ANÁLISIS TECNOLÓGICOS Y PROSPECTIVOS SECTORIALES PROSPECTIVA TECNOLÓGICA AL 2025 DEL COMPLEJO MAQUINARIA AGRÍCOLA Responsable: Fernando Grasso MAYO 2016 AUTORIDADES ■ Presidente de la Nación Ing. Mauricio Macri ■ Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Dr. Lino Barañao ■ Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva Dr. Miguel Ángel Blesa ■ Subsecretario de Estudios y Prospectiva Lic. Jorge Robbio ■ Director Nacional de Estudios Dr. Ing. Martín Villanueva RECONOCIMIENTOS Los estudios sobre complejos productivos industriales fueron realizados bajo la coordinación del Dr. Juan Santarcángelo y la asistencia del Lic. Guido Perrone. La supervisión y revisión de los trabajos estuvo a cargo del Equipo Técnico del Programa Nacional de Prospectiva Tecnológica (Programa Nacional PRONAPTEC) perteneciente a la Dirección Nacional de Estudios: Lic. Alicia Recalde. ■ Lic. Manuel Marí. ■ Lic. Ricardo Carri. ■ A.E. Adriana Sánchez Rico. ■ Se agradece a los siguientes consultores expertos responsables de la elaboración de cada uno de los Análisis Tecnológicos y Prospectivos Sectoriales: Carolina Carregal. ■ Rubén Fabrizio. ■ Andrés Dmitruk. ■ Fernando Grasso. ■ Rolando García Valverde. ■ Se agradece a los diferentes actores del sector gubernamental, del sistema científicotecnológico y del sector productivo que participaron de los distintos ámbitos de consulta del Proyecto. No habría sido posible elaborar este documento sin la construcción colectiva de conocimientos. Por consultas y/o sugerencias, por favor dirigirse a [email protected] El contenido de la presente publicación es responsabilidad de sus autores y no representa la posición u opinión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. El estudio se realizó entre enero y septiembre de 2014. TECNOLOGÍAS CRÍTICAS QUE PUEDAN SER ADOPTADAS Y/O DESARROLLADAS EN EL PAÍS La industria de maquinara agrícola en la Argentina está conformada por un numeroso grupo de empresas, en su mayoría PyME de capital nacional, cuya principal actividad ha tendido a concentrarse en el segmento de implementos agrícolas, aunque también existe producción nacional de autopropulsados, como cosechadoras, tractores y pulverizadoras. Desde el punto de vista tecnológico, existe una visión bastante generalizada respecto a la necesidad de especialización y estandarización de partes y piezas, así como la inexistencia de fabricación nacional de conjuntos claves como los motores. Esto favorecería la competitividad del sector precisamente en su eslabón más débil, ya que aquí es donde se concentra el mayor déficit comercial y la competencia de grandes empresas multinacionales con filiales en Brasil, que es el principal origen de las importaciones1. Sin embargo, también son reconocidas las dificultades que esto presenta debido al escaso tamaño de las escalas de producción y las debilidades que se advierten en lo que sería la eventual red de proveedores, lo cual podría incluso agravar los problemas de competitividad. En este sentido, el presente documento se concentrará en algunas tecnologías claves que podrían aplicarse con mayor facilidad e impacto, en el marco de la actual conformación industrial del sector y asumiendo como dados los perfiles productivos y las estructuras dominantes. Sembradora con dosificador eléctrico En los próximos años, se espera que una porción importante de los esfuerzos en materia tecnológica en el rubro de sembradoras se destinen a incrementar el componente eléctrico de los equipos, con el objetivo de mejorar su funcionalidad y 1 En los últimos años el Gobierno Nacional ha fomentado la radicación de estas empresas en el país, principalmente en los rubros de cosechadoras y tractores. Sin embargo, en todos los casos hasta ahora se trata de establecimientos cuya función principal es el ensamblado de componentes importados. 1 eficiencia. En particular, la utilización de dosificadores eléctricos aparece como una innovación radical dentro del sistema de siembra directa. El principal beneficio de los dosificadores eléctricos es la independencia de cadenas, ejes cinemáticos, engranajes, piñones y otros implementos. Con este nuevo sistema sólo es necesario un cable Can Bus con normas ISO Bus que va conectado a un motor individual, encargado de impulsar cada distribuidor y que puede ser comandado mediante software específicos por una computadora. La utilización de menos piezas móviles en las sembradoras representa una mejora en la productividad de los equipos ya que reduce los costos de reparaciones e inconvenientes de calibración. Además, libera espacio físico en el equipo que puede ser aprovechado para colocar otros implementos y, al mismo tiempo, facilita la incorporación de componentes de regulaciones automáticas (controles de profundidad, presión, etc.). Las empresas líderes a nivel mundial vienen trabajando en los últimos años en varios prototipos e incluso algunas de ellas -como es el caso de la firma norteamericana Kinze o la alemana Horsch- ya presentaron algunos modelos de serie durante las principales ferias internacionales de maquinaria agrícola. Todos estos equipos funcionan de manera semejante, un pequeño motor eléctrico emplazado en cada cuerpo de siembra de la máquina que impulsa cada dosificador de semillas y cuya potencia procede de un alternador o batería colocado en el tractor o implemento. La innovación de los dosificadores eléctricos se encuentra impulsada por una necesidad creciente de los productores, ante equipos de mayor tamaño, de mantener la precisión en la colocación de las semillas sin reducir la velocidad de siembra. Precisamente, de acuerdo a las pruebas realizadas con esta nueva tecnología de motores eléctricos, la precisión de siembra se conserva independiente de la velocidad de la misma, posibilitando sembrar a 13Km/H sin que se altere la uniformidad en el espaciamiento entre semillas. Además, esta nueva tecnología con un cuerpo de siembra que tenga un comando independiente otorga la posibilidad de realizar cortes por sección, impidiendo el 2 solapamiento de la siembra. Igualmente, se evitan duplicaciones en el uso de semillas y disminuciones de rendimiento por sobrepoblación. También permite compensar la siembra en trayectorias curvas, brindando uniformidad en el espaciamiento entre semillas desde el surco interno hasta la parte exterior. Los dosificadores eléctricos además abren la puerta al concepto de “siembra multihíbrido” ya que ofrecen la posibilidad de efectuar dosis variables en microvariablidad ilimitada en las zonas fijadas. Actualmente, algunas empresas norteamericanas ya dieron los primeros pasos en esta materia y ofrecen productos con un sistema doble híbrido. Esto significa que cada cuerpo de siembra incluye dos distribuidores de semillas que se alimentan por un tubo proveniente del tacho de semilla, sembrando dos híbridos en el mismo surco. De acuerdo a los desarrolladores de esta tecnología, para su funcionamiento sólo se requiere programar la sembradora mediante un mapa de prescripción que identifica el tipo de híbrido a utilizarse en cada área del campo. Por otra parte, existen algunos avances de este tipo de sembradoras que suplantan el tubo de semillas tradicional por completo mediante una especie de “mini ascensor” dentro del tubo. Este dispositivo funciona mediante una cinta transportadora que conduce la semilla, evitando la caída libre desde la placa del distribuidor hasta el fondo del surco. La cinta gira a una velocidad que aumenta y disminuye con la velocidad de la sembradora, asegurando que la semilla no ruede cuando aterriza en el surco. Cuando la semilla es liberada se dirige hacia atrás, anulándose la diferencia entre la velocidad horizontal de la semilla y la velocidad de tierra que hace que la semilla ruede. Este mecanismo mejora la distribución de la semilla de dos formas: por un lado, la mala calidad de la conducción a altas velocidades produce que las semillas reboten en un tubo convencional liberándolas de forma irregular. Por otro lado, las altas velocidades de siembra lanzan las semillas en sentido a favor de la dirección de avance, por lo que rebotan y ruedan en el fondo del surco hasta que son fijadas. 3 Finalmente, en lo que hace al resto de componentes de la sembradora -ruedas limitadoras, abre surcos y ruedas tapadoras- son los mismos que en el equipo tradicional. Tecnologías vinculadas a la agricultura de precisión Las tecnologías de agricultura de precisión están orientadas a optimizar el uso de los insumos agrícolas en función de la cuantificación de la variabilidad espacial y temporal de la producción. En el sector de maquinaria agrícola, estas nuevas tecnologías -que se sustentan en los avances sobre las TIC y la electrónica- están contribuyendo a una automatización y mejora de procesos y controles de los equipos, por medio de sensores e instrucciones guiadas satelitalmente. En líneas generales, los principales beneficios de la adopción de estas tecnologías tienen que ver con lograr una mayor eficiencia productiva a través de: i) una mejora en los costos mediante la reducción en el uso de insumos y en la minimización de desperdicios, conociendo lo que se cosecha en cada punto del campo; y ii) un aumento del rendimiento operacional mediante incremento en la cantidad de hectáreas trabajadas por día, reducción de solapamientos, disminución de fallas operativas y aumento de la velocidad de trabajo. En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño exitoso en este campo y las posibilidades de expansión y difusión de estas tecnologías son muy relevantes. Si bien su grado de adopción es heterogéneo, en todos los casos se observa un incremento continuo del uso de equipos electrónicos que asisten en el manejo de los cultivos e insumos en forma variable, como así también de herramientas que asisten en el manejo y conducción. Por lo tanto, la tendencia indica que en el futuro las máquinas agrícolas estarán constituidas por una gran dotación de inteligencia electrónica que permitirá resolver los problemas en tiempo real. En otras palabras, los equipos se asemejarán cada vez más a robots programables (uso de sensores remotos, DGPS, software embebido, control automático y a distancia en maquinaria e implementos, comunicación móvil en tiempo real DSP y wireless GIS aplicados), controlados desde un ordenador 4 portátil (notebook, tablet e, incluso, smartphone). A continuación se detallan los principales desarrollos en condiciones de ser adoptados por el sector de maquinaria agrícola: Monitor de rendimiento: el monitor de rendimiento provee lecturas precisas de la productividad y humedad del grano durante la cosecha. Además, mediante sensores que separan en forma mecánica y electrónica los impactos de grano, de los producidos por otras impurezas, se registra la cantidad de semillas que se pierden por zarandas y sacapajas. Así, permite una mejor administración de lo que se está cosechado, comparando la cantidad recolectada en cada lote con los datos de la balanza y ofreciendo la posibilidad de efectuar cambios en tiempo real si existiera algún desvío en el rendimiento Mapa de rendimiento: el mapa de rendimiento genera información detallada de la productividad del campo y brinda parámetros para diagnosticar y corregir las causas de bajos rendimientos en algunas áreas del campo y/o estudiar las causas por las cuales el rendimiento es más alto en algunas zonas. De esta manera posibilita una reducción de costos así como también un aumento del rendimiento. Guía automática: la mejora de la tecnología de GPS y la reducción de los precios de los equipos ha marcado una gran ventaja para que la guía automática sea un equipamiento de uso frecuente en muchas aplicaciones de campo, especialmente en cosechadoras y tractores. Su principal función es la de guiar a la maquinaria sobre una trayectoria de trabajo predeterminada mediante el accionamiento automático del sistema de dirección. El piloto automático tiene un importante impacto en la productividad de la maquinaria y del operario ya que, por un lado, se logra un control más preciso de la conducción (eliminando riesgo de resbale) y, por otro lado, libera al conductor a realizar solo maniobras de cabeceras. 5 El nivel de avance de estas tecnologías indica que en el mediano plazo se logrará automatizar totalmente a la maquinaria, convirtiéndose en un sistema robotizado e independizado totalmente del operario. Al respecto, las firmas líderes a nivel mundial ya vienen trabajando en los últimos años en varios prototipos e incluso algunos de ellos ya se encuentran en fase de comercialización. Dosificador variable: el dosificador variable es una herramienta cada vez más adoptada en sembradoras y pulverizadoras ya que incrementa la eficiencia en el uso de insumos. Estos sistemas, que pueden ser de tipo hidráulico, mecánico o eléctrico, permiten aplicar una dosis alta en los suelos fértiles para maximizar el potencial de rendimiento y reducir la dosis en aquellos que presentan menor fertilidad para minimizar costos. Controladores de siembra: estos equipos informan fundamentalmente sobre la dosificación de semilla y fertilizante. Pero además brindan la posibilidad de relevar una amplia variedad información de suma importancia, a saber: velocidad de avance, capacidad de trabajo, densidad de siembra y semillas por metro de surco, detección de anomalías en la entrega de semillas, dosificaciones menores o mayores al objetivo, entre otros. Por otra parte, también se han realizado pruebas exitosas para utilizar esta herramienta como identificador de la procedencia de la materia prima que será destinada a producir diferentes productos alimenticios (nombre del lote, nombre del productor, localidad, variedad a sembrar, fecha, etc.). Finalmente, existen avances importantes en el área de sensores espectrales portátiles basados en una tecnología denominada NIR (Espectroescopía de Infrarrojo Cercano). Estos sensores toman medidas espectrales y las relaciona con los parámetros físicos y químicos de los cultivos, permitiendo analizar de forma instantánea y no destructiva muestras de productos. En el rubro de pulverizadoras dicha tecnología permitirán identificar malezas y fertilizantes líquidos chorreados como así también manejar en forma variable el control de insectos y medir el síntoma de alguna enfermedad para luego aplicar los 6 fungicidas adecuados. Los sensores NIR también brindarán en el subsector de picadoras la posibilidad de detectar cuán maduro o verde está el cultivo y en función de ello regular el picado en forma automática. Otro espacio de relevancia para las herramientas de agricultura de precisión tiene que ver a las tareas de diagnósticos de los suelos como las fotografías aéreas y satelitales, la rastra de conductividad eléctrica, etc. Cabe destacar que todas las oportunidades de mejoras que brindan las tecnologías de agricultura de precisión en el agro pueden extenderse hacia otros sectores como el frutihortícola, vitivinícola y ganadero, incrementando la competitividad y calidad de sus productos. Como Desarrollo local de motores y sistemas de transmisión se mencionó previamente, la producción de maquinaria agrícola autopropulsada incorpora un alto componente importado en partes claves como los motores, lo cual reduce el valor agregado local y expresa una problemática que excede al sector en particular, ya que obedece a cuestiones estructurales de la industria metalúrgica en su conjunto. Por lo tanto, su desarrollo a nivel local permitiría mayores grados de libertad para trazar un sendero tecnológico autónomo, capaz de mejorar la competitividad de manera integral e incursionar en los mercados externos con una tecnología propia. Por otro lado, un aspecto clave se relaciona con los sistemas de transmisión, fundamentalmente en el caso de los tractores. En general, buena parte de su importación en el país deriva de la ausencia de un similar nacional con transmisión automática y embriague centrífugo, siendo éste un requisito clave en tareas que requieren reiterados cambios de marcha y una distribución óptima de potencia. En este sentido, el desarrollo y adopción de esta tecnología generaría un salto cualitativo para la oferta local, que le permitiría no sólo mejorar el producto sino también disputar mercados actualmente esquivos. Motores: en la actualidad, casi la totalidad de equipos autopropulsados que se comercializan internamente utilizan motores fabricados en la filial local de Deutz y 7 aquellos que se exportan utilizan marca Cummins, que no se producen en Argentina. Por su parte, la nueva planta de producción de motores construida por el Grupo Fiat denominada “Fiat Power Train” tiene como objetivo equipar a sus modelos de cosechadoras y tractores CNH y de camiones Iveco. De manera similar, la empresa John Deere sólo produce motores en Argentina para enviarlos a su filial de Brasil encargada de ensamblar tractores y cosechadoras. Esto genera dos grandes problemas. En primer lugar, estas empresas mantienen poca articulación con proveedores nacionales por lo que generan escasas redes de conocimientos locales2. En segundo lugar, los principales fabricantes locales de maquinarias agrícolas autopropulsadas son reacios a incorporar un motor elaborado por estas multinacionales debido a que posteriormente los servicios técnicos de los equipos terminan realizándose en sus concesionarias oficiales, que a su vez compiten con el producto final nacional (tractor, cosechadora, pulverizadora, etc.). Por lo tanto, es de interés estratégico para el sector desarrollar localmente una empresa proveedora de motores destinada a cubrir las demandas de los diferentes rubros de maquinarias autopropulsadas. Sistemas de transmisión automático “Power Shift”: la tecnología de cajas Power Shift representa una solución de avanzada en sistemas de transmisión. Su principal particularidad es la posibilidad de realizar cambios con acople bajo carga sin necesidad de utilizar el embrague, por lo que resultan de gran utilidad en trabajos de alta potencia. En una transmisión manual, la potencia es transferida a través de los engranajes a los ejes deslizando los engranajes directamente para acoplar una marcha o usando un collar para acoplar los engranajes impulsores a los ejes. Combinaciones de palancas, ejes y/o cables controlan las horquillas que realizan estos cambios, puesto que mueven físicamente los engranajes o los collares. 2 Esto ocurre a pesar de los esfuerzos que el Estado viene realizando en los últimos años a través de su plan para avanzar en la profundización de la integración de componentes locales en la industria de maquinaria agrícola. 8 En la mayoría de casos, un embrague se utiliza para interrumpir el flujo de potencia durante un cambio de marcha. Por el contrario, la transmisión Power Shift es un tren de engranajes que puede seleccionar los cambios sin la interrupción del flujo de potencia. Dicho sistema de transmisión utiliza la presión interna del aceite para acoplar los embragues hidráulicos. Cada combinación de embragues da lugar a una diversa variedad de relaciones de transmisión y con ello a una variedad de velocidades. Cuando un embrague no es necesario, el flujo del aceite cesa y se libera el embrague. La fuerza del resorte mueve el pistón del embrague lejos desde los discos y los platos permitiendo que el componente gire libremente. Entre sus principales ventajas se destacan las siguientes: o Respuesta más rápida al realizar el cambio de una marcha a otra sin pérdida de productividad. o Rendimiento constante y mayor economía de combustible. o Posibilidad de ajustar la velocidad de trabajo con precisión para cada aplicación. o Elevado aprovechamiento de la potencia mecánica a velocidades de trabajo y de transporte. o Número ilimitado de velocidades. o Fácil manejo. En general, las tecnologías mencionadas se basan en el desarrollo y la innovación de productos, siendo secundarios los eventuales ajustes y adaptaciones que implican a nivel de procesos. Dicho desarrollo resulta consistente con el tipo de estrategia que ha predominado en el sector, ya que los esfuerzos para disputar mercados se han basado en la capacidad de ofrecer productos que se ajusten a la evolución de los distintos requerimientos de la demanda y no necesariamente en la competencia vía 9 precios, a partir de reducciones permanentes en los costos de producción. Si bien esto no ha excluido acciones en este sentido, podría decirse que el sector ha tendido a optar por la calidad y versatilidad del producto, más que por la eficiencia. De esta manera, aun cuando la incorporación de dosificadores eléctricos en sembradoras o la integración nacional de motores y sistemas de transmisión automática podrían requerir nuevas series de producción y/o modificaciones sobre las existentes, en esencia implican la adopción de tecnologías que van en este sentido. Por otro lado, a excepción del desarrollo de motores y sistemas de transmisión -que requeriría montar nuevas líneas de producción internas o externas a las fábricas-, el resto de las tecnologías son trabajo-intensivas, tanto durante su etapa de desarrollo/adopción como a escala industrial. Incluso en la excepción mencionada, una vez adquiridos los equipamientos necesarios para la producción, como la mayoría de los procesos metalúrgicos, el insumo de mano de obra es relevante, en particular, aquellos de alta calificación. Este es el caso específico de las tecnologías vinculadas con la agricultura de precisión, cuyo desarrollo básicamente requiere horas-hombre de programación de software, testeo y demás servicios de post-venta. En Argentina, estas funciones suelen realizarse por fuera de los establecimientos fabriles de maquinaria agrícola y los componentes de software embebido en hardware son incorporados luego como kits, ya sea en la propia fábrica o una vez entregado el equipo al cliente3. 3 A diferencia de la Argentina, las empresas multinacionales de maquinaria agrícola suelen contar con departamentos o empresas propias especializadas en el desarrollo y producción de los componentes electrónicos y de software, que proveen de manera excluyente al grupo y constituyen una función que es internalizada como una más, dentro del conjunto de funciones cumplidas durante todo el proceso de producción de las maquinarias. 10 Condiciones objetivas para el desarrollo y aplicación de cada una de estas nuevas tecnologías El complejo de la maquinaria agrícola argentino está compuesto por 870 empresas distribuidas principalmente entre Santa Fe (44%), Córdoba (25%) y Buenos Aires (20%). Pero existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil de sus producciones regionales. La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque deben afrontar problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias, adecuando las maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos. Al mismo tiempo, esta presencia resulta fundamental para suministrar en tiempo y forma repuestos que requieren los clientes y realizar los servicios de post venta que sean necesarios, lo cual es central para las tecnologías mencionadas. Dentro de esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales, cuyo tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. Pero también conviven un reducido grupo de firmas multinacionales (John Deere & Co, AGCO Corp, Case-New Holland y CLAAS), que tienen realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de maquinarias de mayor complejidad (tractores y cosechadoras). Se trata de un complejo productivo diverso y heterogéneo, en el cual cada empresa con algún grado de relevancia detenta alguna ventaja competitiva de acuerdo al tipo de producto que genera y su historia. En los rubros vinculados a la siembra directa, la Argentina posee algo así como una “marca propia”, prestigio y reputación mundial. La experiencia en el uso de este paquete tecnológico posiciona a nuestro país como líder mundial no sólo en el segmento de sembradoras sino también en pulverizadoras, almacenamiento de granos (tanto en sistemas tradicionales como en silo bolsa) y otros implementos agrícolas específicos. Específicamente, el subsector de sembradoras está compuesto por unas 70 11 empresas que abastecen por completo el mercado interno, tanto en lo que hace a granos gruesos como granos finos. Los altos niveles de competitividad logrados por algunas empresas de este segmento también les permiten insertarse en el mercado externo de forma favorable, exportando a más de 18 países. En términos generales, el modo de producción se caracteriza por tener series cortas, con una alta integración vertical dentro de los establecimientos y un permanente vínculo con clientes. El principal fabricante es Agrometal, que concentra alrededor del 25% del mercado, le siguen Apache y Crucianelli. El grupo reducido de firmas líderes se caracteriza por ser dinámicas en materia innovativa y poseen modernos establecimientos fabriles que actúan mayormente como ensambladoras y diseñadoras, en tanto que los agropartistas son especializados en procesos con equipos más precisos. Este sistema les ha permitido elevar su productividad y ser competitivas a nivel internacional. Pero el resto de las empresas vive una situación diferente. En general, cada fabricante no logra sobrepasar las 15 máquinas anuales por modelo debido a la amplia gama de productos que se ofrece por tipo de grano y ancho de trabajo. En consecuencia, dichas empresas obtienen elevados costos de producción y su permanencia en el mercado se sustenta en aspectos muy específicos. Nuestro país también cuenta con una larga tradición en el desarrollo de maquinarias autopropulsadas como tractores, cosechadoras y pulverizadoras. En particular, la oferta actual de tractores en el país alcanza a 77 modelos, fabricados por 10 empresas locales y cinco firmas multinacionales. La lista incluye 23 versiones de baja potencia (hasta 100 HP), 13 equipos de potencia media (100-150 HP) y 41 modelos de alta potencia (más de 150 HP). La principal empresa nacional en el rubro es Pauny, la cual fabrica equipos relativamente sencillos y fiables para alta potencia, que no interesa a las grandes multinacionales por sus series cortas de fabricación, razón por la cual es un buen nicho de mercado para la industria local. En el año 2013, Pauny se convirtió en el fabricante líder en venta del mercado con 12 más de 2000 unidades vendidas. Además, exportó tractores a de alta potencia a Brasil, Uruguay, Colombia, Bolivia y Rusia. Por otra parte, existen otros proyectos de relevancia en el subsector, como el desarrollo del tractor TH-22, de la empresa chaqueña Jensen, la instalación de una planta de montaje por parte de las firmas santafesina T&M y Apache, así como también, la intención de Materfer de radicarse en Mendoza para comenzar su producción. Cabe destacar que se espera que la demanda de tractores continúe en alza debido al avejentado estado de los equipos que se utilizan, así como también a la necesidad de lograr una mayor mecanización de las producciones regionales (vitivinícola, frutohortícola, caña de azúcar, etc.) para incrementar su productividad. En cuanto al segmento de agricultura de precisión, la Argentina es el segundo país a nivel mundial (detrás de Estados Unidos) y el primero de Latinoamérica en fabricación y adopción de estas herramientas. De acuerdo a estudios recientes del INTAManfredi, nuestro país cuenta con unas 8 millones de hectáreas (equivalente a casi un cuarto de la superficie total) equipada con estas herramientas. En la actualidad, existen unas 30 empresas locales con capacidad de fabricar este tipo de agropartes electrónicas de alta complejidad en forma competitiva. Entre las firmas que se destacan dentro del rubro puede mencionarse a Sensor, Plantium y Verion. Dichas empresas cuentan con una amplia experiencia en el mercado de agricultura de precisión, poseen entre 100 y 200 empleados e incluso, algunas de ellas, cuentan con plantas productivas también en Brasil. Asimismo, el potencial de desarrollo en esta área se ve acrecentado por el avance que ha mostrado la industria del software en nuestro país en la última década, lo cual ha permitido conformar un denso entramado de empresas con recursos humanos altamente calificados. Todo ello, junto a las reconocidas capacidades que detenta la Argentina en la producción agrícola, permite afirmar que existen las condiciones objetivas para el desarrollo y adopción de las tecnologías seleccionadas en el presente documento. En efecto, actualmente ya existe un posicionamiento no desdeñable que coloca nuestro 13 país como un referente a nivel global, no sólo por la escala de consumo de maquinaria agrícola, sino también por sus capacidades industriales en el rubro. Si bien existen dificultades diversas, que hacen a la competitividad de las firmas locales y en algunos casos a la propia sustentabilidad en el largo plazo, ello no implica que no estén dadas las condiciones para la consolidación del sector y su proyección, tanto para el mercado interno como para los mercados externos, a partir de un desempeño tecnológico dinámico y capaz de operar sobre los más altos estándares internacionales. Incluso en el caso de los segmentos más debilitados frente a la competencia mundial, como los de cosechadoras y tractores, el know-how acumulado a lo largo de la historia y las capacidades de producción son sumamente valiosos, lo cual permite obtener productos de calidad y conformar una plataforma fértil a tal fin. Sin dudas, las innovaciones de producto mencionadas podrían ser facilitadores para alcanzar estos objetivos y, de ser así, también se verían fortalecidas las condiciones para el desarrollo local de los proyectos vinculados a la fabricación de motores y sistemas de transmisión que dichas innovaciones involucran. Estas condiciones también se ponen de manifiesto en las capacidades existentes en el país para la adopción y/o desarrollo de dichas tecnologías, ya sea en el ámbito privado de las empresas, como a nivel de las instituciones públicas e intermedias. Aún en un marco de heterogeneidad, dentro del sector y en todos los rubros es posible identificar empresas dinámicas, que están inmersas en procesos de mejora continua para la sustitución de importaciones, el desarrollo del mercado interno y la internacionalización, y cuyos esfuerzos de investigación y desarrollo para hacer frente a la competencia externa son considerables. Dichas empresas aprovechan los aprendizajes proveedor-usuario, se relacionan periódicamente con profesionales de instituciones científicas y tecnológicas y, en menor medida, también realizan esfuerzos para mejorar sus departamentos de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i). 14 En el rubro de tractores, el equipo técnico de la empresa Pauny viene trabajando desde hace tiempo en el desarrollo de un sistema de transmisión automático Power Shift. Precisamente, la empresa fue galardonada en el año 2011 con el Premio CITA (Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria) en la categoría “Tracción y Propulsión de Origen Nacional” por el desarrollo del sistema de transmisión Power Shift PPS-124, el cual opera con cambios bajo carga, comando electrohidráulico secuencial y automático de 12 velocidades hacia adelante y 4 hacia atrás. Actualmente, la empresa ha logrado fabricar estos sistemas a escala de prototipos y, de acuerdo a sus planes, la intención es poder iniciar la producción en serie en el corto plazo. En una primera fase, toda la producción local de cajas Power Shift se destinará a abastecer la demanda de los tractores de más de 300 HP que Pauny fabrica en su planta. Y en una segunda etapa está prevista la exportación de este tipo de cajas a Brasil, donde actualmente no se fabrican. Del mismo modo, Vassalli se ha posicionado en un rol de liderazgo en el rubro de cosechadoras a partir de sus modelos axiales, que se adaptan perfectamente a las condiciones del campo argentino y son sumamente versátiles. En el caso de sembradoras, como ya se mencionó previamente, existen varios referentes de alto desempeño en la relación precio-calidad de los equipos y las eventuales innovaciones que podrían efectuarse podrían asimilarse sin problemas. Asimismo, a lo largo de la cadena de valor interactúan diversas instituciones de I+D+i, tanto públicas como privadas, con experiencia para promover la difusión y acceso a tecnologías como las señaladas. Entre las instituciones públicas, se destacan el accionar del INTA, a través de sus estaciones experimentales, y el INTI. Este último, junto a sus cetros regionales, promueve el desarrollo y la transferencia de tecnología a las PyME, siendo por excelencia el organismo certificador de la calidad de los productos y laboratorio de referencia. Por su parte, las Estaciones Experimentales del INTA contribuyen activamente en la investigación, experimentación y desarrollo de nuevos sistemas y equipos agrícolas adaptados a las nuevas tecnologías agropecuarias. Dentro de los establecimientos de 15 I+D+i privados, la Fundación CIDETER se destaca como la principal institución vinculada a la gestión y vinculación tecnológica. Desde su creación, ha apoyado a más de la mitad de las firmas ubicadas en la zona centro-sur de Santa Fe y suroeste de Córdoba, gestionando y vinculando sus necesidades tecnológicas con los programas de promoción (Aportes No Reembolsables, Crédito Fiscal, Consejerías Tecnológicas, Créditos a Empresas para Desarrollo Tecnológico, etc.) que otorgan organismos públicos. Por otra parte, desde el ámbito privado se construyó y puso en marcha el Centro Tecnológico Regional de la Maquinaria Agrícola en la localidad de Las Parejas con el objetivo de trabajar colectivamente con las empresas del sistema productivo territorial en el desarrollo de la seguridad de las máquinas, en la investigación y construcción de nuevos equipos y en la asistencia para solucionar problemas tecnológicos. Un párrafo aparte merece la Estación Experimental INTA Manfredi debido al fuerte rol que desempeña en materia de investigación, desarrollo y transferencia de tecnología vinculada a la maquinaria agrícola. Entre sus múltiples acciones, se destaca la participación en todos aquellos eventos de capacitación y ferias internacionales (Estados Unidos, Alemania, Sudáfrica, Ucrania, etc.) relevantes para el sector. Por un lado, esto permite a la institución hacer una permanente vigilancia en materia de innovaciones tecnológicas que luego ofrece a los fabricantes de maquinaria agrícola con el objetivo de poder desarrollarlas e implementarlas localmente. Por otro lado, dicha presencia en las principales ferias también se utiliza para que el mundo conozca las capacidades técnicas y productivas que tiene el complejo de maquinaria agrícola, promoviendo así su inserción internacional tanto en cantidad como calidad. En el año 2005, el INTA Manfredi constituyó el proyecto denominado “Red de Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas” con el objetivo de consolidar en el área de agricultura de precisión una red de excelencia público-privada, sostenible y actualizada en materia de innovación tecnológica. Dicha Red está integrada por fabricantes y proveedores del sector, instituciones del sistema educativo y científico- 16 técnico (INTI, Universidades, escuelas agrotécnicas, etc.), cámaras empresariales (CAFMA, AFAMAC, DIMA, GAPMA, etc.) y asociaciones de productores (AAPRESID y AACREA). El formato que adopta la Red es el de una plataforma tecnológica tendiente a solucionar, mejorar y facilitar la aplicación de la tecnología a la agricultura moderna mediante el desarrollo y utilización de herramientas de alta complejidad que involucran diferentes ramas de la ciencia como la electrónica, la electromecánica, la robótica, telecomunicaciones, la ingeniería de sistemas y software. Paralelamente, la Red trabaja en la formación de capacitadores y en la elaboración del contenido técnico didáctico con el objetivo de transmitir los beneficios de la utilización de la agricultura de precisión. La modalidad abarca charlas técnicas, cursos tradicionales, a distancia, jornadas de difusión y publicaciones técnicas de distribución pública con el objetivo de transmitir conocimiento a todas las empresas locales, independientemente de su tamaño. Otras de las funciones de la Red es promover de manera activa la venta el exterior de este tipo de herramientas y componentes de precisión a través de misiones internacionales específicas. La metodología de trabajo de la plataforma tecnológica es dinámica, utilizando herramientas de seguimiento, control y evaluación periódica de las actividades con el objetivo de poder realizar las correcciones necesarias. En materia de empleo, el sector de maquinaria agrícola dispone de recursos humanos calificados. En promedio, alrededor de dos tercios del personal está compuesto por ingenieros, técnicos u operarios calificados. Sólo los ingenieros y los técnicos, sumados, representan algo menos de un quinto del total. Esto se debe a que gran parte de las empresas, al poseer una división funcional de la organización (producción, comercialización, administración, etc.), requieren de diversas capacidades y competencias específicas. En especial, en el reducido núcleo de firmas que suelen contar con áreas específicas de sistemas, diseño y de I+D+i. La acelerada recuperación de la actividad a partir de 2003 estuvo acompañada por un fuerte aumento de la demanda de puestos de trabajo y la necesidad de mayores 17 calificaciones. En un principio, las limitaciones que surgían del mercado laboral generalmente se atenuaron puertas adentro de las firmas, a través de grupos de trabajo compuestos por técnicos y personal de mayor experiencia para capacitar a los nuevos operarios. Sin embargo, a partir de 2008 comenzaron a surgir serias restricciones en la oferta de mano de obra especializada, particularmente, en operarios calificados en oficios tales como tornería, soldadura, matricería, plegado y pintura. Para hacer frente a esta problemática, la mayor parte de las empresas se vincularon con instituciones educativas y de ciencia y tecnología para realizar talleres de capacitación. Pero a pesar del éxito relativo que tuvieron estas actividades, comenzaron a registrarse faltantes en técnicos aplicados a la producción (calidad, seguridad, logística) y profesionales (especialmente ingenieros mecánicos). Desde los sectores empresarios, se señala que actualmente existen importantes dificultades para seguir transitando este camino de auto-formación de los recursos humanos y, a la vez, los esfuerzos a nivel nacional y provincial por recuperar las escuelas técnicas darán sus frutos más adelante. No obstante, dichas restricción no parecieran ser determinantes para el desarrollo y la adopción de las tecnologías mencionadas. Principales limitantes para la adopción y/o desarrollo en el país de las tecnologías que se avizoran como críticas Las principales limitantes que se avizoran son las propias deficiencias estructurales del sector y sus efectos sobre la dinámica de crecimiento y competitividad de las empresas. Algunas tienen que ver con la conformación de las empresas y el tipo de organización industrial resultante. El caso emblemático es el rubro de sembradoras, donde coexisten alrededor de 70 PyME, muchas de las cuales presentan una estructura de tipo taller. Sumado a esto, el elevado nivel de integración del proceso productivo al interior de cada firma, con diferencias específicas entre los productos del mismo segmento, no permiten el 18 desarrollo de proveedores estandarizados y su especialización, a fin de optimizar los costos y los procesos de calidad en componentes como los cilindros hidráulicos, los sistemas de poleas y rodamientos. Esta circunstancia se repite en el rubro de autopropulsados, aún cuando suelen predominar unas pocas empresas de mayor tamaño, ya que las escalas de producción tampoco favorecen estos procesos de especialización. En efecto, ese es uno de los factores que condiciona el desarrollo de sistemas de transmisión automáticos en el caso de tractores. Para ser competitiva, la fábrica de transmisiones tendría que tener una escala no menor a 4.000 cajas anuales, cuyo logro se obtendría haciendo un mix entre abastecimiento del mercado interno y exportaciones, pero resulta que en el mercado mundial existen importantes jugadores en estos segmentos, lo cual le asigna al proyecto un grado de incertidumbre considerable. Respecto a la fabricación de motores, nuestro país cuenta con suficientes capacidades para diseñarlos y desarrollarlos, aprovechando los conocimientos aprendidos en etapas anteriores. Pero el problema es más profundo, ya que para ello se requeriría un escalado productivo que dependerá, en gran medida, de la capacidad y viabilidad que tengan los sectores de fundición y forja, cuyas necesidades de inversión y modernización tecnológica ya se evidencian en el marco de su vinculación con la industria automotriz. De todos modos, también está presente la problemática de la escala, ya que la cantidad y diversidad de piezas que requiere fabricar un motor genera una traslación de la cuestión hacia los eslabones “aguas abajo” de la cadena, cuyas escalas mínimas de producción son aún mayores4. Esta problemática es función directa del grado de integración nacional que se persiga. 4 Las actividades de forja y fundición tienen un componente altamente intensivo en mano de obra en la etapa de diseño y fabricación de los moldes y matrices necesarios para la elaboración de las piezas. Esta etapa constituye una “inversión” para el sector que luego es amortizada en función de la escala de producción que se le asigna. Si dicha escala es pequeña, la incidencia del costo de la matricería sobre cada pieza producida es mayor y, por lo tanto, resulta menos competitiva. Esta situación debe multiplicarse por el número de partes y piezas que integra un motor, siendo que al final de cuentas cada sobre-costo se acumula en el valor final del mismo. 19 Finalmente, en el caso de las tecnologías de agricultura de precisión, las principales limitantes que mencionan los actores locales principales tienen que ver con la falta de equipamientos en el país para reducir fallas, controlar y certificar la calidad de los equipos. Como se trata de productos electrónicos, deben efectuarse una amplia cantidad de pruebas de calidad para calificar adecuadamente a las normas técnicas requeridas. Generalmente, son muy pocas las empresas que poseen maquinarias de control de calidad ya que, debido a su alto costo, las escalas de producción no justifican la inversión. Sin embargo, en nuestro país existen instituciones como el INTI o INVAP que cuentan con todos los equipos necesarios para poder ofrecer estos ensayos. Así, con una mejor articulación entre el sector productivo y las instituciones científicotécnicas podría tenderse a la superación de este aspecto. Por otro lado, el rápido avance que se está produciendo en estas tecnologías por parte de las empresas multinacionales de maquinaria agrícola, frente al menor paso relativo que se observa en la industria nacional, podrían condicionar su desarrollo local aunque no necesariamente su adopción, ya que en la perspectiva futura de la producción agrícola ya se descuenta el uso de estas tecnologías. El rol del sector público y los costos de la aplicación de estas nuevas tecnologías en el país El rol del Estado y de las instituciones del sistema científico y tecnológico nacional es clave para la aplicación de estas nuevas tecnologías en el país. En el caso de las tecnologías de agricultura de precisión, los organismos vinculados tecnológicamente al sector podrían complementar y profundizar las acciones de investigación que ya vienen realizando como ocurre con la mencionada Red de Agricultura de Precisión coordinada por el INTA Manfredi. Esto implica articular y transferir los conocimientos que se obtienen en esta materia, haciendo de nexo interdisciplinario, uniendo múltiples sectores productivos como la 20 electrónica, la mecánica, la tecnología espacial y la agronomía, entre otros. Por otra parte, se requiere de una mayor divulgación de los beneficios que su aplicación genera más allá en la explotación agrícola. Por ejemplo, se podría trabajar en “ganadería de precisión”, “vitivinicultura de precisión”, “frutohoriticultura de precisión”, etc. Incluso el uso de esta tecnología permitirá sortear las normativas técnicas de comercio exterior en alimentos, cada días más exigentes, ya que facilitan la trazabilidad de los procesos y productos. Así, se podrá tener un seguimiento preciso desde el campo hasta la góndola para su distribución final. Para todo esto, es preciso continuar fortaleciendo al Ministerio y todos los organismos que conforman el sistema científico-técnico nacional, apoyando a una interacción cada vez más densa con el sector productivo. Pero también resulta fundamental una participación activa del sector público en materia educativa, incorporando en las currículas de todas las escuelas agrotécnicas y universidades correspondientes del país las nuevas tecnologías de agricultura de precisión y articulando las diferencias que podrían surgir en las distintas jurisdicciones provinciales. Del mismo modo, tanto la agricultura de precisión como el desarrollo exitoso de los proyectos locales de motores y sistemas de transmisión precisan de un apoyo institucional que sustente de manera eficiente y con la suficiente cobertura territorial los procesos de calibración, de control, de certificación de normas y todo aquello que hace la calidad de los productos, tanto en la etapa de prototipado como fundamentalmente- a escala industrial. Actualmente existen organismos públicos y también privados que realizan parcialmente estas actividades, pero la producción de un motor altamente integrado probablemente implique requerimientos adicionales que deberán ser identificados y atendidos. Estas necesidades de apoyo y articulación son extensivas al caso de las nuevas tecnologías de dosificación eléctrica en sembradoras, siendo que ya existen patentes por parte de desarrolladores locales. Su incorporación a los equipos locales podría ser a través de la simple compra de los conjuntos y la eventual adaptación de los 21 mismos, abonando las patentes correspondientes. Esto en sí mismo podría requerir un acompañamiento por parte del sector público. Pero dicho rol tendría que ser potenciado si se pensara en la posibilidad de realizar desarrollos incrementales en el mediano y largo plazo, a partir de acciones conjuntas con las empresas desarrolladoras y/o eventuales modificaciones funcionales que se adapten a las necesidades de los industriales y la producción agrícola argentina. El potencial de desarrollo es diverso y se extiende a otros componentes de las maquinarias, a fin de intensificar los complementos y accionamientos eléctricos y electrónicos de las mismas. Por otro lado, el desempeño tecnológico del sector en general dependerá de su dinamismo productivo, lo cual también puede ser potenciado desde la política pública. Principalmente en aquellos proyectos sensibles a las escaladas productivas, la sustitución de importaciones y el desarrollo de proveedores pueden ser estimulados a partir de orientar la demanda y las inversiones. Asimismo, el desarrollo de los mercados externos a partir de experiencias como los campos experimentales en Europa Oriental y África, que se realizaron conjuntamente entre empresas y el INTA, donde se demuestran las ventajas del paquete de “siembra directa” resultan sumamente positivas y podrían potenciar el desarrollo de las tecnologías analizadas en el presente documento. En especial, los organismos científico-tecnológicos especializados podrían participar de estas experiencias a fin de posicionar y difundir la maquinaria agrícola argentina “de última generación”. Los recursos que el Estado debería destinar a tal fin dependerán de la magnitud de los proyectos y de las necesidades específicas en cada caso. En términos económicos, resulta difícil cuantificarlas a priori sin antes definir la participación del sector público en cada caso. Sin embargo, es posible contar con referencias en las actuales estructuras del sistema científico-tecnológico y eventualmente los apoyos que podrían derivar de acciones concretas de financiamiento para inversión o de apoyo a las exportaciones. Por otra parte, las empresas suelen señalar como uno de los problemas esenciales 22 cierta desconexión o falta de articulación entre los ámbitos académicos, de la investigación básica y el productivo. Por lo tanto, es esencial que se profundice la comunicación entre los actores del sistema científico-tecnológico y las empresas, a partir del desarrollo de experiencias conjuntas que permitan generar verdaderos equipos de trabajo y las sinergias propias a este tipo de relacionamiento. En este sentido, el rol del sector público debe proyectarse en los diversos planos del desarrollo tecnológico endógeno: articulación de los recursos humanos involucrados (tanto de índole estatal como privado), apoyo financiero, técnico e institucional a estos equipos de trabajo especializados y configuración de las condiciones de entorno favorables, que deben propender al crecimiento de las empresas a nivel local e internacional. El cambio tecnológico que se vislumbra en las áreas mencionadas, principalmente en lo relativo a las tecnologías de precisión y la incorporación cada vez mayor de la electrónica, permite afirmar que los tiempos de maduración de los nuevos desarrollos son cada vez más cortos. Una vez que se lanzan al mercado y son internalizados por las empresas, los resultados son inmediatos y significan una ventaja comparativa respecto de aquellas que no lo hicieron. Actualmente existe algo así como una “sobre-oferta tecnológica” en el sector, ya que las innovaciones existentes en condiciones de ser adoptadas son mayores a las efectivamente incorporadas por las empresas. Pero dicha brecha se ha ido acotando y se espera una importante aceleración de este proceso. En efecto, hacia 2015 se espera que todas las maquinarias ofrecidas por las grandes empresas multinacionales de maquinaria agrícola ya tengan incorporadas alguna tecnología de las mencionadas. Por lo tanto, los plazos de maduración de las tecnologías de agricultura de precisión son variados, ya que coexisten desarrollos ya maduros, otros disponibles pero sin aplicación y algunos incipientes, que se encuentran recién en fase experimental. En el caso los sistemas de transmisión Power Shift, la principal empresa nacional de tractores ha comenzado la implementación del proyecto de inversión y se estima que 23 en el próximo año comience a estar operativa esta nueva línea de producción. Sin embargo, cabe aclarar que tanto esta tecnología como el eventual desarrollo de un motor agrícola nacional no implican algo novedoso a nivel mundial, aunque sí significan un catching up a nivel de producto. En este sentido, no resultaría adecuado hablar de tiempos de maduración, ya que se trata de una tecnología ya madura. Pero naturalmente existe un tiempo de implementación que es el mencionado previamente, siendo un aspecto a considerar en qué período se obtendrá un nivel de producción relativamente eficiente. 24 IMPACTOS DE LAS TECNOLOGÍAS EN EL NIVEL DE PRODUCCIÓN, GENERACIÓN DE VALOR AGREGADO, EMPLEO, CONSUMO INTERNO ASÍ COMO SU IMPACTO EN LA BALANZA COMERCIAL Los niveles de producción, inversión, empleo y exportaciones que genera la industria de maquinaria agrícola la convierten en un sector para le economía en su conjunto. Según estimaciones propias, el mercado interno es de 1.500 millones de dólares, de los cuales la producción nacional supera los 850 millones de dólares, cifra que representa casi el 20% del valor de producción de la industria de bienes de capital. En términos de creación de puestos de trabajo, al ser mano de obra intensiva, el sector demanda unos 30.000 empleos directo en las empresas fabricantes, terminales y agropartistas, a lo que debe sumarse otros 10.000 puestos de trabajo monotributistas independientes que trabajan para el sector muy cerca de la fábrica, y más 5.000 puestos de trabajo independiente, o sea un total de 45.000 puestos de trabajo directos. Existen otros 15.000 puestos de trabajo ponderados que trabajan part time en fábricas para el sector (vidrios, plásticos, motores, neumáticos, electrónica, electricidad, etc.) que se suman a los 45.000 anteriores por lo que la cifra asciende a 60.000 empleos que dependen del sector. Ahora bien, al incluir los empleados que tienen las concesionarias de todo el país, puede decirse que el complejo de maquinaria agrícola termina demandando un total de 80.000 puestos de trabajo, directos e indirectos. En cuanto a los flujos de comercio internacional, la industria local exporta aproximadamente unos 380 millones de dólares. Si bien este monto sólo explica el 6% del total metalúrgico su importancia ha ido creciendo mucho en los últimos años y, en efecto, también ha sido uno de los rubros de mayor expansión. Por su parte, las importaciones de maquinaria agrícola superan los 740 millones de dólares y el 90% de las mismas lo explican el rubro tractores, cosechadoras y agropartes complejas (motores y sistemas de transmisión). 25 En este marco, la implementación de las tecnologías identificadas tendría un impacto favorable sobre todas estas variables, ya que no sólo dotarían al sector de una mayor capacidad para abastecer los distintos requerimientos de demanda y la evolución que se espera para los próximos años, sino también implicarían una “puesta a punto” tecnológica para disputar los mercados externos. Se trata de tecnologías que permitirían desplegar la combinación una estrategia defensiva frente a la competencia importada en el mercado interno y ofensiva para ganar espacios sobre el consumo interno y, eventualmente, en el exterior. En el caso del desarrollo de motores y sistemas de transmisión es notoria la repercusión que tendría en términos de valor agregado y en la balanza comercial. Por un lado, la inversión de Pauny en cajas de cambio Power Shift permitiría sustituir unas 4.000 unidades que actualmente se importan desde Alemania y, en el mediano plazo, podría generar exportaciones a Brasil. En el caso de los motores, el efecto en la balanza comercial sería aún mayor ya que gran parte los fabricantes locales de equipos autopropulsados importan este componente desde Brasil. El mercado argentino, descontando a las filiales multinacionales, demanda en la actualidad aproximadamente 8.000 motores al año y se espera un incremento en el futuro cercano. Sólo en lo que hace al rubro de tractores, se estima que hay más de 100.000 vehículos con una baja capacidad de utilización (una antigüedad promedio superior a 26 años) que obliga a una renovación en el mediano plazo. Por otra parte, las 4 provincias principales productoras de granos demandan el 70% de los tractores vendidos en los últimos años mientras que en el resto del país, donde se desenvuelven la mayoría de las economías regionales (vitivinicultura, frutohorticultura, caña de azúcar, tambos, ganadería, etc.), hay un déficit de estas maquinarias. Esta situación también se repite para otros rubros de equipos autopropulsados (cosechadoras, pulverizadoras, etc.) que justifican más aún la necesidad de producir motores localmente. Pero el impacto no se limitaría al nivel de integración nacional de 26 los equipos nacionales, sino que también se extiendo a los propios tractores, ya que una parte importante de los mismos se importan debido a que la oferta local no cuenta con estos sistemas de transmisión automática, que son muy requeridos para actividades que hace un uso intensivo de marchas y contramarchas de diversa intensidad5. La mayor parte de los motores requeridos por el sector son modulares, que van de 3 a 6 cilindros con una potencia de 60 a 250 HP. Ante la ausencia local, la empresa brasileña MWM decidió regresar a fabricar motores en el país a través de una planta radicada en la localidad de Jesús María (Córdoba), donde trasladó una línea de producción que tenía en Brasil. A partir de la puesta en marcha de esta línea productiva, MWM sumará una capacidad de armado de entre 1.000 y 1.400 impulsores por año. Actualmente, entre sus clientes se encuentran Pauny y Agrale -que reemplazarán una gama de motores anteriormente provistos por Cummins- así como también algunos fabricantes de pulverizadoras autopropulsadas. Nuestro país cuenta con suficientes capacidades para diseñar y desarrollar motores que cumplan con los parámetros técnicos internacionales, aprovechando los conocimientos aprendidos en etapas anteriores, todo lo cual le confiere un alto grado de probabilidad de éxito a estos proyectos tecnológicos. En cuanto a la tecnología de dosificadores eléctricos para sembradoras, resulta de suma importancia ya que permitirá incrementar el valor agregado de los equipos, mejorando su competitividad a nivel internacional. Se trata de un cambio de paradigma dentro de las tareas de siembra directa y su uso será tan masivo que aquellas firmas que no inviertan en estos nuevos desarrollos tenderán a quedar fuera de mercado en el mediano plazo. Como se mencionó anteriormente, este rubro es uno de los más relevantes dentro de la industria en cuanto a cantidad de establecimientos, valor agregado y capacidad 5 Por ejemplo, la utilización de tractores en establecimientos tipo feedlot o en producciones que no se basan en el latifundio requiere modificar permanente la marcha, lo cual no sólo resulta más ineficiente si las transmisiones son manuales, sino que su uso intensivo termina dañándolas, con todo lo que ello implica en términos de reparaciones, tiempos de lucro cesante, etc. 27 exportadora. Actualmente, el mercado interno de sembradores es superior a 200 millones de dólares y es abastecido por completo por producción nacional. Al mismo tiempo, se trata uno de los subsectores donde la Argentina presenta una competitividad genuina en las exportaciones. Esto queda demostrado en el excelente dinamismo mostrado en los últimos años, tanto en volúmenes exportados como en apertura de nuevos mercados de destino. De acuerdo a las pruebas realizadas con estas nuevas sembradoras de multihíbridos los aumentos de rendimiento agrícolas pasarían de 160Kg/Ha a más de 750 Kg/Ha y, a diferencia de otras técnicas de cultivos que suelen tener buenos resultados sólo durante el primer año, mantendría el beneficio positivo año tras año. En lo que respecta a las tecnologías que se basan en la agricultura de precisión, Argentina cuenta con unas 30 empresas que generan unos 700 empleos directos, aunque principalmente se destacan no más de 5 empresas, que abastecen un mercado interno que se estima actualmente en alrededor de 280 millones de dólares. En los últimos 10 años el uso de estas tecnologías en las maquinarias agrícolas se ha incrementado exponencialmente, a un ritmo del 400% promedio anual. Sin embargo, todavía queda un amplio margen para que los productores locales puedan ocupar una porción mayor del mercado interno así como también lograr una mayor inserción internacional. Actualmente, los fabricantes locales sólo sustituyen un 50% de la electrónica utilizada en el agro y también exportan unos 70 millones de dólares. El mercado interno de monitores de rendimiento es de unos 10.000 equipos, de los cuales la industria nacional cubre un 25% del total. En cuanto a guías automáticas, el mercado es mucho más pequeño (de unas 2.700 unidades) aunque viene creciendo rápidamente y la actual participación de la industria nacional es de sólo el 10%. En cuanto a los banderilleros satelitales, el mercado es de 13.000 unidades al año y la participación nacional ocupa sólo un tercio del total. En el mediano plazo, la mitad de los tractores vendrán equipados con sistemas de autoguía satelital, el 70% de las sembradoras de grano grueso utilizarán monitores de siembra y casi la totalidad de las cosechadoras estarán compuestas por monitores de 28 rendimiento, autoguía y sensores de todo tipo. Por lo tanto, estas referencias permiten inferir un amplio abanico de oportunidades para el sector, que redundaría en una expansión notable, que abarca todos los órdenes: mayor valor agregado e integración nacional, creación de empleos calificados, reducción/reversión del déficit comercial por la sustitución de importaciones y la expansión de las exportaciones y un escalamiento tecnológico que servirá como plataforma para la supervivencia de la industria de maquinaria agrícola y su proyección en los mercados externos. Por otro lado, las tecnologías mencionadas permitirían mantener la escasa brecha que existe en la actualidad respecto los mejores estándares internacionales a nivel de producto, ya sea nivel mundial como a nivel regional, donde operan las subsidiarias de los mismos grupos empresarios, fundamentalmente en Brasil. Se trata de los últimos desarrollos tecnológicos a nivel mundial. En Argentina, el proceso de reestructuración de la función de producción global de las multinacionales trajo como consecuencia el cierre de sus plantas productivas o, en el mejor de los casos, la especialización en la producción de ciertos conjuntos y subconjuntos como, por ejemplo, motores. La producción se regionalizó y Brasil se constituyó como centro de la producción de tractores y cosechadoras en Sudamérica. Ante esta situación, numerosas empresas agropartistas desaparecieron, generando una fuerte desarticulación del sector y destruyendo importantes activos en términos físicos y humanos. No obstante, la producción local es relevante y los equipos que se ofrecen son competitivos en sus segmentos de prestación, calidad y precio. En el caso de tractores, la gama de alta potencia y en tractores articulados de cuatro ruedas iguales. En cosechadoras nuestro país cuenta con una larga tradición en el desarrollo de estas maquinarias, siendo la empresa Vasalli Fabril S.A. (con sus marcas Don Roque y Vasalli) el principal referente, que logró alcanzar niveles de calidad y prestación análogos a las mejores prácticas internacionales. En este sentido, las brechas existentes se vinculan más bien con aspectos propios a los procesos productivos, la escasa estandarización de partes y piezas antes 29 mencionada y las escalas de producción. Por ejemplo, los tractores nacionales tienen una limitación para difundirse a nivel internacional como consecuencia de la falta de normalización, la multiplicidad de series cortas de producción y cuestiones vinculadas a los sistemas mecánicos. Por su parte, Vassalli dispone de las últimas tecnologías de fabricación utilizadas en el mundo: centros de corte por rayo láser, plegadoras de control numérico, robot de soldadura, tornos a CNC, etc; y hace unos años incorporó la tecnología Siemens NX, que es lo más avanzado en diseño y organización de la producción. No obstante, también enfrenta problemas similares en cuanto a la organización de los procesos productivos debido al menor tamaño relativo de las escalas de producción. A su vez, la gran diversificación de la oferta local permite abordar mejor las necesidades del mercado pero complejizan aún más la fabricación y administración de los componentes, ya que es más difícil automatizar operaciones y tecnificar procesos manuales y organizar la producción. También se advierten amplios márgenes de mejora en el diseño de lay-out de planta y modernización de las instalaciones en general, ya que su crecimiento se tuvo que ir adaptando a la capacidad física y territorial disponible, derivando en ciertas deficiencias funcionales en las tres plantas que posee. Esta caracterización tecnológica del sector también se advierte en mayor o menor medida en el resto de los rubros, quizás con algún grado menor en el caso de sembradoras y pulverizadoras, aunque también se trata de subsectores muy heterogéneos en su interior. Por lo tanto, la implementación de las tecnologías mencionadas no apunta a superar estas problemáticas o a cerrar las eventuales brechas de productividad respecto a las mejores prácticas, pero tampoco son excluyentes de este objetivo. Sin dudas, su aporte en términos de poder captar porciones mayores de mercado favorecería el incremento de las escalas de producción y podría activar nuevos procesos tecno-productivos más eficientes y plausibles de certificaciones de normas y certificaciones que, en ocasiones, operan como limitantes para exportar. 30 Pero lo más relevante, que es contar con la capacidad de ofrecer productos semejantes a los principales referentes mundiales, la Argentina está en condiciones de cumplimentarlo con un alto grado de probabilidad de éxito. El avance en este sentido a su vez tendría efectos muy positivos sobre las cadenas de valor involucradas, a partir de las sinergias que derivarían de su mayor grado de articulación productiva y tecnológica. La industria de maquinaria agrícola ocupa un lugar central en el entramado productivo de la Argentina, ya que provee a una de las actividades más relevantes del país y, a la vez, forma parte de una de las industrias más complejas como la metalúrgica. En este sentido, constituye algo así como un “sector de enlace” entre la producción primaria y la industria pensada. Por lo tanto, su desarrollo productivo y tecnológico genera un derrame de magnitud cuantitativa y cualitativa hacia los mismos. Por un lado, permite integrar y capitalizar tecnológicamente la producción agrícola, ocupando mayores espacios en la cadena de valor. Por otro lado, potencia los impactos propios de la industria metalúrgica en términos de generación de empleo, generación y difusión tecnológica, de equilibrio externo y todos sus efectos multiplicadores6. Esto conforma una arista sumamente valiosa de los proyectos mencionados, ya que los impactos productivos se enriquecerían con aquellos que son propios a la vinculación tecnológica entre clientes y proveedores, las instituciones científico-tecnológicas como el INTI, el INTA, las Universidades, etc. 6 El desarrollo de los proyectos de motores y sistemas de transmisión demanda una multiplicidad de actividades metalúrgicas en el ámbito de la fundición, la forja, el mecanizado de piezas y el desarrollo de matricería altamente intensiva en el uso de mano de obra calificada. Todas estas actividades concentran buena parte del valor agregado de cualquier producción metalúrgica y en su propio diseño radica las tecnologías de producto y proceso, lo cual es clave para generar un desarrollo industrial con altos grados de autonomía. 31 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA DE I+D+I En el presente documento se han identificado algunas tecnologías críticas que podrían ser implementadas en la industria de maquinaria agrícola con un alto grado de probabilidad de éxito. Básicamente, se trata de innovaciones de distinto nivel de profundidad y alcance que permiten “expandir” las cualidades técnicas y las prestaciones de los productos (precisión, velocidad, eficiencia, etc). Este es el caso de las tecnologías vinculadas a la agricultura de precisión y de dosificador eléctrico en sembradoras, que se enmarca en el paulatino reemplazo de los actuales componentes de los equipos por tecnologías eléctricas y electrónicas más eficientes en todo sentido. Pero también los proyectos de desarrollo de motores y sistemas de transmisión automática constituyen tecnologías focalizadas en el producto, ya que esto impacta sobre la evaluación de sus prestaciones en muchas actividades que hacen un uso intensivo de las marchas y contramarchas, con cambios repetidos en velocidad y potencia. Cabe destacar que, si bien estas tecnologías tienen un desarrollo en el exterior, también existe en la mayoría de los casos una capacidad local, fundamentalmente en el caso de la agricultura de precisión y motores, cuyo proyecto parte de un diseño nacional, aunque naturalmente se trata de tecnologías maduras. Es decir, son tecnologías que no sólo podrían ser adoptadas sino también desarrolladas en buena medida. Si bien en una primera instancia son intensivas en capital -debido a las inversiones que implican en I+D, en horas-hombre de alta calificación y en equipamientos-, una vez puesta en marcha a escala industrial se inscriben en una actividad generadora de puestos de trabajo, como es la industria metalúrgica. Los impactos de estas tecnologías básicamente derivan de la capacidad de respuesta que podría desarrollar toda la industria metalúrgica al cambio tecnológico acelerado que se vislumbra para los próximos años. Al adaptar la oferta local a las nuevas 32 demandas, esto permitiría sostener las actuales participaciones de mercado y proyectar una mayor participación, ya sea a nivel local como a través de las exportaciones a la región y el mundo en general. Sin estos desarrollos de producto basados en la adopción de estas tecnologías, es probable que el sector tienda a perder espacios en todos ellos. Por lo tanto, se trata de tecnologías críticas con efectos multiplicadores en materia de crecimiento, de integración de la cadena de valor, de generación de empleo, de reducción del actual déficit comercial, entre otros. La magnitud de estos efectos dependerá de varios factores adicionales, pero se asumen netamente positivos debido a la capacidad actual que evidencia el sector y la escasa brecha tecnológica que se advierte en la comparación de los productos nacionales respecto a la oferta “de punta”, liderada por las grandes empresas multinacionales. En este marco, las políticas públicas deberían concentrarse en facilitar/acelerar la adopción de estas tecnologías, contribuir al máximo grado de desarrollo local y en generar las condiciones de competitividad suficientes para el normal desenvolvimiento de la actividad, fomentando la integración nacional de toda la cadena de valor involucrada, desde el campo hasta la industria pesada. Dentro del primer grupo se destacan las políticas de ciencia, tecnología e innovación, las cuales deben contemplar dos planos fundamentales: el primero incluye el fortalecimiento de todo el entramado de instituciones y actividades que podrían dar soporte a las necesidades técnicas que implica el desarrollo de la electrónica y el software asociado a la agricultura de precisión, el diseño del motor agrícola nacional y la internalización de los sistemas eléctricos para sembradoras, pulverizadoras, etc, cuyo desarrollo radical fue realizado en Estados Unidos y requiere una adaptación a la industria local a partir de procesos tipo “ingeniería inversa”, todo lo cual puede requerir el despliegue de acciones concretas sobre el sistema educativo y de formación en general, así como articular las actividades científicas con los esfuerzos de I+D que realizan las empresas. 33 Por otro lado, debería fortalecerse y, en caso de ser necesario, adaptarse el sistema científico-tecnológico a efectos de dar respuestas eficientes a las necesidades que conlleva la implementación de estas tecnologías. Por ejemplo, a partir de laboratorios que permitan normalizar piezas, realizar pruebas y certificar ensayos. Asimismo, la agricultura de precisión requiere toda una infraestructura electrónica fuertemente asociada a las telecomunicaciones que es preciso desarrollar y administrar 7, lo cual también conforma un ámbito de acción por parte del Estado. De manera complementaria, existe un espacio relevante para constituir un conglomerado en la Argentina que esté orientado a la electrónica utilizada en productos que no son de consumo masivo, como los que se ensamblan en Tierra del Fuego. Dicho conglomerado es central para dar soporte al avance de la electrónica en la industria e integrar un eslabón esencial, que cada vez tendrá una mayor incidencia sobre la definición de los fundamentos tecnológicos de cada rama. Por otro lado, la disponibilidad de recursos humanos especializados en cantidad y calidad es esencial. Para ello, sería preciso adaptar las escuelas técnicas a las nuevas demandas (capacitación en la interpretación de planos, manejo de tornos CNC, normalización, etc.), difundir tecnicaturas universitarias en agroelectromecánica y en carreras de ciencias dura (especialmente ingeniería mecánica, electrónica y robótica), etc. También podrían crearse especializaciones o posgrados en ingeniería vinculados la fabricación de maquinaria agrícola de última generación y a sus distintas aplicaciones. Cabe destacar los cursos periódicos en agricultura de precisión que realiza el INTA Manfredi, a través de la Red Público-Privada de Agricultura de Precisión. Se trata de un evento de capacitación gratuito con reconocimiento a nivel internacional dirigido a productores, asesores, contratistas y personal del ámbito 7 Esto es así en tanto la mayoría de los controles vinculados a la agricultura de precisión trabajan sobre una interface de “tiempo-espacio” que es definido por un mapeo satelital, a partir del cual también se pueden precisar acciones y realizar el seguimiento de las mismas, ya sea presencialmente como a distancia. Actualmente las empresa multinacionales ya están instalando antenas propias en distintas zonas de la Pampa húmeda, lo cual luego podría constituir una “barrera de entrada” para los desarrollos locales. 34 educativo que lleva 12 ediciones realizadas con éxito. En estos encuentros, los especialistas presentan las últimas novedades sobre máquinas y componentes precisos, manejo de insumos y cultivos por ambiente, innovaciones tecnológicas para diferenciación de calidad, nuevas aplicaciones GIS, análisis de datos de sensores y procesadores, entre otros. Por otra parte, esta Red viene trabajando con éxito en pos de incluir en las currículas de todas las escuelas agrotécnicas del país una materia vinculada al tema de agricultura de precisión. Actualmente, ya están en marcha las primeras pruebas piloto en 130 escuelas ubicadas en la provincia de Córdoba y Buenos Aires, pero el objetivo es extenderlo en el corto plazo a la totalidad de los establecimientos, para luego avanzar hacia los institutos de educación superior (terciarios, universidades, etc.). Por otro lado, dentro del grupo de políticas que podrían favorecer la implementación y desarrollo de estas tecnologías deben incluirse aquellas que permiten un desempeño positivo de la actividad, sin el cual no habría lugar para la acción tecnológica. Estas políticas deben orientarse a la mejora continua de procesos y deficiencias estructurales propias del sector, que también inciden sobre la competitividad sectorial y es donde se vislumbran las mayores debilidades. Dentro de este grupo se destacan las siguientes: o Desarrollar protocolos para la estandarización de piezas, principalmente en los rubros de autopropulsados y sembradoras. o Delinear programas integrales de calidad que permitan compatibilizar las distintas acciones que realizan las empresas individuales, tendientes a estandarizar los niveles de calidad de procesos y establecer criterios de “mejora continua” para el conjunto de los subsectores de maquinaria agrícola. o Fortalecer los sistemas de “protección del conocimiento”, potenciando las acciones en el ámbito local con el acompañamiento en los mercados externos (patentes, modelos de utilidad, diseño, seguridad de la información, know-how, etc). o Brindar apoyo para la realización de diagnósticos tecnológicos y estudios de 35 diseño de plantas (lay-out) que permitan optimizar las estructuras actuales, organización de las series de producción, métodos, procesos, costos y uso racional de la energía. Dicho apoyo debería luego establecer un cronograma de acciones con financiamiento compartido entre empresas y fondos públicos. o Articular acciones de investigación entre el Estado y las empresas (podría ser en el marco del INTA, como ya se viene haciendo en tantas áreas) a efectos de evaluar el desarrollo de nuevas fórmulas de aleaciones de materiales, nuevos diseños y prototipos más sencillos, que reducen la cantidad de agropartes de los equipos, etc. Por otro lado, una mirada de largo plazo, que implique el desarrollo de todos los eslabones de las cadenas de valor metalmecánicas y una inserción internacional sustentada en productos con valor agregado e intensidad tecnológica, necesariamente deberá contemplar los efectos de contar con estructuras de mercado concentradas en la mayoría de los sectores productores de insumos difundidos. En particular, en los proveedores de insumos básicos de acero, aluminio pero también en plásticos y similares. Al tratarse de recursos estratégicos para el desarrollo “aguas arriba” de la cadena y suelen estar sujetos a escalas mínimas de producción que técnicamente no podría derivar en mercados más competitivos, resulta evidente que el Estado debería regular su oferta y valorización, complementando a su vez la realización de inversiones para garantizar calidades y calidades a precios razonables. Esta mirada requiere rever la regresividad de la estructura arancelaria, dado que en muchos casos los productos finales suelen tener derechos de importación más bajos que los insumos utilizados para producirlos. En otros casos incluso no existe fabricación nacional, lo cual tiende a generar un sobrecosto a los fabricantes locales. Todo esto precisa de una planificación estratégica, que contemple qué insumos podrían elaborarse en la Argentina y sería deseable que así fuera (por ejemplo, en algunos aceros aleados y especiales) y en qué casos convendría su importación libre 36 de aranceles. A su vez, el actual esquema del bono fiscal “compensatorio” (Decreto 379/2001) es considerado por las empresas del sector como una herramienta clave para la competitividad, que debería sostenerse y eventualmente podría orientarse a incentivar la integración nacional de partes y piezas y el valor agregado local. Se trata de un bono fiscal del 14% sobre las ventas al mercado interno, netas de importaciones que no pagan derechos aduaneros y forman parte de los costos de producción. Dicho esquema podría ser potenciado en función de la integración nacional de cada producto con un criterio estratégico. En relación al actual régimen de recupero del saldo técnico de IVA, que deriva del diferencial de alícuota que pagan las ventas de maquinaria agrícola (10,5%) respecto a los costos (21%), es preciso incorporar la totalidad de créditos fiscales generados en el proceso de producción, incluyendo los correspondientes a gastos ex fábrica de comercialización y administración, ya que de lo contrario hay créditos fiscales que se van acumulando de manera sistemática y generan una descapitalización del sector. El régimen del “bono fiscal” además opera como un incentivo a la compra nacional de maquinaria agrícola, el cual podría ser potenciado a partir de una desgravación impositiva sobre las utilidades reinvertidas en los mismos. En el plano de las exportaciones, la configuración de un esquema que atienda los diferenciales sectoriales en términos de impacto en la economía y la agregación de valor resulta central. La experiencia histórica e internacional da cuenta de los beneficios que trae aparejado el estímulo a la exportación de sectores estratégicos. Asimismo, estos sectores -que generalmente integran múltiples eslabones productivos y ciclos de producción más largos y complejos que el promedio- tienden a acumular en sus exportaciones un carga tributaria que bajo el esquema actual presenta costos económicos efectivos. La adecuación de reintegros a la exportación y priorizar su pago permitiría atender 37 ambas cuestiones. Esto debe ser acompañado por una reducción total o parcial de los derechos de exportación sobre los segmentos más afectados. Estas acciones deberían ser complementadas con esquemas de pre y post financiamiento de las exportaciones, las cuales deberían concebirse bajo la lógica de una “oferta integrada” de máquinas, equipos e implementos, por ejemplo, a través de consorcios de exportación o unidades transitorias de empresas. Garantizar un flujo de financiamiento acorde a las condiciones de la competencia es esencial, ya que muchos países en el mundo y, fundamentalmente aquellos que compiten con la Argentina en estas ramas, operan bajo condiciones de financiamiento mucho más favorables, constituyendo en este aspecto un factor amplificador de las asimetrías de competitividad. Si bien en los últimos años estas brechas se han reducido notablemente (por ejemplo, a través de programas de financiamiento a tasas subsidiadas como el Programa de Renovación de Flota o el más reciente FONDEAR), aún está el desafío de poder avanzar del mismo modo en estrategias más “ofensivas” sobre los mercados externos. 38 PROSPECTIVA TECNOLÓGICA COMPLEJO MAQUINARIA AGRÍCOLA ARGENTINO Diagnóstico y prospectiva tecnológica en materia ambiental Dentro del complejo de maquinaria agrícola se hallan múltiples diferencias en cuanto a los procesos productivos que realizan las distintas firmas en su interior y al tipo de tecnología que emplean, lo cual tiene influencia sobre el impacto en materia ambiental. En Argentina, dicho complejo está compuesto por unas 730 empresas distribuidas principalmente entre Santa Fe (47%), Córdoba (24%), y Buenos Aires (20%). Pero existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil de sus producciones regionales. La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque deben afrontar problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias, adecuando las maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos. Al mismo tiempo, la presencia cercana por parte de las empresas resulta fundamental para suministrar en tiempo y forma los insumos que requieren los clientes y realizar los servicios post venta. En esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales, cuyo tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. La gran mayoría posee una estructura productiva de “tipo taller”, con el uso de bienes de capital de moderado grado tecnológico e, incluso, existen casos donde hay labores de tipo “artesanal”. En contraste, el reducido grupo de establecimientos de mayor tamaño poseen plantas productivas modernas, con gran cantidad de maquinarias de alto desarrollo tecnológico (equipos de control numérico, centros de mecanizados, punzonadoras, robots de soldadura, etc.) y la producción suele llevarse adelante mediante líneas de montaje. 39 Por otra parte, también conviven un reducido grupo de firmas multinacionales que tienen realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de maquinarias de mayor complejidad. Se trata de un complejo productivo diverso y heterogéneo, donde el grado de especialización, de automatización y las escalas de producción óptimas están directamente relacionados al tipo de producto que genera y su historia. A los fines del presente documento, cabe señalar que esta heterogeneidad sectorial también es extensible al plano ambiental. En tanto las filiales de empresas multinacionales operar con estándares más homogéneos, la gestión en materia ambiental en las PyME suele ser discreta o, en algunos casos, inexistente. En general, estos pequeños establecimientos no son conscientes de sus impactos ambientales o bien carecen de experiencia y/o recursos para gestionarlos. Sin embargo, al igual que las grandes empresas, en forma agregada pueden ejercer un impacto considerable sobre el medio ambiente. La más reciente evidencia, a nivel internacional, señala que en su conjunto, las PyME son responsables de aproximadamente el 64% de la contaminación industrial en Europa, en un intervalo que se encuentra generalmente entre el 60 y el 70% (DG Enterprise, 2010). A nivel local, la Unión Industrial Argentina realizó recientemente un trabajo sobre la gestión ambiental en las PyME industriales -de las cuales participaron un grupo representativo de empresas fabricantes de maquinaria agrícola- del cual surge que casi el 70% de la muestra no cuenta con algún sistema de gestión ambiental ni tampoco realizó alguna capacitación vinculada a esta temática. Entre las principales razones que se destacan para introducir técnicas modernas se encuentran: escasos recursos financieros; competencia desleal; demanda de conocimiento especializado y el desarrollo limitado del segmento de consultoría ambiental dispuesto a atender este tipo de industrias. 40 Encuesta de Gestión Ambiental en PyME industriales argentinas ¿Ha tenido lugar en su firma alguna capacitación vinculada a la temática ambiental? Si ¿Cuenta su firma con algún sistema de control ambiental implementado? No 33% Si No 33% 67% 67% Fuente: Encuesta de Actualidad Industrial 2014 (CEU-UIA) Entre las empresas que sí desarrollaron algún tipo de gestión, sólo el 40% lo hizo con personal propio, correspondiendo el resto a consultores externos. De todas formas, 4 de cada 10 PyME indicó que no ha certificado dicho sistema. Las principales actividades tienen que ver con mejoras en la eficiencia del uso de agua, insumos y energía; incorporación de sistemas para tratamiento de efluentes y residuos; establecimiento de reciclado interno o externo; y modificación de los procesos contaminantes. La selección del método más apropiado por parte de las empresas normalmente se basa en consideraciones de tipo económico y en las tecnologías disponibles, de acuerdo con las leyes ambientales vigentes. Los incentivos que reciben las empresas del sector fabricante de maquinaria agrícola para incorporar buenas prácticas de gestión ambiental pueden ser clasificados en tres tipos (Chidiak, 2003): - De mercado: exigencias ambientales fijadas por sus clientes (locales o del exterior), que muchas veces contemplan la necesidad de cumplir con normas de producto o 41 proceso de la serie ISO 14.000. - Regulatorias: en base a las normativas nacionales, provinciales y/o municipales, se ejerce presión para el cumplimiento de dichas normas (enforcement) y/o también se canalizan reclamos a través de organizaciones de la sociedad civil (ONG, etc.). - Normas de responsabilidad social corporativa adoptadas voluntariamente por las empresas, o “impuestas” a través de convenios con empresas transnacionales o por demandas de clientes. De acuerdo a lo manifestado por referentes del sector, predomina entre las empresas una reacción de índole más reactiva en lo que hace al cuidado del medio ambiente. En general, los mecanismos de mercado y las regulaciones internas aparecen como principales motivaciones. Por un lado, en las respuestas de las firmas aparece con una alta frecuencia la necesidad de contar con certificaciones ambientales y satisfacer determinados "estándares" debido a la necesidad de responder a exigencias de clientes e incluso de proveedores de financiamiento. En particular, esto sucede con aquellas empresas del complejo que proveen de agropartes a grandes empresas o filiales de multinacionales y aquellas que exportan. En este sentido, la mayor exigencia por parte de los mercados más sofisticados (Unión Europea, Estados Unidos, etc.) incrementa la demanda de servicios ambientales por parte de las empresas locales. Esto se refleja claramente en lo relativo a la implementación y/o certificación de las normas SO 14.001. Sólo un reducido grupo de firmas recurren a esta clase de certificación, impulsadas por la necesidad de incrementar o mantener su presencia en mercados de países desarrollados. El certificado acredita que la organización cumple con los requisitos que establece dicha norma y que ha implantado un sistema de gestión ambiental para prevenir los impactos ambientales, por medio del uso de los recursos necesarios para evitarlos, reducirlos o controlarlos, en equilibrio con la racionalidad socioeconómica, a través 42 de la mejora continua. Por otro lado, las empresas del sector también suelen verse presionadas por algún tipo de regulación interna (nacional, provincial o local) o por la movilización de las comunidades locales y ONG ambientales. En cambio, son prácticamente nulas las iniciativas ambientales con la necesidad de bajar costos. Esto indica que un número significativo de PyME del sector no parece haber identificado aún que una mejor gestión ambiental puede estar íntimamente relacionada con la mejora general de sus prácticas productivas y con una disminución en sus costos operacionales, superando la antinomia "gestión ambiental versus reducción de costos". En este sentido, si bien hay ciertas excepciones, las PyME fabricantes de maquinaria agrícola de Argentina presentan importantes brechas respecto a las mejoras prácticas internacionales en materia de gestión ambiental. Sobre todo debido al escaso conocimiento y adopción de estos sistemas a nivel agregado. De acuerdo a un documento elaborado por la Comisión Europea en el año 2013, el 93% de las PyME tomó al menos una acción en materia de gestión ambiental. Las principales actividades que se destacaron tienen que ver con la minimización de residuos, ahorro de energía, ahorro de materiales, reciclaje por reutilización de materiales o residuos dentro de las empresas y ahorro agua. Las mayores diferencias respecto a la situación local se encuentran en el grado de internalización que tienen sus pares europeas en la necesidad de incorporar la gestión ambiental como herramienta para reducir sus costos de producción. 43 Principales razones por las cuales las PyME de la Unión Europea toman acciones de gestión ambiental Fuente: Comisión Europea El predominio de una reacción de índole más proactiva en lo que hace al cuidado del medio ambiente también se traduce en la incorporación de personal (a tiempo completo o part time) con conocimiento en la temática. Más del 40% de las PyME cuentan con al menos un empleado vinculado a la gestión ambiental8. Trabajos similares muestran que las PyME de Estados Unidos tienen un comportamiento análogo a las europeas en lo que hace a la gestión ambiental. Incluso, las firmas estadounidenses duplican a sus pares de la Unión Europea en cuanto a la cantidad de recursos humanos promedio destinados exclusivamente para ese fin (4 empleados frente a 2 empleados). Por otra parte, cabe señalar que a nivel agregado el complejo de maquinaria agrícola argentina presentan indicadores inferiores a las empresas europeas y estadounidenses en materia de certificación de sistemas de manejo del medio ambiente. A diferencia de las PyME argentinas, el fin principal de estas acciones tiene que ver 8 El documento denomina “green job” (“trabajador verde”), a la persona que trabaja directamente con información, tecnologías o materiales que preserva o restaura la calidad ambiental. Para ello dicho empleado requiere de habilidades especiales, conocimiento, capacitación o experiencia en el tema ambiental. 44 con la competencia en sus respectivos mercados internos más que por cuestiones ventas externas. Claramente, esto se debe a la mayor sofisticación que presentan los mercados desarrollados tanto desde el lado de la demanda (consumidores) como de los organismos estatales de control. Cantidad de PyME que cuenta con al menos un empleado dedicado exclusivamente a tareas de gestión ambiental En porcentaje Fuente: Comisión Europea Por su parte, el reducido grupo de filiales multinacionales que forman parte del complejo de maquinaria agrícola presenta buenos niveles de gestión en materia ambiental, cumpliendo en mayor grado la legislación ambiental en comparación con 45 las empresas locales y su desempeño ambiental es más alto. Dicho comportamiento se debe, en parte, a que estas empresas cuentan con la concentración de materiales y operaciones en pocas instalaciones de gran tamaño con alto potencial de impacto ambiental- pero también con la posibilidad de lograr economías de escala importantes en los proyectos ambientales; disponibilidad de recursos económicos y capacidad financiera; cuentan con recursos organizacionales y humanos especializados en la gestión de aspectos legales y técnicos que afecta a la empresa, entre otros. Sumado a lo anterior, debe destacarse que los “patrones de conducta” a nivel mundial que impone la casa matriz a cada una de sus filiales, hacen que el manejo de las cuestiones ambientales no difieran significativamente de las mejores prácticas internacionales. Sin embargo, especialistas del sector consideran que, debido a regulaciones específicas y métodos de producción más modernos, las empresas que operan en Europa, Estados Unidos y Japón utilizan procesos más sustentables en la materia. En cambio, las filiales locales no presentan ninguna diferencia respecto a sus pares localizadas en Brasil. El impacto ambiental que genera el complejo industrial de maquinaria agrícola puede ser analizado tanto a nivel de proceso productivo como a nivel de producto. En general, el efecto sobre el medio ambiente de los procesos vinculados a la fabricación de maquinaria agrícola incluye: la polución atmosférica a través de la emisión de gases, vapores y humos, la generación de residuos sólidos y la utilización de recursos hídricos. La contaminación sonora o acústica también es un tema recurrente entre las empresas del sector, sobre todo, debido a que muchas de ellas se encuentran ubicadas muy próximas a zonas residenciales dentro de las comunidades locales o regionales. Debido a la multiplicidad de actores productivos que intervienen en el complejo, pueden identificarse tres grandes subgrupos al momento de identificar el tipo de impacto ambiental que predomina. Las empresas que forman parte del primer eslabón de la transformación industrial 46 (fundición, tratamientos superficiales, etc.) tienen un perfil de contaminación muy elevado e incluyen emisiones atmosféricas de dióxido de nitrógeno (NO2), de monóxido de carbono (CO), partículas suspendidas (PST), compuestos orgánicos volátiles (COV), vapores y olores; aguas residuales potencialmente contaminantes; y generación de residuos peligrosos y no peligrosos. Las firmas del segundo eslabón en la cadena de producción de maquinaria agrícola, destinadas principalmente a la fabricación de partes y piezas (que incluyen tareas de corte, plegado, estampado, pintado, etc.) presentan un perfil de contaminación alto (aunque menos intensivo al primer eslabón). Los impactos ambientales que prevalecen se vinculan a la generación de emisiones al aire de NO2, CO, óxidos de nitrógeno (NOx), PST, COV y humos de soldadura; aguas residuales potencialmente contaminantes; la generación de residuos no peligrosos y peligrosos. En particular, el proceso de pintado tiene un fuerte impacto ambiental ya que genera emisiones atmosféricas de compuestos orgánicos volátiles, disolventes sucios utilizados para la limpieza de los equipos, lavados de desengrase, Iodos de pintura, envases vacíos y restos de polvo. Finalmente, la etapa correspondiente a la mecanización de las partes y piezas y a las tareas posterior de ensamblado y puesta en funcionamiento de las maquinarias es la que presentan un perfil de contaminación más bajo. Las emisiones a la atmósfera están originadas principalmente por los humos de soldadura (PST) y residuos no peligrosos (rebaba o viruta metálica) derivados del proceso de corte y soldadura de piezas. De acuerdo al tipo de establecimiento y el grado de integración de las fases productivas al interior del mismo, los efectos negativos sobre el medio ambiente serán de mayor o menor tipo e intensidad. A nivel de producto los efectos a nivel ambiental tienen una relevancia igual o superior. Es importante destacar que la agricultura es de las actividades con mayor impacto ambiental negativo, generando: erosión del suelo, salinización y anegamiento de suelos muy irrigados, contaminación por uso excesivo de fertilizantes y plaguicidas, agotamiento de acuíferos, deforestación, consumo de combustibles fósiles y emisiones de gases efecto invernadero, etc. 47 De acuerdo a un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), las emisiones generadas por la producción agropecuaria durante el período 2001-2010 fueron las siguientes: - 5.000 millones de tn de CO2 eq/año de la producción agrícola y ganadera. - 4.000 millones de tn de CO2 eq/año de la reconversión forestal neta a otras tierras. - 1.000 millones de tn de CO2 eq/año de turberas degradadas. - 200 millones de tn de CO2 eq/año por la quema de biomasa. Además, dicho informe de la FAO sostiene que las emisiones generadas durante la aplicación de fertilizantes sintéticos representaron el 13% de las emisiones de la agricultura, siendo la fuente de emisión de más rápido crecimiento, con un alza de 37% en los últimos diez años. El impacto ambiental de los fertilizantes se debe a la producción de emisiones de óxido de nitrógeno (N2O), un gas que tiene un efecto invernadero 200 o 300 veces más fuerte que el producido por el CO2. En Argentina, el INTA realizó un estudio que analiza la composición de las emisiones de gases efecto invernadero, excluyendo suelos, en la zona norte de la provincia de Buenos Aires y Sur de Santa Fe. Para ello, se agruparon las fuentes de la siguiente forma: - Fertilización: emisiones de N2O correspondientes al uso de fertilizantes sintéticos, incluye emisiones Directas e Indirectas. - Residuos: emisiones de N2O correspondientes a la reincorporación de residuos de la cosecha, incluye emisiones directas e indirectas. - Combustibles Fósiles: emisiones de CO2, CH4 y N2O provenientes de la quema de combustibles fósiles para las actividades de laboreo y cosecha. Los resultados muestran que las principales fuentes de contaminación atmosférica 48 en la producción de maíz y trigo son las que provienen de la fertilización. Por el contrario, las mayores emisiones en la producción de soja están vinculadas a los residuos generados y a los combustibles fósiles. Por otra parte, informes recientes elaborados por la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires indican que la Argentina produciría menos gases como consecuencia de la siembra directa ya que este sistema agrícola emite bajos niveles de óxido nitroso. El paquete tecnológico asociado a este sistema, incluye una mayor eficiencia de las maquinarias agrícolas utilizadas que se traduce en un aumento de la productividad y la reducción de labranzas, lo cual en definitiva implica una reducción en el consumo de combustibles. Por otra parte, la tecnología de agricultura de precisión también contribuye a este menor impacto ambiental producto de un manejo mucho más exacto de equipos como fertilizadoras, pulverizadoras y sembradoras. Emisiones de la etapa agrícola en el Norte de Provincia de Buenos Aires y Sur de Santa Fe Sin concepto suelos Fue nte: INT A A niv el int ern aci ona l, los primeros antecedentes en materia de desarrollo sustentable en general se remontan a la Conferencia de Estocolmo realizada en el año 1972. En 1987, se publicó un 49 informe elaborado por más de un centenar de científicos de todo el mundo titulado “Nuestro Futuro Común”, conocido como el Informe Brundtland. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992), se retoma el concepto de desarrollo sustentable, pasando a ser desde entonces un objetivo concreto de política, lo cual dio lugar a múltiples acuerdos, convenios y protocolos en la materia 9. A nivel local, la reforma constitucional de 1994 ha incorporado la mayoría de estos tratados, sentando las bases para un marco regulatorio más adecuado a la realidad internacional. En Argentina, los marcos regulatorios en materia ambiental derivan de un sistema de distribución de competencias en materia normativa entre el Estado Nacional y los Estados Provinciales. A partir de allí, la Nación tiene la facultad de dictar las denominadas “normas de presupuestos mínimos de protección ambiental” y las provincias, la facultad de complementar dichas normas. El concepto de normas de presupuestos mínimos conforma un piso de regulación (un mínimo de protección ambiental) de carácter uniforme para todo el país, que debe ser aplicado por las provincias y éstas se reservan la potestad de complementarlas pudiendo ser más exigentes en post de la protección ambiental, pero no menos que el mínimo establecido a nivel federal. De esta manera, se fueron dictando leyes de presupuestos mínimos entre las cuales cabe destacar la Ley Nº 25.612 Presupuestos Mínimos para la Gestión Integral de los Residuos Industriales y de Actividades de Servicio; la Ley Nº 25.675 (Ley General del Ambiente); y la Ley Nº 25.688 Régimen de Gestión Ambiental de Aguas; entre otras. Estas leyes de presupuestos mínimos y los decretos y resoluciones nacionales que las han reglamentado parcialmente en el marco de las competencias del Gobierno Federal, constituyen enunciados generales que sirven de “paraguas” para intervenciones más precisas o establecen un marco punitorio frente a eventuales 9 Entre ellos se destacan: la Convención marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático; el Protocolo de Kyoto; el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono; el Convenio de Viena para protección de la capa de ozono, entre otros. 50 siniestros o hechos ambientales donde quede de manifiesta la falta de precaución o negligencia por parte de las empresas. La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es el organismo que suele ejecutar parte de la política ambiental a nivel nacional pero de acuerdo a las peculiaridades del régimen federal argentino y a la realidad compleja del esquema constitucional, también intervienen de diferentes formas una serie de organismos Provinciales y Municipales. La acción de estos organismos es muy amplia y consiste en inspecciones a las empresas para analizar todos los procesos industriales y administrativos y, en caso de identificar alguna “falla” aplica multas por “agente contaminante”. Los niveles de emisiones, normas de seguridad ambiental, tratamiento de residuos, etc. están fijados por la autoridad de aplicación nacional en concordancia con los parámetros a nivel internacional. Más allá de las eventuales multas que puedan aplicarse, la calificación de “agente contaminante” constituye un factor agravante sobre otra de las regulaciones en la materia: la obligatoriedad de contratar un seguro ambiental. Dicha norma se aplica a nivel provincial pero también en el marco de la adhesión a las leyes nacionales antes mencionadas. Los “agentes contaminantes” pagan primas de riesgo más altas sobre estos seguros. Sin embargo, se trata de un tema controversial que no está siendo del todo aplicado y actualmente existe un Decreto Nacional de modificación de la norma que está “congelado” en la Justicia. El problema esencial es que no existe la estructura suficiente de aseguradoras de riesgo de este tipo y también se han puesto en evidencia problemas específicos con el texto de la norma (“vacíos” normativos, ambigüedades en torno a qué es lo que cubrirían los seguros ambientales, indefiniciones sobre los límites de la responsabilidad civil de los apoderados de las empresas, etc). A nivel de las provincias de Santa Fe y Córdoba -regiones donde se ubican más del 70% de las empresas del complejo de la industria de maquinaria agrícola- también 51 está vigente (mediante la Ley Provincial Nº 7.343 de Córdoba y Ley Provincial Nº 11.717 de Santa Fe) la adhesión a la Ley Nacional Nº 25.612 de Gestión integral de residuos industriales y de actividades de servicios. Por lo tanto, las empresas en funcionamiento, como las nuevas, deben obtener para su habilitación un certificado de aptitud ambiental. En el mismo sentido, los municipios más importantes del conglomerado regional (Armstrong, Las Parejas y Marcos Juárez), poseen legislaciones locales, que regulan tanto la radicación de nuevos emprendimientos y la re localización de los existentes en áreas industriales, como también la certificación de los mismos en lo referente a la aptitud medioambiental. Por otra parte, la Ley Provincial Nº 7.343 de la provincia de Córdoba sobre Principios Rectores para la Preservación, Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente, y la consecuente creación de la Agencia Córdoba Ambiente por Ley Provincial Nº 8789. El Programa referenciado en el Memorando de Entendimiento, contemplará medidas para aumentar las ventas en el mercado interno y para mejorar la productividad, reduciendo el impacto ambiental (Ley Nº 12.444) 10. Vinculado a esto último la Ley Provincial de Santa Fe Nº 12.441 otorga financiamiento con destino a parques y áreas industriales y al sector de la ciencia y la tecnología, con el objetivo también de reducir el impacto ambiental de las empresas fabricantes de maquinaria agrícola. En la Provincia de Buenos Aires -tercera región en importancia- también existen regulaciones ambientales similares. Por un lado, se establece un máximo permitido de emisión de residuos líquidos a cuencas hídricas y también a cloacas. También existen regulaciones vinculadas a la gestión de residuos sólidos que, a partir de normas nacionales, se clasifican entre “peligrosos” y “no peligrosos”. 10 Por ejemplo, se encuentra como medida específica el destino de fondos de los organismos de ciencia y tecnología para el desarrollo tecnológico en la fabricación y la realización de programas conjuntos con los fabricantes nacionales para mejorar la gestión ambiental de sus empresas. 52 Los primeros generalmente son tratados y enviados a vertederos privados especializados, mientras que los segundos son enviados al CEAMSE, teniendo ambos servicios un costo bastante elevado. Los residuales de aceites utilizados durante distintos procesos también están alcanzados por normas específicas que implican un reciclaje para su posterior reutilización. En la Provincia también existe una medición de emisiones gaseosas que entre sus principales sujetos se encuentran las empresas siderúrgicas. El ente encargado de realizarlas es el Organismo Provincias de Desarrollo Sustentable (OPDS), que aplica multas cuando existen excesos respecto el límite que fija la autoridad de aplicación. A su vez, recientemente se ha venido aplicando el pago de un canon sobre el uso del agua para las empresas industriales y que busca contribuir a un uso más racional de este recurso durante el proceso productivo de las mismas. Finalmente, existen otras regulaciones nacionales que alcanzan al sector como la Ley Nº 25.670, de Presupuestos mínimos para la gestión y eliminación de PCBs, a partir de la cual existen controles sobre la eliminación de contenidos de PCB en equipos tales como los transformadores, ya que el tratamiento requerido para los mismos no se realiza en la Argentina y deben ser exportados, lo cual también tiene controles específicos. La Secretaría de Energía de la Nación, además, realiza auditorías sobre los tanques aéreos de combustibles e hidrocarburos que poseen las empresas para uso interno, a fin de evitar posibles fugas o emisiones contaminantes de diverso tipo (Resolución N° 785/2005). Por otra parte, a nivel regional también se estableció un Acuerdo Marco sobre Medio Ambiente Regional (el cual fue ratificado por Argentina) que permitió, entre otras cosas, desarrollar un proyecto de cooperación regional para el Fomento de la Gestión Ambiental y Producción más Limpia en PyME. Si bien existe en Argentina una normativa ambiental relativamente exigente que no difiere demasiado de los estándares internacionales, su cumplimiento, a pesar de 53 algunos avances en los últimos años, tiende a ser reducido en la práctica. Son diversos los factores que contribuyen a esta situación, destacándose tanto la falta de información por parte de las PyME como así también defectos propios de la normativa y falta de aplicabilidad efectiva de la misma. Como se mencionó previamente, existe una heterogeneidad las PyME al interior del complejo de fabricantes de maquinaria agrícola en cuanto a su desenvolvimiento en materia ambiental. No obstante ello, puede decirse que la mayor parte de las firmas no cuentan con un proceso de planificación de su gestión ambiental (no se utilizan indicadores para el seguimiento y medición del comportamiento medioambiental y no se manejan prácticas de prevención y mitigación de los impactos). En general, se aprecia entre las empresas del sector un desconocimiento técnico de cómo manejar los impactos ambientales, y desde el punto de vista financiero consideran que los recursos económicos dedicados a los requerimientos ambientales (sistemas de tratamiento y formación del personal), en lugar de ser una inversión, representan un costo que debe evitarse en lo posible. Así, la no identificación de los impactos ambientales ni los requisitos legales y técnicos aplicables a sus operaciones ocasiona que la mayoría de las PyME no ejerzan un control operacional de los aspectos ambientales significativos, haciéndolas susceptibles de ser penalizadas. Los mayores esfuerzos en cuidado del medio ambiente por parte de la industria de maquinaria agrícola se hacen a nivel producto, impulsado por la demanda de sus clientes. Es en este marco en el cual, por ejemplo, se inscribe la mayor parte de las tecnologías críticas a adoptarse en los próximos años y que fueron señaladas en el primer documento. En especial, la utilización de las tecnologías de agricultura de precisión puede contribuir a reducir el impacto ambiental (por menor polución atmosférica, generación de residuos sólidos y utilización de recursos hídricos, entre otros) ya que permite optimizar el uso de los insumos en función de la cuantificación de la variabilidad espacial y temporal de la producción. 54 Cabe destacar que todas las oportunidades de mejoras que brindan las tecnologías de agricultura de precisión en el agro pueden extenderse hacia otros sectores como el frutihortícola, vitivinícola y ganadero, incrementando la competitividad y calidad de sus productos. Del mismo modo, la tecnología de sembradoras con dosificador variable también contribuye a reducir el impacto ambiental, sobre todo, a través de la minimización de gases efectos invernaderos (especialmente N2O y CO2) producto de una utilización más precisa de fertilizantes y un menor consumo de combustibles fósiles. Finalmente, la producción de motores más eficientes también permite obtener mejores rendimientos en cuanto a emisiones de gases por kilómetro recorrido, mejorando su desempeño ambiental. Tomando en consideración todo lo expuesto, surge que el estado de situación del complejo de maquinaria agrícola en materia ambiental constituye un aspecto sensible sobre el cual existen espacios de mejoras. En general, la combinación de esfuerzos de índole privada, junto a las dificultades asociadas al efectivo control de los marcos regulatorios que derivan de la atomización de las PyME del sector, redundan en índices de gestión ambiental notoriamente inferiores a las mejores prácticas internacionales (donde predominan las multinacionales). Existen dificultades para incorporar conceptos como “producción limpia” (PL) y “prevención de la contaminación”, dentro de su gestión productiva general. La mayoría de las empresas del sector suele concebir a la reconversión ambiental como un proceso caro, sin potenciales beneficios económicos o en los cuales no existe la posibilidad de encontrar soluciones de beneficio mutuo. Superar esta problemática implica un abordaje en múltiples dimensiones, tanto para el sector público como para el privado. Si bien ha habido esfuerzos considerables en 55 la materia por parte del Estado11, las políticas ambientales siguen colocando el énfasis en sobre el final de los procesos de gestión ambiental y en la fiscalización tradicional. No obstante, en Estados Unidos y Canadá, el sector público también viene fomentando, través de la provisión de asistencia técnica, reconocimiento público y otros beneficios, la implementación de varios tipos de Sistemas de Manejo Ambiental12, que comprenden iniciativas tales como el Programa de Cuidado Responsable, la certificación de estándares ISO 14.001, entre otros. En particular, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense apoya la definición voluntaria de objetivos de desempeño ambiental privado a través de la realización de auditorías gratuitas, informes de performance, asistencia técnica, financiamiento de nuevas tecnologías, talleres, capacitación en la implementación de SMA, obtención de certificados de calidad ambiental, etc. De manera similar, en los países europeos los esquemas públicos de apoyo al buen comportamiento ambiental de las firmas suelen tomar dos formas: por una parte, el otorgamiento de subsidios financieros directos que cubren (parcialmente) los costos de incurrir en mejoras de gestión ambiental y, por la otra, la asistencia y capacitación para la implementación de tales prácticas. No obstante, en años recientes, el diseño de las políticas públicas se está reorientando desde el otorgamiento de apoyo financiero directo hacia una gama más amplia de instrumentos, que comprenden aspectos relacionados con las capacidades de gestión, los flujos de información y las actividades de capacitación y entrenamiento para empleados y empleadores. Estas iniciativas cubren áreas diversas tales como la implementación de sistemas 11 Al respecto cabe destacar las siguientes iniciativas: 1) Programa de Reconversión Industrial (Resolución Nº 1139/08 Disposición de la Subsecretaría de Promoción del Desarrollo Sustentable de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable 05/08); 2) Acceso a Beneficios de Naturaleza Fiscal. Ley Nº 26.360; 3) Aportes No Reembolsables Producción + Limpia con Investigación, Desarrollo e Innovación; Línea de “Créditos Verdes”; y 4) Compras Públicas Sustentables. 12 Los SMA incluyen, entre otras cosas, el compromiso con la prevención de la contaminación, la reducción del riesgo ambiental y la publicación de información relacionada con el desempeño ambiental de las firmas. Estos sistemas enfatizan la reducción en la fuente y prevén auditorías periódicas y documentadas. 56 formales de manejo ambiental (EMAS, ISO 14001 o sistemas integrados que abarcan las áreas de salud, seguridad y medio ambiente), la eco-eficiencia y el eco-diseño. La experiencia de los países donde se ha incorporado a la gestión ambiental en las PyME como prioridad demuestra que ésta no debe involucrar sólo a una agencia gubernamental, sino que requiere la coordinación y la acción conjunta de todos las instituciones involucradas, entre otras cosas, para que no haya oposición entre promoción del desarrollo industrial y PL. Además, la política pública no puede limitarse a capacitación e información, sino que tiene que incluir también el establecimiento de presiones regulatorias, así como incentivos económicos y financieros. Diagnóstico y prospectiva tecnológica sobre las fuentes energéticas Los procesos productivos involucrados en la industria de maquinaria agrícola no son muy intensivos en el uso de energía, a excepción de las primeras etapas de transformación vinculadas a la fundición de metales. La electricidad es el principal recurso energético utilizado en las mismas, siendo minoritario el uso del gas u otras fuentes carboníferas. Al tratarse de una industria compuesta mayormente por establecimientos productivos pequeños y medianos no pueden distinguirse un grupo específico de actores relevante en la materia. En este sentido, el análisis del complejo de maquinaria agrícola en materia energética también debe considerar su ámbito de operación en las actividades agropecuarias. En Argentina, el consumo energético “directo” como combustible fósil asociado a las tareas en campo es de aproximadamente unos 998 MJ/ha/año. Pero también un sistema de manejo agrícola debe incluir las aportaciones de aquellos factores que intervienen en todo el proceso de producción, como por ejemplo, semillas, fertilizantes, productos fitosanitarios, la fabricación y mantenimiento de los equipos mecánicos, entre otros. En general, este consumo energético adicional “indirecto” se estima en un 8%-10%. 57 De toda forma, cabe destacar que el sistema de siembra directa presenta un mejor desempeño energético respecto a otras prácticas agrícolas como consecuencia del menor número de tareas a realizar, especialmente aquellas de labranza. En general, se estima que con la tecnología de sistema de siembra directa puede llegar a utilizarse hasta 4 veces menos energía de combustibles por hectárea trabajada. Por otra parte, la actividad agrícola también es intensiva en el uso de agua. A nivel mundial, de acuerdo a datos provenientes de la FAO, la agricultura es responsable del consumo del 75% total de agua dulce. En nuestro país, el aumento de la productividad promedio por hectárea se tradujo en una mejora de la eficiencia ambiental que permitió mejorar la relación de milímetros de agua de lluvia por tonelada producida, con una importante reducción y ahorro en el consumo de agua destinado a la producción. Actualmente, se estima que para producir una tonelada de granos en Argentina se utiliza entre un 35%-55%. Como ejemplo, un relevamiento de la FPC en la zona de Trenque Lauquen arrojó que el ahorro de agua de lluvia generado anualmente en una rotación promedio de la zona, en un campo de 1.700 hectáreas, es equivalente al consumo anual de una ciudad de 45.000 habitantes. La energía que se consume mediante el riego, dependiendo del sistema utilizado y de las necesidades hídricas de cada cultivo, los valores varían entre 3 y 65 GJ/ha. En este sentido, los mayores esfuerzos por parte de las empresas fabricantes de maquinaria agrícola pasan por mejorar la eficiencia energética de sus productos, dejando en un segundo plano las mejoras que podrían darse en el propio proceso productivo. Los principales motivos que aluden los empresarios para llevar adelante este tipo de inversiones tienen que ver con desconocimiento en la materia, falta de financiamiento, elevados riesgos y beneficios difusos. La mayoría de las firmas no internaliza la gestión de las fuentes energéticas como una forma de reducir los costos de sus clientes y en mejorar la competitividad de sus productos, más allá de los beneficios ambientales. 58 Sin embargo, existe una amplia gama de posibles acciones para mejorar la eficiencia energética de dichas empresas, cuya implementación no demandaría grandes erogaciones. Algunos ejemplos de ello son: - Cambiar a una iluminación más eficiente (CFL, LED). - Incorporar aparatos más eficientes (calefacción y aire acondicionado). - Instalar motores y bombas eléctricas de alto rendimiento. - Promover la recuperación térmica industrial. - Instalar transformadores eficientes y de baja pérdida. - Optimizar sistemas de calentamiento/refrigeración. - Fomentar una conducta de ahorro de energía en la empresa. En la Unión Europea el 92% de las PyME cumplen con la legislación ambiental -la cual contiene normativas sobre fuentes energéticas- y cerca de un 20% de las mismas realizan acciones más allá de lo legalmente necesario. De acuerdo a un informe elaborado por la Comisión Europea, durante el año 2013, más del 90% de las PyME realizó al menos una acción para mejorar la eficiencia energética de su proceso productivo. Además, 8 de cada 10 empresas planea tomar más acciones en esta materia en los próximos 2 años. En promedio, las PyME europeas destinan el 5% de su facturación total para lograr un mejor aprovechamiento de las fuentes energéticas y más de dos tercios de las mismas han obtenido un buen rendimiento de sus inversiones, logrando incluso una buena reducción de sus costos de producción más allá de las mejoras en materia ambiental. Finalmente, se agrega que las PyME estadounidenses tienen un desempeño incluso superior a las europeas ya que casi la totalidad de las mismas realiza acciones para mejorar la eficiencia energética. 59 El mercado energético en Argentina funciona bajo un esquema mixto en el cual participan empresas privadas y públicas, tanto en las fases de producción como transporte y distribución. En todas ellas el Estado ocupa un rol central, que se ha ido acrecentando en los años recientes, no sólo por la participación accionaria, sino también por el esquema de subsidios que permite regular tarifas, entre otras acciones que despliega desde los distintos entes reguladores. El ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) y ENARGAS (Ente Nacional de Regulación del Gas) son los principales en lo que respecta a la última etapa, que es la que precede a los propios usuarios en la industria de maquinaria agrícola. Dichos entes dependen de la Secretaría de Energía de la Nación, perteneciente al Ministerio de Planificación Federal. La producción del gas natural es una actividad relativamente desregulada: los productores exploran, extraen y comercializan libremente el gas bajo las normas vigentes. Sin embargo, el transporte y la distribución del gas por redes constituyen servicios públicos regulados y las empresas licenciatarias que los prestan están sujetas a la jurisdicción de ENARGAS, que opera bajo los enunciados de la Ley N 24.076 y los Decretos y Resoluciones reglamentarios que establece las condiciones básicas para el funcionamiento de transportistas y distribuidores, dentro de los cuales se destaca el Decreto 2255/92. También interviene en el establecimiento de tarifas, en el marco de los subsidios que gestiona el Ministerio de Planificación, permitiéndoles a las empresas del sector operar en estos años a precios muy competitivos13. Los principales licenciatarios que abastecen a la industria de maquinaria agrícola son Litoral Gas y Gas Natural Ban, que representan casi el 90% de la provisión y, en menor medida, Camuzzi Gas Pampeana y Gasnor. Respecto a la energía eléctrica, el sistema de distribución básicamente está centralizado en CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista Eléctrico), que es quien adquiere prácticamente la totalidad de la electricidad 13 Sin embargo, cabe aclarar que desde 2006 se han venido estableciendo algunos normas de ajuste de tarifas, entre las cuales se destaca el programa “Gas Plus”, que otorga mayor libertad a los productores para fijar precios más altos para el gas, en la medida que el abastecimiento provenga de nuevas fuentes de generación, a partir de lo cual se ha buscado aumentar las inversiones y la oferta de gas. 60 transportada por el SADI (Sistema Argentino de Interconexión), que es la principal red de transporte de energía eléctrica de Argentina. El ENRE es quien regula la actividad eléctrica y controla que las empresas del sector (generadoras, transportistas) cumplan con las obligaciones establecidas en el Marco Regulatorio y en los contratos de concesión. Entre sus objetivos se destacan la protección a usuarios, el fomento de la inversión en todas las etapas del mercado, el establecimiento de tarifas acordes a estos objetivos y la competitividad. Por su parte, CAMESSA cumple un rol clave, ya que colecta y distribuye la potencia eléctrica generada en la mayor parte de Argentina, incluyendo recientemente a la Patagonia. Los consumidores de energía eléctrica, vinculados al Sistema Argentino de Interconexión (SADI), pueden adquirir la energía para abastecer su demanda, de dos formas distintas. La primera es a través del distribuidor de su área en la red industrial (la mayor parte de las empresas de la industria de maquinaria agrícola utilizan esta forma) o directamente a un Generador o Comercializador reconocido del MEM (Mercado Eléctrico Mayorista). De optar por la segunda alternativa el usuario debe cumplir con las condiciones requeridas para ingresar al MEM como Agente Gran Usuario del mismo. El precio de referencia es el denominado “monómico”, el cual incluye la potencia más la energía y cuyo valor corresponde al Centro de Carga del Sistema (Nodo Ezeiza) y no incluye ni el Transporte ni la Distribución, servicios que los usuarios deben pagar desde el Nodo Ezeiza hasta su punto de consumo. Por otro lado, la Secretaria de Energía -tomando en cuenta el precio del MEMestablece un precio denominado “precio sancionado”, que es al que los distribuidores compran la energía en el MEM para trasladarlo a sus usuarios en forma de tarifa. Esta última incluye el transporte y la distribución, sin discriminar cada uno de estos conceptos. De esta manera, la tarifa eléctrica está conformada por tres ítems: el precio 61 sancionado + el transporte + el VAD (Valor Agregado por la Distribución). Este último es la remuneración que percibe el distribuidor por el servicio que le brinda al cliente (usuario) incluyendo la expansión del sistema que tiene en concesión. Estos esquemas han permitido al complejo de maquinaria agrícola argentino contar con precios relativamente competitivos durante la mayor parte de la última década. Aunque las brechas de competitividad en la materia se han ido reduciendo considerablemente en la actualidad, no han tenido un impacto significativo sobre el costo de producción debido a que, como se mencionó anteriormente, no es un sector intensivo en materia energética. En este sentido, los mayores esfuerzos por parte del Estado pasan por diseñar políticas y programas que promuevan un uso eficiente de la energía en las PyME. Al respecto, cabe destacar el Proyecto de Eficiencia Energética que lleva adelante la Secretaría de Energía en forma conjunta con el Banco Mundial y con la colaboración de la Unión Industrial Argentina, que tiene entre sus objetivos realizar diagnósticos energéticos en 325 industrias de todo el país. La primera etapa del proyecto fue una experiencia piloto en la cual participaron 25 industrias de diferentes sectores -entre los cuales se encuentra la industria de maquinaria agrícola- y regiones de nuestro país. Los resultados mostraron un ahorro energético de entre 2,1 y 8,7% para inversiones nulas o bajas; de 1,5 a 1,8% para inversiones medias; y de 4,9% para las más elevadas. Actualmente, se encuentra en marcha la segunda etapa del proyecto en la cual se busca replicar el trabajo en unas 300 empresas más. Por otra parte, cabe destacar el llamado a Concurso Público de Proyectos Fondo Argentino de eficiencia Energética (FAEE I) por parte de la Secretaría para la Pequeña y Mediana Empresa y Desarrollo Regional de la Nación (SEPYME) que depende del Ministerio de Industria de la Nación. Dicho programa está dirigido a MiPyME que presenten proyectos de inversión que lleven a una mejora de la eficiencia energética en esas empresas mediante la adquisición de nuevas tecnologías más eficientes, cambios en los procesos 62 productivos y cualquier otra acción que lleve a una reducción en el consumo de energía. Este fondo cuenta con más de $ 17.000.000 y financia hasta el 70% del costo total de los proyectos que presenten las empresas a una tasa del 9%, fija y en pesos, en un plazo de hasta 84 meses (con un período de gracia de hasta 1 año). Del mismo modo, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, a través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), convocó a consorcios públicoprivados para la presentación de proyectos innovadores destinados a: a) desarrollo de equipos y sistemas integrados para incrementar la eficiencia energética en los procesos industriales; b) desarrollo de sistemas de redes inteligentes de transmisión y distribución de electricidad, con interconexión de generación con fuentes renovables de energía, y/o mejoramiento de la eficiencia de las redes eléctricas existentes; y c) desarrollo de envolventes y de sistemas de controles inteligentes para edificaciones energéticamente sustentables. El denominado FITS 2013 Energía - Uso racional y Eficiente de la Energía (UREE) financió hasta un 60% del costo total en proyectos que no superen los $ 50.000.000 en concepto de subsidio, debiendo los miembros del CAPP aportar como contraparte el resto de los fondos necesarios para implementar el proyecto. En lo que respecta al uso de energías renovables, el perfil productivo de la industria de maquinaria agrícola local tiene un sesgo hacia el uso de la electricidad, la cual proviene mayormente de fuentes no renovables como petróleo y gas. Por otro lado, el SADI colecta también energía eléctrica producida en distintas zonas del país mediante diversas formas (hidroeléctrica, nuclear, centrales térmicas, etc), en tanto resulta relativamente intrascendente para el complejo de maquinaria agrícola el origen del abastecimiento, aunque esto podría en algún momento modificar el costo del mismo. En general, la energía derivada de las represas hidroeléctricas es la que tiene menores costos medios, pero requiere grandes volúmenes de inversión inicial, en tanto que es esperable que en el marco de los recientes descubrimientos de reservas 63 de hidrocarburos tradicionales y no convencionales también el precio de generación vinculado a estas fuentes energética sean las más económicas en el país. Por otra parte, cabe destacar el potencial de biomasa que dispone nuestro país para la producción de energía ya sea de cultivos especiales para bioenergía, como de residuos de las actividades agrarias y urbanas. Se estima que utilizando sólo un 2,5% de la superficie total del país (aproximadamente 800.000 has) para cultivos energético se producirían unos 8.000.000.000 de metros cúbicos de biogás (10.000 m 3/ha), de los que podrían generarse unos 17.000 GWw eléctricos. Con ello, podría sustituirse el 14 % del total de la energía generada en el país y cumplir así con lo establecido en la Ley 26.190. En este sentido, el INTI viene trabajando en conjunto con el Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo de Alemania para la implementación de la tecnología de biogás en el país. Alemania es un país muy avanzado en el desarrollo de energías renovables como son la energía solar y eólica. Pero sobre todo es un país con un gran desarrollo en bioenergías, principalmente la que deriva de la producción de bio-gas o bio-metano. En la actualidad posee 7.874 plantas generadoras de bio-gas en funcionamiento, con una potencia instalada de generación eléctrica de 3.400 MW. Del total de plantas, unas 120 inyectan bio-metano a la red de gas natural para ser usado en los hogares o industrias. Para tomar como referencia, esos 3.400 MW representarían casi el 13% de toda la energía eléctrica utilizada por Argentina. A nivel de producto, también existen importantes oportunidades para las energías renovables. En especial, hay avances significativos en lo que hace a la fabricación de maquinarias y equipos que utilicen biocombustibles. Se estima que el consumo de energía por km, en promedio, de un motor que emplea biocombustibles es un 7580% menor que el generado por el combustible diesel convencional. Actualmente, Argentina se ubica primera en el ranking de países exportadores de biodiesel y tercera en la lista global de productores, luego de Estados Unidos y Alemania. La competitividad de este sector resulta de una conjunción de elementos, 64 entre los cuales sobresale la elevada productividad agrícola para la obtención de materias primas (especialmente soja), la continua inversión en capacidad de procesamiento de la cadena de aceite de soja que redunda en su alta escala y eficiencia, las políticas públicas favorables al sector y una creciente demanda mundial. Por lo tanto, es de esperar que en los próximos años se profundice esta tendencia de utilización de maquinarias y equipos aptos para utilizar este tipo de combustible. Finalmente, en los países desarrollados se están dando los primeros pasos en la fabricación de maquinarias con motores híbridos (eléctricos y diesel). Al respecto, la firma italiana Merlo fue premiada en la última Feria Internacional de Agritechnica, realizada en el año 2013, por presentar un cargador múltiple híbrido con un sistema de transmisión eléctrico con motor diesel. El modo eléctrico del cargador se abastece de energía mediante una batería de litio de 30 KW/h, es silencioso y libre de emisiones por lo que se puede utilizar en edificios cerrados. En el modo híbrido el motor diesel funciona con RPM constante y mientras proporciona energía para la tracción, carga la batería al mismo tiempo. Sin limitar el rendimiento del cargador, la potencia del motor diesel puede reducirse a la mitad mediante este diseño de transmisión. En determinados momentos, como en la carga y descarga, este cargador telescópico permite que la tracción pueda realizarse de forma completamente eléctrica con el motor diesel reducido en su requerimiento, lo cual en definitiva reduce el consumo de gasoil y las emisiones de CO2 en un 30%. En este marco, el conjunto identificado de tecnologías que podrían implementarse en el sector contribuyen en mayor o menor medida a lograr una mejora en la eficiencia energética de las maquinarias y equipos agrícolas. En particular, las tecnologías de agricultura de precisión permiten lograr elevados rendimientos en materia de consumo de energía. La utilización de los sistemas de posicionamiento global con las redes de satélites 65 GPS y Glonass, hace posible el guiado automático, optimizando los recorridos sobre las parcelas y minimizando los solapamientos entre pasadas sucesivas. Se estima que la energía perdida de las maquinarias por ineficiencia de tracción o resistencia a la rodadura se sitúa entre los 3 y los 6 kJ/m 2 (expresado por unidad de área de rodada). Además, según el tipo de guiado, se puede ajustar las pasadas desde una precisión de 90 cm a 2-5 cm. Esto conlleva un aumento de las capacidades de trabajo y un ahorro de combustible entre 8%-15%. Por último, planificar los trabajos y aplicaciones de fertilizantes y fitosanitarios necesarios para la superficie también contribuiría a ahorrar el consumo de energía en un 5%-10%. Del mismo modo, los sistemas de transmisión automático también contribuirían a un mejor desempeño en materia energética de las maquinarias. El consumo de combustible y las emisiones de un motor dependen fundamentalmente del régimen y del par de motor. En varias ocasiones, se ha comprobado que las maquinarias agrícolas trabajan con marchas más cortas de lo necesario, provocando un régimen elevado en el motor y, por ende, un consumo de energía sub-óptimo. Sin embargo, con los sistemas automatizados como, por ejemplo el “Power Shift”, se evita esta falla ya que brida una adecuada selección de la relación de transmisión y el régimen del motor, permitiendo maximizar el ahorro de energía. Las sembradoras con tecnología de dosificador eléctrico también mojaran la eficiencia energética ya que la precisión de siembra se conserva independiente de la velocidad de la misma, posibilitando sembrar a un ritmo mayor sin que se altere la uniformidad en el espaciamiento entre semillas. Además, la naturaleza de estos motores no hace necesario el uso de combustibles fósiles por lo que indirectamente también se estaría promoviendo el uso de energías renovables. 66 DIAGNÓSTICO Y PROSPECTIVA TECNOLÓGICA SOBRE EL USO DE LAS TIC En términos generales, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) permiten mejorar la gestión de los procesos empresariales e institucionalizar los flujos de información y comunicación, reduciendo la incertidumbre y fortaleciendo el control sobre los procesos administrativos y productivos, al tiempo que aumenta su flexibilidad y se transforma en una fuente de valor mediante la optimización de los canales de comunicación y comercialización con clientes y proveedores. Implementadas de forma adecuada, las TIC brindan herramientas que permiten almacenar, intercambiar y procesar grandes cantidades de información sobre diferentes ámbitos del negocio en tiempo real. Esta transformación puede modificar la relación inter-empresarial (front office) dando lugar a distintas modalidades de comercio electrónico. Sin embargo, la posibilidad de realizar transacciones sofisticadas sobre la base de las TIC se ve limitada cuando los procesos de organización interna (back office) no están digitalizados. Estos procesos incluyen la administración interna, las gerencias financiera y de recursos humanos y la gestión de los procesos de producción y de información sobre proveedores y clientes. Entonces, las TIC impactan de forma positiva sobre la productividad cuando se ponen en práctica de forma adecuada ambos procesos. En la industria de maquinaria agrícola, los avances en el uso de las TIC han generado fuertes impactos sobre sus condiciones productivas a nivel mundial, modificando tanto la oferta de equipos y maquinarias como las formas en que se organizan los procesos productivos. En cuanto a desarrollo de productos, los avances han contribuido a la automatización de procesos, controles, adaptabilidad para autoguía y aplicaciones variables, por medio de sensores e instrucciones guiadas satelitalmente, entre otras cuestiones. 67 El cambio generado fue tan importante que dio lugar a un nuevo eslabón en la cadena de valor de la maquinaria agrícola, la agricultura de precisión. La tendencia indica que en el futuro las máquinas agrícolas se parecerán a robots programables (uso de sensores remotos, DGPS, software embebido, control automático y a distancia en maquinaria e implementos, comunicación móvil en tiempo real DSP y wireless GIS aplicados), controlados desde un ordenador portátil como puede ser una notebook, tablet e, incluso, un teléfono celular. Respecto al proceso productivo, las TIC están contribuyendo cada vez más a su automatización y a mejorar los controles de calidad, eficiencia energética y ambiental, facilitando mediciones especiales con un alto grado de precisión, optimizando el lay out de las plantas y las funciones de los puestos de trabajo. En general, existen soluciones tecnológicas que involucran la combinación de computadoras, hardware y software aplicados desde la etapa de diseño de la maquinaria o equipo hasta la fase de control y puesta a punto. Las TIC contribuyen a mantener a lo largo del proceso productivo los parámetros deseados para cada una de las variables que lo componen, a partir de una comparación permanente con los valores observados. Cuando los sistemas de control advierten una diferencia superior a la establecida durante las etapas de planificación y configuración, automáticamente operan sobre el factor que corresponda. Por otro lado, el uso de las TIC se ha difundido en otras áreas, incorporando aquellas que dan sostén al “core business”, como las de administración y finanzas, la comercial, las comunicaciones, etc. En estos departamentos se utilizan programas de gestión denominados “ERP”, como los diversos módulos de SAP, y todos aquellos sistemas que trabajan sobre plataformas de conexión a internet, así como de transferencia de datos de imagen, audio y video. Estas plataformas también son fundamentales para optimizar los costos de provisión de insumos y materias primas. Las mayores empresas multinacionales a nivel mundial califican como esenciales este tipo de sistemas y los resultados se han 68 puesto de manifiesto no sólo sobre la eficiencia de las redes de aprovisionamiento, sino que también en las mejoras de las relaciones con los clientes. El grado de incorporación y difusión de las TIC a lo largo del complejo de maquinaria agrícola mundial varía considerablemente de acuerdo al tamaño de la firma, como así también al eslabón que se ocupe dentro de la cadena. Las grandes empresas multinacionales presentan un elevado nivel de utilización de estas tecnologías mientras que las PyME generalmente están más rezagadas. En el complejo de maquinaria agrícola de la Argentina el alto grado de heterogeneidad profundiza aún más la situación. Además, la adopción de las TIC es menos generalizada -en especial, en lo referido a su empleo en la gestión del proceso productivo-. De acuerdo a un informe elaborado por la Comisión Europea, el 98% de las PyME europeas cuenta con acceso a internet y el 90% posee página web para promocionar sus productos. Además, un tercio del total de las PyME realiza sus compras por internet y cerca del 20% recibe órdenes de compra por esta vía. Otro punto a destacar tiene que ver con el personal dedicado al área de TIC y los esfuerzos de capacitación en la materia que hacen las PyME europeas. Al respecto, el 40% de las firmas han otorgado formación a su personal en la materia y cuentan con especialistas en TIC. Trabajos similares muestran que las PyME de Estados Unidos tienen un comportamiento incluso mejor que las europeas en el uso de las TIC, principalmente en aquellos temas vinculados a las redes de abastecimiento y comercio. En Argentina, el porcentaje de empresas que posee acceso a internet es levemente inferior y sólo el 60% de las firmas posee un sitio web. Además, varios informes destacan que la cantidad de PyME del sector que tienen incorporados los procesos de negocios -por ejemplo, venta de productos, compras de insumos, seguimiento de pedidos, etc- es marginal (5,3%). 69 Uno de los espacios donde se observan importantes avances en la difusión de las TIC es en la utilización por parte de las empresas de herramientas como el e-banking y el e-government, que no sólo facilitan los trámites bancarios con los distintos niveles del Estado, sino que es esperable que tengan un impacto en los costos de transacción en que deben incurrir las firmas. En el caso de las herramientas de ebanking, la más utilizada es el pago electrónico de sueldos (73,5%). Por otra parte, los sistemas más difundidos entre las PyME del sector son los programas básicos de oficina, como por ejemplo paquetes de procesamiento, planillas de cálculo, correo electrónico, etc. Estas aplicaciones de fácil implementación representan el segmento más simple de software y no constituyen un elemento de diferenciación entre las empresas. En efecto, más del 90% de las firmas que cuentan con computadoras tienen incorporados este tipo de sistemas, los que en general vienen junto con el hardware o son de fácil implementación. Sin embargo, existen otras aplicaciones de mayor sofisticación vinculadas a la gestión empresarial entre los que se destacan los sistemas contables, financieros, de recursos humanos, de atención al cliente, de logística, de apoyo a la toma de decisiones y de abastecimiento electrónico. Además, existen algunos sistemas de información aplicados a la producción, como por ejemplo los sistemas de diseño por computadora, a la planificación y de control estadístico de procesos. En el caso local, la tasa de difusión de cada uno de estos sistemas de información en el conjunto de las empresas que constituyen el complejo de maquinaria agrícola no logra superar el 25%, exceptuando aquellos relativos al área contable, que alcanzan el 59%. Esta diferencia en las tasas de implementación de sistemas empresariales estaría indicando un bajo nivel de informatización de la mayor parte de los procesos de negocio de las empresas, medido en función de los sistemas que utilizan. A su vez, la brecha entre la aplicación de sistemas contables y el resto de las aplicaciones pone de manifiesto que las empresas se encontrarían en una etapa inicial del proceso de informatización que involucran las actividades más elementales de los procesos de 70 negocio. En general, las brechas respecto a las mejores prácticas internacionales se amplifican de manera significativa a mayor sofisticación de las TIC. Sólo un grupo reducido de PyME del sector utiliza software que provee un soporte para la toma de decisiones, el procesamiento de información y la articulación tanto entre distintas áreas de la empresa (Intranet) como con proveedores y clientes (Extranet). La mayoría de estas PyME implementan diferentes tipos de herramientas “enlatadas” que no permiten ajustar el software a sus negocios por lo que no se maximizan los efectos positivos de las mismas. Finalmente, es mucho menor el número de firmas que usa Intranet combinada con programas informáticos de alta especialización como los sistemas ERP y CRM. Para estas empresas de menor tamaño, la incorporación y el aprovechamiento de estas herramientas requieren un mayor esfuerzo en capacitación de personal, lo que implica la existencia de capacidades previas. Las capacidades de los recursos humanos adquieren un papel aún más relevante, ya que el uso efectivo y el aprovechamiento de los nuevos instrumentos dependen de su acertada inserción y apoyo en las tareas de gestión. Muchos de los desarrollos informáticos y los que incluyen la automatización de procesos son adquiridos a grandes jugadores globales, que proveen soluciones integrales. También existen proveedores más especializados en determinados módulos o etapas de la producción, así como proveedores transversales en todo lo que respecta a tecnologías de telecomunicaciones y gestión administrativa. Es decir, se trata de un mercado sumamente heterogéneo y mayormente expuesto a una alta competencia, donde participan grandes multinacionales, pero también empresas locales. En términos generales, puede señalarse que las limitaciones por parte de las PyME del sector para incorporar el uso de TIC en sus actividades de planificación, gestión, producción y comercialización está relacionada con factores asociados al entorno en el cual se desempeñan (niveles alcanzados en materia de educación, ciencia y 71 tecnología, desarrollo de la industria productora de TIC y de telecomunicaciones, etc.), de las tecnologías a implementar (costo de la inversión y de entrenamiento del personal, etc.) y de las características de las mismas (estructura organizativa de la empresa, tipo de clientes, proveedores y socios, etc.). Una situación diferente se plantea en el uso de TIC para mejorar la funcionalidad y eficiencia de los productos que ofrecen al mercado. Aquí, la brecha con respecto a las mejores prácticas internacionales se reduce y está ligada más a una cuestión de que las grandes empresas multinacionales cuentan con los suficiente recursos financieros y humanos para llevar adelante en sus propios departamento de I+D+i continuos desarrollos tecnológicos. En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño exitoso en el campo de la agricultura de precisión y las posibilidades de expansión y difusión de este “nicho” de mercado son muy relevantes. La Argentina es el segundo país a nivel mundial (detrás de Estados Unidos) y el primero de Latinoamérica en fabricación y adopción de estas herramientas. El rápido crecimiento de este nuevo sector estuvo ligado, en gran parte, al dinamismo desarrollado por la industria del software lo cual ha permitido conformar un denso entramado de empresas con recursos humanos altamente calificados. De acuerdo a estudios recientes del INTA-Manfredi, nuestro país cuenta con unas 8 millones de hectáreas (equivalente a casi un cuarto de la superficie total) equipada con herramientas de agricultura de precisión. Además, actualmente, existen unas 30 empresas locales con capacidad de fabricar este tipo de agropartes electrónicas de alta complejidad en forma competitiva. 72 Dichas empresas cuentan con una amplia experiencia en el mercado de agricultura de precisión nacional e internacional, poseen entre 100 y 200 empleados e incluso, algunas de ellas, cuentan con plantas productivas también en Brasil. Factores que influyen en la adopción y apropiación de TIC en empresas Fuente: Rivas y Stumpo (2011). Desde esta perspectiva, la brecha tecnológica que existe en la industria local respecto a las mejores prácticas regionales y mundiales no difiere demasiado de los otros aspectos analizados en el presente documento. Así como en materia ambiental y de eficiencia energética, el complejo de maquinaria agrícola opera con estándares similares o levemente superiores a los de la región e inferiores a los de países desarrollados, pero no sustancialmente. En el caso del uso de las TIC, la situación también podría describirse de esta manera, aunque quizás la comparación sea más acentuada en algunos segmentos generalmente vinculados a la forma de llevar adelante el proceso productivo y la comercialización. En general, los indicadores vinculados al uso y difusión de las TIC en la Argentina tienden a ser buenos respecto a países de similar desarrollo relativo, lo cual se ve 73 replicado en los sectores industriales. La Argentina ha sido uno de los primeros países de América Latina en legislar el uso de la firma digital y los documentos electrónicos, así como en trazar los lineamientos fundamentales para la incorporación de la informática y el acceso a internet en la agenda pública nacional. En el año 1998 se creó el Programa Nacional para la Sociedad de Información, el cual fue sucedido más tarde por otras iniciativas que impulsaron la socialización del uso de las TIC y el desarrollo de la infraestructura necesaria para su difusión. Durante los últimos 15 años la reducción de las brechas con los países más avanzados ha sido notoria en todos sus aspectos. Esto ha respondido a la propia necesidad de las empresas de ajustarse a las nuevas condiciones internacionales, pero también al renovado impulso que se dio desde las políticas públicas. Si bien muchos de los programas que se fueron lanzando en estos años están orientados a objetivos más amplios, de acceso a las TIC por parte de la población en general y el desarrollo de la infraestructura en telecomunicaciones14, estas iniciativas van en el sentido de generar un entorno favorable a la adopción y difusión de estas tecnologías. Al respecto, cabe mencionar la promulgación en 2004 de la Ley del Software y Servicios Informáticos (prorrogada y extendida en 2011 por la Ley 26.692), mediante la cual se conceden beneficios fiscales a los sectores productores y se facilita el acceso a programas de financiamiento como el FONTAR. En este marco, se crea el FONSOFT, un fondo destinado al apoyo de la I+D, la certificación de calidad y el fortalecimiento de las carreras de formación de ingenieros y licenciados en sistemas. Estas acciones fueron complementadas en 2009 mediante la creación de la Fundación Sadosky, que promueve la investigación científica en estas áreas y también la formación de recursos humanos. 14 Entre ellos, cabe destacar el Programa Mi PC y Conectar Igualdad, orientados a generalizar el uso de PCs en las escuelas; y el Plan Argentina Conectada, que ha desarrollado toda la red de conexión por fibra óptica a nivel nacional y la expansión de su capacidad en términos de velocidad, de flujo de transmisión y puntos de acceso (la tecnología denominada 4G). 74 Asimismo, se han multiplicado los distintos programas de financiamiento para fomentar la incorporación de las TIC en la actividad industrial, que incluyen el accionar de los Ministerios de Industria, Economía y Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Todos ellos cuentan con herramientas específicas o generales que permiten financiar la incorporación de TIC en el sector de maquinaria agrícola y con una orientación hacia las PyME. Los principales instrumentos de financiamiento son el Programa de Modernización Tecnológica del FONTAR (que otorga créditos y aportes no reembolsables como complemento del aporte de las empresas), las líneas de financiamiento que concede el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT), el Programa de Acceso al Crédito y la Competitividad de SEPyME y recientemente se ha incorporado a las TIC dentro de esquemas de financiamiento para la inversión como el FONDEAR. También existen programas a nivel provincial como los de la Comisión de Investigaciones Científicas en la Provincia de Buenos Aires, la Secretaría de Estado de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia Santa Fe y la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la Provincia de Córdoba. Por otra parte, cabe destacar la iniciativa ADIMRA.TIC, un programa creado en 2005 y financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) y las Cámaras Regionales del sector metalúrgico vinculadas. Su objetivo es contribuir al mejoramiento de la productividad de las PyME del sector, incluidas las empresas fabricantes de maquinaria agrícola, mediante actividades de consultoría que permitan diagnosticar su desempeño para así detectar oportunidades de mejora y elaborar y financiar proyectos de implementación de TIC acordes con las necesidades de cada empresa. El programa es de alcance nacional, se implementa a través de cinco ventanillas regionales (Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Rafaela y Las Parejas) y pueden 75 participar empresas cuyo volumen de facturación anual promedio en los últimos cuatro años haya sido inferior a los cinco millones de dólares y no superen los 100 empleados. Los proyectos se dividen en tres etapas: una primera de diagnóstico (a cargo de cada una de las ventanillas regionales), en la que se registran las TIC existentes en la empresa y se identifican oportunidades de mejora; una segunda es orientada a la formulación de soluciones y evaluación de soluciones disponibles (a cargo de la ventanilla regional y de un consultor informático); y una tercera etapa está dirigida a la implementación de la solución seleccionada. A mediados de 2009, ADIMRA realizó una encuesta entre las PyME que ya habían concluido con sus planes de incorporación de TIC con el fin de conocer el grado de satisfacción de los servicios prestados por el Programa. Entre los resultados, se obtuvo que el 66% de las empresas evalúa como muy satisfactoria la asistencia técnica recibida por parte de los responsables de ventanilla y consultores, el 78% consideran que la incorporación de TIC ha tenido impacto positivo en la competitividad general y el 52% opina que las mejoras en los procesos productivos podrían cuantificarse por encima del 20%. Además, las empresas consideraron que el programa las ayudó a tomar la decisión de incorporar las TIC, facilitó la relación con los proveedores informáticos y estimuló a la concreción de las implementaciones en menor tiempo. La encuesta también reveló que algunas empresas modificaron su visión sobre la importancia de las TIC y están dispuestas a realizar programas de mejora continua, ya sea con recursos propios o a través de financiamiento externo. Finalmente, el Estado ha emprendido un conjunto de acciones que van en el sentido mencionado y sobre las cuales se han trazado lineamientos de más largo plazo. Por ejemplo, cabe destacar el Libro blanco elaborado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, que resume el material producido por los grupos de trabajo del Foro de Prospectiva TIC e incluye lineamientos para el desarrollo y la difusión de estas tecnologías en la Argentina. 76 A su vez, en 2011 se elaboró un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva que entre los 34 sectores estratégicos, destaca el rol trasversal de las TIC e identifica algunas acciones y proyectos claves para su desarrollo (becas de formación, apoyo a investigadores, etc). Otra iniciativa es la Agenda Digital Argentina, definida como “un plan nacional para la inclusión y la apropiación por parte del Gobierno, las instituciones y las personas de los beneficios de la sociedad del conocimiento, mediante el uso intensivo y estratégico de las TIC”. El documento se enmarca en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con los compromisos asumidos en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información y en la Estrategia para la Sociedad de la Información en América Latina. En otras funciones que se asignan al grupo de trabajo de la Agenda Digital, se encuentra la actualización del marco normativo en relación al uso de las TIC. Las políticas públicas relacionadas a las TIC en la Argentina no se distinguen sustancialmente del conjunto de lineamientos que guían las intervenciones del Estado en general. Se pretende concebir un entorno proclive a la internalización de estas tecnologías y su difusión a nivel social, potenciando el acceso y desarrollando la infraestructura necesaria en telecomunicaciones. No obstante, queda mucho por mejorar en cuanto al incentivo para el uso y capacidad de incorporación de las TIC en la mayoría de las empresas. Por otro lado, aún cuando la Argentina posee un destacable número de empresas y de recursos humanos en la producción de software y servicios informáticos en general, existe un subdesarrollo relativo respecto a los principales desarrolladores mundiales y, esencialmente, en los segmentos de tecnologías integradas que combinan equipos de producción, hardware y software. La implementación de las tecnologías identificadas en el primer documento del presente estudio podría constituir una plataforma para delinear acciones en este sentido. En particular, las tecnologías de agricultura de precisión son TIC orientadas a optimizar el uso de los insumos agrícolas en función de la cuantificación de la 77 variabilidad espacial y temporal de la producción. Si bien algunas ya están desarrolladas y sólo requerirían alguna adaptación, pueden existir espacios para nuevas aplicaciones al sector agrícola o desarrollos similares en otras áreas (“ganadería de precisión”, “vitivinicultura de precisión”, “frutohoriticultura de precisión”, trazabilidad de procesos y productos, etc.) que podrían ser encarados por la industria nacional de software. Estas iniciativas requerirían la articulación con actores diversos que corresponden al ámbito de la electrónica y la fabricación de maquinarias y equipos, ya sean de origen nacional como extranjero. Se trata de proyectos que deberían abordarse caso por caso. Pero es importante delinear un curso de acción en este sentido, que permita ir creando capacidades específicas conforme las necesidades del complejo de maquinaria agrícola. Es en este ámbito en el cual las políticas públicas podrían ser más potentes, ya que la desigualdad en la incorporación de TIC entre las empresas del sector termina reforzando las heterogeneidades al interior de la trama productiva y reduciendo los efectos beneficios a nivel agregado de estas tecnologías sobre el complejo. 78 CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA PÚBLICA Dentro del complejo de maquinaria agrícola se hallan múltiples diferencias en cuanto a los procesos productivos que realizan las distintas firmas en su interior y al tipo de tecnología que emplean, lo cual tiene influencia sobre el impacto en materia ambiental. En Argentina, dicho complejo está compuesto por unas 730 empresas distribuidas principalmente entre Santa Fe (47%), Córdoba (24%), y Buenos Aires (20%). Pero existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil de sus producciones regionales. La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque deben afrontar problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias, adecuando las maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos. Al mismo tiempo, la presencia cercana por parte de las empresas resulta fundamental para suministrar en tiempo y forma los insumos que requieren los clientes y realizar los servicios post venta. En esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales, cuyo tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. La gran mayoría de las PyME poseen una estructura productiva de “tipo taller”, con el uso de bienes de capital de moderado grado tecnológico e, incluso, existen casos donde hay labores de tipo “artesanal”. En contraste, el reducido grupo de establecimientos de mayor tamaño poseen plantas productivas modernas, con gran cantidad de maquinarias de alto desarrollo tecnológico y la producción suele llevarse adelante mediante líneas de montaje. Por otra parte, también conviven un pequeño grupo de firmas multinacionales que tienen realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de maquinarias de mayor complejidad. Como puede observarse rápidamente, se trata de un complejo productivo diverso y 79 heterogéneo, donde el grado de especialización, el grado de automatización y escalas de producción óptimas están directamente relacionados al tipo de producto que genera y su historia. En el plano ambiental, el impacto que genera el complejo industrial de maquinaria agrícola puede descomponerse tanto a nivel de proceso productivo como a nivel de producto. En general, el efecto sobre el medio ambiente de los procesos vinculados a la fabricación de maquinaria agrícola incluye: la polución atmosférica a través de la emisión de gases, vapores y humos, la generación de residuos sólidos y la utilización de recursos hídricos. La contaminación sonora o acústica también es un tema recurrente entre las empresas del sector, sobre todo, debido a que muchas de ellas se encuentran ubicadas muy próximas a zonas residenciales dentro de las comunidades locales o regionales. De acuerdo a lo manifestado por referentes del sector, predomina entre las empresas una reacción de índole más reactiva en lo que hace al cuidado del medio ambiente. En general, los mecanismos de mercado y las regulaciones internas aparecen como principales motivaciones. Por un lado, en las respuestas de las firmas aparece con una alta frecuencia la necesidad de contar con certificaciones ambientales y satisfacer determinados "estándares" debido a la necesidad de responder a exigencias de clientes e incluso de proveedores de financiamiento. En particular, esto sucede con aquellas empresas del complejo que proveen de agropartes a grandes empresas o filiales de multinacionales y aquellas que exportan. Sólo un reducido grupo de firmas recurren a certificaciones de tipo ISO 14.001, impulsadas por la necesidad de incrementar o mantener su presencia en mercados de países desarrollados. Por otro lado, las empresas del sector también suelen verse presionadas por algún tipo de regulación interna (nacional, provincial o local) o por la movilización de las comunidades locales y ONG ambientales. En cambio, son prácticamente nulas las iniciativas ambientales con la necesidad de bajar costos. 80 El marco regulatorio en nuestro país está alineado a objetivos bastante restrictivos en la materia y en términos operativos existen diversas instituciones y organismos a nivel nacional y provincial que ejecutan controles con un alto grado de exigencia. En general, derivan de las denominadas “normas de presupuestos mínimos de protección ambiental” que dicta el Gobierno Nacional. El concepto de normas de presupuestos mínimos conforma un piso de regulación (un mínimo de protección ambiental) de carácter uniforme para todo el país, que debe ser aplicado por las provincias y éstas se reservan la potestad de complementarlas pudiendo ser más exigentes en post de la protección ambiental, pero no menos que el mínimo establecido a nivel federal. La “columna vertebral” de estos esquemas la conforman la Ley Nº 25.612 Presupuestos Mínimos para la Gestión Integral de los Residuos Industriales y de Actividades de Servicio; la Ley Nº 25.675 (Ley General del Ambiente); y la Ley Nº 25.688 Régimen de Gestión Ambiental de Aguas; entre otras. Si bien existe una normativa ambiental relativamente exigente que no difiere demasiado de los estándares internacionales, su cumplimiento, a pesar de algunos avances en los últimos años, tiende a ser reducido en la práctica. Son diversos los factores que contribuyen a esta situación, destacándose tanto la falta de información por parte de las PyME como así también defectos propios de la normativa y falta de aplicabilidad efectiva de la misma. Tomando en consideración todo lo expresado, resulta evidente que el estado de situación del complejo de maquinaria agrícola en materia ambiental es endeble aunque cabe mencionar que no se trata de una de las actividades más sensibles en este sentido. En general, la combinación de esfuerzos de índole privada como el marco regulatorio redundan en índices de gestión ambiental relativamente inferiores al promedio internacional. Por lo tanto, existen espacios de mejoras tanto desde el lado empresario como por parte del Estado. 81 Por otro lado, el análisis realizado en materia energética, cuya trascendencia en la industria de maquinaria agrícola es moderada debido su baja incidencia directa sobre los costos y el volumen de consumo, permite inferir algunas conclusiones relevantes: - Al tratarse de una industria compuesta mayormente por establecimientos productivos pequeños y medianos no pueden distinguirse un grupo específico de actores relevante en la materia. En este sentido puede decirse que, a lo largo del complejo, el eslabón final vinculado a la actividad agrícola es quien mayor uso hace de las fuentes energéticas. - El consumo energético “directo” como combustible fósil asociado a las tareas en campo es de aproximadamente unos 998 MJ/ha/año. Pero también un sistema de manejo agrícola debe incluir las aportaciones de todos aquellos factores que intervienen en todo el proceso de producción, como por ejemplo, semillas, fertilizantes, productos fitosanitarios, la fabricación y mantenimiento de los equipos mecánicos, entre otros. En general, este consumo energético adicional “indirecto” se estima en un 8%-10%. - Los mayores esfuerzos por parte de las empresas fabricantes de maquinaria agrícola pasan por mejorar la eficiencia energética de sus productos, dejando en un segundo plano las mejoras que podrían darse en el propio proceso productivo. - Los principales motivos que aluden los empresarios para llevar adelante este tipo de inversiones tienen que ver con desconocimiento en la materia, falta de financiamiento, elevados riesgos y beneficios difusos. - La mayoría de las firmas no internaliza la gestión de las fuentes energéticas como una forma de reducir costos y mejorar la competitividad de sus productos, más allá de los beneficios ambientales. - En lo que respecta al uso de energías renovables, cabe destacar el potencial de biomasa que dispone nuestro país para la producción de energía ya sea de cultivos especiales para bioenergía, como de residuos de las actividades agrarias y urbanos. 82 Se estima que utilizando sólo un 2,5% de la superficie total del país (aproximadamente 800.000 ha) para cultivos energético se producirían unos 8.000.000.000 m3 de biogás (10.000 m3/ha), de los que podrían generarse unos 17.000 GWw eléctricos. Con ello, podría sustituirse el 14 % del total de la energía generada en el país, y cumplir así con lo establecido en la Ley 26.190. A nivel de producto, también existen importantes oportunidades para las energías renovables. En especial, hay avances significativos en lo que hace a la fabricación de maquinarias y equipos que utilicen biocombustibles. Se estima que el consumo de energía por km, en promedio, de un motor que emplea biocombustibles es un 7580% menor que el generado por el combustible diesel convencional. Actualmente, Argentina se ubica primera en el ranking de países exportadores de biodiesel y tercera en la lista global de productores, luego de Estados Unidos y Alemania. En este sentido, los mayores esfuerzos por parte del Estado pasan por diseñar políticas y programas que promuevan un uso eficiente de la energía en las PyME. Al respecto, cabe destacar el Proyecto de Eficiencia Energética que lleva adelante la Secretaría de Energía en forma conjunta con el Banco Mundial y con la colaboración de la Unión Industrial Argentina, que tiene entre sus objetivos realizar diagnósticos energéticos en 325 industrias de todo el país. La primera etapa del proyecto fue una experiencia piloto en la cual participaron 25 industrias de diferentes sectores -entre los cuales se encuentra la industria de maquinaria agrícola- y regiones de nuestro país. Los resultados mostraron un ahorro energético de entre 2,1 y 8,7% para inversiones nulas o bajas; de 1,5 a 1,8% para inversiones medias; y de 4,9% para las más elevadas. Actualmente, se encuentra en marcha la segunda etapa del proyecto en la cual se busca replicar el trabajo en unas 300 empresas más. Por otro lado, el diagnóstico realizado respecto al uso y difusión de las TIC en el complejo de maquinaria agrícola la brecha tecnológica que existe en la industria local respecto a las mejores prácticas regionales y mundiales no difiere demasiado de los otros aspectos analizados en el presente documento. 83 Así como en materia ambiental y de eficiencia energética, el complejo de maquinaria agrícola opera con estándares similares o levemente superiores a los de la región e inferiores a los de países desarrollados, pero no sustancialmente. En el caso del uso de las TIC, la situación también podría describirse de esta manera, aunque quizás la comparación sea más acentuada en algunos segmentos generalmente vinculados a la forma de llevar adelante el proceso productivo y la comercialización. Sólo un grupo reducido de PyME del sector utiliza software que proveen el soporte para la toma de decisiones, y permiten modificar el procesamiento de información y la articulación tanto entre distintas áreas de la empresa (Intranet) como con proveedores y clientes (Extranet). La mayoría de estas PyME implementan diferentes tipos de herramientas ‘enlatadas’ que no permiten ajustar el software a los procesos de negocio de las empresas. Por último, es mucho menor el número de firmas que una Intranet combinada con programas informáticos de alta especialización como los sistemas ERP y CRM. En términos generales, puede señalarse que las limitaciones por parte de las PyME del sector para incorporar el uso de TIC en sus actividades de planificación, gestión, producción y comercialización está relacionada con factores asociados del entorno en el cual se desempeñan (niveles alcanzados en materia de educación, ciencia y tecnología, desarrollo de la industria productora de TIC y de telecomunicaciones, etc.), de las tecnologías a implementar (costo de la inversión y de entrenamiento del personal, etc.) y de las características de las mismas (estructura organizativa de la empresa, tipo de clientes, proveedores y socios, etc.). Una situación diferente se plantea en el uso de TIC por parte de las empresas de maquinaria agrícola para mejorar la funcionalidad y eficiencia de los productos que ofrecen al mercado. En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño exitoso en el campo de la agricultura de precisión y las posibilidades de expansión y difusión de este “nicho” de mercado son muy relevantes. La Argentina es el segundo país a nivel mundial (detrás de Estados Unidos) y el primero de Latinoamérica en fabricación y adopción de estas herramientas. Las políticas públicas relacionadas a las TIC en la Argentina no se distinguen 84 sustancialmente del conjunto de lineamientos que guían las intervenciones del Estado en muchos países de la región y a nivel internacional. Primordialmente se pretende concebir un entorno proclive a la internalización de estas tecnologías y su difusión a nivel social, potenciando el acceso y desarrollando la infraestructura necesaria en telecomunicaciones. Durante la última década, también se han multiplicado los distintos programas de financiamiento para fomentar la incorporación de las TIC en la actividad industrial, que incluyen el accionar de los Ministerios de Industria, Economía y Ciencia y Tecnología. Además, cabe destacar la iniciativa ADIMRA.TIC, un programa creado en 2005 y financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República Argentina (ADIMRA) y las Cámaras Regionales del sector metalúrgico vinculadas con el objetivo de mejorar la productividad de las PyME del sector, incluidas las empresas fabricantes de maquinaria agrícola, mediante la elaboración y financiamiento de proyectos de implementación de TIC acordes con las necesidades de cada empresa. Finalmente, todas las políticas que sean favorables a la implementación de tecnologías críticas, como las identificadas en el primer documento, constituyen una contribución al mejor desempeño ambiental y energético, debido a que la mayoría de ellas tiene un impacto positivo directo o indirecto. 85 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Bercovich, N. y Lopez, A. (2005); “Políticas para mejorar la gestión ambiental en las PyME argentinas y promover su oferta de bienes y servicios ambientales”, CEPAL, Proyecto GER 01/038, “Identificación de áreas de oportunidades en el sector ambiental de América Latina y el Caribe”, Santiago de Chile. Bragachini, M., Méndez, A. y Vélez, J. (2011); “Argentina, un referente mundial en tecnología de Agricultura de Precisión”, Red de Agricultura de Precisión, INTA Manfredi. Bragachini, M. (2014); “Exportaciones de Maquinaria Agrícola (MA) a nivel global y de Argentina. Mercado Interno de Argentina -Análisis- Tendencias al 2020”, EEA INTA Manfredi. Chidiak, M. 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Coordinador de la Red del Proyecto Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas y de la Red del Proyecto PRECOP, Eficiencia de Cosecha, Postcosecha y Agroindustria, INTA EEA Manfredi. Ing. Ricardo Fragueyro. Gerente de la Cámara Argentina Fabricantes de Maquinaria Agrícola. Dr. Pablo Lavarello. Investigador Adjunto CONICET. Miembro del Centro de Estudios Urbanos y Regionales (CEUR-CONICET). Lic. Ignacio Bruera. Especialista en PyME Industriales. Ing. Julio Bermant. Director del Departamento de Tecnología y Formación. 88 Prof. Fabián Mascheroni. Secretario de Industria y Desarrollo Económico de la localidad de Las Parejas, Santa Fe. Lic. Juan Fernando Torresi. Presidente de la Comisión Joven del Centro Industrial de Las Parejas. Sr. José María Bonavía. Gerente de Comercio Exterior de la empresa PAUNY. Ing. Jorge Gentili. Titular de la empresa GENTEC S.A. Sr. Carlos Castellani. Titular de la empresa APACHE S.A. Cdora. Rosana Negrini. Presidente de la empresa AGROMETAL S.A. Cdor. Carlos Montano. Contador de la empresa CRUCIANELLI S.A. Organismos públicos de la Nación Argentina (Ministerio de Planificación Federal, Secretaría de Energía, Secretaría de Ambiente, ENARSA, ENRE, CAMESSA, entre otros). Unión Europea Emissions Trading Scheme http://ec.europa.eu/clima/policies/ets/index_en.htm International Energy Agency, www.iea.org 89