n° 274 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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ACUERDO Nº 274
En la ciudad de Rosario, el día 26
diciembre
de
del año dos mil trece,
reuniéronse en Acuerdo los Jueces de la Cámara de Apelación de Circuito
doctores Eduardo Jorge Pagnacco, Ricardo Juan Pedro Netri y René Juan Galfré,
para dictar sentencia en los caratulados “ACHAVAL SILVIA C/MOLINA PEDRO Y
OTRS. S/DESALOJO” Expte. N° 163/13 (Expte. N° 339/11 del Juzgado de Primera
Instancia de Circuito la. Nominación de Rosario).Se resolvió someter a sorteo el estudio de la causa, resultando el
siguiente orden: doctores René Juan Galfre, Ricardo Netri y Eduardo Jorge
Pagnacco.Hecho el estudio de la causa, se resuelve plantear las siguientes
cuestiones:
1º) ES NULA LA SENTENCIA RECURRIDA ?
2º) SON JUSTAS LAS RESOLUCIONES APELADAS ?
3º) QUE PRONUNCIAMIENTO CORRESPONDE DICTAR ?
A la primera, el doctor Galfré dijo:
Mediante la Sentencia N° 3786/12 (fs. 161/164) -y su Aclaratoria
N° 16/13 (f. 172)-, a cuya relación de la causa me remito por razones de brevedad,
se ha hecho lugar a la demanda, y se condenó a Pedro Ramón Molina, Mónica
Alejandra Toloza y/o terceros ocupantes que hubiere, a desalojar dentro del
término perentorio de diez (10) días el inmueble ubicado en calle Lavalle N° 3728
de esta ciudad de Rosario, dejando el mismo libre y expedito de todo ocupante y
ocupación bajo apercibimiento de lanzamiento por la fuerza pública; imponiendo
las costas a la parte demandada (art. 251 C.P.C.C.).Contra dicho pronunciamiento se alza la codemandada Mónica
Alejandra Toloza, interponiendo recursos de apelación y conjunta nulidad (f.181);
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los que fueron concedidos por el Juez A-quo a f. 191; y llegados los autos a esta
instancia expresa agravios a fs. 200/202, los que fueron contestados por la actora
a fs. 205/206.Encontrándose consentida la providencia que llamó los autos para
dictar sentencia (fs. 209 y 210), quedan los presentes en estado de resolver.El recurso de nulidad deducido por la recurrente no ha sido
sustentado en esta instancia, y tampoco resulta de lo actuado que se hayan
violado u omitido las formalidades prescriptas con carácter sustancial por la ley de
rito, cuyo quebrantamiento podría autorizar la declaración oficiosa de nulidad.Por ello, voto por la negativa.A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
De acuerdo con lo expuesto por el Vocal preopinante, votamos en
igual sentido.A la segunda cuestión, el doctor Galfré dijo:
La apelante se queja expresando que, el A quo confunde a la
persona de Pedro Ramón Molina con la persona de la recurrente Mónica Alejandra
Toloza, y que, por dicho error se entienda que a esta última supuestamente
también se le prestó el inmueble objeto del desalojo.Dice que la agravia “...que el A quo no haya tenido por probada la
relación laboral ulterior efectivamente habida entre Achaval y Toloza...”.Señala que “...Achaval le encargó el cuidado de la propiedad a la
Sra. Toloza mientras durara el proceso de usucapión iniciado por el codemandado
Molina. Como indicáramos al contestar la demanda Achaval y Toloza acordaron
que por permanecer...” la recurrente “...en dicho inmueble y al cuidado del mismo,
Achaval no percibiría alquiler alguno de parte de Toloza por cuanto se estaría
compensando -con la liberación del alquiler- los servicios de cuidadora del
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inmueble prestados por Toloza a favor de Achaval...”.Acota “...que es recién con este juicio que ella...” -la actora
Achaval- “...reclama la desocupación del inmueble...Achaval esperó a tener
terminada la usucapión iniciada por Molina para iniciar este juicio de desalojo...”.Por otra parte, aduce que el A quo “...no resultaba competente
para entender en los presentes por cuanto en lugar de un desalojo civil debió
accionarse por intermedio de un desalojo laboral, hipótesis real ésta que ni
siquiera fue referida y/o mínimamente analizada por el A quo en su resolución...ya
que recurrir al fuero laboral implicaría reconocer que está despidiendo...” a la
recurrente
“...sin
pago
de
indemnización
alguna,
como
en
realidad
correspondería...”.Finalmente, peticiona el rechazo de la demanda, con expresa
imposición de costas a la actora.A fs. 205/206 la actora contesta los agravios vertidos por la
recurrente, solicitando se confirme la sentencia recurrida por constituir una justa
composición de la litis, con costas.Entrando al análisis de los temas venidos en recurso, de manera
previa se advierte que la expresión de agravios de la recurrente, por sus serias
deficiencias, quedaría enmarcada dentro de lo que se da en llamar “deserción del
recurso por insuficiencia técnica”.Es del caso, que la accionada debió haber dado ajustado
cumplimiento con lo prescripto por el art. 365 C.P.C.C., y muy por el contrario, no
se advierte de la queja articulada por la misma, que ella efectúe una crítica
razonada y concreta de la resolución impugnada, rebatiendo congruentemente sus
conclusiones, indicando dónde falla el razonamiento del A quo. Sólo se pretende
imponer al Tribunal de Alzada una revisión indiscriminada de la resolución,
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remitiéndose a repetir los argumentos esgrimidos en primera instancia,
desvirtuando de esta manera el requisito esencial de la expresión de agravios,
cual es el que sea autosuficiente.Tomando en cuenta que la competencia del Tribunal de Alzada es
de revisión y no de creación (art. 246 C.P.C.C.), corresponde por tal insuficiencia
técnica tener a la recurrente por conforme con las argumentaciones y decisión del
Inferior.En tal sentido, reiterada jurisprudencia tiene expresado sobre
dicho acápite: “No se cumple con la carga procesal de expresar agravios,
concebida en los términos antes expuestos, recurriendo a la mera repetición de los
argumentos esgrimidos en primera instancia”. (C.C.C. Rosario, Sala 1a., 21/11/95.
“Las Mulas S.A. c/Frigorífico Regional Santa Elena S.A. s/Cobro de pesos
-Incidente nulidad rescisión”, Registro Zeus en CD v4.0, Nro. 11579).“En segunda instancia, lo que se encuentra en tela de juicio es el
razonamiento del a quo, y todo agravio para ser acogido, deberá atacarlo de
equivocado superando el mismo y sus conclusiones. En su defecto, devendrá
procedente la aplicación del art. 365 C.P.C.C., quedando sellada la suerte del
agraviado”. (C.C.C. Rosario, Sala 3a., 22/03/96, “Sanatorio Británico S.A. c/Pcia.
de Santa Fe y/u otros s/Juicio Ordinario”, Zeus, T. 72, J-174).La recurrente ya ha formulado idénticos argumentos en la
instancia inferior (vide fs. 37, 49/50, 114, 158/160), por lo que podría quedar
incursa en la causal de deserción recursiva, conforme los argumentos expuestos
precedentemente.Abundando en razones para el rechazo de la apelación, cabe
acotar que el A quo ha efectuado un serio y criterioso análisis de las probanzas
colectadas en la causa, que le permitieron arribar al resolutivo emitido.-
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El Juez al sentenciar no está compelido a resolver todas las
cuestiones propuestas, y a ponderar todos los argumentos vertidos, siendo
bastante con que dilucide y pondere aquellas que considera conducentes a la
adecuada solución de la controversia. (Peyrano, Jorge W., “Compendio de Reglas
procesales en lo Civil y Comercial”, Edit. Zeus, Rosario 1983, pag. 42, Nº 118;
Alvarado Velloso, Adolfo, “Estudio Jurisprudencial Cód. Proc. C. y C. Santa Fe”, T.
II, Pag. 857; Idem: Zeus 2, J-178; Zeus 16, J-190; Zeus 29, R-31 Nº 3616).Encuadrada en estos términos la sentencia recurrida reúne los
requerimientos pautados por el art. 95 de la Constitución de la Provincia de Santa
Fe, la que al tener motivación suficiente, resulta satisfactoria.La recurrente, no ha efectuado ningún aporte probatorio de sus
dichos, ni tan siquiera de la invocada relación laboral (cuidadora de la vivienda).Por si todo ello no fuere suficiente, cabe agregar que las razones
esgrimidas para ocupar el inmueble cuyo recupero pretende la actora, son tan
burdas que no logran crear en el suscripto la más mínima convicción acerca de la
veracidad de los hechos invocados.Basta para sustentar esta afirmación, los siguientes argumentos:
1) En la demanda, la actora -expresamente- indica que el
inmueble en litis se lo había “prestado” -léase “contrato verbal de comodato
precario”- al señor Pedro Ramón Molina (demandado en esta causa), quien es un
cuñado suyo y que, en dicha circunstancia “no tenía donde vivir”, por lo que, en
consideración a tal penuria habitacional y su grado de parentesco, se avino a
prestárselo para paliar su dificultad -en este caso, léase “contrato intuitu
personae”-.Va de suyo, que cuando un contrato se celebra tomando en
consideración la persona del co-contratante -en este caso, la del comodatario-,
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ninguna otra persona -cualquiera sea la vinculación que tenga con el
comodatario-, puede beneficiarse con la ocupación del inmueble si no cuenta con
la conformidad del comodante.Peticionada la restitución del inmueble al comodatario, en el
momento en que el comodante lo desee, habida cuenta de que se trata de un
comodato precario -es decir sin plazo-, la liberación del inmueble por parte del
comodatario arrastra a la de todo otro ocupante autorizado o no por el comodante,
sin ningún tipo de derecho a esgrimir por dichos terceros, por no haber sido partes
del contrato de comodato, y, especialmente, por la elección intuitu personae del
comodatario.Tal el caso de la recurrente Mónica Alejandra Toloza, la cual alega
haber sido concubina del comodatario Molina.Si este último ya no ocupa el inmueble -ya sea por haberlo
abandonado para radicarse en España; como así también porque la comodante
Silvia Estela Achaval le requirió su restitución-, pues no queda ninguna duda que
su concubina no puede permanecer en la ocupación del inmueble -como lo
pretende la recurrente Toloza-.Por tanto, tomando en cuenta, que de las constancias de autos, no
surge en modo alguno que la actora haya autorizado a la recurrente a ocupar el
inmueble, y posterior a la ida del comodatario Pedro Ramón Molina, tampoco
autorizó su permanencia, surge indúbito que la quejosa carece de legitimidad para
permanecer en la ocupación del inmueble y debe restituirlo de inmediato.2)
La recurrente sustentó la permanencia en la ocupación del
inmueble, alegando ser “cuidadora del mismo”, y, por consiguiente, encontrarse
vinculada con la actora por una relación de índole laboral.Es del caso, que ninguna prueba ha aportado para dar apoyo a tal
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aseveración.Por su parte la recurrente -explicitando su argumentación- señaló
en sus escritos en la Baja instancia, que la actora Achaval le había encomendado
el cuidado de dicha casa, posterior al momento en que el comodatario Molina la
abandonara para radicarse en el exterior. Y que, como precio de tal prestación
laboral, no le cobraría alquiler alguno por la ocupación de la vivienda.Tal argumento -que, no queda ninguna duda es la sola expresión
de su apoderada en autos-, se derrumba, cuando en la absolución de posiciones
de la señora Mónica Alejandra Toloza (f. 114), ésta expresa todo lo contrario,
cuando en respuesta a la posición Segunda del pliego abierto de Posiciones (f.
62), que interroga sobre “Si lo ocupa, en qué carácter lo hace y desde cuándo”,
contestó de la siguiente manera: “...Yo estoy ahí porque quedamos con el Sr.
Molina, que hasta que salga el juicio de usucapión que le está haciendo Molina a
Achaval, yo me quedaba ahí en carácter de cuidadora...”.La claridad y contundencia de dicha respuesta, despeja cualquier
duda acerca de que, muy contrario a lo expresado por la recurrente, ninguna
relación laboral -como cuidadora- la vincula con la actora, sino que la permanencia
en el inmueble se vincula con un espurio pacto entre el comodatario Molina y la
recurrente Toloza, para permanecer en la ocupación del inmueble, impidiendo el
legítimo derecho de recupero por parte de la actora Achaval.Por otra parte, aunque no hubiere existido tan clara manifestación
de que no hay una relación laboral que responsabilice a la actora, emana de las
constancias de autos, que el demandado Pedro Ramón Molina, intentó una acción
de Usucapión contra la fallecida madre de la actora señora Benita Ruíz -de la cual
la señora Achaval es su heredera declarada-, habiendo obtenido una sentencia
adversa, por no existir ningún elemento que sustente su pretensión posesoria.-
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Dicha sentencia dictada en los caratulados “Molina Ramón P. c/
Ruíz Benita y otr. s/Usucapión” (Expte. N° 1393/04, tramitados por ante el Juzgado
de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial de la Octava Nominación
de Rosario) se encuentra agregada a los presentes autos (fs. 3/7), y con prístina
redacción, expresa: “...A mayor abundamiento, en la absolución de posiciones del
actor (vid.fs.59), éste no comparece personalmente, sino que lo hace por su
apoderada MÓNICA ALEJANDRA TOLOZA,...” (vide f. 7 vta., 2° apartado).Es decir, el intento encaminado y frustrado de apoderarse del
inmueble de la actora -mediante una insustentable demanda de Usucapión-, fue
también una maniobra que emprendieron el referido Pedro Ramón Molina y la -hoy
recurrente- Mónica Alejandra Toloza.Tal referencia se trae a este Acuerdo con el sólo propósito de
desvirtuar plenamente la invocada relación laboral -como cuidadora- que la
quejosa imputa a la actora.No
cabe
admitir
-ni
tan
siquiera
en
el
más
elemental
razonamiento- que la actora, habiéndose visto amenazada por Molina y Toloza por
el riesgo de perder su propiedad por una connivencia de éstos -que
afortunadamente la referida sentencia sobre Usucapión frustró-, pueda a posteriori
haber confiado la custodia o cuidado del mismo inmueble a Toloza, que es su
opositora confesa.Nadie podría adoptar tal temperamento.Razón por la cual, son numerosas y muy sólidas las razones que
existen para rechazar la afirmación de la recurrente, sobre su condición de
cuidadora.Indudablemente, no existiendo ninguna relación laboral, la
radicación de la presente causa de desalojo, corresponde a la Justicia de Circuito
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en lo Civil y Comercial.De todo lo considerado al tratar estos agravios, queda puesto de
resalto que la presente apelación, tiene como única finalidad un palmario interés
de alongar innecesariamente la tramitación de la causa, al interponer una
apelación sin sustento y provocando un dispendio jurisdiccional, que en modo
alguno pudo haber sido necesario, conducta que, inveteradamente, esta Cámara
viene repudiando.La conducta de la recurrente se torna más repudiable, cuando se
observa en la respuesta efectuada por la Empresa Provincial de la Energía (EPE)
de Santa Fe (f. 127) al Oficio N° 479/12, lo siguiente: “...1- El sistema Informático
Comercial no registra servicio en el domicilio ubicado en calle Lavalle Nro. 3728 de
la ciudad de Rosario. 2- Sí se han registrado las siguientes Actas de Fraude, Nros.
11.742, 525.404 y 528.867...”.Es decir, la ocupante Toloza está consumiendo flujo eléctrico, de
forma clandestina, sin uso del respectivo medidor.Lo cual no deja margen para no admitir la ausencia de escrúpulos
de la recurrente.Tal conducta de la recurrente Mónica Alejandra Toloza, no puede
ser pasada por alto por esta Cámara, la cual, en uso de las facultades conferidas
por el art. 24 C.P.C.C., deberá imponer a dicha infractora una multa de Doscientos
días de multa, en favor de la actora Silvia Estela Achaval. Siendo - a la fecha de
este Acuerdo- el valor del día de multa de $186,47, lo que lleva el importe total de
la referida sanción, a la suma de Treinta y siete mil doscientos noventa y cuatro
pesos ($37.294), importe éste que se deberá ajustar conforme al valor del día de
multa a la fecha de su efectivo pago.En consecuencia, los agravios de la recurrente son totalmente
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rechazados.Las costas del Alzada se imponen a la recurrente perdidosa (art.
251 C.P.C.C.).Por consiguiente, considero que el recurso de apelación
interpuesto por la codemandada Mónica Alejandra Toloza debe ser rechazado,
confirmándose la sentencia recurrida, por ser justa.Así voto.A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
De acuerdo a los principios y fundamentos a los que arriba el
Vocal preopinante, votamos en igual sentido.A la tercera cuestión, el doctor Galfré dijo:
Atento el resultado obtenido al votar las cuestiones precedentes,
corresponde: I) Desestimar la nulidad; II) Rechazar la apelación interpuesta por la
codemandada Mónica Alejandra Toloza, y confirmar la Sentencia N° 3786/12 (fs.
161/164); III) Imponer las costas de Alzada a cargo de la codemandada recurrente
(art. 251 C.P.C.C.); IV) Imponer a la accionada infractora Mónica Alejandra Toloza
una multa de Doscientos días de multa, en favor de la actora Silvia Estela Achaval.
Siendo - a la fecha de este Acuerdo- el valor del día de multa de $186,47, la suma
total de la sanción asciende a Treinta y siete mil doscientos noventa y cuatro
pesos ($37.294), importe éste que se deberá ajustar conforme al valor del día de
multa a la fecha de su efectivo pago. Propongo que los honorarios de Alzada de
las doctoras Carina E. Barceló y María Lorena Raschetti, se fijen en el cincuenta
por ciento del honorario que en definitiva les corresponda a los profesionales de
cada parte por su labor desplegada en lo principal en sede inferior con noticia de
la Caja Forense.Así voto.-
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A la misma cuestión, los doctores Netri y Pagnacco dijeron:
El pronunciamiento que corresponde dictar es el que propicia el
doctor Galfré.Por todo ello, la Cámara de Apelación de Circuito, RESUELVE: I)
Desestimar la nulidad; II) Rechazar la apelación interpuesta por la codemandada
Mónica Alejandra Toloza, y confirmar la Sentencia N° 3786/12 (fs. 161/164); III)
Imponer las costas de Alzada a cargo de la codemandada recurrente (art. 251
C.P.C.C.); IV) Imponer a la accionada infractora Mónica Alejandra Toloza una
multa de Doscientos días de multa, en favor de la actora Silvia Estela Achaval.
Siendo - a la fecha de este Acuerdo- el valor del día de multa de $186,47, la suma
total de la sanción asciende a Treinta y siete mil doscientos noventa y cuatro
pesos ($37.294), importe éste que se deberá ajustar conforme al valor del día de
multa a la fecha de su efectivo pago. Fíjanse los honorarios de Alzada de las
doctoras Carina E. Barceló y María Lorena Raschetti, en el cincuenta por ciento
del honorario que en definitiva les corresponda a los profesionales de cada parte
por su labor desplegada en lo principal en sede inferior con noticia de la Caja
Forense.
Insértese, hágase saber y bajen.- (AUTOS: “ACHAVAL SILVIA
C/MOLINA PEDRO Y OTRS. S/DESALOJO” Expte. N° 163/13).-
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