Fernando Picó 28 septiembre 2011 Surgimiento de las Universidades En la calle Pot de Fer en París, detrás de la Antigua iglesia de Sainte-Genevieve, que es hoy el Panteón Nacional, vivían y trabajaban en el medievo los miembros de la Universidad de los Fabricangtes de Ollas de Hierro de París. En el río Sena navegaban los barcos de la Universidad de los Comerciantes del Río. En ambos bancos del río florecían los negocios de la Universidad de los Posaderos de la ciudad. París tenía entonces muchas otras universidades, pero la palabra universitas, Universidad, tenía entonces como significado primario el conjunto o universo de los practicantes de una misma profesión. La universitas era una corporación a la que estaban afiliados todos los profesionales de una misma rama. El orígen de la Universidad moderna hay que buscarlo en esas corporaciones de maestros o de estudiantes que se aglutinaron en el siglo 12 para mejor practicar lo que tanto profesores como estudiantes saben hacer mejor, aprender y compartir lo aprendido. En París la Universidad de los maestros logró reunir filosófos, teólogos, doctores en medicina y en leyes, músicosr y literatos de toda Europa occidentgal. En Bolonia, la otra gran Universidad del siglo 12, los que se incorporaron fueron los estudianes. Hubo primero cuatro y eventualmente dos universidades de los estudiantes de Bolonia. Tanto en París como en Bolonia la incorporación respondió a las presiones apremiantes bajo las cuales se desarrollaba el aprendizaje. En Paris, proliferaron los estudiantes que buscaban aprender el nuevo método de las escuelas, el escolasticismo, mediante el cual, en vez de comentar línea por línea un texto sagrado, se buscaba explorar sistemáticamente las grandes preguntas suscitadas por el estudio de la Biblia. Tantos eran los estudiantes que el cabildo de la catedral le pidió a los maestros que acosumbraban enseñar en su claustro que buscasen locales fuera del recinto de la cathedral. Donde mas barato se encontraban esos locales alquilados era en el Banco Izquierdo, y allí fueron aquellos primeros maestros, menos Adán du Petit Pont, quien escogió alquilar un cuarto en una casa sobre el Puente vecino. La Universidad la constituían personas, no edificios. Su primera gran lucha fue lograr que las autoridades eclesiásticas de París aceptaran que eran ellos, los maestros, y no el canciller de la diocesis, quienes certificaban que un estudiante estaba listo para asumir el oficio de docente, y era merecedor de la licentia docendi. Aunque el canciller no cedió fácilmente, ayudó un tanto a los maestros en su lucha que varios de los obispos de París en esa época venían de los rangos de los maestros y apoyaron sus reclamos. La primera propiedad de la Universiad de París no fue un edificio, sino un campito, el Pré aux Clercs, cerca de la iglesia de la abadía de Saint-Germain de Prés en el banco izquierdo. Esta adquisición fue uno de los resultados de la huelga universitaria del año 1200. Hay que recorder que al principio todos los estudiantes de París eran clérigos, es decir, que habían recibido la tonsura clerical antes de iniciar sus estudios. Esto no necesariamente quería decir que luego ejercerían un ministerio diaconal o presbiteral, pero que habían dado el primer paso en esa dirección, si así luego lo deseaban. El año escolar de los clérigos, que comenzaba en octubre y se extendía hasta el verano era particularmente exigente. Había que aprovechar toda la luz del día, y por consiguiente las clases comenzaban temprano y acababan al ponerse el sol. Había clases todos los días, excepto los jueves y los domingos. Por eso, cuando llegaba el Carnaval, los tres días antes del miércoles de ceniza y el comienzo de la cuaresma, el jolgorio iba en grande. Para el carnaval del año 1200 estudiaba teología en Paris el joven arzobispo-electo de Mainz, Alberto, quien había sido elegido por el cabildo de su catedral, pero a quien el papa Inocencio III no quiso dejar que asumiera su puesto hasta que estudiara teología en París. Alberto celebró el carnaval con sus allegados en una de las muchas tabernas del banco izquierdo que siempre han tenido una clientele estudiantil. El problema fue que se fueron uniendo al grupo otros estudianes. La cerveza era buena y se decía que Alberto pagaría. Cuando el tabernero presentó la cuenta Alberto protestó que él no había ordenado tanta cerveza. La discussion se acaloró, los estudiantes lo respaldaron, de las palabras se pasaron a las manos y pronto los bancos estaban volando por los aires. El tabernero mandó llamar al preboste de París, quien acudió con sus esbirros. Hubo dos muertos y muchos heridos. La Universidad de París tuvo entonces su primera huelga en protesta por las muertes. Como los estudiantes eran clérigos el caso se vio en corte eclesiástica y llegó a la corte papal. Inocencio III, que había estudiado en París, falló a favor de la Universidad. Por su exceso de fuerza el preboste de la ciudad recibió la pena mas fuerte que imponía una corte eclesiástica, peregrinar a Jerusalén. También tuvo que pagar una multa fuerte, que el papa destinó a la Universidad. Inocencio III dispuso que con el montante de la multa se comprase un prado, para que en sus días de asueto los estudiantes, en vez de reunirse en las tabernas, se recreasen en el prado. El terreno se compró y perteneció a la Universidad hasta el siglo 16. No se si los estudiantes lo aprovecharon plenamente, pues las tabernas no dejaron de hacer negocio con ellos. La próxima lucha de la Universidad fue en torno al currículo. Acababan de recuperarse por traducciones al latín hechas en Sicilia y España los textos de Aristótles sobre la Ética, la Física y la Metáfisica. El afán de los maestros fue incorporarlos a la enseñanza. Ya lo habían hecho con las Categorías, la Retórica y la Poética. Pero cuando el legado papal, Simón de Courçon, visitó la Universidad en 1215 desaprobó el afán de los maestros. Estos nuevos textos de Aristóteles eran problemáticos. No se sabía como reconciliarlos con la tradición doctrinal. Mejor era no enseñarlos. Tomó mas de medio siglo ganar esa batalla, pero eventualmente el pensamiento de Tomás de Aquino, Buenaventura, Siger de Brabant y otros logró incorporar los elementos de estos libros de Aristóteles. Si se cristianizó a Aristóteles o se aristotelizó el cristianismo es una discussion que desde entonces se ha ventilado. Pero lo importante es que la Metafísica de Aristóteles vigorizó el escolasticismo y le dio herramientas para dirimir viejas cuestiones, la Ética hizo posible plantear secularmente problemas de los negocios y de la política, y la Física abrió la observación del mundo natural a los curiosos. En París se discutía todo y a todas horas. El método escolástico procedía por prueba sistemática mediante silogismos hilados en cadena. La rivalidad entre las disciplinas era feroz. Todos estudiaban artes antes de entrar a una facultad, sea de Teología, Medicina o Derecho. El rey Felipe Augusto, tratando de favorecer la Universidad de Orléans, donde se enseñaba derecho romano, prohibió su enseñanza en París, de modo que la Facultad de Derecho quedó reducida al estudio del derexho eclesiástico La Facultad de Medicina solo estaba abierta a estudiantes laicos, porque a los clérigos les estaba prohibido derramar sangre, pero aún asi tan tarde como los 1220 un clérigo, Philippe de Corbeil, enseñaba como tratar las piedras en la vesicular y el riuñón. Mientras París se desarrollaba como un gran centro para el estudio de las Artes y de la Teología, Bolonia descollaba en la enseñanza del derecho. Su historia institucional era muy diferente a la de París. El descubrimiento de un manuscrito del Código de Derecho Romano de Justiniano y su traslado a Bolonia en el siglo 11 había fomentado que los estudiantes que buscaban formarse en ley romana acudiesen allí a estudiar bajo una secuencia de maestros ilustres. También en Bolonia Graciano enseñó ley canónica y desarrolló un instrument pedagógico, el Decretum, que permaneció por varios siglos como el texto por excelencia sobre derecho eclesiástico. Estudiantes de toda Europa acudieron a Bolonia a doctorarse in utroque iure, es decir en uno y otro derecho. En Bolonia los maestros no formaron una Universidad. Fueron los estudiantes quienes se incorporaron, primero en cuatro universidades y eventualmente en dos, una para estudiantes de la peninsula italiana y la otra para los de fuera de Italia, los ultramontanos. Cada año los estudiantes de derecho elegían un rector entre los estudiantes de tercer año para que atendiese los asuntos de su Universidad. Como en Bolonia proliferaban los gremios y la mayor parte de los estudiantes no eran oriundos de la ciudad, la incorporación de las universidades fue un paso neesario para asegurar sus condiciones de estudio y de vida. Las primeras luchas de las universidades de Bolonia fueron para obtener el reconocimiento del gobierno de la ciudad, la comuna. Una vez obtenida su personalidad juridical, los estudiantes lucharon para conseguir precios justos de hospedaje, de comida y de bebida. Los conflictos con la comuna no faltaron, pero la experiencia de la huelga de 1211, en la que parte de los estudiantes y de los profesores se marcharon a Padua y establecieron allí una Universidad, aleccionó a las autoridades de Bolonia a respetar a los representantes de los estudiantes. Como en París, la Universidad de Bolonia tuvo el respaldo del papado, ya que prácticamente todos los jerarcas eclessiásticos se formaban allí. Coimo en París, el método escolástico, razonando a partir de principios generales para verificar sucesivos asertos se impuso. Las disputationes, debates abiertos para probar cuestiones en controversia, florecieron. Pero en Bolonia los profesores demasiado tarde se percataron de las ventajas de la incorporación. Cuando vinieron a ver, las universidades estudiantiles les estaban prescribiendo calendario económico, sílabo, y textos. Para evitar que los profesores se fueran a viajar a la dieta imperial o algún concilio eclesiástico, tuvieron que aceptar que durante el año escolar no se ausentarían por mas de 24 horas sin el permiso de los rectores. Pero como los estudiantes pagaban bien y el prestigio de la cátedra de Bolonia era universal, los profesores acabaron plegándose a las condiciones de trabajo. Tanto París como Bolonia produjeron miles de profesionales que nutrieron las cancillerías y las cortes de Europa en el siglo 13. Un nuevo ente había surgido en la sociedad europea, el clérigo professional que a través del estudio había obtenido conocimientos propios para el desempeño de las muchas tareas clericales que la creciente complejidad de los asuntos públicos generaba. La movilidad social que las universidades facilitaron hizo que muchisimos hijos de familias no aristocráticas, tanto hijos de campesinos como de artesanos y hombres de negocio ascendieran a los principales puestos en las monarquías y en las Iglesias. Como avenida de movilidad social las universidades fueron un éxito. La racionalidad, el orden metódico, el cuestionamiento critic, el avance del conocimiento fueron frutos del aprendizaje universiario. Quizás la mayor contribuci’on de las universidades de París y Bolonia fue el lanzamiento de la idea de que todos los seres humano tenían unos derechos naturales innatos que debían ser respetados. De esas discusiones de los decretistas y de los teologos de los siglos 12 y 13 se nutrieron los maestros de Salamanca en el siglo 16, cuando sostuvieron el derecho de los indígenas de América a su libertad, y de los planteamientos de Salamanca se aprovechó Locke para sostener el derecho innato de todos los seres humanos a la libertad. Esa misma aserción del derecho natural llevó a la corte de Nuremberg después de la Segunda Guerra a considerar que la ley natural está por encima de los dictámenes de los gobiernos. Después de París y de Bolonia muchas otras universidades surgieron en el medievo, Oxford y Cambridge, Saint Andrew, Salamanca y Coimbra, Montpellier, Orléans, Toulouse y Angers, Palermo, Padua, Roma, Pavía y Pisa, Heidelberg, Praga, Wittemberg, Upsala, Cracovia y eventualmente muchas mas. La Universidad es una institución medieval, fundada en el razonamiento y la disciplina de estudio, apoyada en grandes textos tanto de la antiguedad como contemporaneos, e iluminada por maestros y estudiantes comprometidos con la búsqueda del saber Como institución cambió paulatinamente a través de los siglos, hasta convertirse en ahijada del estado modern, pero siempre ha sido sitio de discussion y de ingenio, de descubrimiento y de pensamiento independiente. De esos comienzos venimos, y a esos comienzos somos fieles. Bibliografía Baldwin, John W. Masters, Princes and Merchants: The Social Views of Peter the Chanter and His Circle. Princeton: Princeton University Press, 1970. 2 tomos. Baldwin, John W. The Scholastic Culture of the Middle Ages 1000-1300. Lexington, Mass.: D.C. Heath and Company, 1971. Baldwin, John W. y Richard A. Goldthwaite. Universities in Politics: Case Studies from the Late Middle Ages and Early Modern Period. Baltimore: The Johns Hopkins Press, 1972. Davy, M.-M. 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