TÍTULO: ESTIMACIÓN DE EMISIONES DIFUSAS DE CO2 EN UN PARQUE EMPRESARIAL Doldán Garcia, X.R.1, Chas Amil, M.L2, Regueiro Ferreira, R. 3 & Touza, J. 4 ([email protected]) Dpto de Economía Aplicada. Universidade de Santiago de Compostela ([email protected]) Dpto de Economía Cuantitativa. Universidade de Santiago de Compostela ([email protected]) Dpto de Economía Aplicada 2. Universidade da Coruña. ([email protected]) Dpto de Economía Aplicada. Universidade de Vigo. Área temática: Economía Ecológica y Medio Ambiente Resumen En las últimas décadas abunda la investigación sobre emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), y las consecuencias asociadas al cambio climático. Tras la firma del Protocolo de Kyoto, la Unión Europea promueve una normativa para el control de emisiones, instauración de cuotas y seguimiento del cumplimiento de los compromisos adquiridos. Sin embargo, ignora actividades que contribuyen a una contaminación difusa, como el transporte, residencial, comercial e institucional, agrario, residuos y gases fluorados. Tampoco se dirige a actividades industriales con una emisión menor de GEI. El concepto de contaminación difusa se vincula a la incertidumbre sobre la cantidad emitida y el agente contaminador responsable, que dificulta diseñar políticas ambientales paliativas. Nuestro objetivo es conocer las emisiones en PYMES de distintos sectores en un parque empresarial gallego, que sirva como referente para un análisis más profundo de la importancia de los GEI en contextos no contemplados en la regulación del comercio de derechos de emisión. Para el cálculo de las emisiones partimos de la Guía de la Comisión Europea (Decisión 2007/589/CE), basada en una propuesta de diferentes niveles para los datos de actividad (inputs materiales, combustibles y producción de salida), factores de emisión y factores de oxidación o conversión. Adaptamos esta metodología, no orientada a emisiones difusas, ampliando el análisis al transporte asociado directamente a la actividad, las instalaciones de cogeneración de menos de 20 MW nominales, y estimando las emisiones indirectas de CO2. Entre los principales resultados destaca que el 80% de las emisiones son directas, mayoritariamente atribuibles al transporte. Palabras clave: emisiones difusas, efecto invernadero, cambio climático. Página 248 de 1374 1.- Introducción Las emisiones contaminantes a la atmósfera pueden tener origen natural o ser producto de las actividades humanas. En este último caso los principales focos emisores están relacionados con procesos industriales, instalaciones de combustión para la obtención de electricidad y/o calor, y diferentes modalidades de transporte (automóviles, aeronaves o barcos). Estos focos pueden encontrarse concentrados en aglomeraciones industriales o en áreas urbanas, o diseminados linealmente a lo largo de las vías de transporte, aunque también puede haber emisiones procedentes de focos no puntuales. Incluso cuando las emisiones naturales pueden superar a las de origen antropogénico, en áreas urbanas y industrializadas son preponderantes y más fácilmente controlables las procedentes de actividades humanas. La incidencia de las emisiones contaminantes a la atmósfera ha sido objeto de múltiples investigaciones en las últimas décadas, poniendo de manifiesto la profunda preocupación por las consecuencias globales que estas pueden tener para el planeta. La conciencia sobre un posible cambio climático y la incidencia derivada de los gases de efecto invernadero (GEI) han llevado a que desde distintos ámbitos se estudie el modo de combatirlas. El Protocolo de Kyoto nace en este contexto y de él derivan diversas normativas en diferentes países. En el caso español debemos señalar la aprobación del Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión y la regulación en el Real Decreto Ley 5/2004 y en la Ley 1/2005 del régimen de comercio de derechos de emisión de GEI y la Ley 13/2010, por la que se modifica la Ley 1/2005 para perfeccionar y ampliar el régimen general de comercio de derechos de emisión e incluir la aviación en el mismo Los destinatarios directos de estas normas eran, según la Ley 1/2005 los siguientes: las actividades energéticas comerciales: las grandes instalaciones de producción de electricidad a partir de combustibles fósiles o de cogeneración con una potencia térmica nominal superior a 20 MW las grandes instalaciones industriales que en sus procesos son manifiestamente generadoras de GEI: refinerías de hidrocarburos, coquerías, producción y transformación de metales férreos, industrias minerales como las cementeras, vidrio o productos cerámicos, y a industria de pasta papel, papel y cartón. La Ley 13/2010, recogiendo las modificaciones en la legislación comunitaria amplía estas actividades, siendo las principales novedades: las actividades de aviación, incluyendo en el ámbito de aplicación a los operadores aéreos que realicen vuelos con origen o despegue en un aeródromo situado en el territorio de un Estado miembro al que aplique el Tratado o un Estado del Espacio Económico Europeo, que no les sean de aplicación ninguna de las excepciones establecidas en el cuadro del anexo I de la propia Ley Nuevos sectores industriales, antes no incluidos, como la producción de aluminio, cobre, zinc y metales no férreos en general, el secado y calcinado de yeso, la producción de ácido nítrico, ácido adípico, glioxal y ácido glioxálico, amoniaco, compuestos orgánicos de base, hidrógeno y carbonato sódico, y la captura, transporte por tubería, y almacenamiento de CO2. Asimismo, aparecen por primera vez en el ámbito de aplicación gases distintos del CO2: los perfluorocarburos en la Página 249 de 1374 producción de aluminio, y el óxido nitroso en la fabricación de algunos productos en la industria química. Sin embargo, otras actividades como los sectores del transporte, residencial, comercial e institucional, además del agrario, residuos y gases fluorados, contribuyen a la generación de contaminación difusa no incluida en las normas reguladoras del comercio de derechos de emisión de GEI. Tampoco son destinatarios directos de estas acciones las actividades industriales que por sus procesos no generan cantidades tan voluminosas de GEI, e incluso pueden quedar fuera de este marco regulador el transporte asociado a empresas industriales o las instalaciones de cogeneración menores a 20 MW nominales. Esto no significa que este conjunto de actividades genere una parte insignificante de los GEI, antes al contrario, constituyen cada vez más una porción creciente de estos gases. El carácter difuso (muchas y pequeñas unidades generadoras de volúmenes reducidos de GEI, pero que en conjunto pueden significar un volumen elevado; respondiendo además a decisiones particulares para cada una de esas unidades) y, en múltiples ocasiones, disperso (cualquiera de estos sectores no tiene porque estar concentrado en un espacio concreto, si bien existen áreas que, en conjunto, pueden ser centros de grandes emisiones: núcleos urbanos, zonas industriales, redes viarias) contribuyen para que exista un serio desconocimiento sobre las particularidades de estas emisiones, ya que la medición rutinaria del contaminante puede resultar costosa y técnicamente compleja (Hansen e Romstad 2007). En este sentido, hay que resaltar la falta de estudios pormenorizados sobre el tema, muy abundantes, sin embargo, en relación con la contaminación difusa causada por efluentes líquidos derivados de la actividad agraria, vertidos urbanos, lixiviados, etc (Shen et al 2012, Schaffner et al. 2009, Collins y McGonigle 2008, Shrestha et al. 2008, O’Shea 2002, Novotny 1999). El Real Decreto 100/2011, de 28 de enero, por el que se actualiza el catálogo de actividades potencialmente contaminadoras de la atmósfera y se establecen las disposiciones básicas para su aplicación, define las emisiones difusas como “Toda descarga a la atmósfera, no realizada por focos canalizados, continua o discontinua, de partículas o gases procedentes directa o indirectamente de cualquier fuente susceptible de producir contaminación atmosférica. Quedan incluidas las emisiones no capturadas liberadas al ambiente exterior por ventanas, puertas, respiraderos y aberturas similares, o directamente generadas en exteriores”. Se entiende, en este contexto, que un foco canalizado es un “elemento o dispositivo a través del cual tiene lugar una descarga a la atmósfera de contaminantes atmosféricos, ya se produzca ésta de forma continua, discontinua o puntual y con origen en un único equipo o en diversos equipos, procesos y o actividades y que puedan ser colectados para su emisión conjunta a la atmósfera”. Theloke et al (2009) considera emisiones difusas tanto las que se definen como emisiones difusas típicas (como podrían ser las actividades de transporte o agrícolas) como pequeñas fuentes puntuales industriales que están por debajo de los niveles de capacidad de los Anexos I y II del Registro Europeo de Emisiones y Transferencias de Contaminantes (E-PRTR) que sustituye el anterior Registro Europeo de Emisiones Contaminantes (EPER). En particular estarían: 1. Las emisiones procedentes de los sectores industriales no recogidos en el EPRTR (no considerados en el Anexo I del Reglamento E-PRTR, que tienen capacidades por debajo de los umbrales del Anexo I o la liberación de las emisiones Página 250 de 1374 por debajo del umbral de sustancias establecidas en el anexo II del Reglamento del E-PRTR) . 2. El transporte por carretera, transporte marítimo y transporte aéreo interior. 3. Las actividades de combustión, incluidas las instalaciones residenciales, comerciales e industriales de menos 50 MW. 4. Todas las actividades agrícolas no cubiertas por el Reglamento E-PRTR (con exclusión de las derivadas de la actividad E-PRTR 7a "Instalaciones para la cría intensiva de aves de corral o de cerdos que" por encima del umbral de capacidad se define en el anexo I). En definitiva, el concepto de contaminación difusa se vincula con la existencia de incertidumbre sobre la cantidad emitida y sobre el responsable de la contaminación. Este hecho, como es obvio, dificulta el diseño de políticas ambientales que promuevan el desarrollo normativo y la aplicación de medidas paliativas que atajen esta parte del problema en la lucha para la reducción de los GEI. Aun considerando el carácter difuso de las emisiones que generan muchas empresas, consideramos especialmente relevante el hecho de que estas puedan estar concentradas en determinados lugares. De este modo, el carácter difuso no tiene porque significar siempre una dispersión que dificulte un tratamiento conjunto y la aplicación de medidas paliativas focalizadas en dichos puntos. Es este el caso de muchos parques empresariales, donde, por una parte, pueden estar ubicadas múltiples empresas no obligadas a declarar sus emisiones de CO2 por no estar incluidas en el catálogo de actividades correspondiente y, por otra, de esa multiplicidad pueden derivarse importantes emisiones que merecerían una atención conjunta. En este trabajo se analiza la importancia de las emisiones de GEI en contextos no contemplados en las normativas que regulan el comercio de los derechos de emisión, con el objeto de establecer medidas para su reducción. El objetivo principal consiste en analizar pormenorizadamente las emisiones de GEI de las PYMES pertenecientes a diferentes sectores de actividad localizadas en un parque empresarial gallego de modo que podría servir de referente para acciones futuras. El trabajo se estructura como sigue, en primer lugar se presenta la metodología empleada, en segundo lugar la descripción en detalle del proceso de recogida de información, en tercer lugar un análisis de los resultados obtenidos y finalmente las conclusiones más importantes. 2.- Metodología 2.1.- Referencias normativas La metodología de cálculo de las emisiones de GEI se recoge en la Guía de la Comisión Europea (Decisión 2007/589/CE por la que se establecen directrices para el seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, posteriormente modificada por la Decisión 2011/540/UE pero sin afectar significativamente a los aspectos aquí considerados) basada en una propuesta de diferentes niveles para los datos de actividad, factores de emisión y factores de oxidación o de conversión. Entendiendo por tales: Datos de actividad: se refieren a la información sobre el flujo de materiales, el consumo de combustibles, los materiales de entrada o la producción de salida Página 251 de 1374 expresados en contenido de energía (valor calorífico neto para los combustibles y masa o volumen para los materiales de entrada o salida). Factores de emisión: basados en el contenido de carbono de los combustibles o de los materiales de entrada. Factores de oxidación/conversión: a utilizar cando un factor de emisión no refleja la proporción del carbono que no está oxidada. La normativa europea y española determina los requerimientos normativos para el seguimiento de las emisiones de GEI (Decisión 2007/589/CE, Decisión 2011/540/UE, Directiva 2008/101/CE, Directiva 2009/29/CE, Real Decreto Ley 5/2004, Ley 1/2005, Ley 13/2010), que pretenden establecer las bases para la aplicación de una metodología consistente y fiable para la cuantificación de dichas. De forma muy resumida podríamos decir que se contemplan dos alternativas para el seguimiento del CO2: Metodología basada en la medición: empleo de sistemas de medición en continuo en los focos de emisión Metodología basada en el cálculo: a partir del balance de materia, de modo que el carbono contenido en la alimentación a las fuentes de emisión de una instalación se transforma total o parcialmente en CO2. Estas metodologías no son de obligado cumplimiento sino herramientas encaminadas a conseguir el objetivo de la medición, pudiendo ser substituidas o modificadas por otras siempre que se justifique la recogida de las emisiones de todas las fuentes y se haga un seguimiento coherente, transparente y con una precisión aceptable. En el caso de Galicia, en diciembre de 2005 la Consellería de Medio Ambiente e Desenvolvemento Sostible de la Xunta de Galicia, a través de la Dirección General de Desarrollo Sostenible publica las “Directrices para a presentación de los informes verificados de emisión de gases de efecto invernadero para las instalaciones con autorización de emisión en Galicia”. El informe que anualmente deben entregar las instalaciones incluye la siguiente información: Datos identificativos de la instalación (nombre, dirección, actividades, propietario…) Para cada una de las actividades del anexo I (Real Decreto Ley 5/2004) que se efectúen en el lugar del que se calculan las emisiones: datos de la actividad, factores de emisión y oxidación, emisiones totales e incertidumbre. Paras las combustiones con fines energéticos, deberá incluirse el factor de oxidación de no terse considerada a oxidación en la definición de un factor de emisión específico. 2.2.- Adaptaciones necesarias Es necesario resaltar que la metodología descrita está dirigida a la recogida y elaboración de información en aquellas actividades que están reguladas y que, por lo tanto, no se corresponden con el objetivo de este trabajo. Se trata de ampliar a un nuevo campo de actividades la metodología utilizada oficialmente a otras que son estudiadas en detalle debido a la normativa existente y que ha dado lugar a la aplicación del Protocolo de Kyoto. Múltiples aspectos de esta normativa debían, no obstante, mantenerse sin alteraciones para permitir que los resultados sean homologables con los de las Página 252 de 1374 actividades reguladas y permitir así una comparación y contraste entre unas actividades y otras. Sin embargo, esta metodología no se puede trasladar de forma mimética, siendo necesario realizar ciertas adaptaciones que se describen a continuación. En el caso que nos ocupa, la determinación de las emisiones difusas se hizo de acuerdo a una metodología basada en el cálculo y no en la medición debido a que esta última opción está pensada para actividades industriales en donde la complejidad de la actividad o su volumen pueden aconsejar utilizar equipos de medida directos. La opción del cálculo está contemplada en la normativa y resulta más razonable para actividades de menor complejidad o tamaño. Consideramos así mismo que, por el carácter difuso de las emisiones objeto de estudio, era necesario hacer otra adaptación que, en este caso, nos llevaría a dotar de mayor exhaustividad a nuestro estudio frente a lo contemplado en la normativa. Consideramos las emisiones para tres aspectos de las actividades que la normativa viene excluyendo: El transporte asociado directamente a la empresa o actividad estudiada. Es decir, consideramos el combustible utilizado exclusivamente por la flota de vehículos de transporte de la empresa. Encontramos necesario introducir esta variable que no sería explicable sin la actividad económica que hay detrás. Como señala Soylu (2007) el primer paso para desarrollar políticas efectivas para solucionar el problema de la emisión de GEI es determinar las cantidades que corresponden al transporte por carretera, siendo necesario elaborar estadísticas para diferentes categorías de vehículos y sus condiciones especiales de funcionamiento. Además, convendría hacer un análisis desagregado en función del tipo de movilidad realizado (a corta y larga distancia, por ejemplo) para elaborar medidas de política ambiental más atinadas, puesto que los factores y limitaciones pueden ser diferentes (Nicolas y David 2009). Estos aspectos han sido tenidos en cuenta a la hora de recabar información para el transporte realizado por los vehículos de la flota de empresas. Las instalaciones de cogeneración de menos de 20 MW nominales. Puede resultar comprensible que no se consideren cuando se trata de analizar los grandes focos emisores de CO2, pero no en el caso que nos ocupa ya que nos dirigimos a focos de menor envergadura. El cálculo de lo que denominaremos emisiones indirectas de CO2. Nos estamos refiriendo a las emisiones que no se dan específicamente en el lugar en que se realiza una determinada actividad sino que tienen lugar en las centrales generadoras de energía eléctrica pero que podrían ser imputables a los consumos eléctricos realizados para obtener un determinado bien o servicio. Este dato, en cualquier caso, debe ser expresamente indicado y separado de otras emisiones que resultan in situ, ya que no debemos incurrir en una doble contabilización, es decir, imputar a dos actividades (la ahora estudiada y la de las centrales de generación eléctrica) la emisión del mismo CO2. Pero no contemplarlas podría inducir a aumentar ese carácter difuso de estas actividades, ya que muchas de ellas podrían tener la electricidad como único consumo energético y la no emisión directa podría inducir a la conclusión de que su impacto ambiental, desde una perspectiva energética, es nula o casi nula. En cambio, lo que se estaría dando es un desplazamiento del impacto a otros puntos, los centros generadores de electricidad, en donde se acumulan y confunden los impactos indirectos provenientes de múltiples consumos energéticos dispersos. De los resultados obtenidos se deduce precisamente ese uso eléctrico exclusivo en muchas instalaciones. Página 253 de 1374 2.3.- Cálculo de emisiones En el Anexo II de la Decisión 2007/589/CE, por la que se establecen directrices para el seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, aparecen las directrices respecto a las emisiones de combustibles. Para el cálculo de las emisiones de CO2, en lo referente a las emisiones de combustión se contempla un nivel de análisis (nivel 1), en el que los datos pueden ser suministrados por el titular de la instalación para o período de notificación. La Directiva 2009/29/CE añade la definición de combustión, no suficientemente aclarada en la Directiva 2003/87/CE, de modo que debe entenderse como tal toda oxidación de combustibles, cualquiera que sea el uso del calor o de la energía eléctrica o mecánica producidos por este proceso, y cualquier otra actividad directamente asociada, incluido el lavado de gases residuales; Las emisiones de combustión para cada combustible se calculan entonces de acuerdo a la siguiente fórmula: Emisiones de CO2 = flujo de combustible [t]*valor calorífico neto del combustible [Tj/t]* factor de emisión [t CO2/TJ]* factor de oxidación Siendo: Flujo de combustible: los datos de la actividad deben estar basados en el consumo de combustible, para lo que es necesario conocer las cantidades utilizadas (en toneladas) para cada tipo. Se tuvieron en cuenta las variaciones de existencias cuando procedía. Valor calorífico neto del combustible: es necesario conocer para cada tipo de combustible utilizado cuál es el contenido de energía en TJ, por lo que para expresarla en términos netos se aplicará dicho valor por tonelada de combustible utilizada. Factor de emisión: se expresará en tCO2/TJ, de modo que conozcamos las toneladas de CO2 que se emiten en relación al contenido energético de cada combustible. Dado el nivel de análisis, los factores de emisión de referencia utilizados para cada combustible se recogen en la Tabla 1, correspondientes a la sección 11 del Anexo I de Decisión 2007/589/CE. Factor de oxidación: cuando se consume un combustible no todo su carbono se oxida pasando a CO2, es decir, la ineficacia del proceso de combustión produce una oxidación incompleta, dejando en parte carbono sin quemar o parcialmente oxidado, como hollín o cenizas. Esta fracción de carbono no oxidado o parcialmente oxidado se tiene en cuenta en el factor de oxidación, que se expresa mediante una fracción de la unidad. En el nivel de análisis 1 el factor de oxidación que se utiliza es de 1,0. Las emisiones derivadas del uso de combustibles para el transporte se calcularon siguiendo las mismas premisas que para las emisiones de combustión, es decir, se tomó la fórmula expuesta anteriormente utilizando los factores de emisión indicados en la Tabla 1 y un factor de oxidación de 1,0. Como ya se ha advertido anteriormente el transporte asociado a los vehículos de las empresas es una actividad excluida de la normativa que regula el mercado de emisiones, pero que revela un carácter difuso por lo que fue objeto de un análisis específico en este trabajo. Este criterio de cálculo se ve confirmado por las últimas modificaciones normativas (Directiva 2008/101/CE, Directiva 2009/29/CE, Ley 13/2010) en las que Página 254 de 1374 para el seguimiento y notificación de las emisiones de dióxido de carbono de las actividades de aviación, no contempladas en las normas anteriores, se establece un cálculo basado exclusivamente en el consumo de combustible y el factor de emisión. En lo referente a las emisiones de proceso, las emisiones de CO 2 que se consideran resultantes del uso de carbonato para lavar el SO 2 del flujo de gases residuales (calculado sobre la base del carbonato comprado o del yeso producido). El cálculo de las emisiones indirectas de CO2 se realizó a partir de la información del consumo de electricidad y de las características del sector de generación eléctrica (INEGA 2008). De esta manera, teniendo en cuenta la composición de las distintas fuentes energéticas en la obtención de electricidad podemos imputar las emisiones indirectas derivadas, considerando que aquellas que son de origen fósil provocan emisiones de CO2 mientras que las de origen renovable no tienen este tipo de efectos. Tabla 1: Factores de emisión de combustibles en relación con el valor calorífico neto y valores caloríficos netos por masa de combustible Descripción del tipo de combustible Petróleo bruto Orimulsión Líquidos de gas natural Gasolina Queroseno Aceite de esquisto bituminoso Gasóleo Fuel óleo residual Gas licuado do petróleo Etano Nafta Alquitrán Lubricantes Coque de petróleo Materias primas de refinería Gas de refinería Cera de parafina Aguarrás y alcohol industrial Otros productos de petróleo Antracita Carbón para coque Otros carbones bituminosos Carbón subbituminoso Lignito Losas y arenas bituminosas Factor de emisión (tCO2/Tj) Directrices del IPCC 2006 (excepto biomasa) 73,3 76,9 64,1 69,2 71,8 73,3 74,0 77,3 63,0 61,6 73,3 80,6 73,3 97,5 73,3 51,3 73,3 73,3 73,3 98,2 94,5 94,5 96,0 101,1 106,6 Valor calorífico neto (Tj/Gg) Directrices del IPCC 42,3 27,5 44,2 44,3 43,8 38,1 43,0 40,4 47,3 46,4 44,5 40,2 40,2 32,5 43,0 49,5 40,2 40,2 40,2 26,7 28,2 25,8 18,9 11,9 8,9 Página 255 de 1374 Aglomerado Coque de coquería e coque de lignito Coque de gas Alquitrán de hulla Gas de fábrica de gas Gas de coquería Gas de alto horno Gas de convertidor a oxígeno Gas natural Residuos industriales Aceites residuos Turba Madera/residuos de madera Otros tipos de biomasa sólida primaria Carbón de leña Biogasolina Biodiesel Otros biocombustibles líquidos Gas de vertedero Gas de lodos Otros biogases 97,5 107,0 20,7 28,2 107,0 80,6 44,7 44,7 259,4 171,8 56,1 142,9 73,3 105,9 0 0 28,2 28,0 38,7 38,7 2,5 7,1 48,0 n.d. 40,2 9,8 15,6 11,6 0 0 0 0 0 0 0 29,5 27,0 27,0 27,4 50,4 50,4 50,4 Otras fuentes Neumáticos usados Monóxido de carbono Metano 85,0 155,2 54,9 n.d. 10,1 50,0 Fuente: Decisión de la Comisión Europea de 18 de julio de 2007. Nota: n.d. (no disponible) 3.- Estudio de caso En Galicia pese al dominio y gran dispersión espacial de la PYMES, un buen número de ellas se concentra en algo más de un centenar de parques empresariales. Este trabajo se centra en el estudio del Polígono del Tambre (Santiago de Compostela). Inaugurado en el año 1975, cuenta en la actualidad con más de 400 empresas (casi el 8% del tejido empresarial situado en parques), y desde el año 2004 abordó una ambiciosa fase de ampliación. Se trata de un polígono especialmente centrado en los servicios, resaltando como actividades económicas principales los almacenes, oficinas, talleres, transportes y mensajería, y fabricación industrial, es decir, con actividades que, en su práctica totalidad entran en la categoría de actividades que formarían parte del grupo en el que se concentran gran parte de las emisiones difusas de origen empresarial. La recogida de información se realizó a través de un cuestionario dirigido a las empresas localizadas en el polígono, siendo 2007 el año de referencia del estudio. Para el diseño del cuestionario, el primer paso fue la creación de un grupo de discusión formado por representantes de la Asociación del Polígono del Tambre que se reunió en diversas ocasiones con un doble objetivo: i) conocer de primera mano Página 256 de 1374 la situación del polígono y de las instalaciones existentes, ii) debatir en profundidad el contenido y estructura del cuestionario para la recogida de información. El marco teórico de trabajo, a partir del cual obtener información de forma exhaustiva o a través de muestreo se centró en el 96% de las empresas del Polígono, excluyéndose tan sólo aquellos sectores en los que sólo había una empresa y que, por su actividad, no tendrían procesos de producción susceptibles de emisiones de CO2. Se hizo una depuración inicial y reconstrucción del censo de instalaciones quedando fijado un total de 353 instalaciones a estudiar, de las que el 42,78% son almacenes y, sumando oficinas, talleres, transportes y mensajería y fabricación industrial alcanzan el 77,62% del total. Tras validar el cuestionario con una muestra piloto de empresas, se llegó a la versión definitiva que se estructura como sigue: Identificación de la instalación Características de la instalación (tamaño, caracterización del empleo, usos de la modalidad de transporte utilizado para asistir al trabajo). Caracterización general de las actividades potencialmente emisoras de CO2. Tipo de combustible empleado para realizar los cálculos de emisiones de combustión no debidas a transporte (para funciones térmicas, iluminación o funcionamiento de la maquinaria). Tipo de combustible empleado para realizar los cálculos de emisiones de transporte. Caracterización del parque automovilístico de la empresa distinguiendo el número de vehículos por tipo, antigüedad, uso preferente y kilometraje anual. Consumo de electricidad para el cálculo de emisiones indirectas. Consumo de materias primas asociadas al proceso productivo. Caracterización del sistema de aislamiento térmico de las instalaciones. Sistema de calefacción existente en las instalaciones. En el caso que nos ocupa, existen múltiples sectores con un número reducido de empresas (alquiler de maquinaria, artes gráficas, carpinterías, concesionarios de vehículos, maquinaria, construcciones y excavaciones, fabricación industrial, e instalaciones varias) de los que se decidió hacer una recogida exhaustiva de información. En aquellos otros sectores con un mayor número de empresas (almacenes, oficinas, talleres, y transporte y mensajería) se seleccionó una muestra representativa considerando como unidad de muestreo la instalación empresarial ubicada en el Polígono del Tambre. El trabajo de campo se realizó entre noviembre y diciembre de 2008, a través de entrevistas personales. Para las actividades en las que se realizó la selección muestral, el método fue el muestreo aleatorio simple escogiéndose en cada uno de los sectores considerados un tamaño proporcional a su importancia en el total para asegurar su presencia en la muestra. El tamaño muestral fue de 169 instalaciones (67,6% del total en estos sectores) trabajando con un nivel de confianza del 95% y un error del 8%. La tasa de respuesta fue del 91,12% en estos sectores, mientras que en los que la recogida de información fue exhaustiva alcanzó el 74,76%. Página 257 de 1374 4.- Resultados En el conjunto de las instalaciones del polígono del Tambre, el número medio de empleados por instalación es de 15 personas, existiendo importantes diferencias entre sectores, superando los 30 empleados de media en Artes gráficas, Instalaciones o Construcciones y excavaciones, mientras que, por ejemplo, en Talleres y Oficinas tienen una media de 8 empleados. En cuanto a la superficie, la instalación media alcanza los 1.360 m2que mayoritariamente se dedica a naves de la empresa y sólo 150 m 2 a oficinas. Las diferencias van desde los 4.074m2 de los Concesionarios a los 329 m2 de las Oficinas. En lo que se refiere al uso de transporte público por parte de la plantilla de las empresas, el 96% contesta que menos del 50% de la plantilla usa esta modalidad de transporte, siendo unánime esta situación en los diferentes sectores. El vehículo particular para asistir al trabajo no se comparte en el 72% de los casos. Dos sectores destacan por una respuesta claramente diferente, los Concesionarios en donde en un 70% de los casos se comparte el vehículo privado y el sector de Instalaciones varias con un 60%. Los combustibles más utilizados para combustión son el gasóleo C, con un uso medio de 1,34 toneladas (t), seguido del gasóleo B, gasóleo A, propano, madera y butano (Tabla 2). En cualquier caso sólo 46 empresas tienen consumo de gasóleo C, y un número muy reducido consumen otros combustibles para combustión. Por sectores son los Concesionarios los que realizan un mayor consumo de gasóleo C (12 t de media) seguida de Fabricación industrial (5 t). El gasóleo B es utilizado casi exclusivamente por el sector de Alquiler de maquinaria y el butano por Almacenes, Talleres y Fabricación industrial. En la información recogida y en las visitas realizadas no se observaron actividades de las que deriven emisiones de proceso. Tampoco del cálculo del balance de masas de dichas actividades fue posible deducir tales emisiones de proceso al no encontrar materias con compuestos de carbono que pudiesen dar lugar a las mismas. La única excepción fueron unos laboratorios farmacéuticos a partir de compuestos orgánicos con contenidos de carbono que, en procesos que impliquen reacciones químicas, podrían dar lugar a emisiones de CO 2. Esta empresa facilitó la información solicitada en la encuesta pero finalmente no se tuvo acceso a las instalaciones para determinar si en el proceso de producción existen actividades que provoquen dichas emisiones. Es necesario destacar que las actividades que a priori serían susceptibles de tener emisiones de proceso son las que denominamos Sector Fabricación. Con todo, la conclusión que se deriva de las visitas a las instalaciones y de la información obtenida es que en la práctica totalidad de los casos son de escasa complejidad y se reducen a instalaciones en las que se realizan labores de montaje y/o reparación, y labores en donde se mezclan diversas componentes sin efectos de los que deriven emisiones de CO2. Aunque entre los objetivos iniciales figuraba el estudio de las instalaciones de cogeneración de 20 MW nominales, finalmente no se detectó ninguna instalación de estas características. Tabla 2: Consumos medios de combustibles para combustión por sectores (t). 2007. Página 258 de 1374 GASÓLEO C Almacenes Oficinas Talleres Transporte y mensajería Alquiler de maquinaria Artes gráficas Carpinterías Concesionarios vehículos Construcciones y excavaciones Fabricación industrial Instalaciones varias Maquinaria Total GASÓLEO B GASÓLEO A 0,28 0,78 0,04 0,74 0,41 0,25 0,27 1,01 2,18 12,48 0,16 5,15 0,66 0,00 1,34 0,00 0,03 0,00 10,53 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,00 0,67 0,00 0,00 0,20 0,00 0,07 0,24 2,08 0,00 0,58 0,00 0,00 0,18 El gasóleo A destaca por su uso como combustible para transporte por parte del 80% de las instalaciones encuestadas (Tabla 3). Ya a distancia le siguen en importancia el gasóleo B y la gasolina, y se observan dos talleres que consumen biodiésel. El consumo medio es de 37 t de gasóleo A, 2 de gasóleo B, 0,21 de gasolina, y tan sólo 0,011 de biodiésel. Distinguiendo por sectores, el mayor consumo de gasóleo A es realizado por el sector Construcción y excavaciones con 258 t, seguido de Transporte y mensajería (220 t) y Carpinterías (21 t). Por otra parte, tan sólo destaca el sector de Construcción y excavaciones con un consumo de 49 t de gasóleo B por término medio. Tabla 3: Consumos medios de combustibles para transporte por sectores (t). 2007. GASÓLEO A Almacenes Oficinas Talleres Transporte y mensajería Alquiler de maquinaria Artes gráficas Carpinterías Concesionarios vehículos Construcciones y excavaciones Fabricación industrial Instalaciones varias Maquinaria Total GASÓLEO B GASOLINA 13,73 0,00 0,11 1,66 6,04 220,27 14,90 3,69 21,05 14,94 257,70 4,84 19,34 13,84 37,44 0,00 0,00 1,00 0,00 0,00 0,00 0,00 49,00 1,00 0,00 0,00 20,68 0,01 0,04 0,00 0,00 0,78 0,00 0,03 2,96 0,05 0,22 0,00 1,70 Página 259 de 1374 El conjunto de las instalaciones estudiadas dispone de una media de dos turismos, 1,34 camiones, 1,2 furgonetas de reparto, 0,9 furgonetas de asistencia y 0,17 camionetas. Por sectores, sobresalen en el número de turismos los Concesionarios (10) y Construcción y excavaciones (8). Este último sector también dispone de un importante número de furgonetas de asistencia (12) y camiones (9). En cuanto a la antigüedad, hay que resaltar que las instalaciones del Polígono del Tambre disponen de una flota relativamente nueva, ya que el 62% de la misma tenía menos de 5 anos, 26% entre 5 y 10 anos y 12% más de 10 anos. El uso preferente de la flota es el autonómico (53%), seguido del local (27%) y estatal/internacional (20%). La información sobre el número de vehículos por kilometraje anual es coherente con los resultados obtenidos anteriormente, el 29% de los vehículos tiene menos de 30.000 km, el 56% ten entre 30.000 y 75.000 km y tan sólo el 15% tiene más de 75.000 km. El consumo medio de electricidad por instalación fue de 57.160 kwh en 2007. El sector Concesionarios presenta el consumo medio más elevado, 171.980 kwh, seguido de Artes gráficas, 144.535 kwh y Carpinterías, 79.438 kwh. El sector con un menor consumo medio por instalación es el de Alquiler de maquinaria con 18.142 kwh (Tabla 4). Tabla 4: Consumos medios de electricidad (kwh). 2007. Almacenes Oficinas Talleres Transporte y mensajería Alquiler de maquinaria Artes gráficas Carpinterías Concesionarios vehículos Construcciones y excavaciones Fabricación industrial Instalaciones varias Maquinaria TOTAL ELECTRICIDAD 47.606 53.941 30.337 32.823 18.142 144.535 79.438 171.980 75.526 51.173 34.839 27.632 57.160 En la Tabla 5 se resumen los principales resultados de las emisiones directas e indirectas resultado de las actividades realizadas por las instalaciones de los diferentes sectores productivos en el Polígono del Tambre. Estas emisiones alcanzan las 50.811,79 tCO2, de las que algo más del 80% son directas, mayoritariamente con origen en el transporte, y el resto indirectas. Tabla 5: Estimación de las tCO2 emitidas por las instalaciones del Polígono del Tambre. 2007. Directas Indirectas Combustión Transporte Electricidad Total Almacenes 537,21 6.480,44 3.450,45 10.468,11 Oficinas 87,87 178,74 958,00 1.224,60 Talleres 128,86 676,99 509,66 1.315,51 Transporte y mensajería 41,61 19.005,88 425,38 19.472,87 Página 260 de 1374 Alquiler de maquinaria Artes gráficas Carpinterías Concesionarios vehículos Construcciones y excavaciones Fabricación industrial Instalaciones varias Maquinaria Total 309,47 51,71 108,04 774,54 4,69 451,81 31,77 --2.527,57 426,73 230,90 955,25 619,53 8.859,67 451,32 933,42 176,17 38.995,05 78,37 1.040,65 533,82 1.073,16 326,27 589,51 250,84 53,05 9.289,17 814,57 1.323,26 1.597,11 2.467,23 9.190,63 1.492,63 1.216,04 229,23 50.811,79 Del cálculo de las emisiones de CO2 que tienen su origen en la combustión de diversos combustibles para usos térmicos, iluminación, funcionamiento de maquinaria, etc., se obtiene un valor medio de 7,85 tCO 2 por instalación. El sector con mayores emisiones medias por instalación es el de Concesionarios con 59,58 tCO2 , seguido de Alquiler de maquinaria 34,38 tCO 2 y Fabricación industrial con 18,82 tCO2. El sector con menos emisiones por término medio es el de Maquinaria con 0 tCO2. El conjunto del Polígono del Tambre sumaría de este modo 2.527,57 tCO2 de emisiones procedentes de la combustión de todas las empresas allí instaladas. Por su parte, el parque automovilístico de las empresas del Polígono del Tambre provoca unas emisiones medias por instalación de 122,97 tCO2. Por sectores destaca el de Construcción y excavaciones con una media por instalación de 984,40 tCO2, Transporte y mensajería 704 tCO2 y Carpinterías 68,23 tCO2, siendo Oficinas el sector con un valor medio por instalación menor con 4,83 tCO2. Las empresas del Polígono del Tambre emiten un total de 38.995 tCO2 estimadas derivadas del uso de las respectivas flotas de vehículos, siendo ésta la principal fuente de emisión de CO2 El consumo de electricidad por parte de las instalaciones del Polígono no implica emisiones directas de CO2, no obstante este uso energético repercute en el conjunto de las emisiones que se dan en Galicia por el sector generador de electricidad. Las emisiones indirectas por uso de electricidad supusieron un valor medio por instalación de 27,44 tCO2 , siendo el sector Concesionarios el que tiene un valor más elevado, 88,55 tCO2, seguido de Artes gráficas, 69,37 tCO2, y Carpinterías 38,13 tCO2, mientras que el sector con un valor medio más bajo es el de Alquiler de maquinaria con 8,7 tCO2. De estos valores medios se derivan unas emisiones totales por sector donde sobresalen el sector Concesionarios con 1073,15 tCO2, Artes gráficas, 1040,65 t CO2, y Oficinas 958 tCO2 (debido, en este caso, sobre todo al elevado número de este tipo de instalaciones). El conjunto del Polígono tendría unas emisiones indirectas estimadas por consumo de electricidad de 9.289,17 t CO2 Respecto a las emisiones totales, sumando directas e indirectas, se alcanzan 50.811,79 tCO2, destacando en el total el sector de Transporte y mensajería con 19.472,87 tCO2, seguido de almacenes con 10.468,11 tCO2 y Construcciones y excavaciones, 9.190,63 tCO2, si bien, como tuvimos ocasión de señalar, este volumen total no se corresponde exactamente con los sectores que tienen mayores valores medios en los diferentes tipos de emisiones. La mayor o menor presencia de instalaciones en este polígono resulta decisiva a la hora de determinar estos valores totales. De igual forma, el peso de la flota de vehículos en los diferentes sectores provoca en grande medida que sean unos sectores y no otros los que acaben por tener un mayor volumen de emisiones Página 261 de 1374 5.- Conclusiones El presente análisis nos muestra que el tratamiento de las emisiones difusas en contextos de concentración de empresas, como son los parques empresariales, permiten reducir, por una parte, los costes y el tiempo inherentes a la recogida de información. Además, el conocimiento conjunto de las actividades de un parque permitiría nuclear medidas de repuesta para la mitigación de las mismas. La Directiva 2009/29/CE indica que los Estados miembros podrán excluir del régimen comunitario de comercio de derechos de emisión, previa consulta con el titular de las instalaciones, aquellas que hayan notificado a la autoridad competente emisiones inferiores a 25.000 tCO2 (excluidas las emisiones de la biomasa) y cumplan otros requisitos adicionales, pudiéndose, además, autorizar medidas simplificadas de seguimiento, notificación y verificación para las instalaciones cuyas emisiones medias anuales fuesen inferiores a 5.000 tCO2. Aunque la Directiva establece estos límites para las actividades que se deben someter al control de sus emisiones, creemos que son indicativos de las cantidades a partir de las que se considera imprescindible un control más exhaustivo de las emisiones o aquellas que suponen una obligación a participar en el comercio de derechos de emisión. Las emisiones difusas son una parte gravemente desatendida aún en las acciones contra el cambio climático. Si bien es cierto que por instalación los valores son mucho menores cuando hablamos de emisiones difusas que las de grandes establecimientos de las actividades reguladas, el impacto de aquellas no deja de ser significativo. Pese a ello, dichos impactos acaban por quedar ensombrecidos por los de las actividades que participan en el comercio de derechos de emisión. Mas, si tenemos en cuenta los límites de emisión indicados en la Directiva 2009/29/CE, un parque como el estudiado que supera las 41.000 tCO2 de emisiones directas y las 9.000 tCO2 indirectas, consideradas conjuntamente suponen unas emisiones equivalentes a las que obligarían a un establecimiento de ciertas actividades a participar en el comercio de derechos de emisión y a un seguimiento, notificación y verificación estrictos. No hay que olvidar que en nuestro estudio estamos ante actividades que, mayoritariamente, forman parte del sector servicios y que, aun así, suponen niveles de emisión que pueden superar al de algunas instalaciones industriales. En definitiva, consideramos que resulta necesario cuantificar y evaluar el papel de las emisiones difusas en puntos de concentración empresarial que, además, al coincidir habitualmente con contextos urbanos, contribuyen a agravar la contaminación del aire. Avanzaríamos en el sentido contemplado en el Reglamento (CE) 166/2006 que indica que la Comisión, asistida por la Agencia Europea de Medio Ambiente, debe incluir en el PRTR europeo información sobre emisiones de fuentes difusas, organizada de manera que los usuarios puedan buscar e identificar dichas emisiones con arreglo a un adecuado nivel de desagregación geográfica, e indicando el tipo de método utilizado para constituir tal información. 6.- Bigliografía Collins, A.L., D.F. McGonigle. (2008). “Monitoring and modeling diffuse pollution from agriculture for policy support: UK and European experience”. Environmental Science and Policy, 11(2): 97-101. Consellería de Medio Ambiente e Desenvolvemento Sostible (2005): Directrices para a presentación dos informes verificados de emisión de gases de efecto invernadoiro Página 262 de 1374 para as instalacións con autorización de emisión en Galicia. Dirección Xeral de Desenvolvemento Sostible. Decembro. Decisión 2007/589/CE, de 18 de julio, por la que se establecen directrices para el seguimiento y notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero de conformidad con la Directiva 2003/87/CE del Parlamento Europeo y del Consejo. Decisión 2011/540/UE, de 18 de agosto de 2011 por la que se modifica la Decisión 2007/589/CE en relación con la inclusión de directrices para el seguimiento y la notificación de las emisiones de gases de efecto invernadero derivadas de nuevas actividades y gases Directiva 2008/101/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 19 de noviembre de 2008 por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE con el fin de incluir las actividades de aviación en el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero Directiva 2009/29/CE del Parlamento Europeo y del Consejo de 23 de abril de 2009 por la que se modifica la Directiva 2003/87/CE para perfeccionar y ampliar el régimen comunitario de comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero Hansen, L.G., E. Romstad. (2007). “Non-point source regulation - A self-reporting mechanism”. Ecological Economics 62: 529-537. Inega (2008): Balance Enerxético de Galicia 2006 [www.inega.es] Ley 1/2005, de 9 de marzo, por la que se regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero. Ley 13/2010, de 5 de julio, por la que se modifica la Ley 1/2005, de 9 de marzo, por la que se regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, para perfeccionar y ampliar el régimen general de comercio de derechos de emisión e incluir la aviación en el mismo Nicolas, J-P., David, D. (2009). “Passenger transport and CO2 emissions: What does the French transport survey tell us?” Atmospheric Environment, 43(5): 1015-1020 Novotny, V. (1999). “Diffuse pollution from agriculture- A worldwide outlook”. Water Science and Techonology, 39(3): 1-13. O'Shea, L. (2002): “An economic approach to reducing water pollution: point and diffuse sources”. The Science of the Total Environment, 282-283, 49--63. Real Decreto 1370/2006, de 24 de noviembre, por el que se aprueba el Plan Nacional de Asignación de derechos de emisión de gases de efecto invernadero, 2008-2012. Real Decreto Ley 5/2004, de 27 de agosto, por el que se regula el régimen del comercio de derechos de emisión de gases de efecto invernadero. Real Decreto 100/2011, de 28 de enero, por el que se actualiza el catálogo de actividades potencialmente contaminadoras de la atmósfera y se establecen las disposiciones básicas para su aplicación. Reglamento (CE) 166/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo de 18 de enero de 2006 relativo al establecimiento de un registro europeo de emisiones y transferencias de contaminantes y por el que se modifican las Directivas 91/689/CEE y 96/61/CE del Consejo de 18 de enero de 2006 relativo al establecimiento de un Página 263 de 1374 registro europeo de emisiones y transferencias de contaminantes y por el que se modifican las Directivas 91/689/CEE y 96/61/CE del Consejo Schaffner, M., H-P. Bader, R. Scheidegger. (2009). “Modeling the contribution of point sources and non-point sources to Thachin River water pollution”. Science of the Total Environment, 407(17): 4902-4915 Shen, Z., Q. Liao, Q. Hong, Y. Gong. (2012). “An overview of research on agricultural non-point source pollution modelling in China”. Separation and Purification Technology 84, 104-111 Shrestha, S., F. Kazama, L.T.H. Newham, M.S. Babel, R.S. Clemente, H. Ishidaira, K. Nishida, Y. Sakamoto.(2008) "Catchment scale modelling of point source and nonpoint source pollution loads using pollutant export coefficients determined from longterm in-stream monitoring data" Journal of Hydro-environment Research, 2, 134-147. Soylu, S. (2007). “Estimation of Turkish road transport emissions”. Energy Policy, 35(8): ,4088-4094. Theloke, J., B. Thiruchiltampalam, S. Orlikova, M. Uzbasich, T. Gauger. (2009). Methodology development for the spatial distribution of the diffuse emissions in Europe, European Commission. [http://circa.europa.eu/Public/irc/env/e_prtr/library?l=/diffuse_releases_eprtr/methodology_2011/_EN_1.0_&a=d] Página 264 de 1374