Estimación de emisiones difusas de CO2 en un parque empresarial

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TÍTULO: ESTIMACIÓN DE EMISIONES DIFUSAS DE CO2 EN UN
PARQUE EMPRESARIAL
Doldán Garcia, X.R.1, Chas Amil, M.L2, Regueiro Ferreira, R. 3 & Touza, J. 4
([email protected]) Dpto de Economía Aplicada. Universidade de Santiago de
Compostela
([email protected]) Dpto de Economía Cuantitativa. Universidade de Santiago de
Compostela
([email protected]) Dpto de Economía Aplicada 2. Universidade da
Coruña.
([email protected]) Dpto de Economía Aplicada. Universidade de Vigo.
Área temática: Economía Ecológica y Medio Ambiente
Resumen
En las últimas décadas abunda la investigación sobre emisiones de gases de efecto
invernadero (GEI), y las consecuencias asociadas al cambio climático.
Tras la firma del Protocolo de Kyoto, la Unión Europea promueve una normativa
para el control de emisiones, instauración de cuotas y seguimiento del cumplimiento
de los compromisos adquiridos. Sin embargo, ignora actividades que contribuyen a
una contaminación difusa, como el transporte, residencial, comercial e institucional,
agrario, residuos y gases fluorados. Tampoco se dirige a actividades industriales con
una emisión menor de GEI.
El concepto de contaminación difusa se vincula a la incertidumbre sobre la cantidad
emitida y el agente contaminador responsable, que dificulta diseñar políticas
ambientales paliativas. Nuestro objetivo es conocer las emisiones en PYMES de
distintos sectores en un parque empresarial gallego, que sirva como referente para
un análisis más profundo de la importancia de los GEI en contextos no
contemplados en la regulación del comercio de derechos de emisión.
Para el cálculo de las emisiones partimos de la Guía de la Comisión Europea
(Decisión 2007/589/CE), basada en una propuesta de diferentes niveles para los
datos de actividad (inputs materiales, combustibles y producción de salida), factores
de emisión y factores de oxidación o conversión. Adaptamos esta metodología, no
orientada a emisiones difusas, ampliando el análisis al transporte asociado
directamente a la actividad, las instalaciones de cogeneración de menos de 20 MW
nominales, y estimando las emisiones indirectas de CO2. Entre los principales
resultados destaca que el 80% de las emisiones son directas, mayoritariamente
atribuibles al transporte.
Palabras clave: emisiones difusas, efecto invernadero, cambio climático.
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1.- Introducción
Las emisiones contaminantes a la atmósfera pueden tener origen natural o ser
producto de las actividades humanas. En este último caso los principales focos
emisores están relacionados con procesos industriales, instalaciones de combustión
para la obtención de electricidad y/o calor, y diferentes modalidades de transporte
(automóviles, aeronaves o barcos). Estos focos pueden encontrarse concentrados
en aglomeraciones industriales o en áreas urbanas, o diseminados linealmente a lo
largo de las vías de transporte, aunque también puede haber emisiones procedentes
de focos no puntuales.
Incluso cuando las emisiones naturales pueden superar a las de origen
antropogénico, en áreas urbanas y industrializadas son preponderantes y más
fácilmente controlables las procedentes de actividades humanas.
La incidencia de las emisiones contaminantes a la atmósfera ha sido objeto de
múltiples investigaciones en las últimas décadas, poniendo de manifiesto la profunda
preocupación por las consecuencias globales que estas pueden tener para el
planeta. La conciencia sobre un posible cambio climático y la incidencia derivada de
los gases de efecto invernadero (GEI) han llevado a que desde distintos ámbitos se
estudie el modo de combatirlas. El Protocolo de Kyoto nace en este contexto y de él
derivan diversas normativas en diferentes países. En el caso español debemos
señalar la aprobación del Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión y la
regulación en el Real Decreto Ley 5/2004 y en la Ley 1/2005 del régimen de
comercio de derechos de emisión de GEI y la Ley 13/2010, por la que se modifica la
Ley 1/2005 para perfeccionar y ampliar el régimen general de comercio de derechos
de emisión e incluir la aviación en el mismo
Los destinatarios directos de estas normas eran, según la Ley 1/2005 los siguientes:
las actividades energéticas comerciales: las grandes instalaciones de producción de
electricidad a partir de combustibles fósiles o de cogeneración con una potencia
térmica nominal superior a 20 MW
las grandes instalaciones industriales que en sus procesos son manifiestamente
generadoras de GEI: refinerías de hidrocarburos, coquerías, producción y
transformación de metales férreos, industrias minerales como las cementeras, vidrio
o productos cerámicos, y a industria de pasta papel, papel y cartón.
La Ley 13/2010, recogiendo las modificaciones en la legislación comunitaria amplía
estas actividades, siendo las principales novedades:
las actividades de aviación, incluyendo en el ámbito de aplicación a los operadores
aéreos que realicen vuelos con origen o despegue en un aeródromo situado en el
territorio de un Estado miembro al que aplique el Tratado o un Estado del Espacio
Económico Europeo, que no les sean de aplicación ninguna de las excepciones
establecidas en el cuadro del anexo I de la propia Ley
Nuevos sectores industriales, antes no incluidos, como la producción de aluminio,
cobre, zinc y metales no férreos en general, el secado y calcinado de yeso, la
producción de ácido nítrico, ácido adípico, glioxal y ácido glioxálico, amoniaco,
compuestos orgánicos de base, hidrógeno y carbonato sódico, y la captura,
transporte por tubería, y almacenamiento de CO2. Asimismo, aparecen por primera
vez en el ámbito de aplicación gases distintos del CO2: los perfluorocarburos en la
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producción de aluminio, y el óxido nitroso en la fabricación de algunos productos en
la industria química.
Sin embargo, otras actividades como los sectores del transporte, residencial,
comercial e institucional, además del agrario, residuos y gases fluorados,
contribuyen a la generación de contaminación difusa no incluida en las normas
reguladoras del comercio de derechos de emisión de GEI. Tampoco son
destinatarios directos de estas acciones las actividades industriales que por sus
procesos no generan cantidades tan voluminosas de GEI, e incluso pueden quedar
fuera de este marco regulador el transporte asociado a empresas industriales o las
instalaciones de cogeneración menores a 20 MW nominales.
Esto no significa que este conjunto de actividades genere una parte insignificante de
los GEI, antes al contrario, constituyen cada vez más una porción creciente de estos
gases. El carácter difuso (muchas y pequeñas unidades generadoras de volúmenes
reducidos de GEI, pero que en conjunto pueden significar un volumen elevado;
respondiendo además a decisiones particulares para cada una de esas unidades) y,
en múltiples ocasiones, disperso (cualquiera de estos sectores no tiene porque estar
concentrado en un espacio concreto, si bien existen áreas que, en conjunto, pueden
ser centros de grandes emisiones: núcleos urbanos, zonas industriales, redes
viarias) contribuyen para que exista un serio desconocimiento sobre las
particularidades de estas emisiones, ya que la medición rutinaria del contaminante
puede resultar costosa y técnicamente compleja (Hansen e Romstad 2007). En este
sentido, hay que resaltar la falta de estudios pormenorizados sobre el tema, muy
abundantes, sin embargo, en relación con la contaminación difusa causada por
efluentes líquidos derivados de la actividad agraria, vertidos urbanos, lixiviados, etc
(Shen et al 2012, Schaffner et al. 2009, Collins y McGonigle 2008, Shrestha et al.
2008, O’Shea 2002, Novotny 1999).
El Real Decreto 100/2011, de 28 de enero, por el que se actualiza el catálogo de
actividades potencialmente contaminadoras de la atmósfera y se establecen las
disposiciones básicas para su aplicación, define las emisiones difusas como “Toda
descarga a la atmósfera, no realizada por focos canalizados, continua o discontinua,
de partículas o gases procedentes directa o indirectamente de cualquier fuente
susceptible de producir contaminación atmosférica. Quedan incluidas las emisiones
no capturadas liberadas al ambiente exterior por ventanas, puertas, respiraderos y
aberturas similares, o directamente generadas en exteriores”. Se entiende, en este
contexto, que un foco canalizado es un “elemento o dispositivo a través del cual
tiene lugar una descarga a la atmósfera de contaminantes atmosféricos, ya se
produzca ésta de forma continua, discontinua o puntual y con origen en un único
equipo o en diversos equipos, procesos y o actividades y que puedan ser colectados
para su emisión conjunta a la atmósfera”. Theloke et al (2009) considera emisiones
difusas tanto las que se definen como emisiones difusas típicas (como podrían ser
las actividades de transporte o agrícolas) como pequeñas fuentes puntuales
industriales que están por debajo de los niveles de capacidad de los Anexos I y II del
Registro Europeo de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (E-PRTR) que
sustituye el anterior Registro Europeo de Emisiones Contaminantes (EPER). En
particular estarían:
1. Las emisiones procedentes de los sectores industriales no recogidos en el EPRTR (no considerados en el Anexo I del Reglamento E-PRTR, que tienen
capacidades por debajo de los umbrales del Anexo I o la liberación de las emisiones
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por debajo del umbral de sustancias establecidas en el anexo II del Reglamento del
E-PRTR) .
2. El transporte por carretera, transporte marítimo y transporte aéreo interior.
3. Las actividades de combustión, incluidas las instalaciones residenciales,
comerciales e industriales de menos 50 MW.
4. Todas las actividades agrícolas no cubiertas por el Reglamento E-PRTR (con
exclusión de las derivadas de la actividad E-PRTR 7a "Instalaciones para la cría
intensiva de aves de corral o de cerdos que" por encima del umbral de capacidad se
define en el anexo I).
En definitiva, el concepto de contaminación difusa se vincula con la existencia de
incertidumbre sobre la cantidad emitida y sobre el responsable de la contaminación.
Este hecho, como es obvio, dificulta el diseño de políticas ambientales que
promuevan el desarrollo normativo y la aplicación de medidas paliativas que atajen
esta parte del problema en la lucha para la reducción de los GEI. Aun considerando
el carácter difuso de las emisiones que generan muchas empresas, consideramos
especialmente relevante el hecho de que estas puedan estar concentradas en
determinados lugares. De este modo, el carácter difuso no tiene porque significar
siempre una dispersión que dificulte un tratamiento conjunto y la aplicación de
medidas paliativas focalizadas en dichos puntos. Es este el caso de muchos parques
empresariales, donde, por una parte, pueden estar ubicadas múltiples empresas no
obligadas a declarar sus emisiones de CO2 por no estar incluidas en el catálogo de
actividades correspondiente y, por otra, de esa multiplicidad pueden derivarse
importantes emisiones que merecerían una atención conjunta.
En este trabajo se analiza la importancia de las emisiones de GEI en contextos no
contemplados en las normativas que regulan el comercio de los derechos de
emisión, con el objeto de establecer medidas para su reducción. El objetivo principal
consiste en analizar pormenorizadamente las emisiones de GEI de las PYMES
pertenecientes a diferentes sectores de actividad localizadas en un parque
empresarial gallego de modo que podría servir de referente para acciones futuras. El
trabajo se estructura como sigue, en primer lugar se presenta la metodología
empleada, en segundo lugar la descripción en detalle del proceso de recogida de
información, en tercer lugar un análisis de los resultados obtenidos y finalmente las
conclusiones más importantes.
2.- Metodología
2.1.- Referencias normativas
La metodología de cálculo de las emisiones de GEI se recoge en la Guía de la
Comisión Europea (Decisión 2007/589/CE por la que se establecen directrices para
el seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de
conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,
posteriormente modificada por la Decisión 2011/540/UE pero sin afectar
significativamente a los aspectos aquí considerados) basada en una propuesta de
diferentes niveles para los datos de actividad, factores de emisión y factores de
oxidación o de conversión. Entendiendo por tales:
Datos de actividad: se refieren a la información sobre el flujo de materiales, el
consumo de combustibles, los materiales de entrada o la producción de salida
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expresados en contenido de energía (valor calorífico neto para los combustibles y
masa o volumen para los materiales de entrada o salida).
Factores de emisión: basados en el contenido de carbono de los combustibles o de
los materiales de entrada.
Factores de oxidación/conversión: a utilizar cando un factor de emisión no refleja la
proporción del carbono que no está oxidada.
La normativa europea y española determina los requerimientos normativos para el
seguimiento de las emisiones de GEI (Decisión 2007/589/CE, Decisión
2011/540/UE, Directiva 2008/101/CE, Directiva 2009/29/CE, Real Decreto Ley
5/2004, Ley 1/2005, Ley 13/2010), que pretenden establecer las bases para la
aplicación de una metodología consistente y fiable para la cuantificación de dichas.
De forma muy resumida podríamos decir que se contemplan dos alternativas para el
seguimiento del CO2:
Metodología basada en la medición: empleo de sistemas de medición en continuo en
los focos de emisión
Metodología basada en el cálculo: a partir del balance de materia, de modo que el
carbono contenido en la alimentación a las fuentes de emisión de una instalación se
transforma total o parcialmente en CO2.
Estas metodologías no son de obligado cumplimiento sino herramientas
encaminadas a conseguir el objetivo de la medición, pudiendo ser substituidas o
modificadas por otras siempre que se justifique la recogida de las emisiones de
todas las fuentes y se haga un seguimiento coherente, transparente y con una
precisión aceptable.
En el caso de Galicia, en diciembre de 2005 la Consellería de Medio Ambiente e
Desenvolvemento Sostible de la Xunta de Galicia, a través de la Dirección General
de Desarrollo Sostenible publica las “Directrices para a presentación de los informes
verificados de emisión de gases de efecto invernadero para las instalaciones con
autorización de emisión en Galicia”. El informe que anualmente deben entregar las
instalaciones incluye la siguiente información:
Datos identificativos de la instalación (nombre, dirección, actividades, propietario…)
Para cada una de las actividades del anexo I (Real Decreto Ley 5/2004) que se
efectúen en el lugar del que se calculan las emisiones: datos de la actividad, factores
de emisión y oxidación, emisiones totales e incertidumbre.
Paras las combustiones con fines energéticos, deberá incluirse el factor de oxidación
de no terse considerada a oxidación en la definición de un factor de emisión
específico.
2.2.- Adaptaciones necesarias
Es necesario resaltar que la metodología descrita está dirigida a la recogida y
elaboración de información en aquellas actividades que están reguladas y que, por
lo tanto, no se corresponden con el objetivo de este trabajo. Se trata de ampliar a un
nuevo campo de actividades la metodología utilizada oficialmente a otras que son
estudiadas en detalle debido a la normativa existente y que ha dado lugar a la
aplicación del Protocolo de Kyoto.
Múltiples aspectos de esta normativa debían, no obstante, mantenerse sin
alteraciones para permitir que los resultados sean homologables con los de las
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actividades reguladas y permitir así una comparación y contraste entre unas
actividades y otras. Sin embargo, esta metodología no se puede trasladar de forma
mimética, siendo necesario realizar ciertas adaptaciones que se describen a
continuación. En el caso que nos ocupa, la determinación de las emisiones difusas
se hizo de acuerdo a una metodología basada en el cálculo y no en la medición
debido a que esta última opción está pensada para actividades industriales en donde
la complejidad de la actividad o su volumen pueden aconsejar utilizar equipos de
medida directos. La opción del cálculo está contemplada en la normativa y resulta
más razonable para actividades de menor complejidad o tamaño.
Consideramos así mismo que, por el carácter difuso de las emisiones objeto de
estudio, era necesario hacer otra adaptación que, en este caso, nos llevaría a dotar
de mayor exhaustividad a nuestro estudio frente a lo contemplado en la normativa.
Consideramos las emisiones para tres aspectos de las actividades que la normativa
viene excluyendo:
El transporte asociado directamente a la empresa o actividad estudiada. Es decir,
consideramos el combustible utilizado exclusivamente por la flota de vehículos de
transporte de la empresa. Encontramos necesario introducir esta variable que no
sería explicable sin la actividad económica que hay detrás. Como señala Soylu
(2007) el primer paso para desarrollar políticas efectivas para solucionar el problema
de la emisión de GEI es determinar las cantidades que corresponden al transporte
por carretera, siendo necesario elaborar estadísticas para diferentes categorías de
vehículos y sus condiciones especiales de funcionamiento. Además, convendría
hacer un análisis desagregado en función del tipo de movilidad realizado (a corta y
larga distancia, por ejemplo) para elaborar medidas de política ambiental más
atinadas, puesto que los factores y limitaciones pueden ser diferentes (Nicolas y
David 2009). Estos aspectos han sido tenidos en cuenta a la hora de recabar
información para el transporte realizado por los vehículos de la flota de empresas.
Las instalaciones de cogeneración de menos de 20 MW nominales. Puede resultar
comprensible que no se consideren cuando se trata de analizar los grandes focos
emisores de CO2, pero no en el caso que nos ocupa ya que nos dirigimos a focos de
menor envergadura.
El cálculo de lo que denominaremos emisiones indirectas de CO2. Nos estamos
refiriendo a las emisiones que no se dan específicamente en el lugar en que se
realiza una determinada actividad sino que tienen lugar en las centrales generadoras
de energía eléctrica pero que podrían ser imputables a los consumos eléctricos
realizados para obtener un determinado bien o servicio. Este dato, en cualquier
caso, debe ser expresamente indicado y separado de otras emisiones que resultan
in situ, ya que no debemos incurrir en una doble contabilización, es decir, imputar a
dos actividades (la ahora estudiada y la de las centrales de generación eléctrica) la
emisión del mismo CO2. Pero no contemplarlas podría inducir a aumentar ese
carácter difuso de estas actividades, ya que muchas de ellas podrían tener la
electricidad como único consumo energético y la no emisión directa podría inducir a
la conclusión de que su impacto ambiental, desde una perspectiva energética, es
nula o casi nula. En cambio, lo que se estaría dando es un desplazamiento del
impacto a otros puntos, los centros generadores de electricidad, en donde se
acumulan y confunden los impactos indirectos provenientes de múltiples consumos
energéticos dispersos. De los resultados obtenidos se deduce precisamente ese uso
eléctrico exclusivo en muchas instalaciones.
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2.3.- Cálculo de emisiones
En el Anexo II de la Decisión 2007/589/CE, por la que se establecen directrices para
el seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de
conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo,
aparecen las directrices respecto a las emisiones de combustibles.
Para el cálculo de las emisiones de CO2, en lo referente a las emisiones de
combustión se contempla un nivel de análisis (nivel 1), en el que los datos pueden
ser suministrados por el titular de la instalación para o período de notificación. La
Directiva 2009/29/CE añade la definición de combustión, no suficientemente
aclarada en la Directiva 2003/87/CE, de modo que debe entenderse como tal toda
oxidación de combustibles, cualquiera que sea el uso del calor o de la energía
eléctrica o mecánica producidos por este proceso, y cualquier otra actividad
directamente asociada, incluido el lavado de gases residuales;
Las emisiones de combustión para cada combustible se calculan entonces de
acuerdo a la siguiente fórmula:
Emisiones de CO2 = flujo de combustible [t]*valor calorífico neto del
combustible [Tj/t]* factor de emisión [t CO2/TJ]* factor de oxidación
Siendo:
Flujo de combustible: los datos de la actividad deben estar basados en el consumo
de combustible, para lo que es necesario conocer las cantidades utilizadas (en
toneladas) para cada tipo. Se tuvieron en cuenta las variaciones de existencias
cuando procedía.
Valor calorífico neto del combustible: es necesario conocer para cada tipo de
combustible utilizado cuál es el contenido de energía en TJ, por lo que para
expresarla en términos netos se aplicará dicho valor por tonelada de combustible
utilizada.
Factor de emisión: se expresará en tCO2/TJ, de modo que conozcamos las
toneladas de CO2 que se emiten en relación al contenido energético de cada
combustible. Dado el nivel de análisis, los factores de emisión de referencia
utilizados para cada combustible se recogen en la Tabla 1, correspondientes a la
sección 11 del Anexo I de Decisión 2007/589/CE.
Factor de oxidación: cuando se consume un combustible no todo su carbono se
oxida pasando a CO2, es decir, la ineficacia del proceso de combustión produce una
oxidación incompleta, dejando en parte carbono sin quemar o parcialmente oxidado,
como hollín o cenizas. Esta fracción de carbono no oxidado o parcialmente oxidado
se tiene en cuenta en el factor de oxidación, que se expresa mediante una fracción
de la unidad. En el nivel de análisis 1 el factor de oxidación que se utiliza es de 1,0.
Las emisiones derivadas del uso de combustibles para el transporte se calcularon
siguiendo las mismas premisas que para las emisiones de combustión, es decir, se
tomó la fórmula expuesta anteriormente utilizando los factores de emisión indicados
en la Tabla 1 y un factor de oxidación de 1,0. Como ya se ha advertido
anteriormente el transporte asociado a los vehículos de las empresas es una
actividad excluida de la normativa que regula el mercado de emisiones, pero que
revela un carácter difuso por lo que fue objeto de un análisis específico en este
trabajo. Este criterio de cálculo se ve confirmado por las últimas modificaciones
normativas (Directiva 2008/101/CE, Directiva 2009/29/CE, Ley 13/2010) en las que
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para el seguimiento y notificación de las emisiones de dióxido de carbono de las
actividades de aviación, no contempladas en las normas anteriores, se establece un
cálculo basado exclusivamente en el consumo de combustible y el factor de emisión.
En lo referente a las emisiones de proceso, las emisiones de CO 2 que se consideran
resultantes del uso de carbonato para lavar el SO 2 del flujo de gases residuales
(calculado sobre la base del carbonato comprado o del yeso producido).
El cálculo de las emisiones indirectas de CO2 se realizó a partir de la información del
consumo de electricidad y de las características del sector de generación eléctrica
(INEGA 2008). De esta manera, teniendo en cuenta la composición de las distintas
fuentes energéticas en la obtención de electricidad podemos imputar las emisiones
indirectas derivadas, considerando que aquellas que son de origen fósil provocan
emisiones de CO2 mientras que las de origen renovable no tienen este tipo de
efectos.
Tabla 1: Factores de emisión de combustibles en relación con el valor calorífico neto
y valores caloríficos netos por masa de combustible
Descripción del tipo de
combustible
Petróleo bruto
Orimulsión
Líquidos de gas natural
Gasolina
Queroseno
Aceite de esquisto bituminoso
Gasóleo
Fuel óleo residual
Gas licuado do petróleo
Etano
Nafta
Alquitrán
Lubricantes
Coque de petróleo
Materias primas de refinería
Gas de refinería
Cera de parafina
Aguarrás y alcohol industrial
Otros productos de petróleo
Antracita
Carbón para coque
Otros carbones bituminosos
Carbón subbituminoso
Lignito
Losas y arenas bituminosas
Factor de emisión
(tCO2/Tj)
Directrices del IPCC
2006
(excepto biomasa)
73,3
76,9
64,1
69,2
71,8
73,3
74,0
77,3
63,0
61,6
73,3
80,6
73,3
97,5
73,3
51,3
73,3
73,3
73,3
98,2
94,5
94,5
96,0
101,1
106,6
Valor calorífico
neto
(Tj/Gg)
Directrices del
IPCC
42,3
27,5
44,2
44,3
43,8
38,1
43,0
40,4
47,3
46,4
44,5
40,2
40,2
32,5
43,0
49,5
40,2
40,2
40,2
26,7
28,2
25,8
18,9
11,9
8,9
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Aglomerado
Coque de coquería e coque de
lignito
Coque de gas
Alquitrán de hulla
Gas de fábrica de gas
Gas de coquería
Gas de alto horno
Gas de convertidor a oxígeno
Gas natural
Residuos industriales
Aceites residuos
Turba
Madera/residuos de madera
Otros tipos de biomasa sólida
primaria
Carbón de leña
Biogasolina
Biodiesel
Otros biocombustibles líquidos
Gas de vertedero
Gas de lodos
Otros biogases
97,5
107,0
20,7
28,2
107,0
80,6
44,7
44,7
259,4
171,8
56,1
142,9
73,3
105,9
0
0
28,2
28,0
38,7
38,7
2,5
7,1
48,0
n.d.
40,2
9,8
15,6
11,6
0
0
0
0
0
0
0
29,5
27,0
27,0
27,4
50,4
50,4
50,4
Otras fuentes
Neumáticos usados
Monóxido de carbono
Metano
85,0
155,2
54,9
n.d.
10,1
50,0
Fuente: Decisión de la Comisión Europea de 18 de julio de 2007.
Nota: n.d. (no disponible)
3.- Estudio de caso
En Galicia pese al dominio y gran dispersión espacial de la PYMES, un buen número
de ellas se concentra en algo más de un centenar de parques empresariales. Este
trabajo se centra en el estudio del Polígono del Tambre (Santiago de Compostela).
Inaugurado en el año 1975, cuenta en la actualidad con más de 400 empresas (casi
el 8% del tejido empresarial situado en parques), y desde el año 2004 abordó una
ambiciosa fase de ampliación. Se trata de un polígono especialmente centrado en
los servicios, resaltando como actividades económicas principales los almacenes,
oficinas, talleres, transportes y mensajería, y fabricación industrial, es decir, con
actividades que, en su práctica totalidad entran en la categoría de actividades que
formarían parte del grupo en el que se concentran gran parte de las emisiones
difusas de origen empresarial.
La recogida de información se realizó a través de un cuestionario dirigido a las
empresas localizadas en el polígono, siendo 2007 el año de referencia del estudio.
Para el diseño del cuestionario, el primer paso fue la creación de un grupo de
discusión formado por representantes de la Asociación del Polígono del Tambre que
se reunió en diversas ocasiones con un doble objetivo: i) conocer de primera mano
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la situación del polígono y de las instalaciones existentes, ii) debatir en profundidad
el contenido y estructura del cuestionario para la recogida de información.
El marco teórico de trabajo, a partir del cual obtener información de forma exhaustiva
o a través de muestreo se centró en el 96% de las empresas del Polígono,
excluyéndose tan sólo aquellos sectores en los que sólo había una empresa y que,
por su actividad, no tendrían procesos de producción susceptibles de emisiones de
CO2. Se hizo una depuración inicial y reconstrucción del censo de instalaciones
quedando fijado un total de 353 instalaciones a estudiar, de las que el 42,78% son
almacenes y, sumando oficinas, talleres, transportes y mensajería y fabricación
industrial alcanzan el 77,62% del total.
Tras validar el cuestionario con una muestra piloto de empresas, se llegó a la
versión definitiva que se estructura como sigue:
Identificación de la instalación
Características de la instalación (tamaño, caracterización del empleo, usos de la
modalidad de transporte utilizado para asistir al trabajo).
Caracterización general de las actividades potencialmente emisoras de CO2.
Tipo de combustible empleado para realizar los cálculos de emisiones de
combustión no debidas a transporte (para funciones térmicas, iluminación o
funcionamiento de la maquinaria).
Tipo de combustible empleado para realizar los cálculos de emisiones de transporte.
Caracterización del parque automovilístico de la empresa distinguiendo el número de
vehículos por tipo, antigüedad, uso preferente y kilometraje anual.
Consumo de electricidad para el cálculo de emisiones indirectas.
Consumo de materias primas asociadas al proceso productivo.
Caracterización del sistema de aislamiento térmico de las instalaciones.
Sistema de calefacción existente en las instalaciones.
En el caso que nos ocupa, existen múltiples sectores con un número reducido de
empresas (alquiler de maquinaria, artes gráficas, carpinterías, concesionarios de
vehículos, maquinaria, construcciones y excavaciones, fabricación industrial, e
instalaciones varias) de los que se decidió hacer una recogida exhaustiva de
información. En aquellos otros sectores con un mayor número de empresas
(almacenes, oficinas, talleres, y transporte y mensajería) se seleccionó una muestra
representativa considerando como unidad de muestreo la instalación empresarial
ubicada en el Polígono del Tambre.
El trabajo de campo se realizó entre noviembre y diciembre de 2008, a través de
entrevistas personales.
Para las actividades en las que se realizó la selección muestral, el método fue el
muestreo aleatorio simple escogiéndose en cada uno de los sectores considerados
un tamaño proporcional a su importancia en el total para asegurar su presencia en la
muestra. El tamaño muestral fue de 169 instalaciones (67,6% del total en estos
sectores) trabajando con un nivel de confianza del 95% y un error del 8%. La tasa de
respuesta fue del 91,12% en estos sectores, mientras que en los que la recogida de
información fue exhaustiva alcanzó el 74,76%.
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4.- Resultados
En el conjunto de las instalaciones del polígono del Tambre, el número medio de
empleados por instalación es de 15 personas, existiendo importantes diferencias
entre sectores, superando los 30 empleados de media en Artes gráficas,
Instalaciones o Construcciones y excavaciones, mientras que, por ejemplo, en
Talleres y Oficinas tienen una media de 8 empleados.
En cuanto a la superficie, la instalación media alcanza los 1.360 m2que
mayoritariamente se dedica a naves de la empresa y sólo 150 m 2 a oficinas. Las
diferencias van desde los 4.074m2 de los Concesionarios a los 329 m2 de las
Oficinas.
En lo que se refiere al uso de transporte público por parte de la plantilla de las
empresas, el 96% contesta que menos del 50% de la plantilla usa esta modalidad de
transporte, siendo unánime esta situación en los diferentes sectores. El vehículo
particular para asistir al trabajo no se comparte en el 72% de los casos. Dos
sectores destacan por una respuesta claramente diferente, los Concesionarios en
donde en un 70% de los casos se comparte el vehículo privado y el sector de
Instalaciones varias con un 60%.
Los combustibles más utilizados para combustión son el gasóleo C, con un uso
medio de 1,34 toneladas (t), seguido del gasóleo B, gasóleo A, propano, madera y
butano (Tabla 2). En cualquier caso sólo 46 empresas tienen consumo de gasóleo
C, y un número muy reducido consumen otros combustibles para combustión. Por
sectores son los Concesionarios los que realizan un mayor consumo de gasóleo C
(12 t de media) seguida de Fabricación industrial (5 t). El gasóleo B es utilizado casi
exclusivamente por el sector de Alquiler de maquinaria y el butano por Almacenes,
Talleres y Fabricación industrial.
En la información recogida y en las visitas realizadas no se observaron actividades
de las que deriven emisiones de proceso. Tampoco del cálculo del balance de
masas de dichas actividades fue posible deducir tales emisiones de proceso al no
encontrar materias con compuestos de carbono que pudiesen dar lugar a las
mismas. La única excepción fueron unos laboratorios farmacéuticos a partir de
compuestos orgánicos con contenidos de carbono que, en procesos que impliquen
reacciones químicas, podrían dar lugar a emisiones de CO 2. Esta empresa facilitó la
información solicitada en la encuesta pero finalmente no se tuvo acceso a las
instalaciones para determinar si en el proceso de producción existen actividades que
provoquen dichas emisiones. Es necesario destacar que las actividades que a priori
serían susceptibles de tener emisiones de proceso son las que denominamos Sector
Fabricación. Con todo, la conclusión que se deriva de las visitas a las instalaciones y
de la información obtenida es que en la práctica totalidad de los casos son de
escasa complejidad y se reducen a instalaciones en las que se realizan labores de
montaje y/o reparación, y labores en donde se mezclan diversas componentes sin
efectos de los que deriven emisiones de CO2.
Aunque entre los objetivos iniciales figuraba el estudio de las instalaciones de
cogeneración de 20 MW nominales, finalmente no se detectó ninguna instalación de
estas características.
Tabla 2: Consumos medios de combustibles para combustión por sectores (t). 2007.
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GASÓLEO C
Almacenes
Oficinas
Talleres
Transporte y mensajería
Alquiler de maquinaria
Artes gráficas
Carpinterías
Concesionarios vehículos
Construcciones y excavaciones
Fabricación industrial
Instalaciones varias
Maquinaria
Total
GASÓLEO B
GASÓLEO A
0,28
0,78
0,04
0,74
0,41
0,25
0,27
1,01
2,18
12,48
0,16
5,15
0,66
0,00
1,34
0,00
0,03
0,00
10,53
0,00
0,00
0,00
0,00
0,00
0,00
0,00
0,67
0,00
0,00
0,20
0,00
0,07
0,24
2,08
0,00
0,58
0,00
0,00
0,18
El gasóleo A destaca por su uso como combustible para transporte por parte del
80% de las instalaciones encuestadas (Tabla 3). Ya a distancia le siguen en
importancia el gasóleo B y la gasolina, y se observan dos talleres que consumen
biodiésel. El consumo medio es de 37 t de gasóleo A, 2 de gasóleo B, 0,21 de
gasolina, y tan sólo 0,011 de biodiésel. Distinguiendo por sectores, el mayor
consumo de gasóleo A es realizado por el sector Construcción y excavaciones con
258 t, seguido de Transporte y mensajería (220 t) y Carpinterías (21 t). Por otra
parte, tan sólo destaca el sector de Construcción y excavaciones con un consumo
de 49 t de gasóleo B por término medio.
Tabla 3: Consumos medios de combustibles para transporte por sectores (t). 2007.
GASÓLEO A
Almacenes
Oficinas
Talleres
Transporte y mensajería
Alquiler de maquinaria
Artes gráficas
Carpinterías
Concesionarios vehículos
Construcciones y excavaciones
Fabricación industrial
Instalaciones varias
Maquinaria
Total
GASÓLEO B
GASOLINA
13,73
0,00
0,11
1,66
6,04
220,27
14,90
3,69
21,05
14,94
257,70
4,84
19,34
13,84
37,44
0,00
0,00
1,00
0,00
0,00
0,00
0,00
49,00
1,00
0,00
0,00
20,68
0,01
0,04
0,00
0,00
0,78
0,00
0,03
2,96
0,05
0,22
0,00
1,70
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El conjunto de las instalaciones estudiadas dispone de una media de dos turismos,
1,34 camiones, 1,2 furgonetas de reparto, 0,9 furgonetas de asistencia y 0,17
camionetas. Por sectores, sobresalen en el número de turismos los Concesionarios
(10) y Construcción y excavaciones (8). Este último sector también dispone de un
importante número de furgonetas de asistencia (12) y camiones (9). En cuanto a la
antigüedad, hay que resaltar que las instalaciones del Polígono del Tambre disponen
de una flota relativamente nueva, ya que el 62% de la misma tenía menos de 5
anos, 26% entre 5 y 10 anos y 12% más de 10 anos. El uso preferente de la flota es
el autonómico (53%), seguido del local (27%) y estatal/internacional (20%). La
información sobre el número de vehículos por kilometraje anual es coherente con los
resultados obtenidos anteriormente, el 29% de los vehículos tiene menos de 30.000
km, el 56% ten entre 30.000 y 75.000 km y tan sólo el 15% tiene más de 75.000 km.
El consumo medio de electricidad por instalación fue de 57.160 kwh en 2007. El
sector Concesionarios presenta el consumo medio más elevado, 171.980 kwh,
seguido de Artes gráficas, 144.535 kwh y Carpinterías, 79.438 kwh. El sector con un
menor consumo medio por instalación es el de Alquiler de maquinaria con 18.142
kwh (Tabla 4).
Tabla 4: Consumos medios de electricidad (kwh). 2007.
Almacenes
Oficinas
Talleres
Transporte y mensajería
Alquiler de maquinaria
Artes gráficas
Carpinterías
Concesionarios vehículos
Construcciones y excavaciones
Fabricación industrial
Instalaciones varias
Maquinaria
TOTAL
ELECTRICIDAD
47.606
53.941
30.337
32.823
18.142
144.535
79.438
171.980
75.526
51.173
34.839
27.632
57.160
En la Tabla 5 se resumen
los principales resultados
de las emisiones directas e indirectas resultado de las actividades realizadas por las
instalaciones de los diferentes sectores productivos en el Polígono del Tambre.
Estas emisiones alcanzan las 50.811,79 tCO2, de las que algo más del 80% son
directas, mayoritariamente con origen en el transporte, y el resto indirectas.
Tabla 5: Estimación de las tCO2 emitidas por las instalaciones del Polígono del
Tambre. 2007.
Directas
Indirectas
Combustión Transporte Electricidad
Total
Almacenes
537,21
6.480,44
3.450,45 10.468,11
Oficinas
87,87
178,74
958,00
1.224,60
Talleres
128,86
676,99
509,66
1.315,51
Transporte y mensajería
41,61 19.005,88
425,38 19.472,87
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Alquiler de maquinaria
Artes gráficas
Carpinterías
Concesionarios vehículos
Construcciones y excavaciones
Fabricación industrial
Instalaciones varias
Maquinaria
Total
309,47
51,71
108,04
774,54
4,69
451,81
31,77
--2.527,57
426,73
230,90
955,25
619,53
8.859,67
451,32
933,42
176,17
38.995,05
78,37
1.040,65
533,82
1.073,16
326,27
589,51
250,84
53,05
9.289,17
814,57
1.323,26
1.597,11
2.467,23
9.190,63
1.492,63
1.216,04
229,23
50.811,79
Del cálculo de las emisiones de CO2 que tienen su origen en la combustión de
diversos combustibles para usos térmicos, iluminación, funcionamiento de
maquinaria, etc., se obtiene un valor medio de 7,85 tCO 2 por instalación. El sector
con mayores emisiones medias por instalación es el de Concesionarios con 59,58
tCO2 , seguido de Alquiler de maquinaria 34,38 tCO 2 y Fabricación industrial con
18,82 tCO2. El sector con menos emisiones por término medio es el de Maquinaria
con 0 tCO2. El conjunto del Polígono del Tambre sumaría de este modo 2.527,57
tCO2 de emisiones procedentes de la combustión de todas las empresas allí
instaladas.
Por su parte, el parque automovilístico de las empresas del Polígono del Tambre
provoca unas emisiones medias por instalación de 122,97 tCO2. Por sectores
destaca el de Construcción y excavaciones con una media por instalación de 984,40
tCO2, Transporte y mensajería 704 tCO2 y Carpinterías 68,23 tCO2, siendo Oficinas
el sector con un valor medio por instalación menor con 4,83 tCO2. Las empresas del
Polígono del Tambre emiten un total de 38.995 tCO2 estimadas derivadas del uso de
las respectivas flotas de vehículos, siendo ésta la principal fuente de emisión de CO2
El consumo de electricidad por parte de las instalaciones del Polígono no implica
emisiones directas de CO2, no obstante este uso energético repercute en el conjunto
de las emisiones que se dan en Galicia por el sector generador de electricidad. Las
emisiones indirectas por uso de electricidad supusieron un valor medio por
instalación de 27,44 tCO2 , siendo el sector Concesionarios el que tiene un valor más
elevado, 88,55 tCO2, seguido de Artes gráficas, 69,37 tCO2, y Carpinterías 38,13
tCO2, mientras que el sector con un valor medio más bajo es el de Alquiler de
maquinaria con 8,7 tCO2. De estos valores medios se derivan unas emisiones totales
por sector donde sobresalen el sector Concesionarios con 1073,15 tCO2, Artes
gráficas, 1040,65 t CO2, y Oficinas 958 tCO2 (debido, en este caso, sobre todo al
elevado número de este tipo de instalaciones). El conjunto del Polígono tendría unas
emisiones indirectas estimadas por consumo de electricidad de 9.289,17 t CO2
Respecto a las emisiones totales, sumando directas e indirectas, se alcanzan
50.811,79 tCO2, destacando en el total el sector de Transporte y mensajería con
19.472,87 tCO2, seguido de almacenes con 10.468,11 tCO2 y Construcciones y
excavaciones, 9.190,63 tCO2, si bien, como tuvimos ocasión de señalar, este
volumen total no se corresponde exactamente con los sectores que tienen mayores
valores medios en los diferentes tipos de emisiones. La mayor o menor presencia de
instalaciones en este polígono resulta decisiva a la hora de determinar estos valores
totales. De igual forma, el peso de la flota de vehículos en los diferentes sectores
provoca en grande medida que sean unos sectores y no otros los que acaben por
tener un mayor volumen de emisiones
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5.- Conclusiones
El presente análisis nos muestra que el tratamiento de las emisiones difusas en
contextos de concentración de empresas, como son los parques empresariales,
permiten reducir, por una parte, los costes y el tiempo inherentes a la recogida de
información. Además, el conocimiento conjunto de las actividades de un parque
permitiría nuclear medidas de repuesta para la mitigación de las mismas.
La Directiva 2009/29/CE indica que los Estados miembros podrán excluir del
régimen comunitario de comercio de derechos de emisión, previa consulta con el
titular de las instalaciones, aquellas que hayan notificado a la autoridad competente
emisiones inferiores a 25.000 tCO2 (excluidas las emisiones de la biomasa) y
cumplan otros requisitos adicionales, pudiéndose, además, autorizar medidas
simplificadas de seguimiento, notificación y verificación para las instalaciones cuyas
emisiones medias anuales fuesen inferiores a 5.000 tCO2. Aunque la Directiva
establece estos límites para las actividades que se deben someter al control de sus
emisiones, creemos que son indicativos de las cantidades a partir de las que se
considera imprescindible un control más exhaustivo de las emisiones o aquellas que
suponen una obligación a participar en el comercio de derechos de emisión.
Las emisiones difusas son una parte gravemente desatendida aún en las acciones
contra el cambio climático. Si bien es cierto que por instalación los valores son
mucho menores cuando hablamos de emisiones difusas que las de grandes
establecimientos de las actividades reguladas, el impacto de aquellas no deja de ser
significativo. Pese a ello, dichos impactos acaban por quedar ensombrecidos por los
de las actividades que participan en el comercio de derechos de emisión. Mas, si
tenemos en cuenta los límites de emisión indicados en la Directiva 2009/29/CE, un
parque como el estudiado que supera las 41.000 tCO2 de emisiones directas y las
9.000 tCO2 indirectas, consideradas conjuntamente suponen unas emisiones
equivalentes a las que obligarían a un establecimiento de ciertas actividades a
participar en el comercio de derechos de emisión y a un seguimiento, notificación y
verificación estrictos. No hay que olvidar que en nuestro estudio estamos ante
actividades que, mayoritariamente, forman parte del sector servicios y que, aun así,
suponen niveles de emisión que pueden superar al de algunas instalaciones
industriales.
En definitiva, consideramos que resulta necesario cuantificar y evaluar el papel de
las emisiones difusas en puntos de concentración empresarial que, además, al
coincidir habitualmente con contextos urbanos, contribuyen a agravar la
contaminación del aire. Avanzaríamos en el sentido contemplado en el Reglamento
(CE) 166/2006 que indica que la Comisión, asistida por la Agencia Europea de
Medio Ambiente, debe incluir en el PRTR europeo información sobre emisiones de
fuentes difusas, organizada de manera que los usuarios puedan buscar e identificar
dichas emisiones con arreglo a un adecuado nivel de desagregación geográfica, e
indicando el tipo de método utilizado para constituir tal información.
6.- Bigliografía
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Desenvolvemento Sostible. Decembro.
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seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de
conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo.
Decisión 2011/540/UE, de 18 de agosto de 2011 por la que se modifica la Decisión
2007/589/CE en relación con la inclusión de directrices para el seguimiento y la
notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de nuevas
actividades y gases
Directiva 2008/101/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 19 de noviembre
de 2008 por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE con el fin de incluir las
actividades de aviación en el régimen comunitario de comercio de derechos de
emisión de gases de efecto invernadero
Directiva 2009/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009
por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE para perfeccionar y ampliar el
régimen comunitario de comercio de derechos de emisión de gases de efecto
invernadero
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Ley 1/2005, de 9 de marzo, por la que se regula el régimen del comercio de
derechos de emisión de gases de efecto invernadero.
Ley 13/2010, de 5 de julio, por la que se modifica la Ley 1/2005, de 9 de marzo, por
la que se regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto
invernadero, para perfeccionar y ampliar el régimen general de comercio de
derechos de emisión e incluir la aviación en el mismo
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Real Decreto Ley 5/2004, de 27 de agosto, por el que se regula el régimen del
comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero.
Real Decreto 100/2011, de 28 de enero, por el que se actualiza el catálogo de
actividades potencialmente contaminadoras de la atmósfera y se establecen las
disposiciones básicas para su aplicación.
Reglamento (CE) 166/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de enero
de 2006 relativo al establecimiento de un registro europeo de emisiones y
transferencias de contaminantes y por el que se modifican las Directivas 91/689/CEE
y 96/61/CE del Consejo de 18 de enero de 2006 relativo al establecimiento de un
Página 263 de 1374
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