Prospectiva Tecnológica al 2025 del complejo maquinaria agrícola

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ANÁLISIS
TECNOLÓGICOS
Y PROSPECTIVOS
SECTORIALES
PROSPECTIVA TECNOLÓGICA AL 2025
DEL COMPLEJO MAQUINARIA
AGRÍCOLA
Responsable: Fernando Grasso
MAYO 2016
AUTORIDADES
■
Presidente de la Nación
Ing. Mauricio Macri
■
Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Lino Barañao
■
Secretario de Planeamiento y Políticas en Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
Dr. Miguel Ángel Blesa
■
Subsecretario de Estudios y Prospectiva
Lic. Jorge Robbio
■
Director Nacional de Estudios
Dr. Ing. Martín Villanueva
RECONOCIMIENTOS
Los estudios sobre complejos productivos industriales fueron realizados bajo la coordinación del Dr. Juan Santarcángelo y la asistencia del Lic. Guido Perrone. La supervisión
y revisión de los trabajos estuvo a cargo del Equipo Técnico del Programa Nacional de
Prospectiva Tecnológica (Programa Nacional PRONAPTEC) perteneciente a la Dirección
Nacional de Estudios:
Lic. Alicia Recalde.
■ Lic. Manuel Marí.
■ Lic. Ricardo Carri.
■ A.E. Adriana Sánchez Rico.
■
Se agradece a los siguientes consultores expertos responsables de la elaboración de
cada uno de los Análisis Tecnológicos y Prospectivos Sectoriales:
Carolina Carregal.
■ Rubén Fabrizio.
■ Andrés Dmitruk.
■ Fernando Grasso.
■ Rolando García Valverde.
■
Se agradece a los diferentes actores del sector gubernamental, del sistema científicotecnológico y del sector productivo que participaron de los distintos ámbitos de consulta del Proyecto. No habría sido posible elaborar este documento sin la construcción
colectiva de conocimientos.
Por consultas y/o sugerencias, por favor dirigirse a [email protected]
El contenido de la presente publicación es responsabilidad de sus autores y no representa la posición u opinión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. El estudio se realizó entre enero y septiembre de 2014.
TECNOLOGÍAS CRÍTICAS QUE PUEDAN SER ADOPTADAS Y/O
DESARROLLADAS EN EL PAÍS
La industria de maquinara agrícola en la Argentina está conformada por un numeroso
grupo de empresas, en su mayoría PyME de capital nacional, cuya principal actividad
ha tendido a concentrarse en el segmento de implementos agrícolas, aunque
también existe producción nacional de autopropulsados, como cosechadoras,
tractores y pulverizadoras.
Desde el punto de vista tecnológico, existe una visión bastante generalizada respecto
a la necesidad de especialización y estandarización de partes y piezas, así como la
inexistencia de fabricación nacional de conjuntos claves como los motores. Esto
favorecería la competitividad del sector precisamente en su eslabón más débil, ya
que aquí es donde se concentra el mayor déficit comercial y la competencia de
grandes empresas multinacionales con filiales en Brasil, que es el principal origen de
las importaciones1.
Sin embargo, también son reconocidas las dificultades que esto presenta debido al
escaso tamaño de las escalas de producción y las debilidades que se advierten en lo
que sería la eventual red de proveedores, lo cual podría incluso agravar los problemas
de competitividad. En este sentido, el presente documento se concentrará en
algunas tecnologías claves que podrían aplicarse con mayor facilidad e impacto, en el
marco de la actual conformación industrial del sector y asumiendo como dados los
perfiles productivos y las estructuras dominantes.

Sembradora con dosificador eléctrico
En los próximos años, se espera que una porción importante de los esfuerzos en
materia tecnológica en el rubro de sembradoras se destinen a incrementar el
componente eléctrico de los equipos, con el objetivo de mejorar su funcionalidad y
1
En los últimos años el Gobierno Nacional ha fomentado la radicación de estas empresas en el país,
principalmente en los rubros de cosechadoras y tractores. Sin embargo, en todos los casos hasta ahora
se trata de establecimientos cuya función principal es el ensamblado de componentes importados.
1
eficiencia. En particular, la utilización de dosificadores eléctricos aparece como una
innovación radical dentro del sistema de siembra directa.
El principal beneficio de los dosificadores eléctricos es la independencia de cadenas,
ejes cinemáticos, engranajes, piñones y otros implementos. Con este nuevo sistema
sólo es necesario un cable Can Bus con normas ISO Bus que va conectado a un
motor individual, encargado de impulsar cada distribuidor y que puede ser
comandado mediante software específicos por una computadora.
La utilización de menos piezas móviles en las sembradoras representa una mejora en
la productividad de los equipos ya que reduce los costos de reparaciones e
inconvenientes de calibración. Además, libera espacio físico en el equipo que puede
ser aprovechado para colocar otros implementos y, al mismo tiempo, facilita la
incorporación
de
componentes
de
regulaciones
automáticas
(controles
de
profundidad, presión, etc.).
Las empresas líderes a nivel mundial vienen trabajando en los últimos años en varios
prototipos e incluso algunas de ellas -como es el caso de la firma norteamericana
Kinze o la alemana Horsch- ya presentaron algunos modelos de serie durante las
principales ferias internacionales de maquinaria agrícola. Todos estos equipos
funcionan de manera semejante, un pequeño motor eléctrico emplazado en cada
cuerpo de siembra de la máquina que impulsa cada dosificador de semillas y cuya
potencia procede de un alternador o batería colocado en el tractor o implemento.
La innovación de los dosificadores eléctricos se encuentra impulsada por una
necesidad creciente de los productores, ante equipos de mayor tamaño, de mantener
la precisión en la colocación de las semillas sin reducir la velocidad de siembra.
Precisamente, de acuerdo a las pruebas realizadas con esta nueva tecnología de
motores eléctricos, la precisión de siembra se conserva independiente de la
velocidad de la misma, posibilitando sembrar a 13Km/H sin que se altere la
uniformidad en el espaciamiento entre semillas.
Además, esta nueva tecnología con un cuerpo de siembra que tenga un comando
independiente otorga la posibilidad de realizar cortes por sección, impidiendo el
2
solapamiento de la siembra. Igualmente, se evitan duplicaciones en el uso de
semillas y disminuciones de rendimiento por sobrepoblación. También permite
compensar la siembra en trayectorias curvas, brindando uniformidad en el
espaciamiento entre semillas desde el surco interno hasta la parte exterior.
Los dosificadores eléctricos además abren la puerta al concepto de “siembra
multihíbrido” ya que ofrecen la posibilidad de efectuar dosis variables en
microvariablidad ilimitada en las zonas fijadas. Actualmente, algunas empresas
norteamericanas ya dieron los primeros pasos en esta materia y ofrecen productos
con un sistema doble híbrido. Esto significa que cada cuerpo de siembra incluye dos
distribuidores de semillas que se alimentan por un tubo proveniente del tacho de
semilla, sembrando dos híbridos en el mismo surco.
De acuerdo a los desarrolladores de esta tecnología, para su funcionamiento sólo se
requiere programar la sembradora mediante un mapa de prescripción que identifica
el tipo de híbrido a utilizarse en cada área del campo.
Por otra parte, existen algunos avances de este tipo de sembradoras que suplantan el
tubo de semillas tradicional por completo mediante una especie de “mini ascensor”
dentro del tubo. Este dispositivo funciona mediante una cinta transportadora que
conduce la semilla, evitando la caída libre desde la placa del distribuidor hasta el
fondo del surco.
La cinta gira a una velocidad que aumenta y disminuye con la velocidad de la
sembradora, asegurando que la semilla no ruede cuando aterriza en el surco. Cuando
la semilla es liberada se dirige hacia atrás, anulándose la diferencia entre la velocidad
horizontal de la semilla y la velocidad de tierra que hace que la semilla ruede.
Este mecanismo mejora la distribución de la semilla de dos formas: por un lado, la
mala calidad de la conducción a altas velocidades produce que las semillas reboten
en un tubo convencional liberándolas de forma irregular. Por otro lado, las altas
velocidades de siembra lanzan las semillas en sentido a favor de la dirección de
avance, por lo que rebotan y ruedan en el fondo del surco hasta que son fijadas.
3
Finalmente, en lo que hace al resto de componentes de la sembradora -ruedas
limitadoras, abre surcos y ruedas tapadoras- son los mismos que en el equipo
tradicional.

Tecnologías vinculadas a la agricultura de precisión
Las tecnologías de agricultura de precisión están orientadas a optimizar el uso de los
insumos agrícolas en función de la cuantificación de la variabilidad espacial y
temporal de la producción. En el sector de maquinaria agrícola, estas nuevas
tecnologías -que se sustentan en los avances sobre las TIC y la electrónica- están
contribuyendo a una automatización y mejora de procesos y controles de los
equipos, por medio de sensores e instrucciones guiadas satelitalmente.
En líneas generales, los principales beneficios de la adopción de estas tecnologías
tienen que ver con lograr una mayor eficiencia productiva a través de: i) una mejora
en los costos mediante la reducción en el uso de insumos y en la minimización de
desperdicios, conociendo lo que se cosecha en cada punto del campo; y ii) un
aumento del rendimiento operacional mediante incremento en la cantidad de
hectáreas trabajadas por día, reducción de solapamientos, disminución de fallas
operativas y aumento de la velocidad de trabajo.
En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño exitoso en este campo y
las posibilidades de expansión y difusión de estas tecnologías son muy relevantes. Si
bien su grado de adopción es heterogéneo, en todos los casos se observa un
incremento continuo del uso de equipos electrónicos que asisten en el manejo de los
cultivos e insumos en forma variable, como así también de herramientas que asisten
en el manejo y conducción.
Por lo tanto, la tendencia indica que en el futuro las máquinas agrícolas estarán
constituidas por una gran dotación de inteligencia electrónica que permitirá resolver
los problemas en tiempo real. En otras palabras, los equipos se asemejarán cada vez
más a robots programables (uso de sensores remotos, DGPS, software embebido,
control automático y a distancia en maquinaria e implementos, comunicación móvil
en tiempo real DSP y wireless GIS aplicados), controlados desde un ordenador
4
portátil (notebook, tablet e, incluso, smartphone).
A continuación se detallan los principales desarrollos en condiciones de ser
adoptados por el sector de maquinaria agrícola:
Monitor de rendimiento: el monitor de rendimiento provee lecturas precisas de la
productividad y humedad del grano durante la cosecha. Además, mediante sensores
que separan en forma mecánica y electrónica los impactos de grano, de los
producidos por otras impurezas, se registra la cantidad de semillas que se pierden
por zarandas y sacapajas.
Así, permite una mejor administración de lo que se está cosechado, comparando la
cantidad recolectada en cada lote con los datos de la balanza y ofreciendo la
posibilidad de efectuar cambios en tiempo real si existiera algún desvío en el
rendimiento
Mapa de rendimiento: el mapa de rendimiento genera información detallada de la
productividad del campo y brinda parámetros para diagnosticar y corregir las causas
de bajos rendimientos en algunas áreas del campo y/o estudiar las causas por las
cuales el rendimiento es más alto en algunas zonas. De esta manera posibilita una
reducción de costos así como también un aumento del rendimiento.
Guía automática: la mejora de la tecnología de GPS y la reducción de los precios de
los equipos ha marcado una gran ventaja para que la guía automática sea un
equipamiento de uso frecuente en muchas aplicaciones de campo, especialmente en
cosechadoras y tractores. Su principal función es la de guiar a la maquinaria sobre
una trayectoria de trabajo predeterminada mediante el accionamiento automático del
sistema de dirección.
El piloto automático tiene un importante impacto en la productividad de la maquinaria
y del operario ya que, por un lado, se logra un control más preciso de la conducción
(eliminando riesgo de resbale) y, por otro lado, libera al conductor a realizar solo
maniobras de cabeceras.
5
El nivel de avance de estas tecnologías indica que en el mediano plazo se logrará
automatizar totalmente a la maquinaria, convirtiéndose en un sistema robotizado e
independizado totalmente del operario. Al respecto, las firmas líderes a nivel mundial
ya vienen trabajando en los últimos años en varios prototipos e incluso algunos de
ellos ya se encuentran en fase de comercialización.
Dosificador variable: el dosificador variable es una herramienta cada vez más
adoptada en sembradoras y pulverizadoras ya que incrementa la eficiencia en el uso
de insumos. Estos sistemas, que pueden ser de tipo hidráulico, mecánico o eléctrico,
permiten aplicar una dosis alta en los suelos fértiles para maximizar el potencial de
rendimiento y reducir la dosis en aquellos que presentan menor fertilidad para
minimizar costos.
Controladores de siembra: estos equipos informan fundamentalmente sobre la
dosificación de semilla y fertilizante. Pero además brindan la posibilidad de relevar
una amplia variedad información de suma importancia, a saber: velocidad de avance,
capacidad de trabajo, densidad de siembra y semillas por metro de surco, detección
de anomalías en la entrega de semillas, dosificaciones menores o mayores al
objetivo, entre otros.
Por otra parte, también se han realizado pruebas exitosas para utilizar esta
herramienta como identificador de la procedencia de la materia prima que será
destinada a producir diferentes productos alimenticios (nombre del lote, nombre del
productor, localidad, variedad a sembrar, fecha, etc.).
Finalmente, existen avances importantes en el área de sensores espectrales
portátiles basados en una tecnología denominada NIR (Espectroescopía de Infrarrojo
Cercano). Estos sensores toman medidas espectrales y las relaciona con los
parámetros físicos y químicos de los cultivos, permitiendo analizar de forma
instantánea y no destructiva muestras de productos.
En el rubro de pulverizadoras dicha tecnología permitirán identificar malezas y
fertilizantes líquidos chorreados como así también manejar en forma variable el
control de insectos y medir el síntoma de alguna enfermedad para luego aplicar los
6
fungicidas adecuados. Los sensores NIR también brindarán en el subsector de
picadoras la posibilidad de detectar cuán maduro o verde está el cultivo y en función
de ello regular el picado en forma automática.
Otro espacio de relevancia para las herramientas de agricultura de precisión tiene que
ver a las tareas de diagnósticos de los suelos como las fotografías aéreas y
satelitales, la rastra de conductividad eléctrica, etc. Cabe destacar que todas las
oportunidades de mejoras que brindan las tecnologías de agricultura de precisión en
el agro pueden extenderse hacia otros sectores como el frutihortícola, vitivinícola y
ganadero, incrementando la competitividad y calidad de sus productos.

Como
Desarrollo local de motores y sistemas de transmisión
se
mencionó
previamente,
la
producción
de
maquinaria
agrícola
autopropulsada incorpora un alto componente importado en partes claves como los
motores, lo cual reduce el valor agregado local y expresa una problemática que
excede al sector en particular, ya que obedece a cuestiones estructurales de la
industria metalúrgica en su conjunto.
Por lo tanto, su desarrollo a nivel local permitiría mayores grados de libertad para
trazar un sendero tecnológico autónomo, capaz de mejorar la competitividad de
manera integral e incursionar en los mercados externos con una tecnología propia.
Por otro lado, un aspecto clave se relaciona con los sistemas de transmisión,
fundamentalmente en el caso de los tractores.
En general, buena parte de su importación en el país deriva de la ausencia de un
similar nacional con transmisión automática y embriague centrífugo, siendo éste un
requisito clave en tareas que requieren reiterados cambios de marcha y una
distribución óptima de potencia. En este sentido, el desarrollo y adopción de esta
tecnología generaría un salto cualitativo para la oferta local, que le permitiría no sólo
mejorar el producto sino también disputar mercados actualmente esquivos.
Motores: en la actualidad, casi la totalidad de equipos autopropulsados que se
comercializan internamente utilizan motores fabricados en la filial local de Deutz y
7
aquellos que se exportan utilizan marca Cummins, que no se producen en Argentina.
Por su parte, la nueva planta de producción de motores construida por el Grupo Fiat
denominada “Fiat Power Train” tiene como objetivo equipar a sus modelos de
cosechadoras y tractores CNH y de camiones Iveco.
De manera similar, la empresa John Deere sólo produce motores en Argentina para
enviarlos a su filial de Brasil encargada de ensamblar tractores y cosechadoras. Esto
genera dos grandes problemas. En primer lugar, estas empresas mantienen poca
articulación con proveedores nacionales por lo que generan escasas redes de
conocimientos locales2.
En segundo lugar, los principales fabricantes locales de maquinarias agrícolas
autopropulsadas son
reacios a incorporar un
motor
elaborado por estas
multinacionales debido a que posteriormente los servicios técnicos de los equipos
terminan realizándose en sus concesionarias oficiales, que a su vez compiten con el
producto final nacional (tractor, cosechadora, pulverizadora, etc.).
Por lo tanto, es de interés estratégico para el sector desarrollar localmente una
empresa proveedora de motores destinada a cubrir las demandas de los diferentes
rubros de maquinarias autopropulsadas.
Sistemas de transmisión automático “Power Shift”: la tecnología de cajas Power Shift
representa una solución de avanzada en sistemas de transmisión. Su principal
particularidad es la posibilidad de realizar cambios con acople bajo carga sin
necesidad de utilizar el embrague, por lo que resultan de gran utilidad en trabajos de
alta potencia.
En una transmisión manual, la potencia es transferida a través de los engranajes a los
ejes deslizando los engranajes directamente para acoplar una marcha o usando un
collar para acoplar los engranajes impulsores a los ejes. Combinaciones de palancas,
ejes y/o cables controlan las horquillas que realizan estos cambios, puesto que
mueven físicamente los engranajes o los collares.
2
Esto ocurre a pesar de los esfuerzos que el Estado viene realizando en los últimos años a través de su
plan para avanzar en la profundización de la integración de componentes locales en la industria de
maquinaria agrícola.
8
En la mayoría de casos, un embrague se utiliza para interrumpir el flujo de potencia
durante un cambio de marcha. Por el contrario, la transmisión Power Shift es un tren
de engranajes que puede seleccionar los cambios sin la interrupción del flujo de
potencia. Dicho sistema de transmisión utiliza la presión interna del aceite para
acoplar los embragues hidráulicos. Cada combinación de embragues da lugar a una
diversa variedad de relaciones de transmisión y con ello a una variedad de
velocidades.
Cuando un embrague no es necesario, el flujo del aceite cesa y se libera el
embrague. La fuerza del resorte mueve el pistón del embrague lejos desde los discos
y los platos permitiendo que el componente gire libremente.
Entre sus principales ventajas se destacan las siguientes:
o
Respuesta más rápida al realizar el cambio de una marcha a otra sin pérdida
de productividad.
o
Rendimiento constante y mayor economía de combustible.
o
Posibilidad de ajustar la velocidad de trabajo con precisión para cada
aplicación.
o
Elevado aprovechamiento de la potencia mecánica a velocidades de trabajo y
de transporte.
o
Número ilimitado de velocidades.
o
Fácil manejo.
En general, las tecnologías mencionadas se basan en el desarrollo y la innovación de
productos, siendo secundarios los eventuales ajustes y adaptaciones que implican a
nivel de procesos. Dicho desarrollo resulta consistente con el tipo de estrategia que
ha predominado en el sector, ya que los esfuerzos para disputar mercados se han
basado en la capacidad de ofrecer productos que se ajusten a la evolución de los
distintos requerimientos de la demanda y no necesariamente en la competencia vía
9
precios, a partir de reducciones permanentes en los costos de producción.
Si bien esto no ha excluido acciones en este sentido, podría decirse que el sector ha
tendido a optar por la calidad y versatilidad del producto, más que por la eficiencia.
De esta manera, aun cuando la incorporación de dosificadores eléctricos en
sembradoras o la integración nacional de motores y sistemas de transmisión
automática podrían requerir nuevas series de producción y/o modificaciones sobre
las existentes, en esencia implican la adopción de tecnologías que van en este
sentido.
Por otro lado, a excepción del desarrollo de motores y sistemas de transmisión -que
requeriría montar nuevas líneas de producción internas o externas a las fábricas-, el
resto de las tecnologías son trabajo-intensivas, tanto durante su etapa de
desarrollo/adopción como a escala industrial. Incluso en la excepción mencionada,
una vez adquiridos los equipamientos necesarios para la producción, como la mayoría
de los procesos metalúrgicos, el insumo de mano de obra es relevante, en particular,
aquellos de alta calificación.
Este es el caso específico de las tecnologías vinculadas con la agricultura de
precisión, cuyo desarrollo básicamente requiere horas-hombre de programación de
software, testeo y demás servicios de post-venta. En Argentina, estas funciones
suelen realizarse por fuera de los establecimientos fabriles de maquinaria agrícola y
los componentes de software embebido en hardware son incorporados luego como
kits, ya sea en la propia fábrica o una vez entregado el equipo al cliente3.
3
A diferencia de la Argentina, las empresas multinacionales de maquinaria agrícola suelen contar con
departamentos o empresas propias especializadas en el desarrollo y producción de los componentes
electrónicos y de software, que proveen de manera excluyente al grupo y constituyen una función que
es internalizada como una más, dentro del conjunto de funciones cumplidas durante todo el proceso de
producción de las maquinarias.
10

Condiciones objetivas para el desarrollo y aplicación de cada una de
estas nuevas tecnologías
El complejo de la maquinaria agrícola argentino está compuesto por 870 empresas
distribuidas principalmente entre Santa Fe (44%), Córdoba (25%) y Buenos Aires
(20%). Pero existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil
de sus producciones regionales.
La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque deben afrontar
problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias, adecuando las
maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos. Al mismo tiempo, esta
presencia resulta fundamental para suministrar en tiempo y forma repuestos que
requieren los clientes y realizar los servicios de post venta que sean necesarios, lo
cual es central para las tecnologías mencionadas.
Dentro de esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales,
cuyo tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. Pero también conviven un reducido
grupo de firmas multinacionales (John Deere & Co, AGCO Corp, Case-New Holland y
CLAAS), que tienen realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de
maquinarias de mayor complejidad (tractores y cosechadoras).
Se trata de un complejo productivo diverso y heterogéneo, en el cual cada empresa
con algún grado de relevancia detenta alguna ventaja competitiva de acuerdo al tipo
de producto que genera y su historia.
En los rubros vinculados a la siembra directa, la Argentina posee algo así como una
“marca propia”, prestigio y reputación mundial. La experiencia en el uso de este
paquete tecnológico posiciona a nuestro país como líder mundial no sólo en el
segmento de sembradoras sino también en pulverizadoras, almacenamiento de
granos (tanto en sistemas tradicionales como en silo bolsa) y otros implementos
agrícolas específicos.
Específicamente, el subsector de sembradoras está compuesto por unas 70
11
empresas que abastecen por completo el mercado interno, tanto en lo que hace a
granos gruesos como granos finos. Los altos niveles de competitividad logrados por
algunas empresas de este segmento también les permiten insertarse en el mercado
externo de forma favorable, exportando a más de 18 países.
En términos generales, el modo de producción se caracteriza por tener series cortas,
con una alta integración vertical dentro de los establecimientos y un permanente
vínculo con clientes. El principal fabricante es Agrometal, que concentra alrededor del
25% del mercado, le siguen Apache y Crucianelli.
El grupo reducido de firmas líderes se caracteriza por ser dinámicas en materia
innovativa y poseen modernos establecimientos fabriles que actúan mayormente
como
ensambladoras y
diseñadoras,
en
tanto
que los agropartistas son
especializados en procesos con equipos más precisos. Este sistema les ha permitido
elevar su productividad y ser competitivas a nivel internacional. Pero el resto de las
empresas vive una situación diferente.
En general, cada fabricante no logra sobrepasar las 15 máquinas anuales por modelo
debido a la amplia gama de productos que se ofrece por tipo de grano y ancho de
trabajo. En consecuencia, dichas empresas obtienen elevados costos de producción
y su permanencia en el mercado se sustenta en aspectos muy específicos.
Nuestro país también cuenta con una larga tradición en el desarrollo de maquinarias
autopropulsadas como tractores, cosechadoras y pulverizadoras. En particular, la
oferta actual de tractores en el país alcanza a 77 modelos, fabricados por 10
empresas locales y cinco firmas multinacionales. La lista incluye 23 versiones de baja
potencia (hasta 100 HP), 13 equipos de potencia media (100-150 HP) y 41 modelos de
alta potencia (más de 150 HP).
La principal empresa nacional en el rubro es Pauny, la cual fabrica equipos
relativamente sencillos y fiables para alta potencia, que no interesa a las grandes
multinacionales por sus series cortas de fabricación, razón por la cual es un buen
nicho de mercado para la industria local.
En el año 2013, Pauny se convirtió en el fabricante líder en venta del mercado con
12
más de 2000 unidades vendidas. Además, exportó tractores a de alta potencia a
Brasil, Uruguay, Colombia, Bolivia y Rusia. Por otra parte, existen otros proyectos de
relevancia en el subsector, como el desarrollo del tractor TH-22, de la empresa
chaqueña Jensen, la instalación de una planta de montaje por parte de las firmas
santafesina T&M y Apache, así como también, la intención de Materfer de radicarse
en Mendoza para comenzar su producción.
Cabe destacar que se espera que la demanda de tractores continúe en alza debido al
avejentado estado de los equipos que se utilizan, así como también a la necesidad de
lograr una mayor mecanización de las producciones regionales (vitivinícola,
frutohortícola, caña de azúcar, etc.) para incrementar su productividad.
En cuanto al segmento de agricultura de precisión, la Argentina es el segundo país a
nivel mundial (detrás de Estados Unidos) y el primero de Latinoamérica en fabricación
y adopción de estas herramientas. De acuerdo a estudios recientes del INTAManfredi, nuestro país cuenta con unas 8 millones de hectáreas (equivalente a casi
un cuarto de la superficie total) equipada con estas herramientas.
En la actualidad, existen unas 30 empresas locales con capacidad de fabricar este
tipo de agropartes electrónicas de alta complejidad en forma competitiva. Entre las
firmas que se destacan dentro del rubro puede mencionarse a Sensor, Plantium y
Verion. Dichas empresas cuentan con una amplia experiencia en el mercado de
agricultura de precisión, poseen entre 100 y 200 empleados e incluso, algunas de
ellas, cuentan con plantas productivas también en Brasil.
Asimismo, el potencial de desarrollo en esta área se ve acrecentado por el avance
que ha mostrado la industria del software en nuestro país en la última década, lo cual
ha permitido conformar un denso entramado de empresas con recursos humanos
altamente calificados.
Todo ello, junto a las reconocidas capacidades que detenta la Argentina en la
producción agrícola, permite afirmar que existen las condiciones objetivas para el
desarrollo y adopción de las tecnologías seleccionadas en el presente documento. En
efecto, actualmente ya existe un posicionamiento no desdeñable que coloca nuestro
13
país como un referente a nivel global, no sólo por la escala de consumo de
maquinaria agrícola, sino también por sus capacidades industriales en el rubro.
Si bien existen dificultades diversas, que hacen a la competitividad de las firmas
locales y en algunos casos a la propia sustentabilidad en el largo plazo, ello no
implica que no estén dadas las condiciones para la consolidación del sector y su
proyección, tanto para el mercado interno como para los mercados externos, a partir
de un desempeño tecnológico dinámico y capaz de operar sobre los más altos
estándares internacionales. Incluso en el caso de los segmentos más debilitados
frente a la competencia mundial, como los de cosechadoras y tractores, el know-how
acumulado a lo largo de la historia y las capacidades de producción son sumamente
valiosos, lo cual permite obtener productos de calidad y conformar una plataforma
fértil a tal fin.
Sin dudas, las innovaciones de producto mencionadas podrían ser facilitadores para
alcanzar estos objetivos y, de ser así, también se verían fortalecidas las condiciones
para el desarrollo local de los proyectos vinculados a la fabricación de motores y
sistemas de transmisión que dichas innovaciones involucran.
Estas condiciones también se ponen de manifiesto en las capacidades existentes en
el país para la adopción y/o desarrollo de dichas tecnologías, ya sea en el ámbito
privado de las empresas, como a nivel de las instituciones públicas e intermedias.
Aún en un marco de heterogeneidad, dentro del sector y en todos los rubros es
posible identificar empresas dinámicas, que están inmersas en procesos de mejora
continua para la sustitución de importaciones, el desarrollo del mercado interno y la
internacionalización, y cuyos esfuerzos de investigación y desarrollo para hacer frente
a la competencia externa son considerables.
Dichas empresas aprovechan los aprendizajes proveedor-usuario, se relacionan
periódicamente con profesionales de instituciones científicas y tecnológicas y, en
menor medida, también realizan esfuerzos para mejorar sus departamentos de
investigación, desarrollo e innovación (I+D+i).
14
En el rubro de tractores, el equipo técnico de la empresa Pauny viene trabajando
desde hace tiempo en el desarrollo de un sistema de transmisión automático Power
Shift. Precisamente, la empresa fue galardonada en el año 2011 con el Premio CITA
(Centro Internacional de Innovación en Tecnología Agropecuaria) en la categoría
“Tracción y Propulsión de Origen Nacional” por el desarrollo del sistema de
transmisión Power Shift PPS-124, el cual opera con cambios bajo carga, comando
electrohidráulico secuencial y automático de 12 velocidades hacia adelante y 4 hacia
atrás.
Actualmente, la empresa ha logrado fabricar estos sistemas a escala de prototipos y,
de acuerdo a sus planes, la intención es poder iniciar la producción en serie en el
corto plazo. En una primera fase, toda la producción local de cajas Power Shift se
destinará a abastecer la demanda de los tractores de más de 300 HP que Pauny
fabrica en su planta. Y en una segunda etapa está prevista la exportación de este tipo
de cajas a Brasil, donde actualmente no se fabrican.
Del mismo modo, Vassalli se ha posicionado en un rol de liderazgo en el rubro de
cosechadoras a partir de sus modelos axiales, que se adaptan perfectamente a las
condiciones del campo argentino y son sumamente versátiles. En el caso de
sembradoras, como ya se mencionó previamente, existen varios referentes de alto
desempeño en la relación precio-calidad de los equipos y las eventuales innovaciones
que podrían efectuarse podrían asimilarse sin problemas.
Asimismo, a lo largo de la cadena de valor interactúan diversas instituciones de
I+D+i, tanto públicas como privadas, con experiencia para promover la difusión y
acceso a tecnologías como las señaladas. Entre las instituciones públicas, se
destacan el accionar del INTA, a través de sus estaciones experimentales, y el INTI.
Este último, junto a sus cetros regionales, promueve el desarrollo y la transferencia
de tecnología a las PyME, siendo por excelencia el organismo certificador de la
calidad de los productos y laboratorio de referencia.
Por su parte, las Estaciones Experimentales del INTA contribuyen activamente en la
investigación, experimentación y desarrollo de nuevos sistemas y equipos agrícolas
adaptados a las nuevas tecnologías agropecuarias. Dentro de los establecimientos de
15
I+D+i privados, la Fundación CIDETER se destaca como la principal institución
vinculada a la gestión y vinculación tecnológica.
Desde su creación, ha apoyado a más de la mitad de las firmas ubicadas en la zona
centro-sur de Santa Fe y suroeste de Córdoba, gestionando y vinculando sus
necesidades
tecnológicas
con
los
programas
de
promoción
(Aportes
No
Reembolsables, Crédito Fiscal, Consejerías Tecnológicas, Créditos a Empresas para
Desarrollo Tecnológico, etc.) que otorgan organismos públicos.
Por otra parte, desde el ámbito privado se construyó y puso en marcha el Centro
Tecnológico Regional de la Maquinaria Agrícola en la localidad de Las Parejas con el
objetivo de trabajar colectivamente con las empresas del sistema productivo
territorial en el desarrollo de la seguridad de las máquinas, en la investigación y
construcción de nuevos equipos y en la asistencia para solucionar problemas
tecnológicos.
Un párrafo aparte merece la Estación Experimental INTA Manfredi debido al fuerte rol
que desempeña en materia de investigación, desarrollo y transferencia de tecnología
vinculada a la maquinaria agrícola. Entre sus múltiples acciones, se destaca la
participación en todos aquellos eventos de capacitación y ferias internacionales
(Estados Unidos, Alemania, Sudáfrica, Ucrania, etc.) relevantes para el sector.
Por un lado, esto permite a la institución hacer una permanente vigilancia en materia
de innovaciones tecnológicas que
luego ofrece a los fabricantes de maquinaria
agrícola con el objetivo de poder desarrollarlas e implementarlas localmente. Por otro
lado, dicha presencia en las principales ferias también se utiliza para que el mundo
conozca las capacidades técnicas y productivas que tiene el complejo de maquinaria
agrícola, promoviendo así su inserción internacional tanto en cantidad como calidad.
En el año 2005, el INTA Manfredi constituyó el proyecto denominado “Red de
Agricultura de Precisión y Máquinas Precisas” con el objetivo de consolidar en el área
de agricultura de precisión una red de excelencia público-privada, sostenible y
actualizada en materia de innovación tecnológica. Dicha Red está integrada por
fabricantes y proveedores del sector, instituciones del sistema educativo y científico-
16
técnico (INTI, Universidades, escuelas agrotécnicas, etc.), cámaras empresariales
(CAFMA, AFAMAC, DIMA, GAPMA, etc.) y asociaciones de productores (AAPRESID y
AACREA).
El formato que adopta la Red es el de una plataforma tecnológica tendiente a
solucionar, mejorar y facilitar la aplicación de la tecnología a la agricultura moderna
mediante el desarrollo y utilización de herramientas de alta complejidad que
involucran diferentes ramas de la ciencia como la electrónica, la electromecánica, la
robótica, telecomunicaciones, la ingeniería de sistemas y software.
Paralelamente, la Red trabaja en la formación de capacitadores y en la elaboración del
contenido técnico didáctico con el objetivo de transmitir los beneficios de la
utilización de la agricultura de precisión. La modalidad abarca charlas técnicas, cursos
tradicionales, a distancia, jornadas de difusión y publicaciones técnicas de
distribución pública con el objetivo de transmitir conocimiento a todas las empresas
locales, independientemente de su tamaño.
Otras de las funciones de la Red es promover de manera activa la venta el exterior de
este tipo de herramientas y componentes de precisión a través de misiones
internacionales específicas. La metodología de trabajo de la plataforma tecnológica
es dinámica, utilizando herramientas de seguimiento, control y evaluación periódica
de las actividades con el objetivo de poder realizar las correcciones necesarias.
En materia de empleo, el sector de maquinaria agrícola dispone de recursos
humanos calificados. En promedio, alrededor de dos tercios del personal está
compuesto por ingenieros, técnicos u operarios calificados. Sólo los ingenieros y los
técnicos, sumados, representan algo menos de un quinto del total. Esto se debe a
que gran parte de las empresas, al poseer una división funcional de la organización
(producción,
comercialización,
administración,
etc.),
requieren
de
diversas
capacidades y competencias específicas. En especial, en el reducido núcleo de
firmas que suelen contar con áreas específicas de sistemas, diseño y de I+D+i.
La acelerada recuperación de la actividad a partir de 2003 estuvo acompañada por un
fuerte aumento de la demanda de puestos de trabajo y la necesidad de mayores
17
calificaciones. En un principio, las limitaciones que surgían del mercado laboral
generalmente se atenuaron puertas adentro de las firmas, a través de grupos de
trabajo compuestos por técnicos y personal de mayor experiencia para capacitar a los
nuevos operarios. Sin embargo, a partir de 2008 comenzaron a surgir serias
restricciones en la oferta de mano de obra especializada, particularmente, en
operarios calificados en oficios tales como tornería, soldadura, matricería, plegado y
pintura.
Para hacer frente a esta problemática, la mayor parte de las empresas se vincularon
con instituciones educativas y de ciencia y tecnología para realizar talleres de
capacitación. Pero a pesar del éxito relativo que tuvieron estas actividades,
comenzaron a registrarse faltantes en técnicos aplicados a la producción (calidad,
seguridad, logística) y profesionales (especialmente ingenieros mecánicos).
Desde los sectores empresarios, se señala que actualmente existen importantes
dificultades para seguir transitando este camino de auto-formación de los recursos
humanos y, a la vez, los esfuerzos a nivel nacional y provincial por recuperar las
escuelas técnicas darán sus frutos más adelante. No obstante, dichas restricción no
parecieran ser determinantes para el desarrollo y la adopción de las tecnologías
mencionadas.

Principales limitantes para la adopción y/o desarrollo en el país de las
tecnologías que se avizoran como críticas
Las principales limitantes que se avizoran son las propias deficiencias estructurales
del sector y sus efectos sobre la dinámica de crecimiento y competitividad de las
empresas. Algunas tienen que ver con la conformación de las empresas y el tipo de
organización industrial resultante.
El caso emblemático es el rubro de sembradoras, donde coexisten alrededor de 70
PyME, muchas de las cuales presentan una estructura de tipo taller. Sumado a esto,
el elevado nivel de integración del proceso productivo al interior de cada firma, con
diferencias específicas entre los productos del mismo segmento, no permiten el
18
desarrollo de proveedores estandarizados y su especialización, a fin de optimizar los
costos y los procesos de calidad en componentes como los cilindros hidráulicos, los
sistemas de poleas y rodamientos.
Esta circunstancia se repite en el rubro de autopropulsados, aún cuando suelen
predominar unas pocas empresas de mayor tamaño, ya que las escalas de
producción tampoco favorecen estos procesos de especialización. En efecto, ese es
uno de los factores que condiciona el desarrollo de sistemas de transmisión
automáticos en el caso de tractores.
Para ser competitiva, la fábrica de transmisiones tendría que tener una escala no
menor a 4.000 cajas anuales, cuyo logro se obtendría haciendo un mix entre
abastecimiento del mercado interno y exportaciones, pero resulta que en el mercado
mundial existen importantes jugadores en estos segmentos, lo cual le asigna al
proyecto un grado de incertidumbre considerable.
Respecto a la fabricación de motores, nuestro país cuenta con suficientes
capacidades para diseñarlos y desarrollarlos, aprovechando los conocimientos
aprendidos en etapas anteriores. Pero el problema es más profundo, ya que para ello
se requeriría un escalado productivo que dependerá, en gran medida, de la capacidad
y viabilidad que tengan los sectores de fundición y forja, cuyas necesidades de
inversión y modernización tecnológica ya se evidencian en el marco de su vinculación
con la industria automotriz.
De todos modos, también está presente la problemática de la escala, ya que la
cantidad y diversidad de piezas que requiere fabricar un motor genera una traslación
de la cuestión hacia los eslabones “aguas abajo” de la cadena, cuyas escalas
mínimas de producción son aún mayores4. Esta problemática es función directa del
grado de integración nacional que se persiga.
4
Las actividades de forja y fundición tienen un componente altamente intensivo en mano de obra en la
etapa de diseño y fabricación de los moldes y matrices necesarios para la elaboración de las piezas. Esta
etapa constituye una “inversión” para el sector que luego es amortizada en función de la escala de
producción que se le asigna. Si dicha escala es pequeña, la incidencia del costo de la matricería sobre
cada pieza producida es mayor y, por lo tanto, resulta menos competitiva. Esta situación debe
multiplicarse por el número de partes y piezas que integra un motor, siendo que al final de cuentas cada
sobre-costo se acumula en el valor final del mismo.
19
Finalmente, en el caso de las tecnologías de agricultura de precisión, las principales
limitantes que mencionan los actores locales principales tienen que ver con la falta de
equipamientos en el país para reducir fallas, controlar y certificar la calidad de los
equipos. Como se trata de productos electrónicos, deben efectuarse una amplia
cantidad de pruebas de calidad para calificar adecuadamente a las normas técnicas
requeridas.
Generalmente, son muy pocas las empresas que poseen maquinarias de control de
calidad ya que, debido a su alto costo, las escalas de producción no justifican la
inversión. Sin embargo, en nuestro país existen instituciones como el INTI o INVAP
que cuentan con todos los equipos necesarios para poder ofrecer estos ensayos. Así,
con una mejor articulación entre el sector productivo y las instituciones científicotécnicas podría tenderse a la superación de este aspecto.
Por otro lado, el rápido avance que se está produciendo en estas tecnologías por
parte de las empresas multinacionales de maquinaria agrícola, frente al menor paso
relativo que se observa en la industria nacional, podrían condicionar su desarrollo
local aunque no necesariamente su adopción, ya que en la perspectiva futura de la
producción agrícola ya se descuenta el uso de estas tecnologías.

El rol del sector público y los costos de la aplicación de estas nuevas
tecnologías en el país
El rol del Estado y de las instituciones del sistema científico y tecnológico nacional es
clave para la aplicación de estas nuevas tecnologías en el país. En el caso de las
tecnologías de agricultura de precisión, los organismos vinculados tecnológicamente
al sector podrían complementar y profundizar las acciones de investigación que ya
vienen realizando como ocurre con la mencionada Red de Agricultura de Precisión
coordinada por el INTA Manfredi.
Esto implica articular y transferir los conocimientos que se obtienen en esta materia,
haciendo de nexo interdisciplinario, uniendo múltiples sectores productivos como la
20
electrónica, la mecánica, la tecnología espacial y la agronomía, entre otros.
Por otra parte, se requiere de una mayor divulgación de los beneficios que su
aplicación genera más allá en la explotación agrícola. Por ejemplo, se podría trabajar
en “ganadería de precisión”, “vitivinicultura de precisión”, “frutohoriticultura de
precisión”, etc. Incluso el uso de esta tecnología permitirá sortear las normativas
técnicas de comercio exterior en alimentos, cada días más exigentes, ya que facilitan
la trazabilidad de los procesos y productos.
Así, se podrá tener un seguimiento preciso desde el campo hasta la góndola para su
distribución final. Para todo esto, es preciso continuar fortaleciendo al Ministerio y
todos los organismos que conforman el sistema científico-técnico nacional, apoyando
a una interacción cada vez más densa con el sector productivo.
Pero también resulta fundamental una participación activa del sector público en
materia educativa, incorporando en las currículas de todas las escuelas agrotécnicas
y universidades correspondientes del país las nuevas tecnologías de agricultura de
precisión y articulando las diferencias que podrían surgir en las distintas
jurisdicciones provinciales.
Del mismo modo, tanto la agricultura de precisión como el desarrollo exitoso de los
proyectos locales de motores y sistemas de transmisión precisan de un apoyo
institucional que sustente de manera eficiente y con la suficiente cobertura territorial
los procesos de calibración, de control, de certificación de normas y todo aquello que
hace la calidad de los productos, tanto en la etapa de prototipado como fundamentalmente- a escala industrial.
Actualmente existen organismos públicos y también privados que realizan
parcialmente estas actividades, pero la producción de un motor altamente integrado
probablemente implique requerimientos adicionales que deberán ser identificados y
atendidos.
Estas necesidades de apoyo y articulación son extensivas al caso de las nuevas
tecnologías de dosificación eléctrica en sembradoras, siendo que ya existen patentes
por parte de desarrolladores locales. Su incorporación a los equipos locales podría
ser a través de la simple compra de los conjuntos y la eventual adaptación de los
21
mismos, abonando las patentes correspondientes.
Esto en sí mismo podría requerir un acompañamiento por parte del sector público.
Pero dicho rol tendría que ser potenciado si se pensara en la posibilidad de realizar
desarrollos incrementales en el mediano y largo plazo, a partir de acciones conjuntas
con las empresas desarrolladoras y/o eventuales modificaciones funcionales que se
adapten a las necesidades de los industriales y la producción agrícola argentina.
El potencial de desarrollo es diverso y se extiende a otros componentes de las
maquinarias, a fin de intensificar los complementos y accionamientos eléctricos y
electrónicos de las mismas. Por otro lado, el desempeño tecnológico del sector en
general dependerá de su dinamismo productivo, lo cual también puede ser
potenciado desde la política pública.
Principalmente en aquellos proyectos sensibles a las escaladas productivas, la
sustitución de importaciones y el desarrollo de proveedores pueden ser estimulados
a partir de orientar la demanda y las inversiones. Asimismo, el desarrollo de los
mercados externos a partir de experiencias como los campos experimentales en
Europa Oriental y África, que se realizaron conjuntamente entre empresas y el INTA,
donde se demuestran las ventajas del paquete de “siembra directa” resultan
sumamente positivas y podrían potenciar el desarrollo de las tecnologías analizadas
en el presente documento.
En especial, los organismos científico-tecnológicos especializados podrían participar
de estas experiencias a fin de posicionar y difundir la maquinaria agrícola argentina
“de última generación”.
Los recursos que el Estado debería destinar a tal fin dependerán de la magnitud de
los proyectos y de las necesidades específicas en cada caso. En términos
económicos, resulta difícil cuantificarlas a priori sin antes definir la participación del
sector público en cada caso. Sin embargo, es posible contar con referencias en las
actuales estructuras del sistema científico-tecnológico y eventualmente los apoyos
que podrían derivar de acciones concretas de financiamiento para inversión o de
apoyo a las exportaciones.
Por otra parte, las empresas suelen señalar como uno de los problemas esenciales
22
cierta desconexión o falta de articulación entre los ámbitos académicos, de la
investigación básica y el productivo. Por lo tanto, es esencial que se profundice la
comunicación entre los actores del sistema científico-tecnológico y las empresas, a
partir del desarrollo de experiencias conjuntas que permitan generar verdaderos
equipos de trabajo y las sinergias propias a este tipo de relacionamiento.
En este sentido, el rol del sector público debe proyectarse en los diversos planos del
desarrollo tecnológico endógeno: articulación de los recursos humanos involucrados
(tanto de índole estatal como privado), apoyo financiero, técnico e institucional a
estos equipos de trabajo especializados y configuración de las condiciones de
entorno favorables, que deben propender al crecimiento de las empresas a nivel local
e internacional.
El cambio tecnológico que se vislumbra en las áreas mencionadas, principalmente en
lo relativo a las tecnologías de precisión y la incorporación cada vez mayor de la
electrónica, permite afirmar que los tiempos de maduración de los nuevos desarrollos
son cada vez más cortos. Una vez que se lanzan al mercado y son internalizados por
las empresas, los resultados son inmediatos y significan una ventaja comparativa
respecto de aquellas que no lo hicieron.
Actualmente existe algo así como una “sobre-oferta tecnológica” en el sector, ya que
las innovaciones existentes en condiciones de ser adoptadas son mayores a las
efectivamente incorporadas por las empresas. Pero dicha brecha se ha ido acotando
y se espera una importante aceleración de este proceso. En efecto, hacia 2015 se
espera
que
todas
las
maquinarias
ofrecidas
por
las
grandes
empresas
multinacionales de maquinaria agrícola ya tengan incorporadas alguna tecnología de
las mencionadas.
Por lo tanto, los plazos de maduración de las tecnologías de agricultura de precisión
son variados, ya que coexisten desarrollos ya maduros, otros disponibles pero sin
aplicación y algunos incipientes, que se encuentran recién en fase experimental.
En el caso los sistemas de transmisión Power Shift, la principal empresa nacional de
tractores ha comenzado la implementación del proyecto de inversión y se estima que
23
en el próximo año comience a estar operativa esta nueva línea de producción. Sin
embargo, cabe aclarar que tanto esta tecnología como el eventual desarrollo de un
motor agrícola nacional no implican algo novedoso a nivel mundial, aunque sí
significan un catching up a nivel de producto.
En este sentido, no resultaría adecuado hablar de tiempos de maduración, ya que se
trata de una tecnología ya madura. Pero naturalmente existe un tiempo de
implementación que es el mencionado previamente, siendo un aspecto a considerar
en qué período se obtendrá un nivel de producción relativamente eficiente.
24
IMPACTOS DE LAS TECNOLOGÍAS EN EL NIVEL DE PRODUCCIÓN,
GENERACIÓN DE VALOR AGREGADO, EMPLEO, CONSUMO INTERNO ASÍ
COMO SU IMPACTO EN LA BALANZA COMERCIAL
Los niveles de producción, inversión, empleo y exportaciones que genera la industria
de maquinaria agrícola la convierten en un sector para le economía en su conjunto.
Según estimaciones propias, el mercado interno es de 1.500 millones de dólares, de
los cuales la producción nacional supera los 850 millones de dólares, cifra que
representa casi el 20% del valor de producción de la industria de bienes de capital.
En términos de creación de puestos de trabajo, al ser mano de obra intensiva, el
sector demanda unos 30.000 empleos directo en las empresas fabricantes,
terminales y agropartistas, a lo que debe sumarse otros 10.000 puestos de trabajo
monotributistas independientes que trabajan para el sector muy cerca de la fábrica, y
más 5.000 puestos de trabajo independiente, o sea un total de 45.000 puestos de
trabajo directos.
Existen otros 15.000 puestos de trabajo ponderados que trabajan part time en
fábricas para el sector (vidrios, plásticos, motores, neumáticos, electrónica,
electricidad, etc.) que se suman a los 45.000 anteriores por lo que la cifra asciende a
60.000 empleos que dependen del sector. Ahora bien, al incluir los empleados que
tienen las concesionarias de todo el país, puede decirse que el complejo de
maquinaria agrícola termina demandando un total de 80.000 puestos de trabajo,
directos e indirectos.
En cuanto a los flujos de comercio internacional, la industria local exporta
aproximadamente unos 380 millones de dólares. Si bien este monto sólo explica el
6% del total metalúrgico su importancia ha ido creciendo mucho en los últimos años
y, en efecto, también ha sido uno de los rubros de mayor expansión. Por su parte, las
importaciones de maquinaria agrícola superan los 740 millones de dólares y el 90%
de las mismas lo explican el rubro tractores, cosechadoras y agropartes complejas
(motores y sistemas de transmisión).
25
En este marco, la implementación de las tecnologías identificadas tendría un impacto
favorable sobre todas estas variables, ya que no sólo dotarían al sector de una mayor
capacidad para abastecer los distintos requerimientos de demanda y la evolución que
se espera para los próximos años, sino también implicarían una “puesta a punto”
tecnológica para disputar los mercados externos. Se trata de tecnologías que
permitirían desplegar la combinación una estrategia defensiva frente a la
competencia importada en el mercado interno y ofensiva para ganar espacios sobre
el consumo interno y, eventualmente, en el exterior.
En el caso del desarrollo de motores y sistemas de transmisión es notoria la
repercusión que tendría en términos de valor agregado y en la balanza comercial. Por
un lado, la inversión de Pauny en cajas de cambio Power Shift permitiría sustituir unas
4.000 unidades que actualmente se importan desde Alemania y, en el mediano plazo,
podría generar exportaciones a Brasil.
En el caso de los motores, el efecto en la balanza comercial sería aún mayor ya que
gran parte los fabricantes locales de equipos autopropulsados importan este
componente desde Brasil. El mercado argentino, descontando a las filiales
multinacionales, demanda en la actualidad aproximadamente 8.000 motores al año y
se espera un incremento en el futuro cercano.
Sólo en lo que hace al rubro de tractores, se estima que hay más de 100.000
vehículos con una baja capacidad de utilización (una antigüedad promedio superior a
26 años) que obliga a una renovación en el mediano plazo.
Por otra parte, las 4 provincias principales productoras de granos demandan el 70%
de los tractores vendidos en los últimos años mientras que en el resto del país,
donde se desenvuelven la mayoría de las economías regionales (vitivinicultura,
frutohorticultura, caña de azúcar, tambos, ganadería, etc.), hay un déficit de estas
maquinarias.
Esta situación también se repite para otros rubros de equipos autopropulsados
(cosechadoras, pulverizadoras, etc.) que justifican más aún la necesidad de producir
motores localmente. Pero el impacto no se limitaría al nivel de integración nacional de
26
los equipos nacionales, sino que también se extiendo a los propios tractores, ya que
una parte importante de los mismos se importan debido a que la oferta local no
cuenta con estos sistemas de transmisión automática, que son muy requeridos para
actividades que hace un uso intensivo de marchas y contramarchas de diversa
intensidad5.
La mayor parte de los motores requeridos por el sector son modulares, que van de 3
a 6 cilindros con una potencia de 60 a 250 HP. Ante la ausencia local, la empresa
brasileña MWM decidió regresar a fabricar motores en el país a través de una planta
radicada en la localidad de Jesús María (Córdoba), donde trasladó una línea de
producción que tenía en Brasil. A partir de la puesta en marcha de esta línea
productiva, MWM sumará una capacidad de armado de entre 1.000 y 1.400
impulsores por año.
Actualmente, entre sus clientes se encuentran Pauny y Agrale -que reemplazarán una
gama de motores anteriormente provistos por Cummins- así como también algunos
fabricantes de pulverizadoras autopropulsadas. Nuestro país cuenta con suficientes
capacidades para diseñar y desarrollar motores que cumplan con los parámetros
técnicos internacionales, aprovechando los conocimientos aprendidos en etapas
anteriores, todo lo cual le confiere un alto grado de probabilidad de éxito a estos
proyectos tecnológicos.
En cuanto a la tecnología de dosificadores eléctricos para sembradoras, resulta de
suma importancia ya que permitirá incrementar el valor agregado de los equipos,
mejorando su competitividad a nivel internacional. Se trata de un cambio de
paradigma dentro de las tareas de siembra directa y su uso será tan masivo que
aquellas firmas que no inviertan en estos nuevos desarrollos tenderán a quedar fuera
de mercado en el mediano plazo.
Como se mencionó anteriormente, este rubro es uno de los más relevantes dentro de
la industria en cuanto a cantidad de establecimientos, valor agregado y capacidad
5
Por ejemplo, la utilización de tractores en establecimientos tipo feedlot o en producciones que no se
basan en el latifundio requiere modificar permanente la marcha, lo cual no sólo resulta más ineficiente si
las transmisiones son manuales, sino que su uso intensivo termina dañándolas, con todo lo que ello
implica en términos de reparaciones, tiempos de lucro cesante, etc.
27
exportadora. Actualmente, el mercado interno de sembradores es superior a 200
millones de dólares y es abastecido por completo por producción nacional.
Al mismo tiempo, se trata uno de los subsectores donde la Argentina presenta una
competitividad genuina en las exportaciones. Esto queda demostrado en el excelente
dinamismo mostrado en los últimos años, tanto en volúmenes exportados como en
apertura de nuevos mercados de destino. De acuerdo a las pruebas realizadas con
estas nuevas sembradoras de multihíbridos los aumentos de rendimiento agrícolas
pasarían de 160Kg/Ha a más de 750 Kg/Ha y, a diferencia de otras técnicas de
cultivos que suelen tener buenos resultados sólo durante el primer año, mantendría
el beneficio positivo año tras año.
En lo que respecta a las tecnologías que se basan en la agricultura de precisión,
Argentina cuenta con unas 30 empresas que generan unos 700 empleos directos,
aunque principalmente se destacan no más de 5 empresas, que abastecen un
mercado interno que se estima actualmente en alrededor de 280 millones de dólares.
En los últimos 10 años el uso de estas tecnologías en las maquinarias agrícolas se ha
incrementado exponencialmente, a un ritmo del 400% promedio anual. Sin embargo,
todavía queda un amplio margen para que los productores locales puedan ocupar una
porción mayor del mercado interno así como también lograr una mayor inserción
internacional. Actualmente, los fabricantes locales sólo sustituyen un 50% de la
electrónica utilizada en el agro y también exportan unos 70 millones de dólares.
El mercado interno de monitores de rendimiento es de unos 10.000 equipos, de los
cuales la industria nacional cubre un 25% del total. En cuanto a guías automáticas, el
mercado es mucho más pequeño (de unas 2.700 unidades) aunque viene creciendo
rápidamente y la actual participación de la industria nacional es de sólo el 10%. En
cuanto a los banderilleros satelitales, el mercado es de 13.000 unidades al año y la
participación nacional ocupa sólo un tercio del total.
En el mediano plazo, la mitad de los tractores vendrán equipados con sistemas de
autoguía satelital, el 70% de las sembradoras de grano grueso utilizarán monitores de
siembra y casi la totalidad de las cosechadoras estarán compuestas por monitores de
28
rendimiento, autoguía y sensores de todo tipo.
Por lo tanto, estas referencias permiten inferir un amplio abanico de oportunidades
para el sector, que redundaría en una expansión notable, que abarca todos los
órdenes: mayor valor agregado e integración nacional, creación de empleos
calificados, reducción/reversión del déficit comercial por la sustitución de
importaciones y la expansión de las exportaciones y un escalamiento tecnológico que
servirá como plataforma para la supervivencia de la industria de maquinaria agrícola y
su proyección en los mercados externos.
Por otro lado, las tecnologías mencionadas permitirían mantener la escasa brecha
que existe en la actualidad respecto los mejores estándares internacionales a nivel de
producto, ya sea nivel mundial como a nivel regional, donde operan las subsidiarias
de los mismos grupos empresarios, fundamentalmente en Brasil. Se trata de los
últimos desarrollos tecnológicos a nivel mundial.
En Argentina, el proceso de reestructuración de la función de producción global de
las multinacionales trajo como consecuencia el cierre de sus plantas productivas o,
en el mejor de los casos, la especialización en la producción de ciertos conjuntos y
subconjuntos como, por ejemplo, motores.
La producción se regionalizó y Brasil se constituyó como centro de la producción de
tractores y cosechadoras en Sudamérica. Ante esta situación, numerosas empresas
agropartistas desaparecieron, generando una fuerte desarticulación del sector y
destruyendo importantes activos en términos físicos y humanos. No obstante, la
producción local es relevante y los equipos que se ofrecen son competitivos en sus
segmentos de prestación, calidad y precio.
En el caso de tractores, la gama de alta potencia y en tractores articulados de cuatro
ruedas iguales. En cosechadoras nuestro país cuenta con una larga tradición en el
desarrollo de estas maquinarias, siendo la empresa Vasalli Fabril S.A. (con sus marcas
Don Roque y Vasalli) el principal referente, que logró alcanzar niveles de calidad y
prestación análogos a las mejores prácticas internacionales.
En este sentido, las brechas existentes se vinculan más bien con aspectos propios a
los procesos productivos, la escasa estandarización de partes y piezas antes
29
mencionada y las escalas de producción. Por ejemplo, los tractores nacionales tienen
una limitación para difundirse a nivel internacional como consecuencia de la falta de
normalización, la multiplicidad de series cortas de producción y cuestiones vinculadas
a los sistemas mecánicos.
Por su parte, Vassalli dispone de las últimas tecnologías de fabricación utilizadas en
el mundo: centros de corte por rayo láser, plegadoras de control numérico, robot de
soldadura, tornos a CNC, etc; y hace unos años incorporó la tecnología Siemens NX,
que es lo más avanzado en diseño y organización de la producción.
No obstante, también enfrenta problemas similares en cuanto a la organización de los
procesos productivos debido al menor tamaño relativo de las escalas de producción.
A su vez, la gran diversificación de la oferta local permite abordar mejor las
necesidades del mercado pero complejizan aún más la fabricación y administración
de los componentes, ya que es más difícil automatizar operaciones y tecnificar
procesos manuales y organizar la producción.
También se advierten amplios márgenes de mejora en el diseño de lay-out de planta y
modernización de las instalaciones en general, ya que su crecimiento se tuvo que ir
adaptando a la capacidad física y territorial disponible, derivando en ciertas
deficiencias funcionales en las tres plantas que posee.
Esta caracterización tecnológica del sector también se advierte en mayor o menor
medida en el resto de los rubros, quizás con algún grado menor en el caso de
sembradoras y pulverizadoras, aunque también se trata de subsectores muy
heterogéneos en su interior. Por lo tanto, la implementación de las tecnologías
mencionadas no apunta a superar estas problemáticas o a cerrar las eventuales
brechas de productividad respecto a las mejores prácticas, pero tampoco son
excluyentes de este objetivo.
Sin dudas, su aporte en términos de poder captar porciones mayores de mercado
favorecería el incremento de las escalas de producción y podría activar nuevos
procesos tecno-productivos más eficientes y plausibles de certificaciones de normas
y certificaciones que, en ocasiones, operan como limitantes para exportar.
30
Pero lo más relevante, que es contar con la capacidad de ofrecer productos
semejantes a los principales referentes mundiales, la Argentina está en condiciones
de cumplimentarlo con un alto grado de probabilidad de éxito.
El avance en este sentido a su vez tendría efectos muy positivos sobre las cadenas
de valor involucradas, a partir de las sinergias que derivarían de su mayor grado de
articulación productiva y tecnológica. La industria de maquinaria agrícola ocupa un
lugar central en el entramado productivo de la Argentina, ya que provee a una de las
actividades más relevantes del país y, a la vez, forma parte de una de las industrias
más complejas como la metalúrgica.
En este sentido, constituye algo así como un “sector de enlace” entre la producción
primaria y la industria pensada. Por lo tanto, su desarrollo productivo y tecnológico
genera un derrame de magnitud cuantitativa y cualitativa hacia los mismos. Por un
lado, permite integrar y capitalizar tecnológicamente la producción agrícola,
ocupando mayores espacios en la cadena de valor.
Por otro lado, potencia los impactos propios de la industria metalúrgica en términos
de generación de empleo, generación y difusión tecnológica, de equilibrio externo y
todos sus efectos multiplicadores6. Esto conforma una arista sumamente valiosa de
los proyectos mencionados, ya que los impactos productivos se enriquecerían con
aquellos que son propios a la vinculación tecnológica entre clientes y proveedores,
las instituciones científico-tecnológicas como el INTI, el INTA, las Universidades, etc.
6
El desarrollo de los proyectos de motores y sistemas de transmisión demanda una multiplicidad de
actividades metalúrgicas en el ámbito de la fundición, la forja, el mecanizado de piezas y el desarrollo de
matricería altamente intensiva en el uso de mano de obra calificada. Todas estas actividades concentran
buena parte del valor agregado de cualquier producción metalúrgica y en su propio diseño radica las
tecnologías de producto y proceso, lo cual es clave para generar un desarrollo industrial con altos grados
de autonomía.
31
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA DE I+D+I
En el presente documento se han identificado algunas tecnologías críticas que
podrían ser implementadas en la industria de maquinaria agrícola con un alto grado
de probabilidad de éxito. Básicamente, se trata de innovaciones de distinto nivel de
profundidad y alcance que permiten “expandir” las cualidades técnicas y las
prestaciones de los productos (precisión, velocidad, eficiencia, etc).
Este es el caso de las tecnologías vinculadas a la agricultura de precisión y de
dosificador eléctrico en sembradoras, que se enmarca en el paulatino reemplazo de
los actuales componentes de los equipos por tecnologías eléctricas y electrónicas
más eficientes en todo sentido. Pero también los proyectos de desarrollo de motores
y sistemas de transmisión automática constituyen tecnologías focalizadas en el
producto, ya que esto impacta sobre la evaluación de sus prestaciones en muchas
actividades que hacen un uso intensivo de las marchas y contramarchas, con
cambios repetidos en velocidad y potencia.
Cabe destacar que, si bien estas tecnologías tienen un desarrollo en el exterior,
también existe en la mayoría de los casos una capacidad local, fundamentalmente en
el caso de la agricultura de precisión y motores, cuyo proyecto parte de un diseño
nacional, aunque naturalmente se trata de tecnologías maduras.
Es decir, son tecnologías que no sólo podrían ser adoptadas sino también
desarrolladas en buena medida. Si bien en una primera instancia son intensivas en
capital -debido a las inversiones que implican en I+D, en horas-hombre de alta
calificación y en equipamientos-, una vez puesta en marcha a escala industrial se
inscriben en una actividad generadora de puestos de trabajo, como es la industria
metalúrgica.
Los impactos de estas tecnologías básicamente derivan de la capacidad de respuesta
que podría desarrollar toda la industria metalúrgica al cambio tecnológico acelerado
que se vislumbra para los próximos años. Al adaptar la oferta local a las nuevas
32
demandas, esto permitiría sostener las actuales participaciones de mercado y
proyectar una mayor participación, ya sea a nivel local como a través de las
exportaciones a la región y el mundo en general.
Sin estos desarrollos de producto basados en la adopción de estas tecnologías, es
probable que el sector tienda a perder espacios en todos ellos. Por lo tanto, se trata
de tecnologías críticas con efectos multiplicadores en materia de crecimiento, de
integración de la cadena de valor, de generación de empleo, de reducción del actual
déficit comercial, entre otros.
La magnitud de estos efectos dependerá de varios factores adicionales, pero se
asumen netamente positivos debido a la capacidad actual que evidencia el sector y la
escasa brecha tecnológica que se advierte en la comparación de los productos
nacionales respecto a la oferta “de punta”, liderada por las grandes empresas
multinacionales.
En este marco, las políticas públicas deberían concentrarse en facilitar/acelerar la
adopción de estas tecnologías, contribuir al máximo grado de desarrollo local y en
generar
las
condiciones
de
competitividad
suficientes
para
el
normal
desenvolvimiento de la actividad, fomentando la integración nacional de toda la
cadena de valor involucrada, desde el campo hasta la industria pesada.
Dentro del primer grupo se destacan las políticas de ciencia, tecnología e innovación,
las cuales deben contemplar dos planos fundamentales: el primero incluye el
fortalecimiento de todo el entramado de instituciones y actividades que podrían dar
soporte a las necesidades técnicas que implica el desarrollo de la electrónica y el
software asociado a la agricultura de precisión, el diseño del motor agrícola nacional y
la internalización de los sistemas eléctricos para sembradoras, pulverizadoras, etc,
cuyo desarrollo radical fue realizado en Estados Unidos y requiere una adaptación a la
industria local a partir de procesos tipo “ingeniería inversa”, todo lo cual puede
requerir el despliegue de acciones concretas sobre el sistema educativo y de
formación en general, así como articular las actividades científicas con los esfuerzos
de I+D que realizan las empresas.
33
Por otro lado, debería fortalecerse y, en caso de ser necesario, adaptarse el sistema
científico-tecnológico a efectos de dar respuestas eficientes a las necesidades que
conlleva la implementación de estas tecnologías. Por ejemplo, a partir de laboratorios
que permitan normalizar piezas, realizar pruebas y certificar ensayos. Asimismo, la
agricultura de precisión requiere toda una infraestructura electrónica fuertemente
asociada a las telecomunicaciones que es preciso desarrollar y administrar 7, lo cual
también conforma un ámbito de acción por parte del Estado.
De manera complementaria, existe un espacio relevante para constituir un
conglomerado en la Argentina que esté orientado a la electrónica utilizada en
productos que no son de consumo masivo, como los que se ensamblan en Tierra del
Fuego. Dicho conglomerado es central para dar soporte al avance de la electrónica en
la industria e integrar un eslabón esencial, que cada vez tendrá una mayor incidencia
sobre la definición de los fundamentos tecnológicos de cada rama.
Por otro lado, la disponibilidad de recursos humanos especializados en cantidad y
calidad es esencial. Para ello, sería preciso adaptar las escuelas técnicas a las nuevas
demandas (capacitación en la interpretación de planos, manejo de tornos CNC,
normalización, etc.), difundir tecnicaturas universitarias en agroelectromecánica y en
carreras de ciencias dura (especialmente ingeniería mecánica, electrónica y robótica),
etc.
También podrían crearse especializaciones o posgrados en ingeniería vinculados la
fabricación de maquinaria agrícola de última generación y a sus distintas
aplicaciones. Cabe destacar los cursos periódicos en agricultura de precisión que
realiza el INTA Manfredi, a través de la Red Público-Privada de Agricultura de
Precisión.
Se trata de un evento de capacitación gratuito con reconocimiento a nivel
internacional dirigido a productores, asesores, contratistas y personal del ámbito
7
Esto es así en tanto la mayoría de los controles vinculados a la agricultura de precisión trabajan sobre
una interface de “tiempo-espacio” que es definido por un mapeo satelital, a partir del cual también se
pueden precisar acciones y realizar el seguimiento de las mismas, ya sea presencialmente como a
distancia. Actualmente las empresa multinacionales ya están instalando antenas propias en distintas
zonas de la Pampa húmeda, lo cual luego podría constituir una “barrera de entrada” para los desarrollos
locales.
34
educativo que lleva 12 ediciones realizadas con éxito. En estos encuentros, los
especialistas presentan las últimas novedades sobre máquinas y componentes
precisos, manejo de insumos y cultivos por ambiente, innovaciones tecnológicas para
diferenciación de calidad, nuevas aplicaciones GIS, análisis de datos de sensores y
procesadores, entre otros.
Por otra parte, esta Red viene trabajando con éxito en pos de incluir en las currículas
de todas las escuelas agrotécnicas del país una materia vinculada al tema de
agricultura de precisión. Actualmente, ya están en marcha las primeras pruebas piloto
en 130 escuelas ubicadas en la provincia de Córdoba y Buenos Aires, pero el objetivo
es extenderlo en el corto plazo a la totalidad de los establecimientos, para luego
avanzar hacia los institutos de educación superior (terciarios, universidades, etc.).
Por otro lado, dentro del grupo de políticas que podrían favorecer la implementación
y desarrollo de estas tecnologías deben incluirse aquellas que permiten un
desempeño positivo de la actividad, sin el cual no habría lugar para la acción
tecnológica. Estas políticas deben orientarse a la mejora continua de procesos y
deficiencias estructurales propias del sector, que también inciden sobre la
competitividad sectorial y es donde se vislumbran las mayores debilidades. Dentro de
este grupo se destacan las siguientes:
o
Desarrollar protocolos para la estandarización de piezas, principalmente en los
rubros de autopropulsados y sembradoras.
o
Delinear programas integrales de calidad que permitan compatibilizar las
distintas acciones que realizan las empresas individuales, tendientes a estandarizar
los niveles de calidad de procesos y establecer criterios de “mejora continua” para el
conjunto de los subsectores de maquinaria agrícola.
o
Fortalecer los sistemas de “protección del conocimiento”, potenciando las
acciones en el ámbito local con el acompañamiento en los mercados externos
(patentes, modelos de utilidad, diseño, seguridad de la información, know-how, etc).
o
Brindar apoyo para la realización de diagnósticos tecnológicos y estudios de
35
diseño de plantas (lay-out) que permitan optimizar las estructuras actuales,
organización de las series de producción, métodos, procesos, costos y uso racional
de la energía. Dicho apoyo debería luego establecer un cronograma de acciones con
financiamiento compartido entre empresas y fondos públicos.
o
Articular acciones de investigación entre el Estado y las empresas (podría ser
en el marco del INTA, como ya se viene haciendo en tantas áreas) a efectos de
evaluar el desarrollo de nuevas fórmulas de aleaciones de materiales, nuevos diseños
y prototipos más sencillos, que reducen la cantidad de agropartes de los equipos,
etc.
Por otro lado, una mirada de largo plazo, que implique el desarrollo de todos los
eslabones de las cadenas de valor metalmecánicas y una inserción internacional
sustentada
en
productos
con
valor
agregado
e
intensidad
tecnológica,
necesariamente deberá contemplar los efectos de contar con estructuras de
mercado concentradas en la mayoría de los sectores productores de insumos
difundidos.
En particular, en los proveedores de insumos básicos de acero, aluminio pero
también en plásticos y similares. Al tratarse de recursos estratégicos para el
desarrollo “aguas arriba” de la cadena y suelen estar sujetos a escalas mínimas de
producción que técnicamente no podría derivar en mercados más competitivos,
resulta
evidente que el
Estado debería
regular su oferta
y
valorización,
complementando a su vez la realización de inversiones para garantizar calidades y
calidades a precios razonables.
Esta mirada requiere rever la regresividad de la estructura arancelaria, dado que en
muchos casos los productos finales suelen tener derechos de importación más bajos
que los insumos utilizados para producirlos. En otros casos incluso no existe
fabricación nacional, lo cual tiende a generar un sobrecosto a los fabricantes locales.
Todo esto precisa de una planificación estratégica, que contemple qué insumos
podrían elaborarse en la Argentina y sería deseable que así fuera (por ejemplo, en
algunos aceros aleados y especiales) y en qué casos convendría su importación libre
36
de aranceles.
A su vez, el actual esquema del bono fiscal “compensatorio” (Decreto 379/2001) es
considerado por las empresas del sector como una herramienta clave para la
competitividad, que debería sostenerse y eventualmente podría orientarse a
incentivar la integración nacional de partes y piezas y el valor agregado local.
Se trata de un bono fiscal del 14% sobre las ventas al mercado interno, netas de
importaciones que no pagan derechos aduaneros y forman parte de los costos de
producción. Dicho esquema podría ser potenciado en función de la integración
nacional de cada producto con un criterio estratégico.
En relación al actual régimen de recupero del saldo técnico de IVA, que deriva del
diferencial de alícuota que pagan las ventas de maquinaria agrícola (10,5%) respecto
a los costos (21%), es preciso incorporar la totalidad de créditos fiscales generados
en el proceso de producción, incluyendo los correspondientes a gastos ex fábrica de
comercialización y administración, ya que de lo contrario hay créditos fiscales que se
van acumulando de manera sistemática y generan una descapitalización del sector.
El régimen del “bono fiscal” además opera como un incentivo a la compra nacional
de maquinaria agrícola, el cual podría ser potenciado a partir de una desgravación
impositiva sobre las utilidades reinvertidas en los mismos.
En el plano de las exportaciones, la configuración de un esquema que atienda los
diferenciales sectoriales en términos de impacto en la economía y la agregación de
valor resulta central. La experiencia histórica e internacional da cuenta de los
beneficios que trae aparejado el estímulo a la exportación de sectores estratégicos.
Asimismo,
estos sectores
-que generalmente integran
múltiples eslabones
productivos y ciclos de producción más largos y complejos que el promedio- tienden
a acumular en sus exportaciones un carga tributaria que bajo el esquema actual
presenta costos económicos efectivos.
La adecuación de reintegros a la exportación y priorizar su pago permitiría atender
37
ambas cuestiones. Esto debe ser acompañado por una reducción total o parcial de
los derechos de exportación sobre los segmentos más afectados. Estas acciones
deberían ser complementadas con esquemas de pre y post financiamiento de las
exportaciones, las cuales deberían concebirse bajo la lógica de una “oferta integrada”
de máquinas, equipos e implementos, por ejemplo, a través de consorcios de
exportación o unidades transitorias de empresas.
Garantizar un flujo de financiamiento acorde a las condiciones de la competencia es
esencial, ya que muchos países en el mundo y, fundamentalmente aquellos que
compiten con la Argentina en estas ramas, operan bajo condiciones de
financiamiento mucho más favorables, constituyendo en este aspecto un factor
amplificador de las asimetrías de competitividad.
Si bien en los últimos años estas brechas se han reducido notablemente (por
ejemplo, a través de programas de financiamiento a tasas subsidiadas como el
Programa de Renovación de Flota o el más reciente FONDEAR), aún está el desafío
de poder avanzar del mismo modo en estrategias más “ofensivas” sobre los
mercados externos.
38
PROSPECTIVA TECNOLÓGICA
COMPLEJO MAQUINARIA AGRÍCOLA ARGENTINO

Diagnóstico y prospectiva tecnológica en materia ambiental
Dentro del complejo de maquinaria agrícola se hallan múltiples diferencias en cuanto
a los procesos productivos que realizan las distintas firmas en su interior y al tipo de
tecnología que emplean, lo cual tiene influencia sobre el impacto en materia
ambiental.
En Argentina, dicho complejo está compuesto por unas 730 empresas distribuidas
principalmente entre Santa Fe (47%), Córdoba (24%), y Buenos Aires (20%). Pero
existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil de sus
producciones regionales. La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque
deben afrontar problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias,
adecuando las maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos.
Al mismo tiempo, la presencia cercana por parte de las empresas resulta
fundamental para suministrar en tiempo y forma los insumos que requieren los
clientes y realizar los servicios post venta.
En esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales, cuyo
tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. La gran mayoría posee una estructura
productiva de “tipo taller”, con el uso de bienes de capital de moderado grado
tecnológico e, incluso, existen casos donde hay labores de tipo “artesanal”.
En contraste, el reducido grupo de establecimientos de mayor tamaño poseen
plantas productivas modernas, con gran cantidad de maquinarias de alto desarrollo
tecnológico (equipos de control numérico, centros de mecanizados, punzonadoras,
robots de soldadura, etc.) y la producción suele llevarse adelante mediante líneas de
montaje.
39
Por otra parte, también conviven un reducido grupo de firmas multinacionales que
tienen realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de maquinarias de
mayor complejidad. Se trata de un complejo productivo diverso y heterogéneo,
donde el grado de especialización, de automatización y las escalas de producción
óptimas están directamente relacionados al tipo de producto que genera y su
historia.
A los fines del presente documento, cabe señalar que esta heterogeneidad sectorial
también es extensible al plano ambiental. En tanto las filiales de empresas
multinacionales operar con estándares más homogéneos, la gestión en materia
ambiental en las PyME suele ser discreta o, en algunos casos, inexistente.
En general, estos pequeños establecimientos no son conscientes de sus impactos
ambientales o bien carecen de experiencia y/o recursos para gestionarlos. Sin
embargo, al igual que las grandes empresas, en forma agregada pueden ejercer un
impacto considerable sobre el medio ambiente. La más reciente evidencia, a nivel
internacional, señala que en su conjunto, las PyME son responsables de
aproximadamente el 64% de la contaminación industrial en Europa, en un intervalo
que se encuentra generalmente entre el 60 y el 70% (DG Enterprise, 2010).
A nivel local, la Unión Industrial Argentina realizó recientemente un trabajo sobre la
gestión ambiental en las PyME industriales -de las cuales participaron un grupo
representativo de empresas fabricantes de maquinaria agrícola- del cual surge que
casi el 70% de la muestra no cuenta con algún sistema de gestión ambiental ni
tampoco realizó alguna capacitación vinculada a esta temática.
Entre las principales razones que se destacan para introducir técnicas modernas se
encuentran: escasos recursos financieros; competencia desleal; demanda de
conocimiento especializado y el desarrollo limitado del segmento de consultoría
ambiental dispuesto a atender este tipo de industrias.
40
Encuesta de Gestión Ambiental en PyME industriales argentinas
¿Ha tenido lugar en su firma
alguna capacitación vinculada a la
temática ambiental?
Si
¿Cuenta su firma con algún
sistema de control
ambiental implementado?
No
33%
Si
No
33%
67%
67%
Fuente: Encuesta de Actualidad Industrial 2014 (CEU-UIA)
Entre las empresas que sí desarrollaron algún tipo de gestión, sólo el 40% lo hizo con
personal propio, correspondiendo el resto a consultores externos. De todas formas, 4
de cada 10 PyME indicó que no ha certificado dicho sistema. Las principales
actividades tienen que ver con mejoras en la eficiencia del uso de agua, insumos y
energía; incorporación de sistemas para tratamiento de efluentes y residuos;
establecimiento de reciclado interno o externo; y modificación de los procesos
contaminantes.
La selección del método más apropiado por parte de las empresas normalmente se
basa en consideraciones de tipo económico y en las tecnologías disponibles, de
acuerdo con las leyes ambientales vigentes.
Los incentivos que reciben las empresas del sector fabricante de maquinaria agrícola
para incorporar buenas prácticas de gestión ambiental pueden ser clasificados en
tres tipos (Chidiak, 2003):
- De mercado: exigencias ambientales fijadas por sus clientes (locales o del exterior),
que muchas veces contemplan la necesidad de cumplir con normas de producto o
41
proceso de la serie ISO 14.000.
- Regulatorias: en base a las normativas nacionales, provinciales y/o municipales, se
ejerce presión para el cumplimiento de dichas normas (enforcement) y/o también se
canalizan reclamos a través de organizaciones de la sociedad civil (ONG, etc.).
- Normas de responsabilidad social corporativa adoptadas voluntariamente por las
empresas, o “impuestas” a través de convenios con empresas transnacionales o por
demandas de clientes.
De acuerdo a lo manifestado por referentes del sector, predomina entre las empresas
una reacción de índole más reactiva en lo que hace al cuidado del medio ambiente.
En general, los mecanismos de mercado y las regulaciones internas aparecen como
principales motivaciones.
Por un lado, en las respuestas de las firmas aparece con una alta frecuencia la
necesidad de contar con certificaciones ambientales y satisfacer determinados
"estándares" debido a la necesidad de responder a exigencias de clientes e incluso de
proveedores de financiamiento.
En particular, esto sucede con aquellas empresas del complejo que proveen de
agropartes a grandes empresas o filiales de multinacionales y aquellas que exportan.
En este sentido, la mayor exigencia por parte de los mercados más sofisticados
(Unión Europea, Estados Unidos, etc.) incrementa la demanda de servicios
ambientales por parte de las empresas locales.
Esto se refleja claramente en lo relativo a la implementación y/o certificación de las
normas SO 14.001. Sólo un reducido grupo de firmas recurren a esta clase de
certificación, impulsadas por la necesidad de incrementar o mantener su presencia
en mercados de países desarrollados.
El certificado acredita que la organización cumple con los requisitos que establece
dicha norma y que ha implantado un sistema de gestión ambiental para prevenir los
impactos ambientales, por medio del uso de los recursos necesarios para evitarlos,
reducirlos o controlarlos, en equilibrio con la racionalidad socioeconómica, a través
42
de la mejora continua.
Por otro lado, las empresas del sector también suelen verse presionadas por algún
tipo de regulación interna (nacional, provincial o local) o por la movilización de las
comunidades locales y ONG ambientales. En cambio, son prácticamente nulas las
iniciativas ambientales con la necesidad de bajar costos.
Esto indica que un número significativo de PyME del sector no parece haber
identificado aún que una mejor gestión ambiental puede estar íntimamente
relacionada con la mejora general de sus prácticas productivas y con una disminución
en sus costos operacionales, superando la antinomia "gestión ambiental versus
reducción de costos".
En este sentido, si bien hay ciertas excepciones, las PyME fabricantes de maquinaria
agrícola de Argentina presentan importantes brechas respecto a las mejoras prácticas
internacionales en materia de gestión ambiental. Sobre todo debido al escaso
conocimiento y adopción de estos sistemas a nivel agregado.
De acuerdo a un documento elaborado por la Comisión Europea en el año 2013, el
93% de las PyME tomó al menos una acción en materia de gestión ambiental. Las
principales actividades que se destacaron tienen que ver con la minimización de
residuos, ahorro de energía, ahorro de materiales, reciclaje por reutilización de
materiales o residuos dentro de las empresas y ahorro agua.
Las mayores diferencias respecto a la situación local se encuentran en el grado de
internalización que tienen sus pares europeas en la necesidad de incorporar la
gestión ambiental como herramienta para reducir sus costos de producción.
43
Principales razones por las cuales las PyME de la Unión Europea toman
acciones de gestión ambiental
Fuente: Comisión Europea
El predominio de una reacción de índole más proactiva en lo que hace al cuidado del
medio ambiente también se traduce en la incorporación de personal (a tiempo
completo o part time) con conocimiento en la temática. Más del 40% de las PyME
cuentan con al menos un empleado vinculado a la gestión ambiental8.
Trabajos similares muestran que las PyME de Estados Unidos tienen un
comportamiento análogo a las europeas en lo que hace a la gestión ambiental.
Incluso, las firmas estadounidenses duplican a sus pares de la Unión Europea en
cuanto a la cantidad de recursos humanos promedio destinados exclusivamente para
ese fin (4 empleados frente a 2 empleados).
Por otra parte, cabe señalar que a nivel agregado el complejo de maquinaria agrícola
argentina
presentan
indicadores
inferiores
a
las
empresas
europeas
y
estadounidenses en materia de certificación de sistemas de manejo del medio
ambiente.
A diferencia de las PyME argentinas, el fin principal de estas acciones tiene que ver
8
El documento denomina “green job” (“trabajador verde”), a la persona que trabaja directamente con
información, tecnologías o materiales que preserva o restaura la calidad ambiental. Para ello dicho
empleado requiere de habilidades especiales, conocimiento, capacitación o experiencia en el tema
ambiental.
44
con la competencia en sus respectivos mercados internos más que por cuestiones
ventas externas. Claramente, esto se debe a la mayor sofisticación que presentan los
mercados desarrollados tanto desde el lado de la demanda (consumidores) como de
los organismos estatales de control.
Cantidad de PyME que cuenta con al menos un empleado dedicado exclusivamente a
tareas de gestión ambiental
En porcentaje
Fuente: Comisión Europea
Por su parte, el reducido grupo de filiales multinacionales que forman parte del
complejo de maquinaria agrícola presenta buenos niveles de gestión en materia
ambiental, cumpliendo en mayor grado la legislación ambiental en comparación con
45
las empresas locales y su desempeño ambiental es más alto.
Dicho comportamiento se debe, en parte, a que estas empresas cuentan con la
concentración de materiales y operaciones en pocas instalaciones de gran tamaño con alto potencial de impacto ambiental- pero también con la posibilidad de lograr
economías de escala importantes en los proyectos ambientales; disponibilidad de
recursos económicos y capacidad financiera; cuentan con recursos organizacionales
y humanos especializados en la gestión de aspectos legales y técnicos que afecta a
la empresa, entre otros.
Sumado a lo anterior, debe destacarse que los “patrones de conducta” a nivel
mundial que impone la casa matriz a cada una de sus filiales, hacen que el manejo de
las cuestiones ambientales no difieran significativamente de las mejores prácticas
internacionales.
Sin embargo, especialistas del sector consideran que, debido a regulaciones
específicas y métodos de producción más modernos, las empresas que operan en
Europa, Estados Unidos y Japón utilizan procesos más sustentables en la materia. En
cambio, las filiales locales no presentan ninguna diferencia respecto a sus pares
localizadas en Brasil.
El impacto ambiental que genera el complejo industrial de maquinaria agrícola puede
ser analizado tanto a nivel de proceso productivo como a nivel de producto. En
general, el efecto sobre el medio ambiente de los procesos vinculados a la
fabricación de maquinaria agrícola incluye: la polución atmosférica a través de la
emisión de gases, vapores y humos, la generación de residuos sólidos y la utilización
de recursos hídricos.
La contaminación sonora o acústica también es un tema recurrente entre las
empresas del sector, sobre todo, debido a que muchas de ellas se encuentran
ubicadas muy próximas a zonas residenciales dentro de las comunidades locales o
regionales. Debido a la multiplicidad de actores productivos que intervienen en el
complejo, pueden identificarse tres grandes subgrupos al momento de identificar el
tipo de impacto ambiental que predomina.
Las empresas que forman parte del primer eslabón de la transformación industrial
46
(fundición, tratamientos superficiales, etc.) tienen un perfil de contaminación muy
elevado e incluyen emisiones atmosféricas de dióxido de nitrógeno (NO2), de
monóxido de carbono (CO), partículas suspendidas (PST), compuestos orgánicos
volátiles (COV), vapores y olores; aguas residuales potencialmente contaminantes; y
generación de residuos peligrosos y no peligrosos.
Las firmas del segundo eslabón en la cadena de producción de maquinaria agrícola,
destinadas principalmente a la fabricación de partes y piezas (que incluyen tareas de
corte, plegado, estampado, pintado, etc.) presentan un perfil de contaminación alto
(aunque menos intensivo al primer eslabón).
Los impactos ambientales que prevalecen se vinculan a la generación de emisiones
al aire de NO2, CO, óxidos de nitrógeno (NOx), PST, COV y humos de soldadura;
aguas residuales potencialmente contaminantes; la generación de residuos no
peligrosos y peligrosos. En particular, el proceso de pintado tiene un fuerte impacto
ambiental ya que genera emisiones atmosféricas de compuestos orgánicos volátiles,
disolventes sucios utilizados para la limpieza de los equipos, lavados de desengrase,
Iodos de pintura, envases vacíos y restos de polvo.
Finalmente, la etapa correspondiente a la mecanización de las partes y piezas y a las
tareas posterior de ensamblado y puesta en funcionamiento de las maquinarias es la
que presentan un perfil de contaminación más bajo. Las emisiones a la atmósfera
están originadas principalmente por los humos de soldadura (PST) y residuos no
peligrosos (rebaba o viruta metálica) derivados del proceso de corte y soldadura de
piezas. De acuerdo al tipo de establecimiento y el grado de integración de las fases
productivas al interior del mismo, los efectos negativos sobre el medio ambiente
serán de mayor o menor tipo e intensidad.
A nivel de producto los efectos a nivel ambiental tienen una relevancia igual o
superior. Es importante destacar que la agricultura es de las actividades con mayor
impacto
ambiental
negativo,
generando:
erosión
del
suelo,
salinización
y
anegamiento de suelos muy irrigados, contaminación por uso excesivo de
fertilizantes y plaguicidas, agotamiento de acuíferos, deforestación, consumo de
combustibles fósiles y emisiones de gases efecto invernadero, etc.
47
De acuerdo a un informe publicado por la Organización de las Naciones Unidas para
la Alimentación y la Agricultura (FAO), las emisiones generadas por la producción
agropecuaria durante el período 2001-2010 fueron las siguientes:
- 5.000 millones de tn de CO2 eq/año de la producción agrícola y ganadera.
- 4.000 millones de tn de CO2 eq/año de la reconversión forestal neta a otras tierras.
- 1.000 millones de tn de CO2 eq/año de turberas degradadas.
- 200 millones de tn de CO2 eq/año por la quema de biomasa.
Además, dicho informe de la FAO sostiene que las emisiones generadas durante la
aplicación de fertilizantes sintéticos representaron el 13% de las emisiones de la
agricultura, siendo la fuente de emisión de más rápido crecimiento, con un alza de
37% en los últimos diez años. El impacto ambiental de los fertilizantes se debe a la
producción de emisiones de óxido de nitrógeno (N2O), un gas que tiene un efecto
invernadero 200 o 300 veces más fuerte que el producido por el CO2.
En Argentina, el INTA realizó un estudio que analiza la composición de las emisiones
de gases efecto invernadero, excluyendo suelos, en la zona norte de la provincia de
Buenos Aires y Sur de Santa Fe. Para ello, se agruparon las fuentes de la siguiente
forma:
- Fertilización: emisiones de N2O correspondientes al uso de fertilizantes sintéticos,
incluye emisiones Directas e Indirectas.
- Residuos: emisiones de N2O correspondientes a la reincorporación de residuos de
la cosecha, incluye emisiones directas e indirectas.
- Combustibles Fósiles: emisiones de CO2, CH4 y N2O provenientes de la quema de
combustibles fósiles para las actividades de laboreo y cosecha.
Los resultados muestran que las principales fuentes de contaminación atmosférica
48
en la producción de maíz y trigo son las que provienen de la fertilización. Por el
contrario, las mayores emisiones en la producción de soja están vinculadas a los
residuos generados y a los combustibles fósiles.
Por otra parte, informes recientes elaborados por la Facultad de Agronomía de la
Universidad de Buenos Aires indican que la Argentina produciría menos gases como
consecuencia de la siembra directa ya que este sistema agrícola emite bajos niveles
de óxido nitroso.
El paquete tecnológico asociado a este sistema, incluye una mayor eficiencia de las
maquinarias agrícolas utilizadas que se traduce en un aumento de la productividad y
la reducción de labranzas, lo cual en definitiva implica una reducción en el consumo
de combustibles. Por otra parte, la tecnología de agricultura de precisión también
contribuye a este menor impacto ambiental producto de un manejo mucho más
exacto de equipos como fertilizadoras, pulverizadoras y sembradoras.
Emisiones de la etapa agrícola en el Norte de Provincia de Buenos Aires y Sur de
Santa Fe Sin concepto suelos
Fue
nte:
INT
A
A
niv
el
int
ern
aci
ona
l,
los
primeros antecedentes en materia de desarrollo sustentable en general se remontan
a la Conferencia de Estocolmo realizada en el año 1972. En 1987, se publicó un
49
informe elaborado por más de un centenar de científicos de todo el mundo titulado
“Nuestro Futuro Común”, conocido como el Informe Brundtland.
En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo
(Río de Janeiro, 1992), se retoma el concepto de desarrollo sustentable, pasando a
ser desde entonces un objetivo concreto de política, lo cual dio lugar a múltiples
acuerdos, convenios y protocolos en la materia 9. A nivel local, la reforma
constitucional de 1994 ha incorporado la mayoría de estos tratados, sentando las
bases para un marco regulatorio más adecuado a la realidad internacional.
En Argentina, los marcos regulatorios en materia ambiental derivan de un sistema de
distribución de competencias en materia normativa entre el Estado Nacional y los
Estados Provinciales. A partir de allí, la Nación tiene la facultad de dictar las
denominadas “normas de presupuestos mínimos de protección ambiental” y las
provincias, la facultad de complementar dichas normas.
El concepto de normas de presupuestos mínimos conforma un piso de regulación (un
mínimo de protección ambiental) de carácter uniforme para todo el país, que debe
ser aplicado por las provincias y éstas se reservan la potestad de complementarlas
pudiendo ser más exigentes en post de la protección ambiental, pero no menos que
el mínimo establecido a nivel federal.
De esta manera, se fueron dictando leyes de presupuestos mínimos entre las cuales
cabe destacar la Ley Nº 25.612 Presupuestos Mínimos para la Gestión Integral de los
Residuos Industriales y de Actividades de Servicio; la Ley Nº 25.675 (Ley General del
Ambiente); y la Ley Nº 25.688 Régimen de Gestión Ambiental de Aguas; entre otras.
Estas leyes de presupuestos mínimos y los decretos y resoluciones nacionales que
las han reglamentado parcialmente en el marco de las competencias del Gobierno
Federal, constituyen enunciados generales que sirven de “paraguas” para
intervenciones más precisas o establecen un marco punitorio frente a eventuales
9
Entre ellos se destacan: la Convención marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático; el
Protocolo de Kyoto; el Protocolo de Montreal relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono; el
Convenio de Viena para protección de la capa de ozono, entre otros.
50
siniestros o hechos ambientales donde quede de manifiesta la falta de precaución o
negligencia por parte de las empresas.
La Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable es el organismo que suele
ejecutar parte de la política ambiental a nivel nacional pero de acuerdo a las
peculiaridades del régimen federal argentino y a la realidad compleja del esquema
constitucional, también intervienen de diferentes formas una serie de organismos
Provinciales y Municipales.
La acción de estos organismos es muy amplia y consiste en inspecciones a las
empresas para analizar todos los procesos industriales y administrativos y, en caso
de identificar alguna “falla” aplica multas por “agente contaminante”. Los niveles de
emisiones, normas de seguridad ambiental, tratamiento de residuos, etc. están
fijados por la autoridad de aplicación nacional en concordancia con los parámetros a
nivel internacional.
Más allá de las eventuales multas que puedan aplicarse, la calificación de “agente
contaminante” constituye un factor agravante sobre otra de las regulaciones en la
materia: la obligatoriedad de contratar un seguro ambiental. Dicha norma se aplica a
nivel provincial pero también en el marco de la adhesión a las leyes nacionales antes
mencionadas.
Los “agentes contaminantes” pagan primas de riesgo más altas sobre estos seguros.
Sin embargo, se trata de un tema controversial que no está siendo del todo aplicado
y actualmente existe un Decreto Nacional de modificación de la norma que está
“congelado” en la Justicia.
El problema esencial es que no existe la estructura suficiente de aseguradoras de
riesgo de este tipo y también se han puesto en evidencia problemas específicos con
el texto de la norma (“vacíos” normativos, ambigüedades en torno a qué es lo que
cubrirían
los seguros ambientales,
indefiniciones sobre los límites de la
responsabilidad civil de los apoderados de las empresas, etc).
A nivel de las provincias de Santa Fe y Córdoba -regiones donde se ubican más del
70% de las empresas del complejo de la industria de maquinaria agrícola- también
51
está vigente (mediante la Ley Provincial Nº 7.343 de Córdoba y Ley Provincial Nº
11.717 de Santa Fe) la adhesión a la Ley Nacional Nº 25.612 de Gestión integral de
residuos industriales y de actividades de servicios.
Por lo tanto, las empresas en funcionamiento, como las nuevas, deben obtener para
su habilitación un certificado de aptitud ambiental. En el mismo sentido, los
municipios más importantes del conglomerado regional (Armstrong, Las Parejas y
Marcos Juárez), poseen legislaciones locales, que regulan tanto la radicación de
nuevos emprendimientos y la re localización de los existentes en áreas industriales,
como también la certificación de los mismos en lo referente a la aptitud
medioambiental.
Por otra parte, la Ley Provincial Nº 7.343 de la provincia de Córdoba sobre Principios
Rectores para la Preservación, Conservación, Defensa y Mejoramiento del Ambiente,
y la consecuente creación de la Agencia Córdoba Ambiente por Ley Provincial Nº
8789.
El Programa referenciado en el Memorando de Entendimiento, contemplará medidas
para aumentar las ventas en el mercado interno y para mejorar la productividad,
reduciendo el impacto ambiental (Ley Nº 12.444) 10. Vinculado a esto último la Ley
Provincial de Santa Fe Nº 12.441 otorga financiamiento con destino a parques y áreas
industriales y al sector de la ciencia y la tecnología, con el objetivo también de reducir
el impacto ambiental de las empresas fabricantes de maquinaria agrícola.
En la Provincia de Buenos Aires -tercera región en importancia- también existen
regulaciones ambientales similares. Por un lado, se establece un máximo permitido
de emisión de residuos líquidos a cuencas hídricas y también a cloacas. También
existen regulaciones vinculadas a la gestión de residuos sólidos que, a partir de
normas nacionales, se clasifican entre “peligrosos” y “no peligrosos”.
10
Por ejemplo, se encuentra como medida específica el destino de fondos de los organismos de ciencia
y tecnología para el desarrollo tecnológico en la fabricación y la realización de programas conjuntos con
los fabricantes nacionales para mejorar la gestión ambiental de sus empresas.
52
Los primeros generalmente son tratados y enviados a vertederos privados
especializados, mientras que los segundos son enviados al CEAMSE, teniendo
ambos servicios un costo bastante elevado. Los residuales de aceites utilizados
durante distintos procesos también están alcanzados por normas específicas que
implican un reciclaje para su posterior reutilización.
En la Provincia también existe una medición de emisiones gaseosas que entre sus
principales sujetos se encuentran las empresas siderúrgicas. El ente encargado de
realizarlas es el Organismo Provincias de Desarrollo Sustentable (OPDS), que aplica
multas cuando existen excesos respecto el límite que fija la autoridad de aplicación.
A su vez, recientemente se ha venido aplicando el pago de un canon sobre el uso del
agua para las empresas industriales y que busca contribuir a un uso más racional de
este recurso durante el proceso productivo de las mismas.
Finalmente, existen otras regulaciones nacionales que alcanzan al sector como la Ley
Nº 25.670, de Presupuestos mínimos para la gestión y eliminación de PCBs, a partir
de la cual existen controles sobre la eliminación de contenidos de PCB en equipos
tales como los transformadores, ya que el tratamiento requerido para los mismos no
se realiza en la Argentina y deben ser exportados, lo cual también tiene controles
específicos.
La Secretaría de Energía de la Nación, además, realiza auditorías sobre los tanques
aéreos de combustibles e hidrocarburos que poseen las empresas para uso interno, a
fin de evitar posibles fugas o emisiones contaminantes de diverso tipo (Resolución N°
785/2005).
Por otra parte, a nivel regional también se estableció un Acuerdo Marco sobre Medio
Ambiente Regional (el cual fue ratificado por Argentina) que permitió, entre otras
cosas, desarrollar un proyecto de cooperación regional para el Fomento de la Gestión
Ambiental y Producción más Limpia en PyME.
Si bien existe en Argentina una normativa ambiental relativamente exigente que no
difiere demasiado de los estándares internacionales, su cumplimiento, a pesar de
53
algunos avances en los últimos años, tiende a ser reducido en la práctica. Son
diversos los factores que contribuyen a esta situación, destacándose tanto la falta de
información por parte de las PyME como así también defectos propios de la
normativa y falta de aplicabilidad efectiva de la misma.
Como se mencionó previamente, existe una heterogeneidad las PyME al interior del
complejo de fabricantes de maquinaria agrícola en cuanto a su desenvolvimiento en
materia ambiental. No obstante ello, puede decirse que la mayor parte de las firmas
no cuentan con un proceso de planificación de su gestión ambiental (no se utilizan
indicadores para el seguimiento y medición del comportamiento medioambiental y
no se manejan prácticas de prevención y mitigación de los impactos).
En general, se aprecia entre las empresas del sector un desconocimiento técnico de
cómo manejar los impactos ambientales, y desde el punto de vista financiero
consideran que los recursos económicos dedicados a los requerimientos ambientales
(sistemas de tratamiento y formación del personal), en lugar de ser una inversión,
representan un costo que debe evitarse en lo posible.
Así, la no identificación de los impactos ambientales ni los requisitos legales y
técnicos aplicables a sus operaciones ocasiona que la mayoría de las PyME no
ejerzan un control operacional de los aspectos ambientales significativos,
haciéndolas susceptibles de ser penalizadas.
Los mayores esfuerzos en cuidado del medio ambiente por parte de la industria de
maquinaria agrícola se hacen a nivel producto, impulsado por la demanda de sus
clientes. Es en este marco en el cual, por ejemplo, se inscribe la mayor parte de las
tecnologías críticas a adoptarse en los próximos años y que fueron señaladas en el
primer documento.
En especial, la utilización de las tecnologías de agricultura de precisión puede
contribuir a reducir el impacto ambiental (por menor polución atmosférica,
generación de residuos sólidos y utilización de recursos hídricos, entre otros) ya que
permite optimizar el uso de los insumos en función de la cuantificación de la
variabilidad espacial y temporal de la producción.
54
Cabe destacar que todas las oportunidades de mejoras que brindan las tecnologías
de agricultura de precisión en el agro pueden extenderse hacia otros sectores como
el frutihortícola, vitivinícola y ganadero, incrementando la competitividad y calidad de
sus productos.
Del mismo modo, la tecnología de sembradoras con dosificador variable también
contribuye a reducir el impacto ambiental, sobre todo, a través de la minimización de
gases efectos invernaderos (especialmente N2O y CO2) producto de una utilización
más precisa de fertilizantes y un menor consumo de combustibles fósiles.
Finalmente, la producción de motores más eficientes también permite obtener
mejores rendimientos en cuanto a emisiones de gases por kilómetro recorrido,
mejorando su desempeño ambiental.
Tomando en consideración todo lo expuesto, surge que el estado de situación del
complejo de maquinaria agrícola en materia ambiental constituye un aspecto sensible
sobre el cual existen espacios de mejoras.
En general, la combinación de esfuerzos de índole privada, junto a las dificultades
asociadas al efectivo control de los marcos regulatorios que derivan de la atomización
de las PyME del sector, redundan en índices de gestión ambiental notoriamente
inferiores
a
las
mejores
prácticas
internacionales
(donde
predominan
las
multinacionales).
Existen dificultades para incorporar conceptos como “producción limpia” (PL) y
“prevención de la contaminación”, dentro de su gestión productiva general. La
mayoría de las empresas del sector suele concebir a la reconversión ambiental como
un proceso caro, sin potenciales beneficios económicos o en los cuales no existe la
posibilidad de encontrar soluciones de beneficio mutuo.
Superar esta problemática implica un abordaje en múltiples dimensiones, tanto para
el sector público como para el privado. Si bien ha habido esfuerzos considerables en
55
la materia por parte del Estado11, las políticas ambientales siguen colocando el
énfasis en sobre el final de los procesos de gestión ambiental y en la fiscalización
tradicional.
No obstante, en Estados Unidos y Canadá, el sector público también viene
fomentando, través de la provisión de asistencia técnica, reconocimiento público y
otros beneficios, la implementación de varios tipos de Sistemas de Manejo
Ambiental12, que comprenden iniciativas tales como el Programa de Cuidado
Responsable, la certificación de estándares ISO 14.001, entre otros.
En particular, la Agencia de Protección Ambiental estadounidense apoya la definición
voluntaria de objetivos de desempeño ambiental privado a través de la realización de
auditorías gratuitas, informes de performance, asistencia técnica, financiamiento de
nuevas tecnologías, talleres, capacitación en la implementación de SMA, obtención
de certificados de calidad ambiental, etc.
De manera similar, en los países europeos los esquemas públicos de apoyo al buen
comportamiento ambiental de las firmas suelen tomar dos formas: por una parte, el
otorgamiento de subsidios financieros directos que cubren (parcialmente) los costos
de incurrir en mejoras de gestión ambiental y, por la otra, la asistencia y capacitación
para la implementación de tales prácticas.
No obstante, en años recientes, el diseño de las políticas públicas se está
reorientando desde el otorgamiento de apoyo financiero directo hacia una gama más
amplia de instrumentos, que comprenden aspectos relacionados con las capacidades
de gestión, los flujos de información y las actividades de capacitación y
entrenamiento para empleados y empleadores.
Estas iniciativas cubren áreas diversas tales como la implementación de sistemas
11
Al respecto cabe destacar las siguientes iniciativas: 1) Programa de Reconversión Industrial
(Resolución Nº 1139/08 Disposición de la Subsecretaría de Promoción del Desarrollo Sustentable de la
Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable 05/08); 2) Acceso a Beneficios de Naturaleza Fiscal. Ley
Nº 26.360; 3) Aportes No Reembolsables Producción + Limpia con Investigación, Desarrollo e
Innovación; Línea de “Créditos Verdes”; y 4) Compras Públicas Sustentables.
12
Los SMA incluyen, entre otras cosas, el compromiso con la prevención de la contaminación, la
reducción del riesgo ambiental y la publicación de información relacionada con el desempeño ambiental
de las firmas. Estos sistemas enfatizan la reducción en la fuente y prevén auditorías periódicas y
documentadas.
56
formales de manejo ambiental (EMAS, ISO 14001 o sistemas integrados que abarcan
las áreas de salud, seguridad y medio ambiente), la eco-eficiencia y el eco-diseño.
La experiencia de los países donde se ha incorporado a la gestión ambiental en las
PyME como prioridad demuestra que ésta no debe involucrar sólo a una agencia
gubernamental, sino que requiere la coordinación y la acción conjunta de todos las
instituciones involucradas, entre otras cosas, para que no haya oposición entre
promoción del desarrollo industrial y PL.
Además, la política pública no puede limitarse a capacitación e información, sino que
tiene que incluir también el establecimiento de presiones regulatorias, así como
incentivos económicos y financieros.

Diagnóstico y prospectiva tecnológica sobre las fuentes energéticas
Los procesos productivos involucrados en la industria de maquinaria agrícola no son
muy intensivos en el uso de energía, a excepción de las primeras etapas de
transformación vinculadas a la fundición de metales. La electricidad es el principal
recurso energético utilizado en las mismas, siendo minoritario el uso del gas u otras
fuentes carboníferas. Al tratarse de una industria compuesta mayormente por
establecimientos productivos pequeños y medianos no pueden distinguirse un grupo
específico de actores relevante en la materia.
En este sentido, el análisis del complejo de maquinaria agrícola en materia energética
también debe considerar su ámbito de operación en las actividades agropecuarias.
En Argentina, el consumo energético “directo” como combustible fósil asociado a las
tareas en campo es de aproximadamente unos 998 MJ/ha/año.
Pero también un sistema de manejo agrícola debe incluir las aportaciones de aquellos
factores que intervienen en todo el proceso de producción, como por ejemplo,
semillas, fertilizantes, productos fitosanitarios, la fabricación y mantenimiento de los
equipos mecánicos, entre otros. En general, este consumo energético adicional
“indirecto” se estima en un 8%-10%.
57
De toda forma, cabe destacar que el sistema de siembra directa presenta un mejor
desempeño energético respecto a otras prácticas agrícolas como consecuencia del
menor número de tareas a realizar, especialmente aquellas de labranza. En general,
se estima que con la tecnología de sistema de siembra directa puede llegar a
utilizarse hasta 4 veces menos energía de combustibles por hectárea trabajada.
Por otra parte, la actividad agrícola también es intensiva en el uso de agua. A nivel
mundial, de acuerdo a datos provenientes de la FAO, la agricultura es responsable del
consumo del 75% total de agua dulce. En nuestro país, el aumento de la
productividad promedio por hectárea se tradujo en una mejora de la eficiencia
ambiental que permitió mejorar la relación de milímetros de agua de lluvia por
tonelada producida, con una importante reducción y ahorro en el consumo de agua
destinado a la producción.
Actualmente, se estima que para producir una tonelada de granos en Argentina se
utiliza entre un 35%-55%. Como ejemplo, un relevamiento de la FPC en la zona de
Trenque Lauquen arrojó que el ahorro de agua de lluvia generado anualmente en una
rotación promedio de la zona, en un campo de 1.700 hectáreas, es equivalente al
consumo anual de una ciudad de 45.000 habitantes.
La energía que se consume mediante el riego, dependiendo del sistema utilizado y de
las necesidades hídricas de cada cultivo, los valores varían entre 3 y 65 GJ/ha. En
este sentido, los mayores esfuerzos por parte de las empresas fabricantes de
maquinaria agrícola pasan por mejorar la eficiencia energética de sus productos,
dejando en un segundo plano las mejoras que podrían darse en el propio proceso
productivo.
Los principales motivos que aluden los empresarios para llevar adelante este tipo de
inversiones tienen que ver con desconocimiento en la materia, falta
de
financiamiento, elevados riesgos y beneficios difusos. La mayoría de las firmas no
internaliza la gestión de las fuentes energéticas como una forma de reducir los
costos de sus clientes y en mejorar la competitividad de sus productos, más allá de
los beneficios ambientales.
58
Sin embargo, existe una amplia gama de posibles acciones para mejorar la eficiencia
energética de dichas empresas, cuya implementación no demandaría grandes
erogaciones. Algunos ejemplos de ello son:
- Cambiar a una iluminación más eficiente (CFL, LED).
- Incorporar aparatos más eficientes (calefacción y aire acondicionado).
- Instalar motores y bombas eléctricas de alto rendimiento.
- Promover la recuperación térmica industrial.
- Instalar transformadores eficientes y de baja pérdida.
- Optimizar sistemas de calentamiento/refrigeración.
- Fomentar una conducta de ahorro de energía en la empresa.
En la Unión Europea el 92% de las PyME cumplen con la legislación ambiental -la
cual contiene normativas sobre fuentes energéticas- y cerca de un 20% de las
mismas realizan acciones más allá de lo legalmente necesario. De acuerdo a un
informe elaborado por la Comisión Europea, durante el año 2013, más del 90% de las
PyME realizó al menos una acción para mejorar la eficiencia energética de su proceso
productivo.
Además, 8 de cada 10 empresas planea tomar más acciones en esta materia en los
próximos 2 años. En promedio, las PyME europeas destinan el 5% de su facturación
total para lograr un mejor aprovechamiento de las fuentes energéticas y más de dos
tercios de las mismas han obtenido un buen rendimiento de sus inversiones,
logrando incluso una buena reducción de sus costos de producción más allá de las
mejoras en materia ambiental.
Finalmente, se agrega que las PyME estadounidenses tienen un desempeño incluso
superior a las europeas ya que casi la totalidad de las mismas realiza acciones para
mejorar la eficiencia energética.
59
El mercado energético en Argentina funciona bajo un esquema mixto en el cual
participan empresas privadas y públicas, tanto en las fases de producción como
transporte y distribución. En todas ellas el Estado ocupa un rol central, que se ha ido
acrecentando en los años recientes, no sólo por la participación accionaria, sino
también por el esquema de subsidios que permite regular tarifas, entre otras
acciones que despliega desde los distintos entes reguladores.
El ENRE (Ente Nacional Regulador de la Electricidad) y ENARGAS (Ente Nacional de
Regulación del Gas) son los principales en lo que respecta a la última etapa, que es la
que precede a los propios usuarios en la industria de maquinaria agrícola. Dichos
entes dependen de la Secretaría de Energía de la Nación, perteneciente al Ministerio
de Planificación Federal.
La producción del gas natural es una actividad relativamente desregulada: los
productores exploran, extraen y comercializan libremente el gas bajo las normas
vigentes. Sin embargo, el transporte y la distribución del gas por redes constituyen
servicios públicos regulados y las empresas licenciatarias que los prestan están
sujetas a la jurisdicción de ENARGAS, que opera bajo los enunciados de la Ley N
24.076 y los Decretos y Resoluciones reglamentarios que establece las condiciones
básicas para el funcionamiento de transportistas y distribuidores, dentro de los
cuales se destaca el Decreto 2255/92.
También interviene en el establecimiento de tarifas, en el marco de los subsidios que
gestiona el Ministerio de Planificación, permitiéndoles a las empresas del sector
operar en estos años a precios muy competitivos13. Los principales licenciatarios que
abastecen a la industria de maquinaria agrícola son Litoral Gas y Gas Natural Ban, que
representan casi el 90% de la provisión y, en menor medida, Camuzzi Gas Pampeana
y Gasnor.
Respecto a la energía eléctrica, el sistema de distribución básicamente está
centralizado en CAMMESA (Compañía Administradora del Mercado Mayorista
Eléctrico), que es quien adquiere prácticamente la totalidad de la electricidad
13
Sin embargo, cabe aclarar que desde 2006 se han venido estableciendo algunos normas de ajuste de
tarifas, entre las cuales se destaca el programa “Gas Plus”, que otorga mayor libertad a los productores
para fijar precios más altos para el gas, en la medida que el abastecimiento provenga de nuevas fuentes
de generación, a partir de lo cual se ha buscado aumentar las inversiones y la oferta de gas.
60
transportada por el SADI (Sistema Argentino de Interconexión), que es la principal red
de transporte de energía eléctrica de Argentina.
El ENRE es quien regula la actividad eléctrica y controla que las empresas del sector
(generadoras, transportistas) cumplan con las obligaciones establecidas en el Marco
Regulatorio y en los contratos de concesión. Entre sus objetivos se destacan la
protección a usuarios, el fomento de la inversión en todas las etapas del mercado, el
establecimiento de tarifas acordes a estos objetivos y la competitividad.
Por su parte, CAMESSA cumple un rol clave, ya que colecta y distribuye la potencia
eléctrica generada en la mayor parte de Argentina, incluyendo recientemente a la
Patagonia. Los consumidores de energía eléctrica, vinculados al Sistema Argentino
de Interconexión (SADI), pueden adquirir la energía para abastecer su demanda, de
dos formas distintas.
La primera es a través del distribuidor de su área en la red industrial (la mayor parte
de las empresas de la industria de maquinaria agrícola utilizan esta forma) o
directamente a un Generador o Comercializador reconocido del MEM (Mercado
Eléctrico Mayorista). De optar por la segunda alternativa el usuario debe cumplir con
las condiciones requeridas para ingresar al MEM como Agente Gran Usuario del
mismo.
El precio de referencia es el denominado “monómico”, el cual incluye la potencia más
la energía y cuyo valor corresponde al Centro de Carga del Sistema (Nodo Ezeiza) y
no incluye ni el Transporte ni la Distribución, servicios que los usuarios deben pagar
desde el Nodo Ezeiza hasta su punto de consumo.
Por otro lado, la Secretaria de Energía -tomando en cuenta el precio del MEMestablece un precio denominado “precio sancionado”, que es al que los
distribuidores compran la energía en el MEM para trasladarlo a sus usuarios en forma
de tarifa. Esta última incluye el transporte y la distribución, sin discriminar cada uno
de estos conceptos.
De esta manera, la tarifa eléctrica está conformada por tres ítems: el precio
61
sancionado + el transporte + el VAD (Valor Agregado por la Distribución). Este último
es la remuneración que percibe el distribuidor por el servicio que le brinda al cliente
(usuario) incluyendo la expansión del sistema que tiene en concesión.
Estos esquemas han permitido al complejo de maquinaria agrícola argentino contar
con precios relativamente competitivos durante la mayor parte de la última década.
Aunque las brechas de competitividad en la materia se han ido reduciendo
considerablemente en la actualidad, no han tenido un impacto significativo sobre el
costo de producción debido a que, como se mencionó anteriormente, no es un
sector intensivo en materia energética.
En este sentido, los mayores esfuerzos por parte del Estado pasan por diseñar
políticas y programas que promuevan un uso eficiente de la energía en las PyME. Al
respecto, cabe destacar el Proyecto de Eficiencia Energética que lleva adelante la
Secretaría de Energía en forma conjunta con el Banco Mundial y con la colaboración
de la Unión Industrial Argentina, que tiene entre sus objetivos realizar diagnósticos
energéticos en 325 industrias de todo el país.
La primera etapa del proyecto fue una experiencia piloto en la cual participaron 25
industrias de diferentes sectores -entre los cuales se encuentra la industria de
maquinaria agrícola- y regiones de nuestro país. Los resultados mostraron un ahorro
energético de entre 2,1 y 8,7% para inversiones nulas o bajas; de 1,5 a 1,8% para
inversiones medias; y de 4,9% para las más elevadas. Actualmente, se encuentra en
marcha la segunda etapa del proyecto en la cual se busca replicar el trabajo en unas
300 empresas más.
Por otra parte, cabe destacar el llamado a Concurso Público de Proyectos Fondo
Argentino de eficiencia Energética (FAEE I) por parte de la Secretaría para la Pequeña
y Mediana Empresa y Desarrollo Regional de la Nación (SEPYME) que depende del
Ministerio de Industria de la Nación.
Dicho programa está dirigido a MiPyME que presenten proyectos de inversión que
lleven a una mejora de la eficiencia energética en esas empresas mediante la
adquisición de nuevas tecnologías más eficientes, cambios en los procesos
62
productivos y cualquier otra acción que lleve a una reducción en el consumo de
energía.
Este fondo cuenta con más de $ 17.000.000 y financia hasta el 70% del costo total de
los proyectos que presenten las empresas a una tasa del 9%, fija y en pesos, en un
plazo de hasta 84 meses (con un período de gracia de hasta 1 año).
Del mismo modo, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, a
través del Fondo Argentino Sectorial (FONARSEC), convocó a consorcios públicoprivados para la presentación de proyectos innovadores destinados a: a) desarrollo
de equipos y sistemas integrados para incrementar la eficiencia energética en los
procesos industriales; b) desarrollo de sistemas de redes inteligentes de transmisión
y distribución de electricidad, con interconexión de generación con fuentes
renovables de energía, y/o mejoramiento de la eficiencia de las redes eléctricas
existentes; y c) desarrollo de envolventes y de sistemas de controles inteligentes
para edificaciones energéticamente sustentables.
El denominado FITS 2013 Energía - Uso racional y Eficiente de la Energía (UREE)
financió hasta un 60% del costo total en proyectos que no superen los $ 50.000.000
en concepto de subsidio, debiendo los miembros del CAPP aportar como contraparte
el resto de los fondos necesarios para implementar el proyecto.
En lo que respecta al uso de energías renovables, el perfil productivo de la industria
de maquinaria agrícola local tiene un sesgo hacia el uso de la electricidad, la cual
proviene mayormente de fuentes no renovables como petróleo y gas. Por otro lado,
el SADI colecta también energía eléctrica producida en distintas zonas del país
mediante diversas formas (hidroeléctrica, nuclear, centrales térmicas, etc), en tanto
resulta relativamente intrascendente para el complejo de maquinaria agrícola el
origen del abastecimiento, aunque esto podría en algún momento modificar el costo
del mismo.
En general, la energía derivada de las represas hidroeléctricas es la que tiene
menores costos medios, pero requiere grandes volúmenes de inversión inicial, en
tanto que es esperable que en el marco de los recientes descubrimientos de reservas
63
de hidrocarburos tradicionales y no convencionales también el precio de generación
vinculado a estas fuentes energética sean las más económicas en el país.
Por otra parte, cabe destacar el potencial de biomasa que dispone nuestro país para
la producción de energía ya sea de cultivos especiales para bioenergía, como de
residuos de las actividades agrarias y urbanas. Se estima que utilizando sólo un 2,5%
de la superficie total del país (aproximadamente 800.000 has) para cultivos energético
se producirían unos 8.000.000.000 de metros cúbicos de biogás (10.000 m 3/ha), de
los que podrían generarse unos 17.000 GWw eléctricos.
Con ello, podría sustituirse el 14 % del total de la energía generada en el país y
cumplir así con lo establecido en la Ley 26.190. En este sentido, el INTI viene
trabajando en conjunto con el Ministerio Federal de Cooperación Económica y
Desarrollo de Alemania para la implementación de la tecnología de biogás en el país.
Alemania es un país muy avanzado en el desarrollo de energías renovables como son
la energía solar y eólica. Pero sobre todo es un país con un gran desarrollo en
bioenergías, principalmente la que deriva de la producción de bio-gas o bio-metano.
En la actualidad posee 7.874 plantas generadoras de bio-gas en funcionamiento, con
una potencia instalada de generación eléctrica de 3.400 MW.
Del total de plantas, unas 120 inyectan bio-metano a la red de gas natural para ser
usado en los hogares o industrias. Para tomar como referencia, esos 3.400 MW
representarían casi el 13% de toda la energía eléctrica utilizada por Argentina.
A nivel de producto, también existen importantes oportunidades para las energías
renovables. En especial, hay avances significativos en lo que hace a la fabricación de
maquinarias y equipos que utilicen biocombustibles. Se estima que el consumo de
energía por km, en promedio, de un motor que emplea biocombustibles es un 7580% menor que el generado por el combustible diesel convencional.
Actualmente, Argentina se ubica primera en el ranking de países exportadores de
biodiesel y tercera en la lista global de productores, luego de Estados Unidos y
Alemania. La competitividad de este sector resulta de una conjunción de elementos,
64
entre los cuales sobresale la elevada productividad agrícola para la obtención de
materias primas (especialmente soja), la continua inversión en capacidad de
procesamiento de la cadena de aceite de soja que redunda en su alta escala y
eficiencia, las políticas públicas favorables al sector y una creciente demanda
mundial.
Por lo tanto, es de esperar que en los próximos años se profundice esta tendencia de
utilización de maquinarias y equipos aptos para utilizar este tipo de combustible.
Finalmente, en los países desarrollados se están dando los primeros pasos en la
fabricación de maquinarias con motores híbridos (eléctricos y diesel).
Al respecto, la firma italiana Merlo fue premiada en la última Feria Internacional de
Agritechnica, realizada en el año 2013, por presentar un cargador múltiple híbrido con
un sistema de transmisión eléctrico con motor diesel. El modo eléctrico del cargador
se abastece de energía mediante una batería de litio de 30 KW/h, es silencioso y libre
de emisiones por lo que se puede utilizar en edificios cerrados.
En el modo híbrido el motor diesel funciona con RPM constante y mientras
proporciona energía para la tracción, carga la batería al mismo tiempo. Sin limitar el
rendimiento del cargador, la potencia del motor diesel puede reducirse a la mitad
mediante este diseño de transmisión.
En determinados momentos, como en la carga y descarga, este cargador telescópico
permite que la tracción pueda realizarse de forma completamente eléctrica con el
motor diesel reducido en su requerimiento, lo cual en definitiva reduce el consumo
de gasoil y las emisiones de CO2 en un 30%.
En este marco, el conjunto identificado de tecnologías que podrían implementarse en
el sector contribuyen en mayor o menor medida a lograr una mejora en la eficiencia
energética de las maquinarias y equipos agrícolas. En particular, las tecnologías de
agricultura de precisión permiten lograr elevados rendimientos en materia de
consumo de energía.
La utilización de los sistemas de posicionamiento global con las redes de satélites
65
GPS y Glonass, hace posible el guiado automático, optimizando los recorridos sobre
las parcelas y minimizando los solapamientos entre pasadas sucesivas. Se estima
que la energía perdida de las maquinarias por ineficiencia de tracción o resistencia a
la rodadura se sitúa entre los 3 y los 6 kJ/m 2 (expresado por unidad de área de
rodada).
Además, según el tipo de guiado, se puede ajustar las pasadas desde una precisión
de 90 cm a 2-5 cm. Esto conlleva un aumento de las capacidades de trabajo y un
ahorro de combustible entre 8%-15%. Por último, planificar los trabajos y
aplicaciones de fertilizantes y fitosanitarios necesarios para la superficie también
contribuiría a ahorrar el consumo de energía en un 5%-10%.
Del mismo modo, los sistemas de transmisión automático también contribuirían a un
mejor desempeño en materia energética de las maquinarias. El consumo de
combustible y las emisiones de un motor dependen fundamentalmente del régimen y
del par de motor. En varias ocasiones, se ha comprobado que las maquinarias
agrícolas trabajan con marchas más cortas de lo necesario, provocando un régimen
elevado en el motor y, por ende, un consumo de energía sub-óptimo.
Sin embargo, con los sistemas automatizados como, por ejemplo el “Power Shift”, se
evita esta falla ya que brida una adecuada selección de la relación de transmisión y el
régimen del motor, permitiendo maximizar el ahorro de energía.
Las sembradoras con tecnología de dosificador eléctrico también mojaran la
eficiencia energética ya que la precisión de siembra se conserva independiente de la
velocidad de la misma, posibilitando sembrar a un ritmo mayor sin que se altere la
uniformidad en el espaciamiento entre semillas.
Además, la naturaleza de estos motores no hace necesario el uso de combustibles
fósiles por lo que indirectamente también se estaría promoviendo el uso de energías
renovables.
66
DIAGNÓSTICO Y PROSPECTIVA TECNOLÓGICA SOBRE EL USO
DE LAS TIC
En términos generales, las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
permiten mejorar la gestión de los procesos empresariales e institucionalizar los
flujos de información y comunicación, reduciendo la incertidumbre y fortaleciendo el
control sobre los procesos administrativos y productivos, al tiempo que aumenta su
flexibilidad y se transforma en una fuente de valor mediante la optimización de los
canales de comunicación y comercialización con clientes y proveedores.
Implementadas de forma adecuada, las TIC brindan herramientas que permiten
almacenar, intercambiar y procesar grandes cantidades de información sobre
diferentes ámbitos del negocio en tiempo real. Esta transformación puede modificar
la relación inter-empresarial (front office) dando lugar a distintas modalidades de
comercio electrónico. Sin embargo, la posibilidad de realizar transacciones
sofisticadas sobre la base de las TIC se ve limitada cuando los procesos de
organización interna (back office) no están digitalizados.
Estos procesos incluyen la administración interna, las gerencias financiera y de
recursos humanos y la gestión de los procesos de producción y de información sobre
proveedores y clientes. Entonces, las TIC impactan de forma positiva sobre la
productividad cuando se ponen en práctica de forma adecuada ambos procesos.
En la industria de maquinaria agrícola, los avances en el uso de las TIC han generado
fuertes impactos sobre sus condiciones productivas a nivel mundial, modificando
tanto la oferta de equipos y maquinarias como las formas en que se organizan los
procesos productivos.
En cuanto a desarrollo de productos, los avances han contribuido a la automatización
de procesos, controles, adaptabilidad para autoguía y aplicaciones variables, por
medio de sensores e instrucciones guiadas satelitalmente, entre otras cuestiones.
67
El cambio generado fue tan importante que dio lugar a un nuevo eslabón en la
cadena de valor de la maquinaria agrícola, la agricultura de precisión. La tendencia
indica que en el futuro las máquinas agrícolas se parecerán a robots programables
(uso de sensores remotos, DGPS, software embebido, control automático y a
distancia en maquinaria e implementos, comunicación móvil en tiempo real DSP y
wireless GIS aplicados), controlados desde un ordenador portátil como puede ser una
notebook, tablet e, incluso, un teléfono celular.
Respecto al proceso productivo, las TIC están contribuyendo cada vez más a su
automatización y a mejorar los controles de calidad, eficiencia energética y ambiental,
facilitando mediciones especiales con un alto grado de precisión, optimizando el lay
out de las plantas y las funciones de los puestos de trabajo.
En general, existen soluciones tecnológicas que involucran la combinación de
computadoras, hardware y software aplicados desde la etapa de diseño de la
maquinaria o equipo hasta la fase de control y puesta a punto. Las TIC contribuyen a
mantener a lo largo del proceso productivo los parámetros deseados para cada una
de las variables que lo componen, a partir de una comparación permanente con los
valores observados.
Cuando los sistemas de control advierten una diferencia superior a la establecida
durante las etapas de planificación y configuración, automáticamente operan sobre el
factor que corresponda.
Por otro lado, el uso de las TIC se ha difundido en otras áreas, incorporando aquellas
que dan sostén al “core business”, como las de administración y finanzas, la
comercial, las comunicaciones, etc. En estos departamentos se utilizan programas de
gestión denominados “ERP”, como los diversos módulos de SAP, y todos aquellos
sistemas que trabajan sobre plataformas de conexión a internet, así como de
transferencia de datos de imagen, audio y video.
Estas plataformas también son fundamentales para optimizar los costos de provisión
de insumos y materias primas. Las mayores empresas multinacionales a nivel
mundial califican como esenciales este tipo de sistemas y los resultados se han
68
puesto de manifiesto no sólo sobre la eficiencia de las redes de aprovisionamiento,
sino que también en las mejoras de las relaciones con los clientes.
El grado de incorporación y difusión de las TIC a lo largo del complejo de maquinaria
agrícola mundial varía considerablemente de acuerdo al tamaño de la firma, como así
también al eslabón que se ocupe dentro de la cadena. Las grandes empresas
multinacionales presentan un elevado nivel de utilización de estas tecnologías
mientras que las PyME generalmente están más rezagadas.
En el complejo de maquinaria agrícola de la Argentina el alto grado de
heterogeneidad profundiza aún más la situación. Además, la adopción de las TIC es
menos generalizada -en especial, en lo referido a su empleo en la gestión del proceso
productivo-.
De acuerdo a un informe elaborado por la Comisión Europea, el 98% de las PyME
europeas cuenta con acceso a internet y el 90% posee página web para promocionar
sus productos. Además, un tercio del total de las PyME realiza sus compras por
internet y cerca del 20% recibe órdenes de compra por esta vía.
Otro punto a destacar tiene que ver con el personal dedicado al área de TIC y los
esfuerzos de capacitación en la materia que hacen las PyME europeas. Al respecto, el
40% de las firmas han otorgado formación a su personal en la materia y cuentan con
especialistas en TIC.
Trabajos similares muestran que las PyME de Estados Unidos tienen un
comportamiento incluso mejor que las europeas en el uso de las TIC, principalmente
en aquellos temas vinculados a las redes de abastecimiento y comercio.
En Argentina, el porcentaje de empresas que posee acceso a internet es levemente
inferior y sólo el 60% de las firmas posee un sitio web. Además, varios informes
destacan que la cantidad de PyME del sector que tienen incorporados los procesos
de negocios -por ejemplo, venta de productos, compras de insumos, seguimiento de
pedidos, etc- es marginal (5,3%).
69
Uno de los espacios donde se observan importantes avances en la difusión de las TIC
es en la utilización por parte de las empresas de herramientas como el e-banking y el
e-government, que no sólo facilitan los trámites bancarios con los distintos niveles
del Estado, sino que es esperable que tengan un impacto en los costos de
transacción en que deben incurrir las firmas. En el caso de las herramientas de ebanking, la más utilizada es el pago electrónico de sueldos (73,5%).
Por otra parte, los sistemas más difundidos entre las PyME del sector son los
programas básicos de oficina, como por ejemplo paquetes de procesamiento,
planillas
de
cálculo,
correo
electrónico,
etc.
Estas
aplicaciones
de
fácil
implementación representan el segmento más simple de software y no constituyen
un elemento de diferenciación entre las empresas.
En efecto, más del 90% de las firmas que cuentan con computadoras tienen
incorporados este tipo de sistemas, los que en general vienen junto con el hardware
o son de fácil implementación. Sin embargo, existen otras aplicaciones de mayor
sofisticación vinculadas a la gestión empresarial entre los que se destacan los
sistemas contables, financieros, de recursos humanos, de atención al cliente, de
logística, de apoyo a la toma de decisiones y de abastecimiento electrónico.
Además, existen algunos sistemas de información aplicados a la producción, como
por ejemplo los sistemas de diseño por computadora, a la planificación y de control
estadístico de procesos.
En el caso local, la tasa de difusión de cada uno de estos sistemas de información en el
conjunto de las empresas que constituyen el complejo de maquinaria agrícola no logra
superar el 25%, exceptuando aquellos relativos al área contable, que alcanzan el 59%.
Esta diferencia en las tasas de implementación de sistemas empresariales estaría
indicando un bajo nivel de informatización de la mayor parte de los procesos de
negocio de las empresas, medido en función de los sistemas que utilizan. A su vez, la
brecha entre la aplicación de sistemas contables y el resto de las aplicaciones pone
de manifiesto que las empresas se encontrarían en una etapa inicial del proceso de
informatización que involucran las actividades más elementales de los procesos de
70
negocio.
En general, las brechas respecto a las mejores prácticas internacionales se amplifican
de manera significativa a mayor sofisticación de las TIC. Sólo un grupo reducido de
PyME del sector utiliza software que provee un soporte para la toma de decisiones, el
procesamiento de información y la articulación tanto entre distintas áreas de la
empresa (Intranet) como con proveedores y clientes (Extranet).
La mayoría de estas PyME implementan diferentes tipos de herramientas “enlatadas”
que no permiten ajustar el software a sus negocios por lo que no se maximizan los
efectos positivos de las mismas. Finalmente, es mucho menor el número de firmas
que usa Intranet combinada con programas informáticos de alta especialización como
los sistemas ERP y CRM.
Para estas empresas de menor tamaño, la incorporación y el aprovechamiento de
estas herramientas requieren un mayor esfuerzo en capacitación de personal, lo que
implica la existencia de capacidades previas. Las capacidades de los recursos
humanos adquieren un papel aún más relevante, ya que el uso efectivo y el
aprovechamiento de los nuevos instrumentos dependen de su acertada inserción y
apoyo en las tareas de gestión.
Muchos de los desarrollos informáticos y los que incluyen la automatización de
procesos son adquiridos a grandes jugadores globales, que proveen soluciones
integrales. También existen proveedores más especializados en determinados
módulos o etapas de la producción, así como proveedores transversales en todo lo
que respecta a tecnologías de telecomunicaciones y gestión administrativa.
Es decir, se trata de un mercado sumamente heterogéneo y mayormente expuesto a
una alta competencia, donde participan grandes multinacionales, pero también
empresas locales.
En términos generales, puede señalarse que las limitaciones por parte de las PyME
del sector para incorporar el uso de TIC en sus actividades de planificación, gestión,
producción y comercialización está relacionada con factores asociados al entorno en
el cual se desempeñan (niveles alcanzados en materia de educación, ciencia y
71
tecnología, desarrollo de la industria productora de TIC y de telecomunicaciones,
etc.), de las tecnologías a implementar (costo de la inversión y de entrenamiento del
personal, etc.) y de las características de las mismas (estructura organizativa de la
empresa, tipo de clientes, proveedores y socios, etc.).
Una situación diferente se plantea en el uso de TIC para mejorar la funcionalidad y
eficiencia de los productos que ofrecen al mercado. Aquí, la brecha con respecto a
las mejores prácticas internacionales se reduce y está ligada más a una cuestión de
que las grandes empresas multinacionales cuentan con los suficiente recursos
financieros y humanos para llevar adelante en sus propios departamento de I+D+i
continuos desarrollos tecnológicos.
En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño exitoso en el campo de la
agricultura de precisión y las posibilidades de expansión y difusión de este “nicho” de
mercado son muy relevantes. La Argentina es el segundo país a nivel mundial (detrás
de Estados Unidos) y el primero de Latinoamérica en fabricación y adopción de estas
herramientas.
El rápido crecimiento de este nuevo sector estuvo ligado, en gran parte, al
dinamismo desarrollado por la industria del software lo cual ha permitido conformar
un denso entramado de empresas con recursos humanos altamente calificados.
De acuerdo a estudios recientes del INTA-Manfredi, nuestro país cuenta con unas 8
millones de hectáreas (equivalente a casi un cuarto de la superficie total) equipada
con herramientas de agricultura de precisión. Además, actualmente, existen unas 30
empresas locales con capacidad de fabricar este tipo de agropartes electrónicas de
alta complejidad en forma competitiva.
72
Dichas empresas cuentan con una amplia experiencia en el mercado de agricultura
de precisión nacional e internacional, poseen entre 100 y 200 empleados e incluso,
algunas de ellas, cuentan con plantas productivas también en Brasil.
Factores que influyen en la adopción y apropiación de TIC en empresas
Fuente: Rivas y Stumpo (2011).
Desde esta perspectiva, la brecha tecnológica que existe en la industria local
respecto a las mejores prácticas regionales y mundiales no difiere demasiado de los
otros aspectos analizados en el presente documento. Así como en materia ambiental
y de eficiencia energética, el complejo de maquinaria agrícola opera con estándares
similares o levemente superiores a los de la región e inferiores a los de países
desarrollados, pero no sustancialmente.
En el caso del uso de las TIC, la situación también podría describirse de esta manera,
aunque quizás la comparación sea más acentuada en algunos segmentos
generalmente vinculados a la forma de llevar adelante el proceso productivo y la
comercialización.
En general, los indicadores vinculados al uso y difusión de las TIC en la Argentina
tienden a ser buenos respecto a países de similar desarrollo relativo, lo cual se ve
73
replicado en los sectores industriales. La Argentina ha sido uno de los primeros
países de América Latina en legislar el uso de la firma digital y los documentos
electrónicos, así como en trazar los lineamientos fundamentales para la incorporación
de la informática y el acceso a internet en la agenda pública nacional.
En el año 1998 se creó el Programa Nacional para la Sociedad de Información, el cual
fue sucedido más tarde por otras iniciativas que impulsaron la socialización del uso
de las TIC y el desarrollo de la infraestructura necesaria para su difusión.
Durante los últimos 15 años la reducción de las brechas con los países más
avanzados ha sido notoria en todos sus aspectos. Esto ha respondido a la propia
necesidad de las empresas de ajustarse a las nuevas condiciones internacionales,
pero también al renovado impulso que se dio desde las políticas públicas.
Si bien muchos de los programas que se fueron lanzando en estos años están
orientados a objetivos más amplios, de acceso a las TIC por parte de la población en
general y el desarrollo de la infraestructura en telecomunicaciones14, estas iniciativas
van en el sentido de generar un entorno favorable a la adopción y difusión de estas
tecnologías.
Al respecto, cabe mencionar la promulgación en 2004 de la Ley del Software y
Servicios Informáticos (prorrogada y extendida en 2011 por la Ley 26.692), mediante
la cual se conceden beneficios fiscales a los sectores productores y se facilita el
acceso a programas de financiamiento como el FONTAR.
En este marco, se crea el FONSOFT, un fondo destinado al apoyo de la I+D, la
certificación de calidad y el fortalecimiento de las carreras de formación de
ingenieros y licenciados en sistemas. Estas acciones fueron complementadas en
2009 mediante la creación de la Fundación Sadosky, que promueve la investigación
científica en estas áreas y también la formación de recursos humanos.
14
Entre ellos, cabe destacar el Programa Mi PC y Conectar Igualdad, orientados a generalizar el uso de
PCs en las escuelas; y el Plan Argentina Conectada, que ha desarrollado toda la red de conexión por
fibra óptica a nivel nacional y la expansión de su capacidad en términos de velocidad, de flujo de
transmisión y puntos de acceso (la tecnología denominada 4G).
74
Asimismo, se han multiplicado los distintos programas de financiamiento para
fomentar la incorporación de las TIC en la actividad industrial, que incluyen el
accionar de los Ministerios de Industria, Economía y Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva.
Todos ellos cuentan con herramientas específicas o generales que permiten financiar
la incorporación de TIC en el sector de maquinaria agrícola y con una orientación
hacia las PyME.
Los principales instrumentos de financiamiento son el Programa de Modernización
Tecnológica del FONTAR (que otorga créditos y aportes no reembolsables como
complemento del aporte de las empresas), las líneas de financiamiento que concede
el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECYT), el Programa de Acceso al
Crédito y la Competitividad de SEPyME y recientemente se ha incorporado a las TIC
dentro de esquemas de financiamiento para la inversión como el FONDEAR.
También existen programas a nivel provincial como los de la Comisión de
Investigaciones Científicas en la Provincia de Buenos Aires, la Secretaría de Estado
de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia Santa Fe y la Secretaría de Ciencia
y Tecnología de la Provincia de Córdoba.
Por otra parte, cabe destacar la iniciativa ADIMRA.TIC, un programa creado en 2005 y
financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República
Argentina (ADIMRA) y las Cámaras Regionales del sector metalúrgico vinculadas.
Su objetivo es contribuir al mejoramiento de la productividad de las PyME del sector,
incluidas las empresas fabricantes de maquinaria agrícola, mediante actividades de
consultoría que permitan diagnosticar su desempeño para así detectar oportunidades
de mejora y elaborar y financiar proyectos de implementación de TIC acordes con las
necesidades de cada empresa.
El programa es de alcance nacional, se implementa a través de cinco ventanillas
regionales (Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Rafaela y Las Parejas) y pueden
75
participar empresas cuyo volumen de facturación anual promedio en los últimos
cuatro años haya sido inferior a los cinco millones de dólares y no superen los 100
empleados.
Los proyectos se dividen en tres etapas: una primera de diagnóstico (a cargo de cada
una de las ventanillas regionales), en la que se registran las TIC existentes en la
empresa y se identifican oportunidades de mejora; una segunda es orientada a la
formulación de soluciones y evaluación de soluciones disponibles (a cargo de la
ventanilla regional y de un consultor informático); y una tercera etapa está dirigida a
la implementación de la solución seleccionada.
A mediados de 2009, ADIMRA realizó una encuesta entre las PyME que ya habían
concluido con sus planes de incorporación de TIC con el fin de conocer el grado de
satisfacción de los servicios prestados por el Programa.
Entre los resultados, se obtuvo que el 66% de las empresas evalúa como muy
satisfactoria la asistencia técnica recibida por parte de los responsables de ventanilla
y consultores, el 78% consideran que la incorporación de TIC ha tenido impacto
positivo en la competitividad general y el 52% opina que las mejoras en los procesos
productivos podrían cuantificarse por encima del 20%.
Además, las empresas consideraron que el programa las ayudó a tomar la decisión
de incorporar las TIC, facilitó la relación con los proveedores informáticos y estimuló
a la concreción de las implementaciones en menor tiempo. La encuesta también
reveló que algunas empresas modificaron su visión sobre la importancia de las TIC y
están dispuestas a realizar programas de mejora continua, ya sea con recursos
propios o a través de financiamiento externo.
Finalmente, el Estado ha emprendido un conjunto de acciones que van en el sentido
mencionado y sobre las cuales se han trazado lineamientos de más largo plazo. Por
ejemplo, cabe destacar el Libro blanco elaborado por el Ministerio de Ciencia,
Tecnología e Innovación Productiva, que resume el material producido por los grupos
de trabajo del Foro de Prospectiva TIC e incluye lineamientos para el desarrollo y la
difusión de estas tecnologías en la Argentina.
76
A su vez, en 2011 se elaboró un Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación
Productiva que entre los 34 sectores estratégicos, destaca el rol trasversal de las TIC
e identifica algunas acciones y proyectos claves para su desarrollo (becas de
formación, apoyo a investigadores, etc).
Otra iniciativa es la Agenda Digital Argentina, definida como “un plan nacional para la
inclusión y la apropiación por parte del Gobierno, las instituciones y las personas de
los beneficios de la sociedad del conocimiento, mediante el uso intensivo y
estratégico de las TIC”.
El documento se enmarca en los Objetivos de Desarrollo del Milenio, con los
compromisos asumidos en la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información y en
la Estrategia para la Sociedad de la Información en América Latina. En otras funciones
que se asignan al grupo de trabajo de la Agenda Digital, se encuentra la actualización
del marco normativo en relación al uso de las TIC.
Las políticas públicas relacionadas a las TIC en la Argentina no se distinguen
sustancialmente del conjunto de lineamientos que guían las intervenciones del
Estado en general. Se pretende concebir un entorno proclive a la internalización de
estas tecnologías y su difusión a nivel social, potenciando el acceso y desarrollando
la infraestructura necesaria en telecomunicaciones.
No obstante, queda mucho por mejorar en cuanto al incentivo para el uso y
capacidad de incorporación de las TIC en la mayoría de las empresas. Por otro lado,
aún cuando la Argentina posee un destacable número de empresas y de recursos
humanos en la producción de software y servicios informáticos en general, existe un
subdesarrollo relativo respecto a los principales desarrolladores mundiales y,
esencialmente, en los segmentos de tecnologías integradas que combinan equipos
de producción, hardware y software.
La implementación de las tecnologías identificadas en el primer documento del
presente estudio podría constituir una plataforma para delinear acciones en este
sentido. En particular, las tecnologías de agricultura de precisión son TIC orientadas a
optimizar el uso de los insumos agrícolas en función de la cuantificación de la
77
variabilidad espacial y temporal de la producción.
Si bien algunas ya están desarrolladas y sólo requerirían alguna adaptación, pueden
existir espacios para nuevas aplicaciones al sector agrícola o desarrollos similares en
otras áreas (“ganadería de precisión”, “vitivinicultura de precisión”, “frutohoriticultura
de precisión”, trazabilidad de procesos y productos, etc.) que podrían ser encarados
por la industria nacional de software.
Estas iniciativas requerirían la articulación con actores diversos que corresponden al
ámbito de la electrónica y la fabricación de maquinarias y equipos, ya sean de origen
nacional como extranjero. Se trata de proyectos que deberían abordarse caso por
caso. Pero es importante delinear un curso de acción en este sentido, que permita ir
creando capacidades específicas conforme las necesidades del complejo de
maquinaria agrícola.
Es en este ámbito en el cual las políticas públicas podrían ser más potentes, ya que la
desigualdad en la incorporación de TIC entre las empresas del sector termina
reforzando las heterogeneidades al interior de la trama productiva y reduciendo los
efectos beneficios a nivel agregado de estas tecnologías sobre el complejo.
78
CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES DE POLÍTICA PÚBLICA
Dentro del complejo de maquinaria agrícola se hallan múltiples diferencias en cuanto
a los procesos productivos que realizan las distintas firmas en su interior y al tipo de
tecnología que emplean, lo cual tiene influencia sobre el impacto en materia
ambiental.
En Argentina, dicho complejo está compuesto por unas 730 empresas distribuidas
principalmente entre Santa Fe (47%), Córdoba (24%), y Buenos Aires (20%). Pero
existen establecimientos en muchas otras provincias, de acuerdo al perfil de sus
producciones regionales.
La cercanía territorial es clave para las firmas locales porque deben afrontar
problemas específicos de mecanización en las tareas agropecuarias, adecuando las
maquinarias y equipos a las particularidades de los suelos. Al mismo tiempo, la
presencia cercana por parte de las empresas resulta fundamental para suministrar en
tiempo y forma los insumos que requieren los clientes y realizar los servicios post
venta.
En esta industria predominan pequeñas y medianas empresas nacionales, cuyo
tamaño va desde 10 hasta 300 ocupados. La gran mayoría de las PyME poseen una
estructura productiva de “tipo taller”, con el uso de bienes de capital de moderado
grado tecnológico e, incluso, existen casos donde hay labores de tipo “artesanal”.
En contraste, el reducido grupo de establecimientos de mayor tamaño poseen
plantas productivas modernas, con gran cantidad de maquinarias de alto desarrollo
tecnológico y la producción suele llevarse adelante mediante líneas de montaje. Por
otra parte, también conviven un pequeño grupo de firmas multinacionales que tienen
realidades totalmente diferentes y lideran el mercado de maquinarias de mayor
complejidad.
Como puede observarse rápidamente, se trata de un complejo productivo diverso y
79
heterogéneo, donde el grado de especialización, el grado de automatización y escalas
de producción óptimas están directamente relacionados al tipo de producto que
genera y su historia.
En el plano ambiental, el impacto que genera el complejo industrial de maquinaria
agrícola puede descomponerse tanto a nivel de proceso productivo como a nivel de
producto. En general, el efecto sobre el medio ambiente de los procesos vinculados
a la fabricación de maquinaria agrícola incluye: la polución atmosférica a través de la
emisión de gases, vapores y humos, la generación de residuos sólidos y la utilización
de recursos hídricos.
La contaminación sonora o acústica también es un tema recurrente entre las
empresas del sector, sobre todo, debido a que muchas de ellas se encuentran
ubicadas muy próximas a zonas residenciales dentro de las comunidades locales o
regionales.
De acuerdo a lo manifestado por referentes del sector, predomina entre las empresas
una reacción de índole más reactiva en lo que hace al cuidado del medio ambiente.
En general, los mecanismos de mercado y las regulaciones internas aparecen como
principales motivaciones. Por un lado, en las respuestas de las firmas aparece con
una alta frecuencia la necesidad de contar con certificaciones ambientales y
satisfacer determinados "estándares" debido a la necesidad de responder a
exigencias de clientes e incluso de proveedores de financiamiento.
En particular, esto sucede con aquellas empresas del complejo que proveen de
agropartes a grandes empresas o filiales de multinacionales y aquellas que exportan.
Sólo un reducido grupo de firmas recurren a certificaciones de tipo ISO 14.001,
impulsadas por la necesidad de incrementar o mantener su presencia en mercados
de países desarrollados.
Por otro lado, las empresas del sector también suelen verse presionadas por algún
tipo de regulación interna (nacional, provincial o local) o por la movilización de las
comunidades locales y ONG ambientales. En cambio, son prácticamente nulas las
iniciativas ambientales con la necesidad de bajar costos.
80
El marco regulatorio en nuestro país está alineado a objetivos bastante restrictivos en
la materia y en términos operativos existen diversas instituciones y organismos a
nivel nacional y provincial que ejecutan controles con un alto grado de exigencia.
En general, derivan de las denominadas “normas de presupuestos mínimos de
protección ambiental” que dicta el Gobierno Nacional. El concepto de normas de
presupuestos mínimos conforma un piso de regulación (un mínimo de protección
ambiental) de carácter uniforme para todo el país, que debe ser aplicado por las
provincias y éstas se reservan la potestad de complementarlas pudiendo ser más
exigentes en post de la protección ambiental, pero no menos que el mínimo
establecido a nivel federal.
La “columna vertebral” de estos esquemas la conforman la Ley Nº 25.612
Presupuestos Mínimos para la Gestión Integral de los Residuos Industriales y de
Actividades de Servicio; la Ley Nº 25.675 (Ley General del Ambiente); y la Ley Nº
25.688 Régimen de Gestión Ambiental de Aguas; entre otras.
Si bien existe una normativa ambiental relativamente exigente que no difiere
demasiado de los estándares internacionales, su cumplimiento, a pesar de algunos
avances en los últimos años, tiende a ser reducido en la práctica. Son diversos los
factores que contribuyen a esta situación, destacándose tanto la falta de información
por parte de las PyME como así también defectos propios de la normativa y falta de
aplicabilidad efectiva de la misma.
Tomando en consideración todo lo expresado, resulta evidente que el estado de
situación del complejo de maquinaria agrícola en materia ambiental es endeble
aunque cabe mencionar que no se trata de una de las actividades más sensibles en
este sentido.
En general, la combinación de esfuerzos de índole privada como el marco regulatorio
redundan en índices de gestión ambiental relativamente inferiores al promedio
internacional. Por lo tanto, existen espacios de mejoras tanto desde el lado
empresario como por parte del Estado.
81
Por otro lado, el análisis realizado en materia energética, cuya trascendencia en la
industria de maquinaria agrícola es moderada debido su baja incidencia directa sobre
los costos y el volumen de consumo, permite inferir algunas conclusiones relevantes:
- Al tratarse de una industria compuesta mayormente por establecimientos
productivos pequeños y medianos no pueden distinguirse un grupo específico de
actores relevante en la materia. En este sentido puede decirse que, a lo largo del
complejo, el eslabón final vinculado a la actividad agrícola es quien mayor uso hace
de las fuentes energéticas.
- El consumo energético “directo” como combustible fósil asociado a las tareas en
campo es de aproximadamente unos 998 MJ/ha/año. Pero también un sistema de
manejo agrícola debe incluir las aportaciones de todos aquellos factores que
intervienen en todo el proceso de producción, como por ejemplo, semillas,
fertilizantes, productos fitosanitarios, la fabricación y mantenimiento de los equipos
mecánicos, entre otros. En general, este consumo energético adicional “indirecto” se
estima en un 8%-10%.
- Los mayores esfuerzos por parte de las empresas fabricantes de maquinaria
agrícola pasan por mejorar la eficiencia energética de sus productos, dejando en un
segundo plano las mejoras que podrían darse en el propio proceso productivo.
- Los principales motivos que aluden los empresarios para llevar adelante este tipo de
inversiones tienen que ver con desconocimiento en la materia, falta de
financiamiento, elevados riesgos y beneficios difusos.
- La mayoría de las firmas no internaliza la gestión de las fuentes energéticas como
una forma de reducir costos y mejorar la competitividad de sus productos, más allá
de los beneficios ambientales.
- En lo que respecta al uso de energías renovables, cabe destacar el potencial de
biomasa que dispone nuestro país para la producción de energía ya sea de cultivos
especiales para bioenergía, como de residuos de las actividades agrarias y urbanos.
82
Se estima que utilizando sólo un 2,5% de la superficie total del país
(aproximadamente 800.000 ha) para cultivos energético se producirían unos
8.000.000.000 m3 de biogás (10.000 m3/ha), de los que podrían generarse unos
17.000 GWw eléctricos. Con ello, podría sustituirse el 14 % del total de la energía
generada en el país, y cumplir así con lo establecido en la Ley 26.190.
A nivel de producto, también existen importantes oportunidades para las energías
renovables. En especial, hay avances significativos en lo que hace a la fabricación de
maquinarias y equipos que utilicen biocombustibles. Se estima que el consumo de
energía por km, en promedio, de un motor que emplea biocombustibles es un 7580% menor que el generado por el combustible diesel convencional. Actualmente,
Argentina se ubica primera en el ranking de países exportadores de biodiesel y
tercera en la lista global de productores, luego de Estados Unidos y Alemania.
En este sentido, los mayores esfuerzos por parte del Estado pasan por diseñar
políticas y programas que promuevan un uso eficiente de la energía en las PyME. Al
respecto, cabe destacar el Proyecto de Eficiencia Energética que lleva adelante la
Secretaría de Energía en forma conjunta con el Banco Mundial y con la colaboración
de la Unión Industrial Argentina, que tiene entre sus objetivos realizar diagnósticos
energéticos en 325 industrias de todo el país.
La primera etapa del proyecto fue una experiencia piloto en la cual participaron 25
industrias de diferentes sectores -entre los cuales se encuentra la industria de
maquinaria agrícola- y regiones de nuestro país. Los resultados mostraron un ahorro
energético de entre 2,1 y 8,7% para inversiones nulas o bajas; de 1,5 a 1,8% para
inversiones medias; y de 4,9% para las más elevadas.
Actualmente, se encuentra en marcha la segunda etapa del proyecto en la cual se
busca replicar el trabajo en unas 300 empresas más. Por otro lado, el diagnóstico
realizado respecto al uso y difusión de las TIC en el complejo de maquinaria agrícola
la brecha tecnológica que existe en la industria local respecto a las mejores prácticas
regionales y mundiales no difiere demasiado de los otros aspectos analizados en el
presente documento.
83
Así como en materia ambiental y de eficiencia energética, el complejo de maquinaria
agrícola opera con estándares similares o levemente superiores a los de la región e
inferiores a los de países desarrollados, pero no sustancialmente. En el caso del uso
de las TIC, la situación también podría describirse de esta manera, aunque quizás la
comparación sea más acentuada en algunos segmentos generalmente vinculados a
la forma de llevar adelante el proceso productivo y la comercialización.
Sólo un grupo reducido de PyME del sector utiliza software que proveen el soporte
para la toma de decisiones, y permiten modificar el procesamiento de información y
la articulación tanto entre distintas áreas de la empresa (Intranet) como con
proveedores y clientes (Extranet). La mayoría de estas PyME implementan diferentes
tipos de herramientas ‘enlatadas’ que no permiten ajustar el software a los procesos
de negocio de las empresas.
Por último, es mucho menor el número de firmas que una Intranet combinada con
programas informáticos de alta especialización como los sistemas ERP y CRM. En
términos generales, puede señalarse que las limitaciones por parte de las PyME del
sector para incorporar el uso de TIC en sus actividades de planificación, gestión,
producción y comercialización está relacionada con factores asociados del entorno
en el cual se desempeñan (niveles alcanzados en materia de educación, ciencia y
tecnología, desarrollo de la industria productora de TIC y de telecomunicaciones,
etc.), de las tecnologías a implementar (costo de la inversión y de entrenamiento del
personal, etc.) y de las características de las mismas (estructura organizativa de la
empresa, tipo de clientes, proveedores y socios, etc.).
Una situación diferente se plantea en el uso de TIC por parte de las empresas de
maquinaria agrícola para mejorar la funcionalidad y eficiencia de los productos que
ofrecen al mercado. En los últimos años, la Argentina ha tenido un desempeño
exitoso en el campo de la agricultura de precisión y las posibilidades de expansión y
difusión de este “nicho” de mercado son muy relevantes.
La Argentina es el segundo país a nivel mundial (detrás de Estados Unidos) y el
primero de Latinoamérica en fabricación y adopción de estas herramientas. Las
políticas públicas relacionadas a las TIC en la Argentina no se distinguen
84
sustancialmente del conjunto de lineamientos que guían las intervenciones del
Estado en muchos países de la región y a nivel internacional.
Primordialmente se pretende concebir un entorno proclive a la internalización de
estas tecnologías y su difusión a nivel social, potenciando el acceso y desarrollando
la infraestructura necesaria en telecomunicaciones.
Durante la última década, también se han multiplicado los distintos programas de
financiamiento para fomentar la incorporación de las TIC en la actividad industrial,
que incluyen el accionar de los Ministerios de Industria, Economía y Ciencia y
Tecnología.
Además, cabe destacar la iniciativa ADIMRA.TIC, un programa creado en 2005 y
financiado por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), el Banco Interamericano
de Desarrollo (BID), la Asociación de Industriales Metalúrgicos de la República
Argentina (ADIMRA) y las Cámaras Regionales del sector metalúrgico vinculadas con
el objetivo de mejorar la productividad de las PyME del sector, incluidas las empresas
fabricantes de maquinaria agrícola, mediante la elaboración y financiamiento de
proyectos de implementación de TIC acordes con las necesidades de cada empresa.
Finalmente, todas las políticas que sean favorables a la implementación de
tecnologías críticas, como las identificadas en el primer documento, constituyen una
contribución al mejor desempeño ambiental y energético, debido a que la mayoría de
ellas tiene un impacto positivo directo o indirecto.
85
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Prof. Fabián Mascheroni. Secretario de Industria y Desarrollo Económico de la
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Lic. Juan Fernando Torresi. Presidente de la Comisión Joven del Centro
Industrial de Las Parejas.

Sr. José María Bonavía. Gerente de Comercio Exterior de la empresa PAUNY.

Ing. Jorge Gentili. Titular de la empresa GENTEC S.A.

Sr. Carlos Castellani. Titular de la empresa APACHE S.A.

Cdora. Rosana Negrini. Presidente de la empresa AGROMETAL S.A.

Cdor. Carlos Montano. Contador de la empresa CRUCIANELLI S.A.

Organismos públicos de la Nación Argentina (Ministerio de Planificación
Federal, Secretaría de Energía, Secretaría de Ambiente, ENARSA, ENRE, CAMESSA,
entre otros).

Unión
Europea
Emissions
Trading
Scheme
http://ec.europa.eu/clima/policies/ets/index_en.htm

International Energy Agency, www.iea.org
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