"El Semblante Y El Acto" (*) Trabajo Leído En Las Jornadas De Escuela Freudiana De Bs. As. 2 De Octubre 2010. Mónica Morales “…lo real está ahí antes de que lo pensemos, pero es algo que no solamente hay que pensar sino escribir…” así dice lacan en El Saber del psicoanalista. Toda estructura tiene un centro que es su causa. En el centro de la estructura Lacan introduce el agujero de la castración. En ese seminario también nos dice (pag. 63) que “la castración hizo su entrada abrupta bajo la forma del discurso analítico…” Es decir, discurso ya implica, castración. Esta frase me parece interesante para enlazarla con lo que quiero plantear más adelante. Dice también: “lo que hay entre el hombre y la mujer no es un muro, es simplemente la castración”. El parletre se las arreglará con la castración mediante distintos recursos. Pero la escritura de la castración será causa de su deseo. En la práctica del psicoanálisis es una variable necesaria para que esta práctica sea tal. La práctica del psicoanálisis es para lacan, una practica de discurso. Más aun dirá: no hay hechos más que por el hecho de discurso. Esto limitaría los efectos del psicoanálisis a lo que se produce discursivamente, exclusivamente en el marco de la transferencia. Tal como leemos en el seminario de El Acto psicoanalítico: “fuera de lo que ha sido llamado manipulación de la transferencia, no hay acto analítico”. Es decir, que sólo habría acto analítico en la intensión, y no en la extensión. Si hay algún acto por fuera de la trasferencia, se tratará de otra cosa. Trataré de situar la castración en la práctica misma, es decir, en el discurso en transferencia. Respecto de la interpretación, ella siempre preserva el filo de la enunciación del oráculo. Pero es verdadera por sus consecuencias, igual que el oráculo. Son sus consecuencias el desencadenar la verdad. Ahora bien, si nos preguntamos cómo opera la interpretación: ¿Nuestra interpretación viene a aplicarse sobre la organización significante del inconsciente o es de un orden diferente? La interpretación no es un agregado de sentido sino que vale por su - Página 1 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados efecto de agujereado. Recordemos: pas de sens: sinsentido-paso de sentido. La sorpresa del vacío es sorpresa del hallazgo de un efecto de verdad. Este efecto de verdad será entonces, efecto de la interpretación. Pero la verdad no es una revelación sino una caída que conmueve el pacto con el Otro (1). Eso que cae es un sentido que coagula al sujeto, y de esa caída queda algo que es lo que resta de la palabra. La enunciación sería una manera de nombrar lo que cae del enunciado: un resto. La castración en el discurso. Voy a recordar la frase de Lacan que hace eje a este trabajo: “…el goce sólo se interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante (2).” De qué se trata el semblant? Recuerdo como inicié este trabajo. La práctica del psicoanálisis como práctica del discurso funciona en relación a un lugar para la castración. El vacío de la estructura que opera a nivel del discurso, mejor dicho, de los discursos se puede situar en ese lugar llamado semblant. Insisto, es el lugar que toma la castración a nivel del discurso. Entonces, verdad-goce-semblant, se trata de la puesta en juego del discurso en transferencia. Ahora bien, si bien es el significante mismo, el semblant se construye por un discurso. El discurso que se está emitiendo convoca cierto semblant que se arma a partir de las palabras que enuncia un analizante, y el lugar desde donde se lo recibe hace a la función del semblant. El analista está invitado a tomar el semblant que el discurso convoca. De no ser así estaría rechazando el semblant. Con esto quiero decir que ese semblant que se construye a partir de lo que el analizante va diciendo, lo va ubicando como un objeto en ese discurso. El que escucha en el lugar del agente será convocado a “hacer de”. El partenaire siempre es para el sujeto uno de los cuatro objetos que funcionan como sustitutos del Otro. Recordemos que un discurso siempre surge como tal en relación a un otro, así como se puede ver en los cuatro discursos. En el piso de arriba está el agente, que se dirige al otro. El analista se dispone a escuchar el discurso, y en ese escuchar se advierte que no hay discurso que no provenga del semblant desde donde se lo escucha (3) . Por otro lado, el semblant transporta una verdad que es causa de ese discurso, “es la función primaria de la verdad”, dice Lacan en el Seminario De un discurso…. también Lacan dice que la verdad le hace llevar el goce al semblant, le deja el goce al semblant. Por eso también decimos que el semblant transporta goce. Como decía en la frase del comienzo: “…el goce sólo se interpela, se evoca, acosa o elabora a partir de un semblante (4).” Si la verdad estuviera por fuera no habría posibilidad de interpretación ni efecto de verdad a partir de ella. Por eso al inicio de este trabajo, el efecto de verdad que surge de la interpretación. Por otro lado, cuando no hay efecto de verdad, la interpretación queda reducida a la mera sugestión. Esta operación de la verdad acontece porque hay este lugar que sitúa la castración en el discurso. - Página 2 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados Ahora bien, el que escucha tiene el poder que le otorga el discurso (5). El poder de la transferencia, podríamos decir. Pero la castración ya está en la misma composición del semblant, en la composición del semblant hay una “división entre goce y semblant”, así lo llama Lacan. Esto es que el objeto a agujerea el semblant, rompe la identificación imaginaria que crea la ilusión de que hay un objeto en juego, la ilusión de que se puede ser el objeto que completa al Otro. Esta división quiere decir que el goce es solo un “hacerse”, hay un goce que no se efectiviza, pero es causa de ese discurso. Me refiero a que un analista es mirada, y no es eso (6). Un analista puede ser convocado por el discurso a “hacer de padre” o “madre”… y se puede “hacer de padre” sin serlo. De todos modos, creo que se abren interrogantes acerca de este tema. ¿El analista advierte que ha tomado ese lugar y se corre de ahí? ¿Desarma el semblant? O ¿es efecto de su función misma? Un analizante y un analista en transferencia podrán jugar los personajes del fantasma. El analista “hace de” para no “ser”. Si el analista “es”, si “se cree” eso que se corresponde con el personaje del fantasma, el analizante quedará coagulado en el lugar que lo tiene tomado ya que el semblant mantiene la creencia de que hay objeto. Por otro lado, el objeto a no es un objeto sino sólo una letra. Letra que da cuenta de ese real, que además de pensar, hay que escribir, como decía en la cita de El saber… Entonces, volviendo a la castración, se pone en juego en la abstinencia, en la abstinencia de ese goce al que el analista ha sido convocado y no se efectiviza. La transferencia le da al analista el poder de gozar, conlleva ese poder, pero está tocada por la castración. La castración bajo la forma del discurso implica que hay un lugar para el sujeto, y un lugar para el objeto, es decir el lugar del sujeto no está disponible para el analista, eso es lo que permite al analizante dejar de estar identificado al objeto. El analista se sustrae como sujeto y se ofrece objeto, pone un deseo como objeto (7). Es la función deseo del analista que se define por la abstinencia. O dicho de otra manera: esta operatoria del deseo del analista se puede llamar abstinencia (8). ¿Cómo se rompe el semblant? A menudo sucede que en el momento de la interpretación se rompe el semblant. Porque la interpretación genera un agujereado, un vacío que recrea la castración. De esta manera el acto analítico quedaría articulado a la rotura del semblant. Semblant-interpretación-acto. La rotura del semblant se produciría en el cambio de discurso. Cuando alguno de los cuatro discursos gira al discurso del analista, es decir, cuando el plus de gozar lo ocupa el lugar del semblante, cae el semblant. Quizás podríamos decir que al armarse, cae. Cae con la aparición del inconsciente. A partir de ese giro se produce una conversión en la posición del sujeto en cuanto a su relación al saber. El sujeto cede el objeto y un saber va al lugar de la verdad. El efecto de verdad ya no es semblante. Es un momento en que el discurso es depuesto y algo nuevo aparece. La práctica analítica implica una ruptura del semblant por la existencia del inconsciente. - Página 3 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados El discurso del inconsciente se lee en el discurso del analista (9). Un discurso que se centre por su efecto como imposible es el que tendría alguna chance de ser un discurso que no sería del semblante (10). Así dice Lacan en el seminario Du semblant. Para concluir. Fui a buscar en uno de los historiales de Freud, un fragmento que ha quedado en mi memoria… Así dice el paciente, el Hombre de las Ratas: “Tenia yo cierta angustia ante ese hombre, pues evidentemente amaba lo cruel… Había abogado por castigos corporales… el capitán contó haber leído sobre un castigo terrorífico aplicado en Oriente….” (11). Dice Freud: “Aquí se interrumpe…” el relato del paciente… “se pone de pie y me ruega dispensarlo de la pintura de los detalles. Le aseguro que yo mismo no tengo inclinación alguna por la crueldad, que no me gusta martirizarlo pero que no puedo regalarle nada sobre lo cual yo no posea poder de disposición… la superación de las resistencias es un mandamiento de la cura imposible de hacer a un lado…” Dice más adelante: “En los momentos importantes de su relato se nota una composición… que sólo puedo resolver como horror ante su placer…” Horror fascinado, lo llama Lacan. Sigue el relato de Freud: “Me dio repetidas veces el trato de Sr. Capitán, probablemente porque al comienzo de la sesión, yo le había señalado que no era cruel como el capitán, y no tenia el propósito de martirizarlo innecesariamente….” Me parece interesante pensarlo bajo la luz del semblant. Freud no se detiene, en nombre de la cura insiste en que no omita detalles sobre aquel castigo. Freud es el capitán y no lo es. La crueldad como condición de goce y el objeto mirada son vehiculizados en el discurso del Hombre de las Ratas. Freud es convocado al lugar del semblant. Es el capitán cruel y no lo es, es una mirada que contempla la escena del castigo, y no lo es: “yo no soy su capitán”. ¿No es esta la manera de Freud de abstenerse de complementar el fantasma del paciente? ¿Podemos pensar aquí el armado y la caída del semblant? NOTAS (1) Ferreyra, Norberto: Verdad y objeto en la dirección de la cura. Ediciones Kliné, Buenos Aires, 1993. (2) Lacan, Jacques: Aun, Paidós, Buenos Aires, 1980 (3) Ídem. 2. (4) Lacan, Jacques: Aun, Paidós, Buenos Aires, 1980 (5) Ídem. 2. (6) Ídem. (7) Ídem. - Página 4 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados (8) Ídem. (9) Ídem. (10) Lacan, Jacques: De un discurso que no sería del semblant. Traducción por Rodríguez Ponte para la EFBA. (11) Freud, Sigmund: Un caso de neurosis obsesiva. El Hombre de las Ratas. Amorrortu editores. Buenos Aires, 1994. - Página 5 de 5 Copyright 2011 - EFBA - Todos los derechos reservados