1908: El año augural. Montevideo

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1908
El año augural
Archivo General
Universidad de la República
Aniversarios 2008 - Universidad de la República
Volumen I
1908
El año augural
Vania Markarian
María Eugenia Jung
Isabel Wschebor
Archivo General
Universidad de la República
© Universidad de la República, Montevideo, Uruguay, 2008.
Queda hecho el depósito que marca la ley
Impreso en el Uruguay, 2008
ISBN: 9974-0-0317-2
Tabla de Contenidos
Agradecimientos 9
Introducción
11
1. El impulso transformador y la gestión de Eduardo Acevedo
Documentos
17
33
2. La nueva Ley Orgánica
Documentos
57
69
3. El primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos
Documentos
95
107
Listado de documentos publicados
139
Agradecimientos
A Gladys Fernández, del Archivo General de la Universidad,
por su amabilidad y colaboración en todas las etapas de este
trabajo.
A las archivólogas Adriana Juncal, Natalia Feippe y Margarita
Fernández por su aporte técnico, desde el Archivo General de
la Universidad, en todas las tareas de detección y descripción
documental.
Al director de la Biblioteca Nacional, Tomás de Mattos, y a la
directora del Archivo General de la Nación, Alicia Casas, por
ayudarnos a tener mejores condiciones de trabajo. A todo el
personal de esas dos instituciones por la misma razón.
A Jorge Ares Pons por acercarnos valiosos materiales de su colección personal.
A la oficina del Rectorado, especialmente a Adrián Márquez, Juan
Queijo y Graciela Sapriza, por su confianza en nuestro equipo y
su permanente disponibilidad para trámites y consultas.
Introducción
Se cumplen este año aniversarios importantes de cinco momentos centrales
en la historia de la Universidad de la República en el siglo veinte. En anticipación de los mismos, el Rectorado y el Archivo General de la Universidad
se propusieron sumar esfuerzos para realizar una serie de publicaciones de
recopilación documental que dieran cuenta de su relevancia en la trayectoria
de nuestra institución.
Al presentar la primera de esas publicaciones, parece pertinente hacer dos
comentarios preliminares sobre el enfoque asumido por el equipo de investigadores encargado de la tarea. En primer lugar, queremos reconocer la atracción
de los números redondos y asumir sin timidez el ánimo celebratorio que insufla esta iniciativa. En esa dirección, vale la pena aclarar que la opción por la
selección documental no trata de cubrir con un manto de objetividad nuestro
aporte a las celebraciones. Sabemos que, como todo emprendimiento de análisis histórico, esta tarea implica recortes y opciones para separar del caudal de
documentos disponibles aquéllos que creemos mejor representan los procesos
12
Universidad de la República | Aniversarios 2008
que estamos recordando. Al mismo tiempo, apostamos a que la circulación de
estos documentos habilite diferentes lecturas y promueva el debate sobre los
múltiples significados asignados al pasado a partir de los intereses y preocupaciones del presente.
El segundo comentario es en realidad un reconocimiento a quienes nos
precedieron en el estudio de la historia de la Universidad de la República.
Entre ellos, cabe aquí el homenaje a Juan Antonio Oddone y Blanca París por
su pionera tarea de recopilación y análisis. Han pasado casi cuarenta años de
la primera edición de su obra sin que se produjeran trabajos similares por su
esfuerzo de síntesis y visión global. No son éstos los libros que llenarán ese vacío,
aunque la faena es urgente. Tratamos, sin embargo, de sumar en esa dirección,
eligiendo en cada caso unos pocos ejes temáticos que nos permitieran ahondar
en los procesos históricos representados en las fechas emblemáticas que estamos
conmemorando.
Con ese propósito, recorrimos numerosas instituciones, archivos, bibliotecas y
centros de documentación y tratamos de recoger de forma sistemática los rastros
del pasado. Los tres repositorios más importantes para esta publicación fueron
el Archivo General de la Universidad, donde consultamos las actas del Consejo
Central, el Archivo General de la Nación, donde accedimos a los expedientes de
la administración universitaria, y la Biblioteca Nacional, donde encontramos los
órganos estudiantiles y otras publicaciones vinculadas a la Universidad. Luego
de esa etapa de exploración documental, evaluamos y seleccionamos las fuentes
detectadas y nos abocamos a redactar breves introducciones que pusieran en
contexto nuestras recopilaciones.
En el caso de este primer volumen, dedicado al año 1908, el desafío principal fue dar cuenta de un largo y complejo camino que tuvo entonces dos
grandes mojones. Efectivamente, este “año decisivo”, como lo llamaron París
y Oddone, se inauguró con el primer Congreso Internacional de Estudiantes
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Americanos y culminó con la aprobación de una nueva Ley Orgánica para la
Universidad. Con la voluntad filiatoria que caracteriza toda conmemoración,
podemos ver en esos hitos el germen de algunos rasgos perdurables de la vida
universitaria como el cogobierno estudiantil y la autonomía de las diferentes
ramas de la investigación y la enseñanza a nivel superior. Sin embargo, el
recorrido no puede dejar de notar que el clima de la época, sus impulsos y
sus frenos, hicieron de 1908 un año complejo en términos de construcción
institucional, desarrollo académico y diversidad de propuestas que estaban
a consideración de la comunidad universitaria y el elenco político nacional.
Ese año fue, en realidad, la culminación de procesos iniciados varios años
antes, por lo menos con la asunción de Eduardo Acevedo como Rector de
la Universidad en 1904 y en gran parte asociados a las circunstancias de su
alejamiento del cargo en 1907.
Por eso, el presente volumen se abre con un recorrido de los grandes cambios del período 1904-1907, destacando la impronta que Acevedo, en apretada
colaboración con el gobierno de José Batlle y Ordóñez, impuso a la institución
tanto en sus aspectos docentes como de investigación científica, siempre con el
objetivo de transformar a la Universidad en un centro de creación y difusión del
conocimiento para toda la sociedad. En lo relativo a la docencia, la discusión
sobre la enseñanza secundaria, en esa época dependiente de la Universidad, la
modificación del régimen de exámenes y de asistencia, los nuevos planes y programas, fueron algunas de las medidas que intentaron combatir la orientación
“profesionalista” hasta entonces predominante y acercar la educación superior
a nuevos sectores sociales. En el plano de la investigación, estrechamente relacionado con la necesidad de ofrecer educación de alta calidad, debe destacarse
la creación de las nuevas facultades de Agronomía, Veterinaria y Comercio,
así como la reorientación de los programas aplicados en los demás centros, la
contratación de profesores extranjeros, entre otras decisiones que apuntaron a
hacer de la Universidad un actor imprescindible del desarrollo nacional.
14
Universidad de la República | Aniversarios 2008
La segunda sección del libro se propone describir las grandes transformaciones institucionales que trajo la Ley Orgánica de 1908, analizando tanto sus
aspectos de freno al proceso reformista anteriormente descripto como su calidad
de impulsora de cambios esenciales en el gobierno de la casa de estudios. En el
primer sentido, se destaca el desgajamiento de las nuevas facultades de la órbita
universitaria y la descentralización del proceso de toma de decisiones, asuntos
centrales en el definitivo alejamiento entre Acevedo y el nuevo gobierno nacional encabezado por Claudio Williman. En el segundo sentido, la novedad más
importante de la nueva ley fue sin duda la introducción de la representación
estudiantil, aunque todavía de modo indirecto, en las diferentes instancias de
dirección de la Universidad.
De ahí en más, el cuerpo estudiantil se convirtió en un protagonista fundamental de la vida universitaria y proyectó su influencia más allá de sus
puertas. De esos temas trata el tercer apartado de esta publicación, centrado en
el histórico congreso de estudiantes latinoamericanos que se celebró en enero
y febrero de 1908 en Montevideo. A instancias de la Asociación de los Estudiantes de Montevideo, delegados de varios países del continente debatieron la
problemática de la educación superior y exigieron participación en el gobierno
de sus instituciones. El congreso debe entenderse en el marco del muy activo
pero aún incipiente movimiento estudiantil uruguayo, sus reclamos dentro y
fuera de la institución, sus relaciones con otros actores políticos y sociales, las
muchas dificultades y logros de esta etapa fundacional.
Las breves páginas que abren cada uno de esos capítulos buscan simplemente
servir de guía y contexto para las selecciones documentales que las acompañan
y constituyen el grueso de esta publicación, con el objetivo de aportar materiales para la discusión sobre el pasado, el presente y el futuro de nuestra casa
de estudios. Si la comunidad universitaria encuentra en este libro un insumo
para esas inaplazables discusiones, habremos cumplido con el propósito que
nos planteamos al unirnos a la celebración de los importantes aniversarios que
Volumen I | 1908
15
se cumplen este año. Esperamos que los próximos cuatro volúmenes sigan colaborando en esa dirección.
Vania Markarian
Responsable del Área de Investigación Histórica
Archivo General de la Universidad de la República
Notas sobre los criterios de edición
Se omitieron referencias a los aspectos formales de los documentos (sellos,
membretes, etc.) para hacer más ágil la lectura. Con el mismo objetivo, se corrigieron algunos detalles de escritura en aquellos casos en que los errores eran
obviamente involuntarios o el texto contenía formas en desuso que entorpecían
la lectura. Al final de cada documento se agregó la referencia a la fuente de la
cual fue tomado.
Dos símbolos que requieren explicación:
[…]
fragmentos omitidos.
[abc]
palabras agregadas por las autoras.
1
El impulso transformador
y la gestión de Eduardo Acevedo
Durante todo este período, el desarrollo de la Universidad acompasó los
cambios económicos, sociales y políticos de Uruguay. Su primer impulso
transformador ha sido situado luego de la crisis de 1875, cuando el proceso
modernizador del país removió las bases tradicionales de la educación superior
de acuerdo al credo positivista encarnado por el Rector Alfredo Vázquez Acevedo. Durante los años que Vázquez Acevedo estuvo al frente de la Universidad
(1885-93 y 1895-9), se revisaron sus fines, programas y estructura sentando las
bases de una institución “tecnocrática y utilitaria con acento profesionalista y
apolítico”, en palabras de Juan Oddone y Blanca París.1
Las primeras décadas del siglo XX profundizaron el proceso modernizador.
En ese contexto, la Universidad vivió un segundo momento reformista que, en
alguna medida, continuó la obra de Vázquez Acevedo. De esa manera, entre
1904 y 1907, durante el rectorado de Eduardo Acevedo, la institución inició
una nueva etapa de crecimiento y significativas transformaciones. El aumento
de la población estudiantil, que se duplicó entre 1903 y 1915, da una pauta
de este proceso expansivo y de la atracción que en ciertas capas de la población
ejercía el ideal de vida del profesional universitario.2
1 Juan Antonio Oddone y Blanca París, La universidad uruguaya del militarismo a la crisis
1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971), XIV.
2 Ver José Pedro Barrán y Benjamín Nahum, Batlle, los estancieros y el imperio británico,
Tomo 1: El Uruguay del Novecientos (Montevideo: EBO, 1979), 129-30.
20
Universidad de la República | Aniversarios 2008
A partir de su asunción en agosto de 1904, las propuestas de Eduardo
Acevedo marcaron un cambio de rumbo en la discusión e implementación de
importantes reformas institucionales y de corte académico. Lo más sobresaliente
de esta etapa fue, sin duda, el fuerte replanteo de los fines de la enseñanza y del
papel global que la Universidad debía desempeñar en la sociedad. Se procuraba
dar una nueva orientación a la institución en aras de potenciar su expansión y
diversificación. En esa dirección estaban dirigidos los cuestionamientos cada
vez más persistentes que destacadas personalidades del cuerpo docente, incluido Acevedo, habían comenzado a manifestar acerca del perfil “profesionalista”
dominante hasta el momento. Desde su visión, la institución debía ir más allá
de la formación de profesionales, convirtiéndose en un centro de generación de
cultura y de promoción científica con miras a alcanzar una mayor inserción en el
medio social. En esa misma línea estaban las palabras de Carlos María De Pena,
Decano de Derecho, quien en un informe presentado al Consejo Central en 1905
indicaba que la Universidad no debía resignar “bajo ningún pretexto los fines
de alta cultura: la investigación directa, la disciplina del saber, la aplicación del
método científico, la comparación de los resultados adquiridos y la adaptación
de todo eso al medio en que se vive.”3
En esa dirección general de transformar a la Universidad en un foco
de creación y propagación del conocimiento iban muchas de las reformas
planteadas y llevadas adelante con diferente grado de éxito en esta etapa.
Acevedo lanzó su plan de reformas apenas asumió el cargo de Rector. Ya en
la primera sesión del Consejo universitario a la que asistió en esa calidad,
presentó cuatro proyectos relativos a la modificación de los planes de estudios,
el abordaje de los aspectos edilicios de la Sección de Enseñanza Secundaria,
la reglamentación del ingreso a la misma y el sistema general de exámenes.
Pocos días después, el 17 de agosto de 1904, el Consejo sancionó los proyectos referidos al examen de ingreso, el plan de estudios y el edificio para
3 Citado por J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 355.
Volumen I | 1908
21
secundaria. Entre el 23 y el 26 de setiembre de ese mismo año, se produjo
la discusión general y la aprobación del proyecto de reglamentación de
exámenes que tendría aplicación en la Facultad de Derecho y en la Sección
de Enseñanza Secundaria.4 Acevedo se preocupó también por la estructura
edilicia de la Universidad. En octubre de 1904, apenas finalizada la guerra
civil, se colocó la piedra fundamental de lo que sería el nuevo edificio de
la Facultad de Medicina, situado en la antigua Plaza de Frutos del barrio
La Aguada. En setiembre de 1905, comenzó a construirse sobre la calle 18
de Julio la nueva sede central de la Universidad y la Facultad de Derecho
y Ciencias Sociales.
El muy buen relacionamiento de la Universidad con el gobierno nacional
generó inmejorables condiciones para la realización de este proceso transformador. El plan de Acevedo gozó del apoyo político necesario y contó con un flujo
de recursos del gobierno central que fue decisivo para la rápida implementación
de los cambios propuestos. Como el propio Acevedo reconoció en su discurso
de inauguración de los cursos de 1905, “Ni una sola iniciativa del Consejo
Universitario ha encontrado resistencia en el seno del Poder Ejecutivo, y si en
algún caso la ha encontrado, ha sido para recibir más desarrollo”.5
A los efectos del presente análisis, es posible identificar dos áreas de aplicación
del plan de reorganización de Acevedo: una vinculada a los aspectos educativos
(fundamentalmente la modificación del régimen de promociones y calificaciones)
y otra ligada a la investigación (especialmente en lo relativo a la creación de
nuevas facultades de Agronomía, Veterinaria y Comercio).
4 Ver Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N°12 (enero de
1903-abril de 1905), 8 de agosto de 1904, 313-5, Archivo General de la Universidad de la
República, Montevideo.
5 Eduardo Acevedo, “La enseñanza universitaria en 1905”, en Anales de la Universidad 1906,
T. XVII, N°81, 102-3.
22
Universidad de la República | Aniversarios 2008
En el plano de la enseñanza, las transformaciones impulsadas abarcaron
desde los contenidos, planes y programas de estudio, hasta el reconocimiento
de la necesidad de mejorar la labor docente mediante la instrumentación de
instancias de formación pedagógica. El empuje reformador en esta área evidenciaba una fuerte influencia de los métodos, orientaciones y técnicas provenientes
de Europa, particularmente de Alemania.6 En este marco, una de las notas
salientes fue la acentuación del carácter práctico de la enseñanza conteste con
el cuestionamiento a la orientación profesionalista entonces dominante en la
Universidad. Se instrumentaron cambios en los planes de estudio que incorporaron como novedad el incremento de las horas de práctica y la obligatoriedad
de la asistencia a los cursos.
En concordancia con esos criterios generales, el decano de la Facultad de
Medicina, Alfredo Navarro, propuso la reforma integral del plan de estudios para
implementar el sistema de profesores agregados y acentuar el carácter práctico de
la enseñanza. Asimismo, en la Facultad de Derecho se impuso la obligatoriedad
de la práctica profesional y se llevó a cabo una importante reforma en la práctica
forense. Los cambios alcanzaron también a la Facultad de Matemáticas donde,
sobre la base de un ambiente de mayor apertura hacia el desarrollo técnico, se
encaró una reestructura que se ajustaba a la promoción de la actividad industrial
que auspiciaba el gobierno de Batlle. Además, el proyecto de convertir a la Escuela de Artes y Oficios en Escuela Politécnica estaba dirigido a la coordinación
de la enseñanza industrial con la universitaria.7
Otro aspecto a ser destacado fueron las modificaciones que se procuró realizar en
la Sección de Enseñanza Media y Secundaria. Acevedo consideraba que era indispensable la coordinación de todas las ramas de la enseñanza bajo la órbita de una única
dirección. En ese sentido y conforme con las intenciones del gobierno de Batlle y
Ordoñez, prestó especial atención al desarrollo de la educación secundaria y defendió
6 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 71.
7 Ver ibídem, 65-7.
Volumen I | 1908
23
que fuera mantenida bajo la dependencia universitaria. Durante su rectorado hubo
intentos de modificar ese tramo del proceso educativo introduciendo el concepto
de “enseñanza media” para diferenciarla de los años preparatorios del ingreso a las
carreras universitarias. El cometido de este ciclo sería profundizar el saber escolar y
aportar una educación que preparara y creara aptitudes para la “vida”.
Al mismo tiempo, el interés gubernamental por la difusión de la enseñanza
secundaria, que respondía en buena medida a la necesidad de dar cabida a las
aspiraciones de una clase media urbana en evidente ascenso, impactó en la interna
universitaria.8 La propuesta del Poder Ejecutivo de crear liceos departamentales dio pié a un intenso debate acerca de sus fines. A partir de la iniciativa de
Batlle de destinar el sobrante de la conversión de deuda pública a la expansión
de la enseñanza media en el interior del país, el Consejo universitario estudió y
definió una propuesta de organización de “liceos de campaña”.9 Este proyecto
quedó finalmente trunco debido a las resistencias que generó, pero su discusión
evidenció el choque de dos concepciones pedagógicas: una que pretendía una
enseñanza media que promoviera una formación más amplia que la preparación
para las profesiones liberales y otra que bregaba por la creación de un bachillerato
semejante al que ya funcionaba en Montevideo. Fue la primera opción la que prevaleció y sobre la cual se fundamentó la instalación de los liceos departamentales
diez años después.10 Por el momento, a pesar de las intenciones manifiestas, de
los cambios de programas y del aumento de su alumnado, secundaria mantuvo
un perfil pre-universitario.
8 Ver J. P. Barrán y B. Nahum, ob. cit., 129-30.
9 Ver expediente titulado “Decretos del Poder Ejecutivo por los cuales se destina el sobrante
de la Conversión y reembolso en títulos de la nueva deuda a la construcción y organización
de las escuelas de Veterinaria y Agronomía y de los Liceos de Enseñanza Secundaria en los
Departamentos de Campaña”, en Universidad de la República, 4 de agosto de 1906, Caja
91, Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo. La conversión de deuda fue el
resultado de una operación financiera del gobierno vinculada a la colocación del Empréstito
de Conversión en París, con un monto de 32 millones de pesos destinado a rescatar deudas
internas e invertir en obras públicas.
10 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 61-2.
24
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Otra de las propuestas académicas y pedagógicas de mayor significación durante el rectorado de Acevedo fue el cambio del régimen de exámenes vigente.
Este sistema estaba desde tiempo atrás sujeto a insistentes críticas por parte de
docentes y estudiantes. La iniciativa de Acevedo recogía dichas críticas, ejemplificadas en la propuesta del dir ector de la Sección de Enseñanza Secundaria,
Carlos Vaz Ferreira, quien en 1902 había planteado al Consejo la eliminación
del sistema de exámenes.11 Se buscaba así erradicar lo que se consideraba los
dos males principales que aquejaban a la enseñanza secundaria: el ausentismo
en las aulas y la excesiva preocupación de los estudiantes por prepararse para las
pruebas y no para “saber, y para entender, reflexionar, trabajar y practicar.”12
Acevedo recogió esta inquietud y propuso la “urgente reforma en los
planes y procedimientos de enseñanza y en la naturaleza de las pruebas de
suficiencia.”13 Su planteo fue discutido, modificado y sancionado por el Consejo
el 12 de diciembre de 1904 y finalmente aprobado por el Ejecutivo que decretó
su aplicación en forma de “ensayo”. El nuevo sistema preveía que aquellos
estudiantes que lograran una actuación satisfactoria durante el curso quedaran
exonerados de la obligación de rendir el examen final. Para medir la suficiencia
de los alumnos se proponía la instrumentación de ejercicios escritos así como
la evaluación de sus actuaciones orales en clase. En 1906, Acevedo valoraba
en forma muy positiva la aplicación provisoria del nuevo régimen destacando
el aumento notable de la “intensidad del estudio” y enfatizando su incidencia
en el incremento de la población estudiantil. De acuerdo con las estadísticas
universitarias, la Sección Secundaria había experimentado un crecimiento de
300 a 661 alumnos y la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales había pasado
de 49 a 143 estudiantes.14
11 Citado por J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 291-5.
12 Ibídem.
13 E. Acevedo, “La enseñanza universitaria en 1905”, en Anales de la Universidad 1906, T. XVII,
N°81, 105.
14 Ver ibídem.
Volumen I | 1908
25
Los estudiantes también habían expresado su descontento con el sistema
de exámenes en diversas notas al Consejo y en sus medios de prensa. Habían
cuestionado especialmente la forma en que se llevaban a cabo los exámenes y los
procedimientos para conformar las mesas examinadoras, al tiempo que pedían
prórrogas de los períodos de prueba. En este sentido, habían sostenido que la
exclusión de las mesas de exámenes de los docentes que impartían lecciones
particulares fuera de la Universidad había provocado que el “personal idóneo
para formar dictamen sobre nuestra suficiencia se volviera muy reducido.”15 Habían denunciado asimismo que profesores titulares “remisos o poco cuidadosos
del cumplimiento de su deber que por desgracia son muchos” no concurrían
a los tribunales dando lugar a que las vacantes fueran llenadas por profesores
sustitutos muchas veces “incompetentes”.16
Pero pese a sus protestas contra el sistema en uso, los estudiantes miraron con
suspicacia la implementación del nuevo régimen y otros aspectos de las reformas
llevadas adelante por Acevedo: “Desde que se habló de reformas y desde que
algunas de ellas se hicieron conocer como; v.gr.: la relativa al horario continuo
de clases, pudimos cerciorarnos que eran planta extranjera que se quería hacer
vegetar en nuestro suelo. Su origen es bueno, es sano, es fecundo, no lo negamos ¡pero, se pretende acaso implantar en nuestra libérrima tierra el régimen
establecido en la Alemania de los Moltke, de los Bismark, de los Guillermo II y
sus antecesores, en donde, todo hasta las conciencias están militarizadas”, afirmaban.17 Las polémicas acerca de la exoneración del examen final continuaron
durante todo el período de su aplicación traspasando las fronteras universitarias
hasta el parlamento. Estos debates acompañaron el proceso de discusión sobre
la reorganización universitaria. Finalmente, el nuevo sistema no prosperó, entre
otras causas, por la resistencia que opusieron estudiantes y docentes. Luego de
15 Revista Estudiantil, 30 de mayo de 1904.
16 Revista Estudiantil, 30 de junio de 1904.
17 Revista Estudiantil, 20 de setiembre de 1904.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
la promulgación de la nueva Ley Orgánica de la Universidad, en diciembre de
1908, se retornó al régimen anterior.
Fue un fracaso del programa de Acevedo en uno de sus aspectos más importantes, vinculado a la orientación general y el propósito de la enseñanza
universitaria en el país. En este sentido, es importante resaltar que ese programa
no trataba de eliminar los objetivos “profesionalistas” de la enseñanza superior
sino de transformarlos decisivamente. De modo similar, la diversificación de
las ramas de enseñanza e investigación, no atacaba la función tradicional de
la Universidad como formadora de las clases dirigentes sino que promovía un
concepto más amplio de quienes conformaban esos elencos y daba cuenta de la
importancia que habían adquirido nuevos sectores sociales en el país.
En este marco, empezó a evidenciarse una creciente preocupación por el
desarrollo científico, por su incorporación a la enseñanza universitaria y sus
aplicaciones generales. Este interés respondía a un ambiente de mayor apertura
hacia la ciencia aplicada, la investigación y la difusión de las nuevas técnicas.
Con este propósito, la Universidad recabó información acerca de los progresos
científicos y las instituciones que los lideraban en Europa y Estados Unidos. Al
mismo tiempo, se fomentó, mediante la autorización de licencias especiales, que
los docentes viajaran al exterior para especializarse, estableciendo contactos con
distintos centros de investigación y adquiriendo el instrumental necesario para
los institutos y laboratorios que por ese entonces se estaban creando en Uruguay. También se instrumentaron bolsas de viaje para que los recién egresados
pudieran acceder a estudios complementarios en el exterior.
La constitución de la Facultad de Agronomía y Veterinaria y de la Facultad
de Comercio, particularmente la primera, fue una pieza clave en este proceso
de transformaciones. El interés por los estudios vinculados a la agricultura y la
ganadería como forma de resolver los efectos negativos del proceso modernizador iniciado a fines del siglo XIX no era una novedad, ya que habían existido
Volumen I | 1908
27
intentos anteriores del Poder Ejecutivo de organizar una escuela de agricultura
y una granja experimental.18 Pero las distintas iniciativas no prosperaron y fue
durante el gobierno de José Batlle y Ordoñez que se logró un marco propicio
para su concreción. El batllismo proponía un “modelo integrador” que, basado
en un extendido optimismo sobre las condiciones productivas del país, pretendía
superar la dicotomía entre ganadería y agricultura mediante la modernización de
las técnicas ganaderas y de los sistemas de cultivo. Estas mejoras se reflejarían en la
diversificación de las exportaciones cuyo excedente sería destinado a la importación
de maquinarias y de insumos destinados a la industria.19
En este contexto, debe entenderse el impulso a la constitución y promoción de
las nuevas disciplinas en el ámbito universitario. La creación de las Facultades de
Agronomía, Veterinaria y Comercio se aprobó en 1903. Sin embargo, no era aún claro
en el ámbito gubernamental cuál sería la naturaleza de las nuevas instituciones.20 La
Universidad y muy especialmente su Rector, insistió en que debían tener rango de
estudios superiores y reivindicó que quedaran bajo su órbita. Acevedo señaló en 1905
que un país cuyos principales productos exportables eran derivados de la ganadería
y la agricultura debía destinar esfuerzos y recursos a la proyectada Facultad “que le
den vida propia y exuberante”. Según el Rector, los estudios agronómicos y veterinarios abrirían un camino al hijo del estanciero y al hijo del agricultor, formando
“continuadores inteligentes” de la fuente de riqueza a la que por sus padres ya estaban
vinculados. Las acciones emprendidas desde la Universidad agilitaron el proceso de
instalación de las nuevas carreras bajo la idea de que su enseñanza a nivel superior
contribuiría a la sociedad y la economía nacionales. Las nuevas facultades asumirían
la misión de difundir la enseñanza agronómica y veterinaria, generar conocimientos
18 Ver Esther Ruiz y otros, Una poderosa máquina opuesta a la ignorancia: 100 años de la
Facultad de Agronomía (Montevideo: Hemisferio Sur, 2007).
19 Ver ibídem, 6.
20 Esto se evidencia en la documentación gubernamental y universitaria donde, tanto antes
como después de su creación, estos institutos figuran con distintas denominaciones: escuela,
facultad, sección, etc.
28
Universidad de la República | Aniversarios 2008
científicos, aplicarlos a sus respectivos sectores y formar técnicos especializados con
el objetivo de modernizar e incrementar la producción agropecuaria.21
Ante la carencia de personal capacitado en nuestro medio, la Universidad
insistió en la contratación de especialistas europeos para acelerar el progreso
de la enseñanza de las nuevas ramas y garantizar al estudiantado la preparación
adecuada. “Es indispensable formar hombres superiores, y los hombres superiores
no se forman sino bajo la dirección de hombres superiores”, afirmaba Acevedo.22
En febrero de 1905, el gobierno autorizó a la Universidad a contratar profesores
en el extranjero. Inmediatamente se iniciaron diversas gestiones a través de las
legaciones uruguayas en el exterior. Las mismas tuvieron como resultado la
contratación del alemán Alejandro Backhaus23 para la dirección de Agronomía
y del estadounidense Daniel Salmon24 para la de Veterinaria.
Finalmente, en agosto de 1906, el Poder Ejecutivo decidió destinar el sobrante de la conversión y reembolso en títulos de la nueva deuda a la construcción y
organización de las Escuelas de Veterinaria y Agronomía, entre otros fines.25 El
mismo decreto establecía que dichas escuelas quedarían bajo la dependencia de la
21 E. Acevedo, “La enseñanza universitaria en 1905”, en Anales de la Universidad, T. XVI,
N°78, 156-7.
22 Ibídem.
23 Backhaus nació en 1865 en Hesse, Alemania. Se recibió en la Real Schule de Alsfeld en
estudios prácticos de agricultura y ciencias naturales. Estudio economía social en Lepzig en
1888. Fundó en una propiedad heredada una granja modelo y un instituto de enseñanza de
jóvenes y chacareros. En 1891 fue profesor de agricultura en la Universidad de Gotinga y
en 1896 en Konigsberg. Estudió ganadería y lechería en Inglaterra y Alemania, y trabajó
en Rusia y Austria-Hungría. En 1906 estaba al servicio del gobierno de Prusia. Ver J. A.
Oddone y B. París, ob. cit., 562.
24 Salmon había egresado de Cornell University en 1872. Estaba vinculado al gobierno de Estados
Unidos, dirigiendo la sección Animal Industry desde 1884. Acreditaba numerosos trabajos
científicos en el área de su competencia. Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 582-3.
25 Ver expediente titulado “Decretos del Poder Ejecutivo por los cuales se destina el sobrante
de la Conversión y reembolso en títulos de la nueva deuda a la construcción y organización
de las escuelas de Veterinaria y Agronomía y de los Liceos de Enseñanza Secundaria en los
Departamentos de Campaña”, en Universidad de la República, 4 de agosto de 1906, Caja 91,
Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo.
Volumen I | 1908
29
Universidad. Se concretaba de este modo la formación de las nuevas instituciones
como una única facultad dividida en dos secciones.26 En setiembre se aprobaron
los reglamentos, planes de estudio y presupuesto de los nuevos centros.27
La Sección de Agronomía adoptó una organización similar a la de las escuelas
alemanas, tanto en lo referido a los planes de estudio y al carácter eminentemente práctico de su enseñanza, como por la instalación de una granja experimental adjunta.28 De acuerdo a la impronta de su flamante director, la escuela
desarrollaría en forma combinada la educación profesional y la investigación
científica. La importancia que Backhaus asignaba a los trabajos científicos fue
el fundamento de sus reclamos de adjudicar la dedicación total a los docentes
(en su mayoría alemanes) para que pudieran abocarse a las tareas de investigación. El 20 de febrero de 1907 se colocó la piedra fundamental del edificio en
los campos de Sayago y el 1 de marzo, con veintidós alumnos, comenzaron a
dictarse los cursos en la Quinta de Pereyra. A escasos dos años de su puesta en
marcha, la Ley Orgánica de 1908 desgajó Agronomía de la esfera universitaria.
Backhaus se mantuvo al frente de la institución que en agosto de 1909 pasó a
denominarse Instituto Nacional de Agronomía.
Como se señaló anteriormente, la idea de promover los estudios veterinarios
coincidió con el impulso gubernamental a la creación de la Escuela de Agronomía.
En un principio se pensó en crear un Servicio Veterinario encargado de la policía
sanitaria animal y de difundir en el medio rural los conocimientos científicos, zootécnicos y veterinarios. Con este objetivo se otorgaron tres becas para cursar en la
Escuela de Veterinaria de la Universidad de la Plata, Argentina.29 Mientras tanto,
la Universidad, que estaba interesada en incorporar estos estudios, estructuró las
26 Ver Decreto del Poder Ejecutivo creando las Facultades de Agronomía y Veterinaria, en Universidad de la República, 15 de setiembre de 1906, Caja 91, Carpeta 16, Archivo General
de la Nación, Montevideo.
27 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 563, y E. Ruiz y otros, ob. cit., 9-16.
28 Ver J. A. Oddone y B. París, ob. cit., 565-6.
29 Ver ibídem, 581.
30
Universidad de la República | Aniversarios 2008
bases para organizarlos en forma anexa a la Facultad de Medicina. El proyecto fue
elaborado por el entonces Rector Claudio Williman y elevado en 1903 al Ministro
de Fomento. En noviembre de 1903 fue aprobado por el Poder Ejecutivo. En 1905
comenzaron los cursos en forma muy precaria. Ese mismo año se planteó la reestructuración de la institución que en 1906, por resolución gubernamental, pasó a
formar parte de la Facultad de Agronomía y Veterinaria. El 1 de febrero de 1906,
el gobierno autorizó la contratación del Dr. Salmon como director y la adquisición
de los materiales necesarios para la puesta en marcha de los estudios. A partir de la
sanción de la Ley Orgánica de 1908, Veterinaria pasó a ser administrada con rango
de escuela por un consejo dependiente de un patronato integrado por hacendados,
veterinarios y su director.30
La otra nueva institución, la Facultad de Comercio, tenía antecedentes en
las cátedras anexas para la carrera de contador público que se impartían desde
1889 en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. En 1901, su Decano,
Carlos María De Pena, propuso reorganizar los estudios de contabilidad. En
1903, durante el rectorado de Claudio Williman, se incluyó en el presupuesto
universitario la carrera de perito mercantil. En octubre de 1903, el Presidente
Batlle y Ordoñez firmó el decreto de creación de la Facultad de Comercio. Los
planes de estudio fueron elaborados siguiendo las orientaciones de Estados
Unidos y Europa, especialmente las recientes reformas aplicadas en Bélgica,
Alemania y Suiza. Los comienzos fueron difíciles debido a la carencia de recursos y elementos básicos para la enseñanza teórico-práctica. Como en los otros
casos, la Ley Orgánica de 1908 la separó de la Universidad y la transformó en
la Escuela Nacional de Comercio.
El desgajamiento de las nuevas facultades evidenciaba la concepción sustentada desde el Ejecutivo, que les negaba el estatuto de facultades y las convertía
en escuelas técnicas. Al mismo tiempo, sostenía que las mismas debían estar
30 Ver ibídem, 583.
Volumen I | 1908
31
dirigidas por comerciantes, industriales, hacendados y profesionales de cada
rama, en lugar de estar vinculadas al ámbito especializado en la producción y
difusión del conocimiento a nivel superior en el país.31 En este y otros aspectos,
la nueva institucionalidad universitaria marcó un cambio de rumbo y puso freno
al plan de transformaciones que Acevedo había tratado de llevar adelante con
el apoyo del gobierno de Batlle y Ordóñez.
31 Ver ibídem, 83.
Documentos
1. Proyecto de reglamentación de exámenes presentado
al Consejo Universitario, setiembre de 1904.
El proyecto queda sancionado en esta forma: Reglamentación general de
exámenes para la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales y Sección de Enseñanza Secundaria.
“1º. La suficiencia en las materias de los cursos universitarios se acredita
por medio de exámenes, que podrán consistir en pruebas anuales de
conjunto o en el juicio que, con arreglo al trabajo realizado durante el
año, forme el profesor respecto del alumno en la forma que establecen
los artículos siguientes.
2º. Cuando un alumno que haya ganado el curso y hecho los trabajos o
ejercicios prácticos exhibidos, haya probado plenamente su suficiencia
por su actuación en la clase, y demostrado además condiciones bastantes de laboriosidad y seriedad de conducta el profesor lo declarará
así. El estudiante será, en tal caso, eximido de rendir la prueba de
conjunto, de fin de año y quedará aprobado sin otra formalidad
3º. Los alumnos que en concepto del profesor no hayan merecido la
declaración a que se refiere el artículo precedente deberán rendir la
prueba de conjunto en las condiciones reglamentarias.
4°. Desde dos meses después de comenzado el curso estará habilitado el profesor para declarar que el alumno no se halla en las condiciones del artículo
segundo, debiendo en consecuencia someterse a la prueba de conjunto.
36
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Esta declaración que será irrevocable deberá ser motivada por faltas de
aplicación o de conducta en el estudiante que sea objeto de ella.
5°. Sin perjuicio de las declaraciones especiales que el profesor podría
hacer en ejercicio de la facultad que le confiere el artículo segundo,
la declaración general respecto de cuáles son los estudiantes que están obligados o no a rendir la prueba de conjunto se hará dos meses
antes de finalizar el curso. Pero si con posterioridad a esa declaración
resultara que el alumno declarado apto hasta entonces no respondiere
con sus trabajos, asistencia o conducta al premio recibido, podrá el
profesor revocar el fallo.
6º. Los alumnos serán interrogados con frecuencia y practicarán también
frecuentemente en clase, ejercicios escritos que serán conservados, así
como otro trabajo susceptible de serlo.
7º. Los profesores llevarán un libro de anotaciones suficientemente
amplias y de clasificaciones, del que llevará copia la Secretaría
General. En las clases en que se realizasen trabajos auxiliares bajo
la dirección de preparadores, éstos llevarán un libro análogo, que
estará a disposición del profesor. Ambos serán visados mensualmente por el Decano.
8º. El rector y el Decano visitarán las clases con la frecuencia posible
pudiendo el primero, si lo creyere conveniente, designar otras
personas para constituir una comisión de inspección. De las visitas
e inspecciones se dejará constancia en el libro del profesor. Tanto
el Decano como las comisiones nombradas especialmente, darán
cuenta al Rector y éste al Consejo, del resultado de sus visitas a
las clases.
9°. Al finalizar el curso, los estudiantes que no sean sometidos a la prueba
de conjunto, pagarán, como los demás, los derechos de exámenes. Las
declaraciones de suficiencia hechas por el profesor se asentarán en el
libro de exámenes por la Secretaría de la Universidad, previo pago
de derechos que se efectuará dentro de los plazos reglamentarios. El
profesor podrá conceder las notas de sobresaliente, muy bueno o bueno
dándose testimonio de estas notas a los alumnos.
Volumen I | 1908
37
Disposiciones transitorias
10°. Mientras dure, con carácter de ensayo, esta nueva reglamentación,
podrán los respectivos Decanos, con aprobación del Rector conceder a
los actuales estudiantes libres, facilidades en lo que se refiere al orden
establecido en el estudio de las distintas asignaturas con el fin de que
puedan obtener matrícula de reglamentados en las clase; pero sin que
puedan por ningún concepto, los estudiantes que se hallan en ese caso,
rendir por año más asignaturas que las permitidas ni terminar el curso
en menos años que los marcados por el Reglamento.
11°. Después del primer año de aplicación del presente reglamento, los
Decanos informarán al Rector y éste al Consejo, sobre los resultados
obtenidos en las respectivas Facultades.
12°. La clase de francés será objeto de una reglamentación especial.
[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario,
N°12 (enero de 1903-abril de 1905), 26 de setiembre de 1904, 341-3, Archivo
General de la Universidad de la República, Montevideo.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. Discusión del proyecto de reglamentación
de exámenes en el Consejo Universitario,
setiembre de 1904.
Puesto en discusión general el proyecto de reglamentación de exámenes para
la Facultad de Derecho y Sección de Enseñanza Secundaria formulado por el
Señor Rector y el Doctor Vaz Ferreira hace uso de la palabra el Doctor Montero
Paullier preguntando si el régimen proyectado será aplicable a los alumnos de
los colegios habilitados como podría suponerse dados los términos del artículo
sexto de la ley de veinticinco de Noviembre de mil ochocientos ochenta y nueve. El Doctor Acevedo manifiesta que no; que el proyecto establece una reglamentación de excepción para los estudiantes matriculados en la Universidad y
que por lo tanto no pueden acogerse a los alumnos de los colegios habilitados.
Insiste el Doctor Montero Paullier en sus dudas acerca de la legalidad de tal
reglamentación. Leído el artículo sexto de la ley citada el Señor Rector expresa
que el inciso cuarto de dicho artículo, impone a los alumnos de los colegios
habilitados la obligación de rendir exámenes de modo que es perfectamente
legal su exclusión del régimen que se proyecta. El Doctor Vaz Ferreira agrega
que dicha argumentación está robustecida por el artículo octavo de la misma
ley que dice que los estudiantes de los colegios habilitados de la Capital deberán
rendir sus exámenes en la Universidad Oficial y que los de los departamentos los
rendirán ante los Tribunales nombrados por aquélla. El Doctor Montero Paullier
acepta esas explicaciones indicando, sin embargo, la conveniencia de modificar la
redacción del artículo primero lo que se hará en la discusión particular. Entrando
a otro orden de consideraciones manifiesta que los informes que respecto de la
benevolencia de las mesas examinadoras han dado en el seno mismo del Consejo
personas que pueden conocer a fondo esas cosas, le sugieren el temor de que el
mal se haga más grave cuando el profesor tenga el derecho de eximir del examen
al alumno; que por lo tanto halla cierta contradicción entre señalar la debilidad de
las mesas de examen como uno de los más serios defectos de la organización actual
de la Universidad, y entregar sin embargo a cada profesor el derecho de aprobar
por su solo juicio a los alumnos del aula respectiva. El Doctor Vaz Ferreira dice
que la contradicción indicada no existe, que precisamente porque la debilidad
de las mesas es origen de serios males –en la Facultad de Derecho– no en la de
Volumen I | 1908
39
Preparatorios, –el régimen proyectado importará una mejora indiscutible, pues
al menos se conseguirá que la indulgencia favorezca a estudiantes que asistan a
la clase durante el año y no a estudiantes que preparan el examen en cinco o seis
días o en quince a lo más–. Algo se habrá ganado, pues, con el nuevo procedimiento. En cuanto a la Sección de Enseñanza Secundaria, el mal reinante en ella
no es la flojedad de las mesas, sino la preocupación dominante del examen. Los
estudiantes no se preocupan de saber sino de salir bien en la prueba. Todos sus
modismos revelan ese estado de espíritu. Hablan siempre de las asignaturas que
van a largar (éstas son sus palabras) palabras que revelan la idea de echar algo
de adentro para afuera en vez de la acumulación de conocimientos que debiera
preocuparles. La reforma proyectada debe modificar tal situación. Respecto
del peligro que pueda haber en que sea una persona sola la que apruebe a los
estudiantes, dice que ese peligro existe hoy mismo, pues bien sabido es que
en los exámenes de alumnos reglamentados se impone siempre la opinión del
profesor. El doctor Pena contesta algunas de las apreciaciones del Doctor Vaz
Ferreira sobre las mesas examinadoras de Derecho considerándolas injustas. El
doctor Vaz Ferreira expresa que las considera perfectamente fundadas, sobre
todo, dice, en el hecho fundamental que interesa a su argumentación; a saber:
que la barrera del examen no ha detenido en la Facultad de Derecho al peor de
los estudiantes, a la inversa de lo que sucede en Preparatorios donde se dan esos
casos por centenares. El Doctor De María dice que en su concepto los exámenes
son un procedimiento que no ofrece garantías bastantes, que hay que sustituirlo y que opina que el proyecto en discusión puede ofrecer, al menos, como lo
ha dicho el Doctor Vaz Ferreira, la ventaja de que los estudiantes se sentirán
estimulados a matricularse y a seguir los cursos con regularidad, trabajando
durante el año. Votado en general el proyecto es sancionado.– Puesto en discusión particular son sancionados también los artículos primero a octavo después
de sufrir modificaciones de forma en un extenso de cambio de ideas en el que
tomaron parte todos los miembros presentes. La sesión se levanta a las seis y
cuarenta y cinco minutos, resolviéndose continuar en la próxima la discusión
particular de este asunto.
[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N°12 (enero de 1903-abril de 1905), 23 de setiembre de 1904, 338-40,
Archivo General de la Universidad de la República, Montevideo.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. Opinión estudiantil sobre la reforma
del sistema de exámenes, agosto de 1905.
Toda obra nueva contiene errores y presenta dificultades para su realización;
unos y otras se notan por la experiencia y se corrigen con buena voluntad, observación y trabajo. Esperamos que los males expresados a continuación, se puedan
amenguar al menos, ya que no será posible eliminarlos por completo.
Quien mucho abarca, poco aprieta, dice el adagio vulgar. Los nuevos sistemas
universitarios no pueden prosperar sino a costa de los viejos. No se pasa bruscamente del día a la noche y de la noche al día sin atenuaciones e intensificaciones
de luces y de sombras.
De acuerdo con el régimen recientemente puesto en práctica, el 20 del
presente mes de Agosto, la mayoría de los catedráticos hará saber cuáles son los
estudiantes que por sus conocimientos y por su conducta se consideran dignos
de ser exonerados del examen, y también cuáles deben mostrar esa suficiencia
en la prueba del examen anual.
Consecuencia inevitable de un sistema, nada de particular tendría esta
noticia, si no hubiera que llamar la atención de quien corresponde sobre lo
desproporcionados que deberán resultar aquellos fallos, por las consideraciones
siguientes, sugeridas por la forma en que se ha repartido el trabajo de clases
que ha sufrido hasta tres subdivisiones.
En cada una de esas subdivisiones hay un grupo de estudiantes, pequeño si se
quiere, que ha tenido que ser examinado ligeramente en la misma materia por tres
distintas personas. La variedad de los examinadores podría ser útil en casos distintos
al que nos ocupa, pero en éste resulta sumamente perjudicial para el estudiante, sea
él aprobado o no lo sea. Así habrá grupos que darán un tanto por ciento escaso de
aprobados, mientras que otros llamarán la atención por las condiciones excelentes
que aparentemente manifiesten los que lo componen. En estas circunstancias, excusado es decir que la susodicha competencia no dependerá de las mejores cualidades
intelectuales y morales de los agrupados, sino simplemente de la mayor o menor
bondad y hasta competencia del director de los grupos.
Volumen I | 1908
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Esto dará lugar a que en la misma Universidad, compañeros del mismo año
de estudios y de la misma materia, sean tratados con suma desproporción, según
el criterio de los jueces que les haya tocado en suerte.
El caso apuntado es gravísimo, aunque aparentemente no parezca y hay que
tomar medidas para evitar fatales consecuencias.
Los catedráticos en propiedad son, sin duda, los que más derechos tienen
sobre la cátedra que dictan, y los sustitutos, a su vez, tienen más derecho que
nadie a llenar las vacantes que se produzcan. Pues bien, si se hubiesen dado
facultades amplias a los primeros y si no se hubiese desairado a los segundos,
unos y otros, de común acuerdo, hubiesen coadyuvado con el mayor celo y
competencia a hacer más proficuos los resultados de una obra que a todos, autoridades y estudiantes, interesa. No se ha hecho así y hoy es necesario buscar
la incógnita al difícil problema que ante la vista se presenta.
Somos acérrimos enemigos del examen, ya sea oral, mixto o escrito, pero
eso no obsta para que en presencia de algunos resultados contraproducentes
nos rebelemos contra la propia opinión, en aras del mayor beneficio del mayor
número de los estudiantes.
Cuando más se acerca el día del fallo, parece que se quisiera hacernos
apurar tanto más la copa de la amargura y del desengaño; cuando los estudiantes se creían poder disponer de algún tiempo, para repasar con lentitud y paciencia lo anteriormente aprendido, vienen las largas prácticas
obligatorias de hora y media a deshacerle todos sus planes. Estas prácticas
resultan verdaderas clases orales; parecen ser más bien un aprendizaje para
los futuros catedráticos sustitutos que, a continuar así, habrá necesidad de
nombrar el año venidero. Se dirá que de esta manera se repasará con mayores
ventajas, pero tenemos otra opinión formada al respecto. Lo que se hace es
mantener al estudiante sin descanso, en un estado de tensión nerviosa continua y obligarlo a someterse al fallo de bachilleres muy jóvenes, a veces,
compañeros de ayer quizás, y con los cuales hoy puede estar en muy buenas
o en muy malas relaciones.
[…]
Si los estudiantes reglamentados pueden y deben trabajar una hora y media
en las clases prácticas, insistimos en lo que hemos dicho en el artículo anterior,
42
Universidad de la República | Aniversarios 2008
vale decir: en que aunque más no sean como meros espectadores, los libres tienen necesidad de asistir a ellas, ya que en el examen se les exigirá una práctica
bastante completa, quizá mayor que las exigidas en los años pasados, práctica
que ellos no pueden hacer fuera de la Universidad.
No pecamos de exagerados al afirmar que el tiempo destinado a las prácticas
es algo largo, pues un estudiante de cuarto año, por ejemplo, se ve obligado a
destinar por semana cinco horas y media a las clases teórico-prácticas de zoología,
química, mineralogía y cosmografía.
No obstante todo lo dicho, no estamos completamente en contra de un
sistema en cuya insuficiencia no podemos ni queremos llegar a creer hasta que
los verdaderos resultados no se palpen completamente.
Que por él se obliga al estudiante a estudiar más y con más provecho, es
algo tan cierto, que nadie puede ponerlo en tela de juicio. El error está en que
cada uno de los catedráticos lo ha entendido a su manera y que los compañeros
no han sabido mostrar lo que valen y de qué son capaces en los momentos de
prueba como los presentes.
Todos creen que las clases prácticas duran mucho tiempo y todos creen
también que en determinadas clases teóricas la supresión del examen para los
buenos estudiantes será un mito.
Lo práctico, lo justo, lo factible sería, que antes de dar su fallo, las varias
personas que regentean una misma cátedra, hoy subdividida, se reunieran en
consejo consultivo a fin de que con el mismo criterio, o al menos con uno muy
semejante, fueran juzgados esos estudiantes de la misma Universidad, del mismo
año de estudios y de la misma materia.
[…]
[Tomado de Revista Estudiantil, 5 agosto de 1905, 201-3.]
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3. Opinión de Acevedo sobre la creación
de las nuevas facultades, 1906.
Nuevas Facultades
Desde mediados de 1904 funciona la Facultad de Comercio con una organización provisional que ofrece a la juventud estudiosa las carreras de contador, que
antes se hacía en Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, y de perito mercantil.
Ningún recurso ha concedido la ley de presupuesto para dar a esta nueva Facultad
base amplia y práctica, de conformidad a los reglamentos administrativos de su
creación. Los mismos profesores prestan sus servicios gratuitamente, a la espera
de su regularización en la ley de presupuesto. No obstante los tropiezos inherentes a todo ensayo y la falta absoluta de elementos, los cursos de la Facultad de
Comercio han funcionado con notable regularidad y los exámenes de fin de año
han demostrado palpablemente la utilidad de esos cursos y el aprovechamiento
de los alumnos. […]
La nueva Facultad responde a necesidades vivas y permanentes, y hay conveniencia, por lo tanto, en dotarla de material de enseñanza, en remunerar a sus
profesores y en contratar en Europa un director de gran competencia, que le dé
una orientación fecunda en resultados prácticos.
En el corriente año quedarán inaugurados los estudios de veterinaria, de
conformidad a resoluciones dictadas a fin de 1903 en los mismos momentos
en que se creaba la Facultad de Comercio. Esos cursos se dictarán en calidad de
anexos a la Facultad de Medicina. Hay evidente conveniencia en constituir una
nueva Facultad con los estudios de veterinaria y los de agronomía, y en asociar
la enseñanza relativa a las dos grandes fuentes de nuestra riqueza nacional.
Comprendiéndolo así, el Consejo resolvió, en una de sus últimas sesiones del
año próximo pasado, gestionar del Poder Ejecutivo la creación de la Facultad
de Veterinaria y Agronomía con asiento en la escuela agrícola de Toledo y bajo
la dirección inmediata de dos grandes profesores que se contratarían en Europa.
La gestión está en trámite, y es de esperar que tenga el mejor resultado, dadas
las manifestaciones favorables del gobierno y las repetidas pruebas que ha dado
de atender las altas exigencias de la enseñanza universitaria.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
Un país cuyas exportaciones están casi totalmente constituidas por productos
de la ganadería y de la agricultura, está obligado a dedicar a la proyectada Facultad
elementos y recursos que le den vida propia y exuberante. No se trata de formar
simples profesionales. Precisamente, la creencia de que se intenta tan sólo formar
profesionales, que abran su estudio en las ciudades, ha dado y continúa dando base
a muchas personas para creer que la Facultad de Veterinaria y Agronomía no puede
ser verdaderamente fecunda. Invocan el hecho cierto de que algunos excelentes
veterinarios nacionales han tenido que instalarse fuera del país por falta de trabajo.
Felizmente, de algo más práctico se trata al solicitar la escuela agrícola de Toledo
y la contratación de dos técnicos de renombre europeo: de abrir una carrera al hijo
del estanciero y al hijo del agricultor, para que después de terminados los estudios,
vuelvan a la estancia y a la chacra y apliquen allí sus conocimientos, en vez de sentarse
en su bufete a la espera de una clientela problemática.
Esta gestión de la Universidad es muy amplia y abarca en sus lineamientos
fundamentales otras más modestas, que también se encaminan a conquistar la
escuela agrícola de Toledo, como, por ejemplo la del Departamento de Ganadería
y Agricultura, que procura establecer allí una escuela de capataces. El cargo de
capataz tiene una remuneración muy mezquina y es insuficiente a todas luces
para servir de base a una gran escuela. Puede admitirse como parte integrante
de la preparación que debe obtenerse en los cursos de agronomía y veterinaria,
pero nada más. El alumno que a sus conocimientos teóricos agregue la práctica
que pueden producir el trabajo directo del agricultor en terrenos apropiados y
el trabajo directo del estanciero en haras de primer orden, tendrá las condiciones
necesarias para formar todos los elementos subalternos que conceptúe útiles.
Aparte de estas grandes exigencias nacionales suficientes para dar vida robusta
a las nuevas Facultades, actúa en nuestro país otra igualmente imperiosa para
diversificar cuanto antes la enseñanza universitaria. El estanciero, el agricultor
y el comerciante, apenas consiguen una posición desahogada, mandan sus hijos
a la conquista de una profesión liberal. A la vuelta de varios años, resulta un
médico, un abogado o un escribano, allí donde habría positiva conveniencia en
que se formara una continuador inteligente de la fuente de riqueza a que ya está
vinculado el padre con capitales fuertes e instalaciones valiosas.
Al mismo plan de diversificación de carreras, que abra rumbos más prácticos a la intelectualidad nacional, responde el proyecto de creación de la escuela
Volumen I | 1908
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politécnica […]. Con el concurso de un gran politécnico, de renombre europeo,
podríamos organizar en la escuela de artes y oficios una verdadera facultad industrial y artística, de fecunda actuación en el país.
No se extrañe que con frecuencia hable de la necesidad de contratar grandes
técnicos de Europa. Es la única manera de que ciertas ramas de la enseñanza progresen prontamente, y de que la población universitaria obtenga la preparación
que requieren las tareas de la vida. Es la única manera de que los desembolsos
del tesoro público sean verdaderamente remuneradores. No basta otorgar títulos
o certificados de suficiencia. Es indispensable formar hombres superiores, y los
hombres superiores no se forman sino bajo la dirección de hombres superiores.
Puede decirse que unos cuantos miles de pesos consagrados a la contratación
de grandes técnicos, constituirían para el Estado y para la Universidad la más
incuestionable de todas las economías. Habría que aplicar este criterio con
frecuencia para que las mismas Facultades existentes dieran todo el resultado
que el país tienen derecho a esperar. Así, por ejemplo, en la Facultad de matemáticas sería de inmensa utilidad la contratación de un arquitecto de renombre
que dirigiera la cátedra de arquitectura y levantara el nivel artístico y el buen
gusto en las construcciones.
Llenadas esas exigencias de las profesiones prácticas, habría llegado la oportunidad de acumular elementos y energías para la creación de otras Facultades,
como, por ejemplo, la de filosofía y letras, que aunque no ofrezca hoy por hoy en
nuestro país alicientes pecuniarios a la juventud, es absolutamente indispensable
para complementar el desenvolvimiento vigoroso de la intelectualidad nacional
y tendría seguramente, desde el primer día concurrencia de alumnos selectos.
[Tomado de Eduardo Acevedo, “La enseñanza universitaria en 1905”, en Anales
de la Universidad, T. XVI, N°78, 153-7.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
5. Decreto de asignación de recursos para
las Escuelas de Veterinaria y Agronomía
y los liceos departamentales, agosto de 1906.
Ministerio de Fomento.= DECRETO.= Montevideo Agosto 4 de 1906.=
En virtud de lo dispuesto por art.17 de la ley de 23 de Enero del corriente año
destínase el sobrante de la conversión y reembolso en títulos de la nueva deuda
a la construcción y organización de las Escuelas de Veterinaria, Agronomía y
de las destinadas al fomento de la educación secundaria y superior en los departamentos de campaña; - Considerando que la Universidad ha propuesto en su
nota de 20 de junio ppdo que las referidas Escuelas de Agronomía y Veterinaria
sean comprendidas dentro de su jurisdicción indicando para la ubicación de las
mismas una fracción de los terrenos de propiedad nacional situados a inmediaciones de la Estación Sayago.= Que de la comunicación pasada a este Ministerio
por el de Hacienda con fecha 26 de junio ppdo resulta que el referido sobrante
del Empréstito asciende a $691.992.00 […] destinados por ley a las obras de
que se trata;= Que para la construcción de planos y organización de las Escuelas
de Veterinaria y Agronomía es de suma conveniencia consultar a los profesores
especialistas;= El Presidente de la República.=DECRETA,= Art. 1º. Las escuelas
de Agronomía y Veterinaria quedarán bajo la dependencia de la Universidad; =
Art. 2º. Destínase la cantidad de $691,998.00 […], sobrante de la conversión
de la deuda creada por la ley de 23 de Enero del corriente año a la construcción
y compra de útiles necesarios para aquellos edificios y los que deben servir para
la instalación de catorce escuelas de enseñanza secundaria en los principales
departamentos a instalarse en los pueblos y ciudades de los mismos.= Art. 3º.
El Consejo Universitario presentará a la aprobación del Poder Ejecutivo un plan
aproximado de la repartición de esos fondos entre las escuelas acompañado de un
programa de organización de las mismas y de la distribución racional de locales
después de consultar a los profesores especialistas de Agronomía y Veterinaria.=
Art. 4º. El Departamento Nacional de Ingenieros procederá a confeccionar los
planos correspondientes a dichas escuelas de acuerdo con las instrucciones que
le sean transmitidas por el Consejo de Enseñanza Secundaria y Superior y que
serán sometidos a la aprobación del P.E. y propondrá además el nombramiento
del personal técnico que considere necesario para esos trabajo.= Art. 5º. Los
Volumen I | 1908
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gastos de construcción, organización e instalación de esos centros educacionales,
como también el del personal técnico que considere necesario para la confección
de los proyectos y dirección de las obras, se imputarán a la expresada cantidad;=
Art. 6º. Destínase para la ubicación de las escuelas de Veterinaria y Agronomía,
parte de los terrenos que posee el fisco a inmediaciones de la Estación Sayago,
debiendo determinar oportunamente el área y la ubicación de las mismas,
según resulta de los proyectos a estudio.=Artº.7º. Comuníquese BATLLE Y
ORDOÑEZ.= J A Capurro.=
[Tomado de los expedientes de la Universidad de la República, agosto de 1906,
Caja 91, Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
6. Decreto de creación de las Escuelas
de Agronomía y Veterinaria, setiembre de 1906.
Ministerio de Fomento Decreto Montevideo Setiembre 15 de 1906. Habiéndose dispuesto por el decreto de fecha 4 de Agosto ppdo que las Escuelas
de Agronomía y Veterinaria estarán bajo la dependencia de la Universidad
y Considerando que tal dependencia debe subordinarse a una organización
especial semejante a la que tienen las actuales Facultades de la Universidad,
en las que se cursa determinada enseñanza superior, cuyo aprovechamiento
constatado habilita al individuo para el ejercicio de las profesiones científicas.–
Que la complicación de servicios inherentes al plan general de organización
y funcionamiento de la Sección de agronomía que acaba de aprobar el P.E. lo
mismo que la reglamentación que se dará oportunamente a la enseñanza de la
ciencia veterinaria, justifican acabadamente la solicitud que ha formulado el
Consejo de Enseñanza Secundaria y Superior para que se establezca la Facultad
de Agronomía y Veterinaria, con los cometidos legales de dirección y superintendencia que le son anexos.: El Presidente de la República haciendo uso de la
facultad que le acuerda el Art. 11 de la ley de 14 de Julio de 1885.– Decreta
–Artículo 1º. Créase en la Universidad de la República la Facultad de Agronomía y Veterinaria.– Artículo 2º. Destínase para la ubicación de las Escuelas de
Veterinaria y Agronomía con sus instalaciones, campos de experimentación y
granja o hacienda modelo, todos los terrenos de propiedad nacional situados a
inmediaciones de la Estación Sayago.– Artículo 3º. Queda derogado el art.6º.
del recordado decreto de fecha 4 de agosto ppdo– Artículo 4º. Comuníquese,
etc.– Batlle y Ordoñez. Alfonso Pacheco.
[Tomado de los expedientes de la Universidad de la República, setiembre de 1906,
Caja 91, Carpeta 16, Archivo General de la Nación, Montevideo.]
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7. Discusión de las bases para la creación
de los liceos departamentales
en el Consejo Universitario, octubre de 1906.
En discusión el proyecto de Liceos de E. Secundaria en campaña. El Sr.
Navarro dice que consecuente con ideas que manifestó cuando se habló de este
asunto hace algún tiempo en el Consejo, tiene que manifestar su disidencia
radical con el referido proyecto. Considera que no responde a los verdaderos
fines que debió tener en vista pues esa idea de abrir paso a los alumnos de los
liceos para que ingresen a Veterinaria, Farmacia, etc., etc., es sencillamente
agravar el mal de la raza, agregar bachilleres o pseudo bachilleres al sinnúmero
que ya tenemos, aumentar la gran cantidad de profesionales que no conciben
ya, que no pueden concebir la actividad sino en cargos oficiales. El que habla
concibe de otro modo la misión de los liceos, los concibe difundiendo los beneficios de una cultura general que lo habilite al joven para interpretar la vida
para desarrollar su acción en muchos campos hoy cerrados a ella por falta de
espíritu de investigación y de iniciativa. Las naciones no son grandes, no son
fuertes por la capacidad de esa elite que se llama la clase dirigente; lo son por
el caudal de fuerzas vivas que rodea y acompaña a ésta, en aptitud para interpretar sus ideas para aplicarlas y además con energía propia para explotar muchas
fuentes de actividad y de progreso ignoradas en estos países nuevos, hasta que
vienen del exterior los que han de descubrirlas y revelarlas. El plan peca por su
armonía con ese error fundamental, y así se encuentra en él exceso de idiomas,
exceso de literatura y exceso de composición, cuando debiera preferirse una
enseñanza que desarrolle las aptitudes para la vida, despertando el espíritu de
observación y de investigación. Del mismo modo, el plan exige títulos para el
cargo de profesor de liceo: no debe ser así: esos universitarios van a formar
nuevos bachilleres, van a malograr la acción de los liceos en lo que tiene de útil
y de fecunda, van a agravar el mal reinante, el afán de ir a las profesiones liberales, no el de adquirir una cultura general que les permita ser útiles a la sociedad y a sí mismos en esferas que reclaman desde hace tiempo en vano la presencia de elementos dotados de esa cultura. El Señor Maggiolo contesta manifestando que las ideas generales expresadas por el [ilegible] han recibido satisfacción en la base primera del proyecto. Que en cuanto a la base 6ª, que tanta
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
oposición provoca en el Sr. Navarro no la merece, pues no hay que confundir
ciertas profesiones en las cuales se hace notar efectivamente el mal a que se
refiere aquél con otras que menciona la base 6ª., a las cuales hay aún conveniencia en atraer elementos que tengan una preparación como la que se da en los
liceos. Así no es un mal sino un bien que jóvenes bien preparados de los departamentos vengan a cursar Comercio, Agronomía, Veterinaria y Farmacia, saliendo después de dichas facultades, en situación de prestar buenos servicios en
la industria, en el comercio, etc. En ese sentido la base 6ª. está en armonía con
el propósito feliz que se viene persiguiendo desde hace algún tiempo: el de
poblar esas Facultades diversificando así las actividades de la juventud, absorbidas hoy por dos o tres profesiones. Está en armonía, igualmente, con los
procedimientos adoptados en otros países donde se ha procurado evitar en las
diversas ramas de la enseñanza, esos fondos de saco que parecen un desideratum
al Sr. Navarro, buscando por el contrario que de dichas ramas haya siempre una
salida para las otras superiores. Así en Estados Unidos hay una especie de eslabonamiento entre estos grados: Common School, higli schoole [sic], Colegio
(que corresponden a nuestra enseñanza secundaria) y Universidades. Del Higli
School [sic] correspondiente a los proyectados liceos, se pasa a los colegios. Es
lo mismo que se ha planeado en la base 6ª. evitando que los que salen de los
liceos y quieran dirigir su actividad a esas carreras que conviene difundir y
estimular se encuentran con que una preparación más que suficiente para ingresar a ellas les resulta nula en relación a dichos fines. El Sr. Pena dice que
lamenta que no se haya presentado informe escrito sobre el proyecto pues con
él hubiéranse aclarado muchas dudas, dejándose constancia además como convenía, de los propósitos fundamentales de esa Comisión. Por su parte, puede
decir que las ideas a que el proyecto responde y que inspiran los planes de estudios análogos en los pueblos más adelantados, en Norte América por ejemplo,
no son nuevas para él. Hace la friolera de quince años, les dio forma por escrito
en diversas publicaciones y hoy no sólo las encuentra adoptadas con el mismo
carácter fundamental, sino, lo que es más raro, vaciadas en el mismo molde. La
base 1ª. debiera satisfacer por completo los deseos del Sr. Navarro. Tomada del
“informe de los diez” dice bien claramente lo que deben ser los Liceos con
arreglo a lo que el mismo Sr. Navarro piensa. Dice que tienen por objeto provocar la observación: “Base 1ª. Las escuelas de estudios secundarios que se denominarán “Liceos” tienen por objeto: provocar la observación, disciplinar el
Volumen I | 1908
51
criterio por medio de una enseñanza general que prepare para el cumplimiento
de los deberes de la vida y favorezca el desarrollo y la aplicación de las aptitudes
individuales en las diversas manifestaciones de la actividad nacional”. ¿Qué más
se puede pedir? Que a la palabra observación se agregue investigación pues nada
impide hacerlo. Ahora en cuanto a declarar que esos estudios, que son más
mucho más de lo que exigimos actualmente para ingresar a Comercio, Agronomía, Veterinaria, Farmacia, etc., no sirven de nada, eso es sencillamente
absurdo, es de una injusticia irritante ¡Cómo! Dejamos entrar a esos estudios a
jóvenes mucho menos preparados que los que van a salir de los Liceos, y a estos
les negamos eso mismo, les diremos que de nada sirve la preparación adquirida,
que han de empezar de nuevo la labor que ya realizaron! Esto es inadmisible.
No hay que confundir el fin esencial de los Liceos determinado en la base 1ª.
con la utilidad accesoria que les da la base 6ª. Lo fundamental es lo que la base
1ª. establece. Ahora que muchos de esos jóvenes que salen de los liceos quieren
entrar a las Facultades que la base 6ª. enumera: pues que entren, no se ve con
qué derecho se inhabilitará a esos jóvenes para ponerse en las mismas condiciones que otros menos preparados a quienes se concede dicho ingreso. En cuanto
a hacer de la base 1ª. una verdad eso dependerá de los programas y de los profesores. A este último respecto, el proyecto que se discute responde más a sus
fines que la idea del Sr. Navarro. No quiere éste que se exija ninguna condición
para ser profesor. Pero alguna condición de capacidad hay que establecer. El
proyecto exige título de Facultad Superior o de Bachiller buscando además una
garantía nueva en el examen de competencia en teoría y práctica de la Pedagogía; título de maestro de tercer grado, agregando la exigencia de examen en las
asignaturas a cuya enseñanza se aspire. ¿Falta algo ahí? Tal vez: el que habla
había apuntado una adición en su repartido, estableciendo que el cargo de profesor será desempeñado también por las personas que a juicio del Consejo dieran
las pruebas de suficiencia que aquél determinará. Así estaría completa la base
10ª. pero en cuanto a suprimir toda restricción y toda condición para la provisión de esos cargos, repite que es inadmisible. El Sr. Irureta Goyena dice que el
acompañará al Sr. Navarro en la idea de impedir que con los liceos aumente la
plétora de profesionales de que indudablemente sufre el país; pero que entiende que un fenómeno social tan complejo no puede suprimirse con un reglamento más o menos acertado. Además no ve qué fundamento aceptable se aducirá
para negar a los que salen de los liceos el ingreso a los estudios a que se refiere
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
la base 6ª. desde que la preparación que se obtenga en los liceos será igual o
superior a la que hoy se exige para ese ingreso hay que concederlo. Para negarlo sería preciso trazar programas radicalmente distintos para los liceos y eso ni
el Sr. Navarro ni nadie podrá hacerlo. En vista de lo avanzado de la hora se
suspende la sesión para continuarla el jueves a las 8 ½ de la noche. El acto
termina a las siete cincuenta minutos.
[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N. 13 (abril de 1905–junio de 1907), 11 de octubre 1906, 321-5, Archivo
General de la Universidad de la República, Montevideo.]
Volumen I | 1908
53
8. Decreto de creación de los liceos departamentales,
noviembre de 1906.
Montevideo, 25 de noviembre de 1906
El Gobierno con fecha 28 del corriente ha expedido el siguiente decreto.=
Ministerio de fomento.= decreto.= Montevideo, Noviembre 28 de 1906.=
En cumplimiento del artículo 17 de la ley de fecha 23 de Enero del corriente
año que autoriza al Poder Ejecutivo para destinar parte de los sobrantes de la
operación de conversión de deudas al fomento de la Enseñanza Secundaria en
Campaña;= Apreciado debidamente el plan que el Consejo d enseñanza Secundaria y Superior ha sometido al gobierno sobre establecimiento de Liceos en la
mayor parte de los Departamentos y;= Considerando que el desenvolvimiento
de la enseñanza secundaria debe orientarse con rumbo hacia las grandes necesidades económicas del país, por exigirle así su progreso industrial y científico;=
El Presidente de la República Decreta:= Artículo 1º.- Las escuelas de estudios
secundarios que se denominarán Liceos tienen por objeto: Provocar la observación
y disciplinar el criterio por medio de una enseñanza general que prepare para el
cumplimiento de los deberes de la vida y favorezca al desarrollo y la aplicación
de las aptitudes individuales en las diversas manifestaciones de la actividad
económica.= Artículo 2º.- La dirección general, superintendencia económica
e inspección de los Liceos corresponderá a las autoridades universitarias de
Montevideo.= La Enseñanza en cada Liceo estará a cargo de un Director y de
los Profesores que se consideren necesarios.= Estos Liceos se hallarán siempre
provistos de los gabinetes, laboratorios, museos y bibliotecas que sean indispensables para enseñanza y para fomentar la ejercitación y aprendizaje individual o
directo por el alumno y el estudio personal sobre cosas y fenómenos naturales;
debiendo llevarse por los alumnos libros de notas que serán inspeccionados y
visados por los profesores.= Artículo 3º.- Para ingresar a los Liceos, se requiere:
doce años cumplidos de edad y haber terminado el tercer año del programa de
las escuelas rurales o el quinto de las urbanas donde éstas funcionan o haber sido
aprobado en un examen que comprenda todas las materias del programa de los
cursos rurales.= Este examen será dado en el Liceo.= Artículo 4º. Los estudios
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
de estos Liceos durarán cuatro años.= Artículo 5º.- Cada año comprenderá nueve
meses.= Artículo 6º.- al terminar el curso de cuatro años y previa constancia de
haber rendido las pruebas que el reglamento exija se expedirá un certificado de
estudios de Liceo, que habilitará para el ingreso a las facultades de Comercio,
Agronomía y Veterinaria, a los cursos de notariado, Farmacia, Odontología y
Agrimensura; salvo las limitaciones que el consejo de enseñanza Secundaria
y superior juzgue conveniente establecer para el ingreso a cada una de dichas
carreras.= Los estudios practicados en los Liceos no se considerarán equivalentes
a los del Bachillerato en Ciencias y Letras.= El Consejo determinará las condiciones en que se puedan complementar.= Artículo 7o.- La enseñanza que se dé
en los Liceos comprenderá las siguientes asignaturas: Aritmética, Geometría,
Álgebra, Ejercicios de Aritmética y Álgebra con aplicaciones al cálculo mercantil y Nociones de Teneduría de Libros,- Geografía Descriptiva y elementos de
Geografía Física,- Cosmografía, Dibujo, Física, Química, Nociones de Fisiología
Humana e Higiene,- Historia Natural, (Sociología, Botánica, Mineralogía y
Geología).- Lenguaje y Composición,- Francés, Nociones de Historia Universal
y Americana,- Historia Nacional,- Enseñanza Cívica,- Nociones de Economía
Política (Industrias Nacionales: Ganadería, Agricultura, Comercio, Industrias
Fabriles, otras Industria),- Elementos de Fisiología (Psicología, Lógica y Metafísica) Moral,- Ejercicios Físicos.= Articulo 8º.- Los cursos de estas asignaturas
serán diarios o alternos y se distribuirán en cinco períodos cuya duración será
de una hora.= Los métodos y programas para la enseñanza serán formulados en
armonía con los fines de los Liceos.= En el tercero y cuarto años los alumnos
realizarán excursiones que durarán un mes, acompañados por los profesores de
Ciencias Naturales. Estas excursiones tendrán por objeto especial el estudio de las
particularidades que ofrecen el suelo y las industrias.= […] Artículo 10º.- Para
ser Director de Liceo, se requiere:= Título de Facultad Superior o de Bachiller
en Ciencias y Letras, o justificar capacidad que habilite para la enseñanza en
los Liceos, debiendo darse en estos casos un examen de competencia en teoría y
práctica de la enseñanza cuyo programa se formulará por el Consejo.= Se admitirán también los que tengan título de Maestro de 3er grado, pero el candidato
dará además un examen complementario de suficiencia en las asignaturas a cuya
enseñanza aspire.= También podrá encargarse la Dirección de los Liceos a personas competentes de capacidad probada que puedan contratarse en el extranjero.
El consejo de enseñanza Secundaria y Superior establecerá las condiciones de
Volumen I | 1908
55
su nombramiento. Artículo 11º.- El nombramiento de Directores y Profesores
será hecho directamente por el Consejo, el cual será Juez de la competencia y
condiciones de cada candidato.= Artículo 12º.- Créanse diez Liceos, debiendo
establecerse uno en Rivera y los nueve restantes en las ciudades más pobladas de
la república.= […] Artículo 14º.- Del sobrante del empréstito de conversión se
destina la cantidad de $ 118.000,00, para pago de instalación y de un trimestre
de presupuesto provisional de los Liceos, mientras no se vote un presupuesto
definitivo por el Cuerpo Legislativo. […] Artículo 15º.- El Consejo de Enseñanza
Secundaria y Superior podrá celebrar los arreglos que estime conveniente para
transformar en Liceos los Colegios Habilitados en los departamentos. Artículo
16.- Comuníquese, etc.= BATLLE Y ORDONEZ.= Alfonso Pacheco.
[Tomado de los expedientes de la Universidad de la República, noviembre de
1906, Caja 91, Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo.]
2
La nueva Ley Orgánica
El rectorado de Eduardo Acevedo tuvo particular empatía con las políticas
llevadas adelante por el Presidente José Batlle y Ordoñez y su Ministro de Hacienda José Serrato entre 1904 y 1907. La promoción de mejores condiciones institucionales para el desarrollo de nuevas ramas de conocimiento, el crecimiento
de las ya existentes, la expansión de la enseñanza secundaria y las reformas de los
planes de estudio –analizadas en el capítulo anterior– son algunos ejemplos de
la vinculación existente entre las políticas impulsadas por el primer gobierno de
Batlle y la expansión de la Universidad durante el mandato de Acevedo, dando
continuidad al proceso de modernización universitaria iniciado por el anterior
Rector, Alfredo Vázquez Acevedo, al amparo de la Ley Orgánica de 1885. La
asunción del ex-Rector Claudio Williman como Presidente de la República en
marzo de 1907 puso fin a la consonancia entre la política central del gobierno
y los proyectos de transformación universitaria.
Así, la etapa iniciada en 1907 estuvo marcada por enfrentamientos entre las
autoridades universitarias y el Poder Ejecutivo que culminaron con la renuncia
de Eduardo Acevedo en abril dicho año y la aprobación del proyecto de Ley
Orgánica de la Universidad impulsado por el Presidente Williman y su Ministro
de Industrias, Trabajo e Instrucción Pública, Gabriel Terra, en diciembre de
1908.32 La nueva legalidad de la Universidad puso freno al “proyecto acevedista”
y reorientó el desarrollo técnico y académico de la institución en el largo plazo.
32 El proyecto de reforma de la Ley Orgánica de la Universidad se encontraba desde hacía varios
años encarpetado en la Comisión de Legislación de la Cámara de Diputados.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
Con la importante excepción de la autonomía con respecto al poder político,
que no estaba prevista en la ley de 1908, se sentaron entonces las bases de muchos rasgos perdurables de la estructura y el funcionamiento de la Universidad.
La organización por facultades, la prevalencia de ciertas profesiones liberales
y sus respectivas corporaciones y la participación de profesores, egresados y
estudiantes en el gobierno universitario son algunos de los aspectos heredados
de esta carta orgánica.
Al mismo tiempo, cabe señalar que la nueva coyuntura y la disminución del
apoyo político y económico del Poder Ejecutivo no impidieron la continuación
de varias de las iniciativas mencionadas en el capítulo anterior. El freno más
significativo en términos académicos fue la transformación de Agronomía,
Veterinaria y Comercio en escuelas técnicas. Desde el punto de vista de la organización del gobierno universitario, el cambio más grande fue la consolidación
de los Consejos de las facultades como una fuerza de contralor inexistente hasta
el momento para la política universitaria central llevada adelante por Eduardo
Acevedo. Por último, las reivindicaciones en materia de autonomía política,
económica y administrativa existentes en el seno de la Universidad desde finales
del siglo XIX no estuvieron previstas en el proyecto aprobado, cuestión que
también denotó un triunfo del nuevo oficialismo gubernamental con respecto
a las autoridades universitarias acevedistas.
Este capítulo se centra en la discusión que redundó en la aprobación de esa nueva
Ley Orgánica universitaria en diciembre de 1908. Es importante recordar que hacia
comienzos del siglo XX la Universidad tenía menos de mil alumnos y formaba
principalmente a los jóvenes que luego integraron las sucesivas élites gobernantes.
Este fenómeno provocaba, por un lado, que la temática universitaria fuera de especial
interés para la clase política y, por otro, que las diferencias políticas existentes a nivel
gubernamental se tradujeran de manera expresa en el seno de la educación terciaria.
Así, se fue generando una intensa discusión pública, fundamentalmente a nivel parlamentario, que abarcó tanto los problemas de carácter estrictamente institucional
Volumen I | 1908
61
y de gobierno universitario como diversos asuntos vinculados a las proyecciones de
dicha institución desde el punto de vista académico y educativo.
A comienzos de 1907, aparecieron en la prensa montevideana las primeras
declaraciones del Presidente Williman y el Ministro Terra sobre la reforma de la
Ley Orgánica de la Universidad. La reforma anunciada por el gobierno central
proponía la supresión del Consejo Universitario tal como existía hasta el momento
y la creación de Consejos por facultades que dependieran directamente del Poder
Ejecutivo. El Rector Acevedo reaccionó con rapidez y planteó al Consejo su posible
renuncia al cargo por considerar que la propuesta era condenable e inconsulta y que
había “en el fondo de esos proyectos una cuestión de animosidad personal contra los
hombres dirigentes de la Universidad”. Ante dichos planteamientos, la mayoría del
Consejo manifestó que acompañaría la medida propuesta por el Rector. El consejero
Pablo De María afirmó “que si en efecto el P.E. tiene la idea de suprimir en la forma
anunciada la autonomía universitaria, el Consejo debe asumir una actitud solidaria
con el Rector y los Decanos sea para retirarse, sea para mantenerse en sus puestos
respectivos, luchando por impedir que el proyecto se realice.”33
A fines de abril, el Rector fue convocado por el Ministro Terra para anunciarle
que el edificio universitario en construcción en la avenida 18 de Julio –originalmente destinado a la Facultad de Derecho– sería otorgado a la Facultad de
Matemáticas. Terra argumentó que los abogados eran sobreabundantes en el país,
mientras que “la cantidad de ingenieros [era] todavía reducida y los progresos
materiales del país [harían] crecer forzosamente la demanda de esta clase de
profesionales.”34 Por esa razón, consideraba que un nuevo establecimiento para
33 Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N°13 (abril de 1905–junio
de 1907), 11 de abril de 1907, 438-41, Archivo General de la Universidad de la República,
Montevideo.
34 Expediente titulado “El Dr. Eduardo Acevedo renuncia como Rector y Profesor de Economía
Política. Nombramiento interino del Dr. Ángel Maggiolo como Rector”, en Universidad de
la República, Departamento de Secretaría General, 27 de abril de 1907, Caja 95, Carpeta 80,
Archivo General de la Nación, Montevideo.
62
Universidad de la República | Aniversarios 2008
la Facultad de Matemáticas era un objetivo prioritario para la nueva administración. Sin entrar en el debate de estos argumentos, es claro que la intempestiva
resolución del Poder Ejecutivo no podía tener otra consecuencia que consolidar
la voluntad de Acevedo de renunciar a su cargo.
La decisión del Rector puso fin a la fuerte resistencia que había encontrado
el Poder Ejecutivo para modificar el marco legal de la Universidad. Así, el 14
de mayo de 1907, a escasas dos semanas de la renuncia indeclinable de Acevedo,
Williman y Terra enviaron un mensaje a la Honorable Asamblea General con
el objetivo de dinamizar la discusión sobre la reforma de la Ley Orgánica. El
proyecto de ley fue retomado por la comisión parlamentaria pertinente y hacia
mediados del mes de enero de 1908 se inició en la Cámara de Representantes
una discusión que se prolongó durante todo ese año. El primer mensaje del
Poder Ejecutivo detallaba las orientaciones que pautarían el nuevo rumbo de la
Universidad, mientras el proyecto adjunto otorgaba sustento legal a estas concepciones, muchas veces contrapuestas con las transformaciones universitarias
que se había impulsado en el período anterior.
Desde el punto de vista de la organización institucional, los temas más debatidos fueron el concepto de autonomía, la creación de Consejos por facultades y
el otorgamiento del estatuto de escuelas a las nuevas Facultades de Agronomía,
Veterinaria y Comercio. Con respecto a cómo se votaba y conformaba el gobierno
universitario propiamente dicho, el asunto que concitó mayor polémica fue la
representación directa o indirecta de los colectivos de egresados universitarios
reunidos en la Salas de Doctores y de los estudiantes de cada centro.
De estas discusiones se desprende que las autoridades nacionales otorgaban un
sentido particular a la tan mentada “autonomía universitaria”. Tradicionalmente, esta noción implicaba en seno de la Universidad una mayor independencia
tanto política como económica con respecto al Poder Ejecutivo. La propuesta
impulsada por Williman y Terra, en cambio, consideraba que la autonomía se
Volumen I | 1908
63
definía en términos académicos y estaría asegurada por la creación de Consejos
por facultades y por la ampliación de “las bases [de] los cuerpos electivos con
la intervención directa y principal del profesorado en la marcha universitaria
y con el derecho del voto conferido a los estudiantes.”35 El objetivo era que los
problemas técnicos específicos de cada área fueran tratados en el seno de los
diferentes centros y no quedaran únicamente en manos del Consejo Central. En
el mismo sentido, el Rector sería directamente designado por el Poder Ejecutivo
y los Decanos serían nombrados a propuesta de cada facultad lo que reforzaba
la noción de que los principios autonómicos no estaban relacionados con una
independencia institucional de carácter político o económico, sino con el fortalecimiento y las posibilidades de incidencia de los profesionales vinculados a
cada una de las instituciones.36
Hasta ese momento, el Consejo Universitario era la máxima autoridad de la
institución y estaba conformado por el Rector, los Decanos de Secundaria, Derecho
y Medicina y tres vocales designados por la Sala de Doctores, es decir la comunidad
de profesionales egresados de la Universidad. A su vez, la Ley Orgánica de 1885 no
preveía la designación directa del Rector sino que otorgaba a la Sala de Doctores la
potestad de proponer al Ejecutivo una terna de candidatos.
El mensaje de Williman y Terra implicaba cambios sustanciales en ese estado
de cosas con la idea de ampliar la autonomía de los diferentes centros a costa
de la autoridad central. No resulta sorprendente, por tanto, que su propuesta
provocara airadas reacciones entre los defensores del proyecto universitario
representado en la figura de Eduardo Acevedo. El diputado colorado Joaquín
de Salterain, portavoz en el parlamento de las posiciones acevedistas, citó en
sala las palabras del ex Rector, para quien la propuesta del Ejecutivo tendría un
35 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 14 de enero de 1908, 863.
36 La nueva ley otorgaba mayores atribuciones a los profesionales que desempeñaban su tarea
como profesores en las facultades Derecho, Medicina y Matemáticas. La Sala de Doctores,
compuesta también por aquellos profesionales que no tenían estatuto docente en la Universidad tenía menos capacidad de incidencia en la votación de los consejos de cada facultad.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
efecto totalmente dañino, “envenenándose la tranquila atmósfera universitaria
con el factor de la política variable de cada momento. Si la Universidad debe
ser autónoma, hay que mantener nuestro viejo y prestigioso sistema de elección
por la Sala de Doctores, y asignar a la institución rentas propias en abundancia
que garanticen su autonomía económica.”37
El diputado Carlos Oneto y Viana, miembro de la comisión legislativa y uno
de los principales defensores del proyecto del Poder Ejecutivo en el parlamento,
respondió a las palabras de Salterain afirmando que era necesario “deslindar la
diferencia que existe…entre las Universidades libres, que viven con recursos
propios, que no dependen del Estado, que son las únicas, ellas mismas a quienes
compete elegir sus autoridades, y las universidades oficiales, cuyo presupuesto
es pagado con los dineros de la Nación, cuyos sueldos desde el Portero hasta
el Rector, figuran en el Presupuesto General de Gastos.”38 Según este y otros
partidarios del proyecto, la Ley Orgánica expresaría la autonomía de la Universidad a través de la descentralización de las decisiones en los Consejos de las
Facultades de Derecho y Ciencias Sociales, de Medicina y Ramas Anexas y de
Matemáticas, así como a través de la participación de profesores, estudiantes y
egresados en la elección de los diez miembros de cada Consejo.
El primero en manifestar su desaprobación ante este aspecto de la propuesta
del Ejecutivo fue el diputado nacionalista y ex Rector de la Universidad Alfredo
Vázquez Acevedo quien consideraba que “la facultad de Derecho, la de Medicina,
la de Matemáticas y la Sección de Enseñanza Secundaria forman un todo armónico que obedece a un mismo espíritu, a las mismas tendencias, a las mismas
ideas. […] Cada Consejo y cada Rector –con arreglo al proyecto– gobernarán
su respectiva facultad como lo entiendan, con el criterio y con las ideas que
dominen en ellos. […] Habrá cuatro institutos distintos que marcharán cada
uno a su manera, en lugar de un solo instituto, como sucede hoy, que obedece a
37 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 11 de abril de 1908, 505.
38 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 23 de abril de 1908, 549.
Volumen I | 1908
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una dirección uniforme.”39 A los argumentos de Vázquez Acevedo se sumaban
las citas del informe realizado por Eduardo Acevedo a Joaquín de Salterain,
donde el ex Rector sostenía que “se engañan los que creen que el ingeniero o el
médico, por ejemplo, no pueden aportar concurso útil a la labor universitaria
del jurisconsulto.”40
En un ambiente intelectual todavía dominado por el positivismo, el principio
spenceriano de la “diferenciación de funciones” se convirtió en el fundamento
político para la organización de la Universidad como un “consorcio de facultades”,
en palabras de Blanca París y Juan Oddone. Fue también el fundamento teórico
para que las Facultades de Agronomía, Veterinaria y Comercio, creadas durante
el rectorado de Acevedo, cobraran estatuto de escuelas y quedaran al margen
de la estructura de gobierno universitario.41 El proyecto de Williman y Terra
explicaba claramente que “es en homenaje [a la ley spenceriana] que el Poder
Ejecutivo os propone la separación de los estudios de Agronomía, Comercio y
Veterinaria de la Universidad, que está dirigida hoy por abogados, por médicos
e ingenieros, para confiar aquella enseñanza a comerciantes, industriales, hacendados y agrónomos porque es así como se multiplican los vínculos entre todos
los elementos componentes de un cuerpo social, haciendo más intenso y proficuo
el sentimiento de solidaridad y conquistando para la gran causa educativa el
contingente de otras fuerzas y la aplicación de nuevas energías.”42
Como se señaló anteriormente, el otorgamiento de estatuto de escuelas a
Agronomía, Veterinaria y Comercio, su exclusión del “consorcio de facultades”
y el fortalecimiento de la capacidad de incidencia de los abogados, los médicos y
los ingenieros pertenecientes a la Universidad a través de los diferentes consejos
39 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 14 de enero de 1908, 863. En la primera
versión del proyecto la Sección de Enseñanza Secundaria también se constituiría como facultad.
40 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 11 de abril de 1908, 496.
41 Ver Juan Antonio Oddone y Blanca París, La Universidad uruguaya desde el militarismo a
la crisis, 1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971), 83.
42 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 14 de enero de 1908, 864.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
fueron los aspectos centrales en el cambio de orientación del Poder Ejecutivo
con respecto a cómo debía estar organizada la Universidad y en función de esto
cuáles serían sus funciones académicas y docentes.
Otros cambios sustantivos tuvieron que ver con la elección de autoridades y el
ejercicio del gobierno universitario, especialmente en relación a la participación
estudiantil. Al comenzar a discutirse las primeras versiones del proyecto, sus
detractores observaron que no se requería título facultativo a todos los miembros
de los Consejos, lo cual abría la posibilidad de que los estudiantes participaran
directamente en los mismos. El diputado Julio Ma. Sosa argumentó a favor de
esta posibilidad al afirmar que “si todos los miembros del Consejo –aún el representante del elemento estudiantil– deben poseer título universitario, no veo
qué interés podrán tener dichos estudiantes en hacer representar sus intereses
–que, en un caso dado, quizás no estuvieran estrictamente representados– por
una persona ya titulada, ajena a ellos mismos, en el Consejo de las Facultades.”
El representante colorado Manuel B. Otero respondió que “se puede admitir
que los estudiantes designen a una persona para que eventualmente sea partícipe
de sus aspiraciones dentro de los Consejos de las Facultades; pero que designen
a una persona que esté científicamente a la altura de los demás miembros de la
Facultad.”43 Ésta fue la propuesta que primó.
Otro de los aspectos que motivó la discusión con respecto a la conformación
del gobierno universitario fue la participación de la Sala de Doctores en la elección de los Consejos. En el proyecto, estos órganos tendrían diez miembros: seis
serían electos por los profesores de la facultad, uno por los estudiantes y los tres
restantes por la Sala de Doctores. Según el diputado Gregorio L. Rodríguez,
este nuevo sistema provocaría una pérdida de interés de las diferentes Salas por
las elecciones universitarias, dada la escasa representación que tendrían en los
Consejos. El diputado Oneto y Viana, informante de la Comisión de Instrucción
43 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de mayo de 1908, 87.
Volumen I | 1908
67
Pública, aclaró que el interés de la ley consistía en que “los profesores pudieran
primar en el Consejo, no sólo asegurándose un número en mayoría de miembros representantes del profesorado, sino siendo ellos los únicos encargados
de elegirlo.”44 La Comisión consideraba que los universitarios conocían mejor
las aptitudes de los profesores postulantes al Consejo y que, en la práctica, los
profesionales que no desempeñaban funciones universitarias no solían participar
de manera activa en la democracia universitaria.
Por otra parte, el fundamento de la nueva carta orgánica de la Universidad
era crear las condiciones para que los integrantes de cada facultad tuvieran mayor
incidencia en la vida de la institución y en las definiciones con respecto a su
rumbo. Sin embargo, la discusión parlamentaria resultó en una reducción de la
cantidad de representantes elegidos por los profesores a cuatro miembros y un
aumento del número de consejeros elegidos por las Salas de Doctores. De esta
forma, los mecanismos de elección quedaban a medio camino entre las viejas
modalidades de designación de las autoridades universitarias y la nueva forma
organizativa propuesta por el Poder Ejecutivo. En la versión final de la ley, de
los diez miembros de cada Consejo, cuatro debían ser profesores de la facultad
y el resto debían ser profesionales titulados de la misma. Uno de los miembros
sería votado por los estudiantes adquiriendo de este modo derecho al voto, pero
restringiéndose su participación directa en los órganos de decisión.
La ley fue finalmente aprobada el 30 de diciembre de 1908. La separación de
las nuevas ramas creadas por el rectorado anterior y orientadas a diversificar los
estudios para contribuir al desarrollo agropecuario, industrial y comercial del
país, así como el otorgamiento de mayores espacios a las profesiones liberales
perfilaban un cambio de rumbo político de la Universidad. Estas transformaciones afectaban tanto a la organización universitaria propiamente dicha como a la
definición del papel de la educación terciaria en la sociedad. ¿Debía la Universi44 Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 9 de mayo de 1908, 93.
68
Universidad de la República | Aniversarios 2008
dad formar a quienes luego ejercerían libremente las profesiones decimonónicas
o constituirían las élites de gobierno? ¿O también debía desarrollar en su seno
formaciones destinadas al desarrollo económico del país? La ley universitaria
de 1908 parece haber optado por la primera vía. La comunidad universitaria
siguió debatiendo sus consecuencias durante largas décadas.
Documentos
1. La renuncia de Eduardo Acevedo, abril de 1907.
El Sr. Rector dice que dos señores miembros del Consejo han pedido sesión
extraordinaria y que sabiendo con qué objeto lo han hecho debe dar algunas explicaciones previas. Un diario publicó el lunes la noticia de que el P. E. [Poder Ejecutivo]
había resuelto la supresión de la Universidad y sus autoridades o sea del Consejo y
del Rector, creando los Consejos de Facultad bajo la inmediata superintendencia del
Ministerio. Que en ese proyecto, condenable en sí mismo, porque importa la supresión
absoluta de la autonomía universitaria desde que las Facds. [facultades] serán simples
oficinas administrativas dependientes del Ministerio, hay además una falta absoluta
de consideración de las autoridades universitarias que ni siquiera por fórmula han sido
consultadas al respecto, y a las que se mira como algo perjudicial, como algo que es
necesario destruir de inmediato, pues en el suelto referido se revelaba bien claramente
que había urgencia en destruir la actual organización universitaria. Que en presencia
de tales hechos y sabiendo además que hay en el fondo de esos proyectos una cuestión
de animosidad personal contra los hombres dirigentes de la Universidad, el que habla resolvió presentar renuncia del cargo que desempeña y habiéndole manifestado
su resolución a los Sres. Decanos, éstos agregaron que asumirían la misma actitud
conviniendo en aplazarla hasta que hubiera una manifestación oficial en el sentido
anunciado. El Sr. De María dice que él es uno de los que pidieron sesión y que lo hizo
en conocimiento de lo que ha referido el Sr. Rector. Considerando que si en efecto el P.E.
tiene la idea de suprimir en la forma anunciada la autonomía universitaria, el Consejo
debe asumir una actitud solidaria con el Rector y los Decanos sea para retirarse, sea
para mantenerse en sus puestos respectivos, luchando por impedir que el proyecto se
realice. Por eso, pues, solicitó la sesión pero los informes que se le han dado respecto
de la actitud del P.E., le hacen creer que si la idea en cuestión ha existido no se trata de
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
realizarla de inmediato como parecía, por lo cual cree que el Consejo ha de mantenerse
a la expectativa debiendo el Sr. Rector convocarlo no bien se produzca alguna novedad
en el asunto. El Sr. Pena expresa que efectivamente sus informes lo autorizan para creer
por lo menos que transcurrirá algún tiempo antes de que el proyecto de que se trata
se realice por lo cual afirma también que el Consejo debe pasar al orden del día. El Sr.
Irureta Goyena dice que desde que tuvo conocimiento de la actitud que el Sr. Rector
y otras autoridades universitarias resolvieron adoptar, se formó la resolución de acompañarlos en ella, considerando que si en otros tiempos el hecho de haberse atribuido
el P.E. el derecho de separar a un profesor, provocó el movimiento de reacción en la
Universidad por todos conocido, la Supresión Completa de la autonomía universitaria
que es lo que parece buscarse hoy justifica mucho más aún que se proceda en su forma.
Considera, sin embargo, dudosos los informes a que se ha referido el Sr. Pena, informes
que él por su parte ha recibido de otras fuentes, que debe aplazarse toda resolución.
El señor Maggiolo dice que él quiere dejar constancia que al cambiar ideas con el Sr.
Rector y los otros Decanos sobre el hecho de que se trata no abrió opinión sobre los
proyectos que se atribuían al P.E. considerando, como lo dijo, que no era posible atribuir tal importancia a un suelto de diario. El Sr. Rector contesta que al hablar de la
coincidencia entre sus ideas y las de los Srs. Decanos se refirió tan sólo a la resolución
de renunciar, pero que como las últimas palabras del Sr. Maggiolo pudieran hacerle
aparecer procediendo con ligereza basado en simples rumores recogidos por un diario
que le consta y así lo manifestó a los Srs. Decanos que el suelto en que se anunciaban
los referidos proyectos fue escrito por el Dr. Amézaga por indicación con arreglo a
los informes del Sr. Presidente de la República. El Sr. Navarro dice que quiere dejar
establecido que en la conferencia del Sr. Rector con los demás decanos se acordó que
renunciarían todos en el caso en que la noticia del Suelto referido, fuera exacta. EL Sr.
García de Zuñiga se adhiere a esta manifestación.
[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N°13 (abril de 1905-junio de 1907), 11 de abril de 1907, 438-41, Archivo
General de la Universidad de la República, Montevideo.]
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El Sr. Rector da cuenta de que hace algunos días fue llamado por el Sr.
Ministro Dr. Terra quien le manifestó que el P.E. [Poder Ejecutivo] tenía la
idea de no construir la Facultad de Derecho, destinando, en cambio, el edificio
en construcción a la Facultad de Matemáticas; que él, por su parte le hizo
observar que la Fac. de Derecho necesita con tanta urgencia como las demás
otro local, que la de matemáticas, si sus enseñanzas habían de ser prácticas y
no como hasta hoy exclusivamente teóricas, reclama una vasta extensión de
terreno en los alrededores de la Ciudad para instalación de máquinas, ejercicios
sobre cursos de agua, etc., que por lo demás se podía responder sin grandes
erogaciones a estas exigencias, suspendiendo las otras de los demás edificios
que no han sido aún licitados. El Sr. Ministro prometió consultar al Presidente
y comunicar la resolución del P.E. a la Universidad lo que se ha hecho en el
mismo sentido por medio de la nota de que se da lectura. Esta nota, agrega,
unida a la noticia que dio un diario recogida de labios del Presidente de la
República respecto del proyecto de supresión del Consejo y del Rector, a la
nota ya conocida sobre acumulaciones y a la interpelación que el mismo señor
Ministro le ha hecho anunciando sobre el régimen de exoneraciones, le demuestra que hay una evidente hostilidad a su persona en el actual gobierno, y con el
deseo de impedir que ella perjudique a la Universidad ha resuelto eliminarse
por lo cual ha elevado al P.E. su renuncia indeclinable. En consecuencia, él
por su parte, no tiene nada que hacer en este asunto, pero cree que el Consejo
debe trabajar para impedir que se realice lo que anuncia la nota, por lo cual
cree que ésta debe pasar a Comisión. El Sr. García de Zúñiga dice que debe
exponer al Consejo su actitud en este incidente; que el señor Ministro Terra
lo llamó poco después de hacerse cargo del ministerio y le dijo que el P.E.
entendía que no debía construirse la Fac. de Derecho, consultándolo respecto
de si la de matemáticas podría ser instalada en el terreno destinado a aquélla,
en la inmediaciones de la ciudad para ciertas instalaciones, que él mirando la
cuestión desde el punto de vista, en cierto modo egoísta, de los intereses de
la Fac. de matemáticas, le manifestó que tal proyecto era muy realizable, no
habiendo dado antes cuenta al Consejo porque el señor Ministro le impuso
reserva bajo su palabra. El Sr. Terra dice que no tiene objeto el pasar este
asunto a informe de Comisión cuando el Sr. Decano de Matemáticas miembro
del Consejo ha informado al Sr. Ministro contra las resoluciones del mismo
Consejo y aún contra la ley, pues por ley está resuelta la Construcción de la
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
Facultad de Derecho en el paraje en que ahora el P.E. quiere construir la Fac. de
Matemáticas. El Sr. García de Zúñiga dice que él no era miembro del Consejo
cuando se resolvió la ubicación de los edificios universitarios, replicando al
Sr. Terra que eso no obsta para que el Sr. Decano, siéndolo ahora reconociera
sus obligaciones de tal y por lo menos diera cuenta a la Corporación de lo
ocurrido entre él y el señor Ministro. Se resuelve pasar el asunto a Comisión
designándose para constituirla al Dr. Irureta Goyena y al Dr. Terra siendo
sustituido éste por excusación, con el Dr. De María.
[Tomado del Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N°13 (abril de 1905-junio de 1907), 25 de abril de 1907, 451-2, Archivo
General de la Universidad de la República, Montevideo.]
Montevideo, Abril 27 de 1907.- Exmo. Señor Ministro de Industrias, Trabajo
e Instrucción Pública, doctor don Gabriel Terra. Presento renuncia del cargo de
rector de la Universidad de la Montevideo, con que fui honrado por decreto del 3
de agosto de 1904, recaído al pie de la terna propuesta por la sala de doctores.
Quedan a la mitad del camino diez o doce obras e iniciativas de importancia,
que exigirán por algún tiempo más la decidida consagración de energía de los
decanos y mi intervención personal y directa. Basta leer, para persuadirse de
ello, la memoria de 1906 que se está repartiendo
Estoy por lo tanto obligado a expresar las causas de mi actitud, por la
responsabilidad a que podría dar margen el fracaso de algunas de esas obras e
iniciativas, y porque con motivo de mi renuncia acaban de presentar por escrito
las suyas dos eminentes compatriotas que han honrado grandemente la causa de
la enseñanza universitaria durante mi rectorado los doctores Pena y Navarro,
decanos de derecho y de medicina.
Y para explicar dichas causas con amplitud, presento también a V.E. renuncia
del cargo de catedrático en propiedad de Economía Política y Finanzas, que vengo
desempeñando desde hace veinte años sin interrupción alguna y con una consagración sólo explicable por el inmenso cariño que profeso a la enseñanza.
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Desde que se produjo el cambio en la presidencia de la república, hace
cuarenta y tantos días, variaron fundamentalmente las condiciones del medio
ambiente universitario.
Empezó el poder ejecutivo por comunicar una información oficial, de la que
resultaba que el consejo universitario y el rectorado debían ser disueltos con
verdadera urgencia, organizándose en su lugar consejos especiales de facultades,
que dependerían del ministerio. Precisamente se elegía, para preconizar la
grave reforma contra la vieja y prestigiosa autonomía universitaria, una oportunidad que si algo evidenciaba era la enorme labor del consejo universitario
de enseñanza secundaria y superior. Vale la pena de agregar que en el mundo
entero se manifiesta hoy una tendencia decidida a favor de la reconcentración
de facultades en una universidad central, precisamente del modelo de la que
funciona en Montevideo.
Pocos días después, comunicó oficialmente V. E. al rector, que el poder ejecutivo juzgaba que la facultad de derecho debía ceder su edificio en construcción
para asiento de la facultad de matemáticas. Observé a V. E. que la facultad de
derecho tenía necesidad de un amplio local y que nada ganaría con el cambio la
facultad de matemáticas, desde que ésta requiere para la debida reorganización
de la enseñanza, vastos talleres que sólo pueden instalarse en superficies de tres
o cuatro hectáreas.
Agregué que, en último caso, dentro de la ampliación proyectada del empréstito universitario, habría combinaciones para construir un edificio más, destinando a ese objeto las sumas correspondientes a las obras no licitadas todavía.
Ayer me trasmitió V. E. la resolución final del poder ejecutivo, concordante con
la ya conocida. Invoca la nota que la facultad de derecho no necesita edificios
que suponen un rendimiento de mil quinientos pesos mensuales, cuando el
ministerio mejor instalado sólo paga doscientos treinta pesos mensuales, como
si las oficinas de un ministerio pudieran parangonarse con el funcionamiento
de dos facultades superiores.
Expresa también la nota que la prudencia aconseja la limitación de los
gastos, ya que por errores lamentables ha resultado triplicado el costo de los
edificios universitarios, como si no fuera cierto que la autorización de las obras
y los respectivos contratos celebrados por el departamento nacional de ingenieros, han sido autorizados y [ilegible] por el mismo poder ejecutivo, cuyo alto
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
poder, en su mensaje de octubre de 1907 y al inaugurar las sesiones ordinarias
en 25 de febrero de 1907, pidió expresamente a la asamblea, con vivo interés,
la ampliación del empréstito para pagar el excedente de gastos autorizados, ya
que ni siguiera había que arbitrar nuevos recursos, desde que la universidad
consideraba suficientes los actuales.
Casi en los mismos momentos en que llegaba esa nota, V. E. me pedía apresuradamente los antecedentes relativos al régimen de exoneración de exámenes,
invocando la inminencia de interpelaciones parlamentarias sobre un sistema de
comprobación de aptitudes que el consejo resolvió ensayar de acuerdo con sus facultades legales y con la autorización expresa y reiterada del poder ejecutivo.
Comprenderá V. E. que en tales circunstancias es imposible que un funcionario tenga tranquilidad y tiempo para proseguir trabajos que reclaman una
consagración enorme. Dirían que al subir al poder el señor doctor Williman ha
encontrado que todo el mecanismo administrativo marcha admirablemente con
la excepción de la universidad, que constituye un grave lunar que es necesario
y urgente extirpar. Hace diez meses tuvo lugar la colocación de la piedra fundamental del mismo edificio que ahora se repite innecesario para la facultad de
derecho y el señor doctor Williman, entonces ministro de gobierno, pronunció
con tal motivo las siguientes palabras que eran fiel reflejo del notable entusiasmo con que el ex presidente señor Batlle y Ordóñez acompañaba la acción de
la universidad:
“Con un criterio inspirado en propósitos de progresos, las autoridades
universitarias comprendieron que no es suficiente la exuberancia de material
científico de enseñanza y la existencia de valiosas bibliotecas, adquiridas con
grandes sacrificios durante muchos años. Comprendieron que era indispensable
también disponer de vastos locales y de instalaciones apropiadas, atendiendo y
con razón preferentemente esa cuestión de vital interés para la institución universitaria. La cuestión de la piedra fundamental de este futuro edificio destinado
a las facultades de derecho y ciencias sociales y de comercio es un nuevo paso en
la realización de ese anhelo, que acariciaron de tiempo atrás las autoridades de
nuestro gran centro de enseñanza y que con encomiable empeño han logrado
realizar las actuales salvando las muchas dificultades que con frecuencia se han
presentado al quererse llevar a término los proyectos de construcción para las
diversas facultades que constituyen nuestra universidad.
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“Corresponde ahora a las actuales autoridades superiores de nuestra universidad, el honor y la legítima satisfacción de haber en definitiva resuelto el
apremiante problema, presentándonos dentro de pocos años, varios grandes
locales con destino especial para cada una de ellas, y en los cuales se podrá
iniciar la nueva enseñanza universitaria de acuerdo con los métodos aconsejados por la ciencia.
En cuanto al régimen de exoneración de exámenes, puedo decir que en
países europeos que marchan a la vanguardia de la enseñanza, se considera ya
resuelto el problema, en el sentido de que las pruebas diarias de capacidad que
dan los alumnos en clase, valen infinitamente más que la preparación realizada
en la víspera del examen. Podrá ofrecer graves defectos la forma de ejecución
del régimen que actualmente se ensaya en la universidad. Pero el pensamiento
a que responde ese régimen no tardará en imponerse a sus impugnadores con la
fuerza abrumadora de las grandes conquistas de la ciencia de la educación.
Sea cual fuere la suerte de las reformas realizadas, es lo cierto que los infecundos, los que no saben lo que es realizar una obra, forman ya legión, y que
los intereses permanentes de la universidad exigen la eliminación de personas
a que responde esta renuncia.
Pido a V. E. quiera establecer la forma en que debo hacer entrega del rectorado. Saluda a V.E. atentamente. Eduardo Acevedo
[Tomado de El Siglo, 27 de abril de 1907, 5.]
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2. La respuesta de Terra a Acevedo, abril de 1907.
Montevideo, Abril 27 de 1907
Han causado sorpresa al Poder Ejecutivo los motivos en que V.S. funda las renuncias de los cargos de Rector y Profesor de Economía Política de la Universidad.
Empieza el señor rector por manifestar que el Poder Ejecutivo comunicó
como información oficial que el Consejo Universitario y el Rectorado debían ser
disueltos con verdadera urgencia, organizándose en su lugar Consejos especiales
de facultades que dependerían del Ministerio, y esto encierra un malentendido
porque el Poder Ejecutivo no ha formulado semejante comunicación.
Es cierto sí que el Poder Ejecutivo se preocupa desde hace algún tiempo de
estudiar una nueva organización universitaria consultando los principios de la
división del trabajo, de la especialización de las funciones y la conveniencia de
incorporar nuevos elementos a la causa de la enseñanza –pero lejos de abrigar
propósitos que afecten la llamada autonomía universitaria persigue con esa
reforma dar más amplia base a lo que hoy no existe desde que el Consejo está
actualmente completamente limitado en sus atribuciones por las leyes de 1885
y 1889, siendo público y notorio que hace años la Cámara de Senadores sancionó un proyecto que le devuelve algunas facultades, proyecto que ha quedado
encarpetado en la Comisión de Legislación de la Cámara de Representantes.
El Poder Ejecutivo no ha resuelto todavía si ha de suprimir el cargo de
Rector, si ha de crear o no el Consejo General sobre los Consejos de las Facultades, porque tal cosa depende de un acuerdo que tengo que celebrar con el Sr.
Presidente de la República y francamente no me explico que el Dr. Acevedo,
considerándose jefe de un organismo autónomo, se apresure a eliminarse de su
alto cargo por simples noticias más o menos incompletas de la prensa. Es usted
redactor de uno de los principales diarios del país y es demostrar muy poca fe
en la influencia de la propaganda cuando todavía queda la amplia discusión del
proyecto a remitirse en el seno de la Asamblea Legislativa, y ante su actitud
de renuncia cabe suponer que este es el dilema: o cree que la H. A. General
no atiende razones y acepta toda iniciativa del P. E. aunque sea mala, lo que
constituiría una injuria que no debo atribuirle, o en realidad está convencido de
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que al retirarse del Rectorado no lleva la bandera de la autonomía universitaria
que nadie ha pretendido menoscabar.
Agrega Ud. que en el mundo entero se manifiesta decidido a favor de la
reconcentración de las facultades en una Universidad central, precisamente del
modelo de la que funciona en Montevideo, y esta afirmación necesitaría ejemplos
concretos admitirla, porque si es cierto que la ley de 1896, unió en Francia varios
institutos, -verdaderas oficinas dependientes del P. E.- en una sola universidad,
también lo es de que en aquel país la Universidad no es símbolo de autonomía
o independencia porque la dinastía napoleónica creó la Universidad imperial
como instrumento evidente del despotismo.
Llena de sorpresa que el Dr. Acevedo, cuya ilustración es notoriamente
indiscutible, nos hable de un modelo común de Universidad que se sigue en
Montevideo, siendo cierto que estas instituciones tienen en cada país, caracteres
especiales, formas que son peculiares a cada pueblo y que provienen de múltiples
factores tradicionales completamente distintos. Si no puede invocarse razonablemente como causa de su renuncia la defensa de la autonomía universitaria,
que será respetada en la reforma que propondrá el P. E. que lleva su espíritu
liberal hasta dar representación a los estudiantes en los Consejos a crearse como
ejemplo de democracia y escuela de civismo, tampoco es causa de renuncia el
pedido de algunos datos que me vi obligado a hacer para resolver con acierto
cuestiones que se me presentan como Ministro. Si usted cree que esos informes
que como funcionario estaba obligado a dar y que nunca imaginé que pudieran
afectar su tranquilidad, se solicitaban únicamente de la Universidad –único
[ilegible] que el Dr. Williman encontró a la Administración– según sus palabras
ud. está profundamente equivocado. De mi ministerio sé decir que todos los
funcionarios que de él dependen, han tenido que responder en los cuarenta días
que llevo en la Cartera, a múltiples cuestiones y tengo el placer de constatar
que desde el Inspector de Instrucción Primaria, Dr. Abel Pérez J. Pérez, que
casi diariamente concurre a mi despacho y que ha colaborado eficazmente con
el proyecto de las ciento cincuenta escuelas, convertido en Ley de la República
y que en estos momentos estudia con el que suscribe el medio de aumentar los
sueldos de los maestros en todo el país y de crear escuelas nocturnas de adultos
y especialmente para obreros en las capitales departamentales, -hasta el más
humilde jefe de la más modesta sección de los servicios a mi cargo se muestran
complacidos de que el actual gobierno se preocupe de los asuntos que con sus
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
reparticiones se relacionan, con el interés y la actividad, que permite la reciente
subdivisión de las tareas del ministro de fomento.
Excepcionalmente pues, el Sr. Rector invoca como motivo de su renuncia
algunos informes que solicité de la Universidad y una entrevista en la que creí
oportuno indicarle las razones que tenía el P.E. para preferir la instalación de
la Facultad de Matemática a la de Derecho en el edificio que hoy se levanta en
la calle 18 de Julio.
No consistió mi propósito en combatir la iniciativa de los edificios universitarios inaugurados en la pasada administración por el actual presidente de la
república en palabras que podría repetir hoy sin contradecirse en lo más mínimo.
Mi propósito fue el de dar preferencia en la ubicación a la facultad que dentro
de la tendencia moderna de la enseñanza conviene de primer término atender.
No hay más que un centenar de estudiantes de la Facultad de Derecho y
no debe ser deseo de los poderes públicos de aumentar esa cifra, porque abogados hay de sobra y constituye su número un mal social, cuyo incremento es
menester evitar y en cambio la cantidad de ingenieros es todavía reducida y
los progresos materiales del país harán crecer forzosamente la demanda de esta
clase de profesionales.
Esa razón de preferencia podrá ser discutida, pero de ninguna manera afirmándose que dentro de los actuales recursos universitarios, ambas facultades
podrían tener ubicación propia y por demás suntuosa.
Los recursos universitarios actuales provienen en cuanto a los edificios de
un impuesto sobre la transmisión de la propiedad inmueble bastante gravoso y
anti-económico y de otro impuesto sobre los depósitos judiciales, y sólo afectando
a estas rentas por más de veinte años se podrá llevar adelante el plan lujoso de
edificación que proyectaba el Sr. Rector de la Universidad.
El P.E. en sus vistas de conjunto se encuentra con mil necesidades que se
relacionan muchas de ellas también con la enseñanza y no puede patrocinar la
afectación de esas rentas sino elevándose a la vez por completo las más indispensables exigencias que es de su deber atender, y estas ideas de por sí respetables
y que serán por otro lado tema de ulteriores debates en el seno del parlamento
no podían tampoco originar la renuncia del Sr. Rector.
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Por la alta consideración que la persona de ud. me inspira, he meditado
sobre los verdaderos motivos que pudieran influir en semejante decisión y creo
encontrarlas en la implantación del régimen de las exoneraciones que ha inspirado entusiasmos dignos de mejor causa.
Ese régimen llevado a la práctica con un absolutismo inexplicable, ha sido
condenado públicamente en forma más o menos franca por casi todos los profesores, la prensa y la opinión en general, y el Rector que en un documento
original adelantó su forma de pensar en el sentido de no aceptar el correctivo
que todos aconsejan para evitar el derrumbe del crédito de nuestra primera
institución de enseñanza, correctivo que consiste en los exámenes periódicos
durante el funcionamiento de las clases, -tendrá inevitablemente que eliminarse
como consecuencia lógica de su actitud extrema y radical.
Por esto es que el Poder Ejecutivo se ve obligado a aceptar la renuncia que
Ud. presenta del cargo de Rector de la Universidad, no haciendo lo mismo con
la del puesto de Profesor de Economía Política y Finanzas que desempeña con
tanto mérito porque a su juicio no tiene razón de ser.
Y al llevar a su conocimiento tal resolución debo confesarle que no contesto
la última expresión de su nota en la que habla de legiones de infecundos que no
saben lo que es realizar una obra porque no comprendo lo que esa frase significa
dentro de la serenidad de espíritu que es dable exigir a un alto funcionario.
En oportunidad comunicaré a usted la forma en que ha de entregar el
Rectorado.
Saludo a Ud. atten.
Gabriel Terra
[Tomado de los expedientes de la Universidad de la República, abril de 1907,
Caja 95, Carpeta 80, Archivo General de la Nación, Montevideo.]
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3. Mensaje del Poder Ejecutivo a la Asamblea General,
mayo de 1907.
Montevideo, 14 de mayo de 1907
Honorable Asamblea General:
Remito a V. H., sometiéndolo a su alta consideración, un proyecto de ley que
da una nueva forma orgánica a la Universidad de Montevideo, en armonía con
los progresos de dicha institución y con las modernas exigencias de la enseñanza
secundaria y superior.
No hace mucho tiempo que siendo el señor Nassi Ministro de Instrucción
Pública en Italia, se dictó un reglamento para que las universidades, confiriendo
mayores atribuciones al Gobierno en la elección de los rectores y del profesorado; se suprimió el sistema de la terna, sustituyéndolo por el de nombramiento
directo del Rector, dándose facultades al Ministro de Instrucción Pública para
designar la comisión que determinará entre los pretendientes a las cátedras cuál
debía ser el favorecido.
Comentando estas reformas, decía una de las principales revistas europeas,
que ellas indicaban el triunfo en Italia de las mismas tendencias centralistas ya
dominantes en Alemania y en Inglaterra.
Efectivamente, el doctor Bunge, enviado a Europa por el Ministro argentino
doctor Osvaldo Magnasco para que estudiara los institutos de educación, demuestra cómo en estos últimos tiempos, en las dos clásicas universidades inglesas
de Oxford y Cambridge, la autonomía económica no escapa a la intervención
y superintendencia del Gobierno, y el mismo doctor Bunge, hablando de las
actuales universidades francesas, las denomina ‘hechuras del Estado’.
El proyecto que remito a V. H. se aparta de esa tendencia que considero
inconveniente y que desde luego iría contra la corriente de aspiraciones hacia
la autonomía, no convertidas aún en ley, pero que constituyen indiscutiblemente un ideal que se persigue y que, formando hermosa tradición, ha defendido los fueros del profesorado y el espíritu de iniciativa de las autoridades
universitarias en las mismas épocas de mayor perturbación política.
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Respetada esta tradición de independencia, el Poder Ejecutivo ha querido
avanzar dando más amplias bases a los cuerpos electivos con la intervención
directa y principal del profesorado en la marcha universitaria y con el derecho
del voto conferido a los estudiantes, no solamente como saludable enseñanza
democrática, sino también como acto de justicia, que no es otro el que les da
la representación genuina destinada muchas veces a llevar al seno de las autoridades la expresión de atendibles exigencias, y a consagrar entre los elementos
que estudian y los que enseñan una perdurable solidaridad, que contribuirá en
primer término al desenvolvimiento de la cultura y de la ciencia.
Pero las universidades en ningún país abarcan las enseñanzas de Agronomía, el Comercio y la Veterinaria, estudios que dan lugar pomposamente entre
nosotros a la existencia de otras tantas Facultades.
Empezaríamos esa enseñanza de tal manera que resultaría inútil y contraproducente, desde que una Facultad de Agronomía, no puede crearse sino
para proporcionar los conocimientos más profundos o superiores de la ciencia
agrícola. Fue M. Candel quien, en uno de los últimos Congresos Internacionales de enseñanza superior, promovió la cuestión de si convenía introducir
las materias agrícolas e industriales en la enseñanza universitaria. Este punto
puesto en debate en la reunión de notables especialistas, hizo que se recordara
que la Universidad ‘Louvain’ era la única en el mundo que contaba con una
Facultad de ciencias agrícolas, pero no para reemplazar a las escuelas primarias
y secundarias de agricultura que actuaban al mismo tiempo con toda profusión
y sí solamente para complementar y perfeccionar los estudios que en aquellas
escuelas se iniciaban. El Congreso, después de estudiar el tema promovido por
el Dr. Candel, emitió voto de que en las Universidades debía establecerse la
enseñanza en materias agrícolas, industriales y comerciales, pero en un carácter
superior y esencialmente científico.
Nadie podrá sostener que es esto lo que el país necesita por el momento,
cuando lo que se pretende es precisamente lo contrario: es hacer enseñanza
profesional, práctica, desalojando en absoluto todo propósito de especulación
científica, o teoría pura, que sería una vanidad y un absurdo para nuestro país
en el transcurso de muchos años todavía.
Mal podemos ambicionar la enseñanza superior cuando recién iniciamos a nuestra
juventud en esas nuevas carreras, y debemos por ahora limitarnos a pretender que
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
los que las sigan conozcan lo necesario para ser buenos capataces o administradores
de establecimientos agropecuarios o buenos dependientes de comercio y nunca
propender a crear otra clase de doctores en agronomía o en cuestiones comerciales
que sólo servirían, dentro de nuestro medio, para cruzar con un título incómodo,
por más honroso que fuera, una vida de esterilidad y de pobreza en compañía de las
otras víctimas ya abundantes que forman el proletariado intelectual.
Pero además, Honorable Asamblea, es violar una ley que se impone a todas las
sociedades y a todos los organismos, el reunir en un solo instituto toda la enseñanza
de un país, como si aconsejaran ese plan centralista estrechos vínculos que no existen
entre los estudios superiores y los simplemente profesionales y técnicos.
El mismo concepto de la Universidad, si bien es respetable por la tradición ante la realidad de lo que alcanza hoy el intelecto del hombre con
los progresos de la ciencia, constituye un verdadero absurdo, que pudieron
sostenerlo con sinceridad o sin ella los monjes que en la edad media enseñaban la Teología y la Retórica como La ciencia universal, único bagaje
del saber humano, pero que es un contrasentido en el mundo en el que
vivimos, que comprueba en todas sus manifestaciones de prodigiosos adelantos la verdad de la ley spenceriana, que señala un proceso cada vez más
intenso de diferenciación en los órganos y las funciones. Es en homenaje a
esa ley que el Poder Ejecutivo os propone la separación de los estudios de
Agronomía, Comercio y Veterinaria de la Universidad, que está dirigida
hoy por abogados, por médicos e ingenieros, para confiar aquella enseñanza
a comerciantes, industriales, hacendados y agrónomos, porque es así como
se multiplican los vínculos entre todos los elementos componentes de un
cuerpo social, haciendo más intenso y proficuo el sentimiento de la solidaridad y conquistando para la gran causa educativa el contingente de otras
fuerzas y la aplicación de nuevas energías.
Fueron dos comerciantes de París, los señores Brodard y Legret, los que en
el año 1820 fundaron la Escuela Especial de Comercio, cuando no tenía precedentes esta enseñanza y se miraba con marcada aversión el positivismo de la
carrera mercantil.
Fueron las Cámaras de Comercio, los sindicatos industriales, el patriotismo
y la generosidad de negociantes enriquecidos por su inteligencia y espíritu
de empresa, los que en Rouen, en Lyon, en Marsella y en Bordeaux crearon y
Volumen I | 1908
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dirigieron institutos análogos que, según la expresión de uno de estos hombres
beneméritos, prepararon, al través del tiempo, a los buenos empleados, a los
jefes esclarecidos, a los administradores d’élite, en una palabra, a los hombres de
verdadero valer, que en la vida comercial y privada, así como en la vida pública
prestaron grandes servicios a la Francia.
El verdadero promotor de esta enseñanza, en Alemania, es Shiebe, el fundador del Instituto Público de Comercio en Leipzig, antiguo negociante que,
como lo recuerda un historiador, enseñaba con la palabra y con el libro, no una
ciencia comercial convencional, pero sí lo que él había aprendido en su larga
práctica de los negocios.
Casi todas las otras escuelas alemanas han sido fundadas y dirigidas también
por comerciantes como en Inglaterra, en Austria-Hungría, en España […].
Todos estos antecedentes demuestran cómo es necesario respetar la ley de las
especialidades y si desgraciadamente entre nosotros la iniciativa privada no se
ha manifestado con el vigor con que aparece en las naciones europeas, al sustituirlas el Estado no debe ni puede prescindir, después de dar el primer impulso,
de los que dentro del organismo social tienen la legítima representación de los
intereses que estas escuelas están llamadas a fomentar.
Porque son estas corporaciones de comerciantes, hacendados o industriales,
las que en la marcha de las escuelas ejercerán otra misión cuya importancia tiene
su medida en la elevación de los sentimientos que la inspiran en la influencia
bienhechora que ejercerá en el porvenir de los futuros educandos, y esta misión
es la del patronato que se traduce en la colocación de los alumnos, que no se
pueden dejar abandonados a sus propias fuerzas al terminar los estudios.
Las escuelas técnicas no deben permanecer aisladas del medio exterior, so pena
de fracasar, y nada más lógico y conveniente que, al estudiante que ha de ser perito
agrónomo o veterinario, vincularlo desde los bancos de la escuela a los poseedores
de vastas extensiones territoriales, que si muchas veces no las cultivan es porque les
falta el hombre que les inspire plena confianza para ponerlo al frente de los trabajos;
nada más razonable que poner en contacto al que ha de pasar su vida como auxiliar
o dependiente del comercio, con los que ya han triunfado en esa industria y que
pueden directamente, o por intermedio de sus relaciones, indicar el camino seguro
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
y aconsejar bien al que demuestra, como estudiante, condiciones para el triunfo en
la lucha que sin cesar mantiene el intercambio de la riqueza.
Estas funciones del patronato están perfectamente organizadas en las
escuelas europeas y nosotros las despreciaríamos si enfrente de los institutos
técnicos no nos apresuráramos a separar a los médicos, ingenieros y abogados
que hoy exclusivamente los dirigen, y que serán muy dignos y competentes para
continuar enfrente de sus respectivas Facultades, pero, en general, son faltos
también de aptitudes y de relaciones necesarias para presidir con éxito las nuevas
orientaciones de la enseñanza comercial, agrícola e industrial.
[…] la Universidad, que entre nosotros se levantó como bandera salvadora de
la civilización en el período álgido de las patrióticas tribulaciones de la Defensa,
será lo que debe ser y lo que es en todas partes: la aproximación, el consorcio
de las cuatro Facultades: la de Derecho y la de Medicina, la de Ingeniería y por
algo transitorio la de Enseñanza Secundaria.
[…]
El Poder Ejecutivo hubiera deseado desde ya suprimir la enseñanza secundaria oficial, porque tiene el convencimiento de que el Estado no debe suplir
ni hacer competencia injusta a la iniciativa privada, cuando ella se revela con
suficientes energías para cumplir satisfactoriamente con un servicio de interés
social; y hoy ya se puede afirmar que no está lejano el día que se lleve adelante,
por uniformidad de opiniones, la reforma que consiste en limitar la acción del
Poder público en la enseñanza secundaria, a una actitud de simple vigilancia
en las escuelas particulares y cuando más a intervenir en el plan de estudios para
darle unidad, juzgar en las pruebas de suficiencia y exigir la enseñanza práctica
de ciertos conocimientos.
El Poder Ejecutivo por el momento no cree oportuno prestigiar la realización
de esa reforma radical, que se basa en el principio de libertad: no obstante, la
facilita para dentro de algún tiempo, asegurando el triunfo de ese ideal al dividir
los estudios en Preparatorios y Secundarios propiamente dichos.
Con esta subdivisión se obtendrán también grandes ventajas que consisten
en no hacer trabajar a las nuevas generaciones más que lo indispensable para
ejercer con plena conciencia las profesiones superiores, evitando el cansancio
intelectual antes que el hombre se inicie en la verdadera lucha por la vida.
Volumen I | 1908
87
[…]
Justo es que en los primeros años de ingreso en la Facultad de Preparatorios todos los estudiantes se encuentren en las mismas aulas para recoger con
idénticos programas aquellas enseñanzas rudimentarias de las ciencias y de las
letras que es conveniente posean todos los ciudadanos y que son indispensables
para el ejercicio de cualquier profesión, pero después de transcurridos tres
años y cuando están bien definidas las inclinaciones de sus temperamentos y
pueden saber dónde van, esas nociones deben profundizarse con arreglo a la
idiosincrasia de cada uno; si el estudiante tiene amor a las ciencias médicas,
lo que se impone es que preste su atención a los conocimientos que lo harán
más apto, en el ingreso a la Facultad de Medicina, y si su espíritu lo lleva a
las matemáticas, la enseñanza de los problemas de la ciencia de Pascal es la
que debe preferirse para el futuro alumno de la Facultad de Ingeniería; y si
se trata de un elemento pobre que no puede proseguir largas carreras porque
tiene rápidamente que solucionar su situación económica o si es alguien que
por su naturaleza no siente inclinación al estudio prolongado o no posee capacidad suficiente para las carreras largas, lo conveniente es que no fracase,
como sucede hoy, y se retire desmoralizado de los centros de enseñanza, y para
eso es necesario que tenga abiertas las puertas de las escuelas de Comercio, de
Agronomía y de Veterinaria, que le permitirán seguir una carrera corta pero
bien útil para la sociedad en que vive.
De este modo se llenarán las cuatro condiciones que Juan María Bertini
quería para la enseñanza secundaria: la primera, completar los conocimientos
de las escuelas elementales; la segunda, el colocar a los jóvenes en condiciones
de seguir un curso técnico o comercial, porque muchos de ellos están obligados,
después de tres o cuatro años, a dejar todo estudio para entrar en una carrera
profesional; la tercera, educar el sentimiento, ennoblecer el alma de los jóvenes,
elevarlos sobre las preocupaciones vulgares, descubriendo en ellos la parte ideal;
la cuarta, una distribución de las materias de tal manera que las más necesarias
y eficaces para conseguir los fines que se acaban de exponer, estén colocadas en
los tres o cuatro primeros años del curso.
La parte del proyecto que se refiere a las nuevas atribuciones conferidas a los
consejos Universitarios no necesita mayores comentarios que los formulados en
88
Universidad de la República | Aniversarios 2008
el mensaje de 10 de septiembre de 1904 y que el Poder Ejecutivo cree conveniente dar por reproducidos.
No son los Altos Poderes del Estado los que están llamados a seguir paso a
paso los planes de la enseñanza, modificados continuamente por los adelantos
de la ciencia y los consejos de la práctica, para adaptarlos a las particularidades
de nuestro medio, y desde que se constituyen corporaciones de especialistas y
se les coloca al frente de los cuerpos universitarios, lo justo es, que salvando los
derechos del Estado, se les confieran las más amplias facultades en las cuestiones
técnicas que se desarrollen con el régimen de estudios, su duración, número,
naturaleza, extensión de las materias y pruebas a rendirse para optar a los grados
científicos, a los certificados y títulos.
Aprovecha la oportunidad el Poder Ejecutivo para reorganizar la escuela
de artes y oficios, convirtiéndola en Escuela Industrial, con alumnos internos
y externos.
[…]
La ley de Conversión autoriza al Poder Ejecutivo para invertir el sobrante
de aquella operación financiera en la instalación de las Escuelas de Agronomía
y Veterinaria y en el fomento de la enseñanza secundaria en el país. El Poder
Ejecutivo considera prematuro e inconveniente el establecer liceos en todas las
capitales departamentales, porque cree que para regiones de porvenir comercial,
como las fronterizas, convendría antes que nada establecer escuelas elementales
de comercio, y para regiones agrícolas, instituciones que de inmediato preparen el perfeccionamiento de esa industria, que interesa al país principalmente,
fundando las escuela que Alejandro Money, inspirándose en el ejemplo de la
Bélgica, quería para todos los distritos rurales, como un medio de recoger e
instruir a los jóvenes hijos de los cultivadores después que salen de la escuela
primaria, para darles las nociones elementales de la ciencia agrícola, de la economía rural y de la veterinaria.
Es necesario pensar que el porvenir se nos presenta fácil por la riqueza sin
igual de nuestro suelo, siempre que se favorezca el adelanto de las dos grandes
industrias: la ganadera y la agrícola, y antes que nada, debemos preocuparnos
de preparar a las nuevas generaciones para que aceleren esa evolución económica
que ha de realizar, a no dudarlo, la grandeza de la República.
Volumen I | 1908
89
El Poder Ejecutivo reitera a V.H. las expresiones de su alta consideración
CLAUDIO WILLIMAN
Gabriel Terra
[Tomado del Diario de Sesiones de la Cámara de Representantes, 14 de enero de
1908, 862-87.]
90
Universidad de la República | Aniversarios 2008
4. Ley Orgánica de la Universidad de la República,
diciembre de 1908.
Poder Legislativo
El Senado y la Cámara de Representantes de la República Oriental del Uruguay reunidos en Asamblea General, etc., etc.,
DECRETAN:
Artículo 1 Créanse los Consejos Directivos de las siguientes facultades:
Derecho y Ciencias Sociales.
Medicina y ramas anexas.
Matemáticas.
Art. 2º Cada Consejo se compondrá de diez miembros y un Decano.
De los diez miembros cuatro deberán ser profesores de la respectiva Facultad
y los demás tener título de la misma.
Art. 3º El Decano tendrá la presidencia del Consejo y ejecutará sus
decisiones.
Art. 4º El Rector de la Universidad citará con quince días de anticipación,
previa resolución del Consejo Universitario, a las personas con derecho a intervenir en la elección de los Consejos, la que se efectuará en la siguiente forma:
En la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, cuatro miembros serán elegidos
por los profesores y sustitutos, cuatro por los abogados, uno por los escribanos
y otro por los estudiantes.
En la Facultad de Medicina y ramas anexas, cuatro por los profesores, sustitutos, Jefes de Clínicas y Jefes de Laboratorio, tres por los médicos, uno por los
farmacéuticos, uno por los dentistas y otro por los estudiantes.
A los efectos de este artículo se entienden por sustitutos aquellos que se
encuentren en ejercicio de sus funciones, es decir, que concurran a la Universidad de acuerdo con las disposiciones reglamentarias, y por estudiantes los que
Volumen I | 1908
91
comprueben con un certificado haber rendido examen en el año anterior a la
elección de la misma Facultad.
Art. 5º El Poder Ejecutivo nombrará el Decano de cada Facultad, a propuesta del
Consejo respectivo. El Decano deberá ser, además de profesor, abogado en la Facultad
de Derecho, médico en la de Medicina, e ingeniero en la de Matemáticas.
Art. 6º Las tres Facultades constituirán la Universidad de la República,
conjuntamente con la Sección de Enseñanza Secundaria.
Art. 7º Se constituirá el Consejo Universitario con los Decanos y un delegado
de cada Consejo de Facultad.
Formará parte también de ese Consejo el Decano de la Sección de Enseñanza
Secundaria y Preparatoria y un delegado del respectivo Cuerpo de Profesores
nombrado por éstos.
Art. 8º El Rector de la Universidad será nombrado por el Poder Ejecutivo
con la venia del Honorable Senado.
El Rector presidirá el Consejo Universitario y representará oficialmente en
todos los actos y relaciones, a la Universidad.
También podrá concurrir a las sesiones de todos los Consejos de Facultad
con voz y sin voto.
Art. 9º Los miembros de los Consejos de cada Facultad durarán cuatro
años en sus funciones. Los Consejos se renovarán por mitades cada dos años,
debiendo, al constituirse, sortearse los miembros que deben salir al cumplir el
primer bienio.
En caso de vacancia, se procederá a la elección por el término complementario.
Art. 10. El Rector y los Decanos durarán tres años pudiendo ser reelegidos
por una sola vez.
Para ser nombrado Rector se requiere título de abogado, médico o ingeniero.
Art. 11. Todos los Consejos y Decanos tienen por atribuciones, con referencias
a sus respectivas Facultades, además de las que le confieren las leyes de Julio de
1885 y Noviembre de 1889 al actual Rector y al Consejo de Enseñanza Secundaria y Superior, las de entender en todo lo concerniente a la extensión de las
92
Universidad de la República | Aniversarios 2008
materias que hayan de cursarse por los estudiantes, para adquirir títulos tanto en
la Universidad como en las Escuelas de Comercio, Agronomía y Veterinaria.
El Rector someterá al Poder Ejecutivo el plan que al respecto formula cada
Consejo de Facultad, con informe del Consejo Universitario, para ser elevado
a la Asamblea.
Art. 13. Son atribuciones del Consejo Universitario, además de las que se
insertan en otros artículos de esta ley:
A) Elevar con informe al Poder Ejecutivo los planes de estudios, programas y métodos de enseñanza que formule cada Facultad.
B) Reglamentar la percepción y administración de las rentas universitarias y ejercer la superintendencia sobre la Contaduría y Tesorería de
la Universidad, cuyos servicios quedan unificados, sin perjuicio de
llevarse cuenta aparte a cada Facultad.
C) Informar anualmente al Poder Ejecutivo sobre el estado de la enseñanza
secundaria y superior.
D) Elevar al Poder Ejecutivo los presupuestos de sueldos y gastos anuales.
E) Exonerar, de acuerdo con las disposiciones vigentes, de las cuotas por
concepto de diplomas, matrículas y exámenes y otorgar bolsas de viaje,
previo informe de los Consejos de las respectivas Facultades.
F) Fijar con aprobación del Poder Ejecutivo, los derechos universitarios.
G) Establecer las condiciones de admisión de toda clase de títulos profesionales y certificados de estudios extranjeros previo informe de las
respectivas facultades y con la aprobación del Poder Ejecutivo.
Art. 14. De las resoluciones de los Consejos de las Facultades podrá recurrirse al Consejo Universitario, requiriéndose para su revocación, la mayoría
absoluta de los votos de los miembros que lo componen, es decir, cinco votos
como mínimum.
Art. 15. En caso de enfermedad o ausencia del Rector, lo reemplazará el
Decano más antiguo y si hubiera igualdad de tiempo, el que tuviera mayor
antigüedad como profesor.
Volumen I | 1908
93
En los mismos casos, tratándose de los Decanos, serán reemplazados por el
profesor más antiguo que forme parte del Consejo respectivo.
Art. 16. Cada Facultad invertirá su parte de rentas universitarias en la forma
establecida por las leyes anteriores. En igual forma será invertida la mitad de
las rentas de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria.
La otra mitad será distribuida por el Consejo Universitario entre las Facultades, en la forma y oportunidad de juzgue convenientes.
El Consejo Universitario rendirá cuenta al Poder Ejecutivo.
Art. 17. La Enseñanza Secundaria y Preparatoria se formará de la siguiente
manera: El Consejo Universitario propondrá al Poder Ejecutivo cinco miembros de los cuales dos, por lo menos, serán profesores de aquella Sección y cada
Consejo de Facultad propondrá un miembro.
Art. 18. El Consejo de la Sección de Enseñanza Secundaria y Preparatoria,
dentro de los tres meses siguientes de su nombramiento, formulará una división
de estudios en secundarios y preparatorios, debiendo adoptar, para los últimos,
un plan distinto, según se dirija el estudiante a la Facultad de derecho, a la de
Medicina o a la de Ingeniería.
Este plan de estudios será sometido al Consejo Universitario.
[Tomado de los expedientes de la Universidad de la República, diciembre de 1908,
Caja 101, Carpeta 146, Archivo General de la Nación, Montevideo.]
3
El primer Congreso Internacional
de Estudiantes Americanos
La historia del movimiento estudiantil uruguayo puede rastrearse hasta la
fundación de la Universidad de la República a mediados del siglo XIX. Ya en esos
años los estudiantes participaban en los órganos de dirección de la institución e
intervenían en la elección de sus autoridades haciendo valer su opinión sobre los
más diversos temas educativos y académicos.45 La Ley Orgánica de 1885 marcó
un cambio en ese orden de cosas al privar a los estudiantes de toda intervención directa en el gobierno universitario. El historiador estadounidense Mark
Van Aken atribuye esta pérdida de poder a la inexistencia de una organización
“que pudiera hablar con voz única por toda la juventud universitaria”. Era la
época de las sociedades culturales y los clubes literarios que trataban de incidir
en diferentes aspectos de la vida universitaria pero carecían de un programa
general de reforma.46
La gran transformación iniciada a fines del siglo XIX por el Rector Alfredo
Vázquez Acevedo se encauzó así al margen de la opinión estudiantil y algunas
veces en su contra. Por esa razón, un grupo de estudiantes decidió en agosto de
1893, en pleno proceso de mejoramiento edilicio, cambio de planes y apertura
45 Ver Juan Antonio Oddone y Blanca París, Historia de la Universidad de Montevideo: La
Universidad vieja, 1849-1885 (Montevideo: Universidad de la República, 1963). Por antecedentes del movimiento estudiantil de principios del siglo XX, ver el capítulo 6 del primer
volumen de la obra de los mismos autores La Universidad uruguaya desde el militarismo a
la crisis, 1885-1958 (Montevideo: Universidad de la República, 1971).
46 Mark Van Aken, Los militantes: Una historia del movimiento estudiantil uruguayo desde
sus orígenes hasta 1966 (Montevideo: Fundación de Cultura Universitaria, 1990), 15-8.
98
Universidad de la República | Aniversarios 2008
de nuevas áreas de investigación y enseñanza, concentrar esfuerzos en la creación
de una única asociación con afiliados de todas las facultades y aún de los liceos
secundarios, que por entonces integraban la estructura universitaria.47
Esta primera Asociación de los Estudiantes de Montevideo no obtuvo demasiados
resultados inmediatos ni se convirtió prontamente en la principal portavoz de los
intereses estudiantiles. Con el tiempo, sin embargo, se transformó en el verdadero
germen del dinamismo juvenil que caracterizó a la vida universitaria en el siglo XX.
Aunque esa transformación tuvo que ver con una serie de cambios experimentados
por el cuerpo estudiantil en esos años, con su ampliación y diversificación social,
sus verdaderos artífices fueron los integrantes de un grupo de inquietos estudiantes
que se propusieron dinamizar la vida de la Asociación.
Entre sus iniciativas se destacó la fundación de la revista Evolución, que
comenzó a aparecer en octubre de 1905 y siguió editándose hasta 1909. Se
trataba de una publicación mensual sin una orientación ideológica o filosófica
determinada más allá de la obvia alusión positivista del nombre, todavía en boga
en la época. Se distribuía gratuitamente entre los miembros de la organización y
recibía colaboraciones de estudiantes de las diferentes facultades, además de sus
profesores más destacados, quienes eran invitados a exponer sobre una amplia
gama de asuntos y áreas del conocimiento. Entre sus editores más activos figuraban Miguel Becerro de Bengoa, Rodolfo Mezzera, Héctor Miranda, Baltasar
Brum y varios otros personajes que luego tuvieron una destacada actuación en
la vida pública nacional.
Desde el primer número, los responsables de Evolución establecieron claramente
su propósito de combatir la “desesperante frialdad e indiferencia” con que la “juventud universitaria” había recibido la convocatoria de la Asociación desde el momento
de su creación.48 En los meses siguientes, la revista fue afirmándose en su llamado
47 Ver ibíd., 20-2.
48 Evolución, octubre de 1905, 1.
Volumen I | 1908
99
a impulsar la transformación de la Universidad, señalando sus carencias y pidiendo
reformas en sus reglamentos y sistemas de enseñanza. En un principio, las quejas
se concentraban en temas puntuales como los exámenes orales en la Facultad de
Medicina o la selección de materias en la de Derecho, asuntos sobre los que, como se
vio en el primer capítulo de este libro, la opinión estudiantil cambió repetidamente.
También se reclamaban pases libres de tranvía y otras “ventajas materiales” para
los estudiantes y se rechazaba la asistencia obligatoria y demás reglas consideradas
discriminatorias contra el acceso al estudio de amplios sectores sociales.
Estos reclamos los fueron enfrentando con las autoridades universitarias, especialmente con el Rector Eduardo Acevedo, contra quien no escatimaron críticas y
reproches. Los editores de la revista también dirigieron sus armas críticas contra
los miembros del Consejo Central y los Decanos, a quienes acusaban de similares
arbitrariedades e injusticias en sus manejos de la casa de estudios. De esta forma, fue
quedando en claro que el motivo principal de su descontento radicaba en su total
exclusión de las instancias de dirección de la institución.49
En ese marco, y aprovechando que el gobierno de Claudio Williman propiciaba la reorganización de la Universidad sobre nuevas bases, los líderes de la
Asociación de los Estudiantes dirigieron su demanda de participación al Ministro de Industrias, Trabajo e Instrucción Pública, Gabriel Terra. El petitorio,
presentado a comienzos de 1907, en plena crisis entre Acevedo y el gobierno
nacional, destacaba el clima de tensión que se vivía en la Universidad y señalaba
la responsabilidad de sus autoridades por mirar “con gesto desdeñoso los deseos
y aspiraciones de los estudiantes”. Reclamaba por ende que los órganos de dirección dejaran de ser “fortalezas cerradas” y se admitiera en ellos a “personas
nombradas directamente por los estudiantes”. El Poder Ejecutivo reaccionó favorablemente y agregó a su proyecto de Ley Orgánica la participación estudiantil
mediante delegados en el Consejo Central y en los de las diferentes facultades,
49 Ver M. Van Aken, Los militantes, 28.
100
Universidad de la República | Aniversarios 2008
argumentando que se trataba de un “acto de justicia” que permitiría mejorar
las relaciones entre profesores y alumnos.50
Mientras acompañaban el desarrollo de este trámite a nivel nacional,
donde todavía quedaba por escuchar la opinión del parlamento, los estudiantes uruguayos procuraban proyectar sus reclamos fuera de fronteras.
El mismo número de Evolución donde apareció el petitorio al Ministro
de Industrias, Trabajo e Instrucción Pública contenía la convocatoria de
la Comisión Directiva a la realización de un Congreso Internacional de
Estudiantes Americanos en Montevideo en 1908. Un artículo de Justino
Jiménez de Aréchaga explicaba que el objetivo no era solamente debatir
“cuestiones que afecten directamente al interés de esa juventud que se
desangra en las aulas”, sino que se trataba fundamentalmente de “predicar
el Evangelio de las nuevas verdades” a nivel continental.51 Es interesante
destacar que la convocatoria se dirigía a todo el hemisferio, sin atisbos de
críticas contra Estados Unidos ni en un sentido claramente antiimperialista, todavía inusual en la época, ni rechazando su influjo en la formación
de la identidad latinoamericana como había hecho unos años antes el
prestigioso escritor José Enrique Rodó.
Así, en el llamamiento a “sus compañeros americanos”, Héctor
Miranda, presidente de la Asociación de los Estudiantes y director de
Evolución, convocaba a la “solidaridad” de la “gran patria americana”,
integrando a “todas las patrias que se extienden robustas y jóvenes desde
el Estrecho de Behring hasta el Cabo de hornos”. El joven estudioso del
proceso independentista realzaba la potencialidad de un territorio sin
explotar y realizaba una invocación épica a los héroes y la historia del
continente, sin detenerse demasiado en sus contradicciones y conflictos
50 Ver Evolución, abril de 1907, 122-4, y mayo de 1907, 189-90.
51 Evolución, abril de 1907, 65-7.
Volumen I | 1908
101
internos. 52 Desde esa halagadora mirada hacia el pasado, característica
de los centenarios de las independencias nacionales en América Latina,
el autor anunciaba con ilusión el comienzo de una nueva era. Para terminar, Miranda depositaba sus esperanzas en la pujanza de la “juventud
de las aulas” del “nuevo mundo” aún cuando el resultado concreto de
su encuentro en Montevideo no fuera “ponderable en la balanza de los
esfuerzos colectivos”. 53 Esta nota de cautela era en realidad una apelación romántica a la capacidad de los jóvenes para dejar su impronta en
el ambiente receptivo de la época, marcado en Uruguay por el duradero
impulso del primer gobierno de José Batlle y Ordóñez.
Los varios documentos y artículos publicados en Evolución en los meses anteriores al Congreso expresaban similares sentimientos de excitación
y confianza en la capacidad de los estudiantes del continente para llevar a
buen puerto la iniciativa de los uruguayos. Éstos, por su parte, se mostraban
orgullosos del desarrollo alcanzado por su Asociación (que había obtenido la
personería jurídica en junio de 1907) para cumplir en tiempo y forma con
los trabajos preparatorios y prever todos los avatares de la reunión. Contaron
con el decidido apoyo del gobierno nacional que les facilitó gestiones en el
exterior, les permitió usar edificios públicos y les proporcionó ayuda monetaria,
así como de las máximas autoridades universitarias, incluyendo las cordiales
palabras del Rector Francisco Soca en una de las recepciones ofrecidas en el
marco de la reunión. Pero fueron los jóvenes estudiantes de la Universidad
de la República quienes gestionaron los recursos, cursaron las invitaciones a
sus pares del hemisferio, plantearon el orden del día, armaron el programa de
52 Por los valiosos aportes historiográficos de Miranda, ver Elogio de los héroes y otros escritos
(Montevideo: Barreiro y Ramos, 1912) y, fundamentalmente, La doctrina de la revolución:
Centenario de las Instrucciones del año XIII (Montevideo: Comité de la Juventud, 1913).
Su edición de este famoso documento artiguista fue reproducida en 1935 con prólogo de
Juan Zorrilla de San Martín y en 1964, como parte de la “Colección Clásicos Uruguayos”,
con prólogo de José Pedro Barrán.
53 Evolución, junio de 1907, 193-5.
102
Universidad de la República | Aniversarios 2008
reuniones académicas y encuentros sociales, dispusieron de locales apropiados,
consiguieron el apoyo de la prensa local y realizaron una excelente edición de
sus actas apenas culminó el Congreso.
Luego de largos meses de preparativos, entre el 26 de enero y el 2 de febrero de
1908, se reunieron en Montevideo 113 representantes de siete países sudamericanos.
Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Paraguay, Perú y Uruguay presentaron delegados
propios. Cuba y Guatemala participaron a través de uruguayos, mientras Costa Rica,
Honduras y tres universidades de Estados Unidos enviaron mensajes de apoyo al
encuentro. El listado de delegados contenía los nombres de muchos miembros de
la próxima generación de dirigentes de América Latina, incluyendo tres futuros
presidentes de Brasil, Perú y Uruguay.54 Las completas y prolijas actas de las reuniones muestran el sobresaliente papel de los uruguayos, junto a los representantes de
Argentina, Perú y Chile. Además de concurrir a las sesiones plenarias, los asistentes
se dividieron en varias secciones especializadas en sus áreas de estudio: ingeniería y
arquitectura, medicina, derecho y ciencias sociales, enseñanza secundaria, filosofía
y letras, comercio y agronomía y veterinaria.
En su conjunto, el Congreso cumplió con creces con las expectativas de sus
organizadores y participantes. Los analistas de la educación superior en América Latina lo consideran un firme antecedente del movimiento continental de
reforma universitaria que tuvo su eclosión en Córdoba, Argentina, diez años
más tarde.55 Aunque su celebración se inspiró en organizaciones como “Corda
Fratres”, una asociación europea a la que los uruguayos pertenecían desde 1907
y a cuyos congresos asistían desde 1906, el temario y los debates del Congreso
54 Se trata de Nereo Olivera Ramos de Brasil, Manuel Prado Ugarteche de Perú y Baltasar Brum
de Uruguay. Ver M. Van Aken, Los militantes, 32-3.
55 Ver por ejemplo M. Van Aken “University Reform before Córdoba”, The Hispanic American
Historical Review 51:3 (agosto de 1971), 447-62, y Carlos Tunnermann, Historia de la Universidad en América Latina: De la época colonial a la reforma de Córdoba (San José de Costa
Rica: Editorial Universitaria Centroamericana, 1991).
Volumen I | 1908
103
de Montevideo estuvieron dominados por la experiencia y las expectativas de
las universidades del continente, especialmente las sudamericanas.
Cada una de las sesiones plenarias debatió un asunto central a partir de la
exposición introductoria de un delegado del país anfitrión. Entre los temas tratados en esos encuentros se destacaban la búsqueda de un régimen de estudios
que facilitara el amplio acceso a la educación secundaria y superior, el reclamo
de ayuda económica y otros beneficios para los estudiantes, el grado de especialización que deberían tener los estudios preparatorios para la universidad,
las relaciones entre universidades estatales y privadas, el estrechamiento de
vínculos entre las instituciones de educación superior americanas y, subyacente
a todos los anteriores, la “representación estudiantil en los consejos directivos
de la enseñanza universitaria”.56
La propuesta sobre este último punto fue presentada en la sexta sesión plenaria
del Congreso por el delegado uruguayo Baltasar Brum y resultó, en perspectiva
histórica, el asunto más importante considerado por los estudiantes latinoamericanos en 1908. En su disertación introductoria, Brum sostuvo que la exclusión de los
estudiantes del gobierno universitario era una rémora del pasado de la que había
que deshacerse prontamente. Afirmó también que la elección de representantes del
cuerpo estudiantil, lejos de promover el caos o la inoperancia, contribuiría a eliminar las “luchas estériles” dentro de las universidades. Para terminar, anunció con
satisfacción el apoyo del gobierno uruguayo a la idea y animó a sus pares a reclamar
similares derechos en sus respectivas instituciones.57
El Congreso acogió con entusiasmo el planteo. Quienes intervinieron a continuación de Brum aportaron más argumentos en su favor y buscaron enraizar
en la historia, a veces forzadamente, el reclamo de participación. Las encendidas
palabras de los delegados de Argentina, Brasil y Perú mostraron que el tema
56 Evolución, junio de 1907, 195-6.
57 Evolución, marzo-junio de 1908, 106-6.
104
Universidad de la República | Aniversarios 2008
del gobierno estudiantil estaba siendo considerado de forma simultánea en
otros países de la región. La moción del representante uruguayo fue aplaudida
calurosamente y adoptada por unanimidad, indicación de que se trataba de
una aspiración sentida por una porción significativa de los estudiantes latinoamericanos. De hecho, la representación estudiantil se convirtió en una de las
banderas principales del movimiento de reforma universitario que hizo auge
en el continente en las décadas posteriores.
Casi un año después del Congreso, el parlamento uruguayo aprobó la nueva
Ley Orgánica de la Universidad de la República que preveía la participación de
los estudiantes. Los legisladores limitaron el proyecto original al determinar que
la representación sería ejercida por un egresado y que los secundarios no votarían.
De todos modos, se trataba de una decisión pionera en el contexto latinoamericano, de un paso clave en la dirección del pleno cogobierno universitario y de
un indudable éxito de la Asociación de los Estudiantes de Montevideo.58
También en otros temas tratados por el Congreso de 1908 puede advertirse la
filiación reformista de los planteos de los delegados, aunque formulados aún de modo
incipiente o ambiguo. Así, por ejemplo, el rechazo a los exámenes y la defensa de la
asistencia voluntaria a clase podían expresar tanto la búsqueda de mejores condiciones
para el acceso a la educación de los sectores menos privilegiados de la sociedad como
el credo liberal e individualista de los estudiantes de la época. Del mismo modo, las
propuestas de creación de consultorios jurídicos gratuitos o de acercarse a los obreros a
través de conferencias públicas, planteadas en las sesiones de los grupos profesionales
en que se dividió el Congreso, podrían adscribirse a un programa embrionario de
“extensión universitaria” planteado en esa oportunidad.
Sería inexacto, empero, ver en estas iniciativas un radicalismo político que
el movimiento estudiantil sólo alcanzó en épocas posteriores. Los estudiantes de
1908 no propulsaban cambios sociales drásticos ni revoluciones de ningún tipo.
58 Ver M. Van Aken, Los militantes, 29-30.
Volumen I | 1908
105
Su credo era liberal y su confianza estaba puesta en la evolución paulatina de las
sociedades de acuerdo a las leyes del desarrollo preconizadas por el positivismo. En
este sentido, cabe recordar que algunas mociones apoyadas por el Congreso, como
la promoción de universidades privadas en detrimento de las estatales, planteaban
una clara contradicción con los postulados del movimiento estudiantil que en
cierta medida surgió de esa instancia o buscó reconocerse en ella. Algo parecido
puede concluirse con respecto a otros postulados del reformismo universitario latinoamericano de las décadas siguientes sobre los que el encuentro de Montevideo
no se expidió explícitamente, como el control de los mecanismos de designación
y renovación de los profesores o, aún más importante, una clara postulación de la
autonomía de la universidad pública frente al poder político.
Resulta interesante notar también que ciertos asuntos centrales de la vida
universitaria de entonces no merecieron una atención especial de los congresales. Las formas de organización académica y las estructuras de la enseñanza
superior, por ejemplo, eran tema de fuerte debate público en Uruguay y otros
países del continente. De igual forma, la gravitación de la formación profesional
y la investigación universitaria en el desarrollo nacional y las relaciones entre
las instituciones educativas y el gobierno central fueron el eje de las enconadas
polémicas que produjo la propuesta de una nueva Ley Orgánica para la Universidad de la República. Los integrantes de la Asociación de los Estudiantes no
podían estar ajenos a estas discusiones. Sin embargo, el Congreso de 1908 trató
estos asuntos sólo de forma marginal y no se pronunció claramente sobre ellos,
con la parcial excepción de la discusión sobre la especificidad de los “estudios
preparatorios”. Por el momento, sus energías se concentraban en la defensa de
sus condiciones inmediatas de estudio y en el reclamo de participación en la
toma de decisiones cotidianas.
De todos modos, la apuesta al futuro de la lucha estudiantil en el continente
estuvo presente entre las preocupaciones de 1908. Con ese ánimo se decidió
crear la Liga de Estudiantes Americanos, en base al planteo de la uruguaya
106
Universidad de la República | Aniversarios 2008
Clotilde Luisi, y realizar encuentros periódicos en diferentes ciudades del
continente (se efectuaron reuniones en Buenos Aires en 1910 y en Lima en
1912). El primer presidente de la Liga fue Héctor Miranda y su primera sede
fue Montevideo, en positivo reconocimiento a su precursora iniciativa de
coordinación americana. Esta organización se disolvió hacia 1914, luego de
una actividad moderada pero importante en la creación de focos de agitación
estudiantil en América Latina.
También la Asociación de los Estudiantes de Montevideo desapareció rápidamente luego del gran esfuerzo de 1908, tanto porque sus principales líderes
se dedicaron a la militancia supranacional como porque la descentralización de
facultades promovida por la nueva Ley Orgánica dificultó el funcionamiento de
una organización centralizada.59 El renacer del movimiento estudiantil uruguayo
en los próximos años fue protagonizado por una nueva generación de jóvenes
universitarios que no dudaron empero en reconocer sus antecedentes en el pionero
congreso de 1908 y la Asociación que lo había hecho posible.
59 Ver M. Van Aken, Los militantes, 42-3 y 47.
Documentos
1. Primer editorial de la revista Evolución,
octubre de 1905.
“Evolución”
Doce años hace que surgió a la vida la “Asociación de los Estudiantes” y desde su nacimiento hasta su actual época, ha llevado siempre una existencia muy
débil, casi anémica, haciendo pensar, seriamente que ha nacido con un germen
de descomposición que impide o dificulta el progresivo desenvolvimiento de
su organismo.
Ante este hecho evidentemente anormal, ocurre preguntar lo siguiente: ¿cuál
es el motivo, cuál es la causa, que obstaculiza el proceso evolutivo de aquella
entidad, acreedora de las mayores simpatías y merecedora de los más sinceros
aplausos? La causa es, lo diremos con toda franqueza, puesto que es la verdad
y la verdad será la bandera de combate de nuestra propaganda, la más desesperante frialdad e indiferencia con que la juventud universitaria ha respondido a
sus frecuentes llamados, negándole todo su valioso concurso a una institución
que es símbolo de nobleza y que debería ser, por la naturaleza de sus elementos
constitutivos, uno de los principales centros intelectuales del país y un órgano
capaz de las conquistas más fecundas para la juventud estudiosa.
Desgraciadamente, lo confesamos, ha sucedido todo lo contrario. Todas las
iniciativas felices, todas las ideas elevadas han tropezado siempre contra esa
barrera insalvable, contra esa indiferencia crónica y no encontrando ambiente
propicio para su desarrollo han tenido forzosa y lógicamente que caer, arras-
110
Universidad de la República | Aniversarios 2008
trando en su caída pensamientos generosos y concepciones altruistas. Esta es
la triste realidad de las cosas, pero a pesar de ello, a pesar de esa aleccionadora
experiencia, la actual Comisión Directiva de la “Asociación de los Estudiantes”
siguiendo la obra reparadora de la que le precedió y licuando contra grandes
dificultades y graves prejuicios, no ha vacilado siquiera un solo momento en
lanzarse a la realización de una nueva obra que consiste en la publicación, bajo
los auspicios del centro que preside, de una revista que llevará por título el
epígrafe de este artículo.
“Evolución” que es toda una síntesis luminosa, que nos trae a la memoria el
nombre de uno de los más profundos pensadores de la humanidad y creador del
sistema filosófico más racional, viene a llenar una necesidad sentida en nuestro
ambiente universitario y será el estrado de donde irradiarán los rayos de las
inteligencias más vigorosas y al mismo tiempo el defensor de la libertad y del
derecho de todos los estudiantes.
Como el mercantilismo no ha sido inspiración de nuestra obra sino que, con
ella sólo buscamos la difusión de ideas sanas y de sanos principios y especialmente el engrandecimiento de una sociedad que está estrechamente vinculada
al interés de los estudiantes, y como además nuestro éxito depende de la mayor
circulación posible de la revista, hemos creído conveniente, y con ello damos
cumplimiento a una disposición de los estatutos que rigen aquella institución,
repartirla gratis entre todos sus socios.
El programa de “Evolución” es amplio y liberal y sus columnas están completamente abiertas para todos aquellos que gusten de los placeres del espíritu
y quieran honrarnos con sus producciones intelectuales. Teniendo en cuenta la
liberalidad de nuestros propósitos y siendo por consiguiente enemigos declarados
de todos los exclusivismos odiosos, hemos creído necesario e imprescindible que
en la redacción de este periódico, estuviera representadas todas las Facultades
en que se halla dividida la Universidad de la República, tratando de evitar de
esa manera discusiones y de herir susceptibilidades que serían sin duda alguna,
funestísimas para la consecución del fin que ardientemente anhelamos.
Con una acogida calurosa y favorable, ha sido recibida la idea de la publicación de la revista, en el seno de los profesores y sustitutos de nuestro primer
centro de enseñanza y muchos hombres de ciencias y letras que han prometido
colaborar con ella y ese cariñoso recibimiento es el estímulo más poderoso y el
Volumen I | 1908
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aliciente más fortificante, que no ha aguijoneado para llevar a la práctica este
generoso proyecto, que será seguramente de trascendental importancia y utilidad
para todos aquellos que dedican sus esfuerzos y actividades en la conquista de
carreras liberales.
Si se tienen en cuenta los inconvenientes al principio señalados, se deduce en
buena lógica que nuestra tarea será muy escabrosa y de ruda lucha, pero como
la vida es una lucha continua y ansiamos vivir, no le tememos sino que, por
el contrario, la desafiamos y haremos todo lo humanamente posible por salir
victoriosos en la noble labor que voluntariamente nos hemos impuesto.
Tenemos un optimismo y una fe ciega en el triunfo de “Evolución”, porque ella
importa un evidente progreso y negar el triunfo del progreso es ir contra una ley
natural, pero si momentáneamente se desconoce esta ley, si nuestras previsiones
fallan, si desgraciadamente la derrota es el coronamiento de nuestros esfuerzos, no
importa: las derrotas no nos amilanan ni los triunfos nos envanecen.
SEBASTIAN PUPPO
[Tomado de Evolución, octubre de 1905, 1-2.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. Convocatoria al Congreso Internacional
de Estudiantes Americanos, junio de 1907.
El Congreso Estudiantil de Montevideo
LA ASOCIACIÓN DE LOS ESTUDIANTES DE MONTEVIDEO
A SUS COMPAÑEROS AMERICANOS
Al dirigirnos por primera vez a los estudiantes americanos, nuestra palabra
no debe tener el timbre grave de los mensajes de la diplomacia, el tono frío
y solemne de los saludos académicos, sino la afectuosidad y el entusiasmo de
los felices encuentros, la pasión y la cordialidad de los gratos acercamientos
fraternales.
Los estudiantes de América debemos sentirnos hermanos en el presente,
hermanos por la doble fraternidad de las tradiciones y de los ideales, como se
sintieron hermanos nuestros abuelos, en las horas de hierro de nuestro pasado,
hermanos por la doble fraternidad del dolor y de la gloria.
Hace cuatro siglos, cuando el cañón de los visionarios aventureros, tembló
en el aire del nuevo mundo como un ruido de guerra y un anuncio de vida, era
la Atlántida de la leyenda una tierra hermética y bárbara, sobre la que entre
ruinas de esplendores pasados, dos sillas de oro mostraban al asombro de los
recién venidos la gloria de México y de Tavantisuyu. Y vino la era de la sangre
y del exterminio; y vino el conquistador con su casco de bronce; y las flechas de
los dueños de América cayeron inútiles al pie de los briosos capitanes soberbios
de valor y de audacia.
Y las viejas razas inclinadas sobre los surcos del mundo antiguo se irguieron
de pronto para marchar en caravanas interminables, hacia la tierra fértil, hacia la
tierra de las grandes esperanzas en que había oro para los codiciosos, aventuras
para los arrogantes y suelo bueno para los trabajadores.
Vinieron las largas caravanas y su peregrinaje dura todavía. Todas las razas,
todos los pueblos que Europa encerraba en el molde apremiante de sus mares y
de sus montañas, enviaron hacia la tierra nueva, hacia la tierra nueva y bárbara,
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una ola de sangre y de vida, con intactas virtudes y con vicios arcaicos. Vinieron de remotas regiones en grandes puebladas los laboriosos y los inútiles, y su
convoy extraño, en que cohabitan todos los heroísmos y todas las abyecciones,
aún no se ha detenido.
Pero aunque la corriente europea no se haya detenido, aunque haya todavía
argonautas en las comarcas calcinadas de nuestros abuelos y elementos diversos
sigan incorporando su vitalidad a la vitalidad de la América, la América nueva
ha creado ya pueblos nuevos, y las fronteras de las nuevas nacionalidades tienden
a adquirir sobre el mapa relieve de definitivas.
El nuevo mundo en que esas nacionalidades han ido elaborándose, ha tenido
durante cuatro siglos una existencia dolorosa, llena de sobresaltos y de inquietudes, primero en la hora trágica de la conquista, luego en la vida precaria de
la colonia y por último en la era difícil de la disgregación metropolitana y de
la reconstrucción interna.
Pero a pesar de todo, por encima de todo, como una especie de pensamiento
superior que se cierne sobre las dificultades de la vida penosa, salvando la soledad
de las selvas y el silencio agresivo de las montañas tanto como los sectarismos
y las inquietas desconfianzas regionalistas, ha flotado siempre la idea de una
solidaridad continental, la idea de una gran patria americana, conjunto armónico
de todas las patrias que se extiendes robustas y jóvenes desde el Estrecho de
Behring hasta el Cabo de Hornos; benigna tierra madre, fuerte y buena, millonaria de bellos augurios, con sus pampas inmensas que quiebra el arado sabio
e implacable, con sus salvajes sabanas en que duermen todas las riquezas a la
espera de la hora vital de la siembra, con sus bosques de energías inverosímiles
que aturdan el golpe del hacha que ha de abatir su imperio milenario; benigna
tierra madre, madre de los estoicos, de los visionarios y de los mártires que piden
el ritmo heroico del trovero o la ruda pujanza de los cantos de gesta; benigna
tierra madre de Washington, de Juárez, de Bolívar, de Miranda, de Artigas,
de San Martín, de Sucre, de Moreno, de O’Higgins, de Nariño, de Tiradentes;
benigna tierra madre, fuerte y buena, con su noble legado de tradiciones y de
heroísmos, de vicisitudes y de esperanzas.
Los estudiantes del Uruguay al invitar a nuestros compañeros del continente
a concurrir al primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos, no
hacemos otra cosa que interpretar ese pensamiento superior, dándole una for-
114
Universidad de la República | Aniversarios 2008
ma tangible, obedeciendo a esa idea excelsa que busca la convivencia fraterna
y armónica de todos los pueblos del nuevo mundo, idea que ha mucho late en
el corazón de nuestros pueblos y que ha de marcar en un futuro no remoto la
orientación definitiva de las cancillerías.
No formaremos, sin duda, un congreso de sabios ni de estadistas, porque
nuestras cabezas no han encanecido todavía en la austera soledad de los laboratorios o en el grave silencio de los gabinetes de trabajo, porque no conocemos aún
esas devociones que convierten a los hombres de los siglos recientes en mártires
de la gran religión de la verdad y de la ciencia. No vendremos con el gesto de
los iluminados, con la feliz expresión de los sembradores, con la mirada satisfecha de los que saben de la labor y de la victoria. Pero mostraremos en nuestras
pupilas, con rasgos indelebles y nítidos, la visión de los grandes trabajos, y de
los grandes éxitos, la visión de los esforzados y de los triunfadores.
Habituados al recuerdo de nuestros abuelos, cuyas testas encanecidas dicen
fatigas y victorias, familiarizados con las leyendas del siglo heroico, con sus
virtudes y sus austeridades, aceptamos resueltos nuestra parte en la labor futura,
y vamos a ella con la mente llena de idealismos y el corazón firme y robusto.
Iremos al Congreso, y se oirá entonces la palabra de los recién venidos, de los
que llegan a la vida moderna con los oídos aún palpitantes con la grata música
de los mitos añejos, aprendidos serenamente en una tarde de la Grecia prestigiosa y lejana, y con los ojos alucionados por una luz de las nuevas verdades,
esas que nacieron en un calle de la vieja Lutecia, en un día de soñaciones y de
embriagueces.
Iremos, y quizás el eco de los valles patrios recoja un timbre de vibración no
conocida que vaya, de montaña en montaña, prolongando a regiones distantes
la voz de los recién llegados.
Toda la tensión del joven pensamiento americano quizá pueda medirse
en ese esfuerzo, y quizá se saque de las resoluciones del Congreso más de una
enseñanza provechosa.
Quizá se note en esa juventud que ha de venir a nuestras playas con sus más
recias armas y sus gestos más nobles, el signo que denuncie la palpitación de
una ignorada vida intensa, el nacimiento de una voluntad continental brava y
pujante, hecha de energía y de verdad, de belleza, de amor y de entusiasmo.
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Pero aún cuando la obra del Congreso no sea apreciable desde el punto de
vista de su trascendencia científica, aún cuando sus trabajos y sus resoluciones
sólo muestren una mentalidad neutra o pequeña, retardataria o utópica, cristalizada en dogmas o sublimada por imposibles idealismos, aún cuando toda su
labor se esfume en el vaivén de la nerviosa vida moderna y no sea ponderable
en la balanza de los esfuerzos colectivos, aún entonces proclamaremos a este
Congreso, bello y bueno, porque habrá mostrado a la América del mañana por
la América del presente, sin mistificaciones y sin disfraces, habrá hecho posible
apreciar la verdadera eficacia de las universidades, habrá establecido provechosas
comparaciones de pueblos y de métodos, habrá hecho imperativo el estudio serio
de las cuestiones pedagógicas, habrá creado una emulación noble y fecunda entre
la juventud de las aulas americanas, habrá vinculado a todos los estudiantes en
un abrazo grande y único, y habrá mostrado que por encima de las fronteras
cubiertas de hierro, más alta que las fortalezas que anuncian las soberanías, más
fuertes que los sillares de piedra de las cordilleras, más evidente que las selvas
bárbaras y los ríos palpitantes y robustos, el nombre de la gran patria americana priva sobre todas las patrias como la luz de los soles aislados priva la gloria
armónica de las constelaciones.
Montevideo, Junio de 1907
HÉCTOR MIRANDA, Presidente.—Roberto Berro, Luis M. Otero,
Baltasar Brum, Félix Boix, Raúl Braga, Héctor Ortiz Garzón, Julio Adolfo
Berta, Alfredo Etchegaray, Rafael Capurro.—Juan Antonio Buero, Secretario.
[Tomado de Evolución, junio de 1907, 193-5.]
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3. Reglamento del Congreso Internacional
de Estudiantes Americanos, junio de 1907.
Reglamento y programa del congreso
Artículo 1°- El Congreso Internacional de Estudiantes Americanos inaugurará sus sesiones el día 26 de Enero de 1908, y las clausurará el 2 de Febrero.
ART. 2°- Serán miembros del Congreso los delegados de los núcleos estudiantiles americanos que se adhieran a él.
ART. 3°- Todo estudiante americano, aun cuando no forme parte del Congreso, puede presentar a éste cualquier trabajo de índole científica o de interés
para los estudiantes americanos.
ART. 4°- Las adhesiones y los temas de los trabajos se recibirán hasta el 31
de diciembre de 1907.
ART. 5°- La Comisión Directiva de la Asociación de los Estudiantes de
Montevideo, organizadora del Congreso, comunicará los temas de los trabajos
a medida que se reciban.
ART. 6°- El congreso se dividirá en las siguientes secciones: 1ª.- Medicina;
2ª.- Derecho; 3ª.- Ingeniería y Arquitectura; 4ª.- Agronomía y Zootecnia;
5ª.- Comercio; 6ª.- Estudios Secundarios.
ART. 7°- Las secciones podrán subdividirse en los casos en que así fuera
necesario, o refundirse dos o más en una sola.
ART. 8°- En la sección inaugural, se elegirá al Comité General que ha de
dirigir las tareas del Congreso.
ART. 9°- El Comité General del Congreso estará compuesto de un Presidente,
cuatro Vice-Presidentes y cuatro Secretarios.
ART.10°- Cada uno de los grupos o secciones elegirá en su primera reunión
un Presidente, un Vice-Presidente y dos Secretarios.
ART. 11°- La Comisión Organizadora del Congreso hará entrega a la definitiva del
mismo, de los trabajos, antecedentes, etc., en seguida de constituida esta última.
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ART. 12°- Las conclusiones a que arribe cada uno de los grupos del congreso se considerarán como conclusiones de éste, a no ser que a juicio del Comité
General no armonicen con las resoluciones a que el Congreso arribe en sus
asambleas plenas.
ART. 13°- El Congreso celebrará varias asambleas plenas, con concurrencia mínima de la mitad más uno de sus miembros, en que tratará los temas
siguientes:
a) Universidad oficial y universidad libre.
b) Sistema de exámenes y método de exoneración por el profesor.
c) Especialización y generalización de los estudios preparatorios.
d) Estudios libres y reglamentación obligatoria.
e) Unificación de los programas universitarios americanos.
f) Equivalencia de los títulos académicos.
g) Representación de los estudiantes en los consejos directivos de la
enseñanza universitaria.
h) Franquicias a los estudiantes.
i) Becas y bolsas de viaje.
j) Ejercicios físicos y celebración de torneos atléticos internacionales.
k) Glorificación de los prohombres americanos.
l) Adhesión a la “Corda Fratres”, Federación Internacional de los Estudiantes.
m) Fundación de la Liga de Estudiantes Americanos.
n) Intercambio de libros, diarios y revistas.
o) Organización de congresos periódicos de estudiantes americanos.
ART. 14°- Cada una de las agrupaciones estudiantiles que se adhieran al
Congreso podrá proponer temas de interés general para los estudiantes americanos, con el objeto de que sean tratados en asamblea plena.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
ART. 15°- La Comisión Organizadora recibirá los temas a que se refiere el
artículo anterior hasta el 31 de Diciembre de 1907.
ART. 16°- El Comité General del Congreso señalará el orden en que los temas
indicados por la ASOCIACIÓN DE LOS ESTUDIANTES de Montevideo y los
que sean propuestos por las otras agrupaciones estudiantiles del Continente,
deben ser tratados en asambleas plenas el Congreso.
ART. 17°- El Comité de cada sección hará lo mismo con los temas particulares de ésta.
ART. 18°- Las resoluciones del Congreso serán siempre tomadas a simple
mayoría de votos.
ART. 19°- Los votos serán contados por miembros concurrentes y no por
naciones.
ART. 20°- Las resoluciones del Congreso Internacional de Estudiantes Americanos serán publicadas oficialmente en la revista EVOLUCIÓN, órgano de la
ASOCIACIACIÓN DE LOS ESTUDIANTES de Montevideo.
ART. 21°- El Congreso puede derogar a mayoría absoluta de sufragios cualquier disposición del presente Reglamento.
Las comunicaciones deben dirigirse al Presidente de la ASOCIACIÓN DE
ESTUDIANTES, calle Ituzaingó 105, Montevideo.
[Tomado de Evolución, junio de 1907, 193-5.]
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4. Artículos sobre el Congreso publicados en
La Tribuna Popular y El Día, mayo y julio de 1907.
El congreso estudiantil
La Comisión Directiva de la Asociación de los Estudiantes, que preside el
bachiller don Héctor Miranda, ha tomado varias iniciativas simpáticas y de
verdadera importancia en el corto tiempo que lleva de actuación. En ese número colocamos la relativa a la celebración en Montevideo de un Congreso de
Estudiantes Americanos.
La idea es generosa y amplia, noble y patriótica, y digna bajo todos los
conceptos de un franco aplauso. Nosotros, que tenemos por norma de conducta
obedecer los dictados de la justicia y que hemos censurado y censuraremos los
extravíos de criterio de la juventud, hijos de su propia inexperiencia, de su misma
generosidad, jamás de cálculos egoístas y mezquinos, creeríamos faltar a nuestros
deberes si no la estimuláramos en el caso presente, dejando constancia expresa
de nuestra adhesión incondicional al pensamiento. La Asociación ha designado
comisiones especiales con el encargo de indicar los temas que han de ser objeto
de deliberación en el Congreso, y estas comisiones han dado ya comienzo a sus
tareas y celebrado diversas sesiones para dar cumplimiento a su cometido. En
este trabajo se hallan actualmente empeñadas, a fin de que la conferencia, por
el número e importancia de los temas, resulte lo que debe ser: un gran acto,
un acto solemne y hermoso, en que se debatan las más arduas e interesantes
cuestiones relacionadas con el porvenir intelectual de América.
La idea que nos ocupa no es nueva. Congresos de estudiantes se han celebrado
en Cambridge, en Bruselas, en Marsella, sin contar el realizado el año pasado en
Milán, al cual fue invitada y concurrió la asociación de Montevideo por medio
de dos delegados, y en que se trató de hallar los medios de unificar, por medio
de programas afines, los estudios universitarios del continente europeo.
Pero los congresos realizados hasta ahora lo fueron en Europa, y sus miembros estudiantes europeos o procedentes de diversas partes del mundo, mientras
que aquel que nos ocupa tendrá por sede una ciudad de América y se compondrá exclusivamente de estudiantes americanos. Y en esa diferencia, en esta
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
peculiaridad, reside a nuestro juicio la cualidad más resaltante y trascendente
del que va a celebrarse.
En él se tratarán asuntos de orden pedagógico, cuestiones generales de procedimientos y métodos, temas de interés científico particular para cada una de
las secciones, que independientemente de los beneficios que puedan en lo futuro
proporcionar, servirán para poner de relieve la capacidad de preparación de los
estudiantes, naciendo de aquí un estímulo que tiene que ser saludable para todos
y despertándose el ansia por sobresalir y descollar, que fue constantemente fuente
fecunda de adelantamiento en los diversos órdenes de la humana actividad.
Todo ello tiene que traducirse en beneficio y utilidad para todos, porque no es
posible dudar que del cambio de ideas, del choque de las opiniones encontradas,
broten las soluciones más científicas, más verdaderas, más exactas y mejores.
Pero nosotros vemos en la conferencia proyectada algo más, que lo colocamos por
encima de todo lo expuesto. Ese algo más, esa consideración que nos hace mirar con
singulares simpatías la iniciativa de la Asociación de los Estudiantes y atribuirle un
altísimo significado, es que el nuevo Congreso servirá para acortar las distancias que
nos separan de los pueblos de América, para conocernos más de lo que nos conocemos,
para apreciarnos mejor, para realizar más pronto los destinos solidarios que tenemos
que cumplir con las demás naciones hermanas del continente.
Nuestro aislamiento hasta hoy ha sido casi absoluto con la generalidad de
esos países. A pesar de todos los esfuerzos hechos con el intento de poner límite a
tan extraña, a tan anómala, a tan perjudicial situación, esfuerzos bien meritorios
que no se nos ocultan, vivimos intelectualmente a inmensa distancia de pueblos
relativamente poco distantes, cuando todo género de razones, hasta razones de
egoísmo, militan a favor de un intercambio más activo, de una compenetración
mayor, de un conocimiento más acabado y perfecto de nuestras cosas y de nuestras
necesidades, que sirvan para advertirnos a todos nuestra respectiva situación y
para saber a donde deben dirigirse preferentemente nuestros esfuerzos.
En ese sentido, los estudiantes de hoy –que serán los gobernantes de mañana–
van a realizar una obra eminentemente patriótica, de verdadera trascendencia,
de alta finalidad; una obra que puede resultar fructífera y fecunda en bienes
positivos para todas estas patrias de América, unidas en lo pasado por los lazos
Volumen I | 1908
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sagrados de la tradición y de la historia y ligadas en lo porvenir por los poderosos
vínculos de un destino común.
“La Tribuna Popular” envía con tal motivo a la Comisión Directiva de la
Asociación de los Estudiantes y a su digno presidente, a quien pertenece la
hermosa iniciativa que da origen a estas líneas, sus más efusivas felicitaciones,
y formula ardientes votos porque el éxito del primer Congreso de estudiantes
que se celebrará en Montevideo esté a la altura del nobilísimo propósito que
lo ha inspirado.
“La Tribuna Popular”. Montevideo.
[Tomado de Evolución, mayo de 1907, 188-9.]
El Congreso Internacional de Estudiantes Americanos
El concepto de las nacionalidades americanas se consolida y se engrandece; y
por arriba de ese concepto, se consolida y se engrandece la concepción más vasta
de la gran patria americana. Esa será sin duda la obra del siglo XX. A medida
que los pueblos del continente vayan encontrando la fórmula definitiva de su
estabilidad que les asegure la paz interna a la sombra del libre juego de sus
libertades institucionales; a medida que el ideal democrático vaya cumpliendo
su misión en las tierras largo tiempo azotadas por la barbarie, martirizadas por
el prejuicio, extenuadas por el llanto, sacrificadas por el dolor; a medida que
las agitaciones de la vida libre y los progresos de la idea republicana se generalicen y se perpetúen; se acercarán las patrias y se fundirán los afectos, y todos
los pueblos americanos han de comprender que tenemos todavía una deuda
sagrada con nuestros mayores, que hace un siglo unieron sus esfuerzos heroicos
para consagrar en el derecho y en el hecho la independencia continental, y para
soñar con una tierra materna de la libertad donde sólo nacieran hombres libres
de cerebro vigoroso, de noble y fuerte corazón.
Es evidente que ese concepto fecundo de solidaridad americana se difunde y se
expande, y es evidente que los pueblos hermanos del continente se van conociendo
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
y apreciando mejor. Y es ésta la hora en que el sentimiento de una marcha paralela
de nuestros futuros destinos comienza a penetrar en el entendimiento de nuestros
hombres públicos y en el pensamiento de la masa popular que comprende vagamente,
que el porvenir exigirá el tributo de todos para la realización de un mismo ideal
generoso y justiciero, la consagración de las más hermosas conquistas civilizatorias,
vibrando al unísono en toda la extensión del mundo americano.
La Asociación de los Estudiantes ha tenido la feliz iniciativa de convocar
para un Congreso a los estudiantes de todos los países americanos; ese Congreso
que será el primero de esa índole que se realice en América, será también un
vínculo más para estrechar esa solidaridad naciente, para hacer que las tendencias
y los sentimientos y las aspiraciones mutuas se vayan conociendo y se vayan
sintetizando en armonías fecundas y gratas para el anhelo colectivo. Con motivo
del Congreso Médico realizado hace poco entre nosotros decíamos que sabemos
mucho más lo que pasa en las naciones europeas que lo que sucede en las naciones
americanas: conocemos a fondo puede decirse el movimiento social, político y
literario de Francia, de Inglaterra, de Italia y mientras tanto no sabemos nada
de lo que pasa en Perú o en Colombia.
El desconocimiento mutuo, el aislamiento casi absoluto ha sido la característica de los pueblos americanos hasta los últimos tiempos, y puede decirse
que la gran obra benéfica de la compenetración y del reconocimiento va siendo
realizada por los Congresos, que desde el punto de vista exclusivamente práctico realizan una labor muy relativa, en cambio desde el punto de vista moral e
intelectual realizan tarea honda y proficua: acercando a los hombres, disipando
desconfianzas, cambiando impresiones y sentimientos, aprendiendo y enseñando a conocerse y a amarse. Ese ha sido sin duda el resultado más sólido de los
Congresos Pan Americanos, de los Congresos Científicos y de los Congresos
Médicos que se vienen celebrando cada vez con mayor frecuencia entre los
pueblos del nuevo continente.
Pensando así no podemos menos que mirar con intensa simpatía la iniciativa
de la Asociación de los Estudiantes. Todos los temas que desde ya se plantean,
aparte de los otros que se podrán proponer son interesantísimos y algunos de
palpitante actualidad, no sólo entre nosotros, sino en todos los grandes centros
educacionales; podremos de esa manera conocer lo que piensan los estudiantes
Volumen I | 1908
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americanos de todas esas cuestiones que afectan hondamente el porvenir de la
enseñanza de la juventud.
[…]
Como se ve, cada uno de los temas a tratarse, sin exceptuar uno solo, son
realmente interesantísimos y las conclusiones a que pueda llegarse bastarán
por sí solas para asegurar que el éxito del Congreso, dando de antemano por
descontado que el éxito de concurrencia pueda darse ya por conseguido.
Pero aún en el caso de que desde el punto de vista exclusivamente profesional
el Congreso fracasara, aunque nada o casi nada hiciera desde ese punto de vista
práctico y positivo, siempre quedaría triunfante su obra de acercamiento, su
obra de hermandad y de solidaridad americana. Y los mismos estudiantes así lo
comprenden y así lo dicen en la brillante página en que invitan a sus compañeros
del continente a concurrir al Congreso.
[…]
Felicitemos a la juventud y hagamos augurios felices para que realice su obra
sagrada de entusiasmo y de amor.
“El Día” de Montevideo.
[Tomado de Evolución, julio de 1907, 257-9.]
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
5. Sexta sesión del Congreso Internacional
de Estudiantes Americanos, enero de 1908.
Sr. [Baltasar] Brum [delegado de Uruguay].—Señor Presidente, señores
congresales, señores:
Aquellos ungidos que, desde sus impenetrables alcázares de piedra, exteriorizaban, en la antigüedad, únicamente sus caprichos, a cuya voz se doblegaban
las cervices de los más nobles, de los más fuertes, de los mejores, se han ido
extinguiendo ante el progreso de la razón humana que, en todos los momentos, a todos los mandatos responde con la consciente interrogación ¿porqué? Y
esa interrogación no ha menoscabado la disciplina administrativa porque los
directores han sentido la necesidad de ajustar sus órdenes a los principios de
justicia para precaver las trabas de una crítica sensata, que refrena los actos de
despotismo y da más energía para la consumación de los preceptos buenos.
No ha sido sólo en el gobierno de los pueblos donde se ha realizado esa reforma. En diversos órdenes de la actividad social, en las relaciones del trabajo,
en las relaciones de la familia, se nota igual movimiento. Pero la evolución es
lenta. Y ¡cosa curiosa! aún no se ha manifestado en el gremio estudiantil.
Los estudiantes, que velaron junto a la razón en la tenebrosa noche del fanatismo, que respondieron a los primeros llamados de los apóstoles del 89, que
siempre han caído en defensa de todas las libertades, y que últimamente, a pesar
de los destierros siberianos y de las ejecuciones en masa, han corrido a sostener
los principios que encarnaba la Duma, se han olvidado de obtener para sí las
ventajas que han solicitado, y que han ayudado a conseguir para los otros.
Pero ahora que se han consumado las grandes empresas, que la libertad
domina en los lineamientos de la vida, es necesario completarla, extendiéndola
en los detalles, ornar, por decir así, el viejo edificio reconstruido.
________
La dirección de las cosas universitarias está confiada, en general, a los Consejos
Superiores de Enseñanza. Poco habría que observar respecto a la idoneidad de
sus miembros, pero no sucede lo mismo con la organización que los rige que
puede considerarse anticuada y también irracional. Es en este sistema donde
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125
radica el mal que aqueja a los consejos, y ese mal nace precisamente de la absoluta prescindencia del parecer de los estudiantes en su formación. Sus miembros
son elegidos, o bien por el voto de los diplomados, o bien por la designación
directa del Poder. La liberalidad del primer procedimiento sólo es aparente. Los
diplomados permanecen alejados de las cosas universitarias, cuya marcha no les
preocupa, y sólo concurren a votar cuando les impulsa algún móvil personal.
De manera que los nombramientos quedan, en realidad, en manos del elemento directivo de las universidades, elemento que pudo haber sido liberal en su
origen, pero que con el tiempo se vuelve conservador.
La segunda forma es inferior desde el punto de vista de la dignidad de la
institución. Sus resultados son, sin embargo, idénticos, y en algunos casos
peores. En efecto, los poderes públicos optarán o por respetar los círculos de
personas espectables, casi siempre conservadoras, que se han refugiado en las
universidades huyendo de las agitaciones políticas, o por removerlas. Entonces
es posible que, si sus actos están inspirados en una moralidad superior, lleven
a esos puestos no a los más competentes sino a sus mejores servidores. Pero en
este caso podría afirmarse que esos ciudadanos serían combatidos por el elemento estudiantil que no admite otras imposiciones que las de la justicia, ni otros
favores que aquellos a que da lugar el mérito. Y las agitadas oposiciones serían
el resultado de ese sistema.
Por otra parte, ¿qué puede esperarse de esos consejos desvinculados del gremio
estudiantil cuyas necesidades ignoran, y cuyas pretensiones no comprenden,
imbuidos, como están en las viejas leyendas de indisciplina y revolución que
se originaron, alrededor del espíritu justiciero de los estudiantes, en épocas en
que reinaba la injusticia y en que era un crimen la investigación de la verdad?
¿Cómo es posible gobernar a los estudiantes con una institución organizada en
la misma forma que hace cien años sin que exista una hostilidad latente, que
aprovechará todas las ocasiones para manifestarse, y sin que sus actos bien o
mal inspirados levanten, indistintamente, idéntica resistencia? Esa rivalidad
desprestigia la institución, perjudica la enseñanza. Desprestigia la institución
porque obliga a los estudiantes al empleo de medios violentos para neutralizar el
efecto de medidas que consideran nocivas y que han sido confeccionadas en salas
cerradas a donde no han podido llevar su voz para convencer o ser convencidos.
Perjudica la enseñanza que se inmoviliza ante el temor a los repetidos conflictos.
Si se llevan a la práctica algunas reformas, ellas van, siempre, señaladas con el
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
índice de la impopularidad que las conduce fatalmente al fracaso antes que su
bondad haya sido demostrada.
Esas dificultades se atenuarían, quizá desaparecieran, si se otorgara a los estudiantes una representación propia en los consejos, o el derecho a intervenir en su
formación. En el primer caso, el representante podría ser, o bien un estudiante,
o bien un graduado en las mismas condiciones que los demás consejeros, pero
elegido por el elemento estudiantil.
Quizá no se crea en la eficacia de ese procedimiento, pues podrían decir: o
ese delegado se someterá a todas las exigencias de sus representados –careciendo,
en este caso, de la tranquilidad de espíritu, de desapasionamiento que debería
caracterizarlo– y entonces la situación quedaría agravada porque los estudiantes
se agruparían a su rededor, de igual manera que, en épocas lejanas, los plebeyos
romanos estaban siempre dispuestos a sostener todos los retos de sus tribunos; o,
con conciencia perfecta de su deber, resistirá la influencia de las masas, apoyará
las medidas justas aunque sus mandantes la rechacen, y, en este caso, también su
sacrificio sería inútil porque no lograría el objeto propuesto, porque no evitaría
los choques temidos.
Pero esa objeción se ha dirigido, en todos los tiempos, a los gobiernos representativos, y la práctica ha probado que ella carece de fundamento. El representante, a
quien supondremos por dignidad en el segundo caso, no obrará con la intransigencia,
con el desprecio a la opinión de sus compañeros que se le atribuye. Está interesado,
y es un sentimiento muy humano, en conservar su prestigio, la confianza con que ha
sido honrado, y procederá con la prudencia necesaria para conciliar esa circunstancia
con su rectitud. Intentará convencerlos. Y, puede afirmarse que, si la verdad está de
su lado, no le faltará nunca en una asamblea de universitarios un núcleo sensato que
lo comprenda, lo apoye y lo defienda.
Si se considera muy avanzada la reforma que conceda a los estudiantes una
representación propia; si se teme renovar en la persona de ese delegado la institución tribunicia, con todas sus turbulencias y las oposiciones sistemáticas,
aún queda una fórmula aceptable pero conservadora: la que concede la entrada a
los estudiantes en las salas de diplomados para el nombramiento de consejales.
Sería un acto de estricta justicia y de alta política porque acostumbraría a la
juventud estudiosa a posponer los intereses privados, la simpatía personal, a los
intereses de la comunidad que son, en este caso, los de la enseñanza.
Volumen I | 1908
127
La única objeción que podría hacerse a ese sistema es la referente a la influencia decisiva que, por su número, tendrían los estudiantes en las salas de
electores. No creo que ése sea un mal porque me parece preferible el voto de los
estudiantes al de los titulados que si por algo se han distinguido hasta ahora es
por su absoluta indiferencia, o por su escepticismo hacia las cosas universitarias.
Pero esa objeción, en todo caso, no se dirige al fondo de la reforma y bastaría
reglamentar el voto, limitarlo razonablemente para que desapareciere.
La reforma establecería entre estudiantes y autoridades universitarias esa
solidaridad que debe reinar entre gobernantes y gobernados para que las obras
de unos y otros crezcan fuertes y vigorosas. Las asperezas y desconfianzas que
singularizan las relaciones actuales, y que nacen de un estado de cosas que implica
el más profundo menosprecio a la opinión de los estudiantes, desaparecerían.
Esos dos bandos que se agotan en luchas estériles combinarían armónicamente
sus fuerzas en la conquista de un ideal que es común, aunque aparezca distinto
por los defectos de organización.
La Actual Comisión Directiva de la “Asociación de los Estudiantes” de Montevideo, iniciadora de un enérgico movimiento en pro de la dignificación de la
juventud estudiosa, se ha preocupado de introducir en el organismo universitario
esa reforma. Haciendo suyo un pensamiento manifestado en otra ocasión por
uno de nuestros más talentosos compañeros, el bachiller Enrique A. Cornú, que
tiene asiento en este Congreso, y en momentos en que el Poder Ejecutivo del
Uruguay preparaba un proyecto sobre reorganización universitaria, se presentó
al Ministerio de Industrias, Trabajo e Instrucción Pública solicitando, que en el
proyecto en cuya confección estaba empeñado incluyera una disposición en que
se estableciere que en el Consejo o Consejos universitarios tomen asiento una o
varias personas nombradas directamente por los estudiantes, siendo renovadas
con la mayor frecuencia posible.
En la notable solicitud, que fue redactada por el bachiller Héctor Miranda, Presidente de la Asociación de los Estudiantes, y a quien todos vosotros conocéis por
sus bellas iniciativas y fecundas obras, se manifiesta que “es necesario que se deje
de mirar a los estudiantes como una masa inerte e inconsciente sin energías y sin
ideas, sobre la que pueden probarse sin escrúpulos, todos los procedimientos, todas
las disciplinas y esgrimir contra ellos la regleta de los pedagogos.” La Asociación
de los Estudiantes cree que los delegados llevarán “al personal directivo la palabra
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
de los estudiantes; la voz de los que sienten en carne propia el flagelo de todas las
imprudencias y todas las inepcias de los que mandan.”
El Presidente de la República doctor Claudio Williman, profundo conocedor
del medio universitario, y el entonces Ministro de Industrias, Trabajo e Instrucción Pública, Dr. Gabriel Terra, hombre de ideas avanzadas y que no temía
romper con las tradiciones cuando lo exigía en la justicia, acogieron favorablemente la petición de los estudiantes, y en el Proyecto de Ley que acompaña el
Mensaje elevado con motivo de la reorganización universitaria, a la H. Cámara
de Representantes se establecen los siguientes artículos: “Artículo 4°—Siete
miembros del Consejo serán elegidos por mayoría de votos de los abogados, en
la Facultad de Derecho; de los médicos y farmacéuticos en la Facultad de Medicina; de los ingenieros y arquitectos en la de Ingeniería, citados al respecto con
quince días de anticipación por el Ministro de Industrias, Trabajo e Instrucción
Pública. Los estudiantes de cada Facultad, que comprueben sus condiciones de
tales con un certificado de haber prestado examen en el año anterior a la elección,
serán citados para elegir el octavo miembro. Artículo 13—El cuerpo elector
del Consejo Directivo de la Facultad de Enseñanza Secundaria se formará por
los profesores de la Facultad integrado con los últimos veinticinco bachilleres.
Uno de los miembros del Consejo será elegido por los estudiantes. Los estudiantes, en esta Facultad, para tener derecho al voto, deben tener por lo menos
tres años de estudios.”
En el Mensaje que acompaña el Proyecto de Ley citado, el Poder Ejecutivo funda esa innovación y, después de declarar que respeta la autonomía
universitaria, agrega que “ha querido avanzar, dando más amplias bases a
los cuerpos electivos con la intervención directa y principal del profesorado
en la marcha universitaria; y con el derecho del voto conferido a los estudiantes, no solamente como saludable enseñanza democrática, sino también
como acto de justicia, que no es otro el que les dé representación genuina,
destinada muchas veces a llevar al seno de las autoridades la expresión de
atendibles exigencias y a consagrar entre los elementos que estudian y los
que enseñan una perdurable solidaridad que contribuirá, en primer término,
al desenvolvimiento de la cultura y de la ciencia.”
La “Asociación de los Estudiantes” ha conseguido para la juventud universitaria del Uruguay una de las conquistas que más puede enorgullecerla por lo
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129
mismo que la eleva del estado de agrupación informe, inconsciente, al de entidad
organizada, inteligente que interviene en la constitución de sus autoridades
directivas, y que hace oír su voz pensadora en las resoluciones que ellas tomen,
como corresponde a los que mañana marcharán al frente del movimiento intelectual del país, y que hoy constituyen una de sus más bellas esperanzas.
La “Asociación de los Estudiantes” de Montevideo que ama a sus hermanos
de América ha querido que esa honrosa reforma sea conocida para que todos
luchen por obtenerla. Y para ello la ha traído a este Congreso, donde el cerebro
robusto y el corazón generoso de sus miembros la recogerán para sembrarla luego
en la tierra de América, en esa tierra que fecunda siempre en su seno todas las
libertades, todos los derechos.
En nombre, pues de la “Asociación de los Estudiantes” de Montevideo os
propongo el siguiente voto:
El 1° Congreso Internacional de Estudiantes Americanos acepta como
una aspiración que es de desearse sea llevada pronto a la práctica, la representación de los estudiantes en los Consejos Directivos de Enseñanza
Universitaria por medio de delegados, nombrados directamente por ellos
y renovados con la mayor frecuencia posible.
(Aplausos)
Sr. Presidente.—Se va a leer el informe de los estudiantes del “Centro de
Instrucción” de Arequipa, sobre este asunto.
Sr. Secretario.—(Lee:)
“Cuando las universidades son autónomas y están dirigidas por el conjunto
de sus catedráticos, no teniendo en consecuencia sobre ellas, el Gobierno sino
una supervigilancia muy restringida, no hay nada más importante para mantener su verdadero límite los derechos y obligaciones de los catedráticos y de los
alumnos, que la representación de éstos en los consejos universitarios. Cuando
no son autónomas, hallándose sometidas, directamente, a la acción del poder
central, dictando éste sus reglamentos, señalando las cantidades que deben
cobrarse por derechos de inscripción, matrícula y exámenes, redactando los
programas, nombrando catedráticos y determinando su marcha de una manera
inmediata, no tiene tal representación sino muy escasa importancia.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
La justicia que asiste a los estudiantes para el nombramiento de personeros en
los consejos universitarios, no puede ponerse en duda, una vez que tienen derechos que defender y que esta defensa no es susceptible de ser llevada a efecto por
toda la colectividad. Su utilidad tampoco puede colocarse en tela de juicio, ya que
se evitarán muchos abusos de los catedráticos por medio de esta representación
que, con voz y voto, tomará parte en las deliberaciones del consejo, intervendrá
en la facción de reglamentos y programas y hará que se castiguen con estrictez
las faltas cometidas por sus profesores, que generalmente quedan impunes; pues
los encargados de su sanción no están libres de incurrir en ellas, hallándose por
esta circunstancia inhabilitados para juzgarlas con imparcialidad.
Pero donde queda probado hasta la evidencia el importante papel que hacen
los representantes de los alumnos en los consejos universitarios, es al fijarse que
tendrán que intervenir en la renovación del personal docente, siempre que las
cátedras se saquen a concurso, como parece que se acostumbra en todas, o casi
todas, las universidades de América.
Debe procederse, pues, a dar representación a los alumnos en los consejos
universitarios, sin los señores catedráticos abriguen temores de que se violen sus
prerrogativas y facultades; pues mientras obren sujetándose a las disposiciones
de la ley, mientras no menoscaben los sagrados derechos de la juventud, no
deben esperar de ésta sino gratitud y aplausos.”
(Aplausos)
Sr. [Jorge] Cabral [delegado argentino].—Creo interpretar los deseos de
toda esta asamblea, al pedir que proposiciones del género de las presentadas en
el brillante y notable trabajo del bachiller Brum, que honran a este Congreso,
no se discutan, se aclamen.
(Aplausos)
Sr. [Víctor Andrés] Belaunde [delegado peruano].—Voy a pedir, como lo ha
hecho el señor Cabral, que se vote por aclamación las conclusiones presentadas
por el señor Brum.
La representación de los alumnos en los consejos directivos de las universidades no es una innovación; es una reconquista; es la reconquista de un derecho
que nos ha correspondido en el transcurso de los siglos.
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Las universidades americanas se fundaron sobre la base de la Universidad
de Salamanca, y ésta copió a la Universidad de Bolonia. Y bien ¿Sabéis que era
la Universidad de Bolonia? La Universidad de Bolonia era simplemente una
confederación de Estudiantes. El gobierno estaba en manos de los alumnos. Por
eso la Universidad de Bolonia es el tipo de la universidad democrática.
Un sabio profesor francés ha dicho que la Universidad de Bolonia estaba caracterizada por la participación de los estudiantes en el gobierno del Studium.
En la historia de las antiguas universidades se reconoce dos tipos, dos modelos: Bolonia y París. Ya habéis visto como en Bolonia la esencia de la institución
universitaria estaba constituida por la absoluta intervención de los estudiantes
en su gobierno. En París esta intervención no era tan considerable; pero también
existió. La Universidad de París era una institución democrática.
Su gobierno no residía en los estudiantes; pero residía en los maestros más
jóvenes, en los maestros, en la Facultad de Artes. Y la masa general de alumnos
estaba organizada en distintas corporaciones, por facultades; corporaciones que
tenían sus procuradores o representantes.
Veamos lo que pasaba en la Universidad de Salamanca, modelo de las universidades americanas. El poder supremo residía en los claustros, en las asambleas
de graduados y estudiantes. El Rector que era un alumno, dirigía la marcha de
la institución y era elegido por sus camaradas en voto indirecto […].
Ya veis, por esta rápida reseña, que no podía ser más amplia la participación
de los alumnos en el gobierno de la universidad […]. Pero hay más todavía y en
esto la Universidad de Salamanca fue más allá que la Universidad de Bolonia.
Los estudiantes intervenían en la provisión de las cátedras. Conocido el sistema español de las oposiciones; verdaderos torneos intelectuales que rompían
la monotonía de la vida universitaria, dividían a los doctores y estudiantes en
apasionados bandos y originaban luchas terribles a veces de lamentables consecuencias. Pues bien; en esas célebres oposiciones tenían voto los alumnos, y
era ese voto lo que daba a la institución sus rasgos característicos, sus genuinos
aspectos buenos y malos.
Un enemigo tuvo la libertad estudiantil y por consiguiente el régimen democrático de las universidades: la institución colegial. Fundados al principio los
colegios sólo por móviles de beneficencia; sólo con la finalidad de dar alojamiento
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
a los estudiantes pobres van tomando lentamente otro aspecto. Se convierten en
instituciones docentes para suplir a la universidad y después para rivalizar con
ella. El régimen colegial es la monarquía absoluta y la disciplina invencible; el
régimen universitario es la democracia y la completa libertad y espontaneidad.
Los colegios empiezan a progresar y van absorbiendo a la universidad que está
en período de franca decadencia; pero no la absorberán del todo, no llegarán a
extinguirla. Por ventura quedan estudiantes que no son colegiados; quedan los
manteístas, los estudiantes libres, ellos conservarán los antiguos rasgos de la
universidad medioeval desgraciadamente atenuados y sin energía.
Llega la época de la afirmación del poder del estado, del poder centralizador
e intervencionista; se aproxima el apogeo del absolutismo y surge la universidad
estrictamente oficial, creada por el estado y sometida al estado. Al frente de la
universidad democrática, autónoma, turbulenta, establecida sobre la sociedad
libre de los maestros y de los estudiantes aparece la Universidad de Alcalá.
Sus estatutos son aprobados por el Rey y por el Papa. Su Rector es nombrado
directamente por el Arzobispo de Toledo. El régimen colegial es su base. La
institución universitaria se aparta de los principios democráticos. ¿Queréis seguir
su marcha en este sentido? Contemplad la aparición del Santo Oficio y de la
Compañía de Jesús; estudiad las relaciones de la inquisición con la universidad,
la interdicción intelectual a que quedó condenada España por el cumplimiento
del Index Expurgatorius, las absurdas medidas dictadas por Felipe II sobre los
estudios en el extranjero; la fundación de los colegios de los Jesuitas, sometidos a una disciplina más férrea que los otros colegios, sometidos a un régimen
verdaderamente autocrático.
La Universidad de Salamanca, la universidad democrática, la verdadera
universidad de los estudiantes, mantiene todavía su régimen, aunque falto
de energías, en lucha contra la absorción de los colegios, la competencia de la
Universidad de Alcalá y la más terrible competencia de los colegios jesuíticos.
En este estado las cosas la institución es trasplantada a América. Se funda la
Universidad de Lima en 1551.
La Universidad de San Marcos no pudo tener con la misma intensidad el
carácter democrático de su modelo la Universidad de Salamanca; los tiempos
habían variado; pero conservó sin embargo algunos rasgos de la universidad
medioeval.
Volumen I | 1908
133
He aquí las principales diferencias entre la célebre Universidad española y
la Universidad limeña. El poder supremo en Salamanca residía en la asamblea
de graduados y estudiantes. En Lima las asambleas y claustros eran formados
sólo por doctores. El Rector en Salamanca era un alumno elegido por sus compañeros en voto indirecto. El Rector en Lima era doctor y debía ser elegido por
los doctores. […].
Ya veis, pues, que al transplantarse la institución a América, las atribuciones
de los estudiantes en la marcha de la universidad habían disminuido.
A riesgo de fatigaros voy a completar esta árida relación hablándoos de las oposiciones en América y de la lucha que sostuvo la Universidad de Lima para conservar
sus prerrogativas en esta materia. Habéis visto que en Salamanca los alumnos tenían
voto en las oposiciones. Al principio sucedió de la misma manera en Lima; pero a
consecuencia de graves disturbios que se suscitaron con motivo de la provisión de
algunas cátedras, la autoridad real creyó convenientes en 1676 expedir una cédula
quitando el voto en las oposiciones, no sólo a los alumnos sino también a los doctores,
y conferirlo únicamente a siete personas que ocupaban las más altas dignidades del
virreinato […]. Esta medida concitó terribles resistencias en la Universidad y ved
cómo ésta organiza la lucha para reconquistar sus antiguos fueros. En 1684 obtiene
la expedición de una cédula por la cual tenían voto en las oposiciones 25 catedráticos
y doctores y 4 alumnos de los colegios. No satisfizo esta concesión a la Universidad,
que siguió luchando hasta que triunfó en 1687 con la expedición de otra cédula real
que concedía voto en las oposiciones a todos los catedráticos y a 39 alumnos libres.
Y ese fue, señores, el régimen que rigió hasta la independencia.
En síntesis podemos decir que en América durante el período colonial los
estudiantes tenían participación en el gobierno de la universidad y en la formación del cuerpo de profesores […]. ¿Por qué desapareció esta intervención en
muchos respectos justa y saludable, al iniciarse el siglo XIX? Las causas fueron
muchas; no es del caso exponerlas in extenso. Pero ha llegado el momento de
reconquistar el antiguo sagrado derecho; ha llegado el momento de que se formule enérgica, unánimemente la aspiración de los jóvenes. Por eso yo felicito
a la juventud uruguaya que ha obtenido esta conquista en su patria y ha formulado el principio para toda la América. Por eso me adhiero a la moción para
que aclamemos las conclusiones del brillante trabajo de nuestro incomparable
secretario, señor Brum.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
El derecho de los alumnos a intervenir en los consejos, nombrando sus representantes en ellos, no puede ser discutido […].
El voto en las oposiciones es cosa diferente. El gran proyecto de reforma de la
Universidad de Lima, formulado en 1771 por la junta de aplicaciones de los bienes
de los jesuitas, quitaba ese voto a los estudiantes. No sé si tenía razón el proyecto. Yo
hago ese recuerdo porque quiero realizar un acto de justicia hoy que hemos vuelto los
ojos al pasado, quiero realizar un acto de justicia elogiando esa reforma que a fines del
siglo XVIII pretendió establecer entre nosotros el estudio del derecho natural y del
derecho de gentes; que pretendió introducir las nuevas teorías científicas, que pretendió implantar el método de experimentación en las ciencias médicas; que pretendió
establecer la institución de la biblioteca aula, de la biblioteca servida por profesores, de
la biblioteca cátedra de bibliografía; que pretendió iniciar el estudio del derecho patrio
y el estudio de las cosas americanas. El movimiento del año 1771 destruyó lo malo
arrojando los jesuitas y formuló los principios de la obra futura; fue provechosamente
destructivo y fecundamente constructivo. La reforma no se realizó inmediatamente,
pero echó la semilla que había de germinar y convertirse en árbol frondoso. El pensamiento de los hombres de 1771 fue muy grande para su época; y a fin de aquilatar su
mérito, es necesario que tengáis en cuenta que fue anterior a los proyectos de reforma
en las universidades de la Península Ibérica. Inclinémonos respetuosamente ante la
memoria de esos hombres. La idea que ellos iniciaron tenía que realizarse años después. La reforma vino y educó en los principios liberales a toda una generación, a esa
generación que alimentó el pensamiento americano, a la que se debe la paternidad
intelectual del movimiento de emancipación del nuevo mundo.
(El Presidente advierte al orador que ha transcurrido el tiempo reglamentario.)
Sr. [Enrique] Rodríguez Castro [delegado uruguayo].—Yo me adhiero a la
moción del señor Cabral, para que la proposición del señor Brum sea votada
por aclamación.
Sr. [Juan Luis] Ferrarotti [delegado argentino].—Yo voy a robar unos minutos
al Honorable Congreso.
Al fundarse la Universidad de La Plata, el doctor Joaquín V. González, una
de las inteligencias más preclaras de mi país, y que se preocupa mucho de la
enseñanza, prometió a los estudiantes darles mayor representación en los consejos
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directorios. Tengo el placer de hacer esta manifestación, para significar que el
voto formulado por el señor congresal Brum, y al cual vamos a aclamar, va a ser
recibido en nuestro país y que será práctico.
Sr. [Mauricio de] Lacerda [delegado brasileño].—Señor Presidente, señores
delegados, y muy especialmente el señor Brum: la delegación brasilera adhiérese
satisfecha a la moción de que se aclamen las proposiciones del señor Brum. Ya
que nada se hace sin una razón justificada, diré algunos de los fundamentos que
justifican, para la delegación brasilera, su voto.
Hasta hoy los poderes de los profesores han sido poderes excepción. Todas las
sentencias tienen un recurso para los que se encuentran envueltos en sus mallas.
Sólo para las de los profesores no hay apelación posible; ellas son extremas e
irrecurribles; ora consagren la justicia, ya perpetren una iniquidad monstruosa
y flagrante, ellas permanecerán rígidas y en pie, sin una apelación que haga
posible las rectificaciones de las conciencias sublevadas y honestas; y lo que es
aún más grave el mismo profesor una vez dictada la sentencia no tiene, para
rectificarla o para separarla, el menor recurso. Una vez que afirma, sentencia
irrevocable, inapelablemente.
Ahora bien, señores, los profesores pueden ser, en su calidad de hombres, de
relativa perfección o de supina imperfección. En aquel caso la justicia es más
probable que la injusticia; pero pregunto a todos los hombres de bien, a todas
las conciencias sanas, y que ellas respondan, si somos o no variables en nuestras
afirmaciones, en nuestros actos por nuestra eterna sujeción al error.
Eso ocurrirá con los más puros, los más apostólicos. Imaginad que Babel no será
la justicia entregada a los no escrupulosos, a los parias del Bien, a los corsarios del
Ideal, cuando no exista reparación posible, recurso, o una apelación proficua a las
injusticias formidables, a los desaciertos que se deploran pero que no se remedian,
a los atentados contra el Bien en su forma más astral y grandiosa: la Justicia! Imaginad, señores, ese Dies Irae entonado contra nosotros, las cenizas derramadas sobre
nuestras cabezas; mirad nuestra aflictiva situación, colocados delante de profesores
a quienes leyes, abstrusas e incalificables en nuestro tiempo, conceden el criterio
de “infalibles” a hombres como nosotros, que si poseen buenas intenciones, están,
también, por su naturaleza, sujetos ordinariamente a la falsedad y al error.
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
Los estudiantes de mi país, sujetos a exámenes, no siempre son juzgados en
estricta justicia; son juzgados o con demasiada benevolencia o con demasiada
rigidez, y no pueden protestar, no pueden exigir reparaciones. Los estudiantes
de mi país, cuando recurren a la prensa para tratar de reparar una ofensa recibida
desde lo alto de la cátedra, encuentran siempre un código riguroso que los sujeta
y los maniata, y no se les deja amplia libertad para responder a sus acusadores.
En mi país, Sr. Presidente, es prohibido a los estudiantes murmurar siquiera de
las sentencias de juzgamiento de sus méritos, y si murmuran contra esas leyes y
contra esas disposiciones rigurosas en las 24 horas, quedan sujetos a suspensión
por dos años y a otras penas no menos severas.
Es una tiranía incomprensible. Entre profesores y alumnos no hay, no debe haber
superioridad ni autoritarismo. La superioridad debe ser puramente intelectual.
(Aplausos)
Señores, es una ardiente aspiración la que vais a consagrar. Elevaos antes
de llevarla a término. Depuraos, porque, si estudiantes y profesores aún no se
consideran como compañeros respetuosos, es debido a esa barrera insuperable,
a ese quiste horripilante, que es necesario extirpar, que es necesario operar.
He ahí, señores, porqué votaremos por la aclamación de esa propuesta; ella
no es sólo una aspiración de los estudiantes, sino también de los profesores: de
unos por la seguridad de sus esfuerzos y del aprecio de los catedráticos; de los
otros por la propia majestad de sus actos, que deben ser inspirados en el más
puro ideal, porque solamente así se educan las generaciones para el verdadero
Bien. Es ése un voto que deberíamos consagrar, arrodillados y contritos, como si
fuéramos al oficio de alguna liturgia querida; deberíamos tomarlo tan sólo en la
altura desde donde se cierne para llevarlo a más luminosas regiones, con la unción
del sacerdote al elevar la hostia consagrada en las ceremonias de su culto.
Erguíos, pues, bañados, en la luz redentora de las grandes aspiraciones jóvenes de toda la América, para desengrillar esos miles de Prometeos atados al
Cáucaso de un absolutismo horrendo; ungíos, porque sobre vosotros lloverán,
en el futuro, las bendiciones de todas las conciencias buenas y rectas de todas
las generaciones que, entonces, dejarán de ver en los profesores un verdugo
probable, para verles y oírles como jueces cuya justicia no es infalible en sus
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decretos, puesto que tiene reparación cuando venga envuelta en pasiones e
imperfecciones que la desfiguren.
–Señor Presidente: la delegación brasilera vota con el señor Cabral para que
la proposición del digno delegado uruguayo señor Brum sea aclamada, por las
consideraciones expuestas, y porque en nuestra tierra un estudiante, aun poseído
de las más pura justicia, no pueda pronunciar con energía un j’acusse.
(Aplausos)
Sr. Presidente.—Se va a votar la moción del Sr. Cabral.
Si se vota por aclamación la conclusión del Sr. Brum.
(Así lo efectúa la Asamblea en medio de entusiastas aplausos.)
[Tomado de Evolución, marzo, abril, mayo y junio de 1908, 98-106.]
Listado
de documentos publicados
1. El impulso transformador
y la gestión de Eduardo Acevedo
Proyecto de reglamentación de exámenes presentado al Consejo Universitario (Libro de Actas
de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N. 12 (enero de 1903–abril
de 1905), 26 de setiembre de 1904, 341-3, Archivo General de la Universidad de la
República, Montevideo).
Discusión del proyecto de reglamentación de exámenes en el Consejo Universitario (Libro de
Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N. 12 (enero de 1903—abril
de 1905), 23 de setiembre de 1904, 338-40, Archivo General de la Universidad de la
República, Montevideo).
Opinión estudiantil sobre la reforma del sistema de exámenes (Revista Estudiantil, 5 agosto de
1905, 201-3).
Opinión de Acevedo sobre la creación de las nuevas facultades (Anales de la Universidad, T.
XVI, No.78, 153-7).
Decreto de asignación de recursos para las Escuelas de Veterinaria y Agronomía y los liceos
departamentales (expedientes de la Universidad de la República, agosto de 1906, Caja
91, Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo).
Decreto de creación de las Escuelas de Agronomía y Veterinaria (expedientes de la Universidad
de la República, setiembre de1905, Caja 91, Carpeta 16, Archivo General de la Nación,
Montevideo).
Discusión de las bases para la creación de los liceos departamentales en el Consejo Universitario
(Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo Universitario, N. 13 (abril de
1905–junio de 1907), 11 de octubre 1906, 321-5, Archivo General de la Universidad
de la República, Montevideo).
Decreto de creación de los liceos departamentales (expedientes de la Universidad de la República,
noviembre de 1906, Caja 91, Carpeta 13, Archivo General de la Nación, Montevideo).
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Universidad de la República | Aniversarios 2008
2. La nueva Ley Orgánica
La renuncia de Eduardo Acevedo (Libro de Actas de las Sesiones celebradas por el Consejo
Universitario, N. 13 (abril de 1905–junio de 1907), 11 25 de abril de 1907, 438-41
y 451-2, Archivo General de la Universidad de la República, Montevideo; El Siglo, 27
de abril de 1907, 5).
La respuesta de Terra a Acevedo (expedientes de la Universidad de la República, abril de 1907,
Caja 95, Carpeta 80, Archivo General de la Nación, Montevideo).
Mensaje del Poder Ejecutivo a la Asamblea General, mayo de 1907 (Diario de Sesiones de la
Cámara de Representantes, 14 de enero de 1908, 862-87).
Ley Orgánica de la Universidad de la República, diciembre de 1908 (expedientes de la Universidad de la República, diciembre de 1908, Caja 101, Carpeta 146, Archivo General de
la Nación, Montevideo).
3. El Primer Congreso Internacional
de Estudiantes Americanos
Primer editorial de la revista Evolución (Evolución octubre de 1905, 1-2).
Convocatoria al Congreso Internacional de Estudiantes Americanos (Evolución, junio de
1907, 193-5).
Reglamento del Congreso Internacional de Estudiantes Americanos (Evolución, junio de
1907, 193-5).
Artículos sobre el Congreso publicados en La Tribuna Popular y El Día (Evolución, mayo de
1907, 188-9, y julio de 1907, 257-9).
Sexta sesión del Congreso Internacional de Estudiantes Americanos (Evolución, marzo, abril,
mayo y junio de 1908, 98-106).
COLOFÓN
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