ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS Temario

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Temario
ADMINISTRACIÓN
DE EMPRESAS
Clasificación.
Personalidad y capacidad jurídica.
Fuentes del derecho.
37-15769-13
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El Derecho: concepto.
ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
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1. EL DERECHO: CONCEPTO
2. CLASIFICACIÓN
2.1. DERECHO PÚBLICO
2.2. DERECHO PRIVADO
2.2.1. Derecho civil
2.2.2. Derecho mercantil
2.3. DERECHO DISPOSITIVO Y DERECHO NECESARIO
2.4. DERECHO NORMAL Y DERECHO EXCEPCIONAL
2.5. DERECHO COMÚN Y DERECHO ESPECIAL
2.6. DERECHO GENERAL Y DERECHO PARTICULAR
3. PERSONALIDAD Y CAPACIDAD JURÍDICA
3.1. COMIENZO Y EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD FÍSICA
3.2. PERSONALIDAD JURÍDICA
3.2.1. Concepto de persona jurídica
3.2.2. Clases de persona jurídica
3.2.3. Nacimiento de la personalidad jurídica
3.3. LA CAPACIDAD
3.3.1. Concepto
3.3.2. Capacidad jurídica
3.3.3. Capacidad de obrar
3.3.4. Circunstancias modificativas de la capacidad
4. FUENTES DEL DERECHO
4.1. CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES DEL DERECHO
4.1.1. Fuentes directas e indirectas
4.1.2. Fuentes formales y fuentes materiales
4.2. LAS FUENTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO
4.2.1. La Ley
4.2.2. La costumbre
4.2.3. Los principios generales del Derecho
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INTRODUCCIÓN
El fin natural del hombre es vivir en sociedad. Es en la relación con los demás
donde logra desarrollarse íntegramente como persona. La convivencia tiene
muchas ventajas, pero es inevitable que también origine conflictos.
Nace, entonces, el Derecho con la finalidad de ordenar las relaciones sociales;
en este sentido, el Derecho es un conjunto de normas cuyo cumplimiento puede exigirse coactivamente. Así, cuando una persona vea lesionados sus derechos podrá acudir a los Tribunales y obtener el resarcimiento correspondiente.
Pero, llegados a este punto, podemos preguntarnos: ¿de dónde surge el Derecho? Desde luego, no de una misma fuente, sino de un conjunto de ellas, que
configuran el llamado sistema de fuentes del ordenamiento jurídico. Su paradigma en nuestro ordenamiento es la Constitución Española de 1978.
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1 EL DERECHO: CONCEPTO
La convivencia, es decir, el hecho de vivir en sociedad, requiere un orden.
Las personas, al ordenar su convivencia en diferentes lugares a lo largo del tiempo, han establecido un conjunto de reglas, cuyo cumplimiento es obligatorio (coactivo) y, en consecuencia,
no se deja a la libre voluntad de los sujetos. Estas normas, que se denominan jurídicas, son
proposiciones formuladas, como recuerda algún autor, como de “deber-ser”. Son auténticos
mandatos con eficacia social organizadora, y deben distinguirse de la disposición o texto en
que estén recogidas (si bien se encuentran interrelacionadas: un simple hecho no crea un deber
jurídico por sí solo, del mismo modo que un texto normativo no sería eficaz si no fuera amparado por la fuerza de la autoridad que lo convierte en norma).
Junto a las normas que constituyen el Derecho, definiremos otros conceptos: en primer lugar,
el de instituciones jurídicas, conjuntos de comportamientos reiterados que adoptan una configuración exterior reconocible, de tal modo que se convierten en esenciales para la convivencia
(propiedad, matrimonio, etc.). Por otro lado, el conjunto de normas constituye sistemas jurídicos, con cierta idea de coherencia, de estructura. Sistematizar las normas es necesario para
regular y entenderlas en el marco de esa convivencia. Por último, el concepto ordenamiento
jurídico suele utilizarse para distinguir el conjunto normativo que en un determinado momento
rige en una determinada comunidad. Este conjunto ha de entenderse desde un punto no estático,
sino dinámico. Este concepto aparece en el artículo 1.1 de la Constitución, cuando se proclama
la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político como valores superiores del ordenamiento jurídico español.
El conjunto de las reglas de convivencia se denomina Derecho, disciplina que se califica, a su
vez, en Derecho objetivo y Derecho subjetivo.
XX Derecho objetivo
El Derecho objetivo o positivo hace referencia al conjunto de preceptos o normas que rigen
en un determinado momento, en un territorio concreto. Estas normas son fundamentalmente
mandatos o imperativos (concepción imperativista del Derecho), si bien esta teoría presenta
algún problema, lo que lleva a entender el Derecho también desde el punto de vista de los criterios de decisión para resolver conflictos, criterios que usan los encargados de la aplicación de
las normas (los llamados operadores jurídicos). Sirva como ejemplo de Derecho objetivo, que
actualmente en España es Derecho positivo el Código Civil de 1889 porque está vigente.
XX Derecho subjetivo
Derecho también tiene un sentido subjetivo, que significa el poder que una disposición legal
concede a una persona. En tal sentido se habla de tener derecho a algo o ser titular de un derecho; por ejemplo, el derecho de propiedad sobre un bien.
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2 CLASIFICACIÓN
Dado que el Derecho positivo es una realidad muy compleja y que cubre diferentes parcelas de
la actividad humana, es posible realizar diferentes clasificaciones del mismo; una de las más
clásicas es la de dividirlo en Derecho público y Derecho privado, que a su vez puede dividirse
en diferentes ramas.
Veamos, en el esquema, una clasificación sobre las diferentes ramas en que se dividen ambas
clases de Derecho.
2.1. DERECHO PÚBLICO
Lo constituyen las diferentes normas que regulan la actividad del Estado y de los entes públicos
entre sí, así como las actividades que los anteriores realizan con los particulares cuando actúan
de forma oficial. Por ejemplo, cuando el Ministerio de Educación nombra funcionarios se trata
de una relación jurídica en la que el Ministerio actúa revestido de su poder, aunque entre en
contacto con particulares, por tanto, será una relación regulada por el Derecho público.
2.2. DERECHO PRIVADO
Lo constituyen las normas que regulan la actividad de los particulares entre sí, o de éstos y el
Estado o diversos organismos cuando estos últimos actúan de forma privada. Por ejemplo, un
préstamo pedido por un particular a un banco se regula por el Derecho privado, ya que en este
caso el mencionado organismo actúa como si se tratase de un particular. Esta distinción reside,
desde tiempos de Ulpiano, en el concepto de la utilidad de los particulares del Derecho privado, para distinguirlo del Derecho de
la utilidad general, que sería el público. La doctrina no es pacífica, y se
Derecho público
han buscado otros elementos de distinción, aludiendo al Derecho privado
„„ Derecho político.
„„ Derecho internacional público.
como aquel en el que domina la auto„„ Derecho administrativo.
nomía de los particulares, y al públi„„ Derecho penal.
co como el Derecho de la necesidad,
„„ Derecho fiscal.
compuesto por normas que han de ser
rigurosamente cumplidas. De Castro
distingue entre el “principio de personalidad” que regula determinadas insDerecho del trabajo
o laboral
tituciones (la persona, el estado civil,
la capacidad, la familia, la cobertura
de las necesidades primarias) frente
al principio de “comunidad” desti„„ Derecho civil.
„„ Derecho mercantil.
nado a ordenar la organización de la
colectividad y sus fines.
Analicemos con más detalle las dos
ramas que forman propiamente el Derecho privado objeto de nuestro estu-
Derecho privado
Figura 1. Diferentes ramas del Derecho.
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dio, ya que el Derecho del trabajo o laboral, aunque gira en torno al contrato de trabajo, que
es una relación de índole privada, está tan mediatizado por la regulación estatal que en cierto
modo tiene características de Derecho público, pudiendo considerarse el mismo de naturaleza
mixta (privada-pública).
2.2.1. Derecho civil
Está constituido por el Derecho privado de carácter general, es decir, se trata de aquella parte
del mismo que no está regulada de forma particular por otras ramas del Derecho. Forman parte
del Derecho civil las disposiciones relativas a la persona, sus bienes y a la propiedad, así como
la forma de adquirir esta, mediante obligaciones y contratos y, por último, una serie de disposiciones de carácter general sobre la aplicación y eficacia de las normas.
2.2.2. Derecho mercantil
Se ocupa de las normas que regulan la actividad empresarial, tanto en la forma de constitución
y desenvolvimiento de las empresas como en sus relaciones con terceras personas. Por tanto,
el Derecho mercantil estudia, entre otras cosas: el empresario individual y social, los contratos
mercantiles, los documentos empleados en el tráfico comercial, el Derecho concursal y el Derecho marítimo.
2.3. DERECHO DISPOSITIVO Y DERECHO NECESARIO
Otra clasificación es la que diferencia el Derecho desde el punto de vista de la autonomía privada, la facultad del individuo para regular sus propios intereses. Las normas serán dispositivas
o imperativas (o necesarias) según permitan o no la anteposición de un acto de autonomía privada. En la práctica, el Derecho dispositivo suele presentar una función supletoria, para evitar
lagunas en casos de negocios en los que se desarrolla la autonomía de la voluntad. En sí, el
Derecho dispositivo tiene fuerza suficiente para regular la realidad jurídica, pero permite, en
determinados casos, la anteposición de otros preceptos (De Castro).
2.4. DERECHO NORMAL Y DERECHO EXCEPCIONAL
Podemos considerar el Derecho excepcional como aquel en el que, respecto a unos supuestos
concretos, establece consecuencias contrarias a las exigencias de los principios generales que
rigen en la comunidad. La aparición de normas excepcionales o privilegios supone la asunción
de auténticas normas jurídicas cuyo objeto es crear situaciones jurídicas concretas. Por ejemplo, concesión de una pensión extraordinaria.
2.5. DERECHO COMÚN Y DERECHO ESPECIAL
Las normas de Derecho común se destinan a regular la realidad jurídica y social en todos sus
aspectos, en su totalidad. El Derecho especial se constituiría por normas cuya finalidad es
regular materias o relaciones determinadas y concretas (Díez‑Picazo), como puede ser la legislación hipotecaria o la mercantil, por ejemplo.
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En nuestro ordenamiento jurídico se considera Derecho común al Derecho civil, si bien debemos admitir que no considera la vida social en su totalidad.
Desde otro punto de vista, se contrapone el Derecho común al foral de un determinado ámbito
territorial (veremos este concepto a continuación). Los foralistas, incluso, hablan de Derecho
común para referirse en realidad al Derecho civil de sus compilaciones, calificando al Código
Civil como común para el territorio en que rija.
2.6. DERECHO GENERAL Y DERECHO PARTICULAR
Podemos definir el Derecho general como aquel que se aplica en todo el territorio al que se
extiende la soberanía del Estado, mientras que el Derecho particular se conformaría por normas
de aplicación específica en una determinado territorio. Así, hablamos de Derechos forales para
referirnos al aragonés, catalán, valenciano, etc. Sin embargo, pueden dictarse normas para otros
ámbitos territoriales definidos por otras razones, como económicas o sociales.
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3 PERSONALIDAD Y CAPACIDAD JURÍDICA
Jurídicamente es persona todo ser a quien el Derecho reconoce como miembro de la comunidad. Tal reconocimiento lleva consigo la atribución de la aptitud para ser titular de derechos
y obligaciones, dicho de otra forma, de tener capacidad para mantener relaciones jurídicas. Y
puesto que es a la persona a quien el Derecho concede capacidad, también la persona puede ser
definida como ser capaz con derechos y obligaciones.
En este sentido, el Derecho reconoce dos tipos de personalidad: si se trata de seres humanos se
habla de personas físicas, si se trata de organizaciones integradas por personas (asociaciones,
fundaciones, etc.) se habla de personas jurídicas.
3.1. COMIENZO Y EXTINCIÓN DE LA PERSONALIDAD FÍSICA
La personalidad física comienza con el nacimiento y acaba con la muerte de la persona.
Se es persona desde que se nace y hasta que se muere, siempre que el nacimiento reúna los
requisitos que establecen los artículos 30 y siguientes del Código Civil (Cc.):
„„
La personalidad se adquiere en el momento de nacimiento con vida, una vez producido el
entero desprendimiento del seno materno.
„„
Si el parto es doble o múltiple cada uno de los nacidos adquirirá su personalidad civil si los
requisitos expuestos se dan en él. Según el artículo 31 del Código Civil, será mayor el primer
nacido y a este se le darán los derechos que reconozca la ley al primogénito.
El Código Civil también protege al concebido pero no nacido, ya que se tiene por nacido para todos los efectos que le sean favorables, siempre que nazca con las condiciones necesarias para ser
persona. En cuanto a su representación, tendrá por representante al que lo sería si hubiese nacido.
Como ya apuntábamos al comienzo del epígrafe, se es persona desde que se nace y hasta que
se muere, por lo que la personalidad civil única y exclusivamente se extingue por la muerte de
las personas.
Tanto el nacimiento como la muerte, es decir, el comienzo y fin de la perso­nalidad civil, se
prueban mediante inscripción en el Registro Civil.
3.2. PERSONALIDAD JURÍDICA
3.2.1. Concepto de persona jurídica
La persona jurídica puede ser definida como organización humana constituida para la consecución de un fin, a la que el Derecho reconoce como miembro de la comunidad otorgándole
capacidad jurídica.
El Derecho atribuye personalidad (además de a la persona) a ciertos entes del campo social.
Estos entes que no poseen una realidad corporal y espiritual como aquél, sin embargo, tienen
realidad social, una individualidad propia y toman parte de la vida en la comunidad, como unidades distintas e independientes, para alcanzar determinados fines que interesan, no a una sola
persona, sino a una pluralidad de ellas, o que prácticamente solo son concebibles, o al menos lo
son más fácilmente, por organizaciones humanas que por la persona aislada.
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Una vez aceptada la figura de la persona jurídica, en los casos en que la sociedad no crea espontáneamente organismos a los que se puede conceder personalidad jurídica, es el propio Estado
el que los crea, y por normas que él mismo promulga les atribuye dicha personalidad.
En cuanto al fin de la persona jurídica, indicar que este ha de ser posible, lícito y determinado.
La posibilidad la requiere el simple sentido común. La licitud (aparte de implicarla la propia
ley) y la determinación las exigen generalmente las diversas disposiciones reguladoras de los
distintos tipos de persona jurídica. Así, el Código Civil y la Ley reguladora del Derecho de
Asociación establecen expresamente que la sociedad o empresa debe tener un objeto lícito y
determinado.
Aunque en la práctica predominan las personas jurídicas que se constituyen para la consecución de fines duraderos, sin embargo, no es preciso que se trate de fines perpetuos, ni aun de
cierta permanencia, siempre que éstos no sean fugaces.
Por otra parte, el fin puede ser de cualquier índole: cultural, religioso, artístico, científico, lucrativo, etc.; y puede ser también único o plural.
3.2.2. Clases de persona jurídica
XX Públicas y privadas
„„
Personas jurídicas públicas son las entidades que, teniendo personalidad jurídica, están
encuadradas en la organización estatal, formando parte de la misma en uno u otro sector. Por
ejemplo, una provincia, un municipio, una universidad estatal, el Banco de España, etc.
„„
Personas jurídicas privadas son aquellas que no forman parte de la organización estatal,
como por ejemplo, un club de recreo, una sociedad mercantil, etcétera.
XX Asociaciones y fundaciones
Según la estructura interna de la organización de que se trate, la persona jurídica puede ser:
„„
Una «asociación», cuando está constituida por una pluralidad de personas. Se rige por la
voluntad general de sus componentes y tiende a satisfacer un interés común de los mismos o
un interés supraindividual. Un ejemplo de asociación lo constituiría una sociedad religiosa.
„„
Una «fundación», cuando el ente no está constituido por una unión de personas, sino por una
organización de bienes creada por la voluntad de una sola persona (fundador) y dirigida a
la consecución del fin fijado por ella, siempre que este se encuadre dentro de los admitidos
por la ley.
XX De interés público y de interés privado
Las personas jurídicas pueden ser de interés público o de interés privado, según persigan un
interés de utilidad general o solo particular. También puede darse el caso de que una persona
jurídica, al perseguir más de un fin, tenga naturaleza mixta, es decir, sea en parte de interés
público y en parte de interés privado.
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3.2.3. Nacimiento de la personalidad jurídica
La persona física existe desde que el ser humano nace, la jurídica desde que se atribuye personalidad al ente del que se trate, cosa que puede ocurrir bien cuando se constituye la organización o bien después; pues así como para nuestro Derecho no hay personas sin personalidad
jurídica, sí hay organizaciones que carecen de ella.
A esa atribución de personalidad jurídica se le llama reconocimiento.
El reconocimiento es genérico cuando el Derecho establezca que, dándose determinadas circunstancias, la organización en cuestión adquiere automáticamente personalidad jurídica. En
consecuencia es el reconocimiento hecho por el Derecho.
A su vez, el reconocimiento genérico puede ser:
„„
De «libre constitución» cuando la personalidad se otorga por el simple hecho de constituirse
el ente, si bien es preciso que cumpla los requisitos que la ley establezca.
„„
Por «determinaciones normativas», que se da cuando la personalidad se otorga en el momento en que, además de reunir la organización los requisitos determinados por la ley, ello es
atestiguado por un acto de autoridad (generalmente la inscripción en un registro).
3.3. LA CAPACIDAD
3.3.1. Concepto
Capacidad es sinónimo de personalidad, pues implica aptitud para ser titular de derechos y
obligaciones.
Pero esta aptitud en que consiste la personalidad o capacidad jurídica se despliega en dos manifestaciones:
„„
Capacidad jurídica del derecho o de goce: aptitud del sujeto para la mera tenencia y goce de
los derechos.
„„
Capacidad de obrar o capacidad de ejercicio: aptitud para el ejercicio de los mismos y para
concluir actos jurídicos.
3.3.2. Capacidad jurídica
La capacidad jurídica es la aptitud o idoneidad para ser titular de derechos y obligaciones. Toda
persona, por el mero hecho de serlo, posee capacidad jurídica. La capacidad jurídica, en tal
sentido, es un atributo o cualidad esencial de la persona, reflejo de su dignidad.
3.3.3. Capacidad de obrar
La capacidad de obrar, como aptitud conferida por el Derecho para realizar actos jurídicos, ni
la tiene toda persona, ni es igual para todas las que la tienen. Puede faltar totalmente (el niño
sin uso de razón) o existir plenamente (como ocurre cuando se trata de un mayor de edad, el
cual es capaz para todos los actos de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en casos
especiales); o existe limitadamente (como es el caso del menor emancipado).
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Junto a la capacidad de obrar, la cual varía según el estado de la persona, se habla de otras
capacidades de obrar especiales, que son realmente requisitos que se exigen para la validez de
un acto, pero que por consistir en circunstancias que debe reunir, no el acto en sí, sino el sujeto
que lo realiza, se califican frecuentemente de capacidades especiales (por ejemplo, la edad para
contraer matrimonio).
La incapacidad de obrar, en principio, puede ser suplida por el representante legal del incapaz,
quien realizará, en nombre del mismo, los actos de que se trate, produciéndose para dicho incapaz los efectos del acto (por ejemplo, el padre vende en nombre de su hijo un bien de este).
Pero cuando se trate de actos personalísimos (matrimonio, testamento, etc.), la incapacidad
de obrar impide que el sujeto, ni por sí ni por su representante, celebre el acto para el que es
incapaz.
La capacidad de obrar, como aptitud para celebrar actos jurídicos, no basta por sí sola para
poder realizar válidamente todo tipo de acto. Hace falta, además, que al sujeto le sea posible
realizar el acto singular y concreto para el que tiene capacidad. A esta posibilidad se le llama
legitimación; así, por ejemplo, se puede tener capacidad matrimonial pero no es posible celebrar ciertos matrimonios, como es el de un hermano con una hermana.
3.3.4. Circunstancias modificativas de la capacidad
Son las que limitan la capacidad de obrar y se basan en ciertas circunstancias subjetivas de
algunas personas, que obligan a la ley a retardar o suspender su aptitud para realizar actos jurídicos hasta que su defecto de capacidad no desaparezca o sea subsanado.
XX Mayoría y minoría de edad: emancipación
1.Mayoría de edad
La mayoría de edad se caracteriza por su estado civil, cuyo contenido es la plena capacidad
de obrar y la plena independencia del mayor de edad.
La plena independencia es consecuencia de la extinción automática de la patria potestad y/o,
en su caso, de la tutela o de la curatela a que estaba sometido el menor.
El artículo 322 del Código Civil dispone que «El mayor de edad es capaz para todos los actos
de la vida civil, salvo las excepciones establecidas en casos especiales por este Código». Por
tanto, fuera de esos supuestos excepcionales, la capacidad de obrar del mayor de edad será
la regla general, y la incapacidad una excepción que habrá que alegarse y probarse.
La mayor edad empieza a los 18 años cumplidos, incluyéndose completo el día del nacimiento (artículo 315 de dicho texto legal).
2.Minoría de edad
Por el contrario, el menor de edad tiene restringida su capacidad de obrar, fundamentalmente
por dos causas:
−− Una, la falta de plena aptitud para comprender, y en consecuencia, para querer.
−− Y otra, la dependencia a que está sometido mediante la patria potestad o, en su defecto,
mediante la tutela. Instituciones ambas cuyo fundamento es la protección de la persona y
bienes del menor.
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Por excepción, el Código Civil reconoce capacidad a los menores de edad para los siguientes
actos o negocios jurídicos:
A los 12 años
Según el artículo 177 del Código Civil, habrá de consentir la adopción el adoptando mayor
de 12 años.
A los 14 años:
−− Para hacer testamento, salvo el ológrafo.
−− Para intervenir como testigo en actos inter vivos.
−− Para contraer matrimonio, previa dispensa del Juez.
A los 16 años:
−− Para solicitar del Juez la emancipación.
−− Para intervenir como testigo en el testamento excepcional en caso de epidemia.
3.Emancipación
Es el acto solemne o el beneficio que la ley concede a un menor de edad, mayor de 16 años, por
el que se pone término a la patria potestad o, en su caso, a la tutela, y que confiere al emancipado un grado de capacidad para regir sus bienes y su persona similar al de la mayor de edad.
Según el artículo 314 del Código Civil, la emancipación tiene lugar:
−− Por la mayor edad.
−− Por el matrimonio del menor.
−− Por concesión de los que ejerzan la patria potestad.
−− Por concesión judicial.
En cualquier caso, el emancipado, en tanto no llegue a la mayor edad, no podrá tomar dinero
a préstamo, gravar o enajenar bienes inmuebles y establecimientos mercantiles o industriales
u objetos de extraordinario valor sin consentimiento de sus padres y, a falta de ambos, sin el
de su tutor.
XX La incapacitación
Según el artículo 200 del Código Civil, son causas de incapacitación las enfermedades o deficiencias persistentes, de carácter físico o psíquico, que impidan a la persona gobernarse por sí misma.
Por su parte, la Ley de Enjuiciamiento Civil (que derogó casi todo el articulado del Código
Civil referente a la incapacitación), en su artículo 760.1 dispone que la sentencia que declare
la incapacitación determinará la extensión y los límites de esta, así como el régimen de tutela
o guarda a que haya de quedar sometido el incapacitado, y se pronunciará, en su caso, sobre la
necesidad de internamiento.
Ahora bien, también determinadas enfermedades o deficiencias físicas, si son persistentes, limitan la capacidad de obrar sin necesidad de previa declaración judicial; entre ellas se encuentran:
1.La ceguera: incapacita para ser testigo en los actos mortis causa y en los actos inter vivos
que dependen de la vista. Pueden otorgar los ciegos testamento abierto con ciertas especialidades, pero no pueden otorgar testamento cerrado. La doctrina extiende esta capacidad al
testamento ológrafo.
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2.La sordera: incapacita para ser testigo en los actos mortis causa y en los actos inter vivos
que dependen del oído. Además, los enteramente sordos deben ajustarse a formalidades especiales para otorgar testamento abierto.
3.La mudez: los mudos totales no pueden ser testigos en los testamentos y únicamente pueden
otorgar testamento cerrado si saben leer o escribir.
4.La sordomudez: con independencia de si es una deficiencia persistente, que impida a una
persona gobernarse por sí misma y, por tanto, permitir la incapacidad de la misma; el sordomudo, en todo caso, no puede realizar determinados actos, distinguiendo el Código Civil
entre aquéllos que no saben leer o escribir y los que sí saben.
A los que saben solo les afectan las limitaciones impuestas a los que no pueden hablar, mientras que los que no saben no pueden otorgar testamento ni prestar consentimiento inter vivos.
XX La prodigalidad
La doctrina general entiende por tal «la conducta desarreglada de la persona que malgasta su
caudal con ligereza, tanto en relación a su situación económica y social, como respecto a los
fines a los que dedica sus bienes, poniendo en peligro injustificado su patrimonio, con perjuicio
de su familia». El Tribunal Supremo entiende que la limitación de la capacidad del pródigo
evita un riesgo injustificado del caudal del sujeto, sea debido a la propensión a gastos inútiles
o desproporcionados a dicha situación económica y social, o por administrar sus bienes descuidadamente.
El artículo 757.5 de la Ley de Enjuiciamiento Civil dispone que la declaración de prodigalidad
solo podrá ser instada por el cónyuge, los descendientes o ascendientes que perciban alimentos del presunto pródigo o se encuentren en situación de reclamárselos y los representantes
legales de cualquiera de ellos. Si no la pidieren los representantes legales, lo hará el Ministerio
Fiscal.
Por su parte, el art. 760.3 de dicha Ley señala que la sentencia que declare la prodigalidad
determinará los actos que el pródigo no puede realizar sin el consentimiento de la persona que
deba asistirle.
XX Procesos sobre la capacidad de las personas
Será competente para conocer, tanto de las demandas sobre capacidad como las que busquen
la declaración de prodigalidad, el Juez de Primera Instancia del lugar en que resida la persona
a la que se refiera la declaración que se solicite.
La declaración de incapacidad puede promoverla el presunto incapaz, el cónyuge o quien se
encuentre en una situación de hecho asimilable, los descendientes, los ascendientes, o los hermanos del presunto incapaz. El Ministerio Fiscal deberá promover la incapacitación si las personas mencionadas en el apartado anterior no existieran o no la hubieran solicitado.
Cualquier persona está facultada (y las autoridades y funcionarios públicos, en su caso, obligados) para poner en conocimiento del Ministerio Fiscal los hechos que puedan ser determinantes
de la incapacitación. Las autoridades y funcionarios públicos que, por razón de sus cargos,
conocieran la existencia de posible causa de incapacitación en una persona, deberán ponerlo en
conocimiento del Ministerio Fiscal.
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En los procesos de incapacitación, además de las pruebas que se practiquen, el Tribunal oirá a
los parientes más próximos del presunto incapaz, examinará a este por si mismo y acordará los
dictámenes periciales necesarios o pertinentes en relación con las pretensiones de la demanda
y demás medidas previstas por las leyes. Nunca se decidirá sobre la incapacitación sin previo
dictamen pericial médico, acordado por el tribunal.
Además, la Ley permite la posibilidad de acordar medidas cautelares, cuando se tenga conocimiento de una posible causa de incapacitación en una persona; asimismo, se regula el internamiento, por razón de trastorno psíquico, en el artículo 763 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
El responsable del centro en que se hubiere producido el internamiento deberá dar cuenta de
este al tribunal competente lo antes posible y, en todo caso, dentro del plazo de veinticuatro
horas, a los efectos de que se proceda a la preceptiva ratificación de dicha medida, que deberá
efectuarse en el plazo máximo de setenta y dos horas desde que el internamiento llegue a conocimiento del tribunal.
El internamiento de menores se realizará siempre en un establecimiento de salud mental adecuado a su edad, previo informe de los servicios de asistencia al menor.
Varias partes del citado artículo 763 fueron declaradas inconstitucionales por Sentencia 132/2010, de 2 de diciembre, del Tribunal Constitucional
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4 FUENTES DEL DERECHO
Tres pueden ser los sentidos de la expresión fuentes del Derecho:
„„
Como fuente de los derechos subjetivos.
„„
Como fuente del Derecho objetivo.
„„
Como fuente de conocimiento del Derecho.
Aquí nos referiremos exclusivamente a las fuentes del Derecho objetivo, también llamadas
fuentes legales o de origen.
4.1. CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES DEL DERECHO
4.1.1. Fuentes directas e indirectas
Se ha definido el concepto de “fuente del Derecho” como modo de producción de las normas
jurídicas (es decir, su autor o autores), como instancia de legitimación o causa de justificación
del ordenamiento jurídico (por ejemplo, se dice que el Derecho positivo tiene su fuente en el
Derecho natural), o como medio de conocimiento del material normativo, instrumento para
conocer un Derecho positivo (por ejemplo, una base de datos de legislación sería fuente).
Las fuentes del Derecho positivo se han venido dividiendo por la doctrina tradicional en directas (que encierran en sí la norma jurídica) e indirectas (que ayudan a la producción y a la
comprensión de la regla jurídica, pero sin darle existencia por sí misma).
Las fuentes directas se suelen reducir a dos: la costumbre y la ley.
En el Derecho posterior al Código Civil se suele establecer, dentro de las fuentes directas, una
distinción entre: las fuentes principales o primarias, de aplicación preferente, cual es la ley, y
las fuentes secundarias o subsidiarias, de naturaleza subordinada y carácter supletorio, es decir,
que solo tendrán aplicación en defecto de ley aplicable, cuales son la costumbre y los principios generales del Derecho.
En cuanto a las fuentes indirectas, se ha dicho que más que fuentes de Derecho son fuentes de
conocimiento del mismo.
4.1.2. Fuentes formales y fuentes materiales
Son fuentes formales las propias fuentes directas e inmediatas.
Las fuentes formales pueden ser definidas desde dos puntos de vista, pues cabe conceptuarlas
como actos y órganos de creación de normas o como los modos o normas de esa creación.
„„
Atendiendo al primer aspecto, el profesor De Castro da el nombre de fuentes de Derecho a
las fuerzas sociales con facultad normativa creadora o, lo que es igual, «a aquellos poderes
sociales a los que dentro del ordenamiento jurídico se les reconoce la posibilidad de producir
normas jurídicas con independencia y primariamente, por propia potestad soberana, como
pueden serlo el poder legislativo, el judicial, la convicción general, etc.».
„„
Desde el otro punto de vista, se llaman fuentes formales a los modos o formas de manifestarse externamente el Derecho positivo, esto es, la ley, la costumbre, la jurisprudencia, etc.,
y es esta segunda acepción la que utilizaremos por ser la más práctica y usual.
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Son fuentes materiales del Derecho todo factor o elemento que contribuye a fijar el contenido de la norma jurídica. El carácter de las fuentes de esta clase es sociológico y su número es
ilimitado, citándose como tales, a título de ejemplo, la naturaleza de las cosas, la necesidad o
utilidad social, la tradición, la opinión popular, etc. Las mismas no pueden ser sometidas a una
catalogación científica.
4.2. LAS FUENTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO
„„
Artículo 1.º del Código Civil
Es el artículo 1 del Cc. el que recoge la ordenación de las fuentes de nuestro Derecho, estableciendo que:
1. Las fuentes del ordenamiento jurídico español son la ley, la costumbre y los principios
generales del Derecho.
2. Carecerán de validez las disposiciones que contradigan otras de rango superior.
3. La costumbre solo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la
moral o al orden público y que resulte probada.
Los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad, tendrán la consideración de costumbre.
4. Los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin
perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico.
5. Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de aplicación
directa en España en tanto no hayan pasado a formar parte del ordenamiento interno mediante su publicación íntegra en el «Boletín Oficial del Estado».
6. La jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo
reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los
principios generales del Derecho.
7. Los Jueces y Tribunales tienen el deber inexcusable de resolver en todo caso los asuntos
de que conozcan, ateniéndose al sistema de fuentes establecido.
Las directrices fundamentales de este artículo se pueden concretar en los siguientes puntos:
„„
Admitir la existencia de lagunas de la ley al establecer fuentes subsidiarias, ya que en defecto de ley aplicable, y solo en ese caso, se aplicará la costumbre; y cuando tampoco haya
costumbre, serán de aplicación los principios generales del Derecho.
„„
Se da a la costumbre el carácter de fuente supletoria de primer grado que puede ser aplicada
por los Tribunales con relativa amplitud, especialmente por no exigirse que sea costumbre
local, y sobre todo, porque engloba dentro del concepto de costumbre a los usos jurídicos
que no sean meramente interpretativos de una declaración de voluntad, exigiéndose que dicha costumbre resulte probada y que no sea contraria a la moral y al orden público.
„„
Se reconoce como fuente supletoria de segundo grado a los principios generales del Derecho, sin perjuicio de que se utilicen para interpretar el Derecho como fuente directa.
„„
Se asigna a la jurisprudencia del Tribunal Supremo una función complementaria al sistema
de fuentes, sin reconocer a la misma propiamente como fuente directa.
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XX Principios que rigen la ordenación de las fuentes
„„
Principio de jerarquía de las fuentes
Viene establecido en el número dos del artículo 1 del Cc., que señala que carecerán de validez las disposiciones que contradigan otra de rango superior. Esto significa que las normas
jurídicas están ordenadas jerárquicamente, es decir, que según el sistema establecido por
nuestro Cc. un principio general del Derecho no podrá aplicarse en lugar de una costumbre
o de una ley, ni una costumbre en lugar de una ley.
„„
Principio de sujeción a las normas reconocidas
Es este principio mero complemento y consecuencia del de jerarquía. Las doctrinas radicales
sobre la llamada «emancipación del juez» o sobre la «libertad del intérprete» para separarse de las normas en vigor, cuando lo requieran las circunstancias del caso sometidas a su
decisión, no tienen cabida en nuestro ordenamiento jurídico, ya que, como dice el profesor
De Castro, «la aplicación de las normas supone una actividad creadora, en cuanto el que
interpreta el sentido desarrolla y completa la ley, sin que esto signifique la concesión de un
poder arbitrario al juez, al cual se le confiere solo la facultad de cooperar en la realización
del Derecho, pero no la de crear Derecho».
„„
Principio de la primacía de la ley
De entre los tres principales grupos de fuentes que pueden existir y han dominado en los diversos tiempos y sistemas jurídicos, a saber, las legislativas, las sociales (usos, costumbres)
y las jurisdiccionales, la organización política moderna ha sabido dar un indudable predominio a las fuentes legales.
En el régimen español no hay duda de que el artículo 1 del Cc. se atiene a los principios del
sistema legalista, ya que en su texto palpita el dogma de la autoridad de la ley escrita y el
propósito de restringir la eficacia de la costumbre y de limitar la esfera de la «libertad del
intérprete».
„„
Sujeción a los principios generales
La remisión que el apartado cuatro del artículo 1 del Cc. hace a los principios generales del
Derecho, como fuente subsidiaria, logra dar una gran amplitud y un extenso margen de libertad a la función judicial, que se ve fortalecida por la función atribuida a la jurisprudencia
para complementar el ordenamiento jurídico.
4.2.1. La Ley
XX Concepto y caracteres
En un sentido amplio, ley equivale a norma jurídica, entendiendo por tal no solo las normas
legales, sino todas las otras normas a que afecte el ordenamiento jurídico, como por ejemplo en
el nuestro, la costumbre o los principios generales del Derecho.
En un sentido estricto, ley es la norma positiva que se caracteriza por su origen estatal y su
forma escrita y solemne. La ley, en este sentido, es la regla de Derecho dictada reflexivamente y
en forma solemne, por la autoridad legítima del Estado, contraponiéndose así, desde este punto
de vista, la ley como Derecho escrito a la costumbre como Derecho no escrito.
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TEMARIO
En otro sentido, aún más restringido y técnico, la ley es una norma estatal, escrita de especial
importancia y rango, que se diferencia de las demás normas estatales por su procedencia y por
los especiales requisitos y solemnidades de su formación. De esta forma las leyes propiamente
dichas se oponen a las demás normas o disposiciones estatales que, dictadas con carácter secundario y con función delegada, sea esta reglamentaria o ejecutiva, no tienen el carácter de
ley.
En cuanto a los caracteres de la ley, podemos hacer referencia a los caracteres intrínsecos o
internos y al extrínseco o externo de esta.
1.Caracteres intrínsecos
Son caracteres intrínsecos los que siguen:
−− Racionalidad: que significa que la ley ha de tener un contenido moral y ha de estar orientada al bien común.
−− Obligatoriedad: en cuanto que toda ley ha de contener un mandato, positivo o negativo,
cuya infracción implique una sanción.
−− Universalidad o Generalidad: en cuanto que la ley debe ser establecida de modo permanente para un número indeterminado de actos o hechos.
2.Carácter extrínseco
Por lo que se refiere al carácter extrínseco, no es otro que el de la promulgación de la ley, que
es consecuencia de su obligatoriedad, ya que es el medio de que sea conocida y, por tanto,
pueda ser cumplida por aquellos a quienes se dirige.
XX Clases de leyes
Las leyes pueden ser clasificadas desde diversos puntos de vista.
1.Por su ámbito territorial y temporal, podemos distinguir entre:
−− Leyes indefinidas (para todo el territorio del Estado que las promulga, y sin duración
temporal concreta).
−− Leyes temporales: se establece concretamente su duración o vigencia.
−− Leyes territoriales o locales (cuando se establece concretamente el territorio donde han
de regir).
2.Por su valor o alcance político las leyes pueden ser:
−− Leyes constitucionales. Constituyen la primera norma del ordenamiento jurídico, son de
carácter fundamental y las restantes leyes deberán atenerse a sus principios. En nuestro
ordenamiento jurídico esta ley se corresponde con la Constitución Española de 1978.
−− Leyes orgánicas. Según el artículo 81 de nuestra Constitución, son las relativas al desarrollo de los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los estatutos de autonomía, las que establezcan el régimen electoral y las demás previstas en la
Constitución. Se caracterizan porque exigen una mayor rigidez para su aprobación (solo
pueden ser aprobadas por mayoría absoluta del Congreso), modificación o derogación y
porque versan sobre un conjunto de materias especificadas en el citado artículo 81 de la
Constitución.
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−− Leyes ordinarias. Son las aprobadas con tal carácter por las Cortes Generales, requiriendo para dicha aprobación el voto favorable de la mayoría simple, es decir, la mayoría de
los miembros presentes, siempre que las Cámaras estén reunidas reglamentariamente,
con la asistencia de la mayoría de sus miembros. Dentro de las leyes ordinarias hay que
distinguir entre leyes aprobadas por el Pleno o por las Comisiones Legislativas. Las leyes
relativas a la reforma constitucional, a las cuestiones internacionales, a las leyes orgánicas
y de bases y a los presupuestos generales del Estado deberán ser siempre aprobadas por
el Pleno.
−− Leyes marco. Son aquellas que se caracterizan por determinar con precisión los principios, directrices y límites dentro de los cuales deben producirse posteriormente otras
disposiciones normativas. A ellas se refiere el artículo 150 de la Constitución que, en su
número 1, establece que: «Las Cortes Generales, en materia de competencia estatal, podrán atribuir a todas o algunas de las Comunidades Autónomas la facultad de dictar para
sí normas legislativas, en el marco de los principios, bases y directrices fijados por una
norma estatal.»
−− Leyes de las Comunidades Autónomas. La Constitución reconoce la potestad legislativa
de las Comunidades Autónomas, las cuales, dentro de su ámbito territorial, podrán dictar
estas leyes, bien sobre materias que sean de la exclusiva competencia de las Comunidades
Autónomas, bien sobre materias cuya competencia corresponda al Estado, sujetándose a
los principios y directrices a las que hemos aludido anteriormente, o bien, sobre materias
cuya competencia aparezca legalmente compartida.
4.2.2. La costumbre
XX Concepto
A través de fórmulas variadísimas aparece siempre la idea de que la costumbre es la forma
espontánea y popular de creación del Derecho, o, en otros términos, la forma nacida de los
propios hechos de la vida jurídica y, especialmente, de los usos uniformes.
La costumbre es, en suma, aquella norma jurídica por la que, sin los trámites y formalidades de
la ley, se manifiesta en una colectividad uniformada la voluntad jurídica general, a través de los
hechos de la propia vida jurídica y, principalmente, de los usos uniformes y duraderos.
En cuanto a las acepciones de la palabra costumbre, esta se puede entender en sentido vulgar
y amplio como la expresión de cualquier uso o hábito de la vida social, mientras que en sentido técnico y estricto solo comprende aquellos usos sociales que son fuente de norma jurídica
(Derecho consuetudinario).
XX Diferencias entre la costumbre y la ley
Las diferencias entre la ley y la costumbre son muy claras y afectan tanto al origen como a la
forma de ambas fuentes jurídicas.
„„
Por el origen
La costumbre procede de la sociedad y la ley, del poder soberano del Estado; la una tiene un
origen espontáneo y la otra, un origen reflexivo y consciente.
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22
TEMARIO
„„
Por la forma
La costumbre es tácita, pues se manifiesta por actos y la ley, expresa, pues se manifiesta en
forma solemne y oficial; aquélla es Derecho no escrito y esta, Derecho escrito.
Cada una de dichas fuentes tiene ventajas e inconvenientes. La ley se recomienda por la seguridad y estabilidad que imprime al Derecho; la costumbre, por su perfecta adaptabilidad al
medio social.
XX Condiciones de formación de la costumbre
El profesor De Castro, recogiendo nuestra tradición jurídica, señala como requisitos de la costumbre los siguientes:
„„
El uso local, conducta frecuente, duradera y uniforme, desarrollada, aprobada o soportada
por la generalidad de los moradores del lugar.
„„
Concordancia de este uso con los principios generales.
„„
Aprobación expresa o tácita del uso por órganos estatales.
Está claro que, para que se dé la existencia de costumbre en el Derecho español, esta debe reunir los siguientes requisitos:
„„
Requisitos del lado externo (longaeva consuetudo). Exigen que la costumbre sea general,
uniforme, constante y que tenga una cierta duración en el tiempo.
„„
Requisitos del lado interno (opinio iuris). La generalidad de los autores coincide en afirmar
que, además del elemento material, la costumbre requiere un elemento espiritual, al que de
antiguo se le viene denominando opinio iuris, el cual se concibe, ya como sentimiento, ya
como voluntad, y que consiste en la simple persuasión de que una cosa debe valer como Derecho, creando conciencia de que aquello que se observa es norma obligatoria y vigente.
XX Clases de costumbre en relación con la ley
La distinción de dos tipos de costumbre, viene de los romanistas.
„„
Costumbre según ley
La generalidad de la doctrina, contando con el profesor De Castro, entre otros, rechaza que
subsista la costumbre según ley como costumbre interpretativa, y ello lo encuentra explicable por las particularidades de la organización jurídica española, que deja libertad al Juez y al
funcionario para buscar en cada momento la interpretación más acertada. Este es el criterio
que también mantiene nuestro Código Civil.
„„
Costumbre contra ley
Cuestión ardua es la opinión científica de otros países que se pronuncian hoy en favor de
la costumbre contra ley, aunque traten de imponerle algún límite para dejar a salvo aquellas leyes que sancionen los principios fundamentales del orden moral jurídico. También en
España se advierte por parte de los civilistas el deseo de buscar fórmulas para devolver al
Derecho consuetudinario su antiguo prestigio y autoridad.
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El profesor De Castro ha definido con empeño el sistema tan claramente expresado por el
artículo 5 del Código Civil en su anterior redacción, rechazando los argumentos que la doctrina invoca en favor de la persistencia de la eficacia de la costumbre contra ley.
Es de advertir también que la jurisprudencia del Tribunal Supremo ha mantenido celosamente la subordinación de la costumbre a la ley, rechazando que una costumbre pueda ir
contra el texto de una ley o contradecir su espíritu, que las leyes puedan ser derogadas por
el desuso y que la costumbre pueda tener otra función que la de ser fuente supletoria en
defecto de ley.
Actualmente, después de la reforma del Título preliminar del Código Civil, se mantiene el
criterio anterior, incluso reforzándose al exigirse que la costumbre no sea contraria a la moral ni al orden público.
Otra cosa distinta es cuando el Código Civil o la ley en general se remiten expresamente al
uso o a la costumbre, en cuyo caso no es que se reconozca la costumbre contra ley, sino que,
como entienden algunos, en estos supuestos es cuando se puede hablar propiamente de costumbre secundum legem, ya que la costumbre tiene vigor por la fuerza de la remisión legal,
pero seguramente es más propio pensar que en tales casos lo que ocurre es que se altera el
rango de la costumbre frente a la ley, o que, como en el último de los ejemplos citados, deja
de ser norma supletoria y se transforma en norma principal.
XX Los usos sociales y convencionales
„„
Usos sociales
Son los modos ordinarios de conducta de la gente en los distintos órdenes de la actividad
humana.
„„
Usos convencionales
Son los que de un modo corriente y uniforme se observan en la práctica de los negocios
jurídicos, y especialmente, en la de los contratos. Tales usos son los que más propiamente
pueden recibir la calificación de usos jurídicos. Conforme al artículo 1.3. in fine del Código
Civil, que establece que «los usos jurídicos que no sean meramente interpretativos de una
declaración de voluntad tendrán la consideración de costumbre», estos usos normativos adquieren dicho rango de costumbre.
4.2.3. Los principios generales del Derecho
XX Concepto y teorías
El apartado cuatro del artículo 1 del Código Civil establece que «los principios generales del
Derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del
ordenamiento jurídico».
Algunos autores, inspirándose en la tendencia filosófica o en el Derecho natural, ven en tales
principios las verdades jurídicas universales dictadas por la recta razón. Otros, y siguiendo la
llamada del Derecho orgánico, entienden por principios generales del Derecho aquéllos que
sirven de fundamento al Derecho positivo de cada país.
23
24
TEMARIO
En nuestro país se han marcado estas dos posiciones opuestas, y más recientemente la del profesor De Castro, el cual entiende que la expresión principios generales del Derecho, encierra
todo el conjunto normativo no formulado en otros términos, así como las ideas fundamentales
e informadoras de la organización jurídica del Estado. En suma, se les podría reconocer una
triple función:
„„
Como fundamento de todo el ordenamiento jurídico, es decir, las bases últimas de todo el
Derecho positivo.
„„
Como normas orientadoras de la función interpretativa, pues señalan los motivos y criterios
de interpretación de las demás normas.
„„
Como sistema de integración de las lagunas de la ley. Si no hay ley aplicable a una determinada cuestión controvertida, y no consta norma consuetudinaria que la pueda resolver, el
juez deberá acudir a estos principios.
Por su parte, nuestra jurisprudencia exige que los principios generales del Derecho estén reconocidos como tales en la ley o en la doctrina o jurisprudencia, pues de no estar consignados así
podrán no dar lugar al recurso de casación.
Lo más habitual es que las leyes constitucionales modernas señalen sus valores, creencias y
principios fundamentales. En nuestro caso, estos valores se proclaman en el artículo 1 de la
Constitución de 1978, mencionado en el principio de este tema. Además, en el artículo 10.1.
declara que “la dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre
desarrollo de la personalidad, el respeto a la Ley y a los demás son fundamento del orden
político y de la paz social”. Otro ejemplo podría ser el respeto a los derechos y libertades del
capítulo 2º del Título I, o el capítulo 3º, que define los principios rectores de la política social
y económica como informadores de la legislación positiva, la práctica judicial y la actuación
de los poderes públicos. Otras veces no se recogen en textos constitucionales, como el caso del
artículo 1.255 del Código Civil (que reconoce el principio de la autonomía de la voluntad y
libertad de contratación), o el del 1.902 del mismo texto (obligación de reparar el daño causado
por culpa o negligencia). En todo caso, el carácter o no de principio general del Derecho no
viene determinado por su formulación, o por la categoría del texto que lo recoja, sino por la
convicción social, que es quien los crea y en definitiva los mantiene (Diez-Picazo).
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BIBLIOGRAFÍA
ALBADALEJO, M. (2003): Derecho Civil. Tomo I. Introducción y Parte General. Barcelona. Ed. Bosch.
CASTÁN TOBEÑAS, J. (1992): Derecho Civil Español Común y Foral, tomo II, vols. I. y II. Madrid. Ed. Reus.
DEL VALLE ZARAGOZA, V. y GÓMEZ DE AGÜERO, J. L. (2005): Elementos de Derecho. Ed. McGraw-Hill.
DÍEZ-PICAZO, L., y GULLÓN, A. (2003): Sistema de Derecho Civil. vol. I, 11 ed. Madrid. Ed. Tecnos.
REFERENCIAS LEGISLATIVAS
Real Decreto de 24 de julio de 1889, Código Civil español.
Constitución Española de 1978.
Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.
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RESUMEN
El Derecho: concepto.
Clasificación.
Personalidad y capacidad jurídica.
Fuentes del derecho.
1. EL DERECHO: CONCEPTO
Derecho objetivo: conjunto de preceptos o normas que
rigen en un determinado momento, en un territorio concreto.
Derecho subjetivo: significa el poder que una disposición legal concede a una persona.
2.3.DERECHO NORMAL
Y DERECHO EXCEPCIONAL
Derecho excepcional: respecto a unos supuestos concretos, establece consecuencias contrarias a las exigencias
de los principios generales (Derecho normal) que rigen
en la comunidad.
2.4.DERECHO COMÚN Y DERECHO ESPECIAL
2. CLASIFICACIÓN
2.1.DERECHO PÚBLICO
Lo constituyen las diferentes normas que regulan la actividad del Estado y de entes públicos entre sí, así como
las actividades que los anteriores realizan con los particulares cuando actúan de forma oficial.
2.2.DERECHO PRIVADO
Normas que regulan la actividad de los particulares entre
sí, o de éstos y el Estado o diversos organismos cuando
estos últimos actúan de forma privada.
2.2.1. Derecho civil
Constituido por el Derecho privado de carácter general:
parte del mismo no regulada de forma particular por
otras ramas del Derecho.
2.2.2. Derecho mercantil
Se ocupa de las normas que regulan la actividad empresarial.
2.2.3. DERECHO DISPOSITIVO Y DERECHO
NECESARIO
Las normas serán dispositivas o imperativas (o necesarias) según permitan o no la anteposición de un acto de
autonomía privada.
Las normas de Derecho común se destinan a regular la
realidad jurídica y social en todos sus aspectos, en su
totalidad. El Derecho especial se constituiría por normas
cuya finalidad es regular materias o relaciones determinadas y concretas.
2.5.DERECHO GENERAL Y DERECHO PARTICULAR
General: se aplica en todo el territorio al que se extiende
la soberanía del Estado; particular: normas de aplicación
específica en un determinado territorio.
3. PERSONALIDAD Y CAPACIDAD
JURÍDICA
Jurídicamente es persona todo ser a quien el Derecho
reconoce como miembro de la comunidad.
3.1.COMIENZO Y EXTINCIÓN
DE LA PERSONALIDAD FÍSICA
La personalidad física comienza con el nacimiento (requisitos arts. 30 y ss. Código Civil) y acaba con la muerte
de la persona.
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TEMARIO
3.2.PERSONALIDAD JURÍDICA
3.2.1. Concepto de persona jurídica
Organización humana constituida para la consecución
de un fin, a la que el Derecho reconoce como miembro
de la comunidad otorgándole capacidad jurídica.
3.2.2. Clases de persona jurídica
3.3.4. Circunstancias modificativas
de la capacidad
Son las que limitan la capacidad de obrar y se basan en
ciertas circunstancias subjetivas de algunas personas.
„„ Mayoría de edad: plena capacidad de obrar y la plena
„„
„„ Públicas: entidades que, teniendo personalidad jurí-
„„
Según su estructura interna, la persona jurídica puede
ser: asociación (pluralidad de personas con voluntad general de satisfacer un interés común o supraindividual)
o fundación (organización de bienes en búsqueda de un
fin permitido por la ley); también pueden ser de interés
público o privado.
„„
dica, están encuadradas en la organización estatal,
formando parte de la misma.
„„ Privadas: no forman parte de la organización estatal.
„„
independencia del mayor de edad.
Minoría de edad: tiene restringida la capacidad de
obrar.
Causas de incapacitación: según art. 200 Código
Civil: enfermedades o deficiencias persistentes, de
carácter físico o psíquico, que impidan a la persona
gobernarse por sí misma.
Prodigalidad: conducta desarreglada de la persona
que malgasta su caudal con ligereza, en relación a
su situación económica y social, y a los fines a que
dedica sus bienes.
Procesos sobre la capacidad: será competente el Juez
de Primera Instancia del lugar en que resida la persona a la que se refiera la declaración solicitada.
3.2.3. Nacimiento de la personalidad jurídica
La persona física existe desde que el ser humano nace;
la jurídica desde que se atribuye personalidad al ente del
que se trate, cosa que puede ocurrir bien cuando se constituye la organización o bien después; pues así como
para nuestro Derecho no hay personas sin personalidad
jurídica, sí hay organizaciones que carecen de ella.
4. FUENTES DEL DERECHO
4.1.CLASIFICACIÓN DE LAS FUENTES
DEL DERECHO
4.1.1. Fuentes directas e indirectas
3.3.LA CAPACIDAD
3.3.1. Concepto
Es sinónimo de personalidad, pues implica aptitud para
ser titular de derechos y obligaciones.
3.3.2. Capacidad jurídica
La capacidad jurídica es la aptitud o idoneidad para ser
titular de derechos y obligaciones. Toda persona, por el
mero hecho de serlo, posee capacidad jurídica. La capacidad jurídica, en tal sentido, es un atributo o cualidad
esencial de la persona, reflejo de su dignidad.
3.3.3. Capacidad de obrar
La capacidad de obrar, como aptitud conferida por el
Derecho para realizar actos jurídicos, ni la tiene toda
persona, ni es igual para todas las que la tienen. Puede faltar totalmente (el niño sin uso de razón) o existir
plenamente (como ocurre cuando se trata de un mayor
de edad, el cual es capaz para todos los actos de la vida
civil, salvo las excepciones establecidas en casos especiales); o existe limitadamente (como es el caso del menor emancipado).
Directas (encierran en sí la norma jurídica, como la costumbre y la ley) e indirectas (ayudan a la producción
y a la comprensión de la regla jurídica, pero sin darle
existencia por sí misma).
4.1.2. Fuentes formales y fuentes materiales
„„ Formales: las propias fuentes directas e inmediatas.
„„ Materiales: o elemento que contribuye a fijar el con-
tenido de la norma jurídica.
4.2.LAS FUENTES EN EL ORDENAMIENTO JURÍDICO
Artículo 1. Código Civil:
1. Fuentes del ordenamiento jurídico español: ley, costumbre y principios generales del Derecho.
2. Carecerán de validez las disposiciones que contradigan otras de rango superior.
3. La costumbre solo regirá en defecto de ley aplicable,
siempre que no sea contraria a la moral o al orden
público y que resulte probada.
4. Los principios generales del Derecho se aplicarán en
defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del ordenamiento jurídico.
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5. Las normas jurídicas de los tratados internacionales
no serán de aplicación directa en España en tanto no
hayan pasado a formar parte del ordenamiento interno mediante su publicación íntegra en el BOE.
6. La jurisprudencia complementará el ordenamiento
jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la
ley, la costumbre y los principios generales del Derecho.
7. Los Jueces y Tribunales tienen el deber inexcusable
de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan,
ateniéndose al sistema de fuentes establecido.
Principios que rigen la ordenación de las fuentes: jerarquía de las fuentes; sujeción a las normas reconocidas;
primacía de la ley; sujeción a los principios generales.
4.2.1. La Ley
Ley es la norma positiva que se caracteriza por su origen
estatal y su forma escrita y solemne. Caracteres intrínsecos (racionalidad, obligatoriedad, universalidad o generalidad) y extrínsecos (promulgación de la ley). Clases:
„„ Por su ámbito territorial y temporal: indefinidas, tem-
porales, territoriales o locales.
„„ Por su valor o alcance político: constitucionales, or-
gánicas, ordinarias, marco, de las CCAA.
4.2.2. La costumbre
Norma jurídica por la que, sin los trámites y formalidades de la ley, se manifiesta en una colectividad uniformada la voluntad jurídica general, a través de los hechos
de la propia vida jurídica y, principalmente, de los usos
uniformes y duraderos.
„„ Usos sociales: modos ordinarios de conducta de la
gente en los distintos órdenes de la actividad humana.
„„ Usos convencionales: de un modo corriente y unifor-
me se observan en la práctica de los negocios jurídicos, y especialmente, en la de los contratos.
4.2.3. Los principios generales del Derecho
El apartado cuatro del artículo 1 del Código Civil establece que “los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de ley o costumbre, sin perjuicio de su
carácter informador del ordenamiento jurídico”.
Algunos autores, inspirándose en la tendencia filosófica
o en el Derecho natural, ven en tales principios las verdades jurídicas universales dictadas por la recta razón.
Otros, y siguiendo la llamada del Derecho orgánico, entienden por principios generales del Derecho aquellos
que sirven de fundamento al Derecho positivo de cada
país.
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