I- Introducción - Facultad de Derecho

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El control de legalidad y el principio de revisión de los actos administrativos
“Exceso de Discrecionalidad Administrativa”
Autores
Gravino, Lucas Federico
Abraham, Adrián Eneas
Estudiantes UBA
I- Introducción
En este trabajo intentaremos demostrar o al menos exponer del modo mas claro
posible, dada la amplitud y dificultad del tema, el cual ha generado gran debate y
desarrollo dentro de la doctrina nacional e internacional, la extraordinaria facultad
discrecional que poseen los órganos administrativos en cuanto a la resolución de los
recursos que frente las resoluciones o actos administrativos emanados de estos se
plantean o presentan.
Lo anteriormente expresado se ve reflejado sobre todo en la desproporcionada y
evidente falta de equivalencia entre los plazos que utiliza la administración para la
resolución de los recursos interpuestos por particulares en el marco de cuestiones sobre
las cuales reviste un interés propio y excluyente, en comparación con los plazos y
tiempos que esta demora para llegar a una determinación en aquellas cuestiones en las
que no reviste un interés particular, sino que el interés en juego es totalmente ajeno a la
administración y propio únicamente del sujeto que acciona contra el acto emanado de
esta.
Un claro ejemplo de esto ultimo, que será desarrollado al momento de exponer
el tema en profundidad, ocurre cuando la administración resuelve cuestiones vinculadas
a la contratación de servicios o a la adquisición de bienes y/o insumos necesarios y
fundamentales para el mejor desenvolvimiento de sus funciones, frente a aquellos casos
en donde un particular que mantuviera un vinculo de dependencia con el órgano
administrativo, ante la resolución que dispone su desvinculación laboral, acciona
buscando obtener la reversión de la medida tomada, la cual afecta únicamente su interés
individual.
Observamos así que la administración toma o demora márgenes de tiempo
abrumadoramente extensos para la resolución de los recursos semejantes al planteado en
el párrafo anterior in fine, consiguiendo de esta forma que en tales casos el agotamiento
de la vía administrativa, requisito necesario y excluyente para acceder a la revisión
judicial del acto atacado, conlleve un plazo incierto y sumamente grande e incluso sea
difícil de conseguir, por la gran cantidad de instancias que la componen dentro de cada
organismo. De esta forma, en un sistema donde se contemplan dos instancias de
revisión posibles frente al acto administrativo, primero dentro del organismo que dicto
el mismo y luego de agotada la instancia interna frente a los tribunales judiciales, la
posibilidad de recurrir el acto termina agotándose en la primera de ellas, la cual en la
mayoría de los casos por su complejidad y plazos termina impidiendo el acceso a la
segunda. La posibilidad de revisión judicial del acto administrativo resulta así
sumamente acotada y restringida por la misma administración, en desmedro del interés
del particular accionante que podría verse beneficiado o sentirse mayormente amparado
en sus derechos al someter la cuestión al arbitrio y decisión de un órgano independiente
e imparcial con relación al que dicto el acto atacado.
En virtud de lo expuesto, intentaremos encontrar y proponer distintos remedios
y/o soluciones que permitan equilibrar y colocar en una situación de mayor equidad la
resolución de recursos planteados por intereses diversos, reduciendo la manifiesta y
excepcional discrecionalidad con que cuenta la administración publica en relación a los
plazos por esta utilizados, y permitan asimismo un mayor acceso a la instancia o
revisión judicial de los actos de referencia.
Nos abocaremos ahora, tras esta breve enunciación, al análisis y tratamiento en
profundidad de las cuestiones que constituyen el objeto del presente trabajo.
II- Desarrollo
Hemos dicho que las resoluciones administrativas poseen una doble instancia de
revisión: una primera, interna, consistente en la solicitud y prosecución de los recursos
correspondientes ante el propio órgano o autoridad, y un segundo, que podemos
denominar externo (por ser ajeno al organismo que dicta el acto administrativo)
consistente en la revisión judicial de la resolución administrativa, dependiente este del
previo agotamiento de la “vía administrativa”, como suele decirse, o en otros términos
de la prosecución de todos los recursos internos existentes hasta agotar todas las
instancias posibles dentro del organismo en el que se origina la resolución. El problema
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radica en la gran magnitud de tiempo que conlleva la consecución de este largo camino
administrativo, conformado por la serie de recursos y de instancias que el organismo
dispone para el agotamiento de la vía interna. Esto implica un plazo demasiado extenso
que debe transcurrir antes de que la parte interesada pueda recurrir a los tribunales
judiciales para la revisión de la resolución de referencia. Mas aun si consideramos la
enorme discrecionalidad que rige los plazos en los cuales la administración puede
expedirse, tal como hemos expresado en la introducción a este trabajo, generando la
posibilidad para esta de prácticamente paralizar aquellos recursos en los cuales no tiene
un interés particular o privativo.
Resulta conveniente aquí, para una mayor comprensión del tema, tratar
particularmente el ejemplo que en la primera parte enunciamos escuetamente.
II.1 Planteamiento
Nos encontramos entonces con que resulta evidente que la administración
publica actúa de dos modos contrapuestos dependiendo del objeto del interés
comprometido en la resolución que debe dictar. De esta manera, en los casos que tienen
como fin la adquisición de bienes o contratación de servicios necesarios para el
desarrollo o mejor funcionamiento de sus actividades, los plazos o tiempos entre
instancias, así como los que demoran las distintas áreas que componen el organismo
para decidir al respecto, son considerablemente reducidos, hasta el punto de asemejarse
a una empresa privada, en la dinámica de sus funciones. En este sentido observamos que
al presentar una empresa que ha resultado adjudicataria de un procedimiento licitatorio
efectuado por la administración, un recurso para la rectificación de un error cometido en
dictado de la resolución, o para la reconsideración de alguno de los puntos de la oferta
económica, la administración no demora en emitir dictamen al respecto mas de diez días
hábiles. Este plazo, notoriamente acotado y reducido, no se debe sino a la existencia de
un interés propio y particular del órgano en la correcta consecución de este tipo de
procedimientos, lo que implica para este el rápido, efectivo y eficaz cumplimiento de las
necesidades o requerimientos de los bienes objeto de la licitación acaecida, aplicando de
este modo toda su discrecionalidad operativa para el cumplimiento del fin buscado. así,
se cumplen las diferentes instancias internas del organismo, pero en tiempos sumamente
breves y acotados, o incluso pueden llegar a saltearse instancias intermedias de paso o
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transito, evitando así la perdida innecesaria de tiempo. El sistema se articula en estos
casos como una verdadera cadena ágil y rápida, con una dinámica extraordinaria que
permite el rápido tratamiento y deliberación sobre cuestiones fundamentales para las
necesidades e intereses de la administración.
La diferencia con el caso del recurso planteado por un sujeto que ha sufrido un
perjuicio personal por la decisión adoptada por la administración (como puede su
desafectación laboral) es manifiesta y notoria. En este caso la resolución del recurso
presentado no reviste de interés alguno para el órgano administrativo, sino que incluso
pudo verse beneficiado con la resolución que determina la desafectacion del individuo,
careciendo por ende de interés en la reversión de la medida, objeto solicitado por el
recurso. así, es probable que la solicitud del sujeto recorra todas las instancias existentes
dentro del organismo en múltiples oportunidades, agotando en cada una de estas el
plazo máximo estipulado para la resolución del recurso. Esto deviene en una
acumulación de términos que genera un plazo final, desde que el recurso fue interpuesto
hasta el agotamiento de toda la enorme cadena conformada por la vía administrativa,
sumamente extenso, pudiendo incluso superar el año o mayo plazo aun.
De esta manera observamos que la administración utiliza a su total conveniencia
y total discrecionalidad la serie de instancias que la componen y los términos
estipulados para que cada una de estas se expida sobre la cuestión que se le plantea,
salteándolas cuando resulta conveniente a sus necesidades o intereses, y encadenándolas
de modo sucesivo en asuntos cuya definición desea aplazar el mayor tiempo posible.
A esto debemos sumarle la existencia de instancias, organismos enteros y
principios y obligaciones impuestas a la propia administración que tienden únicamente a
la dilatación de la toma de decisiones y a la postergación de las resoluciones que le son
adversas. Ejemplo de esto puede considerarse la obligación que tiene el órgano publico
o el estado, a través de su representante en el proceso, de recurrir y plantear todos los
recursos que estén a su alcance o resulten posibles al someterse la cuestión al arbitrio
judicial, lo cual incluso puede resultar en ultima instancia perjudicial si misma
acumulando gastos procesales e intereses que deberá abonar al finalizar el pleito, los
cuales no existirían si contara con la posibilidad de allanarse a la demanda o no apelar
en las situaciones en que no lo crea conveniente. Este gasto procesal innecesario solo
genera una dilatación considerable en la toma de una resolución y en la ejecución de
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serle la misma desfavorable, por lo cual entendemos que esto constituye su única
finalidad.
Ahora bien, planteada la problemática, la cuestión consiste en este punto en
determinar cual es el perjuicio que este accionar de la administración publica provoca a
los individuos particulares, a aquellos que como en el ultimo caso planteado han sido
perjudicados por una resolución administrativa y pretenden la revisión o reversión de la
misma, en un plazo razonable y adecuado para la no vulneración de sus derechos. De
esta manera, nos encontramos con que tal accionar, sujeto a la extraordinaria e
injustificada discrecionalidad en cuanto a los plazos del órgano administrativo de que se
trate, se contrapone con diversos derechos de los sujetos particulares y provoca diversos
perjuicios, los que analizaremos a continuación:
II.2 Derechos Vulnerados
Los derechos individuales vulnerados por los órganos administrativos
claramente son flagrantes, en algunos casos, hacia la Constitución Nacional. Debemos
hacer notar por ejemplificar de modo concreto que en reiteradas oportunidades los
órganos estatales en su accionar y toma de decisión, utilizando el mayor poder que le
otorga la ley, avasallan garantías individuales que se encuentran amparadas en nuestra
Carta Magna. Tal es el caso de las personas que dada su situación de necesidad y/o
debilidad física, o que el tiempo que les queda de vida es breve, en relación a los
tiempos y plazos que utilizará de modo intencional el ente administrativo para dilatar el
mayor lapso posible la resolución (o pedido de rectificación o reversión de alguna
medida según sea el caso) ven perjudicados derechos tales como el de propiedad o
alguno aun mas importante, inherentes incluso a la dignidad, salud y trabajo de las
personas. Este es el caso de millares de jubilados y pensionados que tienen sobre sus
cabezas por un lado, la vía administrativa con sus plazos, idas y vueltas, las que
consumen una enorme cantidad de tiempo, y por el otro, paradójicamente, se ven con la
espada de Damócles del tiempo que no poseen. Cada día que retardan la resolución del
diferendo, es un día menos de vida y tal vez el último. Esta es una debilidad de los
individuos frente a las prerrogativas propias de la administración publica, las cuales
extinguen toda posibilidad de una resolución del conflicto bajo un marco de igualdad
jurídica.
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De modo notorio los órganos administrativos son utilizados como dilatadores de
verdaderas soluciones de fondo, generando un sin número de perjuicios en individuos
que demoran gran cantidad de tiempo en agotar la vía administrativa que les impone la
ley, cuando el bien jurídico que les fue afectado sería merecedor de una vía más
expedita e idónea en donde no hubiera tal disparidad de actores en sus fuerzas y pesos.
Pero es la propia exigencia de la consecución de la ultima instancia, de este recorrido
administrativo hasta lograr el agotamiento de la vía interna, la cual termina limitando e
incluso imposibilitando en la mayoría de los casos el acceso a la justicia en estas
cuestiones, restringiendo claramente las posibilidades de lograr para el individuo la
revisión judicial de la resolución administrativa que afecto sus derechos o intereses. De
esta manera la revisión judicial de los actos administrativos, objeto de este trabajo, se ve
obstaculizada por las propias prerrogativas, plazos y tiempos de la administración
publica, así como por la exigencia del agotamiento de la vía primaria o interna para
poder acceder a esta, la cual es secundaria o externa; y los derechos de los individuos no
cuentan con la posibilidad de ventilarse o debatirse en el marco de un tribunal imparcial,
donde las partes en conflicto ostenten igualdad de condiciones.
No se debe dejar pasar por alto que la ejecutoriedad de que gozan los actos
administrativos, los cuales aun siendo atacados o siendo solicitada su revocación o
revisión pueden y son impuestos teniendo validez per se hasta que se imponga su
nulidad o modificación, implica durante el tiempo de vigencia de éstas medidas graves
perjuicios a los derechos de los individuos que ven perjudicados sus intereses y
derechos elementales en su máxima expresión, puesto que las medidas adoptadas por
dichas resoluciones deben ser cumplidas hasta que sean reformuladas o rechazadas por
vía administrativa o judicial, tiempo durante el cual se atenta sobre todo en los casos
laborales contra los derechos fundamentales del trabajador y del trabajo como actividad,
de acuerdo a lo enunciado en el artículo 14 bis, que a continuación transcribimos.
´´El trabajo en sus diversas formas gozará de la protección de las leyes, las que
asegurarán al trabajador: condiciones dignas y equitativas de labor; jornada limitada;
descanso y vacaciones pagados; retribución justa; salario mínimo vital móvil; igual
remuneración por igual tarea; participación en las ganancias de las empresas, con
control de la producción y colaboración en la dirección; protección contra el despido
arbitrario; estabilidad del empleado público; organización sindical libre y democrática,
reconocida
por
la
simple
inscripción
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en
un
registro
especial.
Queda garantizado a los gremios: concertar convenios colectivos de trabajo; recurrir a la
conciliación y al arbitraje; el derecho de huelga. Los representantes gremiales gozarán
de las garantías necesarias para el cumplimiento de su gestión sindical y las
relacionadas
con
la
estabilidad
de
su
empleo.
El Estado otorgará los beneficios de la seguridad social, que tendrá carácter de integral e
irrenunciable. En especial, la ley establecerá: el seguro social obligatorio, que estará a
cargo de entidades nacionales o provinciales con autonomía financiera y económica,
administradas por los interesados con participación del Estado, sin que pueda existir
superposición de aportes; jubilaciones y pensiones móviles; la protección integral de la
familia; la defensa del bien de familia; la compensación económica familiar y el acceso
a una vivienda digna´´.
Se ve claramente que el tenor de los derechos amparados por éste artículo son
los que de modo más común se ven afectados por la ejecutoriedad de los actos
administrativos, que implican la desafectación laboral por mas que el sujeto tuviera
razón en su petición y esta fuera reconocida y revertida la medida en los tribunales
judiciales, ya que durante el tiempo de tramitación del recurso o de la instancia judicial
las medidas permanecen firmes por el principio que ya mencionamos de la validez per
se que la ley les otorga.
Después de lo expuesto, analizaremos y propondremos aquí diversas soluciones
posibles a este problema, que servirían, a nuestro entender, para morigerar el efecto
perjudicial que esta extraordinaria discrecionalidad tiene sobre los particulares que
recurren contra un acto administrativo, así como la dificultad con la que se encuentran
al intentar acceder a la vía judicial para la revisión del mismo.
II.3 Posibles Soluciones
Hemos elaborado una serie de propuestas tendientes a equilibrar la dispar
situación de los actores de los conflictos en que los particulares deban recurrir a la vía
administrativa para su planteamiento y posterior solución, así como también, por
supuesto, en las disposiciones internas de los órganos que afecten a integrantes del
mismo o en relación Inter-administrativa con otros entes del gran aparato
administrativo.
La primera de éstas soluciones se desenvuelve en el marco de una imposición y
equiparación de los plazos para la resolución de la generalidad, o al menos un gran
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porcentaje, de los recursos administrativos planteados, de modo independiente del
interés comprometido (ya sea que interesan a la administración por cumplir necesidades
propias o que el interés es particular de sujetos ajenos a ella), logrando mediante la
imposición de límites máximos razonables en cuánto al tiempo de respuesta y acción,
procurando a la vez disminuir lo mayor posible las instancias intermedias (las cuáles
burocratizan de modo muy considerable el funcionamiento de respuesta de los órganos
administrativos ), un desenvolvimiento más dinámico y expedito de las resoluciones en
un menor tiempo, agilizando la administración en general. Podrá entenderse también
que es una forma de compeler, al fijarle plazos máximos, al organismo a tomar
resolución en aquellos casos en que por intereses propios desearía dilatar su decisión el
mayor tiempo posible.
Otro punto basal en éste tema es el de considerar que se debe bregar para que se
implementen vías de acceso directo a la vía judicial, obviando el agotamiento de la vía
administrativa o bien posibilitando el salto directo o acceso a los tribunales en casos
particulares que por la índole de los derechos afectados (salud, trabajo, ect.) merezcan y
requieran un tratamiento especial, imparcial y expedito. Otra posibilidad seria la de
permitir un doble seguimiento jurídico-administrativo para garantizar una mayor
equidad e imparcialidad en la toma de una resolución. Aunque sabemos que esto ultimo
podría lentecer la resolución del conflicto a primera vista, por requerir la intervención o
el control de dos instancias separadas, por ínter consulta o remisión, esto a la postre
seria mas expedito si tenemos en cuenta que se evitaría el desarrollo de las dos
instancias por separado, una después de la otra, lo que demora en su totalidad mucho
mas tiempo aun.
Importante sería también desarrollar fuertes mecanismos y entes de control
dentro de la administración misma, que sean un reducido número, pero de un
funcionamiento eficiente y óptimo en su tarea de controlar la celeridad y seriedad de las
resolución o de la respuesta que se otorga frente a un planteo de un recurso de algún
particular.
Debería procurarse la total eliminación de medidas dilatorias, así como la
obligatoriedad que pesa sobre los representantes en juicio del Estado de interponer todos
los recursos que otorga la ley, agotando todas las instancias judiciales hasta el final de
las mismas, lo cual incluso (además de dilatar enormemente la toma de decisiones)
resulta costoso e inconveniente para el Estado al tener que afrontar en un proceso frente
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al que no tiene posibilidades casi de salir como vencedor los gastos de intereses
acumulados durante años, esto por no poder allanarse a la demanda o concluir su
presentación en primera instancia cumpliendo con la resolución judicial desfavorable.
Este de modo de conducirse le genera al Estado un enorme gasto de recursos en tiempo
y dinero, que seguramente en muchos casos es muy superior a lo pretendido por el
sujeto litigante. Haciendo un balance costo beneficio, es claro que es lo más racional y
eficiente que debe evaluar el Estado.
Y no menos importante sería que se logrará analizar caso por caso, de modo
prístino e idóneo por parte de un ente controlador de la administración, el modo en el
que se aplica la ejecutoriedad de las resoluciones. Las que en demasía se aplican de
modo arbitrario y discrecional afectando casos individuales gravemente y no atendiendo
siquiera a situaciones que perjudican o atentan contra derechos personalísimos, en las
cuales correspondería suspender la ejecutoriedad hasta la resolución del recurso
planteado.
III- Conclusión
Hemos analizado previamente un problema concreto que se presenta a diario en
la administración publica, en cada uno de los organismos, al intentar un individuo que
fuera perjudicado por los efectos de una resolución administrativa (acto administrativo)
conseguir la reversión o revisión de la medida mediante la interposición de un recurso
contra la misma. Vimos así las prerrogativas propias del organismo estatal, la
discrecionalidad excepcional que posee y los plazos y tiempos con que se maneja,
diferenciando aquellos casos en que posee un interés propio y excluyente en juego,
donde la forma de accionar es rápida y expedita, de aquellos en que el interés es
privativo de un particular, casos en los cuales la administración se articula en una
complicada cadena de instancias circulares que resultan claramente dilatorias.
Analizamos asimismo los derechos que el uso excesivo de estas atribuciones vulneran, o
al menos algunos de ellos, ya que su tratamiento integral requeriría un trabajo
independiente de este y mucho mas extenso. Tratamos de proponer, puntualizar y
ejemplificar algunos posibles remedios o soluciones para el problema que desde un
inicio observamos y planteamos, buscando un mayor equilibrio y equidad en la
confrontación de la administración y los particulares. Pero ahora es tiempo de
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puntualizar algunas cuestiones particulares, de seguir el desarrollo de este trabajo,
anudar los puntos tratados y exponer algunas conclusiones personales, que podrían
coincidir o no con las del lector, pero que al menos constituyen un intento de mejorar el
funcionamiento administrativo en busca de un mayor reconocimiento de los derechos de
los individuos que se interrelacionan con los mismos.
De lo expuesto, y siguiendo el análisis que recorrimos, podemos extraer una
serie de conclusiones, las cuales enunciamos:
•
Por un lado, la administración utiliza los plazos y tiempos de que
dispone, así como las diversas instancias que la componen, según sus
necesidades, deseos o intereses, articulando sistemas mas o menos
flexibles, expeditos y ágiles según sea el caso.
•
La administración obliga al sustanciamiento interno de las cuestiones
referentes a sus disposiciones o resoluciones o actos que dicta,
imponiéndole al sujeto que acciona necesariamente el deber de agotar la
vía interna (vía administrativa) para poder acceder a una instancia de
revisión externa (revisión judicial).
•
El órgano administrativo posee prerrogativas y obligaciones que son
claramente dilatorias de la toma de decisiones y de la ejecución de las
mismas cuando estas no le favorecen.
•
La ejecutoriedad de los actos administrativos determina que el acto sea
valido, gozando de validez per se, por mas que sea atacado mediante
recursos de revisión o reposición, siendo ejecutable y teniendo plena
vigencia hasta que se dicte su nulidad o modificación. Esto permite que
se de el caso de que se vulneren durante un largo tiempo derechos
fundamentales e importantísimos de sujetos que desde un inicio tenían
razón en su planteamiento frente al acto que aun así, siendo nulo desde el
principio por su propia composición, se les impuso y cumplió plenos
efectos durante todo el plazo comprendido hasta la resolución que lo dejo
sin efecto.
•
Este accionar lleva a la vulneración de derechos primordiales e
importantísimos, como la salud, el trabajo y otros mas, que si bien
resultan finalmente reconocidos, este reconocimiento es tardío y a veces
en ciertas situaciones inefectivo, ya que al momento de reconocerle sus
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derechos la persona puede que no pueda ejercerlos o disponer de ellos
por el paso del tiempo (como se da el caso de los jubilados o personas de
mayor edad).
Todo esto expusimos en el trabajo que nos ocupa. Pero pretendemos
aquí, en este punto, desarrollar otro tema, el cual constituye en si el objeto del
trabajo y que solo fue tratado o tocado incidentalmente al hablar de los distintos
puntos. Esto es, la revisión judicial de los actos administrativos, o mas bien, la
posibilidad de revisión que este accionar o esta dinámica administrativa permite
en los diversos casos. En verdad, la cuestión requiere un análisis mucho mas
profundo que el que podamos brindar en este sencillo y escueto desarrollo, pero
aun así es importante y quizás constituya también un primer paso en el planteo
de la problemática. Resulta necesario, para una mayor comprensión del tema y
del enfoque que pretendemos abordar, recorrer el camino que hemos seguido
hasta aquí, porque constituye las bases sobre las cuales se asienta nuestro
pensamiento.
Nos encontramos entonces, tras haber hecho este breve análisis, con el
siguiente interrogante: ¿que efecto tienen estas practicas, estas prerrogativas y
esta extremada discrecionalidad que posee la administración en cuanto a los
tiempos, en el acceso a la justicia de los individuos que son perjudicados por
ellas? es decir, ¿en que repercute todo esto que hemos dicho en la revisión
judicial, o la posibilidad de revisión judicial, de los actos administrativos?. Pues
bien, el efecto y la repercusión son grandes, tanto que condicionan y hasta
limitan el ejercicio de la actividad judicial y el acceso a la justicia de los
individuos. Estas practicas administrativas, encadenando sucesivas instancias y
tiempos larguisimos en cada una de ellas, exigiendo el agotamiento de la vía
administrativa interna y oponiendo siempre la ejecutoriedad de las medidas
frente a cualquier intento de revisión, imposibilitan el acceso a la justicia de los
individuos afectados por ella. Limitan el ejercicio de la justicia y el derecho
mismo de las personas a accionar judicialmente; pero mas aun, limitan el uso de
una herramienta legitima y sumamente practica (a los fines particulares) como es
la revisión de los actos administrativos por parte de los tribunales judiciales.
Porque esta revisión es una garantía misma contra la arbitrariedad de la
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administración, un contrapeso a la diferencia clara de fuerza y de poder de los
protagonistas del pleito administrativo, que termina siendo inaplicable, irreal y
hasta etérea por el accionar mismo del órgano que tiende a impedir el acceso de
los particulares a una instancia externa en la cual se vería obligado a actuar en
igualdad de condiciones, frente a un juez imparcial, privado de muchas de sus
prerrogativas y privilegios.
La administración tiende así, consciente o inconscientemente, a
imposibilitar la utilización de este recurso, privándolo de su finalidad y sentido,
reduciendo su aplicación a la ínfima cantidad de casos que logran llegar a la
instancia judicial. así, una herramienta útil a los fines de garantizar a los
individuos su derecho a la defensa, a recurrir a una instancia superior, ajena al
organismo, por su propia limitación se vuelve extraordinario, inalcanzable en la
mayoría de los casos, y sobre todo deja a los particulares en una situación de
desprotección frente al mayor poder y prerrogativas de la administración
publica, cuyos fines son distintos a los del órgano judicial, ya que actúa por y
bajo sus propios intereses.
¿Pero cual es la solución a este problema, como resolverlo?. La respuesta
no es una. Existen muchos mecanismos y muchas maneras de devolver su
sentido a este procedimiento de revisión judicial, de revitalizarlo y lograr que
cumpla sus fines en busca de la equiparación de los sujetos en conflicto. Quizás
hallamos mencionado algunas en el desarrollo de este trabajo, al tratar las
posibles soluciones en el punto II.3, pero esto no excluye que aquí volquemos
nuestra opinión. La solución a esta cuestión radica, a nuestro entender, en buscar
la forma de conseguir un mayor acceso a este recurso por parte de los individuos
afectados por un acto administrativo que pretendan su revisión o reversión. No
seria quizás coherente pretender que cada caso pudiera llegar a esta instancia
judicial, porque lo mismo terminaría (contrariamente a lo que deseamos)
sobrecargando la justicia y relenteciendo el procedimiento de revisión; pero si
podríamos buscar la forma de que en ciertos casos particulares los derechos
involucrados, por la importancia de los mismos o por las características
particulares de los sujetos, no sean vulnerados a sobremanera por estos actos
administrativos. Buscar la forma de resguardar los derechos mas importantes, en
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ciertos casos que ameriten una excepción dentro de un sistema que actualmente
no las contempla.
Así, en ciertos casos donde el interés de los particulares damnificados por
el acto administrativo pudiera sufrir daños inclusive irreparables, o colocar a
estos en situaciones tales que volvieran imposible el ejercicio de los derechos
tardíamente reconocidos por el paso del tiempo transcurrido o la ejecutoriedad
operada,
deberían
buscarse
soluciones
alternativas
para
resguardar
preventivamente aquellos derechos. Para esto encontramos diversas formas,
como puede ser la suspensión de la ejecutoriedad hasta la resolución del recurso
planteado o el abreviamiento excepcional de instancias y plazos. Muchas son las
formas y posibles soluciones que podrían encontrarse para la resolución de esta
problemática, pero en el marco de este trabajo no podemos dejar de mencionar y
remarcar una: la eliminación, en casos excepcionales donde la naturaleza del
derecho o del perjuicio que sobre los individuos pudiera acaecer por el acto
administrativo adoptado hiciera necesaria una ponderación especial por parte del
ordenamiento jurídico, de la obligatoriedad o necesariedad del agotamiento de la
instancia de revisión interna (vía administrativa) como requisito para acceder a
una instancia de revisión externa al organismo (tribunales judiciales). Así,
permitir en casos de excepción el acceso directo a la revisión judicial de ciertas
resoluciones administrativas, en casos particulares, acompañado esto de la
suspensión de su ejecutoriedad, permitiría garantizar y resguardad de forma
mucho mejor los derechos particulares del individuo afectado por la medida, ya
que este se enfrentaría en pie de igualdad con el organismo (cosa que garantizan
los tribunales judiciales) y no tendría que soportar y sortear las distintas
instancias y plazos dilatorios que impone la administración publica como
alternativa para la resolución de sus conflictos. Generar un recurso de esta
naturaleza revestiría un gran avance y un reconocimiento y resguardo de los
derechos individuales en muchísimos casos en los que, por sus características
especiales, aun cuando reciben una sentencia favorable luego de seguir la vía
recusatoria normal dicho remedio resulta tardío e inoperante porque se ha
perdido toda posibilidad de ejercer el derecho que por tanto tiempo fue
abnegado.
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IV- Bibliografía:
Para la elaboración del presente trabajo, nos basamos en los siguientes
materiales o información obtenida de los siguientes recursos:
•
Constitución Nacional de la Republica Argentina
•
Manual de Derecho Administrativo, Dromi Roberto.
•
Fragmentos de artículos obtenidos a través de Internet.
•
Resoluciones del Consejo de la Magistratura de la C.A.B.A,
referentes a procedimientos licitatorios.
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