QUE REFORMA LOS ARTÍCULOS 101 Y 223 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL Y 194 DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES, SUSCRITA POR LA DIPUTADA MARÍA ANTONIETA PÉREZ REYES, DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PAN La que suscribe, María Antonieta Pérez Reyes, diputada federal integrante del Grupo Parlamentario del Partido Acción Nacional, con fundamento en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y 6, numeral 1, fracción I, 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, someto a consideración de esta honorable asamblea el siguiente proyecto de decreto, al tenor de la siguiente: Exposición de Motivos El objeto de la presente iniciativa es aumentar las penalidades del tipo penal de peculado y darle el carácter de delito grave al incorporarlo en el catalogo del Código Federal de Procedimientos Penales; asimismo, establecer el delito de peculado como imprescriptible. Lo anterior, con el propósito de evitar que el delito de peculado quede impune sancionando con mayor severidad al servidor público que cometa tan despreciable conducta e impedir cualquier beneficio procesal al ser delito grave. La corrupción es una problemática integrada por diversos factores con múltiples causas y efectos. Desafortunadamente se ha convertido en una práctica concurrente dentro del servicio público, ya sea de forma individual o colectiva, con consecuencias lamentables tanto para la economía nacional como para la personal o familiar de los mexicanos. En otras palabras, la corrupción hoy día se considera como un cáncer en el mundo moderno con consecuencias negativas de índole diversa, como son: la disminución de los factores positivos del buen gobierno, afectación a la política pública, deteriora la legitimidad de las instituciones públicas, socava el desarrollo económico y social de cualquier sociedad. Sobre el particular, el informe de 2010 del Índice Nacional de Corrupción y Buen Gobierno, 1 precisa datos de corrupción en el país, entre otros, los siguientes: • En 2010, se identificaron 200 millones de actos de corrupción en el uso de servicios públicos provistos por autoridades federales, estatales, municipales, así como concesiones y servicios administrados por particulares. En 2007 fueron 197 millones de actos. • En 2010, una “mordida” costó a los hogares mexicanos un promedio de $165.00. En 2007 el promedio fue de $138.00 • En promedio, los hogares mexicanos destinaron 14% de su ingreso a este rubro. • Para los hogares con ingresos de hasta 1 salario mínimo, este impuesto regresivo representó 33% de su ingreso. • La frecuencia de corrupción a nivel nacional se incrementó tres décimas y pasó de 10.0 en 2007 a 10.3 en 2010. Por otra parte, nuestras realidades social, económica, política y de seguridad exige considerar medidas concretas y eficaces para el bienestar de todos. Se requiere implementar acciones para disminuir la percepción de desconfianza en las instituciones del país por altos índices de corrupción e impunidad, por ello se debe garantizar la persecución y castigo con firmeza, la iniciativa tiene como objetivos castigar a todo servidor público sin importar el tiempo transcurrido en la comisión del delito con sanciones más severos para el delito de peculado. En este contexto, se trata de una modalidad de corrupción de gran afectación a las finanzas públicas, conducta realizada por cualquier servidor público que tiene bajo su cargo la custodia o administración de recursos públicos, mismos que los destina a un objeto diverso para los que fue destinado, en busca de un beneficio propio o de un tercero. Nuestra legislación penal federal tipifica el delito de peculado, en el artículo 223, describiendo las conductas y sanciones a imponer para el servidor público que incurra en el supuesto jurídico señalado en cualquiera de las cuatro fracciones del citado artículo. Es conveniente precisar el término servidor público, es algo entendido que las obligaciones y actividades del Estado son desarrolladas por individuos, que adquieren y asumen deberes al desempeñar un empleo, cargo o dimisión, denominados “servidores públicos” definidos por la propia Constitución Federal en el primer párrafo del numeral 108, que a la letra dice: “Artículo 108. Para los efectos de las responsabilidades a que alude este Título se reputarán como servidores públicos a los representantes de elección popular, a los miembros del Poder Judicial Federal y del Poder Judicial del Distrito Federal, los funcionarios y empleados y, en general, a toda persona que desempeñe un empleo, cargo o comisión de cualquier naturaleza en el Congreso de la Unión, en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal o en la Administración Pública Federal o en el Distrito Federal, así como a los servidores públicos de los organismos a los que esta Constitución otorgue autonomía, quienes serán responsables por los actos u omisiones en que incurran en el desempeño de sus respectivas funciones.” De este modo, el gobernado que adquiera la calidad de servidor público tiene una mayor responsabilidad de respetar el marco jurídico en forma integral, en caso contrario, cuando un servidor público realiza un acto u omisión contraria a la ley tiene un impacto y consecuencias superiores a las faltas o delitos cometidos por un particular. Sin duda, el sujeto activo del delito de peculado es cualquier servidor público, situación que implica un tratamiento diferente de aquellas conductas ilícitas cometidas por cualquier particular sin tal característica. Lo anterior si consideramos que el orden constitucional y las leyes secundarias contienen disposiciones para determinar la estructura, la organización y el funcionamiento de los poderes públicos con la finalidad de alcanzar los objetivos comunes de la sociedad; así mismo determina la obligación para el Estados y sus autoridades de respetar las garantías constitucionales a los gobernados. En consecuencia, si es reprochable la conducta de cualquier gobernado contraría al orden jurídico nacional que afecte, transgreda, limite o vulnere los derechos, prerrogativas o garantidas de los demás gobernados y del propio Estado, con mucha más razón no es permisible ni justificable el actuar contrario a derecho de aquellas personas con el carácter de servidores públicos que lesionen bienes jurídicos tutelados por el orden jurídico. Sumado a lo anterior, el imperativo del servicio público se encuentra sustentado en los principios de legalidad, honradez, lealtad, imparcialidad y eficiencia, siendo la base de las actividades y funciones del Estado; por lo que si un servidor público comete una conducta contraria a la ley, constituye per se motivo suficiente para imponer un castigo más severo del actuar similar de un gobernado. En el caso concreto, el delito de peculado quebranta el patrimonio de Estado y restringe la posibilidad gubernamental de implementar acciones y recursos a favor del desarrollo social. Por ello, existe la necesidad de sancionar con una pena correspondiente al daño causado por el actuar delictivo. Por esta razón, se propone incrementar las sanciones de prisión, pecuniaria y el tiempo de inhabilitación para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos en las conductas establecidas en el artículo 223 de la forma siguiente: Cuando el monto de lo distraído o de los fondos utilizados indebidamente no exceda del equivalente de quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito, o no sea valuable, se impondrán de dos a ocho años de prisión, multa de ciento cincuenta a quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito y destitución e inhabilitación de dos a ocho años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos. Cuando el monto de los distraído o de los fondos utilizados indebidamente exceda de quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito, se impondrán de cinco a veinte años de prisión, multa de quinientas a setecientas cincuenta veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito y destitución e inhabilitación de cinco a veinte años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos. Aunado a lo anterior, es importante evitar que la conducta delictiva de peculado quede impune por el sólo hecho de haber transcurrido el tiempo, esto es, al configurarse la hipótesis de la prescripción no es posible castigar al sujeto activo del delito. En el caso particular, hablamos de un delito con consecuencias altamente negativas para la sociedad y para las instituciones gubernamentales del país; en consecuencia, es adecuado establecer la excepción para que no opere la prescripción tanto de la acción penal como de la ejecución de la pena, con ello permitiremos que las autoridades investigadoras y jurisdiccionales realicen sus obligaciones para no dejar impune este delito con independencia del tiempo transcurrido. Por lo anterior, es oportuno la prescripción es figura jurídica que por el simple transcurso del tiempo, terminará la persecución de los delitos o dejará de tener efectos la sanción que hubiese sido impuesta, en palabras del distinguido Ignacio Villalobos, es un medio extintivo, tanto de la acción penal como de la pena, y se funda en el transcurso en el tiempo que borra el recuerdo social de las ofensas, lo que presentaría el proceso y la sanción. 2 En nuestro marco jurídico federal la legislación sustantiva penal prevé en su capítulo VI del título quinto, específicamente de los numerales 100 a 115, los plazos dentro de los cuales operará la prescripción, al referir que la acción penal prescribirá en un plazo igual al término medio aritmético de la pena privativa libertad que señala la ley del delito que se trate, pero nunca será menor a tres años*. 3 En el caso de la prescripción de la pena, el mismo ordenamiento legal nos indica que la pena privativa de libertad prescribirá en un tiempo igual al fijado en la condena y una cuarta parte más, pero no podrá ser inferior a tres años. 4 Bajo todo este contexto, la figura jurídica de la prescripción debe tener como fundamento un interés superior que el individual, esto es, el contar con la herramienta jurídica de imprescriptibilidad para el delito de peculado permitirá proteger los interés colectivos de la sociedad, al permitir la investigación y, en su caso, la imposición de las sanciones al servidor público que incurrió en la comisión del delito de peculado, atendiendo a la gravedad que implica el mismo, motivo por el cual se propone establecer una excepción a las reglas comunes para la prescripción del delito. A efecto de alcanzar el propósito aludido anteriormente, se propone adicionar un cuarto párrafo al artículo 101 del Código Penal Federal para establecer la excepción de la prescripción al delito de peculado. Por otro lado, es importante incorporar el tipo penal de peculado en el catalogo de delitos graves, a efecto de evitar que las personas sujetas a una indagatoria o proceso penal, por la presunta comisión de este ilícito, logren salir bajo libertad caución y estén en posibilidades de sustraerse de la acción de la justicia. Actualmente, en el ámbito federal para determinar cuales conductas delictivas se consideran graves, atiende a un catalogo de númerus clausus, es decir, en una lista cerrada se señala los delitos considerados como graves por el legislador en atención al bien jurídico tutelado y su grado de afectación. Por tanto, es acertado comentar que el legislador es el facultado para determinar que conductas tipificadas como delitos son consideradas como graves, a efecto de garantizar la protección de bienes jurídicos tutelados y del bienestar social. En tal virtud, en la comisión del delito de peculado el servidor público no daña únicamente el patrimonio del erario público, sino también produce una afectación a la credibilidad y confianza de los ciudadanos en las instituciones públicas; además, con el detrimento patrimonial impide el cumplimiento de los objetivos del Estado a favor de la sociedad. En síntesis, la intención de establecer como delito grave el peculado es para producir todas las consecuencias procesales conducentes, siendo la más importante, la libertad provisional bajo caución. Con ello se evita que el servidor público tenga la posibilidad de sustraerse de la acción de la justicia y, en consecuencia, que dicha conducta quede impune. Por último, insistir que el aumentar las penalidades del tipo penal de peculado lograremos aplicar sanciones acorde al daño causado con dichas conductas. Asimismo, al considerarlo como delito grave se evita la obtención de la libertad provisional de responsable del delito y logre sustraerse de la acción de la justicia. Por lo anteriormente expuesto y con fundamento en lo dispuesto en los artículos 71, fracción II, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos; y 6 numeral 1 fracción I, 77 y 78 del Reglamento de la Cámara de Diputados, someto a la consideración del Pleno de la Honorable Cámara de Diputados el siguiente: Decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones del Código Penal Federal y del Código Federal de Procedimientos Penales, en materia del delito de peculado. Artículo Primero. Se reforman los párrafos tercero y cuarto del artículo 223; y se adiciona un párrafo cuarto al artículo 101, ambos del Código Penal Federal, para quedar como sigue: Artículo 101. ... ... ... La prescripción no operará para el delito previsto y sancionado en el numeral 223 de este Código. Artículo 223. ... I. a IV... ... Cuando el monto de lo distraído o de los fondos utilizados indebidamente no exceda del equivalente de quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito, o no sea valuable, se impondrán de dos a ocho años de prisión, multa de ciento cincuenta a quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito y destitución e inhabilitación de dos a ocho años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos. Cuando el monto de los distraído o de los fondos utilizados indebidamente exceda de quinientas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito, se impondrán de cinco a veinte años de prisión, multa de quinientas a setecientas cincuentas veces el salario mínimo diario vigente en el Distrito Federal en el momento de cometerse el delito y destitución e inhabilitación de cinco a veinte años para desempeñar otro empleo, cargo o comisión públicos. Artículo Segundo. Se adiciona un numeral 15 Bis a la fracción I del artículo 194 del Código Federal de Procedimientos Penales, para quedar como sigue: Artículo 194. ... I. ... 1) a 15) ... 15) Bis. Peculado, previsto en el artículo 223; 16) a 36) ... II. a XVII. ... ... Artículo Transitorio Único. El presente decreto entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario Oficial de la Federación. Notas: 1 Información obtenida del portal de Internet de Transparencia Mexicana, http://www.transparenciamexicana.org.mx/documentos/INCBG/2010/1_Informe ejecutivoINCBG2010%209mayo2011.pdf, consultada el día 27 de septiembre de 2011. 2 Villalobos, Ignacio, “Derecho Penal Mexicano, Parte General”, Edit. Porrúa, 5ª edición, México, 1990, pág. 633. 3 Artículo 105 del Código Penal Federal. 4 Artículo 113 del Código Penal Federal. Dado en el recinto de Palacio Legislativo de San Lázaro, a 21 de diciembre de 2011. Diputada María Antonieta Pérez Reyes (rúbrica)