aranceles sobre las partes de computadora importadas, lo que hace disminuir el precio de las computadoras fabricadas o armadas internamente en relación con los precios de las importadas. Diversas compañías estadounidenses, japonesas y mexicanas han invertido en la fabricación de partes y subconjuntos de partes. Buena parte de esas inversiones se ha debido a la iniciativa de grandes fabricantes de computadoras que pretendían aumentar el contenido nacional de sus productos en conformidad con el programa sectorial. La fórmula de contenido nacional utilizada por SECOFI concede más importancia a las partes y subconjuntos de tecnología avanzada que a las de mano de obra intensiva. Los grandes fabricantes han brindado transferencia de tecnología, capital accionario y equipo para conducir a sus proveedores a los procesos de tecnología avanzada. Por ejemplo, Adtec, una empresa conjunta entre SCI, compañía estadounidense, y Elamex, compañía mexicana, fabrica tableros de circuitos para IBM y Hewlett Packard, y exporta un alto porcentaje de su producción. Esta empresa avanza hacia la tecnología de montaje de superficie, al igual que Compubur, la alianza entre Unisys y Banamex. Compubur ha emprendido la fabricación de tarjetas de capas múltiples. IBM ha brindado a Adtec asistencia técnica y equipo. 371 Sin embargo, la mayoría de las actividades locales de manufactura de partes son de productos de tecnología menos avanzada y de mano de obra más intensiva. La mayor parte de la producción se destina al mercado interno. Aun así, el resto se ha exportado dentro del programa de las maquiladoras. Por ejemplo, Unisys fabrica guarniciones de alambre, cables y cabezas de disco en Guadalajara para exportación. En la fabricación de aparatos periféricos la inversión de las compañías mexicanas ha sido proporcionalmente mayor, y suelen utilizar tecnología transferida por Estados Unidos o Japón. Las actividades de las compañías mexicanas se han concentrado especialmente en la fabricación de impresoras y terminales, mientras que las multinacionales han hecho mayores inversiones en la producción de dispositivos de almacenamiento. Los fabricantes mexicanos de impresoras producen internamente todos los componentes excepto la cabeza de impresión, con la cual sólo realizan actividades de armado y ajuste de precisión. En este renglón han sido mínimas las exportaciones, con excepción de las que hacen las multinacionales, sobre todo Hewlett Packard, que fabrica en México unidades de almacenamiento de disco y de cinta para exportarlas a Canadá, Australia y Latinoamérica. Como parte del recorte de costos de Unisys, recientemente la empresa cerró en Nogales una planta maquiladora que armaba unidades y subconjuntos de disco. El impresionante desempeño de México deja sin responder muchas preguntas sobre el futuro de la industria de computadoras en el país. ¿Tiene la 372 industria mexicana, en conjunto o en parte, una ventaja comparativa que le permita seguir integrada con su correspondiente estadounidense desempeñando un papel significativo? De no ser así, ¿puede aspirar a desempeñar dicho papel en el futuro? ¿La mano de obra del país ha adquirido suficiente educación, adiestramiento y experiencia para resultar verdaderamente competitiva en la industria? Las computadoras hechas en México por algunas multinacionales han llegado a ser internacionalmente competitivas en calidad y precio, pero eso no constituye una ventaja permanente ni deja de entrañar costos ocultos. Se ha incurrido en un elevado costo inicial al transferir la tecnología necesaria a los empleados de fabricación interna y a los proveedores de partes y subconjuntos, sobre todo en el caso de la tecnología avanzada, exceptuando los subconjuntos de mano de obra intensiva. Aun así, el panorama resulta un poco más alentador para los proveedores de partes y subconjuntos que para los fabricantes de computadoras. Los proveedores que emplean tecnología no avanzada, por ejemplo aquellos que producen partes metálicas o de plástico (cubiertas, bastidores) o subconjuntos o componentes eléctricos (fuentes de energía, cables), han representado menores costos iniciales para las compañías a las que proveen, mientras que son más competitivos en precio y en calidad que los proveedores que utilizan tecnología avanzada. Unos cuantos proveedores mexicanos de este último tipo han llegado a ser competitivos con el tiempo, pero apenas por un estrecho margen. Sin 373 embargo, incluso la postura de los proveedores más fuertes es temporal. Como la tecnología avanza aceleradamente, se necesitarán grandes inversiones para mantener la competitividad de los proveedores que emplean alta tecnología y para capacitar a empleados requeridos en la manufactura interna. La capacidad local para producir subconjuntos con tecnología de vanguardia es todavía insuficiente para competir con Estados Unidos, Europa y el Lejano Oriente. Por lo que se refiere a los aparatos periféricos, la capacidad local es mayor que en el terreno de las computadoras, partes y subconjuntos, pero, irónicamente, la competencia en todo el mundo es mucho más intensa. En calidad y precio, la producción mexicana se encuentra un poco por debajo de lo que se produce en Asia. Pese a los ambiciosos programas de algunas multinacionales y del gobierno mexicano, el país no tiene suficientes profesionales calificados en manufactura, ciencia de materiales, ciencia de computadoras y campos relacionados para construir una industria de computadoras competitiva. Existe una escasez especial de profesionales en ingeniería eléctrica capaces. Las compañías mexicanas y multinacionales tienen razón de estar orgullosas de lo que han logrado en el adiestramiento de su propio personal y en el desarrollo de la capacidad de sus vendedores y socios, pero la magnitud de lo que han conseguido no es suficiente para transformar la industria mexicana de modo que cuente con la infraestructura humana necesaria para competir internacionalmente. La transferencia de tecnología de las multinacionales se ha realizado a una escala 374 asombrosamente alta considerando la limitada infraestructura humana, pero ello no ha bastado para conferir competitividad permanente a la industria. Gran parte de la producción de computadoras realizada por compañías locales ha consistido sencillamente en un armado de "destornillador" con poco valor agregado. Este tipo de operación no ha aumentado las habilidades ni desarrollado la infraestructura del país, con excepción tal vez de la distribución y el servicio a clientes. Aun cuando México disfruta de una ventaja comparativa pequeña y temporal, será difícil mantener la producción en el país. La tendencia dentro de la industria de computadoras consiste en la obtención de una o dos fuentes de productos finales siempre que sea posible, concentrando la producción en los mercados más grandes: Estados Unidos, Canadá, Europa y Asia. Incluso en el caso de los productos de mano de obra intensiva, las dificultades de administrar numerosas plantas de fabricación podrían anular la ventaja que ofrecen los costos de mano de obra de México. Por último, la producción de insumos de bajo costo, alta calidad e intensivos en mano de obra sólo constituirá una solución a corto plazo, porque los compradores preferirán a los proveedores capaces de integrar insumos intensivos en mano de obra con componentes y subconjuntos más refinados, de tecnología avanzada. El futuro El futuro de la industria mexicana de computadoras y su integración con Estados Unidos dependen de las decisiones del gobierno mexicano sobre el futuro 375 del programa sectorial, así como de las medidas que se adopten una vez tomadas dichas decisiones. El gobierno mexicano ha declarado públicamente su intención de eliminar el programa sectorial, pero aún no ha establecido un calendario para hacerlo. Las industrias electrónica, farmacéutica y automotriz son las únicas regidas total o parcialmente por programas de regulación sectorial, y el programa de automóviles se ha modificado sustancialmente. Desde que México firmó un acuerdo bilateral sobre subsidios, en 1985, y entró al Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), en 1986, ha emprendido una audaz liberalización de su régimen comercial, misma que ha continuado con mayor energía durante la administración del presidente Salinas. En 1987 los gobiernos mexicano y estadounidense acordaron incluir a la industria de computadoras en las pláticas del acuerdo marco bilateral sobre inversión y comercio, aunque hasta ahora las pláticas sólo han sido exploratorias. Un acuerdo firmado por ambos gobiernos en octubre de 1989 se refiere a negociaciones por categoría de producto para facilitar el comercio y la inversión. Quizá el sector de computadoras se incluya en dichas negociaciones. También cabe la posibilidad de que México liberalice unilateralmente ese sector. Como el programa sectorial ha conformado la integración con la industria estadounidense de computadoras, su eliminación acarrearía consecuencias drásticas para la integración futura. Compañías de todo el mundo, muchas de ellas 376 excluidas anteriormente por el programa sectorial, participarán en el mercado, principalmente mediante la venta de sus productos. Las compañías internacionales grandes que han operado en México durante mucho tiempo probablemente mantengan cierto tipo de fabricación local, aunque tal vez distinta de sus actividades actuales. Dada la ventaja comparativa de México en subconjuntos y componentes intenisivos en mano de obra, cabe esperar que, en un principio, la mayor parte de la producción multinacional se ubique en el país. Sin embargo, el grado de integración a largo plazo dependería en gran medida de que México desarrollara la capacidad y la infraestructura necesarias para combinar dichos componentes y subconjuntos con partes de tecnología más avanzada, fabricando en el país al menos algunas de estas últimas. Para ser competitivo, México deberá tener la capacidad para diseñar estas partes. Cuestiones de política Las cuestiones fundamentales de política relacionadas con el futuro de la industria mexicana de computadoras y su integración con la de Estados Unidos son las siguientes: Si México liberaliza la industria de computadoras, ¿cómo se nivelarían las presiones de corto plazo ejercidas sobre una industria nacional ineficiente y basada en un mercado protegido con los beneficios que un régimen de libre comercio traería a la economía mexicana? 377 ¿Qué papel quiere desempeñar México en la industria internacional de computadoras? ¿Tiene México una verdadera ventaja comparativa o puede desarrollarla? ¿Debe permitirse que sean las fuerzas del libre mercado y las iniciativas del sector privado lo que conforme el futuro de la industria mexicana de computadoras y de su integración con la estadounidense, o bien, debe intervenir el gobierno de uno u otro país, o ambos? Recomendaciones México debe liberalizar su industria de computadoras de manera que no perjudique a las compañías que han realizado enormes inversiones basadas en la operación dentro de un mercado parcialmente protegido. Las restricciones a las importaciones deben eliminarse gradualmente, primero para las categorías de productos en las que no existe fabricación local, luego para las minicomputadoras y finalmente para las microcomputadoras. Esto debe hacerse según un calendario fijo, sin retrasos, ni excepciones ni desviaciones del programa. Los gobiernos estadounidense y mexicano deben colaborar con los sectores privados de ambos países para ayudar a los mexicanos a decidir dónde pueden hallarse las mejores oportunidades futuras en la industria de computadoras. Más adelante deben desarrollar conjuntamente un programa de 378 educación y adiestramiento, quizá financiado inicialmente por instituciones internacionales de crédito como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo, a fin de ayudar a México a aprovechar esas oportunidades. El énfasis no debe ponerse en distorsionar las fuerzas del mercado o en desarrollar una falsa ventaja competitiva, sino en entender las fuerzas del mercado y descubrir dónde radica una verdadera ventaja comparativa. Una vez que el programa empiece a dar resultado, se esperaría que el capital privado sostuviera la carga del financiamiento. Ambos gobiernos deben aumentar el grado de intercambio tecnológico y científico con miras a construir en México una infraestructura tecnológica y científica más sólida que permita a las fuerzas del mercado aumentar con el tiempo la ventaja comparativa de México dentro de la industria. Así mismo deben crearse estímulos fiscales para los esfuerzos privados en este terreno. Habrá que desarrollar proyectos específicos de infraestructura para la industria de computadoras en los terrenos más prometedores. Los esfuerzos iniciales corresponden a los gobiernos o a instituciones internacionales de crédito, hasta que muestren un historial de éxito que a su vez atraiga capital privado. Dichos proyectos deben contemplar el desarrollo de capacidades en las ciencias básicas pertinentes y en campos clave de las ciencias aplicadas. Por último, deben desarrollarse y alentarse capacidades de diseño de subconjuntos en México, dando así al país una base para aumentar su aportación de contenido nacional. 379 OCHO ____________ Alimentos 380 Alimentos: perspectiva estadounidense Lloyd E. Slater Para poder adoptar una visión realista de la integración actual y futura entre las industrias alimentarias de Estados Unidos y México, es necesario definir el alcance de lo que constituye una industria alimentaria. ¿Sería realista limitar nuestra visión de la industria en Estados Unidos y en México exclusivamente a las fábricas que procesan y venden alimentos? En un análisis confiable también deben tenerse en cuenta las necesidades sociales y el afán de lucro. ¿Sería realista aislar las fuerzas del mercado de influencias como la seguridad alimentaria y la salud pública? En años recientes la agricultura, el procesamiento industrial y la distribución global de productos alimentarios, actividades en otro tiempo independientes, han llegado a estar estrechamente entretejidas. Esto se aplica en particular a Estados Unidos, Europa Occidental y Japón, donde gigantescas corporaciones multinacionales controlan la producción agrícola: procesan y almacenan una variedad creciente de alimentos, con frecuencia bienes comerciables y artículos de consumo; también poseen muchos de los establecimientos de venta al público e incluso operan grandes cadenas de restaurantes. 381 La figura 8.1 esquematiza esta visión ampliada de la moderna industria alimentaria de un país, la cual podría denominarse con más propiedad "sistema alimentario". El esquema muestra los vínculos entre el cultivo, el procesamiento y la distribución de los alimentos, al tiempo que señala las múltiples vías y oportunidades posibles para aumentar la producción al máximo dependiendo de las limitaciones de un país en cuanto a recursos naturales, financiamiento y tecnología.77 Otro avance reciente ha sido la integración gradual de la producción y las necesidades (oferta y demanda) de alimentos de cada país con un sistema alimentario mundial en evolución. Lo anterior se materializó poco después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el rápido crecimiento de la población, graves sucesos climáticos y sistemas agrícolas deficientes provocaron en diversos países una escasez de alimentos que exigió grandes importaciones de grano. Las repercusiones impredecibles del clima, falsas prioridades de desarrollo nacional y diversas medidas de control demográfico han demostrado su influencia sobre este sistema mundial. FIGURA 8.1 Elementos del sistema alimentario de un país desarrollado Subsistema de cultivo Subsistema de procesamiento 77 Subsistema de distribución y comercialización Pueden encontrarse mayores detalles sobre el esquema del sistema alimentario en Walter Orr Roberts y Lloyd E. Slater, "The Interaction of Food, Climate, and Population", en The Management of Sustainable Growth, libro de la Conferencia Woodlands de 1980 editado por Harlan Cleveland (Nueva York: Pergamon Press, 1981), pp. 246-247 y 262-263. 382 de alimentos de alimentos de alimentos +------------+ ¦ pesca ¦ +-----¦ y +---+ ¦ ¦ acuicultura¦ ¦ +--------------+ +-----------+ ¦ +------------+ ¦ ¦almacenamiento¦ ¦ mercado ¦ ¦ ali-¦ ¦ +---¦ de alimentos +--+ +--¦ interno ++ ¦ men-¦ +----+ ¦ ¦ crudos ¦ ¦ ¦ ¦ ¦¦ ¦ tación¦ ¦ ¦ +--------------+ ¦ ¦ +-----------+¦ ¦ +------------+ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ganadería ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ +-----¦ y +-+-¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ avicultura ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ +------------+ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ali-¦ +----+ ¦ +--------------+ ¦ +-------------+ ¦ ¦ men-¦ ¦fer- ¦ ¦ conservación ¦ ¦ ¦instalaciones¦ ¦ ¦ tación¦ ¦tili- +---¦ y empaque de +--+--¦ de ¦ +--¦ +------¦ ¦zante ¦ ¦ alimentos ¦ ¦ ¦distribución ¦ ¦ ¦ +-¦ ¦ +------------+ ¦ +--------------+ ¦ +-------------+ ¦ ¦ ¦¦¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦¦ ¦ +-+---¦agricultura +---+ ¦ ¦ ¦ ¦¦ fon- ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦¦ dos/ ¦ ¦ ¦ +------------+ +--------------+ ¦ ¦ +-----------+¦ ¦ re- ¦ ¦ +------+ ¦mate- ¦ alimentos ¦ ¦ ¦ ¦ mercado ++ ¦ cur- ¦ ¦ ¦ ¦rial +---¦ sintéticos +--+ +--¦ de ¦ ¦ sos/ ¦ ¦ ¦ ¦biol. ¦ ¦y relacionados¦ ¦exportación¦ ¦ tec- ¦ ¦ +------------+ ¦ +--------------+ +-----------+ ¦ nolo-¦ ¦ ¦ alimentos ¦ ¦ ¦ gía ¦ +-----¦de síntesis +---¦ ¦ ¦ ¦ ¦ biológica ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ +------------+ ¦ ¦ ¦¦ ¦ ¦ ¦ ¦ +------------+ ¦ ¦ ¦ ¦ ¦ alimentos ¦ ¦ ¦ ¦ +-----¦de síntesis +---+ ¦ ¦ ¦ química ¦ +----------------+ ¦ ¦ +------------+ ¦ políticas y ¦ ¦ +--------------------------------------------¦ regulación del +-------+ ¦ gobierno local ¦ +----------------+ Fuente: L.E. Slater, 1978 La profesora Donella Meadows, de Dartmouth College, ha analizado el naciente sistema alimentario mundial. Al estudiar los mecanismos que influyen en 383 la disponibilidad actual y futura de alimentos, desarrolló un modelo compuesto del sistema alimentario mundial, el cual se ilustra en la figura 8.2. Al modelo económico básico de oferta y demanda en Occidente, la profesora añadió influencias demográficas determinadas por factores ambientales y de población, así como la desigual distribución de los beneficios sociales.78 figura 8.2, (Nota: dada la imposibilidad de reproducir aquí la figura, he numerado los textos tanto aquí como en el libro en inglés para señalar su posición. Véase libro en inglés)] FIGURA 8.2 Modelo compuesto del sistema alimentario mundial 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 desigualdad de distribución alimentos per cápita tasa de mortalidad mano de obra agrícola muertes al año servicios de salud clima OFERTA DE ALIMENTOS precio de los alimentos DEMANDA DE ALIMENTOS población capital y tecnología agrícola tierra cultivada nacimientos al año tierra disponible inversión agrícola índice de fertilidad presiones sociales superávit para inversión 78 La exposición completa del modelo compuesto del sistema alimentario mundial de Donella Meadows se encuentra en Alternatives to Growth-1, libro de la Conferencia Woodlands de 1975 editado por Dennis L. Meadows (Cambridge: Ballinger Publishing, 1977), pp. 11-33. 384 20 21 22 23 24 25 26 27 insumos agrícolas anuales ingreso per cápita producción industrial mano de obra industrial recursos no renovables inversión industrial insumos industriales anuales capital industrial Fuente: Donella Meadows, 1975. La visión general de la profesora Meadows sobre las fuerzas que intervienen en la disponibilidad mundial de alimentos tiene una correspondiente visión particular en el programa llamado "Sistemas Alimentarios y Sociedad", que realiza en México el Instituto de Investigación para el Desarrollo Social de las Naciones Unidas (UNRISD por sus siglas en inglés). Su director, el profesor Rolando García, de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, ha estudiado, mediante complejos análisis de sistemas, la transición del cultivo de alimentos a la alimentación de animales en el Bajío, un cambio que ha conducido a la creciente necesidad de importar frijol y maíz, alimentos básicos para la gente más pobre en México. Esta labor ha revelado el asombroso número de fuerzas (físicas, sociales, económicas, políticas) que influyen en dicha transición, y ofrece a quienes toman las decisiones de política alimentaria un análisis que llega hasta las raíces de un problema nacional.79 Aunque el objetivo de este estudio es valorar la relación entre las industrias alimentarias de Estados Unidos y México, es evidente que dicha valoración no 79 Las técnicas de planeación y análisis utilizadas por Rolando García en México son tema de una monografía publicada en 1984: Food Systems and Society--A Conceptual and Methodological Challenge (Ginebra: Naciones Unidas, Informe del RISD No. 83.5), p. 73. 385 puede limitarse a un análisis de los índices de producción o de los indicadores económicos. Nuestra visión ampliada exige considerar a estas industrias como sistemas interactivos, sensibles en su desempeño a las economías de ambos países y a las necesidades sociales, así como a otras fuerzas, a escala tanto nacional como internacional. Mi modo de abordar el asunto consistirá primero en describir a la industria alimentaria estadounidense señalando sus dimensiones, naturaleza y tendencias de desarrollo futuro. A continuación, para sopesar el potencial de integración entre las dos industrias, examinaré la base de recursos de la producción alimentaria mexicana, así como hasta qué grado y qué tan eficazmente se ha explotado. Luego presentaré un examen sobre los esfuerzos de integración pasados y presentes entre empresas alimentarias estadounidenses y mexicanas, el cual encierra importantes cuestiones políticas. Por último ofrezco algunas consideraciones sobre la posibilidad de establecer relaciones más estrechas en el futuro, y sugiero iniciativas mutuamente benéficas. El monstruo alimentario estadounidense En 1975, el excomisionado de Agricultura del estado de Texas, Jim Hightower, ofreció la siguiente visión general de la industria alimentaria estadounidense, en su libro Eat Your Heart Out: 386 "En Estados Unidos existen 32,000 firmas fabricantes de alimentos; cincuenta de ellas generan tres cuartas partes de las utilidades de la industria, y la mayoría de las marcas de alimentos procesados que reciben mayor publicidad pertenecen a unas cuantas. El 89 por ciento de las ventas de refrescos están en manos de Coca Cola, Pepsico, Seven-Up y Royal Crown, mientras que Borden, National Dairy y Carnation controlan del 60 al 70 por ciento de los productos lácteos. Tres firmas nacionales producen el 50 por ciento de la cerveza que se vende en Estados Unidos. Kellogg, General Mills, General Foods y Quaker Oats realizan el 91 por ciento de las ventas de cereales para el desayuno. Las cuatro primeras enlatadoras de productos vegetales venden el 60 por ciento de los cocteles de frutas, el 57 por ciento del puré de manzana, el 87 por ciento de los higos enlatados, el 52 por ciento de los granos de elote, el 58 por ciento de la pasta de tomate, el 53 por ciento de los chícharos enlatados, y el 72 por ciento del puré de tomate. Seis compañías multinacionales de cereales tienen actualmente en sus manos el 90 por ciento de los cereales que se embarcan en todo el mundo".80 La visión que el excomisionado Hightower tenía en 1975 sobre las tendencias de la industria ha persistido hasta nuestros días, aunque desde entonces se han verificado algunos cambios notables entre sus miembros principales. Como lo indica el cuadro 8.1, se trata de una industria gigantesca. En 1988 las nueve categorías principales de productos que figuran en el cuadro 80 El libro de Jim Hightower se titula Eat Your Heart Out (Nueva York: Vantage Books, 1975), pp. 11-19. 387 representaron el 73 por ciento del valor de todos los embarques de alimentos y bebidas, para dar un total estimado de más de 468,000 millones de dólares. Lo anterior coloca a la industria alimentaria en segundo lugar entre las mayores industrias de Estados Unidos, superada tan sólo por la de servicios médicos y de salud (558,700 millones de dólares en 1988). Su contribución al producto interno bruto es del 10 por ciento. El 27 por ciento que no se ha considerado en el cuadro corresponde a las grandes exportaciones de maíz, trigo y frijol de soya, así como a las ventas internas de productos agrícolas y ganaderos frescos. El cuadro 8.1 muestra también que la industria alimentaria estadounidense está orientada al mercado interno, dado que exporta menos del 4 por ciento de su producción. Parecería así que difiere de las industrias alimentarias de muchos otros países desarrollados, las cuales exportan entre el 10 y el 70 por ciento de su producción. Sin embargo, esta visión resulta engañosa: lo cierto es que, actualmente, las mayores compañías alimentarias estadounidenses obtienen gran parte de sus ganancias mediante plantas ubicadas en el extranjero, donde con frecuencia fabrican productos de marcas estadounidenses para venderlos a nivel local. 388 CUADRO 8.1 Estadísticas estadounidenses de alimentos procesados, 1988 (miles de millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Categoría Producido Exportado Importado __________________________________________________________________ Carnes y aves 75.6 3.925 3.647 Lácteos 44.4 0.487 0.736 Frutas y verduras 41.0 1.241 2.175 Harinas 41.6 2.943 0.342 Panes y pasteles 23.2 0.062 0.317 Azúcar y dulces 18.6 0.649 1.333 Grasas y aceites 17.5 3.295 0.861 Bebidas 50.0 0.609 3.478 Alimentos varios 29.8 2.709 6.305 Valor total 341.7 15.920 19.154 __________________________________________________________________ Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, Industrial Outlook 1989. Estados Unidos padece un déficit comercial en el renglón de alimentos procesados debido a la práctica generalizada de exportar productos de poco valor agregado, como grasas, aceites, carnes, aves y cereales para el desayuno. Los consumidores estadounidenses, que en 1987 gastaron unos 1,340 dólares per cápita en alimentos, mostraron cada vez mayor preferencia por artículos importados de gran valor agregado, tales como dulces, quesos, galletas y bebidas alcohólicas. El Departamento de Comercio estadounidense estimó que el consumo personal de alimentos aumentó 3.1 por ciento en 1988, para dar un total 389 de 513,000 millones de dólares, de los cuales 339,000 millones correspondieron a comidas en casa, y el resto en restaurantes.81 Surgimiento de supercorporaciones alimentarias La alarma de Jim Hightower ante el predominio de unas cuantas corporaciones gigantescas en la industria alimentaria estadounidense debe haber llegado actualmente al grado de una fiebre. La extraordinaria consolidación de la industria apenas comenzaba en 1975, cuando varias docenas de las firmas más grandes y ricas emprendieron la compra de competidores más pequeños para lograr la hegemonía de sus marcas, adquirir otras líneas de productos a fin de participar en un mercado de amplio espectro, y obtener el control del abasto, así como de los establecimientos de venta al público. Un estudio terminado en 1979 por Corporate Data Exchange Inc. confirmó esta tendencia de la industria. Su Directorio de Agroindustrias (Stock Ownership Directory Agribusiness) presentaba a las 222 compañías que constituían la médula del sistema alimentario estadounidense. De los 250,000 millones de dólares de renta de la industria, casi el 75 por ciento lo producían tan sólo 73 corporaciones. Resultaba evidente que las empresas se encaminaban hacia el extremo de consumo del sistema. Estas firmas habían adquirido y dirigían en ese momento 81 Una extraordinaria recopilación de datos sobre el desempeño anual de la industria estadounidense se encuentra en U.S. Industrial Outlook, órgano informativo que el Departamento de Comercio de Estados Unidos publica en enero de cada año. 390 1,390 restaurantes, 8,703 establecimientos de comida rápida y 1,925 tiendas de alimentos y medicamentos. A finales de la década de 1980, algunas docenas de corporaciones con varios miles de millones de dólares de capital, engrandecidas por la compra de otras y no por crecimiento interno, dominaban la industria alimentaria. La mayoría de las primeras 10, que figuran en el cuadro 8.2, pasaron de una sola categoría de productos (lácteos, carnes, cereales, panes, etc.) a actividades que incluían todas las variedades. Solamente las tres empresas de bebidas que se incluyen permanecieron de manera casi exclusiva en su ramo, eliminando a cientos de cervecerías y marcas de refresco durante su proceso de crecimiento. Un participante más reciente, la tabacalera RJR, ingresó a las grandes corporaciones alimentarias en 1979 al absorber a la empresa líder Del Monte (ventas de 1,560 millones de dólares en 1978) y a la aún mayor Nabisco en 1985. El ingreso de RJR a la industria precedió una serie de adquisiciones similares por parte de empresas no alimentarias deseosas de participar en el estable y próspero mercado de alimentos. A finales de los ochenta, las actividades de expansión de las compañías alimentarias rayaban en el furor, ya que con frecuencia las fusiones sensatas se convierten en hostiles tomas de mando. Algunas de las transacciones contravenían toda lógica de crecimiento, y no mostraban sino un afán de lucro mercantil. En un caso típico de estas actividades están implicadas tres multinacionales. En 1987, RJR/Nabisco, que entonces era el mayor conglomerado 391 alimentario, añadió los viñedos Almaden a su división Hueblein Wine por unos 130 millones de dólares, con lo que hizo de dicha división el segundo proveedor de vinos de mesa en Estados Unidos. Pero poco después, en 1988, Hueblein fue vendida en 1,300 millones de dólares a la compañía inglesa Grand Met (Vodka Smirnoff y otros licores), con lo que ésta llegó a ser la mayor del mundo en ventas de vinos y licores. CUADRO 8.2 Ventas de las diez mayores compañías alimentarias estadounidenses en 1988 (miles de millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Compañía Ventas __________________________________________________________________ Philip Morris/General Foods 31.742 RJR Nabisco 17.000 Kraft Inc. (dato de 1987) 9.876 Anheuser-Busch Inc. 9.706 Conagra Inc. 9.474 Occidental Petroleum/BP 9.066 Coca-Cola Co. 8.337 Mars Inc. 7.500 Pepsico (dato de 1987) 7.301 Borden Inc. 7.244 __________________________________________________________________ Fuente: Food Engineering International, septiembre de 1989. Reproducido con autorización. 392 Como lo indica el cuadro 8.3, muchas de estas adquisiciones constituyeron operaciones de miles de millones de dólares, lo que las coloca entre las más grandes registradas en Estados Unidos. La adquisición de Kraft por Philip Morris a un precio de 13,100 millones de dólares (la segunda en monto), aumentó a más del doble las ventas de su división General Foods. De este modo, en 1988, Philip Morris se convirtió en la primera compañía alimentaria estadounidense. Por otra parte, RJR/Nabisco, su principal rival en la competencia por el puesto de mayor conglomerado alimentario, logró ventas de hasta 9,400 millones de dólares y, a finales de 1988, se volvió privada como consecuencia de la venta de su administración a un precio estimado de 25,000 millones de dólares, lo que constituye la mayor transacción de la historia estadounidense. Su nueva administración ha emprendido la venta sistemática de entidades propiedad del consorcio para pagar la deuda. CUADRO 8.3 Adquisiciones recientes en la industria alimentaria estadounidense (monto en miles de millones de dólares) __________________________________________________________________ Año Transacción Monto __________________________________________________________________ 1984 Nestlé S.A. (Suiza) adquiere Carnation Corp. 3.0 1985 RJR compra Nabisco y se convierte en RJR/Nabisco 4.9 1987 Bond Corp. (Australia) adquiere Heileman B.C. 1.1 1988 Grand Met (R.U.) adquiere Hueblein de Nabisco 1.3 1988 Philip Morris compra General Foods Corp. 5.6 393 1988 Philip Morris adquiere Kraft 13.1 1989 Prolongada adquisición de Pillsbury por Grand Met 5.5 1989 Termina la venta de administración de RJR/Nabisco 25.0 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilado por el autor con datos de Food Engineering Magazine. Expansión de las multinacionales Mucho antes de la consolidación industrial de la pasada década, muchas de las mayores compañías alimentarias estadounidenses buscaron crecimiento y ventajas competitivas mediante iniciativas en el extranjero. En 1974, un estudio de la revista Food Engineering Magazine sobre las 75 mayores compañías reveló que 60 de ellas poseían total o conjuntamente plantas alimentarias en 46 países del mundo. Algunas de las grandes, como Beatrice Foods, Coca Cola, Borden Co. y Del Monte, realizaban operaciones en más de la mitad de esos países. Por entonces, las inversiones de la industria alimentaria estadounidense en el extranjero ascendían a 60,000 millones de dólares, y se esperaba que alcanzaran los 200,000 millones en 1980. Durante el mismo periodo se predijo que el valor del comercio alimentario mundial aumentaría de 275,000 millones a cerca de 1.5 billones de dólares.82 82 El estudio de 1974 sobre las 75 mayores corporaciones alimentarias aparece en la revista Food Engineering, enero, 1975, pp. 45-53. El análisis de las actividades exteriores de las compañías alimentarias estadounidenses se encuentra en Food Engineering, enero, 1989, pp. 53-72. Se pueden obtener ambos números de Chilton Co., Radnor, Pennsylvania. 394 En enero de 1989 la Food Engineering Magazine publicó otro informe sobre el alcance internacional de las compañías alimentarias estadounidenses. El informe mencionaba un estudio del Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura estadounidense sobre las 57 mayores compañías estadounidenses procesadoras de alimentos, cuyas ventas en 1987 ascendieron a 147,000 millones de dólares, o a un 48 por ciento del total del país. El estudio reveló que las 57 firmas poseían 2,503 plantas de procesamiento, 26 por ciento de ellas en el extranjero. En el cuadro 8.4 figuran las que poseen 20 o más fábricas en el exterior. Las ventas de estas subsidiarias extranjeras representaron entre el 30 y el 50 por ciento del volumen total de ventas de la industria. El cuadro 8.5 señala las estrategias de adquisición de empresas extranjeras utilizadas por algunas de las grandes multinacionales en 1987. Sin embargo, los cuadros 8.4 y 8.5 sólo ofrecen una pequeña muestra de la presencia de las empresas alimentarias estadounidenses en todo el mundo. Gran parte de ellas, al informar sobre sus ventas en el extranjero, no incluyen los ingresos que obtienen mediante empresas conjuntas y por permisos de uso de marca. Muchas, sobre todo las empresas de bebidas, se ahorran los costos de instalación de subsidiarias en el exterior autorizando la fabricación de sus marcas a empresas extranjeras para su venta en el mercado local. Otras, en su búsqueda de mercados vírgenes, acometieron las empresas conjuntas exigidas por los países socialistas y comunistas. Por ejemplo, poco antes del incidente de la Plaza de Tiananmen, Heinz y RJR/Nabisco establecieron empresas conjuntas en China. 395 La expansión mundial de las empresas alimentarias estadounidenses se intensificó con el acceso anticipado al mercado de la Comunidad Europea, que en 1992 constará de 320 millones de personas. En 1988, durante la asamblea anual de accionistas de H.J. Heinz, Tony O'Reilly, presidente de la compañía, expresó su opinión al respecto. Para justificar las entonces recientes adquisiciones de Orlando, S.A., en España (véase el cuadro 8.5), y Marie Elisabeth (enlatadora de pescado) en Portugal, así como la instalación previa de una fábrica ultramoderna de concentrado de tomate en Portugal, O'Reilly dijo: "No es inconcebible que en el gigantesco mercado posterior a 1992 toda nuestra salsa de tomate en Europa proceda de una sola fuente: quizá España o Portugal. Tampoco es inconcebible que desarrollemos una sola planta de productos del mar para todo el mercado europeo". CUADRO 8.4 Firmas alimentarias estadounidenses que poseen 20 o más plantas de procesamiento en el extranjero __________________________________________________________________ Total de Estados % del Extran% del Firma plantas Unidos total jeras total __________________________________________________________________ CPC International 112 29 26 83 74 Ralston Purina 123 57 46 66 54 RJR/Nabisco 170 123 72 47 28 Kraft 96 52 54 44 46 Philip Morris (GF) 103 60 58 43 42 396 Heinz 63 25 40 38 60 Quaker Oats 65 31 48 34 52 Campbell Soup 87 59 68 28 32 Borden 153 127 83 26 17 Pepsico 115 91 79 24 21 Conagra 150 127 85 23 15 International Multifoods 45 24 53 21 47 Sara Lee 67 47 70 20 30 McCormick 52 32 62 20 38 TOTAL 1,401 884 63 517 37 __________________________________________________________________ Fuente: Food Engineering Magazine, enero de 1989. Reproducido con autorización. Heinz, el mayor fabricante de salsa de tomate del mundo, inició su exploración del extranjero en busca de nuevas tierras de cultivo que satisfacieran su voraz apetito de tomates. Actualmente, el concentrado de tomate, almacenado asépticamente en grandes silos, se comporta de igual manera que los cereales y el azúcar como mercancía alimentaria mundial. Las multinacionales alimentarias extranjeras, estimuladas por un dólar débil, también se han dedicado a la compra de grandes porciones de la industria alimentaria estadounidense. A mediados de la década de 1980, compañías inglesas, canadienses, francesas y alemanas adquirieron sus subsidiarias de marca instaladas en Estados Unidos. Kirin, la mayor productora japonesa de 397 cerveza, compró cinco plantas de refresco de cola, concesionarias suyas, instaladas en Nueva Inglaterra. Como indica el cuadro 8.3, dos de las mayores adquisiciones en Estados Unidos fueron realizadas por gigantes extranjeros: Nestlé obtuvo Carnation y Grand Met absorbió Pillsbury. Esta última transacción dio al conglomerado inglés mayor presencia en los anaqueles de las tiendas de autoservicio estadounidenses. La compañía Pillsbury, originalmente un molino harinero de Minneapolis, había adquirido a su vez la empresa de verduras enlatadas Green Giant, la de helados Häagen Dazs, la de platillos italianos congelados Totino's, la de pizzas Jeno's, la cadena de fondas Hungry Jack y los 5,800 restaurantes Burger King. CUADRO 8.5 Algunas adquisiciones/inversiones extranjeras realizadas por firmas alimentarias estadounidenses en 1987 __________________________________________________________________ Adquisición/ Firma de E.U. inversión País Productos __________________________________________________________________ Borden, Inc. CPC International Kuntzle Group Alemania Cadena de panaderías Karl Jaus & Son Alemania Panes y pasteles Albadora Spa Italia Pastas Patty S.A. Brasil Pastas Garrick Foods R.U. Saborizantes, condimentos Nutrial S.A. Francia Alimentos para el desayuno Sun-Co S.A. Brasil Productos de fécula de maíz Seasoned Colombia Especias, colorantes 398 Ubena Co. H.J. Heinz Alemania Especias, hierbas de olor Orlando S.A. España (mayoritario) Pro Pastries Canadá Vin-Chance Foods Tailandia Productos de tomate Panes y pasteles Alimentos de bebé RJR/Nabisco Interbake Foods Iracem Ind. Caju Canadá Brasil Galletas Nueces de la India Pilgrim Pride 3 plantas México Aves __________________________________________________________________ Fuente: Food Engineering Magazine, enero de 1989. Reproducido con autorización. Como indica el cuadro 8.6, de 1984 a 1987 la inversión extranjera en la industria alimentaria de Estados Unidos excedió en 3,600 millones de dólares la inversión estadounidense en el extranjero. No obstante, en 1987 las firmas estadounidenses ganaron utilidades por 2,790 millones de dólares en sus operaciones exteriores, a diferencia de los 878 millones de ingreso de las compañías extranjeras que operan en Estados Unidos. Incluso después de las deducciones de cambio de moneda, el ingreso de las firmas estadounidenses en 1987 ascendió a 1,960 millones de dólares. ¿Es bueno ser grande? ¿Es saludable esta tendencia febril de la industria hacia la formación de unas cuantas supercorporaciones alimentarias mundiales que ostenten la hegemonía? Los directivos de las multinacionales sostienen que la tendencia no sólo es saludable, sino inevitable. Afirman que sus conglomerados mundiales 399 reducen al mínimo las repercusiones que los periódicos desastres climáticos y agitaciones políticas tienen sobre el vital abasto mundial de alimentos a precios accesibles. Citando como ejemplo la sequía que asoló a Norteamérica en 1988, declaran que sus consecuencias sobre los precios de los alimentos procesados fueron leves, pese a los altos costos de otros bienes. Esta estabilidad de precios es resultado del acopio que realizan las compañías mundiales durante los años de cosechas abundantes, así como de que protegen sus compras de insumos en mercados de futuros cuando los precios locales son bajos. Cuando ocurren grandes desastres en los cultivos de una región, estas compañías disfrutan de un acceso rápido y fácil a cosechas abundantes en otras partes del mundo. CUADRO 8.6 Inversión estadounidense en industrias alimentarias extranjeras vs. inversión extranjera en la industria alimentaria de Estados Unidos (millones de dólares estadounidenses) __________________________________________________________________ Estados Unidos 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Inversión directa 7,661 8,156 9,252 10,968 12,643 Egreso de capital 25 478 1,196 1,469 1,630 Ingreso 687 683 1,619 2,091 2,784 __________________________________________________________________ Exterior 1983 1984 1985 1986 1987 __________________________________________________________________ Inversión directa 7,447 8,270 10,710 12,147 16,004 Egreso de capital 798 818 2,538 1,337 3,832 Ingreso 553 726 4,411 797 878 __________________________________________________________________ Fuente: Departamento de Comercio estadounidense, informes diversos. Aunque esta justificación de las voraces multinacionales alimentarias parece razonable e incluso virtuosa, para sus accionistas la verdadera razón de 400 semejante crecimiento es el lucro. Evidentemente existen otras causas para que los gigantes alimentarios puedan mantener sus utilidades a pesar de las fluctuaciones climáticas y económicas. Por ejemplo, la demanda de alimentos es relativamente poco elástica. Resulta fácil aumentar los precios para sobrellevar cualquier alza de costos en los suministros de materias primas. También es sencillo no reducir los precios cuando dichos costos bajan. Las multinacionales alimentarias ponen particular cuidado en la composición variada de sus productos. Los complejos alimentos procesados de nuestro tiempo contienen diversas frutas, verduras, cereales y aceites en proporción variable. Como los precios de estas materias primas no fluctúan de la misma manera, los grandes aumentos de costo para una de ellas suelen tener repercusiones mínimas en las utilidades. Las empresas multinacionales de alimentos persiguen también el predominio de sus marcas comerciales. Refinadas técnicas de comercialización y publicidad han ganado para determinadas marcas fuertes la lealtad de consumidores de todo el mundo, permitiéndoles aumentar sus precios sin sufrir una pérdida significativa de clientes. Mediante sus grandes establecimientos de venta al público, estas empresas están en una posición inmejorable para introducir lucrativos productos nuevos. En 1988 se introdujeron 7,236 productos alimentarios nuevos, y más de la mitad fueron lanzados por sólo cuatro de las mayores firmas. 401 Una razón que se expresa con menos frecuencia para explicar las infalibles utilidades de la industria es que las materias primas alimentarias suelen representar una proporción modesta del costo de llevar al mercado los productos procesados. El cuadro 8.7 muestra estimaciones del Departamento de Comercio de Estados Unidos sobre los diversos costos que en 1987 pagó el consumidor estadounidense como precio de un producto alimentario. La proporción de los costos de publicidad (4.5 por ciento del precio) parece pequeña. No obstante, se dedican costosos anuncios por televisión exclusivamente para los productos empacados de marca de las compañías alimentarias predominantes. Cerca de un 40 por ciento de su producción constituye productos de marca, un 25 por ciento se vende a otras empresas de alimentos procesados y a cadenas de tiendas de autoservicio para que éstas les asignen sus propias marcas, y el resto se destina a los establecimientos de servicio de alimentos. Así, el costo que dicha publicidad representa para una de las grandes empresas puede ascender a 1,000 millones de dólares anuales y consumir más del 12 por ciento de sus ingresos totales por ventas (véase el cuadro 8.8). Políticas que protegen y limitan Las políticas gubernamentales y la reglamentación relacionada que regulan la industria alimentaria estadounidense han servido a la vez para proteger y limitar 402 su extraordinario desarrollo. El Departamento de Agricultura de Estados Unidos impone rigurosas normas para la inspección y clasificación de los productos agrícolas y ganaderos, garantizando así que las plantas procesadoras reciban suministros de buena calidad y exentos de riesgos. La Occupational Safety and Health Administration (OSHA) supervisa y garantiza que las operaciones de procesamiento sean seguras e higiénicas. La Food and Drug Administration comprueba y autoriza los ingredientes que se añaden a los alimentos para que no resulten peligrosos para la salud. Aunque muchos miembros de la industria critican y discuten las políticas y disposiciones de estas agencias, los productos de la industria alimentaria ubicada en Estados Unidos, si se considera su número estratosférico, gozan de notables antecedentes de seguridad. Las agencias que regulan la industria establecen las normas para el desarrollo de sistemas alimentarios nacionales en todo el mundo. CUADRO 8.7 Proporción de costos en el precio de productos alimentarios estadounidenses al consumidor en 1987 (porcentajes) __________________________________________________________________ Costos Porcentaje __________________________________________________________________ Mano de obra y salarios 34.0 Valor agrícola o ganadero 25.0 Empaque 8.6 Transporte 4.5 Publicidad 4.5 Depreciación 4.0 Combustible 3.5 Renta 3.0 Interés 2.0 Reparaciones 1.5 Utilidad promedio antes de impuestos 3.0 __________________________________________________________________ Fuente: Departamento de Comercio de Estados Unidos, 1988. 403 CUADRO 8.8 Gastos de publicidad de las mayores firmas alimentarias en 1988 __________________________________________________________________ Ventas Porcentaje de ventas Firma (millones U.S.$) dedicado a publicidad __________________________________________________________________ Philip Morris RJR/Nabisco Pepsico Anheuser Busch General Mills Pillsbury Kellogg 1,451.2 894.2 641.5 643.9 550.4 498.2 371.4 12.1 12.7 12.3 no disponible no disponible 11.1 6 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación del autor. Algunas leyes y disposiciones recientes sobre el procesamiento de alimentos en Estados Unidos han sido motivo de alarma entre los industriales. Una de ellas es la reforma de Delaney, que prohíbe el uso de ciertos ingredientes añadidos cuando se ha demostrado que producen cáncer en animales de laboratorio. Muchos ingredientes de importancia económica y técnica, como los que se usan para conservar los alimentos o para realzar su color o sabor, quedaron prohibidos después de haberse utilizado durante largo tiempo, o se prohibió darles nuevas aplicaciones. Por ejemplo, la prometedora tecnología de irradiación de partículas atómicas empleada para destruir los microorganismos superficiales e inhibir la descomposición de los alimentos se consideró, según la reforma de Delaney, como uno de estos ingredientes. Aunque Estados Unidos fue el iniciador de dicha tecnología en la década de 1950, y desde entonces se ha 404 utilizado lucrativamente en Europa y Japón, su empleo en Estados Unidos sólo se permitió en 1984 gracias a la política de relajación de restricciones de Reagan. La política gubernamental estadounidense ha intervenido durante mucho tiempo en la producción de alimentos del país. Sus orígenes se remontan a la Morrill Act de 1862, que autorizaba la creación de colegios agrícolas y estaciones de experimentación. Desde entonces, la política ha alcanzado casi todos los terrenos del sistema alimentario. Actualmente cerca del 65 por ciento de la investigación alimentaria de Estados Unidos (actividad de más de 1,000 millones de dólares) es realizada por instituciones federales y estatales. La industria privada, por su parte, realiza poco más del 30 por ciento. Una cuestión más controvertida sobre la política alimentaria del gobierno federal se refiere a los esfuerzos de éste por estabilizar los precios de los alimentos mediante el control de la oferta excesiva. El gobierno ha conseguido lo anterior pagando a los agricultores para que no se dediquen a determinados cultivos, y brindándoles compensaciones por terrenos de baja producción. También mantiene la política de acumular enormes reservas de alimentos almacenables como garantía de los préstamos otorgados a los agricultores cuando sus cosechas no alcanzan un precio de paridad predeterminado. Tales programas agrícolas cuestan a los contribuyentes estadounidenses entre 3,000 y 4,000 millones de dólares anuales. 405 Durante muchos años, los programas de apoyo a los precios de la leche y el azúcar han tenido grandes repercusiones en las compañías estadounidenses procesadoras de alimentos. Los ganaderos que elaboraban productos lácteos, cuyas gestiones en contra de los límites impuestos a la producción de leche tuvieron éxito, venden sus excedentes, previamente transformados en productos almacenables, como mantequilla, queso y leche descremada, al gobierno a un precio garantizado. En años recientes, los enormes inventarios gubernamentales de estos productos lácteos se han reducido gradualmente mediante la distribución gratuita. No obstante, existe en el Congreso estadounidense una creciente oposición al programa de productos lácteos, lo que provocó una disminución del 50 por ciento de los fondos de ayuda, que en 1988 descendieron a 1,200 millones de dólares. La industria azucarera estadounidense ha recibido protección mediante cuotas de importación y precios de garantía para el agricultor. Las cuotas limitaron las importaciones a 1.25 millones de toneladas en 1989, menos del 8 por ciento de los 16.5 millones de toneladas consumidos por los estadounidenses. A los agricultores de caña de azúcar, y sobre todo a los ingenios, se les garantiza un precio del azúcar de 22 centavos de dólar por libra, el doble de lo que cuesta este producto en el mercado mundial. La creciente presión de los fabricantes de dulces y confituras y la oposición de los miembros del Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio está haciendo que la administración del presidente Bush reconsidere la manera de proteger a los productores nacionales de azúcar. 406 Quizá la cuestión más controvertida respecto a la política alimentaria estadounidense se presenta cada vez que el gobierno retiene, por razones políticas, mercancías destinadas al comercio exterior, aunque generalmente tales acciones resultan contraproducentes. Cuando la administración del presidente Carter desconoció contratos que amparaban grandes exportaciones de cereales a la Unión Soviética, en respuesta a la invasión de Afganistán, Argentina y Australia no tardaron en aprovechar la oportunidad de hacer esas ventas. Antes, cuando la administración de Nixon decidió limitar sus exportaciones de frijol de soya a Japón, su mejor cliente, ese país emprendió un enérgico programa de ayuda a Brasil, Jamaica y otros países para que produjeran frijol de soya a fin de satisfacer sus necesidades de importación. Sobra decir que el agricultor estadounidense resultó perjudicado en ambos casos.83 Fuerzas y tecnologías de cambio Aunque la consolidación y el crecimiento de corporaciones multinacionales de múltiples productos caracteriza actualmente el aspecto externo del sistema alimentario estadounidense, en él intervienen otras fuerzas que provocan o deben provocar cambios considerables en los modos de cultivar, procesar y vender alimentos. Una de esas fuerzas la representa el creciente refinamiento del 83 Casi todas las cifras citadas (y el análisis que las acompaña) sobre la industria alimentaria estadounidense fueron recopiladas de números recientes de la publicación mensual "Industry Reports" de la revista Food Engineering, y de la serie "Outlook" del Departamento de Comercio de Estados Unidos. 407 consumidor estadounidense, que a menudo exige al fabricante de alimentos respuestas rigurosas y costosas. La alimentación saludable y el control de peso han llegado a ser imperativos. La demanda de alimentos nutritivos motivó a la industria a analizar sus productos y a mostrar el resultado de dicho análisis en los envases. Los consumidores informados y preocupados por su salud buscaban productos de bajo valor calórico, bajo contenido de grasas saturadas y alto contenido de aminoácidos esenciales y vitaminas. Así, se lanzaron al mercado los llamados productos "ligeros", que provocaron un cambio radical en la preferencia de los consumidores. Por ejemplo, en 1975 la recién introducida cerveza ligera representó el 2.8 por ciento de las ventas; para 1987, casi la mitad de la cerveza consumida en Estados Unidos era baja en calorías. Una porción aún mayor del mercado optó por los refrescos dietéticos. La conciencia sobre una alimentación equilibrada y el control de peso definitivamente influyen en el sistema alimentario mundial. Los aceites de origen tropical con alto contenido de colesterol y grasa saturada, como el de palma y el de coco, están perdiendo participación en el mercado ante la creciente preferencia por los aceites insaturados de cártamo y de maíz, producidos en las regiones templadas. El azúcar, pilar también de las exportaciones del Tercer Mundo, se está sustituyendo por endulzantes artificiales como el Nutra Sweet (Aspartame) de Monsanto. Cuando expire la patente del Aspartame, en 1992, se espera que su 408 precio actual de 30 centavos de dólar por libra descienda a 10 centavos, lo que quizá provoque una importante caída en el uso del azúcar y de la miel de maíz. Cierta tecnología recién introducida también está modificando la manera de procesar y comercializar los alimentos. Se espera que la irradiación mencionada anteriormente aumente la disponibilidad de alimentos frescos en todas partes al prolongar considerablemente el tiempo durante el cual el pescado, las carnes, la fruta y la verdura pueden permanecer en los anaqueles de las tiendas. Los hornos de microondas domésticos, actualmente de uso tan común en los hogares estadounidenses, han iniciado una era de cocina instantánea al obligar a que las empresas procesadoras desarrollen técnicas para la producción masiva de platillos precocidos congelados, de buena calidad gastronómica. De igual manera han aparecido diversos productos, gracias a la ingeniería de alimentos, cuya aceptación va en rápido aumento. Ejemplo de ello son las imitaciones de crustáceos costosos como el camarón y la langosta, hechas con carne desmenuzada y deshuesada (surimi) de especies de pescado poco explotadas, como el gado de Alaska, que ofrece un rendimiento anual sostenible de 5.5 millones de toneladas. Los sistemas de envase aséptico de bebidas frescas (leche, jugos de fruta, etc.) y de concentrados (de tomate, de uva, de malta, etc.) permiten embarcarlos a todo el mundo sin que se descompongan, y liberan a las plantas de procesamiento 409 de las fluctuaciones del abasto. La tecnología también idea medios para conseguir que los alimentos empacados y no refrigerados conserven su sabor fresco. Los empaques de plástico se emplean en el 18 por ciento de los alimentos estadounidenses, y se espera que aumente al 50 por ciento para el año 2000. En la actualidad se trabaja intensamente para hacer biodegradables dichos empaques, solucionando así el grave problema de los desechos sólidos. Evolución de la industria alimentaria mexicana Para entender a la industria alimentaria mexicana y su potencial de integración con su correspondiente de Estados Unidos, es necesario evaluar la base de recursos naturales del país para cultivar y cosechar alimentos (véase el cuadro 8.9). Los datos indican que México enfrenta limitaciones climáticas para la producción de cultivos alimentarios. Al menos el 70 por ciento del territorio se clasifica como semiárido. Las precipitaciones pluviales son irregulares y oscilan de 8 cm anuales en algunas regiones del noroeste a más de 440 cm anuales en la zona tropical del sur. La mayor parte del territorio cultivable padece graves sequías periódicamente. La mayor parte del territorio que se considera cultivable está actualmente cultivada. El riego, financiado por el gobierno, soluciona el problema de las 410 sequías y a veces permite dos cosechas al año, pero sólo ha llegado a un 40 por ciento de los 15 millones de hectáreas que podrían beneficiarse. Gran parte del territorio que tiene potencial de riego se localiza en el sureste. El vasto litoral mexicano supone un gran potencial para el cultivo de alimentos marinos y la pesca.84 Transformación de una sociedad La industria alimentaria mexicana ha evolucionado al verse sometida a las fuertes presiones y expectativas de una sociedad que ha pasado de rural a industrial en unas cuantas décadas. El cuadro 8.10 ilustra este proceso. Un estudio de las Naciones Unidas reveló que la producción agrícola mexicana aumentó 100 por ciento entre 1946 y 1965, debido principalmente a la gran inversión pública en sistemas de riego, en tanto que la población también se duplicó, de 21 millones a 42 millones de habitantes. Aun así, pese a los constantes y considerables aumentos en el gasto público dedicado a la agricultura (del 9.2 por ciento del presupuesto federal en 1940 al 18.2 por ciento del muy aumentado presupuesto de 1985), para 1970 el país, antes autosuficiente, se convirtió en importador de alimentos. 84 Una útil presentación del clima y los recursos naturales de México aparece en Mexico (Nueva York: Time-Life Publishing Co., 1985). 411 CUADRO 8.9 Recursos naturales de México __________________________________________________________________ Recurso Extensión __________________________________________________________________ Extensión territorial 192 millones de hectáreas Tierra cultivable 30 millones de hectáreas Tierra cultivada (1986) 25 millones de hectáreas Tierra irrigada (1986) 6 millones de hectáreas Pastizales 74 millones de hectáreas Bosques 44 millones de hectáreas Tierra muy pendiente, húmeda o seca 44 millones de hectáreas Litoral 9,300 kilómetros __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. CUADRO 8.10 Indicadores demográficos de México __________________________________________________________________ Indicador 1940 1980 __________________________________________________________________ Población Esperanza de vida (hombres) Esperanza de vida (mujeres) Alfabetización Distribución urbana/rural Ingreso per cápita 19,640,000 40.4 42.5 42 65/35 no disponible 67,406,000 63.5 66.5 81 34/66 1,800 dólares E.U. __________________________________________________________________ Fuente: Banco de México, informes diversos. 412 La explosión demográfica de la posguerra y la emigración a los centros urbanos de desarrollo industrial provocaron una división social que influyó considerablemente en las políticas alimentarias y en la consiguiente naturaleza del naciente sistema alimentario. Por una parte, las grandes ciudades contaban con una clase media creciente que exigía y podía comprar los productos de una industria alimentaria moderna. Por otra parte, un estudio del Instituto Nacional de la Nutrición mostró en 1983 que el 66 por ciento de la población mexicana consumía menos de las 2,000 calorías mínimas necesarias al día. Dos terceras partes de esta población desnutrida estaban compuestas por campesinos que habitaban cinturones de miseria urbanos. La publicidad indujo a muchos de ellos a cambiar su dieta tradicional y subsidiada de tortillas y frijoles por productos más costosos y no nutritivos, como refrescos, botanas y galletas. México se convirtió así en el segundo mercado del mundo para los refrescos de cola. La responsabilidad social y la avidez de desarrollo han estado con frecuencia en conflicto durante los diferentes gobiernos mexicanos de la posguerra. Aunque los dirigentes del país han dedicado sinceros esfuerzos para ayudar a los campesinos a que permanezcan en su tierra y proveerlos de alimentos a precios accesibles, al mismo tiempo han fomentado políticas agrarias casi contrarias a esos objetivos. El gobierno, afecto a los ingresos por exportaciones, sobre todo durante las épocas de crisis económica, ha favorecido, quizá inadvertidamente, la decadencia de sus alimentos de subsistencia: el maíz y el fríjol, lo que ha hecho necesario importarlos en grandes cantidades de Estados Unidos y distribuirlos con subsidios a los consumidores de pocos ingresos. En 413 esencia, las medidas oficiales, al alentar principalmente los grandes cultivos comerciales en regiones irrigadas, han hecho que los campesinos abandonen los cultivos para consumo humano, dedicando la tierra a producir granos para alimentar animales que se exportan y a cultivar fruta y verdura para el mercado estadounidense de invierno.85 Políticas para el sistema alimentario La preocupación por la dependencia alimentaria de México y el abandono de las actividades agrícolas por parte de los campesinos llevaron al presidente López Portillo a anunciar en 1980 la creación de un Sistema Alimentario Mexicano (SAM), cuyo objetivo consistía en lograr la autosuficiencia en maíz y frijol para 1982, y en la mayoría de los demás cereales y leguminosas para 1985. Sus medidas principales fueron garantizar precios a los productores de maíz e incrementar el apoyo técnico a los campesinos agricultores mediante semillas subsidiadas y mejoradas, fertilizantes, seguros de cultivos y créditos, todo lo cual requirió un enorme gasto público. La temporada de lluvias de 1981, la mejor en seis años, contribuyó a que el programa diera buenos resultados, pero en 1982 las dos variables clave del SAM (clima y financiamiento) fallaron, de manera que las importaciones de grano de Estados Unidos alcanzaron en 1983 el volumen sin precedente de 8.5 millones de toneladas. 85 Buena parte de mis comentarios sobre la transformación de México se basa en textos del reflexivo libro de Alan Riding, Distant Neighbors (Nueva York: Alfred A. Knopf, 1985). 414 Si bien las lluvias favorables de 1983 y 1984 ayudaron a producir abundantes cosechas de maíz y frijol y redujeron la necesidad de importarlos, esta bonanza no pudo eliminar el subsidio de 1,000 millones de dólares anuales para las tortillas, el frijol y el aceite de cocina. En 1982 el presidente De la Madrid abandonó el SAM y anunció su Programa Nacional Alimentario (PRONAL). Por desgracia, la grave crisis económica que atravesaba el país por entonces no hacía del PRONAL sino un SAM sin recursos. El programa atendía más a la distribución de alimentos que al aumento de la producción. Los intentos del gobierno por impulsar la productividad de los campesinos se iniciaron mucho antes de que existieran el SAM y el PRONAL. La división de los vastos latifundios se emprendió en 1934, y para 1958 se habían entregado unos 33 millones de hectáreas a 2 millones de campesinos desposeídos. El sistema de ejidos consiste en la agricultura de subsistencia realizada cooperativamente en tierras comunales de las inmediaciones de un centro de población. Aunque el sistema ejidal tiene buenas intenciones, no ha conseguido implantar la agricultura comercial entre la mayoría de los campesinos (se estima que el 80 por ciento de los ejidos consumen todos los alimentos que producen) ni contener su emigración a las ciudades. Buena parte de la tierra ha pasado a manos de agricultores comerciales más adinerados que tienen acceso a la tecnología agrícola moderna y los conocimientos necesarios para aprovechar créditos, fertilizantes y combustibles subsidiados por el gobierno, así como mano 415 de obra barata de las cercanías. Algunos han obtenido los beneficios del riego por influencia política. Actualmente estos terratenientes privados ejercen una influencia poderosa en la política alimentaria mexicana. De este modo, tan sólo en el 20 por ciento de la tierra cultivable del país producen el 70 por ciento de los alimentos comerciales. No obstante, México no ha renunciado al ejido. Las tierras ejidales de riego de los valles del Yaqui y el Mayo, en Sonora, utilizan la misma tecnología que los agricultores comerciales y han logrado una productividad similar. El Banco Interamericano de Desarrollo ha reconocido este potencial brindando un apoyo de 500,000 dólares para un programa en Chihuahua, gracias al cual 250 agricultores ejidales reciben crédito, adiestramiento y asistencia técnica para producir cosechas tradicionales y no tradicionales.86 Desarrollo de la industria alimentaria El lucrativo y cercano mercado de exportación que representa Estados Unidos, así como el creciente mercado de clase media de las grandes ciudades, constituyen un impulso para convertir a las pequeñas comunidades agrícolas de subsistencia en grandes empresas comerciales. La demanda de alimentos procesados por parte de los pobladores urbanos ha llevado a instalar la gama 86 Gustavo del Castillo y Rosario Barajas de Vega ofrecen una exposición y un análisis exhaustivos del desarrollo agrícola mexicano y del sistema ejidal en "U.S.-Mexican Agricultural Relations: The Upper Limits of Linkage Formation", en World Food Policies Towards Agricultural Interdependence, editado por W. Browne y D. Hadwiger (Boulder, Colorado: Lynne Reiner Publishing, 1986), pp. 153178. 416 completa de plantas procesadoras anteriormente descritas en el caso de Estados Unidos. Buena parte de las mejores tierras agrícolas del país proveen actualmente de materias primas alimentarias a esta industria. Aunque la mayor parte del desarrollo de la industria alimentaria mexicana ha sido resultado de empresas conjuntas que construyeron fábricas al estilo estadounidense cerca de la Ciudad de México, en la rica región agrícola del Bajío, también se ha instalado un número asombrosamente elevado de plantas alimentarias de origen y propiedad nacionales. En el cuadro 8.11 se enumeran las plantas alimentarias del estado de Jalisco que abastecen el mercado de Guadalajara. Aunque la mayoría de estas plantas son relativamente pequeñas, comparables a las de la industria estadounidense de hace 50 años, algunas de las mayores utilizan tecnología avanzada; entre ellas, por ejemplo, dos cervecerías de Guadalajara abastecen a la mayor parte del mercado interno y realizan un floreciente comercio exterior. Corona Extra, una marca de cerveza de exportación, se introdujo en 1983 en el lucrativo mercado estadounidense de cervezas importadas, donde actualmente ocupa el segundo lugar (Heineken sigue a la cabeza). La pesca es próspera en México y constituye el sector de más rápido crecimiento en su sistema alimentario. Entre 1968 y 1987 la flota pesquera mexicana creció cuatro veces y media, llegando a constar de 65,000 417 embarcaciones; las exportaciones mexicanas de camarón ocupan el tercer lugar del mundo. Existen otras actividades similares de éxito en la exportación de productos alimentarios mexicanos, y casi todas ellas suponen relaciones con Estados Unidos. CUADRO 8.11 Plantas alimentarias del estado mexicano de Jalisco __________________________________________________________________ Tipo Número __________________________________________________________________ Panes, pasteles y galletas Cervecerías Dulcerías Quesos y mantequilla Helados Leche Carne 415 (16 grandes) 4 (todas grandes) 60 (14 medianas) 26 (todas grandes) 390 (12 grandes) 197 (54 grandes) 543 (5 grandes) __________________________________________________________________ Fuente: Embajada de Estados Unidos, Ciudad de México, 1988. Empresas alimentarias paraestatales El gobierno mexicano procesa productos alimentarios básicos y los distribuye mediante la Compañía Nacional de Subsistencias Populares (CONASUPO), la tercera mayor industria mexicana de propiedad estatal. La CONASUPO consta de cuatro divisiones: Iconsa, que distribuye cerca del 36 por ciento de la harina de maíz y el 18 por ciento de los aceites y grasas para el 418 mercado interno; Liconsa, que provee productos lácteos mediante 10 centros de acopio, 651 lecherías y 20 plantas mayores; Miconsa, que dirige cinco plantas de producción de harina de maíz, y Triconsa, que administra molinos, instalaciones de almacenamiento y centros de distribución de trigo y harina. La CONASUPO suministra 130 tipos de productos a más de 1,900 afiliadas, muchas de ellas en zonas rurales. Dados los grandes subsidios que recibe para garantizar el abasto de alimentos básicos a precios accesibles para los pobres, no compite con la industria alimentaria comercial en utilidades, pero desde luego capta una buena parte del mercado potencial. Interacción industrial alimentaria México-E.U. Los inicios de una industria alimentaria moderna en México se remontan a la época que siguió a la Segunda Guerra Mundial, cuando las principales empresas estadounidenses, deseosas de participar en el nuevo y creciente mercado de la clase media urbana, cruzaron la frontera para instalar fábricas. Anteriormente, la relación entre los dos países se había limitado principalmente a la de socios comerciales tradicionales: algunos productos alimentarios básicos como caña de azúcar y ganado vacuno vivo se dirigían al norte, mientras que diversos alimentos conservados se trasladaban al sur, con destino al modesto número de consumidores que podían comprarlos. Este modelo tuvo unas cuantas excepciones antes de 1940. En 1929, la empresa Libby instaló una de las primeras grandes fábricas trasnacionales de alimentos en las cercanías de 419 Querétaro, al norte de la Ciudad de México. Muchos años después, Heinz compró la planta y todavía hoy la dirige. Además del interés en el nuevo mercado, existía otro atractivo para las compañías estadounidenses: la facilidad de ubicar sus plantas procesadoras cerca de las abundantes cosechas del Bajío, que cuenta con las mejores tierras de labranza de México, y a la vez a una distancia muy cómoda de lo que pronto llegaría a ser la mayor urbe del mundo. El estudio de 1975 de Food Engineering sobre las actividades exteriores de las 75 mayores corporaciones alimentarias estadounidenses reveló que 26 de ellas poseían plantas en México. En 1967 el especialista en sistemas alimentarios latinoamericanos William Paddock quedó sorprendido al conducir por la autopista México-Querétaro durante una nueva visita al Bajío, región dedicada en otro tiempo al pastoreo: "A lo largo de la nueva supercarretera se formaban cual guardia de honor las fábricas de la élite empresarial de nuestros días", dijo.87 En la lista se contaban Gerber, Carnation, Kellogg, Ralston Purina y lo que Paddock llamaba "esa pionera capitalista": Coca Cola. El especialista se refirió a la gran enlatadora de Del Monte en Irapuato como a una empresa digna de encomio. Productos del Monte inició operaciones en 1963 como subsidiaria de propiedad estadounidense absoluta dedicada a 87 El informe de William y Elizabeth Paddock sobre el desarrollo de la industria alimentaria en el Bajío, en 1967, se encuentra en We Don't Know How (Ames, Iowa: Iowa State University Press, 1973), pp. 195-230. Los Paddock incluyen un estudio crítico sobre los logros del programa de desarrollo agrícola de la Fundación Rockefeller. 420 enlatar productos de tomate y chile. Al cabo de pocos años empezó a producir buenas utilidades y a comprar la producción agrícola de 2,000 hectáreas. Para 1970 se habían efectuado varias ampliaciones a la planta, y en ella se envasaban más de 50 tipos de productos para el mercado mexicano. Su éxito condujo a la instalación de otra enlatadora en Culiacán, en 1975. Sin embargo, Paddock habló con menos alabanza de la planta de sopas Campbell en el Bajío. La empresa compraba los tomates a unos 20 o 30 agricultores que ocupaban unas 400 hectáreas. Les pagaba entre 22 y 24 dólares por tonelada, a diferencia de los 30 a 36 que recibían los agricultores de Nueva Jersey y, en cambio, vendía su sopa en México a un precio 40 por ciento mayor que en Estados Unidos (23 contra 16 centavos de dólar por lata). Aun así, Paddock descubrió que la planta operaba con pérdidas y sólo a la mitad de su capacidad.88 Al inicio del periodo presidencial de Luis Echeverría, un 75 por ciento de la inversión extranjera en México procedía de Estados Unidos, y dos terceras partes del comercio exterior del país se realizaban con su vecino del norte. Echeverría se comprometió a reducir esa "dependencia económica y cultural", y censuró a las corporaciones trasnacionales como "traidoras a las necesidades de México".89 La memorable ley de inversión extranjera de 1973 exigía que todas las nuevas empresas tuvieran una participación mexicana mayoritaria y que el control de la 88 89 Véase la nota 11. Véase la nota 9. 421 administración se ejerciera en el país. La ley implantaba también disposiciones más severas sobre los acuerdos de transferencia de tecnología y patentes. Por otra parte, la administración de Echeverría incrementó de 86 a 740 el número de empresas estatales. Evidentemente, el cambio de política emprendido por Echeverría desalentó la instalación de multinacionales en México. Sin embargo, aún quedaba el gran mercado naciente del país, y para aprovecharlo se desarrolló una emprendedora industria alimentaria nacional. Actualmente muchos productos de marca mexicana, como panes y pasteles Maribel, lácteos Darel, aceite de cocina Carta Mo, embutidos Zwan y cerveza Modelo, compiten en los anuncios de televisión con las grandes marcas estadounidenses. Desarrollo de la cooperación en tecnología alimentaria Aunque la invasión de las multinacionales no se entendió del todo, muchas esfuerzos de cooperación en materia aumentaría entre instituciones estadounidenses y mexicanas han encontrado un ambiente favorable y han contribuido de manera importante al fortalecimiento del sistema alimentario del país. La más conocida es la labor patrocinada por la Fundación Rockefeller entre 1945 y 1960 en el terreno del trigo y el maíz de alto rendimiento. Norman Borlaug dirigió esta labor, y fue reconocido en 1970 con un Premio Nobel de "Revolución Verde". 422 En 1967 el éxito de Borlaug dio origen al Plan Puebla, experimento financiado por la Fundación Rockefeller y realizado conjuntamente por el International Maize and Wheat Improvement Center y la Universidad Nacional Agraria de Chapingo. Se adiestró en una nueva tecnología a unas 43,000 familias que cultivan cerca de 116,000 hectáreas de tierra sin riego. Entre 1968 y 1972 el rendimiento promedio del maíz en el valle de Puebla aumentó 30 por ciento, y el ingreso de los agricultores 45 por ciento.90 Más tarde, la política oficial prestó apoyo a una iniciativa alimentaria procedente de Estados Unidos. En 1976, el recién electo presidente López Portillo destinó fondos públicos para dirigir el Plan Puebla y construir un centro de adiestramiento, mismo que fue adquirido por una agencia gubernamental en el mismo año, y sus egresados participaron posteriormente en 36 programas regionales. Un ejemplo de desarrollo tecnológico conjunto entre Estados Unidos y México, más reciente y de igual trascendencia, se dio a finales de los años setenta cuando el Laboratorio de Investigación Ambiental (ERL por sus siglas en inglés) de la Universidad de Arizona emprendió experimentos con cultivos regados con agua de mar en Puerto Peñasco, Sonora. Se encontraron diversas especies prometedoras de halofitas (plantas que toleran la sal), y el proyecto se trasladó a un terreno de 20 hectáreas en la costa de Bahía Kino para constituir una empresa 90 Sterling Wortman y Ralph Cummings Jr. presentan una visión más positiva sobre los programas patrocinados por la Fundación Rockefeller, entre ellos el Plan Puebla, en To Feed This World (Baltimore: Johns Hopkins University Press, 1978), pp. 198-203 y 220-224. 423 cooperativa entre Génesis, S.A., compañía mexicana, y Oasis Systems International, rama comercial del ERL. En 1987, después de la exitosa cosecha de una halofita de semillas oleaginosas llamada SOS-7, regada exclusivamente con agua de mar, los cálculos señalaron que un cultivo de 2,000 hectáreas produciría aceite vegetal para 120,000 personas, masa de semillas para 77,000 pollos y forraje para 14,000 cabezas de ganado.91 Si se cumplen las expectativas, la contribución al estado de Sonora y a las muchas regiones costeras áridas del mundo será enorme. En una conferencia de prensa realizada en septiembre de 1987, el gobierno mexicano comunicó a los inversionistas que ofrecía apoyo financiero y estratégico en un terreno de 200 hectáreas de Puerto Peñasco para llevar el experimento a la etapa de prototipo. Allí, el ERL, en colaboración con asociados sonorenses, espera poner en práctica un proyecto de bombeo de agua de mar para regar halofitas de ornato en jardines urbanos, conduciéndola después por lagunas y un lago recreativo. Finalmente el agua, enriquecida con aguas negras tratadas para eliminar los agentes tóxicos, se utilizará para regar el cultivo de 200 hectáreas y proveer de nutrimentos a una planta de acuaicultura y a un cultivo de algas.92 Diez años antes, también en Puerto Peñasco, el ERL emprendió, en colaboración con la Universidad de Sonora, un programa similar de tecnología 91 El proyecto de halofitas de la Bahía Kino está descrito en El Imparcial, diario de Hermosillo, Sonora, del 28 de septiembre de 1988. 92 El Laboratorio de Investigación Ambiental de la Universidad de Arizona ha publicado el folleto "Desert Seacoasts: An Integrated Vision of Community Productivity and Stability", que describe y detalla la investigación y la tecnología en que se basa el proyecto de Puerto Peñasco. El folleto se puede obtener en 2601 E. Airport Drive, Tucson, Arizona, 85706. 424 avanzada financiado por Coca Cola. Se trataba de un cultivo de camarón en un sistema cerrado donde se obtenía agua de mar de depósitos estrechamente vigilados y luego, enriquecida con detritos, se empleaba para regar el cultivo de halofitas que constituía el alimento del camarón. La productividad del sistema resultó enorme: 3,500 kilogramos de camarón de primera calidad por hectárea de superficie de agua al año. Dado el elevado precio del camarón en el mercado, esta cifra constituía la mayor utilidad por hectárea de cualquier tipo de cultivo de alimentos. La cantidad de camarón por hectárea resultaba mayor que la que pescaban ocho embarcaciones del lugar en una temporada. Por desgracia, quizá a causa de lo anterior, se puso fin al proyecto y se implantaron barreras para el uso de esta tecnología en México.93 Inquietos socios comerciales alimentarios El aspecto de mayor actividad y con frecuencia el más problemático de la interacción alimentaria mexicano-estadounidense es el de las mercancías que cruzan la frontera. México es un importante mercado para los alimentos procesados de exportación estadounidense; sus compras representan un 9 por ciento del total de exportaciones alimentarias de ese país. En promedio, México compra cada año a Estados Unidos 15 por ciento de su maíz, 25 por ciento de su trigo y 45 por ciento de su frijol de soya, aun cuando sucesivos gobiernos 93 Carl Hodges, director del ERL, describe el proyecto de cultivo de camarón y experimentos previos con halofitas en su capítulo "New Options for Climate-Defensive Food Production", en Climate's Impact on Food Supplies, editado por L.E. Slater y S.K. Levin (Boulder, Colorado: Westview Press, AAAS Selected Symposium 62, 1981), pp. 181-205. 425 mexicanos han expresado su preocupación e implantado políticas para alcanzar la autosuficiencia en esos productos. Con todo, es mayor la cantidad de alimentos que pasan de México al mercado estadounidense. En 1987, aunque México importó cerca de 1,500 millones de dólares en alimentos, procedentes principalmente de Estados Unidos, sus exportaciones alimentarias a ese país se valuaron en más de 2,000 millones de dólares. El 85 por ciento de los alimentos congelados importados por Estados Unidos proceden de plantas mexicanas. Dichas plantas suministran el 43 por ciento del brócoli, 31 por ciento de la fresa y 21 por ciento de la coliflor que consumen los estadounidenses. En 1988, los agricultores mexicanos enviaron a través de la frontera tomates por un valor estimado de 250 millones de dólares, así como otros alimentos frescos que sumaron una cifra equivalente. Ese mismo año los estadounidenses recibieron medio millón de toneladas de buena cerveza mexicana, y las plantas procesadoras de carne, 733,480 cabezas de ganado procedente de México. Un giro interesante en el desarrollo de las exportaciones alimentarias mexicanas es que se han convertido en un esfuerzo binacional, en lugar del acostumbrado flujo de capital de norte a sur. En efecto, tomaron ese rumbo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando algunos estadounidenses con capital emigraron a Sinaloa para aprovechar los favorables costos de mano de obra y las tierras con riego subsidiado por el gobierno. Pronto se integraron a la sociedad del estado, casándose con mujeres del lugar y adquiriendo la 426 nacionalidad mexicana. Más tarde, su constante éxito financiero condujo a estrechar una integración en que los productores sinaloenses, en busca de la eliminación de intermediarios, establecieron distribuidores en Nogales, Arizona. Actualmente la mitad de las agencias de distribución de Arizona están en manos de productores mexicanos. Las políticas gubernamentales de ambos lados de la frontera contribuyeron considerablemente al enorme éxito del sistema mexicano de exportación de alimentos. La política oficial mexicana, que ansiaba divisas procedentes del comercio, de hecho ayudó a financiar la nueva industria. Sinaloa recibió un 22 por ciento del total del gasto público dedicado a riego. En la década de 1950 el estado modernizó la vital línea de ferrocarril que une a Culiacán con Nogales, Arizona. Los recursos oficiales también financiaron un crédito a mediano plazo para que los productores sembraran y construyeran empacadoras. David R. Mares ha dicho que el gobierno mexicano contribuyó a crear en el noroeste un nuevo centro de poder, con frecuencia opositor: una burguesía sinaloense económica y políticamente poderosa.94 Actualmente las empresas de esa comunidad, ubicadas en los alrededores de Culiacán, se caracterizan por la misma independencia e influencia que tienen las corporaciones trasnacionales. Negocian la obtención de capital extranjero, consiguen el apoyo de los agricultores 94 David R. Mares ha escrito un relato fascinante y detallado sobre la "burguesía rural" sinaloense y las guerras de los tomates en su capítulo "Agricultural Trade: Domestic Interests and Transnational Relations", en Mexico's Political Economy: Challenges at Home and Abroad, editado por Jorge I. Domínguez (Beverly Hills, California: Sage Publications, 1982), pp. 79-132. 427 estadounidenses y hacen gestiones en Washington y en las capitales estatales de Estados Unidos. En 1961 el gobierno estadounidense dio un fuerte impulso a las exportaciones alimentarias sinaloenses mediante su boicot comercial a Cuba, y entonces México y los estados de Florida y California se apropiaron de inmediato de la importante participación cubana en el mercado estadounidense de invierno. Más tarde, en 1964, el fin de los braceros, que constituían la mano de obra barata en las cosechas californianas, sacó de la competencia a ese estado. El terreno quedaba así preparado para una rivalidad entre México y Florida que culminaría con las llamadas "guerras de los tomates", de 1969 y 1978. Tomates mexicanos vs. tomates floridanos En el invierno de 1957 a 1958 una helada devastó los cultivos de tomate de Florida, provocando una crisis que duró 15 años en la producción estadounidense. Los tomates mexicanos irrumpieron así en Estados Unidos. Para 1968 los productores floridanos, que enfrentaban una importación triplicada de México (de 105,000 toneladas en 1961 a 294,000 toneladas en 1968), se alistaron para entablar una guerra comercial organizando el Florida Tomato Committee (FTC), dependiente de la Federal Trade Commission. Un año más tarde, el FTC convenció al Departamento de Agricultura estadounidense de implantar disposiciones que en la práctica discriminaban el fruto mexicano por hacerse madurar en la planta, a diferencia del de Florida, que se cosechaba a máquina 428 cuando aún estaba verde. Esta maniobra restrictiva estuvo en vigor durante tres temporadas, provocando un drástico descenso en la producción y en las utilidades mexicanas. En 1975 el Departamento de Agricultura y los distribuidores de Arizona que representaban a los productores sinaloenses pactaron una tregua en los tribunales. Sin embargo, en 1978 la guerra de los tomates estalló una vez más cuando el FTC se quejó ante el Departamento de Hacienda estadounidense de supuestas violaciones de México a la Anti-Dumping Act (ley contra la inundación del mercado con productos excesivamente baratos) de 1921. Se decía que cinco productos (tomates, pepinos, pimientos, berenjenas y calabacitas) se habían vendido a un precio inferior a su costo en la temporada de 1977 a 1978. El intento del FTC, emprendido por propia iniciativa, produjo una situación delicada y embarazosa, ya que por entonces el gobierno estadounidense tenía una actitud más amistosa hacia las relaciones comerciales con México. Un refinado estudio que utilizó análisis regresivo, encargado por productores sinaloenses y distribuidores de Arizona, no reveló fundamento estadístico alguno para tal acusación. El Departamento de Comercio estadounidense confirmó los resultados del estudio, y el Departamento de Hacienda rechazó la queja del FTC. En 1980 los productores de Florida entablaron sin éxito un juicio en la Corte de Aduanas estadounidense contra ambos departamentos.95 95 Véase la nota 18. 429 Se trata del relato muy simplificado de una disputa comercial alimentaria muy compleja. Generalmente el gobierno mexicano permite a la Asociación de Agricultores Sinaloenses establecer sus propias políticas de exportación, pero durante las guerras de los tomates, la Secretaría de Agricultura intervino y fijó cuotas muy inferiores a las expectativas sinaloenses. La política oficial mexicana hacia Estados Unidos se basa en el principio de que el comercio entre ambas naciones es complementario, no competitivo, lo que exige la imposición de límites a las exportaciones en casos de crisis. Políticas en transición Los cambios recientes en la política mexicana sobre comercio e inversión apuntan hacia una intensificación de relaciones entre las industrias alimentarias mexicana y estadounidense. A raíz del ingreso de México al GATT, a mediados de 1986, los aranceles se redujeron a un máximo de 20 por ciento, y se eliminó la mayoría de los permisos previos de importación. Aunque aún quedan restricciones en el sector estratégico y prioritario de la agricultura, las que se eliminaron en relación a la importación de tecnología de procesamiento de alimentos habrán de impulsar la modernización de la industria alimentaria mexicana. La decisión tomada en 1989 por el presidente Salinas de liberalizar las restricciones a la inversión extranjera, permitiendo la propiedad absoluta de las empresas en vez de una participación minoritaria, deberá dar nuevo auge a la instalación de compañías alimentarias multinacionales en México. Otras medidas 430 de austeridad del presidente Salinas encaminadas a contener la inflación y reducir la deuda nacional, tales como la privatización de las paraestatales alimentarias y la reducción del apoyo a los precios de los alimentos, también habrán de dar impulso al sector mexicano de alimentos procesados. Uno de los resultados debería consistir en mayores exportaciones de platillos mexicanos auténticos al creciente mercado estadounidense que busca esta clase de comida típica. La política comercial estadounidense, que podría afectar el sistema alimentario binacional, se encuentra en un estado mucho menos fluctuante. A mediano plazo, Estados Unidos quizá repita con México el pacto que celebró recientemente con Canadá para eliminar todas las barreras al comercio y a la inversión durante los próximos diez años. Aunque el tratado entre Estados Unidos y Canadá exenta de aranceles a muchos alimentos y bebidas estadounidenses, los cerveceros canadienses lograron retener las barreras que los protegen. Por otra parte, la amenaza de un déficit comercial estadounidense sigue animando el proteccionismo, que podría hacerse extensivo a México y amenazar los productos alimentarios que constituyen buena parte de su favorable balanza comercial. Por último, quien desee adoptar una postura realista debe recordar el apetito sin límite que tiene Estados Unidos por el petróleo mexicano. Algunos economistas creen que un tratado comercial que supedite ese apetito al igualmente ávido deseo estadounidense de corresponder con enormes envíos de maíz, trigo y frijol de soya a México debería tender un lazo duradero entre los sistemas alimentarios de los dos países. 431 Integración futura Aunque los sectores de procesamiento de alimentos de Estados Unidos y México suelen considerarse industrias alimentarias en sí mismos, las actividades y políticas que ocupan sus extremos de agricultura y distribución influyen poderosamente en dicho procesamiento. Así pues, toda conjetura sobre las posibilidades de integración futura entre las dos industrias exige una visión integral del sistema alimentario. El sistema alimentario mexicano, apenas en desarrollo, carece de la autonomía e influencia de su correspondiente del norte, controlado por grandes empresas. Su grado de avance o retroceso mediante la interacción con el sistema estadounidense depende en gran medida de los problemas sociales de México. Al mismo tiempo, la solución de algunos problemas importantes podría encontrarse en la interacción de los dos sistemas. Por ejemplo, el grave problema nacional de la desnutrición podría aligerarse mediante actividades conjuntas de desarrollo de alimentos; la oleada de inmigrantes a las grandes ciudades podría contenerse con la instalación de consorcios binacionales alimentarios en zonas rurales, y la deuda nacional podría reducirse con mayores exportaciones de alimentos típicamente mexicanos, creados conjuntamente. Abundan los ejemplos de iniciativas de cooperación, si bien el programa mexicano-estadounidense del que surgió una nueva tecnología para el cultivo del 432 maíz y el trigo no se cuenta entre ellos. No obstante, el reciente esfuerzo de empresas privadas mexicanas y estadounidenses que contaron con apoyo oficial para producir semillas oleaginosas con agua de mar supone una gran promesa en el desarrollo de alimentos básicos de bajo costo. También existen posibilidades de lograr un resultado similar en proyectos que, utilizando tecnología estadounidense y capital mexicano, exploten el clima subtropical, la abundante mano de obra rural y la competente infraestructura del país para producir proteína de bajo costo mediante la fermentación de material biológico y la acuiacultura. Como lo muestra la figura 8.1, existen muchas formas de integrar y aumentar al máximo la eficiencia y las utilidades de elementos con frecuencia aislados del sistema alimentario, si se hace mediante una colaboración estrecha en el uso de la energía y los subproductos alimentarios. Los esquemas de industrialización alimentaria rural basados en este principio dan buen resultado. Según estos esquemas, la producción agrícola de una región abastece un sistema integrado de plantas procesadoras en el que los desechos de una constituyen energéticos o materias primas para la otra. Un consorcio de corporaciones alimentarias estadounidenses y mexicanas que obtuviera incentivos del gobierno podría proyectar y acometer una empresa de este tipo. Asociaciones empresariales estadounidenses tales como el Agribusiness Council han brindado incentivos para dichos proyectos en localidades del Tercer Mundo. Esta labor no sólo da a los agricultores acceso a cultivos comercializables, sino que genera empleos fabriles y de servicios en regiones previamente basadas en economías 433 de subsistencia. Cuando estos proyectos tienen éxito, hacen volver a su lugar de origen a muchos campesinos que habían emigrado a las ciudades.96 Otro terreno promisorio es la popularidad mundial de que goza la cocina mexicana, y que actualmente es la de mayor venta en las tiendas de autoservicio estadounidenses. Los platillos mexicanos registraron un crecimiento de 12.5 por ciento en 1988, con ventas anuales de más de 245 millones de dólares. No obstante, la mayoría de ellos fueron fabricados por las divisiones hispanas de los gigantes alimentarios estadounidenses. México podría aumentar su actual participación de 9 por ciento en el gran mercado de importación de alimentos de Estados Unidos con productos de su muy aceptada cocina. También podría alentar empresas conjuntas con compañías estadounidenses para aplicar nuevas tecnologías, como la concentración al alto vacío o el envase aséptico, a las cosechas potencialmente grandes de fruta tropical del necesitado sur del país. Incentivos para la integración Aunque la industria alimentaria mexicana puede beneficiarse adquiriendo la tecnología y la capacidad de distribución que necesita, ¿cuáles son los incentivos para la integración desde el punto de vista estadounidense? En este caso se trata de una industria en plena madurez, mucho menos dependiente del gobierno y en 96 A finales de la década de 1970, el Agribusiness Council, asociación comercial de empresas alimentarias estadounidenses orientadas a la expansión internacional, coordinó consorcios formados entre sus miembros para acometer proyectos de desarrollo de sistemas alimentarios en el Tercer Mundo. Su dirección es 345 East 46th Street, Nueva York, NY 10017. 434 la que predominan corporaciones multinacionales muy importantes. A esto se añade la confusión debida al hecho de que un número creciente de las corporaciones en cuyas manos están grandes porciones del sistema alimentario estadounidense pertenecen y son administradas por accionistas de otros países. De este modo, al considerar las posibilidades de integración entre las industrias alimentarias mexicana y estadounidense, tal parece que nos enfrentamos a una ilusión. No cabe duda que la industria mexicana es una entidad definida, bien delimitada dentro del sistema alimentario por políticas nacionales e imperativos sociales. En cambio, el sector industrial alimentario de Estados Unidos resulta mucho más nebuloso, mucho menos restringido por el gobierno y la sociedad. Muchos afirman que sus motivaciones y objetivos están cada vez más en manos de corporaciones mundiales que rigen los destinos de un sistema alimentario global de rápido surgimiento. ¿Qué es lo que impulsa a las multinacionales con sede en Estados Unidos a instalarse en México o a cooperar con su sistema alimentario? Entre los incentivos evidentes se cuentan nuevos mercados para sus productos y menores costos de producción. Un incentivo menos claro es la creciente necesidad de materias primas alimentarias para abastecer las plantas de procesamiento de las multinacionales y satisfacer la demanda de un mercado mundial cada vez mayor de productos de marca. Ejemplo de ello es el alcance de Heinz hasta la gran producción mexicana de tomates; es probable que la salsa de tomate que se consume en las islas Fiji se haga con tomates mexicanos. Cuando una planta de 435 procesamiento en México es de propiedad conjunta, los técnicos y directivos son del lugar y realizan valiosas exportaciones que rinden utilidades al sistema alimentario mexicano. Otro incentivo poco evidente para que las multinacionales alimentarias se establezcan en México consiste en la evasión de ciertas medidas políticas estadounidenses. Por ejemplo, cabría esperar que el gobierno mexicano, en su interés por estimular las exportaciones, alentara a una subsidiaria de propiedad estadounidense a exportar a Cuba pese al boicot impuesto sobre ese país por Estados Unidos. No obstante, hasta ahora no se han producido protestas por ésta ni por otras posibilidades parecidas. Si la propuesta estadounidense de reforma al comercio agrícola es adoptada y tomada en serio por los 97 miembros del GATT, para el año 2000 podría concluirse la eliminación gradual de todos los subsidios (directos e indirectos) que afectan a dicho comercio. Esto seguramente propiciaría mayores lazos entre los sistemas alimentarios estadounidense y mexicano mediante una interdependencia de cultivos basada en la producción al menor costo. Si Estados Unidos no lograra sus objetivos de establecer un comercio agrícola mundial no subsidiado, podría surgir una presión diametralmente opuesta que, paradójicamente, favoreciera una colaboración más estrecha entre las dos industrias. Es posible que la Comunidad Europea decida proteger su enorme mercado contra las importaciones alimentarias después de 1992. En tal caso, una respuesta hipotética podría ser el surgimiento de un mercado común 436 norteamericano con una sólida integración entre las industrias y los sistemas alimentarios de Estados Unidos, México y Canadá. Los acontecimientos políticos dentro de las dos naciones podrían dificultar la unión industrial. El reciente pluralismo político mexicano y posibles cambios en la política gubernamental podrían restringir las actividades de las multinacionales alimentarias. En Estados Unidos, una incapacidad para corregir la balanza comercial podría conducir a nuevos llamados al proteccionismo. Así las cosas, los retos políticos que enfrentan ambas naciones son formidables. 437 Alimentos: perspectiva mexicana José Carlos Alvarez Rivero Herbert Weinstein El presente análisis ofrecerá una visión limitada de ciertos problemas fundamentales que enfrentan los productores y procesadores de alimentos mexicanos en su proceso de integración industrial con Estados Unidos. Entre dichos problemas se cuentan la fuerte competencia que representan las multinacionales estadounidenses, las barreras culturales que se alzan contra la irrupción de éstas a los mercados potenciales de México y el creciente mercado de alimentos típicos generado por latinoamericanos residentes en Estados Unidos. También abordaremos las barreras no comerciales a la integración agrícola con Estados Unidos. Relacionado con lo anterior está el problema de la sanidad de los alimentos y la controversia aún vigente sobre el uso de plaguicidas en la agricultura. Como la industria alimentaria mexicana está prácticamente exenta de regulación y existen pocas estadísticas confiables sobre ella, es difícil predecir muchos aspectos sobre la integración, para la cual existen obstáculos, pero también hay pruebas de que las industrias alimentarias mexicana y estadounidense pueden contribuir en gran medida a crear empresas conjuntas capaces de explotar los mercados de alimentos de ambos países. 438 Estructura de la industria Las compañías multinacionales son agentes importantes en la industria alimentaria mexicana, y su publicidad es tan abundante que el público las identifica principalmente con la producción de alimentos procesados. Las multinacionales también disfrutan de una fuerte presencia en las tiendas de autoservicio, donde compañías como Kellogg, Pepsico, Kraft General Foods, Nestlé, Corn Products (CPC) Unilever, Pillsbury, Heinz, Campbell's, Gerber, Danone y otras comercializan sus productos. No obstante, diversas industrias agrícolas y procesadoras de alimentos están dirigidas por empresarios mexicanos que utilizan una mezcla de tecnologías propias y métodos tradicionales de preparación de alimentos. Algunas firmas alimentarias de propiedad mexicana tienen la capacidad suficiente para desarrollar refinadas operaciones de comercialización. Entre ellas se cuenta el Grupo Bimbo, que incluye las firmas verticalmente integradas Marinela, Barcel, Panificación Tía Rosa y Ricolino. La fuerza y presencia de estas firmas no sólo radica en la fabricación de productos de buena calidad, sino en refinados y eficientes sistemas de distribución. En México existen diversos gustos regionales, de manera que el contenido de endulzantes, saborizantes, chiles, frutas cítricas y otros ingredientes varía 439 según la región, y por esta razón las firmas internacionales alteran a veces las recetas de sus productos para adaptarlos a las preferencias locales. La industria alimentaria mexicana se abastece principalmente con materias primas e insumos nacionales. Sin embargo, con la apertura de la economía según el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT), actualmente se dan cambios en la procedencia de este abasto. La industria alimentaria es la que emplea más mano de obra en México, confiriéndole un peso económico considerable. Acceso a mercados Los mercados mundiales de productos agrícolas deberían ser prósperos. La población mundial crece rápidamente y buena parte de ella padece hambre y desnutrición. Se estima que para el año 2000 habrá 6,100 millones de habitantes, y para el 2025 la cifra llegará a 8,200 millones. Cerca del 75 por ciento de esa población habitará los países en desarrollo, que registrarán tasas anuales de crecimiento estimadas en 2.1 por ciento, a diferencia del 0.6 por ciento de los países desarrollados. Pese a este fenomenal crecimiento demográfico, la capacidad de México para vender productos agrícolas está impedida porque los mercados del mundo se encuentran inundados con esos productos. México tiene más éxito en la exportación de alimentos básicos como maíz, sorgo, frijol de soya y trigo, como se 440 indica en el cuadro 8.12. Las exportaciones de maíz han descendido recientemente en volumen, pero el rápido aumento de las exportaciones de trigo compensa con creces dicho descenso. La incapacidad de México para explotar mercados extranjeros se debe principalmente a los deficientes sistemas de distribución de los alimentos. Por otra parte, el GATT debería brindar a México acceso a ciertos mercados de exportación, pero en algunos casos, como el de las exportaciones de verduras a Estados Unidos, México es víctima de restricciones no arancelarias. Las normas de sanidad y seguridad en los productos también imponen barreras comerciales contra México, sobre todo las que se refieren al uso de plaguicidas, a los residuos permitidos en la producción agrícola y al uso de pruebas para verificar la higiene en la manipulación y procesamiento de los alimentos. México debe cumplir también con muchas normas de control de calidad en la etiquetación, identificación de marca y tamaño de los productos. En contraste, la industria alimentaria mexicana orientada al mercado interno florece como una actividad rudimentaria, con pocos controles de sanidad, normas de calidad e impuestos. 441 CUADRO 8.12 Exportaciones mexicanas diversas, 1987-1988 (toneladas) __________________________________________________________________ Producto exportado 1987 1988 __________________________________________________________________ Grano de café 212,252 154,743 Verduras y legumbres frescas 787,318 848,180 Tomate 516,445 466,544 Melón y sandía 295,561 299,535 Fruta fresca 298,433 304,906 Ajonjolí 22,877 31,144 Fresa fresca 14,508 21,012 Camarón congelado 35,416 28,450 Cerveza 581,975 505,490 Azúcar 510,143 869,248 Legumbres y fruta enlatadas 168,004 179,168 Jugo de naranja 32,013 48,274 Atún congelado 47,118 52,317 Café tostado 10,781 14,444 Manteca de cacao 7,018 6,535 Fresa congelada 42,051 32,344 Puré y jugo de tomate 19,853 26,997 Jugos de fruta 15,538 18,596 Maíz 3,602,890 3,302,574 Fríjol de soya 1,062,260 1,097,857 Sorgo 751,929 1,147,288 Trigo 434,580 1,191,717 Semillas oleaginosas 417,540 327,660 Verdura fresca 36,131 32,991 __________________________________________________________________ Fuente: Recopilación de los autores. Estados Unidos aplica estrictamente sus normas agrícolas; aun si las normas de la industria mexicana difieren de ellas, detrás de las prácticas demasiado apegadas a la ley se esconde el proteccionismo. Tal es el caso cuando los trámites sanitarios retrasan innecesariamente la aprobación de frutas y verduras frescas. 442 Muchos de los productos agrícolas que México trata de exportar a Estados Unidos son rechazados a causa del empleo de plaguicidas no permitidos, los cuales son fabricados y comercializados por pequeñas empresas estadounidenses establecidas en México. En muchos casos estas compañías utilizan los mismos nombres comerciales que las multinacionales, y fabrican sus productos a sabiendas de que están prohibidos en Estados Unidos. Otras veces los fabrican con nombres distintos, pero conservados los principios activos prohibidos. Los plaguicidas se venden a agricultores que los utilizan de buena fe sin saber que las autoridades de la frontera devolverán sus productos agrícolas por ser inadecuados para el consumo humano. Por ejemplo, la Food and Drug Administration (FDA) estadounidense rechazó recientemente varios embarques de productos derivados del cacahuate porque contenían más de 20 millonésimas de aflatoxinas, sustancias cancerígenas. Sin embargo, los cacahuates utilizados para fabricar esos productos procedían de un proveedor estadounidense y, por consiguiente, se habían cultivado, cosechado y almacenado en ese país. El contenido de aflatoxinas de los productos rechazados era entre 16 y 33.2 veces mayor que el de productos totalmente originarios de México. Los alimentos enlatados de escasa o moderada acidez exportados a Estados Unidos proceden de fábricas registradas por la FDA y dirigidas por técnicos mexicanos que han tomado cursos especiales de adiestramiento en Estados Unidos, Puerto Rico y la Ciudad de México. Los productos procesados y enlatados que se exportan de México a Estados Unidos, aun cuando proceden de 443 fábricas autorizadas, deben cumplir con rigurosas normas técnicas y sanitarias. La mayoría de los que se devuelven a México resultan rechazados no porque estén descompuestos o mal empacados, sino porque no se han etiquetado apropiadamente. Integración industrial La proximidad de Estados Unidos con México facilita la integración de los productos alimentarios. Los medios de comunicación y el turismo también resultan favorables. Así, en México se reconocen los helados Häagen Dazs como productos estadounidenses de alta calidad. Al mismo tiempo, los tacos y otros alimentos típicos mexicanos se sirven con frecuencia en restaurantes estadounidenses que no se especializan en cocina mexicana. Por ejemplo, los nachos, de supuesto origen mexicano, figuran en los menús de cafeterías como Denny's, Big Boy y otros establecimientos. Los alimentos procesados (los que se venden en envases o empaques comerciales) han sido sometidos a un proceso técnico industrial que los conserva y reduce el riesgo de que se descompongan. Entre ellos se cuentan los productos enlatados, las galletas, las conservas y los dulces. Desde el punto de vista técnico, hay poca diferencia entre los productos empacados en Estados Unidos y sus equivalentes empacados en México. Ambas categorías deben cumplir con los requisitos legales, técnicos y de empaque de cada país. Por ejemplo, los duraznos deben ser de cierto tamaño y empacarse en determinados envases, requisitos que 444 se especifican al concertar su compraventa internacional. Las normas y disposiciones de organizaciones mundiales como Codex Alimentarius sólo se aplican si se especificaron al cerrar la operación. De lo contrario, no se aplican sino las normas propias del país comprador. Cabe esperar que los alimentos procesados mexicanos provoquen un auge comercial en Estados Unidos, dado el considerable número de mexicanos que habitan en ciudades como Los Angeles, Houston y Chicago. De hecho, el 63 por ciento de la población latinoamericana residente en Estados Unidos es de origen mexicano. La penetración inicial de los productos mexicanos en el mercado estadounidense con frecuencia consistió en el contrabando realizado por viajeros estadounidenses que regresaban de México con cuatro o cinco latas. Más tarde, esos productos se exportaron a cadenas de tiendas de autoservicio con departamentos dedicados a diversas cocinas nacionales. Actualmente, algunas cadenas ofrecen servicios especializados en español. Los productos típicos fabricados en Estados Unidos son similares a los mexicanos y se dirigen al mercado de las clases media y media baja. No obstante, los fabricantes estadounidenses se adaptan también a los diversos gustos del país comercializando productos de supuesto estilo mexicano que no son auténticos, como los "nachos". Estos productos suelen llevar etiquetas bilingües, en español e inglés, que indican cuán picantes son, y muchos mexicanos residentes en Estados Unidos suelen comprarlos por nostalgia de la madre patria. 445 Para explotar los mercados hispanoamericanos de Estados Unidos en su totalidad, la industria alimentaria debe buscar mayor información sobre la comunidad de ese origen. El caso de una campaña publicitaria emprendida por la línea aérea Braniff ilustra los peligros de dirigirse a mercados de origen extranjero sin conocerlos. La campaña promovía los asientos de cuero invitando al público a "viajar en cuero". Sobra decir que en algunos países de lengua castellana esa frase significa "viajar desnudo". Otro ejemplo de desconocimiento del mercado lo constituye la promoción del jugo de naranja de la empresa Tropical como "jugo de china", si se considera que "china" significa naranja sólo en Puerto Rico y en la República Dominicana. Otro ejemplo más es el anuncio de televisión en que Jack in the Box presentaba a unos mariachis bailando flamenco. Los estadounidenses confunden a los mexicanos residentes en Estados Unidos con otras personas de origen hispanoamericano. La población total de ese origen en Estados Unidos asciende a 19 millones de habitantes, cifra que aumenta con rapidez. De 1980 a nuestros días, el índice de crecimiento del grupo fue cuatro veces superior al registrado por los demás, y para el año 2015 se estima un número total de 40 millones de hispanos, lo que los convertirá en la minoría más numerosa. Para anunciarse con éxito en este vasto y creciente mercado, la industria alimentaria debe tener presente su diversidad lingüística y cultural. Hace poco una compañía productora de aceite de maíz captó dos terceras partes de su participación en el mercado hispanoestadounidense al emprender una campaña 446 publicitaria en español que destacaba lo que querían esos consumidores: buen sabor, sin importar el contenido de colesterol. Se puede acceder a ese mercado con gastos de publicidad relativamente modestos. Un anuncio de 30 segundos en Sábado Gigante, el programa de Univisión más visto por televidentes hispanos, tiene un precio de 11,500 dólares, contra los 360,000 que cuesta uno de la misma duración en el espectáculo de Bill Cosby. Muchas compañías han descartado el mercado hispano por considerarlo demasiado pobre para resultar atractivo, aun cuando el ingreso medio anual de una familia hispana se estima en 22,900 dólares, a diferencia de los 32,800 del ingreso familiar nacional. El poder adquisitivo de ese grupo no debe menospreciarse, menos aún si se toma en cuenta que los hispanos tienden a gastar buena parte de su ingreso en bienes y servicios de consumo inmediato. El mercado hispanoestadounidense también resulta duradero porque los hispanos mantienen fuertes lazos con la cultura de la que proceden durante varias generaciones. Comparada con la población de origen europeo, la comunidad hispanoamericana se incorpora al estilo de vida estadounidense con menos rapidez y facilidad. Cerca del 90 por ciento de dicha comunidad vive en nueve estados del país; del total de sus matrimonios, el 80 por ciento se celebran entre personas del mismo grupo. Los llamados chuppies (profesionales chicanos) y yucas (jóvenes de familias adineradas de origen cubano) constituyen el mejor 447 ejemplo de residentes estadounidenses que mantienen lazos culturales dobles. Estos grupos conducen automóviles estadounidenses y ven programas de televisión en inglés pero, al mismo tiempo, comen alimentos mexicanos y cubanos, y oyen música en español. Además de los anuncios por televisión en español, el uso de ese idioma en otro tipo de publicidad y en las etiquetas de los productos facilita a los fabricantes el acceso al mercado. Más de dos millones de adultos estadounidenses sólo hablan español, y diversos estudios indican que más del 70 por ciento de la comunidad hispana habla español en casa, y que el 96 por ciento trata de enseñárselo a sus hijos. Mucha gente de origen hispano conserva su acento al hablar inglés, incluso después de la primera generación viviendo en Estados Unidos. Los gastos en publicidad dirigida al mercado hispano de Estados Unidos ascendieron a 490 millones de dólares en 1987, más del doble de lo que se gastó cinco años antes. No obstante, sólo representaron una pequeña parte de los 110,000 millones que se gastan en total cada año. La publicación Hispanic Business ha señalado que las compañías estadounidenses gastan menos del 1 por ciento en la publicidad dedicada a atraer al mercado de lengua española, que sin embargo representa el 8 por ciento de la población estadounidense. Las campañas de publicidad que se emprendan en México deben tomar en cuenta la idiosincrasia del país. Desde la apertura de la economía mexicana, un 448 gran número de golosinas y confituras, como chocolates y goma de mascar, han llegado al mercado nacional. Al principio su novedad les confirió cierto éxito comercial, pero actualmente se consideran demasiado caros y ya no resultan novedosos. Cuando Webber Farms, empresa de Kentucky, introdujo una gama de salsas al mercado latinoamericano, encontró una respuesta tibia porque los productos no tenían suficientes condimentos. Por otra parte, la casa Mars, después de efectuar una investigación cuidadosa, optó por envasar su arroz en bolsas y no en cajas, y sacó a la venta una presentación de 4.5 kg que tuvo éxito en Latinoamérica. Pepsicola, en sus comerciales para Latinoamérica, sustituyó las imágenes de viajes espaciales por las de jóvenes latinoamericanos que sueñan con llegar a ser estrellas del rock. McDonald's celebró su decimoquinto aniversario en Latinoamérica, donde la cadena es bien conocida. Restaurantes típicos Los adultos de nuestros días son la primera generación que consume de manera habitual alimentos de preparación instantánea, comida para llevar y platillos preparados de entrega a domicilio, y su número seguirá en aumento durante los próximos años. Actualmente, los estadounidenses hacen una de las tres comidas del día o la obtienen fuera de casa, y gastan en ello más del 40 por ciento de su presupuesto para alimentos. Esta cifra es considerablemente mayor que el 26 por ciento que gastaban en 1960. 449 Los restaurantes y los establecimientos de entrega a domicilio son cada vez más populares entre las familias estadounidenses en las que ambos padres trabajan y prefieren descansar por la tarde en vez de cocinar. En 1987 los restaurantes de servicio rápido realizaron ventas por 60,000 millones de dólares, de las cuales 2,600 millones consistieron en comida mexicana. Taco Bell contribuyó con 1,500 millones a esas ventas. La cadena tuvo un éxito mayor porque incluyó platillos nuevos en su menú, abrió algunos establecimientos en zonas estratégicas, como centros comerciales, y sus precios resultaban atractivos. En términos generales, Pepsico es el mayor proveedor de servicio rápido en Estados Unidos, con más de 16,500 restaurantes. Entre ellos están Kentucky Fried Chicken, líder del mercado de pollo, con ventas anuales estimadas en 6,100 millones de dólares; Pizza Hut, a la cabeza en el mercado de pizzas, con ventas anuales estimadas en 2,500 millones de dólares, y Taco Bell. De las tres cadenas, sólo Taco Bell no tiene sucursales en México. Otras cadenas estadounidenses como McDonald's, Tom Boy y Burger Boy se han establecido en México y están logrando en conjunto un intercambio cultural mediante los alimentos. De hecho, intercambian hamburguesas por tacos. Sanidad alimentaria El concepto de "restaurantes seguros" ha cambiado considerablemente con el tiempo. Actualmente los restaurantes necesitan técnicos especializados en la 450 administración y en el servicio de alimentos, así como un personal de relaciones públicas profesional, a fin de ofrecer no sólo platillos bien presentados, sino exentos de riesgo. En otro tiempo, el concepto de seguridad se limitaba a la inspección de los alimentos en busca de plaguicidas; hoy en día resulta mucho más amplio, extendiéndose a los diversos microorganismos que pueden contaminarlos. Por ejemplo, la FDA y la agencia National Marine Fishery Services advirtieron en 1989 a la industria alimentaria sobre la presencia de un nuevo microorganismo, la Lysteria Monocitogenes, en los pescados y mariscos cocinados. Este germen apareció en un principio en los productos lácteos. Pese al riesgo, el consumo de alimentos del mar ha aumentado 25 por ciento en los últimos cinco años, según la National Marine Fishery Services, y es probable que continúe esta tendencia; para finales del presente siglo se espera que el consumo de pescados y mariscos sea de casi 11 kg por persona al año, el doble del consumo de 1987. La seguridad de los pescados y mariscos, que se sirven en más del 80 por ciento de los restaurantes típicos mexicanos, varía según la zona pesquera. Algunas regiones están contaminadas con plomo, mercurio, cadmio y otras sustancias químicas. Los alimentos marinos también pueden contaminarse por emplear métodos de pesca poco higiénicos, deficiente refrigeración en los barcos pesqueros, un tiempo comercialización y prolongado de transporte, ciertas prácticas de una manipulación o preparación inadecuada en los restaurantes donde se sirven. 451 Los mariscos que México exporta a Estados Unidos proceden de zonas analizadas y certificadas como seguras por funcionarios estadounidenses. Dicha certificación es importante porque los alimentos marinos manipulados incorrectamente pueden transmitir enfermedades. Un estudio realizado en abril de 1988 por el Food Technologists Institute reveló que en Estados Unidos se registraron entre 69 millones y 275 millones de casos de diarrea por consumo de alimentos, lo que produjo gastos de atención médica y costos de pérdida de productividad de entre 5,000 y 17,000 millones de dólares anuales. De los casos de intoxicación por alimentos informados a los centros de control de enfermedades de Estados Unidos durante un periodo de cinco años, el 77 por ciento se atribuyó a alimentos servidos en restaurantes, el 20 por ciento a alimentos preparados en casa y el 3 por ciento restante a alimentos procesados en plantas industriales. Estas cifras apuntan a la necesidad de mejorar la higiene en los restaurantes. La industria alimentaria requiere programas educativos de prevención y corrección, procedimientos térmicos eficientes, métodos para eliminar la contaminación de los alimentos, utensilios y equipo, y una limpieza y mantenimiento adecuados de las superficies de preparación y el equipo. Tendencias Estudios recientes sobre comercialización indican que sólo un 20 por ciento de los productos que se venden hoy en las grandes tiendas de autoservicio estadounidenses seguirán en el mercado en el año 2000. Los constantes avances 452 científicos y tecnológicos, en los que interviene la creatividad y la inventiva, aunados a los estudios demográficos y a la investigación en patrones de comportamiento, posibilitarán la comercialización segmentada. La globalización transformará a la industria alimentaria en un sistema científico basado en raros compuestos químicos a partir de los cuales se idearán refinados inventos que llegarán a manos de los consumidores mediante avanzados dispositivos de comunicación. En las tiendas de autoservicio y restaurantes, consumidores de diversos valores, necesidades y estilos de vida exigirán productos más duraderos. Los gerentes de las tiendas necesitarán recuperar la inversión con más rapidez, pese a las complejas normas alimentarias en los mercados mundiales. Los cambios tecnológicos de la industria alimentaria serán abundantes. Entre ellos se contará el uso de terapias genéticas, línea blanca, alimentos simulados, ingeniería genética, hidroponia, acuacultura, robótica, máquinas despachadoras, empaques que controlen la temperatura, envases asépticos que no contaminen el ambiente, irradiación y otros principios científicos aplicados. El éxito o fracaso de la industria alimentaria depende del desarrollo de estos nuevos productos. La tendencia hacia la especialización puede convertir a México en un proveedor de alimentos parcialmente preparados mediante los procesos que 453 exigen mucha mano de obra. Esta actividad podría ser complementaria de otros procedimientos sumamente industrializados, lo que podría dar como resultado empresas conjuntas mexicano-estadounidenses. Dichas empresas podrían fabricar algunos de los platillos de preparación instantánea que se están volviendo tan populares, tales como una comida congelada consistente en una ensalada de verduras, una de frutas y un trozo de carne en salsa de queso y hongos que sólo tendría que calentarse en un horno de microondas para servirse. Los productores de alimentos de México y Estados Unidos recibirían los beneficios de la apertura de la economía mexicana, de los bajos costos de transporte y de una mano de obra barata. El comercio alimentario podría ser un eslabón para crear un bloque comercial norteamericano capaz de enfrentar la inminente competencia de la Comunidad Europea cuando ésta elimine sus fronteras comerciales en 1992. La población de origen hispanoamericano que reside en Estados Unidos crece día a día, aumentando así el potencial de los alimentos típicos en el creciente terreno de productos parcialmente procesados. La tecnología es un elemento importante para el logro de estas metas. Los cambios tecnológicos deben trabajar en armonía con la modificación de las barreras legales, de manera que la sanidad de los alimentos quede protegida sin imponer restricciones al comercio internacional. 454 Bibliografía "Agriculture in the GATT", Foreign Trade, 38 (10), 1988. "Alimentos típicos", Food Technology, 43 (2), 1989. "Food Safety in Ethnic Groups", Dairy and Food Sanitation, 8 (12), 1988. "International Foods", Food Technology, 41 (9), 1987. "Main Exported and Imported Products", Foreign Trade, 38 (10), 1988. "Statistics Seminar", Foreign Trade, 39 (4), 1989. "Survey on Food Expenses", Foreign Trade, 39 (1), 1989. "The Latin Market in the United States", Marketing News, 1 (1), 1989. "The World Food Prize", Winrock International Project Profile, 1989. 455 NUEVE ____________ Medio ambiente 456 Medio ambiente: perspectiva mexicana Roberto A. Sánchez Los mexicanos aún no estamos de acuerdo respecto a los beneficios de un tratado de libre comercio. Algunos grupos temen que dicho tratado ponga en peligro la industria interna, la economía en su conjunto y la soberanía nacional. Sin embargo, el gobierno federal lo considera un medio para obtener los muy necesarios recursos para invertir y revitalizar la economía nacional. Pero ninguna de las partes ha pensado en las posibles consecuencias que dicho tratado acarrearía para el medio ambiente. Este capítulo trata sobre algunas de las repercusiones ambientales que un tratado de libre comercio tendría en la región fronteriza. Analiza los efectos del crecimiento fronterizo que cabe esperar con el libre comercio, sobre todo la mayor demanda de recursos hidráulicos. Se analizan también el problema de los residuos peligrosos de la industria maquiladora y las posibles implicaciones de regular esos residuos con el tratado de libre comercio. Por último, se habla de las ramificaciones potenciales del tratado comercial sobre el traslado de residuos peligrosos a través de la frontera, así como del efecto del libre comercio sobre el fenómeno de calentamiento mundial. 457 Recursos hidráulicos de la región fronteriza En el ámbito de las repercusiones ambientales, la transición al comercio libre en la frontera norte de México habrá de plantear pocos problemas nuevos, ya que, durante décadas, la región ha sido básicamente una zona de libre comercio, caracterizada por una intensa interrelación con las poblaciones estadounidenses cercanas. No obstante, es probable que un tratado de libre comercio empeore los problemas de la economía fronteriza debido al mayor crecimiento de tres actividades: la manufactura, los servicios y el comercio. A medida que la frontera siga desarrollándose, lo que cabe esperar con el libre comercio dada su proximidad a Estados Unidos, es que se de una inmigración selectiva a la región, aunque no forzosamente a Estados Unidos. Es probable que entre los inmigrantes se cuenten profesionales y obreros calificados atraídos por la revitalización de la economía fronteriza, como ya se observa en Tijuana. Esta tendencia se irá extendiendo a otras ciudades fronterizas a medida que mejore su economía. El tratado de libre comercio también aumentará el traslado de industrias extranjeras en México.97 Aunque algunas de las nuevas plantas quizá se instalen en el interior del país, otras serán atraídas a la franja fronteriza norte, que ya ha crecido drásticamente con la industria maquiladora. Actualmente las maquiladoras 97 Véase Alejandro Mercado, José Negrete y Roberto Sánchez, Capital internacional y relocalización industrial en la frontera norte de México (México: El Colegio de la Frontera Norte, texto mimeografiado, 1989). 458 emplean cerca del 11 por ciento de la mano de obra industrial del país, o sea 470,000 trabajadores; para el año 2000 se espera que la proporción aumente al 25 por ciento, es decir, entre 1.7 y 2.25 millones de trabajadores.98 La escasez de mano de obra durante la próxima década probablemente obligue a reducir la tasa de crecimiento de las maquiladoras a cerca de un 10 por ciento anual, reducción considerable si se tiene en cuenta que el crecimiento anual promedio de esta industria durante los últimos cinco años fue del 20 por ciento. Las maquiladoras seguirán siendo el sector más importante de la economía fronteriza y, por consiguiente, el crecimiento de la región seguirá dependiendo de ellas. Una economía fronteriza fortalecida alentará un crecimiento más acelerado de las ciudades de la región. Aunque la población también crece con rapidez en las comunidades fronterizas de Estados Unidos, se espera que el mayor crecimiento se registre en el lado mexicano (véase el cuadro 9.1). El aumento estimado de la población contrasta negativamente con los escasos recursos hidráulicos de la franja fronteriza, ya que se trata de una región árida en su mayor parte, con muy poca agua. Las dos fuentes principales de agua superficial, el río Colorado y el río Bravo, sufren una intensa explotación y una contaminación en aumento. Los ríos menos caudalosos, el río Tijuana, en Baja 98 Véase Bernardo González-Aréchiga y José Carlos Ramírez, "Perspectivas estructurales de la industria maquiladora", estudio presentado en la conferencia "La industria maquiladora en México", patrocinada por el Colegio de México, el Colegio de la Frontera Norte y la Fundación Friedrich Ebert, Distrito Federal, 7 de junio de 1989. 459 California, y el San Pedro y el Santa Cruz, en Sonora, padecen de manera semejante. El agua de esos ríos se asignó mediante los tratados binacionales de 1906 y 1944, pero éstos no contemplaban los cambios en las necesidades de uso del agua en ninguno de los dos lados de la frontera. Las estimaciones de población que figuran en el cuadro 9.1 ayudan a explicar las limitaciones de los tratados para satisfacer las necesidades actuales de agua y las que surgirán en la próxima década.99 Aunque es difícil anticiparse a las medidas que habrá de implantar un tratado de libre comercio, es posible que se reformen ambos tratados. Los mantos acuíferos subterráneos no están en mejor situación, pues a falta de un tratado binacional que regule su empleo, en ambos lados de la frontera se bombea el agua unilateralmente. Los habitantes de la región están alarmados ante el rápido consumo de las reservas, y muestran cada vez más preocupación ante la posibilidad de su contaminación por residuos peligrosos. 99 Respecto a las necesidades futuras de agua en la frontera, véase Neal Armstrong, "Anticipating Transboundary Water Needs and Issues in the Mexico-U.S. Border Region in the Rio Grande Basin", en César Sepúlveda y Albert Utton (ed.) The U.S.-Mexico Border Region: Anticipating Resource Needs and Issues to the Year 2000 (Texas: Texas Western Press, Universidad de Texas en El Paso, 1982). 460 CUADRO 9.1 Población de la frontera mexicano-estadounidense __________________________________________________________________ Municipio 1960 1970 1980 1990a 1960a __________________________________________________________________ Tijuana 165,690 340,583 461,257 898,453 1,444,724 San Diego 1,033,011 1,357,854 1,861,846 2,553,764 3,502,820 __________________________________________________________________ Mexicali 281,333 396,324 510,664 761,333 1,034,910 Imperial 72,105 74,492 92,110 113,862 140,750 __________________________________________________________________ Nogales 39,812 53,494 68,076 99,897 126,108 Santa Cruz 10,808 13,966 20,459 29,977 43,922 __________________________________________________________________ Ciudad Juárez 276,995 424,135 567,365 961,131 1,432,406 El Paso 314,070 359,291 479,899 640,709 855,406 __________________________________________________________________ Piedras Negras 48,408 46,698 80,290 79,956 92,616 Maverick 14,508 18,093 31,398 54,475 94,514 __________________________________________________________________ Nuevo Laredo 96,043 151,253 203,286 297,745 414,568 Webb 64,791 72,859 99,258 135,196 184,145 __________________________________________________________________ Reynosa 134,869 150,786 211,412 282,888 391,917 Hidalgo 180,904 181,535 283,229 441,976 689,699 __________________________________________________________________ Matamoros 143,043 186,146 238,840 304,396 387,231 Cameron 151,098 140,368 209,727 313,502 468,627 __________________________________________________________________ a 1990, 2000: estimaciones de población. Fuente: Cifras de los censos de población mexicanos y estadounidenses de los diversos años. La escasez de agua más grave a lo largo de la frontera se localiza en El Paso y Ciudad Juárez. Cada una de estas ciudades obtiene más del 90 por ciento de su agua potable del Bolsón del Hueco, bombeándola de allí con la mayor rapidez posible. Si esta explotación persiste, se espera que la fuente se agote en 461 un periodo máximo de 10 años.100 Acusaciones recientes sobre la eliminación ilegal de residuos peligrosos de las maquiladoras o sobre su almacenamiento incorrecto cerca de las plantas también han causado preocupación sobre la calidad del agua. Actualmente no se cuenta con datos confiables sobre la calidad del agua del manto acuífero, pero como no hay control alguno sobre los desechos tóxicos de las maquiladoras, el temor a la contaminación va en aumento. La mayor amenaza podría encontrarse en la zona de El Paso y Ciudad Juárez, que es el mayor centro maquilador de México, y por tanto el que con más probabilidad produce residuos peligrosos. También hay pruebas de escasez de agua en otras comunidades fronterizas mexicanas, donde cerca del 40 por ciento de la población está atenida a fuentes irregulares e insalubres para satisfacer sus necesidades de agua. El problema del abasto no sólo consiste en la disponibilidad de agua, sino en su distribución. Las redes de distribución que se encuentran a lo largo de la frontera son viejas e insuficientes para cumplir con las exigencias actuales. La eliminación de las aguas residuales también constituye un problema, pues cerca del 50 por ciento de los habitantes de la franja fronteriza carecen de sistema de drenaje municipal, y la mayoría de los sistemas de drenaje de las ciudades fronterizas requieren costosas reparaciones y mejoras, sobre todo para la eliminación de las aguas residuales. Entre las ciudades que padecen graves 100 Véase el artículo de Armstrong, op.cit., así como T. Ernest Smerdon, "Water--Its Role from Now to the Year 2000" y Gerard Rohlich "Surface Water Quality in the Border Between El Paso and the Gulf of Mexico", ambos en The U.S.-Mexico Border Region: Anticipating Resource Needs and Issues to the Year 2000, op. cit. 462 problemas de drenaje se encuentran Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Piedras Negras, Nuevo Laredo y Matamoros. El efecto de invernadero y sus repercusiones en el cambio del clima también pueden traer consecuencias negativas para el abasto de agua de la región. Aunque las predicciones actuales sobre dicho efecto no gozan de aceptación general en cuanto a su exactitud, indican menores precipitaciones pluviales para el centro de Estados Unidos.101 Este fenómeno podría repercutir en el abasto de agua, al menos en la región occidental de la frontera, sobre todo en la cuenca del río Colorado, agravando así la agria disputa que ya viene dándose entre los usuarios del alto y el bajo río Colorado, entre los habitantes de California y Arizona, los del norte y el sur de California, y entre México y Estados Unidos. La experiencia de Canadá y Estados Unidos nos muestra lo que cabe esperar cuando este último país celebre un tratado comercial con México. Estados Unidos y Canadá no incluyeron consideraciones ambientales en su tratado, pero dejaron abierta la posibilidad de negociarlas en el futuro. Los canadienses se resisten a la idea de permitir un acceso libre e incluso restringido a sus recursos naturales; de hecho, muchos de ellos lo consideran una amenaza para su soberanía nacional. Así pues, no es probable que esas dos naciones lleguen a un 101 Estudios acerca del efecto de invernadero sobre el cambio climático de Estados Unidos son E. William Shands y John S. Hoffman, The Greenhouse Effect, Climate Change, and U.S. Forests (Washington, D.C.: The Conservation Foundation, 1987) y William Kellogg y Robert Schware, Climate Change and Society (Boulder: Westview Press, 1981). 463 acuerdo sobre el uso de los recursos naturales sino hasta las etapas más tardías de su tratado, en algún momento de los próximos diez años. Cuando Estados Unidos y México negocien asuntos comerciales, deberían contemplar el destino de los recursos hidráulicos fronterizos y encontrar un método de asignación del agua que revise los distintos patrones de consumo del líquido que se observan de cada lado de la frontera. Actualmente el consumo es entre dos y tres veces mayor del lado estadounidense que del mexicano. Es probable que el rápido crecimiento urbano surgido del tratado ocasione un deterioro aún mayor de la infraestructura urbana, incluyendo vivienda, comunicaciones, caminos, áreas verdes y servicios de salud, lo que representará un gran obstáculo para la industrialización y el crecimiento económico futuros de la región. De hecho, el crecimiento de las maquiladoras ya tiene lugar fuera de la región fronteriza debido a la falta de servicios urbanos y a la escasez de mano de obra. Este problema puede resolverse en parte con inversión estadounidense en la infraestructura fronteriza, como lo han propuesto algunos grupos. La Fundación Cabeza102 y el senador republicano del estado de California Kenneth Maddy103 han hecho propuestas de financiamiento para la infraestructura de Baja California, 102 Véanse "Cabeza: Financing the Future of the Border Region, an Opportunity for the United States and Mexico" (texto mimeografiado de la Fundación Cabeza) y "California and Baja California Enterprise Zone Foundation" (texto mimeografiado de la Fundación Cabeza, 6 de marzo de 1989). 103 Véase "California and Baja California Enterprise Zone Authority", SB 961, proyecto presentado por el senador Kenneth Maddy a la legislatura del estado de California, 6 de marzo de 1989. 464 poniendo énfasis en la creación de entidades que brindarían servicios a las maquiladoras. En Arizona se han propuesto iniciativas similares.104 Aunque la mayoría de ellas aún se encuentran en la etapa de planeación, sería interesante ver qué papel desempeñaría en un tratado de libre comercio. La legislación mexicana que establece el cambio de deuda por conservación para promover el desarrollo económico fronterizo y la protección al ambiente fue un antecedente importante para las iniciativas que se estudian actualmente, entre ellas la resolución 3146, propuesta por el republicano de California Jim Bates en la primera sesión del CI Congreso. Un proyecto semejante, propuesto por los senadores Lloyd Bentsen (demócrata de Texas), Dennis DeConcini (demócrata de Arizona) y Jeff Bingaman (demócrata de Nuevo México) se convirtió en la reforma efectuada a la Clean Air Act a fin de brindar recursos financieros para proyectos de urbanización en las ciudades fronterizas mexicanas y mejorar así la calidad del aire en las ciudades estadounidenses contiguas. Este tipo de cooperación podría fortalecerse y ampliarse mediante un tratado de libre comercio. 104 Véanse Jim Kolbe, "Arizona and Northern Mexico: Building a Golden Age" (estudio presentado a la Arizona Academy of Public Affairs, Grand Canyon, Arizona, 6 de octubre de 1987), y Mark Turner,"McCain, Kolbe Urge Twin Plants to Provide Workers with Housing", en Tucson Daily Star, 7 de junio de 1987. 465 Riesgos ambientales y sanitarios de la industria maquiladora Los riesgos que entraña la operación de las maquiladoras para el ambiente y la salud han recibido mayor atención durante los últimos años. Dichos riesgos se deben a corporaciones multinacionales que mantienen normas de salud laboral menos rigurosas para sus trabajadores del Tercer Mundo que para los de Estados Unidos.105 Estas corporaciones también mantienen un control muy laxo sobre la emisión de residuos peligrosos. Las deficientes normas de salud laboral y de protección al ambiente pueden causar un daño ambiental catastrófico.106 Las actividades de las maquiladoras implican tres peligros básicos: 1) en los lugares de trabajo (salud laboral), 2) a los habitantes de las inmediaciones de las plantas, y 3) al ambiente. El riesgo de la salud pública radica principalmente en la práctica común de almacenar materiales y residuos peligrosos durante años en las plantas sin tomar las debidas medidas de seguridad, lo que puede ocasionar graves catástrofes. En efecto, los accidentes en que intervienen sustancias peligrosas se han vuelto más frecuentes en la frontera. En julio de 1990, por ejemplo, se produjo en Mexicali un 105 Véanse Jane Juffer, "U.S. Plants Turn Mexico's Border into a Toxic Dump", en Sacramento Bee, 25 de septiembre de 1988; Patrick McDonnell, "Border Boom Feeding Hazardous Waste Ills", en Los Angeles Times (edición para el municipio de San Diego), 10 de septiembre de 1989; Roberto Sánchez, "Hazardous Waste in the Maquiladora: The Case of Mexicali", en Natural Resources Journal, Universidad de Nuevo México, Vol. 30, invierno de 1990, y Dick Kamp y Michael Gregory "Hazardous Material Inventory of Agua Prieta, Sonora, Maquiladoras, with Recommendations for U.S.-Mexico Transboundary Regulation" (texto mimeografiado del Border Ecology Project, 1988). 106 Exposiciones más amplias aparecen en "Multinational Corporations in Developing Countries", en Barry Castleman, Multinational Corporations, Environment, and Third World Business Matters (Durham: Duke University Press, 1987); Charles Pearson, "Industrial Relocation and Pollution Havens", en Multinational Corporations, op. cit., y M. Fergus Bordewich, "The Lessons from Bophal", en The Atlantic, marzo de 1987. 466 accidente relacionado con un depósito de ácido sulfúrico, sustancia sumamente tóxica; más de 1,500 personas tuvieron que abandonar la zona. Por otro lado, tan aterradora como el derrame de sustancias peligrosas es la falta de adiestramiento en las poblaciones fronterizas para enfrentar tales contingencias. Una de las críticas más constantes contra las maquiladoras se refiere a los riesgos para la salud de los trabajadores. Desde que se establecieron las plantas, en 1960, han sido objeto de crítica por permitir las condiciones de explotación. No obstante, la mayoría de los estudios sobre salud laboral se han topado con una feroz oposición de la industria y, por consiguiente, no han aportado suficientes datos epidemiológicos para poder determinar el riesgo que corren los trabajadores. En 1986, unos investigadores que trataban de realizar estudios sobre el estado de salud de las mujeres empleadas en las plantas maquiladoras de Tijuana recibieron una respuesta por el estilo.107 El año pasado Dick Kamp, en un artículo del diario Sierra Vista Herald, afirmó que al tratar de documentar presuntos riesgos para la salud de los trabajadores en Nogales, Sonora, recibió vehementes negativas de los operarios de las plantas. En su columna, Kamp concluyó: "El gobierno de México debería convencerse de que los ciudadanos de ambos países (pero en particular de Estados Unidos), que están preocupados y 107 Jorge Carrillo y Mónica Jasis, "La salud y la mujer obrera en las plantas maquiladoras: el caso de Tijuana", (texto mimeografiado de Cefnomex, Ciudad de México, marzo de 1984). 467 buscan la solución a los problemas sociales de las plantas, no lo hacen con el fin de sacarlas del país".108 Aunque la legislación mexicana (la Ley Federal del Trabajo y la Ley General de Salud) contiene disposiciones para proteger a los trabajadores, en la práctica no se aplica. Las agencias gubernamentales carecen del presupuesto o del personal necesarios para vigilar las 1,700 plantas maquiladoras del país. Las leyes exigen que en cada planta se constituyan brigadas de salud y seguridad; esta disposición se ha aplicado desde 1985. Muchas de las normas encaminadas a limitar la exposición de los trabajadores a sustancias peligrosas y tóxicas son similares a las que establece la Occupational Safety and Health Administration (OSHA) de Estados Unidos. Cada planta debe contar con instalaciones médicas para la atención de urgencias; los trabajadores están obligados a usar ropa y demás equipo de protección, y los patrones deben informarles respecto a las sustancias peligrosas presentes en el centro de trabajo.109 108 Rubén Hernández, "Maquiladora Peril to Workers' Health?", en Tucson Citizen, 6 de junio de 1989; Dick Kamp "Health, Safety Checks of Twin Plants Difficult", en Sierra Vista Herald, 13 de septiembre de 1987. 109 Véanse Roberto Sánchez, "Contaminación de la industria fronteriza: riesgos para la salud y el medio ambiente", en Bernardo González-Aréchiga y Rocío Barajas (ed.) Las maquiladoras: ajuste estructural (México: El Colegio de la Frontera Norte, 1988); así como Kamp y Gregory, op.cit., y "Salud de obreras de la maquiladora: el caso de Nogales, Sonora" (estudio presentado en la Conferencia de Estrategias de Supervivencia, Satisfacción de Demandas y Movimientos Sociales Urbanos, Chapala, Jalisco, 29 de febrero-2 de marzo de 1988). 468 Existen pocos datos sobre las enfermedades laborales de los trabajadores de las maquiladoras debido a los escasos recursos del gobierno, la falta de control y la presunta corrupción dentro de los órganos gubernamentales encargados de vigilar la salud laboral. En estas condiciones, es difícil estimar acertadamente el costo social que representan las enfermedades laborales en este sector industrial. No obstante, el aumento de las pruebas sobre el uso frecuente de sustancias peligrosas en las maquiladoras, así como la documentación sobre sus deficientes medidas de seguridad, indican la gravedad del problema.110 Los residuos peligrosos también suponen un riesgo para la salud pública y el medio ambiente. La ley mexicana de protección al ambiente y el Anexo 3 del Acuerdo Binacional de 1983 para la Protección al Ambiente en la Zona Fronteriza exigen la exportación de todos los residuos peligrosos producidos por las plantas maquiladoras de México, pero el cumplimiento de esta disposición no ha sido estricto.111 Según los registros de la Environmental Protection Agency (EPA) de 110 Véanse Rocío Barajas y Carmen Rodríguez, "Mujer y trabajo en la industria maquiladora de exportación", en la serie Cuadernos de trabajo, Fundación Friedrich Ebert, Ciudad de México, 1989; Sorjuana Loera y Cruz Chávez Reynoso, "Derechos laborales y humanos en la maquila", testimonio de los trabajadores de Zenith en Reynosa (estudio presentado en la Conferencia sobre la Industria Maquiladora en México, patrocinada por el Colegio de México, el Colegio de la Frontera Norte y la Fundación Friedrich Ebert, Distrito Federal, 7 de junio de 1989); Sandra Arenal Sangre joven. La maquiladora por dentro (México: Editorial Nuestro Tiempo, 1986); Norma Iglesias, "La flor más bella de la maquiladora", (texto mimeografiado de Cefnomex, 1985); Jorge Carrillo y Alberto Hernández, "Mujeres fronterizas en la industria maquiladora" (texto mimeografiado de Cefnomex, Ciudad de México, 1985), y Michael Beebe "Mallory Plant is Long Gone; Some Say It Left a Grim Legacy", en Buffalo News, 11 de marzo de 1987. Respecto a las condiciones de vida de los trabajadores de las maquiladoras, véanse Sonia Nazario, "Boom and Despair. Mexican Border Towns Are a Magnet for Foreign Factories, Workers and Abysmal Living Conditions", en Wall Street Journal, 22 de septiembre de 1989; Barajas y Rodríguez, op. cit., y Sandy Tolan "La Frontera. Land of Opportunity or Place of Broken Dreams", en Tucson Weekly, 18-24 de octubre de 1989. 111 La legislación incluye la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente (1987) y el Reglamento para el Control de Residuos Peligrosos (1988). 469 Estados Unidos, sólo 20 maquiladoras de las 1,200 que funcionaban en 1987 devolvían sus residuos peligrosos a Estados Unidos.112 El gobierno mexicano permite reutilizar parte de los residuos de las maquiladoras en compañías autorizadas de México. Sin embargo, el país tiene pocas instalaciones para el tratamiento o eliminación de residuos; sólo seis compañías se dedican a esta actividad, y de ellas sólo dos se localizan en la zona fronteriza. La Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), encargada de controlar la emisión de residuos peligrosos tanto en la industria interna como en la maquiladora, sólo ha autorizado cinco centros de enterramiento de residuos, de los cuales dos se ubican en ciudades fronterizas. La mayoría de estas instalaciones entraron en operaciones hace poco tiempo, y sólo una pequeña parte de las maquiladoras (unas 200) utilizan sus servicios. La misma SEDUE padece una grave insuficiencia de personal y presupuesto; por ejemplo, carece de inventarios nacionales, regionales o locales de los residuos producidos por las maquiladoras o las plantas de la industria interna, y no tiene control sobre su destino final. Así, los residuos peligrosos a veces se arrojan de manera ilegal a los sistemas de drenaje municipales o a tiraderos de basura.113 Otras veces son reutilizados por compañías no 112 Véase Grupo de Trabajo sobre Residuos Peligrosos México-Estados Unidos, EPA-SEDUE, "The Maquiladora Industries: Hazardous Waste Management" (distribuido por Border Trade Alliance y la Asociación Nacional de la Industria Maquiladora, noviembre de 1989) 113 Véase Roberto Sánchez, "Contaminación industrial en la frontera norte: perspectivas para la década de los años 1990", en Estudios Sociológicos, junio-agosto de 1990. 470 autorizadas, y su manejo incorrecto amenaza el crecimiento futuro de la región fronteriza al poner en riesgo sus recursos hidráulicos. En conformidad con las disposiciones del acuerdo binacional de 1983, la EPA y la SEDUE constituyeron un grupo mixto para abordar de manera conjunta el problema de la aplicación de normas de salud y ambientales desiguales en uno y otro país. Hasta ahora el grupo ha celebrado dos conferencias binacionales y sólo unas cuantas visitas a las plantas maquiladoras. La EPA y la SEDUE han publicado una edición bilingüe acerca de las disposiciones de ambos organismos para el tratamiento de residuos peligrosos en México y Estados Unidos, pero es vital una cooperación más estrecha si se quieren lograr acciones conjuntas de importancia. Dicha cooperación quizá pudiera formalizarse dentro del marco de un tratado de libre comercio, aunque debemos determinar hasta qué grado el tratado alentará más traslados de industrias contaminantes a México. Existen pruebas recientes de que ciertas industrias, sobre todo las afectadas por disposiciones estadounidenses más estrictas, como la de fabricación de muebles, la de cromado y determinadas industrias electrónicas del sur de California están trasladando una parte o la totalidad de sus plantas a la frontera. Algunas compañías químicas estadounidenses ya pretenden que en el tratado de libre comercio se incluyan disposiciones que les permitan trasladar sus plantas a México. Dow Corning declaró recientemente que considera a México una 471 fuente potencial de metanol para el abasto mundial, y se dice que Occidental Chemical estudia la posible instalación de una planta de cloro alcalino en México.114 La mayoría de esas plantas suponen riesgos a la salud y al ambiente, y deben regularse con mucho cuidado. Cerca de un 10 por ciento de las maquiladoras incluidas en un estudio reciente citaban las disposiciones ambientales de Estados Unidos como el primer motivo para tomar la decisión de abandonar ese país, y un 17 por ciento las consideraban un motivo importante. Casi un 13 por ciento de ellas declararon que las normas ambientales más laxas de México constituían un factor primordial para la reubicación en la frontera, y otro 13 por ciento las mencionó como factor importante.115 Es necesario formular otras preguntas. ¿Qué tipo de normas deben incluirse en un tratado de libre comercio para evitar una industrialización peligrosa? ¿Cómo se pueden normalizar las reglas de salud y seguridad tanto para las maquiladoras como para otras empresas estadounidenses que operen en México? ¿Debe el tratado imponer un código moral a estas empresas, o deben incorporarse normas de otro tipo dentro del marco del tratado? La solución menos controvertida sería incorporar un código moral voluntario de operación. El año pasado, tanto en México como en Estados Unidos creció el apoyo para este tipo de control sobre las maquiladoras. La atención de los medios 114 Leslie Ann Layton, Peter Combes y David Hunter, "What Mexico Has to Offer and What It Needs", en Chemical Week, 6 de junio de 1990. 115 Véase Alejandro Mercado, José Negrete y Roberto Sánchez, "Capital internacional y relocalización industrial en la frontera norte de México" (Colegio de la Frontera Norte, texto mimeografiado, 1989). 472 de comunicación de ambos países116 y la limitada pero creciente aplicación de las leyes ambientales mexicanas por la SEDUE han ganado el apoyo para el control voluntario entre algunas asociaciones de maquiladoras, como la Border Trade Alliance y la Asociación Nacional de Maquiladoras. Como resultado de ello, algunos de los defensores más abiertos de las maquiladoras en el Congreso estadounidense también han apoyado el cumplimiento voluntario.117 La SEDUE, aquejada por una falta de recursos técnicos, económicos y materiales, firmó un acuerdo de cumplimiento voluntario de las disposiciones ambientales con la Asociación Nacional de Maquiladoras en noviembre de 1989. Por desgracia, este tipo de control sólo ha tenido éxito en parte, y cabe preguntar si resulta eficaz en México o si debe considerarse como parte del tratado de libre comercio. En mi opinión, se necesita un enfoque más estricto para evitar las discrepancias entre normas ambientales, laborales y sanitarias estadounidenses y mexicanas. Las leyes y disposiciones deben normalizarse tanto para las maquiladoras como para las compañías industriales estadounidenses que se establezcan fuera de la región fronteriza. Un marco más adecuado lo constituye la Foreign Corrupt Practices Act de Estados Unidos, ley que podría reformarse para obligar a las corporaciones estadounidenses a cumplir con las normas ambientales de su país en las 116 Véanse "The Border Boom. Hope and Heartbreak", en New York Times Magazine, 1 de julio de 1990; Jennifer Dixon, "EPA Opposes Funding Clean-Air Effort Along Mexican Border", en The Arizona Daily Star, 28 de marzo de 1990, y Anne Hazard "Senate Agrees to Seek Cleaner Air Along Border", en The Arizona Daily Star, 23 de marzo de 1990. 117 Véase Kolbe, nota 8. 473 operaciones que realizan en México. La propuesta reciente de Alan Neff sobre una Foreign Environmental Practices Act inspirada en la ley antes mencionada sería un paso importante en esa dirección, al regular a las empresas estadounidenses que tienen operaciones en el extranjero.118 La concepción y las disposiciones de esta ley serían similares a las de la Foreign Corrupt Practices Act. Neff presume que la nueva ley se promulgaría como reforma a la Securities Exchange Act de 1934. La propuesta de Neff pretende uniformar las normas que las corporaciones estadounidenses aplican en sus operaciones internas con las que aplican en el exterior. La ley sujetaría a dichas corporaciones a ser enjuiciadas penal y civilmente por funcionarios públicos y por particulares en los tribunales estadounidenses en caso de violar las leyes ambientales de los países en donde funcionan, o bien, las normas ambientales estadounidenses. También establecería una protección adecuada al medio ambiente y la salud pública mexicanos, pero su alcance debería extenderse al ámbito de la salud laboral para evitar subterfugios en el marco jurídico. Será un enorme reto imponer disposiciones ambientales y de salud a los fabricantes estadounidenses como parte de las negociaciones de libre comercio. No obstante, un factor que contribuirá a simplificar las negociaciones consiste en que las leyes ambientales y de salud laboral estadounidenses y mexicanas sean 118 Véase Alan Neff "Not in Their Backyards Either: A Proposal for a Foreign Environmental Practices Act", en Ecology Law Quarterly, 1989. 474 similares, al menos en la letra. Las normas establecidas por la EPA y la OSHA son en general las mismas que aplican en México la SEDUE y la Secretaría del Trabajo.119 La diferencia fundamental radica en que las normas estadounidenses abarcan una gama más amplia de sustancias peligrosas y riesgos. No espero que las normas ambientales resulten tan difíciles de negociar como las de salud laboral, principalmente porque la industria está más dispuesta a participar en programas de protección al ambiente que en los de salud de los trabajadores. La protección al ambiente, en general, no representa una amenaza inmediata para la producción industrial. En cambio, muchos empresarios temen que el informar a sus trabajadores sobre los riesgos que corren induzca a algunos de ellos a renunciar o exigir mayores salarios. Para muchas industrias, entre ellas las maquiladoras, eso significaría más dificultad para retener la mano de obra y, por consiguiente, para mantener la capacidad productiva. A lo anterior se suma el hecho de que los problemas ambientales han recibido mucha atención por parte de los medios de comunicación, y la opinión pública ha comenzado a ejercer presión sobre las empresas en este terreno, mientras que los problemas de salud laboral han recibido menos atención de dichos medios, y no se consideran una grave amenaza pública. 119 Véanse "Ley Federal del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente", Diario Oficial, 7 de enero de 1988; "Reglamento para el Manejo de Residuos Peligrosos", Diario Oficial, 27 de noviembre de 1988; "Brigadas de Salud y Seguridad, Recomendaciones, Programa de Salud y Seguridad para los Trabajadores de las Empresas", del Congreso del Trabajo, STPS, IMSS, Distrito Federal, 1985, y "Acuerdo por el que se reforman y adicionan diversas disposiciones del instructivo número 10 relativo a las condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se produzcan, almacenen o manejen sustancias químicas capaces de generar contaminación en el ambiente laboral", Diario Oficial, 31 de mayo de 1989. 475 Sin embargo, los problemas de salud laboral, aunque tradicionalmente se hayan descuidado, deben abordarse para garantizar a los millones de trabajadores mexicanos por lo menos un grado mínimo de protección. Para el año 2000, la industria maquiladora, o su sucesora de la región fronteriza, empleará una mano de obra estimada de dos millones de trabajadores y, con un tratado de libre comercio, las corporaciones estadounidenses de otros campos industriales emplearán cada vez más trabajadores mexicanos. El traslado de residuos peligrosos a través de la frontera El movimiento transfronterizo de desechos contaminantes ya constituye un grave problema ambiental en la relación binacional. A México le preocupan cada vez más las exportaciones tanto legales como ilegales de residuos peligrosos que se efectúan desde Estados Unidos a su territorio, debido básicamente a tres hechos: 1) el incremento constante de la producción de residuos peligrosos en Estados Unidos; 2) el creciente costo del tratamiento o eliminación de esos desechos, y 3) el aumento de la oposición pública contra el establecimiento de cualquier clase de instalaciones de tratamiento o eliminación de residuos en Estados Unidos. Estos tres hechos hacen de la exportación estadounidense de desechos industriales a México una solución barata, rápida y relativamente sencilla para el problema de su eliminación o tratamiento. De hecho, los 3,000 kilómetros de frontera común se han vuelto una tentación irresistible para muchos corredores y productores de residuos peligrosos, sobre todo aquellos cuyas operaciones se ubican en dos de los estados que más los producen: Texas y 476 California. Se han documentado exportaciones directas e ilegales de residuos peligrosos de Estados Unidos a México desde 1979; sin embargo, sólo hubo pruebas de su mayor aumento después de 1984. Aunque se han hallado embarques ilegales incluso en la Ciudad de México, la mayoría de los casos documentados han ocurrido en la región fronteriza occidental, alrededor de Tijuana. Según la SEDUE, entre 1987 y 1988 México recibió solicitudes para importar 260,000 toneladas de residuos peligrosos.120 Sólo cerca de un 10 por ciento de este volumen llegó a importarse legalmente como material reutilizable. México prohíbe la importación de residuos peligrosos que hayan de formar tiraderos o estén destinados a incinerarse en el país, pero permite la de aquellos que puedan reutilizarse y no constituyan riesgos graves, siempre y cuando el importador cumpla con las debidas normas de seguridad. No se permite que los residuos importados se transporten a su vez a otro país.121 El Anexo 3 del acuerdo binacional de 1983 regula el traslado de residuos peligrosos entre Estados Unidos y México, definiendo cuál es legal y cuál ilegal. Aunque este anexo se ha aplicado desde 1986, Estados Unidos no siempre lo cumple, agravando así los problemas de México en el control de esos traslados. En un caso ocurrido en 1987 México descubrió cerca de la capital del país un 120 Véase Jim Vallette, El comercio internacional de desechos: inventario de Greenpeace (Greenpeace, 4ª edición, 1989). 121 Véase el "Decreto relativo a la importación o exportación de materiales peligrosos o residuos peligrosos que por su naturaleza pueden causar daños al medio ambiente o a la propiedad o constituyen un riesgo a la salud o el bienestar público", Diario Oficial, 19 de enero de 1987. 477 embarque ilegal de 377 barriles de residuos peligrosos procedente de California. Conforme a los procedimientos señalados en el citado Anexo 3, la SEDUE solicitó a la EPA que entablara acción legal contra el exportador y garantizara el embarque de los barriles de vuelta a California. Después de años de trámites, la EPA todavía no se lleva los residuos ni ha perseguido a los responsables. En otro caso, sucedido en 1990, la EPA, sometida a fuerte presión por México, finalmente accedió a llevarse 84 barriles de residuos peligrosos que se encontraron en una bodega de Tijuana. La FBI investiga actualmente a una compañía de California implicada en el caso. Varios factores agravan aún más el problema de los residuos peligrosos, entre ellos la incapacidad del personal de aduanas para descubrir los embarques ilegales. Otra carencia es la de un código común, de preferencia internacional y armonizado, para registrar las importaciones legales y seguir la pista de las ilegales, y la falta de comunicación y uso compartido de información estadística entre los agentes aduanales de ambos países. Un sistema computarizado para almacenar e intercambiar datos sería ideal para mantener registros adecuados. Del lado mexicano, la SEDUE carece, como ya se dijo, de personal y recursos financieros para controlar debidamente las importaciones de residuos o vigilar el destino que la industria maquiladora les da a sus propios desechos. En Estados Unidos la presión en favor de la exportación de residuos peligrosos va en aumento, pero los países del Tercer Mundo están cada vez menos dispuestos a aceptarla. En consecuencia, los grupos de interés 478 estadounidenses más afectados por la opinión pública quizá pretendan liberalizar la exportación de residuos a México dentro del marco del tratado de libre comercio, pretensión que podría adoptar la forma de presiones para permitir en México la construcción de depósitos subterráneos, incineradores e instalaciones de reutilización para la eliminación o tratamiento de residuos estadounidenses. Por el momento, y en un futuro inmediato, México no está preparado para garantizar la operación segura de esas refinadas instalaciones. Si se relajan los controles, ya de por sí precarios, México sufriría graves consecuencias ambientales y de salud. Es del todo posible que dicha relajación provocara un aumento en la exportación de sustancias peligrosas prohibidas en Estados Unidos pero que aún se fabrican en ese país para exportarlas. En la actualidad, el Anexo 3 regula esas sustancias. Antes que relajar las normas ambientales y de salud, el tratado de libre comercio debería fortalecer las disposiciones del Anexo 3 adoptando las que contempla el proyecto de la Foreign Environmental Practices Act. Calentamiento mundial Las negociaciones futuras sobre el calentamiento mundial constituyen un reto para la comunidad internacional. Cualquier disposición encaminada a controlar el calentamiento afectará por igual a las economías de los países desarrollados y en desarrollo. Los países del Tercer Mundo temen que se les obligue a aceptar una participación desproporcionadamente grande en el costo 479 total de salvar el ambiente, a falta de una propuesta para distribuir equitativamente los costos económicos y sociales entre las naciones industrializadas y el Tercer Mundo. Dicha distribución debería basarse en las prácticas contaminantes pasadas y presentes de cada país. Al efectuar la distribución no debe pasarse por alto el papel que ha desempeñado el capital trasnacional en el deterioro del ambiente mundial, ni su consiguiente responsabilidad. Aunque en el Tercer Mundo parte de la contaminación se debe a las empresas trasnacionales, en la actualidad se hace responsable de las emisiones al país y no a la empresa. Al hacerlo, la comunidad internacional asigna costos injustamente altos a los grupos que recibieron menos beneficios económicos con las actividades industriales que causaron la degradación del ambiente. Cabe la posibilidad de que el tratado de libre comercio se conciba de manera que facilite la reubicación en México de las industrias que producen grandes cantidades de las sustancias químicas estrechamente asociadas con el calentamiento mundial: bióxido de carbono, metano y clorofluorocarbonos. Si dichas industrias efectivamente se trasladan a México, el tratado de libre comercio debería incluir disposiciones que les exijan hacerse responsables de sus emisiones ante la comunidad internacional. 480 Conclusión Los cambios estructurales que pueden ocurrir en la economía mexicana como consecuencia del tratado de libre comercio tendrán graves repercusiones en el ambiente del país y en su salud pública. El problema fundamental que enfrenta México es cómo reducir al mínimo esas repercusiones. Dentro de las negociaciones para el tratado, el país puede gestionar que se incluyan medidas de protección, pero éstas requerirán un sólido compromiso por parte del gobierno federal. Aún no queda claro hasta qué grado el presidente Carlos Salinas de Gortari está dispuesto a plantear estas cuestiones durante las negociaciones. La protección al ambiente ha sido un renglón destacado dentro del programa político de la administración del presidente Salinas, pero no se ha traducido en ningún incremento al presupuesto de la SEDUE ni de otros órganos encargados de dicha protección. México no puede darse el lujo de repetir los costosos errores del pasado, sobre todo los ambientales, cometidos en el programa de las maquiladoras. Un ejemplo parecido lo constituyen las repercusiones que el auge petrolero tuvieron en el ambiente y en la sociedad. 481 Medio ambiente: perspectiva estadounidense C. Richard Bath Estados Unidos y México comparten una frontera de 3,000 kilómetros que da lugar a numerosos problemas de recursos y ambientales. Históricamente, la mayor preocupación para las regiones fronterizas, en su mayor parte semiáridas, ha sido la disponibilidad de agua. El abasto de este líquido depende en parte de dos grandes sistemas fluviales: el del río Colorado y el del río Bravo. Los tratados de 1906 y 1944 distribuyeron las aguas de estos ríos entre México y Estados Unidos, así como entre los estados interesados de este último país. Sin embargo, dos de los problemas más graves que han surgido en las relaciones bilaterales se relacionan con estos dos sistemas fluviales. La disputa de El Chamizal, relativa al río Bravo en El Paso, se solucionó en 1964 después de años de agrias discusiones.122 Otra disputa en relación al proyecto de riego Wellton-Mohawk en Estados Unidos, que aumentaba la salinidad del río Colorado en su parte mexicana, se resolvió en 1974 con una orden firmada por la International Boundary and Water Commission (IBWC). La IBWC, que celebró su centésimo aniversario en 1989, ha demostrado su éxito en dirimir los conflictos por aguas fluviales entre los dos países. 122 Alan C. Lamborn y Stephen P. Mumme, Statecraft, Domestic Politics, and Foreign Policy Making: The El Chamizal Dispute (Boulder: Westview Press, 1988). 482 El agua subterránea, que forma grandes depósitos o bolsones, es importante para un largo trecho de la frontera, pero resulta vital para El Paso y Ciudad Juárez, cuyo abasto de agua potable depende de sus mantos acuíferos. La escasez de agua subterránea ha obligado a El Paso a buscar fuentes distintas del Bolsón del Hueco. En 1980, la ciudad solicitó derechos de perforación en el Bolsón de la Mesilla, la mayor parte del cual se localiza en Nuevo México. Este estado rechazó la solicitud, y desde 1982 el caso se ha debatido en los tribunales. Quizá sea la Suprema Corte de Estados Unidos quien dirima el conflicto. El gobierno mexicano permanece al margen del caso, observándolo con atención. México comparte con Estados Unidos los bolsones del Hueco y de la Mesilla, pero no está claro cuál será su participación en ellos, ya que no existe acuerdo internacional alguno sobre la distribución de los mantos acuíferos.123 Como el agua es esencial para el crecimiento económico, es evidente que a México le preocupa la posible pérdida de este recurso. Si el consumo sigue en aumento en la desértica región fronteriza, la escasez de agua puede llegar a constituir el mayor obstáculo para la industrialización regional. Actualmente, buena parte de la industria fronteriza utiliza relativamente poca agua, y es probable que así continúe, pero si la población y los índices de consumo, sobre todo los del lado mexicano, siguen creciendo, habrá escasez desde El Paso hasta San Diego. 123 Stephen P. Mumme, Apportioning Groundwater Beneath the U.S.-Mexican Border (San Diego: Center for U.S.-Mexican Studies, Universidad de California en San Diego, 1988); también Natural Resources Journal, 22, 4, octubre de 1982, y Natural Resources Journal, 25, 3, julio de 1985. 483 La calidad del agua también ha llegado a constituir un grave problema a lo largo de la frontera. En el valle del bajo río Bravo, los residuos municipales y agrícolas contaminan el río. La mayor preocupación radica en el posible daño a los estuarios y zonas costeras del Golfo de México, lo que pondría en riesgo los recursos marinos. Un problema particularmente grave que ha llamado la atención del senador demócrata de Texas Lloyd Bentsen se refiere a los millones de litros de aguas residuales sin tratar que la ciudad de Nuevo Laredo vierte al río Bravo, y que representan una amenaza para la salud pública de quienes viven río abajo. Bentsen desea que un organismo bilateral se encargue de este problema. En octubre de 1989 el Departamento de Justicia de Estados Unidos entabló juicio contra la ciudad de El Paso por no cumplir con las normas de emisión de aguas residuales establecidas por la Clean Water Act. La ciudad podría hacerse acreedora a una multa de hasta 2 millones de dólares por no tomar las medidas apropiadas para el manejo de los desechos industriales que se vierten a sus plantas de tratamiento. Las industrias implicadas son una planta de lavado de pantalones de mezclilla y otra de enchapado de metales. El caso podría llegar a influir en el tipo de industrias que se permita establecer en la frontera. Otro grave caso de contaminación se relaciona con el río Nuevo en Calexico y Mexicali. El río nace en Estados Unidos, se interna a México y vuelve a su país de origen, donde riega los cultivos californianos de Valle Imperial. Del lado mexicano, el río recibe cada vez más aguas residuales sin tratar y, lo que es aún peor, enormes cantidades de sustancias peligrosas y tóxicas que amenazan la 484 salud de todo aquel que entre en contacto con las aguas del río, y quizá también afecten las cosechas de la región. Esta contaminación es resultado directo del rápido ritmo de industrialización de la zona de Mexicali. Las aguas residuales sin tratar constituyen un grave problema a todo lo largo de la frontera. Quizá el caso más conocido de contaminación del agua sea el de la zona de San Diego y Tijuana, donde las aguas residuales sin tratar de Tijuana se vierten al mar y fluyen al norte hasta las playas de San Diego.124 El problema es increíblemente complejo y dio como resultado uno de los primeros acuerdos bilaterales en el marco del tratado ambiental firmado en La Paz, Baja California. Tijuana y Mexicali tienen plantas de tratamiento de aguas residuales, pero son inadecuadas. Ciudad Juárez, que cuenta con más de un millón de habitantes, carece en absoluto de dichas instalaciones. En El Paso las hay, pero se averían con frecuencia, y los desechos se vierten al río. Quizá el caso más exitoso sea el de Nogales, donde un singular método de financiamiento impulsó la construcción de una planta que trata las aguas residuales de ambos lados de la frontera.125 El problema de las aguas residuales sin tratar en la región de San Diego y Tijuana sigue siendo la más grave amenaza ambiental. Cada día se vierten más de 45 millones de litros de esas aguas en el río Tijuana, que contiene, además, 124 Stephen P. Mumme y Joseph Nalven, "National Perspectives on Managing Transboundary Environmental Hazards: The U.S.-Mexico Border Region", en Journal of Borderlands Studies, 3, 1, primavera de 1988, pp. 39-68. 125 Ibid, pp. 59-60, y Joseph Nalven, "Transboundary Environmental Problem Solving: Social Process, Cultural Perception", en Natural Resources Journal, 26, 4, otoño de 1986, pp. 793-818. 485 grandes cantidades de sustancias químicas sumamente tóxicas. El río desemboca en el Océano Pacífico, y sus desechos se depositan en Playa Imperial, Estados Unidos. Esta playa está cerrada desde hace diez años, y la contaminación amenaza un valioso estuario. Los funcionarios de salud pública atribuyen a las aguas negras del río enfermedades como la disentería amibiana, el cólera, infecciones por estafilococos, hepatitis, encefalitis e incluso paludismo. Peor aún, también se han hallado virus de poliomielitis. Evidentemente la situación requiere de atención inmediata, y esperamos que un pronto acuerdo contribuya a solucionar este grave problema. Calidad del aire Con el aumento de la población y de la industrialización, la contaminación del aire también ha llegado a ser un problema grave en las franjas fronterizas de ambos países, sobre todo en la región productora de cobre de Sonora y Arizona.126 Una nueva fundición habría lanzado al aire enormes cantidades de sustancias contaminantes en la región de Douglas, Arizona, problema que fue abordado con un anexo al acuerdo de La Paz.127 La región de San Diego y Tijuana también padece contaminación del aire pero, por fortuna, no es tan grave como podría serlo gracias a los vientos dominantes de la costa. 126 Stephen P. Mumme, "The Cananea Copper Controversy: Lessons for Environmental Diplomacy", en Inter-American Economic Affairs, 38, verano de 1984, pp. 3-22. 127 Richard Kamp, "The Smelter Triangle: An Overview of U.S.-Mexican Negotiations" (testimonio ante el Comité del Senado estadounidense sobre Ambiente y Obras Públicas, Denver, Colorado, 12 de agosto de 1985). 486 El complejo urbano más afectado por la contaminación del aire es el de El Paso y Ciudad Juárez.128 En invierno la zona se caracteriza por inversiones térmicas que retienen los agentes contaminantes entre las montañas de los alrededores. En consecuencia, El Paso excede los límites federales estadounidenses de partículas suspendidas, monóxido de carbono y ozono. El aire de la zona contiene también grandes cantidades de óxidos de azufre, plomo y metales pesados. La composición de la contaminación está pasando de las partículas suspendidas a las emisiones vehiculares, dando a la zona el mismo tipo de esmog fotoquímico que se encuentra en Los Angeles.129 Es sumamente difícil regular el contenido en el aire de estos agentes contaminantes, ya que proceden de muchas fuentes. En Ciudad Juárez, por ejemplo, la mayoría de las calles carecen de pavimento, lo que contribuye considerablemente a la presencia de partículas suspendidas. La combustión abierta, sobre todo durante los meses invernales, así como la proliferación de pequeñas fábricas, producen polvo y humo. La quema periódica de basura en los tiraderos municipales y la operación de una gran planta de cemento contribuyen también a la presencia de partículas suspendidas en el aire. 128 Véase Howard G. Applegate y C. Richard Bath, "Air Pollution in a Transboundary Setting: The Case of El Paso, Texas and Ciudad Juárez, Chihuahua", en C. Flinterman, B. Kwiatowska y J.G. Lammers (eds.), Transboundary Air Pollution (La Haya: M. Nijhoff, 1986), pp. 95-116; también C. Richard Bath y Victoria E. Rodríguez, "Comparative and Binational Air Pollution Policy in El Paso, Texas and Ciudad Juárez, Chihuahua", en The Borderlands Journal, 6, 4, primavera de 1983, pp. 171-197. 129 Robert Gray, et al., Vehicular Traffic and Air Pollution in El Paso-Ciudad Juárez (El Paso: Texas Western Press, 1989). 487 A medida que Ciudad Juárez se desarrolle económicamente, irán desapareciendo muchas de las fuentes de partículas. Eso ha ocurrido ya en El Paso, que hace 50 años también se caracterizaba por calles sin pavimentar y por combustión abierta. Actualmente las calles de El Paso tienen pavimento y la mayor parte de la calefacción doméstica utiliza el gas natural, relativamente limpio. Mientras tanto, la contaminación de Ciudad Juárez resulta visible, lo que facilita a los funcionarios estadounidenses culpar de ella a México. El más grave problema presente y futuro se refiere a las emisiones contaminantes de los vehículos. La frontera misma viola las normas federales estadounidenses. Las mayores concentraciones de monóxido de carbono y ozono se encuentran en la línea fronteriza como consecuencia directa del tiempo que hay que esperar para pasar las aduanas de Estados Unidos. Los automovilistas que esperan formados durante un lapso promedio de 30 minutos dejan sus motores en marcha, contribuyendo así a la contaminación. En años recientes el problema se ha agravado con el aumento de los camiones que transportan mercancías para la industria maquiladora. Por ejemplo, en el verano de 1989, entre 300 y 400 camiones estuvieron formados de 12 a 16 horas para cruzar el puente internacional, y la contaminación aumentó en consecuencia. Ese problema pudo haberse aligerado con los cambios efectuados recientemente en los turnos y el personal de aduanas. Aparte de las filas en las aduanas, el número cada vez más creciente de automóviles agrava la contaminación. Hace diez años el número de vehículos de 488 El Paso era aproximadamente el doble del de Ciudad Juárez, y actualmente ambas cifras se aproximan con rapidez. El aumento del tránsito en Ciudad Juárez obedece a la liberalización de las importaciones, que permite el ingreso de vehículos usados sin el prohibitivo impuesto de los años anteriores. En consecuencia, la ciudad se ha convertido en cementerio viviente de los vehículos estadounidenses viejos que, por lo mismo, son los que más contaminan. La vialidad no aligera el problema. En Ciudad Juárez existen pocas vías rápidas y, en cambio, muchos cruceros de alto total, lo que agrava la contaminación. En El Paso, muy pocos utilizan el transporte público y el automóvil sigue siendo el principal medio de transporte de personas. En ninguna de las ciudades parece haber proyectos de transporte colectivo y tampoco una planeación conjunta para regular el tránsito internacional. Sustancias y residuos peligrosos Las sustancias y los residuos peligrosos plantean un nuevo y complejo problema para las relaciones bilaterales. Este problema, que incluye la creación de sustancias químicas para las cuales no existen métodos claros de utilización o eliminación, ha sido tema de múltiples conferencias durante los dos últimos años. 489 No se intentará ofrecer aquí un panorama exhaustivo del problema de los residuos peligrosos.130 México y Estados Unidos deben abordar el problema de la importación y exportación de sustancias prohibidas. Estados Unidos bien puede prohibir a nivel local determinada sustancia química, pero permitir su exportación a México, donde podría emplearse en un producto, como el tomate, que a su vez se exporte a Estados Unidos. Abundan los ejemplos sobre este dilema. También existe la preocupación, sobre todo en el valle del bajo río Bravo, del lado estadounidense, por el hecho de que los trabajadores agrícolas han sufrido diversas afecciones a causa de la fumigación con plaguicidas en los campos donde trabajan. Jim Hightower, excomisionado de Agricultura de Texas, causó polémica al insistir en proteger la salud que sufren dichos trabajadores. Sin embargo, la naturaleza de la mano de obra agrícola en la frontera dificultará determinar el verdadero daño a la salud que sufren los trabajadores. En El Paso se suele recoger a los trabajadores por la mañana en la frontera; todo el día trabajan en los campos, y luego regresan a México. Si se enferman, nadie lo sabe y, de todas formas, el reconocimiento médico en México no incluye un examen de intoxicación por plaguicidas. 130 Howard G. Applegate y C. Richard Bath, "Hazardous and Toxic Substances as a Part of United States-Mexico Relations", en Lay James Gibson y Alfonso Corona Rentería (eds.), The U.S. and Mexico: Borderland Development and the National Economies (Boulder: Westview Press, 1985), pp. 226-242. 490 Los especialistas ambientales de la frontera muestran especial preocupación por los residuos peligrosos producidos por la industria maquiladora. Nadie parece saber a dónde van los residuos, pues existen pocos registros sobre su destino final. Según las leyes mexicanas, los residuos deberían devolverse a Estados Unidos si ése fue su origen, pero las pruebas indican que es muy poco lo que se devuelve. Las disposiciones del estado de Nuevo México vigentes desde mayo de 1989 han dirigido la atención al problema de los desechos producidos en México, y quizá sepamos más al respecto en un futuro próximo. Un problema incluso más grave es el de la internación ilegal a México de residuos peligrosos de Estados Unidos. Existen casos documentados de dicha internación, y la práctica puede extenderse aún más a medida que entren en vigor las nuevas disposiciones sobre desechos en Estados Unidos. Los costos de eliminación siguen en aumento, y a ello contribuye la reciente prohibición de tiraderos vigente desde 1990, así como la regulación cada vez más estricta de los depósitos subterráneos y los incineradores. Todos estos factores hacen más atractiva la eliminación de residuos fuera del país, y México es un blanco evidente. Un ejemplo reciente ilustra la naturaleza del problema. En octubre de 1989 se encontraron en un barrio de El Paso, abandonados en cuatro camiones, 175 barriles de bifenilos policlorados (PCB por sus siglas en inglés). Los barriles tenían fugas y suponían una grave amenaza para los vecinos. Los camiones pertenecían a Adán Sigala, mexicano de la ciudad de Chihuahua quien, al parecer, había 491 recogido los barriles en Denver y los conducía a Chihuahua cuando fue descubierto y huyó a México. Sigala es líder de un partido político de orientación marxista que representa a los habitantes de los barrios pobres. El Diario de Juárez lo interrogó respecto a su implicación en el traslado de los PCB y sus respuestas fueron aterradoras.131 Se refirió a las sustancias como "totalmente inofensivas", y añadió: "Esta sustancia tiene propiedades curativas, de manera que no es la primera vez que la traigo a Chihuahua. Es muy buena para el reumatismo, y quienes lo padecen encuentran mucho alivio en los PCB." Algunos reporteros del diario acudieron a los barrios pobres de Chihuahua y se encontraron con que se usaban barriles de PCB para almacenar agua y depositar basura. Esa aplicación se les da también en algunos barrios pobres del lado estadounidense de la frontera. Un ingeniero ambiental llegó a comentar que Chihuahua se estaba convirtiendo en el cementerio químico de Estados Unidos. Esta breve exposición sobre la situación del agua, el aire y los residuos peligrosos de ninguna manera agota el alcance de los problemas ambientales en las relaciones bilaterales. Con el aumento de la población y la urbanización a lo largo de la frontera, dichos problemas se harán más evidentes y, sin duda, más controvertidos. El crecimiento económico y la industrialización exigirán mucha más atención gubernamental que antes. 131 Diario de Juárez, 25 de octubre de 1989. 492 Marco jurídico La política ambiental en las franjas fronterizas estadounidense y mexicana está regida por tres marcos jurídicos: las leyes estadounidenses, las mexicanas y las bilaterales o de derecho internacional. Estas tres legislaciones se ven muy afectadas por el rápido aumento de la población a lo largo de la frontera y por la pobreza relativa de la región. La población y la urbanización empezaron a aumentar durante la Segunda Guerra Mundial, cuando llegaron bases militares estadounidenses a la región. Muchos de los actuales funcionarios clave de Washington sirvieron en Fort Bliss, en la estación naval de San Diego o en la base aérea de Laredo, y les resulta difícil superar sus recuerdos de las letárgicas ciudades fronterizas. Del lado mexicano, el fenómeno social de los braceros, que condujo trabajadores agrícolas a los campos estadounidenses durante la guerra, estimuló también el crecimiento de la población. Actualmente, debido a la inmigración y a tasas de natalidad más altas, la frontera ocupa el primer lugar en crecimiento demográfico en ambos países. El Paso y San Diego se cuentan entre las ciudades estadounidenses del sur que registran más rápido crecimiento, y otras ciudades fronterizas las siguen de cerca. Pero el índice de crecimiento del lado estadounidense es bajo si se compara con el de las ciudades mexicanas. La población de Ciudad Juárez y la de Tijuana rebasa cada una el millón de 493 habitantes; hace 30 años, cada una contaba con menos de 200,000, lo que supone una tasa de crecimiento de más del 300 por ciento en 25 años.132 La población de Mexicali, que en 1960 era de 60,000 habitantes, asciende hoy a más de 650,000. Aunque la tasa de crecimiento ha disminuido en los últimos años, la frontera aún atrae inmigrantes. El mayor atractivo, aparte de la proximidad de Estados Unidos, lo constituyen los empleos que genera la industria maquiladora. Las repercusiones de este aumento de población en los recursos de la frontera son bastante claras. En efecto, la rápida urbanización es causa esencial del deterioro ambiental y del agotamiento de los recursos. Los crecientes índices de consumo de recursos amenazan el abasto de agua en la totalidad de la frontera. La contaminación del aire es consecuencia directa de un mayor número de vehículos. Las ciudades fronterizas que no cuentan con plantas de tratamiento de aguas residuales están sometidas a fuertes presiones para responder a la demanda de una población cada vez mayor. Tanto Mexicali como Tijuana han construido dichas instalaciones recientemente, pero no pueden hacerlo con la suficiente rapidez. Estados Unidos, país más desarrollado, padece no obstante problemas similares, como lo indica la situación de sus barrios pobres. La pobreza es la segunda característica que afecta el marco jurídico.133 Del lado estadounidense, todas las ciudades fronterizas se caracterizan por la pobreza, con excepción de San Diego; incluso hay quienes dicen que esta ciudad 132 Niles Hansen, The Border Economy, (Austin: University of Texas Press, 1981). Ellwyn R. Stoddard y John Hedderson, Patterns of Poverty Along the U.S.-Mexico Border (Las Cruces: Joint Border Research Institute, 1987). 133 494 está demasiado lejos de la frontera para considerarse fronteriza. Las ciudades tejanas de El Paso, Laredo, Brownsville y McAllen ocupan los últimos lugares entre las zonas metropolitanas estadounidenses en riqueza e ingreso, y tienen índices de desempleo superiores a los estatales y federales. Esta pobreza trae graves consecuencias en cuanto al manejo exitoso de los recursos y del ambiente. La política ambiental se considera como una preocupación por la calidad de vida propia de la clase media,134 pero el lado estadounidense de la frontera, por desgracia, carece de clase media, hecho patente en la falta de grupos importantes que promuevan una política ambiental. Son otros los problemas que adquieren prioridad sobre los ambientales. El empleo, la vivienda, la educación, la nutrición, la salud y las necesidades básicas de la vida suelen recibir más atención que los problemas relativos a la calidad de vida. Es difícil indignarse por la contaminación del aire cuando se está muriendo de hambre. Si el lado estadounidense de la frontera es pobre, el mexicano lo es aún más. Irónicamente, la mayor parte de la región fronteriza se encuentra en mucho mejor situación económica que el resto del país, de manera que aun así atrae inmigrantes. La desigualdad de la riqueza entre las franjas fronterizas de uno y otro país dificulta llevar a la práctica las políticas binacionales relativas al ambiente y a los recursos. Hasta hace poco México, dado su escaso grado de desarrollo 134 Véase Robert Cameron Mitchell, "Public Opinion and Environmental Politics in the 1970s and 1980s", en Normal J. Vig y Mitchell E. Kraft (eds.), Environmental Policy in the 1980s: Reagan's New Agenda (Washington: Congressional Quarterly, 1984), pp. 51-74. 495 económico, tendía a renunciar a las políticas ambientales a cambio del crecimiento económico. Además, los mexicanos tienden a ver las intenciones estadounidenses dentro de un marco de dependencia, y a ser sumamente suspicaces sobre las acciones estadounidenses, lo que disminuye la capacidad de ambos países para hablar sobre los costos de políticas conjuntas. A lo anterior se suma la crisis económica que México padece desde 1982 y que ha ensanchado la brecha económica entre los dos países. En pocas palabras, se dispone de poco dinero para apoyar una política ambiental eficaz. Los órganos del gobierno mexicano trabajan con presupuestos modestos que alcanzan para cubrir poco más que los salarios. Hasta que la economía se recupere, son pocas las probabilidades de que el sector público disponga de los fondos necesarios para la protección al ambiente. Las necesidades financieras internacionales para el pago de la deuda externa también impiden esos gastos. La pérdida de recursos más importante a lo largo de la frontera es la que se refiere al capital humano. Se trata de un recurso esencial para el crecimiento económico y la industrialización, y quizá lo estemos perdiendo. En ambos lados de la frontera, el agua contaminada es causa importante de enfermedades intestinales, y las víctimas más frecuentes son niños. ¿Cuántos niños mueren por 496 beber agua impotable? Sabemos que las enfermedades intestinales son la causa principal de muerte en el lado mexicano de la frontera.135 En los barrios bajos del lado estadounidense, las enfermedades van también en aumento.136 En un barrio pobre de El Paso, los niños sólo asisten nueve años a la escuela, en promedio; muchos de ellos quizá la abandonen porque están demasiado enfermos por beber agua contaminada. Más adelante, su falta de instrucción los condenará a los empleos menos remunerados. La sociedad pierde así trabajadores productivos que pagarían mayores impuestos, necesarios para mitigar los problemas de la pobreza. Quizá las políticas ambientales deberían considerarse desde el punto de vista de las pérdidas de capital humano. Una característica peculiar del marco jurídico estadounidense es el federalismo. El gobierno nacional puede promulgar leyes ambientales, pero deja su aplicación en manos de los estados, y éstos, a su vez, la dejan con frecuencia al criterio de los gobiernos locales. Esta laxa cadena de mando causa serios problemas. Los gobiernos estatales y locales carecen a veces de recursos o voluntad política para una aplicación efectiva. Tal parece ser el caso de la política sobre contaminación del aire en Texas, estado que no ha mostrado entusiasmo 135 C. Richard Bath, "Health and Environmental Problems: The Role of the Border in El PasoCiudad Juárez Coordination", en Journal of Inter-American and World Affairs, 24, 3, agosto de 1982, pp. 373-392. 136 Véase U.S. General Accounting Office, Health Care Availability in the Texas-Mexico Border Area (Washington: GAO, octubre de 1988); también Audiencias ante el Subcomité en Recursos del Agua del Comité en Obras Públicas y Transporte, Congreso de Estados Unidos, Inadequate Water Supply and Sewage Disposal Facilities Associated with "Colonias" Along the United States and Mexican Border (segunda sesión del Congreso (Washington, D.C., GPO, 1988). 497 alguno por ejercer un control eficaz de dicha contaminación.137 De hecho, los intentos por aplicar las leyes federales condujeron prácticamente a una guerra entre la Environmental Protection Agency y la Texas Air Control Board; esta última dejó al estado sin política ambiental durante muchos años. El federalismo puede conducir también a una notoria discrepancia entre los estados en cuanto a la aplicación de las políticas. El uso de plaguicidas, por ejemplo, es objeto de una estricta regulación en California, pero en Texas, hasta hace poco, apenas se regulaba. El federalismo también puede provocar confusión respecto a la responsabilidad en las políticas, es decir, respecto a cuál es el órgano encargado de determinado problema. Quizá la infinidad de leyes contribuya a la confusión que existe en cuanto a la responsabilidad de regular las sustancias y los residuos peligrosos. La política sobre el agua también se ve afectada por el federalismo. En Estados Unidos, dicha política suele ponerse en manos de los gobiernos estatales, a menos que tenga relación con alguno de los grandes ríos, como el Colorado o el Bravo, en cuyo caso el gobierno federal ejerce su explotación y asignación por convenio interestatal.138 Sin embargo, en el caso del agua subterránea, no existe política federal, y los tribunales son los que finalmente dirimen los conflictos. Aun así, por el momento no existe medio legal alguno para dividir las aguas 137 Texas House Study Group, Air Pollution Control in Texas (Austin: Texas House of Representatives, Informe de Grupo No. 65, 1981). 138 Norris Hundley, Dividing the Waters (Berkeley: University of California Press, 1966); también Marc Reisner, Cadillac Desert (Nueva York: Penguin, 1986). 498 subterráneas entre estados, lo que da lugar a dudas sobre la base jurídica para una distribución internacional. El federalismo estadounidense también crea confusión para México, donde los estados rara vez actúan con independencia del gobierno central de la Ciudad de México, lo que dificulta a los mexicanos entender los poderes estatales de Estados Unidos. En el sistema mexicano el presidente puede dirigir las políticas con frecuencia sin considerar a los gobiernos estatales o municipales ni a grupos particulares de interés. El presidente de Estados Unidos carece de tales poderes, sobre todo en lo que respecta a los problemas fronterizos, cada uno de los cuales requiere la intervención de determinado grupo político o agencia gubernamental. Así, es frecuente que México esté dispuesto a hacer tratos intercambiando un problema por otro, lo que suele resultar imposible en el sistema estadounidense. Uno de los problemas más graves en la política ambiental mexicana es el grado hasta el cual el país toma en serio una regulación efectiva.139 México se unió a la causa ambiental a principios de los años setenta promulgando leyes y constituyendo un organismo gubernamental, la Subsecretaría de Mejoramiento del Ambiente, encargada de ejercer la política en ese terreno. Desde un principio, no obstante, se planteó la pregunta de que tanto haría el gobierno, dado el conflicto entre política ambiental y crecimiento económico. Para México la política ambiental contravenía la industrialización rápida, en consecuencia, esta última 139 Stephen P. Mumme, C. Richard Bath y Valerie J. Assetto, "Political Development and Environmental Policy in Mexico", Latin American Research Review, 23, 1, 1988, pp. 7-34. 499 adquirió prioridad sobre cualquier consideración relativa al ambiente, sobre todo en el núcleo de la industrialización: la Ciudad de México. El gobierno mexicano no se interesó seriamente en adoptar una política ambiental sino hasta que la clase media, principalmente en la Ciudad de México, mostró su preocupación por problemas relativos a la calidad de vida. El primer presidente que incluyó temas ambientales en el programa federal fue Miguel de la Madrid, quién tomó posesión de su cargo en 1982. Por desgracia, la preocupación por el ambiente se daba precisamente en un momento en que el gobierno carecía de recursos. De la Madrid creó un órgano del gabinete, la Secretaría de Desarrollo Urbano y Ecología (SEDUE), para que administrara la política ambiental, pero desde sus inicios dicha secretaría estuvo limitada por falta de fondos. Todavía hoy carece de recursos para equipamiento básico y adiestramiento técnico en cuestiones ambientales, aunque se espera que este problema económico habrá de resolverse con el tiempo. Es sorprendente que, pese al débil marco jurídico de cada uno de los dos países, el marco binacional haya tenido cierto éxito en años recientes. Desde 1973 diversos funcionarios de ambos gobiernos, estudiosos y otras personas interesadas se han reunido para hablar sobre problemas ambientales, y generalmente se dedica a ellos una parte de las conferencias sobre asuntos bilaterales.140 Los problemas ambientales son también parte de la agenda de 140 Los estudios de estas conferencias se encuentran publicados en los siguientes libros: Howard G. Applegate y C. Richard Bath (eds.), Air Pollution Along the United States-Mexico Border (El 500 trabajo de la Asociación de Salud Pública de la Frontera México-E.U., que opera bajo los auspicios de la Organización Panamericana de la Salud. En consecuencia, se ha desarrollado una considerable comunidad de intereses ambientales que mantiene esos temas en la agenda bilateral. De hecho, los presidentes de Estados Unidos y México hablan periódicamente sobre asuntos ambientales cuando se reúnen. Los presidentes Jimmy Carter y José López Portillo firmaron un acuerdo que incluía problemas ambientales en la agenda bilateral de 1981. En 1983 los presidentes Ronald Reagan y Miguel de la Madrid firmaron en La Paz, Baja California, lo que quizá sea el acuerdo ambiental más significativo. El acuerdo de La Paz es de suma importancia por varias razones. En primer lugar, designa los órganos encargados de tratar sobre asuntos ambientales: la EPA en Estados Unidos y la SEDUE en México. Anteriormente existía confusión respecto a las entidades gubernamentales responsables de las cuestiones ambientales binacionales. La IBWC aún puede intervenir en asuntos políticos, dado que sus dos ramas están adscritas, una al Departamento de Estado de Estados Unidos, y la otra a la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. El acuerdo de La Paz hace partícipes en el proceso de negociación a los funcionarios estatales y locales, que tradicionalmente pasaban desapercibidos. La consulta a los Paso: Texas Western Press, 1974); Stanley R. Ross (editor), Ecología y desarrollo de la región fronteriza, Ciudad de México: ANUIES/PROFMEX, 1983), y César Sepúlveda y Albert E. Utton (eds.), The U.S.-Mexico Border Region: Anticipating Resource Needs and Issues to the Year 2000 (El Paso: Texas Western Press, 1984). 501 funcionarios locales es necesaria porque ellos están mejor informados sobre casi todos los problemas fronterizos. El acuerdo define también que la región sujeta a sus disposiciones abarca una franja de 100 kilómetros de ancho situada a cada lado de la frontera, con lo cual se reconoce el hecho de que muchos de los problemas ambientales de la región no se originan en la frontera. El acuerdo de La Paz también exige coordinación entre los programas nacionales, intercambio científico y educativo, vigilancia y evaluación de daños al medio ambiente, así como un intercambio periódico de información. La disposición sobre información compartida es importante porque los funcionarios mexicanos con frecuencia no están dispuestos a revelarla. Una de las normas del acuerdo dispone financiamiento especial para adiestramiento de personal, transferencia de equipo y construcción de instalaciones, lo que podría contribuir a salvar el obstáculo de los escasos recursos mexicanos. Conforme al acuerdo de La Paz, se constituyeron tres grandes grupos de trabajo para regular el agua, el aire y las sustancias peligrosas. Grupos más pequeños dentro de estos tres pueden resolver problemas locales. Los dos gobiernos también firman anexos al acuerdo para lidiar con problemas específicos; hasta la fecha se han firmado cinco. El Anexo 1 se refiere al problema de las aguas residuales de la zona de Tijuana y San Diego. Se dice que este problema 502 será también objeto del Anexo 6.141 A principios de octubre de 1989 los presidentes George Bush y Carlos Salinas de Gortari firmaron un acuerdo que dispone la instalación de una planta de tratamiento conjunta en el río Tijuana. Estados Unidos accedió a pagar cerca de la mitad del costo de la planta. Sin embargo, el proyecto se ha complicado por un juicio que entabló la EPA contra la ciudad de San Diego en relación con la operación de su planta de tratamiento de Point Loma. El grupo de trabajo sobre calidad del aire se concentró al principio en los problemas de la región de Douglas, Nacozari y Cananea. Más tarde, el Anexo 4 se refirió al asunto, aunque de ninguna manera lo resolvió en definitiva, y es probable que subsista la controversia. En 1986 se constituyó un grupo de trabajo sobre la calidad del aire para abordar la contaminación en El Paso y Ciudad Juárez. El grupo ha favorecido una mayor cooperación entre los funcionarios federales, estatales y locales encargados del problema. La EPA ha patrocinado cuatro grandes sesiones de adiestramiento para el personal de la SEDUE, dando impulso a la cooperación internacional. También se ha prestado alguna asistencia estadounidense a los funcionarios mexicanos para reunir un inventario de sustancias contaminantes y para iniciar un programa de inspección y mantenimiento de vehículos del lado mexicano de la frontera.142 141 Clifton G. Metzner Jr., Water Quality Issues of the San Diego-Tijuana Border Region (San Diego: San Diego State University, Institute for Regional Studies of the Californias, 1989). 142 Howard G. Applegate y C. Richard Bath, "Air Pollution in the El Paso-Ciudad Juárez Region", en Transboundary Resources Report, 3, 1, primavera de 1989, pp. 1-2. 503 En octubre de 1989 los presidentes Bush y Salinas de Gortari firmaron el Anexo 5 al acuerdo de La Paz. Se trata de un convenio general sobre la contaminación del aire a lo largo de la frontera, y brinda un marco jurídico para lidiar con el problema. Un apéndice del anexo está dedicado a la región de El Paso y Ciudad Juárez como campo de acción inmediata. Cada país está obligado a determinar la magnitud, tipo y fuente de cada sustancia contaminante en su territorio respectivo, así como a definir los controles necesarios para las fuentes de contaminación estacionarias, obligándolas a cumplir con las normas federales de emisión. Además, cada país se compromete a vigilar las sustancias contaminantes, analizarlas mediante avanzados modelos matemáticos y, en la medida de lo posible, armonizar las normas de control de contaminación. El Anexo 5 sólo abarca fuentes estacionarias y no se refiere a las emisiones de los vehículos. Eso significa que las principales sustancias reguladas serán las partículas, y quizá los óxidos de azufre y otras emisiones propias de fuentes industriales. Ciudad Juárez carece de medios técnicos para vigilar la contaminación y depende de Estados Unidos para elaborar su inventario de vigilancia. En consecuencia, el Congreso estadounidense asignó fondos para dicha vigilancia y, en una reunión reciente, los funcionarios de la EPA adoptaron un plan de vigilancia. Sin embargo, la burocracia sigue siendo un obstáculo importante para la aplicación del Anexo 5, debido principalmente a los conflictos entre la EPA y la SEDUE, y entre los respectivos funcionarios de relaciones exteriores. 504 El Anexo 5 estaba programado para firmarse en octubre de 1988, pero se retrasó un año por cierta oposición dentro del Departamento de Estado norteamericano. Luego se dijo que lo retenía la Secretaría de Relaciones Exteriores de México. Esto ejemplifica los problemas planteados por las batallas burocráticas. El grupo de trabajo sobre sustancias y residuos peligrosos ha abordado importantes problemas. El Anexo 2 disponía la creación de un plan de contingencia conjunto para atender los derrames de sustancias peligrosas, principalmente con el fin de prevenir amenazas ambientales como la del incendio del pozo petrolero Ixtoc I en el Golfo de México, en 1979. Conforme a dicho anexo, se estableció un programa piloto en Calexico y Mexicali, y se formó un equipo mixto para elaborar un inventario de sustancias y residuos peligrosos a lo largo de la frontera. Esta tarea mejoraría mucho si en la frontera funcionaran efectivamente los comités locales de planeación para urgencias previstos en la Emergency Planning and Community Right to Know Act estadounidense. Dichos comités se encuentran en una etapa incipiente y no parecen ser órganos eficaces. El Anexo 3, referente al traslado de sustancias y residuos peligrosos a través de la frontera, se firmó en noviembre de 1986, motivado, en parte, por la preocupación de la EPA sobre el hecho de que las exportaciones de sustancias peligrosas no se controlaban según las disposiciones de las Hazardous and Solid Waste Amendments de 1984. En noviembre de 1986, tan sólo unos días antes de 505 la firma del Anexo 3, la EPA promulgó nuevas disposiciones para regular dichas exportaciones; en ellas se estipulaba que debía notificarse a la EPA con 60 días de anticipación sobre la intención de exportar, y que el gobierno importador debía dar su consentimiento por escrito antes de realizar el embarque. Estas reformas a la Resource Conservation and Recovery Act (RCRA) estaban encaminadas a seguir la pista de las sustancias peligrosas desde su origen hasta su destino final. Como parte del cerco impuesto a las sustancias, la EPA implantó un procedimiento de licencias para depósitos de eliminación e incineradores, pues sólo cerca de un 20 por ciento de ellos tenían licencia. Cuando la prohibición de terrenos para eliminación entre en vigor este año, ejercerá enorme presión para que aquellos que manejan sustancias peligrosas las eliminen debidamente, pero, al mismo tiempo, los costos de la eliminación legal ascenderán, haciendo mucho más probable la eliminación ilegal en México. El manejo de sustancias y residuos peligrosos se complica por la confusión respecto al órgano encargado de su supervisión.143 Los residuos peligrosos caen dentro de las disposiciones de la RCRA, pero las sustancias químicas tóxicas se rigen por la Toxic Substance Control Act (TSCA), y los plaguicidas por la Federal Insecticide, Fungicide and Rodenticide Act (FIFRA). Así, las tareas de registro y vigilancia de sustancias químicas resultan sumamente complicadas. Por ejemplo, 143 Puede encontrarse una buena descripción del marco jurídico y burocrático estadounidense y mexicano en Dick Kamp y Michael Gregory, Hazardous Material Inventory of Agua Prieta, Sonora Maquiladoras with Recommendations for U.S.-Mexico Transboundary Regulations (Naco, Arizona: Border Ecology Project, 1988). 506 es necesario informar a la EPA, al Departamento de Transporte y a las aduanas de Estados Unidos sobre toda sustancia exportada. En la práctica, un camión que transporte sustancias peligrosas desde El Paso a México deposita una declaración en un buzón justo antes de cruzar la frontera; las aduanas estadounidenses recogen la declaración y la envían al Departamento de Comercio, en Washington, D.C. Sin embargo, si se trata de residuos peligrosos, como en el caso de los barriles de PCB descubiertos hace poco, el procedimiento es distinto: el embarque se tramita a través de la EPA ante la Comisión de Agua de Texas, que es responsable de la aplicación de la RCRA. La FBI interviene en caso de embarques ilegales en el comercio interestatal. La situación no es mucho mejor del lado mexicano. El Anexo 3 define los residuos peligrosos como todo desecho señalado por la política nacional y que puede causar daños a la salud o al medio ambiente si se maneja de manera indebida. Las sustancias peligrosas se definen como toda sustancia, incluyendo las químicas y los plaguicidas, que pueda ocasionar daños a la salud pública, a la propiedad o al medio ambiente. Entre ellas se cuentan las sustancias prohibidas y las reguladas estrictamente. Cada país se compromete a aplicar sus propias leyes a todo embarque transfronterizo de dichas sustancias, y se obliga a cooperar en la vigilancia e inspección in situ de los traslados a través de la frontera. En 1989 se previó que las aduanas de ambos lados de la frontera adoptarían un sistema común de registro computarizado. 507 Conforme al Anexo 3, los requisitos de notificación varían un poco respecto a los que prevé la RCRA, pero el anexo sí exige información sobre el remitente, la sustancia y el destino. El país destinatario dispone de 45 días para rechazar la sustancia, contados a partir de la notificación de su embarque. Cada país debe notificar al otro si prohíbe o restringe severamente el uso de una sustancia peligrosa. Una disposición se refiere explícitamente a la industria maquiladora, señalando que todo residuo peligroso que sea resultado de materias primas importadas utilizadas en la producción, fabricación, procesamiento o reparación debe devolverse al país de origen. Los funcionarios mexicanos creen que una de las disposiciones más importantes del anexo es el Artículo 14, que se refiere a los daños. Cuando se descubre una violación, el anexo estipula que "el país exportador deberá tomar todas las medidas posibles y emprender y llevar a término todas las acciones legales correspondientes". El residuo o sustancia peligroso deberá devolverse al país exportador; el ecosistema afectado debe repararse hasta devolverle su estado previo, en la medida de lo posible, y habrá que pagar los daños ocasionados a las personas, a la propiedad o al medio ambiente. El país exportador también deberá informar al país afectado sobre todas las medidas y acciones legales que emprenda. Es difícil determinar el efecto del Anexo 3 sobre la regulación de las sustancias y residuos peligrosos en la región fronteriza. Antes de 1989, el anexo parece haber tenido pocas repercusiones. Un estudio realizado por el Proyecto 508 Ecológico fronterizo en Agua Prieta, Sonora, y Douglas, Arizona, reveló que pocos administradores de las maquiladoras sabían siquiera de la existencia del Anexo 3, y también ignoraban las leyes mexicanas que rigen las sustancias peligrosas. Es probable que gran parte de las sustancias no se devuelvan a Estados Unidos. Aunque toda devolución debe registrarse en la EPA, una vocera de la Región 9, que abarca California y Arizona, reconoció que la agencia sólo había recibido diez de tales solicitudes entre 1983 y 1987.144 Un vocero de la AFL-CIO, crítico más acerbo de la industria maquiladora, examinó los registros disponibles de la Región 9 y comprobó que de las 100 maquiladoras de Mexicali, sólo dos notificaron su intención de devolver sustancias peligrosas a Estados Unidos.145 Por su parte, la información obtenida de la Comisión de Agua de Texas indica que de las 400 maquiladoras instaladas a lo largo de la frontera texana, sólo 11 devolvieron residuos a Estados Unidos en 1987. En 1988 fueron 90 las compañías que devolvieron sustancias. Dos firmas privadas en El Paso afirman que eliminaron los residuos de 110 de las 362 maquiladoras que operaban en esa región en 1988. Sin embargo, oficialmente sólo existían 262 maquiladoras en Ciudad Juárez. ¿Qué sucedió, pues, con el resto de los residuos peligrosos? Nadie lo sabe. 144 Kathleen Shimmer, Conferencia sobre el Manejo de Residuos Peligrosos, Tijuana, México, 15 de noviembre de 1988. 145 Leslie Kochan, "The Maquiladoras and Toxics: The Hidden Costs of Production South of the Border" (AFL-CIO, No. 186, febrero de 1989). 509 México promulgó la Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al Ambiente en marzo de 1988. Aunque se trata de una ley notablemente exhaustiva, se carece de fondos para su aplicación efectiva. En junio de 1988 se publicaron nuevas disposiciones sobre sustancias peligrosas en el Diario Oficial.146 En noviembre de 1988 se anunciaron más disposiciones, y todos los productores de residuos peligrosos deberían cumplir con ellas para el 26 de mayo de 1989; ese fue el plazo que despertó el interés en la industria maquiladora. Conforme a la ley mexicana, toda planta debe registrarse en la SEDUE y dar una lista de las sustancias químicas que produce y utiliza. Cada instalación debe contar con un plan detallado para reutilizar los residuos o eliminarlos debidamente. Todas las maquiladoras deben llevar registros precisos e informar dos veces al año a la SEDUE sobre el volumen y tipo de los residuos peligrosos que producen. Estos pueden reutilizarse enviándolos a terceros dentro de México, pero si las sustancias son importadas, deberán devolverse a su país de origen. Esta disposición se ajusta muy bien dentro del marco establecido por el Anexo 3 al acuerdo de La Paz. Las nuevas disposiciones habrán de repercutir profundamente en toda la industria maquiladora. Por ejemplo, la clasificación que hacen de las sustancias peligrosas incluye las aguas residuales de las plantas de electrochapeado, los 146 En tiempos recientes, algunos abogados han emprendido un análisis sobre las repercusiones de las leyes mexicanas en la industria maquiladora. Ejemplos de ello son Douglas W. Alexander, coautor de "Hazardous Waste Regulation of the Maquiladora Industry: Legal Framework and Practical Guidelines for Compliance", en Twin Plant News, febrero de 1989, y Lormal Letter, publicada por el bufete jurídico Gray, Cary, Ames, and Frye, San Diego, otoño de 1989. 510 solventes utilizados como limpiadores y los ácidos y bases empleados en baños de grabado, todos los cuales se encuentran en abundancia en las maquiladoras. De este modo, es probable que las disposiciones estimulen el desarrollo de la industria mexicana de manejo de residuos; de hecho ya se están estableciendo nuevas compañías. Las disposiciones quizá favorezcan también la producción de sustancias químicas en México. Toda la industria maquiladora parece tender al abasto interno y cada vez menos a la importación. Si continúa esta tendencia, México deberá encargarse por sí solo del manejo de residuos. En la actualidad, la reutilización y eliminación de residuos peligrosos prácticamente no existe en México. Son pocas las plantas de reutilización calificadas, todas ellas pequeñas. Tal parece que las leyes mexicanas prohíben a las maquiladoras reutilizar los residuos, aunque sí se les permite entregarlos a otras firmas mexicanas. Esta situación podría incitar a empresarios sin escrúpulos a constituir compañías sin la capacidad necesaria para reutilizar o eliminar debidamente los residuos. La eliminación se complica ante la falta de terrenos a lo largo de la frontera. Los residuos deben transportarse hasta un depósito de la Ciudad de México, y en poco tiempo iniciará operaciones otro depósito cerca de Monterrey. La falta de depósitos de eliminación, aunada a la falta de medios de transporte, hace aún más atractiva la eliminación ilegal. La industria maquiladora también enfrenta problemas cuando trata de devolver residuos peligrosos a Estados Unidos. Cada estado tiene distintas normas para ello, y los depósitos de eliminación son insuficientes. California 511 carece totalmente de ellos, y Texas sólo tiene uno autorizado. Para devolver sus residuos, las maquiladoras deben contratar un transportista mexicano y una compañía estadounidense de eliminación. El problema se complica por el hecho de que no se autoriza a los camiones mexicanos el paso a los caminos estadounidenses, a menos que cumplan con las normas de seguridad de ese país. Todos estos trámites aumentan considerablemente los costos de eliminación para toda la industria. Con frecuencia se ha puesto en duda la capacidad de la SEDUE para regular los residuos peligrosos. En México hay pocas personas adiestradas en el manejo y evaluación de sustancias y residuos peligrosos, y la SEDUE padece una severa falta de personal. Sólo cuenta con cinco empleados para regular las casi 300 maquiladoras de Ciudad Juárez, y los demás problemas ambientales del lugar. Solamente la visita a todas las plantas exigiría de este personal largos y duros días de trabajo. La SEDUE acaba de iniciar el adiestramiento de su personal en Estados Unidos bajo los auspicios de la EPA, pero tardará mucho en satisfacer todas sus necesidades de recursos humanos. En octubre de 1989, Rosa Manuela Salas, quien dirige la oficina de la SEDUE en Ciudad Juárez, declaró a El Paso Times que el 30 por ciento de las plantas maquiladoras de la ciudad cumplían con las nuevas disposiciones.147 Dijo que el porcentaje era mayor si se contaban las que habían cumplido pero que no 147 El Paso Times, 29 de octubre de 1989. 512 habían llenado los papeles requeridos. Para la regulación a corto plazo, informó, la SEDUE se basaría en visitas sorpresivas realizadas por cuatro inspectores. 513 Sobre los colaboradores Los colaboradores de este libro, originarios de diversas ciudades estadounidenses y mexicanas, tienen trayectorias igualmente variadas. Todos ellos son destacados especialistas en las relaciones comerciales entre México y Estados Unidos. A continuación se relacionan alfabéticamente sus nombres, seguidos de un breve resumen de sus trayectorias. José Carlos Alvarez Rivero es director y fundador del Centro de Control Total de Calidad. Tuvo a su cargo la Dirección General de Alimentos y Bebidas de la Secretaría de Salubridad y Asistencia de México. Ingeniero químico egresado de la Universidad Iberoamericana, obtuvo el grado de maestría en tecnología de alimentos en la Universidad Reading, de Inglaterra, y la maestría en ciencias alimentarias en la Universidad de California en Davis. C. Richard Bach es profesor en el Departamento de Ciencias Políticas de la Universidad de Texas en El Paso. Es miembro de la U.S.-Mexico Border Health Association, PROFMEX, y del Rocky Mountain Council on Latin American Studies Executive Council. Sus labores de investigación se centran en los problemas ambientales y de recursos naturales de Latinoamérica y Estados Unidos. Ha enseñado en la Universidad Lamar, en la Universidad San Simón de Bolivia, y en el programa de verano de la Universidad de Arizona en Guadalajara. Realizó estudios de licenciatura en la Universidad de Nevada en Reno, y de posgrado en la Universidad Tulane. 514 Ovidio Botella C. ingresó en 1990 a la Compañía Mexicana de Aviación, S.A., como gerente de proyectos. Anteriormente fue director de proyectos y director de servicios comerciales e informativos de Texel, S.A., donde tenía a su cargo la planeación comercial y estratégica, la investigación de mercado, el presupuesto y la administración de proyectos. De 1981 a 1986 fue coordinador de proyectos y gerente marítimo y de mercadotecnia de Gilsa Bienes de Capital, S.A. Antes de ingresar a Gilsa fue gerente general de Técnicos Asociados, S.A. Es ingeniero egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Benito Bucay F. es director adjunto de Industrias Resistol, S.A. Fue director general de Fenoquimia, S.A., director de la división química y petroquímica de la Sociedad de Fomento Industrial, director general del Grupo Sabre, S.A., y presidente del consejo del Grupo Pliana. Es ingeniero químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México y realizó estudios de finanzas y contabilidad, administración de personal, administración de proyectos y administración de empresas en la Universidad de Oklahoma, en la Universidad de Chicago y en la Universidad de California en Los Angeles. Enrique García C. es director general de Texel, S.A., donde anteriormente fungía como director de ventas y mercadotecnia. De 1963 a 1974 realizó actividades de ventas y mercadotecnia de productos textiles y químicos para Ciba-Geigy 515 en México, Suiza, España y Australia. Es químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. José Giral B. es ingeniero químico, jefe del Grupo de Estudios sobre Tecnología en la División de Estudios de Posgrado de la Universidad Nacional Autónoma de México. Antes de ingresar a la UNAM trabajó durante 20 años en DuPont desempeñando diversas funciones técnicas y operativas. De 1983 a 1988 tuvo a su cargo el rescate de Pliana, una de las empresas del sector alimentario afectadas por la crisis financiera de México. Actualmente, Pliana se desempeña exitosamente con el nombre de Texel. En 1988 fue nombrado director general de XABRE, consorcio de 200 compañías. En 1985 recibió un premio nacional de la industria química mexicana. Enrique Gruner Kronheim es consejero de la Secretaría de Comercio y Fomento Industrial de México y representa a su país en las conferencias internacionales relacionadas con la fabricación de productos farmacéuticos. Ha realizado labores de producción, ingeniería, mantenimiento, fabricación de productos químicos, diseño e instalación de plantas para Syntex, S.A., Diosynth, S.A., L.B. Russell Chemicals de México, S.A., Productos Esteroides, S.A., Quiñones de México, S.A., y Desc, S.A. Es miembro fundador del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos y miembro de la Sociedad Química de México y de la American Chemical Society. También ha fungido como consultor farmacéutico de SELA, UNIDO, UNESCO y otros organismos internacionales. 516 Alan D. Jones dirigió la Woodlands Conference de 1989, titulada U.S.-Mexico Industrial Integration: Today and Tomorrow, que condujo a la publicación de este libro. Es director adjunto del Center for Growth Studies del Houston Advanced Research Center, asociación independiente y no lucrativa de investigación. El Center for Growth Studies realiza investigación política sobre problemas ambientales y de recursos naturales, incluyendo la relación entre la protección al ambiente y el desarrollo económico. Jones trabajó en Washington, D.C., con la U.S. Environmental Protection Agency, y en McLean, Virginia, con la Science Applications International Corporation. Obtuvo el grado de maestría en Asuntos Públicos en la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs, de la Universidad de Texas en Austin. Stephen L. Lande es presidente de Manchester Trade, Inc., experto en comercio internacional y gestor profesional. También es profesor adjunto de comercio internacional en el Karl F. Landegger Program in International Business Diplomacy en la Universidad Georgetown. Anteriormente formó parte de la oficina del representante comercial estadounidense, y fue funcionario del Servicio Exterior estadounidense en la Office of General Commercial Policy y en la Office of Textiles. Obtuvo el grado de licenciatura en la Universidad Colgate, y el de maestría en relaciones internacionales en la School of Advanced International Studies de la Universidad Johns Hopkins. 517 Florencio López-de-Silanes es investigador de la Universidad de Harvard, donde cursa un doctorado en economía. Fue miembro del Departamento de Economía del Instituto Tecnológico Autónomo de México en la Ciudad de México. Es autor de numerosas publicaciones sobre política comercial e industrial mexicana. Donald R. Lyman es gerente del proyecto PS2 de IBM de Latinoamérica, en Boca Ratón, Florida. Antes de ingresar a IBM, en 1984, fue funcionario del Servicio Exterior estadounidense en Bogotá, Colombia, Washington, D.C., y México, país donde fue asistente ejecutivo del embajador estadounidense y delegado suplente jefe de misión. Ha escrito numerosos artículos y capítulos sobre las relaciones mexicano-estadounidenses y latinoamericano-estadounidenses. Marc E. Maartens es socio mayoritario y directivo de Marc E. Maartens Associates, empresa internacional de consultoría empresarial con sede en Birmingham, Michigan. Anteriormente trabajó en Ford Motor Company como director de operaciones y planeación empresarial para Latinoamérica. Fue presidente del Latin American Affairs Committee de la Motor Vehicle Manufacturing Association de Estados Unidos, y presidente del Program Committee del Council of the Americas. Es egresado del Liceo de Amsterdam y ha estudiado en Francia, Suiza e Inglaterra, así como en otras instituciones holandesas. Rina Quijada está encargada de ampliar el mercado latinoamericano de Chemical Market Associates, Inc., empresa de Houston. Antes de ingresar a CMAI 518 trabajó en Petroquímica de Venezuela, donde tuvo a su cargo los mercados de productos petroquímicos y plásticos de Latinoamérica. Actualmente trabaja en su tesis de doctorado en economía. Estudió química en el W.J. Bryan College, y luego ingresó a la American Graduate School of International Studies. Rogelio Ramírez de la O es director general de ECANAL, S.A. de C.V. Fungió como economista del Centro de Estudios Trasnacionales de las Naciones Unidas, en Nueva York. Estudió la licenciatura en economía en la Universidad Nacional Autónoma de México y el doctorado en economía en la Universidad de Cambridge, Inglaterra. Clark W. Reynolds es profesor de economía en el Food Research Institute de la Universidad Stanford y director del Americas Program en la misma universidad. Es investigador jefe de un proyecto sobre relaciones mexicanoestadounidenses que se centra en la política económica de México desde 1960. Durante los siete años que ha dedicado al proyecto, ha analizado la estructura y el crecimiento de la economía mexicana y sus implicaciones en el empleo, el ingreso y el desarrollo sectorial y regional dentro de un marco de creciente interdependencia con Estados Unidos. Ha sido consultor de instituciones públicas y privadas en Brasil, Colombia, Argentina, Costa Rica, Perú, México, América Central y Jamaica, así como de organismos bilaterales e instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial, 519 el Banco Interamericano de Desarrollo, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos. Luis Rubio F. es director general del Centro de Investigación para el Desarrollo, A.C., institución independiente con sede en la Ciudad de México, dedicada a estudios económicos y políticos. El Dr. Rubio es autor y editor de numerosas obras sobre esos temas. Ha sido miembro del consejo directivo del Banco Obrero, del Consejo de Jueves de Excelsior, y presidente de la Association of Political Risk Analysts. También ha fungido como director de planeación de Citibank, N.A., México, y como consejero del Secretario de Hacienda y Crédito Público de México. Cursó la licenciatura en ciencias políticas y administración pública en la Universidad Iberoamericana, así como una maestría en estrategia y estudios latinoamericanos y un doctorado en ciencias políticas en la Universidad Brandeis. Roberto A. Sánchez es director del Departamento de Estudios Urbanos y Ambientales del Colegio de la Frontera Norte en Tijuana, Baja California. Fue profesor de planeación urbana en la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional Autónoma de México. Su investigación se centra en los problemas ambientales de México, en particular en el traslado de residuos peligrosos a través de la frontera, las repercusiones de la industria maquiladora en el norte de México, así como la administración de recursos hidráulicos y las consecuencias del desarrollo urbano en la frontera. Es autor de numerosos artículos periodísticos sobre esos temas, así como de la obra 520 El medio ambiente como fuente de conflicto en la relación binacional MéxicoEstados Unidos. Es doctor en planeación regional y urbana por la Universidad de Dortmund, Alemania. Robert M. Sherwood es consejero empresarial internacional. Actualmente es consejero del Grupo Ad Hoc de Brasil sobre Propiedad Intelectual, grupo industrial británico-estadounidense que estudia la función de la propiedad intelectual en el desarrollo económico. Funge también como consejero de un grupo similar en México. Es presidente del Licencing Executives Society Committee para Latinoamérica, y fue vicepresidente del consejo consultivo del Council of the Americas. También ha ejercido como abogado en Wall Street y como abogado corporativo de diversas compañías internacionales. Es egresado del Harvard College, la Universidad de Columbia y la Harvard Law School. Lloyd E. Slater es consultor en política comercial alimentaria y autor de artículos sobre automatización, ciencia alimentaria e ingeniería biomédica para numerosas publicaciones científicas y técnicas. Fue director ejecutivo de la Academy of Independent Scholars y jefe del Food and Climate Forum, proyecto del Aspen Institute for Humanistic Studies, antes de su jubilación, en 1985. Fue también jefe del Institute of Social Technology y editor de Food Engineering International. Dirigió la Foundation for Community Development de Reston, Virginia, y fungió como director de investigación adjunto en el Case Institute of Technology. Es egresado de la Universidad Cornell. 521 Sidney Weintraub es profesor decano de la Lyndon B. Johnson School of Public Affairs de la Universidad de Texas en Austin, así como estudioso visitante distinguido del Center for Strategic and International Studies de Washington, D.C. Diplomático de carrera, fungió como administrador asistente de la Agencia para el Desarrollo Internacional, secretario de estado delegado asistente para asuntos económicos, y jefe de la misión AID en Chile bajo la Alianza para el Progreso; también fue miembro de la Brookings Institution. Es autor y editor de numerosos libros sobre las relaciones económicas, políticas y comerciales entre México y Estados Unidos, y autor de múltiples artículos sobre los mismos temas. Es doctor en economía por la American University, maestro en economía por la Universidad Yale, licenciado y maestro en periodismo por la Universidad de Missouri, y licenciado en contaduría por el City College, Nueva York. Herbert Weinstein es director técnico corporativo de Grupo Quan en la Ciudad de México. Tiene a su cargo el área de la fabricación de helados, la logística y funciones técnicas relativas a la calidad y el desarrollo de productos. Antes de ingresar al Grupo Quan, en 1989, trabajó en General Foods Corporation. De 1985 a 1989 fue vicepresidente técnico de General Foods de México, S.A. de C.V. Es miembro del Institute of Food Technologists, de la Asociación de Técnicos en Alimentos de México y del Instituto Mexicano de Ingenieros Químicos. Es maestro y doctor en ciencia y tecnología alimentarias por el Massachusetts Institute of Technology, así como ingeniero químico egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México. 522